1880
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Durante un levantamiento en 1907, el líder tribal Kinkjikitele Ngwale prometió a sus seguidores
que el agua mágica, o maji-maji, les protegería contra las ametralladores del invasor blanco. Esa
sublevación de los nativos de Tanzania contra el gobierno colonial de Alemania terminó con la
muerte del valiente Ngwale y todos sus guerreros. No hubo más levantamientos en el África
Oriental Alemana.
La superioridad militar fue la responsable de que los europeos colonizaran en poco tiempo un
continente tan grande como África, y el factor determinante de que ese control se alargara en el
tiempo hasta la mitad del siglo XX. Durante interminables décadas el continente africano vio
cómo sus minas se vaciaban y sus árboles se cortaban, para beneficio de unos extranjeros
blancos que tenían el poder de la tecnología.
Una superioridad tecnológica que en realidad era un pretexto para llevar a la práctica la
superioridad moral que los europeos creían tener sobre los subdesarrollados africanos. El
ministro de asuntos exteriores alemán, Bernard von Bulow, excusó la colonización de África en
1897 porque Alemania tenía derecho a “ocupar un lugar bajo el Sol”.
El derecho de cualquier país a ocupar un lugar bajo el Sol (un derecho casualmente reclamado
únicamente por países europeos, nunca por africanos) significaba la justificación de la
colonización y la explotación de los recursos de territorios extranjeros. Tales preceptos
morales carentes de ética fueron firmados y aceptados en la Conferencia de Berlín de 1885,
donde Europa decidió unilateralmente el futuro y el destino de África.
La descolonización durante el S.XX