Inolvidable Verano

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Sencillo y sumamente atractivo, Aran, puede conseguir

cualquier cosa con un chasquido de dedos, excepto


aquello que no tiene y tanto ansia, alguien con quien
compartir la vida. Resignado a seguir esperando el amor,
Aran decide pasar sus vacaciones, un ao ms, en Santa
Cana, un encantador pueblito de la costa levantina.
Con el equipaje cargado en el coche y la ilusin de em-
pezar unas merecidas vacaciones, la vida de Aran dar
un giro cuando recoja a un joven autoestopista que le
descubrir quin es realmente.
Recin asumida su verdadera opcin sexual, Aran se vol-
car en los pequeos placeres de la vida del gay soltero y
sin compromiso y descubrir todo un mundo de sexo,
hasta ahora, desconocido para l. Sin embargo la nueva
realidad de Aran no ser bien vista por todos y deber
enfrentarse a la incomprensin de los vecinos de Santa
Cana, pero tambin a otras amenazas inesperadas que
pondrn en peligro su vida.
Vive junto a Aran un verano cargado de aventuras, mis-
terio y sexo en el que tampoco faltar el amor, pues en
el camino de nuestro guapo protagonista se cruzar un
enigmtico chico que nos enamorar a todos.

Gabriel Ibez es el pseudnimo que utiliza el escritor de


Inolvidable verano para que disfrutes de un morboso ver-
ano que cambiar nuestras vidas. Esta no es su primera
novela, pero s la primera vez que explora el terreno de
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la literatura ertica con fuertes dosis de pasin, misterio


y romanticismo.
Gabriel Ibez

Inolvidable verano
ePub r1.0
Polifemo7 06.03.14
Ttulo original: Inolvidable verano
Gabriel Ibez, 2012

Editor digital: Polifemo7


Colaborador: Fil0gelos
ePub base r1.0
Para XS, por dar sentido a todo
I

Aran era un hombre guapo. Deseado y envidiado a partes iguales


por hombres y mujeres. Sin embargo no era consciente de su
belleza, nunca se haba sentido especialmente atractivo. Se vea
cada da en el espejo nada ms levantarse de la cama y en ese mo-
mento no hubiera dado ni un euro por l mismo: los ojos azules
hinchados por las pocas horas dormidas, el pelo rubio alborotado
como si se hubiera peleado con un inexistente gato y un humor
especialmente malo hasta tal punto que era incapaz de pronunciar
ninguna palabra si no se haba tomado el primer caf del da. Por
ese motivo no quera que sus conquistas se quedaran a pasar la
noche y, si alguna lo haca, se levantaba primero para adecentarse
un poco en el bao antes de que se despertara la chica de turno.
Sin embargo esa maana, al ver su rostro reflejado en el cristal
de la ventana, se encontr particularmente guapo. Haba dormido
y descansado muy bien, lo cual ayudaba mucho.
Sonri a su reflejo dejando entrever su sonrisa blanca y per-
fecta que destacaba con su piel bronceada, y retrocedi un paso
para verse mejor. Adems, haba acertado con el vestuario que
haba escogido. La camisa entallada acentuaba sus pectorales y las
mangas estrechas hacan destacar an ms sus esculpidos brazos.
El pantaln negro, ms holgado, le marcaba el culo torneado. Se
sinti satisfecho. Se senta orgulloso del cuerpo equilibrado,
fibrado y definido que haba conseguido, eso s, a base de esfuerzo
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en el gimnasio y tambin de una nutricin muy sana. Y aunque


estaba contento con los resultados, saba que no deba excederse,
que no deba pasar de ese punto de musculacin conseguido si no
quera empezar a parecerse a un culturista. Le gustaba ms una
perfecta definicin que un msculo demasiado desarrollado
Cmo me gusta empezar as mi historia!
Aunque s que puede parecer una chiquillada inmadura, la
verdad es que me apeteca empezar este relato haciendo una
breve descripcin fsica ma como si no fuera yo, poniendo un
poco de distancia por medio porque a veces, cuando me miro al
espejo, no me reconozco. S que soy yo, Aran, ese pedazo de
hombre que me mira desde el otro lado. Pero an no me creo que
haya conseguido dejar atrs una infancia de nio gordinfln y una
adolescencia con la cara llena de acn objeto de burla de todas las
chicas del instituto. Ese muchachito ha quedado muy atrs, enter-
rado en la memoria de mi otro yo.
Pero hasta qu punto eso era cierto en ese momento? Creo
que mi pasado no estaba tan olvidado, que mi miedo y mi temor
al rechazo de la gente estaban demasiado incrustados en mi sub-
consciente y que por eso hice un gran esfuerzo para cambiar mi
fsico y agradar a todo el mundo. Ciertamente transform mi
cuerpo, pero mi esencia, el gordinfln tmido, an estaba, est,
dentro de m. Y si me senta ms seguro exteriormente, interior-
mente an me quedaba mucho camino por recorrer.
El verano en el que empez todo, me faltaba poco para cump-
lir los treinta y an no haba logrado sentar la cabeza. Quiero de-
cir que s que haba tenido xito entre las mujeres, pero no haba
encontrado la chica que me robara el corazn. Solo historias de
una noche o de unas pocas semanas, nunca ms all de un mes o
dos. En parte porque soy muy exigente y me costaba encontrar a
esa persona que me volviera loco y con quien quisiera compartir
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mi vida. Eso o porque me estaba reservando, sin saberlo, a una


persona muy especial que an tena que cruzarse en mi camino.
Como he dicho, esa maana miraba absorto mi reflejo en el
cristal de la ventana de mi estudio situado en la planta 25 de un
alto edificio de cristal de mi ciudad de adopcin, Barcelona, y
tena la mente ms pendiente de las vacaciones que del trabajo
que an me quedaba por finalizar. Aunque, si por un momento,
hubiera sabido todo lo que me reservaba ese verano, nunca las
habra empezado. Me habra quedado en Barcelona.
El vuelo cercano de una gaviota me hizo volver a la realidad
laboral y girarme de espaldas al ventanal. Mi secretaria me mira-
ba ansiosa, esperando mis ltimas rdenes.
Lo siento, Marga, deber esperar hasta despus del verano.
No pienso alargar ni un da ms mi estancia en la ciudad. Necesito
irme y si espero a la reunin con el director de Newey tendr que
retrasar mi partida un par de das y no quiero.
Pero, Aran, no s si al seor Martn le har ninguna gracia
que la aplaces con un cliente tan bueno
Entonces que la haga l o le d la cuenta a Jos, que estar
encantado de pasar por encima mo Marga puso cara de com-
pungida. No te preocupes, hablar con Martn ahora mismo y lo
arreglar.
Asinti con la cabeza soltando un sonoro suspiro y sali del
despacho con sus libretas y dossieres.
Saba que en los tiempos de crisis que corran, yo era un priv-
ilegiado por tener trabajo en uno de los mejores estudios de dis-
eo del pas, situado en uno de los barrios nuevos y ms selectos
de la ciudad, al lado mismo del mar. Y tambin me senta privile-
giado porque lo que haca me gustaba, era bueno en ello y poda
trabajar libremente, a mi aire, y adems disponer de un sueldo
que me permita vivir muy cmodamente. Pero estaba muy
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cansado y, aunque nadie es imprescindible en ningn sitio, intua


que la empresa no rescindira mi contrato por aplazar o delegar
una reunin y ms teniendo en cuenta que los clientes siempre
quedaban encantados con mi trabajo y era uno de los diseadores
ms buscados de la ciudad.
Llam a Martn, el gerente, y despus de soltarme su tpico
discurso sobre las graves dificultades econmicas del mercado y el
inexistente crdito concedido por los bancos, accedi a reunirse
personalmente con Newey y acordar la nueva campaa de sillas
para el verano siguiente y as yo tendra tiempo suficiente para
coger el avin con destino a Ajax, el pueblo donde nac, a 25 Km
de Toronto, en el lago Ontario, y visitar a mis padres, a los cuales
no vea desde haca dos aos. Naturalmente ni tena intencin de
volver a Canad ese verano ni haca dos aos que no vea a mis
padres, haban venido por Navidad a Barcelona. Todo era una
gran mentira, pero haba conseguido lo que quera: no retrasar ni
un minuto ms mis vacaciones.
Satisfecho, colgu el telfono y fui a ver a mi secretaria.
Marga, todo arreglado. En treinta minutos me marcho de va-
caciones y recuerda que si te preguntan, esta misma madrugada
subo a un avin con destino a Canad, de acuerdo?
De acuerdo, Aran. Canad me gui un ojo. Irs a
Santa Cana como cada ao?
S. Estoy deseando desconectar. Tumbarme en la playa y no
hacer nada ms que tostarme al sol, escuchar msica y pintar.
Suena bien. Espero que no te encuentres a nadie de la
oficina
Descuida. Santa Cana est suficientemente lejos como para
que a nadie de aqu se le ocurra ir y si eso pasa, ya me inventar
cualquier excusa. Adems, el nico que me preocupara sera
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Martn y estar en Barcelona al menos hasta a mediados de mes.


As que si me lo encontrara le dira que ya he regresado de Ajax.
Por cierto, cmo estn tus padres? Tu madre me pareci
encantadora.
Estn muy bien, gracias. Se van a pasar el verano en la casa
del lago. Mi padre pescando y mi madre haciendo colchas y ms
colchas de patchwork. Un plan de lo ms divertido.
Si yo tuviera unos padres con una casa en un lago como el
Ontario no me quedara por aqu
Si te hubieras criado all, te habras aburrido tanto que
habras huido a la primera de cambio. Como yo.
Ja, ja, ja, ja! Quiz tengas razn.
Bueno, Marga, voy a ir cerrando y me voy a casa a hacer la
maleta que maana quiero salir a primera hora para evitar el sol
ms fuerte del medioda.
Bien. Que tengas unas felices, divertidas y descansadas
vacaciones.
Sin embargo los deseos de Marga no se cumpliran nunca, mis
vacaciones no seran ni felices, ni divertidas ni mucho menos
descansadas.
Se levant de la silla y me dio un par de besos un poco ms
efusivos de lo que hubiera sido normal en una relacin jefe-sec-
retaria. Apoy su mano en mi hombro y la dej caer por mi brazo.
Sonre y quit suavemente su mano de mi antebrazo, donde se
haba quedado olvidada.
Gracias, Marga, igualmente.
Me encerr en mi despacho y mir la pantalla del ordenador
con la grfica que mostraba los resultados obtenidos por las
ventas de mis diseos del ltimo trimestre: definitivamente me
poda ir de vacaciones muy tranquilo, eran estupendos. Satis-
fecho, puls el botn off, me levant de la silla y sal del despacho
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camino del ascensor despidindome de todos mis compaeros por


treinta largos y merecidos das de descanso.
Baj hasta la tercera planta del stano donde aparcaba puntu-
almente cada da mi coche. Sub, arranqu y con un chirrido de
ruedas enfil la rampa hacia la salida, hacia la libertad.
Fuera, el sol an estaba alto en el cielo. Me sent feliz por los
das que me esperaban y por poder irme de Barcelona, una ciudad
que quera pero en la que haba llegado a sentirme muy solo, a
veces insoportablemente solo, y en la que la monotona y la rutina
estaban demasiado instaladas en mi vida. Esa noche sera difer-
ente, tendra una soledad buscada y ansiada. Mi plan era com-
prarme la cena en mi tienda de comida preparada preferida y
tumbarme en el sof mirando una pelcula clsica, alguna
comedia romntica de Doris Day y Rock Hudson, ir a dormir tem-
prano y levantarme a primera hora de la maana para salir bien
pronto de viaje.
Al entrar en casa tir la americana encima de la butaca del
recibidor y dej la comida sobre el mrmol de la cocina.
Mi piso me encantaba. Estaba situado en la planta doce de un
edificio de la zona alta de la ciudad, al pie del Tibidabo. Me gust-
aban las alturas y poder disfrutar de unas buenas vistas. Desde la
terraza vea las torres de la Sagrada Familia, la torre Agbar, la
torre Mapfre y la torre del Hotel Arts en el puerto deportivo y, a la
izquierda, las torres del distrito 22@, entre ellas la de mi estudio,
y el mar.
El apartamento era bastante grande, aunque slo dispona de
dos habitaciones. Una de ellas, la ms luminosa, dedicada a estu-
dio de pintura y la otra mi dormitorio. Dos aseos, una espaciosa
cocina y un saln-comedor de grandes dimensiones, ideal para
montar alguna fiesta de vez en cuando, que daba salida a la ter-
raza. Haba pocos muebles, todos diseados por m, que nunca
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habra podido vender en el estudio porque primaba ms la co-


modidad y funcionalidad a la esttica de la moda de turno. En las
paredes solamente haba carteles originales de pelculas cinema-
togrficas de todos los tiempos, alguno de ellos, sobre todo los
ms modernos, autografiados por el director o los actores de la
pelcula. No acostumbraba a colgar ninguna pintura ma porque
soy tan perfeccionista que si tuviera una, continuamente le estara
haciendo retoques, nunca la vera terminada. Slo tena una en la
habitacin, un retrato de mis padres que haba hecho cuando an
era muy joven.
Entr en el dormitorio para cambiarme de ropa y ponerme
algo ms cmodo y me desesper al ver la maleta a medio hacer
encima de la cama y todo de ropa y zapatos dispersos esperando
mi decisin de llevrmelos o no.
Ahora no me dije a m mismo. Ahora quiero cenar, des-
cansar y luego ya pensar qu me llevo.
En el bao empec a desnudarme para cambiarme de ropa y
de reojo vi mi reflejo en el espejo. Me incorpor para mirarme
mejor. Me desabroch los pantalones y los dej caer hasta el suelo
quedndome solo con el bxer blanco. Deslic un dedo por debajo
de la goma y la dej ir de golpe provocando un ruido sordo al cho-
car contra mi piel. Me re de mi propia tontera y met la mano de-
bajo del Calvin para tocarme el vello pbico y acariciarme la raz
del pene. Ya no me rea, me haba excitado. Haca demasiado
tiempo que no tena sexo y estaba bastante caliente. Pens en re-
cuperar alguno de mis juguetes sexuales pero me asque un poco
de m mismo, de terminar haciendo siempre lo mismo. No quera
masturbarme, necesitaba urgentemente sexo en compaa antes
de olvidar cmo se haca.
Cabreado conmigo mismo, me puse un pantaln de chndal,
una camiseta y volv a la habitacin. La maleta me miraba sin
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compasin y me vi obligado a abrir el armario. Saqu el resto de


bermudas y camisetas y lo met todo dentro de la bolsa. Dej fuera
nicamente lo que me pondra por la maana para el viaje. De un
cajn saqu calzoncillos, calcetines y baadores y tambin los
met dentro, excepto un baador y una toalla de playa que puse en
una bolsa por si me apeteca parar a darme un chapuzn por el
camino.
Estaba en estos menesteres cuando alguien llam a la puerta.
Me extra, no esperaba a nadie. Adems, no haba sido por el in-
terfono de la calle, si no en el rellano. Imagin que sera un vecino
y abr la puerta confiado.
No me lo poda creer. En el umbral haba una espectacular
morenaza casi tan alta como yo vestida con un Chanel rojo pasin.
Quiz haba escuchado mis pensamientos y vena a dar solucin
a mi calentn? Sin embargo la sorpresa enseguida dio paso a la
incertidumbre y al enfado.
Susana! Qu haces aqu?
Como Mahoma no va a la montaa Se puede saber por
qu no contestas a mis llamadas? Sin invitarla a ello, se abri
paso a mi lado, apartndome, y entr en el apartamento. Hace
das que quiero hablar contigo. No te lo ha dicho tu secretaria?
S, claro que s, seguro.
Incapaz de romper su discurso, vea impotente su deambular
por el piso entrando en la cocina y en la habitacin como si bus-
cara algo.
Haba tenido un rollo haca un par de meses con Susana pero
la cosa no haba ido bien. Creo que era demasiada mujer para m
o, al menos, yo no me encontraba a gusto con ella por su forma de
ser, tan visceral, y por su atrevido atuendo. En pblico me senta
cohibido y en privado nunca consegua llevar la iniciativa, me
coartaba.
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Se par en el dormitorio y mir la maleta.


Vaya, te marchas? Y eso? No pensabas decirme nada?
Menos mal que te he seguido hasta aqu.
Me has seguido? No puedo creerlo! Mira, Susana, en su da
ya nos dijimos todo lo que tenamos que decirnos. No insistas
ms, por favor. Lo nuestro ni funcion ni funcionar nunca.
Somos demasiado diferentes.
Se gir dando la espalda a la cama con el equipaje y se me en-
car mirndome fijamente. Me asust un poco. Tena la misma
cara de loca que Glenn Close en Atraccin fatal. Me sent acor-
ralado como Michael Douglas.
Diferentes? No me hagas rer. Escchame un minuto y
luego, si quieres, me voy.
Asent con la esperanza de que terminara pronto y se largara
sin que ninguno de los dos resultara herido.
De acuerdo, tienes un minuto. Pero volvamos al saln, por
favor me daba miedo tenerla en el dormitorio.
Me basta dijo ella. S que me equivoqu, lo reconozco,
pero te quiero, Aran, no puedo vivir sin ti
No dramatices, por favor. S, te equivocaste, es cierto. Como
es cierto que yo tampoco supe darte lo que buscabas en m. Pero
de eso a tirarte precisamente a Jos, mi rival en el trabajo, cuando
an estbamos saliendo t y yo, hay un paso muy grande, de gi-
gante. Lo mejor para los dos es que no nos veamos ms. Sigue con
tu vida y yo seguir con la ma.
Por eso te vas?
Vamos! Crees que me voy por ti? Qu te hace pensar eso?
Rompimos hace tres semanas y en todo este tiempo no das
seales de vida, y ahora me persigues y me montas este nu-
merito? Susana, por Dios! Mejor lo dejamos aqu. Te acompaar
a la puerta.
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Me mir fijamente con sus ojos negros echando chispas.


Lo que te ocurre es que nunca me has querido, no puedes
querer a nadie, a ninguna mujer, porque slo te quieres a ti
mismo
Me re con ganas al ver su intento de pasar del arrepentimi-
ento al ataque ms directo.
Quiz es eso. Tu minuto ha terminado. Adis.
Por favor, Aran, perdname No me dejes con este mal
sabor de boca.
He dicho que el minuto ha terminado.
La cog por el codo suavemente, con miedo de que montara un
escndalo al sentirse presionada, y la empuj disimuladamente
hacia la puerta.
Aran, Aran Slo te pido una cosa y despus saldr de tu
vida para siempre.
Me separ un poco de ella expectante para ver por dnde me
sala y sin darme cuenta de cmo lo hizo, de repente se haba des-
abrochado el vestido, que haba cado al suelo con la ligereza de la
seda, y se haba quedado completamente desnuda.
Hazme el amor por ltima vez. Luego me ir y no sabrs
nada ms de m. Te lo prometo.
Me sent muy mal, con un apuro terrible y sin saber qu hacer.
Poco a poco la indignacin fue apoderndose de m.
Pero quin te has credo que soy yo? Tu puto? Vete!
Fllame! Comprtate como un verdadero hombre y fllame
salvajemente.
He dicho que te vayas!
Lo saba! dijo rindose como una loca. No quieres fol-
larme porque eres maricn. Eso es lo que te pasa! Pens que lo
nuestro no fue bien por mi culpa, pero eras t quien fallaba. Por
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eso me fui con Jos, porque nunca supiste follarme, nunca dis-
frut contigo Maricn de mierda!
Vete de mi casa, puta! grit.
Estaba fuera de m y tuve que respirar hondo para no soltarle
un guantazo del que despus me arrepentira, pero es que cuando
me sacan de mis casillas, no respondo de lo que hago. La agarr
por el brazo y, todava desnuda, la empuj al rellano de la escal-
era. Cuando estuvo fuera le tir el vestido a la cara y cerr dando
un fuerte portazo con el corazn latindome a mil por hora. Tuve
que quedarme un rato apoyado en la puerta intentando recuperar
el ritmo normal mientras la oa gritar en el pasillo esperando el
ascensor.
Por qu tena que pasarme eso a m? Estaba empapado en su-
dor, necesitaba una ducha y cambiarme de ropa aunque me la
acabara de poner limpia.
Puse el aire acondicionado, entr en el bao y me met en la
ducha dejando que el agua fresca resbalase por mi cuerpo durante
un rato. Luego cog una pastilla nueva de jabn y me la restregu
con fuerza por la piel con un guante de crin. Me senta sucio y ne-
cesitaba limpiarme bien.
Tras diez minutos bajo el agua, cerr el grifo y me apoy en la
fra pared de azulejos con las manos y la cabeza entre los brazos.
Estuve as no s por cunto rato, hasta que me sent mejor y pude
salir de la baera. Cog la toalla para secarme pero ya casi no me
haca falta y la dej caer al suelo mientras me quedaba absorto
mirndome en el espejo de cuerpo entero del bao.
Haba visto mi cuerpo desnudo millones de veces pero nunca
me haba parado a estudiarlo con detenimiento si no era para ver
su evolucin en el gimnasio. Esa vez me mir de otra forma, como
si mirara a alguien a quien deseara sexualmente. Me apart el
pelo de la cara recogindolo detrs de la cabeza y ese simple gesto
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de levantar los brazos y ver los pectorales tensarse, despert algo


en mi interior. Me incorpor mejor y me mir bien: cuello fuerte,
hombros torneados y anchos, clavculas y pectorales marcados,
pezones sonrosados y pequeos con un poco de vello en el pecho
que continuaba deslizndose suavemente, como una fina lnea li-
geramente oscura que pasaba por el centro de mi abdomen defin-
ido y bajaba por el ombligo hasta perderse en el mar de mi vello
pbico. Los glteos torneados, las piernas fuertes y peludas.
Pens tontamente que, quiz, algn da probara de depilarme.
Nunca lo haba hecho porque me gustaba el vello en el cuerpo.
Los pies eran grandes para poder estabilizar el equilibrio y
aguantar el peso de un cuerpo de metro noventa y dos. Dej para
lo ltimo la parte de mi anatoma que quera observar con ms
atencin.
Sobresala flcido en medio de una selva de vello rubio que
haca pocos das haba recortado. Cuando estaba en reposo, mi
pene no pareca gran cosa, caa descuidadamente un poco ms
abajo de los testculos, ligeramente inclinado hacia la izquierda.
De pequeo me haban operado de fimosis y ahora apareca
descapullado, lo cual me daba mucha rabia porque hubiera
preferido tener una polla uncut. Ahora bien, cuando se pona en
pie de guerra, se levantaba recto desafiando las leyes de la
gravedad, y se volva largo y grueso, con las venas bastante marca-
das, lo que le daba un aspecto de msculo activo.
Mi pene actu por su cuenta y al saberse tan observado em-
pez a crecer ligeramente. Me acarici el estmago, me pellizqu
los pezones y termin de llenarse de sangre y endurecerse total-
mente. Tena una espectacular ereccin que me haba provocado,
no como otras veces mirando pelculas porno o revistas, sino
mirndome a m mismo. Me sorprendi el hecho de haberme ex-
citado con la imagen de un hombre desnudo, aunque ese hombre
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fuera yo. Era la primera vez que me pasaba. Entonces pens en el


comentario de Susana y recapacit sobre mi condicin sexual. Y
si tena razn y me haba estado engaando a mi mismo durante
tantos aos? Esas cosas uno mismo deba saberlas, notarlas desde
pequeo. Quizs Record que no me gustaba jugar al bisbol y
mis compaeros de clase me tenan por un rarito, incluso alguna
vez llegaron a llamarme nena. Tambin record que me lo pasaba
mejor jugando con las nias a tiendas que a guerras con mis ami-
gos. Y ya de mayor, en el gimnasio, es cierto que miraba disimula-
damente las pollas de los tos en el vestuario para comparar con la
ma y que, casi siempre, encontraba que yo estaba mucho mejor,
lo que me haca sacar mi lado exhibicionista y pasearme en
pelotas ms de lo debido para que me vieran bien.
De adolescente haba tenido una fantasa muy recurrente que
me excitaba mucho. Un da, en la clase de historia del arte, nos
ensearon la fotografa de una escena de una vasija griega en la
que dos hombres desnudos estaban enzarzados en una lucha con
las manos. Fue ver esa imagen e imaginarme a mi pelendome
con un hombre, los dos sudorosos y desnudos, y con alguna
herida sanguinolenta. A partir de entonces, casi cada noche, recu-
peraba esa imagen para excitarme y masturbarme.
No, no poda ser gay, quera autoconvencerme. Pero entonces,
por qu recordaba la fantasa ertica de juventud que me haba
excitado tanto?
Dios! Susana tena razn! Yo era gay y no lo haba sabido
hasta ese momento! Sin embargo y, a pesar de todo, nunca antes
me haba pasado por la mente la posibilidad de acostarme con
otro to, de comerle la polla o de ser follado o lo que fuera que
hicieran los maricones en la cama. Tampoco me imaginaba enam-
orndome de otro hombre.
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Me cabre conmigo mismo y con Susana por hacerme dudar


de m. Visualic su imagen desnuda en la mente, cog mi polla con
las dos manos y empec a masturbarme con frenes. Pensaba en
sus pechos, en sus caderas, en su coo hmedo, mientras suba y
bajaba la mano por el tronco de mi pene a ritmos alternos,
rpidos y suaves, para darme ms placer.
Cuando mi excitacin estaba en lo ms alto y prevea que
tardara muy poco en correrme, se me borr la imagen de Susana
de la mente y en su lugar apareci la de un chico moreno, de ojos
azules y la piel muy plida. No lo conoca y estaba casi seguro que
no lo haba visto nunca antes. La imagen fue tan real que me
asust y abr los ojos pero tena el rostro del chico grabado y no se
me borraba, lo vea reflejado en el espejo mirndome y sonrin-
dome. Me gir despacio esperando encontrarme ese chico a mi
lado. Estaba solo en el bao y sin embargo senta la presencia del
chico como si fuera real. El susto inicial se transform en el deseo
de tocarlo, de sentir su piel que imaginaba clida y tierna, de
poseerlo. Mi excitacin aument y me corr. Mi leche sali dis-
parada con violencia hacia el espejo y me qued contemplando
como resbalaba una gota de semen y, por primera vez en mi vida,
me acerqu la mano a la boca y me chup los dedos mojados de
mi propio semen. Tena un sabor extrao, diferente a nada que
hubiera probado antes, una mezcla de dulzor y de acidez. No me
desagrad en absoluto, lo cual me llev a hundirme ms en un
mar de dudas, de verdades ocultas y nunca reconocidas y respues-
tas obvias. Por qu haba disfrutado ms bien poco del sexo con
mujeres? Era sa la razn?
Me estaba ahogando. Necesitaba aire fresco. Me vest con un
chndal y sal a toda prisa hacia el aparcamiento a coger el coche.
Pis a fondo el acelerador y como una exhalacin dej atrs la
ciudad. Conducir un largo rato me permitira relajarme y pensar
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tranquilamente. Por una vez intentara dejar de ser racional y es-


cuchara mi corazn sin importarme en las consecuencias que ello
me conllevara. Quiz as encontrara la paz que tanto ansiaba y re-
cuperara mi estabilidad emocional perdida en los ltimos aos.
II

Haba previsto salir por la maana temprano, antes que el sol y


antes de la hora punta de las carreteras, pero me dorm y ni
siquiera tuve tiempo de ir a correr.
Me despert a las ocho de la maana sobresaltado sin saber
muy bien dnde me encontraba. Haba conducido por la Nacional
II, en la costa del Maresme, hasta la madrugada intentando poner
en orden mis ideas. Al ver el letrero que anunciaba la entrada en
la provincia de Girona, di media vuelta, agotado. Regres a Bar-
celona y, a pesar del cansancio, pas por el Gayxample condu-
ciendo lentamente por delante de los locales de ambiente, mir-
ando a los chicos que entraban y salan o estaban en la acera char-
lando tranquilamente. No eran bichos raros como supona, eran
tos como yo o como mi vecino o como Martn, mi jefe, y me sent
mucho ms relajado pero todava no me atreva a aparcar el
coche, bajar y entrar en uno de esos bares, as que me fui a casa a
dormir. Eran cerca de las cuatro de la madrugada cuando me
meta en la cama.
An me sorprenda la facilidad con la que haba aceptado que
caba la posibilidad de que realmente yo fuera gay. Sin embargo
no estaba seguro del todo y no quera quedarme con la duda.
Saba que follar con mujeres no me satisfaca plenamente pero
hacerlo con hombres sera nuevo para m y no tena ni idea de qu
poda pasar. Tena que probarlo para convencerme a pesar de
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que, en el fondo, no era necesario, yo ya saba cmo era. Aunque


no lo hubiera hecho fsicamente, en mis fantasas adolescentes
haba follado con muchos tos.
Me asfixiaba dentro del coche, ni siquiera la ropa fresca con
que me haba vestido, unas bermudas y una camiseta sin mangas,
conseguan aliviarme un poco. Haba pillado la hora punta y me
haba metido de lleno en un atasco en la ronda litoral. Las nueve
de la maana y haca un calor que derreta el asfalto. El sol emita
rayos que quemaban como hierros candentes. Ni siquiera el aire
acondicionado del coche consegua amortiguar el calor que senta.
Haca poco ms de media hora que me haba duchado y ya estaba
empapado en sudor. Una hora ms tarde consegu llegar al otro
extremo de la ciudad y entrar en la autopista que me llevara dir-
ecto hacia el sur. Al coger velocidad sent con agrado el aire fresco
del coche y lo puse ms suave para evitar un resfriado, ya que
tena la camiseta totalmente mojada. Poco a poco dej de sudar y
me fui recuperando.
La autopista, contrariamente al interior de la ciudad, estaba
vaca y poda correr a mi antojo. Con un poco de suerte recuper-
ara el tiempo perdido y llegara a media tarde a Santa Cana. Pero
poco despus, cuando haba hecho slo un centenar de kilmet-
ros, me cans de ir a casi ciento sesenta kilmetros hora arries-
gndome a la posibilidad de encontrar un radar y levant el pie
del acelerador bajando a una velocidad de crucero razonable. No
tena necesidad de correr tanto. Me relaj y me acomod mejor en
el asiento pensando que si no llegaba por la tarde, lo hara al
anochecer, que nadie me esperaba ni tena ninguna prisa. Por eso,
cuando al poco tiempo vi una salida que indicaba Cambrils, decid
desviarme un momento y darme un chapuzn en una tranquila
playa que conoca a las afueras del pueblo y con un acceso rpido,
fcil y, sobretodo, sin dificultad para aparcar.
24/200

Al salir de la autopista, dej a un lado el pueblo de Cambrils y


enfil la antigua carretera de Barcelona a Cdiz, pero en ese mo-
mento me di cuenta de que se haba encendido la luz de la reserva
de la gasolina. No me haba preocupado de llenar el depsito
antes de salir pero ese era un buen momento para repostar ya que
fuera de la autopista la gasolina era un poco ms barata. Entr en
la primera estacin de servicio que vi.
Par frente al surtidor de gasleo y baj del coche con la inten-
cin de poner el combustible cuando vi que era una de aquellas
pocas gasolineras que an quedaban en que los empleados te
ponan ellos la gasolina en el coche. Se me acerc un chico
moreno, bronceado por el sol y con aspecto rudo que me salud
con un gruido ininteligible.
Lleno, por favor. Pago dentro?
Asinti con la cabeza sealando una pequea y sucia tienda.
Me acerqu y extend la tarjeta a una chica mucho ms simptica
y amable, al menos entenda lo que deca. La tienda era la tpica
de las estaciones de servicio con los productos de repuesto para el
coche, cosas para comer no demasiado sanas y an menos
baratas, revistas y peridicos. Un chico, quiz unos cinco aos
ms joven que yo, estaba ojeando una revista de viajes con aire
distrado. Lo observ porque era muy evidente que lo que menos
le importaba era la revista. No me dio muy buenas vibraciones y
me di prisa por pagar y salir de la tienda.
Le di una propina al empleado que me haba llenado el de-
psito e iba a entrar en el coche cuando el chico de la revista me
asalt por la espalda y di un respingo al or su voz, no lo esperaba.
Vas al sur? me pregunt con timidez, incluso un poco
asustado.
Puede dije desconfiando.
Me llevas a Alicante?
25/200

Eso est muy lejos.


Bueno, pues hasta donde puedas, no me importa.
No me gust cmo me miraba de forma tan directa y fijamente
a los ojos. Debajo de esa aparente timidez haba algo que no con-
segua descifrar aunque no tena que ser necesariamente malo. La
primera impresin de recelo que me haba provocado desapare-
ci. No cre que hubiera malicia en l. Pareca un chico desam-
parado y perdido. Llevaba una pesada bolsa de deporte como
nico equipaje y se le vea cansado y sudoroso. No tena mal as-
pecto, iba bien vestido y limpio, y aunque no era guapo, tena un
atractivo especial que me hizo estremecer y acalorarme, quiz era
su pelo oscuro y despeinado o sus ojos tristes. Aunque poda en-
gaarme perfectamente y ser un psicpata asesino.
Ahora mismo voy a la playa, aqu cerca. Lo siento, no puedo
llevarte me lo quera quitar de encima, por si acaso.
Es una lstima. De todas formas muchas gracias por no
haber salido huyendo su voz denot una gran tristeza.
Se gir y se adentr de nuevo en la tienda. Yo me sub al coche
y mientras arrancaba e iba hacia la salida vi que me segua con la
vista desde la puerta con su aspecto desamparado. Me sent mal
pero intent quitrmelo de la cabeza y sal disparado camino de la
playa, que no quedaba lejos. Era una playa que se haba manten-
ido bastante virgen gracias a que se encontraba lejos de cualquier
urbanizacin y
Joder! Por qu me senta tan mal?
Por el retrovisor vi que no vena nadie y di un golpe de volante
haciendo girar 180 grados el coche. Nunca antes haba recogido
un autoestopista. Sera mi primera vez y seguramente me arre-
pentira a los cinco minutos, pero el viaje an era largo y poda ser
tremendamente aburrido.
26/200

Entr velozmente en la gasolinera y me par delante de la


tienda. La chica de la caja me mir con desconfianza, pero detrs
de la puerta apareci la cabeza del chico, curioso. Baj la
ventanilla y le hice un gesto con la cabeza para que se acercara.
Abri la puerta de la tienda y se acerc a la ventana del copiloto
apoyndose en ella.
Ven, te llevo.
Oh! Muchas gracias. Pensaba que ya tendra que ir andando
o esperar al tren de maana. No sabes lo mucho que te lo
agradezco pareca sincero. Su cara se haba iluminado como si
le hubieran salvado la vida en el ltimo instante.
Dej la bolsa en el asiento de atrs y subi al coche.
Espero no tener que arrepentirme de esto dije.
No, no lo hars.
Bien. Vaymonos.
Sal de nuevo a la carretera y me encamin hacia la autopista,
el bao esperara, no ira a la playa con un extrao como si
furamos amigos de toda la vida.
Me dijo que se llamaba Esteban y que haca un par de das que
viajaba a dedo desde Girona, donde estudiaba tercero de fisioter-
apia. Haba calculado mal su edad, tena veintin aos, aunque
pareca algo ms mayor. Me cont que estaba cansado, que lo
nico en lo que pensaba era en llegar a su casa, ver a su madre y
tumbarse en la playa sin hacer nada, slo baarse, tomar el sol,
beber refrescos y comer helados todo el da.
Ya empezaba a arrepentirme de haberlo recogido y de haber-
me saltado el tan ansiado bao en una de mis playas preferidas.
No me importaba en absoluto todo lo que Esteban me contaba y
no se callaba ni para tomar aire, as que decid interrumpir su dis-
curso abriendo la guantera y sacando un porta-ceds.
Qu prefieres U2, Madonna, Beyonc?
27/200

Tienes algo de los 60, tipo Ottis Reding?


La respuesta me sorprendi, no esperaba que un joven como l
pidiera algo tan antiguo.
Creo que no. Lo ms antiguo que tengo en el coche es The
Communards, de los ochenta.
No los conozco. Eres un ochentero? Bien, pues vamos a
descubrirlos.
Puso el CD en el equipo y la msica pegadiza empez a sonar.
El camino continu sin novedad y haba conseguido que
Esteban enmudeciera un rato escuchando la msica. La autopista
era muy aburrida, rectas largas con poco trfico y unos cuantos
camiones de gran tonelaje que adelantar de vez en cuando. En
uno de estos adelantamientos, uno de los camiones decidi avan-
zar a su vez al camin que tena delante y cambi de carril sin
mirar siquiera si vena un coche o no. Tuve el tiempo justo para
esquivarlo mientras lo insultaba a gritos, como si pudiera orme.
A causa del movimiento brusco, cay al suelo, entre mis pies, el
porta-ceds que Esteban haba dejado encima del salpicadero.
Mierda! maldec.
El chico, viendo que tena el estuche entre los pies y que era
peligroso porque con el movimiento del vehculo poda meterse
entre los pedales y tener un accidente, y que yo no poda cogerlo,
concentrado como iba por el aumento del trfico de camiones en
la autopista, se solt el cinturn de seguridad y se agach para re-
cogerlo. Intencionadamente, o no, me roz la rodilla y me cogi el
tobillo derecho y me apart el otro pie. Como no poda soltar el
pedal del acelerador sin bajar la velocidad, no pude mover la
pierna que tena presa. Demasiado toqueteo innecesario, pens.
No lo encuentras? Pregunt empezando a mosquearme.
S, ya lo tengo se incorpor en su asiento y volvi a atarse
el cinturn. Es que se me ha escapado de las manos y se ha
28/200

colado debajo del asiento. Por cierto, me gustan las zapatillas que
llevas.
Gracias, pero son bastante viejas ya.
Dej el porta-ceds en la guantera y se acomod en el asiento
descalzndose y cruzando las piernas ocupando su espacio y parte
del mo. Le mir de reojo, con curiosidad, por saber qu haca y
me fij en que sus piernas eran bastante peludas, con un espeso
vello negro.
En un momento en que no poda adelantar y me qued at-
rapado detrs de un camin que iba bastante lento, tuve que redu-
cir la velocidad y al poner la cuarta no pude evitar rozarle la ro-
dilla. Intent no mirarle, como si no hubiera pasado nada, pero
sent sus ojos clavados en m mientras me ruborizaba por dentro
como un nio pequeo.
Por qu te has ruborizado, Aran?
Rojo, yo? No es cierto.
S lo es. Me has rozado la rodilla y te has puesto rojo.
No digas tonteras! Lo que pasa es que hace mucho rato que
conduzco y empiezo a estar cansado. Adems este puto aire acon-
dicionado del coche no funciona bien y me estoy asando.
S? Pues a m me parece que va bien. Yo estoy bien, a una
temperatura agradable.
Comparado con el calor de la gasolinera?
Touch!
Se call unos segundos pero segua sin apartar la vista de m.
Ests muy callado. Ests nervioso por llevarme?
Hombre un poco, la verdad. Es la primera vez que recojo a
un autoestopista y se oyen muchas historias.
Toma! Sac la cartera del bolsillo trasero del pantaln y
me tendi el carnet de identidad y una tarjeta de crdito. Qud-
atelos hasta que lleguemos.
29/200

No los cog y negu con la cabeza, an as los dej en el porta-


documentos del salpicadero.
Puedo saber por qu no has tomado el tren en lugar de
hacer dedo? Est claro que dinero no te falta.
Bueno, es ms barato.
Y ms peligroso.
Quiz. Pero tambin ms emocionante He conocido a
gente muy interesante, incluso con alguno he intimado bastante
Sin embargo, alguno podra ser un asesino de autoestopis-
tas. Quizs lo soy yo.
No, no lo eres. Cuando te he visto en la gasolinera me pare-
ciste un tipo muy legal, por eso me he acercado. No eras el
primero que llegaba, pero s el primero del que me fi lo suficiente
como para pedirte que me llevaras.
Vaya! Qu honor.
No te ras.
Me puse serio y le mir.
No me ro.
El silencio que se impuso a continuacin entre nosotros dur
unos cuantos kilmetros, yo me concentr en la carretera y en la
conduccin y l contemplaba el paisaje. Al cabo de un rato,
cuando me pareca asombroso que Esteban estuviera tanto
tiempo en silencio, se volvi hacia m.
Sabes? Pregunt.
Qu?
Te observaba y veo que no ests nada mal. Te cuidas mucho,
no?
S, lo intento. Gracias.
Me di cuenta en cuanto he rozado tus piernas al recoger el
estuche. Son fuertes.
Voy a correr prcticamente cada da.
30/200

Mir a Esteban de reojo, nuestras miradas coincidieron y me


concentr de nuevo en la carretera. Si estaba intentado ligar con-
migo no se lo pondra fcil. An no tena ni idea de qu era lo que
yo quera y an menos me senta preparado para un ligue con un
chico bastante ms joven que yo. Pero, por un par de veces, me
descubr a m mismo desviando la mirada hacia su entrepierna y
creo que no le pas inadvertido.
S, ests bueno dijo asintiendo con la cabeza, ms para l
mismo que para halagarme.
En ese mismo momento me arrepent de ir vestido con bermu-
das y camiseta sin mangas, me sent desnudo. Pero, sobre todo,
me arrepent de haber recogido a ese chico porque me haca es-
tremecer con cada comentario suyo sobre m, pero al mismo
tiempo me diverta y halagaba que intentara ligarme. Respir
hondo y pens que no tena nada que perder, as que decid de-
jarme llevar por el juego de la seduccin: seducir y ser seducido. Y
comprobar cul podra ser mi lmite a partir de ahora con un
chico. Despus, le dara calabazas, lo dejara en Alicante o antes
de llegar y asunto terminado.
Gracias le dije con mi sonrisa ms atractiva.
As me gusta, que te ras. Oye, tengo una idea! Por qu no
paramos y nos damos un chapuzn en una playa?
Volv a rerme, esta vez con ganas.
Bueno, sa era mi intencin antes de recogerte y que me
trastornaras los planes.
Lo siento, pero si eso era lo que queras hacer, pues a qu
esperamos? No quisiera hacerte cambiar de planes.
No me lo pens dos veces y decid aceptar la propuesta. Ac-
abbamos de pasar la salida de Pescola, hubiera sido un bonito
sitio para baarse. Una lstima. La siguiente salida indicaba
Torreblanca.
31/200

Conoces alguna playa por aqu?


No, aunque creo que hay un parque natural cerca. Ser
tranquilo.
Efectivamente, pocos minutos despus de salir de la autopista
vi el letrero de la playa de Torrenostra y debajo otro con la refer-
encia de Parc Natural del Prat de Cabanes-Torreblanca. Me desvi
por all y un centenar de metros ms adelante, a travs de un cam-
ino entre arbustos bajos, divis una playa de arena blanca. En un
claro aparqu el coche y Esteban sali corriendo directo hacia el
agua como un nio en la hora del recreo mientras por el camino
iba tirando su ropa aqu y all. Me puse el baador, cog la toalla
de la bolsa y le segu minutos despus. l ya estaba en el agua
nadando mar adentro.
La playa era grande, pero sorprendentemente en un inicio del
mes de agosto, estaba desierta. Quiz se vea alguna sombrilla le-
jana, en direccin a lo que supuse era Terranostra.
Al poco Esteban sali del agua completamente desnudo y se
me acerc caminando tranquilamente, sin ningn asomo de rubor
o pudor por estar desnudo delante de un desconocido. No apart
la vista en ningn momento, me entretuve en observarlo atenta-
mente, de una forma un tanto descarada, como nunca antes haba
mirado a ningn otro chico. No tena un cuerpo musculoso pero s
bien definido, fibrado y bastante peludo, aunque lo que ms
destacaba de su anatoma era lo que colgaba entre sus piernas, de
un tamao considerable en estado de reposo. No le pas inadvert-
ido el repaso que hice de su cuerpo y sonri satisfecho.
Est buensima. No te metes? me dijo.
Eh? S, ahora.
Con baador? Qu pudoroso!
Corri de nuevo al agua riendo divertido y fui detrs de l.
Efectivamente estaba muy buena el agua, caliente y muy limpia.
32/200

Nad un poco hasta que ya no haca pie. Esteban estaba bastante


lejos, se haba llegado hasta una boya mar adentro. A m me gusta
nadar, pero las profundidades marinas no mucho, as que me
qued donde estaba, disfrutando del bao. Al poco rato se acerc
nadando.
Se est genial, verdad?
Asent no muy convencido.
Vamos a divertirnos. Vas a ver!
Rpidamente y sin darme tiempo a reaccionar, me sujet por
los hombros hundindome en el agua. Intent reaccionar, pero su
empuje era fuerte y hasta que no me solt no pude sacar la cabeza
a la superficie tosiendo por todo el agua que haba tragado.
No vuelvas a hacer eso! grit muy cabreado.
Perdona. Slo era una broma. No te lo tomes as dijo
entristecido, pero enseguida, alegre, insisti: Venga, te echo una
carrera hasta la orilla.
Y sali disparado nadando a toda velocidad. No le segu en-
seguida, esper un poco an recuperndome del susto. Por un
momento, me haba visto morir ahogado en una recndita playa
para robarme el coche y el dinero. Pero no, solamente haba sido
una chiquillada.
Cuando llegu me esperaba sentado en la arena, junto a la
orilla, dejando que las olas le golpearan las piernas. Su pene, fl-
cido, se meca con cada envite del agua.
Te has enfadado mucho? No quera asustarte. Podrs
perdonarme?
No lo s.
Qu puedo hacer para que me perdones y confes de nuevo
en m?
Ya est, olvdalo. Me voy a vestir.
33/200

Fui hasta la toalla que haba dejado en medio de la playa y


cuando me agach para recoger la ropa, not que alguien me coga
por los pies estirando hacia atrs. Ca de bruces sobre la toalla
mientras Esteban se sentaba sobre mi espalda.
Me perdonas? Insisti.
Que me dejes!
No hasta que me digas que me perdonas. No voy a hacerte
ningn dao, puedes confiar en m.
Vale, vale! Te perdono.
As me gusta empez a hacerme cosquillas en la cintura y
en las axilas. Siempre te pillo desprevenido.
Intent zafarme de l pero el chico era mucho ms fuerte de lo
que pareca, sobretodo tena mucha fuerza en las piernas, duras
como el acero. No pude hacer nada para quitrmelo de encima.
Sultame! Tengo muchas cosquillas. No puedo ms.
Pero no eran las cosquillas lo que me preocupaba, si no sentir
su piel clida, sus glteos y su pene reposando en mi espalda. Si
continuaba un minuto ms en esa posicin acabara excitndome.
Tengo arena hasta en las orejas Sultame.
Qu se dice, nio malo?
Por favor
As me gusta.
Not que aflojaba el abrazo y aprovech para sentarme. Con la
lucha, la toalla se haba arrugado y haba acabado sobre la arena
que se me haba mentido por todos los rincones de mi cuerpo.
Mira cmo me he puesto. Tendr que baarme de nuevo.
Ha sido por mi culpa. Yo te limpiar.
Se arrodill delante de m y con la mano me fue quitando la
arena de la cara, de la boca, del cuello, del pecho Lo haca lenta-
mente, recrendose en cada lado. Yo lo miraba fijamente y le de-
jaba hacer, an sabiendo que me acariciaba suavemente, con el
34/200

deseo que le transpiraba por todos los poros, lo vea en sus ojos.
Pas sus dedos por mis pezones, resiguiendo su circunferencia, ya
con una clara intencin sexual.
Ests muy bien, Aran. Me gustas susurr.
No pude decir nada. Aunque hubiera querido no habra po-
dido quejarme. Me encanta que me acaricien lo pezones, pero me
puse muy nervioso y me empez a temblar la pierna derecha
cuando empec a ser consciente que, por primera vez en mi vida,
un hombre me estaba excitando mucho y haba despertado un
deseo sexual muy fuerte. Intent levantarme, pero me puso la
mano en el pecho para impedrmelo y no lo hice. No poda ni
quera resistirme.
Tranquilo. Todo va bien. Djame hacer a m. Tu limtate a
disfrutar.
Le mir a los ojos suspirando profundamente y continu su
exploracin bajando las manos lenta y delicadamente por mi es-
tmago jugando con la silueta de los abdominales y con el omb-
ligo hasta que lleg a la goma del baador donde ya se adivinaba
la protuberancia de delataba mi cada vez ms evidente ereccin.
Levant el borde del baador e hizo aparecer la punta de mi pene.
Vaya, vaya, qu tenemos aqu? Qu cosa ms linda!
Yo no no consegu balbucear.
Quieres decir que es tu primera vez con un hombre? pre-
gunt sorprendido.
Asent con la cabeza, incapaz de articular palabra.
Quieres que pare?
Negu tambin con la cabeza, an no poda hablar.
Hum! Qu delicia. Me encanta. T djate llevar y disfruta.
No pienses en nada, yo har todo el trabajo.
Me relaj. Ya estaba completamente excitado y Esteban acab
de liberar mi pene de la prisin del baador. An estaba hmedo
35/200

y me estremec con un escalofro. Me levant un poco para que


pudiera terminar de quitarme el baador y me qued tan desnudo
como l aunque yo con una gran ereccin y l an con la polla fl-
cida. Se agach y empez a lamerme el pene con ganas, dis-
frutando a cada lamida, luego se lo introdujo todo entero en la
boca y pens cmo poda caberle todo sin ahogarse. Emiti un
gemido y not su lengua juguetear con mi prepucio y con el
agujero. Cerr los ojos entregndome por entero al placer que
senta con la mamada de Esteban. El to la coma tremendamente
bien, tratndola como si fuera un tesoro. Una mano la tena en el
tronco y la acompaaba subiendo y bajando a cada embestida que
me haca con la boca. Me estaba excitando muchsimo y si con-
tinuaba de aquella manera no tardara nada en correrme.
Te gusta? me pregunt mirndome a los ojos.
Me encanta.
Qu bien! Tienes una polla deliciosa su voz era de puro
placer. Me encantara que me follaras, quieres?
S.
Alarg la mano hasta encontrar sus pantalones, rebusc en sus
bolsillos y sac un preservativo. Abri el envase y me lo coloc
muy suavemente.
Tenemos un pequeo problema me dijo. No tenemos
lubricante.
Qu hacemos?
Bueno, hay una solucin pero no s si te gustar en una
primera experiencia.
Cul?
Utilizar tu saliva.
No entiendo
Que me comas el agujero.
Eres un cerdo. Pero quiero probarlo.
36/200

Su sonrisa se ensanch y su pene empez a hincharse y crecer.


Se dio la vuelta y se sent en mi pecho ofrecindome su culo. Al
principio no supe muy bien qu hacer y le acarici los glteos pas-
ando un dedo por la raja, sin introducirlo, jugueteando con el
vello que se concentraba all. Esteban se acerc ms hacia mi cara
y continu comindome la polla con el preservativo puesto. Mi
placer aument y le abr los glteos con las dos manos des-
cubriendo su agujero peludo. Se lo acarici con la punta de un
dedo mojado con mi saliva y le o gemir.
Vas muy bien me dijo.
Me incorpor un poco y hund mi cara en su culo buscando
con mi lengua ese agujerito tan apetecible. Ola raro y tena un
sabor salado, a mar. Me gust y le introduje la lengua. Esteban me
solt la polla y se le escap un profundo gemido. Continu des-
cubriendo lo que era para m un nuevo sabor y el olor de un culo
de hombre y no me desagradaba en absoluto. Pens que un culo
siempre era un culo, fuera de hombre o de mujer.
De repente Esteban se incorpor dejndome una lamida a me-
dias y se dio la vuelta de cara a m. Me cogi la polla con una
mano mientras que con la otra se abra bien el culo y l solo se la
introdujo dentro. Sent la presin de las paredes de su agujero en
mi pene duro mientras empezaba a cabalgar y se masturbaba con
los ojos cerrados, concentrado en la doble tarea. Yo lo miraba
consciente de que estaba follando a otro hombre y que, adems,
me estaba encantando. Me dej ir totalmente y suspir de placer y
de deseo. Esteban abri los ojos y me sonri.
Te gusta? Pregunt.
Mucho Muchsimo.
Ge Genial. No pares. Fllame. Mtemela toda Hasta los
huevos Quiero sentirte todo dentro de m
37/200

Alargu las manos y le acarici el pecho, los pezones, el es-


tmago y en ese mismo momento tuve la necesidad de tocar su
polla. Nunca antes haba tocado una polla que no fuera la ma. Le
apart la mano y se la cog. Era grande, dura y rugosa, pero a la
vez muy suave. Le acarici los huevos y empec a masturbarle. Me
mir sorprendido pero contento y se dej hacer.
Al poco not como la polla de Esteban se pona an ms dura y
se sacuda con violencia mientras un chorro de semen sala dis-
parado cayendo en mi cuello. No par de masturbarle hasta que
ya no sali ninguna gota ms y me cogi la mano para que parara.
Tena el pecho lleno de su leche y no me import, al contrario,
sentir su esperma caliente caer sobre m me excit de tal manera
que me corr enseguida dentro de l.
Lo siento, no quera ensuciarte se disculp an con mi
polla dentro suyo.
Me ha encantado que lo hicieras confes, y para dar cred-
ibilidad a mis palabras, pas la mano por donde haba cado su
leche y la extend por mi cuerpo.
Se levant y se echo a mi lado sobre la arena. Me quit el pre-
servativo, lo at y lo dej a un lado.
Djamelo me pidi.
Por qu?
Quiero ver cmo es tu leche.
Se lo pas con un poco de vergenza. Lo levant en alto y lo
contempl sonriendo.
Es muy blanca. La ma no es tan blanca. Otro da no dejar
que te corras dentro del condn.
Le mir sorprendido por su comentario.
No, no me refiero a que me folles sin condn, sino a que me
gustar ver cmo te corres aclar.
38/200

Estuvimos un rato echados sin decir nada, dejando que el sol


nos calentara. Yo sent que la leche de Esteban se iba secando y
me dejaba la piel con una sensacin pegajosa y acartonada.
Voy al agua, necesito limpiarme.
De acuerdo. Pero antes dime si te ha gustado Estaba an-
sioso, pareca un chico con la necesidad de saber la nota de un
examen.
Me ha encantado. De verdad.
Le di un beso en los labios y me levant para ir corriendo hacia
el mar. Esteban me sigui riendo y salpicndome con el agua. Al
cabo de un rato de remojo, salimos y mientras nos secamos con la
toalla me pareci ver entre los arbustos a un chico moreno, obser-
vndonos, y me sent incmodo. Quiz haba visto todo. Volv a
mirar bien pero no pude ver a nadie alrededor. Sacud la cabeza y
me vest pensando que los acontecimientos de las ltimas horas
me estaban trastornando y vea cosas que no existan.
Minutos ms tarde ya estbamos de nuevo en ruta.
Esteban iba callado a mi lado con una sonrisa perenne en sus
labios. Naturalmente, su silencio no poda durar demasiado.
No puedo creer que fuera tu primera vez con un hombre
me dijo dejando caer su mano sobre mi rodilla.
Pues crelo. Hasta ayer mismo no empec a sospechar que
yo pudiera ser gay.
No? Me ests tomando el pelo! exclam. Cuando te he
visto en la gasolinera lo he visto enseguida.
En serio?
S. Tenemos un sexto sentido para eso.
Pues ya ves, yo no.
Y ahora, qu piensas? Despejas tus dudas sobre que eres
real y totalmente gay?
39/200

Creo que s. Solo me faltaba confirmarlo y me has ayudado


mucho. Ahora s que era esto lo que he buscado todos estos aos
sin ser consciente. Me he perdido muchas cosas y quiero recuper-
arlas. Me ha encantado follar contigo, puedo asegurarte que
nunca antes haba disfrutado tanto. Espero que t tambin te lo
hayas pasado bien.
Mucho! Volveremos a vernos algn da? me pregunt
con un tono de voz ansioso.
No lo s, pero me gustara. Pasar el verano en Santa Cana,
t en Alicante, no estamos demasiado lejos le dije an sabiendo
que lo ms probable era que no nos viramos nunca ms.
Continuamos un largo trecho, los dos en silencio, con la mano
de Esteban acariciando distradamente mi rodilla, cada uno
pensando en sus cosas. Yo en todo lo que me haba sucedido y
corroborado gracias a Esteban, de quien guardara un enorme re-
cuerdo y aprecio ya que haba sido mi primer polvo gay y eso
nunca se olvida.
Paramos a comer en una rea de servicio de la autopista y a
media tarde llegbamos a Alicante. Entr en la ciudad siguiendo
sus indicaciones y par delante de un hotel del centro.
Hotel Torren. Te quedas aqu?
S, es de mi familia. Quieres entrar y te presento a mi
madre?
No, creo que no. Se me va hacer muy tarde. Otro da quiz.
Esteban baj del coche, recogi su bolsa del asiento posterior y
se acerc a mi lado.
No s si nos veremos en otra ocasin, Aran, en cualquier
caso quiero decirte que me ha encantado conocerte y que podra
enamorarme de ti demasiado fcilmente.
Gracias. Me acordar mucho de ti, no lo dudes. Has sido mi
primer hombre, no te olvidar nunca.
40/200

Ya sabes, Hotel Torren. Puedes encontrarme siempre que


quieras. Estar aqu todo el verano. Adis, Aran.
Me dio un beso largo y clido en los labios, lleno de cosas no
dichas, de los recuerdos que nos quedaran de la maana vivida y
se fue corriendo hacia el hotel con los ojos empaados en
lgrimas.
Hasta pronto! le grit desde el coche.
Esteban se gir, me envi un beso con la mano y se adentr en
el vestbulo saliendo, quiz para siempre, de mi vida.
Puse en marcha el motor del coche y sal de la ciudad an con
el sabor de Esteban en la boca y continu el viaje absorto en los
nuevos descubrimientos producidos en mi forma de ver, sentir y
pensar. Por fin lo tena todo claro, saba lo que quera hacer con
mi vida. Susana haba tenido razn. Me lo haba soltado como un
insulto, pero su desprecio haba sido mi tabla de salvacin, el des-
encadenante que me abri definitivamente los ojos, que quit el
velo inconsciente que me haba impuesto desde que empec a
saber qu era el sexo y el amor.
Abr la ventana y grit todo lo fuerte que pude para liberarme
por fin de todas las angustias pasadas y reprimidas de mi vida. Me
sent libre, contento y feliz.
III

Eran cerca de las nueve de la noche cuando entr en la calle prin-


cipal de Santa Cana, una pequea poblacin de pescadores de la
provincia de Alicante habitada desde el Neoltico Superior que en
los aos sesenta del siglo XX haba crecido de forma espectacular
a causa de la especulacin turstica, primero con la ampliacin del
puerto y casas de una o dos alturas y despus con grandes edifi-
cios de apartamentos que aparecan como setas y parsitos al lado
del originario pueblecito pescador, absorbiendo sus campos de
cultivo, sus playas y sus salinas. De esta manera, en treinta aos,
haba visto triplicado su censo de habitantes, sin contar los resid-
entes temporales, entre los que me encontraba yo, que en verano
hacamos quintuplicar su poblacin.
Despus de un par de giros por calles estrechas, llegu al paseo
martimo. Mi apartamento estaba all, justo donde terminaba el
casco antiguo del pueblo y empezaba el paseo de apartamentos
ms modernos. Entr en el aparcamiento de un edificio que se
diferenciaba de los que tena a su alrededor porque, aunque haba
sido construido haca menos de diez aos, haba respetado lo
mximo posible la arquitectura tradicional. Cuando par el motor
suspir aliviado. Por fin en casa.
Nunca entender el impulso que me llev a comprarme ese
apartamento en un pueblo situado a seis horas en coche y casi
seiscientos kilmetros de Barcelona, donde llegu un verano por
42/200

casualidad, porque se haba estropeado el tren camino de Mar-


bella. Desde el mismo momento que puse el pie all me cautiv y
supe que lo convertira en mi lugar de veraneo. El apartamento lo
compr el segundo verano. Me gust su fachada blanca y que tuvi-
era pocos vecinos, solamente cuatro, uno por planta. As que en-
seguida que tuve oportunidad, compr el tico despus de que su
antiguo propietario, un matrimonio mayor, se divorci y decidi
vender.
En el edificio se entraba por una callejuela lateral. El vestbulo
era pequeo y oscuro, la escalera estrecha y el ascensor de tamao
minsculo, pero cuando llegabas a mi piso, lo primero que te
llamaba la atencin era el enorme saln y la amplia terraza a
primera lnea de mar con una esplndida vista de la playa y a lo
lejos, las islas de La Campana y La Campaneta. Poda pasarme
horas y horas sin hacer absolutamente nada ms que tumbarme y
dejarme invadir por la tranquilidad del lugar o relajndome pint-
ando de cara al mar. Sin lugar a dudas, ese piso era el lugar que
realmente consideraba mi hogar.
En el aparcamiento pude ver que la nica plaza que quedaba
libre era la ma, as que ya haban llegado todos los vecinos a pas-
ar el verano. A duras penas pude meter la maleta y las dos bolsas
en el ascensor y sub hasta la cuarta planta. Al abrir la puerta me
di cuenta enseguida de que el apartamento haba sido arreglado y
limpiado esperando mi llegada. Mi amigo y vecino Robert, que
viva todo el ao all y a quien le haba dejado un juego de llaves
por si ocurra algn incidente durante el invierno, haba hecho un
poco de limpieza para que lo encontrara ordenado.
Bob era un riojano soltero, de treinta y cinco aos, de cabello
rubio oscuro, ojos azules, y atractiva sonrisa que se desviva por
atenderme. A veces eso me iba bien, egostamente hablando,
sobre todo cuando me daba pereza ir a comprar el pan o me
43/200

levantaba tarde y quera leer el peridico, pero otras veces llegaba


a agobiarme bastante. No fue hasta ese da, despus de todo lo
que me haba ocurrido y de mi nueva vida, que pens que, quiz,
esas atenciones respondan a un deseo de su parte por intimar
conmigo. Seguro que era eso y no me haba dado cuenta antes:
Bob era gay.
Dej la maleta y la bolsa en la habitacin y abr todas las per-
sianas y ventanas. Quera que entrara la ltima luz de la tarde y la
brisa fresca del mar. Segundos despus, son el timbre de la pu-
erta. Antes de abrir ya saba que era Bob que, al or las persianas,
haba subido presto a visitarme. No tena ganas de ver a nadie esa
noche, lo nico que quera hacer era dejar las cosas en su sitio,
prepararme un buen bao, una cena y comer tranquilamente en la
terraza. Intent hacer odos sordos, pero el timbre volvi a sonar y
me supo mal fingir que no estaba en casa cuando era tan evidente
que haba llegado. Abr la puerta. All estaba, todo sonrisas de feli-
cidad. Me dio un gran abrazo que respond sin demasiado
entusiasmo.
Aran, qu alegra verte! Deseaba tanto que llegaras Lo
has encontrado todo bien? Oh! Todava no has deshecho las
maletas, te ayudo? O mejor, te hago algo de cena mientras guar-
das tus cosas? Te apetece una ensalada fresca? Te he conectado
la nevera y te he comprado bebida, frutas y verduras Ah! Tam-
bin te he regado las plantas, estaban muy secas las pobres
Muchas gracias, Bob. Eres muy amable, no haca falta
dije mientras volva a mi habitacin para deshacer la maleta.
Claro que haca falta!
Bueno, vale. Pero me pasas la factura de lo que te ha costado
todo lo que has comprado.
44/200

Quita, quita! No me debes nada, lo he hecho porque yo he


querido y me vena en gana. As que t acomdate y te preparo
algo
No, Bob. Te agradezco todo lo que has hecho, pero ahora lo
nico que me viene en gana es terminar de sacarlo todo, darme un
bao, comer cualquier cosa e irme a la cama.
Acostarte? Tan temprano? exclam sorprendido.
Dnde est mi Aran, que me lo han cambiado? No vas a salir de
marcha?
Negu con la cabeza mirndole divertido. Ahora vea tan claro
que Bob era gay que no entend cmo no me haba dado cuenta
antes. Aunque en ese momento tampoco fui capaz o no quise ver
que, adems de ser gay, estaba colado por m.
He tenido un da muy duro. Estoy muy cansado
Met la ltima camiseta en el armario y cerr la maleta para
guardarla en el altillo.
Maana ser el Aran de siempre. Te lo prometo.
Bueno, pues nada. Si no me necesitas, te dejo que descanses
que este ao va a haber mucha guerra por Santa Cana.
Guerra? Por qu?
Han abierto algunos bares que han revolucionado las mentes
estrechas y pueblerinas de algunos. Pero bueno, no voy a calent-
arte la cabeza con cotilleos. Venga, buenas noches. Me voy a res-
taurar un poco para salir de cacera a ver si pesco algo bien fresco.
Ciao, bonito!
Buenas noches.
Sali del bao. Cuando me sent solo, respir hondo, abr el
grifo de la baera para llenarla de agua y me quit la camiseta.
Estaba a punto de quitarme tambin el pantaln corto manchado
por la sal del agua del mar cuando Bob apareci de nuevo en la
puerta del bao. No se haba ido.
45/200

Ests seguro que no quieres que te ayude? Ya fui de cacera


ayer, hoy puede esperar
Joder, Bob! Exclam. Me has asustado.
Perdona, no era mi intencin. Te ayudo en algo?
No. Gracias, de verdad. Iba a tomar el bao.
Bueno, si no te importa te hago compaa mientras tanto.
As hablamos y nos ponemos al da de lo que hemos hecho dur-
ante el invierno. Te parece?
Hars lo que quieras, como siempre. Pero qu te ocurre? Te
noto extrao.
Nada Te echaba de menos confes casi en un susurro in-
audible, entristecido. Pero ahora ya ests aqu!
Me disculp un poco incmodo por la situacin. Bob sonri y
se sent en la taza del vter, mirndome. Le devolv la mirada con
las manos en el botn del pantaln para que entendiera que quer-
a desnudarme en la intimidad, pero l se ri y dijo:
Oh! Por favor! No te preocupes, no voy a mirar. Adems, lo
que pueda ver, ya te lo he visto en la playa nudista, no crees?
Era cierto. Habamos ido unas cuantas veces a la nudista y ya
nos habamos visto todo lo que tenamos que ver, pero ahora, con
mi descubrimiento, y en la intimidad de mi casa, me pareci que
la cosa era diferente, que poda tener un cierto aire ertico. Sin
embargo, viendo que no tena ninguna intencin de salir, me en-
cog de hombros y me desnud delante suyo. Si quera contemplar
mi cuerpo, yo no era nadie para impedrselo, aunque tampoco me
quera convertir en un calientabraguetas porque, por ms que Bob
lo quisiera, a m no me atraa en absoluto, sexualmente hablando.
Acab de quitarme el pantaln y, vestido nicamente con el
bxer, fui a la habitacin, ms con el deseo de exhibirme que por
la necesidad de ir a buscar algo. Luego ech sales de bao y gel re-
moviendo el agua para hacer un poco ms de espuma. l me
46/200

miraba sin decir nada, entre curioso y divertido, esperando.


Cuando me iba a quitar el calzoncillo, me entr un ataque de pu-
dor y mi lado exhibicionista se esfum por completo.
Puedes girarte un momento? le dije esperando con las
manos en la goma del bxer.
Qu remilgado te has vuelto! se gir dejando escapar un
profundo suspiro de resignacin.
Acab de desnudarme y me met en la baera sintiendo un
cosquilleo en el bajo vientre que me sorprendi y mucho ms
cuando not que mi polla volva a despertarse. Disimulando me
sumerg y acumul la espuma de tal manera que la nica parte
visible de mi anatoma fuera el pecho.
Ya puedes girarte anunci an sabiendo que no haba de-
jado de espiarme ni un solo segundo. Ah, qu gusto y qu ganas
tena de un buen bao!
Hoy ha hecho mucho calor. Y bien, cuntame, qu ha sido
de tu vida estos largos meses de invierno por Barcelona?
Uf! Nada especial. Mucho trabajo.
Y la pintura?
He hecho una veintena de cuadros y una pequea exposicin
en una galera del barrio, pero al menos sirvi para que un galeri-
sta bastante importante del paseo de Gracia se interesara en in-
cluir un par de pinturas mas en una exposicin colectiva este
prximo otoo.
Eso es fantstico! Por qu te lo tenas tan callado?
No me gusta presumir.
Pues a m s, de tener un amigo famoso.
No soy famoso
Aqu en Santa Cana, s, y dentro de poco en todo el pas, se-
guro. Y qu ms, qu ms? Cuenta! Y la msica? Y el sexo?
Algn amor?
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Pero esto qu es, un interrogatorio? exclam riendo.


Perdona. Es que me tienes en ascuas y Te estoy viendo
todo.
Segu la direccin de su mirada. La espuma se haba aclarado y
el agua, aunque turbia por el jabn, dejaba entrever todo mi
cuerpo en su plena desnudez. Ech un poco ms de gel y sacud la
superficie sin conseguir hacer mucha ms espuma. Despus de to-
das las precauciones, Bob me estaba viendo totalmente desnudo,
pero no me import, me haba relajado hablando y me encontraba
a gusto. Me encog de hombros.
Ves, al final no sirvi de nada que te giraras para que me
desnudara.
Eh? Perdn Me haba quedado extasiado por la visin.
Bob, nunca te lo he preguntado ni t me has hecho ningn
comentario al respecto, pero eres gay?
El chico dej escapar una gran carcajada que acab por conta-
giarme y acabamos riendo como locos los dos. Al final, tosiendo,
me dijo:
Ahora te enteras? Ya era hora, guapito de cara!
Bueno, es que hace poco me he dado cuenta de muchas co-
sas que me han abierto los ojos.
Bob se puso serio y me mir gravemente.
Qu cosas? Que t tambin eres gay?
Me pill desprevenido y casi me ahogo en la baera. Me incor-
por un poco y le mir con una cara que deba ser un poema sin
poder articular palabra porque an no tena claro que pudiera
aceptar delante de mis conocidos mi recin descubierta condicin
sexual. Bob sonri y me puso una mano en el hombro.
Tranquilo. Hace mucho que sospechaba que lo eras, pero yo
no era quin para decirte nada.
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Pues podras haberlo hecho, joder protest. Me hubiera


ahorrado muchos quebraderos de cabeza y treinta aos de
autoengaarme.
Tenas que descubrirlo por ti solo cuando estuvieras pre-
parado, como hemos hecho todos, bonito. Adems, si el ao pas-
ado te lo llego a insinuar siquiera, me hubieras mandado a la
mierda ms rpido que canta un gallo.
Cierto. Pero cmo llegaste a la conclusin de que yo era
gay? No lo entiendo, siempre me has visto con tas, nunca he
hecho nada para que lo pudieras pensar t ni nadie.
Mira, nosotros nos reconocemos. Tenemos como un sexto
sentido que nos muestra quin es de los nuestros y quin no. Pero
hay otra cosa de la cual t no eres consciente, tu gusto por la
moda, por el cuerpo, por los cotilleos
Hay muchos tos que les gusta la moda y se cuidan!
protest.
S pero hay otra cosa que me lo confirm el ao pasado.
Qu? exclam.
Estbamos en la nudista y vimos pasar un chico con el
cuerpo muy bien definido, no era espectacular, pero tena un no
s qu que lo haca muy atractivo.
Lo recuerdo. Tena unos ojos azules preciosos, el pelo negro
azabache y la piel plida.
Por un momento me vino a la cabeza el rostro de ese chico y
me result tremendamente familiar, como si le hubiera visto en
algn otro sitio con posterioridad. Intent concentrarme para re-
cordar en dnde haba sido, pero el parlamento de Bob me lo
impidi.
S, pero no fue en eso en lo que te fijaste en ese momento.
Me dijiste: Mira a ese to, qu cuerpo tiene, hasta el rabo lo tiene
bien puesto. Un hetero no se fija en la polla de los tos.
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Eso no es cierto
Ahora me dirs lo de los juegos de adolescentes de com-
pararse el tamao de la polla o de masturbarse juntos. Todos lo
hemos hecho y siempre quien empieza ese juego es el gay del
grupo. Es una forma de poder ver rabos sin tener que echar mira-
das furtivas en los vestuarios.
Me encantaba comparrmela porque casi siempre sala
ganando. Por eso siempre me las arreglaba para hacer que alguno
de mis amigos fuera el que llevara la iniciativa aunque en realidad
era yo el nico que quera jugar. Incluso alguna vez nos la cas-
camos juntos dije apesadumbrado.
Ves, lo que te deca.
Dios! Siempre he sido gay!
Bob ri y volvi a acariciarme el hombro.
Eso no es ningn drama, al contrario. Joder, Aran! Me
haces muy feliz.
Por qu?
Porque abres una puerta a mi esperanza
De acostarte conmigo?
Vaya. Eres directo, Aran. No lo s. Estoy muy a gusto con-
tigo, es cierto. Y tambin es cierto que cuando te imagino des-
nudo, me excito Si te soy del todo sincero, alguna vez me he
masturbado pensando en ti
Le mir sorprendido.
S, no pongas esa cara. He tenido fantasas sexuales contigo
y, s, me apetecera mucho follar contigo, pero no quiero perder tu
amistad y eso es lo que ms me importa en este momento. Ms
que un buen rato de sexo.
Gracias.
Gracias? Por qu? me pregunt sorprendido l ahora.
Por ser sincero conmigo Por ser m amigo.
50/200

Ya, solo amigo


Bob, tambin ser sincero contigo, no me atraes sexual-
mente hablando, pero te considero un gran amigo.
S, amigo sin derecho a roce. Es muy duro or eso, Aran, pero
lo entiendo y es justo lo que me esperaba. A ti te gustan otro tipo
de tos, ms misteriosos, ms etreos, no tan locas como yo. En
fin, qu se le va ha hacer. Solo djame decirte una cosa y nunca
ms te molestar con este tema: me gustas mucho, cada verano
que pasa ests ms bueno. Creo que podramos funcionar bien en
la cama. Sin embargo, tambin tengo que decirte que no creo que
nos fuera bien como pareja. Por eso me gustara tenerte como
amigo con derecho a roce. Cuando a los dos nos apeteciera o no
tuviramos a nadie ms con quien acostarnos. Sin compromisos
Dejo la pelota en tu tejado. T decides. Y ahora voy a irme para
que salgas del agua que te ests arrugando como una uva pasa.
No hace falta que te vayas.
Inexplicablemente estaba muy tranquilo. Cierto que Bob no
me atraa, pero senta que estaba en deuda con l y que deba
hacer algo y, al mismo tiempo, saba que hacerlo por este motivo,
era un error. Pero bien poda pasar que me gustara y que, egosta-
mente, me fuera bien su oferta de convertirnos en amigos-
amantes sin ninguna clase de compromiso. Poda probarlo a ver si
la cosa funcionaba, y si no, dejarlo como estaba y continuar
siendo solamente amigos. Adems, la clase de conversacin y el
recuerdo del buen rato de sexo que haba pasado con Esteban,
despertaron de nuevo mi libido. Me puse de pie en la baera, a
punto de salir, sin esconderle que tena la polla un poco
morcillona.
Me pasas la toalla?
Y eso? dijo sealando mi rabo.
Es mi polla. Ya la habas visto.
51/200

S, pero y la vergenza que tenas antes? Adems, me


equivoco o ests cachondo?
Bueno, creo que hablar de sexo en esta circunstancia, ha
hecho que mi rabo acte l solo y se haya despertado un poco.
Bob me mir con la boca abierta, asombrado y sin saber muy
bien qu hacer, as que sal de la baera y me plant delante suyo
con la polla ya bien dura. Me la cog con la mano y la sacud un
poco invitndole a hacer lo que quisiera con ella.
No creo que yo sea el primero, verdad? dijo.
Verdad. Quieres o no?
No hizo falta sugerir nada ms, se abalanz sobre mi rabo an
mojado y empez a succionarlo con ganas tragndolo todo entero
mientras me coga los glteos con las manos y me empujaba hacia
l para ayudarse en su mamada. La coma muy bien, jugando con
la lengua. Estaba muy excitado y gem. l se separ.
Nunca pens que llegara este momento. Tienes una polla
buensima, ms grande y gorda de lo que poda imaginar al verla
en reposo. Me encanta.
Disfruta, Bob. Esta noche tienes mi cuerpo para ti.
Solo esta noche?
Quin sabe. Me has pillado en un mal momento
Quin poda saber qu pasara al da siguiente. Le cog del pelo
y acompa su cabeza con la mano otra vez hacia mi pene pero en
lugar de comerlo, se apart y me acarici los hombros torneados,
los bceps, el pecho y los pezones erectos, el trax duro y agitado
por la respiracin acelerada del placer. Bob tena tambin una
gran ereccin debajo del pantaln y se lo desabroch para liber-
arse de la presin, pero no se los quit, an no, todo a su tiempo.
Continu la exploracin de mi cuerpo tan deseado por l. Acarici
mis piernas, mis pies y desliz una mano por mis nalgas jugando
con el agujero de mi culo, mirndome, esperando mi reaccin. No
52/200

dije nada y me meti la punta de un dedo. Sent placer con una


mezcla de dolor extrao y me apart suavemente. An no estaba
preparado para eso.
Ven conmigo, Aran.
Me cogi de la mano y me condujo hasta el dormitorio. Me tir
en la cama viendo como Bob se quitaba los pantalones y el resto
de su ropa quedndose totalmente desnudo frente a m, con su
rabo duro mirando hacia el techo. Mi vecino no estaba nada mal,
tena una polla bonita, pero su piel blanca y su pelo rubio no me
inspiraban demasiado, me gustaban ms los hombres mediter-
rneos, morenos y velludos.
Quieres que contine?
Por supuesto.
Se acerc a m y me abri las piernas hundiendo su cara,
buscando el origen de su deseo. Su lengua jugueteaba con mis
testculos, los morda, se los introduca en la boca Y finalmente
atac de nuevo mi polla que sobresala desde una mata de vegeta-
cin rubia, como un mstil salpicado de gruesas venas hinchadas,
terminado en un capullo redondeado y sonrosado, devorndolo,
succionndolo, lamindolo Mis gemidos empezaron a ser cada
vez ms seguidos y profundos. Cuando Bob se dio cuenta de que
unos impulsos sospechosos recorran mi polla y mis testculos
empequeecan, se la sac de la boca.
Porqu te paras? Contina, por favor.
Tranquilo, ya voy.
Se subi encima de la cama, cogi mi verga, me puso un con-
dn que sac no s de dnde, lo deba tener preparado, y se la in-
trodujo en el culo. Le cost un poco que entrara, a pesar de lo
dilatado que lo tena, debido al tamao, pero con un poco de lub-
ricante lo consigui enseguida y empez a cabalgar.
53/200

Bob follaba muy bien, se notaba que tena mucha ms experi-


encia que Esteban, sus movimientos eran precisos y destinados a
ofrecerme todo el placer. Sentado sobre m, suba y bajaba para
meter y sacar mi polla de su culo, para sentir en mi capullo cada
nueva embestida. Bob, a cada penetracin ma, gema ms in-
tensamente hasta que, de repente, se corri sobre mi pecho sin
haberse tocado siquiera la polla mientras aceleraba la follada y yo
tambin me corr. Se qued quieto, pidindome que no la sacara
an de dentro suyo, que quera sentir como se iba haciendo ms
flcida. Finalmente, con toda la pena de su corazn, se levant, la
saqu, me quit el condn y lo tir al suelo. Estaba exhausto. Me
qued dormido enseguida y no me enter cuando Bob sali de la
habitacin y se march a su casa.
IV

El sol ya estaba alto en el horizonte y la luz inundaba mi hab-


itacin cuando abr un ojo, luego el otro, con pereza. Haba dor-
mido fantsticamente bien. Me incorpor un poco desorientado.
Siempre me pasa cuando cambio de casa. Pero al verme desnudo
encima de la cama, con todo el cuerpo dolorido, cansado, pega-
joso y sucio, volv a la realidad, a lo que haba pasado la noche an-
terior con Bob. Puse los pies en el suelo, sacud la cabeza para
despejarme y mir por la ventana abierta. El mar estaba en el
mismo sitio que siempre y la playa ya estaba abarrotada de gente.
Vacaciones! Tena que ducharme y bajar a la playa a echarme
como un lagarto y tomar el sol. Me pas la mano por el pecho,
tena algunos pelos pegados como si me hubiera cado un tubo de
pegamento encima. Los separ y cayeron escamas blancas.
Mierda! Esto es leche seca! me dije a m mismo.
Algunos restos ms se adivinaban por el estmago y en el vello
pbico y pens que me hubiera tenido que duchar despus del
sexo pero me haba quedado completamente dormido justo des-
pus de correrme.
Bob? grit al piso por si mi vecino se haba quedado a
pasar la noche. No contest nadie.
Me levant para comprobar si estaba solo. Cog el bxer que
tena tirado en el suelo y me lo puse escondiendo en l una polla
fea, pequea y arrugada. El apartamento estaba vaco.
55/200

Me sent en la mesa de la cocina y me tom un vaso de zumo.


An tena sueo. No acababa de reaccionar, de despertarme. Mis
movimientos eran lentos y torpes. Empec a pensar en los
acontecimientos del da anterior. En veinticuatro horas haba roto
definitivamente la relacin con Susana, haba aceptado, por fin,
mi homosexualidad, me haba masturbado, haba follado con un
autoestopista desconocido que haba confirmado mi sexualidad, y
haba terminado echando un polvo con mi amigo Bob. Demasiado
sexo para m en un solo da.
Pens que me sentira mal, perdido, desorientado o deprimido
por todo lo pasado, por la confirmacin de que soy gay, pero al
contrario, me senta muy bien, estupendamente bien, incluso
dira que feliz. Saba que mi vida cambiara totalmente, era nor-
mal, nunca ms podra ser como dos das antes de aquella
maana de verano. Ahora sera ms libre, ms yo y dejara atrs
mscaras, falsas actitudes y comportamientos intiles. Por fin era
yo mismo viviendo mi verdadera identidad y no una mentira.
Dej el vaso en el lavaplatos con el espritu renovado y fui al
bao. An senta las piernas cansadas de conducir pero no era
nada que una buena sesin de ejercicio, una ducha y un buen de-
sayuno no arreglara. Mientras orinaba me mir al espejo y me
asust de verme demacrado. Necesitara tambin una buena dosis
de crema antiojeras. El reloj del bao marcaba las once de la
maana, as que ya no era hora para salir a correr bajo el fuerte
sol de verano. Eso solo lo hacan los irresponsables, yo o iba a cor-
rer a las siete de la maana o, si no poda, a la puesta del sol. Me
fastidi no poder ir, era mi primer da de vacaciones y no podra
salir a hacer una de las cosas que ms me gustaba hacer all: cor-
rer por la playa. Tuve que conformarme con unas cuantas series
de abdominales y estiramientos en el banco de gimnasia y algunos
ejercicios de brazos con mancuernas. Como en Santa Cana no iba
56/200

a ningn gimnasio, me haba montado una habitacin con algun-


os aparatos de gimnasia, pesas, mancuernas y un baln. Cuando
termin me pas diez minutos bajo el agua fra y al salir me sent
como nuevo, renovado totalmente.
Volv a la cocina para prepararme el desayuno, aunque a la
hora que era ya se pareca ms al aperitivo o, prcticamente, al
almuerzo. Al ir a poner la cafetera, descubr que la cafetera estaba
preparada y haba un par de rebanadas de pan en la tostadora. Se-
guramente lo haba dejado preparado Bob antes de irse. Deba
apuntarme mentalmente darle las gracias aunque no saba si sera
muy oportuno despus de lo que haba pasado entre nosotros. De
momento no me apeteca para nada verlo, me daba miedo que
sintiera que nos habamos convertido en algo ms que amigos por
el solo hecho de haber follado y yo no estaba preparado para una
relacin con ningn hombre y menos con Robert. Pensar eso me
hizo sentir un poco miserable, como si hubiera abusado de su
amistad, del hecho que yo le gustaba, para volver a follar con un
hombre y acabar de ratificar y confirmar mi sexualidad.
Me tom solamente el caf. De repente no tena nada de
apetito. Cog la bolsa de la playa y no demor por ms tiempo el
primer bao de sol del ao.
Pas el resto de la maana y parte de la tarde echado en la
arena como si quisiera absorberlo todo el primer da. Ya s que no
es muy bueno hacer eso pero ya estaba un poco bronceado con
rayos UVA y me embadurnaba a menudo con protector solar
factor 30. Tampoco quera envejecer mi piel antes de tiempo o
tener algn problema de salud.
Como siempre, haba ido a mi playa preferida, que no era pre-
cisamente la de delante de casa, mucho ms llena de gente al en-
contrarse cerca del centro urbano y a la que iba si solo quera pas-
ar poco rato. Era la pequea cala den Fumeta, que se encontraba
57/200

al sur, a unos cinco kilmetros de la salida del pueblo y a la que no


se poda llegar ms que andando o un en vehculo ligero que era
como lo haca yo con mi vieja bicicleta. La ataba a un rbol y ba-
jaba unas escaleras practicadas en la roca de un acantilado para
llegar a un pequeo tringulo de arena y grandes rocas lisas por la
erosin del agua, que se adentraban en el mar. Me gustaba ese
apartado rincn. Podas tomar el sol como te apeteciera, desnudo
o con baador. Y era difcil encontrar a la gente del pueblo, ms
conservadores. Bsicamente ramos los veraneantes habituales de
las capitales los que bamos asiduamente all. Algunos ya nos
conocamos, otros eran turistas espordicos. El pblico general-
mente era joven, grupos de amigos, alguna pareja y tambin al-
gunas pocas familias con nios. Ese da, sin embargo, descubr a
una pareja de chicos con las toallas muy juntas que tomaban el sol
tumbados boca arriba y que, disimuladamente, se cogan de la
mano. En el otro extremo de la cala, en un rincn cerca del
acantilado, haba algunos chicos solos. Me qued observndolos.
Desde el da anterior todo me pareca sospechoso de homosexual-
idad y no saba si me estaba volviendo paranoico. Pero no. Ahora,
para m, era evidente que esos chicos estaban all para pescar y no
peces precisamente, sobretodo porque vi salir de detrs de una
roca a un chico con la polla medio erecta que corra hacia el agua
y al poco tiempo sala otro chico, tambin con el rabo morcilln,
que iba a tumbarse a su toalla. Estaba muy claro lo que haba pas-
ado y que se haban encontrado all porque no haban ido juntos a
la playa, cada uno estaba solo en su sitio.
Record algo que me haba pasado el verano anterior, un da
que me puse cerca de esa roca. Un alemn requemado por el sol
me pidi un cigarrillo y cuando le dije que no fumaba empez a
enrollarse con los beneficios de no fumar, en un espaol bastante
difcil de entender. Me pareci muy pesado y me fui al agua. Al
58/200

volver a mi sitio le vi hablando con otro chico que de repente le


daba la espalda, ignorndolo. Me pareci raro pero no le di ms
importancia hasta que el alemn volvi a m para que le ayudara a
ponerse crema solar por la espalda y, estpido de m, lo hice. En-
tonces se sent a mi lado y empez a explicarme no s qu. En un
momento puso su mano en mi rodilla y la dej all. Yo lo mir ex-
traado y le saqu la mano al ver que no tena ninguna intencin
de hacerlo. El alemn debi ver que no tena nada que hacer y se
fue. Al poco le vi pasar con otro chico hacia detrs de las rocas. No
le di ms importancia pero me sent aliviado de que me dejara en
paz.
En otra ocasin, pocos das despus del incidente con el
alemn, un muchacho de apenas dieciocho aos me empez a dar
conversacin preguntndome dnde viva, qu haca para
mantener mi cuerpo en tan buena forma, y quiso tocar mis bceps
y mis abdominales para comprobar su dureza. En ese momento
cre que ese chiquillo me haba visto como un modelo a imitar
porque tena algn quilo de ms y tampoco le di demasiada im-
portancia aunque me hizo sentir bastante incmodo y, natural-
mente, no me dej tocar.
O cuando un italiano, con quien haba intercambiado unas po-
cas palabras en la playa, me estuvo persiguiendo dos das por el
pueblo.
Nunca haba sospechado nada. Sin embargo ahora lo vea todo
claro porque tambin estaba ms atento a todo lo que pasaba a mi
alrededor. Un mundo nuevo lleno de posibilidades y placeres se
abra delante de m y sent un cosquilleo en el bajo vientre. Tena
ganas de saltar detrs de las rocas pero al mismo tiempo me daba
una mezcla de vergenza y de miedo. Nunca antes haba hecho
cruising y seguramente ese no era el mejor da ni el mejor sitio
59/200

para empezar a hacerlo porque ese verano pensaba ir cada da a


esa playa, pero an as tena curiosidad.
Los dos chicos que haba visto salir de detrs de las rocas se
haban marchado, lo que confirm mi teora de que se lo haban
montado all mismo.
De repente me sent envalentonado e hice una cosa que nunca
antes se me haba ocurrido hacer: pasearme desnudo por la cala.
Normalmente tomaba el sol en pelotas y si quera meterme en el
agua o dar una vuelta, me pona el baador. Me disgustaba andar
totalmente en bolas sin ninguna necesidad, como vea hacer a otra
gente. Pero ahora quera hacer una comprobacin. Necesitaba
saber si mis sospechas eran reales y lo que haba observado era la
verdad o solamente fruto de mi calenturienta mente. Ese da an
no me haba quitado el baador porqu pens que no sera muy
aconsejable estar tantas horas el primer da en pelotas, no tena
ganas de quemarme la polla. As que me lo quit, me puse pro-
tector solar en la polla y en el culo y, un poco turbado, me fui
hasta la orilla. Fui, como quien no quiere la cosa, hasta el otro ex-
tremo de la cala, justo enfrente del rincn sospechoso y me qued
de pie mirando el mar sintiendo algunos ojos clavados en mi es-
palda. Me gir y camin distradamente, mirndome los pies. En
todo momento pude comprobar lo mismo, algunas miradas dir-
ectas, otras disimuladas que empezaban en el pecho y recorran
mi cuerpo para terminar en mi sexo. Nadie hizo ningn gesto ni
insinuacin, supongo que esperaban alguna reaccin por mi parte
que delatara mis ganas de buscar a un compaero sexual, pero no
hice nada ms que andar y jugar con la arena con los pies. Sola-
mente un chico de aspecto rabe, con el cuerpo fibrado y sin vello,
se levant y se acerc hasta situarse casi a mi lado mirndome de
reojo. Me fui un poco ms lejos, hacia las rocas del acantilado y
me sigui a cierta distancia. Me encaram a una roca y salt al
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otro lado, fuera de la vista de la gente de la playa y me sent con


los pies en el agua. Cinco segundos despus lo haca el chico rabe
y se acerc quedndose a escasos centmetros de m.
Hola me dijo poniendo su mano en mi hombro.
Ah, hola! hice como si me hubiera sorprendido su presen-
cia all.
Ests muy bueno, amigo.
Gracias.
Te gusto?
Lo observ de la cabeza a los pies descaradamente.
Un poco joven para m, pero no ests nada mal tampoco.
Sonri y desliz la mano hasta mi pecho pellizcndome el
pezn.
Te apetece que juguemos un poco?
Me puse un poco nervioso y le quit suavemente la mano.
No gracias. Hoy no, quiz otro da.
Entonces no te gusto
Mira, mejor me voy dije levantndome.
El chico alarg la mano y me cogi la polla.
No te vayas. Deja que te la coma un poco.
He dicho que no!
Le apart la mano bruscamente pero con el gesto me dio un
pequeo tirn que me doli un poco ms por la sorpresa que por
el dao en s.
Joder! exclam.
Perdona, perdona, amigo!
Me fui rpidamente hacia mi sitio. Ya haba comprobado lo
que quera, ya estaba totalmente seguro que no haban sido ima-
ginaciones mas, pero la experiencia no haba sido nada satisfact-
oria, en parte supongo que por mi culpa. Era normal que el chico
al ver que me fijaba en l y me iba a un sitio apartado pensara que
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quera rollo. An as no tena ganas de quedarme ni un minuto


ms en la playa a pesar de que todava no eran ni las cinco de la
tarde. Recog mis cosas, me vest y sub a buscar la bicicleta. Vi al
chico volver a su sitio y dese que al da siguiente no me lo encon-
trara porque si lo vea all me ira a otra playa.
Cuando llegu a Santa Cana y pas por el paseo martimo, me
lleg el horrible olor de la carne sinttica y las patatas fritas artifi-
ciales del McDonald y mi estmago rugi. Entonces ca en la
cuenta de que no haba comido nada en todo el da. As que, en
contra de mis principios alimenticios y nutricionales, entr en el
fast-food y me ped una de pollo, la que me pareci ms sana.
Me sent en la terraza llena de adolescentes chillones vestidos
con baador y la goma del calzoncillo salindoles por la cintura.
Al principio intent ignorarlos concentrndome en la comida pero
era imposible estar mnimamente tranquilo y decid darme prisa
en comer para marcharme de all enseguida.
En mi afn por escabullirme de esa terraza, no me di cuenta
del chico que estaba sentado solo en una mesa del rincn hasta
que se levant y pas por mi lado dejando un rastro de aroma
dulzn, mezcla de maderas y frutas, un olor embriagador. Slo
pude ver su espalda, hombros anchos y cintura estrecha. Sin em-
bargo me haba quedado profundamente turbado y tuve una
sensacin muy extraa que recorri todo mi cuerpo. Observ,
hipnotizado, como se par en el mostrador del local, esperando
que se girara para ver su rostro cuando de repente sent un mareo.
Dej la comida y beb un poco de refresco con la esperanza de re-
cuperarme, pero me entr un sudor fro y las manos empezaron a
temblarme. Por un momento cre que iba a desmayarme delante
de todos esos chiquillos locos y que lo nico que haran sera
rerse en lugar de ayudarme. Respir hondo y me pas un poco del
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hielo de la bebida por la frente y la nuca mientras cerraba los ojos


intentando controlar mi respiracin y mi ritmo cardaco.
Cuando abr los ojos, ya un poco recuperado, vi a ese chico ob-
servarme fijamente, con cara de preocupacin. Le devolv la
mirada e intent esbozar una sonrisa que no fue ms que una
mueca extraa. Me hizo un guio, me dedic una discreta y dulce
sonrisa y desapareci en un segundo. Mir por dentro del local y
en la calle, pero no haba rastro suyo. Quiz todo haba sido pro-
ducto de mi imaginacin porque, por un momento, me haba
parecido que era el mismo chico misterioso de mi fantasa de
haca un par de noches. Intent recordar sus facciones para com-
pararlas con las de este chico, pero slo vea su piel plida, los
ojos de un azul intenso y el cabello negro como la noche. Sin em-
bargo era incapaz de darle una forma, un rostro concreto.
Sent un cosquilleo por las puntas de los dedos de las manos y
me convenc de que si me mareaba de nuevo, nada impedira que
esta vez me desmayara en mitad de la hamburguesera. Respir
hondo y sal deprisa dejando la comida sin terminar. Nunca ms
comera all. El mareo haba sido mi castigo por caer en la tenta-
cin del pecado alimenticio.
Fui directamente a casa andando y arrastrando la bicicleta, no
me vea con las suficientes fuerzas como para ir montado en ella.
La dej en el aparcamiento y sub rpidamente al apartamento.
Por suerte no me encontr con Bob, no tena ganas de verlo, quer-
a echarme un rato en la cama y descansar aunque solamente
fueran las siete de la tarde.
Me dorm enseguida pero no fue un sueo reparador, estaba
inquieto, y no paraba de dar vueltas por la cama. Me despert
cerca de las nueve de la noche, todo sudado y con las sbanas
hechas un nudo en el suelo. Tena el estmago revuelto. No haba
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digerido bien las salsas de la hamburguesa y an menos el


pepinillo. Tuve el tiempo justo para ir al lavabo a vomitar.
Decid que la cena en el 7 Mesas, uno de los mejores res-
taurantes del pueblo, con el que pensaba celebrar yo solo el inicio
de las vacaciones, debera esperar a otro da, no tena el cuerpo
para nada. Lo nico que me apeteca realmente era volver a
echarme y dormir. Pero me negaba a admitir que el primer da de
vacaciones haba sido un fracaso y que la primera noche me
quedara en casa, as que me tom un vaso de sal de frutas, me
duch, me arregl un poco y sal sin rumbo fijo. Quiz slo ira a
dar un paseo o, como mucho, acercarme hasta el Iris, el centro de
reunin de los nativos de Santa Cana, donde encontrara algn
conocido con quien charlar un rato agradablemente delante de un
Vichy Cataln que acabara de asentarme el estmago.
Las tiendas an no haban cerrado y la gente paseaba,
haciendo tiempo para la cena que en verano siempre se demoraba
hasta bien entrada la noche. Me dej llevar por el vaivn de los
paseantes, mirando escaparates y cartas de restaurantes para otra
ocasin. Gir por una calle lateral para dirigirme al paseo mar-
timo a ver los tenderetes de los hippies, cuando me pareci re-
conocer un perfume dulce, familiar. Lo busqu entre la gente que
llenaba la calle. No lo vea pero saba que estaba cerca. Me abr
paso casi a codazos avanzando unos pocos metros y divis su es-
palda de hombros anchos al final de la calle, a punto de perderlo
de vista. El corazn me dio un vuelco y ech a correr desesperada-
mente en su direccin.
Estaba a punto de alcanzarle cuando not que se haca el silen-
cio a mi alrededor y la gente se quedaba paralizada excepto l. De
repente o su voz directamente dentro de mi cabeza.
Tranquilo, te veo luego.
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Par en seco, mirando su nuca con el pelo bien recortado,


mientras la gente volva a andar y la calle se llenaba del ruido de
trfico y voces. En segundos se perdi entre la multitud. No s
cunto rato pas all quieto mirando el lugar vaco que haba ocu-
pado tan solo unos instantes antes. No me atreva a moverme, ne-
cesitaba sentir la gente dndome golpes al pasar a mi lado para
saber que realmente estaba vivo y que no haba acabado de vivir
un sueo pero todo me pareca tan irreal que empec a sospechar
que haban sido imaginaciones mas y que ese chico no haba ex-
istido nunca, que era un producto de mi mente. Era imposible que
fuera el mismo chico que haba visto en mi bao de Barcelona. Me
estaba volviendo loco o la hamburguesa del almuerzo tena alguna
cosa ms que lechuga, queso y pepinillos. Quizs, pens, algn ad-
olescente del burguer haba metido algo alucingeno en mi com-
ida pensando que era la suya. S, deba de ser eso.
Finalmente consegu despegar los pies del suelo y fui directa-
mente hasta el Iris.
El local, con decoracin modernista de principios del siglo XX,
estaba casi vaco a esas horas. Pas entre las mesas de mrmol y
me sent en un taburete de la barra. No haba ningn conocido, ni
siquiera el camarero, a quien el dueo del local, un pintoresco an-
ciano viudo de su tercera esposa, cambiaba cada verano. Y es que
igual que sus esposas, las tres ya fallecidas, sus camareros tam-
poco le duraban ms de una temporada. Los habituales del lugar
le conocamos como El Mantis Religioso y alguno se atreva a de-
cir que si abran la cmara frigorfica del stano, encontraran los
camareros temporeros todos ordenados y clasificados por aos y
conservados en el congelador, al lado de sus esposas. Natural-
mente eso no era cierto, pero nos haca pasar ratos divertidos.
Pregunt por l al nuevo camarero y me dijo que haba salido a
cenar con una amiga.
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As que el viejo Mantis vuelve a atacar? le dije con irona.


El camarero sonri y asinti mientras serva la bebida que le
haba pedido.
Ya me han contado las historias que circulan sobre l re-
spondi. Pero te aseguro que en el stano, por no haber, no hay
ni ratas.
Con el hambre que pasan han de buscarse la vida en otro si-
tio. Soy Aran le tend la mano y la encajamos.
Eduardo. Encantado. Conoces mucho al viejo? No te haba
visto nunca por aqu.
Llegu ayer. An no he tenido tiempo de visitar a los viejos
amigos. Y veo que ninguno se ha dejado caer por aqu todava.
Ah! Eres de Santa Cana?
No, de un poco ms lejos, de Canad. Por qu lo preguntas?
De Canad? Oh, vaya. No lo pareces. Hablas muy bien el
castellano. Lo deca porque por aqu slo entra la gente del
pueblo, los turistas parece que huyen de este local.
Era cierto, en el Iris no entraban turistas, quizs alguno des-
pistado, pero su aspecto viejo, a pesar de la rica decoracin mod-
ernista, no les atraa y preferan ir a los nuevos locales con neones
y productos destinados a su consumo, como las enormes copas de
helados y fresas.
Llevas mucho tiempo trabajando aqu? le pregunt.
Casi dos meses, la temporada completa. Despus volver al
sur, a mi casa.
Yo tambin trabajaba en verano para pagarme los estudios.
Quieres tomar algo ms? Te invito me dijo al ver mi vaso
vaco.
No, gracias, tengo el estmago un poco revuelto.
Eso te lo arreglo yo con una mezcla de hierbas invencin de
mi madre. Son mano de santo, ya vers.
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Eduardo cogi algunos tarros con infusiones y mezcl varias


cucharadas en una tetera. Despus sac un pequeo bote de un
cajn, del que extrajo una cucharadita de hierba molida muy fina
que ech tambin en la tetera. Puso agua hirviendo y la dej en-
frente de m.
Ahora djala reposar cinco minutos antes de tomrtela.
Qu es? Huele muy bien.
Bsicamente lleva manzanilla, un poco de poleo-menta y el
ingrediente secreto de mi madre, unas hierbas silvestres que re-
coge ella en el bosque de mi pueblo.
De dnde eres?
Beb un sorbo, estaba un punto salada pero con un sabor
delicioso.
De Villanueva del Roco.
Eso queda muy lejos. Que te ha trado hasta aqu?
El paro y ganas de vivir nuevas experiencias.
Y tu novia qu dice al respecto? me aventur para saber
de qu pie calzaba.
Bueno Ese es otro motivo por el que me vine Cort con-
migo despus de Navidad.
Lo siento.
Acababa de confirmarlo, no era gay, aunque que hubiera ten-
ido novia no quera decir nada.
Es un tema que an duele aqu dijo cerrando el puo sobre
el corazn.
Lo comprendo, es duro. Aunque el tiempo pone las cosas en
su sitio y el verano an ms. Ya vers como en Santa Cana ligas
un montn.
De momento ni una rosca! exclam riendo.
Todo se andar.
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Me termin de un trago la infusin, que me haba sentado de


maravilla.
Qu te debo?
Nada, hoy invita la casa. Bueno te invito yo, que si el viejo se
entera Pero ya te marchas?
Creo que s. Es mejor que me acueste temprano y deje re-
posar el estmago. Maana ya estar mejor.
Cuando me levant del taburete se abri la puerta y apareci el
chico del McDonald. Me mir directamente a los ojos con una
amplia sonrisa y me qued clavado en mi sitio sin poder mover-
me. Estaba a escasos metros de m y pude comprobar que,
efectivamente, era el mismo chico de mi fantasa. Quiz lo conoca
anteriormente o lo haba visto por Barcelona y mi mente, en una
mala jugada del destino, lo haba recuperado en un momento de
lujuria. Sin embargo, su aspecto etreo, irreal, su rostro suave y
plido, y sobre todo sus ojos de un azul tan claro, se me habran
quedado grabados a fuego en mi memoria si lo hubiera visto an-
teriormente. O quiz todo era producto de mi imaginacin y en El
Iris no haba nadie ms que el camarero y yo.
De nuevo sent el mareo y el sudor fro y tuve que apoyarme en
la barra.
Te encuentras bien? De repente te has quedado plido.
Toma un poco de agua me dijo Eduardo con cara de preocupa-
cin mientras me alargaba un vaso que acababa de llenar con
agua del grifo, daba la vuelta a la barra y me sujetaba por el brazo.
Muchas gracias, ya va pasando. Es el estmago. Me ha dado
una patada.
Ser mejor que vayas al mdico
No, no es nada. El nio que quiere salir brome tocn-
dome la barriga sonriendo.
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Si no pierdes el humor, ya es bueno. Perdona un momento,


voy a atender a ese cliente y vuelvo.
Eduardo fue hasta la mesa donde se haba sentado el chico.
Mir la escena a travs del espejo situado detrs de la barra con el
convencimiento de que si el camarero lo vea y hablaba con l, no
eran imaginaciones mas, que exista en realidad. Hizo un gesto
sealando en mi direccin, Eduardo puso cara de sorpresa y as-
inti regresando detrs de la barra.
Le conoces? me pregunt y empez a preparar una
infusin.
No dije mirando disimuladamente hacia la mesa.
Pues l a ti, s. Pero lo ms curioso es que me ha pedido una
manzanilla mezclada con poleo-menta, hierbaluisa, albahaca y
azcar de laurel su voz era casi un susurro.
Y?
Es lo mismo que te he dado a ti. Me ha pedido la infusin es-
pecificando uno a uno todos los ingredientes Son la receta
secreta de mi madre Cmo puede conocerla y cmo saba que
t te ests tomando una? No lo entiendo sigui en el mismo
tono confidencial.
Pero qu te ha dicho exactamente?
Sus palabras exactas han sido: quiero lo mismo que Aran,
una infusin de manzanilla mezclada con poleo-menta, hierbalu-
isa, albahaca y azcar de laurel.
Y no es posible que se lo hayas dicho t?
Solo he tenido tiempo de darle las buenas noches
Le habas visto antes?
Creo que una vez, pero no estoy seguro. Voy a llevrsela e in-
tentar averiguar algo.
Sali de detrs de la barra con la taza y la tetera con la in-
fusin. Se acerc al chico, dej el pedido e intercambiaron unas
69/200

pocas palabras. El chico se sirvi la infusin, se puso azcar y em-


pez a remover distradamente mientras contestaba al camarero.
En un momento levant la cabeza, me mir directamente y sonri
mostrndome una hilera de perfectos y blancos dientes. Eduardo
tambin me mir y volvi una vez ms detrs de la barra son-
riendo tambin.
Evidentemente no hay nada extrao. Es de Villaociosa, que
est a unos treinta y pico kilmetros de mi pueblo, en Almera,
con lo cual puede conocer perfectamente la receta. Adems, dice
que tiene el estmago revuelto desde este medioda. Creo que con
esto queda resuelta la curiosidad.
S, creo que s respond. Pero cmo saba que yo tam-
bin lo tomaba? Y lo que es ms importante, cmo sabe mi
nombre?
No lo s. Un chico como t debe tener muchas admiradoras
y tambin algunos admiradores En fin, debo ir a atender a los
clientes.
Bien. Yo ya me voy. Y gracias por todo. Ya nos veremos.
De acuerdo, cudate.
Sali a tomar nota de un grupo de personas que haba entrado
en el bar y me levant del taburete empujndolo hacia la barra y
dndome la vuelta para ver bien al chico de ojos tristes. Levant la
cabeza y nuestras miradas coincidieron. Turbado, desvi los ojos y
me dirig a la salida. Iba a abrir la puerta cuando una mano se ad-
elant, cogi del tirador y la empuj hacia fuera. Sobresaltado
mir atentamente esa mano de dedos finos y largos, de pianista.
Sub la mirada por una mueca ancha y por un fuerte antebrazo
cubierto de un suave vello oscuro. Antes de levantar la vista ya
saba a quin perteneca ese brazo, el aroma dulce le haba
delatado.
70/200

No confas en mi? Te dije que nos veramos luego. Te im-


porta que te acompae?
Su voz era masculina, aterciopelada y clida, hipnotizadora.
Sent, ahora s, cmo se nublaba mi mente y una luz blanca in-
vada mis ojos. Estaba a punto de desmayarme. Necesitaba salir,
que me diera el aire. No llegu a tiempo. Mis piernas fallaron y se
doblaron como si fueran de papel y no aguantaran mi peso, pero
antes de caer una fuerza poderosa me cogi al vuelo y me sac
fuera. Pareca no tener peso bajo el brazo del chico que me llevaba
como si fuera un mueco de trapo. Entre brumas vi la calle con
unos cuantos turistas que iban en busca de algn bar de copas
donde pasar el rato antes de ir a la discoteca, un perro levantando
la pata en un contenedor de basura de una tienda, una gaviota
volar en el cielo oscuro, un letrero de luces de nen anunciando
una cerveza australiana Lo vea todo muy claro, como en un
cuadro con cada detalle pintado con el mximo rigor, y al mismo
tiempo demasiado irreal.
El chico me llev hacia el paseo martimo y una pareja de per-
sonas mayores que pas por nuestro lado me dedic una mirada
de desaprobacin pensando que estaba afectado por una fuerte
borrachera. La brisa del mar me hizo levantar la cabeza cerrando
los ojos y no me di cuenta de cundo me echaba en la arena.
Not algo fro en la cabeza y poco a poco mis fuerzas fueron
regresando.
Cuando abr los ojos, el chico plido estaba sentado a mi lado
con sus manos heladas apoyadas en mi frente. Tena los ojos cer-
rados y su cara mostraba una gran concentracin. Le mir en si-
lencio un buen rato hasta que descubri que le miraba atenta-
mente y me sonri.
Lo, lo siento. No s qu me ha ocurrido balbuce.
Shhh! No hables. Descansa.
71/200

Ya estoy Ya estoy bien. Gracias.


Intent incorporarme, pero me oblig a echarme de nuevo y se
tendi a mi lado mirando las estrellas.
Reljate. Mira el cielo. Est precioso hoy.
Hice lo que me haba dicho. Desde la playa, lejos de la luz del
pueblo, el cielo pareca una tela negra salpicada por millones de
diminutas gotas de luz blanca dispuestas de forma caprichosa por
algn pintor juguetn. Respir hondo y me dej invadir por una
paz acogedora. Una mano se acerc a la ma, busc mis dedos y
los cruz con los suyos. Le dej hacer. Me reconfortaba tener a ese
chico desconocido a mi lado cogindome la mano. Mi corazn
lata tranquilo y senta que, por primera vez en mi vida, podra
enamorarme.
No s el tiempo que pasamos all en silencio. Pero no era un si-
lencio incmodo, al contrario, era como estar con alguien muy
conocido, con el que a veces no es necesario hablar para estar a
gusto. Estaba tan bien que no quera romper el embrujo de ese
momento mgico.
Ya me encontraba lo bastante fuerte para caminar e ir hacia
casa pero no quera dejar todava a ese chico, no sin saber quin
era, de dnde haba salido y, sobretodo, si volvera a verlo, lo ne-
cesitaba. Me incorpor y le mir.
Muchas gracias por ayudarme. Sin ti me hubiera desmayado
y me habra cado al suelo.
Ests mejor? pregunt girando la cabeza para mirarme de
frente.
S, mucho mejor.
Bien. Te quedaste muy plido cuando te abr la puerta. A
veces el estmago da esas malas pasadas.
Cmo sabes que me dola el estmago?
Lo vi en tus ojos.
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En mis ojos?
S. Tienes unos ojos que son como un libro abierto, reflejan
todo tu ser, todo tu interior para quien sepa leerlo.
Y t sabes?
S.
Eres un poco raro le dije, y me sonri.
Cada uno tenemos nuestras cosas. No me considero raro,
quizs un poco diferente de la mayora de la gente.
Me acompaas hasta casa? le pregunt levantndome con
esfuerzo.
Por supuesto.
Es aqu cerca.
Bien.
Fuimos andando por el paseo martimo en silencio. Una multi-
tud de turistas y veraneantes paseaban mirando los tenderetes de
artesana, de los pintores callejeros y los msicos, o simplemente
dejaban pasar el tiempo antes de retirarse. Cuando llegamos a mi
edificio no estaba muy seguro de qu deba hacer. Me apeteca
mucho invitarle a subir pero al mismo tiempo me daba miedo que
una actitud demasiado terrenal rompiera el embrujo que se haba
establecido entre los dos. Me apoy en el portal y nuestras mira-
das se cruzaron, la ma de un azul intenso, la suya de un azul
claro, casi blanco.
An no s cmo te llamas le dije con el corazn
acelerado.
Kazanjian.
Qu nombre tan extrao.
Mi abuelo era de Azerbaiyn, de un pueblo muy pequeo en
el Cucaso y me lo puso en honor a sus antepasados Puedes
llamarme Kazan, es ms fcil. Y Aran de dnde viene?
Cmo sabes mi nombre?
73/200

Cuando algo o alguien me interesa, procuro saberlo todo.


Entonces ya sabrs de dnde viene mi nombre.
Kazan asinti con la cabeza.
En realidad tu nombre es Jeff pero tu madre siempre te
llama Aran porque es el nombre de un valle de Catalunya, el lugar
donde ella naci dijo.
Sent como se helaba mi sangre en las venas.
Nadie, excepto mis padres saben eso consegu balbucear.
Ahora ya somos cuatro.
Cmo has?
Te incomodo? me cort antes de poder acabar la
pregunta.
Tard un rato en responder. La verdad es que, aunque me
asustaba un poco e incluso me inquietaba, Kazanjian, no me
transmita ninguna clase de peligro.
No es eso exactamente. Puedo serte sincero?
Por supuesto.
Es que has aparecido en mi vida de una forma muy extraa.
Esta tarde cuando te he visto en el McDonald, he tenido la sensa-
cin de que ya te haba visto antes, y no s qu me ha pasado que
me he puesto nervioso y me he mareado tambin. Creo que la
comida me ha sentado mal. Luego, por la tarde apareces por la
calle y sin mirarme me dices que nos veremos luego. Y ms tarde
te presentas en el bar donde yo he ido toda mi vida y pides lo
mismo que yo. No s, no entiendo qu pasa contigo Solo hace
una hora que estamos hablando y parece como si te conociera de
siempre, aunque no s nada de ti. Absolutamente nada. Me lo
puedes explicar? sin pretenderlo, me haba ido excitando mien-
tras hablaba y me fui enfadando poco a poco.
No s si debo hacerlo an.
Oh, vamos! No me vengas con esas ahora.
74/200

No. En serio. An no estoy preparado para hacerlo.


Joder! Qu te den con tanto misterio!
Me gir y me adentr indignado en la escalera dejndolo en el
portal, a oscuras, pero cuando estaba a mitad de camino, volv a la
entrada sabiendo que an le encontrara all.
Quin eres? pregunt a bocajarro. Y de qu puetas
me conoces?
Ya he hablado demasiado, Aran. Piensa que slo soy alguien
que quiere tu felicidad, tu bien. Debo irme.
No! Espera! Tengo un montn de preguntas an grit.
Pero Kazan ya se haba dado la vuelta y se perda por la esquina.
Por un momento quise salir corriendo detrs suyo, evitar que de-
sapareciera. Ni siquiera saba cmo poda verlo otra vez, pero al-
guna cosa me impeda moverme de all. Estuve unos minutos mir-
ando por donde haba desaparecido hasta que finalmente pude
girarme y adentrarme en mi apartamento.
Me ech en la tumbona de la terraza. Haba sido tan extrao
todo que me costaba asimilar que estaba despierto, que no me
haba desmayado en mitad de la calle y que todo haba sido un
sueo. Pero haba sido muy real. Haba conocido a alguien con el
extrao nombre de Kazanjian que pareca ms un ngel que un
humano y que haba revuelto todos los cimientos de mi interior.
Deseaba volver a verle, hablar con l, sentir la fuerza de sus
manos, de sus abrazos, el olor de su piel y obtener las respuestas a
tantas incgnitas. Pensando en l me qued profundamente
dormido.
V

La noche estuvo repleta de pesadillas. Me vi transportado a un


mundo yermo, desolado, de tierra roja y cielos ocres donde unos
seres de luz blanca se me acercaban para colarse en mi vida y
destrozar su meticulosidad y su orden convirtindola en el caos
ms absoluto. Entre estos seres surga Kazanjian envuelto en una
majestad esplndida. Vesta una tnica blanca y su cuerpo
despeda una luz que me envolva acaricindome. Kazan extenda
la mano hacia m y yo intentaba agarrarme a l para que los seres
no me llevaran, pero no consegua asirme, me resbalaba y me vea
empujado hacia un submundo de oscuridad carmes. Caa por un
pozo sin final. De pronto senta que alguna cosa me coga por el
cuello de la camisa y tiraba de mi hacia arriba, hacia el exterior, y
cuando consegua salir del pozo, el mundo rido y seco se haba
transformado en un vergel donde me esperaba Kazan con una
sonrisa en los labios. Me senta, por fin, salvado y me acercaba a
l, pero Kazan estaba cada vez ms lejos y por ms que caminara y
corriera, no me mova de mi sitio y no poda alcanzarlo jams. l
desapareca y me quedaba solo buscndole desesperadamente.
Sintiendo un terror desmesurado al vaco y a la soledad, me
echaba a llorar como un nio desorientado y perdido.
Me despert abrazado a una toalla de playa en la tumbona de
la terraza con la respiracin agitada y el cuerpo baado en sudor,
a pesar de la brisa fresca del amanecer. Tard un poco en
76/200

reaccionar y darme cuenta de que estaba en casa, solo, y que todo


haba sido un extrao sueo, que Kazan no haba existido nunca.
Pero no poda ser que fuera nicamente producto de mi ima-
ginacin, haba sido demasiado real, el sueo haba alterado mi
percepcin de la realidad mezclndola con la fantasa. Kazanjian
era real, tena que serlo porque si no era as, me estaba volviendo
loco.
Me levant, me pas agua por la cara y me mir en el espejo
del bao: tena una cara terrible, las ojeras me llegaban casi al
suelo. Sin embargo ya no me dola el estmago. Decid aprovechar
que eran poco ms de las seis de la maana para salir a correr por
la playa, me ira muy bien un poco de ejercicio, al menos que
madrugar me sirviera para algo.
A esas horas an no haba nadie en la playa, excepto algn rez-
agado que dorma la borrachera de la noche anterior, las mqui-
nas que limpiaban la arena y algn pescador.
Fui por la playa grande y segu por el camino de ronda que ser-
penteaba por la lnea de la costa y llevaba hasta el siguiente
pueblo. Necesitaba correr y sudar, sacar por mis poros todas las
preocupaciones, las ideas absurdas, dejar mi mente en blanco,
olvidar la noche pasada y los dos ltimos das para poner en or-
den mis pensamientos y poder encarar el futuro con tranquilidad
y serenidad.
Corr durante ms de una hora, hasta que las piernas empez-
aron a quejarse y sent un pequeo tirn en los muslos. Total-
mente sudado, me acerqu con un suave trote a una cala an
desierta. Me desnud y me tir de cabeza al agua desde lo alto de
una roca. El agua fra me activ la circulacin de la sangre y relaj
la tensin de los msculos. Nad unos metros y cuando la orilla ya
quedaba algo alejada, lanc un grito al horizonte que asust hasta
el puto tiburn de Spielberg y me re como un loco. En ese
77/200

momento me sent ms libre que nunca. No saba qu pasara con


mi vida, pero s saba que nunca ms sera la misma y que a partir
de ese verano la vivira como me dictara el corazn, sin mscaras,
sin complejos, siendo yo mismo. Para siempre. Le gustara a quien
le gustara y a quien no, que le dieran.
Sal del agua feliz y me ech sobre la arena para que me tocara
el sol, que ya empezaba a calentar suavemente. Me qued dor-
mido enseguida, relajado, aislado del mundo exterior.
No s cunto tiempo dorm. Me despert sobresaltado al sentir
algo fro en el pecho. Al abrir los ojos vi a Bob mirndome
fijamente a escasos centmetros de mi cara.
Buenos das, guapo. Bienvenido al mundo de los vivos.
La playa ya estaba completamente abarrotada de gente. Me in-
corpor y descubr que alguien me haba puesto proteccin solar
en la cara y el pecho y la camiseta tapndome la polla. Por un se-
gundo me sent desorientado.
Qu hora es?
Ms de las diez y media.
Joder, me he quedado frito! He debido dormir unas dos
horas. Has sido t? pregunt sealando el protector y la
camiseta.
S. He llegado temprano y te he visto tan dormido que no me
he atrevido a despertarte, pero te he puesto la crema para el sol y
cuando ha empezado a llegar gente te he tapado, primero porque
se te va a requemar la polla y sera una lstima. Y lo segundo
porque ests en la playa grande y aqu ya sabes que no est bien
visto tomar el sol en pelotas.
Gracias, de verdad.
Me levant, me puse el pantaln de correr y cog la camiseta.
Me voy a la Fumeta. No tengo ganas de ir a casa a por la
toalla y el baador y me apetece volver a baarme. Te vienes?
78/200

S, claro.
Fuimos dando un paseo hasta la cala, que a esas horas ya es-
taba llena de gente. Nos quedamos un momento en el camino
mirando hacia la playa, pareca una exposicin de cuerpos de
diferentes tamaos, formas y colores. Como maniques de es-
caparate de unos grandes almacenes esperando a ser adquiridos.
Cmo poda haber estado tan ciego en lo que respectaba a esa
playa? Prcticamente todo eran chicos solos o pequeos grupos
de dos o tres chicos y alguna chica mariliendre despistada, al igual
que alguna pareja mixta.
Nos situamos en un rincn, cerca de las rocas, compartiendo
la toalla. Me desnud y corr al mar. Me senta de nuevo en forma
y con las energas renovadas. Nad un buen rato y cuando sal
tena los dedos de las manos arrugados como una uva pasa. En la
orilla sacud la cabeza para quitarme el agua del pelo y me qued
un rato all dejando que las olas rompieran a mis pies. Estaba
totalmente desnudo pero ya no me importaba baarme ni
mostrarme as delante de la gente. Me haba liberado de pudores
y complejos estpidos. Hara lo que me apeteciera en cualquier
momento. Me gir y corr hacia la toalla echndome casi encima
de Bob.
Est buena el agua? me pregunt.
Mucho.
Sabes que has sido el centro de atencin de un montn de
miradas?
Cundo? exclam sorprendido.
Ahora mismo, cuando te has sacudido el pelo al salir del mar
y te has quedado all como quin no quiere la cosa.
S? T crees?
Joder! Ms de uno se habr ido a cascrsela detrs de las
rocas para bajarse el calentn que has despertado.
79/200

Mir a lo largo de la playa pero nadie pareca reparar en m.


Estaba seguro que eran imaginaciones suyas.
Me ests tomando el pelo le dije.
A la derecha. A las once en punto. Baador hortera azul.
Date la vuelta con discrecin.
Un chico me observaba atentamente y, al verse descubierto,
apart la vista rpidamente en un gesto lleno de timidez. Era uno
de las pocas personas que llevaba baador y que, en verdad, era
realmente feo y pasado de moda. Seguramente haca poco que se
haba baado tambin porque tena el pelo mojado y brillantes
gotas de agua resbalaban por su cuerpo an plido.
Qu? Tengo razn o no? insisti Bob.
Por uno que me mira
Ahora s, pero antes tenas unos cuantos que no te quitaban
ojo de encima. De todas formas si te dieras un paseo por las rocas
estoy seguro que habra cola detrs tuyo.
Podra ir a averiguarlo dije con un toque de picarda.
Y dejarme aqu solo? Te parece bonito? Si quieres te
puedo hacer olvidar a cualquier puto tiparraco de esta playa.
Perdona Bob, pero lo que pas la otra noche entre t y yo
Lo s, lo s me cort con una sonrisa. Soy consciente de
que fue un hecho puntual y que muy raramente se repetir. Pero
qu quieres que te diga, me apetecera mucho. Te soy sincero.
Perdname, no quera aprovecharme de ti.
Aprovecharte de m? No digas tonteras! Fui yo quin se
aprovech de ti, de tu momento de debilidad para follar contigo.
Venga, vete tras las rocas y deja que te coman la polla todos los
maricones de esta playa!
No seas vulgar.
Corre! Ve antes de que me arrepienta y te agarre con todas
mis fuerzas para que no te escapes.
80/200

Ests loco, Bobby, pero te quiero, lo sabes, no?


Que te vayas, pedazo de cabrn! Y no vuelvas a llamarme
Bobby, no lo soporto!
Me sac de la toalla a golpes riendo y le di un beso en la frente
mientras me levantaba y sal en direccin a las rocas.
Pero ponte el pantaln, mamn! No vayas enseando la
mercanca antes de hora. Que se la ganen! me grit.
Re con ganas y me puse el pantaln corto sacudindome la
arena que se me haba quedado pegada al cuerpo.
No saba muy bien qu deba hacer. Me qued de pie frente a
las rocas viendo de reojo como se levantaban algunas cabezas. Por
suerte no vi al chico con el que haba tenido el encontronazo el da
anterior y me qued ms tranquilo. Empec a andar sin mostrar
la intencin de lo que pensaba hacer, no quera poner las cosas f-
ciles. Pas cerca de varios chicos que me parecan bastante atract-
ivos aunque tena la atencin fija en el chico del baador feo y al
pasar por su lado le mir directamente a los ojos sin dejar de an-
dar. Unos metros ms adelante me gir y vi que me observaba y
que luego se giraba a mirar a Bob y otra vez a m.
Llegu a las rocas y antes de saltar al otro lado, me par y me
gir. Un chico en el que no me haba fijado antes, estaba de pie a
pocos pasos de m. Me mir fijamente a los ojos, pas rozndome
el brazo y se sent en una roca. Le ignor. Mi atencin estaba en
el chico del baador. No puedo explicar por qu, porque ni
siquiera tena buen cuerpo o era atractivo, aunque me despertaba
un cierto sentimiento de ternura al verlo tan desvalido sobre su
toalla, con cara de querer acercarse pero no atreverse. Era evid-
ente que esperaba a ver qu haca yo con el chico que se me haba
acercado. Como no le hice caso y le mir a l, se levant y se acer-
c disimuladamente. El otro chico se dio cuenta de que no tena
nada que hacer conmigo y volvi a su sitio.
81/200

Salt al otro lado donde se abra un camino que serpenteaba


entre arbustos, caizales y rboles y me adentr por l. Nunca me
hubiera imaginado el mundo laberntico que poda haber all de-
trs. Mir por el tnel que formaban los rboles y me pareci
ttrico, oscuro y sucio. Por un momento no supe dnde ir o qu
hacer. Aquello era demasiado lgubre, demasiado cutre.
Perdona dijo tmidamente una voz a mi espalda.
Sobresaltado, di un respingo. Era el chico del baador.
Lo siento, no quera asustarte.
No pasa nada balbuce es que me he quedado un mo-
mento sin saber No esperaba encontrar a nadie
No esperabas encontrar a nadie? exclam sorprendido.
Lo siento Habr sido un error. Me ha parecido que me invitabas
a seguirte.
Se haba ruborizado mucho y le temblaba un poco la voz, inc-
modo. El chico se vea muy tmido y se haba cortado al creerse
rechazado. Supuse que le haba costado mucho dar el paso de
venir detrs mo y adems hablarme primero y voy yo y le digo
que no le esperaba. Intent arreglarlo.
Quiero decir que estaba distrado y me has sorprendido en
este momento, pero estoy encantado de que hayas venido.
Sonri discretamente.
Sabes dnde lleva este camino? pregunt para continuar,
o mejor dicho, empezar una conversacin que rompiera el hielo y
no pareciera que buscaba sexo desesperadamente.
No.
Yo tampoco.
No? pregunt extraado.
No. Es la primera vez que vengo a este lado de las rocas.
Oh, vaya! Pens que
Qu ya tena experiencia en estas cosas?
82/200

Volvi a sonrojarse y asinti con la cabeza.


Pues no. Es la primera vez que intento hacer cruising Si es
esto lo que estoy haciendo.
Es que con tu aspecto de Cmo puedo decirlo? lo obser-
v con atencin esperando su dictamen. De to bueno que est
de vueltas de todo
Joder! Doy esa impresin? Qu mal!
No, quiero decir No s explicarme Es que estabas con tu
novio y lo dejas para venir aqu a ligar o a Y claro Yo
Supuse
No es mi novio, es slo un amigo.
Ah! Creo que ya he metido bastante la pata, mejor regreso a
mi sitio. Adis.
Intent averiguar si su timidez era una actitud estudiada para
ligar o era real porqu me pareca demasiado exagerada pero era
imposible que el chico pudiera ruborizarse ms y pens que sera
una actitud sincera y que realmente lo estaba pasando mal. Me
haba adjudicado el papel de lanzado, de experimentado en ligues
de cruising, del aqu te pillo aqu te mato pero yo estaba tanto o
ms nervioso y ruborizado que l, a pesar de aparentar lo
contrario.
Le regal una de mis sonrisas encantadoras con la intencin
de calmarle e intimar un poco ms. Aunque no era mi tipo, lo en-
contraba demasiado joven para mi gusto y tena una incipiente
barriguita que si no cuidaba ira a ms, pens que, o bien era vir-
gen o bien tena muy poca experiencia con el sexo en general y eso
me produjo curiosidad y excitacin al mismo tiempo.
No te vayas le dije. Te he visto en la playa y pens que
me gustara conocerte un poco ms. Por eso me he decidido a
venir aqu. Si no hubiera sido por ti seguramente no lo hubiera
hecho.
83/200

Ni por este to tan bueno que ha ido tras de ti antes?


Ni me haba fijado en l.
Baj la cabeza mirndose los pies y jug con la arena.
No te creo.
Es cierto ment. Eres muy tmido. Yo tambin, aunque
no lo parezca. Te apetece que investiguemos a dnde lleva este
camino? Tengo curiosidad.
Asinti con la cabeza. El camino era demasiado estrecho para
ir uno al lado del otro y le dej ir delante porque quera ver bien
qu culo gastaba, aunque con el baador tan holgado que llevaba
era difcil adivinarlo.
Llegamos a una zona donde el camino se bifurcaba en dos, co-
gi uno cualquiera y a pocos metros, a la derecha, apareci un
claro medio oculto por los arbustos. Le di un golpecito en la es-
palda sealndoselo y nos dirigimos hacia all. No eramos los
primeros que descubramos el lugar, en el suelo haba algunos
condones y pauelos de papel. Puse cara de asco.
Vamos un poco ms all dijo sealando el final del claro.
Esto es asqueroso.
Pasamos entre la hierba, que nos llegaba a la altura de las ro-
dillas, hasta el borde de lo que pareca un bosquecillo. El chico se
sent al pie de un rbol.
Creo que todo el lugar es igual. No s qu encuentran
viniendo aqu. Es srdido.
Me sent a su lado y me apoy en el rbol en silencio. No me
atreva a tocarle o a hacer nada por miedo a asustarle, aunque me
mora de ganas y empezaba a tener una ereccin por la posibilid-
ad de sexo inminente.
Siempre tomas el sol con baador? pregunt por decir
algo.
S, por?
84/200

Bueno pues porque en esta playa parece que casi todo el


mundo viene a ligar y se pasean en pelotas lucindose. Y t vas
demasiado vestido. Quiero decir que no parece que quieras
exhibirte
Es la primera vez que vengo y no me gusta tomar el sol des-
nudo. Soy muy tmido, ya sabes. No me gusta que me miren.
Solt una sonora carcajada que hizo aflorar de nuevo los
colores en el rostro del chico, que baj la mirada.
Lo siento dije an rindome. Lo siento No me ro de ti.
Me ro porque me dices que eres tmido y sin embargo has venido
siguindome a una zona de cruising supuestamente a tener sexo
conmigo, alguien que no conoces de nada. No, no creo que seas
tan tmido como quieres hacer creer.
S que lo soy. Ahora mismo me estoy muriendo de vergenza
dijo con la cabeza gacha.
Apart el rostro, ruborizado, para dar ms credibilidad a su
comentario, pero alguna cosa en su lenguaje corporal le contra-
dijo y no cre que en verdad fuera el chico tmido que aparentaba
ser. Me convenc de que era una actitud, un papel que en alguna
otra ocasin le haba ido bien para ligar con algn macizorro y
que ahora, por alguna razn, utilizaba de nuevo conmigo.
Ahora soy yo el que no te creo.
Lo creas o no, lo soy afirm con brusquedad.
Perdname. Si quieres lo dejamos aqu. No pasa nada.
No! Quiero continuar.
Bien. Empecemos con buen pie entonces. Me llamo Aran
alargu la mano esperando la suya.
David.
Las estrechamos y no me la solt, se la llev hacia su pecho y
se acarici con ella. Tena la piel suave y caliente. Me la dej ir y le
pellizqu un pezn, luego baj la mano lentamente por su
85/200

estmago. Yo, cuando estoy nervioso, siento escalofros que cruz-


an mi barriga pero all no haba ni asomo de nervios. No not
ningn espasmo nervioso mientras le acariciaba. La nica reac-
cin evidente fue el aumento de tamao en la zona de la entrepi-
erna de su baador.
Veo que te gusta le dije sealando su paquete.
Asinti con la cabeza y suspir hondo. Se puso de rodillas
delante mo y me bes delicadamente los pezones bajando su
mano hacia mi pantaln y metindola debajo. Me cogi la polla y
tir de ella. Di un pequeo respingo y me incorpor un poco.
Espera, no tan fuerte.
Me baj el pantaln y dej al descubierto mi polla totalmente
dura.
Es muy grande.
No muerde, puedes tocar o lamer, si quieres dije.
Me mir fijamente a los ojos y seguidamente se agach para
besarme la polla y lamrmela un poco torpemente. Mientras me la
coma se deshizo el nudo del baador y se lo baj hasta las rodil-
las. Tena una polla delgada y de tamao medio que ya le babeaba.
Empez a masturbarse. Intent tocrsela para hacrselo yo pero
apart mi mano con contundencia. Le mir sorprendido pero no
hice nada porque empezaba a sentirme muy excitado por su com-
ida. Sin embargo no haba pasado ni un minuto cuando un bor-
botn de leche sali disparado. David se incorpor jadeando.
Lo siento, no he podido contenerme se disculp ponin-
dose de pie.
Ya lo veo.
Me has puesto demasiado caliente.
Bueno, y ahora, qu hacemos con esto? pregunt
sealando mi polla bien dura. Creo que le vendra bien que ter-
minaras con lo que hacas.
86/200

Es que slo piensas en tu propio placer? dijo de malas


maneras.
Se subi el baador y se march corriendo dejndome con la
polla ms dura que el tronco del rbol y con dos palmos de
narices. No entenda nada.
Cabreado, me sub el pantaln guardndome la polla que,
aunque a causa de la sorpresa casi haba vuelto a su estado nor-
mal, an estaba bastante morcillona. A lo lejos vi que David se
cruzaba con el mismo chico que me haba seguido en primer lugar
y que le deca alguna cosa. Le dio un empujn y el otro tuvo que
apoyarse en un rbol para no caer al suelo. Inmediatamente des-
pus desapareci a travs de los arbustos.
Sal al camino con la intencin de volver a la playa e ir cor-
riendo al mar a refrescarme. Me dolan los huevos por la ex-
citacin y por no haber podido eyacular. El agua fresca me sent-
ara bien. En un recodo me di de bruces con el chico al que tanto
David como yo habamos despreciado. Me disculp por mi tor-
peza e intent continuar mi camino, pero el chico se haba dado
cuenta de que mi entrepierna abultaba ms de lo normal y, antes
de que pudiera reaccionar, me haba cogido la polla por encima
del pantaln.
Esto no puede quedarse as. Deja a ese loco. No sabe lo que
se pierde.
Y t s? le dije encarndome con cara de pocos amigos.
Voy a descubrirlo enseguida.
Se agach, me baj el pantaln y se meti mi polla entera en la
boca succionando con ganas. Casi me caigo de la forma que me
pill y me apoy en un rbol dejando que me la comiera tanto
como quisiera. La verdad es que el to era un excelente mamn y
mientras me la coma se masturbaba jadeando como una perra en
celo.
87/200

De pronto descubr que entre los rboles haba un hombre de


mediana edad mirndonos. Le mir fijamente y aguant mi
mirada bajndose el baador, sacndose la polla y empezando a
cascrsela mirando como el to me la coma. No dije nada. La
situacin haba empezado con un loco, un cabreo y terminaba con
una mamada con pblico, era sumamente excitante. Le hice una
seal con la cabeza para que se acercara a nosotros. El hombre
vino, me acarici los pezones y se agach para comrmela tam-
bin pero el chico no quiso soltar su presa y el hombre, viendo
que no tena nada que hacer, se qued a nuestro lado mirndonos
y masturbndose. Alargu la mano y le cog la polla. Agradeci el
gesto y se dej hacer. No tard en correrse. Me dio un beso en los
labios, se subi el baador y se march.
Mientras tanto el chico continuaba chupndomela con fruicin
y cuando not que estaba a punto de correrme, me apart, saqu
la polla de su boca y termin de pajearme corrindome en su cara.
El to gimi con placer y se corri al mismo tiempo que yo.
Continu cascndomela hasta que ya no me sali ni una gota ms
de leche. Tena semen mo por toda la cabeza y por todo el pecho
y el estmago. Haba sido una corrida espectacular.
Joder, to, cmo te corres, qu gusto! dijo levantndose
del suelo intentando limpiarse con un pauelo de papel.
Podra decir lo mismo de cmo la comes.
Sonri complacido.
Con una polla como la tuya es fcil hacerlo con ganas. Por
cierto, quin era ese viejo?
Ni idea, ya se fue.
Y el chiquillo con el que estabas antes y te dej con los hue-
vos duros?
Preguntas demasiado! exclam mosqueado. Tengo que
irme. Ha sido un placer.
88/200

Espero verte otro da para dejarte probar lo que guardo aqu


detrs dijo sealndose el culo. Por cierto, me llamo Juan.
Me di la vuelta sin contestarle, yo no esperaba encontrrmelo
otro da y si as era, no tena ninguna intencin de volver a follar
con l. Me alej dejndolo en mitad del camino con mi leche es-
parcida por su cuerpo.
En la playa busqu a David con la mirada pero el lugar que
haba ocupado estaba vaco. Me fui al agua a baarme y quitarme
la sensacin de sexo sucio, de la saliva del to ese en mi polla. Bob
me salud con la mano y le respond con una sonrisa un poco am-
arga, ms tarde, si me apeteca, ya tendra tiempo para explicarle
mi primera experiencia de cruising aunque dudaba que quisiera
orla.
VI

Tumbado en la terraza de casa intentaba concentrarme en la lec-


tura de un libro, sin xito. Tena demasiadas cosas en la mente, la
velocidad con la que me estaban pasando las cosas ese verano no
me daba tiempo a asimilarlo todo y me senta inmerso en una es-
piral que me mareaba. Tena que empezar a tomarme las cosas
con un poco de ms de tranquilidad, no querer vivir todo tan in-
tensamente como si quisiera recuperar el tiempo perdido. Por un
momento pens en cerrar el apartamento, olvidarme de Santa
Cana e irme al Canad a visitar a mis padres. Quiz all, a orillas
del lago Ontario, podra relajarme. Pero slo dur eso, un in-
stante, no me vea pasando el verano con ellos, sobretodo mi
padre, y tener que aguantar sus desplantes y comentarios sar-
csticos sobre mi forma de vida. Descart la idea porque no era la
gente, ni siquiera Santa Cana, el problema era yo, y una huida no
solucionara nada. Tena que dejar que las vivencias vinieran
cmo y cundo tuvieran que venir, no forzarlas. Aunque era ms
fcil pensarlo que hacerlo, como comprobara ms tarde.
De todas formas, pens, haba tomado poco la iniciativa en to-
do mi recorrido vital veraniego. Esteban me haba ligado en la
playa; Bob se me insinu y me dej ir; Kazanjian se me acerc l y
a m me estuvo bien; el to de la playa me la comi sin pedrselo y
David, la nica persona a la que realmente haba perseguido, me
90/200

haba dejado a medias y haba resultado ser un joven especial-


mente raro.
Dej el libro en el suelo y beb un sorbo de zumo. Bob me
haba trado a casa en su motocicleta sin abrir la boca para nada.
En la playa haba intentado explicarle lo ocurrido con David pero
no se interes especialmente y desist de hacerlo. Segn Bob, mis
aventuras sexuales deban quedar en el terreno de mi intimidad,
no le apeteca escucharlas. Lo respet, pero me hubiera gustado
tener a alguien con quien compartir mi primera y accidentada ex-
periencia de cruising.
La imagen de Kazanjian volvi de nuevo a mi mente, quiz con
l s que podra tener este tipo de conversacin, de hecho en la
playa habamos hablado de todo y haba resultado ser un gran
conversador. Tena ganas de volver a verle, en todo el da no haba
pensado conscientemente en l pero s que haba estado presente
continuamente. Se haba colado contundentemente en mi vida sin
yo pretenderlo. Le haba conocido en unas circunstancias, como
mnimo curiosas por no decir misteriosas. Al principio pareca
una aparicin, una jugarreta de mi mente: una imagen de
fantasa. Despus fue algo real, aunque escurridizo, y la noche
pasada haba sido una presencia reconfortante. Habamos com-
partido silencios para nada incmodos, uno al lado del otro, sin la
necesidad de hablar. Las ltimas horas pasadas con Kazan haban
sido de las mejores de mi vida. Deseaba que no se terminaran y
descubrir, asustado, que haban sido solo un sueo. Pensar en l
me hizo sentir un cosquilleo en el estmago y unas ganas terribles
de volver a verle.
Cen sin hambre en la cocina, con las luces apagadas y sin
televisin ni radio. Me apeteca escuchar el silencio, estar con-
migo mismo. Y al terminar, sal a las calles de Santa Cana con la
91/200

esperanza de encontrarme de nuevo con Kazan. Sin embargo a


quien encontr fue a David en el Iris.
Entr en el bar distradamente y fui a la barra a saludar a
Eduardo, el nico to que haba conocido desde que estaba de va-
caciones que no era gay y con quien haba conectado muy bien.
Me sent en un taburete y reflejado en el espejo de detrs de la
barra, le vi sentado solo en una mesa del rincn vestido con ropa
que le iba demasiado grande y un poco pasada de moda, igual que
el baador que haba llevado por la maana. Intent disimular,
como si no le hubiera visto, pero senta su mirada clavada en mi
nuca, as que decid acercarme y dejar claras las cosas de una vez
por todas porque lo ms probable era que en un pueblo nos en-
contrramos muchas veces a lo largo del verano y no me apeteca
tener que disimular continuamente o hacer ver que no lo conoca.
Te veo luego, Eduardo, voy a saludar a un conocido.
Perfecto. Hasta ahora.
Me plant delante de su mesa.
Hola, qu tal ests?
Hola, Aran, pens que no me queras saludar.
No te haba visto ment.
No pasa nada, despus de lo de la playa sera normal que no
quisieras ni verme.
Puedo sentarme?
Asinti con la cabeza sealando una silla a su lado. Su actitud
era de humildad y vergenza, pero haba algo raro en ese chico,
quiz su mirada fra o sus ojos duros que no mostraban ninguna
emocin. Me estremec, pero decid darle un voto de confianza y
me sent. Eduardo me trajo la bebida que le haba pedido y la de-
j sobre la mesa. Beb un sorbo y volv a dejarla.
Lo de esta maana no ha sido nada, quiero decir, que no
tiene importancia empec aclarndome la voz.
92/200

Para m s que la ha tenido.


A todos nos ha pasado alguna vez eso de corrernos ms
rpido de lo que desebamos. Normalmente solo son nervios o la
ansiedad por quedar bien. Pero nunca me reira por ello, al menos
yo. Puedes creerme cuando te he dicho que no me haba redo.
Me mir amargamente sin decir nada y despus aadi:
Cre que te burlabas de mi, y no lo soporto.
No, para nada. Disclpame si te di esa sensacin, no era mi
intencin.
No lo s. No s qu pensar. Lo he pasado mal todo el da por
tu culpa.
Bueno, pues no me disculpes si no quieres. Te he dicho la
verdad, ahora bien, si no me crees, no puedo hacer nada. Slo
quera decirte eso. Ahora me voy.
Hice la intencin de levantarme.
No te vayas, por favor. Podemos intentarlo de nuevo.
Lo siento, David. No me apetece Ya no.
Podremos ser amigos al menos?
Me estaba poniendo nervioso, senta que deba cortar cu-
alquier intento de relacin o acercamiento con ese chico, notaba
que su actitud no era sincera y no me gustaba, quiz por la
maana le haba visto con otros ojos, pero en la realidad de la
tarde era una cosa diferente. No me daba buenas vibraciones.
Creo que es mejor que lo dejemos aqu. La cosa no ha fun-
cionado y ya est: t por tu camino y yo por el mo. No pasa nada.
Ya vers como encontrars a otra persona, el verano es muy largo
an.
Levant la cabeza para mirarme directamente con esos ojos
fros que ahora despedan chispas de fuego y rabia.
Ya veo que tu rollo es pillar a un to, que te la coma o
follrtelo y a por otro, no? Y como conmigo ya has probado, no
93/200

quieres repetir. Pero te prometo que si lo volvemos a intentar te


dejar hacerme lo que quieras y llegaremos al final los dos.
Lo siento David, no me apetece en absoluto. Esta conversa-
cin ha terminado.
Me levant y cog mi bebida para ir a la barra. David me cogi
del brazo y su rostro se convirti en una mscara inexpresiva.
Tienes a alguien en tu vida o es que no estoy lo suficiente-
mente bueno para ti?
Estaba alucinando con lo que oa.
Me ests ofendiendo y poniendo de mala leche. No soy tan
frvolo y superficial como crees y si es eso lo que piensas de m, lo
siento, nada ms lejos de la realidad. Ahora sultame.
Perdname. No quera ofenderte.
Siento que la vida te haya tratado tan mal pero no lo pagues
conmigo.
Lo siento, lo siento.
Me acarici suavemente el brazo pero me solt bruscamente,
su contacto me dio escalofros y me dirig a la barra a pagar mi
consumicin, quera marcharme de all, alejarme lo ms rpida-
mente posible.
Quin es ese? pregunt Eduardo.
Alguien que espero no volverme a encontrar. Ya tengo
bastantes quebraderos de cabeza para tener que aguantar a pira-
dos. Me voy un rato al Londoner, por qu no te pasas cuando ter-
mines de trabajar y charlamos?
Eh! Gracias por la invitacin, pero he quedado con una piba
susurr.
De verdad? Genial! Me alegro mucho por ti.
Eduardo se puso las manos en el pecho, abultndolas, imit-
ando un pecho femenino y guiando el ojo pcaramente.
94/200

Entiendo. Pero no te dejes impresionar demasiado por dos


tetas, es mejor averiguar lo que hay debajo.
Eso ya vendr luego, de momento me quedo con lo que veo a
primera vista.
Sonre y le dej las monedas en el mostrador. Mir de reojo a
David, que se haba concentrado de nuevo en su vaso. No levant
la cabeza en ningn momento y lo agradec, no tena ganas de en-
frentarme de nuevo a esos ojos fros y duros como el acero.
Al salir del Iris ya era de noche y mir a un lado y a otro sin
saber dnde ir. El mal rollo con David me haba dejado el cuerpo
raro y con ganas de estar solo un rato. Le haba dicho a Eduardo
que ira al Londoner y si hubiera aceptado la invitacin, quiz me
hubiera pasado, pero ahora no tena ganas de entrar en una dis-
coteca y aguantar msica a todo volumen, bailar en un espacio re-
ducidsimo rodeado de cuerpos sudorosos intentando hacerse un
hueco en la pista Dios! Me estaba haciendo viejo!
Me apeteca una cosa ms tranquila. Pens en llamar a Bob y
quedar con l, pero no quera tener que hablar y fingir que me di-
verta, as que decid dar un paseo a ver a dnde me llevaban mis
pasos y, quiz, con un poco de suerte, me cruzara con Kazan en
alguna calle.
En el paseo martimo, parejas de mediana edad y de ancianos
paseaban distrayndose con los tenderetes de venta ambulante de
artesana que se instalaban durante todo el verano. En la playa al-
guna pareja aprovechaba para hacer arrumacos entre las sombras.
De repente me sent muy solo. Todas las personas con las que me
cruzaba iban acompaadas y hablaban o rean de conversaciones
distendidas, de vacaciones. Me sent en un banco de cara al mar y
de espaldas a los paseantes y aor tener a alguien a mi lado, al-
guien especial con quien compartir secretos, alegras y tristezas.
Alguien con quien compartir las pequeas cosas de la vida.
95/200

No s cunto rato estuve sentado en ese banco con la mirada


perdida en la oscuridad del mar. No me poda quedar all toda la
noche, de espaldas al mundo. Si realmente quera encontrar a esa
persona especial, tena que salir a buscarla, no vendra por s sola.
Kazan lo haba hecho, haba aparecido en mi vida pero igual que
apareci, desapareci. l era muy especial, lo saba, pero tambin
saba que no poda perseguir una quimera, un sueo, una vana es-
peranza. Me levant decidido a ir a buscar. Quiz encontrara o
quiz no, pero no poda quedarme esperando.
Record, de repente, que el ao anterior, en la cola del pan
haba escuchado a alguien del pueblo que contaba, escandalizado,
que acababan de abrir un bar para gays donde slo se poda en-
trar desnudo. En su da haba imaginado que era una exageracin
pueblerina, pero ese invierno, navegando por Internet, buscando
modelos desnudos para una pintura, fui a dar con la pgina web
de un sex-bar de Madrid donde cada da haba un cdigo de ropa
distinto para entrar: un da era sin camiseta, otro en calzoncillos e
incluso algn da el cdigo era sin nada de ropa. Quiz el bar al
que se referan era de ese estilo y pens en ir. Lo malo es que no
tena ni idea de cmo se llamaba o dnde estaba y tampoco era
cuestin de preguntar en mitad de la calle a un transente si
conoca un bar de tos en pelotas. As que al final tuve que acer-
carme al Londoner, el nico local gay-friendly declarado que
conoca en Santa Cana. Quiz all podra encontrar algn plano
del pueblo con todos los locales clasificados por categoras.
Haba cola para entrar y me acerqu al portero con la esper-
anza de que me dejara pasar hasta el vestbulo a buscar la publi-
cidad. No vio claro que no estuviera intentado colarme pero final-
mente decidi abrir la cadena y me dej pasar como quien per-
dona la vida a un perro callejero. Al pasar por su lado vi de reojo
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como me repasaba de arriba a abajo y me desnudaba mental-


mente. Sonre por lo bajo y entr.
En una mesa al fondo del vestbulo haba una serie de revistas,
tarjetas, postales y dems tipo de publicidad. Bajo un montn de
revistas encontr lo que buscaba: un plano de Santa Cana con los
todos los locales, bares y discotecas. Lo extend encima de la mesa
bajo una luz dbil y alucin al ver la gran cantidad que haba de
locales gays y lsbicos. Nunca lo hubiera imaginado. Haba cinco
bares, uno de ellos para chicas, dos discotecas, un hotel, una
sauna y un par de zonas de cruising, una de las cuales era mi
playa, la otra al final del paseo martimo. Me concentr en los
bares y lo encontr enseguida y no gracias al nombre tan vulgar
que tena, Beach, sino por el subttulo Naked and underwear
parties. As que era cierto, exista.
Sal del Londoner con el plano en la mano, le di las gracias al
portero e intercambi unas pocas palabras con l. Nunca se sabe
cundo se puede necesitar la ayuda de alguien, y quedar bien no
cuesta nada. Al pasar al lado de la cola de los que esperaban para
entrar vi a David con cara de aburrimiento junto un chico de su
edad. Cuando nuestras miradas se cruzaron gir la cara dndome
la espalda.
Si piensas que vas a hacerme sentir mal, lo tienes claro,
guapito de cara dije en voz alta aunque saba que no podra
orme y me march calle abajo.
VII

El Beach quedaba justo al final del paseo martimo, enfrente de


una de las zonas marcadas en el plano de Santa Cana como de
cruising, en un callejn donde no haba ningn otro bar. Un lugar
muy discreto. Buen emplazamiento, pens, para los tmidos e in-
expertos como yo.
Pas por delante disimuladamente, como si mi atencin no es-
tuviera centrada en el bar. Antes de entrar quera asegurarme de
que sera un local donde me podra sentir a gusto y que me inspir-
ara suficiente confianza. Nunca haba estado en un sex-bar y me
daba un poco de apuro, pero al mismo tiempo, me provocaba
mucha curiosidad y morbo.
La puerta, de madera oscura, tena una ventana de cristal es-
merilado que no dejaba ver el interior. A los lados unos carteles
anunciaban fiestas y conciertos. Pareca medio cerrado o aban-
donado y, aunque una pequea luz iluminaba dbilmente la en-
trada, no se oa ningn ruido en el interior.
Fui hasta la esquina de la siguiente calle y entr en un portal
abierto desde donde poda observar los posibles movimientos de
la puerta del Beach. No tena ganas de descubrir una vez dentro,
horrorizado, que yo era el nico cliente. Quera asegurarme de
que haba ms gente y que no eran de una esttica determinada
que, quiz, a m no me iba.
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Durante diez minutos no ocurri absolutamente nada en el


bar. Luego vi acercarse a alguien por la calle y me sumerg en las
sombras del portal esperando que no fuera algn vecino del in-
mueble y me encontrara all. Cuando pas por delante, vi que era
un chico de mi edad, vestido con camiseta muy ajustada y bermu-
das. Saqu la cabeza y le vi ir decidido al Beach. Al llegar a la pu-
erta llam a un timbre situado al lado y cuando se oy el ruido de
un portero automtico, tir de ella y entr.
As que hay que llamar? pens. Pues menos mal que he
dejado que entrara alguien antes que yo, si no hubiera hecho el
ridculo tirando intilmente de la puerta.
A los dos minutos de entrar el chico, sali una pareja del bar y,
riendo, se encaminaron haca un coche aparcado all cerca.
Era el momento, decid. No perda nada por entrar, si no me
gustaba lo que vea, nadie me obligaba a quedarme, poda
marcharme inmediatamente. Me acerqu a la puerta con el
corazn acelerado y las manos sudorosas, sera mi primer local de
ambiente. Un papel en un tabln de anuncios explicaba el Dress
Code de cada da de la semana: los lunes Underwear or naked;
los martes Strict naked; los mircoles Underwear or naked; los
jueves Naked Mask Party; los viernes Underwear or naked; los
sbados Strict naked y los domingos cerrado por descanso del
personal. Por suerte, pens, era mircoles y el cdigo de ropa era
con calzoncillos o desnudo, no me imaginaba de buenas a primer-
as despelotndome para entrar en un bar. Si hubiera sido martes
o jueves, no hubiera entrado, lo tena claro.
Llam al timbre y un zumbido en la cerradura me invit a tirar
de la puerta para abrirla. Una vez dentro, haba en un pequeo
vestbulo con cortinas y cuadros de chicos ligeros de ropa, a un
lado haba una pequea ventana a la altura de la cintura. Ese
vestbulo era lo que impeda ver u or nada desde la calle. Un
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hombre cercano a la cincuentena, con la cabeza rapada y el torso


desnudo, se asom por la ventana, agachndose. Pens que la
cosa ya empezaba mal si el pblico rondaba la misma edad o la
misma esttica del portero. Me salud con una gran sonrisa y en
un perfecto ingls al que respond con mi, tambin perfecto,
ingls.
Son diez euros la entrada me dijo.
Diez? Nunca antes haba pagado por entrar en un bar.
S. Es un filtro para evitar curiosos o indeseables me aclar
al ver mi cara de sorpresa.
Era una buena garanta. Pagu.
Conoces el funcionamiento del local?
No. Es la primera vez que vengo.
Bien. Te explico. Hay un cdigo de ropa para acceder. Cada
da uno diferente. Hoy es el da de los calzoncillos, aunque si te
apetece ir en pelotas, t mismo, muchos van desnudos. La ropa te
la guardamos en el guardarropa. Est segura all, no te hace falta
llevar dinero ni nada. Con la entrada tienes una consumicin in-
cluida y si tomas algo ms lo apuntamos en tu nmero de
guardarropa y pagas a la salida. Entras y te lo pasas bien. Puedes
hacer lo que quieras donde quieras pero siempre desde el respeto.
Lo nico que no permitimos, excepto en el bao, son los deportes
acuticos
Acuticos? le cort.
S, ya sabes, pissing y todo eso. Si quieres hacerlo que sea en
el bao, hay un plato de ducha destinado a ello. Y por ltimo, si
alguien te molesta o se pasa, nos lo dices. Ok?
Muy bien.
Perfecto, entonces. Ah! Si necesitas condones o lubricante
los encontrars junto a la barra o nos lo pides. Son gratuitos.
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S que era complicada la cosa, un poco ms y necesitara un


manual de instrucciones. Por un momento estuve tentado de de-
cirle que me devolviera los diez euros y marcharme de all, pero la
curiosidad, como dicen, mat al gato y pudo ms que yo.
Adelante, s bienvenido y disfruta mucho.
Desapareci detrs de la ventanilla y enseguida apareci
delante de m apartando una cortina negra que tapaba la entrada
al bar. Pas al otro lado y me encontr en una sala bastante
pequea donde haba una minscula barra de bar y dos mesas
altas con taburetes. En una de las mesas haba un grupo de chicos,
ms o menos de mi edad, totalmente desnudos que charlaban y
beban tranquilamente. En la otra, una pareja de cuarentones,
tambin desnudos y con cuerpos trabajados en el gimnasio, me
miraron con curiosidad pero sin demostrar el ms mnimo inter-
s. En la barra, sentado en un taburete, otro chico charlaba anim-
adamente con un camarero ms joven que el que me haba abierto
la puerta y que se haba instalado tambin tras la barra.
Si todo el bar era como esa zona, deba de ser pequesimo,
viejo y bastante cutre, sin embargo estaba mucho ms animado de
lo que haba previsto al entrar.
El camarero me llam desde un rincn de la barra y me dio
una percha.
Toma. Qutate la ropa, la cuelgas y cuando ests me la das.
Me qued con la percha en la mano sin saber muy bien qu
hacer. Busqu con la mirada algn vestuario donde quitarme la
ropa pero no vi nada parecido y entonces me di cuenta de lo ab-
surdo que era tener un vestuario si quien entraba all era para
desnudarse y, acto seguido, pasearse en pelotas por todo el local,
exhibindose. Entend tambin por qu estaban aquellos tos en la
mesa de la entrada: esperaban que entrara alguien para ver como
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se desnudaba delante de ellos. Quiz era eso lo que les daba ms


morbo.
Me quit la camiseta y los pantalones, los colgu en la percha y
me qued con el bxer y las sandalias puestas. No tena ninguna
intencin de desnudarme enseguida, me haca sentir indefenso. Y
tampoco tena ninguna intencin de ir descalzo y pisar vete a
saber qu. Entregu la ropa al camarero y me dio una pulsera con
un nmero y un tique de papel para la consumicin que ped en-
seguida. Necesitaba entonarme un poco antes de entrar en el
autntico Nacked Bar. Me apoy en la barra como si no fuera la
primera vez que iba y me gir mientras tomaba un sorbo del ron
con lima que haba pedido. Quera observar bien el funcionami-
ento del local antes de hacer nada, meter la pata y quedar como
un palurdo. El grupo de chicos continuaba su chchara como si
estuvieran en una cafetera de la calle Mayor. La pareja de madur-
itos no me quitaba el ojo de encima. Uno de ellos ya estaba bien
empalmado y se la estaba tocando mientras me miraba fijamente,
tena una buena herramienta. Esboc una ligera sonrisa que no
me comprometiera a nada y me gir hacia el camarero.
Eres nuevo en Santa Cana? No te haba visto nunca me
pregunt.
No. De hecho hace muchos aos que veraneo aqu, pero no
ha sido hasta este ao que me he movido por el ambiente.
Ya! Se nota. Se te ve un poco cohibido.
T crees? exclam.
S. Piensa que tengo muchas tablas y he visto de todo. Se te
ve novato en esto. Es ms, y aunque vaya en contra de mi negocio
tengo que decrtelo, no pareces un chico para un lugar como este.
Y cmo es este sitio?
Un lugar donde nicamente se viene a follar sin importar
con quin. Y t pareces alguien que busca algo ms serio.
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Me sorprendi la franqueza con que me haba hablado y me


hizo sentir ms cmodo porque tena razn. A pesar de intentar
aparentar seguridad y aplomo, estaba cohibido. Cohibido de ir
vestido nicamente con un pequeo bxer de lycra que me mar-
caba todo, de estar en una sala con siete u ocho tos en pelotas,
uno de los cuales se la estaba cascando mirndome mientras se
beba una cerveza y charlaba tranquilamente con otro. Tampoco
entenda muy bien el cdigo de vestimenta. Por qu era el da del
underwear si todos iban desnudos? No pensaba quitarme el bx-
er en toda la noche.
Puede que tengas razn le dije, pero necesito experi-
mentar cosas nuevas para saber si me gustan o no, no crees?
El camarero levant los brazos en actitud conciliadora.
Ningn problema, chico, yo encantado de que ests aqu y es
una lstima que tenga que trabajar porque si no te buscaba all
dentro.
Le sonre.
Una luz situada encima de la barra baj de intensidad y se
apag. El camarero le dio un golpecito y la bombilla chisporrote,
finalmente explot dentro de la lmpara dejando una parte de la
barra medio a oscuras.
Vaya, voy a tener que arreglar esta lmpara antes de que
tengamos algn problema ms serio y nos quedemos totalmente a
oscuras. Ha estado toda la semana haciendo el tonto, creo que
hace un mal contacto. En fin, t ve a divertirte tranquilamente.
Seal un dintel tapado con otra cortina negra invitndome a
cruzarlo. Lo mir sin decidirme a dar el paso, no me encontraba
totalmente cmodo medio desnudo pero haba ido a investigar y
experimentar nuevas sensaciones, as que salt del taburete con la
bebida en la mano. Al hacerlo vi que uno de los chicos del grupo
de la mesa estaba mamando una polla que sala de un agujero
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practicado en la pared mientras sus amigos rean y le animaban a


continuar. Me sent un poco molesto pero apart la cortina y me
adentr hacia lo desconocido.
La siguiente sala era ms grande que el bar e iluminada con
bombillas de baja intensidad que le daban un aspecto fnebre. A
lo largo de la pared haba un pequeo mostrador donde poder de-
jar los vasos y unos taburetes dispuestos a su alrededor. Algunos
hombres estaban sentados mirando cmo dos chicos follaban en
una especie de cama que haba en medio de la habitacin de la
que colgaban unas cadenas que deban servir para atar a quien le
gustara practicar el bondage. Otros no se limitaban slo a mirar y
se acercaban a tocar el culo o la polla de los folladores con la es-
peranza de ocupar su lugar.
A la izquierda un chico jadeaba apoyado de cara a la pared. No
entend qu haca hasta que vi luz en la pared de madera y com-
prend que era el que haba sacado la polla por el agujero que el
to del bar se estaba comiendo.
Al fondo se abra un pasillo y fui hacia all. Quera ver todo el
local antes de situarme en un rincn. El pasillo era bastante es-
trecho, de tal manera que algunos tos se quedaban all para poder
rozarse con todo el que pasara. Cuando entr, una mano fue dir-
ecta a mi paquete. La apart suavemente y continu mi camino.
Un hombre estaba parado en mitad del pasillo ocupndolo casi
enteramente. Me puse de espaldas a l y le pas. Mi culo se re-
streg necesariamente por toda su polla y aprovech para acari-
ciarme la espalda mientras pasaba.
Menos mal que voy con el bxer puesto, si no ya tendra la
polla y el culo bien sobado pens.
A la derecha del pasillo se abran dos pequeas habitaciones
ocupadas por un banco cada una. Una de ellas estaba vaca y en la
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otra un chico le coma la polla a otro delante de un par de especta-


dores que se la cascaban contemplando la escena.
A la izquierda estaban los lavabos. Ah tambin haba hombres
apoyados en la pared esperando y no precisamente para utilizar-
los. Pens que si me entraban ganas de mear me sera imposible
hacerlo bajo la atenta mirada de aquellos tos.
Al final del pasillo haba otra sala, ms pequea que la anterior
pero mucho ms concurrida. El espectculo que se me descubri
me dej anonadado, pensaba que esas cosas solamente ocurran
en las pelculas porno. A un lado, un banco de madera estaba
totalmente ocupado por una hilera de tos cascndosela unos a
otros. Enfrente, en una gran jaula, una hilera de hombres espera-
ban su turno para meter la polla en el culo de un to que haba
dentro y que estaba agachado dejndose follar sin mirar siquiera
quin se lo haca. Cuando le tocaba el turno a uno, se acercaba, lo
coga por las nalgas y, sin previo aviso, le penetraba follndoselo
hasta que se cansaba y se marchaba en busca de otra experiencia.
Alguno llegaba al final. Follaba al to, la sacaba y se pona a un
lado para correrse. El suelo de la jaula estaba tan hmedo como si
acabaran de fregar. Me dio mucho asco porque aquello no era
agua, era la suma de una cantidad indefinida de lquidos corpor-
ales de vete a saber cuntos tos. Pero eso no era todo, en mitad de
la sala, los ms impacientes se follaban entre s mientras hacan
cola.
No poda entender cmo alguien se dejaba follar de esa man-
era tan impersonal, fra y animal, un to detrs de otro, sin des-
cansar, sin mirarle a la cara, sin saber nada de l o de ellos. Era
una vorgine de cuerpos, pollas, culos, leche y sexo por todas
partes. Estaba alucinando.
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Me fui de ah. An no estaba preparado para eso. Aunque, la


verdad, el espectculo me haba excitado por lo morboso, por lo
prohibido, por lo salvaje, por lo desinhibido.
Volv a la primera sala porque me pareca la ms tranquila y la
menos concurrida, aunque aquellos dos estaban follando en la
cama. Iban a lo suyo, sin dejar que nadie les interfiriera. No me
acerqu a nadie, no me hizo falta, muchos lo hicieron por m.
Venan, me susurraban algo al odo o, sin decir nada, me acari-
ciaban el pecho, las piernas, y los ms atrevidos, la polla por en-
cima del bxer. Quizs porque era nuevo y olan carne fresca o
porque era el nico que iba con el cdigo correcto de vestimenta
de la noche, la ropa interior. Todo el mundo en el bar iba en
pelotas. Era absurdo poner esas exigencias cuando lo que queran
los que iban all era desnudarse y follar.
Ped un segundo ron con lima y me sent en un taburete libre
dejando el vaso en el mostrador y girndome de cara a la cama.
Los dos que haba en ella ya eran mayorcitos pero conservaban un
buen cuerpo. El ms joven era el pasivo. Me di cuenta que deban
de ser pareja porque, aunque se dejaban tocar por todos, no inter-
cambiaban sus papeles con nadie ni tocaban a nadie ms que no
fuera su compaero. Lo vi claro cuando un to puso su polla en la
boca del ms joven y ste se apart y neg con la cabeza.
Realmente el camarero tena razn, ese no era un bar para m,
pero el ambiente que se respiraba, el sexo, la testosterona rein-
ante, y el alcohol que haba ingerido, me desinhibieron bastante.
No lo suficiente para quitarme el bxer e ir en pelotas, pero s
para dejar que mi vecino de taburete me sobara mientras yo me
concentraba en la bebida y en ver cmo se lo montaba la pareja de
la cama, estudiando sus movimientos, sus juegos De repente
sent que me bajaba el calzoncillo, me sacaba la polla, que la tena
un poco morcillona, y empezaba a chuprmela. Le dej hacer. Era
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realmente excitante ver follar a una pareja mientras me la


coman. Lo estuvo haciendo durante unos minutos hasta que me
la puso a tono. Luego me la tap de nuevo, me dio un cachete en
la nalga y me sonri como diciendo ya tienes bastante y se
march en busca de otro to, o mejor dicho, de una nueva polla.
Me qued desconcertado. De eso se trataba, de ir de flor en flor, o
lo que era lo mismo, de polla en polla, de culo en culo. Acababa de
aprender el juego del bar y, aunque no saba si me gustara parti-
cipar en l, me daba mucho morbo.
Me levant del taburete y volv al pasillo. Ya tena controlado
todo el local y ms o menos los tos que haba. De vez en cuando
llegaba alguien nuevo o se marchaba algn otro pero casi todas las
caras ya me sonaban. Era hora de pasar a la accin o de
marcharme. Yo decida, y decid quedarme.
En la entrada del pasillo haba un to muy alto, robusto y con
piercings en los pezones, que se haba colocado en un lugar es-
tratgico para tocar y ser tocado. Cuando entr en el pasillo, me
roz el paquete. Esta vez no pas de largo, me detuve y dej que
me tocara lo que quisiera. Lo adivin enseguida y me meti la
mano dentro del bxer agarrndome la polla. Le pellizqu los
pezones perforados por aros. Sonri y me apret las nalgas con la
otra mano. Le devolv la sonrisa y me alej. No dijo nada. Ya haba
visto que lo normal era tocar y dejarse sobar y luego ir a por otro,
cuantos ms cuerpos, mejor. Acababa de entrar en el juego.
Ahora las dos habitaciones estaban ocupadas, una con la pu-
erta abierta, la otra cerrada. Me asom en la abierta a ver qu
hacan y me acariciaron de arriba a abajo. Sal y un chico con as-
pecto alemn que estaba en la puerta de los lavabos me hizo una
sea con la cabeza. Me acerqu, me toc el paquete y se meti en
un servicio. En realidad no era un lavabo porque no haba taza, en
su lugar haba un taburete, un rollo de papel higinico en su porta
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rollos y una cesta con condones. Entr detrs de l y cerr la pu-


erta. Me baj el bxer y se agach mostrndome su dilatado culo.
Cog un condn y me lo puse. Gimi como si le hubiera hecho la
cosa ms placentera cuando ni siquiera lo haba penetrado an,
as que se la met hasta el fondo sin miramientos. Entr con
mucha facilidad y el to volvi a gemir an ms fuerte. Empec a
cabalgarlo. De repente, sin esperarlo, se tir un sonoro pedo. Me
qued helado.
Sorry, sorry, sorry se haba quedado ms azorado que yo.
Se apart y sali del cuarto limpindose el culo con papel. Me
dio muchsimo asco. Me saqu el condn sucio, lo tir a la basura
y me lav la polla y las manos en el lavabo. Cuando sal no haba
ni rastro del alemn en todo el bar.
Por dos veces me haba quedado a medias. Tena los huevos
bien duros y empezaban a dolerme de la excitacin. Ya no poda
dar marcha atrs, tena que descargar o me doleran los cojones
toda la noche y parte del da siguiente.
Fui a la sala del fondo, donde estaba la jaula. Al entrar se gir-
aron varias cabezas en mi direccin. El to que se dejaba follar ya
no estaba, la jaula estaba vaca, pero enseguida entr un hombre
mayor y se form una hilera de un par de tos. Un chico bajito
moreno se me acerc, me cogi la mano y la llev hasta su culo
pasndola por su raja. Toqu su agujero muy dilatado. En ese mo-
mento, otro to con un gran tatuaje en el pecho que estaba sen-
tado en el banco, se levant, cogi por la cintura al chico que yo
estaba tocando y le penetr sin darme tiempo a apartar mi mano
de su culo que toc su polla dura y la deje all, entre los dos, acari-
cindolos y notando cmo le golpeaba. Cuando se cans me son-
ri y me seal el culo que acababa de follar invitndome a con-
tinuar yo. Me puse detrs del chico moreno, me baj el bxer y le
penetr sin pensar que estaba en medio de una sala rodeado de
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tos desnudos, cascndosela mientras me miraban follar. No sent


vergenza ni apuro ni pudor, de hecho me encant sentirme ob-
servado, tocado, acariciado y deseado por muchos hombres a la
vez. Me daba mucho morbo y me excit como nunca antes lo
haba hecho. El chico del tatuaje se puso detrs de m y me abraz
siguiendo mis movimientos, tocando mi polla y mis huevos. Si
segua de aquella manera no tardara en correrme pero de repente
fui consciente que estaba follando sin condn y saqu inmediata-
mente mi polla de ese culo tragn. El chico se gir y protest. Pero
yo me deshice de l y del abrazo del tatuado y me fui de la sala.
Excitado s, inconsciente no, ya me haba arriesgado demasiado.
Fui a lavarme de nuevo y al salir del lavabo me qued en el
pasillo. Al poco vino el chico moreno.
Por qu te has ido? Fllame. Quiero que me folles t.
No, gracias. Ahora no. Quiz luego ment y me alej.
No tena ninguna intencin de volver a meter mi polla en el
culo de alguien que no tena reparo en dejarse follar sin protec-
cin por un montn de tos en una sola noche. Ya me haba
quedado bastante preocupado. No insisti ms.
Al final del pasillo an estaba el macizorro peludo de los pier-
cings y me par a su lado, mirndolo fijamente. l alarg la mano
y me pellizc un pezn. Yo alargu la mano y le agarr una nalga.
Se le puso dura al instante, tena una polla fantstica. Me quit el
bxer y lo dej a un lado. Con una mano me apretaba el pezn y
con la otra me coga los huevos. Le met un dedo en la raja del
culo y le busqu el agujero. Me gui un ojo y con su gran mano
agarr mi polla y mis huevos y tir de m en direccin a una de las
habitaciones que estaba libre. Entramos pero no cerr la puerta,
yo tampoco quera que lo hiciera, quera que todo el mundo me
viera follar. Me puso un condn con una facilidad asombrosa y se
agach ofrecindome su espectacular culo peludo. Le abr las
109/200

nalgas con la mano, le lam el agujero, que se abri y cerr con un


espasmo, mientras le oa jadear de placer. Luego le met un dedo y
otro ms, hasta un tercero, ya estaba muy dilatado. Lo cog por la
cintura y le met la polla hasta el fondo de un golpe. Solt un
pequeo grito de dolor y se gir para mirarme sonriendo.
Sigue as, animal me susurr.
Tir de los aros de sus pezones y empec a cabalgarlo. Me
gustaba ese pedazo de to enorme y de aspecto salvaje que me
haba sorprendido con ese pasivazo y precioso culo tan tragn.
Ese sera mi ltimo to de la noche, un hombre como ese no poda
dejarlo escapar hasta reventarle el culo y correrme dentro de l.
Algunos tos entraban y salan de la habitacin, unos para ver
qu hacamos y excitarse con nuestra follada, otros tocaban tmi-
damente, y unos pocos queran apuntarse a la fiesta. Les dej
hacer a todos. No me importaba. Estaba disfrutando como un
cabrn y el to gema a cada embestida ma. Senta manos en mi
espalda, manos en mis nalgas, manos en mi pecho, manos que ba-
jaban por mi estmago para tocar la base de mi polla antes de que
la hundiera de nuevo en el interior del culo. Otras manos iban
hacia mi compaero sexual y le tocaban la polla, las nalgas o el
pecho, incluso alguno se agach para comerle el rabo pero l los
apart, concentrado en mi follada.
De repente not que alguien me separaba nalgas y pasaba un
dedo de arriba a abajo y de abajo a arriba. Al ver que yo no deca
nada y que me abra un poco de piernas para facilitar que me to-
caran, el nuevo participante se puso en cuclillas y empez la
lamerme el agujero. Me sorprendi y me gir para descubrir que
era el mismo to del tatuaje en el pecho que me haba cedido su
puesto en el culo del chico moreno. Me mir y me gui un ojo
sonriendo. Sonre tambin y me puse mejor para que pudiera con-
tinuar su trabajo.
110/200

Estuvo un rato comindome el culo mientras yo continuaba


follando al de los piercings. Despus not que meta la punta de
un dedo en mi ensalivado agujero y lo hunda poco a poco. Gem
de dolor pero de placer al mismo tiempo y par mis embestidas al
macizorro que se gir para ver qu pasaba. Cuando descubri que
tena al otro metindome un dedo, sonri y se incorpor. Ech
fuera de la habitacin a otro to que haba entrado a ver qu
sacaba y empez a acariciar al del tatoo que ya tena dos dedos en
mi interior. Estaba que no poda ms de gozo, dos tos buenorros
para m solo. El del tatoo, al ver que ya no follaba al otro, me hizo
doblar por la cintura y mi culo qued totalmente expuesto a su
voluntad. Nunca me haban penetrado pero en ese momento me
mora de ganas de que lo hiciera, la comida que haba hecho de mi
culo me haba excitado muchsimo y me habra podido correr
aunque no me tocaran la polla.
Se puso detrs mo, se enfund la polla en un condn y apoy
la punta en mi agujero empujando solo un poco, sin penetrarme
an.
No me digas que tu culo es virgen me susurr al odo en
ingls.
S.
Qu delicia! Tranquilo, ir con cuidado.
Sonrieron los dos y empuj un poco ms, la punta de su polla
entr un poco. Tena el culo lubricado con su saliva y un poco
dilatado a causa de los dos dedos que me haba metido antes y no
le fue difcil meterme el capullo. Sent un pinchazo en el culo y
respir hondo. Se qued quieto esperando que mi agujero se ad-
aptara al tamao de su polla. Al poco ya no me dola y empuj un
poco ms. De nuevo el pinchazo. Gem. El to de los piercings me
acarici el pecho y me bes para distraer mi atencin que estaba
totalmente concentrada en mi trasero. Entr un poco ms. Nuevo
111/200

pinchazo y quemazn en mi interior, sin embargo era un dolor


que empezaba a confundir con placer. Gem de nuevo y entr un
poco ms. Se qued quieto y se inclin sobre mi espalda.
Ya estoy totalmente dentro de ti. Te gusta?
Asent con la cabeza porque no poda hablar.
Perfecto. Pues all vamos.
Not que sacaba un poco su polla y acto seguido la volva a
meter. Primero despacio, luego a ms velocidad. El dolor desa-
pareci transformndose en una especie de placer.
Y yo qu? Me has abandonado, cabrn me dijo el macizo
de los piercings.
Lo lo lo siento jade.
No importa. Tienes una polla deliciosa y podemos hacer ms
cosas con ella que nicamente ser follado, no crees?
En ese momento no haba nada ms en el mundo que la po-
tente polla que se abra paso en mi interior chocando contra las
paredes de mis intestinos y contra mi prstata y le mir sin en-
tender. Se agach ponindose debajo de m y me sorbi la polla
que haba perdido parte de su excitacin. Mientras me la coma,
se masturbaba y se dejaba acariciar por el tatuado.
Tena un to follndome y a otro comindome la polla, qu
ms poda pedir? Un cuarto participante que me diera su polla a
comer? Mi mente desvariaba. Mi placer era infinito. El de los
piercings era un experto succionando mi polla y el de los tatoos
saba moverse como nadie. Ahora era yo quien tena el culo a
punto de reventar de dolor y de placer. No poda ms.
Haba un par de tos mirndonos y pajendose desde la pu-
erta. Los vi de reojo cuando un chico se abri paso entre ellos y
entr en la habitacin. No pude verlo bien por la poca iluminacin
y porque casi era incapaz de abrir los ojos a causa del gran placer
que senta. No le vi la cara pero me pareci joven, moreno, de piel
112/200

plida y con un poco de barriguita. Tena la polla dura y se estaba


tocando. Se acerc a m y el resto de su cuerpo desapareci, slo
vea su polla, cada vez ms cerca de mi boca. La apoy en mis la-
bios y la pase de un lado a otro intentando que se la comiera.
Pero no me apeteca meterme una polla en la boca sin ver la cara
de su dueo y menos an si pensaba que era de cualquier to del
local y que poda haber entrado en cualquier culo antes que en mi
boca, as que me apart. l insisti y gir la cabeza. O que prot-
estaba pero no le entend.
Si no quiere, no le follas la boca. De acuerdo? El tono del
chico de los tatoos era tajante. No, t no te muevas me dijo
cuando intent incorporarme.
El otro volvi a protestar.
Lrgate! grit el tatoos.
Se march de la habitacin insultndonos. Quise girarme para
ver quin era el chico que se marchaba pero el tatoos cerr la pu-
erta rpidamente y volvi a embestirme. No me esperaba esta
nueva penetracin y grit ms por la sorpresa que por el dolor. Se
agach y me bes detrs de la oreja.
No te preocupes. Todo est bien. Vamos a terminar, te
parece?
Asent con la cabeza, no podra aguantar mucho ms. Si hasta
entonces haba estado experimentando como un novato con el
sexo homosexual, a partir de esa noche me iba a convertir en todo
un experto en cualquier postura y actitud. Dos tos para m: uno
follndome el culo, otro comindome la polla.
Cmo ests, piercings? pregunt.
A punto de caramelo. Y vosotros?
Este culo de ensueo me tiene a mil. Estoy a punto de
explotar.
113/200

A m me tenis en el cielo. Cuando queris lo dejo salir todo


dije.
Venga, vamos pues! Es hora de correrse.
El primero en hacerlo fue el macizo de los piercings en los
pezones. Lanz un grito y su leche sali disparada por todas
partes manchando el banco y el suelo. Despus se corri el del
tatuaje en el pecho. Sac la polla de mi culo, se quit el condn y
se corri en toda mi espalda. Y finalmente yo. Jade y mi leche
sali con fuerza y cay en la cara y en el pecho del piercings. Fue
una corrida espectacular, intensa y cuantiosa. Nos incorporamos
riendo, satisfechos y exhaustos, y nos quedamos un rato sentados
en la sala, charlando.
Joder con el to aquel, un poco ms y le rompo la cara.
Quin era? pregunt.
Ni idea, un niato. No lo haba visto en toda la noche con-
test el piercings.
Pareca que la tena tomada contigo, te quera follar la boca
como fuera me dijo el tatoos.
Al rato sal de la habitacin despidindome de los dos tiar-
rones y pensando en quin poda haber sido ese chico que haba
echado Y si era Kazan? Poda ser l? Me maldije por no haber-
me fijado en su cara. An no haba visto a Kazan en baador o
desnudo para identificar si la incipiente barriguita o la piel plida
de ese chico eran las suyas. Sin embargo s recordaba que me
haba parecido que era ms joven que Kazan, pero en medio de la
batalla sexual, poda haber confundido perfectamente la realidad
y ver las cosas de forma diferente.
Entr en la primera sala pero ya no estaba all. Corr hasta el
bar y tampoco. Era como si se hubiera esfumado. Pens que quiz
estara en el bao y mir dentro, un to meaba encima de otro
pero no era l. Mir en la sala de la jaula, en el pasillo, en el bar de
114/200

la entrada, en todos los rincones. Nada. Todo eran caras descono-


cidas mirndome con curiosidad y ni rastro de Kazan o de alguien
que se le pareciera o de alguien que pareciera el chico que haba
querido follarme la boca.
Me di cuenta que todos me miraban cuando se me acerc el
piercings y me susurr al odo:
Vale ms que te laves, tienes leche por toda la espalda.
Instintivamente me llev la mano a los hombros y la retir
pegajosa. Me acompa al bao y me ayud a limpiarme pasn-
dome un poco de papel. Se lo agradec y fui a recuperar mi bxer
pero no lo encontr en donde lo haba dejado. Mir alrededor,
pero haba desaparecido.
Qu buscas? me pregunt el piercings.
Mi bxer.
Ya puedes darlo por perdido respondi el tatoos apare-
ciendo detrs mo. En fin, to, ha sido un enorme placer estar
contigo.
Lo mismo digo. Me ha encantado que me desvirgaras el culo
le dije guindole un ojo. Ahora tengo que irme. Hasta otra.
Te acompao dijo el piercings.
Ok. Me jode haber perdido el bxer y tener que salir al bar
en bolas.
El piercings sonri y me cogi por los hombros.
No te preocupes. A nadie le va a sorprender.
En el bar recuperamos nuestra ropa y pagu la consumicin de
ms que me haba tomado. Vi que ya haban arreglado la lmpara
estropeada y cambiado la bombilla.
Te vas? pregunt el camarero.
S, creo que s, no puedo ms sonre.
Eso quiere decir que te ha ido bien.
Muy bien.
115/200

Me alegro. Adems veo que te vas muy bien acompaado.


Que tengis una buena noche con ms sexo.
Gracias, bye.
Cuando ya nos habamos vestido y estbamos a punto de
marcha, nos abri la puerta con el mando a distancia. Salimos
juntos y nos quedamos un momento delante de la puerta sin saber
muy bien qu hacer, qu decir o dnde ir. Fue el piercings quien
rompi el silencio.
Me ha encantado follar contigo, primero a solas y luego con
ese otro del tatoo Aunque otro da me gustara ms disfrutarte
con calma y sobretodo enteramente para m solo.
A m tambin.
Toma mi nmero de telfono me alarg una tarjeta. Me
llamas un da de estos, quieres?
S cog la tarjeta leyendo el nombre que haba escrito y me
la guard en el bolsillo. Lo har, Jorge.
Aunque sea solamente para ir a tomar un caf. Me encantar
volver a verte.
Ahora es mejor que me vaya a casa, estoy rendido. Necesito
dormir.
La verdad es que yo tambin.
Nos besamos en los labios y nos separamos. Me alej, pensat-
ivo, hacia el paseo.
Por cierto, cmo te llamas? me grit desde la esquina.
Aran.
Un placer, Aran. Nos vemos!
Abri un coche con el mando a distancia, entr y se alej a
toda velocidad.
Un gran tipo, pens. Me haba gustado mucho, era un buen
follador y tena un cuerpo de ensueo, todo en su justa medida,
pero no saba si le llamara nunca. No poda quitarme de la cabeza
116/200

la idea absurda de que el chico que haba rechazado era Kazanji-


an Pero por qu esa brusquedad, esta violencia? Kazan podra
conseguir lo que quisiera de m con solo pedrmelo.
Llegu a casa rendido, con las fuerzas escasas para ducharme y
acostarme. Estaba muerto de sueo, pero me cost una eternidad
dormirme.
VIII

Me despert el sonido de la recepcin de un mensaje en el mvil


al mismo tiempo que sonaba el timbre de la puerta. Abr los ojos
sin saber muy bien dnde me encontraba. El despertador mar-
caba la una y veinte del medioda. Cog el telfono. El icono con el
sobre parpadeaba en la pantalla. Puls las teclas para leerlo.

T arepntiras x todo lo k no me as echo

En los detalles del mensaje sala la identidad oculta y que


haba sido enviado a las 5 de la maana. Intent pensar con clar-
idad pero las ideas se me agolpaban en la cabeza y no consegua
discernir nada. Lo nico que pens fue en qu mana tena la
gente de comerse las haches en los SMS, tantas patadas al dic-
cionario no eran buenas. No le di ms importancia y lo borr.
El timbre de la puerta volvi a sonar insistentemente. Me
haba olvidado de que tambin haban llamado. A duras penas
consegu ponerme en pie y acercarme a la puerta. Mir por la mir-
illa. Al otro lado un Bob con semblante grave se impacientaba es-
perando. Abr y sin decirle nada me dirig hacia al bao.
No te vayas, no! me grit sujetndome por el brazo.
Bob, ahora no. Estoy muerto y me estoy meando
Djate de tonteras! Pero mi nio! Se puede saber en qu
puetas estabas pensando?
118/200

Me solt de malas maneras y entr en el lavabo. Me sigui.


Levant la tapa y descargu la vejiga sin importarme que Bob es-
tuviera mirndome.
Se puede saber qu haces? Insisti.
Mear. No lo ves? Gru.
Me refiero a lo que has hecho esta noche!
Esta noche?
Qu lejos me quedaba la noche, pareca otra vida, otro mundo.
Me sacud la polla y me sub el pantaln corto.
A qu te refieres? No te entiendo. Habla claro que no tengo
la mente para adivinanzas!
No me extraa. Es que estoy convencido que ibas borracho,
si no no me lo explico
Puedes decir de una puta vez qu pasa o irte a tomar por
culo a tu casa?
Nunca me ha gustado que me despierten y menos que intenten
darme conversacin o me vengan con tonteras cuando an no
tengo la mente totalmente despejada.
Te vieron anoche en el Beach Follando con un montn de
tos
Me despej de golpe y mir a Bob fijamente a los ojos an sin
entender qu tena eso de grave si no fuera porque no le haba di-
cho a nadie que iba a ese local y an menos a l.
No fueron un montn, slo cinco, creo. A ver, espera.
Primero el alemn del pedo, luego el pequeajo moreno
Por favor! me interrumpi. No me lo cuentes, no
quiero saberlo!
Entonces por qu preguntas. No entiendo nada, Bob.
Vamos a ver levant las manos en actitud de calma y sus-
pir hondo. S que hace muy poco que has descubierto que lo
que te va son los tos y que quieres recuperar el tiempo perdido,
119/200

pero de eso a irte al Beach y ponerte a follar con cualquiera como


una puta
Bueno, qu tiene de malo? Tom precauciones. No hice
dao a nadie. Es que no te entiendo.
Deja que te lo explique. Esto, aunque es una poblacin cost-
era y en verano est llena de turistas, no deja de ser un pueblo y a
los pueblos les gustan los chismes y cotilleos. No quieres saber
cmo me he enterado de que fuiste al Beach?
Me lo dirs de todas formas. Voy a hacerme un caf mientras
tanto.
Fui a la cocina seguido de Bob y enchuf la Nespresso.
S, claro que s. Me lo ha dicho la quiosquera!
Doa Elvira?
La misma.
Y cmo coo lo sabe ella, estuvo all tambin? dije en
tono de guasa dando un sorbo al caf.
Joder, Aran. Esto es serio, si quieres que te respeten. Qu
chico crees que se acercar a ti ahora? Todos creern que eres un
promiscuo que slo buscas sexo guarro. De usar y tirar. Ni en la
playa se te acercarn.
Exageras. Adems, quiz es eso lo que busco realmente. No
te has parado a pensarlo?
No te creo, Aran. Ni t sabes lo que quieres. T no eres as,
te conozco mejor de lo que crees, incluso mejor que t mismo. Lo
que realmente buscas es a alguien que te quiera y con actitudes
como la de anoche no lo encontrars en Santa Cana y menos este
ao.
Ya est, ya lo haba soltado. As que era eso. Interiormente me
re. Me importaba bien poco si encontraba el hombre de mi vida
en Santa Cana ese mismo verano. No buscaba el amor o eso crea.
De momento lo nico que me importaba era el sexo, aprovechar el
120/200

tiempo perdido y ver una gran variedad de hombres desnudos.


Probar todo lo que me apeteciera, cuando me apeteciera y con
quien me apeteciera. Aunque Kazanjian l era diferente, des-
pertaba alguna cosa en mi, alguna cosa que nunca hubiera credo
poder sentir.
Bob, no tengo ninguna intencin de enamorarme en Santa
Cana.
No puedo contigo. En fin, ya te he dicho lo que tena que de-
cirte. Ahora t mismo, haz lo que quieras. Vuelve al Beach si es
eso lo que quieres, lo que te hace feliz.
Dej caer las manos rindindose y se gir para marcharse.
Me dirs cmo lo saba doa Elvira? pregunt cuando es-
taba a punto de salir. Regres a la cocina.
Vaya, quieres saberlo?
Asent con la cabeza poniendo cara de responsabilidad y
seriedad.
Pues se lo ha dicho el dueo del Iris cuando ha ido a buscar
los peridicos.
El Mantis? Y l cmo lo sabe?
Haba conseguido interesarme, el cotilleo pareca haberse ex-
tendido ms de lo que pensaba.
Por su hijo.
Matas?
El mismo.
Y cmo lo sabe Matas?
Anoche fue al Beach.
Matas es gay? Me dejas muerto! Pero no tiene mujer y
cuatro hijos y va cada domingo a misa?
Es lampista.
Lampista? Y qu tiene eso que ver?
121/200

Que ayer le llamaron para una urgencia en el Beach para ar-


reglar no s qu y tuvo que entrar dentro a arreglar el algo de los
diferenciales. Fue entonces cuando te vio.
Record la bombilla que explot en la barra del bar y que
cuando me march ya funcionaba de nuevo.
Joder! Exclam sentndome en la mesa de la cocina.
Qu? Ves ahora cmo funciona Santa Cana? Y ya sabes la
oposicin que hubo el ao pasado por parte de la liga por la de-
cencia de la parroquia cuando inauguraron el bar. El pueblo en-
tero chismorrear sobre esto. Hace muchos aos que vienes aqu
y eres muy conocido porque siempre has participado en la organ-
izacin de la fiesta mayor
Crees que me pondrn problemas este ao? pregunt
abatido.
Posiblemente. Matas forma parte de la comisin.
Bueno, no es ningn drama. Sobrevivir. Aunque me jode
que me puedan discriminar por eso.
Bienvenido a la cara amarga del mundo gay. No todo es de
color de rosa, fiesta y sexo. Hay rechazo, discriminacin, agre-
siones, homofobia
Qu crees que puedo hacer?
Nada. Durar unos das, te sealaran por la calle, murmur-
arn a tus espaldas y algunas personas te retiraran el saludo.
Luego saldr un tema nuevo, otro escndalo, y se olvidarn de ti.
Me qued pensativo un buen rato. Bob se haba preparado un
caf y se haba sentado a mi lado dejando caer su mano sobre mi
rodilla.
En fin exclam, lo hecho, hecho est y no puede cambi-
arse. Ayer me lo pas genial y no me arrepiento de nada en abso-
luto, as que si quieren cuchichear y dejar de hablarme es su
122/200

problema. En septiembre volver a Barcelona, a mi vida, a la que


realmente me importa.
Cmo es?
El qu, Barcelona, mi vida?
No, imbcil, el Beach!
Ah! Lo ms cutre y srdido que puedas imaginarte Me
encant!
Bob explot en una carcajada y me sum a l. Nos remos
hasta que nos doli el estmago y la mandbula.
Tienes que contrmelo todo me pidi Bob.
Luego, ahora vayamos a la playa.
Ah, no! Para que me dejes tirado mientras t te vas al
bosquecillo a follar como un loco, no.
Joder, Bob. No me voy a pasar la vida follando. Slo quiero
tomar el sol, estar un rato tranquilo y descansar. Adems, ya tuve
bastante anoche y segn t no voy a ligar nunca ms all.
Esa maana cumpl lo que le haba dicho y, aunque fuimos a la
cala den Fumeta y haba algunos ejemplares de machos muy
apetecibles, no me levant de mi toalla ms que para ir a nadar o
al chiringuito a comprar bebida. Tambin aprovech para contarle
a Bob lo que haba hecho la noche anterior, con toda clase de
pelos y seales, sobretodo pelos. Pero, adems, tambin le expli-
qu lo que me haba pasado desde que tuve la pelea con Susana y
empec a pensar en lo que me haba dicho, o ms bien en sus
acusaciones, y la confirmacin a las sospechas que tena de m
mismo desde haca tantos aos, pero que nunca me haba atre-
vido a aceptar porque, simplemente, an no haba llegado mi mo-
mento, el momento en que estuviera preparado para asumir mi
condicin sexual.
Le habl tambin de Esteban, de Eduardo, de David y, sobre-
todo, de Kazanjian, de cmo imaginaba que era el mismo chico
123/200

que haba visto en mi fantasa en mi cuarto de bao sin siquiera


conocerlo an, en cmo me haba asaltado por la calle y en cmo
se haba apoderado de mi pensamiento, de mi ser, de mi corazn.
Quiz es tu destino dijo Bob.
Mi destino? No entenda. El caos en el que se ha con-
vertido mi vida esta ltima semana es mi destino?
Hablo de Kazan. A veces pasan estas cosas: en tu mente ves
la cara de alguien a quien no conoces, simplemente porque es un
aviso del destino que te est advirtiendo que pronto conocers a
alguien especial, a ese ser que transformar tu vida
No creo en esas cosas le interrump.
No quiero decir que en tu fantasa le vieras a l exactamente,
si no a alguien que se le pareca y que cuando conociste a Kazanji-
an vino a tu mente la visin y juntaste las dos cosas.
O sea que vi a mi modelo de hombre perfecto y cuando me
cruc con Kazan, vi que era la representacin de ese modelo y
qued prendado de l
Ms o menos. Eso es lo que intentaba decirte.
Pero entonces, cmo explicas que l me conociera y se acer-
cara a m? Te recuerdo que fue l. Yo no di ningn paso, simple-
mente me lo encontr.
No lo s, Aran. T eres un tipo que se hace mirar. Quiz te
viera antes, el verano pasado, y con un poco de astucia, pregunt-
ando aqu y all, es fcil saber tu identidad.
Ni que fuera un famoso de la tele!
De la tele no, pero en el pueblo eres bastante conocido. Una
pequea celebridad local.
Anda ya!
Eres el pintor de Barcelona y sales en Google. Te conocen.
Aunque t a ellos no.
124/200

Me qued pensativo. An me sorprende que, por mi aficin,


sea un poco conocido y tenga cierto xito. Me gusta pintar desde
que era bien pequeo y lo hago bien, por eso mis padres me ma-
tricularon en la escuela de Bellas Artes de Ajax. Aunque yo quera
hacer empresariales y altern esta carrera con la de Bellas Artes.
Nunca pens en dedicarme a la pintura profesionalmente aunque
se me daba bien, haca algunas exposiciones y venda unos cuan-
tos cuadros. Si lo convierto en un trabajo, dejar de ser algo
agradable para transformarse en rutina y con la pintura no quiero
que me pase eso. Para m era, y es, solamente un hobby, un pasa-
tiempo que me llena, que me relaja y que me hace feliz cuando
veo que gusta a la gente, que les transmite alguna sensacin,
aunque no sea exactamente la que yo quera transmitir. Y natural-
mente tambin me gusta cuando recibo alguna buena crtica en
los peridicos. Pero no puedo evitar sorprenderme de ser un poco
conocido, aunque sea nicamente en los crculos artsticos.
Puede que tengas razn, Bob. Ahora estaba pensando que,
en cuanto cre ver a Kazan en mi fantasa, debera haberlo dibu-
jado para confirmar si es l o no. Pero no lo hice, no le di ms im-
portancia, era slo una fantasa.
Hubiera estado bien poder comparar. En fin, tienes que
presentrmelo.
No s si volver a verlo. Y si era el chico del Beach y no
quiere saber nada ms de m?
Ah, Aran! Ests paranoico. Cmo iba a ser l? Lo hubieras
reconocido. Adems, si estaba en el Beach, iba para lo mismo que
tu: follar como un loco. As que, cuando te vea, que no te venga
con remilgos y se escandalice. Si lo hace, es un hipcrita y no vale
la pena que pierdas el tiempo con l para nada. Venga, vamos a
baarnos.
125/200

Bob tena razn. Sin darme cuenta me sent muy cerca de mi


vecino y descubr que, quiz, era el nico y verdadero amigo que
tena y no me haba comportado nada bien con l. Era un to geni-
al que se mereca lo mejor del mundo. Estaba enamorado o en-
caprichado de m y an as me daba consejos y nimos sobre mis
amores. Se mereca encontrar a alguien que le quisiera de verdad
y que le hiciera totalmente feliz.
Regresamos de la playa a media tarde y como ninguno de los
dos habamos almorzado, nos preparamos una suculenta
merienda-cena en casa que se alarg hasta que empez a caer la
tarde y se encendieron todas las luces de Santa Cana. Fue una
tarde tan agradable como lo haba sido la maana, charlando,
descansando, un poco de siesta y un mucho de tumbados en las
hamacas mirando al tendido sin necesidad de hacer nada mien-
tras en la mesa se aburran los platos y los cubiertos con las so-
bras de la comida.
Son casi las diez de la noche dije mirando el reloj. Tengo
que hacer una cosa si quiero vivir tranquilo en este pueblo lo que
queda de verano.
El qu?
Enfrentarme a la comisin de fiestas y ver cul es su actitud
respecto a m.
Hoy? Ahora?
S. Se renen a las diez en el local social de la parroquia y ya
tendra que haber ido hace das a saludarlos. Hoy con ms razn
an. Tengo que agarrar el toro por los cuernos.
Te acompao.
No, Bob. Es algo que debo hacer solo.
De acuerdo, pero si cuando regreses a casa quieres hablar,
llmame. Sea la hora que sea.
Lo har.
126/200

Sal a la calle en direccin a la iglesia con un malestar general


en todo el cuerpo. Me notaba los nervios haciendo una juerga bes-
tial en el estmago. No quera estar nervioso, pero no poda
evitarlo, aunque intentara por todos los medios que no se me
notara. Entrara, como haca cada ao, saludando a todo el
mundo muy cordialmente, besos y encajadas de mano y despus
ya vera la actitud de la gente. Estaba convencido de que yo sera
el primer tema de conversacin de la noche, por eso si llegaba un
poco tarde no pasaba nada. No fui directamente al local, di un
pequeo rodeo para tomarme un caf en el Iris.
All estaba Eduardo, como siempre detrs de la barra. Al ver-
me me salud con una sonrisa y me dio la mano.
Ol tus huevos! me solt.
Por qu dices eso? pregunt como si no supiera de qu
iba. Me pones un caf?
Nio, no saba esto tuyo pero los tienes bien puestos. Nadie
del pueblo se hubiera atrevido a ir all y dejarse ver.
Dej la taza de caf en la barra delante mo.
Eduardo, dos cosas. Primera, es mi vida y con ella hago lo
que me sale de los cojones. Segunda, no fui all para exhibirme y
si quien me vio lo ha hecho pblico tiene muy mala leche porque
cosas as se las queda uno para s mismo.
Di que s, to. No te enfades, estoy contigo. Pero creo que te
has buscado una serie de problemas innecesarios con toda esta
pea
Que les den por culo! le interrump. Estoy seguro de que
muchos de ellos, tan casados y tan de misa, van al puticlub de la
carretera nacional. Pero claro, follarse a una puta hace macho,
no? Y follar un culo o dejarse comer la polla es de maricones,
no? Vamos, no me jodan con tanta hipocresa! Mira, Eduardo,
desde esta maana an no he visto a nadie del pueblo, pero al
127/200

primero que me diga algo fuera de tono me lo como. No saben con


quin han dado y estoy de muy mala leche.
Aran, yo no soy gay ni entiendo mucho de esas cosas. Soy de
pueblo y bastante clsico, conservador o como quieras llamarlo,
pero respeto a todas las personas por lo que son y por cmo son,
no por con quien se acuestan. Puedes estar seguro de que tienes
todo mi apoyo.
Gracias, Eduardo. Te lo agradezco mucho, porque ahora voy
a la comisin de la fiesta mayor y no s qu voy a encontrarme.
Joder! Si ya te digo que los tienes muy bien puestos. No es
mejor que vayas la semana que viene? Nadie se acordar ya de
este episodio.
No. Cuanto antes lo ataje, mejor.
Me desped de Eduardo y sal del Iris con el sabor amargo del
caf en la boca y deseando encontrarme a Kazanjian para que me
llevara lejos de all. Pero, por otro lado, tambin me daba miedo
encontrarle y tener que enfrentarme a su mirada, a sus ojos claros
por temor a que pudiera leer en ellos un reproche.
La puerta de la sacrista estaba entornada, como siempre que
haba reunin. Dentro, las luces encendidas y el rumor de voces
delataban que la comisin estaba en pleno auge. Respir hondo,
alej los temores y los nervios de m, esboc una falsa sonrisa con
la que entrar y recorr el par de metros de pasillo con las manos
en los bolsillos en actitud de seguridad en m mismo. Me qued de
pie en el dintel de la puerta.
Buenas noches salud.
La sala donde se reuna peridicamente la comisin no era
muy grande. El capelln de Santa Cana la ceda gratuitamente y
tena algunos armarios donde poder guardar la documentacin
sin tener que llevarla arriba y abajo continuamente. En el centro
haba una gran mesa de reuniones con una docena de sillas a su
128/200

alrededor. Esa noche ms de la mitad de ellas estaban ocupadas.


Matas daba voces intentando imponer su criterio. A su lado, Mar-
garita, su mujer, callaba dndole la razn. Las otras personas que
haba las conoca a todas excepto a un chiquillo joven. Lola, una
encantadora psicloga un poco hippy, con quien sintonizaba muy
bien; Lucas, asistente social y un poco pagado de s mismo; Jos,
el ms conservador y respetuoso con todas las tradiciones fol-
clricas pueblerinas sancaneras; Jorge, dueo de los supermerca-
dos ms importantes y quien pona gran parte del dinero para su-
fragar los gastos de las fiestas; y Juan, arquitecto atolondrado que
viva un poco en su mundo de fantasa.
Cuando salud se cortaron en seco las conversaciones y todas
las miradas se clavaron en m. Haba causado el efecto esperado.
No desdibuj la sonrisa de mi rostro y me adelant hasta la mesa
para dar un par de besos a Lola, la nica que saba que no me
defraudara.
Mi nio! Haba odo que llegaste. Pero por qu no has ven-
ido a saludarme antes? Eres un poco malo.
He estado muy liado, guapa. Todo bien?
Muy bien. Tu tambin, no, pilln?
Di la vuelta a la mesa, sonriendo por el comentario de Lola,
para encajar la mano con Juan que me salud tan normal, seguro
que no se haba enterado de nada. Jorge me mir un poco raro
pero alarg la mano educadamente. Lucas hizo lo mismo. El chico
joven no tena ni idea de quin era yo y se limit a saludar con la
cabeza. Luego bes a Margarita que me puso la mejilla sin hacer el
gesto de devolverme el beso y, finalmente, me enfrent a Matas.
La verdad es que me daba mucho apuro estar delante suyo des-
pus de que la noche anterior me haba visto desnudo, con el rabo
tieso enculando a un to, pero no quise pensar en ello y le alargu
la mano. No respondi a mi saludo y me qued con la mano
129/200

tendida, esperando. Finalmente me encog de hombros y me sent


en una silla libre.
Cmo tienes la desfachatez de venir aqu? me solt
Matas.
Su voz denotaba odio y asco a la vez. Pero no me dejara intim-
idar. No por l.
Ay! Por qu lo dices? No vengo cada verano a la com-
isin? Por qu iba a ser diferente este ao? sonre mirando a
Lola buscando una aliada.
Ya sabes por qu lo digo! Cmo te atreves a venir despus
de lo de anoche?
Qu pas anoche, Matas? Cuntamelo porque yo no lo s
dije con cierto sarcasmo.
Claro que lo sabes! Grit desencajado por mi frialdad.
No, no lo s y quiero orlo aqu, delante de todos.
Quieres que te lo diga aqu, en la casa del Seor?
Si has sido bueno para ir con el chisme por todo el pueblo,
sers bueno para decrmelo a la cara, no?
Los otros nos miraban expectantes. Lola intent decir algo,
pero le dirig una dura mirada que significaba que ahora no era el
momento de entrar en la lidia. El chiquillo no entenda nada de lo
que suceda y nos miraba sorprendido.
Venga, quiero or por qu no debera haber venido.
Porqu es una vergenza que alguien como t est en la
comisin de las fiestas donde hay nios.
Alguien como yo? Qu pasa, te da miedo llamar las cosas
por su nombre? Te da miedo llamarme maricn, eh? Porque es
eso de lo que se trata. Es eso, no? No? insista forzndolo a
decir lo que pensaba en realidad.
S, es eso! Los maricones deberais quedaros en vuestra casa
lejos de la gente decente escupi rabioso.
130/200

Vale! Ya lo ha dicho el seor! exclam levantndome de


la silla. se es el problema! Pero es tu problema. Y sabes qu
te digo? Que te metas tu comisin de fiestas y tu hipocresa por el
culo porque t y yo sabemos quin es el hipcrita y el degenerado,
eh? O quieres que me ponga a contar pblicamente tus
miserias?
Margarita, la mujer de Matas, reaccion a mi comentario,
porque tanto ella como yo sabamos que su marido era un habitu-
al del prostbulo de las afueras de Santa Cana, pero no me iba a
rebajar a su nivel. Era un farol como amenaza pero slo pensar
que yo poda saber algo y poda hacerlo pblico, hizo que Matas
se hundiera en su silla y se callara mirndome con los ojos llenos
de rabia y odio.
De qu est hablando, Matas? pregunt Margarita en un
intento de recuperar la compostura y salvaguardar su reputacin.
De nada! grit Matas.
Disclpame, Margarita, era una forma de hablar, no estoy
insinuando nada ya tena bastante con lo suyo, no quera echar
ms lea al fuego y me saba mal por ella. En fin, seores, Lola,
como veo que aqu no soy bien recibido, me voy y no tengo nin-
guna intencin de volver. Y s, es cierto el rumor que ha ido
haciendo pblico Matas, ayer me vieron follando con un par de
hombres. Soy as, maricn, y estoy muy orgulloso de serlo y a
quien no le guste es su problema, no el mo. Adems, me lo pas
muy bien.
Hice una pausa teatral para mirarles a todos a los ojos. Los
hombres desviaron la mirada, incmodos. Matas haba palide-
cido y le temblaba el labio inferior del miedo que haba pasado y
que estuviera a punto de decir en voz alta delante de todo el
mundo que era un putero, pero como no lo haba hecho, le haba
descolocado totalmente.
131/200

Bien. Eso es todo. Si queris saber algo ms, preguntadme


directamente, no hace falta que vaya nadie cuchicheando a mis
espaldas, porque no pienso encerrarme en casa ni en ningn sitio
como le gustara a Matas y a un montn de gente como l. Por ah
no pienso pasar. Estamos en un pas libre y todos somos iguales
ante la ley. Te guste o no, Matas. En fin, os dejo para que podis
continuar con la reunin, que la fiesta est al caer y tenis mucho
trabajo para hacer. Buenas noches.
Lola me lanz un beso, me gui un ojo y se levant de su
asiento.
Aran, espera. Si t te vas, esta comisin ya no tiene inters
para m. Me voy contigo. Aqu os quedis, atajo de carcamales.
Salimos a la calle a respirar aire limpio y puro. Una vez en la
plaza, me temblaban las piernas. Todo yo temblaba como un flan.
Gracias por tu apoyo, Lola. Ahora necesito tomar algo fuerte,
se me ha esfumado la fachada de seguridad y aplomo que he
mostrado all dentro.
Lola se ri y me cogi con fuerza del brazo.
Vamos al Iris a tomarnos unos whiskys me propuso. No
s a quin habr salido Matas, porque el carcamal de su padre es
completamente diferente.
S, cierto, pero tiempo le ha faltado al Mantis para ir con el
cotilleo a Elvira y vete t a saber a quin ms. T lo sabas?
Matas se ha encargado de contarlo antes de empezar la re-
unin, pero la verdad es que me haba enterado en la carnicera de
Asuncin.
Joder, es una plaga!
No. Es un puto pueblo de mente cerrada a pesar de los miles
de turistas que pasan cada ao por aqu.
Vayamos a otro sitio. Qu le den al Mantis y a su puto bar!
Bien. Entonces vamos a La Flaca. Mi otro hogar.
132/200

La Flaca? Ese no es un bar de? Coo, no me jodas! Eres


lesbiana!
Mi nio, maricn mo, t no eres el nico pervertido de este
pueblo.
Me re con ganas y me abrac a ella mientras caminbamos
calle arriba formando una extraa pareja.
IX

Entramos en La Flaca acaparando todas las miradas por la ex-


traa pareja que hacamos. Ella, una mujer entrada en la cincuen-
tena y tan alternativa vistiendo, y yo un chico joven vestido con
ropa cara y deportiva. Si no hubiera sido un bar de lesbianas y que
todo el mundo pareca conocer a Lola, hubiramos podido pasar
perfectamente por una rica excntrica y yo su gigol.
La duea del bar sali de detrs de la barra y se nos acerc,
solcita.
Lola, mi amor se besaron en los labios. No esperaba
verte hoy y menos an tan bien acompaada. Quin es este
bomboncito?
Un buen amigo, Cuca. Pero no te hagas ilusiones, es
maricn.
Oh! Eres mariconcito, mi amor? pregunt mientras me
daba un par de besos poniendo su mano en mi cintura y dejndola
caer hasta mis nalgas. Me la mir sorprendido pero no dije
nada. Qu lstima, con este culito tan duro. Venga, venga,
entrad!
Me dio un cachete en el trasero y nos acompa hasta una
mesa en un rincn del local.
Aqu estaris tranquilos. Te traigo lo de siempre, Lola?
S, por favor.
Y t, mi amorcito?
134/200

Un Bacard con hielo.


Hum! me mir fijamente. Verdaderamente una lstima
que seas maricn, con lo guapo que eres y el gusto que tienes.
Vamos, Cuca. Le ests incomodando.
La mujer solt una carcajada y se fue detrs de la barra a pre-
parar las bebidas.
No entiendo nada, Lola. No es ste un bar de lesbianas?
le pregunt aprovechando que por fin nos haba dejado solos.
S. Pero eso no quiere decir que la duea tenga que ser
bollera.
La mir sorprendido. Siempre pens que el dueo de un local
gay era, necesariamente, gay.
El negocio es el negocio. Y ste, a Cuca, le va muy bien me
dijo al ver mi cara de interrogacin. Pero no hemos venido a
hablar de ella ni de m, sino de ti. Se puede saber qu te ha ocur-
rido este invierno, que has venido tan cambiado?
A qu te refieres?
Vamos, chico! No te conozco mucho pero el verano pasado
te vi todos los das con una morenaza de impresin que ya la hu-
biera querido para m
Se interrumpi la conversacin cuando Cuca nos trajo las be-
bidas y las dej sobre la mesa. Cog mi vaso y di un sorbo mien-
tras Lola me miraba esperando una respuesta.
Vers empec, es complicado para m poner en orden
mis ideas y mis sentimientos an. Es todo demasiado reciente.
Por segunda vez en lo que iba de verano, expliqu todo lo que
me haba pasado desde que tuve mi bronca con Susana hasta mi
experimentacin con el sexo en grupo de la noche anterior en el
Beach. No me dej nada por contarle ni le escatim los detalles
ms ntimos. De vez en cuando me interrumpa para preguntarme
135/200

algo que yo no haba sabido explicar bien o para saber qu senta


en un momento concreto.
Fue una terapia reveladora para m hablar de ello y ver mi vida
como si se tratara de la historia de otra persona. No s si Lola era
una buena psicloga o no, pero me sent muy a gusto con ella y las
palabras no dejaron de fluir en ningn momento. Al cabo de una
hora larga ya lo saba todo de m.
Cuando termin de hablar, me mir, bebi un poco y se arrel-
lan en su asiento. La imit esperando que dijera alguna cosa.
Quieres saber mi opinin como psicloga o como amiga?
Bueno, yo estoy bien. No creo necesitar un psicoanlisis.
Querido, todos necesitamos psicoanalizarnos de vez en
cuando. Pero tienes razn, ests relativamente bien para todo lo
que has asumido en tan poco tiempo. Otra persona se hubiera
hundido, pero t no. T has aprovechado lo que te ocurre en tu
beneficio, no te has dejado apabullar por los acontecimientos y
has salido adelante. Y esto dice mucho de ti, de tu salud mental. Y
en cuanto a Kazanjian no deja de ser una casualidad. Tu mente
cre una fantasa sexual y al ver a Kazan te asustaste porque las
fantasas son solo eso, fantasas, y en el momento que las hacemos
realidad dejan de serlo y eso nos da miedo por temor a perder
nuestra capacidad de imaginar, de autoexcitarnos. Te fijaste en
Kazan porque se pareca al chico de tu fantasa, nada ms. Y no
pienses en los carcamales estpidos y retrgrados de la comisin.
Que no te afecte para nada lo que ha pasado all. Que se vayan a
la mierda!
Supongo que tienes razn.
Claro que la tengo! Ahora, como amiga, te digo que vivas tu
momento lo ms intensamente que puedas. Disfruta. No pienses
en el futuro. Hoy es hoy y hay que vivirlo sin complicaciones, que
136/200

pronto llegar el invierno y es demasiado largo Vive tu vida


como has hecho hasta esta noche.
Se call mirndome fijamente y cogindome la mano.
Me das una envidia! me dijo finalmente.
Envidia? Por qu? exclam.
Porque eres joven, una persona increblemente interesante y
tienes un fsico estupendo. Puedes conseguir lo que te propongas
y a quien te propongas.
Baj los ojos sonrojado y empec a jugar con el vaso.
Sabes? Yo no me veo as. A veces me gustara tener la au-
toestima ms alta, creer que puedo conseguirlo, saber cul es mi
camino
Pero las cosas te van bien. Tienes un buen trabajo, tienes tu
pintura.
S, lo s. Sin embargo, cuando tengo xito en algo, pienso
que no me lo merezco, que estoy estafando a todo el mundo.
Uy, mi nio! Ves como s que necesitas un psicoanlisis
ms profundo? Aqu hay un problema que se tiene que tratar
profesionalmente
Pero no es ste el lugar ni el momento le interrump.
No, ciertamente. Quiero que vengas a mi consulta, te har
precio de amigo.
Lo har Despus del verano. Como me has dicho, hay que
aprovechar el momento y mis inseguridades pueden esperar hasta
despus de las vacaciones. Ahora vamos a divertirnos. Has visto
a esa chica de la barra que no te quita el ojo de encima?
Cul? exclam girndose en direccin.
Pero disimula un poco!
Qu carajo! Ya no tengo edad para ir disimulando y perder-
me las pocas oportunidades que me brinda la vida.
Est bien. Es la del vestido azul le dije riendo.
137/200

Lola se atus el pelo y sonri a la chica que le devolvi la


sonrisa.
Quiz tienes razn y se ha fijado en m Me susurr como
si pudiera ornos o como si decirlo en voz alta provocara que la
chica huyera. Te importa si me acerco?
No! Ve a por ella! Que no se te escape.
Seguro? Me sabe mal dejarte.
Vete!
Pareca como si, de repente, a Lola le hubiera entrado miedo
de ligar. Toda su seguridad se haba esfumado. Lentamente se le-
vant y fue a la barra. La chica al ver que se le acercaba, se incor-
por un poco en su asiento y dej ver una gran sonrisa blanca,
acogedora. Empezaron a hablar.
Me dediqu a mi bebida observando el local y los juegos de se-
duccin entre las mujeres. Un juego ms discreto pero a la vez
ms seductor y ertico, ms encaminado a conocer mejor a la otra
mujer, a saber de ella. Nuestro juego, el de los hombres, es ms
directo, vamos a por la carne, a disfrutar, a por el sexo, sin impor-
tarnos tanto quin hay detrs. Primero follar y luego, si interesa,
hablar y conocer un poco la persona con quien hemos follado.
Somos ms primitivos en ese aspecto.
Lola se gir al poco rato y se acerc guindome un ojo.
Pareca muy contenta.
Te importa si me voy con ella? me pregunt.
Por supuesto que no, Lola.
Te quiero, mi nio.
Yo tambin, Lola y por primera vez en mucho tiempo, lo
dije de verdad, con todo mi sentimiento.
Me bes en los labios, regres junto la chica del vestido azul y
se marcharon cogidas del brazo.
138/200

An no haba salido por la puerta cuando vino corriendo Cuca,


la duea del bar, con la excusa de recoger el vaso vaco.
Vaya, mi amorcito. Veo que te han dado plantn.
Bueno, Lola se merece lo mejor.
S, claro. Si t lo dices. Y seguro que t eres maricn?
La mujer se estaba haciendo muy pesada y decid escaparme
de La Flaca inmediatamente. Me levant.
Estoy muy seguro, seora recalqu lo de seora con
toda mi mala leche.
Cuca frunci el ceo y arrug la boca, pero an as no se dio
por vencida y volvi al ataque.
No quieres que te cure con una noche de pasin? dijo
llevndose una mano al pecho.
Para que me excitaras hara falta que tuvieras una buena
polla y no creo que la tengas le alargu un billete de veinte
euros. Con esto hay suficiente para pagar las copas?
Cogi el billete bruscamente y sal del bar sin esperar el
cambio.
Eran cerca de las dos de la madrugada. No era tarde pero es-
taba cansado, la noche anterior casi no haba dormido y los
acontecimientos del da me haban superado. Sin embargo, a
pesar del cansancio, pensaba que no poda terminar el da de
aquella manera. Me imaginaba a Lola desnudando y besndose
con la chica del vestido azul y yo durmiendo cual jubilado. As que
me dirig hacia el Beach a ver que se coca esa noche.
No escarmientas. Todo lo que te ha pasado hoy ha sido por
culpa de ir a ese bar y ahora pretendes volver? Pues s! Y que se
joda el que no le guste. Qu se jodan todos! me dije a m mismo
como si tuviera la conciencia dividida entre una angelical y una
demonaca pero mucho ms divertida. Gan mi lado ms malo,
morboso y perverso.
139/200

Cuando llegaba a la entrada del Beach, me sobrepas un chico


que llam al timbre y se col dentro rpidamente cerrando la pu-
erta sin esperar si yo iba a entrar o no. En el letrero al lado de la
puerta mir el Dress Code de la noche: Naked Mask Party. En
pelotas y con mscara. Eso me fastidi mucho. Si bien no me im-
portaba quedarme en calzoncillos en el bar y follar delante de
quien estuviera all, s que me joda bastante tener que entrar des-
nudo y, adems, con una mscara. No me apeteca nada ver redu-
cido mi campo de visin por el antifaz y menos an follar con al-
guien a quien ni siquiera le iba a ver la cara. Definitivamente esa
noche no era para m.
Mi estmago se quej y record que no haba cenado, as que
pens que era mejor dejar las cosas como estaban e irme a casa a
comer algo y a descansar, ya tendra muchas ms ocasiones para
follar, por ejemplo por la maana en la Fumeta.
Di media vuelta para regresar por el paseo martimo para res-
pirar el olor del mar en lugar de ir por los callejones estrechos y
oscuros del centro histrico. Las calles estaban casi desiertas. La
gente an estaba en los bares y cuando cerraran se desplazaran
hasta las discotecas y volveran a llenarse las calles.
De repente, en un callejn bastante oscuro, not una presencia
y me par en seco. No supe si haba sido una sensacin o que real-
mente haba alguien cerca de m, pero cuando me gir estaba solo.
Continu andando un poco ms rpido, con ganas de alcanzar la
luz del paseo donde, seguramente, habra ms ambiente.
Lo o claramente. No era slo una sensacin, ahora era algo
fsico que haca ruido al andar. Pasos. Sin detenerme mir por en-
cima de mi hombro. Nadie. Qu me estaba pasando, me estaba
volviendo paranoico como deca Bob? Aceler.
Al girar una calle vi un chico de espaldas, era alto, moreno y
vestido todo de negro que se alejaba por la otra esquina a paso
140/200

rpido. Kazan? Me dije echando a correr hasta la bocacalle para


ver como doblaba otra esquina. Maldec ese laberinto de calles y
corr an ms rpido. Grit su nombre pero no se gir ni se par.
Corr hasta el final de la calle oyendo nicamente mis propios
pasos sobre el asfalto. Le haba perdido, se haba esfumado mis-
teriosamente. Mir en los portales por si en alguno haba una luz
abierta que me indicara que haba entrado en algn edificio, pero
todos estaban en penumbras. Simplemente haba desaparecido.
Una vez ms lo haba perdido o me haba rehuido.
Llegu a casa con los nimos por los suelos, no entenda por
qu Kazan no haba aparecido en todo el da y por la noche,
cuando me haba parecido verlo, me haba ignorado. Necesitaba
hablar con l, quera aclarar si l haba sido el chico del Beach al
que haba rechazado. Mirndole a los ojos, lo sabra, sin necesidad
de palabras.
Pero el da an no haba terminado, me aguardaba una de-
sagradable sorpresa. Cuando llegu a casa, en la puerta, encima
del felpudo de la entrada, haba un pjaro con la cabeza colgando,
muerto. Le haban retorcido el pescuezo. Di un respingo y me
apoy en la pared, asustado. Qu significaba aquello? Era evid-
ente que el animal no haba muerto de causas naturales en mi rel-
lano, alguien lo haba dejado all con alguna intencin oculta.
Pero quin?, y por qu?
Nervioso, baj a llamar a la puerta de Bob sin percatarme de
que eran ms de las tres de la madrugada. Abri enseguida.
Qu te ocurre? Estas muy plido exclam preocupado.
Hay Hay un pjaro muerto en mi puerta.
Qu? Un pjaro?
Alguien lo ha dejado all. Es una amenaza Creo.
Una amenaza? Quin iba a amenazarte a ti y por qu?
Aran, me estas asustando.
141/200

Me haba equivocado llamando a Bob, pero en el primer mo-


mento no haba sabido qu hacer y me haba parecido la nica op-
cin posible. Sin embargo me daba cuenta de que mi vecino se es-
taba asustando an ms que yo.
Quiz sea la broma de unos chiquillos. Solo te he llamado
por si has odo algo esta noche.
Intent serenarme para no hacer la historia ms grave, aunque
de repente me vino a la memoria el mensaje de mvil que haba
recibido la noche anterior, haba sido un primer aviso, el pjaro el
segundo. Saqu el telfono del bolsillo y busqu en el men de
mensajes recibidos pero no estaba, lo haba borrado.
Joder, Aran. Quin ha podido hacer una cosa as?
No lo s, Bob. En fin, no le demos ms importancia. Es
tarde, maana lo ver ms claro. Buenas noches.
Me gir para irme a casa.
Qudate a pasar la noche! No te quedes solo
Gracias, Bob. Solamente me he asustado un poco al encon-
trarlo pero ya est, ya estoy bien. Prefiero quedarme en casa.
Quieres que vaya yo?
No, no. Buenas noches.
Seguro?
Me desped de l dejndolo bastante preocupado y entr en
casa. Cog un trozo de papel de cocina, envolv al pobre animal y
lo ech al cubo de la basura no sin antes comprobar si haban de-
jado alguna nota pero no haba nada.
Se me haba quitado el hambre y me tumb en la terraza
pensando en todas las posibilidades de quin poda querer
asustarme dejndome el cadver de un animal en la puerta como
si se tratara de una pelcula de la mafia. Matas? Kazan? Pero
qu motivo poda tener Kazan a no ser que l hubiera sido el chico
misterioso del Beach? No, no poda ser. Me negaba a creerlo. Si
142/200

alguien tena todos los nmeros de la lotera para ser el luntico


asesino de pjaros, ese era Matas. Con ese convencimiento pas
del miedo inicial a la ira. Me cabre que un palurdo como l hubi-
era podido asustarme y decid que por la maana lo aclarara. Le
hara tragar el pjaro.
Rescat el pequeo cuerpo de la basura, lo dej en el suelo al
lado de la puerta y fui a darme un bao caliente intentando rela-
jarme antes de acostarme, si no me sera imposible conciliar el
sueo.
Estaba medio dormido en la baera cuando me despert el
ruido de un cristal rompindose. Atontado, no supe si haba sido
dentro de mi piso o en el de algn vecino. Me incorpor y alargu
la mano para mirar la hora en el reloj que haba encima del
lavabo: las cuatro menos veinte de la madrugada. Hora de salir
del agua y acostarme.
Iba a levantarme cuando se abri de golpe la puerta del bao y
entr un hombre vestido de negro que me empuj y me hundi en
el agua. Intent deshacerme de su mano pero era ms fuerte que
yo y no poda hacer nada ms que patear. Me estaba ahogando.
No poda respirar. Le cog el brazo, era fuerte, musculoso, y a
pesar de todos mis esfuerzos, no consegua hacerle retroceder ni
un milmetro. Abr la boca en un intento de rescatar algo de aire
para mis pulmones pero lo nico que consegu fue tragar una gran
cantidad de agua. Mi lucha se haca cada vez ms dbil. Me
faltaba el aire y las fuerzas. Estaba a punto de perder el conocimi-
ento. Si no haca un ltimo esfuerzo titnico, acabara conmigo.
Di una patada con la esperanza de alcanzarlo pero se perdi en el
aire. Quise clavarle las uas en el brazo y no pas de un simple
araazo. Era mi fin. Lo vea claramente. Acabara mis das
ahogado en la baera de mi casa por un desconocido sin saber por
quin ni por qu.
143/200

Entonces afloj la mano y pude sacar la cabeza del agua e in-


tentar conseguir una bocanada de aire que, al entrar por mi gar-
ganta, me doli como si tragara cristales rotos. No poda abrir los
ojos, el jabn se me haba metido dentro y me picaban. Sin volun-
tad ni capacidad de reaccionar, me sent levantado, sacado de la
baera y transportado hasta el dormitorio como si fuera de papel.
Me tir encima de la cama y me qued quieto, jadeando. Cada res-
piracin me costaba media vida.
Hund la cara en el cojn cuando not que me abra las piernas
y me penetraba con algo muy grueso que me desgarraba por den-
tro. Grit pero ningn sonido sali de mi garganta. Senta su ali-
ento clido y ftido detrs de mi oreja. l vestido, yo desnudo. l
penetrndome, violndome. Yo sin voluntad, sin capacidad para
revelarme. Su penetracin iba en aumento, cada vez ms fuerte,
cada vez ms adentro. Me susurr algo al odo que no entend y
sac su polla. Pens que ya se haba terminado todo, que me de-
jara en paz, pero no. Cambi la polla por sus dedos y juguete
con mi agujero, que ya estaba bastante dilatado por la cabalgada a
la que me haba sometido, y me meti la mano entera, sin conce-
siones. Sent un fuego intenso quemarme mi interior y me qued
sin respiracin. Pero l no tena bastante y continu entrando
hasta meter el brazo hasta la altura del codo. No lo vea pero lo
notaba. Era una sensacin terrible. Abri la mano y not sus de-
dos buscando mi corazn. Ahora entenda por qu no haba ter-
minado conmigo en la baera: me haba debilitado y dejado sin
capacidad de reaccin porque su intencin era arrancarme el
corazn. Grit con todas mis fuerzas pero el grito se qued
ahogado en la garganta. Quera que saliera, quera liberarme de
esa presin, de ese ser que me torturaba. Sin embargo, a pesar de
la situacin y del dolor que senta, mi polla empez a crecer y
pens que morira como los ahorcados, con una ereccin y que
144/200

por la maana cuando descubrieran mi cuerpo desgarrado y san-


guinolento en la cama con la polla dura, no entenderan nada.
Imagin la cara de sorpresa del polica municipal de turno al ver
mi polla erecta y me ech a rer en el mismo momento que me
corra salpicndome todo entero de la leche ms espesa y abund-
ante que haba eyaculado nunca.
Me despert sudando y gritando, con las sbanas totalmente
revueltas. Mir a mi alrededor buscando el hombre que haba in-
tentado matarme y me haba violado pero estaba solo. Ni rastro
de l. Me llev la mano al culo buscando los inexistentes desgar-
ros y slo entonces, al no descubrir nada, fui consciente que todo
haba sido una terrible pesadilla. Sin embargo sobre mi estmago
haba los restos frescos de mi propio semen.
Haba sido muy desagradable, pero an as me haba excitado
y me haba corrido como cuando era joven y tena sueos erticos
que me provocaban unas eyaculaciones espectaculares.
Pens que estaba enfermo, que no poda ser que me hubiera
corrido teniendo una pesadilla totalmente opuesta a un sueo er-
tico, en la que era violado, torturado y casi asesinado. Pero los
sueos no los controlo, son los que son y mi cuerpo, dormido,
reacciona independientemente de mi voluntad.
Me levant tambalendome y cabreado. Estaba convencido de
que la pesadilla haba sido fruto de los sucesos de la noche anteri-
or. Tena que solucionar la historia del pjaro y del SMS sin ms
dilacin.
X

Llegu al Iris con una bolsa bajo el brazo en la que llevaba el p-


jaro muerto, me acerqu a la barra y me sent en un taburete. All
estaba Eduardo preparando cafs y bocadillos para la clientela
ms madrugadora, sobretodo gente que trabajaban durante el
verano en bancos u oficinas.
Joder, chico, que mala cara traes. Otra noche movidita?
dijo.
No. Es que no he dormido bien.
Y por qu no te quedas en cama un rato ms? An es muy
pronto.
Ni siquiera s que hora es.
Pasan algunos minutos de las ocho. Te pongo algo?
S. Un caf con leche, gracias.
Fue a la cafetera, me lo prepar y lo dej delante de m. Le
puse azcar y tom un sorbo corto. Me supo a gloria bendita,
haca el caf de maravilla. Eduardo continu trabajando llenando
la nevera y controlndome de reojo. Cuando me termin el caf
me senta ms recuperado, me haba cado muy bien. Ya estaba
preparado para enfrentarme a lo que fuera. Dej las monedas en-
cima de la barra y me dispuse a irme en el momento que apareci
Mantis cargando una caja de botellines de cerveza que dej en el
suelo al lado de Eduardo.
Necesitars otra caja? le pregunt.
146/200

No, est bien.


Seor Julin! le dije a Mantis, que as se llamaba en real-
idad. Estoy buscando a su hijo Matas, sabe dnde est?
Por qu? Qu quieres de l? inquiri desconfiado.
Tengo que hacer unos arreglos en casa y necesito un
lampista ment.
Bien no se lo terminaba de creer pero continu. Lo en-
contrars en su oficina, creo.
Sal del Iris casi sin despedirme, la oficina de Matas no estaba
lejos y quera enfrentarme a l antes que me desapareciera el en-
fado que an tena.
Al levantarme de la cama, si hubiera tenido a ese hijo de punta
delante, le hubiera partido la cara. Pero ahora haba intentado
calmar mi ira porque no estaba tan seguro de que hubiera sido l
el del pjaro y no quera meter la pata y montar un espectculo
ridculo.
Entr en el local. La secretaria an no haba llegado y nadie
sali a recibirme. Detrs del mostrador de la recepcin haba una
puerta de despacho cerrada y me acerqu. Respir hondo, apret
el puo y llam a la puerta entrando sin esperar respuesta.
Qu haces aqu! grit Matas al verme, levantndose de la
silla.
Quiero saber si esto es tuyo dije con fra calma echando el
cuerpo del pjaro sobre la mesa.
Qu broma es sta? Llvate esta asquerosidad de aqu!
Es tuyo? insist.
Qu significa esto?
Es tuyo? alc la voz a punto de perder los papeles. Ya
haba superado mi nivel de autocontrol y empezaba a perder la
determinacin de calma que me haba autoimpuesto.
147/200

Matas me mir asustado, casi temblando, su idea tpica del


marica sumiso, amanerado y asustadizo se le haba desmoronado
conmigo y ahora estaba viendo un marica casi agresivo, con la
cara roja de ira que no pensaba dejarse avasallar por nadie y
menos an por un homfobo.
No No entiendo Cmo va a ser mo? Es Es un pjaro
muerto.
S, lo es. Alguien me hizo este macabro regalo anoche dije
con un tono de voz ms suave. Slo dime si tienes algo que ver.
Claro que no! Puedo ser un poco bruto y conservador en
mis ideas pero nunca se me ocurrira hacer una cosa as. Soy in-
capaz de hacer dao a un ser indefenso
Le mir fijamente sospesando si me deca la verdad. Estaba
demasiado asustado para mentir. Tena razn, por lo poco que lo
conoca, poda ser un imbcil rematado pero no lo vea capaz de ir
matando pjaros y dejndolos en casa de la gente. Matas era ms
de dar la cara y decir lo que pensaba sin rodeos, como haba
hecho durante la sesin de la comisin.
Est bien, te creo. Siento haberte molestado.
Me gir y sal de la oficina convencido de que, a partir de ese
da, mi reputacin de persona seria y respetable se haba ido total-
mente a tomar por culo sin posibilidad de remisin. Incluso,
quiz, tendra que plantearme la probabilidad de buscar otro
pueblo para pasar los veranos.
Tir el pjaro en un contenedor de basura y regres a casa. De
repente me senta demasiado cansado y an no eran ni las nueve
de la maana. Quera echarme en cama y dormir unas cuantas
horas ms sin pensar absolutamente en nada.
Me despert a las dos horas justas de haberme acostado de
nuevo, ya ms relajado y despejado. Eran casi las doce del medi-
oda y el calor apretaba fuerte pero an as me daba pereza
148/200

levantarme de la cama ni siquiera para poner en marcha el aire


acondicionado.
Son el mvil. Era Bob. Contest.
Dime.
Te despierto?
No, aunque an estoy en la cama.
Subo.
Ok. Pero abre con tus llaves, no tengo ganas de levantarme.
Un minuto y medio ms tarde entraba en mi habitacin y se
sentaba en la cama, a mi lado.
Qu tal ests? me pregunt apretndome la rodilla por
encima de la sbana.
Mejor. Mucho mejor, gracias.
Tienes mala cara, no has dormido?
Digamos que me he pasado la noche pelendome con las
sbanas y que, aunque he dormido, no he descansado nada
dije. Esta maana he ido a ver a Matas.
Esta maana? pregunt sorprendido.
S, me he levantado temprano y he ido a aclarar si fue l
quien me dej el pjaro despus de la bronca en la comisin.
Y? Yo no lo veo capaz de eso. Es demasiado estpido.
No, no fue l. Lo cual me lleva al mismo sitio de partida y a
preguntarme quin coo me odia tanto para amenazarme como si
estuviramos en El Padrino. Qu ser lo prximo, una cabeza de
caballo en mi cama?
Quiz sea solo una broma de mal gusto. Va, no le des ms
importancia y vaymonos a la playa. Hoy te acompaar detrs de
las rocas, si quieres.
No s si me apetece
Claro que s!
149/200

Y me dej convencer. El da anterior haba sido bastante duro


y tena necesidad de olvidarlo todo sin dilacin. De olvidarme de
la comisin de las fiestas, de las amenazas en forma de SMS y de
cadveres, y de las habladuras de la gente. Era verano, mis vaca-
ciones, y quera pasarlo bien. Los problemas eran para el trabajo y
para Barcelona, no para Santa Cana.
Hazte un caf y otro para m mientras me pongo el baador
le ped a Bob en el mismo momento que me levantaba de la
cama y volva a sonar mi telfono mvil. Era Lola.
Hola, mi nio. Cmo ests?
Buenos das, Lola. Bien, y t?
Me supo mal dejarte anoche de aquella manera cuando
habamos salido los dos juntos, pero una ya no tiene edad para
dejar escapar las oportunidades que le presenta la vida.
As que te fue bien ayer?
Mejor que bien. Ahora mismo, Karen est desayunando en la
terraza.
Wow! grit. Es genial. Me alegro mucho.
Yo tambin De que no haya huido a primera hora de la
maana en cuanto me ha visto despeinada. Bueno, te dejo, que re-
clama mi presencia. Un beso, mi nio.
Otro para ti, cario. Ciao.
Colgu. Al menos a alguien le iban bien las cosas. Me alegraba
mucho por Lola. No es que hubiera tenido nunca una gran rela-
cin con ella, nos conocamos, charlbamos delante de un caf a
veces, pero poco ms. A partir de ahora estaba convencido de que
seramos mucho ms amigos que antes.
Quin era? pregunt Bob.
Lola, la psicloga. Quera saber si estoy bien.
Lo ves? Todo el mundo se preocupa por ti.
Bob, t y Lola no sois todo el mundo.
150/200

Y qu ms da! Somos suficientes y te queremos. Venga, es-


ts preparado? Pues nos marchamos. Por cierto, he hecho un par
de sndwiches para matar el hambre ms tarde
No me hables de matar! exclam riendo mientras me
tomaba el segundo caf del da.
La playa den Fumeta estaba abarrotada de gente: sombrillas y
toallas hasta en los rincones ms insospechados. Habamos lleg-
ado a una hora en que ya todo el mundo estaba situado en su sitio
y no nos haban dejado ni un hueco pequeo donde echar la
toalla. Bob y yo nos miramos. Quiz deberamos saltar las rocas y
alejarnos un poco por detrs aunque eso significara no poder
echarnos a tomar el sol tranquilamente porque por aquella zona
no hay espacios de arena, sino piedras y rocas.
Robert me dio un codazo y me seal una pareja de seores ya
mayores que empezaban a recoger sus cosas, seguramente volvan
al pueblo para almorzar. El sitio estaba bastante alejado del agua
pero era mejor eso que nada.
Se marchan? preguntamos.
Asintieron con la cabeza y nos quedamos a su lado, esperando.
Cuando se fueron, dejamos la bolsa, estiramos las toallas, nos des-
nudamos y fuimos de cabeza a baarnos. Haca mucho calor y es-
tbamos sudando bastante. El agua estaba especialmente buena, a
una temperatura ms que agradable. Bob volvi a la playa al poco
rato y aprovech para nadar un poco, hasta la boya. Agradec el
ejercicio fsico despus de un par de das sin salir a correr ni hacer
nada. Me apoy en la bola amarilla y mir hacia la orilla: parecan
hormiguitas lejos de la realidad, de este mundo. Aunque quiz era
yo el que estaba fuera de la realidad, en un mundo imaginario, en
el que todo se complicaba y se complicaba cada vez ms. Mi vida,
tan trastornada desde el ltimo da laboral, haba cambiado
completamente.
151/200

Cuando una barca pas cerca de la boya y me zarande con el


oleaje, pens que era momento de regresar a la orilla e, incluso tal
vez a Barcelona, lejos de las habladuras pueblerinas de Santa
Cana, lejos de los pjaros muertos y de Kazanjian, que segura-
mente no quera saber nada de m porque haca tiempo que no
daba seales de vida.
Llegu a la playa cansado, pero me encontraba estupenda-
mente bien. Hice unos estiramientos de brazos antes de salir del
agua y sacud la cabeza para liberar el pelo que me haba quedado
aplastado por el agua. No, decid. No regresara a Barcelona an y
no volvera a tener dudas, ya estaba cansado de pensar me voy,
no me voy. Me quedara hasta el ltimo da de vacaciones.
Bob estaba sentado y al llegar junto a l se puso a rer.
Qu te hace tanta gracia? pregunt.
T has visto lo que has hecho?
Qu he hecho? exclam sorprendido sin acertar a qu se
refera.
Primero sales del agua cual sireno en pelotas y te pones a
hacer ejercicios de estiramiento excitando a todo el personal.
Luego sacudes la cabeza y salpicas de agua a los tos babeantes
que tienes al lado y te vienes hacia aqu sin ni siquiera mirarlos,
dejndolos con la boca abierta.
Imaginaciones tuyas. No he visto nada de eso dije
sonrojado.
Imaginaciones? Vamos, Aran! Me saca de quicio que seas
tan modesto! No me engaas, es imposible que no te des cuenta
de las pasiones que levantas a tu paso. Es imposible.
Bob, de verdad, no hago nada para que me miren Al menos
conscientemente. Ya me lo dijiste el otro da, no vuelvas al mismo
tema, que me da vergenza.
Ya, seguro dijo irnicamente.
152/200

Adems, hoy no estoy por la labor. He pasado muy mala


noche.
No me gustaba. No me gusta ser el centro de atencin de todas
las miradas y menos an si me doy cuenta de ello. Si me miran
pero no lo veo, que lo hagan, si quieren. Aunque prefiero poder
hacer lo que me d en gana sin tener espectadores todo el da. La
belleza fsica es solo eso, fsica. Y aunque cuido mi aspecto, in-
tento cuidar an ms mi interior y no lo hago por presumir, sino
por sentirme bien conmigo mismo, que es lo ms importante que
puede hacer una persona. S, suena irnico viniendo de m porque
alguien podra opinar que, como tengo un fsico atractivo, puedo
permitirme el lujo de decir eso. Puede ser, pero es as y no intento
ser hipcrita.
En definitiva, que si quera echarme a tomar el sol con toda
tranquilidad, el comentario de Bob me hizo estar atento a mi
alrededor y mirar a los hombres de la playa y, sobretodo, los que
se metan detrs de las rocas, hacia la zona de cruising. Despus
de dos das sin follar, empec a notar un cosquilleo en el bajo vi-
entre. Intent ignorarlo pero fue en aumento y finalmente, ner-
vioso, me incorpor.
Bob
No me lo digas me cort. Eres un putn verbenero! Te
vas a las rocas, no?
S.
Joder, to! Tienes el cerebro en el rabo, pero es que,
adems, no te das cuenta de lo que tienes delante.
Ya, Bob. Ya te lo dije: no volveremos a follar. Te prefiero
como un amigo para siempre que como un amante temporal.
Anda, vete y folla como una cerda, cabrn. Ya me lo contars
luego me gui un ojo y me dio un pequeo empujn en la
153/200

pierna. Pero vstete primero, recuerda que no tienes que en-


sear tus encantos enseguida.
Me re con ganas mientras me pona el baador y las sandalias
y me iba detrs de las rocas, atento a las miradas de reojo que me
dirigan, fijndome si alguno de esos me interesaba lo bastante y
hacer un gesto que se lo diera a entender. Finalmente dej que el
azar fuera el que me brindara la oportunidad de un nuevo ligue.
Fue saltar las primeras rocas y adentrarme por el camino que
llevaba a los arbustos cuando me di cuenta que haba sido un er-
ror estpido, de pelcula de terror para adolescentes, si quien me
haba amenazado y provocado las pesadillas quera hacerme
dao, le estaba brindando una oportunidad de oro al meterme en
un sitio alejado, solitario y escondido. Sin embargo no tena
motivo, de momento, para ponerme nervioso. Nadie me haba
seguido y tampoco vea a nadie por el camino. El miedo es irra-
cional, una sensacin primitiva que te paraliza, por eso me qued
unos minutos cerca de las rocas para evitar que me invadiera
totalmente y salir corriendo. Respir hondo mirando a m
alrededor, no me dejara ganar por los instintos primigenios.
Cuando not que me tranquilizaba y el pulso volva a su ritmo
normal, decid que, a pesar de lo que me dictaba la razn, no dara
media vuelta, acabara lo que haba ido a hacer y empec a avan-
zar despacio por el camino observando cualquier rincn, sobre to-
do los que quedaban en penumbras a causa de los rboles que
formaban una especie de tnel vegetal.
Era raro que no hubiera nadie, quiz era una mala hora para
hacer cruising. Pero como siempre hay un roto para un descosido,
pronto apareci un chico joven que pas por mi lado sin siquiera
echarme el ojo encima. Me qued sorprendido. O bien iba
buscando algo concreto o era un hetero camino de un improvis-
ado lavabo. O, simplemente, yo no era su tipo. Continu andando.
154/200

Tras un recodo, en un claro discreto entre dos altos arbustos,


vi unas piernas estiradas sobre la arena y una cabeza que suba y
bajaba con ahnco. No pude ver bien quin o cmo eran pero me
apart dejando tranquila a esa pareja. Despus de todo, la zona de
cruising no estaba tan solitaria como me haba parecido al princi-
pio a causa del ataque de pnico. Ms adelante, sentado sobre un
tronco cado, estaba el chico que me haba adelantado. Se haba
bajado el baador y cuando pas por su lado, empez a masturb-
arse, mirndome. Pero ahora fui yo el que no le hice el menor caso
y continu andando.
A los pocos metros me encontr con un hombre que, ste s,
haba ido a utilizar los arbustos como lavabo y estaba meando de
espaldas al camino. Al pasar por su altura se gir sin dejar de
mear y dirigi el chorro hacia mis pies, por suerte sin alcanzarme.
Vete a la mierda, cerdo! grit.
Se ri y me dio la espalda continuando con sus cosas. Me alej
de all. Al poco llegu al cruce de caminos donde la zona em-
pezaba a convertirse en un intrincado laberinto. Mir a uno y otro
lado. Todos parecan igual de desiertos. Lo ms sensato hubiera
sido dar media vuelta y volver junto a Bob, pero no quera darme
por vencido tan pronto y menos an intentar ligar con el primer
chico que me haba encontrado o con el men. Tom el camino de
la izquierda, pas por debajo de unos rboles muy bajos que me
obligaron a agacharme y al salir vi un par de chicos de treinta y
tantos aos que se seguan a cierta distancia, disimuladamente.
Me pareci divertido y aminor mi paso para quedarme a unos
metros de ellos. El que abra la comitiva lleg a un pequeo claro
y se apoy en un rbol mirando hacia el camino, esperando la
llegada de su perseguidor, que no tard en producirse. Me par a
unos metros, tras unos arbustos. No quera meterme an. Se acer-
caron, intercambiaron algunas palabras que no llegaron a mis
155/200

odos y el recin llegado acarici los pezones del otro chico. Era el
momento para hacer mi aparicin, antes de que llegaran a ms.
Me miraron ms con curiosidad que con sorpresa. Era evid-
ente que no me haban visto antes. Me acerqu a ellos y les salud.
Hola, qu tal? Est tranquila la cosa, no?
S dijo el ms alto y que pareca ms joven de los dos,
mirndome con lascivia.
Debe ser por la hora. Estarn comiendo coment con la in-
tencin que fuera interpretado con segundas intenciones, como
as fue.
Bueno, a eso venamos nosotros. No? la pregunta iba diri-
gida al otro chico.
S contest. Quieres comer con nosotros?
Acab de acercarme y por toda respuesta llev mis manos a
sus pollas que empezaban a estar morcillonas. El chico que me
haba invitado, a su vez, meti su mano dentro de mi baador y
me toc tambin la verga, que empezaba a crecer.
Veo que s dijo. Por cierto, me llamo Franc.
Soy Aran le estrech la mano.
Yo scar dijo el ms joven, pero no hemos venido a
hacer vida social, no? Yo he venido porque tengo hambre.
Dicho eso baj el pantaln de Franc, se agach y se meti su
rabo en la boca mientras el otro me besaba. Me liber del baador
y empec a masturbarme. A los pocos segundos not la boca
hmeda de scar envolver mi polla y tragrsela entera. Joder, qu
bien la coma el to. Jugaba con la lengua en mi capullo haciendo
ventosa con los labios. Gem y volvi con Franc. scar tena mejor
cuerpo que Franc, sin embargo, ste me atraa ms fsicamente y
me apeteca que fuera l quien me comiera la polla o que dejara
que le follara. Se lo insinu al odo mientras le acariciaba las nal-
gas y dejaba resbalar un dedo hacia su agujero, pero lo apart.
156/200

Lo siento, es terreno vedado. No me dejo follar as como as,


pero s que me encantara comerte el rabo me susurr.
Se agach al lado de scar, y un rato cada uno, se tragaban mi
polla con ganas, dedicndose de tanto en tanto a besarse. Entre
los dos lo hacan de maravilla y si continuaban con tanto esmero,
no tardara en acabar y me apeteca follar un buen culo, si no
poda ser el de Franc, al menos el de scar. Se lo acarici y como
no se quej, jugu con un dedo en su agujero. No tard en gemir y
cogerme la mano para pasrsela por las nalgas. Le apart la
cabeza de mi polla y mientras se dedicaba otra vez a comer la de
Franc, me situ detrs suyo, me agach, le abr las nalgas bien
abiertas para descubrir su agujerito sonrosado y se lo lam. Saba
a sal de mar. El to se deba haber baado antes de venir a ligar.
Estaba bueno. Un agujero salado y unas nalgas duras y torneadas.
Le com el culo y le oa jadear de placer aumentando la comida de
la polla de Franc. De repente se gir.
Fllame de una puta vez! grit.
No llevo condn.
Joder!
Rebusc rpidamente en los bolsillos de su pantaln, que es-
taba abandonado a un lado, en el suelo, y sac un preservativo
que me alarg volviendo a concentrarse en la polla de Franc. Me
puse el condn y lo encul con facilidad despus de la lubricacin
con mi saliva. Tena el culo prieto y mucha experiencia. Notaba
como me apretaba la polla y me la dejaba libre con un simple
movimiento del msculo del ano. Mi cabalgada se hizo ms in-
tensa y en crculos para darle ms placer y creo que lo consegu
por como jadeaba.
Me voy! grit Franc en el mismo momento que una ex-
plosin de leche blanca sala de su polla justo a tiempo de que
157/200

scar apartara un poco la cara para evitar tragrsela pero no lo


suficiente para no quedar lleno de su semen.
Me concentr an ms en mi follada y al poco sent que me ex-
citaba ms y el lquido seminal sala de mis huevos y recorra la
polla buscando la salida. Me apart y saqu la polla de su interior.
scar se gir arrodillndose frente a m.
Crrete encima mo me pidi.
Me quit el condn y apenas tuve tiempo de tocarme la polla
que me corr en su cara y en su pecho mientras se masturbaba y se
corra tambin.
Joder! Qu gustazo, tos dijo scar sacando un paquete
de toallitas hmedas de su pantaln y se limpi, ofrecindonos.
Saqu una, me la pas por la polla, limpindomela, y me di cuenta
que tena ganas de ir al lavabo.
Chicos, voy a mear. Ha sido un placer.
Esto hay que repetirlo coment Franc.
Joder, s. Os paso mi telfono y cuando queris tenis a
vuestra disposicin mi boca y mi culo scar nos alarg una tar-
jeta de visita de una empresa inmobiliaria con su nombre y
nmero de telfono.
Te mandar un SMS, as tendrs mi nmero tambin dijo
Franc.
De acuerdo. Yo har lo mismo dije acabando de vestirme e
intrigado pensando que era un tipo muy raro, a quin se le ocurra
ir a follar con tarjetas de visita.
Al apartarme para buscar un rincn ms ntimo, porque
delante de gente me cuesta una barbaridad mear, me di cuenta de
que habamos tenido un espectador annimo: un hombre, no
saba decir si joven o viejo porque su cara quedaba en sombras,
detrs de unas ramas. S que vi, sin embargo, que tena la polla en
158/200

la mano y se estaba masturbando. No le di ms importancia y me


fui un par de metros lejos para orinar.
Cuando regres al claro ya se haban ido. No se vean por el
camino y pens que se haban dado bastante prisa en desaparecer.
Entre los arbustos, el hombre de pelo oscuro an estaba en el
mismo sitio. Se haba vestido y, aunque no vea su rostro, saba
que me observaba atentamente.
Eh! Qu miras? Se termin el espectculo grit sin esper-
ar ninguna respuesta, slo para que dejara de mirarme y se fuera,
pero no se movi.
Si quera provocarme no lo conseguira lo ms mnimo. Le di
la espalda y retom el camino de regreso a la playa. A los pocos
metros mir por encima del hombro y vi que haba empezado a
seguirme. En otra ocasin me hubiera parecido muy ertico de-
jarme perseguir y follar por ese desconocido despus de que me
hubiera observado follando con otros, pero aquella tarde no, no
de aquella manera. El chico o hombre, no saba decir, al verse
descubierto se detuvo en un recodo bajo las sombras de las ramas.
Continu andando y un par de minutos despus volv a mirar de
reojo: todava me segua. Me par para esperar que se acercara o
me sobrepasara pero no hizo nada de eso, volvi a ponerse de
forma que tuviera el sol a su espalda y yo, deslumbrado, no pudi-
era verle la cara.
Qu quieres? Quieres follar conmigo o qu? Djame en
paz, no me apetece nada contigo!
Di un paso hacia l y retrocedi en las sombras. Entonces vi
brillar un objeto en su mano. De repente tuve un presentimiento
terrible y la urgencia de salir de all cuanto antes. Ech a correr y
mis temores se confirmaron cuando empez a perseguirme.
Corr todo lo deprisa que pude. Con las chanclas no poda ir
ms rpido y las tir hirindome los pies con las plantas y las
159/200

ramitas rotas. Le oa seguirme a cierta distancia, en silencio.


Estaba jugando conmigo, saba que el silencio me pondra ms
nervioso al no poder descubrir sus intenciones, si era un juego er-
tico o la persecucin de un perturbado. Adems, llevaba zapatil-
las y poda alcanzarme con rapidez, y sin embargo no lo haca, me
dejaba cierta ventaja. Me sent como el conejo de un candromo,
pero no me dejara coger fcilmente. Corr por el camino, hacia la
playa, si llegaba a las rocas estara salvado. No obstante las rocas
no se vean por ningn lado. Ya haca demasiado rato que es-
capaba, tenan que estar all delante y no haba nada ms que ca-
izales y arbustos. No me di cuenta de que me haba equivocado de
camino hasta que llegu a un arroyo. Record que desembocaba
en el mar entre unos acantilados. Me par en seco. No llegara a la
Fumeta, donde haba cantidad de gente, sino a otra playa casi
desierta.
Quin era ese hombre, qu quera y por qu no consegua
verle bien la cara?
El miedo se haba apoderado de m y mientras corra me vea a
mi mismo descuartizado, por segunda vez en pocas horas de
diferencia. Aunque en esta ocasin no era una pesadilla, el peligro
era totalmente real. Me perd en el laberinto de caminos sin saber
a dnde ir. A lo lejos o risas y grit, pero, o no me oyeron o pas-
aron de m, porque segundos despus se callaron y desapareci-
eron. Corra. Corra desesperado, seguro que lo que haba entrev-
isto en su mano era un gran cuchillo. Tropec y ca al suelo. Antes
de poder lamentarme ya me haba levantado. Dolorido y con una
herida sangrante en la rodilla, continu la carrera. Haba dejado
de jugar, ya no se esconda. Slo tena ojos para el cuchillo de su
mano que ahora dejaba ver con toda claridad. Me estaba alcan-
zando. En pocos minutos me tendra en su poder y me asestara la
pualada mortal sin que yo supiera por qu. Entonces, despus de
160/200

apartarme de la cara unas ramas que me haban golpeado, apare-


ci delante de m una playa. Slo tena que saltar el pequeo
acantilado y estara salvado.
No vi nada, no me fij en nada, llegu al borde del precipicio y
salt con los ojos cerrados. Ca entre las toallas de dos turistas que
me insultaron en todos los idiomas posibles. Medio aturdido, me
disculp intentado incorporarme pero el impulso que llevaba y el
temblor de piernas que tena, me impedan ponerme de pie.
Supongo que entonces vieron mis heridas y entendieron que no
haba cado encima suyo para joderles y vinieron a ayudarme. S
que me sujetaban porque not sus manos en mis brazos pero yo
no les miraba, tena la mirada fija en lo alto del pequeo acantil-
ado esperando ver, de un momento a otro, la silueta a contraluz
de mi perseguidor saltando y clavndome el pual. Pero nadie
apareci y me desplom sobre la arena.
Los turistas me preguntaron algo en alemn que no entend y
por primera vez les mir. Parecan realmente preocupados por mi
estado. Me incorpor un poco e hice una mueca que intent ser
una sonrisa y, en ingls, les agradec su ayuda.
Aran!
Me gir instantneamente al or mi nombre. Era Kazanjian
que vena corriendo por la playa gritando mi nombre con cara de
preocupacin. Se tir a la arena a mi lado y me cogi por los
hombros.
Qu te ha pasado? pregunt con urgencia.
Yo no poda articular palabra. No saba si llorar o ponerme a
rer por tener una cara conocida delante y por la tensin acumu-
lada. Pero entonces me asalt, insistente, una duda turbadora:
De dnde haba aparecido Kazan y sobretodo, tan rpido?
161/200

Estaba all bandome, te he visto saltar y caer rodando


contest como si me hubiera ledo la mente. Ests herido!
Ven, te ayudar.
Bandose? Haba dicho bandose? Pero su cuerpo, su
pelo y su baador estaban completamente secos. Sin embargo,
gotas de sudor perlaban su frente y el vello oscuro de su pecho
como si hubiera hecho un esfuerzo.
Eres t! Sultame!
Lo vea claramente: su reciente desaparicin; la mentira que
me acababa de decir; su aparicin tan oportuna; su comportami-
ento siempre tan extrao y encima no me soltaba.
S, soy yo, Kazan.
Djame! Eres t! Ahora lo entiendo todo: el pjaro, el
cuchillo
Qu cuchillo? De qu hablas? pregunt, y pareca real-
mente aturdido, no obstante an me tena cogido. Te has dado
un golpe en la cabeza?
Sultame! insist.
Di un tirn y sal corriendo por la playa. No me sigui, se
qued en el mismo sitio que lo haba dejado con cara de no en-
tender nada.
Cuando llegu, por fin, junto a Robert, recog apresurada-
mente la toalla, la bolsa y la ropa.
Qu pasa? Aran, me ests asustando casi grit Bob al ver-
me herido y con un ataque de pnico y de histeria que no me de-
jaba reaccionar ni pensar con claridad.
Es Kazan, Bob! l es quien me ha amenazado y el que ha in-
tentado matarme.
Kazan? Matarte?! se levant de un salto y recogi tam-
bin sus cosas. No s de qu hablas, pero tienes que ir a la
polica.
162/200

No! La polica no.


Salimos de la playa a toda prisa bajo la mirada atnita de la
gente que haba a nuestro alrededor. Ni siquiera me haba vestido
pero no me importaba correr descalzo por las calles de Santa Cana
llevando nicamente un baador corto. Lo nico que quera era
llegar a casa, encerrarme, hacer la maleta y volver a toda prisa a
Barcelona.
Pero an no se haba terminado el da y me esperaba otra de-
sagradable sorpresa.
Al llegar a la portera de nuestro edificio y abrir la puerta, tuve
que pararme en el vestbulo a recuperar el aliento. Me senta, por
fin, a salvo. Bob lleg un par de minutos despus, jadeando.
Joder, to. Casi no puedo seguirte.
Subimos las escaleras porque no me apeteca encerrarme en el
ascensor y cuando llegamos al tercer piso y empezaba el ltimo
tramo de escaleras para llegar a la cuarta planta, not que alguna
cosa no iba bien. El olor. Un olor fuerte, dulzn. Subimos los lti-
mos escalones muy despacio, sin levantar la vista hacia la puerta
porque tema ver lo que poda encontrarme. Puse una mano en el
pecho de Bob para retenerlo y continu yo solo. Las manchas en el
felpudo ya me alertaron. Con la respiracin entrecortada, levant
la cabeza y lo vi en el mismo momento que Bob, detrs mo, lan-
zaba un grito.
En la puerta, clavado con un gran cuchillo de cocina, haba un
gato negro muerto, sanguinolento y an caliente.
Bob me tir del brazo queriendo arrastrarme escaleras abajo
pero yo estaba paralizado. La visin de ese pobre animal ases-
inado vilmente me haba dejado petrificado, aunque poco a poco,
el miedo, el terror, se fue transformando en ira y rabia. Me de-
shice de Bob y me acerqu a la puerta tapndome la nariz con el
163/200

brazo. El olor de la sangre me resultaba insoportable. Cog el


cuchillo y lo arranqu de la puerta. El gato cay al suelo.
Qu haces? No toques nada! Vamos a llamar a la polica
grit Bob con el telfono en la mano temblorosa, marcando el
nmero.
No. Cuelga. No vamos a llamar a nadie dije muy sereno
por primera vez en muchas horas.
Pero pero
Bob, tengo mucho ms miedo que tu. Esto me supera. Pero
si Kazan lo hace para asustarme, no le voy a dar ese gusto.
Por qu te est haciendo esto, precisamente l, que pareca
que le gustabas?
No lo s, pero lo averiguar. Aunque no ahora, maana.
Ahora estoy demasiado asustado an.
De verdad, Aran, deberas llamar a la polica. Si es capaz de
hacer esto a un animal inocente, qu no puede hacerte a ti? Ya te
ha perseguido y amenazado con un cuchillo.
Negu con la cabeza.
Al menos vente a casa. No te quedes aqu.
Volv a negar. La determinacin que tena antes de huir a Bar-
celona corriendo, haba desaparecido. Me quedara, afrontara la
situacin y desenmascarara a Kazan o a quien fuera que me haca
esto. Si hua me quedara el terror metido en el cuerpo para
siempre y nunca ms sera capaz de volver a Santa Cana o de
dormir tranquilo. No, me quedara.
Prefiero quedarme en mi casa
Entonces me quedo contigo. Me quedar ms tranquilo.
Me encog de hombros abriendo la puerta del apartamento. De
la cocina saqu una bolsa de basura, met el gato, el cuchillo y el
felpudo dentro y se lo di a Bob.
164/200

Por favor, puedes tirar esto en el contenedor? Voy a limpiar


la sangre.
Yo solo? Ni lo suees!
Le mir fijamente a los ojos y me convenc de que estaba tan o
ms asustado que yo.
Bien. Vamos los dos asent.
Cerr la puerta con llave y fuimos hasta los contenedores de la
esquina. Tiramos la bolsa en uno de ellos mirando a nuestro
alrededor por si veamos alguna cosa extraa o a Kazan y nos
volvimos corriendo al edificio cerrando otra vez todas las puertas
con llave, pasador y seguro.
XI

Me asegur de que la puerta del apartamento quedara bien cer-


rada y, por si acaso, puse una silla detrs. Luego dej que Bob me
curara las heridas que me haba hecho en la huida mientras in-
sista una y otra vez en llamar a la polica, hasta que me cans y le
amenac con que si me volva a insinuar una vez ms algo rela-
cionado con la polica, la persecucin o el gato muerto, lo echaba
de casa y tendra que quedarse solo en su piso. La amenaza, un
farol por mi parte, surti efecto, termin de curarme en silencio y
despus se ech en una tumbona de la terraza a tomar los ltimos
rayos de sol de la tarde. Tenerlo cerca me tranquilizaba en parte,
aunque lo que realmente me hubiera gustado era estar solo, re-
flexionar sobre todo lo sucedido e intentar descubrir quin estaba
detrs de todo. Pero era incapaz de coordinar un solo pensami-
ento que fuera vlido, an tena mis nervios demasiado alterados.
Tena que tranquilizarme como fuera, as que me acerqu al
caballete de pintura, destap el cuadro que haba empezado varios
das atrs (y que no me gustaba como se estaba resolviendo) y lo
tir, descartado, a un lado. Puse un lienzo nuevo, cog la paleta, la
cargu de pintura roja y deslic un trazo suave sobre la tela
blanca. Mezcl la pintura con marrn y repet la operacin con un
trazo ms vigoroso y nervioso que atravesaba el lienzo de lado a
lado en una diagonal elctrica, como si fuera un rayo. Ahora haba
dos lneas, una diagonal desgarrando la tela y una suave y
166/200

pequea en un lateral. Alrededor de ellas fui dibujando una serie


de crculos concntricos que iban envolvindolo todo pero rotos
por la diagonal, cada crculo de un color diferente y siempre
jugando con las tonalidades del rojo, carmn y ocre. A medida que
el cuadro se iba llenando de color y fuerza con la representacin
de mis sentimientos alterados, mi mente se relajaba y poda
pensar con mayor claridad.
Durante las ltimas horas, sobre todo con nuestro encuentro
despus de mi cada por el acantilado, me haba obsesionado con
que mi acosador era Kazanjian, pero realmente tena alguna
prueba de ello? No se haba mostrado realmente preocupado al
verme herido en la playa? Y si detrs de todo haba otra persona?
Pero quin? Quin?! Cmo averiguarlo? Tena que ver a
Kazan, enfrentarme a l y mirarle a los ojos, sus ojos eran sincer-
os, incapaces de mentir y me diran si el culpable era l o no. Pero
cmo localizarle si ni siquiera saba la forma de contactar con l?
Eduardo! Eduardo, el camarero del Iris era el nico que me haba
dado alguna informacin sobre Kazan. Quiz supiera cmo podra
encontrarlo.
Dej el lienzo y me precipit al telfono. Eran ms de las ocho
de la tarde, Eduardo ya estara en el Iris trabajando.
Bob levant la cabeza al orme trastear por el piso.
Ocurre algo? pregunt alarmado.
No, nada, tranquilo. Contina con lo tuyo.
Despus de rebuscar un rato, consegu encontrar el mvil den-
tro del bolsillo interior de la bolsa de la playa y marqu el nmero
del bar.
Cafetera Iris, dgame.
Eduardo, soy Aran
Ah! Hola, Aran. Cmo va todo? Tienes que contarme lo
que ocurri la otra noche. Est todo el mundo revolucionado.
167/200

Todo el mundo?
Bueno, ya sabes, Mantis e hijo
Ah, eso! le cort. No tiene ms importancia. Pero oye,
yo te quera preguntar si tienes el telfono de Kazanjian.
El chico del que hablamos el otro da, ese de Villaociosa?
El mismo.
No, lo siento. Pero si te sirve de algo, creo que vive cerca de
la iglesia. Conoces aquel edificio horrible pintado de color
naranja que hay en la plaza?
No me dirs que vive all?
Jajajajaja. No. Justo en el de al lado, uno de tres pisos de al-
tura. Blanco. Le he visto salir de la portera unas cuantas veces.
Supongo que vivir all, pero no puedo asegurarlo.
Bueno, por algn sitio se empieza. Gracias, Eduardo. Te
debo una.
No te preocupes y cudate.
Colgu el telfono sin siquiera despedirme, me lo guard en el
bolsillo de las bermudas, me puse unas sandalias y me dirig a la
puerta.
Bob, que haba estado atento a todos mis movimientos sin que
yo me diera cuenta de ello, me llam desde la terraza.
Dnde vas?
Tengo que salir ahora mismo!
Con ese loco por ah suelto? Ni lo suees.
Perdona, bonito, pero ni t ni nadie va a impedrmelo le
solt.
Vale, vale! No hace falta ponerse borde! Voy contigo.
Perdname, Robert, estoy alterado. Aprecio tu inters, pero
esto tengo que hacerlo yo solo.
Estaba totalmente decidido y no quera que hubiera interfer-
encias por parte de nadie y llevar a Bob conmigo podra
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representar la diferencia entre solucionar de una vez por todas el


tema de las amenazas o salir pitando, asustados, camino de la
polica, con lo cual se eternizara la solucin al problema, aparte
de que se hara pblico y no me apeteca ser an ms la comidilla
de Santa Cana.
Robert se quej e intent convencerme de que deba acom-
paarme, pero le di la espalda y abr la puerta saliendo al rellano
sin esperar a que llegara el ascensor. An no haba bajado ni dos
escalones, y mi amigo ya sala detrs mo.
Te he dicho que voy a ir solo! grit sin detenerme.
Lo s, lo s apacigu Bob. Slo quera decirte que antes
de irte deberas vestirte un poco, no?
Me par en mitad de la escalera mirndome y me di cuenta de
que nicamente vesta las bermudas, adems llevaba el torso y la
cara llenos de salpicaduras de pintura roja y marrn. Volv al piso
y me puse la primera camiseta que pill, una vieja y sucia, sin pre-
ocuparme de adecentarme o, al menos de quitarme un poco de
pintura, y sal corriendo a la calle.
Las tiendas an no haban cerrado y las calles estaban llenas
de gente que vagabundeaba despus de un da de playa, mirando
los escaparates atiborrados de recuerdos a cual ms hortera y
anacrnico o de camisetas ya descoloridas por el sol que colgaban,
ao tras ao, en unos ganchos en las entradas de los locales junto
a un montn de bolsos y bolsas de piel de imitacin. Sin embargo
yo no era consciente ni de las tiendas, ni de los turistas que me
miraban con aprehensin debido a mi mal aspecto, y llegu a la
plaza de la Iglesia. No me cost localizar el edificio de siete pisos
de color naranja y al lado, como si estuviera fuera de lugar entre el
gigante y la iglesia, un bloque de tres pisos de altura. Tena que
ser se.
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Me acerqu despacio, con la mirada fija en la portera mien-


tras la gente que sala de misa se apartaba de m como si tuviera la
peste. No me importaba. Mi atencin estaba centrada en la puerta
y en la sensacin de que me estaba metiendo de lleno en la boca
del lobo. Pero no poda echarme atrs. Ahora no. Ya haba llegado
muy lejos.
Apoy la mano en el pomo de la puerta y empuj. Estaba
abierto. Entr en un estrecho y oscuro vestbulo. Busqu el inter-
ruptor de la luz y la encend. A la derecha estaban los buzones.
Tres. No sera difcil. En el correspondiente al tercer piso, escrito
con bolgrafo negro y con una caligrafa muy cuidada, un nombre.
Slo uno, el que me interesaba: Kazanjian.
Volv a darle al interruptor de la luz y ascend por la escalera
con el corazn latindome a mil por hora, a punto de salirse del
pecho. Hasta el segundo piso sub corriendo de dos y de tres en
tres escalones. Del segundo al tercero ya fui ms despacio. Me su-
daban las manos y el bigote. Llegu al piso y me plant delante de
la nica puerta del rellano sin saber qu hacer. Toda mi determ-
inacin se haba esfumado en cuestin de segundos. Qu le dira
en cuanto lo tuviera frente a m? Que dejara de acosarme? Que
ya saba que era l quien me dejaba animales muertos en casa? Y
si estaba equivocado? No me atreva a pulsar el timbre. Dej mi
dedo apoyado al lado del interruptor durante ms de dos minutos.
Se apag la luz y di un respingo al mismo tiempo que, debido
al susto, apret el botn que hizo sonar una campanilla en el in-
terior de la vivienda. Estaba a oscuras, sin aliento, esperando. Un
minuto. Dos. Tres. Nada. Me puse an ms nervioso y volv a
llamar, esta vez voluntariamente. Esper. Un minuto. Dos. Tres.
Nada. No haba nadie en casa, o no quera abrirme.
Volv a encender la luz de la escalera y apoy la cabeza en la
puerta intentando escuchar algn ruido en su interior. Nada. El
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silencio ms absoluto. Kazan no estaba en casa. Me apart de la


puerta, a punto para irme, derrotado, cuando not que me haba
ensuciado con un lquido espeso que haba en la madera del
marco. Me limpi con un pauelo de papel.
Se apag la luz. Volv a darle al interruptor para descubrir,
horrorizado, que el pauelo estaba rojo. Mir la puerta. Pequeas
manchas, que no haba visto antes, la salpicaban a la altura de la
cabeza. Sangre. Tambin haba manchas en la pared y en el
felpudo, del mismo tipo que las que haban quedado en mi casa
despus de encontrar el gato clavado en la puerta.
Golpe la madera con los puos gritando el nombre de Kazan
convencido ya de que l no era mi acosador y que podra estar en
el mismo peligro que yo, o quiz ms. Pero el por qu era algo que
an se me escapaba y que tardara en entender.
Mis gritos hicieron que una voz, proveniente del piso de abajo,
preguntara qu pasaba. Me asom por la barandilla y vi una
mujer mayor con cara de fastidio.
Ocurre algo, joven?
Seora! Sabe dnde est Kazan?
Es amigo suyo?
S seora. Por Dios, dnde est, lo sabe?
Baj las escaleras corriendo y la pobre mujer, asustada, se re-
cluy tras la puerta de su piso sin cerrarla del todo, pero a punto
de hacerlo si el hombre que tena delante se pona peligroso, ya
que pareca fuera de sus casillas. Intent calmarme, necesitaba la
informacin y asustando a la mujer no conseguira nada.
Seora, es muy importante que lo encuentre. Me hara un fa-
vor muy grande si me dijera dnde ha ido.
Y cmo s yo que no has sido t quien le ha dejado la rata
muerta? dijo casi cerrando la puerta.
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Le han dejado una rata muerta? Dios! Necesito encon-


trarle! Por favor, dgame dnde ha ido. Es mi amigo y puede estar
en peligro. Tengo que ayudarle! exclam.
Cmo haban cambiado las cosas en pocos minutos. Haba
pasado de creerle culpable a saber que era tan vctima como yo y
ese convencimiento no me dej pensar con claridad y darme
cuenta de que si le amenazaban igual que a m era porque alguien
que nos conoca a los dos nos quera algn mal.
La mujer me mir fijamente a los ojos y debi de convencerse
de que deca la verdad porque abri un poco ms la puerta.
Ha ido a la polica, o al menos eso me ha dicho
A qu se refiere?
Que creo que me ha mentido para tranquilizarme y que ha
ido a buscar a quien le ha dejado ese asqueroso bicho muerto.
Kazan sabe quin ha sido?
Eso no lo s yo. Lo siento, joven. Me lo he encontrado en la
escalera cuando sala con la rata en la mano y no me ha dicho
nada ms.
Da igual. Muchas gracias, seora. Ha sido usted muy
amable.
Pero qu est pasando? Se ha metido en algn lo?
Me gir sin responder y baj las escaleras corriendo. La cosa se
complicaba ms de lo que deseaba. Kazan tambin estaba siendo
amenazado, pero por quin? A quin tenamos en comn?
Eduardo? Robert?
Sal a la calle sin saber qu direccin tomar. Segn la mujer, le
haba mentido al decir que iba a la polica. Aunque quiz solo
haba sido su percepcin y s que haba ido realmente. No poda
saberlo sin acercarme a la comisara. Adems tampoco tena nin-
guna otra pista mejor para seguir.
172/200

Llegu a la comisara acalorado, sudado y sucio de pintura, por


eso no me extra que el polica municipal que haba en la recep-
cin me mirara por encima de sus gafas con mala cara. Me apoy
en el mostrador para recuperar el aliento mirando hacia el interi-
or de las oficinas por si vea a Kazan en alguna mesa poniendo la
denuncia, pero dentro no haba nadie ms que un par de adminis-
trativas y un polica de uniforme concentrado detrs de una pan-
talla de ordenador.
Qu desea? me pregunt el polica en tono seco.
Ver. Estoy buscando un amigo mo que ha venido esta tarde
a poner una denuncia.
No puedo dar informacin de quin ha venido y quin no.
Por favor, es muy importante que lo encuentre.
Tambin es importante que la gente no aparque en los reser-
vados para minusvlidos.
No me toque los coj! Exclam. Y si le doy mi NIE,
mis datos, lo que sea, para que vea que soy legal, me lo dir?
continu intentado tranquilizarme.
Esta vez me mir con cara de muy pocos amigos y se levant
lentamente para ponerse a mi altura. Clav sus ojos en m sin
pestaear, y mientras yo le aguantaba, a su vez, la mirada, me
llev la mano al bolsillo trasero de las bermudas para sacar la
cartera, pero descubr, nervioso, que no la llevaba. Haba olvidado
cogerla antes de salir de casa y ahora poda ser un extranjero in-
documentado en una comisara de polica enfrentndome de
malas maneras a un agente. La cosa poda acabar con una estan-
cia regalada en el calabozo.
Perdone, estoy muy nervioso. Es muy importante que lo en-
cuentre dije respirando hondo teatralmente para que viera
claramente que estaba apenado por mi arrebato de ira.
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El polica se crey mi disculpa o hizo ver que se la crea y se re-


laj lo justo para permitirse cierto acercamiento.
Yo lo conozco. Usted no es ese pintor cataln de Barcelona
que veranea en el pueblo? pregunt.
Canadiense. Pero s, soy ese pintor agradec mentalmente
que, a pesar de ser un municipio turstico que en verano cuadrip-
licaba su poblacin, no dejaba de ser un pueblo pequeo en el que
todo el mundo se conoca.
Hum! Debera calmar sus arrebatos y vestirse
decentemente.
Lo har, perdone.
Se sent de nuevo, calmosamente, colocndose bien las gafas.
Esta tarde no ha venido nadie a poner ninguna denuncia. De
hecho no ha venido nadie excepto usted. Ha sido una tarde
tranquila.
La seora haba tenido razn en su presentimiento. Kazan no
haba ido a la comisara a denunciar nada. Entonces, dnde es-
tabas, Kazan?
Gracias, agente. Ha sido usted muy amable. Disculpe mi
comportamiento de antes, no volver a ocurrir. Buenas tardes.
Sal de la comisara abatido y sin saber a dnde ir ni qu hacer.
Al pasar delante del Iris (eso tambin era lo bueno, o lo malo,
del pueblo, que no haba grandes distancias y pasabas una y otra
vez por delante de los mismos sitios), decid entrar a beber alguna
cosa, estaba sediento, y tambin aprovechara para agradecer a
Eduardo su ayuda, aunque no me hubiera servido de mucho y de
paso intentara descartarlo como sospechoso.
No haba mucha clientela a esa hora en el Iris, un par de
viejales del pueblo y una pareja de turistas despistados o que
queran empaparse del folclorismo local alejado de los locales
para turistas sin pretensiones.
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Eduardo, al verme, sali de la barra y acudi hasta m, preocu-


pado. Me sorprendi su reaccin, pero al verme reflejado en el es-
pejo de detrs de la barra, lo entend.
Qu te ha pasado? Pareces un pordiosero me solt.
Hombre, gracias por el cumplido. La verdad es que he salido
de casa corriendo y no me di cuenta que llevaba puesta la ropa
que me pongo cuando pinto. Lo s, voy hecho un desastre pero
ahora eso no me preocupa en absoluto. Ponme una tnica, por
favor.
Me sent en un taburete y me beb el primer vaso del refresco
de un trago.
Has encontrado al de Villaociosa?
No, y estoy muy asustado Puede que est en peligro y yo
tambin
Pero?
Su cara mostr sorpresa y una gran preocupacin. No poda
decir que Eduardo era un amigo, nos habamos conocido ese
mismo verano y nuestra relacin no haba pasado de camarero a
cliente pero desde el primer da habamos conectado bien y senta
que poda confiar en l. Por eso lo descart enseguida como so-
spechoso, igual que Robert, y le cont con todo detalle los
acontecimientos que me haban pasado los ltimos das.
Acontecimientos que se sumaban a la extraa aparicin de Kazan
en mi vida, al descubrimiento de mi sexualidad y al rechazo por
parte de unos cuantos tarados homfobos. Cuando acab mi his-
toria, Eduardo me mir atentamente.
Slo puedo decirte que nunca olvidars este verano, chico
me dijo apoyando su mano en mi hombro. Y que si necesitas
mi ayuda que cuentes con ella, a la hora que sea. De acuerdo?
De acuerdo. Gracias.
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Oye! Exclam de repente. Y si ha ido a buscarte a tu


casa?
Quin?
Kazan-no-s-qu-ms.
No sabe dnde vivo.
Tampoco saba tu nombre y sin embargo te llam por l,
segn dices.
Quiz tena razn. Caba esa posibilidad y tampoco tena nin-
guna otra idea. Eduardo insisti en acompaarme a casa, sola-
mente le tena que dar dos minutos para que encontrara un susti-
tuto. Me negu prometindole que le pondra al da de todo lo que
sucediera. Sal corriendo del Iris sintiendo la mirada desap-
robadora de los dos viejos.
Mi apartamento no estaba lejos y, aunque poda haber lla-
mado antes a Bob para preguntarle si alguien haba ido a casa, no
se me ocurri hasta que al girar la primera esquina, mi mvil son
insistentemente. Descolgu sin mirar el nmero de quin
llamaba.
A quin buscas con tanta insistencia por las calles, eh, mar-
icn de mierda?
Me par tan en seco que trastabill yo solo. El corazn me dio
un vuelco y me empezaron a temblar las manos y las piernas.
Tuve que apoyarme en una pared para no caer.
Quin? Quin eres? pregunt intentando identificar la
voz que haba al otro lado de la lnea y que me haba hablado en
un tono lleno de desprecio, rayando casi el odio. No tena ni idea
de quin poda ser, pero de lo nico que estaba seguro era de que
esa voz no perteneca a Kazanjian ni a Eduardo ni a Robert.
El to, fuera quien fuera, ri a carcajadas, pero no tena nada
de divertido ni de gracioso.
Ya no te gusta tanto el verano, verdad?
176/200

Quin cojones eres!? Djame en paz! exclam a gritos.


Soy tu pesadilla, chuloputas, comepollas. No, no pongas esa
cara, ya sabes quin soy.
Gir sobre mi mismo mirando a mi alrededor desesperado. El
perturbado me estaba viendo! Corr por la calle, hacia la plaza,
con el auricular pegado a la oreja intentando identificar a alguien
con un telfono en la mano que pudiera ser l, pero haba un
montn de gente hablando por telfono y todos me parecan so-
spechosos, aunque fueran mujeres. Me par en mitad de la plaza
mirando hacia todas partes, incluso en las ventanas y balcones,
buscndolo. Nada. Estaba bien escondido o en realidad se estaba
marcando un farol y no me vea.
Dnde ests? Hijo de puta! No te escondas!
Ya me vers. Todo a su tiempo. El juego est a punto de em-
pezar. Preprate para vivir tu peor pesadilla me amenaz suave-
mente pero con la contundencia de quien est decidido a llevar a
trmino su amenaza.
Vete a la mierda, cabrn!
Colgu el telfono y estuve a punto de estrellarlo contra una
pared en un estallido de rabia mal contenida mientras senta to-
das las miradas fijas en m, pero necesitaba el aparato. Llam a
Bob que me contest a la primera seal.
Aran! Te estaba llamando pero tu telfono no contesta!
Bob
Aran, est aqu! Est llamando a la puerta, pero no me at-
revo a abrir!
Quin? Quin est llamando a la puerta?
Dice que es Kazanjian, pero no lo s, nunca he hablado con
l Ni siquiera s qu cara tiene
Bob. Kazan no me dej el gato muerto Es otra persona
pero an no s quin.
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Le abro?
No! Dile que se espere en el rellano y no abras hasta que yo
llegue. Debemos asegurarnos de que es l y no el loco que nos per-
sigue. En tres minutos estoy all!
Vale, vale, te espero.
Cort la comunicacin, me puse el telfono en el bolsillo y sal
todo lo aprisa que pude hacia el apartamento. No estaba lejos,
pero en ese momento me pareci que tardaba una eternidad en
llegar.
Por fin vi mi calle y el portal. Tuve que agarrarme a la puerta
para no pasarme de largo debido al mpetu que llevaba. Entr en
tromba al vestbulo y sub los escalones de cuatro en cuatro hasta
llegar a mi piso. No haba nadie. Qu estaba pasando? Haban
pasado un par de minutos desde que haba colgado a Bob, no
poda ser que Kazan hubiera desaparecido ya. Pero y si no era
l?
Acab de subir los ltimos escalones a poco a poco cuando se
apag la luz de la escalera. Me qued unos segundos quieto bajo el
leve resplandor de la luz de emergencia. Me pareci or pies ar-
rastrndose pero quiz eran imaginaciones mas debido al estado
de tensin en que me encontraba, as que me precipit hasta el in-
terruptor y le di a la luz. No tuve tiempo de ms. Algo o alguien
me cogi por los hombros y, antes de poder reaccionar, me vi em-
pujado por las escaleras. Ca rodando, golpendome las piernas,
la espalda, la cabeza, los brazos contra la pared, contra el granito
del suelo y contra la barandilla de hierro. No poda hacer nada
para evitar seguir rodando. A duras penas poda cubrirme la
cabeza con los brazos para protegerme un poco, pero fue tan
rpido que de pronto me estrell contra la pared del rellano del
piso de abajo. El dolor que sent fue brutal. O crujidos de huesos
y pens que me los haba roto todos, pero al menos haba parado
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de rodar por las escaleras y cre que ya todo haba terminado. En-
tonces o en directo la risa de perturbado, que haba escuchado
minutos antes por telfono y vi aparecer en lo alto del tramo de
escaleras una figura alta, oscura. Intent incorporarme, pero pun-
zadas de dolor recorrieron todo mi cuerpo y no pude. El esfuerzo
hizo que se me nublara la vista y sintiera un sudor fro que me
paralizaba.
No. Ahora no. No puedes perder el conocimiento No
puedes me dije a m mismo.
Sin embargo notaba como me fallaban las fuerzas y estaba a
punto de desmayarme, con lo que dejaba camino libre a mi
acosador y casi asesino a terminar el trabajo que haba empez-
ando tirndome por las escaleras. No poda hacer nada, ni la rabia
ms intensa que senta me mantena consciente y me sent
sucumbir.
No llegu a perder el conocimiento del todo porque escuch
puertas que se abran, gritos y golpes. Al poco se hizo el silencio y
me sent zarandeado por los hombros. Entreabr los ojos. Kazan
estaba delante mo. Le mir entre neblinas y le vi vestido de
oscuro y pensando que haba sido quien me haba tirado escaleras
abajo, luch con las pocas fuerzas que me quedaban para huir de
l. Despus de todo ha sido Kazan, pens. Me haba engaado
desde el primer da jugando a un juego del que yo no conoca las
reglas y del que era un jugador pasivo, involuntario. Pero no me
vencera tan fcilmente, si quera acabar conmigo se lo podra di-
fcil y si no poda escapar, al menos me defendera tanto como
pudiera.
Estaba en cuclillas y me tena cogido por los hombros,
sacudindome. Su cara estaba a pocos centmetros de la ma y me
deca algo que yo no lograba entender. Me deshice de su abrazo y
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alargu las manos apartndole de m con ms decisin que fuerza.


Kazan trastabill y se levant antes de caer.
Aran! Exclam. Qu haces?
Me incorpor con gran esfuerzo y me sent en el suelo mirn-
dole fijamente. Kazan pona cara de no entender nada.
Por qu? le interrogu con un hilo de voz.
No pudo contestarme, en ese instante hubo una explosin y la
escalera se ilumin con un potente estallido de luz. Kazan se es-
tremeci, dej escapar un aullido mientras un reguero de sangre
bajaba por su hombro, caa al suelo y una bala se incrustaba en la
pared a escasos centmetros de mi cara.
Ahora el que no entenda nada era yo. Mir hacia lo alto de la
escalera, de donde haba procedido el disparo. Se haba apagado
la luz de nuevo pero haba la suficiente para ver la silueta de un
hombre con una pistola humeante en la mano, apuntndome y
preparado para usarla de nuevo.
No me reconoces? pregunt el extrao al mismo tiempo
que accionaba el interruptor de la luz.
Al principio no supe quin era, me encontraba demasiado
aturdido, pero al poco le reconoc.
David?
Vaya Pero si puedes recordar mi nombre y todo! Esto s que
ha sido una sorpresa.
No entiendo
No entiendes? Exclam. Qu vas a entender t! Los
tos buenos como t slo entendis de vosotros mismos, sois inca-
paces de ver ms all de vuestro rabo o de vuestro culo. Egostas
que slo tenis ojos para follar con tos como vosotros Y dnde
quedamos nosotros, lo que no estamos tan buenos ni tenemos un
cuerpo diez, los que no somos tan expertos folladores como voso-
tros o que no tenemos un rabo espectacular? Pero yo Yo
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tambin tengo sentimientos, sabes? Y no puedes rechazarme


como lo hiciste en el bar. No. Slo te peda que fueras mi amigo
Pero no. T no. T eres demasiado perfecto para hacerte amigo de
un mierda como yo, verdad?
David
Cllate! Estoy cansado de tantos rechazos, de tanta
represin en mi vida, cansado de los tos como t Iba a jugar
ms contigo, meterte un poco ms el miedo en ese cuerpo tan per-
fecto, pero ya estoy harto, voy a terminar de una vez Levant
la pistola.
Kazan se incorpor a toda velocidad subiendo las escaleras
como un rayo. David, que le crea inconsciente y fuera de com-
bate, no esperaba esa reaccin y no tuvo tiempo de repeler el
ataque. De un salto, Kazan cay sobre l derribndole y se enzarz-
aron en una lucha. Kazan le cogi la mano con la que sujetaba la
pistola para evitar que pudiera usarla de nuevo, pero David tena
mucha fuerza, la fuerza de un loco, y adems Kazan estaba herido
y slo dispona de una mano para atacar y defenderse.
Despacio, sujetndome en la barandilla e ignorando el dolor
que senta en la pierna, me puse en pie. Tena que ayudar a
Kazan. En ese momento se abri la puerta de mi apartamento y
un Robert aterrado asom la cara.
Bob! Llama a la polica! grit.
Ya lo hice!
Acab de abrir la puerta, llevaba un bate de bisbol en la mano
a punto para usarlo pero no conoca a ninguno de los dos
hombres que luchaban en el rellano y no saba de quin deba
defenderse.
Son otro disparo que fue a parar al techo. Bob solt el bate y
se encerr en el piso. Por dcimas de segundo, David y Kazan se
quedaron quietos, estudindose, pero David fue ms rpido en
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reaccionar al disparo accidental y le propin un golpe en la cara


con la culata de la pistola. Kazan grit y empez a salirle mucha
sangre de la nariz.
Arrastrando la pierna, haba conseguido llegar a mi rellano sin
que me vieran. Kazan estaba medio aturdido y ya casi no poda
luchar con David. Me col entre ellos y la pared y recog el bate de
bisbol olvidado por Bob. Lo cog con las dos manos dispuesto a
golpear la cabeza de David cuando ste, con un gesto inesperado,
propin un puetazo en la nariz maltrecha de Kazan que le hizo
rebotar la cabeza contra el suelo y quedar inconsciente. Despus
levant la pistola, me mir con ojos de ira y dispar.
Supe que estaba perdido antes de sentir un ardor extremo en
mi estmago. Dej caer el bate y ca de rodillas. David tena una
sonrisa triunfal dibujada en el rostro, pero de repente se trans-
form en una mueca extraa, mezcla de sorpresa y de terror. Yo
me estaba apretando la herida intentando desesperadamente que
no se me escapara la vida junto con la sangre que perda y no en-
tend qu haba pasado hasta que vi el arpn salir por el pecho de
David, justo a la altura del corazn. Cay al suelo a escasos cent-
metros de m, muerto. Detrs suyo, en un ltimo aliento de vida,
distingu la figura de Bob con mi antigua y olvidada pistola sub-
marina de arpones en la mano.
No recuerdo nada ms. El mundo se haba convertido en fro y
oscuridad.
XII

Siempre haba odo que cuando mueres, ves pasar toda tu vida
como si fuera una pelcula y ves a tus seres queridos, los que han
muerto antes que t, que vienen a buscarte para ayudarte en tu
recorrido a la nueva vida eterna, en tu bsqueda de la luz. Todo
aquello del tnel y la luz. Yo no. Yo no vi nada de eso, ni tneles,
ni luces, ni familiares, ni a Cristo tendindome la mano Nada.
Oscuridad total y sobre todo fro, mucho fro.
Recuerdo que cuando not que la vida se me escapaba por la
herida del estmago, era muy consciente de que me mora irre-
mediablemente pero an as fui incapaz de tener un ltimo
pensamiento hacia mis padres o de pronunciar mis ltimas palab-
ras, las que la gente, a travs de Bob, recordara de m. En cambio
pens en los titulares de los peridicos del da siguiente: Crimen
pasional entre homosexuales; Ajuste de cuentas?; Dos gays
se matan por causas desconocidas, etc. Y me cabre. Me fui hacia
las tinieblas del ms all o lo que hubiera despus de la muerte,
cabreado, jodido y echando pestes de todo y de todos. Luego me
envolvi un fro inhumano y la nada ms absoluta. Hasta que
poco a poco empec a escuchar ruidos a m alrededor y a ser con-
sciente de nuevo.
Al principio no poda entender dnde me encontraba. Si en el
momento de mi muerte lo nico que sent fue que desapareca el
mundo de m alrededor y que ms all no haba nada, qu eran
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esos ruidos? Intent abrir los ojos pero no poda, as que desist
de cualquier esfuerzo absurdo y me dej ir de nuevo. Si Dios o
Jess o Al o Buda o quien fuera que existiera me vena a buscar,
pues perfecto, y si no, pues descubrira que absolutamente todas
las religiones estaban equivocadas y no haba nada de nada des-
pus de la muerte. Ninguna vida eterna, ningn paraso, ningn
infierno.
Al cabo de un tiempo, no sabra decir si horas, das, meses o
aos, los ruidos volvieron y con ellos un leve resplandor que me
hera los ojos aunque los tuviera cerrados.
Pero no fue hasta que me empez a doler todo el cuerpo otra
vez que no fui consciente de que estaba vivo porque si, una vez
muerto, exista ese dolor tan intenso, la eternidad era una putada
muy jodida.
El convencimiento de mi resurreccin me lleg del exterior,
por una suave caricia en el dorso de mi mano y una voz susur-
rante. Hice un esfuerzo supremo y, sacando fuerzas de flaquezas,
consegu la gran proeza de abrir los prpados. A mi lado estaba
Kazan que, al ver que le miraba, empez a llorar y huy corriendo.
Segundos despus la cara de un hombre canoso se acercaba a la
ma con una linterna en la mano enfocndome directamente a las
retinas. Entrecerr los ojos y el desconocido sonri.
Es buena seal, reacciona bien a la luz, pero el peligro an
no ha pasado escuch que deca.
Kazan estaba de pie detrs del mdico sin atreverse a mover e
intentado aguantarse las lgrimas, sin conseguirlo. Llevaba un
brazo en cabestrillo y un oscuro hematoma le cubra la nariz y
parte del ojo derecho.
Quise incorporarme, pero me dola todo el cuerpo y abandon
el intento hundindome en la almohada. Sin duda, por el color de
las paredes, los pitidos de las mquinas y el olor a medicinas, me
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encontraba en un hospital. Lo confirm al ver una aguja clavada


en mi mano con el tubo del goteo. Entonces empezaron a llegarme
flashes de todo lo que haba pasado y por qu me encontraba en
una cama de hospital al borde de la muerte. Kazan haba luchado
por m, para salvarme, haba venido en mi ayuda y haba res-
ultado tambin herido.
Lo lo siento balbuce mirando sus heridas.
Me costaba un gran esfuerzo poder hablar y la voz me sala
entrecortada.
Estoy bien, Aran. En unos pocos das, el hematoma habr
desaparecido y el brazo estar como nuevo Ahora lo nico que
importa es que te restablezcas del todo y vuelvas a dar guerra en
este pueblucho.
David?
Kazan movi la cabeza de lado a lado, negando.
No te preocupes por l, ya no nos molestar nunca ms.
Record el disparo, el ardor que sent en el estmago y los lti-
mos momentos antes de perder el conocimiento, con la cara des-
encajada de David precipitndose sin vida hacia el suelo. Respir
hondo y cerr los ojos. Me encontraba muy cansado, terrible-
mente cansado. Necesitaba dormir.
No s cuantas horas estuve inconsciente, slo s que en mis
sueos siempre apareca Kazan a mi lado, hablndome, acaricin-
dome la mano Cuando me despert de nuevo el sol entraba por
la ventana y estaba solo en la habitacin. Me senta algo ms
fuerte y me incorpor un poco en la cama. A lo lejos, por la
ventana, la visin del mar de un azul intenso, profundo, me re-
confort. A mi lado, sobre una butaca situada junto a la cama,
haba un grueso libro, unas gafas y un paquete de pauelos de pa-
pel. Nada de aquello era mo. Alargu la mano y cog el libro.
Olvidado rey Gud, de Ana Mara Matute. Lo abr por la
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primera pgina y vi mi firma estampada, como siempre hago con


todos mis libros. Haca mucho tiempo que haba ledo ese libro y
no recordaba que lo tuviera en Santa Cana, sin embargo as deba
de ser si alguien lo haba utilizado para pasar las largas horas de
viga en el hospital. Supuse que haba sido Bob. Sin embargo,
cuando se abri la puerta y apareci Kazan lo vi claro y supe que
todos mis sueos haban sido reales, que Kazan haba estado a mi
lado todas las horas de inconsciencia, de desvaro.
Llevaba un caf en la mano y al verme incorporado casi se le
cae al suelo. Sonri con una preciosa sonrisa, grande y blanca. De-
j el caf sobre la mesilla y se abalanz sobre la cama abrazn-
dome muy fuerte, llorando.
Has vuelto! Has vuelto! Repeta una y otra vez.
Kazan Kazan, por favor Me ests ahogando!
Se separ un poco y me mir. Me sec delicadamente la cara,
que se me haba mojado con sus lgrimas.
He tenido tanto miedo por ti me dijo. Lo siento Si-
ento todo lo que ocurri.
No pudiste hacer nada Soy yo quien debo pedirte perdn
Perdn por haber dudado de ti.
Kazan se levant de la cama y se fue hasta la ventana mirando
la playa. Estuvo callado unos minutos y finalmente se gir para
encararse conmigo.
Roberto me lo cont todo. Aran, tenas razones para dudar
de m. No te fui sincero. Quise comportarme de forma misteriosa,
jugar contigo, an sabiendo las consecuencias que poda
comportar.
No te entiendo.
Vers se acerc de nuevo a mi lado. El primer da que te
vi fue en la playa, el verano pasado. Yo estaba tomando el sol
cuando llegaste con una morena espectacular y os pusisteis a
186/200

pocos metros de m. Al principio, por cmo hablabas con ella,


pens que eras un hetero chulopiscinas credo de ti mismo, pero
luego hiciste un gesto que me lleg al corazn y ca enamorado
como un tonto
Recordaba la chica, Teresa, una madrilea que haba conocido
en Santa Cana con la que pas tres das antes de que regresara a la
capital. Pero no recordaba casi nada de lo que haba hecho con
ella excepto las tres noches de sexo en mi apartamento.
Qu gesto? pregunt intrigado.
Fue una tontera. Ella se haba ido al agua y t te habas
quedado en la arena cuando pas por tu lado un matrimonio an-
ciano. A la mujer le vol el pauelo de cabeza y te levantaste rpi-
damente para recogrselo, y en lugar de drselo, se lo pusiste del-
icadamente. Ella se sonroj y t le sonreste. Fue una sonrisa tan
dulce, tan tierna, que no pude resistirme y me puse a llorar. Llor
porque me haba enamorado y crea que nunca podra conseguirte
porque eras hetero. Sin embargo cuando te giraste para echarte de
nuevo en la toalla, me viste y al verme llorar pusiste cara de sor-
presa y de preocupacin. En ese mismo momento me di cuenta de
que estaba equivocado, que eras gay aunque t no lo supieras. No
me preguntes por qu, pero lo supe, quiz por tu forma de mir-
arme o, simplemente, por cmo le pusiste el pauelo a la seora,
no lo s. Pero s s que no pude aguantar tus ojos azules sobre m
y me fui corriendo al agua.
Kazan dije alargando los brazos para que se acercara
ms.
No, Aran, an no he terminado Se acab el verano y no te
volv a ver. Al marcharme de Santa Cana y durante el invierno
quise olvidarte pero no pude Cuando te vi este ao me di cuenta
enseguida de que se haba producido un cambio importante en ti,
187/200

pero que an lo estabas experimentando. Y confirm mis so-


spechas al verte entrar en la zona de cruising.
Necesitaba reafirmar mi identidad sexual.
Lo s. Por eso quise acercarme a ti despacio, creando una at-
msfera misteriosa a m alrededor. Si jugaba bien mis cartas, mi
presencia se te hara enigmtica y quiz con un poco de suerte
conseguira que te sintieras tan atrado por m como yo lo estaba,
estoy, por ti.
Pues las jugaste muy bien Kazan sonri, avergonzado.
Pero an me debes la explicacin de cmo te apareciste en mis
fantasas, si no te conoca le ped.
Ya me habas visto! En la playa. Quiz mi imagen te debi
quedar grabada en el subconsciente y la recuperaste cuando
aceptaste tu homosexualidad. No lo s.
Y cmo explicas que cada vez que te vea me encontraba mal.
En eso s que no tengo nada que ver! Nervios, estrs provo-
cados por tantos acontecimientos y tan rpidos pasados en tu
vida
Y yo pensando que eras una especie de ngel aparecido, al-
guien sobrenatural re.
No, de carne y hueso, no hay nada de extraordinario en mi
vida Pero siento que la cosa no acabara como esperaba
Te equivocas le dije mirndole fijamente a los ojos. En
seguida me sent atrado por ti y creo que toda la promiscuidad
que he tenido este verano ha sido porque, en el fondo, te estaba
buscando desde que vi tu imagen en mi mente en el bao de mi
casa en Barcelona Creo que yo tambin estoy enamorado de ti.
No lo supe hasta que lo dije. Fue en ese momento que sent
como mi corazn lata con fuerza y que amaba a Kazanjian como
nunca haba querido a nadie, que quera compartir el resto de mi
vida con l.
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Kazan me abraz y me bes. Fue un beso tierno, dulce. No in-


tenso ni apasionado, sino un beso de amor. Haba luchado, me
haba defendido y haba puesto en peligro su propia vida por m.
Las lgrimas llenaron mis ojos y le agarr con fuerza, necesitaba
sentirle lo ms cerca posible de mi, tenerlo a mi lado, tocarlo, que
no se separara jams de m.
Tena tanto miedo de perderte me susurr al odo.
Estoy aqu, Kazan. No me has perdido, al contrario.
Me bes en el cuello.
Te quiero.
Yo tambin te quiero, Kazan.
Dios! Qu bonito! Me voy a poner a llorar de la emocin!
Robert haba aparecido por la puerta de la habitacin con un
enorme ramo de flores en la mano.
Esto Si acaso ya vuelvo en otro momento
Anda, pasa, tonto le dije mientras Kazan se incorporaba y
se sentaba en la butaca mientras Bob le substitua en el abrazo.
Joder, Aran! No vuelvas a asustarme de esta forma!
Bob, creo que debo darte las gracias. Te debo la vida
S, eso dicen. Pero no me lo recuerdes. Lo que pas es una
experiencia que quiero borrar de mi vida.
Cmo ests t? le pregunt.
Bueno, lo superar En cuanto deje atrs el juicio.
Juicio? me sorprend.
A pesar de la alegra desbordante de Robert, ese era un tema
duro para l y le costaba hablar sobre ello. Fue Kazan quien lo
cont mientras pona las flores en una botella de plstico cortada
por la mitad.
Aunque est claro que fue en defensa propia y estamos noso-
tros como testigos, adems de las pruebas balsticas y de todas las
pruebas recogidas por la polica en la investigacin contra David,
189/200

su familia ha puesto una denuncia. Pero no te preocupes, Aran, lo


polica nos ha dicho que lo ms probable es que el juez, a la vista
de las pruebas, la desestime y no lleguemos siquiera a juicio.
Me parece increble despus de lo que hizo. Intent
matarnos!
Era su hijo, hay que entenderlos.
Y quin nos entiende a nosotros? exclam Robert. El to
estaba como una regadera. Era un loco que no aceptaba su homo-
sexualidad por culpa de unos padres que le tenan reprimido y
casi no le permitan salir de casa. No, no les entiendo, ni quiero
hacerlo. Lo que le pas a su hijo fue culpa suya. Es a ellos a
quienes habra que juzgar por la muerte de su hijo, joder!
Clmate, Bob. No pensemos ms en ello. Por cierto dije
pensativo.
Acababa de darme cuenta de un pequeo detalle que haba di-
cho Kazan y que al principio me haba pasado por alto.
Kazan, has dicho que la polica ha reunido bastantes pruebas
sobre el caso.
S.
Las pruebas no se renen en un solo da, a veces ni en dos o
tres
No.
Cunto tiempo llevo en el hospital inconsciente?
Kazanjian y Robert intercambiaron una mirada y luego me
miraron.
Dos semanas.
Jo-der! Dos semanas! Qu me he perdido?
Tuvieron que operarte a vida o muerte Luego estuviste en
la UCI unos das en un coma inducido Mejor te lo explicar el
mdico.
190/200

Me qued callado mirando al frente, a la pared blanca, intent-


ando asimilar toda la informacin que me haban subministrado
en tan poco tiempo. De repente me sent muy cansado y cerr los
ojos recostndome en la cama. Kazan puso su mano sobre la ma y
se acerc para decirme en un susurro:
Aran, te dejamos solo un rato. Vamos a ver al mdico para
decirle que venga a verte. Descansa, cario.
Asent con la cabeza y me qued dormido inmediatamente.
Supongo que vino el mdico o alguna enfermera para hacerme un
reconocimiento o lo que fuera. Cuando me despert de nuevo, era
de noche. Mir el reloj de pulsera y marcaba las cinco y cincuenta
y dos, evidentemente de la maana. Por la ventana se perfilaba en
el horizonte un rayo de luz anaranjado que anunciaba la inmin-
ente salida del sol. A mi lado, dormido en la butaca, estaba Kazan.
Estuve un rato observndole: su pelo negro, su piel plida, su
cuerpo gil. An tena el ojo amoratado y el brazo en cabestrillo, y
se le vea tan desamparado como un mueco de trapo olvidado
sobre una butaca. Respiraba relajadamente e imagin que, quiz,
era la primera noche desde el accidente que dorma tranquilo des-
pus de comprobar que, por fin, me estaba recuperando. Sent
como mi corazn se aceleraba y me hubiera gustado abrazarlo con
fuerza para sentirlo real y que no se me escapara como una im-
agen en el aire. Me daba cuenta de que me haba enamorado
como nunca en mi vida y que por nada del mundo quera per-
derle, que quera compartir cada segundo de todos mis das con
l, tenerlo siempre a mi lado.
An estaba contemplndole cuando abri los ojos y al verme
despierto, sonri. Le devolv la sonrisa.
Qu pasa? pregunt.
191/200

Nada. Pensaba que soy muy feliz y, aunque pueda parecer


absurdo, estoy agradecido a todo lo ocurrido porque te ha trado a
mi vida.
Me hubiera gustado llegar a ti sin que tuvieras que pasar por
todo esto dijo sealando la habitacin del hospital.
No me importa, Kazan. No me importa haber estado a punto
de morir si esto te ha llevado hasta m. Me has hecho sentir cosas
que nunca pens que sentira por nadie. Kazan, te quiero mucho.
Yo tambin te quiero.
Se incorpor de la butaca para darme un clido beso en los la-
bios y buscar con su lengua la ma y unirnos como si furamos
uno solo, pero la magia del momento se rompi cuando entr la
enfermera con gran escndalo.
Buenos das, guapos! Qu tal est hoy mi nio?
Buenos das, Olga la salud. Mucho mejor, creo. Con
ganas de ir a casa.
Bueno, bueno, bueno! An faltan unos das para eso. Poqui-
tos, pero an unos cuantos.
Cuntos, ms o menos? pregunt Kazan.
Qu, ansioso por tener a tu chico otra vez en casa?
Kazan asinti con la cabeza, ruborizado, y me re.
Eso lo dir el mdico, pero viendo cmo evoluciona de bien,
podra arriesgarme y decir que en una semana mximo, ya le
podrn dar el alta continu la enfermera. Y ahora, si no te im-
porta, tengo que curar las heridas de tu novio.
Una semana ms de hospital! Empezaba a estar bien harto.
Pero haba dicho novio refirindose a m y esa palabra me son
extraa y dulce a la vez y me quit todas las penas. Novio me
asustaba un poco, pero me sonaba a gloria bendita.
Bien. Voy al servicio y a la cafetera a desayunar un poco.
Vendr enseguida dijo Kazan.
192/200

Tranquilo, no voy a moverme de aqu brome.


O s! anunci la enfermera. Hoy empezaremos a camin-
ar por el pasillo. Ya est bien de tanta cama!
Una novedad, al menos. Por fin dejara de ver solamente las
cuatro paredes de la habitacin. Kazan sali y la enfermera pro-
cedi a quitarme los vendajes del estmago y a limpiarme la
herida. Fue la primera vez que la vi. No s exactamente qu esper-
aba, imaginaba una lesin abierta y supurante pero lo nico que
haba era una cicatriz limpia con unos cuantos puntos por dnde
me haban extrado la bala. Slo un pequeo punto se vea ms
rojo y con peor aspecto, era donde me haban puesto un drenaje
los primeros das despus de la operacin.
Se ve bien, no? pregunt.
Est fantstica, cario. Slo falta que cicatrice tambin todo
lo que hay por dentro y a casa a dar guerra de nuevo.
Sonre y pens que en poco tiempo dejara toda esta pesadilla
muy atrs y empezara una nueva vida al lado de Kazan. Cerr los
ojos y dej que Olga terminara de limpiar, poner un nuevo venda-
je y cambiar el gotero.
XIII

Miraba absorto mi reflejo en el cristal de la ventana de mi des-


pacho situado en la planta 25 de un alto edificio de mi ciudad de
adopcin, Barcelona. Pero, contrariamente a tres meses atrs, es-
ta vez no pensaba en las vacaciones, sino en mi retorno, en el
hecho de que me senta enjaulado en esa inmensa torre de cristal
y en que mi vida nunca ms sera la misma despus del verano
que haba vivido y en el que casi haba muerto.
O un carraspeo detrs mo. A travs de la ventana vi la silueta
de Marga sentada en la silla de delante de mi mesa, mirndome.
Me gir despacio y sonre.
Ests bien? pregunt preocupada.
Perfectamente ment.
No tendras que haber vuelto tan pronto a trabajar, unos
das ms de reposo despus de dejar el hospital te habran ido de
maravilla.
Gracias por pensar en m, Marga, pero necesitaba volver a
mi vida habitual, a la rutina, despus de todo lo que pas
Lo entiendo.
Me sent con decisin delante de las tres pantallas del orde-
nador donde tena el diseo en el que estaba trabajando. Di una
palmada y junt las manos haciendo crujir los dedos.
Ha sido un breve momento de nostalgia. Queras algo en
particular?
194/200

No Bueno, s. Martn te buscaba pero le he dicho que es-


tabas reunido.
Qu quera?
Nada, tocar las narices, como siempre.
Marga, que es nuestro jefe. Y se port muy bien con lo de mi
accidente. Adems, se trag la mentira de que no pude ir a
Canad por la huelga de controladores y que por eso fui al aparta-
mento de Santa Cana.
Cierto. Lo tenas bien preocupado. En fin, que yo ya me voy
para casa.
Ya es la hora? Bien, pues hasta maana, Marga.
En lugar de irse se qued de pie a mi lado, en silencio. Al final
se decidi a hablar.
Quieres que vayamos a tomar algo al puerto?
Gracias, pero prefiero ir para casa. Estoy cansado me
seal el estmago que, a veces, an me dola. Otro da, ok?
De acuerdo, otro da.
Sali de mi despacho y me qued mirando las pantallas del or-
denador sin ver, en realidad lo que all haba. Mi mente haba
viajado en el espacio y en el tiempo y me vi de nuevo en la fra y
blanca habitacin del hospital de Santa Cana, en las cuatro sem-
anas que me pas all.
Cuando fui consciente de mi situacin fsica y que haba tenido
la gran suerte de que la bala no haba tocado ningn rgano vital,
empec a recuperarme rpidamente despus de las semanas pasa-
das en coma. Tambin gracias a la ayuda y buen humor de Bob y
de Lola, que estaban a todas horas en el hospital, distrayndome.
Y a Eduardo, que vino a verme cada vez que Mantis le dejaba un
rato libre.
Me contaron que lo sucedido haba causado una gran conmo-
cin en el pueblo y que haba salido incluso en los peridicos de
195/200

mbito nacional con las ms diversas y absurdas teoras, desde


ajuste de cuentas, hasta crimen pasional, tal y cmo haba prev-
isto. El nico peridico que hizo un trabajo de investigacin ex-
celente explicando la realidad y dejando de lado el morbo de un
suceso con dos heridos y un muerto, y el que siempre provoca en
la sociedad el tema de la homosexualidad (y ms cuando est rela-
cionada con un crimen), fue el peridico local de Alicante que, por
suerte, era el ms ledo de Santa Cana. La verdad triunf sobre el
amarillismo de cierta prensa.
La fiesta mayor no fue suspendida. Se hizo una mencin en el
Ayuntamiento a lo sucedido y durante el pregn se guard un
minuto de silencio por David, a pesar de todo. En cambio la com-
isin de fiestas me dedic un concierto como agradecimiento a mi
labor en ella durante varios aos.
Poco despus de terminarse la fiesta, vino Matas a visitarme.
Me sorprendi mucho cuando se abri la puerta de la habitacin y
asom su cara con timidez, incluso con miedo, y me pidi permiso
para entrar. Se lo di ms por curiosidad que por ganas de verle y
entr. Se qued a un metro de los pies de la cama y desde all, con
la cabeza gacha, se disculp por su comportamiento y, aunque
confes no entender la homosexualidad, dijo que empezaba a res-
petarla o, como mnimo, a respetar a las personas que tenan otra
orientacin sexual a la tradicionalmente establecida. Lola no
haba sido ajena a esta transformacin y amplitud de miras de
Matas.
El da antes de salir del hospital vino el comisario de polica
para notificarme que la familia de David haba retirado la denun-
cia que haba interpuesto contra nosotros y que se haban
marchado del pueblo despus de vender su piso. Me hubiera gust-
ado que las cosas hubieran sido distintas, incluso poder hablar
con ellos antes de marcharse, pero su vergenza al descubrir el
196/200

trastorno de su hijo pudo ms que ellos y se fueron una noche sin


que nadie los viera. En Santa Cana qued la tumba de su hijo.
No s qu me llev, al da siguiente de mi salida del hospital, a
ir al cementerio y ver la sencilla lpida negra con una nica in-
scripcin en letras blancas del nombre, David, y la fecha de naci-
miento y muerte. Tena slo veintin aos. Tan joven Sent una
opresin en el pecho y me puse a llorar. Estuve llorando sin poder
parar casi media hora, pero no creo que llorara por David, sino
por m mismo, por todo lo vivido. Fue como liberar la tensin acu-
mulada de las ltimas semanas y, sobretodo, porque la tarde an-
terior Kazan se haba marchado a su pueblo. Me encontraba ter-
riblemente solo, abandonado.
Al regresar del cementerio, hice la maleta y dej el aparta-
mento arreglado para pasar otro invierno cerrado, y a la maana
siguiente, a pesar de las protestas de Bob, Lola y Eduardo, me
sub al coche y regres a Barcelona. Como le haba dicho a Marga,
necesitaba volver a la rutina, a mi vida habitual, lo ms rpida-
mente posible y dejar atrs la pesadilla del final del verano.
Incapaz de concentrarme en el trabajo, cerr las pantallas del
ordenador, cog la chaqueta y cerr el despacho. Tena ganas de
llegar a casa y relajarme con un buen bao en una baera llena de
espuma.
Barcelona haca tiempo que haba dejado atrs la pesadez del
verano y una brisa suave proveniente del mar barra la ciudad re-
frescando el ambiente. Todo haba vuelto a la normalidad, al
menos aparentemente. Infinidad de coches abarrotaban las calles
y los peatones iban rpidamente a sus destinos sin darse cuenta
de a quin tenan a su alrededor.
Llegu media hora despus de salir de la oficina. Dej la
chaqueta sobre el sof, pas por la cocina a beber un par de vasos
de agua fresca y luego fui al bao a llenar la baera con agua
197/200

templada. Mientras tanto me quit los zapatos y los calcetines y


los tir en un rincn de la habitacin. Me desabroch los pan-
talones, los dej sobre la silla y volv a entrar al lavabo a cerrar el
grifo, la baera ya casi estaba llena. Ech sales y gel de bao y em-
pec a desabrocharme la camisa delante del espejo. Me mir.
Aunque no quera recordar el accidente, ver mi cuerpo desnudo,
evitaba que lo olvidara. Las cuatro semanas en cama me haba
hecho perder peso y masa muscular y an no poda ir al gimnasio
a hacer mis rutinas para ponerme en forma. Adems, ah estaba
tambin la cicatriz grabada, como a fuego, en mi piel. Ya estaba
totalmente curada y su aspecto era muy bueno, casi poda pasar
inadvertida a cualquiera, excepto a m. Pas los dedos por encima
notando la piel rugosa y sensible. Suspir apesadumbrado.
Me quit el bxer y me sumerg en la baera, cabeza y todo. En
el silencio de debajo del agua, encontr un poco de la paz que bus-
caba. Necesitaba relajarme, dejar todo atrs, no pensar nada y
empezar de nuevo, como un libro en blanco que an ha de empez-
ar a escribirse. Liber un poco de aire de mis pulmones y jugueto-
nas burbujas se escaparon hasta la superficie. Aguantara hasta
que me quedara totalmente sin aire y saldra renacido.
De pronto not una mano que me sujetaba por los hombros y,
asustado, sintiendo que me faltaba el aire, luche por salir a la su-
perficie. Fue slo un instante de pnico porque, seguidamente la
mano baj por mi pecho, acaricindome. Calmado, cerr los ojos y
me dej llevar por la sensacin de esa mano clida sobre mi piel
mojada. Me incorpor un poco y la mano continu su descenso
por mi estmago, por mi cintura, se enred con mi vello pbico,
jug con mi polla y continu por la cara interna de mis muslos.
Suspir negndome a abrir los ojos.
Alguien entr en la baera y se acerc besndome suavemente
en los labios. Le rode con mis brazos y correspond a su beso
198/200

buscando su lengua, jugando con ella, sintiendo el sabor de su


saliva mezclarse con la ma. La excitacin me fue subiendo desde
el bajo vientre y not una fuerte ereccin. l tambin la not, me
cogi por las piernas y tir de ellas para que me quedara ms ten-
dido en la baera. Ahora slo mi cabeza sala fuera del agua. No
vea lo que haca, no quera verlo, solo quera sentir su presencia
cerca de m, como en un sueo. Tena miedo de que si abra los
ojos la magia se esfumara y me vera solo en el bao. Me dej
llevar.
La presin que sent a continuacin me hizo jadear: se haba
sentado sobre mi introducindose mi pene en el ano. Mientras me
abrazaba y besaba, se mova arriba y abajo. Senta el calor de su
cuerpo, el palpitar de su interior, su fuerza, su ternura. Sus jadeos
ahogados por mis besos me excitaban an ms. Lo abrac y lo at-
raje hacia m, necesitaba sentirlo muy cerca, lo ms cerca posible.
Aunque ya estuviera dentro de l, necesitaba tenerlo an ms
cerca, sentir su piel, su olor, su sabor. Not que ya no poda
aguantarme ms, que mi interior estaba a punto de ebullicin y
me dej ir con espasmos de placer inundando su interior con mi
ser. Abr los ojos y por lo que vi que haba en el agua, l tambin
se haba corrido. Me miraba fijamente con la respiracin agitada y
una sonrisa en los labios. Sonre y le bes suavemente. Notaba el
pulso acelerado y una sensacin extraa, como una opresin, en
el bajo vientre que en seguida identifiqu como un sentimiento
muy intenso hacia l. Le abrac tan fuerte como pude para que no
se escapara nunca ms de mi vida. All en ese mismo cuarto de
bao le haba visto reflejado en el espejo por primera vez haca ya
una eternidad. En ese momento, haba sido un sueo, una
fantasa, una ilusin, un simple reflejo de mi mente proveniente
de los oscuros rincones de mi memoria. Pero ahora era real, es-
taba all, a mi lado, abrazndome, y acababa de hacer el amor con
199/200

l porque con l el sexo haba dejado de ser sexo, de ser algo n-


icamente carnal para convertirse en una experiencia ms espiritu-
al, ms etrea, ms dulce, ms relajada y al mismo tiempo pasion-
al e intensa.
Mi vida haba cambiado para siempre. Nunca ms volvera a
sentirme perdido, a sentirme solo, porque lo tena a mi lado re-
corriendo el camino de la vida, los dos juntos.
Qu te pasa? Me vas a partir en dos si me abrazas tan fuerte
dijo divertido.
Nada. Es simplemente que que soy muy feliz de que ests
aqu, compartiendo mi vida Te quiero, Kazan.
Yo tambin te quiero mucho, Aran, no lo olvides nunca.
No lo har.
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