El Hombre de Otra Galaxia - Carlos-Guillermo Dominguez

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A Javier y a sus compaeros de

clase lo que ms les gusta en este


mundo son los cmics de Astromn.
Durante una excursin, Javier cae en
una grieta. Un ser gigantesco lo
saca de all y lo lleva al hospital. De
su frente brota una luz. Quin ser
aquel hombre de otra galaxia? La
Patrulla Espacial comienza su
investigacin.

A partir de 12 aos
Carlos-Guillermo
Domnguez

El hombre de otra
galaxia
Serie Roja - 165 (El Barco de
Vapor)
ePub r1.0
nalasss 12.10.13
Ttulo original: El hombre de otra
galaxia
Carlos-Guillermo Domnguez, 1989
Ilustraciones: Arturo Requejo

Editor digital: nalasss


ePub base r1.0
A Mary Paz, Mayche,
Romy, y a todos los que
dedican su vida a la
enseanza. Con mi
admiracin y cario.
1

AL dar la vuelta a la esquina, Javier


fren en su carrera y, entre jadeos, se le
escap un suspiro de alivio. All estaban
todos sus compaeros; haba llegado a
tiempo. Tras dos o tres profundas
aspiraciones para recuperar el aliento,
se encamin hacia ellos.
Hola, Javier, casi llegas tarde.
El recin llegado se hizo hueco entre
varios muchachos y se sent en el
escaln junto a su amigo Roberto
mientras comentaba:
No o el despertador, y cuando me
llam mi madre, me puse a pensar y me
dorm de nuevo. Imagnate la carrera!
El caso es que ya ests aqu
sentenci Roberto. Luego pregunt con
curiosidad: Y en qu pensabas?
En Astromn. Estuve leyendo
anoche la ltima aventura, en la que
deshace la base kroniana del Asteroide
Z-X.
Ambos tenan que alzar bastante la
voz para hacerse entender, ya que el
gritero era de consideracin. La
treintena de muchachos que esperaba el
autobs del colegio, unos sentados en
los escalones de entrada del
ayuntamiento, otros en el muro de la
parte ajardinada y los dems formando
grupos, hablaban, rean y gritaban a la
vez, convirtiendo el lugar en una
autntica jaula de grillos.
Javier y Roberto, ajenos a todo,
seguan su conversacin.
Y dices que destruye la base de
Kron?
Exacto, Rober. Despus de crear
un campo magntico alrededor de la
base para que las naves no pudieran
despegar, Astromn dispar los tubos de
rayos desintegradores de su astronave y
la base del asteroide qued convertida
en polvo csmico.
Me alegro! Vamos a ver qu hace
ahora Xor, el jefe de los kronianos,
cuando se entere de que su base del
asteroide ha sido destruida.
Vers, Astromn envi a parte de
la flota
No, Javi, no me cuentes cmo
sigue. Yo no he ledo an ese cuaderno,
pero pienso hacerlo esta noche.
Vale, ya lo comentaremos maana.
Oye, Rober, te hubiese gustado nacer en
otro planeta?
Claro que s! respondi ste
con entusiasmo. Sera comandante de
una nave espacial, e ira de un lado a
otro del espacio imponiendo la ley y el
orden.
Y conoceras otros mundos y a
otros seres.
Aqu, sin embargo se lament
Roberto, tenemos que pasar el da
estudiando las cosas que se le ocurren a
don Juan. Que si los reyes antiguos, que
si los caballeros de la Edad Media
Y los romanos, los griegos, los
iberos y dems gente antigua.
Seguro que si nosotros le
preguntamos a l por gentes de otras
galaxias no sabe decirnos nada.
Ms que seguro! remach
Roberto, convencido. l no lee los
cuadernos del espacio ni sabe una
palabra de las ciudades areas de Mara
y de Krane, ni de los hombres piedra del
planeta Petra.
Es que nosotros somos chicos de
la era espacial, y don Juan, con todos
los respetos, es un to carroza.
No tuvo Roberto tiempo de
contestar, ya que son una serie de
toques de claxon y el autobs del
colegio hizo su aparicin y se detuvo
junto a la acera. Por una de las
ventanillas delanteras asom el
semblante de Manolo, el conductor, ms
rojo que nunca, como si an llevara
impreso el reflejo de algn semforo.
Vamos, chicos, arriba rpido! He
tenido un pinchazo y llevamos diez
minutos de retraso.
Federico, el jardinero del
ayuntamiento, detuvo en el aire la
escoba contemplando cmo los chicos
se empujaban y apretujaban para entrar
en el autobs.
Instantes despus, tras comprobar
que todos haban subido, Manolo apret
el embrague, meti la primera y el
autobs se perdi de vista al doblar la
esquina.
Federico, escoba en alto, lo vio
desaparecer. Luego continu su trabajo.
Como de costumbre, los
inseparables Javier y Roberto se
sentaron juntos.
Hiciste el anlisis que nos puso
don Fernando?
Hacerlo, lo que se dice hacerlo,
Javier, pues la verdad, no.
Tena esperanzas de poderlo
copiar.
Eso est solucionado. Lo que
quera decirte es que no lo he hecho yo.
Pero mi hermana me ech un cabo y aqu
lo tengo terminado hasta la ltima coma.
Eres un to fabuloso. Anda,
empieza a dictar que lo copio a toda
velocidad.
Revolvieron en sus respectivas
carteras y poco despus Roberto fue
dictando, mientras Javier haca volar el
bolgrafo sobre el papel y consegua en
un tiempo rcord la copia fiel.
Gracias, Rober. Ya est.
Un momento, por favor, que yo no
he terminado.
Los dos amigos alzaron la vista
sorprendidos y descubrieron el rostro
pecoso que hizo su aparicin tras el
respaldo del asiento delantero.
No seas cara, Luis!
Bajo el rojizo pelo y entre las pecas
luci una simptica sonrisa.
Yo tampoco pude hacerlo, Javier.
O a Rober, me puse a copiar y slo
me falta el ltimo prrafo.
Bueno, copia rpido.
Desapareci el pecoso semblante a
la vez que Roberto lea de nuevo el
ltimo prrafo del anlisis.
Tras el silln sonaron las
agradecidas palabras de Luis:
Gracias, chico, me has salvado.
Oye, Rober habl un muchacho
que estaba sentado en el asiento trasero
yo tampoco lo he hecho. Te importa
repetirlo?
As lo copio yo tambin grit
otro armndose de papel y bolgrafo.
Es que esto, ms que un anlisis, es un
jeroglfico egipcio!
Varios ms se unieron a la peticin,
por lo que Roberto se puso en pie para
reclamar silencio.
Bueno, pero a callar todos. Voy a
dictar, y los que quieran pueden
copiarlo, si es que hay tiempo.
El autobs, tras recorrer las calles
de la pequea ciudad, rodaba ligero
hacia el colegio, situado a pocos
kilmetros en pleno campo. Manolo,
como siempre, llevaba el volante con
firmeza, atento a todas las incidencias
del trfico. Se senta orgulloso de
conducir aquel magnfico y potente
vehculo que a principio de curso haba
sido adquirido por la asociacin de
padres de alumnos y por el colegio.
Cuando Javier guard los papeles en
su cartera, un suave y agradable tufillo
brot de la misma. Cuidadosamente
extrajo el tibio paquete que le haba
dado su madre y quit el papel de plata
que lo envolva. Tortilla de jamn! Le
dio un generoso mordisco y, mascando
an, pregunt a Roberto:
Quieres un poco?
-No, ahora no; estoy dictando.
Despus, en el recreo, me das un trozo y
yo te dar del mo que es de chorizo.
Vale respondi Javier, y lo
introdujo en un lado de la cartera que
an guardaba migas y olores de
anteriores bocadillos.
Manolo, por favor chill uno de
los muchachos, no puedes ir ms
despacio? No nos va a dar tiempo de
copiarlo entero.
Lo siento, pero llevamos mucho
retraso y vais a perder la primera clase.
Se oyeron unas voces en la parte
trasera del vehculo y casi la totalidad
de los chicos abandonaron sus asientos y
fueron a mirar por la amplia ventana
trasera.
S, es don Juan con su fsil.
Y viene arreando.
Ya puede correr lo que quiera que
no nos adelanta con ese cacharro.
El llamado fsil era un cochecito
con muchos aos en su carrocera,
propiedad de don Juan, el profesor de
sociales. l aseguraba que coches
como ste no se construyen ya, y por
esa causa se negaba a cambiar aquella
pieza de museo por un vehculo ms
moderno.
Vais a ver cmo nos adelanta
asegur Luis. Y ante las risas que
arrancaron sus palabras, aadi: Os
voy a echar un cabo para que podis
copiar con tranquilidad.
Manolo, no slo pendiente de la
carretera sino tambin de lo que ocurra
dentro del autobs, grit:
Todos a sus asientos! No quiero
ver a nadie levantado!
Los chicos obedecieron al momento
pero sin apartar sus ojos de Luis. ste
abri su cartera presuroso y extrajo una
gran bocina de camin. La asom por la
ventanilla y dio dos sonoros bocinazos,
que hicieron que Manolo alzase la vista
hacia el espejo retrovisor. Acto seguido
redujo la marcha para facilitar el
adelantamiento de quien le peda paso y
murmur:
Siempre hay alguno con prisa.
Pasa, hombre, pasa.
Pero nadie adelant al autobs del
colegio pese a que sonaron unos nuevos
y recios bocinazos. Esta vez, Manolo,
entre las risas de los chicos, distingui
el vetusto automvil que vena tras el
autobs. Rezongando, puso el
intermitente de la derecha y fren un
poco ms para facilitar la maniobra del
desvencijado vehculo, que fue
adelantando poco a poco. Mientras, los
chicos, asomados a las ventanillas,
gritaban y aplaudan. Al fin el
cochecillo se puso delante. Su conductor
sac la mano y salud dando las gracias
a Manolo. ste, con una sonrisa forzada,
correspondi con un toque de claxon y
murmur para s:
Vaya, ahora con esta velocidad
otros diez minutos ms de retraso.
Efectivamente, el fsil no daba
mucho de s y el bueno de Manolo se vio
obligado a poner la segunda e ir tras el
cochecito a paso de caravana
dominguera.
Luis, sonriente, guard la bocina, se
volvi a sus compaeros e inclin la
cabeza para corresponder a los gritos y
aplausos de los agradecidos copiadores
del anlisis gramatical. Mientras, el
espejo retrovisor capt unas chispas de
alegre complicidad en los ojos de
Manolo.
2

DE pie, junto a su mesa, don Juan


esperaba que los chicos entraran y
fueran tomando asiento ante sus
respectivos pupitres. Era un hombre alto
y delgado cuya figura no hubiese
desentonado en un cuadro de El Greco.
Tena una mirada clida y profunda; los
chicos decan que cuando miraba a
alguien era capaz de ver hasta el nmero
de su carnet de identidad.
Cuando todos los muchachos
estuvieron en sus sitios y el aula qued
en silencio, don Juan tosi ligeramente
para decir a continuacin:
Hoy comenzamos con un ligero
retraso; por ello nos vamos a limitar a
dar un repaso a la leccin ocho, para
luego desarrollarla en media hora.
Quiero que me escribis cmo
Alejandro Magno, el joven rey
macedonio, consciente de que la
inferioridad de su ejrcito frente a las
poderosas tropas persas no aconsejaba
un ataque frontal, aprovech la
oscuridad de la noche y atraves el
Issos al frente de su caballera.
Oye, Rober musit Javier,
te imaginas a don Juan a caballo contra
las tropas de Daro?
Roberto ri por lo bajo mientras la
voz del profesor segua sonando en el
aula.
Despus de aquella batalla junto
al ro Issos, las puertas del imperio
persa estaban abiertas para Alejandro.
Vaya una hazaa murmur de
nuevo Javier al odo de Roberto,
luchar contra un ejrcito armado
nicamente de lanzas, flechas y cosas de
sas. Victoria importante la de Astromn
cuando se lanz l solo contra veinte
naves de Kron. Te acuerdas?
Ya lo creo. Fue formidable!
Las palabras de Roberto llegaron
claramente a odos de don Juan, que las
interpret a su manera.
S, Roberto, fue formidable como
dices. Aquel pequeo ejrcito de bien
adiestrados pastores de ovejas
macedonios, los jinetes tracios y las
falanges griegas fragmentaron el
poderoso ejrcito de Asia en el ao 333
antes de Cristo. Eran hombres sencillos
y humildes, pero, como escribi el gran
poeta hind Rabindranath Tagore,
cuando somos grandes en humildad,
estamos ms cerca de lo grande
contempl las atentas caras que se
alzaban hacia l y aadi: Bien, ahora
tenis media hora para desarrollar el
tema. Yo voy a hablar con el director.
A la salida del profesor, la clase
qued en silencio unos momentos.
Luego, Javier dio unos golpes sobre el
pupitre para reclamar atencin.
Odme, chicos. Rober y yo vamos
a formar una patrulla del espacio. Los
que quieran pertenecer a ella que lo
digan.
En un momento aquello se convirti
en algo parecido a un corral de gallinas
a la hora de la comida. Todos corrieron
hacia el sitio donde estaban Javier y
Roberto sin reparar en sillas, mesas y
dems obstculos que fueron
limpiamente salvados con hbiles saltos.
Despus, un coro de voces
entusiasmadas son en la clase.
Apntame, Javier.
Y a m.
Yo ser teniente.
Yo, piloto de una astronave
vocifer el pecoso Luis desde lo alto de
una mesa, a la vez que daba suelta a una
mosca a la que haba pegado una tira de
papel, probablemente para demostrar
sus conocimientos astronuticos.
Hubo un corto silencio mientras
treinta pares de ojos seguan el vuelo
del insecto hasta que sali por la
ventana. Luego arreci la chillera.
Cuenta conmigo.
Ponme a m tambin.
Silencio, silencio reclam
Javier, pero al comprobar que nadie le
haca caso, se puso en pie sobre la silla
y grit ms fuerte an: He dicho que
os callis! Si continuis con este
gritero, no formaris parte de la
patrulla -satisfecho, pase la mirada
sobre el grupo que obediente haba
callado y prosigui: Yo ser el gran
jefe Astromn, y Rober, el capitn
Omega, de la Federacin Tierra. A la
salida nos reuniremos para que cada uno
elija el nombre que quiera ponerse.
El domingo aadi Roberto con
voz de capitn Omega iremos de
excursin y lucharemos contra los
hombres de Kron.
Oye, lucharemos de verdad?
pregunt Luis desde lo alto de la mesa
mientras preparaba el lanzamiento de
otra mosca.
Como si lo fuera respondi
tajante Javier.
Un chico alto alz una mano para
reclamar atencin.
El domingo no puede ser: tenemos
partido de baloncesto contra los del
colegio Las Torres. Es muy importante,
ya que si ganamos iremos a la final.
Esta vez el zumbido de la mosca
lanzada por Luis fue odo por todos
pues, tras las palabras del muchacho,
reinaba el silencio ms absoluto. Todos
siguieron el vuelo del insecto, que fue
realmente majestuoso. Finalmente se le
desprendi el papel y la mosca se pos
en el techo dispuesta a no volver a
dejarse coger. Entonces, Luis dijo:
Y eso de los nombres para la
patrulla del espacio a la salida, no ser
posible: hoy tenemos entrenamiento.
Bueno pudo decir al fin Javier
, no me acordaba. Entonces ser al
otro domingo. Y el nombre que cada uno
quiera ponerse lo escribs en un papel y
se lo dais a Rober, bueno, al capitn
Omega.
Sabis la hora que es?
observ un muchachito con gafas que
haba aprovechado el momento para
mascar chicle. Os recuerdo que
tenemos que hacer el tema de historia.
Tienes razn, Quique; slo nos
queda un cuarto de hora y hay que darse
prisa Javier se sent de nuevo,
prepar los papeles y coment: La
verdad es que estoy cansado de esos
tipos barbudos y bigotudos.
Alejandro no tena barba
coment Quique.
Seguro? Cmo lo sabes?
Mi padre tiene un montn de
libros de historia y cosas de sas; en uno
de ellos hay un dibujo de Alejandro
Magno montado en su caballo Bucfalo.
Ahora me entero Javier movi
la cabeza como un pndulo. Yo saba
que el caballo de don Quijote, que era
un seor con barba, se llamaba
Rocinante; el del Cid Campeador, que
tambin tena una hermosa barba,
Babieca. Pero no saba que Alejandro el
Grande careca de barba y era
propietario de un caballo llamado
Bucfalo.
En eso hay empate afirm
Quique. Pues el emperador Calgula,
que tampoco tena barba, era dueo de
un caballo llamado Incitatus.
Vaya! se admir Roberto.
Eso de los caballos en la antigedad
deba de ser como las marcas de coches
hoy, pero ms barato.
Puedo decirte aclar Quique
que Bucfalo fue comprado al tesalio
Filonico por diecisis talentos. Era un
caballo indmito que Alejandro logr
montar cuando tena quince aos.
Quince aos? En esa poca
daban antes el permiso de conducir
Luis cort las risas causadas por el
comentario de Roberto.
La verdad, Quique, no te enfades,
pero eres un autntico empolln.
S lo es, s asinti convencido
Roberto. Y propongo que sea el sabio
cientfico de la patrulla. Se llamar
profesor Mega.
Sobre las voces de aprobacin logr
imponerse la de Javier.
Bien, todos estamos de acuerdo,
pero de lo que se trata ahora es de hacer
el resumen de historia antes de que
regrese don Juan.
Se hizo un profundo silencio y los
chicos se pusieron a trabajar afanosos.
Pero dur poco.
Los pastores aquellos bien
adiestrados que deca el profe, eran
tracios o macedonios?
Macedonios apunt Quique.
Otro breve silencio y otra pregunta.
En el ejrcito de Daro, aparte de
los persas, quines ms estaban?
Haba levas de Caucasia, India,
Siria y Egipto aclar de nuevo
Quique.
Un momento intervino Javier.
As no vamos a terminar a tiempo. Ya
que Quique ha sido nombrado sabio de
la patrulla, propongo que empiece su
trabajo dictndonos todo lo que sabe de
este tema de historia.
Tras el aullido y los aplausos que
siguieron a la propuesta de Javier, se
oyeron nicamente la voz de Quique y el
sonido de los presurosos bolgrafos
deslizndose sobre el papel.
Aquel da, el bueno del profesor de
sociales se sinti conmovido cuando
ley los trabajos de sus alumnos. En su
mayora, hablaban de la fidelidad del
caballo de Alejandro y de cmo ste lo
haba perdido en la batalla contra Poro y
despus haba fundado en su honor la
ciudad de Bucefalia. Pero lo que ms le
llam la atencin a don Juan fue que en
todos los trabajos se afirmaba
rotundamente que Alejandro no tena
barba.
3

JAVIER se escap de su marcador y


envi el baln hacia Luis. ste salt
entre varios jugadores, lo cogi, avanz
dos pasos y lo lanz hacia la red. Sin
embargo, el baln llevaba demasiado
impulso y, tras botar en el aro, volvi a
la cancha. Roberto trat de alcanzarlo
intilmente, pero antes de que saliera
por la lnea surgi Gonzalo, cogi el
baln y, con un limpio lanzamiento, lo
introdujo directamente en la canasta.
Qu tiro! grit Javier,
admirado. Ms de seis veinticinco!
Y ms de siete! afirm
emocionado Roberto. En vez de un
triple mereca ser un quntuple!
Si yo lanzara de esa manera hasta
podramos llegar a campeones.
T lanzars de esa manera, Luis, y
que vamos a ser campeones no lo duda
nadie. Verdad, chicos?
Un coro de voces entusiasmadas dio
la respuesta afirmativa a la pregunta de
Gonzalo. Musculoso, con una perenne
sonrisa en su simptico y bronceado
rostro, el joven profesor de educacin
fsica era el dolo de los muchachos.
Haba sido un gran jugador de
baloncesto, componente de la Seleccin
Nacional en varias ocasiones. Ahora, su
vocacin le haba llevado a la hermosa
tarea de formar jvenes. Tena un arte
especial para ello, ya que no slo los
formaba fsicamente, sino que tambin
saba ser un amigo y consejero
inapreciable.
Bueno, basta por hoy. Maana
tendremos entrenamiento a la misma
hora; debemos estar en forma para el
domingo. No nos basta ganar; hay que
hacerlo por ms de diez puntos para
aseguramos el pase a la final.
An no han llegado las camisetas
nuevas advirti un muchachito
menudo.
No te preocupes, Paco; las
tendremos a tiempo.
Yo ya tengo preparada la cmara
de vdeo y las cintas.
Estoy seguro de que hars un buen
reportaje del encuentro, Andrs. Luego
lo uniremos al de la final y los
pasaremos el da de la fiesta del
colegio.
ste era otro de los sistemas de
Gonzalo. Aparte de jugadores y
suplentes, cada chico tena encomendada
una misin, con lo cual todos se
integraban en el equipo realizado las
ms variadas funciones.
Tenemos algo que decirte
inform Javier muy serio.
Un ligero sobresalto ensombreci
por unos momentos el rostro de
Gonzalo.
No me digis que alguno va
camino del suspenso. Ya sabis que para
formar parte del equipo
No es nada de eso, no te
preocupes. Es que hemos creado una
patrulla del espacio y queremos que
formes parte de ella.
S, claro, cmo no. Pero
explicadme algo ms para que me
entere.
Javier no fue el nico que trat de
ponerle al corriente de la creacin de la
patrulla. Tambin lo hicieron Roberto,
Quique, Luis y alguno ms. As que
durante unos instantes el profesor de
educacin fsica se debati entre los
nombres de Astromn, capitn Omega,
Kron, astronaves y dems, hasta que al
fin, con una ms o menos remota idea
del asunto, alz los brazos reclamando
silencio.
Bien, vale, formar parte de esa
patrulla. Pero como asesor solamente.
Estupendo! exclam Javier.
Sers como como un sabio jefe que
tiene su base en Tierra-I.
Y te llamars afirm tajante
Quique Erudito Futuro.
Y a qu viene ese nombrecito tan
raro?
Es lgico. T eres profesor de
Educacin Fsica, pero eso es para
despistar; en realidad, E. F. oculta tu
verdadero nombre de Erudito Futuro.
Cuando Gonzalo pudo dominar la
risa, movi afirmativamente la cabeza.
De acuerdo, ser ese volvi
a rer unos momentos para al fin aadir
: Erudito Futuro. Pero en secreto, no
quiero que este nombre salga de entre
nosotros.
La patrulla en pleno alz la mano
derecha y prometi que el secreto
permanecera entre ellos.
Eso me tranquiliza. Y ahora voy a
deciros una cosa: los componentes de
una patrulla espacial no pueden perder
jams un partido de baloncesto contra
simples terrqueos. No es as?
La respuesta fue un autntico grito de
guerra que para s hubiese querido la
ms feroz y belicosa de las tribus
comanches.
Sueno, chicos, que Manolo ya est
haciendo sonar el claxon y no es cosa de
hacerle esperar.
Poco despus, los muchachos suban
al autobs mientras Manolo, junto a la
puerta, los iba contando. Cuando lleg
Luis, el conductor lo interpel con su
ms suave sonrisa:
Luis, por favor, me dejas ver esa
bocina especial para adelantamientos?
El chico correspondi a la sonrisa,
abri la cartera, extrajo la bocina y se la
entreg.
Te la regalo. En realidad la traje
para ti, slo que antes
Queras comprobar que
funcionaba bien, es natural. Gracias,
Luis; la llevar en el coche y despus de
cada partido la har sonar tantas veces
como canastas hayis conseguido.
JAVIER SE LEVANT indignado, pues
la brusca entrada que le haba hecho el
alero contrario lo haba derribado.
Entonces vio con estupor que el rbitro
haca sonar el silbato, lo sealaba a l y,
alzando los brazos, indicaba falta
personal intencionada. En la mesa
alzaron el cartel con el nmero cinco y
la sirena son sealndole la quinta
personal. Javier tuvo intencin de
dirigirse al rbitro para protestar, pero
hizo un esfuerzo y se contuvo. Con la
cabeza baja, se encamin al banquillo
tragndose su indignacin.
El partido estaba en su segundo
tiempo y ganaban por cinco puntos al
colegio Las Torres. ste haba ido
reduciendo la diferencia de doce puntos
con la que haba terminado la primera
parte. Pero ahora, con la expulsin de
Javier, autntico base del equipo, las
cosas se iban a poner feas para el
conjunto de Gonzalo. Con su eterna
sonrisa, el entrenador anim a los suyos
tras haber pedido tiempo muerto.
Chicos, podemos ganar por ms.
T, Luis, firme bajo la canasta. Roberto,
vas a ser el base en lugar de Javier.
Pero yo soy alero.
T eres Roberto y todos
confiamos en ti. Mirad, no podemos
defraudarlos.
Los chicos miraron hacia donde
sealaba Gonzalo y vieron a sus padres,
hermanos y compaeros que gritaban y
animaban incansables, mientras, de
cuando en cuando, Manolo haca sonar
la famosa bocina.
Unieron las manos y en aquel
momento, desde el banquillo, Quique
grit:
Patrulla Espacial! La victoria es
nuestra!
Los padres, hermanas, hermanos,
compaeros, sin saber en realidad el
porqu de aquel grito de guerra, lo
repitieron una y otra vez, mientras
Manolo haca sonar la bocina.
Los chicos del colegio Las Torres
sonrean con suficiencia seguros de
remontar el tanteo adverso, pero no
contaban con el espritu de la patrulla.
Ya no eran un equipo de baloncesto,
eran cinco mquinas perfectas
defendiendo y encestando. Mientras, sus
seguidores seguan animndolos con
aquel grito de:
Patrulla Espacial! Patrulla
Espacial!
Al sonar el pitido final, en el
marcador figuraba un rotundo 104-80.
Los chicos, sudorosos y emocionados,
abrazaron a Gonzalo. Los aplausos y
voces atronaban la cancha.
Javier abraz a Roberto.
Capitn Omega, eres formidable.
Gracias, Astromn; no hay quien
pueda con la patrulla.
El autobs, al regresar de la cancha
donde se haba celebrado el partido,
pas por el lugar en el que
habitualmente recoga a los chicos cada
maana. All, sentado en un banco,
estaba Federico.
Al or el gritero, el barrendero se
puso en pie de un salto. Y ms de una
vecina se asom alarmada al ver que al
vociferante autobs le seguan varios
coches haciendo sonar el claxon. Pronto
se alejaron en direccin al colegio,
donde haba preparada una sustanciosa
merienda y un alegre acto en honor de
los finalistas. Entre tanto, el barrendero
volva a sentarse sonriente a ver caer las
hojas de los rboles mientras en sus
odos quedaba el eco de las voces de
los chicos.
Federico, hemos ganado y
pasamos a la final!
4

LLEGARON unos das de calma. El


equipo del colegio qued a la espera de
que el resto de los conjuntos dilucidaran
entre ellos quin sera el otro finalista.
Gonzalo espaci los entrenamientos, y
los muchachos tenan ms tiempo para
pensar en su patrulla. Casi todas las
tardes se reunan en lo que ellos
llamaban Base Espacial, en realidad un
viejo almacn del padre de Luis que los
muchachos haban convertido en centro
de reunin.
Era amplio, con varias mesas y
sillas ms o menos desvencijadas, una
gran estantera repleta de cachivaches,
un par de viejos bales y las paredes
adornadas con carteles y fotografas de
equipos de baloncesto y hroes de
historietas del espacio. En el sitio de
honor, una foto de Gonzalo, o del sabio
Erudito Futuro, como se prefiera,
dedicada a la patrulla.
En aquel curioso lugar repasaban las
lecciones. Quique ayudaba a los ms
torpes en los temas de sociales, Javier y
Roberto en matemticas, y Luis fue
nombrado dictador, ya que era el que
dictaba. As, en equipo, o en patrulla si
se prefiere, los chicos se ayudaban unos
a otros con gran entusiasmo. Tambin se
hablaba de todo; bueno, de todo lo que
tena relacin con el baloncesto y,
especialmente, con la patrulla del
espacio. Por ello volvi a tratarse del
plan de ir a luchar contra los hombres de
Kron, demorado a causa del partido.
Tras organizar todo con cuidado, la
fecha sealada fue el domingo siguiente.

Y AL FIN LLEG el tan esperado


domingo. Despus del almuerzo, que
todos hicieron algo precipitadamente,
los chicos se reunieron en la plaza.
El plan de los muchachos era llegar
a una montaa cercana en la que
figuraba estar la base de los hombres de
Kron que ellos deban conquistar.
Alegremente se pusieron en marcha
profiriendo gritos amenazadores contra
el malvado Xor.
Cuando aquella extraa tropa
atraves las calles de la pequea
ciudad, hubo comentarios para todos los
gustos.
En una hora larga llegaron a lo alto
de la montaa, cantando ms bajito, con
un paso algo ms cansino y despojados
de cascos espaciales, cartuchos de papel
y dems atributos intergalcticos.
Descansaron, comieron, y no tardaron en
volver a ser el aguerrido grupo que se
lanz animoso contra los imaginarios
defensores de la base kroniana, a los
que vencieron en duro combate bien
aderezado con gritos y carreras de un
lado a otro.
Al fin, cansados esta vez de
vociferar y saltar, se reunieron
nuevamente.
Los hemos vencido, mis valientes
exclam triunfante Javier.
Ya algunos se despojaban de los
cascos y se dejaban caer al suelo como
fruta madura, cuando Roberto, en su
papel de capitn Omega, tuvo una mala
ocurrencia.
Escucha, Astromn. Varios de
ellos junto a su jefe Xor han logrado
escapar y se han refugiado por aquel
lado termin sealando la ladera
contraria a la que haban subido.
Los haremos prisioneros
exclam rpidamente Javier. Vamos
en su busca.
Oye, Javier empez a decir
Luis.
No soy Javier, soy Astromn.
El pecoso cazador de moscas vacil
un momento, pero al fin dijo:
Bueno, como quieras; pero por
all est la Gran Grieta, y ya sabes que
nos tienen prohibido ir por ese lado que
es muy peligroso.
Javier dud un instante, pero no
tard en rehacerse.
No me vengas con tonteras; eso
era antes, cuando ramos nios.
Adems, somos la patrulla del espacio y
tenemos que apresar a todos los
hombres de Kron. As es que vamos, y
el que no quiera venir es un miedica.
Estas seguras palabras acabaron con
las vacilaciones que haban despertado
las pronunciadas por Luis, y todos,
alegres y animados, siguieron al bravo
Astromn y al no menos bravo capitn
Omega.
De nuevo se sucedieron las carreras
y los gritos acompaados de abundantes
pum pum, ziii, ratat.
Rndete a la patrulla del espacio!
Capitn Omega! Aqu tengo a
seis enemigos que se han entregado!
Desrmalos y llvalos a la nave!
Astromn llama a capitn Omega!
Astromn llama a capitn Omega!
Venga con media docena de hombres!
Tenemos rodeado a Xor y a una
veintena de sus hombres!
El sol se fue ocultando y las sombras
de rboles y picachos se ensancharon y
unieron formando una sola. Mientras, los
chicos seguan con su juego sin pensar
en otra cosa que no fuera apresar a todos
sus imaginarios enemigos.
Un muchacho espigado se quit la
bolsa de papel que llevaba como casco
espacial y, tras mirar a su alrededor, se
acerc a Javier.
Oye, se est haciendo de noche.
Creo que debemos regresar.
Javier, olvidndose de que era el
valiente Astromn, mir en torno suyo
con aprensin.
S, tienes razn, Pepe; se ha hecho
muy tarde.
Cesaron gritos y carreras, las armas
permanecieron mudas y los heroicos
hombres del espacio se apelotonaron
unos contra otros. Rpidamente
emprendieron el regreso bajo la
griscea luz del atardecer.
Alguien tiene una linterna?
pregunt Javier con voz no tan firme
como la de Astromn. Cada vez veo
menos.
Yo respondi un muchacho a la
vez que un amarillento rayo de luz
brotaba junto a su voz.
Pero tiene las pilas casi gastadas.
Todos alrededor de la cada vez ms
escasa luz de la linterna siguieron
avanzando con lentitud. De pronto,
alguien grit:
Cuidado! sa es la Gran Grieta!
El grupo se inmoviliz como si sus
zapatos se hubiesen clavado a la tierra.
All, frente a ellos, una enorme grieta se
abra destacando su negrura. Era una
falla enorme abierta quin sabe por qu
sismo prehistrico y cuyo fondo nadie
conoca.
Paralizados, mientras el tenue brillo
de la lmpara trataba vanamente de
romper la oscuridad, ocurri algo
increble.
Del fondo de la grieta, como una
respuesta al amarillento rayo de luz,
empez a brotar un dbil resplandor que
fue aumentando de intensidad hasta
convertirse en un chorro de claridad que
ba al grupo por completo. Y ese
chorro de luz provena de la cabeza de
un hombre que sala de la grieta! Iba
vestido con un traje de caucho en el que
brillaban aplicaciones metlicas, y
cubra su cabeza con un extrao casco
del que brotaba el blanco fulgor. Cuando
con lentos pasos se dirigi hacia ellos,
los chicos no aguantaron ms y, dando
gritos, se desbandaron en todas
direcciones.
Javier quiso correr igualmente, pero
al tratar de hacerlo tropez con una
piedra y cay al suelo. Dio un par de
vueltas sobre s mismo y se hundi
seguidamente en la grieta mientras su
grito de terror se haca oscuridad
tambin.
Por unos momentos se sinti caer;
luego, un golpe en el costado que lo dej
casi sin respiracin; seguidamente su
cabeza choc con algo duro, y sus
manos, que se movan
desesperadamente, se asieron a un
saliente del que qued agarrado con
todas las fuerzas de su miedo.
Javier!
Contesta!
Dnde ests?
De arriba, como algo muy lejano, le
llegaron algunos gritos de sus
compaeros que se iban perdiendo en la
distancia y en la negrura que lo
envolva. Poco despus sinti que
algunas piedrecillas caan sobre l. Alz
los ojos, mir con precaucin a lo alto y
vio un trozo de cielo en el que brillaban
las primeras estrellas. Pero lo que llam
su atencin fue un foco que cortaba la
oscuridad en que estaba sumido y que
lentamente se le iba acercando.
Le hizo el efecto de que en la raz de
cada cabello se le formaba una gota de
hielo. Cerr los ojos unos instantes y,
cuando volvi a abrirlos, el intenso
resplandor le dio en ellos de lleno.
Luego sinti el roce de una mano fra y,
con un grito, se solt de su asidero; pero
aquella mano, garra, o lo que fuese lo
sujet fuertemente impidiendo su cada.
Durante unos segundos, las dos
figuras vacilaron y se balancearon sobre
el negro abismo hasta que, con un
poderoso esfuerzo, aquel ser lo alz
hasta sus hombros. Javier sinti el fro
del metal en su mejilla, a la vez que
perciba el spero respirar de la recia
criatura que, tras permanecer unos
instantes inmvil, inici el ascenso
hacia la superficie.
Pese a los dolores y el temor que
senta, el chico admir la fuerza y
habilidad del que lo llevaba. Se
agarraba a los salientes y hendiduras de
la pared con increble seguridad pese a
la carga que transportaba.
Tras un tiempo que a Javier le
pareci largusimo, llegaron al fin a la
boca de la grieta. El extrao ser lo dej
en el suelo y mir a su alrededor. El
foco que llevaba en la frente describi
medio crculo iluminando rocas y
rboles.
Sin duda pens el chico busca
su astronave.
Desde el lugar donde haba quedado
tendido contempl la altsima figura y le
hizo el efecto de que era la de un
gigante. Luego, la criatura se le acerc;
pero Javier ni oy ni vio nada ms, pues
se haba desmayado.
Cuando el muchacho recobr el
sentido, se percat de que lo trasladaban
en brazos. Con precaucin abri los
ojos para volver a cerrarlos
seguidamente. La rpida mirada le haba
bastado para darse cuenta de que era el
ser de otro planeta quien lo llevaba.
Pero adnde?
Mil vietas de cuadernos de
aventuras espaciales cruzaron por su
mente: platillos volantes, astronaves
poderosas cruzando el espacio, ciudades
extraas, hombres de increbles
figuras Ya no le pareca tan atractivo
aquello de irse a vivir a otra galaxia. Se
acord de sus padres, de la ta Matilde,
de don Juan, de Gonzalo, de sus amigos
de la patrulla, y a su pesar, unas
lgrimas le corrieron por las mejillas.
Una spera mano las sec rudamente
mientras a sus odos llegaba el rumor de
unos incomprensibles sonidos que se
mezclaban con el ruido de pisadas sobre
la hojarasca, tras tras tras
Un aplique metlico del ancho
cinturn del hombre intergalctico le
haca dao en el costado donde se haba
dado el golpe. Con sumo cuidado se gir
poco a poco hasta encontrar una postura
ms cmoda. Ahora los pasos tenan un
sonido diferente, pan pan pan,
como si caminara por una superficie
lisa. Estaran en la astronave? Tuvo
deseos de abrir los ojos, pero no se
atrevi. Al contrario, los cerr an ms
fuertemente y as estuvo mucho tiempo.
De repente le pareci or voces y
msica. Despus sinti que le ponan
sobre una superficie plana que se
desplaz rpidamente. Luego, pese a sus
ojos cerrados, se dio cuenta de que lo
depositaban en otro lugar y de que una
gran luz lo baaba; abri un poco los
ojos y pudo distinguir sobre l un
inmenso foco. Los cerr de nuevo y, a
causa del dolor y de las emociones,
volvi a perder el sentido.
AL ABRIR LOS OJOS nuevamente,
Javier se dio cuenta de que estaba
tendido sobre algo blando y de que lo
rodeaba la mayor oscuridad. Trat de
moverse, pero sinti que algo lo
sujetaba por el pecho. Movi las manos
y pudo alzarlas lentamente hasta su
cabeza. Entonces comprob alarmado
que la tena tambin sujeta por anchas
correas. Poco a poco hizo memoria de
todo lo ocurrido ltimamente y se
pregunt cmo aquel ser extrao que lo
haba salvado con riesgo de su vida lo
tena ahora all amarrado. Ya con las
retinas hechas a la oscuridad pudo
descubrir, al pie del lugar en que estaba
tendido, un bulto cuya suave y
acompasada respiracin perciba
claramente. Javier lanz un leve quejido
de miedo al ver que aquella cosa se
alzaba y se inclinaba sobre l. Esta vez
apret los ojos y la boca dejando casi
de respirar mientras senta cada vez ms
cerca el aliento de aquello. Luego, algo
suave y tibio acarici sus mejillas.
Javier contuvo al mximo la respiracin,
hasta que al fin no pudo ms y
suavemente inhal aire. Un agradable y
familiar perfume lo envolvi y no le fue
posible reprimir una palabra:
Mam.
Tranquilo, Javier, ya ha pasado
todo.
Son un clic y una agradable luz
le permiti ver a su madre junto a l.
Durante unos momentos contempl el
bello y querido rostro: luego pidi
excitado:
Destame, mam. Y vmonos de
aqu.
Tranquilzate. No ests atado, son
las vendas. Te diste muchos golpes, pero
no debes preocuparte pues no han sido
graves. Si te ests quieto, voy a llamar a
tu padre.
Tambin os han cogido a los
dos? S que es mala suerte. Pero vete a
buscarlo y nos escaparemos de la
astronave.
Javier, por favor en la voz
haba un tono de preocupacin, no te
excites; clmate.
El muchacho la vio pulsar un timbre
y al poco rato se abri una puerta. Su
padre se acerc a l y le dio un beso en
la frente. Luego cerr el puo y le
golpe levemente en la barbilla mientras
le deca con una voz en la que sin gran
esfuerzo se adivinaba una emocin
contenida:
Me alegra verte bien, muchacho.
Javier compuso una sonrisa a medias
entre la alegra y la incertidumbre.
Yo tambin me alegro de no estar
solo. Y dime, pap, est l aqu?
l? Quin es l?
El hombre de otra galaxia, el que
me sac de la Gran Grieta y me trajo a
esta astronave.
No te entiendo, Javier; esto no es
una astronave, es la clnica del doctor
Mndez.
En ese instante, embutido en su bata
verde y acompaado de una enfermera,
hizo su entrada en el cuarto el doctor,
quien, tras saludar amablemente a los
padres, se acerc sonriente a la cama.
Ya veo que has retornado al
mundo, Javier. Vamos a ver cmo ests
despus de casi dos das durmiendo
le puso el estetoscopio en el pecho y
escuch unos momentos. Bien, bien.
La temperatura, enfermera?
La ltima se le tom hace una
hora. Treinta y seis ocho.
Perfecto. Tengo que decirte,
jovencito, que el informe de
traumatologa no seala ninguna rotura.
Un buen chichn en la cabeza y
magulladuras por todo el cuerpo; en
resumen, un par de das ms en cama y
de nuevo a hacer vida normal ri
socarrn. Entendiendo por hacer vida
normal ir al colegio, jugar, pero no
lanzarte rodando por Dios sabe dnde.
Es que tropec con una piedra al
tratar de huir y fui a caer en la Gran
Grieta. Si no es por el hombre de otra
galaxia, no salgo de all.
Los mayores se miraron entre s. La
enfermera le puso el termmetro, el
mdico le tom el pulso y los dos
esposos se cogieron de la mano dndose
nimos mutuamente. El primero en
hablar fue el doctor, quien movi la
cabeza y dijo para s:
Normal, completamente normal.
Luego fue la enfermera la que, tras
mirar el termmetro, fij sus ojos en los
del doctor y repiti sus palabras.
Normal, completamente normal.
Quiz el golpe en la cabeza,
insinu la madre.
Es que intervino el padre ah
fuera hay media docena de compaeros
de Javier esperando para verlo.
Vinieron tambin ayer y me han contado
una serie de cosas raras de un hombre
extrao que se les apareci saliendo de
la Gran Grieta. Y ellos no han sufrido
golpes en la cabeza.
La imaginacin de los chicos no
tiene lmites sentenci el mdico.
Estn aqu mis amigos? Javier
se incorpor en la cama. Por favor,
que entren.
Momentos despus, Roberto, Luis,
Quique, Pepe y Paco entraron en la
habitacin y fueron dejando sobre la
cama, junto a su mejor sonrisa, una caja
de bombones, revistas del espacio, dos
paquetes de pipas, chicles de diversas
formas y tamaos y algunos paquetes de
caramelos. La enfermera se apresur a
requisarlo todo ponindolo fuera del
alcance de Javier.
Te lo guardo aqu coment.
Ya te lo dar cuando salgas.
Pero es para que se los coma
ahora protest Luis.
Y para que lea la ltima aventura
de Astromn remach Roberto.
Lo har, no os preocupis
intervino conciliador el padre; pero
de momento no debe comer golosinas ni
leer, pues ha de descansar.
Vale se conform Quique. Y
eso que no te lo hemos trado todo El
resto lo hemos guardado en la Base
Espacial. La clase entera quera venir,
Javier, pero don Juan dijo que slo unos
pocos. Te manda recuerdos.
Les dais a todos un abrazo de mi
parte Javier sonri, incluso a don
Juan. Y Gonzalo, qu os ha dicho? Va
a venir?
Bueno trat de aclarar
torpemente Luis, el caso es que
Gonzalo est en la capital. Tuvo que irse
por lo del accidente, ya sabes.
No s nada; como no te aclares
Luis mir apurado al padre de Javier
y ste a su vez al mdico. El doctor se
encogi de hombros resignado y dijo:
Vers, vuestro profesor de
educacin fsica tuvo un accidente, pero
no te preocupes que no es grave. Tiene
unas esquirlas de roca clavadas en los
ojos y aqu no podamos hacer nada para
extrarselas; por eso lo trasladaron a la
capital. All hay muy buenos
especialistas y se pondr bien
enseguida.
De verdad, doctor?
Claro que s; no tan pronto como
t, pero estar bien en poco tiempo.
Y dnde fue? indag Javier.
En los ojos respondi Roberto.
Quiero decir en qu lugar, de qu
forma le pas.
No lo sabemos en realidad
aclar el mdico. Vino a verme y me
dijo algo sobre un accidente, pero no le
pregunt ms. Y ahora, si no os importa,
contadnos cmo fue eso de la Gran
Grieta.
Al principio no fue fcil enterarse de
nada, pues todos hablaban a la vez, pero
poco a poco los mayores pudieron
conocer al detalle la aventura.
Y todos visteis a ese hombre alto
con el foco en la frente?
S, don Javier respondi seguro
Roberto. Era un hombre del espacio,
y por eso nos asustamos y salimos
corriendo sin parar hasta llegar a casa.
Era como Astromn confirm
Luis.
Quin es ese Astromn?
pregunt el mdico con curiosidad.
Quique se acerc al lugar donde la
enfermera haba dejado los cuadernos
de historietas, cogi uno y se lo mostr.
ste, el del rifle snico.
Con una sonrisa contempl el galeno
el cuaderno.
Ya voy entendiendo. Y t, Javier,
hablaste con l?
No, no lo hice; estaba muy
asustado. Yo slo s que me sac de la
Gran Grieta exponiendo su vida. Era
muy difcil y peligroso sacarme de all.
Luego me llev en sus brazos un largo
trecho; por eso crea que me haba
llevado a su astronave, pero lo que hizo
fue traerme a la clnica para que me
atendieran, no cabe duda.
Ninguno de tus amigos te trajo
hasta aqu?
Ya le he dicho que fue el hombre
de otra galaxia.
El mdico lo mir seriamente, casi
con severidad, y luego se acerc al
telfono y estuvo hablando unos
momentos. Cuando colg el auricular y
se volvi a los padres de Javier, su
expresin era de perplejidad.
Me informan de urgencias que el
domingo por la noche haba dos
enfermeros de servicio a la entrada.
Estaban distrados viendo la televisin
cuando son el timbre, corrieron y se
encontraron con un individuo al que no
pudieron ver pues de su frente brotaba
una luz muy fuerte. El hombre les
entreg al chico y desapareci sin decir
palabra. Llevaron a Javier al quirfano
y uno de los enfermeros, que lo conoca,
fue quien los llam a ustedes.
Mientras los mayores se miraban
con caras de estupor, los representantes
de la patrulla espacial lo hacan con
rostros de seguridad acompaados de
algn que otro gesto de importancia.
5

DON Cosme mir extraado a su


alrededor. El sol que entraba por la
ventana se filtraba a travs de las
cortinas y daba un tono dorado al
dormitorio. Moviendo incrdulo la
cabeza, salt de la cama, se puso la bata
y se asom al balcn. S, all estaban los
chicos, como siempre; bueno, como
siempre no, ya que slo uno de ellos
hablaba y los dems se limitaban a
escuchar atentos. Aquello no era normal
y don Cosme se sinti molesto. Desde
que se haba jubilado y haba podido
prescindir del despertador, aquella
maquinita que con su estridente
campanilleo le recordaba que deba
levantarse para ir al trabajo, don Cosme
se despertaba con la algaraba de los
chicos que se reunan junto a su casa
para coger el autobs del colegio. Era
hasta agradable; las risas y el parloteo
lo despertaban, pero l volva a entornar
los ojos mientras las voces, como las de
un mar suave unas veces y agitado otras,
llegaban hasta l y lo iban despabilando
poco a poco. Por eso aquel da se sinti
defraudado, pero es que no saba que
Javier volva a clase despus de su
estancia en la clnica y ahora contaba a
sus compaeros la aventura pasada junto
al hombre de otra galaxia.
Entonces no le viste la cara,
Javier?
No, Luis; el foco, por un lado, y el
miedo que senta, por otro, no me
dejaron verlo bien.
De qu color tena la piel?
No me di cuenta, Paco. Ya os digo
que estaba asustado, no poda pensar ni
fijarme en detalles. Lo que es cierto es
que me salv: baj a la Gran Grieta a
buscarme y me sac de ella exponiendo
su vida.
Federico, que con la escoba sobre el
hombro escuchaba atentamente como
uno ms de los muchachos, intervino
curioso.
Y a ese hombre, o lo que fuera,
slo lo viste t?
Todos los chicos se unieron para
explicarle al bueno de Federico que
ellos tambin haban visto al ser de otra
galaxia. El gritero lleg claramente a
odos de don Cosme, quien, a la vez que
untaba el pan con mantequilla, mova
satisfecho la cabeza. Un poco tarde pero
al fin sonaban gritos como de costumbre.
La llegada de Manolo con el autobs
y su pronta marcha con los chicos rumbo
al colegio hizo que volviera el silencio.
Mientras, Federico, con disimulo, dej
la escoba apoyada en el carrito repleto
de hojas secas, se sent en un banco y
hoje con inters un cuaderno de
aventuras espaciales que le haba
prestado Roberto antes de irse.

EN EL DESPACHO del director haba


reunin de profesores. El asunto que los
haba congregado era que ya se haba
sealado la fecha de la final de
baloncesto y el equipo del colegio
estaba sin entrenador a causa del
accidente de Gonzalo.
Sera penoso no tomar parte en la
final despus del esfuerzo y la ilusin
que han puesto los muchachos. Por eso
los he reunido para, entre todos, buscar
una solucin.
Quiz Gonzalo, aunque no est
bien del todo, pudiera hacer algo.
El director neg con la cabeza.
Imposible. Ha sido sometido a
una delicada operacin, y el partido ser
el domingo.
Bueno intervino otro,
podramos contratar a un entrenador
para este encuentro.
De nuevo el director movi
negativamente la cabeza.
No quisiera que nadie ajeno al
colegio se hiciera cargo del equipo.
Tiene que ser uno de nosotros.
Pero no se trata de un examen, es
un partido de baloncesto!
Lo s perfectamente y he meditado
sobre ello. Por eso propongo que Juan
se haga cargo del equipo, si lo acepta y
ustedes estn de acuerdo.
Los profesores s estuvieron de
acuerdo, pero el bueno de don Juan se
defendi como pudo.
Pero razonen, amigos mos, qu
s yo de baloncesto? Adems, los chicos
estn perfectamente preparados por
Gonzalo y por eso han llegado a la final.
El director pidi calma, y las voces
rogando a don Juan que se hiciera cargo
del equipo enmudecieron.
Escucha, Juan. Dices que los
chicos estn perfectamente preparados y
es cierto. Eso no nos debe preocupar.
Pero un partido tiene muchos avatares y
es necesario que en el banquillo haya
alguien para encarrilarlo si es preciso.
De completo acuerdo, pero yo
qu s de tcticas y dems? Nada,
absolutamente nada.
Eres campen de ajedrez, no es
cierto?
Y profesor de sociales de este
colegio. Qu tiene que ver eso con el
baloncesto?
Nada y mucho. Me explico:
estamos de acuerdo en que los
muchachos estn bien preparados.
Entonces, pinsalo, lo que necesitan es
un estratega, alguien que les d normas
para ganar, alguien que sepa dar jaque
mate al contrario.
Perdnenme ustedes, pero yo no
entiendo esto.
Y an no lo entenda el bueno de don
Juan cuando, junto al director, se vio
frente a los muchachos de la clase y oy
la explosin de alegra de los chicos al
serles anunciada la fecha del encuentro,
las voces de decepcin al saber que
Gonzalo no podra estar en el banquillo
y cuando palp el ominoso silencio que
se hizo al ser informados de quin sera
el nuevo entrenador.
Bien termin el director,
estoy seguro de que la victoria ser
nuestra; as es que nimo, que faltan
pocos das.
El director no dio ningn portazo al
salir, pero era tal el silencio, que lo
pareci. Don Juan tambin permaneci
callado durante unos momentos.
Observaba las caras de desencanto de
los muchachos. Al fin, hizo un esfuerzo y
habl:
Hay momentos en la vida en que
nos vemos obligados a hacer algo para
lo que no nos sentimos capacitados. Esto
no quiere decir que lo dejemos de hacer
o lo hagamos mal; al contrario, tenemos
que esforzarnos en hacerlo lo mejor
posible. Eso es lo que yo voy a intentar
contando para ello con vuestra
colaboracin. Y ahora vamos con la
clase; esta tarde, en la cancha,
hablaremos del baloncesto.
Efectivamente, por la tarde se
reunieron todos en la cancha. El nico
que no iba convenientemente equipado
era el profesor. Llevaba chaqueta y
corbata, lo que arranc algunas sonrisas
y otros tantos gestos de preocupacin.
No se ha puesto el chndal
coment Roberto.
Da gracias de que venga as y no
con armadura para un torneo medieval
fue la custica respuesta de Javier.
Mientras, don Juan indic a los
chicos con unas palmadas que se
reunieran junto a l. Cuando todos lo
hicieron, pase la mirada por los
especiantes rostros y dijo:
No ha sido decisin ma hacerme
cargo del equipo. El claustro de
profesores ha credo que debe ser as y
yo acato este deseo; y, como os dije
antes, voy a intentar hacerlo lo mejor
posible. Gonzalo os ha preparado
perfectamente y ahora os toca a vosotros
no defraudarlo y brindarle la victoria,
aunque l no est en el banquillo para
dirigiros.
No se preocupe, don Juan
respondi Quique, haremos lo posible
por ganar.
Se oyeron otras voces en sentido
parecido pero que denunciaban
claramente por su tono que no todos
confiaban en la victoria.
Media hora despus, el director y
uno de los profesores, que se haban
acercado a la cancha para ver cmo iban
las cosas, contemplaron algo fuera de lo
esperado: don Juan, situado en el centro
del campo, reciba instrucciones de los
chicos como si en realidad fuera l
quien habra de contender en la final.
Fjese deca Luis uniendo la
accin a la palabra, esto es un tiro de
seis veinticinco y vale tres puntos.
Y aqu, a esta distancia aadi
Javier, el enceste equivale a dos
puntos.
Quique cogi un baln y, botndolo
con la mano derecha, alz la izquierda.
Ahora, chicos, vamos a hacer una
defensa por zonas y luego personal para
que don Juan se d cuenta.
Esto es horrible! musit el
profesor de matemticas mirando al
director con cara de terror. Te das
cuenta?
Claro que me doy cuenta. Es
lgico que Juan aprenda algo, y nadie
mejor que los chicos para ensearle.
Pero no debera ser al revs?
Eso vendr despus, estoy seguro
le pas un brazo por los hombros
mientras se alejaban. Ya me lo dirs
dentro de poco.
Y se lo dijo al da siguiente. El
profesor entr como una tromba en el
despacho del director.
Vengo de la cancha de baloncesto.
Y Juan sigue aprendiendo de los
chicos, no?
No! Es l el que explica ahora.
Va ms rpido de lo que yo
esperaba.
Pero imaginas qu es lo que les
ensea? Les ha dicho que el baloncesto
lo invent un profesor como nosotros, un
tal Naismith. Para que a sus alumnos les
resultaran ms distradas las clases de
gimnasia, puso un cesto de fruta a cada
lado del patio del colegio. Cada equipo
deba introducir la pelota en uno de los
cestos e intentar que el equipo contrario
no lo hiciera.
Curioso, verdad? respondi
muy tranquilo el director. Yo tampoco
lo saba.
Y posiblemente no lo sepan
nuestros adversarios, pero lo que s
sabrn es darnos una paliza en la final.
No pierdas la confianza.
No puedo perderla, es que ya no
la tengo.

AQUELLA MISMA TARDE, una cabina


telefnica fue virtualmente asaltada por
la patrulla. Los transentes miraban con
curiosidad cmo en su interior,
apretados unos contra otros, haba media
docena de chicos. Mientras, el resto, al
igual que hormigas sobre una gota de
miel, la rodeaban completamente.
Quique, que previamente haba
hecho una colecta entre todos, se
introdujo tambin en la cabina llevando
una cajita llena de monedas.
Aqu tienes, Javier.
ste introdujo varias monedas por la
ranura y, tras consultar un arrugado
papel que sac de su bolsillo, fue
marcando los nmeros ante la
expectacin general. Luego, cuando
empez a hablar, se hizo un gran
silencio.
Hospital Provincial? Queremos
hablar con la habitacin cuatrocientos
doce. Con don Gonzalo hubo una
larga pausa. S, pero l se alegrar de
nuestra llamada Que quin soy?
Bueno, somos todos nosotros, seorita,
sus alumnos. S, s, es slo un momento
para saber cmo se encuentra. Gracias
se volvi a los dems a la vez que
tapaba con la mano el micrfono del
telfono. Nos van a poner con la
habitacin.
Estas palabras fueron repetidas por
todos y cada uno, ms que para informar
a los otros como una expresin de
satisfaccin que se hizo silencio al
hablar de nuevo Javier.
Gonzalo? S, soy yo, pero aqu
estamos todos. S, desde una cabina.
Cmo te encuentras? despus de
escuchar unos momentos inform:
Dice que est muy bien -y tras or a
sus compaeros, volvi a hablar por el
telfono: Todos se alegran, Gonzalo, y
te envan recuerdos. Oye, es que
tenernos un problema con el partido. Se
juega el prximo Lo sabas?
Tambin sabes que don Juan es el
encargado de? S, claro, pero es que
tiene sus ideas. De momento no somos
bases, ni pivots, ni aleros; somos torres,
peones y alfiles No te ras, que es
verdad.
La expresin de estupor de Javier se
fue transformando poco a poco en otra
de satisfaccin.
S, Gonzalo, haremos lo que nos
diga don Juan Naturalmente, te
llevaremos la copa, no lo dudes,
confa en nosotros Tambin hay otra
cosa: hemos conocido a un hombre de
otra galaxia No lo tomes a broma que
es muy serio. Lo vimos todos, a m me
salv y me llev a la clnica No es
para que te guasees, es cierto lo que te
digo De acuerdo, de acuerdo, cuando
vengas te contaremos todo con ms
detalle y nos ayudars a dar de nuevo
con l S, lo que t digas, ahora slo
nos ocuparemos del partido S, claro,
y de ganarlo Entendido, se lo dir a
los dems, descuida. Bien, ahora, como
todos quieren saludarte, escucha.
Javier alz el auricular a la vez que
la patrulla en pleno expresaba a voz en
grito sus buenos deseos de salud para el
profesor.
Lo malo fue que en aquel momento
la telefonista del hospital quiso escuchar
si ya haban terminado y lo que oy fue
un alarido fenomenal mezclado con las
risas de Gonzalo. Aquello hizo que
llamara rpidamente a la planta.
Planta cuarta? Por favor, miren si
el enfermo de la cuatrocientos doce est
bien.
Mientras, la patrulla volva alegre y
satisfecha a su Base Espacial para
comentar en detalle la conversacin
sostenida con Gonzalo, o si se prefiere,
con Erudito Futuro.
Dos das antes del partido, el
preocupado profesor de matemticas
casi se desmaya cuando al entrar en la
cancha vio jugar a los chicos y oy las
voces de don Juan.
Eso es! Torre avanza y amenaza,
pen cierra la salida y alfil da jaque.
Magnfico enceste, Javier! Y ahora
vamos con otra jugada que os indicar
poniendo los brazos as. Es un jaque
mate famoso en la historia del ajedrez y
nos viene como anillo al dedo si
nuestros adversarios emplean la defensa
por zonas.
Don Juan estaba sentado en el
banquillo junto a Quique, que tomaba
notas en un papel. Ante l tena un
tablero de ajedrez sobre el cual mova
las fichas a la vez que daba
instrucciones a los muchachos.
Titulares y suplentes jugaban con
entusiasmo. Procuraban seguir
exactamente las extraas tcticas de don
Juan. Las repetan una y otra vez hasta
dominarlas, mientras en sus rostros no
se vea el desaliento de los primeros
das; bien al contrario, reflejaban
alegra y seguridad.
En esta ocasin, el preocupado
profesor de matemticas, tras el
entrenamiento, no fue directamente al
despacho del director para contarle sus
tribulaciones, sino que primero decidi
ir a tomar una ducha para aclarar las
ideas.
6

DON Juan entr en el vestuario y


cerr la puerta tras l. Con aquel gesto
dej fuera el gritero de los alumnos,
profesores y familiares que llenaban el
pabelln de deportes, y se enfrent con
los rostros tristes y los gestos de
desilusin de sus muchachos.
No es para tanto, chicos; que nos
hayan sacado seis puntos en el primer
tiempo no quiere decir que en el
segundo no remontemos ese tanteador e
incluso lo superemos.
No hubo respuesta; nicamente una
serie de miradas de desencanto y de
impotencia.
Don Juan habl tras un largo
silencio Javier mientras se secaba
enrgicamente con la toalla, hemos
estado todo el primer tiempo dos arriba
dos abajo, pero al final, en cuanto han
empleado la defensa por zonas, nos han
frenado y se nos han venido encima. Son
buenos, hay que reconocerlo.
Eso no se puede dudar, por eso
han llegado a la final, pero nosotros
tambin estamos aqu por el mismo
motivo.
Si Gonzalo estuviese aqu se
lament inconscientemente Roberto.
Es eso lo que le vas a decir
cuando te pregunte por qu no habis
ganado?
No, don Juan, pero sera distinto.
La realidad es que no est aqu y
no por ello vamos a defraudarlo. An
tenemos dos armas en nuestro poder
sonri el profesor al ver las caras
anhelantes que se alzaron hacia l.
Una es el querer vencer; la otra, las
tcticas que os expliqu los das
pasados. Si las ejecutis tal como
ensayamos, vamos a ganar y por
diferencia.
Los rostros fueron cambiando de
expresin, los ojos ya no miraban al
suelo y las palabras de Luis sonaron
enrgicas y seguras:
Vamos a dar un repaso para estar
seguros de que no hemos olvidado nada.
Le parece, don Juan?
De acuerdo, escuchad con
atencin.
Los rbitros y jugadores del equipo
adversario ya estaban en la cancha.
Esperaban impacientes la llegada del
conjunto de la patrulla. Por fin, el
rbitro principal rog que alguien fuera
al vestuario para advertirles que la
segunda parte del encuentro iba a
comenzar. El empleado del pabelln que
se encarg de ello llam a la puerta
suavemente sin obtener respuesta,
escuch curioso y lo que oy le hizo
llamar nuevamente con ms energa. Al
fin se abri la puerta y por ella salieron
los chicos, alegres y animosos, mientras
don Juan continuaba hablndoles:
Cuando yo alce los brazos de esta
forma, ya sabis: las torres a sus
puestos, el pen avanzar rpidamente
mientras los alfiles ejecutan la jugada.
El empleado los vio pasar a su lado
sin dar crdito a lo que oa. Lstima que
no conociera al profesor de
matemticas, pues hubiera sido curioso
or los comentarios de los dos.
Y empez el segundo tiempo del
partido. El preparador del equipo
contrario mantuvo la misma tctica, y en
los primeros segundos, tras abortar un
ataque, consiguieron otra canasta
ponindose ocho puntos arriba. Los
seguidores de los de la patrulla
enmudecieron. Incluso Manolo, con
gesto de desaliento, se guard la bocina
en un bolsillo de la chaqueta. Mientras,
en el banquillo, tras mover unas fichas
sobre el tablero de ajedrez, don Juan se
puso en pie y dijo a su ayudante Quique:
All vamos, muchacho.
Alz el brazo izquierdo en vertical,
el derecho doblado por el codo y dio
unos curiosos saltitos para llamar la
atencin de sus jugadores. Pero no slo
stos lo vieron, sino la totalidad del
pblico, aunque la reaccin fue diferente
en cada caso. Mientras unos sonrean o
rean abiertamente, los otros, los
jugadores, se lanzaron como centellas
hacia distintos lugares de la cancha,
interceptaron un baln y seguidamente
Luis realiz un magnfico enceste. Los
adversarios sacaron de su campo y se
dispusieron al ataque, pero quedaron
desconcertados al ver las rpidas
carreras de los de la patrulla que de
nuevo interceptaron un lanzamiento para
seguidamente volver a encestar. Cuando
lleg el empate, Manolo volvi a sacar
la bocina, y los que estaban mudos
gritaron y aplaudieron, entre ellos el
profesor de matemticas, quien,
volvindose al director, que estaba a su
lado, coment:
Tenas razn; Juan sabe lo que
hace.
Mientras no se canse de estar en
esa postura.
Y es que el entrenador segua con
los brazos en alto como si fuera a iniciar
una curiosa danza.
A los diez minutos, el panorama
haba cambiado por completo: eran
ahora los de la patrulla los que ganaban
por ocho puntos; por eso el preparador
rival pidi tiempo muerto.
Agitados pero con rostros de
satisfaccin, Javier, Roberto, Luis y los
dems rodearon a don Juan. ste dej al
fin su forzada postura.
Ha dado resultado, verdad,
chicos? Ahora hay que estar muy atentos
pues es seguro que cambiarn de tctica.
Yo desde aqu os sealar las jugadas.
Os acordis? Est la de avance de
pen, retraso de torres, alfiles o
laterales para abrir paso
De nuevo el pblico sonri al ver
las posturas de don Juan.
Efectivamente, los rivales salieron
lanzados haciendo un marcaje de
presin. Pero la euforia nicamente les
dur un momento, ya que don Juan, esta
vez subido en el banquillo, continu con
las indicaciones corporales; tanto es as
que, en el momento en que iba a lanzarse
una tanda de tiros libres, el rbitro
principal se dirigi a l:
Qu hace usted?
Lo mismo que usted: trabajo.
Usted arbitra y yo animo a mi equipo.
Pero esa forma
Lo prohbe el reglamento?
El rbitro se encogi de hombros y
fue hacia la canasta para ordenar el
lanzamiento de los tiros libres.
Prosigui el encuentro con la misma
tnica. Los de la patrulla continuaron
con aquel terrible juego que arrollaba a
sus rivales, en las gradas se gritaba y
aplauda, Andrs filmaba en vdeo y
daba voces de aliento, Manolo haca
sonar la bocina Pero todo aquello no
fue nada comparado con el gritero que
se alz cuando el rbitro dio el pitazo
final.
Correctamente, el preparador del
equipo rival fue en busca de don Juan
para felicitarlo por el triunfo; pero no lo
encontr, ya que ste, tras abrazar a los
chicos, indic que tena un asunto
urgente, y poco despus, en su fsil,
se alejaba del pabelln de deportes.
Como el partido se haba jugado en
la capital de la provincia, los
muchachos solicitaron del director que,
antes de regresar, pasaran por el
hospital para entregar la copa a
Gonzalo. Pero en el hospital la cosa se
complic ya que la totalidad de los
jugadores y seguidores queran estar
presentes. Por fin, el doctor Mndez,
que haba venido a ver jugar a su
sobrino Luis, habl con la directora del
hospital y sta accedi a que Gonzalo
bajara un momento, slo un momento,
insisti, a un amplio saln donde se
reunieron.
Cuando lleg el profesor de
educacin fsica, llevado del brazo por
una enfermera, se hizo un gran silencio.
Todos contemplaron su plido rostro, en
el que lucan unas anchas gafas negras
sobre los apsitos que cubran sus ojos,
y tambin su clida y agradable sonrisa.
Y bien, dnde estn esos
campeones?
La enfermera trat de parar la
avalancha, pero fue intil. Gonzalo se
vio abrazado, golpeado y zarandeado
durante unos momentos, la tapa de la
copa cay al suelo varias veces y otras
tantas fue recogida, hasta que al fin
qued en manos de su destinatario. ste
la sopes y dijo:
Muchachos, esto es una copa; os
felicito por la victoria. Y dnde est el
entrenador del ao?
Don Juan tena algo importante
que hacer y se fue en su fsil, bueno,
quiero decir en su coche, nada ms
terminar el partido aclar Javier.
Gonzalo ampli su sonrisa y
coment:
Que le gusta a este hombre
desaparecer en ciertos momentos.
Decidle que ha realizado una magnfica
labor y dadle un abrazo de mi parte.
La enfermera indic que el tiempo
haba terminado y el profesor tendi la
copa.
Llevadla a la Base; cuando
regrese quiero verla all en el sitio de
honor. Despus haremos una fiesta para
colocarla en la vitrina del colegio.
Fue Quique quien la recogi, y al
hacerlo se fij en las manos de Gonzalo
llenas de araazos y esparadrapos.

AQUEL FIN DE SEMANA la Base


Espacial estuvo en conmocin, fue
barrida, lavada y abrillantada una y otra
vez, hasta que al fin la consideraron apta
para recibir la copa de campeones.
Colocaron el trofeo con toda ceremonia
en el lugar ms visible, sobre una mesa
que Paco haba conseguido. Tras mirar
desde todos los ngulos, los chicos
consideraron que la foto de Gonzalo,
que estaba colgada en la pared opuesta,
deba figurar junto a la copa. As que
durante un buen rato discutieron si sera
mejor poner la foto junto a la copa o
sta al lado de la foto. Al fin se pusieron
de acuerdo y colocaron la mesita a gusto
de todos.
Yo quiero proponer algo dijo
tmidamente Javier.
Est bien as, Javi, no vamos a
estar todo el da igual.
No me refiero a eso, Roberto. Es
que falta algo, creo yo.
Y qu es lo que falta?
Poner una foto de don Juan. Al fin
y al cabo, l, sus tcticas
A Javier se le sec la garganta
mientras el silencio se haca dueo de la
Base Espacial.
Junto a la de Gonzalo?
pregunt al fin Luis.
S, un poco ms pequeita, pero
s, eso es lo que propongo.
Se alarg el silencio como un chicle
mientras se miraban unos a otros,
indecisos. Finalmente Andrs, el
especialista en vdeo, se atrevi a decir
mientras buscaba en una vieja carpeta:
Yo tengo aqu una foto del fsil
de don Juan, con l dentro, claro.
La foto pas de mano en mano entre
gestos ambiguos.
No se le ve muy bien, pero puede
servir.
Pero es l, no cabe duda.
Al fin la foto fue puesta junto a la de
Gonzalo.
Queda bastante bien confirm
Roberto. Se sabe que es l, por el
coche, claro; pero como no tenemos
otra, vale.
Ahora falta una del hombre de
otra galaxia brome Luis, y as
tendramos el equipo completo.
Quiz no haga falta asever
Quique muy serio y la tengamos ya en
la pared.
Qu ests diciendo? se extra
Roberto.
Algo muy serio, lo s, pero tengo
mis motivos. Vamos a ver, de verdad
creis que era un hombre de otra galaxia
el que vimos junto a la Gran Grieta?
Primero fueron caras de asombro;
despus, un fenomenal gritero
afirmativo que se uni a la pregunta de
Javier:
Pero, Quique, no lo viste t igual
que todos? Adems, yo puedo
asegurarlo, me sac de la grieta, me
llev en brazos, era alto y fuerte.
Como Gonzalo?
Javier abri la boca, volvi a
cerrarla y al fin despeg de nuevo los
labios para hilvanar con dificultad unas
palabras:
Qu qu quieres decir con
eso?
Eso que digo es una sospecha
simplemente.
Pero, Quique, cmo se te ha
ocurrido semejante cosa?
Qu quieres que te diga,
Roberto? Me cuesta trabajo creer que un
ser espacial se venga a vivir a la Gran
Grieta. Adems, hay varias preguntas sin
respuesta. Cmo se hiri Gonzalo en
los ojos? Nadie lo sabe. Por otro lado,
cuando me dio la copa me fij en sus
manos: las tena llenas de araazos,
como si hubiese trepado por un lugar
escarpado y difcil.
Tiene razn Quique asever
Luis. Yo tambin se las vi.
Tambin viste al hombre extrao
salir de la grieta replic enrgico
Roberto. O no?
S, tambin lo vi.
Y era alto, y vesta un traje
espacial con una luz en el casco
afirm Javier ms para convencerse a s
mismo que a los dems. No, no era
Gonzalo.
Pues si no era Gonzalo, tampoco
era un ser de otra galaxia.
Por qu, Quique?
No es lgico.
Momentos despus, la patrulla
estaba dividida en dos grupos, uno con
Quique como lder y otro con Javier
como cabeza visible.
La discusin se prolong durante un
buen rato. Cada uno alegaba sus razones
sin ponerse de acuerdo. De pronto,
Roberto tuvo la idea salvadora.
Bueno, chicos, la verdad es que ni
unos ni otros estamos seguros de lo que
decimos, no es verdad?
Es cierto acept Quique. Yo
slo he expresado una sospecha.
Y por mi parte acept Javier,
defiendo lo que vi.
Pues de acuerdo entonces. Lo que
yo propongo es que la patrulla se
dedique a una investigacin del caso y
as sabremos quin tiene razn.
Vamos a convertir la patrulla en
un grupo de policas?
A la pregunta de Luis respondi
rpidamente Quique:
Es posible; la P. E., de Patrulla
Espacial, puede significar tambin
Polica Especial.
No hizo falta ms. Se aplaudi, se
grit y la patrulla se uni de nuevo y se
dispuso a investigar a fondo el caso del
hombre de otra galaxia.
7

EN la pequea ciudad ocurrieron


muchas cosas curiosas. Los prismticos
familiares fueron requisados por los
miembros de la patrulla; igual ocurri
con las cmaras fotogrficas. Incluso
algn que otro abuelo complaciente dej
a un lado su coleccin de sellos para
prestar a su nieto, componente de la
patrulla, claro es, su magnfica lupa. En
las casas, con gran alegra de los
adultos, no se oan las vibrantes msicas
modernas reproducidas por las
grabadoras, ya que stas estaban en
activo en otras misiones ms
importantes. Lo mismo ocurra con las
linternas. Adems, el doctor Mndez,
que tena en la azotea de su casa un
telescopio con el que se entretena
viendo los astros en los pocos ratos que
poda, autoriz a los chicos a usarlo.
Siempre que entraran por la escalera
trasera y no armaran ruido.
Por aquellos das, el profesor de
ciencias naturales explicaba la fauna
local, por lo que el comportamiento de
los miembros de la Polica Especial de
la Patrulla Espacial se tom por todos
como una ampliacin prctica de los
estudios.
En todos los ratos libres y en los
fines de semana y festivos los
muchachos hacan gala de una actividad
envidiable. De da, el telescopio del
doctor Mndez, atendido por dos o tres
componentes de la patrulla, apuntaba
hacia la montaa donde estaba la Gran
Grieta. Por las noches, enfocaba al cielo
mientras varias linternas lanzaban sus
rayos hacia las estrellas, o hacia las
nubes si el cielo estaba cubierto. Los
prismticos, segn el momento,
controlaban los rincones de la montaa y
sus alrededores; incluso seguan, paso a
paso, a los transentes sospechosos.
No era raro, en aquellos das,
encontrarse con un par de componentes
de la patrulla portando su magnetfono.
Se acercaban amables y atentos a los
vecinos y les preguntaban qu opinin
tenan sobre la existencia o no de seres
de otras galaxias, o si alguna vez haban
visto un platillo volante o algo parecido.
En la Base Espacial escuchaban las
grabaciones, miraban y remiraban las
fotografas sin que, pese a todo,
encontraran pista alguna que aclarara el
caso del hombre de otra galaxia; hasta
que un da
La tarde iba cayendo cuando Javier
y Roberto fueron a la azotea del doctor
Mndez. All estaban de observadores,
junto al telescopio, Quique y Luis.
Alguna novedad?
Nada, Javier respondi Luis.
Lo de siempre; ahora me entretena
viendo al pastor llevarse las ovejas.
Tiene un perro fabuloso, no se le escapa
una Pero qu es eso?
Mientras Luis observaba nervioso
por el telescopio, los dems, a simple
vista, vislumbraron en la ladera de la
montaa una brillante luz.
Djame ver, Luis!
Yo tambin quiero mirar!
Durante unos instantes, el telescopio
gir de un lado a otro, pero al fin fue
correctamente fijado y los cuatro chicos
pudieron ver a gusto aquel extrao
fulgor.
No logro ver al que lo lleva. Es
demasiado brillante.
Como la otra vez, Rober -habl
excitado Javier, pero es l, no cabe
duda. Vamos a avisar a los dems.
Las linternas hicieron seales en
todas direcciones, se elev una bandera
y poco despus media patrulla estaba en
la azotea; pero slo los primeros en
llegar pudieron ver la luz, ya que poco
despus desapareci.
Se ha ido.
No, yo creo que se ha ocultado en
unas cuevas que hay por ese lado.
La vigilancia continu durante un
buen rato mientras la tarde dejaba el
paso a la noche, pero la misteriosa luz
no volvi a ser vista.
Deberamos ir hasta all para
investigar.
Ahora, de noche? No, Javier,
acurdate de lo que pas la otra vez. Es
mejor dejarlo para maana.
Tienes razn, Quique. Maana
temprano iremos unos cuantos mientras
los dems permanecen en la Base para
no levantar sospechas. Ahora vamos all
para echar a suertes a quines les toca
ir.
Aquella noche, los integrantes de la
patrulla no durmieron bien. Se sentan
inquietos viviendo por anticipado la
emocionante aventura que los esperaba
al da siguiente. Haban vencido: al fin
el caso del hombre de otra galaxia sera
desvelado.
El grupo que con las primeras luces
del da parti hacia la montaa estaba
compuesto por Javier, Luis y cuatro
chicos ms. Emprendieron el camino
llenos de entusiasmo y, aunque a ellos
les pareci largo, lo cierto es que lo
hicieron batiendo su propia marca.
Mientras, en la azotea, el telescopio
trataba de seguirlos y, en la Base, el
resto de la patrulla no apartaba los ojos
del reloj ms que para mirar al
mensajero que regularmente se
trasladaba de la azotea a la Base y de
sta a la azotea.
Pasaron las horas, y al fin el
mensajero comunic:
Ya regresan; yo mismo los he
visto por el telescopio.
Viene alguien con ellos?
pregunt dbilmente una voz que era la
representacin del pensamiento general.
No, pero traen algo.
No hizo falta ms para que
abandonaran el lugar y se trasladaran a
la azotea. All, por riguroso turno,
fueron mirando por el telescopio el
regreso de los expedicionarios. Si larga
se les hizo la marcha, mucho ms lo
pareci el regreso, hasta que Roberto,
que estaba observando, anunci:
Ya los veo de nuevo. Estn
cruzando junto a la fbrica de papel y
ahora desaparecen entre las casas. Creo
que debemos irnos a la Base; no
tardarn en llegar.
Cuando el grupo de exploradores
lleg ante la Base Espacial lo hicieron
con paso seguro y firme, pese a la larga
caminata, y con las cabezas altas. Entre
Javier y Luis llevaban una placa
metlica y brillante que con toda
reverencia fue llevada al interior y
depositada sobre una mesa.
Muchachos dijo al fin Javier
tras un emocionado silencio, no
hemos podido ver al hombre de otra
galaxia, pero hemos encontrado esto que
es una prueba de que una nave espacial
ha aterrizado en la montaa.
Pero qu es? pregunt la
misma voz dbil de antes hacindose
nuevamente eco de los pensamientos de
todos.
Javier esper un poco a que el
silencio fuera total.
Esto es parte del alern de una
astronave. Est hecha de un material
desconocido, de un duro metal ms
fuerte que el acero.
Tmidamente primero y luego con
decisin, los chicos acariciaron el
pulido metal. Sus rostros relucan de
satisfaccin. Esta vez el tiempo pareci
detenerse: la patrulla viva un instante
inolvidable.
Roberto, que acariciaba una y otra
vez la lisa y plateada superficie, detect
en la misma una ligera grabacin y,
presuroso, cogi la lupa y la examin
detenidamente. Cuando alz el rostro,
tena la boca abierta. La lupa sobre el
ojo derecho lo aumentaba
desmesuradamente. En otro momento el
hecho hubiera causado la risa del resto
de sus compaeros, pero en esta ocasin
no fue as. Javier primero y luego el
resto miraron aquella grabacin con la
lupa, aquella lupa del abuelo que tantos
sellos haba visto y que ahora aumentaba
lo escrito en la pulida placa: Panel
solar. Fabricado en Espaa.

EL GOLPE HABA SIDO DURO, pero


la patrulla no se dio por vencida y por
ello, en la reunin mantenida al da
siguiente, se hablaron cosas muy
interesantes.
Entonces, Quique, t crees que la
luz que vimos en la montaa no era la
del hombre de otra galaxia?
Efectivamente, Javi; era el sol del
atardecer que sacaba brillo a esa placa
solar.
Pero la luz que tena el hombre
que me sac de la grieta no era ningn
reflejo.
Estoy de acuerdo.
Y a ese hombre lo vimos todos.
Tambin estoy de acuerdo, pero
no en que era un ser de otra galaxia.
Estamos igual que al principio
intervino Roberto. Nuestras
indagaciones no han dado resultado
alguno, pero tambin es verdad que
hemos cometido un fallo alz una
mano pidiendo silencio. O mejor
dicho, hemos olvidado algo importante.
Hicimos preguntas a todo el mundo,
pero no a quien, por pasarse el da en la
montaa, podra decirnos muchas cosas.
Y quin es?
La pregunta fue hecha en todos los
tonos.
El pastor de ovejas.
Y de esta forma se organiz una
nueva expedicin a la montaa en la
cual tom parte la totalidad de la
patrulla.
DURANTE UN BUEN RATO
contempl el joven pastor al grupo que
suba por la montaa. Los ladridos del
perro que estaba a su lado le hicieron
sonrer.
De acuerdo, Carran, vamos a
comer.
Olvidndose de aquellos
excursionistas, el muchacho prepar
unos trozos de carne y un cuenco de
leche para el perro. El animal lo miraba
con atencin mientras gema
suavemente.
Ten calma, yo tambin voy a
comer. O no piensas esperarme? Vamos
a ver qu me prepar mi madre. Hum,
qu buen aspecto tiene! Adelante, ya
podemos empezar.
El perro no se hizo repetir la orden y
empez a comer rpidamente, pero de
pronto se detuvo, estir las orejas y se
puso junto a su dueo con el belfo
contrado. Enseaba sus terribles
colmillos y miraba amenazador mientras
un sordo gruido brotaba de su garganta.
Mir tambin el pastor en la misma
direccin y vio a los miembros de la
patrulla que, inmviles, observaban al
perro.
Calla, Carran! Vete a comer. Y
vosotros, no os quedis ah, no os har
nada.
Los muchachos se acercaron y se
fueron sentando alrededor del pastor.
Hola, me llamo Javier, y stos son
mis amigos Roberto, Luis, Quique,
Paco Bueno, y todos los dems.
Yo me llamo Miguelo, ste es mi
perro Carran, aquella oveja se llama
Linda, la otra Pintada, la que est a su
lado Clara Y como t dices
Miguelo hizo un amplio gesto, y todas
las dems.
Hubo risas y los chicos empezaron a
encontrarse a gusto.
Yo iba a comer prosigui el
pastor; el que quiera
Nosotros tambin tenemos algo.
Lo unimos todo si te parece.
Poco despus imitaban a Carran,
el cual, terminado lo suyo, se dejaba
mimar por los chicos de la patrulla
admitiendo toda clase de bocados.
Miguelo trag con deleite una
deliciosa croqueta que la abuela de
Roberto haba hecho para la excursin.
Luego dijo:
Qu rica!
Toma, aqu tienes ms.
La verdad es que, cuando
terminaron, lo nico que guardaron en
las bolsas fueron papeles, latas y
cscaras; de comida no sobr ni una
miga.
No esperaba yo un almuerzo tan
agradable coment Miguelo,
satisfecho. Normalmente los
excursionistas pasan de largo. Y algunos
ni saludan.
Es que nosotros hemos venido a
verte a ti.
A m? El pastor mir con
cierto asombro a Javier.
S, queremos hacerte unas
preguntas.
Es muy importante aadi
Roberto.
Somos la Polica Especial de la
Patrulla Espacial aclar Luis con
cierto tonillo de importancia.
El gesto de asombro del pastor
aument.
No entiendo una palabra, la
verdad.
Quique intervino.
Ni se va a enterar de nada si
seguimos todos hablando a la vez.
Vamos, Javier, cuntale todo desde el
principio y as podremos llegar al final.
Javier asinti y narr a Miguelo lo
ocurrido desde la creacin de la
patrulla, la aventura de la Gran Grieta,
hasta llegar a las sospechas sobre quin
era el hombre de otra galaxia que lo
haba salvado.
T ests siempre por aqu; por
eso tenemos la esperanza de que lo
hayas visto y puedas decimos algo sobre
l.
Miguelo los observ en silencio
durante unos momentos.
Pues s, lo he visto varias veces.
Y la astronave? La has visto
tambin? pregunt anhelante Roberto.
Qu astronave?
La de ese hombre. Su nave
espacial, o su platillo volante.
No he visto nada espacial; lo he
visto y he hablado con l. Incluso un da
me invit a comer tortilla de patatas.
Tortilla de patatas!
En las caras de los componentes de
la patrulla se reflej un extrao gesto de
incomprensin. Un hombre del espacio
comiendo tortilla de patatas! Increble!
Nada ms? pregunt con voz
vacilante Luis.
Bueno, comimos tambin queso
No, quiero decir que si es eso
todo lo que sabes. Te dijo algo
extrao? Te fijaste bien en su traje
espacial?
Su traje s era algo raro, y
decirme algo extrao, pues no.
Te dijo su nombre? pregunt el
prctico Quique.
No lo recuerdo. Lo que s me dijo
es que era profesor.
De electrnica? De
astronutica?
No, maestro, que daba clase en un
colegio.
Se hizo un gran silencio mientras los
chicos se miraban unos a otros para
luego bajar la vista y mantenerla
clavada en el suelo. Pero eso slo la
mitad de ellos, ya que la otra mitad se
dedic a dar saltos mientras gritaban:
Gonzalo! Gonzalo!
Es qu he dicho algo que no
debiera? pregunt al fin el pastor.
No, Miguelo, al contrario le
aclar Quique. Slo que transformar a
un hombre de otra galaxia en profesor no
es nada corriente ni fcil de aceptar.
Lentamente, los chicos de la patrulla
recogieron sus cosas y se despidieron
del pastor.
Gracias por tu ayuda musit
dbilmente Javier.
No las merece. Oye, qu te
parece si me nombris miembro de la
patrulla? Os puedo seguir informando de
lo que ocurre en la montaa.
Eso ya no ser necesario,
Miguelo; pero de todas formas te
aceptamos como compaero.
Ya en la distancia les lleg la voz
del pastor.
Si veis a ese profesor, le dais
recuerdos de mi parte!
Javier camin un rato junto a
Quique. De pronto le tendi la mano y le
dijo:
Choca esos cinco, empolln;
tenas toda la razn y lo siento, la
verdad.
Quique correspondi al apretn de
manos.
Yo tambin lo siento, Javi. Es muy
bonito soar
Claro que s! Imagina por un
momento que de verdad fuera un hombre
de otra galaxia. Habra sido magnfico!
Y no lo es ms que sea Gonzalo y
no un ser de otro planeta?
Javier no dud en su respuesta.
Pues s, es mucho ms hermoso.
Adems, lo hemos pasado bomba
y podemos seguir divirtindonos con
ayuda de Gonzalo. Por cierto, se dice
que regresar maana o pasado.
Tenemos que prepararle un buen
recibimiento. Me salv la vida
arriesgando la suya.
Y no se lo ha dicho a nadie.
Es un to estupendo, Quique.
Sabes? Cada vez me alegro ms de que
no sea un hombre de otra galaxia.
Caminaron un rato en silencio hasta
que Javier pregunt:
En qu piensas, Quique?
En la tortilla de patatas
respondi ste muy serio.

RODEADO POR LA TOTALIDAD de


la patrulla, Gonzalo entr en la Base
Espacial. Era un hombre feliz y
curioso, ya que el comportamiento de
los muchachos, dentro de su alegra,
tena algo de misterioso que le intrigaba.
Bueno, ya estamos juntos otra vez,
campeones. Dnde est la copa? Ahora
s podr verla bien. Ah, aqu est! Es
magnfica!
Cogi el trofeo de la mesa y,
alzndolo, lo contempl con gesto de
satisfaccin. Mientras, los chicos lo
miraban a l con caras de admiracin.
Cuando Gonzalo dej la copa de nuevo
en la mesa, vio su fotografa y la de don
Juan; bueno, la del coche de ste con l
dentro. Pero lo que le llam la atencin
fue lo que haban escrito alrededor de la
suya: en la parte superior deca
Gonzalo; a la derecha, Erudito Futuro;
a la izquierda, Entrenador del ao, y en
la parte inferior, El hombre de otra
galaxia. Todo ello escrito con la letra
clara y perfecta de Fernandito, el de la
voz dbil que siempre converta en
palabras los pensamientos de los dems.
Me queris explicar esto?
Entiendo lo de Gonzalo, que es mi
nombre; tambin lo de Erudito Futuro,
que es el nombre que me habis puesto;
lo de entrenador del ao es slo a
medias, ya que Juan tambin tiene
derecho a ello; pero lo que no
comprendo de ninguna forma es eso de
hombre de otra galaxia.
Los chicos se miraron unos a otros
como si se vieran por primera vez;
luego, cada uno tuvo algo que mover de
sitio o a lo que quitarle el polvo, hasta
que al fin Fernandito estall:
Hay que decrselo, no?
Todas las cabezas se movieron en
sentido afirmativo, pero el silencio
continu. Al fin, Javier se decidi:
Vers, Gonzalo, ya te contamos
nuestra aventura en la Gran Grieta.
Ms de una vez; me la conozco
como si yo tambin hubiera estado all.
Las palabras del profesor arrancaron
risitas, golpes mutuos y gestos de
complicidad.
Pero qu pasa? A qu viene
todo esto?
Es intil que disimules, Gonzalo.
Hemos investigado a fondo y sabemos la
verdad.
Qu quieres decir, Javier? Qu
investigacin y qu verdad es sa?
Pues que sabemos perfectamente
intervino el pecoso Luis quin es el
hombre del espacio.
Tras una dura e inteligente labor,
siguiendo dbiles pistas, hemos dado
con la solucin remach seguro
Roberto.
Javier seal con el dedo a Gonzalo.
T eres el hombre de otra
galaxia!
Lo que sigui no es fcil de
describir. Por un lado, los chicos
gritaban alborozados y daban cariosas
palmaditas al profesor, quien, tras unos
momentos de estupor, trat de
convencerlos de que estaban en un error.
Al fin, ms por cansancio que por
convencimiento, la patrulla escuch a
Gonzalo. ste, despus de repetir que l
no haba estado aquel da en la Gran
Grieta, les cont cmo su accidente se
deba a una cada de moto que lo envi a
un barranco del que tuvo que salir
arrastrndose con grandes dificultades.
Nos engaas, Gonzalo.
El joven profesor lo mir con
seriedad.
Cundo os he mentido yo,
Javier?
Pues si t no eres el que me sac
de la grieta, es verdad que era un
hombre de otro planeta?
Miguelo, el pastor, nos dijo que
habl con l y que era un profesor
record Quique.
Vamos a calmarnos pidi
Gonzalo, y contadme esas
investigaciones.
El profesor de educacin fsica
escuch durante un buen rato, y no
siempre en el orden debido, las
andanzas de la patrulla en los ltimos
das.
Eso es todo termin Javier
poniendo el punto final. As es que
estamos peor que al principio.
Al menos aclar Quique
tenemos dos datos importantes: que es
un profesor y que le gusta la tortilla de
patatas.
Y tambin aadi sonriente
Gonzalo hay otros dos datos ms. Uno
es que ese hombre practica la
espeleologa
Varias voces preguntaron que qu
era eso.
Que estudia el origen y formacin
de las cavernas aclar Quique, para
aadir chasqueando los dedos:
Claro, por eso tena aquel extrao traje
y el foco en el casco, como los mineros!
Y cul es el otro dato?
Pensad un poco. Conocis un
hombre sencillo y humilde al que no le
gusten los aplausos? Hizo una pausa
y, al no obtener respuesta, aadi:
Vamos a ver si esta frase os recuerda a
alguien: Cuando somos grandes en
humildad, estamos ms cerca de lo
grande.
Rabindranath Tagore dijo Luis.
La dice mucho don Juan
Javier no termin la frase. Mir
alarmado a su alrededor y encontr en
todos una repeticin de su gesto.
Gonzalo ri con ganas.
Al fin! Tena que venir yo, el gran
Erudito Futuro, para desvelar el misterio
del hombre de otra galaxia.
Javier cerr la boca, trag saliva y
al fin pregunt:
Quieres decir que don Juan es,
bueno, era ese hombre?
Era y es, muchachos. Yo lo
sospech desde el principio, pues saba
de su aficin a la espeleologa y de sus
visitas a la Gran Grieta, pero quise
respetar su silencio.
Don Juan, el as tan, eso, tan
tranquilito tartamude Luis.
Cu cuesta trabajo creerlo, verdad?
Durante un buen rato Gonzalo
disfrut viendo, y oyendo sobre todo, a
los chicos, que expresaban su sorpresa.
Se mencion el fsil, se habl de
Alejandro el Grande, se coment el
partido de baloncesto y las extraas
tcticas de don Juan. Javier slo deca
una cosa como para convencerse de
ella:
Me sac de la grieta, me salv
Al final, los muchachos, como de
mutuo acuerdo, se quedaron frente a la
fotografa, meditabundos.
No tenamos una mayor dijo
suavemente Fernandito hacindose eco
como siempre del pensamiento de los
dems.
Yo le har una grande prometi
Roberto.
Y la pondremos junto a la tuya,
Gonzalo asegur Luis.
El profesor neg con la cabeza.
No, muchachos, dejadla as: es
ms l, sin hacerse notar, actuando un
poco escondido para que nadie se d
cuenta de su labor.
T crees?
Estoy convencido, como tambin
lo estoy de que no debis prepararle un
acto como el que me habis preparado a
m. Correspondedle con la misma
moneda que l emplea. Me entendis?

CUANDO DON JUAN entr en la clase,


se alarm por el gran silencio que haba.
Pero al mirar hacia los pupitres, pudo
ver a los chicos sentados en su totalidad.
Eso lo tranquiliz.
Buenos das. Hoy tenemos un tema
muy interesante se detuvo al ver
que a una seal de Javier todos los
chicos se ponan en pie. Ocurre
algo?
No, don Juan, slo que
Javier se pas la mano por el pelo,
luego por la camisa y al fin alz la
cabeza y mir directamente al profesor
. Queremos decirle que usted, como
Alejandro el Grande, tampoco tiene
barba.
Y si no tiene caballo remach
Roberto, tiene su fsil.
Y que aqu tiene usted a sus
macedonios, tracios y griegos, que
somos todos nosotros aadi Quique.
Los chicos se sentaron de nuevo
mientras el profesor se volva de
espaldas y rebuscaba nerviosamente
unos papeles en su mesa.

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