Molino Rojo Finzi

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Molino rojo o

Un camino
alto y desierto
Alejandro Finzi
Finzi, Alejandro > a modo de presentación
Molino rojo: un camino alto y desierto / Alejandro Finzi;
ilustrado por Oscar Grillo Ortiz. -1a ed.- Buenos Aires:
Argentores, 2010. Con el fin de hacer conocer y poner a mano de los elencos de
97 p. ; 17x12 cm. - (País teatral)
todo el país obras de autores argentinos clásicos y
ISBN 978-987-1752-04-1
contemporáneos, ARGENTORES y el INSTITUTO
1. Teatro Argentino. I. Grillo Ortiz, Oscar, ilus. II. Título
CDD A862 NACIONAL DEL TEATRO acordaron la publicación de
una nueva colección cuyo lema es “un autor, una obra”.
Fecha de catalogación: 13/07/2010
El acuerdo toma cuerpo con el lanzamiento de los primeros
Esta edición fue aprobada por el Consejo de Dirección del INT
en Acta Nº 256/09. (8 y 9 de junio de 2009).
seis títulos a los que se sumarán, próximamente, otros seis, ya
Ejemplar de distribución gratuita - Prohibida su venta que es propósito de ambas instituciones publicar doce obras
ARGENTORES - AUTORIDADES por año.
Presidente
> Roberto Cossa
ARGENTORES y el INSTITUTO NACIONAL DEL
TEATRO difunden de este modo el trabajo de los autores
Publicaciones
> Lucia Laragione nacionales para que los teatristas de todo el país cuenten con
> Ana Ferrer un material de primera calidad y lo lleven a escena.
CONSEJO EDITORIAL INT La nueva colección aspira a ser una herramienta útil y
> Mónica Leal
> Alicia Tealdi estimulante para lograr más y más puestas de nuestros autores
> Marcelo Lacerna a lo largo y a lo ancho de todo el país.
> Claudio Pansera
> Carlos Pacheco

STAFF EDITORIAL
> Mariana Rovito (Diseño de tapa)
> Gabriel D’Alessandro (Diagramación interior)
> Oscar Grillo Ortiz (Ilustración de tapa)

© Inteatro, editorial del Instituto Nacional del Teatro

ISBN: 978-987-1752-04-1

Impreso en la Argentina - Printed in Argentina.


Queda hecho el depósito que marca la Ley 11.723. Reservados todos los derechos.
Impreso en Buenos Aires, Julio de 2010. Primera edición: 2.500 ejemplares
> molino rojo

PERSONAJES

JACOBO FIJMAN
EL QUIJOTE DE LA MANCHA
SERAFÍN
EL MÉDICO (EL PADRE, UN GUARDIACÁRCEL, EL JUEZ,
EL CAPATAZ)
LA ENFERMERA (LA MADRE, APOLONIO EL
ENTRERRIANO)
ENFERMERO 1 (UN GUARDIACÁRCEL, EL CARCELERO,
UN PEÓN)
ENFERMERO 2 (UN GUARDIACÁRCEL, UN PEÓN)
EL EDITOR (EN OFF)

Indicaciones para una puesta en escena:


- El presente texto señala diferentes decorados
sonoros que deberán ser explorados en todas sus
posibilidades expresivas.

- El Médico, la Enfermera y los Enfermeros asumen


los personajes que se indican precedentemente.
Puede optarse, sin embargo, para el papel de
Apolonio el Entrerriano, por otra actriz.

- Se recomienda para las interpretaciones de violín la


utilización de los siguientes registros:

Sonata op. 5 de Corelli, "La locura"

Versión para violín del Kol Nidrei, de Max Bruch.

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molino rojo

Prólogo:

Entre la oscuridad y el silencio comienza a percibirse


el sonido desarticulado y feroz, siniestro y
desenfrenado, que producen las voces de los
habitantes del hospicio. Ese griterío va en aumento
hasta que, súbitamente, es interrumpido por la
tenebrosa palabra del Editor.

EDITOR: "Buenos Aires, lunes 2 de noviembre de 1942,


siendo las doce horas.
Personal de la Comisaría 49 cumpliendo órdenes
superiores concurre a la finca de Avenida de Mayo
1276, piso 2º izquierda, a fin de asegurar los bienes
supuestamente pertenecientes a Jacobo Fijman.
Siendo atendidos por la encargada de la finca,
Jacinta Pérez, quien impuesta del motivo, los hizo
llegar a una pequeña habitación en los altos y al
fondo del piso, que dijo ser la que ocupaba Fijman
desde hace meses, solo, sin conocérsele parientes, ni
bienes de fortuna en el país, conociéndolo como
profesor de latín. Que dicha habitación se hallaba
con la puerta abierta, sin llave. Que procedióse a la
inspección en la habitación, constatándose que
existe: una cama de una plaza, con colchón; una
silla; una mesa de luz y dos repisas, que según
manifestación de la encargada son de su propiedad,
ya que alquilaba la habitación amueblada.

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Entre esa misma oscuridad se reconoce a Fijman. La sala del hospicio, en la semipenumbra. Es el
amanecer. Tres camas ocupadas. Allí duermen
Un par de zapatos colorados muy usados; un saco Fijman, Serafín. Un alto ventanal de vidrios
y un pantalón gris, un álbum con seis discos; un mugrientos. Ninguna luz puede penetrarlos. De
par de medias grises; dos carpetas rojas de cartulina pronto se enciende una bombita que cuelga del
con apuntes; una caja con varios trozos de lápices; techo. Al mismo tiempo se escucha una orden, una
voz de mando, absolutamente incomprensible.
un cepillo, un peine; dos cuadritos dibujados al
Serafín se ha despertado.
lápiz; una valija marrón de 80 x 60, un atado de
ropa muy sucia En ese momento, entran dos enfermeros:
Fijman avanza hacia la semipenumbra. Acá.
Una caja con cuerpos geométricos construidos en Éste, es.
cartulina; una vitrola portátil a cuerda, de caja Se llevan el cuerpo de un hombre muerto.
negra muy usada
Serafín va hasta el lecho de Fijman, lo cubre con una
Fijman recorre el lugar, que es su encierro manta. Después busca algunos trapos y los guarda en
Pañuelos de bolsillo; 77 libros de distintos los bolsillos de su chaqueta gris. Con una pequeña
escalera improvisada sube hasta un andamiaje que se
formatos en encuadernación rústica y 9 libros en extiende en lo alto, frente a la ventana. Saca un trapo,
encuadernación especial, de distintos temas, y un comienza a limpiar los vidrios. Pero esos vidrios nunca
llavero. Todo lo cual queda en posesión de la quedarán limpios. Un momento después se detiene y
encargada en carácter de depositaria, ya que no es trata de ver a través de ellos, pero no ve nada y
continúa su trabajo.
posible asegurar la habitación por carecer de llave.
Terminose el acto firmando las partes." Fijman se ha despertado, pega un brinco.
Fijman se detiene, interroga la oscuridad que lo
FIJMAN: ¡Serafín!
envuelve. Lanza una carcajada prolongada, temible,
delirante. ¡El desayuno!
Buen día, Serafín.
Oscuridad.
Fijman busca un par de tarros, encuentra un pedazo
de galleta:

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El desayuno está servido. ¿Hoy vas a bajar o no Entonces todos se acurrucan alrededor de esa voz
vas a bajar, eh? primera, los que comprenden y los que no
¿Eh, Serafín? Vos tenés trabajo, yo también tengo comprenden, Serafín, esa voz es para todos, sin
trabajo. Aquí está. Pongo las cosas aquí. Y venís. distinción, los que vivimos aquí adentro, los que
¿No?¿No vas a bajar? viven en lo que está adentro de las demás partes.
Serafín no le responde: simplemente allí, en lo alto, Todos, sin excepción. ¿Por qué habría de hacer
de espalda, continúa con sus trapos contra el vidrio. excepciones? Entonces, yo he pensado que el
Canto del Cisne está bien:
Está bien, como quieras. Pensaba. No sé que te va
"Demencia: el camino más alto y más desierto."
a parecer, Serafín. Si buscase, como título, tal vez,
El desayuno se te va enfriar, Serafín, y lo que yo
el nombre de un poema de mi primer libro.
tengo que hacer es quitar esto y después,
Como si cada verso volviese a escribirse y a
enseguida, buscar mi papel.
irradiar una palabra igual, pero distinta, ¿me estás
escuchando?: que el libro se llame como el primer Fijman saca su valija marrón 80 x 60 de debajo de su
cama.
poema, del primer libro. Es decir.
Y Fijman se levanta y deja el tarro y la galleta de Y mis lápices y abro y busco
Serafín de modo que este pueda recogerlo. En ese momento la claridad desparece, lentamente.
Es decir, la primera palabra, única palabra, que se
Entra el Padre de Fijman y detrás, la Madre
ha dicho desde siempre y que todos, lo sepamos o
no lo sepamos, estamos destinados a compartir: PADRE: ¡Deje eso donde estaba!
"¿A quién llamar? Déjelo, le digo.
¿A quién llamar desde el camino tan alto y tan La valija no es suya. Todavía no es suya.
desierto? Usted va y la deja donde la encontró.
Se acerca Dios en pilchas de loquero y ahorca mi MADRE: Haga lo que le dice su padre, hijo.
gañote con sus enormes manos sarmentosas; Jacobo.
y mi canto se enrosca en el desierto. FIJMAN: No.
¡Piedad!" Es mía, también. Y yo la necesito, ahora.

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PADRE: ¿Qué es suya, me está diciendo? FIJMAN: Es a Buenos Aires, que voy.
FIJMAN: Me voy. PADRE: ¡Cállese!
PADRE: ¿"Se va"? MADRE: ¿La primera locomotora? No, nadie sabe nada del
MADRE: Jacobo ferrocarril del sur. Y el viento corre, corre. Y hay
FIJMAN: Me voy. Padre. Siento que me ha llegado la hora que asomarse para ver al padre que llega, con lo
y que ya no puedo seguirlos. demás. Y de noche, los lobos. ¿Oye?
PADRE: ¡Usted no deja esta casa! FIJMAN: Continuaré el estudio, en Buenos Aires.
MADRE: Arón. PADRE: ¡La casa!
PADRE: No intervenga, Nidja. Nosotros sabemos cuándo FIJMAN: Iré a las bibliotecas. Y trabajaré. Y estudiaré.
usted puede dejar su casa. Cuando se necesitó, se MADRE: ¿Sola? Tu padre ha muerto y qué puedo hacer.
lo mandó a Mendoza. FIJMAN: Y tendré un buen trabajo y a fin de mes mandaré
FIJMAN: Pero usted ya había muerto, padre. Y después dinero. Y nada va a faltar en la casa.
cuando me volvieron a traer aquí, a Lobos, hacía PADRE: ¡Cállese!
5 años que usted ya no estaba. MADRE: Llegaba el invierno y la nieve se mezclaba entre los
PADRE: ¡Este es su lugar, ahora! durmientes y el hierro. Las vías quedaban siempre
MADRE: Me voy a quedar sola. ¿Sola? Si tu padre ya se estaba abiertas como si estuviesen cansadas de esperar
yendo cuando vivíamos en Choele-Choel. Él ya se que llegase la locomotora y Jacobo corría por el
iba. Y usted, Jacobo, era pequeñito. Era hace campamento y allí iba, mi pequeño, mi pequeño
catorce años, en 1903. Arón se iba por las mañanas, hijo, saltando de un durmiente al otro, abrigado,
con los otros dejaba el campamento del ferrocarril. así, y yo le había tejido, oh, una bufanda larga,
PADRE: Deje la valija en el suelo, hijo. ¿recuerdas, Arón?, y se la envolvía en el cuello,
Hijo. pero lo que no puedo acordarme es de qué color:
MADRE: Y su padre iba con los durmientes y el hierro, para estaba la nieve entre la madera gris y allí corría
regresar a la noche. Y nunca nadie allí sabía contra el viento, mi pequeño Jacobo, envuelto en
decirme. Y las otras mujeres contaban que los su larga bufanda que ya no sé qué color tenía.
hombres volverían cuando del Este llegara la Pero sí recuerdo, cuando se reía, porque ya
primera locomotora. estábamos todos en la mesa y la sopera humeaba.

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PADRE: No me pidas que cante, Jacobo. MADRE: Jacobo.


No voy a cantar porque te estás portando mal. Y Jacobo.
mañana tendrás que ayudarme en la tienda. Y Mi niño.
cuando crezcas la vas a dirigir conmigo. Ahora, El Padre y Fijman han desaparecido.
vaya a dormir.
FIJMAN: No. No me voy a dormir. Me voy a Buenos Aires. Vuelve a encenderse la única lamparita que cuelga
del techo.
Les voy a contar algo que nadie sabe. Voy a
estudiar violín. Y con el violín, voy a ser Los padres desaparecieron.
concertista. En los teatros donde la gente guarda
FIJMAN: "¡Canción de Florista!"
silencio para escuchar. Y voy a escribir libros. Y
poemas. Y la gente, después, va a comprar mis El poeta lee
poemas y los va a estudiar en silencio, como "Dos ríos verdes que nacen de la pata de una flor
cuando escuchan mi concierto en el teatro. violeta.
PADRE: ¡Vuelva aquí, Jacobo! La soledad que llama es soledad…"
MADRE: ¿Sola?; vas a tomar frío, hijo. Y el cielo está bajo y las ¿Serafín?
nubes bajas. Y no hay viento, porque va a nevar;
Pero Serafín no responde.
Choele-Choel está muy lejos de Besarabia, pero,
tampoco sé qué lejos está; por eso póngase lo que ha "… de la antigua campana:
tejido su madre; vaya a buscar a su padre, dígale que pascuas y soledad,
la cena está lista. Y siéntese, y deje de quitar la miga una sangre de heridas
al pan, porque si no después el pan tiene la forma y una fiesta de viento
de un animal que anda por la noche, y deje de de tres hojas sufrientes
esconder la miga, Jacobo, porque la miga no es ni y tres días de muerte…"
arbusto ni piedras para tirar en el río. Vuelve el griterío feroz y desencajado. Entremedio
FIJMAN: ¿Oye, madre? Schhh… es la música. Los se escuchan los llamados de auxilio del Quijote, que
es empujado por dos enfermeros. Detrás llegan el
asistentes abren el programa y leen
médico y la enfermera.
PADRE: ¡Vuelva, aquí!

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QUIJOTE: ¡Atrás! APOLONIO EL ENTRERRIANO:


¡Atrás, os digo! ¡Quitaos! ¡Salid! Yo sé quién es el hombre. Yo sé quién es…
GUARDIACÁRCEL:
Los enfermeros tratan de someterlo, arrastrándolo
a una de las camas. Fijman no ha advertido nada.
¡¿Quién, Apolonio, quién?!
APOLONIO EL ENTRERRIANO:
Está abstraído, corrigiendo sus poemas. Serafín
continúa su trabajo. Schh, es mío. Lo quiero para mí. Que me lo
traigan y me lo dejen; yo solita, con el, quiero
Tenelo.
saber de qué es capaz. Él, que anda de noche, por
¡Rápido!
los techos en busca de una hembra para
La enfermera prepara una inyección, con el médico. enamorar; él, que me roba mis marineros porque
MÉDICO: Listo. mis chicas se cruzan de piernas y no quieren
Ahora lo sujetan bien. trabajar, cada vez que llega con su libro y grita en
la puerta un verso ¡para que algunas recuerden de
El médico cierra su maletín, la enfermera coloca la
inyección al Quijote. qué color es la carne que transpira!
"El timbre de mis ojos esparce intimidad": ¡Que
QUIJOTE: Ah, cobardes.
me lo traigan digo y que me lo dejen aquí, aquí!
Cobardes…
EL CARCELERO:
El Quijote duerme. ¿¡Adónde lo buscamos, Apolonio!?
APOLONIO EL ENTRERRIANO:
MÉDICO: Atenlo
Vayan a las esquinas, cerca de la estación
¡Enfermera!
Constitución, allí donde él predica: "El dolor es
La enfermera se va con él. Después los enfermeros.
agua que no se pierde! ¡Aquí no hay un solo
Oscuridad corazón alegre!"; y todas lo siguen, mis
muchachas, meten sus monedas en las braguetas
de los desocupados y van a mirarse el rostro en el
río y en la costanera él les señala el horizonte y
Entre la penumbra se reconoce al Guardiacárcel y,
recostándose sobre la mesa, una mujer: es Apolonio gime: "han caído mis esperanzas como palomas
el Entrerriano, joven, bella, sensual. muertas". Yo que las traje, yo que les di trabajo,
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yo que les enseñé una profesión lucrativa, ¿dejo contra mí, bellacos, ladrones, han osado, se han
que un pirata, un malnacido, sin patria ni destino atrevido, a detenerme…
las trastorne?, nadie se mete en terrenos de Pero Fijman continúa en su mundo de creación.
Apolonio el Entrerriano, nadie me quita el Serafín trata de articular palabra, alertándolo. Sin
negocio; ¡encuéntrenlo!; nadie va lavar su sexo, embargo, Fijman continúa abstraído.
aquí, por un puñado de versos malolientes! Vayan FIJMAN: "Los bosques se ocultaron en el magno desierto
todos cuando caiga la noche, quítenle su libro y El cuerpo omnipotente de una niña de tierra
tráiganlo, que nadie se desnude esta noche! Trae el fuego del mundo
Oscuridad Y tú, beata…"
QUIJOTE: Beatos los poetas, señor.
Estaba yo en casa de don Diego de Miranda,
Fijman continúa corrigiendo su poema. Serafín cuando allí conocí a su hijo, don Lorenzo, el
observa al Quijote con curiosidad. estudiante, autor de este soneto de la historia de
FIJMAN: Ahora sí, Serafín, escuchá: Pramo y Tisbe, que así concluye:
"Con un cielo en la estrella "Salió el deseo de compás, y el paso
En la flor y la tarde de la imprudente virgen solicita
En la antigua campana por su gusto de muerte; ved qué historia
De una fiesta de muerte!" que a entreambos en un punto, ¡Oh extraño caso!
los mata, los encubre y resucita
Fijman vuelve a escribir, completamente abstraído.
El Quijote, que ha despertado, reconoce sus puños una espada, un sepulcro, una memoria!
atados al respaldo de la cama. Serafín baja por la Fijman lo ha escuchado y corre a quitarle las
escalera. ligaduras.

EL QUIJOTE: ¡Traidores! ¡Déjenme! Sí que recuerdo a aquel estudiante, señor. Sí que


Pero no puede quitarse las ligaduras. lo recuerdo. Y ahora, vuestra merced, venid en mi
ayuda y quitadme estos ligamentos, que ya estoy
Si vuestra merced puede ayudarme, que ha sido
en tardanza…
esta gente, sabe usted, estos que han sido enviados
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No le es fácil a Fijman desatarlo MÉDICO: Deje eso, Fijman. Me entiende. Vaya, váyase a la
FIJMAN: Vení, Serafín. ¡Te necesito! cama y deje eso para nosotros, le estoy diciendo.
FIJMAN: ¿Y la cuarta?
Serafín no responde. Comienza a subir a sus
ventanales ennegrecidos. QUIJOTE: Valentía. Luego a esas les seguían las ninfas del
Interés, como le he dicho a usted. La primera de
QUIJOTE: …Y para que vuestra merced que luego de aquel
todas era la Liberalidad; la segunda, Dádiva;
buen alojamiento que mi escudero Sancho y yo
luego, la tercera, era la así llamada Tesoro, y la
tuvimos en el castillo de don Diego, anduvimos
cuarta… ah, la cuarta…
por las bodas de Camacho Quiteria, él tan rico
MÉDICO: ¿Fui bien claro, Fijman? Usted me está oyendo,
como ella hermosa, y tuvimos de estar
¿no es cierto? Tiene que saber a quién debe
presentes…
escuchar. Hace rato de eso, ¿verdad que sí?
FIJMAN: ¡Serafín, bajá!
Entonces, se lo advierto, no voy a esperar a que…
QUIJOTE: …Cuando unas danzantes, ocho ninfas,
¡Enfermera!
aparecieron en una representación; eran ocho, sí,
FIJMAN: ¡La cuarta, diga!
y estaban repartidas en dos hileras; la una, guía del
Llega la enfermera.
dios Cupido; la otra, guía del Interés. Pues he de
decirle a vuestra merced que las que seguían al ENFERMERA: ¿Doctor?
Amor, llevaban sus nombres por la espalda; que la MÉDICO: Espere.
primera de ellas era Poesía; la segunda era Fijman, no vamos a empeorar las cosas. Basta de
Discreción, la tercera… dificultades, y usted lo sabe perfectamente. Usted
El médico los observa. Serafín limpia sus ventanales. no tiene dudas, Fijman. ¡¿Fijman, me está
oyendo?!
MÉDICO: Fijman.
FIJMAN: ¿Y la cuarta?, ¡dígamelo, que él, allá arriba,
Retírese, Fijman.
también lo oiga!
Fijman continúa, sin hacerle caso: ENFERMERA: ¿Un brote, doctor?
FIJMAN: ¿La tercera? MÉDICO: Está bien, Fijman. Usted me está haciendo las
QUIJOTE: La tercera, buen linaje, y la cuarta, señor… cosas difíciles. Nada menos que usted, que yo

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creía alguien en quien confiar. sacamos, en cuanto… vea, Fijman: este es


Prepare, enfermera. Saavedra. La Federal lo trajo de...
FIJMAN: ¡¿Cuál es?! Lo encontraron en la mañana, ¿sí?; se lo retiramos
QUIJOTE: …Pues si vuestra merced quiere saberlo… mañana a primera hora y lo metemos en el
MÉDICO: Cállese, Saavedra. ¡Dosis de refuerzo, enfermera! pabellón D.
QUIJOTE: …La cuarta de las ninfas era… ¡Posesión Pacífica! QUIJOTE: ¿Has acabado tu arenga, has acabado con tus
Fijman lanza su descomunal carcajada. términos rústicos?
MÉDICO: Es que no tenemos lugar. Pero, Fijman, usted ya
FIJMAN: ¿Oíste, Serafín, oíste?!
los conoce…
MÉDICO: ¡Deténgase, enfermera!
QUIJOTE: ¿Quién eres y qué murmuras?
¡Eso! Quieta. Quietita.
MÉDICO: Descanse. Usted ya los conoce. Hay que tener un
ENFERMERA: Pero, doctor. Ya la tengo preparada. Está lista.
poquito de cuidado, nada más; le va a pedir que
MÉDICO: No. Está obedeciendo.
lo desate, siempre le piden lo mismo. Siempre
Fijman no puede contener su risa. inventan cosas para que los demás se sientan
Observe. La reacción. Está comprendiendo. obligados. ¿Pero con quién uno debe sentirse
ENFERMERA: Pero, es una pena. obligado, Fijman?; ellos, simulación de por
MÉDICO: Guarde eso. En estos casos, es mejor la medio, saben eso, saben bien, conocen, ése es su
persuasión. Conversar con el paciente. Yo le proceso y su procedimiento.
expliqué y él sabe en qué consiste la indicación QUIJOTE: ¡No repare vuestra merced en los que blasfeman!
que yo le acabo de formular. Mírelo. Ya está. Está MÉDICO: Guarde todo, enfermera. Saavedra, no molestes al
bien, Fijman. Cálmese. Le voy a explicar. Lo que señor, ¡que entiendas aunque sea esto!, porque si
ocurre es que… bueno, cálmese, si no voy a tener no, no va ser el D, Si no, te dejo en la Salita. ¿Vos
que, qué vergüenza, Fijman, con lo que nos ya conocés la Salita, eh?
conocemos usted y yo, decirle a la enfermera… FIJMAN: ¡Váyase!
no, claro que no, ¿qué le pasa?, ¿la debilidad, es?, MÉDICO: ¡La Salita, Fijman! ¡Cuéntele cómo lo atienden en
venga, acuéstese, recuéstese y repose, no hemos la Salita!
tenido otro remedio que traérselo, pero ya se lo Quedamos de acuerdo, Fijman.

24 ALEJANDRO FINZI 25
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FIJMAN: ¡¡Fuera!!! Serafín, venía ayudame. Entre la sombra aparece Apolonio, canta:

El médico y la enfermera se retiran. APOLONIO EL ENTRERRIANO:


"Pasos furtivos/ en el hueco de mi ser; / yo soy el
Fijman corre nuevamente a desatar al Quijote. prometido, el anunciado/ Amor alégrame el
Serafín comienza a bajar su escalera. camino…"
Oscuridad.
¿Dónde está, por qué se la quitaron?
Uno de los guardias se va.

Sacale eso, de las manos. Así que sos vos el que


enloquece a mis mujeres, el que se las lleva al río
El Guardiacárcel, entre la penumbra:
y les saca el pañuelo del cuello para que no
GUARDIACÁRCEL: puedan trabajarme. ¡El pañuelo, para que los
¡Tráiganlo! ¡¿Me oyen?! estibadores crean que mi mercadería no es de
¡Apolonio! carne, ni de sirenas!
¡Me lo traen aquí y avisan a Apolonio el
Una patada en el pecho de Fijman, que cae de
entrerriano! rodillas. Vuelve el guardia con una larguísima capa y
Dos guardiacárceles traen a Fijman, maniatado. guantes.

Ustedes se quedan ahí. Vos vení. ¡Ahí está, es tuya!


¿Dónde estaba? ¡Es tuya! O no sos vos el loco que estos
Uno de los captores le susurra algo al oído. encontraron por Constitución recitando versos
en la vereda y contagiándole la risa a mis niñas.
Ah, sí.
¡Pónganle eso!
Apolonio dice bien. Grande, Apolonio. Conoce
todo. Para que esta gente desaparezca. Los dos guardias visten, entre forcejeos, al poeta.
Vení, acá. A la luz. Sos vos, eh, las noches de media luna, que te vas
¿Desde cuándo llevás ese libro vos, molestando a parar delante de mis casas y amenazás a los
por los quilombos? maridos, a los lugartenientes, a los oficinistas, a
¡La luz!
26 ALEJANDRO FINZI 27
molino rojo

los terratenientes y gritás para que crean que la ¡Guardia! Un acta para éste: ¡Al Hospicio!
mancha roja de la luna sobre Buenos Aires es una ¡Ponga, ahí!
mancha de sífilis. Buenos aires, 17 de enero de 1921.
El poeta ha buscado refugio en algún rincón. Con Institución de Detención de Villa Devoto, año
otro golpe, los guardias lo empujan hasta los pies de santo. Muy apreciado Sr. Director del Hospicio
Apolonio. de las Mercedes: con la finalidad de erradicar la
Levantate. Vas a decirme el verso ese, con el que insanía de las veredas, cúmpleme presentarle al
tienen orgasmo de adolescente mis mujeres. portador de la presente, poeta de tinta añeja y
Levantate. Acá tenés tu libro. amarillenta, cuyo nombre figura, bajo reserva de
usufructo, en las páginas inmortales de la rapiña.
Otro golpe, y otro.
¡Llévenselo!
¡Decí!: ¡Decí, porque de aquí, no salís vivo!
Fijman, retrocede y escapa.
FIJMAN: "Amor
Hízome calles de esperanza Oscuridad.
que oprimieron tus manos de alegría
sus máscaras de aromas pusiéronme los astros
en las músicas negras que miran lentamente
mi soledad de túnel olvidado. Fijman está al lado del Quijote, quitándole sus
ligaduras. Serafín lo ayuda.
Y todavía el muelle
de mi ser bosteza; FIJMAN: A ver, Saavedra. Permítame, quédese quieto…
yerra mi angustia QUIJOTE: ¡Atrás! ¿Cómo se atreve a llamarme así? ¡¿O sois
dando vueltas y medias-vueltas también parte de los malignos seres, de aquellos
como barricas. magos que me persiguen?! Sabed que "salí de mi
Hasta que al fin, se romperá algún día patria, empeñé mi hacienda, dejé mi regalo, y
mi corazón, como un ladrillo." entregueme en los brazos de la fortuna, que me
APOLONIO EL ENTRERRIANO: llevasen donde más fuese servida. Quise resucitar la
¡Basta! ya muerta andante caballería, y ha muchos días que,

28 ALEJANDRO FINZI 29
molino rojo

tropezando aquí, cayendo allí, despeñándome acá y Silencio. Vienen.


levantándome acullá, he cumplido gran parte de mi QUIJOTE: ¡Mis armas!
deseo socorriendo viudas, amparando doncellas y FIJMAN: No hay armas, aquí. Nosotros no tenemos armas.
favoreciendo casadas, huérfanos y pupilos, por mis Nosotros, no.
valerosas, muchas y cristianas hazañas he merecido Llega la enfermera. Trae una chaqueta gris. Idéntica
andar ya en estampa en casi todas o las más naciones a la que usan Fijman y Serafín.
del mundo. Treinta mil volúmenes se han impreso
ENFERMERA: Ya veo, ya veo, están mejor, calmaditos. Saavedra,
de mi historia…
aquí está, lo mandan los del B. Dicen que para que
FIJMAN: ¡¿Treinta mil?!
no se olvide de ellos. Dicen que lo esperan, que
QUIJOTE: …y eso no es nada, porque lleva camino de
aquello sí que es vida, Saavedra. Pero nosotros, el
imprimirse treinta mil veces de millares, si el cielo
doctor y yo, que lo cuido, que los cuido a todos
no lo remedia. Finalmente, por encerrarlo todo
ustedes, no quiero que vuelva ahí, porque yo sé que
en breves palabras, o en una sola, digo que soy…
usted puede, Saavedra. Que usted sabe y puede. Y
FIJMAN: Quieto, Saavedra. Quieto. ¡Que así no puedo
que en el fondo, ya no hace falta más al pabellón B.
desatarlo…!
¿Qué está haciendo, Fijman?, ¿otra vez?
QUIJOTE: …digo que soy Don Quijote de la Mancha, por
FIJMAN: Haga silencio. Trabajo. Deje lo que trajo y
otro nombre llamado el Caballero de la Triste
retírese.
Figura…!
ENFERMERA: ¿Qué es? ¡Muéstreme!
Vuelve a escucharse ahora el griterío del hospital. FIJMAN: ¡Serafín, que se vaya, nadie toca mi obra!
¡¿Los oís, señor?! ¡Por todos los sitios me Serafín lanza exclamaciones incomprensibles a la
reconocen! enfermera.
Y, ahora, dese prisa vuestra merced, que llevo ENFERMERA: Para el baño, Saavedra.
retraso. ¿Qué acaso no es vuestra merced un FIJMAN: ¡Fuera de aquí!
bachiller poeta?
La enfermera se va.
FIJMAN: Ahora, cállese, Saavedra: el hospital está lleno de
ahorcados. QUIJOTE: Daos prisa, mi señor. He de continuar mi

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camino. He de abandonar esta posada encantada ¿Qué Serafín, ya están aquí?


para continuar socorriendo a los vivos y a… ¿cuál Escúcheme, es lo que le digo: ni mal olor. Ni
es vuestro nombre? nada. Únicamente estaba llena de polvo la mano.
FIJMAN: Jacobo Fijman. De cenizas. Por aquello mismo de las escrituras.
QUIJOTE: Pues yo sabré premiar vuestro esmero, don ¡Cervantes estaba lleno de telarañas!
Jacobo. Que es hora ya que retome mis senderos. QUIJOTE: ¿Madrid? ¡Por qué me habla usted de Madrid si
Fijman termina de quitarle los lazos. no es de allá de donde ahora vengo! Y no
comprendo lo que decís: sepa usted que yo partí
Ah, pues así está bien, amigo poeta. Tengo que
de Barcelona, que de allí me he marchado. Y es
andar, todavía, para llegar a mi aldea
que mi escudero me ha abandonado.
Otra vez, el griterío que impregna el aire. FIJMAN: ¡Tampoco! ¡No es cierto! ¡Las monjas guardaban
FIJMAN: Nada dicen. la caja de Sancho Panza!
¡Aquí, no hay duques! QUIJOTE: ¡Hachas y no cajas! Hachas casi cien, puestas en
Y estamos en el hospital, qué otra cosa: sus blandones, que ardían y que daban la luz del
¡Serafín, ya llegan! día y en medio del patio se levantaba un túmulo
Y, sépalo, escúcheme bien, atentamente, que ya sobre el que se mostraba un cuerpo muerto de
no hay tiempo: una vez, en Madrid, hace muchos una hermosa doncella. Y todo aquello era un
años, unas monjas me llevaron a conocer la caja teatro, y allí subieron los duques y luego…
de don Miguel de Cervantes. Ellas trajeron la caja FIJMAN: ¡Atrás!
y la pusieron así, en posición vertical. Entonces, Entran el médico y la enfermera.
yo le di la mano al padre del Quijote.
ENFERMERA: Poniéndose en fila: la ducha.
QUIJOTE: ¡No! ¡No es verdad!
QUIJOTE: ¡Mis armas, don Jacobo!
FIJMAN: Sí. ¡Decíselo, Serafín!
FIJMAN: ¡No hay armas ni están prestas, señor hidalgo!
Y yo quiero que usted lo sepa. ¡Quiero que lo
¡Atrás! ¡Váyanse inmediatamente!
comprenda!
MÉDICO: No entorpecer, Fijman. No inmiscuirse. Este no
Y su mano estaba en un estado de completa
es un problema suyo!
descomposición. Pero no tenía ni mal olor.
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FIJMAN: ¡Allá arriba, vaya allá! me pone esta muda que le han mandado del B.
El Quijote le hace caso. Se sube al respaldo de una Basta de simulaciones, Saavedra.
de las camas. Se apropia de un urinal. ¿Me escuchás, Saavedra? ¿No nos conocemos
acaso?
QUIJOTE: ¡Qué a falta de lanzas buenos son cencerros, don
Ya te has calamado, ¿no es cierto?
Jacobo!
Sacate esa ropa, que no es ropa. Sacate esa
Y el urinal vuela por sobre la cabeza del médico.
porquería de arrastrarte por ahí y mostrale a tu
MÉDICO: ¡Enfermera! médico cómo se te enseñó a desnudarte para la
Entonces la enfermera corre hasta la mesa donde hora del baño. Primero te sacás eso. Después te
está la obra de Fijman. Recoge una gran cantidad de sacás el pantalón. No vamos a tolerar tanta mugre
hojas, algunas se dispersan por el suelo. La aquí.
enfermera sale, llevándose los poemas. Fijman corre
Quijote se desnuda, solo, sin que nadie lo ayude,
tras ella.
los del B ya saben como es, por eso le mandan su
FIJMAN: ¡Mi libro! chaqueta.
Serafín continúa su trabajo pero con más nervios: ¡Sáquese!
subió por su escalera, asustado. QUIJOTE: Eso no tiene que ver conmigo, pues ando siempre
QUIJOTE: ¡Los he reconocido! ¡Sé de lo que son capaces!; id bien vestido, y jamás remendado; roto, bien
y decidle a aquel de la usanza blanca, el vuestro podría ser, y el roto más de las armas que del
caballero de la Blanca Luna, que no he de faltar a tiempo. Vosotros, sabios encantadores, donde
mi palabra: ¿Qué habéis pensado?; un caballero quiera que esté la virtud la perseguís. ¿Qué decís
en nada se parece a vosotros, encantadores y de mi valentía, qué?, ¡qué mis hazañas, oíd!
hechiceros. ¡Haríais mejor en recogeros a vuestras MÉDICO: ¡Estoy ansiosos, Saavedra!
estancias! El griterío vuelve, como una oleada lenta.
MÉDICO: Baje, Saavedra. Las cosas son así usted ya me QUIJOTE: "… y qué de mi cortesía. ¡¿Qué se platica del
conoce, claro que me conoce, nos conocemos asunto que he tomado de resucitar y volver al
bien, los dos. Quítese eso que lleva puesto. Y se mundo la ya olvidada orden de caballería?! ¡Qué

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si a los oídos de los príncipes llegase la verdad JUEZ: ¿Este, el peticionante? ¿Usted, el argentino mendigo
desnuda, sin los vestidos de la lisonja, otros siglos delante del convento, que se descalzó y se quedó allí
correrían!" esperando que el portal se abriera cuando todas las
MÉDICO: ¡Seguí! puertas de la vieja Bruselas se cerraban a su paso? Ya
QUIJOTE: Y es que vosotros, pérfidos encantadores nada lo reconozco, sí. Y bien, señores del jurado, estoy a
sabéis en el fondo, porque esto que está aquí, esto favor de que esta criatura piadosa ingrese en el
que vuestra ignorancia me entrega convento. Estoy de acuerdo con que los
Y el Quijote, termina, ahora, de desnudarse. benedictinos le abran su corazón a este siervo que
llega de tierras tan distantes. De Buenos Aires,
¡es mi armadura!
¿verdad? Ponte de pie, hijo.
Entran, en ese instante, los enfermeros, y bañan al FIJMAN: De Buenos Aires, padre. Es mi segundo viaje.
Quijote con el chorro de una manguera.
Había estado en Europa, en 1928. Pero no pude
Oscuridad. olvidar el horizonte del mar, ni los días sobre el
océano sobre ese armazón descolorido que busca la
senda de los náufragos entre las babas de sal. Mi
segundo viaje, así es y yo he visto cómo el humo de
las chimeneas va dejando, a medida que avanza,
Fijman entra, corriendo. Entre la penumbra se detrás suyo, el nombre que escriben las novias con
reconoce a los miembros del tribunal. Todos ellos: la el gesto de sus pañuelos. En el primer viaje, tuve la
enfermera, los enfermeros, esperan al Presidente de oportunidad de conocer España y, por vez primera,
la Corte, el médico. Luego que él ocupa su sitial,
Serafín se desliza hasta un rincón, para presenciar el
pisé tierra francesa. Pero en París, las gentes venden
juicio. su alma a las palomas por un puñado de castañas y
las mujeres que duermen a la orilla del Sena meten
JUEZ: ¡Jacobo Fijman!
la mano entre la escarcha porque con tres dientes de
FIJMAN: Soy yo.
niños prematuros pueden ganar un asiento en el
La enfermera muestra las hojas con los poemas. cinematógrafo. En Buenos Aires estudié y trabajé y
ENFERMERA: Es él. fui periodista. Además, obtuve mi título de profesor

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de francés en el Profesorado de Lenguas Vivas. Pero ENFERMERA: ¡Fue encontrado en su morral, atado con cintas
soy músico y estoy dedicado a la poesía. Y yo púrpuras! ¡Manual satánico de blasfemias!
encontré, una tarde, en diciembre del año pasado JUEZ: ¡Silencio en la sala! ¡Dime, Jacobo, si eres judío!
cuando me encaminaba a entregar una FIJMAN: Soy judío, padre, convertido a la religión católica,
colaboración para una publicación, el diseño de la fui bautizado en la ciudad de Buenos Aires.
gran plaza de Bruselas, en el pasamano izquierdo Se oyen murmullos de desaprobación.
que sale de una estación del subterráneo. Entonces
JUEZ: Silencio, nada he dicho todavía.
supe que ustedes sabrían escucharme. Pronto
Jacobo. ¿Eres el autor de este libro?
llegará el invierno y quiero, padre, con su
ENFERMERA: No contesta. Pertenece a una secta de iniciados y
bendición, ordenarme sacerdote.
salteadores de caminos. ¡El herrumbre le moja la
JUEZ: Mi corazón, hijo mío, te ha escuchado. Y ya no
garganta y no va a hablar!
tendrás que esperar a las puertas de nuestra casa,
FIJMAN: Es mi tercer libro, lo comencé a escribir aquí,
entre el viento frío que avanza hacia el norte.
mientras esperaba y las hojas de otoño se
Hermanos, he aquí a un nuevo hermano. El tiempo
esparcían como panes. Creo en Dios padre.
de la reflexión y la penitencia golpeará de nuevo en
ENFERMERA: ¡Basta!
cada celda, porque hemos de recibir en nuestro
corazón, a nuestro igual, Jacobo, en nuestra misión. Los murmullos crecen.
Ponte de rodillas y di conmigo: El Padre, el Hijo, el JUEZ: Lee. Ten.
Espíritu Santo FIJMAN: Este será el poema 27. El libro se llamará "Estrella
FIJMAN: El Padre, el Hijo, el Espíritu santo de la mañana":
JUEZ: … son una misma y única persona "Palomas blancas, palomas rojas, palomas
FIJMAN: … son… una misma y única persona… blancas,
ENFERMERA: ¡Detengan la ceremonia! Ave María
¡Los fariseos llegan hasta las mismas puertas de Mana la sangre del Cordero
nuestros conventos!: ¡Jacobo Fijman, el judío, es Desde el pavor de todo en todo, desde el
autor de este manual de mentiras y sacrilegios! pavor de nada en nada.
JUEZ: ¿Qué es eso? Pavor y sangre, sangre y pavor;
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Palomas blancas, palomas rojas, palomas Oscuridad.


blancas.
Niño de paz
sé lo que sé de Cristo
niño de paz, las viñas han crecido todo
Fijman en la habitación del hospicio, llega con sus
pavor de todo bajo la nada.
poemas. El Quijote, vistiéndose, trata de
Me ciñe a su hermosura todo pavor de todo. esconderse. Serafín continúa su trabajo, ahora más
Niño de paz lentamente.
paso de sí a la visión de las rodillas grandes
FIJMAN: Saavedra.
bajo la nada."
ENFERMERA: ¿Y bien, padre nuestro? No obtiene respuesta.

Los murmullos de desaprobación crecen. Saavedra.


JUEZ: ¡Sea!, traigan los leños y la paja, traigan la rueda y Silencio.

armen el montículo en el patio interior que Señor el Quijote.


nuestra misión sea cumplida, por la gracia del QUIJOTE: Eh.
altísimo; ese fuego prohibido arderá en el fuego FIJMAN: Encontré mi libro, ¿sabe?; se lo habían llevado,
celestial; átenlo, que no escape la hoguera nos va iban a prenderle fuego. Ahora, ya no me queda
librar de él; cierren los canales, den aviso a los demasiado tiempo.
fogoneros, encierren a los púberes; nunca saldrás Reúne las hojas dispersas por el piso.
de este patio y tus cenizas serán llevadas con los
esclavos del Congo, ¡para quemar los ojos de los Mi cuarto libro, el último, ¿hace ya cuánto que
brujos!! ¡Adultera las escrituras! comencé a escribirlo, Serafín? No lo sé. Veinte
ENFERMERA: Cuidado, va a escapar. ¡Cuidado, deténganlo! años, tal vez. Tengo que apurarme. Tengo que
¡Arranca hojas de la Biblia! poner todo esto en orden, debe adquirir ya una
forma definitiva. Es urgente, urgente.
Fijman escapa, llevándose su libro.
QUIJOTE: Y yo también he de darme prisa. ¡Tengo que ir a

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mi aldea! ¡Sin tardanza!. Estando con mi escudero Pues, es que finalmente me venció. Y yo, don
en Barcelona, una mañana salí a pasearme por la Jacobo, que hice lo que pude en ese combate,
playa, armado ahora estoy aquí, porque si perdía la honra, no
Fijman continúa escribiendo. perdí, ni puedo perder, la palabra.
Fijman lo interrumpe.
con todas mis armas y en eso veo venir hacia mí
un caballero, de punta en blanco, que en el FIJMAN: ¡Escuche! ¡Cuando termine mi libro él va a
escudo traía pintada una luna resplandeciente. Y aparecer por esa puerta!
él me dijo: "Insigne caballero y jamás como se QUIJOTE: ¿Él?
debe alabado, don Quijote de la Mancha, yo soy FIJMAN: Él, sí, oiga sus pasos, ya está ahí, ya va a aparecer.
el caballero de la Blanca Luna, cuyas inauditas "¡Quién es?
hazañas tu habrás escuchado; vengo a contender ¡Responda!
contigo y a probar la fuerza de tus brazos, en Soy yo. El Editor.
razón de hacerte conocer y confesar que mi dama, Ah, ¡lo sabía!
sea quien fuere, es sin comparación más hermosa ¿Tiene su libro terminado?
que tu Dulcinea del Toboso. Si tu confiesas esa Casi. Estoy escribiendo el último poema.
verdad, me dijo, excusarás tu muerte y el trabajo Qué título lleva el libro.
que he de tomar en dártela; si tu peleares y yo te Ah, ese es un secreto.
venciere no quiero otra satisfacción sino que, ¡Déme el libro!
dejando tus armas y absteniéndote de buscar ¡Atrás!: ¡No!
aventuras, te recojas y retires a tu lugar por Habíamos convenido, Fijman, habíamos
tiempo de un año, donde has de vivir sin echar establecido que, ¿no se acuerda acaso? Entonces,
mano a la espada, en paz tranquila y en vengo a buscarlo. Hemos acordado que se le dará
provechoso sosiego, porque así conviene al lo que usted ha pedido. Pero usted nos entrega los
aumento de tu hacienda y a la salvación de tu poemas.
alma…" ¿Lo que yo pida, sea lo que sea, usted me lo va a dar?
¿Me estás oyendo, don Jacobo? Por supuesto. Lo que usted me pida, Fijman.

42 ALEJANDRO FINZI 43
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Ahora déme el libro. Démelo. ¡A nuestra que los del gigante Briareo, ¡me lo habéis de
editorial, una editorial de gran importancia en el pagar!" ¡Déjenme! ¡A ti me encomiendo, mi
mercado, de gran importancia, trascendencia y señora, la emperatriz Dulcinea de Toboso!
renombre, le interesa publicar sus versos! El Quijote escapa.
¡Retírese!
FIJMAN: "Bien dormía mi ser como los niños,
QUIJOTE: ¿Que se retire? ¿Pero no lo ha oído vuestra
y encendieron sus velas los absurdos."
merced? ¿Que lo que pida le será dado? ¡¿Qué le
va pedir, don Jacobo?! Fijman busca debajo de la cama, el griterío ha ido en
aumento reclamando qué comer, reclamando
FIJMAN: ¡Ah, es un secreto!
salidas y trabajo, encuentra su valija de 60 x 80 y
¡Señorita, acompañe al Editor hasta la puerta! saca un estuche de violín. Saca su violín, comienza a
Ahora, el griterío vuelve a hacerse presente. En un tocar. Serafín lo escucha fascinado. Sube la escalera.
momento se escucha. Entre las voces, se oye:

¡Un motín! ¡Los enfermos se han amotinado! Atájenlo. Controlen las puertas, cierren los
QUIJOTE: La hora ha llegado, don Jacobo. ¡Es la primera pasillos. ¡Enfermeros, enfermeros!
hora del día y yo debo prepararme para partir! FIJMAN: "Huye la soledad,
¡Oíd, don Jacobo, me reclaman! ¡Adiós Belleza!". Sonata.
FIJMAN: "¡es muy larga la noche del corazón!" Y hace escuchar una lenta melodía.
QUIJOTE: Los gigantes, otra vez, don Jacobo: "¡No fayades,
LAS VOCES: ¡Allá, él es el culpable! ¡Saavedra, otra vez, ése los
cobardes y viles criaturas, que un solo caballero es
manda, ése los organiza!
el que os acomete!"
¡Atájenlo! ¡Por detrás, que se escapa, cuidado,
FIJMAN: ¡Quieto!
protejan los techos!
Ayuda, Serafín.
La música ha alcanzado un clímax de gran lirismo. El
Serafín desciende. griterío ha cesado lentamente.
QUIJOTE: ¡Allá voy, criaturas!: Mi camino se abre, lo veo
Fijman está guardando su violín. El Quijote está junto
delante de mí: "Pues, aunque mováis más brazos a Serafín, se abraza a él:

44 ALEJANDRO FINZI 45
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QUIJOTE: Psh, don Jacobo. Eh, señor poeta. ¡Aquí! vuelvo a mi trabajo. Serafín, el trabajo: mi libro.
FIJMAN: ¡Bájese! Mi último libro, un conjunto de poemas que
QUIJOTE: ¿Cómo? retraten el hospicio, o que no retraten nada más
FIJMAN: ¡Salte! que el calor indiferente de esa lámpara que ha
QUIJOTE: ¿Desde aquí? aprendido a balancearse con los años, para aquí.
FIJMAN: ¡Vamos, salte! O para allá, como los latidos de un corazón, tal
Fijman toma una cama por el respaldo y la corre de vez. Es que, acaso, en el fondo del corazón,
un lado al otro buscando que, al saltar el Quijote, se Serafín, ¿existe el miedo?, ¿es eso lo que vos
amortigüe su caída. pensás? ¿Es el miedo lo que hace que el corazón
Vamos, don Quijote. impulse la sangre por las venas?; ¿o es algo que
está más allá del miedo, algo que es la
Pero no obtiene buenos resultados. El Quijote va dar
en el suelo, con una mala caída. indiferencia, como un pozo ciego dentro del cual,
atraídos por una única gota de agua que no ha
¡Don Quijote! dejado de caer nunca, uno cree que va apagar la
QUIJOTE: Calle amigo, que "no me quejo de dolor, porque sed? El trabajo, Serafín, tengo que concluirlo;
no es dado a los caballeros andantes quejarse de vendrá él, el editor, y me va a preguntar y yo me
herida, aunque se le salgan las tripas por ellas". voy a levantar, voy a darme vuelta hacia él…
FIJMAN: Debe esconderse. Ellos vienen.
En ese momento ingresa el médico.
Vamos, rápido. Debajo de la cama.
QUIJOTE: ¿Debajo de la cama? ¡Eso nunca! MÉDICO: ¿Dónde está?
A lo lejos se escucha a la enfermera. FIJMAN: ¿Quién?
MÉDICO: Vamos, Fijman.
¡Llamen al doctor, llamen al doctor! FIJMAN: ¿Cómo dice, Doctor?
FIJMAN: Venga conmigo. Aquí. Escondido. Eso es. MÉDICO: No me engaña, Fijman. Ni usted, ni todos estos
Quédese quieto. No se mueva. Ahora yo pongo simuladores me engañan. ¿Por qué, ustedes, todos
esto aquí y con esto de esta manera. Y todo está ustedes, no terminan de darse cuenta de a quién
en su lugar. ¿No es cierto, Serafín? Y ahora, tienen delante de sí?

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FIJMAN: ¿Darse cuenta, doctor? ¿Darme cuenta de qué? MÉDICO: No tengo tiempo.
MÉDICO: De cómo son las reglas del juego. FIJMAN: Ah, es eso. Usted tampoco ya tiene tiempo. Usted
FIJMAN: ¿Usted sabe, acaso, cómo son las reglas de juego, tampoco, ¿entonces?
doctor? ¿Todos, aquí, usted, nosotros, qué MÉDICO: Mire, Fijman. Yo sé que él está aquí. Que usted le
sabemos, exactamente, de las reglas del juego? dijo que se esconda. Y yo, Fijman, aquí, no quiero
MÉDICO: ¡Salga, Saavedra! ¿Dónde lo tiene Fijman? más violencias. Más violencias innecesarias.
FIJMAN: ¿Tengo, qué? FIJMAN: No más violencias innecesarias en la posada
MÉDICO: Vamos, Fijman. Usted y yo nos conocemos ya encantada. Nunca más.
hace muchos años. Sabemos quién es uno y quién MÉDICO: ¡Se quiera o no se quiera, somos irremplazables!
es otro. Y usted no puede engañarme. ¡Enfermera!
FIJMAN: ¿Y esa es la conclusión que usted saca después de Saavedra está aquí: no vamos a molestarnos en
todos estos años, doctor?: ¿A eso se limita su revolver todo, ¿verdad?
experiencia de todo este tiempo? La enfermera ya ha entrado.
"He salido a buscar juguetes para los niños"
MÉDICO: Lo encontraremos enseguida. Enfermera…
¿Y es eso todo, con lo que le dice su pericia, lo que
ENFERMERA: "Dónde está mi gallardo mancebo, estoy aquí, soy
usted puede sacar como conclusión?
Dulcinea del Toboso"
¿Qué yo no puedo engañarlo? Eso es todo lo que
puedo decirme desde aquel tiempo en que me Fijman lanza una carcajada terrible.
trajeron aquí. Todo este tiempo que ha pasado, FIJMAN: ¡Serafín, es el encanto de la posada que desaparece!
que se está yendo, ¿escucha? ENFERMERA: "¿Dónde se ha escondido, mi valiente?"
Esto es lo que tenemos, por igual, sin embargo, El Quijote sale de su escondite:
usted y yo; ¡¿y esa es su razón, lo que lo sostiene,
después de tanto tiempo?! QUIJOTE: ¡¿Quién es esta mujer ridícula que pretende
"El silencio le ha puesto al viento un candado de hacerse pasar por mi señora?!
horas" ¡¿Quién, miserable, puede atreverse a tanto?!
MÉDICO: Hágase a un lado. ¡¿Suplantar a mi reina, a mi señora, a mi
FIJMAN: ¿Ya no me puede escuchar? enamorada?!

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FIJMAN: ¡Ésta: la reina de los calmantes! FIJMAN: Serafín.


El griterío, ahora, anuncia el momento de la comida. ¡No, Serafín!
Fijman corre, desesperado buscando algo con qué
MÉDICO: ¡¿Estás oyendo, Saavedra?!
cubrir la herida de Serafín. Encuentra algunos trapos.
ENFERMERA: Te tenemos la sopita preparada ¡al comedor! Está dolorido, enormemente cansado y sube, con
FIJMAN: ¡Déjenlo! enormes dificultades hasta donde está su amigo.
Fijman trata de interponerse. FIJMAN: ¡Ayuda! ¡Doctor! ¡Enfermera! Ayúdenme, Serafín
¡No! Quietos, les advierto, él se queda conmigo. se ha lastimado, la sangre corre por su brazo,
MÉDICO: ¡Enfermeros, enfermeros! ayúdenme, ayúdenme. Necesito que vengan; los
FIJMAN: ¡Déjenlo aquí! ¡Aquí debe quedarse, con nosotros! necesito; está herido. ¡Serafín se ha herido,
Llegan los enfermeros. Los enfermeros empujan a
piedad!, ¡vengan, pronto!, pronto, Serafín, no te
Fijman contra la pared. Fijman siente el durísimo muevas, ya llego, ayuda, vengan, enfermeros,
golpe, pero reacciona volviendo a ayudar al Quijote doctor, ya está, Serafín, ya estoy llegando, ya, te
que también se resiste. voy a curar, te voy a ayudar, Serafín… Serafín.
Serafín ha comenzado a limpiar los vidrios con Fijman toma la mano ensangrentada de su amigo, la
grandes movimientos violentos y, en este limpia, la envuelve con todo cuidado, con un vendaje
momento, rompe uno de ellos por la presión que improvisado pero que demuestra la falta absoluta de
ejerce. Se detiene. los medios adecuados.

FIJMAN: ¡¡¡Serafín!!! La herida va a cicatrizar, Serafín. Mové el brazo,


mové la mano, así, no va a ser un tendón, claro
Los enfermeros se llevan al Quijote. También se van
el médico y la enfermera. que no, un tendón no, una pequeña herida será,
solamente eso, una pequeña herida para que deje
MÉDICO: ¡Llévenselo! ¡Me esperan en la salita! A la salita.
una cicatriz, pero una cicatriz lejos de aquí, muy
Serafín muestra ahora una de sus manos lejos, donde nadie la vea nunca, Serafín, donde
completamente ensangrentada. Se la mira, mira al
nadie se acuerde, ¿sabés?, donde nadie tenga
vacío. No se queja. Por un solo y único instante su
rostro ha expresado dolor. memoria o la memoria sea nomás el agua cuando
se junta en las aceras y se lleva los barquitos de las
50 ALEJANDRO FINZI 51
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criaturas y ellos imaginan que el barquito va a Fijman ha terminado de bajar. Aun cuando
demuestra una gran fatiga, se arrastra hasta
llegar al mar, al mar grande que sonríe, Serafín,
encontrar su carpeta de poemas. Al encontrarla,
vení, no tomaste tu desayuno, Serafín, mirá, trata de esconderla entre sus ropas cuidándola.
todavía está calentito, rico para la barriga, como
cuando te han pagado el jornal y podés pedir otra Se ha cumplido el plazo, Fijman.
taza de café con leche que tiene un calor y te Los originales. Entréguemelos.
sentás y mirás desde tu mesa cómo va la vida por FIJMAN: Ah, sí. No, no escucho. ¿Los originales? No lo sé.
ahí afuera y la gente pasa apurada y no sabe de Quién es. Qué me pregunta. ¿Qué es lo que
ninguna cicatriz, ni de la memoria, sólo mira las quiere? Si yo…
agujas del reloj, los relojes para que todos piensen EDITOR: Fijman, por favor, no trate de esconder los
que el día se ha terminado y que hay que volver, originales. Es completamente inútil. ¿Recuerda?
adónde, nadie sabe, eso, tomalo todo y mové el Hace mucho tiempo que la fecha ya está
brazo, mové el brazo, el brazo, ya está bien, así, convenida entre nosotros. Y estamos en fecha ya,
bajá, ¿no, Serafín, bajar, ¿no?, ¿seguir con los el tiempo de ha cumplido. Entonces, ahora he
trapos, así?, ¿sí? ¿Sí, Serafín?... venido para llevármelos a la imprenta. Allí está el
dueño de la imprenta, esperando. Y usted sabe
Serafín vuelve a su trabajo, Fijman comienza a bajar,
pero antes de llegar al suelo surge la voz, temible y
hace cuánto que espera. Él sigue humedeciendo
oscura del Editor, desde una garganta de agonía y los tipos de plomo, para saciar su sed. Y las letras
espanto. gritan, claman. Y el imprentero les dice: "Calma,
calma, el editor está en camino trayendo los
EDITOR: ¡Fijman!
manuscritos". Y ese que tiene que llevarle los
¡Jacobo Fijman!
originales soy yo, ¿Quién, si no?
El poeta apenas si reacciona:
FIJMAN: Pero, es que, yo…
FIJMAN: Eh. EDITOR: Nada. No diga nada. Sólo sus manuscritos,
EDITOR: Estoy esperando, Fijman. Fijman. Démelos. Usted ya sabe. ¿Imagina, acaso,
FIJMAN: Eh. Quién. la distribución que vamos a hacer de la obra?
EDITOR: ¿Quién? El editor. Nadie, nunca, soñó semejante distribución para

52 ALEJANDRO FINZI 53
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su libro. Nuestra organización, estimado Fijman, una famosísimo autor, que usted, tal vez, casi con
es la más completa, la más vasta, seguridad alguna vez, conoció. Digámoslo
inconmensurable, eficaz. La organización más claramente: que usted conoció perfectamente. A
perfecta de promoción y difusión a la que un él hemos confiado la tarea de escribir el prólogo.
poeta puede aspirar. Bueno, está bien, voy a serle franco: quiero que
FIJMAN: Es, que… comprenda la importancia que nuestra editorial
EDITOR: Es que, qué. ¿Sus otros libros? ¿Quién se acuerda asigna a su libro; el prólogo, en realidad, ya está
de ellos?: simples tiradas de 500 ejemplares, escrito. ¿Se lo leo? ¿Eh? Desdoblo la hija sur velín
pagados por usted, con puchos de dinero que pur, chiffón de Rives Arjmari-Proux y le leo,
guardaba de esos trabajos miserables que Fijman…
conseguía ocasionalmente, o esos trabajos de FIJMAN: ¡No, no!
maestro de francés, cuando deambulaba por las EDITOR: Le leo, le leo: son la gargantas roncas de las letras
escuelas enseñando lo que podía, juntando de plomo, las que, ávidas, insaciables,
monedas para pagar página a página de ediciones hambrientas de eternidad dictaron, a este señor, a
que nadie leyó nunca, que no interesaron a nadie. este caballero de las letras lo siguiente.
A nadie, Fijman. No seamos ilusos: eso no sirve. FIJMAN: Escuche, no, no…
Aquí lo que interesa, es lanzarlo a usted como el EDITOR: Es para mí un honor, una verdadera distinción,
gran poeta, el gran desconocido poeta… poder, en esta ocasión, referirme a la obra poética
En ese momento se oye un grito subhumano, lento, de éste, nuestro poeta Jacobo Fijman. Su obra se
que cruza la atmósfera casi deteniéndose: distingue en su peculiar y luminosa fisonomía,
pertenece al Quijote. como una de las más importantes, distinguidas y
al que nadie, jamás, comprendió, ¿se da cuenta? originales expresiones líricas de nuestro siglo
Entonces aparezco yo, el editor, el único capaz de poético…
descubrir un talento injusta pero FIJMAN: ¡Escúcheme!
irremediablemente olvidado. Ahora, vaya. Vaya, EDITOR: Y es que su misma vida se cuaja con la
Fijman. Cumpla con lo prometido. Entrégueme peculiaridad de su voz. Su vida, digo, signada por
la carpeta. Ya hemos contratado los servicios de la triste desventura de aquellos que, marginados

54 ALEJANDRO FINZI 55
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por el poder malsano de una sociedad que, título de Profesor de francés. Paralelamente, inicia sus
enceguecida por la terrible sentencia del estudios de violín, cuya ejecución y dominio
Eclesiastés no sabe, jamás, en su patética obtendrá con particular maestría. En 1919 se revelan
injusticia, recoger aquello que siembran sus hijos algunos signos de descontento en su alma afiebrada;
más preclaros. Y Jacobo Fijman es eso. nuestro autor adquiere una gran capa negra y escribe
Otra vez el grito que atraviesa el aire. sus primeros poemas.
FIJMAN: ¡Basta! ¡No siga, no!
FIJMAN: ¡Un momento, no siga!
EDITOR: …al mismo tiempo que surgen las primeras
EDITOR: Un sembrador. Su vida estuvo signada, sin
desavenencias de orden laboral, ya que no logra
embargo, desde siempre, por el desamparo:
mantener un empleo fijo y pasa, sucesivamente,
nacido en 1898 en Besarabia, Rusia, semita de
por trabajos que cada vez son más inseguros,
padres campesinos, vive su infancia en el entonces
inestables e insignificantes.
territorio de Río Negro, en la localidad de
Contemporáneamente, nuestro poeta sufre
Choele-Choel, donde su padre llegó a reunir los
algunas alteraciones de orden místico y es
recursos suficientes para iniciarse en la actividad
internado en el Hospicio de las Mercedes,
comercial. Es el comercio, precisamente, lo que
incorporándose, al terminar su primer período
empuja a su progenitor, Arón, a instalarse en la
allí –dándoselo de alta, claro está– al grupo
localidad de Lobos, provincia de Buenos Aires,
Martín Fierro, en el cual, como todos saben,
sin tener, la verdad sea dicha, grandes mejoras
descollaban figuras como Güiraldes, Brandás,
económicas.
Caraffa, Marechal, Borges. Un año después
¿Me escucha, Fijman?
aparece su primer libro, Molino Rojo en el que
Y el prologuista continúa de esta manera:
leemos…
Nuestro autor viajará, durante su adolescencia,
FIJMAN: ¡Basta, ya! ¡No siga, deténgase!
diariamente de Lobos a Buenos Aires para, de este
EDITOR: "Mi corazón es una isla roja
modo, asistir a las aulas de los institutos de enseñanza
en que destacan sus banderas negras
media. Hacia 1917 el Profesorado de Lenguas Vivas
los días de mi anhelo."
lo cuenta entre uno de sus chers éleves y le otorga el
Versos en los cuales, evidentemente, se pone en

56 ALEJANDRO FINZI 57
molino rojo

evidencia el atormentado mundo de este autor. Venga, venga, yo no he terminado, todavía no…
1923 significa para Fijman un viaje a Europa, Lentamente cae la penumbra, Fijman se ha ido.
donde visita a Eluard, a Bretón, tiene una
entrevista exclusiva con Jules Supervielle –el gran
autor francés que gustaba de fotografiarse las El capataz de aserradero, en el Paraguay, obliga, con
manos–, y visita la ciudad de Madrid. En 1930 su látigo, a dos peones a trabajar.
hace un segundo viaje y se presenta a los
CAPATAZ: ¡Lleven!, ¡vamos pastura de caimanes!, ¡esos
benedictos belgas con el deseo de convertirse en
troncos, al río! Apilen y empujen ¡vamos!, ¡no
sacerdote, ya que se había bautizado a la religión
vamos a estar el día entero con eso!. Animales,
de la iglesia apostólica romana en Buenos Aires. A
¿qué hacen?; sin vales el domingo, con ustedes;
su regreso, Fijman tiene la ocasión de recorrer el
cállense; sin vales y sin caña, ¡ vayan a mojar la
país con su violín, recurso único que le permite
tripa al río!; o, si no, los entrego a la autoridad;
ganarse la vida, si bien en condiciones que, sin
que se pudran allá dentro y que le cambien la
titubeos, calificamos de precarias. Precisamente se
mortaja al Petey y se transformen en palos de
encuentra en esta actividad ambulante cuando
pelo; eso es lo que están buscando, criminales, si
llega a…
se quedan sin producir; ¡que venga Mboi-Moné,
FIJMAN: ¡No continúe, se lo pido! ¡Deténgase! ¡No, no,
la serpiente negra y les chupe el hígado; larguen
no…!
los troncos que el río no espera, porque ese, el
EDITOR: ¿Qué le pasa, Fijman? ¿Qué está ocurriendo?
Petey ande de ronda cada vez que el sol se pone a
Vamos, confiese conmigo, ¿no quiere acaso,
parir palmares!
conocer al autor del prólogo? ¿No quiere saber
quién ha firmado esta página, eh? Ahora los peones se detienen. Han visto a alguien
que se aproxima.
FIJMAN: ¡Váyase, váyase!
EDITOR: Aquí está, mire, fíjese, se lo leo… ¿pero, adónde PEON 1: ¡Por allá!
va, venga, quedé en que usted andaba por el país PEON 2: ¡Patrón, es él, es él!
con su instrumento, con su violín, ¿nunca trató CAPATAZ: ¿Quién?
de leer la etiqueta de la caja de su violín, Fijman? ¿Quién, decí?

58 ALEJANDRO FINZI 59
molino rojo

PEON 1: ¡Es por allá, patrón! PEON 1: ¡A esconder la cría!


PEON 2: ¡El mismo que ronda el campamento desde hace PEON 2: A esconder a mi tambú.
dos días! PEON 1: ¡Mitamí a las casas!
PEON 1: ¡Que ya se lo avisamos, patrón! CAPATAZ: ¡Se callan!
PEON 2: ¡El Pombero! FIJMAN: Déjeme que le trabaje. Vengo andando, no he
CAPATAZ: ¡¿Qué están diciendo, bestias?! ¡Basta, a los tenido alimento desde hace dos días.
troncos, a los troncos!. ¡Regresen al río, vuélvanse! CAPATAZ: ¡Dejen!
Llega Fijman, lleva puesto un enorme sombrero de ¿Andando, dice? ¿De dónde?
paja, en una mano el estuche del violín, en la otra FIJMAN: Pase la selva, ya hace…
una caña, una varilla. No hace ningún ruido al PEON 1: ¡Pombero, pombero…!
avanzar. FIJMAN: No sé. Comida y dormir.
FIJMAN: Busco comida. PEON 2: ¡Yasiyateré, yasiyateré…!
Miel, miel o huevos. O lo que sea que tenga. Fijman encuentra una tinaja, bebe agua.
PEON 1: ¡Pombero, pombero, pombero!
CAPATAZ: ¿Qué es lo que lleva, ahí?
PEON 2: ¡Kuarahy-Yara!. ¡Pombero!
PEON 1: ¡Payehá, payehá, Pembero, payehá!
CAPATAZ: Siga, que acá nada tenemos de eso.
CAPATAZ: ¿Eso, qué es?
FIJMAN: Trabajo.
PEON 2: ¡Cuñapayé, cuñapayé!
Le trabajo por la comida. Por un plato, lo que sea
necesito. El capataz le quita con violencia la tinaja.

Un trabajo, para seguir. FIJMAN: ¡Por favor, necesidad de comer!


El peón 1 y 2, se acercan y lo tocan; ellos están CAPATAZ: ¡Tembú!: hay que ganarla, Pombero. ¿Pombero?
frente a una aparición, la de Pombero, el duende ¡Adónde están tus pájaros, Pombero!
guaraní más conocido, vestido como lo está Fijman ¡Cállense, ustedes! ¡Aquí no hay duende protector
en ese momento, que es protector de los pájaros y
de pájaros, aquí no hay nadie que se robe la cría!
que anda por la selva a la hora de la siesta. Si
encuentra niños que molestan a las aves, cuenta la ¡Este es otro fugitivo escapado del pantanos!
leyenda, se los lleva. PEON 2: ¿No? Pombero, ¿no?

60 ALEJANDRO FINZI 61
molino rojo

PEON 1: ¿No es? ¿Un presidiario, es? Arranca una cuerda del violín.

Los dos peones despojan a Fijman de su larga vara ¡Tocar!


de caña, de su sombrero. Desgarran su camisa,
Los peones comienzan a bailar alrededor de Fijman,
quieren quitarle su estuche.
a saltar. Fijman interpreta una lenta melodía, terrible
CAPATAZ: ¡Dejen! y agónica.
Traé. CAPATAZ: ¡Más!
Te digo que me des eso. ¡Más!
Fijman quiere escapar, pero los peones le cierran el ¡Más rápido, por la comida!
paso. ¡Más rápido, por el trabajo!
FIJMAN: ¡No! ¡Más rápido, más, más…!
CAPATAZ: ¡Traé! ¡¡Alto!!
El capataz le arranca el estuche. Fijman deja de tocar. La danza de los peones se
interrumpe.
FIJMAN: ¡No!
CAPATAZ: ¡Tráiganla!
Los peones lo sostienen. El capataz abre el estuche.
Admira el violín. Los peones se retiran.

CAPATAZ: ¡Rahé! Y ahora, aquí, la reina del Paraguay, la reina de los


PEON 1: Rahé… pantanos, con el gran número del rahé que nos
PEON 2: ¡Rahé…! visita! ¡Toque!
FIJMAN: No.
El instrumento los encandila.
Fijman busca su estuche, quiere guardar su
FIJMAN: ¡Démelo! instrumento, el capataz lo amenaza con el alambre.
CAPATAZ: ¡Quieto!
CAPATAZ: ¡El gran maestro del rahé, el cruzador de la selva,
FIJMAN: ¡Por favor! ¡Déjeme ir! ¡Necesito!
el presidiario fugado un poco de música para el
El capataz hace sonar las cuerdas del instrumento.
capataz del aserradero!
CAPATAZ: ¡Alambre bueno para colgar a los forajidos! ¡Aquí está!

62 ALEJANDRO FINZI 63
molino rojo

¡Ella es, la mujer yaguareté! Los enfermeros arrastran el cuerpo destruido del
Quijote.
Aquí está.
Y llegan los peones arrastrando a una mujer. Le han aplicado electroshock, lo dejan al pie de una
cama. Se van.
¡Apolonio el entrerriano!
FIJMAN: ¡No! ¡Atrás! ¡Déjenme! Se oye la voz del médico.
La mujer lanza una carcajada delirante. MÉDICO: ¡Así, Saavedra, vas a aprender a no andar
CAPATAZ: ¡La reina de la fiebre de los mercaderes de madera, arengando a los otros enfermos para que se
el corazón del quebracho, la hembra de los revelen! ¡Ahí estás, líder del motín!. ¡Dónde
fugados! estaban tus caballeros andantes para defenderte,
La danza recomienza. Apolonio el entrerriano
Quijote! ¡Adónde!
comienza a desnudarse. ENFERMERA: De nuestra parte, esperamos, el servicio en pleno,
que su estadía en la salita no se convierta en algo
¡Por qué te has cortado la lengua, Apolonio!
que nos obligue a reiterar sus visitas, Saavedra;
¡Por qué te cortaste La lengua con la sierra,
comprender, Saavedra, luego: ¡obedecer!
Apolonio!
¡Ahora ya no hay canciones que se vayan río Se van.

abajo, Apolonio! Llega Fijman. Desciende Serafín.


¡Ahora hay camalotes que se pudren en la lengua!
FIJMAN: Señor, don Quijote.
Fijman ha comenzado a tocar la misma melodía
triste y desfigurada. Silencio. Serafín intenta imitar las palabras de
llamado de Fijman.
Cuando Apolonio se acerca, medio desnudo, Fijman
Señor, don Quijote.
con un grito desesperado, toma su estuche y
desaparece. Saavedra.
Fijman con sus fuerzas agotadas, sin embargo,
Oscuridad. alcanza a acostar al Quijote. Por un instante parece
reaccionar, pero su mirada se extravía de nuevo.

64 ALEJANDRO FINZI 65
molino rojo

Serafín lo ha ayudado. Serafín reconoce su nombre. Se acerca a Fijman, se


abraza a él.
Eh, vamos. Ahora está conmigo, vuestra merced.
Descanse. Ahora está aquí con su amigo Fijman: Bien, sí, bien. Así concluye, sí.
basta de algodones y de electricidad. Eso se acabó. Ahora, cuarta parte, cuarta:
¿Serafín? Ahora está aquí. Necesita descanso Pero en ese momento El quijote deja la cama y se va
cierre los ojos, ciérrelos. Vamos. Ahora hay que a esconder en un rincón, temeroso.
descansar, cerrar los ojos y dormir. ¡Señor Quijote!
La poca alegría, cabe en los ojos cerrados, señor. Vamos, venga. Tengo que acostarlo. Tiene que
Respire, respire profundamente, hasta que sienta ponerse bien.
la respiración del mar, adentro, en el único lugar Venga, venga.
donde corre el viento que trae las melodías sin
Pero el Quijote corre a refugiarse a otro rincón,
nombre. Fijman va tras él. Y Serafín.
Fijman entona un aire de canción de cuna.
No, no así. No, entre nosotros. El Quijote. El
Eso es, los ojos cerrados. Eso es, eso es: duerma. hidalgo. El caballero andante de la triste figura.
Fijman completamente agotado, deja al Quijote, Otra vez el Quijote escapa. Detrás de él, Fijman y
busca su carpeta de poemas: recomienza su trabajo. Serafín.
Serafín trata de continuar con la canción de cuna.
Soy Fijman. El poeta. El bachiller poeta de la
La carpeta. Ah, el poema: tercera parte de Política posada encantada. Recuerde, vuestra merced.
Beata del Sentido y La Gloriosa Mente de la Haga memoria. La memoria: el pasado, el
Pobreza: presente, el futuro, y aquellas largas playas de
Comienza a escribir. Barcelona, delgadas, extensas. Y vuestra merced
"Para el amor de casto entendimiento allí, entrando en las galeras, y todos saludándolo
canté el amor, por lumbre en la pobreza como a un principal: uh, uh, uh. Y un marino;
gusto de Serafín, sabor de vino algún bergantín de corsarios de Argel, que el
y occidente de nombres y de muerte" atalaya nos señala. Usted en esa playa, señor,
junto a su escudero, ¿lo recuerda? Y aquella
66 ALEJANDRO FINZI 67
molino rojo

mujer, de moriscos padres engendrada, ¿la "Oye tu soledad, mi soledad / Oye en mi soledad,
recuerda? Contésteme; aquella morisca que tu soledad". Entonces, en ese momento, los dos
llevaron a Berbería, tan hermosa, sí, pero nunca tomaron distancia, ¡dispuestos al combate y a la
tan bella como Dulcinea, claro; en aquella costa carrera…!
catalana, en aquella costa que parecía extensa En silencio, el médico los observa.
hasta el infinito, con sus casonas claras inclinadas
Cayó Rocinante, una caída mala, entonces, él le
sobre la espuma del mar para oír las palabras que
dijo que usted cumpliese con su promesa.
pronuncian los turcos cuando son degollados.
MÉDICO: Veamos, Saavedra, ¿qué promesa es esa? ¿Eh?
¿Qué decían los ojos de esa mujer, Quijote?
¿Vio cómo en algún momento se sabe la verdad?
Fijman busca los restos de su desayuno, trata de
¿Vio cómo tarde o temprano, se conoce todo?
alimentar al Quijote, pero es inútil.
Mire a su amigo, nos está ayudando, para conocer
Esa mujer, Ana Félix, se llama, que pudo esos planes que andaba ocultando. Si es él uno de
encontrarse con su padre, Ricote, que en hábito nuestros mejores colaboradores, Saavedra.
de peregrino fue a… silencio… silencio… a Porque, ya nomás, me va decir el nombre de ese
Alemania, pero no fue sino en esa costa como una otro, el del pabellón, el de la promesa, esa. Y aquí
vulva de estrellas que se reencontraron. Y después, se acabaron las discusiones y la tolerancia:
en esa misma playa, señor, una mañana, fue usted ¡Conteste!
a pasearse por la playa, hasta que, a lo lejos, vio FIJMAN: ¡Déjelo!
venir, allá, sí, es él, un caballero de punta en MÉDICO: ¿Cómo? A ver, Saavedra: ¿qué es eso de la
blanco y en su escudo, mire, mire eso, una luna promesa? ¿O volvemos a la salita, le gusta? ¡No!
pintada, una luna resplandeciente, robada por los ¡No corra, no se esconda! En la salita, mire, nos
pájaros del mar para colocarla allí; y cuando enteramos enseguida, llamo a un enfermero y
estuvo próximo lo saludó, saludó al insigne don hago que me lo lleven; o usted se cree que adónde
Quijote de la Mancha, y vuestra merced en un estamos, en qué año vivimos, no, no son tiempos
comienzo no creyó en aquel desafío, hasta que los de libros de caballería, los libros de los sesos
demás llegaron ala playa. Despierte, despierte: quemados sin razón aparente, los libros de

68 ALEJANDRO FINZI 69
molino rojo

aventuras; aquí las aventuras las escribo yo, ¿eh?. El Quijote dolido, aterrorizado, continúa buscando
refugio en cada rincón. Fijman, lo sigue, esperando
Es que aquí no hay posibilidades de
su respuesta, su reacción.
amotinamientos, porque los amotinados vuelven,
porque los que se rebelan piden el fin de la FIJMAN: "Estamos en el mundo y con los ojos de la
rebeldía, ellos mismo, que todo acabe, siempre. noche".
Entonces: basta de andar por el barrio golpeando Estoy aquí, a su lado, señor hidalgo, ¿lo sabe?
las puertas, molestando a la gente, para que ¿recuerda aquellos demonios que tomaron
después vayan a la seccional... que hay un cuerpos fantásticos lo que le hicieron, recuerda a
sospechoso, un degenerado, un travesti, que aquellos encapuchados que, en vez de conducir a
perturba, que acosa, que anda por la plaza, que un caballero en un carro de fuego por el aire libre
cuenta historias a la hora en que los chicos salen o en alguna parda y oscura nube, lo condujeron,
de la escuela! ¡Saavedra; ahora diga: ¡cuál es su maniatado, en un carro de barrotes de palo, tirado
cómplice, qué es ese plan, qué ramificaciones por bueyes? ¡¿Lo recuerda, vuestra merced?!;
tienen, cómo operan!; nadie conoce el arte de la ¡¿recuerda a esos hombres, con sus escopetas?! ¡Y
simulación, conmigo. ¡Así que, para terminar, lo usted allí, enjaulado y aprisionado!; esa carreta no
que vamos a hacer es pasarlo directamente al estaba encantada, no, tiene que saberlo, aunque
pabellón N! haya pasado ya tanto tiempo, esa carreta
FIJMAN: ¡No! ¡No! "¡Ya no saldremos nunca de esta humillante en la que lo arrastraban de aldea en
mañana opaca!" aldea, ellos, los que se creían dueños de su suerte,
MÉDICO: ¡Lo sacamos, dije! Y no pasa aquí el día siguiente. con derecho a llevarlo de un sitio al otro, ellos,
¿Me está oyendo Saavedra: el lugar suyo es el N! ¿los recuerda?,¡esos que le ataron las manos y lo
¡Pregunten a ese si no me creen! llamaron robador y salteador, esos, quiero que los
El médico se va. Señala a Serafín. Este, asustado,
recuerde, uno a uno, que recuerde lo que les dijo
sube a su refugio, en las alturas. en su propia cara…!
Pero el Quijote sigue acurrucándose donde cree
encontrar algún refugio.

70 ALEJANDRO FINZI 71
molino rojo

¡Ésta es, aquí adonde estamos, esta es la carreta de son exentos de todo judicial fuero los caballeros
los palos donde nos han encerrado contra no se andantes, y que su ley es su espada, sus fueros sus
sabe la voluntad de quién, ya no se sabe eso, la bríos, sus problemáticas su voluntad? ¿Quién fue
carreta, sobre la que ellos creen tener el derecho el mentecato, vuelvo a decir, que no sabe que no
absoluto de saber dónde es que nos conducen, hay secutoria de hidalgo con tantas preeminencias
dónde es que vamos yendo, maniatados y ni exenciones como la que adquiere un caballero
golpeados en este carromato inmundo, a la vista andante el día que se arma caballero, vela sus
de todos, ellos, azuzando las bestias, ellos, los armas y se entrega al noble ejercicio de la
poseídos por el derecho amargo que da el poder caballería?"
contra los débiles! El Quijote ha continuado buscando refugio por los
¡Contésteles! Y yo con vos, Quijote. Yo con vos, rincones de la habitación, Fijman, acurrucado junto a
¡juntos!: él comparte su desamparo total, esperando una
"Venid acá, gente soez y malnacida, ¿saltear respuesta que no llega.

camino llamáis al dar libertad a los encadenados, ¡¿Dónde es que vamos ahora, Saavedra?! ¡¿Cuánto
soltar a los presos, acorrer a los miserables, alzar a tiempo hace ya que nos llevan en este carro
los caídos, remediar a los menesterosos? ¡Ah, inmundo, lleno de asco, rodeados de máscaras de
gente infame, digna por vuestro bajo y vil burla, por las calles, mírelas, por los caminos…?!
entendimiento que el cielo no os comunique el Fijman se abraza al Quijote, buscando, él también,
valor que se encierra en la caballería andante, ni os protección.
dé a entender el pecado e ignorancia en que estáis
"¡Ha entrado la noche de la carne y de los
en no reverenciar la sombra, cuanto más la
sentidos, la noche de las tierras caídas y los cielos
asistencia de cualquier caballero andante! Venid
muertos!"
acá, ladrones en cuadrilla, que no cuadrilleros,
salteadores de caminos con licencia de la Santa
Hermandad; decidme, ¿quién fue el ignorante
que firmó mandamiento de prisión contra un tal Es en ese momento cuando un color rojizo invade la
caballero como yo soy? ¿Quién el que ignoró que atmósfera. Simultáneamente crece un extraño

72 ALEJANDRO FINZI 73
molino rojo

sonido, de campanas y pájaros. Serafín se detiene, demás cosas que al pastoral ejercicio son
deja su trabajo, pero continúa frente a sus vidrios
necesarias."
opacos. Fijman se incorpora con lentitud, poseído de
una visión mística. Allí, delante de él, se dibuja el ¿Me oye?
Cristo Rojo, crucificado. Al desaparecer esa música Pero Fijman continúa en su trance místico.
profunda e increíble, se escucha la voz del Cristo
Rojo. "… ¡y me he de llamar el pastor Quijotes y andaré
Eloi, Eloi por los montes, por las selvas y por los prados, con
Lama sabachtani una canción aquí, con una endecha allá, bebiendo
La música regresa y sobre el Cristo navega una de los líquidos cristales de las fuentes, o ya de los
profunda luz roja, sangrienta, hasta que la visión limpios arroyuelos, o de los caudalosos ríos!"
desaparece. Fijman no se ha desprendido de su En este momento, iluminado por su visión, el poeta
imagen: continúa de pie, inmóvil, conmovido en el reacciona. Aparta al Quijote hacia un rincón de la
éxtasis. habitación y le advierte.

La música y la luminosidad desaparecen. FIJMAN: "¡Las hélices de un barco remueven luz y brumas;
lloran los mástiles del viento!"
El Quijote ha reaccionado. Serafín retoma el trabajo.
En este momento se escuchan sonidos de cadenas
QUIJOTE: ¡Don Jacobo! y metales, son los que traen los enfermeros, el
Fijman, todavía, no ha reaccionado. médico y la enfermera.

¡Don Jacobo! MÉDICO: Venimos a buscarte, Saavedra.


Lo sabemos, ahora: fuiste vos el del motín. No
El Quijote se acerca y lo zamarrea.
aprendés. Así que acá, no te quedás. Por lo
¡Ya me voy, señor poeta! pronto, te vas al patio C.
Y es que "cumpliendo la palabra empeñada, he de No, no vale la pena esconderse, Saavedra.
retirarme un año a mi aldea y quiero decirle adiós. FIJMAN: Llévese eso. Dígales que se lleven eso. ¡No se
Durante ese año que he de transcurrir allí me necesitan aquí!
convertiré en pastor, el tiempo que debo estar Los enfermeros protestan.
recogido. Me compraré algunas ovejas y todas las

74 ALEJANDRO FINZI 75
molino rojo

FIJMAN: Ni a la Salita. Ni al patio de las delicias. FIJMAN: Disculpe, vuestra merced. Pero si la astucia es hija
Déjenme a mí. Él está aquí. Aquí. Ahora yo voy a de la necesidad, el médico es más astuto que
conversar con él. Nos tomaremos un momento nosotros. Debemos hacer algo. Y pronto. Quiero
de tranquilidad. En caso de tener alguna sacarlo de aquí. Y yo tengo que terminar mi libro.
dificultad lo llamo para que se haga presente, QUIJOTE: ¡Su libro, señor poeta, su libro! ¡Le diré que de mi
nuevamente, con su equipo de facultativos. libro se han editado treinta mil veces de millares
MÉDICO: Cállese, Fijman. Ya conocemos esas astucias. Me y…!
extraña de usted. FIJMAN: No, si ya sé, ya sé. Se lo dijo en voz baja, oiga
FIJMAN: ¿Astucias? No, doctor. Aquí no hay astucias, hay bien: el Editor espera; es un contrato
pena. Y yo lo que hago es cambiarle ese trabajo suyo extraordinario; cuando yo termino ellos me dan
por un poco menos de tristeza. Todo eso, sin que le una pieza nada más que para mí en una pensión
cueste a usted absolutamente nada: todo gratis. de la Avenida de Mayo con el alquiler ya pago.
Los enfermeros protestan. Entonces yo salgo por la puerta "¡Buenos días…!"
todo está pago. Es toda mía. Ah. Y un trabajo
ENFERMERA: Vamos, doctor, acuérdese: vamos a llevarlo; ¡que
mío, cuando salga de aquí, nada más que mío, del
lo vean!
que nadie, nunca puede despedirme, porque yo
MÉDICO: ¡Cinco minutos, Fijman! Y se acabaron las
tengo antigüedad, ¿me comprende?, entonces, lo
resistencias y las contemplaciones, y los favores.
que voy a hacer es comer, todos los días en...
¡Cinco minutos y usted me los deja con los del
Y serán todos los días: y después me iré a pasear,
pabellón!
y ahí está, que miro desde afuera, pero yo me voy,
Los enfermeros se retiran. Luego, el médico y la qué me importa, quiénes son, esos, los que se
enfermera.
quedaron para siempre en las tertulias, para
FIJMAN: Venga. siempre, diciéndose unos a otros las mismas
QUIJOTE: ¡Los pastoras de las que he de ser amante, como palabras, las mismas muecas, esos que se dicen,
entre peras podremos escoger sus nombres; y pues ahora, "mis colegas", esos ignorantes, que están
el de mi señora cuadra así al de pastora como al todos locos, y yo, desde la ventana, les mostraré
de princesa…! mi libro, mi cuarto libro…

76 ALEJANDRO FINZI 77
molino rojo

QUIJOTE: ¿Y si no lo termina? ¿Eh, don Jacobo? ¿Y si no lo Muestre, muestre, fuera, échalo, tírenlo
termina? FIJMAN: Por favor, por favor…
El poeta no responde. Fíjense lo que lleva, se lo ha metido debajo de la
lengua, los piolines, doble fondo escondido,
¡Diga!
esconde todo y guarda, guarda y pide
¡Dígamelo!
FIJMAN: Un pan.
FIJMAN: Me voy a morir acá adentro.
Ladrón de cebollas, quítenle esos trapos, que no la
QUIJOTE: No. Usted lo termina. Lo termina.
mire, salga
Porque…
FIJMAN: Un pedazo de pan.
Y el Quijote dice algo al poeta por lo bajo sin que se ¿Dónde dicen que está?, ¡quítenle, mete las uñas,
pueda saber qué.
chupa las cáscaras, lame y escupe…!
FIJMAN: ¡Entonces, no! Fijman deambula, en medio de una danza de
El Quijote ríe. sombras. Esa danza lo llama, le tira monedas, le pide
que toque el violín, Fijman busca entre esas
FIJMAN: Entonces, no hay que perder más tiempo; ahora sombras.
va a volver el médico, con los enfermeros
Adonde lo lleven, adonde lo lleven, adonde sea,
El Quijote continúa riendo desencajadamente. abran las cunetas, la luna tiene un diente de barro
¡No! ¡Quietos! y el tranvía busca el padre de una criatura con ojos
de rata: ¡¡¡atrás, atrás, atrás…!!!
De esa multitud que danza afiebrada, surge Serafín.
Mira a Fijman. Fijman lo reconoce y lo sigue.

La risa del Quijote se multiplica ahora en las voces Oscuridad.


de los enfermeros, la enfermera, el médico, que lo
rodean en una sombra enceguecida que gira sin
detenerse.
Dos centavos
Clases de violín

78 ALEJANDRO FINZI 79
molino rojo

Con la luz, Fijman y el Quijote que dialogan. Serafín, peligros que rodean estas calles antes de ganar los
en las alturas, trabaja.
campos libres que llevan a su aldea? ¡¿Los ve?! Esa
FIJMAN: ¡Escuche! es la ciudad, maldita, que tendrá que atravesar
QUIJOTE: Dígame. para llegar a los senderos verdes y amarillos y rojos
FIJMAN: Ahora, lo que va a ocurrir, es que van a venir a y…
buscarlo. Lo que quieren hacer es llevarlo al Fijman vuelve a sentirse mal, se repone de su fatiga.
pabellón de los que ellos llaman irrecuperables, al
Violetas, señor. Violetas y blancos, claros, claros.
maléfico pabellón N, tierra de nadie, tierra de
QUIJOTE: Don Jacobo. Venga.
perdición y agonía en donde la luz que nos sirve
FIJMAN: Silencio. Es un secreto. Ellos nos inducen a
para mirar la comida es sólo una tajada que se
representar. Ellos, lo que buscan, es que les
pudre entre las moscas. Entonces, yo he
permitamos alguna vez algo, algún indicio, de su
pensado…
propio extravío humano, personal: una
QUIJOTE: Qué.
representación, ¿me oye?; una representación
FIJMAN: Eso. Qué.
burlesca, la misma, aquella, la de las ninfas que
A ver: vaya para allá. Venga para aquí. Vaya para
tenían una palabra colgada aquí y que usted, tan
allá, ya está; necesitamos esperar que llegue la luz
amablemente, recordaba para mí, este amanecer.
de la luna, para que vuestra merced cruce, al
Ellos, sí, no escapan tampoco a la ley que los
amparo de las estrellas, las murallas de la ciudad
llama a justificar sus vidas, aquí, en este carro, allí,
santa.
afuera, por las calles de jirones que hacen los
QUIJOTE: Esta es… la ciudad…
arrabales de la ciudad santa. No conocen otra
FIJMAN: ¡Ese es el nombre de uno de mis poemas!
cosa. No pueden, otra cosa. Entonces usted, por
"Tres gritos me clavaron sus puñales.
un momento, hasta tranquilizarlos será el señor
Paisaje de tres gritos
Pedro Saavedra, y sólo usted y yo, nadie más,
largos de asombro.
sabremos que esa mueca, esa triste y avara mueca,
¡Bromearon los sudarios del misterio!
puede hacerles recordar el gesto de su verdadera
¡Fuga de embotamientos…!"
sonrisa.
Esa es la ciudad. ¿La ha visto? ¿Ha visto los

80 ALEJANDRO FINZI 81
molino rojo

Ahora, venga, dígame: Buenas tardes, doctor. Sorpresas y silencio.


QUIJOTE: Buenas tardes, doctor. MÉDICO: Buenas tardes.
Y Fijman imita al médico. FIJMAN: Buenas tardes.
MÉDICO: ¿Cómo se llama usted?
FIJMAN: ¿Cómo se llama, usted?
QUIJOTE: ¡¿Que cómo me llamo yo, yo soy el hidalgo…?! Silencio.
FIJMAN: ¡No!: dígales lo que ellos mienten, en la cara: ¡yo QUIJOTE: Yo soy Pedro Saavedra. El nombre mío es…
soy Pedro Saavedra! Pedro Saavedra.
QUIJOTE: Mi nombre es… Pedro… Saavedra…
El médico saca su libreta de notas, escribe.
FIJMAN: Ah, muy bien Saavedra, veo que nos vamos
entendiendo. Veo que el tratamiento obtiene MÉDICO: Repita.
resultados, va dando sus efectos. Diga. Así es, QUIJOTE: Yo soy Pedro Saavedra, doctor.
señor doctor. MÉDICO: Ah, muy bien Saavedra, vemos que nos vamos
QUIJOTE: Así es, señor doctor. entendiendo. Veo que el tratamiento obtiene
FIJMAN: "Que la terapia indicada va logrando mejorías". resultados, va dando sus efectos.
Diga. Silencio.
QUIJOTE: Así es, señor doctor. QUIJOTE: Así es, señor doctor.
FIJMAN: "Entonces, lo que vamos a indicarle es que tome MÉDICO: Que la terapia indicada va logrando mejorías.
un trabajito ayudando en la cocina, nada más, QUIJOTE: ¿Mejorías? Así es, señor doctor.
como para empezar." Repita. MÉDICO: Entonces, lo que vamos a indicarle es un trabajito
QUIJOTE: Así es, señor doctor. ayudando en la cocina, nada más, como para
FIJMAN: Y que no tendremos necesidad de enviarlo al empezar.
pabellón N. Ya que con su mejoría podremos QUIJOTE: ¿Un trabajito? ¡¿Un trabajito para mí?!; pues
prescindir de… ¡Cuidado! ¡Por el pasillo, es él…! quiero que sepáis que yo voy encantado en esta
Llega el doctor seguido de la enfermera. jaula por envidia y fraude de malos encantadores,
QUIJOTE: Buenas tardes, doctor. que la virtud es más perseguida por los malos que
amada de los buenos.

82 ALEJANDRO FINZI 83
molino rojo

MÉDICO: ¿Era esto, Fijman, esto todo cuanto puede mías y esos poemas son míos y quiero que me los
ocurrírsele? ¡Un momento, quietos, por el bien de devuelvan y que no se guarden de leer lo que allí
ustedes! está escrito, porque lo que allí está escrito es un
Salen el médico y la enfermera. pequeño camino dibujado con un lápiz, un
pequeño camino por donde avanzan las palabras
Ruidos en el exterior, se oyen golpes, órdenes, que guardo en mi cabeza. Ese camino es mío, un
gritos.
camino alto, desierto,
QUIJOTE: Caballero andante soy y no de aquellos de cuyos LA VOZ DEL MÉDICO:

nombres jamás la Fama se acordó para Es por allá oficial, la habitación de los altos, al
eternizarlos en su memoria, sino de aquellos que, fondo, desde hace 7 meses, sí, deje a los agentes
a despecho y pesar de la misma envidia y de apostados aquí abajo.
cuantos magos crió Persia, ha de poner su FIJMAN: Y es todo lo que tengo, un pequeño sendero que
nombre en el templo de la inmortalidad... dibujo con mi lápiz sobre el papel, el lápiz hace
FIJMAN: ¿Serafín? ¿Estás ahí?, ¿Serafín? un ruido corto, crr, crr, crr y ese es un sonido que
QUIJOTE: … para que sirva de ejemplo y dechado en los cabe en una sala inmensa, vacía, con los
venideros siglos, donde los caballeros andantes… terciopelos oscuros donde desde el fondo alguien
dará el aviso para que entre el niño a dar la prueba
Cae la lenta oscuridad.
con su instrumento; y no hay más camino que
ése, ese trazo negro que gira rápidamente dejando
letras, sin que esas letras se sujeten a nada porque
es mentira que el papel esté hecho de tiempo. El
Fijman busca un refugio detrás de una puerta. tiempo es el instante, cuando uno escribe, que va
de una palabra a la otra, uno termina el giro de la
FIJMAN: ¿Quién sabe, acaso la dueña los dejará entrar para
palabra y comienza la siguiente, la siguiente, la
mostrarles el agujero por donde entra el aire frío?
siguiente…
"¿Profesor de qué, dice?" ¡Agnosco veteris vestigia
LA VOZ DEL MÉDICO:
flammae! A ver, agente, vaya apuntando; busque ¡La valija, ésa! ¡Ábranla!
ahí; ¡no!; ¡dejen que me lo lleve! Esas carpetas son
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molino rojo

FIJMAN: ...una línea que busca sin saber dónde encontrará Continúa ahora el diálogo entre Fijman y el Quijote.
otra, para continuar, eso es el tiempo. ¿Y ahora? FIJMAN: Hay que apurarse.
LA VOZ DEL MÉDICO: QUIJOTE: Detrás de las murallas, me espera Rocinante.
¡Saquen todo! ¡Saquen! Agente, escriba: Buenos FIJMAN: ¡Un momento!
Aires, lunes 2 de noviembre de 1942, siendo las QUIJOTE: ¡Dígame!
12 horas… FIJMAN: Espere
FIJMAN: ¡No! ¡Atrás! ¡Déjenme ir, déjenme, por qué!
Fijman vuelve a extraer su valija de 60 x 80.
Se escuchan pasos que se aproximan.
No puede ir así vestido: el viaje es largo. Y más
LA VOZ DEL MÉDICO:
allá de esta posada encantada están las callecitas
¡Cuidado, tengan cuidado!
torturadas y maléficas de la ciudad. Las callecitas,
¿Esta es la pieza?
LA VOZ DE LA ENFERMERA:
llena de locos que se asoman para observar a los
Sí, señor. El dice que es un profesor… de latín, forasteros. Aun de noche, aun cuando cae la luna
dice. Pero tiene un violín, yo lo vi. Y le dije que, con sus crespones siniestros hay que andar con
aunque sea, me pague con el violín, que acá no cuidado, con sigilo.
puede vivir si no paga, que me lo deje, y los libros, Fijman le entrega un traje perfectamente doblado.
también se pueden vender, que acá no puede estar Es un traje de Quijote, bello y reluciente.
si no se paga, pero yo lo he visto una valija, yo no Aquí tiene.
sé qué es lo que guarda adentro y deben ser cosas Quítese eso. Póngase esto que tenía guardado
de valor, pero a mí no me da el alquiler, a mí no para usted.
me da nada… El Quijote se quita su chaqueta gris y comienza a
FIJMAN: ¡No! ¡Atrás! Atrás. vestirse; su aspecto ahora está completamente
Entra el médico y los enfermeros, y la enfermera. renovado.

Atrás. ¡No se acerquen! QUIJOTE: Ahora sí, don Jacobo.


¡Yo soy el Cristo Rojo! FIJMAN: Y ahora, ¿eh? ¡Cuando lo vea doña Dulcinea!
QUIJOTE: Adiós, amigo.
Oscuridad.

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molino rojo

FIJMAN: Un momento, todavía. Fijman, reacciona, busca su violín y se dispone a


tocar su triste melodía, pero antes de comenzar a
Fijman busca un pequeño paquete y se lo entrega. tocar, esa misma melodía impregna el aire, llega
Adiós. desde lejos, mezclada con el griterío del hospital, de
los habitantes del hospital, entre las cuales se
Un abrazo cargado de ternura y camaradería. reconocen algunas voces.
QUIJOTE: ¡Adiós! Por ahí, las murallas, deténganlo, es peligroso,
¿Siente usted esa brisa que corre hacia la aldea, vicioso, degenerado; cuiden las salidas, levantad el
don Jacobo? puente, reforzad las guardias, que nadie quite esta
El Quijote se va. posada cuando transcurre la noche; asesino y
salteador; viola a las viudas, corrompe a las
Fijman está sumamente agotado.
doncellas, prostituye las casadas, degenera a los
FIJMAN: ¿Serafín? No me siento bien. No, no. Estoy huérfanos y pupilos; ¡detenedlo, detenedlo, que
cansado, cansado, Serafín. ¿Podrías bajar? Bajar, no pase!
digo, sentarte aquí, a mi lado, Serafín Fijman, cautivado por la música, guarda su violín en
"muerte, sobre la faz original de la la valija.
incomprensible, muerte, en la increada sustancia
Y las voces:
de la muerte".
En ese momento, las voces del médico, la Allí va, allí va el Quijote, acaba de atravesar las
enfermera, los enfermeros. Serafín baja asustado.
murallas.
Agárrenlo: es Saavedra. Cuidado. ¡Un
FIJMAN: Acaba de pasar las murallas.
maquinazo…!!!
El griterío cesa, lentamente. Oscuridad, que cae
Y, también, la voz del Quijote. lentamente. Serafín, con un esfuerzo terrible, busca
expresarse repitiendo:
¡Atrás, atrás!, ¡encantos y maleficios, sombras,
villanos! ¡Pie... d... a... dd... pp... i... ed... dad... pp... ied...
¡Un maquinazo, a la Salita, a la Salita… un dad...!
maquinazo…!!!

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Fijman está acostado: va a morir. Serafín asustado comprender los misterios de la salud. Yo quería
de sí mismo, por lograr repetir esa palabra sube,
decirle esto. Porque usted ha vivido tantos años
continúa trabajando, desplegando grandes
movimientos lentos. El médico sentado al lado de
aquí, conoce tanto este lugar que por eso pensé
Fijman. que, tal vez, usted sepa.
¿Fijman?
MÉDICO: Nosotros nos preguntamos, sabe, por el sentido
de nuestra profesión, cosa curiosa es una pregunta Silencio prolongado.

que nos formulamos siempre, en diferentes etapas ¿Fijman?


de nuestra vida, Fijman. Y en cada momento Entra la enfermera.
encontramos una respuesta diferente, distinta,
hasta me atrevería a decir contradictoria. La salud ENFERMERA: Permiso, señor Fijman.
es un estado misterioso de la existencia. Casi FIJMAN: Adelante.
mágico, diría. Un estado absoluto por el cual se ENFERMERA: Hay una persona afuera que pregunta por usted,
está aquí, sin saber exactamente qué es. Y, sin señor.
embargo, decimos que sabemos lo que es la FIJMAN: ¿Quién es?
enfermedad, la falta de algo, sin conocer en qué ENFERMERA: Un momentito, señor. Ya regreso.
consiste precisamente ese otro estado. ¿Me está Sale, regresa.
oyendo, Fijman? No puedo conversar esto con Me dio su tarjeta, señor. Con permiso. Aquí está.
nadie, perdóneme. Es como si aquí estuviésemos
Fijman la toma.
dedicados a aprender qué es la salud, toda la vida
a tratar de conocer eso, valiéndonos de la A pesar de la luminosidad ambiente el poeta dice:
experiencia de los demás. Y yo, a pesar de eso, no
FIJMAN: Hay muy poca luz aquí. No puedo leer.
pude averiguar nada: sólo algunos indicios que
Dígame usted.
siempre se desvanecen con cada nueva vida,
ENFERMERA: Sí.
Fijman. Y esa búsqueda, después, cuando pasan
Aquí dice, el editor.
los años, se convierte en una causa perdida,
FIJMAN: Ah, pregúntele qué quiere.
porque nadie, ninguno de nosotros aquí, puede

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ENFERMERA: Sí, señor Fijman. Un instante, por favor. es bueno andar saltando entre los durmientes,
Sale, regresa. porque están los lobos, que no le temen a nadie.
Jacobo.
Dice que le entregue los originales.
PADRE: ¿Jacobo?
FIJMAN: ¡Dígale que no le entrego nada! Los originales se
MADRE: Las estrellas, hijo. Allá. Las estrellas heladas de la
los di al Quijote; él se los llevó; ¡conoce editores
patagonia que saben contar historias para que los
mucho más importantes que él!
niños se duerman.
Fijman, agonizante, lanza una terrible carcajada. Para que los niños duerman. Duerman.
Oscuridad. Oscuridad. El padre y la madre desaparecen.

Entra el padre y la madre de Fijman. Serafín continúa con su trabajo. Ahora, a medida que
pasa sus trapos por el vidrio, entra la luz del día en la
MADRE: Jacobo. habitación. La dulce y bella luz matinal, y el canto de
¿Dónde estabas, hijo? los pájaros.
PADRE: Responda a su madre.
Una vez que todo el vidrio está limpio, Serafín
MADRE: Jacobo, ¿por qué salís a jugar a esta hora, eh? desciende y toma el cuerpo muerto de Fijman,
PADRE: ¡Responda! mostrándole, al incorporarlo, a medias, la luz que
MADRE: En el campamento apagan las luces y Choele- penetra desde lo alto.
Choel es un puñado de carpas, entre el desierto. Y
más allá, están amontonadas las vigas. Y más allá
está el invierno. FIN
PADRE: Hijo. Vamos.
MADRE: Schh. Y más allá, todo lo que queda es la última
luz del atardecer y el viento que llega del sur. Y no

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