El Tercer Asesino

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1 Rojas

Benemrita Universidad Autnoma de Puebla


Doctorado en Literatura Hispanoamericana
Cuento mexicano de los siglos XIX y XX
Doctor Mario Caldern

El travestismo asesino en El tercer asesino de Renato Prada Oropeza


Ruth M. Rojas Jimnez

El tercer asesino, de Renato Prada Oropeza, es un trhriller o una especie de novela negra,

ambientada en la Ciudad de Mxico, y cuya trama principal es encontrar al asesino

(asesinos) de un personaje importante en el gobierno. En esta historia se vislumbra una

serie de indicios otorgados a partir de la narracin directa, que hacen al lector descubrir el

verdadero fin de esta novela, que se abordar ms adelante.

El lector avezado en historias policiacas encontrar una novela detectivesca narrada

de un modo tradicional, cronolgico, a partir de la consideracin del enigma clsico de

Esopo, es decir, el planteamiento de un problema que se desenmaraa hasta que el lector

puede descubrir al verdadero (o en este caso, falso) criminal. A travs de un narrador

heterodiegtico, la historia se relata en forma de escena, salvo ciertos rasgos que hacen

denotar que se encuentra ante una parodia y no ante una novela policial seria. Aquellos

rasgos residen tanto en un manejo sintctico poco habitual, exaltando la metfora y el

hiprbaton, as como una serie de juegos con el lenguaje donde se acentan los dilogos,

pretendiendo tener una carga de humor elevada, pero que penetran en el rea de lo grotesco,

lo popular e incluso lo vulgar (a partir del albur).

Este tipo de estilo se puede encontrar en casi toda la literatura mexicana a partir de

la segunda mitad del siglo XX, cuando surge la literatura de la onda, por lo que es bastante

comn encontrar juegos de palabras y palabras altisonantes en casi cualquier gnero, tanto
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si es de humor como si es trgico, de modo que no se podra considerar esto un hecho que

haga directamente pensar en una parodia. Sin embargo, en cuanto a la semntica, este estilo

conlleva a una crtica sobre la construccin misma del lenguaje, que permite la entrada a

una saturacin de burlas y, con stas, a una conciencia sobre el manejo de la poltica

mexicana, creando as una especie de psicologa del mexicano. As lo expresa el mismo

Miguel Marcos, personaje principal, cuando le es propuesto el cargo de detective: Mi

mismo lenguaje dar el ms fehaciente testimonio de que se est frente a un jijo de la

chingada legtimo, sin mcula de buena gente (Prada 34).

No slo los dilogos nos permiten dar entrada a esta visin de lo mexicano, sino que

el mismo narrador es una especie de psicoanaltico que constantemente da juicios de valor

sobre lo que piensan los personajes (recordando as a la literatura griega), e inclusive

critica, como lo hace el personaje principal, a las autoridades (por incompetentes), y a los

mexicanos (por su conformidad). Pero no es sino hasta que se penetra en la trama a travs

de las referencias intertextuales, cuando el lector puede percatarse de que est frente a una

parodia de la novela policial.

En primera instancia, el detective no es detective, sino un profesor de filosofa que

ha sido destituido de su puesto, y que no cree en las instituciones pero que, por una suerte

de coincidencias, termina formando parte en una investigacin auspiciada directamente por

la Primera dama. Desde ese momento comienzan las incongruencias que tornarn a esta

novela en una serie de sucesos chuscos y a la vez premeditados que terminan en una

desoladora apologa de los vericuetos y paradojas de la vida, y no en una exaltacin de la

deduccin y el mtodo cientfico que imperaban en las tradicionales novelas policiacas:

Dice el escritor Paco Ignacio Taibo II que la novela negra latinoamericana, el denominado
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neopolicial, es una literatura de crmenes muy jodidos, en la que lo que importa no son

tanto los crmenes como el contexto (Escrib 54).

1. Qu nos da risa?: El lenguaje que la Revolucin y Echeverra heredaron a

Mxico

Como se ha mencionado, el juego sintctico y semntico en la novela es sumamente

importante, no slo para generar la risa, sino para la crtica que se trasluce, y como Freud

asevera:

Cuando remos de un sutil chiste obsceno, remos de lo mismo que hace rer a un
campesino en una grosera procacidad; en ambos casos procede el placer de la
misma fuente; pero una persona educada no re ante la procacidad grosera, sino que
se avergenza o la encuentra repugnante. Slo podr rer cuando el chiste le preste
su auxilio (Freud 58).

El auxilio mexicano es el albur. En una especie de alejamiento, a travs de la burla hacia el

bobo o no avispado, el juego verbal del albur resulta de un ingenio que, para ser

comprendido del todo, necesita ser desmembrado, aislado. Lo que provoca risa es el

contexto en el que se dice. Normalmente los albures son de carcter sexual u homosexual, y

este atentado a la hombra mexicana resulta de un encadenamiento al yugo patriarcal que se

solventa a partir de este auxilio.

En esta novela, los chistes en contra de la homosexualidad, o aludiendo a la misma,

son recurrentes, inclusive se hace referencia a la etapa anal de la que habla Freud, misma

que genera que se hagan estos chistes: para que introduzca su pene a todo lo que se mueva

[], algo as como hoyo aunque sea de pollo [], o mejor, agujero aunque sea de

caballero (Prada 36).


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Tambin hay consecuencias humorsticas al eludir mencionar a la contraparte del

prototpico hombre mexicano, pues se genera una especie de argot encriptado, quiz para

no afrontar el acercamiento a lo que perturba; postergando, de cierto modo, su asimilacin.

Como si al evitar nombrarlo pudiera alejarlo o, al contrario, se manifestara como un deseo

oculto, en tanto a lo que se refiere Ana Freud (1954) como un mecanismo de defensa de la

reaccin formativa: Pues s; aunque el padre lo sac de su casa cuando se enter de que

su hijo era anfibio, ambidiestro, volteadito o como quiera llamarlo (Prada 44).

Desde apodos como Pepito el pito (chofer y amante del asesinado), el Pedorro

(Secretario de gobernacin), el Manitas (Subsecretario de gobernacin), o inclusive el

pseudnimo que el Secretario le concede al profesor: el Inspector Canales, todos remiten a

un sentido sexual. El macho mexicano, revolucionario, an permea en la conciencia

colectiva, y a travs de este desenfadado juego, hay un alivio, una proyeccin de lo

frustrado. La burla sexual es utilizada como una especie de fetiche que, como dira Freud,

oculta una realidad insoportable, quiz la imposibilidad de manifestar lo femenino.

Pero hay otro humor que tambin sacia el placer de la risa: el cantinfleo o, como se

menciona en la novela, lo que Echeverra don al lenguaje en Mxico. Ese juego de decir

mucho diciendo absolutamente nada, recurrente en las comedias televisivas de antao, y

que an es fuente para chistes en la actualidad: No debemos tomarlo en cuenta ni

descartarlo, sino todo lo contrario (Prada 50).

Se trasluce tambin en la idea de la retrica utilizada por los polticos, y la

desconfianza que se tiene de los mismos, cmo hablar bien si no hay una lnea ideolgica

concreta en la poltica mexicana?: Pero, resulta que ahora no se puede simplemente

cambiar de postura: si nos movemos a la izquierda los jodidos fascis, conservadores,


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joden; y, si nos movemos a la derecha, la mierdosa izquierda empieza a rebuznar Y la

prensa oportunista (Prada 12).

Tambin, el juego de las palabras y el humor se provoca a travs del sentido y la

forma en la que se utilizan las mismas, generando desconcierto: Y esto lo saben el

seor Secretario y su familia? La familia del Secretario de Gobierno? No, disculpe,

me expres mal [] la del seor Marino [] Gonzlez, Rodrguez, el difuntito (Prada

14).

2. La excusa del carnaval: mscaras

La parodia, en esta novela, radica en el travestismo, no en un travestismo como lo maneja

Genette, sino en el travestismo mismo de los personajes. El enmascaramiento en los

personajes es esencial para que el campo de pulsiones se exponga, el Eros est presente,

luchando contantemente con la represin de lo instituido socialmente como correcto. El

principal travesti es Miguel Marcos, el filsofo disfrazado de detective, haciendo gala de su

lgica y capacidad de anlisis, y sin embargo comparndose siempre con personajes de

novelas policiacas cannicas, y que al final es slo uno ms de los que desprecia: [] soy

un cnico alcahuete del poder que desprecio, y punto (Prada 56). Es as que hay una

degradacin del filsofo, este hombre que representa lo moral, que conoce las corrupciones

del gobierno de su pas, se presta a un acuerdo que lo llevara al placer del disfrute ocioso al

aceptar resolver un caso financiado por el gobierno, todos somos corruptibles? Esta

desacralizacin, que es parte de la teora de la superioridad, produce tambin el humor, tal

vez no la explosin de la risa, pero s la sensacin de encontrarse con una obra de arte llena

de tierra, produciendo un desconcierto gracioso.


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El mismo libro es una especie de travesti, de tal manera que uno no est consciente,

hasta ya casi al final, de que se encuentra leyendo el informe del asesinato, y se duda, por

las caractersticas tan similares que tienen, de que el narrador en realidad haya sido

heterodiegtico, cayendo en cuenta, ms bien, que fue escrito por Miguel Marcos, por las

similitudes estilsticas y la misma crtica de la poltica y la Iglesia; hacindolo un narrador

poco confiable y oculto.

Tambin se enmascara la novela de novela negra, cuando en realidad es un informe

novelizado. Como una especie de juego metaliterario, en este enmascaramiento es lgico

que todo est plagado de contradicciones: aquellos que quitan la vida son aquellos que

tienen la facultad de salvarla, porque los asesinos (salvo el ltimo) son ambos mdicos,

reconocidos y prestigiados. La ciencia, a fin de cuentas, y esto tambin causa una especie

de risa (opacada por la tristeza de que es cierto), crea ms mal que bienes a la sociedad, y

as, tambin se desacraliza.

Miguel Marcos claramente lo explicita cuando se encuentra en una de las entrevistas

que realiza a los asesinos: las llamadas personas somos una serie de personajes durante

nuestra vida consciente en la sociedad: actuamos papeles, muchos secundarios otros

nucleares, elegimos una serie de mscaras como las pinturas de James Ensor (66).

3. Los dems textos y el receptor

Los textos mencionados directamente en la obra, son varios y de distintas ndoles. Se

encuentran desde alusiones a obras pictricas como Las meninas, hasta referencias a

Disney y su influencia en los apodos que se otorgan dentro de la historia. Todas estas

referencias, como es bien sabido, llevan a identificar a la obra en un determinado campo y


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gnero literario, y es esto lo que la distingue como una parodia. Una novela policial de tono

serio, muy probablemente no incluira al canal de las estrellas o a Disney en su narrativa,

y mucho menos una alusin directa al papel importante del receptor. Desde la mencin de

los detectives, como Sherlock Holmes, Gadamer, el Comisario Montalbano, el Teniente

Columbo, Serpico o Maigret, se sabe que se adentra en una novela que, como en El Quijote,

integra el gnero dentro del pseudognero, en este caso la novela policial dentro de una

novela policial que quiere ser policial, pero que no puede serlo porque carece del tono que

la distingue.

El mismo autor se autoparodia al incluir su apellido en dos ocasiones, haciendo

referencia a la marca Prada, cuando se describe el vestir de ciertos personajes. El autor se

integra como un objeto que ha de ser portado y ostentado con elegancia, pero que

representa la pretensin y la falsedad. Qu tanto el propio autor intentaba referirse a s

mismo o enmascararse?

De este modo, en esta novela hay un constante juego, tanto lingstico como crtico

y pragmtico, que termina por entablar un oxmoron, como el que se menciona en la

misma: Ahora la sociedad est plagada de oximorones por dentro y por fuera, por arriba y

por abajo (Prada 29).

Bibliografa

Escrib, lex Martn y Javier Snchez Zapatero. Una mirada al neopolicial


latinoamericano: Mempo Giardinelli, Leonardo Padura y Paco Ignacio Taibo II, en
Anales de Literatura Hispanoamericana. Universidad Complutense de Madrid,
Vol. 36, 49-58, 2007.
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Freud, Ana. El yo y los mecanismos de defensa. Buenos Aires: Paids, 1954.


Freud, Sigmund. El chiste y su relacin con el inconsciente. En lnea: www.elotriba.org,
versin de Luis Lpez Ballesteros.
______. La interpretacin de los sueos. En lnea:
https://es.scribd.com/document/35140265/Libro-La-Interpretacion-de-Los-Suenos.
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notas por Juan Bauz.
Gennete, Grard. Palimsestos: la literatura en segundo grado. Taurus, 1989.
Linvelt, Jaap. Essai de typologyque narrative. Pars: Jose Corti, 1989.
Prada Oropeza, Renato. El tercer asesino. Palibrio, E.U.A, 2013.

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