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3 - Gerber - El Psicoanálisis en El Malestar de La Cultura PDF

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Diseño de rapa: Silvia Lameri


Diseño de interior: Paula Calvente El psicoanálisis
en el malestar en la cultura

Daniel Gerber

Gerber, Daniel
El psicoanálisis en d malescar en la culrura.. - 1º ed. - Bue.nos Aires:
Lazos, 2005.
250 p.; 24 x 15 cm.

ISBN 987-98877-6-X

l. Psicoanálisis. I. Tirulo.
CDD150. 195

© Rolando Karor:hy
© Edirnrial Lazos
Mansilla 2621 1º 4, Ciudad Autónoma de Buenos Aires,
República Argemina.

Queda hecho el depósiro que marca la ley 11723


Impreso en Argentina

Esca publicación no puede ser reproducida, ni en rodo ni en pan:e, ni re-


gistrada en, o transmicida por, un sistema de recuperación de informa-
ción, en ninguna forma ni por ningún medio, sea mecánico, foroquími-
co, elecrrónico, magnético, eleccroópcico, por forocopia o cualquier otro,
sin permiso previo por escríro de la edirorial.
4

Modernidad,
civilización tecno-cientffica y lazo social

El grupo humano y la sociabilidad

E n el oapírulo Il de El maÍe;tar m la cultura' Fceud enu-


mera las causas del sufrimiento de los seres humanos y señala
que el pacfecer que proviene de "los vínculos con otros seres hu -
manos es el más doloroso de rodos". 2 De este modo, el lazo so-
cial aparece como la razón principal de la ausencia de satisfac-
ción plena y contiene también un elemento que atenta comra
. . .
su propia existencia.
Comprender las razones de esa afirmación freudiana exige
en primer lugar responder al interrogante acerca de cómo es po-
sible la sociedad, pregunta que diez años antes de escribir lo que
antecede Freud había intentado responder en Psicología de las
/na.st1.S y andlisis tkl yo. 3 Aquí, a la vez que la presunta existencia
de un instinto gregario que reuniría a los individuos es descar-
tada porque las relaciones entre semejantes son siempre agresi-
vas e inestables, va a sostenerse que "el sentimienrn social des-

' Cf Sigmund ·Frcud: uEI malcsrar en la culturan, en Obra.r compur11J, .Amo-


rrortu editores, Buenos Aires, 1979, vol. XX.
' Ibúi., pág. 76.
' Cf Sigmund Frcud: "Psicología de las masas y análisis dd yo", en Obrtli
completas, Amorrorru editores, Buenos Aires, 1979, voi. XVIII, pág. 63.

73
cansa en el cambio de un sentimiento primero hostil en una li- y acros de los miembros del grupo humano; significame amo
gazón de cuño positivo, de la índole de una identificación".• Pa- que establece lo que está permitido y lo que está prohibido, sig-
ra Freud, entre los seres humanos no hay ni puede haber nificante que responde a los sujetos por el sentido de sus exis-
armonía plena, rige el "narcisismo de la pequeña diferencia" a tencias.
consecuencia del cual "ningún ser humano soporra una aproxi- Por esto hay en Psicología de las masas... un conjunto de te-
mación demasiado íntima de los orros". 5 De ahí que lo único sis básicas para la reflexión política. La ucontribución" de Freud
que puede permitir la constitución del grupo es la existencia de a la teoría política es su teoría de la psicología de las masas, teo-
un conductor que se sitúa fuera de éste para ordenar y pacificar ría que muestra el po-der ordenador y apaciguador dei signifi-
desde un punto exterior esas relaciones. El conducror es condi- cante amo y de aquel o aquello que lo encarna. Poder ordena-
ción básica para que el grupo y la sociedad se constiruyan. Pe- dor y apaciguador en la medida en que el enarnorarniemo es un
~º Freud aclara que "el conductor puede ser sustiruido por una factor indispensable para la conformación del grupo humano:
J~ea, algo abstracto". 6 Formulación esencial que permite apre- "[ ... ]vínculos de amor (o, expresado de manera más neutra, la-
ciar que cuando se hace referencia al conductor no es de un su- zos sentimentales) constituyen también la esencia del alma de
jeto de lo que fundamentalmente se trata; lo aue oficia de con- las masas. [ ... ] la masa se mantiene cohesionada en virtud de al-
ductor es un elemento del orden simbólico, ~ significame, co- gún poder. ¿Y a qué poder podría adscribirse ese logro más que
mo diría Lacan. Aquello que organiza y cohesiona al grupo es al Eros, que lo cohesiona todo en el mundo? [ ... ] si el indivi-
una palabra que viene desde el exterior, una palabra que, bajo duo resigna su peculiaridad en la masa y se deja sugerir por los
la forma de la orden, el mandato, la ley, se impone c~mo pala- otros, recibirnos la impresión de que lo hace porque siente la
bra apaciguadora. ·· · necesidad de estar de acuerdo con ellos, y de no oponérseies;
Eso que Freud llama el conductor, cuya influencia sugesti- quizá, entonces, «por amor de ellos»". 8
va se explica por el hecho de que ocupa el lugar del ideal del yo El grupo se organiza a partir del enamoramiemo, que de-
de los miembros del grupo, es asf equivalente de lo que Lacan pende a su ve:z. de las llamadas upulsiones de meta inhibida":
va a denominar significante amo. Este es el significante que ba- "pulsiones de amor que, sin actuar por eso de manera menos
jo ia modalidad del mandato o la sugestión ordena la vida de enérgica, están desviadas de sus metas originarias" .9 El enamo-
los sujetos y los grupos, regula sus lazos recíprocos y reglamen- ramiento extendido a muchos dará por resultado a la masa,
ta sus intercambios. "Una masa primaria -dice Freud- [ ... ] es efecto del amor de un conjunto de sujetos hacia un mismo ob-
una multitud de individuos que han puesto un objeto, uno y el jew: el conductor, soporte del significante amo.
mismo, en ei lugar de su ideal del yo, a consecuencia de lo cual La iglesia y el ejército son los modelos que elige Freud para
se han identificado entre sí en su yo" .7 El objeto del que se tra- mostrar los lazos que mantienen cohesionados a los grupos es-
ta es eÍ significante amo que, en tanto ideal, comanda las vidas tables. Paradigmas de roda organización social, tanto en la igle-
sia como en el ejército es posible apreciar el papel aglutinador
del significame: "En la Iglesia (con ventaja podemos tomar a la
' !bú.L, pág. i 15.
' Jbíd., pág. 96 .
• lbúi., pág. 95. • !bíd., pág. 88.
' !bíd.' pág. l 09. '!bid., pág. 98.

74 75
.-. 7·:0.
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iglesia ca[ólica como paradigma), lo rrúsrno que en el ejército, cificación parcial y, así, corresponder al comienzo de una nueva
y por diferenres que ambos sean en lo demás, rige idéncico es- ligazón. [ ... ] la ligazón recíproca entre los individuos de la :na-
pejismo (ilusión), a saber: hay un jefe -Crisro en la Iglesia ca- sa tiene la naturaleza de una identificación de esa clase (med1an-
tólica, el general en el ejérci[o- que arna por igual a todos los [e una importante comunidad afectiva), y podemos conjerurar
r.
individuos de la masa. De esta ilusión depende todo [ ... 10 que esa c?munidad reside en el modo de la ligazón con el con-
El significame amo que aglucina es entonces el significame ductorn . 11
amor, juego de palabras que es posible realizar porque no hay
amor que no esté condicionado a la existencia del significante,
que a la vez que separa ordena la aproximación de los sujetos. La pulsión, el i.nconciente y el significante amo
Este significante, ubicado en el lugar del ideal del yo, liga a los
sujetos por medio de la idencificación recíproca y genera homo- En Tótem y tabú 12 Freud señala que el grupo social se tun-
geneidad entre ellos: las diferencias singulares [ienden a borrar- da en un saber rechazado, el saber del asesinato del padre. Sa-
se en provecho del sentimienrn de pertenencia a un grupo, una ber de un crimen mítico -jamás consumado- del cual todos
clase, una etnia, una nación; sentimienro idéntico en rodas que son culpables y están obligados a pagar por esa culpa. Es[e cri-
permite que todos se idencifiquen entre sí. men no cometido y que sin embargo pesa con un imborrable
La tesis cemral de Psicología~ las masas... es que el signifi- senrirrúenro de culpa sobre los seres humanos no es más que el
cante amo, bajo la forma del ideal del yo, es condición para el paradigma del precio que el pertenecer a la humanidad impone
agrupamienro entre los hombres, agrupamiemo que debe ser a cada uno.
Saber del crimen, saber que no se quiere saber: se cra[a del
emendido como esencialmenre amoroso. De esto depende la
existencia y subsistencia de la culrura porque el amor de los saber inconciente, de aquello que el Otro no debe saber para
otros -particularmenre de ese Otro privilegiado que es el con- que la ilusión de que nada le falta se sostenga. El ·saber del cri-
ductor o significante amo- es lo único que asegura la estabili- men es pues saber de la falta en la estructura del campo simbó-
dad de los lazos sociales en la medida en que suaviz.a o anula las lico. Hay rechazo de este saber de la falta del Otro como tam-
diferencias y apacigua las tensiones. bién de la culpa que esto genera, rechazo constitu[ivo del in-
El significante-amo tiene un poder apaciguador indispensa- concienre al que Freud denomina represión primordial.
ble para la cultura; opera como un rasgo de idemificación, es el El asesinato del padre es la negativa de admitir su falta.
término que rodos comparten, la parte común a todos quepo- Muerto puede ser sostenido como padre eterno, afán que man-
sibilita que se identifiquen mutuamente. El sentimiento de co- tendrá a los hijos por siempre coligados. El amor que sostiene
munidad -de común unidad- que vincula a los miembros de
el lazo grupal es también: complicidad: complicidad de los
un grupo puede surgir en ronces: "[ ... ] puede nacer a raíz de miembros del grupo para realizar el crimen y para nada querer
cualquier comunidad que llegue a percibirse en una persona saber de haberlo cometido. No existe grupo social que no se
que no es objeto de las pulsiones sexuales. Mientras más signi-
ficativa sea esta comunidad, ramo más exirnsa podrá ser la iden- 11
lb íd.. p:ig. lo J.
•! Sigrnund Frc:ud: uTócc:m y rnbú", c:n Obras completas, Amorrorru edirnres,

•• !bid., pág. 90. Buc:nos Airc:s, 1978, vol. XIII, pág. 3.

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apoye en la servidumbre a un padre muerro -representación por gencia de repetir sin descanso una pérdida que mantenga al de-
excelencia del significante amo- que debe vivir eternamente. seo insatisfecho. La meta de la pulsión no es el encuemro ple-
El parricidio es pues el correlato de la incompletud del or- no con un objeto y esro la define como absolutamente diferen-
d:n simb6lico que determina la falta de saber sobre lo que con- te del instinto: la pulsión carece del saber que el instinto tiene,
viene p_ara el goce de los sujetos. Incomplerud del orden simb6- carece de él porque lo rechaza., nada quiere saber de tal saber.
lico por la cual el goce sólo puede definirse como la perspecti- Por esta falta de un saber instintivo que lo guíe, el ser hu-
va de una satisfacción absoluta, la imagen mítica de algo q·ue ·· mano se caracteriza por una radical ausencia de orientación que
ll~naría el lugar de esa grieta. El goce es inevitablemente la pér- lo hace completamente dependiente de lo que ocurre en el
dida y el padre muerto ocupa el iugar de ese hueco, iugar del sa- Otro; dependiente en especial de rodo aquello que puede pre-
ber supuesto sobre el goce. sentá.rsele -desde el Otro- como una consigna, una orden, una
El inconcieme es saber que no se debe saber, saber de la fa- "palabra clave"; dependiente pues del significante amo. Dicho
lla, la grieta, el hueco en el sitio del goce; saber del encuentro en otros términos: el sujeto no sabe lo que quiere; no lo sabe
imposible de la pulsión con su objero. La pulsión sólo bordea porque para saberlo debería poseer la certeza de lo que el Otro
un objeto destinado a perderse, no sabe ni puede saber acerca quiere de él y esto es imposible por la falta en este último del
del objeto "adecuado". No hay objero "conveniente" porque el significante que lo haría un universo completo. El deseo del
goce es inconveniencia, perturbación, rrasrorno; no hay -como Otro, consecuencia de su falta, es un enigma insondable; no es
diría Lacan- relaci6n sexual susceptible de ser objeto de una es- posible entonces saber qué soy para él y, en tanto es él quien me
critura formalizada. En la especie humana no existe la relación asigna identidad, no es posible saber quién soy.
sexual que se encuentra entre los animales a los que, gracias al Falto de identidad, todo sujeto es siempre sujero a identifi-
conocimienro que les provee el instinto, sólo les basta encontrar carse. Sujeto a identificarse con algún significante del Otro, en
al individuo del otro sexo para que la relación se efectúe. particular con ese significante que el Otro le presenta rodeado
No existe relación sexual en la especie humana y por esto, a del aura que le viene de ocupar la posición del ideal del yo.
falta de ella, hay "condiciones de amor" 13 : como ningún sujeto Identificación con el conductor -según Freud- o con el signifi-
-hombre o mujer- reconoce "instintivamente" a cualquiera del cante amo en los términos de Lacan, se trata siempre de un
otro sexo, surgen exigencias singulares, exigencias de detalles en efecro de la ausencia de identidad que exige un significante del
el objeto sexual, detalles que puedan orientar un deseo que en Otro con el cual cubrir este vacío.
sí mismo es deseo de nada, deseo de deseo. Esto es lo que le asigna al significante-amo su función bási-
El sujeto del inconciente se constituye entonces sin saber, ca para la constitución del sujeto y el grupo social como pilar
por el rechazo de un saber cuya afirmación lo aniquilaría ya que básico de una sociedad cuya función es, a su va, presentar sig-
sería afirmación del goce donde debe preservarse la insatisfac- nificantes amos a los sujetos para que éstos Íos asuman como
ción para que el deseo persista. Por esto la pulsión será la exi- "sus" significantes, situación que puede evitarles hasta cierro
punto que se sientan agobiados por la pregunta acerca de su
" Cf Sigmund Freud: ~Sobre un partirular tipo de elección de objero en el identidad.
hombre", en Obras completas, Amorrorru edimres, Buenos Aires, 1979, vol. XI, Así, roda sociedad procura cumplir su función ofreciendo a
pág. 155. los sujetos modelos de identificación más o menos atractivos, im-

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poniéndoles modalidades de relación que puedan sustituir con del superyó y una nueva elaboración acerca del goce, la culpa y
mayor o menor dicha a la ausencia de relación sexual, formulán- el castigo. El lazo entre pulsión de muerte y superyó hará sur-
doles y reformulándoles constantemente promesas de sadsfucción gir la compulsión de repetición, el masoquismo primordial y la
asociadas con la asimilación de ciertos valores ideológicos, prove- reacción terapéutica negativa. Las diferencias entre Psícologla de
yéndoles significados convencionales que puedan colmar con fas masas... y El mLZlestar m la cultura sólo pueden entenderse a
sentido la brecha abierta por la falta de saber inherente a la pul- la lu:z. de estos replanteamientos.
sión. Toda sociedad, en síntesis, establece imperativos -trabajar, Lo su.stancialrnente inédito que presenta El malestar en !a
producir, procrear, educarse y educar- que tienen como finalidad cultura es el cuescionamiento al presunto poder aglucínador y
evirar la anguscia que se despien:a con el surgim.iemo de las pre- pacificador del significante amo. Sin negarle compierameme
guntas más ~o-udas sobre el ser y el deseo. Y es en virtud de los esa capacidad que es -de hecho- la del lenguaje marerializado
imperacivos que la sociedad formula que los sujetos encuentran en el orden simbólico, la existencia de la pulsíón de muerce -el
modelos de identificación que, con eficacia relativa, ios ponen a goce en estado "puro" no sometido al significante- con su ac- .
salvo de los interrogantes más acuciantes acerca de ellos mismos, ción corrosiva y disgregadora implica un lúnite irrebasable pa-
de esos interrogantes nunca acallados de los que el psicoanálisis ra aquel poder. Límite para el poder pacificador y armonizador
va a ocuparse: qué soy, quién soy, de dónde vengo, adónde voy. de la palabra que proviene -paradójicamente- de la propia pa-
Se puede afirmar entonces que Psicología de fas 17U1.Sas... de labra por su dimensión equívoca y abierta al malemendido. Es
Freud es la teorización del camino que las sociedades han segui- el significante mismo quien no deja de producir ese excedence
do en la prácrica, d camino que las conduce a la producción del monstruoso, irracional, "inhumano" que habita en el corazón
significante amo como el eiememo que puede asegurar la cohe- mismo de la existencia humana y al que Freud denomina pul-
sión, la armonía, la paz de los sujetos consigo mismo y emre sión de muerte.
ellos .. Psicología de fas masas ... es el texto freudiano en donde ei • La existencia de la pulsión de muerte muestra que hay una
significante amo tiene, en el grupo humano, el papel de garan- satisfacción allí donde hay ruptura del equilibrio y la escabili-
te de la cohesión y. la paz social. Esta formulación será modifi- dad: en el rebasamiento de los límites impuestos por el princi-
cada diez años después con otro texro capital que vendrá a co- pio de placer, principio de equilibrio u homeostasís. Sarísfac-
rregir parcialmente las tesis de 1920: El malestar m la cultura. 1 ~ ción antagónica con la exigencia de bienestar que sólo se obtie-
ne por la transgresión del orden que el significante impone, es
decir, en el dolor. Satisfacción radicalmente otra que para Lacan
El malestar, el goce y el superyó lleva el nombre de goce.
En El mLZlestar en la cultura Freud revela, más que en nin-
Es sabido que entre 1920 y 1930 se producen modificacio- gún otro texto, la presencia de ese goce. Lo hace mostrando el
nes sustanciales en la teoría de Freud: surge el concepto de pul- poder limitado del significante amo para regular la satisfacci6n
sión de muerte y la así llamada segunda tópica con la aparición dentro de un marco tolerable para la supervivencia del sujeto y
la sociedad. Poder limitado porque más allá del dominio -y los
" Cf Sigmund Freud: "El malcsr.ar en !::1. cuhura", en Obrru compleuu, Amo- dominios- del principio de placer queda un resto de goce no
rrortu edirnrcs, Buenos Aires, 1979, vol. XX, pág. 57. somecido al significante. Y es este resto que escapa a la elabora-

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ción simbólica la causa última del malestar. Superyó es, en este un lugar simbólico desde donde el sujeto será vigilado, evalua-
texto, el nombre que recibirá ese residuo de lo simbólico. Nom- do, juzgado. Pero esta dimensión simbólica del superyó no ago-
bre de una paradoja inherente al funcionamiento del orden y las ra la explicación de sus efectos en el sujeto porque lo que Freud
órdenes: la renuncia al goce en nombre de un ideal no hace más advierte es que el acatamiento de las exigencias del Otro in tro-
que provocar un goce aún mayor. Paradoja que sólo puede ex- yea:ado no evita el sentimiento de culpabilidad que habita al
plicarse si se recuerda que el goce es ese resto expulsado del or- ·sujeto independientemente de su respeto por las normas.
den significante, un resto que la palabra no puede asimilar El sentimiento de culpabilidad es inevitable porque nada se
completamente ní tampoco eliminar y que por esto mismo re- le puede ocultar al superyó, ni siquiera los pensamientos. La
torna para bloquear el funcionamiento de este orden. El su- consecuencia de su instauración es la culpa universal, presente
peryó no es -como una consideración simplista lo pretendería- desde el momento en que existe un Otro inrroyecrado que lo
la causa de la renuncia a las satisfacciones pulsionales, tarea que sabe todo y, de este modo, hace al sujeto siempre culpable. Del
corresponde más bien al ideal del yo, sino e! efecto de esa re- lado de lo simbólico el superyó es esa const...rucción que convier-
nuncia. re al Otro en una totalidad sin carencia., en un Otro aue , lo ve
Es preciso remontarse a la génesis del superyó tal como la y lo sabe todo, un Otro persecutorio y terrorífico.
describe Freud para comprender la paradoja de su funciona- Pero este sentimiento de culpabilidad frente a un Otro con
miento. Esta descripción señala que en el comienzo de la vida tales características es, para el sujeto, un modo de goce. Nada
no hay superyó sino dependencia externa, dependencia del podría procurar un goce mayor que sostener la creencia de que
amor del Otro. La renuncia a la satisfacción de las pulsiones se el Otro completo existe. El goce es por ello la dimensión fun-
hace en este momento para no perder ese amor de Otro que es- damental en la conscituci6n y funcionamiento del superyó por-
tá en el lugar del ideal. Todo parece lógico hasta aquí, pero en que con cada renuncia a la satisfacci6n pulsional que se realiza
un segundo momento -siguiendo siempre el desarrollo freudia- en obediencia a sus mandatos él incrementa su fuerza. El goce
no- vendrá a producirse lo insólito: después de consumada la pulsional resi~ado se hace goce del superyó en tariro es sacrifi-
renuncia al goce "primario" que de hecho instituye al superyó, cio del sujern en nombre de un mandato supremo. Así, sin sa-
el sujeto no gozará menos ni dejará de gozar pues gozará del he- berlo, el sujeto goza donde menos lo imagina: en el lugar del
cho mismo de renunciar. Después de rechazado, el goce resulta mandato superyoico. El supery6 se apropia del goce resignado,
aún mayor. sacrificado, y exige constantemente nuevas cuotas de sacrificio,
Lo que Freud trata de señalar con esta paradoja es que en la ofrendas con las que el sujeto alimema la gula insaciable de esa
formación del superyó no interviene exclusivamente la dimen- instancia; más se renuncia a la satisfacción pulsional y más se
sión simbólica del lenguaje sino también, y con efecros incaicu- fortalece ei superyó porque en mayor medida el sujeto se sien-
lables, la dimensión real del goce; no es posible advertir las pa- te culpable y dispuesto a ia expiación y el sacrificio.
radojas inherentes al superyó y la moral, a la culpa y el castigo, La tesis de E! malestar en fa cultura enuncia, en síntesis, que
si no se toman en cuenta estas dos dimensiones y, sobre todo, el acatamiento de las exigencias emanadas del orden simbólico
el peso abrumador de la segunda de ellas. no asegura un dominio pleno, una regulación eficaz del goce. Si
Del lado del significante el superyó se constituye por iden- en una primera instancia, y para asegurarse del amor del Otro,
tificación: introyección del Otro que determina la existencia de hay una renuncia a gozar, el goce no quedará enreramenre sub-

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sumido al poder del significante; resurgirá convertido en goce elaborado simbólicamente que es io que Freud llama malestar.
de renunciar. De modo que la consecuencia de renunciar a la El texto de 1930 es la demostración del fracaso de lo que en Psi-
satisfacción pulsional udirecta" es que el sujeto gozará más y cología ck fas masas ... conscirufa el resone fundamemal para la
más por el hecho mismo de ia renuncia;.goce del sentimiento cohesión de las sociedades: la identificación simbólica que se
de culpa que es reforzado con cada renuncia. El goce no se de- apoya en el conductor y sostiene los lazos amorosos. La O[ra faz
ja reducir al significante y es así como lo que es eliminado de dei conductor en tanto que padre/ideal·del yo que ama a rodos
un lado como satisfacción pulsional reaparece por otro lado co- por igual posibilitando de este modo el mantenimien[Q de vín-
mo goce de la culpa. La renuncia fortalece cada vez más al culos afectuosos es la imagen terrorífica, obscena, feroz del
superyó, ei sujeto se siente más culpable cuando mayor es la re- superyó que exige el goce.
nuncia que efecciviza, la necesidad de expiación se establece co- La imposible armonía que caracteriza al orden social es pro-
mo un imperativo fundamental en el seno del grupo social. ducto de la existencia de ese excedente de goce que no se asimi-
la a las leyes simbólicas y se materializa en la violencia que en-
frenta al sujeto consigo mismo y a unos contra otros. Lo que El
Meta cultural, violencia y sacrificio maústar m la cultura formula de novedoso es que el significan-
te amo bajo cualquiera de sus formas también manda al sacrifi-
La cultura ciene una meta.: asociar a los sujetos en unidades cio del goce, al sacrificio de los sujetos como la vía que posibi-
cada ver más amplias fortaleciendo los lazos que los ligan. El lite conservar siempre ese resto de goce.
programa de la culrura es el programa de Eros, ese poder "que Se trata de un imperacivo ineludible que no se jusdica más
lo cohesiona todo en el mundo".'~ Eros agrupa, congrega, reú- que su enunciación misma: ¡Goz,a! Ya en 1924, en EL problema
ne a los sujeros por medio de lazos amorosos; iazos que se esta- económico del ma.soquismo' 6 , Freud señala el vínculo en ere el
blecen siempre en nombre de un ideal común, un significante superyó y ese mandato que asimila al imperativo categórico
amo. Contrapuesta a Eros, la pulsión de muerte provoca la dis- kantiano. Asimilación pertinente si se recuerda que, en nombre
gregación, la ruprura de los lazos que unifican. La culrura con- de la moralidad universal, Kant ordena la renuncia pulsional sin
siste en el conjunto de medios "eróticos" puestos en acción pa- advertir el goce que conlleva esa renuncia. Pero es en un rexro
ra evitar el avance arrollador de ia pulsión de destrucción. Sin de La.can, Kant con Sade 11 , donde se encuentra la demostración
embargo, otra de las paradojas que Freud señala en El malestar iógica de que esre imperativo caregórico kantiano no es sino la
m la cultura afirma que la oposición entre Eros y pulsión de otra cara del mandamiento sadiano de gozar más allá de toda
muerte no es tan tajante corno parece pues lo que siempre se consideración por el bienestar, propio o del otro. La lectura de
encuentra cuando se busca cumplir el programa de Eros es la Kant realizada desde Sade revela ia verdadera esencia de la con-
pulsión de muerte.
Ei poder del significante amo nunca logra encauzar todo el
•• Cf. Sigmund Frcud: "El problema económico del masoquismo", en O bras
goce por las vías de la palabra y el lenguaje. Queda un resto no
compl.mu, Amorrorru c:dirores, Buenos Aires, 1979, vol. XlX, pag, 161
"Cf. jacqua Lacan: "Kant avcc Sadc:n, en Ecritr, Ed. du Sc:uil, Pam, 1966,
"Sigmund Frcud: "Psicología de: las mas:z.s y análisis del yo·, en Obras com- pág. 765 n<anc con Sadc:". en Escritos 2, Siglo Veintiuno c:dirores, Mcxíco,
pfetJU, Amorrortu c:dirores. Buenos Aires, 1979, vol. XVIII, pág. 88. 1994).

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ciencia moral que convoca a amar al prójimo corno a uno mis- del cual uno mismo es portador, de esa alteridad absoluta de ca-
mo: no es el amor lo que ia sustenta sino el goce de la pulsión, da sujeto para consigo mismo que debe ser silenciada, rechaza-
lo que Freud llama la crueldad sádica del superyó. Las exigen- da, considerada una "patología" que la ciencia procura "sanar".
cias de la moral no tornan su fuerza del amor al prójilno ni tam-
poco del amor propio sino del empuje de las pulsiones: no son
más que una variante, un desplaz.amienro de ese empuje. Mundo contemporáneo, subjetividad y psicoanálisis
En el intento de cumplir el programa de Eros, el amor, es la
pulsión de rnuen:e io que se encuentra: ia culmra, que se pre- La llamada sociedad moderna es un efecto del discurso de
senta como una promesa de felicidad, lleva en sf misma el ger- la ciencia, de ese discurso que surge en los siglos XVI y XVII
men de su destrucción. Lo que está en el horizonte de la cultu- asociado a los nombres de Galileo y Descartes. La ciencia mo-
ra es su autodestrucción y las seis décadas transcurridas desde la derna tiene corno condición el rechazo de la existencia del goce
aparición de El malestar m la cultura parecen confirmar día a como un excedente que ningún discurso puede dominar. De es-
dfa la tesis de Freud. ra verdad inobjetabie que es la verdad del sujeto -o el sujeto en
La autodestrucción está en el horizonte de la cultura porque su verdad- la ciencia nada quiere saber: hay una falla en todo
la identificación significante y el amor que se funda en ella, sus saber en tanto no hay saber posible acerca del goce. El discurso
pilares básicos, no son sino la transmutación, la elaboración científico re-produce así el rechazo del goce que es propio de la
nunca totalmente exitosa de un goce que no se deja apresar en esrructura del orden silnbólico; rechazo absoluto de la imposi-
los límites de la palabra y el lenguaje. El sacrificio del goce no bilidad de saber sobre el goce en el cual se sosriene la pretensión
lleva a su eliminación: este goce expulsado, rechazado, retorna de ejercer un dominio absoluto.
como goce del sacrificio para tomar en el orden social el lugar La ciencia ha capturado el mundo por medio de la produc-
de los "efectos obscenos del grupo" que son los efectos de la exi- ción de un saber universal que expulsa ia singularidad, la parti-
gencia que impera en las colectividades humanas de producir cularidad de cada sujeto. Si lo que caracteriza al sujeto desean-
reiteradamente ritos más o menos violentos de expiación de la te en su singularidad es la división provocada por un someti-
falta de goce. Efectos obscenos que encarnan en el odio al otro; mienro nunca completo al sistema significante, la ciencia elimi-
al Otro identificado en aquel/aquella o aquellos/aquellas que na de su campo esa verdad que es la del deseo para suturar la
representan lo esencialmente diferente. Odio de la alteridad que grie(a subjetiva que ésre abre. Procura así eliminar la alteridad
roma la forma de la misoginia, la xenofobia o el racismo y que creada por esa división subjetiva.
conduce hasta el holocausto de pueblos y naciones enteros. Elilninación radical de lo Otro para imponer el dominio de
En nombre del amor que unifica, de los "sagrados intereses" lo mismo como dimensión universal: tal sería el programa del
de la humanidad, la nación, el grupo o la secta, el orden social discurso de la ciencia. Por esto el propósito de lograr la unifor-
exige una y otra ve:z. la realización de la ceremonia sacrificial que midad, para lo cual la ciencia hornogeiniza el mundo, disuelve
es, simultáneamente, conjuro y producción del goce. El man- las familias amplias, las colectividades, tiende a borrar las pani-
damiento moral llevado al extremo impone la aniquilación del cularidades y las diferencias. En el horizonte se encuentra la de-
Otro, de lo Otro; tanto del Otro externo considerado respon- saparición de la alteridad, ante todo la del sujeto consigo mis-
sable -quien tiene que responder- del malestar como del Otro mo. El sujeto debe volverse enteramente calculable, previsible,

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siruación que no puede conducir más que a la anulaci6n de la la alteridad representada por el Otro diferente: el extranjero, el
subjetividad que no es sino preguma por el enigma de esa alte- de nación o cultura distintas.
ridad incalculable que ia conscituye. A este Otro marcado por la diferencia se le adjudica ser cau-
El proceso de formalizaci6n 16gica que es la base del discur- san re de todo el mal que se identifica con la alteridad Ínas1mi-
so de la ciencia pretende hacer efectivo el rechazo a la incom- lable del sujeto; él es la encamación de un goce que, inaccesi-
pietud del orden simbólico elaborando un saber sin falla. La ble, es causa del deseo del que nada se quiere saber pues cues-
consecuencia de esro es, inevitablemente, la segregación: como ciona la presunta unidad del sujeto y el mundo.
la falla no puede ser eliminada será preciso adjudicar a algún El discurso de la ciencia se ha propuesto, como respuesta al
Otro -<¡ye será .un Otro definido como externo al mundo sim- malestar, una respuesta de saber que pretende el dominio sobre
bólico, es decir, "inmundo"- la responsabilidad de esa falta. Los ei deseo que implica -por efecto de una formalización que pue-
campos de concentración y los exterminios masivos que han da hacerlo previsible el riesgo de dejarlo sin causa. Esco se ad-
ocurrido en este siglo son así efectos extremos de este discurso. vierte claramente si se piensa en el lugar que la ciencia o[Qrga a
El ideal del mundo moderno -ideal forjado por el desarrollo de la queja: ésta es ramada como expresi6n de un malestar que de-
la ciencia- ex.ige que lo simbólico forme un todo, y esta preten- be ser eliminado para insr:iruir ia armonía, el equilibrio, la uni-
sión de constituirse como universo sin falta -sin límites- lo dad, sin advertirse que -desde Freud- es posible afirmar que ali!
vuelve mortífero. El saber científico apuesta a la eliminación de donde hay queja se obtiene goce y que de lo que se trata es de
lo que puede designarse corno el resto del proceso de constitu- reconocer en ese goce la verdad del sujeto y del lazo social.
ción del sujeto en el campo simbólico. Pero esta eliminación no Lejos de asegurar el camino para acceder a la feliódad sobre
podría realizarse completamente sin la del orden cultural todo. ia cierra -el célebre camino del progreso- el afán científico de
Esta es la razón por la que ia exigencia de universalidad propia curar a la humanidad de su malestar sólo puede provocar ma-
de ese saber ha generado, hoy más que nunca, la posibilidad de yor segregación de ia alteridad inaceptable y ia consiguienre exi-
destrucción absoluta. gencia del sacrificio del Otro que tiene como finalidad silenciar
Antes de la aparición en el mundo del discurso de la cien- esa alteridad. Es el costo de un discurso que pretende conjurar
cia -con sus efectos de universalización y uniformización- la al- la verdad por medio de la formalización para que así pueda de-
reridad radical del goce, lo Otro pavoroso que es el ser mismo saparecer el síntoma. Ante esta perspectiva es preciso recordar
del sujero, renía cieno lugar en la estrucrura del poder. El amo que para Freud la verdad no se deja apresar en ninguna estruc-
-en el hogar, la escuela o el Estado- era a la vez sostén del or- tura de saber, ni siquiera el de la ciencia 18 y el síntoma es indi-
den simbólico y soporte de lo Otro de lo simbólico. La desapa- sociable de la cultura de modo que la desaparición de uno im-
rición progresiva del dominio del amo tradicional, carismático, plica el mismo destino para la otra.
y su sustitución por una tecnocracia más o menos anónima im- Esta posición crítica del psicoanálisis frente al discurso de la
pone de un modo cada ve:z más imperioso la necesidad de eri- ciencia no debe confundirse con una propuesta de retorno al os-
gir el amo poderoso que concentre sobre sí esa alteridad vuelta curanúsmo. No hay que olvidar que el psicoanálisis es un pro-
más amenai.ame. Esta es la razón fundamental de la reaparición
y fortalecimiento actuales de milenarismos y fanatismos religio- " Cf Sigmund Freud: uEn romo a una cosmovisión", en Obras complaas,
sos y nacionales, así como del rechazo cada va más violemo de Amorrorru edirores, Buenos Aires, 1980, vol. XXII, pág. 146.

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ducrn de la modernidad y que su existencia sería impensable sin arque sostiene que la extracción se dio en el comienzo. Algo
la dC la ciencia porque sus tesis fundamentales afuman que un te excr:údo de entrada: el goce. Goce excluido del orden sim-
sueño, un acto fallido o una producci6n de palabras no son fe- b6lico que constituye la causa de que este universo carezca de
n6menos puramente azarosos sino que obedecen a W1a ley. un funcionamiento "ideal". Goce que a pesar de roda -y del
Pero esrn no quiere decir que el psicoanálisis sea una ciencia afán por el todo- estará siempre ahí. Imposible, de ser extraído
cuyo prop6sito consistiría en enunciar leyes generales que go- porque ya lo fue, pero aún presente ~ese a todo, frente a este
biernan la producción de fenómenos como los señalados; su ra- goce la cultura no tiene otra alternaava que reconocer allí su
26n de ser es, más radicalmente, reconocer la presencia de la ver- rosrro más verdadero.
dad en eso que la ciencia desecha en su intento de elaborar leyes El psicoanálisis considera que la humanidad no ~ene nada
generales. Así, para el psicoanálisis, es la excepción, lo imprevis- de qué curarse, tiene más bien que reconocer su ser mcurable.
to, lo inasible, lo fuera de sentido que causa el deseo y que el sig- Sólo este reconocimiento puede hacer que este ser tome el lu-
nificante no llega a designar, lo que verdaderamente cuenta. gar de causa válida para desear..2'.li
La insarisfacci6n, el dolor, el malestar constituyen -desde el i
l
1
punto de visra psicoanalítico- el síntoma por excelencia de la l1
1 cultura porque ocupan el lugar de lo que, en ella, es su causa.
.1

l Por esto no es posible -como se pretende desde la posición


científica- hacer desaparecer la queja por medio de la detección
y remoción del motivo más o menos inmediato que la ocasio-
\
naría. A diferencia de la ciencia, el psicoanálisis sostiene que \
frente a la queja no hay respuesta que pueda hacerla desapare-
cer; sólo es posible que ella se reformule bajo la forma del gri-
to, la palabra, la creación. Por esto, la apuesta del psicoanalista
confrontado a la queja no es la misma que la del científico.
Este último se impone "curar", y entiende esto como ex-
traer, eliminar, sustituir lo que "no marcha" o "no responde". El
discurso de la ciencia ha generalizado en el mundo actual el
mandato de excraer y desechar todo aquello y todos aquellos
que son considerados causa del malestar, es decir, de la falta de
dominio sobre el goce. El ideal cienrífico es el dominio pleno
cuya figuración es la identificación del orden simbólico con el
goce, en un mundo donde la falla habría desaparecido. Pero es-
te poder absoluto de lo simb6lico sin un [(mire real es la pesa-
dilla de un "mundo feliz" donde la alteridad del deseo se ha eli-
minado y la subjerividad ha desaparecido completamente.
·'
'i El psicoanalista, por el contrario, no pretende extraer nada
1

90 91
5

El psicoanálisis y la razón moderna

E l p<icoanáliú, <>, indudablemento, hmd,rn d, ¡, món


moderna. Sin embargo, su práctica clínica y su teoría muestran
los límites del ejercicio de la razón. El descubrimiento del in-
conciente viene a señalar ese límite y la imposibilidad de un sis-
tema de pensamiento que pueda constituirse como formaliza-
ción que lo incluya todo.
La práctica del psicoanálisis se desarrolla a parcir del sínto-
ma que, para Lacan, es tributario de lo real, es decir, de "lo que
no anda", aquello determinante de que "el mundo sea in-mun-
do". Pero al ocuparse de esta dimensión de lo in-mundo, lo no
adaptado al mundo del lenguaje y la cultura, el psicoanálisis
mismo constituye un síntoma de la civilización, cuerpo extraño
que, enquistado en ella, le revela su verdad reprimida.
Surgimiento de la modernidad, nacimiento de la ciencia
moderna e imperio de la razón son fenómenos ínrimameme
vinculados. El punto de origen puede situarse en Descanes, es-
pecíficamente en su conocido cogito: upienso, luego yo soy".
Con él se establece el predominio de la razón, que se basa en
una transferencia de responsabilidades: de Dios al hombre. Por-
que si bien Descartes nunca dejó de reconocer en Dios la garan-
tía última, dio lugar al pensamiento moderno al plantear el co-
nocimiento como producto de la razón argumentativa. La mo-
dernidad se funda en el ideal iluminista que busca extender los
límites de la razón por medio del desarrollo de la ciencia, lo que
posibilitó que las áreas dominadas por la autoridad eclesiástica
comenzaran a volverse laicas. La autoridad religiosa fue progre-

93
sivamenre sustituida por una autoridad cuyo fundamento no fine como la evolución hacia estados de cada ve:z, mayor domi-
podía ser la fe sino el razonamiento. De hecho, ya desde el si- nio sobre la naturaleza y armonía entre los hombres que pueden
glo XVIII se impusieron modos de gobierno que, aun en el alcanzarse por medio del saber. Se inicia así la búsqueda de uni-
contexto de la monarquía, estableáan una estrecha relación con ficación, uniformización que condena y descalifica lo diverso, lo
el saber: se trató del desporismo ilustrado, donde el soberano Otro, y provoca efectos de exclusión, de segregación, de elimi-
gobierna en nombre del bien del súbdito cuyo conocimiento nación de lo que se presenta como Otro de la razón, Otro que
presume poseer y con el cual lo instruye para que éste alcance obstaculiza el dominio de lo Mismo. El llamado progreso es co-
su bienestar. rrelativo del desarrollo de un mercado único que unifica gustos,
. El proyecro de la Ilustración pretenderá hacer a los sujetos preferencias, opiniones, juicios. La razón como garantía de or-
iguales en cuanto a sus derechos y obligaciones. Igualdad ame den y estabilidad en el mundo tiene que lograr la construcción
la ley, un ideal de justicia que se basa en el argumento de que de un universo homogéneo: es preciso lograr la uniformidad,
todos somos igualmente poseedores de esa facultad llamada ra- borrar las parricularidades, las diferencias, todo aquello que pu-
zón. Esta igualdad es correlativa del afán de producir, con el diera limitar su poder. El sujeto de este mundo racional tiene
mismo poder de la razón, un saber válido para todos, indepen- que ser enteramente calculable, previsible: no por casualidad las
diente de los poderes del Estado y las iglesias, un saber con pre- llamadas disciplinas upsi" que van a ocuparse de la previsión, el
tensiones de universal y que se proclama accesible para todo control, la modificación de los comportamientos, surgirán con
aquel que lo quiera. Esta posición será reforzada más adelante la modernidad. El sujeto tiene que ser funcional, operar eficaz-
por la ética kantiana que sostiene que desde la razón práctica mente como un engranaje perfectamente ajustado en l~ maqui-
cada quien tiene que actuar según la ley moral cuyo alcance po- naria social. Aquí está el punto ciego de toda racionalidad que el
see carácter universal. A esta ley cada individuo tiene que sacri- descubrimiento freudiano pondrá de manifiesto: la subjetividad
ficar sus apetencias particulares. no es medible ni cuantificable porque la experiencia humana tie-
La modernidad produce una modificación de lo que Lacan ne como basamento lo imprevisible, lo que escapa a todo con-
llama discurso del amo pues introduce -gracias al sostén de la trol, a todo intento de medición y dominio.
ciencia y ia técnica- la producción de bienes de consumo a es- Las ciencias, según una definición de diccionario, son "un
cala universal. Esta producción crea la ilusión de dominio ple- conjunto de conocimientos y estudios poseedores de valor uni-
no por medio de un saber que no es mera especulación sino versal, caracterizados por un objeto y un método determinados
esencialmente práctico y utilitario. Así, mientras que por un la- y fundados en relaciones objetivas verificables". La modernidad
do la ciencia elabora un saber universal que tenderá a ocupar el pretendió aplicar este criterio no solamente para el estudio de la
lugar del amo al que rodas deben subordinarse, por el otro la naruralez.a sino del sujeto mismo. La expresión "ciencias huma-
técnica produce objetos para consumo masivo e impone un nas" no deja de ser contradictoria en su formulación misma
modo único de satisfacción para todos. pues una característica básica de la ciencia es la exclusión del su-
Por esto se puede decir que el mundo moderno, el mundo jeto. La ciencia exduye al sujeto de su campo precisamente por-
que se inicia en el siglo XVIII, es un efecto del discurso de la que la objetividad es problemática cuando el objeto es el sujeto
ciencia. Es un mundo que se organiza con base en el saber y la mismo o la interrelación entre sujetos.
razón y se sustenta en el dogma del progreso. Este úlcimo se de- De hecho Freud aludió a la existencia de tres profesiones

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imposibles: gobernar, educar, psicoanalizar. Se trata de tres ac- Incluso el propio Hawking, que se dice ateo, indica al final
cividades en las que existe siempre, en la medida en que hay una de su libro La historia del tiempo que si encontráramos la res-
relación entre sujetos, un pllilto ciego que escapa a toda medi- puesta al porqué del universo, la razón humana habría criunfa-
ción y a roda previsión. Ahora bien ¿no es esta imposibilidad la do de manera definitiva pues conoceríamos entonces el pensa-
· · que está en juego siempre que el sujeto está implicado?, ¿no se miento de Dios. Con esto se observa qu.e, no obstante que el
trata de la imposibilidad de saber de eso que en el saber es siem- discurso de la ciencia se esrructura como una consuucción que
pre un agujero? rompe con la idea de cualquier revelación, el científico busca
Se puede decir que la ciencia pretende negarlo, de ahí las ese Ouo del Otro garante ~e la certeza que sus mismos halla7.-
paradojas que no deja de presentar. La más notable de éstas es gos y elaboraciones ponen siempre en cuesrión . Por esrn recor-
quizá la relación que ella mantiene con Dios. La revolución na siempre ei rema de Dios, de tal manera que hay un Otro
científica de la modernidad pretendió insciruir el reino de la ra- convocado por el científico que no es sino la negación de esa
zón, pero no solamente no eliminó cierto elemento irracional falta del Ouo que el psicoanálisis concibe como ausencia de ga-
de su campo sino que mantuvo la creencia en un Dios al que rantías.
los ciemíficos no han dejado de recurrir. Es el caso de N~on Precisamente por esto el psicoanálisis se ocupa de eso que
quien, a pesar de guardar silencio sobre la causa de la ley de gra- en la ciencia es el desecho, lo real, "lo que no anda", aquello
(
./
vedad por no tener experiencias o fenómenos que permitan de- que, dice Laca.o, hace que "el mundo sea in-mundo". Esrn es lo
terminarla, no dejó de pensar que Dios era el agente de la gra- que escapa a la formalización, lo desmedido, lo que excede a ro-
vedad. Así, hizo coexistir un conjunto de principios matemáti- da medida. "El sueño de la razón produce monstruos" , decía
cos que explicarían el fenómeno con la idea de la presencia de Gaya. Estos monstruos del sueño, el acto fallido, el síntoma, de
una potencia suprafísica, un Creador como la causa no formal lo que no obedece a la lógica y lo razonable, son el objern que
de la gravedad. el psicoanálisis rescata para que el sujeto recono2ca en ellos su
Podría pensarse que se trataba de un momento prirnicivo de verdad que es la de la satisfacción gozosa que encuentra en su
la ciencia. Sin embargo ya en el siglo XX, los desarrollos de la fí- sufrimiento y su pesar.
sica cuántica generaron un debate entre Einstein y Born en el que Sin embargo, pese a que su descubrimiento ponía al desnu-
la cuestión de Dios vuelve a raíz de la indeterminación cuántica. do las ilusiones de la cientificidad, Freud no dejó de alenrar ex-
Corno ésta no puede darnos más que la probabilidad de un even- pectativas en hacer del psicoanálisis una ciencia, y aunque su
to, pero no su certeza, surgirá la pregunta por la existencia y el lu- empresa constituye un cuestionamiento radical al dominio de
gar de Dios. Para Einstein esa indeterminación niega a la divini- la raión, no dejó de confiar en los poderes de esta última. Así
dad, de allí su frase célebre: "Dios no juega a los dados", a lo que es como en 191 O, en un artículo titulado Las perspectivas ji.ttu-
Born responde de una manera que protege la existencia de Dios: ra.s de la terapia psicoanalítica 1 afirma, con inocultable optimis-
"Si bien Dios construyó el mundo como un mecanismo perfec- mo que la "auwridad" y la "enorme sugestión que emanan de
1 to hizo suficientes concesiones a la imperfección de nuestro inte- la terapia psicoanalít:ica" obraron hasta ese momenrn contra el
l lecto para que lancemos los dados con una probabilidad no des-
deñable de ganar". De este modo, el punto oscuro de ia razón ' Sigmund Frcud: "Las perspectivas futuras de la terapia psicoanaliuca" , en
siempre podrá dar lugar a la presencia de un Dios. Obras completas, Amorrortu editores, Buenos Aires, 1979, vol. Xl, págs. 138-140.

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psicoanálisis, pero su esperanza es que, como todas las verdades con ellos se puede eliminar el malesra.r en la culrura. La impre-
fueron a la larga admitidas - "siempre ha sido así hasta ahora"- sionante e ilimitada oferta de gadgets mantiene ocupados a los
lo propio sucederá con el psicoanálisis. La difusión del psi~oa­ sujeros en la creencia que en alguno de esos fetiches está la feli-
nálisis, agrega, haría conocer al conjunro de la hwnarudad cidad negándose así la posibilidad de que algo falte; el llamado
aquello que denomina "el sentido general de los síntomas" y así, z,apping televisivo resulta un ejemplo paradigmático de esto: ob-
lo velado en ellos sería de público é:onoci.mienro encontrándo- jetos que cienen que reemplazarse a una velocidad insólita por
se el neurótico carente dei utilaje que le había permitido ocul- sujeros que en la búsqueda de ese mítico objeto se aislan del la-
tar, hasta el momento, "sus procesos psíquicos". De este modo, zo social.
concluye, "la condición de enfermo se volverá inviable". De ahJ que la oferta tenga que ser Light a fin de no penur-
En todo esto hay un evidente error de apreciación porque bar ia fácil ingesta del individuo con el riesgo de provocarle, co-
eso que Freud llama "efecro univers~ de nues::ro ~~ª!º" resul- mo última resistencia, algún cipo de anorexia mental que lo ex-
ta una confusión entre el saber teónco del ps1coanálislS y el sa- cluya del mercado de consumo. Oferta de todo cipo de produc-
ber del inconciente que, por definición, puede ser dominado tos light o diti con la consecuencia de que hay cada va más in-
por el saber teórico, de modo que aun cuando tod~s .con~cieran dividuos que presuntamente conocen poco y nada de muchas
lo que el psicoanálisis posrula, no dejarían de ex.1mr el ::icon- cosas y con esto tienen lo suficiente para reciclarse en el discur-
ciente y sus efectos. Por otro lado muestra la pretens10~ de so corriente que gira en redondo sobre los mismos temas.
Freud de hacer del psicoanálisis una ciencia con efectos univer- La oferta surgida del campo del la ciencia y la técnica parece
sales olvidando el hecho de que los sujetos son singulares Y por destinada a permitirle al sujeto sobreponerse a los límites del
esto no podrían hacer nada contra su.s síntomas a~elando a :in cuerpo y la existencia, a lo que Lacan llama lo real como ese im-
saber universal, con las características de universalidad propias posibie inherente a la existencia del lenguaje. De este modo, pa-
de la ciencia. ra todo aquello que puede significar la presencia de lo real, la
Esta confusión predomina en la enorme difusión que el psi- ciencia parece tener la receta exacta para eliminar sus efectos y
coanálisis ha tenido en la cultura y en la absorción que ésta ha asegurar una felicidad total: para la enfermedad, los imperativos
hecho de él. Se puede decir que este proceso ha contribuido de surgidos de investigaciones inobjetables que ordenan la vida sa-
manera importante a fortalecer lo que Lacan llama el "rr:uro del na y natural; para el envejeci.miento, el lifting; para la obesidad,
lenguaje", que no es sino la materialización de la cre~~c1a e~ un la liposucción; para el órgano colapsado; el uansplante; para el
Ouo consistente que a todo puede brindar un senado univer- temor a la muerte, el logro de una longevidad inédita aunque
sal e incuestionable, creencia que impide confrontarnos con lo fuese por medio del recurso de conectar el cuerpo inerte a un
singular que, más allá del sentido, pu~de to~ al si~sencido ra- conjunto de aparatos; para fantasmas como el de Schreber de ser
dical que funda a cada quien en su d1ferenc1a,,espe:mca. _ una mujer en el momento del coito, las operaciones de cambio
En realidad, ese equívoco "sentido general , umversal, sona- de sexo; para la menopausia, la esterilidad, el celibato, el matri-
do por Freud para el futuro del psicoanálisis.se h~ e~carnado en monio homosexual: los bancos genécicos, los embriones conge-
el desarrollo de la ciencia y sus consecuencias tecnicas que lle- lados, la inseminación arcificial, la fecundación in vitro; para lo
van a la propuesta de adorar corno f~ciches y go~ ~e, los innu- irremediable de la muerte, los proyectos de clonación cuya reali-
merables gadgets (artilugios) producidos con la ilus10n de que zación quizá ya sea ingobernable; para la anguscia ante las posi-

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bles imperfecciones de la descendencia, la ingeniería genécica, la de segregación que en el siglo XX han llevado al exterminio ge-
dilucidación del genoma humano y su manipulación intrusiva, nocida radical, al extremo de que la eliminación incluye el ca-
la eugenesia; a la rnuen:e siempre incomrolable, la eucanasia. dáver mismo. Los hornos crematorios del nazismo y las desapa-
La lista podría hacerse más extensiva, pero lo que inceresa es riciones en diversos países son el tescimonio. Afirmar el ser a
desracar el rasgo común de rodas estas proposiciones: la idea bá- partir de la negación, la aniquilación del Otro, con el consi-
sica de que todo malestar puede eliminarse o evitarse y la vida guiente rechazo de ia deuda para afirmarse en el narcisismo de
puede transcurrir sin la menor censión. Se deja de lado lo que un yo que asume el presunto dominio con el precio de la vio-
Freud señalaba en 1930: el malestar es consrirucivo de la cultura lencia destructora será la consecuencia de ese mandaro cal corno
y no es un malesrar circunstancial, es condición de existencia pa- es presentado.
ra el ser humano que es un ser eternamente en falta, ser de deseo, Se podría afirmar que, con la caída de las utopías del pro-
una dimensión que no puede ser científicamente regulada.. greso en su versión liberal o marxista, con la desaparición de los
No se uara, sin embargo, de oponerse a los avances cientí- grandes proyectos sociales de "liberaci6n" y construcción de
ficos sino de advenir que el afán de dominio que los caracceri- mundos ideales, con la desconfianza creciente hacia [Qdo dis-
za conduce a borrar al sujeto en su especificidad singular. El éxi- curso polícico, se ha ido consolidando en las sociedades la con-
to de la ciencia en el mundo contemporáneo se debe a la pro- signa narcisista de afirmar el yo obedeciendo al manda[Q de
mesa de felicidad que está en su base, pero lo que se llama "do- mantener y fonalecer un lazo cada vez más estrecho con "los
lor de existir" que es inherente a lo humano no se contrarresta iguales" inmediacos. Pero este lazo, para perpetuarse, exige una
con sus logros. Estos tienden más bien a producir una comuni- premisa paranoide que io sostenga: segregarse para defenderse,
dad cada vez más global -organizada en mercados comunes- de atacar a quien se le atribuye la responsabilidad del propío me-
·I
individuos aisiados y con cuerpos reciclables, comunidad inun- noscabo, usar la queja, el lamento, la querella constante. Así es
dada por un discurso con pretensiones de universalidad y ver- como van a generarse tribus urbanas que se organizan con base
dad incuestionables y con los productos de la técnica en todos en el principio de la "pequeña diferencia" que señala corno má-
los confines del planeta. ximo enemigo al vecino. Un ejemplo de esto puede hallarse en
En este contexrn de uniformiza.ción y globalización se im- cierra versión del feminismo que formula esta verdadera pro-
pone paradójicamente el imperacivo superyoico massmediática puesta concentracionaria: "La idea es poder evacuar dos o tres
que ordena "sé tú mismo". Esto sería válido pensado en sf mis- estados de los EE.UU., echar a los hombres de un puntapié e
mo de no ser que esce "ser uno mismo" resultaría de acatar la instalar alü sólo mujeres y edificar una suerte de «Muro de Ber-
exigencia de Otro, negando así que el proceso de subjecivación lín» alrededor, para que las mujeres no rengan que estar más en
exige asumir en primer término, para cuestionarlo después, que contacto con los hombres". 2 ¿Se era ta de luchar por reivindicar
sólo es posible ser inscribiéndose en el campo del Otro para ha- el "derecho de las minorías" o por sostenerse, en cuanto mino-
cer propio el lenguaje de éste como paso previo ineludible para rías pro-ghetto, en el encierro de la presunta pureza exterrni-
roda separación. El discurso dominante que los medios repro- nante del diferente?
ducen al infinito conduce a la negación de la deuda ineludible
del sujeto, lo que permite entender que ya en los años '60 La.- ' Cirado por Roberro Harari en: Psicoandlisis in-mundo , Ed. Kargieman,
can se refiriera al creciente ascenso y violencia de los procesos Bue.nos Aires, 1994, pág. 96.

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Hablar de pureza y de rechazo de la diferencia y lo diferen- res humanos existe una fuerte necesidad de tener alguna auto-
te evoca la religión en la medida en que ésta, con su máxima ridad que uno pueda admirar, ante ia cual uno se incline, por
susceptibilidad a la pequeña diferencia, canaliza actualmente de quien sea gobernado y, llegado el caso, hasta maltratado [. .. ].
un modo importante la pasión del odio al difereme. Se puede Esta necesidad proviene de la añoranza del padre". 3
en este sentido hablar ya del fracaso de ia expectativa freudiana En este semido, no hay una oposici6n radical entre religión
expuesta en El porvenir de una ilusión de sustituir el fanacismo y ciencia pues ambas traen de diferente manera la perspectiva
de la religión por las luces de la razón. Habría en esro más bien de ese "más allá" que el ser humano procura alcanzar a partir del
cierta ilusión de la religión de la razón, religión "progresista" deí hecho de que su ~ondición de criatura del lenguaje lo condena
intelecrn que es sostenida por el creador del psicoanálisis en al límite y la restricción. La religión en una vida ul_rrat~rrena'. la
contraposición a la religión oscurantista de la fe. ciencia en esta vida. Pero es la incomplerud consmunva quien
Lo sucedido desde 1927 hasta nuestros días desmiente genera la ilusión de un estado ideal .de completud que, ,de dife-
completamente el pronóstico freudiano, al punto que cabría rentes maneras la religión y la ciencia promeren . De ah1 que no
preguntarse si en la actualidad, en ve:z. de asistir a la decadencia resulte sorprendem:e el auge que ambas, de manera s~multáne~,
y rei:roceso de la religión, ésta y las inmejorables sectas de índo- nos muestran, y que, no obstante sus aparentes y abismales cli-
le mística que surgen cada día no se hallan en franco avance. El ferencias, puedan coexistir perfectamente. . .
auge de los fundamentalismos e integrismos muescra el valor Ahora bien, no obstante ese auge de la c1enc1a, estamos en
un momenro histórico en ei que -a diferencia de hace un siglo-
que para las coiectividades tiene un discurso con pretensiones
toi:alizadoras que provee de fundamentos inobjetables para que disi:intos y coincidentes i:estimonios nos señalañ al progreso co-
mo una ilusión, una idea calda en el descrédito rotal. El con-
el creyente pueda saberse amado como hijo por la divinidad y
sus representantes, con un grado de cerreza tan violento que lo cepto mismo de progreso surgió como la perspectiva de u,n
avance paulatino e inexorable hacia un _estado de plena armorna
lleva incluso a su inmolación en nombre de ese Dios y sus vica-
rios. El lado obsceno y feroz de la religión así corno de otras el que negaría que siempre, como lo dice Lacan, cuando se ga-
na por un lado se pierde por otro. Pero como generalmente no
ideologías más o menos homólogas lleva a la satani.zación del
se sabe io que se ha perdido tiende a creerse que sólo se gana.
vecino de credo y/ o raza en un intento de hacer de la diferencia
Ya Freud, en El malestar en /.a cultura señalaba los grandes cos-
una toral indiferencia, es decir, la anulación rotal del diferente.
El mandare de "ser uno mismo" con absoluta prescindencia del tos que representaban para la humanidad los progres~s de la
técnica. Será entonces necesario preguntarse lo que se pierde ca-
Otro está en la base de la proliferación de las sectas, los grupos,
las capillas regidas por líderes paranoicos "iluminados" que da vez que un progreso cientffi_co ~ técnico nos deslumbr,a con
su apariencia de logro extraorclinano. De este modo podnamos
ofrecen "soluciones" mágicas a un malestar cuyo origen tiene
preguntarnos qué puede haberse perdido o qu~ puede llegar a
que buscarse más bien en la definición de la condición huma-
perderse con una de las manifestacion,es. más i~porrantes del
na misma. En realidad, estas "soluciones" no consisten más que
"progreso" que se ha impuesto en los ulnmos anos: la llamada
en el fortalecirn.ienro de una subordinación absoluta a üderes
presunramemeinfalibles que toman el lugar del Padre Ideal in-
cuestionable para confirmar así aquello que señalaba Freud en ' Sigmund Freud: "Moisés y la religión monordsra", en Obrw compl.eras,
Amorron:u cdirorc:s, Buenos Aires, 1979, vol. XXIII, pág. 105.
Mois¿s y la religión monoteísta: "Sabemos que en la masa de se-

103
102
"navegación" por las redes de las "autopistas" informáticas he- ro físico, sentado frente a un monitor, con un redado y un ra-
cha posible por medio del lnterner. tón, desde la comodidad del hogar -corno suele decirse- y a sal-
Como con ouas conquistas del llamado progreso, la "nave- vo de ia "ingravidez" del espacio estelar. Con el Incemer el
gación" promete acceder a un más allá que presenta al imagina- hombre se convierte en un verdadero nómade inmóvil que pue-
rio social como un viaje de vastos alcances, viaje que parece des- de viajar miles de kilómetros sin moverse de su silla. ¿Es es ro un
bordar fronteras que hasta hace muy poco nos limitaban. Así, progreso en rodos ios sentidos? ¿Fray solamente ganancia) ¿Qué
parece hacer realidad aquel "sentimiento oceánico" del que Ro- será lo que se ha perdido o se está perdiendo si se acepta que
main Rolland le hablaba a Freud mosuándolo como testimonio ningún logro es posible sin pérdida?
de una comunidad con el todo trascendente y fuente de una in- Para tratar de responder habría que pensar en primer rérmi-
tensa fe religiosa y una vivencia de eternidad. no en el cuerpo, ese cuerpo erógeno que solamente puede exis-
Ya algo de este propósito se inrenró llevar a cabo en aquella tir en el contacto con otros por medio de miradas , palabras, ca-
otra "navegación" que fue la navegación espacial. Esta lanzó al ricias, abrazos o besos. ¿Qué queda de este cuerpo condenado
espacio varias expediciones que llevaron un nombre de induda- al aislamiento ame la pantalla y al que se le impone el manda-
ble raíz religiosa: "misiones". Quienes fueron lanza.dos al espa- to superyoico justificado en razones sociohigiénicas del "sexo
cio sideral iban con la misión de enconuar alguna respuesta que seguro"?'
permitiera -como a los antiguos misioneros de la fe- establecer En segundo cérmino habría que preguntarse en romo al de-
algún tipo de comunidad con otros que pudieran responder. seo: ¿Qué se hará de éste cuando con sólo tocar algunas cedas
Pero en nuestros días da la impresión que este cipo de viajes podemos ser inundados -vía "autopisra" cada vez más veloz-
tienden a ser sustituidos por la navegación informácica que por un "menú" informático digno de un festín que se asemep
auaviesa un ciberespacio generador de imprecisables comuni- a una comilona? ¿El intento de llenarnos hasta el hartazgo, has-
dades virtuales. El más allá se ha si ruado ahora en el más acá te- ta colmar cualquier falta, no podría llegar a provocarnos como
rreno, tal va porque nadie ha respondido desde la luna, Mar- reacción una verdadera anorexia, que sería el último refugio pa-
te, Venus o cualquier otro planeta de nuestra galaxia, y cuando ra un deseo que no quiere tanta satisfacción porque esto signi-
no hay respuesta desde un iugar definido, el hablante pierde su ficaría su desaparición?
interés, su empuje decae, abandona el proyecto. En cambio, Son solamente algunos cuestionarnienros que nos llevan a
una conectividad digital inmediata, sin el ciempo y el espacio pensar que si casi todo en el marco de la avanzada modern 1dad
como barreras, con la certeza de obtener respuesta desde cual- que vivimos tiende al cierre, el lleno, el colmamienro, la res-
quier otro lugar por parte de un interlocuror desconocido y pu- puesta del lado del sujeto no podrá dejar de ser el sinrnma co-
diendo inclusive preservarse el anonimato de los participantes
resulta un hallazgo fascinante. ' En escc sentido, la revisca Qua en su número 36 de ocmbrc del 2000 in-
En la nueva navegación no se trata ya de enuar en contac- forma en la página 44 que "ya =isrcn disposírivos que simulan la pr.icc1ca del cai-
co :i. distancia con orra persona a rravés de Inrerner". Uno de ellos se llama Fuck
to con algún hipotético marciano inhallable sino con otro ha-
U-Fuck Me y se le describe así: cada persona acopla sus genirales a una unidad de
blante y/o con sus producciones, aun cuando éstas se encuen- hardware -que debe comprarse- cancerada con orra a rrav¿s de una pagina de Ín-
tren sujetas a la relatividad, a la falsificación, a la duda sobre su remer graruita, de forma que sus movimientos se uansmiran. Informa la página
veracidad. Todo esto se hace posible sin el menor desplazamien- web a la que hay que dirigirse: www.fakme.com

104 105
coanálisis se coloca a contracorriente de lo que los saberes ofi-
mo manifestaci6n de un saber inconciente que será siempre re- ciales promueven, pues lejos de inducir la ilusi~n d~ alcam.ar u~
fractario a cualquier inrenro de aplastamiento. La grieta subje- esrado de completud convoca a hacer la expenenc1a de la fragi-
tiva, fuente de todo dolor pero también de roda creatividad, lidad subjetiva, fragilidad derivada del hecho de que el Otro ca-
siempre resistirá la pretensi6n de una sutura.
r ece de respuesta última ante el enigma del deseo y que éste .so-
Todo ocurre como si el mundo contemporáneo organiza.do lamente puede sostenerse en la r_nedida en que l~ cen~ ir_n-
por las tecnociencias pretendiera llevar hasta las últimas conse- puest:a.S por cualquier orden s~c1~ revelan s~ caraci:er duson~.
cuencias aquello que para Freud era el fundamento de la huma- El deseo vendrá así a romper ilus10nes paralizantes en la medi-
nidad: ceder sobre el deseo, buscar la plena satisfacción, recha- da en que someten a un mandato superyoico de desconocer ro-
zar la falta. Se traca de una ética muy particular que podría de- da falta para engendrar ouas que reconozcan en la falta su po-
finirse corno inherente al superyó. Éste impone al sujew un im- sibilidad de existir, en un proceso interminable en el que lo ver-
perativo de pureza y ex:piaci6n: sostener al Otro, que es el siste- daderamente valioso es el acto mismo en que el sujeto con su
ma simb6lico que nos hace sujetos, como un Ouo exento de
propia falta puede crear. . ,
falta, sin fallas, complete. No curnpÜr este mandato se castiga Al postulado de la modernidad contemporanea que plan~ea
con el sentimiento de culpa, efecto de la imposibilidad de res- la posibilidad de alcanzar ~ esta~~ ideal en el que la pérdida
ponder a tal exigencia. Para el superyó la pérdida no debe exis- habría desaparecido, el ps1coanál1S1s puede opone~le el ~alar
r:ir y por esto las ilusiones que los avances técnicos generan lo esencial de la pérdida, sin la cual nada nuevo podna ser d1cno
hacen aún más presente. Más allá de sus beneficios, la técnica
o creado.
engendra ilusiones que retienen a los sujetos para que no reali- Más allá de la eficacia de la ciencia y la i:écnica, cuando se
cen el camino de su deseo. La modernidad, con sus _a\'.ances uata de lo humano subsiste siempre algo desconocido, un pun-
científicos y técnicos, se ha propuesto como meta curar a la hu- to ciego que escapa a roda medición y a ~oda ~r-~isión . Es lo
manidad del malestar. Pero éste no puede considerarse mera- que se puede llamar el efecto sujeto. El ps1c~anáhs!s, a ~~eren­
mente circunstancial, producro de un determinado sistema so- cia de la ambición cienúfica, no elude esta dimensi6n ni inten-
cial o de la insuficiencia de los conocimientos. Es de orden es- ta someterla a con crol; por el contrario, renunciando a rod~ pre-
tructural, producto de la falla inherente al orden simbólico, fa- tensión de poder crea las condiciones para que, en el d~spliegue
lla sin la cual este último no podría existir. Es la falla de la que de la palabra, advenga d saber inconciente que es precisamente
puede surgir roda creatividad, todo decir inédito y novedoso. el de lo excesivo que no se deja apresar.
De ahí que la crítica de la modernidad no deba tomarse co- Por esto, el saber del analista difiere completamente del que
mo el imento de retorno a alguna clase de oscurantismo. El psi- puede poseer el científico o .el t.écnic_o. No ~e sabe~ lógico que
coanálisis mismo no hubiera surgido sin las luces proyectadas remite el enunciado a una s1gmficac16n preClsa y fip; es un sa-
por el nacimiento y desarrollo de la ciencia moderna, pero lo ber que no se sabe, saber del enigm~ del sujet~ dividido entre
que él revela es ese fondo oscuro de angustia y dolor que sub- lo que cree decir y aquello que ef~cnvament~ dice. Es un saber
yace a roda formación cultural, a roda realización humana. An- que se arcicula entonces en l~ g_netas del discurso, en lo_s tro-
gustia por el hecho de que el deseo nos confronta con lo impo- .
piezos que ·indican una enunc1ac16n que rebasa los enunciados,
sible de reconocer, la herida incurable de la subjetividad. en las fallas, lapsus, olvidos, sueños y síntomas.
Sin desconocer su origen en el campo de la ciencia, el psi-
107
106
. (~

Es[e s~er del inconcienre impulsa al sujeto a repetir, du- 6


rante. s_u_ vida, los m.ismos libreros con máscaras diferentes. La
repenc10n lleva al sujeto a cuestionarse por sus r..zones, pudien-
do evenrualmenre convoc:arse a otro -el analista- del que se su-
pone conoce los resortes ocultos del comportamiento. El suje-
La religión, lo sagrado
to a~ude a que se le explique el porqué de algunos de sus pen- y la estructura del sujeto
samientos
• u •
o acros,
,., •
buscando un sentido para alcanzar cl d om1·_
rno. racional . 5111 embargo, Freud pudo advertir que revelar al
p~c'.enre la presunta significación de sus síntomas sólo causa un
~1v1o pasaje~o. El sujern busca y repite ese sufrimiento del que
dice q,uerer Irb:rarse_; se empeña en conservarlo porque encuen- L a modernidad ha tendido a concebir la religión como
tra al11 una saasfacc1ón paradójica..
una accirud irracional, sólo explicable como un modo de com-
Por esrn el psicoanálisis no está destinado a adquirir un sa- pensar las miserias socioecon6micas o psíquicas de los hombres.
ber que asegure la plena_armonfa del sujeto con el mundo. Nin- Así para Marx es el "llanto de la criatura oprimida", y para Freud
~n sa~er po~í_a eliminar el saber del inconcienre que en su in- una ilusión que compensa al hombre de su desamparo psíqui-
sistencia repenuva manifiesta la inevirabie ausencia de armonía co', ilusión sin la cual el hombre no podría sobrellevar la vida
e~ es~ relación. Pero si este saber de la absoluta armonía que la con rodas sus dificultades.
c1enc1a pretende alcanzar
. es inPV;stenre
~"" , 1o que s1' pue d e ex.isar
· · Estas explicaciones, más allá de su valor, no abarcan la roralidad
es ~l acto de un su1ero que, perdiendo algo, puede ganar re- del fenómeno religioso. Hay que recordar que el m.ismo Freud lo
.¡ cr~dose, refundándose y transformándose por efecto de este ubica, en B malestar en fa cultura, en la base m.isma de la cuicura.2
mismo acro. _Este a~ro por el que el psico<µlálisis apuesta hace Por otra parte, el término cultura proviene de "cultivo" que signifi-
un~ marca, singular1z.a, abre la posibilidad de la palabra inédi- ca el ejercicio de un culrn: toda cultura tiene como raíz el culto.
~' inesperada. Así hace nacer siempre al sujew allí donde la réc- Es Hegel, en su Filmofla de la religión, quien sostiene que
n1ca contemporánea lo relega al rango de un demento medible aquello que otorga su especificidad al hecho religioso es el cul-
o cuanrificable ..6
ro, de modo que no puede haber religión si aquél deja de exis-
tir. El culto religioso, con toda su estructura ceremoniaí y ritual,
consriruye la dimensión ineludible de la religión, la base misma
de todo lo que conforma el hecho religioso, induidos sus com-
ponentes doctrinales.
En este aspecto hay en el pensamiento de Lacan una clara

' Cf Sigmund Freud: uEI porvenir de una ilusión", en Ohras co mplttas,


Amorrortu editores, Buenos Aires, 1979, vol. XXI.
' Cf u El psicoanálisis en d malesrar en la culrura", en este mismo volumen,
pág. 2.

108 109
. 1
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ro en saber sobre ella y en mayor medida será atrapado alli. Así 8


puede encenderse que no sólo quien cumple con la Ley está so-
metido a ella; cambién quien la rransgrede porque al quebran-
tar las disposiciones que aseguran el lazo social cumple cabal-
menre con el mandarn de goce.
Crímenes y pecados:
El senrirniento inconcienre de culpa, es decir, ese goce dcl ¿quién está exento de culpa?
Orro del que el sujeto tiene que hacerse cargo y por el cual es
siempre pecador, es así el punto en el cual la Ley en su dimen-
sión de superyó puede morder y re-morder al sujeto. Para apre-
ciar de qué manera, basta con citar las palabras del gran escri-
tor, que pueden decirlo con exrraordinaria maestría y claridad:
"Todo hombre, respondió Dios, en tono de quien da una lec-
ción, sea quien fuere, esté donde esté, haga lo que haga, es un
pecador, el pecado es, por así decir, tan inseparable del hombre
Hay imponant" rn20n" parn induic "'ª pdkula en
un ciclo de cine que aborda el tema de la violencia. Las reflexio-
nes que se realizarán a continuación intentarán exponerlas.
como el hombre se ha hecho inseparable del pecado, el hombre Crímenes y pecados es la primera película de Woody Al len en
es una moneda, le das la vuelta. y ves el pecado. [ ... ]la única pa- la que se puede encontrar un verdadero equilibrio en la oscila-
labra que ningún hombre puede rechazar como cosa no suya es ción realista enue elementos cómicos y dramáricos. Anreríor-
Arrepiénrete, porque todos los hombres cayeron en pecado, mente, este director había filmado sus célebres comedias, por
aunque sólo fuese una sola va, tuvieron un mal pensamiento, un lado, y algunas · películas llamadas "serias", por otro, como
infringieron una cosrumbre, cometieron un crimen mayor o Interiores (!nteriors, 1978) y Septiembre (September, 198 7) . Crí-
menor, despreciaron a quien los necesitaba, faltaron a sus debe- menes y pecados aparece corno la primera película donde puede
res, ofendieron a la religión o a sus ministros, renegaron de encontrarse una perfecta combinación de ambos géneros, don-
Dios, a esos hombres no tendrás que decirles más que Arrepen- de ia trama puede pasar de manera magistral de las secuencias
tíos Arrepencíos Arrepentíos". 3 '.2'.:D ligeras -con su úpico (¿crítico?) humor- a lo melodramárico-
alegórico en un estilo claramente bergmaniano.
Comedia y drama configuran un paralelismo en comrapun-
ro, en una película que está hecha de contrapuntos. El princi-
pal se establece entre las dos historias que en apariencia son in-
dependientes. Una es la de Juddah Rosenthal, ex.itoso oftalmó-
logo y presunto füánrropo y benefactor que lleva una doble vida
porque, además de tener una relación con una mujer -Dolo res-
al margen de su matrimonio y familia, ha realizado cambién
unos manejos financieros un tanto turbios. La otra es la de
"José Sararnago: El Evangelio se¡;únjaucrúto, Ed. A.lfuguara, México, 1998, Cliff, un realizador de documentales, muy bien intencionado
pág. 43 J. por los tópicos que intenta abordar pero sin éxito en su accivi-

152 153
dad. Estos dos hombres parecen colocarse en las antípodas y sin menre en la boda de la hija del rabino, cuando éste ya está com-
embargo hay una serie de interesantes semejanzas entre ellos. pletamente ciego, para entablar un diálogo que puede conside-
En este contrapunto básico enrre los dos personajes se des- rarse de antología.
liza una sutil reflexión en torno a ia violencia. De una violencia Este diálogo gira enteramente en .romo a la cuesrión de la
que, más allá del crimen que se comete en la rrama, es inheren- ceguera.. Es, sin duda, una alegoría con la que se trata de decir
te a las relaciones imerhumanas, violencia propia de un mundo que aquel que cree debe ser ciego para no ver la realidad del
regido por lo que, en clara alusión al cine de Bergman, podría mundo que, una y otra vez, desmentirá sus creencias. La reali-
llamarse "el silencio de Dios". dad organizada por las creencias no puede ser aceptada más que
Woody Allen tiene el mérito de no confrontar de una ma- al precio de una roral ceguera. Así, para seguir creyendo, Ben
nera esquemática el bien con el mal, presentando a Cliff corno tiene que estar ciego, como de alguna manera lo escl también
encarnación del primero y a Juddah como encamación del se- el padre de Juddah, que no puede creer que hayan asesinado a
gundo. Muestra más bien cómo ambos, al igual .que el resro de seis millones de judíos.
los personajes, viven de manera atormentada en su medio -o en Oua reflexión podría derivarse de la ceguera tal como es pre-
medio de su conflicto ético- y buscan de manera infructuosa sentada: el que triunfa se aprovecha de la ceguera de los otros. Es
-esa es una de las conclusiones del film- la salida a ese conllic- el caso de Judd.ah, en la medida en que la ceguera de los otros les
to a través de! amor. impide ver quién es el verdadero asesino de Dolores, o la cegue-
Las dos hisrorias paralelas son, a su manera, violentas. Y es ra del público muy poco exigenre y crfcico permire que Lester
la violencia el nexo fundamental entre ellas, la violencia propia pueda triunfar con su frívola producción relevisiva.
de la imposibilidad de encuentro con una alternativa ética con- Esto quiere decir que la ceguera real del rabino es una me-
vincente por parte de los protagonistas. Es por esto curioso que r.áfora de otra ceguera que es la de Dios. La ironía profunda de
el elemenro que liga a [as dos hisrorias sea la figura de Ben, el la película es que Dios, ese Otro que la religión construye co-
rabino, el representante de Dios, de los valores bíblicos y mora- mo un Otro absoluto, una garanáa de protección, de amparo,
les, de la ley, de eso que él llama "esa estructura moral que ten- de armonía, ese Dios al que alude Juddah recordando palabras.
dría que asegurar la armonía", pero que al mismo tiempo reve- de su padre -Dios cuyos ojos lo ven rodo para distribuir equi-
la su ineficacia. La ceguera que progresivamente lo aquejará es tativamente los premios y los castigos- en realidad está ciego.
en este sentido paradigmática. Dios está ciego, entonces ese garante universal que edifica-
Allen parece plantearse entonces una pregunta que podría mos, en última instancia no existe. Por esto vivimos en un
ser formulada así: "¿podemos confiar en la ley, en el amor, en mundo que no puede evitar la violencia, ésta forma más bien
los valores éticos que aparentemente nos rigen, o vivimos en un parte esencial de nuestra vida diaria.
mundo en donde no hay garantías, porque finalmente la mis- La ceguera de Dios es evocada también por el profesor Levy,
ma ley, el amor, los valores no están exentos de arbitrariedad y admirado por Cliff, cuando recuerda el sacrificio de su único
la violencia es entonces inherente a ellos mismos?". Ben, el ra- hijo que Dios exige a Abraham; exigencia incomprensible, aje-
bino, es simultáneamente paciente de Juddah y cuñado de na a roda "racionalidadn. Sin embargo no es la primera vez que
Cliff; constituye así el nexo entre los dos personajes hasta el mo- aparece en las Sagradas Escriruras: ya está presente en el mo-
mento en que -al final de la película- se encuentran personal- menro en que en el i\miguo Testamento se relata io que sería el

154 155
primer homicidio de la historia: el de Abel en manos de Caín. sucede así porque Allen logra imponer su propio estilo que con-
Es un homicidio provocado por Dios mismo, que acepra gus- sisre en hacer de la rragedia un farsa.
rosamente las ofrendas de Abel y rechaza. las de Caín. Esra arbi- Este propósito es lo que de alguna manera pone en boca de
trariedad de quien aparece como el Ser Supremo es lo que final- su personaje más despreciado, Lester: cuando le hace decir que
mente provoca el crimen. Pero hay un crimen todavía anterior, "la comeclia es t...ragedia más tiempo". Es una afirmación que ro-
el que cometen Adán y Eva cuando desobedecen la palabra de ca a una verdad señalada ya por Freud: los acontecimientos uá-
Dios, lo que es de hecho una manera de darle muerte, de come- gicos, que en su momento constiruyeron algo verdaderameme
ter un verdadero deicidio o parricidio. Sin embargo, sin esa vio- terrible, con el paso del tiempo dan lugar al surgimiento de ocu-
lencia y sin ese crimen no habría historia humana, porque nues- rrencias humorísticas -"humor negro"- y caricaturas. Podría re-
rra historia da inicio con esa expulsión del Paraíso. Si hubiera cordarse la historia más o menos reciente de nuestro país donde
Paraíso no habría, de hecho, hisroria.. acontecimientos como la explosión de la planta almacenadora
Es así sobre esra ceguera de Dios que Allen desarrolla su re- de combustible en San Juan Ixhuatepec (San Juanico) en no-
flexión fílmica en la que pueden percibirse en filigrana nombres viembre de 1984, los sismos en septiembre de 1985, ei asesina-
esrrechamente asociados con el tema, particularmente Dos- to de Luis Donaldo Colosio en marzo de 1994 o el de José Fran-
roievski y Nietzsche. En el caso del primero, la novela Los her- cisco Ruiz Massieu en septiembre del mismo año, el tristemen-
manos Karamazov presenta una profunda disquisición en tórno te célebre "error de diciembre" de 1994, toda esa serie de suce-
a la muene de Dios, reromada en el cine por Bergman y en el sos que en su momento causaron una profunda conmoción,
psicoanálisis por Freud. Dios está ciego, no ve o, más precisa- conforme fue pasando el tiempo fueron perdiendo su carácter
mente, no lo ve todo. En cierto modo es esencial para nosotros rrágico hasta llegar a adquirir uno más ligero e incluso cómico.
que así sea: no habría nada más terrible que un Dios que lo vie- Claro que para esto no basta simplemente el tiempo. Habría
ra y supiera rodo. Un Dios así sería, como lo afirma Freud, en- que remitirse al breve texto de Freud fechado en 1927 que se ti-
carnación de ese superyó que nos impone exigencias siempre tula El humor donde hace un análisis muy interesante sobre este
imposibles de cumplir y nos castiga con un permaneme senti- fenómeno, aseverando que se rrai:a siempre del triunfo del prin-
miento de culpa. El profesor Levy recuerda esta limitación de la cipio d~-placer; éste intenta imponerse para obtener una ganan-
divinidad cuando habla de io imprevisible de los acontecimien- cia placentera con la que es posible sobreponerse a io desfavora-
tos: precisamente porque no hay garante universal, porque no ble de las circunstancias reales. Un ejemplo que él mismo da es
hay garandas últimas, es decir, un Otro que pudiera darnos ple- el del condenado a muerte al que van a ejecutar un día lunes y
na seguridad, vivimos siempre confrontados a la violencia de lo que mientras es conducido al cadalso exclama: "¡Vaya, empieza
imprevisible. bien la semana!". En este sentido y con relación al humor Allen
Le que Allen muestra entonces no es ramo un mundo puede caracterizarse como eminentemente freudiano.
abandonado por Dios sino ese tan bergrnaniano "silencio de Cliff, el personaje que él mismo encarna, es el hombre de
Dios". Sólo que aquí, a diferencia de lo que pasa con arras pe- aspiraciones aparentemente nobles que no encuentra recom-
lículas, Allen se aleja de Bergrnan, direcror del que se mantiene pensa por sus esfuerzos. No es raro encontrar este tipo de suje-
muy cerca en una película como Interiores, en la que intenta ca- tos, más bien es habitual este discurso de quien siente vivir en
si mimetizarse con el director sueco. En Crímenes y pecados no un mundo que le resulta violento, especialmente por lo incom-

156 157
prensible que lo encuentra hacia él. Sin embargo hay una com- pensador judío sobreviviente del holocausto que, pese a todo,
plejidad mucho mayor en el personaje; no se podría pensar que mantiene su postura optimista e incluso el sentido del humor.
es simplemente el hombre bueno y noble al que siempre le va Un pensador que podría remitirnos a filósofos como Emma-
mal, porque también se muestra intolerante y envidioso, sobre nuel Levinas o Vladirnir Yankelevitch, pero que recuerda un
todo hacia su cuñado Lester, el producror de televisión, cuyo poco más a un gran psicoanalista, Bruno Bettelheim, quien se
éxito no puede sopo.rtar. De ahí su actitud descalificadora, no diera muerte poco después de rodado este filme.
obstante el hecho de que él mismo no ha hecho nada realmen- En este sentido, Allen se muestra capaz de hacer en sus pe-
te extraordinario como para sentirse can superior a Lester. Éste lículas ciertas premoniciones como fue el caso de Recuerdos
a su vez parece lo opuesto de Cliff, es un hombre superficial y (Stardust Memories, 1980) en la que un admirador suyo lo ma-
exitoso, aun cuando el hecho de que en algunos _momentos ta al final, poco tiempo antes de que sucediera aquel trágico
muestre un marcado gusto por la poesía y un cierto imerés por acontecimiento en el que un fanático acaba con la vida de John
la lecrura de escritores de la talla de Chejov, hace pensar que su Lennon. Pero el profesor Levy, que puede aparecer como una
presunta frivolidad no es tan fuerte como a primera vista podría fuente de optimismo y de esperanza, se suicida de forma ines-
parecer o como lo quiere hacer ver Cliff en su afán por conquis- perada y esro nos presenta otro aspecto de la violencia: el del ac-
tar a Halley, una de las protagonistas, interpretada por Mia Fa- to inexplicable. Con este suicidio la película parece decir que no
rrow, pretendida también por Lester. queda ninguna esperanza en este mundo.
La trama muestra cómo Cliff va a traicionarse a sí mismo, Hay otro aspecto importante que mencionar y está referido
dejar de lado ciertos principios personales -en otra dimensión al título de la película y su traducción a nuestra lengua. Crimes
de la violencia que se presenta- y aceptar hacer un trabajo sin and misdemeanours no se traduce exactamente como Crímenes y
ninguna calidad artística para Lester, a pesar del desprecio que pecados porque pecado en inglés se dice sin o guilt. Por misde-
siente por él. Su justificación es obtener el dinero que le permi- meanours puede entenderse algo así como fechorías o infraccio-
ta realizar un documental sobre el profesor Levy, figura muy nes de menor cuantía, pecadillos, podríamos decir. Es impor-
importante para él. Pero el trabajo que va a terminar por hacer tante porque la peücula juega con el contrapunto que se esta-
es una burla, una agresión a su odiado cuñado. Con esrn Cliff blece entre crimes, delitos o eventualmente crímenes, y otro ti-
muestra que, de un modo u otro, no cumple con el compromi- po de infracciones más leves como travesuras, pecadillos, cala-
so que contrajo, con lo que deja ver cierra inconsistencia perso- veradas. Esto es precisamente el contrapunto que se juega entre
nal. f.l siempre se cree mejor y esta soberbia que no reconoce en Juddah y Cliff; entre lo que puede ser un homicidio, un asesi-
él mismo indica en qué medida lo que cuestiona en el otro pue- nato, por un lado y las fallas, faltas o infracciones que pueden
de aplicarse a él. estar tanto del lado de Juddah en determinado momento , co-
De todos modos, en el negro panorama que nos muestra la mo de Cliff especialmente.
película algo se presenta como una fuente de esperanza: el doc- Se trata de una cuestión extremadamente importante por-
tor Levy, interpretado por Martín Berman, que no es un actor que lleva a la pregunta esencial que esra película nos plantea:
sino un psicoanalista newyorkino que habla un inglés con un ¿quién está libre de culpa? Desde el psicoanálisis se sabe que la
marcado acento alemán porque se trata de un emigrado euro- culpa es una dimensión estructural que constituye a la subjeti-
peo. Se puede decir que es un personaje que evoca la figura del vidad, independientemente de las acciones realizadas o las ami-

158 159
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siones, y que el sujeto no tiene otra opción que reconocer esa "racionalizamos" no quiere decir tanto que intentamos ser ra-
culpabilidad que io habita.. Sin embargo la postura habitual cionales sino que "buscamos justificarnos, legitimarnos" . Y es a
-propia del yo como formación imaginaria narcisísticameme esto a lo que se refiere cuando lo dice. No se trata en lo esencial
investida- es juscificarse de las falras que se cometen, particular- de buscar explicaciones racionales sino de racionalizar. Por eso
mente con el empieo del argumento de que no son tan graves agrega: "hemos de negar o sería imposible seguir viviendo" .
comparadas con los delitos y crímenes perpeuados por otros. Al final del diálogo Cliff parece quedarse sin argumenros.
Por esro la película ciene el interés básico de destacar lo mu- Tal vez porque lo que Juddah le dice toca cierta verdad que le
cho en común que puede existir entre Juddah -estafador y cri- concierne, que él también niega, racionaliza en su afán por se-
minal- y Cliff, el hombre presuncameme bienimencionado y guir creyendo en la pureza de sus intenciones y de sus acros . Así
libre de culpas: cada uno de ellos vive o sobrevive procurando culmina un conuapunro fundamental -el de los dos personajes
convencerse a sf mismo que sus faltas, o incluso sus delitos, son centrales- en una peücula de conuapuncos en los que hay siem-
tolerables a la luz de bondades que cada uno cree poseer. Jud- pre un personaje que parece mostrar lo reprimido del otro.
dah considera que es un buen profesionista, un benefactor, un Al respecto puede citarse, por ejemplo, el de Jack -el herma-
filántropo, lo cual lo autoriza -sieme él- para hacer algunos no mafioso de Juddah. Es con este úlcimo con el que el prímero
malos manejos con el dinero, que luego enmienda. Por otro la- se muestra mucho más coherente en su posición respecto del mal
do se involucra en una relación con una amante que le traerá encarnando una faceta que Juddah no puede acep~ar en él. Así,
una serie de problemas inesperados que buscará resolver de ma- después del asesinato de la amante de Juddah, cuando éste se
nera drástica, por medio del homicidio. Cliff, por su parte, ha- siente agobiado por la culpa al punto de querer confesar el cri-
ce algunas "calaveradas" que justifica ante sí mismo diciéndose men y por esto va a hablar con su hermano, recibirá una respu es-
que~ un hombre de buenas intenciones que elabora documen- ta muy rajante, algo así como: "¡tú me involucraste en esto y aho-
tales sobre temas que nos preocupan y que sobre todo, quiere ra no te rajas, cabrón!". Jack muestra así mayor coherencia pero
hacer una película sobre el profesor Levy, un verdadero santo. también eso que el "respetable" Juddah no puede asumir. En el
Esros son ios motivos por los que el diálogo finai entre am- contrapunto enue Cliff y Lester puede haber algo semejante: el
bos personajes es tan ilustrativo. Vemos ahí cómo Cliff escucha primero encarna e! ideal de éxito que Cliff no puede confesar
de Juddah lo que podernos llamar una confesión ligeramente acerca de él mismo, de ahí la rabia que su cuñado despierta en él
disfrazada. A tal punto se uaca de una confesión que ei mismo y su ataque permanente que culmina en el ridículo coflage docu-
Juddah da a sus palabras una fuerre dosis de realismo. Ya se ha mencal que hace de él burlándose del compromiso asumido .
dicho que el tema de la realidad es algo sobre io que se insiste Es debido a esa serie de actitudes de Cliff, motivadas por la
mucho a lo largo de la peücula: Jack -el hermano gdngster- le envidia, y no solamente por razones de dinero, que Halley no
habla de realidad a Juddah; Juddah y Lester insisten en que hay lo elige a él sino a Lester. De alguna manera detecta la inconsis-
que tomar en cuenta ia realidad y no soñar tanto. Finalmente tencia de aquél, tan manifiesta en esa carta de amor firmada por
Juddah dice texruaimenre: "estamos en la realidad, en la reali- Cliff que es un plagio de una de James Joyce. Cliff no se presen-
dad racionaliz.arnos". La traducción dice allí: "damos explica- ta como un personaje verdaderamente decidido en lo que afir-
ciones racionales", pero lo que J uddah dice en inglés es: "racio- ma que quiere, sobre todo no está resuelto a romper su matrí-
nalizamos". Es muy importante hacer esta distinción porque monio aunque afirme que ya "no funciona". Pese a su frivoli-

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dad, Lester es mucho más claro, más coherente en lo que quie- otros dos temas, corno la Suite inglesa número 2 de Bach y el
re y en lo que hace; de todos modos la elección de Halley reve- Cuarteto número 15 de Schuben. Este último, irónicamenre.
la también esa dimensión de la violencia ya mencionada que nos es el fondo musical de la escena del asesinato de Dolores . Iróni~
recuerda un poco a la elección de Dios por Abe! y no por Caín. carnente porque es la música de Schuberr la que ambos escu-
Halley, aparentemente sensible, también se muestra calculadora chaban en sus momentos de placer.
y piensa en su conveniencia en el momento de la elección. También la nostalgia se hace presente en el culto por las vie-
Con respecto a este problema de la elección, la violencia es- jas pelfcuias y el viejo cine de Greenwich Village, que es como
tá íntimamente ligada en la película al problema ético que el pequeño oasis en medio de la sórdida realidad. Allí va Cliff
aquélla plantea a todos los personajes. "Somos, dice Levy, la su- con su sobrina, encarnando ambos lo que podría ser esa pareja
ma de nuestras elecciones". Es un problema que se le presenta platónica ideal, una especie de premonición de lo que efectiva-
a Cliff, que tiene que utilizar sus cualidades como realizador pa- ""' menre sucederá en ia vida de Woody Allen: la pareja conforma-
ra hacer un documental apologético sobre alguien a quien des- da por el hombre maduro y la doncella, realiz.ación de ese amor
precia; que también se le presenta a Juddah, colocado desde el imposible, que, por otro lado, es tema recurrente en la.s pelícu-
comienzo ante la alternativa de confesar o callar su falta, tanto las del cineasta. Habría que recordar en este sentido La rosa púr-
en lo que se refiere a revelar su affaire amoroso como en decla- pura de El Cairo (The Purpfe Rose of Cairo, 1985). En esos mo-
rar sus deslices financieros y, por último, confesar o callar su cri- menros es como si el refugio en el viejo cine fuera la única ma-
men. Y, un poco antes, ante la disyuntiva de asumir, aceptar o nera de tener alguna felicidad en un mundo violento. Es una re-
exponer sus faltas o cometer d crimen, matar a la mujer que se flexión más bien cínica que resurge en el comentario, también
convierte en una pesadilla para él. mordaz, que Juddah hace a Cliff al final: usi lo que buscas es un
La elección -tal como se presenta- parece tener que pres- final feliz, ve a ver una película de Hollywood".
cindir de roda dimensión ética en un mundo sin Dios en don- Este es el Juddah, interpretado de manera magistral por
de sólo puede existir la conveniencia inmediata. Este panorama Martin Landau -quienes recuerden la serie televisiva Misión im-
sombrío va asociado con otro sentimiento expuesto por Allen posible lo habrán reconocido- que al final de la película parece
en los dos personajes centrales: la nostalgia. Nostalgia por un vivir sin sentimiento de culpa ya. Pero hay algo que llama la
pasado que tal vez nunca existió pero que ellos creen haber vi- atención en este personaje: el hecho de que no resulta antipáti-
vido. Ese pasado tal vez nunca existió porque, para citar una be- co, en contraste con Dolores, su amante, que sí ~dopta esa ca-
lla canción de Joaquín Sabina, "no hay nostalgia peor que año- racterística. Quizá porque es la figura femenina que nos recuer-
rar lo que nunca jamás sucedió". Es la nostalgia por un pasado da un poco a la heroína del posfeminismo de los ochenta, la
idealizado, evocado sobre todo por medio de la pista sonora que Glenn Close de Atracción fatal, la mujer posesiva, chantajista y
nos lleva a esa visión romántica con canciones clásicas de Cole amena:z.ante. Allen realiza un manejo interesante con estos dos
Porter, Irving Berlin, Noel Coward y ocros, que produce tam- personajes, que guarda relación con ciertos recursos empleados
bién otro contrapunto: el pasado-presente. El mundo árido y por Hicchcock, gracias a los cuales el espectador es seducido por
desagradable del presente nos hace añorar el mundo feliz del el asesino y más bien siente rechazo por la víctima. Esto es cla-
pasado. Pero en la misma música rambién hay conuapumos: ro en la película; de algún modo Allen nos lleva a comparrir el
esas alegres melodías románticas contrastan con la gravedad de deseo de Juddah de acabar con Dolores y, después, a ·compartir

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todas las angustias que van a invadirlo. En cambio, si la trama insrancia, la violencia no es del todo antagónica con el amor
hubiera presentado una relación entre la víctima injusta, Dolo- -como lo planrearfa una visión demasiado romántica de éste- si-
res, y ei villano terrible, Juddah, tal va tendríamos una pelícu- no indisociable de él. Por eso se puede decir que, aunque ésta no
la mediocre y convencional sobre un crimen "pasional"_ Lo in- es una película que muesue cráneos aplastados, sangre a rauda-
teresante es que Allen hace que, como espectadores, nos identi- les, crímenes por doquier, cuchillos, armas de fuego y cosas por
fiquemos con Juddah, casi hasra el grado de querer compartir el escila, nos presenta la violencia de una manera muy sutil en su
sus delitos. Así es como el espectador llega a sentir la vivencia, relación indisoluble con cada uno de los actos de la vida.
después del crimen, de la angustia terrible y del sentimiento de Amor y muene como par de opuestos estrechameme liga-
culpa que hay en éL Juddah es para nosotros la encamación de dos. Curiosamente Love and death (Amor y muene) es el cítulo
esa pesadilla en la que podría convertirse nuestra vida: final- de otra película de Woody Allen que aquí se conoció como la
mente él no tiene más que un affaire, seduce a una azafata y to- última noche de Boris Grushenko (1975). Amor y muene siempre
do puede .parecer una aventura más o menos intrascendente· unidos, inseparables, en una película que está tambien cargada
)

pero las cosas se complican convirtiéndose en una verdadera pe- de homenajes, como sucede con todo el cine de Woodv Allen: el
sadilla. Es la pesadilla en que nuestra vida puede transformarse, título mismo es ya un contrapunto retórico marcado por la con-
sobre todo en una época en la que el uriiitarismo, la exigencia junción copulativa, y en su formulación remire, ame wclo, a
del éxito a toda costa -en los negocios, el matrimonio, el sexo, Crimm y castigo de Dostoievski, así como a Gritos y susurTos
etc.- se impone sobre cualquier reflexión ética. (Viskningar och rop, 1972) de Bergman. Un modo de reconocer
La actitud de Dolores ll~a a tomar en cuenta otro aspecto una deuda esencial con los dos genios, el escritor y el cineasta.
imponante que se aborda: la búsqueda del amor. Es una búsque- Tal va por esto Woody Allen contrató para hacer la fowgra-
da que en apariencia constituye para los personajes el único ca- fía de esta película a Sven Nykvist, el fotógrafo de prácticamen-
mino para hacer soportable la violencia de la vida. Una búsque- te roda la cinematografía de Bergman desde El manantial de !a
da que, como la define Levy, es la del retorno a la infancia míti- dona/la Uungfrukiillan, 1960), hasta Después del ensayo ( 1984).
ca pero que siempre se topa con la imposibilidad del encuenuo Basta con esto para comprender lo maravilloso de la forngrafía
pleno y feliz revelándose así una más de las manifestaciones de de esta película, sobre todo la presencia de ese tono amarillento
la violencia. Esa búsqueda puede llegar a ser verdaderamente pa- que Nykvist ideó para varias películas de Bergman. También hay
tética, desesperada, como el caso de Bárbara, la hermana de aquí una escena típicamente bergmaniana, cuando Juddah re-
Cliff, que uata de obtener el amor perfecto anunciándose en una gresa a Brooklyn a visitar la casa de su infancia y revive allí la reu-
columna de contactos personales, para descubrir después que el nión familiar siendo a la vez partícipe de ella y espectador. A su
supuesto "príncipe azul" encontrado es un perverso capaz de manera, Allen reconstruye aquella secuencia de Fresas salvajes
atarla a la cama y defecar sobre su cuerpo; y es la búsqueda tam- (Smuftronstliillet, 1957) cuando el anciano profesor de seterna y
bién desesperada de Dolores, que la lleva a la violencia del chan- seis años, Isak Borg, vuelve al pasado; también Juddah, como el
taje y la amenaza, como intentos extremos para conservar un profesor, dialoga desde el presente con ese pasado. Se puede de-
amor que ya no existe pero cuya conclusión no se puede o no se cir que Juddah vuelve al pasado, vuelve a la infancia buscando
quiere aceptar, llegándose a la paradoja de pretender que se ame una respuesta para ese debate ético que lo atormenta. Y es así co-
por la fuen.a. Parece que Allen quiere decirnos que, en última mo vuelve a enfrentarse a esas posiciones éticas y amagónícas

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que ha vivido desde su infancia: la posición moral, religiosa a ul- 9


tranza, digámoslo así, del padre y la otra posici6n, más cínica,
que representa su tía y que parece ser la que termina por impo-
nerse finalmente. Otra presencia en la película es la de Fellini,
porque el suicidio del profesor Levy se parece mucho a aquel
La desilusión del porvenir
que, en La el.olee vita (1959), comete el personaje que imerpre- Ciencia, religión, cosmovisión
taba el actor francés Alain Cuny, que era la única persona ínte-
gra en la Roma retratad.a por el director italiano.
Sin duda, el desenlace de Crímenes y pecados abre interrogan-
tes fundamentales. El suicidio del profesor Levy, la impunidad
de Juddah, el fracaso de Cliff, el éxito de Lesrer con.firman de al-
gún modo esas palabras del profesor Levy, que son prácticamen- Aparmtanente, el hombre se ha proporcionado
te una réplica de lo dicho por Freud en EL ma&tar m ÚI. cult:urtr. dioses por necesidad~ estar protegido, resguarda-
"la felicidad humana no parece estar incluid.a en los designios de do; m realidad, por av~z de sufrir. Mientras
la creación". Freud lo dice de este otro modo: "'la felicidad hu- creía q~ hab{a multitud CÚ ellos se concedió cier-
mana parece no estar prevista en ei programa de la culrura". Pre- ta libertad CÚ j~go, alguna escapatoria; limitd.n-
gunta que, finalmente, nos plantea la película: ¿qué posibilida- dose rúspués a uno solo, se infligió un supl.ernmto
des tiene el amor, la justicia, qué tipo de ética podemos fundar ~ coercúmes y torturas. No es mLÍ.s que un animal
en un mundo en el que la violencia fue, es y será un componen- que se odia y se ama hasta el vicio, que podía
te fundamental? Son cuesrionamienros que quedan abiertos y ofrecerse el lujo de un avasal/.amimto tan pesado.
corresponde a cada espectador elaborar su respuesta.. ¡Qui cnu!dad con nosotros mismos ligarnos al
Gran Espectro y unir nuestra suerte a la suya! El
Crímenes y pecados dios único torna irrespirable /.a vida.
Productor: Robert Greenhur
Guión y dirección: Woody Allen Emile Cíoran: El aciago demiurgo.
Fotografía: Sven Nykvist
Duración: 104 minums
Interpretada por.
Marrin Land.au: Juddah Rosenthal
Woody Allen: Cliff Stern
Dice Freud en la 35• de!" Nuroa> confrrmcia> de intm-
ducción al psícoaruí.lisi.s titulada "En torno de una cosmovisión"
Mia Farrow: Halley Redd (1932): "'Nuesrra mejor esperanza para el futuro es que el inte-
Alan Alda: Lester lecto -el espíritu cienúfico, la razón- establezca con el tiempo
Anjelica Huston: Dolores Paley la dictadura dentro de la vida anímica.. La. esencia de la razón
Martín Bergman: profesor Levy.~ garantiz.a que en tal caso no dejaría de asignar su lugar debido
a las mociones afectivas de los seres humanos y a todo lo co-

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