Quién Es Un Cristiano - Hans Urs Von Balthasar

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 69

HANS URS VON BALTHASAR

QUIN ES
UN CRISTIANO?

EDICIONES SAN JUAN

1 2

EDICIONES SAN JUAN


HANS URS VON BALTHASAR

QUIN ES UN
CRISTIANO?

EDICIONES SAN JUAN

2 3
NDICE

I PRE-LUDIO
La pregunta que inquieta (9) Penoso aislamiento (10) tica por
medio de la estadstica (13) El peso de los muertos (16) Creps-
culo de las imgenes (19) La media estadstica y lo no pensado (22)

II DIOS DETRS DE NOSOTROS,


O CRTICA DE LA TENDENCIA
La ambigedad de lo necesario (29) Tendencia a la Biblia (33)
Tendencia a la liturgia (36) Tendencia a la ecumene (40)
Tendencia al mundo mundano (44)

III DIOS ANTE NOSOTROS,


O QUIN ES UN CRISTIANO?
Directamente al centro (59) Cmo se une lo incompatible? (61)
El punto nodal (65) La alianza y el s (72) Esto lleva ms
lejos de lo que piensas (75) Slo para el pobre es la Buena
Nueva una buena (80) Primado de la contemplacin de fe (84)
El sentido del una vez para siempre (89) Quin es un
cristiano adulto? (91) Existencia a partir de la misin (95)
El amor, forma de la vida cristiana (101) Qu significa
practicar? (107)

D erechos para el idioma espaol dados por Johannes Verlag


Einsiedeln: Hans Urs von Balthasar Wer ist ein Christ?
(1965) Ediciones San Juan, Madrid. Nueva edicin 2017 IV EXPROPIACIN Y TAREA EN EL MUNDO
Traducido por Juan Manuel Sara sobre la base de la traduccin de
Cmo sirve un cristiano al mundo y cmo no (115) Un nico
Manuel Olasagasti para Ediciones Sgueme, Salamanca (2000).
Agradecemos la generosa colaboracin de Manuel Olasagasti. empeo, a pesar de todo (120) Iglesia baja y humilde (127)
www.edicionessanjuan.es La oracin, la esperanza y la profanidad (132)

4 5
I

PRE-LUDIO

6 7
La pregunta que inquieta

L os jvenes preguntan. Quin ofrece informacin? Antes


de preguntar, ellos miran a su alrededor con descon-
fianza metdica, pero de ningn modo injustificada. Pues,
esos hombres que se dicen cristianos: en qu se basa su
pretensin? Tal vez en la costumbre, en la tradicin, en lo
que aprendieron de memoria durante los aos de instruc-
cin religiosa? Pero cul es el fundamento de todo esto?
Qu criterio justifica la tradicin, el catecismo, la prctica
sacramental? El Evangelio? Sin embargo, en ste las cosas
parecen muy distintas. Y as, pues, hay que intercalar la
mediacin del magisterio de la Iglesia. Pero, entonces, todo
se vuelve tanto ms difcil, pues ahora ya no se ve directa-
mente el origen, sino que es necesario verlo tan de soslayo
que casi desaparece, y as comienzan las desagradables
disputas sobre las pretensiones del clero de conocer per-
fectamente la intencin del Fundador, de interpretarla de
forma ortodoxa y hasta de imponerla de modo autoritativo
a las conciencias.
Pero, como toda interpretacin lleva de alguna manera
la impronta de la poca para la que es pensada y quin
puede tomar a mal esto?, es inevitable que, al cambiar el
espritu de la poca, las interpretaciones defendidas con
tanto nfasis pierdan actualidad y parezcan irrelevantes,
esquemticas o incluso molestas: algunos aspectos de ellas
se desvelan como ideologa condicionada por su tiempo, y
un nuevo aggiornamento aparece imprescindible. Hay quie-
nes admiran en voz alta la perenne capacidad de rejuveneci-
miento de la Iglesia; otros lamentan en voz baja que unas

8 9
doctrinas defendidas tenazmente durante tanto tiempo sean no tenan el menor reparo en creer con mayor o menor
abandonadas, arrumbadas, desmanteladas como elementos firmeza en distintas revelaciones y concederles el culto
superfluos o bastiones anticuados. Y as aflora, an ms in- estatal. A Pablo le basta con revelar al Dios desconocido
quietante, la pregunta: dnde est en definitiva el criterio? y presentar la muerte y resurreccin de Cristo como aspecto
Como lo histrico es tan movedizo, la mirada retrocede, incomparable e insuperable frente a otros cultos. Cierta-
ms inquisitiva, a los orgenes: dnde se encuentra el mente, ms tarde vino Roma, y en un primer momento fue
fundamento roqueo que permita contestar de modo in- muy duro; pero el triunfo lleg relativamente pronto. Y
equvoco la pregunta quin es un cristiano? Y si la pre- posteriormente, el dilogo religioso durante la Edad Media,
gunta no me urge personalmente, me apremia al menos el el Renacimiento y el Barroco, la Ilustracin y el Idealismo
entorno. Si soy padre, mi hijo quiere saber, y frente a l no hasta el siglo pasado se produjo dentro del marco del dilogo
puedo hacer como si supiera, y engaar su conciencia. Si paulino en el Arepago.
soy profesor, abuso de mi autoridad vendiendo a los nios Toms de Aquino discute con los judos y los paganos
cosas por las que no puedo poner la mano en el fuego. Si (en realidad, con el Islam): presupuesto comn es la creencia
soy compaero de trabajo o compinche habitual, el amigo o bsica en la divinidad como algo distinto del mundo, tam-
enemigo que est junto a m tambin quiere saber, tal vez bin el carcter personal de Dios y su revelacin por medio
an ms que el alumno del profesor, y no es tan fcil enga- de uno o varios profetas histricos. Desde tales premisas
arle. Si no me interrogo yo mismo, queda claro que los elaboran Roger Bacon, Ramn Llull y Nicols de Cusa sus
dems me obligan a hacerlo. dilogos religiosos conciliadores, a menudo muy compla-
cientes. El Renacimiento contina los contactos; recurre
a la Antigedad y reflexiona sobre nuevos hechos de his-
Penoso aislamiento
toria de la religin que se van conociendo gradualmente,
La situacin del cristiano interrogado e interrogante es de pero considera el cristianismo como la forma suprema y
una soledad sin precedentes. Siempre hubo, hasta ahora, ms bella de las religiones de la humanidad, porque com-
un punto de conexin para el dilogo religioso, o al menos parndolas es evidente la superioridad absoluta de la reve-
pareca que hubiese un fondo comn de total fiabilidad, y lacin de Cristo.
slo hiciese falta debatir diferencias secundarias. La situa- La Ilustracin piensa fundamentalmente lo mismo, aun-
cin de Pablo en el Arepago despus de su paseo matinal que desplaza el acento y contempla las religiones del mundo
por los templos y santuarios de Atenas nos parece hasta como producto de la predisposicin del ser humano. Pero
envidiable. Sus interlocutores eran muy religiosos: vean esta predisposicin, al ser una de las posibilidades o faculta-
la divinidad en todos los rincones del universo y, adems, des del hombre, es objeto de una crtica progresiva, primero

10 11
filosfica y ms tarde histrico-cientfica: si el hombre No entra esto dentro de tu propia lgica cristiana? No
puede ser religioso, entonces puede poner l mismo a su fueron enviados los primeros discpulos de vuestro Funda-
Dios frente a s y mostrar cmo las imgenes de lo divino dor al mundo entero? Te contradices a ti mismo si te que-
se ajustan a sus necesidades cambiantes y a las etapas de su das tieso mirando hacia atrs cuando todo el mundo est
desarrollo; y con ello, una vez alcanzada la mayora de edad, mirando hacia adelante.
finalmente reconocer que l mismo se fabrica los dolos Pero el cristiano mira a su alrededor buscando ayuda: se
para satisfacer su tendencia a amar y adorar, su sentimien- le ha desprendido algo que lo envolva como un manto
to de justicia, su anhelo de una vida feliz despus de la clido y protector. Se siente desnudo. Se siente como un
muerte. Pero semejante casa de muecas no sirve ya para fsil de edades pretritas.
el hombre en su mayora de edad. Y, en efecto, tambin es
posible existir sin l, e incluso bastante bien. El hombre,
tica por medio de la estadstica
una vez que subsiste por s mismo, parece incluso que avan-
za ms rpido y seguro de su destino. Hoy a ninguna perso- Al desaparecer la religin, desaparece automticamente la
na razonable se le ocurre ya rezar; la era de la tica basada en ella. sta es, por una parte, aquella tica que
contemplacin ha pasado, estamos en la era de la accin: el se inspira total o primordialmente en la idea de justicia y
ser humano no slo administra su mundo, sino que se ad- sancin eterna: pero el ser humano, o es moral en s mismo
ministra a s mismo y hace de s lo que quiere. o no es moral en absoluto; obrar por el premio o el castigo
Y t, cristiano, dudas an en adoptar el nuevo ritmo es moralmente ambiguo; al menos, no es puro. Por otra
de una humanidad que dispone de s misma? Entonces has parte, se trata de aquella tica superior que practica el
optado de antemano contra la lgica de la historia univer- bien imitando al Bueno por antonomasia: porque Dios nos
sal; no es que te lances bajo sus ruedas, es que las ruedas ya regala la existencia, porque hace salir desinteresadamente
han pasado por encima de ti. En la Antigedad en los fil- su sol sobre buenos y malos, tambin nosotros queremos
sofos paganos y en los cristianos todo se enfocaba a la con- ser agradecidos y desinteresados.
versin (vuelta, epistroph) desde el mundo a Dios. Hoy Pero qu pasara si Dios no existiera? No estara ese
necesitamos todos, tambin t, que has mirado durante desinters tambin en la esencia misma del hombre? No
tanto tiempo, demasiado tiempo, en direccin a Dios, un nos induce ya a ello el aspecto social del reino animal, reino
giro inverso, una vuelta radical: conversin al mundo.1 que en nosotros encuentra slo una forma ms alta de
administracin de s mismo? No hay que diferenciar, ade-
ms, entre ese supuesto desinters, por una parte, y un
1
H.J. Schultz, Konversion zur Welt, 1964. sano y natural querer ser uno mismo, un amor a s mismo

12 13
y un cuidado de s, por otra, que es a un nivel elemental mejores resultados que el que le impone diez o cincuenta
en el viviente infrahumano? Entonces, lo tico podra mandamientos desde alguna montaa, alta y slo accesible
situarse en el justo medio entre el egocentrismo y el a la tica.
altruismo. El hombre no necesita, por cierto, de una refe- Tambin t, camarada y compaero cristiano, eres
rencia a Dios, menos aun de una revelacin especfica, para material de estadstica. Un determinado tanto por ciento
reparar en cosas tan elementales. de la humanidad es as llamado- cristiano. Y, a su vez,
Recapacita, adems, camarada cristiano, a ver si tus un tanto por ciento de ese tanto por ciento es an ms as
sublimes imperativos morales no resultan extraos al llamado catlico. Dejo en vuestras manos el confeccio-
mundo precisamente por ser, al igual que la tica de la nar una estadstica de los verdaderos cristianos y catli-
antigedad pagana, una tica para hroes (t los llamas cos que hay entre vosotros; yo desconozco los mtodos que
santos), para hombres aristocrticamente superiores. Los vais a emplear para averiguarlo.
teatros antiguos de verdadera categora slo presentaban a No basta la estadstica para establecer ciertas normas de
reyes, hroes y dioses (y el teatro cristiano, a mrtires y conducta de validez universal y, por tanto, obligatorias,
otros santos, amn de ngeles y congneres); la plebe slo apoyadas por la polica donde sea necesario? A qu viene
poda aportar lo suyo en comedias indecentes donde, por toda la monserga del imperativo categrico a priori o de un
cierto, dioses y hombres se burlan mutuamente en menudo derecho natural igualmente a priori? Basta convenir en
jolgorio. Esto rase una vez, y era as durante demasiado que el hombre, para convivir como ser biolgico y racional
tiempo tambin en pocas cristianas. Slo podemos saber con sus semejantes, ha de atenerse a ciertas reglas de juego
lo que el ser humano es y puede si dejamos de compararlo y frenar los propios impulsos. En lo dems, liberalismo y
con esos ejemplares selectos, con esos ideales no alcanza- tolerancia. Se pueden proponer algunas religiones y algu-
bles ni deseables para el hombre normal, y lo tomamos de nos sistemas ticos a libre eleccin del individuo mientras
una vez en forma realista y tal como es. El modo ms sim- no sean incompatibles con el bien comn. La libre compe-
ple de hacerlo es mediante la encuesta, el reportaje, la esta- tencia sera ventajosa, a la larga, para todos los concurren-
dstica. El promedio obtenido sobre la base inductiva tes. Por qu? Porque ya es mucho ser una persona
quizs ms amplia no demuestra pura y simplemente que la decente, y ninguna religin dispensa de esto; ms an,
mayora de la gente forma parte de la massa damnata, sino una religin se prestigiar ms ante la humanidad gene-
tambin que a su manera es sumamente formal y de buenos rando personas decentes: aquellos que realizan lo que los
modales, y posee algo como una jerarqua de valores, as ms llevan en s como una imagen que les es grato encon-
que no hace falta imponrsela desde fuera y desde arriba. Y trar en otros, aun cuando ellos mismos no consigan, quiz,
demuestra, adems, que el que toma a la gente como es logra realizarla.

14 15
El peso de los muertos con el brutal expolio la religin de la cruz y del amor;
injerencias represivas y necias en problemas de una ciencia
Los dems hombres tienen una memoria fatal e infalible
natural en progresin; proscripciones y destierros por orden
del largo pasado del cristiano, ms aguda aun que la de l,
de la autoridad religiosa, que acta como autoridad poltica
que hoy desea empezar de nuevo y ser moderno entre los
y quiere ser reconocida como tal: un sinfn de escndalos.
modernos. Los dems no necesitan cargar sobre s el peso
No es agradable tener que cargar con una herencia cuyos
de la tradicin, o solo un poco: los muertos tuvieron su
crasos errores saltan a la vista.
responsabilidad, nosotros tenemos la nuestra; lo que ellos
Y si debe ser humillante, entonces ser ms correcto no
hicieron con la suya, a nosotros no nos afecta. El protes-
arrojar encima piedras donde no es posible siquiera defen-
tante se siente poco lastrado por los quince primeros siglos
cristianos: videant consules, i. e. papae [que respondan los derse. Habr que recordar que en Cristo se anuncia una
cnsules, es decir, los papas]. El catlico no puede sacudir- pretensin absoluta de Dios sobre el hombre que va an
se esta historia; su principio de tradicin, sea cual fuere la ms all de la pretensin de Yahv al antiguo pueblo; y
interpretacin que se haga de l, se lo prohibe. Esa misma que, de un modo u otro, algo de este reclamo que exige del
Iglesia a la que l se adhiere hizo o permiti cosas que hoy hombre una decisin irrevocable pasa a los apstoles, a la
no se pueden aprobar; se puede declinar la responsabilidad Iglesia; y, por fin, que la administracin de esta potestad
recurriendo a la evolucin de la conciencia humana, pero por hombres pecadores y de pocas luces puede causar un
qu connivencias no hubo entre lo secular y lo espiritual! dao incalculable, que de otra manera no hubiera tenido
El catlico se ve enredado en esta tradicin y ha de asumir lugar. La solidaridad del cristiano actual con los muertos le
su parte de responsabilidad, le guste o no. carga con penitencias por los errores pasados que l tendra
El camino ms sencillo sera, quiz, adems de hacer que poder llevar no slo sin regaar, sino con paciencia, y,
inmediatamente una confesin completa de los pecados, en un punto escondido, hasta con gratitud. Quin sabe,
cargar las tintas lo ms posible para ponerse a la altura de la en efecto, cmo se hubiera comportando l en las circuns-
dolorosa tragedia, como hace Reinhold Schneider. Lo que tancias del siglo IX o XIV.
pareci lcito y quiz obligado bajo los papas medievales, Para el que lleva esta pesada carga puede ser de consola-
parece imperdonable, incluso pecado grave, si lo coloca- cin considerar que lo malo se graba en la memoria con ms
mos directamente entre el Evangelio puro y nuestra con- facilidad que lo bueno, y que el bien que el cristianismo
ciencia actual. En todo caso, algo diametralmente opuesto hace al mundo no se deja ver, o slo muy indirectamente.
al Espritu y al cdigo de Jesucristo. Bautismos forzados; Quin puede contar y ponderar los actos ocultos de venci-
tortura de herejes y autos de fe; noches de san Bartolom; miento de s mismo que impiden situaciones malas, los actos
conquista de continentes a sangre y fuego para llevar junto de expiacin y de amor desinteresado, el efecto de una

16 17
oracin callada y ardiente? Quin conoce, fuera de Dios, Crepsculo de las imgenes
las experiencias de los santos que, conducidos por cielo e
infierno, desde los lugares ms recnditos revolucionan Para el hombre sin Dios, las palabras de la cultura cristiana
mbitos enteros de la historia, remueven montaas de culpa no hablan de Dios, o slo muy dbilmente. El mundo occi-
y han abierto un camino en lo que antes era intransitable? dental alumbr y construy sus obras ms bellas desde el
Dicho sea esto de paso y sotto voce, para recordar que el espritu de la religin. Esto vale tanto para las obras clsi-
debe de la Iglesia no puede cerrarse sin este haber. cas de la antigedad, que nacieron colectiva e individual-
El duro cargar tambin puede referirse a la Iglesia actual, mente del culto a lo divino, como para todas las creaciones
que sin duda intenta desembarazarse de trabas innecesa- originales de las pocas cristianas. An no se ha demostra-
rias, pero que como totalidad slo puede ir realizando do que la irreligin pueda producir grandes obras de arte.
lentamente lo que muchos individuos en ella y fuera de ella Goethe dijo a Riemer: Los hombres son productivos en
ven desde hace tiempo. Y si las estructuras que se han vuelto poesa y en arte mientras son religiosos; despus, se vuel-
dudosas son quitadas con relativa rapidez, ello no significa ven imitadores y repetidores, como nos pasa a nosotros con
que en su lugar lo otro, lo positivo, lo constructivo est ya la Antigedad, cuyos monumentos fueron productos de la
ah como algo conocido, querido, decidido y acabado. fe y nosotros nos limitamos a copiar desde el ensueo y la
Mencionemos sin reparo lo ms problemtico, lo de ms fantasa. Ifigenia de Eurpides fue el drama de una obe-
hondas races en esas estructuras: una decisin de conse- diencia casi delirante a Dios. La traduccin de Schiller
cuencias imprevisibles tomada tempranamente, sin duda omite la conclusin teolgica y le cercena as las races. La
sostenible, pero que no es la nica solucin posible, ya que reelaboracin del material por Goethe es el juego meditado
las ventajas cristianas de la solucin opuesta si se aceptan y luminoso de un noble humanismo.
los elevados, elevadsimos sacrificios y prdidas que sta Si indagamos lo que las obras arquitectnicas, los poemas,
conlleva son tambin incontestables: hablamos del bau- las piezas musicales cristianas que han sido concebidas
tismo de los nios. El anticipo de la opcin por Dios, para Dios y quieren anunciar a Dios dicen a un contem-
valiente y definitiva, en estado de inconsciencia; el desper- plador, lector u oyente actual, la respuesta es: desde luego,
tar de la razn y de la capacidad de eleccin ante un hecho no lo que esas obras quieren decir. Escucho el mensaje;
ya consumado que se podr ratificar o no: vaya problema! no, no lo escucha; se limita a grabarlo en cinta, a sacarle
Y ms cuando la tradicin popular, la insercin sociolgica una foto. El cristiano puede sentir un desnimo que le
en una cristiandad envolvente est desapareciendo o ha haga dudar de los valores expresivos de la historia y ver
desaparecido ya del todo. Y a pesar de todo, tambin esto ideologas en todas partes. No fue todo eso un error? No
hay que sobrellevarlo. nos envuelve como un ridculo permanente? Qu tiene

18 19
que ver la elegante baslica romana con el cristianismo? reconoce la libertad de tus creativos hermanos de fe, y detrs
Ella es un mercado cubierto profano apenas modificado. de ellos la de todos los piadosos y reverentes que confesaron
Qu tiene que ver la Iglesia-castillo romnica de la Edad como t a Dios y reconocieron lo divino. No te dejes con-
Media con la indefensin de Jess? Y el fustico asalto al vencer de que la cristiandad antigua viva de espaldas al
cielo del arte gtico con el cercano a la tierra y manso de mundo. De dnde le vino, entonces, ese amor a las cosas y
corazn? Y (pasemos de largo el Renacimiento con per- ese conocimiento de sus leyes ms ntimas, un amor y un
plejo silencio) el esplendor barroco con la cruz desnuda? conocimiento muy superiores a los que pueda tener el
Hay quien se alegra de que al cristianismo le haya faltado hombre actual? O crees en serio que los pequeos cons-
la voz desde entonces: mejor nada que aquello. El cristiano tructos abstractos del hombre actual tienen ms contenido
se avergenza de su pasado cuando lo contempla con ojos de mundo, son ms fieles a la tierra y concrecen ms con
de hombre moderno. (Las hordas que recorren Europa ella (son ms con-cretos) que las realizaciones de los gran-
presurosas y ciegas, de monumento en monumento, no des cristianos? Quin conoce mejor al hombre en lo ms
figuran ya en esa cuenta: son termitas de la decadencia). ntimo: Villon y Grimmelshausen, o los fros porngrafos
Pero el cristiano no debera avergonzarse. Tendra que de hoy? A stos djalos estar, y no te dejes seducir por unos
saber distinguir entre la fe y su expresin. La fe puede ser cristianos que quieren hacerte creer que slo en esa porno-
infinita, si ama; la obra es finita. La fe puede ser intemporal, grafa se descubre al hombre en toda su gravedad pecadora
la obra es temporal. Y la obra contiene en s una llamada y y sin aderezos pagano-idealistas.2
una dura exigencia de ms fe. E incluso si fuese una santa Pero sabe contentarte justamente tambin cuando ya
barroca exttica, de hmedos ojos entornados: Te has nadie lleva sobre su nariz los lentes de berilo que dan la
abandonado t alguna vez as a Dios, de modo que l pueda autntica vista. S vivir con estrechez, dice Pablo, y s
poseerte como a ella? T, que apenas puedes contener la tener abundancia; ninguna situacin tiene secretos para
risa cuando oyes hablar de armona, has tenido, ni de lejos, m (Flp 4,12). El cristiano debe saber sufrir ocasos a su
tu alma en disposicin de reflejar la pureza de Palestrina o alrededor sin que por eso se hunda su sol. Puede ser pobre
de Haydn? No te hagas, cristiano, un cansado descredo con los hermanos (espiritualmente) pobres, pero no puede
que ya nada ve, cuando a ti te fueron regalados los ojos de negar su propia riqueza, la misma que gener todo la abun-
la fe. No te dejes dominar de extraas ideologas sin funda- dancia que ellos vendieron por su plato de lentejas. Y sin
mento. Alza, moviliza tu libertad para afirmar, cuando te duda los ocasos le sumirn de veras en las sombras, en eso
resulte fcil negar. S libre entre el gozo permanente y la
apertura a lo nuevo. Justamente porque eres una persona 2
Por ejemplo, H.E. Bahr, Poiesis. Theologische Untersuchung der
cristianamente libre que no necesita atarse a nada terreno, Kunst, 1961.

20 21
que suele llamarse noche del mundo y eclipse de Dios. Pero adems la mayor parte de los costes de la renovacin; y por
le est vedado dejarse oscurecer por supuestos motivos de toda una serie de razones plausibles ms. Qu alegra
compasin. Hijos de Dios sin tacha en medio de una gente cuando debajo de la suntuosidad removida aflora la espln-
torcida y depravada, entre la cual brillis como lumbreras dida rudeza romnica con la que sintonizamos mucho mejor
del mundo (Flp 2,15). y, adems, es mucho menos costosa en mantenimiento!
Son las grandes alegras de la renovacin: tan slo des-
montando se saca a la luz lo antiguo, y lo que se obtiene es
La media estadstica y lo no pensado
tan maravilloso que le hace creer a uno que es productivo,
Brillar? El cristiano? Pero, cmo? Estamos de nuevo ante que puede construir destruyendo!
la inquietante pregunta del comienzo. Todos sienten que, Porque, bromas aparte, no es verdad que, en el mbito
en todo caso, no podemos seguir as. Ya no es suficiente. cristiano, todo lo que sea construir ha da basarse en una
Todos tienen la oportunidad de mirar a s mismos, a su consideracin de los orgenes? Y caminando hacia atrs,
Iglesia, con ojos extraos, desde fuera, como la ven los como el cangrejo, tenemos la oportunidad casi al azar,
otros, y sobresaltarse por tal experiencia. Como alguien que pero como si fuera una confirmacin de la providencia de
durante decenios, para ir a la misa, ha pasado por la fachada pasar por el punto crucial de la Reforma protestante y, as,
de su templo de toda la vida sin advertir nada anmalo, hasta desmontando de paso los aadidos contrarreformistas, de
que, de repente, un historiador del arte le hace notar lo res- llegar a un entendimiento inesperado. Aunque nosotros,
quebrajado y ruinoso que se encuentra todo y la necesidad cristianos de hoy, en el fondo no creemos demasiado en
que existe de renovarlo desde los cimientos, so pena de un nuestras propias fuerzas, s nos es concedido confiar en el
derrumbamiento total: es entonces cuando la realidad le particular genio de la contracorriente y, gracias a un gene-
abre los ojos. Y ahora, temeroso de que la bveda caiga sobre roso desmantelamiento de las formas de ayer y de hoy,
su cabeza, l mismo pide una restauracin general y urgente. esperar que hallaremos estructuras mejores, incluso que
El miedo le da alas y le infunde nimo para un aggiorna- daremos contra el fundamento roqueo del Evangelio.
mento audaz. Y como sucede en tiempos dotados de com-
prensin histrica y artstica del pasado, propone (junto con De cualquier manera (volveremos sobre esto ms adelante),
los expertos) eliminar primero los aditamentos barrocos, no es poco si estamos descontentos con la situacin actual.
los innumerables angelotes, volutas y nubecillas flotantes, Si encontramos que los dems tendran motivo para hallar-
que de todas maneras slo sirven para acumular polvo y nos poco dignos de fe. Si, por un momento, no furamos
carecen de la ms mnima consistencia, porque se basan en intransigentes y cediramos a los atractivos de la estadstica,
el puro efecto, no responden al gusto actual y originaran ms bien, si pidiramos consejo a aquellas estadsticas que

22 23
las oficinas de nuestros obispos tanto valoran, entonces la minados cristianos fervorosos: los que intentan vivir un
imagen en la que nos se presentara el cristiano medio no matrimonio autnticamente cristiano, integran una ora-
dejara nada que desear en cuanto a vaguedad descolorida. cin verdaderamente personal en su vida, se preocupan con
Bien al margen de esta imagen estaran los que dan impor- autntico amor por los semejantes, sobre todo los pobres,
tancia a la partida de bautismo, al entierro en cristiano y, abandonados y desvalidos; los que son animados por un
quiz, a la primera comunin o bien a la confirmacin de verdadero celo para la labor misionera de la Iglesia, los que
sus hijos. Luego seguira la enorme multitud de los cum- se consagran como sacerdotes al exclusivo servicio de la
plidores de Pascua, y poco a poco se ira llegando a la de los Iglesia y quienes viven en pobreza, castidad y obediencia
cumplidores del precepto dominical, en los que, de nuevo, segn los consejos de Cristo.
poco a poco se iran mezclando esos tonos ms intensos de Pero, precisamente aquellos que, por as decirlo, tienen el
los que se podra dar una definicin aproximada por medio valor de ponerse bajo la luz del reflector estn ms expuestos
de nociones cuales ayuno y abstinencia cada viernes, prensa que los dems al examen inquisitivo. Tambin sus queridos
catlica, impuesto eclesistico y fidelidad al papa. Al mismo hermanos cristianos los golpearn con los nudillos de arri-
tiempo, tambin ira ganando peso, ms all de la ya men- ba abajo, por si algo en ellos suena a hueco. Por cierto, la
cionada representacin de una persona decente (como las pregunta qu es un cristiano? no se formula con tanta
dems), el nmero de los diez mandamientos, destellando seriedad para los primeros que hemos descrito, ya que ellos
como seales de trnsito admonitoras: el sexto, natural- suelen remitir, con predileccin y cierta humildad, a los
mente, con amplia ventaja, luego el cuarto, el segundo, el especialistas en cristianismo, aun cuando ellos mismos
tercero; mientras que el quinto, el sptimo y el octavo son no estn plenamente convencidos de un tal saber y poder
quiz, ms que mandamientos de Dios, normas que cual- especializados. Ese golpeteo que examina a los especialis-
quier persona decente cumple, salvo en caso de necesidad. tas es un fenmeno digno de respeto e incluso temor: pues
Mucho depende tambin del entorno cultural: en ciertas ahora debera mostrarse, en efecto, quin es finalmente un
zonas rurales ir a la iglesia puede ser un motivo de honor al cristiano. Ahora se trata del todo. La cuestin se divide en
igual que el mantenimiento de un odio personal o familiar. varias preguntas parciales:
Tambin puede ser cuestin de honor el vivir en una fuerte Primero: quin est facultado y en condicin de iden-
discrepancia con las opiniones del cura, justificada con tificar empricamente al cristiano? Puede hacerlo un no
total mpetu masculino; reconociendo, eso s, que l cristiano, por ejemplo? Es posible hacerlo en absoluto
entiende de lo suyo y yo de lo mo. (y por qu no?)? Segn qu criterios?
Esta imagen variopinta no sera la media promedio si Segundo: quin est facultado y en condicin de iden-
la escala no decreciera hacia arriba en la zona de los deno- tificar normativamente al cristiano? Tambin aqu hay que

24 25
preguntar por los criterios, leyes y requisitos que se aplican
a un hombre para contestar la pregunta. Nos asustamos
con slo reflexionar un poco: todo esto no est nada claro.
Por tanto, no parece improcedente un tercer punto:
poner la pregunta existencial, es decir: puede un cristiano
averiguar por s mismo si es cristiano y, en caso de atreverse II
a afirmarlo, exponer las razones en que se apoya?
La pregunta quin es un cristiano? acompaa a todos DIOS DETRS DE NOSOTROS,
los ensayos de reforma de la Iglesia actual sin ser pensada O CRTICA DE LA TENDENCIA
en su raz. Es decir, ella est presente de modo que, por una
parte, se acta como si ya se supiera y slo restara, partien-
do de ese saber, adoptar las medidas necesarias; por otra, se
atribuye la libertad de denunciar como sospechosas de
ideologa las soluciones y pautas tradicionales del cristia-
no, somentindolas as a un criterio con el que se cuenta y
del que se dispone, pero del que no se da cuenta. No es di-
fcil dar con ese criterio no pensado en profundidad y sin
embargo tan obvio, pues fluye por s mismo de las tenden-
cias principales del cristianismo actual, tendencias bienin-
tencionadas, celebradas por la multitud, pero que han de
pasar urgentemente por una criba crtica.

26 27
La ambigedad de lo necesario

E st en marcha una revisin a fondo de todo el arsenal


de la Iglesia. Como suele ocurrir en tales ocasiones: en
un arma vieja aparecen herrumbres, la mancha visible lleva
a descubrir otras menos visibles, entonces el arma entera y
hasta el gnero de armamento resulta anticuado y, final-
mente, vacan todo el almacn y disean un plan para un
nuevo arsenal. Esto produce mucho movimiento, y cuando
las cosas se mueven, aparentemente hay vida, iniciativa,
proyectos. Esto ya es algo en instituciones que no se dis-
tinguen precisamente por su agilidad. Quin no ve que la
mejora, el aggiornamento, el estar -jour, up-to-date es, en
lneas generales, algo loable y que hoy, al hilo de esta reno-
vacin, est surgiendo una riqueza de hechos positivos, mas
an, de eminente importancia, incluso imprescindibles? Y
como casi siempre la limpieza de primavera se hace con un
poquito de espritu dionisaco en las mujeres de limpieza y
amas de casa, as se ha comprender el desborde de senti-
mientos de los cristianos de hoy. Incluso all donde la fiesta
como en amplia parte del clero joven amenaza degene-
rar en verdaderas saturnales, donde todo lo que rompe el
aburrido orden parece permitido y obligado, con tal de ser
genuinamente moderno y abierto.
En medio de esta destruccin creadora y de esta vuelta
inspirada, no se necesita ser muy sagaz para preguntar por
la reserva en oro que avala todo este papel moneda. En el
espacio de la Iglesia, sin embargo, una vuelta o cambio
siempre estuvo al menos vinculado a una conversin, y
cuanto ms profundo sta excava, ms duele, de lo contrario

28 29
ser, probablemente, slo palabrera. Entonces: cunto la cruz. Cierto que esto ocurri en el momento justo, en el
estamos dispuestos a pagar por nuestra reforma, no slo en kairos del Padre, en la plenitud de los tiempos, exactamente
cosas que nos afectan poco prestigio histrico, por ejem- cuando Israel estaba maduro para abrirse como un fruto, y
plo, sino en las que nos duelen en carne viva? O creemos los pueblos, maduros para acoger este fruto en su campo
poder salir del paso, una vez ms, con simples retoques? De abierto. Pero Cristo nunca fue moderno, ni lo ser, Dios
hecho, parece una perspectiva fatal abordar todas estas em- mediante. Ni l ni sus discpulos Pablo y Juan pronuncia-
presas poniendo la entera tendencia bajo el siguiente signo: ron una sola palabra para seguir la modernidad poltica o
cueste lo que cueste abandonar ese esplndido aislamien- gnstica. La consecuencia obvia es que todos nuestros movi-
to, que ya resulta poco agradable. Adelante, por tanto, con mientos slo pueden ser motivados por el deseo de erradicar
los acercamientos, las fraternizaciones, los descensos de del mundo escndalos falsos e indignos de un cristiano, para
tronos y pedestales, las colegializaciones, las democratiza- dejar aparecer con mayor evidencia lo verdadero: el escnda-
ciones, facilitaciones y nivelaciones hacia abajo (hacia arri- lo que radica en la tarea de la Iglesia. Qu saludable sera!
ba no existe ninguna), con la mxima actualizacin hacia Tendramos as algo parecido a un criterio para discer-
todo lo que parece al da hoy, maana y pasado maana! nir los espritus, a saber esos espritus que animan en el
Quin negar que estos descensos, este abandono de las fondo la tendencia eclesial moderna. Y si los cristianos
viejas alturas, constituyen en muchos casos, quiz en la tomarn alguna vez conciencia de que todas estas empresas
mayora, la recuperacin de algo largamente esperado, larga- muy concretas necesitan con urgencia de la crtica cristiana,
mente pendiente, y que este cambio de sentido es lo origi- precisamente por ser tan claras en su superficie, si advierten
nalmente evanglico? Pues, el mayor entre vosotros debe que tienen doble filo, que son ambiguas y quiz se vuelven
ser el servidor de todos, Cristo prohibi todos los ttulos peligrosas en la medida que simulan contener ya lo nico
(maestro o padre, abb, abas, papa, etc.) y l mismo, necesario y, tranquilizando la conciencia, esquivan la
nuestro Seor, se rebaj a la condicin de siervo de todos. mencionada conversin: entonces habramos ganado lo
Si con este descenso se alcanza finalmente algo pendiente principal. La crtica, la crisis, no es previa o posterior a las
con un retraso casi incomprensible, podemos sin duda empresas de los cristianos, sino que se encuentra en el
felicitarnos, aun cuando no pueda reprimirse la pregunta ncleo de ellas. Las pone en cuestin permanentemente,
por el motivo de esta recuperacin apresurada. es decir, preguntando si van hacia Dios o se alejan de l; si
La Iglesia se dice debe estar al da para tener credibili- tienen a Dios delante de s, en una mirada que busca, o
dad. Si esto se tomara en serio, significara que Cristo detrs de s, a la espalda.
estaba al da cuando llev a cabo su misin, una misin que Tener a Dios a las espaldas significara en el caso especial
fue escndalo y necedad para judos y paganos, y muri en de los cristianos reformistas: ya saber de Dios, de su revela-

30 31
cin con su contenido y alcance, de la Iglesia y los cristia- se encuentra la tendencia actual de la Iglesia, colectiva e
nos, cada vez y antes de que l abra su boca. Y armados de individualmente. Esta crisis no significa que la tendencia
este saber acabado, salir al encuentro del mundo: del mun- como plan, movimiento y resultado sea condenable,
do cristiano, del no cristiano y del anticristiano. El saber sino que siempre ha de permanecer abierta ante el juicio
con que estn equipadas estas personas est asegurado y es cristiano, porque en la claridad superficial se oculta en
suficiente, aunque obviamente slo sea un saber sumario, todo caso una ambigedad de fondo: ir de Dios al mundo
reducido a algunos conceptos capitales. Pero la reduccin puede ser una autentica misin cristiana, una tarea cristiana
se produce legtimamente, de cara al encuentro con el mun- en el mundo; pero puede ser tambin huida de Dios, miedo
do actual o, como a nuestros telogos les gusta decir enf- al escndalo de la cruz, traicin a Cristo. Todas las cosas
ticamente y con sonrisa cmplice (para que no se piense tienen su reverso, slo Cristo no tiene ninguno.
que expresan una tautologa), con el mundo mundano
de hoy. Ya saben, pues, de Dios y la revelacin, y para ellos
Tendencia a la Biblia
la pregunta es simplemente: cmo se lo digo a mi hijo. Vie-
nen de Dios y van en busca del mundo mundano. Tienen a La orientacin a la palabra de Dios se valora en el mundo
Dios a su espalda; y al mundo, delante. No discuten que, catlico actual como la ms hermosa e inequvoca seal de
para ser enviados por Cristo al mundo, han de permanecer esperanza, y no cabe duda de que lo es. De un modo ele-
un tiempo suficiente junto a l. Pero entienden que esto mental, el acto de descorrer todas las cortinas que impiden
ya lo han hecho. Estn inmersos en la accin y suponen de la visin del origen cristiano y seran cortinas todas las
buena fe, ante s y ante los otros, haber concluido el perodo formulaciones eclesiales, catequticas y dogmticas de la
de contemplacin. Y si su conciencia ocasionalmente les revelacin se dirige y alcanza la verdad de Dios y de Cristo.
recordara que en la contemplacin an no han conseguido El cristiano quiere, en este movimiento, or, ver y tocar
el certificado de bachiller o que han fracasado en el examen la palabra de vida, ahora que se le permite, finalmente,
final, rpidamente se consuelan con el lema contempla- hacerlo. Estamos desolados ante el oscuro pasado, en que
tivus in actione, que de hecho significa: la persona activa tantas alambradas rodeaban el texto sagrado, en que el con-
ya es suficientemente contemplativa; no existe otra madu- tacto con l poda conllevar el choque elctrico de una
rez o mayora de edad que la accin. excomunin, como el antiguo israelita no poda pisar el
Es el lema de muchos cristianos modernos, clrigos y pie del Sina sin morir. Hasta el muro milenario de la
laicos, de los que cabe sospechar que han tomado el nom- Vulgata ha cedido hoy, despus de haber bloqueado tanto
bre de misin como camuflaje evanglico para su huida tiempo el acceso al texto original, cuando ya el trabajo de
de Dios. As se manifiesta la gravedad de la crisis en la que los humanistas haba despejado el camino. Traducciones y

32 33
comentarios se acumulan para satisfacer la necesidad de Y como todas las cosas tienen su reverso, salvo Cristo, la
comprensin de aquellos que entran por primera vez en aparente claridad del movimiento bblico tampoco queda
esta tierra prometida. Y la Iglesia tendr sus manos bien sin sombras. Por una parte, la procesin catlica de retorno
ocupadas satisfaciendo este anhelo de la palabra y mante- a las fuentes no est exento de ambigedades. Entre las dos
nindolo despierto: ella, que apenas acaba de comenzar a guerras mundiales, la consigna fue en amplios crculos: re-
estudiar el texto bblico segn los principios de la crtica novacin remontando una (neo)escolstica academicista
histrico-literaria moderna en plena colaboracin con los y estril volviendo a los padres de la Iglesia. Esta prima-
investigadores extracatlicos y extracristianos. vera patrstica fue para muchos meramente esttica; no
No hay por qu sofocar la alegra que causa esta apertura. fue lo bastante crtica para perdurar en el tiempo. Hoy es-
Pero la alegra queda empaada, humillada, al constatar tamos de nuevo, desde hace tiempo, en un otoo patrsti-
que el movimiento catlico moderno en torno a la Biblia co, en favor de una primavera bblica; y se tiende a poner
no debe su existencia primariamente, como el de Lutero, a bajo fuerte sospecha de ideologa toda la tradicin exeg-
un anhelo bsico de la palabra original de Dios ms all de tica, tanto la patrstica (primero platonizante, luego con-
toda la escolstica y la enseanza de la Iglesia, sino al reco- stantiniano-politizante) como la escolstica; una actitud no
nocimiento de exegetas entendidos de que la ciencia bblica muy diferente de la que mantiene Lutero cuando clama
catlica no poda seguir as por ms tiempo sin convertirse contra la razn prostituta. En esto no se considera sufi-
en ludibrio de todo el mundo cientfico. Con infinito cientemente que todo el que ejercita el pensamiento est ya
esfuerzo hubo que pilotar la navecilla de una exgesis al filosofando, y que el que no examina los presupuestos de su
da, sorteando las Escilas y Caribdis de las condenas de la pensamiento est ms expuesto a una burda ideologa; por
Iglesia y esto hasta poca muy reciente, para alcanzar ejemplo, la del hombre moderno. Por otra parte y en para-
finalmente la relativa seguridad de una investigacin libre lelo con esto, la procesin catlica de vuelta a los orgenes
y objetiva. Sin duda, a medida que la ciencia sala al aire se encuentra con una procesin protestante que deambula
libre, el fuego mojado se expandi en amplios crculos presurosa en direccin contraria: desde la Biblia se dirige a
como llama liberada; a su vez, esto result estimulante la actualidad y ha escogido al hombre moderno como
para la investigacin y la favoreci. A pesar de esto, no horizonte y criterio, y la filosofa moderna (Heidegger)
debera olvidarse del todo lo humillante de los inicios: el como instrumento hermenutico. Lo que el hombre
tiempo que nos cost a los catlicos desarrollar nuestra moderno puede comprender, aquello para lo que dispone
intencin ms propia, siguiendo las huellas de otros que, de antenas, lo que le ayuda y l asimila religiosamente, es
desde hace tiempo y fuera de la Iglesia, la haban elevado a lo que debemos predicar; el resto hay que excluirlo por
su intencin distintiva. mtico. Salta a la vista la ambigedad de semejante posicin,

34 35
ya que puede significar lo peor y albergar luego un enfoque sido. Y al ser rectificada la celebracin litrgica, un hecho
hacia lo mejor: lo peor, porque hace del hombre moderno aparentemente aislado, influye en toda la estructura eclesial
(en realidad, un ente mtico) la medida de lo que la palabra y en la conciencia viva de la Iglesia como pueblo de Dios,
de Dios puede y no puede decir, puede y no puede exigir cuerpo y esposa de Cristo. Al ser estimulado un nervio cen-
del ser humano; lo mejor, porque implica la exigencia de tral, todo el organismo reacciona en todos sus miembros.
vivir, pensar y apropiar toda la revelacin de modo originario No es el clero, sino la comunidad, la Iglesia aqu reuni-
y nuevo para cada poca. La procesin catlica de retorno a da y hecha concreta la que celebra la Cena conmemorativa
las fuentes no finaliza, pues, en un espacio virgen; le ocurre donde su Seor se hace presente en su cuerpo e incorpora
lo mismo que al pueblo de Israel cuando entr en Canan: en el sentido ms originario del verbo a los reunidos, los
En la tierra habitaba el cananeo. Esto no significa simple- transmuta en el propio cuerpo. Que esto suceda en el orden
mente que hubo guerra de inmediato sino que, despus de deseado por San Pablo (1 Co 1114, aunque no se vea aqu
concertar la paz, la coexistencia con la poblacin nativa se an nada de una liturgia ministerial) y realizado del modo
hizo mucho ms problemtica y hasta perniciosa. ms bello en Ignacio de Antioqua la comunidad rodeando
Este revs inesperado en medio de una campaa triunfal a su obispo, con un reparto ms amplio de ministerios y
de conquista no deja de ser saludable, al fin y al cabo, porque roles, cuya diferenciacin corresponde a una parte de la
obliga a todos a tomar la palabra de Dios como lo que es: dimensin carismtica de la Iglesia; que la Escritura sea pro-
llamada a una decisin absoluta; el que no est conmigo, clamada al pueblo en un lenguaje que le es comprensible y
est contra m; y el que no recoge conmigo, desparrama. En tambin expuesta en una homila luego la homila es una
una actitud de neutralidad cientfica se puede actuar, cuando explicacin obediente y no una pltica discrecional o un
ms, en un terreno previo; y el que se demora demasiado en la sermn sobre un tema cualquiera; que el espacio fsico de
zona neutral, parece eludir la opcin o haberla hecho nega- la Iglesia, tan pronto tenga que abandonar la estrechez de
tivamente, y envolverlo todo en un aura de cientificidad. una habitacin privada, corresponda a las necesidades de una
tal reunin y concentracin de la comunidad en torno a la
mesa del Seor, lo cual afecta a su diseo general, a la dispo-
Tendencia a la liturgia
sicin de los asientos, del altar, del plpito, de la pila bau-
Tambin es cierto que el movimiento litrgico es de lo ms tismal, y a la ornamentacin caracterstica y sugerente:
grato que ha ocurrido en la Iglesia. Abati resistencias secu- quin no ve hoy que todo esto naci de la reflexin sobre
lares; salv lo que estaba arrumbado, hasta recuperar la forma lo esencial de una verdad objetiva que habla por s misma?
que tena en la juventud del cristianismo; comenz a hacer Sin embargo, todo esto no es tan claro. Se lo advierte
evidentes, de nuevo, cosas que siempre debieran haberlo exteriormente en las personas de edad avanzada que no

36 37
pueden ni quieren hacerse al nuevo ordenamiento litr- y cobrar aliento; que Dios les habla sobre todo en el silencio;
gico: no se resisten nicamente por espritu tradicional, que la liturgia de la palabra circunda bellamente la palabra de
sino porque echan de menos y hasta ven entregados a la Dios como anuncio y como oracin, pero el acto de re-
ruina ciertos valores que les eran los ms caros. Qu echan cepcin, el s personal en el silencio es imprescindible, si no
de menos? El espacio espiritual de silencio en que envolve- se quiere que toda la siembra caiga sobre piedras y espinas.
mos el misterio. No acontece lo ms inefable? No se hace Es cierto que el culto divino bien celebrado genera una
presente, ms all del espacio y de los tiempos histricos, el especie de satisfaccin compartida. El sacerdote est con-
centro del tiempo, cuando el Hijo de Dios, cargado con el tento con la comunidad si sta colabora; la comunidad est
pecado del mundo, con mi pecado, herido por el rayo del contenta consigo misma por haber logrado una celebracin
juicio de Dios, desciende a la noche eterna? En este acon- tan hermosa y espiritual. La Iglesia contenta consigo misma,
tecimiento no hay todava una comunidad, hay todos esos la autosatisfaccin de la comunidad: eso es precisamente lo
tomos pecadores de los que yo formo parte. Y cmo puede que solemos reprochar al culto pietista y protestante liberal.
la comunidad posterior, cuya luz se enciende en el relm- Habra que recordar los anlisis maliciosos de Karl Barth
pago de aquella tiniebla apocalptica, cmo puede recordar juntando a Schleiermacher con el catolicismo como cuerpo
la hora de su nacimiento, ms aun celebrarla como aqu mstico que se rinde homenaje a s mismo, o las palabras
presente en la fe y en el sacramento, sin abismarse en pro- inquietantes de Arnold Gehlen, que inciden en lo mismo:
funda adoracin? Yo soy de los que opinan que Dios se ha hecho exagera-
Y dnde queda esta adoracin en nuestras novsimas damente hombre en muchos corazones y que hay una nueva
celebraciones litrgicas? La fantasa del clero, en la creencia secularizacin que, esta vez, no pasa por la mundanizacin
de que esa adoracin sea superflua o de que el pueblo fiel material, sino moral. La humanidad se convierte en sujeto y
no sea lo suficientemente adulto para rendirla, procura objeto de su propia glorificacin, pero de incognito, reves-
llenar de modo til y con mltiples variaciones hasta los tida de religin cristiana del amor La moral de los intelec-
ltimos rincones vacos del tiempo. El ruido ambiental no tuales, orientada a la circulacin mundial de la conciencia,
cesa; cuando no se rezan oraciones o se lee e interpreta la se produce en dos formas: primero, despus de la Ilustra-
sagrada Escritura, hay que cantar y responder. A veces se cin, como tica solidaria de carcter cismundano y progre-
recita y parafrasea en voz alta hasta el canon desde el plpito sista; segundo, como la referida celebracin neocristiana
y a fuerza de micrfono. No se olvide que casi nadie de los de la humanidad por y para s misma en nombre de Dios.1
presentes ha tenido tiempo ni ocasin durante la semana para
un recogimiento ms profundo; que en la celebracin domi- 1
A. Gehlen, Das Engagement der Intellektuellen gegenber dem Staat,
nical sus almas necesitan tambin elevarse personalmente en: Mekur 1964, 407.

38 39
Tendencia a la ecumene los evanglicos, que difieren ms por un minus que por un
plus, ese plus que nos achacan a nosotros, los catlicos,
La separacin de las Iglesias es el gran escndalo pblico de
como un excedente no identificado que se superpone al
la cristiandad y no tiene ningn gnero de disculpa, tam-
mensaje puro del Evangelio. Para los evanglicos, la difi-
poco en sus causas o en sus efectos, es decir, en la prdida
cultad est en entender que este plus catlico puede deve-
de credibilidad de la misin cristiana interior y exterior.
nir realmente transparente al Evangelio. Sera deber de los
Todo lo que ayude a reducir las distancias se mueve en el
sentido de la voluntad salvfica de Dios. Que simplemente catlicos, por tanto, lograr esta transparencia posible y
gane fuerza la idea de que algo ha de hacerse en este asunto, luego hacer la revisin correspondiente en su propio actuar.
de que a pesar de todo han de ser derretidas esas conge- Pero cmo? Cabe afirmar que todos los temas eclesiales,
laciones ya inveteradas y desesperantes: esto slo puede incluidas las afirmaciones dogmticas, son relativos, es
explicarse por un milagro del Espritu divino que, en su decir, van referidos al nico punto absoluto, la revelacin
libertad, siempre escucha las oraciones y lamentos de los de Dios en Cristo. El cuerpo es relativo a la cabeza; la euca-
cristianos de uno y otro lado. rista es relativa a la ltima cena y a la cruz; la Madre es
Hagamos todo lo que est en nuestra mano, sin atribuir- relativa al Hijo; el purgatorio es relativo al juicio de Cristo;
nos nada a nosotros mismos, sino todo a la omnipotencia con mayor razn, el ministerio eclesial es relativo al sacer-
del Espritu creador. Y ya que hemos empezado a esperar, docio de Cristo, y para sus titulares vale no menos que para
sigamos enarbolando la esperanza frente a todas las derro- los otros el dicho uno solo es vuestro maestro, y todos
tas y todos los evidentes imposibles. Slo el Espritu de vosotros sois hermanos. Y todo dogma es relativo a la ver-
Cristo puede derribar los muros de separacin, no nosotros dad revelada; el dogma trata de expresarla parafraseando y
con nuestra mejor voluntad, con toda nuestra inteligente compendiando el contenido de un modo vlido, pero no
diplomacia teolgica. Ser bueno, pues, si precisamente exhaustivo. Ante los hermanos en la Fe separados, esta
aqu miramos con crecida desconfianza las ocultas ambi- justa relatividad se demuestra del modo ms claro con la
gedades de nuestras empresas, y las sometemos continua- existencia, as como, por ejemplo, Juan XXIII vivi clara y
mente a la crtica de la palabra de Dios. La tarea no es fcil eficazmente ante el mundo entero la relatividad incluso
de cumplir: intentar todo lo que est en nuestro poder, del ministerio supremo de la Iglesia. Y todo concilio pone
todo lo que promueva el espritu de unin en Cristo, y evi- de manifiesto la justa relatividad de un dogma al situarlo
tar todo lo que sea forzar este espritu por la va puramente en nuevos contextos sin comprometerlo, al descubrir as-
humana, tcnica o mgica. pectos complementarios, al moderar as su aparente carc-
Sera tan sencillo decir: destaquemos lo que une y deje- ter absoluto y volver a sumergirlo en el ro ondulante del
mos de lado lo que separa. Esto podra tener sentido entre pensamiento y del lenguaje humanos acerca de la palabra

40 41
de Dios. Y en nuestro tiempo, de modo no menos impre- de los hermanos separados que pueden considerarse como
sionante, la doctrina mariana est siendo inscrita en el expresin legtima (aunque diferente) de la revelacin cris-
marco comprensivo de la doctrina de la Iglesia. tiana confesada en comn. En la doctrina de la justifica-
Pero justamente este ltimo ejemplo nos pone clara- cin, antao manzana de la discordia, se ha producido ya,
mente ante la alternativa. Qu significa aqu la relativi- en buena medida, la necesaria reflexin, aun cuando sea
zacin? Con qu espritu, con qu intencin, con qu necesario llevarla hasta el final. Segundo y lo mismo ha
pensamiento de fondo inexpresado es ejercitada? Se trata de suceder desde el otro lado, una reflexin tan funda-
de hacer palidecer imperceptiblemente, incluso de escamo- mental sobre las propias posiciones que, penetrando en la
tear, los dogmas marianos encendiendo otras luces ms in- propia profundidad, sea posible tocar en el fondo las posi-
tensas, como las estrellas palidecen y se apagan al salir el sol? ciones ajenas. Mas para ello se requiere un esfuerzo inte-
Hay que admitir con esto que nos hemos engaado, que lectual que, por cierto, no es cosa de todos, ante todo no
amn de las imprudencias y excesos prcticos de una devo- del laico, pero cuya lnea conceptual y resultados genera-
cin unilateral y poco esclarecida (algo que ninguna persona les deberan ser comprendidos por las personas de buena
razonable discute), hemos arriesgado demasiado yndonos voluntad, de modo que todos entiendan la convergencia
por las ramas tambin en el campo terico? ste sera el sin que puedan quejarse por compromisos engaosos ni arti-
referido mtodo de sustraccin o nivelacin. Es el mtodo ficios diplomticos.
que, cuando se da por bueno, inquieta los nimos a este Pero cunto presupone tal empresa que los dos inter-
lado y al otro: a este lado, porque los propios catlicos no locutores tienen a Dios delante y no a la espalda! Ms bien,
entienden cmo puede la Iglesia abandonar lo que ha defen- caminar hacia l como el siempre mayor y ms misterioso,
dido con uas y dientes durante siglos, durante milenios. que, en palabras de Agustn, al ser infinito, aun despus
Al otro, porque sabe demasiado a juego poco serio y diplo- de encontrado ha de ser buscado (ut inventus quaeratur
mtico, propio de un Vaticano metido en poltica: No sern immensus est). Quiz comiencen hoy los catlicos, bien
las buenas maneras algo puramente exterior, una trampa sacudidos en su sentimiento vital y su pensamiento reli-
que se cierra de golpe cuando alguien se aventura a entrar? gioso, a entender paulatinamente el sentido de estas pa-
No, segn un sentido ecumnico no se puede elegir esta labras. Quiz aprendan desde la realidad del dilogo
segunda va. Hay que recorrer la primera, mucho ms ecumnico que la revelacin de Dios nunca jams se deja
ambiciosa y espiritualmente ms exigente, hasta el final. encerrar en botellas y conservar en bodegas; que las res-
Pero esto requiere de los catlicos una doble labor teolgica. puestas que ellos extraen de tales almacenes no se ajustan
Primero, la recepcin autntica de todos aquellos aspectos en absoluto a las bien puntuales preguntas de hoy; que, a
de la teologa, la predicacin y las formas de espiritualidad pesar de la tradicin eclesial y del magisterio infalible, la

42 43
historia universal avanza inexorablemente, las horas gr- medio de contrastes. Por una parte, segn dicen sus parti-
bidas de destino slo pueden ser sostenidas por una plena darios, en el pasado no habra existido un mundo mundano,
decisin personal; que toda la tradicin debe refundirse sino simplemente un cosmos vivido en sentido plenamente
siempre difcil tarea! en el momento histrico, y ser religioso o, como algunos llegan a decir, divinizado. Pro-
entendida y configurada a la luz de l. Justamente enton- tegido por una ilusin religiosa de tipo primitivo, el hom-
ces estamos tambin seguros de la asistencia del Espritu bre habra sentido la divinidad prxima a l y presente en
santo, entonces l se nos hace perceptible, entonces vemos la naturaleza. Este velo de ensueo dicen se rasg
el sentido de lo que se llama propiamente tradicin y que brutalmente en el mundo moderno tcnico y mecanizado,
nunca adquiere forma sin el martyrion, sin la aventura a dominador de la naturaleza; el mundo queda desdivini-
vida o muerte de un testimonio total. zado y totalmente humanizado, y el cristiano recibe el
Pero qu es un cristiano tendra que estar en tales mandato de entrar sin miedo y sin reservas en este mundo
conversaciones ecumnicas ms enrgicamente ante noso- fro y desencantado.
tros, y no detrs, como lo ya sabido y consabido, sobre lo Acto seguido, la dureza de esta exigencia tambin es
que ya no hay nada ms que pensar. Es, como se ver, algo subrayada por el hecho de que, si bien es innegable que
que sigue siendo controvertido precisamente en medio de despus de la Revolucin Francesa y en la edad romntica
esas conversaciones, porque para el catlico justamente aqu hubo una cierta huida de la realidad por parte de los catli-
es importante no transigir, sustrayendo y abandonando su cos, hoy se la ha extendido hasta pasar a ser el paradigma de
plus, sino no descansar hasta haberlo reflexionado a fondo toda actitud cristiana en el pasado. Una interpretacin
en vista del ncleo del Evangelio. abiertamente injusta, ya que es innegable la apertura al
mundo, no slo en el movimiento apostlico de la primera
Iglesia sino tambin en la aventura tan problemtica, hoy
Tendencia al mundo mundano
tan duramente juzgada, de la cristianizacin del imperio
Slo aqu radica el punto culminante y central del movi- romano y de su poder universal, en la conversin de los br-
miento. Aqu debe producirse el cambio decisivo y salvador: baros, en la roturacin y cultivo de sus bosques y desiertos
superando una tendencia estril a la autoconservacin, por los monjes y las rdenes militares, en todo el contenido
abrindose y saliendo al mundo, la Iglesia debe despertar a terreno mundano del gran arte, la gran filosofa y literatura
su verdadera esencia, y con ello demostrar tambin lo que occidentales, en la moralizacin de las culturas y de los rei-
es realmente un cristiano. nos: reformadores y puristas han encontrado aqu por todas
Para poner de relieve esta concepcin en toda su agudeza, partes antes demasiado que demasiado poco en cuanto a
se le da toda clase de apoyos histricos y se la refuerza por impregnar y transformar el mundo se refiere.

44 45
Se habla tambin de los movimientos ascticos del pasado exterior, en el espritu de la plena humanidad valientemente
como si buscaran la huida del mundo, comenzando por la afirmada en el matrimonio cristiano, as como las exterio-
impresionante emigracin de la aristocracia espiritual al de- ridades de la antigua pobreza deben desembocar en una
sierto, a eremitorios y monasterios cenobitas, siguiendo con actitud de distancia y superioridad frente a cualquier pose-
los tratados medievales sobre el desprecio del mundo (de sin y, sobre todo, la eterna inmadurez del que se somete a
contemptu mundi), hasta las siempre nuevas oleadas de vida una obediencia exterior debe integrarse en la madurez del
de renuncia en los consejos evanglicos en la poca moderna. laico cristiano que est en medio del mundo con plena res-
Pero resulta y aqu se pone el acento que estas oleadas, ponsabilidad y sin temor de hacer su opcin de conciencia.
siguiendo un secreto instinto cristiano, se fueron entregan- Basta confirmar estas ideas con insinuaciones histricas
do ms y ms al mundo. De la huida del mundo puramente de una actitud de larvado maniquesmo en los cristianos
contemplativa de los primeros monjes salieron los benedic- antiguos y medievales, cuyas huellas aparecen demasiado
tinos agricultores; llegaron despus los predicadores del claras en los preceptos y prohibiciones de la Iglesia en los
Evangelio; y estos, con la Compaa de Jess, se despren- asuntos de moral conyugal; basta recordar el sometimiento
dieron de toda la estructura conventual y arraigaron pro- natural de una humanidad brbara todava infantil y
fundamente en el mundo. Y hoy, los institutos seculares difcil de educar a la autoridad de una Iglesia paternalista
recorren el camino hasta el fin y viven los consejos evang- y dominante, sometimiento superado gracias al proceso
licos dentro de su vida profesional, sin separacin alguna normal de maduracin histrica; basta aadir, finalmente,
del mundo. que en una poca tan especializada como la nuestra, las
Y si esos gneros de vida fueron realmente, por largo competencias pasan progresivamente a los especialistas, en
tiempo, la vanguardia de la existencia cristiana, entonces detrimento de las autoridades eclesiales, que se ven as con-
el impresionante itinerario de siglos desde el monasterio finadas a lo puramente espiritual Basta todo eso para
alejado del mundo hasta la existencia en el mundo es tam- tener una imagen de conjunto de la tendencia dominante.
bin una clara palabra e intervencin del Espritu santo. Y En ella, el centro de gravedad de la Iglesia se desplaza in-
no habr que vacilar en sacar las ltimas consecuencias de conteniblemente del estado religioso y sacerdotal al estado
esta marcha incontenible, precisamente cuando se intenta laico: el laico, como Iglesia orientada al mundo y enraizada
sintonizar con la dinmica del mundo moderno. Lo que en l, es el verdadero eje del reino de Dios en la tierra. El
durante tanto tiempo se sinti obligado a tomar al pie de la clero es tan slo una fuerza auxiliar, y la vida de los consejos
letra en los consejos evanglicos, tena por cieto y por evanglicos slo existe para recordar a los laicos en forma
suerte ante todo un sentido espiritual: es preciso que se simblica que ellos tampoco son simplemente mundo,
encarne a fondo, sin la distancia ltima de una virginidad que el reino de Dios tampoco ha llegado definitivamente,

46 47
sino que el futuro del Seor slo se transformar en pre- tivos y fascinantes. Pero la ambigedad reaparece de inme-
sente absoluto al final de los tiempos. La vida de renuncia diato si formulamos la siguiente pregunta a los orienta-
es, por tanto, mero signo, mientras que la cosa signifi- dos al mundo: qu es para vosotros, cristianos, lo
cada es la vida de los que se sirve y usan. Igualmente, el cristiano que pensis encarnar en el mundo? Cuando defi-
pastor ministerial slo existe para el rebao y ha de poner- nimos un concepto, no podemos emplearlo en la defini-
lo todo a su servicio. cin. Vosotros tenis ya a la espalda un concepto de lo
Si aadimos a esta visin del mundo la teora del evolu- cristiano (y del cristiano) con el que operis al planear vues-
cionismo biolgico y su traduccin ingenua a la historia tra accin en el mundo. Porque no iris a decir que la orien-
natural y sobrenatural de la humanidad, la tendencia tacin al mundo constituya como tal lo cristiano. Al ser
resulta incontenible: es hora de que la humanidad tome en vosotros mismos una parte del mundo, no necesitis vol-
su mano el desarrollo csmico y, con un planeamiento veros hacia l. Este gesto se podra atribuir, cuando ms, a
intelectual activo, gue la historia del mundo hacia su Dios, que no es mundo por esencia y se orienta a l por
cumplimiento y as, al mismo tiempo, prepare y acelere, gracia.
en lo que de ella dependa, el futuro del Seor. Para vosotros, en cambio, ser mundo es un hecho natural
Con este desplazamiento surge, de improviso y como de y, en consecuencia, un deber espiritual. O el espritu cris-
pasada, una respuesta a nuestra pregunta capital. Quin tiano que deseis aportar consiste en el modo gozoso y de
es cristiano? En ltima instancia, aquel que ms profunda- entrega responsable con que pensis colaborar en la edifi-
mente arraiga lo cristiano en la materia del mundo secular, cacin del mundo? Pero este espritu, por excelente que
aquel que lo encarna ms radicalmente. Pues, a qu sea, no sobrepasa sustancialmente lo que cabe exigir a cada
estn esperando todos los recursos de la gracia: la Biblia, uno de los miembros de la comunidad humana. O queris
los sacramentos, la predicacin, etc.? Slo a ser traducidos decir que el grado especial de vuestro empeo por el bien
a la vida y la accin, y esto ocurre en la realidad cristiana comn y de vuestra entrega a los semejantes constituye lo
ordinaria, es decir, en la vida comn y secular. Se cumplen distintivamente cristiano, pues qu podra ser esto para los
as la parbola de la levadura y los dichos sobre la sal de la dems hombres sino un paradigma de humanidad especial-
tierra y la luz del mundo. mente puro, luminoso y atractivo? Podrais aducir razones
Todo esto parece tan simple y evidente, tan liberador de peso en este sentido. Por ejemplo, que lo cristiano no
(de la presin del clericalismo y de la tutela mediante una consiste en prcticas externas y en ir a la Iglesia, sino en el
ascesis alejada del mundo), parece exigir todas nuestras cumplimiento de las intenciones bsicas de Cristo que l
fuerzas en un sentido tan reconfortante, que la ambigedad expresamente nos encareci por ejemplo, en el lavado de
de esta tendencia casi desaparece bajo tantos aspectos posi- los pies: debemos ser hermanos, servirnos y ayudarnos

48 49
mutuamente, como hizo l mismo, aun siendo Seor arma de los explotadores. La inexistencia de Dios no fue
nuestro. Y esto significa que no debemos distinguirnos del una conclusin lgica, sino una experiencia evidente []
resto de los mortales por ninguna singularidad, sino slo El atesmo revolucionario de la hora inicial del movimiento
por una respuesta ms rigurosa y consecuente que la de los obrero es un producto directo de la ausencia de Dios, es
dems a las exigencias de humanidad y solidaridad general. decir, de la ausencia de los cristianos.2 Qu es lo que falt?
Y si la tarea humana en este mundo por fin totalmente Una viva conciencia de fraternidad en lugar de una prctica
mundano consistiese en la construccin tcnico-intelec- religiosa farisea y ciega al mundo. Para qu esas sublimi-
tual de este mundo por el hombre, entonces lo cristiano dades trascendentes, ese anacrnico mirar de reojo al ms
sera anticiparse con el buen ejemplo, siempre a la cabeza all (preocupado por la propia salvacin), cuando las tareas
en esa tarea solidaria. En lugar de llegar siempre demasiado cristianas las tiene uno ante las narices, hoy exactamente
tarde, por mirar al cielo con nostalgia dejando pasar las igual que en tiempo del Manifiesto comunista? Cuntas exi-
oportunidades histricas una tras otra, lo cristiano es estar gencias de humanidad elemental quedan incumplidas porque
vigilantes para las exigencias religiosas del presente y ser los hombres alegan no tener tiempo para ellas! Aqu puede
modelos en esta tarea. adelantarse el cristiano, aqu puede encarnar su religin.
Habra sido necesario el comunismo, si los cristianos Por muy verdad que sea todo esto, hay que repetir la pre-
hubieran sabido ser lcidos y objetivos a su debido tiem- gunta fundamental: es que el cristianismo, por tanto, no es
po? No estaba clara en la Biblia del Antiguo y el Nuevo ms que un humanismo consecuente? Entonces tiene razn
Testamento la preocupacin humanitaria por los pobres y la seria y honrada teologa de la Ilustracin y del liberalismo:
los explotados? Y de no haber existido las funestas alian- Cristo es el maestro sublime de humanidad, su ejemplo y
zas entre los explotadores y la religin cristiana, habra modelo ms puro. A partir de este ejemplo sabemos lo que
sido necesario el atesmo moderno? Nos encontramos con es la verdadera solidaridad y abnegacin. Y si sabemos
que la existencia y el movimiento proletarios tuvieron esto, para qu todava la fe? No basta con llevar a la prc-
que presentarse casi necesariamente en sentido ateo por- tica los principios del Sermn de la Montaa, principios
que Dios no se les hizo visible durante los decenios cruciales elementales, pero que comprometen toda nuestra existen-
del comienzo. Despus de Cristo, Dios hubiera podido ha- cia sin contener en s nada de misterio? Para qu, adems,
crseles visible y evidente slo en los cristianos que siguen los misterios de la fe? Podemos interiorizar el amor al pr-
a Cristo. Pero el cristianismo, que ya no los llevaba en su jimo; para qu esas verdades de fe que hay que aceptar
seno como orden popular campesino y pequeo-burgus,
casi nunca se les present en la evidencia de ese seguimiento, 2
W. Dirks, Bittere Frucht, en Das schmutzige Geschft. Die Politik
sino, y de forma muy acentuada, como justificacin y como und die Verantwortung der Christen, 1964, 261.

50 51
sin ms, que siempre nos resultan ajenas? Si ser cristiano pero detrs hay un cortocircuito, una equiparacin de filo-
significa realizacin (prctica), y si slo podemos realizar lo sofa y teologa, y en esa equiparacin, a la larga, la teo-
que entendemos y por lo que somos capaces de comprome- loga lleva siempre las de perder.
ternos: para qu entonces todava lo inefable e incom- Esta dialctica permite conciliar tambin las posiciones
prensible que, como tal, es imposible de digerir y asimilar? ms contrapuestas, pero slo en apariencia y sin una ver-
La pregunta quin es cristiano? se plantea aqu con la dadera mediacin. As hoy se dice, al mismo tiempo y en el
mxima claridad. Si mi cristianismo ha de servir al mundo mismo tono enftico de conviccin, que el mundo est
secular, debo tener de l una imagen comprensible, visible desdivinizado y se ha vuelto puramente mundano y que el
en su totalidad. Pero esta imagen-gua debe adecuarse a la mundo debe concebirse como misterio eucarstico general,
razn y a la accin humana; de ese modo acto siempre a como cuerpo mstico de Cristo en crecimiento: una divini-
partir de un principio que entiendo y, como tal, queda a mi zacin del cosmos ms all de todo lo que un medievo que
espalda, aunque est siempre ante m como tarea por reali- pensaba conforme a los hechos previ en trminos de filo-
zar. Este es el a priori de la cuarta tendencia. Aunque esta sofa cristiana del mundo. En una creacin que, incluso en
tendencia sea correcta en su idea de realizacin prctica, su aspecto evolutivo, es considerada directamente como
descansa tambin en una larvada sustraccin: lo cristiano misterio teolgico-sacramental, todos los procesos munda-
es (tan slo y no ms que) lo verdaderamente humano. nos o seculares pasan directamente a lo espiritual, y esto a
Hay numerosas vas para ocultar un poco este a priori. pesar de su desdivinizacin previa, o sea, en la prctica, de
Una de ellas consiste en ver el mundo, apenas desdivini- su sometimiento al arbitrio total del hombre que piensa y
zado, ya otra vez en una perspectiva teolgica, y hablar proyecta tcnicamente. El mundo desdivinizado hasta el
entonces de teologa de las realidades terrestres. Este atesmo resulta ser, tambin, el mundo sacralizado hasta la
aspecto sera detectable, en el mejor de los casos, si primero divinizacin. Pero se trata, en el fondo, de meras frases con
hubiramos desarrollado su filosofa (en la lnea de las que los cristianos se engaan a s mismos en el mundo
Toms de Aquino, por ejemplo). Pero la filosofa est hoy actual, que marcha perfectamente sin ellos, y se echan tierra
devaluada en aras de la simple ciencia exacta de los hechos a los ojos. Si uno ha negado previamente las diferencias en
desnudos. Esta ciencia exacta, sin mediacin filosfica, es su fuero interno, es absurdo fingir que las mantiene y que
confrontada con la teologa. Y esto slo puede generar la el llamar espiritual a lo profano y profano a lo espiritual
apariencia de un dilogo; en realidad, una dialctica encierra algo profundamente cristiano.
patolgicamente degradada. Creacin como salvacin, Recuerde el lector por un instante la tradicin cristiana
creacin como misterio de salvacin son temas y ttulos que apareca al comienzo de esta seccin como potente tes-
preferidos de los libros modernos: parecen prometedores, tigo, y decida si quiere reprocharle una excesiva mundanidad

52 53
(divinizar el mundo), o una excesiva huida del mundo (des- lo filosfico? No tienen, como contrapeso, su lado saluda-
endiosar el mundo). Si esta decisin resulta imposible, qui- ble y su justificacin?
z sea porque el cristianismo ha visto y defendido siempre, Ibamos a descubrir slo nosotros quin es realmente
en conceptos y expresiones culturalmente cambiantes, cristiano? Nosotros, con nuestra cudruple tendencia, que
ambos aspectos de la realidad. Que la interpretacin cris- se ha evidenciado en todos sus carriles como un camino
tiana del ser tuvo siempre el destino del cosmos en su tota- nada claro y, por eso, ms bien peligroso? Porque cada vez,
lidad ante los ojos y en el corazn no puede negarlo nadie. si bien de diferentes maneras, se presupona que ya se saba
Precisamente a las imgenes del mundo ms fuertes y efi- aquello que, en verdad, slo era la cuestin a considerar.
caces no se las puede acusar de acosmismo. El cosmos sa- Pero si ya en lo filosfico nada parece peor que unos presu-
grado, es decir, el mundo que va madurando por la puestos no aclarados, esto rige tanto ms en lo cristiano.
creacin, la encarnacin, la reconciliacin y la redencin Por eso debemos decidirnos a dar la vuelta y ponernos de-
de Dios, pero tambin por las leyes intramundanas y hu- lante de lo que parece estar detrs de nosotros. Tener ante
manas, hacia la ltima plenitud de Cristo, es el ideal de un s la pregunta junto con el intento de respuesta es la justa
Orgenes y un Dionisio Areopagita, de un Boecio y un posicin, ya que la respuesta llega necesariamente desde
Juan Erigena, de los maestros de la escuela de Chartres y de donde nos es regalado nuestro ser cristiano: desde la Palabra
los grandes escolsticos Alberto, Buenaventura y Toms, viva de Dios.
el ideal de Nicols de Cusa y del pensamiento renacentista
cristiano desde Florencia a Oxford, tambin el ideal de la
mstica barroca de un Jakob Bhme y su escuela, hasta
Schelling y Baader. A todos ellos, con excepcin quiz de
Agustn, habra que reprocharles ms bien el haber intro-
ducido demasiado mundo en lo sagrado, demasiada filosofa
en la teologa. Precisamente es esto lo que nos vuelve des-
confiados cuando se acusa a los movimientos ascticos del
monaquismo o los movimientos mendicantes del Medioevo
de acosmismo o incluso de maniquesmo, cuyas ltimas
huellas segn dicen habra logrado borrar slo nuestro
glorioso presente. No ser que esos movimientos repre-
sentan algo as como el contrapeso a un cristianismo de-
masiado mundano, demasiado incrustado en lo poltico y

54 55
III

DIOS ANTE NOSOTROS,


O QUIN ES UN CRISTIANO?

56 57
Directamente al centro

M ucho se decide de antemano si se tiene presente una


sencilla ley del pensamiento: el mejor modo de cono-
cer algo es examinarlo en su estado ms puro.1 El que quiera
investigar la esencia del caballo o del asno en el mulo trope-
zar con dificultades. El que quiera estudiar la esencia del
cristiano en alguien que es incapaz de decidirse a serlo o no
serlo, que conoce de alguna manera las exigencias que eso
conlleva, mas no tiene el valor de asumirlas, que sabe per-
fectamente o sospecha que no realiza esa figura con la sufi-
ciente limpieza, para que le resulte convincente a s mismo y
a los dems: l est realizando su investigacin en un objeto
inadecuado. Esto es vlido en el caso del cristiano con mayor
claridad an que en el caso de otros objetos, porque, en la
palabra de Cristo, el cristiano es definido siempre de nuevo
por una decisin fundamental. Cristo invita a los hombres
a tomar esta decisin, que no es concebida como mera puerta
de entrada al ser cristiano (que estara detrs), sino que co-
incide con el ser cristiano de un modo inicial, pero esencial.
Si examinamos las escalas de las posibles actitudes cristia-
nas, desde el compromiso ms bajo, al que apenas cabe otor-
gar ya una participacin en el ser cristiano, hasta la forma
ms alta y libre de toda componenda, est claro que la idea
1
Et ideo, cum verum dicatur per prius et posterius de pluribus,
oportet quod de illo per prius dicatur in quo primo invenitur com-
pleta ratio veritatis, (Por tanto, como lo verdadero se dice de muchas
cosas prioritaria y posteriormente [u originaria y derivadamente],
es necesario que se diga con prioridad de aquello en lo que se en-
cuentra realizada la plena razn de verdad), Toms de Aquino, De
Veritate, 1, 2.

58 59
cristiana, con su fuerza iluminadora y su evidencia, irra- Convena sentar esta premisa metodolgica antes de
dia ms a medida que la forma cristiana impregna ms pro- abordar los problemas de las determinaciones de contenido.
fundamente una vida. Un santo autntico (los hay tambin
falsos) no ofrece dudas. Har exclamar a veces: Si todos
Cmo se une lo incompatible?
fueran como usted. Sealemos aqu que es justamente
el santo, aquel que intenta tomar en serio su ser cristia- El cristiano toma su nombre de Cristo. Su esencia depende
no, el que mejor y ms profundamente sabe hasta qu punto en absoluto de la esencia de Cristo. Esto es claro. Pero asoma
es pecador. Otros toman a la ligera la distancia entre s y el amenazadora la pregunta: qu afinidad esencial, qu tipo
ideal, o se resignan ante lo que los separa de la plena iden- de comunin puede haber entre Cristo y los cristianos?
tificacin. Otros se forman una conciencia propia. Pero Una primera verdad, insoslayable para todo el que cree
aqul intenta verse a la pura luz de la gracia y de las exigencias realmente en la esencia y la obra de Cristo, dice: Cristo es
del amor de Dios; entonces, en lo que a l mismo se refiere, el Unignito del Padre, el nico mediador entre Dios y el
es definitivamente humillado y despojado de toda ilusin. hombre, el nico salvador que padeci en la cruz por todos,
Quin es cristiano? Para aproximarnos a una respuesta, la primicia de los que resucitan de la muerte, el que posee
no debemos mirar al lmite extremo o inferior, (el que est el primado en todo (cf. Col 1,19). Lo que l es, lo que hace,
bautizado, el que cumple con su deber de Pascua), sino lo que se realiza por su intermedio est all en la ms plena
ir directamente al ncleo central. El minimalista presenta soledad de su dignidad humano-divina. l nos redimi acti-
una figura sumamente complicada, por indefinible y opaca, vamente, nosotros somos los redimidos por l pasivamente;
de la que no cabe esperar ninguna respuesta clara. Por el todo lo que nosotros hacemos activamente, en respuesta,
contrario, el maximalista si el trmino fuera apropiado, descansa siempre en esta pasividad primigenia, reconocida
pero no lo es ofrece la figura simple y difana, tan simple en la fe y anunciada en el testimonio. El testimonio es lo
que l es el verdadero minimalista, porque en l todo lo que da la forma unitaria a todo nuestro ser y obrar cristiano.
complicado se ha integrado. Segn Pablo, las innumera- Se trata de un principio tan claro que el protestantismo
bles prohibiciones de la moral se establecieron para los mini- ortodoxo se detiene aqu. Porque todo lo que pueda aadirse
malistas, con el resultado de que los rboles casi impiden parece oscurecerlo.
ver el bosque; para el maximalista, es decir, para aquel que Frente a esto, ser bueno tener bien presentes los relatos
busca a Cristo, todos esos cdigos negativos se reducen a evanglicos. Podra parecer, a primera vista, como si en
un precepto elemental; quien lo cumpla, habr cumplido ellos apareciera ante el pueblo un hombre dotado de caris-
todos los otros preceptos como por aadidura; y Cristo dice ma proftico que anuncia el reino de Dios y reclama con
que este mandamiento no es pesado. milagros la reverencia frente a su misin divina y, al fin y

60 61
al cabo, la fe en su Persona; un hombre que elige un pe- en el Huerto de los Olivos; es clavado en la cruz con dos
queo grupo de seguidores para que escuchen y registren delincuentes, uno a su izquierda y otro a su derecha; al re-
sus palabras y acciones y, una vez muerto y resucitado, pue- sucitar, tampoco est solo; el viernes santo se abren los se-
dan dar testimonio de l desde Jerusaln a Samara y hasta pulcros, y el domingo de Pascua muchos cuerpos de santos
los confines del mundo (Hch 1,8). Este primer estrato del que haban muerto resucitaron; despus de su resurreccin
ser cristiano existe sin duda y se mantiene hasta el final; la salieron de las tumbas, entraron en la ciudad santa y se apa-
misin testimonial cierra los evangelios de Mateo y Lucas y recieron a muchos (Mt 27,51-53). Y al caminar, ya resuci-
abre el libro de los Hechos que, junto con las cartas, contie- tado, en conversacin con los discpulos de Emas,
ne el relato de ese testimonio. manifiesta su hbito de ser con hasta el final.
Pero las cosas no terminan aqu. Cristo no habla y acta Pero la fase de ser con evoluciona, sin desaparecer,
slo ante los hombres, sino que trata con ellos y los invita a hacia una tercera fase de intimidad ltima: el ser en, que
ir con l. Esto ocurre en una forma especialmente visible en Cristo realiza en el misterio del pan y el vino que tanto
la eleccin de los apstoles: Llam a los que quiso; y vinie- dese y haba anunciado en muchos signos y promesas, en
ron donde l; instituy a doce para que fueran sus compa- conexin con su muerte redentora. Tambin esto lo anti-
eros (Mc 3,13-14). En otras escenas de vocacin figura el cipa con disposicin soberana, y en la hora de la despedida
dicho: sequere me, que puede traducirse como ven detrs se da a los suyos, se interioriza en ellos, como una vida per-
de mi, a condicin de no tomar el detrs en el sentido de durable, presente en todo tiempo. Su oracin final al Padre
un ir renqueando detrs, sino en el sentido de una relacin sella solemne y claramente este cumplido ser en; todos
maestro-discpulo: por su seguimiento el discpulo es ad- son uno en l y l en ellos, como l es uno con el Padre. Y
mitido en el mundo interior del maestro y es introducido en este ser uno gracias al ser en pone toda su esperanza:
espiritualmente en l. Ante un examen atento, el ser con ser el signo en el que el mundo reconozca su misin divina.
resulta tanto ms la forma predominante de la vida terrena Los discpulos que perseveran en su misin testimonial
de Cristo. Jess inicia su vida en el seno de la Madre, que cobran fuerza por la conciencia de su ser en el Seor y de
manifest su consentimiento a la palabra de Dios; pasa la Su ser en ellos: Cristo vive en m.
juventud en el seno de la familia, a la que abandona por Estas ideas nos son tan habituales que apenas advertimos
unos das para permanecer entre los maestros, escuchando ya la paradoja: en cuanto los discpulos dan testimonio de
y preguntando. Su vida pblica comienza con la formacin la presencia singular que Cristo ha sido ante ellos, l sigue
de una comunidad de discpulos; l se transfigura en pre- siendo hasta el final aun estando con ellos, aun estando
sencia de tres de ellos, acompaado de Moiss y Elas; de- en ellos este nico. S, hay que ir ms lejos y decir que
lante de los mismos tres discpulos sufre angustia mortal cuanto ms estuvo con ellos, tanto ms se les abrieron los

62 63
ojos para esa singularidad; cuanto ms permanece en ellos, cro vaco. Y la celebracin eucarstica de la comunidad
y ellos viven de l y participan de su vida, tanto menos se podra concebirse asimismo como una entraable fiesta
confunden con l, tanto ms se eleva sobre ellos como el conmemorativa de la redencin, al modo como los israeli-
Kyrios, el Seor. Con la cercana crece el sentido de la dis- tas festejaban anualmente el triunfo de Judit sobre el ejr-
tancia, con el conocimiento de su descenso inconcebible cito enemigo, y figura entre los das sagrados desde aquel
aumenta la comprensin de que justamente ah reside y tiempo hasta hoy ( Jud 16,31, Vulg.). Pero es evidente que
aparece toda su altura inimaginable. Cuanto ms somete no basta tal idea de la celebracin comunitaria: no slo
su poder a la impotencia de la pasin, tanto ms queda porque los cristianos en esa celebracin han de experimen-
patente que slo l tiene el poder de dar la vida por las tar la palabra de Dios como realidad presente y que le viene
ovejas y recuperarla (Jn 10,16.18), slo l, por tanto, al encuentro con potencia (en el Espritu Santo), sino tam-
puede padecer y morir vicariamente por todos los otros y bin porque el Seor conmemorado en la consagracin
resucitar de la muerte. Y el discpulo que, desde la intimi- y en la comunin est presente en su realidad corpreo-
dad con Jess, comprende esto se ve remitido, como impe- espiritual: ante ellos, con ellos y en ellos.
lido a dar testimonio. El Evangelio ensea que esto es as, y el cristiano lo cree.
El cristianismo actual, cansado de una prctica pura- Pero l tambin aspira a comprender lo que cree: cmo es
mente externa, ha centrado su amor y atencin en el Cristo posible que la realidad nica e incomparable de Cristo no
que da testimonio. Tmoignage es la palabra que ms slo sea ante nosotros, sino con y en nosotros?, que noso-
suena en Francia, a veces casi hasta la saciedad. La vida de tros podamos autnticamente realizarla junto con l, sin
los sacerdotes obreros fue tmoignage, la de los Herma- que deje de ser la accin y el ser del nico? Notemos que
nitos y Hermanitas de Jess es tmoignage, la de los aqu no estamos ante vanas sutilezas, sino ante el punto
nuevos institutos seculares se entiende en esta lnea, y en central que es preciso poner en claro para obtener una res-
general toda existencia cristiana autntica en la Iglesia y puesta a la pregunta que figura como ttulo del presente
en el mundo. Por importante que sea este avance respecto escrito. Por otra parte, es aqu, y en ningn otro punto,
a una religiosidad aburguesada, farisaica y tibia, y aunque donde radican los contenidos decisivos del dilogo ecum-
la nocin de testimonio pueda abarcar el ser con y el nico con el protestantismo.
ser en (dentro del concepto pleno de martyrion), ese testi-
monio, tomado aisladamente, podra entenderse tambin
El punto nodal
en lnea minimalista, como certificacin de un aconteci-
miento histrico. En este sentido, como caso lmite, incluso Recordemos de nuevo el itinerario de la vida de Jess de
un no creyente podra atestiguar la crucifixin y el sepul- modo formal. La juventud puede ser considerada como la

64 65
larga preparacin, la iniciacin progresiva hasta alcanzar asumida libremente del eterno amor trinitario entre
la madurez para su misin en el mundo; el bautismo, como Padre e Hijo en el Espritu Santo. Es la soberana decisin de
la infusin del Espritu y el otorgamiento de la misin; la amor de no aferrarse ansiosamente a la propia forma divina
estancia en el desierto y las tentaciones diablicas, como la (como dice Pablo), de perderla en la pequeez de la forma
ltima acreditacin y fortalecimiento existencial. Ahora, humana, en el anonimato de una vida singular sin aparien-
el que as ha sido preparado desde tan lejos se encamina cias, finalmente en una obediencia divina hasta la muerte,
hacia su vida activa llamando a algunas personas para que hasta la ms ignominiosa muerte de cruz. Obediencia por
le sigan, no como observadores sino como acompaantes libre amor que va hasta las ltimas consecuencias, sta es
que participen en el compromiso incondicional de su exactamente la forma de vida del Dios hecho hombre. Y
existencia. Ellos aceptaron la invitacin y se arriesgaron en esta idea central se abre tambin al hombre corriente
con Cristo, como confirma l mismo cuando les dice en la el acceso para participar en la vida, accin y pasin del
ltima cena: Vosotros habis perseverado conmigo en mis Dios-hombre.
pruebas (Lc 22,28). Lo hicieron libremente, hubieran La libre obediencia de amor es el punto donde coinciden
tenido ocasin de abandonarlo (tambin vosotros que- los incomparables hasta llegar a la identidad. Por parte
ris marcharos?). del hombre, esta obediencia de amor lleva el nombre espe-
Puede parecer que esta fidelidad total de los discpulos cfico de fe. La fe como acto del hombre es un intento
es una virtud puramente humana: algo parecido a la fideli- incoativo de responder entregndose (creo, Seor, ayuda
dad entre el caudillo y su squito. Pero dado que Jess es mi incredulidad), que el Seor acoge por gracia en su pro-
ms, hace ms y exige ms que el hombre, la fidelidad de pio obedecer, en la fuerza de su propio ejemplo ideal, ms
sus discpulos es tambin ms que una mera adhesin aun, ya desde el primer intento es despertado, estimulado,
humana: es fe. Sin embargo, ambas cosas nunca se daran portado y llevado a feliz trmino (gratia praeveniens y
conjuntamente si Jess no hubiera realizado su obra sobe- gratia consequens). Es algo anlogo a lo que ocurre en la
rana en una forma humana y, por eso, radicalmente abierta esfera puramente humana: la confianza, la entrega, el s
y accesible al hombre: en la forma de la obediencia absolu- definitivo de una joven puede ser despertado y llevado a su
ta a Dios. No hace su propia voluntad, sino la del Padre. Lo pleno cumplimiento por la fuerza amorosa de un joven.
repite entre lgrimas y sudor de sangre en el Huerto de los Ahora bien, la entrega humana, aunque parezca ilimitada,
Olivos sometiendo su voluntad humana, ms all de los siempre mantendr, quiz, en algn lugar, limites incons-
lmites de su querer y poder, a la voluntad del Padre. Esta cientes; por ejemplo, si la persona a la que uno se entrega
obediencia que desborda la finitud de toda facultad humana degenera totalmente en la infidelidad, el desamor y la depra-
hasta alcanzar la infinitud de Dios es la forma de esclavo vacin, y la alianza con ella no es ya soportable. Por el con-

66 67
trario, la fe en Cristo confirma su verdad justamente en dece a s mismo sino a un Otro, pero a partir de un amor
que su donacin abre y supera (siempre) todo lmite: por- eterno que es el fundamento de posibilidad de una tal
que cualquier infidelidad por parte de Cristo queda exclui- obediencia y, a la vez, la unidad entre el que manda y el
da, incluso cuando su fidelidad en la noche de la cruz del que obedece. Porque si el Hijo fuese obediente al Padre en
abandono total para nosotros se hiciese invisible, y porque virtud de una subordinacin natural, su obediencia sera
la fidelidad de Dios es por esencia infinita y sin arrepenti- slo el cumplimiento de su deber y en ella no se manifesta-
miento, por eso puede ser igualmente incondicional e ili- ra el amor absolutamente libre de Dios. Pero si obedece sin
mitado ese acto de donacin amorosa y obediente que es porqu, gratuitamente, es decir, por puro amor, entonces
respuesta y entrega a la fuerza de la gracia de Dios que lo en el Donado aparece el amor gratuito del Donante a noso-
hace posible. Es el acto que en su plenitud se llama fe- tros pecadores, un amor tan abismal que Pablo no duda en
amor-esperanza: fe amorosa que todo lo espera, o amor es- calificar de loco. Y si despus de realizada la seal de amor
peranzado que todo lo cree, o esperanza creyente que ama que Dios inscribe en la historia humana, si despus de la
todo lo que Dios quiere. Es el acto que fundamenta sus- vida, muerte y resurreccin del Sacrificado, el Espritu
tancialmente al ser cristiano, de modo que inesperadamen- comn al Padre y al Hijo es enviado a la Iglesia y al mundo
te hemos encontrado respuesta a nuestra pregunta quin como testimonio permanente, entonces este Espritu no
es cristiano?. Cristiano es la persona que vive de la fe ser otra cosa ni atestiguar otra cosa que el amor gratuito
(Rm 1,17), es decir, que ha apostado toda su existencia a la y loco y, por eso, eternamente indisponible e inservible
nica posibilidad que le ha abierto Jesucristo, el Hijo de para todas las listas maquinaciones de los humanos.
Dios, obediente por todos nosotros hasta la cruz: partici- Porque lo que en la existencia del Hijo se manifiesta de
par en el s obediente a Dios, en el s redentor del mundo. la esencia de este amor es la renuncia a disponer de s. Es
Por parte de Cristo, el acto de obediencia amorosa fun- esta renuncia lo que confiere al cumplimiento de su misin
damenta su existencia, porque el Hijo de Dios no entra en su inaudita fuerza. El Hijo rehsa cualquier pre-visin,
la existencia siendo arrojado, sino siendo enviado. Ya deja cualquier pro-videncia en manos del Padre que enva
solo el hecho de que l exista, y que exista en tal modo, y conduce; esto le exime de todo compromiso de clculo,
significa una manifestacin del amor de Dios Padre para de dosificacin, de diplomacia, y le da el empuje infinito
nosotros, que dona hasta el fin a su Hijo por nosotros, que no se detiene ante los muros de la contradiccin, el
pecadores. En el hasta el fin radica el sacrificio, y en ste, dolor, el fracaso y la muerte, porque el Padre le gua, y le
la conformidad de la vctima, la obediencia. As en la exis- acoge en el instante final de la noche. Con el acto de obe-
tencia del Hijo obediente brilla tambin con toda claridad diencia total, el Hijo alcanza la libertad total; todo el espa-
el misterio de la Trinidad divina, porque el Hijo no se obe- cio ilimitado de Dios y de la muerte, de la noche eterna y de

68 69
la vida eterna est abierto a su accin. l est, desde el prin- acciones que slo T puedes realizar y mediante las cuales
cipio, ms all de la preocupacin (por el da de maana, te hiciste un nombre entre nosotros: eso debe ser santi-
qu comeris, con qu os vestiris, Mt 6,25), con el sosiego ficado, debe imponerse y ser reconocido como santo,
de aquel que puede abandonarlo todo, de una vez para como divino. Que tu realidad divina tome el poder en
siempre, en las manos del Padre providente. nosotros, se imponga en nosotros contra todas nuestras
Vemos cmo la dogmtica en sus dos pilares bsicos, resistencias, se procure la preponderancia frente a todos
Encarnacin y Trinidad, es tambin la esencia de la doctrina nuestros pesados contrapesos.
de la vida cristiana: dogma y existencia estn o caen jun- Oramos: Venga a nosotros tu Reino. El reino de Dios
tos. Pues Jesucristo no es slo Hijo eterno del Padre que es l mismo, reconocido como nico Seor. l, como es y
nos revela y trae en su vida y pasin la gracia del Padre, no como nos gusta representarlo. Cuando nuestras repre-
es tambin verdadero hombre, que como tal da principio sentaciones dominan el campo, sigue siendo nuestro reino.
a la vida cristiana primero y originariamente. l crea l con su propio poder y no nosotros con el nuestro, que
el espacio de la fe y lo pone a nuestra disposicin, des- utilizamos, supuestamente por mandato de Dios, para
pus de realizar l mismo de modo arquetpico el acto de imponer su poder a nuestro modo. Nada puede ensombre-
fe. En efecto, aunque Dios puede brillar y ser conocido cer ms el poder de Dios, impedir ms la llegada de su reino,
fragmentariamente de mil maneras en el mbito de sus cria- que imponer primero nuestro poder con el fin de hacer
turas, slo hay en este mbito un nico modo para que llegar Su reino.
pueda manifestarse en su esencia (siempre velada por el Oramos: Hgase tu voluntad en la tierra como en el
misterio): el s incondicional de la criatura espiritual que cielo. Como en el cielo, tu morada, as en la tierra, nuestra
se declara dispuesta a ir tan lejos como Dios quiera, a ser morada. Si tu voluntad llena el cielo, el lugar donde es-
utilizada y consumida tanto como Dios lo vea necesario, ts, donde tu nombre es santificado y tu Reino lleg, cm-
a dejar libre por su propio inclinarse tanto espacio como plase tambin tu voluntad en la tierra que nosotros somos
Dios quiera exigir. y administramos, donde tu nombre apenas es notorio y tu
Que esto se cumpla es lo que pedimos a diario segn Reino apenas perceptible. Nuestra tierra posee sus propias
las instrucciones de Cristo. Oramos: Santificado sea tu leyes que T le impusiste y cuyo desarrollo nos has confia-
nombre, pero no comprendemos bien el sentido de las do. Haz que en estas leyes, que son terrenas y no celestia-
palabras. Tu nombre, es decir, aquello que nos permite les, creaturales y no divinas, sea conocida y asimilada tu
conocerte de modo decisivo en el mundo, aquello que nos voluntad celestial, y esto por medio de nuestra colabora-
manifiesta tu realidad incomparable como nico Dios cin, que no debe proceder con arreglo al espritu y al sen-
verdadero, omnipotente, vivo entre nosotros, aquellas tido de la tierra, sino del cielo.

70 71
As oramos, y si no queremos perdernos en vana pala- Esta respuesta libre a Dios alcanza su plenitud en el s de
brera, peor an que los paganos, reconoceremos en esas Mara, hija de Sin, al cumplimiento gratuito de la alianza
peticiones, con modestia creatural, la clara diferencia que en la encarnacin de Dios. Este s es el coronamiento del
existe entre el cielo y la tierra, y acogeremos con esperanza acontecimiento del Sina y el arquetipo de toda existencia
cristiana la firme promesa de que la voluntad de Dios, si le cristiana en la futura Iglesia. Es cumplimiento de las tres
damos espacio, puede imponerse no slo en el cielo sino primeras peticiones del Padrenuestro, que Dios escucha
tambin en la tierra, entre nosotros. prdigamente gracias a esta forma egregia de respuesta libre.
El carcter incondicional y, consiguientemente, irrevoca-
ble de este s de Mara allana el camino para la entrega de
La alianza y el s
Dios al mundo, definitiva, sin reservas, totalmente ex-
De lo anterior se desprende lo precario que resulta aplicar la puesta, por encima de la cual ya no cabe esperar de Dios
categora de alianza a esa relacin. No se trata de que Dios nada ms definitivo. La debilidad del s veterotestamenta-
y hombre lleguen a un acuerdo donde cada uno pone sus rio oblig a Dios a rodear la alianza con clusulas y amena-
condiciones y concuerdan en un trmino medio. No hay en zas. l no ser infiel, pero s Israel, y ste tendr que expiar
esta alianza, como en otras, dos socios del mismo nivel; lejos tan terriblemente su infidelidad al eternamente fiel justa-
de ello, el llamar al hombre prtner de Dios es teolgica- mente porque Dios no puede retractarse de su alianza. De
mente una falta de delicadeza (imaginemos: Mara, prtner este modo, en el s definitivo que Dios pronunci enton-
del Espritu Santo!). No, lo que aqu aparece como alianza ces haba un no entre parntesis. Pero el Hijo de Dios,
depende absolutamente de una eleccin unilateral de Dios. Cristo Jess, a quien os predicamos, no fue s y no; en l
Esta eleccin (patente en Abraham) tiene como conse- no hubo ms que s; todas las promesas hechas por Dios
cuencia una promesa y un ser reclamado, lo cual para el han tenido su s en l (2 Co 1,19-20). Este s visible que
hombre supone que se le concede el honor de dejar que la Dios ofrece al mundo con Cristo y su muerte redentora se
gracia de Dios sea verdadera para l, de afirmarla y creer en funde en el s irrevocable, apenas audible para el mundo,
ella, de apostar la propia existencia a esta verdad de la gracia. de la esclava del Seor; y este s es fundamento y esencia
En el Sina, la eleccin personal pasa a ser una eleccin colec- de la Iglesia del Nuevo Testamento. El que pronuncia viva-
tiva, a la cual el pueblo es llamado a dar su s. Este permiso a mente este s es un miembro vivo del pueblo de Dios, y
dejar ser verdadero y reconocer como verdadero en libertad cuanto ms plenamente pueda decirlo, ms eclesial l ser.
su ser elegido y el habitar de Dios en medio del pueblo des- El s del pueblo de Dios que resuena en Sin-Mara-
cansa exclusivamente en la accin de gracia de la libre elec- Iglesia no depende en su totalidad slo de la promesa
cin: de nuevo se muestra la unidad de libertad y obediencia. gratuita de Dios, sino del cumplimiento gratuito en Jesu-

72 73
cristo, Dios y hombre. Jesucristo es la unidad indisoluble la faja del apstol, atndose con ella manos y pies y dicien-
del s de Dios al hombre y del s del hombre a Dios. As do: Esto dice el Espritu Santo: al dueo de esta faja lo
l es la nueva y eterna alianza subsistente. Lo es para reve- atarn as los judos en Jerusaln y lo entregarn a los paga-
lar a Dios y dejarse gastar y consumir en este ministerio nos (Hch 21,10-11). La decisiva dilatacin de la voluntad
hasta el final: sacerdote y vctima al mismo tiempo. Y esto, humana, preocupada de su propia conservacin, a la am-
poniendo su humanidad a disposicin de su divinidad, en plitud de la voluntad divina despreocupada e imprevisi-
total obediencia. ble nunca sucede por accin humana, sino por pasin
El s absoluto, es decir, sin ninguna condicin limitadora impuesta. Mientras acta el hombre, no consta an ex-
(consciente o inconsciente), de Cristo y de su Madre- perimentalmente que obedezca a Dios: la obediencia de la
Esposa-Mara-Iglesia es el criterio con que se mide el ser pasin lo deja claro. Nada puede sustituir a esta ex-per-
cristiano del cristiano. Es la forma cristiana en la que puede iencia que sufre en carne propia, a esta in-cursin real en
entrar el que quiera poner su existencia bajo esta forma. la anchura y profundidad de Dios. De Cristo mismo se dice
Una forma incondicional, que no tolera condiciones, que que sufriendo aprendi a obedecer (Hb 5,9). Por tanto,
lo exige todo, que sobre-exige al pecador (propenso siem- entre el saber y el aprender hay en el hombre una diferen-
pre a establecer clusulas); un molde, adems, que hace cia esencial, precisamente en lo que se refiere a la fe. Por
sentir al que da su consentimiento (por la fe), suave pero eso la idea de prueba (a la que Dios somete al hombre)
inexorablemente, a veces brutalmente o no es la cruz forma parte del patrimonio bblico. En cierto modo, Dios
brutal?, las consecuencias insospechadas de su s. Por- mismo slo est seguro de un hombre si lo ha acrisolado
que el cristiano no dio el s a su propio y particular plan, en la prueba, como el oro en el fuego. Teneos por muy
sino al plan del Dios siempre mayor, que en todos los casos dichosos, hermanos mos, cuando os veis asediados por
se presenta con un aspecto diverso al que el hombre se haba toda clase de pruebas (St 1,2).
imaginado. En esta experiencia de lo otro se decide si su
s fue pronunciado a Dios o a s mismo, si fue obediencia de
Esto lleva ms lejos de lo que piensas
fe o especulacin personal, si viene el reino de Dios o el
reino del hombre. Hemos visto que el cristianismo hace una propuesta in-
Por tanto, el verdadero juicio de Dios, que separa a ove- slita frente al anhelo general de todas las religiones, que es
jas y cabritos, que distingue la fe y la falta de fe, es la cruz. la unin con Dios. Ya que las religiones, en caso de que no
Jess promete a Pedro la cruz con estas palabras: Otro te queden fijadas al mero ritualismo, deben elegir: o eliminan
ceir y te llevar adonde t no quieres ( Jn 21,18). El pro- la diferencia entre Dios y el mundo o disuelven al hombre
feta Agabo le anuncia a Pablo su prxima pasin tomando en Dios (a travs de la muerte, del xtasis, del nirvana,

74 75
etc.). El cristianismo pregunta cmo es posible la identidad nunca el criterio ltimo de la conducta moral, ah donde Dios
entre Dios y el hombre si ambos son y sern siempre esen- ha manifestado su libre voluntad de amor. En cuanto es
cialmente diferentes. Y la respuesta que da es: tal identi- orientado al Absoluto, ese deseo puede valer ampliamente
dad es posible porque Dios da a su amor la forma de como un criterio de lo que en el mbito de la realidad finita
obediencia y el hombre da a su obediencia el sentido del es preciso abandonar o (vencindose a uno mismo) buscar,
amor. Esto ocurre si el hombre consiente en ser conducido pero slo llegar hasta donde alcanza el horizonte de la
por Dios (al que ama porque l le am) ms all de todo lo comprensin humana. Si alguien quisiera marcarse un
que l pueda planear, dominar con su mirada, desear y ideal moral elevado y arduo en extremo, tendr que ser un
aguantar por sus propias fuerzas. Este ir ms all de todo lo ideal que l mismo pueda esbozar, del que pueda responder
propio conduce al mbito de la libertad divina. Trascen- y que reconozca, por tanto, como correcto. Querer traspa-
dencia no es esencialmente eros que es tan slo el deseo sar este horizonte por cuenta propia no es posible ni res-
de ascender, sino obediencia de fe por la fuerza del Dios ponsablemente sostenible para el hombre; no es posible,
que dispone. Como Pedro camina sobre las aguas en vir- porque la voluntad creada, siendo libre, toca lo absoluto
tud de la obediencia. Como Lzaro se levanta siendo un de otro modo no sera libre y, por eso, tiene en s la res-
cadver atado con vendas y echa a andar en virtud de la ponsabilidad de esta dimensin absoluta; pero le es esen-
obediencia. cialmente imposible abarcar, comprender por adelantado
La palabra que nos llama a salir de la esfera de nuestros lo absoluto como el amor que se le ofrece libremente: qu
proyectos y querer finito es necesariamente spera. Tiene es lo absoluto como amor slo puede decrselo el Dios del
que romper la dura corteza de nuestra finitud, de nuestro amor, ms all de todos los criterios del anhelo creatural.
atrincheramiento pecador. Por eso, todas las palabras del Esta es la razn de que el primer amor decisivo de la cria-
Seor en el Evangelio suenan tan aceradas. La humanidad tura se llame obediencia, y no un saber-ya-de-antemano
se romper los dientes con ellas hasta el fin del mundo. Y (con Dios en la espalda) lo que es el amor y lo que son sus
en el ncleo de su dureza ellas ocultan una infinita dulzura. consecuencias. Por cierto, consiste en cuidar desinteresa-
Su inexorabilidad, que sustancialmente es semejante a la damente a pobres y necesitados; y sin embargo, pobres
del Antiguo Testamento, no hace sino subrayar lo real, tendris siempre con vosotros, pero a m no me tendris
libre, soberano del Dios vivo, cuya santa voluntad es infi- siempre (Mt 26,11). Antes que todos los programas huma-
nitamente superior a toda aspiracin, deseo y comprensin nos, por razonables que puedan ser, est el hecho no dedu-
humana y, en la medida en que el hombre es pecador, tam- cible de que el amor eterno mismo se hace presente: y
bin permanece contraria a stos. El deseo humano (vo- mientras todos los programas terrenos dividen para repartir
luntas ut natura, eros, desiderium) no puede ser Por qu no se ha vendido este perfume por trescientos

76 77
denarios para distribuirlos entre los pobres? ( Jn 12,5), siquiera el martyrion (de una vida virginal o del testigo de
todo prodigarse ha de ir de antemano y sin calcular al Dios, por ejemplo): todo eso de nada me sirve (1 Co 13,1-3).
amor eterno: Dejadla. Por qu la molestis? Ha hecho una Todos los sobre-esfuerzos de super-hombre en idear bue-
obra buena en m Ha hecho lo que ha podido. De antemano nos y ptimos propsitos son puro espasmo y distorsin:
ha ungido mi cuerpo para la sepultura (Mc 14,6-8). lo que Dios exige es el don de s del corazn en un amor
El s incondicional de Mara de Betania es la obra aca- creyente.
bada, el poder agotado del ser humano: pero esto es algo Sin embargo, el ser humano no puede pronunciar en
infinitamente ms profundo, ms productivo, ms fecundo serio el no lo que yo quiero, sino lo que quieras T sin
que todos los programas de origen humano. Precisamente participar en el quebranto del Huerto de los Olivos. En un
porque el que as ama no mide el alcance de su conducta, punto decisivo del camino cristiano, la naturaleza tiene
sino que abandona su tentativa amorosa al libre uso del que ir con Cristo a la muerte. Su crecimiento rectilneo ha
amor de Dios. Pero Dios la utiliza para sus fines, que el de quebrarse; su conocimiento tiene que entrar en la noche;
hombre no imagina y cuya revelacin (ahora o el da del y su cuidada imagen, en el ultraje. Dureza contra dureza:
juicio) le sorprender en forma de beatitud suprema. El no existe otro modo. Si el pecador no fuese duro, Dios no
amor ciego de Mara es utilizado por Dios para los fines necesitara ser duro con l; y si fuese el ms suave de los
de la pasin de Jess: sin saber lo que hace, Mara unge al corazones delante de Dios, como el de Jess o el de Mara,
Seor con miras a su muerte redentora; ofrece as, en nom- igual debera entrar en la dureza: por amor de ponerse en el
bre de la Iglesia amante, el consenso de la humanidad a esta lugar del pecador.
obra de la gracia de Dios y queda incorporada a esta obra Qu tiene de extrao que todos huyamos ante este
como mujer fiel y servidora, de un modo semejante a Mara, momento; que los cristianos lo eludan, en el fondo lo
la madre de Jess. Al hombre no puede pasarle algo ms rico repriman y finalmente lo olviden? Se podra narrar la his-
en consecuencias. toria de la Iglesia desde esta perspectiva, como historia de
Justamente esta obra que Jess aqu elogia es la obra todas las sustituciones que ella presenta a Dios para inten-
absoluta. El cristiano no puede ofrecer ninguna otra en sus- tar esquivar el acto de verdadera fe. Nos deslizamos as, de
titucin, por eficiente que pueda parecerle. Ni una fuerza nuevo, a la zona de las ambigedades, donde cosas muy
de fe carismtica que pueda mover montaas, ni una elo- buenas en s pueden ser la expresin de una huida encu-
cuencia espiritual, incluso anglica (que sin el amor es pura bierta. Toda la misin cultural de los cristianos que cons-
verborrea), ni la teologa profunda de resonancias profticas, truyen gloriosas catedrales, reinos, poemas y sinfonas en
ni la dedicacin abnegada a los pobres (aunque repartiera honor del contenido de su fe; todo el sistema de un go-
todos mis bienes para dar de comer a los indigentes), ni bierno eclesial cerrado que como instancia definitiva ofre-

78 79
ce proteccin y seguridad frente a las inseguridades y ries- madre de Samuel, haba cantado: l levanta del polvo al
gos de la fe, una tica legalista y una casustica que nos desvalido, alza de la basura al pobre (1 Sam 2,8; reiterado
ponen al seguro, y hoy en da, ms bien a la inversa, las en Sal 113,7). Y Judit, algo similar: Eres el Dios de los
abdicaciones y relativizaciones de ese dominio eclesial ante humildes, ayuda de los pequeos, protector de los dbiles,
la emancipacin de los laicos adultos: todo esto, junto a refugio de los desvalidos, salvador de los desesperados
muchos otros sntomas, puede ser tambin seal de un ( Jdt 9,11): los pobres o humillados (es el mismo vocablo:
miedo que busca la huida. anawim) son los vilipendiados y oprimidos por su pobreza e
impotencia; para ellos Yahv exige, por boca de los profetas,
justicia material y espiritual (Am 2,6; Is 3,15; 10,2; etc.);
Slo para el pobre es la Buena Nueva una buena2
pero esta justicia slo la alcanzan en Cristo, que inicia su
Tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento abundan mensaje bienaventurando a los pobres de Espritu; que
en bienaventuranzas para los pobres y en advertencias y tambin son esos vaciados y desposedos (katharoi, puros)
amenazas contra los ricos. Los pobres, al no poseer nada, que no pueden hacer valer sus derechos por s mismos y por
tienen espacio libre para acoger a Dios y su mensaje. Mara eso se entristecen, tienen hambre y sed de justicia y
eligi la mejor parte porque vaci su alma para abrirla a lo son ultrajados, perseguidos y calumniados a causa de
nico necesario, la palabra de Dios, a su llegada. Marta, Cristo o del reino de Dios (Mt 5,3-12).
en cambio, est muy ajetreada porque, por propia iniciativa, Para ellos, los que no tienen ninguna otra cosa para
es rica en planes sobre cmo quiere acoger y agasajar al esperar, son destinadas todas las promesas de Dios. En las
Seor. La palabra de Dios siempre sorprende descolocado parbolas, son ellos que disponen de tiempo para aceptar la
al rico, porque reclama todo el espacio que, sin embargo, invitacin, mientras los ricos estn absorbidos por sus pro-
ya est ocupado por el dueo. De ah que la Buena Nueva pios intereses. Y como nada tienen, se sienten frente a s
no sea buena para l, sino penosa, quiz una condena. mismos como una nada y ante Dios como perpetuos deudo-
La primera Mara recapitula una idea central del Anti- res; y pueden estar con el publicano al fondo del templo,
guo Testamento cuando canta: Derrib a los potentados confesarse pecadores e irse justificados a casa. Estos pobres
de sus tronos y exalt a los humildes. A los hambrientos son ante Dios los eternos menores de edad, mientras los
colm de bienes y a los ricos los despidi sin nada. Ana, la adultos y los sapientes son los ricos, los fariseos y los
escribas. Pero ah est la promesa de Dios: Aquel da qui-
2 tar de en medio a los soberbios que triunfan y no volvers
La formulacin de este ttulo la debo al profesor P. D. Barthlemy,
OP, que tan profundamente ha reflexionado sobre el nexo entre a engrerte en mi monte santo. Dejar en ti un pueblo pobre
pobreza y evangelio. y humilde que se acoger al nombre del Seor: el resto de

80 81
Israel (Sof 3,11-13). Los pobres, normalmente despreciados, pobreza total. Una mujer en esa situacin se ve profunda-
preteridos y relegados como cero a la izquierda, son los mente humillada, es despreciada y compadecida a la vez.
mismos que Cristo llama en su predicacin los pequeos, No logra siquiera lo que un animal puede hacer, es huma-
los nios, los inferiores o los ltimos. Son los irrele- namente incompleta, decepciona al esposo, a la familia.
vantes, los insignificantes del mundo, los no dignos de Muy cerca de esta esterilidad bblica, que suele ser el terreno
mencin y que no cuentan para nada, como aquellos cris- abonado para la accin de Dios en vista de su promesa en
tianos de Corinto a los que Pablo dice con franqueza: No el caso de Isaac, de Jacob, de Sansn, de Samuel, de Juan
hay muchos sabios segn la carne ni muchos poderosos ni Bautista, est lo insignificante y menospreciado de una
muchos de la nobleza entre vosotros. Pero Dios ha esco- virginidad por amor a Dios, porque Dios, fiel a su manera
gido lo necio del mundo lo dbil del mundo, lo plebeyo de actuar en la promesa, tampoco quiere aportar el cumpli-
y despreciable del mundo, lo que no es, para reducir a la miento de ningn otro modo: por eso Mara se confiesa
nada lo que es (1 Co 1,26-28). humilis ancilla (Lc 1,48), esclava ruin y despreciable, en
No hace falta demostrar que Cristo incluye en esta cuya pequeez el Seor, desde lo alto, ha puesto sus ojos.
pobreza la pobreza real, literal, que l exige de entrada y La gracia de la fecundidad para Dios es la paradoja por ex-
como primera condicin a los discpulos, y de la que da ejem- celencia, como dice en el libro de la consolacin la
plo a lo largo de su vida. Y slo con esta premisa cabe esperar hija de Sin a la vista de sus hijos: Quin me engendr
que los ricos en bienes materiales y espirituales comien- a stos? Pues yo haba quedado sin hijos y estril, desterrada
cen a entender un poco lo que es la pobreza de espritu. y aparte, y a estos quin los ha criado? Me haban dejado
Es muy posible que el publicano poseyera ms bienes que sola, de dnde vienen stos? (Is 49,21). Pero, en lugar de
el fariseo, pero si no se comienza por la pobreza material, extraarse, prorrumpe en alabanzas: Grita de jbilo, est-
todo resulta un murmullo meloso y pattico, y no se avanza ril que no dabas a luz, rompe en gritos de jbilo y alegra, la
un paso. En ese caso, el fariseo que da el diezmo de todo lo que no tenas dolores; que ms son los hijos de la abando-
que posee (Lc 18,12) y el publicano que da la mitad de sus nada, que los hijos de la casada dice el Seor (Is 54,1;
bienes a los pobres (Lc 19,8) podran imaginarse de ser ya recogido por Pablo: Ga 4,27).
pobres de espritu. Qu diferente la viuda pobre que da Nos encontramos as en el corazn de la revelacin, reve-
para otros, ms pobres an, lo que ella misma ms necesita, lacin que slo para el pobre es Buena Nueva y slo da fru-
y as hace la misma tabula rasa que los discpulos elegidos! tos en el estril, como slo en la obediencia de fe que se deja
En el Antiguo y al inicio del Nuevo Testamento, la conducir de la Palabra, por encima de toda iniciativa pro-
esterilidad fsica, la incapacidad de concebir y traer un pia, puede convertirse en tesoro de Dios, en perla, en
nio al mundo posee la misma palpable evidencia que la posesin maravillosa (Is 57,13; Mt 5,4; 19,29; etc.). Slo

82 83
as corresponde el campo labrado del hombre al divino As, el cardenal Suenens habla en su libro Crisis y renovacin
sembrador, no dando un fruto prematuro que pronto se de las rdenes femeninas de grados de desarrollo en los que
agosta por una escucha fugaz y olvidadiza de la palabra, la enclaustracin de las monjas, que l lamenta mucho, se
sino perseverando en un acto de fe habitual que la tradicin ha ido frenando hasta quedar reducida a la mnima expre-
de la Iglesia llama acto de contemplacin. Es la actitud de un sin. Angela Merici, Pierre Fourier, Francisco de Sales,
alma que est continuamente abierta, que permanece en la Jeanne Franoise de Chantal y Vicente de Pal son etapas
escucha de la Palabra. As ocurre en la Madre, Mara, que de una batalla que se libr en pro de la libertad del Espritu
guardaba todas estas cosas y las meditaba en su corazn, Santo. San Vicente de Pal logr un importante avance,
que conservaba cuidadosamente estas palabras en su cora- pero no lleg a conquistar el territorio. Esta tierra prome-
zn (Lc 2,19.51). As tambin en Mara de Betania que, tida es para el cardenal, en definitiva, la libertad y la auda-
perseverando en la recepcin pura y contemplativa de la cia de la misin exterior al servicio del prjimo. Esta
palabra, hace lo nico necesario. misin haba sido, a su juicio, cada vez el primer impulso
fundacional, y el posterior repliegue pusilnime en el
monasterio y la clausura tuvo algo de desercin. La peripe-
Primado de la contemplacin de fe
cia de la fundacin de Jeanne Franoise de Chantal puede
Vemos ahora lo imprescindible y central que es la vida con- valer como ejemplo. Suenens admite (pero slo como rara
templativa en el conjunto de la Iglesia. No hay accin ex- excepcin) una vida de contemplacin pura como la prac-
terior sin contemplacin interior (que es la dimensin ticada por los primeros eremitas y cenobitas. Este gnero
existencial de la fe misma), mientras que es perfectamente de vida estaba orientado a Dios, buscado en s y por s, y
posible llenar una vida con la contemplacin interior sin la esto es normal; responde al deber de adoracin directa de
accin exterior. Pues el acto contemplativo es lo que fun- Dios; sus ejes son la vida litrgica opus Dei y la unin
damenta constantemente toda accin hacia fuera; es acti- con Dios. La vida apostlica (en cambio) se orienta a Dios
vo y eficaz, fecundo y misionero, por encima de todas las en s y a Dios servido en el prjimo al mismo tiempo El
empresas visibles de la Iglesia. Es una seal de pobreza (en apstol abandona a Dios por amor de Dios.
el mal sentido de la palabra) si la Iglesia ya no lo entiende y Subyace aqu una idea de la contemplacin no del todo
si sus telogos difunden cada vez con ms descaro la opi- exacta teolgica ni histricamente, y que Suenens matiza
nin de que la contemplacin que la Iglesia haba tomado ms adelante, cuando describe la inseparabilidad entre la
en serio haciendo de ella, desde el siglo III, incluso una vida dedicada exclusivamente a Dios y la disponibilidad
forma de vida especfica es un cuerpo extrao cuya labo- para la Iglesia (Crisis y renovacin, 69). Cuando se habla de
riosa extirpacin, finalmente lograda, ha costado milenios. contemplacin en sentido cristiano, no es lcito recurrir al

84 85
concepto de la filosofa griega, que expresa una elevacin suficiente: el efecto decisivo de la verdadera contemplacin
exclusiva y unilateral desde lo temporal a lo eterno, del es totalmente invisible, para enfado de todas las estadsticas;
mundo a Dios, concepto que late an, no slo en el mona- la fe queda a disposicin de Dios sin clculo ni reflexin, y
cato siro-egipcio (Evagrio y su escuela) sino hasta en Toms lo que Dios hace con ella escapa totalmente al control del
de Aquino, y que slo externamente y a posteriori puede creyente. ste es hasta tal punto un ser aferrado, arrebatado,
ser conciliado con la orientacin apostlica al mundo. Ms expoliado, que el camino de la contemplacin, recorrido
bien hay que concebir la contemplacin en una lnea cen- sinceramente y sin desvos, suele desembocar en una noche:
tralmente bblica; entonces incluye la respuesta unitaria en el ya no ver por qu y para qu se reza, por qu y para qu
del creyente a la palabra de Dios: entrega sin reservas a esta se ha renunciado, si Dios simplemente an escucha, si an
palabra y a sus fines de redencin del mundo. As Antonio, quiere y acepta el sacrificio
el padre del monacato, libr sus batallas, fuertemente acti- No esperemos que la Iglesia venda sus misterios ms
vas y en lugar de sus hermanos, contra el demonio. As profundos y sus privilegios ms altos por el plato de lentejas
entendi Orgenes el papel de los contemplativos: como de la satisfaccin apostlica exterior, que abandone sus em-
suprema accin al modo de Moiss que, con los brazos al- presas ms aventuradas, cuya fundamentacin slo puede
zados al cielo, participaba desde la montaa en las luchas darse de un modo teolgico, por consideraciones psicol-
del pueblo de Dios. As reform Teresa el Carmelo para gicas, sociolgicas o estadsticas; sera una de las nivelacio-
fortalecer a la Iglesia con la oracin y el holocausto, y com- nes mencionadas al principio. Desatender el mensaje de
pensarla de las prdidas de la Reforma protestante; as Te- Teresa de Lisieux, de Edith Stein o de Charles de Foucauld
resa del Nio Jess vivi su contemplacin, an ms no es escuchar al Espritu Santo. Porque el testimonio
radicalmente, como centro de la obra misionera de la Igle- que ellos dan no es primariamente en favor de la forma de
sia y en clara confirmacin de su idea fue proclamada vida contemplativa, que siempre ser cosa de unos pocos
patrona universal de las misiones. As Charles de Foucauld llamados, sino en favor del fundamento contemplativo de
lucha diariamente en el desierto, ante el Santsimo, por toda existencia cristiana, como hemos intentado aclarar.
lograr la perfecta respuesta de amor, consciente de que es El que no quiere or primero a Dios, nada tiene que decir
el mejor modo de ayudar al mundo. al mundo. Se afanar por muchas cosas hasta el lmite del
Si se quiere consolar a las monjas de la antigua obser- agotamiento fsico y psquico, como tantos sacerdotes y
vancia dicindoles que tambin ellas, junto a los pujantes laicos hoy, y omitir lo nico necesario; incluso se inven-
institutos seculares, tienen an hoy una justificacin en tar pretextos para olvidar o justificar esta omisin. Justi-
la Iglesia porque dan a todos un testimonio (tmoignage) ficaciones semejantes se pueden or hoy en todas partes de
visible (Crisis y renovacin, 61), esto es cierto, pero muy in- boca de laicos y sacerdotes, y uno se estremece. Los tiempos

86 87
de contemplacin, dicen, han pasado definitivamente; la cia por todas partes, tanto ms persuasivamente cuanto
contemplacin pertenece a una cultura pasada de nuevo, ms expresamente es puesta en el origen de nuestra exis-
aqu erra como un fantasma la nocin de theoria prevalente tencia de fe. La decisin fundamental Hgase tu volun-
en la antigedad filosfica, cuando lo noble y selecto (y tad precisamente cuando esa voluntad interfiere y me
reservado a los selectos, que disfrutaban del ocio para requiere ms all de todos mis planes se impone en todo
hacerlo), era mirar a las estrellas y sentir nostalgia de lo lo que se nos exige: en este sentido, la vida secular y su
absoluto. El que hoy mira al cielo romnticamente se en- actividad se convierten en ejercicio de contemplacin. Por-
cuentra con chimeneas que arrojan humo. Vivimos en un que ahora no tenemos a Dios a la espalda, sino que avanza-
mundo de trabajo prosaico que envuelve inexorablemente mos hacia l en espera abierta.
a todo el mundo. En el bloque moderno de viviendas, en el Slo se puede caminar hacia Dios si ms all de todos los
pequeo apartamento moderno con sus habitaciones con- problemas propios queda en nosotros el espacio libre para
tiguas llenas de ruidos, tampoco queda ningn rincn acoger lo inesperado de su voluntad. Y si todos los progra-
donde uno pueda concentrarse y meditar gozosamente. mas, previsiones y clculos son puestos en movimiento o
Al sacerdote de una gran ciudad agobiado da y noche, es dejados en suspenso por el siempre-ms de su llamada que
ya suficiente si se le puede exigir el rezo puntual del bre- viene. Slo en tal actitud que no antepone nada a la decisin
viario. Hoy hay que encontrarse con Dios en medio de la obediencial absoluta puede el cristiano adoptar la palabra
accin, de otro modo nunca lo encontraremos. El mundo amor para su vida y conducta. De lo contrario, su actitud
est lanzado, y nadie le har parar el motor. y su compromiso no rebasaran el nivel de un compromiso
As hablan, y ya no desean escuchar ningn argumento humanitario medio que, adems y segn ensea la expe-
riencia, a menudo es ms eficiente y est dispuesto a mayo-
contrario. Se han hecho una idea, saben a qu atenerse y
res sacrificios que el compromiso de muchos cristianos.
creen que su renuncia (con lo cmoda que es) tiene algo de
duramente realista, quiz heroico. Dieu premier servy,
deca Juana de Arco. Por cierto: si Dios es servido primero, El sentido del una vez para siempre
toda nuestra vida en el mundo puede cobrar el sentido de En este punto da que pensar la prudente reserva que tan a
un servicio divino, de una liturgia, de un servicio de Dios; menudo suelen mostrar los jvenes cristianos de hoy en su
nuestro servicio de esclavos en la fbrica de la humanidad compromiso. Quieren comprometerse, pero manteniendo
puede ser un acto de libre entrega y aceptacin, y nuestro las riendas. Quieren comprometerse incluso de lleno, pero
encuentro continuo e ineludible con lo puramente mun- slo por un tiempo al alcance de la vista, porque no es posi-
dano puede ser sos-tenido y guiado por una experiencia de ble averiguar si el compromiso valdr la pena por tiempo
encuentro con Dios, que nos acompaa y evoca su presen- indefinido y prefieren estar libres para un cambio de orien-

88 89
tacin, para emplear sus fuerzas de otra manera, para enta- Pero la verdadera fecundidad de una vida se basa en el
blar otras relaciones. De este modo, haciendo siempre y una vez para siempre. Lo dems es, en expresin de Kierke-
slo lo que ven claro y mientras piensen que valga la pena, gaard, existencia esttica (cuyo paradigma es para l Don
son del parecer que as aumenta el valor de su prestacin Juan), en contraposicin a la existencia tica (en el matri-
general, y tienen las riendas en mano. monio) y religiosa (en la renuncia a l). Esto se vuelve fatal
Es un poco como un matrimonio por un tiempo. Hoy en malas consecuencias si se elige la existencia esttica con
tambin existe incluso un monasterio por un tiempo. Aun- pretextos ticos. Y este mal est hoy a la orden del da por
que, en rigor, ninguna de ambas cosas es posible. Lo primero el abuso de una bella palabra transformada en un eslogan
es una relacin sexual a prueba; lo segundo, una pausa de funesto: cristiano adulto.
respiro y de paz para los muy ocupados, a veces en las depen-
dencias de una abada hospitalaria. As como el matrimonio
Quin es un cristiano adulto?
se constituye en su forma mediante una promesa recproca
definitiva, as como slo se puede ser sacerdote de por vida Qu puede significar esta palabra en la esfera de la revela-
y no temporalmente, otro tanto ocurre con la forma de vida cin bblica? Hay, por ejemplo, en el Antiguo Testamento
determinada por los consejos evanglicos. El carcter defi- judos adultos? Fue Cristo, obediente al Padre hasta la
nitivo es, desde luego, lo que confiere todo su peso ante muerte, adulto? Puede en la Iglesia ser calificado como
Dios a una forma de vida cristiana y a todos sus actos. adulto un sacerdote, un religioso, una religiosa? O la ex-
Es fcil ver, despus de lo dicho, que este carcter defi- presin es aplicable nicamente a laicos que alcanzan quiz
nitivo de una entrega de por vida se relaciona ntimamente la mayora de edad cuando han superado la tutela del clero?
con la obediencia de fe cristiana. En los tres casos estado Tenemos que abrir la Biblia para recibir un poco de claridad.
conyugal, estado sacerdotal y estado religioso la vida es Inmaduro (nepios) puede designar simplemente al
puesta irremediablemente en las manos de Dios. Con la es- nio normal (Cuando yo era nio, hablaba como nio,
peranza de que la pelota lanzada por nosotros sea recogida pensaba como nio, razonaba como nio, 1 Co 13,11. De
por la mano de la omnipotencia. En cambio, el que entrega la boca de los nios y de los que an maman has sacado una
su vida slo fragmentariamente se reserva la administra- alabanza, Mt 21,16 = Sal 8,3). Pero si la inmadurez se pro-
cin de ella y, en el fondo, no da nada. Quiz vaya por tres longa ms de lo debido, se vuelve reprochable. Hb 5,11-12:
aos a las misiones como cooperante laico, y despus De eso nos queda mucho por decir y es difcil explicarlo,
ver O se haga hermana enfermera con la idea inexpre- porque os habis vuelto indolentes para escuchar. Con el
sada de que siempre es an posible contraer matrimonio. tiempo que llevis deberais ser ya maestros y, en cambio,
Las cosas cambian hoy tan rpidamente necesitis que os enseen los rudimentos de la palabra de

90 91
Dios; habis vuelto a necesitar leche en vez de alimento a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la Ley para rescatar
slido. La inmadurez significa aqu un no comprender, a los que se hallaban bajo la Ley y para que recibiramos la
que de nuevo se funda en la dureza de odo frente a la pala- filiacin adoptiva. Prueba de que sois hijos es que Dios ha
bra; la expresin dice literalmente: sois perezosos, malos enviado a vuestros corazones el Espritu de su Hijo que
obreros del odo. Pablo dice algo muy parecido en 1 Co clama: Abba, Padre! De modo que ya no eres esclavo, sino
3,1s. Antes haba afirmado que el hombre terreno no com- hijo; y si hijo, tambin heredero por voluntad de Dios.
prende el Espritu de Dios, que para comprenderlo es preci- Nio menor de edad aqu ya no es el cristiano inmaduro,
so ser una persona espiritual, y l, Pablo, posee el Espritu. sino el creyente pre-cristiano, el judo, porque sirve a Dios
Contina: Pero yo, hermanos, no pude hablaros como a por mediacin de la Ley que es un elemento mundano
espirituales, sino como a carnales, como a nios en Cristo. (administrado por ngeles, es decir, por poderes csmicos),
Os di a beber leche y no alimento slido. Si tratamos de y no en libertad y trato directo con Dios. La liberacin para
entender por el contexto lo que Pablo quiere decir con lo alcanzar la mayora de edad, que es la verdadera filiacin,
espiritual, accesible slo a los espirituales, veremos que se se produce por medio del Hijo de Dios; pero, extraamente,
trata esencialmente del logos de la cruz (1 Co 1,182,5), de forma que el Hijo, sujeto a la ley del devenir fsico
que para el mundo es una necedad; pero una necedad que (nacido de una mujer), se somete adems a la Ley; y
es sabidura oculta de Dios, que convence de necedad a la gracias al Espritu de este Hijo, los esclavos pasan a ser hijos
sabidura del mundo. La inmadurez de los corintios con- y herederos. Es el Espritu del amor descendente, sumiso,
siste en no saber asimilar este escndalo, que es lo nico desinteresado, obediente, como lo describe Pablo a conti-
que garantiza el conocimiento interior de Dios. Esta idea nuacin en expresiones incisivas (Ga 56). Es el Espritu
aparece corroborada en el pasaje ms importante, Ga 4,1-7, de aquellos que son de Cristo y han crucificado la carne
que es a la vez el ms paradjico. con sus pasiones y apetencias (5,24).
En la Antigua Alianza, los fieles estaban sometidos a la La nota comn de estos pasajes es la correlacin entre
Ley, que haca las veces de pedagogo; pero ahora, gracias a mayora de edad y cruz. As se explica la conclusin del
la fe en Jesucristo, todos son hijos de Dios. Pablo emplea un referido pasaje de la Carta a los Hebreos: Pues todo el que
smil jurdico: Mientras el heredero es menor de edad, en se nutre de leche desconoce el mensaje de justicia, porque
nada se diferencia de un esclavo, sino que est bajo tutores es nio. En cambio, el manjar slido es de adultos que, por
y administradores hasta el tiempo fijado por el padre. De costumbre, tienen las facultades ejercitadas en el discerni-
igual manera, tambin nosotros, cuando ramos menores miento del bien y del mal (Hb 5,13-14). La palabra de la
de edad, vivamos como esclavos bajo los elementos del justicia de Dios manifestada en Cristo coincide con la
mundo. Pero al llegar la plenitud de los tiempos envi Dios palabra de la cruz o, en la Carta a los Hebreos, con la

92 93
palabra del sumo sacerdocio de Cristo. Esta palabra resulta zado siempre desde fuera a morir a este mundo, sino que
inspida e indigesta al cristiano falto de educacin; para asi- libre y responsablemente, de una vez para siempre, clav
milarla, la persona necesita tener un sentido bien desarrolla- su carne en la cruz con sus pasiones y apetencias, y puede
do. Slo entonces gusta el don celestial, saborea la buena decir con el Apstol: Por medio de Cristo, el mundo qued
palabra de Dios y las fuerzas del mundo futuro (Hb 6,4-5), crucificado para m y yo para el mundo Llevo en mi
porque la verdad existencial de la muerte y resurreccin cuerpo las marcas de Jess (Ga 6,14.17).
de Cristo ha tomado preponderancia en su existencia y ha Si buscamos, en fin, un e jemplo de mayora de edad que
llegado a ser el criterio para discernir el bien y el mal. pueda servir a la vez de criterio para todos, meditemos el
Si este sensorium para la cruz se ha desarrollado en un pasaje de Hch 16,6-7: Como el Espritu Santo les impidi
individuo, en una comunidad, el Apstol puede dar su predicar el mensaje en la provincia de Asia, atravesaron
obra de nodriza por acabada. Sera bueno que os interesa- Frigia y la regin de Galacia. Al llegar al confn de Misia
rais por lo bueno siempre y no slo cuando estoy ah con intentaron dirigirse a Bitinia, pero el Espritu de Jess no
vosotros [como una institutriz]. Hijos mos, otra vez me se lo consinti. Pablo y los suyos hacen planes sin duda
causis dolores de parto, hasta que Cristo tome forma en en un espritu cristiano desinteresado y para el mayor bien
vosotros (Ga 4,18-19). Esta forma que debe expresarse del reino de Dios, pero el Espritu Santo tiene otros planes
en el cristiano es la misma que en el origen fue impresa en de ms alcance. Un plan contra otro. El cristiano que, gra-
l por la Iglesia mediante el bautismo sacramental, con la cias a la intimidad de oracin con el Espritu Santo de Jess
esperanza de que se impusiera en la materia a pesar de su que en cada momento gua y ordena, fuera capaz de escu-
resistencia: O es que ignoris que cuantos fuimos bauti- char que debe abandonar todo su plan en aras del plan de
zados en Cristo Jess fuimos bautizados en su muerte? Dios, se sera un cristiano adulto. Uno transformado en
Luego fuimos sepultados con l en la muerte por medio del materia para la forma de Cristo, en materia que desde
bautismo, a fin de que, al igual que Cristo fue resucitado esa pasividad es elevada a la suprema actividad de matriz
de la muerte por el poder del Padre, tambin nosotros viva- y madre de Jess ( se es mi hermano, mi hermana y
mos una vida nueva. Porque si nos hemos hecho una misma mi madre, Mt 12,50).
cosa con l por una muerte semejante a la suya, tambin lo
seremos por una resurreccin semejante. Y si sabemos que
Existencia a partir de la misin
nuestro hombre viejo fue crucificado con l creemos que
tambin viviremos con l (Rm 6,3-8). Adulto es, segn La madurez cristiana no es, por tanto, algo simple y un-
eso, el que realiza en s, en el plano subjetivo y existencial, voco, como muchos creen. No es absolutamente un mero
la realidad sacramental objetiva; el que no necesita ser for- problema de formacin de la propia conciencia conforme a

94 95
principios supuestamente cristianos. La conciencia, en tanto mayores de edad. Pero esta libertad, mientras estamos en la
pertenece a la naturaleza humana, es el fundamento de tierra, mantiene el carcter de un servicio. Porque el hom-
nuestra conducta moral natural; pero si somos cristianos, bre nuevo y libre no es algo que nos hemos dado a nosotros
nuestra conciencia debe mantenerse siempre a la escucha y mismos, sino que se lo debemos a la gracia de Dios en Cristo;
abierta al Espritu Santo de Cristo, que reina libre e indis- antes esclavos del pecado, somos ahora siervos de Dios, y
ponible en nosotros y sobre nosotros. El Espritu no se deja el fruto de este servicio es la santidad y su fin, la vida
encerrar en botellas y principios que se puedan encorchar eterna (Rm 6,22). Podemos llamar a esta vida de libertad
una vez para siempre; slo la fresca vitalidad de una escu- en servicio de Dios existencia en misin.
cha permanente tiene oportunidad de percibirlo, incluso Para familiarizarnos con ella, debemos ofrecernos a ella
de comprenderlo. Esto presupone una docilidad extrema, una vez para siempre. Lo definitivo es, sacramentalmente,
un instinto sobrenatural de obediencia que se haya vuelto el bautismo y su carcter indeleble; pero el bautismo exige
connatural a nosotros, es decir, lo contrario de lo que noso- una ratificacin existencial. En Dios no hay servicios y
tros en nuestra masiva torpeza imaginamos como madu- encargos por un tiempo determinado. El empleo fijo es
rez. Cuanto ms obedientes al Espritu libre de Cristo, la base para que el servidor pueda seguir recibiendo nuevas
ms libres y adultos podemos considerarnos. Todo lo dems e inesperadas tareas. El servidor est siempre disponible:
son ardides para engaarnos a nosotros mismos. Seor, qu quieres que haga? (Hch 9,6). Ningn servidor
Las condiciones para alcanzar esa meta ya fueron indi- puede marcharse definitivamente creyendo que ha enten-
cadas: es preciso asumir con total seriedad la muerte en dido concluyentemente su tarea y que para realizarla ya no
cruz de Cristo como forma radical de nuestra vida terrena, necesitara preguntar ni comunicar con la voluntad del
porque slo as experimentaremos las fuerzas del mundo Seor. Las fuerzas de las que vive no son de este mundo
futuro en la buena palabra de Dios (Hb 6,5): esas fuer- sino del mundo futuro, y l mismo es una existencia
zas eternas e inmortales cuya supremaca ayuda al cristia- escatolgica; su hombre nuevo descansa totalmente en
no a distinguir, administrar y dominar las cosas terrenas. los actos de fe (en Cristo), esperanza (en lo an no disponi-
Estas fuerzas no son obviamente las nuestras, pero se nos ble) y amor (saliendo de lo propio hacia Dios y el prjimo).
prestan a nosotros y nos las podemos poner como un ves- La perpetua movilidad de este acto uno y triple mantiene
tido, ms aun, como un nuevo cuerpo; podemos amoldar- al servidor en una constante apertura, en un permanente
nos a ellas e identificarnos con ellas; la Escritura llama a recurso (es decir, reflujo) a Dios.
esto revestirse de Cristo, revestirse del hombre nue- A esto se agrega un segundo factor. El cristiano slo es
vo (Rm 13,14; Ga 3,27; Ef 4,24; Col 3,10). Si hiciramos cristiano como miembro de la Iglesia. El bautismo es un
lo que quiere el hombre nuevo en Cristo seramos libres y acto de la Iglesia que nos incorpora como miembros a la

96 97
comunidad eclesial. Nadie es cristiano por su propia inicia- (servicio-tarea por gracia). Pablo habla de medida de la fe
tiva. Y el Espritu Santo, que hace a la persona, si ella quiere, y de analoga de fe a propsito de los dones distribuidos
mayor de edad, es primariamente y sobre todo Espritu de por el Espritu Santo a los miembros de la Iglesia conforme
la Iglesia. sta es el cuerpo santo de Cristo y su esposa sin a las necesidades del organismo (Rm 12,3.6). La medida
mancha. Iglesia no significa aqu el clero; pero tampoco de misin que se me asign no est en m, cristianamente
una asociacin cualquiera en la que uno puede inscribirse hablando; yo tengo que acogerla como un don, y en esto
pagando una mdica cuota de afiliado. El Espritu de la consiste la obediencia eclesial fundamental del miembro,
Iglesia es el Espritu de santidad. Es el Espritu de Mara, que es algo ms profundo y radical que la obediencia del
los apstoles, los santos que el Seor hizo columnas del laico al clero, en tanto ste significa una funcin de orden
santuario de mi Dios (Ap 3,12). Es menor de edad el cristia- exterior y una instancia oficial para transmitir la doctrina
no que no est dispuesto ni desea hacer suyo este Espritu. y los sacramentos y para custodiar su pureza. En tanto
Los educadores llaman la atencin sobre este hecho, le fundada en la misma revelacin, la relacin del miembro al
ponen a disposicin medios y prcticas para crecer en este acto que le confiere la tarea es una relacin tan objetiva
Espritu, acabar con una relacin exterior y transformarla y, a la vez, tan espiritual y vital, que su concrecin en la
en una relacin interior. Mientras el cristiano est frente obediencia carismtico-ministerial a un superior (en el
a este Espritu como una realidad ajena, las prcticas le as llamado consejo evanglico de la obediencia) est per-
parecern tambin ajenas y legalistas, y se quejar del for- fectamente en consonancia con lo trasmitido.4 De este
malismo de la Iglesia. Debe achacar tales sentimientos a su modo, los apstoles que abandonaron todo por Cristo le
minora de edad. Si se decide de una vez para siempre a obedecieron como al hombre que concretizaba para ellos la
identificarse con el Espritu eclesial, pasar a ser cristiano voluntad de Dios, mucho antes de conocer que ese hombre
adulto, y al asumir la plena corresponsabilidad, no podr era Hijo de Dios en sentido propio. De este modo, tambin
ya permitirse de hacerse el distante, mantenerse a distan- Pablo exige de sus comunidades (en la segunda Carta a los
cia, observar y registrar.3 Corintios, por ejemplo) una obediencia que, en sus rde-
Porque el individuo es miembro de la Iglesia, y Espritu nes tajantes e inmediatas, en la multiplicidad e intensidad
y Vida le llegan del Cristo total (cabeza y cuerpo), por eso de su actividad, va mucho ms all de la funcin meramente
su misin cristiana es siempre tambin carisma eclesial ministerial del clero ordinario. Pero el tono de tales dispo-

3
Henri de Lubac describe muy bellamente esta transformacin: 4
Lo mejor sobre el tema se encuentra en Willibrord Hillmann, Per-
Credo Ecclesiam, en el volumen homenaje a Hugo Rahner, Sentire fectio Evangelica. Der klsterliche Gehorsam in biblisch-theologischer
Ecclesiam, 1961, 13-16. Sicht: Wissenschaft und Weisheit 25 (1962) 163-168.

98 99
siciones no indica en modo alguno que la comunidad de por s mismos acerca de su misin; se imaginan saber cmo
Corinto fuese menor de edad. Frente a los menores de se sirve mejor al reino de Dios, y por eso tampoco dudan en
edad (que se caracterizan por una altivez seudoadulta), mutilar las partes ms vitales de la revelacin hasta hacerla
Pablo, consciente de los carismas recibidos (1 Co 7,40), coincidir con las medidas de su lecho de Procusto, si no se
sabe reaccionar a menudo con superioridad irnica: Aho- ajustan a su esquema moderno. Esta prctica la denominan
rradme, por favor, tener que mostrarme arrogante, pues desmitologizacin.
me siento seguro y pienso atreverme con esos que me acha-
can proceder por miras humanas Porque las armas de mi
El amor, forma de la vida cristiana
milicia no son humanas; no, es Dios quien les da poder
para derribar fortalezas: deshacemos falacias y toda altane- El lector comienza a impacientarse. Cmo se puede estar
ra que se subleva contra el [verdadero] conocimiento de hablando tanto tiempo sobre el cristiano sin mencionar el
Dios, y reducimos a cautiverio todo entendimiento en la mandamiento capital del amor a Dios y al prjimo? Nos
obediencia de Cristo, y estamos dispuestos a castigar toda hemos referido constante e intensamente a l, pero asegu-
rebelda, una vez que esa sumisin vuestra sea completa rando primero lo que distingue a este amor del ya conocido
(2 Co 10,2-6). Porque slo entonces afirma Pablo la amor general al ser humano, propio del humanismo.
comunidad habr alcanzado, mediante la obediencia, esa Ntese la pausa, el parn singular en la frase de Juan: En
mayora de edad que le haga ver la legitimidad y rectitud de esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a
sus intervenciones punitivas. Dios, sino en que l nos am y nos envi a su Hijo para que
El que no comprende la unidad existente entre madurez expiase nuestros pecados (1 Jn 4,10). Aqu, este detenerse
y obediencia cristiano-eclesial est muy lejos de ser adulto. y reiniciar es cristianamente lo principal, y de ah se sigue
Pero dado que las conexiones entre ambas cosas slo se todo para nuestro propio amor.
abren al orante de fe viva, y sin esta premisa todo se pierde La direccin del movimiento de este amor nos hace salir
en vana y peligrosa verborrea, habra que manejar el tr- de nosotros mismos para ir hacia Dios y el prjimo; ambos
mino madurez con la mxima parquedad y rigor. Los que unidos ntimamente en Jesucristo, Dios y hombre, Dios en
lo tienen constantemente en los labios suelen desconocer medio de todos nosotros y hombre para todos nosotros.
la ptica de la Biblia; hablan, con Dios a su espalda, de Quien no ama a su hermano, a quien est viendo, a Dios,
cosas supuestamente exigidas por las circunstancias del a quien no ve, no puede amarlo (1 Jn 4,20). Quien dice:
tiempo (vox temporis, vox Dei) y por la estructura del Lo conozco, pero no cumple sus mandamientos, es un
hombre moderno. No se preguntan, en cambio, por las embustero (1 Jn 2,4). No amar es quedarse en la muerte;
exigencias de Cristo. Creen haber pensado debidamente odiar al propio hermano es ser un asesino (1 Jn 3,14-15).

100 101
El que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor humano, que en la cruz fue redimido de sus pecados y de
(1 Jn 4,8). El modo de ese nuestro amor se define por el su abismal lejana de Dios; detrs de cada ser humano
hecho de que lo hemos recibido de Dios y, en virtud de est, por tanto, esta realidad. Cada uno es lo que es: un
esto, tenemos que transmitirlo a los hermanos. Hemos ser amado por el Dios eterno, a pesar de todo lo que parece
comprendido lo que es el amor porque l entreg su vida ser a mis ojos. La fe me hace ver detrs de cada uno el amor
por nosotros; ahora tambin nosotros debemos entregar la del Hijo del hombre, quiz tanto ms cuanto ms el Hijo
vida por los hermanos (1 Jn 3,16). Queridos, si Dios nos tuvo que sufrir por l. Los ms pobres son sus hermanos
ha amado tanto, es deber nuestro amarnos unos a otros ms prximos; y los ms pobres no son tan slo aquellos
(1 Jn 4,12). Este movimiento de amor que viene de Dios a que padecen indigencia externa, sino igualmente tambin
nosotros y va de nosotros a los hermanos tiene su centro en los espiritualmente pobres, que carecen de toda ventana
nuestro amor agradecido a Cristo, que nos encarga el amor hacia el amor y estn sumidos en la noche de su egocen-
como mandamiento suyo: as ese amor es originariamente trismo, de su orgullo y mezquindad. Para un cristiano es
el suyo, y consiguientemente el nuestro. Si me amis, hertico afirmar que el Hijo de Dios no muri por todos los
guardaris mis mandamientos Uno que no me ama no pecadores. En la cruz, nadie le estuvo ms alejado que otro;
hace caso de mis palabras Este es mi mandamiento: que todos le fueron igualmente cercanos, hasta confundirse,
os amis unos a otros como yo os he amado. No hay amor hasta identificarse; todos y cada uno eran su prjimo. En
ms grande que dar la vida por los amigos. Seris amigos la cruz, esta infinitud, esta inmensidad inabarcable entr
mos si hacis lo que os mando ( Jn 14,15.24; 15,12-14). en el amor.
Lo especfico de este amor es sin duda que llega hasta la Dar la vida por los hermanos no significa que uno
muerte, en sintona con el ejemplo de Cristo. La ley gene- pueda morir fsicamente por cada uno. Esto slo puede
ral de simpata en el cosmos consiste en un sabio y justo hacerlo el Seor. Significa que debemos estar dispuestos a
equilibrio entre la autoconservacin y la autodonacin; no negar nada a nadie en caso de necesidad. Al que te
sta, a su vez, est al servicio de la conservacin de las espe- fuerza a caminar una milla, acompalo dos (Mt 5,41), o
cies; as ocurre en el plano biolgico cuando los padres se tres, o tantas como sean necesarias. Y Pablo: Ya es un
sacrifican y desviven por los hijos, y en el plano sociol- fallo que haya procesos entre vosotros. Por qu no mejor
gico cuando los guerreros mueren por la patria. Pero sera sufrir la injusticia? Por qu no mejor dejarse explotar?
una locura que alguien quisiera entregar su vida por todos (1 Co 6,7). Y definitivamente, all donde se trata de la sal-
y cada uno. El amor cristiano introduce este momento de vacin eterna, donde podra tratarse de l o de m, enton-
infinitud porque la autodonacin de Dios entra en el ces: Prefiero ser yo mismo objeto de maldicin separado
amor. Dios se entreg a la muerte en favor de cada ser de Cristo en lugar de mis hermanos (Rm 9,3).

102 103
Es asombroso y avergonzante que Cristo, para exponer inmensidad. Y conforme a esto emergen para m, a grandes
la doctrina del prjimo, recurra al ejemplo de un hereje: rasgos pero reales, todas las facetas de la revelacin; ya no
el samaritano. Lo que el sacerdote y el levita omitieron, l son meras proposiciones, sino matices necesarios para
lo practica superando las barreras de la hostilidad entre completar el cuadro. Si Cristo no fuera Dios, su sacrificio
judos y samaritanos. Lo hiciera por un sentimiento de no sera excelente y su fruto no estara aqu presente. Si
compasin o por pura humanidad, el Seor eleva estos no fuera hombre, no sera posible su misteriosa sustitu-
sentimientos a la altura y en la luz de Su amor. Le acredita cin vicaria, que es la realidad de la que hablo al hermano
su accin como amor cristiano. Y l mismo, el Hijo de y a la que lo hago atento. Si Dios no fuera uno y trino,
Dios, se alinea as con los amantes annimos, lisos y llanos. Cristo no podra haber llevado a cabo su obra por amor al
Quin puede saber exactamente en qu lugar del mundo Padre eterno, y Dios no sera en absoluto el amor en s
se produce esa entrega de la propia vida, dnde alguien da mismo, o necesitara de la criatura para amar as que no
la ventaja al prjimo por encima de la propia prioridad? sera ya Dios. Y si no existiera la gracia de la obediencia
Queda en el misterio de Dios. de fe, ese encuentro no podra darse verdaderamente en la
Mas para el cristiano, este prjimo con el que se en- realidad de Cristo, y yo no podra abrigar una esperanza
cuentra en cada momento se vuelve el espejo donde se le eterna para este hermano. Y si Cristo no estuviera en el
ilumina Cristo. El otro parece no tener rostro, un pedazo sacramento, no quedaramos incorporados a l de este
de masa, una clula perteneciente al mismo conjunto in- modo inefable, en contacto unos con otros como miembros
forme que yo mismo. Pero, de pronto, si el encuentro es de su cuerpo y en conmemoracin suya. Y si no hubiera
autntico, el annimo se le convierte realmente en el otro, una confesin de los pecados, estaramos encerrados en
detrs del cual est la libertad, dignidad y unicidad del nosotros mismos y no podramos pasar de la condicin de
totalmente Otro; desde Cristo cobra un rostro, adquiere hijos prdigos a la de hijos reencontrados en un acto
importancia y preponderancia infinitas y me saca tambin humanamente razonable. Y adems existe tambin la
a m del anonimato: debo apoyarlo, debo descubrirme y distancia entre nosotros (no autorizados a juzgar) y el
reconocer mis rasgos propios, ser responsable de m mismo Juez divino que est por encima de nosotros dos, y cuyo
y de l. Lo que pareca un vago mundo fantasmagrico se juicio ninguno de nosotros puede anticipar; a pesar de ello,
convierte en una realidad que est frente a m, quiz con- esta distancia queda misteriosamente salvada a travs de
tra m; en todo caso, se da contra algo real, se adquiere con- una figura que nunca puede faltar: la mujer que fue y es
sistencia. Detrs de mi hermano est el compromiso de madre de este Nio y no pierde su autoridad amorosa y
Dios hasta la muerte; entonces mi hermano tiene para suplicante, la mujer que nos acoge a todos en su seno, para
Dios realmente un valor eterno; la vista se sumerge en la la que todos somos sus hijos, que ella engendr con dolor

104 105
y nos sigue engendrando, hasta que los dolores de la Iglesia Esta definicin de la praxis cristiana parece no tener en
cesen y la mujer se alegre y olvide el apuro por el gozo de cuenta lo que significa practicar en el lenguaje corriente.
que un ser humano ha venido al mundo ( Jn 16,21). Intentaremos hacer ver que lo incluye.
En el cuerpo de la doctrina cristiana, no hay miembro
que no se con-mocione y d seales de vida cuando se
Qu significa practicar?
produce el encuentro con el prjimo. Todos estos miem-
bros dorman, exnimes y tericos, en las cubiertas de un Significa, literal y objetivamente, ejercitar, traducir un
catecismo, y todos despiertan y se desperezan cuando, en saber profesional o de otro tipo a la prctica. Un mdico
el encuentro, la teora se hace prctica. Un cristiano prc- practica cuando aplica su arte a la curacin de los enfer-
tico es alguien al que le acontece esta resurreccin de la mos. As practica un cristiano: pone en circulacin los
verdad en la realidad de la vida. Cabe afirmar que se es el dones recibidos en favor de los semejantes. Por eso, no es
verdadero cristiano practicante. Es el que ama a Jess y del todo correcto mirar slo al cumplimiento dominical y
guarda sus preceptos. Practicar significa llevar estos pre- pascual para determinar si un cristiano es practicante; esto
ceptos a la prctica, y sabemos que todos los preceptos de es lo mnimo en los mandamientos de la Iglesia y, adems,
Cristo tienen su quintaesencia en el precepto del amor. no es lo principal, porque lo principal es el amor cristiano
Un da seremos juzgados con arreglo a este nico precepto, vivido. Es, quiz, ms bien un sntoma: que l fundamen-
con arreglo a la prctica del amor activo o a su omisin. talmente responde por su ser cristiano. Cabe preguntar si
Este nico precepto determina tambin si tenemos o no es sntoma de salud o de enfermedad. Sera lo segundo si
conocimiento de Dios: El que no ama no conoce a Dios, alguien considerara el cristianismo como una compaa
porque Dios es amor (1 Jn 4,8). No existe en absoluto aseguradora del cielo y pagara la cuota mnima; sera lo pri-
ninguna fe terica, ningn ser cristiano terico. El cris- mero si fuera consciente de que su ser cristiano, para man-
tianismo es una forma que no puede existir fuera de la tenerse, necesita de este acto peridico de autodisciplina
materia, como la forma de una estatua slo es real en el que, a la larga, no es sacrificio pequeo. Por ejemplo, or
material donde se plasma. La materia es aquella realidad domingo tras domingo un sermn que molesta. En ese
donde el amor se manifiesta y brilla, en favor de la cual el sacrificio hay un notable valor de confesin de fe; esto
amor se entrega: el prjimo, que slo puede sernos tan puede justificar un poco el nfasis y la atencin casi exclu-
cercano porque Dios en Cristo est presente en l, y slo siva a ese acto que dedica el clero, acostumbrado a contar
puede ser amado de ese modo porque en l el amor eterno sus ovejas con arreglo a tal parmetro.
de Dios a m y a l, como el alfa y la omega, todo lo abraza, Pero la palabra practicar permanece bastante ambi-
tambin nuestro encuentro. gua, porque se pretende aplicar el nombre de la totalidad

106 107
a un aspecto parcial, aunque no irrelevante; o, ms exac- yo, sino que es Cristo quien vive en m. Precisamente en
tamente, porque la totalidad, estando presente cierta- la adoracin y en la accin de gracias ms personal, la
mente en esta parte, como en todos los otros fragmentos, Eucarista es desposeimiento del yo en favor de algo ms
para el practicante aqu no se realiza suficientemente grande: de Cristo y de lo que l lleva en el corazn: la
en el hecho prctico. Iglesia y el mundo. De ah que la doble celebracin, palabra
La Iglesia es la luz del mundo, la sal de la tierra, la leva- y sacramento, concluya necesariamente en la misin. Ite,
dura en la masa. Es, por tanto, relativa al mundo, como el missa (missio) est. Es enviado el que ya es adulto gracias
sol es fuego concentrado para poder influir hasta los con- a la celebracin: ha comprendido la palabra de la cruz y el
fines del sistema solar dando luz y calor. Nada puede cuerpo en la cruz; ambos son uno, y los ha asimilado como
hacerse con la simple levadura o la simple sal; ambas mues- forma de vida en el mundo y para el mundo.
tran su virtud y realizan su esencia disolvindose y pere- Practicar implica, en segundo lugar, la confesin sacra-
ciendo, deshacindose y dejando de ser en la carne o en la mental una o ms veces al ao. Es un acto sumamente
masa. La Iglesia es la concentracin absolutamente impres- personal y de ningn modo un proceso mecnico. En la
cindible para la expansin, porque si la sal se vuelve insulsa, medida que respondemos y nos hacemos responsables de
con qu la salarn?. Concentracin significa atencin este acto siendo sinceros al declarar los pecados, en un
despierta y activa a lo esencial. arrepentimiento y propsito autnticos, el efecto pro-
Practicar significa ir a la celebracin litrgica los fundo de la gracia que perdona se hace cierto e incluso
domingos. En la parte de la santa Misa dedicada a la procla- perceptible para nosotros. El modelo a tomar es el hijo pr-
macin de la palabra, nuestra accin es escucharla (y si digo. Ver y reconocer toda la ingratitud con que nos mo-
existencialmente no nos satisface esta predicacin parti- vemos a diario, mientras Uno expa con la muerte y el
cular, estamos obligados a completarla con la propia lec- abandono nuestro olvido de Dios; vislumbrar la abismal
tura de la Biblia); esta escucha no es, obviamente, un fin distancia entre el mandamiento capital de Cristo amar a
en s mismo, sino que hace referencia a nuestra conducta, Dios con todas las fuerzas y al prjimo como a s mismo o,
comenzando por nuestra propia conversin, para que, fuera ms profundamente, al prjimo y a s mismo en el Espritu
del templo, podamos mostrar de un modo creble a Dios a de Cristo y mi propio precepto capital; colocar todos los
los dems. La Eucarista es presencia de Cristo en medio de restantes preceptos del Sina y las leyes naturales bajo este
la comunidad y en el centro de cada corazn; ella funde los signo cristiano, a fin de encontrar el justo criterio para
corazones en un cuerpo santo, porque en la misin nadie valorarse uno a s mismo. Y si en un examen sincero hemos
est solo, todos tienen detrs a la comunidad; ella conquista encontrado este criterio para la confesin, aplicarlo a nues-
el puesto central en los corazones, de suerte que no vivo tra vida diaria, ponindolo en obra y practicndolo. Tam-

108 109
bin la confesin est pensada como luz y sal de la vida para enriquecernos con su pobreza (2 Co 8,9); los cristianos
entera: la luz no se coloca bajo el celemn, la confesin no deben restituir a su sentido original la fiesta abusada tan
queda encerrada en un confesionario hermtico y acsti- vergonzosamente y convertida en da natalicio del dios
camente aislado; es un acto que se realiza en la Iglesia, y Mammn, desfigurada hasta lo irreconocible, degradada en
en los primeros tiempos, con gran sentido, se realizaba su anttesis. Igualmente, la osteomalacia moderna tampoco
pblicamente ante la comunidad. La confesin debe recon- debe afectar al perodo penitencial de la cuaresma que pre-
ciliarnos no slo con Dios sino con la Comunin de los para al da de la muerte de Jess; la Pascua debe ser la fiesta
Santos, a nosotros egostas que nos habamos escabullido de nuestra resurreccin, no de cara a las alegras de este
a los lmites del amor eclesial, o bien fuera de su mbito. mundo y a una evolucin optimista del mismo, sino al
Debe devolvernos la pureza de alma que nos permite repre- Padre de Jesucristo que por nosotros y con nosotros lo tras-
sentar en el mundo el Espritu de Cristo y de esta Comu- lad de la noche eterna a la vida eterna mediante el poder
nin de los Santos, como es nuestro deber de cristianos. de su gloria. Por eso, la ascensin no es una despedida
Bien conscientes de que la absolucin es pura gracia y en del Seor, sino que Dios nos hizo sentar con l en el cielo
modo alguno mrito, y de que no podemos producirnos (Ef 2,6); y la infusin del Espritu en Pentecosts es el ini-
farisaicamente como conversos ante los no convertidos, cio de la misin apostlica en el mundo entero, en debi-
sino, intentando vivir nuestra vida cristiana, ser una refe- lidad, con temor y temblor sin recurrir a los discursos
rencia a la nica fuente de toda gracia y misin. elocuentes de la sabidura humana, sino a la fuerza del
Practicar implica, en tercer lugar, vivir en el marco y Espritu (1 Co 2,3-4); las largas semanas despus de
ritmo del tiempo configurado por la Iglesia, en el ao Pentecosts nos dejan, simblicamente, todo el tiempo
litrgico. La conmemoracin cclica de los acontecimien- necesario para ello.
tos sagrados ms importantes debe ser un ejercicio de vida El individuo, por ltimo, no practicar slo cuando re-
cristiana. El cristiano ha de realizar en su prctica los tiem- corre los caminos ya trazados y sociales del ao litrgico,
pos festivos tal como los vive constantemente la Iglesia, sino igualmente cuando camina por las vas no trazadas,
Esposa santa de Cristo, en el hoy de la navidad, la pasin, desconocidas, de su destino personal, destino que se le re-
la resurreccin y el envo del Espritu. Estamos demasiado vela en los das alegres, pero de modo an ms impresio-
habituados a este ritmo para apreciar lo que tiene de admi- nante en las pruebas. Ah se le requiere con dureza de
rable y gozoso. Pero, imaginemos la abolicin de las fiestas entender su existencia de un modo prctico a la luz de
cristianas; qu montono se vuelve el discurrir del tiempo! Dios. Choca con sus lmites, siente su impotencia, queda
Practicar la navidad significa traducir el espritu de la fiesta infinitamente decepcionado de s mismo y de su vida; una
a nuestra vida: Dios, siendo rico, se hace pobre por nosotros persona querida lo abandon al morir, otra le fue infiel, el

110 111
lugar vaco deja pasar un viento glido, y hay que decidirse:
Dios o la nada. Ms eficaces an son las humillaciones que
anunci el Seor a los suyos como gracia especial y que,
cuando llegan, siempre deben hacer que Le recordemos:
El siervo no est por encima de su amo. Ya le basta al
discpulo ser como su maestro, y al siervo como su amo IV
(Mt 10,24). Son la seal de que el Seor y Maestro no ha
olvidado al siervo. Percances, derrotas, vejaciones, calum- EXPROPIACIN
nias, desprecios y, al final, como compendio de su vida, un Y TAREA EN EL MUNDO
gran fracaso: todo esto fue el pan de cada da de Cristo y
ser el destino de la Iglesia en este mundo; y el que quiera
pertenecer a la Iglesia debe contar con tal estado de cosas,
ya que ninguna evolucin podr superarlo.
El practicar queda as inscrito en el entramado total de
la entera vida cristiana. Es un acto de concentracin que
hace memoria meditando hacia el origen haced esto en
memoria ma, pero siempre con el sentido de expandirse
en un acto de dilatacin hacia el mundo. Podemos encon-
trar a Dios en los signos de la palabra y el sacramento, pero
slo para buscarlo ms apasionadamente ut inventus
quaeratur, immensus est all donde l an no est y donde
nosotros debemos hacerlo presente; o, ms exactamente
(porque l ya est siempre en todas partes), donde l ya est
oculto y donde nosotros debemos descubrirlo.

112 113
Cmo sirve un cristiano al mundo y cmo no

L o obtenido en la reflexin sobre el ncleo del cristianismo


ahora permite tambin una positiva toma de posicin
frente a la cudruple tendencia que antes hemos criticado.
Esta tendencia pareca problemtica porque desatenda lo
central del cristianismo presuponiendo que ya es sufi-
cientemente conocido dndose a un intenso trabajo en la
periferia. A menudo, de un modo que mostraba su prefe-
rencia a olvidar, mejor, lo central y sustituirlo por algo
perifrico como nuevo centro.
Pero la palabra de Dios nos sostiene firmes sin concesin
alguna y es tan clara en su formulacin que en todo tiempo
es capaz de escapar a las turbias amalgamas en que preten-
demos envolverla. Es imposible hacer decir a la Biblia que
el cristiano sea, primariamente, un servidor de la evolucin
csmica y, mediante esto, siervo de Cristo (a saber del Cristo
que viene escatolgicamente el da omega). Por mucho que
se expriman los textos, no destilan una gota de evolucin.
Y si no quieren acusar a toda la revelacin de inmadurez
cultural,1 entonces a quienes piensan as slo les queda
integrar la Biblia como una fase dentro de una filosofa
global del cosmos. Dando a esta filosofa el nombre de teo-
loga (cf. supra), y entendiendo el lector ingenuo por el

1
A un telogo no le ha faltado el descaro de afirmar que sera parte
de la knosis de Cristo el hecho de que l se haya encarnado tan
pronto, en una poca evolutivamente tan inmadura. Qu Cristo
tan inteligente hubiramos podido esperar hoy, unas vueltas ms
arriba en la espiral evolutiva del universo que se va reconcentrando
en su girar! Qu grandioso e inimaginable!

114 115
nombre de teologa una teologa cristiana, se verifica el si- que ha desacreditado al cristianismo ms radicalmente que
guiente engao: la teologa de la Biblia entra y se pierde cualquier otra cosa. Porque el atesmo actual es, en buena
como momento en una filosofa del mundo (= teologa parte, la justa reaccin a ese saber cristiano sapiente, dema-
natural), para resurgir como culminacin escatolgica de siado sapiente; ambos, atesmo y sabiondez cristiana, son,
esta filosofa y como quod erat demonstrandum cristiano. desde un punto de vista cristiano, ya olvido de Dios.3 La
Esto ltimo, necesariamente, en la figura del Cristo csmico gnosis cristiana corrompe tanto la filosofa cuanto la teo-
eucarstico y glorioso, pero siendo vaciado el escndalo loga; abusa de filosofa con la revelacin bblica, redu-
de la cruz (Ga 5,11). Todo se vuelve ahora fcil y agrada- ciendo la palabra de Dios que juzga y que salva a un
ble. El cristiano hasta ahora tan tontamente recalcitrante sistema transparente a su mirada, pero abusa de teologa
accede por fin a colaborar, se aplaude y anima su progresis- con la filosofa, paralizando la aventura incierta de la
mo, se le acoge con honor en el grupo de los preocupados historia del mundo y de la humanidad con un optimismo
seriamente por el futuro del cosmos. anticipado. Los dos polos, reino del mundo y reino de Dios,
Justamente esta facilidad tiene que parecerle sospechosa naturaleza y gracia, deben conservar sus leyes propias y su
a todo el que ha meditado lo que Cristo plantea a sus disc- propio empeo de la libertad para mantener la dignidad
pulos. Y no menos sospechosa debe parecer la sntesis que que les corresponde. La convergencia de ambas esferas (en
reduce la palabra soberana de Dios a un simple momento un punto omega) es una empresa inaccesible al hombre,
del proceso. Esta sntesis no puede cumplirse sino utilizando mientras Dios se reserve la libertad de venir de noche,
la enseanza cristiana hasta donde sea transformable en como un ladrn, y de conservar la fuerza de la Cruz bajo su
una tica positiva, pero dejndola de lado tan pronto como propio control.
se resista a tal uso.2 Es as que el hombre juzga la palabra de Por eso tambin le est vedada al cristiano esa forma de
Dios y aade de su propia cosecha aquellas partes indispen- sntesis que nosotros hemos llamado integrismo y que es
sables para su sntesis y que la palabra de Dios no enuncia. la mera aplicacin prctica de la gnosis antes descrita: a
Este procedimiento forma parte y es hasta ahora el producto saber la utilizacin (con olvido de Dios) de medios de poder
final de esa historia fatal de la gnosis cristiana que siempre especficamente mundanos para una supuesta promocin
de nuevo transforma la fe en saber, la revelacin en filoso- del reino de Dios en la tierra. La intencin puede ser sana,
fa y la bsqueda de la verdad en un haber ya encontrado, y pero es malsana la identidad ingenuamente sobreentendida
entre el reino de Dios y la influencia poltico-cultural de la
2
Cf. H.U. von Balthasar, Die Spiritualitt Teilhards de Chardin.
Bemerkungen zur deutschen Ausgabe von Le milieu Divin: Wort und 3
Cf. Id., Die Gottvergessenheit und die Christen: Hochland 57
Wahrheit 18 (1963) 339-350. (1964) 1-11.

116 117
Iglesia, influencia que luego se identifica en prctica con el salvacin y por espada la del espritu, es decir, la palabra
poder de influencia de un grupo de mamelucos cristianos de Dios, siempre en oracin y splica, como armas defen-
que ansan conquistar el mundo.4 Pero no estamos ya en sivas y ofensivas. Adems debe abrocharse el cinturn de
la Edad Media; se acab el tiempo de las equiparaciones la verdad, ponerse por coraza la honradez, calzados los pies
simplistas de cielo y tierra; toda forma de francmasonera con el celo por el evangelio de la paz: tal es la panoplia del
cristiana moderna resulta, a la larga, sospechosa y odiosa cristiano, la nica que lo protege con la fuerza del Seor.
para cristianos y no cristianos. El que hace esas cosas no ha As est perfectamente armado contra los principados, con-
entendido bien ni la impotencia de la cruz (que l debiera tra las potestades, contra los que dominan en estas tinieblas
anunciar) ni la omnipotencia de Dios (a la que quisiera so- (Ef 6,10-18). O como dice el Seor a Pablo abofeteado por
correr presuroso con el poder mundano) ni las leyes del el ngel de Satans: Te basta con mi gracia; la fuerza [de
poder mundano (que aplica desprevenida y acrticamente). Dios] se realiza en la debilidad [humana] (2 Co 12,9).
Los seguidores de Jess estamos en una situacin mucho ms Pero esto significa que el cristiano recibe de Dios con
desprotegida de lo que nos gustara. Estamos radicalmente plena seguridad toda proteccin divina tanto para defensa
expuestos: como cristianos expuestos ante el mundo, y como para ataque en su exposicin y slo en ella. Si huye
por Cristo expuestos en el mundo. Con la Iglesia quisira- de su aparente desamparo y se pone a cubierto, la protec-
mos, de mil amores, forjarnos un escudo contra el mundo cin lo abandona. Estar expuesto puede significar: Debi-
y con nuestra misin en el mundo un escudo contra la pala- lidades, malos tratos, persecuciones y angustias por Cristo
bra y la pretensin de Cristo. Pero Cristo desautoriza la (2 Co 12,10), tales cosas estn incluidas en la cuenta y hasta
espada mundana del integrista Pedro, toma partido por los son seales de que nos hallamos en una posicin en la que
agresores y cura la oreja de Malco. Y el mundo desautoriza no hay motivos para asustarnos. Dejemos que el movi-
tambin esa misma noche los acercamientos colaboracionis- miento pendular del discurso misional de Mateo 10 acte
tas del mismo Pedro y lo pone en el lugar que le corres- en cada uno:
ponde: T tambin eres de ellos, seguro; te traiciona tu Mirad, os envo como ovejas en medio de lobos. Sed
mismo modo de hablar (Mt 26,73). Desde ambos frentes prudentes y sencillos Tened cuidado con la gente,
es rechazada la bsqueda angustiosa de cobertura. El cris- porque os llevarn a los tribunales y os azotarn No os
tiano queda abandonado en su exposicin, donde debe preocupis por lo que vais a decir o cmo lo diris, pues lo
mantenerse perfecto [in omnibus perfecti stare, Vulgata] que tenis que decir se os inspirar en aquel momento el
con el nico escudo de la fe y tomando por casco la Espritu de vuestro Padre hablar en vosotros Todos os
odiarn por causa ma Ya le basta al discpulo con ser
4
Cf. Id., Integralismus: Wort und Wahrheit 18 (1963) 737-744. como su Maestro No les tengis miedo Lo que os al

118 119
odo, proclamadlo desde los terrados. Tampoco tengis conjuro, humanistas o cristianas: Sed fieles a la tierra; una
miedo de los que matan el cuerpo No pensis que he consigna as slo puede encontrar eco en aquel que posee
venido a sembrar paz en la tierra he venido a enemistar ya la libertad de elevarse sobre la tierra, de dominarla desde
al hijo con el padre y a la hija con la madre El que no arriba como rey de la creacin. El expolio inconsiderado
toma su cruz y me sigue, no es digno de m El que trate de la tierra y del mundo, propio de la era tcnica, es adems
de conservar su vida, la perder. Y el que pierda su vida por una manera muy problemtica de ser fieles a la tierra. Esto,
m, la conservar. de entrada.
Slo en la batalla entre Dios y el mundo est la paz. Slo en Pero ahora entra en juego el cristiano. En l se eleva la
la prdida de poder del cristiano acta el poder omnipotente tensin general entre la naturaleza y el espritu. l est ms
de Dios para salvarlo. Slo para el pobre real y actual (como radicalmente desarraigado de la naturaleza, del mundo
lo hemos visto antes) estn disponibles las riquezas de Dios. en general; pero tambin est enviado ms radicalmente al
Se puede en absoluto sostener esta situacin pendular? mundo. En el mundo, sin ser del mundo, por una parte,
Y es posible vivirla a la larga? No conduce a una esquizo- id al mundo entero, por otra. Ir al mundo significa real-
frenia de la conciencia que ha de compaginar en s una doble mente entrar en l, no slo aproximrsele. La oscilacin
personalidad? No va en detrimento de uno y otro reino? del pndulo es ms violenta, de mayor amplitud.
No es el intento de huida a una u otra esfera lo nico que Hemos buscado y encontrado antes algo que parece
normalmente cabe esperar de alguien de tal modo atrapado imposible: un punto de unin entre la accin singular del
en la apora (= sin salida)? Dios-hombre y nuestra accin en el seguimiento. Este
nexo es el s a Dios como disponibilidad absoluta, como
obediencia amorosa. No ser posible encontrar tambin
Un nico empeo, a pesar de todo
un punto anlogo donde nuestra tarea humana en el mundo
Antes de contestar categricamente, no olvidemos que ya y nuestra tarea cristiana (en y con la Iglesia) puedan nacer
el hombre natural, en cuanto espritu, trasciende el mundo juntas? Tendr que ser posible, si Dios, al revelarse, toma
cerrado y ocupa su lugar normal como han sabido siem- en serio su propia creatura; y, por tanto, a pesar de todas las
pre las religiones y las filosofas de los pueblos entre lo elevaciones, ampliaciones y aparentes sobre-exigencias no
relativo y lo absoluto, entre el mundo y Dios. Cuando la la deshace, sino que la perfecciona. Desde el mismo punto
humanidad moderna olvida o intenta olvidar esta verdad de conciencia moral ambas tareas tienen que ser asumibles
tan elemental en aras de una realidad mundana, denota en responsabilidad (de otro modo no seran asumibles en
un retroceso en el conocimiento y es una prueba de la absoluto), y este nico punto no puede ser otro que el ya
pobreza del mundo actual. Se pueden utilizar frmulas de encontrado: el s de la disponibilidad.

120 121
De entrada esta unidad tampoco es difcil de entender. El la donacin, pues el amante debe ser un pozo profundo
cristiano dice s a Dios y, en consecuencia, es enviado a los para poder dar de s.
hombres. Y el hombre en el mundo dice s a su tarea secu- Y como el pozo ms profundo e inagotable, y tambin
lar objetiva familia, Estado, sociedad, y en la medida en el ms explotado, es Cristo, y el fiel cristiano tiene a este
que es un servidor es tambin un miembro til. La posibi- arquetipo por su modelo, no hay en principio ningn
lidad de ser utilizado tiene en las dos esferas un presupuesto: motivo para contraponer la donacin como cristiano y la
que el cristiano, en un caso, y el ser humano, en el otro, donacin como miembro de la humanidad. El desinters y
hayan realizado un acto de identificacin libre y responsa- la disponibilidad implican en los dos mbitos que el ser
ble con su tarea. Un acto de disponibilidad al servicio que humano tenga algo que dar, que en el mbito profano sea
implica el rechazo del egosmo. En el cristiano, ese acto capaz y competente; que, en consecuencia, aporte el inte-
deber ser radical y severo, de lo contrario no ser un ver- rs necesario al mbito de su misin, inters que a su vez
dadero creyente. En la persona al servicio del mundo, puede ayuda a su capacidad; que se alegre de su profesin, ya sea
ser igualmente radical; entonces ella ver su vida como un prestigiosa como la de un investigador terico o menos
servicio indiviso al conjunto de los dems, y lo poco que de relevante como sucede con esos trabajos mecnicos que
hecho l puede contribuir a ese conjunto debe expresar una mquina podra quiz realizar con mayor rapidez. En
esta disponibilidad indivisa. De todos modos, en muchos tanto y mientras sea un servicio, ste requiere la ejecucin
casos la entrega suele ser parcial: muchos trabajan, por cuidadosa que puede pedirse a un trabajador responsable.
ejemplo, slo para ganar y, despus, gozar de la vida de El siervo de la parbola es fiel en lo poco y, en recompensa,
modo egosta en los ratos libres; o, en la relacin con la es puesto al frente de mucho. La mayora de los hombres
mujer en el matrimonio o fuera de l, buscan preferente- slo pueden prestar su servicio en la sociedad como dimi-
mente su propio placer, lo confiesen o no, les parezca nor- nutas ruedecillas de una gigantesca mquina prefabricada
mal o no. No es necesario mencionar de modo especial que donde es fcil sustituir la ruedecilla averiada por otra que
el desinters del creyente y del hombre moral no es ningu- se mueve igualmente bien. Y sin embargo, cada servidor es
na prdida de la propia sustancia, ninguna dilapidacin una persona singular, y el amor de su corazn es irreempla-
propia o incluso una huida de s mismo (fenmenos que zable. l vierte su amor personal en el gran annimo, y esa
tambin se dan y que Max Scheler desenmascara y censura entrega, si se realiza de modo consciente, es casi como una
en su libro sobre los sentimientos de simpata); para que muerte. Una muerte sacrificial. No se le puede reprochar
el presupuesto de ambos sea el silencio y la intimidad del ser- al pobre que de paso se reserve un lugarcito para su solaz y
para-s y, al menos en el creyente, la oracin. Pero el ritmo descanso, ni tampoco que espere, casi con certeza, que el
entre el recogimiento y la dispersin est determinado por mundo en su conjunto se mueva hacia un futuro lleno de

122 123
sentido, y que la pequea onda que l fue, ya hundida en el siquiera completar. Por eso los cristianos andan siempre
ro innominado, llegue a reposar en un inmenso mar. El distrados, nunca estn realmente presentes cuando suena
hombre mundano no puede saber nada ms, a menos que l la hora de construir el futuro de la tierra. En primer lugar
mismo se consagre a ingenuos proyectos para el futuro, y y a nivel puramente emprico, debe responderse pregun-
ese poquito que sabe lo conduce a interpretar y agotar su tando quin ha construido la cultura occidental: no han
vida como una ofrenda sacrificial. sido casi exclusivamente los cristianos? Si ellos no hubie-
No necesitamos indagar aqu si l realiza efectivamente ran tenido un sentido para los valores profanos, cmo
esa donacin. Lo decisivo es que ella sea realizada por el habran podido forjar tales vasos simblicos de lo supra-
cristiano en el mbito secular, y que ella ya est situada en temporal y eterno? Pero ahora vamos a lo fundamental: a
la direccin objetiva de la existencia humana de modo fi- partir del Evangelio, no est llamado el servidor a negociar
nito, pero como espritu trascendiendo la finitud. Que, con su talento en lugar de enterrarlo? Es decir, a obtener
por tanto, quien ms se empea y apuesta por una tarea los mximos dividendos del mdico capital de su breve vida
finita que le parece valiosa, ms le saca a su existencia. Sin terrena? No sabe el cristiano incluso mejor que los dems
donacin a la obra no hay empeo total, y viceversa. Al fin lo que vale esta vida terrena nica, este parcela de campo
y al cabo, no pueden oponerse donacin y rendimiento. que guarda en sus entraas un tesoro eterno, por el que
Ahora no es determinante el papel que desempea en esta vale la pena excavar apostndolo todo (vendindolo todo)?
apuesta la ambicin, el afn de imponerse. Hay una sana Por cierto, un versculo dice: Dejaos de amontonar rique-
ambicin de realizar la propia tarea con la mayor perfec- zas en la tierra, donde la polilla y la carcoma las echan a per-
cin posible; una ambicin, en cierto modo, objetivada en der, donde los ladrones abren boquetes y roban (Mt 6,19).
las cosas. Y no corresponde slo a la moralidad cristiana, Pero el hombre que quiere hacer, prestar y donar no pre-
sino ya a la moralidad natural, el acrisolar sus motivos des- tende, por cierto, amontonar para s; su tesoro est en su
de una voluntad y ambicin condicionada por la subjetivi- tarea y, por eso, tambin su corazn. La enseanza cristiana
dad a una objetiva y conforme a la realidad. profundiza casi infinitamente la posibilidad de entregar su
Querr alguien replicar que el cristiano no es capaz de vida en una tarea, ya que adems de la prestacin externa,
esta apuesta o compromiso con lo secular porque tiene la tambin la intencin, la voluntad de donacin y, sobre todo,
cabeza y el corazn en otra parte (donde est tu tesoro, all el sufrimiento all donde ya no es posible prestar nada
est tu corazn): en la vida eterna futura? La vida terrena activo son incluidos en la obra, incluidos en la fecundidad.
sera para l tan slo una morada que se ha de atravesar con Y lo que llamamos esperanza cristiana no es una inte-
rapidez, en la que no merece la pena demorarse, mirar alre- rrupcin, sino una profundizacin e intensificacin infi-
dedor y acomodarse, ms aun, la que no merece la pena ni nitas de ese oscuro esperar del individuo que su existencia

124 125
vivida no haya sido del todo intil y sin sentido para el el s al Seor; la apuesta del hombre que estima en ms al
conjunto. El hombre quiere haber colaborado en la cons- hermano que a s mismo.
truccin del reino de la humanidad, y el cristiano quiere
haber contribuido un poco, casi nada, al reino de Dios en
Iglesia baja y humilde
el reino del mundo y del hombre. Abriga esta esperanza
que no defrauda: que tambin lo apuntado como intil Llegados a este punto, es posible asegurar el verdadero
en el tiempo sea contabilizado con algn valor en los libros alcance de la tendencia moderna. El movimiento de la
de la vida y la fecundidad. Por eso, en tiempos en que casi Iglesia ms all de sus propios lmites, hacia los hermanos
slo se sabe ver e impulsar el progreso tcnico-mecnico, el cristianos y no cristianos, podra ser el movimiento de des-
cristiano se convierte en custodio de una idea ms profunda apropiacin de Dios y de Cristo. Lo sera si los cristianos,
de progreso, al no caer en la ilusin de que slo acontece en lugar de buscar facilidades para ellos mismos o hacer
algo relevante cuando el xito puede traducirse en nme- avances diplomticos para facilitarles las cosas a los otros,
ros. Pero l tambin dar cuentas y har examen de cons- afrontaran lo ms difcil: la exposicin desprotegida y des-
ciencia con toda seriedad sobre sus omisiones: no haber interesada. Esa es la tarea absoluta, fin a s misma, mien-
hecho nada cuando, como cristiano, deba haber hecho tras las dems tareas (por ejemplo, la tarea de la jerarqua de
algo con urgencia; o que otros se hayan hecho cargo de su asegurar la disciplina en la Iglesia) son relativas a sta: bue-
tarea en su lugar, a menudo en su contra, para realizarla en nas, si fomentan la tarea principal; malas, si la ensombre-
sentido tcnico-mecnico, materialista. cen. Una Iglesia desinteresada busca slo el honor de su
El cristiano habra tenido que dar siempre ejemplo de Seor y no el propio, porque tampoco el Seor busc nunca
desapropiacin, porque con este acto comienza el Evan- su propio honor sino el del Padre. Busca en la Escritura esa
gelio. Ahora, otros han tomado la administracin de ese palabra que le ensea la obediencia ms plena. Busca en la
acto y guan los acontecimientos de modo que se produzca liturgia, no el disfrute de la comunidad, sino adorar a su
de modo forzoso. El cristiano tendra que insertarse en este Seor y ser investida de Su fuerza para Su tarea. Busca en
proceso de manera que en su rodar sea salvada la libertad, en el trato con los cristianos separados el cumplimiento del
cuanto an posible. Entonces podra ser visible para todos precepto insistente del Maestro: unin, concordia, como
que slo hay una nica y verdadera apuesta: el empeo en amor. Busca en el mundo profano que la rodea su propia
favor de los hermanos, en favor del mundo. Es la apuesta de misin: ser levadura que acta desapareciendo.
Dios que entrega a su Hijo en favor del mundo; la apuesta Ella no busca justificarse a s misma en sus derroteros
de Cristo que puede entregar su vida y volver a tomarla actuales, sino que justamente en esos movimientos se sen-
(junto con los redimidos); la apuesta de los cristianos en tir humillada en lo ms ntimo, por haber tardado tanto

126 127
en reparar algunas cosas tan elementales, por haber sido a los labios, y no hay por qu rechazarla; slo sera peor.
tan insensible a los estmulos y sugerencias, no slo del Cuando uno se confiesa, siempre es expuesto al ridculo.
Espritu Santo sino de todo el entorno protestante, huma- Y pecados tan pblicos, cometidos ante la historia entera,
nista y comunista. Esta Iglesia se siente an ms pequea no se van de la memoria histrica ni siquiera con la confe-
en su primer dilogo, todava balbuciente, con los judos. sin. En consecuencia, hay que tragarlo; no por virtud,
Qu va a decir despus de todo lo que ha pasado durante sino porque no nos queda otra. Y el cristiano individual,
casi dos milenios? Quiz pueda tener la esperanza de que como decamos al principio, no tiene posibilidad alguna de
las desavenencias intracristianas se atemperen con una distanciarse, ya que es nuestra Iglesia. A los protestantes,
dosis suficiente de verdadera humildad. Pero en qu acti- amigos de arrojar piedras sin dejar de llamarse cristianos,
tud est ante los hermanos judos? Quiz pueda hacer una habra que recordarles que la historia del cristianismo
confesin general de sus culpas, comenzando por haber ol- anterior a la separacin es tan suya como nuestra, de los
vidado muchas afirmaciones de la Biblia: que Dios se re- catlicos: la Iglesia no comienza a existir en el siglo XVI.
serva el juicio; que la Iglesia est injertada en el tronco La Iglesia humillada tendra que encontrar con ms faci-
sagrado de Israel y los cristianos deben tenerlo muy en lidad el camino hacia los humillados y ofendidos. Hacia
cuenta, porque si Dios no perdon las ramas nobles, podra aquellos que solemos desatender porque no vale la pena, o
hacer lo mismo y an ms con la rama salvaje injertada; casi, cargar con unos costes desproporcionados ante tan
que todo Israel, en fin, se salvar porque Dios no se desdice escasas mejoras. Como la inutilidad fue el signo de la exis-
de sus promesas. El cara a cara entre la Iglesia e Israel se tencia terrena de Jesucristo, tendra que serlo tambin de
funda en la Biblia misma y, por consiguiente, no queda al la Iglesia terrena. A medida que se organiza la sociedad
arbitrio de la Iglesia. La Iglesia misma existe en una miste- civil y emprende sus campaas contra la pobreza, la enfer-
riosa dialctica con Israel, pues la discordia nace del ncleo medad, el hambre y la ignorancia, los cristianos tendran
mismo del proceso de salvacin, y su remedio incumbe al que enrolarse en ellas y promoverlas como humanos entre
Juez del mundo. Pero esto significa para la Iglesia que ella los humanos. Los estados y los organismos internacionales
de un modo que no puede calcular ni abarcar con su mira- aventajarn cada vez ms a la Iglesia en el empleo de recur-
da permanece relativa a Israel, como Israel es relativo a sos externos; ella est obligada, tambin por esto, a llenar
ella. La Iglesia, por tanto, no es por s misma simplemente los intersticios que nunca faltan en las empresas bien orga-
el todo. No es el reino de Dios sin ms. No te engras!, nizadas y rentables. Y al ocupar el ltimo lugar del Evan-
ms bien, teme, le amonesta el Apstol (Rm 11,20). gelio (Lc 14,10) y de los apstoles (1 Co 4,9), la Iglesia se
En ningn otro punto la Iglesia es remitida tan hacia coloca en el lugar destinado y reservado a ella, y que le con-
abajo como aqu. La palabra ser puesto en ridculo aflora viene. Esto no significa que no busque en la medida de lo

128 129
posible extender a travs de sus miembros, en toda activi- de medida. Lo ms esencial de sus fuerzas, como la oracin,
dad organizada por no cristianos, su propio espritu de el sufrimiento, la obediencia de fe, la disponibilidad (quiz
entrega humilde y desinteresada, ms all del mero espritu desaprovechada), la humildad, escapa a las estadsticas.
humanitario, y esto hasta las instancias y responsabili- Esto lo tienen muy en cuenta aquellos institutos seculares
dades supremas de la humanidad; las cuales pueden ser que renuncian a un apostolado directo (comprobable esta-
administradas de modo objetivo y justo precisamente si el dsticamente) y optan por una simple presencia en el mundo
extremo olvido de s hace posible tal objetividad, tambin descristianizado (prsence au monde). Otras comunida-
en medio de las luchas por el poder entre grupos particula- des que aspiran con todos los medios a ocupar posiciones
res, fracciones y naciones, de los que cabe esperar que el de poder poltico y cultural para as ayudar supuestamente
creciente horizonte planetario fomente la objetividad de a la Iglesia, en realidad slo la perjudican, se hacen odiosas
sus puntos de vista y argumentos. y hacen odiosa a la Iglesia, y no sin razn.
Cuando aqu hablamos de Iglesia, todo cristiano debe
Si en estos mbitos del mundo hay que contar con una clara saber que hablamos de l. Han pasado los tiempos en que
evolucin hacia lo universal, en la idea de Iglesia no hay los laicos podan descargar su responsabilidad en el clero.
evolucin posible. Su idea y el ncleo de su realidad le fue- El clero se est convirtiendo en una organizacin auxiliar
ron dados perfectos desde el principio, y ella puede siempre encargada de educar y mantener al pueblo de Dios (laos
reflexionar sobre su origen para medir por comparacin su Theou) en el recto espritu cristiano. Para ello recibi sus
decadencia culpable y detectar aquello que no ha desarro- gracias presbiteriales, magisteriales y pastorales especficas.
llado lo bastante hasta ahora. Lo que en sentido mundano Ningn laico puede hoy comenzar ya en tono acusatorio
parece progreso y desarrollo, en la Iglesia sera de inmediato con la frase la Iglesia debera, sin preguntarse al mismo
sospechoso de ser una huida de su propia esencia. Una gran tiempo si l mismo hace lo que ella debera hacer. Y antes
expansin numrica, honores, riquezas, poder cultural y de formular tales frases debe averiguar si, expresndose en
poltico, deberan provocar en ella malestar y el temor a ser ese tono, habla en el Espritu Santo de la Iglesia como
olvidada por Dios. Su condicin es paradjica, porque slo Esposa de Cristo y Comunin de los Santos, o habla ms
como pequeo rebao puede ejercer una gran influencia, bien desde un espritu particular y falto de amor, y por tanto
slo como levadura concentrada puede hacer fermentar no eclesial y de mera crtica. El cristiano no puede exigir
toda la masa, y no es de extraar que sucumba siempre a la que la Iglesia se expropie y sea una Iglesia humilde sin ver
tentacin de tomar esta gran influencia en toda la masa cumplirse este proceso saludable en su propia existencia.
como piedra de toque de la autenticidad de su accin. Es una Concluyendo, si quisiramos preguntarnos sobre qu
tentacin porque la actividad de la Iglesia no es susceptible ordenacin tendran que presentar las formas de vida para

130 131
que la esencia de la Iglesia fuese bien clara para todos, exista sin ms el pecado, no importa quien lo cometa. Reza
entonces debera ponerse a la cabeza el estado de aquellos por la llegada del Reino, por la santificacin del nombre de
en el pueblo de Dios que recibieron como regalo y eligie- Dios, por su voluntad que se ha de realizar en la tierra. Por
ron como su expresa forma de vida la obediencia de fe, la el pan, que Dios ha de darnos a todos nosotros, en primer
pobreza y la esterilidad de la Virgen-Madre, luego seguir lugar a los hambrientos. Por el alejamiento de la tentacin
con el pueblo de Dios en su conjunto y concluir con sus y del mal, sobre todo para los que estn dominados, casi
servidores ministeriales (servi servorum). Pero dado que desesperadamente, por las tinieblas.
este orden objetivamente correcto est siempre expuesto, Y conforme aprende a orar, su corazn se va expropiando.
entre gente pecadora, a ser malinterpretado como un orden No puede sino hacer un extrao descubrimiento que al
honorfico, vale igualmente invertirlo y comenzar, como principio le inquieta y conmueve de un modo casi insopor-
de costumbre, por el clero y poner a la cola la forma plena table: lo que consideraba como su rincn privado y silen-
de realizacin, mxime cuando al estado del ltimo lugar cioso para tratar a solas con Dios, slo tiene paredes para el
realmente le conviene el ltimo lugar. mundo, pero ninguna hacia el cielo. Todos los habitantes
de la Iglesia triunfante pueden ver en su interior. En el
Apocalipsis, en el cielo y en la tierra todo tiene lugar como
La oracin, la esperanza y la profanidad
en una gran sala pblica. Las oraciones de los santos, visi-
El cristiano debe aprender a conocer siempre ms profunda- bles a todos, son recibidas por los ngeles y suben como
mente la expropiacin. sta se transforma para l, que incienso ante el trono de Dios. No hay nada privado.
agradece su libertad a Cristo, en oracin. La oracin con- Cuanto ms ntimo y personal es un amor, ms pblico es
serva, mientras el hombre sea pecador y, por tanto, egosta, en el reino de Dios y ms derecho tienen todos precisamente
una pesantez plomiza auto-referencial. l se ocupa y es- a ese amor. El pavimento del cielo es trasparente como cris-
fuerza por su salvacin, busca un Dios clemente. Tiene tal, pero tambin lo son todos sus muros. Y a la casita de
razn sobrada para suplicar el perdn por sus faltas, para Nazaret y al corazn de la Virgen todos y cada uno encuen-
implorar fuerzas por su debilidad. Junto a esta oracin, tran acceso, tambin los que tienen zapatos sucios y vesti-
tambin pedir por amigos, conocidos y allegados. Y bien dos roosos, y no huelen justamente a azucenas.
al margen, si todava se acuerda, por los cristianos y por el Los cristianos tienen an mucho que aprender en este
mundo. Pero a medida que conoce a Cristo, su oracin va terreno, pues la mayora se comporta como burgueses refi-
siendo expropiada. Reza por el perdn de los pecados, entre nados cuando se trata de su religiosidad privada. Deben
los cuales estn los suyos, con todo su peso, pero como preguntarse en serio si en este punto no van rezagados en la
eclipsados: porque ahora lo terrible comienza a ser que evolucin de la conciencia. Su existencia, su corazn, su

132 133
oracin son un pan que ha de alimentar a todos. Por qu afirmar que posee el amor perfecto? Sin embargo, detrs
los cristianos no deberan poder tener alguna participa- del hermano con el que se encuentra, el cristiano ve al Hijo
cin en el misterio eucarstico?5 Si son miembros de Cristo, del hombre que muri por l e intercede por l ante el
la cabeza puede disponer de ellos. Estn en servicio, y la Padre (1 Jn 2,1). Lo ve detrs de cada uno, detrs de todos.
medida radica en la Cabeza que se sirve de ellos. Han de De esto se nutre su esperanza. Ya no se le ocurre esperar
saberse y sentirse empleados, utilizados, gastados. Y en para s mismo por ejemplo, alcanzar lo antes posible la
este sentido han de ajustar los movimientos de su corazn, visin de Dios despus de su muerte, mientras los dems
toda su oracin. Han de aprender a rezar el Padrenuestro pueden aguardar tranquilamente. La verdadera esperanza
con limpieza y segn su sentido, es decir, en el sentido de cristiana es escatolgica y comunitaria. Ella forma parte del
Cristo, sin distorsionarlo en cada peticin colocndose en el gemido de la creacin ansiosa de participar, en su totali-
punto central. No aparece ningn yo en el Padrenuestro, dad, en la redencin. En esta esperanza queda superado el
sino un nosotros. En este nosotros el yo est bien guar- antagonismo entre este mundo y el ms all. En opinin de
dado, pero justamente entonces guardado. algunos Padres de la Iglesia, tambin los bienaventurados
Exista una vez en teologa, incomprensiblemente, la del cielo estn a la espera de la plena y definitiva redencin
opinin de que cada cual pueda tener la esperanza slo para del mundo. Y esto se advierte en las oraciones del Apoca-
s, a saber, esa esperanza cristiana que no defrauda. Me- lipsis. Dios promete un cielo nuevo y una tierra nueva.
jor, debera decirse lo contrario. Cada uno debe tener la es- Habr cielo nuevo cuando la tierra haya llegado al cielo.
peranza para todos sus hermanos, pero para s mismo puede Y habr tierra nueva cuando la voluntad de Dios se cumpla
difcilmente renunciar a un momento de temor. Es cierto en ella como en el cielo. As, la esperanza de los cristianos
que el amor perfecto excluye el temor, pero quin puede no discurre fuera de la historia, sino a lo largo de la historia
hacia su fin.
5
Como Jess es entera y absolutamente puro, toda su carne es De este modo, el eslogan del mundo mundano y de la
comida y toda su sangre es bebida. Pues cada una de sus obras es profanidad moderna se transmuta en una verdadera pala-
santa y cada una de sus palabras es verdadera. Por eso su carne es bra cristiana. Pro-fano significa lo que est fuera ante el
verdadera comida y su sangre verdadera bebida. En segundo lugar,
son comida pura Pedro y Pablo y todos los apstoles; en tercer lugar, santuario ( fanum). El pro nos recuerda que no estamos
sus discpulos. Y as cada uno puede hacerse una comida pura para an en el santuario, pero s delante de l, y que caminamos
su prjimo en la medida de su compromiso o de la pureza de su sen- hacia l. As, cuando nos encontramos con un ser humano,
tido. Cada ser humano guarda un cierto manjar en s. Si esta comida
el encuentro se produce delante del santuario, pero no se
es buena y el hombre toma de ella y saca cosas buenas de los buenos
tesoros de su corazn, entonces ofrece a su prjimo una comida producira de ningn modo si el cristiano no viera hacia lo
pura (Orgenes, Homila sptima sobre el libro del Levtico). sagrado a travs de lo profano y en este mirar a travs no

134 135
se encaminara tambin hacia lo sagrado. En el caminar des-
aparece la diferencia entre lo profano y lo sagrado; pero
slo precisamente en el caminar. Los agrios discursos de los
trascendentalistas sobre la total profanidad del mundo
niegan el buen paso de la esperanza, a la par que los discur-
sos embriagados de los teilhardistas sobre la total sacrali-
dad del cosmos.
El pequeo paso de la esperanza es luminoso para el des-
apropiado en la obediencia de fe. Este expropiado osa dar el
paso sin preguntar si est en tierra extraa o en la patria. Si
se siente en tierra extranjera, sabe que su paso lleva a la
patria, y que la patria no ser sino la tierra extraa que ha
hallado el suelo natal.

136 137

También podría gustarte