Freud, El Psicoanálisis Como Crítica de La Cultura Occidental
Freud, El Psicoanálisis Como Crítica de La Cultura Occidental
Freud, El Psicoanálisis Como Crítica de La Cultura Occidental
Los primeros pasos en psicologa de Freud fueron de la mano de Joseph Breuer. Breuer
haba descubierto una nueva forma de utilizar la hipnosis en el tratamiento de la histeria.
La histeria es una forma de neurosis en la que se presentan sntomas orgnicos que no
pueden atribuirse a ninguna anormalidad patente del sistema nervioso. En realidad, el
descubrimiento lo hizo una de las pacientes de Breuer, Anna O., que insista en que hablar
de sus problemas mientras estaba hipnotizada aliviaba sus estados de ansiedad y le curaba
temporalmente los sntomas histricos. Freud se interes sumamente por Anna O. y trat
de aplicar la tcnica de Breuer a otros pacientes.
En 1895 Breuer y Freud publicaron un libro: Estudios sobre la histeria. Pero cuando el libro
apareci Freud avanzaba hacia la sustitucin de la hipnosis por la libre asociacin como
mtodo de tratar la histeria. Su adopcin de la libre asociacin constituy un paso crtico
en el desarrollo del psicoanlisis.
Freud descubri que puede hallarse un rico manantial de ideas de significacin emotiva,
adecuado para iniciar el proceso de la libre asociacin, en los sueos del paciente, que a
menudo contienen valiosas indicaciones de los problemas psicolgicos que constituyen el
sustrato de su enfermedad.
Como positivista, dispuesto a creer que todo tiene una causa, Freud saba que lo que
ocurre en un sueo no puede ser tan carente de sentido como parece. Debe ser resultado
de algo que sucede en la mente de la persona, si no de manera consciente, al menos de
manera inconsciente. Freud decidi que tena que haber algo de verdad en la antigua
teora de que las imgenes onricas tienen carcter simblico. No simbolizan
acontecimientos futuros, sino que estn referidas a cuestiones personales, a cosas capaces
de suscitar intensas emociones. Le pareci que la finalidad de los sueos es preservar el
descanso. Si las imgenes con carga emotiva aparecieran sin disfraz en el sueo, seran tan
perturbadoras que interrumpiran el estado de reposo. As, pues, se presentaban solo
indirectamente, en forma inofensiva y simblica. En lugar de soar con un pene, la
persona sustitua esta imagen por la de un can.
El que la mente pueda realizar todas estas complicadas sustituciones en su estado de
actividad reducida significaba, para Freud, que el inconsciente es mucho ms capaz de lo
que solemos creer.
Freud trataba de hacer que sus pacientes neurticos recordaran los hechos que haban
dado origen a sus sntomas; y la libre asociacin proporcionaba un mtodo para explorar la
memoria. Las asociaciones no se detenan en un hecho penoso, sino que a menudo se
remontaban hasta la temprana infancia. Por aadidura, muchos de los recuerdos que
tenan mayor significacin eran recuerdos de experiencias sexuales. Freud lleg
gradualmente a convencerse de que los trastornos de tipo sexual son las causas esenciales
de la neurosis. Observ en particular que los pacientes histricos siempre comunicaban
alguna experiencia sexual prematura habida durante su infancia.
Freud incorpor una serie de trminos nuevos a las construcciones tericas que utiliz
para describir la mente humana. Crea que la personalidad total est organizada en tres
sistemas principales: el ello, que realiza la descarga inmediata de energa o tensin; el yo,
que regula las interacciones de la persona con su medio ambiente, y el supery, que
representa los aspectos morales y crticos de la personalidad. Estos tres sistemas se
encuentran en constante interaccin.
Debido a que los pacientes neurticos le ensearon que sus dificultades comenzaban en la
infancia, Freud desarroll una complicada teora de cmo crecen los nios y de cmo se
desarrollan y maduran sus instintos sexuales. Las pruebas en favor de su teora procedan,
en gran parte, de las explicaciones retrospectivas de los adultos; al principio se apoyaban
muy poco en observaciones directas de los nios. Al hacer gran hincapi en la sexualidad,
oblig a los psiclogos de la infancia a reconocer algo que siempre haba resultado ms
fcil ignorar; los nios son desde su ms temprana edad tan sexuales como el resto de los
mortales. El sexo no surge repentinamente de la nada en la pubertad; existe desde
siempre.
Freud fue el primero en tener en cuenta los placeres y problemas que para todo nio
representan sus aberturas orgnicas. Pensaba que las satisfacciones sexuales del nio
proceden de diferentes aberturas diferentes zonas ergenas a distintas edades. En
circunstancias poco afortunadas, el nio puede quedar fijado en una etapa infantil y
desarrollar as rasgos de la personalidad que corresponden a ese nivel concreto. La
primera zona ergena es la boca, rgano que proporciona al lactante la primera sensacin
de placer al succionar y ms tarde al morder. Su durante el estadio de la ingestin y la
succin una cantidad determinada de energa psquica se fija en la zona oral, se producir
en el adulto una personalidad dependiente. Si posteriormente surgen dificultades durante
la fase oral de morder, la persona se volver agresiva en sentido oral: el escarnio verbal, el
sarcasmo, el cinismo son expresiones tpicas de la agresin oral.
Pero en el curso normal del desarrollo, la satisfaccin pasa de la boca a la zona anal. Una
vez ms se producen dos mdulos de funcionamiento: la retencin y la expulsin. Si se
produce algn conflicto importante durante el perodo de la educacin intestinal, la
persona puede crecer con un carcter anal expulsivo: dejado, sucio, derrochador; o con un
carcter anal retentivo: aseado, limpio, exigente.
La siguiente etapa tiene lugar cuando los impulsos erticos se desplazan a la zona sexual y
el nio entre en la etapa flica. La masturbacin y los deseos incestuosos hacia los padres,
que constituyen los primeros objetos erticos del nio, tienen que someterse a control.
Si, por algn milagro, se consegua atravesar todas estas fases freudianas con algn resto
de energa psquica, se pasaba, tras un perodo normal de latencia a la fase final, adulta, de
la sexualidad genital.
La idea de Freud es que los hijos incivilizados odiaban y teman al padre incivilizado porque
monopolizaba a las mujeres. Despus de matarle quiz sintieron remordimientos; pero
reconocieron que necesitaban reemplazarle por una nueva autoridad moral o que de lo
contrario pereceran en sangrienta lucha fratricida. As, pues, comenzaron a disciplinarse.
El primer paso consisti en imponer un tab sobre el incesto, proscribiendo la
competencia con el padre por conseguir a la madre o a las hermanas. Solamente con un
tab del incesto es posible que los machos vivan juntos pacficamente dentro de un mismo
grupo familiar. A esta primera y ms fundamental prohibicin siguieron posteriormente
otras, que adquirieron carcter igualmente vinculante.
1. Freud
La personalidad humana se divide, segn Freud, en tres partes: yo, supery y ello. El ello
equivale prcticamente al inconsciente aunque ste toma partes tambin del yo y del
supery; el campo de influencia del yo es ms o menos el de la conciencia; el
superyequivale a la censura.
De las dos fuerzas principales del ello, el eros tiende a la conservacin propia y de la
especie; el instinto de muerte tiende a cortar todas las relaciones, a destruir los objetos y
su meta final es regresar al estado inorgnico, es decir, a la muerte. La energa disponible
del eros se llama libido y sirve para neutralizar las tendencias destructivas del instinto de
muerte. Todos estos procesos de ello, que se llaman primarios, son bien diferentes de los
procesos secundarios, es decir, los conscientes, que provienen de la percepcin, pues
aquellos no tienen en cuenta las restricciones que imponen la crtica y la lgica. El ello,
aislado del mundo exterior, tiene su propio mundo de percepciones y obedece
inexorablemente al principio del placer.
Cul es la gnesis del supery? Alrededor de los cinco aos, el nio abandona como
objeto una parte del mundo exterior y la incorpora a su yo mediante la identificacin, es
decir, que la convierte en parte integrante de su mundo interior. Esa parte corresponde al
mundo representado por los padres, educadores, etc., que tienen autoridad sobre el nio.
Pues bien, esta nueva instancia psquica contina las funciones que anteriormente
desempearon esas personas del mundo exterior; es decir, observa al yo, le imparte
rdenes, le corrige y amenaza con castigos, tal como hicieron los padres, cuya plaza ha
venido a ocupar. ste es el superyque en sus funciones judicativas sentimos como
conciencia y que despliega con frecuencia una severidad que no tuvieron los padres
reales; ms an, pide cuentas al yo no slo por los actos realizados, sino por las
intenciones y pensamientos no realizados.
El supery es el heredero del complejo de Edipo, y slo queda establecido una vez que se
ha superado ste. Por tanto su excesivo rigor no se ajusta a un prototipo real, sino que
corresponde a la intensidad del rechazo dirigido contra la tentacin del complejo de Edipo.
El complejo de Edipo se desarrolla del siguiente modo: el nio se identifica primero con la
madre, luego con el padre; ambas relaciones van paralelamente hasta que por una
intensificacin de los deseos hacia la madre, percibe al padre como obstculo a estos
deseos; la identificacin con el padre se hace hostil y entonces el nio vive en una
ambivalencia con respecto a aqul. Lo mismo ocurre a la nia con respecto a la madre. El
desenlace del complejo de Edipo es una identificacin con alguno de los padres cuya
inclinacin depende de la energa relativa a las disposiciones sexuales. As, esta
identificacin con los padres queda en el yo como un residuo que conserva su significacin
especial y que se opone al contenido del yo en calidad de ideal del yoo supery. El supery
se esforzar en reproducir el carcter del padre y cuanto ms reforzada sea su accin por
las autoridades, la enseanza religiosa, la formacin moral, etc., reinar con mayor rigor
sobre el yoel sentimiento inconsciente de culpabilidad. Por supuesto, sobre el nio no slo
acta la personalidad de los padres, especialmente del padre, representante simblico de
la ley, sino tambin y, a travs de ellos, la influencia de las tradiciones familiares, raciales,
sociales, morales y religiosas. El superyinfantil se modela tambin sobre ciertos
educadores, sustitutos de los padres que encarnan, en el seno de la sociedad, ciertos
ideales respetados.
Pero hay otro inconsciente mucho ms profundo y que no obedece a nuestras llamadas. En
l se ubican nuestras pasiones y nuestros deseos ms poderosos, las pulsiones que
funcionan como el motor de nuestras acciones. Cuando lo que anhelamos no resulta
compatible con la realidad o es intolerable (desagradable, doloroso, frustrante, amargo,
culpabilizador, ...) para nuestra conciencia moral, muchas veces nos vemos obligados a
reprimirlo, de tal manera que nos ocultamos a nosotros mismos tanto el deseo como la
misma represin. Tiene lugar un conflicto interno que consume buena parte de nuestras
energas y que puede provocar alteraciones ms o menos serias en nuestra conducta. A
diferencia de los contenidos preconscientes, los inconscientes estn censurados y no
pueden ser recuperados voluntariamente.
Cmo llega Freud al descubrimiento del inconsciente? En sus pacientes detect la fuerza
de los deseos reprimidos que, mantenindose inconscientes, no dejaban de producir sus
efectos y por ello estaban sin el control del sujeto. Fue pues por la represin por donde
intuy el camino para llegar a los procesos inconscientes. El paciente haba olvidado lo que
haba sido penoso para l por algn motivo; cuando se trataba de hacerlo consciente por
medio del mtodo psicoanaltico, el sujeto ofreca una enorme resistencia tanto mayor
cuanto ms penoso haba sido lo olvidado. Surge as la teora de la represin segn la cual
en el sujeto anmico se produce un conflicto entre dos magnitudes dinmicas: un instinto y
una resistencia. La represin se produce cuando estando en litigio ambas instancias, el yo
que debiera mediar y hacer una transaccin entre ambas, se retira del conflicto
impidiendo que el instinto descargue su fuerza a travs de la conciencia y de la
consiguiente descarga motora; dicha fuerza queda as, con todo su vigor, inconsciente y sin
salir fuera. Por qu se llega a este estado de cosas? Porque la satisfaccin de un instinto
es placentera por un lado, pero por otro choca con principios morales, religiosos, sociales
y ello acarrea displacer. Para que haya represin es preciso que la fuerza que motiva el
displacer tenga un poder superior a la fuerza que produce el placer. Por otro lado, el
instinto reprimido adquiere mayor energa: el psicoanlisis revel a Freud que la
representacin del instinto se desarrolla ms libre y ampliamente cuando ha sido sustrada
por la represin a la influencia consciente; crece entonces por decirlo as en la oscuridad y
en el desarrollo ilimitado de la fantasa adquiriendo una enorme energa por estar
estancado y cerrado a la satisfaccin. Es evidente que el mantenimiento de una represin
supone un continuo gasto de energa cuyo costo es la salud mental del sujeto.
Un tercer factor que lleva a la exploracin del inconsciente es la sexualidad infantil. Freud
acab con la creencia de que la sexualidad aparece en la pubertad; aqulla est activa
desde la ms temprana infancia y las dificultades emocionales del nio en sus relaciones
humanas provienen de su sexualidad reprimida, la cual pasa a construir el ncleo central
de la dinmica inconsciente que irrumpe en los sueos. El estudio penetrante de las
manifestaciones sexuales infantiles le revel los rasgos esenciales del instinto sexual. Esta
negligencia en lo tocante a la sexualidad de la vida infantil se debe no slo a la educacin,
sino a la amnesia que oculta a la mayora de los hombres los primeros aos de su infancia
hasta los ocho aos. Esto se debe a que ha habido en esa poca un perodo de latencia en
el que la sexualidad fue reprimida para atender a otros fines.
Quiz no haya ningn aspecto de la vida humana en cuya comprensin y praxis se haya
dejado sentir tanto la revolucin copernicana de Freud como en el de la sexualidad,
precisamente porque a partir de ella a dejado de ser un aspecto del hombre, para
convertirse en una dimensin totalizante del psiquismo y, a travs de l, de la vida humana
misma. El descubrimiento de la sexualidad infantil y el estudio de las perversiones sexuales
ambos considerados como respuestas a las exigencias de la teraputico de la neurosis
fueron los fundamentos de la ampliacin totalizante de la sexualidad.
La sexualizacin del psiquismo humano fue la resultante del descubrimiento de que no hay
regin del cuerpo que sea ajena a la pulsin sexual, ni existe ningn tiempo en la vida del
hombre que desconozca el placer ertico. A partir de aqu comienza a derrumbarse una
concepcin de la sexualidad que la identificaba con la genitalidad y que la restringa a la
adultez del hombre. Lo genital es el lugar privilegiado de la sexualidad porque en l
encuentra su culminacin la bsqueda y la obtencin de placer, pero este placer lo busca y
lo obtiene preparatoria y anticipadamente el organismo del hombre a travs de otras
regiones del cuerpo; as como la genitalidad ve diluidas las fronteras de lo sexual con
respecto al resto del cuerpo, tambin se diluyen las que separaban lo normal de lo
perverso. El perverso ya no lo es porque encuentre el placer en unas zonas distintas de las
genitales; tambin el "normal" lo va a buscar y obtener en ellas. La nica diferencia radica
en que en ste ese placer anticipa y prepara el genital, integrndose en su contexto.
Es as como Freud otorga a la sexualidad una dimensin psquica al mismo tiempo que
sexualiza todo el psiquismo. La sexualidad ya no queda relegada al plano puramente
biolgico o fisiolgico, ni se reduce a una actividad destinada a desembocar
exclusivamente en la reproduccin (como sostiene la moral ms conservadora). La
sexualidad desde la perspectiva freudiana comprende y es el conjunto de procesos a
travs de los cuales se constituye el sujeto humano en relacin con los otros, como otros
psquicamente interiorizados. El psiquismo se sexualiza entonces porque estos procesos
relacionales que lo constituyen obedecen originariamente a un dinamismo de bsqueda y
obtencin de placer, placer que obtiene su mxima expresin pero no la nica en la
relacin genital con otro. En cuanto esta relacin genital placentera puede tener como
efecto el ms importancia para la especie humana la reproduccin, sta queda asumida
por la sexualidad. Tambin en este nivel se pone de manifiesto la dialctica placer sentido,
que constituye el psiquismo humano: la sexualidad se hace propiamente humana cuando
la pulsin en su bsqueda de placer, obtiene placer en el sentido. Es cuando el otro ya no
es slo objeto, sino al mismo tiempo otro sujeto humano.
1.3.1 La libido
Del latn complexus ("abarcar") y del griego Edipos(depous, "pies"). Originalmente fue un
trmino de origen estoico. En la terminologa del psicoanlisis de Freud el complejo (o
conflicto psicolgico inconsciente) de Edipo se refiere al amor desmedido o
enamoramiento que el nio siente hacia su madre, que hace que tenga celos de su padre y
que incluso desee su muerte; aunque tambin se da una forma invertida: odia a la madre y
ama a su padre, con quien se identifica. Para Freud la sexualidad es la causa material de las
neurosis y actan como puesta en escena de "los fantasmas del deseo" (libido). Este
descubrimiento origin que Freud se encaminara a la bsqueda del inconsciente.
Segn Freud este complejo abarca particularmente el perodo comprendido entre los 3 5
aos, que coincide con la etapa flico genital. El nio desea tener la potencia sexual del
padre y deseara tener su pene, ms grande que el suyo (complejo de envidia de lpene);
pero el nio tiene sentimientos de culpa, teme al padre y piensa que ste puede
amputarle su pene (complejo de castracin). Para Freud el Complejo de Edipo es el ncleo
inconsciente en tomo al cual se originan todas fobias, neurosis y psicosis, por lo que
superar el Complejo de Edipo es un requisito imprescindible para lograr una personalidad
adulta y madura. Para darle este nombre Freud se inspir en un viejo mito griego, que
tiene varias versiones. La ms usual la de Sfocles sostiene que Edipo naci en Tebas,
siendo hijo de Layo y Yocasta. Layo, antes de engendrarlo, consult el orculo de Delfos,
que le comunic que su hijo le matara a l y que se casara con Yocasta, por lo que no
quiso tenerlo. Pero su esposa le embriag, tuvo relaciones sexuales con Layo y qued
embarazada. Cuando Edipo naci su padre lo arroj a una montaa, mandando que le
perforaran los pies con garfios de hierro (de aqu el nombre de Edipo: "pies perforados").
Despus fue adoptado por el rey Plibo de Corinto, desconociendo Edipo su origen. Al
conocer el orculo que penda sobre l, huy de Corinto y en la angostura de Daulis se
encontr con un hombre que le impeda el paso y que le mand azotar; tras luchar con l,
Edipo le dio muerte: era Layo, su padre, aunque Edipo todava no lo saba. Lleg despus a
Tebas, liberando a la ciudad de la maldicin de la Esfinge que propona el acertijo: Qu
animal anda por la maana a cuatro patas, al medio da con dos y a la tarde con tres? Al
que no responda bien la Esfinge lo devoraba. La respuesta es: el hombre (de nio a cuatro
patas, de adulto con dos y de anciano ayudado por un bastn). Tras liberar a Tebas de la
Esfinge, Edipo se cas con la reina: era Yocasta, su madre y viuda de Layo. Cuando Edipo
descubre finalmente que mat a su padre y que se haba casado con su madre (con la que
tuvo hijos), se pinch con un estilete los ojos, al descubrir que el orculo se haba
cumplido.
Es el Complejo de Edipo aplicado a las nias, y con las situaciones invertidas, aunque su
curso es ms intrincado que en el nio. Freud pensaba que la nia, al descubrir su falta de
pene o bien se resigna o bien se comporta de forma varonil (en la mitologa griega Electra,
hija de Agamenn ayuda a su hermano Orestes a vengar la muerte de su padre). Si bien el
nio tiene miedo a la castracin, la nia culpa a su madre de no tener pene y ello origina
en la nia una regresin de la etapa genital a la etapa anal: al retener las heces, pretende
identificarse con lo femenino (con su madre), creyendo estar embarazada. La nia quiere
ofrecer (siempre en la fantasiosa exposicin de Freud) sus heces, como si fuera su
"embarazo", a su padre, del que est enamorada y al que desea.
1.3.4 El narcisismo
Los sueos son, segn Freud, una funcin psquica del durmiente. Para Freud, no era la
concepcin mdica del sueo, sino la popular, la ms cercana al verdadero significado del
sueo. Segn esta creencia popular, los sueos tienen un sentido anuncio del porvenir
que puede ser puesto en claro extrayndolo de su argumento enigmtico y confuso por un
procedimiento interpretativo cualquiera.
1. Aquellos que poseen un sentido y que al mismo tiempo son comprensibles; esto es,
susceptibles de ser incluidos sin violencia en nuestra vida psquica. Tales sueos, breves en
general, son muy frecuentes y no despiertan, en su mayora, nuestra atencin por carecer
de todo aquello que pudiera causarnos extraeza o asombro. a este tipo pertenecen los
sueos de los nios. Todos ellos realizan deseos estimulados durante el da y no
cumplidos. Sin simples y francas realizaciones de deseos. Un carcter fundamental de
estos sueos es su conexin con la vida diurna. Los deseos que en ellos se realizan son
restos del da, generalmente de la vspera, y han posedo en el pensamiento despierto una
intensa acentuacin afectiva. Lo nimio e indiferente, o por lo menos lo que as tiene que se
considerado por el nio, no encuentra cabida en el contenido del sueo.
2. Aquellos que, aunque presentan coherencia y poseen un claro sentido, nos causan
extraeza por no saber cmo incluir dicho sentido en nuestra vida psquica.
Para interpretar los sueos de este grupo, Freud utiliza la siguiente regla general:
En los casos en que las ideas latentes carecen de elementos comunes, la elaboracin del
sueo se ocupa en crearlos para hacer posible la representacin comn en el contenido
manifiesto. El camino ms cmodo para aproximar dos ideas del sueo que no tienen an
nada comn consiste en variar la expresin verbal de cada una de ellas, dando lugar a una
serie de ideas intermedias.
En algunos sueos de este tipo no tiene lugar desplazamiento; stos son los sueos ms
llenos de sentido y ms comprensibles. En otros sueos, en cambio, no hay un solo
elemento de las ideas latentes que haya conservado su propio valor psquico, y a veces
todo lo esencial de dichas ideas aparece sustituido por elementos secundarios. Entre estos
caracteres extremos existe toda una serie de grados intermedios. Cuanto ms oscuro y
confuso es un sueo, ms participacin debe atribuirse en su formacin al factor
desplazamiento.
Todo sueo de este tipo, sin excepcin alguna, est ligado a una impresin de los ltimos
das.
Existe una relacin causal entre la oscuridad del contenido del sueo y el estado de
represin, o sea la incapacidad de devenir conscientes de algunos de los pensamientos del
sueo. El sueo tiene que ser oscuro para no revelar los pensamientos prohibidos. Este es
el proceso denominado ocultacin de pensamientos.
Resumiendo, de lo dicho hasta ahora podemos concluir que los sueos comprensibles y
con un sentido claro son francas realizaciones de deseos; esto es, la situacin del sueo
constituye en ellos la satisfaccin de un deseo conocido de la conciencia, que ha quedado
sin realizar en el da y es digno de inters. En cuanto a los sueos oscuros y embrollados,
tambin suponen la realizacin de un deseo, lo que ocurre es que el deseo ha sucumbido a
la represin y es extrao a la conciencia; estos sueos son realizaciones disfrazadas de
deseos reprimidos.
Cmo se forman los sueos? En nuestro aparato psquico existen dos instancias
generadoras de pensamientos, la segunda de las cuales posee el privilegio de que sus
productos encuentran abierto el acceso a la conciencia, mientras que la actividad de la
primera instancia es inconsciente en s y no puede llegar a la conciencia sino pasando por
la segunda. En la frontera entre ambas instancias, o sea en el paso de la primera a la
segunda, se encuentra una censura que no deja pasar sino aquello que le agrada,
deteniendo todo lo dems. Lo rechazado por la censura se encuentra en estado de
represin. Bajo determinadas condiciones se transforma la relacin de fuerzas entre
ambas instancias, de modo que lo reprimido no puede ya ser reprimido por completo. Esto
sucede, hallndose el sujeto dormido, por un relajamiento de la censura, y entonces, lo
hasta el momento reprimido consigue abrirse camino hasta la conciencia. Mas como la
censura no cesa jams totalmente, sino que lo que hace es sufrir una disminucin, tiene lo
reprimido que tolerar transformaciones encaminadas a mitigar aquellos de sus caracteres
que provocan la repulsa. Lo que llega a hacerse consciente es una especie de transaccin
entre lo intentado por una de las instancias y lo permitido por la otra.
Un caso tpico de formacin onrica puede ser descrito del modo siguiente: la actividad
anmica diurna ha despertado una serie de pensamientos que ha conservado algo de su
eficacia, escapando as a la general anulacin del inters que trae consigo el reposo y
constituye la preparacin espiritual del dormir. Esta serie de pensamientos consigue
durante la noche ponerse en conexin con uno de los deseos inconscientes que desde la
infancia del sujeto se hallan siempre presentes en su vida anmica, aunque por lo regular
reprimidos y excluidos de la existencia consciente. Por medio de la energa que les presta
este apoyo inconsciente recobran su eficacia los pensamientos residuales de la actividad
diurna y quedan capacitados para surgir en la conciencia bajo la forma de un sueo. As,
pues, han sucedido tres cosas:
4. Interpretacin de la cultura
Freud se interesa tambin por los orgenes de la sociedad, por la gnesis de la moral y de
la religin, por el sentido de las instituciones sociales y de la autoridad poltica y, en
general, por el papel que desempea la cultura. Del mismo modo que en el aspecto
individual se centra en el inconsciente y en lo primitivo, igualmente busca lo pasado y
arcaico en la especie, trazando una correlacin entre ambos aspectos. Y parte del principio
de que el hombre busca la felicidad tanto evitando los dolores como buscando el placer.
Pero la vida est llena de dolor y el hombre tiene que luchar en tres frentes: los males que
le acarrea su propio cuerpo, los peligros de la naturaleza y la agresividad de los dems
hombres. Tericamente la cultura debiera darnos instrumentos para acometer estos
males, pero algunos creen que ella los ha aumentado y que seramos ms felices volviendo
a la vida primitiva. Pero Freud no es de esa opinin, y pone en evidencia qu clase de
felicidad conlleva la cultura y qu renuncias instintivas lleva consigo.
Algunos de stos son consumidos de tal suerte que en su lugar aparece algo que en el
individuo aislado calificamos de rasgo del carcter; as, el primitivo inters del nio por la
funcin excretora, por sus rganos y productos se transformar en los rasgos que
conocemos como ahorro, sentido del orden y limpieza. Otros instintos son obligados a
desplazar las condiciones de su satisfaccin o a conseguirla por caminos distintos. Es lo
que Freud llama sublimacin; gracias a sta, las actividades superiores cientficas y
artsticas desempean un papel muy importante en la vida de los pueblos civilizados.
Otros instintos, a su vez, deben ser eliminados por represin o supresin; la frustracin
que esto lleva consigo rige el vasto dominio de las relaciones entre hombres y es aqu
donde reside la hostilidad hacia la cultura.
Cmo surgi la cultura? El hombre primitivo percibi que llevarse bien con sus
congneres era bsico no slo para su subsistencia, sino para vivir mejor y cumplir su
destino; por eso desarroll pronto en varias en varias dimensiones las relaciones con sus
semejantes. Y as constituy la familia cuyo sentido estuvo vinculado a cierta evolucin de
la necesidad de satisfaccin sexual; el hombre prefiri relaciones estables. En esta primera
forma de vida comunitaria, el poder del padre era omnmodo; luego fue debilitndose en
la medida que grupos de familias fueron sustituyendo grupos sociales ms amplios.
Adems del factor sexual tambin fue uniendo a los hombres la obligacin del trabajo
impuesta por las necesidades exteriores. As, amor y necesidad se convirtieron en los
padres de la cultura humana cuyo primer resultado fue facilitar la vida en comn al mayor
nmero posible de seres. Ahora bien, el impulso amoroso primitivo que constituy la
familia tiene dos vertientes: una sexual que es primaria y bsica respecto a las dems
relaciones y otra sublimada o inhibida que, renunciado a la sexualidad, se convierte en
cario. Ambas tendencias transcienden los lmites familiares y crean nuevas maneras de
relacin; a ambas formas se les denomina amor. El amor sexual lleva a la formacin de
nuevas familias, el amor no sexual lleva a la amistad, lo cual tiene gran valor en la cultura,
pues escapa a las restricciones del amor sexual. Por eso se establece un divorcio entre el
amor sexual y la cultura, que comienza a manifestarse como conflicto entre la familia y la
comunidad social ms amplia a la que pertenece el individuo. Y uno de los fines
principales de la cultura es aglutinar a los hombres en grandes unidades, pero a eso se
oponen los vnculos familiares. La cultura tiende pues a restringir la vida sexual, pues sta
incita al individuo a tomar como perturbadoras las relaciones de fuerza de la estricta
intimidad sexual; en cambio, la cultura implica necesariamente relaciones entre el mayor
nmero posible de personas. Pero la cultura no se contenta con los vnculos que
establecen el trabajo o los intereses, sino que une a los hombres con lazos libidinales de
amistad, afecto, identificacin, etc., para reforzar los vnculos; con ello hay una restriccin
de la vida sexual, ya que la energa de esos lazos libidinales es sustrada de la libido sexual.
Deca Maran que a medida que avanzaban los aos tena ms miedo a enfrentarse con
los problemas generales. A Freud le ocurra lo contrario; a medida que su vida declinaba,
sus concepciones se hacan ms amplias, y de psiclogo se convierte en filsofo, aunque
confesara que tena horror de la filosofa. Esta tendencia a la generalizacin, inmanente en
su psicoanlisis, destaca especialmente en dos de sus libros: Elporvenir de una ilusin,
donde arremete contra la religin, y El malestar de en la cultura, donde analiza las
molestias y sufrimientos que el progresivo desarrollo de la cultura produce en la persona
humana.
El fin de la vida, su sentido, es desarrollar el programa del principio del placer y de la huida
del displacer. Pero parece ser que la naturaleza no haya tenido esa intencin, pues por
todas partes se encuentran trabas para el placer. Primeramente, porque la naturaleza
humana no est preparada para estar de continuo bebiendo de la fuente del placer. Se
goza intensamente en el contraste vivo, violento; el goce vital es el escorzo, lo poco
frecuente. La permanencia en l slo produce una agradable comodidad. Adems, la
propia constitucin del hombre, el sufrimiento del mismo cuerpo es fuente del dolor y, por
tanto, limitacin perenne del placer.
Freud reconoce, entonces, que hay en el hombre una incapacidad constitutiva para
dedicarse al solo disfrute del placer, aunque esto no haga mella en su deseo de placer.
Pero debido a la fuerte coercin de la realidad, el principio del placer se transforma en
principio de realidad. Todos los mtodos de vivir dependen de cmo se resuelve esta
discrepancia; todas las escuelas de sabidura tienen la resolucin de este problema como
fundamento. Una solucin a esta contradiccin vendra por una concepcin dionisaca de
la vida. Esto significa entregarse de lleno a la bsqueda del placer. Esto ya lo conocieron y
practicaron muchos pueblos antiguos, haciendo un verdadero culto e incluso una filosofa.
El dolor mana de diversas fuentes. El hombre protesta contra la existencia del dolor y de la
necesidad. Se rebela contra la limitacin de sus talentos y de sus dotes exteriores, contra
sus defectos y necesidades. Mas tambin protesta contra su naturaleza psquica y contra
sus necesidades. Protesta contra el hecho de que en su vida se d el deber, la necesidad, la
licitud y la ilicitud, el poder y la impotencia; protesta por desear y no alcanzar, de que este
mundo no sea el mejor de los mundos y que l mismo no sea un pequeo dios. La mera
sensacin de dependencia le resulta insufrible. Y este dolor que el hombre experimenta le
viene desde diferentes instancias:
A) La vida con los otros hombres nos es fuente de dolor. Por ello algunos sostienen que la
soledad, el replegamos en nosotros mismos, es una va de escapatoria. La felicidad que as
se obtiene es la paz, el reposo, la ausencia de roces con los otros.
B) Pero el dolor tambin viene del mundo externo material, de las dificultades que nos
ofrece. Si se trata de un hombre solo, el vencimiento lo dar el desprecio del mundo, el no
enterarse de su existencia.
C) El dolor mana, finalmente, de los sufrimientos del propio cuerpo. Contra ello contamos
con el auxilio de los txicos que domean nuestra sensibilidad al dolor, aunque no luchan
contra l en su fuente. Los parasos artificiales de los que hablaba Baudelaire y, tras l,
tantos otros, quedan elevados a sistemas de sabidura vital. No ms luchar, no ms sufrir,
cuando la morfina nos reserva un lecho tan dulce y una vida tan suave.
Otra fuente de la huida del dolor, segn Freud, es matar la instinstividad, la represin de lo
instintivo. Buena parte de la sabidura oriental consiste en eso: en eliminar el deseo: el
budismo, el zen, el yoga, etc., encierran esa prctica elemental: es la plena invasin del
nihilismo, de la vuelta a la nada de lo que es casi nada, de la desaparicin del sujeto y de
sus deseos, del disolverse en el Nirvana.
Otra tctica para huir del displacer consiste en realizar un desplazamiento de la libido,
convirtiendo en objeto de amor cualquier cosa externa, a la que se entrega. Frente al
dolor, persiste en su deseo de felicidad. Y una de sus modalidades es el amor, sobre todo,
el sexual. Pero, paradjicamente, nunca somos tan frgiles y desamparados como cuando
amamos, pues nunca estaremos ciertos de no perder el objeto o persona a la que
amamos.
En definitiva, para Freud, sea cual sea el camino seguido en pos de tan bellos e imperiosos
deseos, nunca podremos lograr lo que deseamos, o no lo conseguimos perennemente. As
concluye Freud sus primeras consideraciones sobre el sentido de la vida humana, y
planteando as el problema de la felicidad, lo lanzo contra el valor de la cultura. Resulta de
ello que la cultura es el enemigo ms grave de la felicidad. La mayor parte de la culpa de
nuestra miseria la tiene la cultura; seramos ms felices si nos desprendiramos de ella y
volviramos al estado ms primitivo. Vuelta a la vida como salvacin para el hombre! El
hombre moderno se convierte en neurtico porque no puede soportar la cantidad de
renunciar que la sociedad le exige al servicio de sus ideales culturales. Por otro lado,
millones de personas se dedicaron a resolver los problemas tcnicos creyendo y esperando
que cada nueva conquista sera un nuevo botn de felicidad; pero no ha sido as, y, poco a
poco, el hombre de hoy se ha visto envuelto en la desilusin de la tcnica. Si bien
podemos escuchar la voz de la persona amada a miles de kilmetros, no es menos cierto
que la vida moderna y su afn han determinado que el amado se separe tanto de la
amada.
2.1 Jung
2.2 Adler
Fue junto con Wilhelm Steckel el discpulo ms antiguo de Freud y el primero en rebelarse
contra algunas de las ideas fundamentales del psicoanlisis. Fue presidente del llamado
Grupo de Viena de psicoanlisis, pero en los aos de las discusiones tericas con Freud, de
1910 a 1912, rechaz la hiptesis freudiana de que las neurosis vinieran siempre de las
represiones de la libido. Es el fundador de la llamada psicologa individual, que acenta la
necesidad de entender al individuo singularmente, aunque en el contexto de su ambiente.
Consider que el origen de los conflictos neurticos eran los sentimientos de inferioridad,
que crea universales y congnitos. Frente a ellos, a los que, a partir de 1925, dio
globalmente el nombre de complejo de inferioridad (Ser humano es sentirse inferior),
el hombre desarrolla una voluntad de poder con la que intenta compensarlos y
superarlos (Quiero ser un hombre completo). Por la orientacin de la cultura occidental,
esta superacin cristaliza en valores predominantemente masculinos o viriles, que se
imponen a los considerados normalmente como femeninos, que representan la
inferioridad, constituyendo as el ncleo de las neurosis. El instinto de comunidad, que
considera de origen biolgico, frena los impulsos de poder del individuo, quien slo
desarrollar aquellas manifestaciones de superioridad y podero que socialmente sean
aceptables. Los conflictos, cuyo origen Freud pona en el inconsciente, surgen segn Adler
de las relaciones sociales.
2.3 Lacan
La teora lacaniana basa sus planteamientos en un retorno a Freud, en relacin a la
preeminencia de la palabra como instrumento para desvelar el inconsciente del que afirma
su hiptesis fundamental: el inconsciente est estructurado como un lenguaje, en
donde fundamentar su teora del sujeto como efecto del significante y, por tanto, como
resultado de una escisin radical entre el ser y el decir. Su caracterizacin de la
naturaleza humana se basa en una distincin de tres registros: el real, el imaginario y el
simblico, anlisis que complementar con sus investigaciones sobre la identificacin y la
dinmica del deseo, donde se pone en juego la relacin entre el sujeto, el objeto y el Otro.
En esta estructuracin en tres registros destaca su concepcin del discurso imaginario (en
el sentido de productor de imgenes) del mbito de lo consciente: la conciencia misma se
produce como una imagen, lo que genera una alienacin del sujeto respecto de sus
propios deseos. Esto se manifiesta en el mbito de lo inconsciente que habla mediante
los lapsus, los actos fallidos y los sueos. Para reconocer estas manifestaciones del
inconsciente es preciso recurrir al orden simblico, de la misma naturaleza que el descrito
por los tericos estructuralistas del lenguaje (especialmente, Saussure). De esta manera, el
inconsciente, aunque no est regido por las leyes de la lgica y de la temporalidad que
imperan en el mbito de lo consciente, est, no obstante, estructurado como un lenguaje,
en el que, por ejemplo, la condensacin y el desplazamiento (mecanismos productores de
los sueos segn Freud), actan como metforas y metonimias respectivamente.
3. Marxismo y psicoanlisis
La familia es el medio a travs del cual la sociedad o la clase imprime sobre el nio
y, por lo tanto, sobre el adulto la estructura correspondiente a ella y por ella
especfica: la familia es la agencia psicolgica de la sociedad.
Pero si la accin de las estructuras sociales pasa a travs de la psique y resulta mediada
por la familia, el psicoanlisis, investigando respecto a estas realidades, puede representar
un explcito enriquecimiento para el materialismo histrico.
En este estudio Fromm se pregunta cmo es posible que el poder dominante en una
sociedad resulete verdaderamente tan eficaz como la historia nos demuestra. El poder y
la potencia externa, personificados por las autoridades en cada momento dominantes, son
elementos indispensables para que exista una sumisin y obediencia de las masas. Sin
embargo, la opresin por s sola, no basta para explicar por qu las clases dominadas han
aguantado el yugo durante tanto tiempo. En consecuencia, rechazando la base terica del
poder como aparato terrorista basado en la violencia material, Fromm afirma tambin que
Esto no ocurre solamente por el miedo al poder fsico y a los medios fsicos de
represin. Es verdad que, excepcionalmente y por tiempo limitado, puede
verificarse tambin por este motivo. Una subordinacin que se fundara
nicamente en base al miedo de los medios coercitivos reales, precisara de un
aparato de dimensiones tales que, a la larga, resultara excesivamente costoso; la
calidad de la prestacin de trabajo de los individuos obedientes por el slo miedo
externo se vera paralizada de un modo tal que, cuando menos, resultara
intolerable para la produccin en la sociedad moderna, y se creara adems una
debilidad y una inquietud en todas las relaciones sociales.
Para explicar el hecho del dominio, tanto Fromm como Horkheimer, recurren al concepto
sociopsicolgico de una interiorizacin de la opresin a travs de las instituciones
sociales.
Entre las relaciones que tienen un influjo sobre el carcter espiritual de la mayor
parte de los individuos, tanto a travs de mecanismos conscientes como
inconscientes, la familia tiene una particular importancia. Lo que suceda en ella
forma al nio desde la ms tierna edad, y desarrolla un papel decisivo en la
formacin de sus capacidades. El nio que crece en el seno de una familia
experimenta la influencia de la realidad, al igual que sta es mediatizada por el
crculo familiar.
Por lo cual, la familia, siendo una de las mas importantes agencias educadoras, provee a la
reproduccin de los caracteres humanos solicitados por la sociedad y les suministra la
indispensable actitud ante el comportamiento autoritario del cual depende en gran
medida la subsistencia misma del ordenamiento burgus.
A travs de estos actos de proyeccin del superysobre las autoridades, estas ltimas se
sustraen ampliamente a la crtica racional, y se las cree poseedoras de moralidad,
sabidura y capacidad, en una medida ampliamente independiente de su manifestacin
real. Esta transfiguracin de la autoridad a travs de las cualidades del superyexplica,
segn Fromm, aquella veneracin por la autoridad que constituye una gran parte del
vivir social. En efecto, le sera
muy difcil al adulto crtico tener el mismo sentido de veneracin hacia las
autoridades sociales dominantes, si ellas, a travs de la proyeccin del supery, no
mantuvieran efectivamente las mismas cualidades que tuvieron en su momento los
padres para con el nio acrtico.
A Marcuse le interesa la obra de Freud porque ste haba llegado a la conclusin de que la
civilizacin est basada en la represin, es decir, en la subyugacin permanente de los
instintos humanos. Para Freud el proceso era inevitable e irreversible en la medida en que
estaba convencido de que el retardo de la gratificacin instintiva era lo que posibilitaba el
progreso. Sin represin no hay civilizacin, tal era el esquema de Freud y el problema con
el que Marcuse tendra que vrselas si quera encontrar una respuesta alternativa a la
actual dinmica de dominacin que el capitalismo tardo impone.
Para Marcuse nuestra sociedad est apoyada sobre una dinmica de represin excedente,
entendiendo por sta las restricciones provocadas por la dominacin social, mientras
que por represin bsica entiende las modificaciones de los instintos necesarias para la
perpetuacin de la raza humana en la civilizacin. La represin excedente, que es la que
soportamos bajo el capitalismo tardo, implica la introduccin de controles adicionales
sobre y por encima de aquellos indispensables para la asociacin humana civilizada.
Dicho de otro modo, bajo el capitalismo tardo, y su frentica incitacin al consumo, el
individuo se encuentra atrapado por una dinmica de la que no es dueo, y frente a la que
slo cabe trabajar de un modo incesante. Pero el problema se complica porque los
individuos no slo tienen que aumentar el tiempo de trabajo; ms an no viven sus
propias vidas, sino que realizan funciones preestablecidas. Mientras trabajan no satisfacen
sus propias necesidades y facultades, sino que trabajan enajenados.
Segn Freud, lo que elev al hombre por encima de los animales fue el desarrollo de la
familia, una agencia de socializacin capaz de transformar la conducta instintiva en accin
comunicativa y de canalizar los impulsos libidinosos y agresivos excedentes hacia formas
socialmente aceptables de conducta. La realidad con que ha de habrselas el individuo y
que le exige renunciar a la satisfaccin de necesidades instintivas no es inmediatamente la
realidad de la naturaleza externa; es la realidad social la que hace sentir sus exigencias a
travs de la agencia que la estructura familiar representa. Como sistema de
autoconservacin la sociedad tiene que ser asegurada contra las coacciones de la
naturaleza externa a travs del esfuerzo colectivo de los individuos socializados. Y la
escasez econmica exige, a su vez, defensas contra la naturaleza interna en su forma de
impulsos libidinosos y agresivos que trascienden el sistema de trabajo social. Como la
sociedad no posee suficientes medios de subsistencia para mantener a sus miembros sin
trabajar, debe limitar el nmero de miembros, y desviar las energas de stos de la
actividad sexual para dirigirlas hacia el trabajo.
... No hace falta decir que una cultura que deja insatisfecho a un ncleo tan
considerable de sus partcipes y los incita a la rebelin no puede durar mucho
tiempo, ni tampoco lo merece (Freud, El porvenir de una ilusin, pp. 2965-2966)
Para Habermas la ventaja especfica de integrar ideas de Freud dentro del materialismo
histrico estriba en las posibilidades que ello abre de reconceptualizar el poder y la
ideologa y de clarificar elstatus de una ciencia crtica. Las relaciones de poder
institucionalizadas, lo mismo que las neurosis individuales, determinan una reproduccin
relativamente dirigida de la conducta, que se vuelve inmune a toda crtica. Basadas en
normas sociales, permiten la sustitucin parcial de la coaccin manifiesta ejercida a travs
de la violencia por una coaccin interna ejercida a travs de la fuerza afectiva de los
mecanismos inconscientes. Los motivos reprimidos son excluidos de la comunicacin y
encauzados por los canales de una gratificacin sustitutiva. Estos motivos simblicamente
reencauzados son fuerzas que se aduean de la conciencia al legitimar las relaciones de
poder existentes. En este sentido, las instituciones del poder estn enraizadas en una
comunicacin distorsionada, en una conciencia prisionera de la ideologa.
Estos activos espirituales visiones religiosas del mundo, ideales y sistemas de valores,
arte, etc. son, en palabras de Freud, ilusiones. Al proporcionar compensaciones por las
renuncias impuestas por el orden existente, convierten la gratificacin sustitutiva en
legitimacin de ese orden. Representan distorsiones sistemticas de la comunicacin que
inmunizan contra la crtica a las interpretaciones de la vida y del mundo en que se basan
las racionalizaciones del orden existente. Pero las ilusiones no son simplemente engaos.
Igual que estos ltimos, las ilusiones derivan de deseos humanos; pero a diferencia de
ellos, no son necesariamente falsas, es decir, irrealizables. Los deseos individuales
incompatibles con la realidad institucional de la sociedad establecida, no pueden ser
realizados. Pero para la especie en su conjunto los lmites de esa realidad son movibles.
Dentro del marco de referencia de un materialismo histrico que asuma a Freud en estos
trminos, es posible, segn Habermas, clarificar elstatus de la ciencia crtica cuya tarea es
reconstruir el proceso de autoformacin de la especie y explicar las ideas de razn y de
inters emancipatorio de la razn que le subyacen. Las formas de manifestacin de la
conciencia pueden ahora ser concebidas como formas anquilosadas de vida, como
constelaciones de poder e ideologa socavadas por el desarrollo de las fuerzas de
produccin, y pueden ser superadas por medio de la actividad crtico-revolucionaria de
las clases reprimidas, la cual incluye la crtica reflexiva de las formas de conciencia
ideolgicamente congeladas. El movimiento de la reflexin en la historia viene
determinado por procesos de reproduccin mediante el trabajo y por procesos de
autoformacin que se desarrollan bajo las condiciones de una comunicacin
distorsionada. El desarrollo de las fuerzas de produccin crea la posibilidad objetiva de
reducir la presin del marco institucional y de sustituir la base afectiva de la obediencia a
la cultura por una base racional, de suministrar una fundamentacin racional a los
procesos de la cultura. El objetivo de la transformacin de los marcos institucionales y de
la destruccin de las ideologas es
4. Bibliografa
----, "El porvenir de una ilusin", en Obras completas, vol. 17, Madrid, 1974
Freud, A., S. Freud. Los textos fundamentales del psicoanlisis, Barcelona, Altaya,
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Ricoeur, P., Freud, una interpretacin de la cultura, Mxico, Siglo XXI, 1972
Orasen, P., Freud. Su pensamiento poltico y social, Barcelona, Martnez Roca, 1970
Stevenson, L., Siete teoras de la naturaleza humana, Madrid, Ctedra, 1988