Fuentes Del Derecho Financiero
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DISPOCISIONES CONSTITUCIONALES
LOS REGLAMENTOS.
Rodríguez Lobato, señala que los reglamentos constituyen: “un conjunto de normas
jurídicas de carácter abstracto e impersonal, que expide el poder ejecutivo en uso
de una facultad propia, cuya finalidad es facilitar la exacta observancia de las leyes
emitidas por el Legislativo. Por ello se afirma que el reglamento es un instrumento
de aplicación de la ley
Es así pues que los reglamentos, constituyen una fuente esencial del derecho,
debido a que sus disposiciones regulan la forma de ejecución de las leyes y
constituyen un medio de complemento a sus disposiciones. Es por ello que se
señala que el objeto principal de los reglamentos es, la reglamentación estricta de
las disposiciones legales, sin tergiversas sus alcances y contenido, o variar la
voluntad del legislador, por lo que el Poder Ejecutivo no debe contrariar las
disposiciones contenidas en la norma, si no que adecuarse a ellas.
Los reglamentos por su objeto y funciones, constituyen una fuente elemental del
Derecho Tributario, ya que a través de sus disposiciones se desarrollan y detallan
los principios generales de las leyes fiscales, para lograr así su aplicación efectiva:
siempre debido observar que sus disposiciones no sobrepasen los límites
expuestos por la reserva de ley o jerarquía normativa. Por su parte Arrioja Vizcaíno,
establece que: “la tercera fuente formal del derecho tributario está constituida por
los reglamentos administrativos, que sueledesempeñar también un papel relevante
dentro del ámbito de nuestra disciplina, como necesario complemento y medio de
ejecución de la ley.”
Por lo tanto los reglamentos en materia fiscal, constituyen una realidad normativa,
cuyo objeto es crear efectos y consecuencias directas de una norma jurídica
vigente, lo que le otorga ser una de las fuentes más importantes de esta materia.
Ya que sin los reglamentos, la leyes podrían establecer disposiciones específicas,
para regular ciertas conductas, e imponer obligaciones, pero que no podrían
hacerse efectivas sin el apoyo que otorgan los reglamentos, es por ello la sutil
importancia que guardan estos para el Derecho Tributario.
LOS TRATADOS INTERNACIONALES
En nuestro ordenamiento jurídico vigente los tratados internacionales validamente
celebrados y ratificados, se integran a nuestra legislación como normas ordinarias,
en virtud que estos se materializan con el proceso legislativo dentro del Congreso.
Una vez publicados en Guatemala, forman parte del derecho interno. Sus
disposiciones solo podrán ser derogadas, modificadas o suspendidas en la forma
prevista en los propios tratados o de acuerdo con las normas generales del derecho
internacional
. Dice Rodríguez Lobato que: “los tratados Internacionales son considerados
convenios o acuerdos entre Estados, acerca de cuestiones diplomáticas, políticas,
económicas, culturales, u otras de gran interés para las partes, y toda vez que con
ello los Estados signatarios crean normas jurídicas de observancia general en los
países respectivos, constituyen una fuente formal del derecho.” Los tratados
internacionales, generalmente son considerados acuerdos de gran relevancia
internacional debido a las materias que tratan, desarrollan y regulan. Tratando a
través de su articulado establecer parámetros generales que cada uno de los
Estados signatarios deberán incorporar a través de los procedimientos respectivos
dentro de su ordenamiento legal, a efecto de hacer su contenido de obligatorio
cumplimiento; sin embargo, ante tales circunstancias surgen las siguientes
interrogantes: ¿Cuál es la posición que ocupan los tratados internaciones dentro las
normas ordinarias de un Estado? ¿Pueden ser estos considerados por encima de
la Constitución?
Para dar respuesta a tales interrogantes, es necesario señalar, que
doctrinariamente se ha desarrollado que por debajo de la Constitución, la primera
de las fuentes en el orden jerárquico son los tratados internacionales, sin embargo,
existen autores que defiende la teoría de que la articulación entre tratados y derecho
interno no se establece en términos de jerarquía, sino de distribución de materia.
En el orden de ideas expuesto, la jurista guatemalteca Gladys Monterroso, señala
que: “por debajo de la Constitución, la primera fuente por orden de jerarquía son los
tratados y convenios internacionales, como leyes ordinarias y cuando los mismos
no son de Derechos Humanos, esta es una posición aceptada generalmente por la
doctrina, aunque existe una corriente que sostiene en la articulación entre tratados
y Derecho Interno no existe jerarquía, sino que distribución de materias, entre tanto
se discute a nivel nacional, en cuanto a si los tratados y convenios internacionales
tiene o no jerarquía sobre la normativa ordinaria nacional, nuestra posición es que
materia de derechos humanos los convenios y tratados internaciones tienen
preeminencia sobre la normativa del país, y que la aplicación de esta postura es
necesaria en materia tributaria, por ser uno de los aspectos de la Administración
Pública en que con mayor frecuencia son violentados los Derechos de las Personas
Hector Prieto Pinalla, señala que los tratados internacionales por sus fines y
objetivos, constituyen una fuente elemental del Derecho Tributario. En esta materia,
tienen como principal objeto eliminar la doble tributación sobre los mismos hechos
generadores de la obligación, que pueden ser gravados por el Estado, a raíz de
transacciones internacionales que acontezcan como consecuencia de algún
convenio bilateral o multilateral en materia comercial.
Arrioja Vizcaíno, señalan que los tratados internacionales en materia tributaria son:
“pactos (que) tienen singular relevancia, no sólo para evitar la doble imposición y a
fin de acordar mecanismos de colaboración en aspectos tributarios penales, sino
también para crear distintas formas de integración económica, que entrañan la
necesidad de concertar soluciones uniformes en lo atinente a gravámenes.”
Por lo tanto, se puedo concluir que los tratados internacionales en materia tributaria,
constituyen una fuente elemental del derecho fiscal, cuyo objeto principal es regular
las relaciones tributarias que puedan suscitarse a raíz de convenios comerciales
internacionales suscritos entre dos o más estados, delimitando así el poder fiscal
concebido al Estado para evitar, inconvenientes tanto administrativos como
tributarios (como lo es la doble imposición), que puedan ocasionarse a raíz de tales
negociaciones internacionales; esto denota la importancia del Derecho tributario
dentro el ámbito internacional, y su ingente necesidad de implementarse a través
de tratados que regulen aspectos básicos de recaudación, que podrían perjudicar
las relaciones comerciales internacionales, y a su vez limitar los derechos básicos
de los que goza toda persona.
PRINCIPIOS BÁSICOS DEL DERECHO TRIBUTARIO
. Los derechos y deberes que la Constitución resguarda como norma suprema del
Ordenamiento legal de un Estado, se encuentran amparados por una serie de
principios, cuyo objeto elemental es resguardar la libertad y la igualdad de tales
preceptos para que ninguna ley que se emita en el ámbito, pueda ir en contra de los
derechos fundamentales que protege esta norma suprema. En muchas ocasiones,
el actuar de los órganos administrativos o bien el contenido de las leyes tributarias
no se ajusta a la letra o al contenido de las medidas que dicta la Constitución, es
por ello que ante tales circunstancias es necesario utilizar los mecanismos que
otorga la Carta Magna para limitar así las arbitrariedades del poder tributario
ejercido por el Estado; cobrando de esta forma los Principios del Derecho Fiscal,
una gran relevancia e importancia, como medios de auto protección y observancia
de los preceptos fiscales. Por tal razón, a continuación se desarrollan los principios
elementales del derecho tributario, los cuales demuestran las bases sobre las que
debe ejecutar la legislación ordinaria de un estado, su forma de aplicación y los
mecanismos que se pueden hacer valer al momento de existir arbitrariedades dentro
de su ejercicio.
PRINCIPIO DE LEGALIDAD.
Este principio está basado directamente en el aforismo latino nullum tributum sine
lege praevia, el cual significa: no hay tributo sin ley que lo establezca. El referido
precepto denota que solo la ley puede establecer la obligación fiscal, y por tanto
solo la ley debe definir su alcance y limites, es decir la ley es la única que puede
definir los hechos imponibles en su acepción objetiva y también en su esfera
subjetiva.
En ese mismo orden de ideas, Villegas señala que, el principio de legalidad se
puede entender como una garantía de defensa, de la cual se pueden valer los
sujetos pasivos de las obligaciones tributarias, para proteger sus derechos cuando
se intenta cobrar algún tributo que no esté determinado en la ley, o cuando a través
de decretos o de resoluciones administrativas se intente crear una obligación
tributaria; así mismo cuando se le pretenda aplicar una base imponible diferente a
la que establece la norma fiscal o bien cuando el poder administrativo aumente los
tipos impositivos que establece la ley, e inclusive puede utilizarse este principio para
protegerse cuando administrativamente se haya creado una infracción o sanción
que la ley no establece, o así mismo cuando de manera discrecional se le haya
aplicado un procedimiento, o se utilice retroactivamente una ley tributaria que sea
menos favorable.
Con base en lo expuesto se hace menester y oportuno traer en cuenta que el objeto
de este principio radica en crear las suficientes garantías institucionales, a efecto de
regular la imposición de obligaciones tributarias por el Estado hacia los particulares,
lo cual conlleva que la ley sea el único mecanismo jurídico facultado para imponer
tales prerrogativas, siempre y cuando esta sea promulgada con base en los
procedimientos expresamente previstos por la Constitución para el efecto.
El principio de legalidad establece:” que solamente las leyes serán fuente de
obligaciones en materia tributaria; y por ningún motivo el Estado podrá imponer
contribuciones que no encuentren un fundamento debido en ley, entendiendo a ésta
como un acto de manifestación de la voluntad de la mayoría; acto que deberá
contener las características propias de la misma: impersonal, abstracta, general y
emanada del poder legislativo.
PRINCIPIO DE NO CONFISCACIÓN.
Héctor Villegas señala que: “mediante el tributo, los integrantes del Estado
contribuyen al sostenimiento del gobierno en proporción a su respectiva capacidad
económica, esto es, en cuanto sea posible, en proporción a los patrimonios o rentas
de que gozan bajo la protección de aquel Estado.
Es por ello que para exigir las contribuciones a las personas que se hallan en su
jurisdicción, se le dota del llamado poder tributario. Este poder es de naturaleza
política, como expresión de la soberanía del Estado. Es un poder inherente al de
gobernar porque no hay gobierno sin tributos, y su contrapartida es el deber
éticopolítico-social del individuo de contribuir al sostenimiento del Estado.” Sin
embargo, el denominado poder tributario, otorgado al Estado para crear y exigir el
pago de impuestos, aranceles, arbitrios, etc., no debe ser absoluto o bien liberal, ya
que la potestad fiscal del Estado se debe de desarrollar con base en los parámetros
otorgados por los principios de legalidad, igualdad y capacidad de pago, ya que lo
sujetos pasivos de la obligación fiscal, no podrían cumplir con su obligación de
sostenimiento, si la imposición exigida es exorbitante, y limita el desarrollo de sus
actividades económicas. En ese mismo sentido, José María Martín, señala que:
“actualmente se considera que un impuesto directo es exorbitante o confiscatorio
cuando lleva aparejado un desapoderamiento.”
Por su parte, Héctor Villegas, determinar que: “la confiscatoriedad originada en
tributos puntuales se configura cuando la aplicación de ese tributo excede la
capacidad contributiva del contribuyente, disminuyendo su patrimonio e
impidiéndole ejercer su actividad.”
Es así pues, que el principio de no confiscatoriedad, constituye una herramienta
fundamental del Derecho Tributario, que tiene por objeto regular los montos
impositivos establecidos por el Estado, dentro de los distintos impuestos exigidos a
la población, instaurando para el efecto límites al poder
coercitivo en materia fiscal, a efecto de proteger y resguardar el desarrollo
económico de la nación y la propiedad privada.
Luis Hernández Berenguel y Enrique Vidal hender, citados por Héctor Villegas,
Sostienen que: “el principio de la no confiscatoriedad protege el derecho de
propiedad, garantía fundamental en todo Estado democrático, lo cual se deriva de
la libertad, que es uno de los pilares que sirve de base a ese tipo de democracia.
En virtud de esta idea, entendieron que existe confiscatoriedad tributaria cuando el
Estado se apropia de los bienes de los contribuyentes, al aplicar una disposición
tributaria en la que el monto llega a extremos insoportables por lo exagerado de su
quantum desbordando así la capacidad contributiva de la persona, y vulnerando por
esa vía indirecta la propiedad privada.”
Por tal razón las constituciones desde el momento en que se estipula que el
derecho de propiedad privada es inviolable, y se prohíbe de forma expresa la
confiscación, entendiendo de esta forma que la tributación no puede llegar ni de
manera indirecta a violentar tales garantías constitucionales, y de allí exactamente
surge la idea de que los tributos no deben ser confiscatorios, llegando a la
afirmación de que una parte de las rentas no puede ser intervenida; sin embargo,
ante tal afirmación surge la siguiente interrogante ¿cómo se determina esa parte de
la renta que no debe de tocarse por la recaudación?, la respuesta a tal
cuestionamiento se encuentra atendiendo a ciertos criterios de tiempo, lugar, y fines
económicos-sociales de cada individuo, y relativo a cada tributo en particular, los
cuales proporcionaran los lineamientos base para la determinación del pago de los
impuestos debidos.