Del Valle, José. La Lengua, Patria Comun (Selección)

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GLOTOPOLITICA, IDEOLOGIAYDISCURSO:

CATEGORlAS PARA EL ESTUDIO DEL ESTATUS


SIMBOLICO DEL ESPANOL

JOSEDELVALLE

La lengua espanola se imagina de tantas maneras que para aIgunos ni espanol es,
esjcas_teUano. Y lo es, en cada caso, por distintas razones. Se habla (y se habla de
ella) en lugares distintos y de maneras varias, vive en comunidades muy dispares
donde asume valores materiales y simb61icos propios y coexiste con otros idio-
mas en espacios plurilingues que, con frecuencia, los hablantes saben negociar
con mucha mas serenidad que los guardianes del lenguaje. Ante esta complejidad,
no es de extranar que en la historia linguistica de las comunidades hispanicas nos
encontremos con muchos y muy variados discursos sobre el lenguaje, las lenguas
y el habla cuyo analisis casi siempre (y me inclino a pensar que el "casi" sobra)
revela continuidades con fen6menos que incuestionablemente pertenecen al ambi-
to de lo politico. Los ultimos treinta anos no han sido excepcionales y es probable
incluso que de haberlo sido su desvio haya ocurrido por exceso mas que por
defecto. En cualquier caso, es patente que, en decadas recientes, se ha manifesta-
do con llamativa frecuencia una voluntad de intervenir el lenguaje (quizas no mas
intensa que en otros tiempos pero si de mayor alcance) y una energica determina-
ci6n de proteger, promover y, muy especialmente, controlar el poder simb61ico de
las lenguas (del catalan, del espanol, del gallego, del quechua, del rapanui...).
Inevitablemente, esta viva conciencia de lo linguistico (y los discursos a menudo
contradictorios en los que se manifiesta) ha desembocado enuna proliferaci6n de
acciones institucionales destinadas a vigilar y ordenar la vida linguistica del
mundo hispanohablante y de las comunidades y zonas de contacto que lo consti-
tuyen,_y_conellas, ideologias (algunas de las cuales se remontan a tiempos bien
lejanos en la historia de la humanidad) a veces normalizadoras y a veces desesta-
bilizadoras, en el contexto del tan delicado mercado de la opini6n publica, de
aquellas instituciones y del orden cultural, politico o social que representan.
14 Jose del Valle

Este libro es, o al menos aspiramos a que sea, una modesta contribuci6n al estu- ,
dio de apenas un segmento de tan complejo panorama glotopolitico. N6tese que l
al usar este termino -con el cual, he de advertirlo, no necesariamente se identifi-
can mis colaboradores- pretendo encuadrar nuestros ensayos y los analisis que
contienen en un espacio disciplinario defmido por una concepci6n fundamental-
, mente contextual del lenguaje: es en este espacio donde se situan, por ejemplo,
/ las distintas encamaciones de la sociolinguistica, que lo conciben como hecho
| social, y por donde transitan las preocupaciones de la antropologia lingiiistica,
que lo estudia en su dimensi6n de hecho o proceso cultural. La etiqueta que aqui
adopto, glotopolitica^, afirma, obviamente, un interes por las dimensiones del
fenomeno^deTrehguaje) que se manifiestan (y por lo tanto se han de interpretar)
en el terreno de lo politico. En una de las primeras defmiciones programaticas del
termino, Guespin y Marcellesi lo justificaban asi:

I1 designe les diverses approches qu'une societe a de l'action sur le langage, qu'elle en
soit ou non consciente; [...] Glottopolitique est necessaire pour englober tous les faits
de langage ou l'action de la societe revet la forme du politique (Guespin y Marcellesi
1986: 5).

Situar el lenguaje en un ambito de acci6n colectiva como es el de la politica tiene


inevitablemente consecuencias para su estudio. Por ejemplo, zlpoder, la autori-
dadylaJegitimidadpasma. ser,dejnmediato, categorias centralespara eI anali-
sjs..de^suforjiciona.miento, y el lenguaje mismo, en tanto que acciqnpolitica, exige
ser definido comofen6meno ideol6gico-discursivo, es decir, como entidad dina-
mica en constante relaci6n dial6gica con el contexto:

Aussi, en opposition avec la tradition saussurienne, la langue ne saurait etre, aujourd'hui,


consideree autrement que comme une creation continue, sans cesse reinventee. L'ana-
lyse francaise du discours, l'interactionnisme americain, et la reedition de VoIochinov
(1977), manifestent de manieres diverses la necessite d'une telle vision du langage: la
langue non pas preexistante, mais sans cesse se faisant dans l'acte d'enonciation
(GuespinyMarcellesi 1986: 10f.

Concretamente, en este volumen, nuestra aportaci6n a la glotopolitica se ira mate-


rializando en forma de una serie de descripciones.y analisis de lasideologias lin-
guisticas -categoria sutilmente problematizada por alguno de mis colaboradores
en gesto provocadoramente critico hacia mi propuesta (veanse especialmente los
capitulos de L6pez Garcia y Lara)- que en las discusiones publicas del espanol se

Vease Narvaja de Arnoux (2000),


La referencia a Voloshinov/Bajtin (1977) es a la edici6n francesa (publicada por Minuit) de
Marxismoyfilosofia del lenguaje de 1929.
Glotopolitica, ideologia y discurso I5

han manifestado en Ias ultimas decadas del siglo veinte y en lo que llevamos del
veintiuno. Comenzaba el capitulo senalando, e insisto en hacerlo, la extraordina-
ria complejidad cultural, econ6mica, politica y social de esa comunidad imagina-
da que es el mundohispanohablante -y que nadie se alarme, por favor, hasta leer,
mas adelante, en el capitulo 2, el sentido que aqui le doy al concepto andersonia-
no de comunidad imaginada (Anderson 1983)- y la consecuente diversidad de
visiones del lenguaje y de las lenguas que en ella se producen. Por ello debemos
acotar el objeto de analisis, proceso rigurosamente necesario si se aspira a hacer
unacontribuci6n atendible a un campo o campos reconocidos del saber, y necesa-
riamente ideol6gico, en tanto que uno (es decir, yo) ve y piensa desde una locali-
zaci6n politica, intelectual, y por supuesto, "geoacademica" especifica -y confio
en que no se me descalifique de entrada y sin rhatices, no todavia al menos, con
la socorrida pero basicamente insignificante etiqueta de relativista-.
Al iniciar las investigaciones que desembocaron en el presente proyecto (me
refiero, claro esta, a los primeros pasos dados por mi, en colaboraci6n con Luis
Gabriel-Stheeman, mientras se preparaba nuestro The battle over Spanish de
2002), mi interes se centr6 en los discursos que, desde finales de los ochenta,
habian ido surgiendo en tomo a las politicas de promoci6n de la lengua espanola
en un contexto carabiante definido por la transformaci6n politica de Espana tras
la entrada en vigor de la Constituci6n de 1978, el despegue econ6mico del pais a
finales de los ochenta y la proyecci6n internacional de empresas espaiiolas que
prestaban una atenci6n especial a los cada vez mas liberalizados mercados latino-
americanos (Bonet y de Gregorio 1999, Casilda Bejar 2001). Para un ojo que
observa a traves de las lentes de la glotopolitica -familiarizado por tanto con pro-
cesos, anteriores y contemporaneos, en los que se impulsaba la proyecci6n inter-
nacional del ingles o del frances en condiciones politicas y econ6micas muy con-
cretas'-, resultaba notable apreciar c6mo, en aquel contexto y precisamente en
virtud de aquellas condiciones, se iba produciendo en Espana una reconocible
moyilizaci6n de agencias culturales que -en colaboraci6n frecuente con el mundo
empresarial- ponian en marcha robustas politicas de autolegitimaci6n y, por

^ Al hablar de difusi6n de lenguas me refiero al fen6meno que en ingles se designa con el


sintagma "language spread". El libro de Cooper (1982) contiene estudios de difusi6n de
diversas lenguas. Para Ia difusi6n del ingles vease, por ejemplo, Fishman, Cooper y Conrad
(1977) o, mas contemporaneo, Crystal (2003). Aproximaciones criticas a la difusi6n del
ingles se encuentran en Pennycook (1994) y PhiIlipson (1992), quien critica incluso el ter-
mino "language spread" por considerar que naturaliza la difusi6n al desenfatizar la presen-
cia de agentes que la promueven. Tratamientos de la difusi6n del frances se encuentran en
Calvet (1974) y (1987), en Varela (2006) y en Wright (2004), y de la del italiano en Totaro-
Genpvnic rmno
16 Jose del Valle

supuesto, acciones orientadas a la promoci6n de un determinado estatus para la


lengua espanola. Dicho de modo sucinto: mi hip6tesis de trabajo era que con
aquellas politicas linguisticas se aspiraba a tomar las riendas de la operativiza-
ci6n politica y econ6mica del area idiomatica y de la organizaci6n de una indus-
tria en tomo al espanol concebido como prpducto de mercado^ (todo esto ocurria,
y esimportante subrayarlo, al tiempo que, dentro de la propia Espana y a pesar
del desarrollo del Estado de las Autonomias, continuaban saltando disputas sobre
el estatus relativo -legal y simb61ico- del catalan, espanol, gallego y vasco). El
diseno e implementaci6n de estas nuevas politicas linguisticas se iba realizando
en los ambitos legal y econ6mico -en Ia dotaci6n, por ejemplo, de un estatusjuri-
dico y de un sustento presupuestario a las diversas instituciones- pero tambien se
materializaba en forma discursiva, es decir, a traves de una serie de textos produ-
cidos por los responsables de-las agencias en cuesti6n (y por sus colaboradores)
en libros, revistas, congresos, conferencias y declaraciones a la prensa^. En el

Vease Varela y Otero (2006). El breve perojugoso articulo contiene un componente hist6ri-
co y otro programatico.
En la actualidad, disponemos ya de un considerable archivo de textos producidos y publica-
dos bajo los auspicios de las agencias en cuesti6n. Pensamos, en primer lugar, en los infor-
mes anuales que desde 1998 publica el Instituto Cervantes -la instituci6n creada por el
gobiemo espanol en 1991 para liderar los esfuerzos de promoci6n intemacional de la len-
gua- bajo el titulo general de El espanol en el mundo (disponibles en http://cvc.cervantes.
es/obref/anuario/). Vistos conjuntamente, los anuarios constituyen una importantisima
fuente de informaci6n sobre los intereses de la instituci6n que los auspicia, y como tales los
hemos leido para la realizaci6n de este estudio. El Instituto Cervantes ba organizado ade-
mas tres congresos intemacionales de la lengua espanola (los CILE): el primero en 1997 en
Zacatecas, Mexico (http://cvc.cervantes.es/obref/congresos/zacatecas^, en colaboraci6n
con la Secretaria de Educaci6n Publica de este pais; el segundo en 2001 en Valladolid,
Espana (http://cvc.cervantes.es/obref/congresos/valladolid/default.htm), en colaboraci6n
con la Real Academia Espanola; y el tercero en 2004 en Rosario, Argentina (http://www.
congresodelalengua3.ar/), con laAcademiaArgentina de Letras, con la Comisi6n Ejecutiva
representante del pais anfitri6n y de nuevo con la RAE. La RAE es, por supuesto, el otro
pilar central de las politicas de promoci6n del espanol, El corpus de textos producidos por
la Academia es tambien notable e incluye, desde principios de los noventa, la nueva edici6n
de la Ortografla, nuevas ediciones del Diccionario, nuevos diccionarios como el Panhispa-
nico de duclas y otros documentos tales como el que describe la Nueva Politica Linguistica
Panhispdnica que se anaIizara en el capitulo 4. Con frecuencia, la presentaci6n de estos
nuevos textos -asi como los congresos de la lengua- ha recibido abundante cobertura
mediatica y por ello la prensa, espanola y latinoamericana, nos ha ofrecido tambien una
pletora de articulos que contribuyen grandemente a ensanchar ese corpus en tomo al cual
giran muchos de los analisis presentados en este libro. A la prensa y a estas agencias culru-
rales liabria que sumar otros organismos del Estado tales como SEACEX (Servicio Estatal
para laAcci6n Cultural Exterior, www.seacex.com), ICEX (Instituto de Comercio Exterior,
www.icex.es), y fundaciones creadas para Ia defensa y promoci6n del idioma tales como la
Fundaci6n San Millan de la Cogolla (www.fsanmillan.org), Fundeu (www.fundeu.es) o la
Fundaci6n Campus Comillas (www.campuscomillas.es).
Cjiotopolitica, ideologia y discurso 17

mismo proceso de puesta en marcha de aquellas politicas y en la elaboraci6n de


ese archivo textual iba cristalizando una nueva comunidad discursiva^ y se iba
manifestando una serie de ideas/lemas/metaforasZideologemas^ que, como ire-
mos viendo en los sucesivos capitulos, a su vez articulaban mas complejos siste-
mas linguistico-ideol6gicos. Este discurso no era en absoluto ajeno a las batallas
del idioma presentes en la tradici6n hispanica que habiamos analizado en nuestro
libro de 2002 (del Valle y Gabriel-Stheeman 2002, 2004 en su edici6n en espa-
nol) en el eje diacr6nico. Sin embargo, resultaba obvia la necesidad de analizar la
nueva comunidad discursiva en el contexto hist6rico preciso de su emergencia en
busca no s61o de continuidades con los debates del pasado sino tambien y muy
especiaImente de discontinuidades que revelaran la relaci6n de las mismas con
las condiciones delmomento actual: entre otras, la persistencia del nacionalismo,
la creciente concentraci6n de poder en organismos y empresas transnacionales y
el desarrollo de proyectos de integraci6n regional.
Este panorama que acabo de dibujar a grandes rasgos es el que da origen al pre-
sente libro, que nace del interes glotopolitico que presenta la legitimaci6n discur-
siva de las politicas articuladas en torao al espanol: ^cuaI es la naturaleza y el ori-
gen del poder que ostentan las instituciones estudiadas?, ^en que se funda su
autoridad?, ^c6mo legitiman su gesti6n?, ^cual es el pleno significado de la nor-
matividad policentrica?, ^son aplicables al caso que nos ocupa-son explicativas-
categorias tales como imperialismo o neocolonialismo lingiiistico? En los ensa-
yos que aqui se presentan, la atenci6n se dirige predominantemente a las politicas
de promqci6n del espanol tal como se han disenado e implementado en laEspana
contemporanea y en un contexto geopoIitico definido -al menos en parte- por la
tensi6n entre el paradigma del Estado-naci6n y el de la globalizaci6n.

El ser yo el editor del libro y autor o coautor de la mitad de los capitulos hace que
este tenga un tono dominante creado por mi. Sin embargo, como advertia en el

Vease en Watts 1999 el concepto de comunidad discursiva y el uso que yo hago del mismo
en el capitul6 4. En cierto sentido, en el capitulo 3, Mauro Femandez estudia tambien la
formaci6n de esta misma comunidad a traves del analisis de lo que el llama la "convergen-
cia discursiva" en tomo a la idea de la lengua del mestizaje.
Cada uno de nosotros -de los que colaboramos en este proyecto- adoptamos terminos dis-
tintos, lo cual, en algunos casos, refleja una simple preferencia terminol6gica y, en otros,
sugiere una mayor conexi6n con ciertas tradiciones intelectuales y tiene por tanto incuestio-
nables ramificaciones te6ricas. Yo utilizo el termino "ideologema" en el sentido en que lo
defme Elvira Narvaja de Arnoux (2005): "Termino introducido por Marc Angenot (1982:
179-182) para referirse a un tipo de "lugares comunes" que integran los sistemas ideoI6gi-
cos. Son postulados o maximas que funcionan como presupuestos del discurso y que pue-
den realizarse o no en superficie".
18 Jose del Valle

prefacio, el lector ha de estar atento a los elementos -te6ricos o descriptivos-


donde pudieran manifestarse distanciamientos e incluso desafios a rai propuesta
por parte de mis colaboradores. Se podria afirmar incluso que cada capitulo con-
tiene al menos una doble lectura: com_oJextg aut6nomo y como componente del
conjuntQjque construye el libro. En todo caso, como ya dije arriba, todos nuestros
analisis atenderan principalmente a la manifestaci6n discursiva de estas politicas
utilizando como ancla te6rica los conceptos de ideologia e ideologia linguistica.

Las ideologias lingiiisticas


Dada la centralidad de este concepto en el libro, me detendre brevemente en la
presentaci6n de su emergencia hist6rica en los estudios del lenguaje y su progre-
siva articulaci6n como herramienta te6rica -Kathryn Woolard, una de las princi-
pales proponentes del termino desde la antropologia linguistica, le dedica unas
impecables paginas mas adelante, en el capitulo 6-*.
Si nos fijamos en las definiciones del lenguaje como objeto de estudio de la lin-
guistica -entendida no s61o como area de conocimiento sino tambien como espa-
cio academico-administrativo-, encontramos una divisi6n primaria en su estatus
ontol6gico: se define como sistema verbal de comunicaci6n e interacci6n cuya
naturaleza y funcionamiento se explican principalmente, en un caso, por medio
de propiedades estructurales y principios generales de caracter formal, y en el
otro, por medio de un sistema de relaciones entre la sustancia verbal y el contexto
comunicativo. Esta divisi6n se corresponde, respectivamente, con las aproxima-
ciones formalistas al lenguaje (algunas radical y otras moderadamente descon-
textualizadoras en el continuo que describe el paradigma neogramatico-estructu-
ralista-generativista) y con las aproximaciones explicitamente contextualizadoras
que se organizan en tomo a disciplinas tales como la antropologia linguistica, la
sociolingtiistica y los estudios glotopoliticos. Fue la consolidaci6n academica de
estas ultimas,alexponer las limitaciones descriptivas y explicativas de algunos
de los binomios fundacionales de la linguistica moderna (Crowley 1996, Joseph
y Taylor 1990a, Taylor 1997, Wolf 1992), lo que permiti6 orientar la mirada del
lingiiista hacia el hablante mas que hacia la lengua y hacia eluso yel contexto
mas que hacia el sistema. La instalaci6n academica de esta nueva mirada (y por
supuesto"Ia"ffiusculatura institucional que podian exhibir sus proponentes) legiti-
m6 el interes por el estudio de la conciencia linguistica de los hablantes (e inclu-

Distintas versiones de los estudios de ideologias Hnguisticas se pueden encontrar en los


siguientes libros: Joseph y Taylor (1990); Kxoskrity (2000); Schieffelin, Woolard y Kros-
GIotopolitica, ideologia y discurso 19

so de su subconsciente linguistico) al conceptualizarla como producto y a la vez


elemento determinante de la vida linguistica de un colectivo humano (como quie-
ra que se lo delimite: como comunidad afirmada en elementos estables -predo-
minantemente culturales, politicos o sociales- o como zona de contacto determi-
nada por flujos y movimientos constantes^). Se fueron produciendo asi una serie
de convergencias entre las que acabo de llamar ramas contextuales de la linguis-
tica y lo que ya convencionalmente se reconoce como el giro linguistico de las
ciencias sociales y de la filosofia^ que crearon las condiciones necesarias para el
desarrolld y reconocimiento de la categoria analitica que aqui nos ocupa: las ide-
ologias linguisticas.
Adoptar la ideologia como herramienta te6rica significa -como senalara Woolard
mas adelante- adentrarse en un terreno pantanoso que Jan Blommaert describe
con gran elocuencia":
A pocos terminos se les ha hecho tan poca justicia en el mundo academico como al de
ideologia. En cuanto uno se adentra en el terreno del estudio de la ideologia, se
encuentra con un pantano de definiciones contradictorias, aproximaciones considera-
blemente diferentes y enormes polemicas en tomo a los terminos, los fen6menos y los
modos de analisis (Blommaert 2005: 158)'^.
Y algo parecido ocurre con ideologia lingiiistica, concepto obviamente derivado
del anterior y en cuyo uso coinciden investigadores procedentes de campos dis-
tintos con objetos de estudio s61o parcialmente coincidentes. Con todo, de la lite-
rarura que de unos anos a esta parte ha ido apareciendo en torno a esta categoria
empieza a concretarse un repertorio de referentes te6ricos que le confieren una
cierta unidad conceptual y por lo tanto una mayor eficacia analitica. A partir de
ese consenso'^ y con el objeto de concretar en la medida de Io posible el horizon-
te te6rico frente al cual propongo que se lea este libro, sugerire una defmici6n
que nos sirva como punto de referencia: las ideologias linguisticas son sistemas

' Sobre la teorizaci6n de la comunidad de habla vease, por ejemplo, Gumperz (1972) o Sil-
verstein (1998). Sobre el concepto de zona de contacto vease Pratt (1991) y la referencia
que hace a ese articulo Woolard en el capitulo 6.
'" El giro linguistico de la fdosofia se suele asociar con Ludwig Wittgenstein. Aqui pienso
mas concretamente en la contribuci6n sociol6gica al estudio del lenguaje de Pierre Bour-
dieu (1991) y las nociones de discurso que se presentan en la obia de Michel Foucault
(1966, 1969).
' Se pueden encontrar visiones panoramicas en Eagleton (1991, 1994), Hawkes (1996),
Williams (1977: 55-74).
'^ Todas las traducciones del capitulo son mias.
" i,Podriamos hablar aqui, quizas, de la emergencia de una comunidad discursiva en tomo al
concepto de ideologia linguistica, a una serie de posiciones politicas concretas v a nnn inc-
t n l n n r m rro^n^^^^. -' ''^
20 Jose deI Valle

de ideas que articulan nociones del lenguaje, las lenguas, el habla y/o la comuni-
caci6n con formaciones culturales, politicas y/o sociales especificas. Aunque per-
tenecen al ambito de las ideas y se pueden concebir como marcos cognitivos que
ligan coherentemente el lenguaje con un orden extralingiiistico, naturaIizandolo y
normalizandolo (van Dijk 1995), tambien hay que senalar que se producen y
reproducen en el ambito material de las practicas linguisticas y metalinguisticas,
de entre las cuales presentan para nosotros interes especial las que exhiben un
aIto grado de institucionalizaci6n. El analisis de las ideologias linguisticas, por lo
tanto, debe plantearse como objetivo la identificaci6n del contexto en que cobran
pleno significado, contexto que, como nos muestra la literatura existente, depen-
diendo de si se define en terminos predominantemente culturales, sociales o poli-
ticos, las construye como un objeto de estudio mas propio de la antropologia Iin-
giiistica, la sociolingiiistica o la glotopolitica respectivamente (por supuesto, no
niego sino que al contrario afirmo la necesidad de elaborar defmiciones hibridas
del contexto, ya sean de origen te6rico o practico, y consecuentemente de aproxi-
maciones interdisciplinarias). En suma, a partir de esta defmici6n, ^,que hace que,
en el contexto de un analisis glotopolitico, optemos por conceptualizar un siste-
ma de ideas sobre el lenguaje como ideologia lingiiistica? Fundamentalmente
tres condiciones: primera, su contextiialidad, es decir, su vinculacion_c.on.un
orden cultural, politico y/osocial; segunda, sufunci6n naturalizadora, es decir su
efecto normalizador de un orden extralingiiistico que queda apuntalado en el sen-
tido comun; y tercera, su institucionalidad, es decir, su producci6n y reproduc-
ci6n en practicas institucionalmente organizadas en beneficio de formas concre-
tas de poder y autoridad.
Las multiples conceptualizaciones de la ideologia se pueden clasificar, siguiendo
a Blommaert (2005: 158-202), en dos grandes categorias. Una se caracteriza por
la localizaci6n explicita tanto del conjunto de representaciones simb61icas que
constituyen la ideologia en cuesti6n como de sus funciones y de los agentes cul-
turales, politicos o sociales que las adoptan y promueven. Vendrian a ser los
"ismos": el socialismo, el neoliberalismo, el progresismo, el marxismo, el racis-
mo, el antisemitismo (^el panhispanismo?)'^. La segunda categoria entenderia la
ideologia como sistema cognitivo que normaliza y naturaliza una determinada
interpretacion de la experiencia. Para los autores que Blommaert incluye en este
grupd7*nardeologia es el sentido comun, las percepciones normales que tenemos

Esta visi6n de la ideologia como "ismo" coincide basicamente con la que adopta AngeI
L6pez Garcia en el capitulo 7 tomando como punto de referencia la definici6n del termino
que nos proporciona el Diccionario de la RealAcademia Espanola. En eI 8, Lara se aproxi-
ma tambien a la noci6n de ideologia como posici6n caracterizada por su parcialidad politica.
Glotopolitica, ideologia y discurso 21

del mundo como sistema, las actividades naturalizadas que sirven de soporte a las
relaciones sociales y estnicturas y patrones de poder que refuerzan ese sentido
comun" (159). La ideologia asi entendida se caracteriza por su ubicuidad, por su
aparente deslocalizaci6n, por un anonimato (vease la elaboraci6n del concepto
que hace Woolard en eI capitulo 6) que elide su conexi6n con un orden de cosas a
traves del cual se ejerce el poder y se estabIece la autoridad.
La noci6n de ideologia linguistica que se usa en este libro oscila por el continuo
conceptual que une (y separa) estasdos categorias. Partimos de la voluntad de
examinar la medida en que son ideol6gicas las visiones del espafiol que pueblan
los discursos de promoci6n de su estatus simb61ico (como patria comun sobre la
que descansa la hispanofonia y como activo estrategico en torno al que gira un
proyecto linguistico-mercantil), es decir, en que medida y de que manera estas
imagenes del idioma, estas ideas en torno al espanol, estan ligadas a un orden
externo y a unas practicas instimcionales en los que se afirma una forma concreta
de autoridad y una determinada estructura de poder. Pero nos interesa tambien
desvelar la medida en que, en la producci6n de estos sistemas de ideas ancladas
en un contexto concreto -de estas ideologias lingiiisticas-, se identifica de modo
explicito su localizaci6n politica o, por el contrario, se despliegan estrategias de
naturalizaci6n y normalizaci6n de la visi6n de la lengua con interes totalizador.
Completare la caracterizaci6n del concepto reproduciendo cuatro rasgos que
sefiala Paul V. Kroskrity (2000a):
las ideologias lingtiisticas representan una percepci6n del lenguaje y el discurso como
producto de los intereses de un grupo cu.ltural o social especifico (8); es beneficioso
concebir las ideologias lingtiisticas como multipIes debido a la multiplicidad, en el
seno de grupos sociocultiirales, de divisiones sociales relevantes (clase, genero, clan,
elites, generaciones y demas) que tienen el potencial de producir perspectivas diver-
gentes expresadas como indices de pertenencia al grupo (12); los miembros de un
grupo pueden exhibir diferentes grados de conciencia sobre las ideologias linguisticas
locales (18); las ideologias linguisticas [...] funcionan como mediadores entre las
estructuras sociales y los usos del lenguaje (21).

La primera de estas cuatro caracteristicas me permite introducir una importante


matizaci6n sobre el sentido que a la ideologia se le da en la tradici6n de la que
tomo el termino. En el texto original en ingles Kroskrity dice que la percepcion
del lenguaje y el discurso estan "constructed in_.the interest ofa specific social or
cultural group". N6tese que mi traducci6n de "constructed in the interest of' no
es transparente y resulta reveladora de mi (interesada) elaboraci6n del concepto.
Pudiera ser, claro esta, que al evitar el verbo "construir" quiera tambien evitar ser
identificado con las versiones mas radicales del constructivismo social. Puede
ser; sin embargo, soy mas consciente de mi deseo de prevenir la posible (y de
22 Jose del Valle

hecho frecuente) intergretaci6n de las ideologias linguisticas como fabricaciones,


como manipulaciones conscientes que distorsionan una determinada realidad lin-
giiistica con fmes interesados y partidistas. El que de hecho exista una larga tradi-
ci6n en la que ideologia se asocia con cohciencia falsa, con representaciones dis-
torsionadas que se contraponen a la verdad'^ reforzaria esta interpretaci6n,
contraria al uso que aqui hago del concepto. El sentido que ha adquirido en la tra-
dici6n critica en la que me apoyo(Althusser 1971, Bourdieu 1990, Foucault
1969, 1975) ancla la ideologia no s61o en su relaci6n "objetiva" con lo "real"
sino, y lo reitero, en su asociaci6n con practicas e ideas naturalizadoras y norma-
lizadoras de un orden extralingiiistico, con la legitimaci6n de un tipo determina-
do de saber que sirve de soporte al ejercicio deI poder y la autoridad. Por ejem-
plo, ante la idea de que "el espanol es un recurso econ6mico" (constante en los
discursos que aqui analizamos, como se vera) estoy dispuesto a aceptar (no sin
sentir crujir alguna de mis bisagras epistemol6gicas) su veracidad basica. Sin
embargo, mi interes glotopolitico no quedara satisfecho tras constatar que se trata
de una expresi6n que refleja objetivamente una realidad, sino que me estimulara
a observar el uso de esta idea en contextos discursivos concretos y a analizar las
adherencias subjetivas que, en su transito por multiples textos, la vayan convir-
tiendo en ideologema (vease la nota 6). En mi analisis podre apreciar quizas que
la idea de que el espanol es un recurso econ6mico asume una visi6n acritica de la
lengua como entidad bien defmida y claramente delimitada, podre reparar en que
se figura ademas como variedad deslocalizada e inscrita en el ambito semi6tico
de "lo global", podre observar la ausencia de toda reflexi6n sobre la posible dis-
tribuci6n desigual de ese recurso, podre vislumbrar la sugerencia de que se de un
trato politico prioritario a las lenguas que se cotizan al alza en mercados linguis-
ticos intemacionales. Podre en definitiva identificar el uso imaginario y simb61i-
co de "el espanol es un recurso econ6mico" y, lejos ya de aquel original nucleo
de objetividad, discernir el modo en que se integra en un mas amplio sistema lin-
guistico-ideol6gico^.

En consecuencia, en un analisis como el que aqui emprendemos, la determina-


ci6n de la veracidad de las ideas que lo constituyen -si es que es posible y debien-
do atender, incluso si lo es, a la localizaci6n de la naturaleza, funci6n y origen de
los criterios de objetividad- sera en efecto un valioso componente. Pero, desde
luego, no el unico, especialmente en un proyecto que aspira a examinar la dimen-

' Segun relataWoolard (1998: 5), se remonta al interes politico deNapole6npordesacreditar


a Destutt de Tracy y los ide61ogos.
* N6tese que Angel L6pez Garcia y Luis Fernando Lara (en los capitulos 7 y 8 respectiva-
. .*_N -i.i j_ 1_ j : j ^ _ _ , *_ u - , i ^ : A ^ ^^t^^ ;^i^o c ;^o^l^^Jn
Glotopolitica, ideologia y discurso 23

si6n simb61ica de esas ideas y su imbricaci6n con acciones que se despliegan en


el ambito de la politica linguistica, la cuaI -y no hay que perderlo de vista a pesar
de su obviedad- es politica.

Politica y planificaci6n linguistica (PPL) y la dimensi6n ideol6gica


Partamos presentando una definici6n can6nica de la planificaci6n y politica lin-
guistica (PPL)":
La planificaci6n linguistica incluye un conjunto de ideas, leyes y reglamentos (politica
linguistica), reglas de cambio, creencias y practicas que tienen como objeto imple-
mentar un cambio previamente planeado (o impedir que un posible cambio se produz-
ca) en el uso del lenguaje en una o mas comunidades (Kaplan y Baldauf 1997:3).
Esta definici6n nos remite a una disciplina practica, a una suerte de ingenieria
social con sus ramas te6ricas y aplicadas. Kaplan y Baldaufson aqui, efectiva-
mente, fieles al espiritu de innuraerables proyectos llevados a cabo desde fmales
de los anos cincuenta y probablemente reflejan la imagen profesional que tienen
de si mismos un numero mayoritario de lingiiistas ubicados conscientemente
dentro de las fronteras disciplinarias de la PPL'^. Esta definici6n vendria a ser
representativa de lo que Ricento (2000) ha llamado la fase inicial de la PPL. Esta
fase se caracterizaria por su dependencia epistemol6gica del estructuralismo y el
positivismo, por su orientaci6n pragmatica (actividad dirigida a la soluci6n de
problemas linguisticos) y por responder a las condiciones de un contexto hist6ri-
co concreto: los procesos poscoloniales de construcci6n nacional y las teorias del
desarrollo (Ricento 2000: 197-200).
Einar Haugen, uno de los padres fundadores del campo (y aun una de sus mas
lucidas voces aunque ya no esta entre nosotros), nos ofrecia la siguiente defini-
ci6n -mas apropiada en realidad, desde nuestra perspectiva actual, para describir
una de las actividades que, sin ser ni mucho menos la unica, constituye el objeto
de la PPL, la estandarizaci6n-:
Por planificaci6n linguistica entiendo la actividad de preparar una ortografia, gramati-
ca y diccionario normativos para guia de escritores y hablantes en una comunidad de
habla no homogenea. En esta aplicaci6n practica del conocimiento linguistico vamos

Esta etiqueta que unifica ambas actividades se ha extendido ya en la literatura en el mundo


anglosaj6n y suele aparecer abreviada como LPP de "language policy and planning" (vease
Homberger 2006).
Veansc tambien los estudios panoramicos presentados en PmnvfnnV inn^ ,.T.n
24 Jose del Valle

mas alla de la linguistica descriptiva para adentrarnos en un area donde el juicio de


valor se manifiesta en la toma de decisiones sobre formas lingiiisticas altemativas dis-
ponibles (Haugen 1959: 8, cit. en Homberger 2006: 26).

N6tese que Haugen subrayaba ya el caracter politico de la estandarizaci6n y sena-


laba la fuerte impronta que la subjetividad deja en la actividad del planificador.
Esta doble condici6n del proceso, politica y subjetiva, dio lugar, por supuesto, a
que con el paso del tiempo surgieran contribuciones al campo desde lo que Ricen-
to (2000: 200-203) ha llamado la sociolinguistica critica, aportaciones en las cua-
les la estandarizaci6n se concibe ya no s61o como la soluci6n tecnica a un proble-
ma practico sino como un proceso fundamentalmente ideol6gico'^.

Las visiones mas tradicionales de la estandarizaci6n -las desarrolIadas en la pri-


mera fase- la concebian en terminos practicos: un saber tecnico al servicio del
desarrollo nacional. Se conceptualizaba como un proceso de gesti6n de un recur-
so que se realizaba en varias fases: en un primer nivel se encontraban la planifi-
caci6n del corpus y la planificaci6n del estatus^. La primera a su vez estaria for-
mada por la codificaci6n -establecimiento de un sistema de escritura, una
gramatica y un lexico- y la elaboraci6n -creaci6n de mecanismos que manten-
gan la lengua siempre a punto, siempre al dia, velando, por ejemplo, por su
modernizacion lexica-. La segunda, la planificaci6n del estatus, por su parte
constaria de dos proyectos: la selecci6n de la variedad, variedades o elementos
que han de servir como base para la norma y la implementaci6n de la misma, es
decir, el diseno y puesta en practica de medidas que lleven a su uso generalizado
en los contextos deseados. Kaplan y Baldaufofrecen la siguiente definici6n de
este proceso:
La implementaci6n de un plan linguistico se centra en la adopci6n y difusi6n de una
variedad linguistica que ya ha sido seleccionada y codificada. Esto se hace con fre-
cuencia a traves del sistema educativo y de otras leyes y normativas legales que incen-
tivan y/o exigen el uso del estandar y quizas desincentivan el uso de otras lenguas o
dialectos (1997: 36).
Como se desprende de esta definici6n, la implementaci6n consiste en la proyec-
ci6n del plan linguistico en cuesti6n sobre la comunidad afectada, es decir, inclu-
ye las multiples estrategias que los agentes de la politica linguistica deben disenar

" Buenos ejemplos de este nuevo paradigma son Bex y Watts (1999), Joseph(1987) y Milroy
yMilroy(1999).
-" Esta es una clasificaci6n convencional propuesta ya por los pioneros de la disciplina: Heinz
Kloss (1969) y Einar Haugen (1972). Para una visi6n mas contemporanea deI asunto y de
las variaciones y elaboraciones que se han hecho mas alla del breve esquema que yo repro-
duzco Iease a Hornberger (2006) o a Kaplan y Baldauf(1997: 28-58).
Glotopolitica, ideologia y discurso 25

para persuadir a la poblaci6n de la bondad y conveniencia del plan. Una vez selec-
cionada Ia lengua o dialecto (o lenguas y dialectos) que ha de servir como base
para el desarrollo de la norma, una vez completada la codificaci6n y una vez dis-
puestos los mecanismos de elaboraci6n, es imprescindible conseguir que los
hablantes acepten la visi6n de la comunidad linguistica que se les propone y por
supuesto la legitimidad de las instituciones a las cuales se encomienda formular la
politica linguistica. Estariamos aqui ante un proceso que podriamos llamar depla-
nificaci6n del estatus simb6lico de la lengua. Cierto es que, como sefialan Kaptan
y Baldauf, el sistemaeducativo suele jugar un papel central como instrumento al
servicio de la implementaci6n. Ahora bien, no hay que olvidar la relevancia de
otros campos discursivos -y de las instituciones del aparato ideol6gico del Estado
(Althusser 1971) que los producen- en la difusi6n de ideas y practicas que, una
vez arraigadas en la opini6n publica y convertidas en sentido comun, faciliten la
realizaci6n de proyectos politicos y legitimen arreglos socioecon6micos concre-
tos. Esta dimensi6n persuasiva de la PPL, en la que se pretende condicionar las
) ideas y practicas linguisticas de los hablantes, no s61o esta poblada de ideologias
' lTnguistfcas sino que se realiza de manera fundamentalrriente discursiva.

Discurso y politica linguistica


El termino discurso, que ya he utilizado en varias ocasiones, pertenece al mismo
universo te6rico del que surgi6 el concepto de ideologia, al menos en las acepcio-
nes del mismo mas pr6ximas al sentido que le quiero dar aqui. Se trata de nuevo
de un termino cuya significaci6n es oscilante y depende con frecuencia de su aso-
ciaci6n con una tradici6n intelectual o paradigma disciplinario concreto y en oca-
siones del sentido que adquiere en un texto particular.
De hecho, los volumenes dedicados a la elaboraci6n o presentaci6n del termino
como herramienta te6rica (de la linguistica o de las ciencias sociales en general)
suelen comenzar senalando su condici6n polisemica y repasando algunas de las
defmiciones que del mismo se han propuesto (Jaworski y Coupland 1999, Mills
1997, Schiffrin, Tannen y Hamilton 2001). En todos estos casos, como cabria
esperar, se detecta una voluntad de sintesis por parte de los autores. Jaworski y
Coupland, por ejemplo, tras presentar una serie de definiciones concluyen:
Las citas anteriores enfatizan de modo consistente el "uso del lenguaje". Pero hay un
conjunto de opiniones [...] que ponenel acento sobre lo que el discurso es mas alla del
uso del lenguaje. El discurso es el uso del lenguaje en relaci6n con formaciones cuItu-
rales, politicas y sociales: es lenguaje que refleja un orden social pero tambien lengua-
je que da forma al orden social y a la interacci6n entre el individuo y la sociedad
(Jaworski y Coupland 1999: 3).
26 Jose del VaIle

Me interesa subrayar dos aspectos de la teorizaci6n del lenguaje como discurso:


su vinculaci6n con el uso ("interacci6n") y el contexto ("orden social"). A1 defi-
nir el lenguaje como (inter)acci6n insistimos en su caracter no s61o constativo
(como reflejo objetivo de una realidad extema que posibilita la transparencia de
la comunicaci6n) sino tambien en su naturaleza performativa, es decir, en su con-
dici6n de herramienta que interviene la realidad que (re)presenta (inevitable aqui
el parentesis posmodemo pues afirmo la posibilidad de que la definici6n perfile
al objeto defmido) y que opera sobre el contexto en que se usa (pensemos en el
hecho pragmatico elemental de los efectos que el lenguaje tiene o se espera que
tenga sobre las acciones de los interlocutores).
Este libro contiene, como ya he ido adelantando, una serie de analisis de un cor-
pus de textos vinculados a debates linguisticos contemporaneos -especialmente
al modo en que se han planteado en Espana- y a las politicas linguisticas orienta-
das a la gesti6n del estatus simb61ico del espanol como base de la comunidad his-
panohablante y como recurso econ6mico -especialmente, de nuevo, a las que se
han disenado e implementado en Espana-^'. Este corpus estaria representado
(vease la nota 5) por las actas de los CILE, por los anuarios del Instituto Cervan-
tes, por las publicaciones de la RAE, por la cobertura mediatica de estas publica-
ciones (o de actos publicos en los que se presentan) y por otros textos, algunos
instirucionalmente relacionados con los anteriores (de Humberto L6pez Morales
(2006), por ejemplo, Secretario de la Asociaci6n de Academias de la Lengua
Espaiiola) y otros cuya conexi6n institucional es menos visible pero cuya conti-
nuidad tematica con aquellos es notable (pienso aqui en obras tales como Babel
airada de Angel L6pez Garcia (2004) o la llamada trilogia de la lengua de Juan
Ram6n Lodares (2000, 2001, 2002)). Esta unidad tematica (la reproducci6n recu-
rrente y sistematica de una serie de ideologemas que van constituyendo los siste-
mas lingiiistico-ideol6gicos que iremos presentando en los siguientes capitulos)
asi como el origen institucional comun deI corpus utilizado (desde 6rganos del
Estado como la Corona, hasta empresas multinacionales como Telef6nica y agen-
cias culturales como la RAE y el Instituto Cervantes) le confiere una coherencia
que sirve de base para su configuraci6n, en el contexto de nuestros analisis, como
discurso. En tanto que tal, y a partir de lo dicho arriba sobre este termino, me
interesa no s61o en su dimensi6n descriptiva -que dicen los textos y c6mo estan

Los capitulos 7 y 8 (de L6pez Garcia y Lara respectivamente) ofrecen un valioso contra-
punto. Por un lado, como ya dije antes, adoptan una visi6n deI concepto de ideologia distin-
ta de la que yo propongo; y por otro, se aproximan diacr6nicamente al estudio del estatus
simb61ico del espanol. Ambos llegan, por supuesto, a los debates contemporaneos en tomo
a su estatus y al papel quejuegan las agencias espaiiolas. Sus conclusiones son, claro esta,
Glotopolitica, ideologia y discurso 27

construidos para decir lo que dicen- sino tambien, y muy especialmente, en su


dimensi6n performativa -es decir, en el efecto que se espera que tengan sobre el
publico al que estan destinados-. Dicho de otro modo, este corpus de textos me
interesa tanto por la informaci6n que contiene sobre las politicas de promoci6n
del espanol como por constituir un conjunto de actos de politica lingiiistica en si
mismos, por ser un elemento constitutivo central del universo glotopolitico que
es objeto de este estudio. En suma, lo que caracteriza el uso que aqui propongo
de discurso es, primero, su caracter performativo, es decir, su relaci6n dinamica
con el contexto, y segundo, su condici6n ideol6gica en el triple sentido que le he
asignado aqui al termino: contextual, naturalizador e institucional^.
Los analisis de los discursos generados en tomo al espanol revelan, como se vera
en varios de los capitulos del libro, su vinculaci6n multiple con los campos de la
actividad econ6mica y politica de Espana y America Latina (si bien cada uno de
nosotros interpreta y elabora esa relaci6n de manera distinta). Veremos, por ejem-
plo, c6mo, a traves de ideologemas tales como espanol total, lenguapolicentrica,
patria comun, lengua de encuentro o lengua mestiza, se manifiesta y se realiza un
sistema linguistico-ideol6gico que concibe al idioma como base de legitimaci6n
de una entidad politica y econ6micamente operativa (a la que me refiero en el
capitulo 2 como hispanofonia). Veremos tambien c6mo por medio de la elabora-
ci6n discursiva de estos y otros ideologemas -que describen el espanol como len-
gua global, nuestropetroleo, recurso econ6mico o activo estrategico- se produce
una imagen de la lengua como mercancia y se configura un mercado linguistico
de caracteristicas muy concretas (la ideologia lingiiistica mercantil que tratare-
mos en el capitulo 5). En definitiva, presento este libro como un analisis, desde
una perspectiva glotopolitica, de los constituyentes ideol6gicos de los discursos
que elaboran el estatus simb61ico del espanol, sus raices institucionales, el siste-
ma de relaciones de poder (econ6mico y cultural) en que adquieren sentido pleno
y las formas de autoridad sobre las que se asientan y que en ellos se legitiman.

Contexto: nacionalismo y globalizaci6n


En este libro nos ocupamos apenas de una fracci6n de ese vasto y complejo espa-
cio glotopolitico que describia al inicio del capitulo. Y lo hacemos ademas desde

El lector habra identificado ya la tradici6n en la que me instalo. Es notoria la impronta fou-


caultiana (especialmente Foucault 1969) y la influencia de Pecheux (1982) en esta funda-
mentalmente utilitaria defmici6n que aqui propongo. Vease tambien Macdonnell (1986) y
su sintesis de los usos de discurso en autores tales como Louis Althusser, Valentin Voloshi-
28 Jose del Valle

una perspectiva delimitada -y limitada- por mi propuesta, por el interes concreto


que a mi, al concebir este proyecto, me impuls6 a analizar las politicas linguisti-
cas de promoci6n del espanol tal como estas se disenan e implementan en Espana
y en condiciones historicas muy concretas -las del periodo posterior a 1978 ya
expuestas en la primera secci6n^-. En la adopci6n de esta perspectiva juega un
papel principal la centralidad que le atribuyo a un asunto que no s61o se ha con-
vertido en tema principal para las ciencias sociales sino en tel6n de fondo frente
al cual se hace inevitable analizar la vida del lenguaje y las dinamicas de interac-
ci6n verbal: me refiero a las tensiones que caracterizan la coexistencia del nacio-
nalismo y la globalizaci6n^.
Monica Heller (1999a), a raiz de su trabajo de investigaci6n en instituciones edu-
cativas y en las comunidades franc6fonas de Ontario, en Canada, sefialaba que
las escuelas, creadas y concebidas bajo condiciones propias de la modemidad, se
enfrentan en su realidad cotidiana a condiciones mas representativas de lo que
ella llama, siguiendo a Anthony Giddens, la alta modemidad -periodo hist6rico
en el que, segun el soci61ogo britanico, se producen transformaciones econ6mi-
cas que favorecen al sector servicios y al de las tecnologias de la informaci6n-.
En un contexto tal, observa Heller, aunque persisten las ideologias linguisticas
asociadas con eI Estado-naci6n, conviven necesariamente con nuevas formas de
valorar el lenguaje -como estrategia de negociaci6n de identidades complejas,
como signo de distinci6n y autenticidad local (vease Woolard, capitulo 6), como
llave que da acceso a las rutas de peregrinaci6n global, como producto de merca-
do cuya calidad debe estar institucionalmente garantizada-.
Menciono de pasada el interesante estudio de Heller porque -a pesar de las dis-
tancias tematicas y metodol6gicas que presenta con respecto al nuestro- nos
reveIa un panorama analogo al que nosotros examinamos: discursos metalingiiis-
ticos donde se asoman y se esconden complejos sistemas linguistico-ideol6gicos;
unos, reflejo aun de las operaciones y los intereses del Estado-naci6n; otros,
expresi6n de unas nuevas realidades creadas por Ia globalizaci6n que no exclu-
yen ni la reivindicacion del interes local ni complejos procesos de integraci6n
regional^.

Aunque recuerdese que L6pez Garcia y Lara, en sus respectivos capitulos, revisan diacr6ni-
camente el desarroIlo de las ideas en tomo al espanol.
El tema ha dado lugar ya a la aparici6n de varios volumenes: ademas de Heller (1999 a y
b), Block y Cameron (2002), Gardt y Huppauf(2004), Mar-Molinero y Stewart (2006),
Maurais y Morris (2003), Wright (2004).
A pesar de lo util y extendido de estos conceptos, no quiero dejar descansar sin mas nues-
tros analisis sobre el c6modo binomio nacionalismo/gIobalizaci6n: ^sera que se trata no de
paradigmas sucesivos sino de categorias que, aunque sugieren modos de organizaci6n eco-
Glotopolitica, ideologia y discurso 29

En suma, con mayor o menor enfasis en la dimensi6n ideol6gica (y con visiones


s61o parcialmente coincidentes del significado de la ideologia), a lo largo de los
pr6ximos capitulos nos iremos enfrentando al estudio de los discursos por medio
de los cuales en la actualidad se va elaborando una imagen publica del espanol.
Como deje claro desde el inicio del capitulo, estos discursos son muchos y muy
complejos, y, por lo tanto, concentraremos aqui nuestra atenci6n principalmente
en el analisis de los vinculados a los proyectos politico-linguisticos disenados en
la Espaiia contemporanea.

n6mica y politica distintos, estan separadas por barreras conceptuales porosas?, i,sera que
las ideologias que llamamos propiamente nacionalistas son susceptibles de experimentar
mutaciones que Ias vuelven propiamente gIobales? (vease el capitulo 2).
LA LENGUA, PATRIA COMUN:
LAHISPANOFONIA Y ELNACIONALISMO PANHISPANICO

JOSEDELVALLE

Introducci6n
Como apuntaba en el capitulo 1, la nueva realidad glotopolitica espanola -que
situamos en el periodo que se inaugura con la Constituci6n de 1978- ha dado
nueva vida, en unos casos, a visiones de antano sobre el papel del espanol en
Espafia y en el resto del mundo, y ha producido, en otros, visiones del lenguaje
propias de las condiciones especificamente contemporaneas de las sociedades en
las que el espanol cumple una funci6n comunicativa, econ6mica y politica impor-
tante. En este capitulo, tras presentar esquematicamente esta nueva realidad y las
politicas linguisticas asociadas con ella, propondre un analisis de los discursos
que emergen de los espacios institucionales en los que se disena e implementa la
promoci6n del espanol. MecenTfare"principalmente en los procesos de elabora-
ci6n de una imagen especifica de la lengua -lo que en el capitulo anterior llame
la planificaci6n del estatus simb61ico de la lengua-, de un sistema lingiiistico-
ideol6gico que produce y reproduce un orden de relaciones culturales y econ6mi-
cas claramente dependiente, por un lado, de la vieja uni6n colonial entre Espafla
y la America hispanohablante, y por otro, de la dinamica de los mercados nacio-
nales e intemacionales en el contexto de la globalizaci6n. Una de las conclusio-
nes de mi analisis de los discursos institucionales en tomo al espanol apuntara
precisamente a la existencia de una tensi6n entre, por un lado, el rechazo explici-
to de la ideologia del nacionalismo linguistico, y por otro, la adopci6n implicita
de los esquemas conceptuales de esa misma ideologia.

La articulaci6n de Espana y la politica lingiiistica domestica


La aprobaci6n de la Constituci6n Espanola de 1978 marc6 un hito en la historia
reciente del pais. De entre los multiples objetivos que se planteaban los padres de
32 Jose del Valle

la carta magna, adquiria relevancia especial el intento de resolver el hist6rico


contencioso sobre la problematica definici6n de Espana como Estado-naci6n y,
consecuentemente, de adoptar un modelo apropiado para la organizaci6n admi-
nistrativa del Estado. Asi, y como respuesta a aquellos desafios, nacia, en 1978,
eI Estado de las Autonomias, un marco legal y politico que aspiraba a acomodar,
por un lado, las reivindicaciones sobre la unidad cultural y politica de Espana, y
por otro, las demandas de los nacionalismos catalan, gallego y vasco'.

Por supuesto, tan ambicioso y complicado proyecto de modemizaci6n y cons-


trucci6n nacional habria de tener que enfrentarse a tambien complejos problemas
linguisticos: desde el estabIecimiento del espanol o castellano- como la lengua de
Espana hasta el reconocimiento oficial del caracter plurilingue del pais. Apesar
de la instauraci6n de la Constituci6n (que en su articulo 3 trata de proponer un
marco adecuado para los retos linguisticos del momento)^, de la puesta en vigor
de los Estatutos de Autonomia^ y de la aprobaci6n de las respectivas leyes de
normalizacion lingiiistica en las comunidades aut6nomas que las consideraron
necesarias, aquellas disputas de los afios setenta y ochenta sobre quien ha de
hablar que, cuando, d6nde y por que aun persisten: todavia se oyen de vez en
cuando expresiones de alarma ante el hecho de que la sustituci6n del catalan,
gallego o vasco por el espanol sigue su curso; aun surgen a veces acusaciones de
discriminaci6n contra hablantes de una u otra lengua; saltan todavia a las noticias
discusiones sobre el tiempo que en las escuelas se dedica o se ha de dedicar a la
ensenanza del castellano; estallan aun polemicas sobre el uso publico de tal o
cual lengua en tal o cual comunidad e incluso sobre el papel que losjuguetes -las

La bibliografia sobre estos temas es extensisima. En lugar de intentar en vano crear una
Hsta "representativa" me limitare a dar tres referencias que estan entre mis lecturas mas
recientes y que por ello habran influido mas (en la direcci6n que sea) en mi actual percep-
ci6n de estos asuntos. En relaci6n con la elaboraci6n de la Constituci6n, vease De Esteban
(1987). Sobre el nacionalismo espanol, especialmente en el siglo diecinueve, el estudio de
Alvarez Junco (2001). El nacionalismo espanol y su relaci6n con el hispanoamericanismo
lo estudia Sepulveda (2005). Para una visi6n mas contemporanea y polemica de los nacio-
nalismos vasco y espanol, el libro de Edume Uriarte (2003).
Para saber mas (aunque no necesariamente mejor) sobre el embrollo de la nomenclatura,
vease el libro de Gregorio Salvador (1987). Y por supuesto, el clasico de Amado Alonso j
(1938) o el mas reciente y completo de Mondejar Cumpian (2002).
El articulo 3 dice asi: "1. El castellano es la lengua espaiiola oficial del Estado. Todos los
espanoles tienen el deber de conocerla y eI derecho a usarla. 2. Las demas lenguas espano-
las seran tambien oficiales en las respectivas Comunidades Aut6nomas de acuerdo con sus
Estatutos. 3. La riqueza de las distintas modalidades linguisticas de Espana es un patrimo-
nio cultural que sera objeto de especial respeto y protecci6n".
Sistema que, lejos de liaber alcanzado la estabilidad esperada, se encuentra en pleno proce-
so de reforma cuando se elabora el presente libro.
La lengua, patria comun 33

munecas habladoras, por supuesto, muy especialmente-juegan o dejan dejugar


en la normalizaci6n linguistica. Es incuestionable la actualidad y relevancia poli-
tica de estos y otfos temas -si, incluso el de las practicas linguisticas de las mune-
cas habladoras^- aun en 2007 y de ahi que hayan recibido una atenci6n especial
de los investigadores de la vida social del lenguaje y que hayan sido analizados
criticamente y con frecuencia debatidos tanto en foros cientificos y universitarios
como en espacios de mayor impacto en la formaci6n de la opini6n publica como
puede ser la prensa^.

En efecto la mayoria de los estudios de politica linguistica desarrollados en Espa-


na y sobre Espana se han centrado en las multiples dimensiones de los llamados
procesos de normativizaci6n y normalizaci6n llevados a cabo en las comunida-
des aut6nomas bilingues principalmente desde los afios setenta. Se partia enton-
ces de un escenario en el cual, segun sostenian los planificadores, la lengua de la
comunidad estaba siendo sustituida por el espanol. El objetivo de aquellas politi-
cas linguisticas iba a ser frenar este proceso e incluso invertirlo, es decir, condi-
cionar.las practicas linguisticas de modo tal que aumentara el uso de la lengua
que los textos legales habian etiquetado como "propia". Los procesos que se
pusieron en marcha para llevar a cabo tal transformaci6n se proponian, por un
lado, fijar la norma linguistica y que esta fuera aceptada por la poblaci6n (seria la
llamada normativizaci6n, que se corresponderia aproximadamente con la llama-
da planificaci6n del corpus que se describi6 en el capitulo 1), y por otro, garanti-
zar su presencia en todas las esferas de la vida publica y privada de la comunidad
(la llamada normalizaci6n, asociada esta a la planificaci6n del estarus)^. Insisto

Aprincipios de 2007, La Voz de Galicia informaba de que el portavoz de lengua del Bloque
Nacionalista Galego le planteaba una pregunta al respecto a la Secretaria General de Politi-
ca Linguistica quejandose de que "S61o hablan espanol y reproducen un esquema linguisti-
ca impuesto" (5/l/2007).
Entre las visiones panoramicas se encuentran Bossong y Baez de Aguilar Gonzalez 2000,
Castillo Lluch y Kabatek 2006, Etxebarria 2002, Mar-Molinero 2000, Ridruejo 2004,
Siguan 1992, Sbhrman 1993, Turell 2001. Se puede seiialar ademas, como muestra del
caracter polemico de estos temas, los trabajos y criticas de estas politicas realizados por
ejemplo por Gregorio Salvador (1987, 1992), miembro y Secretario de la RAE, por Juan
Ram6n Lodares (2000, 2001, 2002) o por Angel L6pez Garcia (1985, 2004).
Aunque tenga s61o una relevancia tangencial para el prop6sito de este ensayo, merece la
pena apuntar algunas de las trampas que pueda encerrar el concepto de normalizaci6n. ^Es
la normalidad una noci6n estadistica o etica? iQue es la normalidad en materia linguistica?
^,En que sentido serian "anormales", por ejemplo, las comunidades crioUas? i,Es verdadera-
mente anormal, en el sentido estadistico, el caracter cambiante de la personalidad linguisti-
ca de un grupo humano? ^En que sentido es anormal la coexistencia en un territorio de dis-
tintas lenguas o normas de conducta linguistica distribuidas desigualmente por los dominios
de uso? Me conformare, por ahora, con plantear estas preguntas ret6ricas; pero en relaci6n
con este asunto aun hay mucha tela que cortar.
34 Jose del Valle

en senalar la profusi6n de..estudios y debates en tomo a estos programas de plani-


ficaci6n linguistica orientados a frenar procesos de sustituci6n en Comunidades
tales como Catalufia, E1 Pais Vasco y Galicia (vease la nota 6).

Nuevas poIiticas Iingiiisticas para una Espaiia globalizada


Contrariamente, ha recibido poca atenci6n critica la tambien intensa, pero quizas
menos estridente, politica linguistica orientada hacia la planificaci6n del corpus y
estatus del espafiol. Por lo que a la planificaci6n del corpus se refiere, el trabajo de
las agencias Iingiiisticas pertinentes ha sido intenso, y desde principios de los noven-
ta han proliferado proyectos de codificaci6n y elaboraci6n de entre los cuales se
destacan los diccionarios, gramaticas y ortografias academicos (es notable la activi-
dad de la Real Academia Espanola y la Asociaci6n de Academias de la Lengua
Espanola, pero no hay que olvidar la importante intervenci6n de la prensa escrita
por medio de sus libros de estilo y de los corsarios de la estandarizaci6n con sus
manuales de urbanidad y buena conducta linguistica^). Si los esfuerzos de planifica-
ci6n de corpus han sido abundantes, no lo ha sido hasta la fecha el analisis de la
naturaleza y significado de los mismos; como tampoco lo ha sido el estudio de las
estrategias de planificaci6n del estatus del espafiol, especialmente el interes mani-
fiesto en el mismo periodo por dotar al idioma de una determinada imagen publica
y por promocionar su estatus tanto dentro de la propia Espana como mas alla de sus
fronteras. En terminos concretos estas estrategias se canalizaron a traves de la crea-
ci6n del Instituto Cervantes en 1991, con el objeto de promover el espafiol intema-
cionalmente, y de la renovaci6n y modemizaci6n de la Academia, que, distancian-
dose del viejo lema "limpia, fija y da esplendor", se comprometia ahora a impulsar
la Asociaci6n de Academias de la Lengua Espanola y asumia como objetivo priori-
tario el de salvaguardar la unidad de un idioma que se habla en tantos y tan distantes
paises'. LaAcademia adopta ahora como lema "Unidad en la diversidad"'".

Se podria hablar aqui de Alex Grijelmo y sus apasionadas defensas del idioma espanol
(1998) o de la Fundeu: "fundaci6n sin animo de lucro que tiene como principal objetivo
colaborar con el buen uso deI idioma espanol, especialmente en los medios de comunica-
ci6n, cuya influencia en el desarrollo de nuestra lengua es cada vez mayor" (www.fun-
deu.es). Fue crcada en 2005 como resultado de un acuerdo entre la Agencia EFE y el Banco
Bilbao Vizcaya Argentaria (BBVA). Sin embargo, el que verdaderamente merece ser men-
cionado es Fernando Lazaro Carreter, quien, con sus dardos en la palabrajug6 hasta su
fallecimiento un papel central en la difusi6n de un tipo de cultura linguistica que fomenta
esa paranoia del mal hablar que tan bien sirve a los guardianes de la correcci6n linguistica.
Ademas de la Academia y del Cervantes, entre los agentes de la politica linguistica exterior
espanola se podrian incluir instituciones tales como el Instituto de Comercio Exterior
(ICEX), la Sociedad Espanola para la Acci6n Cultural Exterior (SEACEX) o la Fundaci6n
La lengua, patria comun 35

Llama la atenci6n el observar que las causas y posibles consecuencias de esta


reorientaci6n hayan despertado escaso interes entre los investigadores, y no diga-
mos entre la poblaci6n general, que parece incluso inconsciente de la existencia
de una politica linguistica espafiola fuera del ambito que les corresponde a los
gobiernos de las Comunidades Aut6nomas con lengua propia. Un aspecto estrate-
gicamente central de la politica linguistica a la que me voy a referir en este capi-
tulo es precisamente su invisibilidad. No pretendo sugerir, por supuesto, que la
implementaci6n de la misma tenga lugar a espaldas de la poblaci6n. Muy al con-
trario, un gran numero de actos publicos asociados con la puesta en practica de
esta politica se caracteriza precisamente por su espectacularidad y por su amplia
proyecci6n mediatica. No son, por lo tanto, los conceptos y practicas culturales y
linguisticas en si lo que es objeto de una suerte de ocultamiento", sino el caracter
politico y econ6mico de las mismas, es decir, su estrecha conexi6n, tanto en lo
que se refiere a su formulaci6n como a sus consecuencias, con intereses y pro-
yectos que nacen en ambitos mas "prosaicos" de la vida nacional. Me referia, al
abrir esta secci6n a la menor estridencia de la planificaci6n del corpus y el estatus
del espanol, es decir, a la escasa aparici6n de crispadas disputas sobre el asunto
en foros de amplia difusi6n tales como la prensa. Esto pudiera ser precisamente
producto del exito con que se ha llevado a cabo el ocultamiento de la dimensi6n
politica de la promoci6n de la lengua espafiola desde las instituciones ya mencio-
nadas. La visibilizaci6n de esta dimensi6n es justamente uno de los objetivos que
los estudios de glotopolitica deben plantearse. Porque si es cierto que los proyec-
tos de planificaci6n catalanes, gallegos y vascos son parte de la acci6n de los
gobiernos auton6micos y han de ser entendidos y evaluados en el contexto de la
dinamica politica de cada Comunidad, tambien lo es que al profundizar en el ana-
lisis de la politica linguistica de Espana en relaci6n con el espanol nos encontra-
mos con instituciones y acciones que no se circunscriben al terreno de lo asepti-
camente cultural sino que se inscriben en el mas amplio contexto de las relaciones
y transacciones que caracterizan el ejercicio del poder politico y econ6mico.

Siglo de la Junta de Castilla y Le6n, asi como grupos mediaticos y corporaciones (Telef6ni-
ca, por ejemplo) que, al menos en parte,financiany apoyan la implementaci6n de la politi-
ca en cuesti6n.
El IV Congreso Internacional de la Lengua Espanola, que tuvo lugar en Cartagena de Indias
en 2007, adopt6 precisamente este lema como titulo: "Presente y futuro de la lengua espa-
nola: unidad en la diversidad".
Al hablar aqui de ocultamiento me refiero al concepto de "erasure" propuesto por Judith T.
Irvine y Susan Gal (y al cual, en otras partes del libro, nos referimos como elisi6n ideol6gi-
ca): "Proceso en el cual la ideologia, al simplificar el campo sociolinguistico, hace que o
bien personas o bien actividades (o fen6menos sociolingiiisticos) resulten invisibles. Los
hechos que no son consistentes con el esquema ideol6gico o bien no son percibidos o bien
reciben una explicaci6n naturalizadora" (2000: 38).
36 Jose del Valle

En el analisis de esta dimensi6n politica, conviene senalar el giro dado por Ia


acci6n lingilistica y cultural del ambito de lo domestico al de los asuntos exterio-
res, un giro sin duda conectado con otro de los importantes desafios a los que
hubieron de enfrentarse los agentes de la reforma politica de los anos setenta una
vez superada la transici6n legal e institucional. El tel6n de fondo frente al cual se
deben interpretar las nuevas estrategias de planificaci6n es la creciente participa- ,
ci6n espanola en los principales foros de la politica intemacional (muy especial- j
mente su intervenci6n en las politicas de area y en proyectos de integraci6n regio- j
nal) y en la pugna por los tesoros del mercado econ6mico global. A principios de -
los ochenta, el Partido Socialista (PSOE) se enfrent6 al reto de conducir el pais
hacia las autopistas de la modernidad. A lo largo de aquella decada, Espaiia pas6
a formar parte de la OTAN y la organizaci6n que hoy es la Uni6n Europea, pasos
que acercaron al pais a los centros de decisi6n del mundo occidental. En 1992,
los Juegos Olimpicos de Barcelona'^ y la Exposici6n Universal de Sevilla sirvie-
ron como plataformas de exhibici6n de la preparaci6n y capacidad organizativa
de Espana. Tambien en los noventa, se asisti6 al despegue de empresas transna-
cionales con importante capital espanol, muchas de las cuales aterrizaron en Lati-
noamerica, y, en 1991, a la celebraci6n de la primera Cumbre Iberoamericana de
Naciones en Guadalajara, Mexico, que daba "articulaci6njuridico-politica de
caracter internacional a la Comunidad Iberoamericana de Naciones (CIN)" (Vale-
ra y Otero 2006: 17). Estos y otros procesos parecian probar de una vez por todas ,
la superaci6n de la excepcionalidad de Espana y su ascenso al rango de oficial en j
los ejercitos de la globalizaci6n. '

Cambios tan radicales en el sistema politico, vida cultural, actividad econ6mica y


prestigio internacional del pais no podian tener lugar sin dejar su impronta en la
vida linguistica: a medida que el Estado de las Autonomias pugnaba por asentar-
se en un inc6modo espacio nacional, a medida que Espana se modernizaba y a
medida que gobierno y empresas jugaban o anhelaban jugar un papel mayor en la
vida internacional, desde las instancias del poder se forjaban nueyas_ideologias
Hngiusticas. Como ya hemos dicho, los nacionalismos catalan, gallego y vasco,
en el espacio de poder que les correspondia, pretendian naturalizar la condici6n
nacional de sus comunidades y legitimar asi su reivindicaci6n de autogobiemo a
traves de la lengua: de su instalaci6n en la administraci6n, en el sistema educati-
vo, en los medios de comunicaci6n y en todos los espacios de la vida publica; de
su consolidaci6n como simbolo nacional; y sobre todo, de la difusi6n de practicas
y creencias linguisticas que distinguieran la verdadera y legitima ciudadania

Hay que matizar que la propiedad, catalana o espanola, de los Juegos fue intensamente
debatida en su momento. Vease DiGiacomo 1999,
La lengua, patria comun 37

(catalana, gallega o vasca, segun el caso) tal como estos movimientos politicos la
concebian. Asimismo, desde el gobierno de Madrid y desde las instituciones
investidas de poder linguistico se iba sintiendo la necesidad de proyectar una
imagen del espanol -de su relaci6n con la propia Espana, con los paises hispani-
cos, con la CFN y con el resto del mundo- que complementara no s61o los planes
de modemizaci6n, crecimiento econ6mico y ampliaci6n de la presencia politica y
econ6mica del pais en el mercado global sino tambien los esfuerzos para la cons-
trucci6n nacional de Espana.

La hispanofonia

Los esfuerzos realizados desde Espana por desarrollar una conciencia comunita-
ria compartida con las antiguas colonias, especialmente con las americanas, se
remontan al siglo diecinueve y se pueden identificar con el movimiento cultural
que aIgunos histori6grafos han denominado hispanismo o hispanoamericanis-
mcP. Se trata de un movimiento

cuyo explicito prop6sito era la conformaci6n y promoci6n de una comunidad cultural


entre Espana y las republicas americanas, en la creencia de que las fuerzas unidas no
son la suma de todas las fuerzas por separado, sino la proyecci6n sinergica del conjun-
to hasta alcanzar una potencialidad muy superior (Sepulveda 2005: 11).

El hispanoamericanismo se fundaba sobre la idea de que una cultura espafiola


comun materializada en la lengua espafiola existia a ambos lados del Atlantico y
constituia la base de una entidad politica y econ6micamente operativa, es decir,
una verdadera hispanofonia. N6tese que, en el uso que yo hago de este termino,
la hispanofonia no es un hecho objetivo: un grupo de naciones concretas o una
red de interaccion tejida por un c6digo comunicativo compartido. Es mas bien
una comunidad imaginada -en el sentido andersoniano (Anderson 1983)- sobre
la base cTe una lengua comun -imaginada tambien-; una lengua comun que une,
formando un vinculo afectivo, a todos aquellos que se sienten en posesi6n de la
misma y que comparten un sentimiento de lealtad hacia ella. La hispanofonia es,
por lo tanto, una ideologia lingiiistica -consistente con las definiciones propues-
tas en el capituIo 1 o en Gal y Woolard (2001)- un sistema de ideas, o mejor, de
ideologemas, en torno al espanol hist6ricamente localizado que concibe el idio-

Sobre el contenido y emergencia hist6rica del movimiento hispanoamericanista y sobre la


relaci6n entre la intelectualidad espanola y latinoamericana veanse los siguientes estudios:
Del Valle y Gabriel-Stheeman (2002 o 2004), Fogelquist (1968), Pike (1971), Rama(1982),
Sepulveda (2005) o algunos de los ensayos incluidos en Perez de Mendiola (1996).
38 Jose del Valle

ma como la materializaci6n de un orden colectivo en el cual Espana desempena


unpapel centraI'l

Ante la frecuencia con que en las ciencias sociales aparece el concepto anderso-
niano de comunidad imaginada y ante las muchas (y en muchos casos muy justi-
ficadas) criticas que este (en cualquier caso importante) trabajo ha recibido, con-
viene introducir un inciso para aclarar el sentido en que yo lo interpreto y el uso
que de el hago en este analisis. En su ya clasico tratamiento del asunto, Anderson
describia la naci6n como

una comunidadpolitica imaginada-imaginada como una entidad inherentemente delimi-


tada y soberana-. Es imaginada porque sus miembros, incluso los de la naci6n mas
pequena, nunca llegaran a conocer a sus conciudadanos, verlos o siquiera tener noticia de
ellos; y sin embargo, en la mente de todos, vive la imagen de su comuni6n (1983: 6)'^.

No se debe olvidar que la condici6n de imaginada no se la atribuia Anderson s61o


a la naci6n: "todas las comunidades mayores que la aldea primordial donde el
contactoes cara a cara (y quizas incluso en estos casos) son imaginadas. Las
comunidades no se distinguen por su falsedad o autenticidad, sino por la forma
en que se imaginan" (6). La imaginaci6n, por lo tanto, en el sentido en que la ins-
trumentaliza Anderson, dista mucho de remitirnos a invenciones o fabricaciones
artificiales; la imaginaci6n es la capacidad de concebir la comunidad mas alla de
la inmediata experiencia sensorial. Por lo tanto, y en consonancia con esta visi6n,
lo que me interesara como historiador de la vida del lenguaje no es afirmar o
negar el caracter imaginado de la comunidad linguistica ^>or ejemplo, la comuni-
dad de personas que "hablan espanol", que se reconocen a si mismas como
"hablantes de espanol") sino entender las condiciones que posibilitan o impulsan
el que esa comunidad se imagine de una determinada manera y no de otra (por
ejemplo, con el perfil concreto que a la comunidad de hispanohablantes le estan
dando las instituciones a cargo de la politica linguistica espafiola y al cual me
refiero en este trabajo como hispanofonia).

La defensa explicita del valor de la unidad que define el hispanoamericanismo y


que se encuentra en el mismo centrcTconceptual de la hispanofonia surgi6 en
parte como respuesta a una serie de fuerzas centrifugas que, a lo largo del dieci-

A1 senalar la centralidad de Espana coincido de nuevo con Sepulveda: "Se utiliza aqui Ia
denominaci6n hispanoamericanismo; no por ser un movimiento interesado en 'Hispanoa-
merica' -que lo era-, sino por constituir la mitad espanola de un movimiento mas amplio,
junto al unionismo americano, de promoci6n de una comunidad cultural en cuya consolida-
ci6n Espana obtendria considerables beneficios" (2005: 97).
De nuevo, las traducciones a lo largo del capitulo son mias.
La lengua, patria comun 39

nueve, desafiaban el propio proyecto de construcci6n nacional espanol: por un


lado, la amenaza que para la integridad de Espana representaban los aun embrio-
narios movimientos nacionalistas en Catalufia, El Pais Vasco y Galicia; por otro,
la perdida de prestigio e influencia que habia sufrido Espana tras la perdida de las
colonias, las cuales se enfrentaban ahora a sus propios proyectos de construcci6n
nacional, gestionando la especificidad cultural, linguistica y social de su territo-
rio y enfrentandose al coloso norteamericano y a sus obvias ambiciones imperia-
les. En este contexto, para Espana, la hispanofonia ofrecia, primero, la orgullosa
afirmaci6n y el abrazo entusiasmado de las senas de identidad nacional que cier-
tas partes del pais se mostraban reacias a aceptar como propias; y segundo, un
campo (mercado) cultural unificado que posibilitaria la preservaci6n poscolonial
de al menos algunos de los privilegios coloniales.

Resulta obvio que, a lo largo de la mayor parte de los siglos diecinueve y veinte,
la capacidad de Espana para satisfacer sus deseos de preeminencia fue limitada:
por un lado, las proclamaciones igualitarias del hispanoamericanismo, con fre-
cuencia expresadas con 16gica y ret6rica esencialmente colonialistas, eran recibi-
das con profundo escepticismo (tema tratado en del Valle y Gabriel-Stheeman
2002 y 2004); por otro, las circunstancias materiales de la vida politica y del
desarrollo econ6mico de Espana limitaban la intensidad de estos esfuerzos y su
capacidad para comprometer los recursos que tal misi6n requeriria. Sin embargo,
a finales de los ochenta del siglo veinte el perfil de Espana cambi6 drasticamente
al darse nuevas condiciones culturales y econ6micas entre las cuales Se cuentan,
como ya se ha dicho, la consolidaci6n de la democracia, la incorporaci6n a la
OTAN y la UE, el crecimiento econ6mico, la extensi6n por America Latina de
corporaciones con capital espanol y el desarrollo de la CiN.

Seria bajo estas nuevas condiciones que los sucesivos gobiemos espanoles -en
colaboraci6n con una parte del sector empresarial (porejemplo, Telef6nica,
PRISA, Iberdrola, Banco de Santander, Repsol) y, desde luego, con la complici-
dad de ciertos sectores culturales, empresariales y gubernamentales de las socie-
dades latinoamericanas- habrian de movilizar instituciones lingiiisticas y cultura-
les (la Real Academia Espanola, la Asociacion de Academias de la Lengua
Espanola y el Instituto Cervantes, por ejemplo) con el fin de promover la hispa-
/ nofonia, una conceptualizaci6n de la comunidad hispanohablante que la consoli-
| dara como mercado donde la presencia del capital espanol fuera percibida como
' natural y legitima.

Este esfuerzo exigia, por supuesto, librar a Espana de la imagen y de las inc6mo-
das asociaciones que pudieran derivarse de su pasado imperial. Curiosamente, a
finales del siglo veinte, el espectro del imperio aun tenia encantada la casa con-
40 Jose del Valle

ceptual de la comunidad hispanohablante. En 1991, por ejemplo, Manuel Alvar,


distinguido fil61ogo y dialect61ogo espanol y director de la RAE entre 1988 y
1991, repetia todavia la visi6n del colonialismo como mission civilisatrice:

Mexico sabia mejor que nadie el valor de tener una lengua que unifique y que libere de
la miseria y del atraso a las comunidades indigenas [...] Salvar al indio, redimir al
indio, incorporaci6n del indio, como entonces gritaban, no es otra cosa que desindiani-
zar al indio. Incorporarlo a la idea de un estado modemo, para su utilizaci6n en unas
empresas de solidaridad nacional y para que reciba los beneficios de esa misma socie-
dad [...] El camino hacia la libertad transita por la hispanizaci6n (Alvar 1991: 17-18).

Mas recientemente, de la boca de Ram6n Casilda Bejar, economista invitado al II


Congreso Intemacional de la Lengua Espanola celebrado en Valladolid, surgian
emocionadas narraciones del nuevo papel y de las nuevas empresas comerciales
de Espana enAmerica Latina. N6tese c6mo estas narraciones aparecen igualmen-
te coloreadas por el imaginario colonial:

Un siglo despues del repliegue defmitivo de Espana al perder Cuba, se vuelve a un con-
tinente que de ninguna manera a nadie nos es ajeno: Iberoamerica. Ahora con otras ideas,
perspectivas e ilusiones que nos confieren las nuevas armas: las empresas espanolas, que
se han expandido con los nuevos vientos de la globalizaci6n (Casilda Bejar 2001).

Con todo, las cosas han cambiado. Ahora incluso los mismos agentes econ6mi-
cos qiie dan voz al discurso neocolonial son conscientes de sus peligros. El pro-
pio Casilda Bejar afirmaba en el mismo foro que: "[l]a transferencia de la propie-
dad de empresas importantes de manos nacionales a manos extranjeras puede
verse como un hecho que socava la soberania nacional y que es equiparable a una
'recolonizaci6n'" (2001). Pero esta preocupaci6n, continuaba Casilda Bejar,
podria ser aliviada: "adviertase que la extraordinaria posici6n alcanzada [por
Espana] en este continente, ha sido posible gracias a nuestro extraordinario alia-
do: el idioma, causa y efecto de nuestra afinidad cultural, psicol6gica y afectiva"
(2001).

Esta afinidad cultural, sicol6gica y afectiva basada en la lengua comun no es ni


mas ni menos que esa ideologia lingiiistica a la que yo me refiero como hispano-
fonia. Pero se trata, como senala Casilda Bejar, de una comunidad asentada sobre
una falla (no geol6gica sino ideologica) y que, en consecuencia, necesita ser
constantemente reforzada. Es en este contexto, ante la fragilidad inherente a la
hispanofonia, en el que los gobiernos espanoles y los lideres empresariales movi-
lizan estrategicamente las instituciones linguisticas y culturales para asegurarse
de que la presencia de los agentes econ6micos espanoles en America Latina sea
percibida no como la versi6n posmodema de la vieja relaci6n colonial sino como
"natural" y "legitima":
La lengua, patria comun 41

Iberoamerica es un area de expansi6n natural para las entidades y empresas espafiolas,


porque las raices culturales y el idioma comun facilitan el acceso a los mercados y la
clientela (Casilda Bejar 2001, el enfasis es mio).

En el quinto lugar del <<ranking>> del sector de las editoriales en todo el mundo, des-
pues de Estados Unidos, Reino Unido, Alemania y China, las espanolas, terceras en
Europa por delante de Francia, son lideres en casi todos los paises de lberoamerica, su
via natural de expansi6n, por lo que, segun los expertos, apremia salir a la conquista
de nuevos mercados (ABC 31/12/2006, el enfasis es mio).

fteroamerica es un objetivo politico, econ6mico y empresarial legitimo para los espano-


les [...] Estamos mucho menos lejos de America Latina de lo que nadie puede pensar
(Jesus de Polanco, presidente de PRISA, cit. en ElPais 24/7/1995, el enfasis es mio).

La nueva imagen del espafioI: concordia, universalismo y rentabilidad

Como ya queda dicho, desde las agencias a cargo de lapolitica lingiiistica espano-
la se ha ido mucho mas alla de la simple elaboraci6n de la norma culta del espa-
nol. La preservaci6n de la unidad del idioma, es decir, la garantia de la lealtad de
los hispanohablantes a la norma culta y a sus guardianes, y la promoci6n intema-
cional del espanol, es decir, el estimulo y explotacion de un interes por la lengua
espanola en el mundo, han sido declarados objetivos prioritarios por laAcademia
y el Cervantes respectivamente. Se ha desarrollado, en suma, una visi6n del espa-
nol y de su relaci6n con Espana, con la comunidad hispanica y con el mundo -una
hispanofonia-; y se han puesto en marcha medidas para alcanzar su aceptaci6n y
difusi6n. En otras palabras, se ha producido una ideologia linguistica, un sistema
de ideas formado por nociones linguisticas y visiones de la identidad colectiva
(espanola o hispanica) cuyo funcionamiento ha de ser entendido en el contexto
del desarrollo politico y econ6mico de la Espafia contemporanea.

Como ya se ha seiialado en trabajos anteriores (del Valle y Gabriel-Stheeman


2002 y 2004), al analizar la imagen del espanol desarrollada por las mencionadas
instituciones, nos encontramos, en primer lugar, con que aparece insistentemente
caracterizado como lengua de encuentro, como instrumento de comunicaci6n
que posibilita un dialogo y una convivencia arm6nica propios, aparentemente, de
una patria comun. Este principio lo formulaba asi, de forma concisa pero extraor-
dinariamente elocuente, Victor Garcia de la Concha, profesor de la Universidad
de Salamanca y actual director de la Academia:

Es realmente emocionante c6mo la lengua esta sirviendo de lugar de encuentro y no


s61o como canal de comunicaci6n. La lengua nos hace patria comun en una concordia
superior (cit. en El Pais 9/7/2000).
42 Jose del Valle

La idea del espanol como lugar de encuentro es, como explicare mas adelante, un
elemento nuclear de la ideologia de la hispanofonia. No en vano el director de la
Espanola y muchos otros agentes de las politicas linguisticas con ella asociadas
insisten en senalar que el mayor peso del espanol se encuentra en America, y que
la Academia, siguiendo las recomendaciones del Rey de Espana, no da un paso
sin consultar con las otras Academias de la Lengua Espanola. El ideologema del
encuentro hizo su mas sonada aparici6n en un muy controvertido discurso pro-
nunciado justamente por el Rey de Espafla Juan Carlos I (tema al que volvere en
el capitulo 4):
Nunca fue la nuestra lengua de imposici6n, sino de encuentro; a nadie se le oblig6
nunca a hablar en castelIano: fueron los pueblos mas diversos quienes hicieron suyo
por voluntad liberrima, el idioma de Cervantes (Juan Carlos I, ceremonia de entrega
del Premio Cervantes, 23 de abril de 2001)'*.
La segunda idea que perfila la imagen del espanol en la politica linguistica a la
que aqui me refiero afirma el cavacterglobal de la lengua. Esta proyecci6n global
del idioma se deriva no s61o de su presencia en los paises que constituyen el
mundo hispanico sino, y muy especialmente, de su capacidad de expansi6n, una
capacidad de expansi6n que, se nos dice, queda demostrada por su presencia en
paises de la importancia de Brasil o Estados Unidos y por su constante creci-
miento como lengua extranjera en el sistema educativo de mas y mas paises. La
prensa espanola ha insistido en esta propiedad y los siguientes titulares resultan
reveladores de la euforia que acompana Ia promoci6n intemacional de la lengua:
"Los expertos llaman a los hispanohablantes a conquistar el ciberespacio" (El
Pais ll/4/1997); "El espanol conquistaBrasil" (ElPais 8/5/2000); "El Instituto
Cervantes alaconquistadeAmerica" (ElMundo 12/10/2000).Apesardel marca-
do tono militarista que las opciones lexicas de la prensa dan al asunto, hay que
senalar que la expansi6n del idioma se suele justiflcar mas bien invocando los
valores universales -el espanol, lengua universal, es de hecho otra versi6n de
este mismo ideologema- que se le atribuyen, tanto politico-culturales, como
hemos visto en el parrafo anterior, como econ6micos, como veremos en el que
sigue.

Las virtudes conquistadoras de la lengua son buenas companeras de la tercera y


muy valiosa propiedad que se le asigna: su_50ndici6n de recurso econ6mico.
Aunque el tema sera tratado en detalle en el capitulo 5, ade^SffirrT6Ta^rrarguno
de los foros donde se ha ido articulando este componente de la imagen del espa-

E1 Discurso del Rey se puede encontrar en http://www.casareal.es/casareal/home -Discur-


sos y Mensajes: 23/4/01.
La lengua, patria comun 43

nol y las politicas con el asociadas. En octubre de 2001, por ejemplo, en el II


Congreso Internacional de la Lengua Espanola celebrado en Valladolid, una de
las secciones recibi6 el titulo "El activo del espanol". La conferencia plenaria, de
Enrique V. Iglesias, entonces presidente del Banco Interamericano de Desarrollo
en Washington D. C. y en la actualidad Secretario General para Iberoamerica, fue
"El potencial econ6mico del espanol"'^. Los Anuarios del Cervantes revelan
igualmente el enorme interes que existe por analizar y enfatizar la dimensi6n
econ6mica de la lengua. Unos titulos ilustrativos del espiritu del Anuario 2001
son los siguientes: "Econometria de la lengua espanola" (Martin Municio), "El
libro y la imagen de marca de la lengua espanola" (Avila Alvarez), "Una decada
de inversiones espanolas en Iberoamerica (1990-2000)" (Casilda Bejar), "El mer-
cado de las lenguas: la demanda del espanol como lengua extranjera en Francia y
Alemania" (Lamo de Espinosa y J. Noya)'^. Aunque no faltan en estos ensayos
concesiones ret6ricas a la lengua como dep6sito de un legado hist6rico y cultural
y a su condici6n de lazo unificador de la comunidad hispanica (expresiones, por
supuesto, de la visi6n del espanol como lengua de encuentro y manifestaciones
de la ideologia hispanof6nica), su objetivo primario es la identificaci6n y ordena-
miento de los factores que inciden sobre el potencial productivo del espanol:
como producto anhelado por extranjeros ansiosos de aprenderlo y con ello incre-
mentar su capital cultural; como instrumento publicitario, como imagen de marca
que hace un producto mas apetecible; y como basamento de la hispanofonia que
naturaliza y legitima las inversiones e intervenciones espanolas en las Americas.

El espanol, lengua de encuentro en EE.UU.

Para entender cabalmente las visiones del espanol como lugar de encuentro entre
hispanohabIantes y como valioso recurso econ6mico merece la pena detenerse un
poco en la discusi6n de la presencia de la lengua en Estados Unidos (del Valle
2006). En lineas generales, el tratamiento del asunto que en los discursos analiza-
dos encontramos parte de tres hechos: el creciente numero y porcentaje de hispa-
nos que forman parte de la poblaci6n del pais norteamericano, el creciente nume-
ro y porcentaje de estudiantes de espanol a todos los niveles de ensenanza y la
moda de "lo latino".

La subsecci6n titulada "La industria del espanol como lengua extranjera" incluy6 comuni-
caciones tales como las siguientes: "El espanol como recurso econ6mico: anatomia de un
nuevo sector" de 6scar Berdugo, "El espanol como recurso econ6mico en Francia (una
aproximaci6n desde el marketing)" de Jose Maria Dav6 Cabra. Se puede acceder a las
ponencias a traves de http://cvc.cervantes.es/obref/congresos/valladolid/.
ElAnuario se puede consultar en http://cvc.cervantes.es/obref/anuario/anuario_01/.
44 Jose del Valle

E1 tono es revelador de un enorme entusiasmo -no muy distinto del que caracteri-
za las discusiones del espanol en Brasil, como veremos en el capitulo 5-. Cuando
en el ano 2003 la Oficina del Censo Estadounidense hizo publicos datos que con-
firmaban que los hispanos ya eran la minoria con mas peso demografico en el
pals, la prensa espanola procedi6 en seguida a examinar e incluso celebrar el
fen6meno. En un extenso articulo titulado "President L6pez?", El Pais se referia
al asimto en los siguientes terminos:

Los hispanos, ademas de estar ya por encima de la minoria negra, son mas j6venes,
tienen mas hijos y empiezan a salir del pozo de la pobreza para atisbar su propia mane-
ra de realizar el sueno americano. Aun no son una cIase media poderosa, pero sus posi-
bilidades de crecimiento resultan cada vez mas atractivas para los mercados y para los
cazadores de votos (El Pais 20/7/2003).

Ademas del creciente valor estrategico de los latinos, la extensi6n del espanol a
nuevos dominios y el interes por su estudio como lengua extranjera sedujo tam-
bien, como vemos a continuaci6n, a los medios de comunicaci6n espafioles:

40 millones de hispanos forzaran a EE. UU. a apoyar la educaci6n bilingiie (El Pais
12/2/1997).

El castellano entra en politica. Por primera vez en la historia dos candidatos a gober-
nadores en EE. UU. debaten en espanol (El Pais 2/3/2002).

Los congresistas de EE. UU. estudian espanol en cursos intensivos de verano (ABC
22/8/2003).

Quizas las afirmaciones mas reveladoras del interes espanol en EE. UU. y en su
poblaci6n latina fueran las que hizo el por aquel entonces Presidente del Gobiemo
Jose MariaAznar L6pez durante la visita que realiz6 al pais norteamericano en
2003. Los siguientes titulares deprensa nos ayudaran a entender los terminos en los
que se planteaba la relaci6n entre Espana, Estados Unidos y su poblaci6n latina.

Aznar trata de afianzar en Estados Unidos un liderazgo entre la poblaci6n hispana (El
Pais 8/7/2003).

Aznar anima a los hispanos para que acerquen EE. UU. a Iberoamerica y Europa (El
Pais 14/7/2003, el enfasis es mio).

La pujanza econ6mica y demografica configura estas comunidades como un mercado


en alza y una fuerza social en auge (El Pais 8/7/2003, el enfasis es mio).

El acercamiento que pedia Aznar nos recuerda mucho al encuentro que propicia
el espanol y, desde luego, la pujanza que configura a los latinos como mercado
mucho tiene que ver con la visi6n del espanol como activo econ6mico. El peri6-
dico neoyorquino The WallStreetJournal (mas sensible en general, hay que
La lengua, patria comun 45

decirlo, a Ios devaneos intervencionistas de otros paises que a los del propio) en
un articulo en el que cubria la visita de Aznar, lo expresaba aun mas claramente.
El titular decia: "Su periodo en el gobiemo va llegando a su fin, y Aznar insiste
en los vinculos entre Espafia y las Americas" (16/9/2003). En el mismo articulo
se citaba al ex-presidente expresando lo siguiente: "Quiero que los hispanos de
Estados Unidos sepan que tienen raices europeas comunes y una herencia que
puede ser tan s61ida como la anglosajona". Y a rengl6n seguido, los periodistas
que redactaban la noticia comentaban: "Con raz6n. En apenas una decada las
companias espanoIas han invertido mas de 90 millones de d61ares en America
Latina y han hablado mas y mas de usar Mexico como plataforma para penetrar
en el mercado estadounidense".

Esta linea de pensamiento de la que se hacia eco Aznar no era nueva. En 2001,
durante el II Congreso Internacional de la Lengua Espanola, Enrique V. Iglesias,
habia afirmado en la ya citada conferencia plenaria la importancia estrategica de
los hispanos estadounidenses:

La poblaci6n hispana de los Estados Unidos constituye la tercera entidad econ6mica del
mundo latino; [...] el espanol tiene una importante y creciente impronta en la cultura, las
comunicaciones y en el volumen del consumo de los Estados Unidos (Iglesias 2001).

El elemento clave para el analisis que aqui nos ocupa es la importancia dada a la
lengua, al espanol, en la configuraci6n de ese mercado. Oscar Berdugo, presiden-
te de la Asociaci6n para el Progreso del Espanol como Recurso Econ6mico - y
hoy presidente de su sucesora Eduespana-, afirm6 lo siguiente durante su exposi-
ci6n en el mismo congreso:

Si Espana se consigue colocar como referente de identidad o como proveedor de senas


de identidad culturales con respecto a la comunidad hispanohablante de Estados Uni-
dos, estaremos en una inmejorable situaci6n para mejorar nuestras posiciones en aquel
pais (Berdugo 2001).

Tenemos aqui la sintesis perfecta de dos ideologias linguisticas: la hispanofonia y


la ideologia lingiiistica mercantil. Las politicas linguisticas a seguir en Estados
Unidos, en concreto aquellas que tienen como objeto alcanzar a su poblaci6n lati-
na, deben aspirar a persuadirla no s61o de que el espanol es una lengua valiosa
sino el pilar central de una hispanofonia a la cual ellos pertenecen y en la cual
Espana es un benevolOjor/miw interpares (vease del Valle 2006)".

Se ha de notar que la presencia del espanol en los Estados Unidos (la existencia de un
numero considerable de hispanohablantes, el deseo de los politicos de aprender espanol y el
interes de su poblaci6n escolar por adoptarlo como primera lengua extranjera) podria contri-
buir efectivamente a promover la imagen de esta lengua como verdadera lengua global y a
46 Jose del Valle

La ideologia del nacionalismo lingiiistico

Hemos repasado hasta ahora tres de las propiedades que, desde las instituciones
investidas con poder lingiiistico, se le atribuyen al espanol: concordia (el espanol
como lengua de encuentro), universalismo (el espanol como lengua globaT) y
rentabilidad (el espanol como recurso econ6mico). Se trata de propiedades que se
le atribuyen para que, operando conjuntamente, contribuyan a articular su signifi-
cado, determinar su valor y servir de fundamento y de base de legitimidad para la
implementaci6n de determinadas politicas en varios frentes: Espana (frente a la
pujanza de otras lenguas que se defienden explicitamente en base a su funci6n
cultural e identificadora), la comunidad hispanica (como elemento constitutivo
de la hispanofonia) y los mercados lingiiisticos internacionales (frente a lenguas
tales como el frances y el aleman)^. En lo que resta de este capitulo, quiero sena-
lar la existencia de un cuarto elemento en la ideologia que sirve de apoyo a la
implementaci6n de la politica linguistica espanola: me refiero a la construcci6n
de una imagen del espanol basada en el rechazo, explicito en muchos casos, de
las premisas del nacionalismo lingiiistico^'.

Los modos de concebir la relaci6n entre lengua e identidad colectiva son cierta-
mente complejos y probablemente por eso han recibido - y aiin reciben- gran aten-

incrementar consecuentemente su valor de cambio en los mercados lingiiisticos internacio-


nales. La presencia del espanol en este contexto, el estadounidense, al ser lengua extranjera,
lengua que resulta de Ia convergencia de hablantes de distintas variedades dialectales, lengua
creada por los medios de comunicaci6n de masas para llegar a una clientela mas amplia
(L6pez Morales 2006), se presta ademas a la elaboraci6n discursiva de la codiciada lengua
estandar deslocalizada y an6nima (vease c6mo lo describe Woolard en el capitulo 6).
Si bien con frecuencia se justifica la promoci6n deI espaiioI desde la necesidad de contra-
rrestar el monopolio internacional del ingles, hay evidencia que sugiere que las agencias
espafiolas a cargo de estas politicas aceptan la preeminencia deI ingles (considerando incIu-
so los intereses de los promotores de esta lengua coincidentes con los propios) y se plante-
an la difusi6n del espanol por terrenos previamente o actualmente ocupados por otras len-
guas tales como el frances o el aleman. Una curiosa alianza estrategica parece estar
emergiendo entre ingles y espanol (mejor dicho entre sus promotores). El actual director
del Cervantes decia asi recientemente en un articulo de opini6n publicado por el diario
madrileno ABC: "donde mas crece [el espaflol] es en los paises de lengua inglesa o de fuer-
te influencia anglosajona, lo que quiere decir que el ingles es ahora mismo uno de los gian-
des aliados del espanol" (19/12/2006). Vease tambien la nota anterior.
Igual que ocurre con el nacionalismo en general, la literatura sobre el nacionalismo lingiiisti-
co es inabarcable. Mencionare aqui, siguiendo el mismo criterio que segui aniba, una serie
de libros y articulos que constituyen mis lecturas mas recientes sobre el tema y que por con-
siguiente deben de estar mas presentes en las ideas y en la armaz6n argumental de este ensa-
yo: Barbour y Carmichael 2000, Blommaert 2006, Blommaert y Verschueren 1998, Coul-
mas 1988, Edwards 1985:23-46, Errington 1999, Fishman 1972, Haugen 1972:237-54,
Joseph 2004, Judt y Lacorne 2005, McCall Millar 2005, Oakes 2001, Wright 2004.
La lengua, patria comun 47

ci6n de parte de antrop61ogos, historiadores, lingiiistas, soci61ogos, etc. E1 nacio-


nalismo lingiiistico es precisamente uno de los discursos que articulan lengua e
identidad grupal, y si nos fijamos en la ideologia que yace bajo la mayoria de los
proyectos de planificaci6n lingiiistica, quizas el que mas haya influido las politicas
del lenguaje tanto gubemamentales como no gubemamentales en los ultimos dos
siglos. Los movimientos politicos nacionalistas se defmen a partir de la afirmaci6n
de la existencia de una entidad nacional y de la reivindicaci6n para la misma del
derecho a ejercer el nivel de autogobiemo que sus miembros deseen. En otras pala-
bras, asumen como pieza central de su ideario el principio o doctrina de las nacio-
nalidades, de acuerdo con el cual, en palabras de Alvarez Junco, "cada pueblo o
naci6n tiene el derecho a ejercer el poder soberano sobre el territorio en que habi-
ta" (2001:12). El modo concreto de defmir la naci6n (en base a criterios predomi-
nantemente politicos o predominantemente etnicos, por ejemplo) y las funciones
que su defensa desempene (separatismo, expansionismo, reforma politica) son
parametros que permiten distinguir unos movimientos nacionalistas de otros.

A1 examinar la fijaci6n del primero de estos parametros en diversos discursos


nacionalistas encontramos que algunos tienden a senalar el caracter subjetivo de
la naci6n, como un contrato social de convivencia diariamente renovado en un
metaf6rico plebiscito que confirma la lealtad de la ciudadania al proyecto politi-
co comun (se oiran aqui los ecos de la doctrina de Jean-Jacques Rousseau y de la
idea de la naci6n como plebiscito cotidiano que plante6 Emest Renan (1987) en
su famoso discurso de 1882). Otros movimientos nacionalistas han preferido en
cambio afirmar la sustancia cultural de la naci6n, colectivo humano que una serie
de circunstancias hist6ricas cualesquiera ha dotado de una cultura propia y uni-
forme, entendida esta como modo de racionalizar la experiencia vital en eI cual
se realiza el individuo (se oira aqui quizas resonar el pensamiento de Johann G.
Herder o Johann G. Fichte)^. Si bien esta clasificaci6n dicot6mica presenta ven-
tajas analiticas, advierte A. D. Smith (2000) que elementos propios de las con-
cepciones civicas de la naci6n se cuelan frecuentemente en discursos etnicistas y
que, del mismo modo, rasgos de estos aparecen en disenos predominantemente
politicos de la naci6n.

Cada nacionalismo y cada concepto de naci6n esta compuesto de diferentes elementos


y dimensiones que nosotros optamos por etiquetar voIuntarista y organico, civico y
etnico, primordial e instrumental. No hay naci6n o nacionalismo que pueda ser identi-
ficado exclusivamente como el uno o el otro; ni siquiera si en determinados momentos
algunos de estos elementos predomina dentro del conjunto de componentes de la iden-
tidad nacional (Smith 2000: 25).

Vease, por ejemplo, Alvarez Junco (2001: 31-62), Dc Blas Guerrero (1994:38-46).
48 Jose del Valle

Teniendo en cuenta esta importante matizaci6n, podemos afirmar que las naciones
se definen discursivamente a partir de una Iista de elementos potencialmente cons-
titutivos de ]a misma, un menu de propiedades nacionales (lengua, religi6n, tradi-
ciones folcl6ricas, tradiciones sociales, narraciones hist6ricas, instituciones politi-
cas, sistemas de leyes, etc.) del cual cada movimiento nacionaIista seleccionara
los que le convengan segun las necesidades especificas del contexto politico con-
creto en que se desenvuelva. Si una colectividad humana percibe que para la con-
secuci6n de unos objetivos (culturales, econ6micos o politicos) ha de defmirse
como una naci6n, utilizara con tal fin los elementos que mejor sirvan al cumpli-
miento de aquellos objetivos. Finalmente, anadamos un ultimo elemento que no
falta en los discursos nacionalistas, ya tiendan estos hacia el lado civico o hacia el
lado etnico del espectro: la territorialidad, "el principal requisito - y el control del
territorio, el principal objetivo- de las naciones" (Alvarez Junco 2001:13).

Sean cuales sean los elementos que se seleccionan para la construcci6n discursi-
va de la naci6n, todo movimiento politico que se define como nacionaIista afirma
la existencia de una identidad grupal (mas o menos primordial) que legitima el
ejercicio de la soberania y las instituciones que la ejercen. Lo que distingue a los
nacionalismos linguisticos (frente a otros de caracter religioso o politico, por
ejemplo) es el situar la lengua en eI mismo centro de la identidad. De nuevo,
encontraremos diferencias al observar el papel que distintos movimientos nacio-
nalistas asignan a la lengua, el modo en que la integran en el proyecto de cons-
trucci6n identitaria. En versiones predominantemente etnicas/culturales/primor-
dialistas de la naci6n, se tiende a asumir un determinismo linguistico que implica
la identificaci6n de lengua y cultura y sugiere la existencia de un isomorfismo
entre la estructura gramatical de la lengua en cuesti6n y la percepci6n de la expe-
riencia en forma de categorias que constituye la cultura. Para este tipo de nacio-
nalismo linguistico, la perdida de la lengua, supone la desaparici6n de una forma
de ver el mundo, un peligroso e irreparabIe trastorno de la ecologia cultural de la
Tierra. Por ejemplo, el 10 de mayo de 2001 se celebraba en Galicia el "CorreLin-
gua 2001" carrera pedestre popular organizada (como acto simb61ico en defensa
de la lengua) por departamentos de gallego y equipos de normalizaci6n lingtusti-
ca de los institutos de la Comunidad. Al final de la misma se ley6 un manifiesto a
losj6venes participantes que decia lo siguiente:

Somos a voz dos sen-voz, a vangarda dos que rexeitan usar falas prestadas para non
ficaren orfos de pensamentos[...] N6s somos o futuro de Galiza. Somos galegas e gale-
gos e falamos galego. Porque s6 falando galego somos gaIegas, somos galegos.

Yo he tratado el asunto en del Valle (2003). El texto del manifiesto se puede consultar en
http://iespaz-andradecomeni.tripod.com/correlingua2001.htm.
La lengua, patria comun 49

No podria quedar expresada con mayor claridad que en estas palabras la cone-
xi6n que se supone entre pensamiento, lengua e identidad grupal.
En cambio, en versiones predominantemente civicas/politicas/voluntaristas, la
lengua tiende a ser concebida como instrumento de comunicaci6n propio de la
comunidad, instramento que posibilita la vida en comun y la articulaci6n de la
vida econ6mica y social del colectivo. Con todo, y aun cuando se acepte el carac-
ter relativamente arbitrario de la relaci6n entre gramatica y cultura, la lengua
suele verse investida de un caracter simb61ico que la convierte en elemento repre-
sentativo de la naci6n. En un contexto hist6rico y geografico en que la vida coti-
diana de los miembros de dos naciones distintas no presente mayores diferencias
salvo las lingiiisticas, seranjustamente estas las que legitimen la existencia de las
entidades nacionales diferenciadas (al margen, por supuesto, de la existencia de
hecho de estructuras administrativas y politicas separadas) y seria precisamente a
estas a las que se recurriria para aunar al pueblo si se diera, pongamos por caso,
un conflicto con la naci6n vecina. En estas situaciones, la desaparici6n de la len-
gua supone la eliminaci6n de la marca diferenciadora y con ella de la frontera
etnica que constituye la base de la soberania nacional.

A modo de sintesis, la estructura conceptual basica del nacionalismo lingiiistico


esta formada por tres elementos: (a) una identidad grupal, o cultura (civica o
etnica) compartida, (b) posibilitada o determinada por una lengua comun, (c) y
circunscrita a un territorio.

La lengua y el nacionalismo panhispanico


Pues bien, los portavoces de la nueva politica lingiiistica espanola asi como los
autores de discursos ideol6gicamente afmes han rechazado de plano el naciona-
lismo lingiiistico y con el la que ha tendido a ser su premisa fundamental: la
visi6n de la lengua como encaraaci6n de la cultura de un pueblo, como singulari-
simo modo de interpretar la experiencia vital humana. En este sentido, en 2001,
Francisco Marcos Marin, por aquel entonces director academico del Instituto
Cervantes, afirmaba en el suplemento cultural del diario madrileno ABC la sepa-
raci6n conceptual entre lengua y cultura: "Frente a toda idea de mente colectiva o
de propiedad de la comunidad de hablantes, la lengua debe estudiarse como pro-
piedad individual [...] la identidad lingiiistica no implica identidad cultural" (ABC
Cultural)umo 2001). Una vez disociada del concepto de cultura, la lengua queda
neutralizada como elemento potencialmente constitutivo de la naci6n, al menos
en las formulaciones romanticas de esta. Sin embargo, aun se podria afirmar,
desde nacionalismos mas civicos, el valor de la lengua como marca, como sim-
50 Jose del Valle

bolo arbitrario de la naci6n. Pero esta posibilidad ha sido tambien rechazada. Ya


en 1995, Gregorio Salvador, distinguido miembro de laAcademia, hacia la
siguiente afirmaci6n:
E1 espanol no es sefia de identidad ni erablema ni bandera [...] La vieja lengua de mil
anos y miles de caminos no es vernacula ya en ninguna parte, ni siquiera en la vieja
Castilla donde naci6 [...] [ha] devenido en pura esencia linguistica, es decir, en un
valiosisimo instrumento de comunicaci6n entre pueblos y gcntes, en un idioma pluri-
nacional y multietnico (cit. en El Pais 7/l 1/1995).

En el mismo sentido, y en terminos mas firmes aun, rechaza Juan Ram6n Loda-
res la visi6n nacionalista de la relaci6n entre lengua y cultura:
El integrismo linguistico se presenta como un eficaz elemento nacionalizador, basan-
dose en la idea -falsa, por lo demas- de que la comunidad de lenguas es trasunto de la
comunidad racial y de la comunidad de ideas, creencias, sentimientos, asi como un
basti6n de fidelidad a los valores patri6ticos (2002: 21)^.

Vemos pues que estos fil61ogos y lingiiistas, directamente vinculados o cercanos


a las instiruciones de implementaci6n de la politica linguistica exterior de Espana
-miembros desde luego de la misma comunidad discursiva-, abrazan una con-
cepci6n de la lengua que parece situarlos en el polo opuesto del nacionalismo lin-
f giiistico clasico que utilizaba aquella como pieza central de la construcci6n nacio-
| nal, ya fuera por la via estructural-semantica-cultural (como materializaci6n del
' espiritu del pueblo) o por la via simb61ica-arbitraria (como t6tem en tomo al cual
se agrupan los miembros de la naci6n). Frente a esta visi6n, se promueve en
Espana una ideologia linguistica que libera al espanol de sus ataduras culturales y
nacionales para que se convierta en lengua panhispanica, para que salga de las
fronteras fisicas que delimitan un territorio nacTonST especifico y para que asuma
un caracter expansivo e internacional.

Volvamos brevemente a la imagen del espanol dibujada por el director de laAca-


demia: "Es realmente emocionante c6mo la lengua esta sirviendo de lugar de
encuentro y no s61o como canal de comunicaci6n. La lengua nos hacepatria

La intervenci6n de Juan Ram6n Lodares en la confecci6n de una ideologia de apoyo a la


implementaci6n de la politica linguistica espanola fue notable y merece un estudio deteni-
do. A traves de su "trilogia de la lengua", publicada en Taurus y resenada en los principales
peri6dicos espanoles, Lodares desarroll6, con un admirable e impresionante despliegue de
erudici6n, accesibilidad estilistica y gracejo, varios de los pilares que sustentan la ideologia
linguistica dominante: la critica al nacionalismo linguistico, la inevitabilidad de la sustitu-
ci6n de unas lenguas por otras y la superioridad de aquellas cuyo conocimiento y uso puede
mas facilmente traducirse en dinero (la trilogia aparece en la lista de referencias, Lodares
2000,2001,2002).
La lengua, patria comun 51

comun en una concordia superior" (Garcia de la Concha cit. en El Pais 9/7/2000,


el enfasis es mio). En el fondo de esta imagen, se situa el rasgo basico que carac-
teriza a cualquier lengua: su poder comunicativo. Se asume, por supuesto, que el
espanol, al ser una lengua altamente codificada y elaborada, esta dotado de una
especial transparencia significativa. Pero mas sobresaliente aun es el hecho de
que al referirse a la lengua el director de la Academia no se limita a senalar su uti-
lidad: el espanol es mas -debe ser m a s - que un simple instrumento al servicio del
dialogo eficiente. Como canal de comunicaci6n que es, produce el "encuentro" de
todos aquellos que lo hablan y el establecimiento de una comunidad caracterizada
por la "concordia". Por medio de estas figuras del lenguaje, Garcia de la Concha
asocia el espanol con un valor superior, ya no s61o limitado a la utilidad adminis-
trativa o a la rentabilidad econ6mica, sino estrechamente vinculado a un orden
moral y civico^. Fernando Lazaro Carreter, antiguo director de la RAE y uno de
los principales impulsores de su renovaci6n, daba un paso mas y, en una entrevis-
ta celebrada con motivo de la publicaci6n de su El nuevo dardo en lapalabra
(2003), asociaba la lengua con uno de los valores supremos de la sociedad moder-
na: "La lengua es un instrumento esencial de la democracia" (cit. en El Pais
21/l/2003). Este tipo de retrato del espanol, realizado en foros de gran visibilidad
(los cursos de verano de El Escorial, con la amplia cobertura mediatica que reci-
ben, o las paginas del diario El Pais) y por figuras de extraordinaria relevancia
cultural (como el profesor de Salamanca y director de la RAE Victor Garcia de la
Concha o el popularisimo Lazaro), es herramienta fundamental en el proceso de
implementaci6n de la politica lingiiistica espanola por medio de la difusi6n de la
ideologia lingiiistica en que esta politica se basa. La difusi6n de esta ideologia,
por supuesto, es s61o posible si los miembros de la comunidad a quien va dirigida
- l a hispanica en este caso- la aceptan comopwpia. Ya el relativo fracaso del
nacionalismo liberal decimon6nico puso de manifiesto el hecho de que la superio-
ridad practica de una lengua no basta para vencer el poder de lealtades linguisti-
cas establecidas de un modo, digamos, mas primordial^. De ahi que en la actuali-
dad se insista no s61o en la utilidad del espanol sino tambien en su asociaci6n con

Al igual que ocurre con Ia idea de Iengua-encuentro, como ya hemos senalado Gabriel-
Stheeman y yo (2002, capitulo 9), el espanol como instrumento de la concordia aparece
tambien en otros autores: "No puede haber mayor concordia que el dialogo, el entendimien-
to, la comprensi6n para el respeto y la paz, y el instrumento fundamental, esencial, es la
lengua, y las entidades que representan la lengua desde una perspectiva digamos oficial son
las academias" (Ignacio Chavez cit. en El Pais 7/9/2000).
Vease la presentaci6n que hace E. J. Hobsbawm de la irrupci6n del nuevo nacionalismo de
base etnica a partir de 1870 (especialmente en el capitulo 4 de la segunda edici6n de su
libro de 1992), o la discusi6n del tema en el capitulo 1 de del Valle y Gabriel-Stheeman
(2002 o 2004).
52 Jose del Valle

valores universales superiores, tales como la concordia y la democracia, que esti-


mulen la formaci6n de vinculos mas "emocionantes" entre la lengua y los indivi-
duos que integran o que se aspira a que integren la comunidad".

Por supuesto, como ha quedado claro, los agentes de la politica lingiiistica espa-
nola han superado la concepci6n de la lengua como dep6sito de una cultura aso-
ciada a un territorio, como valor superior en tanto que garante de la existencia de
un pueblo, de una forma de ver el mundo. Pareceria, por lo tanto, que ante la
comunidad hispanohablante, espanola y latinoamericana, no se puede apelar
explicitamente a una hermandad de tipo nacional. ^0 si? A fin de cuentas la len-
gua "nos hace patria comun", dice Garcia de la Concha recurriendo al t6pico de
Camus ("Oui,j'ai une patrie, la langue francaise"). Efectivamente, en el elogio
del espaiiol desnacionalizado se produce un distanciamiento ret6rico del naciona-
lismo linguistico, pero no se abandona completamente el esquema conceptual en
que este se asienta. En la imagen que nos traza eI director de la RAE, se expande
el ambito de significaci6n del concepto "lengua", que pasa ahora, en el triangulo
en que se aloja la ideologia del nacionalismo linguistico (lengua, cultura y territo-
rio), a ocupar los espacios vacios desalojados por el descarte de las nociones de
cultura y territorio. El c6digo, el instrumento de comunicaci6n, se desdobla con-
virtiendose en lugar de armonioso encuentro. Queda asi espacializado, e investi-
do con el valor de la "concordia superior" que naturaliza y posibilita la coexisten-
cia de todos los que la hablan. El propio espanol sustituye al territorio (lugar de
encuentro) y a la cultura nacional (concordia superior) convirtiendose en la
"patria comun", en la imaginada comunidad panhispanica posnacional, a la cual,
por raz6n de sus virtudes (concordia, internacionalismo y rentabilidad), entrega-
remos nuestra lealtad^.

Conclusi6n

Por un lado, la coexistencia del espanol con otras lenguas en Espana se ha vivido,
en el periodo que aqui nos ocupa, en terminos conflictivos. Ya se senaI6 antes que
las politicas linguisticas de las Comunidades con lengua propia fueron disenadas

Esto separa, al menos a nivel ret6rico, el discurso del director de la RAE de visiones mas
puramente practicas de la superioridad del espanol, tales como la ultraeconomicista de
Lodares.
Un bonito ejemplo de la territorializaci6n discursiva de la lengua nos lo ofrece Antonio
Mufioz Molina -escritor, miembro de la RAE y director de la sede neoyorquina del Institu-
to Cervantes entre 2004 y 2006- quien con frecuencia afirma, en gesto de clara impronta
hispanoamericanista e "hispanof6nica", que Espana es s61o "una provincia de la lengua
espanola".
La lengua, patria comiin 53

a partir de la idea de Ia preocupante sustituci6n de esta por el espanol, el cual


tiende a ser percibido como una lengua de fuera, "prestada" (aun cuando la mayo-
ria de los miembros de la comunidad la hablen y la hayan hablado a lo largo de
muchas generaciones) que amenaza la supervivencia de la "propia" y con ella de
la singularidad cultural de la comunidad. Pero en el ambito espanol, en circulos
pr6ximos a la politica linguistica del espanol, tambien se ha visto el actual bilin-
guismo como fuente de confIicto, del cual se hace responsables a las agresivas
politicas regionales de inversi6n de la mencionada sustituci6n. En la nota de
advertencia que abre su libro La lengua espanola y susproblemas^, Juan M.
Lope Blanch afirma: "No me referire aqui a los problemas con que tropieza
actualmente la lengua espanola en su solar originario, debido al acoso de otros
idiomas peninsulares, como el catalan, el vascuence, el gallego y aun el bable"
(1997:5). Como respuesta, en parte, a las politicas de las comunidades aut6nomas
han de entenderse tambien los trabajos ya citados de Gregorio Salvador y Juan
Ram6n Lodares. El discurso de oposici6n a aquellas, por lo tanto, existe, pero
rara vez se genera en las instituciones que de un modo mas explicito se encargan
de la promoci6n del estatus del espanol. En este sentido, la politica parece ser
mas bien de hechos consumados. En el terreno econ6mico de los mercados lin-
giiisticos, catalan, gallego y euskera tienen poco que hacer ante el espanol^. En
el terreno politico, frente a la instrumentalizaci6n de aquellas lenguas por parte
de los nacionalismos para cuestionar la entidad nacional de Espafia, se presenta el
espanol como simbolo de la concordia, de la democracia, del progreso econ6mi-
co, como instmmento al servicio de una posnaci6n, de una comunidad interna-
cional panhispanica que deja reducidas al atavismo y al particularismo reacciona-
rio al catalan, gallego y euskera^'.

Curiosamente, a pesar del titulo, La lengua espanola y sus problemas, la concIusi6n que
uno saca de la lectura del trabajo del profesor Lope Blanch es que el espanol no tiene pro-
blemas.
El 19 de agosto de 2003 se publicaban en ABC unas declaraciones de Jon Juaristi, en ese
momento director del Cervantes, en las cuales indicaba el poco interes en el mundo por el
estudio del gallego y el vasco (al catalan le va un poco mejor): "[...] se estan dando bastan-
tes clases de catalan [...] Ahora bien, la demanda disminuye [...] En el Instituto hemos sido
extraordinariamente generosos en la estimaci6n de la demanda. Hemos llegado a dar clases
de euskera con dos alumnos. La rentabilidad econ6mica no se sostiene". El dia 22 de agos-
to, quizas algo herida en su orgullo e imbuida de la misma ideologia que pretende valorar
una lengua en terminos rigurosamente cuantitativos, el diario corunes La Voz de Galicia
publicaba, en un ejercicio de entemecedora ingenuidad, un articulo con el siguiente titular:
"Arredor de 6000 personas [sic] aprenderon galego no estranxeiro no curso pasado".
En este contexto encaja un titular con que El Pais introducia una noticia sobre un viaje del
ex-Presidente del Gobierno Jose Maria Aznar a Estados Unidos: "Aznar pone a los hispa-
nos de EE. UU. como ejemplo frente al nacionalismo" (12/6/2003).
54 Jose del Valle

Por otro lado, la relaci6n con America Latina ha sido y es uno de los frentes que
definen la politica exterior de Espana. A lo largo de los anos noventa, crecieron las
inversiones espanolas en aquel continente, y con ellas, los programas y esruerzos
puntuales de cooperaci6n cultural (Varela y Otero 2006). La nueva presencia espa-
nola en las antiguas colonias ha dado lugar a una suerte de reedici6n del movi-
miento hispanoamericanista, al rescate del concepto de una comunidad hispanica
de intereses basada en la existencia de una afinidad cultural y en la elaboraci6n
discursiva de la misma como hispanofonia. Por supuesto, el rescate de este con-
cepto no es facil, sobre todo porque la comunidad hispanica, por muy arm6nica y
coherente que se quiera que sea, por muy unida que se quiera que este, ha de
enfrentarse al hecho de que esa voluntad de unidad carga con el peso de la con-
quista y colonizaci6n que se encuentran en su mismo origen^. Este lastre es, para
algunos, irrelevante en el presente, especialmente ante lo que perciben como el
prometedor fiituro de la comunidad panhispanica. Otros, en cambio, ven en el res-
cate de ese desgraciado pasado compartido una condici6n fundamental para la
construcci6n verdaderamente democratica y justa de proyectos culturales, econ6-
micos y politicos igualmente beneficiosos para espanoles y latinoamericanos.

El hecho es que en los ultimos anos se han producido situaciones que han pertur-
bado el armonioso encuentro entre Espana y sus antiguas colonias. Ya se mencio-
n6 arriba el discurso en el que el Rey Juan Carlos I afirmaba que el espafiol no fue
nunca "lengua de imposici6n sino de encuentro" y la consecuente controversia
que la metafora del encuentro provoc6 al ser interpretada como un intento de
esquivar la politicamente incorrecta simbologia del descubrimiento y por ocultar
la inc6moda historia de conquista y colonizaci6n". Pero ese componente de la
historia comun sigue vivo en el recuerdo de muchos y retorna como instrumento
de lectura de hechos presentes. ^C6mo si no interpretar el titulo del libro Los nue-
vos conquistadores de los periodistas argentinos Daniel Cecchini y Jorge Zicolillo
sobre la inmoral (si no ilegal) penetraci6n en su pais de algunas de las multinacio-
nales espanolas? ^C6mo interpretar si no la codificaci6n en terminos neocolonia-
les de conflictos laborales que han enfrentado a trabajadores latinoamericanos con
empresas espanolas? Asi se expresaba, por ejemplo, el presidente del sindicato de

Vease el desliz de Juan Luis Cebrian en eI congreso de Rosario que lee briIlantemente
Mauro Fernandez en la ultima secci6n del capitulo 3. Tratando de elogiar la condici6n mes-
tiza del espanol, Cebrian dice: "El destino de las lenguas, de todas las lenguas, es ser viola-
das, penetradas" (Cebrian 2004), revelando con sus singulares opciones linguisticas la bru-
talidad ineludible de los origenes de ese mestizaje.
Esta estrategia nos remite a las pugnas simb61icas que tuvieron lugar durante las celebra-
ciones en 1992 del Quinto Centenario. Vease en el capitulo 4 el analisis que hago del dis-
curso y especialmente de la polemica que provoc6.
La lengua, patria comi'm 55

trabajadores de la banca en Chile: "Cada vez que prendo la luz, llamo por telefo-
no, hago efectivo un cheque o tomo un vaso de agua, estoy poniendo dinero en los
bolsillos de alguien en Madrid ... Es como si fueramos una colonia de nuevo,
pagando impuestos a la Corona espanola" (cit. en The Washington Post
14/2/2000). Y de un modo similar, con una "ola de antiespanoIismo" (El Pais
21/6/2001), reaccionaban los trabajadores argentinos enjunio de 2001 ante la
posici6n del gobierno espanol en relaci6n con la crisis de Aerolineas Argentinas.

Por todo ello no cabe sino reconocer que la configuraci6n actual de la comunidad
hispanica es un proceso disputado en una dinamica que enfrenta visiones discre-
pantes sobre la naturaleza de la relaci6n, pasada, presente y futura, entre las dis-
tintas naciones del mundo hispanico. Y en esta dialectica ha intervenido con gran
presencia y apoyo institucional la politica lingiiistica espanola orientada hacia la
promoci6n del estatus del espaiiol como pilar central que sostiene a la comunidad
panhispanica, una comunidad basada en la "pura esencia lingiiistica" de la que
hablaba Gregorio Salvador, y que, segun el analisis que he venido proponiendo
en este ensayo, viene a cumplir una funci6n analoga a la desempefiada por la ya
clasica naci6n.

En realidad, las discusiones sobre la legitimidad de las reivindicaciones naciona-


listas esconden pugnas sobre las fuentes legitimas de autoridad, es decir, sobre la
supuesta naturalidad de los grupos poblacionales que, al ser aceptados como
sujetos activos del derecho a la soberania, autorizan la ostentaci6n y el ejercicio
del poder, ya sea este cultural, econ6mico o politico. La naci6n es una unidad de
acci6n politica, un mercado, una esfera legitima de influencia y de sentir colecti-
vo. Es el garante de la lealtad a los poderes establecidos. ^Podria ser que el nacio-
nalismo panhispanico de base lingiiistica sea tambien -al menos en parte- una
cuesti6n de poder y lealtad? Ya recordabamos Gabriel-Stheeman y yo, en nuestro
mencionado estudio, que en 1995, Jesus de Polanco, presidente del conglomera-
do mediatico PRISA, afirmaba: "Iberoamerica es un objetivo politico, econ6mi-
co y empresarial legitimo para los espafioles [...] Estamos mucho menos lejos de
America Latina de lo que nadie puede pensar" (cit. en El Pais 24/7/1995). Pocos
anos mas tarde, Carlos Gasco, funcionario de alto nivel en el Ministerio de Eco-
nomia espanol declaraba a un reportero del The Washington Post: "Espafia
entiende a Latinoamerica como ningun otro pais fuera de Latinoamerica podria
hacerlo [...] Hemos usado esto a nuestro favor para construir lo que percibimos
como una conexi6n econ6mica a largo plazo que seguira acercandonos mas y
mas a Latinoamerica" (The Washington Post 14/2/2000).

Permitanme enfatizarlo: "Espafia entiende a Latinoamerica". ^Que hace ese


entendimiento posible si no el instrumento de comunicaci6n que es la lengua?
56 Jose del Valle

^C6mo se establece esa proximidad entre Espafia y Latinoamerica a la que se


referia Polanco si no en el lugar de encuentro que ofrece el espanol? i,Que legiti-
ma la proyecci6n politica, econ6mica y empresarial de Espafia -por usar los mis-
mos terminos que Polanco- sobre las naciones americanas si no la patria comun
del idioma? iQue mejor garantia de esa legitimidad que la emocionada lealtad de
todos los hispanos a la posnaci6n linguistica? ^Quien podra, en defmitiva, resistir
el atractivo de la patria/lengua que es la hispanofonia, conciliadora, universal y
rentable?
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