Resumen Final Adolescencia Grassi
Resumen Final Adolescencia Grassi
Resumen Final Adolescencia Grassi
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psicoanalista puede jugar ese rol, aunque no es automtico, jugar ese rol con el cual es posible hablar de
lo que no se habla con los padres, claro que debe tomar la posicin de ambos padres.)
Los lmites no son reglas de afuera sino una capacidad que se construye en el adolescente, y tiene que
ver con la tolerancia a la espera; no es de esperar que los lmites se acepten, la persona debe poder
aprovechar los lmites (permiten pensar) y eso se logra con la espera. Descubrir el beneficio de esperar.
En el estadio del Espejo se oponen dos parmetros: uno es el cuerpo real de un beb (10 a 16 meses) q
siente y vive la experiencia turbulenta, tumultuosa de sus propias sensaciones internas y externas. El otro
parmetro es visual y virtual. El mismo bebe, desbordado por ese real corporal tumultuoso, percibe una
imagen global y globalizante q el espejo le devuelve. Tenemos dos parmetros: un cuerpo real sentido y
vivido como despedazado, fragmentado. En frente de este real catico tenemos la imagen especular que
es una imagen redonda, entera y unificante, pq le da al nio la posibilidad de sentirse una unidad en
relacin a si mismo, y una entidad diferente de las otras personas q lo rodean. Una unidad y una entidad
todava relativas pero ya presentes.
En el caso del adolescente tenemos entonces un cuerpo, q no es un cuerpo despedazado como el del
bebe pero es un cuerpo enloquecido por las mltiples e intensas fuerzas pulsionales, en particular
sexuales y agresivas. El adolescente sufre del choque entre dos intensidades: la intensidad de un cuerpo
que vibra al ritmo de pulsiones que reclaman furiosamente convertirse en actos impulsivos e imprevisibles;
y al mismo tiempo la intensidad del supery rgido e inflexible q reprime las pulsiones con tanta violencia
como la violencia q las anima. Frente a esas dos fuerzas antagonistas: un supery intransigente que
quiere aplacar con mucho rigor dichas pulsiones, y las pulsiones que con mucho fervor, mucha furia
quieren manifestarse, frente entonces a esas dos fuerzas opuestas entre s, aparece una imagen en el
espejo. Una imagen q es tmb una imagen unitaria, pero con la particularidad de ser ante todo una imagen
de seduccin.
La diferencia entre el estadio del espejo, donde aparecen dos parmetros, y el estadio del adolescente
donde tenemos tres parmetros, reside sobre todo en el tercer personaje; que no aparece en el caso del
bebe, que es el superyo. Para m el elemento mayor, tpico de la adolescencia es sin lugar a dudas, el
superyo. Lo q marca esencialmente el periodo de la adolescencia, es la presencia del superyo. Es decir, la
presencia del pudor, o del impudor. El superyo es el pudor, es el nombre psicoanaltico q le damos al
pudor. Y el adolescente vive en esa lucha entre pudor e impudor, entre reserva y salvajera, entre
retencin y osada. Es en esa constante contradiccin inherente al antagonismo entre superyo y pulsiones
q caracteriza al ser adolescente.
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Esta importancia q le doy al superyo, me lleva a agregar una nueva diferencia entre el estadio del espejo y
el estadio de la adolescencia. En el caso del bebe, el sentimiento q domina es la alegra, el jubilo de verse
reflejado en una imagen redonda y unificadora. En el caso del adolescente, el sentimiento q domina es la
vergenza o, su contrario, la omnipotencia. Para mi el sentimiento mas importante en la adolescencia es la
vergenza. Y por supuesto, la vergenza con su par antagonista q a veces toma la figura de la insolencia,
la rebelda o hasta la violencia. La violencia del adolescente es una exteriorizacin de un superyo furioso.
Cualquiera sea el contexto social. Siempre hay un superyo brutal en el adolescente, q provoca inhibicin,
o al contrario, comportamientos agresivos y antisociales.
El superyo puede ser agresivo con el propio sujeto, o puede retornarse hacia fuera y convertirse en
violencia destructiva.
La adolescencia es una etapa de conflicto permanente, compleja; un periodo difcil, tanto para el
adolescente como para su medio familiar. Es difcil para ambas partes: padres e hijos. Se instala all lo q
llamamos una neurosis. Una neurosis es justamente esta tensin dolorosa entre un cuerpo q reclama
exteriorizarse y una cabeza, un superyo, q inhibe, impide esa exteriorizacin. Esa lucha crea
comportamientos contradictorios, en primer lugar frente a aquellos q estn en primera lnea, q son los
padres. Entonces el adolescente est mal primero consigo mismo a causa de esta tensin interna q le
impide sentirse interiormente coherente. Y esta incoherencia interna va a manifestarse a travs de
comportamientos q son igualmente incoherentes frente a los padres. Esta situacin define exactamente
una neurosis. Una neurosis es una incoherencia de sentimientos y de comportamientos, incoherencia
entre el cuerpo y la cabeza del joven, y una incoherencia en la relacin de l con los otros. Los otros de
los cuales depende.
La relacin de una adolescente por ejemplo con sus padres de quien depende es seguramente conflictiva.
En cambio la relacin de la misma con sus abuelos, con los amigos de su familia, con terceros cercanos,
es indiscutiblemente mas calma. El problema de la neurosis es el hecho de amar y odiar a aquel de cual
dependo. Si no hay relacin de dependencia no hay neurosis.
Durante la adolescencia existe naturalmente una dependencia afectiva y material q favorece la neurosis.
Por ello la adolescencia se acaba (y la neurosis tmb) cuando el joven ya no vive mas en una relacin de
dependencia financiera con sus padres. En ese momento, cuando el joven adulto puede irse de la casa y
comenzar a ganar dinero, la relacin cambia. Se termino la adolescencia y la neurosis como neurosis de
crecimiento. Ese periodo largo de la adolescencia q comienza con la pubertad y termina con la
emancipacin financiera del joven, esos largos aos (unos diez aos) son de neurosis, de crisis y de
conflictos. Sin embargo, ese periodo es indispensable para comenzar luego la nueva poca de la
juventud/adulta de una manera ms armada y mejor vacunados contra ciertas dificultades. Un joven q ha
sabido atravesar la adolescencia y el problema de dependencia con sus padres y ha terminado bien esa
relacin a pesar de las dificultades, tendr ciertamente una muy buena relacin con sus jefes y con la
autoridad. Autoridad con la q estamos todos confrontados en la vida. Por eso digo q es una neurosis
necesaria, pero tmb, sana. Sana pq se disipa inevitablemente sin tratamiento psicolgico ni
medicamentos.
El complejo de Edipo se manifiesta en una serie de conductas erticas, eminentemente infantiles,
totalmente normales, q comienzan a los 3 aos y terminan hacia los 6. Mas tarde, a los 6/7 aos, aparece
este componente psquico q es tan importante en la adolescencia: el superyo. Es decir q aparece el pudor.
El pudor es la expresin exterior del superyo. Aquel nio de 6 aos capaz de mostrarse desnudo mientras
los padres estn cenando con amigos, dos aos mas tarde se vuelve completamente tmido e incapaz de
mostrar su cuerpo. Surgi el pudor, la vergenza y la necesidad de esconderse. El fenmeno del Edipo es
un fenmeno neurtico. Pq el nio edipico tmb siente interiormente una desunin profunda, una fuerza q lo
empuja y otra q le impide tener comportamientos transgresivos.
Estamos entonces frente a dos neurosis sanas: una q se instala entre los 5 y 6 aos; y la otra q se instala
entre los 11 y 23 aos. Son dos periodos cruciales en la evolucin del ser humano. La repercusin
negativa o positiva de estas neurosis infantil y juvenil en vida adulta del individuo, depender mucho de la
reaccin de los padres frente a los comportamientos difciles del nio edipico y del joven adolescente. Si
bien es cierto q se trata de neurosis sanas y necesarias puede ocurrir q dichos periodos sean la base de
futuras neurosis graves en el adulto. Por eso tenemos q saber q son sanas y necesarias a condicin q la
reaccin del medio familiar sea relativamente adecuada y permita al joven q las sobrepase sin herida q
cicatricen mal. Estas dos neurosis pueden terminar brutalmente y dar lugar a conflictos durables en la vida
adulta. Para los psicoanalistas, el Edipo es el ncleo, el nudo de toda futura neurosis en un adulto. El
origen de la formacin de una neurosis en un adulto es preciso buscarlo en el final del Edipo.
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CMO ACTUAR CON UN ADOLESCENTE DIFICIL? NASIO
La adolescencia es un pasaje obligado, el pasaje delicado, atormentado pero tambin creativo, que se
extiende desde el fin de la infancia hasta las puertas de la madurez. El adolescente es un muchacho o una
chica que poco a poco deja de ser un nio y se encamina difcilmente hacia el adulto que ser.
Nasio define la adolescencia desde tres puntos de vista diferentes pero complementarios:
Desde la perspectiva biolgica, sabemos que la adolescencia corresponde a la pubertad, ms
exactamente el principio de la adolescencia corresponde a la pubertad, a ese momento de la vida en
el que el cuerpo de un nio de 11 aos es abrasado por una sorprendente llamarada hormonal. La
pubertad designa justamente el periodo en el que se desarrollan los rganos genitales, aparecen
signos distintivos del cuerpo del hombre y de la mujer, y se produce un impresionante crecimiento de
altura as como una modificacin sensible de las formas anatmicas. Biolgicamente hablando, la
adolescencia es sinnimo del advenimiento de un cuerpo maduro, sexuado, susceptible de procrear.
En cuanto a lo sociolgico, el vocablo adolescencia abarca el periodo de transicin entre la
dependencia infantil y la emancipacin del joven adulto. En nuestra sociedad los jvenes conquistan
su autonoma muy tardamente, dados la extensin de los estudios y el desempleo masivo, factores
que mantienen la dependencia material y afectiva del adolescente respecto de su familia. Un adulto
joven de cada dos sigue viviendo en el domicilio de los padres a los 23 aos, gozando no slo del
techo por tiempos cada vez ms prolongados, sino tambin de su sostn econmico que, muy a
menudo, se extiende incluso ms all. Puede afirmarse que la pubertad signa su entrada hacia los
11 o 12 aos, mientras q la emancipacin punta su salida alrededor de los 25 aos.
Punto de vista psicoanaltico: el joven de hoy es un ser trastornado que, alternativamente, se
precipita alegre hacia delante en la vida, luego de pronto se detiene, agobiado, vaco de esperanza,
para volver a arrancar inmediatamente llevado por el fuego de la accin. Todo en l son contrastes y
contradicciones. Puede estar rebelde como conformista, intransigente y decepcionado; en un
momento entusiasta y de golpe inactivo y desmoralizado. A veces, es muy individualista y exhibe una
vanidad desmesurada o, por el contrario, no se quiere, se siente poca cosa y duda de todo. Los
nicos ideales a los que adhiere son los ideales de su grupo de amigos. A sus padres les manifiesta
sentimientos que son la inversa de lo que siente realmente por ellos: los desprecia y les grita su odio,
mientras que el nio que subsiste en el fondo los ama con ternura.
El impulso creador del adolescente:
El adolescente, sin ninguna duda, es un ser que sufre, exaspera a los suyos y se siente sofocado por
ellos, pero es, sobre todo, el que asiste a la eclosin de su propio pensamiento y al nacimiento de una
fuerza nueva; una fuerza viva sin la cual en la edad adulta ninguna obra podra llevarse a cabo. Todo lo
que construimos hoy est erigido con la energa y la inocencia del adolescente que sobrevive en nosotros.
La adolescencia es una de las fases ms fecundas de nuestra existencia. El cuerpo se acerca a la
morfologa adulta y se vuelve capaz de procrear; por otro lado, la mente se inflama por grandes causas,
aprende a concentrarse en un problema abstracto, a discernir lo esencial de una situacin, a anticipar las
dificultades eventuales y a expandirse ganando espacios desconocidos. El adolescente conquista el
espacio intelectual con el descubrimiento de nuevos intereses culturales; conquista el espacio afectivo con
el descubrimiento de nuevas maneras de vivir emociones que ya conoca, pero q nunca antes haba
experimentado de esa manera; y por ultimo, conquista el espacio social al descubrir, ms all del circulo
familiar y del escolar, el universo de los seres humanos en toda su diversidad. Ante la creciente
importancia que la sociedad reviste ahora en su vida, comprende muy pronto que nada puede surgir de
una accin solitaria. Nos damos cuenta de cuan vital es el otro biolgica, afectiva y socialmente para cada
uno de nosotros, cuanta necesidad tenemos del otro para ser nosotros mismos.
La mayor parte del tiempo, lo que se presenta ante nosotros es un adolescente en estado de desasosiego;
un joven al que le cuesta expresar su malestar con palabras. No sabe o no puede verbalizar el sufrimiento
difuso que lo invade y es a nosotros, adultos, a quienes nos compete soplarle las palabras que le faltan,
traducirle el mal-estar que siente y que habra expresado el mismo si hubiera sabido reconocerlo.
El adolescente no siempre sabe hablar de lo que siente pq no sabe identificar bien lo que siente. Si el
adolescente no habla no es pq no quiere comunicar, sino pq no sabe identificar lo que siente, y mucho
menos verbalizarlo. Se ve lanzado a actuar mas que a hablar y que su mal-estar se traduce ms por
medio de los actos que de las palabras. Su sufrimiento, inconsciente, est ms expresado mediante
comportamientos impulsivos que conscientemente vivido y puesto en palabras.
El sufrimiento inconsciente del adolescente puede manifestarse de tres maneras diferentes:
- por medio de una neurosis de crecimiento (sufrimiento icc moderado): La adolescencia es una neurosis
sana, necesaria para volverse adulto.
- por medio de comportamientos peligrosos (sufrimiento icc intenso): Estos comportamientos peligrosos
son interpretados como la puesta en acto de un sufrimiento inconsciente. Por ejemplo: comportamientos
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depresivos, aislamiento, intentos de suicidio y suicidio, adicciones, consumo de drogas duras, alcoholismo,
pornografa invasiva, anorexia y bulimia, distanciamiento escolar y ausentismo, vandalismo, violencia
contra los otros y contra s mismo, ciberdependencia y uso abusivo de chats.
- por medio de perturbaciones mentales (sufrimiento icc extremo): Perturbaciones mentales,
principalmente la esquizofrenia, los TOC, las fobias, la depresin, los desrdenes alimentarios crnicos y
las perversiones sexuales, que revelan un sufrimiento inconsciente.
Nasio dice que para crecer, nos hemos visto obligados a soportar dos neurosis: la primera entre los tres y
seis aos, una neurosis infantil durante el Edipo; y ms tarde, la segunda entre los once y dieciocho aos,
una neurosis juvenil durante la adolescencia. Estas dos neurosis de crecimiento son neurosis sanas
porque son pasajeras y se resuelven por s mismas.
La adolescencia es un duelo de la infancia: el joven debe perder a la vez su universo de nio, conservar
en s mismo sus sensaciones y emociones infantiles, y conquistar la edad adulta.
El segundo aspecto del abordaje psicoanaltico entiende el periodo de la adolescencia como un lento y
doloroso proceso de duelo y renacimiento. Detrs de los comportamientos angustiados, tristes o rebeldes
del adolescente neurtico, se esconde en lo ms profundo de l un lento, doloroso y sordo trabajo interior
de alejamiento progresivo del nio que ha sido, pero tambin de construccin igualmente progresiva del
adulto por venir.
El adolescente debe perder, conservar y conquistar a la vez: perder el cuerpo de nio universo familiar en
el cual creci; conservar todo lo que sinti, percibi, quiso desde su primer despertar, en particular su
inocencia de nio; y conquistar finalmente la edad adulta.
El duelo es un tiempo, tiempo que hace falta para aceptar vivir con la ausencia definitiva de aquel a
quien amamos y que acabamos de perder. Aceptar vivir con la ausencia significa, de hecho, aprender a
amar de otro modo a aquel que ya nunca ms volver a estar, aprender a quererlo de otra manera que
cuando estaba vivo.
No es fcil para un adolescente amar al nio que hay en l, de hecho tiene horror a sentirse tratado como
un nio porque eso sera un signo de debilidad, por eso rechaza todo lo que de su infancia vuelve en l.
Pero slo podr crecer asumiendo, lo quiera o no, su infancia pasada. Para hacernos adultos, felices de
serlo, an necesitamos amar al nio que hemos sido.
El pasado infantil resurge en la vida concreta del joven sin que el sea consciente de ello. Al amar a una
pareja de la misma edad, al descubrir un pas desconocido, al crear una cuenta en fb o al rerse con los
amigos, el joven de hoy revive sin saberlo la ternura y la sensualidad del primer amor que de pequeo
sinti por su madre, la sorpresa de sus primeros descubrimientos, la pasin de sus primeros juegos
infantiles.
Para dejar atrs la infancia el adolescente debe volver a ella sin cesar y sin cesar revivirla en la frescura
de los nuevos encuentros. Cada retorno al pasado marca un paso hacia delante.
Sin ignorar que ser adulto es ms un ideal inalcanzable que un estado bien definido, reconocemos,
empero, dos indicadores de madurez afectiva que muestran que el adolescente ha abandonado la
adolescencia, ya no vive bajo la presin del supery asfixiante y, por consiguiente, se ha vuelto ms
conciliador consigo mismo y con el mundo. Primero, el joven adulto ya no se avergenza de jugar como un
nio; ha comprendido intuitivamente que ser un hombre o una mujer es permitirse regresar a la infancia
cuando se quiere y como se quiere, sin por ello sentirse rebajado. Y el segundo indicador es que ya no le
molesta mostrarse obediente frente a la autoridad. Puede responder a las rdenes de un superior
jerrquico o plegarse a una disciplina sin sentirse indigno. Creer que es ridculo mostrarse nio o creer que
es humillante obedecer son susceptibilidades que revelan que el joven adulto no termin de atravesar su
pasaje adolescente; sigue habitado por el miedo histrico e infantil a ser humillado. Entonces, dos
principales indicadores de madurez afectiva: ser adulto es vivir sin temor de jugar como un nio y sin
vergenza de mostrarse obediente. Seguramente hay muchos indicadores ms, adems del indicador
social de cuando ya no es dependiente econmicamente de sus padres. Nasio piensa tres indicadores
psquicos elocuentes: ser apto para reconocer las propias imperfecciones y aceptarse tal como se es;
estar cmodo consigo mismo y, por ende, disponible con los otros; y, haber aprendido a amar al prjimo y
a amarse a s mismo de otra manera que cuando se era un nio.
Las crisis de la adolescencia tienen lugar las ms de las veces entre los doce y diecisis aos, durante los
primeros aos del secundario. El indicio ms evidente del surgimiento de una crisis es un cambio brutal de
la conducta habitual en el adolescente. En general, el adolescente en crisis es un adolescente
desescolarizado desde hace ms de dos meses, desocupado, a veces suicida, con frecuencia encerrado
en su cuarto, obnubilado por la computadora, o en el otro extremo, vagando por la calle. No es lo mismo
hablar de crisis de la adolescencia, que de un adolescente en crisis.
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GRASSI - EL OBJETO DE ESTUDIO DE PSICOLOGA (EVOLUTIVA?) ADOLESCENCIA:
Los manuales clsicos de Psicologa Evolutiva no cesan de insistir en la importancia del desarrollo y
crecimiento corporal, describiendo a travs de sus tablas comparativas divididas en das, semanas, meses
y aos, los logros y adquisiciones del nio, correspondientes a estos periodos etreos. Siguen una
cronologa lineal progrediente del desarrollo: desde el beb incompleto, pasando por el adolescente
inmaduro, para arribar a la ansiada madurez del adulto completo. Los clsicos de la psicologa evolutiva
establecen una estrecha vinculacin entre el crecimiento corporal y las funciones psicolgicas. La lectura
evolucionista busca encontrar una ley biolgica general a la que estn sujetos todos los seres vivos.
Las crticas no estn dirigidas a la teora evolucionista como tal, que produjo grandes avances, sino al
totalitarismo biologizante que invade al campo psi al naturalizar el desarrollo humano equiparndolo al
desarrollo corporal. Cuerpo-soma y cuerpo- zona ergena implican continuidades y discontinuidades
psicosomticas diferenciadas.
Cuando planteamos el objeto de estudio de la psicologa evolutiva, no desde el evolucionismo, sino a
partir de los desarrollos del PSA, cuerpo ergeno y desarrollo libidinal conforman una cara de la banda
que se entrelaza en continuidades y discontinuidades con la otra cara del crecimiento corporal. La pulsin
nace apoyada en la satisfaccin de necesidades fisiolgicas vitales, en los primeros cuidados. No se da
sin el otro (madre). En cada crisis, el nio no se desprende de lo conocido, pierde una situacin
confortable aunque inadaptada para su edad para lanzarse a la conquista de nuevas capacidades. Cada
crisis constituye un salto hacia delante.
Cada nio progresa, se estabiliza y a veces regresa, siguiendo un ritmo que le es propio. Este crecimiento
no sigue una lnea unidireccional progrediente. Mientras desde el evolucionismo la regresin, por el
retroceso que implica, se ve como algo problemtico, en este caso, desde el PSA, es considerada como
parte del desarrollo sano.
Las fases del desarrollo no evolucionan unidireccionalmente, se producen progresiones y regresiones. No
son momentos naturales fijos. No tienen fechas fijas. Y adems de las variaciones individuales, familiares
y epocales, estn las de gnero, sociales, culturales, etc.
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organizacin y reorganizacin, desde los inicios de la vida pasando por la pubertad-adolescencia y ms
all de la misma.
El nexo entre la cronologa del desarrollo y la funcin que esta cumple en el psiquismo est dado por el
trabajo de la subjetividad. La estructuracin psquica en el nio/adolescente depende relativamente de su
desarrollo corporal, como tambin de los sentidos diversos que provienen del Otro familiar. El yo pendiente
del crecimiento est tomado desde los inicios por la bsqueda alienada y, mas tarde, por la transformacin
de las identificaciones que lo modelan.
Si bien pendiente del cuerpo, de lo parental, del medio ambiente, no quiere esto decir determinado por
alguna de estas instancias. Falta aun el producto de un trabajo combinatorio, personal; trabajo q es
potencial despliegue de una capacidad q lleva al sujeto, sobre todo en la niez/adolescencia de una
dependencia absoluta a una dependencia relativa, y luego hacia una relativa independencia.
Subjetividad y adolescencia:
La adolescencia implica una crisis de identidad. Lo propio del sujeto en la adolescencia es crear sentidos
que enriquezcan al yo, en un juego de identificaciones-desidentificaciones. La adolescencia transcurre en
ldica adquisicin de nuevas identificaciones y cancelaciones de otras caducadas, obsoletas. Cuando este
juego es obstaculizado, vemos el alto precio pagado por el nio/adolescente por su alienacion con el otro,
con la fijeza de identificaciones reactivas y/o defensivas. La pregunta quin soy?, signo de q existen
procesos adolescentes en marcha, se refiere a las identificaciones q habitan al yo y q comienzan a estar
cuestionadas por el sujeto.
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Juegan con las palabras y las frases, las desordenan y las vuelven a ordenar, generando nuevos sentidos
de caractersticas insondables para los adultos. Se trata de un momento del trabajo creativo de puesta en
desorden y apropiacin de un lenguaje al q han permanecido sujetados y alienados.
EL PENSAMIENTO DE LO COMPLEJO
Cuando un nio nace se encuentra con un nombre, alguien, otro, otros pusieron un nombre, y eso es algo
fundacional.
El evolucionismo como teora cientfica tiene una relacin muy estrecha con la biologa y las ciencias
naturales.
De lo simple a lo complejo
El establecimiento de secuencias de formas de organizacin q van de lo simple a lo compuesto, a lo
complejo. Formas de evolucin simples q evolucionaran a formas de organizacin mas complejas. El
evolucionismo piensa en trminos del desarrollo que va hacia su complejizacin y completamiento hacia el
logro de estadios o estados superiores, que son de una complejidad y completud mayores. El desarrollo
es una lnea q tiene una direccin progresiva hacia el mejoramiento de sus formas de organizacin.
Ortognesis
Uno de los principios del evolucionismo es la ortognesis, que quiere decir al menos dos cosas: que el
desarrollo es recto y se dirige hacia una finalidad y; que lo que va a venir, la etapa posterior, est
predeterminada por un estado anterior.
En el terreno de la psicologa se ha tomado ese principio en el sentido que se progresa a un estado
superior de maduracin. El nio es menos maduro q el adolescente, el adolescente es menos maduro q el
adulto, entonces hay una idea q se progresa hacia formas mas complejas, mas maduras.
El evolucionismo plantea la idea de la superacin de los estadios inferiores. En el pensamiento
evolucionista lo anterior es inferior, esta en menos, carece de algo respecto a lo posterior. Los que
vendrn son ms complejos y completos, superiores en cuanto a su organizacin.
La falta
Con la idea del progreso, del perfeccionamiento a estructuras ms complejas, con la idea de q se va
ascendiendo, en alguna medida, se desprende q las formas anteriores de algo carecen en relacin a las
superiores. El nio carece en relacin al adolescente, y el adolescente carece en relacin al adulto. El
adolescente carece de la madurez. Por eso es importante el concepto de Winnicott donde l no est
planteando que la inmadurez carece de algo en relacin a la madurez. Que el adolescente inmaduro
carece en relacin al adulto maduro mas completo. Lo que plantea es que hay un valor positivo en eso
que es la creatividad y que por otra parte, hay que darle tiempo al proceso que se est dando. O sea, la
variable de ese apuro del cual les hablaba no est presente, ya que encuentra un valor positivo en la
inmadurez y no algo que hay que abandonar por ser en s malo. Se introduce esa dimensin de la espera
que requiere un proceso y no del apuro por finalizarlo o completar.
Tradicionalmente, la adolescencia misma esta definida como carente, por lo q no tiene. De lo q adolece en
relacin al adulto. Hay un prejuicio en la definicin del trmino adolescencia en la medida en q se lo asocia
a adolecer. Dos palabras q suenan iguales adolescente y adolecer q por homofona quedan ligadas,
quedan asociadas, pero hay un prejuicio por un error, ya q la etimologa de una y de otra son diferentes.
Ambos trminos tienen etimologas distintas. El trmino adolescencia viene de adolescere y remite
justamente a crecer y no a sufrir, padecer, o carecer. En el caso de adolecer, en su etimologa contiene la
idea de sufrimiento, de padecimiento, de estar en menos. Y asociarlo a adolescencia por homofona es
producir un desplazamiento de sentido. Lo q produce es llenar de prejuicios el termino adolescencia.
No nos interesa definir la adolescencia en trminos evolucionistas, en relacin de lo q le falta. Nos interesa
seguir la idea de cmo se da este proceso, y no cuanto hay q apurarlo para q salga de ah o cuanto hay q
compararlo con otro mas completo, mas maduro, superior.
Lo que plantea este pensamiento evolucionista es que se define un lugar superior del desarrollo desde
donde se piensan las etapas anteriores. El evolucionismo define la adultez como lugar de llegada y desde
ah se piensa entonces la adolescencia, por eso decimos que es un pensamiento adultocntrico.
Desde el psicoanlisis se piensa el desarrollo de otra manera. Freud plantea el desarrollo libidinal como un
movimiento con avances y retrocesos. Los retrocesos son en funcin de poder seguir avanzando, hasta
con ms fuerzas. Igualmente Winnicott ve algo positivo en las regresiones en la adolescencia, se regresa
para volver sobre cuestiones que quedaron pendientes y as luego seguir avanzando. Se piensa el
desarrollo en una suerte de alternancia entre regresin y progresin. Plantea una alternancia entre
dependencia relativa y la independencia. De estados de independencia, se vuelve a estados de
independencia relativa para lograr luego la independencia. La adolescencia misma es vista como un
tiempo que requiere de una espera, un tiempo en el cual se esta dando un proceso q tiene su tiempo de
maduracin el cual no es conveniente apurar. Winnicott plantea que el mejor remedio para la adolescencia
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es la espera. Esto ira en contra de la idea evolucionista del desarrollo progresivo, sin pausas ni
retrocesos.
Transformaciones corporales
Pubertad es un trmino que va muy de la mano con adolescencia. Cuando se piensa en los inicios de la
adolescencia que tiene que ver con las transformaciones del cuerpo, los cambios propios de la pubertad. Y
uno de los cambios fundamental es la aparicin tanto en muchachos como en muchachas, de los
caracteres sexuales secundarios, la maduracin de los rganos genitales. La aparicin en las mujeres de
la menstruacin y en los hombres, del lquido seminal, con toda una serie de cambios hormonales y
corporales q acompaan a esta maduracin del aparato genital.
Con la maduracin de los rganos genitales, lo primero que aparece es la posibilidad de establecer
relaciones sexuales. Ahora el adolescente est en condiciones fsicas para establecerlas, no as con
anterioridad. Est en condiciones de tener lo que es la experiencia (nueva) del orgasmo genital. Junto con
el establecimiento de las relaciones sexuales y lo orgsmico, esta la posibilidad concreta de la
reproduccin. Esta la posibilidad de ser progenitores, no se dice ser padres, ya q es un poco distinto.
Padre y madres son funciones simblicas, no todos quienes son progenitores llegan a ser padres y
algunos q son padres no son progenitores. Por ejemplo, quienes adoptan pueden ser muy buenos padres
y no ser progenitores. El ser padres es una funcin simblica. La de procreacin es una consecuencia de
la pertenencia a un sexo y el establecimiento de relaciones sexuales con el otro sexo, pero q no implica
directamente la funcin simblica de ser padre/madre.
Consecuencias:
- Relaciones sexuales
- Procreacin
- Capacidad de puesta en crisis o desorden del sistema familiar. Hay adolescentes que transcurren su
adolescencia y no son capaces de hacer entrar en crisis nada, esos son los que se adaptan rpidamente,
los que estn en posicin de un falso-self, se adaptan o someten. No ponen en crisis el sistema familiar.
Lo que aparece con las posibilidades del adolescente de tener relaciones y de reproduccin es la apertura
a la sucesin generacional, se abre a una cadena q es generacional, el hijo q era hijo puede ser
padre/madre (en el sentido de progenitor/a) y el q era padre puede ser abuelo. La idea de crisis
adolescente tiene una dimensin q es intergeneracional. Con la adolescencia del hijo algo toca a los
padres en relacin primero con la posibilidad de ser abuelos y despus algo en relacin a la vejez y a la
muerte.
Hay adolescentes q transcurren por la pubertad y por la adolescencia tan inhibidos q no pueden conmover
nada del orden de lo familiar, q no pueden hacer entrar en crisis, por ejemplo a los padres, no toleran q los
padres se angustien por temas relativos a ellos mismos. De lo cual no se dira q eso es un desarrollo
saludable, no diramos eso sino q diramos q ah hay un falso-self, hay un adaptarse rpidamente a un
orden preestablecido, el deseo del otro.
La adolescencia es un fenmeno grupal q tiene al menos dos o tres perspectivas o dimensiones. Una es
intrapsiquica, es decir, lo q acontece al sujeto consigo mismo, la dimensin de lo individual. Otra es la
lnea de lo intersubjetivo, este fenmeno grupal/familiar/extrafamiliar. Por otro lado, eso de lo intra, eso
de la propia subjetividad no se da por fuera de, sino q se da en un contexto q es familiar e
intergeneracional. Entonces, son tres dimensiones: lo intrapsiquico o intrasubjetivo; lo intersubjetivo, es
decir, lo q tiene q ver con la familia, padres, hermanos, los pares, etc. Y dp lo intergeneralcional. Pq esa
familia tmb tiene una proveniencia de una genealoga.
Estas tres dimensiones a su vez estn enmarcadas en un momento historico-politico-social.
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El estado de adolescencia se prolonga segn las proyecciones que los jvenes reciben de los adultos y
segn lo que la sociedad les impone como lmites de exploracin. Los adultos estn ah para ayudar a un
joven a entrar en las responsabilidades y no ser lo que se llama un adolescente retrasado.
En el curso de esta mutacin es sumamente sensible a lo que recibe como mirada y oye como palabras
que le conciernen. Un beb cuya familia lamenta que sea como es, corre el riesgo de quedar marcado
para toda la vida, mientras la gente piensa que no comprende nada. A esa edad, todos los juicios surten
efecto, incluyendo aquellos que expresan gente de poco fiar, por ejemplo, personas celosas o resentidas
con los padres. Se trata de algo que puede comprometer de por vida, sus relaciones con la sociedad.
Desgraciadamente la gente no sabe cul es el perodo sensible para dicho joven. Para comprender
adecuadamente qu es la debilidad de la adolescencia, tomemos la imagen de las langostas que pierden
su caparazn, se ocultan bajo las rocas en ese momento, mientras segregan su nueva coraza para
adquirir defensas pero, si mientras son vulnerables reciben golpes, quedan heridos para siempre; su
caparazn recubrir las heridas pero no las borrar. Las personas secundarias juegan un papel muy
importante en la educacin de los jvenes durante este perodo. Aunque no estn encargadas de dar
dicha educacin, todo lo que hacen puede favorecer la expansin y la confianza en s, al igual que el valor
para superar sus impotencias, o, al contrario, pueden estimular el desaliento y la depresin. En este
momento de extrema fragilidad, se defienden contra los dems, bien mediante la depresin, o por medio
de un estado de negativismo que agrava an ms su debilidad.
- La sexualidad podra ser un recurso para ellos
No tienen an vida sexual sino es a travs de la imaginacin: la masturbacin. En el momento difcil en
que los jvenes se sienten incmodos en la realidad de los adultos por falta de confianza en si mismos, su
vida imaginaria les sostiene. De ese modo, la masturbacin de remedio de su depresin se convierte en
trampa. Trampa, porque de este modo se descargan nerviosamente y tienen mayor dificultad para afrontar
la realidad, para vencer estas deficiencias, mucho mas imaginarias que reales. La masturbacin es un
sostn a la excitacin de las pulsaciones que le permitiran superar esta depresin. Como se satisface de
una manera imaginaria, carece ya de la fuerza para ir a buscar en la realidad, en otro ser humano,
muchacho o muchacha, el apoyo, la camaradera o el amor que les sostenga y le ayude a salir de esta
trampa en que le han encerrado algunos adultos indiferentes o agresivos.
Cuando un joven comienza a tener ideas propias y a mezclarse en la conversacin de los adultos, no
pierden un instante en desalentarlo, cuando sera el momento de darle la palabra. El padre no quiere que
se diga que su hijo empieza a ser escuchado por los jvenes que le rodean. Es l quien debe tener la
supremaca. Hay muchos padres que no saben ser padres del adolescente y lo curioso es que no saben
serlo delante de su mujer y su hija, pero cuando estn solos con los muchachos los entienden mejor. Eso
se debe a que no desean que al muchacho se le preste la misma atencin que a ellos cuando se ponen a
hablar en la mesa y el joven discrepa de su padre. El padre quiere que su opinin prevalezca sobre la de
su hijo. El joven queda marcado por una depresin y cree que no tiene derecho a pensar.
- En este momento los educadores parecen muy indicados aqu para tomar el relevo.
A ellos corresponde darle la voz al nio, pidindole su opinin, su juicio sobre un combate, su parecer
sobre una exposicin. Se trata de una edad frgil pero asimismo maravillosa, porque reacciona tambin a
todo lo positivo que se hace por l. Solo que los adolescentes no lo manifiestan en el mismo momento.
Digo y repito a todos los que ensean y se desaniman que traten de valorizarlos: continuar aunque el
joven parezca tomarles el pelo. Cuando son varios con frecuencia le toman el pelo a una persona mayor, y
cuando estn solos esta persona es para ellos alguien muy importante.
- Los once son un punto de mxima fragilidad?
Si, de 11 a 13: tienen rubores, se tapan el rostro con los cabellos, azotan el aire con las manos para
vencer su malestar, su vergenza, o pueden incluso enmascarar una gran herida que quizs sea
indeleble.
- Es la pubertad la cresta de esta travesa crtica?
La poca difcil es el momento de la preparacin de la primera experiencia amorosa. El joven siente que
hay en ello un riesgo, lo desea y lo teme a la vez. El riesgo del primer amor es experimentado como la
muerte de la infancia. La muerte de una poca.
El hecho transcendental que marca la ruptura con el estado de infancia es la posibilidad de disociar la vida
imaginaria de la realidad; el sueo, de las relaciones reales.
Tras la crisis llamada edipiana q opone al muchacho perdidamente enamorado de su madre a su rival, el
padre, en quien ve, en el mejor de los casos, un motivo de admiracin, los fuegos se apagan, y el nio
llega a la edad q denominamos latencia. Sabiendo q no es mas q un nio, se resigna a esperar el futuro.
Comprende q no podr encontrar el objeto de amor en la familia; as, en el mejor de los casos, el nio del
final de Edipo, conserva una gran ternura idealizada por su madre, y tambin por su padre, aunque con un
sentimiento dividido entre la confianza y el temor de apartarse de la ley q el padre quiere q guarde, y q no
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solo es una ley dictada por el padre, sino q este la representa y ejemplifica. El nio ve en el padre el
garante de la ley y al mismo tiempo al testigo ejemplar dueo de sus pulsiones.
A los 11 se manifiestan los primeros indicios de una sexualidad que se anuncia con un fuertsimo
componente imaginario antes de que el cuerpo entre en juego. Esto corresponde en el varn a las
primeras poluciones nocturnas, y en la mujer a las primeras menstruaciones. Una especie fiebre psquica
de amor imaginario por modelos que actualmente se conocen como dolos de masa, que han sucedido a
los hroes de ayer, sus compaeros en el juego de papeles donde lo imaginario desplaza la realidad.
La primera vida imaginaria que se inicia a los 3-4 aos, pone la mira en las personas del grupo prximo al
nio: el padre, la madre, hermanos y hermanas, y en el entorno familiar ntimo. Es una sociedad
relativamente estable. La visin que el nio tiene del exterior queda absolutamente obstruida por su
inters por la familia y por el modo en que esta reacciona ante la sociedad por los eslganes del padre.
Pero a esa edad estallar el problema latente: en su segunda vida imaginaria, los temas de inters que
encuentra fuera del campo familiar. Conflictos de relacin transforman la vida imaginaria de un nio entre
los 9 y los 11, pero si todo ha ido bien, si no ha habido desgarro familiar en su segundo mundo imaginario
el nio ya no necesitar tomar sus modelos intramuros de la familia. En lo sucesivo, sus modelos sern
exteriores. Sigue contando con la familia como un valor-refugio, pero no siente que desempee en ella un
papel, y pone su empeo en triunfar socialmente. Toda su energa se dirige ahora hacia el grupo de
compaeros de la escuela, y hacia la vida imaginaria que puede proporcionarle la televisin, las lecturas o
sus invenciones en los juegos.
Cuando llega a la adolescencia es cuando este mundo imaginario exterior le provoca, le hara decir que
quiere salir. Es atrado por pequeas banda de jvenes mayores que l y en las que pretende integrarse. Y
entrar as en su adolescencia saliendo de la familia y mezclndose con grupos constituidos que, para el,
tendrn momentneamente un papel de sostn extrafamiliar.
No puede abandonar completamente los modelos del medio familiar sin antes disponer de modelos de
relevo. No son sustitutos, sino relevos.
- Qu representa el final de la adolescencia?
Los neurlogos dirigen la mirada al desarrollo nervioso: veinte aos, la edad en q el tejido cerebral queda
totalmente constituido. Los especialistas del crecimiento fijaran la fecha en los ltimos puntos de
osificacin. Es el final de la osificacin de clavcula, a los 25 aos. El juez tomara como punto de
referencia la mayora penal; el educador, el fin de la escolaridad obligatoria. Pero el legislador ha
establecido en 18 aos la mayora civil. Muchos factores sociales abogan por la emancipacin juvenil.
Pero la sedentarizacin de los jvenes q se demoran en el hogar mantiene a toda una generacin en
estado de postadolescencia y viene a contradecir a los partidarios de una mayora anticipada.
Un individuo sale de la adolescencia cuando la angustia de sus padres no le produce ningn efecto
inhibidor y no tienen sentido de culpabilidad por abandonarlos. Sus hijos han alcanzado el estado adulto
cuando son capaces de liberarse de la influencia paterna tras alcanzar este nivel de juicio: Mis padres son
como son, no los cambiaria y no tratara de cambiarlos. No me toman como soy, peor para ellos: los
abandono. Y no tienen sentido de culpabilidad por abandonarlos.
- Puede este final de la adolescencia ser vivido mucho antes de los 16?
No, porque la sociedad no lo permite. Si, si la sociedad permitiera que se trabaje fuera de casa a partir de
los 14 aos, y que se gane uno la vida. El joven no encuentra soluciones legales para abandonar a sus
padres asumiendo su condicin sin aparecer como un margina, un delincuente o a cargo de alguien que
quiere ocuparse de un adolescente en peligro de perversin. Los jvenes se ven obligados a venderse.
Un joven tiene la necesidad de amar a las personas de su edad, y de formarse a travs de los de su
generacin, y no de seguir dependiendo de alguien de una generacin anterior que en un momento dado
ha sido un modelo. Si la influencia se prolonga, es un modelo desestructurador. El joven cree estar en
deuda pues no fue l quien lo busc, sino que la generosidad le cay encima por eleccin del adulto que
fij su atencin en l.
Hoy en da el paso a la edad adulta se traduce muy concretamente en trminos de independencia
econmica, de potencialidad creadora y de aprendizaje q permitan adaptarse, insertarse en un grupo
social. Dejar de recibir o de admitir dinero de los padres no resuelve el problema, si uno lo sigue
recibiendo de otro adulto. Lo q los padres nos han dado, lo devolveremos a nuestros hijos.
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Ahora hay una nueva meta sexual, y para alcanzarla todas las pulsiones parciales cooperan, a la par que
las zonas ergenas se subordinan al primado de la zona genital. La nueva meta sexual asigna a los dos
sexos funciones muy diferentes. El desarrollo sexual en el hombre es el ms consecuente, en cambio en
la mujer, se presenta como una involucin. La normalidad de la vida sexual es garantizada nicamente por
la exacta coincidencia de las dos corrientes dirigidas al objeto y a la meta sexuales: la tierna y la sensual.
La nueva meta sexual consiste para el varn en la descarga de los productos gensicos. La pulsin
sexual se pone ahora al servicio de la reproduccin, se vuelve altruista. Todas las perturbaciones
patolgicas de la vida sexual han de considerarse como inhibiciones del desarrollo.
El primado de las zonas genitales y el placer previo
Se ha escogido como lo esencial de los procesos de la pubertad, el crecimiento de los genitales externos,
que durante el perodo de latencia haba mostrado una relativa inhibicin. Al mismo tiempo, el desarrollo
de los genitales internos ha avanzado hasta el punto de poder ofrecer productos gensicos, o bien
recibirlos, para la gestacin de un nuevo ser.
Este aparato debe ser puesto en marcha mediante estmulos, esto se logra por tres caminos: desde el
mundo exterior, por excitacin de las zonas ergenas; desde el interior del organismo; y desde la vida
anmica. Por estos tres caminos, se provoca un estado que se define como excitacin sexual y se da a
conocer por dos clases de signos anmicos y somticos. El signo anmico consiste en un particular
sentimiento de tensin; los signos corporales son las alteraciones en los genitales, la preparacin.
Un sentimiento de tensin debe conllevar el carcter de displacer. Opera pulsionalmente, lo cual es por
completo extrao a la naturaleza del placer sentido. Pero, sin embargo, siempre la tensin producida por
los procesos sexuales va acompaada de placer; an en las alteraciones preparatorias de los genitales
puede reconocerse una suerte de sentimiento de satisfaccin.
Mecanismo del placer previo las zonas ergenas se conjugan para brindar, mediante su adecuada
estimulacin, un cierto monto de placer; de este arranca el incremento de la tensin, la cual a su vez tiene
que ofrecer la energa motriz necesaria. El placer provocado por la excitacin de las zonas ergenas se
designa como placer previo; y el producido por el vaciamiento de las sustancias sexuales, placer final. El
placer previo es lo mismo que ya poda ofrecer (aunque en escala reducida) la pulsin sexual infantil; el
placer final es nuevo y depende de condiciones que se instalan en la pubertad, es la expulsin de las
sustancias gensicas. Es evocado enteramente por la descarga, un placer de satisfaccin y con l se
elimina temporariamente la tensin de la libido.
Las exteriorizaciones infantiles de la sexualidad no marcan solamente el destino de las desviaciones
respecto de la vida sexual normal, sino el de su conformacin normal.
Papel de las sustancias sexuales hiptesis: la acumulacin de los materiales sexuales crea y sostiene a
la tensin sexual. Los puntos dbiles de esta doctrina, es q fue creada para explicar la actividad gensica
del hombre maduro, y no toma en cuenta tres situaciones cuyo esclarecimiento debera brindar al mismo
tiempo. Son las situaciones de los nios, de las mujeres y de los varones castrados. En ninguno de estos
tres casos puede hablarse de acumulacin de productos gensicos.
Teora Qumica:
Las glndulas de la pubertad tienen normalmente una disposicin andrgina. Este descubrimiento
biolgico viene a sumarse a lo que ya sabemos acerca del papel de la tiroides en la sexualidad. Estamos
autorizados a pensar que en el sector intersticial de las glndulas gensicas se producen ciertas
sustancias qumicas que, recogidas por el flujo sanguneo, cargan de tensin sexual a determinados
sectores del sistema nervioso central. Desde la teora qumica empieza a haber algo del metabolismo que
da cuenta de lo sexual. Es lo que le permite pensar a Freud la teora de la libido.
La teora de la libido
Libido como una fuerza susceptible de variaciones cuantitativas, que podra medir procesos y
trasposiciones en el mbito de la excitacin sexual. Al separar la energa libidinosa de otras clases de
energa psquica, damos expresin a la premisa de q los procesos sexuales del organismo se diferencian
de los procesos de la nutricin por un quimismo particular.
La libido yoica se vuelve cmodamente accesible al estudio analtico cuando ha encontrado empleo
psquico en la investidura de objetos sexuales, vale decir, cuando se ha convertido en libido de objeto. La
vemos centrarse en objetos, fijarse a ellos o bien abandonarlos, pasar de unos a otros y, a partir de estas
posiciones, guiar el quehacer sexual del individuo, el cual lleva a la satisfaccin, o sea, a la extincin
parcial y temporaria de la libido. En cuanto a los destinos de la libido de objeto: es quitada de los objetos,
se mantiene fluctuante entre los estados de tensin, y por ultimo es recogida en el interior del yo, con lo
cual se convierte de nuevo en libido yoica. A esta, por oposicin a la libido de objeto, se la llama tambin
libido narcisista. La libido narcisista o libido yoica aparece como el gran reservorio desde el cual son
emitidas las investiduras de objeto y al cual vuelven a replegarse; y la investidura libidinal narcisista del yo,
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como el estado originario realizado en la primera infancia, q es solo ocultado por los envos posteriores de
la libido, pero se conserva en el fondo tras ellos.
La libido tiene un fin particularmente sexual. Es una sola, con transformaciones en lo psquico, la sede de
sta se encuentra en el yo. Pero uno la identifica cuando es libido objetal. Mientras est en el yo es libido
yoica/narcisista.
Diferenciacin entre el hombre y la mujer
Solo con la pubertad se establece la separacin tajante entre el carcter masculino y femenino, una
oposicin que despus influye de manera ms decisiva que cualquier otra sobre la trama vital de los seres
humanos.
En la niez, el desarrollo de las inhibiciones de la sexualidad (vergenza, asco, compasin) se cumple
primero en la nia y con menores resistencias que en el varn. En general, parece mayor en ella la
inclinacin a la represin sexual, adoptan de preferencia la forma pasiva. Pero la activacin autoertica de
las zonas ergenas es la misma en ambos sexos, y esta similitud suprime en la niez la posibilidad de una
diferencia entre los sexos como la que se establece despus de la pubertad. Tesis: la sexualidad de la
nia pequea tiene un carcter enteramente masculino. La libido es regularmente de naturaleza
masculina, ya se presente en el hombre o en la mujer, y prescindiendo de que su objeto sea el hombre o
la mujer.
Los conceptos de masculino y femenino en la ciencia se cuentan entre los ms confusos y tienen al
menos tres direcciones. Se los emplea en el sentido de actividad y pasividad, o en el sentido biolgico, o
en el sociolgico. La libido tiene siempre un comportamiento masculino, en trminos de que es siempre
activa. Lo pulsional es siempre activo
Zonas rectoras en el hombre y la mujer en la nia la zona ergena rectora es el cltoris y por lo tanto, es
homloga a la zona genital masculina, el glande.
La pubertad, que en el varn trae aparentado aquel gran empuje de la libido, se caracteriza para la
muchacha por una nueva oleada de represin, que afecta justamente a la sexualidad del cltoris. Es un
sector de vida sexual masculina el que cae as bajo la represin.
La mujer desmiente su sexualidad. Toda vez que logra transferir la estimulabilidad ergena del cltoris a la
vagina, la mujer ha mudado la zona rectora para su prctica sexual posterior. En cambio, el hombre la
conserva desde la infancia. En este cambio de la zona ergena rectora, as como en la oleada represiva
de la pubertad, que por as decir, elimina la virilidad infantil, residen las principales condiciones de la
proclividad de la mujer a la neurosis, en particular a la histeria. En la mujer hay una mudanza con el
advenimiento de la pubertad del cltoris a la vagina.
El hallazgo de objeto
En Freud, el hallazgo de objeto es siempre un reencuentro. En la pubertad el hallazgo de objeto es un
reencuentro, porque ya hubo un objeto previo que coincide con esa primera experiencia de satisfaccin.
Las pulsiones se apuntalan sobre las necesidades en el acto de nutricin. Freud plantea dos modalidades
de hallazgo de objeto:
- Modelo por apuntalamiento: buscar el objeto segn los modelos de la infancia. Se busca en el objeto
rasgos similares con los primeros. Se busca algo que tenga relacin con esos primeros objetos de amor.
Madre nutricia y padre protector.
- Modelo narcisista: encontrar en el objeto de amor al si mismo. Un encuentro segn lo que uno es, lo
que uno busca o querra ser (ideal del yo).
No es tajante la divisin entre los dos modelos. Puede haber una conjuncin entre ambos modelos.
Siempre hay una bsqueda ilusoria de la completud. Puede haber un tercer modelo de hallazgo de objeto,
el modelo por alteridad. Hallar algo nuevo, diferente a lo ya inscripto. Estos dos modos de hallazgo que
son puro reencuentro dejan por fuera la alteridad.
Durante los procesos de la pubertad se afirma el primado de las zonas genitales, varn y mujer tienen
metas diferentes. Al mismo tiempo, desde el lado psquico, se consuma el hallazgo de objeto, preparado
desde la ms temprana infancia. Cuando la primersima satisfaccin sexual estaba todava conectada con
la nutricin, la pulsin sexual tena un objeto fuera del cuerpo propio: el pecho materno. Lo perdi solo
mas tarde, quizs justo en la poca en que pudo formarse la representacin global de la persona a quien
perteneca el rgano que le dispensaba satisfaccin. Despus la pulsin sexual pasa a ser, autoertica, y
slo luego de superado el perodo de latencia se restablece la relacin originaria. No sin buen fundamento
el hecho de mamar el nio del pecho de su madre se vuelve paradigmtico para todo vnculo de
amor. El hallazgo (encuentro) de objeto es propiamente un reencuentro.
Objeto sexual del perodo de lactancia de estos vnculos sexuales, los primeros y los ms importantes
de todos, resta an luego de que la actividad sexual se divorci de la nutricin, una parte considerable,
que ayuda a preparar la eleccin de objeto y, as, a restaurar dicha perdida. A lo largo de todo el perodo
de latencia, el nio aprende a amar a otras personas que remedian su desvalimiento y satisfacen sus
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necesidades. Lo hace siguiendo en todo el modelo de sus vnculos de lactante. El trato del nio con la
persona que lo cuida es para l una fuente continua de excitacin y de satisfaccin a partir de las zonas
ergenas, y tanto ms por el hecho de que esa persona dirige sobre el nio sentimientos que brotan de su
vida sexual, lo acaricia, lo besa, lo mece, y claramente lo toma como sustituto de un objeto sexual de
pleno derecho.
Un exceso de ternura de parte de los padres resultar daino, pues apresurar su maduracin sexual; y
tambin malcriar al nio, lo har incapaz de renunciar temporariamente al amor en su vida posterior, o
contentarse con un grado menor de este. Uno de los mejores preanuncios de la posterior neurosis es que
el nio se muestre insaciable en su demanda de ternura de los padres. Son casi siempre padres
neuropticos los que se inclinan a brindar una ternura desmedida, y contribuyen en grado notable con sus
mimos a despertar la disposicin del nio para contraer una neurosis.
El periodo de latencia se caracteriza por la prohibicin del incesto, diques de la moral.
Angustia Infantil los propios nios se comportan desde temprano como si su apego por las personas
que los cuidan tuviera la naturaleza del amor sexual. La angustia no es originariamente nada ms que la
expresin de su aoranza de la persona amada; por eso responden a todo extrao con angustia, tienen
miedo de la oscuridad porque en esta no se ve a la persona amada y se dejan calmar si pueden tomarle la
mano.
En esto el nio se porta como el adulto: tan pronto como no puede satisfacer la libido, la muda en
angustia; y a la inversa, el adulto, cuando se ha vuelto neurtico por una libido insatisfecha, se porta en
angustia como un nio: empezar a tener miedo apenas quede solo (es decir, sin una persona de cuyo
amor crea estar seguro) y a querer apaciguar su angustia con las medidas ms pueriles.
La barrera del incesto cuando la ternura que los padres vuelcan sobre el nio ha evitado despertarle la
pulsin sexual prematuramente y despertrsela con fuerza tal que la excitacin anmica se abra paso de
manera inequvoca hasta el sistema genital, aquella pulsin puede cumplir su cometido: conducir a este
nio llegado a la madurez, hasta la eleccin del objeto sexual. Lo ms inmediato para el nio sera
escoger como objetos sexuales justamente a las personas a quienes desde su infancia ama. Pero, en
virtud del diferimiento de la maduracin sexual, se ha ganado tiempo para erigir, junto a otras inhibiciones
sexuales, la barrera del incesto, y para implantar en l los preceptos morales que excluyen
expresadamente de la eleccin de objeto, por su calidad de parientes consanguneos, a las personas
amadas de la niez. El respeto de esta barrera es sobre todo una exigencia cultural de la sociedad: tiene
que impedir que la familia absorba unos intereses que le hacen falta para establecer unidades sociales
superiores, y por eso en todos los individuos, pero especialmente en los muchachos adolescentes, echa
mano a todos los recursos para aflojar los lazos que mantienen con su familia, los nicos decisivos en la
infancia.
Pero la eleccin de objeto se consuma primero en la representacin; y es difcil que la vida sexual del
joven que madura pueda desplegarse en otro espacio de juego que el de las fantasas, o sea,
representaciones no destinadas a ejecutarse. A raz de estas fantasas vuelven a emerger en todos los
hombres las inclinaciones infantiles, slo que ahora con un refuerzo somtico. Y entre estas, la mocin
sexual del nio hacia sus progenitores, casi siempre ya diferenciada por la atraccin del sexo opuesto.
Contemporneo al doblegamiento y la desestimacin de estas fantasas claramente incestuosas, se
consuma uno de los logros psquicos ms importantes, pero tambin ms dolorosos, del perodo de la
pubertad: el desasimiento respecto de la autoridad de los progenitores, el nico que crea la oposicin
tan importante para el progreso de la cultura, entre la nueva generacin y la antigua.
Un nmero de individuos se queda retrasado en cada una de las estaciones de esta va de desarrollo que
todos deben recorrer. As, hay personas que nunca superaron la autoridad de los padres y no les retiraron
su ternura o lo hicieron slo de modo muy parcial. Son casi siempre muchachas: conservan plenamente
su amor infantil mucho ms all de la pubertad. Esto ensea que el amor a los padres, no sexual en
apariencia, y el amor sexual se alimentan de las mismas fuentes; vale decir, el primero responde
solamente a una fijacin infantil de la libido. Estas personas estn enamoradas en el sentido corriente del
trmino, de esos parientes.
Efectos posteriores de la eleccin infantil de objeto el hecho de que el primer enamoramiento del joven,
se dirija a una mujer madura, y el de la muchacha a un hombre mayor, dotado de autoridad, es un claro
eco de esta fase del desarrollo: el varn persigue la imagen mnmica de la madre y armoniza plenamente
con ello que la madre se revuelva contra esta renovacin suya y le demuestre hostilidad. Dada esta
importancia de los vnculos infantiles con los padres para la posterior eleccin del objeto sexual, es fcil
comprender que cualquier perturbacin de ellos haga madurar las ms serias consecuencias para la vida
sexual adulta.
Por otra parte, podemos ver en la adolescencia una inclinacin hacia la inversin: se ven amistades
apasionadas entre personas del mismo sexo. La disposicin a la perversin es originaria de la pulsin
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sexual, y a partir de ella se desarrolla la conducta sexual normal. As, a expensas de las mociones
sexuales perversas y con ayuda de la educacin, se edifican en la infancia los poderes destinados a
mantener la pulsin sexual dentro de ciertas vas. Otra parte de estas mociones escapa y puede
exteriorizarse como prctica sexual.
TERICO:
Primer objeto: pecho materno
Prdida de objeto: el pecho no le pertenece a l.
Autoerotismo
Perodo de latencia: el autoerotismo no desaparece del todo; sublimacin (nuevo fin de los impulsos
sexuales que la sociedad aprovecha para encauzarla hacia situaciones intelectuales) por prohibicin
ligada al superyo.
Amigo ntimo: previo al hallazgo de objeto
Hallazgo de objeto: apuntalamiento y narcisismo. Los objetos van cambiando y se van alejando de los
objetos primarios (los padres). Unin de la corriente tierna y sensual con la genitalidad; nueva meta
sexual; unificacin de las pulsiones parciales bajo el primado genital; encuentro con el otro.
Alteridad (lo agrega la ctedra) encuentro con el deseo del otro que me hace ver mis propios deseos.
Me encuentro con la diferencia.
Procesos que se inician en la pubertad:
o Emergencia y primado de la pulsin genital
o Nueva meta
o Nueva zona ergena
o Unificacin de las pulsiones tiernas y sensuales
o Reedicin genital del complejo de Edipo
o Reorganizacin psquica y de las instancias ideales
o Hallazgo de objeto. A partir de la ausencia y renovacin de la eleccin infantil de objeto
o Masculino/femenino
o Placer final
o Desasimiento de la autoridad de los padres por cada y bsqueda personal del sujeto que
no coincide con los valores de los padres.
El nio tiene una sexualidad perversa polimorfa. Perversa porque se aparta del fin reproductivo. Y
polimorfa porque tiene tres zonas ergenas (oral, anal y flica), porque puede satisfacerse de diversas
formas. La pulsin sexual nace apuntalada en las funciones de nutricin. En el quehacer biolgico van
naciendo, se van apuntalando. El apuntalamiento no es en una sola direccin sino que es mutuo. Si a un
nio no se le da ms de comer muere, pero si no se le da mas amor tambin. Si no se le da amor no
quiere comer. Pictograma de fusin / pictograma de rechazo. Si no se da esa fusin entre madre y bebe
no hay apuntalamiento. No hay fusin y sexualidad sin las funciones de nutricin y tampoco hay nutricin
sin la fusin entre madre e hijo.
A partir de la pubertad emerge la pulsin sexual genital que va a primar sobre las otras. Comanda el
quehacer sexual. La pulsin sexual genital es altruista (a diferencia de la infantil autoertica). No le
alcanza la satisfaccin en el propio cuerpo como al bebe, sino que busca al objeto de satisfaccin. Es
altruista porque busca al objeto por fuera del cuerpo, va a buscar al altero, al otro. Todo este recorrido no
es tan lineal, sino que hay avances, retrocesos, detenciones, etc. El desorden de la adolescencia implica
la posibilidad de un cambio en la cadena generacional. Porque ese adolescente puede ser padre, ergo su
padre puede ser abuelo
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Acometida sexual bifsica:
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fundamental entre el polo que ama y aquel que rompe y destruye. Eros (pulsiones de vida) y Tnatos
(pulsiones de muerte), son en ltima instancia fuerzas que en el sujeto se presentan juntas y que slo
tericamente son separables, y que se ocultan tras las pulsiones manifiestas, pulsiones del yo y pulsiones
de objeto. La pulsin de vida procura ligar, complejiza la vida psquica, ya que crea unidades cada vez
mayores; en cambio, la pulsin de muerte desliga la energa psquica, destruye nexos y procura un retorno
al estado inorgnico.
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cuestionan la lgica natural de las polaridades masculino/femenino, heterosexualidad/perversin,
paternidad/maternidad. Nos encontramos ante profundos cambios sociales y culturales, y nuevos
paradigmas interdisciplinarios abiertos a lo complejo, que problematizan los modos de pensar la
sexualidad y consecuentemente tambin los criterios de salud y procesos saludables.
Para McDougall el nio est expuesto a traumas universales, a realidades difciles de aceptar como la
alteridad, la diferencia sexual y generacional y la inevitabilidad de la muerte. Ante estas situaciones
conflictivas las soluciones encontradas dependern del modo de elaboracin de los padres de estas
mismas realidades. Otros traumas infantiles se debern a la patologa parental (ambiente traumatizante
continuo). Estos nios lucharn desesperadamente por encontrar un sentido para preservar su existencia.
Sus soluciones pueden ser consideradas patolgicas o perversas, pero responden a la meta positiva de
sobrevivir.
McDougall propone redefinir y delimitar claramente las nociones de perversin y acto perverso, y pensar
desde la teora en articulacin con la clnica aquellas creaciones que se denominan neosexualidades,
modalidades que introducen soluciones y alternativas ante trabajos psquicos fallidos en la infancia. La
alteridad para ciertos sujetos es altamente desestabilizante. Las neosexualidades como solucin cumplen
la finalidad de mantener no solo la homeostasis libidinal, sino tmb la homeostasis narcisista
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Tambin hay crecimiento del vello, y cambios en los genitales en el varn y mamas en la mujer que llevan
a una clasificacin de la madurez puberal.
El desarrollo mamario se da alrededor de los 10, desarrollndose primero una sola mama, y que luego de
unos meses se iguala con la otra. En los varones se produce frecuentemente el aumento de tamao de las
mamas que luego retrogradan casi siempre espontneamente.
En el varn la propulsin de la laringe hacia delante (nuez de Adn) da como resultado la voz ms grave.
Con la metamorfosis de la pubertad, la sexualidad infantil se integra en la sexualidad adulta bajo el
primado genital; se reorganiza lo que haba y se agrega algo nuevo: el placer final. La pubertad impone un
trabajo a la psique, apropiarse de ese cuerpo capaz de procrear y, al mismo tiempo, es la reorganizacin
de una antigua lgica del placer, ahora bajo el dominio de la genitalidad adquirida.
Re-emerge la masturbacin, primero como descarga de tensin, luego como prueba, como ensayo, esta
precede lo que ser el trabajo adolescente: la salida a la bsqueda-creacin del objeto por fuera del
cuerpo propio, y por fuera del cuerpo familiar, trabajo que se inscribe como creacin propia. Puesta en
escena de una sexualidad que, satisfaga tambin las necesidades de ternura. Rodulfo dice, la iniciacin
sexual en la adolescencia es el verdadero pasaje de lo flico a lo genital, la funcin del orgasmo es una
acontecimiento estructurante. Algo se termina de escribir y algo se resignifica en cuanto a la vivencia de
satisfaccin.
ENTRETIEMPO PUBERAL-ADOLESCENTE-JUVENTUD
Sexualidad infantil:
Momento de implantacin por el adulto de la sexualidad en el nio.
Pregenital en el nio Genital sublimada en el adulto
El complejo de Edipo proviene del otro adulto y cobra su forma invertida en el deseo del nio
Pulsin: concepto limite-cuerpo ergeno- proceso originario
Pulsin parcial: forman parte de una organizacin ms amplia, a la vez que funcionan en forma
independiente, autnomas, desligadas unas de otras que tienden a unirse con las diferentes
organizaciones libidinales
El objeto si bien es el yo (narcisismo) y en la eleccin del objeto edpico se prefigura un esbozo de reunin
de las pulsiones parciales, aun no ha tomado el estatuto de otro como sujeto de deseo, ni rene en si la
corriente tierna y sensual de la pulsin. La pulsin es autoertica.
Autoerotismo - Narcisismo - Constitucin del yo - Complejo de Edipo - Prohibicin del incesto-
Sepultamiento del complejo de Edipo - Latencia - Pubertad
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Objeto: duelo por los padres de la infancia. Se va constituyendo el espacio de lo extra-familiar. Objeto
como medio para la confirmacin de la identidad sexual. El otro, como medio o instrumento de la
afirmacin narcisista.
Fin: la nueva meta sexual asigna a los dos sexos funciones diferentes. Confirmacin del potencial sexual
y de la propia identidad sexual y ser progenitor/a como modo de salir de la dependencia hijo/a.
Lo puberal instituye una genitalizacin de las representaciones incestuosas. Una vez q se presento lo
puberal, debe ser pensado en relacin con su anclaje en lo real biolgico, q ejerce una presin sobre las
tres instancias y choca con la barrera del incesto ligada por lo edipico infantil.
Lo adolescente es un trabajo elaborativo concomitante o retrasado. Es exclusivamente realizable sobre la
base del material puberal. Utiliza los procedimientos de la idealizacin, del ideal del yo y la identificacin.
Su fin es la desexualizacin (sublimacin) de las representaciones incestuosas, conduce a la eleccin de
objeto potencialmente adecuado.
La juventud: con la juventud ya aparece la dimensin del otro como alteridad y la dimensin del futuro
como posible.
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Lo brutal de los procesos salvajes de deshumanizacin consiste en el intento de hacer q quienes los
padezcan no solo pierdan las condiciones presentes de existencia y la prorroga hacia delante de las
mismas, sino tmb toda referencia mutua, toda sensacin de pertenencia a un grupo de pares q le
garantice no sucumbir a la soledad y la indefensin. Y es all, en esta renuncia a la pertenencia, a la
identificacin compartida, donde se expresa de manera desembozada la crisis de una cultura, y la
ausencia en ella de un lugar para los jvenes.
Lleg la hora de la liquidacin de la juventud: contratos laborales q llegan a su renovacin mensual,
ausencia de perspectivas post-universitarias; jornadas de 14 y 15 horas de trabajo que no dejan margen ni
para el caf con los amigos, ni para la vida social que llenaba antes las horas del ocio productivo en las
cuales se complementa la formacin de un joven, para aquellos que an tienen trabajo actual o futuro. Y el
resto que se pudra entre tetrabrik y la deambulacin marginal.
Nos han habituado a la propuesta de pensar desde un reduccionismo financiero a partir del cual parecera
q todo lo q es del orden de la aspiracin social, de los sueos y deseos colectivos por un futuro mejor es
pura imaginera carente de principio de realidad. Es ac donde se opera el mayor despojo padecido: no ya
el de los proyectos, sino el del derecho a soar con una perspectiva distinta en la cual no se trate solo de
perder menos sino de permitirse aspirar a ms.
Conocemos los dos grandes peligros que acechan al psiquismo en situaciones como la presente: la
prdida de investimientos ligadores al semejante, que dejan al sujeto sometido al vaco y lo sumen en la
desesperanza melanclica del desarraigo de s mismo, y la desidentificacin de sus propios ideales.
Es desde este lugar que podemos, tal vez, contribuir junto a otros a recuperar el concepto de joven, no
ya como una categora cronolgica, ni por supuesto biolgica, sino como ese espacio psquico en el cual
el tiempo deviene proyectos, y los sueos se tornan trasfondo necesario del mismo.
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La sexualidad se constituye como un complejo movimiento de ensamblajes y resignificaciones y es
necesario entonces darle a cada elemento su peso especfico.
Considerando la nocin freudiana de la acometida en dos tiempos del desarrollo sexual, a partir del
advenimiento de la pubertad se dar lo que definimos como la confluencia del bifasismo sexual en el
entretiempo de la sexuacin.
La nocin de un entretiempo de la sexuacin, estacin de recambio en la q se juegan los procesos
psquicos correspondientes a los tiempos lgicos puberal, adolescente y juventud, se sostiene como
interpretacin y aporte novedoso que parte del postulado freudiano, de la acometida en dos tiempos del
desarrollo sexual del ser humano.
El segundo tiempo del bifasismo se jugar en el entretiempo de la sexuacin, y se caracteriza por el
proceso que denominamos confluencia de la sexualidad infantil y la genital que adviene como
acontecimiento radicalmente nuevo.
La aparicin novedosa de la pubertad genital no decreta la desaparicin de la sexualidad infantil, lo nuevo
ejerce un efecto de fascinacin que eclipsa, vela, lo anterior, generando un ocultamiento por represin q
puede ser interpretado errneamente como desaparicin de lo previo, la sexualidad infantil.
Aporta para el segundo tiempo, la nocin de tres momentos lgicos: puberal-adolescente-juventud que
configuran el entretiempo de la sexuacin, dado que la sexualidad infantil, en el mejor de los casos, no
culmina automticamente en una conformacin definitiva adulta. Se requieren estaciones de recambio.
Entre re-edicin y repeticin, Grassi ubica como sustancial para esa transformacin a la urgencia
de transformar y crear.
Existe una delimitacin entre la sexuacin endogmica enlazada a la sexualidad familiar con los primeros
cuidados q prolonga lo infantil, de la sexuacin exogmica propia de lo adolescente, creada en el espacio
extrafamiliar a partir de la nueva vincularidad. La puesta en accin del cuerpo sexuado vincular inaugura
una historia singular y configura la adolescencia delimitndola de la infancia en el campo de la historia
familiar.
Al crear un vnculo, el adolescente inventa un pasado. Establece un lmite entre dos historias y enlaza
dos sexualidades. La historizacin del adolescente no es una historizacin para recordar, sino para crear
nuevos sentidos. La adolescencia es el tiempo de historizar un futuro.
LO ORIGINARIO GRASSI
Lo originario nos ubica en la perspectiva de los movimientos iniciales del psiquismo, de su fundacin.
Representar-Metabolizar
Una funcin fundamental que tiene el aparto psquico es la actividad de representacin. Representar es
metabolizar. Igual que en la respiracin por ejemplo, el organismo incorpora elementos heterogneos a s,
los incorpora, los transforma a su propia estructura, a la vez que l mismo se modifica por este proceso.
Adems, produce un desecho, expulsando lo que no le sirve de aquellos elementos incorporados. Lo
heterogneo debe ser incorporado y transformado en una materia homognea. El aparato psquico va
a tener que metabolizar el efecto de un doble encuentro: del beb con la madre, y de este naciente
aparato psquico con su propia corporeidad.
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El otro elemento heterogneo a s a metabolizar o representar por parte del naciente aparato psquico es
el propio cuerpo. El beb va a metabolizar su cuerpo a partir de las sensaciones corporales y as la
corporeidad propia va a quedar representada en el psiquismo naciente. El devenir la mismidad en el Yo
corporal ir mostrando el estado del proceso de representacin corporal.
Freud haba propuesto un modelo para comprender la puesta en marcha de la vida psquica y el aparato
psquico a partir del concepto de anaclisis, apoyo o apuntalamiento. Plante que la actividad psquica nace
apoyada en la satisfaccin de una necesidad, el hambre. Es lo q dio a llamar Primer Vivencia o
Experiencia de Satisfaccin. La satisfaccin de la necesidad sirve de apoyo para que se monte el aparato
psquico. La pulsin nace apoyada en la satisfaccin de una necesidad biolgica.
El concepto de pulsin como primera actividad psquica constituy una ruptura epistemolgica con el
saber cientfico imperante de comienzos del siglo XX. El cuerpo se va erogenizando con el desarrollo de la
libido q evoluciona y progresa lineal y mecnicamente siguiendo el ritmo de la maduracin biolgica de lo
oral hacia lo genital. El bebe se relaciona con el pecho materno por la alimentacin, su primera necesidad
vital, establecindose la relacin boca-pecho, apoyo de la pulsin oral, luego cuando los esfnteres estn
maduros lo anal, y luego lo flico
La satisfaccin del hambre en los primeros momentos de la vida es el puente, la va privilegiada de la
relacin entre el bebe y su madre por lo vital de esta necesidad. La satisfaccin de esta necesidad vital
para la vida del bebe fue el soporte para q Freud pensara el psiquismo naciente dando un paso
importantsimo en tanto se abra al escenario de lo psquico por sobre el cuerpo.
De lo simple a la complejidad
El acto alimentario y los cuidados maternos no pueden reducirse ni a la relacin boca-pecho, ni a la
circulacin exclusiva de alimento. La experiencia alimentaria y de cuidados en general y lo q tiene de
fundante para el psiquismo, permite destacar recorridos que ms que lineales y unidireccionales,
constituyen un sistema de entrelazamientos:
1) Intervienen del lado del nio una multiplicidad de sentidos. Por medio de las sensaciones corporales el
naciente psiquismo va a incorporar el alimento, el pecho, la madre, en un entramado que se parece ms a
una red que una lnea.
2) La experiencia alimentaria y los cuidados no tiene una sola direccin, es de mutualidad, es una
experiencia envolvente.
3) Pudo investigarse la importancia que tiene la representacin cuerpo imaginado, primeras
representaciones psquicas del hijo en el cuerpo materno, y como retorna al bebe en su relacin con la
madre, en su manera de sostenerlo, de alimentarlo, de hablarle, de acariciarlo, de cantarle, de soarlo
En principio el Placer
Para el psiquismo naciente es vital el contacto sensorial con la madre, el Otro Primordial pq los distintos
sentidos q intervienen en esos primeros contactos corporales de alimentacin y cuidados, con los
procesos psicosomticos maternos, van a informar sobre el estado afectivo del encuentro. Es una
informacin libidinal, que muestra la presencia o ausencia del principio del placer en el encuentro del
aparato psquico naciente y el aparato psquico materno. La presencia/ausencia es fundamento de la
puesta en marcha del proceso de representacin, esto quiere decir, que el principio de placer es una
condicin de inicio y ha de estar presente en ambos cuerpos (nio-madre). El principio de placer ha de
estar presente en las dos partes que integran este encuentro, en el cuerpo del nio y en los
procesos psicosomticos maternos. Para lo originario, las primeras representaciones de lo
corporal se denominan pictogramas, que son las marcas del principio del placer en el cuerpo.
Integracin psiquesoma: el enraizamiento
Es importante sealar que con la introduccin del concepto de lo originario y su representacin, el
pictograma, se introducen diferencias que replantean una mirada diferente sobre el modelo de
apuntalamiento que Freud introdujo.
Desde un punto de vista, la idea de apoyo implica que dos entidades o unidades, se contactan entre s.
Una se apoya en la otra, son dos entidades diferenciadas que se contactan por sus bordes. Una entidad
ya constituida (el cuerpo) sirve de apoyatura para que la otra (lo psquico) se constituya.
Con el concepto de lo originario y el pictograma, se propone un modelo diferente para pensar la
relacin entre lo psquico y lo somtico. Ya no se plantean dos entidades bien delimitadas y
diferenciadas en que una de ellas se presta para que la otra se monte en sus bordes. El concepto
de representacin pictogramtica propone un modelo por el cual no se podra decir que lo psquico
por constituirse se apoyar en el cuerpo ya constituido. Hay razones que justifican esta diferencia:
1) Lo psquico ms que apoyado est enraizado en lo somtico. No va a ser fcil la delimitacin de las 2
entidades, porque las races (psquicas de la subjetividad) penetran y se hunden, se expanden y bifurcan
cada vez ms arraigados en el soma.
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2) Diferencia soma-cuerpo. Al nacer un beb nace un soma; ste no es an un cuerpo. Devendr cuerpo
libidinizado, erogenizado. No hay un cuerpo antes que se preste a lo psquico. Se dir que el proceso
originario es pasaje del soma al territorio, al estado de lo psquico.
3) El proceso originario y su forma de representacin (pictograma) produce un pasaje del soma al estado
de cuerpo ergeno; y as comienza la integracin psicosomtica. La presencia del principio del placer es la
condicin para que el soma, el recin nacido, pase a otro territorio, y quede inscripto como cuerpo
ergeno.
El Pictograma
La representacin correspondiente al trabajo de representacin de lo originario cuando est regulada por
el principio del placer es el pictograma de fusin. Pictograma de fusin es principio de placer
corporizado. Cuando existen fracasos en la constitucin del pictograma de fusin, producto de que no se
dieran ciertas condiciones relativas a la participacin del principio del placer en el proceso del encuentro,
se produce un efecto que llamaremos pictograma de rechazo. Su incidencia se hace notoria en
procesos de patologas graves.
Y que fusiona pictograma?:
- Lo somtico y lo psquico. su efecto es la integracin psicosomtica. La subjetividad es esta integracin.
- Objeto y zona. El pecho forma parte de la boca para el proceso originario, para el pictograma de fusin
la boca y el pecho estn fundidas.
- Representacin y afecto. Para lo originario la representacin es el afecto y el afecto es la
representacin. El cuerpo ergeno lleva inscriptas las marcas de su pasaje por el principio de placer.
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especficas que estructuren las representaciones del mundo que constituyen el marco en el cual se
designan los fines de la accin y se definen los tipos de afectos caractersticos.
La proyeccin expectante del futuro q es bsqueda anticipada de la identidad como fundante de la
subjetividad en la juventud, es algo peculiar y singular, propio de cada sujeto, pero q se co-construye y
sostiene socialmente, con lo cual es imposible considerar la identidad sin el marco de las relaciones
solidarias con otros. La juventud es bsqueda de identidad en el seno del grupo exogmico. Comienza a
tener importancia la categora del nosotros como grupo.
Apuesta esperanzada en el futuro y los vnculos con otros, como expectativa y lugar de
potenciales realizaciones. Confiabilidad por lo venidero y en co-construccin con otros, pq uno de los
pilares del psiquismo son los vnculos intersubjetivos. Pensar la esperanza no implica una posicin
de fe, no constituye solamente una expectativa. Su acepcin es anloga con lo venidero y ahora ausente,
con lo posible de la accin propia y del conjunto. La capacidad de la esperanza implica tmb una capacidad
de espera, de expectativa y de registro posible de la experiencia.
Es preciso que en trminos individuales pero adems en el conjunto social se produzca la realizacin de
operaciones que impliquen un proceso de desidentificacin con la desesperanza y la desconfianza en el
otro, del otro. Se tornan necesarios espacios de identificacin compartida, q transformen la significacin
del otro social no confiable o amenazante.
La subjetividad en devenir en la juventud golpea la puerta del otro social, demanda confiabilidad en un
futuro que aunque incierto esperanzador. Un espacio hospedante donde no sentirse extranjero.
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desarrollo de la identidad sexual. La maduracin biolgica con todo este nuevo funcionamiento endocrino
y hormonal, el crecimiento corporal con sus transformaciones y metamorfosis son la materia prima a
metabolizar.
Los cambios corporales piden una revisita de la imagen especular. Un nuevo pasaje por el estadio
del espejo como formador de la funcin del yo, el cual no es sin su imagen corporal, anuncia la
importancia q toma la mirada, el tacto y el tiempo dedicado a decorar sus cambios. Se registran
nuevas vivencias, experiencias y sensaciones q requieren de inscripciones psquicas para su
significacin.
La subjetividad demanda encontrar nuevos ordenamientos, re-ordenar, des-ordenar las relaciones del
cuerpo infantil con la propia historia, con los padres de la infancia, con la infancia de los padres, con su
lugar en el circuito de deseo familiar. Demanda replantear las identificaciones infantiles enraizadas en lo
somtico y en la familia. Se requieren nuevas organizaciones q signifiquen, q den sentido al crecimiento y
la genitalidad. La simbolizacin del crecimiento del cuerpo con su naciente genitalidad implica trabajos
psquicos en relacin con el estadio del espejo y sus categoras, y del Complejo de Edipo q comprometen
toda la estructura del aparato psquico.
Los trabajos de duelo en la infancia son paradojales. El fin de la infancia requiere de una cada, una
muerte, pero a la vez de una conservacin superadora, transformacin de lo infantil. Algo se pierde
pero los referentes simblicos de la identidad son resignificados (nombre, apellido, filiacin,
pertenencia a un sexo, a un grupo de origen, a una generacin).
Dada esta peculiaridad de la sexualidad humana de constituirse en dos tiempos o fases, cabe preguntarse
por la relacin entre la sexualidad infantil y la sexualidad adulta con su hallazgo de objeto y procreacin
como nuevo fin.
Lo puberal-adolescente es el entretiempo de la sexuacin, en la medida en q la culminacin de la
sexualidad infantil no se produce automticamente y deviene en su conformacin normal
definitiva. Requiere de estaciones de recambio de su identidad infantil, de des-orden del cuerpo,
del objeto familiar, de reposicionamiento generacional. Entre re-edicin y repeticin, lo puberal
adolescente tiene urgencia de transformar y crear. Urgencia por la inscripcin de un cuerpo q
conlleve una identidad diferenciada de lo infantil, de lo conocido y de lo parental, con rasgos
originarios y q contenga el deseo genital ligado a un objeto no-familiar. Entre repeticin de lo viejo e
inscripcin de lo nuevo, lo puberal adolescente demanda un proceso identificatorio q se debate entre
principio de permanencia y principio de cambio.
En la adolescencia no habra necesariamente una mera transferencia o desplazamiento automtico de
libido desde los objetos incestuosos de lo familiar hacia el afuera de lo familiar. Con la aparicin del deseo
genital, se requiere de nuevas inscripciones, de nuevas organizaciones psquicas. Dicha operatoria,
sepultamiento del complejo de Edipo mediante, no se produce sin conflicto, no sin las marcas de la
historia familiar libidinal infantil y no sin la consideracin por lo nuevo y no familiar del objeto. El conflicto
se expresa en trminos de un cuerpo pre-genital q conlleva las marcas del deseo del otro familiar, la
sexualidad del adulto inscripta en el cuerpo del nio y q ahora, con el devenir puberal adolescente, el
cuerpo constituye deseo genital en un vinculo no-familiar. Lo puberal-adolescente es ese entretiempo
de trabajos especficos, lugar de transformacin e inscripcin del cuerpo pre-genital en cuerpo
genital y de objeto familiar en objeto de deseo no-familiar.
Tanto en la inscripcin del cuerpo genital como en este pasaje a la eleccin de objeto heterofamiliar, el
vinculo al otro compaero sexual, sujeto de deseo, es marca q inaugura. La iniciacin sexual marca un
antes y un dsp, un hito en los procesos de subjetivacin, el cual no es sin el otro. El otro, a la vez
par y extrao, en su funcin de compaero sexual, en presencia y diferencia, con su participacin coopera
en la inscripcin del cuerpo genital. Esto no es sin una profunda angustia, en la inscripcin de la
categora misma de la alteridad de objeto (objeto heterofamiliar).
El reacomodamiento q la adolescencia implica por sus posibilidades de fecundacin y procreacin
impone al psiquismo un trabajo de simbolizacin de un nuevo emplazamiento generacional. El
corrimiento y reubicacin generacional deviene des-orden no por el inexorable paso del tiempo. El
potencial pasaje de hijo/a y su proyeccin como padre/madre, y consecuentemente el pasaje de padres a
abuelos, es un corrimiento generacional cuya metabolizacin implica un deseo de muerte y asesinato de
los padres como operaciones simblicas. La eleccin de la formulacin deseo de muerte de los padres
guarda la suficiente ambigedad como para dar lugar a la consideracin de que los procesos de crisis y
duelos son EN la adolescencia, a la vez que DEL adolescente; es decir, que se producen en un campo
que es de intersubjetividad. Si los padres tienen que sobrevivir al asesinato (simblico), deseo de muerte
del cual son objeto por parte del hijo/a, los hijos tambin han de sobrevivir a los deseos destructivos e
incestuosos en las distintas formas que puedan tomar de los padres respecto de su progenie. Lo puberal
de los padres es un desarrollo conceptual que sita las crisis en la adolescencia, y no slo en la doble
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vertiente de los trabajos psquicos de hijos y padres, sino sobre todo en su mutua, relativa o absoluta
dependencia.
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Los conceptos de originario y originario puberal abren perspectivas donde situar la problemtica del
objeto inscripto en lo corporal y sus tratos. Si los cambios corporales toman importancia con relacin al
hallazgo de objeto es porque las reestructuraciones objetales y narcisistas encuentran su origen en las
capas ms profundas del inconciente inscriptas en la mxima proximidad de lo somtico. Son las
inscripciones pictogramticas. La pubertad por su anclaje en lo biolgico es un momento privilegiado y
cualitativamente indito de este fenmeno.
Por el trabajo de lo originario puberal, la pulsin busca el objeto (complementario) inscripto en el propio
cuerpo ergeno.
La elaboracin psquica de lo originario puberal transforma la bsqueda de objeto acoplado al cuerpo
propio. Lo originario puberal repite y busca que en el objeto (narcisista) se reinsista al yo y reduplique la
mismidad. Su elaboracin es trabajo de no identificacin de la propia yoidad en el objeto, bsqueda de la
alteridad corporal subjetiva al objeto.
Pero tambin, lo originario puberal insiste y nuevamente busca repetir los modelos vividos ya conocidos,
investidos a lo largo de la historia de las identificaciones corporales, incestuosas familiares (lo cual
constituye otra derivacin psicopatolgica). Elaboracin de lo originario puberal de no repeticin en el
hallazgo de objeto, de identificaciones infantiles familiares. Trabajo de des-identificacin del objeto con los
modelos familiares, bsqueda de lo altero en un espacio extrafamiliar.
Una de las condiciones para el hallazgo de objeto, una primera condicin es la creacin de la espacialidad
exterior al propio cuerpo (transformacin del autoerotismo y del narcisismo) y espacialidad extrafamiliar
donde hallarlo. Otras condiciones sern hacer de lo extrafamiliar lo heterofamiliar y que en el vnculo el
objeto se deje crear.
El hallazgo de objeto no es sin el pasado historizado, no es sin la re-interpretacin de la historia infantil, no
es sin su construccin, sin su ligadura con la genealoga.
Lo puberal, empuja al autoerotismo, al narcisismo, a los objetos incestuosos, a lo familiar conocido. Lo
adolescente que ataca la prohibicin del incesto (con las barreras morales de la pulsin), es trabajo de
simbolizacin, de elaboracin de lo puberal, de creatividad-hallazgo de objeto por fuera del propio cuerpo
familiar.
Por lo originario puberal, la repeticin pulsa. La creatividad adolescente, la libido altruista va ms all,
diferencia, crea, es hallazgo, encuentra objeto otro, es alteridad. Entro lo puberal y lo adolescente, la
repeticin, la creatividad.
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psquico del hallazgo del objeto. Sabemos ahora que hay un largo recorrido y un tiempo que Grassi
denomina entretiempo de la sexuacin, para arribar en el mejor de los casos a ese hallazgo.
Freud no avanza demasiado, se detiene en la idea de un reencuentro.
Queremos retomar la frase de Freud, luego de superado el periodo de latencia se reestablece la relacin
originaria para sealar que esta afirmacin nos conduce al territorio de lo originario-puberal.
Recordaremos que lo puberal es inundacin, saturacin sexual genital incestuosa. Pulsa por el retorno a la
unidad narcisista originaria (puberal), el narcisismo originario entre madre y lactante. La pubertad, trauma
narcisista por excelencia, derrumbe de la omnipotencia infantil, ofrece al mismo tiempo una solucin
sexual para su curacin. La solucin positiva a lograr es el hallazgo de un compaero genital cooperativo,
de un estado amoroso compartido.
En los primeros tiempos, lo puberal por lo originario es empuje a la bsqueda del genital complementario,
en relacin con el genital del otro sexo. Pene y vagina, son ahora tan fusionalmente complementarios
como otrora lo fueran la boca y el pecho. Son tratados inicialmente como objetos parciales.
Por el supuesto de la complementariedad de los sexos y la bsqueda del reestablecimiento de la unidad
narcisista originaria, ahora puberal, es preciso que la figura paternal no se presente seductora e
inadecuadamente solicita con el hijo/a. En este caso dificultara el desasimiento y la exploracin de un
afuera que demarque un recorrido pulsional suficientemente alejado.
En ciertos casos, bordeando los lmites de lo patolgico, el encuentro del objeto complementario, la
fantasa de retorno a la mtica unidad narcisista originaria se sita en el plano oral de los actos
compulsivos de consumo: el exceso de alcohol, la droga, la comida. Todo aquello que inunda
sensorialmente anulando ilusoriamente la experiencia, a veces intolerable, de agujereamiento, de dolor
insondable y vaco; obra del trabajo en negativo del pictograma de rechazo.
El descubrimiento del coito es una conocimiento ligado a lo nuevo y lo esta inscribiendo desde lo
originario, como una experiencia placentera, en forma de pictograma de fusin.
Lo puberal en su versin originaria, es una tendencia anti-separadora, bsqueda de la repeticin de toda
experiencia de complementariedad. Lo adolescente, en cambio, es una fuerza separadora, promueve la
bsqueda de lo nuevo; es tendencia a la creatividad.
Muchacha ojos de papel: corriente tierna derivada de la sexualidad de fin inhibido, donde predominan las
marcas de la sublimacin y la creatividad, la desexualizacin de lo genital incestuoso y, finalmente, cierta
idealizacin del objeto amoroso en proceso de creacin y siendo hallado.
El adolescente va creando/hallando el objeto con elementos nuevos y retazos insignificantes de objetos
pertenecientes a su pasado, lo que Aulagnier denomina fondo de memoria. El hallazgo, dir Freud, se
completa primero en la fantasa
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En este tiempo fundante que situaremos como los albores de lo originario, el corpsi, se va constituyendo
en el doble encuentro originante con el propio cuerpo y los procesos psicosomticos maternos.
Las representaciones de lo originario van a materializarse por medio de pictogramas, que van a inscribir la
zona con el objeto complementario, ambos fusionados, unidos. Por eso el infans va constituyendo su boca
fusionada con el pecho.
La estabilidad de la constitucin imaginaria del cuerpo estar dada por una sutura simblica, que proviene
de la mirada y asentimiento del otro. En esa operacin estructurante devienen las identificaciones
originantes del yo ideal (identificacin imaginaria) y del ideal del yo (identificacin simblica). No se trata
aqu de la construccin del cuerpo ergeno, ya iniciada, sino de un nuevo acto psquico: la
estructuracin narcisista que funda la imagen cohesionada del cuerpo y del yo como instancia corprea.
Con la llegada de la pubertad, el cuerpo infantil se transforma abruptamente en un territorio
invadido y gobernado por la sexualidad genital. El cuerpo, otrora infantil y familiar, se transforma en un
extrao heterogneo para la psique. El resultado de esta mutacin es un cuerpo-soma de bordes sinuosos
y cambiantes, que impone un trabajo de familiarizacin. En este proceso crtico existe el riesgo de ruptura
del sentimiento de continuidad existencial al yo. El espejo, en tanto funcin del otro, permitir una
nueva asuncin del yo en el orden imaginario de las transformaciones operadas en lo real del
cuerpo. Entrelazar ese real corporal con las dimensiones imaginaria y simblica permitir la
asuncin de una imagen del cuerpo unificada y estable. El espejo, inicialmente corporizado por la
mirada significante materna, es ampliado luego por el juego de miradas familiares. Llegada la pubertad,
el grupo familiar debe ceder su supremaca y dar lugar a la creacin de otros grupos y otros
espejos. La funcin del espejo generacional va configurando una imagen reunificada del cuerpo por
medio de contactos corporales, miradas, gestos, y adquiere entonces una importancia decisiva. Este
apuntala al adolescente en su proceso de desasimiento y des-identificacin de lo familiar, infantil y
favorece la creacin de ideales y modelos identificatorios de relevo.
El cuerpo propio genital, se ira creando en la adolescencia mediante las inscripciones e identificaciones
resultantes de los encuentros con el otro cuerpo y con el cuerpo genital de los otros, en una dialctica
constitutiva del si mismo y la alteridad.
La apropiacin del cuerpo se da a partir del encuentro con nuevos cuerpos, tambin en proceso de
escritura de lo propio en el otro y por el otro; dado que lo propio no es sin la otredad.
La vestimenta adolescente con sus marcas significantes generacionales tiene una dimensin de envoltura
corporal. El adolescente utiliza ropas viejas y gastadas, zapatillas sucias y olorosas que representaran
partes de su antiguo cuerpo nio yaciente en el cuerpo adolescente.
El acopio de ropas en descomposicin que caern cuando finalice el proceso de creacin del nuevo
cuerpo, podra ser el equivalente del acto de retener y de figurar el duelo por las partes del cuerpo
infantil perdido.
Lenguajes y escrituras del cuerpo
Durante el entretiempo de la sexuacin, el arduo trabajo de creacin/apropiacin del cuerpo se expresa de
diversos modos:
1) Conversiones
- Transformaciones corporales propias de la adolescencia.
- Proceso de histerizacin, que crea sntomas conversivos transitorios, escenas de seduccin ofrecidas a
la mirada del otro.
2) Somatizaciones
- El soma es un espacio no inscripto y por lo tanto, no representado por el psiquismo.
- El cuerpo es sede de trastornos corporales transitorios, sensaciones dolorosas, temores hipocondracos,
etc.
- Desencadenamiento de graves trastornos corporales que dan cuenta de un proceso patolgico.
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La construccin de la categora subjetiva y tica de la alteridad es una adquisicin compleja que
implica poder sostener la condicin de sujeto deseante ante otro sujeto deseante, sin que este
encuentro suponga destruccin. Convivir como otro y con el otro equivale a convivir con el propio
cuerpo como alteridad y convivir con la alteridad de los otros cuerpos. Hacer propio el cuerpo no
significa avasallar su alteridad, ni borrar su resto de amenidad. El cuerpo propio no nos exime de
responsabilidades, consideraciones, de encuentros y placeres compartidos, de rechazos mutuos, etc.
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proyectado por otros sin tener permiso a crear un vuelo propio y diferente. La subjetividad por-venir,
quedara reducida a repetir un cuadro ya pincelado por las generaciones anteriores, sin q hubiera permiso
para la transformacin. (La violencia secundaria no es necesaria. Es cuando la madre se apropia del
psiquismo de su hijo, y quiere que haga lo que ella desea. Ejemplo: pq estudiaste medicina si yo quera
que estudiaras No reconoce que el hijo es algo diferente de s. Decide y piensa por su hijo).
Por el contrario si la violencia primaria o anticipatoria es la que rige el contrato narcisista, adems de
ser objeto de mltiples proyecciones de figuras ya pintadas; el grupo transmite tambin al nio la
potencialidad vinculante inherente a todo vnculo. Potencialidad vincular implica una capacidad, un
recurso, una posibilidad con q cuenta el grupo de no definir el vinculo por lo anterior, lo preestablecido;
sino descompletar el saber de lo q se ha sido y dejar en suspenso la posibilidad de q el nio sea
diferente, altero imposible de definirse ya q esta por-venir. (La violencia primaria es constitutiva del
aparato psquico del beb. Es una violencia necesaria donde la mam desde su psiquismo significa lo que
quiere el beb. La madre se pone en la piel del hijo. Y el beb va tomando al otro como sentimiento de s.
Violencia necesaria y constitutiva).
El espacio intersubjetivo entre un hijo y quienes sostienen las funciones parentales puede advenir relacin
de objeto o vnculo. El primero ocupa un lugar de objeto de proyecciones de los otros; mientras que el
vnculo deviene cuando an cumpliendo el grupo con la funcin de transmisin, aloja a la subjetividad
naciente como un sistema abierto.
Al portar el grupo la funcin de la potencialidad vinculante, tambin transmite algo de la esencialidad del
sujeto: su falta. La transmisin de la potencialidad vinculante conlleva la transmisin esencial de la falta
inherente a todo sujeto, que habilita el movimiento deseante de bsqueda y construccin. La falta del
sujeto, del ser, es el motor de toda produccin subjetiva.
Para apropiarse de la potencialidad vinculante transmitida por los padres, el hijo tiene que realizar muchos
trabajos psquicos durante la infancia y la adolescencia, para construir y conquistar las categoras de
vnculo y de alteridad. Que un sujeto construya la categora de alteridad implica que pueda considerar al
otro en su diferencia: con un cuerpo separado y deseo diferente. Implica asumir la diferencia del otro y
la propia.
La primer experiencia que tiene el infante del otro se juega en un registro pictogramtico, de sensaciones
corporales. Es funcin del otro sostener la presencia, y tmb la diferencia, condicin necesaria para la
bsqueda del placer en la vida. En la continuidad del vnculo de apego es imprescindible que se ponga en
juego la diferencia, la ausencia, la distancia del cuerpo del otro inaugurando una falta, un movimiento q
descompleta y posibilita la creacin de la fantasa y el deseo. All reside el primer registro de la alteridad, al
modo de una diferencia sensorial.
Lo extrao
La constitucin de la categora del extrao implicara una primera simbolizacin de la diferencia, de la
alteridad del sujeto. Se conceptualizan 3 momentos:
1) El primer tiempo del proceso de reconocimiento de uno mismo es el de no tener rostro. La falta implica
todo el vaco de constitucin.
2) El segundo tiempo es el de tener el rostro de la madre. Este momento est fundado en inclusiones
recprocas. El sujeto es lo que percibe. No hay distancia ni diferencia entre el sujeto y el otro (la madre).
3) El tercer tiempo se define por la percepcin del rostro del otro como otro. Ya se percibe y registra la
diferencia. Esto inaugura la posibilidad de ser diferente de la madre.
Estadio del espejo
Cuando el sujeto llega a reconocerse en la imagen especular, ya porta con la experiencia de la teora del
rostro, con la constitucin de la categora de lo extrao. Esta imagen no crea la alteridad, sino que
confirma al sujeto en su alteridad primordial. A travs de sta vuelve a convertirse en el otro que fue antes
y que nunca dej de ser.
La alteridad del propio cuerpo en el entretiempo puberal-adolescente
El cuerpo ergeno de la infancia empieza a constituirse desde el deseo de los padres, de los otros. El
trabajo puberal-adolescente desordena lo infantil y da lugar a lo nuevo. El cuerpo sexuado interrumpe
como algo extrao. El adolescente podr investir su cuerpo, tatuarlo, pintarlo y vivenciarlo con placer.
Podr contar con el grupo de pares como soporte de la funcin del espejo: otros en quienes reconocerse e
identificarse.
Cuando en la subjetividad predominan procesos de metamorfosis, se vivencia como la emergencia de algo
monstruoso q aterra, desgarra o fragmenta el cuerpo. Esto dara cuenta de un fracaso en la constitucin
de la categora de lo extrao, y todo lo ajeno o lo altero de si mismo o del otro producira desorganizacin
y angustias masivas. En cambio cuando predominan en la subjetividad procesos de transformacin, los
cambios del cuerpo se vivencias con inquietud y extraeza, pero sin perder la mismidad del sujeto.
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La vulnerabilidad caracteriza a la subjetividad durante el entretiempo del proceso puberal-adolescente.
Sentirse ajeno a s mismo y al otro. Esto puede leerse en cualquier produccin saludable adolescente. La
extraeza q les genera darse cuenta de q ya no son lo q eran, no saben aun como van a ser. El viejo
caparazn podra entenderse como la imagen del cuerpo infantil q ya no le sirve al joven, y del cual
l y la familia deben desprenderse. El nuevo caparazn seria el cuerpo sexuado, cuerpo vincular q
solo se construye en el encuentro con el otro.
Cuerpo sexuado vincular:
El entretiempo puberal-adolescente implica trabajos psquicos y un trayecto de recorrido de encuentros y
desencuentros con los otros donde el adolescente se confronta con la oportunidad de retomar todas las
categoras transmitidas y conquistadas en la infancia y apropiarse de una nueva categora q las
suplementa: el cuerpo sexuado vincular.
La iniciacin sexual en la adolescencia marca un antes y un despus en la subjetividad. Es un
acontecimiento donde con el otro se escribe el cuerpo genital, donde la vivencia de satisfaccin se
transforma en vivencia del orgasmo, y se escribe la alteridad del otro: sus diferencias corporales, de
gnero y desiderativas. Encuentro vincular con el otro donde aquella originaria diferencia q inauguro la
categora del extrao en la infancia (tener un cuerpo, un rostro diferente y separado del otro); se
revisita, des-ordena, y supera inaugurando diferencias ms complejas inherentes a la verdadera
intersubjetividad: el otro se constituye en su alteridad como sujeto de deseo. Pero esto no ocurre de
una vez y para siempre, ni en un solo encuentro, sino q requiere de una bsqueda, una conquista y un
pasaje donde los encuentros con el otro, en la potencialidad saludable, dejan de ser relaciones de
objeto y devienen vnculo.
El puber-adolescente realiza un arduo trabajo de desinvestir a los padres y ponerlos en falta: los
contradice, los desautoriza, los confronta. Primer movimiento q se produce no sin angustia, q intenta
bordear la falta q habilita al sujeto. Salen al espacio relacional extrafamiliar vidos de crear vnculos
nuevos y diferentes q releven a lo familiar; pero paradjicamente buscan con urgencia encontrar
en las parejas y en los amigos, otros q los completen, q pueda borrar la angustia q anuncia la
emergencia de la falta inherente a todo sujeto.
Dentro de la lgica del proceso originario, no se registra al otro en su alteridad, sino q la urgencia pulsa
por capturar al otro como objeto, desprovisto de subjetividad. Pero en un proceso saludable, la fuerza de
lo originario puberal q pulsa, se entrelaza con el trabajo psquico del adolescente, q contrariamente pulsa
por sublimar, simbolizar aquello enigmtico q enamora del otro marcando su alteridad y su subjetividad.
En un proceso saludable se construye la categora de cuerpo sexuado vincular cuando el encuentro
intersubjetivo con el otro deviene vnculo, y esto slo es posible si ambas subjetividades inscriben algo de
la falta que los define como sujetos. Inscribir la falta, la alteridad del otro y de si mismo como sujeto,
no se produce sin angustia; pero es un pasaje necesario para acceder al deseo y a la dimensin
tica q implica el reconocimiento del otro como sujeto.
Este pasaje entre relacin de objeto y vnculo, entre tomar al otro como cuerpo objeto de goce o como
provisto de subjetividad; es lo q seala la diferencia entre sexualidad saludable y lo patolgico de la
perversin: considerado el ejercicio del goce sobre el cuerpo del otro desubjetivado. El perverso, hace uso
del cuerpo del otro, gozando del sufrimiento y desbastando su subjetividad.
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mismos. Les ser necesario apoyarse sobre su cualidad de hombre y de mujer, sin poder contentarse
de su posicin de padre. Los padres deben efectuar tambin un trabajo de duelo. Psquicamente, los
padres estn divididos entre los padres de la realidad (CC) y los fantaseados (ICC) que han permitido la
estructuracin psquica del sujeto. El adolescente se ve confrontado a la separacin entre la realidad
de sus padres, que l comienza a percibir como sujetos cualesquiera, con sus conflictos, sus
lmites, sus deseos, y los padres idealizados en la infancia. Los padres, a causa de que su hijo
proyecta en ellos, son conducidos a interrogar a sus propios padres fantaseados, a cuestionar la idea
misma de lo que es ser padre.
El primer efecto de la pubertad es que el cuerpo del nio se transforma en un cuerpo de adulto. Los signos
secundarios (cambio de voz, pilosidad, senos, etc.) son tanto o ms importantes que la madurez de los
rganos genitales. El adolescente debe realizar un trabajo de apropiacin, o de reapropiacin de la
imagen del cuerpo tal como se haba constituido en la primera infancia alrededor de la poca
llamada del estadio del espejo. Lo que en la adolescencia garantiza esta imagen del cuerpo, ya no
son la mirada y la voz de los padres, sino de los pares, y sobre todo las eventuales parejas del otro
sexo.
En un primer momento la pubertad puede ser vivida como una falta, o como una enfermedad, cuyos
signos seran las primeras reglas y las poluciones nocturnas espontneas. Adems, ser vivida como una
competencia con los padres: cuando el adolescente se apropia de los atributos de un adulto, sus padres
ya no ocupan ese lugar de autoridad. Si el nio crece, los padres envejecen, y si toma una posicin de
adulto desaloja a los padres para empujarlos hacia la vejez. En esta competencia lo que se pone en juego
es el envejecimiento y la muerte de los padres. Los padres del adolescente se presentan no solo falibles
sino tambin mortales.
Este carcter decepcionante de los padres tendr dos consecuencias: modificar de forma radical la
relacin del adolescente con sus padres, el alcance y estilo de sus demandas, de sus quejas, de sus
reivindicaciones; y volver a plantear la cuestin de Otro como referente ltimo que esta vez sea infalible y
pueda garantizar con eficacia y de forma duradera al adolescente su identidad, lo que implicara la eventual
nueva religiosidad, como la espera o la bsqueda de un amor, un gran amor distinto al parental, es decir,
ordenado por el acceso del adolescente a la genitalidad.
Otra consecuencia del adolescente es que da cuenta que puede convertirse en padre o madre. Van a
descubrir que la cadena genealgica puede continuarse despus de l, y con ello descubre una nueva
responsabilidad. El trmino de cadena de generaciones corresponde a lo que constata el adolescente, los
padres no son los primeros, y l y sus hermanos/as no son los ltimos.
El adolescente replanteando la cuestin de su origen interroga la sexualidad de los padres, directa o
indirectamente, y lo que interroga el adolescente es este acto sexual imaginario y nico de su propia
fecundacin.
El estilo de interpelacin del adolescente con respecto a los padres es la insolencia y la respuesta. Los
padres van a afirmar 2 cosas sobre sus hijos: son insolentes y responden. Ser insolente es afirmar su
propia soledad, en una sociedad que no reconoce ms que menores y mayores, nio y adulto, sin
estatuto intermedio, estar en la adolescencia es en si una insolencia, en la insolencia del adolescente
hay un malestar que se proyecta al exterior (si me siento mal, es por tu culpa); es el momento en que
esos sentimientos negativos con respecto a s mismo no son reprimidos, expulsados al fondo de
s, sino que son proyectados al exterior. Esta insolencia es uno de los motores mismos de la
adolescencia.
Un adolescente que responde es aquel que en lugar de obedecer pronuncia una palabra, una palabra
de ms. Hay un adolescente que se pronuncia, que no permanece en el lugar que le es asignado. Lo que
se espera es que haya ah un adulto que habilite la construccin de la palabra. Es necesario que los
padres habiliten un espacio de escucha, que le den lugar a la palabra. El hecho de que el adolescente
responda muestra justamente que el discurso parental no es el nico posible. Esto implica un cambio de
lugar para los padres. Entonces, esto es insoportable, primero porque se pone en manifiesto que hay
otros discursos posibles al discurso parental, y segundo porque en verdad el discurso de los padres
se revela frgil ya que hace falta una palabra para denunciarlo. En este dilogo difcil entre
adolescentes y padres ambos se sienten desbordados, por lo cual hay que apelar a un tercero que
nicamente pueda ayudar a cada uno a descubrir sus determinaciones.
Van a ser caractersticas frente a los padres, 3 acciones:
- Demandar: solicitaciones repetidas para recibir de sus padres tal objeto o autorizacin. Lo que en
realidad busca con su demanda, es ser reconocido como legtimo. Va en sentido del trabajo de
apropiacin de s mismo y del mundo que constituye. El adolescente demanda, responder directamente a
esas demandas no resuelve nada, eso no quiere decir que sea necesario rechazar todas las demandas.
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- Contradecir: Corresponde a su exigencia ilusoria de un discurso sin contradiccin. l va a subrayar las
contradicciones internas del discurso de los padres, lo que ellos dicen y hacen. Es paradojal. En este acto
de contradiccin permanente del acto parental del adolescente, lo que hace es denunciar en el disenso la
contradiccin inherente del discurso parental.
- Imitar: Rige las relaciones filiales. Hay una estrecha relacin entre el adolescente y lo que fueron sus
padres en la adolescencia. A veces no es raro encontrar en el joven alguna huella de una depresin
antigua de la madre, o aquello que han soado ser, por ejemplo. Son trabajos identificatorios. Trabajos de
subjetivacin que se hacen en semejanza de. Imita lo que los propios padres hicieron en la
adolescencia transmisin psquica entre generaciones.
Qu viven los padres del adolescente
Los padres del adolescente viven una patologa normal. Con frecuencia sufren. Como ellos deben
realizar un cambio de lugar, los padres pierden las referencias de su propio yo, como las que han
funcionado para ellos desde el fin de su propia adolescencia. El hogar, construido al precio de
compromisos y represiones secundarias, se ve amenazado en su unidad y sus principios de
funcionamiento. El hogar familiar se ve amenazado. La madre provisoriamente ha logrado confundir un
doble sentido de lo interior, el interior del hogar y el interior del cuerpo. El adolescente, en va de salir del
domicilio familiar, trastornar esta identificacin materna, quizs incluso hasta su imagen del cuerpo. Para
el padre, que ha logrado estar en posicin de fundador de la familia, que el adolescente le replique
significa que se afecte su estatuto social del padre, ubicndolo como un eslabn ms de la cadena
generacional.
Los padres tienen la necesidad de un trabajo psquico de reconstruccin de ese yo, apoyndose en
identificaciones pre-parentales (antes de ser padres) y teniendo en cuenta una nueva realidad exterior. Del
lado del padre (en posicin de fundador), el adolescente puede replicarle y reprocharle. Lo primero que
atacarn ser el estatuto social. Los padres, pueden estar pasando un momento dbil (menopausia en la
madre por ejemplo, y mal momento econmico para el padre) lo que va a requerir que ellos comiencen un
trabajo psquico de reconstruccin de su yo.
Los padres van a ser remitidos a su propia adolescencia. All pueden reencontrar sus sueos, ambiciones,
deseos. Sin embargo, interrogados desde sus funciones, no pueden dejar de verse confrontados
nuevamente, a la relacin con sus propios padres; y reevalan sus juicios hacia ellos.
Los padres habrn renunciado a su masculinidad y a su feminidad en beneficio de la posicin provisoria
de padres. Las crisis de la madurez sern ms difciles y perturbadoras cuanto ms discreta haya sido la
propia crisis de la adolescencia de los padres.
La mayora de las veces se trata de una crisis normal y estructurante para el adolescente. La crisis
adolescente es una crisis necesaria. Va a marcar la exigencia psquica de experimentar su nueva
existencia en el mundo. El gusto por el riesgo, sus intentos de pasar prohibiciones, etc. que caracteriza a
los adolescentes son un pasaje obligado y til hacia elecciones de vida que deben efectuar. Para los
padres, encontrar un equilibrio psquico entre el soltar al hijo y al mismo tiempo no dejar de protegerlo
ser el punto mas difcil. Hay que tomar en serio las preguntas al adolescente, permitindole formularlas
en su discurso antes de que l se precipite en actos.
Intervencin de un tercero que no est para mediar el conflicto, sino para sostenerlo, en tanto el
conflicto es necesario y fundante de algo. Ah podra ubicarse el lugar del analista.
Entonces, en los padres del adolescente se pone en juego un cambio de lugar. Ser padre y ser madre se
define a travs de una funcin y una posicin en relacin a un otro. Lo que se pone en juego es un trabajo
de estructuracin de parte de los padres. Deben poder acompaar el crecimiento de los hijos. No es lo
mismo ser padre de un nio que de un adolescente, y mucho menos de un adulto. Rassial dice que
tambin hay duelo en los padres: duelo del lugar que ocupaban. Es complejo tanto para el adolescente
(cambiar la imagen de esos padres fantaseados) como tambin para los padres perder ese lugar. La crisis
no es de la adolescencia sino en la adolescencia.
Cuando para los hijos la alegra o la tristeza de sus padres dependen slo de ellos mismos (hijos) es una
mochila muy grande para estos hijos. Las prdidas de referencia de los padres los remite a encontrarse
con su propia masculinidad/femineidad. Esto exige un esfuerzo de trabajo psquico por parte de los
padres, ms all del lugar de padres. Bsqueda de nuevas elecciones y tambin bsqueda de esas
elecciones que eran pre-parentales, antes de ser padres. A veces tambin las parejas se sostienen por los
chicos, y la adolescencia de los hijos y el corrimiento de lugar de los padres genera una crisis en la pareja.
La representacin de la familia es generadora de sufrimiento. Tenemos muy arraigada la idea de lo que
tiene que ser una familia. Y todo esto opera generando sufrimiento. Opera muchas veces como un
garante simblico.
La distincin entre virtualidad y realidad para los adolescentes no es tanto. Porque para ellos lo virtual es
real.
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WINNICOT-REALIDAD Y JUEGO (CAP. 5):
La creatividad, lo que hace que el individuo sienta que la vida vale la pena de vivir es la apercepcin
creadora. Frente a esto existe una relacin con la realidad exterior que es de acatamiento; se reconoce el
mundo y sus detalles, pero solo como algo en que es preciso encajar o que exige adaptacin. El
acatamiento implica un sentimiento de inutilidad en el individuo, y se vincula con la idea de que nada
importa y que la vida no es digna de ser vivida. Esta manera de vivir en el mundo se reconoce en trminos
psiquitricos como una enfermedad. Esta teora incluye la creencia de que vivir en forma creadora es un
estado saludable, y que el acatamiento es una base enfermiza para la vida.
Para muchos individuos la realidad exterior es en alguna medida un fenmeno subjetivo. Los individuos
que tienen alucinaciones (aturdido, volando por las nubes, irreal, desenfocado) son los llamados
esquizoides. Aunque pueden tener valor como personas de la comunidad y ser felices, ven el mundo en
forma subjetiva y se engaan con facilidad aunque posean bases firmes en la mayora de las zonas,
tienen mala coordinacin, carecen de estructuras firmes, aceptan un sistema ilusorio. Las personas
pueden vivir una vida satisfactoria y ser esquizoides o esquizofrnicas (cuando esos sntomas se
extreman y requiere ser tratado) debido a un escaso sentido de la realidad.
Como as tambin hay quienes estn tan arraigados con tanta firmeza a la realidad objetiva y no pueden
tener contacto con el mundo subjetivo y con el enfoque creador, que tambin son enfermos.
Los esquizoides son personas poco satisfechas consigo mismas. Tienen la sensacin de disociacin, de q
algo anda mal y quieren lograr una situacin de unidad e integracin, un estado de integracin tiempo-
espacio, en lugar de elementos disociados en compartimientos.
Creacin no es solo el arte, puede ser tambin una casa, un jardn, un traje, un peinado, una comida. Todo
lo q se produce es creativo salvo q el individuo este enfermo.
Es preciso entender la posibilidad de que no se produzca la destruccin total de la capacidad de un
individuo para ese vivir creador. Es ese caso extremo todo lo real, lo q importa, lo personal, original
creador, se encuentra oculto y no da seales de existencia. La creatividad que nos ocupa aqu es un
universal. Corresponde a la condicin de estar vivo. Es de suponer que tiene que ver con la caracterstica
de vivacidad de algunos animales as como de los seres humanos. Todo lo que se produce es creativo,
salvo en la medida en que el individuo est enfermo o se encuentra frenado por factores ambientales en
desarrollo que ahogan sus procesos creadores.
El impulso creador es algo que se puede entender como una cosa en s misma que, por supuesto, es
necesaria si el artista quiere producir una obra de arte, pero tambin como lo que se encuentra presente
cuando cualquiera (beb, nio, adolescente, adulto, anciano, etc.) contempla algo en forma saludable o
hace una cosa de manera deliberada. Los individuos viven en forma creadora y sienten q la vida es digna
de ser vivida o q no pueden hacerlo y dudan del valor de vivir. Esta variable de los seres humanos tienen
vinculacin directa con la calidad y cantidad de la formacin de un ambiente al comienzo o en las primeras
etapas de la experiencia vital de cada bebe.
Los psicoanalistas usan la teora de los fenmenos transicionales para describir la manera en que la
formacin de un ambiente bastante bueno en las primeras etapas permite que el individuo haga frente a la
prdida de omnipotencia.
Debemos dar por supuesto un elemento masculino y uno femenino (en muchachos/as, hombres y
mujeres). El elemento que llama masculino establece contactos de manera pasiva o activa respaldadas
por el impulso, el impulso del instinto del bebe, en relacin con el pecho y la alimentacin y luego con las
experiencias vinculadas con las principales zonas ergenas y los impulsos y satisfacciones subsidiarios. El
elemento femenino se relaciona con el pecho, en el sentido de que el bebe se convierte en el pecho (o en
la madre), dado que el objeto es el sujeto y en esto no hay impulso instintivo alguno.
SOLER-CREATIVIDAD Y ADOLESCENCIA:
Cuando hablamos de la capacidad de ser creativos, no solamente nos referimos a creaciones maravillosas
que trasciendan y se consagren como producciones artsticas, sino la capacidad de crear lo propio, de
sentir que lo cotidiano que uno realiza: trabajar, estudiar, o lo que sea, es creativo, novedoso para uno pq
nos genera la sensacin de que estamos creando a partir de algo nico y propio: nuestro deseo.
La riqueza de la creatividad no solo reside en poder sentir esa sensacin inconfundible de hallar un
sentido propio, de la mismidad, en lo que uno hace sino que adems genera otra vivencia valiosa para
la subjetividad: genera vnculos.
Winnicot estudi a lo largo de su obra el concepto de creatividad, ubicando en la ilusin de omnipotencia
del beb el nacimiento de la potencialidad del vivir creativamente. En tanto haya una madre
suficientemente buena que responda a las necesidades del nio en el momento adecuado, las
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repeticiones de las experiencias de satisfaccin en el desarrollo saludable de un beb van propiciando que
l las vivencie como creadas por s mismo, por su espontaneidad, por su deseo.
El infans nada sabe de la alteridad del otro, ni del objeto. El siente que l los est creando y en ese crear
l mismo est siendo. El beb siente que va creando el mundo, desde su deseo.
La irrupcin de la pubertad-adolescencia es un momento de crisis que impone un trabajo de
reorganizacin psquica, donde la subjetividad tiene la oportunidad de capitalizar la posibilidad de crear.
Cmo se apropia el Yo de esta potencialidad de crear? Por medio de dos procesamientos psquicos: la
identificacin y la sublimacin. En la pubertad la pulsin se genitaliza pero lo originario puberal pulsa
por reencontrar el placer, el objeto inscripto en el propio cuerpo ergeno.
Lo originario puberal tiende a lo incestuoso pq toda la erogeneidad del cuerpo fue trazada, investida desde
la sensorialidad de los vnculos familiares. El sepultamiento del C de Edipo, la instalacin de la barrera de
la prohibicin del incesto y los diques morales inherentes a la pulsin genital; imponen a la subjetividad del
adolescente la renuncia a los investimentos libidinales familiares y cierta urgencia por encontrar un nuevo
destino a lo pulsional.
Por medio de la identificacin el Yo puede apropiarse de un rasgo, un aspecto, un atributo de ese otro
cuyo investimiento libidinal debe resignar. Reemplazando una eleccin libidinal por un investimiento yoico
el Yo se impone como objeto de relevo que compensa la prdida. Al apropiarse de esa potencialidad del
otro, el Yo se enriquece pq lo capitaliza, lo transforma en un recurso propio. El adolescente se identifica a
la potencialidad simbolizante del otro, que garantiz que esa experiencia sea posible desde un espacio
vincular.
La subjetividad al mismo tiempo que constituye lo reprimido infantil, sepultando la infancia, con el proyecto
identificatorio crea un nuevo posible destino a lo pulsional: la sublimacin.
La adolescencia implica crecer, confrontarse y matar simblicamente al padre, transformando una
diferencia generacional que trastoca y reubica todos los lugares. El adolescente al crecer y dejar de ser
nio, renuncia, hace un duelo por las imgenes ideales de los padres, y ante esta cada va a ir a buscar
otros ideales en los grupos de relevo que constituir por fuera de lo familiar.
Dolt diferencia de procesamiento psquico que se juega entre la constitucin de un vnculo de relevo y
un vnculo sustituto. Mientras que en el relevo opera la sublimacin: duelo por un vnculo donde existe un
otro ideal, y creacin de nuevos vnculos con ideales sociales compartidos. En un vnculo sustituto opera
la idealizacin, alienacin y fascinacin por un otro que solamente reemplaza al ideal omnipotente familiar,
pero repitiendo la misma modalidad vincular.
La adolescencia sera un momento privilegiado donde el Yo puede constituir ese puente, pasaje de lo
originario y primario al proceso secundario. Momento constitutivo de la subjetividad de crear el recurso
psquico de poder nutrirse, regresar al mundo de los afectos para poder traducirlo en un lenguaje
comunicable de las ideas y las palabras.
Cualquier proceso creativo tiene como destino vincularse con los otros. El que escribe, pinta, o cocina est
creando algo que representa su deseo pero adems desea que eso que produce llegue a los otros.
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El trmino paterno aparece mucho ms tarde que materno. El padre se convierte poco a poco en un
factor importante, y luego viene la familia, cuya base es la unin del padre y la madre. Gracias a la
continuidad del cuidado del nio, y solo con ella, puede el beb, en situacin de dependencia, gozar de
continuidad en la lnea de su vida.
Muerte y asesinato
En la poca de crecimiento de la adolescencia los jvenes salen, en forma torpe y excntrica, de la
infancia, y se alejan de la dependencia para encaminarse hacia su condicin de adultos. El crecimiento no
es una simple tendencia heredada, es un entrelazamiento de suma complejidad con el ambiente
facilitador. Si se puede usar la familia, se la usa, y mucho, sino se puede es preciso que existan pequeas
unidades sociales que contengan el proceso de crecimiento adolescente.
Los mismos problemas que aparecan en las primeras etapas, van a renacer en la pubertad. Si en la
fantasa del primer crecimiento hay un contenido de muerte, en la adolescencia ser de asesinato. Aunque
el crecimiento en el perodo de la pubertad progrese sin grandes crisis, puede que resulte necesario hacer
frente a agudos problemas de manejo, dado que crecer significa ocupar el lugar del padre. Y lo significa de
verdad, en la fantasa inconsciente, el crecimiento es intrnsecamente un acto agresivo.
Se puede observar el juego de soy el rey del castillo. Es un juego de la primera etapa de la latencia, y en
la pubertad se convierte en una situacin de la vida. Es una formulacin de existencia personal. Es una
consecucin de crecimiento emocional individual, una situacin que implica la muerte de todos los rivales
o el establecimiento del dominio. Si se quiere que el nio llegue a adulto ese paso se lograr pasando por
encima del cadver de un adulto.
La rebelin va a corresponder a la libertad que se le ha otorgado al hijo. En la fantasa inconsciente total
correspondiente al crecimiento de la pubertad y la adolescencia existe la muerte de alguien. Mucho puede
lograrse en el juego y con los desplazamientos, y sobre la base de las identificaciones cruzadas; pero en
la psicoterapia del adolescente, la muerte y el triunfo personal aparecen como algo intrnseco del proceso
de maduracin y de la adquisicin de la categora de adulto. Esto plantea grandes dificultades a padres y
tutores. Tambin las presenta a los propios adolescentes, que llegan con timidez al asesinato y triunfo
correspondientes a la maduracin en esta etapa crucial. El tema inconsciente puede hacerse manifiesto
como la experiencia de un impulso suicida, o como un suicidio real. Los padres estn en condiciones de
ofrecer poca ayuda, lo mejor que pueden hacer, es sobrevivir, mantenerse intactos y sin abandonar ningn
principio importante.
Punto central: la inmadurez del adolescente. Los adultos maduros deben conocerlo, y creer en su propia
madurez como nunca creyeron hasta ahora ni creern despus.
Es posible que de pronto un nio de cualquier edad (digamos de seis aos) necesite hacerse responsable,
quiz por la muerte de uno de los padres o por la separacin de la familia. Ese nio ser prematuramente
viejo y perder espontaneidad y juegos, y el alegre impulso creador. Es ms frecuente que se encuentre
en esa situacin un adolescente que debe hacerse cargo de su familia por ejemplo por problemas
econmicos. Caso distinto es cuando los adultos delegan tal responsabilidad, hacer esto es una forma de
traicionar a los hijos: la rebelin ya no tiene sentido, el adolescente triunfa demasiado temprano, preso de
su propia trampa. Si los adultos abdican, el adolescente se convierte en un adulto en forma prematura por
un proceso de falsa madurez. Se pierde toda la actividad imaginativa y los esfuerzos de la inmadurez.
El adolescente es inmaduro, la inmadurez es un elemento esencial de la salud en la adolescencia. La
nica cura para ella es el paso del tiempo y la maduracin que este puede traer. La inmadurez contiene
los rasgos ms estimulantes del pensamiento creador, sentimientos nuevos y frescos, ideas para una
nueva vida. Se podra aconsejar a la sociedad que por el bien de los adolescentes y de su inmadurez, no
les permitan adelantarse y llegar a una falsa inmadurez, no les entreguen una responsabilidad que no les
corresponde. Lo caracterstico de la adolescencia es su inmadurez y el hecho de no ser responsable. Esto
es una prioridad que cada individuo debe perder cuando llega a la inmadurez.
En la adolescencia, la fantasa de muerte pasa a ser una fantasa de asesinato, inconsciente, se da en el
plano de lo psquico. Tiene que ver con el crecimiento del cuerpo. Asesinar para poder ocupar su lugar.
Esta fantasa hace a la constitucin psquica. Requiere de un adulto capaz de sostener, de dejarse
asesinar, capaz de confrontar, de habilitar la palabra, la escucha, choque generacional.
Niez Fantasa de muerte
Adolescencia Fantasa de asesinato
Hay algo de la cadena generacional que se pone en cuestin. Se deja de pensar en el mito fundacional.
La adolescencia viene a romper con esto. Cada uno es un eslabn ms en la familia, no se arranca de
cero. Los padres dejan de ser idealizados, pasan a ser falibles y mortales. Se da una modificacin del
vnculo. Hay algo de este padre real que empieza a romper ese ideal. Reconstruccin de ese vnculo y
bsqueda del adolescente de otros referentes que puedan ser tan infalibles e incuestionables como lo
eran los padres de la infancia: idealismo, fanatizacin.
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Naturaleza de la inmadurez
No hay que esperar que los adolescentes tengan conciencia de la inmadurez o conozcan sus
caractersticas. Lo que importa es que se salga al encuentro del reto de los adolescentes.
Los cambios de la pubertad suceden a distintas edades. La espera supone una gran tensin, en especial a
los de desarrollo tardo. La tensin corresponde a la fantasa inconsciente del sexo, y a la rivalidad
vinculada con la eleccin del objeto sexual. El adolescente, no puede hacerse cargo an de la
responsabilidad por la crueldad y el sufrimiento. El sentimiento de culpa es enorme. La madurez
corresponde a un periodo posterior y no es posible esperar que el adolescente vaya ms all.
Se puede decir que una de las cosas ms estimulantes de los adolescentes es su idealismo. Todava no
se han hundido en la desilusin, por ello tienen un gran idealismo. Tienen libertad de ideas y suelen actuar
por impulso.
El cambio fsico de la pubertad no es un cambio sexual nicamente, sino tambin hay un cambio fsico y
de la adquisicin de verdaderas fuerzas; aparece un verdadero peligro, que otorga a la violencia un nuevo
significado. Junto con las fuerzas llegan tambin la astucia y los conocimientos para usarlas. Existe una
fuerte propensin a la agresin que se manifiesta en forma suicida, la alternativa es que aparezca como
una bsqueda de la persecucin, que constituye un intento de alejamiento de la locura y la ilusin.
Hacen falta adultos si se quiere que los adolescentes tengan vida y vivacidad. La confrontacin se refiere
a una contencin que no posea caractersticas de represalia, de venganza; pero que tenga su propia
fuerza.
La madurez corresponde a un perodo posterior de la vida, y no es posible esperar que el adolescente vea
ms all de la etapa siguiente, la de comienzos de su tercera dcada de vida.
Lo principal es que la adolescencia es algo ms que pubertad fsica, aunque en gran medida se basa en
ella. Implica crecimiento, que exige tiempo. Y mientras se encuentra en marcha el crecimiento las figuras
paternas deben hacerse cargo de la responsabilidad.
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medio ambiente perfecto. Si existen fallos, la actividad de la mente se intensifica y complejiza su labor
pudindose transformar en un sistema cerrado. Tal condicin lo torna incapaz de producir cierta
reorganizacin psquica, reestructuracin necesaria durante todo el proceso de desarrollo
emocional, incluyendo en el mismo el atravesamiento de lo puberal que jaquea al yo. El sistema
cerrado se organiza como defensa en tanto esconde al yo del encuentro espontneo con el
ambiente.
El periodo que va de la pubertad a la adolescencia abarca un brutal empuje pulsional, emocional,
representacional y social; envuelve una fuerte amenaza para el sentimiento de personalizacin y conlleva
la puesta a prueba de la capacidad para sostener la continuidad del yo, impedir la ruptura traumtica y
hacer prevalecer la mismidad. Este perodo de riesgo es tambin una segunda oportunidad de
reprocesamiento psquico, fundamental en cuanto a lo pulsional y lo vincular. Para Winnicott un individuo
sano logra identificarse con la sociedad sin que haya una prdida demasiado grande de sus pulsiones
individuales. El proceso patologico se desarrolla cuando la identificacin con la sociedad puede tomar la
forma de acatamiento y la organizacin psiquica no da lugar al mundo subjetivo y aparta al ser interior del
ambiente (Falso Self).
La salud se refiere a la vida interior y exterior integrada, ese sentimiento de ser-sentir-hacer articulado
constituye una orientacin encaminada a la facilitacin de la posterior integracin del adolescente al
mundo social de los adultos. En tanto se completa el desarrollo emocional inicial y se logra la integracin,
es que se organiza el yo y se comienzan a registrar experiencias no-yo y las primeras relaciones con la
realidad. Proceso de maduracin que provee el sentimiento de s.
El pasaje del principio de placer al principio de realidad queda precisado para Winnicott como el pasaje de
la relacin de objeto al uso del objeto. Si bien el uso del objeto y la maduracin dependen del ambiente
facilitador, este logro implica una fase intermedia en la relacin con el objeto en el que el nio intenta
destruir el objeto. El intento de destruccin desempea un papel en la formacin de la realidad porque
ubica al objeto fuera de la persona y adquiere, as, carcter de existencia y valor de uso.
El rea de la intimidad, la relacin con el mundo externo y la experiencia cultural son las tres vidas de un
individuo sano.
La transicionalidad
El sujeto humano es anobjetal y progresivamente establece la relacin de objeto, con el objeto subjetivo.
Esta relacin, que se da en un marco de dependencia absoluta con el ambiente facilitador, implica la
vigencia del principio de placer y la presencia de la experiencia alucinatoria de deseos. En la salud, hay un
fenmeno de ilusin, que es el momento en que el beb crea el objeto a medida de la satisfaccin de su
necesidad, pero este objeto debe ser presentado, esto es el objeto subjetivo (aunque paradojalmente ya
estaba ah). Al cesar la satisfaccin de la necesidad, cesa simultneamente la existencia del objeto: el
objeto subjetivo es inestable. El objeto est ah pero existe la ilusin de haberlo creado, as la lnea
divisoria entre ilusin y realidad se desdibuja.
Originariamente, es la madre-objeto-ambiente proveedora la q aporta la adaptacin casi perfecta del
objeto a la necesidad y la experiencia instintiva del infans. La madre provee al beb de la capacidad para
la ilusin de que el pecho es suyo, en este caso el beb siente que el pecho fue creado por l. Es una
parte de l. Ms adelante, mediante los progresos de la integracin del yo y el logro de s mismo, se
percata que el objeto sobrevive al quehacer primitivo. La fantasa primaria cede ante la adquisicin
secundaria de la realidad del objeto y de las experiencias no-yo.
En el pasaje del objeto subjetivo al objeto objetivo, la exterioridad y la interioridad se organizan y comienza
a haber un territorio que es yo y otro que es no-yo. El nio comienza a soportar la desilusin gracias a que
la madre comienza a fallar y se abre, es una zona de fenmenos transicionales.
Los fenmenos transicionales, por ejemplo, la experiencia de chuparse el pulgar, sostener y chupar la
sbana, hacer sonidos con la boca. Estas experiencias se enlazan con pensamientos o fantasas y a partir
de ellas adquiere gran importancia un objeto. Un objeto amado y atacado, que no debe cambiar, que
parece tener vida propia; luego con el tiempo es olvidado y va perdiendo significado. Es la primera
posesin del nio, es el objeto transicional. La apertura de la zona transicional implica la prdida de la
omnipotencia. La existencia del objeto transicional le permite tolerar mejor la desilusin. Este objeto facilita
el desasimiento y el procesamiento de la relacin con el pecho materno. Este objeto no es un objeto
sustituto ligado solamente al apaciguamiento de la ausencia materna. Constituye la primera posesin del
nio no-yo y poco a poco se instituye como precursor de la funcin simblica de la psique.
El objeto transicional es creado pero, al mismo tiempo, tiene cualidades objetivas, no es una alucinacin.
Esta a mitad de camino entre el objeto subjetivo y el objeto objetivo. La zona de la realidad interna, la del
mundo externo y la transicional, se interrelacionan: el objeto interno depende del contacto y la adaptacin
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de la madre suficientemente buena, a su vez, el objeto transicional depende que el objeto interno le
otorgue sentido y vida.
La aceptacin de la realidad jams es completada, ningn ser humano esta libre de la tensin entre la
realidad interior y la exterior. El alivio lo va a aportar una zona intermedia de experiencias (arte, religin,
juegos). En el atravesamiento de lo puberal-adolescente: el trabajo fundamental del hallazgo-construccin
del objeto requiere de la capacidad del juego que se da en la transicionalidad. Habitar esta transicionalidad
posibilita habilitar psquicamente el cuerpo que cambia. El sujeto, en este sentido, puede metabolizar lo
desconocido del propio yo. La otra gran labor del adolescente es el desasimiento de los padres, se
encontrar con el apuntalamiento en la adquisicin del objeto transicional, que colaborar en la
elaboracin de la angustia de separacin y posibilitar crear el relevo de la funcin materna y paterna o
fracasara si solo logra construir un sustituto de las figuras parentales. La existencia de lo transicional
permite incluir la confianza en los proyectos propios. Adems es condicin primordial de encuentro con lo
desconocido y lo nuevo, lo altero del objeto q no le pertenece al yo. Los fenmenos transicionales, el jugar,
el arte se eslabonan como zona tercera que no se reduce a la vida interior ni exterior. Zona de fenmenos
superpuestos que van ms all de la satisfaccin instintiva y la omnipotencia.
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apuntalamiento. La transferencia es una reedicin de una relacin de apuntalamiento que atraviesa
procesos diversos.
Hay en la adolescencia un deseo de apuntalamiento. Un deseo de recuperar el apuntalamiento del objeto
que se est perdiendo, y de recuperar el apuntalamiento del grupo de pares de la latencia, ya que el grupo
de pares cuya gestacin se produce en la latencia se pierde al entrar en la adolescencia.
El concepto de apuntalamiento de Kaes se enriquece con las ideas de Meltzer. Podramos decir que el yo
no slo se reconstruye sino que sufre un proceso que me gustara llamar de inflacin, es decir que el self
se expande y el yo trata de incluir dentro de s toda esa expansin y asimismo distribuir partes en su
entorno grupal.
La funcin apuntaladora del objeto transicional
En muchos casos el adolescente produce un objeto apuntalador cuya funcin ya conoci en su infancia.
Es el objeto que es parte de l y parte de un objeto exterior. Est presente cuando la ausencia es ms
punzante, y lo representa a l ante los otros. Por ejemplo el diario ntimo, las zapatillas que nunca deja de
usar. Los objetos transicionales, los espacios y tiempos transicionales son conceptos que nos ayudan a
comprender el mundo adolescente.
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perteneca al yo desde su asuncin y el sujeto se puede reconocer en l y espera la constitucin de una
imagen aceptable. Las vivencias de fragmentacin no son extremas. Son menos temidas por el yo porque
los modelos establecidos en el imaginario del sujeto son menos terrorficos. Cierto grado de metamorfosis
est siempre presente aunque predomine la transformacin y viceversa.
Exploracin del cuerpo y de gnero
Hay en el primer campo exploratorio un inters agudo por el desarrollo genital, aparicin del vello pubiano,
desarrollo de las mamas, etc. estos centros de inters inundan al yo. Cada uno de estos signos certifica la
pertenencia al gnero o la aleja. Cualquier deficiencia en los rasgos primarios que el sujeto constate en su
exploracin lo arroja al foso de la castracin y al riesgo de la prdida de su identidad sexuada. Por el
contrario su desarrollo reasegura el narcisismo en los dos sexos ms all de la presencia o no del falo, en
eso se diferencia de la sexualidad infantil. Castrado o flico se resignifican adquiriendo el segundo y final
trmino con la significacin de masculino-femenino.
El sujeto est condenado a explorar su propio cuerpo que abarca los caracteres tanto primarios como
secundarios. Lo hace mirando la mirada del otro que adquiere una dimensin de apuntalamiento o de
derrumbe. Aparece en estos momentos la pasin por la esttica, la obsesin del espejo, etc.
Desfiguracin, prdida de la forma en el proceso de transformacin/metamorfosis es donde el yo debe
reconocerse, o sea, volver a conocerse. Es en la adolescencia donde a veces se asiste a la asuncin
delirante de una identidad ajena como si realmente apareciese otro que ocupase el lugar del sujeto. En su
metamorfosis el sujeto se ha perdido completamente, su nuevo cuerpo es la prueba de la emergencia de
otra persona.
El hallazgo de objeto
Hay dos procesos, dos campos exploratorios, uno es la bsqueda y encuentro de la cavidad excitadora de
la zona genital, otro es el objeto que se ha venido construyendo desde la temprana niez y cuyo retorno
se anhela.
La cavidad excitadora para el varn debe ser hallada y tambin debe ser hallada en la mujer, va una
regresin del cltoris a la zona anal y de ah a la vagina. Esta bsqueda se hace primero en la fantasa, y
sigue all un recorrido donde encuentra un goce limitado y alucinado.
La necesidad del hallazgo del objeto condena al sujeto a una exploracin del mundo porque ese objeto, no
puede ser compensado suficientemente por una parte del propio cuerpo ni por la satisfaccin alucinatoria
que condena al sujeto al aislamiento y a la prdida del encuentro amoroso. En ese encuentro con el otro
es donde se inscribe un nuevo pictograma vinculado al nuevo cuerpo ahora regenitalizado.
La exploracin de la identidad de gnero se hace ms all del cuerpo real, y se vincula a la exploracin
escnica de gestos y actos que se imitan del ideal esttico y conductual de la poca. Acta el personaje
de un modo anticipatorio, en un movimiento exploratorio de afuera hacia adentro que se diferencia y se
conecta a veces a la investigacin del cuerpo.
Hallar un objeto adecuado para sus nuevas posibilidades sexuales. Freud concluye que el objeto buscado
es el objeto perdido, de lo que fundamentalmente se trata es de su bsqueda. Y es esa bsqueda la que
condena al sujeto a la exploracin. Freud afirma que lo que empuja al sujeto lejos de sus padres, lo que lo
condena a la exploracin, es fundamentalmente el peligro de la consumacin del incesto. Buscando el
objeto perdido, debe alejarse lo ms posible de l. En ese alejamiento exploratorio es donde es posible
encontrar el objeto adecuado. Va entonces desde las cercanas del objeto incestuoso, al objeto nuevo: el
exogmico.
Mas q reencuentro en el hallazgo de objeto es algo neo, algo nuevo, algo a descubrir. Pq para ser hallazgo
tiene q ser algo a descubrir. Es el hallazgo de objeto apuntalado en ese nuevo cuerpo (cuerpo
genitalizado). Hallazgo de lo nuevo, de lo altero, del otro, de la otredad.
En la pubertad prevalece lo originario. La pulsin siempre va a buscar la descarga directa. El proceso
adolescente, en la medida q comienza a buscar el objeto por fuera de los objetos incestuosos ya q son
inadecuados y se busca el objeto en lo extrafamiliar, fuera de lo endogmico y lo edpico, hay una huida
feliz del C de Edipo q ms q un sepultamiento es una superacin. Hay un antes del encuentro con el
objeto, donde no hay objeto, y el encuentro con dicho objeto representa algo prohibido. Por eso la huida. Y
es necesaria la capacidad de idealizarse el objeto. Requiere nuevas bsquedas y nuevas exploraciones.
Ensueo y realidad
Este recorrido tiene un momento imaginario, masturbatorio, donde los objetos incestuosos y nuevos
desfilan incesantemente y todas las formas de sexualidad son exploradas. El placer alucinatorio no se
abandona por completo, y representa el remanente autoertico que se retiene como una reserva de placer
ante las vicisitudes del vnculo real. Una parte de la sexualidad se conserva pues, autoertica. Pero, se
muestra insuficiente, empujando al sujeto al mundo real.
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La errancia y el movimiento exploratorio
En nuestra civilizacin, es poderoso el mito de la adolescencia como errancia casi necesaria. Puede errar
en el amor, en el pensamiento, en el lugar. Social y psicolgicamente se libera del aporte parental y
familiar narcisista, permitiendo el rgimen del intercambio inter e intrageneracional. Ese tiempo de
moratoria culmina en una eleccin: de profesin, de pareja, por nacimiento, real o fantaseado, de un hijo.
En la adultez tendr nostalgia por este momento de errar. Este tipo de subjetividad adolescente es
producto de una determinada construccin social, pero si el adolescente no se constituye en esa
subjetividad queda como un producto paralizado de esa poca.
A la errancia psquica de buena ley en cuanto a su capacidad de desarrollo se opone dialcticamente la
errancia repetida.
Exploracin y eleccin vocacional
Se deviene lo que se elige, lo que uno elige no es un envoltorio intrascendente. Antes de la adolescencia
el sujeto se encuentra en un estado de alienacin donde el deber ser se lo marca el otro, a menos que
est embarcado en el ms terco de los oposicionismos. El adolescente, exigido socialmente de una
eleccin, se desorienta ms de lo que estaba anteriormente. Y all aparece en la superficie la bsqueda de
una orientacin vocacional que va ms all de una orientacin profesional. La orientacin vocacional
plantea en su profundidad el asunto del ser. All se plantea la cuestin si va a ser el otro el que diga para
que sirvo yo, para que estoy ac y me instruya para aquello que soy apto, o si se trata, en cambio, de algo
que atae a mi propia decisin, ms all del plano de la necesidad, de la oferta y de la demanda, y de lo
bien visto. Este problema se plantea en la adolescencia, que se emparenta con los senderos de la
sublimacin y es por eso que constituye un campo exploratorio de gran importancia. Su no desarrollo es
factor de graves consecuencias con el pasar de los aos. La desinvestidura de los espacios vocacionales
y laborales despoja al medio social de todo atractivo, dificultando toda salida hacia el mundo y encerrando
al sujeto en un espacio cada vez ms regresivo.
Condenado a investir
Cuando Waserman habla de exploracin esta hablando de investir. (P. Aulagnier condenado a investir).
La exploracin es consecuencia de la investidura. Es el momento paradigmtico de la exploracin al
mundo.
Piera: Ests condenado por y para toda la vida a una puesta en pensamientos y en sentido de tu propio
espacio corporal, de los objeto-meta de tus deseos, de esta realidad con la que debers cohabitar, que les
asegure para siempre permanecer como soportes privilegiados de tus investiduras. Para conservarse
vivo est condenado a preservar una relacin de investidura con su propio cuerpo, con el Yo de esos otros
cuyo deseo se revela siempre autnomo y a veces antagnico al suyo, con esa realidad que nunca
corresponder totalmente a la representacin que l deseara darse de ella ese cuerpo, ese otro
investido por l, esa realidad sern peridica e inevitablemente fuente de sufrimiento, provocando por lo
tanto un movimiento de desinvestidura, un deseo de fuga.
Es tan valida la capacidad de estar con otros como la capacidad de estar solos en el adolescente. Hay un
fuerte fervor del adolescente de encerrarse en su cuarto, de estar solo, y es muy importante desarrollar
esa capacidad de poder estar solo. Tambin hay una fuerte necesidad por crear grupos, por estar con
otros, la categora del nosotros, del pertenecer
Campos exploratorios:
- una tiene q ver con el cuerpo como territorio a ser explorado
- otra tiene q ver con el mundo social
- y otra tiene q ver con el otro sexo
El cuerpo se presenta como un territorio, como un campo a ser explorado. Hay algo q tiene q darse
tambin en el plano psquico, bsqueda del otro como sujeto no solo como objeto parcial en relacin a
quien porta ese objeto complementario. Para Waserman este trabajo es impersonal, intransferible y se
hace siempre acompaado por unos objetos q funcionan como apuntalamiento.
Objetos de apuntalamiento:
1) objetos internos o narcisistas: q son generalmente los propios padres. El adolescente necesita del amor
de sus padres para poder realizar este camino exploratorio. Para poder reforzar su narcisismo. Toda
exploracin conlleva un peligro. Cuando ese peligro es mayor, aparece un refugio. Hay padres q daan
ese narcisismo mas q apuntalarlo.
2) objetos transicionales: en el adolescente por ejemplo las mismas zapatillas. El objeto transicional se
juega en el adolescente como algo q lo representa ante el mundo exterior. Algo q no es el yo, es no-yo, no
forma parte del yo, pero a la vez lo representa ante la sociedad. Tambin puede ser un espacio, un lugar
donde apuntalarse para arrancar ese camino exploratorio. Puede ser un espacio transicional cargado de
una significacin q se construye en ese encuentro con los otros. Por ej: la plaza como lugar de encuentro.
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3) el otro objeto de apuntalamiento q seala Waterman es el otro complementario. Aquello q completa.
Ese encuentro complementario con el otro sexo. Aquello q apuntala. Estar capacitado para tener
relaciones no significa estar capacitado para el recorrido exploratorio del otro en cuanto sujeto.
4) el otro objeto es el grupo de pares. Esta necesidad de hacerlo todo en grupo (por ejemplo irse de
vacaciones 10 adolescentes en un monoambiente).
PIERA AULAGNIER:
El proceso de historizacin sirve para armar la temporalidad, para organizar una continuidad entre pasado
presente y futuro. La historia se va construyendo a lo largo de toda la vida, siempre est abierta. Va
tomando materiales desde la infancia, en principio se construye con la contribucin de los padres. El
sujeto va a tener que apropiarse de los materiales de su historia para hacerla propia, va a tener que
resignificar los sucesos significantes. El sujeto arma su autobiografa, formando un cofre de recuerdos
de representaciones significantes (fondo de memoria).
Entre las tareas reorganizadoras propias a ese tiempo de transicin que es la adolescencia, Piera
considera que tiene un rol determinante ese trabajo de poner en memoria y de poner en historia gracias
al cual, un tiempo pasado, y como tal perdido, puede continuar existiendo psquicamente en y por esta
autobiografa, obra de un Yo historiador. Autobiografa que jams es terminada, en la cual pueden
hacerse modificaciones y tambin desapariciones.
En el curso del tiempo de la infancia el sujeto deber seleccionar y apropiarse de los elementos
constituyentes de ese fondo de memoria gracias al cual podr componer su autobiografa.
Piera separa el recorrido que sigue el adolescente en dos etapas:
a) Una primera durante la cual debern seleccionarse, ser puestos al amparo del olvido, los materiales
necesarios para la constitucin de ese fondo de memoria garante de la permanencia identificatoria de lo
que uno deviene y de lo que continuar deviniendo, y por all de la singularidad de su historia y su deseo
b) Una segunda que prepara la entrada a lo que se califica de edad adulta. La puesta en lugar, a partir de
ese pasado singular del panorama de sus elecciones y de los lmites.
Tanto una como otra son dependientes, son el corolario de este otro trabajo psquico que las acompaa: la
constitucin de lo reprimido. Lo recordado y lo recordable de la infancia son funcin del xito o el fracaso
del trabajo que incumbe a la instancia represora.
Segn Piera, el aparato psquico se constituye a partir del intercambio que el nio establece con el
adulto que lo asiste. La madre (o quien cumpla esa funcin), a travs de un vnculo de amor y
dependencia, fija las normas de acceso al placer alrededor del cual el andamiaje psquico
comienza a desarrollarse. En la niez, y tambin en la adolescencia, el aparato psquico est en vas de
constitucin.
La actividad psquica segn Piera est conformada por el conjunto de tres procesos: originario,
primario y secundario. Estos tres modos de funcionamiento psquico no estn presentes desde un
primer momento, sino que se suceden temporalmente y cada uno de ellos incide en los
posteriores. Estn vigentes durante toda la vida.
Proceso originario: Es el primer proceso que comienza a funcionar en el recin nacido a partir
de la necesidad psquica de reconocer la cualidad placentera o displacentera de los estmulos
que le llegan. El tipo de informacin que le llega a partir de los sentidos es una informacin
libidinal: presencia o ausencia de placer. Este proceso se rige por el postulado del
autoengendramiento, es decir, que la vivencia del beb, es que l es quien crea el estado de
placer y el objeto causante del mismo: el pecho materno.
La actividad que representa al proceso originario es el pictograma: pintura, sello de este
encuentro inaugural del recin nacido con la madre, y el encuentro de este naciente aparato
psquico con su propia corporeidad. El concepto de pictograma conlleva una equivalencia entre
representante y representado, en donde no hay diferenciacin entre zona y objeto. El pictograma
es una representacin zona-objeto complementaria, ej: boca-pecho. Es la representacin de la
experiencia inaugural de placer que deja marcas de procesamiento psquico. Si las marcas se
instauran bajo el signo de placer, zona y objeto se fusionan, (boca-pecho) y se inscribe un
pictograma de fusin, pictograma de signo positivo que promueve un efecto de ligadura e
integracin psicosomtica, bajo la representacin de Eros. Por el contrario si prevalece el displacer,
originado en la ausencia del objeto, o en su inadecuacin por exceso o por defecto, lleva a la
inscripcin de un pictograma de rechazo. Pictograma de signo negativo que conlleva un
desinvestimento de la representacin zona-objeto complementaria. Desligadura. Tnatos.
Proceso primario: En este segundo momento de organizacin del psiquismo, la actividad
representativa preponderante es la fantasa. Es una actividad psquica que se caracteriza por
la realizacin imaginaria de deseos para evitar el sufrimiento producido por la ausencia del
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vnculo inicial constituyente (juego del carretel Fort-Da). La separacin y el reconocimiento del
mundo externo se concreta cuando la mirada y el placer de la madre se depositan en otro lugar,
distinto al lugar que se le otorg al nio. As, le impone al nio la existencia de otros espacios.
Mediante la fantasa el nio se apropia de dichos espacios, los reproduce, y considera que los
posee. Este proceso comienza a funcionar a partir de la necesidad de reconocer la existencia
de un espacio separado del propio. Durante el proceso primario, las funciones parentales son
las nicas referencias certeras. Sin embargo, para que el yo pueda advenir y acceda a un
mayor nivel de autonoma se requiere un quiebre de stas.
Proceso secundario: Este tercer momento de constitucin del psiquismo del nio se
caracteriza por la aproximacin del mismo a una diversidad de acontecimientos sociales, como
el contacto con pares, los conocimientos escolares, etc. La representacin que caracteriza este
periodo es la representacin ideica o enunciado. Aqu se instalan el desarrollo del lenguaje y
del pensamiento. El pensar, como actividad representativa compleja, es comprendido como un
proceso que tiende a la reedicin de situaciones placenteras. El movimiento libidinal inaugural
es el que marca el sentido que adquieren los sucesivos movimientos de investimento que se
concretan en el campo socio-cultural.
La pertenencia a una familia, la inscripcin a una genealoga, implica la puesta en marcha de ciertos
trabajos psquicos que tienden a promover la investigacin histrica familiar, entre ellos se mencionan:
o La construccin de la escena originaria: Conjunto de operaciones psquicas que realiza el nio para
poder historizarse ligado a los padres, ubicndose como causa y consecuencia, une a los padres entre s
y con l mismo. La escena originaria se constituye como una alianza simblica que une dos lneas
genealgicas distintas. Es una construccin imaginaria que realiza el nio de modo anticipatorio, respecto
de la unin entre ambos padres y de la relacin de ambos con l.
o Trabajo de filiacin - afiliacin: Un trabajo elaborativo de aquello recibido, heredado, y entonces
tambin un desasimiento. El nio debe metabolizar que los padres forman parte de un grupo que los
antecede, y que ese grupo tiene una historia a la cual debe articular la suya.
o Contrato narcisista: Provee referentes a partir de los cuales el proceso identificatorio se define. Es
una operacin simblica cuya funcin est vinculada al encadenamiento generacional. Cada sujeto es
eslabn de una cadena generacional. Se definen dos funciones, que hacen referencia a la temporalidad,
las figuras del Ancestro y el Sucesor.
Dos dimensiones de la historizacin: por un lado, la figura del Ancestro, categora simblica que agrupa
los mitos de origen, que se transmiten desde una generacin a otra, por ejemplo valores, ideologas,
emblemas. Por otro lado, el Sucesor, representado en la figura del porvenir (el hijo que advendr). Estos
mitos de origen, se constituyen como anclajes, le permiten al grupo tener una referencia compartida al
pasado, un lugar de memoria en comn. Se signa un contrato que garantiza que los nuevos integrantes
reproduzcan los mitos en comn, promoviendo la continuidad del grupo al cual pertenecen; a cambio, el
grupo le otorgar al sucesor un lugar en el entramado familiar que lo anuda a las generaciones
precedentes. Al inscribirse esta categora, el nio obtiene una certeza sobre el origen y accede a la
historicidad.
El hijo es el soporte narcisista del grupo: el concepto de contrato narcisista ubica claramente que la
funcin de la familia es dar un lugar al nuevo integrante filindolo a la cadena generacional, proyectndole
ideales, valores que porta el grupo. Contrato que implica para el hijo la funcin de continuar la
trascendencia del grupo en una nueva generacin.
PORTAVOZ:
Piera sita la figura de la madre como vocera de la genealoga, vocera de los enunciados identificatorios.
La madre es la portavoz de las representaciones ligadas al padre, es portavoz del discurso
sociocultural al que pertenece la pareja parental y sus propias familias de origen. Los enunciados
emitidos por la voz materna son tomados por el nio y constituyen el yo parental.
Cuerpo imaginado o sombra hablada:
Para Piera, la dimensin de la historia se inicia antes del nacimiento del nio. Antes de nacer un nio, el
grupo familiar imagina y simboliza anticipando el cuadro posible de esa subjetividad por venir. Piera
Aulagnier ha conceptualizado categoras como cuerpo imaginado o sombra hablada, que dan cuenta de
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este trabajo anticipado de las funciones parentales sobre el nio. Son conceptos que toma la autora para
dar cuenta del conjunto de enunciados que son testimonio del anhelo maternal concerniente al
nio. La madre inviste al nio representndolo; arma una envoltura psquica indispensable y
necesaria para ubicarse como tal. No hay cuerpo psquico sin esa historia, que es su sombra
hablada.
Esto nos lleva a otro concepto que Piera denomina VIOLENCIA PRIMARIA, que es constitutiva del
aparato psquico del beb. Las palabras y los actos maternos se anticipan siempre a lo que el nio
puede conocer de ellos. La madre siempre anticipa lo que necesita su beb. Piera conceptualiza
como violencia esta accin anticipatoria y necesaria dado el grado de dependencia, que presenta el
recin nacido y su imposibilidad de autonoma subjetiva. Este acto materno es estructurante para el
devenir subjetivo del nio. La violencia primaria es la que rige el contrato narcisista: el grupo transmite al
nio la potencialidad vinculante inherente a todo vnculo. Potencialidad vincular implica una capacidad con
que cuenta el grupo de no definir el vnculo por lo preestablecido, y dejar en suspenso la posibilidad de
que el nio sea diferente, altero, imposible de definirse ya que est por venir.
La VIOLENCIA SECUNDARIA representa un exceso perjudicial y nunca necesario para el
funcionamiento del yo. Se le impone al nio una eleccin, un pensamiento, motivados por el deseo
materno. Este exceso si se consuma, anula la capacidad de pensamiento autnomo del nio. Este
acto materno implica una imposibilidad de reconocer al otro en su dimensin de alteridad. El
psiquismo del nio es colonizado por un imperativo materno arrasante. Conlleva a la instalacin de
ciertas condiciones para el desarrollo de la enfermedad. En este caso, el nio es candidato a ser tomado
como objeto de proyeccin de los otros y el espacio intersubjetivo deviene relacin de objeto. La violencia
secundaria no es necesaria. La madre se apropia del psiquismo de su hijo, y quiere que haga lo que ella
desea. Ejemplo: pq estudiaste medicina si yo quera que estudiaras No reconoce que el hijo es algo
diferente de s. La subjetividad por-venir quedara reducida a repetir un cuadro ya pincelado por las
generaciones anteriores, sin que hubiera permiso para la transformacin.
El espacio intersubjetivo entre un hijo y quienes sostienen las funciones parentales puede advenir relacin
de objeto o vnculo. El primero ocupa un lugar de objeto de proyecciones de los otros; mientras que el
vnculo deviene cuando an cumpliendo el grupo con la funcin de transmisin, aloja a la subjetividad
naciente como un sistema abierto.
Al transmitir el grupo la funcin de la potencialidad vinculante, tambin transmite algo de la esencialidad
del sujeto: su falta, la falta inherente a todo sujeto, que habilita el movimiento deseante de bsqueda y
construccin. La falta del sujeto, es el motor de toda produccin subjetiva.
Para apropiarse de la potencialidad vinculante transmitida por los padres, el hijo tiene que realizar muchos
trabajos psquicos durante la infancia y la adolescencia, para construir y conquistar las categoras de
vnculo y de alteridad. Que un sujeto construya la categora de alteridad implica que pueda considerar al
otro en su diferencia: con un cuerpo separado y deseo diferente. Implica asumir la diferencia del otro y
la propia.
La primer experiencia que tiene el infante del otro se juega en un registro pictogramtico, de sensaciones
corporales. Es funcin del otro sostener la presencia, y tmb la diferencia, condicin necesaria para la
bsqueda del placer en la vida. La distancia del cuerpo del otro posibilita la creacin de la fantasa y el
deseo. All reside el primer registro de la alteridad, al modo de una diferencia sensorial.
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El fondo de memoria:
- Es el garante del registro identificatorio: le garantiza al yo certezas que le asignan un lugar en el
sistema de parentesco y el orden genealgico al cual pertenece, dndole mismidad y continuidad al yo a
pesar del cambio permanente.
- Tambin le garantiza un capital fantasmtico: el cual est conformado por un caudal de
representaciones que Piera denomina conclusivas. Las mismas se fijan y depositan en la memoria bajo la
forma de recuerdo. Los recuerdos son las inscripciones psquicas que se construyen a partir del encuentro
con el otro.
Se define a este capital fantasmtico, como el conjunto de improntas afectivas, producto de las primeras
experiencias a las cuales el sujeto va a recurrir para investir lo nuevo. Es un anclaje afectivo, que posibilita
la conformacin del espacio relacional; donde se ubican las elecciones de objeto por fuera del mundo
familiar. El capital fantasmtico decidir lo que formar parte de su deseo y lo que quedar rechazado.
La subjetividad se constituye a partir del encuentro con otros. El registro identificatorio y el espacio
relacional se acompaan interactuando en una dialctica permanente. Ambos constituyen lo reprimido.
La constitucin de lo reprimido, es el trabajo psquico que define lo recordable de lo no recordable. El
fondo de memoria por otra parte, marcar lo modificable y lo no modificable en el psiquismo, a
travs de dos principios: PRINCIPIO DE PERMANENCIA y PRINCIPIO DE CAMBIO. Ambos funcionan
en alianza, estn entrelazados y rigen el registro identificatorio y el espacio relacional.
En el armado del proyecto identificatorio hay pilares fijos, sobre los cuales el yo edifica su historia,
sirvindose de las identificaciones simblicas, que funcionan como certezas inamovibles que remiten a los
orgenes familiares, y vinculan al sujeto con su historia familiar e infantil (principio de permanencia). Pero
otra parte de la biografa es mvil, est abierta a descubrir y explorar lo nuevo. Los nuevos espejos en los
cuales poder mirarse estn representados por el mundo relacional del sujeto adolescente, son
identificaciones cambiantes, mviles, acordes a un entretiempo puberal-adolescente volcnico e inquieto
(principio de cambio).
El proceso identificatorio, regido por los principios de permanencia y cambio, comienza antes del
nacimiento, con la anticipacin de la familia; los enunciados identificatorios (que provienen del portavoz:
madre).
De la genealoga al proyecto identificatorio:
El adolescente realizar un trabajo de investigacin histrica familiar. Se requiere hacer base en la
cadena generacional. Este trabajo de historizacin se funda en una creacin-interpretacin del pasado
para dirigirse hacia el trazado del porvenir. El grupo familiar deber ser contextuado en lo socio-cultural.
Piera define el proyecto identificatorio como los enunciados por los cuales el sujeto define su anhelo
identificatorio, su ideal, lo que se propone de s mismo. El proyecto identificatorio remite al armado del
ideal del yo; el cual se ha constituido por identificacin a los progenitores. El adolescente interiorizar
propuestas identificatorias modeladas desde los padres y desde lo epocal. Del grupo de pares extraer
nuevas propuestas identificatorias.
La transmisin de la vida psquica entre las generaciones posibilita la conservacin del capital cultural y de
la historia (vertiente saludable que refiere a una herencia positiva), pero tambin en algunos casos,
impone al psiquismo el trabajo de tener que elaborar lo no tramitado por generaciones anteriores (vertiente
patolgica, herencia negativa vinculada a la incorporacin de contenidos encriptadas).
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El cuerpo ergeno de la infancia empieza a constituirse desde el deseo de los padres, de los otros. El
trabajo puberal-adolescente desordena lo infantil y da lugar a lo nuevo. El cuerpo sexuado
interrumpe como algo extrao. El adolescente podr investir su cuerpo, tatuarlo, pintarlo y vivenciarlo
con placer. Podr contar con el grupo de pares como soporte de la funcin del espejo: otros en
quienes reconocerse e identificarse.
Cuando en la subjetividad predominan procesos de metamorfosis, se vivencia como la emergencia de
algo monstruoso q aterra, desgarra o fragmenta el cuerpo. Esto dara cuenta de un fracaso en la
constitucin de la categora de lo extrao, y todo lo ajeno o lo altero de si mismo o del otro
producira desorganizacin y angustias masivas. En cambio cuando predominan en la subjetividad
procesos de transformacin, los cambios del cuerpo se vivencias con inquietud y extraeza, pero
sin perder la mismidad del sujeto.
La vulnerabilidad caracteriza a la subjetividad durante el entretiempo del proceso puberal-adolescente.
Sentirse ajeno a s mismo y al otro. Esto puede leerse en cualquier produccin saludable adolescente. La
extraeza q les genera darse cuenta de q ya no son lo q eran, no saben aun como van a ser. El
viejo caparazn podra entenderse como la imagen del cuerpo infantil q ya no le sirve al joven, y
del cual l y la familia deben desprenderse. El nuevo caparazn seria el cuerpo sexuado vincular q
solo se construye en el encuentro con el otro.
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metabolizar lo heterogneo. El entretiempo de lo puberal-adolescente ser oportunidad para producir uno
de estos trabajos. Uno de los campos donde se desplegar el desorden es el de la transmisin
generacional. La subjetividad demanda encontrar nuevos ordenamientos, las relaciones del cuerpo infantil
con la propia historia. Por lo tanto, durante el trayecto adolescente va a ser necesario producir nuevas
organizaciones psquicas que signifiquen el crecimiento y la genitalidad.
Poner en memoria implicar anudar al sujeto a una genealoga. La memoria de la genealoga comienza a
instalarse en el pequeo cuerpo ergeno a travs de pictogramas. En la adolescencia se realizar una
remodelacin, un armado que tome de lo mtico familiar, y podr en un tiempo futuro transmitir este
adolescente a sus propios hijos.
Piera define el proyecto identificatorio como los enunciados por los cuales el sujeto define su anhelo
identificatorio, su ideal, lo que se propone de s mismo. El proyecto identificatorio remite al armado del
ideal del yo; el cual se ha constituido por identificacin a los progenitores.
El adolescente interiorizar propuestas identificatorias modeladas desde los padres y desde lo epocal. Del
grupo de pares extraer nuevas propuestas identificatorias.
El concepto de transmisin psquica aparece anudado al de intersubjetividad. La continuidad psquica de
las sucesivas generaciones impone una exigencia de trabajo.
En los senderos de lo patolgico: el tiempo congelado
La adolescencia interviene positivamente en la construccin de subjetividad pero, si los trabajos
adolescentes se ven impedidos, pueden aparecer patologas.
La familia debe abrirse. La desviacin o insuficiencia del contrato narcisista es generadora de ambigedad
y confusin entre las generaciones.
Herencia y transmisin se encuentran unidos. Se define como transmisin a un conjunto de operaciones
psquicas icc que circulan de una generacin a otra, marcas que tendrn que ser significadas por el sujeto.
Este trabajo de apropiacin y transformacin de lo heredado liga y desliga a las generaciones permitiendo
la continuidad del legado familiar y cultural pero con la marca particular que el sujeto le imprima.
La transmisin de la vida psquica entre las generaciones posibilita la conservacin del capital cultural y de
la historia pero tambin, en algunos casos, impone al psiquismo el trabajo de tener que elaborar lo no
tramitado por generaciones anteriores. Al abordar el tema de la transmisin deber tenerse en cuenta:
- Una vertiente saludable que refiere a una herencia positiva. Un sujeto recibe lo transmitido por el grupo
familiar y produce una elaboracin singular.
- Otra vertiente patolgica, que refiere a una herencia negativa, vinculada a la incorporacin en donde
llegan al sujeto contenidos encriptados como resultado de lo no elaborado por generaciones anteriores.
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identificacin del nio con el grupo; la transmisin y la herencia son necesarias para su puesta en marcha.
Intereses por los orgenes del Yo, de la historia que lo antecede, de las vivencias del grupo.
El saber sobre los orgenes puede tener un desarrollo favorable, como tambin puede encontrar
obstculos. Hay herencia que crean condiciones y promueven la investigacin histrica familiar, dejando
curiosear en el pasado, en los mitos de origen, en la historia de los ancestros, as como hay otras que los
inhiben y la obstaculizan. Presentando secretos se genera la prohibicin de preguntar respecto a lo
silenciado. En la adolescencia, toma una inflexin particular la des-identificacin, inventar un futuro ligado
a ese pasado.
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Para el sistema familiar o la estructura familiar inconsciente, la produccin de un adolescente propiamente
dicho es un acontecimiento, algo as como que la estructura misma queda abierta e incompleta
definitivamente.
La no complementariedad del adolescente con su familia de origen hace sntoma cuando la adolescencia
se manifiesta bajo la forma de pareja; en ese caso los conflictos giran en torno al hecho de que uno de los
miembros de la familia ya no se hace presente en alguna reunin familiar. Ejemplo del joven que tena una
novia que representaba todo lo opuesto a las costumbres, ideologas y proyectos de la familia parental. A
l lo consideraban retrado. Tambin el hijo con su retraimiento intentaba conservar un mismo lugar en su
familia.
La adolescencia puede requerir de un lugar extraterritorial iniciador de la exogamia, segn el cual es
imposible que la comprensin provenga de los padres. Elegir una pareja que pueda ocupar el lugar
pensado por los padres o elegir por oposicin, es una manera de seguir una continuidad histrica y causal,
por lo tanto determinada por el pasado infantil.
La adolescencia impone una nueva marca y no una resignificacin de marcas anteriores, y dicha marca
inicia una historizacin que slo pertenece a esta nueva modalidad vincular, o sea, la que se inicia a partir
de la pertenencia de un hijo-hija a un otro vnculo sexuado.
La adolescencia se organiza cuando la experiencia de la sexuacin pasa a ser posible, y se registra como
un acontecimiento que se torna origen de un proyecto. Se trata de un sistema vincular que no es
anticipable por la familia a la cual llamamos de origen, pero que ya no es origen para esa nueva marca.
Esta nueva marca slo puede ser construida con un otro en una relacin en la que la sexuacin, o sea la
intervencin del cuerpo significado sexualmente, es la que va a dar su impronta a esta nueva organizacin
vincular.
Se producir un nuevo tipo de parentesco, el que se establece como ampliacin del que proviene de la
nueva pareja, la que se concreta en algn momento pero que se inicia como marca con las primeras
elecciones de pareja sexuada del adolescente.
El adolescente se equipara con adolecer, algo as como padecer de una falta de soporte, el que incumbe a
una nueva marca. El adolescente es entonces el que sufre de una falta de historia, y que tan slo inicia
algo que luego podra ser historia.
La adolescencia se puede explicar dentro de una continuidad, aunque discontinua con la historia familiar.
Una historizacin en la que se superponen dos modelos: uno ligado a la familia que dio un origen y otro
fuera de dicha historia, que habr de construirse en otro espacio, el de la vincularidad del adolescente.
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Cuando s se cumple lo que pasa a regular los vnculos es la ambivalencia. La ambivalencia est
relacionada con la confrontacin, amor que va junto con el odio, o l o yo, tambin con la alteridad,
posibilidad de transformacin de lo legado. Para que la herencia sea heredada y la transmisin
transmitida, la herencia debe ser tomada y transformada.
Freud y la herencia
En Introduccin al Narcisismo Freud seala como el narcisismo de los hijos se apuntala en el narcisismo
de los padres. Podemos decir que hay un sujeto dividido: en un ser para s mismo, y un ser sujetado, un
eslabn ms de una cadena intersubjetiva que lo nombra como heredero, beneficiario y servidor.
La transmisin de la culpabilidad y de las prohibiciones. Ttem y tab.
Kaes indica que no podemos ser puestos en el mundo sin el grupo, no se nos da esa opcin, de la misma
forma que no se nos da la opcin de no tener un cuerpo. El mundo es cuerpo y grupo. Venimos al mundo
por ms de un Otro, por ms de un sexo. Somos sujetos del inconsciente, de la herencia y del grupo (de
ms de un grupo).
Dentro de esta cadena de sujetos que nos sujetan, algunos son ms privilegiados, pero no olvidemos que
tambin nos hacen herederos de sus sueos no realizados.
Es imposible no transmitir. Lo que se transmite son referencias, identificaciones, mecanismos de
defensa, ritos, mitos, discursos sociales, etc.
Kaes diferencia una doble vertiente en cuanto a la Identificacin:
Vertiente positiva Introyeccin
Vertiente negativa Incorporacin
Del mismo modo que hay una urgencia por transmitir, tambin a veces se presenta la urgencia por
interrumpir la transmisin.
El sujeto sujetado, sostenido por una cadena generacional, una red de significantes, hace imprescindible
la transmisin. Si bien a veces se anhela interrumpirla.
El grupo que nos precede, en particular algunos de sus miembros que son para el infans sus
representantes, este grupo nos sostiene y nos mantiene en una matriz de investiduras y de cuidados,
predispone signos de reconocimiento y convocacin, asigna lugares, presenta objetos, ofrece medios de
proteccin y de ataque, seala lmites, enuncia prohibiciones. En este conjunto que lo recibe, lo nombra, lo
ha soado, lo invisti, lo ubica y le habla, el sujeto del grupo deviene sujeto hablante y sujeto hablado.
Tenemos las dos vertientes. No habra cultura sin transmisin (+), y por otro lado puede ser legada una
carga. Tiene otra dificultad el superar lo que no pudo ser elaborado por generaciones anteriores. (-)
Objetos transformables (+)
Objetos internos que se trasmiten de generacin en generacin. La generacin siguiente lo transforma al
modo de una arcilla que se despedaza y lo incorpora de forma homognea.
Objetos no transformables (-)
Son aquellas vivencias traumticas, aquello que es un objeto de otro que incorporamos sin ningn
desmenuzamiento, sin transformacin, algo que no podemos digerir y queda enquistado. Estos objetos
fueron transmitidos en bruto, sin ser elaborados, sin ser puestos en palabra. Kaes dice que es una
"transmisin de cosa". Es un afecto, un significante en bruto, que no se puede metabolizar. Por tanto, en
lugar de transformarse en un objeto propio, queda enquistado. Si aparece algo en sesin producen una
ruptura muy violenta, una sensacin de extraamiento. Suelen tener que ver con secretos, culpas,
vergenzas de alguna generacin anterior callados, transmitidos de ICC a ICC.
Transmisin 3 tipos:
Intrapsquica: transmisin de un contenido de una parte de la psique a otra, dentro del mismo
sujeto (icc precc cc: 1era tpica). Por ej.: las formaciones del icc: sueos, sntomas, fallidos,
etc.
Intersubjetiva: transmisin de un sujeto a otro, entre sujetos. Por ej.: de la madre al infans.
Transpsquica: transmisin entre muchos sujetos donde por una especie de contagio mental se
transmite algo. Por ej: hipnosis a una masa o un lder de masas.
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En la cura, no es extrao que el descubrimiento del anudamiento intersubjetivo del sntoma sea vivido
como la revelacin de una violencia: la de un cierto desposeimiento de la subjetividad del sujeto, se
produce una herida narcisista.
El anlisis muestra que la negociacin psquica de una herencia tiene un aspecto positivo, constructivo de
una realidad que da cuenta del sufrimiento y de los orgenes, y de un aspecto negativo, por el hecho de la
destructividad que vehiculiza.
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Cuando en una generacin, despus de un traumatismo que puede ser un duelo, pero que tambin puede
ser cualquier tipo de experiencia traumatizante, no se hace el trabajo de elaboracin psquica, resulta en
consecuencia un clivaje que va a constituir para las generaciones ulteriores una verdadera prehistoria de
su historia personal.
As como existe una necesidad de trasmitir a las generaciones subsiguientes. Tambin existe una
necesidad de interrumpir una transmisin. No es que no se transmite, sino que se transmite en negativo,
se transmite algo no inscripto, no simbolizado, no metabolizado.
Toma de Abraham y de Torok los conceptos de cripta y fantasma.
El concepto de cripta tiene que ver con la transmisin de formaciones inconcientes de un sujeto a otro
en el que se enquistan como un fantasma. Lugar donde se esconde lo inconfesable, lugar de los muertos
vivos, donde queda lo no dicho, lo INDECIBLE. Queda en la cripta. Esto es transmitido a la generacin
siguiente, quien algo supone, pero percibe un peso y una prohibicin a saber, a preguntar. Entonces, ese
indecible se transmite y en ese hijo (criado por padres portadores de un traumatismo no elaborado) se
configura un fantasma en primera generacin. En este sujeto, el contenido (que en su padre era
indecible) es INNOMBRABLE, la diferencia es que en el hijo ste contenido ya no tiene una
representacin verbal (en su padre s era conciente), se transmiti como otra cosa: transmisin de cosa y
no de palabra; y puede ser motivos de sntomas, sobre todo de aprendizaje. Este chico puede tener
dificultades en su pensamiento, aprendizaje por la congruencia entre lo que se dice y lo que se demuestra,
esto tambin puede traer fobias o terrores.
En la generacin siguiente (que es la del fantasma en segunda generacin), los acontecimientos de que
se trata, que corresponden ahora a la generacin de los abuelos, se han vuelto IMPENSABLES. Es decir,
que si el hijo criado por padres portadores de un traumatismo no elaborado, a su vez transmite esto a un
hijo, ese hijo recibir un contenido que ahora es impensable, pudiendo provocar sintomatologas ms
graves de pensamiento, auto-mutilaciones, trastornos psicosomticos. Aqu se ignora la existencia misma
de un secreto que pesa sobre un traumatismo no superado. El nio, luego el adulto que llega a ser, puede
percibir en s mismo sensaciones, emociones imgenes, o potencialidades de acciones que no se explican
por su propia vida psquica o familiar. Un hijo capturado en una configuracin de transmisin como esta
puede desarrollar sntomas aparentemente desprovistos de todo sentido, tanto en el campo de los
aprendizajes como en el de los trastornos mentales, especialmente conductas toxicomanacas,
alcoholismo y delirios. El riesgo de trastorno psictico se vera particularmente acentuado cuando las dos
generaciones parentales, paterna y materna, son portadoras de un secreto grave. (El encriptado es una de
las formas del proceso de incorporacin).
Despus de la tercera generacin, algunos traumatismos cuya existencia es de aqu en ms
completamente ignorada, pueden subsistir solamente en forma de comportamientos o de reacciones
afectivas incongruentes, desprovistos de valor adaptativo, e incluso a veces en total ruptura con las
pertenencias sociales de la familia y la tradicin que sta invoca.
Freud vea la continuidad transgeneracional en la constitucin del Supery, el cual se constituye sobre el
modelo del Supery del padre. Por estas instancias psquicas los padres consideran a sus hijos herederos
de sus deseos irrealizados a la vez que de sus propias inhibiciones y prohibiciones.
Abraham y Torok plantean la distincin entre influencias intergeneraciones (entre generaciones
adyacentes en relacin directa) y las transgeneracionales (marcadas por el funcionamiento psquico de
sus ancestros que no han conocido pero cuya vida psquica ha marcado la de sus padres).
Existen muchas situaciones que necesitan reelaboraciones psquicas importantes, cuando esto se realiza
de forma satisfactoria se llama introyeccin, y se realiza en tres etapas:
1) Algo nuevo desconocido llega del exterior o surge en m (bueno o malo).
2) Me familiarizo con eso a travs del juego, la fantasa, la proyeccin y la infinita variedad de
procedimientos semi-concientes. Me apropio de esto.
3) Tomo conciencia de eso que me lleg y del encuentro progresivo con esa cosa.
Cuando la introyeccin no es posible, de ello resulta un sufrimiento psquico. Este sufrimiento corresponde
a un traumatismo en el sentido de que el funcionamiento psquico no logr elaborar un acontecimiento y
apropirselo. La inclusin es el mecanismo puesto en juego cuando la introyeccin es imposible. En la
cripta el smbolo psquico es partido en dos fragmentos y se manifiesta en fantasas de incorporacin. Un
nio en contacto con un padre portador de cripta se ve afectado en un trabajo del fantasma en el seno del
inconsciente, el fantasma resulta de un sujeto de la cripta de otro, es decir, de su secreto inconfesable.
Los traumatismos no superados pueden ser de naturaleza personal, pero tambin estar ligados a la
historia colectiva. Los hijos de los padres portadores de traumatismos no elaborados pueden desarrollar
dificultades de pensamiento, de aprendizaje o temores inmotivados, fbicos u obsesivos.
El smbolo psquico comprende cuatro aspectos: representativos, afectivo, motor y verbal.
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Los momentos de las transmisiones La vida psquica conoce varios tiempos difciles en la evolucin del
sujeto y de la familia:
1) Las primeras influencias del entorno sobre la vida psquica comienzan desde el estado fetal.
2) Un segundo momento corresponde a las relaciones precoces del nio con su primer entorno.
Laplanche propuso calificar como significantes enigmticos el mundo adulto est completamente
infiltrado de significaciones inconscientes y sexuales cuyo cdigo el mismo adulto no posee. Mediante la
forma como una madre sostiene a su hijo, como lo acuna, como lo alimenta.
3) Un tercer momento importante en la vida psquica se organiza en torno de las identificaciones del nio
con cada uno de sus padres o del entorno familiar en el momento de la entrada al lenguaje. Se puede
identificar con deseos de sus padres (CC o ICC).
4) Los momentos del nacimiento y de la muerte son tambin momentos privilegiados.
5) A cualquier edad, distintos acontecimientos pueden provocar efectos psquicos que perturben sus
relaciones con su entorno. En forma general, todas las experiencias nuevas.
6) Por ltimo, las transferencias de objetos materiales de una generacin a otra pueden ser portadores de
formas de simbolizacin. El objeto transgeneracional puede ser un abuelo, un antepasado, un ancestro.
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