Cuadernos de Historia Argentina
Cuadernos de Historia Argentina
Cuadernos de Historia Argentina
REVISTA
DEL
INSTITUTO DE HISTORIA DEL DERECHO
N(¡mero 9
Inveatlgaclones. ATILIO CORNEJO, Las' ordenanzas' del Virrey Toledo como fuentell
del Oódigo de Minería Argentino; CARLOS R. MELO, Leyes sobre los territorios
nacionales y BU transformación política; CARLOS MOUCHET, Las ideas de Mitre
sobre el municipio; MARIO BELGRANO, El pensamiento político italiano de'
Settecento en la formación intelectual de Manuel Belgrano; EDBERTO OSCAR
ACEVEDO, Notas 80bre la jU8ticia en la intendencia de Salta; ALFREDO DÍAz DE
MOLINA, La Oonstitución cordobesa de 1821 y BU influencia institucional;
CARLOS LUQUE COLOMBRES, L08 .ejidos de . Córdoba y la enfiteusis; VíCTOR
TAU ÁNZOÁTEGUI, Un documento del Congreso de Tucumán sobre las relacio-
nes exteriores; ESTANISLAO DEL CAllPO WILSON, El Consejo de Gobierno del
GeneraZ LavalZc; JosÉ M. JlúRILUZ URQUIJO, Una Academia de Juri8pru-
dencia en el Buenos Aires Virreinal; RICAltDO LEVENE, El Código Rural 11
VaZentín Alsina.
N.o ta.s . WALTElt JAKOB, La historia un·iversal a la Zus de la etnología 11 de la
prehistoriii.
Cr6nlca. Reunione8 del Instituto; Publicaciones. '
BUENOS AIRES
Imprenta de la Universidad
1958
huelga- en el Montevideo de 1769, de ' LEVE-NE,' JU:AN JACOBO $OUSSEAU, El
RICARDO RODRíGU¡¡:Z MOLAS; Lista del Contrato Social o Principios ijel De-
contenido (le los volúmenes microfil- " recho Político, reerución ·de ' la 2l!- ed.
mad08 del.. Archivo Naéional de ÁSu~ castellana de Londl'e(l, de 1799, ' con
ci,ón, de F1/.ANCISCO SEVILLANO Co- Estudio preliminar 'de Eicarao Le-
LOM;_Actas del Oabildo de Oaracash vene, 1958, y RICARDO LEVENE, Ma.-
t. V. 1620-16IU, Caracas, 1956; Al- riano Moreno et son écUtion en es-
gunas, notjcias del Tribunal de Ouen-
tas en el Archivo 1!lacional, de J OR- pagnol du "Cont1'at Social", en Be-
GE QUINTANA; Las instituciones del vue Internationale . d'Histoire PQ-
N 'llevo Reino de Granada al tiemp()·de ' litique et Constit'l,btionnelle, 1958
la independencia, de Jos&., MARfA OTS (Osv¡¡,ldo Vinitsky); Juntá Depar-
CAPDEQuf; Hi§toriografía del Ecua- tamental de Montevideo, Documen-
dor, de ISAAC J. BARRERA ~S.R.); Spa- tos relativos a la Junta J{ontevidea.-
'nish Colonial Administration (1782- na de Gobie1"1to de 1808, Montevideo,
1810), The Intendant System inthe 1958; Universidad Nacional de Cu-
Viceroyalty 01 the Rio de)a Plata, Yo, Facultad de FiÍosofía y Letras,
d'e:~JoHN LYNCH; 1,'rofesión de te 11 Instituto de Historia,. Bevista de His--.
Qtros escritos, de BARTOLOM:É MITRE, j toria aml?ricana JI arg(!ntina, año l.
con Noticia preliminar de RICA~ núms. 1- 2, Mendoza, 1956-57.
t./.
REVISTA
DEL
REVISTA
DEL
Núntero 9
BUENOS AIRES
lntprenta de la Universidad
1958
11
UNIVERSIDAD DE BUENOS AIRES
RECTOR
\TICERRECTOR
DECANO
\TICEDECANO
COLECCIÓN DE ESTUDIOS
PARA LA HISTORIA DEL DERECHO ARGENTINO
CONFERENCIAS Y COMUNICACIONES
* De la obra inédita del autor, titulada El Virrey Toledo, t'erdadero {-u n dador
de Salta' y preoursor del Derecho Indiano.
12 REVISTA DEL INSTITLiTO DE HISTORIA DEL DERECHO
1:
~
LEYES SOBRE TERRITORIOS NACIOXALES 27
Nación actúa como legislatura local. Una yez que el registro nacional
de electores cuente con más de 3.000 inscriptos, cesará el Consejo terri-
torial y se instalará una Legislatura. local efectiva, compuesta de
quince miembros elegidos directamente por el Cuerpo electoral del
territorio que durará dos años en sus funciones y podrá ser reelegido.
El gobierno surgido de la revolución del 16 de setiembre ele 1955, clió
el 27 de abril de 1956 una. proclama por la cual declaraba vigente la.
Constitución Nacional sancionada en 1853 con las reformas de 1860,
1868 Y 1898 Y exclusión de la de 19J9, sin perjuicio de los actos y
procedimientos que hubiesen quedado definitivamente concluídos con
anterioridad al 16 de setiembre de 1955. Por la misma proclama se
declaraban vigentes las constituciones provinciales anteri0res al régi-
men depuesto, sin perjuicio de los actos y procedimientos que hubiesen
quedado definitivamente concluídos con anterioridad al 16 de setiembre
de 1955, e igualmente dejó sin efecto las rcnstituciones sancionadas
para las pro'dncias del Chaco, La Pampa y Misiones, sin perjuicio de
los actos y procedimientos qne hubiesen quedado definitivamente con-
cluídos a raíz de su aplicación.
m decreto ley del Gobierno pl'O'dsional );9 12.509/56 del 12 de julio
de 1956, estableció un estatuto pro\'isional pam el gobierno y adminis-
tración de las prmillcias creadas por la ley HA08. El gobierno y
administración de las mismas (proyincias de Formosa, l\euquén, Río
?\egro, Chubut y Patagonia) creadas por la ley 14.408, sería ejercido
de acuerdo a la Constitución ?\aciollal, con las reseITas establecidas
por la proclama del Gobierno provisional de la ?\ación del 27 de abril
de 1956, y a las disposiciones del mismo Estatuto, hasta tpnto entrara
en vigor la correspondiente Constitución prO\'illcial. El gobierno y
administración de las proyincias serían ejcrcidos por un Comisionado
federal nombrado por el Poder Ejecutivo provisional, quien podría
removerlo en sus funciones. El Comisionado federal ejercería sus fun-
ciones de acuerdo con los deberes y atribuciones fijados en el Estatuto
y demás disposiciones legales vigentes y por medio de los organismos
de su dependencia.
en decreto ley dado a conocer el 5 de junio de 1957, declaró vigente
para las nombradas provincias del Chaco, La Pampa y }\üsiones, él
Estatuto provisional que fuera aprobado por decreto ley N9 12.509
del 12 de julio de 1956 para las provincias de Formosa, Neuquén, Río
Negro, Chubut y Patagonia.
El 12 de abril de 1957 el Gobierno provisional convocó a elecciones
30 REYISTA DEL INSTITL"TO DE HISTORIA DEL DERECHO
KOTA: La población de las ocho pro'dncias creadas entre 1951 y 1956, según
la Dirección Kacional de Estadísticas y Censos era el 12 de febrero de 1958,
sobre un total de 20.057.700 habitantes; la siguiente: Chaco, 650.600 habitantes;
Misiones, "357.900 habitantes; Formosa, 192.900 habitantes; La Pampa, 190.900
habitantes; Río Negro, 190.900 habitantes; Chubut, 131.500 habitantes; Neuquén,
117.600 habitantes; Santa Cmz, 58.700 habitantes y el territorio de Tierra del
Fuego, con la población del sector Antártico e Islas del Atlántico Sud, estimada
en 3.300 personas, 10.800 habitantes. Es de hacer notar que el Ch~.co en cuanto
a población ocupa el séptimo lugar entre las veintidós provincias que tiene el
país (Boletín mensual de estadística, año III, NQ 3, marzo de 1958. Buenos }J.res).
BIBLIOGRAFiA.. PRINCIP.AL
(2) Ver: IÜl"L A. ~IOLI,,_\, Jlitre inrestigaclor. Origen (le los iloCllmentos ¿lb
Silarel/iro colonial y JoS¡~ TORRE RE\"ELLO, Algunas referencias sobre la corres-
pondencia de Badolomé Jlitre acerca de libros JI documentos, trabajo" publicados
en el yolumen titulado" Mitre. Homenaje de la Acal1emia Kacional (le la Historia
en el cincuentenario ele su muerte (1906-1956) ", Buenos Aire". 195í.
(3) Historia de Belgrano, en "Obras Completas", Buenos ~\.ires, 1941, yol. ·VIII,.
págs. 342·43.
LAS IDEAS DE ::\UTRE SOBRE EL ::\["("::\ICIPIO 35
(S) Historia, de Belgrano, en Obras Completas, t. VI, rág:. :250. Yer también,
l'JlllOX, rág. 247.
(D) Ibídem, t. ',TI, págs. 323 y 342.
LAS IDEAS DE :JIlTRE SOBRE EL :JILXICIPIO 37
municipal. Cada una de las tres ciudades tenía un cabildo que la regía
en lo administrativo, judicial y policial, y los cuarteles en que se sub-
dividía cada municipio estaban a cargo de funcionarios llamados decu-
riones que eran sus jueces de paz. Así las poblaciones aglomeradas en
reducidos espacios se hallaban bajo la inmediata vigilancia de una
autoridad paternal, que conocía el carácter y el haber de cada habi-
tante, de modo que podía establecer su filiación moral y el inventario
de todas las fortunas en winticuatro horas". "Sin este estado analítico
sobre la sociabilidad cuyana, descompuesta en sus elementos constitu-
tivos -agrega Mitre- no se comprendería cómo San Martín pudo
emprender y lleyar a término, con organización tan rudimentaria, tan
pobres recursos y tan corto número de habitantes, la ardua y hasta
entonccs imposible empresa de crear un ejército invencible, alimentado
por el espacio de tres años con la substancia de una sola provincia,
tomar por la primera wz le ofensiya en la guerra sudamericana y
libertar dos repúblicas, dando expansión continental a la revolución
arg'cntina " (lO).
(10) Historia' ele San Jlartin, en Obras Completas, ,01. II, págs. 75-78.
(11) En el artículo La reorganización ele las lIl11nicipalielades de la. prorincia
citado, ~Iitre repite y desarrolla estos conceptos en el cap. XLIII del tomo III
de la Historia de Be/grano, en Obras Completas, ,01. VIII, págs. 366 y sigts.
Expresa Ricardo Le,ene que la llamada anarquía del año 20 ,¡ no es sino la
Re,oluci6n de Mayo en marcha, que recobra su ritmo originario después de IJeríodo '
de abatimiento o de transacción con el pasado ,irreinal super,i,iente en la histOl"::
38 RErISTA DEL IXSTITrTO DE HISTORIA DEL DERECHO
patria. pero que lluee ;:u rri~is fecun,1a <1iez años después. Se d2struyeron lus
jerarquías polítiras de las Intendencias, de cuyo seno nacen las Pro,incias y se
abolieron los Cabildos, es decir la cuna de las Juntas de Representantes" (Historia
del Derecho .Argentino, Buenos Aires, edit. Kraft, 1949, t. V, pág. 273).
(12) Ver: CArrLOS MorClIET, Pasado y restauración del régimen 'municipal,
Buenos Aires (Colección Kuc,o ~Iundo, Eclit. Penot), 1957, púgs. 39 :r sigts. "
(1'3) Ver: CARLOS MorCllET, El centenario de la ley de municipalidades de la
Provincia de Buenos .Aires de 1854, en re\". La Ley. Buenos Aires, t. 7i, pág. 771,.
Aquí se registran los antecedentes de la supresión de los cabilc10s c1e Buenos Aires
y la cliscusión en la sala de representantes entre Ri,ac1a,ia y Valentín GÓmcz.
(14) En el artículo La Teorganización, etc.
(15) En el centenario de Rivada,ia. Oración fúnebre en la Plaza c1e la Victoria,
el 20 c1e mayo de 1880 (~{re¡¡[las selectas, Buenos Aires, edito Jackson, pág. 187).
(16) Ver: JOSÉ :r-L\RÍA S,~EXZ PEÑA, La abolición de los cabildos argentinos.
CU{Í.ndo y cómo se produjo, en "Re,ista del Colegio de Abogados de Buenos Aires ",
1945, año 1, pág. 3.
(17) CARLOS MOt:CllET, Las ideas ele Echeverria, Lilbercli y los constituyentes
LAS IDEAS DE 3IITRE SOBRE EL 1\n;c-;rCIPIO 39
de 1853 sobre el regwlen 7Illlnicipal, en rev. "La Ley", Buenos Aires, t. 8-1,
octubre-diciembre 1956, pág. 6-10.
40 REVISTA DEL INSTIT"GTO DE HISTORIA DEL DERECIIO
(18) En los fundamentos del proyecto se decía: "El sistema municipal, palanca
del progreso material y de la buena policía de las ciudades, es de esperar que se
extienda a toda la República y que sea consignada en las cartas provinciales." y
se confiaba en que la ley para la ciudad de Buenos Aires" probablemente servirá
de modelo para establecer municipalidades en toda la República".
('19) En Obras Completa~, t. 8, pág. 241.
(20) Ver: CARLOS HERAS, AntecedenTes sobre la instalación ele las municipali-
dades en la. Provincia de Buenos Aires (185:2-54), en Trabajos y Comunicaciones,
publicación del Instituto de Investigaciones Históricas de la Facultad de Huma-
nidades de la Universidad Nacional de La Plata, 1948, t. I, págs. 75 Y sigts.
LAS IDEAS DE ::IIITRE SOBRE EL ::In::XICIPIO
(23) Esta concepción de la :z..Iunicipalidad como un poder del Estado fué gene-
ralmente aceptada por los publicistas argentinos durante un buen tiempo. Después
de 1873 se nota la influencia de la terminología empleada por la Con~titución de la
Pro,inda de Buenos Aires que se refiere al régimen municipal y no al l¡oder
municipal (,er CAllLOS lIIOCCHET, Florentino GOl1zález, 1¡rimer profesor de derecl¡o
constitucional de lOe Universidad de Bu-ellOS Aires y sus -ideas sobre el régimen
mmlicipal, en Revista de lOe Facultad de Derecho y Ciencias Sociales, Buenos Aires,
1851. NQ 25. págs. 785 y sigts.
LAS IDEAS DE ::\IITRE SOBRE EL :lICXICIPIO 43
central, y UIla municipalidad electiya que podría ser rústica o urbana.
Comprendiendo que sin bases económicas y financieras 110 hay institu-
ciones municipales con vida propia, proponía dotarlas de los recursos
necesarios para que fueran ricas. Proponía entregarles en propiedad
los ejidos de los pueblos, el usufructo de las propiedades públicas
existentes dentro de su demarcación y adjudicarles dentro del área
de los pueblos cuatro manzanas para la instalal"ióll cl(' establecimientos
públicos, útiles o piadosos. Además, se les facultaba el cobro de diversos
impuestos y Ull porcentaje de la contribución directa cuya recaudación
estaría a su cargo,
Se declara partidario ele la intelTellción de los extranjeros en el
gobierno municipal. Fnndaba esta idea en que los extranjeros tienen
intereses que hacer ,'aler en la comunidad administrada por la }Iuni-
cipalíc1ad, que constituía un deber de justicia hacia quif'nes habían
cooperado en la independencia y proceso del país y finnlmente por
estar familiarizados en sus tierras de origen con las instituciones muni-
cipales, lo que no sucedía con la gran mayoría de los hijos del país.
A pesar de lodo el moyimiento en fa,'or de la sanción c:e la ley de
~lUnicipalidades para la provincia de Buenos Aires, este acontecimiel~to
"5~11O llegó a producirse en el año 1853.
Poco después, a principios de 1854, producida la secesión del Est'1c1o
de Buenos ,,Aire;;, éste dietaba su Constitución, cuyo artículo 170 esta-
blecía: "El régimen municipal será establecido en todo el Estado, La
forma y elec(·ión Ül' los municipales, las atribuciones ;; deberes ele
estos euerpos, (:Olno to{10 10 relatiyo a sus rentas :: arbitrios serán
fijados en la ley sobre la miseria",
Al discutirse esa norma üe la COllst itul"ión üe Buenos Aires, :Jlitre
señaló con acierto qnc la mifillw aclolecía cle 1a deficiencia de no sentar
algunos principios generales del régimen municipal, que quedaba
librado a la diserecionalidad del gohierno (sesión del 2 ele marzo de
1854 en la Sala de Representantes). Formulaba así una crítica también
,'aleelera para el art. 5Q ele la Constitución Nacional sancionada el año
anterior y se anticipaba a la concepción actual de que la Constitución
debe contener un mínimo de bases políticas, financieras y administra-
tivas de la autonomía municipal, sin perjuicio de dejar cierto margen
de discrecionalidad a las provincias para establecer la organización de
las comunas.
Sólo el 11 de octubre de 1854 la Provincia llega a dictar su ley de
municipalidades para la ciudad de Buenos Aires y la campaña, basada
44 REíISTA DEL INSTITLTO DE HISTORIA DEL DERECHO
(3) Lrrs ROQ1:;E GOXDR.\, Las icleas eCOnOlltlCaS ele Jlanllel Belg)"(l110, 2' eel.,
Bs . .:\.s., 192i, Imprenta de la Uniyersidad, pág. 59. J. P . .i'.L\ YER, en Trayectoria
elel pensccmienfo político, Fondo ele Cultura Económica, México, 1941, págs. 298-99,
dice que los enciclopedistas italianos superan muchas veces las concepciones de
lIIontesquieu y por ende la influencia francesa. En principio son hostiles a la
'1 Raggione di Stato" J partidarios de un mayor bienestar para un mayor número.
(4) lbielem. GOKDRA, púg. 112.
(5) BRL"XELLO, n pensiero_ .. , págs. 8-9.
EL PEXSA3IIEXTO POLITICO ITALUXO DEL SETTECEXTO 47
(6) BRuXELLO, Il pCllsie/'o .... p:íg. 11. Véase también E::ÚILIO A. COXI, El
Nacionalismo de Belgrano dOlll1e el autor estima que el prócer no fué ni mucho
menos un lilJcral a outrance. Por el contrario, más bien proteccionisttL con inclina·
eión a defender la producción naeional. Citado por ",LIRIO BELGRAXO, en JIistoria
de Belgrano, pág. 32.
(7) :i'.IAX1:EL BELGIL\:c\O, .J /llab/agrafia. Prólogo de L-¡;IS ~I. BArDIzzoxE. Emecé
Editores. '1' Ed. Bs. As., ] 042.
(8) DELFIXA Y. DE GmOLDI, Filosofía Argentina. Vico en los escritos de Sar-
miento. Pasión y c1efenN1 de la Uuer!ad. Bs. As., 1950, pág. 35.
(D) Filangieri conoció la obra ,le Vico y en su Seienza della legislazione se
tra;:luce este influjo. Puede decirse que Belgrano tUYO inmediata información
acerca de Filang-ieri. Sobre la interyención de Vico en el pensamiento de Filangierj
yéase XICOLIXI FA1:STO, Trolfallg Goethe y Gaetano Filan{1ieri, ntículo en el
lliario La N ación del 28 de agosto tle 1949. 2' sección.
48 REVISTA DEL INSTITUTO DE HISTORIA DEI" DERECHO
Estas son las bases sobre las que se asienta la filosofía económica
de Genovesi; bases completamente humanistas pero con características
individualistas. Pese a ello hacen de Genovesi un extraordinario refor-
mador en el campo de las doctrinas económico-sociales de su tiempo.
Al desestimar toda suerte de privilegios, usurpación o tiranía, se
perfila en este autor una aspiración de justicia.
Genovesi, al decir de Bl'lmello tiene concepciones netamente reyolu-
cionarias para su época, y su ideario ético político es uno de los más
fecundos y gravitantes del siglo XVIII (33).
Hay quienes consic1elan a Genoyesi como precursor de la escuela del
materialismo histól'ico(3-1) lo que es inexacto por cuanto en Gellovesi
el hecho económico forma parte de esa universalidad racional que
compone su pensamiento y esto implica su no exclusividad, lo que es
bien antitético a la posición del materialismo histórico.
Puede considerarse a Genovesi como un humm1Ísta, para quien el
hombre es el artífice de este mundo siendo su principal protagonista
a través de una comunidad, nación o estado y en la sucesión de los
éiglos y de la historia, pensamiento éste que se acerca y tiene afinidades
con Yico de quien extrajo muchas de sus concepciones.
Cabe admitir que Bclgrano hubiera recibido un poderoso impacto
de Genovesi al leer sus obras; esto fluye de sus escritos o memorias
en las que aparecen ideas similares. Autor de sn gran preferencia
resultaría un discípulo tan fiel que habría de transmitir su pensamiento
al Río de la Plata.
Es ilustratiyo conocer algunos conceptos de Yerri, en particular
sobre el latifundio; según él redunda siempre en perjuido de la agri-
cultura y de la clase labol'iosa, pero que en sn extil'pación nunca ha de
procederse con la fuerza por cuanto constituye un "attentato contra
la proprieta" (35).
Agrega Brunello que Verri es en el fondo un economista liberal,
pues defiende la libertad de comercio de granos, oponiéndose a todo
monopolio, concepto que veremos reproducido en la obra de Galiani.
Critica Yerri acerbamente la administración que realiza el gobierno
de España, tanto en la metrópoli como en sus colonias, calificándola de
monstruosa (36).
(54) Colección (le Arengas en el Foro y Escrito sael Dr. JIariano Moreno. Citado
por GO:NDRA, libro mencionado, pág. 24.
(55) L. R. GO~l)RA,.Las iaeas económicas ... , págs. 55-74-113.
(56) L. R. GONDRA, Las iaeas económicas ..• , caps. 80 y 90. MANLEL BELGRANO,
A.utobiografía, pág. 28. MARIO BELGRANO, Historia ae Belgrano, págs. 42 y 62.
(57) RICARDO LEVENE, El 11lovimiento histórico de la Rev. de 1810 y la aoctrina
de lIIariano lIIoreno, en Boletín de la J'll·nta de Historia y Nltmis1Ilática A'mericana,
tomo 2°, pág. 14, Bs. As., 1925.
NOTAS SOBRE LA JUSTICIA EN LA INTENDENCIA
DE SALTA
ella ... " (2). De acuerdo con esto, los intendentes intervinieron deci-
didamente en la vida de la gobernación de su mando.
Una de las preocupaciones de su gobierno fué establecer, mediante
las reglas de la justicia distributiva, un orden social que les permitiera,
por una parte, accionar con libertad y alcanzar de sus súbditos la
aceptación de su cometido y por otra, cumplil' lo que expresamente les
estaba ordenado. Muchas veces tuvierGn cuestiones con sus mismos
subordinados, en relación con empresas en las que chocaban sus cri-
terios. Pero, generalmente, y, en particular, los tres primeros goberna-
dores intendentes -don Alldrés JHestre, don Ramón García de León
y Pizarro y don Rafael de la Luz- obtuvieron el consenso general, ya
que ocupaban, más que los que les siguieron, una posición espectante
y sin relación con intereses encontrados.
De cualquier modo, no era fácil su labor en lo que atañc a la conse-
cución de un mejor orden jurídico. La constitución social que heredó
la Intendencia, con la excesiYa libertad individual de todos sus compo-
nentes, los medios de acción de la época, y las situaciones y compro-
misos inveterados les hicieron, frecuentemente, resistencia. Por lo cual.
en ocasiones, debieron investigar profundamente algunos aspectos de la
posición social de sus gobernados, para poner en claro sus propios
juicios sobre quienes debían ser sus colaboradores (3).
Con estos recaudos tuvieron que desempeñarse, entendiendo que ellos
eran los responsables del gobierno y de la nc1ministrarión y que su
nutoric1ad no podía yerse menoscabada.
Su criterio y su actitud, con Tariantes de tipo personal, quedó fijado
para siempre en estas palabras del intendente León y Pizarro, quien.
al ,'el' discutida una disposición suya por los alcaldes de Jujuy, dijo
que él podía y dehía ¡, llamar a mi teniente. subdelegados y alcaldes
para adwl'tirles su obligación y exortarJes a que clUnplan con ella en
las causas que juzgasen".. [Nótese la adhesión, cuasi literal, al texto
transcripto de la Real Ordenanza]. Suponen tamhién los alcaldes de
Jujuy que por las leyes y por la costumbre, están autorizados para
por ejemplo, con don Tadeo Fernández Dávila. y don José de ::.\Iedeiros,
quienes fueron fieles asesores y con los cuales no tuvieron mayores
conflictos. Otro tanto ocurrió, de manera. general, en la. elección de los
subdelegados para las ciudades de la Intendencia, quienes se desempe-
ñaron con total desinterés. Entre éstos, sabemos, por ejemplo, que don
Vicente Escobar, el subdelegado de San l\Iiguel del Tucumán, intervino
eficazmente en los asuntos de hacienda, logrando aumentar las recau-
daciones del ramo de pulperías, desempeñando el empleo de coronel
de las milicias urbanas, trabajando en el adiestramiento de ellas y en
efectuar un nuevo em padl'onamiento de los indios de su jurisdicción,
eon lo que se aumentaron las entradas del ramo de tributos (8).
Esto no quiere decir que dejara de levantar quejas, muchas veces, la
actuación de los mismos empleados del gobierno, por lo que, los inten-
dentes tuvieron que supervisar su conducta. En todo caso, como pasó
cuando el cabildo de Salta hizo graves cargos fontra Fernández Dávila,
el intendente no descansó hasta agotar los procedimientos judiciales
que le 11eyaron a esclarecer el asunto en litigio (9).
En otra ocasión, fueron los Yecinos de Santiago del Estero los que
hicieron presente la. necesidad de remover de su empleo al subdelegado
don Juan J·osé Iramain "para reparar el abandono de nuestras fron-
teras, para inyertir con utilidad común y la debida economía los inte-
reses reales destinados a ella, para establecer la. paz y tranquilidad de
este pueblo, y últimamente, para libertamos de una dominación que
sobre irregular y despótica, aspira. a constituir yitalicia" (lO). En
ambos sucesos, como en otros que sería largo describir. se comprobó
(7) Oficio del intendente León y Pizarro a don José de Gúlyez, sobre la visita
de su provincia. Salta, 5 de octubre de li91. A. G. L Leg. N0 313.
(8) Certificacionps de los méritos y servicios de don Vicente Escobar dadas
por el alcalde de San Miguel don Francisco Tejerina en esa ciudad, el 21 de abril
de 1785 y por los oficiales reales de la Intendencia, en Salta, 9 de octubre de 1787.
A.G.L Leg. N0 100.
(9) !nforme del. virrey Arredonc1o al intendente León y Pizarro, sobre este
personaJe. Buenos AIres, 5 de diciembre de 1793. A.G.L Leg'. ]\0 278.
(H) Oficio del cabildo de esta ciudad al virrev Avilés. 'Santiago del Estero
12 de agosto de 1800. A.G.N., S. 9, C. 36, A. 2, N0 5. Tribunales. Leg. 65:
Eil.llte. N° 14.
XOTAS SOBRE JeSTICIA EX LA IXTEXDEXCIA DE S~\LTA 61
voto de Santiago del Estero, don Ramón Á~nt::mio Taboada ante la fuga
de varios presos- el oficial de la compañía de la otra banda Patricio
Santillán, que estaba de guardia la noche del día 13 del corriente, que
fué en la que hicieron los reos el escalamiento y fuga de esta real
cárcel, deve ser arrestado, y si lo tiene usted por conveniente lo man-
dará así y le formará los cargos que correspondan, para esclarecer el
hecho que se enuncia y investigar quién dió mérito y fué causante
de ello" (18). Pocos días más tarde, pese a lo anterior, se volvieron a
fugar otros reos. Entonces expresará en su nota aquel funcionario del
cabildo, que en Santiago no había "alguacil mayor ni alcaide que
atienda el cuidado de ella la cárcel porque son ningunas las obenciones
ni productos para subsistir estos ministros de justicia". Agregaba:
,; En esta lamentable constitución nos vemos en esta ciudad los alcaldes
ordinarios, qne por precisión hemos de ser alguaciles, alcaides, carce-
leros y ministros de justicia, cuidando y veJando sobre la seguridad
de los reos, teniéndolos también que mantener por no haber de donde
hacerlo, además de que entran en esta real cárcel muchos ladronzuelos
rateros y como no se les puede imponer pena algu1la aflictiva sin
pronunciamiento de sentencia definitinl, confirmada por vuestra Al-
teza, y que es moralmente imposible seguir causas a cada uno de ellos
de por si, mayormente cuando el robo es de Ulla vaca, mula o buey, por
esta l'azon se les da el castigo de tenerlos presos ú1licamente alglm
tiempo, con 10 cual se acrecientan los reos y promueven entre todos
los escalamientos" 19.
Otros testimonios prueban que no era mejor la situación en la cam-
paña. El cabildo de San :\Iiguel se dirigía al yirrey ATilés, por ejemplo,
diciendo: "Son muchos los Yagos, salteadores y criminosos que perju-
dican las haciendas, la paz y tranquilidad de los yecinos de esta juris-
dicción ... Vemos a los vecinos laboriosos y bonrac1os que han desma-
yado y abandonado las últimas solicitudes en la labor y trabajo, porque
el daño crece y no tiene remedio. Hemos solicitado, con el posible celo y
empeño, reprimir estos males con la adminL<,tración de ju,;ticia, casti-
gando a los autores y poniéndolos en los presidios de esta proyincia,
pero esto ha sido inútil y aún más perjudicial". Añadían que las cár-
celes no eran seguras, que los reos se yolvían cuando querían -con lo
que se amnentaoan los robos- y que, en consecuencia, ('recían "los
cuidados de los jueces y vecinos, en tal extermo, que muchos yiyen
siempre cabalgados de día y noche por conservar sus haciendas" (lO).
Mejor situación, en este sentido, tuvo la capitaL Aunque de su
eárcel se habían producido algunas fugas, la mayor preocupación ele
los jueces salteños consistía en la manutención de los presos. Se acos-
tumbraba, también, remitirlos a los fuertes, espe('ialmente al de Le-
desma. Los delitos variaban: robos, heridas, f1.1gas, aman('ebamientos,
provocación, vagancia, cuatrerismo, juego, etc.
Es interesante la declaración de los alcaldes de Salta pOl que explica
por qué no existen las constancias de grandes juicios criminales. Ellos
dirán que determinaban las penas y remitían los reos a presidio "sin
fOl1narles proceso, pues de seguirles sus causas judicial es llegaría el
caso, frecuentemente, de estar esta cárcel llena de estos reos, expuesta
al escalamiento o a que se muriesen en ella de hambre por no habe1'
landas para mantenerlos; y la limosna que se junta salÍ!:ndo por el
pueblo a pedirla nosotros personalmente los yiel'nes de cada semana,
apenas alcanzará para veinte que les siga la causa de sus delitos capi-
tales, hallándose en el día sobre setenta en ella ... Generalmente, estos
delincuentes no tienen bienes algunos para costear su manutención.
No se puede dispensar su arresto, ya por las demandas que se POllr,l1,
también por gente pobre que les han robado caballo, vaca o berIlo
otro daño y no tienen COlllO pagar, y ya POl' ser los delitos públicos.
Son muy comunes en esta provincia por la gente plebe los robos de
ganado de toda especie, de mujeres, de amancebamientos y de herir
por estas causas, y la de juegos prohibidos, con armas vedadas; de no
arrestarlos se inundarían los caminos y campos y pasarían a mayores
excesos, y de arrestarlos, se hace preciso e indispensable proceder C011-
fonne a la costumbre referida y sin formalización de ('ansa a los de
menos delito".
A estas razones hay que agregar la utilidad que los reos prestaban
en los presidios por lo que, dirán los alcaldes, el intendente les ha
pedido "que hechemos levas, a fin de completar las piazas de la
(20) Por 10 mismo, solicitaron remitir todos los reos a los presidios de Monte-
ndeo. Oficio del cabildo de San :Miguel al virrey Avilés. San Miguel del Tucumán,
11 de marzo de 1800. A. G .N., S. 9, C. 3, A. 5, N. 5. Leg. ]\0 2.
El virrey accedió a que, primero, los enviasen a Buenos Aires para luego, él,
destinarlos a los presidios. Buenos Aires, 25 de mrrrzo de 1800. A.G.N., S. 9,
-C. 3, A. 5, N. 5. Leg. N0 2.
XOTAS SOBRE Jl'STICIA EX LA INTEXDENCIA DE SALTA 65
(21) Oficio de los alcaleles ele Salta, don Servando Frías y don Miguel Fran-
risco Gómez, a la Auelieneia de Buenos Aires. Salta, 2 de marzo de lí98. A.G.N.,
S. 9, C. 38, A. 6, ?\. 5. Tribunales, Leg. 210. ElI."Pte. NQ 13.
El criterio del fiscal de la Aueliencia fué que debía formarse causa a los reos
apenas se los apresase y aunque después se les descontaran las penas. Criticaba,
de este modo, el procedimiento acostumbrado, del que decía: "sí esto se pudiera
hacer sin riesgo ele que la inocencia padeciese, estaría bien, pero como no puede
suceder que deje de haber pasión e injusticias ... ". Buenos Aires, 27 de junio
ele 1798. La ~-\.ueliencia hizo sUTO este dictamen. Buenos Aires, 11 de agosto de 1798.
A. G.X., S. 9, C. 38, A. 6, N. 5. Tribunales, Leg. 210. Expte. N° 13.
(~~) Certificación ele los servicios de elon Miguel Francisco Gómez dada por el
intenelente León y Pizarra. Salta, 5 de febrero ele 1797. A.G.I. Leg. N0 85.
5
66 REVISTA DEL INSTITL"TO DE HISTORIA DEL DERECHO
(28) Informe del intenc1ente León y Pizano sobre el sacerdote Victorio Fernán-
dez López. Salta, -± de junio de 1796. A.G.l. Leg. ~o 280.
(20) Expediente 501)]'e el legítimo derecho de los indios canchis a In, posesión
de sus tierras. Afio 1797. A.G.N., S. D, C. 35, A. 9, K. 5. Tribunales. Leg. 55.
Expte. NQ 26.
(30) Oficio del intendente :Mestre al ,irrey "\.ncdondo, sobre ei a1férez real
don Simón Chávez Domínguez. Salta, 8 de junio de li90. A.G.l. Leg. N° 313.
(31) Iniorme ele Fernández Dá,ila a la Audiencia de Buenos Aires. S~lta. 4
de junio de lí98. Documento citado. (Kota 11).
G8 REVISTA DEL IXSTITuTO DE HISTORiA DEL DERECHO
(32) Real Ordenanza ... Obra citada (:Sota 2). Art9 12.
(33) Real Ordenama ... Ob. cit. (:N"ota 2). Art" ',:::'
(34) Reglamento y título de juez subdelegado en San Miguel del Tucumún,
dado a don Vicente Escobar, por el intendente Mestre. Salta, 10 de enero de 17840.
"LG.r. Leg. 100. _~tQ 1".
:\OTAS SOBRE JuSTICIA EX LA I:\TENDENCIA DE SALTA 69
(35) Reglamento y título ... Documento citado (Nota 34) Arto ~9.
(:JG) Reglamento y título.,. Doc. cit. (Nota 34) Art9 69.
70 REVISTA. DEL IXSTITúTO DE HISTORIA. DEL DERECIIO
(37) Reglamento y título ... Doc. cit. (Nota 34) Alto ¡o.
(38) Reglamento ;¡ título ... Doc. cito (Nota 34) Artículos 80 , 9°, lOo y 110.
(39) Ordenanza municipal para la ciudad de Nue,a Orán, dictada por su
fundador, el intendente León y Pizarra en Salta, 27 de julio de li95. A. G.L
Leg. NQ 280.
KOTAS SOBRE Jt::STICIA EK LA IXTEXDEKCIA DE SALTA 71
(44) RICARDO ZORRAQUÍN BECÚ, Ob. cit., cap. nI, pág. 79. Buenos Aires, 1952.
(45) Ver: JoSÉ M. MARILUZ URQUIJO, La oreación de los alcaldes de barrio
de Salta, en Boletín del Instit11to San Felipe y Santiago, Salta, 1951.
(46) ACADEMIA NACIONAL DE LA HISTORIA, .dctas Capitulares de Santiago del
Estero, Tomo V, Buenos Aires, 1948.
(47) Oficio del procurador al cabildo. Salta, 19 de mayo de 1í84. Y elección
de alcaldes de barrio el 7 de enero de 1785. A.G.N. S. 9, C. 33, A. 3, N. 5. Interior.
Leg. 21. Expte. :;:;¡Q 18.
XOTAS SOBRE JUSTICIA EX LA IXTE~DEXCIA DE SALTA 73
(48) Instrucción que se aa para. el manejo de los alcaldes de barrio ... Salta,
9 de enero de 1785. A. G.No, S. 9, C. 33, A. 3, N. 5. Interior. Leg. 21. Expte.
N0 18. Art. 10.
(49) Instrucción que se aa ... Doc. cit. (Nota 48) A.G.N., S. 9, C. 33, A. 3,
X. 5. Interior. Leg. 21. Expte. N0 18. Arts. 20 y 30.
(50) Instrucción que se da ... Doc. cit. (Nota. 48) A.G.N., S. 9, C. 33, A. 3,
:f. 5. Interior. Leg. 21. E:xpte. N0 18. Art. 4°.
(51) Instrucción que se da ... Doc. cit. (Nota 48) .A.. G. N., S. 9, C. 33, A. 3,
X. 5. Interior. Leg. 21. E:.\.-pte. N0 18. Art. 5°.
(52)Instrucción que se da ... Doc. cit. (Nota 48) A.G.N'., S. 9, C. 33, A. 3,
X. 5. Interior. Leg. 21. E,"J,.-pte. N0 18. Art. 60.
í4 REVISTA DEL IXSTITúTO DE HISTORIA DEL DERECHO
(53) Instrucción eme se da .. " Doc. cit. (Xota 48) A.G.X., S. 9, C. 33, A. 3,
N. 5. Interior. Leg. 21. E:. . pte. N° 18. Art. 7Q •
(54) Instrucción que se da ... Doc. cit. (Nota 48) A.G.N., S. 9, C. 33, A. 3,
N. 5. Interior. Leg. 21. Expte. NQ 18" Art. 80.
(55) Instruccin que se c1a ... Doc. cit. (Xota 48) A.G.N., S. 9, C. 33, A" 3,
N. 5. Interior. Leg. 21. Expte. NQ 18. Art. 9 Q "
(56) Instrucción que se c1a ... Doc. cit. (Nota 48) A.G.N., S. 9. C. 33, A. 3,
N. 5. Interior. Leg. 21. Expte. X9 18, Art. 109.
(57) Instrucción que se da.". Doc. cit. (Xota 18) A.G.N., S. 9, C" 33, A. 3,
N. 5. Interior" Leg. 21. Expte. N9 18, Art. 119.
XOTAS SOBRE Jt:STICIA EX LA IXTEXDEXCIA DE SALTA 7:.J
(58) Instrucdón que se da ... Doc. cit. (Nota 48) A. G. N., S. 9, C. 33, A. 3,
X. 5" Interior. Leg. 21. Expte" N° 18. Arts. 120, 13", 140 Y 150.
(59) Instrucción que se da ... Doc. cit. (Nota 48) A.G.N., S. 9, C. 33, A. 3,
N. 5. Interior. Leg. 21. Expte. 1:\0 18. Art. 16 Q •
(60) Instrucción que se da ... Doc. cit. (Nota 18) _~.G.N., S. 9, C. 33, A. 3,
?\. 5. Interior. Leg. 21. Expte. N"o 18. Art. 1 jo.
76 REVISTA DEL INSTITUTO DE HISTORIA DEL DERECHO
(61) Instrucción que se da... Doc. cit. (N'ota 48) A.G.N., S. 9, C. 33, A. 3,
N. 5. Interior. Leg. 21. Expte. NQ 18. Art. 18 0 •
(62) Instrucción que se da ... Doc. cit. (Nota 48) A.G.N., S. 9, C. 33, A. "
",
N. 5. Interior. Leg. 21. Expte. N0 18. Art. 190.
(63) Instrucción que se da ... Doc. cit. (Nota 48) A.G.N., S. 9, C. 33, A.
.,
N. 5. Interior. Leg. 21. Expte. N0 18. Art. 20 0 • '"
(&4) Instrucción que se da. Doc. cit. (Xota 48) A.G.X., S. 9, C. 33, A. 3,
N. 5. Interior. Leg. 21. Expte. N0 18. Art. 21 0 •
XOTAS SOBRE JrSTICIA EN LA INTENDE:c;'CL\ DE SALTA ':' ¡
público sobre el fuero personal -que, con criterio actual, puede criti-
carse- disposiciones de justo control y de progreso en el orden de la
organización del trabajo.
Anualmente, se renovarían los vecinos en las funciones de alcaldes
de barrio.
El intendente JUestre, días después de dictada. esta instrucción, la
eomunicaba al virrey Loreto. En su carta, después de explicar que a
los alcaldes de barrio no les había dado jurisdicción para seguir suma-
rias, afirmaba que ya se estaban comprobando en Salta los favorables
efectos de esta creación (65).
(Go) Oficio del intendente ~lestre al ,'irrey Loreto. Salta, 25 de enero de li85.
_-LG.N., S. 9, C. 33, A. 3, K. 5. Interior. Leg. 21. Expte. 1\0 18.
(00) Instrucción que forma el Señor don Ramón García de León y Pizarra,
cahallero de la. Orden de Calatraya, coronel de los reales ejércitos, intendente,
gohernador y capitán general de esta provincia de Salta, por Su :Majestad, que
Dios guarde, para que la observen los Jueces de los partidos del campo, jurisdk-
ción de Santiago del Estero, Santiago, 1-1 de julio de 1791, A.G.N., S. 9, C. 31,
.e\.. 6, N. 2. Justicia. Leg. 29. Expte. 1\0 8;0. Art. 10.
78 REYISTA DEL IXSTITCTO DE HISTORIA DEL DERECHO
(67) Instrucción que forma ... Documento citac10 (Sota 66) A.G.R., S. \1,
C. 31, A. 6, N. 2. Justicia. Leg. 29. Expte. :K? 870. _-\.rt. 2°.
(68) Instrucción que forma ... Doc. cit. (l\ota G(j) A.G.l\., S. 9, C. 31, .l. (j,
S. 2. Justicia. Leg. 29. Expte. Ro 870. Art. 3°.
(6,,) Instrucción que forllla ... Doc. cit. (Sota (6) A. G. S., S. 9, C. 31, A. 6,
N. 2. Justicia. Leg. 29. Expte. So 870. Art. 4°.
(70) Instrucción que forma ... Doc. cit. (Nota 66) A. G .l\., S. 9, C. 31, A. 6,
N. 2. Justicia. Leg. 29. Expte. SQ 870. Art. 50.
(71) Instrucción que forma ... Doc. cit. (l\ota (6) A.G.X., S. 9. C. 31, .A. 6,
1\. 2. Justicia. Leg. 29. Expte. 1'10 870. Art. (jo.
(72) Instrucción que forma ... Doc. cit. (Kota G6) A.G.X.) S. 9, C. 31, A. 6,
N. 2. Justicia. Leg. 29. Expte. N0 870. Art. 70 •
:1\OTAS SOBRE J"CSTICL-\. EN LA INTENDENCB. DE SALTA 79
(73) Instrucción que forma ... Doc. cit. (Nota 66) A.G.N., S. D, C. 31, A. 6,
"?\i. 2. Justiciao Leg. 290 Expte. Xo 870. Art. So.
(74) InstrucéÍón que forma o. Doc.
o cito (Xota 66) _·L G. X., S. D, C. 31, A. 6,
N. 20 Justicia. Leg. 29. Expte. N0 S70. Art. 9°.
(75) Instrucción que forma .. o Doc. cit. (Nota 66) A. G oX., S. 9, C. 31, A.. 6,
X. 2. Justicia. Leg. 29. E::qlte. N0 S70. Art. lO?
(76) Instrucci6n que forma ... Doc. cit. (Nota 66) A . G.X., S. 9, C. 31, A. 6,
N. 2. Justicia. Leg. 29. E:"lltE'. Xo 870. Art. 11".
(77) Instrucción que forma ... Doc. cit. (Nota 66) A.G.N., S. 9, C. 31, A. 6,.
N. 2. Justicia. Leg. 2D. Expte. NQ S70. Art. 12°.
80 REVISTA. DEL INSTITGTO DE HISTORL\. DEL DERECHO
durante el día, los jueces podían obligar "a los dueños de animales a
pagar el daño que hayan hecho, regulando con justificación" (18).
La instrucción establecía finalmente que estos jueces cobrarían
los derechos por las diligencias que actuaren, que harían público su
cometido, "para que llegue a noticia de todos y ninguno alegue igno-
rancia" y que debían" tener la mejor armonía con los vicarios y curas
de su partido, a quienes, igualmente, lo cncarga este gobierno" ('9).
(78) Instrucción que forma ... Doc. cit. (Nota 66) A. G. N., S. 9, C. 31, A. 6.
X. 2. Justicia. L€g. 29. E:,:pte. N0 SiO. Art. 13 Q.
(79) Instrucción que forma ... Doc. cit. (Nota 60) A.G,N., S. 9, C. 31, A. G.
-:'1. 2. Justicia. Leg. 29. Expte. NQ SiO. Art. 140.
XOTAS SOBRE J"l'STICL\. EX LA IXTEXDEXCIA DE SALTA SI
(SO) Bando del intendente León y Pizarro. Salta, 23 ele junio ele 1792. A. G. N.
Tribunales. Leg. 190. Expte. :I\Q 2-1.
6
82 REí"ISTA DEL IXSTITCTO DE HISTORIA DEL DERECHO
que fuera sorprendido usando armas sin permiso y a los que 110 cum-
pliesen con lo mandado en orden a la iluminación de las tiendas y
pulperías.
Finalmente, para terminar con "el intolerable abuso con que gra-
van al público los que, estancando todos los abastos, se proponen la
idea de revenderlos en un precio nada moderado" se ordenaba que
estos revendedores no hicieran sus compras a los abastecedores, sino
que los dueños de las mercaderías las vendieran por sí mismos. Después
que el vecindario se hubiese abastecido por esta vía directa, podrían
aquéllos comprar lo que les pareciere. En este caso, habían atendido
los alcaldes la representación del procurador de la ciudad que decía
que aquellos revendedores obtenían" una exorbitante utilidad, de que
se perjudica el común" (SI).
El intendente intervino ante esta reglamentación, de manera tal que
ya estamos en camino de las palabras que caracterizan su autoridad y
poder - y ya conocemos- referentes a que debía ser, exclusivamente,
su autoridad la única que dictase bandos de buen gobierno, justicia y
policía en el territorio. Decidió así, que los comerciantes tuvieran
entrecerradas las puertas de sus negocios, que no se nndiel'a aguar
diente, que se aplicara la multa al contraventor y que para el reinci-
dente fuera duplicada, debiendo sufrir, además, doce días de cárcel. La
misma prohibición existía también para la chicha, .;; los ehri0s pasarían
a ser inmediatamente encarcelados (82).
Pese a todo, y a los duros conceptos suyos expresados anteriormente,
la Audiencia resolrió que se cumpliera en todas sus partes el bando de
los alcaldes de Jujuy (83), pensando, quizá, que sus disposicionE.'s sur-
gían de un más ajustado conocimiento de la situación.
Para finalizar este apunte, hagamos notar que, con el título de Jueces
comisionados, existían otras autoridades en lugares retirados, cuya fun-
ción consistía en "administrar justicia y dedicarse a la persecusión de
vagos y mal entretenidos". N o hemos podido precisar bien su come-
(81) Bando ele los alcaldes ele Jujuy, elon José AI,araelo y don Anelrés Ramos.
Jujuy, 18 de enero de 1794. A.G.N. Tribunal€s. Leg. 196. Expte. N0 24.
(82) Declaración del intendente León y Pizarra. Salta, 10 ele abril ele 1 í94.
A.G.N.. Tribunales. Leg. 196. Expte. N0 24.
(83) Resolución de la. Audiencia. Buenos Aires, 15 d€ enero de 1í96. A.G.N~
Tribunales. Leg. 196. ElI.-pte. N0 24.
XOTAS SOBRE JL"STICIA EX LA IXTEXDEXCIA DE SALTA 83
tíc1o, pero es posible tuviesen atribuciones semejantes a las ele los Jueces
de los partidos del campo. Conocemos dos designaciones de este tipo.
La primera, hecha por el intendente La Luz, para el paraje de Concha
y sus contornos, en el curato de Rosario de la Frontera (-1). La otra,
hecha por el virrey Pedro nIelo de Portugal, se refería al sitio de
Aconquija, del valle de Catamarca, en donde, debido al mineral que
de allí se extraía, se producían abusos y disturbios. Por ello, amén de
las funciones señaladas, se encargó al comisionado" el fomento y acre-
cC'l1tamiento de dicho mineral" (85).
(3) RICARDO ROJAS, ÁrcJ¡i¡;o Capitular rIe Jujuy, 1913, III, LXXI-LXXII.
(4) RICARDO LEVENE, La. anarquía rIel aíio 20, Capítulo IX.
(5) Registro Nacional, t. I, 1'\0 1425, año 18i9.
LA CO~STITUCIO)f CORDOBESA DEL 1821
(6) X. LARR,UX. El país de Cuyo, págs. 107 a 113. Bucnos Aires, 1906, (londe
se transcribe el documento citado.
(7) ERNESTO H. CELES lA, Federalis1/lo argentino, t. IU, pág. 21. año 1932.
88 REI'ISTA DEL INSTITUTO DE HISTORIA DEL DERECHO
(16) Las constituciones unitarias como las federales mantmieron estos princi-
pios que pasaron a la Constitución del 53. Ver cap. TI de la Constitución unitaria
del 19 en pág. 128 de Estatutos, Reglamentos y Constituciones Argentinas, Uni·
versidad de Buenos Aires, 1956.
L"- COXSTITTTIOX CORDOBESA DEL 18:21 93
fijas; y entre tanto por Reglamentos proyisorios, en cuanto no perju-
dique los derechos particulares de las demás Provincias y los generales
de lct Confecleración ".
Ya hice referencia a la terminología constitucional de aquella época.
Aunque no comparto la opinión, en la doctrina algunos autores han
sostenido que las pro"dncias son soberanas. Lo acertado es di<;tinguir
dos fases o modo de manifestar la soberanía: el ciclo cctllsativo, que
se desarrolla en la esfera de la organización moral de la sociedad y del
que serían depositarias las provincias; y el ciclo efectnal, que se afirma
el;' lID conjunto de poderes supremos, que constituyen el gobierno y del
cual sólo puede ser depositaria la :\"ación (17).
No estaban erradas las provincias, en el año 20, al considerar que
en ellas estaban las fuentes de la soberanía. En el ciclo cfectual, al
delegar sus poderes, pasó a la Nación.
En el arto l° del cap. XIII dispone el Reglamento, por primera vez
en un instrumento jmÍdico argentino, de que las constituciones pro-
vinciales deben adaptarse al molde de la Constitución Nacional: "Al
Congreso corresponde formar la Constitución por la que se ha de regir
y gobernar la Proyincia; examinarla y Juzgarla sobre si se aperne o no
a la autoridad ele la Confederación, es privativo elel Congreso General
de los Estados" .
.Al comenzar el artículo usa la palabra Congreso por Legislatllj'({.
Bsta disposición orgánica y fundamental de nuestro federalismo, es una
de las tantas pruebas de la influencia de esta Constitución en la del 53,
pues la reforma del 60 suprimió el derecho de revisión de las constitu-
ciones proyinciales por el Congreso Nacional.
En su numeroso articulado la Constitución de Córdoba entrega a la
?':ación los derechos de importación y exportación, declarar la guerra
y hacer la paz, levantar ejércitos, la emisión de monedas, los pactos
interprovinciales, las postas, correos y caminos nacionales. Reconoce
]a pre-existencia de la N"ación, al ser único Estatuto argentino que,
antes del 53, determina las funciones de la justicia federal.
Al respecto el artículo lmico de] cap. XXII, expresa: "Las diferen-
cias que se susciten entre dos o más· provincias; entre una provincia
y uno, o muchos ciudadanos de otra; entre ciudadanos de una misma
Provincia, que disputaren tierras concedidas por diferentes provincias;
entre una Proyincia o ciudadanos de ella y otros Estados, ciudadanos
(17) Esta opUllon es seg"uic1a, entre nosotros, por Ro\FAEL BIELsA, Derecho
Constitucional, pág. 100. Buenos Aires, 195±.
94 REnSTA DEL IXSTIT"C"TO DE HISTORIA DEL DERECHO
(l~) JO"\QLÍ:\ '-. GO:\Z,\LEZ, El juicio del siglo o cien años ele Historia. Argen-
tina, púg. 'i2. Rosario, 1945.
96 REVISTA DEL INSTITUTO DE HISTORIA DEL DERECHO
(20) Diario de sesiones de la. Convención del Estado de Buenos Aires, pág. 116,
año 1860.
(21) AGUSTíN DE VEDIA, Constitución Argentina, págs. 13 y 14. Bs. Aires, 190i.
(22) RICARDO LEYENE, El genio político de San Martin, cap. IX, que se ocupa
de las gestiones del Libertador y de la hostilidad de Rivadavia para San Martín
,Y Bustos.
LOS EJIDOS DE CÓRDOBA Y I.JA ENFITEUSIS
l. (] e1!cralidades
La historia de la expansión urbana de Córdoba, como la de casi todas
las ciudades españolas de América, se encuentra estrechamente vincu-
lada a la historia de sus ejidos. De ahí que juzgamos de interés recons-
truir -o esbozal', al menos- el proceso de su formación y evolución,
que, como es natural, presenta modalidades singulares impuestas por
circunstancias de orden ~ocal.
Pero antes ele entrar en el desarrollo del tema, consideramos necesario
señalar que damos al vocablo ejido la significación genérica que tuvo
de hecho entre nosotros, comprensiva de tierras comunales, y no la
acepción específica con que aparece definida la institución aun en la
legislación indiana, al establecer diferencias entre baldíos, eFdos, dehe-
sas y propios, según el destino fijado originariamente a cada una de
estas entidades territoriales.
Las Ordenanzas sob/'c descubrimiento n:nevo y población dictadas por
Felipe Il en el Bosque de Segoyia, el 13 de julio de 1573, distinguen,
en efecto, esos cuatro tipos de terrenos comunales. Así, la nÚlllero eXI
alude a los baldíos al prescribir que una vez trazada la planta de la
ciudad había que dejar" tanto compás abierto, que aunque la población
'~'aya en gl'ClJ1. crecimiento se pueda siempre proseg1J.:ir en la misma
forma". Por su parte, la número exxxdisponía: "Señálese a l4
a let población ejido, en tan competente cantidad, qne Cl'lmque la pobla-
ción vaya en mucho crccimicnto, siempre quede bastante espacio a
donde la gente se p1leda, salú' a recrear, y salir los ganados sin qne
hagan da,ño". Y la número eXXXI agregaba: "Confinando con los
rjidos se señalen dehesas pam los bueyes de Ia:bor, y para los caballos,
y para los ga.nados de la. carnicería" 'Y pa·ra el número ordinario de
(jamacZos qlle Zas pobladores por ol'eZenanza han de tener; y en alg1f.n4
eantdiael más, para que se coja,n para propios del concejo" (1).
"presente fecha por la parte de abajo toJo el peJaza de tierras que hay Jende
" la dicha Ciudad hasta la barranca alta Vermeja al agua del rio (do bate el río)
"de manera que agua al l'ertiente (agora al presente) sir,a el dicho pedazo de
"tierras de egido y Barrero, y Q. (para) la dicha Ciudad é que la ronda de esta
, , ilicha tI'asa, corno de presente está por aquella ,ereda a que facia é fiso merced
, , en nombre de su Magestad del dicho pedaso de toerras a la dicha. Ciudad para
"propios de ella: e que qualldo á la dicha Ciudad, é Cabildo le pareciere que
"combiene (conviniese) poblar las dichas tierras y alargar la dicha Ciudad ,ayan
"las calles derechas al rio, y a las sabanas conforme corno está la trasa de largo
, 'y anchos (sic) los solares, y quadras, y calles é que la ronda la pasen por la
, , harranca del rio en lo llano, del ancho que la dicha ronda tiene é que el dicho
, 'harrero que agua al -ro-tiente (agora al presente) facen ado,es, que (en) el
, , dicho pedaso de tierras puedan facer adoves todos los que quisieren por tiempo,
"y espacio ue dies años, sin que la dicha Ciudad se 10 estorbe y pueda estorbar,
"e dijo que se la daba, y dio por sen"ido é lo firmo su merced' '.
(7) Archivo ]¡[jl1!icipal de Córdoba, libro cit., pág. :29-1.
(8) Id., pág. 300.
(9) Id., púg. 3-18.
LOS EJIDOS DE CORDOBA y LA EXFITEUSIS 101
veinte mil pies de largo lO. Sin embargo, esta merced no llegó a mate-
rializarse ni fue objeto de confirmación, por 10 que sólo la mencionamos
a título ilustrativo.
Otro tanto ocurrió con la donación que Suál'cZ de Figuel'oa hiciera
a la Ciudad, el 24 de mayo de 1579, ., para propios o para lo que ella
qu.isiere", del ancón donde estuyo el fuerte, excepto cuatro cuadras
que se reservaba 11. Ahora sabemos que dicho ancón corresponde al
barrio Yapeyú, ubicado media legua al Este de la traza urbana defi-
nitiya, que el 9 de febrero de 1575, siendo Teniente General de la
Gobernación, Suárez de Figueroa se había adjudicado para sí. cuando
se creía muy próximo el traslado de los pobladores desde el fuerte al
sitio designado por Cabrera para asiento de la Ciudad (1:;). Al parecer,
en ningún momento ésta tomó posesión del te1'1'e110 donado; y, con el
tiempo, sería ocupado por propietarios de inmuebles colindantes (13).
Claro está que la vieja quinta de Santa Ana quedó excluída de dichos
ejidos, aunque estaba encla,-ada en ellos. Como propiedad privada de
Jos jesuitas, había sido confiscada a raíz de su expulsión; y, adminis-
trada por la Junta de Temporalidades, en 1794 la remató un particular,
quien adquirió el pleno dominio de la misma (27).
De todo 10 expuesto se concluye que la transformación de la natura-
leza jurídica de esos suelos del Oeste, al igual que los del Norte, se
habría operado en virtud de una situación de hecho favorecida por el
transcurso del tiempo, por la carencia de información acerca de los
títulos originarios, y por su ubicación y despoblación, circunstancias
estas últimas que los equiparaban, dadas sus características similares,
a los terrenos comunales del Sur y del Este. Y esa situación de hecho
adquirió estado de derecho al ser reconocida oficialmente por quienes
representaban a la Corona. Por esta vía, aquellas tierras realengas que-
daron legítimamente convertidas en ejidos de la Ciudad.
Hemos visto que, por la merced de Abren del año 1579, los ejic10s
del Sur colindaban con la ronda meridional de la traza urbana (hoy
boulevard Junín-San Juan) y que su frente se extendía desde el Pucará
actual hasta la entrada de la Cañada.
De fondo se les habían asignado diez mil pies, o sea cerca de veinti-
trés cuadras; pero el Marqués de Sobre Monte amplió la longitud de
tales terrenos comunales, según consta en un escrito fechado el 19 de
junio de 1786, donde se expresa" que ahora últimamente ha· declarado
(3 1 ) Id., lego 18:2, exp. 11.; y Reg. 1, leg, 90, f. 455; lego 99, f. 46; lego 98,
f. s/n o; et passim.
(32) Id., eser. 1', lego 212, exp. 3; Y eser. 2', lego 1.
(33) Archi,o Municipal de Córdoba, Aetas Capitulares (M. S.), Libro 34, f.
20i ,. Y Libro 35, f. :2 ,.
108 REVISTA DEL I~STITFTO DE HISTORIA DEL DERECHO
(38) Id.
(39) Un 1llano c7e la ciuc7ad (le Córdoba de 1siglo XVIII, Córdoba, 1953.
(40 ) Véase la nota 28.
(41) Véase la nota 16.
(42) Archivo de la H. Cámara de Diputados de la Prorincia ele Córdoba,
Tomo I, Córdoba, 1912, púg. 295.
(43) Ic7., Tomo II, pág. 239.
LOS EJIDOS DE CaRDaBA y LA E::\FITE1'SIS 111
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(G2) Ley NQ 141 del año 1856, moelificada por Ley NQ 287, ele 1860.
(,;J3) La Ordenanza de 1874 fué publicada en yarios números de El Eco de
Córdoba; y la ele 1882 se halla tnlllsCTipta en Digesto de Ot,;enan:::as, .Acuerdos y
Decretos de la Jlunicipalidad de la Ciudad- de Córdoba (1857 a lS94), Córeloba,
1896, púg. 86.
UN DOCUlVfENTO DEL CONGRESO DE TUCUMAN
SOBRE LAS RELACIONES EXTERIORES
3 Sesión secreta del -4, de septiemhre ele 1816. Ter I~STITUTO DE INVES-
TIGAClO~ES HISTORICAS DE LA P.-\.CULTAD DE PILOSOFIA y LETRAS,
Asambleas Constituyentes Argentinas, Buenos Aires, 1937, t. 1, págs. ,,97-501.
-l Ic1em, 1, 524.
I 18 REVISTA DEL INSTITUTO DE HISTORIA DEL DERECHO
5 Ibídem.
6 MITRE, en Historia de Belgrano... cit., págs. 68~"84, transcribe algunos
párrafos de este documento que ha extraído del ejemplar original entre los papeles
de Pueyrredón.
DOCU::IIEXTO DEL COXGRESO DE TUCU::IIAX SOBRE RELAC. EXTEE. 1 r9
ó su gl Ol'i::l , y q.e con c"tos com·encim. tos ;o;e 1m decidido V,E. á elevar á la
Soherania estas obso'Yacioncs, seguro de q. e encontrará la acogida que sus
buenas intrncion. s le hacen esperar.
Las equivocadas suposicion. s q.e envuelve esta exposicion han obligado al
Soberano Congrrso ií trnfl' á consic1eraeion todo í íf. 2J el negocio de relacion. s
exteriüre.~, y no rncontTnnc1ose en ellas un solo dato sobre q. e puedan fundarse,
ha creido q." acaso alg. n concepto menos ajustado ha producido en V.E. las
agitaciones q.e manifiesta, y q.e p.n cksvanecerlas ó calmarlas se hace necesario
presentarle bren) y concisam. te el plan que :;e propuso la Soberania en otras
re'acion. s , y los motivos c¡.e dderminaron á adopt:11'lo.
Desde el momento c¡.e se impuso de su contenido, se penetró de su impor-
tancia, y de q.e segurmn. te (,l'a uno de los asuntos mas graves que se habran
prpsentado en todo el curso de n. ra re\'olucion; q.e por lo mismo exigia el
examen mas detenido y circunspecto p' no traer al pays el mayor mal de
donde se pensare tal vez espernr el mayor bien. Asi fue q.e echando la vista
p:JI' todas la,; proyincias consideró el largo tiempo c¡.e llevabamos d" revolu-
ción; la desola,~ion y ruina q.e ha causado en los pueblos; sns divi~iones
interiores q.e crecian cada dia mas, y a pasos precipitados los arrastraban al
sepulcro; las gr'anc1es dificultad. s q. e Se preoienb ban p" aumentar y mm
::osten:'1' los exercitos 1).1' falta de gente y numerario; c¡.e los rirsgos en este
estado se multiplieaban á medida de ::u dnraóon; que se corromp:a notah!em. te
la moral, y se con::umian las propir,daf1. s puhlicas y / [f. 2 vtu.] privadas entre
las dil'ision. s y la guerra; q.e "i{'ndo aquellas cnusadas p.r alg. s indi\'iduos
enemigos del orden, á quienes scpnra. no la divergenc. a de opiniones animadas
de un espíritu publico, sino el systema de anarquia diseminado p.r todas
partes, no b8:-:taba p' acalladas la voz clamorosa de la Patria en sus mavorp-s
conflictos; qe en este estado era mui debil n. ro poder; q.e aunque mu;'ho y
mmhisimo debía esperarse del cntusiasmo g.ral de los pueblos p.r su lihertad
e indepenc1enc.a, la suerte c1e las armas es siempre variable, y mas c¡.dO
gra~a r sic'!] el dewrden en un Estado, q.e ncccsariamen. te se hace trnscen-
dental á los exercitos; q.e pudiendo un triunfo inesperado del enemigo IJoner
al Pa~s á riesgo de sucumbir, no debia librar su suerte solo al valor y
constunc. a de sus habitante.s, q.e al fin reconocen un termino en los hombres,
sino buscar tambien otros medios q.e sugiera la politica p' preca,er este mal
nada extraño ni remoto, y q.e por lo mismo debiamos ponernos en tres dife-
rentes aptitndes = de: hacer la guerra ó todo trance á quienes combatiesen
n."OS d. ros : de illvitar con el olivo ele la jJaz 11 de la unían á quienes tuviesen
disposicion 1)· reconocerlos: y de prepararnos un asilo segu'ro p' el caso en
q.e 1lI/!l inesperada fatalidad llegase á apurar el colmo de 11. 7as / [f. 3J desgra-
cias. V.E. debe obSernll" q.e est.e pensam. tu nada tiene q.e se oponga al honor, á
la justicia á la libertad y seguridad individual y publira; q.e por el no se
encomienda á otras manos n. ro destino, y que nada menos puede considerarse,
q.e impolítico, ignominioso y contrar. o á n. rOS intereses, á la voluntad elel
pueblo, y a n.ros juramentos.
Para ponerlo en execucion se presentaba un camino en direec.n aeía el
intento: las relacion." con la corte del Brasil. Es verdad q.e parecía obscuro
120 REVISTA DEL INSTITuTO DE HISTORIA DEL DERECHO
bia pasado á ser una Potencia Americana q.e debia tratar de aumentar eIl esta
parte de sus dominios el peso de su poder p. contrahalanzear las aspiracion. s
del viejo mundo, y afianzar su independencia, q.e jamas ha podido conseguir
en el rÍncon de la Peninsub, y pOr lo mismo debia naturalmente afloxar las
relaciono s con los Estado.~ ultramarinos, y estrecharlas con los de _;\.:merica
de un modo reciprocamente favorable, renunciando por su propio interes los
proyectos de un a yasta conqui.~ta; ya p. l' q. e le seria peligrosa en razon del
entusiasmo q. e han desplegado estos pueblos p.I' su libert.:1d é independen".
de su situac. n local y de los medios q.e tieuen de defen.3a, del estado naciente en
q.e se halla aq.l Reino, y ele la clase ele poblac. n q.e lo compone en una gran
parte; y ya por q.e cuando llegase á lograr la subyugac. n de estas Proyincias
seria despues de arruinadas y de.struidas de tal modo, q. e ni le Tecompensasen
los costos de su empresa, ni le proporcionasen las ventajas q.e en el otro caso
debia prometerse.
Sin embargo el Sober. no Congreso no perdia de vista q.to obra la ambicion
y la / [f. ±] perfidia en la politica de los gavinetes. Obserraba la conducta som-
bria y misteriosa del Portngups, y el vacio q.e dejaban siempre las comunicacion. s
del enviado Garcia; y aunq.e podia di.'iculpaT esta conducta con el recato
nccesar. O p.a llevar adelante sus designios, aun q.do fuesen justos y beneficos
á estas pro\incias, y con la poca seguridad del sigilo q.e presentaba u. ra
situac. n p.r la extremada suspicacia de alg. s individuos, y falta de estabilidad
en n. rOS gov. nos , temia el Soberano Congreso q.e estas razon. S se tomasen p.r
pretesto p." que el mismo misterio y la invasiol1 de sns tropas sobre la Banda
Oriental alarmaran los pueblos contra las autoridades, cayesen estas, se envol-
biesen aquellos en la anarquia, y se abriese un campo vasto á su ambician.
Temía tambien lo q.e V.E. indica en su comunicac. n • No dejaba de conocer
q.e confiado el territorio oriental á solo los esfuerzos del gTaL Artigas podia
ser ocupado por el invasor; q.e éste pocHa venir eu cOl1Yinac. n [sic: combinación]
con la España, y q.e aun q.dO 110 fuese así, ponia en peligro á estas Provincias,
las privaba de una gran parte de su ser, pues q.e haciendose dueño de la
bace del Tia adquiriria una importancia mayor p.a con las potencias europeas,.
se hacia arvitro de n.1'° C0111.o, nos despojaba de toda seguridad, se ponia en
DOCU:lIENTO DEL CONGRESO DE T"CCU:lIAN SOBRE RELAC. EXTER. 121
lo mas á q." tal YeZ poclrian prestar3e estas Provincias), q.e formando un
Estado di,tinto del Brasil, reconocerian p. r / [f. 7] Monarca al de aquel mien-
tra, mantmic3e su corte en este continente, pero hajo uua COl1stitucion q.e le
presentaria el Congreso; y q.e en apoyo de esta idea esforzara las razon. S
apuntadas en las instruccion. s con él titulo de reservadas, y de mas que
pudiese; tener en éonsic1eracion, dnndo cuenta inmediatam. te del resultado de
esta discusion. qualquiera q.e fuese, al Soberano Congreso por conducto de
V.K Es verc1acl q.e la Soherania jamas se inclinó á cOI1\'C'nir en esta ic1f'a,
como se manifiesta, en el :11't. 0 siete de las mismas instruccionY; mas creyó
COlwell. te q.e el enviac10 hiciese esta inc1icarion p' c1escubrir el fondo de las
pretension. s portuguesas, y q.e si venia convinado con la España, acaso inbm-
tase separarse de ae¡' cOllv;nacion, y entrar en otras nuevas q.e l'ptal'da:"en la
primera; y si obraba por si solo, sirviese como un conc1ucto p.a no cortar del
toc1o las relacion.", y (j.e nos franquease asilo en el ult. o caso en q.e una
fabrc1ac1 imprr,'ista nos arrastrase al extremo c1e sucumbir.
Pe resta exposic. n q.e acma c1e lwcersc, se conYrncerá Y.E. si el portl1gnes
inyac1ia la banda-oriental con solo el objeto c1e sofocar la anarquia, se evitaba
una gnerra q.e Iba á causarnos infinitos males sin producirnos el menor bien:
q.e si traia otras miras, y nnia conYinac1o con la España, nada se pel'llia en
conS"lTar Sl1.S relacione." / [í. 7 ",ta.] Excus::mdo nosotros un nmpimiento ma-
;1ifiesío, cyibbamos de n m parte los males q,," necesariam,'O dehia c:msar :í estas
provincias: y entretanto le ha ciamos la unica guerra de c¡.e ('ramos capnccs
(supmda la separac. n C18 Arfgas) dnndole á e'ite qU2-.ntos auxilios fuesen
posibles. En tal caso si el corria el \"e 10 con q.e cubria su pedida conducta, y
deelaraba la guerra, n. rOS esfuerzos se habrian anticipac10 sin perder momentos,
y si continuaba ocultanc1ola, nosotros apro,-echabamos este tiempo haciendo
(,posicion á sus c1esignios p.' medios del gen. l Artigns, :í quien drbiamos con-
tinuarle los auxilios, y c1anc1onos treguas p.a aumentar n. ras flwl'zas, crear
otras llue,,",1S en la ciudad, y mejorando n. ra situacion disponernos no solo {i
obrar á la c1efensiya, sino tambicn :í recuperar el tcn;t.or.o qe se hubiese
perdido luego q.e cesasen la.s atencion. s del Perú y ChJe. Por ultimo, si los
e,"p8ñoles \'Cnilla solos, y el porkges [sic: gues] no habia c1Fsmentido sus
protestns, ó al menos 110 se habia decic1ido á un rompim. to con esto.s pueblo",
las relacion. s podrian prestar algun consuelo en caso q,e el orden de n.'·08
SUtl'SOS llegase á ser extremac1am. te desgraciado; y aquí tiene V. E. l'en!izac1as
de este modo las tres partes del plan q.e se propuso el Sob. no Congreso en la
prusecuc." de dhas. relacion.".
Felizm. te el estado de la negociac. n ha / [f. 8] mejorado c1e aspecto ton la
notic." de la protesta hecha p.r la Corte de Esp.a á la del Brasil "n orden á la
invasion dd tcnitor. o Oriental, y de la imposibilidad de mandar aq.e expec1ie.n
á n. ras costas, q.e segrlram. te 110 admite duda alguna, Por eso es q.e el Sobe-
rano Congreso ha creido q.e deben modificarse las instruccion.s, ya q.e V.E.
::;un no les hnbia daelo curso, y q! se siga la negociac. n con arreglo á las q."
se remiten reformac1as con esta f. h ".
V.E. opina q.e el H.ey de Portugal antes de entrar en qualesquier tratados
l)on estas proYincias debe reconocer nuestra absoluta indepenc1enc. a y nosotros
12!l REYISTA DEL INSTITUTO DE HISTORIA DEL DERECHO
debemos exigirlo como preliminar en terminas q.e se haga pub. cO á todos los
pueblos. Pero esto acaso no sera posible, y si, q.e seria imprudenc. n perder
par solo no con.seguirlo preliminanl1. te á toelo trataelo. Insistienelo en esta
proposic. n pudiera tal vez ser rechazada con desprecio, y prepararnos un
rompimiento prematuro. sEto á la verc1ad es e:\.-igir de aq.a Corte lo q.e no
exigiriamos precisam. te de otra algo a sin entrar en el ridículo proyecto de
negarnos á toda negociar. n con las nacion. s p.r q.e ninguna hiciese prelimi-
nanl1. te un solemne reconocim. to ele n. ro. inc1epenc1enc. a : es recavar de ella
una importante prenda q.do nosotros ninguna dama.", ni aun la / [f. 8 vta.] ga-
rantia de q.e n. ras proposicion. s ulterior. s en el tratado seran reciprocamente aco-
modables: es pedirle q.e se comprometa con las demas Cortes con quienes está
aun intimam. te relacionada, sin q. e nosotros le recompensemos este compro-
miso, ó le pongamos á cubierto ele él: es querer (j.e renuncie el recato prop.o
y natural ele todo gov. no q.e se halla en su caso, y q.e le es quisa [sic] tanto
maS necesar.o, q.to sean mas benE'ficas sus intencion. s, pue.s q.e á proporc. n
dispertaré [sic] mas los celos el.. la.s Potenc. s , eUl'Opea3, cuyos interese.s y
aspiradon.s sobre estos territor? estan en oposición: es p.r ult.o una proposic. n ,
q.e en razón del gravamen (j.e puede traer á la COl'te del Brasil, solo poelía
hacerla una nación p.a conceder la paz j otra q.do estm-iese a punto de
hacerla sucumbir. El Sob. no Congreso cree pue.s, q.e guardando fic1elic1ael al
juram to :: "l"oto de 103 pueblos, elebe solicitarse el solemne reconocim. to ele
n. ra indepenelenc. e de la Corte de Esp." y de toda otra dominacion extrangeru;
pero q. e siente no se c:on~igne preliminarm,t e á todo tratado, no se quebranta
el juram. to q.e hemos prestado, exigicndolo, p.r base de la negociac. n •
Algnnas otrO.'3 indicacion. s q.e hace V.E. parecen alusiyas á la proposicion
del enlaze ele 103 Incas con la Familia R.l de Portugal, y al emio de comi-
sionados cerca del General Lecor. En orden á lo F el Soberano Congreso tuvo
/ [f. 9] considerac? politicas de c¡.e no pudo prescindir, sin embargo de q."
wnocia las dificultad? q.e pre.scntaba su execueion. En Cito á lo 2" no en-
cuentra bastante fundam. (o p.n opinar q.e el envio del comisionado sea poco
decoroso á la dignidad del Pays, si se considera q.e aq.a comision deriva su
origen de las comunicarion? con la Corte del Brasil: q.e no del Gen. l Lecor,
sino del Soberano Congl'eso y aq.a Corte habian de recibir la ultima samíon
qualesquíera estipulaciones: q.e n. ras circunstancias son extraordinarias, y
110 las de un Estado constituido, y reconocido por las demas Potenc. s y q.e el
portugues debe cautelarse [sic] de las nacion? de Europa, y de los riesgos
á q.e lo expone n. ro estado siempre yario en los sucesos, en la opinion, y en
los goyiernos.
Todo lo espuesto parece suficiente p.a q.e V.E. deponga los escrupulos q .•.
le agitan: pero si á pesar de esto V.E. in3istiese en ellos, se e.spera q." con
mas inclividnalidad exprese los hechos en q.e los funda; á cuyo efedo lo
comunico a YE. de orden de la Soberanía.
Diois gue. á V.E. lll.S a? Congreso ele Tucuman y En.O 11 de 1817.
E:xmo SUpUlO Dir, tor elel Est. do •
[ARCIIIVO GEXERAL DE LA NACIÓX, A.rchiro de ,Tuall Rsteball Anchorena y
Sucesores. 1816-1828. VII. 4. 37 carpeta 2".]
EL CONSEJO DE GOBIERNO
DEL GE~TERAL LAVALLE
Por ESTAXISLAO DEL CAClIPO WILSO::"1
a
EL COXSE.JO DE GOBIER::\O DEI, GEXERAL LXL\LLE 12 7
(4) Op. cit., Imprenta Americana, Buenos Aires, 1858, págo 51.
128 HEnSTA DEL INSTITUTO DE HISTORU. DEL DERECHO
('» Re.aisfro Oficial éle la Pi'orincia (le Buenos ..lires año de 18:2[), Imprenta
ilel Mercurio, Buenos Aires, 18í4, pág. 2í. '
(6) Op. cit., pág. 28.
EL COXSEJO DE GOBffiRNO DEL GE~lCRAL LAV_~LE I29
(2) Véase mi libro La anarquía de 1830. Buenos Aires, 1954, cap. XI.
(3) He tratado este tema especialmente en mi Historia Económica. del Virrey·
nato del Plata, 2" ed. Buenos Aires, 1952, t. Ir, Cap. VI .
•JosÉ ~LL )L\RILLZ TIrrQu.Jo, se ha rrferido detalladamente a la legislación de los
Cabildos en materia de aguas en Gontriblwión a la historia de nuestro derecho
de aguas. Un reglamento catamarqueño ele 1797, en Trabajos y comunicaciones,
edición del Instituto de Im'estigaciones históricas de la Universidad de La Plata,
N° 2, pág. 78.
136 REVISTA DEL INSTITUTO DE HISTORU DEL DERECHO
(6) Registro Ojicial del Gobierno de Buenos A.ires, libro décimoséptimo. 1838,
Buenos Aires, Imprenta del Estado.
(7) La Gaceta Mercantil de 19 de setiembre de 1834.
(8) La Gaceta Mercantil de 6 de junio de 1834.
(9) La Gaceta Mercantil de 16 de enero de 1835.
El, CODlGO RLRAL y VALE:::\Tl:::\ "iliSIKA J39
cen el "Boletín Oficial", desde el año citado hasta 1852, trabajo per-
sonal muy prolijo, así como también el "Extracto o índice substancial
de los artículos de fondo del «Comercio del Plata)} desde jImio a di-
ciembre de 1848.
Consagrado a la lucha contra Rosas, Alsina propuso la constitución
de logias dependientes de la principal, que tendría su sede en Monte-
video, pero cuyos miembros serían designados en Buenos Aires. Como
perÍodista, escl'ibió en "El Comercio del Plata ", que dirigía Florencia
Varela. En seguida del asesinato de Varela, Alsina ocupó la dirección
del citado diario.
Vencido el tirano, Alsina volvió a Buenos Aires. Encabezó la revolu-
ción del 11 de setiembre contra Urquiza. Fue dos \'eces gobernador, en
] 852 y 1857 de tendencia provincialista y aun localista.
Después de Cepeda (23 de octubre dc 1859), rcnunció al cargo por
imposición de la Asamblea, integrada con los diputados y senadol'es
(8 de noviembre de 1859) Y por mediación de Francisco Solano López,
se firmaba el 11 de noviembre el pacto de San José de Flores, por el
que Buenos Aires se incorporaba a la Confederación Argentina.
Alsina presidió la Cámara de Justicia y es el autor de las principales
reformas introducidas en el régimen judicial imperante.
Baste recordar su intervención principal en la Asamblea Legislativa,
que sancionó la Constitución del Estado de Buenos Aires en 1854, en la
parte referente al Poder Judicial.
Le corresponde a Alsina -ministro del gobernador Manuel G. Pinto-
la iniciativa de abolición de los recursos extraordinario en 18G2 y a él
se dehe ,asimismo, en 1853, el proyecto de creación de dos Juzgados en
lo Criminal para la campaña.
Con su eXj:),'riencia política y su saber jurídico, Alsina se había
{¡cupado en varias oportunidades de la legislación rural (1.1). Durante
el gobierno de Ohligado en 1856 y siendo ministro de gobierno, le había
€levado" a la respetable Comisión de Hacendados" entonces existente,
una extensa nota solicitúndole su opinión acerca ele diversas cuestiones
cuyo establecimiento seniría ele base para dictar el Código Rural.
A su vez, la Comisión citada se dirigió a un gran número de hacendados
y labradores para obtener la opinión individual sobre los temas pro-
PCBLICACIONES
En la Colección ele. Textos 'Y documentos para la hístori{[ del derecho
argentino se proyecta la reedición de los Comentarios a lec Constitución
de Domingo Faustino Sarmiento, hecha sobr0 la original de Valparaíso,
de 1853.
En la Colección ele Estuelios se publicará como ,"olumen VI una obra
inédita del prof0sor doctor Ricardo ZOl'l'aquín Becú, sobre La organi-
zación política en el 'período hispánico.
En la Colección de estudios para la historia. del derecho patrio en 7as
Provincias se hará conocer el número IlI, con un trabajo original del
doctor Teófilo Sánchez de Bustamallte, sobre El Derecho privado patr'io
en la legislación de J1t}llY.
Se ha pedido también la edición, en un volumen, de las disposiciones
sobre derecho de minería que rigieron en el actual territorio argentino
antes dE' la sanción del Código de l\IinerÍa: Ordenanzas del virrey To-
ledo y de Nueva España y documentación complementaria.
Fl,.¡;JDfl
PI
BIBLIOGRAFIA 155
Africa, se había constituído una verda- la fundada por Xi,,{¡ o Xaxá (Fran-
dera ,', unidad econó::nica" y que como risco) de Sousa en la Costa de Oro,
consecuencia de ello, el Gobierno Portu- verdadero Creso brasileño, quien en una
gués subordinó los comandos militares oportunidad invitó al Príncipe de Join-
ue sus fortalezas en el litoral occidental yille y a la oficialidad del navío fran-
de Airica y los gobernadores subalter- cés que 10 lleyaba, a un magnífico ban-
nos de esas regiones, al Gobierno Ge- quete servido en bandejas de oro, regado
neral de Brasil. por los más finos licores importados de
Las guerras entre Holanua y Portu- Europa y perfumado por el aroma de
gal son altamente significa tiyas sobre los más finos cigarros habanos prepa-
el particular, y de ello puede colegirse rados expresamente para el anfitrión,
la verdad del principio aceptado en quien por lo demás, mantenía un .harén
requeHos tiempos, de que '1 sin la costa de 400 mujeres y era prácticamente el
Dfricana, Brasil no tendría negros, de socio del Dagomé, reyezuelo de esa zoua
que sin negros no se plantaría caña ni africana.
se haría Dzúcar, y de que sin azúcar Entre los establecimientos africanos
no habría Brasil"_ mencionados del siglo XVIII, se contaba
Sea dicho DI pasal', que esta frase la fortaleza de San Juan Bautista de
llecha y este erróneo concepto, siguió im- Ajudá, eu las tierras del Puerto de Gre-
perando en Brasil hasta muy ayanzado r¡ué, en el fondo del Golfo de Benin, la
el siglo XIX, -¿- en cualquier paIte de su que era gobernada por un Director, y
extenso territorio, desde que se anunció cuyo funcionario, así como el comando
b prohibición del comercio de escla-ros, militar, eran enviados y nombrados por
se empezó a hablar de la ruina del país el Gobernador de Bahía, quien para to-
y de la decadencia de su agricultlll'a, dos los efectos se interponía, en las
sin que a nadie se le ocunicra que era euestiones administratiyas, entre las ór-
TJosible emplear para el trabajo a la denes emanadas del gabinete de Lisboa
JlllmerOSa población libl'e_ Pero el hata- y la ejecución de las mismas, ya sea en
,lo anglo-portugués, firmado en Río de lo fiscal o en lo militar, en el conti-
J aneiro el 19 de febrero de 1810, que nente africano.
('n su protocolo de l' _-Vianza -;- Amis- Frente a este panorama que tan cla-
tad" contenía un artículo X que esta- ramente nos presenta Ribeiro de LesSlL
bleció l ' que el Príncipe Regente de Por- en h, Introducción de su obra, nos en-
tugal promete de su parte una gradual eontramos con que el 213 de mayo de 1,95
a bolición del comercio de esc1a \os ", de- aborda el puerto brasileño de SalYador
mostró a tra-¡'és de su cumplimiento, el (Bahía) una corbeta portuguesa que
profundo error general. que la libertad haía a bordo a tres personajes negros,
en el trabajo era preferible a la escla- atayiados de una forma que los baItianos
yitud, y con el tiempo a los mayores no estaban acostumbrados a ver. Dos
frutos y beneficios, tanto económicos (le ellos eran nada menos que Embaja-
como s;ciales y morales. cores del Dag'omé ",darunza XIII, esto
Tan importante era esa yinculación es del reyezuelo indígena de Ajudá, te-
afro-brasileña, que de Brasil iban sol- Hitorio dentro del cual se hallaba en-
dados y gobernantes para Africa, y de dayada la fortaleza portugllesa del mis-
que los puestos administmtiyos y mili- mo nombl'e, y el tercero, su secretaJÍo"
tares en Africa, eran considerados como Estos pintorescos personajes, IJrovis-
grados de acceso para futuras promo- t os de cartas credenciales en forma, y
ciones a cargos de igual naturaleza en pscritas de puño y letra por el teniente
Brasil. comandante del presidio portugués en
En cuanto a las relaciones comercia- Ajudá, pusieron en serio aprieto al Fi-
les entre ambas costas, perduraron aún dalgo don Fernando José de Portugal,
mucho tiempo después de la proclama- representante de la Reina de Portugal
ción de la independencia de Brasil. Esta en Bahía, como Gobernador de esa Ca-
vinculación se ,io reforzada poI' la exis- pitanía, y se relatan al respecto los más
tencia en la costa africana de numero- curioeos episodios durante los cinco me·
sas familias y pobladores brasileños que ses que esta oscura y exótica embajada
habían ido a yi"ir al otro lado del pel'malleció en Brasil, hasta que el 21
_,Ulántico y que cOllstituyeron numero- ,le octubre del mismo año, pudo cp,llti-
sas colonias entre las cuales se cuenta nuar su \iaje para Lisboa.
156 REVISTA DEL INSTITUTO DE HISTORIA DEL DERECHO
I
BIBLIOGRAFIA
,1
REVIf:lTA DEL INSTIT"CTO DE HISTORIA DEL DERECHO
t
BIBLIOGRAFIA 15g
EmericalUl, nos brinda ahora una com- JoSÉ l\l'UÑoz PÉREZ, Los "Pron-
pleta información biUiográfica sobre la t'uarios Amet'icanos" ele lIla1vuel
producción americanista española duran-
to los primeros seis meses de 195i. José de Ayala (Un memorial
Entre los libros que reseña destaca- desconociclo e ~:nédito ele 12 DE
moS por su interés histórico jurídico el enero ele 1763), Apartac10 del
del historiador p€ruano Guillermo Loh-
mann Villena sobre El corregidor ele Anuario de Historia elel DM'e-
indios en el Perú bajo los A'llstTias. cho Español, l\Iac1rid, 1956.
Según Morales Padrón, LohmaJlll Ville-
na realiza un estudio jurídico de la ins- El hecho de aparecer como anónimo
titución y traza su historia desde los en el catálogo ele Domínguez Bardana,
orígenes hasta la consolidación en la llave que permite el manejo de las
épo~a del Virrey Toledo. Otros estudios \ astas colecciones d€ manuscritos con-
dignos de mención son el de Ramón Me- foenadas en la Biblioteca del Palacio de
néndez Pidal acerca de fra, Bartolomé Oriente, había determinado que un im-
ele Las Casas v el de Luis ilerino sobre portante discurso de :i\lanuel José de
las Noticias ;ecretas de _~mérica y el Ayala permaneciese hasta hoy ignomdo
clero colonial. En est€ último, el autor ]>01' los qU€ han estudiado la obra del
examina la obra de UUoa y Jorge Juan paciente Tecopiladol' panameño.
en la discutida edición de Barry a la José Muñoz Pérez, que lo da ahora
luz de otras fuentes procedentes elel a conocer desde las púginas del Anuario
Archiyo General de Indias. .tel Derecho Español, lo examina desde
todos los úngulos posibles, preocupún-
dose por subrayar los datos nu€yos que
Las minas de Zamora. Cuentas de ofrece sobre la ,ida y la producción de
Ayala. La tempTana fecha del discurso
la Rcal Hacienda. 1561-1565, --líG3- lo hace especialmente ,alioso
Vel'SlOll de JORGE GARCÉS G. y para el estudio de la pl'imem etapa de
prólogo de RDBERTD PAZ, Quito, Ayala, que es justamente la menos co-
nocida. Procurando indagar sobre los
1957. orígenes de la obra de :~yala, ?Iuiioz
En una nota preliminar, aclara el Pérez se refiere a la vinculn CiÓll con
Director del :Museo de Quito, don J. A. José Pedecto ele Salas, de quien el
Garcés G., que con el presente volumen panameño fue apoc1rrac1o y correspon-
se llega al término de los manuscritos sal e insinúa que "este contacto con
del siglo XTI existentes en el ?Juseo d€ los papeles, a cuenta de un tercero, le
IIistora de la Capital Ecuatoriana. terminaría haciendo brotar en su pen-
Es muy explicable la satisfacción del samiento la ic1€a de que poclía -:-- debía
señor Garcés por la labor desarrollada hacer que todo el mérito de la obra
hasta el presente pero no compartimos lerminara recayencl0 sobre éL Pasar ele
su afirmación de que "ant€s de la pu- la penumbra elel trabajo por encargo a
blicación de las Actas de los Cabildos la claridad elel trabajo firmado con su
iniciada en Quito en 1[l30 y posterior- nombre. Tal pudo ser su trayectoria.
mente en Lnla, Caracas, Buenos Aires, Esta hipótesis nos explicaría la gén€sis
:Méjico, Guatemala, etc>, nadie que se- de su afición".
pamos había emprendido estudios elefi-
niti,os acerca de la legislación local de
las ciudades en la época de la Colonia". RICARDO RODRÍGlJEZ MOLAS, Una
Es bien sabido por los investigadores hllelgcL en el M ontevicleo ele 1769,
argentinos que los acuerdos del Cabildo
de Buenos Aires comenzaron a publi> en Boletín Histórico del Estado
rarse en 1886 y que para 1930 ya ha- Mayor General elel EJército,
hían aparecido mús de 50 yolúmenes. l\Iontevideo, 1957, NQ 71-72.
~~simismo las actas capitulares de Cór-
do ha y de Montevideo comenzaron a A fines de 1 íG9 los peones ocupados
p.u~licarse en el siglo pasado y a prin- en las obras públicas de nIonte,ideo
8lj)10S del actual las COI'l'€sponclientes a elevaron una l'enresen"ación por la que
,m'ias ciudades argentinas. solicitaban el aumento ele un real elia-
BIBLIOGRAFIA
rio en sus salarios y ameuazaban con _4.das dcl CClbildo elc Caracas, t. V,
abandonar el trabajo' en caso de no ob~ 1620-1624, Caracas, 1956.
tener una respuesta satisfactoria. La
¡esolución del Gobernador de Buenos Con el quinto tomo e1e las actas capi-
Aires fue negativa y se contestó a los fulares, el Concejo 1Iunicipal del Dis~
peticionantes que serían despedidos en trito Federal prosigue su encomiable
eaEO de no estar de acuerdo. Lamenta- tarea de dar a conocer la documentación
blemente se ignora la suerte final de referente a la historia de la ciuelad.
este temprano conflicto obrero pero de Enrique Bernarclo Núúez inicia el volu-
todos modos es interesante por lo insó- men resumiendo en breves páginas los
lito consignar su existencia. principales acontecimientos ocurridos en
Caracas durante el lapso abarcado por
las actas, y se reproelucen luego éstas
FRAXCISCO SE\lLLAXO COLO:c.r, Lis- conservando la grafía originaria pero
ta. del contenido dc los 'L'o/úmc- desarrollando las abreviaturas.
nes microfilmados del .Archivo Como otras publicaciones similares las
[,das caraqueñas constitnyen un aporte
Naciol/aZ de AS1lnción, en TILc c1" 'alor para el conocimiento del régi-
Hispan ic Amcrican IJ¡:storicaZ ¡'len jurídico municipal de la época pre-
RCl'ic/e, febl'uary 1958. independiente y son fuente inestimable
para la historia local.
La lista cunstitu\-e un índice ele los
documentos microfilmados en el Para-
guay por el archi,ero español Fmncisco
Sevillano quien realizó cm labor por JORGE Q1;lNTAXA, Algunas noticias
encargo de la Unesco. La cifra aproxi- del Tribunal de Cuentas en el
mada de 200.000 páginas microfilmadas,
distTilmidas en más de 400 volúmenes Archivo Nacional, en Boletín del
del archi,o de la Asunción puede dar Archivo Nacir¡nal, t. 50, La Ha-
una idea de la intensidad del trabajo bana, 1952.
cumplido.
Se comprende IJerfectamente la afir- Con motivo del reciente restableci-
mación del señor Se,-illano de que "un miento del Tribunal de Cuentas ele Cuba
catúlogo completo y detallado requeriría decidido por ley de diciembre ele 1950,
[tños de trabajo de un equipo" y de la dirección elel Archho Xational, cu~
que "una sola persona en pocos meses bano sugirió al inyestigador Jorge Quin-
no pnede lle,-ar a cabo esa tarea' '. Son toma la recopilación de los antecedentes
muchas las ,eces en que el lector desea~ ele dicha institución durante la época
lía da tos mús precisos que los propor~ de la dominac:óu española. La idea es
('ionados por la lista (v. gr. "1723. De oportuna pues los tribunales de cuentas
la administración ele justicia en el Río son probablemente la institución menos
de la Plata"). Hay algún caso de in~ conocida del sistema jurídico indiano no
formación errónea como cuando se ca- obstante la importancia que re,-istieron
taloga la obra de Augusto Leverger so- para completar el cuadro de organismos
bre 1Iatto Grosso entre los años lí18- destinado a fiscalizar adecnadamente a
lí26 pues Lewrger no vivió en esa épo- los funcionarios públicos.
ea sino a mediados del siglo XIX. El antor rechaza -vensamos que cou
Pero de todos modos la lista del se- razón-la tesis de Emilio Fernández Ca-
ñor Sevillano prestará inestimable uti~ mus quien busca el origen de los tril;u-
lidad a los investigadores, al menos has- nales de cuentas en el desarrollo ele los
ta qne se edite un ca túlogo exhaustivo principios democráticos en concordancia
de los fondos asunceños. ('on determinados conceptos hacendísti~
Expedientes judiciales, reglamentos de cos y sostiene que los tribunales de
gobernadores, bandos, reales cédula.s y cuentas aparecieron obedeciendo a ne-
órdenes y otros muchos papeles nncu- cesidades de carácter administrativo de-
lados a la historia del derecho ríopla- terminadas por la dilatación territorial
tense realzan su valor como guía orien- del Imperio y por un mayor celo en la
tadora de cualquier estudio sobre nues- ,igilancia de las recaudaciones y ele su
tro pasado jurídico. inversión.
REYISTA DEL I:S-STITCTO DE HISTORIA DEL DERECHO
En los orígenes de la colonización las cuarto ele siglo, encontrará aquí un anú-
cuentas de los oficiales reales de Cuba lisis que no se limita a la anécelota de
fueron re,isadas en la Real Audiencia los acontecimientos que tan yertigino-
de Santo Domingo. Más tarde esa labor samente se sucedieron en el suelo espa-
pasó posiblemente al Tribunal de Cuen- 1101, sino que indaga sobre su trascen-
tas de nIéxico, aunque oe} punto .no !'pa- dencia institucional. Visión en profun-
rece aclarado, y en 16,,~ se deslgno un didad que nos descubre el impacto del
contador de cuentas para Cuba, Puerto libemlismo doceañista y del absolutis-
Rico, Banto Domingo, Cumaná y Florida. mo ele Fel'llando en la yida americana
La institución siguió una trayectoria de su época.
unáloo"a a la del Río de la Plata. trans- Es imposible enunciar en esta nota
formJ;dose ese primitiyo conta"dor en la totalidaü de aspectos abarcados por
un tribunal de cuentas a semejanza de el yoJumen. Baste decir, que el autor
los que ya funcionaban en .~m6rica. los agrupa bajo los graneles rubros ele
Jorge Quintana sigue su desarrollo instituciones políticas, administración ele
hasta el ~8 de marzo de 1867 eu que justicia, real haeienda, régimen munici-
por real decreto se disolvieron los tri- pal, regio patronato, comercio y naye-
bunales de cuentas ele Ultramar. A con- gaclOn, poblaciones, tierras y minas,
tinuación publica un extenso inyenta- inelios "O' negros, cultura, trabajos y obras
rio ele la documentación sobre el tribu- públicas, yida social y política inter·
nal ele cuentas conseryada en el Al'chiyo nacional.
Nacional de Cuba. Se trata ele una ohm orgúnica que el
doctor Ots ha realizado con acierto y
con el dominio que distingue toda su
y CAPDEQUÍ, Las
JOSÉ l\L\."RÍA OTS
producción bibliográfica.
instituciones del lI-uevo Reino
de Granada al tiempo dc la in-
dependencia, l\Iadrid, 1958. ISAAC J. BARRERA, Historiografía
Al tiempo ele entregar los originales
del ECHado)', jléxico, 1956, Ecl.
ele esta re,'ista a la imprenta llega a del. Instituto Panamericano de
nuestra mesa la obra del epígrafe. Pa- Geografía e Xistoria.
rece superfluo destacar la yersación de
su autor, yastamente conocido a tra,és Se ocupa en la Introducción ele los
de sus estudios de historia jurídica in- primoros cronistas elel ?\UCI'O 1>Iundo
diana, algunos de ellos publicados por -aventureros, solelados, frailes, escriba-
nuestro Instituto de Historia del De- 110S, alguaciles-, que en sus narraciones
recho. se refirieron a los territorios en los cua-
El presente yolumen reúne una copiosa les les tocó actuar. Varios ele los cro-
documentación, procedente elel Archi,o nistas del Perú lo son también de Qui-
Nacional de Colombia, clasificada según to. :.'IIenciona también los textos ele Gar-
sus temas. Al presentarla, Ots, formu- cilaso de la Vega, Cieza ele León, I;Iiguel
la las observaciones pertinentes yalo- Cabello de Gamboa y López de Atienza,
rancla en muchos casos la importancia y los documentos presentados por Jimé-
que puede re,estir para el mejor conoci- nez de la Espaela en sus Relaciones Geo-
miento del cuadro institucional indiano. gráficas de Indias. Narra después la
Ademús de cumplir cabalmente con su a yentura de Gonzalo Pizarra, nombrado
objeti,o de exponer los detalles singu- gobernador de Quito por su hermano
lares de la organización existente en Francisco; la intención era llegar al País
Nueva Granada durante el lapso que de la Canela, que Benalcázar había de-
meeHa entre principios del siglo XIX sechado en su ilusión de perseguir la
y la restauración de Fernando VII, el quimera de El Dorado; de esta e:;,:pedí-
libro aporta anteceelentes aproyechables ció n sale el capitán Orellana, quien tras
para quien emprenda estudios sobre cruzar la sel,a, nayega por el Amazonas
otras épocas u otras latitudes. El in- y llega al Atlántico en 1542.
yestigador a quien interese especial- El Archiyo nIunicipal de Quito llem
mente el agitado y complejo primer publicados 25 yolúmenes, con las Actas
BIBLIOGRAPIA. 163
del Cabildo a partir de 1534, copiadores Argentino" acaban ele incorporarse, re-
de comunicaciones, cédulas Teales, libl'O unidos en un volumen con el título
de reparticiones de tierras y solares, do- "Profesión de fe" y otros escritos,
cumentos sobre el obispado de Quito. ,arios artículos de Bartolomé Nitre que
además de los libros del Cabildo de San integraron una serie publicada en el
:\liguel de IbalTa y de Cuenca. diario de Buenos Aires Los Debates du-
La introducción del doctor Barrera rante el segundo trimestre del año 185:3.
abunda en muchos otros datos, históTicos Como ha sucedido con los nueve volú-
y bibliográficos, de gran interés, escri- menes anteriores de la mencionada Colec-
tos con sobriedad informatint y riqueza ción, esta reedición - a la que se ha asig-
de e:,.-presiÓn. nado el carúcter ele homenaje a la me-
A continuación el autor presenta una moria del prócer en ocasión del cin-
ojeada sobre los historiadores del Ecua- cuentenario ele su muerte- tiene el alto
dor, a tra ,és de sus grandes figuTas, significado de exhumar algunas piezas
cuyas obras analiza muy finamente. histórico-jurídicas de inestimable valor,
Este libro enriquece la colección ame- casi desconocidas no obstante su impor-
ricana del Instituto ele Mé,úco, de por tancia, y permitir la difusión del pen-
sí muy ,aliosa. samiento de sus autores fuera de los sec-
S. R. tores especializados.
"Los escritos de :\litre en Los Deba-
tes -afirma el Dr. Le,ene en la Noti-
JOEN LTSCE, Spanish Colonial cia preliminar de la obra- estaban des-
Aelministratíon (1782 - 1810). tinados a crear una conciencia nueva
The Intendallt System in the sobre la libertad, la unión nacional y
Viceroyalty of the Río ele la la pacificación del país. Reunidos en
estrecha trabazón constituyen por sí so·
Plata, University of London, los una obra orgánica, dada su cohesión
1958. interna, condición que pone en e,-ic1en-
cia que la Profesión de fe es asimismo
Acabmnos de recibir esta publicación un libro de acción, como calificó Alber-
que la Unh"ersidad de Londres incluye
di él las Bases".
en su colección de estudios históricos
Dichos artículos estuyieron dirigidos
con el K9 5. En este estudio, J ohn
desde el principio a orientar a la opi-
Lynch, profesor de historia de la Uni-
nión pública y a los hombres de acción
versidad de Li,erpool analiza una de
en el sentido más fa ,o rabIe a la conso-
las principales medidas tomadas bajo el
lidación institucional de la República.
reinado de Carlos III; la Ordenanza de
El titulado Profesión de fe, publicado
Intendentes y su aplicación en el terri-
en el número iua ugural ele su diario,
torio del Virreynato del Río de la Plata.
esta blece los principios búsicos genera-
El autor dedica los capítulos del li-
les que habrían de inspirar su labor pe·
bro a examinar las relaciones entre los
riodística ulterior.
funcionarios y las cliversas instituciones
La Profesión de fe y sus escritos com-
políticas, jurídicas y administrativas del
p lementarios, en los que se desarrollan
Yirreynato. Finaliza con una nómina
casuísticamente los principios inicial-
de las distintas fuentes documentales y
mente enunciados, constituyen un valio-
bibliogrúficas utilizadas.
so cuerpo de doctrina y una preciosa
fuente de conocimiento del momento en
BARTOL0:'.IÉMITRE, Profesión de que fueron redactados. Ellos poseen el
singular privilegio de reunir dos de los
fe y otros escritos, con Noti- aspectos más ponderados de la persona-
cia preliminar de Ricardo Le- lidad múltiple de su autor: el periodis-
vene, Instituto de Historia del mo y la acción pública.
Derecho de la Universidad de Aunque fueron escritos en un momen-
Buenos Aires, 1956. to relativamente distante del actual y
como una contribución para la solución
~-\. la "Colección de textos y docu- de las delicadas cuestiones que ese mo-
mentos para la Historia del Derecho mento planteaba, sus inspiraciones su-
F
peran el marco del siglo largo que de las edades fué quizá, el primero que di-
ellas nos separa y adquieren hoy, como sipando complEtamente las tinieblas C011
entonces, ,igeneia contemporánea, pues, que el despotismo en,olvía sus usurpa-
aunque distintos los hombres y eliferen- ciones, puso en clara luz los derechos
tes la época y sus características, los de los pueblos,. _". En seguida se re-
grandes temas de la nacionalidad plan- fiere a que los tiranos a tribuían "un
tean slcmpre sus interrogantes ,ariados, origen di,ino a su autoric1ael, que los
en demanda de respuestas nobles y es- pueblos elebían huscar en el Pacto So-
clarecidas. cial (el pacto de los individuos entre
C.J.I,. sí y no el pacto entre el pueblo y el
soberano) "la raíz y único origen de
la obediencia' '.
JUAN JACOBO B.OUSSEAU, El contra- un mes después ele la salida de 1\10-
to social o Principios del Dere- reno de la Junta el Cahildo consieleró
cho Político, reedición de la 21). que la lectura elel Contrato Social "no
era de utilidad a la ju,entuel' '. Al igllnt
ed. castellana hecha en Lonch·es, que Alberdi, Quiroga ele la Rosa recti"
en 1799, precedida de un estu- fica a Rousseau sosteniendo que "la ley
dio de Ricardo Levene, Edito- no es la voluntad sola, sino la ,Ollllta<l
rial Perrot, Buenos Aires, 1D53. justa del pueblo' '. Para Alberdi, Rous··
seau ejerció una gravitación primordial
RICARDO LEVENE, .Mariano Moreno sobre el hombre m(¡s representativo (le
la Re,olución de 1\Iayo, 1\Iariano 1\1ore-
et son édition en espagnol cln no, al punto de afirmar: "El ConÍTnto
"Contrat Social", en Revlle In- Social es a la vez el catecismo de J cf-
ternationale cl'Histoire Politi- ferson, Adam3, Franklin, La Fayette,
que et COllstitlltionellc, París, Aranda, Florielablanca, Pomhal, 1\Iira-
1958. heau, Pasos, 1\!oreno' '.
Sin desconocer que 1\1oreno nutrió su
En ambos trabajos se examina con espíritu con las manifestaciones de los
detenimiento la influencia de Rousseau pensadores del siglo de las luces, es in-
en la Re,olución HisIJanoamcricana de teresante recordar que moc1ernas inves-
1810, destacando que su trascendencia tigaciones han elemostrado los antece-
"no se logró tanto bajo la influencia dentes hispanoinelianos ele sus ideas,
de la idea de la liberta e] individualista Analizanelo las influencias exteriores
de la Re,olueÍón Francesa, pues las con- en la gesta emancipaelora de 1810, el
cepciones políticas y juríelicas concreta- dador Levene afirma que "las Re,olu-
elas en actos de gobierno en la Revo- ciones norteamericana y francesa actua-
lución Hispanoamericana ele 1810 son de ron en carúcter de factores coadyu,antes
carácter eminentemente social", a la par de los factores propios, constituyendo
que se acl,ierte que esa influencia se estos últimos la fuerza de unidad y de
refiere principalmente a la ielea re,-o- integración de las nacionalidades inde-
lucionaria elel contrato roussoniano so- pendientes ele América Hispánica". Los
bre la voluntae] general, que es la que estuelios del Dr. Le,ene ponen ele mani-
se invoca en el Cabildo abierto elel 22 fiesto el interés permanente ele esta
ele mayo y en la Petición escrita elel 25 obra, que encarna el aullelo ele ,ida de
ele mayo de 1810. los hombres y ele los pueblos en toc1a
Al reeelitar ~1oreno El Contrato So- democracia.
cial en Buenos Aires, en 1810, suprimió El doctor Le,ene finaliza estos ya-
los pasajes en que el autor tu,o liosos trabajos recordanelo que, en el
"la elesgracia ele elelirar en materias prólogo ele su reedieión, escribió 1\1aria-
religiosas' , . En su prólogo demues- no 1\1oreno, con fundamento, que en
tra :Moreno su aelmiración por Rous- Buenos Aires se había proelucido "una
seau con estas palabras: "Este hom- feliz revolución en las ieleas".
bre inmortal, que formó la admiración
ele su siglo, y será el asombro de toelas ÜS\-ALDO VIXITSK y
BIBLIOGRAFIA
x o 'l' A S
CROXIC\
BIBLIOGRAFíA
Relaciones afro·brasileñas del siglo :XVIII. (WALTER JAlmB). 153
Documentos para la historia argentina, tomo X: Padrones de la ciudad y cam-
paña (le Buenos .liTes, (17:!6 ·1810), 19~0 ·19;35, (S,R) 158
El Código de Comercio dd Estado de Buenos Aires y el Código Ci1:il .lrgentino,
de FERXAXDO Jo LÓPEz ZAVALÍA, en Re¡;ista Jurídica, Facultad de Derecho
y Ciencias Sociales, "Clliwrsidad de Tucmnún, 1\0 1, 1957 ,. 158
1í O REVISTA DEL I~STITVTO DE HISTORIA DEL DERECHO