Las Luchas Sociales en América Latina
Las Luchas Sociales en América Latina
Las Luchas Sociales en América Latina
A partir de los años 1960 tuvo lugar un significativo ascenso de las luchas sociales en
Latinoamérica: la irrupción y la resistencia de los movimientos campesinos, la
creciente politización de los estudiantes universitarios y la radicalización de muchos
intelectuales que postularon un compromiso a tono con el contexto mundial signado
por las luchas anticolonialistas en África, la revolución argelina y la guerra de Vietnam.
En el terreno de las ideas, los años sesenta marcaron un nuevo clima cultural que tuvo
expresiones originales en Latinoamérica. La teología de la liberación, la teoría de la
dependencia y las corrientes ideológicas de la llamada nueva izquierda contribuyeron
a legitimar la resistencia de los oprimidos e influyeron poderosamente en los
movimientos revolucionarios latinoamericanos.
Mientras tanto, EE.UU experimento cierto interés por el desarrollo de las economías
de la región. John F. Kennedy impulso un nuevo estilo de gobierno y sus asesores
comenzaron a elaborar proyectos de “modernización y desarrollo” para América
Latina, la llamada Alianza para el Progreso. Pero fundamentalmente ofreció un amplio
programa de ayuda militar. Johnson y Nixon, sus sucesores, profundizaron una nueva
política exterior más agresiva, enviaron masivamente tropas a Vietnam y acrecentaron
el intervencionismo norteamericano en Latinoamérica. En 1964, los soldados
norteamericanos reprimieron una manifestación de estudiantes en Panamá. Al año
siguiente, invadieron Santo Domingo. Además, el gobierno norteamericano apoyo los
golpes militares en Sudamérica: en Bolivia contra el presidente Víctor Paz Estenssoro,
en Brasil, el derrocamiento de Joao Goulart que inauguro desde 1964 un periodo de
21 años de dictaduras militares, y en el caso de Chile, EE.UU intervino abiertamente
en la caída del presidente socialista Salvador Allende en 1973.
La captura y muerte del Che en Bolivia en 1967 con la colaboración norteamericana
tuvo una amplia repercusión y se transformo en un símbolo de la lucha antiimperialista
de las décadas de 1960 y 1970.
La teoría de la dependencia
La teología de la liberación
En la segunda mitad del siglo XX, aunque la mayoría de los prelados sostuviera un
conservadurismo militante, hubo papas que alentaron cambios positivos dentro de la
Iglesia, para que el principal objetivo del sacerdocio fuera el prójimo antes que el culto
ritual. El Papa mas renovador fue Juan XXIII, que propicio la apertura de la Iglesia
hacia todos los movimientos transformadores (incluyendo el dialogo entre católicos y
marxistas) a fin de lograr la liberación de los sacerdotes más pobres y oprimidos.
Para tratar ese tema, convoco al Concilio Vaticano II al cual invitaron a participar a
otras iglesias cristianas y a laicos incluyendo mujeres. El Concilio se reunió entre 1962
y 1965 y se introdujeron importantes reformas: la misa dejo de darse en latín, se
discutieron cuestiones como los medios de comunicación, la relación entre católicos y
judíos, el contacto de sacerdotes y obispos y fundamentalmente, el compromiso de la
Iglesia en los problemas de la humanidad.
La crisis de la Iglesia
Entre los que deseaban cambios profundos algunos optaron por la praxis
revolucionaria, como el sacerdote y sociólogo colombiano Camilo Torres, que se
incorporo a la guerrilla y murió en una emboscada.
Otros buscaron desde la praxis histórica asumir una “opción preferencial por los
pobres” que se manifestó en la participación activa de los sacerdotes en los
movimientos campesinos, en los barrios pobres de las ciudades latinoamericanas y en
las organizaciones obreras, buscando una transformación liberadora del régimen de
trabajo y del poder social.