Cartografias Infantiles. Metodologia PDF

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Cartografas infantiles

LUCIANO BEDIN DA COSTA


LARISA DA VEIGA VIEIRA BANDEIRA

Las ciudades son mquinas inmensas, escribe Guattari (1992, p. 172).


Maquinarias de produccin de subjetividad, dirigidas por las ms diversas lneas de
vida, que ora congelan y cristalizan, ora hacen pasar por las brechas y ora revelan
signos de primicia. Es posible vivir la ciudad por aquello que en ella huye? Es
posible mirar ms all de la miopa de su racionalismo lgico urbanstico? Es
posible cartografiar una ciudad con nios y, sobretodo, con infancias? Estas son
preguntas gua del proyecto Cartografas infantiles: la ciudad por el nio / la
fotografa por el nio, realizado en la ciudad de Porto Alegre (Brasil) y financiado
por la Fundacin Nacional de las Artes (FUNARTE). Este artculo presenta algunos
movimientos sobre el proyecto, tomando como referencia la experiencia
micropoltica de un taller de fotografa realizada con nios que viven en una
comunidad quilombola1 de la ciudad. El proyecto implica la construccin de un
sitio web sobre la ciudad de Porto Alegre, en el que la misma es cartografiada por
multiplicidad de narrativas, miradas fotogrficas, escritos y dibujos de nios que la
habitan. La ciudad como plano estriado (la ciudad dura y segmentada, pensada
desde una lgica adultocntrica) es dividida a travs de la potencia nmada
infantil, trazando lneas de invencin para lugares mayoritariamente cristalizados.
La concepcin de cartografa que utilizamos est pensada a partir de la filosofa de
la diferencia, insistiendo en la idea de que los nios son productores de cultura,
considerndoles como dispositivos efectivos de creacin, movimiento cultural y
lanzadores de nuevas maneras de ver y pensar la propia ciudad.

La cartografa como concepto


La cartografa (de la forma en que la utilizamos en este proyecto) es un concepto
acuado por los filsofos franceses Gilles Deleuze y Felix Guattari en su libro Mil

1
Los quilombolas son descendientes de los esclavos negros cuyos antepasados, en el perodo de
esclavitud, huyeron de sus amos, refugindose en poblados, convertidos en focos de resistencia,
denominados quilombos. (N. del T.)
mesetas: capitalismo y esquizofrenia (1980), en un intento de mapear y
acompaar los mltiples territorios que componen la vida y que se entrelazan a las
formas de vivir. El concepto, oriundo del campo geogrfico, es transpuesto al
campo de la filosofa y subjetividad, mostrndose como un dispositivo de anlisis y
creacin de realidad. Con la cartografa, lo que llamados realidad es algo a
construir, y no simplemente constatado. Se rompe, as, con la lgica positivista de
investigacin, ya que el investigador (tambin llamado cartgrafo) no es
nicamente el observador neutro y pasivo. El cartgrafo sabe que est interfiriendo
en el medio que cartografa, y su interferencia es vivida y denotada como algo
importante.

Sabemos, a travs de Deleuze y Guattari (2004, p. 83), que la vida se compone


de segmentaciones; somos segmentados por todos los lados y desde todas las
direcciones, en lneas que pertenecen a todos los estratos que representan la
vida. Cuando hablamos de lneas, estamos hablando de fuerzas procedentes de
mltiples espacios y situaciones: lneas sociales, econmicas, afectivas,
institucionales, fabulatorias, retentivas, etc. Entrecortados y balanceados en este
ocano de lneas, habitamos una ciudad, trabajamos, vivimos nuestra vida
domstica, transitamos por calles y espacios privados, disfrutamos de placeres
cotidianos, reflexionamos y jugamos.

Ante esto, podemos pensar la cartografa como una estrategia de anlisis de este
mundo que nunca se detiene, que se encuentra siempre en vas de crearse y
destruirse, en lneas que traman paisajes y que a veces los desacomodan
tambin. Boaventura dos Santos (2002, p. 48) escribe: Cada mtodo es un
lenguaje, y la realidad responde en la lengua en que la pregunta fue formulada.
La cartografa aunque no sea un mtodo por excelencia coloca delante de la
realidad a cartografiar-investigar otra categora de pregunta. La primera pregunta,
segn Deleuze y Guattari (1995; 2004), recae sobre las lneas de invencin,
tambin denominadas lneas de fuga. El cartgrafo inicialmente se apoya en
estas lneas de creacin, a las que la cartografa formular sus primeras
interpelaciones. Cualquier territorio (afectivo, geogrfico, social, sentimental,
urbano, deseoso, etc.), por ms sobrecodificado y cristalizado que parezca, es
tejido por lneas de invencin. Por consiguiente, el cartgrafo debera poner su
mirada y cuerpo vibrtil (Rolnik, 2008) al servicio de estas fuerzas que fuerzan al
territorio a salir de su propio ensimismamiento, en movimientos que son, en su
mayor parte, minsculos y microscpicos. El cuerpo vibrtil del cartgrafo es un
cuerpo en vibracin, cuerpo que se contagia de otros cuerpos a su alrededor,
cuerpo sensible que captura y filtra sensibilidades, ms all y ms ac de aquello
que se ha concedido o que parece obvio.
(Parque Moinhos de Vento/Parco. Mirada fotogrfica de los nios de Areal.)

Hdos-met: revertiendo el mtodo


Si tenemos en cuenta la etimologa de la palabra mtodo (met-hdos), veremos
que se trata de un camino (hdos) determinado por las metas (met) establecidas
para recorrer el mismo. De acuerdo a Passos, Kastrup, Escssia (2009, p. 11), la
cartografa propone una reversin metodolgica: transformar el mta-hdos en
hdos-met. Dicha reversin consiste en una apuesta de experimentacin del
pensamiento (un mtodo no para ser aplicado, sino para ser experimentado y
asumido como actitud). No se renuncia al rigor (...) El rigor del camino, su
precisin, est ms cerca de los movimientos de la vida (...). Ante esta cita,
percibimos que en una cartografa el investigador-cartgrafo proyecta sus pasos a
medida que recorre su campo (no sabe de antemano lo que aparecer en su
camino, cules sern los encuentros que tendr y lo que estos mismos encuentros
podran acarrearle). El cartgrafo es amante del azar y de las cosas inusitadas.
Est abierto al azar que su campo le ofrece, siendo l tambin una fuerza envuelta
entre las mltiples fuerzas que configuran el territorio o territorios a ser
cartografiados (as como el territorio-ciudad cambia, l tambin cambia).

El cartgrafo ensucia sus manos


El investigador-cartgrafo, siendo tambin parte de la geografa que ocupa, es
objetivo y agente de interferencias. En este sentido, la cartografa es una prctica
de investigacin sucia, distante de la asepsia y la limpieza que proponen los
mtodos ms positivistas. El cartgrafo, al estar implicado en su propio
procedimiento de investigacin, no consigue (y no desea) mantenerse neutro y
distante (de ah el sentido de suciedad aplicado a su prctica). l se mezcla con lo
que investiga y esto forma parte de su cartografa. La cartografa se ocupa de los
caminos errantes, siendo susceptible a contaminaciones y variaciones producidas
durante el mismo proceso de investigacin. La postura de aqul que investiga se
vuelve diferente: se puede decir que, como cartgrafos, no recolectamos datos,
los producimos (y siempre colectivamente). La cartografa es siempre fruto de una
produccin colectiva: aunque sea pensada por uno o dos sujetos especficos
(como en el caso del proyecto Cartografas infantiles), son innumerables los
agentes que pondrn esta cartografa en movimiento. En lugar de cuantificar y
contabilizar estos agentes, la cartografa invierte en aquello que los pone en
relacin a travs de encuentros. Cartografa encuentros, siendo, igualmente, un
agente productor de estos mismos.
(Encuentro en la comunidad para ver las fotografas. Mirada fotogrfica de los nios de Areal.)

Con ojos de la duda: la ciudad cartogrfica


(Parque Moinhos de Vento/Parco. Mirada fotogrfica de los nios de Areal.)

Una ciudad est conformada por lenguajes e imgenes. Est compuesta por
sensaciones huidizas que escapan a nuestras miradas, que no encuentran en la
boca de la ciencia y de la gramtica palabras que puedan describirlas. Ante ello,
cabe preguntar: Cules son las cuestiones que formulamos a nuestros
territorios? Diramos, haciendo uso del referencial cartogrfico, que nuestras
cuestiones no provienen sencillamente de nuestra cabeza, sino que nos
cuestionamos a medida que establecemos relaciones con los dems y con el
mundo.
Nosotros solamente indagamos acerca de una ciudad cuando algo de ella entra
en contacto con nosotros y nos hace cuestionarla. Es necesario, por tanto, el
contagio con el mundo para que el mundo nos haga pensar y salir de nuestro
lugar. No obstante, salir de este lugar no significa desplazarse mecnicamente: se
trata de otro tipo de desplazamiento. Estamos hablando del desplazamiento de las
ideas acabadas, de aquello que est naturalizado, que parece ser siempre as
mismo, ungido por obviedades, sin sorpresas o encantamientos. El ejercicio
cartogrfico necesita tener aquello que Nietzsche (1988, p.50) denomina mayor
beneficio de la vida, el placer por el valor del matiz y la sutileza, de aquello que
escapa a las categoras cerradas y absolutas (adems, el gusto por lo absoluto
sera, segn el filsofo, el peor de los gustos).
Ante los elementos ms endurecidos y cristalizados de una ciudad (sus
normas, estandarizacin, sentidos dados, todo aquello que es conocido y
naturalizado), es necesario desarrollar otra sensibilidad, prxima a aquello que
Nietzsche (1988, p. 28) denomina ojos de Coprnico, impulsado por la
sospecha y condenado a, sobre todo, inventar nuevas miradas.

El Areal da Baronesa
Tras este rescate conceptual, hablaremos ahora de una experiencia cartogrfica
que marc profundamente nuestro proyecto.
(Los nios de Areal. Mirada fotogrfica de observadora externa del proyecto.)

Los nios que participaron en el taller de Parco (Parque Moinhos de Vento)


residen en el quilombo del Areal da Baronesa, situado en el barrio Cidade Baixa,
en Porto Alegre. En el lugar son aproximadamente 80 familias que viven en una de
las ltimas avenidas de la regin, la Lus Guaranha, histricamente ocupada por
familias de raza negra. En esta comunidad los nios viven relaciones de auxilio
mutuo y de proteccin colectiva de la infancia que caracterizan el residir en las
casas de la avenida. Para Olavo Ramalho Marques:

El Quilombo de Areal, situado en la avenida Lus Guaranha (frontera entre los barrios Menino Deus
y Cidade Baixa, prximos al centro de la ciudad), desafa la idea de que las relaciones sociales en
la ciudad deberan ser cada vez ms impersonales, homogneas e individualizadas. Nos
encontramos delante de un grupo que demuestra, en su prctica social, que las formaciones
tnicas e identidades territorializadas pueden permanecer y ser fortalecidas en el medio urbano. En
la avenida Lus Guaranha persiste una formacin identitaria territorializada, arraigada en el territorio
histrico, imaginario y mtico del Areal da Baronesa. La comunidad se identifica como una
reminiscencia viva de lo que fue un antiguo lugar de residencia de estratos pobres, ex esclavos y
esclavos libertos, paulatinamente descaracterizado durante el siglo XX. (Marques, 2005)
A partir de la Constitucin federal de 1988, cuando fue reconocido el derecho a la
propiedad de la tierra que ocupaban, los quilombos urbanos se convirtieron en
territorios de resistencia y espacio tnico que luchan por la manutencin de esas
comunidades en el tejido urbano. Entre las actividades promovidas por la
Asociacin Comunitaria del Quilombo de Areal, destaca un proyecto musical
denominado Bateria Mirim Areal do Futuro, formado por 70 nios y jvenes de 5 a
16 aos que ensayan regularmente la msica y ritmos carnavalescos. El encuentro
con esos nios ocurri en febrero del 2011 a travs de una invitacin colocada en
pginas web para el carnaval que se celebra en el barrio Cidade Baixa. Tras
contactos telefnicos con los representantes de la comunidad, fuimos invitados a
participar en los preparativos y a asistir al desfile en la calle Sofia Veloso (donde
se celebra el carnaval).

Zonas de intercambio-contaminacin-mezcla-intervencin

La superficie del rostro es tan extraa como la membrana que reviste el corazn. (Costa, 2010,

p.42)

(Los nios de Areal en el carnaval. Mirada fotogrfica de la fotgrafa que acompaa el proyecto.)

El primer movimiento fue de aproximacin al grupo. Movimiento de intensa


observacin y contaminacin. Nuestras miradas y las de los nios. Nosotros,
desacomodados en aquel territorio hasta entonces desconocido, territorialidad
acribillada por luchas de la comunidad negra, encharcado por una historia viva y
vvida por reconocimiento social y cultural, zona de convivencia entre generaciones
diversas. Estar all nos hablaba de esta cartografa de nosotros mismos.
Estbamos casi en el corazn de Cidade Baixa (barrio de inmensa circulacin y
habitado diariamente por nuestros hbitos culturales) y, al mismo tiempo,
arrojados a otra ciudad dentro de nuestra ciudad habitual. En este extrao juego
de extraamiento, fuimos inmediatamente tragados y conquistados por este
diminuto lugar cuya racionalidad urbana se ve imposibilitada a desalojar a sus
habitantes. Los nios observndonos, percibiendo nuestro extraamiento y
entraamiento con las calles, los matices y el ritmo de Areal. Y en los cruces de
estas miradas, la constitucin (a nosotros) microscpica de zonas de intercambio-
contaminacin-mezcla-intervencin de la ciudad en sus fisuras y diferencias.
Mezclndonos con los nios en las actividades que antecedan al desplazamiento
hasta el lugar de presentacin, vimos y fotografiamos el maquillaje, los ltimos
ajustes de los disfraces y la afinacin de los instrumentos. Caminamos por
pequeas calles y callejones que cruzan Areal y que son atravesados
constantemente por los nios durante los preparativos para el carnaval, y son esos
los mismos espacios donde diariamente juegan y circulan bajo la mirada de la
comunidad, propiciada por la organizacin del trazado aparentemente catico de
sus lneas de acceso. Este primer movimiento deriv en el proyecto de un taller
que tendra lugar en el Parque Moinhos de Vento (Parco), sitio (re)conocido por
la macrocultura de la ciudad, pero, para nuestra sorpresa, desconocido para la
gran mayora de los nios del quilombo. Y as partimos nosotros y los nios
hacia nuestra cartografa.

El segundo movimiento fue de desplazamiento, no slo geogrfico (seis kilmetros


separan Areal del Parque Moinhos de Vento), sino, sobre todo, de miradas y
expresiones. En el microbs alquilado por el proyecto, recorramos la ciudad con
miradas desplazadas: miradas de los nios hacia ese lugar an no visto, miradas
nuestras hacia estas miradas inditas; esto por no hablar del desplazamiento de
las miradas de aquellos que habitualmente utilizan el parque para el ocio y el
deporte. El Parque Moinhos de Vento (Parco) tiene sus espacios estructurados
pedaggicamente con el fin de garantizar la prctica del ocio y de actividades
deportivas a los habitantes de uno de los barrios con mayor valor inmobiliario de
Porto Alegre. Al estar localizado en un espacio urbano privilegiado, la invitacin a
transitar en sus espacios acaba restringindose a los residentes de su entorno.
Los nios, al momento de llegar, se organizaron en dos grupos y cada grupo eligi
recorridos distintos para el reconocimiento del territorio nuevo que se inauguraba
para ellos aquel da. Las pocas cmaras fotogrficas disponibles eran usadas
colectivamente. En los trayectos errantes, los objetos, personas y animales que all
estaban, eran objetivo de la mirada, del disparo, del clic. Adems de fotografiar, el
parque era para ellos un lugar para explorar y jugar. Despus de la exploracin y
del registro fotogrfico, lo nuevo e interesante era lo que aquel otro lugar de la
ciudad representaba para el encuentro. Los espacios para jugar, los
equipamientos de ocio, los columpios y la tirolesa eran los elementos que
favorecan el paso de los nios por el parque y lo reactualizaban delante de
aquellos que lo utilizaban por primera vez. Tmido, con la cmara en la mano, un
nio se acerca al grupo y pregunta: Puedo sacarle una foto a este perro? Un
compaero, aprovechando la ocasin, responde traviesamente: Ser mejor que le
preguntes al bicho a ver si no le molesta. Y entonces todos sonremos en aquel
lugar comn conquistado por nosotros.
En un tercer movimiento con los nios de Areal, que sucedi en la propia
comunidad, fueron expuestas las fotografas del taller. Este tercer movimiento fue
de acogida: acogida hacia nosotros como compaeros que compartimos una visita
en territorio desconocido. La sensacin era que firmbamos, de hecho, una
especie de pacto cartogrfico. Nuestra intencin era desencadenar narrativas a
partir de los registros fotogrficos, adentrarnos en las lneas narrativas como otra
posibilidad cartogrfica. Las fotografas extendidas sobre la mesa fueron
organizadas por los nios desde diferentes ngulos de narracin. Inicialmente se
dio una narrativa ms lineal, que contaba los tiempos, los movimientos y cruces
desde el primer encuentro. Otros nios se unieron al grupo. Era sbado, final de
verano. Circulacin intensa de los nios de Areal por su principal avenida. La
puerta abierta de la Asociacin era tambin una invitacin a nuevas miradas ante
aquellas fotos que se mostraban como trazos de aquellos recorridos y juegos
otrora vividos en aquel lugar tan cercano y a la vez tan lejano. Sospechbamos
que, adems de aquellas imgenes y narraciones, estbamos delante de una
cartografa afectiva, de pequeos mapas afectivos que a veces se encontraban y
otras veces se lanzaban al despropsito. Indagaciones sobre el lugar visitado,
sobre la tarde del carnaval. Fotografas testificando un hecho real ya empapado de
fantasas. Nos dimos cuenta de que estbamos todos delante de un rastreo
especial: no slo el rastreo de los recorridos y acontecimientos del paseo, sino
tambin de los caminos de la propia investigacin y de los contornos singulares
que Areal y el Parco ganaron con las miradas de aquellos nios.
El ltimo movimiento interesante de aquella experiencia se refiere a la propia
nocin de autora. Antes de partir, era necesario decidir quin se quedara con las
fotografas. Nuestra hiptesis era que cada uno se quedara con las fotografas
que haba tomado. Pero la organizacin colectiva, afectiva y las prcticas sociales
del Quilombo de Areal contribuyeron, quizs, a que se abriera otra posibilidad. Los
nios herederos y productores de la historia de aquel territorio optaron por
dejarlas bajo el cuidado de la vecina ms antigua de Areal Doa Snia, que
conoci a los padres y abuelos de todos ellos. Las fotografas se encuentran bajo
el dominio de aquella que, con seguridad, es la memoria viva ms potente de la
comunidad. Adems, cuando estbamos discutiendo las fotografas, nos
sorprendi la postura colectiva de los nios. La mirada del grupo se dirigi, no
hacia la autora individual de cada fotografa, sino hacia aquello que
colectivamente logr producirse. El lugar, capturado por diferentes individuos de
forma repetida o fotografiado de forma inusitada, es asumido como motivo de
conexin entre lo pblico y lo privado, entre lo individual y lo colectivo, entre lo
nico y lo mltiple. Estbamos todos all intentando producir un registro ms con
todos aquellos registros que pululaban. No una cartografa del Parque Moinhos de
Vento, sino de los vientos que nos llevaron al grupo y de los efectos de aquel
intenso encuentro.

Qu es lo que queda de una experiencia cartogrfica?


La narrativa de un taller realizado por el proyecto Cartografas infantiles nos
permiti mirar hacia esta experiencia a travs de sutiles lentes micropolticas. Al
encaminarnos a la ciudad a travs de las lneas de la infancia, esta misma ciudad
se fue abriendo y mostrndose de forma singular e inusitada a nuestras miradas
hasta entonces acostumbradas. Bajo la mirada del urbanismo o de una
geografa macropoltica, todo se mantiene exactamente en su sitio. Un transente
cualquiera dir que nada ha cambiado despus de nuestra experiencia
cartogrfica: es la misma ciudad, el mismo parque, los mismos rboles, el
mismo trfico de coches, los mismos nios, la misma comunidad
quilombola, los mismos investigadores. Todava, al preguntarnos acerca de lo
que ha pasado, lanzamos a la supuesta falta de variacin un campo de
posibilidades no vivido hasta entonces. La ciudad o por lo menos una de las
ciudades posibles en esta gran maquinaria que responde al nombre de ciudad
gana nuevas imprecisiones en sus acostumbrados contornos. Y entonces somos
tentados a afirmar que cartografiamos incluso con estos restos de casi nada y
que, a fin de cuentas, aquel que cartografa est, en realidad, cartografindose a
s mismo.

LUCIANO BEDIN DA COSTA


Psiclogo, doctor en Educacin por la UFRGS y profesor de Psicologa por la
Sociedade Educacional Trs de Maio (SETREM) y la Facultad Novo Hamburgo -
IENH. Imparte talleres y disciplinas relacionados con el uso de la cartografa como
dispositivo de investigacin-intervencin. Es uno de los coordinadores del proyecto
Cartografas infantiles / Funarte.

LARISA DA VEIGA VIEIRA BANDEIRA


Acadmica del curso de pedagoga de la Universidad Federal de Ro Grande del
Sur. Es una de las coordinadoras del proyecto Cartografas infantiles / Funarte.

Bibliografa

Cartografias infantis: A cidade pela criana, a fotografia pela infncia.


http://cartografiasinfantis.com.br.
GUATTARI, Felix. Caosmose. Rio de Janeiro: Ed.34, 1992.
COSTA, Luciano Bedin da: O biografema como estratgia biogrfica: escrever uma
vida com Nietzsche, Deleuze, Barthes e Henry Miller. Tesis de doctorado.
Universidad Federal de Ro Grande del Sur (UFRGS), Facultad de Educacin,
2010.
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ROMAGNOLI, R. C.: A cartografia e a relao pesquisa e vida. Revista Psicologia
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