Perfiles Tratame Bien
Perfiles Tratame Bien
Perfiles Tratame Bien
Mientras que José viene de una familia de inmigrantes dedicados al comercio, Sofía es de
una familia de la oligarquía argentina. De hecho, uno puede suponer que si no fuera por la
universidad no se hubieran conocido. Aunque no todos los inmigrantes entran a un país en las
mismas condiciones, sí cabe suponer que la familia de José no llegó a asentarse en Buenos Aires
sin pasar por dificultades. Para comenzar la barrera idiomática, el choque cultural en general, pero
además de eso la entrada al mundo comercial porteño, la pugna con los acreedores, la
construcción de una clientela, etc. La familia de Sofía no parece haber pasado por esto. La madre
de Sofía se dedica a escribir libros de auto-ayuda y que ella misma es dueña de una empresa de
alta costura, actividades comerciales que no caen dentro del mismo rango de demandas que la
venta de juguetes. En términos de ingreso en relación a lo que oficialmente se propone como
índices de bienestar económico, la diferencia entre ellos dos no es abismal, no es por ejemplo, la
distancia que habría entre la familia de Sofía y una familia cartonera, así como no es la distancia
que habría entre una familia de inmigrantes bolivianos en Buenos Aires y la de José. La diferencia
entre ellos, diríamos, cae dentro del paso que podría suponer entre la clase media alta y la clase
alta baja. Esto, no obstante, es suficiente para que haya diferencias. La familia de José, y aquí si
comparte una característica con todas las familias inmigrantes en general, cuida las costumbres de
su país de origen (protege su idiosincrasia), de ahí que los socios de José formen parte de la
comunidad armenia y que le produzca tanta congoja lidiar con el Estado argentino. En cambio, la
familia de Sofía es una familia liberal típica, laica, de un imaginario cínico, utilitarista,
completamente moderno.
La familia está organizada en torno a la casa, que comparten los cuatro. El desayuno es el
momento central en se reúnen para comer juntos, mientras Rosa dirige el despliegue de los
quehaceres domésticos. Luego cada uno tiene su rutina. José trabaja en la juguetería, Sofía lleva
adelante su empresa de ropa, Damián navega en Internet, Elena deambula por la casa. La
narrativa se centra sobre todo en José y Sofía, a los que uno ve trabajando y en sus sesiones con
sus respectivos terapeutas. Además, desde la infidelidad de José se agrega una tercera terapia,
con otra psicóloga, Clara, que comparten. Las relaciones de cada uno de ellos con sus hijos se
oponen simétricamente. Sofía mima a Damián, José mima a Elena. La diferencia es que sólo José
pelea con Damián, mientras que Sofía y Elena guardan distancia.
La situación general de la familia es localizable en términos históricos en relación a la crisis
el 2001. José hace alusión a que la crisis económica significó la ruina de su negocio y en el diálogo
que él mantiene con Sofía se puede adivinar que ella es de los pocos afortunados que no
perdieron el trabajo. Por otra parte este clima de crisis se manifiesta en el ánimo de los dos hijos
de otro modo: al igual que Argentina ellos no tienen rumbo, no saben qué quieren y lo que hacen
lo hacen por cumplir con una obligación. Tanto Damián, que descarta opciones al punto que elige
de acuerdo a lo “menos malo”, como Elenita, que acaba por dedicarse a jugar con las fronteras de
lo inmoral, dan cuenta de un estado ideológico de confusión, un estar a la deriva (en lo psicológico
y en lo emocional) que no es muy arriesgado leer como correlato de una crisis nacional general del
país.
José y Sofía se conocieron jóvenes en la universidad. Ella viene de una familia de una clase
más alta que él. Se tiene la impresión que ella es dominante, pero al mismo tiempo José abarca
explícitamente esta posición de dominado, consignando un “ya para qué nada” de un modo que le
otorga cierta desenvoltura y dignidad. Sin embargo, la relación de José con su hermano Hernán es
importante porque pareciera que con él José descarga esta desigualdad que siente ante Sofía. José
humilla a Hernán al mismo tiempo que lo sobreprotege. Y tampoco parece equivocado decir que
su amorío con Nora es otra forma que encuentra para compensar la frustración que siente en
relación a Sofía. Tomando como base las escenas en análisis, diría que su pacto matrimonial es la
circunscripción de una dinámica en que él, por un lado, hace del que entrega todo a cambio de
ella, y ella, por otro, vive aislada, en una relación solitaria con un mundo desprovisto de
semejantes. En la actualidad ese pacto está en crisis, porque el pilar de ese pacto, que podríamos
decir que es el mismo que el pilar del pacto matrimonial, o sea la fidelidad, se ha caído. Y a partir
de estas caída, como por efecto dominó, lo demás se viene abajo también.
5. Qué sentimientos se pueden ubicar entre José y Sofia, ¿Que opinan el uno del
otro, ¿Qué problemática se puede identificar entre ellos?
Es difícil suponer qué siente José por Sofía, porque si juzgáramos esto por lo que él declara
verbalmente, tendríamos que aceptar algo que contradice sus actos. Él dice que la ama y que
quiere estar con ella, pero entonces ¿por qué la relación con Nora? José, al mismo tiempo que
adora a Sofía, no puede estar con ella. ¿Es esta trabazón lo que sostiene la relación amarrada? Si
aceptamos que José siente impotencia en relación a Sofía, ¿no sería la relación con Nora y los
malos tratos a los que somete a su hermano Hernán, salidas perversas para hacerse con el poder
que no tiene? Esta pregunta por otra parte tiene mucho que ver con la anterior, porque entre José
y Sofía el pacto matrimonio ha acabado por convertirse en un acomodo administrativo para la
sostener la casa y su familia. En realidad la impresión que nos queda es que ni siquiera ellos
mismos saben muy bien qué sienten el uno por el otro, porque ni siquiera parecen tener muy claro
qué siente cada uno por su propia cuenta. En gran medida la crisis de pareja los ha llevado a
replantearse qué espera cada uno de la vida. No hay duda que hay cariño, pero pareciera que este
cariño está estancado por el peso de unas obligaciones domésticas que, a la vez que son
realmente pesadas, ofrecen la excusa perfecta para dejar de dedicarse a ese esfuerzo
especialmente difícil que es la construcción de una relación amorosa, esfuerzo no reconocido por
los ideales de la sociedad capitalista contemporánea, que sólo propone la búsqueda inmediata de
ganancia. La impresión general es que están demasiado cansados como para atreverse a creer de
nuevo en el Amor.
El objetivo declarado de la terapia es lidiar con que la relación entre los dos está a punto de
terminar. Clara es una tercera psicóloga, que no es ni la de él ni la de ella, que les ofrece un
espacio para hablen de lo que sienten. A medida que conversan van a saliendo cosas que no
conocían de sí. Primero, que José estaba teniendo relaciones sexuales con su prima Nora.
Segundo, que es posible que el verdadero padre biológico de Damián sea un compañero del
secundario de Sofía. Finalmente esta posibilidad se confirma. Estos problemas, aunados a la
quiebra del negocio de José primero y luego a los problemas con la policía, parece intensificarse la
crisis a un punto que todo parecería perder sentido. Pero ¿no se es una de las experiencias
fundamentales de la vida conocer cuál es la naturaleza del amor? En este sentido la terapia de
pareja revela lo que en apariencia puede parecer un sentido contradictorio, pero que
verdaderamente es la misión más noble de los psicólogos: permitir al que busca consulta
encontrarse consigo mismo en un espacio de reflexión que lo enfrente con las consecuencias de
las decisiones que ha tomado en su vida. No sorprende entonces que sea en esta terapia que
ambos se permitan acabar la relación, racionalmente, no de una forma accidentada y negligente,
sino consciente. En mi opinión hay un objetivo aparente de consulta, que es “resolver un
problema” que acaba por desembocar en la propuesta real, que nunca es claramente explicitada,
sino que aparece en la angustia y la ansiedad. El objetivo de la terapia de pareja sería, antes que
nada, dejarse plantear una crisis, un problema, y luego, una vez que se descubre que el mundo no
se acabó, enfrentarla racionalmente.
Aunque me parece que sería equivocado decir que Elena y Damián son lo que mantiene
juntos a Sofía y José, creo que sí sería adecuado decir, en cambio, que es sobre ellos que se
sostiene “la casa”. Habría una diferencia clave entre la familia y la casa. Entonces habría que ver si
no es la “la casa” lo único que hace que José y Sofía estén juntos. No parecen compartir nada
aparte. Hacia el capítulo doce Damián asume un rol central en la pareja por la cuestión de que
Carlos y no José es su padre biológico, pero de nuevo, aquí el asunto no concierne a Damián sino
indirectamente, porque lo que se juega con él es la relación entre ellos dos. Diría que tanto
Damián como Elena están saliendo de la casa y por eso las relaciones José y Sofía están en
suspenso. Los padres, por un lado, intentan dejar de intervenir y asumir una posición más
observadora, para que ellos tomen sus propias decisiones y por otro los hijos, de una forma
todavía muy inconsciente de la profunda dependencia que todavía los vincula a sus padres y su
casa, empiezan a moverse en la dirección de una búsqueda de autonomía. El desafío parece aquí
estar del lado de los papás, que saben lo que es tener esa edad, lo que es pasar por esa confusión
que viene de no ser capaz de salir de la ilusión de que por ser “mayor de edad” se es libre del
influjo familiar. A Damián y a Elena se los ve como en un una burbuja y sobre este asunto lo que
cabría es pensar en qué medida esta ingenuidad de los hijos, esa apariencia de estar viviendo en
un sueño, no funciona como aliciente en la relación de los padres. ¿En qué medida ellos tratan con
negligencia sus propios problemas y re-viven su sueño infantil observándolos vivir alienados de la
vida real?
Hernán es una figura que inspira sentimientos de ternura en Elena, Damián y Sofía, pero
también es una personalidad débil, en relación a la cual José se siente poderoso, al mismo tiempo
que representa un acceso a la casa de su infancia. Es el único miembro que de lo que podríamos
llamar la familia extendida, un espacio al que, por ejemplo, la mamá de Sofía no es aceptada. Es un
rol difícil de puntualizar porque es un rol en que concuerdan, a la vez que un elemento
imprescindible, un espacio de desecho. El tío es incondicional, siempre está ahí y por esto mismo
José se permite maltratarlo. Es un poco lo que uno ve que pasa muchas veces con las relaciones
más íntimas, que por ser tan firmes se acaban por dar por sentado y dejan de cuidar. No pareciera
fortuito que Hernán sea obeso, porque precisamente en él se concentran todos los desechos,
desde los insultos hasta el amor que pasa sin ser dicho, lo propiamente traumático de la familia,
eso adonde se enlaza la mitología de lo sanguíneo con todos los problemas propios de la
impulsividad. En relación a él asoma un tema fundamental que es el de la exclusión de las
relaciones familiares de la dinámica social contemporánea. En la medida en que la vida pública se
orienta cada vez exclusivamente al consumo individual y la producción de ganancia para otros (los
dueños, el 1%) lo familiar propiamente, el amor filial en lo que contrae de problemático,
conflictivo, improductivo, se excluye de la vida social. Y esto es lo que pasa con Hernán, que no
figura sino en los momentos más difíciles y casi se lo oculta. En cierto sentido él es el tesoro de la
familia, pero sólo fuera de escena porque en la escena pública su apariencia es tan monstruosa
como una billetera vacía en una caja.
9. Investigar y definir los siguientes conceptos y analizarlos en las relaciones familiares que se
plasman en la serie
A. Lealtades Familiares
B. Conyugalidad
C. Parentalidad
D. Ciclo de vida