14 Principios de Henry Fayol
14 Principios de Henry Fayol
14 Principios de Henry Fayol
El líder sirve
Un líder premia a su equipo
El jefe manda
Un líder es tu colega
Un jefe se da todo el crédito
Un líder sabe con cuantas personas
Un jefe es tu superior
cuenta
Un jefe sabe cuántos empleados tiene
Un líder ayuda en el desarrollo de los
Un jefe usa a las personas
demás
Un jefe atemoriza
Un líder inspira respeto
Jefe se enfoca en el trabajo
Un líder se enfoca en el equipo
Un jefe piensa en corto plazo
Un líder piensa en el futuro
Un jefe da ordenes
Un líder estimula con el ejemplo
Un jefe señala y castiga un error
Un líder entiende, reorienta y soluciona
Introducción
Las neurociencias como disciplina surgieron en la década de 1960, derivadas
de las diferentes investigaciones desarrolladas en los siglos XIX y XX. Los
descubrimientos científicos en diferentes campos, como medicina, psicología,
biología, física y química, condujeron a hallazgos científicos que fueron
utilizados en otras áreas del conocimiento.
A partir de dichos hallazgos, los científicos en neurociencias, desde las
diferentes especialidades, procuran descifrar los interrogantes en torno al
conocimiento del cerebro.
Para esto, desentrañan los principales aspectos referentes a la forma,
estructura, circuitos, composición química, propiedades bioeléctricas del
cerebro, y las bases neurales de la conducta y la cognición (Squire, Spitzer, Du
Lac, Gosh, y Berg, 2008).
Ahora bien, aunque las neurociencias tienen un gran espectro y comprenden
un estudio multidisciplinar, en este artículo se abordarán los principales
aspectos que contribuyen con la investigación en el campo del liderazgo, en
especial con base en las neurociencias cognitivas, cuyo enfoque contiene
diferentes formas de análisis a partir de la integración de la psicología, y tiene
el propósito de estudiar fenómenos sociales como la conducta, la regulación
emocional, la toma de decisiones, entre otros (Lieberman, 2009).
Cada uno de estos aspectos ha sido estudiado desde diferentes posturas en
décadas anteriores, buscando identificar factores claves de éxito que
contribuyan al campo del liderazgo. Si bien este último ha ayudado a
comprender un poco más el comportamiento humano y su interacción con el
lugar de trabajo, algunos autores, como Rock (2009), consideran que dicha
disciplina se ha fundamentado en estudios tradicionales que no contemplan los
aspectos sociales del individuo. En este contexto, investigadores como
Waldman, Balthazard, y Peterson (2011) pretenden mostrar la pertinencia de la
neurociencia en el campo del liderazgo, y la forma en que esta área puede
brindar mayor comprensión de las regiones del cerebro y sus asociaciones al
comportamiento del líder.
En este sentido, el presente documento pretende responder a la pregunta
sobre cuáles son los aportes de la neurociencia al liderazgo desde comienzos
del siglo XX. Para ello, el trabajo realiza una revisión de la literatura académica
acerca de los principales hallazgos en neurociencia, y de qué manera están
siendo aplicados al campo del liderazgo, específicamente en las competencias
organizacionales. La revisión de la literatura se realizó utilizando como técnica
el estudio bibliométrico desde un nivel descriptivo, con el propósito de efectuar
una aproximación a los antecedentes de las neurociencias, dar cuenta del
estado actual del debate y establecer su relación con el liderazgo.
Antecedentes de las neurociencias
Si bien las neurociencias se desarrollaron como disciplina en la segunda mitad
del siglo XX y el término se acuñó alrededor de la década de 1960, fue con
antelación que se gestó toda la teoría en torno al cerebro y a su sistema
nervioso. En este sentido, el estudio del ser humano no se restringe
únicamente a sus unidades estructurales y funcionales. Disciplinas como la
biología han creado desarrollos orientados a forjar conocimiento en otras
disciplinas, como la psicología, la filosofía, la gestión y la sociología, con el
propósito de comprender aspectos más profundos del ser humano y su
interacción con el mundo que lo rodea (Blanco, 2014).
Esta ambición por el conocimiento ha llevado al ser humano a explorar, intentar
analizar y comprender la naturaleza del cerebro humano. Este órgano es
considerado el centro motor del cuerpo (Abi-Rached, 2012), y las neurociencias
se encargan tanto de él como del sistema nervioso. Por ello, es pertinente
revisar los acontecimientos que preceden a las neurociencias para comprender
y ahondar en su naturaleza.
El cerebro no ha sido considerado siempre un órgano motor. Personajes como
Aristóteles creían que era el corazón, a través del diafragma, el que controlaba
las emociones (Gross, 1987; Bennett y Hacker, 2002); otros pensadores, como
Pitágoras e Hipócrates, hacían referencia al cerebro como órgano que
controlaba la mente y los pensamientos (Toro, 2000).
Aunque los desarrollos en medicina en Egipto durante el 3000 a. C. fueron
representativos y reconocidos, los pensadores griegos los desplazaron con sus
nuevos conocimientos.
Es a partir de este periodo que se empiezan a gestar las primeras escuelas de
medicina, y esta pasa de ser un mito o un concepto supersticioso a un campo
científico (Toro, 2000).
Durante la edad antigua, las investigaciones sobre el cerebro permitieron el
descubrimiento del encéfalo como centro de las funciones y procesos
psicológicos del ser humano (Blanco, 2014). En esta época principalmente se
trataron de responder interrogantes en torno a funciones motoras, sensoriales y
mentales, y se evidenciaron procedimientos como la trepanación (Ghadiri,
Habermacher, y Peters, 2012). Algunas de estas técnicas fueron usadas siglos
más tarde para contrarrestar enfermedades como la epilepsia.
Durante el renacimiento, con el método científico, se enfoca la investigación en
el sistema nervioso. Con posterioridad, tres grandes pensadores aportaron a la
medicina con el descubrimiento de la fisiología: Claude Bernard e Iván
Petrovich descubrieron la actividad nerviosa superior y los reflejos
condicionados, y Charles Scott Scherrington, la estructura y la función del
cerebro (Toro, 2000).
En el siglo XVIII se analizó la actividad eléctrica y se realizaron avances en la
electrofisiología neuronal.
Para la década de 1850 los hallazgos en patología daban cuenta de los daños
causados por diferentes enfermedades, y de cómo estas eran consecuencia, a
su vez, de daños en los elementos de las células. A mediados del siglo XIX
hubo acercamientos significativos a la localización cortical de funciones, los
procesos psicológicos y las investigaciones del córtex cerebral (Burke, 2007). A
su vez, los diferentes descubrimientos tecnológicos, como los rayos X en 1895,
condujeron a nuevas invenciones que fueron el fundamento para el desarrollo
posterior de técnicas de neuroimagen.
A finales del siglo XIX, a través de la neurona y de una metodología
reduccionista, aparecen descubrimientos importantes como la elaboración de la
hipótesis iónica y la teoría química de transmisión sináptica (Blanco, 2014). En
1927, la angiografía dio inicio al mejoramiento en la calidad de las imágenes.
Años más tarde, durante la década de 1960, el concepto de neurociencia
comienza a tomar fuerza, promovido por las principales disciplinas enfocadas
en la exploración del sistema nervioso y de la estructura mental del individuo
(Borrell, 2007). En este sentido, los avances y descubrimientos de algunos de
los premios nobel de medicina más representativos del siglo, fueron el motor
principal que impulsó las investigaciones en neurociencia y precedieron los
hallazgos en imágenes diagnósticas, a través de la tomografía axial
computarizada, en el año 1975.
A partir de la llamada década del cerebro, se produjo una serie de cambios y
avances a nivel de la neurociencia clínica. Esta iniciativa se forja por medio de
investigaciones realizadas y patrocinadas por la Biblioteca del Congreso y el
Instituto Nacional de Salud Mental de los Estados Unidos. Estas pesquisas
tuvieron gran impacto en áreas como: cerebro-conducta, neuroanatomía, entre
otras.
Finalmente, la nueva tecnología de imágenes diagnóstica permitió obtener una
información enriquecida y muy acertada del cerebro humano, sin necesidad de
ser invasiva. Esto se logró por medio de los avances en física, matemáticas y
tecnología de neuroimagen.
Dicha herramienta garantizó un acercamiento a temas tan complejos como la
bioquímica neural, las complejas estructuras de la memoria y las bases
fisiológicas de la conducta (Borrell, 2007). Los descubrimientos básicos acerca
del ordenamiento celular en el cerebro clarifican el rol del evento causado a
partir de conductas, pensamientos y emociones (Martín et al., 2004).
Después de esta revisión de los orígenes de la neurociencia, en el siguiente
apartado se enunciarán las disciplinas que la componen y sus características
principales.
Principales disciplinas de las neurociencias
Las neurociencias abarcan un gran espectro que incluye diferentes términos y
disciplinas formales.
Disciplina Características
Se encarga de los problemas del sistema nervioso, y se enfoca
en la prevención de enfermedades. La neurología moderna es
un campo que se deriva de la medicina y la psicología. Se
estableció hacia la década de 1950 (Laureno, 2010), después
del fin de la Segunda Guerra Mundial. En las décadas
Neurología posteriores, a través de sus avances sobre técnicas modernas
de neuroimagen y las diferentes investigaciones científicas sobre
diagnóstico y terapia, el campo se consolidó y continuó
incentivando la investigación sobre la prevención y el estudio de
las enfermedades del cerebro (Su, Yang, Trikamji, y Mishra,
2015).
Estudia el cerebro y su configuración, así como sus funciones
Neurobiología biológicas, con énfasis en los nervios, a partir de su unidad
básica, que es la célula.
Estudia los procesos químicos a nivel celular del sistema
nervioso. La neuroquímica investiga todo el proceso químico del
Neuroquímica
cerebro, en especial de los trasmisores y receptores, ya que
estos son claves en todo el proceso de comunicación cerebral.
Se ocupa del estudio de las reacciones del cerebro frente a
Neurofisiología estímulos externos que provienen del entorno, de otros
individuos, etc.
Estudia el comportamiento humano a partir de las
investigaciones en neurociencias y sus herramientas o
Neuropsicología tecnologías neurocientíficas. Su objetivo primordial es vincular
comportamientos de diferentes partes del cerebro a sus
funciones específicas.
Se encarga de los fundamentos neurales de la cognición y la
La neurociencia cognitiva salud mental, haciendo hincapié en los mecanismos neuronales
implicados en la memoria, la recompensa y la atención.
Principales aportes de las neurociencias al liderazgo
Los procesos sociales son el foco de atención de la neurociencia cognitiva, y
las investigaciones en el área han contribuido al campo del liderazgo en la
comprensión del cerebro y sus procesos sociales. Como consecuencia, los
avances científicos han incentivado a investigadores de otras disciplinas a
acoger dichos hallazgos para el beneficio de sus campos de estudio.
En este apartado se realizará una revisión de los diferentes aportes de las
neurociencias al campo del liderazgo, y cómo estos pueden enriquecer las
teorías o enfoques tradicionales.
Proceso Características
Inteligencia racional. Identificación de los rasgos de los
líderes y sus comportamientos.
Gestión de conflictos a nivel interno de la organización,
La regulación emocional
trabajo en equipo, entre otros.
Repercusión negativa sobre los líderes por aspectos como:
la ira, la desconfianza, el rechazo en situaciones de conflicto
Influencia del líder, definida como un efecto de sus acciones
en otros.
Influencia Grupos de interacción.
Grupos eficaces.
Equipos de alto rendimiento.
Cambio organizacional.
Resistencia de la organización.
Valores compartidos.
Motivación de los miembros de la organización.
Facilidad de generar cambio
Comportamiento.
Retribución económica.
Necesidad social.
Necesidades.
Evaluación prescriptiva.
Equilibrio entre la acción y el razonamiento probabilístico.
Toma de decisiones Cálculos probabilísticos y racionales.
Modelos de comportamiento, con exploración de los roles, la
intuición y el compromiso.
Neurociencia y liderazgo
Cada uno de los aspectos sociales revisados en el segmento anterior ha sido
investigado desde la neurociencia cognitiva. Los avances en tecnologías de
imagen han propiciado un ambiente perfecto para descubrir nuevos aspectos
acerca del cerebro humano y su interacción con los factores sociales de su
entorno. En este apartado se revisará cómo los avances en neurociencia han
permeado dichos procesos sociales y han contribuido al conocimiento en este
campo.
Toma de decisiones
Durante muchas décadas la toma de decisiones ha sido una de los elementos
de estudio dentro del campo del liderazgo, con énfasis en su naturaleza, tipos,
condiciones y estilos de elección de los líderes (Ringleb y Rock, 2008). A través
de la neurociencia cognitiva se trata de comprender y explicar los mecanismos
biológicos que están inmersos en la toma de decisiones (Hecht, Walsh, y
Lavidor, 2011). Tres áreas sobresalen al examinar, a través de la neurociencia,
cómo el proceso de toma de decisiones es alimentado: el estrés, el enfoque y
la sagacidad. Por su parte, algunos estudios dan cuenta de una relación
negativa entre el incremento en la tensión por causa del trabajo y la corteza
prefrontal (Kawasaki et al., 2015). Otros trabajos permiten abordan la temática
desde las lesiones cerebrales, las cuales pueden tener incidencia negativa en
la planificación y en la personalidad de un individuo, aunque no presente
deficiencias en sus facultades mentales (Damasio, 1994).
Regulación emocional
El manejo de las emociones de los líderes es un tema de estudio por parte de
los expertos, especialmente respecto a la manera como las emociones cobran
importancia en el proceso de razonamiento (Damasio, 1994). Para Goleman
(2004) la conciencia de las emociones propias y de las personas del entorno
afecta la forma en que estas se utilizan para gestionar las relaciones. Por su
parte, Mayer y Salovey (1997) afirman que los líderes efectivos deben contar
con altos niveles de manejo de las emociones de sí mismos y de otros. Así, se
muestra una evidencia de que aspectos como la depresión, la satisfacción en el
ambiente laboral, entre otros, tienen gran importancia en las organizaciones
(Boyatzis et al., 2012). Autores como Ochsner y Lieberman (2001)
establecieron cinco formas para regular las emociones. En primer lugar, está la
selección de estrategias como mecanismo previsor y anticipador, que permite
hacer frente a aquellas situaciones que generan una exaltación en las
emociones. La segunda es tratar de hacer frente a la situación, actuando para
cambiarla. La tercera se da mediante el despliegue de la atención, al enfocarla
en una circunstancia diferente que produzca un impacto positivo sobre la
situación. La cuarta es la reinterpretación de la situación para obtener una
reducción emocional frente a ella. Y la quinta es la revaluación (Ochsner,
Hughes, Robertson, Cooper, y Gabrieli, 2009; Lieberman y Ochsner, 2001).
Para otros autores que están realizando investigación en el campo (Goldin,
McRae, Ramel, y Gross, 2008), la regulación emocional se estudia a partir de
la revaluación cognitiva y la reducción expresiva: la revaluación entendida
como un proceso en el cual se reformula una situación; y la reducción de
expresiones enfocada principalmente en privar conductas que están asociadas
a respuesta, como las expresiones faciales, gestos, entre otras. De este modo,
se puede determinar la importancia de la expresión física, ya que refuerza la
conducta adaptativa y la eficacia en un grupo de trabajo (Lee, Senior y Butler,
2012), pues estas emociones pueden ser trasmitidas a partir de reacciones
como las expresiones del rostro (Saxe y Skerry, 2014). Las investigaciones en
neurociencia frente a la regulación emocional dan cuenta de actividad en los
sistemas afectivos del cerebro y en los sistemas de control (Lieberman, 2009).
También se evidenció que con los reguladores que implican la supresión de la
emoción, el flujo de sangre a los sistemas afectivos aumentó, mientras que la
actividad del sistema de control disminuyó; sin embargo, con la
reinterpretación, el flujo sanguíneo a la amígdala y a la ínsula disminuyó desde
su estado emocional original, mientras que el flujo de sangre del sistema de
control aumentó. Dichos estudios en neurociencia indican que algunas técnicas
de control de las emociones pueden ser más efectivas que otras (Lafferty y
Alford, 2010).
Influencia
Para autores como Ringleb y Rock (2008) la estrecha relación entre
neurociencia cognitiva social y liderazgo conduce a señalar la importancia de la
configuración social y de las conexiones del cerebro con la parte social del
mundo (Falk, Morelli, Dambacher, y Lieberman, 2013). Para autores como De
Gregori (1999) el cerebro es concebido como un sistema capaz de obtener
información, procesarla e incorporarla de acuerdo con cada uno de los tres
cerebros. El tricerebro es fundamental en esta tarea, dado que no se limita a
realizar las operaciones computacionales, sino que, por el contrario, desarrolla
más funciones adicionales con beneficios. En esta línea, científicos en
neurociencia cognitiva han acrecentado sus investigaciones en pro de descifrar
la relación existente entre el dolor social y el placer. En los estudios iniciales se
pudo evidenciar la igualdad en la actividad cerebral en individuos que fueron
sometidos a dolor físico e individuos que fueron sometidos a rechazo y
exclusión. Las investigaciones también dan cuenta de que los individuos con
alta tolerancia al dolor físico presentan asimismo tolerancia al dolor social. A
partir de estos hallazgos, surge una hipótesis sobre la evolución del sistema del
dolor como mecanismo de conservación (Eisenberg et al., 1997; Eisenberg,
2000; Eisenberg, Fabes, Guthrie, y Reiser, 2000). Así, autores como Lafferty y
Alford (2010) resaltan la importancia que tienen los mecanismos de
recompensa social, pues responden con la misma fuerza que los mecanismos
de recompensa monetaria, esto evidenciado a partir de estudios realizados con
resonancia magnética. La estimulación que se obtiene a través de los
mecanismos de recompensa puede ser altamente placentera (Tillott, Walsh, y
Moxham, 2013). Por otro lado, la capacidad de influir en otros está sujeta a la
pequeña capacidad de procesar nueva información. Para realizar este proceso
es necesaria la activación de la memoria activa, la cual es muy pequeña y fácil
de agobiar (Rock y Schwartz, 2006). Sus modos de procesamiento son el
visual y el auditivo. Este último se activa a través de las melodías o mensajes
que ingresan por medio del oído, activando la corteza auditiva. Por su parte, la
corteza visual se activa por el material visual que se puede observar; esta
corteza tiene más conexiones con el cerebro y es capaz de procesar un
número mayor de información que la corteza auditiva. La posibilidad de hacer
que otras personas visualicen lo que se dice, es un mecanismo para lograr
influir en ellas. Las historias son muy visuales y permiten ver la interacción de
las personas en la memoria activa. De esta forma, cuando se utilizan historias,
las personas procesan la información de una forma más rápida y fácil (Rock,
2011). Por ello, autores como Rock (2008) proponen la teoría de la bufanda, en
respuesta a la amenaza o recompensa que experimentan los individuos. Dicha
teoría plantea cinco dominios: el estatus, la certeza, la autonomía, el
parentesco y la equidad, los cuales generan estimulación y liberan dopamina al
sistema nervioso, lo que conlleva que el individuo se interese en la búsqueda
de estímulos o recompensas. En sentido contrario, al percibir una amenaza, el
individuo adopta una actitud de abandono y evitación (Friedman y Foster 2001).
Conclusiones
Se concluye que las teorías tradicionales en liderazgo abordaban, desde
posturas tradicionales, aspectos sociales del individuo, y su aproximación se
limitaba a la naturaleza psicológica y al comportamiento de este. En ese
sentido, se evidencia cómo aspectos propios de la psicología, como el entender
y precisar necesidades y deseos del ser humano, pueden ser claves para el
conocimiento del individuo. Por su parte, la neurociencia cognitiva puede
informar de manera más certera al campo de investigación sobre el liderazgo,
ya que se ocupa de investigar los aspectos relevantes de los procesos sociales
del individuo. Los principales fenómenos sociales en los que centra la
investigación la neurociencia cognitiva son: las emociones, la empatía y la toma
de decisiones, razón por la cual el liderazgo, mediante una comprensión más
amplia del ser humano y de aspectos sociales como los mencionados, puede
incorporar herramientas más certeras que conduzcan al mejoramiento del
campo (Ghadiri, Habermacher, y Peters, 2014). Los principales avances en
neurociencias están dados a partir de los desarrollos tecnológicos en
imágenes, los cuales han seguido evolucionando en las últimas décadas. Esto
ha contribuido al incremento de las investigaciones en neurociencia. Sin
embargo, aún queda un buen camino que recorrer, ya que las tecnologías
vigentes tienen limitantes frente a su utilización en tiempos reales.
BIBLIOGRAFIA
1. Blanco, C. (2014). Historia de la neurociencia, el conocimiento del cerebro
y la mente desde una perspectiva interdisciplinar. Madrid: Editorial
Biblioteca Nueva.
Conclusiones
Cuando a uno se le mueva el “queso”, moverse con él.
Para poder cambiar reconocer los errores del pasado, dejar atrás lo miedos
y disfrutar el cambio.
Reflexionar por sí mismo, sin influencia de las demás personas, para poder
cambiar.