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FRENTE AL MIEDO

3
ANTONIO ESCOHOTADO

FRENTE AL MIEDO

Edición de Guillermo Herranz Luna

PÁGINA INDÓMITA

5
© Antonio Escohotado, 2015
© del prólogo y los textos introductorios,
Guillermo Herranz Luna, 2015
© de la traducción de «Moral y capitalismo»,
Cristina Pizarro, 2015
© de la presente edición, página indómita, s.l.u.
Providencia 114 bis, 4º 4ª. 08024 Barcelona
www.paginaindomita.com

Diseño de cubierta y composición: Ángel Uzkiano


Ilustración de cubierta: Gusi Bejer
Impresión y encuadernación: Romanyà Valls
Primera edición: diciembre de 2015

Todos los derechos reservados

isbn: 978-84-943664-6-8
Depósito legal: C-1900-2015

6
El auténtico problema es que una mayoría no quiere la liber-
tad y aun le tiene miedo. Para llegar a ser libre hay que ser
libre, pues la libertad es existencia, concordancia consciente
con la existencia, y es el placer, sentido como destino, de ha-
cerla realidad.
Ernst Jünger, La emboscadura

7
ÍNDICE

PRÓLOGO DEL EDITOR 13

Primera parte. Pensar sin miedo 23

Sección i. El peaje pagado por la independencia 25

1. Autoexposición académica 29
2. Alocución a mis colegas, pidiendo seguir
de emérito 47
3. La droga, la policía y la trampa 51
4. Simplemente mentales, o también corpóreos 56

Sección ii. De temores infundados a libertades


conquistadas 61

5. Lo libre y lo seguro 67
6. De la tolerancia al respeto 80
7. Lenguas muertas, lenguas vivas 84
8. Goce y exigencias de la libertad 88
9. Paradojas de la razón 92
10. Semblanza de Thomas Paine 96
11. Cuando el miedo es libre 98
12. Sagrada hospitalidad 103
13. Los derechos y el Derecho 108
14. Intereses del consumidor 112

9
15. Internet y nuestro vacío 115
16. Una zambullida en lo inconsciente 119

Segunda parte. Miedo a uno mismo 139

Sección iii. Ebriedad y propaganda 141

17. Los alucinógenos y el mundo habitual 145


18. Más de la ebriedad 159
19. El concepto de ebriedad 162
20. Sobria ebriedad 169
21. Euforia química y dignidad humana 173
22. Toxicomanías 180
23. Para una ciencia del placer farmacológico 193
24. 1964 196
25. Viajes secretos 198

Sección iv. Drogas y otras alarmas contra


la disidencia 205

26. Derecho y moral: el ejemplo romano 209


27. Una invitación al desapasionamiento 223
28. Carta a la madre de un toxicómano 225
29. La conjetura 228
30. El cambio de estrategia 232
31. La farsa del delator 235
32. Órdenes espontáneos 245

Tercera Parte. Miedo a los demás 255

Sección v. Tribulaciones de la democracia 257

33. Nación y república 261


34. Los altibajos del tiempo 265
35. ¿Votar? 268
36. Caos como regeneración política 272
37. Administrando a un finado 277

10
38. Idiotas 281
39. Compulsión de poder 286
40. Reformar las leyes 288
41. Cambiar de ejército 301
42. Lujosas cloacas 305
43. La vida y el fósil 309
44. Desde la distancia 312
45. Foros cívicos 316
46. Partidos democráticos 320
47. El futuro de Europa 325
48. Cualquier omnipotencia es ilusoria 332

Sección vi. La conciencia roja contra el complot


de los mercados 337

49. ¿Es comestible el dinero? 341


50. Navegando la competencia 345
51. La rémora victimista 350
52. Seguridades y apuestas 355
53. Palos de ciego 360
54. El espíritu del capitalismo 365
55. Nueva Armonía y los microcréditos 369
56. Negaciones metafóricas 373
57. Reconsiderando a Marx 378
58. Moral y capitalismo 402

Cuarta parte. Miedo al mundo 415

Sección vii. Más allá, religión y filosofía 417

59. Un principio puramente intelectual 423


60. Concordancia y hallazgo 431
61. Convicción y reverencia 443
62. Cultivo de la razón 447
63. La condición y lo condicionado 449
64. Siguiendo al rebelde 460
65. Modalidades de la pobreza 470
66. Asesinos bendecidos 474

11
67. El tabú y la paz 478
68. Ciencia y filosofía 483

Sección viii. Navegando el caos, o las bondades


de la ciencia 507

69. Sobre caos y orden 511


70. El estatuto de la utopía 521
71. Adiós, siglo xx. Turbulencia y disipación 525
72. Espontaneidad y complejidad 528
73. Ciencia y cientismo 551
74. Lo simple y lo complejo 573
75. Maquillaje en el espacio 577
76. Elogio del sabio 581
77. El agrimensor ha muerto 586

Adenda. La utopía, además de una memez,


es una inmoralidad 593

Cronología de publicaciones 615

12
PRÓLOGO DEL EDITOR

13
En la obra de Antonio Escohotado se aprecia un claro hilo
conductor: la afirmación de la libertad como antídoto del
miedo. O dicho de otro modo —y como refleja el título del pre-
sente volumen—, todos sus textos resultan ser ensayos fren-
te al miedo, escritos en una permanente apertura de vías
hacia la libertad individual y colectiva. Primero, el autor
estudia cómo despejar el reguero de temores infundados
sembrado por errores y mentiras que —de forma a veces
inconsciente y otras deliberada— dificulta la independencia
de criterio. Después, comparte sus hallazgos, en insistente
desafío a las coacciones que empujan al ser humano hacia
toda clase de servidumbres. Como él mismo señala: «Tal
vez toda mi obra no sea más que una filosofía de la li-
bertad».1
Tras publicarse en 2013 el segundo volumen de Los ene-
migos del comercio,2 declaró varias veces que, de alguna ma-
nera, se había visto abocado a enfrentarse de nuevo a la cues-
tión del miedo:

La historia del comunismo ejemplifica una evolución del


miedo a los demás. La historia de las drogas compendia va-
riantes de la historia del miedo a uno mismo. Son dos fenó-
menos aparentemente dispares, pero marcados por la misma

1. Revista Bostezo núm. 4, verano 2010.


2. Antonio Escohotado, Los enemigos del comercio I y II. Una historia
moral de la propiedad, Espasa-Calpe, Madrid, 2008 y 2013.

15
cosa: el miedo. El miedo no existiría si no existiera el dolor, y
no hay nada más serio, respetable y horrible que el dolor. Epi-
curo —un discípulo de Aristóteles— llamaba «hedoné óp-
tima» —placer suficiente máximo— a cualquier situación
donde no nos duela algo. Pero cuando no nos duele algo no
somos conscientes de ello, no pensamos hedoné óptima, y
simplemente estamos. Solo empezamos a darnos cuenta de
algo cuando empieza a doler. Tenemos miedo al dolor y es jus-
tificable, pero hay ciertas formas de evitar el dolor que causan
más dolor. En particular, las dos más precisas que encontra-
mos [...] son la cruzada contra las drogas y la guerra contra la
propiedad. En cada una de ellas nos hemos encontrado, pri-
mero, con un ideal y la mejor voluntad para sacarlo adelante,
y luego, con la terrible contradicción de comprender que
aquello en lo que confiábamos para ayudarnos a vivir en rea-
lidad nos entorpeció.3

A partir de estas reflexiones sobre el miedo, el libro


que el lector tiene en sus manos pretende ofrecer una visión
panorámica de la producción intelectual del autor, me-
diante la recopilación y selección de textos que han sido
agrupados dentro de cuatro grandes partes —«Pensar sin
miedo», «Miedo a uno mismo», «Miedo a los demás»
y «Miedo al mundo»—, compuesta cada una por dos sec-
ciones.

1. Pensar sin miedo

Parece cuestión de simple cortesía comenzar por la presen-


tación de Escohotado, pero se convierte en algo obligado tras

3. Entrevistado por la televisión de Colombia (ANTV), con motivo


de la Feria Internacional del Libro de Bogotá (XXVII FilBo 2014). Aunque
cuando hizo esta declaración, quizá no recordará que ya había encontrado
mucho antes la intersección entre cruzada contra las drogas y guerra contra
la propiedad: «Dado que las drogas han sido y son bienes o cosas queridas
del mundo exterior para un incalculable número de personas, y dado que
retirarlas del lícito intercambio atenta contra el derecho a disponer de sí o
del propio cuerpo, resulta que cualquier guerra contra ellas es una guerra

16
constatar un corte generacional entre los menores de 40 años
y aquellos que lo vimos en la televisión y leímos sus artículos
en los periódicos. Como él mismo declara, la tercera edad le
alcanza en el esfuerzo por «pasar de original a sabio, y de in-
genioso a ecuánime». En el camino, deja una veintena de li-
bros y centenares de artículos que abordan una gran variedad
de temas en campos como el derecho, la filosofía, la sociolo-
gía..., siempre con el explícito afán de mantener una indepen-
dencia de criterio que, si bien considera imprescindible4 para
el ejercicio del pensamiento, parece exigirle un alto precio en
diferentes momentos de su vida. Así lo narra en la serie de
textos esencialmente autobiográficos que componen la pri-
mera sección: «El peaje pagado por la independencia».
Los seleccionados para la segunda —«De temores in-
fundados a libertades conquistadas»— documentan la evolu-
ción en su obra de las nociones de miedo y libertad, surgidas
como objetos de estudio en la lectura de autores como Jeffer-
son, Freud o Jünger, que, además de puntos de partida para
desarrollar sus propias ideas, suponen ejemplos vitales de ese
pensar sin miedo al que aspira.

2. Miedo a uno mismo

En esta parte se presenta lo más conocido del autor —en la


sección tercera, «Ebriedad y propaganda», y la sección cuarta,
«Drogas y otras alarmas contra la disidencia»—, artículos di-
rigidos contra la prohibición de las drogas, un constructo hoy
socavado, pero que no termina de derrumbarse. Los datos y
argumentos contenidos en sus obras contribuyeron a formar
en los noventa a la primera generación ilustrada farmacoló-

contra la propiedad en sentido nuclear. No a la propiedad de otro, sino a la


propiedad general y particular como suma de las cosas deseadas y de nuestra
propia persona» (de la ponencia presentada en las iv Jornadas de Interven-
ción Social del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid, 04/1994, véase el
cap. 19).
4. Entrevistado por Natalia Blanco, señala: «Me halaga que usted me
llame outsider, porque nada castra tanto como meterse en alguna capilla»
(Cambio 16, Guía Cultura, 21/11/2013).

17
gicamente, y quizá a relajar ese miedo concreto a la pérdida
del control personal incrustado en el corazón de la sociedad.
Escohotado probó multitud de drogas en bioensayos siste-
máticos,5 y guiado por estas experiencias propuso una clasi-
ficación que, como se verá más adelante, diverge de las utili-
zadas en la época.6
También veremos cómo los primeros hallazgos que pre-
senta Escohotado en estas materias son de índole filológica,
seguidos de investigaciones que no desprecian ninguna de las
disciplinas a su alcance, en la frontera entre saberes humanistas
y científicos: así redacta Historia general de las drogas, obra
de referencia en su campo, ya transcurridos más de 25 años
desde su primera publicación.7 Más adelante, el autor extiende
sus indagaciones a campos como la sexualidad —miedo al pla-
cer o al cuerpo— o la salud —miedo a la enfermedad, y el mito
de la locura como paradigma del control—.8 También a la fa-
milia o a cuestiones de género, incluidos polémicos análisis
sobre el feminismo, en libros como Rameras y esposas.9 Y
vuelve a significarse con su defensa del derecho al buen morir,
otro de los apostolados antiprohibicionistas que, si bien lo
acercaron al gran público y le permitieron seguir investigando,
también le colgaron un molesto sambenito.
5. Un modelo de experimentación que algunos consideran pseudo-
científico, al ser investigador y sujeto del estudio dos momentos en vez de
personas separadas.
6. Más adelante, cap. 22. Cf. Antonio Escohotado, Aprendiendo de
las drogas: usos y abusos, prejuicios y desafíos, Anagrama, Barcelona, 1995.
Este volumen se publicó primero con el título El libro de los venenos, Mon-
dadori, Madrid, 1990, y después como Para una fenomenología de las dro-
gas, Mondadori, Madrid, 1992.
7. Id., Historia general de las drogas, Alianza, Madrid, 1989 (versión
definitiva editada por Espasa-Calpe, Madrid, 1998).
8. Tras traducir a Thomas Szasz (Teología de la medicina, Tusquets
Editores, Barcelona, 1981), y prologar otras obras del mismo autor (El mito
de la enfermedad mental, Círculo de Lectores, Barcelona, 1998, y Nuestro
derecho a las drogas, Anagrama, Barcelona, 2001).
9. Id., Rameras y esposas: cuatro mitos sobre sexo y deber, Anagrama,
Barcelona, 1993. Los numerosos artículos sobre sexo, salud, familia, género,
eutanasia y otros hábitos e instituciones humanas relacionados se han omi-
tido en este libro, ya que su volumen y unidad temática nos sugirieron la
creación de una nueva obra recopilatoria.

18
3. Miedo a los demás

Sin pretenderlo, fueron sus críticos quienes le ayudaron a


desembarazarse de ese perfil tan jibarizado. El ejercicio pú-
blico de un pensamiento polémico, crítico y radical —sección
quinta, «Tribulaciones de la democracia»— atrajo a cierto pú-
blico que más tarde se sintió traicionado, cuando el comu-
nismo se convirtió en el objeto de su estudio —sección sexta,
«La conciencia roja contra el complot de los mercados».
Y aquí pido permiso al lector para narrar vivencias per-
sonales antes de presentarme formalmente. Recuerdo que, en
una era anterior a Internet, mientras me tomaba una caña en
el bar Marx Madera, un apparátchik de las juventudes del
PCE muy bien informado, que acababan de presentarme, eti-
quetó a Escohotado como «anarquista de derechas». Años
después, tras la publicación del segundo volumen de Los ene-
migos del comercio, el autor ya había alcanzado el estatus de
«facha», con el invariable argumento repetido en numerosas
publicaciones, que aparecieron en los mentideros digitales,
de que aquellas drogas que había consumido indudablemente
le habían afectado al cerebro, a la vista de tal libro.
En este lapso de tiempo el público se ha enterado de que
Escohotado escribe sobre otros asuntos distintos a las drogas,
pero a pesar de presentar un libro que «carece por completo
de conclusiones y se limita a exponer hechos», su aparición
provoca o irritación o silencio, lo que —siempre según el pro-
pio autor— demuestra que «la historia del comunismo es un
tema más tabú que la historia de las drogas»:

La versión irreflexiva de los hechos cree que el comu-


nismo es el fruto maduro de dificultades económicas, por
ejemplo, equiparándolo así a instituciones tan intemporales
como el chivo expiatorio o el parricidio. Pero al mirar el
asunto con algo más de detenimiento topamos con un proceso
esencialmente histórico, surgido en el interior de una cultura
que él mismo condiciona desde entonces [...]. No hay base
para suponer que sea una función de decrementos en la renta
general, sino más bien de que reaparezca el cultivo del riesgo
aparejado a la existencia de libertades cívicas.10

19
4. Miedo al mundo

Esta parte documenta la preocupación más antigua y recu-


rrente del autor, que es ontológica y está marcada inicialmente
por el pensamiento hegeliano —sección séptima, «Más allá,
religión y filosofía»—. Entre otros temas, en su juventud es-
tudia los orígenes de la religión, y muestra cómo esta es trans-
formada en culto dogmático por una conciencia infeliz,11 que
experimenta como desgarramiento entre más allá y más acá
una realidad indeterminada, compleja, tozudamente caótica,
que pasa por encima de voluntades particulares inclinadas a
refugiarse en los órdenes cerrados del convento o la tropa.
Sin embargo, el tiempo impone la visión científica como
resultado de conquistar aquella serenidad ante la intemperie
requerida para construir puentes y caminos —«magia es lo
opuesto a trabajo»—. En la última sección del libro, «Nave-
gando el caos, o las bondades de la ciencia», veremos que esta
forma de entender el mundo germina también en su obra,
gracias a multitud de conceptos —caos determinado, fractales,
estructuras disipativas...— y a pensadores como Prigogine o
Mandelbrot, en textos que muestran su asombro ante la ri-
queza e inagotable profundidad de lo complejo. Escohotado
intenta ser fiel al paradigma de su maestro alemán:

A esto lo llama Hegel «exposición», en contraste con


cualquier tratamiento «axiomático» (cuyo modelo perfecto
son los Elementos de Euclides), donde solo se ofrecen los
puros resultados o los principios abstraídos de su devenir. En
el «Prólogo» a la Fenomenología del espíritu dice que el axio-
matismo «representa una tarea más fácil de lo que podría tal
vez parecer. En vez de ocuparse de la cosa misma, estas ope-
raciones van siempre más allá; en vez de permanecer en ella y
olvidarse en ella, este tipo de saber pasa siempre a otra cosa y
permanece en sí mismo. Lo más fácil es enjuiciar aquello que
tiene contenido y consistencia; es más difícil captarlo concep-

10. Id., Los enemigos del comercio I, op. cit., p. 27.


11. Título de su tesis doctoral sobre la filosofía de la religión de Hegel
(La conciencia infeliz, Revista de Occidente, Madrid, 1971).

20
tualmente, y lo más difícil de todo la combinación de lo uno
y lo otro: el lograr su exposición».12

Criterios de la edición

El pensamiento de Escohotado llega al público en forma de


artículos monográficos de carácter más o menos erudito
—aparecidos en revistas tanto especializadas como divulga-
tivas—, de otros más breves y ceñidos a los acontecimientos
de la actualidad —publicados en diversos periódicos—, de
numerosas entrevistas y también de conferencias en las que
le agrada improvisar.
Todos estos textos anticipan, completan o retoman
temas y conceptos tratados antes o después en sus libros, sin
la menor improvisación, y están organizados cronológica-
mente dentro de cada sección con el fin de mostrar la evolu-
ción en las cuestiones troncales de su obra. En ocasiones apa-
recen artículos completos, en otras fragmentos escogidos,
siempre en capítulos numerados consecutivamente. El obje-
tivo es iniciar a los nuevos lectores de Escohotado con la
mayor agilidad posible. Aquellos que ya conozcan una o va-
rias de sus obras podrán vislumbrar la totalidad de su pro-
ducción, y los seguidores acérrimos tendrán a su alcance tex-
tos seminales, complementarios o que rellenan lagunas de lo
ya publicado.13
Por su importancia en el desarrollo de los temas, a veces
hemos decidido reeditar artículos o fragmentos de libros ya
publicados, aunque son los menos. El criterio principal de la
edición ha sido compartir textos hasta ahora inéditos, o que
aparecieron una sola vez en el pasado y hoy se encuentran ol-
vidados en las hemerotecas, ya solo al alcance de la paciencia
de los estudiosos. Estos últimos encontrarán al final un índice
de lo escrito a lo largo de los años, tan exhaustivo como nos
ha sido posible elaborar.
12. Id., Filosofía y metodología de las ciencias sociales. Génesis y evolución
del análisis científico, 2.ª reimp., Ediciones Académicas, Madrid, 2003, p. 376.
13. Aunque una parte se encuentra disponible en escohotado.org, gra-
cias a la gentileza de nuestro amigo Jaume Domenech (icrek.com).

21
En cuanto al tono y alcance de mis comentarios en este
prólogo, la entrada a cada una de las secciones y algunas
notas, no responden a los parámetros de una edición crítica,
ni lo pretenden. Contienen aclaraciones sobre la estructura
del libro, pinceladas de contextos históricos o temáticos, pa-
sajes de la biografía de Escohotado o pistas básicas para faci-
litar la comprensión de los textos. También algunos datos
sobre su método de trabajo, o la narración de momentos que
hemos vivido juntos, mientras le ayudaba a preparar alguna
de sus obras. Desde hace años colaboro con Escohotado
como su editor personal —figura frecuente en el mundo edi-
torial anglosajón, pero rara en el español—; me disculpo por
adelantado si mi cercanía con el autor me aparta en alguna
ocasión de la neutralidad exigible.

Agradecimientos

Es de agradecer que Roberto Ramos haya tenido el arrojo o


la oportunidad de crear una editorial como Página Indómita
—un catálogo exquisito de libros de pensamiento imprescin-
dibles, pero por los que raramente se apuesta—, y de paso, la
amabilidad de encargarme esta edición. Doy las gracias a mi
hija, Candela, que me ayudó en la digitalización de los textos,
y a mi mujer, Cristina, correctora de todas las obras que he
tenido la suerte de editar en mi colaboración con Escohotado,
incluida esta. Y sobre todo gracias a ti, Antonio, por todo lo
aprendido.

Guillermo Herranz Luna

22
PRIMERA PARTE
PENSAR SIN MIEDO

23
SECCIÓN I
EL PEAJE PAGADO POR LA INDEPENDENCIA

No interesa saber lo que las cosas son antes de estudiarlas.1


Antonio Escohotado

Todos los textos de Escohotado son fruto del esfuerzo por acla-
rarse a sí mismo cada tema, abordándolo con mayor o menor
acierto, pero siempre con un específico impulso por conocer de
primera mano. Revisa las fuentes originales, no se fía de los
exégetas y dice seguir el espíritu del Aristóteles que declara:
«El sabio no dice todo lo que piensa, pero siempre piensa todo
lo que dice». Así, cuando reconoce una equivocación, puede
decirse que el error es enteramente suyo o no heredado.2
Lo mismo sucede cuando expone aciertos ante un público
que rara vez permanece indiferente: para algunos resultan
verdades incómodas, para otros son ideas discutibles o incluso
delirantes. Sus seguidores lo consideran una especie de «radical
libre», difícilmente asimilable por el organismo social. Publica
para compartir lo descubierto al estilo de los scholars anglo-
sajones: poniendo al alcance del lector toda la documentación
relacionada, con bibliografías detalladas y extensos índices
analíticos mediante los que cada cual puede verificar el origen
de lo afirmado u orientarse en su personal búsqueda de infor-
mación. Declara haber canalizado su gusto por la libertad a
través de la pasión por el estudio, en forma de un afán por de-
rribar tópicos o arrojar nueva luz sobre temas espinosos: «Lo
que en esta vida me ha mantenido en una actitud de indepen-
1. Entrevistado por Jorge San Miguel Lobeto, 06/2008.
2. Por ejemplo, provocando un lucro cesante a su propia editorial al
oponerse a la reedición de su obra sobre Marcuse (Marcuse: utopía y razón,
Revista de Occidente, Madrid, 1968), cuando cayó en la cuenta de que lo
había escrito precipitadamente y «en pleno síndrome de autoimportancia».

25
dencia es muchísimo amor y curiosidad intelectual. No admito
estancamientos porque a mí lo que me gusta es estudiar y co-
nocer. Eso no tiene fin».3

Escohotado como autor

Hace años me preguntaron «cómo es Escohotado como


autor», y esta se parece a la respuesta que di entonces:4 Hace
y rehace los textos una y otra vez, así que sabe cómo empezar
una obra pero no cómo va a terminar. Es la pesadilla de las
editoriales, porque corrige hasta que el libro entra en prensa,
y también en las reediciones. Lee todo lo que puede encontrar
sobre su investigación, y en ese sentido el uso de Internet ha
puesto a su alcance el completo vaciado de las fuentes docu-
mentales. Subraya compulsivamente los textos y toma muchas
notas a mano antes de incorporarlas a sus escritos en el orde-
nador. Cuida el estilo, que ha ganado en claridad expositiva
con el paso de los años —superada cierta inseguridad mal es-
condida tras expresiones deliberadamente complicadas, con
abuso de neologismos, arcaísmos, verbos sustantivados o pre-
fijos reflexivos—. Hace un uso frecuente de la ironía. Incor-
pora todas aquellas ideas de los demás que le convencen, ha-
ciéndolas suyas. Y disfruta con la pelea intelectual —si le dan
tiempo.5

Intelectual o pensador

En diciembre de 2000, se publicó en ABC Cultural una entre-


vista colectiva titulada «Los intelectuales ante la violencia»,
que buscaba conocer la posición de los entrevistados ante ETA

3. Entrevistado por Mariló Hidalgo, en «Seducido por el caos», Re-


vista Fusión, 06/2000.
4. Monográfico dedicado a Escohotado en la serie Pienso, luego existo
(localizable en el apartado «A la carta» de la web de RTVE).
5. Como la mantenida con Fernando Savater a propósito de la cues-
tión vasca (véanse las pp. 258-259), o la desencadenada tras la publicación
de su libro sobre la teoría del caos (véanse las pp. 508-509).

26
y el llamado conflicto vasco. Se lanzaba un par de preguntas
a varios intelectuales,6 la primera de las cuales fue: «¿Cuál
puede ser hoy en España el compromiso del intelectual ante
la violencia?». Escohotado respondió:

Los intelectuales son comisarios de una época caducada,


y consultándolos solo encontraremos razones para odiar la
realidad del mundo. Su compromiso fue precisamente con la
violencia, una violencia ejercida por las masas en nombre de
la igualdad contra la libertad, al entender que la autonomía
solo aprovecha a aquellos agraciados con suerte y destreza.
Reeditando laicamente el Sermón de la Montaña —y su toma
de partido por los pobres de espíritu—, el intelectualismo ben-
dijo un belicoso aborto social como la «conciencia de clase
proletaria», cuyos efectos prácticos fueron guerra civil cró-
nica, delación, despilfarro, sabotaje y, por supuesto, hambru-
nas. Se entiende que personas dedicadas al conocimiento y a
las artes expresivas sean consultadas, y más en una cuestión
tan requerida de coraje civil como la violencia terrorista. Pero
borremos al intelectual de los consultados, o nos comerá el
ayer.7

Esta singular respuesta —dándose de baja del grupo de


los preguntados— anticipa su posición sobre la figura del in-
telectual, que acabará por formularse con menos vehemencia
y más precisión.8 En esta visión crítica, Escohotado compara
la figura del intelectual con la de un pensador o filósofo apa-
sionado por el estudio —un investigador, en suma—, que
jamás compromete su independencia de criterio, según el clá-
sico modelo socrático: «Quien se declare filósofo tiene pen-
diente una discusión teológica, no evitable ya con militancias
ateas».9

6. Antonio Escohotado junto a Mikel Azurmendi y otros, ABC Cul-


tural, 02/12/2000, pp. 7-13.
7. Ibid., p. 9.
8. Como en el capítulo dedicado al comunismo científico en Los ene-
migos del comercio II, Espasa-Calpe, 2008, pp. 354-356.
9. Id., El espíritu de la comedia, 4.ª ed., Anagrama, Barcelona, 1997,
p. 208.

27
Esta primera sección se abre con un texto de carácter au-
tobiográfico que no se concibió para ser publicado, sino como
herramienta de una esquiva promoción académica, y donde
su autor expone en primera persona una cronología detallada
de sus libros, revelando las motivaciones vitales que le incli-
naron a la investigación y el pensamiento. El lector podrá des-
cubrir ciertos vectores que el autor propone para orientarle en
la evolución de su propia obra, que transita de lo metafísico a
lo concreto, de la provocación al consenso, del comunismo al
liberalismo, o de la crítica a la neutralidad valorativa.10

10. «Criticar en el sentido de rechazar, subrayando algo que le falta o


le sobra a algo, es un residuo de tiempos en los cuales a la arbitrariedad de
quien hablaba se añadía la de confundir lo humano con la voluntad de al-
guien en particular, inmortal o mortal» («Introducción», en Los enemigos
del comercio I, op. cit.).

28

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