Amarnos para Amar
Amarnos para Amar
Amarnos para Amar
Una maestra me dijo una vez que el camino de crecimiento no era otra
cosa que un viaje que nos lleva desde la mente al corazón, y de allí al
espíritu. Ese viaje nos permite descubrir una fuente inagotable de
deliciosas experiencias interiores. Y nos facilita enormemente nuestro
proceso de aprendizaje. Porque cuando uno llega a amarse de una
manera incondicional, dispuesto a aceptarse tal como uno es y a
perdonarse, se siente como si hubiéramos regresado al Hogar.
Una pequeña historia que cuentan los médicos es que el primer latido
del corazón conduce la sangre de regreso al mismo corazón. Es como si
su primera función fuera la de nutrirse a si mismo. Y en un sentido
metafísico y espiritual, asi es.
g) Comunícate con aquellos que amas y diles aquello que sientes por
ellos. Abandona los prejuicios y condicionamientos sobre esto. Deja de
lado la timidez. Permite que sea tu corazón el que te exprese por un
rato, y no tu mente. Escucha con el corazón las respuestas que te den.
Creemos que nuestro deber en la vida es amar y servir a los demás; y así
es, este es uno de nuestros deberes. Pero esto va unido al amor a
nosotros mismos, no en lugar del amor a nosotros mismos.
Porque será un amor sin miedos, sin dependencias... Libre, alegre, pleno.
¿Qué impide que muchas personas se amen a sí mismas? Muchas veces es
que confunden este amor con egoísmo. Y son cosas muy distintas. El amor
a uno mismo construye a la persona, el egoísmo la destruye, y de paso,
destruye a los demás.
Como todo amor auténtico, el amor por mi mismo también parte de una
decisión e implica un compromiso. El amor es mucho más que un
sentimiento: tiene que ver con la persona completa, incluidas, por
supuesto, la inteligencia y la voluntad. Por eso es una decisión. Si no fuera
un acto libre, no tendría sentido que fuera un mandamiento. De modo
que, en realidad, el primer paso para amarnos a nosotros mismos es
tomar la decisión de hacerlo: hoy decido amarme, me comprometo a
hacerlo.
Los pensamientos son como las nubes, vienen y van, y tú eres el cielo. No
has de hacer nada. Si simplemente observas, sin juzgar, criticar o
comentar, obtienes el control.
Osho
Hace un tiempo creía que “la clave” era sentirse bien, pase lo que pase
alrededor. Hoy la expresaría de una manera diferente: el secreto
es sentirse bien, pase lo que pase por nuestra cabeza.
Es que lo que empañó a lo largo de tanto tiempo lo que podría haber sido
mi plena felicidad no fueron en realidad los problemas o los conflictos,
sino sólo mis propios pensamientos. Pensaba y me repetía una y otra vez
que las cosas estaban mal, que debían ser de otra manera, y me
preocupaba imaginando que aún podrían empeorar. Pero viéndolo
objetivamente, nunca tuve problemas demasiado serios.
Cuenta una leyenda que en un pasado remoto los seres humanos éramos
dioses. Pero abusamos tanto de nuestros privilegios, que la vida decidió
retirarnos este poder y esconderlo hasta que realmente hubiéramos
madurado.
El comité de eruditos se quedó sin saber qué decir. “Según lo que afirmas,
no hay lugar donde los seres humanos no vayan a mirar nunca”. Tras
escuchar estas palabras, la vida tuvo una revelación. “¡Ya lo tengo!
¡Esconderemos el poder de la divinidad en lo más profundo de su corazón,
pues es el único lugar donde a muy pocos se les ocurrirá buscar!”.
Irene Orce
De la escasez a la abundancia
Louise L. Hay
Eckhart Tolle
Por más buenos que creamos ser, todos funcionamos mediante creencias,
motivaciones, aspiraciones, deseos, actitudes y conductas egocéntricas,
muchas de las cuales no queremos ver ni reconocer. Por eso, cuando
alguien señala nuestros defectos y debilidades solemos ponernos a la
defensiva. Más allá de esta reacción infantil, la madurez emocional pasa
por comprender y aceptar nuestro lado oscuro, al que los psicólogos
denominan “sombra”. Paradójicamente, así es como podemos
trascenderlo, dejando de proyectar nuestros conflictos internos sobre los
demás y sobre el mundo que nos rodea.
Dejar de autoperturbarnos
Gerardo Schmedling
La verdadera riqueza
Proverbio hindú
Cuenta una historia que un viajero había llegado a las afueras de una aldea
y acampó bajo un árbol para pasar la noche. De pronto, llegó corriendo un
joven que, entusiasmado, le gritó: “¡Dame la piedra preciosa!” El viajero lo
miró desconcertado y le preguntó: “Lo siento, pero no sé de qué me
hablas”. Más calmado, el aldeano se sentó a su vera. “Ayer por la noche
una voz me habló en sueños”, le confesó. “Y me aseguró que si al
anochecer venía a las afueras de la aldea, encontraría a un viajero que me
daría una piedra preciosa que me haría rico para siempre”.
Sentirse bien
Creo que un excelente punto de partida es aceptar las cosas como son, la
vida como es, y no condicionar nuestra felicidad a las situaciones externas,
sino cultivarla dentro de nosotros. Y cuando miremos “ahí afuera”,
seamos selectivos pero de una manera diferente: en vez de subrayar lo
negativo, lo que nos falta, concentrémonos en lo bueno, en lo positivo, en
lo que el momento presente tiene de maravilloso…