Prisión Pervertida 1

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LA PRISIÓN PERVERTIDA

Francisco Celis Mendoza Ayma

“El mundo al revés nos enseña a padecer la realidad en


lugar de cambiarla, a olvidar el pasado en lugar de
escucharlo y a aceptar el futuro en lugar de imaginarlo.
En la escuela son obligatorias las clases de impotencia,
amnesia y resignación”

Eduardo Galeano

1. PRESIÓN Y PRISIÓN MEDIÁTICA

La prisión preventiva no es la excepción es la regla, conforme a la expectativa


de la sociedad mediatizada1. Por cierto, no se trata de una legitimación social
se trata de una “legitimidad mediática” construida con base a información
difundida conforme a intereses estructurales o de coyuntura. Es la noticia
espectáculo que con encuestas mide sus propios resultados.

En ese contexto, el núcleo y fundamento de la prisión preventiva ya no es una


tutela cautelar; ha devenido en una respuesta perversa justicia de Talión; en
efecto, el imaginario colectivo espera se dé “su merecido” a quien por azar
tuvo el infortunio de la mediatización de su actuar. Las hordas mediáticas
difunden y reiteran las imágenes del hecho, en tanto más estrambótico mejor
(personas desnudas, iracundas, etc.) y con cálculo producen reacciones de
indignación con exigencia de una respuesta rápida y furiosa de la justicia. La
prisión preventiva pervertida en su contenido, se adecua a estas exigencias.

Qué queda del concepto técnico jurídico de la prisión preventiva, nada. En


efecto, la prisión preventiva ya no responde a las necesidades cautelares de un
proceso, sino a las necesidades de noticia y la satisfacción morbosa del
colectivo mediatizado –idiotizado- que exige sufrimiento para aplacar una sed
artificiosa atizada y exacerbada por los medios.

1
Idiotizada, alienada con los contenidos que difunde los mass media
Esta prisión pervertida no requiere de la imputación concreta como plataforma
para la discusión de los presupuestos materiales; se satisface con estimaciones,
sospechas, conjeturas; es suficiente que el comportamiento endilgado sea
reprochable moral o socialmente, y que tenga un cierto “aire” de delito, y
mejor si es de corrupción. La prostituida palabreja de “lucha contra la
corrupción” habilita el sacrificio del principio de legalidad y la necesidad de
una imputación concreta. La forma más mediocre de combatir la corrupción es
repartiendo las etiquetas de corruptos a diestra y siniestra; es efectista, y cubre
la mediocridad e ignorancia de quien apela al reparto de etiquetas; si no hay
capacidad para construir una imputación entonces se recurre a la vieja
atribución de corrupción para disimular sus propias responsabilidades que
corresponde a su rol, bien postulando o controlando la imputación concreta.

2. PERVERSIÓN DE SU OBJETO

Así la prisión preventiva ha devenido en un arma de combate de los


politicastros de turno; para generar miedo a sus adversarios; estos balbucean
exigencias de prisión preventiva, sin conocer su estricta finalidad cautelar.
Algunos jueces extraviados no frustran esas expectativas. El problema es que
esa vorágine no tiene límites, ha desbordado sus límites normativos. Sin estos
cada quien se sirve de la prisión preventiva para sus propios fines: la prensa
para vender morbo, los politicastros para desmoralizar a sus adversarios, los
jueces para sus particulares criterios de “justicia”.

Los jueces desbordados se zurran en los límites normativos; proyectan


sus propias finalidades individuales, algunos como para superar sus fobias y
traumas, exteriorizados en expresiones hilarantes como “acaso nunca te han
robado”, para justificar el enjaulamiento de imputables restringidos, chivos
expiatorios ocasionales de mezquinas venganzas simbólicas. Otros más
taimados, dictan prisión preventiva por el peligro emergente del “arraigo
laboral”, pero no del imputado, sino el “arraigo laboral” del juez para que se
le apertura un proceso disciplinario. Los más peligrosos son los jueces
justicieros pues ven en la prisión preventiva un arma para ajusticiar a los que
consideren enemigos de la sociedad. Pero el Estado no remunera a los jueces
para satisfacer sus objetivos privados o proyectos justicieros individuales,
sino para la realización de roles procesales definidos.
El Juez de Investigación Preparatoria debe cumplir un rol de garantía y
excepcionalmente acceder a un requerimiento de prisión preventiva. No debe
sobredimensionar su rol, debe comprender el carácter accesorio de la prisión
preventiva como instrumento cautelar para el objeto del proceso penal.

(Continúa…)

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