Iota Unum
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Romano Amerio
1 La crisis 1
1.1 Aclaraciones sobre lexico y metodo 1
1.2 Negacion de la crisis 2
1.3 Error del cristianismo secundario 2
1.4 La crisis como inadaptacion 3
1.5 Adaptaciones de la oposicion de la Iglesia al mundo 4
1.6 Mas sobre la negacion de la crisis 5
1.7 El Papa reconoce el desastre 6
1.8 Pseudo-positividad de la crisis. Falsa teodicea 7
1.9 Nuevas confesiones de la crisis 8
1.10 Interpretaciones positivas de la crisis. Falsa teodicea 9
1.11 Mas sobre la falsa teodicea 10
5 El post Concilio 79
5.1 La superacion del Concilio. El espritu del Concilio 79
5.2 La superacion del Concilio 80
5.3 Hermeneutica del Concilio de los innovadores 82
5.4 Mas sobre la hermeneutica innovadora del Concilio 83
5.5 Caracteres del post Concilio. La universalidad del cambio 85
5.6 Mas sobre el post Concilio 88
5.7 Imposibilidad de variacion radical en la Iglesia 91
5.8 Mas sobre la imposibilidad de una renovacion radical 92
5.9 Denigracion de la Iglesia historica 95
5.10 Crtica de la denigracion de la Iglesia 97
5.11 La falsa retrospectiva sobre la Iglesia de los primeros tiempos 99
12 La escuela 231
12.1 La escuela en la Iglesia postconciliar 231
12.2 Necesidad relativa de la escuela catolica 232
12.3 El documento del 16 de octubre de 1982 233
12.4 Rechazo catolico a la escuela catolica. Mons. Leclerq 235
12.5 Pedagoga moderna. La catequesis 239
12.6 La nueva pedagoga 240
12.7 El conocimiento del mal en la doctrina catolica 241
12.8 Ensenanza y autoridad. La catequesis 242
vi
13 La catequesis 245
13.1 La disolucion de la catequesis. El snodo de obispos de 1977 245
13.2 La disolucion de la catequesis. Padre Arrupe. Cardenal Benelli 246
13.3 La disolucion de la catequesis. Le Du. Charlot. Mons. Orchampt 248
13.4 Renovacion e inanicion de la catequesis en Italia 251
13.5 El congreso de los catequistas romanos en torno al Papa 252
13.6 Anttesis de la nueva catequesis con las directrices de J. P. II 253
13.7 La catequesis sin catequesis 257
13.8 Restauracion de la catequesis catolica 257
15 El pirronismo 273
15.1 Fundamentacion teologica del discurso 273
15.2 El pirronismo en la Iglesia 275
15.3 La invalidacion de la razon. Sullivan. Rechazo de la certeza 277
15.4 Mas sobre la invalidacion de la razon 278
16 El dialogo 281
16.1 Diaolog y discusionismo en la Iglesia postconciliar 281
16.2 Filosofa del dialogo 283
16.3 Falta de idoneidad del dialogo 285
16.4 Los fines del dialogo. Pablo VI. El secretariado para los no creyentes 286
16.5 Sobre si el dialogo es siempre enriquecimiento 287
16.6 El dialogo catolico 288
17 El movilismo 291
17.1 El movilismo en la Filosofa moderna 291
17.2 La crtica del movilismo. Ugo Foscolo. Kolbenheyer 292
17.3 El movilismo en la Iglesia 293
17.4 Movilismo y mundo de la huida. San Agustn 294
17.5 El movilismo en la nueva teologa 295
17.6 El movilismo en la escatologa 298
vii
18 La virtud de la fe 299
18.1 Rechazo de la Teologa Natural. Card. Garrone. Pisoni 299
18.2 La virtud teologica de la fe 301
18.3 Crtica de la fe como busqueda. Lessing 302
18.4 Crtica de la fe como tension. Los obispos franceses 303
18.5 Motivo y certeza de la fe. Alessandro Manzoni 304
22 El divorcio 323
22.1 El divorcio. Mons. Zoghbi. El patriarca Maximos IV en el Concilio 323
22.2 Mas sobre Maximos IV. La expresion ((humanamente hablando)) 326
22.3 El valor de la indisolubilidad 327
23 La sodoma 331
23.1 La sodoma 331
24 El aborto 333
24.1 La formacion del feto 333
24.2 La nueva teologa del aborto. Los jesuitas de Francia 335
24.3 Mas sobre la nueva teologa del aborto 337
24.4 Raz ultima de la doctrina del aborto. Teora de la potencia y el acto 339
25 El suicidio 343
25.1 El suicidio 343
viii
27 La guerra 353
27.1 El cristianismo y la guerra 353
27.2 Pacifismo y paz. Card. Poma. Pablo VI. Juan Pablo II 355
27.3 La doctrina del Vaticano II 356
27.4 Las aporas de la guerra 358
27.5 La apora de la guerra moderada 360
27.6 Remocion de la apora de la guerra en la sociedad etnarquica 361
35 El ecumenismo 437
35.1 La variacion en el concepto del ecumenismo. La Instructio de 1949 437
35.2 La variacion conciliar. Villain. Card. Bea 438
35.3 El ecumenismo postconciliar. Pablo VI. El secretariado para la union 440
35.4 Consecuencias del ecumenismo postconciliar 442
35.5 Caracter poltico de la ecumene 443
35.6 Incongruencia del metodo ecumenico 445
35.7 Deslizamiento hacia la ecumene de los no cristianos 445
35.8 Caracter naturalista del ecumenismo para los no cristianos 447
35.9 Teora de los cristianos implcitos en el nuevo ecumenismo 449
35.10 Crtica del nuevo ecumenismo 450
35.11 Conversion de la religion en civilizacion 452
35.12 Influencia de la psicologa moderna sobre el nuevo ecumenismo 453
35.13 La summa del nuevo ecumenismo en dos artculos del O.R. 454
35.14 Crtica del nuevo ecumenismo 456
35.15 Debilidad teologica del nuevo ecumenismo 458
35.16 Estado real del ecumenismo 458
37 La Eucarista 469
37.1 La Eucarista en el dogma catolico 469
37.2 Teologa de la Eucarista 470
37.3 Nueva teologa de la Eucarista 471
37.4 La desaparicion de la adoracion 472
37.5 Culto eucarstico extraliturgico 473
37.6 La degradacion de lo Sagrado 474
37.7 Lo ((venerandum)) y lo ((tremendum)) de la Eucarista 476
37.8 Sacerdocio y sinaxis eucarstica 478
37.9 Analisis del artculo 7 480
37.10 La degradacion del sacerdocio en la Eucarista. Card. Poletti 481
37.11 Preponderancia de la sinaxis sobre el Sacramento 482
40 Teodicea 527
40.1 Nueva teodicea 527
40.2 Nueva concepcion de la causalidad divina. Obispos de Francia 528
40.3 Variacion en la doctrina de la oracion 529
40.4 Providencia y calamidades 531
40.5 Origen moral del dolor humano 532
40.6 El mal de la muerte 534
40.7 Preparacion a la muerte y olvido de la muerte 534
40.8 La muerte imprevista. Po XI 536
40.9 La muerte como juicio 537
40.10 Justicia y misericordia en la muerte cristiana 538
40.11 Olvido de la idea del Juicio 540
40.12 Dignidad de la sepultura en el rito catolico 541
40.13 Degradacion de la sepultura 543
40.14 La cremacion 544
xii
41 Escatologa 547
41.1 Consumacion de la axiologa. El infierno 547
41.2 Apologa del infierno 549
41.3 La eternidad de las penas 551
41.4 El infierno como pura justicia 553
42 Eplogo 557
42.1 La variacion como ((eleccion)). Verdad concebida y verdad sentida 557
42.2 La invariabilidad del dogma 558
42.3 La sustancia transcrita por los innovadores como modalidad 559
42.4 La perdida de la unidad en la Iglesia 562
42.5 Oposicion al dogma e indiferentismo 563
42.6 Perdida de la unidad de culto 566
42.7 Perdida de la unidad de regimen. Desromanizacion del Sacro Colegio 569
42.8 Sinopsis de la Iglesia en el mundo contemporaneo 571
42.9 Crisis de la Iglesia y crisis del mundo moderno 575
42.10 Decadencia del influjo social de la Iglesia en el mundo 578
42.11 Decadencia del influjo vital de la Iglesia en el mundo internacional 579
42.12 La Iglesia, desbordada por el cristianismo secundario 582
42.13 Oscurecimiento de la escatologa. Ecumene humanitaria 584
42.14 Leyes del espritu del siglo. Lo agradable. El olvido 587
42.15 Los olvidos de la Iglesia contemporanea 590
42.16 Deduccion metafsica de la crisis 592
42.17 Diagnostico y pronostico. Dos conjeturas finales 594
42.18 El Oraculo contra Duma 598
Estudio sobre las
transformaciones en la Iglesia
en el siglo XX
Porque en verdad os digo: antes pasaran el cielo y la tierra que pase una
sola iota (iota unum) o una tilde de la ley, sin que todo se verifique (Mateo
5,18)
Advertencia al lector
No existe una diversidad de claves (como se dice hoy) con las que pueda
leerse este libro. El sentido que se le debe atribuir es el sentido que posee
tomado unvocamente en su inmediato significado literal y filologico.
Por tanto no existen en el intenciones, expectativas u opiniones distintas
de las que el autor ha introducido, y tras de las cuales alguien pudiese estar
buscando. La intencion del autor del libro en nada difiere de la intencion de
su libro, salvo en aquellos lugares donde, como puede suceder, pudiese haber
escrito mal: es decir, dicho lo que no quera decir.
El autor no tiene ninguna nostalgia del pasado, porque tal nostalgia im-
plicara un repliegue del devenir humano sobre s mismo, y por consiguiente
su perfeccion. Tal perfeccion terrenal es incompatible con la perspectiva so-
brenatural que domina la obra. Tampoco las res antiquae a las que se refiere
la frase de Ennio que abre el volumen son cosas anteriores (antiquus viene de
ante) a nuestra epoca, sino anteriores a cualquier epoca: pertenecen a una
esfera axiologica considerada indefectible. Si hay una referencia en este libro,
es solamente a dicha esfera. No pretenda el lector buscar otra.
Debo y manifiesto un vivo agradecimiento al Dr. Carlo Cederna y al
Prof. Luciano Moroni-Stampa, que me han ayudado con los ojos y con la
inteligencia en la revision del borrador y en la composicion tipografica de
este libro.
Tabla de abreviaturas y algunos documentos utilizados
Apostolicam Actuositatem (Concilio Vaticano II, decreto sobre el apos-
tolado de los seglares)
xiii
xiv 0. Estudio sobre las transformaciones en la Iglesia en el siglo XX
DC Documentation Catholique
OR LOsservatore Romano
RI Relazioni Internazionali
La crisis
1
2 1. La crisis
(es decir, actualizado mejor las potencialidades que le son propias) 2 . Tales
habran sido los tiempos de la Cristiandad medieval, precisamente en relacion
a los de la era moderna.
Quienes niegan la existencia de esos siglos privilegiados se apoyan princi-
palmente en la persistencia, tanto entonces como ahora, de guerras, servidum-
bres, opresion de los pobres, hambre e ignorancia, consideradas incompatibles
con la religion y de cuya ineficacia constituiran incluso una prueba. Como
dichas miserias han existido y siguen existiendo en el genero humano, pare-
cera no haber sido este redimido ni ser redimible por el Cristianismo.
Ahora bien, posiblemente esta opinion cae en ese error que llamamos
Cristianismo secundario: se juzga a la religion por sus efectos secundarios
y subordinados en orden a la civilizacioon, haciendolos prevalecer y sobre-
poniendolos a los sobrenaturales que la caracterizan. Subyacen aqu los con-
ceptos mismos de civilizacion y progreso, tratados mas adelante (30.3-30.4
y 32.1-32.3).
de ella. Las cuales, por cierto, como expresa avisadamente Santo Tomas, no
son efectos del mal (al cual solo pertenecen defectos) sino puramente suce-
sos. Estos son efectos de otras causas, y no del mal. Las causas de eventuales
consecuencias buenas de la crisis no pertenecen a la lnea causal de la crisis,
sino a otra lnea de causalidad.
Aqu esta obviamente implicada toda la metafsica del mal, en la cual
no nos compete internarnos; pero es importante dejar claro contra dicho
optimismo espurio que aunque a la crisis esten ligados sucesos venturosos
(como a la persecucion el martirio, al sufrimiento la educacion -segun Esquilo-
, a la prueba el aumento del merito, o a la hereja la clarificacion de la verdad),
estos no son efectos, sino un plus de bien del cual el mal es por si mismo
incapaz 12 .
Atribuir a la crisis el bien, que es extrnseco a la crisis y proviene de una
fuente distinta, supone un concepto imperfecto del orden de la Providencia.
En este, el bien y el mal conservan cada uno su intrnseca esencia (ser y
no ser, eficiencia y deficiencia), aunque confluyen en un sistema bueno; pero
lo bueno es el sistema, no los males que lo conforman, si bien se pueda
entonces mediante una catacresis denominarlos males buenos, como hace
Niccolo Tommasseo.
Esta vision del orden providencial permite ver como el mundo de arriba al
bajo torna (Par. IX, 108): es decir, como tambien la desviacion de la criatura
respecto al orden (e incluso la condenacion) es insertada por la Providencia
en el orden final, que constituye el fin ultimo del universo: la gloria de Dios
y de los elegidos.
13
Porque es tan grande la bondad omnipotente, que de los mismos males puede sacar
un bien conveniente, ya perdonando, ya sanando al pecador; ora adaptando y trocando el
pecado en beneficio del justo, sancionandolo con justicia. Todo esto es bueno.
12 1. La crisis
Captulo 2
13
14 2. Resumen historico. Las crisis de la Iglesia
No poda ser aquello mas alla de lo cual nunca se haban adentrado los
sistemas filosoficos: deba ser algo totalmente distinto pero no extrano, que
ninguna filosofa haba imaginado o que, concibiendolo con la imaginacion,
haba considerado una locura. En suma, Dios deja de ser el grado mas inac-
cesible de una perfeccion comun al hombre y al dios, para ser una esencia
que sobrepasa todo lo humano.
Y Cristo no es llamado hombre-Dios a la manera de los gentiles, es decir,
por aproximacion maxima a la perfeccion de Dios o por una especie de in-
timidad moral con Dios (Nestorio); y ni siquiera a la manera de la paradoja
estoica segun la cual el sabio es semejante a Dios o incluso superior a El,
porque El es santo por naturaleza, mientras que el sabio se hace santo a
s mismo. Cristo es ontologicamente hombre y ontologicamente Dios, y as la
constitucion ontologica teandrica constituye su misterio.
Que dicho misterio no contradice a la razon se deduce del concepto, in-
augurado por la nueva religion, del ser divino como Trinidad, en cuyo seno
el infinito piensa y se ama a S mismo como infinito y por lo tanto se mueve
mas alla de los lmites dentro de los que opera la inteligencia creada.
Por consiguiente, si la razon se niega a someterse a la Razon resulta
ultrajado su derecho a lo sobrenatural. En sentido estricto, la negacion del
sometimiento impide a la razon conocerse a s misma, al no poder reconocerse
como limitada ni por tanto reconocer nada mas alla de su propio lmite.
De tal forma la crisis de Nicea es un verdadero momento decisivo en la
historia de la religion, y puesto que (como toda crisis) por una parte separa
una esencia de lo que es heterogeneo a ella y por otra conserva la esencia de
lo que le es propio, puede decirse que en Nicea se ha conservado simpliciter
la religion cristiana.
2
y explican las luchas internas de la Orden .
Si se pierde de vista esta esencial amplitud, la distancia entre una ortodox-
ia y otra resultara tan grande que podra parecer la distancia entre ortodoxia
y heterodoxia. Y exactamente eso le pareca a los partidarios de las escuelas
opuestas (de lo que recprocamente se acusaban), pero no as al Magisterio
de la Iglesia, que intervino siempre para prohibir esas imputaciones mutuas
y custodiar la superior elevacion de la religion. Lo mismo ocurra con Sainte-
Beuve, a quien, como no comprenda esa amplitud, le maravillaba que el
mismo nombre de cristiano se aplique igualmente a unos y a otros. (se re-
fera a los laxistas y a los rigoristas) No hay elasticidad que pueda llegar tan
lejos 3 .
De un modo muy acusado, Chesterton ha hecho de esa amplitud el criterio
principal de su apologetica catolica. Y a este respecto podemos citar las
palabras profeticas de Jacob: Vere Dominus est in loco isto, et ego nesciebam
(Verdaderamente Yahve esta en este lugar y yo no lo saba) (Gen. 28, 16).
Sin embargo, es necesario precisar los lmites de esta generosa vision de
la religion catolica, que tambien a nosotros nos parece un criterio historico
decisivo. Esta generosa vision no puede conducir al pirronismo omnicom-
prensivo que asimila y coordina no solamente cosas diferentes, sino cosas
contradictorias.
Se puede hablar de vision generosa cuando se contemplan ideas distintas
formando un conjunto coherente en el cual verdaderamente existe una plu-
ralidad de ideas y una idea no queda destruida por su contradiccion con otra.
Pero es imposible para la mente humana (mas bien para cualquier mente)
hacer coexistir terminos contradictorios, es decir, lo verdadero y lo falso 4 .
Esta coexistencia solo sera posible si se verificase una condicion imposi-
ble: que el pensamiento no se dirigiese al ser de las cosas, o que ser y no
ser fuesen equivalentes. El catolicismo antepone la logica a cualquier otra
forma del espritu, y su amplitud abraza una pluralidad de valores, todos los
cuales tienen cabida dentro de su verdad, pero no una pluralidad compuesta
de valores y no-valores. Este concepto espurio de la amplitud de la religion
conduce a la indiferencia teorica y a la indiferencia moral: a la imposibilidad
de conferirle un orden a la vida.
2
AGOSTINO GEMELLI, El franciscanismo. Barcelona 1940.
3
Cit. en FRANCESCO RUFFINI. La vita religiosa di Alessandro Manzoni, Bari 1931,
vol. 1, p. 416.
4
Sobre este punto, ver la carta de MANZONI al pastor ginebrino Cheneviere en Cartas,
edicion de Cesare Arieti, Milan 1970, 1, p. 563, y cuanto digo sobre ello en mi edicion de
la Moral catolica, Milan 1966, vol. III, pp. 57-58
20 2. Resumen historico. Las crisis de la Iglesia
a el como subalterno.
diencia, como aparece en celebres textos paulinos que hablan de haber sido
obediente el hombre-Dios, y obediente hasta la muerte: es decir, hasta la
totalidad de la vida. Y esto no principalmente, como sin embargo podra de-
cirse, para salvar a los hombres, sino con el fin de que la criatura se inclinase
ante el Creador y le prestase un obsequio total y absoluto, lo cual constituye
el fin mismo de la Creacion. Por tanto la Iglesia de Cristo conduce siempre
a las personas a coordinarse en virtud de la obediencia y la abnegacion, y
a fundirse en el individuo social que es el Cuerpo Mstico de Cristo, rompi-
endo con el aislamiento del individuo y de sus acciones y aboliendo toda
dependencia que no este subordinada a la dependencia de Dios.
Pero la independencia poltica del hombre que fue ensenada por la Rev-
olucion Francesa estaba contenida en la independencia religiosa ensenada por
Lutero y retomada por los Jansenistas. La Constitucion de Po VI Auctorem
fidei (1794), que la condena, tiene por este motivo una importancia que la
asemeja a la encclica Pascendi de San Po X (1907).
Demostraban tener un perspicaz sentido de la doctrina el jesuita Den-
zinger y sus colaboradores cuando en el renombrado Enchiridion symbolorum
reproducan por entero los dos documentos. Tambien en la Auctorem fidei
son solo unos pocos los artculos fundamentales y muchos los casi accesorios,
aplicacion de los primeros. Los primeros son calificados de herejas, mientras
los segundos reciben calificaciones inferiores a la de hereja.
Y as como Lutero interpona entre la Palabra y el creyente la aprehen-
sion subjetiva, excluyendo a la Iglesia universal, as el Snodo de Pistoya les
interpona la Iglesia particular, operando una traslacion de autoridad de lo
universal a lo particular; lo cual la plurifica y la disemina un poco menos,
pero no de modo distinto a como lo haca el espritu individual coronado y
mitrado por Lutero. Como conviene a toda pretension de reforma, el Snodo
de Pistoya alegaba un oscurecimiento generalizado de las verdades religiosas
importantes, que habra tenido lugar en la Iglesia en el curso de los ultimos
siglos (proposicion I). Esta proposicion era contraria a la naturaleza de la
Iglesia, en quien la verdad esta indefectiblemente en acto y en cuyo organo
didactico no puede oscurecerse jamas. Pero a dicha proposicion, que en el
fondo podra tomarse como una valoracion historica, seguan otras proscritas
como hereticas, con las cuales se profesa que la autoridad para comunicar los
dogmas de fe y regir la comunidad eclesial reside en la comunidad misma y
se transmite de la comunidad a los pastores. Esta proposicion entroniza no
ya el espritu privado del individuo, sino el de la Iglesia particular: la autori-
dad universal resulta subrogada por una autoridad que es aun social, pero
particular.
La obediencia a la palabra todava existe, pero con la mediacion del libre
examen de las Iglesias menores. Que el Papa sea jefe de la Iglesia, pero como
28 2. Resumen historico. Las crisis de la Iglesia
2.13. El Syllabus de Po IX
Actualmente el celebre catalogo de los errores modernos anexo a la enccli-
ca Quanta Cura de 8 de diciembre de 1864 es repudiado por una parte de
los teologos, que intentan combinar con esos errores el principio catolico; o
bien postergado y criticado por autores que para no desagradar demasiado
a ese mundo que el Syllabus rechaza, lo interpretan alegremente y lo hacen
precursor del desarrollo posterior de dichos errores, la veracidad de cuya alma
intrnseca habra sido revelada por los avances del pensamiento de nuestro
siglo; o bien, en fin, rechazado a cara descubierta en su significacion doctri-
nal (es decir, permanente) y presentado como un momento caduco de una
erronea contraposicion de la Iglesia al genio del siglo.
Incluso en el OR del 31 de mayo de 1980 un historiador frances pone en
relacion aquel insigne documento doctrinal con una llamarada de clericalismo
monarquico ultramontano. No les fallo el sensus fidei ni el sensus logicae a
Denzinger y a sus sucesores al introducirlo ntegramente en el Enchiridion.
Sobre el alcance del Syllabus en orden a la verdad catolica surgio pronto
disputa y discrepancia. Mons. Dupanloup, obispo de Orleans, restringio su
significacion condenatoria. La Civilta cattolica, que gozaba entonces de gran
30 2. Resumen historico. Las crisis de la Iglesia
13
Los hombres estan en general alejados de las verdades y los bienes sobrenaturales, y
creen poder quedar satisfechos solamente con la razon humana y el orden natural de las
cosas, y poder conseguir en ellos su propia perfeccion y felicidad.
32 2. Resumen historico. Las crisis de la Iglesia
mundo pero aun externa a la Iglesia, sino a una verdadera herida en el Nous
catolico: no a partes desmembradas de un sistema, sino mas bien al espritu
inmanente a todas ellas. Esto se clarifica tambien en el hecho, revelado por la
encclica, de que el modernista plures agit personas ac velut in se commiscet
16
, siendo a la vez filosofo, creyente, teologo, historiador, crtico, apologeta
y reformador.
No creo que esa pluralidad de personas sea denunciada por San Po X co-
mo una actitud moral de duplicidad o hipocresa (pluralidad de mascaras), si
bien algun rasgo de astucia ajitofelica (cfr. 11 Sam. 15-17) puede quiza apre-
ciarse en algunos defensores de esas doctrinas; pero acaso no tambien, a
veces, en sus oponentes? Creo mas bien que esta multiplicidad de personas
o caras es precisamente la prueba de que el documento no condena partes
separadas, sino un espritu, que en ultima instancia es el espritu de indepen-
dencia.
Para proceder como hicimos con el primer Syllabus, examinaremos al-
gunos artculos principales para reconocer en el documento la condena de
tal espritu. En la proposicion 59 se senala el error segun el cual el hombre
subordina a su juicio evolutivo la verdad revelada no evolutiva, subordinando
as la verdad a la historia. Tal reduccion de la verdad al progresivo sentimien-
to humano (que va presentando y volviendo a presentar el dato religioso como
una especie de incognoscible noumeno) es rechazada tambien en el artculo
20, porque destruye toda dependencia del sentido religioso con respecto a la
autoridad de la Iglesia 17 . La Iglesia (se afirma expresamente) resulta re-
bajada a funciones de simple registro o sancion de las opiniones dominantes
en la Iglesia discente, que en realidad deja de ser discente. La proposicion 7,
negando que la verdad revelada pueda obligar a un asentimiento interno (de
la persona, y no solamente del miembro de la Iglesia), supone por tanto la
existencia en el individuo de un ntimo nucleo independiente de la verdad,
la cual se impondra en cuanto subjetivamente aceptada, no en cuanto que
verdad.
No menor es la importancia de la 58: veritas non est immutabilis plus
quam ipse homo, quippe quae cum ipso in ipso et per ipsum evolvitur 18 .
Aqu se profesan dos independencias. Primera, la del hombre historico re-
specto de la naturaleza del hombre, absorbida enteramente en su historici-
dad. La proposicion equivale a negar la existencia de la idea eterna en la
16
Representa y, como si dijeramos, mezcla en s mismo varias personas
17
La esencia del modernismo es en realidad esa: que el alma religiosa no extrae de ningun
otro lugar distinto de ella misma el motivo de su propia fe. Tal es el diagnostico del card.
DEJIRE MERCIER en la pastoral de la Cuaresma de 1908.
18
La verdad no es mas inmutable que el hombre mismo, pues se desenvuelve con el, en
el y por el.
2.15. La crisis modernista. El segundo Syllabus 35
que son ejemplarizadas las naturalezas reales, es decir, a negar ese elemento
irrefragable de platonismo sin el cual se derrumba la idea de Dios. La se-
gunda independencia profesada es, mas en general, la de la razon respecto a
la Razon. La razon humana, el mayor receptaculo conocido por nosotros en
el mundo 19 , esta a su vez contenida en otro receptaculo mayor, la mente
divina, negado en la proposicion 58. Es por eso falsa la tesis del artculo
proscrito, segun la cual la verdad se desarrolla con el hombre, en el hombre,
y para el hombre. Se desarrolla de ese modo, pero no toda ella. No es cierto
que la verdad se transforme en el hombre que se transforma: quienes lo hacen
son los intelectos creados, incluso los de los creyentes, e incluso los del cuerpo
social de la Iglesia, que con sus propios actos, variables de individuo a indi-
viduo, de generacion a generacion, y de civilizacion a civilizacion, confluyen
sin embargo en una identica verdad. La independencia de la razon respecto
a la verdad inmutable confiere al contenido y al continente de la religion un
caracter de movilismo (ver 17.1-17.6, y la nota 1 del Captulo XVII).
De extremo interes y merecedora de prolongada reflexion me parece la
proposicion 65, si se la compara con la penultima del Syllabus. Po IX afirma-
ba ser incompatible el catolicismo con la civilizacion moderna. San Po X
condena a quien considere incompatible el catolicismo con la ciencia moder-
na.
La Iglesia es inconciliable con la civilizacion moderna, pero esta no se
identifica con la ciencia. La religion es compatible con el pensamiento hu-
mano, pero no en el sentido de serlo con todas las determinaciones histori-
cas a traves de las cuales camina, y algunas veces erroneamente, sino en el
sentido de ser siempre conciliable con la verdad a la que se refieren esas de-
terminaciones. El documento expresa esta diferencia proclamando que dicha
compatibilidad afecta al saber real. Por tanto tenemos dos proposiciones con-
denadas: el catolicismo es conciliable con la civilizacion moderna (Po IX) y
el catolicismo es inconciliable con la verdadera ciencia (San Po X).
De la comparacion entre las dos se desprende la inecuacion entre la civi-
lizacion moderna y la verdadera ciencia. La Iglesia separa ambas, pero no
abandona la condena del espritu del siglo. Puede haber autentica sabidura
en una civilizacion asentada sobre principios falsos, pero entonces esta in-
vestida de un falso espritu y es necesario, con una especie de accion reivin-
dicadora, desnudarla de el y revestirla de la verdad que se encuentra en el
sistema catolico, poniendola bajo el principio verdadero.
19
Rosmini, Teosofa, 111, 1090, ed. nac., vol. XIV, Milan 1941. Ver en los ndices la voz
Idea.
36 2. Resumen historico. Las crisis de la Iglesia
39
40 3. La preparacion del Concilio
actividad con menor fuerza dentro que fuera, reservandose para llevar a cabo
su actuacion principal en la fase plenaria de la asamblea.
9
Ver DELHAYE-GUERET-TOMBEUR, Concilium Vaticanum II, Concordance, Index,
Listes de frequence, Tables comparatives, Lovaina 1974. Praedestinatio y praedestinare solo
se encuentran tres veces: dos respecto a la Virgen, y otra en una cita de Roni. 8, 29.
3.2. Paradojica resolucion del Concilio 43
10
No apruebo la descripcion del estado actual de la Iglesia, realizada aqu con tanta ex-
altacion, e inspirada en mi opinion mas en la esperanza que en la verdad. Por que hablar
de aumento del fervor religioso? Con respecto a que epoca se refiere? No se deben tal
vez tener en cuenta las estadsticas segun las cuales la fe catolica, el culto divino y las
costumbres publicas decaen y se van arruinando? No esta acaso el estado general de las
mentes alejado de la religion catolica, estando separado el Estado de la Iglesia, la filosofa
de la fe, la investigacion cientfica de la reverencia hacia el Creador, y el desarrollo tecnico
del obsequio debido a la ley moral? No padece quiza la Iglesia por la escasez de clero? No
estan muchas partes de la Santa Iglesia cruelmente perseguidas por los Gigantes y Mino-
tauros que se enorgullecen en el mundo o, como en China, conducidas al cisma? Nuestras
misiones, plantadas y regadas con tanto celo y caridad, no han sido acaso devastadas
por el enemigo? Acaso no es exaltado el atesmo no ya solo por los individuos, sino es-
tablecido (cosa absolutamente inaudita) por las leyes de naciones enteras? No decrece
proporcionalmente cada da el numero de catolicos mientras se expanden desmesurada-
mente Mahometanos y Gentiles? De hecho, nosotros, que hace poco eramos una cuarta
parte del genero humano, hemos quedado reducidos a un quinto. Y no es acaso verdad
que nuestras costumbres se paganizan a traves del divorcio, el aborto, la eutanasia, la
sodoma y el culto al dinero?
3.3. Mas sobre el resultado paradojico del Concilio. El Snodo Romano 45
al italiano y a todas las lenguas principales. Los textos del Snodo Romano
promulgados el 25, 26 y 27 de enero de 1960 suponen un completo retorno a
la esencia de la Iglesia; no a la sobrenatural (esta no se puede perder) sino
a la historica: un repliegue, por decirlo con Maquiavelo, de las instituciones
sobre sus principios. El Snodo propona en todos los ordenes de la vida ecle-
siastica una vigorosa restauracion. La disciplina del clero se estableca sobre
el modelo tradicional, madurado en el Concilio de Trento y fundado sobre
dos principios, siempre profesados y siempre practicados. El primero es el
de la peculiaridad de la persona consagrada y habilitada sobrenaturalmente
para ejercitar las operaciones de Cristo, y por consiguiente separada de los
laicos sin confusion alguna (sacro significa separado). El segundo principio,
consecuencia del primero, es el de la educacion ascetica y la vida sacrificada,
que caracteriza al clero como estamento (pues tambien en el laicado los indi-
viduos pueden llevar una vida ascetica). De este modo el Snodo prescriba a
los clerigos todo un estilo de conducta netamente diferenciado de las maneras
seglares. Tal estilo exige el habito eclesiastico, la sobriedad en los alimentos,
la abstinencia de espectaculos publicos, y la huida de las cosas profanas. Se
reafirmaba igualmente la originalidad de la formacion cultural del clero, y se
disenaba el sistema sancionado solemnemente por el Papa al ano siguiente
en la encclica Veterum sapientia.
El Papa ordeno tambien que se reeditase el Catecismo del Concilio de
Trento, pero la orden no fue obedecida. Solo en 1981, y por iniciativa pri-
vada, se publico en Italia su traduccion (OR, 5-6 julio 1982). No menos
significativa es la legislacion liturgica del Snodo: se confirma solemnemente
el uso del latn; se condena toda creatividad del celebrante, que rebajara el
acto liturgico, que es acto de Iglesia, a simple ejercicio de piedad privada;
se urge la necesidad de bautizar a los ninos quam primum; se prescribe el
tabernaculo en la forma y lugar tradicionales; se ordena el canto gregoriano;
se someten a la autorizacion del Ordinario los cantos populares de nueva in-
vencion; se aleja de las iglesias toda profanidad, prohibiendo en general que
dentro del edificio sagrado tengan lugar espectaculos y conciertos, se vendan
estampas e imagenes, se permitan las fotografas, o se enciendan promiscua-
mente luces (lo que debera encargarse al sacerdote). El antiguo rigor de lo
sagrado es restablecido tambien alrededor de los espacios sagrados, prohibi-
endo a las mujeres el acceso al presbiterio. Finalmente, los altares cara al
pueblo se admiten solo como una excepcion cuya concesion compete exclusi-
vamente al obispo diocesano. Es imposible no ver que tan firme reintegracion
de la antigua disciplina deseada por el Snodo ha sido contradicha y des-
mentida por el Concilio practicamente en todos sus artculos. De hecho, el
Snodo Romano, que debera haber sido prefiguracion y norma del Concilio,
se precipito en pocos anos en el Erebo del olvido y es en verdad tanquam non
3.4. Mas sobre la resolucion paradojica del Concilio. La Veterum Sapientia 47
fuerit 12 . Para dar una idea de tal anulacion, senalare que no he podido en-
contrar los textos del Snodo Romano ni en Curias ni en archivos diocesanos,
teniendo que conseguirlos en bibliotecas publicas civiles. 13
sugerencias que basta por s mismo para demostrar como nada se haca, ni
siquiera entonces, en crculos restringidos o en camarillas 16 . La amplitud
asumida por las expectativas se manifiesta tambien en la variedad y audacia
de las sugerencias. Haba a mitad del siglo XIX quien quera ver prohibida
por el Concilio la pena de muerte, quien propona que si quis bellum incip-
iat anathema sit 17 , quien peda la abolicion del celibato del clero latino, o
quien era partidario de la eleccion de los obispos por sufragio democratico. La
aspiracion hacia una organizacion militante de las masas catolicas quedaba
recogida, mas que en todas las demas propuestas, en la del capuchino Antonio
da Reschio 18 . Este auspiciaba que toda la masa del pueblo catolico, desde
los ninos a los adultos y desde los solteros a los casados, fuese dividida en
congregaciones cuyos miembros no deban contraer amistad ni matrimonio,
ni juntarse en modo alguno, con los que no formaran parte de ellas. Era, en
sustancia, una separacion: no respecto a los de fuera de la iglesia, o a los
de fuera de la Iglesia practicante, sino respecto a aquellos que dentro de la
iglesia no formasen parte de esa organizacion compacta, tanquam castrorum
acies ordinata. El proyecto del capuchino se basaba en modelos paganizantes,
jesuticos o utopicos, y consideraba que la perfeccion social consista en una
ordenacion externa segun esquemas racionales.
Pero no obstante las extravagancias y las vetas de pensamiento moderni-
zante ya mencionadas, la preparacion del Vaticano I consiguio imprimir a la
asamblea ecumenica una direccion clara que aseguro en ese siglo la unidad
de la Iglesia. En lo referente a la causa fidei fueron recondenados, explcita
o implcitamente, los errores contenidos en el Syllabus. En cuanto a la causa
unionis, fue reafirmada la necesidad de que la unidad proviniese de una re-
union o adhesion de las confesiones acatolicas a la Iglesia Romana, centro
de la unidad. Y para la causa reformationis fue renovado el principio de la
dependencia de todos los fieles respecto de la ley natural y de la ley divina
poseda por la Iglesia. A esta dependencia puso sello la definicion dogmatica
de la infalibilidad didactica del Papa.
sobrenatural y se refiere solamente a un estado del mundo mas alla del actual,
sino la esperanza historica y mundana, basada en conjeturas y en previsiones
nacidas del deseo del pronosticante y de cuanto observa en la humanidad.
En el discurso de apertura del segundo perodo Pablo VI descubre la
escena del mundo moderno, con las persecuciones religiosas, el atesmo con-
vertido en principio de la vida social, el abandono de Dios por la ciencia,
la codicia de riquezas y de placeres. Al tender nuestra mirada sobre la vida
humana contemporanea, dice el Papa, deberamos estar espantados mas bi-
en que alentados, afligidos mas bien que regocijados (n. 46). Pero, como se
ve, el Papa adopta un condicional y no explicita la protasis de ese discurso
hipotetico. Por otro lado, segua los pasos de Juan XXIII, quien en el discur-
so del 11 de octubre de 1962 prevea una irradiacion universal de la verdad,
la recta direccion de la vida individual, familiar y social (n. 5). Y en el dis-
curso de Pablo VI el optimismo no solo colorea las previsiones, sino que se
implanta vigorosamente en la contemplacion del actual estado de la Iglesia.
Tales palabras, parangonadas con otras de sentido opuesto, muestran la am-
plitud del excursus, entre extremos, del pensamiento papal, y cuan grande
era la fuerza del olvido cuando se detena sobre uno de ellos: Alegremonos,
hermanos. Cuando jamas la Iglesia fue mas consciente de s misma, cuando
tan feliz y tan concorde y tan pronta al cumplimiento de su mision? (pag.
772, n. 6). Y el card. Traglia, vicario de Roma, hua de la figura retorica de
la interrogacion y aseguraba francamente: Jamas la Iglesia catolica ha estado
tan estrechamente unida en torno a su Cabeza, jamas ha tenido un clero tan
ejemplar, moral e intelectualmente, como ahora, ni corre ningun riesgo de
ruptura de su organismo. Ya no es a una crisis de la Iglesia a lo que el Con-
cilio debera poner remedio (OR, 9 de octubre de 1962). No se puede, para
explicar tal juicio, sino pensar en una gran conmocion de animo o en una
gran falta de conocimientos historicos.
De esta conmocion de animo derivan sin duda tambien las afirmaciones
de Pablo VI en la homila del 18 de noviembre de 1965: Ningun otro Concilio
ha tenido proporciones mas amplias, trabajos mas asiduos y tranquilos, temas
mas variados y de mayor interes (pag. 808, n. 2). Indudablemente, el Vati-
cano II ha sido el mayor de los Concilios por asistencia de Padres, aparato
organizativo, y resonancia en la opinion publica, pero estas son circunstan-
cias, y no valores, de un Concilio. En Efeso (ano 431) haba doscientos prela-
dos orientales y tres latinos, y el de Trento se abrio con la presencia de solo
sesenta obispos. Pero el imponente aspecto exterior del Vaticano II, gracias
al enorme aparato moderno de informacion que solo busca estampar impre-
siones en el alma, agito largamente la opinion mundial y creo, con bastante
mas importancia que el Concilio real, un Concilio de las opiniones.
En una epoca en la cual las cosas son lo que son en la medida en que
3.7. Las expectativas en torno al Concilio 55
19
M. LEFEBVRE, Un eveque parle Jarze 1976, p. 104.
20
El Sagrado Concilio establece que de las cosas de fe y de moral solo hay obligacion de
creer aquellas que la Iglesia ha definido como tales
56 3. La preparacion del Concilio
una Religion nueva, que poco a poco hace adorar al Mundo y que es indispens-
able a la Humanidad para que esta pueda continuar trabajando. Por tanto es
fundamental que mostremos al Cristianismo como capaz de divinizar el nisus
y el opus humanos naturales (Diario, p. 220). El monitum del Santo Oficio
contra las doctrinas teilhardianas haba de facto cado en desuso con Juan
XXIII 24 .
Persuadidos justamente de la irreformabilidad esencial de la Iglesia, los
innovadores se proponen lanzar a esta Iglesia fuera de s misma, a la busque-
da de un meta-cristianismo (por adoptar el termino teilhardiano), puesto que
una religion renovada es una nueva religion. Para no morir, el cristianismo
debera sufrir una mutacion en el sentido genetico y teilhardiano. Pero si para
no morir la religion debe salir fuera de s misma, tal expresion envuelve una
contradiccion, viniendo a decir que debe morir para no morir. Ya en el catoli-
cismo frances de antes de la guerra se manifestaron doctrinas defendiendo tal
revolucion radical en la Iglesia, y el card. Saliege escriba: Ha habido cam-
bios biologicos improvisados que han hecho aparecer nuevas especies. No
asistimos quiza ahora a una especie de cambios que modificara profunda-
mente la estructura humana (quiero decir la estructura mental y psicologica
del hombre)? A esta pregunta, que los filosofos juzgaran impertinente, se
podra responder dentro de quinientos anos 25
24
Una prueba de la desarticulacion interna de la Curia romana, que olvida a menudo toda
apariencia de coherencia, tuvo lugar en 1981. Con ocasion de la celebracion del centenario
del nacimiento de Teilhard de Chardin en el Institut Catholique de Pars, el Secretario de
Estado card. Casaroli envio a mons. Poupard, presidente del Instituto, un mensaje en el
que se alababan los meritos contrados ante la Iglesia por dicho jesuita. Puesto que Teilhard
haba sido objeto de un Monitum del Santo Oficio que en 1962 denunciaba en sus obras
ambiguedades y errores graves, el homenaje prestado por la Santa Sede suscito escandalo y
fue necesario, como suele decirse, un ((redimensionamiento)) (en realidad una retractacion)
de aquellas alabanzas.
25
Cit. en J. GUITTON, Scrivere come si ricorda, Alba 1975, p. 31).
Captulo 4
59
60 4. El desarrollo del Concilio
recibio ordenes formales tanto para firmar el acuerdo como para vigilar su
exacta ejecucion durante el Concilio 2 .
De este modo, el Concilio se abstuvo de volver a condenar el comunismo;
en las Actas no se encuentra ni siquiera esa palabra, tan abundante en los
documentos papales hasta aquel momento 3 .
La gran Asamblea se pronuncio especficamente sobre el totalitarismo,
el capitalismo o el colonialismo, pero oculto su juicio sobre el comunismo
tras un juicio generico sobre las ideologas totalitarias. El debilitamiento del
sentido logico propio del espritu del siglo arrebata tambien a la Iglesia el
temor a la contradiccion. En el discurso inaugural del Concilio se celebra la
libertad de la Iglesia contemporanea en el mismo momento en que se con-
fiesa que muchsimos obispos estan encarcelados por su fidelidad a Cristo y
cuando, en virtud de un acuerdo propugnado por el Pontfice, el Concilio se
encuentra constrenido por el compromiso de no pronunciar ninguna condena
contra el comunismo. Esta contradiccion, siendo grande, lo es menos si se la
compara con la contradiccion de fondo consistente en fundamentar la reno-
vacion de la Iglesia sobre la apertura al mundo, para luego borrar de entre
los problemas del mundo el problema principalsimo, esencialsimo y decisivo
del comunismo.
morali, que como dice paradojicamente el Papa los hombres, por s solos (es
decir, sin refutacion ni condena), hoy da parece que estan por condenarlas, y
en especial aquellas costumbres que desprecian a Dios y a su Ley. Es sin duda
admisible que el error puramente teorico pueda curarse a s mismo cuando
nace de causas exclusivamente logicas; pero que se cure a s mismo el error
practico en torno a las acciones de la vida, dependiente de un juicio en el
que interviene la parte libre del pensamiento, es una proposicion difcil de
comprender. Y aparte de ser difcil desde un punto de vista doctrinal, esa
interpretacion optimista del error, que ahora se reconocera y corregira por
s mismo, esta crudamente desmentida por los hechos. En el momento en que
hablaba el Papa estos hechos estaban madurando, pero en la decada siguiente
salieron totalmente a la luz. Los hombres no se retractaron de esos errores,
sino que mas bien se confirmaron en ellos y les dieron vigor de ley: la publica
y universal adopcion de estos errores morales se puso en evidencia con la
aceptacion del divorcio y del aborto; las costumbres de los pueblos cristianos
fueron enteramente cambiadas y sus legislaciones civiles (hasta haca poco
modeladas sobre el derecho canonico) se tornaron en legislaciones puramente
profanas, sin sombra de lo sagrado. Este es un punto en el cual la clarividencia
papal queda irrefutablemente comprometida 8 .
10
No se puede disimular que sopit comicum el informe oficial del OR dice que todos
los Padres reconocen que el esquema, fruto del trabajo de teologos y obispos de las mas
diversas naciones, ha sido estudiado con sumo cuidado. Como entonces se concluye que
es impresentable?
11
De la muy objetiva narracion que de este episodio hace PH. DELHAYE en Ami du
Clerge, 1964, pp. 534-535, tambien se desprende que en la noche del 22 el Papa recibio al
card. Leger y al episcopado canadiense, y que tuvieron lugar coloquios entre el card.
Ottaviani y el card. Bea, exponentes de las dos opiniones que se haban enfrentado.
68 4. El desarrollo del Concilio
formadas con una amplia inclusion de elementos extranos a los trabajos pre-
conciliares.
El gesto del Card. Lienart fue contemplado por la prensa como un golpe
de fuerza con el cual el obispo de Lille desviaba la marcha del Concilio y
entraba en la historia 12 .
Pero todos los observadores reconocieron en el un momento autentica-
mente discriminante en los caminos del Snodo ecumenico, uno de esos pun-
tos en los que en un instante la historia se contrae para ir desenvolviendose
despues. Finalmente el mismo Lienart, consciente (al menos a posteriori)
de los efectos de aquella intervencion suya y preocupado por excluir que
fuese premeditada y concertada, lo interpreta en las citadas memorias como
una inspiracion carismatica: Yo hable solamente porque me encontre con-
strenido a hacerlo por una fuerza superior, en la cual debo reconocer la del
Espritu Santo. De este modo el Concilio habra sido ordenado por Juan
XXIII (segun su propio testimonio) merced a una sugestion del Espritu, y
el Concilio preparado por el habra sufrido pronto un vuelco brusco a causa
de una mocion otorgada por el mismo Espritu al cardenal frances.
Sobre el repudio de la orientacion del Concilio preparado tenemos tambien
en ICI, n. 577, p. 41 (15 agosto 1982) una abierta confesion del P. Chenu, uno
de los exponentes de la corriente modernizante. El eminente dominico y su
companero de orden el P. Congar quedaron desconcertados por la lectura de
los textos de la Comision preparatoria, que les parecan abstractos, anticua-
dos, y extranos a las aspiraciones de la humanidad contemporanea; entonces
promovieron una accion que hiciese salir al Concilio de ese coto cerrado y lo
abriese a las exigencias del mundo, induciendo a la Asamblea a manifestar la
nueva inspiracion en un mensaje a la humanidad.
El mensaje (dice el P. Chenu) supona una crtica severa del contenido y
del espritu del trabajo de la Comision central preparatoria. El texto prop-
uesto al Concilio fue aprobado por Juan XXIII y por los cardenales Lienart,
Garrone, Frings, Dopfner, Alfrink, Montini y Leger. Desarrollaba los temas
siguientes: el mundo moderno aspira al Evangelio; todas las civilizaciones
contienen una virtualidad que las impulsa hacia Cristo; el genero humano es
una unidad fraterna mas alla de las fronteras, los regmenes y las religiones;
y la Iglesia lucha por la paz, el desarrollo y la dignidad de los hombres. El
texto fue confiado al card. Lienart y despues modificado en algunas partes sin
quitarle su originario caracter antropocentrico y mundano, pero las modifi-
12
Figaro, 9 de diciembre de 1976. La narracion de los hechos la hemos tomado de las
memorias del mismo LIPNART, publicadas postumamente en 1976 bajo el ttulo Vatican
II, en edicion de la Facultad teologica de Lille. Concuerda con la del libro de RALPH M.
WILTGEN, S.V.D. The Rhine flows into the Tiber, Hawthorn Books Inc., Nueva York
1967, que sin embargo no menciona el ilegal gesto del cardenal frances.
70 4. El desarrollo del Concilio
14
Bolettino Storico della Svizzera italiana, I, 1978, Il luganese Carlo Francesco Caselli
72 4. El desarrollo del Concilio
Puesto que el ttulo haba sido expulsado del esquema por la Comision
teologica (pese a una imponente recogida de sufragios en su favor), y el obispo
de Cuernavaca la haba impugnado en el aula, el acto del Papa suscito vivos
rechazos. En ese hecho se traslucen las disensiones internas del Concilio y
el espritu antipapal de la fraccion modernizante. Y no se puede, contra la
evidencia de los hechos, aceptar la posterior declaracion del Card. Bea. El
tena razon al afirmar que habiendo faltado un voto explcito de la asamblea
sobre la atribucion o no de ese tratamiento a la Virgen, no era legtimo
contraponer la voluntad no manifestada del Concilio a la voluntad del Papa
expresada por modo de autoridad.
Sin embargo, saliendose del argumento, el cardenal intentaba establecer
un consenso entre el Papa y el Concilio arguyendo que toda la doctrina
mariologica desarrollada en la Constitucion contena implcitamente el ttulo
de Mater Ecclesiae. Ahora bien, una doctrina implcita es una doctrina en
potencia, y quien no quiere explicitarla (llevarla a acto) disiente ciertamente
de quien pide su explicitacion. La declaracion del Card. Bea (que estaba entre
quienes se oponan) es solo una forma de obsequio y de reparacion ante el
Papa. Descansa sobre una argumentacion sofista que compara lo implcito y lo
explcito, e intenta quitarle significado a los hechos. Quien rechaza explicitar
una proposicion implcita no tiene el mismo sentimiento que quien la quiere
explicitada, pues no queriendo explicitarla, en realidad no la quiere.
Tambien evidencio las disensiones entre el cuerpo y la cabeza del Concilio
la intervencion papal del 6 de noviembre de 1964 recomendando una rapida
aceptacion del documento sobre las misiones, al que se oponan principal-
mente los obispos de Africa y los Superiores de las congregaciones misioneras.
El esquema fue rechazado, debio ser reescrito, y retorno en la IV sesion.
Mas firme y mas grave fue la intervencion de Pablo VI sobre la doctrina
del matrimonio. Habiendose pronunciado en el aula, incluso por bocas car-
denalicias (Leger y Suenens), nuevas teoras que rebajaban el fin procreador
del matrimonio y abran paso a su frustracion (mientras elevaban a pari o
a maiori su fin unitivo y de donacion personal), Pablo VI hizo llegar a la
comision cuatro enmiendas con orden de insertarlas en el esquema.
Se deba ensenar expresamente la ilicitud de los metodos anticonceptivos
antinaturales. Se deba declarar igualmente que la procreacion no es un fin
del matrimonio accesorio o equiparable a la expresion del amor conyugal,
sino necesario y primario. Todas las enmiendas se apoyaban en textos de
la Casti connubii de Po XI, que habran debido insertarse. Las enmiendas
fueron admitidas, pero no as los textos de Po XI. Mientras tanto la cuestion
de los anticonceptivos era consultada a una comision papal, y fue despues
decidida con la encclica Humanae vitae de 1968, de la que hablaremos en
6.5-6.6. La comision conciliar excluyo los textos de Po XI, pero Pablo VI
76 4. El desarrollo del Concilio
El post Concilio
79
80 5. El post Concilio
de Moises y lo llevo a los setenta ancianos (Num. 11, 25). El espritu de Elas
entro en su discpulo Eliseo (IV Rey. 2, 15). Cien veces mas menciona el
espritu del Senor. En todos estos pasajes, el espritu es lo que en un hombre
precede a todo acto y preside todos sus actos como primum movens.
Los setenta ancianos que empiezan a profetizar cuando Dios les lleva el
espritu de Moises tienen por ideal y por motor supremo el mismo que Moises.
El espritu de Elas en Eliseo es el pensamiento de Elas, que se hace propio
de Eliseo. El espritu del Senor es el Senor mismo, convertido en razon y
motivo de operacion en todos los que tienen el espritu del Senor. Del mismo
modo, el espritu del Concilio es el principio ideal que motiva y da vida a sus
operaciones, y, por decirlo a la manera estoica, ((lo hegemonico)) en el.
Pero dicho esto, queda claro que si bien el espritu del Concilio (lo que
subyace en el fondo de sus decretos y viene a ser su a priori) no se identifica
ciertamente con su letra, tampoco es independiente de ella. En que cosas
se expresa un cuerpo deliberante, sino en sus disposiciones y en sus delibe-
raciones? La apelacion al espritu del Concilio, y sobre todo por parte de
quienes pretenden superarlo, es un argumento equvoco y casi un pretexto
para poder introducir en el su propio espritu de innovacion.
Puede observarse aqu que siendo el espritu de aquella magna asamblea
nada menos que su principio informante, admitir en el una multiplicidad de
espritus equivaldra a plantear una multiplicidad de Concilios, considerada
por algunos autores como algo enriquecedor. La suposicion de que el espritu
del Concilio sea multiple puede surgir solamente de la incertidumbre y de la
confusion que vician ciertos documentos conciliares y dan lugar a la teora
de la superacion de estos por obra de aquel espritu.
2
Tal incertidumbre es confesada por un testigo autorizado, el card. PERICLE FELICI,
secretario general del Concilio, segun el cual la Constitucion Gaudium et Spes maiore litura
habra podido ser perfeccionada en algunas expresiones (OR, 23 de julio de 1975). Por otro
lado, la redaccion original de Gaudium et Spes fue parcialmente en frances.
3
Esta ambiguedad es admitida tambien por los teologos mas fieles a la Sede Romana,
que se esfuerzan en disculpar al Concilio. Pero es evidente que la necesidad de defender
la univocidad del Concilio es ya un indicio de su equivocidad. Ver por ejemplo la defensa
que hace PHILIPPE DELHAYE, Le metaconcile, en Esprit et Vi, 1980, pp. 513 y ss.
82 5. El post Concilio
4
En realidad, decir mutuo parece superfluo, ya que si solo habla la Iglesia no hay dialogo
sino monologo.
5.4. Mas sobre la hermeneutica innovadora del Concilio 83
5
adelante 16.1-16.6 .
y tal vez no admite el codigo con el que sera ledo y descifrado en la se-
gunda lectura. Los textos del Concilio tienen, como cualquier otro texto, e
independientemente de la exegesis que se haga de ellos, una legibilidad ob-
via y unvoca, un sentido literal que es el fundamento de todos los demas.
La perfeccion de la hermeneutica consiste en reducir la segunda lectura a
la primera, que proporciona el sentido verdadero del texto. La Iglesia no ha
procedido jamas de otra manera.
El metodo practicado por los innovadores en el perodo postconciliar con-
siste en iluminar u obscurecer partes concretas de un texto o de una verdad.
No es sino un abuso de la abstraccion que la mente hace por necesidad
cuando examina un complejo cualquiera. Tal es en realidad la condicion del
conocimiento discursivo (que tiene lugar en el tiempo, a diferencia de la in-
tuicion angelica). A esto se anade otro metodo, propio del error, consistente
en esconder una verdad detras de otra para despues proceder como si la ver-
dad oculta no solo estuviese oculta, sino como si simpliciter no existiese. Por
ejemplo, cuando se define la Iglesia como pueblo de Dios en marcha, se es-
conde la verdad de que la Iglesia comprende tambien la parte ya in termino
de los beatos (su fraccion mas importante, por otra parte, al ser aquella en
la que el fin de la Iglesia y del universo esta cumplido). En un paso ulterior,
lo que aun se inclua en el mensaje, aunque epocado, acabara por ser expul-
sado de el, rechazandose el culto a los Santos. El procedimiento que hemos
descrito se realiza frecuentemente segun un esquema caracterizado por el uso
de las partculas adversativas ((pero)) y ((sino)).
Basta conocer el sentido completo de las palabras para reconocer inmedia-
tamente la intencion oculta de los hermeneutas. Para atacar el principio
de la vida religiosa se escribe que no se pone en cuestion el fundamento
de la vida religiosa, sino su estilo de realizacion. Para eludir el dogma de
la virginidad de la Virgen in partu se dice que es lcito dudar, no de la
creencia en s misma, sino de su objeto exacto, del que no se tendra la
seguridad de que comprenda el milagro del alumbramiento sin lesion corporal
6
. Y para disminuir la clausura de las monjas se afirma que debe mantenerse
la clausura, pero adaptandola a las condiciones de tiempo y lugar 7 . Se sabe
que la partcula ((mas)) (sinonima de pero) equivale a magis (mas), de la cual
proviene, y por tanto con la apariencia de mantener en su lugar la virginidad
de la Virgen, la vida religiosa o la clausura, se dice en realidad que mas que el
principio lo importante son los modos de realizarlo segun tiempos y lugares.
Ahora bien, que queda de un principio si esta por debajo, y no por
6
Ver J. H. La virginite de Mare Friburgo (Suiza) 1957 que combate la tesis heterodoxa
de A. MITTERER ,Dogma und Biologie, Viena 1952.
7
Estos dos textos estan tomados del gran Informe en tres tomos de la Union des Supe-
riorieurs de France citada en Itineraires, n. 155 (1971), P. 43.
5.5. Caracteres del post Concilio. La universalidad del cambio 85
ad extra.
Bajo este aspecto el Vaticano II supuso una fuerza espiritual tan impo-
nente que obliga a colocarlo en un puesto singular en la lista de los Concilios.
Esta universalidad de la variacion introducida plantea ademas la siguiente
cuestion: no se trata quiza de una mutacion sustancial, como dijimos en
3.5-3.7, analoga a la que en biologa se denomina modificacion del idi-
otipo? La incognita planteada consiste en saber si no se estara produciendo
el paso de una religion a otra, como no se recatan en proclamar muchos cleri-
gos y laicos. Si as fuese, el nacimiento de lo nuevo supondra la muerte de lo
viejo, como sucede en biologa y en metafsica. El siglo del Vaticano II sera
entonces un magnus articulus temporum, la cima de uno de los giros que el
espritu humano viene haciendo en su perpetuo revolverse sobre s mismo.
El problema puede tambien plantearse en otros terminos: no sera quiza el
siglo del Vaticano II la demostracion de la pura historicidad de la religion
catolica, o lo que es lo mismo, de su no-divinidad? Puede decirse que la
amplitud de la variacion es casi exhaustiva 9 .
De las tres clases de actitudes en las cuales se compendia la religion (las
cosas que creer, las cosas que esperar, y las cosas que amar), no hay ninguna
que no haya sido alcanzada y transformada tendenciosamente. En el orden
gnoseologico, la nocion de fe pasa de ser un acto del intelecto a serlo de la
persona, y de adhesion a verdades reveladas se transforma en tension vital,
pasando as a formar parte de la esfera de la esperanza (18.2).
La esperanza deprecia su objeto propio, convirtiendose en aspiracion y
expectativa de una liberacion y transformacion terrenales (19.1).
La caridad, que como la fe y la esperanza tiene un objeto formalmente
sobrenatural (20.1), rebaja del mismo modo su termino volviendose hacia
el hombre, y ya vimos como el discurso de clausura del Concilio proclamo al
hombre condicion del amor a Dios.
Pero no solo han sido alcanzados por la novedad estas tres clases de acti-
tudes humanas concernientes a la mente, sino tambien los organos sensoriales
del hombre religioso y creyente. Para el sentido de la vista han cambiado las
formas de los vestidos, los ornamentos sacros, los altares, la arquitectura, las
luces, los gestos.
Para el sentido del tacto la gran novedad ha sido poder tocar aquello que
la reverencia hacia lo Sagrado haca intocable. Al sentido del gusto le ha sido
concedido beber del caliz.
9
P. Hegy, en una tesis publicada en la coleccion Theologie historique, dirigida por el P.
Danielou, sostiene que este Concilio ha modificado todos los dominios, de la vida religiosa,
excepto la organizacion eclesiastica del poder, y que el Vaticano II no es solamente una
revolucion sino una revolucion incompleta (Lautorite dans le catholicisme contemporain,
Pars 1975, pp 15- 17).
5.5. Caracteres del post Concilio. La universalidad del cambio 87
sia no subsiste mas que en los accidentes de la Iglesia, y que una sustancia
inexpresada, es decir, sin accidentes, es una sustancia nula (un no-ser).
Por otra parte, toda la existencia historica de un individuo se resume
en sus actos intelectivos y volitivos: ahora bien, que son intelecciones y
voliciones sino realidades accidentales que accidunt, vienen y van, aparecen y
desaparecen? Y sin embargo el destino moral de salvacion o de condenacion
depende precisamente de ellas.
Por consiguiente, toda la vida historica de la Iglesia es su vida en sus acci-
dentes y contingencias. Como no reconocerlos como relevantes y, si se piensa,
como sustancialmente relevantes? Y los cambios que ocurren en las formas
contingentes no son cambios, accidentales e historicos, de la inmutable es-
encia de la Iglesia? Y all donde todos los accidentes cambiasen, como po-
dramos reconocer que no ha cambiado la sustancia misma de la Iglesia?
Que queda de la persona humana cuando todo su revestimiento contin-
gente e historico resulta cambiado? Que queda de Socrates sin el extasis de
Potidea, sin los coloquios del agora, sin el Senado de los Quinientos y sin la
cicuta? Que queda de Campanella sin las cinco torturas, sin la conspiracion
de Calabria, sin las traiciones y los sufrimientos? Que queda de Napoleon sin
el Consulado, sin Austerlitz y Waterloo? Y sin embargo todas estas cosas son
accidentales en el hombre. Los Platonicos, que aslan la esencia de la historia,
la reencontraran en el hiperuranio. Pero nosotros, donde la encontraremos?
13
Sobre esta doctrina, aparte de la Summa theol, I, II, q. 114, a. I, 2 v 4, ver tambien
Rosmini, Antropologa soprannaturale lib. I, cap. IV, a. 2 (ed. nac., vol. XXVII, p.44) y
Santo Tomas de Aquino. Comm. in Epist. II ad Cor. V, 17, lect. IV.
5.7. Imposibilidad de variacion radical en la Iglesia 91
16
ANTONIO ROSMINI Risposta ad agostino Theiner, parte I Cap 2 ed. nac. vol, XLII,
p.12.
17
Ed. nac., vol. I, Roma 1955, p. 188.
94 5. El post Concilio
que ya no tiene sentido en una Iglesia proyectada hacia el futuro y para la cual
la destruccion de sus antecedentes aparece como condicion de su renacimien-
to. Ya haba habido sntomas en el Concilio de una cierta pusilanimidad en
la defensa del pasado de la Iglesia, vicio opuesto a la constantia pagana y a
la fortaleza cristiana; pero el sndrome se desarrollo despues rapidamente. No
entro en la historiografa de los innovadores sobre Lutero, las Cruzadas, la
Inquisicion, o San Francisco. Los grandes Santos del catolicismo son reduci-
dos a ser precursores de la novedad o a no ser nada. Pero me detendre en la
denigracion de la Iglesia y en las alabanzas a quienes estan fuera de ella.
La denigracion de la Iglesia es un lugar comun en los discursos del clero
postconciliar. Por circiterismo mental, combinado con acomodacion a las
opiniones del siglo, se olvida que el deber de la verdad no solo se debe cumplir
con el adversario, sino tambien con uno mismo; y que no es necesario ser in-
justo con uno mismo para ser justo con los demas.
El obispo frances mons. Ancel atribuye a las deficiencias de la Iglesia los
errores del mundo, porque a los problemas reales nosotros no suministramos
mas que respuestas insuficientes 22 .
Ante todo hara falta precisar a quien se refiere el pronombre nosotros: a
nosotros, los catolicos? a nosotros, la Iglesia? a nosotros, los pastores? En
segundo lugar, para el pensamiento catolico es falso que los errores nazcan
por defecto de soluciones satisfactorias, porque coexisten siempre con los
problemas y las soluciones verdaderas (que la Iglesia, en lo que se refiere a las
cosas esenciales al destino moral del hombre, posee y ensena perpetuamente).
Y resulta extrano que quienes dicen ser necesario el error para la busque-
da de la verdad digan despues bustrofedonicamente que la busqueda de la
verdad se ve impedida por el error. El error tiene ademas una responsabilidad
autonoma que no se debe atribuir a quien no esta en el error.
Pierre Pierrard repudia toda la polemica sostenida por los catolicos en
el siglo XIX contra el anticlericalismo; escribe directamente que el lema Le
clericalisme, voila lennemi (entonces considerado infernal) lo hacen hoy suyo
los sacerdotes, considerando aquel pasado de la Iglesia como una negacion
del Evangelio 23 .
El franciscano Nazzareno Fabretti (Gazzetta del popolo, 23 de enero de
1970), hablando con muchos circiterismos teologicos sobre el celibato ecle-
siastico, carga con una acusacion criminal a toda la historia de la Iglesia:
escribe que la virginidad, el celibato y los sacrificios de la carne, puesto que
han sido impuestos durante siglos solamente por autoridad y sin ninguna otra
persuasion y posibilidad objetiva de eleccion a millones de seminaristas y de
22
Pastor BOEGNER, Lexigence oecumenique, Pars 1968, p. 291.
23
Le pretre aujourdhui, Pars 1968.
5.10. Crtica de la denigracion de la Iglesia 97
27
Que mas haba de hacer yo por mi vina que no lo hiciera?
28
Has sido pesado en la balanza y hallado falto de peso.
29
El primer verbo significa ((proponer)), el segundo ((imponer)).
5.11. Falsa retrospectiva sobre la Iglesia de los primeros tiempos 99
32
(creo que erroneamente, porque como ensena San Agustn es el mundo, y
no la Iglesia, el que contiene a las dos ciudades). Tampoco con esto defende-
mos la imposibilidad de distinguir una epoca de otra: junto al nolite iudicare
(no juzgueis) (Luc. 6, 37) se lee nolite iudicare secundum faciem, sed iustum
iudicium iudicare (Juan 7, 24) 33 . Tanto las acciones de los individuos como
las de las generaciones son materia para tan difcil juicio. Y el juicio tiene
por criterio lo inmovil de religion, a la que se conforma en grados distintos
la volubilidad de los hombres. Tampoco en esto el juicio historico sobre la
religion difiere, por ejemplo, del juicio estetico.
As como las obras de arte se comparan con su modelo, y en cuanto que
confrontadas con el modelo al que tienden (lo atestigua el trabajo del artista,
que sabe cuando se acerca al ideal y cuando no) pueden tambien cotejarse
entre s, as tambien las diversas epocas del cristianismo son parangonables
conforme al principio de la religion; y calibradas de este modo son tambien
comparables una con otra.
Un perodo de crisis de la Iglesia es aquel en el que su alejamiento del
principio llega hasta hacerla peligrar. Pero no tomaremos como medida de un
momento historico otro momento historico arbitrariamente privilegiado: no
juzgaremos, por ejemplo, el estado actual de la Iglesia confrontandolo con la
Iglesia medieval, sino que compararemos todos ellos con su principio comun
suprahistorico e inmutable (como corresponde a la inmutabilidad divina).
32
PL., 195, 1062.
33
No juzgueis segun las apariencias, sino que vuestro juicio sea justo.
Captulo 6
101
102 6. La Iglesia postconciliar. Pablo VI
5
Aqu se debera entrar en el problema referido al arcano mas inquietante de Pedro:
puede como Papa sentenciar contra sus propias convicciones? En que consiste esta dua-
lidad de personas? Y cual es el papel del confesor del Papa, que es juez de su conciencia?
110 6. La Iglesia postconciliar. Pablo VI
7
Este eufemismo es habitual en los prelados cuando hablan de la Humanae Vitae, y por
ejemplo lo mantiene mons. MARTINI, arzobispo de Milan, en su rueda de prensa durante
el Snodo de obispos de 1980. Ver Il Giornale nuovo, 17 de octubre de 1980.
8
En el coloquio organizado por la Ecole francaise de Roma sobre Pablo VI y la moder-
nidad de la Iglesia, JEAN-LUC POUTHIER sostiene en su ponencia sobre la Humanae
Vitae que despues de haber sido presentada y comentada en terminos inadecuados, Hu-
manae Vitae ha sido totalmente olvidada, de modo que parece llegado el momento de
retomar un documento que en muchos pasajes aparece hoy como extraordinario (OR, 5 de
junio de 1983).
9
El p. HARING llego en su campana al punto de combatir como inmoral el metodo de
la continencia periodica recomendada por el Pontfice. Ver la refutacion en OR del 6 de
agosto de 1977.
6.7. El cisma holandes 113
los informes sobre ciertos proyectos admitidos por el episcopado como base
de discusion, as como ciertas afirmaciones doctrinales que figuran en ellos,
le dejan perplejo y le parece que merecen serias reservas.
El Papa expresa despues fundadas reservas sobre el criterio de represen-
tatividad de los catolicos holandeses en esa asamblea plenaria. Esta profun-
damente impresionado porque el Vaticano II es rarsimamente citado y los
pensamientos y proyectos de la asamblea holandesa no parecen armonizarse
en modo alguno con los actos conciliares y papales. En particular, la mision de
la Iglesia se presenta como puramente terrena, el ministerio sacerdotal como
un oficio conferido por la comunidad, el sacerdocio es disociado del celibato
y atribuido a las mujeres, y no se habla del Papa mas que para minimizar su
funcion y los poderes que le han sido confiados por Cristo.
Ante tal denuncia de errores que alcanzan a veces a la esencia de la
Iglesia (como la negacion del sacerdocio sacramental y del primado de Pedro)
el Papa pone como conclusion en el original frances estas palabras: Nuestra
responsabilidad de Pastor de la Iglesia universal Nos obliga a preguntaros con
toda franqueza: que pensais que Nos podramos hacer para ayudaros, para
reforzar vuestra autoridad, para que podais superar la actuales dificultades de
la Iglesia en Holanda? Es evidente que la denuncia anterior del Papa sobre
el ataque de los holandeses a artculos esenciales del sistema catolico (con
consentimiento o connivencia de los obispos) exiga que los obispos fuesen
invitados a reafirmar la fe de la Iglesia sobre aquellos puntos.
Pero en vez de exigir esa reafirmacion Pablo VI ofrece a los obispos holan-
deses sus servicios para ayudarles y reforzar su autoridad, cuando realmente
la que estaba siendo desconocida era la de el, no la de ellos; para ayudarles
(dice) a superar las dificultades de la Iglesia de Holanda, cuando se trata de
dificultades de la Iglesia universal.
Las palabras con las que el Papa se dirigio al card. Alfrink seran mas
apropiadas si estuviesen dirigidas a un adversario del cisma. De modo pecu-
liar suenan tambien aquellas con que se conforta a s mismo considerandose
reforzado por el apoyo de muchos hermanos en el episcopado. Es duro para
el Papa no poder decir todos, y deberse apoyar solamente sobre el mayor
numero, que no constituye un principio en ningun orden de valores morales.
La debilidad de la actitud de Pablo VI se hace patente tambien a poste-
riori; refiriendose el card. Alfrink a los principales puntos censurados por el
Pontfice, aun declaraba al Corriere della sera (el 30 de enero, despues del
envo de la carta del Papa) que la cuestion no deba ser resuelta por una
autoridad central, sino segun el principio de la colegialidad, es decir, por el
colegio episcopal del mundo entero, cuya cabeza es el Papa. Olvidaba el prela-
do que el colegio es consultivo, y que incluso as limitada, su autoridad viene
del Papa.
6.8. La desistencia de la autoridad. Una confidencia de Pablo VI 115
Afirmando despues que un cisma solo puede existir en materia de fe, caa
en un error formal al confundir cisma con hereja: cisma es la separacion de la
disciplina y el rechazo de la autoridad; Santo Tomas la trata como un pecado
contra la caridad, mientras que la hereja lo es contra la fe (Summa theol.
11, 11, qq. 11 y 39).
sino para que yo sufra algo por la Iglesia, y aparezca claro que es El, y no
otros, quien la gua y la salva. La confesion es notable 11 , porque tanto
desde un punto de vista historico como teologico excede toda expectativa que
Pedro, encargado por Cristo de conducir la nave de la Iglesia (gobernar es,
en efecto, una derivacion del nautico pilotar), parezca renuente a tal servicio
y se refugie en el deseo de padecer por la Iglesia.
El Papado supone un servicio de operacion y de gobierno. El acto de
gobernar es extrano a la ndole y a la vocacion de Montini; no encuentra
en su propia interioridad el modo de unir su alma con su propio destino:
peregrinum est opus eius ab eo (Pues Yahve se levantara como en el monte
Perasim, y como en el valle de Gabaon se irritara, para cumplir su obra, su
obra extraordinaria, para ejecutar su trabajo, su trabajo asombroso) (Is. 28,
21).
Al dejar prevalecer las propensiones de su caracter sobre las prescripciones
del oficio de Papa, parece reconocer un mayor ejercicio de humildad en pade-
cer que en obrar por oficio. No se si hay fundamento para tal pensamiento:
es cierto que proponerse padecer por la Iglesia sea mayor humildad que
aceptar actuar por la Iglesia?
Al haber considerado el Papa su funcion como la de quien da reglas di-
rectivas pero no ordena con reglas preceptivas, se produce despues en el la
persuasion de que en el cumplimiento del deber directivo se consuma la mision
de Pedro. Esto aparece claramente en la carta al arzobispo Lefebvre (OR, 2
de diciembre de 1975). En ella, una vez reconocida la grave condicion de la
Iglesia (dolorida por la cada de la fe, por las desviaciones dogmaticas y por
el rechazo de la dependencia jerarquica), el Papa reconoce igualmente que
le compete mas que a nadie concretar y corregir las desviaciones, y pronto
proclama no haber cesado jamas de elevar la voz rechazando tales desen-
frenados y excesivos sistemas teoricos y practicos. Y finalmente protesta:
Re quidem vera nihil unquam nec ullo modo omisimus quin sollicitudinem
Nostram servandae in Ecclesia fidelitatis erga veri nominis Traditionem tes-
tificaremur 12 .
Ahora bien: entre las partes integrantes del supremo oficio se enumeraron
siempre los actos de gobierno (es decir, de potestad jurdica y coercitiva),
sin los cuales la ensenanza misma de las verdades de fe se queda en pura
enunciacion teorica y academica. Para mantener la verdad son necesarias
dos cosas. Primera: apartar al error de su emplazamiento doctrinal, lo que
se hace refutando los argumentos del error y demostrando que no son con-
11
Una concepcion diametralmente opuesta fue la de Juan XXIII, que en el lecho de
muerte deca a su medico: Un Papa muere de noche, porque de da gobierna la Iglesia.
12
En realidad, nunca ni de ninguna manera Nos hemos dejado de manifestar Nuestra
solicitud por la conservacion en la Iglesia de la autentica Tradicion
6.8. La desistencia de la autoridad. Una confidencia de Pablo VI 117
do a aquellos sobre los que se ejercita, ello no le quita ese elemento de de-
sigualdad que la constituye y por la cual quien manda (en cuanto tal) es mas
que quien esta bajo sus ordenes. Es imposible colocar autoridad y obediencia
en un sistema de perfecta igualdad.
Hasta el vocablo mismo de autoridad (que proviene de augere, aumentar)
indica que en la autoridad hay un elemento que acrecienta la fuerza de la
persona revestida de ella hasta mas alla de su valor personal: es decir, remite
a una relacion trascendente siempre reconocida en la filosofa catolica.
Por que jamas corrige y excomulga a esos no pocos obispos, como Mons.
Gerety, que se desvan de la recta doctrina y extienden su ala protectora
sobre los corruptores de la fe? Con manifiestos signos de angustia el Car.
Oddi responda que tambien los obispos son hombres de la madera de Adan,
y que no crea que realmente pretendiesen oponerse a las verdades de fe.
La Iglesia, declaraba, ya no inflige penas, sino que espera poder per-
suadir a quienes yerran. Y ha elegido esa conducta tal vez porque no tiene un
conocimiento exacto de las distintas situaciones de error, o tal vez porque no
considera oportuno proceder con medidas energicas, o tal vez tambien porque
no quiere suscitar un escandalo aun mas grande en torno a la desobediencia.
La Iglesia considera que es mejor tolerar ciertos errores, en la esperanza de
que superadas ciertas dificultades el prevaricador abjure del error y retorne
a la Iglesia 18 .
Se confiesa as la breviatio manus mencionada en 6.8-6.10, profesando
la novedad anunciada en el discurso inaugural del Concilio (4.1-4.3): el
error contiene en s mismo el principio de su propia enmienda, y no hace
falta ayudarle a llegar a ella; basta dejarlo desenvolverse para que se cure
por s mismo. Se consideran coincidentes las ideas de caridad y tolerancia, se
hace prevalecer la va de la indulgencia sobre la severidad, se descuida el bien
de la comunidad eclesial por respeto a un abuso de la libertad del individuo,
y se pierden el sensus logicus y la virtud de fortaleza propios de la Iglesia. La
Iglesia debera mas bien preservar y defender la verdad con todos los medios
de una sociedad perfecta.
remite la conciencia de los fieles a los principios universales para que hagan
por s mismos la aplicacion particular.
En cuanto a escribir libros, la Iglesia del postconcilio no quiso llegar hasta
la aceptacion de esa libertad y se reservo todava el derecho de juzgar, en
consideracion al bien comun, la ortodoxia de los escritos. Ademas del deber
de ensenar ntegra y pura la doctrina, tiene tambien el de preservar del error
a los miembros de la sociedad eclesial. Ese segundo deber fue altamente
proclamado en el discurso inaugural (ver 4.3), pero identificandose con el
primero: basta que la Iglesia ensene para que el cristiano se preserve por si
mismo del error, al ser considerado capaz de dirigirse con su recto parecer.
En la institucion originaria de Pablo III en 1542, el fin de la Congregacion
era combatir las herejas y consiguientemente reprimir los delitos contra la
fe. Ahora, a Pablo VI le parece mejor que la defensa de la Fe tenga lugar
a traves del compromiso de promover la doctrina mediante lo cual, a la vez
que se corrigen los errores y los que yerran son dulcemente llamados a una
mejor consideracion, quienes predican el Evangelio reciben nuevas fuerzas.
Como en el discurso inaugural, el metodo del amor se apoya sobre un doble
supuesto
Primero: que el error llega por si mismo a la verdad con tal que se le deje
evolucionar.
Segundo, que el hombre, sea por su constitucion natural, sea por el grado
de civilizacion en que se encuentra, esta en tal estado de madurez que los
fieles siguen mas plenamente y con mayor amor el camino de la Iglesia si les
es demostrada la materia de Fe y la naturaleza de las costumbres.
conjeturas razonables que estos admiten, se encontrara con las manos atadas.
Por tanto, concluyendo, pasa del plano historico en el cual la Iglesia resulta
sufriente y declinante, al plano de fe donde el animo del creyente se sostiene
en el divino non praevalebunt (no prevaleceran) (Mat. 16, 18). Este paso al
discurso de fe es frecuente en la apologetica postconciliar. Pero es dudoso
que sea realmente un cambio de plano. El diagnostico que ha concretado el
mal radical del mundo en el alejamiento de Dios, en la desacralizacion y en
la total Diesseitigkeit, es ya un discurso de fe. Solamente la fe entiende como
ruina lo que parece perfeccionamiento y progreso del genero humano a quien
carece de ella.
historia.
Dice todava el Papa que los frutos de la reforma liturgica aparecen ahora
en todo su esplendor; pero pocas semanas antes la catedral de Reims sufra
tal profanacion (con conocimiento del obispo) que se pidio su reconsagracion,
y mientras tanto en Francia se multiplicaban desmesuradamente las liturgias
arbitrarias, pululaban a centenares (con desprecio de las normas romanas) los
canones ilegtimos, y la Missa cum pueris excitaba las mas vivas protestas del
mundo catolico. En fin, con una generalidad de pronunciamiento que apenas
sera propia de siglos de verdadera unidad espiritual, el Papa declaraba que
las ensenanzas del Concilio han entrado en la vida diaria, se han convertido
en sustancia que corrobora el pensamiento y la practica cristiana. La afirma-
cion es valida si el Papa entiende por vida cristiana esos pequenos crculos
a los que ha quedado reducida al retirarse del gran cuerpo social (segun su
antiguo vaticinio: 3.8), y as debe ser 29 . Pero si el diagnostico del Papa
concierne al mundo entero y a la Iglesia hodierna, entonces se oponen de-
masiado a aquellas palabras la degradacion de costumbres, la violencia civil
que convierte en selvas las ciudades 30 , la constitucionalizacion del atesmo
(fenomeno novsimo en la historia humana), el cnico desprecio del derecho
de las naciones, el divorcio, el aborto y la eutanasia. Hay en este discurso un
velo de falta de discernimiento que cubre la realidad historica y a veces la
invierte, considerando como simples sombras el fondo negro del cuadro. Esta
vision monocolor de la situacion es retomada por el diario de la Santa Sede,
que no pudiendo cerrar los ojos recurre a la distincion entre la buena salud
de fondo y los fenomenos visibles (OR, 24 de diciembre de 1976); si as fuese,
el diagnostico del estado de la Iglesia sera funcion de un juicio esoterico del
cual es incapaz el sentido comun de la Iglesia y del mundo. Ahora bien, aun
siendo verdad que el substrato de la Iglesia es un principio invisible que lleva
a cabo en el fondo de la conciencia acciones de por s invisibles, es cierto
tambien que perteneciendo ese algo invisible a la historia, se manifiesta en el
orden de los hechos. En cuanto que la Iglesia esta en el mundo, forma parte
del orden de lo visible: es como el reino de Francia, deca Bellarmino.
No dire de la Iglesia contemporanea lo que del decadente mundo romano
29
No es valida, sin embargo, para la ciudad de Roma, sede de Pedro, donde segun las
estadsticas del OR de 19 de noviembre de 1970, el 80 % se declara catolico, pero el 50 %
de estos no cree en el paraso ni en el infierno. Tampoco es valido a la luz de los hechos
posteriores, ya que en mayo de 1981 solo el 22 % de los romanos se pronuncio contra el
aborto.
30
A tal punto que no ya en tiempos de Pablo VI, sino en 1984, algunos pases celebraban
el da del odio, que viene a unirse al da de la madre, al da del enfermo, al da de las flores,
y a todas esas fiestas laicas que van sustituyendo a las fiestas religiosas de la liturgia.
6.21. Intermitente irrealismo de Pablo VI 143
31
Se llama vida a corromper y corromperse
144 6. La Iglesia postconciliar. Pablo VI
Captulo 7
145
146 7. La crisis del sacerdocio
y promocion en el mundo.
los innovadores, el sacerdote tiene una funcion especial, como la tiene todo
cristiano en la diversificada comunidad de la Iglesia.
9
Inequvoca y ostensible es la posicion de Mons. RIOBE, obispo de Orleans, que en una
declaracion de la Conferencia episcopal francesa publicada en Le Monde de 11 de noviembre
de 1972, propone la institucion de laicos que ejerciten por encargo de la comunidad y
con el consentimiento del obispo, aunque solo temporalmente, las funciones del sacerdote
ordenado
10
Pretres des temes nouveaux, traducido del holandes por Denise Moeyskens, Tournai
1969 (edicion original en Ed. Casterman, Amsterdam 1969). Los pasajes citados estan en
las pp. 64 y 43. La tesis que sostiene es la del P. SCHILLEBEECKX.
154 7. La crisis del sacerdocio
notorio para todos que hasta las expresiones populares en lengua vernacula lo
atestiguan: distinguen al hombre-sacerdote de su sacerdocio, y evitan ofender
al sacerdote incluso cuando quieren ofender al hombre, sabiendo diferenciar
al hombre de su habito (tomado como signo del sacerdocio) y de lo que el
administra: lo sagrado.
En segundo lugar, la separacion del clero respecto al mundo en el sentido
lamentado por los innovadores no encuentra ningun apoyo en la historia.
Tanto el clero llamado secular como el regular estan separados del mundo,
pero en el mundo. Y para probar victoriosamente que aquella separacion del
mundo no convierte al clero en algo extrano a este, basta el hecho de que
el mismo clero regular (el mas separado del siglo: el hombre del claustro) es
quien mas potentemente difundio no solo la influencia religiosa, sino tambien
la influencia civil en el mundo.
Informo la civilizacion durante siglos; o mas bien la hizo nacer, habiendo
originado en su seno las formas de la cultura y de la vida civil, desde la
agricultura a la poesa, desde la arquitectura a la filosofa, desde la musica a
la teologa.
Retomando una imagen de la que suele abusarse y colocandola en su
significado legtimo, diremos que el clero es el fermento que hace germinar la
pasta, pero sin convertirse en ella. Tambien, segun los qumicos, los enzimas
contienen un principio antagonista de la sustancia que hacen fermentar.
156 7. La crisis del sacerdocio
Captulo 8
La Iglesia y la juventud
157
158 8. La Iglesia y la juventud
El hombre no debe realizarse (como se suele decir), sino realizar los valores
para los cuales ha sido creado y que exigen su transformacion. Y es curioso
que mientras la teologa postconciliar frecuenta la palabra metanoia, que
quiere decir transformacion de la mente, haga luego tanto hincapie en la
realizacion de s mismo. Seguir la pendiente es suave; castigar al propio Yo
para modelarlo es aspero. Tal aspereza fue reconocida en la filosofa, en la
poesa gnomica, en la poltica, en el mito. Todo bien se adquiere o se conquista
a precio de fatiga. Los dioses, dice el sabio griego, han interpuesto el sudor
entre nosotros y la virtud, y afirma Horacio: multa tulit fecitque puer, sudavit
et alsit (Ars poet. 413). Que la vida humana es combate y fatiga era un lugar
comun de la educacion antigua y se convirtio en smbolo de ello la letra
epsilon, no la de dos brazos igualmente inclinados, sino la pitagorica con un
brazo recto y otro doblado. La antiguedad formo sobre ella la divulgadsima
fabula de Hercules en la encrucijada.
Hoy se le presenta la vida a los jovenes, de un modo no realista, como
alegra, sustituyendo la alegra de la esperanza que serena el animo in via por
la alegra plena que lo apaga solamente in termino. Se niega o disimula la
dureza del humano vivir, descrita en tiempos como valle de lagrimas en las
oraciones mas frecuentadas. Y pues con ese cambio se presenta la felicidad
como el estado propio del hombre, constituyendo as algo que le es debido,
el ideal consiste en preparar a los jovenes una senda libre de todo obstaculo
y desgarro (Purg., XXXIII, 42).
Por eso a los jovenes les parece una injusticia cualquier obstaculo que
deban salvar, y no consideran las barreras como una prueba, sino como un
escandalo. Los adultos han abandonado el ejercicio de la autoridad para
de este modo agradarles, porque creen que no podran ser amados si no se
comportan con suavidad y no les conceden sus caprichos. A ellos va dirigida la
admonicion del Profeta: Vae quae consuunt pulvillos sub omni cubito manus
et faciunt cervicalia sub capite universae aetatis ad capiendas animas (Ez.
13, 18) 2 .
identica para todas las edades de la vida. Tambien aqu el espritu de vertigo
impulsa al dependiente hacia la independencia y a lo insuficiente hacia la
autosuficiencia.
164 8. La Iglesia y la juventud
Captulo 9
La Iglesia y la mujer
165
166 9. La Iglesia y la mujer
de la mujer
La igualacion de la mujer al hombre (introducida hasta en la Trinidad)
es menos aceptable que la superioridad afirmada por los jacobinos; estos la
deducan del relato del Genesis, donde la mujer es creada despues del hombre
por ser una criatura mas perfecta que supone un grado de actividad creativa
mas avanzado 8 .
Pero todo feminismo choca contra el orden natural, el cual diferencia los
dos generos y no los subordina unilateralmente, sino recprocamente. Esta
distincion armonica no es (como algunos biologos se atreven a sostener) un
efecto puramente social que desaparecera o se invertira al desaparecer o in-
vertirse las tendencias sociales. Sin esa diferenciacion, la naturaleza no estara
completa, porque ha sido arquetpicamente ideada en dicha dualidad.
El sentido de la soledad de Adan es el sentido profundo del propio ser
(que apela a la totalidad). No voy a internarme en el aspecto metafsico de la
dualidad sexual (dualidad ordenada a la unidad) ni necesito evocar el mito del
androgino, intuicion de la union conyugal. Me bastara recordar que al estar
los sexos coordinados uno con otro, esa subordinacion innegablemente natural
en el acto conyugal 9 no supone que la identidad en el fin (la procreacion o
la donacion personal, da igual ahora) suponga entre los dos una igualdad
absoluta.
Del mismo modo, esa subordinacion no supone que las funciones natu-
ralmente diferenciadas de los dos respecto a las consecuencias y al efecto de
tal acto unitivo sean moral y socialmente de igual valor. La doctrina de la
inferioridad de la mujer como masculus occasionatus (macho castrado) no es
doctrina catolica, pero s lo es la coordinacion de los dos desiguales en una
unidad igualadora.
Y en la unidad de los desiguales, son innegables tanto la subordinacion
fisiologica de la mujer, como su prioridad psicologica en el sentido inverso del
orden de la atraccion, pues el polen de la seduccion no lo liba el hombre sino
la mujer, y si el hombre es activo en el congressus conyugal lo es despues de
ser subyugado por la solicitacion en la fase de aggressus.
Por esta reciprocidad de subordinaciones pierde todo sentido la antigua
controversia (frecuente en la literatura) en torno a la mayor fuerza amatoria
de uno u otro sexo, y se convierten en puras anecdotas el caso de Mesalina,
8
Giacobini italiani, Bari 1964, vol. 11, P. 459, La causa delle donne (anonimo).
9
Que en el acto unitivo el hombre es principio activo y la mujer pasivo me parece una
verdad reconocida desde los antiguos y no desconocible por los modernos: el fiasco en
la experiencia erotica existe solo del lado del hombre, porque solo el hombre tiene parte
activa en la consumacion carnal. Ver STENDHAL, De lamour, Pars, s.a., en el captulo
dedicado al Fiasco. En OVIDIO, Amorum III, VII, se encuentra la descripcion clasica del
fenomeno.
9.5. La subordinacion de la mujer en la tradicion catolica 173
Este supuesto es profesado desde las primeras paginas y ademas su tratamiento esta embe-
bido de freudismo, marxismo e historicismo. Se cita a autores heterodoxos, se olvida toda
la tradicion catolica y se ignora a San Agustn y a Santo Tomas. Tambien el lenguaje es
extravagante a causa de circiterismos de toda clase. Ver tambien el OR de 4 mayo 1979,
donde concede que la mujer fue en el pasado universalmente maltratada. De este modo,
lo que era un lugar comun verdadero (que el cristianismo elevo a la mujer) cede ante un
lugar comun falso (que la envilecio).
15
Conviene recordar que hubo mujeres que tuvieron relevancia e influjo en la vida de
Atenas, y que Epicuro admitio a mujeres en su escuela. Pero la cosa causaba estupor,
y todava tres siglos despues CICERON, De nat. deorum I, XXXIII, 93, aludiendo a
los escritos de Leontium, discpula de Epicuro, escriba: Leontium contra Theophrastum
scribere ausa est, scito fila quidem sermone et attico, se tamen .... Este hecho no impide
178 9. La Iglesia y la mujer
la generalizada abyeccion de la mujer en las sociedades paganas, denunciada por todos los
Padres.
16
Al igual que los hombres, en los monasterios las abadesas ejercan una jurisdiccion casi
episcopal: la totalidad del legtimo gobierno espiritual y temporal en el propio territorio.
Ver la importante obra de ADRIANA VALERIO, La questione femminile nei secoli X-XII,
Napoles 1983.
9.8. La decadencia de las costumbres 179
En cuanto a la frecuencia, nadie niega que el impudor este hoy mas exten-
dido que en el pasado, cuando los excesos eran fenomenos de capas restringi-
das y, cosa aun mas importante, se procuraba esconderlos sin osar ostentarlos.
Hoy se han convertido en el rostro de nuestras ciudades. Se puede decir que
el pudor fue la caracterstica general de los siglos pasados, mientras el impu-
dor lo es del nuestro; y basta recorrer los tratados de amor, los libros para
la educacion de mujeres, las disposiciones civiles y canonicas y las Praxeis
confessariorum (fuentes primarias en este campo) para tener certeza de ello.
Por el contrario, hoy las intimidades carecen del antiguo velo purpureo
del pudor y son propaladas, ostentadas y comunicadas hasta en las portadas
de los periodicos de los que se alimenta la gente. Los espectaculos (sobre
todo el cine) tienen como tema de eleccion las cosas del sexo, y la estetica,
que les da un apoyo teorico, llega a establecer que la prevaricacion del lmite
moral es una condicion del arte. De aqu se sigue una progresion puramente
mecanica e in infinitum de la obscenidad: de la simple fornicacion al adulterio,
del adulterio a la sodoma, de la sodoma al incesto, del incesto al incesto
sodomtico, a la bestialidad, a la cropofagia, etc.
El hecho comprobado del coito publico, para encontrar el cual hay que re-
montarse hasta los Cnicos y que San Agustn juzgaba imposible incluso por
razones fisiologicas, es quiza la prueba suprema de la realidad de la lujuria
contemporanea; a no ser que se vea superada por las muestras internacionales
de objetos eroticos, como aquella famosa de Copenhague en 1969, y la mues-
tra internacional de arte pornografico inaugurada en 1969 en Hamburgo por
el ministro de Cultura.
Somatolatra y penitencia
187
188 10. Somatolatra y penitencia
6
Hasta que punto ha avanzado despues de ese discurso la mentalidad somatolarrica, se
ve en el hecho de que hoy parece que los invalidos quedan injustamente privados de su
perfeccion de personas si no practican deportes.
10.3. El deporte como incentivo de fraternidad 191
de odios nacionales y civiles por obra del deporte: la guerra mantenida du-
rante varias semanas entre San Salvador y Honduras (con decenas de muertos
y centenares de exiliados) por culpa de un partido de futbol (RI, 1969, p.
659).
No obstante, el Card. DellAcqua, vicario del Papa para la Urbe, exaltaba
el deporte en OR del 20 de febrero de 1965 y con mediocre argucia vea en
la palabra sport un acronimo de Salud, Paz, Orden, Religion y Tenacidad.
El documento mas relevante del apoyo de la Iglesia al espritu soma-
tolatrico del siglo es el discurso de Pablo VI para las XX Olimpiadas de
Munich, tragicamente contradicho despues por los atroces acontecimientos
que enlutecieron aquellos juegos.
El discurso comienza con una doxologa de la juventud sana, fuerte, agil y
bella, resucitada de la antigua forma del humanismo clasico, insuperable por
su elegancia y por su energa; juventud ebria de su propio juego en el disfrute
de una actividad que es fin en s misma, liberado de las mezquinas y utilitarias
leyes del trabajo cotidiano, leal y alegre en las mas diversas competiciones que
pretenden producir, y no ofender, a la amistad. El Papa pasa despues a la
habitual celebracion de la juventud como imagen y esperanza de un mundo
nuevo e ideal en el cual el sentimiento de la fraternidad y del orden nos revela
finalmente la paz. Y proclama felices a los jovenes porque estan en un camino
ascendente. En este punto el Papa no puede abrogar ni derogar la doctrina
catolica, y as concluye que el deporte debe ser un impulso hacia la plenitud
del hombre y tender a superarse para alcanzar los niveles trascendentes de esa
misma naturaleza humana, a la cual ha conferido no una perfeccion estatica,
sino dirigida hacia la perfeccion total. La alocucion terminaba con una cita
del ciclista Eddy Merckx.
Esta doxologa del deporte esta en armona con la declaracion de Avery
Brundage, presidente del Comite olmpico internacional, que explicita el sen-
tido teologico y parateologico de la alocucion de Pablo VI. Desaparecida en
virtud de los hechos la debil reserva del Papa sobre el caracter no ultimo
del ideal deportivo, la actividad deportiva puede muy bien simular una axio-
loga religiosa o casi religiosa. El olimpismo, dice por tanto lord Brundage,
es la mas amplia religion de nuestro tiempo, una religion que lleva consigo
el nucleo de todas las demas (OR, 27 de julio de 1972).
Analizando la alocucion papal se encuentra en ella que de las cuatro cuali-
dades con las que el Pontfice adorna a la juventud, ninguna (y menos que
ninguna la belleza) expresa un valor moral: o lo que es lo mismo, una virtud.
En segundo lugar, no puede ser objeto de satisfaccion que la juventud parezca
ebria de su propio juego, porque la religion excluye toda desmesura y toda
ebriedad (salvo la sobria ebriedad del Espritu Santo). Y ese rebajamiento del
trabajo (encadenado al parecer a las leyes utilitarias) parece olvidar que el
10.4. La somatolatra en los hechos 193
de la mente, y solo para que no las estorbe. Esta mortificacion puede tener
lugar sin ninguna intervencion de motivos religiosos.
Las obras penitenciales en el catolicismo expresan ademas y principal-
mente el dolor, por la culpa. Este dolor (acto imperado por la voluntad) con-
stituye la penitencia como virtud interior; pero a causa del lazo antropologico
merced al cual nada se mueve en el hombre interior que no se mueva en el
exterior, la penitencia exterior es necesaria a la penitencia interior, o mas
bien es la misma penitencia interior en cuanto acto humano.
A este respecto el ayuno es una parte primaria de la penitencia, y conviene
senalar que cuando Cristo habla del facere iustitiam ejemplifica las obras de
la justicia en tres soles: la limosna, la oracion y el ayuno; como explica San
Agustn, la benevolencia y la beneficencia in universale, la aspiracion a Dios
in universale, y la represion de la concupiscencia in universale 12 .
En el discurso del Miercoles de Ceniza de 1967 en Santa Sabina, Pablo
VI recalco la ensenanza de la Iglesia de que la penitencia es necesaria para
la metanoia (por estar corrompida la naturaleza) y para la reparacion de los
pecados. Pero el ayuno no es solamente un perfeccionamiento de la virtud
natural de la sobriedad, algo conocido tambien por los Gentiles, sino algo
propio de la religion cristiana, que habiendo hecho al hombre consciente de
sus males profundos, le ha proporcionado los remedios. Los placeres de la
mesa (pues de esta parte de la concupiscencia se trata) se pueden ciertamente
conciliar con la sobriedad, pero la religion reconoce en ellos una tendencia
sensual que nos desva del verdadero destino, y conforme a su percepcion de
lo humano en el hombre, hostiga esa tendencia al mal antes de que el mal
haya comenzado.
que hacer y lo que no: mejor aun si no las hay. Y Diocesi di Milano (1967,
p. 130), comentando la pastoral de los obispos lombardos, asegura despues
de referirse a la abolicion de prohibiciones y prescripciones que la penitencia
es libre y por tanto mas meritoria. En esta nueva doctrina se olvidan tres
valores. Primero, hacer por obediencia a la Iglesia y en el modo prescrito
por ella lo que el deber de la penitencia impone. Segundo, realizar el acto
penitencial no solo individualmente, sino eclesialmente (como la liturgia del
Vetus ordo declaraba) y remitiendo a la Iglesia la determinacion de la forma
sustancial de ese deber. Tercero, el merito que proviene de la abdicacion de
la propia voluntad en lo referente a la modalidad de la penitencia, abdicacion
que ya es ella misma una penitencia.
Pero estos valores dependientes del sometimiento de la voluntad a las
formas y a los tiempos prescritos ya no son apreciados como en aquellos
tiempos en que se pesaban en onzas los alimentos permitidos y se esperaba
el tanido de las campanas para romper el ayuno.
De hecho, la Congregacion romana, ante la duda de si la obligacion grave
de observar los das penitenciales se refera a los das aislados o a su conjunto,
respondio que a esto ultimo (OR, 9 marzo 1967). Esta respuesta abandona
a la libertad de los creyentes el tiempo y la modalidad de la mortificacion
corporal, y hace movil el caracter sagrado que pareca asignado al miercoles
de Ceniza y al Viernes Santo en la Semana Santa.
En fin, la convertibilidad de la abstinencia en obras de misericordia,
con perjuicio del concepto de penitencia, ha sido fijada en instituciones
como la del Sacrificio cuaresmal, obligacion monetaria que se hace equiva-
lente a la mortificacion corporal. Tal sacrificio de dinero, sustituto del ayuno
(considerado inadecuado a los tiempos), no es sin embargo mas conforme a
los tiempos que este.
Siendo la sociedad cristiana en gran parte rica y adinerada, esa renuncia
resulta de escaso valor, aparte de que es siempre mas penoso quitarse algo
del cuerpo que de los bienes de fortuna. La confusion de lo penitencial y lo
no penitencial, considerados como una misma cosa, esta profesada explcita-
mente en el documento de 1966, que declara:, Pueden considerarse actos de
penitencia: abstenerse de alimentos particularmente apetecidos, un acto de
caridad espiritual o corporal, la lectura de un pasaje de las Sagradas Escritu-
ras, la renuncia a un espectaculo o diversion, y otros actos de mortificacion.
La lectura no es un acto de mortificacion, y las obras de caridad tampoco.
Perdido el concepto de penitencia, todo se convierte en penitencia.
Tambien en el mensaje de Juan Pablo II para la Cuaresma de 1984, la
Cuaresma consiste en obras de misericordia, pero no aparece el ayuno por
ningun lado.
Captulo 11
Movimientos religiosos y
sociales
203
204 11. Movimientos religiosos y sociales
que tena en comun con los otros. De esta forma, desaparecido el motivo de
defensa de la libertad de la Iglesia concebida segun el sistema que les opona a
los demas, los partidos catolicos han adoptado la bandera de la libertad sim-
pliciter, el cual ciertamente incluye el motivo antiguo, pero sometido ahora
al motivo prioritario y superior de la libertad simpliciter.
valores.
La formula que recoge tal equivalencia de sistemas en la inspiracion de
fondo es que hay valores comunes que son percibidos de maneras diferentes
segun el medio al que se pertenezca (n. 29).
Aqu late una negacion del sistema catolico. El documento expolia al hom-
bre de la capacidad de captar un valor en su ser propio y solamente le asigna
la posibilidad de percibirlo segun su condicion subjetiva (que aqu no es el
idiotropion de la psicologa individual, sino la idiotropion de la situacion de
clase del sujeto). Puesto que las percepciones difieren, pero el valor percibido
diferentemente es identico, los obispos pueden afirmar que dos concepciones
contradictorias son sin embargo percepciones diferentes de lo mismo. Esta
forma de subjetivismo esta deducida del analisis marxista, que considera que
la percepcion brota de la situacion social. Por tanto en el documento frances
se desconoce la diferencia entre las esencias. La religion no es para los obispos
un principio, sino una interpretacion y un lenguaje.
El Verbo cristiano ya no es principio y caput, sino una interpretacion
destinada a conciliarse con las otras interpretaciones en un quid confuso, que
unas veces parece ser la justicia y otras el amor.
Este desconocimiento del caracter esencial de la oposicion entre cristian-
ismo y marxismo aleja al documento de las ensenanzas de Po XI, que califica
al comunismo como intrnsecamente perverso.
Y por otro lado pone de manifiesto la simpata de los redactores hacia la
opcion socialista, ya que al tiempo que rechazan la perversidad esencial del co-
munismo estigmatizan como intrnsecamente perverso al sistema capitalista
(n.21): as desaparejan a los dos sistemas, que sin embargo han condenado
por igual las ensenanzas papales, desde la Rerum novarum a la Populorum
progressio.
Despues de haber encontrado falazmente al Espritu Santo y a Jesucristo
(n. 47) en el dinamismo del mundo obrero y colocado la opcion socialista
a la par con el compromiso cristiano, el documento se lanza a una nueva y
ultima confusion: sentencia que si el trabajo de los cristianos comunistas en
favor de mayores justicia, fraternidad e igualdad, alcanza ese citado fondo
comun, encuentra una forma real de contemplacion y de camino misionero
(n. 54). La praxis marxista y la lucha de clases usurpan as el lugar de la
contemplacion, que como es conocido ocupa el lugar supremo.
mas que una actitud posible y veraz: callarnos, callarnos durante largo tiem-
po, callarnos durante anos y anos, y participar en toda la vida, en todos los
combates, en toda la cultura latente de esta poblacion obrera a la que, sin
quererlo, hemos confundido tan a menudo (pp. 59-60).
El Papa condenaba despues la actitud que los Diecisiete han hecho ahora
propia: Con profundo dolor debemos lamentar el apoyo prestado por algunos
catolicos, eclesiasticos y laicos, a la tactica de la confusion. Como puede
aun no verse que ese es el objetivo de toda esa insincera agitacion escondida
bajo los nombres de ((Coloquios)) y ((Encuentros))? Que finalidad tiene, desde
nuestro punto de vista, razonar sin tener un lenguaje comun, y como es
posible encontrarse si los caminos divergen, si una de las partes rechaza e
ignora los comunes valores absolutos? (RI, 1957, p. 17).
19
El obispo de Cuernavaca, en polemica con el arzobispo de Ciudad de Mejico, ensena
que en la variedad dialectica del pensamiento marxista, se puede muy bien ser fiel a Je-
sucristo y marxista, y que la crtica marxista de la religion ha contribuido a liberar al
cristianismo de la ideologa burguesa (ICI, n. 577, p. 54, 15 de agosto de 1982).
20
Note pour le document de base preparatoire a la deuxieme Conference de CELAM,
Recife 1965.
21
Y pese a las condenas de Pablo VI y de Juan Pablo II, la teologa de la liberacion
continua siendo predicada en los pulpitos y en los medios de comunicacion de masas.
As por ejemplo, en la rubrica dominical La fede oggi, de la que es responsable la Con-
ferencia episcopal italiana y cuyo consultor teologico es Claudio Sorgi, el 29 de agosto de
1982 un sacerdote sudamericano sostuvo que el Evangelio no condena la violencia y que
la interpretacion revolucionaria del Evangelio es la unica interpretacion verdadera.
230 11. Movimientos religiosos y sociales
Captulo 12
La escuela
231
232 12. La escuela
ministerio, el de ensenar.
Como se desprende de los terminos utilizados, la escuela catolica es una
forma supererogatoria de educacion: responde a la necesidad de los per-
fectibles y de los perfectos, pero no propiamente a la del comun de los cris-
tianos, que pueden formarse sin ella. A la escuela catolica el Papa le asigna
por s misma solamente un oficio de integracion y de complementariedad re-
specto a la escuela estatal, que se supone idonea para dar a la persona un
completo desarrollo mental y moral 1 .
Ahora bien, si por el contexto debe entenderse que la sociedad moder-
na a la que hace referencia el Pontfice es la estructura pluralista, entonces
(como ya dijimos arriba) la escuela catolica tendra como justificacion de su
propio reconocimiento el pluralismo y subsistira solamente a fin de permitir
el pluralismo.
no menos relevantes que los hechos son las apreciaciones teoricas acerca de la
actual inutilidad y sinsentido de la escuela catolica. Mons. Leclercq, emeri-
to de teologa moral en la Universidad catolica de Lovaina, reconoce en las
universidades catolicas una generalizada incompatibilidad con la civilizacion
contemporanea, marcada por el pluralismo y enemiga de todo ghetto. Esta
incompatibilidad la priva de toda razon de ser. Pero el argumento de Mons.
Leclerq no es concluyente y se niega a s mismo por contradiccion. Precisa-
mente en un mundo pluralista es normal la presencia de una universidad
catolica: no se puede querer el pluralismo, es decir, la pluralidad de doc-
trinas, y rechazar esta pretendiendo que una doctrina cualquiera no pueda
entrar como elemento de la pluralidad.
El segundo argumento con el que se quita toda razon de ser a la univer-
sidad catolica en el mundo contemporaneo es que se encontrara constrenida
a aislarse, al tener como objetivo la seguridad de los espritus y por con-
siguiente la preservacion de la mente de un enfrentamiento con la oposicion
promovida por la civilizacion moderna contra el catolicismo: el metodo de la
preservacion, o como se dice con intento burlesco, de ((meter en cintura)), no
podra producir mentes abiertas y convicciones robustas. Este argumento no
tiene cabida en la filosofa catolica. Con los hechos en la mano, puede respon-
derse que la escuela catolica ha formado hombres de ese temple, o mas bien
generaciones enteras. Y desde un punto de vista axiologico, ese argumento
desconoce el valor de la seguridad, considerandola como una condicion casi
degradante y ((burguesa)). Por el contrario, la seguridades son el reflejo moral
de la certeza; y en un nivel superior, si la certeza es de fe, constituye un reflejo
moral de la salvacion. Certeza y seguridad son el rostro intelectual y el rostro
psicologico de un identico estado del hombre. Tampoco puede olvidarse que
la fe sobrenatural no sumerge al espritu en un reposo de desistencia, sino de
consistencia, en el cual no puede insinuarse la duda. Ver 18.5.
La seguridad sobre la cual se basa la ensenanza catolica no es una huda de
la lucha: el creyente debe, pro rata de su conocimiento de la fe, y por profesion
si es maestro, dar razon a cualquiera de su propia vision sobrenatural (I Pedr.
3, 15).
Y la comparacion entre las diversas opiniones es un paso necesario real-
izado por el pensamiento en la busqueda de la verdad y en su mantenimiento,
siendo ese analisis una practica universal, como inquisicion o como refutacion.
Y mas bien fue caracterstico de la Escolastica el metodo de la confrontacion;
no puede olvidarse que en la Universidad parisiense los magistri se ofrecan
a responder publica y espontaneamente a las objeciones y la curiosidad de
sus discpulos en las artes, e incluso a las de la plebecula, como se ve en esa
viva pintura de la mentalidad y del animus del siglo que son las Quaestiones
quodlibetales de Santo Tomas. El genero literario de la apologa no habra
12.4. Rechazo catolico a la escuela catolica. Mons. Leclerq 237
animo que mira a presentarse a uno mismo y a ensenarse a uno mismo; pero
el tratamiento de los actos humanos debe referirse a su esencia, y no tomar
como esencia sus contingentes imperfecciones.
E insisto en que la eliminacion de la autoridad es intrnseca a la didactica
entendida como autodidactica, por la cual el espritu extrae de s mismo la
verdad. Aunque la verdad trasciende al espritu, es independiente del intelecto
que la piensa: no es ser pensada por el hombre, sino ser pensada por Dios, lo
que la hace pensable por el hombre. En la Iglesia postconciliar se ha difundido
sin embargo la idea de que el hombre es auto creacion; se discurre por tanto de
autoeducacion, de autodidactica, de autogobierno, de auto evangelizacion, e
incluso de autorredencion: se hace consistir la autenticidad en esa autonoma.
Este crculo vicioso entre maestro y discpulo, equivalente a la alteracion
de la relacion natural entre los dos sujetos, es proclamado sin ambages en
la carta del Secretario de Estado al congreso de Estrasburgo de la Union
nationale des parents des ecoles de lenseignement libre. Pueden leerse estas
palabras: Sin dimitir de sus graves responsabilidades, los maestros se conver-
tiran en consejeros, orientadores y por que no? amigos. Los alumnos, sin
rechazar sistematicamente el orden o la organizacion, se haran corresponsa-
bles, cooperadores, y en cierto sentido coeducadores (OR, 21 de mayo de
1975). La conversion del discpulo en maestro, y viceversa, contiene virtual-
mente la abolicion de toda pedagoga e inclusive la denigracion de toda la
obra escolastica de la Iglesia historica.
De la filosofa del dialogo hablaremos en 16.6. Aqu, volviendo al dis-
curso de Pablo VI, segun el cual parecera que la ensenanza anterior de la
Iglesia no hubiese sido respetuosa de la personalidad, ni los maestros hu-
mildes o dispuestos para el servicio, basta reducir las cosas a la diferencia
esencial: dialogar no es ensenar. Ademas, no todos los sirvientes tienen que
prestarse a todos los servicios (considerarse capaz de un servicio omnmodo
es ceguedad y soberbia), sino solo a aquel para el cual estan en concreto
llamados, preparados y encargados.
Captulo 13
La catequesis
245
246 13. La catequesis
1
De la pluralidad de los catecismos de la religion catolica se llega a un verdadero
sincretismo religioso: en muchas escuelas tenidas por religiosas se ensenan ya junto a la
religion catolica las otras religiones, como obsequio a los no catolicos o no cristianos.
248 13. La catequesis
scienden, sino que ascienden, aun supone mayor desorden que tal blasfemia
sea propagada en un catecismo del obispo, maestro de la Fe y custodio del
rebano contra los lobos de la hereja.
Y si el sacerdote es piadoso (como dicen de Leopold Charlot) y predica
de buena fe, no habra por parte del sacerdote mas que escandalo fenomenico,
o material, como se dice en la teologa clasica; pero entonces surge con mas
vistosidad el escandalo dado por la Iglesia, que precisamente como tal (por
medio de un ministro suyo aprobado y mandado por el obispo) ensena el
error y la blasfemia.
Las declaraciones de Mons. Orchampt, obispo de Angers, impelidas por
una gran cantidad de protestas del laicado y del clero, son un sntoma lla-
mativo del declive de la lucidez intelectual y de la virtud de fortaleza en el
episcopado.
A quien le reclamaba, segun el can. 336, su deber de dar satisfaccion de la
ofensa causada publicamente por el contra la fe, se limitaba a responder: El
obispo responsable de la fe de su pueblo debe senalar los peligros de mutilacion
que podran afectar a una fe que se atuviese a la perspectiva de este fascculo.
Debe invitarse a quienes lo utilicen a la crtica y a la profundizacion con vistas
al necesario esfuerzo de renovacion pastoral (Semaine religieuse du diocese
dAngers, 11 de noviembre 1976 y 16 de enero de 1977). El obispo no condena
ni retira la obra publicada por su Centro catequstico, considera mutilacion
del dogma lo que es una negacion del dogma, admite que se continue ensenan-
do la religion catolica con un libro que la rechaza, no aparta de su puesto al
autor, juzga la tesis de Charlot como una tesis sostenible (aunque no deba
sostenerse de modo exclusivo: como si sostener una de las dos contradictorias
no implicase negar la otra), y finalmente (retomando el habitual leit-motiv
de los innovadores) no pide una refutacion, sino una profundizacion; palabra
que, como vimos en el 5.4, en la hermeneutica innovadora significa discutir
y volver a discutir eternamente un punto dogmatico hasta que se convierta
completamente en su contrario.
Por ultimo, el obispo de Angers persiste en sostener que tentativas como
la de Charlot contribuyen a la renovacion eclesial.
La Santa Sede dio un signo de reprobacion, pero generico y siempre en
clave lenitiva. Ciertamente se refiere al obispo de Angers el pasaje del dis-
curso de Pablo VI del 17 de abril de 1977: Los fieles se quedaran extranados
con razon si quienes tienen el encargo del ((episcopado)), que significa, des-
de los primeros tiempos de la Iglesia, vigilancia y unidad, toleraran abusos
manifiestos. Y debe tambien senalarse la dimision y delegacion que hacen
muchos obispos en otros obispos (que a su vez se remiten a las opiniones mal
formadas de alguno de sus sacerdotes), de responsabilidades indimisibles e
indelegables. De hecho, el catecismo de Charlot haba sido adoptado en todas
13.4. Renovacion e inanicion de la catequesis en Italia 251
las culturas
8
Un efecto generalizadsimo y evidentsimo de la reforma contraria al uso de la memoria
en la catequesis es que los ninos ignoran el Pater y el Ave Maria, que ya no les ensenan
ni sus madres ni sus parrocos. As lo afirma Mons. MARTINOII, obispo de Lugano, en
la homila del 20 de mayo de 1973 en la Catedral de Lugano. Del mismo modo, Mons.
ORCHAMPT, presidente de la Comision episcopal para la catequesis en Francia, pide
que se vuelva a ensenar a los ninos el Pater y el Ave Maria. Ver MARTIN-STANISLAS
GILLET, Notre catechese, Pars 1976.
9
Cae muy a menudo en un indiferentismo nivelador
10
En el transcurso del caso Charlot, del que ya hablamos, el obispo Elchinger se salio de
la comision episcopal por desacuerdo sobre puntos dogmaticos.
11
Dossier sur le probleme de catechese, septiembre de 1977, p. 53.
13.7. La catequesis sin catequesis 255
15
Y notese que estas tres lecturas del mismo texto son diferenciadas incluso tipografica-
mente, adoptandose tres colores para senalarlas.
258 13. La catequesis
fe, esperanza y caridad. A estas tres partes del catecismo catolico viene a
anadirse el tratado de los sacramentos, y tambien la existencia de esta cuar-
ta seccion es conforme a la doctrina catolica: solo con el auxilio de la gracia,
comunicada a traves de los sacramentos, se hace el hombre capaz de cumplir
la ley moral, confirmada y elevada por la ley evangelica. El Card. Ratzinger
reclama tambien la necesidad del uso de la memoria y la eficacia del metodo
amebeo: ambos son connaturales al contenido dogmatico e incompatibles con
el examen heurstico y con la aproximacion existencial.
La grave censura planteada por el Card. Ratzinger al catecismo frances no
pierde absolutamente nada de su valor teorico doctrinal por el hecho de que,
tras exponerla en un discurso editado despues en veinte paginas, se retractase
de ella en una declaracion de veinte lneas acordada con los obispos franceses.
Remitimos a 6.3-6.8 sobre la desistencia de la autoridad.
Captulo 14
259
260 14. Las ordenes religiosas
a favor del modo promiscuo de vestir son mucho mas de caracter puramente humano que
eclesiologico (OR, 18-19 octubre 1982). El Cardenal Vicario promulgo en seguida normas
validas para todo el clero residente en Roma, pero aun se esta esperando su observancia.
14.3. La variacion de fondo 263
El pirronismo
273
274 15. El pirronismo
la del Ente Increado, del cual el primero es una imitacion analogica. As como
en la divina Trinidad el amor procede del Verbo, en el alma humana lo vivido
procede de lo pensado. Si se niega la precedencia de lo pensado respecto a
lo vivido o de la verdad respecto a la voluntad, se intenta una dislocacion
de la Trinidad. Si se niega la capacidad de captar el ser, la expansion del
espritu en la primaca del amor queda desconectada de la verdad, perdiendo
toda norma y degradandose a pura existencia. Abandonando la Idea divina,
considerada inalcanzable, la vida humana se reduce a puro movilismo y deja
de llevar consigo valores del mundo ideal. Y si no fuera porque Dios no puede
dejar que su criatura se desenvuelva en un puro movimiento escindido de la
axiologa, el mundo del hombre sera un devenir sin sustancia, sin direccion
y sin termino.
Introduciendo el alogismo pseudoabsoluto (pseudo, porque el pensamiento
no puede negarse a s mismo) el pirronismo deforma el organismo teologico
de la Trinidad, e invierte en ella las procesiones. Si la verdad es inalcanzable,
la dinamica de la vida no procede de lo inteligible, sino que lo precede y lo
produce. Como vio agudamente Leopardi, el rechazo de la Idea equivale en
sentido estricto, ultimo e irrefragable, al rechazo de Dios, porque quita de la
vida humana toda sombra de valores eternos e indestructibles.
Si la voluntad no procede del conocimiento, sino que se produce y se jus-
tifica por s misma, el mundo (apartado de su base racional) se convierte
en insensatez. Y si se niega la aptitud de nuestro intelecto para formar con-
ceptos que tengan similitud con lo real, entonces cuanto mas incapaz sea la
mente para aprehender y concebir (es decir, tomar consigo) lo real, tanto
mas desarrollara por s misma su propia operacion, produciendo (es decir,
extrayendo) simples excogitaciones. Estas excogitaciones estan ocasionadas
por algo que alcanza a nuestras facultades, pero ausente de nuestro concepto
de ellas. De aqu proceden tanto la Sofstica antigua como la moderna, que
confan en el pensamiento al mismo tiempo que desconfan de alcanzar la
verdad.
Si el pensamiento no tiene una relacion esencial con el ser, entonces no
soporta las leyes de las cosas y no es medido, sino medida. La frase del ab-
deritano Protagoras retrata bien la independencia del pensamiento respecto
de las cosas: el hombre es la medida de todas las cosas (DIELS, 74 B I). Y
en las tres proposiciones de Gorgia de Leontini son palpables el rechazo a
acudir al objeto y la perversidad de la mente, que da vueltas sobre s misma:
Nada existe. Si algo existiese, no sera cognoscible. Si fuese cognoscible, no
podra ser expresado (DIELS, 76 B) 1 . La maldad de la heurstica ha tenido
1
Las tres proposiciones son paralogicas si se toman sin comentario, pero se hacen ver-
daderas si se les anade la condicion de la absolutividad. Ningun ente finito es perfectamente,
15.2. El pirronismo en la Iglesia 275
Francia en su Missel pour les dimanches 1983, en el que hacen rezar por los creyentes que
sienten la tentacion de apoltronarse en sus certezas.
6
Resenado ampliamente por ICI (n. 506, p. 40, septiembre 1976), el mas difundido
organo frances de la corriente innovadora.
278 15. El pirronismo
7
Amities catholiques francaises, abril de 1979.
8
Ademas puso el mundo en el corazon de ellos, sin que pueda el hombre descubrir la
obra que Dios realiza del principio al fin
Captulo 16
El dialogo
281
282 16. El dialogo
a la controversia.
Y tambien es notable que la Ecclesiam Suam, despues de haber planteado
la ecuacion entre evangelizar y dialogar, plantea en cambio la inecuacion entre
evangelizar la verdad y condenar el error, e identifica condena y constriccion.
Vuelve el motivo del discurso inaugural del Concilio, citado en 4.1; dice la
encclica: as nuestra mision, aunque es anuncio de verdad indiscutible y de
salvacion necesaria, no se presentara armada con la coaccion exterior, sino
solamente por las vas legtimas de la educacion humana (n. 69).
El concepto de Pablo VI es totalmente tradicional, como lo prueba el
hecho de que inmediatamente despues de la promulgacion de la encclica, el
secretario del Consejo Ecumenico de las Iglesias, Wisser Hooft, se apresurase
a notificar que el concepto papal de dialogo como comunicacion de verdad sin
reciprocidad no era compatible con el concepto ecumenico (OR, 13 septiembre
1967).
El movilismo
291
292 17. El movilismo
in facto esse.
Por tanto, aunque el alma tiene el sentimiento fundamental del ser y aspi-
ra a la realidad total, debera desear la huida, es decir, la devolucion total de
la realidad al devenir, as como una serie interminable de sucesivos momen-
tos devinientes. El alma, por el contrario, no quiere la infinidad sucesiva de
la fugacidad de las cosas, sino la infinidad simultanea del instante: en otros
terminos, un momento donde se agregan y unifican todos los momentos pasa-
dos y todos los momentos futuros. Ahora bien, esta agregacion y unificacion
es la definicion de la eternidad: tota simul et perfecta possessio.
Surgen aqu las palabras del doctor Fausto de Goethe ante el instante
fugitivo: Detente! Eres tan hermoso! Estas palabras expresan el contradic-
torio deseo de que el momento (cuya raiz es movere) se detenga, lo huidizo
no huya, lo finito sea infinito, lo parcial se convierta en totalidad. Si la vida
es puro devenir y es falso el supuesto de la religion de que anima esse vult
et requiescere amat in eis quae amat 5 , entonces solamente el devenir nos
otorga la realidad, y solo la devolucion completa del devenir (si tuviese lugar)
nos otorgara la realidad entera. Por el contrario, si la realidad total no es
un devenir, sino un ser entero e indevenible, entonces el devenir es solo la
manera en que la criatura participa del ser entero y accede a el.
Credo catolico; es el Dios que dice ego sum qui fio, no el bblico que afirma
ego sum qui sum.
Igualmente heterodoxo es el concepto del hombre proclamado por el movi-
lismo. Aunque es posible afirmar que el hombre crea su propia vida moral,
pues a causa de su libertad esta in manu consilii sui (Ecli. 15, 14), es una
barbaridad metafsica decir que se crea a s mismo y es un ens a se. La
afirmacion no es valida ni siquiera tomandola en sentido analogico, porque
anula la distincion entre Creador y criatura y cae en el pantesmo.
El autor del artculo dice finalmente: Esta naturaleza es creada por Dios
no como una realidad estatica y como realizacion (perfecta desde sus inicios)
de una idea de Dios, sino como realidad dinamica destinada a autorealizarse
en la dinamica de la historia.
Leemos aqu cosas inaceptables.
Primera, se confunden, como ya dije, el devenir moral del hombre y su
devenir metafsico.
Segundo, se toma el devenir como auto creacion y (usando la terminologa
del idealismo de Gentile) como autoctisis, rechazando toda la filosofa del ser,
que ha negado siempre a la criatura el atributo de la creatividad (Summa
contra Gentiles II, cap. 21).
Tercero, se niega el Verbo, tanto el filosofico como el teologico: es decir,
la existencia eterna en Dios de las formas de las cosas creadas y creables. Se
rompe as ese firmamentum que constituye el pensamiento divino, generador
del mundo, del tiempo y del devenir, del cual derivan la inmutabilidad y la
absolutividad de los valores del hombre. Quien niega el Verbo y las ideas
eternas, dice Leopardi, niega a Dios.
Concluyendo con el movilismo y reduciendo la cosa a sus terminos esen-
ciales, diremos que el devenir no debe ser dignificado por encima del ser, ni
lo dinamico por encima de lo estable, porque el devenir proviene del no ser
y es signo de imperfeccion.
La criatura deviene en la medida en que no es ni tiene en s misma el
principio para sostenerse en el ser. Le corresponde asumir incesantemente
las determinaciones del ser que le faltan. Sin embargo, Dios (el ser determi-
nadsimo) posee la totalidad del ser con todas sus determinaciones en una
unidad simplicsima. La criatura cae por s misma en el no-ser si no la sostiene
la accion divina: el principio de la estabilidad le viene de fuera. El movilismo
es extrano a la religion. No parece que el deber de la Iglesia sea secundar y
acelerar el movimiento, sino detener el espritu del hombre en el firmamentum
veritatis y detener la huida: siste fugam (Seneca).
298 17. El movilismo
7
Basta conocer la distincion entre beatitud esencial y beatitud accidental, y haber ledo
el Paraso de Dante, para descartar este movilismo in termino.
Captulo 18
La virtud de la fe
299
300 18. La virtud de la fe
que nos hemos equivocado, porque le hemos pedido a la filosofa lo que ella
no puede darnos. Debemos reencontrar los atributos de Dios: no las ideas
abstractas de la filosofa, sino los nombres, los verdaderos nombres de Dios.
No tenemos la mision de predicar ideas, sino la fe.
La autoridad de la persona no abroga el derecho de todo fiel de confrontar
la ensenanza de los ministros particulares con la ensenanza de la Iglesia uni-
versal. Realmente no son los teologos, sino la Iglesia misma en el ejercicio de
su supremo oficio didactico quien en el Vaticano I enseno solemnemente la
capacidad de la razon para probar la existencia de Dios. Por tanto no basta
decir nos hemos equivocado: habra que decir la Iglesia se ha equivocado.
El circiterismo doctrinal y la debilidad de razonamiento no solo han estado
presentes en el congreso de Florencia; el pueblo de Dios habla hoy medio
azotico y medio hebraico, como en tiempos de Nehemas (II Esdr. 13, 24). O
si no, estara la Iglesia bajo una mala estrella si estuviese hoy en el caso de
decir a los hombres: creed en m, aunque yo no crea.
Al discurso del cardenal se hace referencia en ICI, n. 305 (1 febrero 1968),
pp. 12-13. Habiendo yo preguntado a la direccion de ese periodico si no hu-
biese tal vez cometido un error al referirlo y habiendo hecho saber al cardenal
mismo la pregunta planteada por m a la revista, este me respondio: No haba
pasado por alto ese texto de ICI, y me he puesto en contacto con los responsa-
bles del modo conveniente enviandoles el texto autentico de esta conferencia.
No hace falta decirle que el tono era muy distinto.
Habiendome parecido que la cosa era digna de continuarse, y habiendo
instado a ICI para que publicase el texto autentico, mi insistencia provoco una
entrevista en Roma de dos redactores de la revista con el cardenal. Mons.
Garrone, quien declaro entonces que prefera no continuar con el asunto 1 .
No hace falta adentrarse en ello. No se puede sin embargo dejar de obser-
var (basta leer los textos) que las palabras de Mons. Garrone son contrarias
al Vaticano I, en la misma medida en que no ser capaz es lo contrario de
ser capaz. Es superfluo por tanto senalar que el tono, sea sostenido o be-
mol, no cambia el tema musical, y que el sentimiento con el que se enuncia
un juicio no puede cambiar ni el significado de los terminos ni el valor del
juicio (6.15). Igualmente superfluo es senalar los orgenes modernistas de la
afirmacion del cardenal, ya que es propio del modernismo fundar la creen-
cia sobre un sentimiento y una experiencia de lo divino mas que sobre una
previa certeza racional, y sostener que la razon nec ad Deum se erigere potis
est nec illius exsistentiam, utut per ea quae videntur, agnoscere 2 (Encclica
Pascendi, DENZINGER, 2072).
1
Todo el intercambio de cartas, abierto con la ma a ICI de 18 de febrero de 1968 y
cerrado con la susodicha preferencia, forma parte del material de trabajo de Iota Unum.
2
ni es capaz de levantarse hasta Dios ni puede conocer su existencia ni aun por las
18.2. La virtud teologica de la fe 301
que tienen hambre y sed de la justicia, porque seran hartados (de justicia)
(Mat. 5,6). El elemento subjetivo de la felicidad debe reducirse a fin de que
triunfe el Objeto.
Tambien el fundamento de la certeza de fe queda completamente fuera del
sujeto. Para el creyente es la mas firme de las certezas, por encima de la inin-
teligibilidad del dato revelado y de todo condicionamiento historico. Siendo
el dato revelado de tal naturaleza que la mente humana no puede encon-
trarlo ni verificarlo, la unica manera posible de fundamentar la certidumbre
es recibir esa verdad, recibirla puramente sin mezclar nada de nuestro lado:
en resumen, trasladar completamente los motivos de la certeza del lado del
sujeto al lado del Objeto. La certeza del creyente sobre los dogmas de fe
no se apoya sobre argumentos historicos de su verdad, y ni siquiera, como
ya dije, sobre la refutacion de las objeciones opuestas. Se apoya sobre un
principio que va mas alla de todas las condiciones, todos los presupuestos
e incluso todas las eventualidades historicas. Creer de fe catolica es saber
firmsimamente que contra las verdades credas no vale argumento encontra-
do o encontrable, es saber que no solo son inconsistentes, falsas y solubles
las objeciones establecidas contra ella, sino que seran inconsistentes, falsas
y solubles las que puedan establecerse en todo el curso del futuro in saecula
saeculorum, bajo cualquier extension de las luces del genero humano. Habeis
examinado, escribe Manzoni 6 , todas estas objeciones (contra la Revelacion)?
Son objeciones de hecho, de cronologa, de historia, de historia natural, de
moral, etc. Habeis discutido todos los argumentos de los adversarios, habeis
reconocido su falsedad e inconsistencia? No basta esto para tener Fe en las
Escrituras. Es posible, y desgraciadamente posible, que en las generaciones
venideras haya hombres que estudiaran nuevos argumentos contra la verdad
de las Escrituras; rebuscaran en la historia, pretenderan haber descubierto
verdades de hecho por las cuales las cosas afirmadas en las Escrituras iran
a parecer falsas. Ahora debeis jurar que estos argumentos que aun no han
sido encontrados seran falsos, que esos libros que aun no han sido escritos
estaran llenos de errores: lo jurais? Si os negais a hacerlo, confesad que no
teneis fe. Por consiguiente la fe es una persuasion firmsima, que no admite la
clausula rebus sic stantibus (es decir, no admite la clausula de la historicidad)
e introduce al hombre en la esfera suprahistorica e intemporal de lo divino
en s mismo, en el cual non est transmutatio nec vicissitudinis obumbratio
(Sant. 1, 17) 7 .
6
Morale cattolica, ed. cit., vol. II, pags. 544-545; para el analisis de la teora manzoniana,
ver vol. III, pp. 358-359.
7
... no existe vaiven ni oscurecimiento, efecto de la variacion
306 18. La virtud de la fe
Captulo 19
La virtud de la esperanza
307
308 19. La virtud de la esperanza
1
La confusion de los conceptos teologicos se combina ademas a menudo con el circi-
terismo propio de la mentalidad postconciliar, que pone bajo una misma palabra ideas
dispares. En el OR del 30 de marzo de 1983, por la pluma de un obispo, se asegura que no
basta con creer en Dios, sino que es necesario creer en el hombre, porque Dios ha credo
en el hombre, en Adan, en Eva, en los Apostoles, en Judas, etc.: tan verdad es que ha
intentado salvarle de todos los modos posibles. Ademas de contradecir a la Escritura (Jer.
17, 5) y desatender a la distincion clasica entre credere Deum, credere Deo y credere in
Deum, aqu se confunde manifiestamente creer con amar, consumando una equivocacion
por la cual podra decirse cualquier cosa sobre cualquier cosa.
310 19. La virtud de la esperanza
Captulo 20
La virtud de la caridad
311
312 20. La virtud de la caridad
Verbo.
Sobre todo conviene observar que al igual que la ley moral natural, la
ley cristiana de la gracia constituye un principio de obligacion, puesto que
el Evangelio es una ley (nueva, pero ley) y un mandamiento (nuevo, pero
mandamiento). La ley tiene un caracter coactivo, porque esta alimentada por
una sancion doble: la inmanente de la reprobacion interior y (dejando aparte
otras) la de la recompensa escatologica. En modo alguno esta fundamentado
el rechazo del ius como incompatible con la moral, ya que el ius es una
replica de lo moral. Y si San Pablo dice que lex iusto non est posita (la Ley
no fue dada para los justos) (I Tim. 1, 9), y que los hombres que viven sin
la Revelacion en la simple moralidad natural ipsi sibi sunt lex (son Ley para
s mismos) (Rom. 2, 14), estas palabras, segun la unanime tradicion catolica,
no insinuan que al justo no le ha sido dada la ley, sino que no le es impuesta.
El justo se apropia por amor de la prescripcion de la ley, dejando esta
de serle extrnseca al ser adoptada interiormente. Entonces la necesidad de
observarla, que sigue existiendo, se transforma en libertad. Esta filosofa que
interiorizando la ley le quita la coactividad es de origen estoico; pero adquiere
en la etica cristiana el caracter particular de la ley de la gracia. Santo Tomas
ensena en el comentario a Rom. 2, lect. III, que el grado supremo de la
dignidad humana consiste en moverse al bien por impulso propio; el segundo
grado esta en moverse al bien por impulso de otros, pero no forzadamente; y
el nfimo (aun siendo grado de dignidad), en tener necesidad de la coaccion.
En todos los grados, sin embargo, la obligacion de la ley es la causa ultima
de la voluntad: es decir, del amor. Y entiendase bien: no es la ley la que se
hace interna al hombre y es reconducida al hombre, sino el hombre a la ley,
que penetra y modela la voluntad.
El primum es la ley, no el hombre. De hecho, como ensena San Agustn
en el De spiritu et littera, lib. 1, cap. XXX, 52 (P. L. 44, 233), la ley no
es eliminada, sino confirmada por la libertad; y el caput de la vida humana
esta fuera del hombre: vitium oritur cum sibi quisque praefidit seque sibi ad
vivendum caput facit (cap. VII, 11, P. L. 44, 206) 3 .
El discurso sobre la preeminencia de la ley sobre el amor y del amor
sobre la ley prepara el discurso sobre el ataque emprendido en la Iglesia
postconciliar contra la existencia y el caracter absoluto de la ley natural,
fundamento de la vida moral. El ataque fue llevado de diversas maneras:
impugnando la existencia misma de un principio inmovil para sustituirlo por
la moral de situacion, por el principio de globalidad, o por el de gradualidad.
El concepto de destino individual fue rebajado respecto al de la salvacion
3
Vicio que levanta la cerviz cuando el hombre pone ante todo la confianza en sus propias
fuerzas, constituyendose a s mismo en razon autonoma de su vida
20.4. La negacion de la Ley Natural. Sartre 315
comunitaria.
La Ley Natural
319
320 21. La Ley Natural
5
Juan Pablo II, en el discurso del 9 de noviembre de 1982 en Santiago de Compostela,
ha considerado sin embargo la unidad europea como aun existente e informada por valores
cristianos (OR, 10 noviembre 1982).
Captulo 22
El divorcio
323
324 22. El divorcio
La sodoma
23.1. La sodoma
No vamos a entrar en el tema de la sodoma, en el cual las opiniones
teologicas secundaron la propension del espritu del siglo a romper la secular
fidelidad de la legislacion al derecho natural, introduciendo en toda Europa
la legitimidad de las relaciones homosexuales.
Bastara senalar tambien aqu la negacion de las esencias, en particular de
la estructura natural y moralmente inviolable del acto sexual.
Se sostiene que heterofilia y homofilia son solamente dos modalidades de
una identica dimension sexual, siendo su diferenciacion una consecuencia de
influencias meramente sociales. De este modo la sodoma, condenada seve-
ramente por la filosofa, las costumbres y la disciplina de la Iglesia, deja
de ser una perversion para convertirse en una expresion de la sexualidad, y
desaparece del elenco de pecados que claman venganza al cielo, que incluye
ademas el homicidio voluntario, la opresion de los pobres y la negacion del
salario al trabajador.
Se superan las diferencias naturales con una sofstica del amor, considera-
do capaz de instaurar una comunion espiritual de personas mas alla de las
normas naturales y con ultraje de las prohibiciones morales.
En la Iglesia holandesa el escandalo paso de las disquisiciones teologicas a
la praxis, y tuvieron lugar celebraciones liturgicas de union de homosexuales
e incluso una Missa pro homophilis que Notitiae, organo de la Comision para
la ejecucion de la reforma de los ritos, se encontro en la obligacion de deplorar
(marzo 1970, p. 102).
331
332 23. La sodoma
Captulo 24
El aborto
333
334 24. El aborto
hecho de ser.
Esta antropologa erronea deriva del marxismo, y al igual que este hace de
la persona una relacion. Ahora bien, aunque ciertamente la persona esta en
relacion con las cosas y con las personas en el mundo, en s misma no es una
relacion: esta constituida como ente antes de entrar en relacion conforme a
su ser.
546 del Codigo penal, que castiga el aborto; no es punible quien hace abortar
a una mujer para la cual el parto constituya un peligro para su bienestar
fsico y equilibrio psquico.
La sentencia decide una cuestion mas propia de la filosofa que del derecho:
a saber, si el embrion es persona humana o no. Y la decide contradiciendose a
s mismo. Admite que el embrion es un sujeto de derechos (como se desprende
del derecho civil, que instituye el curator ventris para el concebido y revoca el
testamento ante el sobrevenimiento de hijos), pero viene despues a hablar de
colision de derechos entre madre e hijo y concluye afirmando la prevalencia
del de la madre, porque esta es persona y aquel (reconocido sin embargo
como sujeto de derechos) aun debe convertirse en persona.
Pero, que es un sujeto de derechos, sino una persona? Y como y donde
tiene lugar su transformacion en persona? La doctrina de la Suprema Corte
(prescindiendo del hecho de que aqu la pitonisa filipiza, es decir, recoge
las voces de la opinion) choca contra los datos mas seguros de las ciencias
biologicas. La isotimia del feto y de la madre es inviolable, y aun resulta mas
ilcito preferir la madre al feto cuando no se esta contraponiendo una vida a
otra, como en la anterior casustica del aborto, sino que sobre la vida del feto
se hacen prevalecer la salud, el bienestar y finalmente la simple voluntad de
la mujer.
La solucion correcta no consiste en suprimir una vida en favor de otra,
sino en aceptar los lmites que la etica impone al arte obstetrico (y por otro
lado a toda tecnica), acompanando su aceptacion con potentes estmulos de
promocion de ese mismo arte 9 .
12
En torno al bautismo de los fetos abortados es notoria, como indicio de la general
decadencia de la ciencia teologica en los eclesiasticos, la opinion expresada por el padre
GINO CONCETTI, redactor del Osservatore Romano. Consultado por el Giornale nuovo
del 5 de junio de 1981 sobre la cuestion de los fetos abortivos, ensenaba un metodo de
bautismo absolutamente invalido. Fue corregido el mismo 17 de junio en el mismo diario
por un laico facilmente menos indocto que el.
342 24. El aborto
Captulo 25
El suicidio
25.1. El suicidio
La variacion acaecida en torno al suicido se presenta mas en la practica
que en la teora. El hecho fundamental lo constituye la abrogacion en el nuevo
Codigo de Derecho Canonico de la prohibicion de dar sepultura religiosa a
los suicidas (can. 1184).
La doctrina comun de la Iglesia vea en el suicidio un triple mal: una falta
de fuerza moral, ya que el suicida claudica ante su desgracia; una injusticia,
pues pronuncia contra s mismo sentencia de muerte en causa propia y care-
ciendo de ttulo para ello; y una ofensa a la religion, al ser la vida un servicio
divino del cual nadie puede librarse por s mismo, como observo Platon en el
Fedon. Este convencimiento ha ido siendo sustituido por el de la existencia
de unos valores supremos de orden terrenal a los cuales es lcito y hermoso
inmolar voluntariamente la vida. De este modo, los suicidios por razones
polticas, como los de Jan Palak (que se quemo vivo en una plaza de Praga)
o la huelga de hambre de Bobby Sand (Irlanda, 1981), dejan de tener una
connotacion reprobable y se convierten en expresion de la suprema libertad
del alma y signo de herosmo.
El Card. Beran, arzobispo de Praga, contemplando el funeral de Palak,
declaro: Admiro el herosmo de estos hombres, incluso aunque no pueda apro-
bar su gesto. Se le escapaba al cardenal que el herosmo y la desesperacion
(es decir, la falta de fortaleza) no son compatibles 1 .
1
Se ha convertido ahora en costumbre elogiar al suicida en la homila de la Misa de
exequias. Tras el suicidio de un chico de veinte anos, el rector de un instituto eclesiastico
que lo haba tenido como alumno, agradecio al suicida, en el discurso pronunciado en los
funerales del desventurado, el bien difundido en torno s, y le pidio perdon por las culpas
que de su gesto tenan los que continuaban viviendo (Virtutis palestra, Iscona 1983, p.
121): es la disolucion de la responsabilidad personal en el pecado de la sociedad; es decir,
343
344 25. El suicidio
de los demas. Y cuando en agosto de 1983 un joven de dieciseis anos se mato en Roma
junto con su novia, le fueron concedidos los ritos religiosos y se pronuncio su elogio funebre
(OR, 6 agosto 1983). Mucho mas verdaderas y autenticas resultan las palabras que sobre la
tumba del Dr. Giuseppe Zola, sepultado como suicida cerca del camposanto, pronuncio en
Lugano en 1834 Giacomo Luvini-Perseghini, uno de los jefes del partido radical del canton
Ticino: Esperamos que el Dios de nuestros padres, cuya misericordia es infinita, quiera
perdonar el error de un instante a aquel cuya vida estuvo adornada de muchas virtudes.
Captulo 26
La pena de muerte
345
346 26. La pena de muerte
utiles, propio tambien del hombre indigno. Vease como argumento lo que
diremos en 31.1 y 32.1.
La pena de muerte y las demas penas, si no se degradan a pura defensa
y casi a matanzas selectivas, presuponen siempre una disminucion moral en
la persona castigada, y por consiguiente no tiene lugar lesion de un derecho
inviolable e imprescriptible. No es que la sociedad prive al reo de un derecho,
sino que como enseno Po XII en el discurso del 14 de septiembre de 1952
a los neurologos, incluso cuando se trata de la ejecucion de un condenado a
muerte el Estado no dispone del derecho del individuo a la vida. Esta reser-
vado entonces al poder publico privar al condenado del bien de la vida en
expiacion por su delito, despues de que con su crimen el se ha desposedo ya
de su derecho a la vida (AAS, 1952, pp. 779 y ss.) Y la inviolabilidad del
derecho a la vida en el inocente, inexistente en el reo, que se lo ha arrebatado
a s mismo con la depravacion de la voluntad, es tambien evidente si se con-
templa paralelamente el derecho a la libertad: podra ser innato, inviolable o
imprescriptible, pero el derecho penal reconoce legtima la privacion incluso
perpetua de la libertad como sancion para el delito, y la costumbre de todas
las naciones la practica.
Por consiguiente, no existe un derecho incondicionado a los bienes de la
vida temporal; el unico derecho verdaderamente inviolable es al fin ultimo: a
la verdad, la virtud y la felicidad, y a los medios necesarios para conseguirlas.
Este derecho no se ve afectado absolutamente en nada por la pena de muerte.
En conclusion, la pena capital, o mas bien toda pena, es ilegtima si se
parte de la independencia del hombre con respecto a la ley moral (medi-
ante la moral subjetiva) y con respecto a la ley civil (como consecuencia
de esa primera independencia). La pena capital se convierte en barbara en
una sociedad descristianizada que, cerrada en el horizonte terrestre, no tiene
derecho de privar al hombre de un bien que es para el todo el bien.
Captulo 27
La guerra
353
354 27. La guerra
Discurriendo sobre los actos que rompen la concordia entre los hombres, el
Aquinatense califica a la guerra en forma puramente negativa, estableciendo
que no siempre es pecado.
1
Que hay que condenar en la guerra? Quiza el hecho de que hombres destinados en
todo caso a morir, mueran para someter a hombres destinados a vivir en paz? Condenar
esto es propio de hombres privados de fortaleza, no de hombres religiosos. Las cosas que se
condenan en la guerra son la voluntad de hacer mal al enemigo, la crueldad de la venganza,
el animo intranquilo e implacable, la crueldad en la rebelion, el ansia de dominio y otras
cosas similares.
27.2. Pacifismo y paz. Card. Poma. Pablo VI. Juan Pablo II 355
3
En 1977, la URSS y EEUU firmaron en Ginebra una convencion para la renuncia a
la guerra meteorologica. Los Estados Unidos, en la guerra del Vietnam, dejaron impracti-
cable la pista Ho Chi-minh lanzando cincuenta mil recipientes de ioduro de plata y nieve
carbonica para producir la lluvia.
4
Es la libertad que SENECA, Efist. LXXIII, 9, agradeca al prncipe, exaltada por GU-
CLIELMO FERRERO en Discorsi al sordi, Milan 1920. Por el contrario, para ROSMINI,
Filosofa del diritto, 2154, el reclutamiento obligatorio es el mayor beneficio dejado a
Europa por el Imperio Napoleonico (Ed. nac., vol. XXXIX, p. 1426).
358 27. La guerra
que la opuesta sea mala. La guerra defensiva de quien tiene la razon es justa,
pero puede serlo solamente si el atacante es injusto. Por esta doble tristeza
Kant, en La paz perpetua dice que el da de la victoria deberan vencidos y
vencedores vestir de luto; y en el coro del Carmagnola de Manzoni, hay coros
homicidas que elevan gracias e himnos que abomina el Cielo.
Otra apora de la guerra es la incertidumbre de su resultado, incluso para
quien la hace con justicia. Es ley de la teodicea que en la vida terrena los
bienes se acompanan tendencialmente con la virtud, pero no basta esa gene-
ralidad de la Providencia para sustraer al evento del juego de la insolente
fortuna. Quien conoce la historia sabe que abundan en ella malvados afortu-
nados y de justos llenos de sufrimientos. Ni bastan los no poco ejemplos de
malvados aniquilados por Nemesis, para convertir en teorema esa generalidad
y en ley esa tendencia.
En el sistema catolico no se da sancion inmanente, ni individual ni colec-
tiva, que sea infalible; y el hombre virtuoso solamente tiene seguridad en la
esperanza. Dada la incertidumbre del resultado belico, el conflicto es incierto
hasta el final, y el dios Marte es homericamente ((inconstante)). La decision
puede depender de un minusculo hecho casual en el que se ocultaba la po-
tencia trascendental del momento 5 .
Por el caracter aleatorio de su consecucion, la guerra tiene similitud con
el juego, y segun Manzoni debera ser clasificada por la economa poltica
junto con el juego.
Y por tanto el efecto util de la guerra se podra obtener sin la guerra,
excluyendo su irracionalidad caracterstica, que en ese aspecto la asemeja
al duelo (filologicamente, bellum es lo mismo que duellum). Las razones que
muestran que la guerra no es buena en s misma instruyen sobre el modo de
obtener sin ella el efecto util.
El lado aleatorio del resultado de la guerra (quizas reducible, pero no
eliminable) hace irrelevante el factor cuantitativo de las fuerzas antagonistas.
Como ya observaba Henri Jomini, el perfeccionamiento de los artefactos beli-
cos perseguido sin reposo por los Estados no ofrece ventajas a quien lo usa
si no es el unico en usarlos, como se vio en Crecy en 1346 con las armas de
fuego y en 1945 en Japon con la bomba atomica. Con las nuevas armas no
se hace sino hacer acopio de un coeficiente comun a los dos terminos de una
proporcion cuyo valor es el mismo. Aumentan as el costo y la maldad de
los armamentos, pero no la probabilidad del exito, siempre dependiente de
5
Este elemento fortuito en el destino de un condottiero fue reconocido por los antiguos:
entre las dotes del jefe, aparte la autoridad y la pericia, ponan la felicitas o fortuna, como
se vio en la eleccion de Pompeyo para la guerra contra Mitrdates (CICERON, Pro lege
Manilia). Tambien Napoleon tena en cuenta la fortuna, y hablando del general Mack,
derrotado en Ulma en 1805, deca: Es un inepto: peor aun, tiene mala estrella.
360 27. La guerra
8
MARTA VISMARA, La azione politica dellONU 1946-1974, Padua 1983, muestra con
amplsima documentacion que el unico exito claro de la ONU fue la solucion del problema
del Congo, porque fue obtenido con el uso de la fuerza, empleandose quince mil hombres
que en tiempo relativamente breve dieron cuenta de la secesion del Katanga de Ciombe y
del Kisai de Lumumba. La firme accion del Secretario general Hammarskjold tuvo efecto
gracias al uso de la fuerza militar internacional.
Captulo 28
La moral de situacion
363
364 28. La moral de situacion
la ofrece, no se la otorga.
Se dira que la vida moral es una actividad, mas bien la suprema actividad
del espritu. Tambien lo digo yo. Pero no es en modo alguno creacion de reglas,
sino aplicacion de una regla que esta dada y que el hombre solo tiene que
recibir. Uno de los pensadores catolicos que mas altamente reconocieron la
posicion del hombre ante la ley es Rosmini: El principio obligante afecta y liga
totalmente al sujeto humano; por consiguiente, si este sujeto en su totalidad
queda afectado y ligado, no hay nada en el que no sea pasivo: no queda en el
principio activo alguno, es decir, que pueda tener la virtud de obligar (...) El
hombre es meramente pasivo hacia la ley moral: es un subdito a quien la ley
se impone, no es un legislador que la impone por s mismo 8 .
De este modo, la moral de situacion resulta incompatible con la etica
catolica. Esta admite un quid obstaculizante y limitante que preside la con-
ciencia y ante el cual debe detenerse, por ser un quid inviolable. Tampoco se
puede hablar de una moral dinamica contrapuesta a una moral estatica.
Si se contempla la ley, la moral es inmovil. Si se contempla la concien-
cia, s que es dinamica, pero porque se actua en un continuo esfuerzo por
conformarse y sujetarse a la inmovilidad de la ley.
La pasividad del hombre moral es una consecuencia de su dependencia
del Absoluto: en cuanto a su esencia (increada), en cuanto a su existencia
(que le es dada) y en cuanto a su libertad (que consiste, segun Santo Tomas,
en moverse por s mismo siendo movido).
Por tanto, todo el discurso contra la moral de situacion se resuelve en la
afirmacion catolica de la dependencia de la criatura.
sino que se impone soberanamente: fiat iustitia, pereat mundus: non enim
peribit sed aedificatur.
Para hacer un juicio sobre la obligatoriedad es ciertamente necesaria la
comprension del caso concreto, es decir, de las circunstancias; y sin embar-
go, como lo dice la palabra, las circunstancias estan alrededor del sujeto
agente, y no se identifican con el: cambiadas las circunstancias, el permanece
inmutable, aunque pueda cambiar el juicio.
Si la exigencia de ponerse en el pellejo de otro se siguiese coherentemente,
no se podra sino compartir siempre el juicio del agente, ya que nuestro juicio,
mas que recaer sobre la situacion, sera producto de ella.
La moral de situacion es afn a la moral de intencion, cuyo teorico mas
celebre sigue siendo Abelardo en el libro Scito teipsum. Segun el, la cualidad
moral de la accion deriva de la intencion: es decir, del juicio subjetivo hecho
sobre ella por el agente. Por tanto, se peca haciendo el bien que se considera
malo, y se adquiere merito haciendo el mal que se considera bueno.
La intencion misma de quienes crucificaron a Cristo (pone como ejemplo
Abelardo), que crean hacer el bien, hace bueno su acto; y aparte de la inten-
cion buena o mala no existe mas que la materialidad de una situacion, por
s misma indiferente.
Conviene observar que Abelardo no pudo mantener coherentemente el
subjetivismo, ya que se sala manifiestamente del cuadro de la teologa cris-
tiana. En un pasaje notabilsimo del cap. 12 se desmiente formalmente, ha-
ciendo caer todo su sistema: Non est itaque bona intentio quia bona videtur,
sed insuper quia talis est sicut existimatur, cum videlicet illud ad quod tendit
si Deo placere credit, in hac insuper existimatione sua nequaquam fallitur 9 .
La referencia a una ley objetiva dada al hombre es simplemente recibida
por el e inevitable en toda etica del cristianismo, en la cual no es el hombre,
sino la idea divina, la medida de todas las cosas.
Como se desprende de los citados textos del Card. Etchegaray y del P.
Schillebeeckx, la moral de situacion se limita a introducir, callada y subrep-
ticiamente, el concepto de recta intencion. No hay en realidad nada recto ni
torcido donde la conciencia, solitaria y desligada de toda norma, sea inde-
pendiente de la ley.
9
Por tanto la intencion no es buena porque parezca buena, sino porque ademas es
realmente lo que parece: es decir, cuando no se engana en la estimacion que hace de
aquello a lo que tiende para agradar a Dios.
28.4. Sobre si la moral catolica impide el dinamismo de la conciencia 369
Globalidad y gradualidad
371
372 29. Globalidad y gradualidad
cualquier acto.
Se trata de una cuestion difcil, pero puede decirse que la idea de la
globalidad moral se desva de la ensenanza de la Iglesia. Esta ha mantenido
siempre la puntualidad de la vida moral, haciendo de ella el tema perpetuo
de su predicacion al pueblo cristiano.
He tenido ocasion de estudiar las predicaciones de los parrocos del valle
de Blenio (Ticino) hacia la mitad del siglo XIX y he encontrado predicada
en ellos, sin excepcion e insistentemente, la sentencia de la puntualidad: el
destino del cristiano depende del momento de la muerte. Por otro lado, ni la
literatura ni la oratoria sagrada conocen en esta materia excepcion alguna,
culminando en Francia con Bossuet, Bourdaloue y Massillon y en Italia con
la obra maestra de Daniello Bartoli Luomo al punto.
Y la universalidad de esta ensenanza es tanto mas notable cuanto mas
obvia, racional y popular es la persuasion opuesta de que la calidad moral de
una existencia debera deducirse de su totalidad. La moral de la globalidad se
presenta como una derivacion de la moral de intencion, al poner de manifiesto
que la opcion fundamental (es decir, la intencion buena que gobierna todos
los actos y los orientara en su conjunto) hace insignificantes por s mismos
los actos singulares: ya no son medidos singillatim por la ley, sino que se
benefician de la bondad general de la intencion. Por este motivo la moral de
la globalidad se convierte en el subjetivismo abelardiano.
377
378 30. La autonoma de los valores
atrada por lo finito y pasiva respecto a el. Las cosas son creadas por Dios
porque son amables, pero son amables porque son queridas por Dios con su
amabilidad (Summa theol I, q. 20, a. 2). Del mismo modo que Dios conoce
las cosas fuera de s mismo conociendose a s mismo, as El quiere las otras
cosas queriendose a s mismo.
Por tanto, la centralidad finalstica del hombre resulta adecuada al espritu
de la humanidad contemporanea, pero no tiene fundamento alguno en la reli-
gion (totalmente ordenada a Dios y no al hombre). El hombre no es un fin en
s mismo, sino un fin secundario y ad aliud, por debajo del senoro de Dios,
fin universal de la Creacion.
Su sentido deriva del fin ultimo para el cual todo ha sido hecho, no de
ellos mismos. Por tanto, como lo proclama Pablo VI (OR, 6 de marzo de
1969), en esta cuestion el Concilio ha precisado, profundizado y alargado
considerablemente esta vision (del mundo). Ello exige que tambien nosotros
modifiquemos bastante muestro juicio y nuestra actitud con respecto al mun-
do. Por otra parte Juan Pablo II, en el discurso ante la UNESCO en 1980
declara: Es preciso afirmar al hombre por s mismo y no por ningun otro mo-
tivo o razon: unicamente por s mismo. Mas aun, es preciso amar al hombre
porque es hombre, es preciso reivindicar el amor por el hombre en razon de
la dignidad particular que posee (RI, 1980, p. 566).
Las palabras del Pontfice ciertamente se resienten de las consideraciones
que se le imponan dirigiendose a una asamblea de inspiracion puramente
humanista e irreligiosa, y quiza tambien se componen del paulino factus om-
nia omnibus. Deben ademas ser contrapesadas con la afirmacion explcita de
la encclica Redemptor hominis: Christus est centrum universi et historiae.
Pero este espinoso punto requiere una profundizacion.
Sin embargo, toda esta realidad y toda esta accion de las criaturas estan
en un orden radicalmente dependiente. Resultan en esto chocantes, y no solo
desde un punto de vista teologico, las celebres palabras de II Cor. 3, 5: non
quod sufficientes simus cogitare aliquid a nobis, quasi ex nobis, sed sufficientia
nostra ex Deo est 8 . La autonoma de los valores humanos es una autonoma
interna en el orden creado, pero el orden creado es dependiente e impide toda
independencia primaria, originaria y absoluta de esos valores.
De la autonoma del orden creado se llega directamente a la idea del
hombre digno por s mismo de amor. La afirmacion se compadece mal con
la doctrina catolica, que ensena como el amor al projimo tiene su motivo
autentico en el amor a Dios.
Todas las formulas de los actos de caridad frecuentados por el pueblo
cristiano hasta el Vaticano II suponen que Dios debe ser amado por s mismo
y en grado sumo, y el projimo por amor a Dios. Esta motivacion del amor
al projimo no aparece sin embargo en los documentos del Concilio 9 . El
precepto de amar al hombre estaba conectado en la doctrina de la Iglesia
con el precepto de amar a Dios, pero es secundario respecto a este y se
le denomina simile a el (Mat. 22, 39). El amor a Dios es absolutamente
primordial, y prescribe la forma del amor al projimo. No es por tanto posible
esa forma de filantropa pura antepuesta hoy a la filantropa por amor a Dios,
supuestamente viciada por una vena utilitaria.
Pero, por que se dice que el precepto del amor al projimo es simile al del
amor de Dios? Por dos motivos.
Primero, porque a causa de la semejanza del hombre con Dios, amando
al hombre se ama a Dios en el hombre.
Segundo, porque cuando se ama al projimo, amado por Dios, se ama esa
voluntad divina que le ama: es decir, se ama a Dios.
En la doctrina catolica es imposible encontrar en el hombre una amabili-
dad que no sea influjo y reflejo del amor de Dios a su criatura. Es imposible
amar al hombre por s mismo, separadamente del amor a Dios. Las cualidades
que se encuentran en una persona podran influir secundariamente (aunque
en modo importante) sobre el amor que se le debe, y por ello se ama mas
a una madre que a un extrano; pero no son el motivo del amor que le es
debido segun el precepto nuevo del Evangelio. El hombre debe ser amado
por el hombre porque es amado por Dios, lo cual implica que es Dios quien
le hace amable.
Por otro lado, como podra ser amado por s mismo un ente inexistente
8
No porque seamos capaces por nosotros mismos de pensar cosa alguna como propia
nuestra, sino que nuestra capacidad viene de Dios
9
Lo toca sin embargo Pablo VI en el discurso de apertura y en el de clausura del IV
periodo. Pero en ellos el amor del projimo es puesto como condicion del amor de Dios.
382 30. La autonoma de los valores
por s mismo? Las muchas razones sobre las cuales se fundamenta el precepto
del amor al projimo, tan diversamente elaboradas por los Padres, se resuelven
en una razon absoluta: el amor a Dios.
Amando a Dios, que no odia nada de cuanto hace, se ama todo aquello
amado por El. As, la filantropa es una extension de la filotea y los dos
amores se confunden; no en el sentido de una confusion pantesta, sino porque
el amor del hombre esta contenido en el amor de Dios, por ser el hombre cosa
de Dios (tanto por ttulo de creacion como por ttulo de redencion). Santo
Tomas ensena explcitamente que es identico el amor con que amamos a Dios
y al projimo: Eadem caritas est qua diligimus Deum et proximos (Summa
theol. II, II, q. 103, a. 3 ad secundum) 10 .
La insistencia de la teologa postconciliar sobre la amabilidad y dignidad
del hombre, aparte de ofender el sentido que los hombres tienen de la miseria
propia de una criatura herida y cada, roba a la filantropa su verdadera base:
el destino del hombre a lo absoluto y el origen divino de la axiologa humana
en todo su abanico. Y como lo demuestran los hechos, separar la dignidad del
hombre de su base religiosa debilita la reivindicacion de esa misma dignidad,
convirtiendola en una verdad aislada y carente de apoyos.
11
Por lo cual dice San BUENAVENTURA: Assumpto humanae naturae plus fecti ad
perfectionem universi quam angelicae, In III Sent. dist. 11, art. I, q. 2.
12
Es la doctrina de ROSMIMI, Filosofia del diritto, Trattato della societa teocratica 620
y ss., p. 884 del vol. XXXVIII de la edic. nac. Esta doctrina refuta tambien las aporas
inherentes a la cuestion del numero de los elegidos, en tiempos vivamente debatida: el fin
de la Redencion es alcanzado cualquiera que sea el numero de los que se salvan, habiendo
sido reparada por Cristo, para cualquier numero, la ofensa hecha al Padre.
384 30. La autonoma de los valores
Captulo 31
Trabajo, tecnica y
contemplacion
385
386 31. Trabajo, tecnica y contemplacion
5
Science et vie, n. 719, agosto 1977, artculo de O. DISCH.
6
CAMPANELLA, Poesie, Bari 1915, De la possanza de luomo, p. 172.
388 31. Trabajo, tecnica y contemplacion
sustituir cualquier cosa por cualquier cosa. Los Mahometanos podran con
razon sostener que los astronautas plantaron la Media Luna.
Aun mas euforico es el escrito del padre Gino Concetti en OR del 25 de
julio, donde se lee: Jamas como en esta empresa maravillosa ha resplandecido
tanto en toda su grandeza la imagen divina esculpida por el Creador en la
naturaleza humana.
O estas afirmaciones son de un circiterismo poetico lejano de la exactitud
teologica, o constituyen una desviacion del pensamiento catolico. Segun la
religion de Cristo, desde un punto de vista natural la excelencia de la imagen
divina refulge en el hombre en la virtud moral; y desde un punto de vista
sobrenatural, en la santidad. Solamente esta es una cosa buena en s misma
y para el projimo.
El apice de la perfeccion no esta en la conquista del universo, ni en la
baconiana prolatio ad omne possibile, ni en ninguna cosa versatil al bien
y al mal, como la tecnica, sino solamente en el herosmo moral en el cual
la imagen divina (cuius ad instar esta hecho el hombre) celebra las opera-
ciones deiformes y triniformes. Esa evidencia de la imagen divina que el padre
Concetti reconoce en las grandezas de la tecnica, la teologa catolica la ha
reconocido solamente en la humanidad del hombre-Dios (en el cual la tecnica
no tuvo ninguna parte), y secundariamente en el herosmo de la virtud. No
es que las obras de la tecnica no tengan valor y no deban celebrarse al igual
que cualquier operacion del hombre dirigida hacia su fin ultimo, sino que no
son valores que deban celebrarse como los mas elevados.
ficiendae sociam operam praebere. Immo per laborem Deo oblatum tenemus
hominem ipsi redemptionis operi Iesu Christi consociari 10 , qui praeeccellen-
tem labori detulit dignitatem, cum in Nazareth propriis manibus operaretur
11
.
Con un osado argumento teologico, se llega a decir que con el triunfo de la
tecnica se comienza a manifestar su propia semejanza con Dios, perdida con
el pecado original 12 . La categora del trabajo se convierte por consiguiente
en la forma general de la moralidad en un doble nuevo significado: primero, el
trabajo es el fin del hombre en la institucion primitiva; segundo, es el medio
universal con el cual el hombre realiza creativamente su personalidad.
En cuanto al primer punto, conviene observar que el destino del hombre
al dominio de la tierra mediante el trabajo es propiamente suyo en el sistema
primitivo (el del Viejo Testamento), que se extenda en una prospectiva emi-
nentemente terrena, senta debilmente la vida ultramundana, y daba a la
virtud y la religion una recompensa temporal: Si quereis y si me escuchais,
comereis de lo mejor de la tierra (Is. 1, 19). Este destino completamente
temporal es sobrepasado en el orden de la gracia anunciado por el Nuevo
Testamento, respecto al cual la presente exaltacion del trabajo aparece como
un movimiento regresivo.
No hay vestigio de exaltacion del trabajo en la predicacion de Cristo, que
eleva toda su prospectiva al reino de los cielos. Es cierto que este germina en
el mundo mediante el merito moral, pero trasciende todo lo que el corazon
mortal puede concebir: en su confrontacion con las cosas del mundo son
purgamentum atque peripsema (la basura del mundo y el desecho de todos)
(cfr. 1 Cor. 4, 13).
10
En la citada encclica la afirmacion esta atemperada por quodam modo. Ver tambien
el discurso en OR, 17 mayo 1981.
11
Es para el trabajador y para su familia el medio ordinario de subsistencia; por el el
hombre se relaciona con sus hermanos y les hace un servicio, puede practicar una verdadera
caridad y cooperar al perfeccionamiento de la creacion divina. No solo esto. Estamos
persuadidos de que, con la oblacion de su trabajo a Dios, los hombres se asocian a la obra
redentora de Jesucristo, quien dio al trabajo una dignidad sobreeminente laborando con
sus propias manos en Nazaret.
12
Son palabras del rector de la Lateranense en Lavoro (organo de los sindicatos cristiano-
sociales ticineses, 19-12-1969). Lo que compete a la gracia se transfiere aqu a la tecnica.
La intemperancia del entusiasmo exegetico por Laborem exercens es maxima en OR, 28
octubre 1981, en un artculo de GUGLIELMO FERRARO donde se exalta el caracter
pascual del trabajo, gracias al cual el obrero participara y renovara el misterio de la Muerte
y Resurreccion de Cristo. La participacion en la muerte estara dada por la fatiga inherente
al trabajo (aunque fatigarse no es morir), mientras la participacion en la Resurreccion
consistira en el mundo nuevo que el trabajo contribuye a realizar. Es obvio que separando
las palabras de su sentido y los conceptos de su coherencia, es posible decir cualquier cosa
sobre cualquier cosa.
31.5. Cristo como hombre del trabajo. Crtica 391
17
Se realiza a s mismo como hombre, es mas, en un cierto sentido ((se hace mas hombre)).
18
Tomadas rigurosamente, estas palabras niegan la vida de oracion y (como veremos) la
vida contemplativa. Los contemplativos, que ciertamente no trabajan, no alcanzaran la
verdadera dimension humana.
394 31. Trabajo, tecnica y contemplacion
que civilizo Europa; pero esto no impide que en esa mezcla la parte mejor
corresponda a la contemplativa, segun las palabras de Jesus: Maria optimam
partem elegit (Mara eligio la buena parte) (Luc. 10, 42).
Santo Tomas aporta muchas razones a esta excelencia de la contemplacion
(Summa theol. II, II, q. 182, a.2), pero las decisivas son dos.
Primera: la contemplacion conviene al hombre precisamente en virtud de
su naturaleza, constituida por el intelecto incorporeo e inmortal y destinada
al conocimiento de la verdad.
Segunda: la contemplacion es una operacion que continua en la vida eter-
na, mientras el trabajo esta circunscrito a la existencia terrena. La excelen-
cia de la contemplacion corresponde por otro lado a la repugnancia 23 que el
hombre experimenta hacia la fatiga y el dolor inherentes al caracter penal del
trabajo. El hombre aspira a la contemplacion, y esta le es dada como premio
de aquel 24 . Esta antinomia entre obra intelectual y trabajo esta poco con-
siderada en la encclica Laborem exercens, que en el n. 9 funde en una unica
categora de trabajo la fatiga de los albaniles, metalurgicos y mineros, con-
juntamente con la obra puramente intelectual de los investigadores cientficos
y de los gobernantes.
La encclica senala que los dos generos de vida tienen en comun una
tension sobre las propias fuerzas a veces muy grande, pero no distingue en-
tre vires y vires, es decir, entre el ejercicio prevalentemente intelectual y el
ejercicio prevalentemente corporal.
Y la paridad entre el trabajo en sentido propio y el trabajo en sentido
impropio es retomada en el n. 26. Aqu, despues de haber representado a Jesus
como obrero (ver 31.4), la encclica hace un censo de los oficios mencionados
en la Escritura y coloca juntos a los hombres del trabajo manual con los
puramente especulativos, a los mineros y estibadores con los estudiosos de
historia y los interpretes de profecas y de enigmas (Ecli. 39, 1-5).
23
Sobre este punto son notables las paginas de Giuseppe Rensi, Lirrazionale, il lavoro,
lamore, Milan 1923, pp. 195 y ss.
24
La celebracion del otium como suprema aspiracion del espritu es frecuente en los
paganos, y todo el mundo recuerda la oda horaciana II, XVI. Pero no menos en los cris-
tianos: PETRARCA, De otio religioso.
Captulo 32
Civilizacion y cristianismo
secundario
397
398 32. Civilizacion y cristianismo secundario
historico.
Ahora bien, quien niega lo sobrenatural del Cristianismo (la operacion de
Dios en el alma mediante la gracia) y el fin sobrenatural del hombre, aun
cuando admita la excelencia de la religion le quita su esencia para hacer de
ella un medio para el mundo.
El cristianismo secundario cree poder mantener el fenomeno ideal del Cris-
tianismo sin la sabidura mstica del Cristianismo: acepta su fruto mundano,
pero rechaza su fruto total.
De un cristianismo secundario trato Croce en el celebre ensayo Perche non
possiamo non dirci cristiani, pero la religion no puede sino rechazarlo, porque
acoge al Cristianismo solo en su aspecto terreno, y as desfigurado lo reveren-
cia como el fondo de la civilizacion humana.
Ciertamente el Cristianismo es un arbol de tal fecundidad que produce
tambien frutos separados del arbol, pero esta fructificacion solamente tiene
significado religioso si no se la separa del arbol.
Ninguna idea le pareca a Manzoni mas falsa que la del cristianismo secun-
dario, aunque a Carducci en el discurso de Lecco y a toda la escuela idealista
les parezca precisamente el cristianismo secundario la inspiracion de sus Inni
sacri. De este cristianismo secundario (denominado por otros cristianismo de
completitud (de valores terrenales)) Manzoni deca que reduce el fin a medio,
y lo que es per se a lo que es per accidens.
El Evangelio, exclama, reducido a ser un medio! El Evangelio, que no
puede concebirse si no es el unico fin! 2 . Manzoni enumera las muchas utili-
dades de la religion en este mundo: desde la recomendacion de la paciencia a
la de la caridad, desde las costumbres civiles a la conservacion de la cultura
en tiempos de la barbarie, de las inspiraciones de la belleza al consuelo de la
esperanza. Y prosigue diciendo que si bien se alaba merecidamente al Cris-
tianismo por todos esos efectos (ciertamente suyos, siendole propio conducir
al orden, a la cultura y a la civilizacion), sera un grave error identificarlo
con ellos (que son lo menor de su eficacia, son mundanos y pueden nacer de
otras causas), mientras se deja de lado lo que es mas importante: su esencia,
operacion, y fin sobrenaturales 3 .
2
Para todo este desarrollo, ver Morale cattolica, ed. cit., vol. III, pp. 83 y ss. La cita
esta en vol. II, p. 478.
3
La manifestacion mas abierta del cristianismo secundario resulto ser el Congreso sobre
las obras de caridad y justicia de la diocesis de Roma: todo era sociologa, poltica, asis-
tencia, casas de acogida, hospitales, escuelas, construcciones, etc. Ni siquiera una palabra
de religion, sino una fuerte coloracion marxista con la condena del ejercicio privado de
la profesion y con la propuesta de que la Iglesia ceda todos sus bienes al Estado para
conseguir ser independiente. OR, 15 de febrero de 1974, e ICI, n. 451, p. 24 (1 de marzo
de 1974).
402 32. Civilizacion y cristianismo secundario
es posible: Nemo potest duobus dominis servire (Nadie puede servir a dos
senores) (Mat. 6, 24).
La Iglesia, volvemos a decirlo, es por s misma santificadora y no civi-
lizadora; su accion tiene por objeto inmediato la persona, no la sociedad. La
Iglesia postconciliar insiste sin embargo, incluso en la liturgia, en un mundo
nuevo y en una sociedad libre y justa, mas que en hombres justos y renovados
en el Espritu.
Bajo tal aspecto, el movimiento de la Iglesia es regresivo. Vuelve al Viejo
Testamento, en el cual el pueblo entero se salva o se condena, las mujeres
se salvan gracias a la circuncision de la otra mitad del genero humano, y la
salvacion esperada es totalmente terrena. Conviene senalar ademas que en
la misma Biblia la civilizacion camina por senderos propios: los primeros a
quienes se designa como fundadores de ciudades son Can y los Cainitas, y
el inventor de la metalurgia es Tubalcan, de la estirpe del fratricida.
La democracia en la Iglesia
407
408 33. La democracia en la Iglesia
especialistas.
4
Ver Opere, ed. cit., vol. III, p. 307. Para todo este punto, ver Morale cattolica, ed.
cit., vol. III, p. 299 y ss. El sofisma de la sinecdoque relevado por MANZONI remite a la
paradoja de CONDORCET, segun la cual mediante la suma de las elecciones racionales
de los individuos no se puede llegar a una eleccion colectiva que tenga la misma propiedad.
5
Considero una completa estupidez considerar justo todo lo que pertenezca a las insti-
tuciones y las leyes de los pueblos.
412 33. La democracia en la Iglesia
6
La autoridad debe pensar mas en la utilidad del pueblo que en su voluntad (De repu-
blica, lib. V, fragmentos, ed. Castiglioni, Turn 1944, p. 140).
7
Morale cattolica, Parte Primera, cap. VII, p. 129 en el vol. II de la citada edicion.
33.6. Iglesia y democracia 413
8
anularse por el bien de la nacion .
que el pueblo no tuviese parte en la determinacion del curso eclesial son las
costumbres sobre la eleccion de los obispos, que duraron siglos. La eleccion
no se haca ad opera del pueblo, porque es oficio propio de los Apostoles y
de sus sucesores, sino con la participacion del pueblo, que daba testimonio
de la bondad de los candidatos. En fin, no se puede ocultar en siglos mas
recientes, y maxime despues de la reforma tridentina, la increble vitalidad de
las cofradas de laicos, en parte dedicadas a la devocion y en parte dirigidas a
las obras de misericordia, regidas de modo autonomo y de las cuales se puede
decir que el clero era solamente el siervo ministerial.
En conclusion, es una vision historicamente infundada la de los laicos
pasivos, adoptada por Pablo VI en el discurso del 22 de marzo de 1970. En
la distincion especfica, siempre conservada, entre jerarqua y pueblo, este
(como parte organica del todo eclesial que vive del Espritu Santo) no fue
jamas miembro pasivo o mecanico movido por los pastores. Lo que hoy se
denomina opinion publica no dejo nunca de impulsar, en la forma propia de
un miembro subordinado, todo el organismo de la Iglesia.
presbiteriales, etc. 13
Pero aqu se manifiesta la intestina contradiccion que un organo pura-
mente consultivo tiene consigo mismo en la medida en que constituye tambien
un organo representativo. En cuanto organo consultivo, debe estar compuesto
con el criterio de la competencia, mientras que al contrario, en cuanto organo
representativo, debe conceder un lugar a todas las experiencias y a todas las
opiniones.
Hay ademas una contradiccion anadida. Incluso reducido a organo de opi-
niones dispares que la jerarqua puede acoger o rechazar, un Snodo de obispos
o un Consejo pastoral expresa opiniones en las cuales puede tambien persistir
aunque el Papa o los obispos las rechacen: por lo cual estos cuerpos eclesiales
de participacion se convierten en realidad en organos de disentimiento y de
independencia del pueblo de Dios con respecto a sus pastores y al pastor
supremo.
Lo que ya se prevea que haba de surgir con la democratizacion de la
Iglesia se vio pronto demostrado a posteriori por los desdichados efectos de
los snodos nacionales y sobre todo del snodo holandes, a consecuencia del
cual la Iglesia de aquella provincia se encuentra en condicion precismatica,
que no se ha podido hasta ahora sanar ni siquiera con el Snodo extraordinario
convocado en Roma en 1980 por Juan Pablo II.
Pero comunes a todos los snodos, diocesanos o nacionales, es la propen-
sion a la independencia y haber establecido tesis y propuesto reformas en
contraste con la mente declarada de la Santa Sede, pidiendo por ejemplo la
ordenacion de hombres casados, el sacerdocio de la mujer, la intercomunion
eucarstica con los hermanos separados, o la admision a los sacramentos de
los divorciados bgamos (Snodo aleman, Snodo suizo).
No volvemos sobre el disenso doloroso y evidente manifestado en el epis-
copado en torno a la Humanae Vitae (6.5-6.6). Nos referiremos sin embargo
brevemente a la contradiccion entre democratizacion y constitucion divina de
la Iglesia.
Hay diferencia, o mas bien contrariedad, entre la Iglesia de Cristo y las
comunidades civiles. Estas reciben en primer lugar el ser y luego forman
su propio gobierno, y por eso son libres y en ellas esta originariamente y
como fuente toda jurisdiccion comunicada despues (sin privar de ella a la
autoridades sociales).
La Iglesia, al contrario, no se formo a s misma ni formo su gobierno: fue
hecha in toto por Cristo, que estatuyo las leyes antes de llamar a los fieles
y concibio el diseno antes de que ellos existiesen; ellos son realmente una
13
Decreto Christus Dominus y decreto Ecclesia sancta, y nuevo Codigo de Derecho
Canonico.
33.9. Conferencias episcopales. Snodos 417
Es curioso como el decreto (n. 37) encuentra la razon de esta nueva ins-
titucion en la necesidad para los obispos de un mismo pas de obrar de
acuerdo, y como no ve que este vnculo de cooperacion (configurado aho-
ra jurdicamente) altera el ordenamiento de la Iglesia sustituyendo al obispo
por un cuerpo de obispos, y la responsabilidad personal por una responsa-
bilidad colectiva: es decir, por una fraccion de responsabilidad. La doctrina
del Vaticano I y del Vaticano II en la Nota praevia (ver 4.7) define al Papa
como principio y fundamento de la unidad de la Iglesia, pues conformandose
a el es como los obispos se conforman entre s.
No es posible para los obispos apoyar su autoridad sobre un principio
inmediato que sera comun a su potestad y a la del Papa. Ahora bien, con
la institucion de las Conferencias episcopales, la Iglesia se convierte en un
cuerpo policentrico cuyos numerosos centros son las Conferencias episcopales,
nacionales o provinciales.
La primera consecuencia de la nueva organizacion es una relajacion del
vnculo de unidad, que se ha manifestado con grandes disensiones en puntos
gravsimos. Ver 6.4-6.8.
La segunda consecuencia es la desautorizacion de los obispos individuales
en cuanto tales; ellos ya no responden ni ante su propio pueblo ni ante la
Santa Sede: se sustituye la responsabilidad individual por una responsabili-
dad colegial que, por encontrarse en el cuerpo entero, no se puede colocar en
ninguno de los componentes del cuerpo 15 .
En las Conferencias episcopales las deliberaciones se toman por mayora
de dos tercios; pero la mayora as cualificada, aunque tal vez proporcione una
mayor facilidad de ejecucion, no impide la opresion ejercitada por la mayora
sobre la minora (ver 33.3-33.4) 16 . Las decisiones mayoritarias, aunque
hayan sido puestas bajo el examen de la Santa Sede, tienen fuerza para
obligar jurdicamente, y no solamente en el caso de prescribirlas el derecho
comun o de haber recibido de la Santa Sede una fuerza particular que las
haga obligatorias.
No se comprende como las Conferencias episcopales pueden tener capaci-
15
Conviene observar que si por un lado los obispos individualmente considerados son
desautorizados por la Conferencia Episcopal, por otro esta es desautorizada por la Con-
federacion de Conferencias Episcopales.
16
Por tanto resulta superfluo afirmar que estas asambleas eclesiales son toto caelo dis-
tintas de las asambleas democraticas de la sociedad civil. Tienen identica estructura e
identico funcionamiento. Ademas, las Conferencias episcopales se transforman, por la in-
terna vis logica que las mueve, en representaciones de todo el pueblo de Dios, admitiendo
a laicos en sus propios trabajos. La asamblea de la Conferencia episcopal italiana en abril
de 1983 contemplo la intervencion activa en sus trabajos de presbteros y laicos. En la
tercera jornada hubo diez intervenciones de obispos, cuatro de presbteros y seis de laicos
(OR, 15 de abril de 1983).
33.10. Snodos y Santa Sede 419
dad para obligar cuando ya obliga el derecho comun, y menos aun se ve como
puede coexistir la responsabilidad personal con la corresponsabilidad: es de-
cir, una responsabilidad plena y directa con una responsabilidad condivisa e
indirecta, en realidad una fraccion de responsabilidad.
La incompatibilidad entre las dos ha dado lugar a profundas divisiones, y
en alguna provincia como la holandesa, a situaciones precismaticas; en estas,
los obispos que consideran su potestad semejante a la del Papa han sido
abandonados por obispos fieles a Roma, que derivan el principio de unidad
con sus hermanos de su union con el Romano Pontfice.
De ah procede una general inclinacion de las Conferencias episcopales
a pronunciarse in proprio por encima de los documentos papales; no como
en el pasado, con un juicio de obediencia y de consenso, sino con un juicio
crtico y a menudo de disentimiento (como se vio, causando estupor, en la
promulgacion de Humanae Vitae).
cion del Forum todos son evangelizadores, porque el deber del cristiano se ve
con claridad solamente en la relacion con el projimo.
Navegando en un confusionismo aun mas superficial y desconocedor de
toda teodicea, el Forum (en un mundo que todos ven en dificultades, en medio
de la injusticia y del dolor) sentencia finalmente que se trata de comunicar a
los otros nuestra alegra, intercambiar esperanzas en la busqueda de nuevas
formas de vida de la Iglesia.
El motivo de la alegra, sustitutivo de la fe y esperanza sobrenaturales,
haca despues dar saltitos sobre el pulpito como los corderos bblicos al obispo
de Lugano en la homila final del Snodo. No se puede elevar el tema de la
alegra a motivo primario de la religion, ya que el problema del dolor y del mal
es el misterio profundo de la vida y de la religion, y quien cierra los ojos para
no verlo rechaza la religion misma 19 . Para concluir, el Forum, presentado
como asamblea representativa de la Iglesia de Suiza, era en realidad una
seleccion de grupos de nula representatividad, y formado en gran parte por
personas de poca doctrina que no habran resistido la docimastica propia de
las democracias de la Grecia antigua.
El snodo tuvo dos partes: una fundada sobre conceptos confusos y circi-
terizantes, como los de insercion en el mundo, apertura, comunidad viva, o
ser mas hombre. En esta parte falta todo reclamo a conceptos precisos co-
mo precepto divino, deber personal, espritu de penitencia, fe sobrenatural,
o actos de virtud. Hubo despues una segunda parte, precisa y sin ambages ni
circiterismos, en la cual el Forum pretende que son expectativas de la Igle-
sia helvetica los postulados innovadores ya formulados en el primer Snodo
y rechazados por la Santa Sede: ordenacion de mujeres, sacerdotes casados,
intercomunion, o admision a los sacramentos de los divorciados vueltos a
casar.
El nucleo del espritu sinodal es que el espritu subjetivo prevalece en
la vida de la comunidad eclesial impregnandola del primado de la opinion
publica; y que conviene por tanto continuar manteniendo abiertas las cues-
tiones cerradas por la Iglesia. De la dependencia del cristiano respecto a la
autoridad de la Iglesia se pasa a la dependencia de la Iglesia respecto a la
autoridad del Demos.
19
Para las citas referidas, ver el informe sobre los trabajos del Forum en Giornale del
popolo, 30 y 31 de octubre de 1981.
422 33. La democracia en la Iglesia
Captulo 34
Teologa y Filosofa en el
postconcilio
423
424 34. Teologa y Filosofa en el postconcilio
Que el valor del tomismo sea metodico y no tetico, aun siendo la tesis
dominante en el Congreso de 1974 que condujo a la fundacion de una Aso-
ciacion internacional en defensa de un tomismo sincretista, no paso sin reprobacion
de Pablo VI, en carta al Maestro general de la Orden de Predicadores el 14
de noviembre de 1974.
El Papa restablece conforme a la verdad el valor actual del tomismo.
Concluye el documento afirmando que para ser hoy un fiel discpulo de San-
to Tomas no basta querer hacer en nuestro tiempo y con los metodos de que se
dispone hoy lo que el hizo en el suyo (no sera nada de particular hacer lo que
hicieron todos los Padres, desde Tertuliano en adelante) contentandose con
imitarle. Caminando por una especie de va paralela sin recoger nada de el,
difcilmente se podra llegar a un resultado positivo o por lo menos a ofrecer
a la Iglesia y al mundo esa contribucion de sabidura de que tienen necesi-
dad. No se puede hablar de verdadera y fecunda fidelidad a Santo Tomas si
no se aceptan sus principios, que son faros para iluminar los mas impor-
tantes problemas de la filosofa, e igualmente las nociones fundamentales de
su sistema y sus ideas-fuerza. Solo as el pensamiento del Doctor Angelico,
en confrontacion con los siempre novedosos resultados de la ciencia profana,
conocera un pujante desarrollo.
Pero la disolucion a la que llevo el pluralismo tiene una causa mas pro-
funda, y es la libertad de opinion reivindicada por la escuela modernizante
contra la autoridad didactica del Sumo Pontfice.
Que esta autoridad se acorto en su ejercicio durante el Pontificado de
Pablo VI lo he demostrado en 6.3-6.10. Aqu bastara una simple referencia
a la doctrina catolica.
La libertad de investigacion, o mejor, el espacio de la investigacion teologi-
ca, tiene un doble lmite: las palabras de la Escritura y las palabras del
Magisterio. Sin embargo, en el sistema catolico las palabras de la Escritura
solo iluminan al teologo bajo la luz del Magisterio, y el Magisterio solo le
ilumina bajo la luz de la Escritura, por una causalidad recproca que fue
negada por los innovadores del siglo XVI e igualmente por los innovadores
contemporaneos.
Celebre a este proposito es la doctrina de Hans Kung, separandose de
todos los dogmas catolicos, tanto de los de filosofa racional (por ejemplo, la
demostrabilidad de la existencia de Dios), como de los de teologa revelada
(por ejemplo, la naturaleza ontologicamente divina de Cristo). Sin embar-
go, estas son ramas de la doctrina y descienden de la negacion radical del
principio catolico de la dependencia.
La mente depende del objeto y se adecua a el; la fe depende y se adhiere
a la Palabra revelada; el teologo depende y se conforma al dato dogmatico
depositado en la Iglesia y desarrollado por el Magisterio. Para Kung la fe es un
sentimiento de confianza en la originaria bondad de lo real, cuyo sentimiento
es vivible y expresable de infinitas maneras, por lo que toda religion es va
de salvacion.
Para el la Iglesia no es una fundacion centrada en Cristo, sino la expandida
y difundida memoria de Cristo en el seno del genero humano.
Es demasiado claro que el teologo ejercita esa memoria de la misma man-
era que cualquier cristiano; y as como la eminencia de tal oficio no se encuen-
tra en la positiva institucion de la autoridad didactica de Pedro, sino en la
excelencia individual, as el oficio didactico ya no es exclusivo del episcopado
unido a Pedro, sino competencia comun de los teologos.
De aqu la negacion de la infalibilidad de la Iglesia, que sera falible,
aunque indefectible, es decir, estara sujeta al error, sin jamas caer en el
del todo, e historicamente compuesta de valores y de antivalores como todo
fenomeno humano.
En ultimo analisis, el sistema de Kung es un compuesto de desviaciones
antiguas avivado por una alta calidad literaria y reasumible enteramente en
el principio luterano de la luz privada y de la fe como confianza.
El caso Kung, tratado con grandes precauciones por la Santa Sede, fue
decidido con el decreto del 15 de diciembre de 1980, que privaba a Kung del
436 34. Teologa y Filosofa en el postconcilio
7
Primero, reprimir a quien ensena el error; segundo, impedir que el pueblo preste aten-
cion a quien ensena el error.
Captulo 35
El ecumenismo
437
438 35. El ecumenismo
que tendran un centro mas profundo situado fuera de cada una de ellas; y
finalmente, que los separados deben moverse hacia el centro inmovil que es la
Iglesia del servicio de Pedro. La union ecumenica encuentra su razon y su fin
en algo que ya esta en la historia, que no es algo futuro, y que los separados
deben recuperar.
Todas las cautelas adoptadas en materia ecumenica por la Iglesia romana
y maxime su no participacion (aun mantenida) en el Consejo Ecumenico de
las Iglesias, tienen por motivo esta nocion de la unidad de los cristianos y la
exclusion del pluralismo paritario de las confesiones separadas. Finalmente,
la posicion doctrinal es una reafirmacion de la trascendencia del Cristianismo,
cuyo principio (Cristo) es un principio teandrico cuyo vicario historico es el
ministerio de Pedro.
1
Esas diferencias podran incluso ser conservadas como dogmas particulares de Iglesias
locales. De aqu la propuesta de algunos teologos reformados de admitir el primado de
Pedro como dogma de la provincia romana de la Iglesia universal. En no pocas parroquias
de Francia se predica la practica de la doble pertenencia, en virtud de la cual los conyuges
de mixta religion practican indistintamente ambos cultos (ICI, n. 556, 15 de noviembre de
1980).
2
Tambien Pablo VI hablo (en OR de 27 de enero de 1963) de la recomposicion de los
cristianos separados entre s en la unica Iglesia catolica, universal, es decir, organica, y
por tanto propiamente compuesta, pero solidaria en una unica y unvoca fe.
442 35. El ecumenismo
puramente verbal.
7
Por lo tanto, en perfecta coherencia con esta idea de una teocrasia o pammixis religiosa,
en el Missel des dimanches 1983 de los obispos de Francia, en la fiesta de Todos los Santos,
se ruega Junto con los Santos de todas las creencias e increencias.
35.8. Caracter naturalista del ecumenismo para los no cristianos 447
Dios, una vez purgados de las escorias del mal, son restituidos a su autor,
Cristo. Por lo cual todo el bien que se encuentra diseminado en el corazon y
en la mente de los hombres o en las civilizaciones o en las religiones propias
de ellos 9 , no solo no desaparece, sino que es sanado, elevado y llevado a su
completitud.
La opinion de mons. Rossano arriba citada pone en cuestion un punto de
eclesiologa y otro de teologa.
En cuanto al primero, parece ofender al caracter autosuficiente de la Igle-
sia en orden a la salvacion de los hombres, considerandola defectuosa y corta
y necesitada de las otras religiones.
En esto se confunde la religion con la civilizacion: si bien las civilizaciones,
en cuanto construcciones del obrar humano siempre parcial, estan conectadas
y son mutuamente tributarias (surgiendo todas ellas de su base comun: la
naturaleza humana), no puede decirse lo mismo de las religiones, ya que la
religion catolica no es consecuencia del pensamiento natural de las naciones,
sino un efecto sobrenatural que no puede obtenerse de la naturaleza humana
profundizando en ella.
Hay por tanto un sofisma que intercambia religion y civilizacion y elide
la trascendencia del Cristianismo. La Iglesia, sociedad perfecta que tiene en
s misma todos los medios necesarios para su fin, sera entonces una sociedad
imperfecta, que como dice Rossano necesitara de las luces y los valores de
otras religiones.
Ademas, una civilizacion no es una religion, y una civilizacion universal
es algo diferente a una religion universal.
La opinion de Mons. Rossano ataca tambien la nota de catolicidad de la
Iglesia, ya que una Iglesia que debe ser integrada no solo extensivamente,
sino tambien intensivamente, no es ciertamente universal 10 . La defectividad
es proclamada tambien por Mons. Sartori, profesor de dogmatica en la Facul-
tad teologica de la Italia septentrional, en el curso de aggiornamento de la
Universidad Catolica de Milan: el catolicismo ha descubierto su parcialidad,
que es una contraccion dentro de la universalidad, y ha reencontrado el Todo
dentro del cual se encuentra la misma parcialidad cristiana 11 . El Cristia-
nismo es as reconocido como una de las infinitas posibles formas historicas
en las cuales se manifiesta la universal religion natural, siendo lo sobrenatural
absorbido y naturalizado.
9
En el texto, ritibus, que no se puede traducir, como hacen las ediciones en lengua
vernacula, como usos. Identica percopa se encuentra en Lumen Gentium 17.
10
En una conferencia en Civilta cattolica el padre SPIAZZI ensena que ninguna Iglesia
se identifica perfectamente con Cristo. De ah la necesidad de que cada Iglesia acepte este
movimiento centrpeto hacia el Redentor (OR, 27 de enero de 1982).
11
Vita e pensiero, septiembre-diciembre 1977, pp. 74-77.
35.9. Teora de los cristianos implcitos en el nuevo ecumenismo 449
16
La idea sincretista ha penetrado ampliamente en la masa y, por ejemplo el Meeting
de Rimini para la amistad de los pueblos, promovido por el gran movimiento catolico
de Comunion y Liberacion en agosto de 1982, se convirtio en un coloquio a varias voces
(participaban protestantes, budistas, hebreos, etc.) sobre experiencias religiosas diversas de
profesiones de fe, pero con el comun denominador de la comunion en favor del hombre y su
fondo sagrado (OR, 30-31 de agosto de 1982). Esta comunidad era ademas contraria a la
ensenanza que Juan Pablo II dio en esos mismos das en la homila de San Marino, donde
desarrollo el tema de que en el mundo el bien esta separado del mal y se le contrapone por
la voluntad del mismo Dios, y que esta contraposicion surge en la conciencia del hombre,
de la cual el Meeting haca surgir la asimilacion.
17
De quien se protesto verdaderamente desde muchos lados, pero fue protegido por el
responsable del periodico, G. BAGET BOZZO, que en carta del 9 de septiembre de 1971
dirigida a m rechaza las crticas.
18
Cit. en Ami du clerge, 1964, p. 414.
452 35. El ecumenismo
mo unido a una caridad meramente natural haya tenido en Marsella, por obra
de Mons. Etchegaray, su panteon 19 . Tampoco sorprendera finalmente que
en el seminario islamocristiano de Trpoli, en 1976, el Card. Pgnedoli haya
aceptado en el punto XVII la condena de toda mision que se proponga la con-
version, al considerar a todos los fundadores de religiones como mensajeros
de Dios (OR, 13 de febrero de 1976). La conversion del concepto de mision
en el de proselitismo se ha hecho hoy comun entre los catolicos, que han
adoptado totalmente sobre este punto la doctrina del Consejo Ecumenico de
las Iglesias.
Segun el pastor Potter, secretario de ese Consejo, en el discurso a la asam-
blea ecumenica de Vancouver en julio de 1983, el fruto que ha madurado en el
mundo cristiano gracias a ese movimiento es el siguiente: De la desconfianza,
del rechazo al reconocimiento mutuo de ser Iglesias, del proselitismo, de una
confesion apologetica de la propia fe particular, se ha pasado a desalentar
el proselitismo para hacer mas fiel y mas convincente el testimonio comun
de Cristo (OR, 28 de julio de 1983, que no hace reserva alguna y parece
reconocer que esta es tambien la posicion de la Iglesia Catolica).
No sorprende que en tal circunstancia de teocrasia haya sido erigido como
smbolo en el campo de las reuniones un enorme totem de una tribu india
(OR, 31 de julio de 1983, que pone la noticia bajo el titular ((Culturas diversas
convergentes en la unica fe))).
fe pasando por las vas del progreso humano (OR, 23 de septiembre de 1982).
La ecumene ya no es la reduccion de la humanidad universal a Cristo
como hombre-Dios, que permite la percepcion de las realidades divinas, sino
una completa explicacion de la racionalidad, que es ciertamente una irra-
diacion del Verbo divino, pero in puris naturalibus. Esto se ve en cada paso
de la civilizacion moderna, marcada por el caracter de la tecnica y de la
dominacion del mundo. A este ideal de perfeccion terrena ya se le haba dado
una sistematizacion poderosa en el siglo XVII con la teologa de Campanella,
pero esta estaba fundada sobre el supuesto de que el Cristianismo tena la
virtud de reparar la totalidad del hombre y de desarrollar una perfeccion,
incluso temporal, ignorada por la simple naturaleza. Campanella intentaba
as abatir las objeciones de los polticos de la escuela maquiavelica, segun los
cuales la prosperidad de las naciones sera incompatible con la ley cristiana.
Campanella mostraba que incluso la perfeccion temporal del genero humano
es un fruto del Cristianismo. Sin embargo, en su teocosmopoli Campanella
conservaba el teotropismo esencial al Cristianismo y someta todo lo tempo-
ral a la religion (mas bien al Papado) para dirigirlo, as sometido, hacia el
fin sobrenatural.
Y su ideal era la reduccion del genero humano a la unidad mediante la re-
duccion a Cristo, luz natural y sobrenatural. Esta unidad no debe obtenerse
por maduracion de los valores naturales, sino por un transito discontinuo a
la Iglesia Catolica. Su gran tratado de teologa misionera Quod reminiscen-
tur conduce a las diversas sectas hasta una religion superanadida (segun su
terminologa): ampliada e insertada caelitus en la conciencia.
enseno jamas que la salvacion eterna pudiese conseguirse sin la gracia, que
le da valor al alma por encima de su valor, con una absoluta discontinuidad
respecto al estado natural del hombre.
La imposibilidad de que la naturaleza produzca un acto que supere a
la naturaleza persuada mas bien a romper la unidad teleologica del genero
humano proponiendo dos fines ultimos, uno natural y otro sobrenatural.
Siempre fue concebida sin embargo la salvacion como una luz de la con-
ciencia, negandosele al inconsciente todo valor en orden al destino moral del
hombre.
Por el contrario, la doctrina del deseo inconsciente no tiene en cuenta la
necesidad de no situar los valores religiosos en la profunda oscuridad, sino en
la cumbre del intelecto y de la voluntad. Sustrae el hecho de la salvacion a la
opcion moral del hombre, que implica conocimiento, advertencia y libertad.
No puede el destino eterno del hombre (de esto se trata, al fin y al cabo)
consumarse por actos no deliberados movidos por un oscuro instinto. El hom-
bre no puede encontrarse salvado sin ejercicio de su libertad.
Este deseo inconsciente es tanto menos admisible en el nuevo sistema
cuanto que en este la dignidad humana estriba precisamente en un acto de
auto realizacion. O es que vamos a decir que la auto realizacion pertenece
en ultimo analisis al ambito de lo inconsciente? El influjo de ciertas doctri-
nas psicologicas ha alterado aqu seriamente la soteriologa del catolicismo,
introduciendo el pseudoconcepto de deseo inconsciente, es decir, voluntad sin
acto volitivo y consiguientemente sin valor ni merito.
24
La religion planteada por nosotros es imperfecta y a veces falsa, mientras que la religion
innata es perfecta y verdadera; y puesto que los hombres yerran en la ((religio addita)),
compete a Dios manifestar la religion y el camino que conducen a El. (Metaphysicorum
libri, Parisiis 1638, p. II1, cap. 3, art. l, p. 204).
25
Observese la equivalencia: alcanzan o pueden alcanzar. Hecho y posibilidad resultan
ser lo mismo.
26
Aun menos puede disimularla el padre RAHNER en OR, 10 de octubre de 1975: no
obstante su sobrenaturalidad y su caracter gratuito, la gracia puede ser considerada como
algo que pertenece a la existencia del hombre.
458 35. El ecumenismo
especies.
Con el sistema propuesto, la dificultad de una union que no sea puramente
sincretista es tan ardua que a la conclusion de su escrito Mons. Rossano
confiesa que siguen abiertos los problemas de como se pueda conciliar en
concreto la universalidad del mensaje cristiano con el respeto a la identidad
y a la tradicion espiritual de los demas; de si se puede conciliar, y como, la
fidelidad a Cristo y a la propia tradicion religiosa no cristiana; de cual sea
la relacion entre la iluminacion universal del Verbo y la revelacion historica
del Evangelio; de como puede decirse que es vehculo para la gracia de Cristo
una tradicion religiosa extrana a El y que aparentemente esta contra El.
Mons. Rossano no se da cuenta de que los llamados problemas resid-
uales son en realidad el problema capital al cual el pretenda proponer una
solucion y que a la luz de la ortodoxia permanece sin embargo irresoluto. La
relacion entre el Logos natural y el Logos teandrico, entre economa natural y
economa sobrenatural, entre cristianismo y religiones no cristianas, es el an-
tiguo problema de vera religione y es el problema de fondo de la apologetica
catolica. Hic Rhodus. No es el residuo de un problema sustancialmente ya
resuelto. Es el problema mismo en su instancia inevitable.
30
Aun mas acentuado es el sincretismo en las declaraciones del Card. LUSTIGER, ar-
zobispo de Pars, en la entrevista del 3 de febrero de 1981 con France-Soir: Yo soy judo.
Para m las dos religiones son una misma. Fue desmentido inmediatamente por el Gran
Rabino de Francia KAPLAN: Para nosotros no se puede ser a la vez judo y cristiano; e
igualmente por su sucesor, el Gran Rabino SIRAT: No se podra, sin abuso de lenguaje,
hablar de religion judo-cristiana. Se es judo o se es cristiano. Es viva la contraposicion
entre quien ha perdido el sentido de las esencias y quien lo conserva.
462 35. El ecumenismo
Captulo 36
463
464 36. Los sacramentos. El bautismo
4
Un documento inspirado en tal subjetivismo es la Declaration des eveques de France
sur le bapteme des enfants. Se considera sujeta a reforma la practica del bautismo infantil,
y se propone una insercion gradual en el misterio de Cristo Resucitado, as como la di-
lacion del bautismo. Tambien los Cataros luchaban contra el bautismo infantil, alegando
la necesidad de actos conscientes (Esprit et Vie, 1966, p. 503).
36.4. Bautismo ((in fide parentum)) 467
La Eucarista
469
470 37. La Eucarista
(15 de julio de 1981), donde se deploran los excesos de la Contrarreforma y se impone una
interpretacion no realista del sacramento.
10
Ninguno de los discpulos esta seguro de no ser el traidor, y preguntan al Maestro:
Soy yo, quizas?. Esta tragica incertidumbre de la propia voluntad moral esta recogida
magnficamente en la Cena de Leonardo en Santa Maria delle Grazie, en Milan.
11
En el discurso del 9 de junio de 1983 Juan Pablo II afirma que, siendo la Eucarista
memoria de la muerte, pero tambien de la Resurreccion de Cristo, nos hace participar en
la vida triunfante del Resucitado, y por consiguiente supone un clima de alegra. Pero es
evidente que la memoria se dirige primaria e inmediatamente a la Cena y a la Pasion, uno
de cuyos momentos es la Eucarista.
12
La irreverencia llego a tanto que los obispos austriacos se vieron costrenidos a hacer
un documento especial. Vease la obra de Mons. GRABER, Obispo de Regensburg, Die
funf Wunden der heutigen Kirche, Regensburg 1977, p. 10.
13
No solo ya no se ordena la reverencia, sino que incluso se prohibe. El obispo de Antigo-
nish (Canada) ha prohibido formalmente recibir la comunion de rodillas: The Globe and
Mail, diario de New Glasgow, 19 de agosto de 1982.
14
El diario del arzobispado de Seattle (Estados Unidos), North-west Catholic Progress,
daba en marzo de 1971 la receta para confeccionar la Eucarista: leche, crisco (que es una
especie de margarina), huevos, levadura y miel.
15
Cuando siendo nino don Bosco iba a ir a comulgar, su madre le apartaba de los juegos
durante tres das; y ese otro espritu elevado que fue Antonio Fogazzaro se preparaba
desde los primeros de noviembre a la Comunion de la Inmaculada (Epistolario, p. 328),
sosteniendo que la insuficiencia del fruto de una Comunion deriva de no haberse preparado
476 37. La Eucarista
20
Los criminales acudan solcitos a Berengario y se congratulaban con el de haber sido
liberados de un gran temor, ya que comprendan que la Eucarista no era aquella cosa tan
divina que les haca abstenerse de los delitos y las infamias para poder recibirla
478 37. La Eucarista
ver las informaciones sobre Leon XIII de NELLO VIAN, Il leone nello scritoio, Reggio
Emilia 1980, pp. 169 y ss. Aquel Papa se haca confeccionar incluso las poesas latinas,
que luego retocaba.
23
La incierta ortodoxia de la primera redaccion del artculo 7 es el efecto de una contami-
nacion entre las exigencias de la doctrina tradicional y el influjo de los observadores no
catolicos que asistieron a los trabajos de la Comision conciliar: no solo como observadores
(as se deca en su ttulo), sino como consultores y partcipes en la redaccion de los tex-
tos. Mons. BAUM, entonces presidente de la comision del episcopado americano para el
ecumenismo, en Detroit News del 27 de junio de 1967, declaro: Ellos (los observadores no
catolicos) no estan ah simplemente como observadores, sino tambien como expertos con-
sultores, y participan plenamente en las discusiones sobre la renovacion liturgica catolica.
Si se hubiesen contentado con escuchar, la cosa no hubiese tenido demasiado sentido; pero
no, ellos s que contribuyen.
24
La correccion al artculo 7 aparecio en el numero de mayo de 1970 de Notitiae, organo
de la Sagrada Congregacion para el culto divino. La precede un proemio en el que se
lee que habiendo examinado los miembros y los expertos del Consejo, antes y despues de
su promulgacion, el artculo 7, no encontraron en el ningun error doctrinal ni ninguna
razon para modificarlo. No obstante, para evitar dificultades y hacer mas claras ciertas
expresiones, se decidio que el documento fuese retocado en ciertas partes. El artculo 7
no fue retocado, sino enteramente rehecho, haciendo aparecer los elementos esenciales de
la doctrina de la Iglesia aunque continue sin ser mencionada la transustanciacion, que
Pablo VI restaurara despues plenamente en la encclica Mysterium fidei. He aqu el texto
refundido: In Missa seu Cena Dominica populus Dei in unum convocatur sacerdote prae-
side personamque Christi gerente, ad memoriale Domini seu sacrificium eucharisticum
celebrandum. Quare de huiusmodi sanctae Ecclesiae coadunatione locali eminenter valet
promissio Christi: ((Ubi sunt duo vel tres congregati in nomine meo, ibi sum in medio
eorum)). In Missae enim celebratione, in qua sacrificium Crucis perpetuatur, Christus re-
aliter praesens adest in ipso coetu suo nomine congregato, in persona ministri, in verbo
suo et quidem substantialiter er continenter sub speciebus eucharisiticis.
(En la Misa o Cena del Senor el Pueblo de Dios se reune bajo la presidencia del sacerdote
480 37. La Eucarista
torno al cual gira la Iglesia, accion sagrada para cuyo cumplimiento son orde-
nados los presbteros) entra en una prospectiva de evolucion y de superacion.
Se descubre la mira ultima del cambio drastico de que hablabamos en 3.9: el
desprecio de la Misa con la consiguiente abolicion o decadencia del precepto
dominical 30 .
La degradacion de la Eucarista, el fenomeno mas imponente de la Igle-
sia contemporanea, es en ultimo analisis un efecto de la desustanciacion y
consiguiente subjetivizacion del misterio. Si la Eucarista es celebracion de
un memorial de amor entre los fieles y de esperanza en un mundo mejor,
desciende de su grado excelso y se alinea con los ritos de la comida sagrada
de identificacion con el dios (ritos ya conocidos por la etnografa religiosa).
En los ritos de Dionisio los participantes se convierten en cabras, y en los
de Hera las sacerdotisas son osas (memorsticamente, se entiende: por asimi-
lacion intencional). No es el proprium del misterio cristiano, en el que el dios
esta realmente presente y se sume realmente 31 .
30
La cuestin ya se haba escuchado en el Concilio en las congregaciones CIX y CX en
boca de Mons. LA RAVOIRE, obispo hindu, y del patriarca Maximos IV, para quienes es
difcil encontrar razonable el precepto dominical bajo pena de pecado: nadie nos cree, y los
incredulos se mofan de ello (OR, 26-27 octubre 1964; Le Monde, 20 octubre 1964). Ver
al contrario la admirable apologa que hace MANZOM de la racionalidad, religiosidad y
legitimidad del precepto: Morale cattolica, Parte Primera, cap. VI, en el vol. II, p. 111, ed.
cit.
31
Pablo VI ataco esa desviacion en el discurso a los obispos del Sur-Oeste de Francia,
recordando que la celebracion de la Eucarista es algo mas que un encuentro fraternal y
un compartir la vida (OR, 18-19 abril 1977).
Captulo 38
La reforma liturgica
485
486 38. La reforma liturgica
5
Delle cinque piaghe della Santa Chiesa, Brescia 1966, p. 74: queriendo reducir los
Sagrados ritos a las lenguas vulgares se ira hacia dificultades mayores, y se anadira un
remedio peor que el mal. Las ventajas de que se goza conservando las lenguas antiguas
son principalmente: la representacion que hacen las antiguas Liturgias de la inmutabilidad
de la Fe; la union de muchos pueblos cristianos en un solo rito, con un mismo lenguaje
sagrado, haciendoles sentir mucho mejor la unidad y la grandeza de la Iglesia y su comun
fraternidad; el tener algo de venerable y de misterioso en una lengua antigua y sagrada,
casi un lenguaje sobrehumano y celeste; (...) la infusion de tal sentimiento de confianza en
quien sabe que reza a Dios con las mismas palabras con las cuales oraron durante tantos
siglos innumerables hombres santos y padres nuestros en Cristo. Con la vulgarizacion de
los ritos se introducira una enorme division en el pueblo y un perpetuo cambio en las
cosas sagradas.
6
Realmente no es algo difuso (la metafora viene del lquido, que se expande uniforme-
mente dando lugar a un velo superficial continuo), sino mas bien discontinuamente disper-
so.
38.3. Los valores de la latinidad en la Iglesia 489
7
Que el uso de una lengua supranacional sea, incluso en el orden civil, un coeficiente de
unidad y de concordia, queda probado por el hecho de que el intento de algunos Estados
asiaticos y africanos plurilingues de introducir como lengua oficial alguna lengua del pas,
provoco guerras civiles y debio ser abandonado.
8
Para ser equitativos conviene reconocer que tambien nuestros doctores daban de modo
extravagante ejemplos de tal decadencia. OLINTO GUERRINI, que era bibliotecaria en
el Archigimnasio de Bolonia, en una safica erotica de Postuma, Bolonia 1882, p. 145,
equivocaba acentos y declinaciones, poniendo plvinar en vez de pulvinar y haciendo latum
acusativo del sustantivo latus. Por venir a tiempos recientes, en la celebre Academie des
inscriptions et belles lettres, el ilustre AUHAN citaba un paso del medieval Guiberto,
en el que se dibuja pintorescamente la figura del escolar inclinado sobre el banco: pluteo
adhaerens tanquam animal peritum que quiere decir: ligado al banco como un animal
sabio, como un sabihondo. Pero AEPHAN lee perttum en vez de peritum y traduce comme
un animal empaille, olvidando que los intransitivos no tienen participio pasado. En la
abada de Viboldone, cerca de Milan, una lapida recuerda la restauracion promovida por
el arzobispo Montini antequam ad Summum Pontificatum eligeretu. El redactor del epgrafe
ignoraba la ley de la oblicuidad, eje de la construccion latina. Con ese subjuntivo se viene
a decir exactamente que el Card. Montini tena en mente convertirse en Papa, e hizo
todo lo posible para restaurar Viboldone antes de que ello ocurriese. El Card. SEPER, en
diciembre de 1974, me senalo que en el documento de su Congregacion sobre el aborto sus
latinistas se haban equivocado escribiendo ut opinatur.
490 38. La reforma liturgica
11
Es futil la tentativa de justificar filologicamente la variacion aduciendo que muchos
es un semitismo equivalente a todos. No es en modo alguno verdad. Pretender que los
antiguos no distinguiesen los conceptos de totalidad y pluralidad es acusarles de no haber
posedo los primeros principios de la razon.
494 38. La reforma liturgica
El Pontfice, por tanto, tratando del paso a la lengua hablada (como dice
impropiamente, ya que el latn era lengua hablada, y en modo eminente, en
la liturgia), reconoce ser la renuncia al latn un gran sacrificio y lamenta
agudamente la ruptura de la tradicion. El nuevo rito rechaza la antiguedad
transmitida durante siglos para aferrarse fragmentariamente a lo antiguo que
no fue transmitido, y as separa a unas generaciones de cristianos de otras.
esta palabra didactica durante la Misa en las diversas lenguas vulgares: sea
releyendo al pueblo el texto sagrado en lengua vernacula, sea reproponiendolo
y explicandolo en la homila. Pero si se mantiene la distincion entre Liturgia
de la Palabra y Liturgia del Sacrificio, jamas puede ocurrir que la percepcion
intelectual de las formas de oracion (posible tambien para un no creyente)
valga mas que la elevacion de la mente y del animus con que se realiza la
oracion. El Concilio ha puesto como fundamento la participacion de los fieles
consciente, activa y fructuosa (Sacrosanctum Concilium 11, y por partici-
pacion entiende que los cristianos no asistan a este misterio de fe como
extranos y mudos 21 espectadores, sino comprendiendolo bien a traves de los
ritos y oraciones (Sacrosanctum Concilium 48).
En los motivos de la reforma se encuentran respecto a la tradicion al-
gunas variaciones importantes conectadas tendencialmente con variaciones
dogmaticas.
La primera variacion proviene del supuesto de que la liturgia debe expre-
sar los sentimientos de los hombres contemporaneos (Sacrosanctum Concil-
ium 37-38) 22 , cuando por el contrario expresa el sentido intemporal de la
Iglesia.
Este sentido intemporal, precisamente por serlo, incluye tambien el sen-
timiento de los contemporaneos, pero no esta circunscrito a el: no es un
sentimiento historico, sino suprahistorico, que abraza el discurrir de todas
las generaciones cristianas.
La liturgia, segun la definicion clasica retomada ademas por el Concilio
(Sacrosanctum Concilium 7), es la accion sacerdotal de Cristo y de su Cuerpo
Mstico, que es la Iglesia: de donde resulta el culto publico a Dios Padre.
La operacion sacerdotal de Cristo en la asamblea solo tiene lugar mediante
la accion del sacerdote ordenado, y el sacerdocio bautismal es radicalmente
incapaz de consagrar el cuerpo del Senor, centro de la liturgia. Este punto
de fe fue claramente fijado en el documento Sacerdotium ministeriale, de la
Congregacion para la Doctrina de la Fe, en septiembre de 1983.
Sin sacerdote no tiene lugar ni Eucarista ni oracion publica de la Iglesia;
por el contrario, el sacerdote que celebra la Misa incluso sine populo cumple
un acto publico y social (Sacrosanctum Concilium 27).
Mas que ser accion del sacerdote in persona Christi, la Misa se convierte
21
Es facil responder que tambien con los labios mudos puede el hombre llenarse de
pensamientos y de amor y que, al contrario, se puede honrar a Dios exclusivamente con
los labios. Por otra parte, antes de la reforma el pueblo rezaba y cantaba una voce durante
todas las funciones.
22
El OR, en una pagina especial del 15 de marzo de 1974, lo profesa incluso en el ttulo:
Celebremos lo que vivimos. No: en la liturgia no celebramos nuestra vida, sino el misterio,
la vida y la gloria del Seor.
500 38. La reforma liturgica
34
.
A causa de las dificultades lingusticas e historicas, de la multiplicidad de
los significados (objeto del razonamiento teologico), y del principio catolico
de que la Iglesia posee las Escrituras y, a diferencia de la Sinagoga, tam-
bien el sentido de las Escrituras, la disciplina de la Iglesia prescribio que
la Biblia fuese entregada al pueblo de Dios por mediacion del sacerdocio;
que se discerniesen las partes que deban divulgarse de aquellas que podan
reservarse; que, en general, el conocimiento del texto sagrado tuviese lugar
solamente a traves de la liturgia, la catequesis y la homiletica; que por tex-
to oficial y autentico fuese tenida solo la Vulgata, y sobre ella se basasen
las traducciones; y finalmente, que estas fuesen todas autorizadas y acom-
panadas de notas interpretativas segun el sentir de la Iglesia. Esta disciplina
ha sido variada; en parte por la nueva direccion imprimida por el Concilio
a la liturgia, y en parte por la sucesiva infraccion de las normas conciliares.
El Concilio supero los decretos antijansenistas y las prescripciones de Po
VI. Contra la popularizacion protestante y jansenista de la Escritura Po VI
estableca que la lectura de la Biblia no es necesaria ni conveniente a todos
(DENZINGER, 1507 y 1429).
Por el contrario, el Concilio, en Dei Verbum 25, recomienda encarecida-
mente a todos los fieles la frecuente lectura de la Biblia. La Iglesia prescriba
que las versiones fuesen autorizadas por la Santa Sede y acompanadas de
glosas explicativas segun la mente de la Iglesia, para que en medio del olea-
je del pensamiento historico y contra las interpretaciones privadas quedase
fijada la inalterable verdad de fe (DENZINGER, 1603).
El Concilio, por el contrario, aunque conserva la obligacion de las glosas,
confa a los obispos la vigilancia sobre las versiones. De aqu procede una
multitud de traducciones, a veces conformes con el sentido autentico y bien
fundadas filologicamente, a menudo sin embargo viciadas de incertidumbre,
tendencias heterodoxas o imprecisiones lingusticas.
Se verifico un fenomeno analogo al de los primeros tiempos cristianos,
cuando segun San Agustn circulaban innumerables traducciones: cualquier
fiel que creyese conocer un poco de griego y latn se pona a traducir (De doc-
trina christiana II, 6, 8). Pero aquellas eran traducciones parciales sugeridas
por el fervor personal y a la medida de este.
Aqu sin embargo se trata a menudo de traducciones completas, llevadas
a cabo por organismos a veces mixtos de catolicos y no catolicos, frecuente-
mente desprovistas de glosas, y no siempre con aprobacion eclesiastica.
34
Ver el estudio de R. KASCHEWSKY en Una voce Korrespondenz, 1982, n. 2-3.
38.14. Exceso y diformidad de la neovulgata 509
Pero ademas del exceso material, hay en los nuevos libros liturgicos dis-
crepancias de interpretacion. Dare un ejemplo. La segunda lectura de la Misa
de Pascua esta constituda por un pasaje de I Cor. 5, 7: kai gar to pascha
hemon etuthe Christos que significa: porque ya nuestra Pascua, Cristo, ha si-
do inmolada. Pero los nuevos misales traducen: Nuestra Pascua es el Cristo
inmolado, o bien Cristo, nuestra Pascua, ha sido inmolado; y en la misma
Misa en el canto de comunion: Cristo, nuestra Pascua, es inmolado. Todas
estas versiones dejan escapar el valor predicativo del vocablo to pascha en
esa construccion. No es posible, en un libro como este, perseguir todas las
versiones insostenibles, cuya abundancia, por decirlo con el poeta, se asemeja
a las arenas de la playa y las olas del mar.
41
El prior de Taize, el hermano ROGER SCHUTZ, dijo en una conferencia: Las nuevas
preces eucarsticas presentan una estructura que corresponde a la Misa luterana. Cit. en
Itineraires (n. 218, diciembre 1977, p. II6). Ademas, MICHAEL DAVIES, Pope Pauls
New Mass, Dickinson 1980, ha demostrado que el nuevo rito romano se asemeja y a veces
se identifica con la Misa anglicana de Cranmer del siglo XVI.
Captulo 39
517
518 39. El sacramento del matrimonio
2
En las catequesis del invierno de 1980 sobre los primeros captulos del Genesis en la
audiencia general del miercoles, Juan Pablo II parece ensenar que desear al propio conyuge
sea un desorden.
39.2. Lo primario y lo secundario en los valores del matrimonio 519
personal, que duraran necesariamente tanto cuanto duran las personas. Sin
embargo, en el texto evangelico esta comunidad de vida se relega completa-
mente, junto con la generacion, a la esfera efmera del mundo terreno.
Juan Pablo II, en la larga catequesis dedicada al sentido de la union de
los esposos, no ha citado jamas este pasaje de Lucas, que ciertamente quita
fuerza a la doctrina de la paridad de los dos fines prevaleciente despues del
Concilio: cesando la mortalidad, cesa la generacion, y cesando la generacion
cesa el matrimonio.
Ciertamente se podra conceder que los afectos conyugales, filiales y pa-
renterales perseveran en la vida del cielo, y Dante canto su poesa con altsima
inspiracion en el canto XIV del Paraso; mas seran afectos sobrehumanos en
personas con el mismo cuerpo, pero transfigurado; seran, por as decirlo, una
memoria de afecto, gracias a la cual (como dice en otro lado el poeta) el
mundo de arriba al bajo torna (Par. IX, 108).
Po XI en la Casti connubii 24-25, incluso concediendo el primer lugar
entre los bienes del matrimonio a la prole, ensena que tambien el fin del
mutuo perfeccionamiento se puede decir que es la razon primaria y motivo
del matrimonio, pero no se puede olvidar que para el Pontfice la recproca
integracion perfeccionante incluye tambien la recproca donacion conyugal
de los cuerpos, causa natural de la prole.
En ese acto de amor (se puede decir sin renovar el mito antiguo) los
esposos son el hijo: como dira Penelope a Ulises, el talamo sobre el cual
fuimos juntos nuestro hijo Telemaco. Que la funcion procreadora deba ser
tambien subjetivamente asumida, o sea lcito asumir subjetivamente solo la
expresion del amor conyugal, es cosa que aqu no compete definir.
Teodicea
527
528 40. Teodicea
ciable para que trabaje en el mismo sentido y el cultivador cuente mas con el
estiercol que con las rogativas para que crezca su cosecha.
Que la civilizacion cristiana fuese en realidad pagana y haya sido redimida
por la actual civilizacion tecnologica, es una afirmacion que pone en cuestion
la verdad misma de la Iglesia Catolica.
Es ademas una paradoja, pues acaso no conocan los campesinos de la
era pretecnologica los abonos, y los esparcan en montones insensatamente,
en vez de con conocimiento de aquello que hace laetas segetes?
La tesis de los obispos de Francia contiene un error religioso y filosofico.
Prejuzga la universalidad de la Providencia, que se extiende hasta los
individuos y hasta los cabellos de la cabeza de los individuos (Mat. 10, 30).
Prejuzgando la universalidad de la Providencia, prejuzga tambien el principio
de Creacion, principio mismo del Cristianismo: precisamente porque todo el
ser del mundo es un efecto de la causalidad de Dios, todos y cada uno de los
entes creados caen bajo la Providencia divina, como ensena el Vaticano I en
el cap. I de la Constitucion dogmatica De fide catholica.
Y es de resenar como la posicion de los obispos de Francia, mas que un
avance, es una regresion al aristotelismo griego, el cual haciendo de Dios
una mente que solo piensa en s misma, sustraa las cosas del mundo al
cuidado divino, abandonandolas al azar o a la fortuna. En ultimo analisis, es
la negacion de la infinidad de la sabidura y la potencia divinas, de las cuales
desciende la teora de la Providencia: es decir, se encontrara una entidad que
no procede del ente primero, y una causalidad que no proviene de la causa
primera.
puede relacionar desde la Fe con el dolor del hombre-Dios, con quien el cris-
tiano com-padece (Rom. 8, 17); en sentido teologico, con la universalidad
del pecado de Adan in quo omnes peccaverunt (por cuanto todos pecaron)
(Rom. 5, 12); y quiza tambien en sentido filosofico, porque el hombre conoce
el dolor en cuanto hombre, no en cuanto inocente o culpable.
Pero mas que la injusticia sentida sobre s por el individuo (por la que
Odoacres, al recibir la muerte por Teodorico, exclamaba: donde esta Dios?),
suscitan acerba protesta las grandes desgracias colectivas, como terremotos,
inundaciones, hambrunas y pestes; en las cuales, por estar mezclados en la
misma ruina culpables e inocentes, parece mas provocador el desmentido
infligido por los hechos a la idea de la justicia.
ultionis.
Despues, en el Libera, la escena grandiosa del juicio final en el temblor
de tierra y cielo dejaba atonitos a los corazones humanos e incluso a toda la
naturaleza, pero no faltaba a dies magna et amara valde la consolacion final
de la luz eterna, incluso en el Dies irae.
La esperanza condujo no raramente a una especie de alegra. En el celebre
Trionfo della morte de Clusone in Val Seriana, una de las manifestaciones
mas impresionantes del sentimiento de la muerte propio de las generaciones
pasadas (siglo XV), uno de los elementos que componen la escena proclama:
Oh tu que sirves a Dios con buen corazon! / No tengas miedo de venir a
este baile. / Ven alegremente y no temas / porque a quien nace le conviene
morir.
de Jesus, otra vez Mesas, que hace pasar a sus elegidos de su reino al del
Padre.
El significado del termino elegidos, que envuelve la idea de distinguir,
preferir, extraer de una masa, y remite a la idea de la predestinacion, es rec-
hazado por la nueva tanatologa. En la anterior instruccion, previa al citado
Misal, en la liturgia de difuntos se define que la muerte es esencialmente
no-muerte, vida, gloria, resurreccion (p. 1300).
Se establece as una ilegtima identidad entre dos conceptos: la resurrec-
cion por la que reciben la vida los cuerpos (que es universal sin consideracion
del merito moral) y la resurreccion por la cual las almas fieles reciben la vida
eterna. La primera resurreccion no esta causada por un juicio de meritos, pero
la segunda s, y tiene como alternativa la segunda muerte (no mencionada
aqu de ninguna manera).
S se cita de pasada la necesidad de la purificacion para las almas que
se salvan, y se expone una amorfa teora del Purgatorio, sin usar en ningun
momento el termino usado por la Iglesia: pero no se menciona la alternativa
de la perdicion eterna. En fin, los cuatro novsimos parecen reducidos a dos:
muerte y paraso. La religion tiene sin embargo miles de ejemplos de muerte
lucida en la cual no exulta una insensata esperanza, ni inquieta o perturba
el fin una desconfianza injuriosa para Dios.
Rosmini y Enrichetta Manzoni prestaron en la hora de su muerte un
homenaje a tal fe de la Iglesia.
antesala de la otra. No hay entre esta vida y la otra esa contraposicion tan
vivamente sentida por los modernos, para quienes aquella estropea esta y es
estropeada por esta.
40.14. La cremacion
Las exequias no son siempre un signo de religion, y son a veces concedi-
das por el clero (por razones de decencia o por consideraciones humanas y
sociales) contra las disposiciones del derecho, que las reservan solamente a
los cristianos que hayan cumplido el acto de morir con las disposiciones de
consentimiento, fe y contricion que constituyen el bien morir.
San Agustn, en el opusculo De cura pro defunctis gerenda, ensena que
las sepulturas son solo indirectamente utiles a los muertos, que ignoran ya
las cosas de este mundo, pues es visitando las tumbas como los vivos son
llamados a recordarles y rezar por ellos.
Sin embargo, hace falta cuidar de los cuerpos en cuanto que fueron com-
pana del alma en las obras buenas o malas de la vida, y sobre todo porque,
despues de haber integrado en el curso terreno la persona humana, volveran
a integrarla en la resurreccion final de la que es causa Cristo con su propia
Resurreccion.
Pero si bien la inmortalidad del alma es dogma de todas las religiones, la
resurreccion de los cuerpos es dogma exclusivo del Cristianismo, y de todos el
mas hostil a la razon y objeto de pura fe, primera y ultima de las paradojas.
Cuando San Pablo llega en el ano 51 a Atenas, la capital de la teocrasia
gentil, filosofos epicureos y estoicos le llevaron del agora al Areopago para
escuchar mejor al hombre extraordinario, pero cuando el Apostol pronuncio el
discurso de la resurreccion de los muertos, le abandonaron diciendo: Sobre
esto te oiremos otra vez (Hech. 17, 16-34).
Tambien en el paganismo se encuentra la creencia en la inmortalidad del
alma, pero esta completamente ausente su discriminacion en funcion de los
meritos: todos indistintamente caen en una condicion lobrega, que es una
vida sin vida.
Se encuentra igualmente en las religiones teosoficas algun vislumbre de
discriminacion moral y de vida perfecta y feliz.
Pero en absolutamente ninguna creencia, aparte del Cristianismo, se en-
cuentra claramente que los cuerpos resurjan un da retomando el hilo de la
identidad de la persona reconstruida completa (Par. XIV, 45). Esta verdad
tan hostil a la razon es el punctum saliens del sistema catolico; y para ali-
mentar la fe en ella, la Iglesia, incluso habiendo variedad de sepulturas, desde
las interiores a las iglesias (costumbre que comenzo con los martires) hasta
las de los espacios sagrados alrededor de ellas, desde los cementerios fuera
40.14. La cremacion 545
Escatologa
1
Cfr. las citadas Concordantiae en esas voces.
2
Segun una estadstica publicada por el OR del 19 de noviembre de 1970 sobre la
religiosidad del pueblo de Roma, resulta que el 50 % de los que se declaran catolicos no
cree ni en el paraso ni en el infierno.
547
548 41. Escatologa
la felicidad natural del Limbo junto con los parvulos muertos sin bautizar.
Segun Rahner, la negacion de la eternidad de las penas y la universalidad de
facto de la salvacion son una novedad debida al Vaticano II, y una piedra
miliar en la fe de la Iglesia. Es la fantasa de Vctor Hugo, La fin de Satan.
Siguiendole, dice Maritain: un da todos los habitantes de los Infiernos (...)
todos los reprobados, seran perdonados (p. 30).
Este Hosanna elevado a Dios desde el infierno tiene precedentes, aunque
todos hereticos, includa la celebre teora de la apocarastasis de Orgenes,
si tal es su sentido. Muchos teologos profundizaron las razones teologicas y
filosoficas del infierno y muchos se dedicaron, al contrario, a quitarle nervio
al dogma. Campanella, en su opus magnum, sostiene la tesis ortodoxa y
refuta los argumentos contrarios, que en su juventud le haban parecido con-
cluyentes. No faltan pues en la literatura teologica las apologas del diablo;
y las modernas, muy numerosas, tienen un antecedente en la curiosa obra de
Bartolo da Sassoferrato (siglo XIV) Tractatus procuratorius 4 .
La total y perpetua servidumbre del hombre hacia Dios excluye que donde
el hombre no alcance su propio fin de felicidad cese su finalidad, que es pre-
cisamente non sibi, sed Deo. Retomando analogas agustinianas, en la unidad
del universo las contrariedades, los males y el infierno son como semitonos en
musica y sombras en pintura: bellas en la armona y en el cuadro, es decir,
en la totalidad, aunque en s mismas sean defectos de tono y de luz.
Permanece con toda su fuerza la objecion contra la eternidad del infierno.
Parece que una pena eterna y una infelicidad estacionaria del alma repugnan
a la nocion misma de pena 6 . Tanta eficacia tiene la pena, cuanto restablez-
ca el orden de la justicia reequilibrando el desorden. No es justo, y as lo
proclama la voz incansable de la conciencia universal, que el malvado sea
feliz. Si la pena debiese ser siempre la misma, no operara en ningun grado
el restablecimiento de la justicia, y por tanto sera nula como pena.
Podra permanecer en cuanto realidad causante de dolor, pero as degrada-
da a un puro hecho sera irracional e indigna de la divina perfeccion. Debe
responderse a esa objecion que incluso faltando la enmienda del condenado,
no falta sin embargo el restablecimiento de la justicia. Aqu hay que remitir
al arduo principio de la puntualidad de la vida moral (29.2). En todo mo-
mento de la vida el hombre debe prestar a la ley de Dios un obsequio total.
Ahora bien, en esa peculiar duracion que es la participacion en la eternidad
del infierno, en cada momento de rechazo que la voluntad culpable reitera
ante el infinito axiologico, se tiene una correspondiente cobranza de la pena.
Por consiguiente no se trata de que la pena dure porque sea nula como
pena en cada momento: al contrario, actua en cada momento lo que le es
propio actuar, pero en todo momento surge nuevamente el debito, y por eso
la pena es perpetua. As como en todo momento temporal el alma viadora
esta obligada a prestar a Dios un culto absoluto (pero incluso si lo presta no
queda liberada de prestarlo en los momentos sucesivos), as el alma conde-
nada satisface en todo momento a la divina juticia con la debida expiacion,
pero no por ello queda exonerada de prestarla en los momentos siguientes.
En resumen, el principio de la eternidad de la condena es identico al de la
eternidad de la beatitud: en ambos casos el infinito axiologico exige la in-
vivimos para el Senor; y si morimos, morimos para el Seor. Luego, sea que vivamos, sea
que muramos, del Seor somos
6
La tesis de que la pena es legtima solamente si se dirige a la reinsercion del reo
esta haciendose comun en el derecho penal contemporaneo. Si se la acoge, no queda mas
que admitir la libranza de las penas infernales en el punto en que la purgacion fuese
cumplida, o bien imaginar una progresiva disminucion de las penas in infinitum y por
consiguiente un infierno eterno pero infinitamente decadente, como quiso GIOBERTI en
Filosofia della Rivelazione, Turn 1856. As como el paraso es un acrecentamiento infinito
y jamas consumado, as el infierno sera una disminucin infinita del dolor y de la culpa,
que no se consumara jamas. Op. cit., p. 351.
41.4. El infierno como pura justicia 553
Eplogo
557
558 42. Eplogo
inicial del desarrollo. Por tanto, no hay desarrollo sin conservacion, y el desar-
rollo consigue que en la mente de la Iglesia el dogma resulte mas firmemente
identificado (es decir, conocido) con nuevas relaciones y nuevas consecuencias
antes no advertidas: la Inmaculada estaba contenida en la maternidad divina,
y la Asuncion en la Inmaculada. Por tanto, como hemos citado varias veces,
la inteligencia de la fe se perfecciona, y el cristiano del siglo XX tiene mayor
conocimiento de la verdad que los Apostoles mismos y la Iglesia primitiva.
En este punto debe rechazarse la opinion segun la cual hara falta volver
a las fuentes y a un ressourcement de la Iglesia. Ante todo, como observa el
Card. Newman, el verdadero ser de un ro se recoge de su totalidad, y no
solo del manantial. Es al llegar a la desembocadura cuando el ro cumple su
destino de ro, actua su potencia, y revela su propio caracter. Ademas, los
hombres no fundan ciudades en el manantial, sino en la desembocadura. Por
otro lado, planteando el ressourcement que pretende saltarse el desarrollo
historico de la Iglesia y enjamber (como dice el padre Congar) quince siglos,
los innovadores no se dan cuenta de estar proponiendo puentear por amor a
la pureza precisamente los ressourcements operados a lo largo de los siglos
por la Iglesia viviente. De estos no se deben conservar las cortezas, sino la
medula que las originaba. La idea es adaptable porque es universal. Se podra
objetar que esta historicidad en la adaptacion del dogma degrada la religion
hacia lo humano. La objecion no es valida. El primer principio del catolicismo
es la degradacion, condescendencia o humillacion del Verbo en la historia; y
esta degradacion no ataca lo divino, sino que lo hace descender al grado de la
historia, manifestandolo. Solamente la preservacion del tipo y la continuidad
del principio aseguran la identidad historica del catolicismo. Si la actual crisis
tiende a invertir la esencia de la Iglesia, y esa tendencia es interna a la Iglesia,
sin provenir como otras veces de una agresion externa, entonces la prospectiva
del mundo es un abismo monocolor que hace imposible el diagnostico y el
pronostico: y frente al cual el unico refugio del hombre es el silencio.
Incluso los innovadores que promueven la mutacion de fondo estan obliga-
dos a sostener de algun modo la continuidad historica de la Iglesia; confesar
un cambio sustancial equivaldra a la apostasa y producira confusion de las
lenguas, dejando los nuevos predicados de referirse al mismo sujeto. Se busca
por tanto disimular el salto ad aliud poniendolo bajo otra categora, la de la
modalidad.
Se avanza que la nueva idea de la religion es solamente un modo nuevo
de la identica religion, y no el transito a una quididad heterogenea que im-
plique la corrupcion y perdida de la primera. Pero todo nuestro libro es una
recoleccion de pruebas de tal transito.
La asuncion del cuerpo glorioso, que tendra lugar in ictu moros con
abandono irreparable del cuerpo mortal, se configura como una nueva
presentacion del dogma de la resurreccion de los cuerpos.
sus propios lmites, llevar a cabo finalmente una ((operacion verdad)), algo
totalmente distinto de exponer y defender ((verdades)).
La revista de los jesuitas franceses Etudes (octubre de 1977), a traves
de la pluma del padre Varillon en Abrege pour la foi catholique, articulaba
crudamente el nuevo principio: La fe de hoy en estado adulto puede prescindir
de los dogmas, es lo bastante grande como para poder descubrir a Dios por
contacto personal. La fe no debe fundarse sobre las verdades reveladas, sino
a traves de los acontecimientos de la historia. La genealoga, o mas bien
la sustancia modernista de esta doctrina, es evidente. Se llama grande a
la fe porque se empequenece y se desvanece; todo es referido al sentimiento
(definido como experiencia de Dios); la base de la religion no son las verdades
reveladas en un acto historico de Revelacion, sino la experiencia humana
transcrita en mutables categoras intelectuales; la mediacion de la Iglesia
cede lugar al espritu privado, es decir, al principio de la innovacion luterana
y de toda la filosofa moderna.
El espritu de la filosofa moderna, ya acogido por el modernismo, presi-
dio la imponente variacion operada en la exegesis catolica desde dentro de su
organo oficial (el Pontificio Instituto Bblico). El cambio esta tambien mar-
cado por la decadencia de la Pontificia Comision Bblica. De esta variacion,
unas veces encubierta y otras abierta, se pueden extraer tres puntos capitales.
El primero es la inversion de la relacion entre Antiguo y Nuevo Testamen-
to: los hechos y dichos del Viejo no son ya una prefiguracion de los hechos
y de los dichos del Nuevo (no tiene ya un sentido profetico), sino que por el
contrario el Nuevo esta construdo y modelado sobre los hechos y dichos del
Viejo. As por ejemplo, la maternidad prodigiosa y las anunciaciones angeli-
cas recogidas en la historia del pueblo elegido no son signos anticipatorios
de los eventos analogos del Evangelio; por el contrario, estos ultimos son fic-
ciones elaboradas por la fe sobre el modelo paleoescriturario. La intencion
prospectiva esencial a la Biblia es invertida por una intencion puramente
retrospectiva. De este modo, el Evangelio de la infancia se convierte en una
elaboracion de motivos veterotestamentarios y ya no contiene acontecimien-
tos, sino estadios de la experiencia religiosa.
El segundo punto es el paso de lo historico a lo poetico. Se ensena aho-
ra habitualmente que el Nuevo Testamento expresa la fe de la comunidad
cristiana primitiva. Esta ensenanza es nueva y esta desmentida por toda la
doctrina de la Iglesia desde los primeros tiempos, segun la cual los Evangelios
no anuncian la fe, sino los hechos credos. Antes de existir en el orden de la fe,
los hechos y dichos de Cristo existen en el orden real e historico, y solamente
de aqu pasan a la fe: pueden pasar porque ya existen.
La nueva exegesis queda crudamente desmentida por las afirmaciones de
los evangelistas, que jamas afirman predicar lo que creen, sino lo que han odo
42.5. Oposicion al dogma e indiferentismo 565
o visto. Baste por todos ellos I Juan 1, 1: ... lo que hemos odo, lo que hemos
visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado, y lo que han palpado
nuestras manos os anunciamos (...). Resulta pues reconocible en esta exegesis
innovadora la vena modernista: la religion no esta fundada sobre la verdad,
sino sobre lo vivido; no sobre el conocimiento, sino sobre el sentimiento.
El tercer punto es la equiparacion de la Sagrada Escritura con cualquier
otro testimonio: por consiguiente no se debe recoger la sucesion de los eventos,
sino el estado cultural de un pueblo y su mitologa. Se viene as a disolver
en el mito toda la historia mosaica y a interpretar la inspiracion como la
intensidad del consenso popular en torno a una creencia infundada. Se niega
igualmente todo lo prodigioso de la historia sagrada y sobre todo el valor
como prueba (traducido en dogmas en muchos Concilios) de los milagros de
Cristo.
Por ejemplo, as lo declara en OR del 7 de diciembre de 1984 el Card.
Gantin: No somos llamados a creer en virtud del poder de Cristo de hacer
milagros, sino que es la fe en El, Hijo de Dios, la que nos hace capaces de
creer tambien en sus milagros.
Debera ser digna de admiracion la tranquilidad del cardenal al hablar
contra un dogma expreso de la Iglesia (DENZINGER, 1790); pero la existen-
cia de tantos casos admirables similares corrobora que, por ser tantos, no son
tales. Para medir, ademas de la profundidad, la velocidad de las variaciones,
es util en este punto recordar los enganosos diagnosticos y pronosticos for-
mados en los anos del Concilio en torno a la unidad de la fe. El Cardenal
Montini, arzobispo de Milan, en la pastoral de Cuaresma de 1962, afirmaba
que no existen hoy en la Iglesia errores, escandalos, abusos o desviaciones
que corregir y ya convertido en Papa confirmaba en la encclica Ecclesiam
suam: Actualmente ya no se trata de extirpar de la Iglesia esta o aquella
hereja determinada o ciertos desordenes bien determinados. Gracias a Dios
no existen en la Iglesia. Las declaraciones de Pablo VI en sentido opuesto,
confesando la grave crisis de la Iglesia, que hemos recogido principalmente
en 1.7-1.9 y 6.20-6.21, no solo abren una cuestion de psicologa, sino tam-
bien de hermeneutica e incluso de teodicea. Aqu sin embargo pretendemos
solamente senalar la perdida de la unidad doctrinal. Si bien no es entera-
mente verdadera la afirmacion del Card. Suenens acerca de la existencia de
un numero impresionante de tesis que se ensenaban en Roma antes del Con-
cilio como las unicas verdaderas y que el Concilio ha eliminado, sigue siendo
verdad que la voz unsona se ha convertido en multiple y disonante.
Esto depende bastante mas de la perdida del principio, que consiste en
la fe, que de accidentales disentimientos sembradores de variedad. Es cierto,
como escriba Pablo VI, que no hay mas errores particulares que deban ser
condenados: el error a condenar es un error de principio, porque los errores
566 42. Eplogo
la disolucion de la sociedad
el encendido erotismo
el divorcio
el aborto
el gigantismo de la Administracion
bautizados sino a los practicantes, hay en Francia tres millones de ateos, que eran dos
millones y medio en 1970 y ciento treinta mil en 1925. Hay sin embargo un gran incremento
del islamismo, al que se pasan muchos catolicos.
576 42. Eplogo
la inflacion monetaria
la sodoma
el abandono de la agricultura
la urbanizacion de las masas
la delincuencia, etc.
Solamente le faltaban a la crisis del siglo IV los fenomenos debidos al
dominio de la tecnica, que entonces era nula y ahora ha conducido la vida
del hombre a una artificialidad generalizada que suplanta gradualmente todos
los procesos naturales: desde el amor hasta la generacion y la muerte.
Pero incluso mas que esta serie de fenomenos particulares resulta relevante
la semejanza entre las dos grandes transiciones en ambos momentos. El pa-
ganismo languideciente, en el momento mismo en que defenda la presencia
del ara de la diosa Victoria en la Curia, experimentaba la misma modificacion
sufrida ahora por la Iglesia Catolica.
Se pierde lo especfico de la religion y se disuelve el catolicismo en una
teocracia universal de la cual todas las religiones, hoy equiparadas a la civi-
lizacion, son formas validas.
La semilla de esta igualacion de todas las religiones esta ciertamente con-
tenida en el discurso de Pablo VI comentado en 6.2. La religion catolica no es
un principio de division entre los hombres, porque (deca el Papa) distingue
como lo hacen las lenguas, las costumbres, o las razas; pero no se opone.
El ecumenismo postconciliar (35.8-35.16) se resuelve en una axiologa
mundana, presente segun las visicitudes historicas en todas las culturas. No
se puede atribuir al catolicismo una singularidad de excelencia: tambien las
otras religiones participan como el catolicismo de la exigencia religiosa del
hombre, aunque siempre con adecuacion a la contingencia historica y con
inadecuacion al arcano que se desea expresar. El catolicismo no trasciende a
las otras religiones, sino que entra en su misma categora: es un valor que se
distingue de los otros y su diferencia respecto a las otras religiones es como
la que suponen la lengua, la cultura, el arte o la profesion (Pablo VI, 6.2).
Ahora bien, este es el motivo de la celebre Relatio Symmachi refutada por
San Ambrosio: Aequum est quidquid omnes colunt, unum putari. Eadem scru-
tamur astra, idem nos mundus involvit. Quid interest qua quisque prudentia
verum inquirat? Uno itinere non potest perveniri ad tam grande secretum 10
10
Es justo considerar que sea un unico y mismo ente ese al que todos adoran. Todos
vemos los mismos astros, estamos envueltos en el mismo mundo. Que importancia tiene
la filosofa con la que cada uno va buscando la verdad? No se puede llegar a tan grande
arcano recorriendo una sola va.
42.9. Crisis de la Iglesia y crisis del mundo moderno 577
causas de tal ausencia son amplsimas y la Iglesia tienen en ellas un peso notable.
13
No debe escapar al observador la progresiva sustitucion de las fiestas liturgicas por
fiestas puramente civiles: fiesta de la madre, da del enfermo, da del invalido, da de los
medios de comunicacion social, jornada por la paz, etc.
14
Este ultimo hecho se verifica tambien en las Capillas papales, despues de que los
embajadores acreditados ante la Santa Sede comenzaran a ser no catolicos o no cristianos.
15
Paul VI secret, Pars 1979, p. 17: Con el no se estaba en presencia de un clerigo, sino
de un laico que hubiese sido de pronto elevado al Papado.
580 42. Eplogo
bien afirmamos con fuerza) la importancia del oficio doctrinal que la Iglesia
continua ejerciendo, y no desestimamos su eficacia; pero los valores, pre-
cisamente en cuanto tales, existen independientemente de la aceptacion que
reciban de los indiviuos y de la sociedad. Se sigue reverenciando una axio-
loga considerada por otros superada y muerta: es aqu donde reconocemos
precisamente la ineficacia del magisterio del Papa en la vida contemporanea.
No nos repetiremos acerca de la separacion progresiva de las masas respecto
a la etica cristiana: aparecio de modo claro en el referendum italiano sobre el
aborto en 1981, cuando en Roma (sede de Pedro y centro de la Cristiandad)
solo el 22 % de los votantes voto contra el aborto.
En algunos pases las leyes laicistas impulsan a los jovenes a presen-
tarse ante los parrocos exigiendo formalmente ser expulsados de los libros
bautismales, queriendo borrar de s mismos el caracter cristiano 16 .
Tampoco insistiremos sobre las execrables violaciones de los derechos de
la persona consumados en naciones como China y la India, donde la reproduc-
cion es regulada represivamente por un Estado despotico. Este despotismo
es considerado como democracia y solicitud del bien nacional.
La soberana absoluta del Estado es en realidad el dogma de la filosofa
poltica moderna, condenado en la proposicion 39 del Syllabus Reipublicae
status, utpote omnium iurium origo et fons, iure quodam pollet nullus cir-
cumscripto limitibus 17 .
Pero ese absolutismo esta vigente de modo incondicional y es reconocido
incluso en los estatutos de la ONU. Por tanto, desde el punto de vista de
los hechos, la Asamblea de la ONU, organo de la ideologa humanitaria que
preside la actual etnarqua, es del todo ineficaz: las relaciones entre los Es-
tados miembros se ejercitan siempre en razon de las fuerzas contrapuestas,
las deliberaciones de condena son desatendidas, y el Consejo de seguridad
(organo del realismo poltico) gobierna bajo el principio maquiavelico de los
hechos consumados.
La desautorizacion del Papado es patente en ciertos actos de Juan Pablo
II. Su ensenanza sobre la dignidad humana y sobre la paz y los derechos
del hombre es infatigable, pero ineficaz. No consiguio interponerse entre los
contendientes y detener las armas durante la preparacion y realizacion de la
visita a Gran Bretana y Argentina, que se encontraban en guerra; no pudo
hacer valer la incompatibilidad de una visita del predicador de paz con el
estado de guerra de las naciones visitadas, como si la diferencia entre paz y
guerra ante la conciencia de los pueblos cristianos no tuviese importancia.
16
Esprit et vie, 1982, p. 615.
17
El Estado, comoquiera que es la fuente y origen de todos los derechos, goza de un
derecho no circunscrito por lmite alguno
42.11. Decadencia del influjo vital de la Iglesia en el mundo internacional 581
18
Esta contraposicion es hoy debilitada y eludida.
19
Ver V. COSMAO, Transformar el mundo: una tarea para la Iglesia, Ed. Sal Terrae,
Santander 1981. El autor es el director del Centre Lebret.
584 42. Eplogo
cismo, es compatible con la diversidad, puesto que esta deja subsistir por
encima de las diferencias el reconocimiento comun del fin trascendente, que
es el principio autentico de la unidad. En el universalismo humanitario, sin
embargo, no se deja subsistir ese fin trascendente, y en su lugar se convierte
al hombre en centro y en fin.
Tambien en la axiologa humanitaria se puede dar un lugar a la religion,
pero solo como una especie mas de la humanidad pura. En la Homila de
Pentecostes de 1983 (OR, 26 mayo 1983) Juan Pablo II celebro la accion
unificante de la Iglesia en el mundo, e intento atribuirle un importante con-
curso en la formacion de la ecumene humanitaria y civil a la cual se vuelcan
las naciones. Despues de Pentecostes la reconciliacion ya no es un sueno con-
fiado a un futuro lejano. Se ha convertido en una realidad destinada a crecer
incesantemente con la expansion universal de la Iglesia. El Papa distingua
dos aspectos de tal razon unificadora. Primero, haciendo que los hombres se
adhieran a Cristo, el Espritu Santo los liga en la unidad de un solo cuerpo
(la Iglesia), y reconcilia as en una misma amistad a personas lejansimas
entre s por ubicacion geografica y cultural. Ademas, el Espritu Santo ejerci-
ta su accion incluso fuera de la Iglesia, inspirando a los hombres el deseo de
una mas grande unidad de todas las naciones.
La conmocion utopica que sugiere al Pontfice ese modo de hablar es
manifiesta. La expansion universal de la Iglesia Catolica esta hoy detenida,
sea por la intestina descomposicion lamentada por Pablo VI, sea por un
nuevo concepto de ecumenismo que ha esterilizado las misiones. Ademas, la
mocion extraeclesial del Espritu Santo es un dogma de fe, pero constituye
precisamente un orden extraordinario sobre el cual no se puede fundar una
vision y una prevision historica.
La debilidad de la Iglesia en su operacion de promocion humana responde
a una ley: suus quisque officium agat. La naturaleza de todos los entes, fsicos
o morales, es el principio del movimiento de ese ente; por tanto la naturaleza
sobrenatural de la Iglesia se manifiesta primariamente en un movimiento
sobrenatural. Cualquier otro movimiento, y sobre todo el de la promocion
humanitaria, esta destinado a tener exito (y la historia de la civilizacion
lo prueba), pero como corolario y mantisa del otro. Al progreso del mundo
puede indudablemente concurrir la Iglesia, pero no en la direccion que tal
progreso ha tomado, sino mas bien enderezandolo y contrastandolo.
Ella no puede, como parece querer hacer hoy, situarse de cualquier man-
era a su cabeza, porque el verdadero origen de tal progreso es una naturaleza
distinta de la suya. La ambiguedad, la incertidumbre y la ineficacia del so-
cialismo cristiano son una prueba de este hecho. Ciertamente la Iglesia, al
situar fuera de s misma su virtud sobrenatural, defiende a la vez las bases
naturales del orden humano, y no puede defender aquella si no tiene firme
42.14. Leyes del espritu del siglo. Lo agradable. El olvido 587
22
Por donde no ponemos nosotros la mirada en las cosas que se ven, sino en las que no
se ven; porque las que se ven son temporales, mas las que no se ven, eternas.
588 42. Eplogo
25
La percopa falta en el texto polaco y fue pronunciada ex abrupto. Figura sin embargo
en la traduccion italiana del discurso. Los corresponsales de la helvetica ATS y de la
italiana ANSA, testigos de auditu, la relataron en sus servicios. Ver por ejemplo Giornale
del popolo, 8 de junio de 1979.
592 42. Eplogo
primero, que es identicamente causa primera y fin ultimo del mundo; tercera,
a la luz de aquella primera relacion, concebir la conexion sintetica de todos
los valores unos con otros y comprenderlos todos bajo un unico valor.
Ahora bien, mientras los conocimientos fueron pocos y poco especializa-
dos, los valores eran concebidos confusamente y en conjunto como informados
por un unico valor: precisamente el valor religioso. La idea de la relacion al
fin ultimo tena primaca sobre todo y era la forma universal que todo lo
unifica.
Pero si bien la mente del hombre, como dijimos, puede ciertamente con-
tener todos los valores mientras son indistintos y confusos, ya no puede ha-
cerlo cuando son distintos y desplegados cada uno en su propia esfera. El
espritu no puede entonces ver lo uno y lo otro a la vez (como lo vea cuando
eran indistintos), sino solamente discurrir del uno al otro. Por tanto resulta
frecuente en el mundo moderno el fenomeno de vivir algun determinado valor
separadamente, como si fuese autonomo y pudiese subordinar a s todos los
otros valores: en suma, este valor se arroga el papel propio y exclusivo del va-
lor primero ultramundano. Por tanto se derrama sobre los valores mundanos
una religiosidad parangonable a la idolatra. Los valores son sofsticamente
secuestrados los unos por los otros, desligados de sus ataduras, y separados
del primero (que los mantiene unidos): la universal figura de este nudo (Par.
XXXIII, 91) resulta extraviada.
Los valores, ya no confusos e indistintos sino distintos y separados, tien-
den a tomar cada uno de ellos el completo dominio del hombre, y puesto que
se desvanece su relacion con el valor primero, su constitucion en autonoma
y su crecimiento fuera de la armona religiosa conquistan un caracter de
oposicion a la religion, o cuando menos de extraneza a la religion: incluso la
religion cristiana se convierte en un elemento del mundo, y en esto consiste
el cristianismo secundario. El finalismo ultramundano es primeramente con-
finado en la incierta conciencia individual, protegida por el principio de la
libertad; y despues se disuelve en una consumada mundanidad, pues la vis
logica concluye con su completa disolucion en la Diesseitigkeit absoluta.
Esta disolucion de la religion en el mundo es considerada como la novedad
propia del Vaticano II por el arzobispo de Avignon en OR, 3 de septiembre de
1976: La Iglesia ha buscado una nueva definicion de s misma y ha comen-
zado a amar al mundo, a abrirse a el, a hacerse dialogo. Es el intento de
retornar a la pluralidad o polivalencia de los valores, que as distintos no
pueden ser contenidos por la mente en la unidad del valor. Pero este retorno
no tiene lugar, como debera ocurrir, restaurando la idea del valor ultra-
mundano unificante, sino estableciendo un pseudoprincipio inmanente que
rechaza encontrar fuera del mundo las razones del mundo y fuera de la vida
temporal el destino del hombre. La apora contra la cual se estrella es la del
594 42. Eplogo
por fin la gloria divina. Pero el sentido de la evolucion del mundo no aparece
manifiesto en las articulaciones singulares de la historia. Se capta solamente
en la totalidad de su devenir, y de este modo, mientras el devenir este en acto
y no haya concludo escatologicamente, puede ser solamente vislumbrado.
Pero arriesguemonos con las conjeturas.
La primera conjetura es que el proceso de disolucion de la religion catoli-
ca en la sustancia mundana continue, y el genero humano camine hacia una
igualacion total de las formas polticas, de las creencias religiosas, de las
estructuras economicas, de las instituciones jurdicas, y de los generos cul-
turales. Esto ocurrira bajo el imperio de la tecnica al servicio del desarrollo
del hombre en cuanto hombre y solamente mediante los elementos del mundo.
La instauracion del regnum hominis con la baconiana prolatio terminorum
humani imperii ad omne possibile 27 constituira esa novedad catastrofica
anunciada tanto por la nueva teologa como por la filosofa marxista. Las
coloraciones religiosas con las cuales la teologa de la liberacion todava se
presenta estan destinadas a desvanecerse y dejar desnuda la esencia humana
de la teora. Ver 32.1 y 35.11. Esta primera conjetura supone la absolu-
ta historcidad del Cristianismo, la cada de la Revelacion divina a ser un
momento del deviniente espritu humano, y la eliminacion de todo Absoluto
de la razon y de la religion. Puede considerarse al comunismo ateo como
principio activo de la desreligionizacion, pero tambien cooperan con el las
doctrinas que lo han dado a luz historicamente.
Algunos pensadores de los siglos XVIII y XIX, lucidos por agudeza del in-
genio o exaltacion ideal, realizaron anticipaciones informes y confusas, pero
sin embargo notables, de esta adivinacion sobre la crisis del mundo. Juan
Jacobo Rousseau, en el Contrato Social, lib. II, cap. 8, escribe: El imperio
ruso querra subyugar a Europa y sera el mismo subyugado. Los Tartaros, sus
subditos, se convertiran en sus amos y en los nuestros. Giacomo Leopardi,
en Zibaldone, 867: No dudo en pronosticarlo. Europa, completamente civi-
lizada, sera presa de esos medio barbaros que la amenazan desde el fondo del
Septentrion; y cuando estos conquistadores se civilicen, el mundo volvera a
equilibrarse.
Aun mas preciso es Jaime Balmes afirmando que quienes creen que Eu-
ropa no podra conocer ya conflictos similares a los de la invasion de los
barbaros y de los arabes no han reflexionado sobre lo que podra producir en
el orden de la Revolucion un Asia gobernada por Rusia 28 .
Tal mutacion de civilizacion, que implica mutacion de religion o negacion
27
Extender los lmites del poder del hombre y desarrollar infinitamente todas sus posi-
bilidades.
28
El protestantismo comparado con el catolicismo, O.C. tomo IV, B-A.C, Madrid 1949,
cap. 13, pags. 125 y ss.
596 42. Eplogo
de toda religion, esta prefigurada tambien en las grandiosas paginas con que
Vico concluye la Ciencia Nueva: Pero si los pueblos se pudren en esa ultima
languidez civil, que no consiente ni un monarca nativo, ni que vengan na-
ciones mejores a conquistarles y conservarles desde fuera, entonces la Provi-
dencia, ante este su extremo mal, adoptara este extremo remedio: que (...)
hagan selvas de las ciudades, y de las selvas madrigueras para el hombre; y de
tal suerte, dentro de muchos siglos de barbarie, se enmohezcan las sutilezas
malnacidas del ingenio malicioso, que les haba convertido en fieras mas fe-
roces con la barbarie de la reflexion 29 que con la barbarie del sentido. Esta
primera conjetura profetica es incompatible con la Fe catolica. En realidad,
como dijimos en 5.7-5.8, no hay en el hombre otra raz distinta de aquella
con la que fue creado y en la cual esta injertado lo sobrenatural: no es posible
un cambio radical. No hay en el hombre otra novedad aparte de la que causa
en el la gracia, y esta novedad continua (sin pasar por un estado intermedio)
en el estado escatologico. Este es el estatuto primero y ultimo del hombre y
no se dan cielos nuevos ni tierra nueva bajo este cielo y bajo esta tierra. La
segunda conjetura acerca del futuro de la Iglesia es la expresada por Montini
como obispo y confirmada despues como Papa, y de la cual hemos trata-
do en 3.8. La Iglesia continuara abriendose y conformandose al mundo (es
decir, desnaturalizandose), pero su sustancia sobrenatural sera preservada
restringiendose a un residuo mnimo, y su fin sobrenatural continuara siendo
perseguido fielmente por una avanzadilla del mundo.
A la enganosa expansion de una Iglesia diluda en el mundo corresponde
una progresiva contraccion y disminucion en un pequeno numero de hombres,
una minora en apariencia insignificante y moribunda pero que contiene la
concentracion de los elegidos, el testimonio indefectible de la Fe.
La Iglesia sera un punado de vencidos, como preanuncio Pablo VI en el
discurso del 18 de febrero de 1976. Tal inanicion y anulacion de la Iglesia no
invalida, mas bien verifica, lo expresado por 1 Juan 5, 4: haec est victoria,
quae vincit mundum, Fides nostra (y esta es la victoria que ha vencido al
mundo: nuestra fe).
Esta inanicion de la Iglesia permanece inexplicable en lnea historica pura
y tiene estrecha relacion con el arcano de la predestinacion. La fe no esta acos-
tumbrada al triunfo, y no hay jamas para la Iglesia victorias definitivas, sino
victorias en curso de realizarse: es decir, combate perpetuo en el cual ella no
sucumbe, pero jamas puede dejar de combatir. Y en el oscurecimiento de la
fe, indicado en Luc. 18, 8, pueden tener lugar inversiones de la civilizacion
que sin embargo no invierten la realidad de ese avance de la Iglesia: la ruina
29
La barbarie de la reflexion es el desarrollo de la razon, cuando se separa de su principio
trascendente y de su fin moral, como ocurre en el mundo de la tecnica.
42.17. Diagnostico y pronostico. Dos conjeturas finales 597
32
Centinela, que hay de la noche? Centinela, que hay de la noche? Responde el cen-
tinela: Viene la manana y tambien la noche. Si quereis preguntar, preguntad. Volved a
venir