Bovisio Santiago - Conferencias de Embalse
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Bovisio Santiago - Conferencias de Embalse
1.El Maestro te llama fueron las palabras de Marta a Magdalena cuando sta
lloraba sobre la tumba de Lzaro. Al Maestro, ms que la muerte de Lzaro
pareciera que le interesaba saber dnde se encontraba Magdalena. Parece decir:
"Alma consagrada, levntate, no llores por cosas humanas". El Maestro quiere
nuestra fe absoluta, nuestra dedicacin, que todo nuestro amor sea para l; para
eso la Madre Divina nos ha quitado todas las preocupaciones al darnos su Divino
Hijo por Esposo.
2.El Maestro quiere primero la prueba de la fe y luego obra el milagro de la
resurreccin; quiere que el alma siempre est pronta a su llamado, a darle su fe,
su dedicacin ntegra.
3.La Magdalena llorando ante la tumba de su hermano simboliza al alma, que en
su aspecto humano, vuelve los ojos hacia el mundo y llora con l dejando lo
divino.
4."Almas consagradas: abrid bien los ojos y con el corazn en las manos estad
siempre dispuestas al llamado del Maestro". El Maestro est aqu y te llama. l
quiere que el alma que ha sido consagrada a l, todo lo olvide; despus har l el
milagro de la resurreccin de Lzaro.
5.Por ms distrados que estemos, volvamos siempre para arrojarnos a los pies
del Divino Amador. El alma debe acercrsele, darse, para que l pueda darle todo
su amor y ternura. El siempre est all, esperando al alma; no va al alma, sino
espera que ella lo ame para acudir. Esto nos habla de la grandeza de su amor, de
la belleza de sus sentimientos.
6.Por eso la nuestra es la ms extraordinaria de las vocaciones. De entre toda la
humanidad hemos sido escogidas unas pocas para que, libres de preocupaciones
del mundo, llevemos una vida toda dedicada al culto del amor hacia el Hijo que la
Madre Divina nos ha dado por Esposo.
7.El Maestro siempre est a nuestro lado.
8.No es el mayor de los milagros? El haber escogido a lo ms imperfecto, a lo
ms humilde para amar? Cuando nuestro amor, el entusiasmo que sentimos ante
lo divino es como la flor de un da, pues siempre volvemos a caer y sin embargo l
sigue llamndonos, El que, como Hijo de la Madre Divina, posee a todos los
mundos, el cielo, los ngeles y nos ha elegido a nosotros.
9.Siempre tengo presente a Santa Teresa de Jess que senta casi tangible la
presencia del Maestro durante el da, despus de la aridez en la oracin. Ella dice
que an en las pocas de mayor sequedad y aridez, cuando no poda orar y el
Nombre de Dios nada despertaba en ella, sin embargo, senta una Presencia, que
Alguien estaba all y a veces era tan fuerte que casi poda tocar. As tambin el
Maestro siempre est all mirndonos, llamndonos. Cuando el alma es
verdaderamente escogida, consagrada, nunca pierde esa Presencia.
10.Slo las almas consagradas pueden tener esa Presencia divina a su lado, a
travs de la atencin continua.
11.Esa presencia nos sume en la humillacin de nuestra miseria, de nuestra
debilidad, inestabilidad, y al mismo tiempo llena el alma un sentimiento de gozo,
ya que de entre todas las bellezas del Universo ha escogido nuestra alma, a
nosotros, pobres hombres de tierra, llenos de tinieblas, de sueos, de miserias.
12.Milagro que slo el amor puede comprender!
1.El alma consagrada ha de estar siempre al lado del pozo para dar de beber al
Maestro cuando viene. Nunca ha de encontrarla ste descuidada o sin previsin:
"Estad siempre preparadas, Hijas mas".
2.La Samaritana fue al pozo y encontr all al Maestro. Este le dijo: "Dame de
beber", y ella sorprendida le pregunt cmo l, Nazareno, le peda a ella de beber.
El Maestro le contest que si ella le daba de beber, l le dara con un agua eterna
que saciara su sed para toda la eternidad.
3.El tiene el agua de la vida eterna, pero mendiga nuestro amor para saciar su
sed. Todo lo tiene, posee a los mundos y el Universo todo, pero mendiga nuestro
amor.
4.Por eso le dice a la Samaritana que an si acabara de pecar, pero le entregara
su corazn, de ella seran las aguas y las gracias eternas: Qu son tus pecados
delante de m? Qu importa nuestra miseria si ni ella puede separarnos de l si
le damos de beber?
5.El es el Divino Prisionero de amor que, encerrado, contempla por entre las rejas
de su ventana a los nios que juegan abajo, en la calle, animando sus juegos y
siguiendo sus miradas.
6.Si le damos de beber, surgir una fuente que lleva hasta la Vida Eterna.
1.Aquel que quiera orar ha de imitar a nuestra Divina Madre. Ella ha de ser
nuestro modelo en la oracin, nuestra Maestra de oracin.
2.En el Evangelio, la Virgen Mara ofrece un ejemplo perfecto de la oracin: Las
Bodas de Canan. Grande haba de ser al intimidad entre Mara y los desposados
para que Jess, ya comenzada su vida pblica, accediera a acompaar a su
Madre.
3.Grande haba de ser la intimidad entre Mara y los desposados, cuando ella se
encontraba sentada tan cerca que pudo enterarse que por una imprevisin se
haban quedado sin vino, y comprendi la vergenza que esto significaba para la
familia. Se acerc a Jess y le dijo simplemente: "Ellos necesitan vino". A esto el
Hijo le responde: "Mi hora no ha llegado todava".
4.Pero ella insiste con firmeza y luego vuelve a su lugar en silencio.
5.Al poco rato el Maestro llama a los sirvientes y les ordena que traigan unas
tinajas de agua. Las bendice y transforma el agua en vino, con gran alegra de los
desposados.
6.Todo se le puede pedir al Esposo Divino y todo lo dar l al alma consagrada,
pero hay que saber pedir.
7.La oracin ha de ser viva y contundente. El alma se pregunta: a) qu, b) cmo,
c) cundo debe pedir.
8.Primeramente, no se consigue lo que se pide porque no se sabe pedir.
9.El alma continuamente hace una trayectoria de un polo a otro. Va de la
teorizacin a la materia. Cuando su estado es de euforia, de gran alegra, crea
imgenes, ilusiones, fantasea y en eso pierde toda la alegra. Construye castillos
en el aire. Cuando est deprimida, se hunde de tal forma en la materia, en su
miseria, que hasta se olvida de orar. Pide muchas cosas, demasiadas, y su
oracin no es contundente, porque se detiene a pensar si no es demasiado
material o personal aquello que pide.
10.Por eso Mara, la Virgen Divina, es un modelo perfecto de oracin. En todo el
Evangelio jams se la ve pedir, salvo en las Bodas de Canan. Ella siempre est
compartiendo el dolor del Maestro: lo acompaa al pie de la cruz y an en la
cspide de la carrera pblica de su Hijo, cuando ella llama a la puerta y le van a
decir a Jess que su madre y sus hermanos estn afuera, l no la reconoce, pues
responde que su madre y sus hermanos son aquellos que escuchan su palabra.
Ella no es oda ni habla, sino es en las Bodas de Canan. Pero cuando lo hace es
porque sabe lo que tiene que pedir y permanece firme en su pedido; ms an,
exige ser escuchada. Sabe que lo que pide es necesario, y sabe que su Hijo
puede darlo. a) Qu pide? No pide nada extraordinario, nada espiritual, nada
mstico; pide algo material, comn, pero necesario; c) para salvar la honra de sus
amigos. b) Por eso se levanta con firmeza y va hacia su Hijo y ante su negativa
Ella insiste. Tiene derecho a insistir, sabe que l puede dar. Cuando l hace traer
las tinajas de agua se cumple la esencia, el substratum de la oracin: la
transmutacin. No importa que el pedido sea material. En las manos Divinas se
transforma: da salud, solucin econmica.
11.As tienen que ser las Hijas del Altar Divino: Adorar siempre en silencio, pero
cuando se pide al Esposo Divino hay que hacerlo con firmeza, con insistencia,
seguras de que l todo lo puede dar.
12.Entonces su pedido ha de ser continuado, sin intermitencias, creando una onda
de vibracin tan fuerte que llegue al corazn mismo del Esposo. No hay que
detenerse a dudar si es necesario o muy material, si vale la pena molestarlo por
algo aparentemente mundano. Pedir como la Madre Divina: no mendigaba, no era
una pedigea, pero cuando peda era contundente.
13.Luego callar y abandonar el pedido a la Voluntad Divina.
14.Insistir an ante la negativa del Maestro: hacer como Santa Rosa de Lima que
libraba verdaderas batallas con el Maestro. Ella le deca: "Quiero esta alma, dame
esta alma", y cuando l le contestaba que era un pecador perdido, Ella le
contestaba: "No importa, quiero que me des a ese pecador, quiero su alma". Y su
pedido, su fe de amor llegaba como una flecha encendida al corazn del Maestro,
y El se la daba.
15.Ustedes tienen que aprender a orar, saben orar pero hagan de la Madre Divina
su Maestra, lean en su libro siempre abierto las Enseanzas, y conozcan el
secreto para hacer de la oracin algo vivo y contundente.
Captulo 5: Parbola del Maestro donde Manda a su Servidor para que Invite a sus
Amigos a un Banquete que El dar esa Noche (Enero/1956)
1.El servidor vuelve con la noticia de que ninguno puede asistir: uno a causa de
una cita anterior, otro por otra cosa y otro por otra. Entonces el Maestro, con gran
dolor, manda a su servidor para que vaya a la plaza e invite a todos los mendigos
y menesterosos.
2.El Divino Maestro llama a las almas, a aquellas que son sus amigas, que han
estado a su lado, las llama constantemente, quiere que estn siempre dispuestas
a acudir a su llamado al instante.
3.El las tom, las sac del mundo, de su miseria, y las llen con las gracias de su
amistad, pero quiere que ellas estn siempre prontas a su llamado. Cuando ellas
se envuelven con el mundo, elige a las ms pobres y miserables y las invita a su
cena. Esas son las pocas almas escogidas, que slo pueden mantenerse en ese
lugar a travs de su esfuerzo, y la ofrenda de todo su ser.
4.Por eso el Maestro dice algo que pareciera incompatible con su amor y
misericordia: "Odia a tu padre, tu madre, tus hermanos, amigos y compaeros".
Odiar al padre y a la madre, o sea al mundo fsico, la sangre que es la raza, la
nacionalidad, la religin; a los hermanos, o sea al mundo de la personalidad con
sus costumbres, hbitos, impulsos, sentires, estudios, cultura, con sus pasiones y
deseos; a los amigos y compaeros, o sea a las ilusiones, los ideales de la mente.
Que nada de esto se interponga entre l y el alma, y le impida a sta acudir a su
llamado.
5.Lo humano y lo divino no pueden existir en el alma al mismo tiempo. Por eso el
Maestro dice: "Odia, aborrece al mundo", porque si el mundo no muere en
nosotros, no podremos permanecer prontos a su llamado porque siempre habr
algo que lo impida, que obligar al alma a posponer la respuesta al llamado divino.
6.Nos ha escogido para nuestra vocacin de renuncia, nos ha apartado de todo
para que, muertos al mundo, estemos prontos a acudir. A travs de la muerte del
mundo en nosotros, todos nuestros actos se tornan sobrenaturales y divinos, y
podemos sentarnos al divino convite.
1.Creo que la vida de las almas consagradas a Dios y la oracin, son una sola
cosa. El estado perfecto se resume en oracin.
2.La vida de oracin continuada se logra por el cumplimiento de los votos.
3.El alma se hace todo un problema con la oracin, porque siempre va a lo ms
difcil, mientras que la oracin es algo sencillo, algo que est al alcance de todos.
4.La oracin es unin con Dios, no da la visin de los mundos superiores, ni el
curar enfermos, sino que da la participacin con los dolores del Esposo Divino.
5.La verdadera unin no es la del goce ni del xtasis, sino aquella en que
compartimos todos los dolores y sufrimientos del Esposo. Esta unin es la ms
elevada de todas.
6.Cierta vez Enrique Suso le pregunt a Cristo por qu tena que sufrir tanto en lo
fsico, en lo moral, en toda forma, y Cristo le respondi que era porque quera
"protegerlo con un cerco de espinas, para que no volviera ms al mundo". Sufrir,
padecer, ser despreciado, para participar con el Divino Esposo en sus angustias y
dolores.
7.La oracin es el estado natural del alma consagrada; para lograrlo hay que
buscar el silencio, practicarlo. El hombre tiende a hablar siempre, a disiparse en el
exterior, pero el alma que busca a Dios ha de tender a decrselo todo a Dios, a
que su conversacin sea cada vez ms breve y simple. El que est acostumbrado
a hablar con Dios, dice lo que tiene que decir en pocas palabras.
8.La oracin se logra hablndole al Divino Esposo.
9.A Santa Catalina de Siena le deca el Divino Esposo: "Quiero que tu
conversacin sea con los ngeles".
10.No hemos de pensar que la oracin es un xtasis, un arrobamiento continuo
con los brazos elevados al cielo. Esto es para algunas almas extraordinarias. La
verdadera unin con Dios es estar continuamente a su Presencia contndoselo
todo, haciendo de l nuestro Amado Esposo, nuestro Amigo, el Superior que
nunca se equivoca, el Director Espiritual a quien contaremos lo ms ntimo y
secreto. El es nuestro secreto Amador: nuestro primer pensamiento al levantarnos
es para El, y el ltimo al acostarnos es para El.
11.No podemos perder ni un minuto. Todo lo que deseamos, las luces, las gracias,
el amor que necesita nuestro corazn se lo hemos de pedir a El. Hemos de hacer
el hbito de la respuesta para que no hablemos con los hombres, sino con El.
12.Santa Teresa viva en esta presencia continua y era tan real que a veces,
mientras cosa o trabajaba, an en la aridez o la lucha, senta un estremecimiento
como de Alguien que estaba a su lado.
13.Si estamos en esta Presencia, todas las distracciones huirn y los malos
pensamientos no podrn acercarse.
14.Haba una vez un novicio junto a los discpulos de Ramakrishna que no estaba
muy seguro de su vocacin, y quera una prueba. Un da cuando estaban todos
reunidos en meditacin, l quiso pensar mal para perturbarlos, pero empez a
sentir una gran intranquilidad y desasosiego. Cuando lo cont a su Director, ste
le explic que era natural que as le sucediera pues, cmo podra tener l un mal
pensamiento en la proximidad del Maestro?
15.Al dejar el mundo, hemos ganado el don de Unin, ya que nuestra vida de
disciplina y el Radio de Estabilidad, dan ms facilidad para que la naturaleza sea
dominada.
16.Cristo slo fue reconocido por sus dos discpulos cuando parti el pan: es decir
se hizo violencia.
Para Recordar y Meditar
6.13: Los malos pensamientos no podrn acercarse.
1.Hay que prepararse con la oracin para que la Madre nos gue durante el ao en
la educacin de los nios.
2.Pidmosle que limpie la mente y el corazn de toda idea preconcebida respecto
a los nios: "si el nio es bueno o malo, sucio, grande o demasiado chico o an
repulsivo; si los que enva la Direccin de Menores o no, si tienen esto, o los de
Villa del Dique tienen aquello, o si los de Villa del Dique son mejores que los de
Embalse". Todo esto puede ser verdad pero para nuestra labor no interesa.
3.Debemos tomar a los que vienen con la mente limpia, como que son los que la
Divina Madre nos enva.
4.Limpiarnos de toda impureza para que nuestra alma sea como un lmpido
espejo, donde la Madre pueda reflejar su imagen. As todo lo que el nio reciba
ser de Ella.
5.Hay que pedirle a la Madre que nos llene del verdadero amor a los nios. No el
amor ideal que se siente cuando se habla de los nios, se lee un libro o se
escucha una conferencia. Sino el amor real, que siempre est all, an en
presencia del nio sucio, rebelde, y a veces an repulsivo o que puede chocarnos.
Precisamente con estos hay que volcarse ms pues los enva Ella, son los que
debemos recibir y hacer en ellos la labor.
6.Todo esto que digo no va slo para las maestras y directoras, sino para todas
las Hijas, porque todas ellas intervienen en la labor de los nios. Si no hacen la
labor de educacin y enseanza, trabajan para ellos, oran por ellos; cuidan sus
ropas y la casa donde viven, aprenden, se educan. Todas son Maestras
Integrales, o mejor dicho, una sola Maestra Integral, a travs de la cual la Madre
se expresa en las distintas fases del trabajo en la escuela.
7.No slo se trata de educar la mente del nio, sus instintos, sino suavizar su
corazn, su alma, darles un sentido de la vida, encaminarlos al bien.
8.No importa que el nio est un solo ao con nosotros, porque un ao de
verdadera labor basta para prepararlo para la vida.
9.Las enseanzas recibidas no se borran jams. Aunque aparentemente no se
vea el fruto, la labor queda all, est hecha.
10.No debemos aorar si no vienen los del ao pasado, no pensar que los de este
ao no vendrn el ao que viene. Lo importante es hacer bien la labor de este
ao. Volcarse todas en amor. Decirse: "Este ao tengo que prepararme para
educar, ensear a los nios, es mi misin de este ao; el ao que viene Dios dir".
11.Hagamos una oracin. Pidamos a la Madre: Limpia mi mente y mi corazn,
preprame para la labor. O mejor dicho: S t la fuerza directriz que est detrs de
m. Ser tu instrumento: T sers la cabeza, la que diriges, y yo ser la que
trabaje. Te pedimos luz, comprensin y amor. Te pedimos una bendicin, una
bendicin muy especial porque aunque tenga una vocacin muy especial, soy
humana, por m nada puedo. Dame paciencia, sobretodo mucha paciencia para
ensear. Dame rutina para ser todos los das del ao la misma Maestra Integral,
estar siempre en la misma disposicin de nimo, sin altos y bajos.
12.Que el nio a nuestro lado sepa captar cul es la voluntad de Dios en su vida, y
podamos escribir esa Voluntad de Dios indeleblemente en su alma.
1.Las almas consagradas, las almas de oracin, siempre quieren y creen que han
de tener consuelos y goces divinos continuamente en la oracin. Esa gracia divina
la necesitan los hombres del mundo, que cuando oran buscan y reciben ese
consuelo. Ellos lo necesitan como un estmulo, pero en cambio nosotros, que a
todo hemos renunciado, no necesitamos de ello.
2.La verdadera oracin no es la de devocin sensible, sino la de aridez y
oscuridad. Qu mejor que buscar en los libros santos ejemplos sobre la oracin?
3.Se lee en los Evangelios que cuando Jos y Mara iban con Jess de Nazareth a
Jerusaln para celebrar las Pascuas en el templo, al regresar no vieron al nio
durante todo el da y pensaron que estara con sus parientes, pero luego, al no
hallarlo, comenzaron a recorrer las caravanas preguntando dnde estaba, y por
tres das lo buscaron afanosamente y con dolor.
4.Cmo, Jos y Mara que eran Iniciados, que tenan constantemente la luz
divina en su presencia, tuvieron que perderla y sentirse angustiados? Cmo es
posible que almas consagradas, que han tenido por aos goces y visiones, se
vean privadas del bien que posean? Y sin embargo, lo dicen las Santas
Escrituras, es palabra evanglica.
5.Qu tiene que hacer el alma en esos momentos? Slo buscar, as como
buscaron Mara y Jos a Jess, y preguntarse como ellos lo hacan: Por qu se
habr alejado de m? No le habremos dado suficiente amor? No habremos sido
padres poco amorosos ya que l huye de nosotros?
Adonde te escondiste, Amado,
y me dejaste con gemido?
Como el ciervo huiste
habindome herido,
sal tras t clamando y eras ido.
6.Si el alma en esos momentos se mantiene firme y aunque no siente a Dios,
"quiere", en ese querer, en ese esforzarse, est la oracin. Y dnde lo
encontraron? Lo encuentran en el templo, rodeado de los doctores a los que
responde con sabidura sobre la ley, y ellos quedaban maravillados. Entonces sus
padres le preguntaron por qu los haba dejado, a lo que l respondi: "Madre,
debo ocuparme de las cosas de mi Padre".
7.Qu maravillosa respuesta! A pesar de esta respuesta, l los sigue sumiso y se
somete a ellos. Pero ellos no lo haban entendido, si bien Mara guard sus
palabras en el silencio de su corazn. El alma tambin puede sentir algo en su
corazn aunque no lo comprenda nunca. Es una lucecita que est all, que
permanece a pesar de todo. Pero esa luz a travs del esfuerzo en la aridez sube
al templo de la mente, de la comprensin, y se transmuta en luz Iluminativa.
8.El amor sensible se transforma en un amor de luz, de conocimiento, de
iluminacin. Cul es el Templo? El Templo no est en la sensibilidad sino en la
comprensin iluminativa, donde el amor sensible se transforma en un amor de luz,
de comprensin que abarca a todo el Universo.
9.Es all cuando el Maestro que haba vivido en intimidad con el alma, en el goce
del amor desconocido, compartido slo con el Amado, se transforma en el Maestro
de Luz, de Sabidura, que ensea al alma a volcar su amor sobre todos los seres.
10.Por la comprensin que nos trae la aridez, compartimos la misin del Iniciado.
11.Dnde est el alma heroica que quiera, que pueda vivir continuamente sin
distracciones, que est dispuesta a vivir toda la vida en ese estado? Esa alma
participara de la obra del Maestro Divino sobre la tierra. Las almas que no han
tenido grandes perodos de aridez, no son experimentadas. No son almas
msticas. Dios primero busca ser amado y se deja tomar, pero luego huye para
que el alma aprenda a conocerlo y adquiera a travs de l la verdadera Sabidura.
12.Muchos santos son devotos de este sublime misterio del Nio Perdido, de Jos
y Mara buscando al Nio Jess y hallndolo en el Templo. Ana de Jess era muy
devota de este misterio, porque ella era un alma de oracin. Ella saba del valor de
la aridez en la vida espiritual. El ser ama a Dios pero a la manera humana, quiere
encerrarlo y poseerlo a su manera. El alma quiere aprisionar a Dios
humanamente, pero la naturaleza de Dios es divina y tiene que regresar a su
plano. El alma tiene que buscarlo entonces en el Templo de la Sabidura, y all
comprender su misin y compartirla. La comprensin slo llega en la aridez. El
Divino Esposo quiere salir de la prisin que le ha hecho el alma y transmutar el
sentimiento en conocimiento Iluminativo, llevar al alma a la meditacin sin
imgenes, de Ideas Luminosas.
13.Cuando el alma ha experimentado esta luz no puede olvidarla. Despus de la
oscuridad, la luz que le llega es tan potente como el alma no lo haba imaginado
nunca.
14.Cuando Dios abandona al alma en la aridez y el desamparo, es cuando el alma
empieza a tener un vislumbre de la muerte mstica. Antes de eso el suyo es un
goce sensible. Es en esa aridez donde el alma aprende y saca la enseanza que
podr dar a los seres. En el goce y el consuelo la comprensin se consume en la
Unin Divina, en ese amor de intimidad, pero en la aridez, el alma cosecha el fruto
que podr guardar para el invierno y las pocas de escasez.
15.La aridez es el almbar que conserva al fruto para el momento propicio en que
puede ser dado como alimento a las almas.
16.La oracin sensible es fruto dulce del momento. No hablo de la aridez de los
primeros tiempos de la vida espiritual, de la lucha entre la sensibilidad mundana y
la sensibilidad espiritual. Esto es malo y hay que sacar de all al alma con las
dulzuras. Hablo de esa aridez muy superior del alma que ya ha pasado esa parte
de la vida espiritual, en que supo conquistar su bien y en su goce lo quiere
aprisionar dentro de s. De esa aridez de perodos largos y llenos de distracciones,
en que la media hora de meditacin parece pasarse sobre espinas, en la que al
alma le parece que no hace nada. Si el alma se mantiene all a travs del
esfuerzo, desarrolla su voluntad a travs de la bsqueda.
17.El alma tiene que buscar, se conoce entonces a s misma.
18.Es bueno que los directores sepan que cuando el alma entra en esta aridez, ya
tiene doce aos, es grandecita como Jess; marcha por un camino seguro. Sepan
los que dirigen almas, sepan ver en esa aridez el dedo de Dios. Esas distracciones
obligan al alma a esforzarse, a buscar a Dios, a conocerlo, comprender las cosas
superiores. Es en la aridez donde se prueba verdaderamente la vocacin.
19.El alma consagrada no ha hecho un voto para alcanzar goces y deleites. Ha
hecho un Voto de Renuncia.
1.Dicen los Santos Evangelios que cuando Jess estaba predicando y curando,
Mara, la madre de los Zebedeos, tom a sus hijos y subi al monte donde estaba
el Maestro, se postr ante l, lo ador y dijo: "Seor, prommete que en el cielo
mis hijos se sentarn uno a tu derecha, y otro a tu izquierda". Jess mirla y dijo:
"Sern ellos capaces de beber el cliz que yo he de beber?".
2.Siempre pasa lo mismo. El alma renuncia a todo, pero cree tener un cierto
derecho espiritual, cree que por haber sido llamada tiene derecho a las gracias
divinas. Esto hace despertar en el alma la vanidad espiritual. Si es verdad que
hemos sido llamados nuestra investidura es divina, pero nosotros seguimos siendo
humanos. Recordemos lo que dijera Gandhi: Los hombres son siempre hombres,
los valores son de las instituciones.
3.La Ordenacin es lo ms sublime, pero nosotros somos humanos.
4.Esa vanidad es lo que hace sentir a los seres espirituales, superiores, distintos a
los dems hombres. Pero recordemos que nuestra Ordenacin vale como
investidura que nos transforma de hombres en dioses sobre la tierra, que nos da
un poder sobrenatural, nos llena de gracias, pero debajo de esta investidura, "yo
sigo siendo un pobre hombre, un msero gusanito". Es muy triste ver como la
soberbia espiritual se posesiona de las almas sacerdotales.
5.Como les deca, hoy se ley en todas las iglesias de La Plata una pastoral en la
que el Arzobispo se atreve a decir que esa peste (parlisis infantil), es debida a
que no se ha respetado a los sacerdotes.
6.Como es posible que la soberbia espiritual separe tanto a los seres, haciendo
que estos malos y pobres sacerdotes se sientan superiores a los dems, y culpen
a los inocentes del mal de los hombres?
7.Pobres sacerdotes! Ese pobre sacerdote, porque es digno de lstima, confunde
su humanidad con su investidura, y cree que se le debe algo. Cuidado Hijos,
nosotros podemos caer en ello! Nuestro nico derecho es el de sufrir, se nos
puede calumniar, vituperar, despreciar. Esa es gloria, es la confirmacin de la
ofrenda de la Ordenacin. Ser Hijos, sacerdotes de sangre.
8.La Madre no quiere que nos maten, slo quiere nuestra sangre, que llene gota a
gota la copa de la ofrenda. Padecer y ser despreciado es nuestra gloria, como
deca San Juan de la Cruz.
9.La doctrina de la Iglesia es pura, los hombres son los que la echan a perder. La
Iglesia ejerce una tirana por el temor. La peor tirana es la tirana espiritual.
Porque si bien la tirana social quita y limita la libertad material, la tirana espiritual
mata el alma.
10.Se necesitan almas sacerdotales; mucha es la mies y pocos los obreros. En
realidad hay pocos sacerdotes verdaderos, verdaderos directores de almas,
confirmados con su dolor y sangre. La Ordenacin se confirma con el dolor. No
creis que por haber abrazado la Ordenacin quedamos libres de la calamidades
y sufrimientos. Esta sera la mayor de las separatividades. De nosotros tienen que
poder decir: Cmo, gente tan buena y le pasan tantas cosas!
11. Me pregunto: "Sern ustedes capaces de beber el cliz del Seor?"
1.Las almas predestinadas han sido las elegidas por la Divina Encarnacin desde
antes de la creacin del mundo. La Divina Encarnacin las tom por Esposas para
que ellas lo ayudaran en la redencin del mundo, y fueran sus Co-Redentoras de
las almas.
2.La vocacin del alma es toda divina, nada humana: lleva el toque divino del Hijo
de la Divina Madre. Cmo florece en el alma y despierta? Vemos a la nia que
marcha de la mano de su madre, confiada, y, de repente, un da todo cambia en
ella: se ha transformado en una mujer. La llama de la vocacin que trae en el alma
desde que la Divina Encarnacin la eligi, ha despertado. Antes se apoyaba en la
mano de la madre y ahora se independiza, pues ha despertado en ella su apoyo
divino.
3.Es entonces cuando el mundo de la familia, de los padres, todos se levantan en
contra de ella y tiene que luchar para defenderse. Lohengrin, cuando toma a Elsa
por esposa, lo hace con la condicin de que nunca le pregunte su nombre y ella, al
ceder a la tentacin, pierde a su Amado Divino. Las cosas divinas no tienen
explicacin humana.
4.Mara Esther: no tenga ms corazn. Deje que el Esposo Divino se lo arranque y
ponga en su lugar el suyo. Ramakrishna deca que no tena corazn porque se lo
haba entregado a la Divina Madre.
5.Sean todos los momentos en que est lejos de l, los momentos de agona; que
todo su consuelo est junto al Esposo. Desde ahora su vida ser un morir a cada
instante para conquistar la Vida Eterna. Ponga sus manos sobre las palmas de las
manos del Esposo y sienta la sangre de sus heridas, apoye su frente contra sus
espinas, y acerque su corazn al corazn herido del Divino Esposo para sentir sus
latidos de amor. Cargue sobre sus hombros el cuerpo muerto de su Esposo, el
cuerpo de la miseria, del dolor, de las lgrimas de los pobres seres del mundo,
comparta los sufrimientos del Esposo Divino.
6.Antes de la creacin ya estaba usted elegida para ser Esposa de la Divina
Encarnacin. Antes que los soles, que se pensara en la posibilidad de una
Humanidad, las almas llamadas a ser Co-Redentoras fueron creadas con la Divina
Encarnacin. Levante usted el Cuerpo de su Divino Esposo. Es un hombre
muerto. Vea la palidez de su rostro, sus ojos cargados de sangre y lgrimas. Que
no quieren mirar por los que miran las vanidades del mundo. Incline y toque con
su frente su frente con espinas, para que huyan los pensamientos vanos. Ponga
sus brazos sobre sus espaldas y sienta el peso de esos brazos por las madres, los
enfermos, los moribundos. Estrchese a l y sienta el latido de su corazn para
que la introduzca en su Corazn, en su Llaga, y la envuelva en la llama de su
dolor y de su amor. Ya no tiene ms corazn, Mara Esther. Haga como
Ramakrishna, como Ana de Jess, que en un rapto de amor le dio su corazn
para no tenerlo ms. Haga como las viudas hindes, que toman el cuerpo de sus
esposos muertos para subir juntos a la hoguera. Tome el cuerpo de su Esposo y
suba usted. Desde hoy est muerta.
7.Su Esposo es un Dios Divino. No olvide que l muri para su redencin. Ni un
instante, qu digo un instante? si cuando no est con l todo es agona para
usted.
8.Levntese Hija y venga a desposarse con la Divina Encarnacin, con el
Maitreya. Nuestro amor tiene un solo rostro. Hoy conoce su nombre. Nuestro amor
es nico, tiene una sola ventana, tiene una sola puerta. No es para ser
compartido. Los Votos de hoy son slo una promesa y una esperanza que va
usted a ver al exhalar el ltimo suspiro.
1.Uno de los goces ms grandes de la vida espiritual es la unin de las almas. Los
seres humanos buscan siempre la compaa, porque el hombre slo no puede
vivir, siempre necesita de alguien que lo acompae; la vida misma es una
sucesin de hechos que renen a los seres con lazos de sangre, de circunstancia,
de trabajo. Ahora bien, el hombre tiene ese extraordinario privilegio de
comunicarse con otros seres, pero tiene el dolor grande de ver que la separacin
es siempre inevitable.
2.La unin de los seres implica ya de por s una futura separacin, porque la vida
sobre la tierra es una sucesin de hechos que estn ajenos a la voluntad del
hombre. Pero Dios ha reservado a los que siguen el Sendero Espiritual una
reunin que est ms all del tiempo, de la alegra de estar juntos un momento: es
una unin que empieza en la tierra, y termina en la Eternidad.
3.Nuestro Reglamento dice que "somos una reunin de almas", quiere decir que
este lazo es eterno porque es sobrenatural. Hay cosa ms extraordinaria que
aquella de saber que hemos encontrado a muchas almas de las cuales nunca nos
separaremos? Sin embargo, en al tierra hay algo que es un plido reflejo de esta
unin: la amistad. La amistad es lo nico que espiritualiza y eleva la reunin de los
seres; ese lazo est ms all de la cosas materiales. San Francisco de Sales dijo:
"Amar porque s, sin la necesidad de amar a ese ser, ni por nada material, lazo de
sangre, sino porque s".
4.La reunin de las almas que siguen un Sendero Espiritual es una pura, noble,
desinteresada amistad; pero lo que la distingue es la Eternidad, lo sobrenatural, y
sto es lo que hace que ella siga a travs del tiempo, del espacio, de los
acontecimientos.
5.Si bien son pocas las almas que nos han precedido en el ms all, nada hay tan
vivo como su presencia, y ellas nos esperan en ese mundo que no tiene principio
ni fin. An para aquellos que no las conocieron su presencia est viva, en la
lmpara, en una pequea obra, una pared levantada, una piedra, un pequeo
detalle que hay a nuestro alrededor (la pava de la cocina que compr Violeta).
Ms an resuenan sus palabras, parece que viniera el auto de Santiago Rbora.
6.En la verdadera reunin de las almas los aos hacen que el acercamiento sea
ms grande, y esto no es ms que un ensayo; cunto ms viva ser esta reunin
cuando las encontremos en espritu, en el conjunto armnico del Cuerpo Mstico
de Cafh. Este es un milagro de amor y realizacin.
7.Hay que detenerse en esas palabras: "reunin de almas". Todo est all, no nos
podemos separar. Me llega a travs de la palabra del Director Espiritual, del
compaero, del Superior.
8.Todo est all como una luz que alumbra nuestro camino. Esa voz me llega
continuamente, su luz vive con uno, y esto no puede compararse con nada de lo
que existe sobre la tierra. An si no nos volviramos a ver, este lazo, esa
presencia se hace ms ntima y real.
9.A veces uno va a decirle a su Director sus penas y pesares, pero cuando uno
est lejos se comunica en una expansin ms grande, con un saludo, un silencio
que parece olvido. Nos miramos frente a frente y miramos el camino a recorrer
para llegar a la cumbre, y nos preguntamos cunto nos falta todava.
10.Esto sobrepasa todas las dichas y temor del mundo. Tambin sobre la tierra el
ser quiere eternizar ese instante de unin a travs de la mutua comprensin, pero
el momento pasa y uno se queda amargado y vaco, ms vaco que antes, porque
haba un placer personal y el placer es ajeno al espritu y su secreto.
11.Pero la vida espiritual nos revela ese secreto: las almas slo pueden eternizar
su unin en el amor espiritual; de all que aunque nunca nos hemos visto, nos
vemos y nos conocemos, y parece que hiciera cien aos que estuviramos juntos;
hay una discrecin amorosa para perdonar los defectos y las faltas, hay
comprensin inmediata, unin, fusin de alma a alma.
12.La dicha de la amistad es poder verse, unirse intrnsecamente, porque lo que la
amarga es el pensamiento de no verse ms. La Renuncia de Eternidad nos da
este bien de reunin de almas. En un momento nos dijimos: "Tu vida es mi vida y
tu amor es mi amor". Y esto permanece para siempre.
13.An los que se han ido vienen a vernos para decirnos: an estamos ac. Te
crees que tu velo no es mi velo, tu capa no es mi capa? Todo es de la Divina
Madre. Nosotros siempre somos jvenes, hemos elegido el mismo tenor de vida;
tenemos la misma animosidad, no la animosidad adversa sino la que da vida, que
a travs de los pequeos inconvenientes de palabra o de opinin, afirma el amor
mutuo. Pasar el tiempo, vendrn acontecimientos, pero siempre estaremos
unidos sobrenaturalmente, an cuando crucemos el valle oscuro de la muerte,
estaremos unidos porque nuestra reunin es reunin de almas.
1.Son las palabras iniciales de nuestro Reglamento. No dice all: "Este escrito o
normas", dice "Este". El Reglamento es algo espiritual, abstracto, indefinido, no
escrito, contrario a lo que uno se puede imaginar.
2.Nuestro Reglamento no empieza directamente con las normas, sino que dice
"Este es el Reglamento de Cafh"; parece que con eso quiere significar que no
tiene forma, ni ley, que no quiere encerrarse en algo definido. Esta frase primera
es como un sello de espritu y recuerda las palabras de Pablo a los Corintios
cuando dice: "Vosotros sois carta de Cristo". Quiere decir que uno mismo es la ley
de Cristo, la palabra divina est viva a travs de nosotros. Nosotros somos la
expresin de nuestro Divino Reglamento. Somos el Reglamento de Cafh. En el
momento en que ponemos los pies en el Sendero, nos transformamos de hombres
humanos en divinos; de las leyes humanas pasamos a las leyes divinas y
espirituales. El Reglamento de Cafh no son leyes impuestas, sino que son el modo
espontneo de vivir de aquel que ha abrazado el Reglamento. Esto no est
dispuesto al azar o determinado por colectividades o pueblos, sino por una ley
natural y divina que permite hacer del renunciamiento una realidad. Todo aqul
que abraza la renuncia vive segn el Reglamento. Todas esas normas las ha
dictado a nuestro corazn la Divina Madre: es la ley eterna que toma forma a
travs de los actos de nuestra vida, que nos lleva a la conquista de la renuncia
libertadora.
3.Las leyes tienen sentido en el momento que son necesarias, pero despus si
uno se ata a ellas nos esclavizan y nos inducen a luchar en contra de ellas; pero
cuando son espontneas en nosotros y surgen como una necesidad del alma se
transforman en nuestra segunda naturaleza, entonces podemos quemar el
reglamento, pero ste no desaparecer de m, porque la Ley Divina que me ha
sido enseada como una tcnica asctica para lograr lo que me he propuesto es
parte de mi mismo, soy yo mismo, yo la he elegido por vocacin.
4.Sentimos la necesidad de vivir nuestra vida de Renuncia: sin embargo, hay que
luchar con la naturaleza humana. Si bien la aspiracin es divina, la naturaleza
oscurece hasta el ideal ms puro, el sol ms brillante, y uno decae oscurecido un
poco por las pasiones corrientes. Cuando hablamos de pasiones no queremos
decir las malas, sino un cambio de edad, de costumbres. Es porque no tenemos
todava el don de estabilidad Divina, y es por eso que es necesario escribir las
normas. Por eso todas las almas tienen normas escritas en su Sendero, porque
esas normas son como un punto de apoyo, un recuerdo. No es que tengamos que
abrir el Reglamento para saber como comportarnos. An si ste desapareciera no
dejaramos de vivir as, pero al oscurecerse la luz integral del alma, abrimos el
Reglamento para renovar el fervor.
5.Para las almas vocacionales no existe la Enseanza escrita, porque la Divina
Madre habla a su corazn: es la quintaesencia de la Revelacin de Dios, de todos
los caminos msticos, el signo sagrado de nuestra raza: la Cruz sobre el Crculo.
6.Recin cuando el discpulo est preparado es cuando esta voz habla a su odo y
le ensea la idea fundamental de la raza: cruzar el puente de la razn y desarrollar
la intuicin divina. La Madre Divina le dice al alma: Ese puente es tu esfuerzo, tu
ascesis, Yo estar a tu lado, cuando lo hayas cruzado, yo desaparecer y tu
tambin desaparecers y seremos Uno.
7.Ese es el signo de nuestra raza. Hemos de conquistar la razn para volver a ser
lo que ramos. Si hemos cado es para volver a levantarnos con nuestros propios
medios y conocernos a nosotros mismos.
8.El Reglamento es la esencia de nuestra vida espiritual. Renunciar quiere decir
despertar y para despertar necesitamos del esfuerzo, de normas de vida tal como
nos la da nuestro Reglamento para cruzar el puente que nos lleva a la intuicin.
9.Precisamos un Reglamento escrito para que nos despierte cada vez que el
sueo racional nos arrastra a nuestra tumba de hombres. El Reglamento no
permite que nos detengamos, nos hace contemplar lo ilusorio de lo que hemos
dejado. Ese puente que hemos de cruzar est lleno de cadveres, pero el
Reglamento nos empuja. Como la flaqueza humana tiende a amortiguar la ley
escrita en el alma, el Reglamento que est escrito en nuestro corazn, que es la
expresin de nuestra alma, se escribe por los hombres.
10.Pero an as olvida el hombre esa ley, pasa por pocas de grandes
oscuridades, y entonces los Superiores recuerdan al alma la ley escrita: nos
reprenden, nos siguen los pasos, nos recomiendan la observancia.
11.El Reglamento necesita estar escrito hasta que llega el da en que ya brota
espontneamente del alma, por la gracia santificante que mora en el alma. Es la
expresin de nuestras obras. Entonces no somos ya del montn, un alma que
siempre necesita un ltigo que la despierte. Hemos ganado la vigilia verdadera del
espritu y estamos por llegar a la otra orilla de la Eternidad.
1.Nuestro Reglamento, al decir que debemos ser obedientes a las leyes del pas
donde habitamos y respetuosos de las leyes del mismo, nos da todo un programa
social de renunciamiento.
2.El Hijo que ha renunciado ha de dejar de pensar y de sentir, para ser. La
Renuncia nos hace morir a la vida exterior, al modo de pensar, de sentir, de obrar,
para que seamos, slo despus de haber muerto as, seres. Lo importante es ser,
es la realizacin espiritual, pero esta realizacin espiritual, esta contemplacin y
accin de nuestra vida de renuncia, sera vana e intil si estuviera dedicada
nicamente a nuestro perfeccionamiento interior y adems, este
perfeccionamiento interior se efecta de adentro hacia afuera. Quiere decir que el
alma que verdaderamente progresa, tiene como base fundamental, desde la
iniciacin del camino, el sentir que no puede haber perfeccin para ella, si esta
perfeccin no se comunica a toda la Humanidad.
3.El Hijo que ha hecho voto de Renuncia tiene por misin trascendental, a pesar
de apartarse del mundo, el que sus resultados directos lleguen a las almas como
resultados sociales.
4.Ahora bien: cmo se puede combinar esta fuerza que llega al mundo con esos
dos conceptos de nuestro Reglamento de que hemos de obedecer la ley, respetar
los ideales ajenos? Da la impresin de que si somos almas que queremos llevar la
liberacin, tenemos que hacer una revolucin cambiando las leyes, religiones y
creencias. Esto da la impresin de una rebelda frente a los valores establecidos;
es natural que si vivimos la vida de renuncia queremos llevar una perfeccin
interior a las almas cambiando el mundo. Todo parece contrario a las palabras de
nuestro Reglamento pero no es as.
5.Esta es la cuestin: la ley exterior de los hombres y gobiernos del mundo es
externa, por lo tanto es imperfecta, y con el tiempo tendr que ser suplantada por
la ley universal y nica, interior y anmica.
6.Al obedecer llevamos sobre nuestros hombros la cruz de los hombres, cruz tan
pesada porque es exterior. Esas leyes no llevan al hombre ms que a la
destruccin. Hay una temporada de paz, pero es aparente. Los seres del mundo
cuando hablan demuestran horror por la guerra, dicen que no tendra que existir.
Antes de la segunda Gran Guerra mundial uno hablaba con Hijos de Cafh que
sentan horror a la guerra Qu pas? Vino un descontento colectivo;
probablemente por la influencia del espritu, ya que si emanamos fuerzas
espirituales esto trae una disconformidad colectiva en todos, pero como no estn
educados en el Sendero espiritual, entonces en lugar de sentirse descontentos de
s mismos y que eso los induzca a la renuncia, a la posesin interior que es la
nica verdadera, como no son capaces de esto, vuelcan el descontento hacia
afuera y lo comunican al mundo. Por eso los que estn descontentos se vuelven
belicosos.
7.Algunos han sentido horror porque se castigaba a un animal, comprenden
ciertos hbitos nuestros de Amrica; pero cuando empez la psicosis de la guerra,
razonaban muy diferentemente: queran matar porque era justo.
8.Han olvidado las palabras de Cristo: "Si tu enemigo te golpea tienes que dar la
otra mejilla". Pero el pueblo quiere tener sus derechos y por eso los pueblos se
atacan entre s.
9.Todas las leyes llevan a eso, pero tenemos que dar un remedio radical que no
es ir contra la ley externa. Cuando el hombre reconoce que su energa tiene que
expandirse de adentro hacia afuera, todas las leyes pierden su valor. No nos
puede importar si gobierna Pablo o Francisco, pero sabemos que lo que los ha
puesto all son nuestras acciones. Puede ser bueno o malo, todo es resultado de
nuestras acciones.
10.La ley verdadera es la ley interior. Por eso nuestro Reglamento no contradice la
ley espiritual, porque si somos respetuosos con las leyes de un pas pero somos
interiormente lo que tenemos que ser, el mundo se transformar.
11.Y slo la renuncia lo transformar.
12.Uno se pregunta si esto es mucho decir. No. Todas las religiones lo han
proclamado. Pero atendamos bien las palabras del Reglamento. Dice
"respetuosos" pero no adherirnos a la ley.
13.La religin y la renuncia son contrarias. La religin es la vestidura de la
renuncia espiritual. Las religiones nos indican que all hubo una llama que dio vida
a un ser, imagen. Pero cuando decimos "respetuosos" no quiere decir que hemos
de adherirnos a ella. Todas las religiones se han basado sobre la renuncia, sobre
la realidad interior y espiritual, sus fundadores eran verdaderos enviados de Dios;
sin embargo, ellos no han dado una reglamentacin exterior, no fundaron la
religin. Todo se basa en esto: "me refugio en el Buda", en el mtodo, "dharma,
sank"; esto quiere decir que uno realiza espiritualmente a travs de la Enseanza
de los Maestros. Dharma es mtodo, no religin. "Me adhiero al sanga", "baso mi
vida espiritual en una renuncia total". Los que vienen despus hacen de esto una
religin; pero no el Buda. El calla, no revela los misterios del ms all; se limita a
explicar como liberar el alma en esta vida y siempre es a travs de la Renuncia.
Buda dice que todo es dolor y sufrimiento, que slo abandonndose a Dios se
vence el dolor. Lo mismo sucede con el cristianismo.
14.La Religin Cristiana es una poderosa armazn. Los pueblos cristianos han
hecho la guerra ms destructora del Universo. Si uno piensa un poco, pregunta
"Tiene sentido esto con el Sermn de la Montaa?" All dijo Cristo: aqul que
pierde gana, bienaventurados los que piden, los pobres. La palabra de Cristo se
basa en el renunciamiento: Toma tu cruz y sgueme; quien quiere venir en pos de
m, deje a su padre, a su madre; tiene que luchar contra los valores afectivos,
basarse en la Renuncia. Nosotros, Cafh, no hacemos nada ms que afirmar lo que
dijeron todos los grandes maestros, pero sus palabras fueron desvirtuadas con las
explicaciones teolgicas y religiosas.
15.Nuestra obediencia y respeto no son ms que medios de comprensin; porque
si una Comunidad nos dice que su camino es bueno o si votamos por un
Presidente, no por eso lo vamos a seguir. Para nosotros no tiene valor, el valor
fundamental est en la ley nica, interior, y si nosotros practicamos nuestro voto
de Renuncia ya hemos ganado una parte de la gran batalla para la salvacin del
mundo. Si esa renuncia se hace efectiva a travs del dolor, ser fruto de salvacin
para las almas, a ellas se adherirn muchas otras almas; la salvacin no vendr si
uno condesciende o desprecia una ley, sino con la renuncia; si se abandona todo
lo exterior y posesivo; volcarse en el interior, muriendo a lo aparente, que se
contradice y cambia, que choca, se acerca y se aleja. Nuestra ley est en el
interior. Hay que demostrarle al ser humano que es esencial para l: embellecer y
salvar su alma; quien pierde su alma lo ha perdido todo.
16.Nuestra ley se tiene que asentar sobre la Renuncia que se expande hacia los
seres. As el respeto hacia las leyes y religiones se transforma en un mtodo y
esfuerzo que en lugar de llevarnos al descontento y rebelda, nos hace
comprender que las leyes externas cambian continuamente.
17.La que no cambia es la renuncia, es una verdad espiritual.
18.Parece mentira que aquellos que uno cree que son espirituales se dejan
arrastrar por el descontento, injusticia y justicia del mundo.
19.La Renuncia al hacernos muertos al mundo nos segrega de esa colectividad,
nos saca fuera de esa psicosis colectiva; nos da la paz y comprensin de que ese
mal puede ser alejado en el futuro a travs del verdadero desprendimiento de la
cosas externas, no de pensamiento y especulacin, sino que ha de ser real e
integral.
1.Siempre hemos de tener bien presente que todas las virtudes son esencialmente
interiores, y que todo lo que ayuda a la virtud exteriormente no es la virtud sino un
mtodo, un mtodo para adquirir ms una virtud determinada.
2.El alma que busca a Dios tiene que estar siempre muy atenta para no caer en el
equvoco de confundir lo exterior con lo interior, sobretodo cuando se trata de
virtudes, de confundir la virtud slida y verdadera, con los actos exteriores que
ayudan y fomentan esa virtud en el interior, pero no con la virtud en s.
3.La virtud interior es la que vale, es la nica verdadera. Pero si uno sigue el
consejo de los virtuosos del mundo nunca llegara a nada, porque ellos dicen: lo
importante es ser bueno interiormente; pero a pesar de decir esto uno ve que el
mtodo en la vida del que dice eso, es tan contrario a la virtud verdadera, que bien
a las claras se ve que la virtud en el mundo no es ms que una teora racional.
4.El Hijo sabe que el mtodo que ha de practicar exteriormente se lo da la
Enseanza. En la obrita El Nio Celeste, uno ve que el ngel que ha perdido sus
alas no puede volver a volar si no tiene alguien que le ensee. As tambin la
virtud que puede ser adquirida por el solo hecho de desearla y amarla, es
necesario un mtodo exterior para poder alcanzarla. El peligro est en confundir la
virtud interior con el mtodo exterior que uno practica. El mtodo no es la virtud. El
mtodo nos da un hbito de virtud exterior, pero si esa virtud no se la adquiere en
el interior, esa virtud, esa vida exterior es contraria a la verdadera virtud espiritual.
Eso sera una estafa contra Dios, porque estaramos demostrando en el exterior
algo que no poseemos en el interior.
5.La virtud perfecta es la que mora interiormente, pero que tambin se demuestra
en el exterior. Una virtud que no se demuestra en el exterior es muy posible que
tampoco exista en el interior, pero la virtud exterior que no se posee en el interior
es un hbito nocivo y terrible para el alma.
6.Esta vida nuestra que est hecha de mtodos para adquirir virtudes tiene que
ser un reflejo de la vida interior del alma, del corazn. Nuestro exterior tiene que
ser un espejo fiel de cmo procedemos interiormente.
7.Ojo! Siempre existe el peligro de que el alma caiga en el hbito exterior con
dao de la virtud interior.
8.La Observancia es la miel de la vida de Comunidad, es el nctar del alma que
aspira a la perfeccin. Amoldndose el alma a la observancia, conoce la felicidad
ms perfecta posible de adquirir, porque quien cumple con fidelidad y amor la
observancia sabe que esa es su mejor medida de la virtud interior y espiritual.
9.La verdadera observancia es el espritu de la Observancia, de perfeccin de
Observancia. Correr al toque de la campana es hermoso, guardar el silencio,
hablar al iniciar el recreo, comer como est indicado, como se nos ensea, pero
cumplir con fidelidad y puntualidad no es poseer ni adquirir la virtud de la
observancia, porque observancia, espritu de observancia es ver cmo procede
uno interiormente con ella.
10.Por ejemplo: observancia es estar contentos y alegres en el recreo; pero hay
quien sabe entretener con amor a sus compaeros, pero a veces se cae en el
defecto de entretenerse uno mismo. Por ejemplo: si hablo de lo que me interesa y
mi compaero quiere hablar de otra cosa y sigo hablando de lo mo. All se falta a
la virtud. Como lo que me ponen delante, porque es la Divina Madre quien me lo
ha preparado y por eso me es agradable; pero si pongo un nfasis muy especial
en comer, lo que est presente es la gula y no la observancia.
11.Eso se ve enseguida: si algo gusta ms, si me fijo si el plato es ms o menos
abundante: no como por amor a la Divina Madre, ha quedado un resabio de gula.
A veces en la conversacin se ve una alusin a la comida: all se ve el espritu con
que se ha comido: por el gesto o la alusin se ve que no tiene la virtud de la
mortificacin.
12.Ejemplo de modestia de los ojos: Por los ojos se ve el estado del alma. Si hay
modestia de los ojos es porque se ha vencido la curiosidad, es porque uno se mira
en el interior. A veces cuando el Superior est cerca del Hijo, ste guarda mucho
la modestia, pero cuando est lejos echa una mirada y lo ve todo.
13.El trabajo manual para nosotros es como la oracin, es parte integral de
muestra observancia. El Ordenado tiene pocas horas de trabajo manual, asuetos,
festivos se descuentan; Por qu? Porque se supone que rinde el cien por cien,
vale por diez, veinte y cien.
14.Pero tambin algunos Hijos practican la virtud del trabajo con las manos; pero
no ponen el pensamiento, amor, esencia y virtud.
15.Acaso el trabajo rinde porque uno trabaja pesado? Para mover una piedra
vale ms la fuerza o la maa? No, el trabajo tiene que ser acompaado con el
amor, la voluntad, hay que poner la virtud interior. No basta hacerlo porque lo
mandan; hay que acompaarlo con la luz interior; sino es estril.
16.Los actos exteriores no son ms que incentivos para la virtud interior;
sobretodo cuando se trata de los votos que son la esencia de la observancia.
17.La mayor parte del da el Hijo calla y su silencio es la voz con que le habla a su
Divina Madre; pero qu valor tiene este silencio si en un minuto que habla ofende
a un compaero, o se siente herido por una observacin? Es como el que junta en
un tarro la miel preciosa y luego se la come de golpe sin gustarla. Podemos tener
fidelidad a la Madre y esta virtud nos da la grandeza de los ngeles del cielo, pero
de qu nos vale si no hacemos lo que tenemos que hacer y nos guardamos
siempre algo? Cuando uno va a dar la ltima gotita, la guarda.
18.Tenemos una gran fidelidad, pero el corazn reprocha cuando a uno lo
ofenden, juzgamos a los Superiores si creemos que no proceden con justicia. As
nos quedamos con la personalidad.
19.Puede ser grande la obediencia, pero a veces tiene sus oscuridades. Si hay
algo que nos desagrada y el Superior se olvida de decrnoslo, callamos. Por qu
no se interpretan las palabras no dichas del Superior? Uno se atiene estrictamente
a lo dicho.
20.Es que la verdadera virtud est en el interior, lo exterior no es ms que el
mtodo que conduce a ella.
21.Ya que hemos consagrado nuestra vida para la bsqueda de las virtudes para
poder encontrar a la Divina Madre, no podemos cambiar nada: la observancia es
interior, la modestia es la ausencia de todo lo que no quiero saber porque no me
corresponde; el espritu de sacrificio es no dejar que se trasluzca lo que me gusta
o no, el trabajo que me gusta o no; amar las rdenes y no soportarlas,
buscndolas y transformndolas en el bien de nuestra vida. A la Divina Madre no
se la encuentra con la dulzura, sino con el dolor del reproche que hace sufrir ms,
estar con el pobre y necesitado, padecer y ser despreciado. Estar con el que lleva
la peor parte, participar de su vida y dolor. Cmo se puede hacer esto si no es
con la adhesin al dolor, resistencia, ofrenda? Esas son las virtudes de las almas
consagradas.
22.Esta es la vida que da envidia a los ngeles, vida admirable que es seal de
que la salvacin de los hombres est en el espritu. Este es el mtodo que
conduce a la Divina Madre, pero tiene que ser un reflejo de la virtud que existe en
el alma, en el corazn; es la esencia de la luz que se lleva dentro del corazn y
ser recin entonces perfecta porque no estar ni adentro ni afuera, sino que
vivir en el corazn, y se derramar a nuestro alrededor sobre los que nos rodean:
Humanidad, Cafh, Comunidad.
1.Este es para nosotros un tema de comn inters porque casi todos los Hijos
somos dirigidos por l. Aqu nos explic los conceptos que l tiene de la direccin
de almas, y cuales son sus modalidades particulares para que participemos y
comprendamos su idea, y nos identifiquemos con ella. Todo esto es particular y
nada tiene que ver con el modo de dirigir de otros directores que llevan a los Hijos
hacia el estado de perfeccin, y tampoco quiere cambiar o contradecir las
directivas dadas por el Reglamento, la Interpretacin. No. Cada Director Espiritual
tiene su modalidad.
2.Si uno se pone en el punto de un Superior el nico camino es el que indica el
Reglamento y la Interpretacin. La modalidad del Caballero Gran Maestre no es
una contradiccin ni una critica hacia nada, es simplemente su modalidad "porque
-dijo- los seres humanos somos como las flores; cada flor tiene su tipo, su
perfume, su tiempo para florecer, y lo peor sera creer que uno ha de seguir un
camino unilateral. Eso es imposible".
3.Cuando un alma se entrega a un Director Espiritual no es sta una eleccin
hecha por ella ni por los hombres; es algo misterioso y divino, desconocido para el
hombre.
4.La ley de la unin de las almas no puede explicarse racionalmente, no puede ser
definida por lo que "yo pienso o t piensas", viene de Dios.
5.El Caballero Gran Maestre tambin piensa que cuando le es dada un alma para
dirigir, es porque ella ha estado unida a l desde otros tiempos. El no sabe de
dnde, cundo, ni cmo, pero no puede imaginarse que a un alma se la pueda
dirigir en un solo da. Viene de antes, desde la lejana del tiempo.
6.Claro que esta es una opinin personal porque la direccin es algo de Dios: se
parece al amor que brota cuando quiere.
7."Cuando yo recibo para mi direccin a un alma, esa alma es ma y yo soy suyo".
No es sta una relacin de dependencia sino de unin, estrictamente; si hubiera
dependencia no podra ser l su director. El amor es el nico que da la unin
espiritual, no hay dependencia entre ellos. Esta comprensin es fundamental. Esto
quiere decir: "Yo comprendo a esa alma y ella me comprende, y lo que ella recibe
de m ser la nica norma ideal que ella necesita para alcanzar la perfeccin".
8.Opinin del Caballero Gran Maestre: La Direccin Espiritual empieza en la
eternidad y termina en la Eternidad. Es la Unin.
9.Por eso aunque el alma se fuera al ltimo rincn de la tierra eso no quiere decir
que termina su direccin. No puede haber algo que sea y no sea al mismo tiempo.
Cuando se ha amado no se puede decir ...(falta en el original)...hasta que alcance
la perfeccin. Es el nico bien y finalidad hacia lo cual se puede aspirar.
10.El Director Espiritual y el Superior son dos cosas distintas. Lo que el Superior le
dice y ensea es magnfico y extraordinario. Pero si el Director Espiritual tiene un
alma, la dirige durante todas las horas: "Yo tengo que estar contigo, te pertenezco
en espritu".
11.El alma no puede tener velos para l, no son estos velos de palabras, sino los
velos de la voz del corazn, tiene que haber sinceridad interior.
12.El Director continuamente le ensea a su alma, le da su enseanza. La
influencia es fsica, astral, mental y espiritual. Tiene que llegar a ser su imagen, su
ejemplo: As el alma se traslada a Dios.
13.La Enseanza es universal (primer tipo) cuando es dada a los hombres a
travs de las revelaciones de las grandes religiones, y est escrita en todas
partes.
14.La Enseanza de Cafh (segundo tipo) dada para los Hijos. La tercera es ms
secreta, profunda e ntima y nos es dada en la Direccin Espiritual: de alma a
alma.
15.Por eso no hay que extraarse si uno no es llamado peridicamente, porque a
veces es mejor as, sino esa conversacin se vuelve rutinaria. Como el Director es
ante todo enseante, podra caer o canalizar en un hbito que sera un peso y no
una ayuda.
16.El Caballero Gran Maestre tiene su mtodo: dirige con un reproche, habla una
palabra cuando se est en conjunto. Lo principal es pensar mucho en los Hijos y
estar a su lado cuando lo necesitan. Prefiere que le pidan la direccin.
17.El dirige poniendo una mala cara, palmeando el hombro. El Caballero Gran
Maestre dice que no tiene el don de comunicarse con la palabra como otros
directores espirituales.
18.Darle a cada uno la enseanza ideal para l.
19.Concepto personal del Caballero Gran Maestre: Si un Hijo va y le dice que
tiene distraccin en la oracin, l le da el remedio una vez; no le gusta repetir las
cosas. Volver a decir las cosas sera perder el tiempo. Lo que se dice mucho se
gasta.
20.Hay almas con quienes ha hablado una sola vez en la vida y nada ms. Si le
siguiera enseando todo sera una repeticin. Hay Enseanzas Eternas: las del
director espiritual han de ser Verbo para el Hijo.
21.No hay que sentirse desamparado si uno no conversa con el Director. Puede
ser un gusto y nada ms.
22.Hay que escuchar la voz del director cuando uno est solo y meditando.
23. ...(falta en el original)... nos ensea y orienta si tenemos la verdadera
disposicin. Su mtodo es de pocas palabras.
24.El Caballero Gran Maestre est convencido de que as como la Madre le da
vida a su hijo no slo hablndole sino tenindolo junto a su pecho, tambin as
ensea el Director.
25.La Enseanza l la da siempre: paseos, comidas; les da su propia fuerza y
magnetismo.
26.Los primeros Hijos sintieron la necesidad de estar a su lado. La influencia del
padre al hijo es fundamental. As el maestro y el discpulo tienen que tener una
misma tendencia espiritual, los mismos gustos, as como los que se casan gustan
de las mismas cosas, tambin las almas que caminan juntas hacia la perfeccin
espiritual. Identificacin total. El Director tiene que ser ejemplo. Pero hay que
verlo, porque en esto es fcil equivocarse. Uno siempre cree que el Director
Espiritual, el Superior, tienen que ser santos y hay que imitarlos. Esto es lo ms
equivocado. Todas somos flores distintas, de temperamento distinto. Una persona
flemtica, por ejemplo, no puede imitar a una de temperamento nervioso.
27.La imitacin es interior. Afuera est el hombre con sus hbitos, etc. Imitamos al
hombre que ha realizado a Dios en su interior. La imitacin est en el seno mismo
de la Divina Madre, en el lugar ms secreto.
28.El Director Espiritual no ha de ser un gua, sino aqul que prepara el sendero,
saca las piedras y escollos.
29.Las almas no quieren ser tocadas. Las rosas cuanto ms se les toca ms se
marchitan. Hay que regarlas, sacar los yuyos, pero sin tocarlas mucho.
30.Hay quien cree que el Director Espiritual le va a dar la Unin Divina. Ese es un
misterio que se realiza solo. El Director Espiritual es la imagen del Gran Director
Espiritual.
31.La Unin de Amor ha de ser nicamente la del Director Espiritual y el alma que
dirige. El es la imagen del Gran Director Espiritual que nos dirige desde el ms
all: El es la puerta para ir a la Divina Realizacin.
1.Som Kappa dice que los primeros siete aos de una Comunidad son los ms
difciles, porque son los aos en que se forma el espritu de la Comunidad; en los
diez aos que siguen se forma el Cuerpo Mstico de la Comunidad, pero despus
de los cincuenta aos la Comunidad es inconmovible.
2.Quiere decir que el principio es la base, y las primeras almas han de ser bien
formadas porque son el fundamento de todo.
3.Nuestra Comunidad es como un juego de ajedrez en que cada alma desempea
un papel, pero es necesario que todas renan en s todos los aspectos de la vida
de Comunidad.
4.De las Tablas de Solitarios el Caballero Gran Maestre puede decir que ya estn
formadas y l podra desentenderse de ellas, pero no puede decir lo mismo de las
comunidades que todava tienen que hacerse. Si tenemos en cuenta el corto
tiempo que tienen se puede decir que ya se ha hecho mucho, pero mucho falta por
hacer.
5.En los principios lo ms importante es cimentar la vocacin y elegir las
vocaciones.
6.Este es uno de los problemas ms grandes y difciles. Saber cuales son las
almas destinadas para la vida de Comunidad es uno de los misterios ms
profundos de la Divinidad. Se ha podido ver que muchas almas de gran vuelo, de
sacrificio y oracin, puestas en la vida de Comunidad han fracasado, y otras ms
sencillas eran verdaderamente llamadas.
7.Lo importante es saber cules son las elegidas. Cmo puede uno decir si o no
a un aspirante? El Caballero Gran Maestre no quiere probarlas y que despus si
no resultan vuelvan al mundo. Es reticente con respecto a esto, tiene un miedo
terrible, porque su poca experiencia le ha enseado que nadie toca este fuego sin
quemarse. Nadie pone el pie en el santuario de la Divina Madre sin padecer
despus una herida tan terrible y profunda, que no sabemos si se puede curar.
Estn heridos de muerte an a pesar de no haber dado el Voto, sin tener
compromiso.
8.Lo que ms hemos de cuidar es de no herir. Pero si ellos llenan todos los
requisitos para la Ordenacin, tenemos que tomarlos? Qu factores nos
determinan a hacerlo? Es sta una responsabilidad de todos. No tenemos ninguna
visin para decir si un alma sirve o no. Por lo tanto, hemos de recurrir a la oracin
y la segunda arma es la paciencia. Recomendmosle a la Madre estas almas y
para que no interfiera nuestra personalidad en el pedido, es bueno desconocer
hasta el nombre del alma. Hay tantos factores que despiertan una simpata
humana, siempre falsa y contraproducente frente a los misterios de Dios.
9.Hay que orar impersonalmente. Nuestra arma es la oracin. La Madre es la
nica que puede dar la solucin verdadera.
10.Hablemos de las almas que tienen vocacin, pero que cuando estn dentro no
tienen paz ni fuerza para corresponder a su vocacin. Por qu no corresponden?
Es culpa de ellas, nuestra, de los Superiores que no saben llevarlas por el
verdadero camino? Hemos tenido y tenemos almas que estn en este punto.
11.Descartemos a aquellas almas llevadas por el entusiasmo, que confunden la
Ordenacin creyendo que Ordenacin es ser superiores, dar rdenes.
12.Hablemos de los jvenes con verdadera vocacin. Hemos de observarlos
muchsimo, que sus ideas no varen de un da para otro, que no se dejen aplastar
por la tristeza.
13.Hay que estimularlos para que correspondan. Aunque el alma sea idealista,
pero si vemos un verdadero amor a la Divina Madre hemos de ayudarlos, guiarlos
para que correspondan. No hemos de probarlos y mandarlos luego al mundo, para
que vean si se pueden encaminar de otro modo.
14.Oremos por las vocaciones. Slo la Madre puede iluminarlos.
15.Nosotros cuidemos de la observancia. No slo renuncia interior sino exterior.
La Renuncia interior tambin la puede practicar el mundo, pero nosotros hemos de
ser modelos de asctica y renuncia. Tenemos la gracia de vivir que nadie tiene en
el mundo: renunciar.
16.Imagen de la renuncia viva: interna y externamente. Esto es lo que nos da la
fuerza para atraer a las verdaderas vocaciones. Santa Teresa deca: Cuando una
Comunidad est bien formada las hermanas tibias pasan, pero para formar una
Comunidad nueva manden buenas sujetas. Si somos buenos sujetos las almas
que vengan no fracasarn. Los hombres son ms dbiles, las mujeres se saben
imponer ms, tienen ms espritu de sacrificio, no son tan sentimentales como los
hombres.
17.Que Dios las ilumine y nos ilumine a nosotros para que las sepamos guiar
cuando estn con nosotros: darles esa cuchillada y ponerles el corazn de la
Divina Madre.
18.Todos hemos de llorar por los que fracasan, porque todos somos responsables
frente a la Divina Majestad.
19.El punto fundamental en nuestra vida de oracin es: Yo nada puedo, pero que
mi vida, mi espritu de renuncia sea tan perfecto que nadie se desilusione o pierda
su vocacin por culpa ma, que yo no le ponga ningn obstculo con mi falta de
observancia.
20. Las almas sufren cuando van al mundo, porque no han podido encontrar aqu
el fruto que buscaban. Si la vocacin hubiera sido falsa, hubieran olvidado. Es
como el que lee un libro y se olvida. Pero ellas sufren porque ste era su primer
amor espiritual y lo han perdido.
21.Oremos tambin por la almas de los que han fallecido y padecen. Hay Hijos
que no saben lo que se padece en el ms all. Si lo viramos nos moriramos de
terror. Ellos padecen un infierno en este mundo: no hay peor infierno ni martirio
ms grande que perder la primera ilusin, y ms cuando la ilusin es espiritual.
22.Pidamos por los tiernos jvenes que tienen el gran fervor de tomar la senda de
la Renuncia, que Dios les borre la idea si no son llamados; pero si vienen, que
correspondan al Amor divino y nosotros les enseemos a corresponder a la gracia
que han recibido. Esta gracia es tan inmensa como Dios mismo por eso no hay
voz humana que pueda descubrirla; y como dice nuestra Divina Madre, un
perfecto Ordenado de Comunidad puede transformar el mundo y no hay nadie, ni
Gandhi, tan grande como l que tenga una misin tan extraordinaria.
23.Oremos. Operen los Superiores cuando es necesario, que no nos venza el
respeto humano ni el temor de quedar mal frente a ellos, porque si los hacemos
sufrir van a responder.
1.Los Hijos de Comunidad son muy pocos, y se ha puesto mucho esmero para
educarlos porque suponemos que sern los Superiores del futuro.
2.Han de ser Superiores en todos los aspectos, por eso el Caballero Gran Maestre
los corrige tanto, ya que de ellos depende el porvenir de Cafh.
3.Cuando murieron los primeros Hijos quedaron los otros, con los cuales fund las
primeras Tablas de Solitarios, si no se olvidaran las enseanzas al surgir
dificultades en sus familias, y al avanzar en edad.
4.Las almas que pueden conservar el espritu de Cafh son las consagradas, los
Ordenados de Comunidad. Ellas no envejecen, no tienen las preocupaciones que
tiene la gente del mundo ni pierden la agilidad de la mente. No muere nunca y es
reemplazada por otra alma que tiene su mismo espritu e imagen, conocimiento y
capacidad.
5.La mayora de las almas consagradas han de formarse para dirigir almas; no
han de tener fallas.
6.La direccin de la Comunidad ha de recaer sobre el Superior, pero como todava
somos jvenes, el Superior es slo una parte. No slo hay que saber dirigir, ser
capaz, sino saber dar la subsistencia a los Hijos. No debe adolecer de ninguna
cualidad. Estar bien centrado mental, emotiva y prcticamente. Los Hijos pueden
ser Cupertinos, pero no el Superior.
7.Hay que saber dirigir a los Hijos en todos los sentidos. No slo saber hablar sino
pensar en todo, porque el Caballero Gran Maestre no va a estar siempre detrs.
8.La ruina de la Comunidad puede ser un Superior prctico pero con poco sentido
comn, intelectual. No, tiene que ser capaz en todo, verlo todo.
9.No tiene derecho a descansar nunca, no en el sentido de que tiene que trabajar
sino en el de la atencin, observacin.
10.Ha de obedecer siempre a las necesidades de los Hijos, sus adelantos
espirituales, y vigilar las necesidades econmicas de la Casa.
11.Para ser integral el Superior ha de ser sabio, bueno y capaz. Deca Santa
Teresa: "Saber mirar el cielo, pero tener los pies bien asentados en la tierra".
Saber hablar de teologa y asctica mstica, y saber cuantas papas hay en la olla.
Todos los grandes fundadores miraban y tenan en cuenta hasta las cosas ms
pequeas.
12.Obediencia absoluta del Superior. El se debe a sus Hijos y a la Observancia.
Un Hijo puede faltar a la Observancia, se lo reprende y pasa, pero el Superior que
deja pasar una falta de Observancia ha desobedecido a la Ley Divina.
13.Una Superiora de un convento de Capuchinas tena la manga un poco grande y
perdonaba mucho. Cuando muri, todos la crean una gran santa. Cierta Hermana
que estaba un da en la ropera, oy un gran ruido y vio cmo una mano quemada
se posaba sobre el ropero, y una voz le deca que estaba padeciendo infiernos.
Era la voz de la Superiora.
14.Un Superior no puede hacerse agradable a los Hijos: es preciso que apriete un
poco a veces. No buscar que tengan simpata. As se mantiene la Observancia.
Ese sacrificio tambin ha de ofrendar el Superior, y hasta es bueno cuando le
demuestran que no le tienen tanta simpata y lo creen un poco duro. As esa
simpata se transformar de humana en divina.
15.La gran misin del Superior es capacitar a los Hijos que aprendan aquello que
no saben. La enseanza ha de ser por eso continua: en los recreos, paseos,
conferencia particular, direccin espiritual.
16.Cuando el Caballero Gran Maestre era joven y pregunt que estudios deba
realizar; le contestaron que estudiara todo aquello que pudiera ser de provecho
para las almas; todo lo dems no vale nada.
17.A los Hijos hay que ensearles y continuamente, as se capacitan no slo para
comprender, sino para la enseanza. Tienen que saber exponer la doctrina de
Cafh: lo que no sabe el Hijo es por culpa del Superior.
18.Los Hijos han de saber distinguir una Enseanza Universal, de una particular
de Cafh.
19.Formar almas verdaderas que abarquen con un divino sentimiento a todos los
seres. Por ejemplo: formar una Maestra Integral. Eso hay que demostrarlo con los
hechos, todos los das, no aflojar. Tienen que ser fuerte de corazn, que no les
entre el sueo de la pereza humana.
20.El Superior debe conducir a las almas hacia su fin, con el amor, la reprensin, y
hasta con hechos drsticos y extremos si fuera necesario: "vale ms el alma de la
obra que no la contemplacin de una persona". El tumor hay que operarlo para
que no se extienda al cuerpo.
21.Pobre del Superior que cree que los Hijos tienen que recompensar con amor
su trabajo!
22.Las cosas se hacen con el trabajo de la direccin y no slo con el de las
manos.
23.Cuando un Superior va y mira, ya se ha ganado el da. Pero ha de conocer los
pequeos y grandes trabajos, conocer el sacrificio para ser un buen Superior.
Simone Weil dice que: "hay que trabajar para conocer el sacrificio de alguien". As
se conocen las reacciones internas que trae el trabajo.
24.Por eso nos hacen rotar. Hemos de aprender los oficios de abajo porque desde
all se ve todo. Ejemplo de la mujer rica que deca que en la cocina saban mejor
cual era el movimiento de su casa que ella misma.
25.El Superior tiene que poner una coraza a su orgullo, al amor propio, al corazn,
porque all es donde le van a pegar. Es natural que como es un ser humano tenga
sus debilidades, y entonces los golpes caen all.
26.Si el Superior se apega por cario a los Hijos necesita una coraza para el
corazn, porque por all tiene que reprenderlo, y sabe que no quieren el golpe y
sufre. No hacerlo sera debilidad y un gran mal.
27.Si tiene personalidad es tremendo como sufren si los cambian despus.
28.Todo esto se necesita para ser buen Superior: vigilancia mental, del corazn y
de los Hijos.
29.Nuestra responsabilidad es grande, por eso hemos de hacer un examen de
conciencia y ver cmo se ensea la doctrina, cmo van los Hijos por el camino
mstico, que tengan capacidad y sepan defenderse en la vida.
30.El Hijo de Cafh tiene que ser un conjunto integral de mente, materia y fuerza
puesta en accin. Los Superiores son los maestros de almas, que han de llevar a
las almas por el camino de la luz. El que ora, pero no tiene capacidad de trabajo,
es un mal Superior.
31.Ha de ser la imagen de la Divina Madre, no en su personalidad y en su aspecto
exterior, sino como expresin de Cafh con los hechos, obras y en la Comunidad.
1.No se puede dejar pasar el Retiro sin echar una mirada hacia nuestro Pueblo,
hacia la Eternidad, desde donde nos viene todo el consuelo y la asistencia, y
sobre todo hacia aquellos guas que nos acompaan y nos ayudan a cruzar el
puente rpidamente.
2.Hoy recordamos a nuestra Santa Protectora, Francisca Romana, para que la
imagen de sus virtudes sobre la tierra nos permita ser sus compaeros en las
Tablas Invisibles del cielo.
3.La vida de los protectores sobre la tierra nos da la pauta de que tambin
nosotros podemos imitarlos, y que ellos por su virtud dejaron tras de s una estela
de fuerza magntica, que nos da la fuerza para imitarlos.
4.Los escritores al hablar de los hechos, de las personas que acompaaron a los
Santos, pierden de vista el punto fundamental y central de sus vidas, lo que es de
real y vivo inters. No penetran en el alma para ver la flor magnfica que all se ha
abierto.
5.Hemos de buscar en Santa Francisca cmo desarroll la virtud central de toda
su vida, esa virtud que es la que le da la fuerza y vida al alma, y la proyecta sobre
todas las almas para vivificarlas.
6.La castidad fue la virtud primordial de Francisca; era mental, moral, fsica. Era un
don divino.
7.Todos los hechos de su vida toman trascendencia alrededor de esa virtud. Ella
alcanz un tan alto grado de renuncia a travs de esa virtud. Su Renuncia fue
absoluta, de todo lo que puede poseerse sobre la tierra.
8.Santa Francisca es muy de Cafh, porque su Renuncia es la que se practicar en
los tiempos futuros. Toda la fuerza de su Renuncia est en su castidad.
9.Imaginemos el martirio que tiene que ser para un alma tan casta y tan anhelosa
de pureza, el ser atada a la ley del matrimonio.
10.Cuando tena nueve aos un da, mirando el cielo, le dice a su madre: "Soy la
Esposa de Cristo", pero los seres del mundo piensan que esas son cosas de nios
y no les dan importancia. As, sin que ella intervenga, un da es casada con un
hombre que ya es casi viejo, que no sabe lo que es la vida espiritual y conoce todo
el mal y el vicio del mundo.
11.El primer martirio de Francisca fue ste: Cuando sus padres arrojan su pureza
al fango humano. Sus padres no saban nada de lo que se ocultaba en la nia.
Despus de su muerte, una vieja sirvienta atestigu que estando en paales,
Francisca lloraba desesperadamente cuando la tocaban. Sus padres se ren de
esas muestras de pureza. Pero los destinos divinos sealan que por ese camino
llegar a la plenitud del Renunciamiento.
12.Esa alma de doce o trece aos al ser arrojada a la carnicera de la vida, cae
gravemente enferma. Nadie sabe cual es su mal, la presencia de su esposo es
para ella como la muerte. Pero hay un alma, su cuada Vanossa, que la ha
comprendido. Es la compaera de su vida espiritual: Vanossa le dice al esposo
que no se acerque a Francisca, pues as podr salvarse de la muerte.
13.Alejada Francisca del problema matrimonial, mejora, pero una fiebre
devoradora la consume. Una noche, Alejo, el santo romano, se le aparece y le
dice que es preciso sacrificarse: "Dios te quiere madre, empezars a ser madre y
a llevar la pesada cruz". Cuando Vanossa viene al da siguiente, Francisca le dice
que est bien y que le acompae a la iglesia para darle gracias a Dios.
14.Tiene despus su primer hijo y sus sentimientos son purificados por la
maternidad. A pesar de que su director espiritual le dice que el matrimonio es su
deber, para ella ese es un martirio, y siempre escupe sangre cuando su esposo se
acerca a ella.
15.El matrimonio es pecado por ms santo que sea, y ella lo siente as, pero de
ese martirio le brota la fortaleza para hacerse madre de todos los seres.
16.Es entonces cuando vierte el amor hacia los miembros doloridos de Cristo:
enfermos, necesitados.
17.Su gran deseo era consagrarse a Dios en un lugar apartado, pero comprende
que Dios quiere que ella cure a la Humanidad.
18.Empieza su misin para las almas. A todos cura ella con el aceite de su
lmpara que an hoy se conserva.
19.A pesar de que ella siempre lucha por volver a la pureza de la niez, el Seor
la ha escogido para que a travs de ese pecado matrimonial pague por el pecado
de todos los seres. Una vez, le dice Cristo: "Te he elegido para que pagues por
aquellos que hacen mal, y para que como Esposa ma seas madre de todos".
20.Comienza a derrumbarse todo a su alrededor: se le mueren dos hijos y uno se
lo llevan de rehn los enemigos polticos de su marido.
21.Sin embargo, ella tiene una gran fuerza interior y todo lo que le quitan lo
considera Voluntad de Dios. Pero Dios en medio del dolor le da un ngel para que
la acompae durante toda su vida. Es su hijito muerto quien se le aparece para
decirle que le enviar un compaero. Tambin por entonces le devuelven a su hijo
Bautista, y a su esposo maltrecho y arruinado.
22.La gente la llama al ngel de Dios, y se arrodilla y besa el suelo por donde ella
pasa. Cuando se eleva en xtasis Cristo le habla y le dice que si bien en la tierra
ella es madre y esposa, en el cielo es toda Suya, porque ha cumplido la voluntad
que El le ha impuesto.
23.Sus compaeras muchas veces al verla en xtasis decan que pareca el
cuerpo de una virgen. Como su esposo es anciano ella piensa que ya ha cumplido
su misin humana, pero l es terco y pide a la Esposa que Dios le ha dado.
24.Su confesor le manda cumplir con su deber, pero todas las veces que l la
toca, baldes de sangre salen de su boca.
25.Son aos y aos de martirio. Dios no la deja morir. Ella tiene que ser la imagen
ms pura de la renuncia y de la castidad. Al final el esposo la manda con Dios,
pues es muy intil pero muy santa.
26.Ese da se eleva en xtasis porque ya nada la puede separar de su anhelo.
27.Parece decirnos: "Yo he padecido mucho. Todo el sueo de mi vida era reunir
a mi alrededor almas vrgenes, y ahora lo he conseguido".
28."Quiero que nada las toque y que cuiden la flor maravillosa que el Seor les ha
dado. Embelleced esa flor con la vida interior de castidad y apartamiento, y
sobretodo con la renuncia que es la corona de todas las virtudes".
29.Hemos de recordarla mucho, sobretodo cuando tenemos tentaciones, no
tentaciones groseras sino de ira, gula, pereza, indolencia, y enseguida la fuerza de
Francisca llegar a nosotros.
30.Muchos dones nos ha dado Dios, pero el ms grande de todos es el de poder
mantenernos puros y castos y decir: "ego sum Sponsa tua".
31.Todos reconocen la riqueza de este don, prenda segura de nuestra Renuncia y
Observancia.
32.Imaginemos a Francisca tendindonos la mano para cruzar el puente que
conduce de aqu a la Eternidad.
Captulo 29: Como hacer la Adoracin por las Almas Desencarnadas (29/6/1957)
1.Un alma cierta vez le consult al Superior cmo haba que "entretenerse" en la
hora de Adoracin. Quera saber cmo pasar la hora, cmo meditar y orar.
2.Como la misin que nos ha tocado es muy extraordinaria; llama la atencin que
pase esto, porque el amor tendra que suplir la deficiencia de capacidad para orar;
sin embargo, hay que tener unas normas para saber cmo dedicar nuestro tiempo
a las almas que han pasado al ms all.
3.Si el alma ama, la hora vuela. Llega y ve a la Divina Madre rodeada de todos
aquellos seres que claman a Ella pidiendo liberacin. As vuela la hora.
4.Un alma de mucha oracin deca que la oracin tiene la caracterstica de que no
cuenta las horas y los minutos: si bien el Seor permite a veces que el alma pase
por momentos de aridez y encuentre dificultades, debido a ello uno tiene que ir a
la oracin con mtodo. Puede venir una distraccin, pero el mejor medio para que
d fruto la oracin, es aquello que podemos pensar y sentir a travs de la
imaginacin.
5.Ejemplo: el padre de una Hija. Ella le pidi al Caballero Gran Maestre que orara
por su pap. En una visin el Caballero Gran Maestre pudo ver al pobre viejito que
tomaba el mnibus de Bel Ville, que busca a su compaera y no la encuentra. Al
pedir informes le dijeron que en los ltimos meses se haba ido a vivir all con su
seora; no se daba cuenta de su estado.
6.Hay que caminar al lado de ese ser y decirle que el camino que hace no existe,
es ilusorio.
7.Son elementos fsicos que llev con l al ms all, y esa es la causa de su
tristeza y dolor. As se le pasaron dos horas al Caballero Gran Maestre.
8.Primero: Ofrendar la oracin por las almas ms abandonadas, que nadie
recuerda y sufren; pensar en los seres desencarnados que an creen estar aqu
con un cuerpo. Esto es lo ms desesperante, porque lo peor es creer vivir sin
estado, querer participar de los bienes fsicos. Ser sus compaeros.
9.Ejemplo: Inundacin. Muertes y daos que causa. Ellos no se dan cuenta de su
estado: continuamente ven derrumbarse sus casas. Pierden su ganado. Claman
los desesperados: Dios mo, Madre!
10.Necesitan de alguien que los ayude. Hemos de verlos con los ojos del alma y
de la fe. Escucharlos a travs de la comprensin que nos da la doctrina espiritual.
11.Hemos de auxiliarlos: "Soy un alma que ha venido para estar a tu lado, para
darte la mano en este duro trance. No te has ahogado nunca. Si pudieras darte
cuenta, en un solo instante estaras en el otro mundo".
12.Imaginarse que vamos por los campos y todo esta lleno del desastre. Hemos
de llorar con ellos. "Comprendo tu dolor en este momento en que has perdido el
don preciossimo de la vida, pero soy el Mensajero, el Portador de otra Vida ms
feliz y sin muerte".
13.Ejemplo: Avisos fnebres de los diarios. El anciano que miraba al anochecer
las nubes y vea all dibujados los rostros de ancianos y jvenes, y se imaginaba
que son las almas que suben al cielo.
14.Vea la similitud de las imgenes al pensar en todos los seres que dejan de
vivir.
15.El tiempo de la Adoracin es muy poco, breve para la gran misin que hemos
de cumplir. Por eso no hemos de distraernos.
16.Ejemplo: el Salterio con sus maravillosas expresiones que nos permiten
acompaar a las almas desencarnadas.
17.De profundis: All esa profundidad es ms grande que la de la hora de la
muerte; uno no sabe donde est ni cual es su destino. "De esta profundidad llamo,
Seor, para que escuches mi voz y me atiendas".
18.Repetirlas al odo, ensearlas a pronunciar con nosotros como lo haca nuestra
madre al ponernos en sus rodillas cuando ramos nios, y quera ensearnos las
oraciones.
19."Hemos perdido el camino, pero si te miramos a Ti..." sentirnos que el alma se
ensancha, que perdemos la nocin del tiempo, y que esa hora tendra que
transformarse en todas las horas de la vida.
20.Ensearles el canto de la alabanza tomndolas de la mano. Todo se ha
desvanecido: "Sic transit Gloria mundo noctem..." Decirles: Ha llegado la hora de
la ms profunda oscuridad, pero tengo una palabra secreta: Repite conmigo esta
frmula de mis Votos: "Renuncia al mundo".
21.As esa alma se entrega voluntariamente.
22.Hay que estimularse a uno mismo con imgenes, figuras para hacer bien la
obra.
23.El Hijo del mundo puede tener dificultades, pero el Ordenado ha de suplir esa
deficiencia con su amor. Tiene que ser tan grande ese amor que supla todas las
misiones del mundo.
24.Ir con fervor y amor a la Adoracin. Cargar la hora con los suspiros y llantos de
los que caminan en la noche, y as esa oscuridad ser bendecida con la dulce paz,
porque no es ste un fruto personal sino una carga voluntaria de amor.
25.Sera suficiente que una sola alma pudiera recibir nuestra mano para penetrar
en el Umbral de la Luz.
1.En un da tan solemne como el de hoy para esta Comunidad, no hacen falta
palabras; pero no puedo dejar de decir dos palabras a estas dos Damas.
2.La Renuncia no se puede expresar. Mejor no hablar de la Renuncia. Lo que es
s para lo humano, es no para la Renuncia.
3.La Renuncia es la ley de los contrarios. Lo que es positivo para lo humano, es
negativo para la Renuncia.
4.Lo que es potencial para lo humano, es activo para la Renuncia.
5.Cuando una lmpara est prendida aqu aparece oscuridad en el astral; cuando
el vaso de la lmpara se rompe aqu, aparece en el astral. Cuando el ser es nio y
est en los brazos de la madre tiene vida astral; despus, a medida que se hace
hombre y se va llenando de lo humano, se va endureciendo y hasta su fsico va
tomando su dureza. Eso lo prueba la misma conformacin del crneo. Despus es
cuando vive en este plano y olvida el astral.
6.Cuando se hace anciano empieza a olvidar estas cosas y decimos: Qu viejo
que no recuerda nada, no sabe nada. Es que empieza a vivir otra vez en el astral.
7.La gran Renuncia de ustedes empez al llegar al Seminario.
8.Al renunciar a los sentimientos: dejar el hogar en que uno ha vivido durante 20 o
25 aos; renunciar a la sonrisa de la madre; hay algo ms grande para una mujer
que renunciar a ser madre?
9.Renunciar a la maternidad es renunciar a s misma: vuestro seminal es
puramente astral y espiritual, porque el renunciar a un hijo es hacerse madre de
todos los hijos del mundo y de muchas almas. Todos los hijos del mundo son
vuestros. Al renunciar a vuestro hogar os habis hecho dueas de muchos
hogares, tenis ascendencia en todos los hogares.
10.Cuando termina el Seminario empieza la renuncia de los siete aos: la renuncia
del saber. Se dejan los anhelos de conocimientos: conocer nuevos idiomas,
nuevas leyes, buscar en libros, viajar. Hasta la gente que los mira dir: "No saben
nada"; "el saber para el mundo es el no saber para la renuncia".
11.Como consecuencia de esto se adquiere un nuevo saber.
12.El Ordenado no puede tener un ttulo porque lo sabe todo, sabe hablar, sabe
ensear; donde van los Ordenados, saben desenvolverse, saben trabajar, saben
producir.
13.La Renuncia es tan inmensa que se logra por etapas.
14.Todos los actos que habis hecho hasta ahora, han sido sucesivos actos de
renunciamiento, que no son ms que la preparacin para la Gran Renuncia. De
esto no se puede hablar, porque hasta entonces el alma tena comprensin
espiritual de todos sus actos de renunciamiento, pero ahora tenia que renunciar
an a esos actos de comprensin del renunciamiento. De esta Renuncia es mejor
no hablar.
15.Escuch a un locutor que deca que desaparecern los ejrcitos humanos. Si
un solo hombre con la fuerza atmica puede destruir el mundo, una sola alma
consagrada lo puede salvar. Para qu quieren muchas vocaciones, si una sola
alma que se entrega de verdad puede salvar al mundo.
1.Quiero dejarles hoy algunas recomendaciones. Hemos tenido este ao, como
tenemos todos los aos una nueva experiencia, o mejor dicho, todos los aos y
as es siempre, se va aprendiendo algunas cosas nuevas en la labor que la Divina
Madre nos ha encomendado, y todas las Hijas van ponindose en condiciones de
servir verdaderamente a la Divina Madre, a travs de la asistencia a los nios
varones de este colegio; hay algunas nias tambin, pero la finalidad de este
colegio es la educacin de los nios varones.
2.Ahora, las seoritas que estn al cuidado de estas almas, de estos nios, tienen
que estar siempre vigilantes, atentas. Ustedes ven que el chico es un manojo de
sorpresas. El momento menos esperado es cuando hacen una travesura, una
picarda; cuando hace algo indebido es cuando menos lo esperamos, en ese
momento nos revela un pensar y sentimientos que no imaginbamos en l. Tienen
que extremar la atencin. Les he dicho muchas veces que esta atencin no puede
ser trabajo para un Ordenado, como lo puede ser para un hombre del mundo que
gasta tanta energa que luego tiene poca; pero nosotros que estamos todos
dedicados a la Divina Madre y podemos concentrar todas nuestras energas en
Ella, quiere decir que no tendramos que descuidar nada en ese trabajo.
3.Hemos de tener cien ojos, manos, fuerza, visin y capacidad; y sobretodo ha de
haber en la Hija Ordenada un don extraordinario de asimilacin de experiencia.
Quiere decir que una experiencia basta plenamente para una sola vez, y no
necesita dos veces para aprender.
4.Entonces vern que el ao entrante las cosas sern todava mejores, distintas;
los problemas que hemos tenido este ao no se repetirn. Tendremos problemas
nuevamente; pero no se repetirn.
5.Entonces hemos de hacer como un recuento de este ao.
6.He notado que entre los chicos ha habido un poco de nervios, rebelda, pero no
una rebelda infantil, un poco de chicos grandes. Bien, este caso no tiene que
repetirse porque eso esta totalmente en nosotros, estimadas Hijas, en el sentido
de que tenemos que darle absoluta importancia a todos los nios, y del mismo
modo no hacerse la idea de que porque es de poca edad, calla. Los nios tienen
comprensiones inauditas, extraordinarias, de las que ni nos damos cuenta.
"Bueno, yo me escapo, me voy a mi casa", dicen. Es una reaccin nerviosa que
nosotros hemos de controlar en nosotros mismos. Sin embargo, cuando yo
reprendo al nio estoy serena, hago yo siempre como hace la serpiente que dice:
"te voy a picar" pero no lo hace? Eso es importante.
7.No tiene que haber un solo nio que diga: "yo me voy". El nio que diga eso se
lo manda a la casa.
8.Los chicos repiten siempre la misma msica. Ustedes lo deben hacer como yo lo
he hecho y no se repite. Es una cosa desagradable. Vuestros ojos deben ser
clarividentes, ver bien a los nios. No vean al nio que tienen delante sino a todos,
sobretodo los que estn atrs. Los que tienen cerca son los ms buenos y dciles,
los traviesos estn escondidos, se escapan, estn atrs de las piedras; que no
vayan al camino. Si van al fondo, se van a los peligros y ya estamos bastante
escarmentados de confiar de que los nios estn seguros. No queremos que
vuelva a suceder. El caso de Hugo, cuando estaba bailando encima del pozo
negro en el fondo. Si no sale un Hijo, se va abajo y no lo encuentra nadie (hay dos
pozos negros, el nuestro y el del vecino). Piensen que peligro grande.
9.Los caminos estn recin pavimentados. Piensen lo que puede hacer un chico
que va al camino. Los chicos van y vuelven. El peligro es el camino, por donde
pasan autos, camiones; por la loma viene un coche sin que uno se de cuenta.
Piensen en esto para que no tengamos nada que reprochar a nuestro corazn.
Los nios corren peligro en el momento menos pensado. No hay que pensar en
vigilar, sino vigilar, estar encima y no permitir que ni uno se aleje de nosotros.
Recontarlos continuamente para saber el nmero de los chicos.
10.Hemos terminado bien el ao, siempre al final todo se soluciona, porque las
cosas salen ms o menos bien y nosotros estamos unidos.
11.Ahora demos gracias a nuestra Divina Madre que al santificar vuestras manos
y pies, os sea dado infundir tantos buenos sentimientos en el alma de estos nios,
porque sta es la confirmacin de que nuestra labor no es educacional, sino
sobrenatural.
12.Hemos terminado nuestra labor. Los hemos depositado en las Manos de
nuestra Divina Madre; ahora cerremos la tranquera bien cerrada. Vigilad bien la
clausura y el Radio de Estabilidad, y nosotros recojmonos en el silencio y la
oracin.
13.De dnde nos viene a nosotros la fuerza para hacer tantas cosas, esa fuente
inagotable para aportar en todas partes lo que necesitan los seres? Nos viene de
nuestros votos, de nuestra renuncia, y sobretodo de nuestro amor interior, del
amor de nuestro corazn; y ya que tenemos esta gracia, hemos de cerrar todas
las puertas, sobretodo de nuestros sentidos.
14.Han estado un ao, all, al pie del can; ahora es necesario que vuelva esa
paz, para cerrar los ojos y no desear ni querer ver lo que han hecho para estar en
la tranquilidad de los sentidos, y poder sentir el amor de la Divina Madre, y ver el
Adorable Hijo que Ella lleva en sus Brazos.
15.Estar sin otro pensamiento que nos aparte de todas nuestras obligaciones,
porque cuando uno cose lo hace maquinalmente, se puede equivocar, pero luego
se reconcentra ms en el interior. Aprovechemos las horas de soledad: hortens
corda sor mea Sponsa... y ven Esposa, Hermana ma ... a dar gracias, la gracia
espiritual ... y permanezcamos solos, el alma y el espritu.
16.Demos gracias a Dios a fin de que nada enturbie la paz de nuestra alma. Ha
llegado la primavera y el Seor viene "Surge amica mea et vedi"; levanten la faz
conmigo, al retiro interior del silencio y de la verdadera entrega.
17.Encontraremos bonificacin sublime a nuestros trabajos, preocupaciones, que
fueron originadas al tener que luchar con los nios y con los padres: todo lo
encontraremos all pero muy sublimado.
18.Cuando se muere una persona, despus no nos damos cuenta de sus
defectos. As son las obras que no nos han costado trabajo, sacrificios; despus
se embellecen. As es lo que nos da goce y alegra y no conoce el rencor.
19.Esa es la nica llama de los antiguos caballeros que decan: "Mi fuerza est en
mis heridas, en mi sangre derramada, en mi dolor, all en el sufrimiento sublime".
Encontramos en esto la verdadera realizacin.
20.nicamente la sangre de la ofrenda, las heridas que la Divina Madre permite,
no son lazos que nos atan, sino lazos de su Voluntad. Y as las manos heridas se
transforman en nuestra fuente de luz y alegra.
21.Cierren las puertas de la clausura y del Radio de Estabilidad. Sumrjanse todas
en el amor de la vida espiritual, en la paz interior, en la cara que se transforma en
mirada amorosa y sencilla vuelta hacia Dios.
22.Tomen nuevas fuerzas para el ao que viene. Tendrn mucho trabajo. Olviden
el invierno de la noche y vean la primavera del amor.
1.A pesar de nuestra entrega total, siempre est la personalidad humana que se
manifiesta en nosotros a travs de acciones sublimes, pero que por sublimes que
sean, no son nuestra misin. Nosotros no hemos de ser ms que la llama que
arde a los pies de la Divina Madre.
2.Hemos sido sacados del ncleo de los Hijos de Cafh que actan en el mundo,
para que no seamos ms que eso: la llama de Cafh.
3.Si un Hijo del mundo va al Superior y le dice: "quisiera hacer un colegio o
privarme del cine por este ao, o invertir mis ganancias de este ao en la obra X",
le decimos efectivamente: "Hace usted muy bien, es sa una obra magnfica" y se
le da el apoyo de Cafh para que la realice. As estas almas viven su holocausto y
contribuyen efectivamente a la obra de Cafh.
4.Pero para nosotros todo eso no vale nada. Nosotros por nuestros votos no
somos ya seres humanos, sino seres divinos.
5.La caracterstica de la Ordenacin, sobretodo de la Ordenacin de Comunidad,
es que todo se ha dado vuelta al revs; nada de lo que antes era importante, nada
de lo que antes tena valor, nada de lo que considerbamos sublime vale ya nada.
6.La Madre no quiere nuestras obras, sino nuestras "vidas". Nuestra nica realidad
es el holocausto.
7.Si yo deseo ser maestro no estoy cumpliendo mi vocacin; si yo deseo ser
enfermero no estoy cumpliendo mi vocacin, si yo deseo someterme a las ms
duras penitencias, no estoy cumpliendo mi vocacin.
8.nicamente se ha de desear hacer la Voluntad de la Divina Madre.
9.El Ordenado no tiene nada, no quiere nada, no desea nada, no espera nada.
Simplemente "es".
10.Cuando estbamos en el mundo podamos ayudar a las almas, proteger a un
nio, salvar a una familia.
11.Pero ahora nada de esto vale para nosotros, son basuritas que le viento hace
volar. Nuestra misin es otra: redimir la Humanidad a travs del holocausto
perfecto y continuado.
12.Si yo pienso que me gustara hacer la fundacin en Norteamrica o en
Colombia, o cualquier otra cosa que me gustara a m, en ese momento la llama
de mi holocausto se apaga a los Pies del Altar de la Divina Madre. Aunque de
todas maneras lo que se hace al final es siempre la Voluntad de la Divina Madre,
yo he hecho siempre lo que menos he pensado o deseado.
13.En ese momento en que la personalidad acta, se apaga la llama del
holocausto, pero cuando luego el alma recapacita y se abandona nuevamente, se
vuelve a encender.
14.Todo esto al margen de nuestra fidelidad interior que en el fondo siempre est.
La Divina Madre a travs de nosotros llega al mundo; negarnos a morir, negarnos
a ser perfecto holocausto, es como impedirle a la Divina Madre que lleve la luz de
redencin a la Humanidad. Todo lo hemos de ofrendar a nuestra Divina Seora.
Hemos de permanecer en el calvario de nuestros secretos padecimientos
interiores. Esto es precioso.
15.Cun responsables debemos ser de nuestra misin. Cada vez que la mente o
el corazn se van tras los pajaritos de la fantasa, la llama de nuestro holocausto
se apaga. Le estamos negando a las almas la Divina Redencin de la Madre.
16.Un alma que muy joven se consagr a Dios, tuvo luego en un momento de su
vida, un deseo de mundo. Se dijo: "Qu lindo sera estar en el mundo, por esto o
por lo otro". Y tuvo la gracia extraordinaria de ver el Rostro de la Divina Madre con
tal expresin de dolor y de muerte, que nunca lo ha podido olvidar.
17.Cada vez que nos dejamos llevar por la ilusin y la fantasa, cada vez que se
cruza por nuestra alma un deseo de vida, un deseo de mundo, el Rostro de
nuestra Divina Madre se cubre de la palidez de la muerte; revive en s, puede
decirse, todo el tormento de la Divina Encarnacin.
18.Por eso imaginemos cada vez que nos dejamos llevar por los pajaritos de la
cabeza, o cuando algn deseo se hace presente en nosotros, a ese Divino Rostro,
desfigurado por el dolor, cubierto por la palidez de la muerte. Porque Ella sufre un
tormento de muerte cada vez que le negamos nuestro holocausto.
19.Le hemos dado nuestra vida a la Divina Madre. Le hemos dado todos los
latidos de nuestro corazn; pensemos en la angustia que sentir cuando nota que
ese latir de nuestro corazn entregado, se detiene. Pensemos que Ella est
adentro de nuestro propio corazn, que lo siente todo, que lo percibe todo, y cul
no ser su angustia al advertir una duda, una vacilacin, al advertir que le
negamos algo. Mejor dicho, es el propio corazn de la Divina Madre que late en
nuestro pecho y que a travs de la ofrenda perfecta, del holocausto continuado, se
expande a todas las almas.
Para Recordar y Meditar
38.5: Todo se ha dado vuelta al revs.
1.Han de entregar los Hijos Ordenados -y todos los Hijos de Cafh- todo su corazn
a la Divina Madre, o mejor dicho, el corazn del Hijo ha de ser el Corazn de la
Divina Madre.
2.Sobre las alturas de la vida espiritual siempre est la entrega de la intimidad del
sentimiento, del amor; y un corazn humano ofrendado a la Divinidad se
transforma en un corazn Divino.
3.Los corazones de los Hijos han de ser corazones celestes de la Divina Madre.
Desde el corazn de los Hijos ha de irradiar el amor sobre toda la Humanidad.
4.Cmo hemos de hacer para que stas no sean figuras imaginativas,
explicaciones intelectuales? Cmo hemos de hacer sino dar todos los momentos
de nuestra vida, y que nuestro corazn sea el de la Divina Madre?
5.Cuntas cosas y complejas, cuntas contrariedades y cuntas cosas distintas
tiene este corazn nuestro, humano!
6.Todas las veces que l late, y late continuamente, es como si anunciara una
nueva forma de sentir o de expresarse; o se estremeciera por la pasin, o se
doliera por la pereza, o se adormeciera por el olvido de nuestros deberes
sagrados y de nuestras obligaciones. Y sin embargo, es el corazn de la Divina
Madre que enuncia su amor y no deviene. Podemos pensar que es la Voluntad de
la Divina Madre, porque no late siempre de la misma manera, no es siempre una
misma expresin de silencio, de paciencia y rutina; parece que es la prueba y es el
destino, y es la participacin del Ordenado con los corazones desesperados del
mundo.
7.Pero yo no creo que sea as, sino porque siempre dejamos infiltrar all nuestra
personalidad, dejamos que el mundo penetre, que el pasado y el porvenir tome su
lugar all, cuando no ha de existir all nada ms que la Eternidad.
8.Con una observacin vigilantsima, podemos nosotros llegar a ese ritmo
perfecto, a ese silencio divino, a esa rutina que no puede cambiar, a esa paciencia
que vence a la mente, sentimientos, a todas las cosas exteriores; mejor dicho, el
corazn celeste del Hijo Ordenado, quiero decir, el de la Divina Madre, est
envuelto en un aura divina, toda espiritual, esa aura que envuelve el Corazn de la
Divina Madre a nuestro corazn, no puede dejar que nada ni nadie penetre all,
pero es verdad todo esto?
9.El Hijo Ordenado consigue un dominio exterior de si mismo, admirable y divino
dominio de todo; es observante en su vida, disciplinado en todos sus actos; su
entrega es de da y de noche, pero qu hay detrs de ese velo impenetrable del
corazn? Ese corazn est entregado, pero en el fondo hay sangre, hay soledad
all; pero esa sangre bendecida toda celeste, es toda celeste o hay algo de
humano de pasin, de deseo, o hay algo de vida del pasado que envuelve esa
sangre, o hay sueos del porvenir que lo turban, cuando all no puede penetrar
absolutamente ms que el Ojo Divino de la Madre? Porque ese es el misterio
admirable del alma en contacto con la Divina Madre; esa es la realizacin sublime
del Voto de Silencio: el alma y el Amor Divino, el alma y la Madre Divina.
10.Pero, sin embargo, a pesar de que es un secreto tan admirable, sin embargo,
los pobres superiores, directores espirituales, por el hbito que tienen ven a veces
algo de lo que pasa en ese corazn: un sonrojarse al leer una carta, una emocin
demasiado profunda en contacto con personas que hemos dejado atrs, y que
slo puede percibir el ojo avisado del Director Espiritual; las tormentas silenciosas
que pasan en el alma, y que nadie ve a travs del choque de nuestra personalidad
con la personalidad de otro.
11.Infinitos detalles que permiten descubrir que el corazn no est todo entregado,
que el alma se ha dado toda, pero que ha escondido una pequesima parte all, y
hasta que esa parte no sea toda entregada al amor de la Divina Madre, hasta que
este residuo profundo e interior no haya sido ofrendado, no podemos decir que
nuestro corazn es el corazn celeste de la Divina Madre, que ha trascendido, que
nada ni nadie tiene que ver con las cosas humanas.
12.Este corazn est hecho a travs de los latidos humanos del pasado y del
porvenir, del dolor, esperanzas, deseos, amor, de todo eso que constituye la vida y
que la hace hermosa, pero esa era la ofrenda que Ella peda y que nosotros le
hemos dado, y que a veces es como si se encendiera una luz que no es la luz de
la Divina Madre, esa luz incandescente que no tiene sombras, no tiene cambios ni
intensidad, ni depresiones.
13.Para que nuestro corazn sea todo dado a la Divina Madre, el trabajo tiene que
ser intenso, completo y continuado.
14.Como les dije, all no puede penetrar nadie, el ojo puede ver algunas cosas
pero el trabajo lo hace el alma, sola, en contacto con la Divina Madre. Todo lo
dimos, fue hecho en conjunto en la Comunidad a travs de los Votos, ofrenda,
consejos de los Superiores, pero ese ltimo trabajo es individual. El alma tiene que
darse por s sola, tiene que hacer lo ltimo por s sola, esa pequea fase personal
y propia y esa divina herencia de la vida; porque eso que guarda el alma en el
corazn: recuerdo de una buena obra realizada, sacrificio de una vida, de un
afecto; eso no es la parte divina, sino la ltima parte que tiene que ser entregada
para que la Divinidad pueda expresarse toda ntegramente, sin figuras,
expresiones humanas, cosas vividas.
15.En la vida espiritual y en la realizacin del alma con la Divina Madre, no hay
vivencia sino Eternidad; no hay tiempo pasado, porvenir, sino duracin; no hay
cambio ni sucesin, sino expansin eterna y continuada. Eso es lo que tenemos
que ofrendar a la Divina Madre como ltima expresin de nuestro amor a Ella.
16.Ese es el misterio de nuestra vida de silencio que tiene que realizarse en lo
ntimo de nuestro corazn: ofrenda del tiempo, de la vida, de todo lo que somos,
hemos sido y podemos llegar a ser.
17.Hay una expresin, Hijas mas, que os dar la pauta y que os dir si vuestro
corazn se ha transformado en el corazn celeste de la Divina Madre, y en ese
momento, es cuando ustedes todas olvidadas de s mismas, sabrn sentir toda
esa permanencia de pasado y de tiempo, a travs de las almas que no participan
de la obra que tienen que realizar.
18.Es tan perfecta y divina la realizacin del alma con la Divina Madre, que
cuando todo lo ha entregado no deja de amar, sentir, sufrir, pero todo esto que
pasa ya no lo siente por s misma, sino por los otros.
19.Cuando nosotros nos acordamos de nuestros pasados y dolores nos
entristecemos, lloramos, pero cuando estamos satisfechos de nosotros mismos,
cuando nos ponemos tristes pensando en lo que no hemos hecho y en lo que
hemos dado, es porque estamos siempre mirando nuestro corazn humano. Pero
el da en que sentimos todas esas emociones y pensamientos reflejados en
nosotros, y lo nuestro ya no nos depara ningn sentimiento, sino indiferencia,
entonces tendremos la pauta de que nuestro corazn es el de la Divina Madre.
20.Ya no trabaja el corazn alrededor de nuestras emociones y modo de ver, sino
que est trabajando por otros; reflejando el problema de los otros; es un reflector
divino que se enciende y enfoca los problemas del corazn de la Humanidad. Y
entonces el Hijo abre su celeste corazn, lo ofrenda y lo da a la Humanidad.
21.Una Hija me pregunt por el Voto de Unin. Pero si ste es el Voto de Unin!,
el ltimo, sublime y divino, la entrega de ese sentir por m, pensar por m, algo que
todava expresa el m. Cuando el alma, sea hombre o mujer, Hijo o Hija, cuando
haya llegado ese momento en que se ha olvidado de s, a ese estado permanente
de conciencia, ya no recuerda su pasado, no le emocionan sus afectos, ya no le
interesan, hay indiferencia frente a s, porque no se recuerda de s. Entonces, en
ese momento, se realiza el Divino Desposorio con la Divina Madre, que es cuando
nosotros le damos el corazn a Ella, y Ella nos entrega el de Ella, y nos
transformamos en sacerdote.
22.Sacerdote es el que siente para la Humanidad. Cmo podemos tener derecho
a decirnos Salvadores de la Humanidad, si no hemos realizado esa obra en
nosotros mismos, si cuando vemos a las almas hemos de darle todo lo nuestro?
23.Cunto mal hacen los sacerdotes en el mundo, porque se han guardado algo
para s, no han hecho ese voto ltimo de unin y de ofrenda. Se han hecho
sacerdotes pero no dan ms que el reflejo de s mismos; si les pasa algo, le dan
eso a las almas, sa es la oracin que le dan. As no cumplen con su misin
divina, porque el verdadero sacerdocio del alma es darse puramente, uno no
puede realizar nada cuando tiene algo propio; pero cuando en el corazn no hay
nada que le moleste, ni la ms pequea sombra que empaa el corazn de la
Divina Madre, entonces transmite la Luz Celeste, la Luz Divina.
24.Cundo vendr ese momento en que el alma se desposar con la Divina
Madre? Tiene que llegar; no podemos estar esperando que llegue. Tiene que ser
hoy, Hijos, Hijas, en este momento, si son capaces de dar su corazn, de no tener
ni pensamiento ni emocin, sino transmutar todo en la vivencia de toda la
Humanidad.
25.Ese es el misterio del amor, del sacerdocio, de la Unin a realizarse en el
Corazn Celeste de la Divina Madre.
26.Y no hay otro. Eso es lo ms grande. Todo lo dems son corrientes que van y
vienen como el mar, son sucesiones de das y de noches; la nica verdad no es el
Voto, la ofrenda, la vida, sino la ofrenda ntima y secreta del alma, del corazn a la
Divina Madre.
27.Es cosa de un momento, Hijas, Hijos; el cuchillo tiene que estar bien afilado y el
tajo tiene que ser bien profundo, la mano no tiene que temblar, la mente tiene que
estar vaca y entonces todo est hecho. Un poco de sangre, un pequeo temblor,
una lgrima y ya el alma ha muerto, ya no existe ms, y cada uno de nosotros se
ha transformado en el Corazn Celeste de la Divina Madre.
Prlogo
Captulo 1: La Devocin a Nuestro Divina Madre (1-15)
Captulo 2: El Maestro te llama (1-12)
Captulo 3: Parbola de la Samaritana (1-6)
Captulo 4: Las Bodas de Canan (1-15)
Captulo 5: Parbola del Maestro donde Manda a su Servidor para que
Invite a sus Amigos a un Banquete que El dar esa Noche
(1-6)
Captulo 6: Parbola de los Discpulos que iban Camino de Emaus (1-16)
Captulo 7: Educacin de los Nios (1-12)
Captulo 8: Acerca del Consuelo y la Aridez en la Oracin (1-19)
Captulo 9: Hacer el bien a los nios (1-17)
Captulo 10: Sobre la Vanidad (1-11)
Captulo 11: Votos Solemnes de la Seorita Mara Esther (1-8)
Captulo 12: Recogimiento y Reserva de Energas (1-17)
Captulo 13: Somos una Reunin de Almas (1-13)
Captulo 14: Este es el Reglamento de Cafh (1-11)
Captulo 15: Los Bienes de Cafh Sern Intrnsecos (1-29)
Captulo 16: Un Programa Social de Renunciamiento (1-19)
Captulo 17: Las Virtudes Interiores (1-22)
Captulo 18: La Direccin Espiritual (1-31)
Captulo 19: Los Nios en el Colegio (1-20)
Captulo 20: Las Vocaciones de Comunidad (1-23)
Captulo 21: La Observancia (1-22)
Captulo 22: Sobre la Meditacin (1-36)
Captulo 23: Los Superiores (1-31)
Captulo 24: Sobre la Vida de Obreros (1-27)
Captulo 25: Santa Francisca Romana (1-32)
Captulo 26: La Puerta Santa (1-13)
Captulo 27: Amar a la Divina Madre (1-28)
Captulo 28: El Misterio de la Divina Encarnacin (1-17)
Captulo 29: Como Hacer la Adoracin por las Almas Desencarnadas (1-25)
Captulo 30: La Casa se Mantiene sin Sostn (1-33)
Captulo 31: Votos Temporarios de un Alma (1-6)
Captulo 32: Votos Solemnes de la Seorita Malka (1-35)
Captulo 33: Velacin de Votos Perpetuos (1-15)
Captulo 34: Presentacin del Caballero Delegado (1-14)
Captulo 35: Adoracin por las Vocaciones (1-39)
Captulo 36: Recomendaciones sobre Educacin (1-22)
Captulo 37: El Examen Retrospectivo (1-40)
Captulo 38: Nuestra Vida de Holocausto (1-19)
Captulo 39: Ceremonia de Votos Solemnes (1-24)
Captulo 40: El Corazn de la Divina Madre (1-27)
Captulo 41: Ofrenda de Vida (1-37)
Captulo 42: El Cuerpo Mstico de la Comunidad (1-24)