Recuerdos Sobre La Rebelion de Caracas
Recuerdos Sobre La Rebelion de Caracas
Recuerdos Sobre La Rebelion de Caracas
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HAR VAR D
C O L LE G E
L I B RARY
tares
S O BRE SLA RE BEL ION
C. Madnros 829,7
,
(21)
lentos trastornaron los principios, la paz y la fortuna de
un mundo, la vista de un Gobierno cuyas operaciones
fueron y sern inconcebibles, y de muchos millares de
honrados europeos y americanos confiados en la autori
dad, y atnitos con el hecho. All por la primera vez se
vi una revolucion tramada y ejecutada por las personas
que mas tenian que perder: por el Marqus del Toro, y
sus hermanos Don Fernando y Don Jos Ignacio, familia
de las principales, de grandes riquezas, que merecia la
primera estimacion de todos los mandatarios, y que llena
de un orgullo insoportable se creia y se tenia por supe
rior los demas: por Don Martin y Don Jos Tobar, j
venes hijos del Conde del mismo nombre, individuos de
la casa mas opulenta de Venezuela: por Don Juan Vicen
te y Don Simon de Bolivar, jvenes de la nobleza de Ca
racas, el primero con 25.ooo pesos de renta anual, y el
segundo con 2o.ooo: por Don Juan Jos y Don Luis de
Ribas, jvenes parientes de los Condes de Tobar, y de
riquezas muy considerables: por Don Juan German Ros
cio, Don Vicente Tejera y Don Nicols Anzola, abogados
que gozaban la estimacion de todos sus conciudadanos:
por Don Lino de Clemente, Oficial retirado de la marina
espaola, y altamente considerado de todos: por Don Ma
riano Montilla, antiguo Guardia de Corps de S.M., y su
hermano Don Toms, los jvenes de la moda, y los indi
viduos de una casa, la primera en el lujo y esplendor: por
Don Juan Pablo, Don Mauricio y Don Ramon Ayala, Ofi
ciales del batallon veterano, estimados universalmente por
la honradez de su casa y por el lustre de sus mayores,
y por otros pocos de las mismas casi iguales circuns
tancias. All no tuvieron la principal parte mi represen
taron el principal papel los hombres de las revoluciones,
los que nada tienen que perder, los que deben buscar su
fortuna en el desorden, y los que nada esperan del impe
rio de las leyes, de la religion y de las costumbres.
Los comisionados para las provincias fueron: para la
(22)
de Coro el Abogado Doctor Don Jos Antonio Anzola:
para la de Barinas el Marqus de Mijares: para la de Cu
man el comerciante Don Jos Antonio Illas y Ferrer, y
Don Francisco Moreno, Capitan de las compaas vetera
nas de aquella capital; y para la de Barcelona Don Fran
cisco Policarpo Ortiz, y Don Pedro Hermandez Gorotizo.
Se nombraron igualmente para la isla de Puerto-Rico
Don Diego Jugo, Don Vicente Tejera y Don Andres Mo
reno: para la isla de Jamaica Don Mariano Montilla, y
Don Vicente Salias, y para Londres Don Simon de Bo
livar y Don Luis Lopez Mendez.
El comisionado para Coro tuvo en su comision el re
sultado que era de esperarse de sus fieles habitantes y
Ayuntamiento, y de su honrado y valiente Gobernador el
Brigadier Don Jos Ceballos. Fue oido con desprecio y
desechado con indignacion. El de Barinas consigui pren
der en ella el fuego de la rebelion. Los de Cuman tuvie
ron el mismo xito, por medio de su Ayuntamiento que
solemnemente depuso del mando al Gobernador su Presi
dente, y los de Puerto-Rico fueron sepultados en el cas
tillo del Morro por su digno Gobernador y Capitan Ge
neral Don Salvador Melendez, y escapados posteriormen
te por una indigna confabulacion que ste persigui y
castig. La llegada de los de Barcelona aquella ciudad
caus un cabildo abierto que concurrieron el clero y
los principales vecinos. Fue en l adoptado unnimemen
te el voto de Don Ramon Hernandez Armas, americano, y
Auditor del apostadero de Puerto Cabello, reducido que
se siguiese el ejemplo de Caracas, siempre que en ningun
punto de toda la monarqua existiese el gobierno de la
nacion. Llegada Caracas esta decision fueron enviados
Don Francisco Javier Flores, Don Manuel Garca y Don
Ignacio Gual, en clase de comisionados para exigir una
adhesion absoluta: y reunidos nuevamente el cabildo, el
clero y los vecinos principales, presididos por el Goberna
dor Don Gaspar de Cagigal, europeo, volvi seguirse el
(23)
voto del Auditor Armas, reducido que habiendo ya una
certidumbre de la existencia del Gobierno en la Regencia
del reino, los sucesos de Caracas eran un crimen de trai
cion que jamas debia seguir Barcelona. En esta reunion
solo se opuso este voto el Gobernador que la presidia.
Se comunic esta decision Caracas, Cuman, Guayana y
demas provincias, siendo en la segunda quemada en la
plaza pblica por mano del verdugo. Posteriormente Ca
racas y Cuman enviaron fuerza armada contra ella, y en
su consecuencia sigui el ejemplo dado por la primera. En
el entretanto fue preso el Auditor Hernandez Armas, con
denado muerte, y remitido Caracas para ser ejecuta
do, debiendo su vida al honrado capitan del buque con
ductor que lo llev Maracaybo con la escolta que le cus
todiaba. Esta iba ser la primera vctima de aquella cruel
rebelion.
Los comisionados para Vera-Cruz y Santa F tuvieron
el xito que llora aquella, parte del mundo, y que llorar
por muchas generaciones.
Tal era el estado de las cosas, cuando partido yo de
Cadiz el 22 de marzo de 181o, llegu la Guayra las
tres de la tarde del 26 de abril. Aquella hora me form
una de las pocas mas memorables de mi vida. No bien
el buque habia dado fondo, cuando lleg la falua de Real
Hacienda con alguna tropa, el capitan del puerto Don
Jos Varas, oficial de la marina Real, y un escribano. Sal
taron todos bordo, y despues de los primeros saludos,
hacindonos quitar los sombreros, nos anunci aquel los
acontecimientos de Caracas, sealndonos el buque en
que estaban custodiadas las autoridades espaolas.
Yo no tengo un idioma con que espresar debidamen
te el asombro que me escit la noticia. El estupor que
causa un terremoto no me parece comparable. Mi espri
tu se hallaba enteramente ocupado con las altas ideas que
me habia inspirado la vista de una nacion que luchaba
contra un poder colosal, quien tantas potencias habian
(24)
temido y adulado. Venia de ser testigo de sus esfuerzos,
de su poder y de sus virtudes. Me hallaba lleno de una
veneracion religiosa hcia ella, y ya estaba formada en m
aquella decision y orgullo por pertenecerla, que tanto
he manifestado despues, y que durar mientras viva.
En medio de esta situacion de mi espritu se me
presentaron repentinamente todos los escandalosos suce
sos de mi patria. Una rebelion hecha en los momentos
menos esperados, cuando la madre que nos di el ser ne
cesitaba mas de nuestro apoyo en sus desgracias: rebe
lion baja, degradante, ignominiosa. Una rebelion que iba
sepultarnos en males incalculables, no solo por su in
sensatez, sino por los hombres que la habian tramado y
ejecutado, y por los que gobernaban las provincias: rebe
lion brutal, estpida, insensata.
Atnito salt inmediatamente en tierra, y rodeado de
soldados fui conducido la casa del nuevo comandante
de aquel puerto. Mi asombro toc su estremo, cuando
me encontr colocado en este importante destino Don
Juan de Escalona, Capitan del batallon veterano, antiguo
amigo mio, y hombre apenas capaz de mandar una com
paa, aunque habia merecido siempre la consideracion de
sus gefes por el lustre de su casa, y la regularidad de
sus costumbres.
Obtenida su licencia para seguir Caracas, sal las
siete de la noche con una impaciencia inesplicable. Tres
horas despues llegu ella: me dirig la sala del Ayun
tamiento en donde residia el Gobierno, y me hall ro
deado de todos los miembros que le componian, felici
tndome unos por mi regreso, y preguntndome otros por
el estado de estos reinos.
Yo me encontraba como un autmata viendo la suer
te de mi patria al arbitrio de los hombres que me rodea
ban, y cuyas circunstancias me eran tan conocidas. La
suerte de aquellos paises estaba entre las manos del Al
calde primero Don Jos Llamosas, comerciante honrado,
(25)
muy capaz de dirigir una pequea negociacion mercantil,
y nada mas; del Alcalde segundo Don Martin Tobar y
Ponte, jven ignorante hasta el estremo; del Alferez real
Don Feliciano Palacio, persona honrada, y de regulares
conocimientos como vecino de una ciudad; del Regidor
Don Jos Mara Blanco y Liendo, hombre que incapaz de
gobernarse s mismo, habia visto desaparecer la fortuna
considerable heredada de sus padres y su hermano, y se
encontraba en la indigencia; del Regidor Don Dionisio So
jo, jven ignorante, lleno de vicios pblicos, y esposo de
Doa Juana Bolivar, cuyo rico patrimonio habia escan
dalosamente disipado; del Regidor Don Isidoro Lopez Men
dez, comerciante y hacendado de las mismas circunstan
cias que Llamosas; del Regidor Don Nicols Anzola, abo
gado de aquel colegio, jugador de profesion, y sin otros
conocimientos que los muy medianos de la carrera que se
guia; del Regidor Don Silvestre Tobar, jven insignifican
te por su conducta y por sus ningunos conocimientos;
del Regidor Don Hilario Mora, abogado de muy mala re
putacion en el ejercicio de su profesion; del Regidor Don
Pablo Gonzalez, nulo bajo todos respectos y consideracio
nes; del Cannigo Madariaga, cuyo comportamiento para
con la corporacion que pertenecia habia sido el escn
dalo de aquellos pueblos; de Don Juan German Roscio,
abogado de gran crdito, cuya conducta presentaba un
contraste singular de vicios y de virtudes estremas : des
interesado, sobrio, modesto, iracundo, ambicioso, hip
crita, falso, artificioso, ingrato; de Don Jos Felix Ri
bas, jven ignorante, presuntuoso, laborioso, jugador,
lleno de deudas contraidas en sus vicios, y en una necia
ostentacion, y del Doctor Don Francisco Jos, su herma
no, hombre de conocimientos escolsticos, y lleno de deu
das por el error de sus clculos.
Me retir mi casa en una confusion inesplicable, y
jamas se borrar de mi memoria el espanto de aquella
noche.
4
(26)
El 3o de abril present aquel Gobierno mis despa
chos de Inspector General de los hospitales de Caracas,
que la Junta central gubernativa del reino se babia ser
vido conferirme, para que le pusiese el cmplase corres
pondiente, en atencion que conservando l los derechos
de S.M., debian su voluntad y sus rdenes ser exacta
mente obedecidas. Me llamaron personalmente y me dije
ron la voz que estaban prontos conferirme el mismo
destino como emanado de su autoridad; pero que no era
posible el dar el pase los ttulos presentados, Me negu
ello: los recog, y continu en el desempeo del que
anteriormente obtenia con nombramiento de S. M.
En las cajas de S. M. y en los depsitos particulares
existian cerca de 3.oooooo de pesos fuertes, y nada fu
reservado para satisfacer los fines de los novadores. Con
vites , bailes, fiestas pblicas, pagos de sueldos en em
pleos nuevamente creados, pensiones, gratificaciones, gas
tos reservados, y cuanto pudo la insensatez imaginar para
dilapidar, tanto se puso en ejecucion.
En este estado de cosas, por mejor decir, en este
desrden aparentemente tranquilo, los interesados en l
se entregaban saborearse en el resultado de sus maqui
naciones, y los hombres de bien vueltos de su estupor
consideraban su posicion, y temblaban con el porvenir.
Muchos de esta clase pensaron evitarlo, y en su conse
cuencia se concibi el proyecto de una reaccion que res
tableciese las cosas su legtimo estado. Don Francisco y
Don Manuel Gonzalez de Linares, maturales de la provin
cia de Santander, se pusieron al frente de la empresa, bajo
la direccion del Doctor Don Jos Bernab Diaz, natural de
Caracas, abogado de aquel colegio, y uno de los hombres
que eran el ornamento de nuestra patria. Yo tuve en aquella
empresa el encargo de manejar todo lo perteneciente la
imprenta: de formar las proclamas y estender todas las
rdenes y avisos que se debian publicar en los momentos
del cambio: de comunicar el secreto: de atraer al pro
(27)
yecto las personas que debian componer el Gobierno
provisional mientras se presentaba en Caracas su legtimo
Capitan General Don Fernando Millares, y de marchar se
guidamente estos reinos participar el aviso del resta
blecimiento.
Habia cumplido por mi parte con cuanto se habia
puesto mi cuidado : estaban hechas las numerosas mi
mutas de todos los papeles que eran precisos: habian sido
hablados por m el Reverendsimo Ilustrsimo Arzobispo
Don Narciso Coll y Prat, el Contador mayor de cuentas
Don Jos de Limonta, el Magistral de la santa Iglesia Ca.
tedral Don Juan Vicente de Echeverria, y el respetable
Cura de la parroquial de Candelaria Don Jos Antonio
Montenegro, miembros designados para el Gobierno pro
visional: estaban tomadas todas las medidas correspon
dientes: conseguida la cooperacion del batallon de pardos
por medio de 12.ooo pesos fuertes asegurados su co
mandante: ciertos de la de mucha parte del veterano, de
la artillera y de la totalidad del escuadron de caballe
ra, y prontos la primera seal 1.3oo hombres, veci
mos honrados, espaoles y americanos, y perfectamente
armados. Aquella reaccion, cuyo objeto era solo el resta
blecimiento del orden perdido, y proyectada y ejecutada
por hombres interesados en el bien de aquellos pueblos,
mo debia ser teida aun con una gota de sangre: nin
guno debia ser inquietado por sus opiniones: un velo
impenetrable iba cubrir todos los acontecimientos, for
mar como un parntesis de nuestra historia, y limitarse
toda la severidad enviar con decoro estos reinos las
solas personas que componian el gobierno de la rebelion.
Los buques para Maracaybo, para Cdiz y otros puntos
estaban fletados y listos, y yo tambien ya pronto para
venir en los segundos.
Fue necesario algun tiempo para llevar las disposicio
nes al punto que era preciso, y el 3o de setiembre de
aquel ao en que lo estuvieron, se comunic por la ma
(28)
itana el aviso de estar prontos la una de la madrugada
del 1 de octubre. A las siete de aquella noche debia ser
Prvia la ltima reunion en la casa de los referidos Lina
res; reunion que no concurr, por un temor y presenti
miento inesplicables que se apoderaron de m al dirigirme
hcia ella. Asi: pas por su puerta aun sin volver la vista
lo interior, y esta fue una de las causas que me salvaron.
Apenas en aquella maana se comunic la hora decisi
va, cuando dos europeos, los capitanes del regimiento de la
Reina, D. Jos Ruiz y D. Jos Mires, que estaban en el se
creto, se presentaron al Gobierno de la rebelion y lo de
lataron, esponiendo aun las circunstancias mas pequeas:
la ltima reunion acordada, el lugar en que se tendria,
las personas que concurririan y la hora de la esplosion.
El Gobierno dispuso comprobar el hecho delatado,
confiando el secreto una docena de los de su mayor sa
tisfaccion, para que ocultos dentro de las ventanas de las
casas vecinas observasen la concurrencia (1). En efecto, al
anochecer ocuparon sus puestos, vieron los que concurrie
ron, y observaron mi trnsito. A las ocho dieron parte, y
las once estaban presos todos los de la reunion. Si hu
biesen ido mi casa en donde esperaba la seal, todo es
taba perdido; pues que habria sido sorprendido con los
papeles de mi comision.
Para entonces aun no estaban olvidados el respeto y el
imperio de las leyes. Los presos habian sido interrogados,
y sus respuestas no daban luz: negaban los hechos. Las
interrogaciones continuaron cuatro dias; y al quinto, lle
no de una cobardia inesplicable, declar lo que sabia el Ca
pitan de la Reina D. Jos Giron, siguiendo su ejemplo los
Capitanes D. Antonio Guzman, tambien de la Reina, y
D. Jos Montuel, de artillera, todos europeos: otros va
rios declararon cobardemente nuestros proyectos, y el res
(1) Las ventanas de las casas de Caracas son como las de Cdiz;
y casi todas tienen celosias persianas. -
(29)
to permaneci en la negativa. Entre todos di un ejemplo
de fortaleza el respetable Dr. D. Jos Bernab Diaz, quien
cargado con unos grillos de 25 libras de peso, fueron cons
tantemente sus declaraciones los mas slidos y elocuentes
discursos sobre la legitimidad de la Regencia del Reino,
hasta el punto de disponer el Gobierno que cesasen por la
influencia que podian tener en la universalidad de los
pueblos. A este ilustre americano atribuyeron los Jueces
las citas que se me hicieron, equivocados con nuestro ape
llido; y esta equivocacion y mi no concurrencia la junta
me salvaron.
La causa fue seguida con una velocidad asombro
sa, pasada al fiscal el 31 de octubre, y sentenciada poco
tiempo despues. En la sentencia hubo algunos votos por
la muerte de los Linares, de D. Bernab Diaz, y de al
gunos otros presos, condenndose el resto la deporta
cion. Sin embargo, ella qued reducida por la mayora
encierro perptuo en las bvedas de la Guayra con grillos y
sin comunicacion D. Manuel y D. Jos Gonzalez de Li
nares, D. Jos Rubin y algunos otros; y en las de Puerto
Cabello D. Francisco, hermano de aquellos; destierro
la provincia de Barcelona al citado D. Jos Bernab Diaz;
espatriacion los demas, y confiscacion de bienes
todos.
-
(43)
vimiento continu sin cesar un instante aunque con mas
suavidad hasta las once y treinta y cinco minutos de la
noche. La historia de la tierra no presenta otro de igual
duracion. Aquellas fueron ocho horas en que gustamos
toda la amargura de la muerte que veamos bajo de nues
tros pies en un hundimiento. l caus nuevas ruinas en
las mismas ruinas.
No me fue posible permanecer mas tiempo en aquel
suelo de muerte, ni la vista de un monton de escom
bros que presentaba mi patria, y dos dias despues me
traslad al pueblo de la Victoria, distante 18 leguas al
occidente de ella, y 22 de Valencia. All encontr al po
der ejecutivo federal, compuesto entre otros del Doctor
Don Francisco Espejo, quien debia una particular esti
macion, y all tambien estaba el aventurero Miranda nom
brado generalsimo de todas las tropas de los sediciosos.
Aquel pueblo era el trnsito de los batallones reciente
mente levantados que marchaban reunirse al pueblo de
Maracay, distante siete leguas de la Victoria.
El 18 de mayo las once de la noche recib el si
guiente oficio.
El supremo poder ejecutivo provincial me manda pre
veniros que en el trmino de veinte horas sin escusa ni pre
testo alguno os presenteis su disposicion en esta ciudad =
Dios os guarde. Caracas 18 de mayo de 1812.=3.=
Felipe Fermin Paul, Secretario de Estado.= Ciudadano
Doctor Jos Domingo Diaz.
En las circunstancias en que me encontraba, me era
imposible trasladarme con mi familia : faltaban absoluta
mente todos los medios de conduccion. As: abandonndo
la s misma part para Caracas al amanecer del 19. A las
tres de la tarde ya estaba en la tienda de campaa en
donde residia el poder ejecutivo provincial, y en donde
le encontr formado. Se componia del antiguo Fiscal de
Real Hacienda Don Francisco Berrio, del Conde de la
Granja, y de Don Francisco Talavera; los dos primeros
(44)
hombres escelentes, vecinos honrados y de una opinion
decidida por la causa de S. M., y el tercero uno de los
sediciosos del 19 de abril. All tambien encontr al Doc
tor Don Felipe Fermin Paul, igualmente de escelentes
cualidades, de una bondad y moderacion estraordinarias,
y de conocimientos poco comunes. Aquellos me dieron la
orden para tener por arresto la estension de la ciudad, y
ste tuvo la bondad de comunicarme el motivo.
Entre los cuerpos que pasaban al cuartel general de Ma
racay, habia sido uno el batallon llamado del Tuy, con una
fuerza de 4oo hombres. Pernoct en la Victoria enfrente
de la casa que yo habitaba, y por la noche desert casi
en su totalidad. Las indagaciones hechas sobre este acon
tecimiento me descubrieron como su origen. Miranda opi
m que se me fusilase: Roscio, miembro del poder ejecu
tivo federal, sigui su dictamen; pero el Doctor Espejo se
opuso, y su crdito influencia se tom la medida de
prevenir al provincial que me llamase y retuviese en Ca.
racas. Vivir siempre reconocido los oficios de Espejo,
y la orden y arresto dispuesto por Berrio, la Granja y
Talavera, y dirigido mi salvacion.
Fu en estos dias cuando Don Simon Bolivar, ya co
ronel, fu nombrado comandante de la plaza de Puerto
Cabello, y cuando lleg Caracas el clebre Picornell:
este Picornell que destinado inmediatamente al empleo de
Gefe de polica, prob con sus hechos y su trato que no
habia sido digno de la reputacion que gozaba.
Las tropas espaolas permanecieron algunos dias en
Valencia, as, para descansar de sus violentas fatigas y or
ganizar nuevos cuerpos, como para atender al gobierno
de tantos pueblos ya pacificados. En este intermedio lleg
aquella ciudad el gobernador de Coro Don Jos Ceba
llos con 7oo hombres, de los cuales 3oo eran europeos
venidos de Puerto Rico, y con algunos auxilios de muni
ciones.
Las tropas de S. M. se pusieron en movimiento, y
despues de haber deshecho los sediciosos en los Gua
yos, y arrojdolos de la Cabrera, cuya posicion creian in
espugnable, penetraron hasta el pueblo de San Mateo, distan
te dos leguas de la Victoria. Las tropas espaolas eran en
nmero de 3.ooo hombres, y las de los sediciosos con
centradas en este pueblo ascendian 5.ooo, bien armadas
y provistas. El General Monteverde hizo inmediatamente
una tentativa, pero fu infructuosa.
El 25 de junio se hallaba Jos Felix Ribas de Gober
mador militar de Caracas. Repentinamente di una orden
para poner en prisiones todos los espaoles europeos.
y canarios, sin otra escepcion que la de aquellos que abier
tamente se habian pronunciado por la rebelion. La orden,
que no tenia otro objeto que poner en precio la liber
tad para saciar la codicia del Gobernador, fue exactsi
mamente ejecutada. Yo v Don Jos de Leon, y Don
N.... Oliva, naturales de las Canarias, correr por las calles
para conducir las crceles los hombres mas respeta
bles. Sin embargo, los fines de la orden quedaron burla
dos: Miranda escandalizado depuso al Gobernador, y en
vi quien le sucediese, y diese la libertad los presos.
El 3o de junio todos se hallaban en sus casas.
Tal era el estado de las cosas cuando los espaoles y
americanos presos en el castillo de San Felipe de Puerto
Cabello, se sublevaron y apoderaron de l, intimando .
Don Simon de Bolivar, su comandante, la entrega de la
plaza. Su contestacion fue abandonarla despues de haber
ya dado seales de lo que sera algun dia, decretando por
sola su voluntad, y haciendo ejecutar la pena de hor
ca en dos personas conocidamente honradas. Desde enton
ces quedaron en poder de las armas espaolas grandes al
macenes de plvora y municiones y alguna fuerza ma
ntima, y asegurado el flanco izquierdo de su lnea.
Entre tanto la situacion de Caracas era la mas lamen
table. A los estragos y miserias causados por el terremo
to se habia unido una calamidad no conocida desde el
(46)
descubrimiento y civilizacion de aquellos paises. Faltaba
la moneda: el papel habia llegado un descrdito tal
que no circulaba 2.ooo por 1oo de prdida: su valor
era imaginario. Los pueblos que proveian aquella capital
estaban en incomunicacion con ella, bien por no recibir
semejante numerario, bien por el horror que les inspira
ba la catstrofe, y los demas ocupados por las armas es
paolas lo estaban aun con mas estension. El hambre se
dej ver con todas sus formas por la primera vez en un
suelo que parecia exento de ella por la naturaleza, y ali
mentados universalmente con la verdolaga que se reco
gia por entre las ruinas, muy pronto apareci la disenteria.
En esta horrible situacion son la generala a las doce
de la noche del 13 de julio. Corr informarme del mo
tivo, y supe que todos los negros esclavos de los valles
de barlovento la voz de viva el Rey, estaban en insur
reccion, y habian llegado hasta Guatire, asesinados varios
blancos. Guatire est 12 leguas al oriente de Caracas, y
en sta no habia fuerza alguna con que contenerlos. Pa
s al momento la casa del Marqus de Casa-Leon, y
acordamos por nuestra parte lo conveniente en un estado
de cosas que pareciendo el mas funesto, debia ser el que
nos restableciese al legtimo gobierno de S.M., y el que
evitase los torrentes de sangre que era preciso que corrie
sen. Este suceso debia traer el momento de una tran
saccion.
Antes de amanecer ya el Marqus estaba en camino
para la Victoria, donde lleg a las cinco de la tarde. Se
hallaba ya Miranda revestido con un poder dictatorial: le
vi y entr en conferencias con l. Le hizo presente, se
gun lo acordado, el tremendo y nuevo mal para la provin
cia en la insurreccion de los esclavos: el principio de la
guerra de colores, aunque bajo el pretesto del sagrado
nombre del Rey: la inutilidad de una resistencia, que no
debi haber, las armas espaolas sostenidas, como era
patente, por la opinion general; y la necesidad de termi
(47)
nar aquella guerra de hermanos, volviendo la paz los
pueblos, entregando por un convenio el resto de la pro
vincia al General Monteverde, y poniendo en sus manos
quitar las armas de las manos de los negros.
El aventurero Miranda era el menos malo de todos los
sediciosos. Medit en la materia, y convino con el Mar
qus en la necesidad del convenio. Pero le hizo presente
que encontrndose sin medios algunos para volver In
glaterra, estaban sus deseos en contraposicion con su si
tuacion actual. El Marqus se aprovech del momento: le
ofreci mil onzas de oro, y con su aceptacion me avis al
punto para qua le remitiese una parte de ellas la Vic
toria, y estuviesen prontas las demas en Caracas y la Guay
ra. En su consecuencia se di principio la capitulacion.
Esta se firm el 26 de julio, ratificndose por ambas par
tes. Por ella el resto de la provincia de Caracas, y las de
Cuman, y Barcelona, y la isla de la Margarita volvieron
al paternal Gobierno de S.M., despues de dos aos y
tres meses de desacuerdos y estravos.
Yo remit 25o onzas la Victoria, y se aprontaron las
75o restantes en Caracas y la Guayra; pero habiendo sido
preso Miranda en aquel puerto por el mismo Comandan
te que l habia nombrado, antes de recibirlas, mo tuvo
el Marqus que hacer el desembolso de las ltimas.
El Gobierno de Caracas apenas supo la insurreccion de
los esclavos, habia tomado la medida de enviar contener
los dos eclesisticos respetables por su caracter y cir
cunstancias. Habian partido y se ignoraban los resultados.
Era pues de suma importancia que las tropas espaolas
volasen la Capital, en circunstancias en que las de los
sediciosos, superiores en nmero, habian recibido la capi
tulacion con desprecio indignacion, manifestndose ya
en algunas divisiones seales de insurreccion. La severi
dad, la intriga, el dinero, todo se puso en movimiento
para disolverlas, as como otra division de 8oo hombres
acantonada en el Tuy, y mandada por Don Francisco Ca
(48)
rabao, que abiertamente la desconoci. Sin embargo, to
do se venci, y el General Monteverde entr en Caracas
el 3o de julio. Sucesivamente llegaron comisionados de
Cuman, Barcelona y Margarita, y qued todo concluido.
Fue entonces cuando entr en el ejercicio de la plaza
de Inspector General de los hospitales, y cuando d prin
cipio la redaccion gratuita de la gaceta de Caracas, pe
ridico que en los muchos aos que estuvo esclusivamen
te mi cargo sin el menor interes, no fue una compila
cion de noticias, sino un medio de presentar al mundo el
error y los principios de la rebelion de aquellos paises.
Restablecido el Gobierno y todos los ramos de la ad
ministracion al mismo ser y estado que tenian el 18 de
abril de 181o, tuvo por conveniente el general Montever.
de remitir Cdiz disposicion de la Regencia del reino
Miranda y ocho mas de los que principalmente habian
figurado en la revolucion, cuatro europeos, y cuatro ame
ricanos, y dar pasaporte para la isla de Curazao Don Si
mon de Bolivar, Don Jos Felix Ribas, y otros pocos.
Muchos de los principales sediciosos, despreciando el
convenio de San Mateo, se embarcaron en el momento del
cambio en la Guayra, y pasaron Curazao la plaza
de Cartagena. Entre estos estaban Don Vicente Tejera,
Don Juan Nepomuceno y Don Francisco Jos Ribas, Don
Antonio Nicolas Briceo, Don Francisco de Paula Navas,
Don Juan Silvestre Chaquea, y otros varios de esta clase.
En Cartagena, unidos algunos franceses ingleses, hom
bres perdidos y turbulentos, concibieron el proyecto de
invadir Venezuela.
Don Simon Bolivar y Don Jos Felix Ribas permane
cieron en Curazao hasta el mes de octubre, en que olvi
dando sus palabras, y violando sus juramentos, pasaron
Cartagena unirse con los demas.
Los medios de que los autores del proyecto podian
disponer para la invasion, eran absolutamente insignifi
cantes; y en su consecuencia Bolivar y Ribas pasaron la
(49)
capital de Santaf implorar socorros de aquel Gobierno,
mientras tanto quedaban en Cartagena los demas hacien
do todos los esfuerzos posibles para facilitar la empresa,
siendo uno de los medios que eligieron como el mas efi
caz, el de estender el terror por todos los pueblos que in
vadiesen.
En esta virtud Antonio Nicolas Briceo, Abogado del
Colegio de Caracas, Francisco de Paula Navas, Contador
del Real Consulado de la misma, Don Juan Silvestre Cha
quea, empleado de Real Hacienda, y otros estrangeros, ce
lebraron el 16 de enero de 1813 aquel nefando tratado,
de que no hay ejemplo en la historia del gnero humano,
inmensamente mas escandaloso que las proscripciones de
Sila, de Octavio, y de Antonio. Se declar al origen por
crimen de muerte: se sancion el esterminio de todos los
espaoles y canarios sin distincion de sexo, edad, condi
cion y circunstancias: se proscribi indistintamente una
parte de la especie humana; y se ofrecieron empleos mili
tares mas menos elevados, segun el nmero de cabezas
de los proscritos que se presentasen. Mas adelante se pu
blicar este convenio. -
Teniente. . . . . . . . . . . . . 44 id.
Alferez. . . . . . . . . . . . . . 3 o id.
(Asi est) Sargento mayor. . . . . . . . 18 6 reales.
Idem segundos. . . . . . . . . 15 id.
Cabos. . . . . . . . . . . . . . . 11 2 id.
Tambores. . . . . . . . . . . . 1 1 a id.
Soldados. . . . . . . . . . . . . 7 4 id.
(71)
Artillera.
Capitan. . . . . . . . . . . . . . 8o id.
Teniente. . . . . . . . . . . . . 5 o id.
Subteniente. . . . . . . . . . . 38 id.
(Asi est) Sargento mayor. . . . . . . . 22 id.
Idem segundos... . . . . . . 16 7 id.
Cabos. . . . . . . . . . . . . . . 13 1 id.
Tambores . . . . . - - - - - 13 2 id.
Soldados .. . . . . . . . . . . 9 3 id.
(1) Es bien notorio en esta isla que no habiendo sido bastante para
pagar la impresion de aquellos escritos la cantidad total de las sus
cripciones, ha sido necesario que yo la completase con ni dinero.
(I o9)
quila mansion en otro tiempo de pacficos labradores, han sido
empapados el 1 o de noviembre ltimo con la sangre de 7 oe de
muestros hermanos, conducidos alli para defender vuestros opre.
sores del justo castigo que tienen delante, y sacrificados en parte
por las armas y valor del Gobernador de Coro, y en parte por la
impotente rabia de su General, escitada con la vista de su total
ignominiosa derrota. No hay necesidad de que yo os lo recuerde.
Vosotros los habeis visto despavoridos correr el uno Valencia,
y vagar el otro con la noticia por Caracas tocando al arma: ame
mazando con la muerte todos: reunindolos por esta amenaza
en el cuartel de Capuchinos, y conducindolos la maanita si
guiente como una manada de corderos al sacrificio que se les
preparaba por las armas del Rey en las alturas de Vigirima. Alli
visteis una tropa peregrina compuesta de estudiantes, solda
dos, eclesisticos, nios, viejos y cuantos por el temor del
Tirano cometieron la imprudencia de acudir su llamada. Los
visteis despues ser batidos en los dias 23, 24 y 2 5 del pasa
do en las alturas referidas, dejando sobre la tierra mas de la
mitad de aquellos miserables. Visteis despues al Tirano cor
rer Caracas antes que llegase la noticia de su derrota, solo,
sin la guardia que habia llamado de honor, publicando victo
rias, y mandando solemnizarlas con iluminaciones, salvas, re
piques, y cuanto crey capaz de alucinaros: mientras tanto que
las tropas del Rey, habiendo abandonado aquellas fuertes posi
ciones, habian vuelto Puerto-Cabello y dirigidose otros pun
tos para batirlos de nuevo, sin mas prdida que la de 8 muer
tos y 37 heridos.
Esta es, pues, la suprema felicidad que os han traido esos hom
bres ambiciosos, jugando con vosotros, con vuestras propieda
des, con vuestra tranquilidad y vuestras vidas. De nada les impor
ta vuestra ruina. El llanto de la viuda: las imprecaciones del padre:
los suspiros del amigo que ven sacrificados al esposo, al hijo y al
amigo, son para ellos los dulcsimos acentos de su msica pecu
liar. Quin os habia de decir que llegaria un dia de tanta hu
millacion para vosotros, que habiais de ser testigos de tan degra
dantes y dolorosas escenas, y hablais de permanecer en el silen
cio ? Que habiais de ver la ruina y esterminio de vuestras fami
lias, y de todo cuanto os ha sido mas amado, y habian de que
dar inmviles esos brazos que la razon y la justicia debian armar
para castigar tales crmenes. Vergonzosa humillacion, y la mas
digna de atraer sobre vosotros el desprecio de todos los que os
contemplan l *
( 1 1 o)
Compatriotas: he cumplido con los deberes que este carcter
me impone, presentndoos vuestros opresores como son y lo
han sido desde antes del 19 de abril de 181 o. Os hablo por la
ultima vez lleno de sentimiento por los males que os causa su
detestable conducta; pero al terminar mis esfuerzos quiero aun
haceros tan clara como la luz del dia la conducta de aquellos de
quienes sois un miserable juguete: la mala fe, la impostura y los
demas vicios que la componen: quiero que vosotros que habeis
sido testigos de la verdad, os avergonceis de veros mandados por
hombres que tan andazmente se dirigen los gobiernos con las
mas atroces y pblicas falsedades. Oid, pues, atentamente mi pos
trera demostracion.
Se hizo pblica en esta ciudad fines del ltimo agosto la bru
tal persecucion que en 18 del mismo habia dado principio en la
capital de Venezuela contra todo enropeo, canario y americano
que siguiese la causa de su nacion. Supe yo los escandalosos y
brbaros asesinatos, las horribles prisiones, y todos los males en
que se hallaban sumergidos; y ansioso de suavizar la dureza de
su suerte, eleg el medio que me pareci mas oportuno, eficaz y
terminante. Yo hice al momento, yo mismo, una representacion
que firmamos varios, y que puse en manos del Escmo. Sr. Go
bernador de esta isla. Decia asi.
Escmo. Seor: Al saber los infrascritos espaoles por el
ltimo buque venido de la Guayra, que nuestros compatriotas de
Europa Islas Canarias, que quedaron en la provincia de Caracas,
se hallaban encadenados y sepultados en las bvedas de la Guay
ra; y al saber al mismo tiempo por un documento autntico, que
D. Jos Felix Ribas, uno de los gefes de las tropas invasoras,
estaba en la constante deliberacion de luacerles sufrir el ltimo su
plicio, no hemos podido sino entregarnos al dolor que inspira
senmejante acontecimiento, y buscar en medio de nuestra amar
gura un medio capaz de evitarlo, y de proporcionar nuestros
hermanos los alivios que esten nuestro alcance.
Hemos corrido nuestra memoria por todos, y ella se ha
presentado como el mas vigoroso, el mas capaz de calmar la e
fervescencia de las pasiones, la notoria justificacion, y la autori
dad respetable de V. E.: autoridad que interpnesta para con los
gefes actuales de Caracas, nos parece verla ya cubrir la vida de
los desgraciados que estan destinados tan doloroso sacrificio.
Los infrascritos espaoles de ambos hemisferios se presentan
V. E.: se lo ruegan con toda la espresion que les dicta el carc
ter fraternal; y esperan conseguirlo en Curazao 25 de agosto
(1 1)
de 1813. = Escmo. Sr.= Jos Domingo Diaz.= Jos Manuel de
Lizarraga. = Pedro de la Mata. = Jos Vicente Landa. = Fran
cisco de Azpurua. = Pedro Aguereverre. = Lucas Ladera. =
Gregorio Cabrera. = Juan Estban Echezura. = Francisco de
Aramburu. = Francisco de Iturve. = Juan Antonio de Zubie
ta. = Jos Mara Monserrate. = Manuel de Echezura y Eche
verra. = Juan Bernardo Larrain. = Miguel Ignacio de Aguir
re.= Jos Pacanins y Nicolau. = Francisco Echarte. = Dr. Jos
Manuel Oropeza.= Manuel Franco, = Pedro Gamboa. = Jos
Mara Camacho. = Juan Nepomuceno Cabrera. = Francisco Es
par. = Cristobal de la Cruz. = Antonio Timudo. = Domingo
Martinez. = Ramon de Goia. = Jos Martinez. = Agustin Me
sa. = Jos Melo Navarrete. = Jos Cruz de Ugarte. = Juan Jos
Lander. = Francisco Chinchurreta... = Fernando del Castillo.=
Simon de Ugarte. = Domingo de Armendi. = Juan Martin de
Aguirre. = Vicente Ayesta. = Francisco de Lavaca. = Jos Be
nito de Austria. = Domingo de Olavarra. = Pedro Antonio de
Lavaca. = Bernardo de Galarraga. = Gernimo Sant. =Miguel
Esteba.= Jos Bazora. = Benito Vidal y Ponz = Jos Tejido. =
Jaime Buhadas. = Francisco de la Hoz. = Lic. Jos Mara Gra
xirena. = Juan Miguel de Amiana. = Juan Francisco Altuna.
Conociamos muy bien el ilustre y generoso corazon de este
Seor para no prometernos todo el xito que deseabamos. S. E.
se penetr de la justicia de nuestra sencilla esposicion, y no du
d un moniento aadir otra las muchas pruebas dadas hasta
entonces de su amor al orden, y de su aborrecimiento los que
son capaces de turbarlo. Tuvo S. E. la bondad de dirigir vues
tro principal Tirano la carta siguiente, segun en la Gaceta de esa
capital se ha publicado. -
(1) No seria por espaoles, pues que ansiaban por su mas Pront
despacho.
5
(1 14)
subterrneos, imputndoseles para colmo de su desgracia la nota
tan falsa como atroz de haber envuelto el ao pasado en ruinas
Venezuela. Quiz entender el mas estupido dspota por cr
men el ansia con que solicitaron la libertad de sus verdugos.
Pero dejemos un lado esta impudente y maligna imputacion
hecha la faz de unos pueblos que han sido testigos de los su
cesos, y consideremos solamente que la verdad tiene caracteres
- firmes tan peculiares ella, que nunca pueden ocultarse aun ba
jo la mscara seductora del lenguage. Ved al mismo que acaba
de manifestar que su conducta cruel solo se dirige contra los es
paoles que en el ao pasado envolvieron en ruinas d Venezuela,
hacer esfuerzos para justificar en el todo de su carta su escan
dalosa declaratoria de la guerra muerte, con los escesos que
supone cometidos desde el descubrimiento de nuestra patria por
el espacio de tres siglos. Qu contradiccion tan vergonzosa y
grosera Su conducta atroz se dirige cierta clase de espaoles,
y declara guerra di muerte: y concluye su esposicion con pro
testar que es incompatible en nuestro suelo la existencia simul
tnea de europeos y americanos.
Un continente separado de la Espaa por inmensos ma.
res, mas poblado y mas rico que ella, al saber el ao de 181 o
la disolucion de los gobiernos de Espaa por la ocupacion
de los ejrcitos franceses, se pone en movimiento para pre
caverse de igual suerte, y escaparse de la anarqua y confu
sion que la amenazaba. Venezuela la primera constituye una
Junta conservadora de los derechos de Fernando VII, hasta
ver el resultado decisivo de la guerra: ofrece los espao
les que quisiesen emigrar un asilo fraternal: inviste de la
Magistratura sn prema muchos de ellos; y conserva en sus
empleos cuantos estaban colocados en los de mas influjo
importancia. Pruebas evidentes de las miras de union que
animaban los venezolanos: miras dolosamente correspon
didas por los espaoles, que todos por lo general abusaron
de la confianza y generosidad de los pueblos.
Seguidme con atencion. Un continente separado de la Espa
a por inmensos mares, mas rico y mas poblado que ella.... Si
el Tirano no hablara un Gefe britnico, no pondria este pen
samiento como accesorio otro objeto principal: l diria lo que
en julio de 1 8 1 dijeron al mundo entero aquellos que publi
caron solemnemente vuest a funesta independencia. Un continen
te separado por inmensos mares de la Espaa debe ser indepen
diente. As lo espresaria si no viese que con tan subversiva pro
(115)
posicion podia irritar el nimo de un Ingls, tan generoso como
celoso de la prosperidad de su patria. S, no me engao: vi que
atacaba aquel Gobierno que desde una isla preside y dirige los
destinos de un inmenso continente, separado de ella por mares
tambien inmensos, sin que hasta ahora nadie se haya atrevido
presentarle una opinion tan peligrosa. No es la proximidad ma
terial lo que forma las naciones: las leyes las circunscriben; y
ved por estos principios esa monarqua que goza del imperio ab
soluto de los mares componerse de inmensos territorios al Norte
de Europa y Amrica, y en las distantes regiones del Asia.
Al saber el ao de 181 o la disolucion de los Gobiernos de
Espaa por la ocupacion de los ejrcitos franceses, se pone en
movimiento para precaverse de igual suerte. Qu dirn, qu
pensarn las naciones donde vuestra desgracia lleve este es
crito ? Con qu epitetos os distinguirn vindoos subyugados
por un hombre que tan audazmente abusa de vuestra paciencia,
y se arroja tan patentes falsedades? El continente de Am
rica no se puso en movimiento al saber en 181 o los aconteci
mientos de Espaa: es una impostura descarada en todos sus
sentidos.
Primero. Las provincias de Maracaibo, Coro, Santa Mar
ta, Portobelo, Costarica, Pastos, Montevideo y todo el Virei
nato de Lima en la Amrica del Sur; y la provincia de Yucatan, .
el Reino de Guatemala, las posesiones internas, y casi todo el
Vireinato de Nueva-Espaa en la del Norte, han permanecido
hasta el dia contentas con los gobiernos que se han sucedido en
Espaa: obedeciendo sus supremas disposiciones: formando una
misma familia con aquellos hermanos nuestros, y sin sufrir al
teraciones interiores, escepcion de las que en el ltimo han cau
sado las hordas de sediciosos que fugazmente le han invadido.
Esta es una verdad que la saben todos, y que el Tirano, si no
es absolutamente estlido, debe saberla. Cmo pues se arroja
afirmar que el continente de Amrica se puso en movimiento
en 181 o ?
Segundo. La provincia de Quito di el grito funesto de la
rebelion en agosto de 18o9 bajo el propio pretesto pueril de
conservar los derechos del scor Don Fernando VII: los proyec
tos de los facciosos en Nueva-Espaa fueron denunciados al Go
bierno en el mismo ao: el Vireinato de Santaf reconoci so-.
lemnemente la Regencia del Reino instalada el 29 de enero de
181 o, y no se rebel hasta julio de aquel ao, cuando los fac
ciosos de Caracas lo minaron con su seduccion. Cmo pues
( 16)
el continente de Amrica se puso en movimiento en 181 o, por
que supo la disolucion de los Gobiernos de Espaa ?
Penezuela.... ofrece los espaoles que pretendiesen emigrar
un asilo fraternal. Vean aqu todos que confiesa el Tirano, sin
querer, las verdaderas ideas que dirigieron el 19 de abril. Si Ca
racas no pens en hacerse independiente: si habia deliberado de
buena fe conservar los derechos de su Rey, y por consecuencia ser
parte de la Monarqua Espaola, cmo ofrecia un asilo los
individuos de la misma monarqua? Qu necesidad legal de su
ofrecimiento tenian para residir en clla cuantos espaoles de todas
las provincias del Reino quisiesen emigrar all? Con que Caracas
por el 19 de abril se consideraba ya con legitima autoridad para
admitir no admitir en su suelo los espaoles de Europa?
En el 4. prrafo, despues de afirmar puerilmente que aque
lla medida fu tomada por la irresistible necesidad de evitar la
anarqua y no verse encorvada bajo el yugo del Emperador de
los franceses, pregunta as:
d Hubiera esperado nadie que un bloqueo riguroso y hostili
dades crueles debian ser la correspondencia d tanta generosidad?
A vosotros, nosotros, y todo el mundo que ya conoce
los fines de la faccion del 19 de abril, debe ser muy fastidioso
y ridculo el colocar todavia entre sus causas el deseo de librar
se del despotismo frances. En 15 de octubre ultimo corr el velo
de sus misterios con este respecto, y no creo necesario repetir
lo. Pero me escandalizo extremamente cuando veo que se ha
escrito en vuestra presencia y sin temer los efectos de vuestra
venganza : hubiera esperado nadie que un bloqueo riguroso....
Dnde estuvo ese bloqueo riguroso? Qu buques en esos dos
aos de vergenza visteis jamas delante de la Guayra y Puerto
Cabello? Decidme, cules fueron? En donde estuvieron? Cuan
do las armas espaolas habian penetrado ya en lo interior de la
provincia, entonces algunos pequeos buques anduvieron al corso
sobre Puerto-Cabello. Pero en bloqueo, en todo el resto de aque
lla poca, cul fu el que estuvo siquiera un dia con semejante
destino ? Indicadme uno, solamente uno.
Y hostilidades crueles, aade, debian ser la corresponden
cia a tanta generosidad Dos aos y tres meses existi vues
tra estravagante repblica, y dos aos enteros existi sin que
nadie la turbase. Las armas espaolas, cuando todos los medios
de reconciliacion fueron ineficaces, la invadieron y derribaron
por los comunes de la guerra. En aquellos dos aos no hicieron
vuestros mandatarios sino dilapidar el dinero del Estado, in
(1 17)
sultar groseramente la Nacion Espaola; y cuando todos, y
vosotros mismos esperabais con razon los estragos de una just
sima venganza, visteis levantar las banderas espaolas en la ca-,
pital, sin haber sufrido las desgracias que esperabais. Y ahora,
como si la rebelion de Caracas hubiese sido una friolera, una
pequeez, una cosa insignificante, mas bien un hecho digno de
grandes recompensas, te atreves hacer una pregunta tan insul
tante! Y ante quin? Ante un Gobernador ingls, que conocien
do bien la gravedad de aquel crmen, habria castigado con toda
la severidad de las leyes los que le cometieron, y no hubiera
dejado medios ni deseos para una mas criminal y funesta reaccion.
En el 5.prrafo dice una verdad, cuando afirma que al dar
se el grito de la rebelion, Venezuela estaba persuadida de que
la Espaa estaba enteramente subyugada. No era preciso que
l lo dijese: yo y vosotros lo sabiamos, y el mundo todo se ha
llaba igualmente cierto de que si los facciosos de aquel dia no
hubiesen creido la entera subyugacion de Espaa, habran ocul
tado en lo ntimo de sus corazones sus detestables proyectos: el
temor habria helado sus labios parricidas, y el grito espantoso
de la rebelion no hubiera ofendido los oidos de nuestros hon
rados compatriotas. Sin embargo despues de esta verdad que l
dijo para otros fines, oid como prosigue.
Result luego la Regencia que tumultuariamente se
estableci en Cdiz, uinico punto donde no penetraron las
guilas francesas, y desde all fulmin sus decretos des
tructores contra unos pueblos libres, que sin obligacion
habian mantenido relaciones integridad nacional con un
pueblo de que naturalmente era independiente.
H aqu otra idea, otro pensamiento que no ha desen
vuelto como debia, y queria, por ser un ingls quien contes
taba. De un golpe y con sinceridad ha debido repetir lo que
sus colegas dijeron en sus actas y manifiestos de independencia.
Estuvo en libertad Venezuela para seguir el gobierno que gusta
se, cuando se disolvieron sus juramentos por la instalacion de
una Regencia hecha tumultuariamente, ilegtima en su origen
y en su modo. Dilo de una vez: no temas: descubre con clari
dad en esta parte todo el fondo tortuoso de tu corazon un gefe
de una nacion que no dnd reconocer esa Regencia que llamas
tumultuaria y designas ilegtima, en el mismo momento en que
se instal. S: la reconoci la Gran Bretaa en el propio a 9 de
enero de 181 o, y la reconocieron los Reinos de Portugal y de
Sicilia, las Regencias y Gobiernos de Berberia, y sucesivamente
(1 18)
el Iteino de Suecia y el Imperio de las Rusias. Con ella han
tratado y tratan, y con ella se han aliado. La reconocieron y
obedecieron todas las provincias de la Monarqua Espaola en
Europa, sus posesiones de Africa y Asia, la Amrica Septentrio
nal, y en la Meridional solo Venezuela al saber su instalacion,
se crey con autoridad para declararla tumultuaria ilegtima:
para romper sus vnculos mas sagrados: para olvidar sus debe
res, y para erigirse en soberania particular. No se creyeron en
tonces esos ambiciosos en la inviolable obligacion de seguir la
voz universal de la nacion de que era Venezuela una pequesi
ma parte, y contradijeron su conducta invadiendo fines de 1 8 1 o
la provincia de Coro por creerla en la de seguir la voz de Ve
nezuela de que se consideraba tambien como una parte pequea:
atacando la cindad de Valencia en julio de 18 1, porque re
solvi separarse de tan vergonzosos delirios; y decretando en la
poca actnal la ridcula aniquilacion de la primera por perma
necer constante en sus principios.
Pero avergonzaos, porque debeis, al concluir aquella clusu
la. La Regencia que.... desde all fulmin sus decretos destructo
res contra unos pueblos libres, que sin obligacion habian man
tenido, etc.... Qu entender este furioso por obligaciones so
ciales? Cules sern las que se han conservado porque Vene
zuela ha querido? Sern las que por 28o aos cumplieron nues
tros mayores con la mas religiosa escrupulosidad: las que suce
sivamente se ratificaron por una larga serie no interrumpida de
los mas solemnes juramentos: las que nosotros mismos hemos
visto con respeto, mientras el fuego de la rebelion no inflam
los espritus de muchos de vosotros ?
Y cules son tambien los decretos fulminados desde C
diz contra Venezuela ? Todos los que pudo dictar el amor y la
generosidad paternal. Enviar en vez de un ejrcito al seor
Don Ignacio Antonio Cortavarria para que pusiese en prctica
cuantos medios de dulzura fuesen capaces de volver en su acuer
do los que estaban ilusos: dirigir Don Feliciano Montene
gro con cartas conducentes al mismo fin: decretar las Cortes ge
nerales y estraordinarias del Reino el indulto de 1 5 de octubre;
y nicamente la Regencia un bloqueo, cuya ejecucion fue dete
mida por el propio Seor Cortavarria. Aun el mismo Gabinete de
----9 G
SEGUNDA.
P. D.
Srvase V. entregar la adjunta su ttulo.
Mi contestacion decia asi:
23
(178)
Vela de Coro 4 de agosto de 1814.
1. " Seor Don Jos Toms Boves.
Mi mas apreciable amigo y seor: Permtame V. an
te todo que le suplique tenga la bondad de que interrum
pa por algun tiempo sus gravsimas ocupaciones con la lec
tura de una larga carta; pues que me considero con de
recho para esperarlo de quien tantos y tan ilustres servi
cios ha hecho la nacion espaola: en tantas ocasiones ha
espuesto su vida por conservarnos la nuestra, y tantos mal
vados ha hecho desaparecer de mi patria, para perpetuar
nos en nuestras propiedades. Yo recib las dos de V. de 4
y 7 del prximo pasado escritas en Valencia, cabalmente
dos horas antes de dar la vela el 26 del mes ltimo. La
dimos el 18, y despues de un dia de la mas agitada
navegacion arribamos al puerto, yndonos pique por la
mucha agua que no achicaban las dos bombas, y que lle
gaba 1 o pies.
Gran nmero de estopas saltadas era la causa de este
accidente. El buque fue recorrido: volvimos partir, co
mo he dicho, el 26 por la tarde, y despues de 9 dias de
dar vueltas, sin poder vencer las corrientes, hemos arri
bado ayer este puerto, llenos de cansancio y penalidades.
Este ha sido uno de los motivos que he tenido para
no poner en prctica la comision que V. se sirvi con
ferirme en la suya del 7, relativa recoger entre los es
paoles residentes en Curazao el nmero posible de fre
zadas y otras ropas, de que habia falta en su victorioso
ejrcito. El segundo es mas importante y digno de la no
ticia de V. Mucha parte de ellos se habia ya trasladado
Puerto-Cabello y la Guayra. Mucha parte era de la cla
se de aquellos que en este ao desgraciado han dado
conocer que las grandes riquezas que salvaron consigo,
son su primero y quiz esclusivo objeto: que no hay para
ellos los debidos estmulos, y quienes no importa mu
cho el bien comun, como no est ligado con el suyo
particular. - -
(179)
Oh amigo y Seor mio! Cuntas dolorosas pruebas
nos ha dado esta clase de personas en este tiempo! Cun
tas escandalosas negaciones las solicitudes mas urgentes
y justas, como la que yo mismo les he hecho de algunas s
banas para el hospital de Coro! Cunto egosmo y cun
criminal. Cuando algun dia tenga yo el gusto de hablar
V., entontes ver V. la lista de estos hombres singulares, la
historia de esa parte de su vida, y el destino en que de
beria colocarles la justicia de nuestra causa.
Mucho digo V. en esto, apreciable amigo mio, y
mucho mas oir V. en la glosa que le har en la prime
ra ocasion. Reservo para entonces la narracion de unos su
cesos que sern menos desagradables por la distancia de
tiempo en que pasaron.
En la del 4 tuvo V. la bondad de hacer una sucinta
relacion de las decisivas victorias con que estermin el
ejrcito de la rebelion desde la del 14 de junio hasta el
dia de la fecha. Me es inesplicable el placer que su lectu
ra me escit. Tantos trabajos sufridos en la mas desastro
sa, emigracion, terminados de un golpe; y mis prediccio
nes tantas veces hechas mis compatriotas, y cumplidas
tan categricamente por los esfuerzos de V., eran causas
demasiado poderosas para que mis esperanzas no se exal
tasen, y mi amor propio no se elevase al mas alto punto.
V. indignamente insultado en casi todas las miserables
gacetas de aquellos malvados, principalmente en la del
31 de marzo, y yo del mismo modo tratado con calum
nias indecentes, injurias groseras, invenciones ridculas
en las del 22 y 25 de noviembre, 13 y 17 de enero, 16
y 2o de mayo y 9 de junio, quedamos completamente
vengados con aquellas victorias que restituyeron al Rey
el territorio usurpado. Dios se cans de sufrir los insul
tos que nos hacian: los castig por medio de V. de un
modo seguro y enrgico, y su justicia se estendi hasta
poner en las manos del Gobierno espaol de Venezuela
al sacrlego insolente redactor de aquella gaceta Don
(18o)
Vicente Salias, mi condiscpulo, prfugo en el bergantin
correo de Gibraltar, partido de la Guayra el 8 del ltimo
mes, apresado por el corsario espaol el valiente Boves,
armado por Don Simon de Iturralde, uno de los apasio
nados de V., y conducido este puerto. Si la justicia es
tan recta como debe ser, su vida terminar poco tiempo
despues de su gaceta.
Estoy deseoso de pasar Caracas, y aun esta peque
a detencion me parece eterna. Acompaado de una fa
milia que se compone de una esposa y de tres hijos, de
los cuales el mayor tiene dos aos, y el menor un mes de
edad, tengo tantos estorbos que vencer en este viage, que
el superarlos le dilata. Estoy cansado de sufrir; no basta
ya la mas estoica filosofa; he sufrido mucho, muchsimo.
Tiemblo sin embargo de llegar ella. Mi imaginacion
me la representa destruida, por mejor decir con todo
el aspecto que es inseparable de la residencia de aquellos
malvados. Tiemblo igualmente de pensar en los hospita
les. Sin una sbana, sin una camisa, sin cosa alguna de
las indispensables estas casas de beneficencia, no sern
ellos ya los que yo dej el 3 de agosto del ao prximo
pasado. Como Inspector de ellos tenia la noble vanidad
de que fuesen como debian serlo: curados los enfermos:
asistidos puntualmente: eumplidas las obligaciones de ca
da uno, y esterminado el escandaloso robo que se nota
ba sin remediarse desde tiempo inmemorial. Nada de es
to habr, y mi trabajo comenzar de nuevo.
Mas no crea V. que esto solo me ocupar. La natura
leza presenta los hombres varios objetos que les sirven
de diversion, segun sus diferentes organizaciones. La ca
za forma las delicias del uno, mientras que el otro que
la aborrece, solo encuentra su recreo en el teatro. Aquel
se fastidia del teatro, y lo busca en la maquinaria, y yo
que no fu insensible estos objetos en una edad mas
afortunada, solo encuentro ya placer en los amigos, en
los libros y en el tintero.
(181 )
Bien conocian esta verdad mis paisanos cuando han
procurado imponerme silencio fuerza de sus insultos. Sin
embargo he tenido el indecible placer de que en Puerto
Rico, Mjico, la Habana, Santa Marta, Maraeaybo, to
das las Antillas menores, Guayama, Caracas, Cuman, Bar
celona y otros puntos los hayan conocido como son en s,
aunque he tenido que usar de muchas invenciones para
introducir en las ltimas mis cartas de 3o de setiembre,
15 y 3o de octubre, 24 de diciembre, 29 de enero y 5
de abril: cartas que forman la historia sucinta de los per
versos y de sus principales misterios.
Debo concluir mis esfuerzos presentando ahora todo
el mundo la historia militar de Venezuela, en la que ca
da uno ocupe el lugar que su valor, talento y fortuna le
hayan destinado. No quiero hablar sino la verdad; la ver
dad como es en s, desnuda de parcialidades lisonjas.
Asi que: como no me he encontrado en el centro ni
la vista de los sucesos, me es indispensable acudir las
personas mas fidedignas que los han presenciado.
Bajo este supuesto, y con respecto las operaciones
del ejrcito victorioso del mando de V., es necesario abso
lutamente que hurte V. algunos ratos sus ocupaciones y
descanso para hacer que se me remita una copia de los
diarios (si entre la confusion de crear ejrcito, discipli
narle, proveerle, marchar y batallar ha podido V, llevarlo),
la relacion circunstanciada de cada accion, con espresion
del nmero de las tropas, el lugar, el da y su detall.
No me diga V. que le exijo cosas insignificantes su
prfluas. No, apreciable amigo mio: yo sera un injusto
si despues de haber presentado al munde las maldades de
muchos de mis compatriotas, no presentase igualmente
los hechos ilustres de los que los esterminaron, y me res
tituyeron la paz, la tranquilidad y la patria.
Basta de carta. A Dios, estimado amigo mio. No se ol
vide V. de mandar su mas apasionado
Jos Domingo Diaz.
(182)
Entregada la plaza de Valencia, el Comandante Boves
march Caracas con algunas tropas, y di orden al Ge
neral Morales, para que con el grueso del ejrcito se diri
giese Barcelona y Cuman hcia donde huian las reli
quias de los sediciosos.
Despues de una navegacion llena de penalidades lle
gu Caracas el 19 de setiembre. No era el mismo pue
blo que yo habia dejado un ao antes. Sobre aquellos
montones de escombros que habia formado el terremoto,
solo reinaba la desolacion. Un ao de los furores del Br
baro habia completado la destruccion. No se veian sino
ruinas nuevas en medio de antiguas ruinas.
En el mismo dia de mi llegada me encargu otra
vez gratuitamente de la redaccion de la gaceta, y se me
entregaron los numerosos archivos y secretaras que los
sediciosos no pudieron llevarse en su fuga: archivos que
contenian los mas preciosos documentos y los mas impor
tantes SeCretOS.
25
(194)
En enero de 1815 el genio del mal iba sepultar
Venezuela en la mayor de sus calamidades. Una mano
perversa (quiz movida por los mismos sediciosos) habia
tramado en el ejrcito la mas feroz conspiracion en favor
de las castas, cuyas ramificaciones se estendian por to
das las provincias. La fortuna la descubri por la deser
cion de algunos centenares de soldados armados, que mar
chaban todos los pueblos para ejecutar el asesinato uni
versal de los blancos. La actividad del General Morales en
obrar contra los sediciosos, y en comunicar los avisos
todas partes, cort de raiz un mal tan peligroso. La ma
yor parte de los perversos fue debidamente castigada, y
con su ejemplo afianzada slidamente la subordinacion.
Ya no quedaban de todo el continente de Venezuela
en poder de los sediciosos sino los pueblos de Soro, Ira
pa, y Giria, situados en el estremo oriental de la costa
de Cuman. All estaban reunidos todos los restos que ha
bian podido escapar de todas partes: eran ya pocos.
El 26 y 28 de febrero el General Morales atac el
pueblo de Irapa, y le tom con 3oo prisioneros, 4oo fu
siles, cuatro caones y las municiones correspondientes. El
mismo dia 28 tom igualmente al de Soro, y en l un
caon y cien fusiles.
Pocos dias despues se concluy la pacificacion de todas
las provincias con la toma del pueblo fortificado de Gi
ria en que perecieron 3oo soldados y 4o Oficiales ene
migos, y se tomaron 5oo fusiles, 6o quintales de plvora
y todos los tiles que existian. Asi pues, por un conjun
to estraordinario de circunstancias la rebelion de Vene
zuela contra sus legtimos Soberanos los Reyes catlicos
de Espaa, espir en el mismo sitio en que 315 aos y
cinco meses antes fij el inmortal Colon el estandarte de
Castilla: en la primera tierra que pis de la Costa firme.
El General Morales desde entonces no pens sino en
prepararse para invadir la isla de la Margarita, ltimo
asilo de la sedicion. All se hallaban el asesino Arismen
(195)
di, y un gran nmero de los principales sediciosos que
pertenecian la profesion de las armas; pero que eran
y habian sido mas perjudiciales por su influencia y por
sus luces.
A mediados de marzo se terminaron felizmente en vir
tud de una rden del Gobierno supremo, las dudas y di
ferencias que existian entre el General Morales y el Capi
tan General de la provincia Don Juan Manuel Cagigal.
Esta noticia corri por todas partes y penetr hasta las
galeras (1) de Chaguarmas, en donde estaban el llama
do General Zarasa y 2oo hombres que mandaba. Estos
eran los nicos sediciosos que existian en el continente de
Venezuela.
A fines de marzo recib una carta del referido Zarasa
para el Capitan General, en que le pedia un indulto pa
ra s y su partida, en la inteligencia de que la vista de
su firma seria bastante para ponerse en marcha ir en
tregarle sus armas y personas. Esta carta me fue remitida
por el Administrador de Real Hacienda de la villa de Cu
ra, Don Manuel Cerero, con las mayores instancias para
la consecucion de aquel indulto.
A principios de abril ya el General Morales tenia lis
tos en los puertos de Cuman treinta y dos buques ar
mados de transporte, 5.ooo hombres escogidos de aque
llos mismos que en Santa Catalina, en San Marcos, en
la Puerta, en la Cabrera, en Valencia, en Aragua, en
Cuman, en los Magueyes, en Urica, en Maturin, en
Irapa y en Giria, habian heeho desaparecer Simon
Bolivar, todas sus fuerzas, sus mas queridos compa
eros, y aquel gobierno de fieras que habia existido diez
y siete meses para oprobio del gnero humano.
En estas circunstancias el 5 de abril se apareci sobre
aquellas costas el ejrcito espedicionario. Inmediatamente
(1) Camas de lienzo que se cuelgan al aire, y que son muy usa
das en los climas mas clidos de aquellos paises.
(2.oo)
insignificante fuerza, y el Capitan General de Caracas
un centenar de mulatos milicianos. Se olvidaron de que la
rebelion es un fuego de tal naturaleza que por pequea que
parezca la chispa, es necesario para apagarla sepultarla
bajo del peso de la mayor masa posible.
Aquellos auxilios fueron destrozados, y la rebelion ocu
paba ya los nimos de casi todos los habitantes de la isla.
En esta situacion el Capitan General de Caracas envi dos
compaas de Valencey, y el Gobernador de Cuman otro
destacamento de Barbastro: auxilios insignificantes en aque
llas circunstancias. Estas tropas batallaron con un valor
herico, y el Gobernador de la isla despleg toda la ener
ga que era indispensable; pero despues de combates con
tnuos y de sufrimientos inesplicables, hubo que abando
narla con la mitad de la fuerza que tenia: la demas ha
bia perecido. Esta isla miserable y cubierta de arenales y
de espinos, fue desde entonces el apoyo de los sediciosos,
y en donde se nutri la prdida ulterior de aquellas pro
VIIIClaS.
(1) Es un isleo de las Canarias que jamas se separa del lado de Cis
neros: le guarda aun cuando duerme.
(3o2)
Octavio, y Washington. Asilo public por la imprenta,
El desprecio lleg tal estremo, que ya crey no ha
llarse seguro en medio de mis compatriotas. Se hizo ro
dear de una guardia escogida que llevaba y le seguia has
ta dentro de su misma casa; y no pudiendo vivir mas tiem
po en tal situacion, se embarc los cinco meses y medio
por la Guayra para la plaza de Cartagena, habiendo pasa
do su insolente orgullo por la dolorosa prueba de ver que
escepcion de un pariente suyo, nadie le acompa des
de la ciudad al puerto.
Sin embargo, en enero tenia muy presente su querida
invasion de Puerto-Rico, acalorada en su imaginacion
con los planes que para el efecto le habia presentado el
Coronel Escut, natural de aquella isla. Reuni al efecto
tres batallones en Puerto-Cabello, di rdenes para otros,
y nombr para su mando al mismo Paez.
Pero todo qued sin efecto: este estaba cierto de la
situacion militar y poltica de Puerto-Rico, y se neg
una invasion desatinada y perdida. Uno de los batallones
se desert y sublev, y los proyectos desaparecieron, que
dando solo su autor la amarga conviccion de su des
crdito.
A 55 leguas al Sudeste de la ciudad de Caracas exis
ten las montaas de los Gires de muchas leguas de es
tension. Jamas el hombre habia penetrado en sus espanto
sas escabrosidades, y se hallaban como en el momento
de la creacion. Estas altas montaas tienen ngulos salien
tes del uno y otro lado. Por el Norte entre los valles que
ellos forman, estan situados los pueblos de Caucagua,
Aragita, Tapipa, Marasma, Tacarigua, Curiepe, Mampo
ral, Guapo, Biochico y Cpira: estos valles se terminan
en el mar. Por el Sur estan situados los de Taguay, San
Rafael y Altagracia, de Orituco, Camatagua y otros mas:
estos se terminan en las estensas llanuras que se llaman
Llano alto.
Muchos oficiales, soldados y personas decididas por el
(3o3)
Gobierno espaol, buscaron un abrigo en el centro de es.
tas montaas, despues de la desgraciada batalla de Cara
bobo el 24 de junio de 1821. All fueron conservar su
lealtad Centeno y Doroteo, Comandantes de escuadron
del victorioso ejrcito de Boves en las campaas de 1813
y 14, igualmente en el espedicionario, Ramirez, Coman
dante del partido de Orituco y otros muchos conocidos
por su valor y fidelidad. Enmedio de lagunas y de precipi
cios edificaron una poblacion semejante las de la infan
cia del gnero humano, y se mantenian con los productos
de una tosca agricultura, y con el ganado que cogian de
tiempo en tiempo en las llanuras que descendian. Jamas
fueron atacados, porque ellos solos y algunos buenos ame
ricanos de Caracas y Puerto Cabello eran dueos del secreto
de su posicion; pero siempre fueron despreciados los fre
cuentes indultos y ofrecimientos del Gobierno de la rebelion.
Mis cartas penetraron por enero en estas montaas,
y entonces supieron que existia S. M, en la plenitud de
su poder, y que aquellas provincias no estaban olvidadas
de los hombres de bien, dispuestos auxiliarlas en sus
esfuerzos. La esperanza y el vigor obraron simultneamen
te, y al siguiente dia Centeno la cabeza de 2oo hom
bres sorprendi San Rafael, degoll su guarnicion, y
regres con los despojos de su victoria,
Su lectura produjo el mismo efecto en aquel Cisneros
que mandaba una partida en las inmediaciones de la ca
pital. Este era un vecino natural del pueblo de Baruta,
distante tres leguas de ella, arriero de profesion, de una
conducta irreprensible, de una claridad de entendimiento
poco comun, de un valor sin trmino, y de una fidelidad
herica. Entr en 182o servir voluntariamente de solda
do de caballera en la columna que fue deshecha por
Bermudez en el pueblo de Santa Luca, agregndose des
pues de aquella derrota la division del Brigadier Perei
ra. No quiso seguirle, y desde entonces no ha cesado de
batallar con los sediciosos, sin que estos hayan podido ja
(3o4)
mas batirle, ni aun averiguar la calidad y nmero de sus
fuerzas. Les ha causado males enormes (1).
Cisneros en consecuencia de mis cartas se puso en un
movimiento mas activo, y se present con mas fuerzas.
Entonces era oportuno y de mi deber animarlos; hacer
les conocer las aspiraciones del Sedicioso, y presentarles
SS. MM. como son en s. En su consecuencia escrib las
siguientes cartas con el asentimiento del Gobernador y
Capitan General de Puerto-Rico. Se imprimieron y se in
trodujeron. Decian asi:
(1) Para pagarse sus sueldos devengados en los aos corridos des
(353)
de que es incapaz: por seguir en ese lujo fastuoso que le
hace ridculo aun sus mismos compaeros : por gozar de
ESPAA.
Cadiz 13 de Enero de 1328.
Acaba de fondear en nuestro puerto la goleta espaola el Correo
Jfartimo nm. 2. procedente de la Havana con una corta travesa.
Su Capitan Don Roque Cavarco ha declarado lo siguiente:
- El 4 de diciembre se hizo la vela de la Habana, junto con el
navo de lnea el Guerrero, la fragata Iberia, la corbeta Aretusa y
el bergantin Hrcules, pertenecientes la marina Real, y la fragata
mercante Union que se dirigia Santander. A los ocho dias de na
vegacion , hallndose la escuadra hcia Puerto-Rico donde se diri
gia, la dej el Capitan Cavarco. Las fragatas de guerra, la Casilda,
(38o)
cindose la necesidad de permanecer muchos sobre la
designada , costa de Venezuela, el Comandante General
de ella dispuso que se aprontasen los vveres necesarios
para dos meses, no habiendo sacado de la Habana sino
para tres. Yo fui encargado de velar en la ejecucion de
esta contrata por parte de la casa de Aranzamendi herma
no, con la que la celebr el Comandante General, debien
do tomarlos la fragata Iberia el 1o de febrero en la isla
de Curazao.
Era llegado el momento consecuente la aparicion de
la escuadra sobre las costas de Venezuela. Debia alentar
los valientes que con los armas en la mano batallaban por
la causa de S. M.: aterrar los perversos que procuraban
destruirlos, y decidir las esperanzas de todos los buenos.
As pues: con asentimiento del Gobernador y Capitan Ge
neral de Puerto-Rico, escrib, imprim y dirig la siguien
te alocucion que en presencia de este gefe me pidi el
Comandante General de la escuadra para introducirla tam
bien. Decia asi :
D. Valentin Garmendia.
D. Pablo Gascue.
D. Juan Rodriguez del Toro.
D. Juan Jos Machado.
Paisano. . . . . . - - - -D. Francisco Slias.
- - - - - - -
Muertos de enfermedad.
Muertos en campaa.
Ejecutados lanzazos.
Fusilados.
s
(4o4)
Ahorcados.
Ahogados n pegando.
Muerto de hambre.
Muertos en el terremoto.
Profesor de medicina. . e e
D. Santiago Villareal.
Oficial de la Contadura.. - - a
D. Jos Pedro Bujanda.
Boticario... D. Nicolas Gonzalez.
Msico. . . . . Juan Landaeta.
Marcos Pompa.
Resumen.
Militares. . . . . . . . . . . . . 32
Sacerdotes particulares. . . 3
Prebendados... . . . . . . . . I
Abogados... . . . . . . . . . I l
Profesores de medicina . . . 3
Cirujanos. . . . . . . . . . . . .
Boticarios... . . . . . . . . . . .
Individuos del Ayuntam.... 9.
Empleados civil es. . . . . . . 8
En plead. de Real Haciend. 6
Muisicos. . . . . . . . . . . . . . 4
Artesanos. . . . . . . . . . . . . 3
Paisanos... . . . . . . . . . . . .
Hacendados .. . . . . . . . . . 23
(o5)
Lugares de su nacimiento.
En Europa.
En Amrica.
De Chile. . . . . . . . . . - a - -
D. Jos Cortes Madariaga.
De la isla de Sto. Domingo.. Pablo Gascue.
De Maraca y bo. . . . . . . . . . . . D. Jos Mara Balbuena.
De Coro. . . . . . . . . . . . . . . . D. Francisco Roa.
De id D. Francisco Talavera.
De la ciudad de Trujillo. . . . Dr. D. Jos Ignacio Brizeo.
De id. . . . . . . . . . . . id. . . . . LDr. D. Anton. Nicolas Brizeo.
De id. de Barquisimeto. . . . . Dr. D. Jos Angel Alamo.
De id. de San Felipe .. . . . . . Presbtero D. Joaquin Liendo.
De id. . . . . . . . . . . . id . . . . D. Santiago Villa real.
De la villa de San Crlos. . . D. Pedro Piero,
De id. de Araure. . . . . . . . . . D. Jos Mujica.
Del pueblo de Montalban... . Dr. D. Juan German Roscio.
De id. de la Victoria . . . . . . . D. Ramon Garca Sena.
De id., de Turmero . . . . . Pedro Arvalo.
De la ciudad de Caracas. . . . Todos los demas.
// A.
r.
(C/
-
-.
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A fine is incurred by retaining it
beyond the specified time.
-
S A.- L -3 U
A3
SA 95.606
Recuerdos sobre la rebelion de Cara
Widener Libra 0.0462012