Año Litúrgico y Espiritualidad

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AO LITRGICO Y ESPIRITUALIDAD

I. Ambientacin

En la reflexin que estamos haciendo sobre la liturgia y su espiritualidad,


queremos detenemos en este tema sobre la aportacin del ao litrgico a
nuestra vida cristiana.

Es importante para la vida espiritual del cristiano captar y vivir la riqueza que la
liturgia nos ofrece en las celebraciones de cada ao, porque, en definitiva, la
riqueza espiritual que fluye de las festividades y textos litrgicos constituye la
fuente y la cumbre de la vida cristiana. La Iglesia tiene y ofrece su propia
espiritualidad en la liturgia, aunque en la misma Iglesia existan diversas
espiritualidades o diferentes caminos para vivir el Evangelio.

2. Vemos la realidad

En referencia a este tema, qu nos parece el modo como los cristianos


alimentan su vida cristiana? Son conscientes de la importancia que tiene el
ao litrgico para su vida espiritual? Conocen la estructura y el sentido
teolgico de los diversos tiempos y festividades litrgicas que la Iglesia nos
ofrece a lo largo del ao? Hacen lo posible para conectar su vida espiritual
(la total: oracin y vida) con la riqueza de las celebraciones y sus textos?

Lamentablemente habr que afirmar una vez ms que son muy pocos los
cristianos que fundamentan su vida espiritual en la liturgia.

3. Leemos la palabra de Dios

En Cristo hecho hombre habita toda la plenitud de la divinidad, y en l, que es


cabeza de todo dominio y potestad, ustedes han obtenido la plenitud. Por su
unin con l estn tambin circuncidados, no fsicamente por mano de
hombre, sino con la circuncisin de Cristo que los libera de su condicin
pecadora. Han sido sepultados con Cristo en el bautismo, y tambin con l
han resucitado, pues han credo en el poder de Dios que lo ha resucitado de
entre los muertos (Col 2, 9-12).
Puesto que han resucitado con Cristo, busquen las cosas de arriba, donde
est Cristo sentado a la derecha de Dios. Piensen en las cosas de arriba, no
en las de la tierra. Han muerto, y su vida est escondida con Cristo en Dios;
cuando aparezca Cristo, que es vida para ustedes, entonces aparecern
gloriosos con l (Col 3, 1-4)

Explicacin

Pablo afirma categricamente la supremaca de Cristo sobre toda criatura,


incluso los poderes csmicos, fuerzas anglicas, a las que algunos maestros
de Col osas atribuan la sabidura y el poder, capaces de llevar a los hombres
a la perfeccin.

El autor de esta Carta sigue propone a Cristo como el nico que tiene la
plenitud. Es Dios, es el Seor. Los fieles que creen en l obtienen la plenitud
de su gracia unindose a su muerte y resurreccin por el bautismo. El cristiano
queda incorporado a Cristo, a su muerte y resurreccin. Por el bautismo. A ello
nos conduce el camino de la fe, no la circuncisin fsica, sino la fe en el mismo
Cristo, muerto y resucitado.

En el segundo texto. Pablo insiste en que la unin con Cristo resucitado es


la base slida para toda la vida cristiana, a la que accedemos por el bautismo.
Este sacramento nos hace morir al pecado y renacer a una vida nueva. Es el
misterio pascual del mismo Cristo que se aplica a la vida de cada cristiano.
4. Leemos la palabra de la Iglesia

La santa madre Iglesia considera deber suyo celebrar con un sagrado


recuerdo, en das determinados a lo largo del ao, la obra salvfica de su
divino Esposo. Cada semana, en el da que llam "del Seor", conmemora su
resurreccin, que celebra tambin una vez al ao, junto con su santa pasin,
en la mxima solemnidad de la Pascua.
Adems, en el ciclo del ao desarrolla todo el misterio de Cristo, desde la
Encarnacin y el Nacimiento hasta la Ascensin, Pentecosts y la expectativa
de la feliz esperanza y venida del Seor.
Conmemorando as los misterios de la redencin, abre las riquezas de las
virtudes y de los mritos de su Seor, de tal manera que, en cierto modo, se
nacen presentes, en todo tiempo, a los fieles. para que los alcancen y se
llenen de la gracia de la salvacin.
(Vaticano II, Sacrosanctum Concilium , 102)

Reflexin

Los relatos de la resurreccin de Jess manifiestan los efectos de la


presencia del Resucitado en los discpulos. Los cambia radicalmente. As lo
vemos en Pedro, Toms, los discpulos de Emas y los dems. Todo lo ven
claro a partir de la manifestacin de Jess resucitado.

En celebracin de la Vigilia Pascual, la liturgia quiere plasmar en los fieles de


hoy tal realidad. A la luz del cirio, que representa a Cristo resucitado, se
proclaman las lecturas del Antiguo y del Nuevo Testamento, se bautiza y se
celebra la eucarista. Todo un despliegue de poesa y lrica, de oracin y
aclamacin, para hacer que los cristianos vivan el acontecimiento salvador por
excelencia. Por eso, la Vigilia Pascual es como un resumen esplndido de
todo el ao litrgico, que desarrolla, con ms tiempo, todo el misterio pascual.

l. La liturgia celebra el misterio pascual

Toda celebracin litrgica tiene en su centro el misterio pascual, es decir, a


Cristo resucitado. Cada domingo celebramos la Pascua. La Iglesia cumple el
mandato del Seor: Hagan esto en memoria ma. La eucarista, sobre todo, es
el memorial vivo y actualizado del misterio central de Cristo: muerte-resur-
reccin-ascensin.

Todos los sacramentos celebran, fundamentalmente, tal misterio:


en el bautismo participamos de la vida nueva de Cristo resucitado;
en la confirmacin, recibimos el mismo Espritu que resucit a Jess;
en la penitencia, la misericordia del Padre, presente en Jess, nos
libera, una vez ms. del pecado y nos incorpora nuevamente a su
vida;
el matrimonio es el sacramento signo de la unin del Esposo con la
Iglesia-Esposa;
en la uncin de los enfermos somos ungidos con la fortaleza del
Resucitado;
el sacramento del orden nos provee de ministros que hacen presentes
a Cristo, Mediador, Pastor y Cabeza;
en la muerte del cristiano, se celebra la Pascua definitiva, el paso a la
vida verdadera, a la glorificacin total con Cristo resucitado;
la eucarista es la presencia por excelencia de Cristo, que muere y re-
sucita para alimentar la transformacin del cristiano en l mismo.

2. El misterio pascual celebrado por la Iglesia

El misterio de Cristo en el ao litrgico tiene una referencia esencial a la


Iglesia. Podemos decir que es un tiempo para la Iglesia.

La celebracin del misterio pascual no aade nada al Seor. Es para la


Esposa, la Iglesia, que se enriquece en sus miembros como Cuerpo Mstico
que es. Todo lo que ha sido vivido por el Esposo. Jesucristo, lo ha de ir revivir
la Iglesia. Por eso, el ao litrgico, con su pedagoga y con su repeticin
anual, nos conecta con los mismos misterios de la vida-muerte-resurreccin-
glorificacin de Cristo Cabeza. As la liturgia nos hace contemplar y vivir a lo
largo del ao al mismo Cristo, en la totalidad y en la particularidad de sus
misterios.

Adviento. El misterio de Cristo celebrado configura la Iglesia de la espera y


de la esperanza.

Navidad. Hace que la Iglesia sea, como Cristo, encarnada y manifestada


(epifnica) al mundo.

Cuaresma. La Iglesia est en camino de conversin y de renovacin hacia


la Pascua.

Semana Santa y Triduo Pascual. La Iglesia se hace testigo en s misma de


la muerte y resurreccin del Seor.
Pascua y Pentecosts. Se convierte en Iglesia de la novedad pascual y
pentecostal, invadida por el Espritu.

Tiempo Ordinario. La Iglesia se hace discpula y peregrina, impelida por la


Pascua y la fuerza del Espritu.

El misterio pascual celebrado nos hace ms sensibles a la acogida, vi-


vencia y compromiso a lo largo del ao litrgico.

3. El domingo, da del Seor

Cada domingo se celebra el misterio pascual. Es la primera fiesta que


comenzaron a celebrar los cristianos, antes que la Pascua. El domingo debe
constituir el centro de la espiritualidad litrgica del cristiano.

No podemos vivir sin celebrar el da del Seor. As respondieron los


mrtires de Abitinia, en el ao 304, al tirano que los condenaba por reunirse el
domingo para celebrar la eucarista.

El domingo, desde las primeras a las segundas vsperas, celebra en su


cumbre la eucarista, con la riqueza de la palabra de Dios proclamada y expli-
cada, las oraciones y, en el centro, la Cena del Seor. Todo, en una eucarista,
accin de gracias porque Cristo es quien nos salva y nos lleva a la plenitud de
vida.

No hacemos la celebracin del domingo por cumplir un precepto. Este


mandato de la Iglesia tiene por objeto hacer entender que tal celebracin es el
corazn de la espiritualidad de los cristianos. La comunidad cristiana, reunida
para la celebracin, es el primer signo de la presencia del Resucitado (SC 7).

4. La eucarista dominical, 'fuente y cumbre' de la oda del cristiano

Desde el principio, la pequea comunidad cristiana sinti la necesidad de


reunirse para:

escuchar la enseanza de los apstoles,


orar juntos y celebrar la fraccin del pan (He 2, 42).

As sacaban fuerzas para vivir unidos y poseer todo en comn (He 2, 44).

La eucarista, la de ayer y la de hoy, es encuentro gozoso con Cristo


resucitado: con su palabra eficaz, con el nimo que pone en nuestra desilu-
sin, como a los de Emas (Lc 24,13-35). Y la misin de anunciar su pre-
sencia viva a los dems. La eucarista dominical ha de ser el centro y la refe-
rencia constante y creciente de la vida del cristiano. En ella, recibe la luz y la
fortaleza para despus, en la vida diaria, hacer visible la presencia del Resu-
citado, y para llevar a la eucarista los afanes y fracasos, el pecado y la con -
fianza en Cristo que nos libra de la muerte y nos da su misma vida. Hay que
realizar este lema: La misa para la vida y la vida para la misa.

El cristiano est llamado a hacer efectiva en su diario acontecer, en sus


palabras y en sus hechos, la pascua de Jess, el paso de la muerte a la vida.
La vida del cristiano es una vida litrgica, porque todo lo que el cristiano vive lo
recibe y lo experimenta en la celebracin. Y toda liturgia es celebracin de
Cristo resucitado.

El curso del ao litrgico no slo conmemora hechos, por los que


Jesucristo, muriendo por nosotros nos salva, o evoca el recuerdo de gestos de
cosas pasadas, por cuya meditacin el espritu de los cristianos, por sencillos
que sean, es instruido y alimentado, sino tambin, el ao litrgico" tiene una
fuerza y eficacia sacramental para alimentar la vida cristiana". Con razn, al
celebrar el misterio del nacimiento de Cristo y su manifestacin al mundo,
pedimos "poder transformamos interiormente a imagen de aquel que hemos
conocido semejante a nosotros en su humanidad"; y, cuando renovamos la
Pascua de Cristo, suplicamos a Dios que los que han renacido con Cristo
"vivan siempre de acuerdo con la fe que profesaron" (Pablo VI, Mysterii
paschalis, 1969, 1).

5. Confrontamos nuestra realidad

Cmo entendemos y vivimos nuestro camino espiritual? Tal vez, casi al


margen de la celebracin de la liturgia? Hacemos nuestra oracin en
sintona ya la luz de los textos de la liturgia? Marcamos el ritmo de
nuestra andadura espiritual con el modo de celebrar de la Iglesia el
misterio pascual? Nuestro proceso personal de crecimiento y maduracin
por los caminos del Espritu est influenciado por las celebraciones de
los tiempos litrgicos?
Cmo viven su fe los cristianos que conocemos? Al comps de la liturgia
o de sus devociones particulares?
Cmo podremos descubrir poco a poco las riquezas de las
celebraciones litrgicas?

6. Nos comprometemos
Concretemos nuestros compromisos, tanto personales como grupales.

7. Juntos oramos

En unos momentos de silencio, agradecemos al Seor la iluminacin que


nos ha regalado en este tema. Prometemos orientada a nuestra vida espiritual,
para conformada con el misterio pascual que celebramos en la liturgia.

Oremos con la liturgia

l. (Segunda oracin colecta de la Fiesta del Bautismo del Seor)

Seor, Dios nuestro,


cuyo Hijo se manifest en la realidad de nuestra carne,
concdenos poder transformarnos interiormente
a imagen de aquel que hemos conocido
semejante a nosotros en su humanidad.
Por Jesucristo nuestro Seor.
Amn.

2. (Oracin colecta del segundo domingo de Pascua)

Dios de misericordia infinita,


que reanimas la fe de tu pueblo
con el retorno anual de las fiestas pascuales,
acrecienta en nosotros los dones de tu gracia,
para que comprendamos mejor
la inestimable riqueza del bautismo que nos ha purificado,
del Espritu que nos ha hecho renacer
y de la Sangre que nos ha redimido.
Por Jesucristo nuestro Seor. Amn.

Texto propiedad de:


Liturgia y Espiritualidad
Martn Irure
Ediciones dabar

Este texto slo puede ser utilizado para fines de formacin juvenil. Se
prohbe el uso lucrativo con cualquier contenido de este material.

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