1958, Estación Gombrowicz - Lucas D. Cosci
1958, Estación Gombrowicz - Lucas D. Cosci
1958, Estación Gombrowicz - Lucas D. Cosci
Literaturas
Lucas Daniel Cosci
Vicerrector
Dr. Carlos Ral Lpez
Directora de la Coordinacin de
Comunicaciones y Medios Audiovisuales
Lic. Mara Eugenia Alonso
Directora Editorial
Mg. Ester Nora Azubel
Cosci, Lucas Daniel
1958, estacin Gombrowicz / Lucas Daniel
Cosci - 1a ed. - Santiago del Estero:
EDUNSE, 2015.
188 p.; 21 x 13 cm. - (Literaturas; 1)
ISBN 978-987-29880-9-8
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permanece cerrado como una puerta tras la cual se escuchan cabo?, se pregunta el Gombrowicz de Cosci, y solo es ca-
voces sofocadas. El problema del lenguaje junto con to- paz de imaginar, como respuesta, una serie de expresiones
das las preguntas que genera, como quin puede traducir?, relativas cuyo alcance ni siquiera se superpone: el amigo po-
quin habla un castellano correcto?, hay lenguas supe- laco de Roby Santucho. El desertor de una nacin del Este.
riores e inferiores?- atraviesa las letras argentinas desde su El amigo de Tandil, etc.
fundacin y alcanza su auge con las olas de la inmigracin
que tocan tierra en el puerto de la capital (ntese el ttulo del
segundo captulo, Los desembarcos). La famosa escena en Es una ficcin que todos quieren contar
la que se origina la literatura argentina, es decir, la que abre Lo que fue una historia personal la dolorosa construc-
Facundo Sarmiento, camino hacia el exilio, escribe en la pa- cin de la figura paterna pasa a formar parte de la historia
red la noble consigna en francs encuentra su reverso en oficial literaria cuando Romina, una periodista enviada por un
1958. En un muro de un baldo en Santiago del Estero, Canal diario de Crdoba, llega a Santiago del Estero en busca de
Feijo le deja a Gombrowicz un mensaje escrito en polaco, informacin sobre la estancia de Gombrowicz. La juventud
una lengua mucho ms perifrica que el castellano, en el que de la periodista, a diferencia de la exaltada por el Diario, con-
cifra un insulto. Su gesto, descarado y grosero, recuerda tanto nota los valores aclamados en el mundo moderno: compe-
la noble cita francesa inmortalizada por Sarmiento como el tencia, energa y eficacia. Romina maneja con soltura todo el
episodio narrado en el Diario gombrowicziano: un da, Gom- entramado de teoras sobre la escritura gombrowicziana, a
browicz, conducido por un delirante antojo, deja una nota las que Daniel les opone la del invento: Gombrowicz sera
vulgar en la pared de un bao pblico en Callao. Toda una una construccin mtica argentina, un relato que empez a
literatura-grafito. La cuestin de la lengua y de la traduccin tejerse tras su partida por quienes lo conocieron o declara-
reaparece en el captulo siguiente de la novela, El idioma de ron conocerlo. As, socava las pretensiones de los bigrafos
los sueos: el Gombrowicz de Cosci sostiene la absurda idea y tambin el objetivo de Romina, que es descubrir la ver-
de que l, hablante nativo de una lengua menor, tiene sueos dad sobre la estancia santiaguea del escritor. Esta verdad no
en quichua y necesita un intrprete de esta lengua indgena existe, no la hay ni en el Diario, ni en Kronos, ni tampoco en el
para entenderse a s mismo. Es culto y salvaje a la vez. diario apcrifo escrito por el Gombrowicz de Cosci.
Para Sarmiento, la distribucin en civilizados (hablantes
de francs) y brbaros, que necesitaban traductor, era bilate-
ral y decidida de antemano. Gombrowicz, en el Diario, anu- Ejerce la palabra como quien ejerce un poder, le dice
la las pretensiones de las culturas secundarias a entrar en el Gombrowicz a Canal para negar la posibilidad de una lite-
meridano de Greenwich literario, pero sigue manteniendo ratura objetiva, no intermediada por el yo, aunque este se
la misma dicotoma sarmientina entre centro y periferia. Para declare un mero compilador de las historias narradas. Sin
Cosci, en cambio, el repertorio de lenguas que intervienen en embargo, esta misma frase valdra para el Gombrowicz-Sileno
el debate cultural es mucho ms vasto y, por tanto, la cues- que en Santiago seduce a un muchacho color caoba con
tin de la identidad se vuelve ms borrosa. Quin soy, al bromas y cumplidos. El pap de los ferdydurkistas o el
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filsofo del Diario muestra aqu su faceta de lascivo stiro. Su gran mrito consiste, no obstante, en saber tratarlo sin
Este Gombrowicz no es ni el sensual Whitman, ni el genero- reverencia, usarlo y deshacerse de l, por as decirlo, arrojar
so Scrates, ni siquiera el amigo de Tandil, ya que su joven la escalera por la cual ha conseguido subir.
amante, al que encima le mezquina un billetazo de cincuen-
ta, solo entra en su obra de forma oblicua y oculta: su nombre Ewa Kobylecka-Piwonska
no aparece en el Diario. Las pginas, en las que Gombrowicz Universidad de Lodz, Polonia
narra con ardor la sensualidad y la belleza en Santiago, co-
bran ahora un sentido ms oscuro y tambin ms carnal.
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I. EL ESPECTRO
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