Manifestaciones Religiosas
Manifestaciones Religiosas
Manifestaciones Religiosas
K AT R I N L E N G W I N AT Y R U T H S U N I A G A
Con la colaboración de María Teresa Hernández
Panorama
de tradiciones
musicales
venezolanas
Manifestaciones religiosas
colección de musicología latinoamericana
f r a n c i s c o c u r t l a n g e
Panorama
de tradiciones
musicales
venezolanas
Manifestaciones religiosas
Panorama
de tradiciones
musicales
venezolanas
Manifestaciones religiosas
Fundación Celarg
1 Memoria entendida como una función cerebral mediante la cual el ser humano
puede retener experiencias pasadas.
12 /m anifestaciones musicales religiosas
Katrin Lengwinat
K ATRIN LENGW INAT
Ciclo agrario.
Manifestaciones
de mayor recogimiento
etnia con ese nombre (véase Ávila 1940, p. 7). También hay quienes le
dicen “Baile de las Turas”. Aún no hay una distinción clara entre baile y
danza. Una de las tendencias ya bastante aceptadas es vincular danza
por un lado a un contexto funcional muy concreto y no sustituible, y
por el otro adscribirla a una coreografía preestablecida, mientras que
baile se vincularía entonces con pasos libremente ejecutables en un
contexto variable. Finalmente, se ha registrado el nombre estercuye,
que parece ser una palabra jirajara para dicha danza.
Con el arribo de los misioneros en la zona, los indígenas hicie-
ron concesiones e incluyeron algo de la imaginería católica en su ri-
tual. Sin embargo las Turas son un ejemplo de resistencia y del arraigo
profundo de las creencias indígenas en un pueblo que ni siquiera
conserva su idioma. Mientras más arriba y adentro en la montaña, el
catolicismo parece haberse iniltrado menos en el ritual, que allí tam-
bién mantiene una complejidad mayor que en zonas más bajas.
La Fiesta de las Turas fue vinculada con la celebración litúrgica
de la Virgen de las Mercedes, por lo cual una de las fechas de su rea-
lización puede ser el 24 de septiembre. Una imagen de la Virgen está
presente en la iesta; sin embargo, no goza de un ritual especíico,
sino constituye parte de un tipo de corte de respeto. Con el tiempo, la
religiosidad popular ha desarrollado en algunas poblaciones su pro-
pio razonamiento, según el cual la Virgen María se escondería con
el Niño Jesús en la montaña cuando huían del rey Herodes. Llegaron
a un tronco de árbol, donde los ayamanes bailaban las Turas y les
dieron refugio entre sus raíces. Al llegar los fariseos en su búsqueda,
siguieron bailando y no los delataron. Así fue salvado Jesús (Críspula
Vásquez, Reina de las Turas de Los Cañitos, estado Falcón, entrevista
personal, 19 de septiembre de 2009).
También hay presencia de una cruz, que es interpretada por
algunos como un símbolo eclesiástico y por otros como un elemento
indígena que representa las cuatro dimensiones cósmicas o el equili-
brio. Se encuentran además unos velones que en algunos casos son
trece y representan a Jesús y los doce apóstoles. Finalmente, hay que
mencionar una misa que se visita algunas veces en honor a la Virgen
antes de comenzar la Fiesta de las Turas.
A pesar de la presencia de los elementos católicos, estos no tie-
nen casi impacto en el ritual propiamente dicho; ni en la ilosofía de la
ceremonia, ni en la danza, ni en la música se notan tales inluencias.
Panorama de tradiciones musicales venezolanas Manifestaciones religiosas/ 21
La iesta ritual
Una Tura suele comenzar al caer la noche. Los invitados llegan al lu-
gar de la celebración y son recibidos por los anitriones y en especial
por la Reina de las Turas. Cada uno trae consigo los mejores frutos
que le ha dado la tierra y los coloca en el palacio o el árbol sagrado.
Antes de comenzar la danza, los asistentes se aglomeran alre-
dedor del Árbol de la Abundancia y en un momento de calma intros-
pectiva y concentración, el Capataz ejecuta el acto del “embariqui-
zamiento” para alejar a cualquier espíritu rebelde que pueda interferir
en el desarrollo del ritual (véase Canelón Meléndez 2005). Para ello
utiliza el jugo rojo o morado de la planta de bariquí y dibuja iguras
en la cara, la frente y el pecho de los participantes (véase Domínguez
y Salazar Quijada 2004, p. 232), además también en los instrumentos
musicales, el Árbol de la Abundancia y los animales producto de la
cacería. En una Tura pública esta parte suele ser asumida por la Reina
o el Capataz, quienes bendicen a los presentes uno a uno, marcando
una cruz en su frente.
Ahora puede comenzar la danza, que se va a extender con
algunos descansos hasta inalizar el encuentro. Los participantes
se desplazan en círculo alrededor del palacio o del árbol sagrado
(véase foto Nº 2, p. 217). Dentro de la circunferencia van los mú-
sicos, que ejecutan las turas, los cachos y las maracas y marcan el
5 Frijol negro.
24 /ciclo agrario
pero para ser llevados a otro lugar previamente elegido por el Capa-
taz, que es el Árbol de la Basura o Árbol de los Desechos. Éste se
encuentra generalmente algo retirado del lugar. Con el son respectivo
los tureros se trasladan hasta ahí. Al pie de ese árbol serán colocados
todos los desechos y entonces comienza la ceremonia inal, esta vez
sin música. La Reina de las Turas rocía una solución especíica, por
ejemplo cocuy, sobre el tronco y los desechos, emitiendo a la vez
ciertas fórmulas eclesiásticas y otros vivas. El último viva es dirigido
a “los reinos de las turas”. Los participantes le arrancan algunas hojas
verdes al árbol para echarlas sobre los desechos y así invisibilizar el
ritual ocurrido por estos lares. Algunos se llevan también esas hojas
verdes para atraer la buena suerte. Se ofrece un último brindis y se
acaba la iesta.
En la madrugada
Gonzal(it)o o Toque precipitado Tura tritonal
Turupial o para comenzar la Danza con salto de
Descans(a)o o de las Turas; imita pájaros sexta mayor
Son de las Aves del monte que alegran
el espíritu de la gente.
6:30 p.m.
Son de las Turas o Para ainar los instrumentos
Son de los Cachos
Panorama de tradiciones musicales venezolanas Manifestaciones religiosas/ 29
Vigencia
La tradición de las Turas está viva y también extendiéndose hacia lu-
gares donde no se practicaba. Eso tiene que ver con las migraciones
que siempre ha habido y que también han traído cambios debido a los
nuevos contextos, diferentes participantes o inluencias de las prácti-
cas de la nueva región. Una de las últimas migraciones asentó el ritual
desde 1965 en el estado Portuguesa, especíicamente en Turén.
De esa manera en algunos patios tureros se han transformado
melodías, se ha reducido la cantidad de los sones, se ha cambiado
la composición de conjuntos musicales, se han sustituido elementos
de sabiduría indígena por criollos y especíicamente católicos, se han
borrado partes constitutivas y simbólicas como la cacería, e incluso
se ha acortado considerablemente en algunos lugares la duración, en
los que una sola noche puede ser suiciente.
El anhelo por un equilibrio entre la naturaleza y el hombre para
garantizar el sustento de la especie y las contradicciones con los va-
lores ancestrales que se encuentran en los nuevos hábitat, pueden
profundizar en los agricultores descendientes de ayamanes y jirajaras
la necesidad de practicar sus creencias religiosas que les habían re-
sultado provechosas durante siglos.
Hay elementos tan propios que no pueden ser sustituidos por la
modernidad. Así por ejemplo, el pensamiento de orientación marca-
damente ecologista que preconiza la necesidad de no generar ningún
30 /ciclo agrario
8 Velásquez (2005b) airma que los yanomami existen desde hace más de
25.000 años.
32 /ciclo agrario
Ciclo agrario.
Manifestaciones
de menor recogimiento
Existen tres lugares especíicos del estado Mérida en los que di-
versas danzas agrarias se vinculan con la iesta de la Candelaria, con
algunas variaciones: La Parroquia, Mesa de Bolívar y Valle Grande.
A los dos últimos pueblos llegó esa tradición a través de promeseros
oriundos de La Parroquia que se mudaron (José Leonardo Torres Uz-
cátegui, vasallo de La Parroquia, entrevista personal, 27 de febrero
de 2009). Los Vasallos de la Candelaria en Mesa Bolívar, pueblo a
dos horas de La Parroquia, se formaron hace más de 80 años; aquí
la iesta se realiza el 1º y el 2 de febrero. En Valle Grande, pueblo a
media hora de La Parroquia, también hay una tradición de venerar a
la Virgen de la Candelaria desde hace más de 70 años; aquí se llaman
Locos de la Candelaria y se festeja el 3 de febrero y la octavita.
No obstante la popularidad de la Virgen de la Candelaria en
todo el país, las danzas de los Vasallos de la Candelaria en La Parro-
quia destacan entre todas por su carácter profundamente religioso.
Tienen su escenario frente a las iglesias, durante las procesiones y
cuentan con la participación activa de los párrocos. La imagen de la
Virgen es sacada de la iglesia por los vasallos, pero también algunas
personas llevan sus propias vírgenes de devoción hogareña que han
conservado y heredado por muchos años. Además la Virgen es rela-
cionada por Clarac (2003) con deidades ancestrales como Hamashía,
la diosa de la agricultura y con Arca, la dueña de la laguna de Urao.
La iesta en La Parroquia
En La Parroquia, al sur de la ciudad de Mérida, con más de 200 años
de fundada, y a pesar de tener otro patrono, se desarrolla una cele-
bración teatral pero también mística, de acuerdo a una leyenda sobre
la aparición de la Virgen, contada por Josefa Colmenares, habitante
de la zona:
Desarrollo de la iesta
La iesta comienza con la celebración de la misa donde se hace la
Bendición del Fuego de la Candelaria. Durante todo el día hay mú-
sica en las calles y constantes detonaciones de cohetes, se rompen
piñatas, se hacen carreras de sacos, se juegan bolas criollas, se hacen
procesiones, se reza, se canta, se baila y se pagan promesas para
festejar a la Virgen.
Posterior a la misa se inicia la procesión por algunas calles del
pueblo con la imagen de la Virgen de la Candelaria, a la cual siguen
los músicos y dos ilas de vasallos comandados por sus respectivos
capitanes. El recorrido termina en el punto de partida, la iglesia, frente
a la cual se ordenan los vasallos en dos hileras. Los músicos se sientan
a un lado; la imagen es colocada en un altar y a ella se dirigen los
vasallos dedicándole coplas intercaladas con la danza, como parte
de una representación teatral y coreográica.
Si el palito se te quiebra 8 a
no te pongas a llorar. 7 b
Que palos hay en el monte 8 c
pa’ que lo sepas labrar. 7 b
Lo-lo-lo-lo lo-lo-lo-lo
lo-lo-lo-lo lo-lo-lo-lo
¡IUJU! (grito)
bailando.
DURANTE LA FAENA (ciclo agrario de danzas)
El Saludo Saludo a la Virgen; Danza
alternancia de
coplas recitadas
y danza con
movimientos entre
ila y ila
El Tejido Cercado del Danza
y Adiós terreno y
despedida para
partir a preparar
el terreno; un
grupo se posiciona
en línea, el otro Foto: H. Picón, febrero de 2006III
grupo la traspasa
en forma de
serpentina, se
acompañan
con el ritmo de
sus respectivas
maracas.
II En: http://www2.ula.ve/coppermine/cpg134//thumbnails.php?album=58&pos=4.
III Íd.
44 /ciclo agrario
El Encierro Simulación de
del Chivo encierro de los Danza
animales en área
vecina del terreno
a sembrar; en
ilas corriendo
uno detrás del Foto: H. Picón, febrero de 2006IV.
otro se persiguen,
formando un
círculo, una ila
dentro gira en un
sentido y la otra
por fuera gira en
sentido contrario,
luego intercambian
los roles. Gritan
e imitan sonidos
de animales como
machos cabríos y
otros.
La Tumba o Limpieza del
Roza terreno; los Danza
Vasallos ingen
cortar ramas de un
monte imaginario
entrechocando
garrotes, mientras Foto: N. GarridoV.
se desplazan por
el espacio.
IV Íd.
La Quema Simulación de
pegar fuego a Danza
las ramas que
han amontonado
durante la tumba;
baile en dos ilas,
por el medio
pasa bailador con
bagazo de caña
encendida para
simular prender Foto: H. Picón, febrero de 2006VI.
fuego a la basura
en el piso.
La Siembra Depósito de la
semilla en el suelo; Danza
baile en dos ilas
y golpes rítmicos
en el suelo con
los garrotes al
acercarse ambas Foto: H. Picón, febrero de 2006VII.
ilas. También se
desplazan por el
terreno.
El Deshierbo Los Vasallos
o Aporco en dos ilas Danza
avanzando
simulan rastrillar
la tierra con
sus varas
golpeándolas Foto: H. Picón, febrero de 2006VIII.
suavemente
al piso; para
inalizar tararean
la melodía con la
sílaba “lo-lo”.
VI En http://www2.ula.ve/coppermine/cpg134//thumbnails.php?album=58&pos=4
VII Íd.
VIII Íd.
46 /ciclo agrario
veces, mueven
los brazos como
venteando espigas.
Los capitanes
adelante dirigen
el recorrido de
las ilas con palo
en alto en dos
manos, hacen
rueda, Capitán en
el medio; termina
con el canto
de El Palito.
El Cruzado Recolección de los
últimos frutos. Las Contradanza
dos ilas se van
cruzando varias
veces, una frente a
la otra quedando
en dirección Foto: H. Picón, febrero de 2006IX.
lateral a la Virgen;
este movimiento
se realiza varias
veces hasta que el
Capitán indique
detenerse.
IX Íd.
Panorama de tradiciones musicales venezolanas Manifestaciones religiosas/ 47
X Íd.
48 /ciclo agrario
17 Íd.
Panorama de tradiciones musicales venezolanas Manifestaciones religiosas/ 49
18 http://www.ewtn.com/spanish/Saints/Isidro_labrador5_15.htm
50 /ciclo agrario
La iesta en Lagunillas
En Lagunillas, estado Mérida, la festividad religiosa tiene una ex-
presión especial (véase foto Nº 10, p. 220). Allí la cofradía se orga-
niza para rendirle tributo a San Isidro con una serie de danzas de
carácter agrícola, las cuales suelen relacionarse con un ritual que
le hacían los indígenas quinaroa19 a un ser mitológico: el Ches. El
Ches era su dios de las aguas, la fertilidad y las cosechas. El ritual
consistía en caminatas por los distintos asentamientos indígenas
y en danzas colectivas de ronda con chirimías, tambores, lautas
de carrizo y maracas20. Al instalarse los misioneros agustinos en la
zona, quienes traen la igura de San Isidro, se revela una afortunada
compatibilidad entre ambas celebraciones. En la laguna de Urao,
un lugar sagrado y lleno de mitos de la población de Lagunillas, se
realiza aún hoy en una primera parte de las iestas a San Isidro un
ritual de ofrenda con vestimenta y danzas indígenas, acompañadas
de pequeñas tamboras de dos parches, cachos, guaruras21 y maraca
grande. Para las celebraciones centrales, los devotos se organizan
en cofradías jerárquicas para dirigir a los que se llamaban “Negros
La vestimenta
Los danceros –todos promeseros– utilizan un traje de satén de co-
lores intensos, el cual consta de una chaqueta manga larga y un
pantalón ancho hasta las rodillas. Además usan medias largas y al-
pargatas. En la cabeza cargan un sombrero adornado con papel de
seda; en una mano portan un palo y en la otra una maraca y un pa-
ñuelo. El traje, especialmente a la altura del pecho y de los brazos,
así como el sombrero, está adornado con lentejuelas, canutillo y es-
pejos en miniatura. Los danceros cubren su rostro con una máscara
de hojalata (véase foto Nº 11, p. 220), parecida en su expresión a
otras máscaras venezolanas como la de los Zaragoza (véase p. 326
de este volumen). En este caso simbolizan el vínculo con los ances-
tros indígenas, quienes usaban máscaras de pieles de animales en el
culto al Ches (véase Clarac 2003, p. 145).
Hay algunos personajes especíicos que integran el grupo y
que se mueven independientemente de los danceros como el Viejo
y la Vieja, conocidos como José y María, con disfraces extravagantes
y jocosos, y máscaras diferentes a las otras. Siempre llevan en mano
un látigo, debido a que son los encargados de “poner el orden” en
la calle para que los danceros puedan ejecutar su ceremonia. Otros
personajes que destacan son animales como el Tigre, el Mono, el
Toro y el Oso (véase Acacio 1998).
Música y danza
La música para acompañar las danzas es instrumental y se ejecuta con
instrumentos típicos de la región como violines y cuatro. Se le agrega
el sonido de un tambor y de las maracas rítmicas que cada dancero
lleva consigo. Las danzas, de carácter netamente agrario, se ejecutan
antes de la Quema. Muchas se parecen a las danzas de los Vasallos de
25 Íd.
26 Véanse los apartados «Vasallos de la Candelaria» (p. 35), «Locos de San Isidro»
(p. 49), «Negros de San Jerónimo» (p. 54), «Cospes de Mirabel a la Virgen de
Coromoto» (p. 57) en este volumen.
27 Traducción hecha para el pueblo o vulgo.
Panorama de tradiciones musicales venezolanas Manifestaciones religiosas/ 55
28 http://www.ewtn.com/Spanish/Saints/Jer%C3%B3nimo.htm
56 /ciclo agrario
Los instrumentos
Las danzas de los Negros de San Jerónimo se acompañan con
lauta, cacho, tambor y maracas. La lauta es longitudinal y hecha
de carrizo. El tubo de insulación mide aproximadamente 30 cm.
Funciona como una lauta dulce y está dotada de un solo agujero.
Las distintas alturas se logran modiicando la presión de aire. Esa
lauta se ejecuta con una sola mano (véase foto Nº 15, p. 221).
El músico que toca la lauta, golpea con la otra mano un tam-
bor mediano, también llamado “caja”, que cuelga de su cuello. Esa
caja tiene dos membranas y es repicada con una baqueta de ma-
dera sobre un solo parche (véase foto Nº 16, p. 221).
El “cacho” es un tipo de cornetín compuesto por un tubo del-
gado de más de un metro que desemboca en una corneta. Suple el
antiguo cacho de bovino de los indígenas que efectuaba el llama-
miento al baile30. Aún hoy sirve para convocar la danza (véase foto
Nº 17, p. 221).
29 http://cardenalquintero-merida.gov.ve/portal-alcaldias/festividades3.
html?id=368
30 Video: Los Negros de San Jerónimo. Sto. Domingo-Edo. Mérida, 2005.
Panorama de tradiciones musicales venezolanas Manifestaciones religiosas/ 57
La danza
El baile de los Negros de San Jerónimo es colectivo y goza de una
amplia coreografía. Algunas partes de la danza representan las etapas
del cultivo de trigo: rozar, sembrar, desyerbar y cosechar, al igual que
muchas otras danzas andinas31. El trigo es el principal rubro de la
zona y la fecha de las iestas patronales coincide con el proceso de
siembra32.
El ciclo de danzas no hace alusión exclusiva a asuntos agra-
rios, sino además a hechos sociales. Se distinguen varias danzas con
melodías especíicas como La Siembra, La Esquina, El Matrimonio, la
Danza de Blancos y la Danza de Negros. Las coreografías son muy
diversas. Una situación básica es la de dos ilas que se pueden en-
trecruzar y en medio de las cuales puede haber individuos o pares
bailando por turnos. Además se observan ruedas, en las cuales los
danceros se mueven agarrados de las manos, así como ilas que avan-
zan, retroceden o doblan hacia un lado. El paso básico consiste en un
salto suave y el látigo se integra como elemento dancístico.
Cospes de Mirabel
a la Virgen de Coromoto
Katrin Lengwinat
31 Véanse los apartados «Vasallos de la Candelaria» (p. 35), «Locos de San Isidro»
(p. 49), «Locainas de Santa Rita» (p. 53), «Cospes de Mirabel a la Virgen de Co-
romoto» (p. 57) en este volumen.
32 http://cardenalquintero-merida.gov.ve/portal-alcaldias/festividades3.
html?id=368
33 http://www.venezuelatuya.com/religion/coromoto.htm
58 /ciclo agrario
Ciclo vital.
Manifestaciones
de mayor recogimiento
Enfermedad
Cantos de curación en el tôhé de los pumé 1/ pista 8
Katrin Lengwinat
con el mundo divino. Por ese hilo bajarán los espíritus que deseen
participar en la ceremonia. En el centro de la plaza se sitúa el chamán,
acompañado por el cantor principal. De un lado de ellos se agrupan
las mujeres y del otro los hombres (ibíd., p. 204).
La ceremonia consta de tres partes. Mitrani la describe de la
siguiente manera (ibíd., pp. 204-205): durante la primera parte el
chamán calienta la voz cantando con bajo volumen mientras que
los otros presentes conversan. En la segunda etapa participan to-
dos los presentes. El chamán canta más fuerte y agita su maraca
emprendiendo su “viaje” hacia el otro mundo. El coro, compuesto
tanto por hombres como por mujeres, repite los textos. Poco a poco
van llegando los espíritus, a los que se saluda y se les pide alegría
y felicidad. La tercera parte del tôhé se dedica a la curación pro-
piamente dicha del enfermo. Es también el momento de consumir
yopo (Anadenanthera peregrina), árbol que abunda en Apure. Su
efecto alucinógeno favorece el viaje del alma del chamán al otro
mundo, así que sucede prácticamente un “intercambio de perso-
najes” entre ambos mundos. El chamán pasa sus manos por el en-
fermo y sopla humo de tabaco en gran cantidad a su alrededor,
mientras va nombrando los espíritus que intervienen. Entre ellos
Poaná, la Gran Serpiente, que es la dueña del canto y tiene el mayor
poder de curación.
La maraca es el único instrumento de los pumé. Debido a su
connotación religiosa está adornada con dibujos de divinidades. Ade-
más lleva en su interior semillas y piedras encontradas en su camino
por el aspirante a chamán. Con la maraca se acompañan cantos co-
lectivos con ines rituales. La música coral ejerce una función muy im-
portante en las ceremonias religiosas, ya que permite la comunicación
entre la dimensión humana y la cosmológica. Los toques, ritmos, fór-
mulas mágicas y palabras del canto chamánico «deben traspasar las
barreras de los cuerpos sometidos a curación, así como las barreras de
las rocas, de las montañas, de los ríos, de la selva, del irmamento, de
las aguas estancadas, de la tierra o de los iniernos» (Velásquez 2005d,
p. 25). Para poder interpretarlos hace falta mucho conocimiento de
todas esas circunstancias.
Una decena de estos cantos (véase Fundef EDU0143) fue ana-
lizada fenomenológicamente para poder describirla. Destaca la es-
tructura de alternancia entre solo y coro. El coro puede ser masculino
64 /ciclo vital
nes benévolas.
Después de ser llamado el wisiratu a ver a un enfermo y dar su
diagnóstico, se inicia el ritual de curación si es de su área de compe-
tencia. Estos rituales44 se hacen en horas nocturnas y a veces requieren
de varias sesiones. El enfermo reposa en un chinchorro y el wisiratu
se coloca cerca de él. Enciende un tabaco y riega el humo sobre la
maraca sagrada que le acompaña y ayuda durante la ceremonia. Esa
maraca, llamada hebu mataro, es un instrumento consagrado en cuyo
interior encierra entre 50 y 200 pequeños trozos de cuarzo, cada uno
habitado por un hebu al que previamente el wisiratu ha pedido alojarse
allí antes de su introducción. Esos hebu son los que le ayudarán en
caso de ser necesario.
Los warao creen que los espíritus se alimentan del humo del
tabaco, por lo que ése es fundamental en el ritual. Para poder recibir
su alimento, a la maraca, que es ovalada y muy grande con aproxima-
damente 20 cm. de extensión, se le abren cuatro ranuras que sirven
de boca (véase foto Nº 22, p. 223).
Comienza la curación como tal, que se compone de tres partes
ininterrumpidas. En la primera el wisiratu convoca al hebu que vive
dentro de él mismo. Le explica el caso y pide su ayuda en una especie
de diálogo cantado. Mientras que dura el ritual, el wisiratu asume otra
personalidad, por lo que enmascara su voz a través de otro timbre,
acento e incluso se remite a un lenguaje que no es común, solamente
comprensible por los chamanes. En esta primera parte, por lo tanto,
la voz es especialmente grave, a manera de gruñido45. Al inal del
ejemplo auditivo incluido se puede apreciar el enmascaramiento de
la voz de dos chamanes que trabajan algunas veces en conjunto. Las
fórmulas de vocablos como las frases melódicas son muy reiterativas,
lo que es una característica general de la música warao, que Olsen
llama «teúrgica». El manejo microtonal del canto que se observa en
la comunicación entre el chamán transformado y los espíritus corres-
ponde a «un ascenso de ainación gradual y continuo» (Olsen 1996,
p. 403). La maraca no se hace presente en esta parte cantada. Debido
a la “ausencia” del wisiratu, se necesita un ayudante, que es por lo
46 Íd.
47 Íd.
68 /ciclo vital
52 Término endógeno.
72 /ciclo vital
Muerte
Velorio de ánimas 1/ pista 13
María Teresa Hernández
y Katrin Lengwinat
54 Ánimas milagrosas son José Gregorio Hernández, Lino Valles o Pancha Duarte,
entre otros.
55 Espacio de nueve días dedicados a rezos o rosarios que se hacen posterior a la
muerte de una persona.
56 Estatuas.
74 /ciclo vital
Cantado:
Padre nuestro
que estáis en el Cielo,
santiicado sea tu nombre.
Venga nos tu reino,
hágase tu voluntad
así en la tierra
como en el cielo.
Rezado:
El pan nuestro de cada día
dánosle hoy.
perdona nuestras deudas
Así como nosotros perdonamos
voces distintas.
76 /ciclo vital
a nuestros deudores.
Y no nos dejes caer en la tentación,
mas líbranos de todo mal. Amén.
Mamachi era una mujer, se fue sola hasta donde viven los
muertos y se volvió. Allá no la dejaron hablar. Si hablaba se
moría también. Ayubo y otras mujeres también estuvieron allí
y trajeron muchos pitos de atumsha para los vivos. Los yucpas
tocan estos pitos o lautas para recordar a los muertos (Villa-
mañán 1982, p. 7).
60 http://www.morrisproducciones.com/espanol/index.php?option=content&task
=blogcategory&id=73&Itemid=33
78 /ciclo vital
61 Laura Lozada (correo citado) indica que el tomaira Jaime Rincón mostraba un
comportamiento aprensivo y de sumo cuidado por tratarse de un contexto sa-
grado.
62 Denominación yukpa de músico.
63 Note las pocas tomas no muy claras en el video La danza del muerto, 2005.
64 Denominación yukpa de estera.
65 Video: La danza del muerto, 2005.
Panorama de tradiciones musicales venezolanas Manifestaciones religiosas/ 79
Los jivi son conocidos con distintos nombres, como por ejemplo gua-
jibo o cuiva. Su idioma es considerado independiente70. Viven tanto
en Colombia como en Venezuela. En la parte venezolana se encuen-
tran más de 10.000 miembros que habitan en su mayoría en las orillas
del río Orinoco en el estado Amazonas y otro grupo menor en los
llanos occidentales del estado Apure. Este pueblo fue desplazado de
su territorio, el cual además quedó reducido y fragmentado71. Hoy los
jivi se desempeñan primordialmente como cazadores, pescadores,
recolectores y agricultores estacionales. La base de su alimentación y
cultivo consiste en yuca amarga, el plátano, la piña, el maíz y la caña
de azúcar para el guarapo.
En la vía de Puerto Ayacucho hacia Samariapo en el estado
Amazonas, donde se encuentran varias comunidades jivi, se puede
observar que las viviendas tradicionales han sido reemplazadas desde
hace más de tres decenios por las sencillas casas rurales construidas
por el Estado venezolano. Sin embargo, los jivi suelen construir detrás
de esas casas una choza72 rectangular con un alto techo de palma de
moriche que sirve de cocina tradicional (véanse fotos Nº 26, p. 224).
Allí se encuentran el sebucán73 y el budare para la preparación del
cazabe, el fogón de leña y generalmente algún chinchorro. Los uten-
silios para la cacería y la pesca los guardan en el medio del techo de
palma (véase Higuera 1987, p. 29). La caza la realizan los hombres con
lechas, escopetas y trampas (ibíd., p. 37), con los cuales persiguen
preferiblemente venado, lapa y danto. No obstante, los jivi no cazan ni
comen todos los animales, por considerar a algunos sagrados y respe-
tados como antepasados totémicos74.
Al igual que prácticamente todos los indígenas americanos, los
jivi creen en la existencia de un alma en el ser humano que es sepa-
rable del cuerpo y es el punto vulnerable por donde entran y salen las
enfermedades y experiencias sobrenaturales. Cuando llega la muerte,
el alma permanece junto al cadáver hasta que éste quede descom-
puesto por completo (ibíd, p. 74). Sin embargo, a veces el espíritu del
muerto molesta a los vivos y si el chamán no puede aplacarlo, los fa-
miliares queman la casa y se mudan a otro sitio (íd.). Cuando el espí-
ritu del muerto avisa que desea partir al cielo, los familiares preparan
un segundo entierro, la ceremonia del itomo. Varios investigadores
indican que ese punto se alcanza unos cinco años después del primer
entierro (véanse Hurtado 2006 y Santos 1989). Para esta ocasión se
prepara una gran iesta, en el transcurso de la cual se vuelven a en-
terrar los huesos. Los preparativos incluyen la cosecha de abundante
comida y caña de azúcar para el tradicional guarapo, ya que se in-
vitan a varias comunidades vecinas para este ritual sagrado. Al llegar
los concurrentes al lugar empiezan a danzar el jujú o “baile de cacho
de venado” alrededor del difunto. El nombre jujú representa una ono-
matopeya del sonido del cacho (véase Santos 1989, p. 69).
Se forman varios grupos, cada uno alrededor de un toca-
dor de cacho de venado u ovevi mataeto, con cuyos sonidos
72 Igual que otros indígenas que fueron “beneiciados” con casas rurales (véase
el apartado «Melodías mortuorias yukpa de la lauta ayubu», p. 76 de este
volumen).
73 Prensa en forma de cesta alargada para exprimir yuca.
74 http://www.edumedia.org.ve/indigenas/indi1.asp
Panorama de tradiciones musicales venezolanas Manifestaciones religiosas/ 81
75 http://ecoportal9d.tripod.com/directur-danzas.htm
82 /ciclo vital
77 http://www.edumedia.org.ve/indigenas/indi3.asp
84 /ciclo vital
religión católica. Sin embargo, estos no son días de duelo para los
kariña, pues en el primer día del Akaatompo se celebra y brinda por
el retorno del espíritu de los niños muertos, y a partir del segundo se
festeja la llegada de los espíritus de los difuntos adultos. Un grupo de
músicos y cantores inician el recorrido por las casas de quienes cele-
bran la “visita” de un familiar difunto. Los muertos se hacen presen-
tes en los hogares de sus familiares, representados por los visitantes,
dando consejos a los presentes.
El Akaatompo es una iesta de carácter familiar y comunal que,
con motivo de la llegada y visita de los añatos (muertos), hacen sus
familiares y amigos. Existe la creencia de que el 2 y el 3 de noviembre
los muertos regresan a visitar a sus familiares, quienes para recibirlos,
preparan reuniones con abundante comida y bebida, música, cantos
y bailes. Los visitantes personiican a parientes y conocidos que han
fallecido, y así reviven los sentimientos y recuerdos que se tienen de
los mismos; familiares, vecinos y amigos se embargan de una gran
alegría, lo que, por extensión, también contribuye al renacimiento de
estas comunidades y su cultura.
Es por esta razón por la que el Akaatompo se convierte en el
ritual más importante del pueblo kariña, siendo su origen relacionado
con los funerales que se hicieron en honor al cacique Mare Mare
quien, de acuerdo a investigaciones de docentes kariña, fue sepul-
tado en tiempos remotos bajo un árbol frondoso en el camino que
conducía de la Mesa de Guanipa (estado Anzoátegui) hacia Angos-
tura (estado Bolívar) (véase San Diego 2005).
Dos meses antes de la iesta comienzan los preparativos con
que obsequiarán a los niños el primer día y a los adultos el segundo
y tercer día. El ritual se puede prolongar dependiendo de la cantidad
de familias a las que haya que visitar.
78 http://www.edumedia.org.ve/indigenas/indi3.asp
79 http://yabarana.blogspot.com/2007/11/akaatompo.html
80 http://www.edumedia.org.ve/Productos/Publicaciones/publicacionescalenda-
riodetalle.asp?mes=Octubre&ano=2005
86 /ciclo vital
81 http://www.ipc.gov.ve/censo/cat_anzoategui/7_Las%20Manifestaciones%20
Colectivas_San%20Jose%20de%20Guanipa_Simon%20Rodriguez.pdf
88 /ciclo vital
Ciclo vital.
Manifestaciones
de menor recogimiento
Estabilidad sociocultural
Fiesta piaroa Warime 1/ pista 15
zonas.
87 Gancho que se usa regularmente para colgar la carne cruda del animal cazado.
Panorama de tradiciones musicales venezolanas Manifestaciones religiosas/ 97
88 Planta tropical trepadora o enredadera de la cual se usan sus raíces (que son en
forma de lianas) para tejer.
89 Tallo utilizado para tejer cestas.
90 http://www.indian-cultures.com/Cultures/piaroa.html
98 /ciclo vital
La iesta ritual. En primer lugar, para hacer una iesta Warime es ne-
cesario que un warimeruwa91 maniieste su disposición de ejecutarla;
y esto lo motivan múltiples razones: desde el deseo intranscendente
de divertirse, pasando por la celebración de la construcción de una
nueva maloca, hasta la fundación de un nuevo sitio con sus conucos,
lo que puede aprovecharse como marco para otros ritos.
De tal manera que el Warime no es un rito en un acto, sino en
realidad un complejo de ritos llevados a cabo por el warimeruwa, en
varios eventos. La riqueza de símbolos presentes en el conjunto de
actos de cada ritual es sumamente compleja.
Uno de los ritos es la división de los espacios: por un lado la
ruwode, donde exclusivamente los hombres iniciados tienen derecho
a la participación de las tareas que se harán dentro de ella; y por el
otro, la maloca comunitaria, espacio controlado por las mujeres, pero
donde también estarán los miembros del sexo masculino, tanto hom-
bres no iniciados como niños.
Una de las tareas rituales de las mujeres dentro de la maloca
es preparar la wariwatsa, bebida fermentada obtenida de la mezcla
de agua con una masa dulce de cazabe92; también la preparación de
comidas para grandes banquetes, cuyo consumo es parte del ritual.
Para tal festín ha sido necesaria la caza previa durante varios días de
una gran cantidad de presas, las cuales son entregadas a la sariruwaju
también en un ritual, mientras voces y cantos de celebración se escu-
chan desde la ruwode. El contenido de los platos estará diferenciado:
algunos serán para los seres invocados que participan en el baile,
otros para los intrusos que se presentan en forma de perros y otros
animales salvajes cuya intención es dañar el desarrollo de la iesta,
otros para los warimeruwa, asociados e iniciados, otros para los que
están protegidos dentro de la maloca, otros para los niños...
Otro ritual es la manufactura del recipiente para tomar la
wariwatsa, a partir del tronco de un árbol de madera blanda, que se
horada en forma de canoa de aproximadamente 3 metros de largo, y
al que se le talla en cada extremo la cabeza de un tapir por un lado
y por el otro de anaconda, de 50 cm. aproximadamente cada una.
fogón
warimetsa
Ojuodaa
mujer
ruwode
maloca
ceremonia.
Panorama de tradiciones musicales venezolanas Manifestaciones religiosas/ 101
101 http://www.indian-cultures.com/Cultures/piaroa.html
112 /ciclo vital
de mano con asa. Son usadas sólo por los warimetsa102; cada quien
lleva una.
Cada uno de estos instrumentos posee su sonoridad particular,
dependiendo de su tamaño y confección; sin embargo, es particular-
mente reportada la habilidad de los ejecutantes piaroa para imitar los
sonidos de la selva, como el de ciertos animales salvajes, el viento, las
hojas y los árboles moviéndose, los frutos cayendo…
Con respecto a las letras, los cantos chamánicos o meyé, acom-
pañados siempre con una maraca –excepto el canto para el espíritu
de la culebra según Agerkop (citado por Aretz 1991, p. 336)–, están
basados en los topónimos del imaginario geográico piaroa, los cuales
constituyen un complejo compendio de signiicados que aluden no
sólo al nombre del lugar, sino a quien lo creó y para qué. De modo
que al cantar, el chamán hace un recuento de los dioses en jerarquía,
un repaso de las lenguas ancestrales, así como referencias, leyendas
y anécdotas íntimamente asociadas a la historia, economía, política y
diferencias culturales de su pueblo. Todo esto en un lenguaje de gran
riqueza poética y metafórica:
102 Observar en la fotografía de los warimetsa (Nº 30, p. 226) al primero de la ila,
que lleva una en la mano derecha.
Panorama de tradiciones musicales venezolanas Manifestaciones religiosas/ 113
103 Extractos del relato del chamán Carlos Caballero, traducidos del wuotuja al
español para la película Warime, las máscaras de los Dioses, de Beatriz Bermú-
dez (2000).
104 «El cantor aspira el aire mientras canta o aspira la sílaba inal de un motivo»
según Ramón y Rivera, en Aretz (1991, p. 44).
Panorama de tradiciones musicales venezolanas Manifestaciones religiosas/ 115
106 Las cofradías reconocidas por su testimonio de fe son actualmente once: Ara-
gua: Cata, Cuyagua, Chuao, Ocumare de la Costa y Turiamo (Maracay); Ca-
rabobo: Patanemo y San Millán; Cojedes: Tinaquillo; Guárico: San Rafael de
Orituco; Miranda: San Francisco de Yare; Vargas: Naiguatá. Aparte de ellos,
hay algunos más que “rescataron la tradición”, pero no bailan. Por Carabobo:
Guacara, Tocuyito y Canoabo; Miranda: Capaya; y Vargas: Tarmas.
107 Una excepción es Naiguatá.
108 Excepto en el caso de Patanemo, donde no hay altares en la vía.
120 /veneración a entidades divinas
Organización jerárquica
Los cargos en esas sociedades son vitalicios y concedidos a los suce-
sores según su experiencia y conducta. Casi siempre la máxima auto-
ridad de la hermandad es llamada Primer Capataz y/o Primer Capitán,
quien lleva un distintivo bien visible el día de Corpus. Le compete pre-
parar y dirigir la iesta. Además hay otros dirigentes, como segundos
y terceros capataces o capitanes (o “perreros”), y por supuesto, gran
cantidad de diablos rasos (véase foto Nº 37, p. 228).
La participación de mujeres en público está reducida a ser acom-
pañante109, no deben bailar ni pueden cargar máscaras, ya que esto se
interpreta como una falta de respeto. En muchos casos se encuentra la
igura de la Sayona o Primera Capataz. La Sayona funge como esposa
del Primer Capataz y/o como Madre de los diablos, quien a veces
puede ser personiicada por una mujer110 sin máscara, y otras veces
por un hombre con una máscara afeminada y distinta a las otras111.
Desarrollo de la celebración
Todas las manifestaciones de diablos danzantes tienen un desarrollo
parecido que se distribuye entre las actividades en la víspera, el día
de Corpus y algunas veces la octavita. El miércoles, es decir, en las
vísperas del jueves de Corpus, se parte desde la Casa del Diablo,
sede de la cofradía. Es dedicado a la petición de permiso para el baile
al cura en algunos casos, pero generalmente al recorrido de calles,
109 Se admiten en Naiguatá desde los años cincuenta (Sonia García, investigadora,
entrevista personal, 5 de junio de 2009).
110 En Patanemo (Carabobo) y Turiamo (Aragua) la Sayona la hace una mujer.
111 Por ejemplo en Chuao, estado Aragua.
Panorama de tradiciones musicales venezolanas Manifestaciones religiosas/ 121
Simbología
La celebración gira alrededor de dos elementos básicos: por un lado,
la fuerza divina que recibe homenajes y peticiones, y por el otro, la
fuerza contraria personiicada por el Diablo, ente imperfecto, jugue-
tón y parrandero, el cual termina rindiéndose ante Dios. La represen-
122 /veneración a entidades divinas
112 En caso de Naiguatá, donde no portan maracas, se dibuja la cruz con la más-
cara en mano.
113 Excepto en Naiguatá, estado Vargas, donde no se usan maracas.
Panorama de tradiciones musicales venezolanas Manifestaciones religiosas/ 123
Música y danza
Los instrumentos musicales que dan la pauta de la danza pueden ser la
“caja”114 o el cuatro, dependiendo de la localidad115. La caja o tambor
siempre es portátil y ejecutada con dos baquetas. Toda la música de
los diablos es instrumental y el instrumento principal (caja o cuatro) es
uno solo116. Además se crea un fondo tímbrico a través de las campa-
nitas amarradas en el cuerpo y las maracas en manos de la diablada.
La música es bastante reiterativa debido a su función de coor-
dinar la danza. Hay momentos de fuertes aceleraciones que llevan a
momentos frenéticos. El cuatro de los diablos aragüeños y carabobe-
ños toca en las danzas la interminable secuencia armónica de T-S-
T-D7 durante cuatro compases binarios. Según la actividad a realizar,
existen distintos toques, muchas veces con la misma secuencia armó-
nica, pero variando tanto la intensidad del rasgueo como la dinámica
y también la velocidad. Dentro de esos toques se distinguen danzas
con diferentes funciones, fórmulas para las diferentes etapas de la
ofrenda, rinde o pago de promesa, y enunciados que sirven de enlace
e indican el paso a otra etapa del ritual.
La danza en algunos casos es relativamente libre, pero en otros
se registran coreografías más estrictas con varios elementos repetiti-
vos como
NARRATIVA RECORRIDO POR LA CALLE FRENTE ALTAR CASERO DELANTE CASA PROMESERA
Performativa Grupo completo de promeseros que Grupo pequeño, ajustado a la Grupo mediano, que espera
se vuelca por la calle siguiendo la capacidad del local, entra y sale su turno para entrar, baila;
Tentador por todo el año siguiente. Por otro lado, están convencidos de
que por esa vía se logra el triunfo del bien de Jesús sobre el mal.
123 Voz.
124 La vocalización de gozo y fe expresada en palabras no inteligibles (Pollak-Eltz
2000a, p. 14).
134 /veneración a entidades divinas
125 http://www.devocionario.com/jesucristo/infancia_3.html
126 http://folkloreando.com/articulos/FiestasyCeremonias.html?-ession=folklore-
ando:0AD05D1E0326c14923lOk319045E
136 /veneración a entidades divinas
127 http://www.chacao.gov.ve/munidetail.asp?Id=47
128 Así llaman a los cargadores responsables del Niño; no debe confundirse con
quienes practican la santería. En otras zonas también le llaman “mayordomo”.
Panorama de tradiciones musicales venezolanas Manifestaciones religiosas/ 137
130 http://www.chacao.gov.ve/munidetail.asp?Id=47
Panorama de tradiciones musicales venezolanas Manifestaciones religiosas/ 141
men).
131 Idiófono frotado con un palo al estilo de la charrasca, pero hecho de tapara.
132 Caracol intervenido para convertirlo en instrumento musical aerófono.
144 /veneración a entidades divinas
Coro
Corre, corre, corre, 6 a
133 http://www.youtube.com/watch?v=amyZN4wRonQ&feature=related
Panorama de tradiciones musicales venezolanas Manifestaciones religiosas/ 145
Solista
Si no lo habían visto 6 a
venga a verlo bien (bis). 5 b
Chiquito el tamaño 6 c
y grande el poder…134 (bis) 5 b
Solista
Allá arriba en aquel cerro (bis) 8 a
hay un pozo de agua clara. 8 b
Coro
A-la-la-lá-la-la-lá
Solista
Hay un pozo de agua clara.
Coro
A-la-la-lá-la-la-lá
Solista
Donde se lavan los niños (bis) 8 c
¡Ay! los piecitos y la cara. 8 b
Coro
A-la-la-lá-la-la-lá
Solista
¡Ay! los piecitos y la cara.
Coro
A-a-la-lá-la-la-lá…135
Un solista
Hay muchos que tienen, 6 a
hay muchos que tienen
al Niño por juego 6 b
y se acuerdan de él 6 c
cuando están enfermos, 6 b
y se acuerdan de él
cuando están enfermos.
Otro solista
Mira lo que alumbra, 6 a
mira lo que alumbra
dentro de la cuna 6 a
lo regio del sol 5 b
junto con la luna, 6 a
lo regio del sol
junto con la luna.
Coro
Niño chiquitico, 6 a
Niño chiquitico,
Niño parrandero 6 b
canta con nosotros 6 c
hasta el mes de enero, 6 b
canta con nosotros
hasta el mes de enero,
Todopoderoso…136
Solista
Fueron los tres Reyes 6 a
los que allí llegaron, 6 b
a llevarle al Niño 6 c
un manto sagrado, 6 b
a llevarle al Niño 6 c
un manto sagrado, 6 b
fueron los tres Reyes 6 a
los que allí llegaron, 6 b
a llevarle al Niño 6 c
un manto sagrado…137 6 b
celebración del baile de los Pastores, las danzas, los cantos, las vesti-
mentas, las primeras cofradías. Francisco Contreras, miembro de la di-
rectiva de Los Pastores del Niño Jesús de El Limón, adjudica la disper-
sión de los Pastores desde Aguas Calientes hacia distintos poblados
aledaños a la relación económica instaurada a principios de siglo xx.
Como es sabido ambos espacios estaban comunicados por la agricul-
tura, la siembra de caña era su principal producto y en los tiempos de
zafra eran intercambiados los campesinos, lo que posibilitó en gran
medida el intercambio cultural (ibíd., p. 5).
Asisclo Martínez, pastor de El Limón, cuenta que
El recorrido
Durante el primer sábado del mes de diciembre en Aguas Calientes
(estado Carabobo), el segundo sábado en El Limón (estado Aragua),
el segundo domingo de diciembre en Los Teques (estado Miranda)
y la noche del 24 de diciembre en San Joaquín (estado Carabobo)
y San Miguel de Boconó (estado Trujillo), los habitantes del pueblo
salen a acompañar a los Pastores en su recorrido por todas las ca-
lles y en sus paradas llamadas “serenatas al Niño Jesús”, las cuales
realizan frente a los pesebres de distintos hogares e instituciones
previamente acordadas. En Aguas Calientes comienzan los Pasto-
res niños en el día, y luego en la noche dan el turno a los adultos.
En cada parada los dueños de casa ofrecen bebidas y comidas a
los pastores y músicos, los cuales por su parte entonan aguinaldos
dedicados al Niño. Este recorrido hacia la iglesia es guiado por la
igura del Cachero en un lapso de tiempo que puede abarcar más
de cuatro horas, ya que deberán coincidir, a la llegada a la iglesia,
Panorama de tradiciones musicales venezolanas Manifestaciones religiosas/ 151
Levanten pastores, 6 a
levanten pastores,
vamos a Belén 5 b
a adorar al Niño 6 c
Los personajes
El Cachero o “cuerno” es el bailador con mayor jerarquía: en sus
manos lleva un par de cuernos (cachos de ganado) ijados a un so-
porte de madera, que representan el buey que acompañó al Niño
Jesús durante su nacimiento. El Cachero guía el baile y señaliza el
recorrido con los cuernos. Su vestimenta es muy parecida al resto
de los pastores: un sombrero adornado de donde se desprenden
cintas de papel de seda o crepé de muchos colores que llegan a
la cintura. El tocado y los accesorios del sombrero del Cachero se
destacan del resto por las lores y otras variantes llamativas (picos
hechos con papel de regalo, cruces, cintillas, estrellas y escarcha).
156 /veneración a entidades divinas
Danza
Las iguras de la danza y sus nombres varían de una región a otra: La
Empalizada, El Molinete, La Escuadra son algunas que pueden citarse,
entre otras, cuyas formas les dan nombre. Por ejemplo, El Arco, La
Cruz, El Entremetío o igura de la “s”, La U y El Caracol, son coreogra-
fías cuyas formas se sobreentienden. En otros momentos se colocan
en hileras, bien sea de Pastores y Pastorcillas separados como en
la Posición Inicial, La Rosa y El Clavel; o en parejas entremezcladas
como en El Uno y Uno, y El Dos y Dos.
Las coreografías se realizan frente a la imagen del Niño Jesús.
Algunas iguras se realizan sin desplazamientos; son interpretadas en
forma individual y otras en pareja; en algunas se establece una espe-
cie de cortejo donde cada personaje realiza la danza hacia el espacio
de su contrario, como son los casos de La Rosa y El Clavel.
Las Pastorcillas ejecutan los movimientos acompañándose con
una maraca en la mano derecha y los Pastores marcan el pulso del
ritmo percutiendo el gajillo contra el piso. «Durante este proceso el
movimiento del vestuario y las cintas multicolores al compás de la
melodía causan un efecto cinético vistoso» (Contreras 2004, p. 13).
Las distintas iguras, su orden de presentación y alternancia,
interrumpida por breves descansos, son guiadas por el Cachero o
Cuernos, quien anuncia el cierre del acto al entregar los cuernos, sím-
bolos de su rango y autoridad, ante la imagen del Niño Jesús (véase
foto Nº 60, p. 236).
Acto seguido, los músicos interpretan un último aguinaldo,
158 /veneración a entidades divinas
Actividad de Pastores
La celebración
Después del nacimiento del Niño Jesús el 24 de diciembre, es opor-
tuno celebrar que se pueda incorporar y dar su primer paseo. La fa-
milia dueña del pesebre que ha decidido celebrar la Paradura elige a
dos o cuatro “padrinos” del Niño e invita a sus amigos a brindar por
tal acontecimiento. Con toda seguridad, los que toman la iniciativa de
celebrar una Paradura de Niño en su casa tienen un compromiso de
Salve de dolores 6 a
de dolores madre 6 b
salve de dolores 6 a
salve, salve, salve. 6 b
Salve tortolilla 6 a
que tres días errantes 7 b
buscando lamentos 6 c
de tu tierno infante145. 6 b
son, de todas formas, identiicadas por sus intérpretes como tales. Los
versos son luctuantes entre hexasílabos y octosílabos, y cantados en
melodías en modos mayor y menor, desarrolladas en frases de ocho
compases (2/4 y 6/8). Según algunos autores, tienen como función
«complementar los tonos en el canto-rezo adoptando un ritmo más
ágil y contrastante con el movimiento lento de los tonos» (Ramón y
Rivera 1992a, p. 7).
En los pueblos más conservadores de esta tradición se consi-
dera una falta de respeto y de devoción bailar durante esta celebra-
ción (véase Domínguez y Salazar Quijada 1969, p. 19); sin embargo,
en las zonas más urbanas han incorporado el baile después del
ritual como una forma de prolongarlo hasta el amanecer con agui-
naldos y parrandas.
Organización jerárquica
La santería se rige por una organización jerárquica. En el escalafón
inferior se encuentran los iyawó, que son los iniciados. Los siguen
los iyalocha, las santeras, y los babalocha, los santeros. La mayor
jerarquía la tienen los babalao, los sacerdotes, quienes bajo estrictas
reglas pueden ascender dentro de su categoría.
Otras jerarquías se encuentran en el sistema religioso mismo,
donde Oloi es el dios omnipotente y los oricha o santos son sus emi-
sarios. Cada santo tiene una mitología y un cuadro simbólico particu-
lar. Ellos guían, orientan, ayudan y bajan para posesionarse del devoto,
el cual por su parte les dirige peticiones, veneraciones y iestas especí-
icas. El oricha más popular en Cuba es Babalú Ayé o San Lázaro, y en
Venezuela es Changó, que corresponde a Santa Bárbara y se celebra
el 4 de diciembre. Eso se debe quizás a que Santa Bárbara es una
igura importante en la corte espiritista venezolana (José Richard Pa-
rada, cultor de la santería, entrevista personal, 25 de enero de 2009).
Aparte de los días de cumpleaños del santo, el cual es derivado
del santuario católico, no hay un calendario ijo para realizar una
iesta, sino distintos motivos como la iniciación o el aniversario de la
iniciación, la presentación de un nuevo iyawó (ahijado), el pago de un
Panorama de tradiciones musicales venezolanas Manifestaciones religiosas/ 165
La iesta
La realización de una iesta de santería incluye varios preparativos.
Se debe arreglar el patio o la sala de la casa, que es generalmente
del santero o de su padrino. Allí se acondiciona el igbodú (recinto sa-
grado) con el altar, las ofrendas y los símbolos especíicos de los ori-
cha (véase foto Nº 64, p. 238). Además se preparan los alimentos, la
ofrenda animal y los instrumentos musicales (véase Vinueza 1994).
Vinueza (1994) describe los siguientes momentos en una iesta:
en el igbodú se entona el primer oru (toque y/o canto ritual) para
saludar a los oricha. La celebración continúa en la sala con el toque
festivo, dentro del cual el akpwón (director de canto) convoca a los
santeros a saludar al tambor y a sus tocadores, y se realiza otro oru,
el cual es bastante extenso y según un orden predeterminado invoca
a cada oricha. El “hijo” respectivo pasa al centro y baila para el “santo
de su cabeza”. En caso de que haya un nuevo iyawó, éste será pre-
sentado ante un tambor “de fundamento” (sacro) con cantos especíi-
cos para el oricha de la ocasión. El iyawó bailará dentro de un círculo
de los asistentes y ante el tambor buscando la posesión por el oricha.
Al ocurrir ese momento se canta a la deidad presente. Suele ocurrir
que otras personas están dispuestas a “montarse”, es decir a caer en
trance, de lo que los músicos se van a percatar y actuarán para que
suceda. Por eso los cantos y toques, siempre vinculado con baile, se
subordinan ahora a las demandas del oricha. En esta fase pueden
bajar sucesivamente varios oricha. El ciclo termina con un canto a
Eleguá, el dueño de todos los caminos.
El in de las acciones religiosas indica un vaso o tobo de agua,
en el cual se han acumulado las energías negativas, y que será arro-
jado a la calle. Mientras que en Venezuela es sencillamente un sím-
bolo de limpieza que no ha sido involucrado antes en la ceremonia,
en Cuba se han “limpiado” los presentes en el ritual con esa agua
y algunas hierbas contenidas en una palangana. “Limpiarse” quiere
decir humedecerse con esa agua la nuca y sacudir las manos para
despojarse del agua que ha quedado en ellas. De hecho, la palabra
“despojarse” viene a ser sinónimo de “limpiarse”, particularmente en
el espiritismo cubano. Así el creyente se “despoja” de todo lo malo
(Rolando Pérez, musicólogo cubano, correo elecrónico, 24 de oc-
166 /veneración a entidades divinas
Los instrumentos
Existen tres conjuntos percusivos instrumentales que pueden acom-
pañar una iesta de santería, además de la percusión menor corres-
pondiente a cada oricha. El conjunto más emblemático es el batá;
sin embargo los más frecuentes son el güiro y el bembé, aunque
este último hasta la fecha no ha llegado a Venezuela (José Richard
Parada, entrevista personal, 13 de marzo de 2009). Cada uno de
esos conjuntos proporciona tres registros distintos, de los cuales el
más grave suministra el ritmo parlante o igurativo, mientras que los
otros ritmos son reiterativos.
El conjunto de batá consiste en tres tambores bimembranófo-
nos que se ejecutan horizontalmente y con ambas manos. Su forma
es la de dos copas de diferente tamaño debido a un estrechamiento
hacia un tercio del cuerpo de resonancia. Los parches son trenza-
dos por aros que tradicionalmente eran conectados por tirantes en
forma de “n”. Hoy en día se observa, por lo general, un sistema de
prensado de aro moderno con cerraduras de metal. La trilogía so-
nora está conformada, de grave a agudo, por iyá, itótele y okónkolo.
Las partes de la boca del iyá van recubiertas de campanas llamadas
chaworó.
Hay dos tipos de batá. Por un lado los añá que son deiica-
dos, y por lo tanto también, objetos de culto. Por el otro lado, están
los batá no consagrados con el nombre de aberikolá (véase foto Nº
66, p. 238). La estructura musical de ambos es similar, sin embargo
los ejecutantes y las implicaciones para los asistentes son especíi-
cos (Roberto Ojeda, entrevista citada). Los tambores aberikolá no
se emplean en Cuba para ritos religiosos (Rolando Pérez, correo
Panorama de tradiciones musicales venezolanas Manifestaciones religiosas/ 167
La música y el baile
El centro de las actividades musicales lo forman los oru que se compo-
nen de una serie de cantos y/o toques para saludar a los oricha. El oru
tiene un orden preestablecido. Siempre comienza y concluye con una
reverencia a Eleguá, quien es el dueño de todos los caminos. Seguida-
mente los creyentes se dirigen a los oricha guerreros como Changó y
Ogún, después a otros oricha masculinos como Acayú y Babalú Ayé,
y inalmente a una serie de oricha femeninos como Ochún y Yemayá.
Existen diferentes tipos de oru. El oru “seco” es instrumen-
168 /veneración a entidades divinas
Lucía fue una mártir cristiana nacida en Siracusa, Italia, en el año 286.
En el mundo cristiano es conmemorada el 13 de diciembre, y es con-
siderada protectora de los pobres y patrona de los ciegos.
Hija de padres cristianos y de alta posición económica, se con-
sagró a la fe cristiana desde muy joven. Lucía persuadió a su madre,
viuda y enferma, para que le pidiese a Santa Águeda que la curara;
tuvo que prometer que si lo lograba, no se casaría con un joven pa-
gano, con quien su madre la había comprometido, conservando así
su voto de castidad. La curación se produjo y Lucía repartió entre los
pobres el dinero que había heredado. El pretendiente, molesto, la
acusó de cristiana, lo cual era prohibido en los tiempos del empera-
dor Diocleciano. Fue llevada a juicio y por negarse a renunciar a la fe
cristiana, la decapitaron.
Desde el 13 de diciembre del 304, fecha en la que fue asesi-
nada, se invoca en Italia y España a esta virgen y mártir contra las
enfermedades de los ojos, probablemente porque su nombre signi-
ica “la que lleva la luz” (véase www.devocionario.com).
En Venezuela es venerada cada 13 de diciembre en algunos
pueblos de los Andes y del estado Zulia (íd.), pero de manera es-
pecial en algunas poblaciones al norte de la ciudad de Maracaibo,
170 /veneración a entidades divinas
Música y letras
La música con que se venera a esta santa se conoce como “gaita a
Santa Lucía”, uno de los cuatro tipos de gaitas identiicadas en la región
zuliana, junto con la de tambora, la de furro y la perijanera (véanse los
apartados «Gaita de tambora», p. 293, y «Gaita perijanera», p. 297, en
este volumen, así como «Gaita de furro» en el volumen Manifestacio-
nes profanas, inédito).
En vista de la popularidad de que goza Santa Lucía fuera de la
parroquia donde es patrona en Maracaibo, durante toda la festividad
propia de la Navidad venezolana pueden escucharse versos dedicados
a ella en los distintos géneros y ritmos que caracterizan la música de
esta época. De hecho, la gaita perijanera, que se canta y baila en los
pueblos del distrito Perijá del estado Zulia, a pesar de poseer caracte-
rísticas particulares y ser dirigida principalmente a San Benito, se lleva
a cabo también el 13 de diciembre con la intención de homenajear a
Santa Lucía. También hay música y poesía dedicadas a Santa Lucía en
los pueblos del sur del lago de Maracaibo, pero con los respectivos ras-
gos musicales del tipo de gaita de esta región, que es la de tambora.
La gaita a Santa Lucía típica de los barrios del norte de Maracaibo
Panorama de tradiciones musicales venezolanas Manifestaciones religiosas/ 173
(Coro)
Y no te puedo decir, 7 c c
y no te puedo decir c
lo que mi corazón siente. 8 b b
Coro
Canten muchachos con alegría, 10 a
que esta es la gaita de Santa Lucía, 11 a
canten muchachos con alegría, 10 a
que esta es la gaita de Santa Lucía. 11 a
Gloria demos a Santa Lucía (véase Ocando 2008). 10 a
Coro
Canten muchachos con alegría 10 a
que esta es la gaita de Santa Lucía. 11 a
Gloria le demos a Santa Lucía, 11 a
comemos dulce al mediodía 10 a
y el majarete pa’l mediodía. 10 a
153 El fragmento está tomado de Trapero (2000), quien cita al poeta con leves mo-
diicaciones de puntuación a partir de la edición de Diversas rimas por Navarro
González y Navarro Velasco (1980) (N. del E.).
178 /veneración a entidades divinas
154 El término de cantauría se usa aquí de manera genérica para los velorios polifó-
nicos occidentales, aunque su denominación regional concreta pueda cambiar
levemente.
155 Oración breve y fervorosa.
180 /veneración a entidades divinas
Velorios en Occidente
Lugar Instrumentos
Estado Lara: *Sanare, Cuatro, cinco, medio cinco, requinto,
Barquisimeto, Curarigua ocasionalmente violín
Cuatro, cinco, medio cinco, requinto,
*El Tocuyo
furro de mano, ocasionalmente violín
Cuatro, cinco, medio cinco, requinto,
*Humocaro Bajo y Alto,
campana, tambora y maracas,
Barbacoas
a veces violín
Cuatro, puede haber tipleXXI (llamado
Mérida, Trujillo, Portuguesa también segundo o “guitarro”)
y ocasionalmente violín.
Cuatro, cuatro y medio, cinco y
medio, furro de mano, maracas,
Sierra de FalcónXXII
tambora serrana, ocasionalmente
violín
Yaracuy Cuatro, cinco y seis
Cuatro, al sur del estado Apure
LlanosXXIII además bandola, tiple, maracas y
a veces arpa
una caja más pequeña, el diapasón más largo y el sonido más agudo
que todos los otros. El violín se aina de manera convencional.
En Falcón encontramos el cuatro y medio y el cinco y medio
(véanse fotos Nº 72 y 73, pp. 240-241). Ellos se distinguen por tener
una cuerda de bordón como último orden, que llega en su longitud
sólo hasta el comienzo del mango, donde está sujeta por una clavija.
De esa media cuerda deriva el agregado “y medio”.
Entre los instrumentos de percusión en la música de venera-
ción de San Antonio se encuentra un par de maracas relativamente
grande, cuyo ejecutante muchas veces tiene la particularidad de to-
carlas con una sola mano. Además se toca una tambora de doble
parche con dos baquetas sobre el cuero y a veces también sobre el
borde de madera. En el estado Falcón, pero también en El Tocuyo (es-
tado Lara) se agrega un furro de mano que es una pandereta redonda
y plana de un solo parche, que se frota con los dedos (véase foto Nº
74, p. 241). Además en la Sierra de Falcón se cuenta con una tambora
golpeada con baqueta (véase foto Nº 75, p. 241).
En Mérida el instrumento central es el cuatro, que es acom-
pañado generalmente por un tiple que a veces es llamado también
segundo o “guitarro”. Ese tiple es un cordófono de doce cuerdas
de metal agrupadas en cuatro órdenes triples. Hay también tiples
de diez cuerdas, distribuidas de la siguiente manera: 2-3-3-2. Su
corpus acostumbra ser un poco más pequeño que el de la guitarra.
El tiple cumple una función acompañante (véase foto Nº 76, p. 241).
Ocasionalmente puede haber en el conjunto un violín que dobla las
melodías cantadas.
Galerón oriental
XXVI D7 = dominante con séptima de... / s = subdominante del menor / t = tónica menor /
sp = subdominante paralela (en este caso del mayor) o IIdo grado / m indica el modo
menor M indica el modo mayor.
194 /veneración a entidades divinas
Fulía oriental
Ciclo 2/4 m : D7 s |s | D7 | D7 | t D7 | t | M : D7 sp | sp |
armónicoXXVI D7 | D7 | D7 T | T |T | m : D7 s |s |s |
D7 D | D7 | D7 |t D7 | t :||
Se compone de cuatro partes ijas: una entrada
instrumental, los dos primeros versos de la cuarteta, un
Estructura interludio instrumental corto y los otros dos versos de
formal la cuarteta. Esta secuencia se repite tantas veces como
cuartetas se canten. Para inalizar, una pequeña coda
que consiste en repetir el último verso. De esta manera
se conserva la estructura, ya que en esta última cuarteta
se omite el interludio instrumental corto. Todos los
instrumentos terminan juntos con la voz.
Sin embargo, puede variar la longitud dependiendo del
número de cuartetas cantadas, según el recorrido de la Cruz
hacia el altar.
XXVII vii = séptimo grado eólico / vi = sexto grado eólico / Dp = dominante paralela o
IIIer grado.
196 /veneración a entidades divinas
Punto
Malagueña
así una redondilla. Sin embargo, más frecuente y más fácil es la rima
entre el segundo y el cuarto verso (a-b-c-b). La métrica de los versos
es octosílaba, lo que signiica que un verso ideal termina en palabra
grave y así se conforma en ocho sílabas. Si termina en palabra aguda,
debe tener siete sílabas y una pequeña pausa. Esta forma se encuen-
tra en el ejemplo del disco (CD2, Nº 9):
Yo me/enamoré de noche 8 a
y la luna me/engañó. 7 b
La luna no/engaña/a nadie, 8 c
la engañada fui yo. 7 b
1 1 2 y y x 3 3 4 y y x Distribución de versos
solista coro solista coro Ejecución
206 /veneración a entidades divinas
a b a b a b a b a b a b Frase musical
1 x 2 y y x 3 x 4 y y x Distribución de versos
solista coro solista coro Ejecución
a b a b c b a b a b c b Frase musical
1 x 2 x 2 x 3 x 4 x 4 x Distribución de versos
solista coro solista coro Ejecución
solista solista
coro coro
a b c b c b a b c b c b Frase musical
1 2 1 2 3 4 3 4 solista
x x x x x x x x coro
según la zona.
En la parte de Miranda se acostumbra utilizar varias tamboritas
de fulía, cuatro, charrasca de metal y un par de maracas. Además se
ha registrado la inclusión de un plato de peltre (en sustitución de la
charrasca), un tobo-bajo (un tobo de agua al revés con un palo atra-
vesado y una cuerda), un furruco y la marímbola; Ramón y Rivera
(1969, p. 47) transcribe incluso una clave.
Las tamboritas de fulía, en un caso ideal, se componen de
un trío de distinto tamaño y se ejecutan con una mano y un palo.
Hoy en día suelen recibir la misma nomenclatura de los tambores
redondos que se encuentran en la zona de Barlovento y que se to-
can para honrar a San Juan (véase el apartado «Fiesta a San Juan»,
p. 263 de este volumen). Quizás debido a la gran inluencia de la
tradición del pueblo de Curiepe en la zona y a la visita de muchos
músicos –que fueron a aprenderlos por allá–, se popularizaran los
nombres especíicos que allí siempre han tenido en esa pobla-
ción. Así la tamborita más pequeña se llama “prima”, la mediana
“cruzao” y la mayor “pujao”. En otras poblaciones se conocen o
conocían con los nombres de “corrío” –cruzao– “tambor macho”
(Tacarigüita) o “quitimba” –cruzao– macho” (área de Caucagua)
según Brandt (1987, p. 84). Y se ejecutan también igual que los
redondos, es decir, con los dedos y la palma de una mano y con
una baqueta en la otra (véase foto Nº 86, p. 245).
Hasta el aspecto de las tamboritas recuerda los tambores
Panorama de tradiciones musicales venezolanas Manifestaciones religiosas/ 209
Vigencia. Los velorios a los santos en la zona central del país tie-
nen plena vigencia. Una iesta popular de santo no puede ir sin su
correspondiente velorio en la víspera. En la región mirandina pre-
dominan el cuatro y las tamboritas en la fulía y la décima recitada,
mientras que de Aragua a Yaracuy se encuentran ante todo cantos
de sirenas sin acompañamiento instrumental, y sólo tambores y ma-
racas en las cadencias.
Los velorios de cruz no se han mantenido con la misma fuerza
ni con la misma forma. Actualmente hay pocos velorios que se ha-
cen por promesa y a nivel familiar. Pero a la vez, ha crecido induda-
blemente la municipalización de este evento y en forma de actos
culturales organizados por la alcaldía, la casa de cultura o algún
grupo escolar. La diferencia con los tradicionales reside sobre todo
en la dinámica menos espontánea, menos colectiva y además son
de relativamente corta duración. También ha cambiado el carácter
agrario y el signiicado de la celebración. Mientras que se veneraba
la Cruz durante centenarios para pedir ante todo suiciente lluvia
para los sembradíos, ahora pocas veces se convoca para pagar una
promesa y si fuere el caso, ésta por lo general se vincula con otros
210 /veneración a entidades divinas
1. La Reina
con los tureros
en Mapararí,
El Tural, estado
Falcón.
Foto: Nelson
Garrido, cortesía
de la Fundación
Bigott.
2. El baile
de las Turas.
Foto: Centro
de la Diversidad
Cultural,
septiembre
de 2009.
3. Instrumentos
en las Turas.
Foto: Katrin
Lengwinat,
septiembre
de 2009.
6. Chamán.
Foto: Graziano
Gasparini.
En Gasparini
y Margolies
1986, p. 61.
Panorama de tradiciones musicales venezolanas Manifestaciones religiosas/ 217
7. Entierro
del Gallo
en La Parroquia,
estado Mérida.
Foto: H. Picón,
febrero de 20061.
1 En http://www2.
ula.ve/coppermine/
cpg134//thumbnails.
php?album=
58&pos=4
8. Bueyes
adornados
para la festividad
de San Isidro
en Mérida.
Foto: N. Garrido,
en: Calendario
2008 Fundación
Bigott.
9. Talla de San
Isidro Labrador.
Foto: K. Lengwinat,
diciembre
de 2008.
218 /imágenes
12. Locainas de Horcaz en Pueblo Nuevo 13. Baile de las Cintas de las Locainas
del Sur, estado Mérida. Foto: Video de Santa Rita. Foto: Video Las Locainas
Las Locainas de Santa Rita, 2004. de Santa Rita, 2004.
Panorama de tradiciones musicales venezolanas Manifestaciones religiosas/ 219
14. La danza
de los Negros
de San Jerónimo,
Santo Domingo,
estado Mérida.
Foto: Video Los
Negros de San
Jerónimo, 2005.
17. Cornetín
de los Negros
de San Jerónimo.
Foto: Video Los
Negros de San
Jerónimo, 2005.
220 /imágenes
18. La danza
de los Cospes
de Mirabel,
La Azulita, estado
Mérida. Fotos:
Video Los Cospes
de Mirabel, 2005.
20. Baile
de las cintas.
Foto: Video
Los Cospes de
Mirabel, 2005.
Panorama de tradiciones musicales venezolanas Manifestaciones religiosas/ 221
21. Hábitat
warao en el Delta
del Orinoco.
Foto: http://www.
dolsenmusic.net/
advocacy/case_
study_1.html
22. Maraca
sagrada warao:
hebu mataro.
Foto: http://www.
dolsenmusic.com/
advocacy/case_
study_1.html
23. Rezandero
en un velorio
de ánimas
en Yaracuy.
Foto: Andrés
Fernando Rodríguez,
julio de 2005.
222 /imágenes
26. El hábitat
de los jivi,
Samariapo,
estado Amazonas.
Fotos: Juan Pablo
Torrealba, 2010.
Panorama de tradiciones musicales venezolanas Manifestaciones religiosas/ 223
32. Worá.
Foto: T. Agerkop,
Inidef, 1983.
Panorama de tradiciones musicales venezolanas Manifestaciones religiosas/ 225
33. Conjunto
instrumental piaroa.
Foto: T. Agerkop,
Inidef, 1983.
43. Diablito de Turiamo, estado Aragua. 44. Campanas, Naiguatá, estado Vargas.
Foto: K. Lengwinat, junio de 2007. Foto: K. Lengwinat, junio de 2011.
46. Diablo
de Yare.
Foto: L. Angulo,
junio de 2006.
52. Parranda
La Verde Clarita
en Carabobo.
Foto: N. Garrido
en Ortiz 2000,
p. 22.
232 /imágenes
53. Parranda
del Niño Jesús
de Caigua.
Foto: R. Suniaga,
enero de 2009.
63. Cantando el
rosario en Niquitao.
Foto: K. Lengwinat,
diciembre de 2008.
236 /imágenes
66. Batá
reconstruidos
por Yonder
Rodríguez.
Foto: K. Lengwinat,
agosto de 2008.
Panorama de tradiciones musicales venezolanas Manifestaciones religiosas/ 237
71. Velorio de
Occidente: una
cantauría larense.
Foto: K. Lengwinat,
junio de 2004.
78. Paseo de la
Virgen por el mar.
Foto: K. Lengwinat,
septiembre de 2010.
79. Celebraciones
en el Valle del
Espíritu Santo, estado
Nueva Esparta.
Foto: R. Suniaga,
septiembre de 2011.
Panorama de tradiciones musicales venezolanas Manifestaciones religiosas/ 241
83. Velorio
mirandino
de cruz.
Foto: Maroa
Tarazona,
mayo de 2012.
84. Parada
en Tacarigua,
estado Miranda.
Foto: K. Lengwinat,
mayo de 1993.
Panorama de tradiciones musicales venezolanas Manifestaciones religiosas/ 243
85. Tamboras
de fulía. Foto: K.
Lengwinat, 2006.
89. Conjuntos de
percusión mirandina:
tambor redondo,
quitiplás, mina.
Foto: K. Lengwinat,
diciembre de 2006.
90. Ainación de
pipas y cumacos.
Foto: K. Lengwinat,
junio de 1994.
Panorama de tradiciones musicales venezolanas Manifestaciones religiosas/ 245
91. Quitiplás.
Foto: K.
Lengwinat,
junio de 1993.
93. Mina.
Foto: K. Lengwinat,
diciembre de 2006.
94. Guarura.
Foto: http://
elsapilato.wordpress.
com/2008/06/
95. Cumacos
de Tarmas, estado
Vargas. Foto: K.
Lengwinat, junio
de 2010.
Panorama de tradiciones musicales venezolanas Manifestaciones religiosas/ 247
96. Cumaco
y tamboras
de Carabobo.
Foto: K. Lengwinat,
junio de 2008.
100. Arriba
e izquierda,
Sangueo
carabobeño.
Fotos: K.
Lengwinat,
junio de 1993.
101. Sangueo
de los Negros
kimbánganos
en Lezama,
estado Guárico.
Foto: K.
Lengwinat, junio
de 2008.
250 /imágenes
102. Jinca
en Lezama.
Foto: Ismael
Vitriago, junio
de 2008.
103. Morisquetas
en festividad
sanjuanera.
Foto: Juan de Dios
López, junio
de 2008.
105. Los
chimbángueles
frente a la iglesia.
Foto: Carlos
Suárez, en Suárez
2004a, p. 75.
111. Músicos
de los Giros
de San Benito.
Foto: K. Lengwinat,
mayo de 2011.
127. Locainas
recorriendo las calles
de Agua Blanca,
estado Portuguesa.
Foto: Janina Nowak,
diciembre de 2008.
Panorama de tradiciones musicales venezolanas Manifestaciones religiosas/ 259
128. Locainas
de Agua Blanca:
pago de promesa con
baile de galerones.
Foto: K. Lengwinat,
diciembre de 2008.
Única cantaduría
a tres voces
conocida a capela
es de Carabobo
A San Antonio
con cuatro
Panorama de tradiciones musicales venezolanas Manifestaciones religiosas/ 263
Joropo oriental, en
especial en Sucre
En algunos barrios
se incorporan
diversiones
Región Letra Música Instrumentos
264 /veneración a entidades divinas
Sirenas: canto
solista a capela,
a menudo de
controversia
160 Sus padres ya eran bastante mayores y no habían podido tener hijos.
161 http://www.ewtn.com/spanish/Saints/Nacimiento_Juan_Bautista.htm
162 http://de.wikipedia.org/wiki/Hochfest
266 /veneración a entidades divinas
Difusión y arraigo
A lo largo y ancho del país se celebra a San Juan. Según González
Ordosgoitti (1995), es venerado en alrededor de 200 poblaciones.
Llama la atención que en los lugares donde es el patrono no cuenta
con una expresión musical propia, la cual se encuentra más bien en
el 58% de las zonas donde es festejado sin ser el santo oicial (ibíd.,
pp. 37-38). En los asentamientos afrovenezolanos que tienen un pa-
sado marcado por la esclavitud y la explotación, es agasajado con
tambores y mucho fervor. En esas regiones, a las cuales pertenecen
Yaracuy, las costas de Falcón, Carabobo, Aragua, Miranda, Vargas, el
valle de Orituco en Guárico y Yaguaraparo en Sucre predominaban
grandes haciendas que producían gracias a la mano de obra esclava.
Los esclavos africanos, al pisar tierra venezolana, fueron bau-
tizados inmediatamente por ley. Los amos no tenían mayor interés
en el alma de los siervos, pero el Código Negro de 1784 hacía én-
fasis en la responsabilidad de los amos por la cristianización de sus
súbditos (véase Pollak-Eltz 2000b, p. 85), estando obligados a pagar
el adoctrinamiento permanente. La educación del esclavo se dirigía
a la formación del espíritu en la religiosidad cristiana. El objetivo
era “despersonalizar” al africano y a sus descendientes para que
se adaptase más rápido a su condición de esclavo (véase García, J.
1989, pp. 40-50).
Quizás el duro destino de San Juan al ser traicionado, preso du-
rante un largo tiempo y inalmente decapitado, pero también como
“vocero permanente y denunciante de la injusticia” pudo haber origi-
Panorama de tradiciones musicales venezolanas Manifestaciones religiosas/ 267
nado una mayor identiicación de los esclavos con este santo, debido
a que estaban viviendo situaciones similares. Además pudo haber
ayudado la alta jerarquía que tiene San Juan en la liturgia, lo que
hizo más fácil adoptarlo en el proceso de búsqueda de un escape de
la ardua realidad y de una nueva identidad que se expresa allí con
extraordinaria fuerza. En el siglo xix la iesta de San Juan tuvo, tanto
para el esclavo como para el campesino después de la abolición de la
esclavitud, una función liberadora y catártica que contribuía a aliviar
la tensión creada por un régimen social de explotación (véase Liscano
1995, p. 44). La negritud coincidía con la pobreza y la opresión, en
in, con la marginalización, por lo cual hasta el día de hoy la cele-
bración del santo sigue representando una expresión de resistencia
decidida y orgullosa (véase Guss 2005, pp. 62 y 70). En ese proceso el
santo fue humanizado y asimilado por el pueblo como un integrante
más, aunque con poderes milagrosos. San Juan es considerado un
santo parrandero, «que toma aguardiente, canta, baila, cobra los mi-
lagros y participa de grandes comilonas» (Gedler 2006, p. 86).
La iesta
A pesar de la amplia difusión del culto a San Juan en regiones con
características culturales diversas, sus celebraciones tienen rasgos co-
munes que permiten clasiicarlas en dos grandes grupos. Por un lado
están los poblados afrovenezolanos que lo celebran con tambores y
donde San Juan no es el patrono. Por el otro, tenemos lugares donde
es venerado como el santo oicial, pero no se formaron expresiones
musicales propias sino que se celebra con los recursos eclesiásticos y
actividades profanas en iestas patronales.
Aquí nos ocupamos de las manifestaciones afrovenezolanas,
que a grandes rasgos presentan una estructura festiva parecida. La
iesta es preparada por la cofradía de San Juan y consiste siempre en
dos momentos claves: la víspera y el día propio. A menudo se celebra
también un evento inal llamado “Encierro de San Juan”.
En la víspera, el 23 de junio, se prepara el altar y se viste la ima-
gen festivamente163, y por la noche se acostumbra un velorio de santo
cíicos.
En diversas regiones San Juan es honrado nuevamente el 29 de
junio, cuando se organiza su encuentro con San Pedro. En unos casos
vuelve a sonar sólo su música, sin la presencia de la imagen164, en otros
el santo participa nuevamente165.
Elementos comunes
En todas esas zonas las iestas de San Juan son de carácter afrovene-
zolano y tienen varios aspectos en común:
167 Según Fernando Ortiz (citado por Liscano 1995, p. 52), “sangueo” es un voca-
blo congo que signiica “baile” y “saltar de alegría”.
168 Cantos a capela en los velorios (véase el apartado «Velorios en el Centro», p.
200 de este volumen)
169 O “burro” como se llama en Aragua. Baila al taburete con el santo con los
brazos alzados o frente al propio cuerpo.
Panorama de tradiciones musicales venezolanas Manifestaciones religiosas/ 271
y coros ijos.
– Letras generalmente profanas, algunas a lo divino durante
la parte ceremonial y en forma musical de sangueo (por
ejemplo en algunas sirenas, al bautizar al santo en el río,
al sacar al santo de la iglesia).
– Refranes a menudo no relacionados con versos del solista.
– Uso de sílabas “le-le-lé”, “le-lo-lé”, “le-lo-lá”, “lo-lo-é”
como estribillo: provienen del ideófono kimbundu-bantú
le-le-le usado para llamar la atención (Rolando Pérez,
musicólogo cubano, correo electrónico, 11 de octubre
de 2008).
Región costera central 2/ pistas 10, 11, 12, 13, 14, 15
La zona costera central, que comprende tanto la costa del estado Var-
gas como la región barloventeña y algunos otros pueblos mirandinos,
es considerada una zona relativamente homogénea en cuanto a sus
expresiones musicales sanjuaneras. Sin embargo, los conjuntos ins-
trumentales son distintos porque tienen características propias (véase
foto Nº 89, p. 246).
170 “Repicar” signiica que no sólo ejecuta un patrón básico sino que improvisa.
Panorama de tradiciones musicales venezolanas Manifestaciones religiosas/ 273
mucho a inales del siglo xx, así que existe actualmente en Naiguatá un
tambor sin nombre especíico que es multiplicado casi por un centenar
y repite los ritmos de las “pipas empujes” repartidos entre empuje y
cruzao. Ese tambor se parece a la curbata, es recto y se coloca frente
al ejecutante con sus dos baquetas. En Caraballeda la textura rítmica
es aún más compleja y conformada por las seis líneas de: “pipa”, “burro
negro”171 que repica, tres cumacos, pujo I, pujo II, campanas y palos,
asemejándose ese conjunto al del cumaco que se aborda más adelante.
173 “Mina” es también el nombre de una etnia en Togo, país vecino de Benín,
que se llamaba antes Dahomey (véase http://www.everyculture.com/Africa-
Middle-East/Ewe-and-Fon-History-and-Cultural-Relations.html).
174 Personas que tocan los laures, baquetas o palos.
Panorama de tradiciones musicales venezolanas Manifestaciones religiosas/ 277
177 Bimembranófono con aros prensados que se ejecuta colgado del hombro con
una baqueta sobre un solo parche.
Manifestaciones sanjuaneras regionales
San Benito de Palermo era un franciscano del siglo xvi que murió en
la ciudad de Palermo, Sicilia, y fue canonizado en 1807. San Benito se
caracteriza por descender de padres esclavos negros y por su humil-
dad, extremada caridad y prudencia. Aunque nunca aprendió a leer
y a escribir fue un gran sabio, a quien consultaban otros sacerdotes
y teólogos. Su día de celebración es el 4 de abril, según el calendario
Panorama de tradiciones musicales venezolanas Manifestaciones religiosas/ 285
Comisaría
2do Capitán
Plaza Calles
con iglesia del pueblo
Director
de banda
2do Mayordomo
1er Mandador
1er Mayordomo
181 San José, Gibraltar, Palmarito, San Miguel, San Antonio, Santa María.
182 El Batey y Bobures, respectivamente.
del cual cantan, tocan y bailan por las distintas calles del pueblo
hasta llegar a la casa del Mayordomo y continuar hacia la residencia
del Primer Mandador. En esas dos estaciones los devotos son agasa-
jados. De ahí su camino sigue por las calles cantando un Avemaría
y tocando un golpe de plaza, para llegar al domicilio del Segundo
Capitán, donde nuevamente son agasajados. El ensayo termina en el
hogar del director de banda (véase video San Benito y sus vasallos, s.
f.), donde se cierra el círculo.
El Día de Todos los Santos, el 1º de noviembre de cada año,
se festeja “San Benito Multiplicado”. Es la fecha en que se reúnen los
devotos de varios pueblos con sus santos en un mismo lugar (íd.).
Después de una misa y una procesión en las cercanías de la iglesia,
sigue la iesta del santo “multiplicado” con bailes libres y colectivos.
Durante todo el mes de diciembre se realizan visitas con el santo a
otros pueblos.
En Bobures la iesta principal se hace el 1º de enero y tiene tam-
bién su horario y recorrido ijo. Comienza a las 11 a.m. con una misa
en la iglesia, lugar en el cual terminará hacia las 10 p.m. Las campanas
llaman a los devotos (véase foto Nº 106, p. 253) y ellos se sitúan ante
las puertas del templo para recibir al santo, al cual llevan después por
todo el pueblo al son de diferentes golpes. En la tarde se acercan al
cementerio para rendir tributo a los difuntos y después continúan por
las calles del pueblo hasta regresar a la iglesia en la noche.
En el estado Trujillo, después de una procesión, comienza el
recorrido por las calles para trasladarse a los hogares donde hay un
santo y una promesa. Allí realizan velorios cantados seguidos por los
bailes de ofrenda, en ceremonias que duran varias horas. La iesta
termina al devolver la imagen a su lugar de origen.
Algunos devotos, tanto en la región zuliana como en la truji-
llana, visten encima de un pantalón caqui una saya o falda de hojas
de palma, que es un típico atuendo afrodescendiente. En el estado
Trujillo incluyen también un aporte propio, que es un tocado llamado
“coroza”, del cual penden cintas de varios colores.
El conjunto de chimbángueles
Golpes de chimbángueles
Golpe Función
183 En el pueblo de Chejendé hoy son cinco tambores y anteriormente eran seis
según Ortiz y Aliaga (2005b, p. 14).
184 http://www.pueblollano.com.ve/sanbenito.htm
292 /veneración a entidades divinas
185 http://www.pueblollano.com.ve/sanbenito.htm
Panorama de tradiciones musicales venezolanas Manifestaciones religiosas/ 295
XXXVII Íd.
Panorama de tradiciones musicales venezolanas Manifestaciones religiosas/ 299
188 A partir del éxito de un Encuentro de Cultura Popular en el marco del aniver-
sario de la empresa cervecera Polar.
189 Por ejemplo, en la página de http://zulianidades.bitacoras.com
302 /veneración a entidades divinas
iesta con una capa y otras prendas. El ícono se coloca sobre un altar
portátil adornado con mantel y una profusión de lores.
Los Giros se destacan por su vestimenta colorida, que depende
del concepto y del gusto de cada comparsa. La más difundida son los
Giros Blancos. Cargan un turbante o corona de cartón adornada con
papelillos de colores, la cual se sujeta de la cabeza con un cordón.
Visten el “traje dominguero”, que consta de pantalón y casaca blan-
cos. En el pecho y la espalda se ajustan largas cintas multicolores que
están ceñidas en la cintura con una cinta tricolor (véase foto Nº 111,
p. 255). Además sostienen una maraca en la mano.
También hay Giros Negros, que llevan su nombre por embetu-
narse la cara y así asemejarse a los antiguos esclavos negros. Además
se visten con atuendos más oscuros.
Desde 1980 son admitidas también las “Giras”, que es un grupo
de mujeres con falda larga unicolor, blusa blanca y pañuelitos en el
cuello y la cabeza. Generalmente no llevan maraca. Las Giras Negras
también se pintan la cara de negro (véanse videos Los Negros de San
Benito, 2005, y San Benito en Timotes, 2005). Igualmente se encuen-
tran grupos homogéneos vestidos de artilleros, “apaches cimarrones”,
indios cospes y de varias otras representaciones (véase el video San
Benito en Timotes, 2005).
El 29 de diciembre, temprano en la mañana, los vasallos se
reúnen en la capilla o en la casa de los descendientes devotos que
introdujeron al santo en la región. Después de algunas danzas en
honor a San Benito, los distintos grupos pertenecientes a la sociedad
o cofradía se dirigen ordenadamente bailando hacia la plaza mayor
del pueblo, donde se efectúa la iesta central. Muchas veces acuden
desde distintos caseríos a ese lugar común. Por lo tanto se realizan
ceremonias de encuentro y reencuentro bailando al son de la música
de cada uno. Sigue una misa con muchos devotos enfrente de la igle-
sia por no poder albergar el templo a la multitud asistente. Después
se realiza una procesión alrededor de la plaza, en la cual los clérigos
forman parte del cortejo.
Terminada la procesión comienza el recorrido por las calles del
pueblo, en el que cada comparsa ofrece sus danzas al santo.
Las danzas. En los Giros de San Benito destaca una danza que le da
su nombre (de girar) y la cual ejecutan todas las comparsas. Se llama
también el Baile de las Cintas o el Baile de la Reina. Los andinos no lo
llaman sebucán, aunque se parece mucho a su desarrollo. Se trata de
un grupo de danzantes que tejen y destejen cintas coloridas alrede-
dor de un poste, bailando y haciendo sonar la maraca. Esta coreogra-
fía ha generado una increíble inspiración y creatividad, y actualmente
presenta muchas variantes cada vez más complejas (véase el video
San Benito en Timotes, 2005).
Una ceremonia de saludo al santo ejecutan los Giros en la
Danza de Frente, en la cual los danzantes de Mucuchíes (estado Mé-
rida) entrechocan sus bastones y los golpean contra el suelo (Ortiz
1998b, p. 56). Para La Marcha como danza de procesión en Mucu-
chíes, los Giros se organizan en dos ilas doblando las rodillas exa-
geradamente, lo cual se asemeja a una marcha militar. En el Baile
del Caracol también se parte de dos ilas, las cuales el Capitán va
dirigiendo para realizar varias iguras de bamboleo o zigzag; después
se organiza una sola ila que evoca la forma circular de un caracol.
306 /veneración a entidades divinas
Según las fuentes bíblicas el nombre original de San Pedro era Si-
món. Era galileo, casado y pescador cuando conoció a Jesucristo y
comenzó a seguirlo. Fue el primero en ver en Jesús al hijo de Dios
(Mateo 16:13), por lo que éste destacó su autoridad llamándolo Ce-
fas, equivalente de “piedra” en griego, que en español derivó hasta
el apelativo “Pedro”. Por esta razón es conocido como el “príncipe
de los apóstoles” (véase Dalmau i Jover 1953, p. 1.400). Posterior-
mente a la resurrección de Jesús se encargó de dirigir la comunidad
cristiana de Jerusalén, pero todos los apóstoles eran perseguidos, por
lo que tuvieron que dispersarse por Palestina. Pedro fue hostigado y
arrestado varias veces. Es posible que haya sido obispo en Antioquía
e incluso que hubiese estado en Roma, donde muriera martirizado
entre los años 64 y 67 de la era cristiana, para convertirse en el pri-
mero de la sucesión ininterrumpida de papas (véase Encyclopædia
Británica 1995, p. 275). De acuerdo con una antigua tradición se
airma que el sepulcro de San Pedro se halla bajo la basílica que
lleva su nombre.
Justicia y libertad, las dos gracias divinas anunciadas en las car-
tas atribuidas a San Pedro, son razones suicientes que pueden tener
los seres humanos de cualquier parte del mundo para profesar la fe
cristiana por medio de la devoción al apóstol Pedro; y especialmente,
para aquellos a quienes se les ha violado su integridad tanto física
como moral.
En Venezuela, como en otros países latinoamericanos, San Pedro
Apóstol es muy popular: muchas ciudades y pueblos venezolanos lle-
van el nombre del santo. Hacia la costa central de Venezuela (estados
Vargas, Miranda, Aragua y Carabobo) se encuentran varios ejemplos de
iestas de San Pedro, donde resulta interesante la comparación entre
190 http://www.venezueladigital.net/merida/folklore.htm
Panorama de tradiciones musicales venezolanas Manifestaciones religiosas/ 307
los cantos dedicados a este santo y los de San Juan, ya que se encuen-
tra gran similitud entre los versos de las coplas, como es el caso de
las entonaciones de los llamados “cantos de sirena” (véanse Ramón
y Rivera 1990, p. 55, y el apartado «Velorios en el Centro», p. 200 de
este volumen). Otro ejemplo lo constituyen las procesiones llevadas
a cabo en San Pedro de Coche, capital de la isla de Coche (estado
Nueva Esparta). Aquí, el santo Pedro es un pescador que usa tiara (mi-
tra de tres coronas, insignia de la autoridad suprema del Papa) y en
la procesión «reparte sus bendiciones por todo el pueblo haciendo
siete paradas obligadas [una por cada sector de la isla], remembranza
de las repetidas veces que cayó Cristo en su camino al calvario» (Gon-
zález Ordosgoitti 1993, p. 20).
De todas las celebraciones a San Pedro en Venezuela es necesa-
rio hacer mención especial de la Parranda de San Pedro de Guatire y
Guarenas, dos ciudades del estado Miranda culturalmente unidas, en
parte por su geografía. Por extensión, también se da en otras ciudades
del país y algunos barrios de Caracas, trasladada por personas que se
han mudado, tales son los casos de la Parranda de San José de Guaribe
(estado Guárico) y la del barrio Sarría (Distrito Capital, Caracas).
“para que los bailen”. Así, salen poco a poco hacia la plaza frente
a la iglesia, donde se encuentra una aglomeración de personas
que no pudieron entrar a la misa.
Cada cofradía tiene su propio recorrido por las calles y barrios del
pueblo, antes del cual bailan unos breves minutos en la plaza. Cada una
es seguida por un grupo considerable de personas que cantan, bailan o
simplemente caminan tras ellos durante el resto de la tarde. El recorrido
se establece con anterioridad en las reuniones entre los miembros para
deinir los preparativos, en las cuales se recogen todas las peticiones de
familias, negocios y demás entidades que han solicitado durante el año
la visita de la parranda el día de San Pedro, con la inalidad de cumplir
sus promesas. Además de estas visitas, durante las cuales los parrande-
ros son agasajados con bebidas y comidas, para los miembros de las co-
fradías hay paradas obligadas, como por ejemplo la Policía, la Alcaldía,
la Casa de la Cultura, la Capilla del Nazareno y las casas de sanpedreños
mayores muy ancianos o ya fallecidos, que son o han sido colaboradores
importantes de la celebración.
Al inal de la tarde todos coinciden en un punto del pueblo, donde
tradicionalmente se encontrarán San Pedro y San Juan; este punto varía
cada año. Así como existe más de una Parranda de San Pedro, en Guatire
y en Guarenas existen también varias cofradías de San Juan.
Las músicas para estos santos son muy diferentes; sin embargo,
para el momento del encuentro se hacen sonar las dos simultáneamente
en una total confusión hasta que los realizadores de cada iesta, los san-
pedreños calle abajo y los sanjuaneros calle arriba con sus respectivos
adeptos, coinciden. La música de San Juan, ejecutada con tambores, ab-
sorbe la de la Parranda acompañada por cuatros; los sanpedreños termi-
nan bailando tambores de San Juan, el cargador de San Pedro también y
los cargadores de los santos se los intercambian. Se alternan las músicas,
un rato bailan Parranda de San Pedro y otro, tambores de San Juan. Esta
iesta termina en una gran algarabía. Ya de noche, los integrantes de las
cofradías se retiran a sus sedes donde continuarán bailando.
Al día siguiente (30 de junio) se reúnen en alguno de los ríos de
la localidad para compartir lo vivido el día anterior, en medio de be-
bidas y comidas, lo cual sirve de descanso e intercambios personales
de ideas y afectos. Es allí donde evalúan lo que realmente signiica la
Parranda para ellos (Francisco Requena, cantante de la Parranda del
Centro de Educación Artística Andrés Eloy Blanco de Guatire, entre-
310 /veneración a entidades divinas
Solista
Si San Pedro se muriera 8 a
todo el mundo lo llorara. 8 b
Coro
Si San Pedro se muriera
todo el mundo lo llorara
Solista
Por lo menos María Ignacia 8 c
los cabellos se arrancara 8 b
Coro
Por lo menos María Ignacia
los cabellos se arrancara…
parte puede durar varios minutos, dependiendo del recorrido por las
calles y de las paradas que hagan los parranderos, y extenderse a va-
rias cuartetas (en algunas grabaciones hasta 20, alcanzando unos 300
compases aproximadamente). Si el solista se cansa le pasa el turno a
otro sin parar la música, hasta llegar al cierre.
El cierre es anunciado por el solista en el mismo canto para pre-
parar tanto a los cuatristas como a los bailadores; esta advertencia del
cantante es identiicada por los sanpedreños como “la llamada” o “la
vuelta”, la cual anuncia no sólo un cambio en el tipo de estrofa, sino
en la armonía y en el carácter del ritmo, ya que todos deben dejar de
caminar y darle espacio al baile con zapateo:
Coro
Y se me ponen de frente,
que ya los voy a llamar.
Solista
En esta vuelta y la otra 8 c
voy a cambiar la toná. 7 b
Coro
En esta vuelta y la otra
voy a cambiar la toná...
191 Dos versos compuestos por cualquier número de sílabas que riman entre sí.
312 /veneración a entidades divinas
6/8 T D7 | T S | T D7 | T ||
Danza y personajes
En la Parranda de San Pedro no hay una representación dramática
como tal. Sin embargo, existen personajes, cada uno cumpliendo
una función, no sólo en el baile, sino también en toda la iesta,
teniendo las calles del pueblo como escenario. La trama es muy
clara y sirve de inspiración a todas las acciones y reacciones: la
Panorama de tradiciones musicales venezolanas Manifestaciones religiosas/ 315
194 http://www.corazones.org/santos/antonio_padua.htm
195 http://www.churchforum.org.mx/santoral/Junio/1306.htm
318 /veneración a entidades divinas
196 http://www.rafaes.com/advocacion-antonio-padua.htm
197 En Lara, al inal de la celebración se reparte aún el pan de San Antonio entre
los presentes como gesto de solidaridad.
Panorama de tradiciones musicales venezolanas Manifestaciones religiosas/ 319
Los instrumentos
Los instrumentos que se usan en el tamunangue son una amplia gama
de cordófonos rasgueados, que abarcan el cinco, el medio cinco, el
requinto y el cuatro, así como el cumaco, la tambora y un par de ma-
racas. Puede haber tantos cordófonos como se quiera, únicamente
existe una restricción en cuanto al cinco, que sólo puede ser ejecutado
por el maestro, y por lo tanto es único. Todos tocan los mismos patro-
nes rítmicos y armónicos; no obstante, el requinto “lorea”201 muchas
veces en forma más libre que los otros. El sentido de esa batería de
cordófonos, en la cual todos sus integrantes hacen lo mismo, es de ca-
rácter tímbrico, ya que los instrumentos se diferencian por el tamaño,
la cantidad de cuerdas y la ainación. Todos se ainan por el concepto
antiguo que no es sucesivo en cuanto a las alturas.
El cinco cumple la función de guía; tiene cuatro órdenes de
cuerdas, pero el cuarto orden es doble y ainado en octava; su
cuerpo se asemeja a una guitarra pequeña tipo vihuela. El medio
cinco tiene una caja de resonancia más pequeña que la del cinco;
las cuerdas tienen la misma conformación, pero se ainan una cuarta
más aguda que en el cinco. El cuatro es el típico cuatro larense con
su caja menos profunda que la oriental y con una ainación común.
El requinto dispone de cuerdas en cuatro órdenes con el cuarto
orden doble en octava. Su caja es más pequeña, el diapasón más
largo y el sonido más agudo que todos los otros («Joropo centro-
occidental», volumen Manifestaciones profanas, inédito).
Entre los instrumentos de percusión en la música de venera-
ción a San Antonio se encuentra un par de maracas relativamente
grandes, que muchas veces tienen la particularidad de que se las
hace sonar con una sola mano. Además se toca una tambora de
doble parche con dos baquetas sobre uno de los cueros, y a veces
también sobre el borde de madera. En El Tocuyo se agrega un furro
de mano que es una pandereta redonda y plana de un solo parche
que se frota con los dedos.
Además entra un tambor largo hecho de un tronco ahuecado
La música y el baile
El tamunangue en honor a San Antonio es precedido por una breve
cantauría. Después se ejecuta el golpe de La Batalla, que también
acompaña la procesión por la calle hacia y desde la iglesia. Es un
juego inicial en el cual dos hombres simulan una lucha de garrotes.
Musicalmente de metro binario y en tono menor –que pasa posterior-
mente a mayor para volver en otro momento a menor– es interpre-
tado por dúos sucesivos a dos voces que cantan una estrofa de dos
versos octosílabos y un estribillo que reza “adorar a San Antonio”.
Antes de cantar el siguiente dúo se suele incluir una vuelta instrumen-
tal. Después de La Batalla vienen siete sones.
Los siete “sones de negros” que constituyen el tamunangue en
sí son los siguientes: el Yiyivamos, La Bella, La Juruminga, La Perren-
denga, el Poco a Poco, el Galerón y el Seis igureao (véase foto Nº
120, p. 258). Musical y coreográicamente se distinguen en ellos dos
grupos. Uno es cantado por dúos consecutivos a dos voces (La Bella,
Galerón, Seis igureao) y en el baile participa una pareja tras otra con
una coreografía libre (véase foto Nº 121, p. 258). Sólo en el último, la
danza es de tres parejas simultáneas y con iguras coordinadas203. El
otro grupo es cantado por un solista que improvisa algunas partes y
contestado por un coro con un estribillo ijo (Yiyivamos, La Juruminga,
La Perrendenga, Poco a Poco). Lo bailan parejas independientes eje-
cutando contenidos y iguras que se describen y exigen a través de
los textos cantados. A pesar de ser bailes de expresión profana, son
202 Cuando está colocado en algún lugar sin ser tocado (María Teresa Hernández,
etnomusicóloga, correo electrónico, 21 de octubre de 2007).
203 En Sanare, dicen, hay 32 iguras, en otros lugares aún más.
324 /veneración a entidades divinas
intrínseco.
Cada uno lleva una vara delgada y lexible que muchas veces se
mantiene doblada con ambas manos entre la pareja. Pueden bailar
solos, con otro zaragoza o con una persona del público. Cuando se
encuentran frente a símbolos religiosos como la iglesia o ante un altar
casero, los zaragozas frecuentemente bailan a los niños a solicitud de
los padres (véase foto Nº 126, p. 260), en búsqueda de sanación para
sus males o protección ante estos (véase Molina Morales 2005). En
los golpes larenses (una variante regional de joropo) pueden interve-
nir otros cantores que no pertenecen al conjunto musical. Todas las
letras son profanas (volumen Manifestaciones profanas, inédito).
La festividad de los Locos de Sanare tiene una canción espe-
cíica para la ocasión, que se puede entonar como canto de camino
o para entrar y salir de las respectivas casas. También es cantada
y bailada en la iglesia y enfrente del cuadro sagrado cuando no se
entonan salves. Se llama La Zaragoza por el estribillo que dice “Ay
Zaragoza”. Los músicos de hoy día airman que se trata de un golpe
larense lento, mientras los mayores insisten que lleva el ritmo de me-
rengue larense (María Teresa Hernández, etnomusicóloga, entrevista
personal, 28 de diciembre de 2006). Ambos géneros se tocan en 6/8
y pueden llevar la misma secuencia armónica. Se distinguen por cier-
tos acentos musicales que al interpretarlos de una u otra manera ha-
cen la diferencia, manteniendo siempre mucha cercanía. La Zaragoza
es compuesta por un ciclo armónico en cuatro compases: T-S-D-D.
Después de una copla solista con rima a-b-c-b, en la cual el coro
contesta cada verso de la estrofa con la frase “ay Zaragoza”, entra el
estribillo a dos voces, recurso típico larense.
Solista Coro
Que vivan los capitanes Ay Zaragoza
de esta iesta tan hermosa. Ay Zaragoza
Calle arriba, calle abajo Ay Zaragoza
alzamos la Zaragoza. Ay Zaragoza
La celebración
Algunas comunidades acostumbran celebrar el Robo de manera
más formal y ritual, anunciándolo por medio de un disparo de co-
hete y el envío de una carta algunas veces anónima, dirigida a los
dueños de la imagen después de haber sucedido el robo, la cual
deben responder también por escrito para concretar la fecha y los
detalles de la búsqueda.
El moroso al que le han robado el Niño elige una noche e invita
a sus amigos para que le ayuden a buscarlo. Para el acto escoge a los
padrinos del Niño y contrata a los músicos. La Búsqueda es un simu-
lacro, puesto que por vía secreta ya se ha averiguado en cuál casa
reposa la imagen.
La procesión parte desde la casa de donde fue hurtada la ima-
gen, haciendo un recorrido de casa en casa preguntando, de manera
cantada y/o hablada, si se encuentra allí el Niño extraviado. Los parti-
208 Bárbula, Tarapío y la entrada del municipio Naguanagua, y los municipios Be-
juma y Miranda del estado Carabobo; Güiria del estado Sucre.
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Mar Caribe
Antillas
Neerlandesas
Curazao
Aruba Bonair
Punto
Golfo Fijo
de
Venezuela Coro
Falcón
Maracaibo
San Yaracuy
Cabimas Ma
Lara Felipe Cara
Zulia
Barquisimeto Valenc
Lago
de
Maracaibo San
Valera
Carl
Trujillo Guanare Río Cojed
C oj
Portuguesa ed
es
Mérida Barinas
Mérida
Barinas
re
Táchira pu
oA
San Rí
Fe
Cristóbal
Apure
Venezuela Colombia
Límite internacional
Límite de estado
Capital
Capital de estado
Carretera
Vía férrea
Río
re 12
Granada
Nueva Tobago
Isla la Esparta La Asunción
Tortuga Isla de
Trinidad
Margarita y Tobago
Distrito Güiria
Capital La Guaira
Cumaná Sucre Golfo
aracay Caracas de
abobo
cia
Los Miranda
Aragua
Teques
Barcelona
Maturín
Paria Trinidad
Océano
n
San Juan
Anzoategui
Atlántico
de los Monagas
los Morros
des Tucupita
Delta
Guárico Amacuro
Ciudad Curiapo
Bolívar Ciudad
Río Orinoco Guayana
San Bochinche
Guasipati
ernando Ciudad Embalse
Piar de Guri Tumeremo
El
Dorado
La Paragua
Canaima
Zona
Bolívar en
Río Ca
Venezuela Reclamación
Rio
roni
San Juan
Puerto
Ca
de Manapiare
Ayacucho
ura
Santa Elena
de Uairén
San Fernando
de Atabapo
Amazonas
e
iar
Río
iqu
Orin
oco
as
oC
B r a s i l
Rí
Índice de fonogramas
356 /a nexos
Masterización de sonido: Emiliano Montes
Estudio: Humana Cooperativa Audiovisual
Replicación: Centro Nacional del Disco (CENDIS) 2012
11 Toques mortuorios Toque de dos Comunidad yukpa Tradicional 1:56 Video: La danza del muerto.
yukpa lautas ayubu, Yukpa (2005). Morris
danza colectiva Producciones y Comunicaciones,
con palos Serie Contravía, Colombia
golpeados en el
suelo y lloros
12 Ritual mortuorio Ovevi mataeto Cacho de venado: Tradicional 0:39 Archivo Fundef
jivi desconocido
13 Velorio de ánimas Cabo de Año de Desconocido Tradicional 4:00 Archivo Fundef. Misión Yaracuy,
358 /a nexos
Francisco Javier matriz 1, fonograma 1; caserío La
Chirinos: Gotera, mun. Sucre, Yaracuy, 22
Rezo 0:00, de junio de 1990
Piadosísimo
Jesús 0:36,
Letanía 1:14,
Salve 2:38
14 Akaatompo kariña s. t. Canto: Luisa Elena Medina; Tradicional 1:55 Grabación: Ruth Suniaga, Mesa
maracas: Rafael Arai; de Guanipa-Tascabaña, 2 de
cuatro: desconocido noviembre de 2009 (archivo
privado)
15 Warime piaroa Sesión Desconocidos Tradicional 2:00 Archivo Inidef, recopilación:
instrumental Terry Agerkop, 1983
nocturna
16 Diablos de Yare Toque corrío Caja: desconocido Tradicional 1:36 Grabación: Katrin Lengwinat, San
Francisco de Yare, 15 de junio de
2006 (archivo privado)
Grabación: K. Lengwinat,
Maracay, 7 de junio de 2007
17 Diablos de Turiamo s. t. Cuatro: desconocido Tradicional 0:51 (archivo privado)
18 Adoración Espíritu Santo Desconocido Desconocido 3:13 CD Música tullera [sic],
evangélica Producciones Y & S
(joropo central) (producción informal)
19 Parranda del Niño Parranda del Desconocido Tradicional 1:10 Recolección: Pedro Isea (2007),
Niño Jesús de http://www.youtube.com/watch
Tarmas ?v=amyZN4wRonQ&feature=re
lated
360 /a nexos
con rezo Niquitao, estado Trujillo, 4 de
enero de 1992 (archivo privado)
362 /a nexos
(occidental) Chirino; canto + maracas: (archivo privado)
Alba Rosa Miranda; pandero:
Aurelio Rodríguez; cuatro,
cuatro y medio, cinco y
medio: Dionisio Sangronis,
Alexander González, Vicente
Paz
6 Tono de velorio Solista + bandola: Anselmo Tradicional 2:53 Grabación: K. Lengwinat,
(llano/ Guanare) López; cuatro + 2ª voz; Caracas, 20 de mayo de 2006
maracas; bajo; 3ª voz (archivo privado)
8 Velorios de cruz y Fulía central Grupo Caucaucuar de Música: 4:34 Grabación: K. Lengwinat,
santos Caucagua tradicional; Caracas, 27 de mayo de 2006
(central) letra: (archivo privado)
desconocido
364 /a nexos
tradicional; Patanemo, 23 de junio de 1996
Cumaco de letra: (archivo privado)
Carabobo improvisada
17 Se va Bautista Tambores de San Millán Letra: Víctor 1:09 CD Raíces. Tambores de San
Hermoso Millán. Orisha Producciones
Cumaco de
Carabobo
18 Adiós Gerbasio Juana Landínez Díaz (canto Música: 3:47 CD Afroyaracuyana, Colección
solista) tradicional; Patrimonio Musical, Serie
Cumaco/ letra: Afrovenezolana 7, Conac 2001
golpe corrío improvisada
(Yaracuy )
Guatire
21 La estrella del Falito y Arturo Mijares y sus Tradicional 4:03 CD Proyecto Afrovenezuela
paraíso acompañantes (vol. 3), Fundación Afroamérica/
Conac; edición: Emiliano Montes
Quimbángano/
jinca (Guárico)
CD 3
Función o género Título/ Incipit Intérpretes Música / Letra Duración Fuente
3 Pío, pío Solista: Olimpia Tradicional 2:21 LP: Música, canto y danza
López, coro: Jesús de origen africano presentes
Armando, Claudia, en los estados Mérida,
Ana M., “Diablito” Trujillo y Zulia (1993).
Conac/Fundajé
4 Gaita perijanera, Gaita, Sambe Desconocido Tradicional 4:04 LP: Música, canto y danza
Sierra de Perijá 0:55, Chimbán- de origen africano presentes
gueles 1:55, en los estados Mérida,
Guacharaca Trujillo y Zulia (1993).
2:45 Conac/Fundajé
5
366 /a nexos
5 Giros, San Baile de la Grupo folklórico San Tradicional 3:26 CD Tradiciones merideñas
Rafael del Reina trenzado Rafael del Páramo (vol. 1). Grupo folklórico
Páramo, estado tradicional San Rafael del Páramo,
Mérida Recopilación: G. F. Sarapa
6 San Pedro Exposición Parranda del CEA de Tradicional 3:12 Grabación: K. Lengwinat,
Guatire Caracas, 19 de junio de
2010 (archivo privado)
7 Llamada y cierre Parranda del CEA de Tradicional 1:01 Grabación: K. Lengwinat,
Guatire Caracas, 19 de junio de
2010 (archivo privado)
8 San Antonio Batalla 0:00 y 0:00-1:49 grupo Los Tradicional 9:02 CD Cruces, diablos y
sones de negros: Hermanos Rojas, de santos, Fundef, dep.
Yiyivamos 0:57, Sanare, 1978, legal FD 2522000627,
Bella 1:49, 1:49-4:28 Los recopilación: varios
Juruminga 2:35, Golperos de El
Perrendenga Tocuyo, 1976, Edición: Jorge Salazar
3:30, Poco a 4:28-in Pío Alvarado
poco 4:28, y su Grupo de
Galerón 5:58 Curarigua, 1972
Seis igureao
7:37
9 Zaragoza Ay Zaragoza Desconocido Tradicional 2:42 CD Entre rito y parranda,
Fundef, dep. legal FD
25298677; recopilación:
Norma González y Héctor
Moreno, Sanare, 1978
10 La Chuchurucha Desconocido Pío R. 2:37 CD Don Pío Alvarado “El
Alvarado viejo roble de Curarigua”
20 éxitos. Lara Records
Producciones 250
12 Robo y Búsqueda del Niño Una linda Desconocido Tradicional 1:50 MC Música navideña
estrella. de Venezuela. Fundef.
Grabación: Isabel Aretz y
Búsqueda Luis Felipe Ramón y Rivera,
del Niño en en Queniquea, estado
Queniquea Táchira, 1978
13 Villancico para Desconocido Tradicional 1:15 MC Música navideña
la búsqueda del de Venezuela, Fundef.
Niño Colectores: Yolanda Salas
y Héctor Moreno, en Santo
Domingo, estado Mérida,
1980
Panorama de tradiciones musicales venezolanas Manifestaciones religiosas/ 369
Imágenes 213
Lista de referencias
Fuentes bibliográicas 333
Fuentes audiovisuales 346
Fuentes electrónicas 348
Anexos 353
Mapa de Venezuela 354
Índice de fonogramas 356
Panorama
de tradiciones
musicales
venezolanas
Manifestaciones religiosas
Panorama
de tradiciones
musicales
venezolanas
Manifestaciones religiosas
Fundación Celarg
1 Memoria entendida como una función cerebral mediante la cual el ser humano
puede retener experiencias pasadas.
12 /m anifestaciones musicales religiosas
Katrin Lengwinat
K ATRIN LENGW INAT
Ciclo agrario.
Manifestaciones
de mayor recogimiento
etnia con ese nombre (véase Ávila 1940, p. 7). También hay quienes le
dicen “Baile de las Turas”. Aún no hay una distinción clara entre baile y
danza. Una de las tendencias ya bastante aceptadas es vincular danza
por un lado a un contexto funcional muy concreto y no sustituible, y
por el otro adscribirla a una coreografía preestablecida, mientras que
baile se vincularía entonces con pasos libremente ejecutables en un
contexto variable. Finalmente, se ha registrado el nombre estercuye,
que parece ser una palabra jirajara para dicha danza.
Con el arribo de los misioneros en la zona, los indígenas hicie-
ron concesiones e incluyeron algo de la imaginería católica en su ri-
tual. Sin embargo las Turas son un ejemplo de resistencia y del arraigo
profundo de las creencias indígenas en un pueblo que ni siquiera
conserva su idioma. Mientras más arriba y adentro en la montaña, el
catolicismo parece haberse iniltrado menos en el ritual, que allí tam-
bién mantiene una complejidad mayor que en zonas más bajas.
La Fiesta de las Turas fue vinculada con la celebración litúrgica
de la Virgen de las Mercedes, por lo cual una de las fechas de su rea-
lización puede ser el 24 de septiembre. Una imagen de la Virgen está
presente en la iesta; sin embargo, no goza de un ritual especíico,
sino constituye parte de un tipo de corte de respeto. Con el tiempo, la
religiosidad popular ha desarrollado en algunas poblaciones su pro-
pio razonamiento, según el cual la Virgen María se escondería con
el Niño Jesús en la montaña cuando huían del rey Herodes. Llegaron
a un tronco de árbol, donde los ayamanes bailaban las Turas y les
dieron refugio entre sus raíces. Al llegar los fariseos en su búsqueda,
siguieron bailando y no los delataron. Así fue salvado Jesús (Críspula
Vásquez, Reina de las Turas de Los Cañitos, estado Falcón, entrevista
personal, 19 de septiembre de 2009).
También hay presencia de una cruz, que es interpretada por
algunos como un símbolo eclesiástico y por otros como un elemento
indígena que representa las cuatro dimensiones cósmicas o el equili-
brio. Se encuentran además unos velones que en algunos casos son
trece y representan a Jesús y los doce apóstoles. Finalmente, hay que
mencionar una misa que se visita algunas veces en honor a la Virgen
antes de comenzar la Fiesta de las Turas.
A pesar de la presencia de los elementos católicos, estos no tie-
nen casi impacto en el ritual propiamente dicho; ni en la ilosofía de la
ceremonia, ni en la danza, ni en la música se notan tales inluencias.
Panorama de tradiciones musicales venezolanas Manifestaciones religiosas/ 21
La iesta ritual
Una Tura suele comenzar al caer la noche. Los invitados llegan al lu-
gar de la celebración y son recibidos por los anitriones y en especial
por la Reina de las Turas. Cada uno trae consigo los mejores frutos
que le ha dado la tierra y los coloca en el palacio o el árbol sagrado.
Antes de comenzar la danza, los asistentes se aglomeran alre-
dedor del Árbol de la Abundancia y en un momento de calma intros-
pectiva y concentración, el Capataz ejecuta el acto del “embariqui-
zamiento” para alejar a cualquier espíritu rebelde que pueda interferir
en el desarrollo del ritual (véase Canelón Meléndez 2005). Para ello
utiliza el jugo rojo o morado de la planta de bariquí y dibuja iguras
en la cara, la frente y el pecho de los participantes (véase Domínguez
y Salazar Quijada 2004, p. 232), además también en los instrumentos
musicales, el Árbol de la Abundancia y los animales producto de la
cacería. En una Tura pública esta parte suele ser asumida por la Reina
o el Capataz, quienes bendicen a los presentes uno a uno, marcando
una cruz en su frente.
Ahora puede comenzar la danza, que se va a extender con
algunos descansos hasta inalizar el encuentro. Los participantes
se desplazan en círculo alrededor del palacio o del árbol sagrado
(véase foto Nº 2, p. 217). Dentro de la circunferencia van los mú-
sicos, que ejecutan las turas, los cachos y las maracas y marcan el
5 Frijol negro.
24 /ciclo agrario
pero para ser llevados a otro lugar previamente elegido por el Capa-
taz, que es el Árbol de la Basura o Árbol de los Desechos. Éste se
encuentra generalmente algo retirado del lugar. Con el son respectivo
los tureros se trasladan hasta ahí. Al pie de ese árbol serán colocados
todos los desechos y entonces comienza la ceremonia inal, esta vez
sin música. La Reina de las Turas rocía una solución especíica, por
ejemplo cocuy, sobre el tronco y los desechos, emitiendo a la vez
ciertas fórmulas eclesiásticas y otros vivas. El último viva es dirigido
a “los reinos de las turas”. Los participantes le arrancan algunas hojas
verdes al árbol para echarlas sobre los desechos y así invisibilizar el
ritual ocurrido por estos lares. Algunos se llevan también esas hojas
verdes para atraer la buena suerte. Se ofrece un último brindis y se
acaba la iesta.
En la madrugada
Gonzal(it)o o Toque precipitado Tura tritonal
Turupial o para comenzar la Danza con salto de
Descans(a)o o de las Turas; imita pájaros sexta mayor
Son de las Aves del monte que alegran
el espíritu de la gente.
6:30 p.m.
Son de las Turas o Para ainar los instrumentos
Son de los Cachos
Panorama de tradiciones musicales venezolanas Manifestaciones religiosas/ 29
Vigencia
La tradición de las Turas está viva y también extendiéndose hacia lu-
gares donde no se practicaba. Eso tiene que ver con las migraciones
que siempre ha habido y que también han traído cambios debido a los
nuevos contextos, diferentes participantes o inluencias de las prácti-
cas de la nueva región. Una de las últimas migraciones asentó el ritual
desde 1965 en el estado Portuguesa, especíicamente en Turén.
De esa manera en algunos patios tureros se han transformado
melodías, se ha reducido la cantidad de los sones, se ha cambiado
la composición de conjuntos musicales, se han sustituido elementos
de sabiduría indígena por criollos y especíicamente católicos, se han
borrado partes constitutivas y simbólicas como la cacería, e incluso
se ha acortado considerablemente en algunos lugares la duración, en
los que una sola noche puede ser suiciente.
El anhelo por un equilibrio entre la naturaleza y el hombre para
garantizar el sustento de la especie y las contradicciones con los va-
lores ancestrales que se encuentran en los nuevos hábitat, pueden
profundizar en los agricultores descendientes de ayamanes y jirajaras
la necesidad de practicar sus creencias religiosas que les habían re-
sultado provechosas durante siglos.
Hay elementos tan propios que no pueden ser sustituidos por la
modernidad. Así por ejemplo, el pensamiento de orientación marca-
damente ecologista que preconiza la necesidad de no generar ningún
30 /ciclo agrario
8 Velásquez (2005b) airma que los yanomami existen desde hace más de
25.000 años.
32 /ciclo agrario
Ciclo agrario.
Manifestaciones
de menor recogimiento
Existen tres lugares especíicos del estado Mérida en los que di-
versas danzas agrarias se vinculan con la iesta de la Candelaria, con
algunas variaciones: La Parroquia, Mesa de Bolívar y Valle Grande.
A los dos últimos pueblos llegó esa tradición a través de promeseros
oriundos de La Parroquia que se mudaron (José Leonardo Torres Uz-
cátegui, vasallo de La Parroquia, entrevista personal, 27 de febrero
de 2009). Los Vasallos de la Candelaria en Mesa Bolívar, pueblo a
dos horas de La Parroquia, se formaron hace más de 80 años; aquí
la iesta se realiza el 1º y el 2 de febrero. En Valle Grande, pueblo a
media hora de La Parroquia, también hay una tradición de venerar a
la Virgen de la Candelaria desde hace más de 70 años; aquí se llaman
Locos de la Candelaria y se festeja el 3 de febrero y la octavita.
No obstante la popularidad de la Virgen de la Candelaria en
todo el país, las danzas de los Vasallos de la Candelaria en La Parro-
quia destacan entre todas por su carácter profundamente religioso.
Tienen su escenario frente a las iglesias, durante las procesiones y
cuentan con la participación activa de los párrocos. La imagen de la
Virgen es sacada de la iglesia por los vasallos, pero también algunas
personas llevan sus propias vírgenes de devoción hogareña que han
conservado y heredado por muchos años. Además la Virgen es rela-
cionada por Clarac (2003) con deidades ancestrales como Hamashía,
la diosa de la agricultura y con Arca, la dueña de la laguna de Urao.
La iesta en La Parroquia
En La Parroquia, al sur de la ciudad de Mérida, con más de 200 años
de fundada, y a pesar de tener otro patrono, se desarrolla una cele-
bración teatral pero también mística, de acuerdo a una leyenda sobre
la aparición de la Virgen, contada por Josefa Colmenares, habitante
de la zona:
Desarrollo de la iesta
La iesta comienza con la celebración de la misa donde se hace la
Bendición del Fuego de la Candelaria. Durante todo el día hay mú-
sica en las calles y constantes detonaciones de cohetes, se rompen
piñatas, se hacen carreras de sacos, se juegan bolas criollas, se hacen
procesiones, se reza, se canta, se baila y se pagan promesas para
festejar a la Virgen.
Posterior a la misa se inicia la procesión por algunas calles del
pueblo con la imagen de la Virgen de la Candelaria, a la cual siguen
los músicos y dos ilas de vasallos comandados por sus respectivos
capitanes. El recorrido termina en el punto de partida, la iglesia, frente
a la cual se ordenan los vasallos en dos hileras. Los músicos se sientan
a un lado; la imagen es colocada en un altar y a ella se dirigen los
vasallos dedicándole coplas intercaladas con la danza, como parte
de una representación teatral y coreográica.
Si el palito se te quiebra 8 a
no te pongas a llorar. 7 b
Que palos hay en el monte 8 c
pa’ que lo sepas labrar. 7 b
Lo-lo-lo-lo lo-lo-lo-lo
lo-lo-lo-lo lo-lo-lo-lo
¡IUJU! (grito)
bailando.
DURANTE LA FAENA (ciclo agrario de danzas)
El Saludo Saludo a la Virgen; Danza
alternancia de
coplas recitadas
y danza con
movimientos entre
ila y ila
El Tejido Cercado del Danza
y Adiós terreno y
despedida para
partir a preparar
el terreno; un
grupo se posiciona
en línea, el otro Foto: H. Picón, febrero de 2006III
grupo la traspasa
en forma de
serpentina, se
acompañan
con el ritmo de
sus respectivas
maracas.
II En: http://www2.ula.ve/coppermine/cpg134//thumbnails.php?album=58&pos=4.
III Íd.
44 /ciclo agrario
El Encierro Simulación de
del Chivo encierro de los Danza
animales en área
vecina del terreno
a sembrar; en
ilas corriendo
uno detrás del Foto: H. Picón, febrero de 2006IV.
otro se persiguen,
formando un
círculo, una ila
dentro gira en un
sentido y la otra
por fuera gira en
sentido contrario,
luego intercambian
los roles. Gritan
e imitan sonidos
de animales como
machos cabríos y
otros.
La Tumba o Limpieza del
Roza terreno; los Danza
Vasallos ingen
cortar ramas de un
monte imaginario
entrechocando
garrotes, mientras Foto: N. GarridoV.
se desplazan por
el espacio.
IV Íd.
La Quema Simulación de
pegar fuego a Danza
las ramas que
han amontonado
durante la tumba;
baile en dos ilas,
por el medio
pasa bailador con
bagazo de caña
encendida para
simular prender Foto: H. Picón, febrero de 2006VI.
fuego a la basura
en el piso.
La Siembra Depósito de la
semilla en el suelo; Danza
baile en dos ilas
y golpes rítmicos
en el suelo con
los garrotes al
acercarse ambas Foto: H. Picón, febrero de 2006VII.
ilas. También se
desplazan por el
terreno.
El Deshierbo Los Vasallos
o Aporco en dos ilas Danza
avanzando
simulan rastrillar
la tierra con
sus varas
golpeándolas Foto: H. Picón, febrero de 2006VIII.
suavemente
al piso; para
inalizar tararean
la melodía con la
sílaba “lo-lo”.
VI En http://www2.ula.ve/coppermine/cpg134//thumbnails.php?album=58&pos=4
VII Íd.
VIII Íd.
46 /ciclo agrario
veces, mueven
los brazos como
venteando espigas.
Los capitanes
adelante dirigen
el recorrido de
las ilas con palo
en alto en dos
manos, hacen
rueda, Capitán en
el medio; termina
con el canto
de El Palito.
El Cruzado Recolección de los
últimos frutos. Las Contradanza
dos ilas se van
cruzando varias
veces, una frente a
la otra quedando
en dirección Foto: H. Picón, febrero de 2006IX.
lateral a la Virgen;
este movimiento
se realiza varias
veces hasta que el
Capitán indique
detenerse.
IX Íd.
Panorama de tradiciones musicales venezolanas Manifestaciones religiosas/ 47
X Íd.
48 /ciclo agrario
17 Íd.
Panorama de tradiciones musicales venezolanas Manifestaciones religiosas/ 49
18 http://www.ewtn.com/spanish/Saints/Isidro_labrador5_15.htm
50 /ciclo agrario
La iesta en Lagunillas
En Lagunillas, estado Mérida, la festividad religiosa tiene una ex-
presión especial (véase foto Nº 10, p. 220). Allí la cofradía se orga-
niza para rendirle tributo a San Isidro con una serie de danzas de
carácter agrícola, las cuales suelen relacionarse con un ritual que
le hacían los indígenas quinaroa19 a un ser mitológico: el Ches. El
Ches era su dios de las aguas, la fertilidad y las cosechas. El ritual
consistía en caminatas por los distintos asentamientos indígenas
y en danzas colectivas de ronda con chirimías, tambores, lautas
de carrizo y maracas20. Al instalarse los misioneros agustinos en la
zona, quienes traen la igura de San Isidro, se revela una afortunada
compatibilidad entre ambas celebraciones. En la laguna de Urao,
un lugar sagrado y lleno de mitos de la población de Lagunillas, se
realiza aún hoy en una primera parte de las iestas a San Isidro un
ritual de ofrenda con vestimenta y danzas indígenas, acompañadas
de pequeñas tamboras de dos parches, cachos, guaruras21 y maraca
grande. Para las celebraciones centrales, los devotos se organizan
en cofradías jerárquicas para dirigir a los que se llamaban “Negros
La vestimenta
Los danceros –todos promeseros– utilizan un traje de satén de co-
lores intensos, el cual consta de una chaqueta manga larga y un
pantalón ancho hasta las rodillas. Además usan medias largas y al-
pargatas. En la cabeza cargan un sombrero adornado con papel de
seda; en una mano portan un palo y en la otra una maraca y un pa-
ñuelo. El traje, especialmente a la altura del pecho y de los brazos,
así como el sombrero, está adornado con lentejuelas, canutillo y es-
pejos en miniatura. Los danceros cubren su rostro con una máscara
de hojalata (véase foto Nº 11, p. 220), parecida en su expresión a
otras máscaras venezolanas como la de los Zaragoza (véase p. 326
de este volumen). En este caso simbolizan el vínculo con los ances-
tros indígenas, quienes usaban máscaras de pieles de animales en el
culto al Ches (véase Clarac 2003, p. 145).
Hay algunos personajes especíicos que integran el grupo y
que se mueven independientemente de los danceros como el Viejo
y la Vieja, conocidos como José y María, con disfraces extravagantes
y jocosos, y máscaras diferentes a las otras. Siempre llevan en mano
un látigo, debido a que son los encargados de “poner el orden” en
la calle para que los danceros puedan ejecutar su ceremonia. Otros
personajes que destacan son animales como el Tigre, el Mono, el
Toro y el Oso (véase Acacio 1998).
Música y danza
La música para acompañar las danzas es instrumental y se ejecuta con
instrumentos típicos de la región como violines y cuatro. Se le agrega
el sonido de un tambor y de las maracas rítmicas que cada dancero
lleva consigo. Las danzas, de carácter netamente agrario, se ejecutan
antes de la Quema. Muchas se parecen a las danzas de los Vasallos de
25 Íd.
26 Véanse los apartados «Vasallos de la Candelaria» (p. 35), «Locos de San Isidro»
(p. 49), «Negros de San Jerónimo» (p. 54), «Cospes de Mirabel a la Virgen de
Coromoto» (p. 57) en este volumen.
27 Traducción hecha para el pueblo o vulgo.
Panorama de tradiciones musicales venezolanas Manifestaciones religiosas/ 55
28 http://www.ewtn.com/Spanish/Saints/Jer%C3%B3nimo.htm
56 /ciclo agrario
Los instrumentos
Las danzas de los Negros de San Jerónimo se acompañan con
lauta, cacho, tambor y maracas. La lauta es longitudinal y hecha
de carrizo. El tubo de insulación mide aproximadamente 30 cm.
Funciona como una lauta dulce y está dotada de un solo agujero.
Las distintas alturas se logran modiicando la presión de aire. Esa
lauta se ejecuta con una sola mano (véase foto Nº 15, p. 221).
El músico que toca la lauta, golpea con la otra mano un tam-
bor mediano, también llamado “caja”, que cuelga de su cuello. Esa
caja tiene dos membranas y es repicada con una baqueta de ma-
dera sobre un solo parche (véase foto Nº 16, p. 221).
El “cacho” es un tipo de cornetín compuesto por un tubo del-
gado de más de un metro que desemboca en una corneta. Suple el
antiguo cacho de bovino de los indígenas que efectuaba el llama-
miento al baile30. Aún hoy sirve para convocar la danza (véase foto
Nº 17, p. 221).
29 http://cardenalquintero-merida.gov.ve/portal-alcaldias/festividades3.
html?id=368
30 Video: Los Negros de San Jerónimo. Sto. Domingo-Edo. Mérida, 2005.
Panorama de tradiciones musicales venezolanas Manifestaciones religiosas/ 57
La danza
El baile de los Negros de San Jerónimo es colectivo y goza de una
amplia coreografía. Algunas partes de la danza representan las etapas
del cultivo de trigo: rozar, sembrar, desyerbar y cosechar, al igual que
muchas otras danzas andinas31. El trigo es el principal rubro de la
zona y la fecha de las iestas patronales coincide con el proceso de
siembra32.
El ciclo de danzas no hace alusión exclusiva a asuntos agra-
rios, sino además a hechos sociales. Se distinguen varias danzas con
melodías especíicas como La Siembra, La Esquina, El Matrimonio, la
Danza de Blancos y la Danza de Negros. Las coreografías son muy
diversas. Una situación básica es la de dos ilas que se pueden en-
trecruzar y en medio de las cuales puede haber individuos o pares
bailando por turnos. Además se observan ruedas, en las cuales los
danceros se mueven agarrados de las manos, así como ilas que avan-
zan, retroceden o doblan hacia un lado. El paso básico consiste en un
salto suave y el látigo se integra como elemento dancístico.
Cospes de Mirabel
a la Virgen de Coromoto
Katrin Lengwinat
31 Véanse los apartados «Vasallos de la Candelaria» (p. 35), «Locos de San Isidro»
(p. 49), «Locainas de Santa Rita» (p. 53), «Cospes de Mirabel a la Virgen de Co-
romoto» (p. 57) en este volumen.
32 http://cardenalquintero-merida.gov.ve/portal-alcaldias/festividades3.
html?id=368
33 http://www.venezuelatuya.com/religion/coromoto.htm
58 /ciclo agrario
Ciclo vital.
Manifestaciones
de mayor recogimiento
Enfermedad
Cantos de curación en el tôhé de los pumé 1/ pista 8
Katrin Lengwinat
con el mundo divino. Por ese hilo bajarán los espíritus que deseen
participar en la ceremonia. En el centro de la plaza se sitúa el chamán,
acompañado por el cantor principal. De un lado de ellos se agrupan
las mujeres y del otro los hombres (ibíd., p. 204).
La ceremonia consta de tres partes. Mitrani la describe de la
siguiente manera (ibíd., pp. 204-205): durante la primera parte el
chamán calienta la voz cantando con bajo volumen mientras que
los otros presentes conversan. En la segunda etapa participan to-
dos los presentes. El chamán canta más fuerte y agita su maraca
emprendiendo su “viaje” hacia el otro mundo. El coro, compuesto
tanto por hombres como por mujeres, repite los textos. Poco a poco
van llegando los espíritus, a los que se saluda y se les pide alegría
y felicidad. La tercera parte del tôhé se dedica a la curación pro-
piamente dicha del enfermo. Es también el momento de consumir
yopo (Anadenanthera peregrina), árbol que abunda en Apure. Su
efecto alucinógeno favorece el viaje del alma del chamán al otro
mundo, así que sucede prácticamente un “intercambio de perso-
najes” entre ambos mundos. El chamán pasa sus manos por el en-
fermo y sopla humo de tabaco en gran cantidad a su alrededor,
mientras va nombrando los espíritus que intervienen. Entre ellos
Poaná, la Gran Serpiente, que es la dueña del canto y tiene el mayor
poder de curación.
La maraca es el único instrumento de los pumé. Debido a su
connotación religiosa está adornada con dibujos de divinidades. Ade-
más lleva en su interior semillas y piedras encontradas en su camino
por el aspirante a chamán. Con la maraca se acompañan cantos co-
lectivos con ines rituales. La música coral ejerce una función muy im-
portante en las ceremonias religiosas, ya que permite la comunicación
entre la dimensión humana y la cosmológica. Los toques, ritmos, fór-
mulas mágicas y palabras del canto chamánico «deben traspasar las
barreras de los cuerpos sometidos a curación, así como las barreras de
las rocas, de las montañas, de los ríos, de la selva, del irmamento, de
las aguas estancadas, de la tierra o de los iniernos» (Velásquez 2005d,
p. 25). Para poder interpretarlos hace falta mucho conocimiento de
todas esas circunstancias.
Una decena de estos cantos (véase Fundef EDU0143) fue ana-
lizada fenomenológicamente para poder describirla. Destaca la es-
tructura de alternancia entre solo y coro. El coro puede ser masculino
64 /ciclo vital
nes benévolas.
Después de ser llamado el wisiratu a ver a un enfermo y dar su
diagnóstico, se inicia el ritual de curación si es de su área de compe-
tencia. Estos rituales44 se hacen en horas nocturnas y a veces requieren
de varias sesiones. El enfermo reposa en un chinchorro y el wisiratu
se coloca cerca de él. Enciende un tabaco y riega el humo sobre la
maraca sagrada que le acompaña y ayuda durante la ceremonia. Esa
maraca, llamada hebu mataro, es un instrumento consagrado en cuyo
interior encierra entre 50 y 200 pequeños trozos de cuarzo, cada uno
habitado por un hebu al que previamente el wisiratu ha pedido alojarse
allí antes de su introducción. Esos hebu son los que le ayudarán en
caso de ser necesario.
Los warao creen que los espíritus se alimentan del humo del
tabaco, por lo que ése es fundamental en el ritual. Para poder recibir
su alimento, a la maraca, que es ovalada y muy grande con aproxima-
damente 20 cm. de extensión, se le abren cuatro ranuras que sirven
de boca (véase foto Nº 22, p. 223).
Comienza la curación como tal, que se compone de tres partes
ininterrumpidas. En la primera el wisiratu convoca al hebu que vive
dentro de él mismo. Le explica el caso y pide su ayuda en una especie
de diálogo cantado. Mientras que dura el ritual, el wisiratu asume otra
personalidad, por lo que enmascara su voz a través de otro timbre,
acento e incluso se remite a un lenguaje que no es común, solamente
comprensible por los chamanes. En esta primera parte, por lo tanto,
la voz es especialmente grave, a manera de gruñido45. Al inal del
ejemplo auditivo incluido se puede apreciar el enmascaramiento de
la voz de dos chamanes que trabajan algunas veces en conjunto. Las
fórmulas de vocablos como las frases melódicas son muy reiterativas,
lo que es una característica general de la música warao, que Olsen
llama «teúrgica». El manejo microtonal del canto que se observa en
la comunicación entre el chamán transformado y los espíritus corres-
ponde a «un ascenso de ainación gradual y continuo» (Olsen 1996,
p. 403). La maraca no se hace presente en esta parte cantada. Debido
a la “ausencia” del wisiratu, se necesita un ayudante, que es por lo
46 Íd.
47 Íd.
68 /ciclo vital
52 Término endógeno.
72 /ciclo vital
Muerte
Velorio de ánimas 1/ pista 13
María Teresa Hernández
y Katrin Lengwinat
54 Ánimas milagrosas son José Gregorio Hernández, Lino Valles o Pancha Duarte,
entre otros.
55 Espacio de nueve días dedicados a rezos o rosarios que se hacen posterior a la
muerte de una persona.
56 Estatuas.
74 /ciclo vital
Cantado:
Padre nuestro
que estáis en el Cielo,
santiicado sea tu nombre.
Venga nos tu reino,
hágase tu voluntad
así en la tierra
como en el cielo.
Rezado:
El pan nuestro de cada día
dánosle hoy.
perdona nuestras deudas
Así como nosotros perdonamos
voces distintas.
76 /ciclo vital
a nuestros deudores.
Y no nos dejes caer en la tentación,
mas líbranos de todo mal. Amén.
Mamachi era una mujer, se fue sola hasta donde viven los
muertos y se volvió. Allá no la dejaron hablar. Si hablaba se
moría también. Ayubo y otras mujeres también estuvieron allí
y trajeron muchos pitos de atumsha para los vivos. Los yucpas
tocan estos pitos o lautas para recordar a los muertos (Villa-
mañán 1982, p. 7).
60 http://www.morrisproducciones.com/espanol/index.php?option=content&task
=blogcategory&id=73&Itemid=33
78 /ciclo vital
61 Laura Lozada (correo citado) indica que el tomaira Jaime Rincón mostraba un
comportamiento aprensivo y de sumo cuidado por tratarse de un contexto sa-
grado.
62 Denominación yukpa de músico.
63 Note las pocas tomas no muy claras en el video La danza del muerto, 2005.
64 Denominación yukpa de estera.
65 Video: La danza del muerto, 2005.
Panorama de tradiciones musicales venezolanas Manifestaciones religiosas/ 79
Los jivi son conocidos con distintos nombres, como por ejemplo gua-
jibo o cuiva. Su idioma es considerado independiente70. Viven tanto
en Colombia como en Venezuela. En la parte venezolana se encuen-
tran más de 10.000 miembros que habitan en su mayoría en las orillas
del río Orinoco en el estado Amazonas y otro grupo menor en los
llanos occidentales del estado Apure. Este pueblo fue desplazado de
su territorio, el cual además quedó reducido y fragmentado71. Hoy los
jivi se desempeñan primordialmente como cazadores, pescadores,
recolectores y agricultores estacionales. La base de su alimentación y
cultivo consiste en yuca amarga, el plátano, la piña, el maíz y la caña
de azúcar para el guarapo.
En la vía de Puerto Ayacucho hacia Samariapo en el estado
Amazonas, donde se encuentran varias comunidades jivi, se puede
observar que las viviendas tradicionales han sido reemplazadas desde
hace más de tres decenios por las sencillas casas rurales construidas
por el Estado venezolano. Sin embargo, los jivi suelen construir detrás
de esas casas una choza72 rectangular con un alto techo de palma de
moriche que sirve de cocina tradicional (véanse fotos Nº 26, p. 224).
Allí se encuentran el sebucán73 y el budare para la preparación del
cazabe, el fogón de leña y generalmente algún chinchorro. Los uten-
silios para la cacería y la pesca los guardan en el medio del techo de
palma (véase Higuera 1987, p. 29). La caza la realizan los hombres con
lechas, escopetas y trampas (ibíd., p. 37), con los cuales persiguen
preferiblemente venado, lapa y danto. No obstante, los jivi no cazan ni
comen todos los animales, por considerar a algunos sagrados y respe-
tados como antepasados totémicos74.
Al igual que prácticamente todos los indígenas americanos, los
jivi creen en la existencia de un alma en el ser humano que es sepa-
rable del cuerpo y es el punto vulnerable por donde entran y salen las
enfermedades y experiencias sobrenaturales. Cuando llega la muerte,
el alma permanece junto al cadáver hasta que éste quede descom-
puesto por completo (ibíd, p. 74). Sin embargo, a veces el espíritu del
muerto molesta a los vivos y si el chamán no puede aplacarlo, los fa-
miliares queman la casa y se mudan a otro sitio (íd.). Cuando el espí-
ritu del muerto avisa que desea partir al cielo, los familiares preparan
un segundo entierro, la ceremonia del itomo. Varios investigadores
indican que ese punto se alcanza unos cinco años después del primer
entierro (véanse Hurtado 2006 y Santos 1989). Para esta ocasión se
prepara una gran iesta, en el transcurso de la cual se vuelven a en-
terrar los huesos. Los preparativos incluyen la cosecha de abundante
comida y caña de azúcar para el tradicional guarapo, ya que se in-
vitan a varias comunidades vecinas para este ritual sagrado. Al llegar
los concurrentes al lugar empiezan a danzar el jujú o “baile de cacho
de venado” alrededor del difunto. El nombre jujú representa una ono-
matopeya del sonido del cacho (véase Santos 1989, p. 69).
Se forman varios grupos, cada uno alrededor de un toca-
dor de cacho de venado u ovevi mataeto, con cuyos sonidos
72 Igual que otros indígenas que fueron “beneiciados” con casas rurales (véase
el apartado «Melodías mortuorias yukpa de la lauta ayubu», p. 76 de este
volumen).
73 Prensa en forma de cesta alargada para exprimir yuca.
74 http://www.edumedia.org.ve/indigenas/indi1.asp
Panorama de tradiciones musicales venezolanas Manifestaciones religiosas/ 81
75 http://ecoportal9d.tripod.com/directur-danzas.htm
82 /ciclo vital
77 http://www.edumedia.org.ve/indigenas/indi3.asp
84 /ciclo vital
religión católica. Sin embargo, estos no son días de duelo para los
kariña, pues en el primer día del Akaatompo se celebra y brinda por
el retorno del espíritu de los niños muertos, y a partir del segundo se
festeja la llegada de los espíritus de los difuntos adultos. Un grupo de
músicos y cantores inician el recorrido por las casas de quienes cele-
bran la “visita” de un familiar difunto. Los muertos se hacen presen-
tes en los hogares de sus familiares, representados por los visitantes,
dando consejos a los presentes.
El Akaatompo es una iesta de carácter familiar y comunal que,
con motivo de la llegada y visita de los añatos (muertos), hacen sus
familiares y amigos. Existe la creencia de que el 2 y el 3 de noviembre
los muertos regresan a visitar a sus familiares, quienes para recibirlos,
preparan reuniones con abundante comida y bebida, música, cantos
y bailes. Los visitantes personiican a parientes y conocidos que han
fallecido, y así reviven los sentimientos y recuerdos que se tienen de
los mismos; familiares, vecinos y amigos se embargan de una gran
alegría, lo que, por extensión, también contribuye al renacimiento de
estas comunidades y su cultura.
Es por esta razón por la que el Akaatompo se convierte en el
ritual más importante del pueblo kariña, siendo su origen relacionado
con los funerales que se hicieron en honor al cacique Mare Mare
quien, de acuerdo a investigaciones de docentes kariña, fue sepul-
tado en tiempos remotos bajo un árbol frondoso en el camino que
conducía de la Mesa de Guanipa (estado Anzoátegui) hacia Angos-
tura (estado Bolívar) (véase San Diego 2005).
Dos meses antes de la iesta comienzan los preparativos con
que obsequiarán a los niños el primer día y a los adultos el segundo
y tercer día. El ritual se puede prolongar dependiendo de la cantidad
de familias a las que haya que visitar.
78 http://www.edumedia.org.ve/indigenas/indi3.asp
79 http://yabarana.blogspot.com/2007/11/akaatompo.html
80 http://www.edumedia.org.ve/Productos/Publicaciones/publicacionescalenda-
riodetalle.asp?mes=Octubre&ano=2005
86 /ciclo vital
81 http://www.ipc.gov.ve/censo/cat_anzoategui/7_Las%20Manifestaciones%20
Colectivas_San%20Jose%20de%20Guanipa_Simon%20Rodriguez.pdf
88 /ciclo vital
Ciclo vital.
Manifestaciones
de menor recogimiento
Estabilidad sociocultural
Fiesta piaroa Warime 1/ pista 15
zonas.
87 Gancho que se usa regularmente para colgar la carne cruda del animal cazado.
Panorama de tradiciones musicales venezolanas Manifestaciones religiosas/ 97
88 Planta tropical trepadora o enredadera de la cual se usan sus raíces (que son en
forma de lianas) para tejer.
89 Tallo utilizado para tejer cestas.
90 http://www.indian-cultures.com/Cultures/piaroa.html
98 /ciclo vital
La iesta ritual. En primer lugar, para hacer una iesta Warime es ne-
cesario que un warimeruwa91 maniieste su disposición de ejecutarla;
y esto lo motivan múltiples razones: desde el deseo intranscendente
de divertirse, pasando por la celebración de la construcción de una
nueva maloca, hasta la fundación de un nuevo sitio con sus conucos,
lo que puede aprovecharse como marco para otros ritos.
De tal manera que el Warime no es un rito en un acto, sino en
realidad un complejo de ritos llevados a cabo por el warimeruwa, en
varios eventos. La riqueza de símbolos presentes en el conjunto de
actos de cada ritual es sumamente compleja.
Uno de los ritos es la división de los espacios: por un lado la
ruwode, donde exclusivamente los hombres iniciados tienen derecho
a la participación de las tareas que se harán dentro de ella; y por el
otro, la maloca comunitaria, espacio controlado por las mujeres, pero
donde también estarán los miembros del sexo masculino, tanto hom-
bres no iniciados como niños.
Una de las tareas rituales de las mujeres dentro de la maloca
es preparar la wariwatsa, bebida fermentada obtenida de la mezcla
de agua con una masa dulce de cazabe92; también la preparación de
comidas para grandes banquetes, cuyo consumo es parte del ritual.
Para tal festín ha sido necesaria la caza previa durante varios días de
una gran cantidad de presas, las cuales son entregadas a la sariruwaju
también en un ritual, mientras voces y cantos de celebración se escu-
chan desde la ruwode. El contenido de los platos estará diferenciado:
algunos serán para los seres invocados que participan en el baile,
otros para los intrusos que se presentan en forma de perros y otros
animales salvajes cuya intención es dañar el desarrollo de la iesta,
otros para los warimeruwa, asociados e iniciados, otros para los que
están protegidos dentro de la maloca, otros para los niños...
Otro ritual es la manufactura del recipiente para tomar la
wariwatsa, a partir del tronco de un árbol de madera blanda, que se
horada en forma de canoa de aproximadamente 3 metros de largo, y
al que se le talla en cada extremo la cabeza de un tapir por un lado
y por el otro de anaconda, de 50 cm. aproximadamente cada una.
fogón
warimetsa
Ojuodaa
mujer
ruwode
maloca
ceremonia.
Panorama de tradiciones musicales venezolanas Manifestaciones religiosas/ 101
101 http://www.indian-cultures.com/Cultures/piaroa.html
112 /ciclo vital
de mano con asa. Son usadas sólo por los warimetsa102; cada quien
lleva una.
Cada uno de estos instrumentos posee su sonoridad particular,
dependiendo de su tamaño y confección; sin embargo, es particular-
mente reportada la habilidad de los ejecutantes piaroa para imitar los
sonidos de la selva, como el de ciertos animales salvajes, el viento, las
hojas y los árboles moviéndose, los frutos cayendo…
Con respecto a las letras, los cantos chamánicos o meyé, acom-
pañados siempre con una maraca –excepto el canto para el espíritu
de la culebra según Agerkop (citado por Aretz 1991, p. 336)–, están
basados en los topónimos del imaginario geográico piaroa, los cuales
constituyen un complejo compendio de signiicados que aluden no
sólo al nombre del lugar, sino a quien lo creó y para qué. De modo
que al cantar, el chamán hace un recuento de los dioses en jerarquía,
un repaso de las lenguas ancestrales, así como referencias, leyendas
y anécdotas íntimamente asociadas a la historia, economía, política y
diferencias culturales de su pueblo. Todo esto en un lenguaje de gran
riqueza poética y metafórica:
102 Observar en la fotografía de los warimetsa (Nº 30, p. 226) al primero de la ila,
que lleva una en la mano derecha.
Panorama de tradiciones musicales venezolanas Manifestaciones religiosas/ 113
103 Extractos del relato del chamán Carlos Caballero, traducidos del wuotuja al
español para la película Warime, las máscaras de los Dioses, de Beatriz Bermú-
dez (2000).
104 «El cantor aspira el aire mientras canta o aspira la sílaba inal de un motivo»
según Ramón y Rivera, en Aretz (1991, p. 44).
Panorama de tradiciones musicales venezolanas Manifestaciones religiosas/ 115
106 Las cofradías reconocidas por su testimonio de fe son actualmente once: Ara-
gua: Cata, Cuyagua, Chuao, Ocumare de la Costa y Turiamo (Maracay); Ca-
rabobo: Patanemo y San Millán; Cojedes: Tinaquillo; Guárico: San Rafael de
Orituco; Miranda: San Francisco de Yare; Vargas: Naiguatá. Aparte de ellos,
hay algunos más que “rescataron la tradición”, pero no bailan. Por Carabobo:
Guacara, Tocuyito y Canoabo; Miranda: Capaya; y Vargas: Tarmas.
107 Una excepción es Naiguatá.
108 Excepto en el caso de Patanemo, donde no hay altares en la vía.
120 /veneración a entidades divinas
Organización jerárquica
Los cargos en esas sociedades son vitalicios y concedidos a los suce-
sores según su experiencia y conducta. Casi siempre la máxima auto-
ridad de la hermandad es llamada Primer Capataz y/o Primer Capitán,
quien lleva un distintivo bien visible el día de Corpus. Le compete pre-
parar y dirigir la iesta. Además hay otros dirigentes, como segundos
y terceros capataces o capitanes (o “perreros”), y por supuesto, gran
cantidad de diablos rasos (véase foto Nº 37, p. 228).
La participación de mujeres en público está reducida a ser acom-
pañante109, no deben bailar ni pueden cargar máscaras, ya que esto se
interpreta como una falta de respeto. En muchos casos se encuentra la
igura de la Sayona o Primera Capataz. La Sayona funge como esposa
del Primer Capataz y/o como Madre de los diablos, quien a veces
puede ser personiicada por una mujer110 sin máscara, y otras veces
por un hombre con una máscara afeminada y distinta a las otras111.
Desarrollo de la celebración
Todas las manifestaciones de diablos danzantes tienen un desarrollo
parecido que se distribuye entre las actividades en la víspera, el día
de Corpus y algunas veces la octavita. El miércoles, es decir, en las
vísperas del jueves de Corpus, se parte desde la Casa del Diablo,
sede de la cofradía. Es dedicado a la petición de permiso para el baile
al cura en algunos casos, pero generalmente al recorrido de calles,
109 Se admiten en Naiguatá desde los años cincuenta (Sonia García, investigadora,
entrevista personal, 5 de junio de 2009).
110 En Patanemo (Carabobo) y Turiamo (Aragua) la Sayona la hace una mujer.
111 Por ejemplo en Chuao, estado Aragua.
Panorama de tradiciones musicales venezolanas Manifestaciones religiosas/ 121
Simbología
La celebración gira alrededor de dos elementos básicos: por un lado,
la fuerza divina que recibe homenajes y peticiones, y por el otro, la
fuerza contraria personiicada por el Diablo, ente imperfecto, jugue-
tón y parrandero, el cual termina rindiéndose ante Dios. La represen-
122 /veneración a entidades divinas
112 En caso de Naiguatá, donde no portan maracas, se dibuja la cruz con la más-
cara en mano.
113 Excepto en Naiguatá, estado Vargas, donde no se usan maracas.
Panorama de tradiciones musicales venezolanas Manifestaciones religiosas/ 123
Música y danza
Los instrumentos musicales que dan la pauta de la danza pueden ser la
“caja”114 o el cuatro, dependiendo de la localidad115. La caja o tambor
siempre es portátil y ejecutada con dos baquetas. Toda la música de
los diablos es instrumental y el instrumento principal (caja o cuatro) es
uno solo116. Además se crea un fondo tímbrico a través de las campa-
nitas amarradas en el cuerpo y las maracas en manos de la diablada.
La música es bastante reiterativa debido a su función de coor-
dinar la danza. Hay momentos de fuertes aceleraciones que llevan a
momentos frenéticos. El cuatro de los diablos aragüeños y carabobe-
ños toca en las danzas la interminable secuencia armónica de T-S-
T-D7 durante cuatro compases binarios. Según la actividad a realizar,
existen distintos toques, muchas veces con la misma secuencia armó-
nica, pero variando tanto la intensidad del rasgueo como la dinámica
y también la velocidad. Dentro de esos toques se distinguen danzas
con diferentes funciones, fórmulas para las diferentes etapas de la
ofrenda, rinde o pago de promesa, y enunciados que sirven de enlace
e indican el paso a otra etapa del ritual.
La danza en algunos casos es relativamente libre, pero en otros
se registran coreografías más estrictas con varios elementos repetiti-
vos como
NARRATIVA RECORRIDO POR LA CALLE FRENTE ALTAR CASERO DELANTE CASA PROMESERA
Performativa Grupo completo de promeseros que Grupo pequeño, ajustado a la Grupo mediano, que espera
se vuelca por la calle siguiendo la capacidad del local, entra y sale su turno para entrar, baila;
Tentador por todo el año siguiente. Por otro lado, están convencidos de
que por esa vía se logra el triunfo del bien de Jesús sobre el mal.
123 Voz.
124 La vocalización de gozo y fe expresada en palabras no inteligibles (Pollak-Eltz
2000a, p. 14).
134 /veneración a entidades divinas
125 http://www.devocionario.com/jesucristo/infancia_3.html
126 http://folkloreando.com/articulos/FiestasyCeremonias.html?-ession=folklore-
ando:0AD05D1E0326c14923lOk319045E
136 /veneración a entidades divinas
127 http://www.chacao.gov.ve/munidetail.asp?Id=47
128 Así llaman a los cargadores responsables del Niño; no debe confundirse con
quienes practican la santería. En otras zonas también le llaman “mayordomo”.
Panorama de tradiciones musicales venezolanas Manifestaciones religiosas/ 137
130 http://www.chacao.gov.ve/munidetail.asp?Id=47
Panorama de tradiciones musicales venezolanas Manifestaciones religiosas/ 141
men).
131 Idiófono frotado con un palo al estilo de la charrasca, pero hecho de tapara.
132 Caracol intervenido para convertirlo en instrumento musical aerófono.
144 /veneración a entidades divinas
Coro
Corre, corre, corre, 6 a
133 http://www.youtube.com/watch?v=amyZN4wRonQ&feature=related
Panorama de tradiciones musicales venezolanas Manifestaciones religiosas/ 145
Solista
Si no lo habían visto 6 a
venga a verlo bien (bis). 5 b
Chiquito el tamaño 6 c
y grande el poder…134 (bis) 5 b
Solista
Allá arriba en aquel cerro (bis) 8 a
hay un pozo de agua clara. 8 b
Coro
A-la-la-lá-la-la-lá
Solista
Hay un pozo de agua clara.
Coro
A-la-la-lá-la-la-lá
Solista
Donde se lavan los niños (bis) 8 c
¡Ay! los piecitos y la cara. 8 b
Coro
A-la-la-lá-la-la-lá
Solista
¡Ay! los piecitos y la cara.
Coro
A-a-la-lá-la-la-lá…135
Un solista
Hay muchos que tienen, 6 a
hay muchos que tienen
al Niño por juego 6 b
y se acuerdan de él 6 c
cuando están enfermos, 6 b
y se acuerdan de él
cuando están enfermos.
Otro solista
Mira lo que alumbra, 6 a
mira lo que alumbra
dentro de la cuna 6 a
lo regio del sol 5 b
junto con la luna, 6 a
lo regio del sol
junto con la luna.
Coro
Niño chiquitico, 6 a
Niño chiquitico,
Niño parrandero 6 b
canta con nosotros 6 c
hasta el mes de enero, 6 b
canta con nosotros
hasta el mes de enero,
Todopoderoso…136
Solista
Fueron los tres Reyes 6 a
los que allí llegaron, 6 b
a llevarle al Niño 6 c
un manto sagrado, 6 b
a llevarle al Niño 6 c
un manto sagrado, 6 b
fueron los tres Reyes 6 a
los que allí llegaron, 6 b
a llevarle al Niño 6 c
un manto sagrado…137 6 b
celebración del baile de los Pastores, las danzas, los cantos, las vesti-
mentas, las primeras cofradías. Francisco Contreras, miembro de la di-
rectiva de Los Pastores del Niño Jesús de El Limón, adjudica la disper-
sión de los Pastores desde Aguas Calientes hacia distintos poblados
aledaños a la relación económica instaurada a principios de siglo xx.
Como es sabido ambos espacios estaban comunicados por la agricul-
tura, la siembra de caña era su principal producto y en los tiempos de
zafra eran intercambiados los campesinos, lo que posibilitó en gran
medida el intercambio cultural (ibíd., p. 5).
Asisclo Martínez, pastor de El Limón, cuenta que
El recorrido
Durante el primer sábado del mes de diciembre en Aguas Calientes
(estado Carabobo), el segundo sábado en El Limón (estado Aragua),
el segundo domingo de diciembre en Los Teques (estado Miranda)
y la noche del 24 de diciembre en San Joaquín (estado Carabobo)
y San Miguel de Boconó (estado Trujillo), los habitantes del pueblo
salen a acompañar a los Pastores en su recorrido por todas las ca-
lles y en sus paradas llamadas “serenatas al Niño Jesús”, las cuales
realizan frente a los pesebres de distintos hogares e instituciones
previamente acordadas. En Aguas Calientes comienzan los Pasto-
res niños en el día, y luego en la noche dan el turno a los adultos.
En cada parada los dueños de casa ofrecen bebidas y comidas a
los pastores y músicos, los cuales por su parte entonan aguinaldos
dedicados al Niño. Este recorrido hacia la iglesia es guiado por la
igura del Cachero en un lapso de tiempo que puede abarcar más
de cuatro horas, ya que deberán coincidir, a la llegada a la iglesia,
Panorama de tradiciones musicales venezolanas Manifestaciones religiosas/ 151
Levanten pastores, 6 a
levanten pastores,
vamos a Belén 5 b
a adorar al Niño 6 c
Los personajes
El Cachero o “cuerno” es el bailador con mayor jerarquía: en sus
manos lleva un par de cuernos (cachos de ganado) ijados a un so-
porte de madera, que representan el buey que acompañó al Niño
Jesús durante su nacimiento. El Cachero guía el baile y señaliza el
recorrido con los cuernos. Su vestimenta es muy parecida al resto
de los pastores: un sombrero adornado de donde se desprenden
cintas de papel de seda o crepé de muchos colores que llegan a
la cintura. El tocado y los accesorios del sombrero del Cachero se
destacan del resto por las lores y otras variantes llamativas (picos
hechos con papel de regalo, cruces, cintillas, estrellas y escarcha).
156 /veneración a entidades divinas
Danza
Las iguras de la danza y sus nombres varían de una región a otra: La
Empalizada, El Molinete, La Escuadra son algunas que pueden citarse,
entre otras, cuyas formas les dan nombre. Por ejemplo, El Arco, La
Cruz, El Entremetío o igura de la “s”, La U y El Caracol, son coreogra-
fías cuyas formas se sobreentienden. En otros momentos se colocan
en hileras, bien sea de Pastores y Pastorcillas separados como en
la Posición Inicial, La Rosa y El Clavel; o en parejas entremezcladas
como en El Uno y Uno, y El Dos y Dos.
Las coreografías se realizan frente a la imagen del Niño Jesús.
Algunas iguras se realizan sin desplazamientos; son interpretadas en
forma individual y otras en pareja; en algunas se establece una espe-
cie de cortejo donde cada personaje realiza la danza hacia el espacio
de su contrario, como son los casos de La Rosa y El Clavel.
Las Pastorcillas ejecutan los movimientos acompañándose con
una maraca en la mano derecha y los Pastores marcan el pulso del
ritmo percutiendo el gajillo contra el piso. «Durante este proceso el
movimiento del vestuario y las cintas multicolores al compás de la
melodía causan un efecto cinético vistoso» (Contreras 2004, p. 13).
Las distintas iguras, su orden de presentación y alternancia,
interrumpida por breves descansos, son guiadas por el Cachero o
Cuernos, quien anuncia el cierre del acto al entregar los cuernos, sím-
bolos de su rango y autoridad, ante la imagen del Niño Jesús (véase
foto Nº 60, p. 236).
Acto seguido, los músicos interpretan un último aguinaldo,
158 /veneración a entidades divinas
Actividad de Pastores
La celebración
Después del nacimiento del Niño Jesús el 24 de diciembre, es opor-
tuno celebrar que se pueda incorporar y dar su primer paseo. La fa-
milia dueña del pesebre que ha decidido celebrar la Paradura elige a
dos o cuatro “padrinos” del Niño e invita a sus amigos a brindar por
tal acontecimiento. Con toda seguridad, los que toman la iniciativa de
celebrar una Paradura de Niño en su casa tienen un compromiso de
Salve de dolores 6 a
de dolores madre 6 b
salve de dolores 6 a
salve, salve, salve. 6 b
Salve tortolilla 6 a
que tres días errantes 7 b
buscando lamentos 6 c
de tu tierno infante145. 6 b
son, de todas formas, identiicadas por sus intérpretes como tales. Los
versos son luctuantes entre hexasílabos y octosílabos, y cantados en
melodías en modos mayor y menor, desarrolladas en frases de ocho
compases (2/4 y 6/8). Según algunos autores, tienen como función
«complementar los tonos en el canto-rezo adoptando un ritmo más
ágil y contrastante con el movimiento lento de los tonos» (Ramón y
Rivera 1992a, p. 7).
En los pueblos más conservadores de esta tradición se consi-
dera una falta de respeto y de devoción bailar durante esta celebra-
ción (véase Domínguez y Salazar Quijada 1969, p. 19); sin embargo,
en las zonas más urbanas han incorporado el baile después del
ritual como una forma de prolongarlo hasta el amanecer con agui-
naldos y parrandas.
Organización jerárquica
La santería se rige por una organización jerárquica. En el escalafón
inferior se encuentran los iyawó, que son los iniciados. Los siguen
los iyalocha, las santeras, y los babalocha, los santeros. La mayor
jerarquía la tienen los babalao, los sacerdotes, quienes bajo estrictas
reglas pueden ascender dentro de su categoría.
Otras jerarquías se encuentran en el sistema religioso mismo,
donde Oloi es el dios omnipotente y los oricha o santos son sus emi-
sarios. Cada santo tiene una mitología y un cuadro simbólico particu-
lar. Ellos guían, orientan, ayudan y bajan para posesionarse del devoto,
el cual por su parte les dirige peticiones, veneraciones y iestas especí-
icas. El oricha más popular en Cuba es Babalú Ayé o San Lázaro, y en
Venezuela es Changó, que corresponde a Santa Bárbara y se celebra
el 4 de diciembre. Eso se debe quizás a que Santa Bárbara es una
igura importante en la corte espiritista venezolana (José Richard Pa-
rada, cultor de la santería, entrevista personal, 25 de enero de 2009).
Aparte de los días de cumpleaños del santo, el cual es derivado
del santuario católico, no hay un calendario ijo para realizar una
iesta, sino distintos motivos como la iniciación o el aniversario de la
iniciación, la presentación de un nuevo iyawó (ahijado), el pago de un
Panorama de tradiciones musicales venezolanas Manifestaciones religiosas/ 165
La iesta
La realización de una iesta de santería incluye varios preparativos.
Se debe arreglar el patio o la sala de la casa, que es generalmente
del santero o de su padrino. Allí se acondiciona el igbodú (recinto sa-
grado) con el altar, las ofrendas y los símbolos especíicos de los ori-
cha (véase foto Nº 64, p. 238). Además se preparan los alimentos, la
ofrenda animal y los instrumentos musicales (véase Vinueza 1994).
Vinueza (1994) describe los siguientes momentos en una iesta:
en el igbodú se entona el primer oru (toque y/o canto ritual) para
saludar a los oricha. La celebración continúa en la sala con el toque
festivo, dentro del cual el akpwón (director de canto) convoca a los
santeros a saludar al tambor y a sus tocadores, y se realiza otro oru,
el cual es bastante extenso y según un orden predeterminado invoca
a cada oricha. El “hijo” respectivo pasa al centro y baila para el “santo
de su cabeza”. En caso de que haya un nuevo iyawó, éste será pre-
sentado ante un tambor “de fundamento” (sacro) con cantos especíi-
cos para el oricha de la ocasión. El iyawó bailará dentro de un círculo
de los asistentes y ante el tambor buscando la posesión por el oricha.
Al ocurrir ese momento se canta a la deidad presente. Suele ocurrir
que otras personas están dispuestas a “montarse”, es decir a caer en
trance, de lo que los músicos se van a percatar y actuarán para que
suceda. Por eso los cantos y toques, siempre vinculado con baile, se
subordinan ahora a las demandas del oricha. En esta fase pueden
bajar sucesivamente varios oricha. El ciclo termina con un canto a
Eleguá, el dueño de todos los caminos.
El in de las acciones religiosas indica un vaso o tobo de agua,
en el cual se han acumulado las energías negativas, y que será arro-
jado a la calle. Mientras que en Venezuela es sencillamente un sím-
bolo de limpieza que no ha sido involucrado antes en la ceremonia,
en Cuba se han “limpiado” los presentes en el ritual con esa agua
y algunas hierbas contenidas en una palangana. “Limpiarse” quiere
decir humedecerse con esa agua la nuca y sacudir las manos para
despojarse del agua que ha quedado en ellas. De hecho, la palabra
“despojarse” viene a ser sinónimo de “limpiarse”, particularmente en
el espiritismo cubano. Así el creyente se “despoja” de todo lo malo
(Rolando Pérez, musicólogo cubano, correo elecrónico, 24 de oc-
166 /veneración a entidades divinas
Los instrumentos
Existen tres conjuntos percusivos instrumentales que pueden acom-
pañar una iesta de santería, además de la percusión menor corres-
pondiente a cada oricha. El conjunto más emblemático es el batá;
sin embargo los más frecuentes son el güiro y el bembé, aunque
este último hasta la fecha no ha llegado a Venezuela (José Richard
Parada, entrevista personal, 13 de marzo de 2009). Cada uno de
esos conjuntos proporciona tres registros distintos, de los cuales el
más grave suministra el ritmo parlante o igurativo, mientras que los
otros ritmos son reiterativos.
El conjunto de batá consiste en tres tambores bimembranófo-
nos que se ejecutan horizontalmente y con ambas manos. Su forma
es la de dos copas de diferente tamaño debido a un estrechamiento
hacia un tercio del cuerpo de resonancia. Los parches son trenza-
dos por aros que tradicionalmente eran conectados por tirantes en
forma de “n”. Hoy en día se observa, por lo general, un sistema de
prensado de aro moderno con cerraduras de metal. La trilogía so-
nora está conformada, de grave a agudo, por iyá, itótele y okónkolo.
Las partes de la boca del iyá van recubiertas de campanas llamadas
chaworó.
Hay dos tipos de batá. Por un lado los añá que son deiica-
dos, y por lo tanto también, objetos de culto. Por el otro lado, están
los batá no consagrados con el nombre de aberikolá (véase foto Nº
66, p. 238). La estructura musical de ambos es similar, sin embargo
los ejecutantes y las implicaciones para los asistentes son especíi-
cos (Roberto Ojeda, entrevista citada). Los tambores aberikolá no
se emplean en Cuba para ritos religiosos (Rolando Pérez, correo
Panorama de tradiciones musicales venezolanas Manifestaciones religiosas/ 167
La música y el baile
El centro de las actividades musicales lo forman los oru que se compo-
nen de una serie de cantos y/o toques para saludar a los oricha. El oru
tiene un orden preestablecido. Siempre comienza y concluye con una
reverencia a Eleguá, quien es el dueño de todos los caminos. Seguida-
mente los creyentes se dirigen a los oricha guerreros como Changó y
Ogún, después a otros oricha masculinos como Acayú y Babalú Ayé,
y inalmente a una serie de oricha femeninos como Ochún y Yemayá.
Existen diferentes tipos de oru. El oru “seco” es instrumen-
168 /veneración a entidades divinas
Lucía fue una mártir cristiana nacida en Siracusa, Italia, en el año 286.
En el mundo cristiano es conmemorada el 13 de diciembre, y es con-
siderada protectora de los pobres y patrona de los ciegos.
Hija de padres cristianos y de alta posición económica, se con-
sagró a la fe cristiana desde muy joven. Lucía persuadió a su madre,
viuda y enferma, para que le pidiese a Santa Águeda que la curara;
tuvo que prometer que si lo lograba, no se casaría con un joven pa-
gano, con quien su madre la había comprometido, conservando así
su voto de castidad. La curación se produjo y Lucía repartió entre los
pobres el dinero que había heredado. El pretendiente, molesto, la
acusó de cristiana, lo cual era prohibido en los tiempos del empera-
dor Diocleciano. Fue llevada a juicio y por negarse a renunciar a la fe
cristiana, la decapitaron.
Desde el 13 de diciembre del 304, fecha en la que fue asesi-
nada, se invoca en Italia y España a esta virgen y mártir contra las
enfermedades de los ojos, probablemente porque su nombre signi-
ica “la que lleva la luz” (véase www.devocionario.com).
En Venezuela es venerada cada 13 de diciembre en algunos
pueblos de los Andes y del estado Zulia (íd.), pero de manera es-
pecial en algunas poblaciones al norte de la ciudad de Maracaibo,
170 /veneración a entidades divinas
Música y letras
La música con que se venera a esta santa se conoce como “gaita a
Santa Lucía”, uno de los cuatro tipos de gaitas identiicadas en la región
zuliana, junto con la de tambora, la de furro y la perijanera (véanse los
apartados «Gaita de tambora», p. 293, y «Gaita perijanera», p. 297, en
este volumen, así como «Gaita de furro» en el volumen Manifestacio-
nes profanas, inédito).
En vista de la popularidad de que goza Santa Lucía fuera de la
parroquia donde es patrona en Maracaibo, durante toda la festividad
propia de la Navidad venezolana pueden escucharse versos dedicados
a ella en los distintos géneros y ritmos que caracterizan la música de
esta época. De hecho, la gaita perijanera, que se canta y baila en los
pueblos del distrito Perijá del estado Zulia, a pesar de poseer caracte-
rísticas particulares y ser dirigida principalmente a San Benito, se lleva
a cabo también el 13 de diciembre con la intención de homenajear a
Santa Lucía. También hay música y poesía dedicadas a Santa Lucía en
los pueblos del sur del lago de Maracaibo, pero con los respectivos ras-
gos musicales del tipo de gaita de esta región, que es la de tambora.
La gaita a Santa Lucía típica de los barrios del norte de Maracaibo
Panorama de tradiciones musicales venezolanas Manifestaciones religiosas/ 173
(Coro)
Y no te puedo decir, 7 c c
y no te puedo decir c
lo que mi corazón siente. 8 b b
Coro
Canten muchachos con alegría, 10 a
que esta es la gaita de Santa Lucía, 11 a
canten muchachos con alegría, 10 a
que esta es la gaita de Santa Lucía. 11 a
Gloria demos a Santa Lucía (véase Ocando 2008). 10 a
Coro
Canten muchachos con alegría 10 a
que esta es la gaita de Santa Lucía. 11 a
Gloria le demos a Santa Lucía, 11 a
comemos dulce al mediodía 10 a
y el majarete pa’l mediodía. 10 a
153 El fragmento está tomado de Trapero (2000), quien cita al poeta con leves mo-
diicaciones de puntuación a partir de la edición de Diversas rimas por Navarro
González y Navarro Velasco (1980) (N. del E.).
178 /veneración a entidades divinas
154 El término de cantauría se usa aquí de manera genérica para los velorios polifó-
nicos occidentales, aunque su denominación regional concreta pueda cambiar
levemente.
155 Oración breve y fervorosa.
180 /veneración a entidades divinas
Velorios en Occidente
Lugar Instrumentos
Estado Lara: *Sanare, Cuatro, cinco, medio cinco, requinto,
Barquisimeto, Curarigua ocasionalmente violín
Cuatro, cinco, medio cinco, requinto,
*El Tocuyo
furro de mano, ocasionalmente violín
Cuatro, cinco, medio cinco, requinto,
*Humocaro Bajo y Alto,
campana, tambora y maracas,
Barbacoas
a veces violín
Cuatro, puede haber tipleXXI (llamado
Mérida, Trujillo, Portuguesa también segundo o “guitarro”)
y ocasionalmente violín.
Cuatro, cuatro y medio, cinco y
medio, furro de mano, maracas,
Sierra de FalcónXXII
tambora serrana, ocasionalmente
violín
Yaracuy Cuatro, cinco y seis
Cuatro, al sur del estado Apure
LlanosXXIII además bandola, tiple, maracas y
a veces arpa
una caja más pequeña, el diapasón más largo y el sonido más agudo
que todos los otros. El violín se aina de manera convencional.
En Falcón encontramos el cuatro y medio y el cinco y medio
(véanse fotos Nº 72 y 73, pp. 240-241). Ellos se distinguen por tener
una cuerda de bordón como último orden, que llega en su longitud
sólo hasta el comienzo del mango, donde está sujeta por una clavija.
De esa media cuerda deriva el agregado “y medio”.
Entre los instrumentos de percusión en la música de venera-
ción de San Antonio se encuentra un par de maracas relativamente
grande, cuyo ejecutante muchas veces tiene la particularidad de to-
carlas con una sola mano. Además se toca una tambora de doble
parche con dos baquetas sobre el cuero y a veces también sobre el
borde de madera. En el estado Falcón, pero también en El Tocuyo (es-
tado Lara) se agrega un furro de mano que es una pandereta redonda
y plana de un solo parche, que se frota con los dedos (véase foto Nº
74, p. 241). Además en la Sierra de Falcón se cuenta con una tambora
golpeada con baqueta (véase foto Nº 75, p. 241).
En Mérida el instrumento central es el cuatro, que es acom-
pañado generalmente por un tiple que a veces es llamado también
segundo o “guitarro”. Ese tiple es un cordófono de doce cuerdas
de metal agrupadas en cuatro órdenes triples. Hay también tiples
de diez cuerdas, distribuidas de la siguiente manera: 2-3-3-2. Su
corpus acostumbra ser un poco más pequeño que el de la guitarra.
El tiple cumple una función acompañante (véase foto Nº 76, p. 241).
Ocasionalmente puede haber en el conjunto un violín que dobla las
melodías cantadas.
Galerón oriental
XXVI D7 = dominante con séptima de... / s = subdominante del menor / t = tónica menor /
sp = subdominante paralela (en este caso del mayor) o IIdo grado / m indica el modo
menor M indica el modo mayor.
194 /veneración a entidades divinas
Fulía oriental
Ciclo 2/4 m : D7 s |s | D7 | D7 | t D7 | t | M : D7 sp | sp |
armónicoXXVI D7 | D7 | D7 T | T |T | m : D7 s |s |s |
D7 D | D7 | D7 |t D7 | t :||
Se compone de cuatro partes ijas: una entrada
instrumental, los dos primeros versos de la cuarteta, un
Estructura interludio instrumental corto y los otros dos versos de
formal la cuarteta. Esta secuencia se repite tantas veces como
cuartetas se canten. Para inalizar, una pequeña coda
que consiste en repetir el último verso. De esta manera
se conserva la estructura, ya que en esta última cuarteta
se omite el interludio instrumental corto. Todos los
instrumentos terminan juntos con la voz.
Sin embargo, puede variar la longitud dependiendo del
número de cuartetas cantadas, según el recorrido de la Cruz
hacia el altar.
XXVII vii = séptimo grado eólico / vi = sexto grado eólico / Dp = dominante paralela o
IIIer grado.
196 /veneración a entidades divinas
Punto
Malagueña
así una redondilla. Sin embargo, más frecuente y más fácil es la rima
entre el segundo y el cuarto verso (a-b-c-b). La métrica de los versos
es octosílaba, lo que signiica que un verso ideal termina en palabra
grave y así se conforma en ocho sílabas. Si termina en palabra aguda,
debe tener siete sílabas y una pequeña pausa. Esta forma se encuen-
tra en el ejemplo del disco (CD2, Nº 9):
Yo me/enamoré de noche 8 a
y la luna me/engañó. 7 b
La luna no/engaña/a nadie, 8 c
la engañada fui yo. 7 b
1 1 2 y y x 3 3 4 y y x Distribución de versos
solista coro solista coro Ejecución
206 /veneración a entidades divinas
a b a b a b a b a b a b Frase musical
1 x 2 y y x 3 x 4 y y x Distribución de versos
solista coro solista coro Ejecución
a b a b c b a b a b c b Frase musical
1 x 2 x 2 x 3 x 4 x 4 x Distribución de versos
solista coro solista coro Ejecución
solista solista
coro coro
a b c b c b a b c b c b Frase musical
1 2 1 2 3 4 3 4 solista
x x x x x x x x coro
según la zona.
En la parte de Miranda se acostumbra utilizar varias tamboritas
de fulía, cuatro, charrasca de metal y un par de maracas. Además se
ha registrado la inclusión de un plato de peltre (en sustitución de la
charrasca), un tobo-bajo (un tobo de agua al revés con un palo atra-
vesado y una cuerda), un furruco y la marímbola; Ramón y Rivera
(1969, p. 47) transcribe incluso una clave.
Las tamboritas de fulía, en un caso ideal, se componen de
un trío de distinto tamaño y se ejecutan con una mano y un palo.
Hoy en día suelen recibir la misma nomenclatura de los tambores
redondos que se encuentran en la zona de Barlovento y que se to-
can para honrar a San Juan (véase el apartado «Fiesta a San Juan»,
p. 263 de este volumen). Quizás debido a la gran inluencia de la
tradición del pueblo de Curiepe en la zona y a la visita de muchos
músicos –que fueron a aprenderlos por allá–, se popularizaran los
nombres especíicos que allí siempre han tenido en esa pobla-
ción. Así la tamborita más pequeña se llama “prima”, la mediana
“cruzao” y la mayor “pujao”. En otras poblaciones se conocen o
conocían con los nombres de “corrío” –cruzao– “tambor macho”
(Tacarigüita) o “quitimba” –cruzao– macho” (área de Caucagua)
según Brandt (1987, p. 84). Y se ejecutan también igual que los
redondos, es decir, con los dedos y la palma de una mano y con
una baqueta en la otra (véase foto Nº 86, p. 245).
Hasta el aspecto de las tamboritas recuerda los tambores
Panorama de tradiciones musicales venezolanas Manifestaciones religiosas/ 209
Vigencia. Los velorios a los santos en la zona central del país tie-
nen plena vigencia. Una iesta popular de santo no puede ir sin su
correspondiente velorio en la víspera. En la región mirandina pre-
dominan el cuatro y las tamboritas en la fulía y la décima recitada,
mientras que de Aragua a Yaracuy se encuentran ante todo cantos
de sirenas sin acompañamiento instrumental, y sólo tambores y ma-
racas en las cadencias.
Los velorios de cruz no se han mantenido con la misma fuerza
ni con la misma forma. Actualmente hay pocos velorios que se ha-
cen por promesa y a nivel familiar. Pero a la vez, ha crecido induda-
blemente la municipalización de este evento y en forma de actos
culturales organizados por la alcaldía, la casa de cultura o algún
grupo escolar. La diferencia con los tradicionales reside sobre todo
en la dinámica menos espontánea, menos colectiva y además son
de relativamente corta duración. También ha cambiado el carácter
agrario y el signiicado de la celebración. Mientras que se veneraba
la Cruz durante centenarios para pedir ante todo suiciente lluvia
para los sembradíos, ahora pocas veces se convoca para pagar una
promesa y si fuere el caso, ésta por lo general se vincula con otros
210 /veneración a entidades divinas
1. La Reina
con los tureros
en Mapararí,
El Tural, estado
Falcón.
Foto: Nelson
Garrido, cortesía
de la Fundación
Bigott.
2. El baile
de las Turas.
Foto: Centro
de la Diversidad
Cultural,
septiembre
de 2009.
3. Instrumentos
en las Turas.
Foto: Katrin
Lengwinat,
septiembre
de 2009.
6. Chamán.
Foto: Graziano
Gasparini.
En Gasparini
y Margolies
1986, p. 61.
Panorama de tradiciones musicales venezolanas Manifestaciones religiosas/ 217
7. Entierro
del Gallo
en La Parroquia,
estado Mérida.
Foto: H. Picón,
febrero de 20061.
1 En http://www2.
ula.ve/coppermine/
cpg134//thumbnails.
php?album=
58&pos=4
8. Bueyes
adornados
para la festividad
de San Isidro
en Mérida.
Foto: N. Garrido,
en: Calendario
2008 Fundación
Bigott.
9. Talla de San
Isidro Labrador.
Foto: K. Lengwinat,
diciembre
de 2008.
218 /imágenes
12. Locainas de Horcaz en Pueblo Nuevo 13. Baile de las Cintas de las Locainas
del Sur, estado Mérida. Foto: Video de Santa Rita. Foto: Video Las Locainas
Las Locainas de Santa Rita, 2004. de Santa Rita, 2004.
Panorama de tradiciones musicales venezolanas Manifestaciones religiosas/ 219
14. La danza
de los Negros
de San Jerónimo,
Santo Domingo,
estado Mérida.
Foto: Video Los
Negros de San
Jerónimo, 2005.
17. Cornetín
de los Negros
de San Jerónimo.
Foto: Video Los
Negros de San
Jerónimo, 2005.
220 /imágenes
18. La danza
de los Cospes
de Mirabel,
La Azulita, estado
Mérida. Fotos:
Video Los Cospes
de Mirabel, 2005.
20. Baile
de las cintas.
Foto: Video
Los Cospes de
Mirabel, 2005.
Panorama de tradiciones musicales venezolanas Manifestaciones religiosas/ 221
21. Hábitat
warao en el Delta
del Orinoco.
Foto: http://www.
dolsenmusic.net/
advocacy/case_
study_1.html
22. Maraca
sagrada warao:
hebu mataro.
Foto: http://www.
dolsenmusic.com/
advocacy/case_
study_1.html
23. Rezandero
en un velorio
de ánimas
en Yaracuy.
Foto: Andrés
Fernando Rodríguez,
julio de 2005.
222 /imágenes
26. El hábitat
de los jivi,
Samariapo,
estado Amazonas.
Fotos: Juan Pablo
Torrealba, 2010.
Panorama de tradiciones musicales venezolanas Manifestaciones religiosas/ 223
32. Worá.
Foto: T. Agerkop,
Inidef, 1983.
Panorama de tradiciones musicales venezolanas Manifestaciones religiosas/ 225
33. Conjunto
instrumental piaroa.
Foto: T. Agerkop,
Inidef, 1983.
43. Diablito de Turiamo, estado Aragua. 44. Campanas, Naiguatá, estado Vargas.
Foto: K. Lengwinat, junio de 2007. Foto: K. Lengwinat, junio de 2011.
46. Diablo
de Yare.
Foto: L. Angulo,
junio de 2006.
52. Parranda
La Verde Clarita
en Carabobo.
Foto: N. Garrido
en Ortiz 2000,
p. 22.
232 /imágenes
53. Parranda
del Niño Jesús
de Caigua.
Foto: R. Suniaga,
enero de 2009.
63. Cantando el
rosario en Niquitao.
Foto: K. Lengwinat,
diciembre de 2008.
236 /imágenes
66. Batá
reconstruidos
por Yonder
Rodríguez.
Foto: K. Lengwinat,
agosto de 2008.
Panorama de tradiciones musicales venezolanas Manifestaciones religiosas/ 237
71. Velorio de
Occidente: una
cantauría larense.
Foto: K. Lengwinat,
junio de 2004.
78. Paseo de la
Virgen por el mar.
Foto: K. Lengwinat,
septiembre de 2010.
79. Celebraciones
en el Valle del
Espíritu Santo, estado
Nueva Esparta.
Foto: R. Suniaga,
septiembre de 2011.
Panorama de tradiciones musicales venezolanas Manifestaciones religiosas/ 241
83. Velorio
mirandino
de cruz.
Foto: Maroa
Tarazona,
mayo de 2012.
84. Parada
en Tacarigua,
estado Miranda.
Foto: K. Lengwinat,
mayo de 1993.
Panorama de tradiciones musicales venezolanas Manifestaciones religiosas/ 243
85. Tamboras
de fulía. Foto: K.
Lengwinat, 2006.
89. Conjuntos de
percusión mirandina:
tambor redondo,
quitiplás, mina.
Foto: K. Lengwinat,
diciembre de 2006.
90. Ainación de
pipas y cumacos.
Foto: K. Lengwinat,
junio de 1994.
Panorama de tradiciones musicales venezolanas Manifestaciones religiosas/ 245
91. Quitiplás.
Foto: K.
Lengwinat,
junio de 1993.
93. Mina.
Foto: K. Lengwinat,
diciembre de 2006.
94. Guarura.
Foto: http://
elsapilato.wordpress.
com/2008/06/
95. Cumacos
de Tarmas, estado
Vargas. Foto: K.
Lengwinat, junio
de 2010.
Panorama de tradiciones musicales venezolanas Manifestaciones religiosas/ 247
96. Cumaco
y tamboras
de Carabobo.
Foto: K. Lengwinat,
junio de 2008.
100. Arriba
e izquierda,
Sangueo
carabobeño.
Fotos: K.
Lengwinat,
junio de 1993.
101. Sangueo
de los Negros
kimbánganos
en Lezama,
estado Guárico.
Foto: K.
Lengwinat, junio
de 2008.
250 /imágenes
102. Jinca
en Lezama.
Foto: Ismael
Vitriago, junio
de 2008.
103. Morisquetas
en festividad
sanjuanera.
Foto: Juan de Dios
López, junio
de 2008.
105. Los
chimbángueles
frente a la iglesia.
Foto: Carlos
Suárez, en Suárez
2004a, p. 75.
111. Músicos
de los Giros
de San Benito.
Foto: K. Lengwinat,
mayo de 2011.
127. Locainas
recorriendo las calles
de Agua Blanca,
estado Portuguesa.
Foto: Janina Nowak,
diciembre de 2008.
Panorama de tradiciones musicales venezolanas Manifestaciones religiosas/ 259
128. Locainas
de Agua Blanca:
pago de promesa con
baile de galerones.
Foto: K. Lengwinat,
diciembre de 2008.
Única cantaduría
a tres voces
conocida a capela
es de Carabobo
A San Antonio
con cuatro
Panorama de tradiciones musicales venezolanas Manifestaciones religiosas/ 263
Joropo oriental, en
especial en Sucre
En algunos barrios
se incorporan
diversiones
Región Letra Música Instrumentos
264 /veneración a entidades divinas
Sirenas: canto
solista a capela,
a menudo de
controversia
160 Sus padres ya eran bastante mayores y no habían podido tener hijos.
161 http://www.ewtn.com/spanish/Saints/Nacimiento_Juan_Bautista.htm
162 http://de.wikipedia.org/wiki/Hochfest
266 /veneración a entidades divinas
Difusión y arraigo
A lo largo y ancho del país se celebra a San Juan. Según González
Ordosgoitti (1995), es venerado en alrededor de 200 poblaciones.
Llama la atención que en los lugares donde es el patrono no cuenta
con una expresión musical propia, la cual se encuentra más bien en
el 58% de las zonas donde es festejado sin ser el santo oicial (ibíd.,
pp. 37-38). En los asentamientos afrovenezolanos que tienen un pa-
sado marcado por la esclavitud y la explotación, es agasajado con
tambores y mucho fervor. En esas regiones, a las cuales pertenecen
Yaracuy, las costas de Falcón, Carabobo, Aragua, Miranda, Vargas, el
valle de Orituco en Guárico y Yaguaraparo en Sucre predominaban
grandes haciendas que producían gracias a la mano de obra esclava.
Los esclavos africanos, al pisar tierra venezolana, fueron bau-
tizados inmediatamente por ley. Los amos no tenían mayor interés
en el alma de los siervos, pero el Código Negro de 1784 hacía én-
fasis en la responsabilidad de los amos por la cristianización de sus
súbditos (véase Pollak-Eltz 2000b, p. 85), estando obligados a pagar
el adoctrinamiento permanente. La educación del esclavo se dirigía
a la formación del espíritu en la religiosidad cristiana. El objetivo
era “despersonalizar” al africano y a sus descendientes para que
se adaptase más rápido a su condición de esclavo (véase García, J.
1989, pp. 40-50).
Quizás el duro destino de San Juan al ser traicionado, preso du-
rante un largo tiempo y inalmente decapitado, pero también como
“vocero permanente y denunciante de la injusticia” pudo haber origi-
Panorama de tradiciones musicales venezolanas Manifestaciones religiosas/ 267
nado una mayor identiicación de los esclavos con este santo, debido
a que estaban viviendo situaciones similares. Además pudo haber
ayudado la alta jerarquía que tiene San Juan en la liturgia, lo que
hizo más fácil adoptarlo en el proceso de búsqueda de un escape de
la ardua realidad y de una nueva identidad que se expresa allí con
extraordinaria fuerza. En el siglo xix la iesta de San Juan tuvo, tanto
para el esclavo como para el campesino después de la abolición de la
esclavitud, una función liberadora y catártica que contribuía a aliviar
la tensión creada por un régimen social de explotación (véase Liscano
1995, p. 44). La negritud coincidía con la pobreza y la opresión, en
in, con la marginalización, por lo cual hasta el día de hoy la cele-
bración del santo sigue representando una expresión de resistencia
decidida y orgullosa (véase Guss 2005, pp. 62 y 70). En ese proceso el
santo fue humanizado y asimilado por el pueblo como un integrante
más, aunque con poderes milagrosos. San Juan es considerado un
santo parrandero, «que toma aguardiente, canta, baila, cobra los mi-
lagros y participa de grandes comilonas» (Gedler 2006, p. 86).
La iesta
A pesar de la amplia difusión del culto a San Juan en regiones con
características culturales diversas, sus celebraciones tienen rasgos co-
munes que permiten clasiicarlas en dos grandes grupos. Por un lado
están los poblados afrovenezolanos que lo celebran con tambores y
donde San Juan no es el patrono. Por el otro, tenemos lugares donde
es venerado como el santo oicial, pero no se formaron expresiones
musicales propias sino que se celebra con los recursos eclesiásticos y
actividades profanas en iestas patronales.
Aquí nos ocupamos de las manifestaciones afrovenezolanas,
que a grandes rasgos presentan una estructura festiva parecida. La
iesta es preparada por la cofradía de San Juan y consiste siempre en
dos momentos claves: la víspera y el día propio. A menudo se celebra
también un evento inal llamado “Encierro de San Juan”.
En la víspera, el 23 de junio, se prepara el altar y se viste la ima-
gen festivamente163, y por la noche se acostumbra un velorio de santo
cíicos.
En diversas regiones San Juan es honrado nuevamente el 29 de
junio, cuando se organiza su encuentro con San Pedro. En unos casos
vuelve a sonar sólo su música, sin la presencia de la imagen164, en otros
el santo participa nuevamente165.
Elementos comunes
En todas esas zonas las iestas de San Juan son de carácter afrovene-
zolano y tienen varios aspectos en común:
167 Según Fernando Ortiz (citado por Liscano 1995, p. 52), “sangueo” es un voca-
blo congo que signiica “baile” y “saltar de alegría”.
168 Cantos a capela en los velorios (véase el apartado «Velorios en el Centro», p.
200 de este volumen)
169 O “burro” como se llama en Aragua. Baila al taburete con el santo con los
brazos alzados o frente al propio cuerpo.
Panorama de tradiciones musicales venezolanas Manifestaciones religiosas/ 271
y coros ijos.
– Letras generalmente profanas, algunas a lo divino durante
la parte ceremonial y en forma musical de sangueo (por
ejemplo en algunas sirenas, al bautizar al santo en el río,
al sacar al santo de la iglesia).
– Refranes a menudo no relacionados con versos del solista.
– Uso de sílabas “le-le-lé”, “le-lo-lé”, “le-lo-lá”, “lo-lo-é”
como estribillo: provienen del ideófono kimbundu-bantú
le-le-le usado para llamar la atención (Rolando Pérez,
musicólogo cubano, correo electrónico, 11 de octubre
de 2008).
Región costera central 2/ pistas 10, 11, 12, 13, 14, 15
La zona costera central, que comprende tanto la costa del estado Var-
gas como la región barloventeña y algunos otros pueblos mirandinos,
es considerada una zona relativamente homogénea en cuanto a sus
expresiones musicales sanjuaneras. Sin embargo, los conjuntos ins-
trumentales son distintos porque tienen características propias (véase
foto Nº 89, p. 246).
170 “Repicar” signiica que no sólo ejecuta un patrón básico sino que improvisa.
Panorama de tradiciones musicales venezolanas Manifestaciones religiosas/ 273
mucho a inales del siglo xx, así que existe actualmente en Naiguatá un
tambor sin nombre especíico que es multiplicado casi por un centenar
y repite los ritmos de las “pipas empujes” repartidos entre empuje y
cruzao. Ese tambor se parece a la curbata, es recto y se coloca frente
al ejecutante con sus dos baquetas. En Caraballeda la textura rítmica
es aún más compleja y conformada por las seis líneas de: “pipa”, “burro
negro”171 que repica, tres cumacos, pujo I, pujo II, campanas y palos,
asemejándose ese conjunto al del cumaco que se aborda más adelante.
173 “Mina” es también el nombre de una etnia en Togo, país vecino de Benín,
que se llamaba antes Dahomey (véase http://www.everyculture.com/Africa-
Middle-East/Ewe-and-Fon-History-and-Cultural-Relations.html).
174 Personas que tocan los laures, baquetas o palos.
Panorama de tradiciones musicales venezolanas Manifestaciones religiosas/ 277
177 Bimembranófono con aros prensados que se ejecuta colgado del hombro con
una baqueta sobre un solo parche.
Manifestaciones sanjuaneras regionales
San Benito de Palermo era un franciscano del siglo xvi que murió en
la ciudad de Palermo, Sicilia, y fue canonizado en 1807. San Benito se
caracteriza por descender de padres esclavos negros y por su humil-
dad, extremada caridad y prudencia. Aunque nunca aprendió a leer
y a escribir fue un gran sabio, a quien consultaban otros sacerdotes
y teólogos. Su día de celebración es el 4 de abril, según el calendario
Panorama de tradiciones musicales venezolanas Manifestaciones religiosas/ 285
Comisaría
2do Capitán
Plaza Calles
con iglesia del pueblo
Director
de banda
2do Mayordomo
1er Mandador
1er Mayordomo
181 San José, Gibraltar, Palmarito, San Miguel, San Antonio, Santa María.
182 El Batey y Bobures, respectivamente.
del cual cantan, tocan y bailan por las distintas calles del pueblo
hasta llegar a la casa del Mayordomo y continuar hacia la residencia
del Primer Mandador. En esas dos estaciones los devotos son agasa-
jados. De ahí su camino sigue por las calles cantando un Avemaría
y tocando un golpe de plaza, para llegar al domicilio del Segundo
Capitán, donde nuevamente son agasajados. El ensayo termina en el
hogar del director de banda (véase video San Benito y sus vasallos, s.
f.), donde se cierra el círculo.
El Día de Todos los Santos, el 1º de noviembre de cada año,
se festeja “San Benito Multiplicado”. Es la fecha en que se reúnen los
devotos de varios pueblos con sus santos en un mismo lugar (íd.).
Después de una misa y una procesión en las cercanías de la iglesia,
sigue la iesta del santo “multiplicado” con bailes libres y colectivos.
Durante todo el mes de diciembre se realizan visitas con el santo a
otros pueblos.
En Bobures la iesta principal se hace el 1º de enero y tiene tam-
bién su horario y recorrido ijo. Comienza a las 11 a.m. con una misa
en la iglesia, lugar en el cual terminará hacia las 10 p.m. Las campanas
llaman a los devotos (véase foto Nº 106, p. 253) y ellos se sitúan ante
las puertas del templo para recibir al santo, al cual llevan después por
todo el pueblo al son de diferentes golpes. En la tarde se acercan al
cementerio para rendir tributo a los difuntos y después continúan por
las calles del pueblo hasta regresar a la iglesia en la noche.
En el estado Trujillo, después de una procesión, comienza el
recorrido por las calles para trasladarse a los hogares donde hay un
santo y una promesa. Allí realizan velorios cantados seguidos por los
bailes de ofrenda, en ceremonias que duran varias horas. La iesta
termina al devolver la imagen a su lugar de origen.
Algunos devotos, tanto en la región zuliana como en la truji-
llana, visten encima de un pantalón caqui una saya o falda de hojas
de palma, que es un típico atuendo afrodescendiente. En el estado
Trujillo incluyen también un aporte propio, que es un tocado llamado
“coroza”, del cual penden cintas de varios colores.
El conjunto de chimbángueles
Golpes de chimbángueles
Golpe Función
183 En el pueblo de Chejendé hoy son cinco tambores y anteriormente eran seis
según Ortiz y Aliaga (2005b, p. 14).
184 http://www.pueblollano.com.ve/sanbenito.htm
292 /veneración a entidades divinas
185 http://www.pueblollano.com.ve/sanbenito.htm
Panorama de tradiciones musicales venezolanas Manifestaciones religiosas/ 295
XXXVII Íd.
Panorama de tradiciones musicales venezolanas Manifestaciones religiosas/ 299
188 A partir del éxito de un Encuentro de Cultura Popular en el marco del aniver-
sario de la empresa cervecera Polar.
189 Por ejemplo, en la página de http://zulianidades.bitacoras.com
302 /veneración a entidades divinas
iesta con una capa y otras prendas. El ícono se coloca sobre un altar
portátil adornado con mantel y una profusión de lores.
Los Giros se destacan por su vestimenta colorida, que depende
del concepto y del gusto de cada comparsa. La más difundida son los
Giros Blancos. Cargan un turbante o corona de cartón adornada con
papelillos de colores, la cual se sujeta de la cabeza con un cordón.
Visten el “traje dominguero”, que consta de pantalón y casaca blan-
cos. En el pecho y la espalda se ajustan largas cintas multicolores que
están ceñidas en la cintura con una cinta tricolor (véase foto Nº 111,
p. 255). Además sostienen una maraca en la mano.
También hay Giros Negros, que llevan su nombre por embetu-
narse la cara y así asemejarse a los antiguos esclavos negros. Además
se visten con atuendos más oscuros.
Desde 1980 son admitidas también las “Giras”, que es un grupo
de mujeres con falda larga unicolor, blusa blanca y pañuelitos en el
cuello y la cabeza. Generalmente no llevan maraca. Las Giras Negras
también se pintan la cara de negro (véanse videos Los Negros de San
Benito, 2005, y San Benito en Timotes, 2005). Igualmente se encuen-
tran grupos homogéneos vestidos de artilleros, “apaches cimarrones”,
indios cospes y de varias otras representaciones (véase el video San
Benito en Timotes, 2005).
El 29 de diciembre, temprano en la mañana, los vasallos se
reúnen en la capilla o en la casa de los descendientes devotos que
introdujeron al santo en la región. Después de algunas danzas en
honor a San Benito, los distintos grupos pertenecientes a la sociedad
o cofradía se dirigen ordenadamente bailando hacia la plaza mayor
del pueblo, donde se efectúa la iesta central. Muchas veces acuden
desde distintos caseríos a ese lugar común. Por lo tanto se realizan
ceremonias de encuentro y reencuentro bailando al son de la música
de cada uno. Sigue una misa con muchos devotos enfrente de la igle-
sia por no poder albergar el templo a la multitud asistente. Después
se realiza una procesión alrededor de la plaza, en la cual los clérigos
forman parte del cortejo.
Terminada la procesión comienza el recorrido por las calles del
pueblo, en el que cada comparsa ofrece sus danzas al santo.
Las danzas. En los Giros de San Benito destaca una danza que le da
su nombre (de girar) y la cual ejecutan todas las comparsas. Se llama
también el Baile de las Cintas o el Baile de la Reina. Los andinos no lo
llaman sebucán, aunque se parece mucho a su desarrollo. Se trata de
un grupo de danzantes que tejen y destejen cintas coloridas alrede-
dor de un poste, bailando y haciendo sonar la maraca. Esta coreogra-
fía ha generado una increíble inspiración y creatividad, y actualmente
presenta muchas variantes cada vez más complejas (véase el video
San Benito en Timotes, 2005).
Una ceremonia de saludo al santo ejecutan los Giros en la
Danza de Frente, en la cual los danzantes de Mucuchíes (estado Mé-
rida) entrechocan sus bastones y los golpean contra el suelo (Ortiz
1998b, p. 56). Para La Marcha como danza de procesión en Mucu-
chíes, los Giros se organizan en dos ilas doblando las rodillas exa-
geradamente, lo cual se asemeja a una marcha militar. En el Baile
del Caracol también se parte de dos ilas, las cuales el Capitán va
dirigiendo para realizar varias iguras de bamboleo o zigzag; después
se organiza una sola ila que evoca la forma circular de un caracol.
306 /veneración a entidades divinas
Según las fuentes bíblicas el nombre original de San Pedro era Si-
món. Era galileo, casado y pescador cuando conoció a Jesucristo y
comenzó a seguirlo. Fue el primero en ver en Jesús al hijo de Dios
(Mateo 16:13), por lo que éste destacó su autoridad llamándolo Ce-
fas, equivalente de “piedra” en griego, que en español derivó hasta
el apelativo “Pedro”. Por esta razón es conocido como el “príncipe
de los apóstoles” (véase Dalmau i Jover 1953, p. 1.400). Posterior-
mente a la resurrección de Jesús se encargó de dirigir la comunidad
cristiana de Jerusalén, pero todos los apóstoles eran perseguidos, por
lo que tuvieron que dispersarse por Palestina. Pedro fue hostigado y
arrestado varias veces. Es posible que haya sido obispo en Antioquía
e incluso que hubiese estado en Roma, donde muriera martirizado
entre los años 64 y 67 de la era cristiana, para convertirse en el pri-
mero de la sucesión ininterrumpida de papas (véase Encyclopædia
Británica 1995, p. 275). De acuerdo con una antigua tradición se
airma que el sepulcro de San Pedro se halla bajo la basílica que
lleva su nombre.
Justicia y libertad, las dos gracias divinas anunciadas en las car-
tas atribuidas a San Pedro, son razones suicientes que pueden tener
los seres humanos de cualquier parte del mundo para profesar la fe
cristiana por medio de la devoción al apóstol Pedro; y especialmente,
para aquellos a quienes se les ha violado su integridad tanto física
como moral.
En Venezuela, como en otros países latinoamericanos, San Pedro
Apóstol es muy popular: muchas ciudades y pueblos venezolanos lle-
van el nombre del santo. Hacia la costa central de Venezuela (estados
Vargas, Miranda, Aragua y Carabobo) se encuentran varios ejemplos de
iestas de San Pedro, donde resulta interesante la comparación entre
190 http://www.venezueladigital.net/merida/folklore.htm
Panorama de tradiciones musicales venezolanas Manifestaciones religiosas/ 307
los cantos dedicados a este santo y los de San Juan, ya que se encuen-
tra gran similitud entre los versos de las coplas, como es el caso de
las entonaciones de los llamados “cantos de sirena” (véanse Ramón
y Rivera 1990, p. 55, y el apartado «Velorios en el Centro», p. 200 de
este volumen). Otro ejemplo lo constituyen las procesiones llevadas
a cabo en San Pedro de Coche, capital de la isla de Coche (estado
Nueva Esparta). Aquí, el santo Pedro es un pescador que usa tiara (mi-
tra de tres coronas, insignia de la autoridad suprema del Papa) y en
la procesión «reparte sus bendiciones por todo el pueblo haciendo
siete paradas obligadas [una por cada sector de la isla], remembranza
de las repetidas veces que cayó Cristo en su camino al calvario» (Gon-
zález Ordosgoitti 1993, p. 20).
De todas las celebraciones a San Pedro en Venezuela es necesa-
rio hacer mención especial de la Parranda de San Pedro de Guatire y
Guarenas, dos ciudades del estado Miranda culturalmente unidas, en
parte por su geografía. Por extensión, también se da en otras ciudades
del país y algunos barrios de Caracas, trasladada por personas que se
han mudado, tales son los casos de la Parranda de San José de Guaribe
(estado Guárico) y la del barrio Sarría (Distrito Capital, Caracas).
“para que los bailen”. Así, salen poco a poco hacia la plaza frente
a la iglesia, donde se encuentra una aglomeración de personas
que no pudieron entrar a la misa.
Cada cofradía tiene su propio recorrido por las calles y barrios del
pueblo, antes del cual bailan unos breves minutos en la plaza. Cada una
es seguida por un grupo considerable de personas que cantan, bailan o
simplemente caminan tras ellos durante el resto de la tarde. El recorrido
se establece con anterioridad en las reuniones entre los miembros para
deinir los preparativos, en las cuales se recogen todas las peticiones de
familias, negocios y demás entidades que han solicitado durante el año
la visita de la parranda el día de San Pedro, con la inalidad de cumplir
sus promesas. Además de estas visitas, durante las cuales los parrande-
ros son agasajados con bebidas y comidas, para los miembros de las co-
fradías hay paradas obligadas, como por ejemplo la Policía, la Alcaldía,
la Casa de la Cultura, la Capilla del Nazareno y las casas de sanpedreños
mayores muy ancianos o ya fallecidos, que son o han sido colaboradores
importantes de la celebración.
Al inal de la tarde todos coinciden en un punto del pueblo, donde
tradicionalmente se encontrarán San Pedro y San Juan; este punto varía
cada año. Así como existe más de una Parranda de San Pedro, en Guatire
y en Guarenas existen también varias cofradías de San Juan.
Las músicas para estos santos son muy diferentes; sin embargo,
para el momento del encuentro se hacen sonar las dos simultáneamente
en una total confusión hasta que los realizadores de cada iesta, los san-
pedreños calle abajo y los sanjuaneros calle arriba con sus respectivos
adeptos, coinciden. La música de San Juan, ejecutada con tambores, ab-
sorbe la de la Parranda acompañada por cuatros; los sanpedreños termi-
nan bailando tambores de San Juan, el cargador de San Pedro también y
los cargadores de los santos se los intercambian. Se alternan las músicas,
un rato bailan Parranda de San Pedro y otro, tambores de San Juan. Esta
iesta termina en una gran algarabía. Ya de noche, los integrantes de las
cofradías se retiran a sus sedes donde continuarán bailando.
Al día siguiente (30 de junio) se reúnen en alguno de los ríos de
la localidad para compartir lo vivido el día anterior, en medio de be-
bidas y comidas, lo cual sirve de descanso e intercambios personales
de ideas y afectos. Es allí donde evalúan lo que realmente signiica la
Parranda para ellos (Francisco Requena, cantante de la Parranda del
Centro de Educación Artística Andrés Eloy Blanco de Guatire, entre-
310 /veneración a entidades divinas
Solista
Si San Pedro se muriera 8 a
todo el mundo lo llorara. 8 b
Coro
Si San Pedro se muriera
todo el mundo lo llorara
Solista
Por lo menos María Ignacia 8 c
los cabellos se arrancara 8 b
Coro
Por lo menos María Ignacia
los cabellos se arrancara…
parte puede durar varios minutos, dependiendo del recorrido por las
calles y de las paradas que hagan los parranderos, y extenderse a va-
rias cuartetas (en algunas grabaciones hasta 20, alcanzando unos 300
compases aproximadamente). Si el solista se cansa le pasa el turno a
otro sin parar la música, hasta llegar al cierre.
El cierre es anunciado por el solista en el mismo canto para pre-
parar tanto a los cuatristas como a los bailadores; esta advertencia del
cantante es identiicada por los sanpedreños como “la llamada” o “la
vuelta”, la cual anuncia no sólo un cambio en el tipo de estrofa, sino
en la armonía y en el carácter del ritmo, ya que todos deben dejar de
caminar y darle espacio al baile con zapateo:
Coro
Y se me ponen de frente,
que ya los voy a llamar.
Solista
En esta vuelta y la otra 8 c
voy a cambiar la toná. 7 b
Coro
En esta vuelta y la otra
voy a cambiar la toná...
191 Dos versos compuestos por cualquier número de sílabas que riman entre sí.
312 /veneración a entidades divinas
6/8 T D7 | T S | T D7 | T ||
Danza y personajes
En la Parranda de San Pedro no hay una representación dramática
como tal. Sin embargo, existen personajes, cada uno cumpliendo
una función, no sólo en el baile, sino también en toda la iesta,
teniendo las calles del pueblo como escenario. La trama es muy
clara y sirve de inspiración a todas las acciones y reacciones: la
Panorama de tradiciones musicales venezolanas Manifestaciones religiosas/ 315
194 http://www.corazones.org/santos/antonio_padua.htm
195 http://www.churchforum.org.mx/santoral/Junio/1306.htm
318 /veneración a entidades divinas
196 http://www.rafaes.com/advocacion-antonio-padua.htm
197 En Lara, al inal de la celebración se reparte aún el pan de San Antonio entre
los presentes como gesto de solidaridad.
Panorama de tradiciones musicales venezolanas Manifestaciones religiosas/ 319
Los instrumentos
Los instrumentos que se usan en el tamunangue son una amplia gama
de cordófonos rasgueados, que abarcan el cinco, el medio cinco, el
requinto y el cuatro, así como el cumaco, la tambora y un par de ma-
racas. Puede haber tantos cordófonos como se quiera, únicamente
existe una restricción en cuanto al cinco, que sólo puede ser ejecutado
por el maestro, y por lo tanto es único. Todos tocan los mismos patro-
nes rítmicos y armónicos; no obstante, el requinto “lorea”201 muchas
veces en forma más libre que los otros. El sentido de esa batería de
cordófonos, en la cual todos sus integrantes hacen lo mismo, es de ca-
rácter tímbrico, ya que los instrumentos se diferencian por el tamaño,
la cantidad de cuerdas y la ainación. Todos se ainan por el concepto
antiguo que no es sucesivo en cuanto a las alturas.
El cinco cumple la función de guía; tiene cuatro órdenes de
cuerdas, pero el cuarto orden es doble y ainado en octava; su
cuerpo se asemeja a una guitarra pequeña tipo vihuela. El medio
cinco tiene una caja de resonancia más pequeña que la del cinco;
las cuerdas tienen la misma conformación, pero se ainan una cuarta
más aguda que en el cinco. El cuatro es el típico cuatro larense con
su caja menos profunda que la oriental y con una ainación común.
El requinto dispone de cuerdas en cuatro órdenes con el cuarto
orden doble en octava. Su caja es más pequeña, el diapasón más
largo y el sonido más agudo que todos los otros («Joropo centro-
occidental», volumen Manifestaciones profanas, inédito).
Entre los instrumentos de percusión en la música de venera-
ción a San Antonio se encuentra un par de maracas relativamente
grandes, que muchas veces tienen la particularidad de que se las
hace sonar con una sola mano. Además se toca una tambora de
doble parche con dos baquetas sobre uno de los cueros, y a veces
también sobre el borde de madera. En El Tocuyo se agrega un furro
de mano que es una pandereta redonda y plana de un solo parche
que se frota con los dedos.
Además entra un tambor largo hecho de un tronco ahuecado
La música y el baile
El tamunangue en honor a San Antonio es precedido por una breve
cantauría. Después se ejecuta el golpe de La Batalla, que también
acompaña la procesión por la calle hacia y desde la iglesia. Es un
juego inicial en el cual dos hombres simulan una lucha de garrotes.
Musicalmente de metro binario y en tono menor –que pasa posterior-
mente a mayor para volver en otro momento a menor– es interpre-
tado por dúos sucesivos a dos voces que cantan una estrofa de dos
versos octosílabos y un estribillo que reza “adorar a San Antonio”.
Antes de cantar el siguiente dúo se suele incluir una vuelta instrumen-
tal. Después de La Batalla vienen siete sones.
Los siete “sones de negros” que constituyen el tamunangue en
sí son los siguientes: el Yiyivamos, La Bella, La Juruminga, La Perren-
denga, el Poco a Poco, el Galerón y el Seis igureao (véase foto Nº
120, p. 258). Musical y coreográicamente se distinguen en ellos dos
grupos. Uno es cantado por dúos consecutivos a dos voces (La Bella,
Galerón, Seis igureao) y en el baile participa una pareja tras otra con
una coreografía libre (véase foto Nº 121, p. 258). Sólo en el último, la
danza es de tres parejas simultáneas y con iguras coordinadas203. El
otro grupo es cantado por un solista que improvisa algunas partes y
contestado por un coro con un estribillo ijo (Yiyivamos, La Juruminga,
La Perrendenga, Poco a Poco). Lo bailan parejas independientes eje-
cutando contenidos y iguras que se describen y exigen a través de
los textos cantados. A pesar de ser bailes de expresión profana, son
202 Cuando está colocado en algún lugar sin ser tocado (María Teresa Hernández,
etnomusicóloga, correo electrónico, 21 de octubre de 2007).
203 En Sanare, dicen, hay 32 iguras, en otros lugares aún más.
324 /veneración a entidades divinas
intrínseco.
Cada uno lleva una vara delgada y lexible que muchas veces se
mantiene doblada con ambas manos entre la pareja. Pueden bailar
solos, con otro zaragoza o con una persona del público. Cuando se
encuentran frente a símbolos religiosos como la iglesia o ante un altar
casero, los zaragozas frecuentemente bailan a los niños a solicitud de
los padres (véase foto Nº 126, p. 260), en búsqueda de sanación para
sus males o protección ante estos (véase Molina Morales 2005). En
los golpes larenses (una variante regional de joropo) pueden interve-
nir otros cantores que no pertenecen al conjunto musical. Todas las
letras son profanas (volumen Manifestaciones profanas, inédito).
La festividad de los Locos de Sanare tiene una canción espe-
cíica para la ocasión, que se puede entonar como canto de camino
o para entrar y salir de las respectivas casas. También es cantada
y bailada en la iglesia y enfrente del cuadro sagrado cuando no se
entonan salves. Se llama La Zaragoza por el estribillo que dice “Ay
Zaragoza”. Los músicos de hoy día airman que se trata de un golpe
larense lento, mientras los mayores insisten que lleva el ritmo de me-
rengue larense (María Teresa Hernández, etnomusicóloga, entrevista
personal, 28 de diciembre de 2006). Ambos géneros se tocan en 6/8
y pueden llevar la misma secuencia armónica. Se distinguen por cier-
tos acentos musicales que al interpretarlos de una u otra manera ha-
cen la diferencia, manteniendo siempre mucha cercanía. La Zaragoza
es compuesta por un ciclo armónico en cuatro compases: T-S-D-D.
Después de una copla solista con rima a-b-c-b, en la cual el coro
contesta cada verso de la estrofa con la frase “ay Zaragoza”, entra el
estribillo a dos voces, recurso típico larense.
Solista Coro
Que vivan los capitanes Ay Zaragoza
de esta iesta tan hermosa. Ay Zaragoza
Calle arriba, calle abajo Ay Zaragoza
alzamos la Zaragoza. Ay Zaragoza
La celebración
Algunas comunidades acostumbran celebrar el Robo de manera
más formal y ritual, anunciándolo por medio de un disparo de co-
hete y el envío de una carta algunas veces anónima, dirigida a los
dueños de la imagen después de haber sucedido el robo, la cual
deben responder también por escrito para concretar la fecha y los
detalles de la búsqueda.
El moroso al que le han robado el Niño elige una noche e invita
a sus amigos para que le ayuden a buscarlo. Para el acto escoge a los
padrinos del Niño y contrata a los músicos. La Búsqueda es un simu-
lacro, puesto que por vía secreta ya se ha averiguado en cuál casa
reposa la imagen.
La procesión parte desde la casa de donde fue hurtada la ima-
gen, haciendo un recorrido de casa en casa preguntando, de manera
cantada y/o hablada, si se encuentra allí el Niño extraviado. Los parti-
208 Bárbula, Tarapío y la entrada del municipio Naguanagua, y los municipios Be-
juma y Miranda del estado Carabobo; Güiria del estado Sucre.
Lista de referencias
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Mar Caribe
Antillas
Neerlandesas
Curazao
Aruba Bonair
Punto
Golfo Fijo
de
Venezuela Coro
Falcón
Maracaibo
San Yaracuy
Cabimas Ma
Lara Felipe Cara
Zulia
Barquisimeto Valenc
Lago
de
Maracaibo San
Valera
Carl
Trujillo Guanare Río Cojed
C oj
Portuguesa ed
es
Mérida Barinas
Mérida
Barinas
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Táchira pu
oA
San Rí
Fe
Cristóbal
Apure
Venezuela Colombia
Límite internacional
Límite de estado
Capital
Capital de estado
Carretera
Vía férrea
Río
re 12
Granada
Nueva Tobago
Isla la Esparta La Asunción
Tortuga Isla de
Trinidad
Margarita y Tobago
Distrito Güiria
Capital La Guaira
Cumaná Sucre Golfo
aracay Caracas de
abobo
cia
Los Miranda
Aragua
Teques
Barcelona
Maturín
Paria Trinidad
Océano
n
San Juan
Anzoategui
Atlántico
de los Monagas
los Morros
des Tucupita
Delta
Guárico Amacuro
Ciudad Curiapo
Bolívar Ciudad
Río Orinoco Guayana
San Bochinche
Guasipati
ernando Ciudad Embalse
Piar de Guri Tumeremo
El
Dorado
La Paragua
Canaima
Zona
Bolívar en
Río Ca
Venezuela Reclamación
Rio
roni
San Juan
Puerto
Ca
de Manapiare
Ayacucho
ura
Santa Elena
de Uairén
San Fernando
de Atabapo
Amazonas
e
iar
Río
iqu
Orin
oco
as
oC
B r a s i l
Rí
Índice de fonogramas
356 /a nexos
Masterización de sonido: Emiliano Montes
Estudio: Humana Cooperativa Audiovisual
Replicación: Centro Nacional del Disco (CENDIS) 2012
11 Toques mortuorios Toque de dos Comunidad yukpa Tradicional 1:56 Video: La danza del muerto.
yukpa lautas ayubu, Yukpa (2005). Morris
danza colectiva Producciones y Comunicaciones,
con palos Serie Contravía, Colombia
golpeados en el
suelo y lloros
12 Ritual mortuorio Ovevi mataeto Cacho de venado: Tradicional 0:39 Archivo Fundef
jivi desconocido
13 Velorio de ánimas Cabo de Año de Desconocido Tradicional 4:00 Archivo Fundef. Misión Yaracuy,
358 /a nexos
Francisco Javier matriz 1, fonograma 1; caserío La
Chirinos: Gotera, mun. Sucre, Yaracuy, 22
Rezo 0:00, de junio de 1990
Piadosísimo
Jesús 0:36,
Letanía 1:14,
Salve 2:38
14 Akaatompo kariña s. t. Canto: Luisa Elena Medina; Tradicional 1:55 Grabación: Ruth Suniaga, Mesa
maracas: Rafael Arai; de Guanipa-Tascabaña, 2 de
cuatro: desconocido noviembre de 2009 (archivo
privado)
15 Warime piaroa Sesión Desconocidos Tradicional 2:00 Archivo Inidef, recopilación:
instrumental Terry Agerkop, 1983
nocturna
16 Diablos de Yare Toque corrío Caja: desconocido Tradicional 1:36 Grabación: Katrin Lengwinat, San
Francisco de Yare, 15 de junio de
2006 (archivo privado)
Grabación: K. Lengwinat,
Maracay, 7 de junio de 2007
17 Diablos de Turiamo s. t. Cuatro: desconocido Tradicional 0:51 (archivo privado)
18 Adoración Espíritu Santo Desconocido Desconocido 3:13 CD Música tullera [sic],
evangélica Producciones Y & S
(joropo central) (producción informal)
19 Parranda del Niño Parranda del Desconocido Tradicional 1:10 Recolección: Pedro Isea (2007),
Niño Jesús de http://www.youtube.com/watch
Tarmas ?v=amyZN4wRonQ&feature=re
lated
360 /a nexos
con rezo Niquitao, estado Trujillo, 4 de
enero de 1992 (archivo privado)
362 /a nexos
(occidental) Chirino; canto + maracas: (archivo privado)
Alba Rosa Miranda; pandero:
Aurelio Rodríguez; cuatro,
cuatro y medio, cinco y
medio: Dionisio Sangronis,
Alexander González, Vicente
Paz
6 Tono de velorio Solista + bandola: Anselmo Tradicional 2:53 Grabación: K. Lengwinat,
(llano/ Guanare) López; cuatro + 2ª voz; Caracas, 20 de mayo de 2006
maracas; bajo; 3ª voz (archivo privado)
8 Velorios de cruz y Fulía central Grupo Caucaucuar de Música: 4:34 Grabación: K. Lengwinat,
santos Caucagua tradicional; Caracas, 27 de mayo de 2006
(central) letra: (archivo privado)
desconocido
364 /a nexos
tradicional; Patanemo, 23 de junio de 1996
Cumaco de letra: (archivo privado)
Carabobo improvisada
17 Se va Bautista Tambores de San Millán Letra: Víctor 1:09 CD Raíces. Tambores de San
Hermoso Millán. Orisha Producciones
Cumaco de
Carabobo
18 Adiós Gerbasio Juana Landínez Díaz (canto Música: 3:47 CD Afroyaracuyana, Colección
solista) tradicional; Patrimonio Musical, Serie
Cumaco/ letra: Afrovenezolana 7, Conac 2001
golpe corrío improvisada
(Yaracuy )
Guatire
21 La estrella del Falito y Arturo Mijares y sus Tradicional 4:03 CD Proyecto Afrovenezuela
paraíso acompañantes (vol. 3), Fundación Afroamérica/
Conac; edición: Emiliano Montes
Quimbángano/
jinca (Guárico)
CD 3
Función o género Título/ Incipit Intérpretes Música / Letra Duración Fuente
3 Pío, pío Solista: Olimpia Tradicional 2:21 LP: Música, canto y danza
López, coro: Jesús de origen africano presentes
Armando, Claudia, en los estados Mérida,
Ana M., “Diablito” Trujillo y Zulia (1993).
Conac/Fundajé
4 Gaita perijanera, Gaita, Sambe Desconocido Tradicional 4:04 LP: Música, canto y danza
Sierra de Perijá 0:55, Chimbán- de origen africano presentes
gueles 1:55, en los estados Mérida,
Guacharaca Trujillo y Zulia (1993).
2:45 Conac/Fundajé
5
366 /a nexos
5 Giros, San Baile de la Grupo folklórico San Tradicional 3:26 CD Tradiciones merideñas
Rafael del Reina trenzado Rafael del Páramo (vol. 1). Grupo folklórico
Páramo, estado tradicional San Rafael del Páramo,
Mérida Recopilación: G. F. Sarapa
6 San Pedro Exposición Parranda del CEA de Tradicional 3:12 Grabación: K. Lengwinat,
Guatire Caracas, 19 de junio de
2010 (archivo privado)
7 Llamada y cierre Parranda del CEA de Tradicional 1:01 Grabación: K. Lengwinat,
Guatire Caracas, 19 de junio de
2010 (archivo privado)
8 San Antonio Batalla 0:00 y 0:00-1:49 grupo Los Tradicional 9:02 CD Cruces, diablos y
sones de negros: Hermanos Rojas, de santos, Fundef, dep.
Yiyivamos 0:57, Sanare, 1978, legal FD 2522000627,
Bella 1:49, 1:49-4:28 Los recopilación: varios
Juruminga 2:35, Golperos de El
Perrendenga Tocuyo, 1976, Edición: Jorge Salazar
3:30, Poco a 4:28-in Pío Alvarado
poco 4:28, y su Grupo de
Galerón 5:58 Curarigua, 1972
Seis igureao
7:37
9 Zaragoza Ay Zaragoza Desconocido Tradicional 2:42 CD Entre rito y parranda,
Fundef, dep. legal FD
25298677; recopilación:
Norma González y Héctor
Moreno, Sanare, 1978
10 La Chuchurucha Desconocido Pío R. 2:37 CD Don Pío Alvarado “El
Alvarado viejo roble de Curarigua”
20 éxitos. Lara Records
Producciones 250
12 Robo y Búsqueda del Niño Una linda Desconocido Tradicional 1:50 MC Música navideña
estrella. de Venezuela. Fundef.
Grabación: Isabel Aretz y
Búsqueda Luis Felipe Ramón y Rivera,
del Niño en en Queniquea, estado
Queniquea Táchira, 1978
13 Villancico para Desconocido Tradicional 1:15 MC Música navideña
la búsqueda del de Venezuela, Fundef.
Niño Colectores: Yolanda Salas
y Héctor Moreno, en Santo
Domingo, estado Mérida,
1980
Panorama de tradiciones musicales venezolanas Manifestaciones religiosas/ 369
Imágenes 213
Lista de referencias
Fuentes bibliográicas 333
Fuentes audiovisuales 346
Fuentes electrónicas 348
Anexos 353
Mapa de Venezuela 354
Índice de fonogramas 356