Eric Hobsbawn Del Feudalismo Al Capitalismo
Eric Hobsbawn Del Feudalismo Al Capitalismo
Eric Hobsbawn Del Feudalismo Al Capitalismo
De los varios estadios del desarrollo histórico de la humanidad censados por Marx
en el prefacio a su critica de la economía política, los modos de producción
“asiático, antiguo, feudal y burgués moderno”, tanto el feudal como el capitalista
han sido aceptados sin serias objeciones mientras que la existencia o universalidad
de los otros dos ha sido puesta muchas veces en entredicho e incluso negada.
El objeto que persiguen las presentes notas no es proponer nuevas respuestas a los
problemas planteados por la transición del feudalismo al capitalismo, sino
enmarcarla dentro de una discusión más general sobre los diferente estadios del
desarrollo social que recientemente ha vuelto a salir a la luz en las páginas de
Marxism Today. Quizá lo mejor sea avanzar algunas proposiciones susceptibles de
discusión.
Sin compartir necesariamente la idea de que sea por completo justificable esta
visión amplia del “feudalismo”, no por ello deja de ser cierto que se trata, de una
formación social sumamente extendida, y también lo es que la forma precisa que
adopta varia considerablemente de un país a otro. La forma mas próxima a la
versión europea plenamente desarrollada es sin lugar a dudas la que se dio en el
Japón —las similitudes son muy notables—, mientras que en otros países el
paralelismo es bastante menor, y en otros los elementos feudales son meros
integrantes de una sociedad constituida notablemente distinta.
2) Bajo tales circunstancias, parece pues muy claro que es difícil admitir el
supuesto de una tendencia universal del feudalismo a transformarse en
capitalismo. Lo cierto es que, de hecho, solo sucedió tal en una región muy concreta
del globo, en Europa occidental y parte del área mediterránea. Es admisible
discutir sobre si en otras áreas concretas (por ejemplo, en Japón y en ciertas partes
de la India) pudo haber llegado a completarse una evolución de este tipo,
exclusivamente con el concurso de fuerzas sociales internas, en el supuesto de que
su desarrollo histórico no se hubiera visto interrumpido por la intromisión de las
potencias capitalistas e imperialistas occidentales. También puede discutirse hasta
donde han llegado en tales áreas las tendencias hacia el capitalismo. (En el caso de
Japón quizá la respuesta a la primera cuestión sea “si” y la respuesta a la segunda
sea “muy lejos”, pero se trata de un tema sobre el que debería guardarse muy bien
de opinar quien no sea un experto.) También puede argumentarse que la tendencia
hacia tal tipo de desarrollo existía en todas partes, aunque su marcha era
normalmente tan lenta que la convertía en negligible. Por descontado, quienes no
acepten el método marxista no admitirán que las fuerzas que generaron el
desarrollo económico en Europa también actuaban en cualquier otra parte, aunque
no necesariamente con los mismos resultados dad la diferencia de circunstancias
históricas y sociales. Pero aquí no le estamos dando vuelta al hecho de si la
transición del feudalismo al capitalismo, contemplada a escala mundial, es un caso
de desarrollo altamente irregular. El capitalismo triunfó plenamente en una, y solo
una, parte del mundo, y esta región transformó después el resto del planeta. En
consecuencia, lo primero que debemos explicar es qué razones específicas hicieron
que dicha transición se produjera precisamente en la región europeo-mediterránea
y no en otra parte.
C) Una gran “crisis feudal” durante los siglos XIV y XV, caracterizada por el colapso
de la agricultura feudal a gran escala, la manufactura y el comercio internacional,
así como por un declive demográfico, varias tentativas de revolución social y crisis
ideológicas.
E) Otro periodo de crisis, ajuste de posiciones o retroceso, la “crisis del siglo XVII”,
que coincide con la primera ruptura frontal con el viejo modo, la revolución
inglesa. Inmediatamente después, un periodo de expansión económica renovada y
crecientemente generalizado, que culmina con
XIV) y el triunfo definitivo del capitalismo a finales del siglo XVIII. Cada una de las
fases censadas contiene firmes elementos de desarrollo capitalista. Por ejemplo, en
el periodo B, el imponente auge de las manufacturas textiles italianas y flamencas,
que sufrieron un colapso durante la crisis feudal. Por otro lado nadie ha sostenido
con un mínimo de seriedad que el feudalismo se prolongara más allá del siglo XVIII
o que el capitalismo se consolidara antes del siglo XVI. Pero no obstante, tampoco
nadie puede poner en entredicho que durante todo el periodo de 1000-1800, o en
su mayor parte, existió una evolución económica persistente que avanzaba según
una misma dirección, aunque no en todas partes ni al unísono. Hubo áreas que
después de ostentar la vanguardia del proceso sufrieron un marcado retroceso,
como es el caso de Italia; otras que durante un cierto tiempo modificaron la
dirección de su camino evolutivo, una vez mas sin seguir ninguna uniformidad.
Cada gran crisis vio como países antes “punteros” pasaban a la retaguardia y su
plaza la ocupaban otros con mucho mayor grado de atraso en épocas pretéritas,
pero potencialmente más progresivos; es el caso de Inglaterra. De lo que no cabe
duda fundada es de que cada fase de este proceso aproximaba la victoria del
capitalismo, incluso aquellas que a primera vista se nos muestran como periodos de
recesión económica.
7) Hasta que punto este cuadro de una substitución gradual del feudalismo por el
capitalismo puede aplicarse a regiones situadas fuera del “corazón” del desarrollo
capitalista? Solo de forma muy reducida. Debe admitirse que se observan ciertos
signos de desarrollo comparable bajo el impulso del mercado mundial a partir del
siglo XVI; quizás un buen ejemplo lo constituya el fomento de las manufacturas
textiles en la India. Pero en cuanto concierne a la tendencia opuesta, la de que las
zonas que estuvieron en contacto con las potencias europeas y cayeron bajo su
órbita de influencia se convirtieron en economías y colonias sometidas a occidente,
hay algo más que meras impresiones. De hecho, gran parte del continente
americano vino a caer en economías esclavistas al servicio de las necesidades del
capitalismo europeo, y una muy amplia porción de África quedo hundida
económicamente a causa del comercio de esclavos; amplias áreas de Europa
oriental recayeron en economías neofeudales por razones muy similares. Incluso el
leve y temporal estimulo que pudo proporcionar aquí y acullá el desarrollo de la
agricultura y la industria mercantil vinculadas al surgimiento del capitalismo
europeo, se vio frenado de inmediato por una deliberada desindustrialización de las
colonias y semicolonias tan pronto fueron consideradas como posibles
competidoras frente a la producción de la metrópoli o incluso, como en el caso de la
India, cuando se limitaron a intentar el abastecimiento de su propio mercado en
lugar de recurrir a importaciones procedentes de la Gran Bretaña. Por tanto, el
efecto neto del ascenso del capitalismo europeo fue intensificar un desarrollo
desigual y dividir el mundo de forma cada vez mas clara en dos sectores, el de los
países “desarrollados” y el de los países “Subdesarrollados”, o en otros términos,
los explotadores y los explotados. El triunfo del capitalismo a finales del siglo XVIII
da la impronta de este desarrollo. Aunque no puede negarse que suministra las
condiciones históricas para que se produzcan transformaciones económicas a lo
largo y ancho de todo el planeta, de hecho el capitalismo las hace más difíciles que
antes en aquellos países que no pertenecen a su núcleo original de desarrollo o a
sus alrededores. Solo la revolución soviética de 1917 proporciona los medios y el
modelo para un autentico crecimiento económico global a escala planetaria y para
un desarrollo equilibrado de todos los pueblos.
NOTAS
(2) Que yo sepa esta discusión no ha sido vertida al ingles ni tampoco aparece
reflejada en los recientes Fundamentals of marxism-leninism, editados por O.
Kuusinen.
(5) La primera vez que se presta atención seriamente a esta crisis es en la década de
los treinta. Las discusiones marxistas sobre este problema aparecen en M. Dobb,
Estudios sobre el desarrollo del capitalismo; R.H. Hilton, en Annales E.S.C. (1952),
pp. 23-50; F. Graus, La primera crisis del feudalismo (en alemán y checo), 1953-
1955; M. Malowist (en polaco), 1953 y 1954; y E.A. Kosminsky, “Feudal rent in
England”, Past and Present, n. 7 (1955)
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durante la mayor parte de su historia Europa fue una región bárbara situada en el extremo
occidental de una zona de civilización que se extendía desde China, en el este, hasta el Oriente
Medio y Próximo a través de todo el sur de Asia