Recorrido de Lacan. Ocho Conferencias J A Miller

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JACQUES-ALAIN MILLER

RECORRIDO
DE LACAN
OCHO CONFERENCIAS

MANANTIAL
CONFERENCIAS CARAQUEÑAS
Traducción: J. L. Delmont-Mauri
Texto establccido por Diana S. Rabinovich
CONFERENCIA EN BRUSELAS Y CONFERENCIAS PORTEÑAS
Traducción y establecimiento del texto: Diana S. Rabinovich
Versión no reyisada por el autor

IN DICE

Impreso en Argentina
Queda hecho el depósito que marca la ley 11.723

© 1986, J.-A. MiUery Ediciones Manantial SRL

Primera edición 1984 Editorial Hacia el Tercer


Encuentro del Campo Freudiano
Segunda edición 1986 CONFERENClASCARAQUEÑAS
Tercera edición 1987
1. Recorrido de Lacan . 5
Cuarta edición 1989
Quinta edición 1990 11. El Piropo: Psicoanálisis y lenguaje . 25
111. Elementos de epistemología . 41
I.S.B.N.950-9515-09-4
IV. La transferencia de Freud a Lacan . 59
V. La Transferencia. El sujeto supuesto al saber . 79
Prohibida su reproducción total o parcial
Derechos reservados

Impreso en julio de 1990 en Color Efe, CONFERENCIA EN BRUSELAS


Paso 192, Avellaneda, Pcia. deBs. As., Argentina
VI. Problemas clínicos para el psicoanálisis 103

CONFERENCIAS PORTEÑAS
Avda de Mayo 1365, Local 3, Buenos Aires, Argentina
Tel. 37-7091 VII. Clínica del superyó . 131
VIII. Teoría de los goces . 149
EDICIONES MANANTIAL
CONFERENCIAS CARAQUEÑAS RECORRIDO DE LACAN

Sr. Director de la Escuela de Psicología, Sefioras y Scfiores, qui-


siera primero agradecer profundamente la invitación que, a presentarles
la obra de J acques Lacan, me ha hecho la Universidad Central de
Venezuela, que me brinda la ocasión de venir por vez primera a Amé-
rica Latina y, espero, de debatir, como lo deseaba el prof. Cadenas,
con los profesores y los estudiantes de Venezuela:
Debo primero pedirles disculpas; me gusta la lengua espafiola, la
leo, puedo incluso comprenderla cuando no se habla demasiado rápi-
do, pero, desgraciadamente, no he tenido ocasión de hablarla, y por
ello lamento tener que dirigirme a Uds. en francés.
Tengo que dar tres conferencias, consagraré la primera a una
presentación sinóptica de la obra de J acques Lacan que podrá llegar
a ser, espero, para aquellos que serán sus lectores, una especie de
tabla de orientación, que se dice necesaria, ya que se imagina que el
pensamiento de Lacan es difícil.
Digo que se imagina puesto que, es una de mis tesis, quizá para-
dójica, que es fundamentalmente simple. Constato que, a veces,
me resulta difícil convencer acerca de este rasgo. Intentaré de todos
modos hacerlo hoy.
Las tres primeras conferencias se llevaron a cabo en la Universi- Voy primero a recordarles, a informarles quizá, que Lacan nació
dad Central de Venezuela, por invitación de la Escuela de Psicología. con el siglo, en 1901, y que, singularmente, no tuvo que rechazar
Las dos conferencias sobre transferencia estuvieron destinadas a un honores, pues los honores no acudieron a él. Es notable que en Fran-
público psicoanalíttco, y se realizaron con el auspicio de la revista cia, país sumamente respetuoso de la edad y de' la gloria, Lacan sea
Analítica aún un personaje controvertido. No forma parte de la Academia

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Francesa como su amigo Lévi-Strauss;' no le gusta presentarse en la :te Freud desde sus primeros escritos. Intenten no ver a Freud a tra-
radio o en la televisión, y su único cargo universitario es -como se vés de lo que han podido leer en otros autores, lean La ciencia de los
dice en francés- el de un modesto encargado de curso en la Escuela sueños, lean la Psicopatología de la vida cotidiana, lean su obra sobre
Práctica de Altos Estudios. Además debo agregar que para la Asocia- la agudeza, y verán uds. que la actividad de Freud es una actividad
ción Psicoanalítica Internacional él es anatema; fue, si se quien~, de desciframiento. Descifra el inconsciente, y los mecanismos que
excomulgado, porque, curiosamente, las prácticas de esta institución aísla como mecanismos primarios del inconsciente, a saber, la con-
se parecen mucho a las de una iglesia. A pesar de ello, por un contras- densación y el desplazamiento, tienen sus prototipos en esas figuras'
te interesante, nada tiene del pensador maldito. No vengo aquí a llo- de retórica que son la metáfora y la metonimia. Digo que esto se
rar su suerte. Fue primero la prenda esencial de las dos escisiones que constata en el texto de Freud. Pienso que, una vez advertida, esta evi-
sufrió la comunidad psicoanalítica en Francia, en 1953 y 1~63. Fundó dencia es difícilmente cuestionable. Me atrevería a decir que percibir-
su propia institución la Escuela Freudiana de París, en 1964, institu- la es cuestión de sentido común.
ción próspera, y no creo exagerar diciendo que es la más importante
de Francia. Además, su enseñanza, dispensada en un seminario que Hay otra evidencia que también es dificilmente d~scutible. Lo
durante mucho tiempo fue semanal, goza, desde hace casi treinta propio del psicoanálisis es operar sobre el síntom.a mediante la pala-
años, de una audiencia sin par en Francia. Es un seminario un poco bra, ya sea la palabra de la persona en análisis, ya sea la interpreta-
particular pues se realiza actualmente ante unas quinientas o seiscien- ción del analista. Es esto lo que hay que explicar si el descubrimiento
tas personas. Y esta audiencia se amplió aún más luego de la aparición de Freud es válido. ¿Cómo puede ser que la palabra actúe sobre el sín-
de la recopilación de sus artículos, denominada Escritos, en 1966, toma, y especialmente sobre el síntoma neurótico? Es necesario
El mismo se dice un self-made man, y reconoce, de buena gana, que suponer entre la pa1ctbra y el síntoma una común medida si la una
el psicoanálisis hizo su fortuna. opera sobre el otro. ¿Sino, qué nos queda? Habría que hablar de ma-
Así, es a la vez intratable -no c~dió ante ninguna fuerza que se gia. O bien, es también posible suponer que la libido de Freud es una
opusiera a esta enseñanza-, pero al mismo tiempo poderoso, dentro verdadera energía real.
de la intelectualidad francesa. Mantuvo su rumbo con una firmeza Dicho de otro modo, la pregunta central, con respecto a ~a .cual
de la cual no tenemos muchos ejemplos entre los intelectuales, diga- se mide toda teoría del psicoanálisis es la siguiente: ¿Cómo el artifi-
mos, franceses.' cio freudiano, es decir el procedimiento de la asociación libre y el dis-
Actualmente, en un ámbito creciente su nombre se asocia al de positivo de la cura analítica, puede afectar lo real del síntoma? Cabe
Sigmund Freud. Lacan no se trazó como objetivo reinventar el psi- objetarle a Lacan que Freud nunca dijo que el inconsciente está
coanálisis. Colocó los comienzos de su enseñanza bajo el signo de un estructurado como un lenguaje. Freud es verdad nunca lo dijó. Pero,
retorno a Freud. Sólo se hizo, a propósito del psicoanálisis, una pre- la tesis de Lacan es que se puede demostrar que el descubrimiento freu-
gunta fundamentalmente crítica: ¿Cuáles son' sus condiciones de diano sólo encuentra su coherencia a partir del axioma "el inconsciente
posibilidad? ¿Cuál fue su respuesta?: el psicoanálisis sólo es posible está estructurado como un lenguaje". Freud descubrió el inconscien-
si, y sólo si, el inconsciente está estructurado como un lenguaje. Lo te, expuso las consecuencias de su descubrimiento a medida que se le
que se llama la enseñanza de Lacan es el desarrollo de esta hipótesis fueron apareciendo las implicaciones de este descubrimiento. La teo-
hasta sus últimas consecuenGias. ría de Freud es un verdadero desbarajuste. Y para calificarlo, hay una
El inconsciente en cuestión, subrayémoslo ya que estamos en una palabra que aprendí ayer, que me viene como anillo al dedo, una
Escuela de Psicología, es el inconsciente freudiano, el que Freud nom- palabra que es típica del castellano tal como se habla en Venezuela,
bró, que nada tiene que ver con lo que solía llamarse así otrora. El diría que hay un zaperoco freudiano. Ahora bien, de este zaperoco
hecho de que el inconsciente, tal como lo introduce Freud, sea iso- freudiano, Lacan quizo hacer un paseo ordenado, claro y lógico. Su
morfo el) su estructura con el lenguaje, puede comprobarse en la obra tesis es que los descubrimientos desacordados de Freud encuentran

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su fundamento en la idea de que el inconsciente está estructurado esconde la articulación del razonamiento. Ocurre también que Lacan
como un lenguaje. moviliza todos los recursos retóricas, homofónicos de la lengua cuan-
do escribe. Ilustra así en la forma misma de su discurso la primacía
Freud se preocupó mucho intentando reabsorber al psicoanálisis
del significante. Es indiscutible que es difícil seguir el discurso de
en las ciencias de la naturaleza. Se preocupó por ello desde su primer
Lacan, y creo que eso se debe al contraste que existe entre la alta sis-
trabajo, inédito, que sólo se conoció después de su muerte, el Proyec- tematicidad de su pensamiento, que refundió todos lo términos sobre
to de una psicología científica, y esta ambición se manifiesta también
los. cuales se apoya; y su estilo, que es un estilo de hallazgos, un estilo
en sus intentos de Metapsicología: reabsorber al psicoanálisis en las
a la vez disgresivo y repentino. Si quieren, uno nunca está seguro
ciencias de la naturaleza. Pero, de hecho, su metapsicología nunca
cuando Lacan emplea una palabra si hay que entenderla según el uso
fue más que un análisis de la estructura radical del lenguaje, lo que habitual, corriente de la lengua. Es que él operó una refundición en el
podemos llamar una lógica del significante. Así mismo, los pretendi-
lenguaje que efectivamente exige estudio. Además, sus referencias
dos Ensayos de psicoanáli'sis aplicado, versan siempre, en Freud, teóricas son de gran amplitud y diversidad tanto en la lit.eratura como
sobre la experiencia analítiéa misma. Tótem y Tabú no cuenta en
en la ciencia, tanto en la topología como en la lógica. Efectivamente,
tanto que antropología. El interés de Tótem y Tabú reside en que en hay que seguir sus referencias, si me permiten la expresión, romperse
esta obra, Freud se acerca en forma de mito a la función del padre en
la cabeza. Esto quiere simplemente decir que es una obra sumamente
la' experiencia analítica. De modo general, diría que para Lacan no opaca para los lectores apurados.
hay teoría del inconsciente en tanto tal. Hay ante todo una teoría de La teoría de Lacan, además, presenta un carácter de sucesión, de
la práctica analítica y en definitiva es siempre la estructura que se le continuidad, que hace difícil captarla en sus pormenores. Es una obra
reconoce a la experiencia analítica misma, la que se supone es la que se desarrolla desde hace treinta años, sin discontinuidad aparente.
estructura del inconsciente. Diría que todos los teóricos serios del Es posible distinguir estratos en este pensamiento, pero se pasa insen-
psicoanálisis siempre reconocieron esta exigencia y que asignaron siblemente de uno a otro. Algunos pensadores proclaman su cambio
siempre al analista un lugar en la estructura del inconsciente. El ana-
de opinión, Lacan transforma su teoría sin desgarramiento, como por
lista forma parte del concepto mismo de inconsciente.
una deformación de tipo topológico. Esta es una de sus dificultades.
Lacan profesa una enseñanza crítica, una de cuyas vertientes es Por otro lado, al mismo tiempo que existe este deslizamiento,
epistemológica. ¿En el fondo quién es Lacan? Es un analista que se existen sin embargo esquemas, fórmulas, grafos que constituyen to-
obligó a sí mismo a dar razón, cada semana, en público, de su prácti- pes que los frenan. Lacan pasa y vuelve a pasar por los mismos pun-
ca. No conozco discurso que recurra menos a la fe ciega, al principio tos dándoles sucesivamente diferentes lecturas. Es este un tipo de
de autoridad o al entusiasmo. El discurso de Lacan es una argumenta- trabajo que sideró a la intelectualidad francesa. En París las modas no
ción que penetra en el detalle de los fenómenos de la experiencia duran mucho tiempo, el existencialismo de Sartre a lo sumo estuvo
analítica, una argumentación que pretende ser demostrativa en un
de moda diez años, Lacan lleva treinta años de moda, y, pese a sus
campo donde el oscurantismo, el recurso al pensamiento mágico, son esfuerzos, los intelectuales franceses no han logrado decir que lo han
la regla. Lacan, por cierto, introdujo la recopilación de sus Escritos agotado. Hay una asombrosa resistencia a la banalización en la estruc-
con una referencia al Siglo de las Luces y a la ambición racionalista.
tura misma de este discurso, y hay una difusión que va más allá de la
Por eso, de hecho, es lo contrario del retrato que se difundió de él.
comprensión.
Su ensefianza está animada por un ideal de sencillez, como lo muestra
V oy a tratar de darles ahora, rápidamente, algunos puntos de
la reducción' del material que realizó progresivamente sobre el voca-
referencia en la obra de Lacan, en su itinerario de treinta afios. Voy a
bulario freudiano, hasta introducir -en número restringido- los tér- poner en el pizarrón una sucesión de letras que encontramos al final
minos de un álgebra, muy cómoda en cuanto se conoce su manejo. de uno de los escritos de Lacan TTYEMUPT. Durante mucho tiempo
Evidentemente, su escritura -porque además de los seminarios
me pregunté que quería decir esta sucesión de letras, y sólo lo supe
que hace oralmente escribe artículos- es a menudo aforística, y

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interrogando al Dr. Lacan. Me dijo que eso es lo que él se decía a sí propedeútica que no asciende ningún piso antes de haber medido lo
mismo en la fecha de ese escrito: empezaste un poco tarde. De hecho, bien fundado del piso precedente.
a su criterio, Lacan comenzó un poco tarde. Lacan fecha el comienzo En los diez afios siguientes, 1964-1974, aprovechando la segunda
de su enseñanza propia tán solo a partir de 1953, consÍderando lo escisión del movimiento psicoanalítico francés y el desplazamiento
que le precede como sus antecedentes. El comienzo de su enseñanza, de su ensefianza a la Escuela Normal Superior, por invitación de Luis
a su juicio, es su texto Función y campo de la palabra y del lenguaje Althusser, no comenta yá, directamente, los textos de Freud. Por el
en psicoanálisis. Antes, Lacan era un médico y psiquiatra que había contrario, son sus propios términos los que ritman su enseñanza; el $,
escrito numerosos artículos sobre puntos muy sutiles de la clínica el sujeto tachado; el objeto llamado a minúscula y el A (Otro con ma-
psiquiátrica, cuyos trabajos culminaron con su tesis sobre la psicosis yúscula). Son sus tesis las que ocupan el centro de su elaboración.
paranoica, que es de 1932, y que es, quizás, la última gran tesis de la Después de 1974, estamos en el tercer período que distingo en su
escuela clínica francesa, que tuvo una importancia enorme en el siglo ensefianza propiamente dicha, Lacan toma por objeto los fundamen-
XIX, y que ahora se ha limitado un poco. Veo ahora a muchos estu- tos mismos de su discurso, y, especialmente, la tripartición de lo real,
diantes de psiquiatría venir a Vincennes, a la sección clínica que tene- lo simbólico y lo imaginario. Dió una éspecie de metateoría en un
mos, y compruebo que ya no se hacen tesis clínicas de psiquiatría lenguaje de una gran sencillez, y al mismo tiempo con términos que
sino, finalmente, tesis parasociológicas. muchas veces son aporéticos. Lacan evoca en estos términos su expe-
Despues de su tesis y su entrada en análisis, les diré rápidamente riencia, y en este último período en curso, lo real se ha convertido en
que la primera teoría del psicoanálisis que Lacan desarrolla, sobre la categoría esencial.
todo después de la guerra, después de 1945, hace de lo imaginario la Estoy encargado de redactar y publicar sus seminarios actuales en
dimensión propia de la experiencia analítica. Los maestros, que reco- la revista Ornicar? El conjunto de sus seminarios, desde el primero
noce como tales en esa época, son Clérambault, el psiquiatra que en que fue grabado, están en curso de publicación -yo los redacto-o
esa época, sin duda, había visto más pacientes, porque era psiquiatra Por lo tanto, conocemos hasta ahora solamente una pequeña parte de
de lo que en París llaman el Depósito, donde se envía a todos aquellos la obra de Lacan; hay más de veinte tomos en preparación. Pienso
que son recogidos por la policía -lo cual le había dado a Clérambault que cuando esta publicación esté más avanzada se podrá medir como
una gran experiencia psiquiátrica- y Alexander Kojeve, a cuyo semi- Lacan cubrió los campos principales del pensamiento que hoy en día
nario sobre Hegel Lacan asistió en ese enton~es. se refiere a la psique.
En 1953, en ocasión de la primera escisión del movimiento psico- Considero, entonces, que el discurso de Lacan, se desarrolló
analítico francés, Lacan introduce la proposición el "inconsciente ·según una lógica irresístible que estaba inscripta de algún modo en
estructurado como un lenguaje", y la distinción de lo real, lo imagi- sus inicios, y que en cierta forma su estructura fundamental fue tra-
nario, y lo simbólico que seguirá siendo la piedra de toque de su ense- ducida en historia. Tenemos, por un lado; la estructura real, simbó-
ñanza, que no cambiará a través de todas sus variaciones. lica, e imaginaria y, al mismo tiempo, en su discurso, cada uno de
A partir de 1953, periodizo la enseñanza de Lacan de la siguiente estos términos fue sucesivamente ocupando el primer lugar.
forma: entre 1953 y 1963, su enseñanza reviste la forma de un semi- Les vaya decir algo sobre esta teoría de lo imaginario: "Entré
nario de textos freudianos. Cada año está dedicado a un concepto, a al psicoanálisis -dice Lacan- con una escobilla que se llamaba el
una o dos obras de Freud, y la validez de las estructuras de lenguaje Estadio del espej o". El estadio del espejo fue en efecto el objeto
es verificada en toda la extensión del campo legado por la experiencia de su primera intervención de psicoanálisis, en el Congreso Interna-
de medio siglo de psicoanálisis. En esta época, es la categoría de lo cional de Marienbad en 1936. Sin embargo, su tema no corresponde
simbólico la que es dada como la dimensión esencial de la experiencia. exactamente al psicoanálisis, sino a la observación del comportamien-
Al mismo tiempo, Lacan introduce lo que podemos llamar su álgebra, to, y su descripción depende de la psicología animal tanto como de la .
y la introduce bajo la forma de lo que él llama un organon, según una fisiología humana ¿Qué es el estadio del espejo? Se resume en el inte-
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tés lúdico que el nmo, entre los seis y dieciocho meses, testimonia cialistas de la publicidad: para crear la demanda hay que dar a enten-
por su imagen especular, rasgo mediante el cual el nmo se distingue, der que el producto es raro, es decir, que los otros se los van a arreba-
ciertamente, del animal. Reconoce su image-n, se interesa en ella, y tar. Me disculparán por dar traducciones tan groseras, pero, después
éste es un hecho que, podemos admitir, es un obsetvable. Lacan a lo de todo es de este orden, esto da cuenta del carácter histérico del
largo de toda su enseftanza acordó la mayor importancia a esta esta- deseo humano, que es siempre fundamentalmente deseo del otro.
dio, salvo que al final terminó considerando que lo esencial en él no Pero dejemos esta teoría, que es una teoría rudimentaria y que
era ni la idea del estadio, ni la obsetvación. Quiso explicar este interés Lacan rechazó como anterior en sus antecedentes. De entrada, este
singular del nifio, y para ello recurrió a la teoría de Bolk, según la abordaje de la cuestión del yo (moi) comprometía a Lacan en una vía
cual el lactante humano es de hecho, desde el origen, en su nacimien- opuesta a la víaanglosajona del psicoanálisis. En la misma época en
-to, un prematuro, fisiolágicamente inacabado. Por eUo está en una si- que Lacan entraba al psicoanálisis a partir del estadio del espejo tie-
tuación constitutiva de desamparo; experimenta una discordancia nen uds., en Nueva York y en Chicago, a Hartmann, Kris y Lowenstein,
intraorgánica. Por lo tanto, según Lacan, si el nifto goza cuando se quienes construían una teoría muy distinta. Quisieron reinterpretar a
reconoce en su forma especular, es porque la completitud de la forma Freud a partir de la segunda tópica freudiana, y, hay que reconocer-
se anticipa respecto a su propio logrq; la imagen es indudablemente lo, en los p~íses de influencia inglesa y norteamericana, esta concep-
la suya, pero al mismo tiempo es la de un otro puesto que él está en ción del psicoanálisis es la que hasta hoy ha triunfado.
déficit respecto a ella. Es debido a este intetvalo que la imagen, de Conocen ustedes la tópica freudiana, que distingue las instancias
hecho, lo captura y que se identifica a ella. Esto llevó a Lacan a la del yo, el superyó y el ello; es una teoría tardía de Freud, quien la
idea de que la alienación imaginaria, es deoir, el hecho de identificar- expuso a partir de los afios 1920. Nuestros psicoanalistas de origen
se ala imagen de un otro, es constitutiva del yo (moi) ehet hombre, europeo, transplantados a los Estados Unidos, consideraron que
y que el desarrollo del ser humano está escandido por identificacio- podían unificar la teoría de Freud a partir de esta co"ncepción, de
nes ideales. Es un desarrollo donde lo imaginario está inscripto, no esta distinción de tres instancias, y que podían hacer del yo (moi) la
es un puro y simple desarrollo fisiológico. Hay que constatar que la instancia central de la personalidad, dotada de una función de síntesis.
psicología animal nos-da numerosos testimonios .de la acción real de Supusieron también que el yo era una especie de punto de Arquímedes
la imagen; la maduración de ciertas especies exige la relación especu- para el psicoanalista, y que el psicoanalista tenía que reforzar el yo
lar con un otro de la misma especie. Al respecto, Lacan desarrolló para tratar de llevar al paciente al nivel de la realidad.
muchos rasgos de la psicología animal, me disculparán que me refie- Ahora bien, abordar la cuestión del yo a partir del estadio del
ra a ello someramente, pues aún estamos en los comienzos. espejo lleva a algo muy distinto. El yo, en esta concepción, no es uni-
- A partir de este principio, Lacan pensó dar cuenta de lo que se ficador, tampoco es unificado, es un desorden de identificaciones
com,prueba, me atrevería a decir, en la experiencia cotidiana -no se imaginarias y, en el curso de la cura analítica, según esta concepción,
necesita para ello al psicoanálisis-, la agresividad ambivalentedel estas identificaciones imaginarias reaparecen sucesivamente. Esto
hombre respecto a su semejante, que es siempre aquél que lo suplan- permitió a Lacan, en aquella época, decir que una cura psicoanalí-
ta, siempre es aquel que está en su lugar, justamente porque es su tica era una forma de paranoia dirigida. Si quieren, el yo, en el senti-
semejante, es decir, porque es otro siendo a la vez él mismo sobre el do de Lacan, aún cuando esta idea ya está presente en Freud, es
modelo de esta imagen primera.
originariamente una trampa, y, de hecho, está constitutivamente
Esta teoría explica también la relación fundamentalmente para- desintegrado.
noica del hombre con su objeto. ¿Qué quiere decir que la relación del Pensaba al respecto, en lo que Leo Spitzer dice del "Buscón" de
hombre con su objeto es paranoica? Quiere decir que el objeto le Quevedo. Spitzer critica el estilo de Quevedo en sus retratos diciendo
interesa en la medida en que el otro está dispuesto a quitárselo; éste que finalmente, sus personajes no tienen alma, están compuestos de
es, -por otro lado, el nivel de conocimiento donde se ubican los espe- rasgos heteróclitos. Diría que precisamente este estilo quevediano
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corresponde perfectamente a esta concepción lacaniana del yo. El yo Tomemos la primera vertiente, la vertiente de la palabra. Mien-,
es un desorden. En todo caso, así es como aparece en la experiencia tras que la relación imaginaria, tal como la esbozamos, es fundamen-
analítica; siempre hablamos de este campo. En otros campos es posi-, talmente una dimensión de guerra, de rivalidad mortal, Lacan en-
ble efectivamente darle otros valores, pero, lo propiamente freudiano cuentra en la función de la palabra una función pacificadora. La pa-
-y es por ello que el psicoanálisis no es una psicología-, es esta labra, opera también identificaciones, pero ellas son, si se quiere, iden-
concepción no unificada, no unifican te del yo. tificaciones salvadoras que permiten superar la rivalidad imaginaria.
Entonces, la primera teoría de Lacan, que les acabo de resumir Al respecto, habla a menudo, sobre' todo al principio de su ensefi.an-
brevemente, tiene su coherencia. Pero, sin embargo, tropieza con la za, de la palabra como función de mediación entre los sujetos.
siguiente dificultad: la relación imaginaria del yo y del otro es funda- En esta vertiente ¿qué podemos decir del síntoma? Podemos de-
mentalmente una relación mortífera, una relación en que está el yo cir que el síntoma se debe a un defecto de simbolización, que cons-
o el otro. Este es uno de los fundamentos del pesimismo de Freud, tituye un centro de opacidad en el sujeto porque no fue verbalizado,
quién no pensaba que los hombres se organicen armoniosamente de porque no pasó a la palabra, y que se deshace en cuanto pasa a la
manera espontánea. Todo está allí para mostrarlo, incluso no se pue- palabra. Si quieren, la cura analítica aparece ante todo, en esta di-
de hablar de pesimismo, hay que hablar de realismo. Esta relación rección, como un cura de simbolización, es necesario sefi.alarque mu-
imaginaria mortífera en esa época de la teoría de Lacan, tiene' co- cha gente se detuvo en esta concepción de Lacan. Lo asombroso, si
mo única salida un desenlace identificatorio, es decir alienante, me permiten la expresión, en su teoría, es que existen montones de
Ahora bien, todas las identificaciones no son equivalentes, en Freud pisos, cada uno de los cuales tiene un tipo de consistencia, y es posi-
mismo algunas identificaciones son normativas. Lacan utiliza un tér- ble distinguir. a los lacanianos, en Francia especialmente, por su afta,
mino, en esa época, el de imago, que resume toda esta dificultad. Por . así como se distinguen las cosechas de los vinos. Como hay además
un lado es una imagen sensible, aquello de 10 que la etología da fe cierto número de personas que dejaron a Lacan en diferentes mo-
que puede tener efectos reales; por otro es un conjunto de rasgos or- mentos -;-hasta tal puento que en todas las escuelas psicoanalíticas,
ganizados, incluso tipificados. Respecto a este punto, la ambigiíedad en Francia, hay antiguos discípulos de Lacan- se puede reconocer
se desvanece pues la ensefianza de Lacan empieza con la disyunción el momento en que lo abandonaron por el nivel teórico de la teoría
de lo simbólico y de lo imaginario. Puede decirse verdaderamente, de Lacan en el que permanecieron, porque debe decirse que en Fran-
que la ensefianza de Lacan comienza cuando distingue en forma ra- cia no se propuso ninguna otra teoría que se sostenga. En esta ver-
dical lo que pertenece al dominio imaginario y lo que pertenece al tiente entonces, la cura es un proceso fundamentalmente intersub-
dominio simbólico, al cual ya llegaremos. Al mismo tiempo, distin- jetivo en el curso del cual el sujeto es llevado a reestablecer la conti-
gue el yo en su dimensión imaginaria, y el sujeto como término sim- nuidad de su historia que el síntoma interrumpe. Es lo que Lacan
bólico, y éste es uno de los primeros términos que introduce, si se expresaba diciendo que el inconsiente era un capítulo censurado de
quiere, en Freud y es también uno de los primeros términos de su
álgebra. la historia del sujeto. La cura opera porque permite dar significación
retroactiva a lo que permaneció opaco para el sujeto en su experien-
Lo simbólico de Lacan es una noción muy elaborada. Diría in- cia. Es lo que la idea de traumatismo intenta traducir. Cuando se
cluso que es muy heterogénea. En este concepto están presentes tan- hablaba de tráumatismo en relación al psicoanálisis, cuando Freud
to la dialéctica como la cibernética, y esta dimensión, en algunos as- imaginaba que había un traumatismo real en el origen de una neuro-
pectos, no deja de estar relacionada con lo que Popper llama "el sis, que porque efectivamente tal nma había sido seducida y corrom-
tercer mundo". Una vez que se ha distanciado el símbolo de la ima- pida por un adulto luego se tranformaba en, histérica ... , teoría que
gen -cuando no se confunde a ambos como 10 hace Jung-, lo sim- Freud abandonó, lo que intentaba aprehender era precisamente esta
bólico tiene,delsi lenguaje.
se quiere, dos vertientes: la vertiente de la palabra y idea de una experiencia inasimilable al sujeto que engendra el sínto-
la vertiente ma y que la cura por simbolización debe permitir deshacer. Esta es
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una de las vertientes de lo simbólico. La vertiente de la palabra. Distinguiré aquí tres puntos. En primer lugar, rectificó el para-
La otra vertiente concierne lo que se puede llamar el orden sim- lelismo que Saussure postulaba entre el significan te y el significado,
bólico como conjunto diacrítico de elementos discretos, separados. insistió sobre el hecho de que el primero, el significante, actúa sobre
Diacrítico quiere decir que los elementos adquieren valor unos res- el segundo, el significado, contrariamente a la posición que sos-
pecto a los otros, es un concepto que viene de Saussure, de la lin- tiene que el significante sirve solamente para expresar el significa-
giiística estructural. Estos elementos separados están, en tanto ta- do. La tesis de Lacan es que el significante actúa sobre el significa-
les, privados de sentido y forman en su conjugación una estructura co, e incluso en un sentido radical que el significante crea el signi-
articulada, combinatoria y autónoma. Por un razonamiento muy sen- ficado, y es a partir del sin-sentido del significante que se engendra la
cillo, comprenden que esta estructura no tiene origen, que, si existe, significación.
no se puede hacer su génesis; está siempre ya allí puesto que los ele-
mentos sólo valen unos en relación a los otros. Entonces precisemos En segundo lugar, introdujo el concepto de cadena significan-
que la lingiiística estructural sólo comenzó en el momento en que de- te, para dar cuenta de la sobredeterminación en la cual ve, al igual
jaron de plantearse las preguntas acerca del origen. Por esta razón el que Freud, la condición de toda formación del inconsciente. Hay
sentido de la enseñanza de Lacan se opone totalmente a toda idea de que explicar adecuadamente un concepto como el del automatis-
psicogénesis. Este es un punto en que habría que insistir, puesto mo de repetición que Freud introdujo, ese concepto tan enigmá-
que muchas veces se consideró que la enseñanza esencial de Freud tico de instinto de muerte que es una paradoja en sus propios tér~
fue la teoría de los estadios. Lacan vuelve a leer la teoría de los es- minos; una paradoja in adjecto. ¿Cómo podría existir un instinto
tadios y demuestra, en forma convincente, que lo esencial no' es la que, lejos de ser vital, sería un instinto de muerte? Lacan señala que
concepción histórica del desarrollo psicológico. Si quieren que ilus- el automatismo de repetición, en el sentido de Freud, vehiculiza una
tre rápidamente este cárácter de "ya allí" de la estructura, piensen huella imborrable, que el inconsciente está constituido por esta hue-
que contrariamente a lo que uno imagina, no hay adquisición pro- lla de la cual el sujeto no logra desembarazarse. Se cree que el incons-
gresiva del lenguaje. Los nmos pequeños utilizan formas de lenguaje ciente tiene que ver con la memoria. Sin duda, tiene que ver con una
sumamente elaboradas ya desde el punto de vista sintáctico, el nmo memoria que nada tiene de psicológica. La memoria tal como puede
está' de entrada en un baño de lenguaje. No hay que permitir que la ser testeada en. psicología, no es una memoria imborrable, al contra-
idea de aprendizaje' nos ciegue frente al hecho de que la estructura rio, es, dado el caso, una memoria que les permite en la experiencia
del lenguaje preexiste a la entrada del sujeto en esa estructura, sea corregir el comportamiento de ustedes, adaptarlo. Ahora bien, lo
cual sea el aprendizaje, el nmo no modifica esta estructura, debe so- que comprueba Freud es que hay algo en el sujeto humano que es
meterse a ella. En esta vertiente, observarán que se trata de una es- fundamentalmente inadaptable. Volveré a este punto, pero es pre-
tructura hecha de sin-sentido. cisamente por este rasgo que el psicoanálisis tiene algo que ver con
Estas dos vertientes de lo simbólico presentan un problema par- la libertad, porque cuando se imagina que el ser humano es comple-
ticular. La primera vertiente es ante todo significación y la segunda tamente adaptable, sólo se tiene una idea: controlar totalitariamen-
es ante todo sin-sentido. Se puede decir que el acento de Lacan pa- te su ambiente, poder moldearlo: Pero no creo -lo he creído- que
só indudablemente dé la primera vertiente a la segunda. La primera ninguna dOCtrina que promete un hombre nuevo sea auténticamente
vertiente lo acercaba aún a los fenomenólogos y ~como, por ejemplo, una doctrina de liberación. Ciertamente, desde Freud no podemos con-
era amigo de Merleau-Ponty, quien hizo mucho para darlo a cono- fiar en quienes piensan en la adaptación controlada del ser humano,
cer en Francia- muchas personas aún hoy ven en Lacan a alguien que y, al respecto, me atrevería a decir que esto apunta al esencial tota-
desciende de Husserl, incluso a un heideggeriano; pero, evidentemente, litarismo que entraña- quizás sea una paradoja para muchos de us-
ésta es una idea totalmente errada. Lacan elaboró, si se quiere, la di- tedes -todo empirismo. Esto permite comprender a la vez el valor
mensión común a estos dos aspectos de lo simbólico. revolucionario y subversivo del psicoanálisis, pero también que Freud

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no piensa que la esperanza esté forzosamente del lado de la verdad. él mismo puede informarle acerca de su deseo, a través del circuito
Esta es una pequefia disgresión. de esta comunicación, que, pueden ustedes ver, no es la comunica-
En tercer lugar, Lacan hace funcionar a lo simbólico, a la estruc- ción lineal que se representa en la teoría de la comunicación.
tura íntegra como un término. Muestra como la relación entre la es- Diría que solamente hice aquí una pequefia sinopsis de ese Otro,
tructura simbólica Y el sujeto se distingue de la relación imaginaria que interviene en la teoría de Lacan en niveles muy diversos, pero
del yo y del otro. Por eso introdujo esa escritura del Otro con mayús- todos estos niveles se distinguen por el hecho de que conciernen una
cula (A), que se distingue del otro con minúscula (que es recíproco, dimensión de exterioridad en relación al sujeto. Lo que Lacan llama
simétrico, del yo imaginario). Este concepto del Otro, es ciertamente el Otro, es una dimeQsión de exterioridad que tiene una función de-
difícil de exponer rápidamente; pero eso es sin embargo, lo que in- terminante para el sujeto. En este sentido es, si se quiere, el nombre
tento hacer. Es difícil de exponer rápidamente pues no se dice en un genérico de lo que Freud llamó, retornando una expresión de Fech-
sólo sentido. En primer lugar, si quieren, el Otro es el gran Otro (A) ner, la "Otra escena", esa otra escena donde se sitúa toda la maqui-
del lenguaje que está siempre ya allí. Es el otro del discurso univer- naria del inconsciente. Leer a Lacan, como ya pueden ver, supone que
sal, de todo lo que ha sido dicho en la medida en que es pensable. Di- cuando se ve esta palabra "Otro" se tenga una idea de la diversidad
ría que es también el Otro de la biblioteca de Borges, de la Biblioteca de significaciones ligadas a este significante, que aquí no pude sino
total. Es también el Otro de la verdad, ese Otro que es un tercero res- intentar hacerles entrever. .
pecto a todo diálogo, porque en el diálogo del uno Y del otro siempre Esta construcción implica que el inconsciente no resiste, contra-
está lo que funciona como referencia, tanto del acuerdo como del riamente a 10 que pasó a primer plano de la teoría freudiana, en su
desacuerdo, el Otro del pacto como el Otro de la controversia. Todo interpretación por parte de los anglosajones. El inconsciente no re-
el mundo sabe que hay que estar de acuerdo para poder realizar una siste, el inconsciente repite, el inconsciente gira como un. mensaje
controversia, Y esto es lo que hace que los diálogos sean tan difíciles. en una calculadora; no deja de girar y dice, además, siempre la mis-
Hay que estar de acuerdo en algunos puntos fundamentales para po- ma cosa. Si hay resistencias, ellas estarán ubicadas a nivel de la rela-
der escucharse. Al respecto, ese Otro de la buena fe supuesta está ción imaginaria entre· el yo y el otro. Lo imaginario existe, y las for-
presente a partir del momento en que se escucha a alguien, supuesto maciones imaginarias han fascinado a los psicoanalistas. Lacan expli-
también a partir del momento en que se habla a alguien. Es el Otro ca, que estas formaciones imaginarias se manifiestan ante todo por su
de la palabra que es el alocutor fundamental, la dirección del discur- inercia, en tanto difuminan las relaciones del sujeto con el gran Otro
so más allá de aquel a quien se dirige. ¿A quién hablo ahora? Hablo que es el único determinante fundamenjal para el sujeto. A partir
a los que están aquí, y le hablo también a la coherencia que intento de este momento, la operación analítica se juega esencialmente en·
mantener. También la dificultad de hablar aquí se debe precisamen- lo simbólico ..
te a que no conoci~ndo el contexto, no sé como entienden 10 que di- ¿Cuál es la función del psicoanalista? ¿A qué debe haberlo pre-
go. La teoría de la comunicación olvida algo: que es en el lugar del parado su formación? Su función es desaparecer en tanto que
código, en el sitio donde está el código que se elabora fundamental- yo (moi), no permitir a la relación imaginaria dominar la situación.
mente el mensaje. Esto llevó a Lacan a adoptar la fórmula parodójica, En este sentido, su posición misma en el dispositivo analítico ma-
pero reflexionando un poco ustedes captarán su verdad, de que en la nifiesta esta sustración a la relación imaginaria. Por el contrario, en
comunicación humana, el emisor recibe su mensaje del receptor en la experiencia analítica debe estar en el lugar del gran Otro, y, si in-
forma invertida. El Otro de Lacan es también el Otro cuyo incons- terpreta, debe interpretar desde esta posición excéntrica, sólo desde
ciente es el discurso; el Otro que en el seno de mí mismo me agita, y ese lugar tiene posibilidad de deshacer el síntoma. Debo de inme-
por ello es también el Otro del deseo, del deseo como inconsciente, diato agregar que es ésta una primera teoría de Lacan acerca de la
ese deseo opaco al sujeto, y acerca del cual pide, en ciertos casos, posición analítica, hay tres o cuatro sucesivas, que tratan, cada vez,
que le informen acudiendo a la cura psicoanálitica. Pero nadie sino de delimitar en forma más precisa la operación analítica. Pero ésta

18 19
es valiosa, está en la base de numerosos esquemas de Lacan que con- y descompletada. Diría que el primero de los tres aspectos es bien co-
sisten en oponer el eje de la relación imaginaria y el eje de la rela- nocido y que los otros dos son mucho menos conocidos.
ción simbólica. Dibujaré simplemente una cruz, por un lado tienen El sujeto de Lacan, no es un dato inicial, el único dato inicial es
el eje de la relación imaginaria entre los térrninos recíprocos yo: el gran Otro. De allí la pregunta ¿cómo puede constituirse el sujeto
a -ya' (otro con minúscula), y en el otro eje, cruzado, están el sujeto en el lugar del Otro que lo preexiste? Es una pregunta que recib~ó,
y el gran Otro. Como pueden ver, no les mentía cuando les decía en la ensefíanza de Lacan, respuestas cada vez más precisas a medida
que los esquemas de Lacan eran sencillos., que su concepción de la estructura se logificó, se hizo más cercana a la
lógica en el sentido formal del término. La estructura de Lacan no
8' otro es una potencia invisible que actúa imperceptiblemente. Saben como
hablaba Adam Smith, en los albores del capitalismo, de la mano in-
visible que pone en su lugar las actividades humanas y las hace com-
patibles y armoniosas. No somos nosotros, evidentemente, a quienes
nos pueden venir a contar esto ... Pero la estructura de Lacan no es
en modo alguno una mano oculta. La estructura de Lacan es una es-
tructura que captura a un viviente particular, al viviente que habla.
En el fondo, esto hace una diferencia con toda forma de psicología,
tanto humana como animal. El rasgo fundamental valorizado por la
experiencia analítica es que el hombre es un viviente, pero un vivien-
(yo [moi] a) A Otro
te que habla, lo cual incluso tiene consecuencias en su cuerpo, que la
estructura esclaviza al sujeto, que lo fragmenta en efectos de signi-
ficante. ¿Qué pueden comprender de la histeria 'sino admiten esta
Me doy cuenta que aún no he llegado a la mitad 'de la conferencia
que había preparado y que estoy ya a punto de sobrepasar el tiempo fragmentación significan te del cuerpo mismo? No hay que ver al
estipulado, sin embargo, es necesario que haga ante ustedes la pregun- lenguaje simplemente como un medio de expresión. En primer lu-
ta: ¿es Lacan estructuralista? gar, es algo material, que exige instrumentos, como por ejemplo es-
En un primer sentido, Lacan es estructuralista y su noción de te micrófono -por cierto muy pesado-, que exige bandas magne-
estructura le viene de Roman Jakobson, por intermedio de Claude tofónicas, que es material, pero que más allá moviliza los afectos más
Lévi-Strauss, y también directamente de su traQajo con Jakobson profundos del cuerpo. El significan te, la estructura significan te tiene
que, efectivamente, puede ser a la vez colocado entre sus maestros y un efecto de desvitalización sobre el cuerpo, lo mortifica. Esto expli-
sus amigos. ca que la pulsión de Freud esté absolutamente fuera del dominio de
En un segundo sentido, Lacan es estructuralista pero es un estruc- toda psicología; la pulsión freudiana no es de ningún modo un empu-
turalista radical. Porque se ocupa de la conjunción entre la estructura je del instinto. Si no me creen, lean el texto sobre las Pulsiones y
y el sujeto, mientras que para los estructuralistas, la cuestión misma sus Vicisitudes que está en la. Metapsicología de Freud; verán que lo
del sujeto no existe, queda reducida, es un cero. Lacan intentó, por que se llama pulsión obedece a una gramática.
el contrario, elaborar cuál es el estatuto del sujeto que es compatible Es a partir de esta captura de la estructura sobre el viviente qu~ se
con la idea de estructura. explica también esta pérdida constitutiva del objeto a la que Freud se
En un tercer sentido, Lacan no es para nada un estructuralista aproximó en su teoría de los estadios. Lo fundamental en la teoría de
porque la estructura de los estructuralistas es una estructura coheren- los estadios es que cada uno está organizado a partir de un objeto
te y completa (por principio la estructura diacrítica es completa), perdido. Tanto el seno, que es abordado a. partir del destete; como
mientras que la estructura lacaniana es fundamentalmente antinómica las heces que son abordadas a partir de la relación anal, de la captu-

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ra de esta dimensión por la educación, pues sin ella el niño nunca se No hay satisfacción para el deseo, y por eso Lacan llamó a uno de sus
separaría de ellas, sólo anhela jugar con ellas como todo el mundo sa- seminarios "Aún". El deseo está caphJrado en el deslizamiento de
be. También la castración y el estadio genital, que está lejos de ser la cadena significan te hasta tal punto que Lacan lo Identifica con este
en Freud una plenitud, son abordados a partir del falo como perdido, deslizamiento, habla de la metonimia del deseo. Este lema de La-
como faltante. Esto constituye el núcleo de la teoría del Edipo, que can se volvió popular, por lo menos en Francia, el analista es quien
el falo, allí, también está fundamentalmente perdido. No se trata, ob- no responde a la demanda, y así intenta situarse e interpretar a nivel
viamente, del órgano real, y la cuestión es saber que se trata del falo del deseo. El deseo no es educable, no es susceptible de una pedago-
en su dimensión simbólica e imaginaria. gía, tampoco de una sexología que se sitúa en otro nivel, en un nivel
Digamos, en forma general, -porque de todos modos debo ya in- puramente instrumental. El deseo es solamente susceptible de una
terrumpir- que las necesidades del hombre están completamente ética, ética que Lacan formuló en los años 50 en la forma siguiente:
transformadas en él por el hecho. de que· habla, por el hecho de que no ceder en cuanto a su deseo, y el síntoma es precisamente eso, ce-
dirige demandas al Otro, y se le puede colocar a ese otro una O ma- der en cuanto a su deseo. Esto no quiere decir que el deseo pueda ser
yúscula, ese Otro que Lacan llama el Otro omnipotente de la de- liberado. Claro, no faltaron interpretaciones de Lacan en este sentido,
manda. En forma general, en el hombre, el significan te es sustituido puesto que en cierta forma la mayor parte de los discursos produci-
a la necesidad, ya que la demanda al Otro tiende por su propio mo- dos en Francia en este campo desde hace diez años, constituyeron va-
vimiento a convertirse en la demanda pura de la respuesta del Otro, riantes de Lacan. No es posible liberar el deseo, porque el deseo freu-
allí se coloca el amor. El amor, está más allá de lo que sería la satis- diano no está prometido a la plenitud. El deseo está coordinado con
fación de la necesidad. Ustedes pueden satisfacer perfectamente la una función de falta, de carencia, y lejos de ser infinitamente plásti-
necesidad de comer, pueden satisfacer el hambre; pueden satisfacer co, sus formas son limitadas en número. Lacan lamentaba que la ex-
tanto esa necesidad que pueden llegar a fabricar anoréxicos. La de- periencia analítica no hubiese permitido crear una nueva forma de
manda de ser alimentado no se sitúa a nivel de la pura y simple ne- perversión. Pero no se crean así tan facilmente las formas de la per-
cesidad de comer. Lo más importante que se tiene para dar es lo que versión: .. Existe un determinado número.
no se tiene como una propiedad, como un bien, y esa es, por cierto, Hasta aquí llega la mitad de mi primera conferencia, pienso que
la definición lacaniana del amor, dar lo que no se tiene. Esa respues- en la segunda retomaré estas cuestiones a partir de la definición laca-
ta del Otro, la pura respuesta del Otro es más importante que la niana del lenguaje, la cual tiene ciertas consecuencias tanto para la
satisfacción de la necesidad, y es allí precisamente donde encuentra teoría de la literatura como para la teoría de la comunicación. En la
Lacan el principio de la identificación simbólica: a partir del signifi- tercera hablaré del psicoanálisis y la teoría de la ciencia. Gracias.
cante de la respuesta del gran Otro se opera la primera identifica-
ción del sujeto. A esto se agrega que es el intervalo entre la necesi-
dad y el amor lo que explica lo que Freud descubrió en el sueño con
el nombre de "wunsch" -anhelo-, y que es el deseo.
Terminaré aquí diciendo que el.deseo freudiano no es una fun-
dón 'vital. El deseo en el sentido de Freud, el deseo inconsciente, es
un deseo siempre particular de cada uno de nosotros, excéntrico,
que no camina en el sentido de la supervivencia y la adaptación.
Es un deseo, que por el contrario, daña. Es al mismo tiempo, revela-
do en la asociación libre, un deseo indestructible, Freud lo llama así
"indestructible", no es un deseo que se. pueda olvidar. Y este deseo es
esencialmente insatisfecho. No es una función que pueda satisfacerse.

22 23
EL PIROPO: PSICOANALlSIS y LENGUAJE

El título anunciado para esta conferencia, el título que tuve la


debilidad de aceptar, es Psicoanálisis y Lenguaje. Este tema pude
enfocarse de muchas maneras, es incluso el asunto esencial delpsicoa-
nálisis en el sentido de Freud y deLacan.Pueden comprender fácilmen-
.te esto si recuerdan el axioma de Lacan: el inconsciente está estruc-
turado como un lenguaje.
Entonces, aquí, en poco más de una hora, ¿por qué punta atrapar
esta vasta cuestión? Podría comenzar tomando el punto de vista del
gramático, el punto de vista del filósofo, o el punto de vista del
lingliista, ya sea éste estructuralista o transformacionalista.
Podría tomarIo por el sesgo del discurso de un profesor, de lo que
!loy hago. Podría tomarIo por el lado de esa materialidad significante,
. concretada en los aparatos que están en esta sala, y en esos pequeños
cassettes que giran y que graban lo que digo.
Pero estoy decidido a tomarIo a través de un rodeo particular,
para el cual les pediré cierta indulgencia, pues es un rodeo que no
pertenece a mi área cultural, sino a la de Uds. Así, si me equivoco,
podrán corregirme o proporcionarme elementos. Es algo a propósito
de lo cual he estado reflexionando desde hace sólo tres días.
Quisiera abordar la cuestión del lenguaje a partir del piropo, que
me aseguran es aún hoy una actividad reconocida y practicada en las
calles de Caracas, aunque, parece ser, que en España esta tradición
está en decadencia. En este caso se comprueba la vitalidad superior
de América Latina respecto de su pariente europea.

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aquí lugar del código fundamental del lenguaje. Si el piropo me pare-
Imaginé que el piropo era una situación concreta, ejemplar, para
ce una situación ejemplar, es porque aquí, la función estructural del
captar in vivo la función del lenguaje. Una situación concreta y, a
decir verdad, bastante enigmática, pues ¿cuál puede ser el goce que Otro, del, Gran Otro, es sostenida por la mujer que figura desde siem-
un hombre -puesto que es siempre un hombre en este caso el locu- pre al Otro sexo, y pueden aHí poner el Otro con mayúscula, el Otro
tor- encuentra en dirigirse a una mujer desconocida, en destinarle un sexo, en un sentido muy diferente a aquel en el cual se puede decir
mensaje, incluso una agudeza o un poemita en honor de sus encan- que el hombre es el Otro sexo para ella. En un sentido, los dos sexos
tos? El piropo, de acuerdo a lo que entendí, supone que el piropeador son cada uno Otro para el otro, pero en un sentido más profundo es
no aspira a retener a esa mujer y, si hay allí un mensaje erótico, una el sexo llamado femenino el que es fundamentalmente Otro. Su mis-
connotación erótica, hayal mismo tiempo, singularmente, un desin- terio no ha cesado de retener a los hombres, incluso a los hombres
terés profundo, un desinterés que hac~ del piropo, cuando alcanza psicoanalistas, y Freud fue, efectivamente, el primero en decir que,
la excelencia, una actividad estética. En el fondo, el piropo nos marca este misterio, él no lo había descifrado, el misterio de saber qué quie-
el corte entre el decir y el hacer. Pues bien, el piropo, me atrevería a re una mujer. Es éste si se quiere, un tope del psicoanálisis.
decir, me parece ejemplar de la función no sólo del lenguaje sino Lo que en el piropo es especialmente interesante, al menos en las
también de la relación entre los sexos, aunque sólo fuese por la disi- formas que el erudito alemán encontró en el libro que les cité; es que
metría que muestra entre ellos. el piropo designa siempre aquello de que se trata - ¿pero de qué se
trata?- lateralmente. No opera mediante una referencia directa a la
Debo toda una parte de mis informaciones a un libro, cuya lec- relación sexual. Por el contrario, apunta siempre un poco de costado
tura me permito aconsejarles, que es un libro de un alemán Werner a elementos secundarios, subalternos. Por ejemplo, existen formas
Beinhauer, que hace unos aftos fue traducido al espaftol, Piropos, para celebrar la belleza de la mujer que se cruza. La expresión que
que figura en el libro "El humorismo en el espaftol hablado" publica- emplea entonces el autor del piropo, quien puede muy bien celebrar
do en la célebre Biblioteca Románica -Hispánica. esa belleza diciendo, parece: ¡Ole, tu madre!, apunta, pero sólo por
Entonces, el piropo logrado es una agudeza. ¿Cual es su excelen- alusión, a lo que está en juego. La alusión resalta aún más la belleza,
cia? Reside, como para toda agudeza, en una cierta forma de incon- el brillo de la belleza que se celebra. Existe al respecto toda una
gruencia. Un simple modismo no basta para hacer un piropo. Es nece- declinación. Es posible celebrar al padre, al país, a la región, la lectu-
sario, para que haya agudeza, chiste, que el mensaje no figure en una ra de ese texto meresultó apasionante.
forma fija, ya reconocida en el código. La agudeza vale como tal en Esto puede llegar hasta un ejemplo que me pareció especialmente
tanto implica cierta infracción y, en este caso, la infracción del piro- significativo, ese piropo que consiste en decir: "¡ Viva la virgen de la
po es redoblada por el hecho de que también es una infracción al esperanza mia!". En el fondo, estamos aquí absolutamente en lo
código de la decencia. El mensaje -ese mensaje- vale por su diferen- indirecto. Secretamente en esta agudeza, la identificación se hace
cia con el código. Pero para que se produzca la agudeza no basta estar entre la mujer a quien uno se dirige y la esencia de esa esperanza
calificada como mía. En efecto, es la esperanza lo que mueve al piro-
en infracción con el código, es necesario, como se sabe, que el otro
po: que esa mujer pueda ser, mas nunca lo será, pueda ser suya. Es
a quien se dirige quiera reir o sonreir. Por eso, lo que separa la grose-
ría pura y simple de la agudeza más exquisita, es la sanción del Otro siempre por abuso que uno imagina que una mujer es suya. Los hom-
bres inventaron el matrimonio para podérselo imaginar.
a quien me dirijo. Asimismo, un piropo es verdaderamente logrado
El libro del erudito alemán tiene como subtítulo "Improvisadas
sólo cuando el otro a quien se dirige, en este caso, la mujer descono-
cida, lo sanciona ya sea con su sonrisa amable, ya sea con la ofensa creaciones espontáneas". Se trata, en efecto, de creaciones poéticas
que le provoca. espontáneas. No retrocedamos ante el calificativo de poesía para esta
actividad humilde y cotidiana, ya que la poesía no es más que 'una
Ven aquí, encarnado en la mujer, en una mujer cualquiera, al
determinada operación de modificación del código cotidiano. A veces
Otro, al gran Otro, del que ya les hablé la vez pasada, el Gran Otro,

26 27
Ilamándolo superyó, que debe ser situado fundamentalmente a nivel
se opera, no la reproducción de lo que existe en la realidad, sino
hablando estrictamente, una creación de sentido. Hay que estar tan del lenguaje, y si hay una herencia ontogenética, filogenética, en el
superyó, es en primer lugar la herencia de la lengua. El piropeador,
alejado de la mujer como un lógico-positivista para imaginarse que el
lenguaje tiene como función esencial describir de modo exacto la ese hombre infeliz que ve siempre pasar ante él a la mujer descono-
cida.a la que intenta retener un instante, el tiempo justo como para
realidad. Es por una operación muy particular, y después de todo
que admita que él existe; el piropeador es el hombre en tanto no
reciente, que se puede innovar e introducir en la esfera del lenguaje renuncia a hacerse oír por el Otro encarnado en la mujer.
instrumentos que se espera serán capaces de describir exactamente Evidentemente, es necesario ingenio, lo que Baltasar Gracián en
la realidad. Pero el lenguaje-objeto, como se expresa por ejemplo su lenguaje llamaba agudeza. Aconsejaría aquí, a los que quisieran
Bertrand Russell, el lenguaje con el cual se puede simplemente decir:
penetrar más a fondo en la teoría de Lacan, y en la idea freudiana del
"hay queso en la despensa", es una región completamente especial y
psicoanálisis, leer primero el pequeño libro de Freud sobre El chiste
artificial en la esfera general del lenguaje.
y sus relaciones con el inconsciente -texto olvidado por los psicoa-
El rasgo más notable, quizás, del piropo, con su carácter indirec- nalistas hasta que Lacan lo comenta- y recoger en la soberbia tradi-
to, es que no vacila en hacer jugar el sin-sentido en relación a la signi- ción literaria de la lengua española toda la literatura del conceptismo,
ficación y que este sin-sentido curiosamente atrae significaciones y en particular el soberbio tratado de Gracián sobre la agudeza.
mucho más amplias y frescas que las que la descripción pura y simple Hay un logro, una felicidad propia de la agudeza, porque en un
podría proporcionar. Es esta una paradoja con la cual deben familia- destello se ve vacilar el orden linguístico y el sin-sentido es descu-
rizarse, que el sin-sentido es precisamente creador de significación. bÍerto en un instante como capaz de hacer vacilar las significaciones
Por ejemplo, tomemos ese sin -sentido hiperbólico donde el piropea- más establecidas, las significaciones de la ley, que nQ es solamente,
dor no se contenta con comparar los pechos de una mujer con limo- que no es en primer lugar una ley política, pero que puede también
nes, con dos limones, sino que dice en la recopilación del erudito serIo. Tenemos aquí un poder subversivo que va más allá del estable-
Beinhauer: Tiene usted más limones que el camino de la Caleta. Aho- cimiento de un nuevo orden. Comptueben que en la agudeza, así
ra bien, este sin-sentido, este absurdo que no describe nada objetivo como en el lapsus, el sujeto es rebasado por su creación. En el sentido
es sin embargo especialmente evocador y creador de significaciones, de Freud, el lapsus y la agudeza, tienen la misma estructura, es mu-
más allá de los sentidos aceptados. Hay pues en el piropo, como en chas veces tan sólo la acogida del Otro lo que transforma un lapsus
toda agudeza, un juego que por un lado implica el tesoro (es un en agudeza. Hay una zona completamente indecisa que hace ante
término de Lacan), el tesoro de las ideas aceptadas y de las expresio- todo a la dirección y a la recepción del Otro. En este sentido Lacan
nes aceptadas en la lengua, y la infracción en la que se coloca el suje- puede decir que, en la comunicación humana, es el receptor quien
to con respecto a este Otro, a este gran Otro del lenguaje, cuyo aval envfa el mensaje a quien luego lo emitirá. Lo envía porque decide
pide al mismo tiempo. fundamentalmente de su sentido. Hablar al otro no implica en modo
Es esto lo que señala este erudito, que no es lacaniano: ningún alguno saber lo que se dice. Es sólo el Otro quien pude enseñárnoslo, y
piropeador crea de la nada, el elemento principal de su arte estriba por eso nos hablamos unos a otros. No siempre para comunicamos
informaciones esenciales, sino para aprender del Otro quiénes somos.
en el manejo gráfico y oportuno de un rico caudal de temas poéticos y cuando el bla -bla -bla cotidiano no basta, vamos a buscar un psi-
patrimonio de todos.
Lo que revela la expresión patrimonio de todos, es precisamente coanalista, que aún cuando calla nos brinda la esperanza de aprender
uno de los valores del gran Otro en el sentido de Lacan. quienes somos.
Una tesis de Lacan, a la cual espero haberlos habituado un poco,
Ese gran Otro, es también el Otro de la Ley, el Otro, se puede
decir, de la decencia, en tanto la decencia está hecha de prohibiciones es que el significante y el significado no son paralelos, no son homó-
e inhibiciones. Por eso es también lo que Freud intentó deslindar lagos, no son isomorfos.

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En segundo lugar, que' es equivocado pensar que el significante
está allí al servicio del significado, y que está allí para que uno pueda es abusivo hablar de lenguaje animal. Lo que distingue fundamen-
decir las cosas que tiene en mente tal como uno quiere decirlas. Siem- talmente el lenguaje animal y el lenguaje humano, es que el así. llama-
pre hay un intervalo entre hablar y querer decir. La tesis de Lacan es do lenguaje animal nunca es equívoco, mientras que esta equivocidad
que el significado es un efecto del significan te, y que los efectos de es constitutiva tanto de la lengua española como de la lengua francesa
y de todas las lenguas en que un pueblo condensa las experiencias, se
significado son creados por las permutaciones, los juegos del signifi-
cante. El sentido surge fundamentalmente de la sustitución de un puede decir, individuales que le interesaron. Es una idea difícil, pero
significante a otro. con la cual quisiera familiarizarlos, que todas las palabras, todas las
Interitaré escribirles en el pizarrón, la pequeña fórmula que Lacan expresiones, todos los idiotismos de una lengua han surgido de una
experiencia subjetiva. Leí, con agrado, en las obras de Rosenblat que
él también tiene esa impresión. Hay un artículo suyo muy hermoso
emplea a veces para decirlo:F~ 8 (+)s, con la que hay que entender sobre el nombre de Venezuela, y aunque sea una ficción, es una
que es de la sustitución de un significan te SI respecto a un significan- ficción hermosa, que fue la nostalgia por la Europa perdida, la que
te 82 que surge el plus (+), que debe entenderse aquí como un sur- dió origen al nombre de Venezuela -pequeña Venecia-. O también
gimiento por encima de la barra, como surge lo que aquí designamos ¿quién entre ustedes sabe el origen del vale que hace la escansión
simplemente como el significado o el sentido. Si leen el pequeño li- de' llamado al Otro del castellano de Venezuela? Pues bien, en el
bro de Beinhauer verán que esto es lo que él explica a su modo, sin fondo, en los cuatro volúmenes de Rosenblat, se ven todos estos
ser lacaniano, porque toma el lenguaje por el sesgo adecuado. Este estratos, todas las alusiones, datos de una lengua efectivamente nota:"
surgimiento de un sentido nuevo exige efectivamente que se perciba ble por su vitalidad. Para un lógico positivista hay siempre demasia-
el momento oportuno, y en eso el piropeador es excelente: en apode- das palabras en la lengua, pero; precisamente, la lengua está siempre
rarse dado el caso'-hay que entender caso según su raíz, caso es lo hecha de una plétora. En la lengua siempre hay demasiadas palabras
que cae- de lo que puede dar en su caída tanto el lapsus como un y singularmente al mismo tiempo nunca son suficientes para decir
destello de agudeza.
lo que se quiere decir.
¿De qué está hecha la lengua? La lengua, cuando se sigue lo que Rosenblat, por ejemplo, distingue tres vectores de creación
dice la etimología, la lengua sólo está hecha de agudezas. La lengua lingiiística en Venezuela: un primer vector que se llama el machismo,
es una acumulación aluvional de agudezas. Abran, al respecto, cual- al tercero lo llama el juego, y al del medio el alboroto. Así, en forma
quier diccionario .etimológico y se darán cuenta que el significado magnífica se despliega una redundancia extraordinaria que para el
nunca deja de deslizarse en relación al significante. Alguien, que teórico de la información aparece, fundamentalmente, como una
creo enseñó mucho tiempo en esta Universidad, que incluso es una actividad lujosa, una actividád excesiva y es precisamente en este
de sus glorias, y que debo decir que desde hace tres días me encanta, exceso donde se aloja el goce de la lengua. En 1950 dice, se habían
me refiero a Angel Rosenblat, cuya recopilación de cuatro volúmenes recogido unas treinta expresiones para nombrar el desorden, y dice,
que se llama Buenas y malas palabras en el castellano de Venezuela, hace poco encontramos unas cuarenta más; berrinche, bojote, guaran-
encontré llegando a Caracas, en la que encontré un sentimiento pro- dinga. Continúo pero estoy fascinado, deslumbrado, justamente por
fundo de la lengua que aquí, brevemente, y con recursos que no son este zaperoco de la lengua.
los de un etimologista, intento comunicarles. La lengua no es, en El francés es quizás un poco inferior al español en este punto.
modo alguno, lo que se intentó hacer con el esperanto. El esperanto Podría aquí' citarles estudios sobre el argot francés, donde la crea-
está basado en la idea de que el lenguaje descansa en una correlación ción lingiiística en base a homofonía es también rica. Tengo toda
unívoca entre el significante y el significado. Por eso es una lengua una lista de palabras argóticas populares francesas a partir de la
que nadie tiene ganas de hablar. Ven ustedes, al mismo tiempo, que raíz go, y después de todo, esto' puede compararse con lo que se
lee en Rosenblat.
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Entonces, lo que se llama, con una palabra que no le conviene, ideas establecidas. Pero es éste el camino de todas las cosas en este
el código de la lengua, -no le conviene porque no hay ninguna mundo. El sujeto que habla no es el amo y señor de lo que dice. En
correlación unívoca entre un significante y un significado-,10 que cuanto habla, en cuanto piensa que utiliza la lengua, en realidad es la
se llama el código, es toda la acumulación de formaciones significan- lengua quien lo utiliza a él, en cuanto habla siempre dice más de lo
tes en su función de creación de significado. Sólo hay algo nuevo en que quiere, y, al mismo tiempo, dice siempre otra cosa. Por ello la
el significado cuando hay algo nuevo en el significante. Aquí los que metáfora y la metonimia no dejan de entrecruzarse en el discurso, y
nos informan no son los especialistas de la comunicación, son los cuando hablamos somos siempre llevados más allá de nosotros mis-
escritores, los poetas, y también los poetas espontáneos que son, mos. Es incluso muy ofensivo para alguien tomarlo al pie de la letra
tanto las personas que hacen piropos, como los analizantes, los que porque siempre más bien hay que entenderlo más allá de lo que dice,
hacen su análisis cuando no se les impide, en nombre de una teoría puesto que es siempre más allá que yace el sentido, que el sentido
preestablecida, dar libre curSo a esas invencionse significantes que, está. Cuando el piropeador dice ¡Oh madre!, el sentido ahí también
me atrevería a decir, son la única cosa capaz de curar. En una Jengua, está en otra parte, pero, evidentemente, juega. En cuanto queremos
es todo un pueblo el que intenta atrapar su goce propio. ¿Se puede decir algo, y los profesores son personas que siempre quieren de-
acaso hablar de la vida del lenguaje? -en este término de vida suel.~n cir algo, en cuanto se quiere decir algo, se producen incidentes,
detenerse los filósofos habitualmente-: no es seguro; hay, es ver- nunca van bien las cosas. Por eso es mejor no ser un profesor dema-
dad, transform~ción. Pero no hay que olvidar que lo que vehiculiza siado serio; cuando se es un profesor demasiado serio, se termina
fundamentalmente el lenguaje es más bien la muerte. Sin el lenguaje, provocando risa. Por eso es mejor tener un poco de humor, el humor
cómo podríamos anticipar lo que nos distingue de todos los animalés, propio al significante.
de todos los seres vivientes, a saber que somos mortales. Debe hacerse En cuanto se habla, de hecho uno es hablado por la lengua. El
aquí una articulación entre este goce desesrerado de la lengua, y el descubrimiento cÍel inconsciente por Freud no es sino esto. Cuando el
saber que ella nos permite, que somos mortales .. psicoanalista invita al sujeto a hablar, el sujeto se descubre inmedia-
Evidentemente, hay cosas comunes entre el hombre y ·el animal, tamente él mismo hablado por la lengua, como lo ha estado desde
pero no ésta precisamente. Esto traza de todos modos los límites de siempre. Sería bueno darse cuenta que la diferencia entre el hombre
la psicología,·y por inteligente que sea, la rata de Skinner no tiene y el animal es que el hombre es un ser hablante. Esto ya sería bueno
setenta expresiones para nombrar el desorden. porque evitaría extrapolar los resultados obtenidos en la psicología
Fundamentalmente, el significan te es quien cava su surco en lo animal a la individualidad humana. Evitaría también, quizás, pensar
real y quien engendra el significado. Lo que es original es la sustitu- que sólo se es científico cuando se logra sacar del hombre resultados
ción significante. Basta una palabra en lugar de otra para que tenga- comparables a los que se obtienen en el animal. Por supuesto, hay
mos sentido y es lo que dicen muy bien Unamuno por ejemplo, o funciones que se prestan a la comparación. Pero si se evitan estas
AzoTÍn, que si no se crean nuevas palabras, si uno se queda en puris- diferencias, es porque se piensa que el· lenguaje es una propiedad
ta, pues bien, no hay que pensar que se tendrán ideas nuevas. Lacan entre otras, propiedad secundaria; mientras que el descubrimiento
es ciertámente un gran creador de palabras, un gran creador de signi- del psicoanálisis es que el lenguaje transforma al individuo humano
ficantes. Esto en un primer momento hace la dificultad de su lengua- hasta en su cuerpo, en lo más profundo de sí mismo, que transforma
je, pero es también lo que permite a este discurso perseverar desde sus necesidades, que transforma sus afectos. También evidentemente
hace treinta años, y RO haberse aún banalizado, resistir a la integra- es posible transformar a los animales a través del lenguaje, desde este
ción en el Otro de las ideas establecidas. punto de vista todos los animales de laboratorio son locos, como los
Evidentemente, a medida que se lo va exponiendo, como aquí, animales domésticos, todos son un poco neuróticos porque están en
en que uno trata de hacerla comprender, éomo yo lo hago, se trabaja nuestro baño de lenguaje. No es una tesis, me parece, que Konrad
al mismo tiempo para reasorberlo progresivamente en el Otro de las Lorenz, por ejemplo, negpría; él admite muy bien esta diferencia

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fundamental del animal doméstico y del animal salvaje. La domesti- muy distinta, en francés se diría algo así como ¡Oh, lala! que es
cación es una domesticación mediante nuestro lenguaje, el adies- marcadamente distinto al ¡Ay! Lo qué les muestra que cada lengua,
tramiento es eso. Nosotros estamos adiestrados desde el origen, por efectivamente, elabora hasta en los sonidos que somos capaces de
eso obedecemos tan bien toda nuestra vida, y nos ubicamos en los emitir, su particularidad. Se comprobó en una forma que satisfaGe
puestos que nos esperan. Por eso somos capaces de pasar horas o bien a los psicó]ogos,quiero decir que se observó que las capacidades
hablando con otros o bien escuchando a otros hablar. Sería pues vocales del niño muy pequeño son muy extensas y que, pocos meses
bueno darse cuenta que el hombre es un ser hablante. Hay que dar después, sus entonaciones asumen e] estilo propio de su lengua. Lo
un pequeño paso más y darse cuenta que el hombre es también un ser cual, entre paréntesis, nos muestra que la captura del lenguaje sobre el
hablado, por eso Lacan creó. este significante que quizás pasará a la ser humano empieza mucho antes de lo que imaginamos.
lengua francesa. Se los escribiré en el pizarrón: parletre -el hablante El descubrimiento inicial de Freud, el descubrimiento que cava
ser- pero no es tan bonito en español como en francés, habrá que un surco inolvidable, es que integró al lenguaje, integró a la conside-
buscar en la lengua española con qué bautizar auténticamente este ración científica, los olvidos, todos los fenómenos negativos del senti-
valor. Entonces, el hablanteser dice siempre otra cosa que lo que do, los agregó al sentido, no creyó que para razonar acerca d~lleri-
quiere decir, pide al mismo tiempo ser entendido más allá de lo que guaje, hubiese que tomar como modelo al académico. que da una
dice. El oficio propio del psicoanalista es escuchar al sujeto más allá cla,se; Pensó que lo que más decía, lo que más sentido tenía para el
de lo que dice. Es esto lo que llama la interpretación. Consiste en sujeto, eran precisamente los momentos en que su discurso podía
escuchar al sujeto no en lo que él cree decir, por ejemplo, de racional, desfallecer, deshacerse, caer y donde algo podía ser un error, una
sino en el deseo que fluye a través del significan te que emite. Lo trá- falta, un olvido; restableció la positividad de ese negativo.
gico en el piropo, finalmente, es que puede en el límite reducirse a A mí me gustan mucho los positivistas, diría incluso que sobre
la interpelación del Otro, a un simple vocativo. Es el intento, profun- todo los leo a ellos, y los tomo muy en serio, cuando son serios, pero
damente desesperado,de obtener un contacto con el objeto del no cuando no lo son, es decir cuando se imaginan enseñamos cuál es la
deseo, esa mujer cualquiera y, por eso mismo, absoluta. El piropo esencia del lenguaje. Del mismo modo, sólo tomo a Chomsky mode-
minúsculo, el piropo límite, el piropo mínimo ¿cuál es? En el fondo, radamente en serio; aún cuando la linguística transformaciona] ha
es quizás sencillamente decir ¡Ole! y ¡Niña! No puede ser aún más terminado recubriendo el planeta. Lo que distingue esta lingliística
pobre, y sin embargo, es en esa situación poético. Incluso encontré de la de Jakobson, es que Jakobson se interesaba por los poetas.
uno en esta recopilación que es aún más reducido, y que es enterne- Estoy convencido incluso de que se interesaría en el piropo. Con
cedor porque es al mismo tiempo una forma de suplir la falta que Chomsky, diré entre paréntesis, que ahora como se sabe es un filóso-
separa al sujeto del Otro y al mismo tiempo esto lo hace vibrar. Se fo, se convirtió en un filósofo idealista que repite en forma muy
trata, parece ser, de un joven sevillano que siempre ve pasar por la divertida a Descartes. Vino a París este año a jugar ese juego, y, con
calle a esa mujer distinta, y como ella es desconocida, puede decirse todo el respeto que se le debe a su descubrimiento, era bastante
que es siempre la misma, la ve pasar y exclama simplemente, con un divertido desde ese punto de vista. En e] fondo, Chomsky no esconde
acento dice el libro entre suave y profundo: ¡Ay! En su brevedad su juego, lo que le int~resa, lo que pone en el fundamento de la lin-
se siente al mismo tiempo que todas las significaciones más profun- gliística es el locutor-oyente ideal. Es decir, el locutor-oyente ideal,
das de la existencia están movilizadas. De una vez tenemos en él lo alguien que es una pura ficción, que pertenece a una comunidad
absurdo de Camus, lo trágico de Racine, la desesperación existencia- lingliística perfectamente homogénea, y que conoce sin ninguna
lista. Todo está en ese significan te que era sencillamente un suspiro, vacilación su idioma. Hay que ver hasta qué punto esta idea de un
muy difícil de hacer para un francés, por cierto, porque esta onoma- saber completo de la lengua es una ficción. Estoy persuadido que hay
topeya, corno todas las onomatopeyas, descansa en la matriz de la gente aquí que habla muy bien el español de Venezuela, sin haberle
lengua española. Una onomatopeya pasada de una lengua a otra es dedicado el tiempo que merece a la lectura de las obras de Rosenblat.

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Entonces, el locutor de Chomsky, es también un locutor que nunca los límites de su campo para ampliarlo a la consideración general del
tiene distracciones, que nunca tiene desplazamientos de atención, lenguaje. Y en París también, el afta pasado, tuvimos la visita del Sr.
cito aquí exactamente su libro Aspectos de la teoría de la sintaxis. Quine, ustedes saben que es el filósofo norteamericano más impor-
En el fondo, todo está dicho cuando se dice una sola palabra locutor- tante, aún cuando Chomsky le está pisando los talones. Entonces,
oyente. El valor del piropo, al contrario, es mostramos que el lengua- Quine, quien ha hecho excelentes exposiciones de la lógica proposi-
je en su forma excelsa se produce precisamente en la separación del ciona1, y de la lógica de la cuantificación, me encanta leer lo que
locutor y del oyente. El que habla y el que escucha es el mismo en escribe en ese campo, imaginó proyectar ésto para describimos la
Chomsky. Esto permite, indiscutiblemente, una linguística para la génesis del lenguaje en el nmo que seguiría milagrosamente su tratado
cual se utilizan computadoras, no es la linguística del lenguaje de lógica. Entonces, así como se pude admirar su tratado de lógica
en el cual un hombre habla a una. mujer. Está clarq por cierto que, cuando se trata de enseñar a estudiantes, del mismo modo me parece
el Otro de Chomsky, el Otro ideal, el otro al cual trata de acercar úna fantasmagoría imaginar que el desarrollo real del lenguaje en el
al hombre y a la muj~r al mismo tiempo, es la computadora. Es decir nifio sigue los títulos de los capítulos y los párrafos de su lógica pro-
que es una lingiiística, cualquiera sea su cientificidad, que supone la posicional. Debo decir que es una proyección, una ilusión, de la que
exclusión de la relación sexual. Por el contrario, la operación analíti- Piaget a su modo dió el primer éjemplo. Mientras que esta lógica es
ca ciertamente consiste en reintroducirla en el centro. Diré que lo que un producto cultural muy elaborado y muy reciente, es necesario un
se llama la transferencia en la experiencia analítica, es una especie esfuerzo absolutamente no científico para creer encontrar su nacimien-
de piropo del analizante al analista. Y si es muy importante que este to en el pobre nmo que no puede defenderse. En cuanto a la referen-
amor, este amor sin embargo auténtico, quede suspendido, pues bien cia, todo el problema del lenguaje es ése que nunca se logra designarla;
es para que resucite todo el discurso de amor que un ser humano en cuanto se quiere designar una referencia uno queda capturado entre
nunca cesa de dirigir al Otro desde que llega al mundo. En el fondo, metáfora y metonimia, las referencias se desplazan. Quine criticó
el locutor-oyente ideal de Chomsky, es lo que Lacan llama en otra muy bien, por cierto, 10 que sería el nivel último de la indicación, a
parte el sujeto supuesto al saber, el sujeto supuesto saber comple- saber, se muestra algo y se dice, eso. Pero eso es ya muy ambiguo, si
tamente la lengua, el sujeto supuesto saber siempre lo que dice, y digo eso ¿Qué estoy designando? ¿La mesa? ¿Su color? ¿La persona
este personaje, único, invariable, impecable, con el que se suefia, que está sentada en ella? ¿El papel? Aún en la indicación resulta
no existe. difícil saber cuál es la referencia, y cuando se utiliza el lenguaje, la
Entonces, se ganaría algo en la consideración científica dellen- referencia no se desvanece menos. Ahora bien, hablando estrictamen-
guaje si se partiera de esto, que Lacan formula sencillamente, y que te no hay una palabra adecuada para decir algo y es siempre en rela-
es una especie de verdad primera -se necesita cierto tiempo para ción a otros significantes que uno formula algo, por eso la matriz
decirlo pero es una verdad primera- y es que el malentendido es la mínima del lenguaje tal como la escribe Lacan es un significante y
esencia de la comunicación. El error de cierto número de ciencias que luego otro. El mínimo del significan te es dos, SI y S2 ; lo que en teo-
son legítimamente ciencias es, empero, imaginar que lo bien enten- ría de los conjuntos se llama el par ordenado. Lo divertido es que, en
dido es la esencia de la comunicación. Es una tradición ahora en la sus buenos momentos, Quine también lo sabe, y dice muy bien, en
consideración lógica del lenguaje, que es muy distinta a la lógica algún lado, que, finalmente, cuando se iritenta definir algo, siempre
matemática, es una tradición imaginar que el lenguaje tiene como se lo define a través de otra cosa y no se da cuenta que al decir esto
función asir en forma exacta una referencia. Digo que es comple- está evocando precisamente el desplazamiento esencial del significan-
tamente distinto a la lógica-matemática porque la lógica-matemática te, lo dice muy bien: La respuesta general a la pregunta qué es un A
es una ciencia muy interesante, respetable, que Lacan trata de utilizar es siempre que es un B. Es ésta una especie de agud~za del lógico,
para estructurar los términos de la experiencia analítica. Pero los lógi- que podría estar firmada por Lacan. El lenguaje-objeto es una ilusión.
cos, algunos por lo menos, salen de buen grado de su disciplina, de No hay lenguaje, hablando estrictamente, que se produzca sin que el

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efecto de sujeto no esté siempre ya allí. De la misma forma Lacan es distinto según la especie de cangrejos de la que se trate). Esto
dice No hay metalenguaje. Por cierto, hay metalenguajes lógicos, etc. interesó mucho a Darwin cuando los observó. Pensó que, sin duda,
Siempre se puede hacer funcionar una lengua con respecto a otra las hembras cangrejo se precipitarían sobre el macho que tuviese
como un metalenguaje. Pero en definitiva, hay algo que no se puede la pinza más grande. Finalmente, se encontró que, de hecho, la hem-
rebasar aún cuando se hacen lenguajes formales, es la lengua llamada bra identificaba al cangrejo de su especie por el tipo de signo que
materna, la lengua que se dice vulgar, que es siempre necesaria para hacía con su pinza. Dicho de otro modo, tenemos allí una relación
introducir los significantes formales, aún los más sofisticados. Hay sexual invariable, semafórica, y no se cesa de tratar de obtener en los
allí un límite insuperable, y encontré una cita de un gran matemático humanos una relación sexual de este tipo, ,pero es en vano. Se hacen
francés de principios de siglo que se llamaba Emile Borel, quien hizo montones de discursos para ordenar lo que precisamente se descubre:
un libro sobre la teoría de las funciones que hizo época en la ciencia. el desorden fundamental de la creación humana. Esto desde siempre
Decía: Los pretendidos sistemas enteramente lógicos descansan siem- ocupó a los hombres, por ejemplo Dionisio de Halicarnaso decía: los
pre sobre el postulado de la existencia de la lengua vulgar. Ese lengua- "hombres siempre intentaron ordenar aquello por lo cual los niños
je común a millones de hombres y con el cual se entienden más o vienen al mundo. Pero precisamente, en el animal eso ya está siempre
menos entre si (ven ustedes que Borel no estaba lejos de saber que el en orden, mientras que nosotros necesitamos siempre creaciones más
málentendido es la esencia de la comunicación). Ese lenguaje común o menos logradas para mimar la relación sexual que no existe. Por
nos es dado como un hecho que implicaría un gran número de circu- eso, en particular, necesitamos iglesias, que ocupan ese lugar, ese
las viciosos si hubiera que crearlo ex-nihilo. Creo que es una cita lugar de carencia. Y si la iglesia tiene esa fuerza, y esa resistencia en el
que tiene su peso, por ser de alguien que, precisamente, era un gran mundo moderno, es quizás porque sabe ser dócil a la estructura,
matemático. conoce la estructura, la explota en algunos casos. Cuando logra
Si me gustó y si me arriesgué a hablarles un poco del piropo, es moderar, al mismo tiempo que la suscita, la culpabilidad sexual, es
porque esta situación me parece ejemplar por la separación en que el porque comprendió bien desde hace tiempo los lineamientos del
sujeto que habla está con el Otro, el Otro que está allí fundamen- inconsciente, ciertamente para hacer otra cosa que el psicoanálisis.
talmente fuera de alcance, que está allí perdido. Destaca esta separa- Freud decía: hay dos cosas que amenazan al psicoanálisis porque éste
ción de los sexos que ninguna relación sexual logra nunca colmar; y las atraerá infaliblemente, ellas son los médicos y los sacerdotes.
destaca que el lenguaje viene a ocupar en su función de creación La mujer a quien se dirige el piropeador, es evidentemente una
espontánea o poética el lugar mismo donde esta separación surge. Por ficción, es todas las mujeres en una, y todas las mujeres en una eso no
eso Lacan formula una proposición, que puede parecerles difícil, existe. Todos los hombres en uno, eso puede existir, en todo caso es
pero de la cual el piropo les ofrece una imagen. Lacan formula no lo que se comprueba para Lacan en el psicoanálisis; pero todas las
hay relación-proporción sexual -espero que el traductor haya encon- mujeres es ése el sueño fundamental, sólo existe como ficción. Esa
trado una palabra que no sea relación rapport. En efecto, relaciones mujer tiene para el piropeador el valor exacto de su propia castración,
sexuales existen cuantas se quiera, pero lo que falta es una relación ti~ne el valor emblemático de un falo que siempre en sí mismo está
fija e invariable, como una proporción entre un sexo y otro, sobre los fundamentalmente perdido. Esta es la nueva del psicoanálisis, y no
rieles del instinto como se observa en el animal cuando no se lo ha se puede decir que sea una buena nueva, no es un Evangelio. El
vuelto demasiado loco. No hay relación sexual, proporción sexual psicoanálisis no promete ninguna arm.onía, no promete ningún
a nivel del significante. En el último número de la revista Omicar?, logro, ningún éxito, no promete colmar una falta, una carencia, que
daba como ejemplo de la relación sexual, las costumbres de los can- por el contrario está en la estructura. Por eso el piropo, a través de
grejos, en la que el macho de la especie posee una enorme pinza, mu- sus mayores elogios, es también una agresión, una agresión hiperbóli-
cho mayor que la otra y más gorda que él mismo, detrás de la cual ca en ocasiones; la ampulosidad de su alocución a la mujer es también
puede esconderse y con esta pinza hace movimientos (el movimiento correlativa de una destitución de su condición. Por eso puede formu-

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.larse como una ofensa y por eso entre el elogio y la ofensa hay una
zona indecisa. Pienso en ese piropo de esta recopilación en el que el
piropeador dice a la pir0l'eada: "Ladrona". Encontramos allí algo
que evidentemente está entre la injuria y el elogio. También lo vemos
en los piropos que sólo descansan en la desintegración del cuerpo
de la mujer, donde el elogio de partes especiales de su cuerpo llevadas
a un valor simbólico supone que no se dirige a una persona sino que
se dirige al valor fetichista de partes de su persona. En este sentido
tenemos que admitir que la sexualidad humana, a diferencia de la de
la rata (cuando la dejan tranquila), la sexualidad humana es fundamen-
talmente perversa. ELEMENTOS DE EPISTEMOLOGlA

Es esta la última de las tres conferencias que he sido invitado a


pronunciar.
En mi primera conferencia en este sitio los introduje a la obra y
al estilo de J acques Lacan y, aunque por falta de tiempo sólo expuse
la mitad de lo que tenía que decirles, pienso haber logrado transmi-
tirles una idea de los principios teóricos cuyo desarrollo ininterrum-
pido continúa desde hace treinta años.
En mi segunda conferencia, intenté hacer paradigma del ejemplo
del piropo, que improvisé para ustedes, a fin de transmitirles algunas
verdades primeras, y, sin embargo, desconocidas, sobre el lenguaje, en
patticul~r acerca de su función en la separación sexual, en el desvane-
cimiento de la referencia, en el malentendido de la comunicación.
Voy a dedicar esta tercera conferencia al tema de la ciencia, y
más precisamente a responder en todo lo que pueda al Prof. Cadenas,
a cuya invitación debo mi presencia aquí, ya se lo he agradecido, y
aprovecho para agradecerle nuevamente, y cuya reacción, luego de mi
última exposición, fue la de formular que, tal como yo la presentaba,
la teoría lacaniana parecía concluir en la imposibilidad del conocimien-
to. Muy bien. Después de todo la imposibilidad del conocimiento no
me asusta. Pues ~l conocimiento no es la ciencia. La diferencia entre
ciencia y conocimiento me parece fundamental en la epistemolo-
gía de Lacan, y aceptable mucho más allá del campo llamado del
psicoanálisis.

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Dividiré, por comodidad, esta conferencia en diez puntos que·· sea una generalización abusiva formular que las "formas primitivas",
recorreré sucesivamente, esto les muestra ya que ella tendrá otro esti- del conocimiento son todas erótiás. En última instancia, ellas inclu-
lo, otro tono que la anterior. so se confunden con las técnicas sexuales. Por eso la tesis de Lacan
que pareció, tal como la presenté, un poco abrupta, sorprendente,
I. Creo que se puede formular que la teoría del conocimiento que la mujer no existe, es ciertamente una tesis fundamental también
siempre tuvo, en la historia del pensamiento, un ideal, formulado de para la epistemología. Porque después d,e todo, ·este objeto que se
distintos modos, que es el de la unión del sujeto y el objeto. Más pre- quiere sea complementario del sujeto, en la teoría del conocimiento,
cisamente, la teoría del conocimiento clásica supone una co-naturali- es también una forma de domesticar a la mujer. La ciencia, hablando
dad del sujeto y del objeto, una armonía preestablecida entre el sujeto estrictamente, quiero decir la que nació como física-matemática a
que conoce y el objeto conocido. La teoría del conocimiento siempre partir del siglo XVII, y también las matemáticas que, ellas, nacieron
comentó el milagro de la adecuación del conocimiento guardando el mucho antes- desfasaje que es siempre uno de los grandes problemas
sitio de una cosa en sí, como diría Kant, incognoscible. de la historia de la ciencia, el intervalo entre el nacimiento de las
La ciencia se distingue de entrada del conocimiento, aunque sólo matemáticas y el nacimiento de la física-matemática-la ciencia,
sea por el hecho de que construye su objeto. Este principio, adviér- entonces, en este sentido estricto, supone por el contrario que no hay
tanlo, no es específicamente lacaniano. Es también el principio de co-naturalidad del sujeto y del objeto, que no hay tropismo sexual
Bachelard, por ejemplo, para quien el objeto y el instrumento cientí- natural en el hombre, que no hay ninguna estesia del sexo opuesto.
fico son una teoría encarnada, ésta es su expresión. Sefialaré, al pasar, Esto, por otro lado, es lo que demuestra esa estructura fundamental
que ocurre lo mismo con el inconsciente freudiano, en tanto que él del psicoanálisis, esa estructura que introdujo a Freud en su práctica, a
es aprehendido en el dispositivo nuevo de su práctica, él también saber, la histeria, y entre paréntesis, es ciertamente una de las tesis
realiza una teoría. ¿Qué teoría? Es ésta toda la cuestión. Este es un más sorprendentes de la epistemología de Lacan -que no tendré qui-
primer punto muy rápido que puede prestarse a discusión, y diré que zás tiempo de desarrollar aquí- que la estructura del discurso de la
no es específicamente ·lacaniano. ciencia no deja de tener relación con la estructura del discurso de
la histeria. En esto la proposición lacaniana de que no hay relación
11. El segundo punto es más preciso. Entonces, segundo punto. sexual (ratio) puede ser considerada como una condición, en cierta
Conviene advertir que todo conocimiento es fundamentalmente ilu- forma secreta, de la emergencia del discurso de la ciencia. En cierto
sorio y mítico, en tanto que no hace sino comentar la "proporción modo, los hombres que elaboraron el discurso de la ciencia en el siglo
sexual". Toda teoría del conocimiento tiene connotaciones sexuales.
XVII, de alguna forma, por algún lado, debían haber planteado la
Si quieren ejemplos, pueden ustedes pensar en la complementariedad proposición de que no hay relación sexual. Para los que conocen los
de Aristóteles entre la forma y la materia. Pueden también pensar en textos del Renacimiento, por ejemplo, y los que perduran del siglo
esa forma tan elaborada de conocimiento que es la astronomía china XVII y XVIII, de todos esos astrólogos, astrónomos, filósofos, saben
antigua que, en su conjunto, es un discurso sobre el macho y la hem- qué corte en el estilo, en el enfoque mismo de los problemas se obser-
bra, que ordena. no solamente los cielos sino la sociedad toda. Es uno va. Podríamos decir, al respecto, que el enfoque científico supone
de los ejemplos que toma Lacan en su seminario sobre Los cuatro una desexualización del abordaje del mundo, y para emplear una
conceptos fundamentales del psicoanálisis. Asimismo, pueden pensar expresión filosófica, una desexualización del ser en el mundo. El psi-
en la teoría, tan presente en los siglos XVII y XVIII, de la flogística, coanálisis no es de ningún modo un pansexualismo. El pansexualismo
antes de la emergencia de la química científica. Diré, ya que no pue- es, por ejemplo, la teoría deSchopenhauer,quese construye poniendo
do extenderme sobre todos los ejemplos históricos, que el conocimien- en su principio la vida, y más precisamente el instinto sexual que
to en tanto se distingue de la ciencia, canta indefinidamente las bodas animaría toda la naturaleza, así como todas las creaciones humanas.
imaginarias del principio macho y del principio hembra. No creo que Freud, torpemente quizás, pero en forma muy significativa, introdujo

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el término paradójico de instinto de muerte, y descubrió por interme- de la significación, a partir de la construcción de redes sistemáticas de
dio de la histeria que el Otro sexo, con una Gran A, el Gran A de la elementos en sí mismos desprovistos de significación, pero coheren-
exterioridad, el otro sexo es el A (Otro sexo). Aquí me contento con tes entre sí. Esta es una tesis que puede ser discutida, -que no exige
aludir a los trabajos de epistemólogos. Pienso que los que los conocen conocer en detalle toda la fraseología lacaniana- que la ciencia supo-
podrán juzgar la pertinencia o no de este resumen. ne la extinción de la significación. Es un error creer que la medida es
constitutiva de la ciencia. Matematización no quiere decir medición,
1I1. Tercer punto: Podemos preguntamos qué es lo que genera la y lo que lo testimonia entre otras cosas es, por ejemplo, la topología.
ilusión pansexualista. Me parece que la ilusión pansexualista, ilusión La topología es una geometría sin medición, donde no se trata de
que, dIgamos, cae con la emergencia del discurso de la ciencia, pero las distancias, de los alejamientos, donde no tenemos sino la red siste-
no antes, es algo, en este sentido, reciente. Lo que genera la ilusión . mática del significan te para soportar los objetos; los objetos no con-
pansexualista, me parece; es que toda la significación en tanto ima- sisten, no tienen otra sustancia que la de la red significante misma.
ginaria es fundamentalmente sexual. Todo lo que se dice y hace En los inicios de la topología, evidentemente, se representaron obje-
sentido termina, siempre, revelando no apuntar sino hacia una signifi- tos, por ejemplo, se representó ese objeto singular que es la Banda de
cación única que ocupa el lugar de la referencia, referencia que no "Moebius -es posible construirla ante ustedes- una cinta que en lugar
existe en el lenguaje natural, en la lengua materna, la lengua vulgar, y de unirla como un cilindro, se une después de haberla torcido, des-
esta significación, que ocupa el lugar de la referencia que falta, es pués de haberla hecho girar una vez 1800• Es un objeto curioso, pues
fundamentalmente fálica. Es ésto lo que da su interés y su valor a ese si uno pasa el dedo sobre el borde, el dedo aparece del otro lado de la
ejercicio de discurso tan antiguo que se llama la comedia, que consiste cinta de pápel sin haber atravesado ninguna frontera. Cuando se tiene
siempre en hacer reir revelando el objeto imaginario que todos los un cilindro y pasan el dedo, éste queda siempre del mismo lado, hay
discursos rodean, hacia el cual tienden, a saber, el falo. Hay un artícu- un derecho y un revés. En la Banda de Moebius ustedes pasan direc-
tamente del revés al derecho en que estaban. Es un objeto muy singu-
lo de Lacan al respecto, que fue pronunciado en Alemania en los
años 50, y que se llama "La Significación del Falo". De hecho hay lar que recién fue descubierto en 1860 por el matemático Moebius.
que entender que el falo es la significación, la Bedeutung fundamen- Es extraordinario, uno se pregunta por qué esta sencilla operación no
tal; puede parecer una idea un poco excesiva, pero no tanto si se fue hecha nunca antes de esa fecha. Es el primer objeto topológico,
piensa que alguien como Frege, que está en la fuente, en el origen de por otro lado, que Lacan aprovechó, para hacer comprender que qui-
la lógica-matemática, había formulado la teoría de que todo lo que zás no habría que contentarse con pensar que las cosas tienen siem-
se dice puededistribuirse en dos clases: La clase de las expresiones que pre un derecho y un revés, que el inconsciente está en el fondo y
tienen como referencia lo verdadero y la clase de las expresiones que el lenguaje está en la superficie, sino, por el contrario, que hay una
tiene lo falso como referencia. El imaginaba que el lenguaje tenía relación de banda de Moebius que hace que entre el derecho y el
como referencia los objetos cotidianos. Pues bien, la simplificación revés, en forma científica, la correlación y la continuidad sean pen-
que Lacan aporta a esta formulación, es la de decir que la referencia sables. Lacan aprovechó estos objetos surgidos del discurso de la
única es la significación del falo. Hay un discurso que escapa a esta . ciencia, los objetos topológicos, para estructurar la experiencia analí-
maldición -también se la puede llamar una bendición por cierto-, tica. No debe creerse que por estar en la experiencia analítica ante
pero en todo caso es una ley de dicción, que el falo siempre está allí, fenómenos que aparecen como paradójicos al sentido común, es
esto se revela en forma pertinente en el lapsus o en la agudeza, se imposible cientifizarlos; que lo que está en el exterior está al mis-
podría decir busquen el falo, nunca está muy lejos. mo tiempo en el interior no es simplemente una agudeza, es por
Hay, sin embargo, todo un discurso que escapa a esta ley. de la ejemplo, ese objeto que se llama la Botella de Klein, inventada
dicción, es el discurso de la ciencia. Pero precisamente, presten aten- por el matemático Félix Klein poco después de la invención por
Moebius de su banda. La botella de Klein materializa, matemáti-
ción, es porque este discurso sólo se constituye a partir de la extinción

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camente, esta relación del interior y del exterior que instala -si me parece tiene consistencia independientemente de la fraseología laca-
permiten la expresión- al exterior en el interior del exterior. Ten- niana, y que someto a la apreciación de los profesores y estudiantes
dría que disponer de más tiempo para resumirles los trabajos de que no son especialistas en Lacan. La ciencia supone la disyunción de
Lacan que ubican los principales términos del discurso analítico en lo simbólico y de lo imaginario, del significan te y de la imagen. Lacan
estas figuras topo lógicas. Diría que esto no es sino el abc de la topo- comentó a menudo los trabajos del importante epistemólogo francés,
logía, porque estos objetos pueden ser dibujados. La banda de Moebius Alexander Koyré, sobre Galileo, sobre Kepler, sobre Newton. Lue-
pued.en ustedes tenerla ante sus ojos. La botella de Klein no se pue- go de estas referencias, en un aparte, el Prof. Cadenas me decía que
de tener a la vista en sus tres dimensiones sino en una forma aproxi- la ciencia es algo que da lugar, por ejemplo, a la ecuación de la grave-
mada; pero aún se puede dibujar; luego, en la topología algebraica, ya dad. Es también éste el ejemplo al cual se conforma Lacan. Pero'la
no se dibujan objetos, lo que se llama objeto es pura creación del dis- emergencia de las ecuaciones claves de la teoría de la gravedad exi-
curso matemático. No habría entonces que tomar como criterio de gió, y es lo que señala Lacan, basándose en los estudios de Koyré,
cientificidad lo que las ciencias experimentales creyeron poder defi- exigió que desaparecieran todos los valores imaginarios atribuidos a
nir como su cientificidad propia. Tengo que decirles que todo lo que los movimientos de los astros. Exigió según la expresión de Lacan la
admitimos como disciplinas <;ientíficas en la facultad de Letras -la exterminación de todo simbolismo imaginario de los cielos. En el
sociología, la psicología- para un matemático o un físico resultan fondo, ¿cuál era el obstáculo epistemológico, para retomar la expre-
muchas veces un chiste. Sólo digo esto para que se sepa que el con- sión de Bachelard que se ha vuelto célebre? ¿Cuál era el obstáculo
cepto de ciencia es más complicado que simplemente tratar de ser epistemológico que hacía imposible la formulación de las ecuaciones
objetivo. Como decía Hamlet: "hay más cosas en la ciencia que las de la teoría de Newton? En Kepler por ejemplo. Que Kepler seguía
que crees Horacio". pensando que dada la eminente dignidad de los astros, su valor supe-
El destino de la ciencia está vinculado a la formalización, no a la rior, las órbitas celestes, las órbitas de los planetas debían tener una
medición; está vinculado al número en tanto que el número figura en forma perfecta; dada esta perfección el movimiento de los planetas
forma enigmática la presencia del significante en lo real. Volveremos no podía ser elíptico sino que tenía que ser circular. Esta teoría ima-
enseguida a ello. Lacan intentó formalizar la estructura que sostiene ginaria suponía más perfecto al círculo que la elipse, de allí la exigen-
la fenomenología de la experiencia analítica. Evidentemente, es una cia, podría decir, estética, imaginaria, de que el movimiento de los
estructura compleja, porque los fenómenos que se producen en la planetas fuese circular. Al respecto, la ecuación newtoniana sólo pu-
experiencia analítica dan, a primera vista, la impresión de que no do ser formulada a partir del momento en que se renunció a atribuir
pueden estar estructurados, y no obstante la metáfora puede estar cualquier significación imaginaria a los cielos; en que ya no se pensó
estructurada, la metonimia puede estar estructurada, el equívoco en la dignidad de los planetas, en que se renunció ala exigencia de
puede estar estructurado, la función del Otro en la delimitación del perfección para contentarse con ésos peqUeños símbolos que pueden
sentido puede estar estructurada. Es una hazaña si se quiere, en esta escribirse en hojas de papel, y que valen por la creación entera.
hazaña que consiste en captar con el discurso de la ciencia un campo En este sentido, la teoría científica exigió aferrarse del significan-
que la ciencia estaba dispuesta a dejar al oscurantismo, es decir, a te en tanto que separado de toda significación imaginaria. Lo diverti-
dejar como refugio de los fantasmas del conocimiento sexual. Por eso do, por cierto, es que esto no impidió a Newton escrutar ese libro de
pude decir, en mi primera conferencia, que la enseñanza de Lacan era la Biblia que se llama el libro de Daniel, y ese otro que se llama el
una enseñanza crítica y epistemológica, que va contra todos los dis- Apocalipsis de San Juan, para tratar de descifrar en el texto sagrado
cursos oscurantistas que encontraron refugio en la época de la ciencia el porvenir de la creación y el plan de Dios. Como hubieron muchos
en el embrollo psicoterapéutico. intentos de este tipo en esa época, y es la época del nacimiento del
discurso de la ciencia, pues bien el mismo Newton que por un lado
IV. Cuarto punto. Una vez más voy a formular una tesis que me podía exterminar la significación ceieste, la buscaba de algún modo

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escrutando, como un cabalista, el texto mismo de la Biblia. Esto no medio. Esta es una idea muy moderna y científica, que el significan-
se encuentra en Koyré, pero sí en Lacan porque él leyó el texto de te puede existir independientemente de un sujeto que se expresa por
Newton sobre el libro de Daniel. Tiene incluso 'el volumen de esa su intermedio. Un significante separado de su significación, un sig-
época. Todo ocurre entonces como si la significación que había sido nificante sin intención. A esto responde la matematización de la fí-
exterminada en los cielos hubiese encontrado refugio en el texto sa- sica. A esto responde también la invención freudiana del inconsciente.
grado. Newton en este sentido no es el que se piensa. Hay alguien, Hay significante independientemente del sujeto. Hay significante orga-
que escribió un artículo hermoso sobre Newton, que era un científi- nizado según leyes autónomas que funcionan independientemente
co, ese sabio bastante extraordinario que no era simplemente un eco- de la conciencia que el sujeto puede tener de él o de la expresión;
nomista, lord Keynes, quien se interesó mucho en Newton y poco es el sujeto más bien quien es un efecto de funcionamiento de las
después de la guerra escribió un artículo sobre el hombre Newton leyes significantes. Por eso Lacan dice, y depués de todo la historia
donde lo llamaba el Último de los astrólogos. Es ésta la paradoja que parece confirmarlo, que el psicoanálisis no era posible antes del adve-
se sitúa en el origen del discurso de la ciencia. Al mismo tiempo que nimiento del discurso de la ciencia.
elaboraba la física-matemática, Newton estaba apasionado por la as- El contexto científico en el cual nació el descubrimiento de
trología. Una tesis reciente publicada por el MIT, en 1975-1976, nos Freud tiene toda su importancia. Saben ustedes que Freud era el
dio a conocer una parte de los papeles de trabajo de Newton referi- alumno de Brucke, de Helmho1tz, es decir cientificistas alemanes que
dos a la investigación alquímica a la que Newton dedicó más tiempo sólo querían saber acerca del discurso de la ciencia, y el propio
que a sus investigaciones físicas. En el fondo, esto nos muestra al Freud permaneció toda su vida vida fiel a esta inspiración. Por eso
individuo Newton atravesado por el corte epistemológico; es esta ya el psicoanálisis puede ser considerado como la manifestación del es-
una indicación destinada a evitar que confundamos al individuo con píritu positivo de la ciencia en un ámbito especialmente resistente
el sujeto de la ciencia, en tanto vinculado al discurso de la ciencia. a la captación conceptual de la ciencia. En cierta forma esto siempre
se supo. No se puede confundir a Freud con Jung. Este, independien-
V. Punto cinco. Conocen sin duda la frase de Pascal, que tanto. temente de todos los avatares de la historia, rompió con Freud -lo
irritaba a Paul Valéry: "el silencio eterno de esos espacios infinitos que por cierto le valió tres años de seria depresión- porque regresó
me asusta". A Paul Valéry le fastidiaba mucho esa frase, la comentó con su libro "Las Metamorfosis de la libido" a lo que en la antigiiedad
como un hermoso poema, pero le parecía un poco melodramática. se llamaba "el alma del mundo". Esta teoría antigua, que no dejó de
Pascal fue también uno de aquellos a los que el corte epistemológico marcar su huella en la historia del pensamiento haciendo de la natu-
atravesó. Diría, al respecto, algo distinto a Paul V aléry. La frase de raleza toda, un ser.
Pascal acerca del silencio de los espacios infinitos testimonia un Es una intuición fundamental a la cual el romanticismo alemán,
efecto muy moderno, pues los cielos, la creación, no eran de ningún por ejemplo, dio toda su extensión; intuición antigua que encontró
modo mudos antes del advenimiento de la ciencia. Al contrario, los una nueva juventud con la filosofía de la naturaleza, y aun hoy, es al-
espacios, los cielos, la creación, la tierra, cantaban la gloria del Se- go de este orden lo que puso de moda Teilhard de Chardin. Siempre,
ñor, cantaban la grandeza de su plan. Es el discurso de la ciencia, a precisamente en la época de la ciencia, se encuentra gente que busca
partir del nacimiento de la física-matemática, quien hizo callar al lo que llaman un complemento de alma en estos saberes que no son
mundo, silencio que Lacan resume en una proposición, que pienso científicos, pero que al mismo tiempo son saberes, es decir, están or-
es bastante indudable, en la que dice que la ciencia supone que en ganizados. El alma del mundo, es precisamente ésto lo que el discurso
el mundo existen significantes que ya no quieren decir nada para na- de la ciencia apartó, es un movimiento que se encarna en la historia
die. Que podemos encontrar en el mundo significantes que se organi- con Descartes. Con él el espíritu científico, hay que decirlo se separó
zan, significantes que responden a leyes, pero que estos significan- del espíritu oscurantista del Renacimiento. El punto omega del padre
no están relacionados con un sujeto que se ·expresaría por su inter- Teilhard de Chardin era el gran significado que se suponía ordenaba

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el conjunto de la historia humana, y saben como yo, por otro lado, la En este sentido, la ciencia supone a Dios en dos formas. Primero,
parte de teología que permanece aún en el marxismo-leninismo. La supone a Dios tal como lo reconoció Descartes como el garante de
separación, de Bossuet y de Marx no se realizó plenamente aún. la verdad, es decir, como un elemento que no engafia. Ustedes saben
que hay una demostración muy precisa de Descartes sobre este pun-
VI. Punto seis. Con el discurso de la ciencia, Dios deja de hablar. to, siendo Dios perfecto', si mintiese esto sería una infracción a su
Está silencioso, incluso escondido, como lo decía Goldmann, hablan- perfección, y por lo tanto Dios, aunque esto sea un límite a su poten-
do de las tragedias de Racine, el Dios oculto. Está silencioso, escon- cia, no puede, empero, mentir. No poder mentir no es una impotencia
dido y calcula, como dice Leibniz quien está también en la emergen- sino por el contrario una excelencia de la potencia. Esta convicción
cia del discurso de la ciencia. Koyré, al igual que Kojeve, analizó la de que hay un elemento que no engafia es totalmente decisiva en la
relación que vincula la ciencia y el monoteísmo judeo-cristiano. Su ciencia, aun Avicena decía cosas de este tipo: "Dios al menos es ho-
tesis es que el discurso de la ciencia no era sin duda posible más que nesto". Tenía la cita exacta, aquí está: "Dios -decía- es vivo pero
en un contexto religioso donde se planteó algo totalmente nuevo y es honesto."
singular: la creación del mundo ex-nihilo por un gran Otro divino. La Pues bien, la idea de la honestidad de Dios no es simplemente una
creación ex-niMIo elaborada en el discurso de la religión permitía con- broma de Avicena y aunque se crea que no se cree en Dios, quizás
fiar en la experiencia natural, confiar en que a través de la experiencia se sigue creyendo en él de todos modos. Es por otro lado, lo que dijo
natural se pueden encontrar las huellas de una creación lógica. Es por Lacan un día en su seminario, en el que había más o menos cuatro
eso que la ciencia no es, quizás, tan atea como se cree. Por un lado, veces el número de personas que hay aquí, que estaba seguro que no
en el discurso de la ciencia, el significante no quiere decir nada en la
había un persona en la sala que, de hecho, no creyese en Dios. En
naturaleza; pero por otro, el significante está allí en la naturaleza or-
Dios como el elemento que no engafia. Este es el resultado de upa
ganizado según leyes; es por ello que la ciencia siempre está ligada a larga elaboración, esto no era obvio antes de la emergencia del dis-
la idea de que hay allí un saber en lo real, una red articulad a de sig- curso de la ciencia, que eso no engafiaba. Al principio, esto pareció
nificantes que funcionan en lo real independientemente del conoci- un acto de fe, y la elaboración filosófica de la perfección divina fue
miento que podamos tener de ellos. Aquí también, la historia de la un componente esencial del discurso de la ciencia; no hay que ima-
ciencia, a propósito de Newton, nos ensefia. Los cartesianos estuvie- ginar que la filosofía simplemente son cuentos en el aire, la filosofía
ron escandalizados por Newton. Consideraron que era un retorno tiene una importancia decisiva en la elaboración precisa del discurso
del oscurantismo porque -y éste también es un punto que Lacan de la ciencia. Es este el primer aspecto de Dios que evoqué, Dios ga-
epistemólogo subrayó- se preguntaban ¿Cómo pueden los planetas rante de la verdad, Dios que no engafia.
conocer las leyes de la gravitación de Newton? ¿Cómo pueden obe- Hay un segundo aspecto que es Dios como sujeto supuesto al
decer a esas leyes? Esto es por lo tanto un retorno a las cualidades saber. Esto es algo contra lo cual es imposible defenderse, en el mo-
ocultas que Descartes había eliminado. Al respecto, Newton dice mento en que una invención significan te toma cuerpo y se desarrolla,
que no fOIja hipótesis que serían ficciones. Con su pequefia articu- no podemos dejar de pensar que estaba allí desde siempre. Por eso,
lación significante, constata que ellas funcionan en lo real. Hay mu- muchas veces nos resulta difícil aprehender épocas anteriores o prin-
chas cosas que se constatan a~í y que después de todo no hay por cipios diferentes del pensamiento, porque las categorías en que esta-
qué comprenderlas, que evidentemente colocan a Dios en el hori- mos capturados nos parecen a menudo tan válidas que creeemos que
zonte ·de la ciencia. Se comprueba por ejemplo, que ciertas plantas siempre han estado allí. Pero en .fin, nada prueba que Platón, por
disponen sus hojas según la serie de Fibonacci, según el ordenamien- ejemplo, tuviese en lo más mínimo el sentimiento del yo q:ue tene-
to regular de esta serie de números inventada en el siglo XII. ¿Sa- mos nosotros desde que apareció el discurso de la ciencia. Nada nos
ben matemáticas las plantas? Todo lo que la física-matemáticas nos dice que la idea que podemos tener del goce es la de los epicúreo s y
ensefia es a constatar que hay allí un saber que funciona en lo real. la de los estoicos. Lo mismo ocurre con las· invenciones científicas~

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Voy a tomar el ejemplo más fácil: piensen en Cantor, que inventa allí O y 1, cada vez que hay O y 1, él invierte cada uno de ·los sím-
el infinito no enumerable. Lo inventa en matemáticas. No lo inventa bolos de la cadena diagonal. Demuestra así que siendo cada una de
por experimentación, no 10 inventa por medición, lo inventa en una las líneas infinitas, que este número diagonal no puede figurar en esta
experiencia, sin duda, subjetiva, una experiencia por la cual pagó, po- lista, y que existe así, en sentido matemático, el infinito como no
demos decir, con su razón. Como saben Cantor estuvo internado nu- enumerable, es decir, el infinito como no estando en esta lista. He
merosas veces en clínicas psiquiátricas. ¿Cuando Cantor inventa el aquí lo que nos da el paradigma de 10 que es lo real matemático, lo
infinito no enumerable dónde busca sus referencias? Esto es algo que real construido a partir de una experiencia puramente significante. Es
no se encuentra, en todo caso, en los manuales de matématicas, pero . un real que emerge a partir de 10 imposible, determinado por una red
si está mencionado en los escritos de Bourbaki sobre la historia de la de significantes, es un real que emerge por una forma de impasse en
matemática; y también lo encontramos en las obras y en las cartas fa formalización; es una especie de residuo de la operación significan-
de Cantor. Cantor busca sus referencias en la teología; hayal mismo te. Espero, con este ejemplo que supone, evidentemente, que se sepa
tiempo que una matemática de Cantor una teología de Cantor, por- un poco de matemáticas, hacerles percibir el sentido de la propo-
que para él el infinito no enumerable y la teoría de los conjuntos sición de Lacan, que es aparentemente paradójica, "lo real es lo
eran un medio para acercarse a Dios. Pensaba en el momento en que impo.sible" .
inventaba en forma significante el infinito no enumerable que él era Cuando digo que esto supone que se conozca un poco de mate-
el funcionario de Dios. máticas, quiero decir que en realidad esto puede explicarse en media
Poco importan aquí los excesos de Cantor, pero este movimiento hora en la pizarra, incluso a gente que nada sabe de matemáticas. No
que consiste en proyectar en un sujeto supuesto al saber lo que es digo esto entonces para hacerles pensar que es algo muy complicado,
una invención significante, es natural, evidentemente cobra cuerpo es en realidad el abc del significante.
para nosotros, deviene más y más verdadera; el infinito no enumera-
ble de Cantor es más verdadero ahorá que en el momento en que Vll. Punto siete. Descartes elaboró lo que podemos llamar el
Cantor lo inventaba; ahora que ha sido captado, absorbido, desarro- sujeto de la ciencia. Sabemos que la emergencia del sujeto cartesiano,
llado por el discurso de las matemáticas. Esto exige siempre, eviden- del sujeto que dice "pienso-soy", constituye un corte en la historia
temente, el consenso de la comunidad de los matemáticos. Evidente- del pensamiento. Este corte fue identificado como tal, en todo caso,
mente, en este caso la función de la transmisión es esencial, y es la- en la historia de la filosofía. Y es un error pensar que Descartes en
mentable que la comunidad de los psicoanalistas en vez de pensarse el cógito funda la identidad yo, yo, yo. El cógito cartesiano es algo
sobre el modelo de la colectividad de los científicos, de la comuni- diferente al yo como función de síntesis que los psicólogos ponen
dad de los matemáticos, sea pensada como una comunidad eclesiásti- a prueba. Es un abuso extender la identidad específica del cógito
ca, y ella, por cierto, ha hecho mucho para demorar la difusión del cartesiano a toda la esfera psíquica, a todos los actos, a todos los
espíritu positivo de la ciencia en el psicoanálisis tal como Lacan, movimien·tos, a todas las representaciones de la esfera psíquica.
después de Freud, lo desarrolló. Mientras que el cógito cartesiano, en su emergencia, es correlativo de
Hay que volver un momento a la invención de Cantor, invención un momento muy destacado, y Lacan, muy próximo al texto de
científica. Ustedes quizás saben cómo Cantor, inventa, demuestra la Descartes, y de un modo que no es contradictorio con la lectura más
existencia de este infinito no enumerable. Ustedes saben que empieza rigurosa que se ha hecho de las meditaciones cartesianas, la del histo-
construyendo un cuadro que incluiría todos los números entre O y 1. .riador de la filosofía Martial Guéroult, Lacan entonces, descifró
Por hipótesis. Luego, construye un número tomando la diagonal de las primeras meditaciones de Descartes en este sentido. Ustedes co-
su cuadro, es el proceso que se llama la diagonalización de Cantor, nocen pienso, -aunque sólo sea de oídas- la función de la duda hi-
toma el número que está en diagonal en su cuadro y cambia en cada perbólica en Descartes: ¿cuál es? el vaciado de la esfera psíquica, el
sitio el símbolo que figura en él. Podemos contentamos con escribir vaciado del universo de las representaciones, el vaciamiento de todo

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forcluída, rechazada al exterior, lo que hace que la ciencia se pre-
lo que es imaginario. El cógito en su identidad sólo surge como el re-
sente efectivamente como un discurso sin sujeto, como un discur-
siduo ineHminable de esta operación de vaciamiento. En este sentido,
so impersonal, como el discurso del sujeto supuesto al saber en per-
para seguir la agudeza de Lacan al respecto, la evidencia es la de un sona.
sujeto vaciado (vidé-evidé), que no existe para nada como una esfera y los profesores, entre los que me cuento, los profesores se presentan
que implicaría montones de representaciones, de cualidades y propie- siempre como los representantes del sujeto supuesto al saber. Esto
dades diversas, sino como un simple punto, un punto evanescente, ya se siente especialmente en la universidad, tanto en Caracas como en
que como dice Descartes "yo soy, yo pienso" pero ¿cuánto tiempo?, Bruselas, los profesores hacen como si formularan enunciados que
sólo en el instante en que yo pienso. fueran carentesde enunciación, y se muy bien que cuando se dice
Este es un sujeto que en su punto de emergencia no es de ningún demasiado yo, y cuando uno se pone a sí mismo en la balanza, eso
modo una sustancia, sino que por el contrario, es un sujeto comple- siempre parece una infracción al discurso de la ciencia, a su imperso-
tamente desustancializado, que de ningún modo es un alma, que no nalidad. Pero ocurre que el psicoanálisis no se ensefía como las otras
está en relación con ninguna naturaleza, un sujeto desamarrado de disciplinas. De hecho, es en el discurso de la ciencia donde podemos
todas las adherencias naturales. Este sujeto que ha cortado con todas verdaderamente encontrar al sujeto de Chomsky que mencionaba en
sus adherencias naturales, con toda significación que no sea el residuo mi anterior conferencia, el oyente-locutor ideal que conoce perfec-
puntual y evanescente donde el pensamiento y el ser hacen uno; este tamente los rodeos de su lengua y que transmite, se espera, sin equí-
sujeto es estructuralmente el agente del discurso de la ciencia. Es este voco. En todo caso, lo que Chomsky formula, es el ideal de la lengua
sujeto el que a continuación pone en acción a un significante en su científica, y en modo alguno la lengua que se habla y la lengua que
relación con los otros significantes, es a partir de este sujeto que se nos habla. Por cierto, se observa en la historia misma de la ciencia, lo
puede simplemente confiar en las letritas del álgebra. Letritas que no que podríamos llamar "retornos del sujeto"; se observa particu-
son palabras, letritas que no están capturadas en la metáfora y la larmente cuando uno cree poder identificarse con el sujeto supuesto
metonimia, letritas que están separadas de la significación. Es asimis~ al saber. Piensen en Frege, quien creyó poder matematizar en forma
mo este sujeto, que es correlativo de la extensión cartesiana, esa integral la lógica clásica, quien pensó alcanzar en este sentido una len-
extensión tan singular que es enteramente exterior a sí misma, como gua escrita, perfecta, sin equívoco y total. ¿Saben ustedes qué le
decía Merlau Ponty: "sin sombras y sin escondites", esa extensión ocurrió a Frege? Uno de los grandes dramas de la historia de la cien-
enteramente manipulable, que es efectivamente el punto sobre el que cia, cuando iba a publicarse su segundo tomo, cuando ya estaba en
descansa el discurso de la ciencia. Les recuerdo que Descartes no per- la imprenta, recibió una carta de Bertrand Russell diciéndole que le
manece en este punto del sujeto, sino que inmediatamente lo descu- parecía muy bien, pero que había una pequefía paradoja en el prime-
bre correlativo del Otro, del gran Otro divino, sujeto supuesto al ro que lo echaba a perder todo; una paradoja muy corta, cabe en un
saber que garantiza la manipulación automática de esas letritas del párrafo, en unas cuantas líneas, y en el fondo Frege pasó los últimos
álgebra. Deberé quizás, en lo que sigue, apurarme un poco, pues veinte afíos de su vida rumiando ese hecho significan te. Allí tenemos,
nuestro traductor me ha informado que debe irse a las 5:30 hs. esa especie de lapsus interiores al discurso de la ciencia que en un
momento hacen vacilar todas las certidumbres. Tenemos aún otro
VIII. Punto ocho. Lacan formula, 10 cual puede parecerles paradó~
ejemplo en la historia de las matemáticas, que es, por excelencia, el
jico, que ei sujeto del inconsciente freudiano, ese sujeto que aparen- lugar donde debería constituirse la certidumbre perfecta del discurso
temente es muy distinto de un cógito, es el sujeto de la ciencia, es el de la ciencia, tenemos otro ejemplo célebre, el teorema de Godel.
sujeto puntual y evanescente de Descartes. Aquí tenemos que distin-
Cuando Godel formuló su teorema, pareció de golpe derrumbarse
guir dos cosas. En primer lugar, este sujeto de la ciencia que emerge
toda esta garantía dada por el Otro al manejo de las letritas que había
con Descartes, al mismo tiempo que emerge es rechazado del discurso
empezado con Descartes. Esto es entonces simplemente para evocar
de "la ciencia, es a la vez una de sus condiciones, pero una condición
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el discurso de la ciencia en tanto que él rechaza al sujeto, y que tam-
bién, en ocasiones, el sujeto fractura su consistencia .. educación, una educación que buscaría llevar al sujeto sencillamente
En segundo lugar, el sujeto del inconsciente en el sentido de Lacan, a identificarse con ellos; quiero decir que se creen sin más el bien
soberano.
no es sino el sujeto del significante, es decir, el sujeto de la ciencia,
Lacan formuló cosas como éstas, aunque, claro, con ello obviamen-
pero recuperado en un campo científico como el sujeto que habla.
te no se ganó amistades entre los analistas. Porque si algunas veces es
Es un sujeto integralmente vehiculizado por el significante; lo que
acerbo con los que practican otras disciplinas, lo es ciertamente me-
distingue al psicoanálisis de todas las iniciaciones, de las ascesis
nos que con sus colegas. Lacan también formuló que la experiencia
contemplativas que se conocieron en la Antigtiedad, incluso de las
vagas manipulaciones corporales que están hoy en día nuevamente de psicoanalítica no consiste en la identificación del paciente con el ana-
moda, de todos esos ejercicios mediante los cuales se trata de liberar lista, sino al contrario en la evacuación de la función del sujeto
al sujeto de su pena, de alentarlo, de sugestionarlo, de estimularlo, lo supuesto al saber; hay una sola práctica que podría verdaderamente
que distingue al ejercicio psicoanalítico de toda iniciación, es preci- llamarse atea, y es el psicoanálisis. Por eso el psicoanálisis interesa
samente que el sujeto para que el psicoanálisis opere no tiene por qué tanto a los sacerdotes. Presenciamos, evidentemente, todo lo contra-
entregarse a la más mínima preparación mental, a la más mínima rio; vemos por ejemplo a psicoanalistas, incluso de la escuela de
ascesis. Por el contrario, el sujeto del psicoanálisis debe venir sin pre- Lacan, como la llamada Fran~oise Dolto, explicar a la muchedumbre
paración, ofrecerse al ejercicio sin ninguna purificación previa, debe que el primero de los psicoterapeutas fue Jesucristo, lo que no le gus-
acudir regularmente a sus sesiones, podemos decir en formaburocrá- ta ni a los psicoanalistas ni a la Iglesia. Pero, he aquí lo que después
tica, y decir todo lo que le pasa por la cabeza. No debe preparar de treinta años de discurso de Lacan se vuelve a oír en París. Esto nos
hermosos discursos, no es purificarse mediante el lenguaje, sino por el deja escépticos evidentemente acerca de los efectos que se pueden
contrario entregar en desorden el material. ¿Y cuál es la operación obtener haciendo teoría. Son ya las 5: 30hs. y me faltan aún dos pun-
propia del psicoanalista? Garantizar que todo este material entregado tos, los evocaré brevemente.
en desorden tiene una causa. En este punto el postulado fundamen-
tal del psicoanálisis es determinista. Todo tiene una causa. Es una de IX. Este punto está destinado a mostrarles cómo Lacan estructu-
las dos formulaciones del principio de razón suficiente, que sólo sur- ró, en la experiencia analítica misma, estas paradojas de la comunica-
gió con Leibniz; una vez más se trata de un principio ligado al discur- ción que subrayé en mi anterior conferencia, y que efectivamente
so de la ciencia, y que por otro lado Heidegger comentó en un librito hacían decir al Prof. Cadenas que volvían al conocimiento, imposible.
que se llama "El principio de Razón". Por eso en la operación psi- Pues bien, me hubiera gustado mostrarles cómo Lacan en este campo,
coanalítica el psicoanalista hace de sujeto supuesto al saber. El evidentemente tan difícil, trata de estructurar estas paradojas. Es
se coloca en el lugar del sujeto supuesto al saber, para permitir la cierto que hay con que perder la razón en el equívoco generalizado, y
operación analítica. Es un lugar muy peligroso, porque puede llevar sin embargo, este equívoco generalizado tiene una estructura.
al psicoanalista a identificarse al buen Dios. Es lo que, efectivamente,
comprobamos en la historia del psÍ\.:oanálisis; los psicoanalistas, por X. Punto Diez. Me hubiera gustado mostrarles, acostumbrarlos a
un lado, se identificaron gustosamente con la divinidad, tienen inclu- la fórmula de Lacan que dí, en forma un poco abrupta, "la mujer no
so una infatuación muy especial puesto que como por función se existe". Es un muy buen ejemplo, porque Lacan trata, precisamente,
supone que saben~ no se sienten obligados a s.aber nada; quiere decir de escribir esta paradoja en forma lógica, quiero decir tomando pres-
que pueden muy bien nadar en la ignorancia, yeso no impide que tados los medios de la lógica matemática. Porque no hay que creer
siendo su posición la del Otro en la experiencia, ellos se consideren que la lógica es simplemente lo que uno aprende en las primeras cla-
perfectos. Se consideran en ocasiones como el modelo de su paciente, ses de la universidad, con el principio de contrad"icción, y q~e allí
como su ideal, confunden en ocasiones la cura psicoanalítica con una donde el principio de contradicción no es válido, no hay ya lógica.
Es un error. Al contrario, existe algo como la paradoja de Russell que
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era necesario elaborar; hay lógicas inconsistentes, basadas en la nega- '
ción del principio de contradicción. Se puede muy bien hacer funcio-
nar una lógica matemática negando el principio de contradicción -si
hay aquí lógicos pienso que no me desmentirán- espero que no me
desmentirán puesto que la elaboración de las lógicas matemáticas
inconsistentes y la lógica del significante de Lacan, esa lógica que
conviene al inconsciente, que no conoce la contradicción como decía
Freud, la lógica lacaniana del significante es una lógica inconsistente,
todo el álgebra de los términos de Lacan gravita en torno a la inconsis-
tencia: Pues bien, espero que los lógicos venezolanos, si los hay aquí,
no me ,contradirán puesto que la elaboración de las lógicas matemá- LA TRANSFERENCIA DE FREUD A LACAN
ticas inconsistentes se hizo particularmente en América Latina. La
escuela brasileña, la escuela argentina y la chilena de lógica matemá-
tica, cuyo reciente simposio fue publicado, hace dos años, en la gran
colección de lógica de North Holland, demostraron todos los recursos El tema de hoyes la transferencia de Freud a Lacan. Es ésta una
que podemos encontrar desde el punto de vista matemático en las expresión ambigua. -.,- ~
lógicas inconsistentes. Lo que permite ver que hay más cosas en las Se trata en primer lugar de la tral}sferenE1L!:1l.gnto es elJ~rI1]i~9.
ciencias que las que uno imagina. Resulta que Lacan elaboró una ~concept~~~J.~gú!!. el consenso de los psicoanalista~ el11Jodu~
lógica inconsistente del falo; que consideró, muy fiel en esto a su opet:andi del psicoanálisis, e~_..!:~.?orte mi~m~..,~~._1~
...
5?~,~~),_~~
,.m9J2!
maestro, Juanito, que el falo podía ser considerado como un predica- terapéutico y el principio mismo de su p...Q,!ler. Acentúo el hecho de
'do, y logró ordenar las paradojas freudianas de la castración a partir que hay consenso entre los psicoanalistas pues es un hecho lo sufi-
de una lógica inconsistente del predicado falo. Esto es algo que puede cientemente raro como para que valga la pena subrayarlo.
muy bien exponerse; pero siendo ya las 5:35 hs. debo interrumpir a La conceptualización de la transferencia de Freud a Lacan expe-
fin de permitir un intercambio de preguntas. Gracias. rimentó un cambio. Es también éste un hecho lo suficientemente im-
portante como para ser subrayado, y si me permiten la expresión, co-
mo para que la buena nueva se difunda. Esta conceptualización ha cam-
biado y, no obstante, la conceptualización lacaniana es al mismo
tiempo estrictamente freudiana. Intentaré demostrárselos en el
transcurso de estas dos conferencias.
Lacan pon~ en el(und~mento de la transferencia una funció!).,
inédita en!'re'!9, la del sujeto supuesto al sa'p~r. Buscarán en vano
esta función en la teoría freudiana de la transferencia y quisiera
explicarles lo que la legitima. Ello exige hacer un rodeo en relación
a la conceptualización de la transferencia en la historia misma del
psicoanálisis. Pero también nos obliga a dar cuenta de'la transferencia
que nos hace poner hoy a Lacan en el lugar que antes fuera el de
Freud: el que sabe de qué se trata en la experiencia del psicoanálisis.
Para aquellos que tienen acceso a su enseñanza esta experiencia tiene
un acento de verdad que es inimitable.
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A quienes han leído a los analistas contemporáneos de Freud y gira en torno. Busqué en el Diccionario Littré, el más completo de
sus alumnos, y también a los ana listas de hoy, les hago una pregunta: la lengua' francesa y de su etimología, el sentido preciso de esta
¿No tienen a menudo la impresión de que estos psicoanalistas, al palabra, como hay que hacer a menudo con los términos de Lacan,
mismo tiempo que utilizan las palabras de Freud para relatar su esta- y encontré este ejemplo literario para comprender el término pivo-
día en el campo que Freud fue el primero y el único en descubrir, te, es una frase tomada de Madame de Sevigné: "aquí, tenemos
que estos psicoanalistas muchas veces dan por supuestas las cosas? muchas distracciones, pero allí donde no las tenemos, siempre gira-
Nos aseguran que la castración, la pulsión, la transferencia ellos las mos sobre el mismo pivote". No sé si en la experiencia analítica hay
han encontrado, las han manejado, y nos aseguran que efectivamente, siempre muchas distracciones, pero lo que verificamos, rápidamente,
son tal como Freud dijo. Pero, nosotros, no siempre estamos seguros es que, efectivamente, se gira siempre en torno al mismo pivote.
de que los analistas hayan ido exactamente al mismo lugar que Lo interesante es que el sujeto supuesto al saber sólo interviene
aquel adonde fue Freud. Son como viajeros que lleg;m de lejos y nos en la teoría de Lacan en una fecha relativamente tardía, hacia los
dicen: sí, sí vimos cómo era eso. No estamos demasiados seguros de años 64-65. Encontrarán su emergencia precisamente en el texto
que se hayan dado cuenta de lo que ocurría allí; en todo caso es del Seminario XI, llamado los Cuatro Conceptos Fundamentales
un hecho que Freud, con respecto a los que seguían sus huellas, del Psicoanálisis, en el capítulo 18. ¿Cómo se comprendió este
conservó una ventaja, que sigue teniendo, que se detecta en el hecho término? Se creyó que el' imalizante comienza suponiendo que el
de que los psicoanalistas siempre están articulando su experiencia con analista detenta el saber que le concierne, que progresivamente des-
los mismos términos que nos dejó Freud, y que siempre vuelven a cubre que no es así, pero que el análisis se establece sobre la base de
examinar la letra inagotable de sus escritos. Además está Lacan, esta suposición. A grosso modo esta es la vulgata que se difundió a
quien volvió al texto de Freud, que tomó incluso como slogan a propósito del sujeto supuesto al saber y que como ven, no explica
comienzos de los años 50 el "retorno a Freud", pero que, con el gran cosa. Para aprehender en su concepto verdadero el sujeto
correr del tiempo operó de tal manera sobre el texto de Freud, que supuesto al saber como pivote de la transferencia, es necesario cono-
hizo surgir de él una temática, una conceptualización e incluso una cer precisamente a qué problema de la teoría freudiana corresponde
formalización inédita. Los término~ que introdujo ya se trate del su introducción, que nada tiene de gratuito.
Otro con mayúscula (A) o del sujeto supuesto al saber, son todos Por ello empezaré evocando, brevemente, la teoría freudiana de
coordenadas hasta entonces desconocidas, que permiten encuadrar la transferencia. ¿Dónde la encontramos? La encontramos primero en
mejor los fenómenos que se producen en la experiencia analítica. los textos reunidos bajo el título de "Escritos sobre la Técnica".
Es necesario decir que en torno a Lacan, como en torno a Freud, hay Estos textos son de 1911 -1915; antes también la encontramos, fu-
mucha gente que sigue su enseñanza y que no da facilmente la impre- gazmente, en la ciencia de los suefios, en el caso Dora y aún podemos
sión de haber penetrado en aquello de lo que se trata y que, sin em- encontrar sus huellas en los "Estudios sobre la Histeria". Además de
bargo, la repite con gran convicción: o sea, que allí yace una gran los "Estudios sobre la Técnica" hay que conocer también "Más allá
verdad. Al respecto, no por haberse convertido en Francia la catego- del Principio del Placer" e "Inhibición, Síntoma y Angustia".
ría del sujeto supuesto al saber en uno de los términos más populares En la historia del psicoanálisis hay una evolución de la técnica
de Lacan, es por ello mejor aprehendida. psicoanalítica; Freud lo destaca en el capítulo 3 de "Más allá del
Primero, quiero indicarles una frase de ~ que nos servirá de Principio del Placer"; En primer lugar dice, el psicoanálisis era esen-
punto de referencia: "El sujeto supuesto al saber es para nosotros el cialmente un arte de interpretar; corresponde, podríamos decir, a la
pivo!~ con respecto al· cual se articula_todo lo que tiene que ver con Edad de Oro del psicoanálisis, a esa maravillosa apertura, obseIVen
la transferencia". "Pivote" es una palabra interesante que puede los casos más conocidos, de un territorio desconocido en que de una
. designar ese trozo de metal o de madera sobre el cual gira algo, y, en vez y con facilidad, el síntoma se ofrecía al desciframiento y, como
forma figurada, señala el sostén principal de algo, de una cosa que por milagro, se desvanecía después de curas cuya brevedad, muchos,

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sin duda, echamos de menos. Las curas podían ser, en esa época, un
paseo con Freud en el jardín y seis meses podían parecer una dura- ne ninguno de los efectos de interpretación a partir de burdas inter-
ción muy grande. La Edad de Oro se perdió muy pronto y Freud venciones de este género. Es éste entonces el paraíso perdido de los
sefi.ala que llegó a tener que analizar las resistencias. En el fondo es inicios del psicoanálisis. Vamos a ver también· con el sujeto supuesto
como si este inconsciente al principio abierto y en cierto modo dócil a al saber en qué sentido el psicoanalista y su discurso forman parte del
la intervendón del psicoanalista, hubiese progresivamente retroce- inconsciente mismo.
dido, se hubiese vuelto rebelde a la intervención psicoanalítica. Si Para simplificar las cosas, antes de tomar el texto de Freud, verán
Freud se dedicó esos afi.os 1911 a 1915 a estudiar la técnica psicoana- ustedes que hay (se los diré pero espero que lo verifiquen en el texto
mica fue para responder a la dificultad que representaba el comienzo de Freud, no les pido que crean sólo en mi palabra), tres formas,
de un ci~rre del inconsciente. También en el capítulo 3 de "Más all~ distinguidas por Freud, de transferencia, que encontramos dispersas
a través de los textos.
del Principio del Placer" Freud introduce una tercera época que vere-
mos, un poco más adelante, a qué.lléva. La primera forma es la que identifica la transferencia con la fun-
Si hay una evolución de la técnica psicoanalítica, la misma no ción de repetición. La segunda identifica la transferencia con la resis-
debe ser entendida de igual modo que la evolución, la transformación tencia. La tercera identifica la transferencia con la sugestión. Diría
de las técnicas. Ya no se construyen las casas ni las autopístas como que lo que Lacan trató de deslindar con el sujeto supuesto al saber
antes. Todos los días vemos que las técnicas se perfeccionan ¿El es el pivote a partir del cual giran estos distintos aspectos de la trans-
modo de evolución de la técnica psicoanalítica es del mismo tipo? ferencia, que Freud había despejado. Diría que éstos pertenecen a los
Por supuesto 'que no. Si la técnica psicoanalítica evolucionó, no fenómenos que se producen en la experiencia analítica, mientras que
tengamos miedo de las palabras, es porque el inconsciente mismo el sujeto supuesto al saber es de otro orden que el de los fenómenos,
evolucionó. Hay una historia del inconsciente, puede parecer fantásti- es del orden, hablando estrictamente, de un fundamento transfeno-
ménico de los fenómenos de la transferencia.
co decir algo así si uno está convencido que el inconsciente es una
especie de energÍa vital que sería tan estable, tan fija como la gravitª- Vayamos pues a la historia freudiana de la transferencia que voy
ción del universo. Pero, se entiende meior si se admite, como Lacan,
que el inconsciente está estructurado como un lenguaie v que 1.ª a esta cuestión, y les daré una especie de resumen de él.
a evocar brevemente.
Encontramos Consagréde un
el término curso de un
transferencia afta en por
empleado Vincennes
Freud, , ,
intervención del psicoanalista en el inconsciente es de naturaleza tal
que puede modificarlo. desde la ciencia de los sueños, Ubertragung se le dice desde La ciencia
Algo distingue a Freud de todos los analistas que vinieron des- de los sueños. ¿Cuál es su uso? A propósito de la psicología de los
pués de él: él no repetía una teoría, la elaboraba en forma auténtica procesos del sueño Freud explica cómo el sueño se apodera de lo que
a partir del discurso mismo de sus pacientes. No hay mayor teórica llama los restos diurnos, los recuerdos de lo que ocurrió el día ante-
del psicoanálisis que Anna O., la histérica, quien inventó ese término !1or, cómo el sueño se apodera de estos elementos para montarlos
de "talking cure", la cura por la palabra. Freud sólo lo recogió de su con un valor distinto, con una significación distinta a la del momento
boca. Ella fue quien lo guió a la entrada del psicoanálisis. Uno siem- de su primera emergencia. Son entonces formas vaciadas de su senti-
pre se asombra al leer los primeros textos, tan frescos, de los prime- do, muchas veces son incluso insignificantes y el deseo del sueño las
ros psicoanalistas, de la sencillez de sus interpretaciones y de los inviste con un nuevo significado. Allí es donde Freud habla por
efectos milagrosos que producen, que, podemos decir, están muy primera vez de transferencia de sentido, de desplazamiento, de utili-
lejos de lo que se puede obtener hoy día. Pueden ustedes intentar zación por el deseo de formas muy ajenas a él de las cuales se apodera,
obtener efectos milagrosos sobre un sujeto diciéndole que estaba a las que carga, infiltra y dota de una nueva significación.
enamorado de su madre; eso no le hace ningún efecto. Esto es muy importante, aunque luego el término de transferen-
El paciente lo sabe mucho antes de que se lo digan y no se obtie- cia tome un significado mucho más especializado en Freud. Se trata
aquí de los disfraces del deseo que, permaneciendo inconsciente, se'
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expresa apoderándose de las representaciones más anodinas. Se gen a la idea de que la transferencia es ante todo un fenómeno iluso-
expresa desplazándose de lo reprimido hacia una representación que rio, un fenómeno imaginario. Y esto no es equivocado, salvo que este
su banalidad misma hace aceptable a la conciencia. tipo de ilusión .la encontramos a cada momento en la existencia. Es
Podemos decir entonces que la primera transferencia freudiana éste un pequeño cortocircuito para hacerles ver que a "la persona del
corresponde a los tropos de la transferencia, podríamos hablar de la analista" hay que tomarla entre comillas. El psicoanálisis está hecho
tropología de la transferencia. Este es un principio general. El deseo precisamente para hacemos dudar de que las personas sean tan
se apodera de formas errantes, que nada valen por sí mismas, que han verdaderamente. En todo caso el lacanismo está del lado opuesto a
sido despojadas de su significación, que funcionan separadas de su toda teoría de la personalidad. Entonces, la transferencia freudiana es
significación primera, en el fondo funcionan como letras, y esto es el momento en que el deseo del paciente se apodera del tera euta~
lo que se comprende mejor a partir de la teoría lacaniana del signifi- gue e pSlcoana lst~ -no su persona- imanta las cargas liberadas P_<R
cante. De hecho, estas formas son significantes a los cuales el deseo la represión.
proporciona un significado diferente y nuevo. Esto muestra, entre Esta. concepción de la transferencia implica ya muchas cosas.
paréntesis, la vanidad de las claves de los sueños, vieja tradición que Implica, precisamente, que no h.ay exterioridad del analista al incons;
dura desde la antigtiedad. Las claves de los sueños están fundadas ciente. Evidentemente, si se imagina que el inconsciente es algo que
en el principio de que a cada significante le 'corresponde en forma está en algún lugar en el paciente y se piensa que el psicoanalista que
unívoca su significado, si tenemos la tabla de traducción, podemos está alIado, separado por una pequeña distancia, que está ahí en su
pasar en forma invariable del signifiéante al significado. Ahora bien, sillón, con sus diferentes preocupaciones, su cuerpo que le molesta,
basta mirar un momento "La ciencia de los sueños" para ver que esto su espalda que le hace daño, su peso que cuida, es evidente que este
es absolutamente incompatible con la concepción freudiana, puesto analista nada tiene que ver con el inconsciente que se supone está
que precisamente estos significantes sólo valen en tanto han sido escondido en el paciente. Pero la idea misma de la transferencia nos
vaciados de significación, y se trata de volver a encontrar, cada vez, conduce ya a comprender que el analista, en tanto que opera en la
esta significación en lo particular. En este sentido, la transferencia, cura psicoanalítica; no es exterior al inconsciente del paciente, que es
la primera transferencia freudiana, es el proceso general de las forma-
idea burda.
ciones del inconsciente. El principio general de las formaciones del quizás necesaria una idea lomás f
inconsciente -el sueño, el lapsus, el chiste- es que el deseo se enmas- Es esto precisamente que sofisticada del inconsciente
hace la particularidad de la que esta /
observa-
cara y se aferra a significantes vaciados, en tanto tales, de significa- ción psicoanalítica, del relato de casos. Si la escritura del caso en
ción. Esta es aún una acepción muy general de la transferencia. psicoanálisis es difícil, es porque en definitiva siempre es un psicoaná-
En cambio, a partir del caso Dora, emerge la significación precisa lisis del analista mismo. No hay en la observación psicoanalítica esa
de la transferencia freudiana. La transferencia en sentido psicoanalí- relación de exterioridad que conserva la observación psiquiátrica.
tico se produce cuando el deseo se aferra a un elemento muy particu- Freud es, quizás, el mejor ejemplo, precisamente en el caso Dora.
lar que es la persona del terapeuta. Quizás puedan ver, en corto-cir- Saben que una vez terminada la cura de Dora o más bien una vez
cuito, que esta persona no es exactamente una persona. :t;:stapersona, interrumpida la cura, puesto que se fue, Freud reanalizó su propia
como quizás lo han entendido, espero, por ,el análisis precedente, .~~ posición en relación a ella, para concluir que se había equivocado
fundamentalmente sobre cuál era el objeto del interés de Dora: había
más bien elsignificante del analista que su persona. Por cierto, esto
siempre resultaba misterioso cuando se. imaginaba que se trataba de la creído que era el.hombre su interés principal, el Sr. K. y no se dió
persona del psicoanalista. Hay un artículo de Tomás Szasz, muy cuenta, como lo dice él mismo, que el interés fundamental de Dora,
divertido, sobre la transferencia en el In terna tfonal Journal que dice: la histérica, era la Sra. K. Que Dora no se interesaba por el Sr. K. sino
"cuando me miran, a mí que soy feo como un piojo, me pregunto como en una mediación para acercarse al misterio esencial que ocupa
cómo es posible finalmente que se aferren a mi persona". Esto da ori- a la histérica, a saber, el misterio ¿qué es una mujer? Y si Freud

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cometió esta equivocación, fué por prejuicio, porque estaba conven-
cido que los hombres eran quienes tenían que interesar a las mucha- paciente, ocupa sus pensamientos y, sobre todo en los comienzos,
desencadena el amor del paciente. Ahora estamos acostumbrados a
chas. En este sentido, el caso Dora es también el caso Freud. Y lo
la idea de transferenciá y de contratransferencia, a lo positivo y a lo
que hace la grandeza de los Cinco Psicoanálisis, es que el caso que
neg¡¡.tivo, pero habría que ser capaz de guardar cierta sorpresa con
está en su centro es el caso del propio Freud, así como no vaciló en
respecto a la emergencia del amor en una actividad que se presenta
ponerse él mismo en "La ciencia de los sueños", que es lo que como científica y terapéutica.
hace que finalmente sepamos mucho sobre la relación de Freud con, Esta llegada imprevista de la transferencia, la hace primero apare-
por ejemplo, la mujer.
Lo que nos enseña taJTlbién la transferencia desde sus comienzos, cer como un fenómeno pa~ la continu~n_d~l
espero habérselos hecho entender a partir del ejemplo de los restos Wb~
y F'reud llega a señalar que entorpecimiento de lade
es como la creación ~rapéutlca
una nueva patolo-
diurnos, es Que el enganche se hace mucho más_ª.un significan te que
gía, en lugar, quizás, o además, de la antigua. Evidentemente, éste
a una persona.pigamos Que el analista como significante forma parte no es un resultado muy importante para una actividad terapéutica,
de la economía psíquica. Este es el descubrimiento de la transferen-
crear una nueva patología. La transferencia conserva este carácter de
cia. Hay un lugar en la "economía psíquica" Que el analista viene a
patología propia de la experiencia analítica y Freud reconoce que
ocupar. Me atrevería a decir que es imposible hacer la teoría del psi-
esta patología es inevitable puesto que el deseo inconsciente es
coanálisis si no se admite que el psicoanalista es una formación del.
movilizado por la cura. Allí nos damos cuenta, del carácter bifaz, de
inconsciente. Esta es una tesis general. Espero tener tiempo para doble cara de la transferencia.
mostrarles cómo los propios teóricos contra los cuales Lacan quiso
Por un lado la emergencia de la transferencia en la cura es testi-
restituir el sentido inaugural de la experiencia freudiana -a saber, los
monio del inconsciente. Hay que ser inconsciente para amar a Tomás
teóricos que no se si puedo llamar anglosajones, puesto que eran
Szasz. Es testimonio de la puesta en acto del inconsciente y, ésta es
todos europeos, en su mayoría exiliados por los nazis- pero en una de las definiciones lacanianas de la transferencia: la transferencia
fin, los teóricos que recubrieron la verdad de la experiencia de Freud
es la puesta en acto de la realidad del inconsciente. Cuando Lacan dice
en las zonas de influencia inglesa y norteamericana, estos teóricos
esto está muy cerca de los textos de Freud, pero desde una formula-
eran conducidos, porque eran gente seria, a asignar al analista un sitio
ción que no está en el mismo nivel que la del sujeto supuesto al saber.
en la economía psíquica. Pero ese sitio no era el adecuado, esto es lo
Lacan pasó diez años en su seminario para lograr elaborar esta teoría
que trataré de mostrarles.
del sujeto supuesto al saber y, para los que trabajan a Lacan, es nece-
En fin, aunque lo diga en forma un poco provocadora, esta tesis sario saber ordenar estos diferentes estratos de su teoría, aunque no
de que el analista es una formación del inconsciente, no es, pienso,
sea ésta hoy nuestra preocupación.
una tesis solamente h\Caniana, sino una tesis para toda teoría del La transferencia tiene su valor porque permite ver el..1.lJ.D.cÍ9:
psicoanálisis. En Dora, ¿cómo se presentan entonces las cosas? ¿Có- namiento de un mecanisJ!lo inconsciente en la actualidad misma de la
mo la teoría se presenta de hecho? La teoría de la transferencia, es
sesión. Por eso Freud puede aconsejar, a todo terapeuta ID!-~Q.mi~n.-
esto -lo que Freud se ve obligado a construir para dar cuenta de un
ce, Que interprete solamente cuando ha empezado la transferencia,
hecho que se presentó primero como imprevisto. La transferencia
porque la emergencia de la tran~ferencia señala Que los procesos
no estaba prevista en la teoría de Freud. Había percibido mediante inconscientes han sido activados.
lo que se cree que es su autoanálisis, pero que no era su autoanálisis, Ahora bien. al mismo tiemJ2.Q......Y este es el segundo .illi~~..s_
la posibilidad de descifrar una formación del inconsciente y por
un obstáculo para la cura. Ven que la articulaciónen.-este caso es
intermedio de este desciframento trata de hacer desaparecer el sínto-
muy compleja. El texto con el cual hay que orientarse, es el primer
ma, la transferencia ahí interviene primero bajo el modo de la sorpre- texto de los "Escritos sobre la técnica", el texto "Sobre la dinámica
sa. He aquí que el terapeuta aparece interesando especialmente al de la transferencia" de 1912. Freud incluso da un truco al psicoa-

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nalista, si ocurre que las asociaciones de un paciente se interrum- Una transferencia en el presente del inconsciente, es lo que Freud
pen, pues, entonces, díganle: "está pensando en mí", eso siempre formulará en su texto "Recuerdo, repetición y elaboración" que apa-
funciona. rece un poco después en los mismos "Escritos sobre la técnica"; el
Esto destaca que la transferencia tiene una función. podemos segundo texto de la serie se llama "Otras recomendaciones sobre la
decir. de tapón_sobre las asociaciones inconscientes, viene a interrum- técnica del psicoanálisis".
Jili:. Si leen el seminario Los cuatro conceptos fundamentales del Una transferencia aparece en la conceptualización de Freud, en
psicoanálisis·· de Lacan, verán que en dicho seminario titubea en
cuanto al camino a seguir respecto a la transferencia, que de una este
sa deltext~.@gm~ntQ...Qe
auto~e r~e!ició.Qin
repe1iCiólrÉn"él tOn, o, ensciente,
na lsta como
ejerce pre-
una
lección a otra, aunque siempre hable 'con la misma seguridad, busca presión sobre el inconsciente, por la oferta misma que hace de escu-
sus puntos de referencia. Podrán ver que Lacan asimila la transferen- char al paciente, escuchado en tanto que dice cualquier cosa y sabe-
cia a un tiempo de cierre del inconsciente, no a un tiempo de aper- mos que lo que dice nunca es cualquier cosa, y esa cualquier cosa
tura. Esta es la profunda ambiguedad de la transferencia. El análisis lo conduce hacia la zona que imagiI1amos en el trasfondo, donde su
se hace, en cierto sentido, gracias a la transferencia y, en otro senti- libido estaría escondida. Este empuje del analista, es, para Freud, ne-
do, a pesar de la transferencia. Captamos así dos aspectos de la trans- cesariamente correlativo de una resistencia. Esta concepción generó,
ferencia: el aspecto mediante el cual se identifica con la repetición hay que decido, todas las aberraciones del psicoanálisis de la resisten-
inconsciente y el aspecto mediante el cual se identifica, al contrario, cias, donde vemos a un psicoanalista empujar al paciente hasta sus
con la resistencia.
últimos, escondites y al desdichado resistir cada vez más. Esto termina
Freud evoca la repetición desde el comienzo del texto "La diná- asimilando el análisis a una especie de lucha, 10 que es muy diferente
mica de la transferencia". Dice, es una expresión un poco rudimen- a 10 que Freud plantea. Encontramos esto en ciertos textos y, cuando
taria, que lo que se produce puede ser descripto como una placa los analistas se abandonan un poco, esto es del orden de: "te resistes,
estereotípica o varias placas, que pueden permitir por impresión basura". El psicoanalista trata de atravesar estas resistencias, azora al
obtener figuras mediante estereotipos que se repiten en forma cons- paciente, 10 sacude. Finalmente, podríamos decir que el paciente es
tante reimpresas en el curso de la vida de una persona, en la medida paciente y el analista que practica el análisis de las resistencias es, él,
en que las circunstancias externas lo permiten. Es ésta una forma impaciente.
muy somera de hablar de la repetición: cada individuo tiene una pla- Podemos vedo claramente en uno de los textos que evoca la prác-
ca estereotipada de la cual saca ejemplares indefinidamente en el tica analítica precisamente en aquella época, en los textos de Wilhem
curso de su existencia y, finalmente, la transferencia es el momento
Reich, en la época en que era aún psicoanalista e incluso un teórico
en que el psicoanalista es captado en estos estereotipos, el momento
muy destacado del psicoanálisis. ¿Qué dice?: Dice, finalmente lo
en que la carga libidinal introduce al médico en una de estas series que debemos reprochar al psicoanalista de hoy, es decir hacia 1920, es
psíquicas que el paciente ha formado en el curso de su existencia. que deja al paciente hacer lo que quiere y el paciente no es serio, hu-
Aquí, podemos evocar el término de imago, el médico es intro-
ye del punto decisivo de su carga, habla de todo y de nada, zigzaguea.
ducido en una serie y puede ser identificado a la imago materna, pero
también a la imago del hermano, a la imago del padre. Dice "somos nosotros los que debemos llevado de vuelta al camino
recto, y es sólo cuando lo hayamos obligado a pensar en 10 que no
El inconsciente aparece como un repertorio de la comedia del ar-
quiere pensar, que empezamos a analizar el inconsciente". En el fon-
te, en la cual hay personajes muy tipificados: Pantaleón, Polichinela,
Arlequín, Colombina, con estos personajes todas las situaciones de la do, todos los analistas de este tiempo fueron teóricos del psicoanáli-
sis activo, de la posición activa. No sólo Ferenczi promovió la activi-
existencia pueden ser reproducidas. La transferencia aparece así co-
dad en este sentido, sino que progresivamente el psicoanálisis entero
mo una ilusión, precisamente imaginaria, como algo que no es racio-
se abismó en la vía de la actividad del psicoanalista. La prueba es que
nal, como un fenómeno aberrante.
se salió de los límites del psicoanálisis cuando se empezó a mirar al

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paciente, cuando se comenzó a manipularlo. Pues bien, esto produce ferencia positiva, amable, tierna, pero no erótica. Cuando hay transfe-
quizás, efectos, pero ya no es psicoanálisis. Todo el psicoanálisis se rencia y simpatía está bien. Entonces, analizar la transferencia consis-
hundió ahí. Diría que como teórico de la "pasividad", entre comillas, te en liquidar la transferencia negativa, la transferencia positiva
del psicoanalista, de la no actividad, pues bien, está Lacan. Finalmen- demasiado ardiente y conservar la transferencia amable, lo cual per-
te dijo que le tocaba al analista ser paciente. mite operar sobre el paciente por sugestión. It
Pueden darse cuenta en qué se puede oponer Lacan a todos los
teóricos del psicoanálisis post-freudianos. Lacan tiene, fundamen- Llegamos entpnces ala tercera (o~~ de)~-9 fe encia, la transfereQ-
talmente, confianza en el inconsciente. Mientras que los psicoanalis- c~ ~ ~geAti.Qn:
rosVr~lt'aaos '<felFreud ~e¿Isarltéí1te:
psicoanálisis " ebemos
descansan sobre a mI Ir que
la sugestión. Por
tas hoy ya no creen, no confían en el inconsciente. De esta compro- sugestión debemos entender la fonna de influenciar una persona
bación partió Lacan al principio de su trabajo. Por otro lado, lo que mediante los fenómenos de transferencia posibles en su caso". Ven
muestra mejor que ya no creen en él, es la forma como se organizan ustedes aquí que entre transferencia y sugestión, haya la vez, una
en sus sociedades, la forma en que aceptan un nuevo miembro, la especie de equivalencia y una distinción que no percibimos muy bien.
fonna como se imponen grados, exactamente como cualquier asocia- Uno de los objetivos de la teoría de la transferencia en Lacan es
ción, como cualquier sindicato y, la mayoría de las veces, sus asocia- distinguir radicalmente la transferencia de la sugestión, aceptando al
ciones no son nada más que sindicatos de defensa profesional. Lacan mismo tiempo que queda un margen de sugestión en toda operación
decía, incluso, que eran sociedades de asistencia mutua contra el de transferencia.
inconsciente. En fin, me alejo aquí un poco del tema. Es al respecto que se puede captar por qué el análisis del paranoi-
La transferencia cuando la situamos entre el empuje del analista co es, lo menos que puede decirse, difícil, sino imposible, aunque
y la resistencia, aparece esencialmente como una formación de com- Lacan dice que el psicoanalista nunca debe retroceder ante la psicosis.
promiso: la libido abandona un poco de terreno ante la demanda del La transferencia del paranoico sigue siendo fundamentalmente nega-
analista y hay un pequefío pedazo que se suelta y obtura el conducto. tiva, ello hace, efectivamente, difícil operar sobre él mediante la
Por eso podemos hablar de tapón. En este sentido, la transferencia sugestión.
sefíala que el inconsciente fue tocado y se manifiesta inmediatamente Saltearé algunas cosas porque sino nunca agotaremos el tema.
por una infracción a la regla fundamental del psicoanálisis, por un Quiero evocar ReclJerdo re.peticiól1 y elaboració-,], porque .~n este_
silencio del paciente que elude el pensamiento que tiene entonces texto Freud extiende la transferencia hasta hacerla3ulirir JQ.d.ª~Ja...
sobre el terapeuta. dimensión de la cura analítica. LlSillaa decir, como saben, q.lte..~LO.::
Si seguimos esta concepción de Freud, la del primer texto de los duce en la experiencia analítica una nueva neurosis, gue él llªma
"Escritos sobre la técnica", el motor del tratamiento parece ser el neurosis de transferencia. En este sentido, podríamos casi agregarla
combate entre la libido del paciente y la demanda del analista. Es como un cuarto modo de transferencia; la neurosis de transfererujg
entonces cuando Freud hace intervenir esta inversión que transforma es, si se quier~..Ja modalidad de coni!!.!}to de la cura, la enfennedad
la transferencia de un obstáculo en una palanca, la transferencia se artificial propia del psicoanálisis. Después de todo, quizás sea lo
convierte en el punto de Arquímedes a partir del cual el paciente pue- mejor que ha hecho, el psicoanálisis, inventar una nueva enfennedad.
de ser levantado hasta lo más profundo de sí mismo. Freud introduce Como dice Freud en este texto, me perturba un poco resumir un
en ese momento la distinción entre la transferencia negativa y la texto que habría que seguir en todos sus rodeos, porque cada uno de
transferencia positiva. Evidentemente, si la transferencia es negativa estos rodeos ensefía, con el psicoanálisis todos los síntomas del
eso no es psicoanálisis, es mejor que la transferencia sea positiva y paciente adquieren una nueva significación. Habla al respecto de una
distingue dentro de la transferencia positiva, una transferencia de significación de transferencia, Ubertragung Bedeutung. Me pregun-
tipo erótico, (que es mejor proscribir) y lo que conviene apoyar, lo to como lo entendieron y qué pudieron hacer con esto los psicoana-
que constituye verdaderamente la palanca de la operación, es la trans- listas que no piensan que el inconsciente está estructurado como un

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lenguaje. Si Freud puede decir que todos los síntomas adquieren una en la traducción simultánea el intervalo entre el momento en que uno
nueva significación a partir del momento en que la cura analítica hace una broma y el momento en que el otro reacciona. Es curioso,
empieza, es porque el síntoma es un elemento que tiene una significa- pues lo deja a uno con un cierto suspenso y malestar. Si quieren, el
ción que se dirige al Otro. El síntoma es fundamentalmente un síntoma es un poco así, es decir, está dirigido a alguien, pero es rete-
mensaje dirigido a un Otro. Se trata de determinar, y podemos ya nido en algún sitio y, durante el tiempo en que permanece retenido,
percibir, en un primer análisis, en qué lugar el psicoanalista se coloca precisamente uno no se siente muy cómodo. ¿Por qué entonces la
en la cura, se coloca en el lugar a donde se dirige el síntoma, es el abstinencia del psicoanalista? En el fondo, sería satisfacer un deseo
receptor esencial del síntoma y, por eso, el lugar que le debe a la que se manifiesta en forma abierta, sería dice Freud, el triunfo de
transferencia le permite operar sobre el síntoma. la paciente, es decir el triunfo de la repetición sobre la rememora-
Hago un pequeño parént~sis que les permitirá captar, quizás, la ción. La transferencia e1) cuando la repetición triunfa sobre la exi-
consistencia de la teoría de Lacan y como ella permite ordenar ele- gencia de recordar y verbalizar que formula el psicoanalistq. E.t.Q~i-
mentos que aparecen en Freud desordenadamente. Hasta tal punto cQanali~ide. mediante la "asociación libre", la rememoraciól} ..1&
es la transferencia la modalidad de conjunto de la cura, que Freud transferencia opone a la rememoración la repetición. E.n1.Qn~~,
llega, ustedes saben, hasta aconsejar a su paciente que difierá decisio- satisfacer el deseo de la paciente, en este caso, sería no tanto_J;¡~I
nes importantes para su existencia, por miedo a que no sean sino infiel a la ética del terapeuta, que puede tomarse en cQnsideraciQ!l,
manifestaciones parasitarias de la cura. Esto funcionaba bien, eviden- sino sobre todo ser infiel a la regla fundamental Qel psicoanálisis,
temente, cuando las curas eran de tres semanas o de seis meses. Pero, decirlo tod0L-recon:lar y no repetir ~n el present~
cuando empiezan a durar diez años, es un poco difícil pedirle al ¿Cuáles son entonces 'los rasgos que distinguen este amor de
paciente que no viva durante ese tiempo. Toda la cuestión está ahí: transferencia del amor, no diré de todos los días, puesto que el
¿qué diferencia verdaderamente a los fenómenos que se producen en amor es algo que no se da todos los días, sino del amor de la vida?
la cura, que son llamados artificiales, de los fenómenos que se produ- Freud dice, es un amor incluso artificial, provocado por la situación
cen en la existencia que imaginamos son reales? ¿Es tan sencillo analítica, que además es intensificado por la resistencia, que com-
acaso distinguir entre lo ilusorio y lo real? Lo que llamamos nuestra prueba ser más irracional que el amor que se encuentra en la existen-
vida real no es menos ilusorio que lo que se produce en la cura y allí cia. A mí ésto no me parece muy convincente, por otra parte tampo··
adquiere todo su valor el tercer texto de la serie "Otras recomenda- co a Fre\1d. El gran problema es que cuando uno ve las cosas de cerca
ciones para la técnica psicoanalítica" que se llama .QJ¿servaciones no se logra diferenciar este amor de transferencia del verdadero amor.
sobre el amor de transferencia. No se logra muy bien considerarlo como inauténtico. Porque si este
Es un texto emocionante de Freud porque, de todos modos, amor de transferencia es una repetición estereotipada de las conduc- '
Freud es un victoriano. Lacan dijo que, en el fondo, sin la Reina tas inscriptas en el sujeto, dispuestas a resurgir cuando se les da la
Victoria, sin lo que ella representa, nunca hubiera habido psicoi1 ná- ocasión, ello es cierto de todo amor. No existe, dice Freud, amor que
lisis, y dedicó una lección de su seminario a la biografía de la Reina no tenga su prototipo en la infancia. Dicho de otra manera, este amor
Victoria de Lytton Strachey. Es éste un punto que Michel Foucault es tan verdadero como el otro. Entonces, este artículo de Freud, el
tomó al comienzo de su ·historia de la sexualidad. Hay una obra amor analista, está bien diseñado para hacemos cuestionar la idea
de Moliére que se llama el "Amor Médico". Pues bien, el texto de misma de vida real. Algo que ha proporcionado efectivamente el
Freud es el "Amor analista". Nos muestra su incomodidad ante estos
psicoanálisis es que la vida es fundamentalmente una repetición, que
amores, determinados por la situación analítica. Hace una descrip- nos damos la ilusión de 10 nuevo, pero que de hecho, la vida está
ción del amor tumultuoso de una dama por el analista. Lo terrible es constituída por la repetición. Necesitamos un psicoanálisis para
que con esta concepción, a esa dama que no pide sino entregarse, damos cuenta de esos límites tan estrechos en los cuales -estamos cap-
debe considerársela como actuando una resistencia. Es algo delicado turados por un número de significantes sumamente limitado. Al
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respecto, no solamente somos poca cosa, como la religión nos lo ha ese término, que va a ser tan importante después, de compulsión a la
enseñado y repetido, sino que vivimos en un sueño. Lo que evoca repetición, que está presente en el inconsciente. El famoso Wiederho-
Lacan, muy precisamente, es que no se sueña simplemente cuando se lungszwang será el objeto del texto mismo de Más allá del principio
duerme, cuando uno se despierta, muchas veces es para seguir dur- del placer. Como pueden observar tenemos una oposición entre la
miendo, durmiendo con los ojos abiertos y en esto pasamos todo resistencia que es referida al yo y la repetición que es repetición de lo
nuestro tiempo. Es en el momento en que nos acercamos en el sueño reprimido. Eso basta para contradecir la construcción anglosajona a
a lo que es verdaderamente real en nosotros, en ese momento nos propósito del análisis de las resistencias. De hecho, lo que Wilheim
despertamos, porque nos da miedo, y nos despertamos para seguir Reich criticaba en los que dejaban al paciente seguir sus zigzagueas,
durmiendo. era su propia incapacidad para descifrar, en sus movimientos mismos,
Esto es algo que exige más precisión de la que utilizo. Pero en el el lenguaje propio del inconsciente, su lenguaje metafórico y metoní-
psicoanálisis hay una aspiración al despertar que no es satisfecha del mico, su lenguaje que está todo en el deslizamiento.
todo por la vigilia de nuestras actividades cotidianas. No puede decir- En Inhibición, síntoma y angustia se encuentra una especie de
se que uno esté despierto cuando se pasa hora y media en un embote- cuadro de las resistencias. Freud evoca la resistencia de la represión,
llamiento de tránsito para llegar aquí. Nuestra vida se acomoda muy la resistencia de transferencia, la resistencia del ello, la resistencia del
bien a este sopor, al cual conducen también las conferencias dema- superyó, que fue la última que descubrió, que dice ser la más obscura,
siado largas, es una especie de hipnosis mutua. Pero en la palabra algo enraizada en el sentimiento de culpabilidad. Volveremos en la segun-
hay de eso, la palabra en sí misma es hipnótica. El hecho mismo de da conferencia sobre esta resistencia del superyó, para ver cómo
consentir oir es ya una pérdida del libre albedrío, los pone ya a mer- podemos aclararla un poco.
ced de la voz, que en el sentido de Lacan, es un objeto, un objeto de Entonces, en todo esto no vemos al sujeto supuesto al saber.
carga. En fin, aquí me alejo un poco del tema, aunque volveremos Tenemos por una parte, una transferencia muy polimorfa, que puede
a encontrarIo cuando se trate precisamente de la sugestión de este cobrar distintos valores, repetición, resistencia, sugestión, incluso
valor que evoco al pasar. cubrir el conjunto de la cura. La transferencia aparece siempre como
Les señalaré aún, lo que.fuud dice en Más allá del principio del un concepto evanescente, que se confunde con otros conceptos, que
place.!, texto de 1920. En el capítulo 3, ... se confunde en un sentido con la repetición, en otro con la resisten-
como arte de interpretar, luego evoca cómo el analista se vió en la cia, y con la sugestión en un tercer sentido, es un concepto absorbi-
obligación de analizar las resistencias y, por fin, se pregunta a dónde do, de algún modo, por los otros. Los ana listas están todavía en este
hemos llegado hoy día. Comprobamos que el paciente H.~~que rep~- punto. Hoy leía un artículo en el periódico -creo que en El Nacio-
tir 10-I~rimi<!0 como una experiencia actual, en vez de reyo[darIo, es nal, pues aunque no hablo el castellano lo leo bien, sobre todo la
incluso esto 1Q.que_permite destruir las car.!1;asen las cuales ~§tá captu- prosa moderna- donde alguien evocaba al pasar la transferencia en
rado, porque esto no se puede hacer in absentia, ha~hacerIo en Freud diciendo que la transferencia, a grosso modo, era la repetición.
el presente, _:Ldic~, -una frase absolutamente esencial- "no hay Que Tenía algo de espacio para decir algunas generalidades sonoras acer-
olvidar QUeel inconsciente. lo..reprimido. no ofrece ninguna resisten ca de Freud y, entre ellas, estaba la de que la transferencia equivale a la
da a los esfuerzos de la cura". Esto es algo muy importante porque repetición. Pues bien, Lacan también lo dijo antes de construir su
marca su evolución entre 1912 y 1920, es algo que tiene para Lacan teoría. En el gran texto de Lacan de 1953, Función y Campo de la
la mayor importancia. El inconsciente freudiano, en tanto tal, no palabra y el lenguaje, llamado más familiarmente el Informe de Roma,
resiste, sólo pide decirse, no pide emerger, abrirse paso. Las resisten- Lacan decía: "El automatismo de repetición no busca sino la tempo-
cias, dice Freud, que está construyendo su segunda tópica, provienen ralización de la experiencia de la transferencia".
del yo (moi), no de lo reprimido. Vienen del yo porque la liberación No intentaremos comentar el detalle de la cosa que es muy fino.
de lo reprimido produce displacer. Aquí empieza entonces a figurar Pero, ven ustedes que un lector podría considerar que Lacan tam-
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bién, finalmente, absorbía el concepto de transferencia en la idea de la diversidad de esos fenómenos que seguimos en Freud pueden pro-
repetición, que de algún modo sigue siendo de sus tres valores, el va- ducirse. El sujeto supuesto al saber no es de ningún modo, como se
lor principal, el valor que más retuvo a los analistas. imagina, que el psicoanalizante, el que viene a pedir un psicoanálisis,
Esta confusión entonces, porque es una, sólo fue eliminada por imagine que el psicoanalista sabe todo. En la mayoría de los casos
Lacan en el texto al cual aludí: "Los cuatro conceptos fundamenta- puede inCluso, estar un poco decepcionado por su terapeuta al lado
les del psicoanálisis". Lo más notable de estos cuatro conceptos es de la idea que podía hacerse de él. Si el paciente tiene idea del psicoa-
cuales son. Lacan considera como conceptos fundamentales: el nálisis en Freud, con ese parangón, el psicoanalista con que se va a
inconsciente, la repetición, la transferencia y la pulsión. Lo más encontrar quizás le parezca un poco decepcionante. Puede, incluso,
importante allí es, precisamente; que hace de la transferencia un con- más bien desconfiar de su psicoanalista y, en vez de suponerlotan
cepto distinto del concepto de repetición. Su elaboración va, preci- sabio, poner en duda su capacidad. A menudo, por cierto, no está
samente, a despejar sus aspectos contradictorios, múltiples, que necesariamente equivocado.
Freud aisló, digamos con cierto desorden -creo que no exagero- ve- Lacan evoca en Los cuatro conceptos fundamentales del psicoa-
rán si leen los textos que hay allí un cierto "bululú", como se dice nálisis un artículo de Nunberg del "Intemational Joumal", en el
aquí, en la teoría freudiana de la transferencia y traten de aislar con cual éste refiere precisamente los dichos de un paciente más bien
precisión el pivote en torno al cual giran todos estos fenómenos. insatisfecho con su psicoanalista, que le dice más bien "usted, no
¿Entonces, es acaso una pura y simple creación de Lacan ese sabe eso, por supuesto y esto otro, por supuesto, no es capaz siquiera
sujeto supuesto al saber? No sé cuanto tiempo tenemos aún, comen- de aprenderlo". Nunberg dice con justeza, finalmente, en esta insis-
zamos a las 8:30 hs. y hace una hora y tres cuartos que hablo, voy a tencia vi que estaba listo para la transferencia, habla de readiness to
detenerme un poco en el borde, eso hará que vuelvan la próxima vez. transference. No se trata, entonces, de pensar que el sujeto supuesto
¿Dónde se ubica el sujeto supuesto al saber, puesto que haciendo una al saber se encarna en la presencia física del analista y de suponer que
breve revista de los textos de Freud sobre la transferencia, nada perci- el paciente le atribuye la omnisciencia. Esto puede ocurrir, pero
bimos de esta categoría? Pues bien, hay un pequefío texto de Freud entonces hay que tener cuidado de no estar en presencia de una
que dejé de lado en mi enumeración, el primer texto de la serie psicosis alucinatoria. Hay psicosis desencadenadas por la experiencia
"Otras consideraciones sobre la técnica psicoanalítica" y que versa analítica, a partir de lo cual efectivamente, allí la transferencia fun-
sobre el comienzo del análisis. ciona. Funciona, de algún modo, en estado puro. El paciente está
Lacan funda la transferencia, en su dimensión radical, sobre el convencido de que el analista conoce sus pensamientos e incluso que
dispositivo mismo de la cura. Funda la transferencia como una con- los fomenta en su cabeza. Eso, más o menos, es lo que le ocurrió, a
secuencia inmediata del procedimiento freudiano, como una conse- Schreber en su transferencia con el profesor Fleschig. La psicosis en
cuencia inmediata de la regla fundamental del psicoanálisis. Es una tanto provocada por el psicoanálisis nos hace ver, en estado puro, la
deducción, si se quiere, propiamente lógica, el sujeto supuesto al emergencia del sujeto supuesto al sab~r en una forma aterradora,
saber no es algo que se observe, aunque puede observarse, pero según puesto que el terapeuta se convierte en el otro emisor de los propios
modalidades muy precisas. Es, fundamentalmente, un principio que pensamientos del sujeto, se convierte en la referencia de lo que el
hace a la lógica misma del psicoanálisis, a ~na lógica que depende de psiquiatra Clérambault, que Lacan reconoció como su maestro en
ese principio puesto al comienzo por el analista, que tiene que ver psiquiatría, llamó el automatismo mental. No sé, si este término, que
con esa invitación que se hace al paciente de decir todo en desorden, es clásico en la clínica francesa, es aceptado en la clínica psiquiátrica
sin retener nada, sin ser detenido ni por la decencia ni por el displa- latinoamericana. Para dejarlos en el borde de esta teoría del sujeto
cer. El sujeto supuesto al saber en el sentido de Lacan es una conse- supuesto al saber, voy, de todos modos, a indicarles por qué camino
cuencia directa de este procedimiento. Si se quiere, es el principio la introduce Lacan.
constituyente de la transferencia, luego sobre este fundamento toda ¿Qué implica la posición que asume el psicoanalista al invitar al
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paciente a decir todo y cualquier cosa? Dice al mismo tiempo con
ello, "diga todo, cualquier cosa, eso siempre querrá decir algo". Da
al paciente la garantía de que no habla en pura pérdida. Garantiza el
psicoanálisis y hay que decir que allí fundamentalmente hay una
impostura, una impostura consustancial al psicoanálisis, una impos-
tura en obra. Cuando se construye con el psicoanálisis una nueva
iglesia, mundial, que censura y que se infla al modo de una trans-
nacional, de una ITT del psicoanálisis, se le está afiadiendo mucho
a la impostura, mientras qu..e el ejercicio del psicoanálisis hace al
contrario vacilar todos estos semblantes. La fuerza de Lacan es haber LA TRANSFERENCIA.
continuado su trabajo invariablemente a pesar de la grotesca exco- EL SUJETO SUPUESTO AL SABER
munión de la cual fue víctima por parte de los centros de poder insta-
lados de esta internacional, encontrando su fundamento en el ejerci-
cio auténtico de su práctica, que es hoy ineliminable del discurso del
psicoanálisis y que, en el momento en que el psicoanálisis decae en
los Estados Unidos, encuentra en Francia una expansión, una impor- Me propongo, en la próxima hora, hacer una exposición concen-
tancia incomparable con la decadencia inglesa y norteamericana. trada de la teoría de Lacan sobre el sujeto supuesto al saber.
Hasta el punto que, en París, si la Escuela Freudiana de Lacan se La convicción racionalista de Lacan es que la transferencia no es
volvió la más importante, es porque los pacientes iban allí y los ana- un milagro ante el cual el psicoanalista deba arrodillarse .. 1a teor~
listas los siguieron. del sujeto supuesto _al saber sitúa la transferen~~omo la con~~.n-
Hay una impostura que es nativa al psicoanálisis ¿qué es el psico- cia inmediata de la estructura de la situación analítica, es deci!:,.SQID.9
analista? Alguien que está ahí para poner la impostura en obra por su la consecuencia inmediata, de l~_~e Lacan ll~mó el discurso.-ª.!!!lJi!k
sola posición, garantiza al paciente que el trabajo en pura pérdida, en co; no se refiere con este término a 12..,.gue relat~ el psiC9,ª!!ª~l§.ta,
el vacío, ese trabajo profundamente contrario a la ética del trabajo sino iustamente a la egruc1ura de la sItuación analítica. _~~_J?.'l;l_~_~
de nuestra sociedad capitalista, en el sentido del capitalismo que ªº~l11ás decir d~ la tran~!!h en tanto tiene gomo pivote_ªUmi~lQ.
ahora se extiende a todo el planeta, sin ninguna excepción, es decir, glJ2.!:1esto al sab~e pertenece a la estructura misma del discun9.
la exigencia de rentabilidad de la actividad, que todo lo que uno hace _ª!lalítics>.•. También, si hay una fenomenología de la transferencia,
sirve para algo, es decir precisamente para alguna otra cosa. El psico- cuyos distintos aspectos Freud encontró en el curso del tiempo, e
intentó ordenar, lo que la vez pasada resumí en tres palabras: repeti-
analista está allí para garantizar al paciente que este ejercicio en pura
pérdida quiere decir algo, antes incluso de que se sepa qué quiere. En ción, resistencia, sugestión; si existe esta fenomenología matizada,
esta articulación delicada y puramente lógica Lacan ve el fundamento diversa, de la transferencia, que siempre apasionó a los psicoanalistas,
mismo de los fenómenos que luego son dados como de transferencia. el sujeto supuesto al saber de Lacan está situado como el fundamento
transfenoménico de la transferencia. El asunto aquí estriba en intere-
Es evidente, que sólo les di una pequeña visión de la teoría del
sarse más de cerca por la estructura de la situación analítica, que los
sujeto supuesto al saber. Se los muestro como una agudeza en el sen-
tido de Freud, un Witz. Pienso que la próxima vez podré desarrollar psicoanalistas tienen una propensión ineludible a olvidar. La estructu-
la articulación y las consecuencias del sujeto supuesto al saber. ra de la situación an~lítica coloca, )Jrimero •..al.analista en posi9Qn...d~
oyente, oyente qel' discurs0...iU1e él estimula en el paciente, puestQ
? invita a entregarse a él, sin ,omitir nada1.sin consider,!ción por
las conveniencias, según el movimiento Que se denomina, un p.ili<O
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por irrisión, asociación libre;.. porque el postulado analítico es preci- que la institución de esta relación misma. Les cité la vez anterior la
samente que esta asociación es todo menos libre y que, por el contra- expresión de Nunberg: the readiness to transference, en la que inten-
riQ...está restringida por lelli esenciales. ta asir un punto que le parece precede a la fenomenología de la
¿Esta posición de avente es sólo pasiva? Obviamente, el que apa- transferencia, que hace posible todos estos fenómenos tan diversos,
rece en actIvIdad en la experiencia analítica, fundamentalmente, es el contradictorios, matizados de la fenomenología de la transferencia.
paciente. Pero hay que ver -y Lacan nunca cesó de insistir acerca de Lacan retorna esta expresión de Nunberg, esa "apertura a la transfe-
este punto de las formas más diversas, cada vez más y más lógicas- rencia" que, en cierto modo, inaugura la relación analítica misma.
que el oyente, su respuesta, su aval, su interpretación, deciden el sen- Pa!~""~ga!lh.l1a.Yh.~P~r..t-':!~.Clh.'.lI~
..~~(l!1~K~~~~~i~ P9.~.~Ll1.~5~h9 -Y. e~_e..s.tº)º .
tido de lo que es dicho y, aún más, sigo aquí muy precisamente el iJ.1.l:P'º~_(l_I?~~-
p.º"t ..~1..h.~~l1.Q_~I1!~.2
..cI.~.g:u.:~.~1.
J?.Cl.~ie.11
t~ .s.e..~º)º.c.<l~I1.posi:. ,
texto de Lacan, la identidad misma de quien habla. Al respecto, exis- ción de entregarse a la asociación libre. Se coloca en la posición de
te lo que Lacan no vacila en llamar un poder, el poder del analista buscar·-la""verdíi'Csobre-·síhnil"smo·, sobre" su identidad, sobre su verda-
sobre el sentido, lo cmil es cierto para toda comunicación humana, dero deseo. ¿Dónde busca la verdad? La busca, dice Lacan, al cabo
para toda relación. En este sentido, como nos hablamos unos a otros, de su palabra y el cabo de su palabra está allí, en el analista en tanto
podemos decir que por turno compartimos el poder y que así las que gran Otro, oyente fundamental que decide la significación y por
comunicaciones se equilibran. En psicoanálisis, por el contrario, la ello su silencio es tan esencial, su silencio que deja sitio al despliegue
estructura misma de la relación es disimétrica, puesto que uno entre- de la palabra y que .no debe precipitarse a satisfacer la demanda del
ga material mientras que el otro tiene como función estructúral inter- paciente, que es la demanda de ¿quién soy? ¿cuál es mi deseo? ¿qué
pretar este material, escucharlo, recibirlo, apreciarlo y, en ocasiones, quiero verdaderamente?
interpretarlo. La posición de intérprete del analista hace de él exac- Tenemos allí la base de la relación analítica y Lacan formalizó,
tamente lo que podemos llamar, aún cuando hay que ser muy pru- de modo sumamente sencillo, elemental, la célula constitutiva de
dente con esta expresión, el amo de la verdad. Hay que ser muy esta relación. Es una formalización, que no puedo evitar escribir en
prudente con esta expresión y con lo que ella recubre, pues implica la el pizarrón, en relación a esta cuestión de la transferencia. Es una
responsabilidad del analista, responsabilidad esencial, que hace la estructura que encontramos en todos los escritos de Lacan, desde el
dignidad de su función. Por eso Lacan puede escribir que el analista principio hasta el final, primero en forma implícita, y luego en la
duplica el poder discrecional de la palabra. Es una frase que cito, que forma estilizada que voy a dibujar en el pizarrón, que les puede
tuve ocasión de comentar, en todos sus detalles, en el seminario en servir, podría decir, como memorial de esta conferencia.
el que participo aquí, por ser éste un punto decisivo de la teoría de
Lacan.
Es un punto decisivo de la teoría de Lacan, pero p~edo decir que SIGNIFICADO
la transferencia se ubica en este vector
no escapa a quienes tienen un sentimiento profundo de las propie-
dades del lenguaje. Leyendo, durante este fin de semana, la obra de
Rosenblat Buenas y malas palabras en el castellano de Venezuela,
encontré esta frase muy lacaniana: "El que habla está pendiente del
interlocutor porque las palabras se tiñen con lo que dice el oyente
SIGNIFICANTE
y no se sabe adonde pueden llegar las palabras". Evidentemente, no
está dicho con los términos de Lacan, pero se trata de alguien que
tiene el verdadero sentimiento de lo que es el campo del lenguaje, Este esquema se lee de diversas formas, aquí podemos contentamos
que se acerca muy bien a esta estructura fundamental. con leerlo del siguiente modo: A es el primer eje, el eje del signifi-
La transferencia aprehendida en su fundamento no es otra cosa cante; en el segundo eje escribimos el significado, Y colocamos al

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aterrorizante del sujeto supuesto al saber cuando la experiencia analí-
analista en este punto, al mismo tiempo como aquel a quien se dirige
tica desencadena una psicosis alucinatoria crónica, en la cual el
el significante y en tanto es quien, retroactivamente, decide acerca
de la significación de lo que le es dirigido. Y aquí, en gran A, coloca~ psicoanalista encarna realmente al sujeto supuesto saber todo lo
mas al analista que funciona como el sujeto que se supone sabe el que se refiere al paciente y es imaginado por éste en posesión de los
sentido. Como pueden ver, la gente que imagina que Lacan es compli- hilos que mueven las marionetas. Tenemos allí una emergencia real
cado se equivoca. Este esquema es un esquema especialmente robus- del sujeto supuesto al saber y esta teoría permite explicar esos efec-
to, que tiene en la obra de Lacan un valor polimorfo, polivalente, tos que conocemos, ese efecto de desencadenamiento psicótico que
estoy convencido de que a partir del momento en que lo escriban lo se produce por la entrada misma en la experiencia analítica.
Por cierto, encontré en un diccionario médico del siglo XIX, un
podrán utilizar con toda sencillez. Es muy robusto en su sencillez, no
párrafo donde se explicaba como reconocer a un paranoico: cuando
es fácil quebrarlo, y es posible complicarlo mucho, podemos pregun- se comienia a interrogarlo les dirá, inmediatamente, "¿por qué me
tamos qué ponemos en este sitio, nombrar este punto y aquel otro,
interroga si usted ya lo sabe todo de mí?" Es sin duda un truco un
multiplicar y desplegar el esquema, Lacan lo ha hecho,pero tienen
poco simple, pero nos permite palpar que en la psicosis vemos bajo
ustedes aquí la célula básica y, sin ella, el término mismo del sujeto
un aspecto real y aterrorizan te el rostro del sujeto supuesto al saber.
supuesto al saber es difícil de aprehender en la teoría de Lacan. La Esta posición, hagamos un paréntesis, no es una creencia, no se
idea inicial, por cierto, el término mismo de inconsciente correspon-
trata aquí de un sentimiento del sujeto. Se trata de una suposición de
de a esta idea, es que el saber que va a elaborarse en la experiencia estructura que puede traducirse por el fenómeno exactamente con-
analítica en un sentido ya está allí, el término mismo de inconsciente trario. Esto es difícil de entender, -pero lo es tanto en París como
remite a ese ya allí de la red de significantes. A partir de allí se funda
aquí, ya que esta advertencia la hice, hace poco, en la Escuela Freu-
la demanda del paciente. El diagnóstico es una función esencialmente diana de París- pues existe la tendencia a confundir, a superponer la
médica, una función psiquiátrica, mientras que la experiencia analíti- dimensión fenomenal a la dimensión estructural.
ca sólo es posible sobre el telón de fondo de la suspensión del diag- Este simple esquemita explica muy bien lo que puede aparecer
nóstico. Es esta reserva la que Freud formula aconsejando al psicoa- como la modalidad fundamental de la cura analítica, como Freud
nalista recomenzar, con cada caso, como si fuese el primero. Desde' pudo llegar a hablar de la transferencia como de la emergencia de una
este punto de vista, hay un desvanecimiento del saber ya constituído nueva significación de conjunto de la neurosis y de todos los sínto-
necesario para que comience de modo auténtico la experiencia analí- mas. Después de todo fue Freud mismo, no Lacan, quien habló de
tica, lo que muestra que el psicoanalista no debe dejarse engañar por significación de transferencia. Coloco entonces a la tiamoferencia en
este efecto de sujeto supuesto al saber intrínseco a la experiencia este eje, la significación de transferencia se produce sobre este vector
analítica. Volveré más tarde a este punto .. ~.L.Pl'i~9..ª!!a.1.i~~a.,l1odebe._ y es en este sentido que la transferencia es la relación misma de la
identificarse al sujeto supuesto al saber: el sujeto supuesto al saber es cura, es el tiempo mismo del psicoanálisis. La transferencia es a la vez"
~¡ji~:~f~CtOdelaestru~~t,í¡.:ª:"ªe)a."siflÚiCíÓn analítiCa, lo cual es mui el tiempo de la experienci,! y la perlaboración, el trabajo de la ex"p~..:-
distinto a identificarse,a e.staposicié>l},:. Dtincia analítica en tanto que tiene como pivQte al Otro en esta pQsi-
Lo dije la última vez, no se observa forzosamente que el paciente ..f!Qg. Evocamos el término pivote, tenemos aquí, en forma localizada,
comience a creer y a decir que el analista sabe todo lo que le concier- el lugar de ese pivote. El analista como gran Otro donde se constituye
ne. Lo que puede observarse muy bien, y es lo que observa Nunberg la Bedeutung, la significación. Evidentemente la transferencia en este
cuando habla de la apertura a la transferencia, es, al contrario, una sentido tiene un carácter ilusorio y es por esto que ella se presta a
desuposición de saber por parte del paciente en relación al analista quedar reducida a su sola dimensión imaginaria. Podríamos decir que
o, como dice Lacan, un cierto modo de verificar que el hábito no le el rasgo que une los tres aspectos que distinguí la vez pasada, la trans-
queda muy bien al psicoanalista: ferencia-repetición, la transferencia-resistencia Y la transferencia-
En cambio, lo que se observa de modo muy puro es la emergencia
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sugestión, es la transferencia-amor. Por ello es que se puede intentar lica. Lacan construyó un esquema, más complicado que éste, que se
explicar la transferencia en su dimensión imaginaria, que sin duda funda en las traslaciones de un espejo, para explicar esta diferencia,
existe, y la primera teoría de Lacan sobre la transferencia es una que esclarece textos muy densos de Freud. A partir de esto, la teoría
teoría de la transferencia como fenómeno imaginario, es decir la imaginaria de la transferencia-amor puede ser llevada hasta ese punto
transferencia como amor, como pasión. Es divertido que en el primer esencial que es la teoría simbólica de la transferencia, la que se apoya
seminario de Lacan, de 1954, -que versa sobre los Escritos Técnicos en lo que, al comienzo, Lacan llamaba el "pacto analítico". Freud
de Freud, es decir sobre los textos que enumeré en la primera confe- mismo utilizó un término sumamente peligroso: "la alianza analítica",
rencia, donde los examiné desde su teoría posterior- esté presente término que hizo bastantes estragos en la historia del psicoanálisis
esta frase, donde encontramos el mismo término "pivote", que diez y al que volveremos después.
años más tarde encontramos en relación al sujeto supuesto al saber. Lo diyertido es que, al mismo tiempo que desarrolló esta teoría
En el 54, Lacan decía que el fenómeno de carga imaginaria juega en imaginaria de la transferencia, en sus inicios, Lacan, a partir de su
la transferencia un rol pivote. Diez años después atribuirá al sujeto Discurso de Roma, en el 53, había reservado ya el lugar del sujeto
supuesto al saber este papel de pivote, exactamente en los mismos supuesto al saber, pero no pudo descubrirlo sino retroactivamente,
términos. obedeciendo así a su propio esquema. Escribe dos párrafos que lo
¿ Qué lleva a situar la transferencia en la dimensión imaginaria? llevan a poner una nota en 1966, en la cual explica: "Se encuentra
Que la transferencia se presenta como amor y hay, en Freud, una entonces allí definido lo que luego designamos como el soporte de
teoría narcisista del amor. Es, por otro lado, lo que se ve cuando se la transferencia; el sujeto supuesto al saber".1
intenta colocar en primer plano la teoría de la transferencia-contra- Fue necesaria una retroacción de diez años para que se diera
transferencia. Aunque hay grandes desviaciones de la teoría y la cuenta de lo que había escrito. Dice "Sin duda no tiene que respon-
técnica psicoanalíticas que centran todo en la contratransferencia, se der por su parte, de ese error subjetivo que, confesado o no en su
puede descifrar esta teoría en forma positiva, pues es una forma tor- discurso, es inmanente al hecho de que entró en análisis, y a que ha
pe de percibir la existencia de este vector retroactivo, retrógrado, que cerrado su pacto inicial".2
figura en este esquema, en su estructura. Lo que Lacan aquí llama el error subjetivo inmanente a la expe-
En relación a la contra transferencia, por cierto, hay obviamente riencia analítica es precisamente la ilusión del paciente, la ilusión
que desconfiar de la contratransferencia demasiado positiva, lo que fundamental, estructural, de que su saber, el saber del inconsciente,
equivale a desconfiar del deseo. está ya todo constituído en el psicoanalista. Dice: "Y no puede
.E:l1. J!l experieI.1ci!lPsicoa~alítica la simpatía no es necesaria y descuidarse la subjetividad de este momento, tanto menos cuando
quizá.slg. mejor e.sunp()c() de co.ntratraIlsf~rencia negativª. Si la que encontramos en él la razón de lo que podríamos llamar los efec-
transferencia es amor, no se trata simplemente de que el analizante tos constituyentes de la transferencia en tanto que se distinguen por
ame al analista, sino que desea hacerse amar por el analista, es decir un índice de realidad de los efectos constituídos que le siguen".3 La
que se presenta y tiende a presentarse, por un lado u otro, como ama- diferencia que hace aquí Lacan entre los efectos constituyentes y los
ble. Es todo 10 que puede introducimos al hecho de que el analista efectos constituídos, es la que les presenté distinguiendo los fenóme-
ocupa la posición del Ideal del Yo, en tanto ella es diferente de la nos de transferencia, que son los efectos constituídos, y su funda-
posición del Yo Ideal. mento transfenoménico, que es constituyente de estos efectos. Es
La posición del Ideal del Yo es el punto a partir del cual el sujeto singular que es~e análisis haya quedado así como una piedra de espera
se ve como amable, a partir del cual se ve como Yo Ideal. No tengo en el discurso de Lacan, que sólo encontró su empleo diez años más
tiempo ahora de detenerme en esta teoría de Lacan que distingue tarde, en la teoría del sujeto supuesto al saber, en un punto muy
la función del Ideal del Yo de la del Yo Ideal. El Yo Ideal es una fun- preciso. Esto nos permite esperar que haya numerosas piedras de
ción imaginaria, mientras que el Ideal del Yo es una función simbó- espera en el discurso de Lacan, a las que le hacen falta lectores preci-

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sos y convencidos, a fin de que puedan ser desarrolladas y utilizadas. pues según el modelo "quítate de ahí, para ponerme yo". Lacan, por
A mi criterio, la teoría de Lacan apenas comienza. Como en la de el contrario dió a esta frase de Freud un valor mucho más esencial, y
Freud, hay aún una mina en este discurso. No quiero decir que Lacan la tradujo en formas distintas a lo largo de su discurso. Yo puedo tra-
sea El Dorado, pero hay mucho aún que recoger. En el fondo, este tar de traducirla de otra forma, en relación al sujeto supuesto al
pacto analítico consiste para el paciente en ofrecerse a la interpreta- saber: La ou fa était, (fa ne veut ríen dire); Allí donde eso estaba
ción, es decir que, por el hecho mismo de entrar en la experiencia (eso no quiere decir nada), yo sé lo que debe ser, lo que debe advenir.
analítica, él consiente a la posición del analista como Otro, y es por Esto nos permite percibir la dimensión .racionalista esencial de la
eso que yo decía que podemos encontrar el comienzo de la teoría del experiencia analítica. La experiencia analítica (hay que pasar por alto
sujeto supuesto al saber en Freud, en su texto sobre el inicio del aná- muchos de los discursos de los psicoanalistas mismos para darse
lisis, en los "Escritos sobre la técnica". cuenta) es profundamente laica. Mientras que en las experiencias
¿Qué es lo que Freud llamó la "regla principal del análisis", que antiguás, las que buscan el conocimiento más profundo de la verdad
siempre situó, de la cual dió diferentes formulaciones, pero cuyo del sujeto, hay siempre un tiempo de meditación, de concentración,
carácter operatorio y fundamental siempre subrayó? La experiencia una invitación a entrar en sí mismo, a purificarse, nada de esto
del análisis supone la libertad que se le deja al sujeto en sus asocia- encontramos en la experiencia analítica. Si ella promete al sujeto una
ciones. Hay un punto que no puede ser eliminado del discurso del verdad acerca de su deseo, es en un marco que no implica ninguno de
psicoanalista a su paciente, el que consiste en fijar esta regla original. estos aspectos de purificación, de concentración. Al contrario, es una
Esta regla principal es la de asociar libremente, la de renunciar a toda ceremonia, un ritual, pero fijo, podríamos decir que implica una
crítica, toda regla -ella tiene ya entonces un carácter paradojal- la regularidad casi burocrática, volver a la misma hora, un cierto núme-
de confiar en lo que Freud llama "lo que le viene en mente", en lo ro de veces por semana y, lejos de que por adelantado el sujeto tenga
que, en el sentido etimológico, es el "caso". que concentrarse, por el contrario, debe entregar, sin preparación
Al respecto hay una exhortación psicoanalítica que es: "Diga alguna, el material.
siempre, ya veremos". En el fondo, la presencia del analista es una Debe percibirse lo que implica esta extraordinaria operación, la
prueba de la confianza que él tiene en el inconsciente, a saber que misma se opone a todos los antiguos ensayos de descubrimiento de
eso siempre asociará. Hay allí en el momento original, una demanda la verdad del sujeto. Efectivamente, es con la invención de la regla
del analista, la demanda de decir lo que no quiere decir nada estando fundamental que Freud traza en la historia del pensamiento un corte
seguro de que eso siempre querrá decir algo. cuyo precedente es imposible encontrar. Y, una vez dispuesto el
Podemos, en este sentido, llamar a la transferencia transferencia sujeto a decir cualquier cosa, como por azar, la presencia del analista
del sin-sentido a la significación, promesa de significación. Percibi- atestigua que asume sobre sí el principio que está en la base de la
mos así porque Lacan puede decir que la situación analítica histeri- ciencia: que todo, incluso lo que allí se dice de cualquier modo, tiene
fica al sujeto que entra en análisis, precisamente porque su más míni- una causa.
ma palabra, su menor producción es inmediatamente valorizada por la El inconsciente, en tanto que es puesto en obra en la experiencia
experiencia analítica misma. Es valorizada en la forma más material analítica, en tanto que el sujeto es invitado a decir lo que se le pasa
del mundo, por el precio -es muy divertido- el sujeto tiene que por la cabeza, y a pagar el hecho mismo de este decir lo que se le pasa
pagar sus propias producciones. Este es el hallazgo del psicoanálisis: por la cabeza ante el analista, movilizado o más bien inmovilizado,
hacer pagar el trabajo por el que trabaja, en lo cual es mejor que el por esta experiencia, implica este axioma, que nadie formuló a pro-
capitalista. pósito de la experiencia analítica antes de Lacan, pero que funciona
En el fondo, allí es donde está el sujeto supuesto al saber. Cono- de todas maneras como soporte de la experiencia: "todo tiene una
cen la fórmula de Freud, que la princesa Marie Bonaparte, o quizás causa". Es un principio esencial del pensamiento científico y fue
Ana Bergman, tradujo como "el yo debe desplazar al ello", traducida formulado en un momento muy preciso de su historia, cuando Leibniz

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formulo sus dos principios: "nada es sin causa" y también, en su con el ana lista como superyó. Un fantasma está allí desarrollado: que
forma positiva, "todo tiene una causa". el analista a partir de su posición superyoica podrá insinuar valores
En el fondo, esto constituyó en la historia del pensamiento un verdaderamente positivos en el yo del sujeto. La cura entonces se
corte radical. Heidegger, por cierto, dedicó un librito a este axioma, presenta ante todo como una especie de educación, una educación
que se llama "El principio de razón suficiente", en el cual lo analiza por sugestión del paciente, y el analista simplemente se ofrece él mis-
en detalle, pues su formulación constituye un corte en la historia de mo en la experiencia como la verdadera medida de la realidad, el que
la filosofía, que consagra la emergencia de ese discurso, distinto del sabe 10 que la realidad debe ser, y que por medio de su prestigio
discurso analítico pero que no deja de tener relación con él, el discur- superyoico debe llevar al sujeto a situarse en el mismo nivel de reali-
so de la ciencia. dad. Es decir, muy ingenuamente, que el psicoanalista se constituyó
Hay un determinismo implícito en la experiencia analítica, que él mismo como el nec plus ultra de la experiencia universal. En ese
implica, si se quiere, al comienzo una especie de acto de fe en la sentido, lá cura se convierte en una empresa de adoctrinamiento que
racionalidad de todo lo que se produce, y el psicoanalista es aquel tiene como consecuencia el aplastamiento de la dimensión propia de
que se consagra a sostener este acto de fe, a partir del cual el anali- un deseo fundamentalmente irreductible. Esto el psicoanalista no lo
za'nte puede trabajar. logra, pero tiene tiempo como para hacer cierto daño. El psicoanálisis
V olveremos más adelante a esta diferencia entre el analista y el entonces puede ser un verdadero combate contra este esfuerzo de
analizan te en el acto y el trabajo analítico. Pero quisiera primero adoctrinamiento del analista, quien se hace fuerte amurallándose en
tratar de mostrarles las consecuencias que tuvo, en la historia del la teoría psicoanalítica constituída y en sus propios prejuicios sobre
psicoanálisis, la identificación del psicoanalista con la posición del todos los temas de este mundo, empresa que el deseo del paciente
Otro. La posición del Otro es una posición de amo, y el psicoanalista intenta resistir. Esa es la resistencia que no hay que olvidar, la buena
se identificó gustoso al amo, al maestro, al que exhorta, al que resistencia, la resistencia que los psicoanalistas descubrieron cuando
demanda, al Otro poderoso y omnisciente (lo que le permite no saber enfocaron el análisis como adoctrinamiento y ejercicio de la demanda
gran cosa). Hay un extraordinario contraste entre la fatuidad del ana- del psicoanalista. Encontraron la resistencia del deseo.
lista y la ignorancia, bastante general, que le permite continuar pro- Lacan dejó, desde hace algunos años, de leer a los psicoanalistas
longando esta situación .. d(fl International Journal; nosotros lo seguimos haciendo, y hacemos
Esta identificación del psicoanalista con el Otro generó una teo- ja crónica de esta lectura en nuestra revista Ornicar?, un poco para
ría esencial, dominante en el área de influencia anglo-sajona, que conservar el contacto. Lacan dejó de leerlos; pero los leyó, los leyó
ubica al analista como superyó del paciente. muy precisamente, tanto los grandes como los pequeños textos de la
Es muy interesante esta teoría, cuyos excesos hoy se han borrad() historia del psicoanálisis en el International Journal, fue siguiendo las
un poco, pero que sigue presente y actuante en los psicoanalistas no indicaciones que se encuentran en esos textos. En el curso que hice
lacanianos (creo que es distinto entre los kleinianos). Es una teoría sobre transferencia, analicé todos los textos dedicados a la teoría del
interesante porque muestra que todos los teóricos verdaderamente analista como superyó. No sé si todavía se lee a alguien como Richard
serios de la experiencia analítica se ven obligados a asignar un lugar Sterba, quien formula una teoría acerca de la disociación terapéu-
al analista en el inconsciente. Sin ello no se podría entender cómo tica del yo. En ciertos textos antiguos, que tengo aquí, Sterba ba-
opera el analista. De allí que, lo que les formulaba como una proposi- sa la experiencia terapéutica de la cura en la capacidad de disocia-
ción lacaniana, el analista es si quiere una formación del inconscien- ción del yo y dice: "Esta capacidad da al analista la oportunidad de
te, se impone a todo teórico serio del psicoanálisis. hacer una alianza con el yo contra las fuerzas del instinto y de la
Esta teoría implica, en primer lugar, que el analista debe ocupar represión y, con ayuda de una parte del yo, intenta vencer las fuerzas
el lugar del superyó y, en segundo lugar, que el analizan te debe iden- contrarias" .
tificarse a él, la cura es así el proceso de identificación del analizan te ¿Qué es entonces la experiencia analítica? ¿Es una bipartición

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constante del yo? Esto se parece un poco a la paradoja de Zenón; se una alteración parcial de su estructura- y una identificación por la
toma al yo, se lo corta en dos, hay una parte buena y una parte mala, cual el objeto es colocado en el lugar del Ideal del yo. Es este tipo
si nos apoyamos en la buena le ganamos a la mala, entonces volvemos de identificación la que explica la puesta en serie de los yo, su identi-
a cortar en dos, volvemos a hacerlo, y seguimos así. Según Zenón, ficación recíproca en los organismos como el ejército o la iglesia.
nunca se detendrá el proceso. Sterba termina diciendo cuál es el Insiste en el hecho de que esta identificación recíproca supone la
modelo de esta disociación terapéutica del yo en el paciente. La identificación común de estos yo a un elemento externo, a un objeto
respuesta, dice, es que se trata del proceso de formación del superyó colocado en el lugar del Ideal del Yo de cada sujeto. Creo que evoco
mediante una identificación del analizante con el analista. Juicios y
aquí algo que es familiar a los que leen a Freud. Por esta identifica-
evaluaciones son recibidos en el yo y empiezan a producir efectos en ción con el objeto puesto en el lugar del Ideal del Yo, Freud explica
su seno.
fenómenos cqmo el amor y, sobre todo, la hipnosis, la sugestión.
No sé si ven lo que implica esta concepción del psicoanálisis, pero Entonces, el Ideal del yo no es exactamente el superyó, aunque
podemos admitir que el término de Lacan "abyección" se adecúa sus funciones en parte se recubren, habría que distinguirlos muy
bastante bien a este tipo de teoría, la cual no le deja otra salida al cuidadosamente.
paciente que la de tomar como modelo acabado de perfección a su ¿Pero, qué hicieron los psicoanalistas a partir de este texto de
psicoanalista e introyectarlo. El psicoanalista se ofrece así como una Freud? Hay un artículo de Sandor Rado que dió la señal de largada
hostia, la hostia sagrada que el paciente debe mascar y remascar. No de este proceso. Rado publicó sólo la primera parte de este artículo,
voy a entrar en los detalles, porque es bastante fácil imaginar esta nunca la segunda. En este texto, Sandor Rado inventó algo sumamen-
manducación imaginaria en la que el analista se convierte en el ali- te grave para el desenvolvimiento de la historia del psicoanálisis. Esta-
mento de su paciente y la cura en el relato de una pasión crística. Lo mos en una época en que había entre los psicoanalistas cierta deso-
divertido es que esta teoría cobra forma hacia 1920. El artículo de rientación en relación a ciertos cuestionamientos sobre la técnica
Sterba es de 1934. Hay, al mismo tiempo, un artículo muy intere- psicoanalítica, que evoqué la vez pasada. Para responder a estos
sante, del 34 también, del joven Strachey, el eminente y notable tra- cuestionamientos Freud elabora su segunda tópica, porque el psicoa-
ductor de Freud, al que debemos la mejor edición existente, superior nálisis estaba en una situación conceptual y práctica difícil, y los
incluso a la edición alemana, la Standard Edition. Strachey escribe lo analistas intentaban conceptualizar el proceso mismo del psicoanálisis.
siguiente: "El superyó del paciente ocupa una posición clave en la En esa época vemos entonces muchos artículos sobre el tema y, en
terapia analítica. Es una parte de la mente del paciente en la cual una 1925, Sandor Rado propone estudiar lo que llama "el principio
alteración favorable sería susceptible de provocar una mejoría general económico" en la técnica analítica. Nunca llegó al final, pues hizo
y es también una parte especialmente sometida a la influencia del solamente la primera parte de su estudio~ que por el contrario, habla
analista". También nos hace entender de donde proviene esta teoría, de la hipnosis. Nunca hizo la segunda parte sobre técnica psicoanalí-
que no dejó de influenciar la concepción analítica de la transferen- tica. ¿Qué dice? "Podemos decir que establecida en el yo de la per-
cia. Proviene, exactamente, de Frcud, del capítulo VIII de Psicología sona hipnotizada existe una representación ideacional del hipnotiza-
de las masas y análisis del yo. Saben que este capítulo es del período dor, si esta representación logra atraer los lazos naturales del superyó,
en que Freud elabora su segunda tópica, que va a dar lugar a tantos el hipnotizador, de objeto exterior que era, es· promovido a la posi-
malos entendidos acerca de la experiencia analítica. Hay en El yo y ción de superyó, parásito". Esto sigue aún relativamente a Freud,
el ello, y en Psicología de las masas párrafos, que, al final de su vida, aunque hable de superyó y no de Ideal del yo.
embarazaron mucho a Freud, cuando vió cómo fueron entendidos. En 1934, con Strachey, ¿en qué se transforma esto? Strachey
Entonces, en este capítulo VIII, Freud, como saben, distingue entre dice 10 siguiente: el paciente en análisis tiende a centrar el conjunto
una identificación consecutiva a la pérdida de objeto -la pérdida de de sus funciones sobre el analista, pero sobre todo tiende a aceptar
objeto traduciéndose por la introyección del mismo en el yo y por al analista como un sustituto de su propio superyó y agrega: "creo

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que en este punto podemos tomar la acertada expresión de Rada tacióri sino de inadaptación en el sujeto.
-modificándola levemente- respeCto a la hipnosis y decir que en el Freud relaciona el superyó con la organización de los síntomas
del sujeto, Dice también, en forma divertida, que el superyó puede
análisis el paciente tiende a hacer del analista un superyó sustitutivo,
parásito" . tener informaciones sobre la realidad pero son informaciones out 01
La teoría que Freud elaboró especialmente para dar cuenta de dlJte, superadas, es esto lo que da lugar a los síntomas neuróticos.
Dicho de otra manera, esta función que Alexander comprendió
algo muy distinto a la experiencia analítica, la hipnosis, fue usada por
los psicoanalistas, a partir de 1934, para explicar la operatividad del bien como la raíz del síntoma, se convierte nueve años después, en
psicoanálisis mismo. Debo decir que nó se trata solamente de burlarse 1934, en la posición misma que debe ocupar el analista para llevar al
de este error de lectura, de esta desorientación, que los llevó a afe- paciente a nivel de la realjdad.
rrarse de la teoría freudiana de la hipnosis para entender algo del Considero que esta demostración a partir de los textos es muy
psicoanálisis, porque, efectivamente, por allí aprehendían algo acerca difícil de refutar. El superyó freudiano tiene exigencias comple-
de la posición en A del psicoanalista. Era, a su manera, un modo de tamente incoherentes, de ningún modo es un todo armonioso, es una
percibir que el analista está en el lugar del Otro, pero considerando ley, una orden, pero en tanto le es imposible al sujeto respetarla. Si
que debe identificarse a esta posición y que por esta vía el paciente es una ley, es una ley con todo su valor irracional, una ley terrible.
debe identificarse a él. Era necesario que se hubiera perdido el sen- Lacan es muy fiel a la posición del superyó en los textos de
tido del descubrimiento de Freud para llegar a esto, porque el su- Freud, habla de la figura obscena y feroz del superyó. El superyó en
peryó freudiano nada 1i!}l~_@~.yg_.~}.!_ un~Jun_~!óI!..J!9_I1!!~lizaI!!~.1. Freud es una función imposible d.e satisfacer, no es del orden: "Si se
legal. hace todo lo que quiere el superyó todo va bien", al contrario el
Una de las bases de la diferencia entre el Ideal del yo y el superyó superyó nunca queda satisfecho.
es que el Ideal del yo, en Freud implica efectivamente ciertas funcio- Así es como emerge en los textos de Freud. Es una instancia que
nes de asunción normalizan te del sexo, que el superyó no implica de exige siempre más y no hay que creer que, dado el caso, alcanzar el
ningún modo. Quien lo muestra muy bien es, una vez más, Franz éxito atempera el superyó. Freud lo dijo, no hay nada más peligroso
Alexander, quien siempre estuvo más cerca de la inspiración freudia- en ocasiones que el éxito y reflexionó sobre aquellos que precisamen-
na y debo decir que, a pesar de sus divergencias. fue amigo de Lacan. te son destruídos por el éxito, el éxito puede muy bien ser inintegra-
Alexander en 1925 (ven que siempre estamos en los diez años decisi- ble. Lacan habla al respecto de la gula del superyó, el superyó nunca
vos entre 1925 y 1935), escribió un artículo muy hermoso, en el está satisfecho. Efectivamente, porque la exhortación superyoica
implica esta insaciabilidad, una imposibilidad intrínseca de satisfac-
International Joumal, N° 1, que se llama Una descripción metapsi-
cológica del proceso de la cura. Alexander evidentemente también ción, Lacan formuló así el imperativo del superyó, el superyó no
habla de la ocupación por parte del analista del papel del superyó. dice: "¡triunfa!", el superyó, formula este imperativo imposible:
Pero en este artículo tenemos un sentimiento muy preciso de lo que " ¡goza!".
es el superyó en Freud. Dice "no hay que pensar que el superyó es Descubrí esta mañana que en el español propio de Venezuela no
el órgano de la adaptación a la realidad, no debemos pensar que el hay una oposición entre placer y goce y que se utiliza la expresión
superyó es la ley". En su lenguaje dice que es un código legal pero "gozo" para decir tengo placer. Traten de admitir la diferencia entre
arcaico, que preserva en el sujeto muchas adaptaciones. pero adap- placer y goce, en el sentido de Lacan. El goce está más allá del princi-
taciones completamente inadaptadas a su situación real. que de nin- pio del placer y como tal es imposible de obtener en forma plena, y
gún modo es una instancia que tenga acceso a la realidad. Al contra- percibirán el humor que hay en el hecho de formular el imperativo
rio, el superyó cumple su tarea en forma automática y con una delsuperyó cómo un imperativo de goce.
uniformidad monótona de reflejo. Ve muy bien el vínculo entre el Freud, hay que decirlo, fue equívoco respecto a los procesos tera-
superyó y e! automatismo de repetición, no es una función de adap- péuticos de la cura. El mismo, efectivamente, formuló en los textos

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faltaría a su deber s~ermitiese dejarse iievar por estas inclinacio-
de los aiíos 30, el proceso analítico como un proceso de alianza del
nes". Podemos entonces decir que los psicoanalistas no respetaron
terapeuta con el yo, pero, al mismo tiempo, se dio perfectamente
de ningún modo esta advertencia.
cuenta de las· desviaciones flagrantes que se producían en su teoría
V oy a remitirlos a los textos que fueron publicados en 1950, en
hacia 1935. Por eso los textos que escribió en 1937 y 1938 Análisis el International Joumal, cuando los analistas hicieron un pequeño
terminable e interminable, Construcciones en psicoanálisis y El
simposio a fin de intentar entender cual podía ser el objetivo final del
esquema del psicoanálisis, se debaten con las contradicciones que psicoanálisis y verán ustedes que, con excepción de Melanie Klein,
acaban de manifestarse en forma masiva. La cura no consiste de
todos los que hablan en esta oportunidad formulan el objetivo del
ningún modo en lograr esta manducación progresiva del psicoanalista
psicoanálisis didáctico como identificación del analista. Dicho de
por el paciente, sino en lograr lo que Lacan llama, en otro sitio, el otra manera, el pecado que Freud precisaba e.n este texto: crear hom-
pacto originario del psicoanálisis. Es verdad que el psicoanálisis supo- bres a su imagen, podemos decir que los psicoanalistas lo cometieron.
ne el consentimiento del paciente, que está basado en su libertad.
El psicoanalista debe ser digno de la posición de poder que le da
Freud, cuando habla del caso de la joven homosexual, imputa los esta experiencia. Hay decía Freud, dos peligros para el psicoanálisis:
problemas que pudo encontrar en este análisis precisamente al hecho los sacerdotes y los médicos. Porque desde el origen de los tiempos
de que fue un psicoanálisis impulsado. por su familia y no por su los sacerdotes y los médicos están en la posición de abusar del gran
propia voluntad. La emergencia del sujeto supuesto al saber supone Otro, son las figuras más antiguas y más poderosas del sujeto supues-
el respeto de la regla analítica. En este sentido, hay efectivamente to al saber. Pero si el analista ocupa el mismo lugar, no debe usar el
pacto, alianza. Pero si traducimos esto por la manducación del poder estructural de la relación de la misma forma. Por eso Freud
paciente por el psicoanalista contra las fuerzas del instinto que se libró este combate, lo que no impidió a los analistas, que se decían
trata de reprimir y de vencer progresivamente, obtenemos por el con- freudianos, echar este texto al olvido. Y uno de los combates de
tario esta definición que preocupaba a Freud. Vemos a Freud en sus Lacan, uno de los combates que ganó en Francia completamente,
textos, admitir estas alianzas, pero al mismo tiempo diferencia com- y no solamente en Francia, es el combate por el "análisis lego".
pletamente el psicoanálisis de la sugestión, en oposición a la inspira- Hoy en día en todas las sociedades francesas de psicoanálisis,
ción de esta gente. En 1935, escribe, por ejemplo: "Puedo afirmar hay no médicos aceptados, reconocidos por las asociaciones. Este
que nunca caí en tal abuso de sugestión en el curso de mi práctica" . combate no estaba ganado en 1953 y fue una de las causas de la pri-
Dice en El esquema del psicoanálisis , que no esel mejor de sus textos, mera escisión del movimiento psicoanalítico francés.
pero que lo muestra preocupado por esta desviación; especialmente ~l
Lo interesante es que si no hay análisis sin el sujeto supuestQ. ..
en el Cap. VI Técnica del psicoanálisis: "si el paciente coloca al ana- saber, la función del sujeto supuesto al saber puede ser ocupada Q2.F
lista en el lugar de su padre o de su madre, le da también el poder que cual9uiera a partir del momento en que se establece la relación. No .
su superyó ejerce sobre el yo. Este nuevo superyó tiene ahora la oca- es necesario que este saber sea científico, basta que haya algo que sea
sión de realizar una especie de post-educación del neurótico, puede "estructura de saber". Tomemos el ejemplo de la medicina: la medi-
corregir errores de los cuales los padres fueron responsables cuando cina existió mucho antes de que el discurso científico existiese y
lo educaban". encontramos, en las comedias de Moliére, en su teatro, la figura del
Así, admito que hay algo acertado en la posición que evoqué médico en tanto que sujeto supuesto al saber que no sabe nada.
hace un rato, en el hecho de que el analista ocupa el lugar del Otro Durante siglos, el médico se paseó así por el mundo. Durante un
y que, a partir de allí, tiene efectivamente una posición de poder. tiempo se pudo pensar que había un acuerdo entre medicina y cien-
Pero agrega..fu1td, "Se debe alertar acerca de su mal uso. Por grande cia, en el curso del siglo XIX, y todavía a principios de este siglo.
que sea la lñCITñación del analista a convertirse en educadoL-.lliL Pero hay que saber que la medicina está quizás a punto de desapa-
. modelo y en ideal para otros, a crear hombres a su imagen, no debe recer comida por la ciencia. Hace poco tuve la ocasión de encontrar-
nunca olvidar que ésta no es su tarea en la relación analítica y que
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me y discutir, para la revista Ornicar? con el sucesor de Jacques
saber", cito exactamente, "ha abierto el lugar donde el psicoanalista
Monod en el Colegio de Francia, quien es uno de los más destacados
desde entonces se colocó". Esto no debe' tranquilizar a los psicoana-
científicos franceses dedicados a la biología molecular y que está
listas, porque la impostura está siempre próxima a la experiencia
esperando, como los demás, recibir el Nobel, está en la buena línea
analítica: en cuanto el psicoanalista se identifica al sujeto supuesto al
de sucesión. Pues bien, él considera que los tiempos de la medicina
saber, cae, igualmente, en la mistificación. Pero el psicoanalista tiene
han terminado, que a nivel de la biología molecular los problemas
muchas dificultades para mantenerse en los límites de su experiencia
que los médicos se planteaban CQn su palabrería, tienen ahora, opor-
y en los límites de lo que puede saber por intermedio de la palabra.
tunidad de ser resueltos. A este nivel el médico aparece para él como.
Por eso muchas veces recurre a cualquier saber para tapar esta hian-
un psicoterapeuta mediocre, que no actúa en el nivel molecular en el
que los fenómenos tienen su realidad. Percibimos así la estructura del cia, esta apertura que el lenguaje lleva consIgo. También, como decía
la última vez, en ocasiones puede buscar la sustancia de su experien-
porvenir, podemos anticiparlo: por un lado los especialistas de la
cia, sustancia evanescente en el lenguaje, puede buscar esta sustancia
estructura molecular, por otro los psicoanalistas, entre los dos, nada. hasta en el feto.
Este es el paisaje que se está dibujando.
Tenemos el testimonio en el texto mismo de Freud, en lo que Hay con todo un sentimiento justo en esta elucubración, que vale
algunos imaginan fue su autoanálisis, de que el saber científico no sea lo mismo que la de Fliess; el sentimiento de que después de todo la
necesario para producir el efecto de sujeto supuesto al saber. Freud estructura no se puede deducir, siempre se debe considerar que ya
no hizo autoanálisis, porqueta que analizó de sus formaciones del está allí.
inconsciente, lo hizo durante mucho tiempo, como saben, en referen- Melanie Klein, por ejemplo, proyectó la estructura en los prime-
cia a un sujeto supuesto al saber encarnado en la figura de su amigo ros años de vida. Siempre podemos decir: ¿qué puede ella saber de·
Fliess. No se entiende como Freud, que era espíritu científicamente
eso? Hacía hablar al lactante como un filósofo. Pero de hecho, si
tan preciso y minucioso, pudo apasionarse por las teorías de Fliess, Lacan siempre fue favorable a Melanie Klein, es porque ella tenía el
que eran teorías delirantes. Como ustedes saben, Fliess construyó sentimiento justo de que la estructura estaba siempre allí desde el
un sistema, absolutamente demente, fundado en la nariz. Lacan lo
origen. Se puede retroceder el origen y decir que la estructura está,
llama por cierto el"rascador de narices" y publicamos en la colección
en el feto, pero pienso que hay que dejarle la ciencia del feto a los
de Lacan, que se llama el Campo Freudiano, una traducción del libro
que tienen los aparatos adecuados para observar verdaderamente el
de Fliess. Lo releímos en detalle: es un saber completamente elucu-
nacimiento de la vida, los biólogos, a los que tienen opiniones com-
brado que Freud respetó durante años. Ustedes saben que esta rela-
pletamente precisas sobre el papel de la estructura nerviosa a partir
ción analítica con el sujeto supuesto al saber Fliess, se rompió, efecti-
del nacimiento. Que yo sepa el psicoanalista no es un radiólogo, no
vamente, y que Fliess luego conoció episodios que podemos calificar
de psicóticos. observa el fondo de ojos, no hace tomografías. La última vez hablá-
bamos del lenguaje visual y es cierto que soñamos. Cuando soñamos
Aquí tenemos el estatuto del sujeto supuesto al saber en tanto
sabemos como es para nosotros y pensamos que es igual en los demás,
que diferente de la ciencia y el estatuto médico, como dice Lacan,
es decir que vemos imágenes. Lo que interesa al psicoanalista, lo que
es desde siempre un estatuto de mistificación, es tan sólo desde el
interesó a Freud en la ciencia de los sueños, es el relato proporcio-
matrimonio reciente de la medicina y la ciencia, que el médico ha
nado por el paciente de su sueño, nunca se fascinó ·por una realidad
podido escapar a la mistificación, pero el médico es una figura muy subjetiva que por definición no puede ser visualizada; por el momen-
antigua en la historia, que precede en mucho a la aparición del cientí-
to no podemos visualizar los sueños de otro. En los relatos de ciencia
fico. Esta figura del médico científico quizás desaparecerá ya que la ficción se logra, pero en la experiencia psicoanalítica es por interme-
ciencia parece seguir otro camino.
dio del relato verbalizado del paciente que es posible un análisis.
Entonces, dice Lacan: "esta mistificación del sujeto supuesto al
También hay una ciencia que se ocupa del durmiente, que cubre su
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cuerpo con electrodos y que establece las distintas y diversas variacio- interviene legítimamente en tanto que Otro, en tanto que amo,
nes de su cuerpo durante la noche. maestro cuando se trata de mantener el marco de la relación analí-
La teoría del psicoanálisis, de la experiencia analítica, se refiere tica,~ que en el seno de este marco es el paciente quien realiza un
esencialmente a su comienzo y a su final. Como dice Freud, el desa- trabaio. una tarea que toma tiempo. _El acto en tanto que simbólico
rrollo mismo de la partida es sumamente variable y, como en el corresponde al psicoanalista, consiste en plantear el axioma: "todQ.J~-
ajedrez, lo que es estructurable es el comienzo y el final. Lacan, por ne una causa". El trabaio, la producción están del lado del analizante.
cierto, retorna esta comparación y dice, el psicoanálisis es como el Lacan siempre promovió la importancia del silencio del analista,
ajedrez, hay aperturas y desenlaces, en el medio las combinaciones quien no debe considerar que la interpretación debe duplicar cons-
son demasiado múltiples, son demasiado particulares y no se puede tantemente el discurso del paciente, no se trata de yuxtaponer un
hablar de ellas en la misma forma. segundo texto al primero y descifrar todo, precisamente porque el
El suieto supuesto al saber en el sentido de Lacan, es la estructura poder de la interpretación es enorme. Debe medir exactamente el
de apertura de la partida, de la entrada en juego, y la cuestión es la peso de cada una de sus palabras.
del final de la partida. Vemos claramente como dan el final de la Aquí sería demasiado largo desarrollar la teoría de la interpreta-
partida los psicoanalistas anglosajones: es la identificación al analista, ción de Lacan, pero él considera que uno de sus vectores, sumamente
es d momento en que el superyó obsceno y feroz ha finalmente importante, como constitutivo de la transferencia, es el tiempo, que
consumido al paciente, es el análisis que podríamos llamar caníbal. el tiempo en sí mismo es una modalidad de la transferencia, como lo
Esto explica por qué los analizantes de un mismo analista terminan dije al principio, es una variable interpretativa.
por parecerse. De acuerdo al principio que Freud expuso en el capí- Si enfocar.lOs la relación analítica como una relación dual entre
tulo VIII de Psicología de las masas y análisis del yo, si varios pone- un analista y un analizan te que están en posición recíproca, enton-
mos al mismo objeto en el lugar del Ideal del yo, todos nos parece- ces es necesado un gran Otro que fije el encuadre de la situación,
mos en un rasgo esencial. se requiere una gran Otro, que es el ídolo reglamentario y a ello se
Frecuento a los psicoanalistas desde hace tiempo en Francia y debe ese superyó parásito, para retomar la expresión de Sandor
puedo decir que esto es cierto, con un poco de práctica en el caso Rada. De este superyó parásito, los psicoanalistas hicieron, entre
de ciertos analistas, se reconoce a los pacientes que "analizaron", todos, un gran síntoma mundial, la Asociación Psicoanalítica Interna-
entre comillas, se los reconoce como si llevasen un uniforme, por cional, cuya presencia debía marcarse en la relación analítica misma,
un rasgo. Hay un analista del cual puede decirse que el resultado de pues prescribía la duración, el número de las sesiones y porque era,
su cura es una inflación sumamente extraordinaria del narcisismo efectivamente, el sujeto supuesto al saber lo que es el psicoanálisis.
de su paciente, una agitación verdaderamente específica. Encontrán- Es un recurso, hay que decirIo de debilidad, que los psicoanalistas
dome con un recién llegado a los alrededores de la Escuela Freudiana han construído porque carecían de la experiencia misma de esta
que yo no conocía, he llegado a pensar: "éste debe ser un analizan te posición del Otro, porque en tanto que analistas eran insuficientes
de fulano de tal" y así era. Por cierto, tuvo la feliz idea de ir a lo de para asumir esta posición.
Lacan después y debo decir que esta inflación, verdaderamente espe- Estos son evidentemente puntos que habría que desarrollar. Sé
cial, esa demanda constante de atención para su persona, una vez en que hay aquí psicoanalistas vinculados con la IPA. Simplemente,
análisis con Lacan se desinfló. Era incluso visible externamente. Cier- es así como concebimos y experimentamos a la IPA.
tamente debió pasar momentos difíciles. La identificación con el El segundo punto, que merecería por sí solo un largo desarrollo,
analista al final del análisis, es el omega de la teoría analítica tal es el final del análisis. El análisis de la transferencia consiste en descu-
como ella se fijó en 1930. brir que no hay, en sentido real, sujeto supuesto al saber. Esto es lo
Quisiera hacer aún dos observaciones: primero Que el analista que constituye el deseo del analista, deseo muy singular que F¡:eud
tiene la función de garantizar la experiencia analítica, es decir gu~ localizó en un momento de la historia, el deseo del analista de no

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identificarse al Otro, de respetar lo que Freud, en su lenguaje, llama
la individualidad del paciente, de no ser un ideal, un modelo, un edu-
cador, sino dejar libre campo a la emergencia del deseo del paciente.
Hay algo allí que podría semejarse a .una ascesis, y vemos bien
que los psicoanalistas, que se protegen del discurso psicoanalítico,
tomaron el camino exactamente contrario, el de proponerse como
ideales y modelos. Vean los textos. En cambio, Lacan está muy cerca
de Melanie Klein cuando ella formula que el final del análisis posee
un carácter depresivo que muestra en cierta forma que debe ser rela- CONFERENCIA EN BRUSELAS
cionado con la pérdida del objeto. La pérdida del objeto, el duelo
del objeto, cómo es simbolizado en el psicoanálisis mismo sino por
el rechazo, el abandono del psicoanalista.
Al respecto, es el psicoanalista quien representa el residuo de la
operación analítica y Lacan elaboró esta teoría que hace del psicoa-
nalista el desecho de toda la operación y, al mismo tiempo, la causa
que desde siempre animaba el deseo del paciente. Es esto lo que
Lacan formuló así escribiendo: .
a~ $
5;// SI
El $ es el sujeto que habla, el analizan te, que habla a partir de la posi-
ción del psicoanalista ¿Con la ambición de producir qué? Precisamen-
te el significante que Lacan llama el significan te-amo, SI a partir del
cual justamente el sujeto está en posición de ser· gobernado. Lejos de
instalar al significante-amo en la posición de dominante, Lacan
fa mula la experiencia analítica como el rechazo, la escupida por
parte del sujeto de su significante-amo. Es por lo tanto en términos
exactamente contrarios a los de la introyección como Lacan formula
la experiencia analítica. si se quiere en términos de deyección o en
términos de exclusión. Entonces, esta renuncia al dominio en el
psicoanalista es perfectamente enigmática. ¿Cómo pudo elaborar
Freud, poner a punto este deseo de no dominio que, podemos decir,
es inédito en la historia? Es, efectivamente,. porque este deseo es iné-
dito que los psicoanalistas han renunciado a él, que se imaginar.on
comosuperyó, como figura exaltada del amo. La grandeza del psicoa-
nalista, en el sentido de Lacan, es, por el contrario, consagrarse a
permanecer en el lugar de desecho. Concluiré pues con esta paradoja.
NOT AS
1 _ J. Lacan, "Función y campo de la palabra", Escritos, 1, Siglo XXI, p. 126
2 _ [bid, p. 125
3 _ [bid, p. 125
100
PROBLEMAS CLINICOS PARA EL PSICOANALISIS

Clínica Psicoanalí tica / Clínica Psiquiátrica

Les hablaré de mi lectura de Winnicott, del que no soy un espe-


cialista y al que abordo a partir de Lacan. Hablo de problemas clíni-
cos para el psicoanálisis porque el subsuelo de la clínica psicoanalítica
se arraiga en la herencia psiquiátrica, conocen todos los puntos de
apoyo que Freud encontró en la clínica alemana de su tiempo, clí-
nica que forma el background de su progreso. Incluso, una tesis que
poco a poco va ganando terreno, sostiene que quizá Freud fue el
clínico alemán más brillante de su época.
Actualmente gana terreno, sin embargo, la tentativa de reabsor-
ber el corte freudiano en el movimiento general del pensamiento de
la época. Desde hace varios años el gran proyecto de Michel Foucault
es llegar a lograr la reabsorción del corte freudiano en el pensamiento
de la época. En los comienzos de su historia de la sexualidad nos ha
dado un tímido toque de alerta, un indicador de lo que veremos desa-
rrollarse en los próximos afios.
La Sección Clínica fue creada especialmente para debatir los
problemas de frontera entre el psicoanálisis y la psiquiatría, para
cortar las adherencias de la clínica psicoanalítica con la clínica psi-
quiátrica.
Hemos entrado, hoy en día, en la era de la psiquiatría post-clíni-
ca. Esta es la tesis de un joven psiquiatra, Paul Bercherie, quien sos-
Conferencia dictada en el marco de la Sección Clínica del Depar- tiene que desde hace cincuenta años, ya no existe clínica psiquiátrica.
tamento de Psicoanálisis de la Universidad de Paris VIII, en 1981. La clínica psiquiátrica era una disciplina de observación, que preten-

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día ser objetiva, y que seguía viva en la medida en que llegaba a deli- blemas su estatuto reduccionista, pero allí donde está en lo suyo sólo
mitar, a aislar, a puntualizar nuevas entidades clínicas. Desde hace él reina. Es como el Dios de los judíos, no es el dios de todos, pero
cincuenta años la observación psiquiátrica no ha descubierto nuevas allí donde reina, reina solo.
entidades clínicas.
La psiquiatría, obviamente, no se siente molesta por imitar el
No deben creer que los psiquiatras son clínicos, lo fueron, pero, discurso de la ciencia. Cree poder ser una psiquiatría cuantitativa,
hoy, la gran clínica psiquiátrica forma parte del museo de la psiquia- estadística, biológica. Sabemos, empero, que si la psiquiatría llegase
tría y su participación se vuelve cada vez más breve en los tratados a ser biológica dejaría también de ser psiquiatría. Esto es lo que le
y manuales de psiquiatría. Bercherie hacía notar que allí donde prometen investigadores como Changeux, quien aspira a la progresiva
había, hace cincuenta años, en'un tratado de psiquiatría una masa de reducción de la psiquiatría a la biología molecular.
documentos clínicos, tenemos ahora algo que se asemeja a un tratado En este contexto, tratemos de precisar qué está en juego para el
de antropología.
psicoanálisis en el problema clínico. El psicoanálisis es el refugio
La clínica de nuestra época es, pura y simplemente, y cada vez propio de la gran clínica, en él los hechos dan fe de que las nuevas
más, una clínica de la medicación, vale decir, una clínica que alivia entidades, si existen, no nacieron en el campo psiquiátrico sino más
las afecciones del paciente a partir de los posibles efectos de los medi- bien en el campo analítico. Pensemos en lo que se denomina la
camentos. Sólo queda un residuo de la gran clínica clásica, residuo psiquiatría del niño, ella se funda esencialmente en la experiencia.
que se engancha a los medicamentos. Asimismo, la gran clínica clá- analítica.
sica aparece ahora como un ejercicio gratuito, una clínica por la clíni- El psicoanálisis tiene que asumir pues una herencia muy pesada,
ca, mientras que la "nueva clínica" está dominada por la terapéutica ya que es una herencia con la que por un lado debe cortar y, por
medicamentosa. Frente a esta "nueva clínica" sólo encontramos una otro, es una herencia que debe asumir.
eventual clínica del significante. Esta es una clínica porque, como lo llitn S<!~!!.Q••~ ..,,~L~j12lQm.!u!~.1ª
tom~ ..d e 1~.5~!J.!!tS~._~~líti ...\t.U.nj.c.il
recordaba Lacan, ella supone un lecho sobre el cual se acuesta alguien
y se le propone que hable. , Jlliq ui~lri~il· lR §j!!!2!!!.~I!!!f.tiS~..~~.~
...~!!._~L!}l,?~~.~~~g~-E.9
~....Y..JJ.WLillÍn~~~LY.!L~.ímOID.ªJ!llJ2!~JltY~.,j'~M.~~.J,\ª.hw.n~.
Estructuralmente, tenemos pues dos vías, aun cuando todavía no tO__~E~~9.~~~.~~>A~~~2!1.~t~!~9..2.w22l_~
ºart!!~L!lli?E2.~~
nos percatemos claramente de ello y, cada vez más, todo lo que se ....Q.~,,,Jtab~J&s. El
1S(tO!D-ªL..!!!l~L_I!!~!~fQf~"Jlli~.""!¿l.s~m,_J.Qm2,.~!~~té}i.'!
encuentra entre ambas tiene todas las posibilidades de ser comple- síntoma analítico es ese cubito de hielo descongelado en la experien-
tamente reabsorbido por alguna de ellas. Entre ambas existe toda la cia analítica por el hecho de enContrar el destinatario que le conviene
herencia de la psiquiatría humanista -ilustrada en Francia por Henri al síntoma. La primera definición del síntoma analítico es la que lo
Ey o Georges Daumézon-, la psiquiatría antipsiquiátrica, las terapias confunde con un mensaje interrumpido, que no encuentra su destina-
familiares, etc ... Nuestro objetivo es lograr que el psicoanálisis no se tario, su interlocutor.
ubique en ese campo del entre ambas, que asegure su clínica del En la psiquiatría actual ya nadie habla, es una clínica muda.
significante sin compromiso alguno. Obviamente, siempre puede decirse que si bien ella tiende a distribuir
En ambas vías hay reduccionismo, tanto del lado de los medica- medicamentos, para hacerlo es necesario formular un diagnóstico y
mentos como del lado del significante. Efectivamente, el dispositivo 'que el psiquiatra habla con el paciente con este fin. Sin embargo, en
freudiano del análisis, que Lacan llama discurso, es una reducCión el saber psiquiátrico que se deposita a partir de esta experiencia, este
de lo que se cree captar al hablar del todo de la persona. Este dispo- modo de plantear el diagnóstico tiene escasa presencia. En segundo
sitivo no capta a esa supuesta persona en la medida en que permite el término, se ve claramente que esta' psiquiatría sólo estaría satisfecha
despliegue del sujeto de la palabra que, como saben, no coincide consigo misma cuando pudiese llegar a pensarse como adecuada al
esencialmente con esa persona. No debe pensarse, al respecto, que discurso de la ciencia, cuando el paciente ya no hable. Diría que el
existe un imperialismo del psicoanálisis. Este puede asumir sin pro- punto de referencia del investigador es la idea de que podría bastar
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una muestra de sangre para fundar el diagnóstico y Hegar así a la indi- inspiración freudiana, la inspiración freudiana es la de una clínica de
cación adecuada del medicamento. Consulté el volumen de la Organi- las estructuras. Ni siquiera hubo que esperar a Lacan para percatarse
zación Mental de la Salud acerca de los trastornos mentales en el que de ello. Lacan debió luchar (fue ése el cubito de hielo que en su
encontré una vasta enumeración de todos los trastornos mentales, época le tocó descongelar), con el formalismo rígido que había asu-
con diagnósticos que caben en unas pocas líneas, para así localizar mido la clínica psicoanalítica. Al contrario, siguiendo la huella de
rápidamente los números adecuados. Tienen ustedes allí el saber Freud no se produjo para nada la dilución de la clínica sino un rígido
intermícional de la psiquiatría que se constituye. Evidentemente, no formalismo clínico, estimulado por la psicología del ego. Basta pen-
llega muy lejos, y tienen adjunto un pequefio volumen abreviado de sar, como ejemplo, en la teoría de las neurosis de Fenichel, cono-
diagnósticos. Si buscan en él, por ejemplo, voyeJJrismo, encontrarán cedor de Freud, quien muestra, efectivamente, un esfuerzo de clínica
la definición en inglés: Watching pomography, mirar pornografía. estru ctural.
No es una clínica demasiado sutil, pero es una clínica numerada,
cuyq ideal sería obtener en función de una muestra de sangre un
número que remitiese automáticamente al número del gran catálogo La Clínica Psicoanalítica según Lacan
internacional y al número' del medicamento adecuado. Llegaríamos
así a una clínica donde un número remitiría a otro número, donde Partamos de cosas más simples: ~ómo enfrentó Lacan la cues.:
tión de la clínica analítica? ... -
una cifra remitiría a otra cifra, pero en la cual precisamente el signif1-
cante no tendría en lo.más mínimo la función de representar un
PRIMER PUNTO.
sujeto, tendríamos simplemente la articulación de un significan te con
otro significante, lográndose así la forclusión del sujeto: ideal de la No esperó cincuenta afios para partir de los impasses de la psi-
ciencia.
quiatría, su punto de partida. Lacan abandona la psiquiatría en el
Por otra parte, esto hace creer que la clínica psicoanalítica sería momento en que, históricamente, lanza sus últimos destellos. La tesis
solidaria de la psiquiatría humanista o de la antipsiquiatría en su de Lacan sobre la paranoia, en la que precisamente propone una nue-
oposición a la opresión del discurso de la ciencia. Siempre parece va entidad; la paranoia de autopunición, es, en cierto modo, la Última
posible una alianza entre el analista y el psiquiatra humanista o el gran tesis de clínica psiquiátrica aparecida en Francia. En es'e momen-
antipsiquiatra. Quisiera sefialar que ésto no es así, pues implicaría to se observa claramente cómo se hizo la partición de las aguas. Para
una dilución de la clínica psicoanalítica pensarla cqmo localizada los psiquiatras de su tiempo el problema era el advenimiento del
entre ambas vías. La cuestión de una clínica de la época del psicoaná- psicoanálisis que -a diferencia de la disciplina de observación pura·
lisis, de una clínica propia al discurso psicoanalítico, permanece que ellos aplicaban- aportó numerosos conceptos nuevos, llamati-
abierta a partir de Lacan. vamente potentes y eficaces, a nivel de las causas y no sólo a nivel
Este es el primer problema que encontramos, y muchos de los de la descripción fina de las entidades.
que se acercaron al psicoanálisis cayeron en esta trampa, caída que Este problema que se le planteó a la psiquiatría fue resuelto de
funda su simpatía por la psiquiatría humanista o por la antipsiquia- dos maneras. Tomemos a los dos compafieros de residencia que eran
tría. Puede parecer incluso que el psicoanálisis opera una dilución de Henri Ey y Jacques Lacan. Ey hizo el sistema, ampliamente cono-
la clínica porque lo esencial de la experiencia analítica consiste en cido, vinculado a Jackson, que permite creer que se han integrado los
tomar caso por caso, en examinarlo uno a uno, creyéndose entonces aportes del psicoanálisis manteniendo a salvo la pertinencia estric-
que todo el análisis es cuestión de tacto, de savoir faire y, por lo tamente psiquiátrica. Intentó asimilar la energía del psicoanálisis en
tanto, de experiencia. La única clínica posible sería entonces la del un sistema que lo hacía compatible con la clínica psiquiátrica (en
control, en la que se va a ver a otro para hablar de un caso. Sólo otros países se llevaron a cabo esfuerzos similares). Este esfuerzo creó
evoco este peligro para sefialar que es completamente contrario a la la psiquiatría humanista, e incluso, en Europa, la psiquiatría actual.
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- Junto a Ey, tenemos a Lacan, quien renuncia a la psiquiatría. Ya (moi) y a la interpretación paranoica del narcisismo; tenemos los
en su tesis, con sus topes y sus progresos, puede seguirse el camino de lineamientos de una teoría de la intersubjetividad que permitirá reali-
impasse que conducirá al Lacan psiquiatra hacia el análisis. La clínica zar a Lacan la conexión con la clínica de la histeria. No olvidemos
de Lacan es, entonces, una clínica que parte de los impasses de la que, antes del comienzo de su enseñanza, su otro tema de interés es
psiquiatría.
la histeria; un rastro de ese interés es su texto, incluído en los Escri-
tos, Intervención en la transferencia.
SEGUNDO PUNTO.
La fórmula, tan repetida por Lacan, de que el deseo es e] deseo
del Otro puede, según el acento que le demos, ser una fórmula para-
La clínica de Lacan, desde su origen, es una clínica que conlleva
la psicosis. Este punto, tratándose de clínica analítica, es más nuevo noica ( ¡simplificando, la del estadio del espejo!), o ser también, en
de lo que suele creerse (recuerden que Fenichel hablaba de teoría de forma eminente, la fórmula de la histeria. Aun cuando Lacan nos
recuerda la fórmula general del deseo "el deseo es el deseo del Otro",
las neurosis). Este es un punto esencial, no periférico, en Lacan y
conserva siempre la acotación de que esta fórmula se adecúa espe-
ustedes lo conocen bajo el nombre de estadio del espejo ..
El estadio del espejo es en Lacan el fundamento de lo que llama, cialmente al sujeto en tanto histérico.
al inicio de su enseñanza, la paranoia primitiva. No es simplemente Para abreviar, y para decirlo en otros términos, desde el comienzo
una lectura cuyo trasfondo es la dialéctica del amo y del esclavo en la clínica de Lacan es una clínica cuyos dos polos son la paranoia y ]a
histeria.
Hegel. Para Lacan la estructura más primitiva, la que está verdade-
ramente en el orig~n de la historia del sujeto, es del orden del registro
CUARTO PUNTO.
paranoico. En su análisis del estadio del espejo hay ciertamente una
convergencia entre los temas hegelianos y el punto de vista clínico, Podemos percatamos leyendo los Escritos de Lacan que su clí-
pero. se establece una conexión esencial en su enseñanza entre narci- nica es esencialmente una clínica freudiana construida a partir de los
sismo y paranoia. En el estadio del espejo Lacan presenta también cinco psicoanálisis de Freud. Los cuatro primeros seminarios de
una teoría del narcisismo paranoico primario. Resumiré brevemente Lacan (que no serán publicados) estuvieron consagrados sucesivamen-
sus tesis: a partir de la imagen del otro se forma un yo (je), que no se te a Dora, al Hombre de las ratas, al caso Schreber, al Hombre de los
desarrolla en la armonía y en la complementación sino, al contrario, lobos y, finalmente, a J uanito. Se trata entonces de una clínica
en la tensión y en la rivalidad. Se encuentra así implantado en el mediada por la experiencia de Freud, que se lleva a cabo vía el texto
área subjetiva, en el lugar del yo (moi), el otro que al comienzo era de Freud y que, al mismo tiempo, es una clínica que abreva en los
un objeto exterior. Al respecto, es esencial para quien se interesa en libros de Freud sobre la agudeza, sobre la interpretación de los sue-
la psicosis, y también en toda la teoría de Lacan, captar que esta ños, sobre la psicopatologia de la vida cotidiana, y también sobre
interpretación del narcisismo es una partición de las aguas. Verán, casos dispersos en la. obra freudiana, (ya que no sólo debe denominar-
cuando me refiera a Winnicott, hasta qué punto se llega a conclusio- se clínica la historia global de un caso, sino también puede conside-
nes diferentes cuando no se tiene este tipo de interpretación, se llega rarse como un caso clínico cualquier fragmento de una formación del
.a una clínica y una práctica del análisis muy diferentes. inconsciente, por más pequeño o breve que sea).
En análisis, el caso clínico. no sólo es el relato, supuestamente total
TERCER PUNTO.·
de una vida, es también todo lo que se presenta como agudeza, como
La clínica es, de entrada, una clínica del OtrQ. Esto puede verse acto fallido. Recordemos que el primer sentido de la palabra caso es
ya desde el estadio del espejo, porque la rela~ión consigo mismo lo que cae.
como otro es estructurante de este supuesto estadio. Tenemos en él Esta es una clínica mediada entonces por la experiencia de Freud.
los lineamientos de una teoría de la agresividad como intrínseca al yo Uno de los grandes problemas que enfrentan los lacanianos es que no

108 109
pueden hacer una clínica lacaniana vía Lacan, porque éste, a diferen- ferencial, imposible de elaborar independientemente de una teoría
cia de Freud, nunca constituyó una biblioteca de casos analíticos. de la transferencia.
No podemos, en consecuencia, suponer que estamos respecto a Lacan
en la misma posición en que éste se encontró en relación a Freud. SEPTIMO PUNTO~
Esta clínica transferencial quiere ser al mismo tiempo una clínica
QUINTO PUNTO.
estructural, una clínica objetiva. Se distingue con facilidad entre los
La clínica freudiana es una clínica del falo. Esto no es obvio. La ana listas a los clínicos y a los teóricos. Lo más frecuente es que aquel
originalidad de la relectura de Lacan no estriba solamente en haberla a quien se llama clínico sea un teórico silencioso, que no comunica
llevado a cabo a partir de la idea de que el inconscien te está estructu- el modo en que se las arregla con su práctica. A menudo, 10 que se
rado como un lenguaje. Lacan retornó a Freud a partir del Freud del llama clínica es algo que sería del orden, sino de 10 inefable al menos
Edipo Y. especjalmente. del Freud más tardío. que había aislado del orden de 10 que no sería comunicable más que en esa entrevista
como central la función de la castración, aun cuando Juanito es ya privada que sería el control.
una contribución eminente a la teoría del falo. La clínica freudiana, Ahora bien, la concepción de Lacan es exactamente la contraria:
tal como Lacan la demuestra es, respecto a este punto, retroactiva. en el mismo texto en que recuerda que la clínica analítica es tributa-
Por ejemplo, si toman ese trozo de clínica que es el análisis del sueño ria de la clínica psiquiátrica, precisa que su ambición clínica es
de la bella carnicera en los Escritos, la principal innovación de Lacan obtener en las estructuras clínicas certidumbre y certidumbre demos-
fue releer ese sueño a partir de la función de la castración en la mu- trativa. Esto, es más fácil de decir que de lograr, porque 10 que se
jer. El punto de viraje de toda la clínica freudiana, tal como Lacan acumula para el sujeto en la experiencia analítica (cuando esta expe-
la situó, es la concepción de la sexualidad femenina, especialmente l,! riencia es conducida con una inspiración lacaniana), son efectos de
función de la castración materna. interpretación o efectos de verdad producidos por la palabra misma
del paciente, por sus lapsus, por sus actos fallidos ... Estos son emer-
SEXTO PUNTO. gencias de efectos de verdad que nada asegura puedan depositarse
como saber constituido.
Esta clínica freudiana. tal como Lacan la retorna. es una clínica
Lacan fue de aquellos que más enfatizaron la antinomia entre
transferencial., Imaginar que se pudiese llegar a eliminar el factor
transferencia es un esfuerzo vano. Puede verse fácilmente la interven- saber y verdad. ¿Cómo pueden depositarse los efectos de verdad
como saber comunicable y ordenado en la clínica cuando, después de
ción de este factor en las notas de Freud sobre Dora por ejemplo, y
todo, la experiencia misma se adecua perfectamente a un saber sólo
deben, supongo, conocer el factor transferencial en Juanito. Esta es,
supuesto al analista?
por otra parte, la cuestión que plantea la teoría de la psicosis que
En primer término, debemos constatar que la enseñanza de Lacan
Lacan no pretendió hacer: nos dio un texto preliminar porque esa está animada por un ideal de simplicidad, que se comprueba en su
clínica no es una clínica bajo transferencia. Su lectura de Schreber
obra de punta a punta, en lo que concierne a la clínica. Ya desde sus
no 10 es, así como tampoco lo es la lectura freudiana de Schreber. En primeros textos y desde sus primeras lecturas de Freud postula a la
su texto sobre Schreber Lacan hace de la transferencia con el médico identificación como factor clave de toda la clínica freudiana, así
Flechsig la causa desencadenante de su psicosis. Esta consideración ocurre por ejemplo en el primer texto· de los Escritos y en el texto
tuvo como consecuencia la práctica lacaniana de las entrevistas sobre ·la causalidad psíquica. El ideal de simplicidad de Lacan era
preliminares. Se trata de saber si ellas son entrevistas preliminares encontrar un esquema fundamental a partir riel cual la relación analí-
a la psicosis. A partir del momento en que el establecimiento de la tica y la función esencial del inconsciente se recubriesen. Esto es lo
transferencia puede ser un factor desencadenante de la psicosis,
que ilustra, por otra parte, el materna clave de su clínica, el materna
es esencial percatarse de que la clínica analítica es una clínica trans- de la histeria, el único que considera alcanza los criterios más eleva-
111
110
dos del materna. Esto se justifica bastante bien, desde otro ángulo, PRIMERA TESIS.
porque, como decía Freud, la obsesión no es más que un dialecto de La t~¡;j.~p[~Hm!I}ªL.ª.".Iª ..fº!-ºJy§jQI,L~t~L!!Qm.Qx.~.~t~.I ..Rª.d.J~..es que
la histeria. Hay pues que admitir que la obsesión no tiene el rango para -.!Qº9..Jiujetq.~ ..-ªill1a_~~nLs.!g!1.Wr¿ªrrt.~~~. ~º.!:l~tH1!tjyº.Q& ..SJLffil.wdQ.
de discurso fundamental. La psicosis, por su parte, es instituida como Es de.f!L<ru~.1~X"ª.)}JI~!lJ~.!Q-, ....
~1~~}}Jj.l1!j.~})J~;u;l~
...r.~-ªUd.ª9,.tªsob.~nmcia
fuera de discurso y no como discurso. También conviene distinguir
_d_e_s_u~s_.r~!~~!9~_e~ ..~9!11ºs .d~JIl.ªs nO.~~J~l}.dad.os.d.~.YlJt:rad:a."Ja.roP.QCD
entre paranoia y esquizofrenia. Los cuatro discursos son una tenta- lQ..~~~_§Y..~!1t@4~_~1!"_eLº~!irJ.(L(;.C>!!1J:!!1· _q~E!a._~.9J~~!"~12~j-ª.s.QP..-~~.!~.nty
tiva de una ·clínica de los discursos que podría ser desarrollada en
tan to tal. Q~~!gl1.W(;~P.~~~ ..;;'9.~.t.!~.l1.~
..~~~_Ip~nº() ,,~.¡;<l.
r.~!lFd.~"deso.s º!!º¡;_Y ..Q~.e ..deli-
no cOITlJ;:m·
Puede percibirse que la tensión que recorre la enseñanza de Lacan Esta tesis básica emerge a la vez de la lectura de. Freud y de la
no la hace monolítica. Es una enseñanza cuya renovación fue tan experiencia analítica de Lacan. El carácter de condición previa del
larga y sin fracaso porque estaba animada por una contradicción, una armazón significante no se reduce forzosamente al Edipo, que Lacan
tensión: la tensión entre una clínica de los efectos de verdad -una
señala es hoy, para nosotros, el operador eficiente.
clínica que retorna los casos uno por uno, que se impone comenzar Lacan escribe y admite que en otras culturas esta materia signifi-
de cero cada vez- y, al mismo tiempo, una clínica que tiene las cante, eventualmente, es mucho más rica. No duda en tomar ejemplos
exigencias del materna; su posibilidad de ser comunicado, incluso de de los "supuestos" primitivos y de la simbolización llevada a cabo en
ser demostrado. Esta tensión fecunda dió nuevo impulso a la ense- los mitos de las funciones esenciales de la generación, de la:vida, de la
ñanza clínica de Lacan. muerte, del surgimiento de la culpabilidad del "supuesto" primitivo
por ejemplo. Admite que el armazón signifieante es mucho más vasto
que el nuestro. Trata entonces al Edipo, de modo bastante desenvuel-
El Nombre del Padre en la psicosis y en la fobia. to, considerándolo como un núcleo de mito.
Para el hombre moderno, para el hombre del discurso de la cien-
Antes de hablar de Winnicott, al que quisiera oponer, en todos cia, este residuo de mito basta para proporcionar el armazón signifi-
estos puntos a Lacan, quisiera recordarles algunos puntos vistos este cante mínimo de su mundo. El Edipo no tiene en Lacan el privikgLQ.
año, puntos que se vinculan con el texto de Lacan sobre la psicosis .M..~~J~strl.l~!.~..p_9.!.~.~~!.~!!.~jll. Es un error escribir, como lo hace
que estudiarán el año próximo. No deben olvidar que ese texto es un Safouan, que en el psicoanálisis la estructura es el Edipo. Lacan no
resultado del estudio de la psicosis pero también del estudio de la dij o precisamen te esto. ~Qn.tmriQ,JlY~{l~ ..~j.D.iºjº."º.~..¡;us_..(ieI1).in.<lrjo¡;
fobia. En el texto mismo de la Cuestión Preliminar ambos vectores tkD.~!IDª._~ºnf.~p(;.iqn,Q~u:ºnj\l!1.t.º ..d.~.LªI.}Tl.ª-Z..º.!1.~!gn.H1~ªJ}.t.~,.º e..ta .cual
están presentes. Los dos esquemas de Lacan presentes en dicho texto, ~LE.dj.RQ~~º.uI!Qdo "n~~i-º-t.!~.-ªg!!YJ!º_.q!L~_J)º.§. ..p.\'<rmHe..ºm~XªI.
los esquemas R e I, son la resultante de un estudio sobre la psicosis La preocupación constante de Lacan fue cómo operar con algo
y sobre la fobia. Esta conexión se indica primero en el abordaje de la diferente a ese núcleo del Edipo. Podemos ver como esa ambición
tan mentada forclusión del nombre del padre, que siempre se presen- anima sus seminarios sobre los nudos. Esta es la primera tesis, necesa-
ta como el alfa y el omega de la teoría lacaniana de la psicosis. ria para una teoría lacaniana de la psicosis, tesis que no depende
Antes de llegar a lo que se volvió una especie de sintagma fijo, la estrictamente de la experiencia con la psicosis, sino más bien de la
forclusión del nombre del padre, existe una arquitectura de pregun- experiencia con la neurosis.
tas. Por eso, creo necesario descomponer los diferentes élementos en
juego en la forclusión del nombre del padre. Descompongo del si- SEGUNDA TESIS.
guiente modo la forclusión del nombre del padre: .En la psi~osis ~.~_.hmdg._ª9.!!_~!!o a partir d~l~ld.al Lacan obtie-
ne esta idea. ,gfect!yp.1!!~.I1.t~>..~§~LP"~rtmQªº~QJl.s;-ªta.c:Hsmica...d~1
mUD:

113
112
º_Q.,_.Q~I.~yntiI11ientg.º~reaJid,!d, de la~ .rel~(;i.()nes. con el otro, del para el sujeto en forma que le resulta imposible admitir y, esta es,
~~~g~.~,<?~g.!nf1:1?_.9~~JllncI.(l.~L.~~I1tido coI11ún,..só~o puede encontrar su precisamente, la .forma 'en que adquiere la experiencia de lo real.
m.~~~.n .IJ.VªJ~~i.º.!1.g,~,J;(§..~".ª.rul¡g,Q.!u.ignificilll~. 1.ªcan demostró la necesidad de aislar un mecanismo diferente a
Estas son tesis previas a la forclusión del nombre del padre por- Jª represión tratª!ldose de la psicosis, una represión dOnde lo repri-
que todo lo que se intenta aislar como causa de la psicosis es siempre mido sólo retorna en lo real. Así como Freud había desarrollado el
insuficiente, debemos llegar a su raíz, hasta el armazón del conjunto. me.fªl}is.I11g_Ae.J~pre.s.i.ón
_ en la n~llrosi.s, .4C.aIlcli9 fOlJlla.<l pªftiI.de .
dtIDJmtQuU§p_eI~º~.ell ...F'r~.ud,..~1~fl111~calliS111º(;ºr:t:<::~.QºQ.º.ie_fl!~.RªI:q
TERCERA TESIS. Ji!..Q.~i.C;()s.is,
~uyo~lillea1l1i~Iltossee.nc~~ntr.an, si_n.cll1da, elJ.freud.
La [email protected]!esJ~, .s.L~I!lP_re
.J2T~Em.iQ,?-r,es una consecuencia de las Verán, el año próximo, como las fuentes freudianas de la famosa
Verwerfung, de la forc1usión según la traducción de Lacan, son
dos p rim eras .!?~_~em os ~llPQ!!.~r.qY-e. ...~.1}.1~
..P.§!g.9§.t§_Jf.n .. §jgp,i.nC;:.ªJ;lt~.
Ie
f-ª.!..t1L~L~j.~.t9.Pura hipótesis que, lejos de ser una tesis absolutamen- fuentes totalmente dispersas, mínimas, en las que el vocabulario de
te esotérica, puede fundamentarse paso a paso, desembocando en las Freud no siempre es consistente. Por eso se dijo, durante mucho tiem-
dos tesis siguientes; cuarta y quinta. po, que Lacan había forzado el texto de Freud.
Hay que percatarse de que había allí una suerte de necesidad
CUARTA TESIS. estructural: había que buscar un mecanismo que fuese la contrapar-
tida del mecanismo de la represión en la neurosis. Fue esta orienta-
¡Cómo .. fa1tJL~§§_.§ig!lmS!!!11~J. La respuesta de Lacan es que Q.~b.~~ ción robusta y sabia la que guió a Lacan hacia la forc1usión.
!l1Q.~ ..~YQQI1~Lqy~,J~_fªJt~. .9.9mpJe.t.ª111~nt,~. ~1...~~t~_!9.
,.h.asta .e.l~
E~1?t?_~~ Hasta ahora nada se ha dicho acerca del significante que está en
.QQ,.b.a.bJ<l]l<..imiQntQ.lJJIn Cª.~m .es~ªxmaz;é>n :~1)to.e.§Jºque..#cleno.I1li- juego. Cuando lean el texto del seminario III, Las Psicosis, verán su
~1.~9I..s!~.~j.9.!},,_.~~~ggQtf.i_c.<:l.I}.te.
....
~e....~Q.c;lle._!1..!~~
..fg~.c..~l!.!g(): estilo de novela po.licial: ¿de qué significan te se trata? ¿Lacan lo
En este punto Lacan introduce la idea de una supresión completa sabía desde el comienzo o sólo al final de ese texto? Pienso que ya lo
del significan te en relación a ese armazón. EstªJcl.ea,§ólQcQbmy.-ªIQ.f sabía, porque la fUI1ción esencial del Edipo freudiano está en juego
enJ?I11e.giSI?. en..91Je..~e.. 1'1. puede diferenciar de l()s Qtros m()dos de.fal:- en él, pero dosifica cuidadosamente el suspenso a sus oyentes, hay
t'!.._qy.e.J~Jle..(:l~n.,e.nc.().lJtrar1)e.eD
..Fre.ucl. c()tnQ, por ejemplo, el análisis de mucho que aprender en los meandros de este seminario.
la_'y:gmgi!1.y'~g_~.Q_l"LD&l1.r.º*, Allí también tenemos, en el lapsus por
ejemplo, el retorno de un elemento reprimido, o sea un modelo de QUINTA TESIS.
supresión del significante, que se acompaña, sin embargo, de un
retorno en la dimensión del discurso, de la palabra. En este caso !!Hi.~~!~~i.~
" L~ .. ... sigllifi<:;(lIl.~~g1J.ef?I!(lbajo el modo .
~_<?~!~~!1.e..q1J.~el
podemos establecer esa ley que Lacan aisla a partir de Freud, según 4~,J.<J..forclusión es elsignificante del padre o, mejor aún, el nombre
la cual la represión y el retorno de lo reprimido son lo mismo. Se Q~L1?-,ªQre.Lacan se apoya, en primer término, en el estudio del caso
trata de un modo de supresión del significante que se acompaña de su Schreber, incluyendo en su análisis numerosos estudios anglonortea-
retorno en la dimensión simbólica misma. Aquello de lo cual nada mericanos como, por ejemplo, el de Niederland sobre la función
queremos saber se hace saber, de todos modos, finalmente, en la paterna en Schreber.
palabra. Cuando Lacari construve su teoría de las psicosis toma aLmi.~mo,
La psicosis muestra una represión de tipo diferente, se trata de tieml?9~ el.caso--·SchrebéLY.'--ér¿aso=Iu-a:ñiiO.'En'Yei'cronoloiaa de su
una represión sin retorno a la misma clase y, si hay retorno, es un enseñanza toma el caso Juanito el año siguiente al año dedicado a
retorno que se produce en otra dimensión, en la dimensión que Schreber. El caso Juanito aclara el caso Schreber, ya que, si bien a
Lacan denomina lo real. RetorilO, por ejemplo, en forma de una partir del caso Schreber Lacan delimita la función del nombre del
alucinación de la cual el sujeto realmente está convencido, retorno padre y aisla el significante fundamental Nombre del Padre, en el

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caso Juanito aisla la función fálica. Verán que en el seminario III la esquema que sirve para la psicosis tanto como para la fobia, para la
función fálica no ocupa en modo alguno el primer plano, está presen- neurosis e incluso para la perversión.
te en los intervalos, en los intersticios.
Lacan logra aislar la función del significan te fóbico, explica de
modo sumamente elegante como éste opera una suplementación del Deseo de del
la Madre
Nombre Padre e Significado
Deseo de ladel Sujeto
Madre...;.Nombre-del-padre( Falo
~)
Nombre del Padre, precisamente porque se dispone del Nombre del
Padre. Para decirlo de una manera brutalJl!.Jobia es"uI1P~q!:l~fí9..(t~n... La fobia se presenta entonces como una placa giratoria de la clíni-
rio, uJ}a.J11!P-irneJMor(i delir(lnte construída para suplir elhec.h.Qp"º~ ca. De un lado tenemos lo imaginario siempre propuesto de la comple-
g!!~".~.!J~{gIP.l?!"~"<Í~lPª<ireno
está~"JS:ªgtªJ.11ent~~n sul~g(lr. Es el modo titud de la pareja madre-hijo, de su solidaridad, sostenido en los aus-
más elegante de dar cuenta de la función del significante comodín, el picios de los cuidados maternos y, del otro, tenemos lo que nos ense-
caballo, que funciona en un primer plano como muleta de la función ñan Schreber y Juanito.
del Nombre del Padre. Juanito es una exégesis sobre ese estar a solas La clínica freudiana retornada por Lacan se dispone en torno al
la madre y el niño, que se supone transcurre en la completitud. deseo de la madre, de la madre deseante que no es el personaje de la
Lo esencial de lo que Lacan introduce con Juanito es la madre madre, sino que debe captarse a partir de su función y su materna: se
como deseante. Nos equivocamos si no aislamos a la madre como dispone en torno al Otro tachado, al Otro dotado de una falta.
deseante. Para todos aquellos que se enfrentan con el niño psicótico, Toda la clínica de Winnicott intenta desarrollar lo que cree ser
la precisión winnicottiana sobre la madre suficientemente buena, la norma del desarrollo: un Otro sin falta que el niño complementa
encuentra en este punto su cuestionamiento. La pregunta que plantea de manera asaz adecuada.
el análisis de Juanito no es la de la madre suficientemente buena, sino Estas no son querellas entre teóricos, porque en la práctica de la
la de la madre suficientemente deseante. Según enfaticemos una u cura winnicottiana ésto produce estragos.
otra pregunta tenemos dos clínicas de la psicosis totalmente opues- El deseo de la madre no es una clave universal, hay que detectarlo
tas. Evidentemente, es más fácil identificarse a la madre suficien- por un lado a partir de los gráficos de Lacan, a partir del A, del Otro
temente buena que a la madre suficientemente deseante. La madre con mayúscula y, por otro, a partir de los textos de Freud acerca de
que cuida y la madre que desea no son las mismas. la castración materna. Lacan se caracteriza por haber subrayado este
La J~cciQlJd~JlmI1ito que Lacan aisla es la función d.~"!ª.".~. ª~tra.- punto de un modo que debió haber impedido los desarrollos a la
º-ºILY,"~Qm~lativamente, la identUlc(ición viI:.tualdel niño c.oll...
e 1 fal(), Winnicott, y otros semejantes, que se apoyan en la sutura del deseo
ideI1tific.ªc.ióI1.q!!~~~elcorrelato de la castración materna. El NoJ.11- de la madre. Esto tiene una incidencia decisiva en la cura analítica
bI_e_d.eLP~dJ.:.e"tieneunafunción, al respecto, separadora.p~.repeJ}te pues tiene consecuencias en la identificación del analista en tanto
la carenci(l.esem~ial que está en juego es la carencia paterna y no l~ analista.
"carenci<'LIDª1ero.a.
La estructuración del desarrollo del niño y, especialmente el
Winnicott o el lapsus del acto analítico.
abordaje de las causas de las psicosis a partir de la pareja madre-hijo,
muestra que faltan dos términos suplementarios, términos que Lacan Lacan __~~.P'!~QE!lP.º ..si.e~p.r.~"pgr..I!Q.!"~Q!i2:.,!r}~"_~~!':l
..~I1"':llgjE~JLP-,!r~
adquirió por dos vías diferentes: el Nombre del Padre y el Falo siem- Ur..º~.Jªjºe.I1tific:ac.iqn ..al. al1aUs!.'!"sinQ .. ,.partir. (le...~m
':1 ...<Í~~i.º.e.ntinc.a-
pre ofrecidos como identificación posible para el niño. Al respecto, f!Q:9· ~lJ!_m~JA~"tª"_~~ .!!n.sl1.Jet9<ÍesigeI1J~flc.élcl9,"(;!!Yº"~11.áU~is le. Permite
el esquema de la metáfora paterna que muestra al Nombre del Padre ~omllr _g,i.§1ª,Q.~!!!Ae.,,~~s..
id.~I1tif}c:ª(~i2"Q!?§'.
<Í"1;1!"aI1J~
.e1..ejeJc.jGiQ.º~lJ;?sic.o.a-
suplantando, metaforizando el deseo de la madre, a fin de hacer sur- nálisis. para poder asJ acoger la~_ill!.!U_U_QJl..P"(QYmJld.a.s. La primera
gir una significación en el lugar donde encontramos una x, es un teoría de Lacan hace del análisis una paranoia dirigida. Teoría estre-

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chamente vinculada a su tesis de la paranoia primitiva, donde lo ción es la fuente del éxito de Winnicott en Francia en los úaimos
primitivo es la paranoia, pudiéndose en análisis proyectar de modo diez años, éxito que es mayor que el que obtiene en Estados Unidos
paranoico las identificaciones sobre el analista, que gracias a este o incluso en Inglaterra.
hecho se vuelve especialmente neutro. Quisiera interrogar seriamente la distinción entre abstracto y con-
L.ilº-an funda la .ri.elJJra.li.clªd.b~n~v()J~I)t~ ,en una función estruc!u- creto que me parece, tratándose de psicoanálisis, poco actual. El
rill,.Jln sujeto desidentificado es capaz de responder desde ellugªrcl~! término mismo de discurso elaborado por Lacan supera el clivaje de
Otro >J9_.q1!~.__ l)o.~lg.Qj.fj!21.. ~LºY~·
i..Q~!.l!ifi.~_a.~~~
__ Ela.PQr~~ ,.clY.J'J!9_ª~_ lo abstracto y lo concreto. A nivel del materna, abstracto y concreto ya
~º!l~J~tY._ PJ~,~i.§.ª-my.Jll~.,,~I)._ñª.~~rJ_ª_. nt[~J~jde.Q.Hf.iqa_c~ól):ll.
<i!~ti!1.~!Q.!l.e. no se distinguen. Pero, si alguien es abstracto, ese alguien es Winnicott
9J:.!.2_~2D .. JI1ªYl.1~cpJªx ~ªJ:'espu~st(l, d.esge.~llllgar d~1.()~:t:o.La fanto-. y no Lacan. Lo digo sin antipatía hacia Winnicott, quien no fue, en
chada del analista clásico es justamente una fantochada de un Otro sentido estricto, un jefe de escuela. Se ubicó, en Inglaterra, entre
con mayúscula no tachado: hacer gala de la ausencia de deseo. En Anna Freud y Melanie Klein, permitiÓ que la sociedad inglesa resistie-
determinado momento se supuso que éste era el refinamiento máxi- se, sin desgarrarse, el debate entre los annafreudianos y los kleinianos.
mo de lo genital. Por esta razón Lacan le resultaba escandaloso a los Aunque no sea un inventor, lo cual está aún por verse, sus escritos
analistas tradicionales: hacía gala de su falta y nunca dejó de hacerla, son de una gran frescura, su estilo es sencillo y desprovisto de afecta-
10 que, por otra parte, redundó en su enorme clientela que tampoco ción, y da la impresión de alguien que no copia, sino que intenta
logró saciar su falta. apresar su experiencia. A menudo lo que nos brinda se presenta como
Este es un modelo muy diferente del de la completitud que Wínnicott un testimonio a descifrar.
propone como modelo de la cura analítica. Lacan l1arna sinverglienzas Si se trató de hacer de Winnicott el anti-Lacan, Lacan por su
a los que se identifican con el Otro. ~Lª!!ªIJ~t<1;está en una posiciól1 lado, fue siempre muy pro-Winnicott. Primero, hizo traducir en su
delicada enJre el responder desde el lugar del Otro y el identificarse revista en los años 50, cuando Winnicott era 'casi desconocido, su
al Otro. Lo fundamental es poner entre paréiÚesis las identificaciones importante artículo sobre el objeto transicional, que es uno de los
del ánalista en el ejercicio del análisis. Para que' el analistaopere en" componentes del objeto a de Lacan. Segundo, hay un pasaje en el
.ellug'ar del Otro, es decir en la dimensióñ'sirrlbóI1ca; y para que el que Lacan califica a Winnicott de psicoanalista capaz de ser consis-
anali2.ta _2E~r~..~<?~,().9J?j~t<?.tL~!1.J.9,~~ª! (evolución teórica insospecha- tente, elogio raro en boca de Lacan sobre un psicoanalista contempo-
da hasta hoy, incluso por sus analizantes, porque hubo una evolución ráneo. ¿Por qué lo califica así?
también en su práctica), ~~,J1~_ce.sario que ~e haya operado l1I1vaciamiel}- Lacan introduce a Winnicott como habiendo delimitado en la
to de lo imaginario. experiencia analítica un objeto privilegiado al que denominó false
"""'Lí~guemos por fin a Winnicott. Para e110es necesario decir que lo self, falso self. Curiosamente, Lacan lo l1ama objeto. En segundo tér-
que se presentaba como identificación en la cura freudiana era la mino, Lacan señala que Winnicott articula este objeto a partir del
identificación del analista al padre o al saber. La vecindad de estos proceso primario freudiano. En tercer término, señala que Winnicott
dos términos es en sí misma instructiva, se trata de una identificación excluye a este objeto de toda maniobra analítica y comenta: ¡para
cuyos recursos están en 10 simbólico. La novedad de Winnlcott, que mí esto es ellapsU:s del acto analítico! ¿Qué quiere decir este comen-
no es plenamente reconocida como tal, es haber propuesto la identifi- tario y que relación hay entre el lapsus del acto analítico y la clínica
cación del analista a la madre. Por esta vía anexó una nueva clínica al de Winnico tt?
campo freudiano. En todo caso esa fue su ambición. No deben imaginar que hay clínicas que polemizan entre sí, opo-
Me referiré ahora a Winnicott y a su teoría de la psicosis, para niéndose el cuadro de la una al cuadro de la otra, la estructuración
situarla en relación a los puntos de referencia lacanianos. Se quiso de una y otra, sin que ambas arrastren consigo una práctica. No se
hacer de Winnicott un anti-Lacan, oponiendo 10 que habría de abs- puede distinguir la clínica de Freud de su práctica, ni la clínica freu-
tracto en Lacan a lo que habría de concreto en Winnicott. Esta opa si- diana tal como Lacan la retorna, de la práctica de Lacan y de su

118 119
concepCIón de la práctica analítica. Siempre hay conexión entre la comportamiento mismo del analista. En los casos freudianos la inter-
teoría y la práctica analítica y la teoría de la cura. pretación prima sobre la situación, es decir, que las coordenadas
Lacan comenta el artículo de Winnicott de 1956, On transference, fundamentales de la situación analítica son obvias.
incluído en su libro De la Pediatría al Psicoanálisis. Encontrarán el Al contrario, en los casos winnicottianos, en los que la situación
comentario en la revista Scilicet 2/3, Pág. 23. Winnicott se refiere prima sobre la interpretación. --:laacción propia del an~lista no se
allí a lo que denomina "formas clínicas de la transferencia". Según define a partir .de la interpretación , ésto no debe entenderse en el
él habría en' Freud un límite teórico e histórico debido a la elección sentido en que Lacan dice que la interpretación es la operación del
de los pacientes. La ambición de Winnicott es la de anexar al campo analista- la acción del analista apunta a modificar la situación misma
freudiano toda una clínica, la de hacer entrar en la experiencia analí- al tomar en cuenta las coordenadas de la situación analítica.
tica toda.una población que .no le es propia, y para hacerlo hay que Winnicott resume así las condiciones de la experiencia analítica:
modificar las coordenadas de la situación freudiana. En su opinión, ella supone que el analista sea capaz de tomar una actitud verdade-
Freud trató casos de neurosis bien elegidos, en los que el paciente ya ramente profesional en relación a su paciente, suposición dice, con
tenía un yo bien constituido. Los casos que Winnicott quiere introdu- su humor británico, que se remonta a Hipóctates. Da luego las coor-
cir en la experiencia analítica y tratar, modificando esta experiencia denadas de la experiencia freudiana:
misma, son los pacientes sin yo. Leemos en el segundo párrafo:
"Freud pudo formular una teoría de las primeras etapas deldesarro- 1) Cada día, a una hora fija, Freud se pone al servicio del enfermo.
110 afectivo de. un individuo en una época en que la teoría sólo se 2) El analista está allí y puede contarse con él durante un perío-
aplicaba al tratamiento de .caso neuróticos bien elegidos". Considera do limitado, fijado de antemano.
que Freud filtró su clínica y que excluyó de la experiencia analítica 3) El analista expresa amor por el interés positivo que demuestra
a pacientes de otro tipo. Los psicoanalistas no saben tratarlos pues es y odio por el modo estricto de comenzar y terminar las sesio-
necesario modificar las coordenadas de la experiencia freudiana. nes. El método del análisis es el de la observación objetiva.
¿A qué llama Winnicott el yo? Su concepción, bastante rudimen- 4) Este trabajo se realiza en una habitación, no en un corredor,
taria, hace del yo una instancia de dominio de las pulsiones del Ello. una habitación calma; al abrigo de ruidos inesperados, pero
El yo está bien constituído cuando es capaz de dominar las pulsiones tampoco es una tumba silenciosa que excluye todo eco de la
del Ello. Esto es más bien ambiguo a lo largo de los textos, ya que a vida habitual de una casa.
su vez el Yo debe ser capaz de vivir con sus pulsiones. No quiero for- 5) La habitación está convenientemente iluminada, la luz no da
zar las cosas pero, para mí, esto es algo bastante abstracto. El buen en los ojos ni es variable. La habitación no está a oscuras y es
Yo es aquel que es capaz de hacer frente a la angustia surgida frente cálida ..
al instinto, luego de aceptar su responsabilidad al respecto. A grosso 6) El enfermo está recostado en un diván, a fin de que esté cómo-
modo, es una instancia de defensa y de integración en lo que respecta do y tiene, probablemente, a su disposición una manta yagua.
a las pulsiones, una versión retocada de la psicología del ego. La tesis.
de Winnicott es que en los casos clínicos la condición de la transfe-
En esta posición hay, para el analista, cierta tensión, pero el análi-
rencia es la adecuada constitución de ese Yo defensivo e integrativo. sis didáctico debe haberlo preparado para soportar adecuadamente
Toda su obra apunta, en cambio, a una dimensión anterior, pretrans- . las coordenadas de esta situación.
ferencial. Intentó entonces concebir una práctica real diferente, Para Winnicott esta situación no le conviene a los nuevos casos
adaptada a los pacientes sin Yo. Esto lo conduce a una inversión en la
que quiere anexar a la clínica estrictamente freudiana, cuyas coorde-
experiencia analítica de la relación entre situación e interpretación. nadas hay que modificar, entre ellas la distancia mantenida respecto
Define así a la situación: conjunto de elementos, de todos los detalles al paciente. Hay que actuar sobre los. elementos que se relacionan con
que conciernen la conducción de la cura, de la que forma parte el el confort, poniendo así el acento sobre la situación analítica y el
120 121
cuidado que ella entraña por parte del analista. Su gran innovación en enfermedad física representaba una localización en un órgano de su
la práctica es ir mas lejos en el sentido del cuidado, haciendo desapa- cuerpo de su absoluta necesidad de morir. Se sentía desarmada al
recer precisamente los elementos que mantienen una distancia suple- respecto hasta. el momento en que pude interpretarle lo que pasaba.
mentaria. De hecho, para él hay verdaderamente dos clases de pacien- Se sintió aliviada y fue capaz de dejarme partir".
tes: los que tienen un Yo fuerte y los que no lo tienen. Estos últimos Winnicott interpreta del siguiente modo: "Usted es ahúra depen-
le resultan particularmente atractivos y, al final, encontró elemen- diente de mí en la relación analítica y se siente vulnerable, esta sim-
tos de la segunda clase en la primera. P·odemos percatamos de que ple interpretación le permite adaptarse a la situación. Podría haber
Winnicott tiene una práctica global originada en el hecho de que está analizado su cólera de otra manera, en términos de sadismo oral, pero
persuadido de que la práctica freudiana está superada. analicé su dependencia".
A partir de su teoría de la transferencia se ve llevado a enfatizar Winnicott critica al psicoanálisis tal como lo aprendemos por no
la dependencia. La transferencia freudiana se transforma en una espe- parecerse para nada a los cuidados maternos. El objeto del psicoaná-
cie de dependencia, hasta el punto de que puede llegar a decir: "Al lisis sería parecerse a los cuidados maternos, la primera interpretación
comienzo de la vida hay dependencia porque el niño pequeño no que se le propone al analista es la identificación a la madre no dese-
puede prescindir de la madre. Esta es la dependencia de la madre, ante. La idea de Winnicott es que esta dependencia, que surge al
existe también la dependencia en la transferencia." Señala que esta comienzo de la experiencia analítica, sea activada de modo tal que el
dependencia del paciente en relaciól) al analista es algo ya bien cono- .paciente sea llevado a regresar a sus primeras experiencias dolorosas,
cido y admitido, pero, el gran peligro reside en subestimarla. es decir, a sus experiencias con una madre cuya adecuación a su papel
Tomemos un ejemplo que da Winnicott, dónde se observa este es insuficiente.
énfasis en la dependencia en la transferencia. "Una joven mujer debió Hay entonces, en un primer tiempo, una suerte de ausencia de
esperar varios meses antes de poder comenzar su análisis. Al comien- interpretación. Esta ausencia apunta al surgimiento de una relación
zo del mismo yo sólo podía verla una vez por semana. Luego, justo reforzada de depenqencia del paciente. Winnicott piensa que practica
antes de un viaje de un mes que debía hacer al extranjero, pudimos un análisis no directivo. En comparación con los análisis de las resi:;-
hacer sesiones diarias. La reacción al análisis era positiva y la evolu- tencias que tienen una determinada dirección, Winnicott deja que la
ción rápida. Descubrí que esta joven independiente se transformaba paciente haga lo que le parezca: "La paciente me dijo que el elemento
en sus sueños en alguien extremadamente dependiente. En un sueño principal que había producidO esta evolución involuntaria era el
ella tenía una tortuga cuya caparazón estaba blanda y por lo tanto no hecho de que yo dejase que las cosas fue.sen tal cual son y que de-
la protegía, sufriendo el animal por esta causa. En el sueño mataba a seaba ver lo que cada sesión traía". Hay un aire aparentemente la-
la tortuga para evitarle un dolor insoportable. Se trataba de la pacien- .caniano en este dejar ser y Winnicott de inmediato saca la conse-
te misma, y el sueño denotaba una tendencia al suicidio. Había veni- 'cuencia: "Podría usted decir entonces que yo soy la causa de sU
do a atenderse para curarse esa tendencia. La dificultad residía en malestar" .
que no había aún tenido tiempo en su análisis de enfrentar sus reac- Vemos surgir una dupla formada por el dejar ser del analista y el
ciones ante mi partida. Tuvo entonces este sueño de suicidio y, desde surgimiento de la relación de dependencia que coloca al psicoanalista
el punto de vista clínico, se enfermó físicamente. Esta enfermedad en la posición de ser la causa de lo que le ocurre al deseo de la pacien-
no era clara. Justo antes de partir tuve tiempo de llevarla a reconocer te. La posición de Winnicott sólo puede pensarse a partir del punto
que había una relación entre su reacción física y mi partida. Esta en que el analista es causa del deseo. Es claro que Winnicottestá
había reactivado un episodio traumático de una serie de episodios de dispuesto a identificarse al objeto perdido por el paciente, pero en
su temprana infancia. Era como si yo la sostuviese y luego me preo- tanto éste está presente y debe estarlo. Es lo que leemos con asombro
cupase por otra cosa, hasta el punto de que ella experimentaba la al final de este texto en que Winnicott se reprocha su partida, aunque
sensación de estar anonadada; ésta fue la palabra que erilpleó. La esté satisfecho de haber dicho: su enfermedad se debe a mi partida.
122
123
"Lo que temo es que al haberme permitido ese viaje de un mes al Al inicio el niñito no tiene yo e introyecta el de la madre. Creo
extranjero, haya· podido fracasar prematuramente. Aunque quizá que es evidente que la madre winnicottiana es una madre sin falla y
ahora la haya vuelto verdaderamente enferma, del mismo modo en toda su teoría del desarrollo se hace en ausencia del padre, ausencia
que factores externos imprevisibles la enfermaron en su temprana que es correlativa de la desvalorización del significan te y de la inter-
infancia" . pretación en Winnicott. La referencia a Winnicott es útil a fin de
Por un lado, deja al saber su lugar supuesto, por ejemplo, cuando compararlo con Lacan. La psicosis no está relacionada con la forclu-
dice que no interpreta para hacer surgir la dependencia. Desde este sión del Nombre del Padre sino con el quebrantamiento del cuidado
ángulo, se coloca en el lugar del objeto perdido, pero cree ser ese materno. El objetivo del analista es obtener una regresión terapéu-
objeto perdido, aquí y ahora para el paciente y por eso, este semblan- tica, es decir, la reparación a través de la segunda madre, el analista.
te, adquiere aquí la forma de la madre reparadora que el analista debe En este punto se introduce la creación winnicottiana del falso
ser. Esta paciente sufrió en su infancia daños originados por la falta self, que Lacan dijo es un objeto de su experiencia, y cuya verdadera
de cuidados maternos. A través de la dependencia se trata de lograr traducción es el analista como causa del deseo. Es necesario partir del
una regresión a un estado comparable, que permita al analista, en verdadero self, de ese algo muy singular que Winnicott denomina el
tanto madre reparadora, obtener la refacción de la estructura psí- self central. Winnicott no es un pensador completamente concreto
quica primera. Si su concepto clave para el desarrollo es el de la porque, como él mismo lo dice, le faltan las palabras para hablar de
madre suficientemente buena, en el caso de la cura se trata del analis- ese verdadero self, del self central. Se lo dice a su traductora cuando
ta suficientemente bueno, y suficientemente bueno quiere decir no ésta le pregunta acerca de la traducción del término self, que se ha
deseante. conservado como tal en francés, y también en castellano, pues se
¿Cómo sitúa Lacan, en su esquema, el deseo de la madre? Preci- presenta como un término intraducible. Responde primero: "Me pre-
samente, como la madre que no siempre está allí, como la que puede gunté si podía escribir una nota a propósito de ese término. Cuando
faltarle al niño, es decir la que puede interesarse en otra cosa. Cuando traté de hacerla me di cuenta que lo que significaba así era algo bas-
Lacan habla del lugar del deseo de la madre dice que es el lugar simbo- tante mal definido en mi mente". Aparece, entonces, como una espe-
lizado en primer término por la operación de su ausencia. Winnicott cie de significante enigma. Agrega luego un intento de aproximación
en su artículo apunta hacia ese lugar. Considera que toda manifesta- al self: "En mi opinión, el self, que no es el yo-ego, es la persona que
ción del deseo por la ausencia es traumatizante, e incluso en el caso es yo, que no es más que yo, una totalidad que se funda en el proceso
del analista puede producir daños que pueden ser irreparables. Lo de maduración. Al mismo tiempo, el self está constituído por esas
que Winnicott llama dependencia es la articulación de la relación partes que se aglutinan unas con otras a partir del interior, en el curso
con el Otro como lugar del objeto perdido representado por la figura del proceso de maduración, con la ayuda del medio humano. El self,
de la madre. El Otro en juego no es el Otro del significante, es el Otro por naturaleza, está ubicado en el cuerpo, pero ocurre en determina-
del cuidado, incluso del cuidado en tanto tal, del que se da fe por la das circunstancias que el cuerpo se disocia de él o viceversa. El self
presencia, no por el cuidado de amor. Es el cuidado como presencia, se reconoce esencialmente en los ojos y en la mirada de la madre,
no juegan aquí ni el Nombre del Padre ni el Falo, pues ambos son también en el espejo. Sólo el self da un sentido al hecho de vivir".
funciones que sólo cobran sentido en relación a la madre como dese- Hay aquí una especie de intuición fundamental de Winnicott, la
ante. Hace del niño y de la madre una dupla. Esta es una concepción intuición de un punto idéntico a sí-mismo, que en cierto modo es
muy extrema de la relación con el Otro, a la que se le agrega la exi- siempre inaccesible al principio de realidad y que es silencioso (se
gencia de la plenitud del Otro. Considera a la relación con el Otro acerca entonces al Ello, en el que, dice Freud, el silencio de las pul-
materno constitutiva de la existencia misma del individuo, si hay falla siones es regido por el principio del placer). Ese punto tiene asimismo
en esta relación hay anonadamiento del individuo. Si la madre no un aspecto subjetivo señalado por el término de sí mismo, y que es
estuvo suficientemente presente hay discontinuidad es en el sentimien- propio del hecho de cobrar vida. La intuición de Winnicott, lejos de
to de existencia, el yo de la madre debe suplir al del niño.
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ser algo más concreto que el sujeto del significante, es la idea de un Nos acercamos en este punto a la sorprendente identificación de
cierto sujeto de la vida, de un sujeto puro, ya que ni siquiera la muer- Lacan quien sostiene que la clave de ese lapsus que es el falso self es
te se opone a esta vida del self. La muerte es algo completamente el analista como causa de deseo, como objeto a. Winnicott reúne en
posterior y, por esta razón, desmien te la idea de una pulsión de muer- el falso self la serie de experiencias de falta como una sedimentación
te. Hay un punto intangible de vida, punto primero que constituye de las carencias. El lado objetal del falso self da muy bien cuenta de
su intuición fundamental y que es estrictamente opuesto al sujeto lo que ocurre en la experiencia analítica, como se observa en lo que
del significante, Única concepción que permite pensar la pulsión de dice acerca de un paciente con falso self: "Cuando lo reciben tienen
muerte. No hay pues síntesis posible entre Winnicott y Lacan. la impresión de recibir a un niño con su nodriza. En ese caso, comen-
Ese self central puede recibir traumatismos y, a partir de ellos zamos a hablar con la gobernanta y, sólo después, comenzamos a
se organizan las defensas primitivas, entre las cuales hay una buena y hablar con el niño".
una mala. La buena es el yo que constituye la caparazón de esa tortu- Habría que separar este falso self de la teoría del desarrollo, para
ga blanda a la que regresa en el sueño la paciente. El yo es la buena llegar a darse cuenta de que se aislÓ un objeto de la experiencia analí-
adaptación de ese ser central. Sin embargo, si hay traumatismo carac- tica. Esto es lo que Lacan distinguía como la función imaginaria del
terizado por la disyunción entre ese self y el medio, nace esa forma- yo. Si el analista conversa con esa función imaginaria estamos en el
ción que Winnicott .llama el falso self. El falso self es lo que sirve registro de la palabra vacía. Winnicott se acerca a ella en tanto una
como caparazón del self cuando el yo no emergió, falló. Lejos de especie de madre interna, porque dice que el falso self asegura el hol-
permitirle al verdadero self expandirse, como ·10 hace un buen yo, el ding del self. Aislando este objeto Winnicott realiza un rodeo para
falso self ocupa el lugar del self, lo oprime, lo ahoga. En este punto delimitar el verdadero self. "El falso self es remitido al analista". En
Winnicott sitúa el fenómeno de despersonalización, los estados esqui- esta teoría hay una remisión, en definitiva, del objeto falso self a las
zoides, la depresión. El verdadero self proviene del equilibrio del manos del analista. De allí en más le toca al analista cuasi identificarse
cuerpo y de las funciones del cuerpo, incluyendo la cardíaca y la res- a ese objeto. Tomando en cuenta todas las ·diferencias que existen
piratoria. El verdadero self aparece a partir del momento en que exis- entre este objeto y el objeto a de Lacan podríamos precisar el lapsus
te alguna organización mental del individuo y no es mucho más que del acto analítico en Winnicott. Este señala que el concepto de falso
la suma de la vida sensorio-motora. El verdadero self rápidamente self tuvo mucho éxito, y termina extendiéndolo, de modo totalmente
adquiere complejidad y establece relaciones con la realidad exterior. indebido, hasta hacer a partir de él, con poco esfuerzo, una teoría
En su exaltación del self, Winnicott llega a decir que ésta es una completa del psicoanálisis. Llega a decir que el primer aspecto del
palabra diferente a todas las demás. Podemos usar todas la palabras, falso self son los buenos modales, la cortesía, el modo en que la
pero self es un término que, por su naturaleza, supera nuestro co- sociedad impone sus reglas. Contrariamente a lo que él mismo dice,
nocimiento. Puede usamos y ser nuestro amo. Con la palabra self en el momento en que se entra en su consultorio, uno ya es un pa-
Winnicott se acercó al significan te lacaniano, ella denota para él la ciente con falso self, es decir, un paciente a quien se invita a entrar
opacidad fundamental de la vida y de los fundamentos de la continui- en regresión y la regresión winnicottiana llega lejos, es una regresión
dad del ser del sujeto. El pseudo-self es un concepto sumamente presentada como regresión en lo real.
amplio que reagrupa una serie de reacciones ante la falla en la adap- ¿La identificación a la madre plena de Winnicott, induce acaso
tación, el falso self es la suma de las carencias de adaptación. En una clínica de la psicosis? Si llevamos la cosa hasta el final, la diferen-
Lacan la falta siempre tiene una función positiva y estructurante: el cia entre el falso self y el yo se pierde, la madre completa es una
deseo está articulado con la falta y no se trata pues de liberar el madre no castrada, y alrededor de esa madre, a la que se le erige una
deseo, el deseo entraña la falta. Las deficiencias, los malestares o la estatua, gira toda la clínica y todo el análisis en Winnicott. Es una
angustia remiten más bien a la obturación de esa falta. En Winnicott, madre sin referencias al Nombre del Padre debido a la precisa razón
ese negativo, 10 que él llama el falso self es la experiencia repetida del de que se deduce de la posición del analista en la práctica.
objeto perdido.
126 127
Preguntémonos por qué en Freud emergió el Nombre del Padre,
preguntémonos si todas las teorías acerca de la psicosis que se difun-
dieron en las instituCiones de orientación winnicottiana, que conside-
ran suficiente el concepto de cuidado, no han difundido una prope-
deútica perversa. En el horizonte de todas estas terapéuticas del
cuidado existe la imagen del Otro no tachado, es decir de la madre no
castrada, de la madre fálica.
CONFERENCIAS PORTEÑAS

128
CLINICA DEL SUPERYO

Me introduje en la enseftanza del Dr. Lacan hacia 1965 y desde


entonces permanecí al amparo de su trabajo, al igual que la mayoría
de sus alumnos. Acaba de producirse, evidentemente, en este mes de
septiembre de 1981, un corte que cierra para mí un ciclo de más de
quince aftos. Dije en mi seminario de esta maftana que era la primera
vez que hablaba en público después de la muerte de Jacques Lacan y
que no sabemos aún que nos deparará esta nueva época que se inicia.
La elección del título de esta conferencia se debe a que éste es
el tema de trabajo que se desarrollará, en el curso del próximo afto
lectivo, en la Sección Clínica. Jacques Lacan fundó, en 1976, en el
Departamento de Psicoanálisis la Sección Clínica, destinada a investi-
gar las fronteras entre la psiquiatría y el .psicoanálisis. Instaló esta
Sección Clínica en el Hospital Sainte-Anne, donde realizó, durante
muchos aftos, su presentación de enfermos. Esto no impidió que,
apenas muerto Lacan, se intentase expulsar de Sainte-Anne a la Sec-
ción Clínica. Por suerte, a pesar de los esfuerzos realizados para des-
truir de inmediato lo que Jacques Lacan había fundado, logramos
salvarla.
Lacan abrió con su enseftanza algo que· no se cierra. Esa enseñan-
za es una apuesta porque no ha ganado de antemano. La Sección
Clínica se distinguió en el campo psicoanalítico francés por su orien-
Conferencias dictadas en septiembre de 1981, en el marco del tación racionalista. Lo evidencia el que los psicoanalistas, en su
Reencuentro de Buenos Aires. mayoría jóvenes, se mostraron capaces de un trabajo colectivo, rom-
piendo con el estilo de prestación individual, logrando avances en

131
torno a ciertos problemas del psicoanálisis, como lo muestra, pienso, superyó. Pueden leer esto en Más allá del principio del placer4; en El
el trabajo que hizo en torno a la psicosis y al caso Schreber. yo y el ello transfiere dicha función al yo.
Este afto nuestro trabajo girará en torno al superyó y mi inten- Hartmann y Lowenstein también detectan este cambio y se dan
ción hoyes plantear cuál es el punto de partida adecuado para enfo- prisa en vaciar el superyó en beneficio del yo. Se apuran, en parti-
car este tema. cular, en transferir al yo la función de "percepción interna de los
El superyó es un enigma en la enseftanza de Lacan. Mientras su procesos mentales", la función de autobservación. Allí donde Freud,
crítica al yo es un punto bien conocido -que se recorre como un no sin paradojas, intentaba mantener una función de exterioridad en
museo en el que encontramos el estadio del espejo y lo que le sigue-, relación al yo, de quitarle precisamente su autonomía, Hartmann y
no existe nada equivalente en la enseftanza de Lacan acerca de la Lowenstein hacen exactamente lo contrario. ¿Para qué necesitan un
función del superyó. No sólo esta consideración nos encaminó hacia superyó si definen ante todo el yo en función de sus propiedades
el tema de la clínica del superyó. defensivas contra las pulsiones? Como creen que la función esencial
En primer término, el superyó es la palabra que falta en el título del superyó es la defensa contra las pulsiones, puede decirse que ya
de El yo y el ello! de Freud. Sin embargo, la verdadera innovación no lo necesitan. En 1962, en sus nuevos comentarios sobre el super-
freudiana introducida por esta obra, que marca la báscula de la segun- yó, hacen de éste una especie de reflejo débil del YC', una pieza agre-
da tópica de Freud, es la noción de superyó. gada. En su teoría -que sigue siendo el fundament0 del psicoanálisis
Diría que tenemos todos los testimonios de que esta innovación en los Estados Unidos- las pulsiones y el yo son primarios, respecto
fue recibida como tal por los contemporáneos de Freud: lo nuevo de a ellos el superyó es una instancia secundaria y posterior. Todo su
El yo y el ello era el superyó. Curiosamente, por una inversión histó- esfuerzo teórico consiste en mostrar que el superyó ya está prefor-
rica, fue precisamente esta noción la que fue borrada, eludida, por los mado en las funciones del yo. Tenemos pues, en definitiva, un su-
desarrollos de la psicologí~ del yo que son el fundamento de todo lo peryó definido por la negativa, por su defecto de integración al yo.
que se desarrolla en los Estados Unidos bajo el nombre de psicoaná- Datar el superyó, en qué momento situar su emergencia, es una
lisis. Hartmann tomó como base El yo y el ello para reformular la prenda esencial en la historia del psicoanálisis. En la Sección Clínica
teoría de"Freud, reformulación donde brilla por su ausencia la insta!!- nos interesamos en la historia del psicoanálisis, no deben pensar que
cia del superyó. No lo digo aproximativamente porque me he sumer- la práctica cotidiana de ustedes es independiente de esta historia, a
gido en los escritos de Hartmann, lo cual exige coraje. Pude verificar menudo es heredera de una mezcla de cosas que se constituyó en el
que el superyó es para la psicología del yo una categoría supernume- transcurso de la historia del psicoanálisis. No deben imaginar que La-
raria, por la precisa razón de que la psicología del yo transfiere al yo can alguna vez la haya descuidado, todo lo contrario.
(moiJ las funciones del superyó, lo vacía de sus funciones. En todos los textos -he leído muchos ultimamente- lo que apa-
El artículo que Hartmann y Lowenstein consagraron en 1962 al rece de modo regular y sin cambios es la fórmula de Freud "el su-
superyó es un agregado tardío a su teoría, llamado Notas sobre el peryó es el heredero del Complejo de Edipo". Esta fórmula data en
superyó1. , que puede servimos de punto de referencia. Diría que la forma muy precisa el superyó, situándolo después de la declinación
negligencia de los teóricos del yo en lo que hace al superyó es un del complejo de Edipo. Esto brinda un punto de referencia como no
hecho perfectamente conocido por quienes se interesan en la historia hay muchos y los psicoanalistas posteriores a Freud repiten esta
del psicoanálisis. Lo más divertido de este artículo es que Hartmann fórmula de modo casi sacramental. La pregunta entonces se transfor-
y Lowenstein se autorizan en Freud para operar esta transferencia de ~a del siguiente modo: ¿cómo se puede acordar la fórmula de Freud
funciones. Si leen, por ejemplo, la nota 2 del tercer capítulo de El con el descubrimiento de Melanie Klein de la precocidad del superyó?
yo y el ello3 , podrán ver que Freud IlIismo señala que había comen- Este es el debate presente en la historia del psicoanálisis, antes de ser
zado asignando la función denominada "prueba de la realidad" al obliterado el problema del superyó. Alguien se dedicó especialmente
Ideal del yo, palabra que en ese entonces era para él un sinónimo de a realizar la síntesis de estas dos propuestas, que aparecen como más

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bien incompatibles, ese alguien es el especialista del compromiso en del niño". En el momento de emergencia del superyó culmina la
la historia del psicoanálisis: Ernest Jones. Escribió, a veinte años de autonomía del niño en relación a sus pulsiones, se constituye de
distancia, dos artículos, uno en 1926 "Origen y estructura del su- manera neta el mundo de los objetos, etc.
peryó" y el otro en 1947 "La juventud del superyó".s Podrán extrañarse de que mientras esperan que les hable del últi-
Debo decir que acordar dos fórmulas incompatibles es un ejerci- mo Lacan me dedique a leer a los post-freudianos. Contrariamente a
cio muy complejo. Por supuesto, según su modalidad habitual, Jones lo que se piensa, el retorno a Freud propuesto por Lacan jamás impli-
acepta la fórmula de Freud -el superyó es el heredero del complejo . có dejar de lado a los post-freudianos. Pasó cierto tiempo hasta que
de Edipo- pero le agrega los componentes agresivos internos pregeni- éstos pudieron asumir lo que, para su sorpresa, inventaba el maestro
tales que están incorporados de algún modo en el superyó definitivo. en el momento mismo en que creían que había clausurado algunos
Es decir, que ni niega ni enfrenta la fórmula de Freud, sino que la aspectos de su sistema, invento que los hacía trastabillar y Freud no
completa, señalando que la resolución del complejo de Edipo consti- siempre estuvo presente para sostenerlos. Diría que la acogida que
tuye un proceso complejo en el transcurso del cual los impulsos sádi- . dieron a las categorías de Freud también forma parte de la enseñanza
cos son incorporados en la estructura del superyó definitivo, reencon- de Freud quien, después de todo, se dirigía a la gente que tenía enfren-
trando de este modo la teoría de Freud. Ya en 1926 decía que el te, tal como ocurrió con Lacan. Lacan enseña que el destinatario
superyó era una noción fundamental y en 1947 escribe: "Hemos del discurso forma parte del mismo. Los post-freudianos dedicaron
perdido por completo el sentido de la importancia fundamental de mucho tiempo a atar los cabos sueltos, las categorías que no encaja-
la instancia del superyó ... No es exagerado decir que la vida mental ban entre sí, tratando de armonizarlas. Gracias a este trabajo pode-
del hombre está constitúída esencialmente por sus esfuerzos para mos precisar algunos de los impasses en que se podía encontrar
escapar de las exigencias del superyó o para someterse a ellas". Freud. Nos ofrecen entonces una cartografía muy precisa de las difi-
Nada muestra mejor la sofocación del sentido original del descu- cultades de la teoría freudiana. Por ejemplo, los debates sobre la fase
brimiento de Freud que este borramiento, en el que aún vivimos, de fálica son absolutamente esenciales para captar los puntos de impasse
la noción de superyó. Esto justifica, en mi opinión, que la Sección de la teoría fálica de Freud. Justamente porque Lacan comenzó
Clínica se consagre a revivir las funciones de la instancia del superyó, leyendo a los post-freudianos pudo acentuar y dar todo su valor a
aún cuando no lo haga forzosamente con ese nombre. Quizá nos da- la función de la castración en Freud. Les aconsejo leer a los post-freu-
remos cuenta así de todo el esfuerzo realizado por Lacan durante sus dianos, pienso incluso que Lacan en cierto sentido es también un
últimos años para reavivar esta instancia. post-freudiano. Debemos medir el impacto de la novedad que intro-
Hartmann y Lowenstein son estructuralistas a su manera, al me- duce Freud con el superyó. En un principio casi lo confunde con el
nos creen serIo. Oponen a la génesis, a una concepción evolutiva Ideal del yo, aún en El yo y el ello ambos términos figuran como dos
como la de Klein, una concepción del superyó como sistema e invitan expresiones equivalentes. Este problema llegó a ser un problema
a no confundir en la vida del niño pequeño los elementos que po- tradicional dentro de la teoría analítica. Se delimitó así una suerte de
drían ser precursores del superyó con el superyó como sistema o articulación tradicional, que Lacan no recusa completamente, según
estructura. Por esta razón se oponen a que se hable de formas preco- la cual la diferencia entre superyó e ideal del yo estriba en que este
ces del superyó, a las que le adjudican el estatuto de un determinante último sostiene una función de idealización mientras que el primero
genético, empleando empero una vez la expresión pre-superyó para sostiene una función de prohibición.
calificar la zona de investigación de Melanie Klein. Pero el superyó Si buscamos en la obra de Lacan sus referencias al superyó
en su teoría sólo puede ser una amplificación del yo. Todo su artícu- desembocamos sobre todo en el texto intituhido Observaciones al
lo se condensa en definitiva en esta proposición, que intentaré mos- infonne de Daniel L(lgache6 , que data de hace veinte años y que es
trar com<?se opone a las razones que llevaron a Freud a inventar esta realmente el último texto de Lacan contra Hartmann. Este texto se
categoría: "El establecimiento del superyó refuerza la independencia ocupa de la segunda tópica en su conjunto y se opone directamente a
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la interpretación hartmanniana de Freud. Observen que su primer
capítulo se relaciona con la noción de estructura; pues intenta arran- duda la cuestión de la emergencia imprevista del inconsciente y de su
car a los sistemáticos hartmannianos la noción de estructura, ya que consistencia combinatoria se plantea. En todo caso el superyó
Hartmann también usa esta noción y hace de ella su emblema. El -incluso el freudiano- se ubica en la segunda vertiente.
segundo capítulo se refiere al ello, el tercero al yo y sus ideales y al Los primeros post-freudianos, no Hartmann que comenzó a tra-
final, como perspectiva, encontrarán tan solo una página de Lacan bajar hacia 1939, sino los que estaban en la sala cuando Freud habla-
sobre el superyó. ba de superyó, a comienzos de los años 20, gente como Teodor9
Ya en este texto Lacan enfoca el Ideal del yo a partir de la ima- Reik, Franz Alexander -por el que Lacan siempre tuvo gran res-
gen, aun cuando hace de él una función simbólica, a partir de sus peto- Wilhem Reich, se apasionaron por el superyó, antes de que
esquemas de los espejos, aun cuando el Ideal del yo está significanti- el psicoanálisis cayera frente a los embates de Hartmann. Lacan es
zado igualmente lo aborda a partir del esquema del espejo. El super- uno de esos post-freudianos, junto con Reik y Alexander.
yó en cambio es abordadó a partir de un registro muy diferente, Sin duda conocen a Bergson, filósofo francés que estuvo mucho
puramente simbólico. Los remito al texto en este punto. La inversión tiempo de moda, que permanecerá en la historia por haber inspirado
total de la perspectiva freudiana que se aprecia en Hartmann se vincula algunas metáforas a Proust. Bergson creía que cada pensador estaba
con su opinión de que el superyó consagra la autonomía del sujeto. habitado por una intuición única que no cesaba de tratar de expresar,
En Freud en cambio, el superyó es uno de los nombres del incons- intcición que él creía poder identificar en su lenguaje. Esta es una
ciente. El superyó es el nombre eminente del inconsciente en la medi- ide~.un poco simple que procura captar el hecho de que cada uno de
da en que el sujeto se presenta ante sí mismo como dependiendo nosotros está habitado por un imposible de decir que nos hace ha-
l.
radicalmente del inconsciente. El superyó no es el inconsciente como blar. Si tuviese que decir cuál es la intuición central de Lacan no diria
sorpresa. Conocen sin duda la presentación tan seductora que hace que es la primera formulación que acude a nuestra memoria, la d~l
Lacan del inconsciente en Los cuatro conceptos fundamentales del im;ollsciente está estructurado como un lenguaje. No la diría pues
psicoanálisis' a partir de la sorpresa que caracteriza el lapsus, el chis- Lacan la formuló bastante tardíamente en su vida y porque hay algo
te o el acto fallido, que es la fuente del encanto'siempre renovado que me parece más crucial en su enfoque de las cosas. Si tuviese que
que conserva para nosotros la Psicopatologia de la vida cotidianaS decir cual es la intuición fundamental de Lacan diría -esta es una
de Freud, que es un libro sumamente entretenido. Este inconsciente simple suposición- que se trata de la división del sujeto y, más preci-
es divertido. samente, de la división del sujeto contra si mismo.
El superyó no es el inconsciente divertido, sorpresivo, es el incons- Antes incluso de disponer de los conceptos freudianos, y menos
ciente como ley. La cuestión es saber de qué ley se trata. El superyó aún de los suyos, su investigación ya está habitada por la división del
se introduce en la teoría porque hay que dar cuenta de la coacción sujeto contra sí mismo, vale decir por la idea de que no es lógico
que el inconsciente ejerce sobre el sujeto, de lo que se presenta para suponer que el sujeto busca su propio bien. La experiencia cotidiana,
el sujeto mismo como cuerpo extraño en el síntoma, como la opaci- no sólo el psicoanálisis, nos lo muestra. Cuando se supone que el
dad del síntoma. En este sentido, el superyó expresa una faz de regu- principio del propio bien vale para el sujeto no se puede entender la
laridad del inconsciente, no su faz irruptiva, imprevisible que Lacan pulsión de muerte. Por esta razón los psicoanalistas en general, antes
acentúa en los Cuatro conceptos. de Lacan, habían descartado por especulativa la pulsión de muerte.
No olviden que el inconsciente en Lacan no sólo es el inconsciente La pulsión de muerte no es más especulativa que el masoquismo
de lo que no anda, de lo inaprehensible, de lo huidizo. El inconscien- primordial ni el superyó, acerca del cual dijo Edward Glover que se
te construido por Lacan es también el inconsciente de los pequeños trataba del concepto más clínico de Freud. Por esta razón le agrega-
signos más y menos que encuentran en su texto sobre La carta roba- mos al término de superyó el término de clínica, podría también de-
da9 , un inconsciente cuya referencia es la memoria cibernética. Sin cirse clínica de la pulsión de muerte, aunque ésta es más manifiesta
bajo su aspecto de superyó.
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¿Qué autorizaría plantear que la división del sujeto contra sí mis- de Freud, El yo y el ello, tanto dentro como fuera de la escuela freu-
mo es la intuición esencial de Lacan? Algo muy preciso y nada especula- diana, y como alude a algunos de los postfreudianos, especialmente
tivo. El superyó es el primer concepto freudiano que Lacan retuvo, el Reik y Alexander, que se consagraron a seguir las pistas dejadas por
concepto que lo enganchó a la teoría freudiana. Freud en lo que respecta al superyó.
Los remito a la tesis de psiquiatría de Lacan10 , que es de 1932. Lacan inventa para justificar e.sta creación de la paranoia de
Verán, porque salta a la vista, que esa tesis es una contribución a la auto-punición, con la cual pretendía hacer su entrada en la teoría'
clínica del superyó. Conocen quizá el caso que es el centro de ese psiquiátrica, y que es el reverso de la paranoia reivindicatoria, una
trabajo de Lacan, el caso Aimée, que concluye con una cura total, detención evolutiva de la personalidad en un estadio genético del
satisfactoria, que no se debe al terapeuta en juego que estaba, como superyó, recurso que nos parece, obviamente, algo equívoco.
lo señala Lacan mismo, como espectador. Lo que cura a la paciente Creo justificado considerar entonces al superyó, incluso en la
es lo que ella hace: ataca al otro, a la perseguidora, al ideal exterio- obra de Freud, como el modo en que se"evidencia al inicio del psico-
rizado, a la imagen ideal que también es odiada. El ataque no la deja análisis la división del sujeto. Utilizo el término evidencia, término
en libertad. Por lo general, cuando uno ataca se lo retira de circula- que Lacan usa al comienzo de su texto Subversión del sujeto y dia-
ción y de este modo las cosas andan mejor. léctica del deseo 11 cuando señala que el psicoanalista está sumergido
Lacan se interroga acerca de esto y formula entonces un principio en la evidencia de la división del sujeto, que ésta es constitutiva de la
muy elegante, que no correspon.de a lo que posteriormente será su experiencia analítica en sí misma.
estilo, dice: "la naturaleza de la cura demuestra la naturaleza de la EllsupervóJ implica en psicoanálisis el cuestionamiento del Bien
enfermedad". Más adelante no dirá naturaleza dos veces en una frase, como valor. En estos términos se referían los psicoanalistas, antes de
ni siquiera dirá esa palabra, ni tampoco la palabra enfermedad. Lo Hartmann, al superyó. El superyó cuestiona la positividad del Bien,
único que dirá luego es la palabra demostrar, que sí forma parte de su ya que enfrentamos a un sujeto que desmiente -de manera que le
vocabulario ulterior. Sin embargo, este es un principio epistemológico resulta incomprensible a él mismo- esa búsqueda del bien, ese axio-
sumamente potente. ¿Cómo, si su hipótesis es correcta, el acto de ma del cual los filósofos no logran desembarazarse. Por esta razón, el
Aimée, produce la reducción inmediata de su delirio? Lacan señala superyó introduce una ética que no sería la del bien, y a eso se debe
que no es tanto el haber atacado lo que determina la curación, sino que Lacan haya dedicado un seminario a la ética del psicoanálisis. Si
la consecuencia de su acto, es decir que se la castigó por él. A Lacan es necesario ha~er una ética es porque la ética del psicoanálisis no se
le parece que el castigo muestra cuál es el resorte del delirio, la causa parece a las derhás, precisamente porque toma en cuenta la existencia
de su locura. Aquí encuentra nuestro psiquiatra, Lacan, su vía en el del superyó, una ética que no es la del bien, en la medida en que se
psicoanálisis, que le brinda, servido en bandeja, ese concepto masivo confunde al bien con el bienestar. La paradoja del superyó reside en
de superyó en tanto fundamento de los mecanismos autopunitivos. que el sujeto está apegado a algo que no le hace bien, es decir a algo
Inscribe entonces la paranoia de Aimée en una categoría clínica que no colabora con su bienestar. El superyó debe entonces ser inclu-
que crea: la· paranoia de auto-punición, es decir una paranoia super- ído en una serie común con la pulsión de muerte y el masoquismo
yoica. Suele decirse que el crimen no paga, pero para Aimée el cri- primordial, categorías ambas expulsadas de la teoría analítica por los
men paga, porque al ser castigada se ve satisfecha, lo que Lacan califi- psicoanalistas, quienes no pudieron asumirlas.
ca en esa época como una pulsión autopunitiva, que se satisface pul- El superyó encuentra su lugar en Lacan, desde esta óptica, con el
sionalmente a través de la punición. Es un invento un poco burdo
p0fO pueden observar en él cuál es el punto de entrada de Lacan en el nombre
el sujeto, de~
inc uso del goce absoluto,
un bien en tanto un
que bien
éste separado
constituyede un bien para
su bienestar,
psicoanálisis. que se traduce generalmente en el paciente en ese tan mentado males-
Su primera clínica es una clínica del crimen del superyó. Si leen tar del que habla Freud, cuando no se confunde con el dolor. El tex-
esa tesis podrán apreciar como Lacan señala el impacto de la obra to en que Lacan habla del superyó, aun cuando la palabra no está
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bien que ante cada renuncia a la satisfacción pulsional el superyó
presente, es Kant con Sade12 • Toma allí prestado de Kant la escisión se frotase contento lasrnanos. Tengamos en cuenta que la segunda
entre bien y bienestar y de Sade la descripción de la experiencia de tópica introduce el guignol dentro 'del psicoanálisis. Los psicoanalis-
goce como fundamental. ¿Hay acaso alguna referencia mejor que la tas, incluso los mejores entre ellos como por ejemplo Alexander, lo
kantiana para la consciencia moral, que se confunde con el superyó hacen. Este último considera al superyó como el jurado, al Ello
en la teoría freudlana misma que considera que el superyó es el como lleno de pasiones pulsionales y al yo como acorralado entre
principio de la consciencia moral? Lacan demuestra que en Kant el ambos. Por eso podemos tranquilamente suponer que el superyó
principio de la consciencia moral es el goce, es decir, la separación se frota las manos de contento ante cada renuncia pulsional.
entre bien y bienestar. En Kant está dicho con todas las letras: "es Si subrayamos la frase de Freud es porque ella nos muestra que
necesario que el hombre esté apegado a algún bien que lo separe de
el superyó, por el contrario, exige el goce, está del lado del goce. Esta
su comodidad para que llegue a ser moral". Lacan demuestra que esta severidad siempre en aumento del superyó es lo que Lacan llamó en
escisión es la misma que constituye al goce en la medida en que éste Televisión1s "la gula del superyó". La frase de Freud es una paradoja
no se confunde con el placer. si imaginamos que el superyó prohibe el goce. Cuando Lacan formula
De hecho, en la historia del psicoanálisis la división del sujeto fue
que el superyó dice ¡Goza!, elimina la paradoja pues el superyó exige
abordada habitualmente como una prohibición o un imperativo. Se el goce. Los psicoanalistas nos perdimos en este enredo cuando creí-
pensó que para poder llegar a ser el principio de la consciencia moral mos imaginar que el superyó estaba articulado con el deseo, que su
era necesario que el superyó dijese: "no hagas esto o aquello porque función esencial era prohibir el deseo, sostener una función de socia- .
está mal" o "hazlo porque te conviene". Lacan formula el imperativo lización al declinar el complejo de Edipo. El superyó era visto enton-
del superyó de modo muy' diferente. Pueden encontrar esta formula- ces como una barrera frente a los deseos incestuosos, barrera que se
ción en el seminario XX, Aún13 que comienza con la formulación del constituía a partir de la renuncia a los mismos. Considerar al superyó,
imperativo del superyó como: ¡Goza! La paradoja de este imperativo aún en la teoría freudiana donde el concepto no está delimitado,
es que equivale exactamente a una interdicción, porque gozar, según como articulado con el goce es aigo totalmente diferente. Deseo y
la definición de Lacan, es imposible.
goce son antinómicos, ésta es una clave para penetrar en la enseñanza
Esto ya fue abordado por los primeros analistas, los buenos, Reik de Lacan. Es cierto que el superyó se opone al deseo pero únicamen-
y Alexander, como sentimiento inconsciente de culpa, como necesi- te en tanto exhortación imperativa al goce. No podemos imaginar
dad de punición, es decir desde un ángulo fundamentalmente pate-
una instancia que formulase imperativamente: ¡Desea!
mático. En realidad, interdicción y.exhortación son dos fases de la Al contrario; puede decirse que el deseo es el efecto de lo impo-
coacción inconsciente. Si quieren localizar al superyó en Los cuatro sible del goce. Lo que se verifica con el psicoanálisis es que el goce
conceptos, donde no está tratado temáticamente, lo encontrarán en como tal no es deseable. Lo que ustedes conocen, aquello a lo que
el capítulo sobre la repetición.
han sido sensibles en la enseñanza de Lacan, es lo que éste delimitó
La ley edípica es un concepto lacaniano sumamente popular, que
como Nombre-del-Padre, es decir una instancia que, en un primer
incluso se ha vuelto trillado. Debemos percatamos de que no se trata
abordaje, es una instancia de normalización del deseo. Mientras el su-
de una ley de regulación u homeostasis, de una ley que permite que
jeto se enfrenta tan sólo al deseo de la Madre como deseo sin ley,
las cosas se mantengan unidas, aunque, por supuesto, ese lado de la
como capricho, aquello a lo cual el deseo materno se engancha sigue
ley como organizadora de compatibilidades también existe. La ley siendo un enigma, una equis. Todo se aclara y se estabiliza cuando el
tiene también una incidencia perturbadora, y este es el aspecto que se Nombre-del-Padre metaforiza el deseo de la Madre, poniéndose a p'ar-
destaca cuando hablamos de superyó. En este punto los post-freudia- tir de entonces las cosas en orden, lo que hace que la función fálica
nos fracasaron, no podían dar cuenta de lo que dice Freud en El encuentre su lugar, y que de allí en más todo ande bien. O sea que
malestar en la cultura14: "Cada renuncia a la satisfacción pulsional
después todo anda mal pero del mismo modo para todo el mundo.
refuerza la severidad del superyó". En realidad, esperaríamos más
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En Schreber todo anda bien, Schreber nada en el goce, ese es su
término. Qué es el goce, y con más exactitud el goce femenino, ha seminario Jl6 Y en el seminario 1117 ubica al superyó sobre todo en lo
sido dicho por una mujer: esa mujer es Schreber. Lacan siempre se simbólico, incluso hace de él el resorte mismo del orden simbólico.
quejó de que las mujeres no dicen nada sobre él, pero debemos admi- Esto altera un poco la idea de que lo simbólico vendría a establecer
tir que hayal menos una, la mujer de Dios, no cualquiera obviamen- la paz entre los hombres. Suele creerse que en lo imaginario encontra-
te, que nos explicó qué es el goce. mos la guerra, la guerra estipulada por el estadio del espejo y que el
Cuando el sujeto no se normaliza de esta forma, cuando el goce superyó simbólico, por el contrario, permite a los individuos vivir jun-
no se hace fálico, tenemos entonces el soberbio delirio de Schreber. tos. Muchos pasajes de Lacan apuntan en este sentido, son pasajes
La ley en el sentido de Lacan es esa operación por la cual el Nombre- de los que luego se burlará. El superyó ciertamente es la ley, pero no
del-Padre viene, a ordenar las cosas, coordina el goce con el falo, gra- la ley pacificadora, socializan te, sino la ley insensata, en tanto entraña
cias a ello se puede escribir, como lo hizo una vez Lacan "el falo es el un agujero, una ausencia de justificación. Es la ley como significante
significante del goce". Muchas cosas interesantes ocurren cuando el unario, S1, cuya significación desconocemos, pues para conocerla
falo no es el significan te del goce, cuando el goce carece de ese signi- sería necesario un segundo significante a partir del cual retroacti-
ficante. Si el superyó le interesa a Lacan es precisamente porque es vamente el primero cobra su sentido. El superyó es la evidencia y la
una función que hace contrapunto a la del Nombre-del-Padre. El paradoja que resulta de un significante único que, por estar solo, es
Nombre-del-Padre es una función coordinada al deseo, el superyó es insensato. Por esta causa podríamos situar, en un primer análisis, al
una función coordinada al goce. Espero que éste les resulte un punto superyó en S (~), que supone que la supuesta ley total del Otro
de referencia sencillo. puede ser percibid a en su falla. En ese momento la voz insensata del
No piensen que el superyó puede ser considerado sólo como sim- superyó se hace escuchar por el sujeto. Es el Otro en tanto no hay
bólico. Sabemos de antemano que en la obra de Lacan debemos Otro del 'Otro, el Otro en tanto hace la ley pero también en tanto él
considerar al superyó en los tres registros: imaginario, simbólico y mismo no está regulado.
real. ¿Qué es el superyó en lo simbólico? Aparentemente, de entrada, El superyó como ley insensata está muy cercano al deseo de la
no hay lugar para él en lo simbólico. Si tomamos en cuenta el modo, Madre antes de que ese deseo sea metaforizado e incluso dominado
en que se presenta el superyó éste podría ser una función eminen- por el Nombre-del-Padre. El superyó está cerca del deseo de la Madre
temente imaginaria: el superyó es un personaje. Lacan repite a menu- 'como capricho sin ley, por esta razón se tiende a recurrir constan-
do, como un sintagma fijo, "la figura obscena y feroz del superyó". temente al superyó materno, como se hizo, por ejemplo, en el caso
Esta es una formulación épica del superyó, encarnada a veces en un de Schreber y se lo valoriza tanto en la psicosis. Se cree que al desta-
personaje que existe en la historia del sujeto. Es muy diferente a lo car la función de la madre en la psicosis se está diciendo lo contrario
que constituye la estructura misma del superyó. No podemos quedar- a lo que dice Lacan cuando destaca la función del padre. En realidad,
nos tan sólo con esa gama de personajes que, admitámoslo, son super- hay que tener claro que al valorizar la función de la madre estamos
yoicos. Debo decir que la palabra misma de superyó es imposible, es valorando la incidencia traumatizante del goce puro.
en sí misma una arlequinada, arrastra consigo la comedia del arte, e1 La tercera vertiente que estudiaremos en la Sección Clínica es la
yo con el superyó arriba. Podemos explorar las figuras superyoicas del superyó como real. Existe cierta proximidad entre el significante
que son siempre tan, ridículas como la palabra misma. Conocemos unario en tanto que insensato y el objeto a en tanto fuera de sentido.
la tradición de la representación ridícula de la autoridad, del Otro Lo que los vincula es que ambos se encuentran en dificultades en lo
con que un sujeto se confunde, y que indefectiblemente provoca el que respecta al sentido, aunque estas dificultades son diferentes.
ridículo. Lacan señala que en su aspecto más profundo el superyó es el objeto a
A mi parecer, tenemos también que tomar en cuenta la función en tanto que voz. Busca para este punto sus referencias en el trabajo
del superyo en lo simbólico. Quiero hacerles notar que Lacan en el de Reik sobre el shofar18 • Debemos ubicar en la enseñanza de Lacan
al superyó en las tres vertientes de lo imaginario, lo simbólico y lo
142 real.
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En la enseñanza de Lacan debemos elegir el punto que vamos a cimiento, que sólo puede acceder a su identidad a través de la media-
enfatizar; quisiera insistir sobre la situación del superyó en lo simbó- ción de otro sujeto, fundándose así una dialéctica del mutuo recono-
lico. El superyó es solidario de la división de lo simbólico mismo, lo cimiento. Escribe por ejemplo: " ... ninguna palabra verdadera es
simbólico no forma un todo. He intentado mostrar en mi seminario únicamente palabra del sujeto, puesto que es siempre fundándola en
sobre lógica del significante, que doy -aquí por la mañana, a partir la mediación de otro sujeto como ella opera, y puesto que por ese
de ejemplos elementales de qué modo esta división es estructuralmen- camino está abierta a la cadena sin fin -pero sin duda no indefinida,
te intrínseca al campo del significan te. El superyó como ley insensata puesto que se cierra- de las palabras donde se realiza concretamente
es solidario de la separación interna del campo del significan te, del S en la comunidad humana la dialéctica del reconocimiento".2o Este es
(~), incluso podríamos escribirlo así: Superyó (J..). un pasaje anti-lacaniano. En esta época Lacan considera que lo sim-
Un pasaje de Lac'an, en la página 127 del Tomo 11 de los Escritos, bólico, la palabra, entraña la mediación de otro sujeto. Cuando existe
en el que se refiere a la identificación narcisista que Balint describió forclusión de la mediación simbólica, cuando el sujeto permanece en
al final del análisis podría ser utilizado como objeción a esta escritu- la relación imaginaria de identificación narcisista, puede llamarse a
ra. Lacan dice allí: "La identificación narcisista deja al sujeto en una esa hiancia superyó, es decir queel·superyó es entonces un efecto de
beatitud sin medida, más ofrecido que nunca a esa figura obscena y la forclusión de la ley simbólica del reconocimiento.
feroz que el analista llama Superyó y que hay que entender como la Esto, por supuesto, nos interesa. Recordemos que dijimos que el
hiancia abierta en lo imaginario por todo rechazo (Verwerfung) de Nombre-del-Padre en lo simbólico es correlativo de la apertura de la
los mandamientos de la palabra".
hiancia fálica. La hiancia a la que alude Lacan es la de la forclusión,
Este es un pasaje que hay que entender, pues en él tenemos una la hiancia en lo imaginario de la función fálica. En la página 256 del
definición de Lacan del superyó como figura obscena y feroz, como la Tomo iI de la: edición castellana de los Escritos Lacan dice: "Este
hiancia abierta en lo imaginario cuando hay rechazo de los manda- otro abismo, ¿se formó por el simple efecto del llamado vano hecho
mientos de la palabra. ¿Cómo situar este pasaje? Por supuesto, este en lo simbólico a la metáfora paterna? ¿O tendremos que concebido
pasaje es relativo a una etapa de la enseñanza de Lacan y luego ya no como producido en un segundo grado por la elisión del falo, que el
es sostenido. En ese momento de su enseñanza Lacan considera que sujeto remitiría para resolver la hiancia mortífera del estadio del
el principio mismo del orden simbólico es lo que él denomina la ley espejo?". En el pasaje de Variantes de la cura-tipo que cité antes,
del reconocimiento.
Lacan hace del superyó el precio pagado por la prevalencia de lo ima-
Lacan arrastró durante mucho tiempo esa palabra "reconocimien- ginario sobre lo simbólico, caracterizado por dos rasgos: la beatitud
to", ese término increíble de origen hegeliano en que hay un sujeto sin medida del sujeto y la amenaza que al mismo tiempo le hace el
que quiere ser reconocido por otro, otro que no lo quiere reconocer, superyó. A esta beatitud sin medida hay que darle su nombre: es el
la lucha a muerte por puro prestigio y, finalmente, el amo y el escla- goce, incluso el goce como goce del Otro. Una sola cosa da su medida'
vo .. El esclavo reconoce al amo quien no reconoce al esclavo. El escla- al goce, una medida algo escasa como lo señala Lacan, ese algo es la
vo trabajará hasta sobrepasar por fin al amo, culminando en la lucha función fática. El superyó, pese a lo que podríamos deducir del pasa-
de, clases. Esta es una historia increíble a la que no podemos entender je de Lacan, no es una función imaginaria. El superyó es una función
como adhirió Lacan tanto tiempo. Aun después del discurso de que no está regulada, pero como en ese momento de su enseñanza
Roma uno de los temas esenciales de los Escritos es el reconocimien- lo simbólico es función de regulación vía el reconocimiento y la
to del deseo, que marcaría el final del análisis. Diría que la enseñanza mediación, la forma que tiene Lacan de referirse al superyó como
de Lacan comienza verdaderamente cuando deja caer ese término de instancia no regulada es remitirlo a lo imaginario. El superyó es una
reconocimiento.
función desencadenada, que no conoce límites y que por esa causa ha
Antes de hacerlo, Lacan formula en Variantes de la cura-tipol9 sido proscripta por los psicoanalistas. El deseo, en comparación con
que el hombre está básicamente subordinado a la ley del re cono- el goce es extremadamente civilizado, es plástico al significante,
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ción de las mujeres apasionó a los hombres, quienes se devanaban los
está naturalmente coordinado con él.
sesos para ver como lograban que las mujeres participen aunque más
Desde un principio el goce no está coordinado con el significante. no sea un poco en el orden simbólico, en la regulación fálica.
Es necesario el Nombre-del-Padre para que el goce desmedido se coor- Los ejemplos que de ello da Lacan son para destornillarse de risa.
dine con lo que no es más que su semblante, el falo. Por esta razón el Recordemos el "tú eres mi mujer", que en francés es homófono con
texto de Schreber es apasionante. El dios de Schreber nos brinda la "maten a mi mujer", que era el ejemplo que daba Lacan de la palabra
imagen de esa ley desencadenada, trabaja contra el orden del mundo, verdadera que sella el verdadero reconocimiento entre los sujetos.
,está en infracción respecto a dicho orden. Todo el esfuerzo de Lacan debe haberse reído mucho posteriormente de esa primera épo-
Lacan en gran parte de la década de los 70 consistió de hecho en vol- ca en que creía en el. acuerdo simbólico de los sexos. La homofonía
ver a cuestionar la prevalencia del Nombre-del-Padre como un artifi- que tiene en francés esa frase indica que él mismo no lo creía. Esa
cio freudiano, artificio que Freud consideraba necesario para la expe- homofonía nos, muestra que sería erróneo imaginar que "tú eres mi
riencia analítica, un atajo para que el sujeto llegue a un entendimien- mujer" es la verdadera palabra por la que reconozco al otro sexo co-
to soportable con su deseo. Cuanto más Lacan cuestionaba el Nom- mo otro sujeto, como si pudiese reconocer a una mujer como mi
bre-del-Padre más acentuaba la función del goce, que emana de un otro genérico. Si esa homofonía no estuviese presente podríamos
registro diferente al de la metáfora paterna. creer que Lacan imaginó fundar en esa época las relaciones sexuales
El goce se refiere al deseo d.e la madre como función sin freno en la palabra de reconocimiento. Esta fórmula está muy lejos del
simbólico. Esta función nos remite a la posición de Freud sobre el "no hay relación sexual" que formuló más tarde. La hiancia central
superyó femenino. Freud se preguntaba si las mujeres 'tenían superyó no es la de lo imaginario sino la hiancia que se abre en lo simbólico
y sostenía que en el caso de que lo tuvieran ese superyó era menos mismo por la falta de relación-proporción sexual.
severo que el de sus congéneres hombres. Este se volvió un tema clá- Mafiana, en la conferencia que titulé Teoría de los goces, prose-
sico en los debates psicoanalíticos. Sin embargo, este problema del guiré desarrollando el tema de hoy, que, como espero habrán podido
superyó femenino 110 es más que una máscara del problema esencial apreciar, no es otro que el go'ce.
del goce femenino.
Desde este ángulo podemos emprender la búsqueda de un signi-
ficante que escriba en la teoría de Lacan el superyó. Ya propuse al REFERENCIAS BmLIOGRAFlCAS
S (~), pero pienso que podemos usar un significan te menos utilizado
que éste, uno con el que nunca se hizo nada: <1>0. 1 S. Freud, El yo y el ello, Obras Completas, Tomo XIX, Amorrortu Edito·
Este significan te representa el goce no frenado por el falo, lo cual res, Bs. As., 1981.
parece oponerse a lo que dice en' Subversión del sujeto cuando escri- 2 H. Hartmann y R. Lowenstein, "Notes on the Super-ego" (1962) en The
be que el significan te del goce, <1> , no puede ser negativizado. No psychoanalytic study of the child, NO 16, N . York, In temational University Press.
considero que <1>0 sea una negativización, Considero que muestra la 3 Ibid, Op. Cit.
ubicuidad del goce cuando éste no se localiza como goce fálico. Re- 4 S. Freud, Más allá del principio del placer, Obras Completas, Tomo
cordemos que Lacan sostiene que la mujer no está privada del goce XVIII, Amorrortu Editores, Bs. As., 1981.
fálico; El falo índice cero •.<I>o, escribe el goce no congelado, no cauti- ,5 E. Jones, "The Origin and Structure of the Superego" en Intemational
vo del falo. Esto concuerda muy bien con lo que en el transcurso de JoumalofPsychoanalysis, VII, 1926.
la h¡storia se l1a dicho acerca de las mujeres: que no se someten a las 6 J. Lacan, "Observaciones sobre el informe de Daniel Lagache": "Psico-
leyes de la palabra. Los mandamientos divinos son leyes destinadas a
análisis y estructura de la personalidad". En Escritos, Tomo n, Editorial Siglo
cautivar a las mujeres en el orden de la palabra. No sólo ellas no tie- XXI, México, 1975.
nen superyó como decía Freud, sino que no les importa la ley del 7 J. Lacan, Seminario, libro XI, Los cuatro conceptos fundamentales del
reconocimiento simbólico. Por eso, en el curso de la historia la educa- psicoanálisis. Barral, Espafia, 1978.
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8 S: Freud, PsicopatologlÍJ de la vida cotidiana, Obras Completas, Tomo
VI, Amorrortu Editores, Bs. As. 1978.
9 J. Lacan, El seminario sobre "La carta robada", en Escritos, Tomo n,
Editorial Siglo XXI, México 1975.
10 J. Lacan, La psicosis paranoica y sus relaciones con la personalidad.

11 J. Lacan, "Subversión del sujeto y dialéctica del deseo" en Escritos,


Tomo 1, Editorial Siglo XXI, México, 1977.
12 J; Lacan, Kant con Sade, en Escritos, Tomo n, Op. cit.

13 J. Lacan, El Seminario, libro XX,Aun, Editorial Paidós, Bs. As., 1982.

14 S. Freud, El malestar en la cultura, Obras Completas, Tomo XXI, Op. cit.

15 J. Lacan, .Televisión, en Psicoanálisis, Radiofonía y Televisión, Editorial


Anagrama, Barcelona, 1977. TEORIA DE LOS GOCES
16 J. Lacan, el Seminario, libro 1, Los escritos técnicos de Freud, Editorial
Paidós, Barcelona, 198'1.
17 J. Lacan, el Seminario, libro n El yo en la teorza de Freud y en la técni-
ca psicoanalitica, Editorial Paidós, Barcelona, 1983. En el seminario sobre El deseo y su interpretación, Lacan llega
18 T. Reik, Psicoanálisis aplicado, Ediciones Hormé, Buenos Aires. hasta identificar el deseo con su interpretación misma, hasta el punto
19 J. Lacan, Variantes de la cura-tipo en Escritos, Tomo n, Op. cit. de decir que el deseo no es más que su interpretación. El deseo se
20 ¡bid. pág. 120. presenta como una función eminentemente simpática pues se funda
en el' axioma de Lacan: uel deseo es el deseo del Otro". Lacan había
formulado este axioma en relación a la histeria, antes de hacer de él
el axioma fundamental del deseo. Este axioma hace del deseo una
función dialéctica, el Otro está implicado desde el vamos en su cons-
titución. Este aspecto retuvo siempre a quienes sostenían la idea de
una intersubjetividad, de un humanismo intersubjetivo .
.El goce, por el contrario, no es una función dialéctica, al menos des-
de el vamos, es ésto lo que determina que su manejo, práctico y teó-
rico, sea tan complejo. El goce no comienza con una definición del
estilo "el goce es el goce del Otro", no llega a ser tan simpático.
En lo que se refiere al deseo, lo que retuvo la atención fue la·
relación entre el deseo y la·demanda. La demanda es también siempre
una demanda al Otro, una demanda del Otro, así hacen su camino el
deseo y la demanda, el deseo como metonimia de la demanda. Tal
como fue escuchado este punto de la ensefianza de Lacan se conclu-
yó, en forma inmediata, que esta oposición entre el registro del deseo
y el registro de la demanda implicaba que la demanda era consciente
y que el deseo era inconsciente. A partir de lo que Lacan planteaba
como un consejo al psicoanalista, el proscribir de la cura la respuesta
a la demanda, se concluyó que la demanda se expresa como deman-

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da, y que el colmo del refinamiento analítico era rehusar satisfacerla; . (~ Lacan se preguntó muchas veces, cual si soñase obtener una res-
por ejemplo, si alguien quería cambiar su sesión la respuesta era un puesta: ¿Cuál es el goce de una ostra o el de un árbol? Concluía, con
no, si planteaba que quería reducir el número de las sesiones la res- sensatez, que no sabemos de qué goza eso, la ostra o el árbol, no 10
puesta era también no. Pueden observar a qué guignol quedó reduci- sabemos porque no hay ahí distancia entre el goce y el cuerPo, esa
da una teoría psicoanalítica tan compleja. Esta es una aberración; es distancia que introduce el significante. Esto conduce a esa posición
evidente que, en su faz más profunda, la demanda es inconsciente. La . del significante como 10 que separa el goce del cuerpo. En cierto mo-
demanda en el registro del psicoanálisis puede ser, por ejemplo, la do, sólo se puede tener una idea de 10 que es el goce cuando se lo per-
demanda de una mujer de tener pene. No es necesario el consejo de dió, cuando se 10 busca, cuando se habla de él. Pero, allí donde el
Lacan para que el analista se sienta inerme en cuanto a la posibilidad goce está en el cuerpo, allí donde estamos -hablando en sentido
de injertar en el cuerpo del otro ese órgano. Hoy en día hay cirujanos estricto- ante la carne, no sabemos qué hay.
que responden a esta demanda en casos de transexualismo. Resulta
evidente que no hay que leer a Lacan para darse cuenta de que el Podríamos decir que hay, en la teoría psicoanalítica, un nombre
resorte de la demanda reside en que es una demanda inconsciente. específico para la barrera que hace e1significanteal goce del cuerpo,
¿Cómo comprender si no que ella se continúe con la pulsión? Sin la el nombre de esa barrera es precisamente el deseo. El deseo es una
demanda es imposible captar nada acerca de la pulsión en el sentido barrera al goce fundada en el lenguaje. Lacan modificó la inflexión de
de Freud y en el sentido de Lacan. La ventaja de la demanda y el su primer abordaje del deseo marcando que, en efecto, el deseo es
deseo es que de entrada implican al Otro, hasta el punto de que una defensa contra el goce. El goce en sí mismo, en función de lo que
Lacan hace del deseo, en su gráfico de Subversión del sujeto, una \. de él alcanzamos a conocer, es una perturbación del cuerpo, constitu-
preg.mta, que toma prestada de la pequeña novela de Cazotte, El ye en sí mismo una relación perturbada del animal que habla con su
diablo enamorado, que espero habrán leído, el Che Vuoi? que el dia- propio cuerpo, no hay, al respecto, armonía del goce. Apuntar direc-
blo le plantea al héroe, tamente, a través de la terapia, al buen entendimiento del goce con el
Se consideró que la cura analítica tenía como objeto introducir cuerpo, es un fracaso. Se intenta la restitución imposible de un acuer-
al sujeto en la pregunta sobre su deseo; que el analista tenía que pro- do con el goce. Esto tuvo sus virtudes en la Antigiiedad, o en culturas
porcionar una respuesta, que evidentemente no era directa, a través que no son la nuestra, donde se llamaban sabidurías. Podemos seguir
de la interpretación y que el psicoanálisis está ahí para asegurar soñando con ese saber sobre el goce que define una sabiduría pero
que la interpretación tiene efectivamente una incidencia sobre el constatamos que no anda entre nosotros, en la época del discurso de
deseo. la ciencia.
El goce no es de entrada del Otro. Para llegar a formular que el
goce es el goce del Otro es necesaria una enorme construcción, no es Podemosabordar al sujeto pura Y simplemente a nivel de la lógica
en lo más mínimo un punto de partida como 10 es en el caso del de- del significante. El efecto de sujeto está también en el efecto de sepa-
seo. El punto de partida, tratándose del goce, es el cuerpo. Lo que ración del cuerpo del goce, podemos decir incluso que eso es lo que
toma el lugar del deseo es el deseo del Otro en lo tocante al goce es Freud introduce como la castración. Esto es difícil de escribir. ¿Có-
que ~lgoce sólo se ap!el1.ende a través de 10 que es cuerpo, que sólq mo hacer conciliable por ejemplo, la escritura d~ la castración imagi-
un cuerpo puede o no gozar. naria que hace Lacan, como -Ifi , y luego su escritura del falo simbóli-
-"- Las relaciones· del goce con el significante son muy diferentes a co: 4>, imposible de negativizar significante del goce? ¿Cuál es,
las relaciones del deseo con el significante. El deseo está ligado a la precisamente, la relación entre la significación del falo, tal como ella
cadena significante y por ende a sus permutaciones, por eso es muy emerge de la metáfora paterna -cuando el Nombre-del-Padre tapona
móvil, es dúctil, plástico al significante. Por el contrario, las relacio- el deseo de la madre y emerge en el lugar del significado el falo- y
'.
nes del goce con el significan te son relaciones de exclusión. el falo como significante del goce?
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como intolerable. Otra imagen de la beatitud sin medida es la de
Evidentemente, hay un aspecto por el cual el falo es el significa- alguien en coma profundo, tenemos ahí la imagen de un cuerpo que
do universal, es incluso lo que permite el surgimiento de esa ilu- se transformó en el de una ostra, la muerte no está lejos, sino muy
sión -que no es freudiana sino schopenhaueriana- que es el panse- próxima en este caso.
xualismo. Todo lo que decimos, escuchado de cierto modo, puede Quisiera detenerme más en esta antinomia entre goce y signifi-
tener una connotación fálica. Basta con que existan sobreentendidos
cante. Se prestó mucho mayor atención al Lacan que ponía el énfa-
para que se produzca este efecto, el sobreentendido es en sí mismo sis en la presencia del significante en el inconsciente, que demostraba
eró tico .
luego una lingiiística y una lógica de ese significan te, que presentaba
Sin embargo, el falo y el goce son otra cosa. Hay que comen- la memoria inconsciente como cibernética, al Lacan que podía utili-
zar separando los términos de la expresión "significan te del goce". zar las paradojas lógicas para demostrar el efecto del sujeto, al Lacan
Hay que percatarse de que se trata de una captura del goce por que, a fin de cuentas, poblaba la Otra Escena de significantes, al
parte del significante, que el falo es una captura y una limitación Lacan que destacaba que esa Otra escena podía ser sostenida también
del goce por el significante y la castración del goce puro es, en
por el psicoanalista, que el psicoanalista debía inscribirse en ese lugar
sentido estricto, precisamente eso. El goce en tanto fálico ya es Otro para poder operar mediante la interpretación en el campo de la
una reglamentación dd goce. Tambien hay que percatarse de que el palabra. Se retuvo, finalmente, al Lacan del campo del lenguaje y de la
goce fálico no implica la relación con el Otro, es lo que se llama función de la palabra y se olvidó el Lacan posterior, que se ocupa del
masturbación. El goce fálico puede bastarse por sí solo, por esa cau- goce en tanto que está fuera de todo esto, el Lacan que desprendió
sa más bien se lo prohíbe, no es social este goce directo e inmedia- de. Freud das Ding, la Cosa, con la que hizo la Cosa freudiana, a la
to. Se nos obliga a tener relación con el Otro, lo cual indica de en- que abordó especialmente en la ética del psicoanálisis. La Cosa, tal
trada que el goce no es el goce del Otro, que puede, en primer como la introdujo primeramente, es intolerable, su estructura no es
término, ser el goce del Uno mismo. En realidad, por allí debemos conforme con la estructura significante. En un momento de su semi-
comenzar, el goce es el goce del Uno, ésta es por otra parte la for- nario dice que el Otro, en lo que respecta al goce, no es más que una
ma más elevada de la sabiduría: bastarse a sí mismo. Hayal res- explanada barrida, que el goce, por ahora sigamos hablando de él en
pecto una imagen clásica del sabio, Diógenes, quien encontró có- singular, el goce en nosotros que hablamos, sólo adquiere su peso por
mo burlarse de todo el mundo. Me preguntaba cómo se las arre- estar evacuado de ese campo del Otro, de la instancia de la letra, de
glaba Diógenes con su superyó. Podemos estar seguros de que se ia palabra, por estar evacuado de lo simbótico.
las arreglaba muy bien con su superyó, pues no renunciaba a nin- También está evacuado del saber, ésto, nosotros, en la época de la
guna satisfacción pulsional, ni siquiera a las más bajas, podemos dencia, no' podemos desconocerlo Conocen la frase de Rabelais "cien-
estar seguros de que contaba con la plena aprobación de su super- da sin consciencia no es más que la ruina del alma". Finalmente, que
yó. No queda rastro alguno en la historia de que se haya arrojado hizo esta ciencia en relación a los saberes que la precedieron, había
al Etna como lo hizo otro. Evidentemente, éste es un goce de cor- saber antes de que existiese la ciencia, saber y ciencia no son sinónimos.
to alcance. La iniciación es también una forma de saber, pueden tener ustedes
Es esencial, para esta cuestión, diferenciar placer y goce. El goce una erudición que no sea una ciencia, los armarios están llenos de
no proporciona placer, el goce es antinómico con el bienestar, puede saber, como lo recuerda Lacan. Los eruditos se especializan en ésto,
incluso confinar con el dolor. Esto es lo que le permite a Lacan formu- cuando ya a nadie le interesa un saber, cuando éste ya no tiene conse-
lar que el principio del placer equivale al temor a gozar, el principio cuencias, se pueden abrir los armarios y empezar a ordenar lo que
del placer consiste más bien en dormir, relacionándose el goce más hay allí adentro. Respeto a los eruditos, pero es evidente que en el
bien con el despertar. El goce es una apertura sobre la beatitud sin psicoanálisis nos interesa otro tipo de saber, un saber que tiene conse-
medida, -de la que Schreber nos da el ejemplo vivido- que es insos- l. cuencias.
tenible. Hay que leer Schreber para darse cuenta de lo que es el goce
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En el discurso de la ciencia encontramos un saber barrido de las i~ superyó está exactamente en la conjunción de 10 simbólico y 10 real
exigencias del goce. en esta materia. Porque el superyó, tal como 10 aísla el psicoanálisis,
El' psicoanálisis no se reduce a palabra y lenguaje, eso es 10 que es precisamente una ley que se articula apuntando al goce, inclusive
dice Lacan. Dije, una vez, que la enseñanza de Lacan era el desarrollo haciendo de él un imperativo: Goza. Por este rodeo la función del
de una hipótesis, la de que el inconsciente está estructurado como un superyó como organizador de los síntomas, pudo ser delimitada por
lenguaje. La enseñanza de Lacan desarrolla esta hipótesis pero de una Alexander -ya en 1925- tal como lo evoca Lacan en su Seminario I
manera que no hay que figurarse que es armónica, por el contrario, sobre los Escritos Técnicos.
esta enseñanza está hecha de rectificaciones constantes del desarrollo Evidentemente, si se enfoca la cura desde esta perspectiva, no se
de esta hipótesis. La restitución del concepto de goce le permite puede reducir la práctica de la interpretación psicoanalítica al juego
superar las consecuencias primeras que se deducían del "inconscien- de palabras ...
te está estructurado como un lenguaje", es algo así como una segun- El goce no se desliza siempre hacia otro lado como el deseo, vuel-
da corriente que acompaña a la primera. Lo que les acabo de decir es ve siempre al mismo lugar, a eso debe su estatuto· de real. La función
una simplificación, porque el goce también supone en el ser hablante de la histérica no es tan sólo recordar el deseo, como decía Lacan al
el "significante". principio, pues luego dijo otra cosa: que la función eminente de la
Si dijimos antes que el goce en cuanto tal está evacuado de 10 histeria para el psicoanálisis es la de no conformarse solamente con
simbólico, sabemos también qué quiere decir ésto en la teoría de desear. Si su deseo está insatisfecho es porque el deseo no la satisface,
Lacan: 10 rechazado en 10 simbólico reaparece en 10 real. Esta fórmu- hace del goce un absoluto. Por esta vía ella sabe que el falo no es más
la Lacan la tomó del texto de Freud sobre Schreber. El goce, forclui- que un semblante. Por no reducir el goce al semblanfe fálico desaco-
do también de lo simbólico, reaparece en 10 real. La elaboración de moda enormemente la medida del orden del mundo, porque la medi-
10 real del goce también forma parte de la enseñanza de Lacan. da del orden del mundo no es sino el falo. Lo que Freud obtuvo
No podemos deducir todo esto de la "fi" mayúscula como signi- aparentemente con la histérica es que, al final de un análisis, ella se
. ficante del goce, la "fi" mayúscula es significan te del goce cuando el ponga a reclamar obstinadamente ese semblante .
goce tiene un significante. El falo tempera el goce, o sea le da una Esta función del goce es necesaria para ordenar las determinacio-
medida y también su semblante, porque el goce en cuanto tal no nes del deseo, permite realizar una lectura retroactiva de Lacan a
tiene medida. A la vez, Lacan admite el goce como el único real de la partir de su enseñanza misma. Esta enseñanza avanzó y muchas cosas
práctica psicoanalítica, 10 cual le exigió restablecer 10 que falta en la se aclaran tomando momentos más tardíos de su enseñanza para apli-
instancia de la letra, la relación entre el síntoma y el goce. Si hay algo carlos a momentos anteriores de la misma.
que hace necesaria la introducción del concepto de goce en psicoaná- La histérica es también una forma de comprender por qué el
lisis ese algo es justamente el síntoma. El goce da cuenta de la exis- superyó femenino le creó tantos problemas al psicoanálisis. Habría
tencia del síntoma, de la satisfacción que el sujeto encuentra en sus que escribirlo así: el superyó, femenino. Si no se encuentra el super-
síntomas, de 10 que Freud abordó como masoquismo primordial. En yó femenino es, precisamente, porque está ahí ante los ojos, es del
Instancia de la letra enfatiza de manera unívoca la estructura signifi- estilo de la carta robada, porque salta a la vista no nos percatamos de
cante del síntoma, prometiendo, de algún modo, que la interpreta- su presencia.
ción significan te podía deshacer la articulación del síntoma. La Pueden ustedes preguntarme entonces: ¿qué hace usted con la
consistencia misma del síntoma exige que se le agregue aquello que, primacía del falo, afirmada por Freud y luego reafirmada por Lacan?
en esa metáfora, satisface al sujeto. ¿Qué quiere decir la primacía del falo? Según el matema de Lacan
Al mismo tiempo, si el goce está excluído de 10 simbólico, está quiere decir que no existe el significante de la mujer, en otras pala-
también por doquier, a él se apunta siempre en la articulación signifi- bras, La mujer no existe. Creo que no es necesario que precise que
cante, está a la vez excluído originariamente y omnipresente. El I~ esto no representa una ventaja para el hombre, más bien es para él

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un estorbo, pues ese significan te primario es tomado de su propia
semblancia. Por el contrario, las mujeres son más ligeras. Hay que to- en todo caso revela, al igual que el goce femenino, al menos dos go-
mar muy en serio esta formulación de que La mujer no existe, permite ces. Aquí hemos comenzado a usar el plural, el goce fálico y el goce
explicar muchas cosas como, por ejemplo, porqué Lacan decía que que habría que denominar como el del más allá del falo, éste último
todo el m\lndo es delirante. Decir que La mujer no existe, en sentido es el efecto que Lacan denominó en la psicosis el "empuje a la mu-
estricto, quiere decir que para la especie humana la forclusión del jer", la feminización que conlleva en sí misma la psicosis. En función
significante de la mujer hace su delirio, ésta es la locura genérica del de ésto dice en su Televisión que todas las mujeres son locas, lo que
ser humano, estamos todos atrapados en ella. corrige de inmediato diciendo que eso quiere decir que no son para
Esto es lo que ocurre cuando se produce la forclusión del Nom- nada locas. Hay una normalidad propia del delirio de la cual estamos
bre del Padre que anula la significación fálica, La mujer aparece más protegidos por la metáfora fálica. Schreber hace a Dios paciente en
tanto soporte de ese goce y, al mismo tiempo, debe pensar todo el
aún en lo real. Lean nuevamente a Schreber y verán qué duro es vivir
en el goce, cómo las olas de goce llegan a inflarlo y desinflarlo, cómo tiempo de manera articulada si no Dios, ese Otro, huye y lo abando-
llegan a transformarlo en su textura misma feminizándolo. na. Lo específico de la psicosis de Schreber es esa conjunción entre el
Deben colocar junto al Edipo a Tótem y Tabú. Todo el esfuerzo Otro del significan te y el Otro del goce. Por eso Lacan, de un modo
de Lacan, a partir del comienzo de los años 70 fue, precisamente, que pasó totalmente desapercibido, pudo definir la paranoia como la
rectificar el concepto de padre elaborado a partir del Edipo a través identificación del goce en el lugar del Otro. Esto muestra como con-
del padre construido a partir de Tótem y Tabú. El padre del lado del trapartida hasta qué punto, en la teorización de Lacan, el goce y el
Edipo tiene ante todo una función de saber: sabe o no sabe y, dado lugar del Otro se excluyen; la psicosis paranoica consiste justamente
'r
el caso, es un padre que prohíbe. El padre de Tótem y Tabú es el pa- en la conjunción del saber y el goce sin interposición de la castración.
dre que goza, esto merece que corrijamos 10 que tiene de unilateral el Evidentemente, el goce también figura en lo que Lacan aisla
como los cuatro discursos, figura a veces como la verdad. Se supone
complejo de Edipo. Freud no logró que nos percatáramos de ello,
tampoco lo logró con la segunda tópica, porque lejos de recordamos que en el discurso universitario ésta está dominada, el discurso del
el goce, se la viró hacia la psicología del yo, que va exactamente en amo puede hacer gala de su producción y en el discurso del analista el
contra del esfuerzo de Freud. Freud sitúa el superyó en el declinar Goza (Jouis) del superyó se vuelve un Oigo (J' ouis), por eso el analis-
del Complejo de Edipo, porque elsuperyó es un l1amado al goce ta puede creerse el superyó. Toda una teoría clásica en análisis desea
puro, si quieren, un llamado a la no castración. que el analista se ·coloque en el lugar del superyó, en el fondo, esa
Podría, además, situarlo en el grafo de Lacan, cuando Lacan es- teoría se sitúa en la homofonía entre el Jouis, Goza y el J'ouis, Oigo.
cribe en su grafo, en la línea inferior significante y voz y en la supe- Por eso el psicoanalista es casi un superyó, en todo caso no puede
rior goce y castración, podemos situar el lugar del superyó en este desconocer que también actúa desde ese lugar. Había en Lacan, por
vector que atraviesa el lugar del Otro, y que hace la gruesa voz del otra parte, una práctica que sus analizantes sentían como un aliento,
superyó. Si tomamos en cuenta lo que rlije acerca del superyó como frente a sus elucubraciones sobre determinados puntos decía: "ade-
imperativo del goce, vemos que hay que unir esta voz con el goce, los lante, sí, eso es, haga eso". Esto es del orden de: "dále viejo, goza
cuatro términos mencionados sirven para ordenar el superyó.1 hasta el final de tu fantasma". Es obvio que resultaba muy. difícil con
También podría dar cuenta de lo que se perturba en la psicosis a Lacan saber qué quería decir cuando decía Sí. Es fácil hacer juegos
partir de estos cuatro términos. Por ejemplo, podría decir que lo que de palabra complicados, pero llegar a hacer un juego de palabras di-
ciendo sencillamente Sí es verdaderamente difícil.
nos proteg~ de escuchar en lo real la voz que ordena el goce es, preci-
samente, el significan te de la castración. Cuando, como en el caso de El goce está pues presente en los cuatro discursos pero, preci-
Schreber, se· conjugan la voz y el goce, se encuentran separados el samente, no está presente como el goce pleno y completo, como la
significan te y la castración del Otro. La psicosis anula la castración, beatitud sin medida de Schreber, está presente como objeto a. que
es también uno de los nombres del goce, al que Lacan le dió el nom-
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bre de plus de gozar, pero que ya es un residuo de goce. El plus de J en Freud mismo está habitado por el goce y en Lacan encuentran uste-
gozar del objeto a no se parece en nada al funcionamiento del goce des formulaciones exactamente contrarias acerca del principio del
fálico, y es también diferente al goce del Otro. Pueden observar que placer, como él mismo lo dice, como una especie de barrera orgánica;
nuestros goces se multiplican. finalmente en la vía del placer no podemos ir más allá de cierto pun-
Puede decirse que; en principio, en el análisis el objeto a está en to. Esto es especialmente evidente en lo que el hombre es capaz de
el origen de la pulsión invocante, que es finalmente lo único que soportar del goce fálico, éste se desarrolla según una curva extrema-
puede encontrar su satisfacción en el análisis, ya que los otros modos damente limitada; al respecto, el principio del placer abrevia el deseo.
de satisfacción están descartados, punto en el cual el dispositivo ana- Esta barrera orgánica está pues especialmente presente en el macho,
lítico mismo encarna la ausencia de relación sexual. El resultado de la en la hembra de la especie el goce aparece como una apertura sin
posición del analista como plus de gozar en el discurso analítico es medida y sabemos que eso la hace especialmente fascinante para la
que el analizante imagina que el analista goza de lo que él le cuenta, otra mitad.
La hipótesis de Lacan es que la interdicción del incesto, la inter-
debe pagar precisamente para que ponga sus pies en la tierra en lo
dicción fundamental, a saber, la del incesto con la madre, no es más
que respecta a esa ilusión, si no paga estará seguro de que el otro goza
de 61, lo cual es muy peligroso, puede terminar como Schreber. Se sa- que la metáfora de esa barrera orgámca. El Edipo es finalmente una
be que la entrada en análisis puede precipitar a un sujeto en la psicosis. pequeña historieta que nos permite situar el goce mediante la prohi-
bición del incesto, la prohibición de gozar de la madre.
Es una paradoja en el discurso analítico que el goce, que tal como
Existe además otra prohibición importante, la del goce fálico
lo evoqué, es lo más real que tenemos en la experiencia analítica, esté
como goce del órgano. ¿Qué dice el superyó? dice goza. ¿Quiere ésto
situado al mismo tiempó como un semblante, en el lugar que Lacan
llama del semblante en relación al saber supuesto. Hacer semblante decir goza de tu propio cuerpo o goza del cuerpo del otro como de tu
del goce es una paradoja. La ciencia, por el contrario, sólo se pudo propia metáfora?
desarrollar porque los científicos se convencieron de que el saber de
Dios era algo muy distinto al goce de Dios. Cuando la gente se ocupa-
ba del goce de Dios se hacían sacrificios para satisfacerlo. Hoy en día No se ha dicho todo aún sobre las formas del goce, no hay razón
ya no hacemos ese tipo de sacrificios, hacemos ciencia, finalmente alguna para limitarse a hablar del goce sexual, hay muchos otros go-
imaginamos que Dios nos pide saber. El resultado es que ya no se ha- ces, incluyendo el de hablar o el de escuchar. ¿Por qué el goce se rela-
cen sacrificios humanos pero, de un modo diferente, la humanidad ciona especialmente con la sexualidad? No es algo obvio. Sin embar-
entera se sacrifica a la ciencia.
go, el ser hablante tiene a través de la sexualidad un acceso al goce,
Habría que llegar a articular esta multiplicidad de goces, no tengo acceso que es el orgasmo, que es considerado a veces como un fin en
una doctrina acabada sobre esta articulación. Sé, en cambio, que hay sí mismo. Lacan, al reflexionar sobre este punto, llegó a la conclusión
que partir del concepto de repetición en el que precisamente se anu- de que no hay acto sexual, formulación que es previa a la del "no hay
dan el significante y el goce. La cadena significante ordena más allá relación sexual". Que no hay acto 'sexual quiere decir, precisamente
del principio del placer, principio que es homeostásico, la cadena signi- en relación al orgasmo, que el goce del orgasmo no hace al significan-
ficante va más allá del límite que impone el placer. Pero, el goce te, que no permite fundar la relación significan te para la cual, de
precisamente es lo que está más allá del principio del placer, está más todos modos, falta el significante correspondiente al significan te pri-
allá como infracción a dicho principio. mario y único.
¿En qué medida el principio de placer en Freud puede reducirse Es curioso que se hable del superyó en términos de introyección,
al antiguo principio, tan bien subrayado por los epicúreos, de que, de identificación; la supuesta introyección del superyó sólo encuen-
en definitiva, hay que hacer lo menos posible, esa lección de sabidu-
ría que confina con el dormir? A pesar de todo,el principio de placer
I tni su estructura a partir de la exclusión interna del goce en relación

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al campo de lo simbólico. Exclusión interna es un término muy preci-
so que se explica a partir de cierto número de estructuras significan-
tes a las que me referí en el seminario que aquí desarrollo, en otro
horario, sobre la lógica del significante. Esto hace que el superyó sea
lo que está en mí más que yo mismo, fórmula con la que Lacan, en
Los cuatro conceptos, introduce el objeto a, y lo es especialmente
por su estatuto de voz, voz a la que se confundió con la consciencia
moral: éste es de hecho, el estatuto del superyó como introyectado,
efectivamente, en tanto que objeto, la voz.
Evidentemente, ya que el lugar del Otro es el borramiento de das
Ding, la prohibición del goce podría olvidarse sin la presencia del
superyó, es decir, del síntoma. Esto ha sido a menudo denominado
en psicoanálisis la deuda, la deuda a pagar. Para finalizar quisiera ha-
cer un comentario acerca del masoquismo primordial. .
Masoquismo priI)1ordial es el nombre más freudiano del goce, es
también lo que puede dar pie a suponer que el analista en la experien-
cia es masoquista. Esta hipótesis es posible porqué el analista hace sem-
blante del objeto a. Subrayo que el objeto a es una funcióna-sexuada.
El concepto de pulsión en Freud sólo tiene sentido en tanto concier-
ne una sexualidad a-sexuada, la sexualidad de la zona erógena, el
psicoanálisis es más un a-sexualismo que un pansexualismo. El goce
no es la satisfacción de una necesidad sino la de una pulsión.
e
,"-_.'

Si queremos ordenar -para finalizar- los goces que he multipli-


cado, habría que decir que en lo simbólico el goce es abordado a
partir del significan te fálico -esto le permite a Lacan escribir las fór-
mulas de la sexuación a partir de la función fálica y de la inscripción
del sujeto como variable de esa función-, mientras que en lo real el
goce, lo que de él podemos conocer, se debe al objeto a. No es nada
fácil establecer la relación entre el goce sexual y el goce pulsional, no
tienen la misma estructura; tampoco la tienen el goce fálico, que es el
goce del Uno, y el goce del Otro, que es el goce sin medida.

1 _ 1. Lacan, "Subversión del Sujeto", Escritos, 1, Siglo XXI, p. 328.

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