Rubinstein A. Desencadenamiento Neurosis
Rubinstein A. Desencadenamiento Neurosis
Rubinstein A. Desencadenamiento Neurosis
Adriana Rubistein
I
Trataré de ubicar la coyuntura subjetiva que puede dar lugar al
desencadenamiento de las neurosis en su forma sintomática y tomaré para eso
algunas referencias de Freud y de Lacan.
Quiero situar, de entrada, lo que me parecen dos coordenadas centrales
para abordar el problema, tanto en Freud como en Lacan, aunque sin perder de
vista sus diferencias y sus variaciones.
En primer lugar, tanto uno como otro, ubican el momento del
desencadenamiento teniendo en cuenta la articulación en dos tiempos
necesaria para la producción del síntoma. Para responder a una situación
actual desencadenante, se actualiza una constelación significante, de valor
traumático, cuya incidencia ha sido decisiva para el sujeto. El caracter de esta
situación pone en juego tanto una articulación significante como una condición
de goce. El caso Emma, presentado por Freud en el Proyecto1, puede
considerarse para esto, un paradigma: una escena reciente actualiza y
resignifica, por un enlace significante (en este caso la risa), una escena anterior
que toma el valor de traumática y que hace referencia a un goce.
En segundo lugar puede pensarse que el refugio en la neurosis y el
desencadenamiento sintomático, constituyen un modo de respuesta del sujeto
a esa coyuntura, respuesta por medio de la cual el sujeto encuentra una
modalidad de satisfacción sustitutiva y elude la realización de un acto que lo
confrontaría con la castración.
II
Tomaré como primera referencia la Confrencia 23 de las “Lecciones de
Introducción al Psicoanálisis” 2 en la que podemos seguir estos temas. En
primer lugar Freud distingue allí la enfermedad, de la aparición de los síntomas,
así como la disposición infantil a la neurosis, de las situaciones actuales
traumáticas desencadentantes. Lo que caracteriza para él esta coyuntura
desencadenante es una insatisfacción libidinal (pérdida de goce) para enfrentar
la cual le caben al sujeto por lo menos dos alternativas: emprender los actos
necesarios para modificar las condiciones de satisfacción, o bien, valiéndose
del refugio en la neurosis, buscar una satisfacción sustitutiva a partir de una
regresión libidinal, por vía del fantasma, a puntos de fijación infantil,
satisafacción que entra en conflicto con el yo y que da lugar a la formación de
sintomas como transacción. La solución neurótica resulta asi para Freud una
alternativa a la dificultad para enfrentar otro camino de solución por vía del
acto. Es explícito en esto. “Los síntomas sustituyen una modificación del
mundo exterior por una modificación somática, o sea una acción exterior por
una acción interior, un acto por una adaptación”3. La coyuntura
desencadenante enfrenta al sujeto con una elección y, en su respuesta, el
neurótico elude confrontarse con la pérdida, recurriendo a los caminos
facilitados por la fijación y la repetición. Los sintomas se presentan, en el lugar
de una satisfacción que no hay, lo cual permite abrir caminos de enlace con las
puntualizaciones de Lacan que subrayan el valor del síntoma como suplencia
de la realción sexual que no se escribe.
1
III
Freud retoma el tema en otros artículos, particularmente en “La pérdida de
la realidad en la neurosis y en la psicosis”4, donde también subraya el intento
del neurótico de resolver el conflicto anulando la modificación de las
circunstancias reales, y en el “Hombre de las Ratas”5 que será nuestra próxima
referencia.
En el relato del caso Freud distinge claramente la ocasión de la consulta,
de la ocasión desencadenante de los síntomas.
La consulta se precipita luego de la angustia que le produce escuchar el
relato del tormento de las ratas durante las maniobras militares, que coincide
con la aparición de la obsesión de la deuda surgida a partir del pago que debía
hacer por sus quevedos.6
Pero Freud aclara que las obsesiones habían comenzado años antes y en
el historial se ve su interés por precisar la ocasión traumática desencadenante
de los síntomas, que le permita enlazar el ocasionamiento reciente con las
ocasiones infantiles. El trabajo del análisis le hace posible localizar esas
condiciones en el plan de su madre, 6 años atrás, de casarlo con la hija de un
primo que le ofrecía brillantes perspectivas económicas. Nos dice “Tales
proyectos familiares hicieron surgir en él el conflicto de si debía permanecer fiel
a la mujer que amaba, carente de fortuna, o si debía seguir las huellas de su
padre casándose con la muchacha rica, bonita y distinguida que su familia le
destinaba. Y este conflicto, que en realidad lo era entre su amor y la voluntad
de su padre, vivo aún en él, lo resolvió el sujeto enfermando, o mejor dicho:
eludió, por medio de la enfermedad, la labor de resolverlo en la realidad”7. Con
la enfermedad intenta eludir entonces las consecuencias de una decisión. La
incapacidad de trabajar que surge como consecuencia de esto y que le hizo
posponer varios años la terminación de sus estudios, es considerada por Freud
el principial resultado de la enfermedad y la prueba de sus concepciones
acerca del caso.8
Vale la pena subrayar que el nexo entre este acontecimiento
desencadenante y los síntomas actuales es desconocido por el sujeto y que
sólo un trabajo de análisis y el camino de la transferencia (fantasía
transferencial con la hija de Freud) lo forzarán a convencerse de ello.9
Freud aprovecha este detalle, para hacer una distinción crucial entre las
condiciones del ocasionamiento en la histeria y en la obsesión: en la primera,
las ocasiones recientes de la enfermedad sucumben a la amnesia lo mismo
que las vivencias infantiles y allí ve Freud la prueba de la represión ligada al
ocasionamiento trauamático. En las neurosis obsesivas en cambio “es posible
que las premisas infantiles de las neurosis sucumban a una amnesia – a
menudo solo incompleta-; en cambio las ocasiones recientes de la enfermedad
se encuentran conservadas en la memoria” Se trata de “un mecanismo mas
simple: en lugar de olvidar el trauma se le ha sustraido la investidura de afecto
de suerte que en la conciencia sólo queda como representación indiferente”.10
IV
También Lacan en “El mito individual del neurótico”11 pone especial
interes por situar las condiciones del desencadenamiento y realiza una
distinción precisa entre el momento de desencadenamiento de la angustia y el
2
de la neurosis. Reconoce el valor desencadenante que tiene el relato de
suplicio que “conduce al sujeto a la puerta del analista”, relato que “provoca en
el sujeto un estado de horror fascinado, que no desencadena su neurosis, pero
que actualiza sus temas y suscita la angustia”12.
Sabemos el valor que Lacan dio en la particularidad del caso a la
constelación original que presidió su nacimiento y su destino: la leyenda
familiar sobre la unión de sus padres con la marca de un casamiento por
convenienca y por otro lado la deuda del padre con un amigo al que no pudo
devolver el dinero. Y Lacan enlaza estos elementos iniciales de la constelación
subjetiva con el desarrollo último de la obsesión fantasmática situando “la gran
aprehensión obsesiva” como “el argumento imaginario al cual llega como
solución de la angustia vinculada con el desencadenamiento de la crisis”.13 Los
síntomas entonces, como solución de la angustia.
Siguiendo a Freud ubica en el conflicto mujer rica/mujer pobre que se
actualiza en la vida del sujeto, “los elementos esenciales del
desencadenamiento de la neurosis obsesiva”14 propiamente dicha, sin que el
sujeto pueda conectar esa coyuntura con el desencadenamiento de sus
síntomas. Pero da un paso más. Destaca las transformaciones, que se
producen entre esta constelación inicial y la situación actual, siguiéndolas
detalle a detalle “Todo sucede como si las impasses propias de la situación
original que en alguna parte no se resuelve, se desplazaran hacia otro lugar de
la red mítica, reproduciéndose siempre en algún punto.”15 Lo que caracteriza el
mito individual del neurótico no es solamente que se ponga en escena una
ceremonia que reproduce más o menos exactamente la relación inaugural que
se encuentra en ella como oculta sino que “la modifica en el sentido de cierta
tendencia”16, por medio de esas transformaciones.
Por fin, destaca el papel que juega en la situación desencadenante la
asunción de la funcion viril y las condiciones en las que puede gozar de una
mujer. Allí el sujeto responde con un desdoblamiento narcisístico “donde yace
el drama del neurotico”17 que lo sume en un cuaternario mortifero. En la
coexistencia de diferentes planos y en la imposibilidad de unirlos se
desarrollará este drama.
V
La importancia de las dificultades en la asunción de la función del
sexo reaparece también en su análisis del caso de histeria masculina que
presenta en “El seminario 3”18. Lacan va siguiendo paso a paso los detalles
del caso hasta construir las condiciones del desencadenamiento de los
síntomas teniendo en cuenta el enlace entre la situación actual y las
constelaciones que lo determinan. Recordemos que el sujeto comienza con
dolores crecientes que avanzan hasta producir desmayos, luego de un
accidente por el cual cae del tranvía que conducía. Lacan menciona que “El
desencadenamiento de la neurosis en su aspecto sintomático, aspecto que
hizo necesaria la intervención del analista, supone sin duda un trauma, el
cual debió despertar algo”19 y hace referencia a posibles traumas infantiles
con los que podría ligarse, vinculados a escenas de castración. Pero “a
medida que se va presentando el material se observa que lo decisivo en la
descompensación de la neurosis no fue el accidente, sino los exámenes
radiológicos” a los que fue expuesto y nos dice que sus crisis “se presentan
muy evidentemente como vinculadas con el fantasma de un embarazo”20.
3
Este fantasma de embarazo remite por sus conexiones asociativas a una
escena de la que fue espectador y que lo impresionó de manera duradera:
un parto del cual sólo pudo sacarse un niño en pedazos. Toda una serie de
accidentes que le ocurrieron en su profesión de conductor de tranvías
pueden ligarse a la fragmentación del niño de la que fue testigo.
Pero a Lacan le interesa acentuar el modo en que estos elementos
son empleados por el sujeto en su coyuntura subjetiva actual. Con la caída
del tranvia, que se ha vuelto para él un aparato significativo, el sujeto “se
pare a sí mismo”21. El tema del fantasma de embarazo domina, pero “en
tanto significante de la pregunta de su integración a la función viril, a la
función de padre”22. El sujeto se las arregló para casarse con una mujer que
ya tenía un hijo, y con la cual sólo pudo tener relaciones insuficientes y
Lacan afirma que “El carácter problemático de su identificación simbólica
sostiene toda comprensión posible de la observación. Todo lo dicho, todo lo
expresado, todo lo gestualizado, todo lo manifestado, sólo cobra su sentido
en función de la respuesta que ha de formularse sobre esa relación
fundamentalmente simbólica ¿Soy hombre o mujer?.”23 Y subraya el enlace
de la manifestación sintomática del sujeto con la pregunta que hace “¿Soy o
no capaz de procrear?” , pregunta que “se situa a nivel del Otro, en tanto la
integración de la sexualidad esta ligada al reconocimiento simbólico”24. En la
medida en que la pregunta “¿Qué soy? ¿soy?... en tanto simbólica fue
despertada, y no reactivada en tanto imaginaria, se desencadenó la
descompensación de su neurosis y se organizaron sus síntomas”25. Para
Lacan, el paciente utiliza este material para expresar su pregunta. Podría
asimismo usar cualquier otro, para expresar lo que está más allá de toda
relación, actual o inactual, un “¿Quién soy? ¿un hombre o una mujer? y
¿Soy capaz de engendrar?”26
VI
Si bien son referencais tempranas en las que Lacan no ha situado
todavía el valor traumático que toma en la estructura la no escritura de la
relación sexual, podemos encontrar aquí sus antecedentes. Una situacion
actual que despierta una pregunta sobre el ser como ser sexuado, precipita
la descompensación de la neurosis, la aparición de la angustia y la
organización de los síntomas. ¿Tendrá esta pregunta alguna relación con la
insatisfacción libidinal de Freud? Podemos dejarlo para la discusion de los
casos.
4
NOTAS
1
FREUD, S(1895-1950): “Proyecto de una psicología para neurólogos” en OC, Bs As, Amorrortu, 1982
pag 400/407
2
FREUD, S (1916-17): “Lecciones de Introducción al psicoanálisis” Con 23: “”Modo de Formación de
síntomas” en O.C. Bs. As. Amorrortu 1991, pag 326/344
3
ibid pag 334
4
FREUD, S (1924)): “La pérdida de la realidad en la neurosis y en la psicosis” en O.C. Bs. As.,
Amorrortu, 1979, Tomo XIX, pag 195
5
FREUD, S (1909): “A propósito de un caso de neurosis obsesiva” en O.C., Bs. As, Ed Amorrortu, 1980,
Tomo X
6
ibid pag 132
7
ibid pag 156
8
ibid pag 157
9
ibid pag 157
10
ibid 154
11
LACAN, J (1953): “El mito individual del neurótico”, en Intervenciones y Textos, Bs. As., Ed
Manantial, 1985.
12
Ibid pag 42
13
ibid pag 43
14
ibid pag 44
15
ibid pag 48
16
ibid pag 47
17
ibid pag 48
18
LACAN, J (1955/56): “El Seminario3:Las Psicosis”. Bs. As. Ed Paidos, 1984 .
19
ibid pag 241
20
ibid pag 242
21
ibid pag 244
22
ibid pag 244
23
ibid pag 244
24
ibid pag 242
25
ibid pag 242
26
ibid pag 243