Inolvidable Verano
Inolvidable Verano
Inolvidable Verano
Inolvidable verano
ePub r1.0
Polifemo7 06.03.14
Ttulo original: Inolvidable verano
Gabriel Ibez, 2012
eso me fui con Jos, porque nunca supiste follarme, nunca dis-
frut contigo Maricn de mierda!
Vete de mi casa, puta! grit.
Estaba fuera de m y tuve que respirar hondo para no soltarle
un guantazo del que despus me arrepentira, pero es que cuando
me sacan de mis casillas, no respondo de lo que hago. La agarr
por el brazo y, todava desnuda, la empuj al rellano de la escal-
era. Cuando estuvo fuera le tir el vestido a la cara y cerr dando
un fuerte portazo con el corazn latindome a mil por hora. Tuve
que quedarme un rato apoyado en la puerta intentando recuperar
el ritmo normal mientras la oa gritar en el pasillo esperando el
ascensor.
Por qu tena que pasarme eso a m? Estaba empapado en su-
dor, necesitaba una ducha y cambiarme de ropa aunque me la
acabara de poner limpia.
Puse el aire acondicionado, entr en el bao y me met en la
ducha dejando que el agua fresca resbalase por mi cuerpo durante
un rato. Luego cog una pastilla nueva de jabn y me la restregu
con fuerza por la piel con un guante de crin. Me senta sucio y ne-
cesitaba limpiarme bien.
Tras diez minutos bajo el agua, cerr el grifo y me apoy en la
fra pared de azulejos con las manos y la cabeza entre los brazos.
Estuve as no s por cunto rato, hasta que me sent mejor y pude
salir de la baera. Cog la toalla para secarme pero ya casi no me
haca falta y la dej caer al suelo mientras me quedaba absorto
mirndome en el espejo de cuerpo entero del bao.
Haba visto mi cuerpo desnudo millones de veces pero nunca
me haba parado a estudiarlo con detenimiento si no era para ver
su evolucin en el gimnasio. Esa vez me mir de otra forma, como
si mirara a alguien a quien deseara sexualmente. Me apart el
pelo de la cara recogindolo detrs de la cabeza y ese simple gesto
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colado debajo del asiento. Por cierto, me gustan las zapatillas que
llevas.
Gracias, pero son bastante viejas ya.
Dej el porta-ceds en la guantera y se acomod en el asiento
descalzndose y cruzando las piernas ocupando su espacio y parte
del mo. Le mir de reojo, con curiosidad, por saber qu haca y
me fij en que sus piernas eran bastante peludas, con un espeso
vello negro.
En un momento en que no poda adelantar y me qued at-
rapado detrs de un camin que iba bastante lento, tuve que redu-
cir la velocidad y al poner la cuarta no pude evitar rozarle la ro-
dilla. Intent no mirarle, como si no hubiera pasado nada, pero
sent sus ojos clavados en m mientras me ruborizaba por dentro
como un nio pequeo.
Por qu te has ruborizado, Aran?
Rojo, yo? No es cierto.
S lo es. Me has rozado la rodilla y te has puesto rojo.
No digas tonteras! Lo que pasa es que hace mucho rato que
conduzco y empiezo a estar cansado. Adems este puto aire acon-
dicionado del coche no funciona bien y me estoy asando.
S? Pues a m me parece que va bien. Yo estoy bien, a una
temperatura agradable.
Comparado con el calor de la gasolinera?
Touch!
Se call unos segundos pero segua sin apartar la vista de m.
Ests muy callado. Ests nervioso por llevarme?
Hombre un poco, la verdad. Es la primera vez que recojo a
un autoestopista y se oyen muchas historias.
Toma! Sac la cartera del bolsillo trasero del pantaln y
me tendi el carnet de identidad y una tarjeta de crdito. Qud-
atelos hasta que lleguemos.
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deseo que le transpiraba por todos los poros, lo vea en sus ojos.
Pas sus dedos por mis pezones, resiguiendo su circunferencia, ya
con una clara intencin sexual.
Ests muy bien, Aran. Me gustas susurr.
No pude decir nada. Aunque hubiera querido no habra po-
dido quejarme. Me encanta que me acaricien lo pezones, pero me
puse muy nervioso y me empez a temblar la pierna derecha
cuando empec a ser consciente que, por primera vez en mi vida,
un hombre me estaba excitando mucho y haba despertado un
deseo sexual muy fuerte. Intent levantarme, pero me puso la
mano en el pecho para impedrmelo y no lo hice. No poda ni
quera resistirme.
Tranquilo. Todo va bien. Djame hacer a m. Tu limtate a
disfrutar.
Le mir a los ojos suspirando profundamente y continu su
exploracin bajando las manos lenta y delicadamente por mi es-
tmago jugando con la silueta de los abdominales y con el omb-
ligo hasta que lleg a la goma del baador donde ya se adivinaba
la protuberancia de delataba mi cada vez ms evidente ereccin.
Levant el borde del baador e hizo aparecer la punta de mi pene.
Vaya, vaya, qu tenemos aqu? Qu cosa ms linda!
Yo no no consegu balbucear.
Quieres decir que es tu primera vez con un hombre? pre-
gunt sorprendido.
Asent con la cabeza, incapaz de articular palabra.
Quieres que pare?
Negu tambin con la cabeza, an no poda hablar.
Hum! Qu delicia. Me encanta. T djate llevar y disfruta.
No pienses en nada, yo har todo el trabajo.
Me relaj. Ya estaba completamente excitado y Esteban acab
de liberar mi pene de la prisin del baador. An estaba hmedo
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Eso no es cierto
Ahora me dirs lo de los juegos de adolescentes de com-
pararse el tamao de la polla o de masturbarse juntos. Todos lo
hemos hecho y siempre quien empieza ese juego es el gay del
grupo. Es una forma de poder ver rabos sin tener que echar mira-
das furtivas en los vestuarios.
Me encantaba comparrmela porque casi siempre sala
ganando. Por eso siempre me las arreglaba para hacer que alguno
de mis amigos fuera el que llevara la iniciativa aunque en realidad
era yo el nico que quera jugar. Incluso alguna vez nos la cas-
camos juntos dije apesadumbrado.
Ves, lo que te deca.
Dios! Siempre he sido gay!
Bob ri y volvi a acariciarme el hombro.
Eso no es ningn drama, al contrario. Joder, Aran! Me
haces muy feliz.
Por qu?
Porque abres una puerta a mi esperanza
De acostarte conmigo?
Vaya. Eres directo, Aran. No lo s. Estoy muy a gusto con-
tigo, es cierto. Y tambin es cierto que cuando te imagino des-
nudo, me excito Si te soy del todo sincero, alguna vez me he
masturbado pensando en ti
Le mir sorprendido.
S, no pongas esa cara. He tenido fantasas sexuales contigo
y, s, me apetecera mucho follar contigo, pero no quiero perder tu
amistad y eso es lo que ms me importa en este momento. Ms
que un buen rato de sexo.
Gracias.
Gracias? Por qu? me pregunt sorprendido l ahora.
Por ser sincero conmigo Por ser m amigo.
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En mis ojos?
S. Tienes unos ojos que son como un libro abierto, reflejan
todo tu ser, todo tu interior para quien sepa leerlo.
Y t sabes?
S.
Eres un poco raro le dije, y me sonri.
Cada uno tenemos nuestras cosas. No me considero raro,
quizs un poco diferente de la mayora de la gente.
Me acompaas hasta casa? le pregunt levantndome con
esfuerzo.
Por supuesto.
Es aqu cerca.
Bien.
Fuimos andando por el paseo martimo en silencio. Una multi-
tud de turistas y veraneantes paseaban mirando los tenderetes de
artesana, de los pintores callejeros y los msicos, o simplemente
dejaban pasar el tiempo antes de retirarse. Cuando llegamos a mi
edificio no estaba muy seguro de qu deba hacer. Me apeteca
mucho invitarle a subir pero al mismo tiempo me daba miedo que
una actitud demasiado terrenal rompiera el embrujo que se haba
establecido entre los dos. Me apoy en el portal y nuestras mira-
das se cruzaron, la ma de un azul intenso, la suya de un azul
claro, casi blanco.
An no s cmo te llamas le dije con el corazn
acelerado.
Kazanjian.
Qu nombre tan extrao.
Mi abuelo era de Azerbaiyn, de un pueblo muy pequeo en
el Cucaso y me lo puso en honor a sus antepasados Puedes
llamarme Kazan, es ms fcil. Y Aran de dnde viene?
Cmo sabes mi nombre?
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S, claro.
Fuimos dando un paseo hasta la cala, que a esas horas ya es-
taba llena de gente. Nos quedamos un momento en el camino
mirando hacia la playa, pareca una exposicin de cuerpos de
diferentes tamaos, formas y colores. Como maniques de es-
caparate de unos grandes almacenes esperando a ser adquiridos.
Cmo poda haber estado tan ciego en lo que respectaba a esa
playa? Prcticamente todo eran chicos solos o pequeos grupos
de dos o tres chicos y alguna chica mariliendre despistada, al igual
que alguna pareja mixta.
Nos situamos en un rincn, cerca de las rocas, compartiendo
la toalla. Me desnud y corr al mar. Me senta de nuevo en forma
y con las energas renovadas. Nad un buen rato y cuando sal
tena los dedos de las manos arrugados como una uva pasa. En la
orilla sacud la cabeza para quitarme el agua del pelo y me qued
un rato all dejando que las olas rompieran a mis pies. Estaba
totalmente desnudo pero ya no me importaba baarme ni
mostrarme as delante de la gente. Me haba liberado de pudores
y complejos estpidos. Hara lo que me apeteciera en cualquier
momento. Me gir y corr hacia la toalla echndome casi encima
de Bob.
Est buena el agua? me pregunt.
Mucho.
Sabes que has sido el centro de atencin de un montn de
miradas?
Cundo? exclam sorprendido.
Ahora mismo, cuando te has sacudido el pelo al salir del mar
y te has quedado all como quin no quiere la cosa.
S? T crees?
Joder! Ms de uno se habr ido a cascrsela detrs de las
rocas para bajarse el calentn que has despertado.
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odos y el recin llegado acarici los pezones del otro chico. Era el
momento para hacer mi aparicin, antes de que llegaran a ms.
Me miraron ms con curiosidad que con sorpresa. Era evid-
ente que no me haban visto antes. Me acerqu a ellos y les salud.
Hola, qu tal? Est tranquila la cosa, no?
S dijo el ms alto y que pareca ms joven de los dos,
mirndome con lascivia.
Debe ser por la hora. Estarn comiendo coment con la in-
tencin que fuera interpretado con segundas intenciones, como
as fue.
Bueno, a eso venamos nosotros. No? la pregunta iba diri-
gida al otro chico.
S contest. Quieres comer con nosotros?
Acab de acercarme y por toda respuesta llev mis manos a
sus pollas que empezaban a estar morcillonas. El chico que me
haba invitado, a su vez, meti su mano dentro de mi baador y
me toc tambin la verga, que empezaba a crecer.
Veo que s dijo. Por cierto, me llamo Franc.
Soy Aran le estrech la mano.
Yo scar dijo el ms joven, pero no hemos venido a
hacer vida social, no? Yo he venido porque tengo hambre.
Dicho eso baj el pantaln de Franc, se agach y se meti su
rabo en la boca mientras el otro me besaba. Me liber del baador
y empec a masturbarme. A los pocos segundos not la boca
hmeda de scar envolver mi polla y tragrsela entera. Joder, qu
bien la coma el to. Jugaba con la lengua en mi capullo haciendo
ventosa con los labios. Gem y volvi con Franc. scar tena mejor
cuerpo que Franc, sin embargo, ste me atraa ms fsicamente y
me apeteca que fuera l quien me comiera la polla o que dejara
que le follara. Se lo insinu al odo mientras le acariciaba las nal-
gas y dejaba resbalar un dedo hacia su agujero, pero lo apart.
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Todo el mundo?
Bueno, ya sabes, Mantis e hijo
Ah, eso! le cort. No tiene ms importancia. Pero oye,
yo te quera preguntar si tienes el telfono de Kazanjian.
El chico del que hablamos el otro da, ese de Villaociosa?
El mismo.
No, lo siento. Pero si te sirve de algo, creo que vive cerca de
la iglesia. Conoces aquel edificio horrible pintado de color
naranja que hay en la plaza?
No me dirs que vive all?
Jajajajaja. No. Justo en el de al lado, uno de tres pisos de al-
tura. Blanco. Le he visto salir de la portera unas cuantas veces.
Supongo que vivir all, pero no puedo asegurarlo.
Bueno, por algn sitio se empieza. Gracias, Eduardo. Te
debo una.
No te preocupes y cudate.
Colgu el telfono sin siquiera despedirme, me lo guard en el
bolsillo de las bermudas, me puse unas sandalias y me dirig a la
puerta.
Bob, que haba estado atento a todos mis movimientos sin que
yo me diera cuenta de ello, me llam desde la terraza.
Dnde vas?
Tengo que salir ahora mismo!
Con ese loco por ah suelto? Ni lo suees.
Perdona, bonito, pero ni t ni nadie va a impedrmelo le
solt.
Vale, vale! No hace falta ponerse borde! Voy contigo.
Perdname, Robert, estoy alterado. Aprecio tu inters, pero
esto tengo que hacerlo yo solo.
Estaba totalmente decidido y no quera que hubiera interfer-
encias por parte de nadie y llevar a Bob conmigo podra
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Le abro?
No! Dile que se espere en el rellano y no abras hasta que yo
llegue. Debemos asegurarnos de que es l y no el loco que nos per-
sigue. En tres minutos estoy all!
Vale, vale, te espero.
Cort la comunicacin, me puse el telfono en el bolsillo y sal
todo lo aprisa que pude hacia el apartamento. No estaba lejos,
pero en ese momento me pareci que tardaba una eternidad en
llegar.
Por fin vi mi calle y el portal. Tuve que agarrarme a la puerta
para no pasarme de largo debido al mpetu que llevaba. Entr en
tromba al vestbulo y sub los escalones de cuatro en cuatro hasta
llegar a mi piso. No haba nadie. Qu estaba pasando? Haban
pasado un par de minutos desde que haba colgado a Bob, no
poda ser que Kazan hubiera desaparecido ya. Pero y si no era
l?
Acab de subir los ltimos escalones a poco a poco cuando se
apag la luz de la escalera. Me qued unos segundos quieto bajo el
leve resplandor de la luz de emergencia. Me pareci or pies ar-
rastrndose pero quiz eran imaginaciones mas debido al estado
de tensin en que me encontraba, as que me precipit hasta el in-
terruptor y le di a la luz. No tuve tiempo de ms. Algo o alguien
me cogi por los hombros y, antes de poder reaccionar, me vi em-
pujado por las escaleras. Ca rodando, golpendome las piernas,
la espalda, la cabeza, los brazos contra la pared, contra el granito
del suelo y contra la barandilla de hierro. No poda hacer nada
para evitar seguir rodando. A duras penas poda cubrirme la
cabeza con los brazos para protegerme un poco, pero fue tan
rpido que de pronto me estrell contra la pared del rellano del
piso de abajo. El dolor que sent fue brutal. O crujidos de huesos
y pens que me los haba roto todos, pero al menos haba parado
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de rodar por las escaleras y cre que ya todo haba terminado. En-
tonces o en directo la risa de perturbado, que haba escuchado
minutos antes por telfono y vi aparecer en lo alto del tramo de
escaleras una figura alta, oscura. Intent incorporarme, pero pun-
zadas de dolor recorrieron todo mi cuerpo y no pude. El esfuerzo
hizo que se me nublara la vista y sintiera un sudor fro que me
paralizaba.
No. Ahora no. No puedes perder el conocimiento No
puedes me dije a m mismo.
Sin embargo notaba como me fallaban las fuerzas y estaba a
punto de desmayarme, con lo que dejaba camino libre a mi
acosador y casi asesino a terminar el trabajo que haba empez-
ando tirndome por las escaleras. No poda hacer nada, ni la rabia
ms intensa que senta me mantena consciente y me sent
sucumbir.
No llegu a perder el conocimiento del todo porque escuch
puertas que se abran, gritos y golpes. Al poco se hizo el silencio y
me sent zarandeado por los hombros. Entreabr los ojos. Kazan
estaba delante mo. Le mir entre neblinas y le vi vestido de
oscuro y pensando que haba sido quien me haba tirado escaleras
abajo, luch con las pocas fuerzas que me quedaban para huir de
l. Despus de todo ha sido Kazan, pens. Me haba engaado
desde el primer da jugando a un juego del que yo no conoca las
reglas y del que era un jugador pasivo, involuntario. Pero no me
vencera tan fcilmente, si quera acabar conmigo se lo podra di-
fcil y si no poda escapar, al menos me defendera tanto como
pudiera.
Estaba en cuclillas y me tena cogido por los hombros,
sacudindome. Su cara estaba a pocos centmetros de la ma y me
deca algo que yo no lograba entender. Me deshice de su abrazo y
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Siempre haba odo que cuando mueres, ves pasar toda tu vida
como si fuera una pelcula y ves a tus seres queridos, los que han
muerto antes que t, que vienen a buscarte para ayudarte en tu
recorrido a la nueva vida eterna, en tu bsqueda de la luz. Todo
aquello del tnel y la luz. Yo no. Yo no vi nada de eso, ni tneles,
ni luces, ni familiares, ni a Cristo tendindome la mano Nada.
Oscuridad total y sobre todo fro, mucho fro.
Recuerdo que cuando not que la vida se me escapaba por la
herida del estmago, era muy consciente de que me mora irre-
mediablemente pero an as fui incapaz de tener un ltimo
pensamiento hacia mis padres o de pronunciar mis ltimas palab-
ras, las que la gente, a travs de Bob, recordara de m. En cambio
pens en los titulares de los peridicos del da siguiente: Crimen
pasional entre homosexuales; Ajuste de cuentas?; Dos gays
se matan por causas desconocidas, etc. Y me cabre. Me fui hacia
las tinieblas del ms all o lo que hubiera despus de la muerte,
cabreado, jodido y echando pestes de todo y de todos. Luego me
envolvi un fro inhumano y la nada ms absoluta. Hasta que
poco a poco empec a escuchar ruidos a m alrededor y a ser con-
sciente de nuevo.
Al principio no poda entender dnde me encontraba. Si en el
momento de mi muerte lo nico que sent fue que desapareca el
mundo de m alrededor y que ms all no haba nada, qu eran
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esos ruidos? Intent abrir los ojos pero no poda, as que desist
de cualquier esfuerzo absurdo y me dej ir de nuevo. Si Dios o
Jess o Al o Buda o quien fuera que existiera me vena a buscar,
pues perfecto, y si no, pues descubrira que absolutamente todas
las religiones estaban equivocadas y no haba nada de nada des-
pus de la muerte. Ninguna vida eterna, ningn paraso, ningn
infierno.
Al cabo de un tiempo, no sabra decir si horas, das, meses o
aos, los ruidos volvieron y con ellos un leve resplandor que me
hera los ojos aunque los tuviera cerrados.
Pero no fue hasta que me empez a doler todo el cuerpo otra
vez que no fui consciente de que estaba vivo porque si, una vez
muerto, exista ese dolor tan intenso, la eternidad era una putada
muy jodida.
El convencimiento de mi resurreccin me lleg del exterior,
por una suave caricia en el dorso de mi mano y una voz susur-
rante. Hice un esfuerzo supremo y, sacando fuerzas de flaquezas,
consegu la gran proeza de abrir los prpados. A mi lado estaba
Kazan que, al ver que le miraba, empez a llorar y huy corriendo.
Segundos despus la cara de un hombre canoso se acercaba a la
ma con una linterna en la mano enfocndome directamente a las
retinas. Entrecerr los ojos y el desconocido sonri.
Es buena seal, reacciona bien a la luz, pero el peligro an
no ha pasado escuch que deca.
Kazan estaba de pie detrs del mdico sin atreverse a mover e
intentado aguantarse las lgrimas, sin conseguirlo. Llevaba un
brazo en cabestrillo y un oscuro hematoma le cubra la nariz y
parte del ojo derecho.
Quise incorporarme, pero me dola todo el cuerpo y abandon
el intento hundindome en la almohada. Sin duda, por el color de
las paredes, los pitidos de las mquinas y el olor a medicinas, me
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