El Tercer Asesino
El Tercer Asesino
El Tercer Asesino
El tercer asesino, de Renato Prada Oropeza, es un trhriller o una especie de novela negra,
serie de indicios otorgados a partir de la narracin directa, que hacen al lector descubrir el
heterodiegtico, la historia se relata en forma de escena, salvo ciertos rasgos que hacen
denotar que se encuentra ante una parodia y no ante una novela policial seria. Aquellos
hiprbaton, as como una serie de juegos con el lenguaje donde se acentan los dilogos,
pretendiendo tener una carga de humor elevada, pero que penetran en el rea de lo grotesco,
Este tipo de estilo se puede encontrar en casi toda la literatura mexicana a partir de
la segunda mitad del siglo XX, cuando surge la literatura de la onda, por lo que es bastante
comn encontrar juegos de palabras y palabras altisonantes en casi cualquier gnero, tanto
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si es de humor como si es trgico, de modo que no se podra considerar esto un hecho que
haga directamente pensar en una parodia. Sin embargo, en cuanto a la semntica, este estilo
conlleva a una crtica sobre la construccin misma del lenguaje, que permite la entrada a
una saturacin de burlas y, con stas, a una conciencia sobre el manejo de la poltica
No slo los dilogos nos permiten dar entrada a esta visin de lo mexicano, sino que
critica, como lo hace el personaje principal, a las autoridades (por incompetentes), y a los
mexicanos (por su conformidad). Pero no es sino hasta que se penetra en la trama a travs
de las referencias intertextuales, cuando el lector puede percatarse de que est frente a una
ha sido destituido de su puesto, y que no cree en las instituciones pero que, por una suerte
la Primera dama. Desde ese momento comienzan las incongruencias que tornarn a esta
novela en una serie de sucesos chuscos y a la vez premeditados que terminan en una
Dice el escritor Paco Ignacio Taibo II que la novela negra latinoamericana, el denominado
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neopolicial, es una literatura de crmenes muy jodidos, en la que lo que importa no son
Mxico
importante, no slo para generar la risa, sino para la crtica que se trasluce, y como Freud
asevera:
Cuando remos de un sutil chiste obsceno, remos de lo mismo que hace rer a un
campesino en una grosera procacidad; en ambos casos procede el placer de la
misma fuente; pero una persona educada no re ante la procacidad grosera, sino que
se avergenza o la encuentra repugnante. Slo podr rer cuando el chiste le preste
su auxilio (Freud 58).
bobo o no avispado, el juego verbal del albur resulta de un ingenio que, para ser
comprendido del todo, necesita ser desmembrado, aislado. Lo que provoca risa es el
contexto en el que se dice. Normalmente los albures son de carcter sexual u homosexual, y
son recurrentes, inclusive se hace referencia a la etapa anal de la que habla Freud, misma
que genera que se hagan estos chistes: para que introduzca su pene a todo lo que se mueva
[], algo as como hoyo aunque sea de pollo [], o mejor, agujero aunque sea de
prototpico hombre mexicano, pues se genera una especie de argot encriptado, quiz para
oculto, en tanto a lo que se refiere Ana Freud (1954) como un mecanismo de defensa de la
reaccin formativa: Pues s; aunque el padre lo sac de su casa cuando se enter de que
su hijo era anfibio, ambidiestro, volteadito o como quiera llamarlo (Prada 44).
Desde apodos como Pepito el pito (chofer y amante del asesinado), el Pedorro
frustrado. La burla sexual es utilizada como una especie de fetiche que, como dira Freud,
Pero hay otro humor que tambin sacia el placer de la risa: el cantinfleo o, como se
menciona en la novela, lo que Echeverra don al lenguaje en Mxico. Ese juego de decir
desconfianza que se tiene de los mismos, cmo hablar bien si no hay una lnea ideolgica
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personajes es esencial para que el campo de pulsiones se exponga, el Eros est presente,
novelas policiacas cannicas, y que al final es slo uno ms de los que desprecia: [] soy
un cnico alcahuete del poder que desprecio, y punto (Prada 56). Es as que hay una
degradacin del filsofo, este hombre que representa lo moral, que conoce las corrupciones
del gobierno de su pas, se presta a un acuerdo que lo llevara al placer del disfrute ocioso al
aceptar resolver un caso financiado por el gobierno, todos somos corruptibles? Esta
vez no la explosin de la risa, pero s la sensacin de encontrarse con una obra de arte llena
El mismo libro es una especie de travesti, de tal manera que uno no est consciente,
hasta ya casi al final, de que se encuentra leyendo el informe del asesinato, y se duda, por
las caractersticas tan similares que tienen, de que el narrador en realidad haya sido
heterodiegtico, cayendo en cuenta, ms bien, que fue escrito por Miguel Marcos, por las
que todo est plagado de contradicciones: aquellos que quitan la vida son aquellos que
tienen la facultad de salvarla, porque los asesinos (salvo el ltimo) son ambos mdicos,
reconocidos y prestigiados. La ciencia, a fin de cuentas, y esto tambin causa una especie
de risa (opacada por la tristeza de que es cierto), crea ms mal que bienes a la sociedad, y
que realiza a los asesinos: las llamadas personas somos una serie de personajes durante
nucleares, elegimos una serie de mscaras como las pinturas de James Ensor (66).
encuentran desde alusiones a obras pictricas como Las meninas, hasta referencias a
Disney y su influencia en los apodos que se otorgan dentro de la historia. Todas estas
gnero literario, y es esto lo que la distingue como una parodia. Una novela policial de tono
y mucho menos una alusin directa al papel importante del receptor. Desde la mencin de
Columbo, Serpico o Maigret, se sabe que se adentra en una novela que, como en El Quijote,
integra el gnero dentro del pseudognero, en este caso la novela policial dentro de una
novela policial que quiere ser policial, pero que no puede serlo porque carece del tono que
la distingue.
integra como un objeto que ha de ser portado y ostentado con elegancia, pero que
mismo o enmascararse?
De este modo, en esta novela hay un constante juego, tanto lingstico como crtico
misma: Ahora la sociedad est plagada de oximorones por dentro y por fuera, por arriba y
Bibliografa