Guía de Lectura 1 Hobsbawm
Guía de Lectura 1 Hobsbawm
Guía de Lectura 1 Hobsbawm
- 2017 -
La guía que aquí se presenta aborda el escenario y las problemáticas que atraviesan los
contenidos de toda la Unidad 4. Por ello mismo, su recorrido aporta conocimientos que
enmarcan los temas de estudio para el parcial grupal.
Texto fuente:
Hobsbawm, Eric (1999) Capítulo I “La época de la guerra total” en Historia del Siglo XX.
Buenos Aires: Grijalbo Mondadori. Buenos Aires. (pp.29 -62)
Consignas
1. A partir del siguiente párrafo, procuren caracterizar los sentimientos del campo de
experiencia de los hombres y mujeres de ese tiempo:
1
Hobsbawm, Eric (1999) Historia del Siglo XX. Buenos Aires: Grijalbo Mondadori. Buenos Aires.
“La humanidad sobrevivió, pero el gran edificio de la civilización decimonónica se derrumbó
entre las llamas de la guerra al hundirse los pilares que lo sustentaban. El siglo xx no puede
concebirse disociado de la guerra, siempre presente aun en los momentos en los que no se
escuchaba el sonido de las armas y las explosiones de las bombas. La crónica histórica del siglo
y, más concretamente, de sus momentos iniciales de derrumbamiento y catástrofe, debe comenzar
con el relato de los 31 años de guerra mundial”. (pp.30)
“En conclusión, 1914 inaugura la era de las matanzas” (pp.32)
2. Caractericen las particularidades de esta guerra, el escenario de las potencias como inédito,
por el cual amerita un nuevo nombre: “la guerra mundial”; y que la diferencia de todos los
conflictos acaecidos y sostenidos precedentes. Entre esos rasgos, se destacan la extra-
territorialidad de los países, gobiernos y ejércitos implicados (pp. 31); y la “maquinaria
mortífera”. Releven algunos alcances y formas de esta maquinaria de muerte. Tengan en cuenta
para ello la siguiente descripción del autor:
“Ese era el «frente occidental», que se convirtió probablemente en la maquinaria más mortífera
que había conocido hasta entonces la historia del arte de la guerra. Millones de hombres se
enfrentaban desde los parapetos de las trincheras formadas por sacos de arena, bajo los que vivían
como ratas y piojos (y con ellos)”. (pp. 33)
3. A qué se refiere el autor cuando afirma: “Pero peor aún que los horrores de la guerra en el
frente occidental iban a ser sus consecuencias” (pp. 34).
5. El autor plantea interrogantes relevantes para interpretar el por qué de la duración del
conflicto bélico, no obstante las masacres y destrucciones que estaban arrasando las sociedades
de la época:
“Si uno de los grandes ministros o diplomáticos de periodos históricos anteriores —aquellos en
quienes los miembros más ambiciosos de los departamentos de asuntos exteriores decían
inspirarse todavía, un Talleyrand o un Bismarck— se hubiera alzado de su tumba para observar
la primera guerra mundial, se habría preguntado, con toda seguridad, por qué los estadistas
sensatos no habían decidido poner fin a la guerra mediante algún tipo de compromiso antes de
que destruyera el mundo de 1914. También nosotros podemos hacernos la misma pregunta (…)
¿Por qué, pues, las principales potencias de ambos bandos consideraron la primera guerra mundial
como un conflicto en el que sólo se podía contemplar la victoria o la derrota total? ” (pp. 37).
“Y asevera Hobsbawm: “(…) La rivalidad política internacional se establecía en función del
crecimiento y la competitividad de la economía, pero el rasgo característico era precisamente que
no tenía límites” (pp. 38).
Identifiquen qué países se involucraron, cuándo, y con qué alianzas protagonizaron la segunda
guerra mundial. Indiquen años de inicio y finalización de esta segunda guerra “generalizada”,
y cómo quedó organizado el orden mundial tras su resultado.
Revise las escalofriantes “cifras” con las cuales se procura estimar el catastrófico resultado en
términos de vidas humanas.
9. Reflexionen sobre las siguientes palabras del autor, en relación a historias de vida, memorias,
subjetividades de posguerra, inmigrantes que llegaron a países como el nuestro, etc., vidas que
en su singularidad y en su pertenencia a una colectividad, quedaron marcadas por la “era de las
catástrofes”:
“De cualquier forma, ¿qué importancia tiene la exactitud estadística cuando se manejan cifras tan
astronómicas? ¿Acaso el horror del holocausto sería menor si los historiadores llegaran a la
conclusión de que la guerra no exterminó a 6 millones de personas (estimación aproximada
original y, casi con toda seguridad, exagerada) sino a cinco o incluso a cuatro millones? ¿Qué
importancia tiene que en el asedio al que los alemanes sometieron a Leningrado durante 900 días
(1941-1944) murieran un millón de personas por efecto del hambre y el agotamiento o tan sólo
750.000 o medio millón de personas? ¿Es posible captar el significado real de las cifras más allá
de la realidad que se ofrece a la intuición? ¿Qué significado tiene para quien lea estas líneas que
de los 5,7 millones de prisioneros de guerra rusos en Alemania murieron 3,3 millones?
(Hirschfeld, 1986).
(…) Una vez terminada la guerra fue más fácil la reconstrucción de los edificios que la de las
vidas de los seres humanos. ¿Es posible captar el significado real de las cifras más allá de la
realidad que se ofrece a la intuición?” (pp.51)
10. Luego de recorrer el tremendo escenario de ambas guerras, reconozca los rasgos que, según
el autor, caracterizaron la racionalidad económica y material de dichas violencias mundiales,
donde confluyen -como condiciones de determinación de la modernización- el capitalismo, las
empresas privadas, la racionalidad tecnológica, el sistema financiero y la administración de las
vidas. Ver especialmente para ello páginas 53 a 56.
11. Para comprender aspectos distintos del Siglo XX, en cuanto a ser el más sangriento de la
historia de la humanidad, el autor que estamos considerando afirma:
11.a) Releve algunos de los rasgos que caracterizan el periodo de las guerras, y explique por
qué, para el autor, no hay “entreguerra”, sino continuidades bélicas. Indique por qué para los
sobrevivientes, en cambio, hay “dos guerras” y un periodo intermedio entre ambas. 11.b) Para
ello, deténgase en los desarrollos de Hobsbawm entre la página 57 y el final del capítulo.