Arte e Impacto Social
Arte e Impacto Social
Arte e Impacto Social
Como sabemos, hasta el s.XIX los artistas estaban más vinculados a los
clientes y patrocinadores y, por tanto, la función social de sus obras estaba
determinada por los intereses de éstos, ya fueran burgueses, nobles,
eclesiásticos, reyes, ayuntamientos, cabildos catedralicios, congregaciones,
agrupaciones, etc. Sólo los grandes artistas eran capaces de ir más allá y
crear sus propios lenguajes y “mensajes” más o menos encubiertos en lo que
se les había solicitado, tratando así de persuadir al espectador con otras
cuestiones (aunque éstas quedaban sólo al alcance de algunos conocedores
profundos de las Sagradas Escrituras, la Mitología, la Historia, la Ciencia, la
Literatura, etc.), y, desde luego, logrando impactar al espectador por su
originalidad y perfección técnica.
En uno de los Diálogos de Platón (escritos en los que simula dialogar con sus
discípulos sobre los temas propios de la Filosofía), en el que se ha debatido
sobre la belleza, el filósofo clásico acaba su escrito con la siguiente reflexión:
"me parece que me ha sido beneficiosa la conversación con cada uno de
vosotros. Creo que entiendo ahora el sentido del proverbio que dice: lo bello es
difícil.
Otro gran filósofo, discípulo de Platón, de la antigüedad griega, hace también una
magnífica reflexión sobre el arte, Aristóteles: "todo artista, todo creador, ama su
obra porque ama el ser.... que consiste precisamente en sentir y pensar" . El
hombre es la única especie que puede crear arte, porque puede pensar y sentir,
crear a partir de esos parámetros. Como has visto a lo largo de la asignatura las
formas del arte han variado considerablemete de unos monmetos a otros y
también se ha modificado lo que se considera arte o no, especialmente en la
época contemporánea, en la que ya no puede tener nada que ver con la
sociedad y puede estar relacionado sólo con la voluntad del artista.
Dicho proceso origina una parte de la identidad cultural, que estaría constituida
por un desarrollo más complejo de la existencia, planteamientos filosóficos y
psicológicos, incluso de las mismas que el folclor consignaría de manera más
anecdótica adicionándoles elementos que conjugan lo real con lo irreal.
Esta mirada conjugada (lo real e irreal), es lo que hace en parte la obra de
Marc Chagall, un aporte a la lectura del Arte contemporáneo, cuando integra
relatos campesinos de su aldea natal a la creación pictórica. El artista ha
incorporado el concepto, la idea, el relato, el cuento (que se han mantenido en
el lenguaje y ha sido distribuido con el mismo) a su obra, ocupando materiales
y soportes que se venían utilizando desde hace siglos, o sea, el aporte
radicaría en cómo el artista ha traducido ese lenguaje-relato al construirlo
desde su conocimiento y articulación de elementos compositivos que ha
considerado pertinentes, a una plástica bidimensional cromáticamente singular
con una lectura surreal, del sueño o lo lúdico con formas que pertenecen al
mundo de lo real pero habitando el lúdico. Esta propuesta en un ambiente que
observaba el Arte como una fotografía de lo real y de lo real usualmente lo
más conservador, vino en establecer que la sociedad y el Arte, lleva, traslada,
adiciona e integra a todas las existencias, aún las más estigmatizadas por lo
oficial y lo políticamente correcto demandando que la sociedad sea capaz de
observar en la producción de Arte una actitud que discierne sobre cómo los
fenómenos significativos, no se conviertan en modos productivos con fines
claramente económicos y de consumo (8), al respecto la postura de los
movimientos estudiantiles de los años sesenta y más tarde, de los setenta y
ochenta (Hippie, Punk), han terminado en modas, evolucionando a una estética
ecléctica que no habla ni mantiene la idea original, a la inversa, la descompone
en un aparataje visual.
Dios se le ocurrió poner una tienda en la cual los seres humanos pudieran
comprar lo que necesitaban. Un ser confundido se presentó muy temprano y con
cierto temor pidió si le podían vender la verdad.
Sin embargo, el ángel le advirtió, que la verdad no tenía precio alguno, sólo el
costo de la responsabilidad de asumir el conocimiento de la verdad. El cliente
titubeó un instante, y finalmente aceptó correr el riesgo sin importar las
consecuencias. El ángel lo pasó a una sala especial, reservada para los clientes
verdaderamente importantes, cuya ambición los había llevado a solicitar lo más
costoso.