Caso Madre Mia Final
Caso Madre Mia Final
Caso Madre Mia Final
Social
ALUMNA:
PRESENTACIÓN
E l caso madre mia fue una de las secuelas mas grandes que dejo el terrorismo , y
que sindican a nuestro ex presidente como el principal responsable de los
asesinatos, torturas y desapariciones .En primer lugar detallaremos todos los
testimonios recabados en esta investigación, describiendo paso a paso las
vejaciones que realizo “El Capitán Carlos “que lamentable desencadeno la muerte
miles de peruanos inocentes, en segundo lugar analizaremos el conflicto social que
existió en 1992, relacionándolas con teorías concernientes al curso de conflictos
sociales ,En tercer lugar describiremos los lideres que estuvieron presentes y
contribuyeron en este conflicto social.
INTRODUCCION
En 1992 cuando Ollanta Humala era capitán del Ejército y estaba destacado en
Huánuco como jefe de la Unidad Contrasubversiva. Su labor era dirigir la base
militar Madre Mía (San Martín) para la identificación y captura de terroristas.
Este testigo clave explicó, además, que el denunciado había dirigido estas acciones
bajo el seudónimo de ‘Capitán Carlos’. El relato de Ávila fue atendido por el Poder
Judicial, que abrió proceso en 2006 por los delitos de homicidio calificado,
desaparición forzada y lesiones graves.
No obstante, el caso no pasó más allá del análisis y nunca se abrió juicio oral. La
Sala Penal Nacional decidió archivarlo en 2009, luego de que varios otros testigos
se desdijeron. El propio Ávila también varió su alegato y limpió de responsabilidad
a Humala. Con todo esto, en última instancia, la Sala Penal Transitoria de la Corte
Suprema ordenó retirar del proceso al principal acusado.
Pero Después de ocho años de que fuera archivado el caso Madre Mía, la Cuarta
Fiscalía Penal Supranacional de Terrorismo y Derechos Humanos decidió reabrir el
caso de las desapariciones forzadas y asesinatos que se produjeron en 1992 en la
Base Antisubversiva Madre Mía por la desaparición de los esposos Natividad Ávila
y Benigno Sullca.
La población civil fue la más afectada. La Comisión de la Verdad y Reconciliación recogió casi
cuatro mil denuncias sobre muertes y desapariciones en la
zona, la mayor parte cometidas por Sendero Luminoso y
efectivos del Ejército
La historia se remonta a la madrugada del 17 de junio de 1992, cuando una patulla militar
llegó al caserío de Pucayacu, en Nuevo Progreso (Tocache), a 10 minutos de Madre Mía: un
grupo fue a la casa de Jorge Ávila y se lo llevó; otro secuestró a Natividad y su esposo,
Benigno, en presencia de sus hijos.
Carmen Luz Ávila relató, paso por paso, el calvario que ha perseguido a su familia desde
esa imborrable noche. Al día siguiente, los hijos de su hermana y la esposa de su hermano
le contaron lo sucedido. En ese momento Carmen recordó que tan solo un día antes estuvo
en la base de Madre Mía, buscando al capitán
“Vimos al capitán en la garita. El señor Liborio le contó que él había sido combatiente del
41 y le rogó por su hijo. El capitán le dijo que no se preocupe, que saldría al día siguiente. Al
irnos llegó una camioneta que solía viajar a Tingo María, entonces pensé que seguramente
saldrían en otro operativo. Al volver a mi casa encontré a Natividad y a su esposo y les pedí
que se cuiden mucho. Fue la última vez que los vi”, indicó.
Cuando Carmen fue a la base a indagar por sus hermanos, el capitán le preguntó por los
“mandos” de Sendero Luminoso en Pucayacu. Ella le respondió que ya no había, entonces él
le advirtió: “olvídate de tu hermana, de tu hermano, de tu cuñado”.
A los pocos días apareció Jorge, asustado, con huellas de haber sido maltratado. Les
confirmó la detención de Natividad y Benigno pero les dijo, también, que muy
probablemente habían sido asesinados y lanzados al río.
Teresa y Narciso Quispe Landeo, esposo de una de sus sobrinas, recorrieron el Huallaga y
hallaron el cuerpo de Benigno. Tenía una herida de bala en la frente y había sido acuchillado
en las costillas. Lo reconocieron por la ropa que llevaba puesta y por la uña morada que tenía
en uno de sus dedos.
Sus labios estaban carcomidos por los peces y sus manos estaban atadas con retazos que
parecían ser de uniformes del Ejército. Como los militares habían prohibido sacar los
cadáveres, lo escondieron bajo unas hojas de plátano.
Dos semanas después Carmen acudió al Comité Internacional de la Cruz Roja y denunció
la desaparición de la pareja. Ninguna de las dos volvió a indagar más por temor.
Tuvieron que pasar diez años y crearse la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR)
para que retomaran el tema. Los testimonios que figuran en su base de datos
responsabilizan como los familiares hicieron desde un inicio al capitán “Carlos”.
No uno, sino varios ex soldados declararon ante las autoridades judiciales que el capitán
“Carlos” fue su jefe en la base de Madre Mía en 1992. Algunos de ellos coinciden con las
fechas en que se produjeron los secuestros, las
ejecuciones y desapariciones, y otros lo acusan de
haber ordenado los crímenes.
Además, el ex soldado Julio Chota Vásquez, cuyo seudónimo era “Tigre”, afirmó en su
declaración del 30 de noviembre de 2006 que entre abril o mayo y julio de 1992 el capitán
de la base fue el capitán “Carlos” y reconoció que este era quien ahora responde al
nombre de Ollanta Humala.
Es importante señalar que algunos de ellos precisan que Humala estuvo en la base en dos
oportunidades; sin embargo ninguno señala que hubiera habido otro capitán “Carlos” como
jefe de la instalación militar de Madre Mía en 1992, con quien pudiera confundírsele.
TORTURAS Y EJECUCIONES
El ex suboficial confirmó que durante 1989 el cuartel Los Laureles fue un centro ilegal
de detención de subversivos, a los que escondían cada vez que llegaban representantes
de derechos humanos. Reveló, además, que la mayor parte de los sospechosos de
terrorismo eran torturados. “Los colgaban atrás de la enfermería… Tiraban la soga por
arriba y lo levantaban con los brazos atrás … se les mojaba el cuerpo con manguera, y había
gente más reacia que no quería hablar y le pasaban el magneto, que es una pila grande que
usan los radios
Agregó que les daban patadas y golpes en diversas partes del cuerpo, que los ahogaban
poco a poco y que “una vez que eran convictos y confesos” los llevaban detrás del
cuartel para matarlos. “Les abrían el estómago. Ese año por primera vez vi que les cortaban
la mano, los pies y la cabeza. Y el cuerpo lo tirábamos al río. Las manos y las cabezas los
metíamos en costales de yute y los chancábamos con piedras, y también los arrojábamos
al río … para que no flote se les abría y el estómago se les llenaba de piedras”.
En 1991, el suboficial fue nuevamente destacado al Batallón Nº 313, que estaba a cargo de
un comandante “Cáceres”. Señaló que ese año también llevaban detenidos al cuartel,
muchos de los cuales habrían sido torturados. Uno de los casos que no ha podido olvidar
es el secuestro de un joven a quien conocía por el nombre de Johnny, familiar de un
narcotraficante apodado “Cumpa”.
“Pagó 10 mil dólares por su sobrino… vino muy tarde con la plata, ya cuando lo
habíamos matado. Lo habíamos arrojado río. Pero de todas maneras dio la plata el
Cumpa. Tal fue la paliza que le dimos, que se nos pasó la mano… Lo golpeamos
demasiado”, relató.
En diciembre, el ex militar fue enviado a la base de Aucayacu, bajo el mando del capitán
“Ulises”. Recordó la detención de una profesora del colegio de Nuevo Progreso, a quien
apodaba “la gringa”. La torturaron, la violaron y la mataron, según dijo, por orden del
comandante de Los Laureles, quien les dijo “que le sacáramos más información y que la
desapareciéramos”.
Afirmó que en 1993 la violación sexual de las mujeres detenidas era una práctica común
y se llevaba a cabo antes de ejecutarlas, con la anuencia del encargado de la patrulla. “Se
le regalaba a la tropa. Antes de matarla nosotros se la regalábamos. Ellos lo conocían como
‘pichana’. Eso significaba ‘barrer’, hacerla pasar por todos los soldados”.
Recordó que en junio salió a patrullar bajo el mando del capitán “Cienfuegos” y al llegar
a Santa Rosa tuvieron un enfrentamiento, en el que detuvieron a 25 elementos
subversivos. “Agarramos a un gordo que era el presidente del Comité de Desarrollo … no
pensaba que le iban a matar porque vi que a todos les estaban cortando las orejas, les
estaban dejando vivos”, indicó, precisando que el capitán mandó matar a Juan porque era
el jefe de los “terrucos”.
TIERRA DE NADIE
El informe Sucesos del Alto Huallaga, elaborado en junio de 1994 por la Coordinadora
Nacional de Derechos Humanos (CNDDHH), así como el documento Arrasamiento en la
margen izquierda del río Huallaga, que la CVR entregó al Ministerio Público para su
judicialización, incluyen una serie de testimonios que relatan las violaciones a derechos
humanos que se cometieron durante los operativos “Venenillo” (1989), “Cuchara” (marzo
de 1992), “Paraíso” (marzo de 1994) y “Aries” (abril de 1994).
La CVR estableció que dichas acciones afectaron gravemente a la población civil. Precisó,
además, que para los miembros de las Fuerzas Armadas, todos los que vivían en la margen
izquierda del Huallaga eran senderistas.
“Todo lo que encontramos matamos allí. Más o menos un promedio de 200, 300, entre
hombres, niños y mujeres… Nosotros comenzamos a matar y a tirar los cadáveres al río y los
de la DEA llamaron a Tingo María diciendo que de río arriba venían cadáveres. Nosotros
hemos bajado a recogerlos. Eran los mismos que tirábamos. Regresamos y los
comenzaron a quemar…”, relató.
(DIFE) (en Lima) y de Tarapoto. Arrasaron las zonas conocidas como “Bolsón Cuchara” y
“Bolsón Primavera”, ubicadas en la margen izquierda del Río Huallaga, distrito José
Crespo y Castillo.
Mario Espinoza Alcedo, un poblador de la zona, relató ante la CVR (Testimonio N° 492520)
que en esa oca- sión bombardearon y quemaron las chozas, las áreas de cultivo y todo lugar
donde los militares distinguían la presencia de personas. Refirió que desde una avioneta
disparaban por doquier. Sus declaraciones fueron confirmadas por un suboficial retirado
que también participó en el operativo y que la CVR identificó como el testigo reservado N°
55-2003-CVR. “La idea era botar al centro, mientras se suponía que la gente iba [a] querer
escapar, entonces la gente que venía en círculo nos iba a encontrar…, entramos nosotros
en el cen- tro la gente murió ... no tenían escapatoria ... sean terrorista o sean personas. Ya
no había distinción en ese momento, tú no sabías quién era quién, tenías que arrasar con
todo, acabar con todo para que no quede absolutamente nada”.
El registro de muertos y desaparecidos reportados a la CVR evidencia que las zonas más
afectada s fueron la ceja de selva de Huánuco y el sur de San Martín, especialmente las
provincias de Leoncio Prado (Huánuco) y Tocache (San Martín). En ambas se reportaron 1
420 y 491 muertos y desaparecidos respectivamente, en las dos décadas de violencia
política.
El mayor índice de víctimas se produjo entre 1988 y 1994, a tal punto de que el Informe de
la CNDDHH de 1992 advirtió que la estrategia contrasubversiva aplicada ese año en la
región nororiental tuvo “un patrón sistemático de violaciones a los derechos humanos”.
La Sala Penal Nacional archivó el caso Madre Mía, argumentando que no había pruebas
suficientes para pasar a juicio oral porque algunos testigos se retractaron. Ignoraron las
declaraciones que se mantienen firmes en la responsabilidad de Humala. La Corte Suprema
tendrá la última palabra
Casi tres años duró la investigación fiscal e instructiva por la desaparición de Benigno Sullca y
Natividad Ávila, así como por las torturas contra Jorge Ávila, producidas en junio de 1992, por
orden de Ollanta Humala Tasso, de acuerdo con las primeras versiones de Jorge Ávila.
Fueron tres años en los que, día a día, los familiares reavivaron sus esperanzas de justicia,
pero que culminaron con la total impunidad: El 27 de abril último la Sala Penal Nacional,
presidida por la jueza Jimena Cayo, archivó el caso.
Basó su decisión en la opinión del fiscal superior, Víctor Cubas, quien en su dictamen de
marzo pasado señaló que no había mérito para pasar a juicio oral y solicitó su archivo
provisional, aunque reconoció que los crímenes sí se produjeron (Fojas 5924 a 5943,
Expediente 25-2006).
El Colegiado de la Sala Penal Nacional indicó que, si bien se puede sostener que
presuntos militares secuestraron a los tres pobladores de Pucayacu el 17 de junio de 1992,
“no es posible determinar la autoría de estos hechos ilícitos”. Agregó que las declaraciones
de sus familiares y del testigo reservado CRH-20 responsabilizando a Humala no han
podido ser corroboradas con otros elementos probatorios, como exige la doctrina y
legislación procesal (Fojas 6030, Expediente 25-2006).
Sostuvo que, por el contrario, “hay elementos probatorios que no permiten vincular al
procesado Humala Tasso como partícipe de los hechos investigados” y enumeró diez
testimonios de personas que recordaron con suma exactitud que entre el 17 y 22 de junio
Ollanta Humala no estuvo en la Base de Madre Mía o que desmintieron las declaraciones
de los familiares de las víctimas. Sin embargo, los magistrados obviaron las
contradicciones que rodean a estas declaraciones.
Después de ocho años de que fuera archivado el caso Madre Mía, la Cuarta Fiscalía
Penal Supranacional de Terrorismo y Derechos Humanos decidió reabrir el caso de
las desapariciones forzadas y asesinatos que se produjeron en 1992 en la Base
Antisubversiva Madre Mía por la desaparición de los esposos Natividad Ávila y
Benigno Sullca.
En esa época, estaba al mando de esa unidad el capitán 'Carlos', a quien hoy ex
soldados y familiares de las víctimas sindican como el ex presidente Ollanta
Humala.
Según la Fiscalía, la investigación será por los presuntos delitos contra la vida,
lesiones graves y asesinatos contra quienes resulten responsables.
La investigación incluye como agraviado a Jorge Ávila Rivera y señala una serie de
diligencias a realizarse en esta etapa procesal, la mayoría de ellas referidas a la
solicitud de documentos ante diversas instituciones, así como la toma de
declaraciones testimoniales. La investigación estará a cargo del fiscal Luis Valdivia.
Carlos Rivera, director del Instituto de Defensa Legal (IDL) y abogado de la familia
Ávila, explicó que el pasado 24 de mayo solicitó al Ministerio Público, a pedido de
sus patrocinados, que se "reabra" el caso y que se incluya al ex presidente Humala
en calidad de investigado porque considera que fue archivado de manera irregular.
Agregó que ahora hay nuevos testimonios que lo acusan directamente.
El conflicto inicia a mediados de 1992 cuando Ollanta Humala “el Capitán Carlos”
ingresa a la base militar de Madre Mía que está ubicada en el distrito de Nuevo Progreso,
Tocache (San Martín). En esa época el Perú sufrió el incremento del accionar terrorista
por lo tanto las fuerzas del orden optaran por fortalecer su presencia en las zonas
rurales, Paradójicamente, también aumentó el número de denuncias por violaciones a los
derechos humanos, A Ollanta Humala se le implican en delitos de lesa humanidad,
desaparición forzadas de personas, delito contra la vida, el cuerpo y la salud
Según Lewis coser define al conflicto social como la lucha por los valores , el estatus
, el poder y los recursos escasos , en el curso de los cuales los oponentes desean
neutralizar , dañar o eliminar a sus rivales , un conflicto será social cuando trascienda
lo individual y proceda de la propia estructura social
El terrorismo que vivió el Perú en la década de los 90 llega a ser un conflicto social
que se encuentra en la etapa de crisis pues el gobierno y algunos sectores de la
población perciben que sus posiciones, intereses, objetivos, valores, creencias y
necesidades son contradictorias, creándose una situación de violencia y muerte.
Cabe resaltar que existió debilidad institucional pues algunos miembros del orden
que supuestamente tenían la tarea de proteger a la población, cometieron delitos de
lesa humanidad torturando y asesinando a sangre fría a peruanos inocentes dentro
de ellos niños, mujeres embarazadas, ancianos etc.
Dentro de las causas del conflicto social en madre mía encontramos al conflicto de
valores según Christopher Moore y de roles pues entendemos por el primero que
existió diferentes criterios, de evaluación, de ideología, creencias o
comportamientos que fueron incompatibles estallando en el terrorismo
Ollanta Humala al ser acusado como el ejecutor de todas las muertes , torturas y
desapariciones en el alto Huallaga opto por comprar testigos y tratar de aminalar a
la justicia peruana , actualmente esta investigación se encuentra a cargo de la sala
penal , y ojala se pueda encontrar a los responsables de toda esta injusticia
perpetrada en madre mía.
Actualmente este conflicto social se encuentra en la fase de resolución pues aun las
investigaciones continúan su proceso.
OLLANTA HUMALA
En el caso de madre mía Ollanta Humala es una autoridad que pregona miedo y
terror, pues ejecuta y manada a asesinar a personas inocentes sin ninguna
investigación a fondo.
CONCLUSIONES
RECOMENDACIONES
Acondicionamiento de un marco legal adecuado, debido a que el Gobierno de
turno uso estas leyes antiterroristas como armas políticas para encarcelar a
opositores del régimen o desprestigiar a rivales políticos.
Funcionamiento de una adecuada ley de arrepentimiento, evitando que esta
ley no sea usada como arma política.
Unificación de los sistemas de inteligencia y que esta sea controlada por el
Estado y no por los militares.
Implementación de la pena de cadena perpetúa para cabecillas comprobados
y terroristas confesos, evitando que esta ley no sea usada como arma política.
Atención socio-económica a las zonas más deprimidas del país y
organización para su autodefensa.
Aplicación de las normas y principios de los derechos humanos por parte de
las Fuerzas del Orden y del Estado.
Que el Estado vea el asunto de la subversión como un problema
social, producto de la grave situación que vive el país en las últimas décadas.
Bibliografías
ANEXOS
Su declaración testimonial e
Primer semestre de 1992. Fines instructiva (14-09-06); testimoniales
de enero hasta el 22 de julio, con de Ricardo Falconí Alvarez (30-10-06),
Capitán Ollanta relevos cortos en marzo durante el Julio Chota Vásquez (30-11-06), Julián
“Carlos” Humala Tasso operativo “Cuchara” Quiroz Alvarado (02-10-07), Augusto
Pérez Rodríguez (01-10-07), CH20
(6-11-06) y Ramón Olimar (Tomo XI,
7-07-08)
Habría estado durante 15 días. La
fecha varía, pero al parecer fue Testimonios de CH20 (6-11-06) y
Capitán
destacado de la DIFE, de Lima, testimonial de Gaspar Santillán
“Martínez”
para relevarlo durante operativo Grandez (26-06-08)
“Cuchara”, en marzo de 1992
Su declaración testimonial (Tomo VII,
30-10-06), así como la del sargento
Desde el 22 de julio al 14 de octubre
Johny Godier Valderrama (14-11-92)
de 1992. Y luego del 19 al 31 de
y el testigo clave NUG 38, “Apolo” o
Capitán Ricardo octubre. Asegura que en julio
“Niusha” (20-05-08).
“Escorpio” Falconí Alvarez reemplazó a “Carlos”
Investigación en el fuero militar por
desobediencia en 1992 (Expediente
1293-0021)