Encofrado de Madera para Escaleras

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ENCOFRADO DE MADERA PARA ESCALERAS

Tal vez sean las escaleras los elementos de obra donde el encofrador
encontrará más dificultades, ya que existe cierta complejidad de formas y
en los proyectos de edificación nada se prevé a tal caso. Será, pues, el
mismo encofrador el que ante un sencillo plano de una escalera, con sólo
las dimensiones que debe tener la obra terminada, sin más detalles acerca
de la misma, quien «ingenie» la forma más adecuada para obtener un buen
molde que satisfaga las necesidades de la obra. Será él, precisamente,
quien proyecte el encofrado, lo prepare y lo disponga en obra, con
sencillez, economía y fácil ejecución.

Naturalmente, no todas las escaleras encierran la misma dificultad


de encofrado. Las hay desde muy sencillas, hasta muy complicadas,
recorriendo toda la gama entre una y otra. Así, las escaleras de un solo
tramo recto, para dar acceso a sólo dos alturas diferentes, sin ningún
quiebro, tal como se representa en la figura 98, es sencilla de encofrar. En
cambio, una escalera de tramo curvo, con escalones compensados, etc., es
más complicada.

Para una mejor descripción, recorreremos toda la gama de los


diferentes tipos de escaleras.

Clasificación de Encofrados de escaleras

Los dividiremos en dos grandes


grupos: escaleras rectas o de tramos
rectos y escaleras curvas. Si el lector
encontrase el problema, muy poco
probable, de tener que encofrar una
escalera mixta, compuesta de
tramos rectos y curvos, bastaría
reducir cada tramo, por separado, a
los dos casos en que aquí dividimos
este capítulo.

Las escaleras pueden ir montadas, apoyadas sobre muros por ambos


costados, en cuyo caso el encofrado se limita a la formación de
contrahuellas o alzas; apoyadas en un muro por uno de sus lados, y
entonces, por el otro lado libre, deberá llevar un tablero llamado de zanca,
para poder fijar sobre él los tableros de contrahuellas; y escaleras
montadas al aire, es decir, sin apoyo alguno, en el cual deberá llevar dos
tableros laterales o de zanca.

ESCALERAS SENCILLAS DE UN TRAMO RECTO

Es el tipo de escalera más


sencillo (figura 97). Lo más
corriente y mejor, es construir
la escalera al mismo tiempo
que se levantan los muros de
caja, si es que va apoyada en
ellos, con lo cual los encofrados
de los muros terminarán en la
formación de cada peldaño y se
hormigonará sin interrupción.
Si la escalera se apoya sobre pilares, éstos quedan igualmente
interrumpidos a la llegada de cada elemento de escalera.

Estudio previo: Como ya hemos dicho, los planos de obra normalmente


nada indican acerca de la manera de encofrar una escalera, por lo que el
encofrador deberá proyectar en cada caso la escalera que se le manda
encofrar, comenzando por hacer un estudio de la misma.

A la vista de los planos del proyecto del edificio, situará sobre el terreno el
primer peldaño, número de éstos, características de las huellas y
contrahuellas, espesor de la losa, etc.

Con todos estos datos, se traza un dibujo, o se replantea, sobre el muro o


tablero lateral, con el fin de encajar sobre él tanto la altura de las
contrahuellas como la longitud de las huellas. Este dibujo a tamaño
natural se llama montea.

El trazado de las líneas que marcan las huellas y contrahuellas es sencillo,


ya que se trata de líneas paralelas.

ENCOFRADO DE LA LOSA DE ESCALERA

En una escalera sencilla de tramo recto, la losa correspondiente va


inclinad, naturalmente, siendo su pendiente, siendo su pendiente la que
recibe el nombre de pendiente de escalera. Como suele ser corriente que
tipo de escaleras no de grandes anchos, los tableros de losa, cuyas tablas
se colocaran a lo ancho, van embarrotados con sólo dos barrotes, los
cuales descansan sobre puntales, que van también inclinados de manera
que formen ángulo recto con los barrotes. En la figura 98 vemos detalle de
una losa y sus barrotes y puntales.

Las tablas de la losa no se cortarán a la medida exacta del ancho de la


escalera, sino que habrá que tener en cuenta que en dicho tablero se
apoyan los tableros de zanja, que limitan lateralmente el molde de la
escalera, con todos sus elementos de apoyo: barrotes, tabla de aguante de
pie de la zanca, y las tornapuntas. De manera que si deseamos encofrar
una escalera cuyo ancho definitivo sea de 0,80 metros, el tablero de la losa
tendrá una achura total de:

Ancho de escalera 0,80 m

2 tableros para las zancas 0,05 m

Barrotes para las zancas 0,05 m

2 tablas de aguantes 0,20 m

Para disponer los tornapuntas de los 0,15 m


tableros de las zancas

TOTAL 1,25 m

Presentando el tablero de la losa se procederá a su


apuntalamiento, que debe ponerse, como ya dijimos, en
ángulo recto respecto a aquél. Si no fuese posible, los
puntales deberán colocarse con alguna inclinación y, en
última instancia, verticales.

Los puntales perpendiculares al tablero deben llevar en


su pie un corte oblicuo, con el fin de que apoyen la
mayor superficie posible en el suelo, y además colocar
tras ellos una tabla clavada al suelo o asegurada a él,
para impedir todo deslizamiento.

Por la parte superior, o cabeza, se apoyan con un corte


normal contra los barrotes, y, además, con dos tablas, se
hará una horquilla para abrazar a aquéllos, tal como se ve en la figura 99.

Para impedir el movimiento y la flexión en los puntales, se arriostran con


tornapuntas en dos direcciones opuestas, formando las ya clásicas cruces
de San Andrés.
Cuando ya tengamos bien fijados el tablero de la losa de la escalera, con
sus puntales, etc., nos dispondremos a colocar y fijar los tableros de
zanca, si los hay. Ya dijimos que si la escalera va entre muros, no existen
estos tableros, que son los que limitan lateralmente a la escalera. Si va
apoyada en un muro por un costado, pro el otro llevará un tablero de
zanca, y si va montada al aire, necesitará dos de estos tableros.

Tabla de pie

Para impedir que el tablero de zanca se desplace fuera de su línea exacta


al recibir el empuje de la masa de hormigón, se sitúa, como ya vimos al
hablar de los muros, una tabla sobre el encofrado de losa, sobre la cual

apoyarán y empujarán los barrotes del tablero de zanca, impidiendo todo


desplazamiento. En la figura 102 vemos la disposición de un tablero de
losa con la tabla de pie del tablero de zanca.

Esto en cuanto atañe a impedir el desplazamiento inferior del tablero de


zanca. Por la parte superior y para impedir que este tablero vuelque
cuando el hormigón empuje, se colocan unas tornapuntas, que van
clavados a la cabeza del tablero de zanca y al saliente del encofrado de la
losa, que ya hemos dejado dispuesta para este fin. En la ya citada figura
102 tenemos asimismo la muestra de unos tornapuntas.
FORMACIÓN DE CONTRAPASOS

Los tableros de contrahuella deben ir cortando a la medida exacta entre


los dos tableros de zanca, para «cerrar» el paso a la masa de hormigón. Si
la escalera no es muy ancha, bastará con que lleven un solo barrote en el
centro, y a que al poner el hormigón en obra, el mismo empuje llevará los
tableros de contrapaso apoyara perfectamente contra las bridas de los
tableros de zanca. Otra disposición de embarrotado de los tableros de
contrahuella es la que se muestra en la figura 103, en la que pueden verse
unos barrotes colocados en los extremos del tablero, o mejor dicho a una
distancia de un grueso de tabla del mismo, para que puedan encajar
debidamente en las bridas del tablero de zanca.

Cuando sólo tenemos un tablero de zanca y por el otro costado de la


escalera existe un muro, entonces de debe disponer un tablón o tabloncillo
de sobrezanca, al cual irán suspendidos los tableros de contrahuella.

Si la escalera e de una anchura considerable, al hormigonar, los tableros


de contrahuellas estarían expuestos al empuje de aquél, y podría
producirse flexiones, feas «barrigas» de difícil corrección, por lo que se debe
colocar una tabla central con bridas y tirantes, para proporcionar a los
tableros de las contrahuellas un nuevo apoyo.

ESCALERAS RECTAS DE DOS O


MAS TRAMOS
Una escalera de dos o más tramos, también llamada escalera de ida y
vuelta, está constituida de tramos simples, y tal como ya hemos visto en
el capítulo anterior separados , por unas losas de cierta dimensión, que se
llamas rellanos, descansillos o mesetas. Por tanto una vez ya descritas las
características de que se compone una escalera recta d un solo tramo, sólo
destacaremos ahora las disposiciones a tomar para la formación del
tablero de la losa del rellano, ya que todo tramo acabará en dicha losa o
comenzará en ella.
ESCALERAS CURVAS

En este tipo de escalera se incluyen aquellas


que está formada por tramos rectos y, por
disponer de poco espacio, se hace preciso
trazar escaleras continuas, es decir, sin
ningún rellano intermedio para ganar
rápidamente altura o para conseguir un
determinado efecto decorativo, dando, por
tanto, un trazado mixto.

Como no puede obtenerse el efecto deseado


de ganar altura pro disponer de poco espacio
realizando una escalera de tramos rectos y
mesetas, hay que introducir en la vueltas, los tramos curvos. Esto obliga a
dar a las huellas una forma trapecial, de manera que la planta de la
escalera adopta un tramo semicircular, tal como se ve en la figura 105.

Tendremos, pues, desarrollos distintos en la


parte exterior y en la interior, llamándose línea
de huella la línea imaginaria por donde se
supone que se pisa al subir. Supone que esta
línea es la central dibujada. Para no encontrar
diferencias entre el tramo recto y el curvo, se
da a esta línea en todas las huellas del tramo
curvo la misma dimensión que ya tenía en el
recto y esta es una condición esencial.

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