30 Días de Noche 01 - Rumores de Los No Muertos (Niles, Steve & Mariotte, Jeff)
30 Días de Noche 01 - Rumores de Los No Muertos (Niles, Steve & Mariotte, Jeff)
30 Días de Noche 01 - Rumores de Los No Muertos (Niles, Steve & Mariotte, Jeff)
timunmas
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Steve Niles & Jeff Mariotte 30 Das de Noche 1
Ttulo original:
Rumors ofthe Undead
www.scyla.com
ISBN: 978-84-480-4029-1
Depsito legal: B. 6.298-2011
Fotocomposicin: Abogal, S. C. P.
Impresin: Egedsa
Impreso en Espaa
Printed in Spain
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Steve Niles & Jeff Mariotte 30 Das de Noche 1
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Steve Niles & Jeff Mariotte 30 Das de Noche 1
No puedo decir con total exactitud cundo comenz todo, cundo mi vida cambi para siempre.
Tal vez fue apenas un da antes de que el sol se pusiera en Barrow, Alaska, al comienzo de la
noche invernal.
Mi marido, Eben Olemaun, y yo ramos el sheriff y la ayudante del sheriff en Barrow, esa
remota y pequea ciudad del extremo norte de Alaska, cuya poblacin era de cuatrocientas
sesenta y dos personas despus de que la mayora de la gente se marchara a pasar el invierno en
otra parte. Eben era nativo de Alaska, un inuit de pura sangre. Amaba Barrow con un afecto que yo
nunca pude sentir del todo, pero l me ayud a aprender. Me mud aqu cuando abandon el
colegio y mi hogar de Michigan.
Estaba evitando tener que enfrentarme con mis padres. Eben estaba evitando crecer. Nos
enamoramos en el mismo instante de conocernos.
l ya era ayudante del sheriff, y se las arregl para meterme tambin a m en el juego de la
aplicacin de la ley. Al principio pens que lo haca por egosmo y porque no quera estar lejos de
m, pero cuando vio que poda aparmelas bien, la cosa funcion y acabamos por convertirnos en
la primera pareja marido/mujer sheriff y ayudante del estado de Alaska.
Lo creis o no, habra podido ser una vida de ensueo en muchos sentidos. Ahora vuelvo la
vista atrs y miro las cosas de las que me quejaba: el fro siempre haba pensado que los
inviernos de Michigan podan ser brutales, los perodos extremos de luz solar y oscuridad, la
gente de la localidad, incluso lo reacio que era Eben a tener un hijo...
Pero, claro est, en algn lugar muy alejado de nosotros daba la impresin de que el mundo
rodaba a toda velocidad hacia el infierno... Lo sucedido dos meses antes, al otro lado del pas, de
donde an estaban retirndose los restos de dos rascacielos que formaban parte de la escena del
crimen ms grande de la faz de la tierra, las bombas que estaban cayendo a modo de venganza a
medio mundo de distancia, la gente de la localidad, muy nerviosa, diciendo que los responsables
podran llegar en cualquier momento a travs de la tundra para joder el oleoducto: Espera y
vers...
Ahora veo todo eso de un modo muy diferente, y dara cualquier cosa por revivir los tiempos
anteriores al momento en que nuestro pequeo mundo se desmoron en torno a nosotros.
Antes de que la oscuridad llegara con forma humana. Antes de que viera morir a la mayora de
las personas que conoca, asesinadas ante mis ojos.
Empezamos a recibir las llamadas el da antes de que el sol se ocultara para no volver a salir en los
siguientes treinta das... y la puesta de un sol que no reaparecera hasta algn momento de
mediados de diciembre.
Pareca ser una fastidiosa pero inofensiva serie de llamadas por vandalismo y robo. Al principio,
la gente comenz a llamar a nuestra comisara para denunciar la desaparicin de telfonos mviles
y por satlite. Al comienzo no pareca nada raro, pero fue el primer indicio que tuvimos de que algo
no iba bien en Barrow.
Luego fueron los ordenadores de los ciudadanos los que desaparecieron y, en algunos casos,
aparecieron destrozados. Se cortaron las lneas telefnicas. Por ltimo, comenzaron a llegar
abundantes denuncias de motos para nieve y otros vehculos todoterreno saboteados.
Daba la impresin de que estbamos siendo atacados, no por terroristas, sino por bromistas,
chicos, tal vez drogadictos. Fue tan repentino y extrao, que ni Eben ni yo encontrbamos ningn
sentido a todo aquello. Pero entonces me di cuenta. Todas las seales se hallaban a la vista:
Nos estaban aislando de manera sistemtica del mundo exterior.
Segn result, los robos estaban (en su mayora) siendo perpetrados por un desconocido a
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El desconocido, aquel hombre horrible, pareca estar algo ms que mentalmente confundido
cuando se sent dentro de la celda de retencin al llegar a la comisara.
Admiti abiertamente los robos de mviles y objetos personales de la gente del pueblo
(Fantstico! haba declarado Eben. Caso abierto y cerrado, entonces. Gracias por no haber
hecho caso de eso de "puede y ser utilizado en contra suya" que le mencion antes)... e insinu
la existencia de un grandioso plan por parte de persona o personas desconocidas.
Eben y yo hicimos todo lo posible por no hacerle caso.
l sigui hablando y hablando, advirtindonos sobre la amenaza que se avecinaba y que no
quera nombrar, y luego comenz a referirse a s mismo como localizador.
Yo pensaba: Localizador? Para qu? Para el rodaje de una pelcula?
Al fin, Eben y yo nos hartamos. l y el desconocido se gritaron el uno al otro a travs de los
barrotes de la celda.
Se fue la luz. Joder, eso s que fue escalofriante.
Entonces, el localizador se ech a rer, y nos advirti que haba llegado el momento de algo...
algo ante lo que estaramos indefensos.
Mientras nos amenazaba y la luz continuaba sin volver, lo nico en lo que yo poda pensar era
en lo que ya haba comenzado a temer: estaban aislndonos del mundo exterior. Todas nuestras
lneas de comunicacin y desplazamiento estaban siendo cortadas una a una; primero los telfonos
mviles y va satlite, luego las motos y tractores para nieve... y por ltimo la electricidad.
Gus Lambert, un tipo simptico pero reservado que no iba muy a menudo a la ciudad, estaba a
cargo de la central elctrica de Barrow, que se encontraba en la cresta de una colina situada justo
al sur del pueblo. Si haba problemas con la luz, era el tipo con el que haba que hablar.
Cuando Eben y yo hablamos del asunto, fue como echar gasolina al fuego. El localizador se
descontrol por completo.
Ahora os estis dando cuenta. Mirad qu pasa con Gus! Ventanas tapiadas con tablones!
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Sacos de arena contra las puertas! Lo intentaris todo! Pero uno a uno ellos os pillarn y
limpiarn de carne vuestros huesos!
El localizador pareca estar ms nervioso a cada momento que pasaba; chillaba, se tiraba del
pelo grasiento, iba de un lado a otro por la celda. Pero fue una de las ltimas cosas que dijo lo que
me perseguir para siempre, el primer indicio de eso con lo que pronto bamos a enfrentarnos.
Va a ser hermoso. Y entonces podr estar con ellos!
Ellos.
Una palabra tan sencilla, tan inocua y que, sin embargo, tena tan enorme peso!
A quin diablos se refera?
Yo tena ganas de catalogarlo como pirado, ya que en el norte tenemos un montn de ellos,
pero los locos no ejecutan planes tan elaborados... o s?
Qu estaba sucediendo en mi ciudad?
Dado que se haba ido la luz y los ciudadanos de Barrow estaban saliendo a la calle y
preguntndose qu suceda, Eben y yo decidimos, en aquel mismo momento, ir en coche hasta la
central elctrica... pero no antes de que el localizador decidiera ofrecernos otra imprevista
actuacin.
Ante nuestros propios ojos, aferr los barrotes de acero reforzado de la celda y los separ con
las manos desnudas como si fueran de goma.
Meti la cara de manaco por el espacio que iba ensanchndose, al tiempo que deca con voz
sibilante:
Estis JODIDOS.
Por completo horrorizada, recul con paso tambaleante mientras manoteaba en busca de mi
revlver reglamentario y me preguntaba cunto polvo de ngel sera necesario ingerir para doblar
barrotes de calabozo.
El hombre comenz a pasar trabajosamente a travs de la abertura que haba hecho. Eben se
mantuvo firme en el camino del localizador al tiempo que sacaba su arma.
Le dio un aviso al tipo, quien, por supuesto, lo desoy, y entonces dispar contra la cabeza del
desconocido.
Para mi ms absoluta conmocin, el hombre no cay de inmediato, sino que dio dos pasos
ms, para luego desplomarse en el suelo, donde se retorci y pareci araar el linleo.
Me acerqu a l y vi el orificio que tena en la parte posterior de la cabeza, con el pegajoso
tejido cerebral que haba salido con la explosin y estaba adherido a los bordes irregulares.
Y el tipo segua movindose.
Eben baj la mirada, conmocionado.
Est muerto?
Sin pensar siquiera en lo que haca, le vaci el cargador al desconocido hasta que su cabeza
prcticamente hubo desaparecido.
Ahora s.
Nunca haba hecho nada semejante en toda mi vida... y, sin embargo, no sent el ms mnimo
remordimiento; saba que haba matado... un monstruo, algo antinatural.
Mientras le disparaba las ltimas balas a la cabeza, haciendo una pulpa de carne y hueso
triturados, el desconocido an se las arregl para pillarme por un tobillo.
Pero ahora, al rememorarlo, pienso que yo tambin deba hallarme en estado de conmocin.
Incluso en esas condiciones saba que todo aquello era imposible. Tena el estmago cada vez
ms revuelto, como slo sucede por efecto del miedo...
Pero no hizo ms que empeorar cuando Eben y yo fuimos a la central elctrica y encontramos a
Gus Lambert.
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El sol matinal, difuminado por la niebla marrn amarillento que cea la depresin de Los ngeles
como un sombrero txico y sofocaba con lentitud a los ciudadanos hasta matarlos, elimin la nica
ventaja con que contaba el motel Slumber: luces de nen tan viejas que parecan retro. Era uno de
esos tugurios que los turistas a veces escogan en Internet por accidente. Por lo general, se daban
cuenta del error de su eleccin antes de registrarse y se marchaban a una de las cadenas
nacionales. Si no lo hacan, entonces la cancin de cuna de su primera noche era la de traficantes
y rameras ofreciendo su mercanca, gente con carritos de supermercado que recogan botellas de
los cubos de basura cercanos a las mquinas expendedoras, pastilleros pidiendo a los huspedes
cigarrillos o monedas sueltas. Los polis pasaban por all de vez en cuando, pero preferan
mantenerse a distancia en la medida de lo posible. Incluso las finas palmeras haban dejado caer
las hojas, y se erguan desnudas, amarillentas y enfermas, como si prefirieran morir antes que vivir
demasiado cerca de aquel edificio que pareca una caja desteida y miserable.
Andy Gray saba que el delito era habitual en un sitio como se. Lo nico que resultaba
inusitado era la presencia del precinto amarillo que delimitaba la escena del crimen pasando en
torno a los troncos de las delgadas palmeras, con los extremos atados a la balaustrada de hierro
oxidado, y el coche patrulla que haba junto al bordillo, con dos agentes uniformados dentro. Andy
dej el Crown Victoria, color gris estndar y fue andando hasta el vehculo blanco y negro al tiempo
que agitaba el carn profesional hacia los dos jvenes policas.
Ellos salieron del coche y se estiraron para desentumecerse.
Agente especial Andrew Gray, FBI dijo, mientras entregaba la
funda de cuero con la placa y el carn profesional. Necesito examinar de cerca la escena del
crimen, oficial Ybarra.
Ybarra comprob los documentos de Andy, y luego le dedic una ancha sonrisa. Tena los
dientes blancos y regulares, realzados por su oscura piel olivcea. Su compaera, una mujer
llamada Coggins, era casi treinta centmetros ms baja que l, pero slida. Mantuvo los labios
apretados en una fina lnea mientras le entregaba un portapapeles. Andy aadi su firma a la lista
de los que haban estado antes all.
Los CSI han estado aqu durante toda la noche le dijo Ybarra, pero se han marchado ya,
as que supongo que es toda suya.
As que era un novato. Los polis de Los ngeles nunca se haban referido como CSI1 a los
criminalistas que examinaban la escena del crimen hasta que comenzaron a emitirse las series de
televisin. Haba demasiados especialistas: mdicos forenses, expertos en huellas dactilares,
antroplogos forenses, fotgrafos, los encargados de analizar rastros y pruebas. Un poli con ms
experiencia seguramente habra dicho: Los CSIU ya han pasado. La unidad de investigacin de
la escena del crimen cubra todos los niveles, y los polis enfrentados siempre a los abogados
defensores, que se cogan a cualquier clavo ardiendo que se les ofreciera deban aprender a
hablar con precisin. Andy calculaba que, de hecho, la CSIU** haba pasado toda la noche all, con
la posible excepcin del mdico forense, ya que ellos slo aparecan cuando haba cadveres.
La cuestin era que Andy estaba bastante seguro de que en esa habitacin de hotel haba
habido el cuerpo de un muerto.
Todo el problema resida en el hecho de que nadie supiera que el cuerpo estaba muerto.
Se apart de los polis para abarcar con la mirada la escena del crimen, intentando verla como
era en ese momento, intentando olvidar lo que le haban contado sobre los acontecimientos de la
noche anterior. Y lo que haba visto al llegar a la oficina de Los ngeles.
Jacob Paul Norris. Compaero de Andy. Muerto ambulante.
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La ciencia del examen de la escena del crimen haba sido inventada por el FBI en su prctica
totalidad. Recordaba lo que haba aprendido en Quantico, que abordar una escena del crimen con
ideas preconcebidas te cegaba a la realidad de la situacin. Andy Gray vaci la mente y abri los
sentidos.
El hedor de la contaminacin del trfico de Sunset en hora punta.
Cristales en la superficie de la zona de aparcamiento destellando en la luz matinal. Algunos
teidos de rojo.
Sangre, charcos de ella, casi negra sobre el macadn. Ms sangre que haba salpicado las
paredes estucadas de color amarillo plido.
Pequeos charcos de alguna otra cosa en la acera que corra por delante de las habitaciones.
El carrito de una de las camareras haba sido pillado en medio del fuego cruzado. Era probable que
los charcos fueran de champ, limpiadores, disolventes, algo parecido. Los del laboratorio se lo
confirmaran.
Trozos saltados del estuco. Agujeros de bala. Al menos un centenar, calcul.
Las ventanas de la habitacin del motel destrozadas. Cortinas mecindose suavemente en la
brisa que tambin agitaba el precinto de la escena del crimen, haciendo un ruido como el que hara
la carta de una baraja metida entre los rayos de la bicicleta de un nio.
Otro olor, metlico, por debajo del propio de los tubos de escape. Cobre. Sangre.
Y un tercero, an ms dbil, que le era familiar. Andy busc en la memoria y lo encontr.
Carne podrida.
Sin moverse del sitio, Andy gir sobre s mismo con lentitud para examinar el entorno. Un muro
de bloques de hormign al fondo de la zona de aparcamiento, que formaba parte de la tienda de
licores. Sunset Boulevard, donde haba coches que ralentizaban su marcha para que sus
ocupantes pudieran mirar, boquiabiertos, el motel destrozado. Como si el trfico no fastidiara ya lo
bastante. Al otro lado de la calle, un saln de tatuajes, luego un bar de moda, luego el hotel
Standard con el cartel puesto cabeza abajo. Muy mono.
Andy viva en Sacramento, con su esposa y sus dos hijas, pero haba pasado tanto tiempo en
Los ngeles que comenzaba a odiar la ciudad como slo poda hacerlo un nativo.
Apenas unos das antes, el precinto amarillo tambin haba estado en torno al Standard, pero
los propietarios del hotel tenan mucha ms influencia en la ciudad que la familia pakistan
propietaria del motel tan inteligentemente bautizado como Slumber.2 En el Standard haba sido
asesinada una mujer. De un disparo. Y eso ni siquiera haba merecido el titular de la edicin
vespertina. Una tal Olemaun se haba registrado en la habitacin contigua a la de la muerta, pero
haba desaparecido. Oficialmente era una persona de inters para el Departamento de Polica de
Los ngeles. Tambin lo haba sido para la Agencia.
Andy se encogi de hombros. Ya haba pasado bastante tiempo ah fuera. Pedira copias de
todos los informes de la CSIU y con ellos rellenara lo que le faltaba. Era hora de ir a mirar lo que
realmente lo haba llevado all.
La habitacin de Paul.
Volvi al Crown Victoria. De un maletn que llevaba en el maletero sac fundas de plstico para
calzado, se las puso por encima de los zapatos y se las at en tomo a los tobillos. Los de la CSIU
ya haban tomado fotografas, hecho mediciones y recogido muestras. As que no le preocupaba el
principio de intercambio de Locard.3 Andy no iba a contaminar la escena del crimen por ir a echar
un vistazo, pero si las historias que haba odo eran ciertas, no tena ningn inters en
contaminarse los zapatos por caminar dentro de la habitacin sin habrselos protegido. Por esa
misma razn se puso guantes de ltex. El traje oscuro era de confeccin, de JC Penney, y si se lo
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ensuciaba, podra pagarse la tintorera. Pero los zapatos eran unos Bally, regalo de su mujer. No se
trataba de unos zapatos baratos, no con relacin a su sueldo.
As pertrechado, atraves el aparcamiento hasta la puerta de la habitacin nmero 7. Estaba
cerrada pero no con llave. Gir el pomo y empuj.
Aunque la ventana que daba al aparcamiento haba estallado, el aire limpio an no haba
eliminado el hedor de dentro. Era de all de donde proceda el olor a carne, y una gran parte de la
sangre. Daba la impresin de que Paul haba tenido la profesin de carnicero como segundo em-
pleo, y establecido su propio matadero en aquella habitacin.
Haba sangre por todos los rincones. Una parte de ella era fresca, an lquida, y otra era marrn
y estaba encostrada, como si llevara das all.
Salpicaduras en las paredes, los cuadros y espejos; manchas de goteo sobre la moqueta de un gris
horrible y sobre la colcha de la cama que alguna vez haba sido blanca. Charcos que se secaban
sobre el chapado de melamina de la cmoda y de la pequea mesa.
Continu y entr en el cuarto de bao. Un lavabo con un espejo encima, una taza de vter, una
baera con ducha, y una pequea ventana de cristal opaco que probablemente daba al callejn. Un
toallero del que haban colgado toallas blancas baratas de hotel. Los de la CSIU se las haban
llevado. All dentro Andy vio puntos en los que haban recogido muestras de sangre, pero quedaba
muchsima. Si hubiera tenido que adivinar, y a Andy Gray4 no le gustaba adivinar, habra dicho que
se haban producido mltiples muertes violentas en aquella pequea y hmeda habitacin.
El espejo estaba recubierto por una fina pelcula roja, como si alguien hubiera realizado un dbil
intento de limpiarle la sangre. A travs de ese velo rojo, Andy vio a un hombre tan insulso como su
apellido. Bajo, de pelo entrecano, piel amarillenta; el aspecto de un hombre que ha pasado
demasiado tiempo en interiores o a oscuras. No quera examinarse a s mismo durante ms tiempo,
y apart la mirada.
En el lavabo pareca que un pintor hubiera estado lavando los pinceles; un pintor
monocromtico, en realidad. Perodo rojo de Paul. Incluso Andy sinti que se le rebelaba el
estmago y luch por retener el desayuno de cafetera los costados de la taza del vter estaban
recubiertos de sangre. Las desportilladuras que tena la porcelana mostraban tambin fragmentos
de hueso.
Dios santo!, qu haba sucedido all?
Vio algo sobre el suelo embaldosado. Andy se inclin, temeroso de arrodillarse en aquel sitio.
Sac un bolgrafo del bolsillo y lo us para mover el diminuto objeto. Un poco de pelo. Examin con
atencin el resto del suelo sin levantarse. Un diente muy pequeo en una mancha de sangre, algo
ms que podra haber pertenecido al exoesqueleto de una cucaracha. Le haban dicho que, de
hecho, haban recogido trozos de animales del lugar, como ratas, insectos, lagartos. Todos ellos
destripados y arrojados a un lado.
Todos exanges.
Andy volvi a ponerse de pie, pero con demasiada rapidez. La habitacin pareci ladearse y
tuvo que sujetarse al borde del lavabo. Gracias a Dios por los guantes de ltex, pens. Habra
alguna ducha lo bastante larga y lo bastante caliente como para limpiarlo bien, despus de aquello?
Era el tpico ms viejo del manual, pero Andy jams se habituara a ver escenas como aqulla. Se
preocupara el da en que dejara de hacrsele un nudo en el estmago.
Tena que salir de all. Senta los poros obstruidos de suciedad, la nariz taponada de sangre.
Notaba su sabor en la boca. Saba que los especialistas de pruebas se haban llevado todos los
objetos personales de Paul, como ropa, ordenador porttil, maletn, cualquier nota que hubiera
podido tomar. La polica de la localidad odiaba que se presentara el FBI a exigir que le entregaran
las pruebas que haban recogido; los expedientes del caso. No se lo reprochaba en lo ms mnimo,
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pero l tambin lo haba hecho y volvera a hacerlo ese mismo da. Ellos no saban qu tenan
delante de los ojos, no tenan nada que les indicara cul era el cuadro general, y no poda
permitirse que lo supieran. El subdirector a cargo del Departamento de Los ngeles haba dejado
eso sobradamente claro.
As que Andy complementara el recorrido con todo lo que haba recogido la divisin de
Hollywood del Departamento de Polica de Los ngeles, y al mismo tiempo se ganara la enemistad
de los polis de Hollywood. Confirmando la reputacin de los agentes del FBI como gilipollas duros a
los que no les importaban los polis que patrullaban las calles. Andy no era realmente as, pero no
poda hacer nada para cambiarlo.
Una vez fuera, se quit los guantes y las fundas para el calzado, lo envolvi todo junto y lo ech
en uno de los cubos de basura del exterior del motel. Se sinti mal por el prximo sin techo que
rebuscara en el cubo, pero no lo bastante mal como para estar dispuesto a llevarse el material.
Cuanto antes pudiera dejarlo todo atrs, ms a gusto estara.
Saba que no lo conseguira en ningn momento del futuro prximo.
An tena que encontrar a Paul. Pero al menos ya tena una idea ms aproximada de lo que
estaba buscando.
Paul nunca haba usado la palabra abiertamente para describirse a s mismo. Pero l y Andy
haban estado ocupados en el caso de Stella
Olemaun durante el tiempo suficiente como para saber qu palabra era. La que Olemaun afirmaba
que era, en cualquier caso, aunque Andy nunca haba estado dispuesto a aceptar su terminologa.
Paul, slo por ser quien era, haba preferido la expresin jodidos chupasangres. Para Stella
Olemaun, un poco ms refinada y quin no lo era, comparado con Paul Norris?, la palabra
era... no.
Ni hablar. Ni siquiera puedo pensar en ello, porque me volvera loco.
El agente especial Andrew Gray no crea en nada parecido.
Puede que algunos de sus colegas tuvieran la mente ms abierta, pero por lo que a Andy
respectaba, Creature Features haban dejado de emitirlo por televisin haca mucho tiempo, y
punto. La vida no estaba hecha de mscaras de goma, historias de fantasmas para fuegos de
campamento y cines de iluminacin mortecina; todo eso era producto de la imaginacin hiperactiva
de alguien. Incluso detestaba llevar a las nias a ver a Santa Claus, por el amor de Dios!
S, s... Aparte de los pirados corrientes, slo son zarandajas los muertos de Bela Lugosi, los
de Hermn Munster en Nick at Nite, y todo lo dems, haba pensado haca mucho tiempo.
Pero... eso haba sido antes de que viera a Paul la noche anterior en la oficina de la delegacin
del FBI.
Haban sido compaeros durante aos. Paul era un montn de cosas, muchas de ellas
desagradables, pero nunca haba sido esa... esa cosa con la que Andy haba hablado la noche
anterior.
De un modo innegable y horrendo, haba cambiado.
Evocar el encuentro hizo que a Andy se le revolviera el estmago y se sintiera confundido.
Asustado. Pero tena que hacerlo. Tena que rellenar todos los huecos con la lgica y la razn, o
nunca descansara. As era Andy. Todo tena que encajar en alguna parte, con una etiqueta y una
definicin clara. Andy Gray no tena espacio en su cerebro lgico para nada que pudiera
catalogarse como sobrenatural... o contrario a lo natural.
Salud con una mano a los polis Ybarra y Coggins, puso en marcha el motor del Crown
Victoria, baj la palanca de los intermitentes, y se incorpor al frentico trfico de Sunset. No
estaba muy lejos del parque Runyon Canyon. Podra olvidarse de los pastilleros, contemplar
algunas zonas de hierba real y rboles autnticos, imaginar, por un momento, que estaba muy lejos
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Steve Niles & Jeff Mariotte 30 Das de Noche 1
de la ciudad. Precisaba eso ahora mismo, necesitaba sentir la tierra bajo los zapatos, y or cantos
de pjaros que no fueran palomas, adems de un atisbo de cielo azul en algn lugar de la opresiva
contaminacin atmosfrica de Los Angeles. Necesitaba cosas que fueran reales. Por Cristo, se
conformara con cualquier cosa que estuviera a este lado de la pesadilla!
Lo que de verdad necesitaba era un abrazo de Mnica y la risa de sus hijas, Sara y Lisa, pero
estaba demasiado contaminado hasta para hablar con ellas. De momento, tendra que bastarle con
el parque.
Como si eso pudiera lograr, de algn modo, disipar el pnico que estaba enconndose en su
interior, el tipo de pnico que inundara su mundo, se apoderara de l cuando se estuviera
ahogando en la glida oscuridad que creca dentro de su cabeza.
Una y otra vez, se repeta sin cesar:
Esto no est pasando.
Esto no est pasando.
Esto no est pasando.
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Steve Niles & Jeff Mariotte 30 Das de Noche 1
La Agencia haba sido pionera del uso de la psiquiatra en la investigacin criminal. Todos los
graduados de la Academia haban hecho cursos de ciencias conductuales, psicologa anormal, y
mente criminal. Andy no era ninguna excepcin. En esos cursos haba ledo acerca de muchos
casos que se haban dado a lo largo de los aos, de gente que crea ser... esas cosas. Eran
personas que evitaban la luz diurna y beban sangre. Algunos de ellos se haban limado los caninos
hasta convertirlos en colmillos afilados. Algunos, incluso, haban llegado a matar.
Lo irnico del caso era que el problema contra el que se estrellaban todos consista en que no
podan superar los graves efectos causados por lo que codiciaban. La sangre haca estragos en el
sistema digestivo humano. Beber la propia sangre es ligeramente menos perjudicial, pero beber la
de otros puede provocarte una serie de reacciones desagradables. As que las tripas les
protestaban, el estmago les haca erupcin. La mayora de los que ingeran sangre acababan en
el hospital, cosa que odiaban por la luz y la desinfeccin. Pero al menos se les poda salvar la vida
mediante la alimentacin intravenosa.
Con el tiempo, con la ayuda de largas horas de terapia o el cumplimiento de la condena, a la
mayora de ellos se los convenca de que no eran, de hecho, criaturas de la noche, bebedores
nocturnos de sangre. Incluso un pequeo paseo por Internet revelaba que la mayora de ellos eran
slo inadaptados que estaban desesperados por atraer un poco de atencin y hallar el camino para
entrar en un mundo que, por lo dems, los haba rechazado.
Pero lo peor, y Andy lo haba averiguado por la va dura, era que por cada docena de rarillos,
ms o menos, que se crean muertos rea-
les, haba uno o una que pensaba que era el hroe o la herona de la historia, una especie de
cazador.
Basndose en lo que la Agencia haba visto hasta el momento, Stella Olemaun pareca ser una
socia fundadora de esa categora; una cazadora o vigilante, dependiendo del lado en que
estuvieras. Y a diferencia de lo que suceda con los otros aspirantes, a Stella la segua un rastro de
muerte y destruccin.
Al principio se haba observado que se reuna con traficantes de armas de Alaska y del
noroeste del Pacfico al menos con aquellos que el FBI tena controlados, despus de Ruby
Ridge, Oklahoma City y el 11 de septiembre.
Luego, en Los ngeles, haba estallado un tumulto durante su aparicin en una universidad a la
que haba ido para promocionar su libro 30 das de noche. Haba habido disparos, explosiones, y
un montn de extraos rumores e informes incompletos sobre aquella velada: peleas,
derramamiento de sangre... Incluso un informe que deca que un hombre haba ardido sobre el
escenario hasta quedar convertido en cenizas. Pero esa parte tena que ser slo una invencin; no
se haba encontrado ninguna prueba fsica que confirmara ese disparate.
El Departamento de Polica de Los ngeles, al no saber qu pensar del asunto y tener ya
demasiadas cosas entre manos, haba quitado hierro prudentemente a todo el asunto y no haba
presentado cargos contra Olemaun.
Presentar cargos significaba atraer muchsima atencin indeseable.
Stella Olemaun haba sido lo bastante activa y lo bastante elocuente como para haber atrado la
atencin del FBI incluso antes de que se hubiera publicado su libro, en el que afirmaba narrar la
verdadera historia desde dentro del incidente de Barrow, Alaska.
A los agentes especiales Andy Gray y Paul Norris les haban ordenado averiguar qu se traa
realmente entre manos.
Pero con toda esa histeria de masas alrededor, Andy no oy hablar en ningn momento de un
agente del FBI que hubiera llegado a creer que tambin l estaba en el asunto.
Hasta la noche anterior.
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Steve Niles & Jeff Mariotte 30 Das de Noche 1
Andy se sent en un banco del parque y bebi un sorbo de una botella de coca-cola. La hierba
y los rboles estaban en su pleno verdor de finales de primavera, antes de que el calor y el aire
seco del verano los agostaran.
Tena que despejarse la cabeza, desenredar la maraa de impresiones que se haba llevado de
la habitacin de hotel de Norris y del encuentro con l la noche anterior. Hacerlo significara
dilucidar quin haba sido Paul, qu le haba sucedido, y en qu se haba convertido. Porque, defi-
nitivamente, algo le haba ocurrido; el Paul Norris que haba visto la noche anterior no era el
hombre que Andy haba conocido durante la mayor parte de su vida adulta.
Ni por asomo.
Amigos ntimos desde los tiempos de la Academia de Quantico, Andy Gray y Paul Norris acabaron
por formar equipo en la oficina de Sacramento, donde ambos trabajaban. Emparejar a estos dos
hombres dio resultados inmediatos y fructferos. Ambos se haban distinguido en el cumplimiento
del deber, pero juntos resultaron ser una imparable mquina al servicio de la ley. Ladrones de
bancos, secuestradores, peces gordos del narcotrfico y criminales de cuello blanco caan ante sus
esfuerzos combinados. Andy haba reparado en que Paul se haba vuelto an ms estrambtico y
radical con el correr de los aos; beba ms, fumaba ms, maldeca ms y, en general, montaba el
nmero. Pero cuando se concentraba en un crimen, era como un lser que lo quemaba todo a su
paso hasta que el tipo malo estaba entre rejas. Andy era tan recto como su amigo desenvuelto, y
supona que se equilibraban el uno al otro. Como en una serie policaca de televisin de la dcada
de mil novecientos setenta.
Tres semanas despus del repentino traslado de Paul a Los ngeles (Andy reconoca que
haba sido una poca difcil, porque echaba de menos trabajar con su buen amigo), los dos agentes
fueron destinados como equipo a otro caso, a pesar del hecho de que trabajaban en oficinas dife-
rentes de ciudades distintas. Juntos descubrieron las actividades delictivas de un legislador de Los
ngeles que se vala de su posicin para hacer chantaje a una serie de empresas nacionales e
internacionales. Tanto el subdirector a cargo del Departamento de Los ngeles como el agente es-
pecial encargado del de Sacramento reconocan lo bueno cuando lo vean, y buscaron maneras de
mantener a los dos compaeros trabajando juntos.
Cuando surgi el caso de Stella Olemaun en especial cuando qued claro que Olemaun
empezara la gira de promocin de su libro en
Los ngeles, los asignaron para vigilarlos a ella y a su extrao squito. En lugar de encontrarse
entre el pblico cuando dio el discurso que desemboc en un tumulto, Andy y Paul estaban en el
aparcamiento, vigilando su coche y charlando ociosamente. Ninguno de los dos tena la ms
remota idea de los fuegos de artificio que se organizaran en el interior, ni esperaban que ella
usara, dentro de un auditorio universitario, alguna de las armas que haba adquirido.
Al or el alboroto, los agentes corrieron a la escena, pero los polis del campus y los del
Departamento de Polica de Los ngeles estaban ms cerca. Una vez que ellos intervinieron, Andy
y Paul se quedaron al margen y dejaron que la polica local calmara las cosas. Los del
Departamento de Polica de Los ngeles detuvieron a Stella, pero la soltaron casi de inmediato
cuando dijo que los disparos y explosivos slo se haban usado contra las criaturas de las que
trataba en su libro. Se dio por supuesto que todo el asunto haba sido slo otra estratagema
publicitaria tpica de Los ngeles.
Fue entonces cuando las cosas se desmoronaron.
Andy haba ido al centro de Los ngeles para comenzar el papeleo necesario para quitarle a
Stella de las manos al departamento de polica de la ciudad. Antes de que pudiera llegar all, Paul
lo llam al mvil para decirle que Stella ya haba sido puesta en libertad. Andy se haba quedado
atascado en el trfico de Los ngeles y haba pasado ms de una hora antes de que pudiera
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Steve Niles & Jeff Mariotte 30 Das de Noche 1
regresar a Hollywood.
Para entonces, Paul Norris haba desaparecido.
Andy prob con el mvil. Sin respuesta. Llam a su casa, pero Sally no haba tenido noticias
suyas. Recorri todo el Standard en busca de su compaero. Nada. Paul haba desaparecido, sin
ms. Puf. Andy llam al subdirector para informarlo de lo sucedido.
Cuando desaparece un agente del FBI, la Agencia se moviliza; al cabo de una hora tenan
agentes peinando Sunset y las calles circundantes. Se investigaron sus tarjetas de crdito por si
alguien las usaba. Su fotografa fue enviada a todas las divisiones del Departamento de Polica de
Los ngeles, a la oficina de todos los sheriffs de Los ngeles, a la Patrulla de Carreteras de
California, y a la Patrulla Fronteriza.
Pero no encontraron ni rastro de l.
Oficialmente, el agente especial Paul Norris estaba desaparecido en combate, pero,
extraoficialmente, la Agencia supona que estaba muerto, al igual que Andy, porque aunque Paul
tena muchos defectos, no era la clase de tipo que dejara colgado un trabajo sin ms. Sin
embargo, mientras no hubiera un cuerpo, Andy no estaba dispuesto a creerlo. Permaneci en la
escena da y noche buscando a su compaero.
Entonces, en el Standard fue asesinada una mujer llamada Judith Ali, a quien dispararon a la
cara desde poca distancia; la bala, al estallar, le haba abierto un agujero del tamao de un puo en
la parte posterior de la cabeza y regado de sangre y sesos la habitacin del hotel. Debido a que Ali
haba sido vista por la ciudad hablando con Stella Olemaun y, qu coincidencia, su habitacin
estaba justo al lado de la de Stella, el FBI se interes mucho por el caso. Pero no Andy. Para l no
era ms que una distraccin del verdadero problema que tena entre manos: Dnde estaba Paul?
En el caso de Andy, el misterio y la desesperacin que rodeaban la desaparicin de Paul
estaban cediendo rpidamente paso a un comportamiento que lindaba con lo obsesivo. Andy Gray
habra sido el ltimo en afirmar que su matrimonio careca por completo de problemas. El tiempo
que haba estado pasando en Los ngeles no haba contribuido a mejorar las cosas en lo ms
mnimo, como tampoco la percepcin de Mnica, por completo infundada, de que prefera pasar
ms tiempo con Paul Norris que con ella y las nias. Pero durante el tiempo en que Paul estuvo
desaparecido, Andy no quera hablar con nadie que no pudiera ayudarlo a encontrar a su
compaero. Y eso inclua a Mnica. Despus de que l le colgara el telfono por tercera vez, ella
dej de llamarlo.
Por ltimo, durante el tercer recorrido de Sunset, un agente encontr al empleado del motel
Slumber que haba registrado a alguien parecido a Paul Norris que, al parecer, no estaba
demasiado muerto, y le haba asignado la habitacin nmero 7. El empleado no haba detectado
nada particularmente extrao en el husped, pero el agente habl con una camarera que dijo que
el husped se haba negado a dejarla entrar para que cambiara las sbanas y las toallas, y que
cada vez que pasaba por delante de la habitacin el hedor era ms intenso.
Un conserje de noche haba visto a Paul entrar y salir de la habitacin, slo despus de
oscurecido, y regresar a veces con lo que parecan bultos que se movan. En una ocasin, el
conserje haba llamado a la puerta de la habitacin para decirle al husped que no estaba permitido
tener mascotas en el motel, pero el husped que se haba registrado con el nombre de Fred
Savage, le haba contestado que si no se ocupaba de sus propios asuntos, lo lamentara
amargamente.
Los agentes del FBI convergieron en el motel Slumber. Escucharon a travs de las ventanas y
oyeron que Paul despotricaba para s, en voz baja, y tambin oyeron los chillidos y gritos de
pequeos animales a los que mataba. En la habitacin de Judith Ali, en el Standard, haban en-
contrado media cucaracha, y ms tarde, por sugerencia de Andy, se le hicieron pruebas de ADN.
Se encontr en ella el de Paul Norris. Y sus huellas dactilares fueron halladas por toda la
habitacin.
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Cuando oy la noticia por primera vez, Andy se qued sentado dentro del coche de alquiler el
coche de Paul haba sido llevado de vuelta a la Agencia para buscar pruebas en su interior y
ocult la cara entre las manos. Pens que iba a llorar, pero las lgrimas no quisieron brotar. En su
lugar, sinti un vaco profundo.
El mejor amigo de su vida se haba convertido en un asesino, una especie de bestia salvaje.
Andy se sorprendi volviendo la vista hacia el pasado, buscando indicios del aparente colapso
nervioso de Paul. Pero haba sido algo demasiado repentino. Inexplicable.
Sabedor de lo muy unidos que estaban los dos hombres, el subdirector llam a Andy a la
oficina de Los ngeles mientras los agentes del FBI y la brigada de armas y tcticas especiales
(SWAT) del Departamento de Polica de Los ngeles se trasladaban al motel. Nadie esperaba que
Paul Norris saliera de aquello ileso, y no queran que Andy viera cmo heran o mataban a su
compaero. Mientras Andy atravesaba la ciudad en coche una vez ms, el agente al mando llam a
la puerta de la habitacin de Paul. Este confes el asesinato de Judith Ali, pero insisti en que su
seora le haba ordenado que lo hiciera. El agente le dijo que el motel estaba rodeado y que les
gustara que Paul se entregara.
Y Paul sali, en efecto.
Pero con una pistola en una mano y una escopeta en la otra. Segn los informes de la escena,
antes de empezar a disparar, haba gritado: Muy bien, cul de vosotros quiere que le patee
primero el culo, gilipollas?
Docenas de armas apuntaban a Paul Norris. Los agentes y la brigada SWAT que queran,
hasta el ltimo de ellos, darle a Paul todas las oportunidades esperaron hasta que el dedo
comenz a tensarse sobre el gatillo de la escopeta, antes de abrir fuego.
Cuando lo hicieron, fue una masacre.
La primera bala impact en el pecho de Norris; un disparo muy certero al corazn. El siguiente
no pudo identificarse con claridad, ya que recibi al menos veinte disparos simultneos. Antes de
que el rugido de las armas se hubiera apagado, setenta y ocho balas haban impactado en Paul, y
otras cincuenta y dos haban errado el blanco. Paul yaca en un charco de su propia sangre al
borde de la zona de aparcamiento, bajo una espesa nube de acre humo negro.
Pero eso no haba sido el fin.
De hecho, la verdadera diversin apenas acababa de empezar.
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Por increble que pudiera parecer, Paul Norris no estaba muerto.
No del todo.
Andy an estaba en la oficina cuando lo llevaron. Paul iba tumbado en una camilla, sujeto con
correas de nailon antidesgarro. El subdirector haba intentado prepararlo para lo que iba a ver, pero
era todava peor de lo que Andy haba imaginado. Tena decenas de heridas de bala abiertas y
sangrantes. Heridas que deberan haberlo matado varias docenas de veces. Y sin embargo...
Me alegro de volver a verte, Andydijo Paul. Cmo estn las cras?
Dios mo, todava respira... y encima pregunta por mi familia.
Andy haba convencido al subdirector Flores para que lo dejara interrogar a Paul a solas, y el
equipo de la ambulancia que lo haba trasladado hizo rodar la camilla hasta una unidad especial de
detencin que haban preparado para l. Una vez all, pusieron la camilla en posicin vertical para
que lo que quedaba de Jacob Paul Norris pudiera mirar a Andy Gray a los ojos.
Entre ellos haba una hilera de barrotes de acero y un cristal de quince centmetros y medio de
grosor. Podan orse el uno al otro gracias a un sistema de sonido integrado en la celda especial.
En el lado del cristal en que se encontraba Andy haba un escritorio y una silla, as que cogi esta
ltima y la coloc ante el panel de vidrio.
Esto parece mucho peor de lo que es coment Paul.
Andy se sent con una taza de caf en una mano y mir a su amigo, intentando comprender
qu le haba ocurrido.
No poda evitar la conclusin obvia. Esto tena algo que ver con el caso de Stella Olemaun. Con
esas cosas que haban atacado Barrow,
Alaska, donde se haban quedado durante todo el mes de pleno invierno, cuando el sol no sala.
No. Maldicin, no. No puedo creer una sola palabra de todo eso. Era cierto que podra ser
una manera de explicar qu le haba sucedido a Paul; caba suponer que algo as poda sobrevivir
a setenta y pico disparos.
Pero yo no puedo aceptarlo, eso es todo. De ninguna manera.
Mir a Paul a los ojos, bebi un sorbo de caf e intent encontrar alguna otra explicacin
plausible. El concurso de miradas continu durante varios segundos agnicos.
Los sanitarios de la ambulancia han controlado tus constantes vitales dijo Andy al cabo.
-Y?
Ests muerto.
En realidad matiz Paul, estoy en algn punto intermedio. Mi seora desapareci antes
de que pudiera saborear su sangre.
-Sangre? repiti Andy como un eco reflexivo.
S respondi Paul. Sangre. Estoy convirtindome en algo que necesita sangre para
sobrevivir.
Andy record las historias de psiquiatra anormal. Gente que llegaba hasta el punto de matar
animales pequeos para beber su sangre. A veces, en casos raros, mataban personas. Estpidos
gilipollas.
Era eso lo que le haba ocurrido a Paul? Se haba roto algo dentro de l? Durante los das en
que haba permanecido desaparecido, haba estado convencindose de que era uno de los no
muertos y que necesitaba sangre para continuar? Qu, en el nombre de Dios, habra podido
impelerlo a hacer eso de modo tan repentino?
Al final, se lo pregunt a bocajarro:
Qu demonios te sucedi ah fuera, Paul?
Paul respondi con total pragmatismo.
Segu a Olemaun. Pero luego apareci otra mujer, una a la que le gustaba la sangre, y me
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extremo, la gente poda hacer cosas asombrosas. En un caso, un padre haba levantado un auto-
mvil entero del suelo porque su hijo haba quedado atrapado debajo. Estara Paul
experimentando algn tipo de sobredosis de adrenalina?
Entonces, por supuesto, la cosa empeor todava ms.
Mientras Andy intentaba incorporarse hasta quedar sentado de espalda contra la pared, Paul
levant el escritorio metlico por encima de la cabeza sin el menor esfuerzo.
As que tengo que despedirme dijo, antes de hacerte algo delicioso que podra lamentar.
Dicho esto, arroj el pesado escritorio contra la pared. El muro simplemente estall hacia el
exterior como si hubiera impactado contra l un misil; ladrillo, yeso y clavos cedieron, y desde abajo
lleg un estruendo de metal que se abollaba y cristales que se hacan pedazos cuando los
escombros cayeron sobre los vehculos que haba en el aparcamiento, seguido por las sirenas de
alarma de los coches. Paul salt como una especie de sapo gigante al interior del agujero que
acababa de abrir. Se detuvo, justo antes de abandonar el edificio, y se volvi a mirar a Andy.
An era reconocible como Paul Norris en aquel momento, aunque ya no como ser humano.
Dentro de la boca abierta, Andy vio dos hileras de lo que parecan dientes afilados como
navajas. Tena la lengua distendida, los ojos encendidos como ascuas rojas, y las uas, que
aferraban el borde, parecan garras deformes.
Andy quera atribuir aquella visin a una alucinacin provocada por el estrs...
Pero entonces, Paul volvi a hablar, y advirti que incluso su voz haba cambiado. Era ms
grave, ms spera, y hel la sangre en las venas de Andy, a quien se le eriz la piel de todo el
cuerpo, porque las palabras de Paul Norris transportaban un trasfondo sibilante que tuvo la certeza
de que era lo ltimo que oira jams.
Estoy muerto estoy muerto estoy muerto estoy muerto estoy muerto
Saluda a tu mujer y a tus cras de mi parte, quieres, Andy? pidi. Y cuando veas a las
mas, diles que pap tiene una bolsa flamantemente nueva. Y que le guuuuuusta mucho!
Andy intent responder, recurrir a algo parecido a la humanidad de ese momento para detener
a Paul de algn modo, pero le costaba muchsimo respirar siquiera. El ser atroz que haba sido su
mejor amigo y compaero salt desde el agujero de la pared, situado en el cuarto piso del edificio,
y se march.
Andy se levant de un salto, y por instinto corri hacia el agujero, medio esperando que Paul
an estuviera all, de alguna manera, como una malevolente araa preparada para llevarse al
indefenso insecto. Nada. Slo el incesante clamor de las escandalosas alarmas. All abajo no
poda ver a Paul, ni mucho ms de ninguna otra cosa. Slo oscuridad, aunque abajo todava haba
ms luz que las sombras que estaban reunindose dentro de su cabeza.
Qu...? Qu...?
El grito primitivo estuvo a punto de escapar de su garganta cuando la sala se llen de gente.
Obviamente, esto no puede trascender.
Los ojos del subdirector Hctor Flores se clavaron en Andy. Se encontraban sentados en su
despacho cuarenta minutos despus de que, literalmente, se hubieran desatado los infiernos. Los
sanitarios haban examinado a Andy, le haban vendado los cortes causados por las esquirlas de
vidrio, le dolan la espalda y las costillas por el vapuleo a que lo haba sometido Paul, y el
agotamiento de no haber dormido en los ltimos das comenzaba a afectarlo. Le haban ofrecido un
sedante, pero lo haba rechazado.
En ese preciso momento lo que necesitaba era ir tras el rastro de Paul, y no quera nada que
entorpeciera su tiempo de reaccin o le enturbiara la mente.
Trascender? -repiti Andy, sin entender del todo.
Un agente del FBI que de algn modo adquiere una fuerza increble, adems de sed de
sangre? dijo el subdirector Flores. Era un hispano de ms de cincuenta aos, fornido y pulcro. El
traje que llevaba puesto probablemente costaba tanto como el coche de Andy. Vamos, agente
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Gray, una cosa as nos convertira en el hazmerrer. Ya estamos teniendo suficientes problemas de
jurisdiccin con la CIA, y hay muchos otros que no son precisamente admiradores de la Agencia. Si
queremos conservar un mnimo de dignidad, este asunto debe quedar en casa. Integramente.
Entendido?
Lo entiendo dijo Andy, que al fin lo comprenda.
Se refiere a encubrirlo. Sucede algo como esto, algo sin precedentes, y un loco peligroso con
una fuerza tremenda anda suelto por una de las ms grandes ciudades de Estados Unidos, y en
lugar de dedicar todos los recursos disponibles al asunto, l slo quiere enterrarlo, hacer como si
no pasara nada.
Y todo porque Flores estaba preocupado por el lugar que ocupaba la Agencia en la escala
jerrquica de la inteligencia nacional, preocupado por la financiacin que se les asignaran en los
prximos presupuestos del Estado.
Eso es una jodida maravilla.
Y qu hay de su familia? pregunt Andy. Se les ha notificado?
Nos ocuparemos de eso prometi Flores. Su actitud pareca relajada, pero sus ojos
oscuros eran de movimiento rpido y mirada intensa, y Andy lo haba visto en accin, evaluando a
un hombre con tanta rapidez y precisin como un carnicero de toda la vida que observa un kilo de
carne picada. Les diremos que Norris muri heroicamente. Tendrn el porvenir asegurado,
econmicamente..., pero t tienes que mantenerte lejos de ellos, Gray. Quiero decir que ya s que
vosotros erais amigos, pero los vers a todos en el funeral. Acta con normalidad. Simplemente, no
digas nada que pueda comprometernos.
Y Paul? insisti Andy. Qu pasar con l?
Estamos buscndolo, aunque lo hacemos volando por debajo del radar replic Flores.
Pero nadie lo conoca mejor que t. Flores se inclin hacia adelante. Lo que necesitamos que
hagas es que salgas ah fuera y elimines cualquier rastro de todo este desastre.
Seor, no entiendo...
S que entiendes lo cort el subdirector. Deja limpia esa habitacin de motel. Elimina los
informes policiales, el homicidio de Judith Ali. Todo. Por lo que a nosotros respecta, nunca
existieron.
Como si el propio Paul nunca hubiera existido?
Flores se encogi de hombros y se rasc una sien plateada.
Dilo como quieras asinti. Pero ocpate del asunto antes de que nos muerda el culo.
Y qu hacemos con el agujero de la pared? continu Andy. Y con todos los agentes
que estaban en el motel, o dentro de este edificio, cuando el agente Norris escap?
Ya nos estamos ocupando de los temas internos respondi Flores. Y he hablado con el
agente especial encargado de Sacramento. Est dispuesto a que te quedes destinado aqu durante
todo el tiempo que haga falta.
Fantstico; Mnica estar encantada de or eso. Como si ltimamente no hubiera faltado ya
bastante de casa.
Pero mantuvo la boca cerrada. Todava no quera marcharse a casa.
La Agencia quera que el agente especial Gray ocultara al mundo la verdad sobre Paul Norris?
Bien. Mientras le pagaran y le dieran la autonoma que necesitaba, estara encantado de dejar que
creyeran que iba a hacerlo.
Lo que Andy estara haciendo realmente sera intentar descubrir la verdad. En ese momento, lo
nico que tena era la cabeza llena de preguntas, y unos cuantos dolores por las molestias que se
haba tomado.
Ser mejor que encuentres una manera de matarme, o lrgate de aqu echando leches.
Paul Norris, el antiguo Paul, habra querido una respuesta. Siempre era una cuestin de atrapar
al tipo malo, enchironarlo.
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El nuevo Paul era una especie de monstruo. Ahora todo apuntaba a que era l el tipo malo.
Andy quera una explicacin concreta. Quera entender.
Piensa en eso la prxima vez que nos encontremos.
Y, de repente, Andy se encontr con que tena mucho miedo a las respuestas que estaba
intentando encontrar.
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Mnica?
Andy? Ests...?
Estoy bien, Mnica. Escucha... Paul ha muerto. No era toda la verdad, pero tampoco era
mentira. Segn los sanitarios de la ambulancia, estaba clnicamente muerto.
Era ms fuerte que nunca, pero estaba muerto.
Ay, Dios mo! Su voz son conmocionada, como caba esperar. Paul nunca haba llegado
a gustarle, pero lo haba tolerado por amor a Andy. Qu ha sucedido, Andy? Estabas con l?
Yo estoy bien, Mnica, no te preocupes por m. Fue en el cumplimiento del deber, algo de lo
que en realidad no debo hablar. Slo puedo decirte... Esa parte s que era mentira, y se le atasc
en la garganta como una espina de pescado, que muri como un hroe.
Andy escuch la respiracin agitada de su mujer, que intentaba controlar las emociones. Era
frgil. Como un polluelo de pjaro, pensaba l a veces, fsica y emocionalmente. Era delgada como
un palillo y ligera como si tuviera los huesos huecos. Mientras que la esposa de Paul libraba una
batalla constante contra el sobrepeso, y era toda curvas, pechos y carne redondeada, Mnica era
exactamente lo contrario. Su cuerpo pareca diminuto, como el de una nia alta, sin un solo gramo
de grasa. La piel le colgaba de los huesos, y a los treinta y cuatro aos la tena arrugada como una
vieja. Tena un hermoso pelo castao espeso, lo ms saludable de ella, pero la gente, a veces,
pensaba que era una peluca y que ella estaba enferma de cncer.
Como en respuesta al aspecto fsico de su persona, las emociones de Mnica tambin parecan
carecer de una capa protectora crucial. Lloraba con facilidad. Cuando lo haca, era
silenciosamente, como si lo empujara
todo bajo esa fina capa de piel que tena, y las lgrimas que brillaban en sus mejillas fueran slo
las pocas que conseguan escapar. Tambin era fcil complacerla. Andy recordaba haberle hecho
verter lgrimas de alegra en una ocasin, un sbado por la maana, por haberle comprado flores
sin que hubiera ninguna razn en concreto, cuando haba ido a la ferretera a buscar un recambio
para la cisterna del bao. Lo asombraba que hubiera sobrevivido a dos partos, pero las dos hijas
que tenan parecan aportar las mayores alegras a su vida.
Se preguntaba qu deca de l el hecho de que no sintiera lo mismo.
En cualquier caso, a eso se debe que yo no haya...
Andy, cmo se lo est tomando Sally?
... hablado contigo, y... Todava no he hablado con ella. Quiero decir que lo hice hace unos
das, cuando estbamos buscndolo, pero no desde... desde que lo hemos sabido. La Agencia se
ocupar de decrselo.
Porque ella realmente idolatraba a ese hombre, sabe Dios por qu, y t eres su amigo ms
ntimo. La verdad es que deberas estar all y...
Mnica, la Agencia quiere encargarse del asunto. Me han dicho que los deje ocuparse de
eso. No te preocupes por Sally, estar bien. Se asegurarn de que cobre la totalidad de la pensin
de Paul, y probablemente ms.
No es slo una cuestin de dinero, Andy. Quiero decir que siempre parece ser eso para
vosotros, pero no lo es.
Ya s que no lo es, Mnica dijo l. Era slo que el tema econmico era del que ms fcil
resultaba hablar. Simplemente... no te preocupes por ella. Estar bien. Y lamento no haber
hablado contigo durante estos ltimos das, pero he estado intentando encontrarlo, sabes?, y ha
sido... ha sido duro.
Estaba llamndola desde una habitacin de motel, no del mismo en el que se haba alojado
antes, cuando vigilaban a Stella Olemaun, y por supuesto que tampoco era el Slumber. ste estaba
ms limpio que aquel antro. No tena miedo de tocar la colcha ni de caminar descalzo por la
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moqueta. Y no haba seales de vida insectil ni excrementos de rata en el bao, aunque stos,
para ser justos, en la habitacin de Paul podran haber sido culpa de l.
Adems de esas ventajas, la habitacin en la que se encontraba en esos momentos en el
extraamente bautizado motel Swiss Chalet, un edificio ms parecido a una casa de apartamentos
de Berln que a un chalet
suizo tena un televisor que funcionaba, con un mando a distancia que tambin funcionaba, y un
telfono con el que poda hacer llamadas al exterior. Al hojear la Biblia que haba en la mesita de
noche, Andy vio que tena telfonos de prostitutas garrapateados en los mrgenes, pero haba que
tener en cuenta que aquello segua siendo Los ngeles y algunas cosas eran inevitables.
Es que... es que me hizo dao que me colgaras el telfono, Andy.
Lo s, Mnica. He dicho que lo siento. l se encontr con que comenzaba a invadirlo el
pnico por miedo a que ella pudiera querer hablar del estado de su relacin. Ahora no pens.
Tengo demasiadas otras cosas en la cabeza. Escucha se apresur a decir, tengo que
marcharme. Cuando haya hablado con Sally, te lo har saber, por si quieres llamarla. Pero no lo
hagas hasta que yo te diga que la Agencia le ha notificado lo de Paul.
Ella pas a toda velocidad por la despedida abreviada, y Andy colg. Dej escapar un suspiro
de alivio. En algn momento tendran que mantener esa conversacin, pero hoy no era el da
adecuado.
Mnica Gray colg el telfono y se sec los ojos con el pauelo de papel que se haba metido
dentro de la manga. Sola llevar siempre uno all, preparado para cualquier emergencia. Por
muchas cajas de pauelos de papel que hubiera en casa, nunca haba una lo bastante a mano
cuando a una de las nias le sangraba la nariz o se le derramaba un poco de caf.
O alguien mora. Aunque fuera alguien que no le gustaba particularmente.
Oy un ruido a su espalda. Se volvi en la silla mientras guardaba el pauelo otra vez dentro de
la manga. No tena sentido hacer pblico que algo iba mal.
Sara estaba all, mirndola, con las manos cogidas delante. Siete aos, coleta, mofletuda.
Tena el lustroso pelo castao de su madre, gracias a Dios. Lisa, la mayor, haba heredado el de
Andy. Ahora era rubio y fino, y se aclaraba hasta ser casi blanco bajo los efectos del sol. Tena
muchas probabilidades de ser canosa cuando llegara a los treinta, igual que haba sucedido con su
padre.
Lisa hoy ha tenido una pelea en el colegio.
Ah tena la distraccin que necesitaba.
Hablar con ella al respecto, Sara dijo Mnica. No deberas ser chismosa, sabes?
Pensaba que deberas saberlo todo.
Gracias. Mnica sorbi un poco por la nariz, pero haba acabado de llorar, por el momento.
Dej el inalmbrico sobre la mesa donde haba estado ocupada con el pago de facturas, intentando
estirar el sueldo de Andy y lo que ella sacaba de su empleo de media jornada en una tinto rera del
barrio, ahora que las dos nias iban al colegio durante todo el da, y fue en busca de Lisa. Haban
llegado en el mismo autobs escolar, pero si Lisa haba entrado en casa, se haba escabullido a
alguna parte.
Mnica la encontr en su habitacin, donde ya se haba instalado ante el escritorio y
comenzado a hacer los deberes de matemticas. Fracciones, algo con lo que Mnica siempre
haba tenido problemas. Se arrodill junto al pequeo escritorio y esper hasta que Lisa la mir.
Quieres contarme qu ha sucedido?
No ha sucedido nada.
Eso no es lo que he odo.
Sara es una rata.
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esfuerzo que requera mantener unida una familia. Seguro que haba hombres que s, que lo
saban, pero no su marido, y sospechaba que tampoco muchos otros. Andy pensaba que ella era
dbil, pero en su mundo la gente tena que ser evaluada con rapidez y de modo simple: peligroso,
reincidente, inofensivo, fuerte. No tena ni idea de la fuerza que se necesitaba para doblarse con
los vientos que amenazaban con separar a la familia un da tras otro, y a los que tanta gente
sucumba. El dinero, los enfados, la tristeza, todo el estrs de la vida cotidiana, exacerbado por
todas las emergencias, grandes o pequeas. Haba que ser un sauce para resistir todo eso. Los
rgidos no lo lograban.
Y Mnica Schwann Gray era un sauce. Haba resistido contra turbulencias con la fuerza de un
vendaval en el pasado, y estaba segura de que volvera a hacerlo. Pero jams permitira que su
familia fuera desmembrada, con independencia de lo que pasara. Era algo que haba visto suceder
demasiadas veces, a demasiada gente. A ella no le sucedera. Sorbi por la nariz una sola vez,
decidida a no permitir que Sara supiera que haba tenido un disgusto.
Un sauce...
Andy se haba encontrado con Anglica Foster en numerosas ocasiones, cuando trabajaba en
casos con Paul. Era una patloga tcnica forense de la oficina del FBI en Los ngeles. Paul
pensaba que estaba buensima y haba intentado acostarse con ella en unas cuantas ocasiones.
Andy estaba bastante seguro de que nunca lo haba conseguido.
Ahora, Andy la quera para algo por completo diferente.
Haba matado unas cuantas horas en el motel, hablando con Mnica, mirando una estpida
pelcula en televisin, y finalmente cayendo en un sueo inquieto, aunque no haba soado.
Cuando despert, haba empapado las sbanas de sudor fro y se senta como si le hubieran esta-
do pasando autobuses por encima del crneo.
Pero darle vueltas a las cosas en la cabeza le haba permitido, al menos, concebir un plan de
ataque. El primer paso sera averiguar todo lo que pudiera sobre Paul Norris. Tena que haber una
manera una manera cientficamente vlida y lgica de determinar qu le haba ocurrido en
realidad. Andy necesitaba la respuesta a esa pregunta. Una vez que tuviera eso, tal vez contribuira
a dar una pista de adonde haba podido ir Paul.
Y Anglica, que haba estado analizando las pruebas fsicas, era el punto de partida.
La encontr en el laboratorio, como siempre. Llevaba puesta una bata azul claro, cortada, como
toda la ropa de ese tipo, del modo menos favorecedor posible. Pero, a pesar de eso, las diferentes
prominencias de su figura tensaban la tela de un modo prometedor. El pelo negro como ala de
cuervo y largo hasta los hombros estaba recogido en una red; cualquier mechn suelto poda
comprometer los casos criminales, as que no corra riesgos con l dentro del laboratorio. Andy
nunca la haba visto fuera de all, pero imaginaba que cuando se lo dejaba suelto deba de ser todo
un espectculo. Tena la piel de una tonalidad olivcea, y sus ojos brillaban como perlas negras por
encima de unos pmulos prominentes. Andy no saba cules eran sus antecedentes raciales, pero
calculaba que su ADN estaba compuesto por una interesante mezcla gentica.
Agente especial Gray dijo al verlo. Se apart de los instrumentos, se baj la mascarilla, y le
dedic una sonrisa que podra alegrar el da de cualquiera. Has venido por lo de tu compaero?
Lo lamento muchsimo. Me han contado lo que le ha sucedido.
La versin oficial, le haban dicho a Andy, sera que lo haban encontrado muerto en el motel
Slumber, asesinado por unos terroristas en cuya organizacin haba intentado infiltrarse. Eso
encajaba bien con el caso Olemaun, que oficialmente se haba convertido en un caso de terrorismo
cuando haban visto a Estella Olemaun comprar grandes cantidades de explosivos a un traficante
de Valdez, Alaska.
Habra mucha gente que no se lo creera, incluidos todos los presentes en la escena del tiroteo
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y los que haban visto el enorme agujero de la pared, adems de los propietarios de los coches
sobre los que haba cado el escritorio que lo haba abierto, arrojado por Paul. Pero el subdirector
estaba ocupndose de esas personas, una a una, intentando convencerlas de que era una cuestin
de inters nacional recordar los hechos como l quera que se recordaran.
Anglica no haba estado de turno esa noche, y haba sido asignada a los anlisis serolgicos
cuando entr a trabajar aquella maana. A esas alturas, ya cerca del final de su turno, Andy
esperaba que hubiera hecho algunos avances.
Gracias dijo, aunque se sinti como un farsante por aceptar las condolencias de la mujer.
Lo nico que suavizaba el asunto era que Paul estaba perdido para l, en realidad, tanto si estaba
muerto de verdad como si no. Has encontrado algo?
Ella arrug la nariz y frunci el ceo, lo cual hizo aparecer un profundo hoyuelo en sus mejillas.
Es realmente extrao dijo. He estado haciendo las pruebas una y otra vez, en especial
con los eritrocitos, los glbulos rojos, porque en la sangre no dejo de encontrar... bueno, material
que no debera estar en la sangre. Tambin he hecho las comprobaciones dos y tres veces, porque
algunas de las muestras de plasma que tena parecan ser ms viejas de lo que deberan, aunque
la cadena de transporte muestra que la sangre era del agente especial Norris, recogida la pasada
noche. Sabes por qu no van a hacerle autopsia? Greg no quiere decrmelo.
Andy se encogi de hombros.
No te impliques en ese asunto. Qu piensas que te est diciendo esa sangre?
Todava no lo s replic Anglica, que neg una vez con la cabeza. A primera vista,
parece que estaba enfermo o algo as. Pero no s de qu. Y lo que resulta ms extrao es que no
es la primera vez que me encuentro con este tipo de cosas, ltimamente. Recuper el archivo para
asegurarme de que la memoria no me engaaba, pero estaba en lo cierto. Hubo un homicidio por
incendio provocado en Westholme, no hace mucho.
-Eso est cerca de la UCLA? pregunt Andy.
Correcto. La casa perteneca al doctor Amos Saxon, un profesor de all. El doctor Saxon tena
tambin un contrato de investigacin con el Departamento de Defensa, que fue el motivo de que
hicieran intervenir a la Agencia. Hasta donde yo s, an no hay sospechosos, y nadie parece saber
si el asesinato tuvo alguna relacin con el trabajo que haca para el Departamento de Defensa.
Algo o sobre el asunto dijo Andy con tono de indiferencia. De hecho, haba hecho algo
ms que eso; haba pasado por la escena. Dentro de la casa quemada haban encontrado los
cuerpos de dos agentes de polica, adems del cadver del doctor Saxon. Los tres cadveres
presentaban una concienzuda desfiguracin dental, como si alguien la hubiera emprendido a
martillazos con sus dientes. El Departamento de Polica de Los ngeles haba supuesto que el
asesino haba intentado obstaculizar la identificacin de las vctimas. Andy no se lo haba credo ni
por un segundo: los polis llevaban puesto el uniforme y las placas identificativas con su nombre, y
el doctor Saxon estaba dentro de su propia casa. Pero no tena ninguna teora mejor.
Sin embargo, la razn por la que haba estado en la casa era porque el doctor Saxon haba sido
el patrocinador de la visita de Stella Olemaun al campus.
Sali en las noticias afirm Anglica. En cualquier caso, la sangre obtenida en la escena
presentaba las mismas extraas propiedades. Todava no he podido identificarlas, pero an trabajo
en ello.
Bien, Anglica, eso es fantstico dijo Andy. Avsame si descubres algo, vale?
Lo har, Andy. Le dedic una mirada compasiva. S que ya te lo he dicho, pero de
verdad que siento mucho lo de Paul.
S respondi Andy. Yo tambin.
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Steve Niles & Jeff Mariotte 30 Das de Noche 1
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Carol Hino suba cada da al tren que iba desde Manhattan a Connecticut, donde tena su casa, a
las seis y cuarto de la tarde. Haba estado hacindolo durante aos, casi siempre con un
manuscrito dentro del bolso Gucci, de cuero, para leerlo durante el viaje. Ese anochecer, casi tema
sacar el montn de hojas sujetas con una banda elstica.
El libro sera un gran xito casi con total seguridad, pero era la ltima entrega de mis-padres-
me-trataron-tan-mal-pero-yo-sal-bien, y Carol estaba hastiada de todo eso. En ese caso en
particular, los padres de la autora haban sido estafadores que viajaban por todo el pas, un paso
por delante de la ley y de la clera de sus vctimas. Los padres haban estado demasiado
concentrados en encontrar el golpe perfecto, con clculos y porcentajes, lo cual haba concluido en
que su nica hija fuera muy buena en matemticas pero tuviera deficiencias en todo lo dems,
como el contacto humano, las habilidades sociales o cualquier tipo de estabilidad. La madre de la
autora iba a la crcel de vez en cuando, destino que su padre eludi slo por el sistema de
desaparecer durante meses, o incluso aos seguidos.
La historia era interesante y estaba bien escrita, y la autora haba salido de ella relativamente
ilesa, con unos pocos aos de ayuda psiquitrica y recurriendo muy de vez en cuando a la
farmacologa moderna. De hecho, al igual que la propia Carol, se haba graduado en la Universidad
Sarah Lawrence con honores. As pues, el final era muy optimista. Lo nico que suceda era que
Carol no lograba sentir entusiasmo al respecto.
En ese preciso momento, Carol tena otro problema. Al avanzar el ao y ceder la primavera
paso al verano, los das se hacan ms largos. Segn la costumbre, las editoriales de Nueva York
cerraban temprano los viernes de verano por la tarde. Kingston House, la editorial para la
que trabajaba Carol, segua esa tradicin. Pero su jefe reaccionaba a la proximidad de esa
temporada esperando que trabajaran ms horas durante la semana, y Carol haba permanecido en
su escritorio hasta las siete y media de la tarde. Para cuando llegara a la estacin de Connecticut,
donde tena aparcada la Honda, ya habra oscurecido del todo.
Se supona que el conocimiento abra puertas, arrancaba postigos, aumentaba el conocimiento
que uno tena del mundo y del sitio que ocupaba en l. Tena que ser algo positivo. O al menos eso
haba pensado siempre.
Pero ya no lo pensaba. Porque lo que haba llegado a saber la haba convencido de que el
mundo era, en realidad, un sitio aterrador, mucho ms de lo que jams hubiera imaginado. Ahora,
Carol Hino mantena las puertas cerradas con llave y la alarma activada, y dorma con sueo ligero,
cuando lograba dormir, y compensaba la falta de sueo con pastillas y cafena. Estaba vigilante
durante todo el tiempo.
En especial durante las horas de oscuridad.
Carol haba aprendido a odiar la oscuridad.
Andy complet la ronda por los otros laboratorios del edificio. Orden pruebas, a menos que ya las
estuvieran haciendo, de muestras del tejido que Paul Norris haba dejado cuando atraves el vidrio
con los puos, de la voz de Paul Norris grabada durante la conversacin que haban mantenido, de
la integridad estructural del vidrio en s, de los barrotes, del escritorio y del muro. Dej su nmero
de mvil en todos los casos, y pidi que lo llamaran en cuanto se supiera algo nuevo. Estaba
acabando el turno de da, y en un par de casos habl con los tcnicos del turno de noche.
Al final, Greg Sugarbaker, el burcrata que diriga el laboratorio, lo pill cerca del ascensor.
Agente especial Gray dijo, torvo. Mis condolencias por tu compaero.
Sugarbaker, precisamente, saba que no se haba pedido autopsia porque el cuerpo de Paul no
estaba all para poder filetearlo, y saba tambin que haba roto las ligaduras y abierto un agujero
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Steve Niles & Jeff Mariotte 30 Das de Noche 1
en la pared. As pues, su condolencia no era ms que comedia. Algo en lo que Andy estaba
dispuesto a participar.
Gracias dijo. Echar de menos a ese bastardo intratable. En cualquier caso, eso era
verdad.
Por lo que he odo, has puesto a mis tcnicos de laboratorio un poco nerviosos continu
Sugarbaker. Da la impresin de que ests dirigiendo las cosas por aqu, en lugar de hacerlo yo.
Pidiendo pruebas, exigiendo resultados con rapidez, ese tipo de asuntos.
Slo estoy intentando descubrir qu le sucedi a mi compaero le asegur Andy.
Eso lo entiendo dijo Sugarbaker. Yo hara lo mismo. Y creme, estamos trabajando en
ello. Ahora mismo es nuestra mxima prioridad.
Gracias.
Pero tengo que ser yo el que establezca las prioridades aadi Sugarbaker. Si se hiciera
de alguna otra manera, entonces todos los agentes que tuvieran un caso entre manos no se
moveran de aqu diciendo lo importante que es que sus resultados sean los primeros. Nunca se
hara nada.
Lo entiendo replic Andy, que saba que el asesinato de un agente siempre estara en
primer lugar, con independencia de todo lo dems.
Greg Sugarbaker se inclin hacia l y baj la voz con aire de conspiracin.
Has presionado tanto a la gente que algunos piensan que andas metido en algo. Como que
t y Norris os habais mezclado en un asunto. .. indeseable, y que ahora que le ha costado la vida a
l, t ests intentando silenciar el asunto.
Slo quiero saber qu pas repiti Andy.
Eso ya lo s, y lo respeto, agente Gray. Creme. Pero tienes que entender lo que haces que
parezca. T no trabajas en esta oficina, as que esta gente no te conoce bien. E incluso si te
conocieran... bueno, ya sabes cmo son las cosas. Despus del 11 de septiembre, despus de lo
del Departamento de Seguridad Nacional... todos estn nerviosos y nadie se fa de nadie. Lo nico
que digo es que te lo tomes con un poco de calma, vale? Nos aseguraremos de que ests al
corriente de todo lo que hacemos lo antes posible.
Andy tendi la mano, y Sugarbaker se la estrech.
Gracias dijo Andy con sinceridad. Agradezco todo lo que estis haciendo por Paul.
No hay de qu replic Sugarbaker. Me alegro de que hayamos tenido esta conversacin.
En el Swiss Chalet, Andy dej funcionando el televisor con el volumen bajo, slo para tener un
poco de ruido de fondo. Se sent ante el escritorio y se puso a escribir en el papel del motel.
Estaba reuniendo todas las ideas y toda la informacin, haciendo garabatos, tomando notas,
intentando dejar que su subconsciente estableciera las conexiones que l no haba logrado hacer.
Mir algunas de las palabras que haba garrapateado. Ratas. Bichos. Sangre. Sangre
extraa. Saxon? Dientes desaparecidos. Renfield. La ltima palabra estaba subrayada
con tres lneas. Qu diantre haba querido decir Paul con eso?
Se haba llevado al motel una copia de la grabacin del interrogatorio de Paul y una grabadora,
y volvi a escuchar esa parte.
Segu a Olemaun. Pero luego apareci otra mujer, una a la que le gustaba la sangre, y me
convirti en su... sirviente. Su Renfield, supongo. Me tom, Andy. No tuve eleccin.
Me convirti en su Renfield. Un arma? Haba un rifle britnico, pero se llamaba Enfield.
Cmo haca alguien para convertirte en su Renfield?
Desconect el telfono de la entrada de la pared y conect el porttil en su lugar. Con todo el
dinero de impuestos que iba a parar a los cofres de la Agencia, a veces el mejor instrumento que
un agente poda usar era Google.
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Steve Niles & Jeff Mariotte 30 Das de Noche 1
Sin embargo, no sirvi de nada. Demasiados resultados. Una banda de msica punk, una
marca discogrfica, varias referencias a Escocia, gente cuyo nombre artstico o web incluan la
palabra, pero sin ninguna razn aparente del porqu.
Para afinar la bsqueda, entr algunas de las otras palabras que haba anotado. Renfield
sangre ratas bichos, tecle, y luego puls buscar.
Y todo se aclar de inmediato.
El nexo comn era Drcula, de Bram Stoker.
Al parecer, Renfield era un personaje de la novela original y de las adaptaciones
cinematogrficas. Andy ley algunas de las descripciones del personaje, un hombre mortal que
haca lo que Drcula le ordenaba. Obsesionado con la consuncin de la vida, se coma todos los
bichos que poda encontrar en el sanatorio del doctor Seward, antes de que Drcula le diera un
propsito en la vida.
Tal vez ms pertinente, Andy encontr referencias a un trastorno psicolgico llamado
vampirismo clnico, rebautizado como Sndrome de
Renfield. Era el trastorno que le haba venido antes a la memoria, aunque no haba podido recordar
el nombre.
Renfield. Paul haba cado o crea haber cado bajo el dominio de una mujer. Su seora.
Ella ordenaba, y l obedeca sin ms. Me tom, Andy -haba dicho Paul. No tuve eleccin.
Si a uno se le iba la pelota, se pasaba cuatro pueblos y empezaba a asesinar a la gente y
apuntar a sus compaeros agentes con armas de fuego, tena que ser conveniente poder culpar a
un annimo otro.
Esto no le deca dnde deba buscar a Paul, ni qu le haba sucedido en realidad. Pero s que
sealaba en una cierta direccin, la misma direccin que indicaban un montn de las otras pruebas
circunstanciales.
Lo nico que suceda era que no se trataba de una destinacin a la que l quisiera llegar.
Paul haba estado escondido en aquella habitacin de motel, comiendo bichos y roedores,
porque se haba convertido en el Renfield de alguien. Ya estaba cambiando, convirtindose en algo
diferente de lo que era, algo de una fuerza terrible.
Algo innegablemente malvado.
El asesinato de Judith Ali tena que haberlo cometido por mandato de su seora, quienquiera
que fuese.
Andy se frot la cara. Estaba perdiendo el rumbo. Al menos el rumbo lgico.
Haca un par de das que no se afeitaba. Esa maana haba tomado una ducha rpida, pero le
vendra bien una ms larga y un lavado de pelo. Recordaba haberse sentido sucio, contaminado,
cuando estaba en la habitacin de Paul en el motel Slumber, pero todava no haba hecho
realmente nada por remediarlo. Ahora, sin embargo, volvi a sentirse igual, una sensacin de
hormigueo, como si un milln de gusanos se le movieran justo por debajo de la piel. El estmago
se le contrajo, y l se puso en pie de un salto, corri al cuarto de bao, y logr levantar la tapa del
vter justo a tiempo.
Cuando qued vaco de lo poco que haba comido en los ltimos das, Andy abri los grifos de
la ducha, con el agua tan caliente como poda soportar. Se quit a tirones el traje sucio y lo arroj al
suelo, en un rincn. Tendra que ver si podan limpiarlo en seco adecuadamente, y en caso
contrario simplemente lo tirara a la basura. Desnudo, se meti bajo el agua caliente e intent dejar
que lo escaldara lo bastante como para llevarse la porquera, el recuerdo de pesadilla de la atroz
transformacin de su amigo. Cerr los ojos y dej que la lluvia de la ducha le bombardeara la cara.
Recogi la fina pastilla de jabn del motel, le quit el envoltorio de papel, y la gast casi del todo
enjabonndose una y otra vez, en un intento de librarse de la suciedad. Entre jabonaduras, vaci
casi todo un frasco del champ del hotel.
Al fin, cerr el agua, sali de la baera y se frot con la toalla hasta que la piel sobrecalentada
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Steve Niles & Jeff Mariotte 30 Das de Noche 1
comenz a escocerle. Se pas la mquina de afeitar elctrica por las mejillas y el mentn y se
pein el corto pelo gris. Por suerte, tena un segundo traje en la bolsa de viaje, y, aunque arrugado,
al menos estaba limpio. Se puso una camisa blanca impecable, se subi la cremallera de los
pantalones, y se puso la chaqueta. Sin corbata, lo cual era inusitado en l. Pero, por otro lado, esa
noche no estaba trabajando.
Decentemente arreglado por primera vez desde que haba desaparecido Paul, Andy se dio
cuenta de que necesitaba algo de comida slida. En cuanto pens en ello, se le despert un
hambre voraz.
Sali del motel y condujo hasta ver un asador. Pero a Andy le gustaba el bistec al punto... un
poco sangrante... y de repente el estmago comenz a revolvrsele otra vez.
Pas de largo y continu adelante hasta encontrar un restaurante con barra libre de ensaladas.
Estaba bastante desierto. Llen un plato con ensalada y lo complement con pan y sopa de patata.
Pero no pensaba que pudiera comer ningn tipo de carne; ni siquiera haba podido aadir
sucedneo de tocino a la ensalada.
Sentarse a tomar una comida normal ahora pareca raro. Cuando estaba en su ciudad, Andy
intentaba cenar con la familia cada noche. A Lisa y a Sara sola gustarles contar lo que haban
hecho en el colegio ese da, aunque l sospechaba que dentro de un ao, poco ms o menos,
comenzaran a responder con el nada con que sola contestar l de nio cuando sus padres le
preguntaban por la jornada escolar. La verdad era que le haba llegado a gustar el momento de la
cena, cuando haba que animar a las nias para que se comieran la verdura, tentarlas con la
esperanza de un postre a cambio de que dejaran limpio el plato.
Mientras estaban ocupados en la vigilancia de Stella Olemaun, Andy y Paul haban comido
mucha comida rpida, por lo general dentro del coche, porque daba la impresin de que ella estaba
casi siempre en movimiento. De vez en cuando, en las ocasiones en que permaneca quieta en un
sitio, uno de los dos iba a un restaurante donde pudiera comprar comida para llevar, la cual
consuman all donde estuvieran escondidos. Ahora, Andy coma y observaba a la gente que lo
rodeaba: familias con nios, parejas jvenes que haban salido a cenar, los jugadores de un equipo
de ftbol americano amateur que estaban con amigos y aficionados. Gente normal con vidas
normales. Se haba hecho de noche; podran haber sido ellos, supuso.
La perseverante lgica de Andy an sospechaba que ya era demasiado tarde para Paul. Se
haba pasado de la raya y ya no tena posibilidad de volver atrs. Lo mejor que poda esperar era,
probablemente, una larga estancia en una institucin para locos criminales, y luego, si sobreviva a
eso, una vejez de litio o alguna otra droga psicoactiva que mantuviera bajo control su locura.
A menos, claro est, que se hubiera convertido en uno de ellos.
Aquel pensamiento impact a Andy como una horrible certeza, y lo sobresalt tanto que
derram el caf en el plato. Dej la taza con manos temblorosas. Era todo cierto... tena que serlo.
El libro de Stella. Su historia sobre el ataque contra Barrow. De algn modo, Paul se haba
tropezado con uno de ellos y lo haba cambiado. La locura no poda justificar aquella increble
fuerza, ni la capacidad para sobrevivir a todas aquellas balas. Poda explicar la transformacin
mental y psicolgica, pero no la fsica. Ni el hecho de que no tuviera latido cardaco, ni respiracin
cuando lo examinaron los sanitarios de la ambulancia.
Paul Norris estaba muerto y, sin embargo, se mova, hablaba, y funcionaba. En algunas cosas,
mejor que cuando estaba vivo. Tena que haber una explicacin cientfica, porque todo lo que haba
en el mundo, por estrafalario que fuera, poda acabar explicndose mediante los hechos y la lgica.
Tal vez se trataba de algn tipo de enfermedad, un virus. Andy no saba la suficiente teora mdica
avanzada como para dilucidarlo por s mismo, pero estaba convencido de que exista esa
explicacin.
Se haba servido un cuenco de fruta con nata montada para postre, pero como ya no tena
hambre, lo dej sobre la mesa y regres al motel. All se quit el traje y se cepill los dientes.
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Despus de tomarse tres pastillas para dormir, se meti en la cama y encendi el televisor, sin dar
importancia a lo que se emita.
Ya s qu tengo que hacer.
Media hora ms tarde, cay en un sueo muy profundo.
Paul Norris es un vampiro dijo Andy.
Andy, has estado soportando una enorme cantidad de estrs... comenz el subdirector
Flores.
No, seor... crame, s lo absurdo que parece, pero permtame exponrselo.
El subdirector agit una mano como si le hiciera una seal a un tren descontrolado.
No te molestes, Andy, por favor. Somos el FBI, no los jodidos Cazafantasmas. O los, cmo
era?... los de Expediente X. El FBI no se pone a buscar bigfoots de sos, ni chupacabras ni
OVNIS. No investigamos casas encantadas. Y estoy condenadamente seguro de que no nos
ocupamos de vampiros.
Andy mir las fotografas que haba en la pared detrs de Flores. Presidentes, senadores, todos
los directores que haba habido desde Hoover. Gente seria. La luz matinal entraba por la ventana
de la oficina.
Andy tambin era una persona seria.
Seor, no podemos limitarnos a descartarlo sin haberlo investigado siquiera.
No podemos? repiti Flores. No podemos? Ri. Joder, ya lo creo que podemos,
hijo.
Hoover no habra aprobado las palabrotas. En otros tiempos, Flores se habra encontrado de
inmediato haciendo otra vez trabajo de campo. Pero, por otro lado, record Andy, Hoover era
aficionado a las gasas, los encajes y algn que otro chal de cachemir, as que nadie era perfecto.
Estaba muerto, seor insisti Andy. Los sanitarios de la ambulancia no pudieron
encontrarle ningn signo vital. Recibi setenta disparos, algunos incluso en el corazn y la cabeza.
Estaba encerrado en nuestra celda ms segura, atado a una camilla con correas de nailon. Y
logr... escapar sin ms. Rompi las correas de nailon, dobl los barrotes, destroz el cristal y la
pared. Quin puede hacer eso, seor?
Andy, no hagamos que esto sea peor de lo que ya es dijo el subdirector.
Pero Andy, exasperado, se puso de pie.
Quin?! grit. Paul Norris no poda hacerlo! Yo he trabajado con l durante dcadas,
seor! Era bastante fuerte para ser un tipo de mediana edad, pero no hay manera de que haya
podido hacer esas cosas. Es imposible. Y eso sin incluir el hecho de que es imposible que alguien
haya recibido todos esos disparos y vaya por ah caminando y hablando. Eso no puede suceder, y
punto.
Pero sucedi. Yo lo vi. Me levant como si no pesara nada y me arroj a un lado. Levant ese
escritorio por encima de la cabeza como usted levantara una pelota de baloncesto. Esa celda tiene
micrfonos y cmaras, seor, as que ya s que ha visto la grabacin. Eso no puede negarlo.
Puedo negar lo que me d la gana cuando se trata de una jodida locura, agente especial
Gray! Flores estaba que echaba humo. Cosa que, en este caso, es as!
Flores se control, con las orejas rojas de clera, y luego exhal con lentitud antes de volver a
hablar.
Andy, no hagas que llame a tu agente especial superior y tengas que pasar los seis meses
prximos en el divn de un loquero. Fas sufrido una prdida terrible, tu compaero y amigo ha
desaparecido, y todos entendemos lo que eso puede hacerle a un hombre. El funeral de Paul es
esta tarde. Asiste a l y luego tmate unos das libres, recupera 1a sensatez. Cuando te sientas
mejor, podrs volver a trabajar y ocuparte de eso que te ped que hicieras.
Andy, furibundo, se meti los puos en los bolsillos.
-Se refiere a la ocultacin.
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Andy no prest mucha atencin a las palabras del pastor. El funeral de Paul tuvo lugar en la iglesia
presbiteriana a la que asista la familia Norris de vez en cuando. Ninguno de los presentes pareca
conocerlo muy bien, y otro agente del FBI que estaba sentado junto a Andy le dijo que, dentro de la
iglesia, el objeto de adoracin era Dios, no el difunto, as que elogiar a este ltimo no era algo
prioritario. El pastor habl de la voluntad de Dios y Su amor, y a Andy le result todo un poco tedio-
so y trillado.
Mientras el hombre continuaba hablando con voz montona, Andy recorri el edificio con la
mirada, y la detuvo en el atad que haba frente al altar y que presuntamente contena los restos
mortales de Jacob Paul Norris: amante esposo, padre devoto, leal empleado del gobierno... y
ahora, algo por completo distinto?
Haba cruces por todo el recinto. No poda creer que Paul dejara pasar la oportunidad de
presenciar su propio funeral si tena la ms mnima oportunidad de hacerlo. Pero si ya se haba
transformado en vampiro, podra entrar en un sitio consagrado a Dios? Con todas esas cruces
dentro? Haba muchas cosas que Andy no saba. Si eran reales, como estaba llegando a aceptar,
qu parte de lo que apareca en las pelculas era verdad? No poda imaginar a Paul
convirtindose en murcilago, y ciertamente no lo haba hecho para escapar la otra noche.
O s lo haba hecho? Paul salt, pero yo no vi qu pas despus. Ni vi ni o cmo aterrizaba.
Tal vez le salieron alas y se alej volando? Patraas. Pero todo aquello no eran patraas?
La navaja de Ockham era un modo de vida para Andy Gray.
Y nunca lo fue ms que cuando se trataba de Paul Norris, desde el momento en que se
conocieron.
La primera vez que recordaba haber visto a Paul haba sido en un aula de la academia del FBI, en
Quntico, Virginia. La sala era tan burocrticamente insulsa como lo son la mayora de aulas, con
pupitres metlicos y sillas de plstico ordenadas en pulcras hileras y el instructor situado en la parte
frontal, sobre una tarima de madera. El instructor haba estado parloteando acerca de los
beneficios rehabilitadores de las penitenciaras federales y bla, bla, bla, cuando alguien que estaba
sentado detrs de Andy lo interrumpi. A Andy le sorprendi que un estudiante o nuevo agente
en formacin, como los llamaban no hubiera levantado la mano y esperado hasta que le hubieran
dado permiso para intervenir.
Hmm, disculpe, seor dijo el alumno, pero eso es una patraa. Una escoria que viola a
una abuela no va a convertirse en un ciudadano cabal porque lo obliguen a andar en compaa de
otros violadores y asesinos.
Como si fueran uno solo, todos los integrantes de la clase se volvieron a mirar para ver quin
demonios estaba a punto de ser expulsado.
Andy qued casi tan sorprendido por la apariencia del joven como por la deliberacin con que
incumpla las normas de la academia. Durante aos, la Agencia haba insistido en contratar
personal que tuviera un aspecto corriente en todos los sentidos. Al fin, se les haba ocurrido que
corriente en Harlem, o en una barriada hispana o una reunin de la Organizacin Nacional de
Mujeres era diferente de corriente en un Elks Club de Iowa. Mientras miraba al estudiante que
haba hablado sin autorizacin, Andy Gray tuvo que preguntarse si en ese momento no estaran
intentando infiltrar una organizacin subversiva de gente fea.
Porque si en el mundo haba existido jams una palabra que pudiera describir a Paul Norris,
esa palabra era feo. En todo caso, con el correr de los aos haba adquirido mejor aspecto,
aunque eso jams lo habra adivinado alguien que lo hubiera visto en los ltimos tiempos. El joven
Paul Norris tena una nariz enorme y orejas que sobresalan a ambos lados de su cabeza como
portezuelas de coche abiertas. Tena el pelo rubio, pero graso y ya clareando en la coronilla. Sus
labios eran gruesos y rojos, y se contraan como si cada uno tuviera voluntad propia. Mientras Andy
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lo miraba, las plidas mejillas de Paul se ruborizaron como si acabara de darse cuenta de lo que
haba hecho.
Es muy posible que tenga usted razn, seor Norris haba respondido
el instructor, milagrosamente imperturbable. Sin embargo, no corresponde al FBI determinar la
validez de ningn castigo en particular. Nuestro cometido es apresar a los perpetradores, y a partir
de ese punto las decisiones quedan en manos del Estado.
Paul asinti con la cabeza a modo de respuesta al instructor, y entonces repar en que Andy lo
observaba, boquiabierto. Lo mir fijamente durante un segundo, y luego le dedic un guio y una
sonrisilla maliciosa.
A partir de ese momento, Andy haba tomado la determinacin de prestar atencin a Paul
Norris.
Andy haba sido atrado hacia las fuerzas de la ley en unas circunstancias inusitadas. Cuando
era nio haba sido presa de terribles miedos pesadillas recurrentes que duraban semanas
enteras, fobias y preocupaciones por casi cualquier cosa, y desde muy temprana edad haba
pensado que la gente que llevaba placa y pistola poda enfrentarse a cualquier peligro, y esta
filosofa perdur. Su compaero de la academia le haba causado una extraa fascinacin porque
era alguien que estaba dispuesto a decirle lo que fuera a cualquiera si le pareca algo importante, y
que pareca no temer nada en absoluto. Paul Norris tena una vena obscena y era desdeoso para
con las normas de conducta tradicionales. Pero, adems cosa que era quiz ms significativa,
senta un pro- rundo y permanente respeto por la ley, y por la justicia como la entenda l.
Odiaba a todos los que hacan presa en los inocentes: traficantes de droga, timadores y
delincuentes de todo tipo.
Y las conversaciones! Despus de las horas de clase, sentados en una de las tabernas de
Quntico frecuentadas por los estudiantes de la academia y los pelados de la base de la Marina,
Paul se explayaba largo y tendido sobre sus conceptos de honor y decencia, y sobre papel del FBI
en el fomento de ambas cosas. Andy pagaba gustoso las jarras de ambos. Se senta atrado por
aquel joven estudiante, y en el curso de las siguientes quince semanas de estudios se hicieron
ntimos amigos. Se entrenaban juntos, iban juntos al tnel de tiro, estudiaban juntos despus de
clase. Al final del programa de estudios, Andy se gradu entre los diez mejores de su clase.
De algn modo, aunque raras veces se lo viera estudiando, Paul estaba entre los cinco
mejores.
Despus de la academia, estuvieron separados durante algunos aos, ya que Andy fue
destinado a la oficina de campo de Chicago, y Paul a Boston. Pero ambos mantuvieron un estrecho
contacto, escribindose y llamndose con regularidad, y ms tarde envindose correos electrni-
cos. Andy conoci a Mnica Schwann, que trabajaba en la tintorera a la que l llevaba los trajes, y
se cas con ella. Paul se mostr tan poco impresionado por Mnica y tan despectivo con la idea del
matrimonio en general, que como regalo de bodas le llev a Andy una navaja del ejrcito suizo con
una tarjeta que deca: Para cuando necesites cortar las ligaduras.
Andy se haba redo. Para algunos, eso habra significado el fin de la amistad, pero Andy saba
que no era ms de lo que caba esperar en el caso de Paul Norris (aunque no se atrevi a hablarle
a Mnica del incidente).
Un par de aos despus de eso, Paul conoci a Sally Winston, una voluptuosa rubia que
trabajaba como ayudante de direccin en una oficina que l estaba investigando por sospecha de
fraude. Andy no pudo evitar devolverle la pelota por eso. Para cuando los dos fueron destinados
como compaeros en la oficina de campo del FBI en Sacramento, ambas parejas tenan dos hijas y
una cierta edad, y su amistad era ms fuerte que nunca.
As que se entristeci cuando a Paul volvieron a trasladarlo, esta vez a Los ngeles. Las dos
familias celebraron una ltima fiesta de despedida, una fiesta-piscina en casa de los Gray, a la que
invitaron a la mayora de compaeros de trabajo. A pesar del persistente temor de Andy, Paul se
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emborrach slo un poco y no hizo demasiado el ridculo. Luego, Paul le ech un brazo a Andy
alrededor del cuello y golpe la mesa metlica del jardn con la botella de Heineken para llamar la
atencin de todos. La camisa hawaiana de Paul estaba abierta y dejaba a la vista el pecho flcido y
la tripa fofa que colgaba, prominente, de su constitucin flacucha como un apndice aliengena.
Cuando todos los ojos se hubieron posado sobre l, alz la botella en el aire.
Quiero dar las gracias a mi colega Andy Gray por esta fiesta anunci. Y por ms que
eso, por ser el mejor amigo que pueda tener alguien. Hemos pasado por todo juntos. Quntico, la
vida de soltero, la vida de casado, la paternidad. Y a lo largo de todo eso ha habido una constante,
algo que nunca cambia, pase lo que pase. Hizo una pausa, bebi un sorbo, baj la botella al
tiempo que dejaba escapar un pequeo eructo, y aadi: Andy tiene la polla ms pequea del
FBI, al menos desde que muri Hoover. Y por muy negras que se me pusieran las cosas, saber eso
siempre me ha ayudado a continuar.
Los asistentes a la fiesta se rieron, algunos con entusiasmo, otros con comodidad, ya que en la
piscina estaban sus hijos, muchos de los cuales iban juntos a la iglesia presbiteriana. Andy sinti
que se le pona la cara de color rojo brillante, pero ri entre dientes y form una pistola con los
dedos de la mano para disparar a Paul a la cabeza.
-Todo lo que puedo decir es: gracias a Dios que ests vivo replic Andy, impasible.
Eso, eso! grit alguien, en medio de las carcajadas.
La limusina era larga y negra, con el aire acondicionado tan fuerte que haca que el interior
alcanzara una temperatura casi rtica. Andy se sent en el asiento que miraba hacia la parte
posterior, de modo que a travs del cristal teido de negro poda ver el sitio en que haban estado
pero no hacia dnde se dirigan. Era lo que quera. Mientras hablaba con Sally, intentaba
escudriar los coches que tenan detrs. Para ver si Paul nos sigue.
T estabas con l, Andy? Al final? No logr sacarle muchos detalles a Hctor ni a nadie
ms de la Agencia.
Ojal hubiera estado dijo Andy. Odiaba mentirle a la viuda Norris, pero la verdad es que
no tena alternativa. Tal vez habra podido hacer algo. Estaba buscndolo... No s cunto te
contaron realmente.
Como te he dicho, no mucho. Al parecer, fue capturado por la gente a la que estabais
siguiendo, y lo mataron.
Eso es, ms o menos, lo que ocurri dijo Andy. Estaban siguindolos, desde luego que s;
una larga fila de coches entr en formacin detrs de ellos, encabezada por un poli de la
motorizada. Llevaban los faros de carretera encendidos. Intentamos encontrarlo a tiempo, ya
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Steve Niles & Jeff Mariotte 30 Das de Noche 1
La sepultura estaba en una cuesta cubierta de hierba desde la cual, si mirabas con la suficiente
atencin a travs de una pantalla de rboles y de la bruma de Los ngeles, podas ver una fina
franja del ocano Pacfico. El cementerio en s ocupaba dos pendientes que descendan en arco la
una hacia la otra para formar una V profunda cuyo centro sealaba en lnea recta hacia el mar.
Se llamaba Acres del Descanso, aunque Andy dudaba que pudieran engaar a alguien para
hacerle pensar que los habitantes slo estaban descansando.
l, desde luego, esperaba que no fuera as. Pero, por otro lado, su percepcin de ese tipo de
cosas estaba sufriendo un cambio radical.
Los asistentes haban mermado con respecto a los que haba en la iglesia. La mayora de los
agentes compaeros de Paul estaban presentes, apropiada y tpicamente ataviados con traje
oscuro y gafas de sol. Haba otras personas a las que Andy no reconoci, sobre todo mujeres que
dedujo que eran amigas de Sally, y nios con sus padres que deban de ser amigos y compaeros
de clase de sus hijas.
Su atencin se vio desviada hacia los rboles de la periferia del cementerio. Bajo el dosel de
hojas, las sombras eran densas y oscuras.
All es donde estara Paul, si estuviera aqu.
Dado que nadie le prestaba atencin, Andy se alej de la tumba con disimulo de todos
modos, el atad que meteran en ella estaba vaco, y se encamin hacia los rboles. Se meti
una mano debajo de la chaqueta, casi por instinto, y toc la Glock del calibre 22 que reposaba
dentro de la funda del cinturn. Si Paul estaba all...
Dej morir el pensamiento. Si Paul estaba all, el arma sera tan intil contra l como los
centenares de balas que le haban disparado en el exterior del motel. Tal vez sera mejor que
buscara un palo afilado entre las ramas cadas que haba bajo los rboles.
La hierba que pisaba era blanda y mullida. Al llegar a la linde de los rboles, cedi paso a
dentadas hojas de roble cadas entre la fina hierba ms alta en el borde, all donde no llegaba el
cortacsped.
Andy senta un hormigueo de expectacin en el estmago.
Nada.
No haba nadie acechando all detrs, aunque se vean botellas tiradas y otros desperdicios que
indicaban que haba gente que a veces pasaba el rato a la sombra de los rboles. Probablemente,
gente sin hogar. Ms all de la pantalla de rboles, al pie de una cuesta sembrada de rocas, estaba
la autova 405, cuyo ruido quedaba disimulado por el susurro de los robles.
Satisfecho de que Paul no estuviera oculto all, despus de todo, Andy dio media vuelta y volvi
a la sepultura, donde la ceremonia estaba tocando a su fin. Tuvo que esperar a Sally otra vez,
puesto que su coche se haba quedado en la iglesia. Y all, junto a lo que todos crean que era el
sitio de descanso final de Paul, los que haban acudido al lugar se mostraban efusivos en su
congoja, llorando, lamentndose y amenazando con romper las costillas de Sally con fuertes
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Steve Niles & Jeff Mariotte 30 Das de Noche 1
abrazos. Andy se qued a un lado con Debra y Nicole, que haban llorado antes, pero ahora se
limitaban a observar, ms o menos mudas de asombro, el comportamiento de los adultos.
Cuando hubieron vuelto a la limusina, Andy, mientras sostena una mano de Sally a travs del
espacio que separaba los asientos, le formul una pregunta que haba estado guardando para el
momento adecuado, cualquiera que fuese.
Puedo ir hasta tu casa, Sal? Me gustara registrar el despacho de Paul, a ver si puedo
encontrar alguna nota o algo que pueda ayudarme a encontrar a quienes le hicieron esto.
Sonri. Esa es una metfora bastante confusa, verdad?
Sally se ri por primera vez en todo el da, y cuando lo hizo, Andy vio con claridad qu haca
que Paul no dejara de volver a casa. Era una mujer muy atractiva. Su sonrisa era contagiosa, y su
risa era una brillante chispa en una tarde triste.
No se supone que las metforas tienen que aclarar las cosas? pregunt.
La lengua inglesa nunca fue la asignatura que mejor se me dio admiti Andy. Ahora que
lo pienso, no creo que tuviera una asignatura que se me diera mejor. Slo algunas que eran menos
peores que otras.
Sally volvi a rer.
-Claro que puedes venir. Ya sabes cmo es su despacho, pero si piensas que all puedes
encontrar algo que te ayude, adelante.
Fantstico. Ir un poco ms tarde, hacia el final de la tarde, si te parece bien. Antes tengo
que ocuparme de algunas otras cosas.
Estaremos en casa dijo Sally. Probablemente atracndonos hasta ponernos malas con
toda la comida que los amigos y los vecinos han estado llevndonos.
De vuelta en su coche, Andy conect el telfono mvil y descubri que haba un mensaje: Agente
especial Gray, soy Anglica Foster, del laboratorio serolgico. Creo que deberas echar una mirada
a la habitacin 23 del motel Hollywood. El ADN de la sangre encontrada all encaja a la perfeccin
con el de Stella Olemaun. Si tienes alguna pregunta, hzmelo saber.
En la luz cada vez ms mortecina, Andy se encontr luchando con el trfico para llegar a otro
desvencijado tugurio de Hollywood. ste era un edificio de tres pisos situado en Gower, a un par de
manzanas de Hollywood Boulevard. El boulevard era la tpica mezcla de turistas, gticos, punks y
putas, pero cuando gir en Gower desapareci el elemento turstico. Al subir los tres escalones
hasta la puerta del motel, se cruz con un detective de robos y homicidios del Departamento de
Polica de Los ngeles, vestido con un costoso traje color crema.
Taylor lo salud Andy al reconocerlo. Andy Gray, FBI.
Taylor le dedic una sonrisa falsa.
Cunto tiempo, hombre respondi al tiempo que le tenda la mano. Taylor haba sido
running back de ftbol americano en la UCLA haca dcadas. An tena los hombros anchos, el
pecho voluminoso y el apretn pulverizador de manos, pero en su pelo haba ya tanta sal como
pimienta. Qu lo trae por aqu?
No estoy del todo seguro confes Andy. He recibido un mensaje de nuestro laboratorio
que dice que en la habitacin 23 hay sangre que coincide con la de alguien a quien he estado
vigilando, una seora que se llama Stella Olemaun. Cul es la situacin? Hay un cuerpo?
Hay la sangre suficiente como para llenar uno replic Taylor, pero, no, no hay cuerpo. La
habitacin la ocupaba una mujer descrita como de cabello pelirrojo corto, bastante guapa, pero, por
lo dems, corriente. Pag en metlico y se registr como Betty Ford. Nadie lo puso en duda. Si
quiere que le diga la verdad, el recepcionista no sabe quin era Betty Ford. No vieron llegar
ninguna visita. Pag una semana por adelantado. Al acabar la semana, el director llama a la puerta.
No hay respuesta. Entran. Hay sangre por todas partes, pero la vieja Betty se ha largado. Cree
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Steve Niles & Jeff Mariotte 30 Das de Noche 1
que es su Stella?
Por lo que ve parece, s replic Andy. Tiene la costumbre de ponerse en camino con
rapidez y pasar inadvertida. Por lo general, siempre hemos podido encontrar otra vez su rastro. La
ltima noticia que tuvimos de ella era que se alojaba en el Standard, con su nombre autntico, y
que pagaba con tarjeta de crdito. Luego desapareci, y desde entonces no habamos logrado
encontrarla. Da la impresin que es aqu adonde vino, pero podra haberse marchado esa misma
noche, por lo que yo s.
Puede examinar la habitacin, si quiere dijo Taylor, aunque yo creo que es un callejn
sin salida. La hemos peinado. No ha dejado ni un pelo pbico, slo la sangre que ha empapado la
moqueta. No hay equipaje. Podramos llevarnos el tubo de desage, pero slo encontraramos piel,
pelos y fluidos de los ltimos cincuenta aos de huspedes, ya que dudo que lo limpien alguna vez.
Pero las toallas estn secas y dobladas, por lo que no parece que la vieja Betty haya tomado una
ducha durante su visita.
As que no van a tratarlo como homicidio? le pregunt Andy.
No hay cuerpo. Quin ha muerto? No lo sabemos. Si aparece alguien lo reconsideraremos,
pero en este momento la nica ley que se ha violado, hasta donde puedo ver, es que alguien pag
siete noches y no registr la salida al octavo da. Ni siquiera dejar la moqueta hecha un asco es
ilegal. Todava. Si la industria hotelera se sale con la suya, tal vez lo ser algn da.
De acuerdo, gracias dijo Andy. No tena ningn inters en mirar otra habitacin de motel
ensangrentada; las de Judith Ali y Paul Norris haban sido suficiente por el momento. Si Taylor
deca que no haban dejado nada, era probable que estuviera en lo cierto. Andy lo conoca como
poli ambicioso que tena un ojo puesto en la poltica, as que si pensara que all haba un caso,
estara indagando con toda su alma.
Lo cual dejaba a Andy sin saber qu direccin tomar. Le haba dicho a Sally que tena cosas
que hacer, pero eso era otra mentira, ya que en el momento de decirlo ignoraba lo relativo al
mensaje telefnico. Slo haba querido alejarse un rato de ella y de las nias. Estaba intentando
pensar en Paul como transformado, no como muerto; una especie de monstruo. Estar cerca de
Sally haca que le resultara ms difcil dar ese salto mental. Le recordaba al Paul padre de familia,
el tipo que a veces dorma por ah pero que siempre acababa por volver al hogar.
Pero el Swiss Chalet no quedaba lejos. Condujo de vuelta hasta all, se quit los zapatos, se
desanud la corbata y la colg sobre la chaqueta, en el respaldo de una silla. Una cabezadita antes
de ir a ver a Sally. No tena necesidad de cenar; la comida que haba mencionado Sally sera ms
que suficiente. Se tendi sobre la colcha, y cerr los ojos. Slo unos minutos. ..
El hedor a sangre le inundaba la nariz, espeso, con un sabor a cobre.
Sombras que se solidificaban para adquirir forma; caras con la boca abierta en alaridos mudos. Dientes,
lenguas, labios recubiertos de sangre seca, manchas escarlata en mentones y mejillas.
Su propio padre, marcado por cicatrices y con la mandbula inferior cada como haba sido en los ltimos
aos de su vida.
Andy despert empapado en sudor, con la respiracin trabajosa y el corazn desbocado. El
sueo haba sido difuso, carente de especificidad, y se desvaneca con rapidez, a diferencia de las
persistentes pesadillas de su infancia. Pero esos pocos momentos de pnico onrico haban hecho
que el terror de los ltimos das penetrara en su mente de una manera innegable. Estaba
convencido de que, de algn modo, su amigo haba atravesado esa imposible barrera y se haba
convertido en uno de los no muertos bebedores de sangre. Hasta ese momento lo haba credo
slo a medias.
Pero sentado en el borde de la cama, an temblando ligeramente, supo que si no lo creyera,
nunca habra tenido un sueo semejante.
Tanto si lo quera como si no, Andy Gray se haba convertido en creyente.
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Steve Niles & Jeff Mariotte 30 Das de Noche 1
La casa de los Norris contena una curiosa mezcla de muebles que eran lo bastante viejos como
para llamarlos antigedades, incluido un silln de color naranja desteido que Andy recordaba del
primer piso que tuvo Paul despus de salir de la academia, junto con actualizaciones y accesorios
comprados en Crate & Barrel. Andy nunca haba hablado con Paul sobre el asunto, pero supona
que haba insistido en conservar algunas de sus cosas viejas mientras dejaba que Sally se ocupara
de reemplazar cualquiera que se gastara o se cayera a pedazos. Andy se sent en un sof en el
que haba descansado muchas veces a lo largo de los aos, un mueble tapizado de tela marrn
con hilos de colores verde plido y oscuro intercalados en la trama. Un muelle le pinch el trasero.
Sally se sent frente a l, en una butaca de orejas ms moderna color verde bosque. Entre
ellos haba una mesa de caf contempornea, de madera de arce, sobre la que descansaban dos
tazas de infusin de hierbas que se estaban enfriando. Las revistas Cosmopolitan de Sally decora-
ban la mesa de caf, un verdadero pas de las maravillas poblado de escotes que sonrean a Andy.
Sally se haba cambiado la ropa de luto de la maana y se haba puesto una de las camisas
blancas de Paul, tejanos y unos calcetines gruesos. La camisa estaba abotonada slo hasta la
mitad; cuando se inclin hacia adelante para coger la taza de t, Andy ech una buena mirada al
panorama.
Intent mantener los ojos fijos en la cara de ella cuando se lanz al interrogatorio.
Te contaba mucho Paul sobre sus casos, Sally?
Se removi en el silln. La camisa se abri, pero ella se la cerr con recato.
Durante estos ltimos meses, t pasaste ms tiempo con l que
yo replic ella. Me dijo que estabais vigilando a una terrorista potencial, intentando reunir las
pruebas suficientes para detenerla antes de que efectuara un ataque a lo grande. Pero eso fue
todo.
S que pasamos mucho tiempo fuera de casa dijo Andy. Ya sea fuera de la ciudad o en
operaciones de vigilancia. Tambin Mnica se queja mucho de eso, pero as es la vida en la
Agencia, supongo. Lamento que no haya pasado ms tiempo aqu, con vosotras.
Nunca he podido entender por qu no poda dormir en casa, al menos cuando estaba en la
ciudad por un trabajo dijo ella.
A veces tenamos que hacer turnos a deshora intent explicarle Andy. Uno de nosotros
dorma unas pocas horas mientras el otro vigilaba, y luego cambibamos. Aunque la mujer a quien
estbamos siguiendo a menudo dorma durante toda la noche, no siempre era as; a veces se
levantaba y sala a pasear por la calle a las dos de la madrugada, y cuando lo haca, tenamos que
seguirla. En otras ocasiones dorma durante todo el da y estaba activa por la noche. As que Paul
no poda arriesgarse a venir a casa, a pesar de no estar muy lejos de aqu.
Sally suspir.
Supongo que no. Quiero decir que entiendo la situacin, aunque no me gusta. En especial
ahora que ya no est, y yo pienso en todas esas noches en que dorm sola... y en todas las que
vendrn a partir de ahora.
Se puso en contacto contigo, o intent hacerlo, durante el tiempo que estuvo desaparecido?
pregunt Andy, deseoso de dirigir la conversacin hacia temas ms pertinentes.
Sally mir su taza de t, se inclin hacia adelante y bebi un sorbo antes de responder.
Clsicas maniobras evasivas. El tipo de cosas que hace una testigo cuando quiere posponer la
rplica a una pregunta que no quiere contestar.
No lo s dijo al fin, mientras volva a dejar la taza de t sobre la mesa. Hubo un par de
llamadas telefnicas en las que no haba nadie al otro lado cuando contest. O al menos nadie dijo
nada... ya sabes, como cuando contestas al telfono y oyes ese silencio vaco, como si hubiera
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Steve Niles & Jeff Mariotte 30 Das de Noche 1
alguien all pero slo estuviera escuchando con la respiracin contenida. En un caso estaba tan
segura de que era Paul, que, de hecho, dije su nombre.
Y qu pas?
Nada. Un chasquido, y luego el tono de lnea desocupada.
As que, quienquiera que fuese, colg cuando dijiste el nombre.
Supongo que s -asinti Sally. Me dije a m misma que no era ms que alguien que se
haba equivocado, y cuando llam Paul a esa persona, se dio cuenta del error.
Pero ahora...?
Sally volvi a vacilar.
-Ahora no estoy tan segura. Y si en realidad era l? Y si estaba herido y no poda hablar, o
tena miedo de que pudiera orlo quienquiera que lo tuviera prisionero? Y si estaba intentando
enviarme algn tipo de mensaje para decirme cmo poda ayudarlo?
Pero en aquel momento no lo pensaste?
Otro suspiro, y volvi a cambiar de postura en la silla.
No lo s, Andy. Estoy... estoy tan asustada por todo esto...
De qu tienes miedo, Sally?
Esta vez ella le sostuvo la mirada, con los azules ojos fijos, sin parpadear.
Tampoco eso lo s. De algo. La Agencia no me lo ha contado todo, y t tampoco. De eso
puedo darme cuenta por m misma. Y entiendo que no puedas; tambin eso es parte de la vida en
la Agencia. Pero tengo esa... no s, esa sensacin, ya sabes, en plena noche. Supongo que no es
ms que la depresin de las tres de la madrugada, la oscura noche del alma, o algo as. Pero me
encuentro con que me despierto con esa sensacin espeluznante, y eso me da un miedo de
muerte.
Andy fue el primero en apartar la mirada. No poda decirle lo que l crea. Si lo haca, el
subdirector Flores pedira su cabeza. En cualquier caso, lo que l quera era desentraar por su
propia cuenta qu le haba sucedido a Paul y encontrar una manera de arreglarlo. Implicar a Sally
sera contraproducente, y tal vez incluso peligroso para ella y las nias.
Se te pasar, Sally le dijo al fin. Probablemente no sea ms que ansiedad porque l ya
no est... Tienes todo el derecho de estar asustada y alterada, creme. Pero podis contar
conmigo para lo que sea.
El fantasma de una sonrisa pas por la cara de Sally, y desapareci con la misma rapidez que
haba llegado.
Gracias, Andy.
Tambin yo lo echo de menos, Sally. Eso lo sabes, verdad?
Ella se inclin hacia adelante y la camisa se le abri. l intent continuar mirndola a los ojos,
trat de no permitir que su mirada bajara por el cuello de Sally hasta la camisa abierta.
Lo s, Andy. T lo conocas desde haca ms tiempo que nadie.
S dijo, con la garganta contrada de repente. Puedo echar una mirada a su despacho
ahora, Sally?
Claro replic ella, y se levant. Ya sabes dnde est. Si necesitas algo, dmelo.
Andy se puso de pie y sali de la habitacin sin volver la vista atrs.
El despacho de Paul estaba en la parte posterior de la casa, pasando por la cocina. Ocupaba una
esquina y tena dos ventanas, pero Paul, hasta donde Andy saba, jams haba abierto los postigos
de ninguna de ellas. Al entrar, puls un interruptor que encendi una luz cenital. Sobre el escritorio
haba una lmpara de banquero, con pantalla verde, y Andy tambin la encendi. Aun con ambas
luces encendidas, el despacho era una habitacin oscura, y densas sombras ocultaban los
rincones.
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Steve Niles & Jeff Mariotte 30 Das de Noche 1
Un viejo escritorio grande de madera, dos archivadores metlicos negros, una credencia de
madera con un montn de expedientes encima. Una silla de cuero con ruedas, y dos sillas de
madera, de respaldo recto, para las visitas. Una de ellas tena encima una alta pila de carpetas.
Andy saba que no era mucha gente la que se molestaba en visitar a Paul en el despacho de su
casa, y la verdad era que su compaero no pasaba mucho tiempo en l, slo el suficiente como
para dejar cosas sobre el escritorio o guardar documentos en un armario, pero no el necesario para
organizar ni ordenar nada. Pero Paul haba sido un tipo reservado. Si tena una idea, le daba
vueltas en la cabeza hasta lograr que tuviera una forma presentable, apoyada en algn tipo de
prueba, antes de comunicarla. Aunque fuera a su compaero o a su mujer.
Si haba alguna pista que llevaba a lo que fuera que haba puesto a Paul en el camino de su
seora, all era donde la encontrara.
Andy comenz por el escritorio, que tena el aspecto de ser el ltimo lugar en que haba dejado
cosas. Sentado en la silla de cuero, pas los expedientes uno a uno. Impuestos, recibos, seguros...
casi todo cuestiones domsticas que no estaban relacionadas con el trabajo. Abri el poco
profundo cajn central. Bolgrafos y lapiceros, una calculadora, sujetapapeles, abrecartas. En el
centro, una agenda de cuero. Andy la abri y pas las pginas con rapidez hasta encontrar las
anotaciones ms recientes. Algunas las reconoci, ya que eran citas a las que ambos haban
acudido juntos.
Pero en el margen de la pgina correspondiente a la semana durante la cual Paul haba
desaparecido, haba una nota que no reconoci.
Slo deca: murcilago, adems de una direccin de un callejn que sala de Sunset. Andy
no recordaba que Paul hubiera mencionado ese lugar en ningn momento, y si hubiera sido uno de
sus abrevaderos habituales, no habra tenido que escribir la direccin. As pues, qu era? Andy
conoca el vecindario en general: clubs de striptease, licoreras y antros de baja estofa.
Anot la direccin en un trozo de papel en blanco de un taco para notas que haba sobre el
escritorio, y pas al siguiente cajn, el superior de la derecha. Encima de todo haba un ejemplar
del libro de Stella Olemaun, 30 das de noche. Andy lo sac y comenz a hojearlo. No haca mucho
que el libro haba salido a la venta, tan slo un par de semanas, pero ese ejemplar ya haba sido
muy sobado. La sobrecubierta estaba rayada y rota en la parte inferior. Las pginas se vean
manoseadas, con esquinas dobladas para marcarlas. Paul haba subrayado fragmentos con
bolgrafo azul y hecho anotaciones rpidas a veces tan breves como un signo de exclamacin o
interrogacin en los mrgenes. En ningn momento le haba dicho a Andy que lo estaba leyendo.
Resultaba obvio que haba algn aspecto del caso Olemaun que haba estado rumiando desde
haca cierto tiempo, sin mencionrselo para nada a Andy.
Por otro lado, si Paul haba estado leyendo aquello y tomndoselo en serio...
Sera errnea toda la visin del mundo que tena Andy?
En eso, precisamente, radicaba todo el asunto: el mundo era lo que Andy Gray siempre haba
credo que era, o era un lugar mucho ms oscuro? Era un mundo de vida cclica que comenzaba
y acababa segn unas pautas establecidas cuando los organismos salan de sus pozos fangosos, o
era un mundo donde la muerte era una opcin? Un mundo en el que los muertos podan volver a
levantarse y alimentarse de los vivos?
Dej el libro sobre el escritorio, decidido a llevrselo para poder revisar lo que haba estado
leyendo Paul. Ya en el momento de apartar la mano de l, Andy saba que su creencia se haba
visto reforzada. El resto de los hechos el ms notable de los cuales era la supervivencia de Paul
a la descarga de balas, pero tambin su imposible fuerza, las caractersticas desconocidas de su
sangre no podan ser negados. Y tampoco podan ser explicados por un simple trastorno
fisiolgico.
Paul Norris es un vampiro. Vale ms que te hagas a la idea, porque eso no va a cambiar.
Una mano que se pos sobre su hombro lo sobresalt y estuvo a punto de gritar.
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Steve Niles & Jeff Mariotte 30 Das de Noche 1
Con el corazn desbocado, se volvi y vio a Sally, que estaba de pie detrs de l.
Lo siento se apresur a decir. No quera sobresaltarte, Andy. Slo quera ver si
necesitabas algo.
l le tom la mano; ya comenzaba a calmarse, y su ritmo cardaco descenda hasta ser casi
normal.
No pasa nada, Sal dijo. Supongo que ha sido porque no te he odo entrar.
La mano de ella era tibia y suave, y le devolvi el apretn en lugar de soltarlo. No dijo nada,
sino que se limit a mirarlo con los carnosos labios ligeramente separados. Sally Norris era una
mujer hermosa, siempre lo haba sido. Andy recordaba haber sufrido un ataque de celos cuando
Paul se cas con ella, porque era tremendamente atractiva, mientras que la belleza de su propia
esposa era mucho ms difcil de encontrar. Sally tena diez aos menos que Mnica, pero pareca
acabada de salir de la facultad, y cuando salan las dos juntas, a veces las tomaban por madre e
hija. Para gran disgusto de Mnica. Y para el suyo propio, tena que admitir Andy, en lo ms
recndito de su corazn.
Pero ahora Sally lo sujetaba con ambas manos y tiraba, y l se levant de la silla. Ella
retrocedi un paso y lo atrajo hacia s. l vio que tena abiertos un par de botones ms de la camisa
blanca, y que debajo no haba sujetador sino los pechos de ella, que se mecan con suavidad cu-
biertos por la fina tela de algodn. Se le cort el aliento y sinti un inesperado movimiento en la
entrepierna.
-Sally, yo...
Shhh. Ella le solt una de las manos y pos los dedos sobre sus labios para silenciarlo.
Ahora mismo no quiero hablar dijo con una voz enronquecida que l desconoca. Pero ella dej
los dedos donde estaban y le meti uno entre los labios. l sinti que la ua chocaba contra sus
dientes, y abri la boca para atraer los dedos al interior. Los lami, los chup. Sally dej escapar un
gemido, retir los dedos y los meti en su propia boca. Luego baj la mano y se acerc ms a
Andy, buscando los labios de l con los suyos, pasando la lengua a travs de ellos para explorarle
la boca. Con la mano que tena libre, Andy la rode y apret contra s. La mano ascendi por la
columna vertebral de la mujer, y luego pas en torno a las costillas hasta encontrar su pecho. El
beso de l se hizo ms pasional, y entonces ella lo interrumpi.
Arriba susurr.
No era por l, no tena nada que ver con el hecho de que fuera Andy Cray. Era todo cosa de Sally.
Necesitaba a alguien, quienquiera que fuese. Necesitaba contacto humano y alivio fsico, y l era el
medio ms fcil de obtener ambas cosas. Estaba all, a mano. Ella saba que no iba a rechazarla.
Se quitaron la ropa en cuestin de segundos. Sally se tendi de espaldas en el centro de la
cama, con las piernas abiertas. No iba a haber juegos previos de ningn tipo. Andy no esper ms
invitacin y avanz hacia ella. Sally le tom el pene con las manos y lo guio hacia su interior,
levantando el cuerpo con urgencia para presionarlo contra l. Estaba mojada y clida, suave y
hambrienta.
Andy se dio cuenta de que aquella era la escena de ella, su rollo. Ella lo haba deseado, lo
haba preparado desde el principio, y ahora se haran las cosas a su manera. Y no era que l
tuviera objeciones; haca semanas que estaba lejos de casa, e incluso cuando estaba en ella, sus
relaciones sexuales eran casi mecnicas, habituales ms que pasionales. Pero Sally Norris era una
mujer que irradiaba sexo, y l habra sido incapaz de resistrsele aunque hubiera querido hacerlo.
Yacan inmviles, la cabeza de l sobre un pecho de ella, mientras la respiracin de ambos
descenda hasta el ritmo normal. Ambos estaban cubiertos de sudor. Aquella relacin sexual haba
sido la ms intensamente fsica que Andy poda recordar en mucho tiempo, y aunque no haba sido
particularmente prolongada, estaba agotado, carente por completo de energa.
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Steve Niles & Jeff Mariotte 30 Das de Noche 1
Ests bien, Sally? pregunt en voz baja, pasado un rato. .Necesitas algo...?
Estoy bien, Andy murmur ella, adormilada. Estoy bien, de verdad. Slo... slo qudate
tumbado un rato conmigo.
l cambi de postura para acurrucarse junto a ella, y subi la ropa de cama para taparlos a
ambos. Ella le sonri, y luego se volvi de lado. Al cabo de pocos minutos, oy la profunda
respiracin regular que indicaba que se haba dormido. Pero la mente de Andy ya haba vuelto a
funcionar a mxima velocidad. Debera contarle la verdad sobre Paul? Eso podra ayudarla. Pero
tambin podra darle la falsa esperanza de que l pudiera regresar un da. Y cmo se tomara ella
la idea de que Paul an poda moverse, que continuaba siendo un ser pensante, pero no haba
vuelto a su lado? Eso podra hacerle ms dao que el hecho de creer que haba muerto.
Cuando ya haca unos diez minutos que Sally estaba dormida, Andy se levant de la cama. La
mir, ya profundamente dormida, con los labios separados. Un hermoso ser sexual, saciado de
momento. Fue hasta la ventana y mir hacia el patio del otro lado, y a la calle, plateada a la luz de
la luna.
Pero mientras se encontraba de pie junto a la ventana, tuvo la incmoda y familiar sensacin de
que lo observaban. Un mirn en aquel vecindario? Era posible. O slo un vecino considerado,
preocupado por Sally, que haba levantado la mirada y visto a un hombre desnudo en su habitacin
la noche del da que haban enterrado a su marido? Eso o alguna otra cosa; en cualquier caso, la
sensacin lo enervaba. Retrocedi para apartarse de la ventana y quedarse en las sombras a las
que no llegaba la luz de la luna.
Como tocado por el abrazo de la oscuridad, una ola de culpabilidad y revulsin inund a Andy.
Recogi la ropa interior y los pantalones. No poda quedarse all, no podra enfrentarse con Sally
cuando despertara.
Se visti con rapidez y sali del dormitorio en direccin a la escalera. Pero antes de que llegara
abajo se abri otra puerta, y Nicole, la hija mayor de Sally, apareci en el rellano. Se frotaba los
ojos con los puitos. Vale... esto s que es embarazoso. Tengo que salir de aqu. Andy se detuvo
en la escalera y la mir.
Qu sucede, Nicole? pregunt. No puedes dormir?
La luna es demasiado brillante, to Andy. Entra por mi ventana.
Y mientras estaba despierta y mirando por la ventana, vi a un hombre saltando.
Saltando? repiti Andy.
Por los tejados del otro lado de la calle dijo ella. Saltaba de un tejado a otro. Primero
pens que era Santa Claus, pero despus me acord de que Santa Claus no existe; yo slo finjo
porque Debra an cree en l. Slo tiene seis aos.
Lo s.
As que no era l. Pens que tal vez era pap, que haba bajado del cielo para visitarnos. No
pude verlo bien, pero se pareca un poco a pap. Pero si fuera pap, habra venido a verme,
verdad?
Estoy seguro de que lo hara, si pudiera. Un escalofro repentino recorri a Andy, que se
estremeci. Sabes qu, Nic? Yo s que tu pap est en el cielo y te vigila desde all. Lo que has
visto ah fuera, lo que has credo ver, probablemente era slo un sueo.
Ella neg con la cabeza, agitando el largo pelo rubio.
Yo s si estoy dormida o no, to Andy dijo. No estaba dormida.
Andy estaba quedndose sin ideas.
-Tal vez fuera un ngel.
Los ngeles tienen alas, no saltan. Y llevan vestidos blancos, no traje y corbata. Reprimi
un bostezo. Creo que intentar volver a dormirme dijo. Si ves a mi pap por ah fuera, dile
que vuelva a casa.
Lo har le asegur Andy con tono poco convincente.
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Steve Niles & Jeff Mariotte 30 Das de Noche 1
Nicole volvi a entrar en su dormitorio, y Andy hizo una rpida escala en el despacho de Paul
para recoger el ejemplar de 30 das de noche. Luego, huy de la casa de los Norris. El coche de la
Agencia aguardaba en el sendero de entrada.
Andy observ los tejados, los rboles, las sombras. Nada. Si alguien haba estado all, ya se
haba marchado.
Se apresur a abrir el coche y arroj el libro sobre el asiento del acompaante. Puso en marcha
el motor y las luces de carretera, y ech marcha atrs.
Pero la culpabilidad no se qued atrs. No seor. Desde que se haba casado con Mnica
nunca haba mantenido relaciones sexuales con otra mujer, y prcticamente nunca haba
coqueteado con nadie. No era ese tipo de persona, como Paul o Sally, para quienes el sexo
siempre haba parecido ser tan importante como comer o respirar.
Ahora, no slo se haba acostado con otra, sino que, adems, lo haba hecho con la viuda de
su compaero el da del funeral de ste.
Y, para empeorar las cosas, el tipo ni siquiera estaba muerto de verdad.
Paul Norris contempl su funeral a travs de unos binoculares robados de una tienda de artculos
deportivos de Alvarado. Haba un buen observatorio en lo alto de una nave de trasteros de alquiler
que estaba frente al cementerio, al otro lado de la autova, y se acuclill all, debajo de unos
conductos, fuera de la luz solar directa, totalmente envuelto en ropa protectora (uno nunca era
demasiado cuidadoso, despus de todo), con los binoculares dirigidos hacia su esposa y sus hijas.
Y Andy, por supuesto. Ese cabrn. Su ex compaero y supuesto mejor amigo, que haba
llegado en la limusina con Sally, y se haba mantenido tan cerca de ella durante la mayor parte del
servicio oficiado unto a la sepultura, que la gente podra haber empezado a preguntarse quin era
el marido all. Salvo durante el rato en que se haba alejado para adentrarse en un pequeo grupo
de robles que haba junto a la autova.
Paul haba pensado que Andy tal vez necesitaba mear o vomitar y no poda esperar hasta
encontrar un lavabo. Pero no hizo ninguna de las dos cosas, slo pas unos minutos mirando por
los alrededores. En un momento dado mir hacia el otro lado de la autova. Paul se sobresalt; se
sinti como si Andy lo mirara a los ojos, aunque, por supuesto, sin unos binoculares no haba
manera de que Andy pudiera verlo. Sin embargo, haba resultado un poco desconcertante.
Y como si eso no fuese ya lo bastante malo, luego Andy haba ido a su casa. Paul haba visto
encenderse las luces de su despacho... Mi jodido despacho privado el mismsimo da de mi
funeral! Qu haba, tan importante, all? Es que Sally no respetaba nada? Las luces del
despacho permanecieron encendidas durante el resto de la noche, incluso despus de que las
nias subieran a acostarse y la luz del dormitorio de Sally se encendiera y luego volviera a
apagarse.
Andy no se march hasta bastante despus de eso, e incluso cuando se larg, las luces del
despacho continuaron encendidas. Paul no saba muy bien qu pensar de todo eso. A Sally le
gustaban los hombres, sin duda; a veces seis o siete a la vez, una perversin que de vez en
cuando Paul estaba dispuesto a consentir porque le encantaba ver cmo su caliente esposa
forzaba sus propios lmites.
Pero con el asexuado Andy Gray? Y el mismo da en que haba enterrado a su marido? Eso
sobrepasaba los lmites del buen gusto.
El primer impulso de Paul fue entrar a travs de la ventana y arrancarle la garganta. Pensar en
esos gloriosos regueros rojos cubrindola le causaba una excitacin tan sexual como observarla en
accin con otros hombres. Poda imaginar la sorpresa que habra en sus desorbitados ojos
agonizantes cuando l se inclinara a beber.
Sin embargo... era su mujer, su Sally, y aunque l pareca haberse convertido en... algo
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Steve Niles & Jeff Mariotte 30 Das de Noche 1
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Steve Niles & Jeff Mariotte 30 Das de Noche 1
Eben y yo regresamos a toda velocidad a la ciudad en cuanto vimos a los invasores caminando a
travs de la tundra.
Despertaron la alarma en una de nuestras facetas ms primitivas. Tal vez era debido a todo lo
que haba desembocado en aquello: los telfonos robados y el sabotaje de las comunicaciones por
satlite, el desconocido al que habamos tenido que matar... o tal vez fue slo el hecho de verlos.
Haba docenas de ellos desplegados de un modo casi organizado, como un ejrcito invasor.
Pero era ms que eso.
Ms tarde los vera de cerca; sus ojos resplandecan a la luz de la luna, sus dientes eran como
navajas, pero creo que fue su absoluta normalidad lo que ms me espeluzn. Llevaban ropa de
calle; tejanos y camiseta, haba varios con traje, otras con vestido.
Si hubieran sido humanos de verdad, considerando la zona del mundo en la que estbamos,
habran muerto por congelacin con ropa como sa.
Recuerdo haber mirado a mi marido, normalmente valiente ante los problemas, y ver un terror
muy real en sus ojos. Eso fue ms inquietante que todo lo que estaba sucediendo. Eben nunca
tena miedo cuando se supona que debera tenerlo; era una de esas personas. Sin miedo.
Pero mientras conduca de regreso a Barrow, derrapando y coleando en el que posiblemente
era el ltimo vehculo que funcionaba, vi sus ojos desorbitados que iban a toda velocidad de un
lado a otro en busca de respuestas, las manos temblorosas aferradas al volante.
Qu debemos hacer? pregunt.
Estaba aturdida, no poda pensar, mi formacin sobre la aplicacin de la ley se haba vuelto
borrosa... Recuerdo lo estpida que me sent al preguntar qu haba que hacer.
Tenamos que regresar a la ciudad, pero luego, qu?
Eben dio otro bandazo. Iba a una velocidad excesiva. Estaban cayendo cristales de nieve
helada que ocultaban lo poco que podamos ver a travs se la oscuridad y el parabrisas helado.
Mir hacia la derecha mientras cojamos y tuve el ms absurdo de los pensamientos: los invasores
estaban jsto all, mantenindose a nuestra velocidad, justo fuera de la vista.
Pos una mano sobre una pierna de Eben y llam su atencin. Me mir, y entonces, por un
momento, recuper a mi marido. Sus ojos se suaviza- ron y volvi esa conocida seguridad en s
mismo en la que tanto confiaba yo, aunque fuera fugazmente.
Repet la pregunta.
Qu debemos hacer?
Eben hizo un movimiento con la cabeza como para disculparse, y repiti lo que haba dicho al
salir.
Tenemos que avisar a los dems.
Y decirles qu? pregunt.
No lo s tartamude l, y luego ri con nerviosismo. La verdad es que no lo s.
Esta vez fui yo quien los vio primero.
Con una mano apoyada en un hombro de Eben, mir hacia atrs a travs del cristal posterior
espolvoreado de nieve. Entre las franjas de hielo fundido por el calor de la resistencia, vi siluetas en
la carretera; no se trataba de un vehculo, sino de formas humanas.
Que corran detrs de nosotros.
Nos estn siguiendo coment.
Eben mir por el retrovisor y luego baj con rapidez los ojos hacia el
velocmetro. Marcaba setenta y dos kilmetros por hora.
Imposible.
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Steve Niles & Jeff Mariotte 30 Das de Noche 1
No lo era. Estaban acercndose, seis o siete figuras humanas. El que iba en cabeza se
encontraba lo bastante cerca como para que pudiera verle la chaqueta de cuero, la cabeza afeitada
y los numerosos aros de plata que le perforaban ambas orejas.
Eben pis el acelerador. Yo mir hacia atrs. Slo el calvo continu siguindonos. Los otros
giraron repentinamente hacia la izquierda y se perdieron en la oscuridad.
Eben luchaba para mantener el vehculo en la carretera helada, y yo poda ofrecer poca ayuda,
as que pas gateando por encima del asiento hasta la parte posterior de la cabina y desenfund la
pistola.
Qu ests haciendo? grit Eben desde el asiento del conductor.
Ponindoselo difcil le chill yo. Baja la luna posterior!
Al descender el cristal pude ver con claridad al calvo. Estaba a menos de veinte metros detrs
de nosotros, y acortaba distancias. Tena unos ojos negros resplandecientes, y por un momento
pens que estaba sonriendo. Pero no, era slo el conjunto de dientes ms grandes y afilados que
jams haba visto.
Apunt con la pistola e intent hacer blanco a pesar del traqueteo del vehculo y del glido
viento que se arremolinaba en torno a nosotros. El calvo entraba y sala de la mira. No poda
apuntar con precisin, as que le dispar cuatro veces al pecho. Las dos primeras balas erraron,
pero las otras dos le dieron en un hombro y lo hicieron girar como una peonza.
Las balas no lo mataron apenas hicieron manar un poco de sangre, hasta donde pude ver,
pero ganamos el precioso tiempo que necesitbamos para huir.
Eben y yo guardamos silencio durante el resto del viaje hasta la ciudad. Varias veces, mientras
Eben maniobraba por el difcil terreno, cre ver otras figuras en la oscuridad exterior. Corriendo con
nosotros hacia la ciudad.
Viajbamos a ms de ochenta kilmetros por hora.
Por mi memoria pasaron en rpidos destellos el desconocido que tenamos en el calabozo
doblando los barrotes, los dientes de nuestro perseguidor, y ahora las figuras humanas que corran
a la misma velocidad que nuestro vehculo. Creo que fue en ese momento cuando por fin dej salir
a la superficie la palabra que haba estado arrastrndose desde el fondo de mi mente.
Vampiros.
No la dije en voz alta. No dije nada. Me limit a mirar a Eben, y me di cuenta de que su mente
corra a la misma velocidad que el vehculo que conduca. Me pregunt si pensara como yo, s ya
estara considerando la misma imposibilidad.
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Steve Niles & Jeff Mariotte 30 Das de Noche 1
El despacho que Andy Gray tena en su casa estaba ms ordenado que el de Paul Norris. Pero, por
otro lado, al igual que suceda con el despacho de Paul, Andy apenas si lo utilizaba. La casa era lo
bastante grande como para que cada nia tuviera su propia habitacin, Mnica tuviera una sala de
costura para ella, y Andy dispusiera de un despacho. Mnica lo llamaba guarida, pero para Andy
ese trmino implicaba pasatiempos superficiales, trofeos de caza y lectura placentera en un gran
silln de cuero. Lo llamaba despacho porque, cuando llevaba trabajo a casa, era all donde se
sentaba para hacerlo. El escritorio era de segunda mano y haba llegado con una incmoda silla de
madera con ruedas que an usaba. Como Paul, tena archivadores, pero los suyos eran de madera
de pino y estaban rayados y manchados.
Tampoco tena un silln de cuero. Haba una butaca de cuero de imitacin que en otros tiempos
se haba reclinado con facilidad al accionar una palanca. Ahora tena roto el mecanismo, pero si se
echaba hacia atrs con fuerza poda hacer que la silla cediera hasta quedar en una posicin
levemente inclinada. Lo hizo en ese momento, despus de haberla colocado debajo de una
lmpara de pie. Tena un vaso de Jim Beam sobre una esquina del escritorio, al alcance de la
mano, y haba colocado el cenicero en equilibrio sobre un brazo de la butaca. Tras recostarse
contra el respaldo, Andy abri el ejemplar de 30 das de noche que se haba llevado del despacho de
Paul. Haba vuelto a su casa para leerlo porque quera alejarse de Los ngeles, de Paul, Sally y de
todo lo dems. Haba estado bebiendo mucho desde que haba comprado la primera botella, y si
iba a continuar hacia la consiguiente borrachera prolongada que prevea, quera hacerlo en la
seguridad y comodidad de su propio hogar.
Antes de lerselo de cubierta a contracubierta, decidi examinar las secciones que Paul haba
subrayado o anotado de alguna u otra manera. Resultaba obvio que aquellos pasajes haban sido
los ms significativos para su compaero, as que esperaba encontrar en ellos alguna pista sobre la
suerte corrida por Paul. Haca menos de doce horas que haba regresado a Sacramento; tiempo
suficiente para echar una siesta y saludar a las nias, tiempo suficiente para que Mnica se quejara
de que haba estado mucho tiempo fuera, lo regaara por oler a tabaco y preguntara por qu se
mostraba tan fro y distante ahora que haba vuelto.
Mi compaero ha muerto le dijo mientras cerraba la puerta de su despacho. Tengo que
averiguar quin lo ha hecho. La respuesta fcil, si bien no la ms sincera. Mnica haba
murmurado una rplica, pero l no la haba odo a travs de la puerta cerrada.
Su fuerza es increble deca uno de los pasajes subrayados. He visto verdaderas proezas
de fuerza que habra considerado imposibles para cualquier ser humano. Cobertizos con paredes
de acero atravesados como si fueran de papel. Coches arrojados de un lado a otro como bolsas de
basura en un vertedero. Personas literalmente desgarradas en dos, brazos arrancados de cuajo. La
palabra preternatural me viene a la mente cuando intento pensar en cmo describir lo que pueden
hacer, porque ningn ser humano normal que haya caminado alguna vez sobre la tierra ha exhibido
una fuerza tan tremenda.
No es broma, pens Andy al recordar cmo Paul lo haba levantado en el aire con una mano,
para luego arrojarlo a un lado. Y Paul tambin sonrea entonces, como si se divirtiera
inmensamente. Si, como haba dicho l, estaba an en el proceso de cambio, era probable que esa
inmensa fuerza nueva fuera para l una maravilla.
Era posible que Paul se hubiera dejado capturar?
Siempre haba sido un poco fanfarrn. Nunca le haba gustado el trabajo duro, pero eran
muchas las cosas que obtena con facilidad, y no era de los que ocultaban sus virtudes, por as
decirlo. Ya en los tiempos de la academia, cuando sobresala en algo le gustaba asegurarse de que
los dems lo supieran. Haba sido uno de los mejores tiradores de su clase, y se lo haba recalcado
a todos y cada uno, e incluso iba al tnel de tiro en horarios que no eran los de su clase para poder
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Steve Niles & Jeff Mariotte 30 Das de Noche 1
demostrar su destreza ante nuevos grupos de estudiantes y ante otros agentes de la ley que
practicaban en Quntico.
Tal vez saba que iba a adquirir esa fuerza, y es probable que la sintiera comenzar cuando
aquella lluvia de plomo no lo haba matado, as que haba decidido que quera que se manifestara
del todo en un lugar donde pudiera impresionar a otros con ella.
Demonios, era probable que supiera que Andy estara all. Eso sera el mximo: demostrarle al
tipo que mejor lo conoca que ya no era el hombre que haba sido antes. Sera algo que Paul hara
sin dudar.
Andy neg con la cabeza con gesto triste y volvi al libro.
Otro pasaje subrayado hablaba de la boca de los vampiros, de las hileras de afilados dientes
desiguales, del hedor de su aliento, de las largas lenguas de movimiento veloz. Eso tambin lo
tena Paul. Andy no haba reparado en los dientes y la lengua hasta el mismsimo final, pero el
aliento de Paul haba sido ftido desde el principio. Aunque caba la posibilidad de que eso fuera un
efecto natural de beber sangre de ratas y bichos. Los dientes y la lengua eran un cambio fsico que
muy bien podra haber estado entre los ltimos que se producan. La visin haba sido horrible: la
boca de Paul que se abra dejando a la vista hileras de dientes afilados como navajas, y la lengua
rojo brillante que se desenroscaba para pasar entre ellos.
En apenas unas pocas pginas, Andy haba confirmado que los cambios que le haban
sobrevenido a Paul eran fiel reflejo de los atributos fsicos de las criaturas sobre las que haba
escrito Stella Olemaun. Volvi a sumergirse en el libro, donde encontr una vivida descripcin de
un ataque homicida. Ley slo unas pocas lneas, se detuvo, bebi un sorbo de Jim Beam, y luego
vaci el vaso.
Si Paul poda sobrevivir con sangre de alimaas mientras estaba cambiando, continuara
siendo as cuando el cambio hubiera concluido?
Necesitaban esos seres sangre humana para conservar la vida, o eso era slo una preferencia? La
pregunta era importante, crucial, en realidad, porque llevaba a la pregunta de si Paul se haba
convertido necesariamente en un asesino despus de la transformacin. Haba decidido no matar a
Andy cuando haba podido hacerlo. Si realmente haba estado vigilando su antiguo hogar, entonces
tambin haba decidido no matar a Sally y a las nias.
En vida, Paul a menudo haba sido grosero, basto, carente de sutileza.
Mnica deca que era el clsico patn. En su profesin, a menudo era necesario echar mano de
la diplomacia, pero a Paul eso le costaba mucho. Era del tipo que prefera reventarle la cabeza a
alguien que intentar persuadirlo de que se entregara. Ambos compaeros se complementaban en
eso. Andy era lo opuesto, y echaba mano de la violencia como ltimo recurso, preocupado por los
sentimientos de los dems. Paul lo llamaba liberal blando (a pesar de saber que en el aspecto
poltico no era verdad), porque Andy siempre buscaba una manera de no tener que hacer dao a
alguien.
En la muerte, o en la no muerte, o en lo que fuera, cmo sera Paul? Se volvera de manera
automtica como los que haban invadido Barrow, despiadadas mquinas de matar interesadas
slo en la carne fresca? O tendra libre albedro? Era ir un poco lejos suponer que porque alguien
era a veces un gilipollas en vida, a la primera oportunidad se convertira en un asesino en serie.
Pero, por otro lado, si la narracin de Stella mereca credibilidad, los vampiros de Barrow eran
asesinos del primero al ltimo. No resultaba probable que todos ellos hubieran sido asesinos
tambin cuando estaban vivos. Tena que haber algo inherente, pues, al hecho de ser vampiros,
que los libraba de las inhibiciones contra el asesinato. Se encontraban lo bastante fuera de la
sociedad humana como para que las antiguas normas ya no los afectaran. Slo estaban ejerciendo
su instinto de supervivencia porque necesitaban de verdad la sangre humana para sobrevivir.
Estaban intentando propagar su especie al convertir en vampiros a los ciudadanos de Barrow.
Espera... eso ltimo no pareca ser cierto. Andy busc ms adelante en el libro y no pudo hallar
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una referencia especfica. Pero si todos los que mataba un vampiro se convertan en vampiro, no
habra pasado mucho tiempo antes de que Barrow quedara completamente superpoblada, hasta el
punto de que algunos habran tenido que marcharse, o se habran quedado todos sin alimento.
Pero eso no pareca probable en Los ngeles. Andy suspir. An haba tanto que no saba... El
libro era un punto de partida, pero adivinaba que haba mucha ms informacin que poda
conseguirse si lograba separar los hechos de la ficcin.
Retrocedi otra vez hasta la primera pgina, y empez a leer.
Anglica Foster haba estado pasando tantas horas en el laboratorio que temi que su apartamento
la atacara, como los anticuerpos a un virus invasor, cuando entr en l. Era un riesgo que estaba
dispuesta a correr. De hecho, haba salido del trabajo veinte minutos antes, como algo excepcional.
Haba pasado por un mercado, comprado ingredientes para ensalada, una caja de pasta en forma
de lazos, una baguettey una botella de vino blanco. No iba a tener compaa; slo quera disfrutar
de una comida en casa en lugar de pasar a buscar un sndwich envuelto en celofn de los que
haba en la cafetera del FBI. Intent recordar cundo haba sido la ltima vez que haba llevado
alguien a casa hombre o mujer; le gustaban ambos, para realizar cualquier actividad que se
asemejara a algo placentero. Mucho, mucho tiempo. Meses. Haba corrido mucha agua por debajo
de los puentes, desde entonces.
Por supuesto, se haba llevado trabajo a casa.
Puso un poco de jazz suave y descarg la compra en la cocina. Gradu el horno a 135 grados,
y puso a hervir el agua en la vieja olla Revere Ware con fondo de cobre que haba heredado de su
madre. Aadi un poco de sal y un chorro de aceite. Mientras se calentaba el horno, cort en
rebanadas una cuarta parte de la baguette, unt las rebanadas con mantequilla y las espolvore con
ajo, romero y un poco de organo para luego envolverlas en papel de aluminio. Cuando el horno se
hubo calentado, coloc el pan en la rejilla central y program el temporizador para que se apagara
al cabo de quince minutos. A esas alturas, el agua ya herva con fuerza, as que le ech dentro una
parte de la pasta que haba en la caja, al tiempo que remova. Llev el agua otra vez a ebullicin, y
luego baj el fuego hasta lograr un hervor lento.
Controlado esto, se traslad a la habitacin contigua y puso en marcha el ordenador. Tal vez la
luz de unas velas habra sido ms apropiada, supuso. Pero aquello no era una cita, de las que
haba tenido muy, muy pocas ltimamente. Y no poda decir que no le habra gustado tener
algunas, pero el trabajo consuma todo su tiempo y atencin.
Volvi a la cocina para trocear lechuga con los dedos, cortar tomates, zanahorias pequeitas y
apio. Meti todos los ingredientes en un cuenco y les ech un poco de ajo tostado y queso
parmesano. A esas alturas la cocina ola de maravilla, y en el despacho la pantalla del ordenador
relumbraba. Sali de la cocina durante un minuto para acercarse al ordenador y conectarse.
Anglica mantena su apartamento tan pulcro como inmaculado tena el laboratorio. Aunque
trabajaba muchas horas, por lo general intentaba quitar el polvo y pasar la aspiradora dos o tres
veces por semana antes de salir. Haba un sitio asignado para cada cosa, desde los casilleros para
la correspondencia hasta los ganchos de latn antiguos que haba en la pared, donde ella colgaba
las llaves. El escritorio y la mesa de comedor tambin eran antiguos. Un sof de cuero negro de
imitacin y algunas libreras completaban la habitacin, y un corto pasillo llevaba hasta un
dormitorio con cuarto de bao.
Vuelta a lo que tena entre manos: comer. Tom un bocado de pasta. Aahh. Nada como la
comida casera, cielo.
Mientras cenaba, hoje los documentos impresos que se haba llevado del laboratorio. Las
muestras de sangre de Paul Norris presentaban extraas irregularidades que, hasta el momento,
haba sido incapaz de explicar. Haba presentes clulas que no deberan haber estado all, clulas
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Steve Niles & Jeff Mariotte 30 Das de Noche 1
cuyo origen y propsito eran un completo misterio. Parecan reproducirse con rapidez, como si la
sangre fuera para ellas un entorno favorable. Hasta donde haba podido determinar, actuaban
como... clulas cancergenas, aunque no se correspondan con ningn cncer que hubiera podido
hallar mencionado en ninguna de las obras de referencia habituales.
Anglica haba abrigado la esperanza de que el hecho de repasar los documentos en un
entorno diferente le permitiera mirar el problema con ojos nuevos. Hasta el momento, no haba
habido suerte. Apart a un lado los documentos, frustrada, y se puso a atacar el pan de ajo.
Cuando fregaba los platos, un recuerdo pas con rapidez por su mente consciente como una
mariposa por encima de un campo de cultivo, y lo atrap. Se trataba de un artculo que haba ledo
en la Revista de serologa. El autor hablaba de un tipo de clula descubierto recientemente y le daba
un nombre en particular. Pero cmo demonios lo haba llamado? Anglica haba pensado que el
nombre se le quedara, pero ahora pareca decidido a eludir sus intentos por recordarlo. Al fin,
mientras secaba el vaso de vino, lo logr:
La clula inmortal.
Anglica se apresur a guardar los platos secos y fue hacia el ordenador. Se haba descargado
el correo y aguardaba a que lo leyera, pero lo dej y fue directamente a por un buscador. Tecle la
frase, puls BUSCAR y esper.
En respuesta aparecieron miles de pginas. Artculos y libros sobre el cncer, sobre la
inmortalizacin de clulas como medio para evitar el envejecimiento y muerte naturales. No
recordaba quin era el autor del artculo original, as que no poda afinar la bsqueda valindose de
su nombre, y tena las revistas en el laboratorio. Se resign a examinar cientos de listados para ver
si alguno le llamaba la atencin.
En la tercera pgina, algo lo hizo.
Felicia Reisner. En el momento en que vio el nombre, Anglica record que era el de la autora.
Lo tecle en el campo de bsqueda y redujo los resultados de manera considerable. Fue de listado
en listado, leyendo lo suficiente de cada uno como para saber si necesitaba continuar o no. Cuando
en el reloj de pared sonaron las diez, an no haba llegado a la mitad. Sin embargo, estaba
soolienta, y otro vaso de vino la hara dormir. As pues, se prepar una tetera de t negro y
continu.
Iba por la segunda taza cuando encontr el foro. Estuvo a punto de derramar el t sobre el
teclado a causa del sobresalto que le produjo leer el nombre de uno de los participantes en el foro.
El doctor Amos Saxon, de la UCLA. El catedrtico de biologa que haba invitado a Stella
Olemaun a dar una charla en el campus, y cuyo cuerpo haba sido hallado en su propia casa
consumida por las llamas. La sangre de la escena tena propiedades similares a las que
presentaba la sangre de Norris.
El foro era de un grupo de discusin sobre medicina de la universidad. En l, varios meses
antes, el doctor Saxon haba planteado algunas preguntas sobre la clula inmortal de Felicia
Reisner. Una parte de la respuesta de Reisner deca: Esta enfermedad comienza con una sola
clula dentro del cuerpo, una que muta y, esencialmente, destruye el Mecanismo de seguridad de
la reproduccin celular, haciendo que la clula se reproduzca indefinidamente. La clula y sus
descendientes directos son, por tanto, inmortales, y avanzan, reproducindose sin control, hasta
acabar propagndose por todo el cuerpo y alterando todos sus procesos normales.
La respuesta del doctor Saxon era sucinta:
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comportamiento de ninguna clula cancergena de la que ella tuviera noticia. Haba una cantidad
enorme de ellas, como si las alimentara algn proceso desconocido. No estaba del todo segura,
pero pareca que incluso hubieran continuado reproducindose despus de que la sangre hubiese
sido extrada de Norris y almacenada en el laboratorio.
Ms desconcertante an y ominoso, si se consideraba la ltima observacin del doctor
Saxon era que la sangre extrada de dentro del estmago de Norris presentaba la misma mezcla
de su sangre normal con clulas inmortales. La sangre que haba ingerido. Por qu coincida
con la sangre del sistema circulatorio? Era cierto que cuando una persona coma, los alimentos
acababan convirtindose en energa y llegaban al torrente sanguneo en forma de azcares y otros
compuestos. Pero no encontrabas tabletas de Snickers, ni hamburguesas, ni tofu flotando por la
sangre en su forma original.
La clula VAMPIRO. ..
Volvi apresuradamente al ordenador. Encontr la direccin de correo electrnico del agente
especial Andrew Gray, y tecle una nota rpida describiendo a grandes rasgos lo que haba
descubierto, y acabando con la promesa de que continuara trabajando en el asunto.
Una vez que lo hubo enviado, el cansancio que la haba hecho recurrir al t negro volvi a
apoderarse de ella. Podra tomar otra taza, pero era seguro que si lo haca, permanecera despierta
toda la noche. Sera mejor que se fuera a la cama e intentara dormir seis o siete horas. Podra
volver al asunto por la maana. Tal vez para entonces ya sabra cul era la pregunta correcta que
deba formular, las lneas correctas que deba explorar. Apag el ordenador y enjuag la taza de t.
Cuando iba hacia el cuarto de bao para cepillarse los dientes, Anglica oy un suave golpe de
llamada en la puerta del apartamento.
Gray?
Imposible. No poda haber recibido ya el correo electrnico y haber llegado hasta all.
Atraves el oscuro comedor para ir hasta la puerta y espiar por la mirilla provista de lente gran
angular.
El vestbulo pareca desierto.
Tras asegurarse de que la cadena estaba puesta, abri la puerta.
No haba nadie.
Se lo habra imaginado? Era cierto que estaba muy cansada.
Tras volver a cerrar, accion el bloqueo del pomo de la puerta y ech pestillo de seguridad. Se
volvi para encaminarse otra vez hacia el cuarto de bao.
Y se detuvo en seco.
Haba un hombre delante de ella. Pelo claro, traje oscuro, corbata. Alto.
Y dientes.
Ella trabajaba para el FBI. Nunca haba sido un agente de campo, pero, aun as, uno aprenda
algunas cosas. Tena que observar bien al tipo, memorizar su cara, medir su estatura
comparndola con un objeto conocido, calcular su peso. Si la robaba o la violaba, no se ira de
rositas.
Pero no lograba superar la visin de todos aquellos dientes, pequeos afilados, como hileras de
agujas. Y, entre ellos, serpenteando en su direccin, una larga lengua roja.
Lamento interrumpir tu tratamiento de belleza nocturno, Anglica dijo l. Su voz era suave, casi
un susurro inhumano, pero a pesar de eso le result familiar. Tena el aliento ftido, como de carne
podrida, pero te ha llegado la hora de morir.
Entonces, Anglica abri la boca para gritar y tens el cuerpo, dispuesta a luchar. Cuchillos en la
cocina, un pesado jarrn a unos diez pasos de distancia, sobre la mesa. Encontrara algo...
l se movi a una velocidad mayor de lo que ella poda creer, tanto que sus ojos fueron incapaces
de seguirlo. Casi sinti cmo se le parta el cuello, pero entonces su columna vertebral qued rota y
desapareci toda sensibilidad. Al mismo tiempo, el apartamento se sumi en la negrura.
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Steve Niles & Jeff Mariotte 30 Das de Noche 1
Andy ley 30 das de noche desde la primera pgina hasta la ltima, y volvi a comenzar. Al igual
que su compaero antes que l, se encontr escribiendo notas en los mrgenes y sealando
determinados fragmentos. Cuando eso ya no fue suficiente, busc un viejo bloc de papel pautado y
comenz a anotar en l sus pensamientos.
Haba decidido que Stella Olemaun iba por buen camino.
Este libro, publicado como obra de ficcin, era cualquier cosa menos eso. Haba perdido
realmente a su marido y a la mayora de sus amigos de hecho, a la mayor parte de toda su
ciudad a causa de un ataque vamprico acaecido durante el largo invierno de Alaska.
Incluso pensaba entender la motivacin que la haba llevado a escribir el libro. Era necesario
advertir al mundo, convencerlo de que los vampiros eran reales y peligrosos. Ahora saba que
Stella no era ninguna terrorista. Era ms bien lo contrario, una herona solitaria pidiendo a gritos
cordura en un mundo que nada deseaba ms que no hacerle caso. No le reprochaba que se
aprovisionara de armas y explosivos, cualquier cosa que pudiera volarles la cabeza a esos
chupasangres. A medida que avanzaban los das, comenz a sentir que estaba insuficientemente
armado en su propia casa, y adquiri el hbito de llevar encima la pistola Glock durante las horas
de vigilia y meterla bajo la almohada por la noche. Apenas si sala de casa, salvo un
desplazamiento que hizo al centro para comprar una escopeta y unas cuantas cajas de balas.
Mnica protest, pero l descubri que estaba adquiriendo gran destreza en sacrsela de
encima.
Una noche haba sobresaltado a Sara, que haba ido descalza hasta el dormitorio de sus
padres, en camisn, y se lo haba encontrado con la escopeta en las manos, sin afeitar y legaoso.
Se encontraba sentado en el despacho, encerrado con llave, y le daba vueltas al libro entre las
manos. Por qu lo llamaban ficcin? Pareca una extraa eleccin, desde luego. No estaba
estructurado como una novela, ciertamente, y a travs de Paul l haba visto los suficientes hechos
ciertos como para saber que era incorrecto haberlo publicado como tal. Peor an, despojaba al libro
de su poder, de su capacidad persuasiva. Al encasillarlo como novela hacan que resultara
demasiado fcil no tornarlo en serio. Como narracin de hechos acaecidos de verdad tena una
cierta fuerza, pero como obra de ficcin era mala, y sin duda sera ignorada por todos los crticos y
todos los programas de entrevistas. El libro habra podido tener un lugar en la lista de bestsellers si
lo hubieran tratado correctamente. Era bastante jugoso, lleno de violencia y sangre, junto con
crudas emociones al desnudo. Andy poda imaginar a Stella como invitada en los programas de
noticias matinales de la red, con cobertura en The New York Times.
En cambio, era una figura casi olvidada de la escena estadounidense, con nada ms que unas
pocas pginas de Internet dedicadas a su obra.
Y stas parecan estar hechas por el tipo de pirado paranoide que haca que Art Bell5 pareciera
convincente.
Supona que Stella tena que haberse enfurecido cuando se lo dijeron. Estaba claro que haba
puesto el corazn y el alma en la obra. Era evidente que Kingston House, la editorial, le haba
pagado e invertido dinero en la publicacin... Por qu haban saboteado intencionadamente toda
la edicin?
Andy conect el cable del telfono a la toma de la pared. Con tres llamadas logr identificar a la
directora de redaccin, una mujer llamada Carol Hino, y conseguir su nmero de telfono. Lo marc
y esper.
Despacho de Carol Hino dijo una alegre voz femenina.
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Steve Niles & Jeff Mariotte 30 Das de Noche 1
Soy el agente especial Andrew Gray, del FBI, y deseo hablar con la seora Hino.
Ehhhh.... un segundo. Se oy un chasquido en la lnea y Andy fue puesto en espera.
Menos de treinta segundos despus, alguien le respondi.
Soy Carol Hino. Era una voz ms madura que la anterior. Temblaba un poco. Tal vez
estaba nerviosa.
Andy volvi a identificarse.
La llamo por el libro 30 das de noche aadi.
La verdad es que no tengo nada que decir al respecto replic. Otra vez el temblor. Y lo
cierto es que estoy muy ocupada.
No le robar mucho tiempo, y es algo extremadamente importante, seora Hino.
Estoy segura de no saber nada que pueda tener inters para el FBI.
La sorprendera, seora insisti. Todos piensan eso mismo, pero a veces los ciudadanos
annimos resultan de gran utilidad.
Como ya le he dicho, estoy muy ocupada, seor Gray. Estaba algo ms que nerviosa. Oy
cmo tragaba con la boca seca y su garganta emita un pequeo chasquido. Estaba asustada.
Y cmo s yo que usted es realmente del FBI?
Si lo desea, puede llamar a la centralita telefnica principal de Washington y preguntar por m
le asegur l. Yo trabajo en la oficina de Sacramento, California. Puedo darle mi nmero de
identificacin. Puede pedir el nmero en informacin telefnica de Washington, o sacarlo de la
pgina de Internet del FBI. Una vez que le hayan confirmado mi identidad, puede volver a llamarme
o, si lo prefiere, la llamara yo.
Gracias, seor Gray. Eso no ser necesario. Ahora, por favor...
Me temo que debo insistir, seora Hino. Slo tengo un par de preguntas; no le robar ms de
un par de minutos de su tiempo, como mucho. Lo que me estaba preguntando era que, dado que
resulta obvio que Stella Olemaun invirti una enorme cantidad de trabajo en este libro y describi
sus propias experiencias en...
No slo ella lo interrumpi Carol Hino.
Perdone?
Stella no escribi el libro ella sola. Lo publicamos slo con su nombre, pero dado que usted
es del FBI, ser mejor que lo sepa. La hice trabajar con un escritor annimo para asegurarme de
que pudiera publicarse. Stella es una mujer inteligente, pero es la esposa del sheriff de una ciudad
pequea, ya sabe, no una escritora profesional, realmente.
Andy estaba atnito.
Un escritor annimo? repiti.
As es. La verdad es que es algo que se hace habitualmente, en especial con los libros de las
celebridades. A la gente le gusta pensar que su estrella cinematogrfica favorita escribi ella sola
esa novela o aquella biografa, pero raras veces es as.
Quin fue el escritor annimo? pregunt Andy.
Tenemos un acuerdo de privacidad con l, pero... estoy segura de que usted podra resolver
este punto con una autorizacin o una orden judicial. Pareca menos glida, ahora que hablaba
de cosas de las que sabaSe llama Donald Gross. Es muy conocido en el ramo como lo que
llamamos negro. A veces trabaja como escritor annimo, a veces escribe novelas basadas en
obras de cuya propiedad le han concedido la licencia, como pelculas o series de televisin. Con su
propio nombre publica novelas de asesinatos reales, del tipo realmente sangriento que, a veces,
pueden encontrarse en los supermercados. Es un profesional, escribe bien, y entrega los
manuscritos dentro del plazo acordado. Si tuviera una docena como l, sera una mujer feliz.
Dnde puedo encontrarlo? pregunt Andy. Me gustara formularle algunas preguntas.
Ojal pudiera decrselo replic Carol. Parece haber desaparecido. Despus de entregar
el libro con Stella, pareca estar asustado por algo. Y no se lo reprocho. Insisti en que su nombre
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Steve Niles & Jeff Mariotte 30 Das de Noche 1
-Andy? Andy?
Toctoctoctoctoctoctoc.
Andy!
Mnica estaba ante la puerta del despacho, aporrendola. El extendi un brazo, subi el
volumen de la radio y volvi a la lectura.
Internet era un recurso asombroso. El problema resida en que no tena ningn filtro, nada que
le indicara si lo que estaba leyendo all era verdad, inventado, o producto de alucinaciones. Pero lo
conectaba con fuentes primarias... artculos de peridicos, diarios de familia y cosas por el estilo,
de todas partes, y eso le result til.
En un principio centr la atencin en las comunidades que se encontraban alrededor y por
encima del Crculo Polar rtico, como Barrow.
Y encontr una abundante cantidad de entradas de las que ocuparse.
En 1953, la poblacin de la pequea ciudad de Tiksi, de la antigua URSS, aparentemente haba
desaparecido durante un invierno particularmente severo. Los estadounidenses los que supieron
del asunto atribuyeron el suceso a las pruebas atmicas soviticas y especularon con que la
gente slo haba sido desplazada para poder hacer pruebas subterrneas en la regin. Otros, ms
cnicos, dieron por supuesto que los soviticos haban hecho las pruebas sin evacuar a la gente, y
que la radiacin resultante los haba eliminado.
Un suceso similar haba tenido lugar en la isla sovitica llamada Revolucin de Octubre en
1968. Para entonces, la tecnologa estadounidense era capaz de determinar si haba habido
cualquier tipo de prueba armamentstica. No se haba registrado ninguna. Pero, una vez ms, la
poblacin haba desaparecido, sin ms, durante las semanas ms oscuras del perodo invernal.
Nord, Groenlandia, 1911.
Mould Bay, Canad, 1879.
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Steve Niles & Jeff Mariotte 30 Das de Noche 1
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Steve Niles & Jeff Mariotte 30 Das de Noche 1
Descorri el cerrojo de la puerta del despacho y sali. El cuarto de bao ms cercano era el
bao de cortesa del otro lado de la cocina. Permaneci en l durante un par de minutos, y cuando
sali, encontr a Mnica en el corredor, mirndolo con el ceo fruncido, vestida con un viejo
albornoz verde de rizo de algodn encima de un pijama de algodn corriente.
Acaba de llamarte Sally Norris dijo. De hecho, anoche llam varias veces, un par de
veces durante el da de ayer, y al menos una vez al da desde que volviste a casa. Cosa que no
podas saber, por supuesto, va que has pasado todas las horas de vigilia encerrado en ese
despacho evitando a tu familia. Existe alguna razn en particular para que haya estado
llamndote tanto? Hay algo que yo debera saber?
Andy no intent entender la clera que se apoder de l. Estall como salida de la nada, un
ventarrn de furia con la fuerza de un huracn ante la inimaginable irritacin que ella tena que
haber sentido para preguntarle algo semejante.
Te parece suficiente que porque su marido acaba de ser asesinado?! vocifer. Te
parece suficiente que porque yo soy el tipo que intenta averiguar quin lo hizo?! Dios mo, Sally es
amiga tuya, o al menos yo pensaba que lo era. Y ahora qu, tienes un pequeo ataque de celos
porque se atreve a llamarme para saber cmo va el caso? Por qu no me dijiste, simplemente,
que ella estaba al maldito telfono?
La cara de Mnica, que recordaba vagamente a la de un pjaro, manifest una cierta
conmocin, como si la hubieran golpeado.
Te lo dije replic. Sus labios comenzaban a temblar. Llam a la puerta de tu despacho y
te lo dije.
Y una mierda! rugi l. Yo habra contestado a una llamada de Sally!
Me dijiste que me dejara de joder replic Mnica. La palabra result sorprendente al salir
de su boca. Mnica nunca deca palabras malsonantes ni palabrotas. Tampoco lo haca Andy, en
general, pero a causa del enfado no se cuestion lo que haba estado diciendo. Sally ha estado
llamando tanto que me he estado preguntando a cargo de quin corra eso de joder.
Una mano de Andy se cerr en un puo. Antes de que la golpeara, sin embargo, la ola de ira
comenz a pasar y se dio cuenta de lo que haba estado a punto de hacer. Se meti la mano en el
bolsillo, como si pudiera ocultar aquel acto sin ms. No se fiaba de su lengua. Saba que aquella
conversacin tena que acabar antes de que l hiciera o dijera algo que ya no le permitiera dar
marcha atrs. Le volvi la espalda a Mnica, regres al despacho y ech el cerrojo a la puerta otra
vez. Al otro lado oa como ella lo llamaba con voz conmocionada y llorosa.
No le hizo caso.
Haba algo ms que lo inquietaba, algo en lo que haba estado pensando antes de que la
abrumadora necesidad de mear lo hiciera abandonar la seguridad del despacho. Se senta como si
se hubiera transformado en un fardo de ese tipo de urgencias, una estrafalaria combinacin de
intelecto inquisitivo y bajos deseos animales. De vez en cuando tena que comer, dormir, defecar.
Tal vez el hecho de acostarse con Sally Norris haba tenido tanto que ver con sus propias
urgencias como con las de ella, despus de todo. Pero sas eran exigencias fsicas, atributos de un
cuerpo que era, a fin de cuentas, slo humano. El resto de l estaba consumido por un misterio.
Qu le haba sucedido a Paul Norris, cmo poda afrontar el asunto, y dnde estaba Paul, ahora?
Despus de las necesidades de supervivencia, sas eran las nicas cosas que importaban.
Lo cual le record por qu haba vuelto al despacho, para empezar. El correo electrnico de
Anglica Foster.
Amos Saxon.
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El doctor Amos Saxon haba sido uno de esos profesores que daban clases porque les gustaba
ensear, no por el dinero. Nunca habra podido permitirse la casa que tena en Westholme, a pocas
manzanas del campus, situado en Westwood, con su salario. Le haba costado un par de millones
con toda facilidad, y, segn las investigaciones que Andy haba hecho antes de volver a Los
ngeles, haba pagado en metlico.
Pero, por otro lado, la enseanza haba sido slo una parte de la vida de Saxon. Tena el ttulo
de mdico, y antes de morir an atenda a unos pocos pacientes selectos. Haba escrito libros,
incluida una obra de divulgacin cientfica sobre la psicologa del romance, la cual haba llegado a
las listas de bestsellers, y varias obras eruditas ms que haban sido adoptadas por cursos
universitarios de todo el pas. Tena subvenciones y contratos de investigacin para el gobierno.
Tambin haba empresas privadas que le pagaban por su asesoramiento. A Andy Gray le pareca
que haba llevado una vida afortunada.
Aunque no lo bastante afortunada. Un pirmano lo haba carbonizado hasta tal punto que el
buen doctor haba tenido que ser identificado por el historial dental.
Despus de leer el correo electrnico donde Anglica Foster detallaba las similitudes entre la
sangre extrada de Norris y la que haba sido hallada en casa del doctor Saxon, Andy se haba
instalado en su silla para buscar ms informacin sobre el profesor. Rico, por supuesto. Divorciado,
pero visto a veces con mujeres encantadoras, incluida alguna estrella menor de la pantalla. Pareca
haber algn indicio de escndalo que implicaba a una estudiante. La historia se extingui con
rapidez, pero no sin conferir un cierto toque de picarda a Saxon.
Entonces Andy se haba quedado dormido. Tras un par de horas de
sueo, despert y se cambi de ropa. Esquiv a Mnica y las nias, se meti en su propio coche,
un Toyota Camry de seis aos, e hizo el largo viaje hasta Los ngeles. El corto descanso haba
contribuido a refrescarlo, y el caf y los comprimidos de cafena de una serie de gasolineras y
tiendas de carretera lo mantuvieron despierto durante el resto del viaje. Se encontraba otra vez
entre las cenizas de la casa de Saxon, con la horrible certeza de que no faltaba mucho para que
oscureciera.
La primera vez que haba estado all fue justo despus del incendio. Saxon haba sido el que
haba llevado a Stella Olemaun al campus, y eso hizo que el profesor apareciera en el radar del
FBI, por as decirlo. No obstante, en la escena tambin haban sido hallados muertos dos agentes
del Departamento de Polica de Los ngeles, as que la Agencia haba dejado que se encargaran
ellos de la investigacin. Realizaron los informes que acabaron por aterrizar en el escritorio que
Andy tena asignado en la oficina de Los ngeles.
En aquel momento haba ledo minuciosamente esos informes. Con el aadido de lo que l
saba sobre Paul Norris y Stella Olemaun, ahora miraba la escena con otros ojos. Camin entre los
escombros, comparando el entorno con los planos de la casa y las fotografas que haba visto de la
vivienda antes de que se quemara. Poda determinar que se encontraba en el ala que el doctor
Saxon dedicaba a su trabajo. All haba habido un laboratorio casero, un consultorio, una sala de
espera para sus pacientes ricos, una sala de archivos, y an ms. El hedor acre dejado por el
incendio estaba desvanecindose, ya que el viento pasaba silbando por las zonas de la casa que
haban quedado abiertas. La casa de al lado, cuyo terreno y un extremo haban quedado
parcialmente quemados, estaba cubierta con hules que se agitaban como velas de barco al viento.
Milagrosamente, un gigantesco jacarand que creca en el lmite entre las dos propiedades regaba
los parterres carbonizados con sus flores purpreas, completamente intacto.
En la habitacin de archivos, los expedientes los guardaba en archivadores ignfugos, pero los
haban abierto y el contenido haba quedado incinerado. se haba sido uno de los primeros
indicios de que el incendio haba sido provocado, dado que alguien tena que haber abierto esos
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Steve Niles & Jeff Mariotte 30 Das de Noche 1
archivadores para permitir que el fuego entrara en ellos. Andy sujet la linterna entre una mejilla y
el hombro y se puso a rebuscar entre las cenizas, pero no quedaba lo bastante de ningn
expediente como para
proporcionarle una primera pista que le indicara en qu haba estado ocupado Saxon. Los
ordenadores eran masas fundidas de plstico y cables. Segn los informes, no haban podido
rescatar nada de su contenido, y los CD de seguridad haban sido destruidos o haban
desaparecido.
Cruz una puerta arqueada la casa haba sido del estilo toscano moderno que apareca en
las revistas de arquitectura y entr en las oficinas de la consulta mdica de Saxon. Las cenizas
se desplazaron por el suelo de mrmol de la sala de espera. Lo que en las fotos parecan mullidos
sillones de cuero, eran ahora cosas quemadas de las que slo quedaban estructuras metlicas
ennegrecidas. Haba una mesa de tubo cromado y vidrio que estaba relativamente intacta. Los
restos de los policas haban sido hallados en aquella sala. El capitn de la brigada a la que
pertenecan los dos agentes haba sido incapaz de explicar qu estaban naciendo all. Andy no
poda aventurar una conjetura, no sin tener mucha ms informacin. Y eso no pareca estar al
alcance de la mano.
Pas a la habitacin siguiente, una sala de exploracin separada de la sala de espera mediante
una puerta de acero. El calor haba sido tan intenso que la puerta se haba fundido ligeramente y,
en consecuencia, deformado, y aunque continuaba sujeta a los goznes era imposible hacerla girar
en ninguna de las dos direcciones. Sin embargo, la puerta haba contenido una parte de la furia del
incendio, y la sala haba quedado ms intacta que la mayora. Los armarios contenan instrumental
apenas chamuscado; las jeringuillas tenan fundidas las piezas de plstico, pero haban quedado
las partes metlicas, junto con cuencos de acero inoxidable y otros objetos que Andy no saba
cmo se llamaban y que parecan intactos. Incluso la camilla de exploracin estaba relativamente
en buenas condiciones; el tapizado de cuero se haba quemado y en algunos puntos se haba
enrollado hacia atrs y dejaba ver el relleno, pero el resto estaba casi intacto. La linterna de Andy
ilumin algo de textura extraa que haba debajo de la superficie de cuero, as que abri la navaja
para rasparlo. Ante la hoja de la navaja aparecieron unas escamitas enrolladas de color rojo
amarronado.
Al parecer, la camilla haba estado empapada de sangre, tanta que haba calado a travs del
cuero y se haba secado dentro del acolchado. Lo oli, pero el aroma de la sangre haba
desaparecido bajo el hedor a quemado. Pero alguien haba sangrado profusamente sobre aquella
camilla, pens.
Pas a la sala siguiente, la cual no se pareca a ningn despacho de mdico que hubiese visto
jams. Haba anillas fijadas a las paredes. El acero de las anillas estaba mellado y tena muescas,
como si otros objetos metlicos, presumiblemente cadenas, hubieran sido fijados en ellas. El efecto
general era ms el de una mazmorra que el de un consultorio mdico, lo que hizo que Andy se
preguntara si la estudiante del silenciado escndalo no habra pasado algn tiempo all como
prisionera o esclava voluntaria de Saxon.
Una gran parte de la pintura se haba desprendido de las paredes, pero an quedaba algo, de
color verde plido con una franja verde ms oscura. Al mirar ms de cerca, Andy vio marcas
extraas en las paredes entre las anillas. Las ilumin con la linterna, y las estudi. Iban desde unos
sesenta centmetros del suelo hasta alrededor de un metro ochenta centmetros de altura, un poco
menos en algunos casos. Eran cuatro manchas oscuras sobre lo que quedaba de la pintura.
Las imgenes destellaron en su mente en cuanto se dio cuenta de qu deba de haber
sucedido: Cuatro personas engrilletadas en posicin erecta contra la pared. El fuego entra con una
explosin a travs de la sala de exploracin y atraviesa la puerta de comunicacin. El calor evapora
toda la humedad del aire, hace hervir los fluidos de los cuerpos. Los globos oculares salen
disparados, los cerebros estallan contra el crneo, piadosa inconsciencia antes de que se produzca
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Steve Niles & Jeff Mariotte 30 Das de Noche 1
Andy gir desde Sunset y meti el Camry en una zona de aparcamiento que haba a la mitad de la
segunda manzana. Haba dejado el maxilar en la guantera junto con la linterna; volvi a sacar la
linterna y se la meti en un bolsillo. Examin la Glock para asegurarse de que llevaba las diecisis
balas. Se toc el bolsillo de la chaqueta para confirmar que llevaba el segundo cargador.
No poda volver a Los Angeles sin comprobar el bar que Paul Norris haba anotado en su
agenda, pero haba cado la noche cuando an estaba en casa de Saxon. Ya antes de conocer la
existencia de los vampiros no habra entrado desarmado en un tugurio de un callejn de Sunset.
Ahora, le hubiera gustado tener un bazuca para complementar la Glock.
Volvi andando hasta Sunset. Destellaban los faros de los automviles que pasaban, la vida
que continuaba a pesar de los horrores que aguardaban en la oscuridad, horrores que aquellas
gentes no podan ni sospechar. Andy haba pasado su vida adulta intentando mantener a sus
compatriotas a salvo de las pesadillas de las que no tenan ni idea: criminales y terroristas,
estafadores y timadores, asesinos, secuestradores y matones. La vida de un agente del FBI no era
para cualquiera, pero l pens que estaba bastante bien dotado para ella. Y Paul Norris todava
ms, porque Paul entenda la oscuridad del alma humana mejor que Andy. Mejor que muchos.
Andy slo poda llegar hasta ella desde el intelecto, pero Paul poda percibirla de manera intuitiva,
poda penetrar en ella sin tener que intentarlo siquiera.
Andy encontr el callejn, situado entre una oficina de seguros cerrada y un saln de masaje, y
se volvi de espaldas a la calle. La entrada del saln de masaje estaba apartada del callejn, de
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Steve Niles & Jeff Mariotte 30 Das de Noche 1
modo que los clientes podan entrar y salir sin que pudieran observarlos desde la calle. Un par de
ventanas cubiertas por cortinas y un letrero de nen eran las nicas cosas visibles desde Sunset.
Ms al interior del callejn, a la izquierda, haba otra puerta que quedaba medio escondida debajo
de una escalera de incendios.
Esa era la entrada del bar sin nombre. Andy fue directamente hacia ella, se detuvo en el
exterior y apoy una oreja contra la puerta. O bien estaba cerrado, o bien abandonado, o...
No quera pensar en las otras posibilidades.
La puerta estaba cerrada con llave, pero cedi con facilidad al forzarla, porque la madera
podrida de la jamba se desmenuz bajo su peso. Al entrar, lo asalt un espantoso hedor de
morgue. Haba olido tanta sangre desde la desaparicin de Paul que tema tener la nariz impregna-
da ya de ella de modo permanente. Accion un interruptor de la luz, pero no sucedi nada. Sac la
linterna y la encendi.
El lugar era un desastre. Pareca que all se hubiera producido la pelea de bar ms grande de la
historia. Haba mesas y sillas derribadas y dispersas sin orden por todo el local. Al fondo estaba la
barra, pero lo nico que quedaba de las botellas era destrozado vidrio multicolor. Detrs de la barra
se vea una superficie plana con marcas de pegamento; all haba colgado un espejo alguna vez.
Ahora, lo ms probable era que formara parte de las esquirlas de vidrio roto.
Y sangre.
Sangre por todas partes.
Marcas de salpicaduras en las paredes. Sangre pulverizada que haba ascendido hasta el
techo, casi invisible entre las tuberas y el cableado. Charcos secos en el suelo, descamndose
como pintura vieja.
Una masacre? O algo peor?
Un comedero.
Andy se detuvo en el centro de la habitacin y se estremeci, haciendo que el haz de la linterna
se bamboleara de manera incontrolable.
Cuntos haban muerto all? Senta la presencia de la muerte que rondaba por el lugar como
lo haba hecho por otras escenas de muerte en masa en las que haba estado a lo largo de su
carrera. Nunca haba credo en fantasmas, pero estaba dispuesto a admitir que tanta matanza
dejaba tras de s algn tipo de energa negativa.
Paul anot este lugar en su agenda. Haba estado aqu? Me lo habra dicho si hubiera
venido?
A menos que aqul hubiera sido el final... el ltimo lugar al que haba ido antes de cambiar.
Era all donde se haba encontrado con la seora, sa cuyas rdenes tena que obedecer? La
que lo haba abandonado antes de que acabara su transformacin?
Andy quera salir de all.
Las opciones parecan ser examinar el lugar centmetro a centmetro, como una autntica
escena de crimen, o captar slo una impresin general y salir. Estaba bastante convencido de que
optar por el mtodo de escena de crimen lo dejara bastante jodido fsicamente. Y tal vez peor que
eso, porque, y si la enfermedad vamprica era debida a un virus? Podra contraera por contacto
con tanta sangre como haba all. Y quin saba qu otras enfermedades podan estar acechando
en ella, o qu otros fluidos corporales podan estar presentes y que l no poda detectar al no ir
pertrechado con nada ms sofisticado que una linterna.
A la mierda con esto.
Se encaminaba hacia la puerta cuando oy el ruido.
Un sonido como de correteo, como cuando haba tenido ratas en el desvn de la casa de
Sacramento.
Gir sobre s mismo y dirigi la luz hacia la barra. No sera sorprendente que aqu hubiera
ratas, o cualquier otro tipo de alimaa. Pero cuando ilumin esa zona, vio algo que haba pasado
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Steve Niles & Jeff Mariotte 30 Das de Noche 1
por alto la primera vez, una pesada puerta negra que cerraba el paso a un espacio situado detrs
de la barra.
Maldiciendo para s, Andy avanz hasta la puerta. La verdad era que quera volver a su coche y
alejarse de aquel lugar. Slo haba dormido un par de horas. Era de noche en Los ngeles, l
estaba molido, y haba estado castigando despiadadamente su cuerpo. No saba durante cunto
tiempo podra continuar exigindose tanto esfuerzo antes de derrumbarse. Desenfund el arma y
abri la puerta de un tirn.
Detrs de la barra se abra un cavernoso espacio oscuro. Cuando este local estaba en
funcionamiento, es probable que aqu celebraran conciertos o bailes. El haz de luz apenas llegaba
a las paredes del otro extremo, donde los muebles y pertrechos haban sido apartados hacia los
lados. En lo alto, ms tuberas y cableado descubierto, y vigas en sombras.
Ya casi haba devuelto la pistola a la funda cuando oy el ruido otra vez, procedente de las
sombras del extremo ms alejado del enorme espacio.
Apunt hacia el lugar con la linterna y el arma, pero no vio nada ms que mesas y sillas
apiladas cubiertas por una capa de polvo.
FBI! anunci con voz imperiosa, aunque a l le pareci que sonaba un poco tonta en aquel
espacio vaco. Quin anda ah?
Otra vez el sonido de correteo desplazndose hacia la izquierda a lo largo de la pared del
fondo. Andy intent seguirlo con la luz. Nada.
FBI! Volvi a gritar. Djese ver!
El sonido ces de repente. Andy contuvo el aliento y luch para sujetar la Glock con pulso
firme. Desplaz la luz en crculos cada vez ms amplios, en busca de la rata o lo que fuera. El
sudor le empapaba el pelo de las sienes y le salpicaba el labio superior. Oa los fuertes latidos de
su propio corazn.
Y entonces volvi, el mismo ruido de raspado y deslizamiento, pero no procedente de la pared
del fondo.
Esta vez le llegaba de lo alto, encima de l.
Andy levant la linterna a tiempo de captar una figura humana, un hombre, que se mova entre
las vigas de acero. Aquello, l, se detuvo como inmovilizado por el crculo de luz y volvi la cabeza
para posar la mirada sobre Andy.
Era flaco, casi como una araa con sus brazos y piernas finos como palillos, y estaba sujeto al
techo, cosa que pareca imposible.
A la luz de la linterna, Andy pudo verlo con horrible detalle; vio los dedos nudosos que se
soltaban.
Se dej caer, directamente hacia Andy.
La boca provista de colmillos se abri mientras se precipitaba, y vio sangre vieja que le
manchaba la piel en torno a la boca y trazaba lneas que le bajaban por el mentn. Ojos negros
como pozos vacos, afiladas garras por uas, incrustadas de suciedad y sangre, pelo negro y
enredado, tan mugriento como las ratas que Andy haba esperado ver, y caa hacia Andy, que alz
el arma
cabeza dispara a la cabeza dispara a la cabeza dispara a la cabeza y apret el gatillo dos
veces antes de que aquella cosa le cayera encima, apuntando directamente a la boca abierta del
monstruo. El fogonazo del can fue cegador en aquel espacio oscuro. La criatura gir
violentamente en el aire. Una de sus extremidades golpe a Andy en la cabeza, y ambos cayeron
al suelo sucio. La Glock sali volando de la mano de Andy.
En el momento en que se precipitaba tras ella, la criatura se levant. Cuando Andy ya tena la
pistola en la mano y haba rodado hasta ponerse de rodillas, aquella cosa haba desaparecido. La
puerta por la que haba entrado gir sobre sus herrumbrosos goznes.
Andy apoy una mano en el suelo para impulsarse y ponerse de pie, y esta vez resbal en un
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charco viscoso. Volvi a caer y se dio un fuerte golpe en una rodilla contra el suelo de hormign.
Manoteando en busca de algo que le proporcionara traccin, su mano golpe contra otra cosa.
Cogi la linterna y dirigi la luz hacia el suelo. Haba cado en un charco de sangre fresca, pero
haba ms: trocitos de hueso, dientes, y rugoso tejido gris y rosado que slo poda pertenecer a un
cerebro. Asqueado, Andy se puso en pie de un salto y sacudi la mano para librarse de aquella
porquera en la medida de lo posible. Necesitara desinfectarse, despus de eso.
Lleg a la puerta y la atraves, con la pistola y la linterna sujetas con manos temblorosas. La
sala ms pequea del otro lado estaba vaca hasta donde poda determinar. La puerta que
comunicaba con el exterior se encontraba entornada, aunque l la haba dejado abierta de par en
par al entrar.
Lo que significaba que haba acertado a la criatura en la cabeza y le haba causado el dao
suficiente como para regarse l mismo de hueso y sesos, pero la criatura haba huido a pesar de la
herida.
A lo largo de todo el recorrido de vuelta al coche, sus piernas amenazaron con doblarse de un
momento a otro. Andy vigilaba y escuchaba, dispuesto a disparar otra vez ante el menor
movimiento inusitado. Baj por Sunset con la linterna encendida y la pistola en la otra mano, y
nadie ralentiz el paso para echarle una segunda mirada. Cuando dej Sunset, entr en una calle
que estaba ms oscura, y el ruido del trfico qued detrs de l. Su coche estaba donde lo haba
dejado. Alumbr con la linterna el interior antes de entrar, y en cuanto estuvo detrs del volante lo
abandon toda la fuerza, ya que la subida de adrenalina lo haba dejado ahora dbil y tembloroso.
Logr echarle el seguro a la puerta, y luego apoy las manos en el volante y recost la cabeza
sobre ellas.
Permaneci as durante largos minutos, sin moverse salvo por los incontrolados temblores de
piernas y brazos. Al fin logr aquietarlos, pero continuaba sintindose agotado y vaco. Exhausto.
Esperaba poder mantenerse despierto durante el tiempo suficiente para encontrar una habitacin
de motel, en un lugar lo bastante alejado de all como para que la criatura no pudiera seguirlo a pie,
pero no tan alejado que lo obligara a conducir durante toda la noche para llegar. Abrigaba la
esperanza de que podra dormir, de que los nervios no lo mantendran despierto a pesar del
profundo cansancio que senta.
Abri la guantera para volver a guardar la linterna.
El maxilar de vampiro haba desaparecido.
Andy se dio cuenta entonces de que haba cerrado el coche con llave antes de entrar en el
local, pero lo haba encontrado abierto al regresar. No se vea ni rastro de quin lo haba abierto,
pero la incontrovertible prueba que haba descubierto apenas una hora antes haba desaparecido.
Cuando al fin sinti que haba recuperado la fuerza suficiente como para controlar el vehculo,
recogi las llaves de donde las haba arrojado, sobre el asiento del acompaante, e insert la llave
de encendido en el contacto. Antes de que pudiera girarla, son su telfono mvil. Lo sac del
bolsillo y mir la identidad de quien llamaba. Un nmero del FBI.
Gray susurr por el micrfono.
Andy, soy el subdirector Flores dijo una voz conocida. S que has estado trabajando con
Anglica Foster en el laboratorio forense, as que quera que lo supieras de inmediato.
Qu supiera qu? pregunt Andy. Tema la respuesta, saba que no poda ser una buena
noticia, no si Flores lo llamaba en persona a una hora tan tarda.
La han asesinado, Andy. Le cortaron la garganta, o se la desgarraron con un arma que an
no hemos identificado. Violada, probablemente postmortem. Ha sido un chiflado, Andy. La Unidad
Especial est hacindose cargo del asunto, as que no me parece que tengas que preocuparte por
ello. Era una de los nuestros, y no vamos a dejarlo hasta que hayamos logrado frer a ese bastardo.
Cansado, Andy asinti con la cabeza, y entonces record que Hctor Flores no poda verlo.
Gracias, seor. Lamento lo de Foster. Era buena en su trabajo.
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El subdirector hizo algunos otros ruidos compasivos y colg. Andy apag el telfono y se lo
meti otra vez en el bolsillo.
La Agencia poda pensar lo que le diera la gana acerca de la muerte de Foster, pero Andy
saba que no haba sido un crimen sexual aleatorio. Anglica Foster era el nexo que conectaba a
Paul Norris, Amos Saxon y Stella Olemaun. As pues, su muerte no era una coincidencia.
Era un mensaje, una advertencia de un viejo amigo.
Y el significado no habra podido ser ms claro, aunque para envirselo hubiera usado uno de
esos enormes carteles publicitarios que haba en Sunset.
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sexual? Le haban drenado la sangre del cuerpo. Drenado! Dnde estaba? Han encontrado una
conveniente baera llena de sangre? Algunas jarras de plstico? No? Por supuesto que no. Pero
contina afirmando que lo hizo un violador?
Gray, ests borracho... lo interrumpi Flores.
Eso no tiene nada que ver con el asunto dijo Andy. Dnde est la sangre? Si no fue un
ataque vamprico, dnde est la sangre? Y Hastings me ha dicho que la penetracin fue
postmortem, incluso los tajos del cuello fueron postmortem. Ha intentado razonar eso, Hctor?
Ha intentado estirar un poco su pequeo cerebro de guisante para conjeturar por qu podra ser
eso? Las manos de Andy se cerraron, y tuvo que luchar para no darle de puetazos al
subdirector. Qu le parece porque el asesino estaba intentando ocultar las heridas de los
mordiscos?
Hctor Flores se volvi hacia uno de los gigantes que tena al lado.
Espsalo dijo, sealando a Andy con un pulgar.
Entonces, Andy perdi los estribos. Se lanz hacia el arrogante gilipollas del subdirector y le
aporre el tronco y los brazos con los puos. Tena ganas de arrancarle los ojos al tipo con las
uas, pero los dos gorilas le aferraron los brazos y se lo quitaron de encima a Hctor.
Tranquilcese, Gray dijo uno de ellos. Pareca un adicto a los esteroides, con cuello de toro,
brazos casi tan gruesos como la cintura de Andy, y cara inexpresiva de rasgos toscos. Sus labios
apenas parecieron moverse al hablar. Llevaba corto el pelo rubio; era lo nico que lo distingua del
otro tipo, cuyo pelo corto era castao oscuro.
Andy renunci a la lucha cuando vio que no podra persuadir a aquellos tipos, y que la fuerza
con que le aferraban los brazos era demoledora. El subdirector Flores aprovech su situacin para
pinchar el pecho de Andy con un dedo mientras se compona la corbata y la americana.
Ests fuera de aqu, Gray dijo. Fuera del edificio, e indefinidamente suspendido y
pendiente de los resultados de la vista disciplinaria a la que sers sometido. Y desde ahora puedo
garantizarte cules sern esos resultados. Se te acusar de atacar a un superior. Perders el
empleo y la pensin, y tendrs una suerte del demonio si no te condenan a prisin.
Quieres decir que no tendr que obedecer rdenes de cabronazos como t? pregunt
Andy con un gruido. Se me parte el corazn.
El subdirector Flores apart la mirada de l para dirigirse a los gorilas.
Llevoslo fuera de mi vista.
Los gorilas obedecieron.
De vuelta en su oficina, el subdirector Flores se sirvi caf en una taza azul marino que tena el
sello del FBI estampado en un lateral. Se mir en un espejo pequeo que guardaba en el cajn
central del escritorio, se asegur de que haba recuperado la compostura, y llam al agente espe-
cial Dan Bradstreet a su oficina. Dan apareci dos minutos ms tarde. Sus pantalones grises a
rayas estaban perfectamente planchados, la corbata de su club presentaba un perfecto nudo
Windsor, sus zapatos brillaban, y su pelo de corte conservador estaba peinado con pulcritud.
Pareca un cruce entre un hroe de ftbol universitario de la dcada de 1960, ms o menos, y una
interpretacin artstica del agente ideal del FBI.
Por lo que concerna a Hctor Flores, desde luego que era el agente ideal del FBI. Haca lo que
se le ordenaba. No formulaba preguntas problemticas ni intentaba hacer volcar el bote. En esos
tiempos, demasiados agentes pensaban que tenan que ser los que sacaran a relucir los trapos
sucios, los que limpiaran el FBI y se aseguraran de que no volva a acaecer otro 11 de septiembre
durante su guardia. Hctor tena poca paciencia con los reformadores. Le gustaban los agentes
que dejaban que sus superiores se preocuparan de esas cosas mientras ellos hacan su trabajo.
Dan Bradstreet era ese tipo de agente, y Hctor haba confiado en l en una serie de ocasiones
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diferentes: Una banda de ladrones de bancos haba aterrorizado Los ngeles y matado a siete
personas, incluido el padre de uno de los amigos de Hctor, que trabajaba como guardia de
seguridad de un banco. Hctor haba logrado averiguar quin era el jefe de la banda, para su
propia satisfaccin, aunque no logr reunir las pruebas para demostrarlo ante un tribunal. Sin
embargo, le haba prometido justicia a su amigo, as que lanz a Dan Bradstreet tras la banda. La
justicia haba sido servida.
En otra ocasin haba azuzado a Dan contra un colega que haba amenazado el ascenso de
Hctor a subdirector. Haba convencido a Dan de que los intereses de la nacin quedaran mejor
servidos si era Hctor quien obtena el puesto. Dan haba escuchado con educado desinters y
haba dicho que se asegurara de que no fuese un problema. Dos das despus, el otro tipo no slo
retir su solicitud, sino que renunci al FBI y se march a vivir a un rancho de Wyoming.
As que Hctor saba que poda contar con Dan para que se ocupara de las cosas con el
mnimo de alboroto. Esper hasta que Bradstreet se hubo sentado en uno de los sillones para los
visitantes.
Acabo de echar a Andy Gray del edificio dijo. En realidad he hecho que Bunson y
McClary lo echaran. En cualquier caso, Gray ha quedado suspendido, Dan. Me ha atacado
fsicamente. Ha estado bebiendo y le ha pillado una perra extraa respecto a Foster y a Norris, su
ex compaero.
Qu quiere que haga? La voz de Dan era como mantequilla fundida. A Hctor le
encantaba orla, y si Dan hubiera sido una personalidad de la radio o un lector de libros grabados,
escuchara una de sus grabaciones cada vez que estuviera tenso o irritado.
Quiero que te pegues a su culo dijo Hctor. Que veas adonde va, con quin habla. Si
comienza a difundir disparates sobre vampiros, quiero saberlo. Si lleva las cosas ms lejos de eso,
le das pasaporte.
Dan se limit a asentir con la cabeza con tanta despreocupacin como si Hctor le hubiera
pedido que le devolviera a alguien una llamada telefnica. Hctor saba perfectamente bien en qu
lo se vera metido si se descubra que haba ordenado la ejecucin de un agente del FBI, aunque
fuera uno tan aparentemente bellaco como Andy Gray. De todos modos, confiaba en que Dan se
llevara el secreto a la tumba.
A medioda, Andy haba dejado atrs la carretera conocida como Grapevine, y tena ante l la larga
y plana extensin de la interestatal 5 serpenteando por el centro del valle de San Joaqun. La
carretera atravesaba la regin agrcola de California por el centro, y a ambos lados no haba nada
ms que campos llanos que se extendan hacia lomas lejanas situadas en ambos horizontes. A
medioda, el valle estaba caliente, seco y quieto, salvo por el trfico que corra arriba y abajo por la
autova, como si tuviera una prisa desesperada por llegar al norte o al sur de California.
Se haba detenido en Los ngeles durante el tiempo suficiente como para pasar por la sucursal
de la biblioteca pblica que haba en el centro. Citando la Patriot Act6 y enseando su
identificacin, haba exigido todos los libros que tuvieran sobre vampiros y vampirismo, de ficcin o
de otro tipo. Cuando vio los carros que le llevaban, cambi de opinin y los seleccion para
escoger los ejemplares suficientes como para llenar dos bolsas de la compra de gran tamao. Se
concentr en historia y biografa, aunque tambin incluy algunas obras de ficcin cuyo ttulo
reconoci. Como el Drcula, de Bram Stoker, El misterio de Salems Lot, de Stephen King, Entrevista
con el vampiro, de Anne Rice, Soy Leyenda, de Richard Matheson, y El tapiz del vampiro, de Suzy
McKee Chamas. Los libros que no eran de ficcin variaban entre obras de divulgacin de ciencias
6 Ley surgida tras el atentado del 11-S para ampliar los poderes de las agencias de seguridad y del Estado a fin de combatir el terrorismo. (N.
delat.)
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ocultas hasta libros antiguos de las colecciones especiales de la biblioteca. Todos ellos llenaban el
maletero del Camry mientras l corra hacia el norte.
Mientras apagaba un Camel en el cenicero del coche, Andy reconoci que su obsesin con
aquella investigacin estaba echando el resto de su vida por la taza del vter. Se mantena en
funcionamiento a base de nicotina, cafena y alcohol. Le haba soltado a su mujer ms tacos que un
marinero borracho. Casi nunca le haba levantado la voz a Mnica en el pasado, y ahora haba
estado a punto de darle un puetazo. Haba apartado a sus hijas completamente de su vida. Ah, s,
y acababa de golpear al jefe de la oficina del FBI en Los ngeles, lo que podra llevarlo a la crcel.
Era preciso que recuperara el control y enderezara su vida. S, lo que le haba sucedido a Paul
era importante, y no slo porque Paul fuera su amigo ms antiguo.
Se trataba de algo que poda hacer algo ms que cambiar su vida; podra cambiar el mundo.
Una prueba positiva de la existencia de los vampiros una prueba como el maxilar que haba
posedo brevemente impactara en todos los pases, todas las culturas. Se movilizaran ejrcitos
para luchar contra la amenaza. Se hara actuar a las fuerzas del orden. Algunos moriran para que
muchos, muchos ms, vivieran.
Pero es ms que eso. Mientras conduca, con una mano apoyada con suavidad sobre el
volante para mantener el coche corriendo por la recta cinta negra, con un nuevo cigarrillo en
equilibrio entre los labios, intent averiguar por qu haba perdido los estribos hasta tal punto.
No dejaba de ver destellos de una imagen muy antigua de su padre, que haba pasado seis
aos en coma, en Minnesota. Estaba cerebralmente muerto y lo mantenan vivo una serie de
mquinas y aparatos que hacan que sus pulmones se llenaran y vaciaran de aire, mantenan los
riones en funcionamiento, lo alimentaban y se ocupaban de los orines y las heces. l nunca haba
querido que lo mantuvieran como un vegetal con ayuda de lo que, un poco absurdamente,
denominaban soporte vital, algo que le haba repetido a su hijo mayor en numerosas ocasiones.
Por lo general, cuando llevaba dentro un par de cervezas, durante el corte para publicidad de la
transmisin de un partido de ftbol. Los partidos de ftbol transmitidos por televisin eran lo que en
casa de Benjamn Gray pasaba por vinculacin padre/hijo cuando Andy era joven.
No obstante, haca unos doce aos, una colisin con un camin de dieciocho ruedas en una
noche lluviosa haba acabado con todas las funciones corporales superiores de Ben Gray. A Andy
le dijeron que el crtex cerebral haba quedado destruido a causa de los daos sufridos por el
crneo y el cerebro. Segn todas las pruebas que pudieron hacerle, la actividad elctrica del
cerebro era plana. Ben Gray poda sentarse si lo apoyaban bien en la cama, y su cara mostraba
una gama de expresiones diferentes, pero los mdicos insistan en que stas no guardaban
relacin alguna con los estmulos externos ni con nada que el padre de Andy estuviera pensando.
No pensaba en absoluto. No era consciente de que estaba en el mundo. Era, en todos los
aspectos, un muerto.
Y sin embargo, Ruthann, la madre de Andy, haba insistido en mantenerlo con vida, conectarlo
a las mquinas, tubos y cables que pudieran prolongarle la existencia. Andy haba llegado a creer
que aquello no era vida. No sufra dolor, pero tampoco senta nada ms. Lo arreglaban para recibir
visitas, y l sonrea, se tiraba pedos, babeaba y frunca el ceo, y cuando se marchaban, volvan a
tumbarlo y le curaban las llagas.
Andy le recordaba a su madre lo que Ben haba dicho siempre, pero eso no tena efecto alguno
sobre ella. Estaba decidida a ser una mrtir de la causa de Benjamn Gray, y dedic su vida, y el
poco dinero que tena en el banco o poda sacar de las tarjetas de crdito, a mantener viva esa
causa a pesar de que l no estuviera vivo. Ella afirmaba que s estaba vivo, que se desanimaba si
Andy no lo visitaba con regularidad, y que las visitas frecuentes lo dejaban muy contento. Por
supuesto, estaba engandose a s misma. Andy habra podido golpear a su padre en la cara con
ladrillos sin que a ste le importase lo ms mnimo.
Al final, harto de contemplar la no vida de su padre prolongada a perpetuidad, Andy haba
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contratado abogados y se haba enfrentado a su madre en los tribunales. Haba sido una batalla
dura, porque cuando se produjo el accidente con el camin, su padre no haba hecho testamento
ordinario ni testamento vital alguno, pero, al fin, Andy haba prevalecido. Apagaron las mquinas,
retiraron los tubos, y el cuerpo de Ben sigui al cerebro al sitio en que haba permanecido durante
aos.
La lucha le haba costado a Andy lo poco que quedaba de la relacin con su madre, la cual, de
todos modos, haba sido irritante desde haca aos. Las ltimas palabras que Andy le dijo, fueron:
Por qu no pueden descansar los muertos? Deja a los muertos estar muertos! Ella haba
comenzado a verter enormes lgrimas de cocodrilo y salido apresuradamente de la habitacin. Lo
poco que tuvieron que decirse el uno al otro despus de eso, durante los cuatro aos que a ella le
quedaron antes de que la matara la bebida, fue transmitido a travs de los abogados.
Las hijas de Andy no haban llegado a conocer a los abuelos paternos, a Andy le pareca
perfecto.
Pensar en eso ahora, y estableciendo la conexin con el caso de Paul, lo golpe con una
ferocidad tal como no lo haba hecho en aos. La mano con que Andy sujetaba el volante se puso a
temblar, as que levan- : la otra mano para aferrara con tal fuerza que los nudillos se le pusieron
blancos, hasta que el temblor pas.
Deja a los muertos estar muertos.
Haba gente en la que simplemente no se poda confiar para que hicieran las cosas bien.
Paul Norris saba que a Andy le comunicaran la muerte de Anglica Foster. Hctor Flores se
asegurara de que lo supiera, porque el subdirector de Los ngeles era el consumado burcrata,
con grficos, listas y libretas donde anotaba los detalles de todo lo que suceda a su alrededor,
estara enterado de que Anglica trabajaba en asuntos de inters para el agente especial Gray.
Haba sido un poco ms complicado que enviarle a Andy un correo electrnico o llamarlo por
telfono, pero mucho ms divertido. Anglica, despus de todo, era una monada. Mejor an, en e l
pasado se haba puesto beligerante con Paul slo por un comentario que l haba hecho, y en
aquella ocasin en que ella retrocedi al apartarse del microscopio y l acab con un puado de
culo en la mano.
As que l haba disfrutado mucho al desgarrarle la carne con los dientes. La textura
ligeramente gomosa de la piel que estaba justo por debajo de la mandbula, la capa de sal debida
al largo da de trabajo pasado en el laboratorio, el rastro de especias dejada por la preparacin de
la comida, todo esto lo hizo bajar con un trago de sangre. El terror que apareci en los ojos de ella
en el ltimo instante, cuando por fin lo reconoci a pesar de los cambios fsicos por los que haba
pasado, haba endulzado an ms la comida.
El problema era, sin embargo, que Andy haba recibido el mensaje y luego rehusado hacer
caso.
Estpido cabrn.
Paul conoca a Andy desde haca el tiempo suficiente como para predecir cul sera la reaccin
de su antiguo compaero. Andy querra entender qu le haba sucedido a Paul. Era un tipo al que
le gustaba enderezar las cosas, si poda ese impulso era la principal razn por la que haba
entrado en la Agencia, as que buscara alguna clase de cura o tratamiento para el trastorno de
Paul.
Paul an no saba gran cosa sobre lo que haba sucedido, salvo que era algo que causaba
estragos en las caractersticas dentales de la gente, alargaba los dedos y los provea de garras
nudosas, le haba conferido a l una fuerza y una resistencia asombrosas, e inducido un ansia de
beber sangre. Pero estaba bastante seguro de que no exista nada parecido a una cura, a menos
que uno contara como tales la luz solar directa o la decapitacin. Lo cual significaba que la
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Ojal tuviera una historia de victoria para explicar, pero eso no constituira un relato fiel de los
acontecimientos que se produjeron en Barrow aquel invierno.
Cuatro horas despus de que Eben los avistara atravesando el terreno abierto que rodeaba
Barrow, aquellas criaturas haban llegado a la ciudad y convertido nuestro hogar en un bao de
sangre en llamas. No tenamos ningn medio para pedir ayuda, ni razn para creer que fuera a
acudir alguien.
Nos encontrbamos solos ante una fuerza invasora que apenas podamos comprender, y
mucho menos combatir.
Y eso fue slo el primer da.
Quedaban muchos das y noches por venir, que pasaramos ocultos en la oscuridad, oyendo
los constantes alaridos de los habitantes del pueblo que eran asesinados para obtener la sangre
que corra por sus venas.
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Andy haba dejado en paz lo que haba en los archivadores, pero, por lo dems, cualquier cosa
que no fuera pertinente para el caso de los vampiros haba sido arrojada al patio por la ventana,
donde supona que la estaban estropeando el sol, la lluvia y la orina, pero no le importaba.
El lugar de esas cosas lo ocupaba la informacin que estaba reuniendo sobre vampiros. Haba
un mapa de Alaska fijado en una pared con clavos de diecisis centavos, los nicos que haba
podido encontrar con rapidez
en el garaje. Barrow estaba rodeada por un crculo trazado con rotulador rojo. Por todas partes
haba clavados artculos que haba encontrado en Internet y haba impreso. Los libros cubran
todas las superficies, algunos abiertos por una pgina en concreto, y otros apilados, o bien espe-
rando que los leyera, o ya ledos y dejados a un lado.
El plato de mesa que haba estado usando como cenicero se haba desbordado sobre el
escritorio, y algunas colillas haban hecho quemaduras en la moqueta del despacho porque las
haba dejado donde haban cado. La papelera estaba rodeada de botellas vacas. Cuando volva
de Los Angeles, haba parado en una gasolinera que tena un minisupermercado y comprado
provisiones: diez cartones de Camel y todo el Jim Beam que el chico tena en existencia. El
muchacho era plido y flaco, con el pelo teido de negro, largo por un lado y casi afeitado por el
otro. Un pirsin en el labio inferior y tres en la ceja derecha. Pareca que no haba visto el sol en
meses, tal vez aos, y si trabajaba en el turno de noche de un sitio como se, era probable que no
tuviera ninguna razn real para hacerlo. Andy dej suelta la Glock dentro de la funda al entrar en la
tienda. El chico se pareca a uno de ellos, pens. Pero cuando abri la boca, Andy se fij en sus
dientes y vio que eran normales.
Antes de pagar, ech a la cesta un par de cajas de chocolatinas y barritas energticas que
cogi directamente del estante: Kit-Kats, Heath Bars,
Milky Way, Three Musketeers. Haba estado complementando las comidas con esto, y hacindose
el caf en el despacho. Calculaba que Mnica pronto dejara de cocinar para l, y entonces tendra
que pedir pizzas o comida china. En cualquier caso, ella ya haba empezado a servirle las comidas
en platos de papel, porque no le devolva los de porcelana.
Andy, djame entrar implor. Hazlo por nuestras hijas si no quieres hacerlo por m.
Antes haba amenazado con llamar a un cura o a su jefe. Andy no saba si haba hecho alguna de
esas cosas, pero nadie haba ido a la casa, as que supuso que haba sido un farol.
Hizo girar el botn del volumen de la pequea radio que siempre tena funcionando sobre la
credencia. Una guitarra distorsionada se puso a plair contra un atronador solo de bajo. Andy
odiaba el heavy metal, pero funcionaba bien como filtro de ruido.
Paul Norris. Anglica Foster. El resto de las vctimas. Ellos eran lo que importaba, no la
pequea vida de Andy ni su familia. No haba hecho el juramento de proteger a la gente y
defender la ley?
Mnica golpe otro par de veces, apenas audibles por encima de la msica. Andy abri un libro
y se puso a leer, concentrndose para aislarse de ella. Cuando volvi a alzar la mirada, Mnica
pareca haberse marchado. Baj el volumen de la msica y conect el telfono. En el servicio de
informacin telefnica de Los ngeles obtuvo el nmero de la divisin policial que cubra
Westwood. Llam, se identific como agente del FBI, y logr que lo pusieran en contacto con uno
de los detectives que trabajaban en el incendio de la casa de Saxon y la muerte de los dos agentes
de polica.
Ese detective no tena mucho que decir, pero le revel que los dos agentes estaban fuera de
servicio, y que la ltima persona que los haba visto con vida era otro polica uniformado de nombre
Goodis. Informacin interesante. Andy insisti un poco y consigui el nmero de telfono privado
de Goodis. El tipo haba estado de baja curante toda la semana.
S? pregunt Goodis con voz vacilante cuando contest al telfono.
Agente Goodis? dijo Andy, intentando hablar ms como un federal que como el luntico
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furioso en que saba que estaba convirtindose. Soy el agente especial Andy Gray, del FBI.
Trabajo en la oficina de Sacramento, aunque estoy llevando a cabo una misin especial a travs de
la oficina de Los ngeles, as que si quiere comprobar mi identidad, le recomiendo que llame a
Sacramento.
No, est bien replic Goodis. "Parece deprimido. Taciturno. Se pregunt si el tipo habra
estado llamando a telfonos de atencin permanente al suicida, y se lo imagin sentado en una
casa desierta, en albornoz y calzoncillos, con el arma de servicio sobre e_ regazo, intentando reunir
el valor necesario para metrsela dentro de la boca. Qu quiere?
Es por el doctor Amos Saxon dijo Andy, y oy que Goodis maldeca por lo bajo, pero
continu: est relacionado con alguien de un caso de terrorismo en el que hemos estado
trabajando, una tal Stella Olemaun. Creo que la detuvieron por un alboroto que se produjo en e.
campus de la UCLA, en un acto que organiz Saxon.
Algo as he odo decir replic Goodis evasivo.
Y ahora Saxon est muerto continu Andy. Su casa fue incendiada y dos policas
murieron cuando eso ocurri.
S.
Quiero saber qu sucedi dijo Andy.
Yo no puedo ayudarlo.
Intntelo. Es importante.
Lo siento. No lo s.
Usted fue el ltimo que vio con vida a esos polis. Tiene que saber algo sobre adonde iban,
qu estaban haciendo en casa de Saxon...
Yo no s nada insisti Goodis. Ya se lo he dicho.
S, y yo no le creo. Cul es su nombre de pila? Alan, verdad?
Mire, tengo que marcharme dijo el poli.
Es muy importante -reiter Andy.
Ahora voy a colgar dijo Goodis. Y no voy a contestar ms al telfono, as que ni siquiera
lo intente.
Pero...
Quiere saber lo que yo s? pregunt Goodis, de repente, enfadado. Es lo siguiente.
Espero que lo ayude.
Qu es?
Una pausa.
Es todo verdad.
Se oy un chasquido, y luego el tono de lnea desocupada. Alan Goodis ya no estaba.
Lo que le haba dicho a Andy era escalofriante. Pero no se trataba de algo que l no supiera ya.
Los no muertos acechaban a los incautos, imperaban en la oscuridad, y lo haban hecho
durante... bueno, siglos, por lo menos. Tal vez desde que haba seres humanos. Quiz desde antes
de eso.
Andy abri otra botella, bebi un largo trago. Ya ni siquiera le quemaba al bajar por la garganta.
Era como agua.
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Pero no se lo hara. No quera que lo vieran con ese aspecto. De todos modos, tena trabajo.
Mir el reloj y se dio cuenta de que haba dormido durante casi dos horas.
A cunta gente podan matar en dos horas? No poda ni imaginarlo. A un montn.
No todos convierten en vampiros a sus vctimas. De algn modo, eran selectivos. Si no
convirtieran a ninguna de las vctimas, la especie acabara por extinguirse. Dudaba que se
reprodujeran por los medios tradicionales.
Sin embargo, si los convirtieran a todos, su nmero crecera de manera exponencial. Un
chupasangre que se alimentara una vez al da convertira a siete personas por semana. Digamos
que esos siete tardaban siete das en convertirse en vampiros completos, ms o menos lo que
haba tardado Paul. Al final de la segunda semana ya seran catorce. A la semana siguiente esos
catorce se convertiran en ciento noventa y seis, ms los siete nuevos de los primeros. Doscientos
tres. A la semana siguiente seran ms de mil cuatrocientos. Una semana despus, casi diez mil.
Casi setenta mil una semana ms tarde.
De un solo vampiro. Andy no tena ni idea de cuntos haba, pero muchos ms que uno. As
pues, no podan convertir a todas sus vctimas, porque si lo hacan, todos los seres humanos del
mundo se convertiran en vampiros en dos meses como mucho, y entonces, de qu iban a ali-
mentarse?
As que tenan que controlarse.
Adems, haban sido precavidos durante todos estos siglos, pues en caso contrario ya los
habran identificado y, probablemente, eliminado.
El que haba atacado a Andy en el bar desierto le haba parecido una bestia, apenas algo ms
que un animal voraz. Pero tenan que usar el cerebro, porque si no lo hicieran, no habran logrado
sobrevivir. Lo cual significaba que gozaban de un cierto grado de libre albedro, y podan decidir a
quin convertir y a quin matar, cmo esconderse, cmo viajar y lograr que no los atraparan.
En el libro de Stella se teorizaba que podan vivir eternamente si contaban con un suministro de
sangre y no se les cortaba la cabeza. Eran inmortales, pero tenan que alimentarse de seres
humanos, lo que significaba que tambin eran malignos.
Aunque, por otro lado, tal vez no. El vampirismo simplemente converta a la gente en seres que
necesitaban sangre humana para sobrevivir. Acaso el resto, la parte malvada, era una mera
reaccin ante eso? Despus de todo, la constante necesidad de asesinar transformara con el
correr del tiempo, incluso a la persona ms decente.
Si es que realmente necesitaban sangre humana. Al parecer, Paul haba sobrevivido durante un
tiempo con sangre de ratas e insectos. Pero entonces estaba en una fase transicional, an no era
un vampiro completo.
Cuntas preguntas! Tenan esas criaturas tena Paul Norris libre albedro? Habra huido
de la celda de detencin, y de Andy, porque tena miedo de en qu se haba convertido, o porque
realmente quera embarcarse en una vida de asesinato despus de la muerte? Se volvera como
aquella pattica criatura a la que Andy le haba disparado en el bar? Y Anglica Foster, se
convertira tambin en uno de ellos?
Andy volvi a los libros. Las novelas contenan muchas tonteras. Como lo de las estacas de
madera clavadas en el corazn. Lo de que se convertan en murcilagos y se marchaban volando.
Ajo, por el amor de Dios! Lo de que tenan que dormir en un lecho de tierra de su pas natal ah
tenas una creencia provinciana). En estos tiempos pareca que pocas personas alcanzaban la
edad adulta cerca de su tierra natal, as que cualquiera que se convirtiera en vampiro quedara
condenado de inmediato.
Las nicas cosas seguras que Stella Olemaun describa en su libro eran la decapitacin y la luz
solar. Andy estaba decidido a encontrar en las otras obras que no eran de ficcin cualquier otra
pista lo bastante comn como para sugerir ms posibilidades.
Las historias de vampiros ms cautivadoras eran, por supuesto, las procedentes de Europa
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Oriental. Albania, Rumania. Transilvania, hogar del Drcula de ficcin, y tambin del histrico Vlad
Tepes, que se baaba en la sangre de los turcos que mataban sus ejrcitos.
Andy!
Mnica otra vez. Su voz era atiplada, pero en ella haba tambin una nota de ronquera, como si
hubiera estado gritando hasta irritarse la garganta. Andy volvi a subir el volumen de la radio. Los
vocalistas que chillaban competan con las persistentes llamadas de su mujer. Intent volver a
aislarse de ella y continu leyendo. Encendi otro cigarrillo y aspir el humo hasta el fondo de los
pulmones, donde lo retuvo. Desenrosc el tapn de una nueva botella de Beam. Cayendo bajo,
pens, mientras se llevaba la botella a los labios.
Las palabras parecan moverse. Sangre. Profundos bosques de noche. Familiares. Colmillos.
Inmortalidad.
Todo pareca demasiado mgico. Andy pensaba que haba alguna validez cientfica en ello,
pero no del modo en que hablaban del tema las viejas leyendas de los Balcanes. Para aquellas
gentes era todo una cuestin de demonios y ngeles. La idea de la inmortalidad segua esa misma
lnea de pensamiento, ya que slo la magia podra hacer realmente inmortal a alguien.
Era posible que lo que le haba sucedido a Paul pudiera aumentar la esperanza de vida, porque
esa transformacin iba acompaada de la capacidad para sobrevivir a heridas graves que mataran
a cualquier otro. Pero los tejidos envejecan de todas formas. Un vampiro vetusto no poda contar
con que su cuerpo respondiera igual que lo haca el de un vampiro joven.
A menos que reflexion Andy mientras expulsaba una nube de humo hacia el techo, el
cuerpo haya sobrevivido a esas horribles heridas regenerando el tejido a una velocidad por lo
dems inimaginable. Ese tipo de regeneracin poda tambin proporcionar una especie de
inmortalidad si todo el tejido corporal venas y tutano, piel y msculos, adems de huesos,
dientes y todo el resto poda ser reemplazado a medida que envejeca.
l no era un cientfico, y sus conocimientos de anatoma eran slo los de un adulto, con un
ttulo universitario. Solo poda especular sobre lo que le pareca razonable. Lo cual lo devolvi a la
idea de que se trataba de un virus, transmitido mediante el intercambio de sangre entre el
mordedor y el mordido. La pregunta que surga era cmo podan decidir los chupasangres, de ser
se el caso, quin sera transformado y quin sera, simplemente...
Andy intent conjeturarlo, pero haba demasiadas incgnitas, demasiadas variables, y de
repente se sinti tan cansado que los pensamientos parecieron estrellarse unos contra otros dentro
de su cerebro como autos de choque. Dej un montn de libros en el suelo, subi los pies encima
del escritorio, se ech hacia atrs en la silla giratoria, y cerr los ojos.
Muerto para el mundo.
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Andy despert sintindose como si su cabeza fuera un malevolente intruso que intentaba liquidarlo.
Moverla ms de un milmetro a derecha o izquierda haca que sintiera en las sienes punzadas de
dolor al rojo blanco. Tena la boca seca y saba que deba beber agua, pero el solo pensamiento de
ingerir cualquier cosa le revolva el estmago.
Simplemente no soy un hombre muy bebedor, y cuando antes entienda eso, mejor para todos
los implicados.
La ltima botella que haba vaciado yaca de lado, cada en el suelo. Reparar en ella hizo que
Andy se diera cuenta de que tena la vejiga llena a reventar, y consider abrir la ventana para
atender esa necesidad, o tal vez intentar usar la botella. Pero no confiaba en que la mano no le
temblara demasiado como para hacer esto ltimo, y no estaba seguro de tener la fuerza necesaria
para abrir la ventana. En todo caso, la casa pareca estar en silencio; tal vez se haban marchado
todas a dormir. El reloj marcaba las siete, pero no estaba seguro de si eran de la maana o el
anochecer.
Se puso trabajosamente de pie; la cabeza le palpitaba con cada movimiento y cada vez que
respiraba. Avanz hasta la puerta y logr hacer girar el pomo. Apoy una mano contra la jamba
para sujetarse y no caer a causa de la ola de mareo que lo recorri. Cuando se le hubo pasado casi
del todo, tir de la puerta hasta abrirla y sali al pasillo. Atraves la cocina. La puerta del cuarto de
bao estaba abierta, y no se molest en cerrarla al entrar. La tapa del vter estaba bajada.
Inclinarse para levantarla casi lo hizo vomitar, pero al menos estaba en el sitio adecuado para eso.
Me durante largo rato. No se molest en dejar correr el agua, porque para eso tendra que
inclinarse otra vez. En el pasillo, pens de nuevo en lo silenciosa que estaba la casa, el silencio de
una casa vaca,
que tena una calidad diferente que el de una casa en la cual sus habitantes slo guardaban
silencio.
Lo nico que poda or era el regular chuck-chuck-chuck-chuck de un aspersor de riego de un
parterre, y que podra haber sido de su casa o de la del vecino.
Una luz solar dorada entraba por las ventanas del saln. As que era de da, pero el sol se
pondra dentro de un rato. Haba dormido durante horas; una parte de la noche y todo el da.
Dnde estaban todas? Tal vez haban abierto por fin los ojos y lo haban abandonado.
No haba querido ver ni hablar con su mujer ni con sus hijas, y necesitara reabastecer el
despacho si iba a quedarse all durante mucho tiempo ms. Casi se haba quedado sin cerillas, y
estaba casi seguro de que esa botella de Jim Beam haba sido la ltima. Si su familia se haba
marchado a alguna parte, sera un buen momento para hacer un viaje rpido a la tienda.
Salvo por el palpitante dolor de cabeza y las nuseas, claro est. Pero habra sido peor si
Mnica hubiera estado chillndole. Ech a andar a travs del saln y mir hacia lo alto de la
escalera al pasar.
Lisa estaba all. Su rubia coleta colgaba por encima de un escaln cerca de la parte superior.
Tena la cabeza vuelta hacia el techo, con el cuello doblado en un ngulo extrao.
La sangre haba bajado dos escalones ms, como pintura derramada. Andy vio gordas moscas
lnguidas caminando por ella.
-Lisa! La cabeza casi le explot, pero corri hacia la escalera, mientras sacaba con
torpeza la Glock de su funda. Lisa!
No obtuvo respuesta. Salvo por la postura del cuerpo y por la sangre que manaba de ella,
habra podido estar dormida. Andy subi los escalones de dos en dos, sin acordarse de su propio
malestar.
Lisa tena los ojos abiertos, fijos en el techo. Haba muerto asustada. La espesa sangre seca
ocultaba parcialmente un profundo corte que tena en la garganta. Se haba ensuciado las bragas,
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y el olor a sangre, mierda y muerte le revolvieron el estmago. Tena la piel plida, como porcelana,
y aunque haba sangre sobre ella y en la escalera, Andy no vio lividez alguna en la espalda al
levantarla por los hombros. Presion cerca de la herida, pero no man sangre. Era como si la
hubieran desangrado, y la mancha de la escalera no era ni remotamente toda la sangre que haba
contenido su cuerpo.
Cmo...?
Sara.
Mnica.
Pas una pierna por encima de su hija y continu subiendo la escalera con el corazn
desbocado.
Todos los agentes todos los polis, probablemente, de toda clase, despertaban baados en
sudor a las tres de la madrugada porque haban tenido una pesadilla en la que a su familia le
suceda algo malo. Algn asesino al que haban puesto a la sombra y que sala con el resentimien -
to an enquistado, o el amigo de uno de ellos, a quien le haba cado una condena larga, y que
pensaba que la mejor manera de igualar los marcadores era vengarse en la mujer del agente de la
ley y sus hijas.
Pero eran como las pesadillas de su infancia, slo malos sueos, nada que pensara de verdad
que fuera a suceder jams.
Haba sucedido.
Trag bilis.
Encontr a Sara en su habitacin. Muerta. Como Lisa. Tendida en su propia cama empapada
de sangre. La garganta desgarrada. Al igual que su hermana, pareca que le haban extrado toda
la sangre, salvo por la que haba cado sobre la cama.
Apret los puos, y cerr los ojos para evitar que le cayeran las lgrimas.
Mnica! llam. Mnica!
No hubo respuesta. La casa estaba en un silencio absoluto, excepto por el susurro de la brisa
que mova las cortinas. Era as como haba entrado el asesino? Andy fue hasta la ventana y mir
hacia el patio.
Abajo, en el jardn, una blusa y unos pantalones que pertenecan a Mnica estaban extendidos
sobre el csped. Incluso desde all arriba pudo ver las manchas de sangre en las prendas. El
aspersor giraba sobre su eje, lanzando el agua en un arco por todo el jardn.
Mnica! volvi a gritar.
Trag con dificultad, baj corriendo por la escalera y sali por la puerta posterior. Las prendas
de ropa no haban cado all sin ms, sino que alguien las haba colocado; los pantalones con las
perneras separadas, la blusa por encima de ellos, sealando con las mangas el rincn ms lejano
del jardn, ms all de los columpios y el gran roble. Una especie de indicacin. Andy corri hacia el
rbol, y el agua del aspersor le dio de lleno y lo empap.
All, contra la cerca, estaba Mnica.
Andy se detuvo en seco. Oblig a sus pies a moverse, a continuar avanzando hacia su mujer.
Mientras la miraba, sin embargo, con el convencimiento de que estaba muerta, el profesionalismo
comenz a tomar las riendas. Se detuvo a poca distancia de ella y examin la escena del crimen
con ojo crtico. Cada pocos segundos el aspersor le echaba encima una cascada de agua, pero no
le haca caso.
Haba marcas irregulares de arrastre que atravesaban el csped hacia el lugar en que haba
acabado. As pues, la haban matado all y haba luchado a lo largo de todo el camino. La ropa
tenan que haberla dispuesto cuando ella ya estaba muerta.
El cadver de Mnica, como los de las nias, estaba blanco como el hueso. La sangre
salpicaba el csped en tomo a ella y la cerca que tena detrs, pero no en la cantidad que contena
el cuerpo de un adulto. La garganta salvajemente destrozada por mltiples cortes, sangre en torno
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a la herida y sobre su pecho, vientre y muslos, diluida por el agua del aspersor. Tena los ojos
abiertos y por sus mejillas corra el agua como lgrimas, y caa de entre sus labios ligeramente se-
parados.
La haban colocado en la esquina de la valla de madera. Tena la cabeza alzada, los ojos
abiertos como si estuviera mirndolo. Sus manos estaban levantadas, clavadas a la cerca por
encima de la cabeza. Tena las piernas separadas, con las rodillas alzadas, como invitndolo.
Con la cerca que rodeaba la casa y la ocultaba a la vista de ojos curiosos, al parecer ningn
vecino fisgn haba presenciado el violento despliegue ni llamado a la polica.
Andy se acerc ms. Quienquiera que hubiese hecho aquello y l ya pensaba que saba
quin haba sido habra dejado huellas o algn tipo de rastro de contacto, a menos que llevara
guantes y traje completo de ltex. ste haba sido un ataque fsico de gran proximidad. Desde
donde estaba poda incluso descartar el ataque sexual. Y el asesino haba deambulado por la casa,
y por tanto haba ms oportunidades de que hubiera dejado pruebas tras de s.
Entonces, su mscara de profesionalismo se hizo pedazos, y Andy dej escapar un sollozo
estrangulado.
Atraves el jardn corriendo, dej caer la pistola y tom a Mnica entre los brazos. Intent
apartarle las manos de la cerca, pero estaban demasiado bien clavadas a ella. Apoy la cara
surcada de lgrimas contra la piel fra de su mujer.
Mnica dijo entre sollozos, vuelve conmigo, Mnica. Perdname por haberte dejado
fuera, pero, por favor, no me abandones. No creo que pueda... que pueda...
Se atragant con las palabras y dej de intentar hablar. De todos modos, Mnica no poda orlo.
Era demasiado tarde para implorar perdn. Los muertos no podan perdonar ni consolar a los vivos.
Deja a los muertos estar muertos.
Andy?
Una voz de hombre, detrs de l.
No era Paul Norris.
Andy se volvi al tiempo que recoga el arma.
Conoca al hombre que se encontraba de pie all, impecable con su traje gris de hechura
perfecta.
El agente especial Dan Bradstreet, el recadero de Hctor Flores. O al menos era la reputacin
que tena.
Andy observ la cara de Dan, sus ojos. Estos ltimos se agrandaron y movieron con rapidez
para abarcar toda la escena.
Vieron a Andy de rodillas, con Mnica en brazos, cubierto de sangre de ella. Empapado, sin
afeitar, despeinado, sin duda con una pinta espantosa.
Andy se senta sobrio del todo, pero saba que no tena aspecto de estarlo.
Dan intent mantener la vista fija mientras tenda una mano hacia la pistola.
Andy hizo lo mismo.
Dan... Dan... en serio... yo no he hecho esto, Dan. Tienes que creerme. Acabo de encontrarla
aqu. Mis hijas estn dentro.
Tena la pistola en la mano y apuntaba con ella a Dan. La de Dan lo apuntaba a l.
Te creo, Andydijo Dan. Su tono de voz no fue muy convincente. Ha estado vigilndote,
Andy, y s que t no has hecho esto.
Entonces baja el arma, Dan.
Ya sabes que no puedo hacerlo... Pero es preciso que t bajes la tuya, Andy. Ahora.
Podemos resolver todo esto, pero slo si dejas el arma en el suelo. Ya conoces el procedimiento.
Ya s cmo va, Dan. Pero tambin s que si la dejo en el suelo, me vas a detener. Me
dejars explicar mi versin de la historia, pero para entonces ya ser demasiado tarde.
Dan se encogi de hombros.
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Cuando me encontraba con un muro de nieve que se interpona en mi camino hacia Eben, me
desviaba para pasar con sigilo por dentro de las casas, a pesar de saber con qu escenas podra
encontrarme.
Sobre todo se vean signos de lucha y casas vacas. En un caso hall la vivienda
completamente desierta de vida, con comida servida en la mesa, intacta. Se habran marchado a
tiempo y escapado de los vampiros... o habran hallado el mismo fin que todos los otros que
intentaban huir?
Regres junto a Eben tras haber pasado horas fuera. Estaba acurrucado en el pequeo stano
de la caldera que haba en la comisara... y no se encontraba solo.
Preocupado por m, se haba aventurado al exterior. No me haba encontrado, pero haba
localizado a cuatro personas que estaban ocultas debajo de unos coches, y las haba llevado a
nuestro humilde refugio.
Al parecer, todos tenan la misma historia para contar. Estaban ocupados en las habituales
tareas de preparacin para el largo perodo de oscuridad y fro, reforzando el aislamiento, limpiando
la nieve de debajo de las casas, cuando, de repente, oyeron sonidos de violencia. Y luego fue
como si el mundo se hubiera vuelto loco.
Sam y Lucy Ikos estaban all, con nosotros. Ambos eran propietarios del Ikos Bar and Diner,
que dirigan juntos. Los dos se hallaban con Eben cuando regres, pero Lucy estaba gravemente
herida, con un desgarrn tan profundo a lo largo de una pierna que se le vea el hueso.
Lucy nos cont cmo los vampiros haban atacado el bar igual que si fueran comandos
invasores. Haban parado el generador porttil para apagar todas las luces y bloqueado la puerta
delantera. Luego, mientras los clientes, junto con Sam y Lucy, eran ganados por el pnico en el
interior, los chupasangres haban descendido a travs de la claraboya.
Sam se haba valido de una escopeta para lograr escapar con su esposa, pero los dems no
haban tenido tanta suerte. Cuando Sam hua con Lucy, oy a algunos de los hombres ms duros
que haba conocido gritar por su vida antes de ser asesinados.
Lo que nosotros no sabamos era cmo haba sido herida Lucy. Sam sospechaba que haba
sido con un trozo de vidrio o de metal cuando huan. Eben y yo no estbamos tan seguros. La
herida estaba limpia salvo por un poco de tierra y hebras de tela, pero tena una forma extraa, una
hilera de cortes profundos. Ni Eben ni yo dijimos nada, pero estbamos bastante convencidos de
que a Lucy Ikos la haban mordido.
Nos ocupamos de la herida lo mejor que pudimos, y le dimos whisky para ayudarla a dormir.
Eben y yo nos turnbamos para hacer guardia. Haba una sola puerta que bajaba hasta el reducido
stano, adems de dos pequeas ventanas, situadas en lo alto y cubiertas de nieve. La puerta era
una trampilla que quedaba oculta bajo los escombros de la comisara destruida. Suponamos que si
los invasores iban a echar un vistazo, les parecera que el lugar ya haba sido saqueado. Eben
sola abrir un pequeo agujero en la nieve ante una de las ventanas y vigilaba la calle durante
horas y horas desde el nivel del suelo.
Esa noche, despus de mi regreso, Eben y yo nos agachamos cerca de la pequea ventana
mientras los otros dorman.
Vi cmo mataban a Kylie Grace, cuando estaba fuera le dije.
Eben me mir y se mordi el labio inferior.
Jess.
-No hay nada que podamos hacer, cario dije. Mantenernos con vida y mantener a salvo
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esa prioridad haba descendido uno o dos peldaos. Tena que averiguar qu le haba sucedido a
su compaero, y, tal vez ms importante, tena que sacar a la luz la verdad sobre los vampiros.
Y luego tena que matar a Paul Norris.
La puerta principal, acristalada, era cerrada con llave despus de las seis de la tarde. Andy
avanz hasta ella, sabedor de que lo vean a travs de las cmaras. Alz su identificacin hacia la
cmara y sonri. En menos de un minuto, la silueta de Earl Pombro se acerc a la puerta, y se hizo
ms ntida al aproximarse al cristal. Pelo gris, uniforme gris, pistola enfundada al lado. Le hizo un
gesto de asentimiento a Andy, y abri.
Trabajando hasta tarde?
As es, Earl. Ultimamente he pasado tanto tiempo en Los Angeles que tengo papeleo que
poner al da. Earl no poda saber que lo haban suspendido a menos que se hubiera emitido una
alerta. Eso sucedera en cuanto Dan Bradstreet se pusiera en contacto con el subdirector Flores,
as que Andy tena que salir de all antes de que eso ocurriera. Y t qu tal? Todo bien?
pregunt Andy, cordial.
Earl dedic un momento a considerar la pregunta, apretando los labios uno contra otro como si
intentara aplastar algo entre ellos.
S, supongo que s dijo, cuando Andy ya haba comenzado a pasar ante l. A mi mujer
se le ha pasado por fin la mana de la dieta baja en carbohidratos, gracias a Dios.
Pues vigila el colesterol y come verduras le respondi Andy por encima del hombro. Un
minuto ms tarde suba en el ascensor hacia su despacho del tercer piso.
El lugar le pareci extrao al entrar en l. La luz de la luna penetraba por las grandes ventanas.
El ordenador estaba en su sitio de siempre, el telfono, un anticuado bote de madera del que
asomaban bolgrafos, lapiceros y una regla de quince centmetros. De todos modos, haca tanto
que estaba fuera y le haban pasado tantas cosas en los ltimos das, que aquel entorno era como
un remanente de otra vida, o como el plato de una pelcula que hubiera visto muchas veces.
Encendi la luz cenital, que acab con las sombras y le permiti respirar con mayor
tranquilidad.
No haba pensado seriamente que Paul pudiera estar esperndolo all dentro, pero todo era
posible. O eso pareca. Cuando ms saba, ms entenda que no poda descartarse nada. El
mundo estaba tan preado de misterios que el estrafalario semanario Weekly World News probable-
mente se ajustaba ms a la realidad que The New York Times.
Se sent en la silla del escritorio y puso en marcha el ordenador. Era un viejo PC que
funcionaba con una versin de Windows que haca mucho que se haba quedado obsoleta para el
resto del mundo. El FBI se haba embarcado en una importante reinvencin tecnolgica propia
despus del 11 de septiembre. Las mejoras no haban llegado an a Sacramento; el porttil que
haba comprado haca dos aos era mucho ms avanzado que el ordenador de sobremesa de la
oficina. Y aunque Washington haba estado gastando millones, al parecer los haban gastado en
los equipos equivocados, lo que haba resultado en un pequeo escndalo a causa de su
incapacidad para cubrir las necesidades de la recogida de datos del nuevo rostro de la inteligencia
estadounidense.
Sin embargo, el ordenador trabajaba en red local, y desde all Andy poda revisar los archivos
de California. Le resultaba un poco absurdo no poder entrar en el sistema de Washington, o en el
de otros estados. Si se produca un robo de un banco en Fresno, por ejemplo, y l sospechaba que
estaba relacionado con una serie de robos que se haban producido en Philadelphia, tendra que
llamar por telfono a la oficina de Philadelphia, o enviarles un correo electrnico para pedir los
expedientes, en lugar de poder sacarlos directamente desde su despacho. Eso era algo que la
Agencia tena planeado cambiar, cuando se pusieran a ello.
Le sorprendi un poco descubrir que su contrasea de seguridad an funcionaba. Bastante
increble, de hecho. Otra cosa que sera revocada en cuanto Dan Bradstreet despertara y lograra
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librarse de las esposas. Andy sonri. Estaba dentro de los archivos de California. Ahora slo tena
que dilucidar cmo encontrar lo que estaba buscando.
Prob buscando la palabra vampiro.
Nada. Qu esperaba?
Pero si los vampiros haban estado por ah durante siglos o aunque slo fueran dcadas, la
Agencia tena que haberse tropezado antes con ellos. Esos encuentros tenan que figurar en los
archivos de alguna parte. Deba buscar chupasangre? Drcula? Colmillos?
Al final se decidi por la palabra sangre.
Millones de resultados. Por supuesto.
Aadi las palabras vaco, desangrado y mordisco.
Premio gordo. El sistema slo le dio veintids resultados que contenan las cuatro palabras.
Ley cada uno de ellos palabra por palabra. Se detuvo despus del tercero para desperezarse,
frotarse los ojos, e ir a buscar un vaso de agua a la cocina. Estaba deshidratado, tena un dolor
sordo en la cabeza, el estmago an revuelto, y la congoja volva a inundarlo. Milagrosamente,
haba empezado a sentir hambre, cosa que interpret como una buena seal.
No tena tiempo para comer. Volvi al ordenador y continu leyendo.
Con lentitud, poco a poco, comenz a emerger un esquema. Como sucede con esos grandes
dibujos compuestos de cientos o miles de diminutas imgenes, reunidas todas de una determinada
manera. De cerca uno puede ver las pequeas imgenes, pero cuando uno se aleja lo suficiente se
hace visible el dibujo general.
Ahora Andy tena unas cuantas de esas pequeas imgenes, aunque no el dibujo grande. An
no.
Anot algunos nombres que aparecan ms de una vez. Fredrik. Charles Wildmon Taylor.
Brewster. Henrietta Lowrey. Vicente. Marilyn Corle.
Algunos lugares tambin aparecan en mltiples casos. Andy anot los siguientes: Broussard,
Louisiana; Chamblee, Georgia; Barrow, Alaska; Tirgu Mures, Rumania; Andresy, Francia; Rosario,
Argentina.
El FBI haba investigado extraas matanzas en numerosas ocasiones a lo largo de su breve
existencia. Catorce de los expedientes que ley no le sirvieron de nada, ya que slo eran casos en
los cuales las palabras que naba buscado aparecan por casualidad. Pero el resto de ellos
parecan relacionados.
La palabra vampiro era meticulosamente evitada, pero la trascendencia resultaba obvia.
Vctimas halladas con heridas en el cuello. Desangradas. Ataques acaecidos durante la noche. Sin
testigos supervivientes.
En un par de ocasiones, los cuerpos haban desaparecido varios das ms tarde de iglesias o
funerarias. En un caso se haba desvanecido un cuerpo enterrado cuya sepultura pareca haber
sido excavada desde abajo.
En cada uno de estos casos, algn alto cargo de la Agencia haba credo necesario recordar a
los agentes que los investigaban que mantuvieran en secreto sus hallazgos.
Dos de los casos eran diferentes del resto, y Andy los ley y reley con inters, para luego
imprimirlos. En esos casos, separados por diecisis aos, los agentes haban interrogado a
sospechosos de asesinato. Los asesinos haban decapitado a sus vctimas, en ambos casos
personas con las que no tenan ningn tipo de vnculo personal. Ambos haban insistido en que las
propias vctimas eran asesinos (una vez ms brillaba por su ausencia la palabra vampiro;
monstruo era la que se usaba en su lugar). En el informe ms reciente, de haca siete aos, el
asesino haba afirmado que esa vctima era slo la ltima de una cadena de nueve, todos los
cuales haban sido asesinos en serie a los que era necesario cortarles la cabeza con el fin de
salvar vidas inocentes.
Ms significativo an, afirm formar parte de una accin organizada.
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Algn tipo de milicia antivampiros? Andy registr a fondo los archivos pero no pudo hallar
ninguna otra referencia al respecto.
Sin embargo, hubo otra frase que surgi ante sus ojos:
Operacin Rojo Ensangrentado.
Sin definicin ni explicacin.
Cuando Andy intent buscar la frase, apareci una ventana de advertencia que lo desviaba a
Washington. Al parecer, con independencia de lo que fuera la operacin Rojo Ensangrentado,
estaba clasificada hasta los ms altos niveles.
Andy mir el reloj del ordenador. Las diez y cuarto. Dan Bradstreet debera despertar dentro de
muy poco. Si no poda librarse de las esposas por s mismo, podra comenzar a gritar. Alguien
acudira a ayudarlo; el vecindario de Andy era cordial, el tipo de lugar donde la gente se conoca
entre s, se organizaban fiestas entre los vecinos de cada manzana, y se celebraban mercadillos
multifamiliares.
La una y cuarto en Washington. Eso estaba bien. Andy llam y logr que fueran pasando la
llamada hasta que tuvo al telfono a la agente especial Yolanda Friese.
Estoy trabajando en un caso de aqu y he tropezado con algo llamado operacin Rojo
Ensangrentado le dijo. Al parecer, est clasificado por encima de mi nivel, pero quiero
asegurarme de no meterme en la investigacin de alguien ms ni fastidiar la operacin encubierta
de nadie. Si pudieras darme la informacin bsica del asunto para que sepa de qu debo
mantenerme apartado, te lo agradecera.
No estoy al tanto de ninguna operacin con ese nombre dijo Yolanda Friese, pero echar
un vistazo a ver qu puedo averiguar.
Te lo agradecera respondi Andy. Esper mientras ella tecleaba y lanzaba exclamaciones
de sorpresa.
Lamento... lamento no poder contarte mucho declar. La mayor parte est clasificado
incluso por encima de mi nivel. Pero... ri entre dientes... parece el apelativo de una
organizacin secreta de... cazavampiros.
Andy solt una risa forzada.
Eso tiene que ser una broma, verdad?
Yolanda vacil.
La Agencia no es conocida por su sentido del humor replic. Ni por tener una
imaginacin hiperactiva. Slo estoy contndote lo que puedo: un grupo de cazavampiros y
vampiros. Y ahora slo estoy conjeturando, pero supongo que la Agencia estaba intentando
determinar si los vampiros eran reales. Ya sabes, como esos estudios de la Fuerza Area sobre
OVNIS. Es probable que clasificaran la operacin porque habran sido el hazmerrer si el pblico se
hubiera enterado.
El hazmerrer repiti Andy. Eso es seguro. Hay algo ms que puedas decirme?
Eso es todo -afirm Yolanda. No s en qu ests trabajando por ah, pero si apunta a la
operacin Rojo Ensangrentado, probablemente sera mejor que le dieras carpetazo al asunto y
pasaras a algo real.
Eso har prometi Andy. Y no te preocupes, que mantendr en secreto toda esta
tontera. Colg el telfono.
Una sociedad secreta? Qu comprenda tanto a cazavampiros como a vampiros? Y la
Agencia haba estado al tanto de eso durante aos pero lo haba mantenido en secreto?
Andy se qued mirando el telfono como si fuera una vbora de cascabel que pudiera atacar en
cualquier momento. Era casi increble.
Salvo que no lo era. Por supuesto que la Agencia encubrira el asunto. Es lo que haca.
Encerraban a los malos consagrados del momento, como maosos italianos, traficantes de droga o
terroristas. Al resto los vigilaban de cerca, pero en secreto. A cunta gente que ahora tena ms
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de cincuenta aos le haba abierto expediente el FBI en la dcada de 1960, cuando estaban en la
universidad, por haber asistido a una manifestacin o a un concierto contra la guerra? Cuntos se
haban molestado en usar el Acta de Libertad de Informacin para averiguarlo? La Agencia tena
tentculos que se extendan por todo el pas, pero la mayor parte de lo que averiguaba nunca lo
llevaba ante un tribunal ni se lo revelaba al resto del mundo.
Ahora, al parecer, los vampiros tambin encajaban en esa categora.
Andy volvi a mirar el reloj. Las diez y treinta y seis. Tena que salir de all. Antes de apagar,
prob una cosa ms, un pequeo truco que le haba enseado un tcnico en sistemas informticos
antes de que lo despidieran. Un canal posterior para entrar en los archivos y ver quin ms haba
estado accediendo a ellos en los ltimos tiempos.
Slo apareci un nombre.
Paul Norris.
Andy volvi a descolgar el telfono. Sally! Acababa de recordarlo. Durante su sopor alcohlico,
Mnica haba dicho que Sally no dejaba de llamar. Estara preocupada por Paul? Asustada? Tal
vez l haba andado merodeando en torno a la casa, asustando a las nias. Nicole pensaba que lo
haba visto sobre un tejado.
Tal vez ya era demasiado tarde; quiz Paul haba matado a su propia familia, igual que a la de
Andy.
Marc el nmero de Sally. El telfono son una vez, dos, tres. Luego se oy un chasquido y la
voz de Sally
Hola?
De repente, la boca de Andy qued tan seca como el desierto del Sahara. No saba qu decir.
No saba qu poda decir que tuviera sentido o que pudiera ayudarla en lo ms mnimo. Advertirla
de que tuviera cuidado? Era intil. Si Paul quera matarla, cmo se supona que iba a salvarse?
Colg.
Su mirada recorri las notas que haba tomado. Saba que tena poco tiempo, que Dan
Bradstreet ya habra recobrado el conocimiento con total seguridad. Tena que ponerse en
movimiento antes de que lo atraparan all.
No reconoca ninguno de los nombres que haba escrito. Y slo uno de los lugares haba
surgido antes en el caso que llevaba entre manos.
Barrow, Alaska.
De algn modo, era el centro de todo. Conectaba todo lo dems. No poda ir all ahora. En
primer lugar, dado que todo haba empezado con el caso Olemaun, si l estuviera persiguindose a
s mismo, se sera el primer lugar en el que buscara.
Pero esperaba acabar all arriba uno de estos das.
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Hctor Flores colg el telfono y solt una maldicin. Aunque era bilinge, siempre prefera
maldecir en ingls. Sus duros sonidos guturales haca que los improperios parecieran mucho ms
contundentes que en espaol.
Y en ese preciso momento senta cada slaba de lo pronunciado. Haba sido un da atrozmente
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malo.
Haba asignado a Dan Bradstreet para mantener vigilado a Andy Gray. Dan lo haba hecho.
Hasta un cierto punto. Pero, de algn modo, se haba perdido el momento en que Andy haba
asesinado a su propia familia. Luego haba permitido que Andy se hiciera con el control de la
situacin. Andy lo haba esposado a un rbol y se haba llevado su arma y su coche.
En suma, una actuacin nada estelar.
Y para rematar todo esto, Andy haba entrado como Pedro por su casa en su propia oficina y
accedido a archivos clasificados. El nico tipo a quien Hctor haba podido despertar en
Sacramento era un guardia de seguridad que, si Hctor tena alguna influencia, estara disfrutando
de la jubilacin hacia finales de la semana. El guardia acababa de llamarlo para decirle que Andy
haba salido del aparcamiento a toda velocidad.
Hctor volvi a descolgar el telfono. Dan le haba dicho que Andy se haba llevado su telfono
mvil junto con su arma y las llaves de su coche. Por si acaso an lo tena, Hctor marc el
nmero. Son varias veces, y luego oy la voz de Andy:
Seguro que es el subdirector Flores.
Correcto, Andrew. Y dado que respondes a este telfono, tenemos un problema bastante
grande.
Ya s que lo tenemos, Hctor dijo Andy. Parece cansado pens Flores pero no presa
del pnico ni airado.. Y ya s lo que piensas, pero yo no mat a mi propia familia. Sera incapaz
de hacerlo.
No s qu pensar, Andyrespondi evasivo. No trates de pillarlo en nada. Deja que se
delate l mismo.
Simplemente piensa en que yo tena razn antes. En lo que te dije acerca de Paul.
Andy, tienes que darte cuenta de lo absurdo que es eso. Los vampiros no son algo por lo que
se preocupe el FBI, ni nada en lo que crea yo personalmente.
En cuanto a la primera parte, Hctor, si no crees que la Agencia se preocupe por los
vampiros, echa un vistazo ms atento. Excava un poco en la operacin Rojo Ensangrentado, y
luego me lo repites. Su voz subi de tono, al inundarlo la emocin. Y lo que t creas perso-
nalmente carece de importancia. Mi esposa, mis hijas... A sus cuerpos les haban drenado toda la
sangre, Hctor. Adonde ha ido a parar? . Quin podra hacer algo as salvo uno de esos
monstruos?
Mira, Andy, ests pasando una mala poca le dijo Hctor. Intentaba hablar con tono
paternal, tranquilizador. Necesitas ayuda. Por qu no vienes para que podamos resolver todo
esto?
Andy solt un resoplido que podra haber sido una risa.
Debo de estar perdiendo la cobertura, Hctor dijo. No te oigo bien.
Andy, vamos. Ya sabes cmo tiene que acabar todo esto. O vienes aqu y hablamos,
buscamos una manera de resolver las cosas a satisfaccin de todos, o te conviertes en un fugitivo.
Has estado en la Agencia durante el tiempo suficiente como para saber que no hay modo de esca -
par de nosotros. No slo de nosotros, sino... Demonios, Andy, tenemos tres cadveres. La polica
de la ciudad va a querer participar en esto. Y tambin la polica estatal. Si no te entregas t mismo,
tienes todas las posibilidades de ser perseguido. Preferira verte aparecer de una sola pieza.
Se produjo un largo momento de silencio, como si Andy estuviera considerando la sugerencia.
Pero se prolong demasiado. Hctor pronunci el nombre de Andy un par de veces. Luego, el tono
de lnea desocupada son en su odo.
Andy se haba quedado sin cobertura o haba colgado.
Lo que significaba que Hctor tendra que sufrir la indignidad de emitir un aviso a todas las
unidades para que buscaran a un agente que. aunque slo fuera de manera temporal en ese
momento, estaba asignado a su oficina. Si fuera slo el hecho de que Andy anduviera por ah, des-
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controlado, chillando que haba vampiros, no sera un problema tan grande. Podra mantener el
asunto en familia, hacer que se ocuparan de Andy discretamente. Pero, como le haba dicho a
Andy, haba tres cadveres, incluidos los de dos nias, hallados en su casa, y Dan Bradstreet
juraba que nadie haba entrado ni salido salvo Andy Gray. La polica de la ciudad exigira participar.
Puede que incluso se enterara la prensa, aunque l invocara la seguridad nacional tanto como
pudiera para evitar que eso sucediera. La prensa se haba vuelto bastante sumisa en ese tipo de
cosas.
Hctor solt un suspiro y volvi a descolgar el telfono.
Andy saba que tendra que desprenderse del Crown Victoria de Dan antes de que pasara mucho
tiempo. Era probable que ya estuviera transmitindose el nmero de placa y la descripcin del
vehculo a todas las fuerzas del orden pblico que se encontraran a ochocientos kilmetros a la
redonda.
Estaba saliendo a toda velocidad de Sacramento, en direccin nordeste por la interestatal 80,
hacia Reno. Sabedor de que controlaran sus cuentas bancarias pero que no sorprendera a nadie
que an continuara en la ciudad, haba pasado por un cajero automtico cercano a la incorporacin
de la interestatal 5 en direccin sur, para dar la impresin de que se diriga a Stockton o a Los
Angeles. All sac el mximo de trescientos dlares que poda darle la mquina. Si el banco
hubiera estado abierto, habra entrado para retirarlo todo, pero no quera quedarse dando vueltas
por la ciudad hasta las diez de la maana. Arroj por la ventanilla el telfono mvil de Dan, cerca
del cajero, y dio media vuelta para dirigirse a la 80.
En lugar de relajarse mientras Sacramento se alejaba y Nevada se acercaba, se sinti cada vez
ms inquieto. Tena las palmas de las manos empacadas y no dejaba de secrselas en los
pantalones para poder sujetar bien el volante, aunque le temblaban como las de un enfermo de
Parkinson.
Cada kilmetro que se deslizaba por debajo de las ruedas pareca reiterar los tremendos
problemas en que estaba metido.
Si lo atrapaban, Hctor Flores se asegurara de que lo juzgaran por el asesinato de su familia.
El hecho de que hubiera un agente del FBI vigilando la casa, y con pruebas ms que suficientes
para demostrar que Andy haba tocado a todas las vctimas por no mencionar la bebida, el
ataque a un superior y el comportamiento errtico, era suficiente para que lo condenaran con
total seguridad.
Ansiaba tener a alguien a quien poder llamar, alguien a quien poder confesarle sus miedos.
Pero no tena a nadie.
Con Paul transformado, la Agencia persiguindolo, y Mnica y las nias muertas, su sistema de
apoyo se haba desmoronado.
Estaba tan solo en el mundo como poda estarlo un hombre.
Aferr el volante para impedir que le temblaran las manos y descubri que senta el sabor del
alcohol en la lengua, un recuerdo fantasmal que hizo que el ansia de beber volviera con creces.
Slo un sorbo para enjuagarse la boca, sentir el sabor, sentir cmo le quemaba las mejillas por
dentro, ni siquiera tena que tragarlo...
Se sorprendi observando la autova en busca de una gasolinera que tuviera una tienda en la
que vendieran licores y tabaco el deseo de nicotina era casi tan fuerte como el de alcohol, y
golpe el volante con fuerza con la mano derecha. Esa manera de pensar no iba a ayudarlo. Slo
acabara con l borracho en un motel que el FBI tendra rodeado hacia el final del da. Permanecer
sobrio era la nica manera de conservar la agudeza mental.
Perder esa agudeza conducira a su muerte.
El horizonte oriental se haba vuelto gris para cuando se detuvo en un edificio de aparcamiento
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situado detrs de Harrahs. Cruz andando el puente de entrada al casino y sali por la puerta ms
cercana. Dos manzanas ms adelante, prcticamente an a la sombra de Harrahs. entr en una
pequea imprenta: Nats Reni Redi-Print.
Natan Cebulski apart la mirada de la pantalla de ordenador que haba detrs del mostrador y
le ofreci a Andy una sonrisa falsa. Era un hombrecillo de pelo oscuro mal peinado en un fallido
intento de ocultar una zona calva, una impresionante nariz, y pequeos ojillos como perlas negras
que parecan haber sido sacados de una cabeza mucho ms pequea.
Agente especial Gray lo salud al tiempo que se levantaba. Esto s que es una sorpresa.
He mantenido limpia la nariz.
-Ahrrate el rollo dijo Andy, alzando una mano para cortar el torrente de mentiras que iban
a salir por la boca de aquel hombre. Necesito que hagas algo por m.
Una de las cejas de Nat ascendi por su frente como una oruga que reptara de lado.
Por ti? En un mueble que tena detrs haba una cafetera sobre un calentador que
inundaba la tienda con su hedor alquitranado. Nat siempre haba sido madrugador; se iba a la
cama a las ocho y media y abra la tienda a las cinco y media de la maana. El horrible caf que
preparaba le daba energas durante el resto del da.
Andy saba que Natan Cebulski haca documentacin falsa en su tienda para una variada serie
de delincuentes. Dejaba que continuara operando porque, a veces, en un apuro, Nat poda dirigirlo
discretamente hacia un malhechor desaparecido a cambio de su discrecin. Ahora que l mismo
tena necesidad de desaparecer. Andy se alegraba de haber hecho la vista gorda con Nat.
As es replic Andy, y cruz los brazos sobre el pecho. No pensaba dar ms explicaciones,
y Nat saba que era mejor no preguntar. Usa el nombre de Andrew Hertz. Mi fotografa y mis
datos personales. Necesito permiso de conducir, pasaporte, una tarjeta Visa, y un carn profesional
del FBI. Proporciname una direccin en Los ngeles o San Diego.
Quieres que falsifique un carn del FBI?
No actes como si fuera la primera vez que lo haces, Nat.
Hay cosas con las que intento no mezclarme.
Andy dej caer sobre el mostrador su carn autntico y su placa.
Trabaja con esto.
Nat lo recogi con una mano.
Vuelve maana, en torno a esta hora dijo.
Respuesta equivocada replic Andy. Esta vez tengo prisa. Dispones de dos horas.
Nat le dedic una mirada de pnico.
Andy, tengo otros trabajos, otros compromisos, sabes? No puedo dejarlo todo sin ms y...
Claro que puedes. De hecho, se era tu plan desde el principio. Dejar el resto y hacer esto.
Tengo que dejar listas unas invitaciones de boda, Andy. La madre se...
Esto es Reno volvi a interrumpirlo Andy. Aqu nadie enva invitaciones de boda.
Nat parpade y se enjug el sudor de la frente.
Andy, entiendo que tengas prisa, de verdad, lo has dejado ms que claro, pero ya sabes que
hago un trabajo artesanal de calidad. Si quieres lo mejor, no puedes meterle prisas. Claro que
podra tenerlo acabado dentro de un par de horas, pero si quieres que sea aceptable, necesito
dedicarle un poco de tiempo.
Nat replic Andy con calma. Si ests aqu en lugar de en la crcel, es porque yo estuve
dispuesto a mirar hacia otro lado unas cuantas veces. Ahora necesito que hagas esto por m, y no
tengo tiempo para quedarme dando vueltas por Reno esperando que lo acabes. Puedo darte tres
horas, pero eso es todo. Despus, o bien recojo los documentos y me largo con viento fresco, o t
irs de camino a cumplir una condena de diez aos en Nellis.
Nat volvi a parpadear, y asinti con la cabeza. No tienes ms que ponerte duro con el tipo, y
conseguirs lo que quieres. Andy mir su reloj.
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dej caer el nombre de Nat, y obtuvo un trato razonable por un HP con wi-fi. Hizo un cheque de su
propia cuenta, y aadi diez mil dlares de ms. El propietario mir el taln por segunda vez, sor-
prendido, pero Andy le dijo que llamara a Nat si tena alguna pregunta. El tipo refunfu y entr en
la trastienda, de donde sali con el efectivo.
Andy se lo meti en el bolsillo delantero del pantaln. La cosa se pondra cada vez ms y ms
difcil, y ese da tena que sacar de la cuenta tanto dinero como pudiese. No importaba mucho que
eso delatara el hecho de que se haba detenido en Reno; de todos modos descubriran el coche de
Dan bastante pronto.
Pero a partir de all era preciso que desapareciera del todo.
Volvi a la tienda de Nat a las nueve treinta y cinco. Los documentos estaban listos, por
supuesto, y los expertos ojos de Andy no detectaron ningn problema. Andy dio las gracias al
nervioso Nat (Es un placer hacer tratos contigo... Y mantente alejado de problemas, me oyes?)
y regres al casino una vez ms. Ante la ventanilla de una cajera, sonri, sac sus nuevos
documentos, incluido el del FBI, y compr treinta mil dlares en fichas con su antigua tarjeta de
dbito. La cajera puso en cuestin los nombres contradictorios, pero l le explic con calma que los
agentes del FBI usaban habitualmente dos o ms identidades, y la inst a pasar la tarjeta por el
lector. Lo hizo, y la cuenta continuaba abierta. Aprobada la cantidad, le entreg las fichas.
Andy se llev la bandeja a una mesa de blackjack donde jug unas pocas manos, todas las
cuales perdi menos una. Pasados veinte minutos se excus, le dio un par de fichas de cinco
dlares al empleado, y se dirigi con la bandeja a una cajera diferente. Cuando sali del casino
tena ms de treinta y nueve de los grandes en los bolsillos.
Volvi al edificio de aparcamiento. El Maxima azul oscuro continuaba en el mismo sitio. Por el
equipaje que la pareja se haba llevado al interior, daba la impresin de que iban a quedarse unos
cuantos das. Puede que salieran ms tarde para ir en coche a cenar o a algn otro sitio, pero
tambin podran no salir de Harrahs hasta que decidieran volver a su casa de Oregn.
Esperaba disponer de unos das antes de que se denunciara el robo del coche, pero
aprovechara lo que pudiera conseguir. Subi a buscar el coche de Dan Bradstreet, baj una planta
y lo aparc en la plaza vaca que estaba convenientemente situada junto al Maxima. Con una til
caja de herramientas que haba en el coche de Dan, abri el Maxima haciendo palanca, y puso en
marcha el motor. Forz el maletero para trasladar a l todas las armas y otras cosas que llevaba en
el Crown Victoria. Despus cerr el coche de Dan y sali del aparcamiento en el Maxima.
Tena que continuar en movimiento.
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protegerse de los forneos, de los bienhechores como Stella Olemaun y Andy Gray.
Lo mejor era que si lograba esto ltimo, sera algo que contribuira a que pudiera lograr lo
primero. Cuando les llevara a los peces gordos de
los vampiros la absoluta primicia de lo que el mundo mortal saba, acompaada de algunas ideas
sobre cmo hacer que esos conocimientos perdieran credibilidad, tendran que darle la bienvenida
al rebao.
No tendran eleccin.
As era, precisamente, como le gustaban a Paul las cosas.
Carol Hino se meti tres aspirinas en la boca y las trag con un sorbo de caf negro. El desayuno
de los campeones.
Estaba sentada ante la mesa de la cocina, una habitacin retro de acero inoxidable y cuero
sinttico rojo, y haca girar la taza con lentitud entre las manos. Se haba puesto una bata de seda y
se haba pasado unas cuantas veces el cepillo por el corto pelo negro, pero eso haba sido todo lo
que haba podido hacer por su apariencia, antes de recurrir a la cafena y los analgsicos.
En el dormitorio, un tipo dorma, desnudo, entre las sbanas. Anoche le haba dicho su nombre,
al menos de pasada, pero en ese momento no poda recordarlo aunque le fuera la vida en ello. Al
abrirse un poco la bata pudo ver el chupetn que l le haba dejado en el pecho derecho, justo por
encima del pezn, y record el fugaz momento de pnico cuando l peg la boca a su cuerpo.
Haba succionado, pero no haba extrado sangre, y ella acab por relajarse.
Esta no eres t, Carol dijo en voz alta para s. Dej que la taza de caf se detuviera entre
sus manos. Haba estado comportndose de manera extraa, rompiendo sus propias normas,
desde la llamada telefnica de aquel agente del FBI. Cmo se llamaba? No-s-qu Gray.
No-s-qu Gray haba cogido el montaje cuidadosamente recompuesto que era su vida
despus de Stella Olemaun, y de una patada le haba hecho volar los cimientos. La experiencia de
trabajar con Stella en 30 das de noche haba sido una pesadilla, y, literalmente, una fuente de
pesadillas. Una vez que se dio cuenta de que Stella narraba muy en serio esa historia, el mundo de
Carol cambi. Se haba graduado en el Colegio Universitario Sarah Lawrence, era inteligente, culta
y ambiciosa. A los veintisiete aos era editora de una gran editorial de Nueva York. Varios de sus
libros haban figurado en la lista del Times, y un par de ellos haban obtenido premios bastante
importantes. Era una profesional tan consagrada como el infierno, y si era un poco frgil desde el
punto de vista emocional, tal vez un poco fra, no tena importancia. Una cosa cada vez, y la carrera
era lo primero.
Entonces descubri que los vampiros eran reales, y eso haba abierto un gran agujero en su
visin del mundo. Si aquello era verdad y el caso era que no poda negarlo, cuntas de las
otras muchas ideas excntricas que haba descartado durante toda su vida podran ser una verdad
absoluta? La percepcin extrasensorial? Los licntropos? Los fantasmas?
Se encontr cuestionndolo todo.
Experiment con una docena de Iglesias diferentes, ley libros de filosofa hasta altas horas de
la noche. Por ltimo, con el correr del tiempo, estableci una especie de paz consigo misma. Se
haba retirado al seno de la racionalidad tal y como la haba percibido siempre, con esa nica
desviacin. Y raras veces se permita pensar en ella.
Pero result que su resolucin tena la solidez de una cscara de huevo. Y cuando Gray
Andrew Gray, eso era apareci en su vida formulando preguntas, se dio cuenta de lo absurda
que haba sido su retirada. El hecho de no pensar en los misterios del mundo no los haca
desaparecer. Slo haba estado ocultando la cabeza, nada ms, como una nia asustada que se
tapa con la sbana para mantener alejados a los monstruos.
Cuando esa comprensin la embisti con la fuerza de un tren de mercancas, la derrib. Y
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aunque la metfora siempre le haba parecido una exageracin, ahora saba qu se senta. Esta
vez, en lugar de buscar refugio en los familiares puertos intelectuales, se sorprendi a s misma
aventurndose en aguas inexploradas.
Oy unos pies descalzos que se arrastraban, y luego el hombre del dormitorio apareci en la
puerta de la cocina. Se haba puesto los bxers a rayas rojas, grises y blancas, pero nada
ms. Tena una buena constitucin, musculosa y slida. Su rostro, ahora que lo vea a la luz de la
maana y estando sobria, no era particularmente hermoso. Nariz pequea, grandes ojos lquidos,
labios demasiado gruesos para una cara tan delgada, y un mentn que a duras penas se haca ver.
Tena el pelo castao rizado, aplastado en la zona que haba estado apoyada en la almohada.
Hola dijo.
Hola. He preparado caf. Quieres?
Claro dijo l. Tienes leche?
Ella nunca la tomaba.
Hay un poco en la nevera. No s desde cundo est ah.
Antes de servirse una taza, se inclin y le dio un beso en una mejilla, ms como si fuera lo que
se esperaba de l que como si realmente quisiera hacerlo. Tal vez era as; Carol no saba cules
eran los actuales rituales de apareamiento. La cara del hombre tena el mismo olor que ella, al-
mizclado, acre.
l abri la nevera. Cmo demonios se llamaba? Sac un envase de cartn de dos litros y lo
gir para buscar la fecha de caducidad.
Ayer dijo con un encogimiento de hombros. Verti un poco de caf en una taza de
cermica verde, le aadi un chorro de leche, y lo mezcl agitando el recipiente de un lado a otro.
No suelo desayunar mucho admiti Carol, as que espero que no tengas hambre.
Estoy bien replic l. Alz la taza hacia ella. Es bueno.
Mientras beba, mir por encima del borde de la taza para observar la cocina retro. Los
armarios eran de pino, estilo mediados de siglo, provistos de accesorios de acero inoxidable estilo
bar de carretera; azucarero, servilletero, tostadora. El microondas y la cafetera eran modernos,
pero todo lo dems hablaba de una poca pasada en la que Carol no haba vivido personalmente.
Bonita habitacin, eh... dijo.
Carol sonri.
Mira, yo tampoco recuerdo tu nombre. He estado devanndome los sesos pero no hay
manera. Me llamo Carol, y no es que eso tenga importancia, porque cuando te acabes el caf, te
marchars.
l tambin sonri, y ella record por qu se haba sentido atrada hacia l en el bar, la noche
anterior. Su sonrisa era encantadora y atrevida a la vez, llena de confianza pero con una especie
de encanto infantil. De alguna manera haca que los elementos dispares de su cara actuaran juntos
de un modo que no lograran por otros medios.
En ese caso, soy Jake.
Estaba segura de que la noche anterior no haba sido Jake. La noche anterior tampoco haba
reparado en el anillo de oro que llevaba en la mano izquierda, o no le haba importado su
presencia. Ninguno de estos dos hechos la trastornaba de modo especial.
A tu mujer no le importa que no vayas a casa?
Tenemos un acuerdo dijo Jake. O quienquiera que fuese.
Bien se apresur a decir Carol. No quera que l se molestara en dar ms explicaciones.
Tanto si era una mentira como si era verdad, el solo hecho de escucharlo implicara ms esfuerzo
del que ella estaba dispuesta a dedicarle. Oye, Jake, tengo que irme a trabajar, as que es
necesario que te vistas y te pongas en marcha.
El se bebi el resto del caf.
Vale.
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Se le abri la bata de seda al ponerse de pie, y lo sorprendi examinndole el pecho con los
ojos. El chupetn tena un color rojo vivo.
Si significa algo que te lo diga, lo he pasado muy bien dijo, y no hizo el ms leve
movimiento para cerrarse la bata. Que mire.
Yo tambin.
Y a qu ests esperando, entonces?
Ella volvi a bajar los ojos hacia la marca mientras l se le acercaba, erecto... y decidi que,
joder, iba a llegar tarde otra vez. Tal vez no ira a trabajar en todo el da.
Quiz nunca ms.
A quin le importa, de todos modos?
Las manos de Jake le recorran todo el cuerpo.
Fue en ese momento cuando Carol Hino sinti el fro abrazo de la desesperacin, y por un
breve instante anhel los tiempos en que la ignorancia era la dicha.
Antes de que supiera la verdad.
Fue tambin en ese momento cuando dese no haber odo hablar nunca de la hija de puta de
Stella Olemaun.
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Los meses y los kilmetros iban quedando atrs, pasando por debajo de las ruedas de un coche
robado tras otro.
Intentaba limitarse a las ciudades, donde una cara desconocida no fuera objeto de curiosidad. Una
semana, tal vez dos en cada una.
Al principio no se quedaba durante ms de una o dos noches. Salt Lake City, Pocatello, Butte,
Billings. No tard mucho en darse cuenta de que, a ese paso, se quedara sin ciudades. En
cualquier caso, no vio que nadie le prestara la ms mnima atencin. En una parada de camiones
de las afueras de Casper sufri un pequeo ataque de pnico cuando dos agentes de la polica del
estado entraron en Hardees y se sentaron en el reservado contiguo al que ocupaba l, pero no le
hicieron el ms mnimo caso, bromearon con las chicas del mostrador, y no lo siguieron cuando se
march.
Poco a poco comenz a calmarse y empez a dormir un poco mejor en la sucesin de
habitaciones baratas que iba ocupando. En Denver, Colorado Springs y Albuquerque pas una
semana en cada una. Dos
semanas en Austin. Una en Dallas y una en Houston. En Nueva Orleans se qued durante casi tres
semanas. Luego fueron Jackson, Memphis, Birmingham, Atlanta. Partes del pas en las que no
haba estado nunca antes.
No dedicaba tiempo a recorridos tursticos. Casi cada noche conectaba el ordenador porttil a
la lnea telefnica y entraba en Internet. Estaban los foros de los chupasangre, que pronto
descubri que estaban poblados por muchos quiero y no puedo, y por adolescentes gticos en
busca de una nueva manera de asustar a pap y mam. Pero merodeaba por ellos de todos
modos, con la esperanza de pescar alguna informacin perdida. En todas las ciudades buscaba en
bibliotecas y libreras de viejo, por si encontraba libros que no hubiera visto antes. Comenz a leer
los obituarios y los anuncios de venta de propiedades inmobiliarias, intentando encontrar
funcionarios gubernamentales cuyas familias pudieran deshacerse de documentos que lo ayudaran
en su bsqueda.
Muy poco a poco, reuni nueva informacin.
Tres das antes de Navidad, en el rastrillo de una iglesia de Little Rock, encontr una libreta de
notas en la que un hombre haba escrito sobre una experiencia a la que logr sobrevivir. La mayor
parte de la libreta de espiral era una narracin vulgar de una vida corriente dedicada a trabajar,
pagar facturas, cuidar del jardn y asistir a la iglesia. Pero hacia el final, el hombre describa a un
visitante de primera hora que haba acudido al colmado donde trabajaba.
Era flaco como un palo haba escrito el hombre. Estaba despeinado por el viento y tena la
piel tan blanca como la porcelana. Cuando pregunt si poda ayudarlo, se volvi hacia m y le vi los
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dientes, largos y puntiagudos, que goteaban sangre. Haba estado mordisqueando carne de vaca
de la nevera de la seccin de carnicera.
Di media vuelta y hui. Al principio pens que estaba siguindome, pero luego, cuando sala
corriendo, vi su reflejo en las puertas de la tienda. Se haba quedado atrs, en la seccin de
carnicera, con la cara hundida en algunas de las piezas de carne ms caras.
Me fui directamente a la iglesia, donde senta que la cruz y el poder del Seor me protegeran.
Rec durante una hora y luego volv a la tienda,
con las rodillas temblndome durante todo el camino. La puerta estaba abierta y la tienda se
encontraba desierta. La nevera de la carne era un desastre, con sangre y restos por todas partes.
El extrao hombre se haba marchado, y nunca volvi mientras yo estuve all.
Andy aadi la libreta al maletn blando que llevaba consigo a todas partes y que contena los
relatos que l consideraba que tenan ms probabilidades de ser veraces. Esto era extrao;
podan los vampiros vivir alimentndose con sangre de animales? Tal vez se trataba de un
vampiro nuevo, como cuando Paul haba subsistido con sangre de alimaas.
La mayora de los encuentros de los que haba tenido noticia eran despropsitos. Pero haba
unos pocos, esparcidos en el espacio y el tiempo, que tenan visos de verdad. Varios haban sido
colgados en los tablones de los boletines virtuales dedicados a Stella Olemaun, y descubri que en
ellos el porcentaje de relatos falsos con respecto a los encuentros autnticos era menor.
Por supuesto, supona que habra habido muchos ms relatos veraces si hubieran sobrevivido
ms vctimas.
Navidad.
No pudo esquivarla del todo. La radio y los hilos musicales lo bombardeaban con msica propia
de esas fiestas. La televisin estaba inundada de anuncios comerciales, cuas institucionales y
programacin que celebraban las fiestas.
Despus de Little Rock, Andy aterriz en Tulsa, donde la gente pareca hacer grandes
esfuerzos por estar alegre y desearle una feliz Navidad. Y un prspero Ao Nuevo, aadan
muchos.
De algn modo, no esperaba encontrar mucha felicidad all. Echaba terriblemente de menos a
Mnica, Sara y Lisa. La maana de Navidad se sent en la fra habitacin del motel, sin poder
encontrar una postura cmoda sobre el colchn, demasiado blando, ni en la silla, demasiado rgida,
de respaldo recto. Neg con la cabeza ante su propia estupidez. Un hombre adulto debera ser
capaz de estar solo. Pero eso nunca le haba gustado, hasta donde poda recordar. De nio
siempre tena una radio junto a la cama, con una emisora de FM sintonizada y con el volumen
bajo, de modo que slo l pudiera orla, con la esperanza de que la msica ahuyentara la
sensacin de soledad y las pesadillas. Cuando fue a la universidad y viva en un dormitorio
colectivo, usaba auriculares para no molestar a sus compaeros.
Despus de la academia, Andy se convirti en un soltero joven. Se sumergi en el trabajo, sin
salir mucho con nadie. Cada noche que pasaba solo en casa, pona msica en el equipo de sonido
o encenda el televisor. Cuando conoci a Mnica Schwann y, ms concretamente, descubri
que a ella le gustaba de verdad y que disfrutaba con su compaa, qued encantado. No porque
ella fuera la criatura ms hermosa que jams haba conocido, no porque fuera la ms inteligente o
la ms divertida con quien estar, ya que ese honor en particular siempre haba correspondido a
Paul Norris, sino porque era alguien que estara all durante las largas horas de oscuridad. Cuando
dorma acurrucada a su lado, no le haca falta tener un aparato electrnico en funcionamiento.
En esos primeros tiempos no tena la seguridad de estar enamorado. Pensaba que lo estaba,
pero no crea haber estado enamorado nunca en el pasado y no dispona de muchos elementos de
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comparacin. No oa msica de violines ni de arpa. Las flores eran tan coloridas como siempre,
pero no senta ninguna compulsin de oleras o recogerlas.
Dos aos despus, cuando Paul Norris conoci a Sally Winston, haba sido como si dos almas
gemelas se avistaran en un mar de insipidez. Ambos eran personas vigorosas y sexuales. Su
atraccin era incendiaria, tanto que quienes se encontraban cerca corran el riesgo de quemarse.
Observndolos desde una distancia segura, Andy no pudo evitar sentir envidia. l nunca haba
disfrutado de ese ardor con nadie.
Para entonces ya estaba convencido de que realmente amaba a Mnica, y ese amor creci
mes a mes, ao a ao. hasta que lleg a creer que si existan las almas gemelas, ellos lo eran.
Continuaba sin gustarle estar solo, en especial durante la noche, pero eso era un problema
nicamente cuando estaba lejos del hogar, ocupado en un caso.
Nunca se haba sometido a psicoanlisis, y no crea que le apeteciera sentarse en el silln de
cuero de un loquero y hablar de los aspectos en los que no estaba del todo bien. Tema que fueran
demasiados, y no quera descubrir que haba ms de los que l pensaba. En las ocasiones en las
que examinaba su propio estado psicolgico, crea que poda deberse al hecho de ser hijo nico de
unos progenitores fros y distantes;
progenitores que actuaban, durante la mayor parte del tiempo, como si incluso un hijo fuera
demasiado. Supona que la muerte de su padre que, para complicar las cosas, haba sido
instigada por l, y la resultante brecha que se haba abierto entre l y su madre, no haban hecho
ms que aumentar el problema. Problemas de soledad que alimentaban sentimientos de abandono.
Pero no quera culpar a sus progenitores por sus propias deficiencias. Llegados a este punto, haba
material ms que suficiente para culpar a un abanico muy amplio de personas.
Esto no me lleva a ninguna parte. En lugar de cocerse en su propio caldo, se fue a dar un
paseo, cerrndose la cremallera del abrigo barato que haba comprado para protegerse de un
fuerte viento glido que llegaba del ro Arkansas. El cielo plomizo le daba al ro el color del peltre.
Andy recogi un guijarro y lo lanz de manera que pasara rozando la superficie, donde rebot
tres veces. No satisfecho con el resultado, observ los crculos concntricos que se propagaban
desde el punto de impacto, y cuando desaparecieron, prob otra vez. Doce piedras ms tarde,
estaba sudando. Se quit la chaqueta y comenz con otro grupo de guijarros, uno tras otro, y otro,
y otro ms. Ahora ya haba provocado series de crculos concntricos que se propagaban a todo lo
ancho del ro. Ya no intentaba que rebotaran en la superficie, sino que los haca describir un arco
alto para que cayeran directamente en determinados sitios, con el fin de intentar que las anillas
trazaran dibujos sobre el agua.
Una pareja que paseaba de la mano se detuvo para observarlo durante un minuto, perplejos
ante su frrea determinacin, casi frentica. El les dedic apenas la ms fugaz de las miradas y
volvi a su ocupacin.
Veinte minutos ms tarde se dej caer en un banco. El sudor le manchaba las axilas de la
camisa y le corra por las sienes y el cuello. Comenzaban a palpitarle las costillas y el brazo
derecho, y supo que ms tarde le doleran. Pero se senta mejor de lo que se haba sentido en
das. Dar salida a su creciente frustracin, al enojo acumulado, mediante un ejercicio carente de
objetivo, haba resultado tonificante.
Intentara tener eso presente, tratara de hacer ms ejercicio y ensimismarse menos, mientras
continuaba en la carretera y de cacera.
A travs de un foro de Internet dedicado a 30 das de noche, Andy haba encontrado un ex polica en
Cape Girardeau, Missouri. Despus de intercambiar correos electrnicos durante un par de
semanas, el tipo haba accedido a hablar cara a cara con l. Se encontraron en un bar oscuro y
tranquilo llamado Henrys Alibi Room.
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Pete Cookson pareca no haberse alejado de la barra desde haca mucho tiempo. Andy no
tena muy claro si haba un disco acolchado sobre el taburete, o si tena el palo de ste
directamente metido por el culo. Haca girar el taburete, pero no se puso de pie en ningn momento
mientras Andy estuvo all.
Cuando Andy entr, transcurrieron unos treinta segundos de cortesa, y luego Cookson le
dedic un sombro suspiro alcohlico.
Ser mejor acabar con lo que has venido a hacer aqu dijo.
Quieres que nos traslademos a un reservado, por ejemplo? pregunt Andy.
Estoy bien aqu. Pete Cookson era un tipo grande, tipo hroe musculoso de equipo de
ftbol juvenil, pero esa masa se haba convertido en grasa. An llevaba el pelo rubio muy corto, y
sus ojos todava tenan la mirada suspicaz de un polica veterano. Pero el mentn se le haba
fundido con el cuello de buey, y los hombros caan hacia una barriga que sobresala por encima del
cinturn. No le quedaba regazo, slo tripa y rodillas. Lade la cabeza, grande como una bala de
can, hacia el flacucho camarero de la barra. Gus no nos prestar ninguna atencin.
Gus? pregunt Andy. Qu le ha sucedido a Henry?
Muri dijo Pete sin dar ms explicaciones. Gus se les acerc y los mir con expectacin.
Pete se limit a asentir con la cabeza, pero Gus pareca saber qu significaba eso.
Una coca-cola pidi Andy. El alcohol ola de manera tentadora, pero haca ya ms de
medio ao que no beba ni una gota, y quera continuar as. Gus alz una ceja como si dijera:
Qu diantre hace un abstemio hablando con Pete Cookson?
Los dos hombres se quedaron sentados en silencio mientras Gus iba a buscar las bebidas. Lo
que dej delante de Pete pareca un vaso del mismo tamao que el de refresco que le sirvi a
Andy lleno de vodka. Pete ech la cabeza atrs para beber un gran sorbo, y luego hizo girar el
taburete para encararse con Andy.
Envi el texto a ese foro de Internet porque no quera hablar del asunto con nadie
comenz. Pero tampoco poda guardar silencio sobre lo que saba.
Por qu no te olvidas de que yo he ledo lo que escribiste y simplemente me cuentas qu
sucedi? sugiri Andy. Temeroso de asustar al ex poli, no le haba dicho que era del FBI. Pete no
le haba preguntado por qu quera conocer la historia, pero Andy haba intentado dejarle claro, a
travs de los correos electrnicos, que era algo muy importante para l. Supona que Pete se lo
haba estado guardando todo durante demasiado tiempo, y estaba deseando soltarlo.
Pete asinti con lentitud y tom un sorbo ms pequeo que el anterior. Su aliento le record a
Andy el consultorio de un mdico.
Una noche, iba hacia mi casa despus de haber trabajado hasta tarde. Pasaba ocho horas
dentro del coche patrulla, y luego otros cuarenta minutos de coche porque mi mujer y yo vivamos
fuera de la ciudad.
Eso sucedi aqu, en Cape Girardeau?
S replic Pete. Pero yo haba heredado de mi padre una pequea granja, y queramos
criar a los nios all. Slo llegamos a tener uno, al que llamamos James, por mi padre. Por
entonces tena unos seis aos...; hace ya cuatro aos que pas todo. As que iba en coche hacia
mi casa. Acababa de salir de la comisara apenas un par de minutos antes. Con el rabillo del ojo
me pareci ver un movimiento repentino en el interior de una estrecha calle lateral. No saba muy
bien qu haba visto, pero si sabes algo sobre polis, tienes que saber que funcionamos tanto por
instinto como por cualquier otra cosa.
Detuve el coche y me baj. Dej la puerta abierta para que no hiciera ruido al cerrarse y quit
la llave del contacto para que el coche no se pusiera a pitar para avisar que una puerta se haba
quedado abierta. Retroced andando hasta la esquina. Me haba cambiado el uniforme por ropa de
calle, pero an llevaba la pistola en la funda del cinturn, as que la saqu.
Bebi un sorbo ms grande y dej el vaso con un golpe sobre la desgastada barra de madera.
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En ese momento corr hasta el coche y llam para pedir que viniera una ambulancia. La herida
sangraba sin parar; no a borbotones, porque no le haba afectado la yugular ni nada parecido, pero
no dejaba de salir sangre. Era casi como si ella hubiera querido conseguir un pequeo riachuelo de
sangre, no un torrente.
Mientras esperbamos la ambulancia, vea como l se iba, pero no saba qu poda hacer
para ayudarlo. Intent aplicar presin sobre la herida del cuello, pero no quera aplastarle la trquea
ni nada parecido. Ni tampoco poda hacerle un torniquete. De todos modos, tena todas aquellas
otras heridas, y sabe Dios qu clase de heridas internas al haber sido lanzado desde tan lejos.
Muri mientras esperbamos. Yo oa las sirenas que se acercaban cada vez ms, y le
hablaba, intentando mantenerlo despierto, hacer que continuara conmigo. Pero no sirvi de nada.
Para cuando llegaron, con un coche patrulla detrs de ellos, ya haba muerto.
Tiene que haber sido duro dijo Andy.
S. Pero mientras estaba esperando, y despus, en medio de todo el ajetreo, cuando
describa lo sucedido y era interrogado por los de asuntos internos y por mis propios compaeros
de la polica..., lo nico en lo que no dejaba de pensar era... en vampiros. No quera decir la
palabra, ni siquiera me la dije mentalmente a m mismo. Pero de qu otro modo iba a explicar lo
que haba sucedido? Quiero decir que esto no es una maldita pelcula, sabes? Es probable que
pienses que soy un jodido loco, igual que lo pensaron ellos. Pero yo vi lo que vi. Nada puede
cambiar eso. Y le met en el cuerpo a esa tipa media docena de balas sin conseguir que se
preocupara siquiera. Tena sangre en la cara, como si la hubiera sorprendido cuando estaba
bebiendo.
Me tom un par de das de permiso, y lo nico que pude hacer fue quedarme sentado
pensando en el asunto. Cuando ms pensaba, ms me convenca. Tina se enfad porque no le
prestaba la ms mnima atencin. Despus de los das de permiso, volv a trabajar y se lo cont
todo al jefe. Us la palabra vampiro y le expliqu por qu pensaba eso.
1 se qued sentado y escuch todo lo que yo tena que decir. Pensaba que se le estaban
abriendo los ojos, pero cuando acab me dio la tarjeta de un psiquiatra que tena un contrato con el
departamento. Podra volver a trabajar cuando el loquero dijera que ya era apto para el servicio.
Por el modo en que lo dijo, me di cuenta de que realmente no pensaba que fueran a declararme
apto. Se lo pregunt directamente, y me contest que tal vez sera mejor para m que escogiera
otra carrera. Le entregu la placa y la pistola all mismo.
Bueno, tal vez puedas imaginarte el resto. No consegu encontrar trabajo, empec a beber
demasiado, Tina me abandon y se llev a James, y al final vend la granja y cog una vivienda
pequea en la ciudad. Hasta el da de hoy no podra decirte con seguridad qu vi, pero todava hoy
estoy convencido de que realmente era un... Quiero decir, qu otra cosa podra hacer todo eso?
Cuanto ms estudiaba acerca de ellos, ms me convenca de que estaba en lo cierto.
Dej de hablar, vaci el vaso y lo agit en direccin a Gus, que asinti con la cabeza y le llev
otro. Cuando Pete se volvi a mirar a Andy, tena la piel plida, casi gris.
Todava estoy viviendo de lo que me dieron por la granja, pero no me durar mucho ms.
Supongo que estar bien mientras pueda pagar el alquiler y la cuenta del bar, pero, y despus de
eso?
Dicen que el suicidio es un pecado. Yo empiezo a pensar que es la nica opcin razonable.
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La principal pasin de Hctor Flores, aparte del FBI, era restaurar coches clsicos. Disfrutaba
librndolos del desgaste y los estragos de los aos, desnudarlos hasta dejarlos como eran
originalmente, para luego acariciarlos y guiarlos hacia una nueva gloria. En ese momento estaba
trabajando en un Mustang de 1967 que haba estado aparcado en la calle, a pocas manzanas del
ocano, durante varios aos. Lo haban pintado de un color amarillo canario una abominacin
contra las leyes de Dios y de los hombres, decidi Hctor, y el tiempo pasado al sol, en el aire
salobre, haba decolorado la pintura hasta darle un enfermizo tono plido, como el de un limn
exprimido y dejado secar.
En ese preciso momento estaba luchando contra el xido y se haba quedado sin gel
antioxidante para barcos. As que hizo una escapada al 7-Eleven de la ciudad para comprar unas
latas. El da primaveral era brillante y soleado, y condujo el Trans Am de 1973, de color rojo bom-
beros, el nico coche de los que haba restaurado que no haba tenido corazn para vender,
mientras en su radio atronaban canciones de rock clsico al mximo volumen que l poda
soportar.
Cuando trabajaba en los coches procuraba apartar de la mente los asuntos de la Agencia. No
siempre lo consegua, y hoy era uno de los das malos. Haba estado investigando la operacin
Rojo Ensangrentado desde que Andy Gray le haba hablado de ella. No haba hecho muchos
progresos; si el FBI no era experto en guardar secretos, no era nada. Pero haca muchos aos que
Hctor estaba en la Agencia y haba hecho favores a un montn de gente. Era un hombre poltico,
un jugador de los vestbulos del poder, y saba qu palancas accionar, pero a pesar de eso
continuaba encontrndose excluido.
Sin embargo, haba averiguado lo bastante como para saber que el FBI
no descartaba la existencia de vampiros, despus de todo. Por el contrario, haba dedicado muchos
esfuerzos humanos y recursos a estudiarlos. Y posiblemente muchos ms a mantener el asunto en
silencio.
Al salir de la tienda con una bolsa de plstico llena de pequeas latas de antixido, vio una
figura familiar que iba hacia l. Incluso en su da libre, vestido con una camisa hawaiana y un
pantaln chino, Dan Bradstreet pareca demasiado serio. Su postura era rgidamente erguida, los
pantalones informales estaban planchados con raya y llevaba los zapatos lustrados. Le sonri a
Hctor al acercarse.
Qu sorpresa! dijo.
Necesitaba quitarle el xido al Mustang que estoy restaurando le dijo Hctor. Se
estrecharon la mano. Qu te trae por aqu?
Dan parpade a causa del sol, se apantall los ojos con una mano, la que Andy Gray casi le
haba arrancado de un tiro. Cirujano brillante. Un trabajo endemoniadamente bueno, pens
Hctor.
Yo no me ocupo de la mecnica de mi coche, pero necesito una nueva funda para el volante.
Estaba pensando en una de esas de cuero. Pero si son demasiado difciles de poner, entonces tal
vez sera mejor una de goma. Usted tiene una?
Siempre replic Hctor. Quera proteger el volante de sus coches de la suciedad y la grasa
de las manos, as que los mantena inevitablemente cubiertos. De las de cuero. No tienen
complicacin.
Puedo verla? pregunt Dan.
A Hctor le sorprendi un poco que Dan estuviera tan preocupado por saber si era capaz de
poner una funda de volante. En general, era un tipo muy capaz. Pero a Hctor le gustaba ensear
sus coches y hablar de ellos, as que llev a Dan hasta el Trans Am.
Es una belleza dijo Dan al acercarse.
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Gracias replic Hctor. Abri la puerta y se inclin para dejar la bolsa de latas en el suelo,
ante el asiento del acompaante. La sombra de Dan cay sobre l, y Hctor oy un sonido familiar
pero inesperado. Se inmoviliz.
Dan, qu coo pasa? No saba qu suceda, por qu Dan haba sacado una pistola contra
l, pero an estaba seguro de poder salir con bien de aquello. Hay algn problema?
Dan no respondi, pero se inclin ms hacia adelante; Hctor casi poda sentir al agente
pegado a su espalda. Estaba atrapado en el interior
del coche, que no le dejaba espacio para maniobrar. Dan ocupaba la posicin de ventaja y tena el
arma; Hctor llevaba la suya enfundada junto a los riones, debajo del chubasquero ligero, pero ni
siquiera poda intentar sacarla sin que Dan.
Dan, hblame dijo, mientras lo inundaba la desesperacin.
Dan guard silencio durante un largo momento. Al fin, habl:
Lo siento, Hctor. Me caes bien, pero deberas haber mantenido la nariz fuera de cosas que
no te conciernen.
El sudor perl las sienes de Hctor mientras intentaba encontrar una rplica adecuada. No se le
ocurri ninguna.
Dos disparos en la parte posterior del crneo. Dos fuertes detonaciones en una concurrida zona de
aparcamiento, donde aceleraban los motores y golpeaban las puertas al cerrarse. Dan se irgui con
indiferencia mientras devolva la pequea .22 a la funda que llevaba a la cadera y que quedaba
cubierta por los largos faldones de la camisa hawaiana, y regres a su coche. Un nuevo Crown
Victoria plateado reemplazaba al que le haba robado Andy Gray. La mayora de la gente no les
dedicara ni al coche ni a l una segunda mirada.
Le apenaba de verdad haber tenido que cargarse a su jefe. Hctor Flores haba hecho mucho
por l dentro de la Agencia. El problema era que Hctor haba credo ser el jefe mximo de Dan, y
se no era el caso, simplemente. Para empezar, la Operacin Rojo Ensangrentado lo haba
destinado a Los ngeles, y era el jefe de esa operacin ante quien responda realmente Dan.
Ese alto cargo haba odo demasiadas historias sobre que Hctor andaba metiendo las narices
en Rojo Ensangrentado. Las advertencias sutiles no haban logrado disuadirlo. Y todos saban que
Hctor Flores era un bastardo tenaz. No pareca probable que renunciara, y cada vez se acercaba
ms.
As que haba recado sobre Dan el cometido de ocuparse de la situacin. Cuando sala del
aparcamiento, vio que alguien que pasaba haba reparado por fin en que algo raro ocurra en el
Trans Am. Dan se alej, aliviado de que aquello hubiera acabado.
Ya se estaban ocupando del asunto.
Andy se qued unos das ms en Cape Girardeau. Convenci a Pete Cookson de que le mostrara
dnde se haba producido el avistamiento, y aunque haba pocas probabilidades de que pudiera
repetirse, estuvo vigilando la estrecha calle durante un par de noches, sentado en el ltimo coche
que haba robado.
Al no tener resultados positivos, recurri a Albert Kennan, el jefe de polica, a la maana
siguiente. Esta vez ense su carn del FBI falso a nombre de Andrew Hertz. Despus de darle a
la lengua durante unos minutos, Andy cerr la puerta de la oficina del jefe y se sent en una de las
sillas para visitantes. Kennan se encamin hacia su escritorio y se sent, tras lo cual mir a Andy
con aire pensativo. Era un tipo maduro, probablemente poli de toda la vida, dedujo Andy, con
espeso pelo blanco y piel curtida como el cuero. Llevaba un uniforme azul y gris claro, y el cinturn
Sam Browne7 cruji cuando l tom asiento.
7 Tipo de cinturn militar con tirante sobre el hombro derecho que se utiliza habitualmente para llevar armas. (N. dela t.)
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No quiero ocuparle demasiado tiempo, jefe Kennan dijo Andy, pero estoy siguiendo la
pista de un caso importante... Digamos slo que tiene ramificaciones de seguridad nacional y
dejmoslo ah, y esa pista me ha trado hasta usted.
El jefe de polica le dedic a Andy una sonrisa franca.
Bueno, qu puedo hacer por usted?
-Tuvieron un incidente en esta ciudad hace algunos aos dijo Andy. Una mujer
aparentemente atac a un hombre. Intervino un agente que estaba fuera de servicio, pero no fue
capaz de salvar a la vctima. La atacante, aunque se afirma que recibi varios disparos, escap.
Un asptico asentimiento de cabeza que no delat nada.
Tengo un vago recuerdo del incidente.
Me gustara ver el expediente, por favor.
Una larga pausa. El jefe Kennan apoy las grandes manos, con las palmas hacia abajo, sobre
el escritorio. Su tosco mentn se tens. La natural comodidad relajada que exhiba hasta ese
momento, desapareci.
Ver si puedo encontrarlo.
Se levant y sali de la habitacin sin pronunciar una sola palabra ms. Andy se qued sentado
y esper mientras miraba las fotos que haba en la pared, del jefe Kennan con dignatarios locales,
e incluso con el fiscal general de Estados Unidos, un hombre que, en opinin de Andy, confunda
el patriotismo con la religin, tena miedo a los cuerpos desnudos y a los gatos tricolores, y no
haba hecho nada para fomentar el progreso de las fuerzas del orden pblico. Por suerte, por lo
que a Andy concerna, el hombre iba a dimitir dentro de poco o lo obligaran a abandonar el cargo.
El jefe regres pocos minutos despus con las manos vacas.
Lo siento, seor Hertz dijo. No pareca sentirlo en absoluto. Tuvimos una inundacin
hace un par de aos. Puede que haya odo hablar de ella. El agua entr en este edificio y algunos
de los expedientes quedaron destruidos. Estbamos en proceso de escanearlo todo para guardarlo
en formato digital, pero se era uno de los que an no haban sido transferidos. Lamento decirle
que no qued nada.
Ya veo. Andy se puso de pie. Poda insistir en registrar l mismo los archivos, pero no crea
que con eso fuera a conseguir nada. El jefe Kennan haba permanecido ausente el tiempo
suficiente como para coger el expediente y ocultarlo en otro sitio, si lo que quera era mantenerlo
fuera de la vista. O podra haberlo destruido haca mucho tiempo. O podra haber resultado
destruido de verdad en la inundacin, como l afirmaba. Bueno, gracias por su ayuda, de todos
modos dijo. Sali de la oficina y del edificio con la esperanza de que nadie hubiera transmitido el
nmero de matrcula del Buick Rendezvous robado mientras estaba dentro.
De vuelta en el interior del coche, consider la posibilidad de ir al hospital para ver si poda
encontrar historiales mdicos o el informe de un forense sobre la vctima. Pero sin tener un nombre
ni una fecha precisa, sera un proceso largo y complicado, y no saba muy bien qu beneficio
podra obtener de eso. Aun as, pareca evidente que all se haba producido un ataque vamprico.
Era probable que hubiera habido casos por toda la ciudad; el problema era encontrar a la persona
correcta con la que hablar del asunto. Este ataque en particular haba sido encubierto oficialmente,
como pareca ser siempre el caso, y era probable que tambin eso sucediera de manera constante.
De ese caso, decidi, ya haba averiguado casi todo lo que tendra posibilidad de averiguar, y
continuar rascando no le servira de nada a menos que lo condujera directamente hasta la mujer
vampiro. As pues, se acerc a la orilla del Misisip, bajo un fro cortante, para observar la ancha
avenida de agua. Descenda del norte en un poderoso caudal, y flua hacia el sur dividiendo el pas
en dos. Aquellas criaturas procedan tambin del norte? Seran Barrow y los lugares de ese tipo,
regiones donde la oscuridad duraba semanas enteras, los territorios originarios de los vampiros?
Haba intentado imaginar la razn por la cual la luz solar los mataba, y no lo haba logrado. Tal
vez era algo evolutivo, resultado de su nacimiento en lugares oscuros. Si hubiese estado vivo,
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puede que el doctor Saxon, de la UCLA, hubiera podido arrojar algo de luz sobre el tema. O ngela
Foster, de haber podido continuar con sus investigaciones.
Por primera vez en meses record el correo electrnico que le haba enviado Anglica. Deca
en l que el extrao mensaje de Saxon haba aparecido en algn tipo de foro de Internet. De ser
as, razon, tal vez continuaba en el mismo sitio. Incluso podra haber respuestas u otros
comentarios, e incluso caba la posibilidad de que hubiera ms cientficos trabajando en el asunto
en ese mismo momento. Andy haba estado centrado en las fuerzas del orden pblico y la -
comunidad vamprica en su conjunto, pero no haba prestado atencin ninguna a la ciencia.
Por urgente que fuera conectarse otra vez a Internet, haba permanecido en Cape Girardeau
durante demasiado tiempo, en especial ahora que haba atrado la atencin de las autoridades. Fue
de prisa hasta el coche y se dirigi al norte, siguiendo el curso del grandioso ro. Al llegar al otro
lado de Springfield, Illinois, se registr en un costoso motel turstico y conect el ordenador porttil.
Tard pocos minutos en encontrar el foro donde Anglica haba localizado la conversacin del
doctor Saxon sobre la clula inmortal. La conversacin haba muerto all. Andy, sin embargo,
estaba convencido de que no era una muerte definitiva, no ms definitiva que la muerte de un
vampiro. El tema era demasiado inquietante como para que no le hicieran caso las personas con
una mente curiosa.
Tena que haber continuado, aunque slo fuera mediante correos electrnicos privados,
conversaciones y trabajo de laboratorio.
Anot los nombres de las personas que haban participado en la conversacin original, y el
nombre de Felicia Reisner, de la Universidad de Wisconsin, la investigadora cuyo artculo haba
sido el catalizador. Otra media hora de navegacin le proporcion informacin para contactar con
algunos de los participantes. Despus de desconectar el porttil, empez a hacer llamadas
telefnicas.
La mayora de las personas con las que logr hablar no pudieron ayudarlo. Eran bilogos,
qumicos o estudiantes que entraban en el foro de vez en cuando pero no haban prestado mucha
atencin a la conversacin, o ni siquiera la recordaban, despus de tanto tiempo.
No pudo localizar a Felicia Reisner hasta la noche. Para entonces ya haba empezado a
preocuparse por la cuenta de telfono que estaba acumulando en el motel, con los recargos que
aplicaban a cada llamada. Haba intentado no largarse de los moteles sin pagar; robar coches ya
era bastante malo, pero al menos las aseguradoras compensaran a sus vctimas. Andy haba sido
agente de la ley durante toda su vida, y entenda el problema que subyaca bajo esa justificacin:
cuantas ms indemnizaciones pagaban las compaas de seguros, ms cobraban a sus clientes. A
fin de cuentas, eran empresas con fines lucrativos. Pero aunque era una justificacin obvia, tena
que vivir con ella, ya que no tena ninguna otra manera de desplazarse sin ser detectado.
Pill a Felicia Reisner cuando iba a sentarse a cenar con su familia. Pareca distrada,
agobiada, y en absoluto interesada en hablar con Andy. El recalc su condicin de agente del FBI y
el aspecto de la seguridad nacional, y casi pudo or como ella se erizaba.
Por qu no se apodera de los expedientes que tienen sobre m bibliotecas y libreras?
pregunt. Pinche mi telfono, ya puestos.
Andy oa la voz del marido, al fondo, implorndole que se calmara.
Seora Reisner dijo Andy, no estoy intentando acusarla ni investigarla en ningn sentido,
crame. Slo estoy interesado en algunas de las ramificaciones de un artculo publicado por usted
con el ttulo de La clula inmortal. Estoy especficamente interesado en cualquier conversacin
que hubiera mantenido sobre el tema con el doctor Amos Saxon, de la UCLA. El doctor Saxon, no
s si lo sabe, fue asesinado. Estoy intentando averiguar por qu y quin lo asesin, y creo que
tiene que ver con algunas ideas que tena acerca de estos temas.
Se produjo un silencio momentneo.
Vivimos en un mundo extrao, si es que estn matando a los eruditos a causa de sus
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investigaciones respondi al cabo, Felicia Reisner. Aunque, por otro lado, hay que recordar
que a Scrates lo obligaron a beber una copa de cicuta, as que no debera sorprenderme,
supongo. Dej escapar un largo suspiro. Realmente, no hay nada nuevo bajo el sol, verdad?
Cuando Andy no replic, ella continu Muy bien, tengo un poco de tiempo maana, entre las
once y las doce.
Mi oficina est en el anexo de Bioqumica. Cualquiera del campus puede indicarle cmo llegar.
Andy dijo que ira, y colg. Fue hasta la ventana y descorri la cortina. A la luz de las farolas de
la zona de aparcamiento vio caer copos de nieve.
Madison pens, taciturno. Fantstico. Haba abrigado la esperanza de poder volver al
sur para escapar de lo peor del invierno.
En cambio, iba a dirigirse hacia el corazn del fro. Y si quera estar en Madison por la maana,
tendra que marcharse ya mismo.
An no haba sacado nada de las maletas, ni siquiera haba dormido desde que lleg a
Springfield. Se tumb sobre la cama y durmi un par de horitas antes de largarse sin pagar la
cuenta y salir a la carretera.
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INTERLUDIO
Norris se retir a la baha Prudhoe, donde planeaba pasar el resto del invierno en un nido que unos
pocos de los otros supervivientes de este segundo asedio haban establecido all. Se cur con
rapidez, ahora que era un no muerto, pero an tena dolores a causa de la paliza sufrida a manos
de los Olemaun.
Lo que no haban hecho haba sido matarlo. Era probable que nunca supiera por qu. Lo
haban arrojado fuera de la casa donde haba encontrado al chico. Tena la cabeza casi arrancada,
pero no del todo. La mayora de sus huesos estaban rotos, y buena parte de sus rganos internos,
reventados. Estaba seguro de que pensaron que estaba muerto; pero an le quedaba una chispa
de vida.
Y entonces, un palurdo atontado, cazador y trampero llamado John Ikos, lo encontr y lo
arrastr hasta una choza remota de las afueras de la ciudad. Al parecer, Ikos era curioso, o se
crea una especie de hroe.
Acab siendo slo alguien que haba cometido un error muy grave.
Cuando Paul recuper el conocimiento dentro de la primitiva morada de Ikos, el cazador dijo
que haba planeado descuartizarlo y enviar los pedazos a cientficos y agencias dedicadas a la
aplicacin de la ley.
Al igual que los Olemaun, Ikos haba pensado que Norris estaba muerto.
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Steve Niles & Jeff Mariotte 30 Das de Noche 1
Paul hizo una mueca de dolor al levantarse despus de haber permanecido acuclillado. An no se
haba curado del todo, al parecer. Un olor familiar haba despertado su inters, y de la habitacin
contigua le llegaban sonidos agradables. Aquel nido, situado dentro de un gran espacio comercial
que en otros tiempos haba sido un supermercado, alojaba a seis vampiros: cuatro mujeres y otro
hombre. El cavernoso espacio principal estaba destinado a descansar y dormir, pero tambin haba
una serie de habitaciones traseras que se haban usado para oficinas, almacenes, cocina del
personal y cosas parecidas.
Paul baj por el amplio corredor alfombrado y entr en la cocina de suelo de baldosas. Dentro,
Samantha y Clea estaban dndose un banquete con una chica adolescente que an llevaba el traje
de animadora con que la haban encontrado.
Paul sonri al ver aquello.
Tenis bastante para otro? pregunt.
Samantha estaba inclinndose para pegar la boca a la herida abierta del cuello.
Consguete una para ti respondi, haciendo apenas la pausa necesaria.
Clea, sin embargo, le devolvi la sonrisa e hizo un gesto con la cabeza para indicarle que se
acercara.
Yo puedo compartir.
Paul se reuni con ella junto a la chica casi muerta, y disfrut de la presin del cuerpo de Clea
contra el suyo. La suavidad del pecho voluminoso contra su brazo, la firmeza del muslo. No haba
estado con una mujer desde que lo haban creado, no con una que tambin quisiera, y de repente
se dio cuenta de que era algo que echaba de menos.
Pero lo primero era lo primero. Clea tena la cara embadurnada de sangre adolescente. El olor
de la muchacha era fresco, vibrante, lleno de vida... al menos hasta que se haba tropezado con
Clea y Samantha. Con un asentimiento de la cabeza de Clea, Paul se inclin hacia la herida, y
choc con Samantha. Un corazn palpitante bombe sangre rica y caliente dentro de su boca
expectante, y l trag con voracidad.
En los momentos como se no poda ni imaginar por qu habra podido sentirse a gusto cuando
era un ser humano.
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Vampiros?
El modo en que Felicia Reisner repiti la palabra, como si una mueca burlona pudiera hacerse
audible, no dej ninguna duda de los sentimientos que le inspiraba el tema.
Lo siento, seor Hertz. Por telfono lo tom errneamente por una persona seria.
l se removi con incomodidad en el asiento. La oficina donde se encontraban era moderna y
espaciosa, con las libreras y el escritorio de madera clara, pero las sillas para visitantes, de cuero
oscuro eran fras y poco acogedoras.
El dicho es: serio como un infarto replic Andy, pero en este caso sera mejor decir
serio como el asesinato intencional de un profesor universitario y dos agentes de polica, y el
incendio de su casa.
Ella ya haba empezado a recoger la carpeta de un expediente de encima del escritorio, como
si quisiera que l simplemente se largara, pero entonces volvi a dejarla.
Vuelvo a decirle que lamento muchsimo la muerte del doctor Saxon. No saba nada de los
agentes de polica. Y me perdonar por no estar al da en temas jurisdiccionales, pero por qu
algo as iba a ser asunto del FBI?
Est relacionado con un caso en el que trabajo replic Andy. Era una respuesta que ya
daba con naturalidad. Est todo interconectado. S que el doctor Saxon estaba intrigado por su
teora de la clula inmortal, y s que pensaba que podra ser aplicable a un trabajo que estaba
llevando a cabo para demostrar la existencia de los vampiros en el mundo.
Esa palabra otra vez. Reisner se puso rgida al orla. Era alta y
delgada, bonita, con el pelo castao rojizo cortado a media melena, y ojos color canela. Sus rasgos
estaban perfectamente dispuestos, como si alguien hubiera hecho una composicin con los rasgos
caucsicos que gustaban a ms gente, aunque su tez era justo lo bastante oscura como para
sugerir antecedentes de mezcla racial.
Me temo que no veo cmo.
Se supone que los profesores universitarios tienen que tener una mente abierta dijo l.
As que intntelo durante un minuto. Todo el mundo sabe algo sobre los vampiros de ficcin, as
que selos como punto de referencia, en caso necesario. Viven eternamente, siempre y cuando
cuenten con la sustancia correcta. Se curan con rapidez. Es muy difcil matarlos; la decapitacin y
la luz solar son las nicas maneras seguras de lograrlo. No podran ser ejemplos vivientes de la
teora que usted ha desarrollado?
Siempre pens que era necesario clavarles una estaca en el corazn, o dispararles una bala
de plata.
La bala de plata es para los licntropos, y la estaca, segn creemos, pertenece a la ficcin
dijo Andy. Trabaje conmigo en esto, por favor, doctora Reisner.
Felicia Reisner tamborile con las uas pintadas de color rojo amarronado y bien cuidadas
sobre la superficie lisa del escritorio. Eran casi del mismo tono que el jersey de angorina que
llevaba puesto.
Lo estoy intentando, seor Hertz replic. Es slo que... no me gusta ver que se abusa de
la ciencia ponindola al servicio del absurdo.
Si fuera verdad, si yo estuviera dicindole la verdad, usted desempeara un papel
fundamental para salvar muchsimas vidas insisti Andy. Pero dejemos eso a un lado por el
momento y centrmonos en lo terico. La clula que usted ha descrito podra hacer eso?
Todos somos slo colecciones de material celular dijo Felicia-. As que, en teora, si la
estructura celular de alguien estuviera compuesta por esas clulas en lugar de las clulas humanas
normales, s, posiblemente. Se detuvo y se mordi el labio inferior durante un segundo. S.
Alguien podra convertirse en inmortal. O casi. Siempre y cuando...
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estudiantes. Odiara que alguien oyera esta conversacin y se hiciera una idea equivocada. Hay
una cafetera cerca de aqu, y no s a usted, pero a m me vendra bien tomar algo caliente.
Andy asinti. Ella sac de dentro de un armario un abrigo de pao con capucha, y poco
despus atravesaban el campus con paso enrgico y las manos metidas en los bolsillos. La doctora
Reisner se haba puesto la capucha, pero caminaba con la cara orientada hacia el cielo, al parecer
disfrutando de la sensacin que le causaban los copos al caer sobre su piel.
-Sabe que todava no es peligroso recogerlos en la lengua, seor Hertz? No hay muchos
problemas de nieve cida. Todava no, en cualquier caso. Veremos dentro de unos cuantos aos.
No lo he hecho desde hace mucho dijo l.
Pruebe. Nunca es demasiado tarde para repescar placeres de la infancia.
Hizo lo que ella deca; ech atrs la cabeza y sac la lengua. Los copos de nieve le hacan
levsimas cosquillas, se fundan con rapidez y se convertan en minsculas gotas de agua. Ri, y
entonces se dio cuenta de que estaba riendo, y se sorprendi.
Tambin haba pasado mucho tiempo desde que haba hecho eso por ltima vez.
La cafetera ola de maravilla; cafs, diferentes tipos de t, canela, que hizo pensar a Andy en los
ojos de extrao color pardo claro de Felicia, caramelo y otros aromas que ni siquiera poda aislar,
se reunan para crear una especie de festn olfativo. El local no era grande, pero las desiguales
mesas antiguas estaban metidas en pequeos nichos que les conferan privacidad. Andy haba
pedido un caf mezcla de la casa, y Felicia estaba tomando una infusin de hierbas preparada en
una tetera de cermica azul que tena dibujos de mariposas esmaltados. Sonny Rollins tocaba un
saxo tenor desde altavoces ocultos, con el volumen lo bastante bajo como para que la gente
pudiera mantener una conversacin, pero lo bastante alto como para escucharlo si era lo que uno
quera hacer.
Ella juguete con las etiquetas de papel de las bolsitas de hierbas mientras esperaba que se
hiciera la infusin.
He estado pensando en su pregunta dijo ella pasado un rato. -Y?
No quiero responderla. La cara de l tuvo que reflejar la decepcin que senta, porque ella
dio marcha atrs de inmediato. Quiero decir, no del modo exacto como usted la formul. No
estoy segura de que sea la pregunta correcta, o al menos de que lo sea una parte de ella.
A cul se refiere, exactamente? --pregunt Andy. Tom un pequeo sorbo de caf. Aun
con el azcar y la crema, estaba demasiado caliente como para beberlo. Cosa que, dado que an
estaba congelad: despus de la caminata, era una buena cosa.
Felicia verti un poco de infusin en la taza, comprob que ya estuviera hecha, y luego la llen.
Vamos a ver. Si presuponemos la existencia la existencia de vampiros, cosa que es una
enorme presuposicin que yo todava no estoy dispuesta a hacer, entonces hay varias cosas que
deberan ser verdad. Y ya no estoy hablando estrictamente como bioqumica, sino, supongo,
como... como ciudadana preocupada, por as decirlo.
-Soy todo odos la invit a proseguir Andy.
Partamos de una presuposicin inicial, pues volvi a decir ella. Existen los vampiros.
Poseen una abundancia de clulas inmortales que los hacen virtualmente inmortales. Muy difciles
de matar, como ha dicho usted, y con increbles capacidades de recuperacin. Y, de algn modo,
pueden reproducirse, convirtiendo en vampiros a otras personas. Si todo eso es verdad, hay ciertas
cosas que necesitan.
Como qu?
-Tiene que existir alguna clase de sociedad respondi ella. Esos... seres no pueden
existir en el vaco. Deben permanecer vigilantes por s mismos y por los dems, de alguna manera.
La sociedad que forman tiene que tener algn tipo de jerarqua, alguna estructura. Aunque sean, no
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Steve Niles & Jeff Mariotte 30 Das de Noche 1
s, digamos que extrahumanos, fueron humanos alguna vez. Puede que hayan abandonado la
mayora de sus viejas costumbres, pero no pueden haberse despojado de ellas del todo. Incluso los
animales forman unidades familiares, manadas y dems, y esos seres son intelectualmente mucho
ms desarrollados que los animales.
Estoy de acuerdo con usted dijo Andy. As que existe algn tipo de orden jerrquico.
Exacto. No tendran ninguna posibilidad de sobrevivir si no hubiera algn tipo de normas,
alguna estructura interna. Despus, deberan tener al menos unos conocimientos rudimentarios
para saber lo que son y cmo mantenerse con vida. Aunque no sean precisamente pesos pesados
intelectuales, o aun en el caso de que sea la tradicin el principal factor que los mantiene unidos,
tienen que tener algunas preguntas. Cmo averiguan las respuestas? Se han infiltrado en las
universidades, en los laboratorios comerciales?
-Eso lo sabr usted mejor que yo. Andy bebi un poco de caf, que a esas alturas se haba
enfriado lo suficiente. Era bueno. O l pens que lo era. Aunque tal vez era el hecho de estar
sentado all, conversando con una mujer atractiva, lo que le resultaba agradable.
Todas las facultades tienen sus vampiros dijo Felicia, en el sentido ms metafrico de
la palabra, por supuesto. Estudiantes que duermen durante todo el da y slo cumplen con sus
horas de laboratorio durante la noche, cuando no hay nadie ms cerca. De vez en cuando se
oye hablar de estudiantes que viven en los edificios de los laboratorios o de las aulas, se duchan en
el departamento de atletismo, se cepillan los dientes en lavabos pblicos. A veces son excelentes
estudiantes, incluso genios, pero, o bien nunca han aprendido a ganarse adecuadamente el
sustento, o estn demasiado inmersos en el estudio y la investigacin como para conseguir un
empleo y pagar un alquiler o la cuota de un dormitorio colectivo. Nunca he tenido noticia de que
alguno haya atravesado la lnea y desplegado un comportamiento criminal, salvo entrar sin
autorizacin en algunos sitios y algn robo insignificante. Desde luego, nada de chupar sangre o
cosa parecida.
Eso es parte del problema le explic Andy. No tenemos noticia del asunto. Si aparece un
cuerpo completamente vaco de sangre, lo primero en lo que piensa todo el mundo es en vampiros.
Lo segundo que piensan es que los ridiculizarn si admiten lo primero. As pues, se inventan
excusas. No se hacen preguntas, o, si se las formulan, las respuestas son mentiras destinadas a
encubrir la verdad, porque nadie quiere ser el primero en parecer un luntico. A los
estadounidenses no nos gusta equivocarnos, pero nos gusta todava menos que se ran de
nosotros.
Felicia asinti con la cabeza y se llev la taza a los labios de forma perfecta. Al beber baj las
largas pestaas sobre los ojos, como si obtuviera un placer sensual de aquel acto.
Estoy de acuerdo dijo, mientras volva a dejar la taza sobre la mesa. Lo cual significa que
usted, seor Hertz, tiene un gran problema ante s. Cmo demuestra que existen los vampiros si
todos los que podran aportar las pruebas tienen miedo de hacerlo?
Llmeme Andy le pidi l. Y yo no he dicho en ningn momento que est intentando
demostrar la existencia de los vampiros.
Ella ri, y l se encontr tambin riendo.
No soy estpida, Andy. Si lo fuera, usted ni siquiera estara preguntndome estas cosas.
Andy alz la taza de caf como para brindar por ella.
Recibido. Muy decididamente, no es estpida.
Bueno, y va a contarme por qu? Quiero decir, entiendo por qu podra querer hacerlo.
Supongo que me refiero a cmo descubri todo lo relativo a ellos, para empezar. Y si puedo serle
franca, tengo la sensacin de que esto es una especie de cruzada en solitario por parte de usted.
Qu le hace decir eso?
Ella dej que su mirada lo recorriera durante un momento.
Tal vez he visto demasiada televisin, pero ustedes no van siempre en pareja, por lo
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general? Y vestidos con trajes que no parecen haber pasado demasiado tiempo en una tienda de
ropa usada? Puede que se deba a su sentido personal de la elegancia, y estoy muy a favor de eso.
Pero pienso que no es as y, normalmente, soy bastante buena evaluando a la gente, as que,
quin es usted, Andy Hertz?
Andy bebi un gran trago de caf para no responder de inmediato.
Cuntas preguntas son? inquiri, despus de dejar la taza sobre la mesa, Tiene libre
el resto del da?
Ella ri y mir el reloj de pulsera.
No replic. De hecho, tengo que salir corriendo, y lo nico que he tomado para almorzar
ha sido una taza de t. Si me grue el estmago durante la clase, lo culpar a usted.
Y yo aceptar la culpa.
Pero an quiero respuestas dijo ella. Cenamos maana?
No haba pensado en quedarse en Madison. Sin embargo, como estaba nevando haba muchas
probabilidades de que las carreteras fuesen peligrosas de transitar, eso en el caso de que
estuvieran abiertas.
Y no poda negar que disfrutaba hablando con ella. Haba pasado tanto tiempo desde que
haba disfrutado de cualquier cosa que no fuera la ms bsica interaccin humana, por lo general
con un mostrador en medio y un intercambio de dinero en metlico, que aquello era como un regalo
inesperado para l.
Claro asinti. Cenar me parece bien.
Quiere que lo recoja en su hotel? Dnde se aloja?
No lo s, an admiti. Tal vez podramos encontrarnos en su oficina y salir desde all.
A las siete decidi ella, que se puso de pie pero le hizo un gesto para que se quedara
sentado. Qudese, acabe el caf dijo. Tengo que salir a escape. Ha sido agradable
conocerlo, Andy. O quienquiera que sea.
La observ marchar con paso decidido. En un momento dado, ella ech la cabeza atrs para
ofrecer la cara hacia la nieve que caa, y l ri en voz alta.
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Esa noche cena con Felicia. Andy no saba qu sentir al respecto; ella era, desde luego, la relacin
humana ms ntima que haba mantenido desde el comienzo de todo aquel infierno, a pesar de las
circunstancias.
Andy intent trabajar, hizo unas cuantas llamadas telefnicas ms y envi correos electrnicos
a algunas otras personas que haban participado en el tema de la clula inmortal en el foro. Pero
sus pensamientos no dejaban de divagar. Mnica, las nias. Paul y Sally... en especial Sally, la
ltima mujer con la que haba hecho el amor.
No era que esperase que Felicia Reisner cayera en sus brazos. O en su cama. No la echara de
una patada, como deca la cancin, pero, eh, que estaba casada. Tambin era atractiva y tena
xito. Y l pareca un desecho de tienda de segunda mano.
Esa parte poda arreglarse. Se fue al centro comercial Westgate y dedic una parte de su
menguante capital efectivo a comprarse un par de pantalones nuevos y un jersey azul oscuro. Al
probarse el pantaln, se dio cuenta de que sus zapatos estaban en un estado que pareca que los
haba arrastrado tras el coche durante sus peregrinaciones a travs del pas. Se llevara una parte
ms de sus reservas, pero los pantalones quedaran ridculos emparejados con un calzado tan
pattico.
Cuando lleg al despacho de Felicia, llevaba puesto el abrigo que se haba comprado cuando
comenz a hacer fro, con el jersey nuevo debajo. Los pantalones oscuros tenan la raya bien
definida, y se dio cuenta de que, con slo mirarlo, ella sabra que haba ido de compras.
Pero cuando abri la puerta, la atencin de ella estaba fija en la pantalla del ordenador. Ni
siquiera lo mir.
-Lo lamentodijo, pero el horario de oficina ya ha terminado.
Felicia dijo Andy, al tiempo que se tragaba la decepcin. Soy yo, Andy. No tenamos
que ir a cenar?
Ella hizo girar la silla y, cuando lo vio, su cara se alegr de forma evidente.
Ay, Dios, Andy, cunto lo siento! He estado inmersa en esto desde ltimas horas de la tarde
y lo haba olvidado por completo. Se le pusieron las mejillas rojas como un tomate. Dios, eso
hace que parezca una verdadera bruja, verdad? Lo siento. Supongo que me distraigo con
facilidad. La verdad es que lo record cuando sala de casa y le dije a Pearce que no ira a cenar.
Es su esposo?
S. Pearce. Se volvi otra vez hacia la pantalla. Slo un par de minutos, vale?
Andy se recost contra la entrada y observ cmo acababa lo que estaba haciendo. Ese da
llevaba un jersey marrn muy holgado, abolsado a la vez que, de alguna manera, se adhera a su
cuerpo. Unos tejanos azules desteidos enfundaban sus largas piernas, metidas en botas UGG.
Tena la cabeza inclinada hacia la pantalla para leer, y el cabello lacio le caa hacia adelante y
ocultaba la mayor parte de su perfil.
Tard ms de dos minutos, pero no mucho. Felicia se irgui con viveza y cerr el documento
que tena en pantalla para luego apagar el ordenador. Le dirigi a Andy una ancha sonrisa, fue
hasta el armario, y apareci con abrigo y bolso.
-Preparado para salir?
Sabemos adonde vamos? pregunt l. Supongo que tendra que haber preguntado eso
ayer, para poder reservar mesa.
No se preocupe por eso dijo ella, mientras apagaba las luces cenitales. l fue el primero en
salir por la puerta de la oficina, y ella lo sigui y cerr con llave. Conozco un sitio en el que no
nos harn esperar.
Con su presupuesto, Andy haba comido en Dennys muchas veces durante la huida; a menudo
era un respiro que agradeca despus de los locales de comida rpida y, por lo general, resultaban
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fciles de localizar desde las autovas. Pero nunca haba visto a nadie que se deleitara tanto como
Felicia con la carta. Dedic diez minutos a estudiarla, intentando decidir entre desayunos y cenas, y
acab inclinndose por un Grand Slam, que declar que era su favorito para cualquier momento del
da.
No me malinterprete dijo ella, despus de pedir la comida. No es que no me guste
tambin la buena comida. Es slo que a veces tengo estos antojos, y he descubierto que, a
menudo, es buena idea hacer caso de mis antojos.
Yo he aprendido que los mos se cuentan entre mis peores enemigos replic Andy. Pero
puedo ponerlos en su sitio, al parecer.
La camarera le llev a Felicia un vaso de limonada, y llen de caf la taza que Andy tena
delante. Cuando se march, Felicia mir a Andy.
Bueno dijo, con un tono repentinamente serio. Mantena la voz baja, aunque no haba
cerca ninguna mesa ocupada. He estado pensando mucho en sus preguntas, pero antes de
entrar en eso yo tengo unas cuantas que quiero formularle.
Muy justo admiti Andy. Responder a todo lo que pueda.
se sera un buen comienzo dijo Felicia. No lleg a contestarme las grandes preguntas
de ayer. Quin es usted, y por qu est tan obsesionado con los vampiros?
Andy juguete con los cubiertos durante un minuto mientras pensaba en lo que poda
arriesgarse a contarle.
Mi nombre es realmente Andy dijo-, pero ya no estoy en el FBI, porque ellos no queran
que indagara en esto. Y yo no poda dejar de hacerlo.
Por qu no? pregunt ella. No est loco, verdad? Porque si es alguna clase de
luntico, entonces...
Estoy bastante seguro de estar cuerdo por completo -la interrumpi Andy. O al menos
tan cuerdo como cualquiera, en estos tiempos. Y la razn por la que resulta tan importante para m
es que mi mejor amigo se convirti en vampiro y asesin a mi esposa y a mis dos hijas.
La cara morena de Felicia se puso blanca. Alz una mano y se tirone del labio inferior antes
de hablar.
Dios dijo al fin. Lo siento de verdad, Andy. Eso es...
l asinti con la cabeza.
Es bastante insoportable. Y crame, s que parece una absoluta locura. Ser capaz de
demostrarlo algn da, pero por el momento lo nico que puedo hacer es pedirle que confe en m.
-Hasta ahora no me ha dado ninguna razn para no hacerlo.
Intento ser honrado replic Andy. Cuando puedo. Esto es demasiado importante para m
como para mentir al respecto, y realmente espero que usted pueda ayudarme a demostrar la
verdad.
Felicia bebi un poco de limonada mientras la camarera dejaba las ensaladas sobre la mesa.
Cuando la mujer se hubo marchado, continu:
Respecto a eso dijo entonces, creo que puedo hacerlo.
Esa era la noticia que Andy haba estado deseando or, pero en lugar de sentirse emocionado
se encontr con que estaba ansioso. Y si ella le daba esperanzas para nada? Y si tena en
mente algo por completo distinto, o slo quera demostrar que los vampiros no podan existir? En
otra poca, eso habra sido muy bueno para l, pero ahora no.
Muy bien asinti, con voz inexpresiva.
Pienso que conozco la manera de hacer algunos experimentos con las llamadas clulas
inmortales explic ella, con el fin de ver si pueden transmitirse de un cuerpo a otro del modo
que usted ha descrito. No sera una prueba determinante, pero nos hara avanzar en la direccin
correcta.
No era tan convincente como l habra deseado, pero era mejor que nada, decidi.
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Despus de la cena y de tomar pastel de tres chocolates como postre todo lo cual pag Felicia,
l la llev en su coche de vuelta al aparcamiento de la facultad, donde haba dejado su vehculo.
Ambos salieron del coche de Andy y se quedaron de pie en la glida noche; su aliento formaba en
torno a ellos nubes de vapor que luego desaparecan.
l quera que aquel contacto humano, aquella conexin, se estrechara, rodearla con los brazos,
y casi no pudo soportar las sensaciones que su mente imaginaba: el calor del cuerpo de ella, el
relieve de sus curvas contra l, el aroma del perfume ligeramente afrutado que llevaba...
Basta. Concntrate. Recuerda por qu ests aqu, por qu la necesitas.
Y en el fondo de todo, Andy pens que no necesitaba tener intimidad con ella, siempre y
cuando pudiera orla rer de vez en cuando. Ese contacto humano obrara maravillas a favor de su
menguante cordura.
Ahora voy a jugrmela, pero tengo que decirle que haca mucho tiempo que no conoca a una
mujer tan fascinante como usted. Creo que haba metido una parte de m en una caja, y...
No literalmente, espero.
Una caja metafrica aclar l. Cuando todo esto acabe, tal vez ser capaz de volver al
resto de mi vida. Le estoy profundamente agradecido por cualquier cosa que pueda hacer para
ayudarme a acabar con el asunto.
Me halaga. Ella sonri, se inclin y le dio un inesperado beso en una mejilla. No se
preocupe dijo. Llegaremos a la verdad. Andy, cualquiera que sea.
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A Paul no le importaba por qu andaban por las calles, sino slo el hecho de que poda
encontrarlos all.
Como pollos que deambularan por el patio a pesar de que hubiera salido el zorro.
En la oscuridad vea mejor de lo que jams haba visto a la luz del da. La textura del cuero de
los zapatos de un hombre que estaba a treinta metros? Sin problema. El destello de oro de los
molares de una mujer que hablaba por el telfono mvil a seis manzanas de distancia. Los ojos
azul oscuro de un nio que se vislumbraba a lo lejos.
Con la claridad del cristal.
Ms claro an, porque el cristal poda empaarse, enturbiarse.
Paul Norris se senta como un ave rapaz, un halcn que volara en crculos sobre un prado,
enfocando a un conejo de cola blanca o a una ardilla terrestre.
Esa noche segua a una mujer que llevaba un chaquetn marinero negro, gorra de punto roja,
pantalones de esquiar marrones, y botas negras. Haba salido de un bar y avanzaba con paso
vacilante. Por debajo del gorro asomaban mechones rebeldes del color de la paja. Era flaca. Beba
ms de lo que convena a su peso corporal, y por el olor que le llegaba de ella sudor rancio a
cuarenta metros, se form la idea de que tambin tena otros hbitos.
Eso era bueno. Le gustaban los drogatas, los adictos a la anfetamina. Le proporcionaban un
subidn adicional cuando les vaciaba las venas y beba el cctel rojo.
Cuando se encontraba a una docena de pasos por detrs de ella, arrastr los pies para que lo
oyera acercarse. El miedo haca que el corazn latiera con mayor rapidez y la sangre corriera con
ms fuerza por las venas. (Agitado, no revuelto. Ella se volvi y l sonri, con la boca abierta, para
mostrarle todos los dientes como agujas y sacarle la lengua. Al principio ella vacil, se qued
mirndolo, pero cuando l pas ante el escaparate iluminado de una tienda y la luz de nen lo
ba, la mujer reprimi un grito.
Dio media vuelta y comenz a correr.
Perfecto.
Paul dej que le sacara una buena ventaja; si era demasiado fcil, restaba diversin a la
cacera.
Cuando ella estaba a una manzana de distancia, Paul comenz a correr.
Oa cmo los pasos de la mujer resonaban en la calle tranquila, incluso despus de que girara
en una esquina. Aument la velocidad. Al llegar a la esquina aceler de golpe, de modo que si ella
miraba hacia atrs, cosa que supona que hara, l casi parecera volar.
Funcion. Esta vez la mujer grit.
Carg hacia ella al tiempo que inhalaba el olor de su sudor, licor, humo de tabaco rancio, sexo
y, ahora estaba convencido, crack.
Justo como a l le gustaban. Paul an poda beber, pero los aguados fluidos de los brebajes
alcohlicos le saban amargos y no servan para nada. Prefera con mucho beber de esta manera,
de segunda mano, pero mucho ms placentera.
La persecucin comenzaba a aburrirlo. La mujer corra ante l, pero era torpe y lenta. Decidi
poner punto final y le dio alcance con seis largas zancadas. Empez a chillar otra vez. l cort sus
gritos en seco asestndole un puetazo en la parte posterior de la cabeza y estrellndola contra
una pared. Antes de que pudiera recobrarse siquiera, le enred los dedos en el pelo y le ech
bruscamente la cabeza atrs para dejar expuesta la garganta.
A la mujer se le llenaron los ojos de lgrimas, que resbalaron por las sucias mejillas.
Paul Norris sonri. Pas sus uas duras como el hueso y afiladas como estiletes por la carne
tierna. Se inclin hacia adelante, con la boca abierta, para recibir su recompensa.
Un movimiento atrajo su mirada mientras beba, y al alzar la mirada vio a Clea que lo
observaba, con los brazos cruzados por debajo de los pechos, con una sonrisa malevolente en los
labios. l apart la cara y presion la herida con una mano para cortar el flujo de sangre.
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estadounidenses. l no poda sumergirse por completo en el espritu del da; haba demasiadas
cosas que l saba y ellos no sobre la comunidad de la inteligencia estadounidense y el modo en
que funcionaba, cmo las administraciones utilizaban lo que les proporcionaban los espas, y, por
supuesto, el hecho de que haba autnticos monstruos deambulando por el territorio de los
hombres libres, el hogar de los valientes.
Pero lo intent, y muy de vez en cuando, durante unos pocos momentos mirando las
explosiones de color en el cielo negro, escuchando la risa sincera de sus vecinos, u observando a
un vaquero que recoga el sombrero del suelo, le sacuda el polvo, y lo agitaba hacia la multitud
vociferante, lo consigui.
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ya haban regresado a sus hoteles. Se vean hombres recostados contra edificios con bolsas de
papel camuflando las botellas que llevaban en su interior. Un par de putas giraron en la esquina,
exhibieron su mercanca ante el trfico que pasaba, y luego se apresuraron a esfumarse en cuanto
apareci a la vista un coche de polica. Cuando hubo pasado de largo, un tipo con camiseta sin
mangas y pantaln corto holgado con los calzoncillos asomando por encima de la cintura le silb y
se agarr la entrepierna.
Carol se detuvo, retrocedi hasta donde estaba el tipo, y le apart la mano. Se inclin para
masajearle los genitales e inhalar el aliento alcohlico del hombre. Cuando l abri la boca y
empez a jadear, a la vez que se pona duro debajo del pantaln, ella se ri en su cara y lo solt.
Con un contoneo adicional de las caderas, se alej.
La seguira? Sacara una pistola y le disparara? La maldecira por haber nacido?
Cualquiera de esas cosas sera aceptable; otro combate contra la oscuridad.
Una manera de que le recordaran que an estaba viva.
Se volvi a mirar al tipo, que an la miraba con ojos colricos, cuando baj del bordillo al llegar
a la esquina. Una rfaga de aire, un bocinazo, y luego un impacto que ni siquiera sinti hasta que
estuvo volando, girando, y se estrell contra el pavimento.
Todo se disoci de todo lo dems. Voces que gritaban, clxones y sirenas ensordecedoras,
pero ninguna de esas cosas tena una fuente obvia que ella pudiera determinar. El aliento
alcohlico del tipo calentorro volvi a inundarle la nariz, pero rostros diferentes entraban y salan de
su campo visual, y ninguno se pareca al de l. Tena fro a pesar de ser una noche clida y
bochornosa de Nueva York. Antes haba estado sudando, pero ahora era el pelo lo que tena
mojado, supona que de sangre, pero cuando intent levantar una mano para palparse la cabeza
con los dedos, su brazo se neg a moverse. Saba que estaba tendida de espaldas en la calle, pero
no senta la superficie spera del asfalto, ni el calor del da que radiaba la superficie negra.
Se cerr de golpe la puerta de un taxi. Son como un trueno. Se acerc a ella un tipo a grandes
zancadas, con la camisa abierta sobre una camiseta gris manchada de sudor, el pelo largo y sujeto
detrs de la cabeza con algo, tal vez una banda elstica. Detalles extraos se hicieron evidentes en
su conciencia: un diente de oro en la parte frontal de la boca que destell a la luz de los faros del
coche cuando se inclin sobre ella, una cicatriz que tena debajo del ojo izquierdo, el modo en que
sorba por la nariz mientras maldeca una y otra vez.
Ella ri, o pens que lo haca, porque ya no poda or su propia voz. Incluso la voz del taxista se
haba fundido con el estruendo general, como cuando se llevaba al odo una caracola marina
cuando era una nia. El tipo pareci confundido, as que ella pens que tal vez se haba redo de
verdad.
Ni siquiera eres un vampiro dijo ella para intentar explicarse. Ni siquiera eres un jodido
no muerto. Slo un tipo corriente.
El taxista dijo algo ms, pero ella no pudo orlo.
Descubri que no le importaba.
Sucedan muchas cosas de sas.
En la calle de la ciudad que ella haba amado, Carol Hino observ cmo se apagaban todas las
luces de Manhattan, una a una, dejndola envuelta en la exquisita, pura negrura que ella haba
estado buscando desde el principio.
A Dan Bradstreet nunca le haba gustado realmente Nueva York.
Comparada con Los ngeles, era fsicamente intimidante. Los edificios se elevaban en lugar de
extenderse, las calles daban la impresin de ser estrechas, agobiantes. El trfico era demencial. En
una autova de Los ngeles poda formarse un atasco que durara horas, pero al menos uno saba
dnde estaban las calles. Dan nunca haba conducido por Nueva York, y nunca lo hara. Los
coches, en especial los taxis, pasaban disparados de un carril al siguiente sin previo aviso ni razn
aparente. La ciudad era sucia y ola mal, y la gente siempre pareca tener prisa por llegar a alguna
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parte.
Prefera mantenerse completamente alejado de esa ciudad, y cuando estaba en ella prefera ir
en limusina o en coche de alquiler en lugar de moverse en taxi. El metro era siempre su ltimo
recurso.
Pero ahora iba en taxi, desde el centro a Battery. Eran ms de las diez de la noche, pero las
calles an estaban abarrotadas. La ciudad haba estado sufriendo una ola de calor y el aire
permaneca hmedo durante toda la noche. La gente que vea a travs de las ventanillas llevaba
tan poca ropa como poda sin transgredir la ley, y a veces menos.
Dan hizo muchos aspavientos para poder leer el permiso del taxista, colocado en el cristal que
separaba la parte delantera de la posterior. El tipo tena el pelo largo, castao, recogido en una
coleta, barba desaseada y dientes en malas condiciones. Su nombre, segn el permiso, era Shane
Amthorp. Tras examinar de nuevo el permiso, Dan se reclin en el asiento.
No lo he visto en los peridicos? pregunt.
Es probable que s respondi Shane. Si lee el Post.
Y quin no? Cmo lo llamaban? Algo raro.
El taxi vampiro dijo Shane con una risa.
Por qu? pregunt Dan. Saba la respuesta de la pregunta antes de formularla, o al
menos la respuesta que esperaba or. Shane Amthorp no lo decepcion.
Atropell a esa mujer explic. No estaba muy bien de la cabeza, supongo, porque baj
del bordillo justo delante de mi taxi cuando estaba girando en la esquina. Quiero decir, justo
delante... No haba manera de que pudiera esquivarla. Todos los testigos estuvieron de acuerdo en
eso, y los polis ni siquiera me acusaron.
Vaya, tiene que haberse llevado un buen susto dijo Dan. Disfrutaba bastante hacindose el
inocente de ojos desorbitados.
S dijo Shane. Mir a Dan a los ojos a travs del retrovisor, y luego volvi la vista hacia
adelante durante el tiempo suficiente para pasar como una flecha por el estrecho espacio que
quedaba entre una furgoneta de reparto y otro taxi. Ese tipo de cosas pasan a veces. Forman
parte del juego. Me siento mal por eso, sabe? La mujer estaba viva, luego choc contra mi taxi, y
a continuacin estaba muerta. No es algo que me tome a la ligera, quiero decir. Mierda, tuve
pesadillas tres noches seguidas. Pero tampoco me culpo.
Dej de hablar para concentrar la atencin en conducir durante un minuto. Dan no lograba
dilucidar cmo haca para controlar una bestia de dos toneladas a travs de lo que parecan calles
letales mientras pareca dejar vagar la mente. Estaba convencido de que si l estuviera ante el
volante, lo aferrara durante todo el trayecto con tanta fuerza que se le pondran los nudillos
blancos, y estara demasiado aterrado como para pronunciar una sola palabra.
Pero y eso del nombre? pregunt Dan, cuando Shane se hubo relajado un poco.
Cmo pudo convertirlo el accidente en un vampiro?
La mujer no muri de inmediato replic Shane. Yo sal del taxi y fui a ver cmo estaba, y
ella me mir con los ojos un poco enturbiados y dijo algo de que yo era un vampiro. Un grupo de
gente se haba reunido alrededor de ella, y una de esas personas se lo cont a la periodista cuando
apareci en busca de un artculo. Ver, yo hago el turno de noche y duermo durante el da, as que
la reportera pens que lo del vampiro era algo que poda aprovechar. Eso es todo lo que hay.
Quiero decir que yo no me bebo la sangre de nadie, ni nada parecido.
Dan estudi con atencin al tipo a travs del espejo. Tena dientes normales, uno de oro en la
parte frontal y el resto torcidos y amarillentos, pero no eran propios de un vampiro. Las manos que
sujetaban el volante estaban encostradas y sucias, pero no tenan garras. Bien, entonces. A ste
no tendr que matarlo.
Una parte tan grande de su vida laboral giraba en torno a silenciar a personas que haban
averiguado demasiado sobre los no muertos, que se sinti aliviado al encontrar a alguien que era
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un verdadero ignorante del asunto; no tena ni idea acerca de los vampiros, y al parecer estaba
contento de continuar as. Dan le formul otro par de preguntas de sondeo, slo para asegurarse,
pero prcticamente ya lo haba decidido.
Lo cual significaba que tena que regresar a Los ngeles una bendicin, despus de aquel
nido de ratas que era Nueva York y concentrarse una vez ms en intentar encontrar a Andy
Gray.
Haba tres empleados de la Agencia en el Centro del Crimen de Clarkburg, West Virginia, que
estaban dedicados casi a tiempo completo a ver si encontraban algn signo de l, rastreando
tarjetas de crdito y cuentas bancarias, comprobando si apareca alguna huella dactilar suya en
alguna parte, buscando cualquier indicio de un nombre que pudiera ser un alias de Andy.
Hasta ese momento, nada. El tipo se las haba apaado para desaparecer del planeta. Era
probable que estuviera muerto, razonaba Dan, vctima de uno de los vampiros a los que persegua.
Tal vez del propio Paul Norris. En caso contrario, ya habra aparecido algn rastro de l.
Si quiere hablar de vampiros dijo Shane, eche una mirada a esos gilipollas de
Washington. Alimentaron a toda la administracin con la sangre de tres mil neoyorquinos muertos.
Mi hermana estaba en las Torres Gemelas, y todava no hemos recibido toda la pasta que se nos
prometi. Nos mintieron acerca de la calidad del aire y disfrazaron los ndices de aprobacin. Y
luego continuaron alimentndose de la sangre de los soldados estadounidenses y de sabe Dios
cuntos iraques inocentes. Si quiere que le diga la verdad, yo pienso que son sos los autnticos
vampiros.
Un taxista con opiniones propias. Qu inesperadamente encantador.
Tal vez debera matar al tipo, despus de todo, slo por una cuestin de principios.
Devolvi sus pensamientos a la desaparicin de Andy Gray. Sin tener un cuerpo, sin
confirmacin, Dan tena que seguir buscando. Como hacan los tteres de West Virginia. En algn
momento le daran luz verde para que cerrara el expediente, pero an no se haba llegado a ese
punto.
Le daba igual. Mientras siguiera cobrando sus cheques hara lo que le ordenaran. Cualquier
cosa que no fuera trabajar en un grasiento y sucio restaurante de comida rpida.
O conducir un coche, ya que estamos.
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Steve Niles & Jeff Mariotte 30 Das de Noche 1
Eben y yo hicimos todo lo posible por encontrar supervivientes y mantenerlos a salvo. Esconderse
era la opcin ms segura. La comida se haba convertido en un problema tan grande como los
asesinos que controlaban las calles de Barrow. Eben y yo trabajbamos como un equipo,
arrastrndonos por debajo de las casas.
Cuando Eben encontr un alijo de alimentos enlatados intactos en un almacn situado detrs
del bar de Sam Ikos, no nos qued otra alternativa que aventurarnos al exterior otra vez. Los
vampiros volvan a estar activos despus de lo que consideramos como un perodo de descanso;
los oamos moverse durante las veinticuatro horas, registrando las casas en busca de
supervivientes. A veces no oamos nada, cosa que agradecamos, pero con demasiada frecuencia
los sonidos de registro de los vampiros eran seguidos por los alaridos de personas que sabamos
que imploraban por su vida.
Pero cada vez que salamos a la fra noche, aprendamos un poco ms sobre su
comportamiento, sus tendencias, y esperbamos que algn da descubriramos una debilidad. Las
primeras veces que nos aventuramos al exterior variamos nuestra ruta, y descubrimos que los
vampiros no cambiaban el recorrido de sus patrullas. Con independencia de las variaciones que
introdujramos nosotros, ellos no se adaptaban, cosa que Eben interpret como que eran criaturas
de costumbres y tendan a recorrer el mismo terreno una y otra vez, del cual se desviaban slo por
una nueva vctima.
Eben coment que tal vez eso de que el asesino regresa a la escena del crimen se origin en la
leyenda de los vampiros. Yo le dije, sin rodeos, que no pensaba que fuese as.
El tiempo que pasbamos merodeando por las calles de Barrow pona a prueba nuestra
paciencia y nuestros nervios. Avanzar. Detenerse. Mirar. Escuchar. Repetir.
Tuvimos varios sustos con los vampiros, pero en esos casos reunimos todos nuestros
conocimientos relacionados con lo que sabamos de ellos por las pelculas.
Nada funcionaba. Balas, cuchillos, estacas de madera. Yo incluso llegu a hacer una cruz con
dos trozos de madera, y aquel maldito monstruo slo se ri.
Es esto una puta broma? dijo, mientras iba a por m.
Eben le dispar una bala en un hombro para enlentecerlo.
Pronto nos dimos cuenta de que el fro extremo pareca afectar a su sentido del olfato. Entre
todo lo que estaba pasando, esto pareca ser la nica ventaja que tenamos. Eso y, si vivamos
durante el tiempo suficiente, ver qu suceda cuando por fin el sol saliera dentro de unas semanas.
Por s solo, eso explicaba a la perfeccin por qu estaban all; fueron a por nosotros
aprovechando el mes de oscuridad propio de la zona, que creaba literalmente un paraso vamprico
sobre la faz de la tierra.
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Steve Niles & Jeff Mariotte 30 Das de Noche 1
Slo puedo suponer lo que sucedi por lo que pudimos conjeturar a partir de lo que vimos y
escuchamos a hurtadillas desde nuestros escondrijos. Despus de tantos das de ocupacin, Eben
y yo habamos convertido nuestras rutas de gateo en una ciencia, y nos desplazbamos con
relativa comodidad sin que los buscadores de sangre nos pudieran detectar.
Desde el stano presenciamos la llegada de ese nuevo invasor extrao, tambin calvo, pero
con orejas desfiguradas, casi puntiagudas, y una piel blanca que brillaba como porcelana. Iba
vestido con un hermoso traje y un abrigo rojo forrado de seda. Cuando entr en la ciudad a grandes
zancadas, pasando ante las ruinas salpicadas de sangre del bar de Ikos, llevaba dos mujeres del
brazo, como una especie de dignatario no muerto que estuviera de visita, y por la reaccin de los
otros tanto si estaban alimentndose como en medio de una matanza, quedaban inmviles en su
presencia nos dimos cuenta de que aquella percepcin no era tan descabellada como poda
parecer.
Iban hablando, y resultaba evidente, sin necesidad de or lo que estaban diciendo, que se
trataba de vampiros de pocas o creencias diferentes. Eben y yo permitimos que nos dominara la
curiosidad, y gateamos para acercarnos ms a los vampiros que estaban reunidos cerca del centro
de la ciudad, entre cuerpos y nieve manchada de sangre.
Confirmando nuestras sospechas, el ataque contra Barrow pareca haber sido dea del vampiro
calvo ms joven. Le hablaba con deferencia al de ms edad, comentando su propio ingenio por
haber descubierto Barrow y sus treinta das de noche, y el maravilloso foco de alimentacin que era
para los de su especie. Vocifer que los humanos eran ganado y comida para los inmortales, y que
tendran que ser los humanos quienes se ocultaran en las sombras, no ellos.
El vampiro de ms edad guard silencio al principio... y luego, de repente, estall, enfurecido.
Jodido idiota arrogante!!
El vampiro ms joven recibi un golpe tan fuerte que al principio pens que el otro le haba
arrancado la cabeza, pero segua vivo, de rodillas, sangrando como una fuente por la boca y la
nariz.
Recuerdo haber mirado entonces a Eben y verle una expresin que no le haba visto en mucho
tiempo. Casi pareca de esperanza.
Hostia puta! Has visto eso? susurr yo.
Eben se limit a asentir con la cabeza, pero no poda apartar los ojos de lo que suceda en la
calle.
S... s que lo he visto dijo.
Mi instinto estaba en lo cierto; el vampiro ms joven era un violento asesino arrogante que
senta poco respeto por lo que dijera o pensara el veterano recin llegado. Los dems parecieron
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Steve Niles & Jeff Mariotte 30 Das de Noche 1
dividirse. Algunos se alejaron de ellos. Otros huyeron del escenario sin ms.
Y entonces o la discusin a travs del constante siseo del fuerte viento glido.
El de ms edad estaba airado no por la matanza los humanos eran comida y eso era
completamente aceptable, sino porque atacar una ciudad entera de un modo que probablemente
atraera la atencin era una locura. El veterano repiti varias veces que el instrumento ms
importante con que contaban era que los humanos no creyeran realmente en su existencia, y las
masacres como sa podan despertar sospechas innecesarias.
Se ergua ante el vampiro ms joven, mientras lo increpaba.
Tena la esperanza de llegar a tiempo para impedrtelo. Al mirar a mi alrededor me doy
cuenta de que he llegado demasiado tarde... El dao ya est hecho.
El vampiro ms joven pareca confundido.
El recin llegado estaba realmente furioso. Hablaba una y otra vez sobre los centenares, miles
de siglos que eran necesarios para convertirse en un mito que formara parte de la cultura de la
humanidad. Hacer que los humanos ya no crean que existimos, deca. Pero en ese momento,
todo estaba en peligro, dado que el ataque contra Barrow resultara sospechoso si corra la voz.
La sospecha y el miedo son las semillas de nuestra extincin... Volvern a perseguirnos!
despotricaba.
Escuch cada palabra. Captaba el miedo que haba en la voz del vampiro. Pienso que en aquel
momento no habra podido hacer nada con esa informacin, dado que estaba por completo
concentrada en sobrevivir, pero archiv aquello en el fondo de la memoria.
No slo se les poda matar, sino que tambin eran capaces de tener miedo.
Pero adems, fue cuando escuchamos discutir a los vampiros que nos dimos cuenta de lo poco
que significbamos para ellos. No ramos ms que comida. Y ahora, a consecuencia de las
muertes de casi todas las personas a las que conoca y quera, comprend a qu se refera el jefe
de los vampiros... El poder ms grande que tienen los vampiros es que nadie cree en ellos.
El vampiro joven se puso de pie.
Quin... te... crees... que... eres?! farfull, escupiendo y temblando de furia, al tiempo que
se lanzaba contra el de ms edad. Te matar! Te...!
Eben y yo no estbamos preparados para lo que vino a continuacin.
El de ms edad agarr al ms joven por el cuello.
T no hars nada dijo. Slo morirs.
Dicho esto, sujet al otro por los hombros y lo desgarr completamente en dos... con las manos
desnudas. El cuerpo se rasg como carne cocida; un lado se llev la caja torcica, mientras que el
otro se qued con carne y huesos arrancados de las articulaciones.
La cabeza del joven invasor rod, an viva, por la nieve, hacia donde Eben y yo nos
ocultbamos bajo la casa, acurrucados detrs de los ventisqueros empapados de sangre.
La cabeza miraba con furia al vampiro de ms edad, an farfullando de furia, casi como si
negara lo que acababa de sucederle al resto de su cuerpo.
Matar... ffff... matar... -...
De repente me sent insegura, como si fueran a descubrirnos. Aquel vampiro ms viejo pareca
poseer una fuerza que eclipsaba a los otros y yo tema que pudiera olfatearnos a pesar del fro y de
la nieve que no paraba de caer.
Tirone de Eben, que pareca absorto en la escena.
Eben, deberamos marcharnos susurr.
Eben me mir con ojos inexpresivos, y entonces, como atrados por el movimiento, ambos nos
volvimos a mirar en el momento en que el vampiro de ms edad bajaba los ojos hacia la cabeza del
vampiro ms joven, que ahora siseaba amenazas vacuas desde la nieve. Entonces, el ms viejo la
pis con fuerza, para aplastarlo y aniquilarlo para siempre jams.
Yde este modo muri el cabecilla de la masacre de Barrow.
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En la oficina, Felicia hizo sentar a Andy y le ense tablas, grficos y ecuaciones, nada de lo cual
tena sentido para l. Estaba completamente exhausto por el largo viaje en coche, cargado de
cafena y de pastillas para mantenerse despierto compradas en las paradas de camiones, adems
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Podemos demostrarlo, Andy. Tiene que haber una manera de conseguir tejido de vampiro.
Una vez que tengamos eso, el resto ser fcil.
Fcil?
Descorazonado, Andy se registr en un motel diferente de los otros en los que haba estado
durante sus visitas a Madison. Lo nico que necesitamos es una muestra. Jess! Eso es como
decir que yo sera rico con que tuviera slo un milln de pavos.
Encendi el televisor y sintoniz algn programa diario de entrevistas, se dej caer en la cama
y se qued dormido.
Cuando despert era tarde, pasadas las once. Al mirarse en el espejo pens que tena aspecto
de muerto: plido, demacrado, sin afeitar, con el pelo enredado por el largo viaje y la larga siesta.
Necesitaba una ducha, pero tena demasiada hambre. Se quit la ropa con la que haba dormido,
se puso prendas limpias, y se encamin hacia el coche. Dado que nunca se haba alojado en aquel
motel no saba cmo era el vecindario, qu clase de comida podra encontrar. Pero necesitaba
comer algo.
A dos manzanas del motel, de repente, se le ocurri la respuesta.
Los peatones circulaban arriba y abajo por la manzana, entrando y saliendo de los crculos de luz
que proyectaban las farolas. Los coches ralentizaban, daban vueltas, a veces se detenan. Tras
unas pocas palabras intercambiadas en el bordillo, las rameras suban voluntariamente a los
vehculos de desconocidos con los que luego se alejaban.
Con frecuencia, las prostitutas eran las vctimas favoritas de los asesinos en serie. Eran las
mujeres olvidadas de la sociedad, sin familia ni amigos; y las fuerzas del orden no les hacan
ningn caso a menos que las detuvieran en algn tipo de redada. Cuando desaparecan, nadie se
enteraba salvo sus compaeras de la calle. Y ellas eran reacias a presentar una denuncia en la
polica porque eso significara revelar lo que haban estado haciendo en las calles. De todos
modos, los polis no eran demasiado propensos a escucharlas.
Andy necesitaba un vampiro. Los vampiros cazaban de noche.
Cuando uno quera cazar a un cazador, necesitaba un cebo.
Oh, Dios... en qu estoy pensando?
Andy continu andando unas cuantas manzanas, encontr un sitio de comida rpida, le estuvo
dando vueltas una vez ms, y luego volvi. Se qued sentado dentro del coche, que haba
aparcado a la sombra de unos rboles de ramas bajas, y comi observando el ballet de las
rameras. Cuando se detena un coche, se acercaban contonendose a la ventanilla del lado del
acompaante. Tras una rpida conversacin, se deslizaban dentro del vehculo o daban media
vuelta y regresaban a la acera. Cuando pasaba un coche patrulla, se fundan con las sombras, para
volver a salir en cuanto haba desaparecido.
El propio Andy estuvo a punto de arrancar media docena de veces.
Una locura. Esto no es ms que una locura.
Pero en el fondo saba que poda ser un disparate lo bastante grande como para dar resultado.
Pasadas un par de horas, apareci un hombre en la acera. En afroamericano, alto y bien
vestido, con un traje que se le ajustaba como si fuera hecho a medida. Perilla pulcra, pelo muy
corto. No se pareca a la idea que
Andy tena del estereotipo de chulo. En cuanto gir en la esquina, cuatro de las mujeres fueron
hacia l. l ri con ellas y las toc de modo afectuoso. Andy apenas pudo ver el intercambio de
dinero, pero en un momento dado cada una de las mujeres le entreg algo. Fajos de billetes,
supuso Andy. Desaparecieron en un bolsillo del traje sin estropearle la lnea.
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Adelante, la que quiera, si tiene el dinero replic. No necesita una pipa para eso.
Andy neg con la cabeza.
No me entiende. No estoy hablando de un prstamo temporal aclar. Las necesito
durante bastante tiempo. Tal vez incluso para siempre.
Ah, vaya. Sabe su jefe que est usted amenazando mi medio de vida? pregunt el
hombre.
No me importa cules continu Andy sin hacerle caso. Deme las dos que menos ganen.
No tienen por qu ser bellezas, y cuanto peores sean, mejor, probablemente.
El chulo se atrevi a llevarse una mano al mentn y se rasc la perilla.
Si va a hacerme la competencia, va a necesitar mercanca de primera. A qu est jugando,
hermano?
No es ninguno de tus jodidos asuntos replic Andy. Las mantendr fuera de tu territorio,
alejadas de las otras. Lo que quiero es que no hagas preguntas. Slo acepta que esto es lo que
hay, y olvdate de ello. Puedo ponerte las cosas muy mal de verdad, si quiero. Sopes la
escopeta a modo de recordatorio. Y soy el que tiene esto.
Esta vez.
Mira, no quiero ser un gran problema para ti, pero lo ser si me tocas los cojones.
Simplemente dame lo que quiero y me marchar.
El tipo mantena la mirada fija en Andy, como si pudiera leer algo en l.
Usted me pone nervioso dijo al fin. No acabo de saber de qu va y, por lo general, soy
bueno en eso. Me flipa.
No quiero echar un polvo. Slo dos seoras que, en cualquier caso, ests pensando dejar
marchar.
Bueno, es que se es el caso. Soy leal con mis seoras, y ellas son leales conmigo.
Andy intent no dejarse dominar por la frustracin.
Estoy seguro de que te aprecian dijo, mientras tensaba el dedo sobre el gatillo. Pero esto
no es una negociacin. Si t mueres, sern todas mas, verdad?
Vale, vale dijo el tipo, levantando las manos. No se altere, quiere? Tengo un par que
puede llevarse, si significa tanto para usted. Puede llevarse a ngel y a Graja. Me ahorrar las
molestias de... retirarlas. Le ense a Andy una boca llena de dientes blancos.
No eran dientes de chupasangre, pero, de todos modos, eran los de un depredador.
sos no son sus nombres reales, no?
Averiguar sus nombres reales cuando las conozca respondi el tipo. Es necesario que
las conozca para que pueda pagarles la fianza cuando las detengan. Ya sabe cmo funciona este
negocio, verdad?
No parece muy complicado.
El tipo ri.
En ese caso, supongo que me saqu el mster en administracin de empresas para nada.
Cundo podr conocerlas? pregunt Andy. No tengo toda la noche.
La verdad es que es usted un pequeo bastardo impaciente dijo el chulo mientras haca un
gesto hacia el telfono que estaba sobre una mesita situada en el rincn. En contraste con la
apariencia exterior de la casa, el interior era decente, si bien no especialmente pulcro.
Si promete no dispararme, las llamar.
Adelante dijo Andy. Sin dejar de apuntar al chulo con la escopeta, tom asiento en un sof
viejo forrado de tela y se dispuso a esperar.
Que Dios me perdone por lo que estoy a punto de hacer, pens Andy.
De algn modo, no pensaba que sus plegarias pudieran bastar. En cualquier caso, en los
ltimos tiempos no lo haban ayudado mucho.
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Felicia, yo...
Lo siento, eso no es negociable, Andy, si quieres que contine a bordo.
l record que le haba dicho casi lo mismo al chulo la noche anterior. Entonces, l lo haba
dicho en serio, y pareca que, ahora, ella tambin.
De acuerdo dijo l. Te llevar a verlas esta noche, y te las presentar.
Felicia asinti con la cabeza, aunque su expresin continuaba siendo de preocupacin.
No estaba tomndose bien aquello.
Era una idea increblemente estpida, un intento desesperado de los mil demonios. Cualquiera
que la aceptara de manera voluntaria tena que ser una especie de luntico peligroso.
Cosa que, indudablemente, lo defina a l.
30 das de noche?
Yo s que es verdad, y quiero unirme a la diversin.
Aadi la interseccin escogida. Us la Visa que estaba a nombre de Andy Hertz para publicar
el anuncio en los principales peridicos del pas. Estaba seguro de que la mayora de la gente no
tendra ni idea de qu significaba.
Pero los vampiros lo sabran.
Dan Bradstreet vio el anuncio en Los Angeles Times, el cual le haban enviado mediante un correo
electrnico encriptado desde Clarksburg. No haba nada en absoluto que indicara que Andy Gray
tena algo que ver con l.
Pero Dan se mordi el labio inferior mientras lea aquella nica lnea una y otra vez.
Un mensaje simple y una esquina de Wisconsin. Poda ser de prcticamente cualquiera.
Pero no podan negarse las conexiones obvias, 30 das de noche era el ttulo del libro de Stella
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Olemaun sobre la experiencia que haba vivido en Barrow. El compaero de Andy, Paul, haba sido
transformado cuando ambos investigaban a Olemaun. En s mismo, eso no era una prueba, pero
bast para poner a Dan en alerta. Andy Gray haba desaparecido del planeta haca ms de un ao,
y aunque aquello no fuera nada del otro mundo como pista, era mejor que cualquier otra que
hubiese llegado a sus manos.
Llevaba en el maletero del coche una bolsa de viaje con mudas de ropa y un neceser para
poder marcharse de la ciudad en cuestin de un momento. Descolg el telfono para reservar un
billete en el siguiente vuelo a Madison.
Dan Bradstreet estaba sentado dentro de la furgoneta, con los muchachos de la unidad de
intervencin especial y el propio equipo de asalto de la Agencia. Una segunda furgoneta, con una
tripulacin mixta similar, estaba aparcada una esquina ms all. El edificio se encontraba al otro
lado de la calle y un poco ms abajo de la manzana. Haba luces encendidas en algunas viviendas,
las otras permanecan a oscuras.
Ninguno de ellos crea que Andy Gray estuviera en casa.
Su gente haba estado ocupada en peinar la zona de los alrededores de la interseccin
mencionada en el anuncio del peridico. Haban enseado fotografas de Andy, retratos de los
archivos la Agencia y otros manipulados por ordenador para obtener como resultado a Andy con
barba, con el pelo largo, con bigote, por todo el vecindario. Al final, alguien lo haba reconocido y
les haba sealado aquel lugar.
Dan no haba podido confirmar que Andy estuviera dentro, pero aunque no fuera as, podra
haber alguna manera de determinar dnde estaba.
Dan no perda de vista un monitor que mostraba una imagen de la fachada del edificio en
blanco y negro. Los polis de Madison se haban ocupado de desalojar los edificios circundantes,
por si la cosa sala mal. Haca un par de minutos haba recibido de ellos una transmisin que
confirmaba que estaba todo despejado. A partir de aquel momento vigilaron el edificio para
asegurarse de que nadie ms entrara ni saliera.
Acabemos con esto dijo, al ver que continuaba sin haber actividad.
Se puso un casco Kevlar. Ya llevaba un chaleco Kevlar debajo de la cazadora azul tradicional
que luca estampadas en la espalda las siglas FBI en letras amarillas lo bastante grandes como
para que pudieran ser cuatro granadas aturdidoras sujetas al cinturn. Otros miembros del equipo
de intervencin especial iran equipados con fusiles de asalto HK G36 de 5.56 milmetros, mientras
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que los francotiradores haban ocupado posiciones en los tejados cercanos y apuntaban a la puerta
y las ventanas de la vivienda de Andy con fusiles Remington 700. Todos estaban en contacto a
travs de micrfonos Motorola de garganta.
El hijo de puta saldra esposado, o con los pies por delante.
A una orden suya, los dos equipos tcticos salieron en pleno de las furgonetas y se dirigieron
hacia el objetivo. Dan se alegraba de que aquella larga cacera acabara dentro de poco; estaba un
poco ansioso, como siempre, por lo que aguardara detrs de la puerta, pero el golpeteo de las
botas sobre el pavimento, el fcil y eficiente movimiento de los hombres y mujeres bien entrenados
y disciplinados, le servira de consuelo.
Para eso haban ido all.
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Al salir del motel y llegar al coche, Andy descubri que se haba dejado dentro el telfono. Mir si
haba mensajes, por si acaso. Nada.
Aun as, debera pasar en coche por la esquina para ver qu tal les iban las cosas a las chicas.
Le temblaban las rodillas y tena la boca seca. Estaba prcticamente exhausto. Se alegraba de que
an fuera de noche, contento porque nadie podra verle la cara.
Pero al pasar por la esquina vio que ninguna de las dos mujeres estaba de guardia.
Probablemente se han marchado con algn cliente pens. Maldicin.
Sin embargo, cada vez que pasaba por all y no las vea, no poda evitar preocuparse. Y si les
hubiera sucedido algo? Y si alguien, vampiro o no, haba atacado a una de las mujeres y ella no
haba tenido oportunidad de llamarlo? O si haba llamado pero l, de algn modo, no se haba
dado cuenta?
Dio una vuelta ms a la manzana y luego condujo hasta el apartamento que compartan las
mujeres. Tal vez la que no estaba en la calle haba tenido noticias de la otra.
Haba luces encendidas dentro, cosa que calm un poco sus miedos. Despus de aparcar,
subi corriendo y llam con los nudillos.
La puerta, que slo estaba entornada, se abri.
Del interior le lleg el empalagoso hedor de la sangre, de la muerte.
Orina, heces y carne cruda.
Andy inspir una bocanada de aire fresco, desenfund el arma y entr. Cerr la puerta de una
patada tras de s.
ngel y Graja estaban all.
Ambas muertas.
El salvajismo le revolvi el estmago.
ngel haba sido, en otros tiempos, una afroamericana guapa, de nariz respingona y sonrisa
cordial. Cuando Andy la conoci, tuvo que mirar muy por debajo de los estragos causados por la
enfermedad, las drogas y la vida dura para ver esas cosas, pero an seguan presentes para el
observador cuidadoso.
Ahora, su cara era irreconocible como algo perteneciente a un ser humano.
Pareca que la hubieran estado golpeando con un mazo para ablandar carne. Tena el rostro
reducido a pulpa, y la carne arrancada a tiras dejaban a la vista los huesos machacados. La
encontr tendida en el suelo de la sala de estar, delante de una mesa baja de madera, sobre un
charco de sangre que empapaba la alfombra debajo de su cuerpo, por el que se movan gordas
moscas saciadas. Debajo de una de las piernas, que estaba retorcida en una posicin antinatural
en torno a ella y que sin duda tena los huesos destrozados, descubri una pata de silla partida que
tena pegados trocitos de piel, msculo, hueso y pelo; tena que ser con eso que la haban
golpeado.
Aturdido, Andy continu hacia el dormitorio que permaneca a oscuras, rezando para que Graja
estuviera en las calles, en alguna parte, o con un cliente. Antes de llegar siquiera a la puerta, supo
que no era as.
El hedor que le lleg de all dentro era tan terrible como el del saln.
Cuando encendi las luces, supo por qu.
Graja era una asitica americana con el pelo negro como el ave de su nombre. Tena la piel
clara y un cuerpo menudo, de cintura estrecha, pechos muy pequeos, y piernas esplndidas que
ella sola lucir con minifalda.
Ya no lucira nada nunca ms.
Su cuerpo estaba acurrucado junto a la cama, con un gran charco de sangre en torno al cuello.
Pero su cabeza estaba sobre la almohada y miraba hacia la puerta con ojos desorbitados.
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En la pared, detrs de la cabeza, acusatoria, escrita en sangre, estaba la locura de Andy puesta
al desnudo:
Dan Bradstreet se encontraba de pie en medio de la habitacin del motel, y giraba sobre s mismo
para abarcar la totalidad en un barrido, porque el visor antibalas y el borde del casco le impedan la
visin perifrica.
Andy Gray no estaba all. Pero haba estado, y daba la impresin de
que regresara. Su ropa an estaba colgada en el armario, y la maleta, vaca, descansaba en el
fondo. Neceser y productor de higiene personal en el bao, efectos personales sobre la cmoda y
la mesita de noche. El recepcionista haba dicho que haca ms de una semana que tena alquilada
la habitacin, y que haba pagado por adelantado hasta fin de noviembre.
Dan no poda negar su decepcin. Haba querido que Andy estuviera all en ese preciso
momento, y acabar con el asunto esa noche, de una manera u otra. Algunos de sus hombres ya
trabajaban en la colocacin de una puerta nueva, a la que colocaran el nmero de la vieja despus
de arrancarlo. Otros esperaran all para detener a Andy en cuanto regresara.
Pero no haba manera de saber cundo sera. Tal vez ms tarde, esa misma noche, quiz al
da siguiente. Puede que una semana despus. A juzgar por las apariencias, Andy slo haba
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cara del encargado an estaba verdosa. Pero haba identificado positivamente la foto de Andy; dijo
que no viva en el edificio, pero que haba alquilado la vivienda e iba por all de vez en cuando.
Sospechaba que las mujeres eran prostitutas, pero nunca llevaban clientes all, as que no poda
hacer nada. La testigo tambin haba reconocido la fotografa de Andy como el tipo que haba visto
salir huyendo.
Una cosa que no encajaba era que ninguno de los cadveres presentaba heridas de bala.
Nadie haba odo disparos.
Aquello pareca resultado de un ataque de vampiros.
Por qu iba Andy a matarlas de esa manera? Dan tampoco poda interpretar el mensaje de la
pared.
Como fuera, estaba acercndose, y eso era lo que importaba.
Y Andy, al parecer, haba pasado de ser una molestia a convertirse en un homicida en toda
regla. Aun en el caso de que no hubiera matado a su familia y eso todava estaba pendiente de
resolver, caera por estas dos.
Adems de por joderme la mano. No puedo olvidarme de eso.
Dan sonri. Mejor para l. Ahora, cuando Andy resultara muerto al intentar escapar, la historia
sera todava ms fcil de vender.
Y, valiente chapucero, haba dejado una tarjeta que les deca hacia dnde se dirigira a
continuacin. O bien dnde acababa de estar.
En cualquiera de los dos casos, habra polis en la escena dentro de pocos minutos.
Durante todo el recorrido hasta el campus, Andy se haba sentido aterrorizado por lo que podra
encontrar al llegar.
Varios escenarios, de espantoso a peor, pasaron por su cabeza. Intent razonar que Felicia
estara en su oficina, concentrada en el trabajo, demasiado liada como para contestar el telfono.
No haba logrado convencerse de eso.
Ninguna de las posibilidades de pesadilla que haba considerado era tan mala como lo que
encontr.
Porque no estaba muerta.
Irrumpi en la oficina con la escopeta en las manos, y se la encontr sentada en la silla del
escritorio, desplomada sobre el teclado. El lugar no ola como el apartamento.
Tal vez slo se haba quedado dormida ante el ordenador. Que est bien, por favor, pens.
Felicia! la llam, mientras avanzaba hacia ella. No le respondi.
Lleg a su lado y pos una mano sobre uno de sus hombros para despertarla.
Felicia se fue contra el respaldo, laxa. Tena los msculos flojos, inertes. A Andy se le subi el
corazn a la garganta. Demasiado tarde.
Pero los prpados de ella se abrieron. Aquellos ojos color canela casi lo miraron, slo por un
segundo, y volvieron a cerrarse. Bren!
Pero estaba tan plida... Su piel era como porcelana fina, no tena el habitual tono oscuro.
Y entonces repar en el desgarrn del cuello. Piel rasgada y limpia, sin sangre, como papel roto
apresuradamente.
Se oblig a separar los bordes de la herida. Ni una gota de sangre. La haban desangrado. Y,
sin embargo, continuaba viva.
El terror lo inund como una marea que asciende con rapidez. La mente se le qued casi en
blanco mientras intentaba recordar a qu conclusin haban llegado durante sus numerosas
conversaciones.
Si un vampiro mataba a una persona, esa persona slo era un muerto. Pero si un vampiro
desangraba a una vctima y la dejaba con vida...
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Cuando sala del aparcamiento del campus, Andy vio lo que parecan guardias de seguridad de la
institucin que avanzaban por las sombras hacia el anexo de Bioqumica donde estaba la oficina de
Felicia. Reprimi el pnico y se alej a una velocidad moderada, pues no quera llamar la atencin.
Cuando estaba a dos manzanas de distancia, pis a fondo el acelerador.
Sobre su estela flotaba un rastro de cuerpos. Un estudiante de justicia criminal de primer curso
incluso, un vido espectador de Ley y orden podra relacionarlo a l con todos esos cadveres.
Necesitaba alejarse de Madison. Y esta vez, como novedad, saba adonde deba ir.
Suponiendo que quienquiera que estuviese sobre su pista probablemente no habra descubierto
an lo relativo al telfono mvil que Felicia haba comprado para l, marc el nmero de Northwest
Airlines.
Haba un vuelo que sala de Madison a las seis y cincuenta minutos de la maana. Tendra que
hacer un transbordo en Minneapolis/St. Paul, y luego otro en Anchorage.
Mir el reloj de pulsera. Eso lo obligara a esperar en el aeropuerto durante casi tres horas
antes del embarque. No le serva. En ese momento estaba ms a salvo en la carretera.
Abandonara las cosas que tena en la habitacin del motel y comprara otras nuevas por el
camino.
Concluy la llamada. En lugar de ir al aeropuerto, sali de la ciudad por la 1-94. Ira en coche
hasta Minneapolis y cogera all el vuelo a Anchorage.
Una vez en Alaska, decidira qu hacer para llegar hasta Barrow.
Barrow.
No saba si all podra hallar alguna respuesta. Pero se haba quedado sin ideas.
Al llegar la maana, el cielo continuaba con un color peltre sin relieve. La lluvia de la noche anterior
se convirti en nieve, primero copos arrastrados por el viento, luego una nevada constante y
cerrada. A Andy no le importaba; concentrarse en la carretera lo ayudaba a apartar del primer plano
mental los recientes recuerdos espantosos y la tremenda culpabilidad que senta. La autova se
volvi resbaladiza y peligrosa, y los coches comenzaron a detenerse en los arcenes para esperar
que mejorara el tiempo o aparecieran las quitanieves. Andy vio incluso camiones con
semirremolque que se haban detenido a esperar que pasara la nevisca.
l continu adelante.
Las ruedas del coche robado resbalaban y se deslizaban por el asfalto helado. Le dolan los
brazos y los hombros, y los ojos le escocan de agotamiento. Baj un poco la ventanilla y subi el
volumen de la radio para intentar mantenerse alerta. Unas cuantas veces crey que haba llegado
su hora, convencido de que saldra volando de la autova o que se ira contra los vehculos que
iban en sentido contrario a causa de un patinazo. Consider la posibilidad de detenerse y unirse a
los otros coches que haba en los arcenes.
La muerte, decidi, sera mejor que no intentarlo.
Continu adelante.
Una vez en Anchorage, Andy sali del aeropuerto y fue en taxi hasta la ciudad. En el sitio al que se
diriga iba a necesitar ropa especial.
Encontr una tienda de deportes y pag en efectivo una parka, unos calzoncillos largos de
seda, botas, gruesos guantes para nieve y un pasa- montaas. Lo meti todo dentro de una
mochila de nailon nueva que podra llevar en el avin junto con la bolsa para una noche que ya
tena, y se registr en un motel.
Se pase por la habitacin. Tena encendida la televisin para que lo distrajera, pero no le
serva de mucho. Su mente no dejaba de darle vueltas a lo que haba averiguado, como si fueran
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Cuando Andy abri los ojos, el reloj de la mesilla de noche anunciaba que ya eran las diez. Se
levant y mir por la ventana. El sol apenas estaba comenzando a asomar por el horizonte.
Puso en marcha la pequea cafetera que haba en la habitacin y se duch con rapidez
mientras se haca el caf. Tom una taza al salir del bao, y se visti con la ropa de abrigo que
haba comprado. Compr en una mquina que haba en el pasillo un paquete de minidonuts y
bolsita de cacahuetes. Se los llev a la habitacin y se lo comi todo con otra taza de caf flojo.
Pero haba dormido demasiadas horas como para poder tomar un desayuno de verdad; su
avin sala a las once y media. El vuelo estaba completo, pero ense el carn del FBI en el
mostrador de reservas y
dejaron a alguien en tierra para que l pudiera viajar. Cuando acab con
la comida improvisada, se cepill los dientes, pag la habitacin y fue al aeropuerto en taxi.
Al llegar a Fairbanks tuvo que hace pequeo, de dieciocho asientos. Con una fila de uno de en
su lado, y de dos
en el otro. Seis hileras. Seis de los asientos estaban desocupados, y la auxiliar de vuelo, que tena
ms de cuarenta y cinco aos y era flaca como una adicta a la herona, le pidi a un par de
personas que cambiaran de asiento para que el avin quedara adecuadamente equilibrado. Los
compaeros de vuelo de Andy iban vestidos de un modo bastante parecido al suyo, preparados
para el clima que hallaran al aterrizar. Como para adaptarse a la vestimenta de los pasajeros, la
temperatura de a bordo permaneci glida.
Durante el vuelo, Andy fingi leer un ejemplar de Newsweek de tres meses de antigedad que
encontr en el bolsillo del asiento, mientras pensaba en lo que lo haba conducido hasta all.
Tal vez debera de haberse quedado en Sacramento, en aquel momento que le pareca tan
lejano en el tiempo, y cooperar con las autoridades para resolver el asesinato de su familia.
Y si las haba matado alguien que no era Paul Norris? Andy haba metido entre rejas a un
montn de tipos malos; alguno de ellos podra haber salido, u ordenado el golpe desde la crcel.
Neg con la cabeza. Haba sido Paul. Tena que haber sido Paul. No tena sentido considerar
siquiera alguna alternativa. Estaba igualmente seguro de que el vampiro o los vampiros que haban
matado a ngel, Graja y Felicia no haban sido Paul.
Ehhhhhhhhhhh intervino la voz de sus pensamientos, sonora. Perdona, Andy, pero eso no
lo he pillado. Quin dices que las mat? Quiero decir, en realidad.
Cllate, le contest l.
Probablemente debi haberse mantenido cuerdo y sobrio cuando estaba en Los ngeles.
Atacar al subdirector Flores haba sido un grave error. Si se hubiera limitado a hacer lo que le
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mandaban, habra podido acabar el perodo de servicio y jubilarse con una pensin razonable. Su
familia seguira viva. Paul no habra tenido ninguna razn para atacarla. Felicia nunca habra odo
hablar de l. Pearce no estara viudo, y las muertes de ngel y Graja no estaran persiguindolo
noche y da.
Pero tal vez estaba analizando demasiado todo el asunto.
A fin de cuentas, haba necesitado realmente Paul una razn? Haba sido una reaccin
contra la obsesin de Andy, o algo que haba planeado desde el principio?
Tal vez Andy lo haba malinterpretado desde el inicio. Tal vez ya se
haba vuelto de lleno hacia el bando del mal. Tena que haber sabido que matar a la esposa y las
hijas de Andy le causara a ste mucho ms dolor. Andy Gray, gran agente del FBI, se supona que
tena que ser capaz de proteger a los indefensos, y ahora tena que vivir sabiendo que les haba
fallado a las personas ms prximas a l y causado el asesinato de inocentes. La muerte habra
sido misericordiosa en comparacin.
Y qu te detiene, entonces?
El pensamiento fue desterrado en cuanto apareci. El alivio que prometa poda ser dulce, pero
Andy tena que hacer dos cosas antes de poder permitirse saborearlo.
En primer lugar, tena que descubrir a los vampiros ante el resto del mundo.
Y en segundo, Paul Norris tena que morir.
O volver a morir.
Andy cerr la revista, y estaba a punto de devolverla al bolsillo del asiento cuando oy la voz
del tipo que estaba al otro lado del pasillo.
Me permite?
Andy lo mir. Cincuenta y pocos, corpulento. La cara de un trabajador, llena de lneas de
expresin y arrugas causadas por los elementos. Pequeos ojos azules, pelo oscuro corto, una
expresin abierta y sin complicaciones.
Es de hace un par de meses.
Es mejor que nada dijo el hombre, que es la otra alternativa. Tengo algunas novelas del
Oeste en la maleta, pero la he facturado.
Andy le tendi la revista.
Toda suya.
Andy tambin llevaba un libro en la maleta, uno que siempre lo acompaaba, pero no iba a
ponerse a leer 30 das de noche. En especial a bordo de un avin que iba hacia Barrow, Alaska.
Cerr los ojos, an un poco espeso a causa de las pastillas para dormir que haba tomado la
noche anterior. Se encontr con que ansiaba fumarse un cigarrillo, cosa que no haba hecho desde
que haba despertado aquella trgica maana. No cedera a esa urgencia, se prome::c Si no iba a
ayudarlo a encontrar las pruebas que necesitaba, o a Paul, no haba razn ninguna para hacerlo.
Sinti la presin en los odos cuando el avin comenz el picado descenso hacia Barrow. Bostez,
se pinz la nariz y soplo para intentar
igualar la presin. La voz del piloto crepit en los altavoces, pero Andy no pudo entender qu deca.
Sonaba como la tradicional notificacin de aproximacin para aterrizar. La auxiliar de vuelo
recorri con rapidez el pasillo que haba entre las dos filas de asientos, mirando el regazo de los
pasajeros, y luego se sent en su asiento de la parte posterior y se abroch el cinturn de
seguridad.
El ngulo en que descenda el avin le pareci demasiado empinado, pero no saba nada
acerca del aeropuerto de Barrow. Tal vez tenan que entrar pasando por encima de montaas, o
algo parecido.
Mir por la ventanilla, pero an estaba oscuro. Unas pocas luces, muy espaciadas, pasaron a
toda velocidad por el exterior del avin. Luego oy que cambiaba el sonido del motor, para
transformarse en un gemido agudo, y rebotaron contra la pista de aterrizaje. Volvieron a elevarse.
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Andy mir al exterior, vio edificios bajos iluminados en la oscuridad del exterior. El avin volvi a
tocar el suelo, con brusquedad. Andy sinti cmo frenaba, el estremecimiento provocado al
empezar a detenerse la pequea aeronave. Otro bote y la mesa de Andy se solt del cierre y le
golpe las rodillas.
Cuando estaba devolvindola a su sitio, el avin comenz a deslizarse lateralmente. Con
pnico, Andy mir al tipo que estaba al otro lado del pasillo. El hombre reprimi un bostezo y pas
otra pgina de la revista Newsweek. As que Andy mir por la ventanilla, y vio las luces azules que
marcaban los lmites de la pista acercarse cada vez ms y ms.
Al fin, el avin se detuvo.
Un ala qued totalmente fuera de la pista.
Volvi a orse la voz del piloto.
Lo lamento, amigos. Un poco de hielo en la pista de aterrizaje. Bienvenidos al aeropuerto
Wiley Post-Will Rogers Memorial, de Barrow. Habr un corto paseo hasta la terminal, as que
tengan cuidado dnde pisan cuando acaben de bajar la escalerilla, y gracias por volar hoy con
nosotros.
Andy mir a los otros pasajeros y dedujo que tenan que ser viejos trabajadores de Alaska. El
peligroso aterrizaje no los haba alterado en lo ms mnimo.
Andy esper su turno y sali del avin al viento glido. Se cerr la cremallera de la parka, sac
los guantes de los bolsillos y se los puso antes de intentar bajar la escalerilla del avin hasta la
pista. Tuvo visiones de resbalar en el hielo, intentar sujetarse a la barandilla y dejarse la piel de las
palmas pegada al metal congelado. Se le condensaba la respiracin.
En el suelo, esper, incmodo, mientras sacaban el equipaje de la bodega de carga. Cuando
tuvo la bolsa y la mochila, sigui a los dems pasajeros hasta el edificio de la terminal, una
estructura de acero corrugado que pareca provisional. La fachada estaba iluminada con focos.
Andy mir el reloj slo para asegurarse, pero eran realmente las dos de la tarde. El cielo estaba
cubierto por una gruesa capa de nubes que impeda el paso de la luz solar que hubiera podido
llegar al suelo. Podra haber sido de noche.
El interior de la terminal no era mucho ms impresionante que el exterior. Unas cuantas hileras
de sillas de plstico, un tablero donde se vean los horarios de las llegadas y las salidas, una
mquina de coca-cola, y un mostrador de reservas de formica rajada. En la pared de detrs del
mostrador se vea un pavo de papel que llevaba puesto un sombrero de peregrino. Al igual que
suceda en el avin, mantenan baja la temperatura interior para que la gente vestida con gruesas
prendas de invierno no pasara calor.
Andy sali por la puerta delantera a un paseo iluminado en busca de un taxi. No haba ninguno,
ni se vea rastro alguno de coches de alquiler. Ni de autobuses, por cierto. Vio un par de camiones
aparcados junto al bordillo, y repar en que el tipo al que le haba dado la revista en el avin estaba
subiendo a uno de ellos.
Eh! le grit, pero el hombre ya haba cerrado la puerta y el camin arranc.
Andy se volvi. Un par de personas an estaban saliendo del aeropuerto.
Necesito llegar a Barrow dijo Andy, sin dirigirse a nadie en particular. Puede alguien
llevarme?
Un hombre de baja estatura se detuvo y mir a Andy desde debajo del borde de piel de la
capucha. Era un retaco de to, no ms alto de un metro cincuenta y dos centmetros, pero de
aspecto slido, con la nariz rota de un luchador, un par de incisivos desportillados, y, por aadidura
unos ojillos que se entrecerraban como si lo hubieran visto todo y un poco ms. Le dedic a Andy
una sonrisa extraa, calculadora y de aceptacin al mismo tiempo.
Yo voy hacia all.
Le agradecer de verdad que me lleve dijo Andy. Esperaba que hubiera algn taxi.
Si hubiera venido en verano, los habra habido dijo el hombre. Es su primera visita?
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Andy asinti con la cabeza. Cuando Stella Olemaun haba llamado la atencin del FBI, ya se
haba marchado de Barrow. Los acontecimientos descritos en su libro ya haban sido investigados y
se haban presentado los informes maquillados, de eso Andy estaba convencido, as que l y
Paul no se haban molestado en ir hasta all.
Su inters haba estado centrado en lo que Stella hara a continuacin, no en lo que le haba
sucedido all.
Extraa poca del ao para venir por aqu dijo el hombre. Pero es asunto suyo, no mo.
He aparcado aqu mismo.
Condujo a Andy a travs de un aparcamiento cubierto de grava hasta una camioneta.
Me llamo Sam dijo mientras andaban, y le tendi la mano. Cuando Andy se la estrech,
sinti la dura callosidad de la palma. Sam Lorre.
Andy Hertz dijo Andy. El nombre falso se le haba hecho ms fcil de recordar que el que le
haban dado al nacer.
Encantado de conocerlo, Andy. Llegaron a la camioneta, y Sam Lorre lanz su mochila
dentro de la caja. Andy vio que estaba cargada con rollos de alambre de espino provisto de afiladas
hojas que destellaban con malevolencia a la luz de los focos de la zona de aparcamiento.
Haciendo trabajo de cercado? pregunt Andy.
Slo intentando arreglar todo lo que qued destrozado la ltima vez que lleg la oscuridad
dijo Sam.
Andy dej su equipaje en la caja de la camioneta, evitando el alambre con todo cuidado.
Mientras suba al coche, pens en lo que haba dicho el hombre, y volvi a mirar el cielo.
No estaba slo nublado.
Estaba oscuro.
Mir el reloj de pulsera para consultar la pequea ventanita de la fecha a la que no sola hacer
el ms mnimo caso. El pavo de papel de detrs del mostrador debera haberle dado una pista.
28 de noviembre.
Cunto falta para que oscurezca? pregunt al ocupar el asiento.
Sam hizo girar la llave y le dedic otra vez aquella extraa sonrisa.
Diez das dijo. Normalmente, por esta fecha los aviones ya han dejado de volar hasta
aqu. Este ao hay un poco ms de trfico, ms saliente que entrante, pero un poco de cada. Yo
acabo de dejar a mi mujer y mi hijo, que han salido en el ltimo vuelo; ya no quiero que se queden
aqu durante el perodo de oscuridad.
No le ofreci ms explicaciones, y Andy no se las pidi. Ya estaban en camino, fuera de las
instalaciones aeroportuarias, e iban por una pista de grava calibrada. Sam gobernaba el volante
con experta eficiencia. Mientras conduca, aument la temperatura de la calefaccin, y el aire sopl
en el rostro de Andy, fro al principio, pero entibindose con rapidez.
El aeropuerto estaba a pocos minutos de la ciudad. Al cabo de no mucho, Andy comenz a ver
luces brillantes que se reflejaban en la capa de nubes de lo alto. Luego coronaron un montculo
bajo y pudo ver las luces directamente, como la deslumbrante iluminacin de un estadio, en lo alto
de largos postes colocados por toda la pequea ciudad, dirigidas hacia abajo y en direccin al
permetro del poblado. Las luces formaban una especie de foso de los que rodeaban las murallas
de la antigedad, aunque en este caso circundaban una alta valla de alambre de espino provisto de
afiladas lengetas en lugar de la muralla de un castillo.
Ms all de la alambrada vio ms calles de grava -nada estaba pavimentado de las que
pareca que acababan de quitar la nieve, que se amontonaba en enormes ventisqueros contra los
altos pilotes de las casas elevadas, y hasta muy arriba de las paredes de aquellas casas que an
se encontraban a nivel de la calle. Una gruesa costra de nieve helada recubra los empinados
tejados.
Andy haba estado en muchos sitios fros Madison no se caracterizaba por un clima suave,
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precisamente, pero tambin haba vivido en California durante mucho tiempo. No poda acabar
de imaginar por qu alguien podra escoger vivir en un sitio como ste.
Ms an, no poda imaginar por qu alguien iba a estar tan loco como para quedarse despus
de lo que haba sucedido all haca un par de aos.
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Despus de ver cmo el joven cabecilla de los invasores de Barrow era despachado con facilidad
por el atildado vampiro de ms edad, Eben y yo lo interpretamos errneamente como un signo de
esperanza. Pero la verdad era que el vampiro mayor, con su reluciente cabeza calva y sus orejas
puntiagudas, tena para nosotros planes mucho peores.
Se dirigi a los vampiros restantes, los que no haban huido, con una ferocidad que hizo que un
escalofro me recorriera la espalda.
He aqu lo que vamos a hacer sise. Primero vamos a recoger a los muertos para
ponerlos dentro de sus moradas. Quiero que encontris hasta el ltimo superviviente. Quiero que
los matis. Alimentaos de ellos, si queris, o simplemente matadlos. No me importa, pero no los
convirtis.
Yo quera marcharme de all, regresar junto a los otros y advertirles que se avecinaba una
redada, pero Eben se negaba a moverse. Continuaba tumbado en la nieve, con los ojos
desorbitados y la respiracin agitada. No poda apartar los ojos de la sangre del cuerpo destrozado
del vampiro joven, de su cabeza aplastada.
Tir de mi marido, y se me quit de encima con suavidad. Algo estaba formndose en su
mente, un plan de huida, algo que no quera o no poda expresar verbalmente.
Tal vez... s que hay una manera... fue cuanto dijo.
Yo no saba a qu se refera, y no me importaba. Ya habamos descubierto que poda acabarse
con los vampiros, pero nuestro grupo era pequeo y dbil. No tenamos ni la ms ligera posibilidad
de vencerlos en la lucha.
Y ahora, con aquel nuevo jefe, experiment un miedo que no se pareca a nada que hubiera sentido
antes.
Me inund la repentina urgencia de reunir a todos los supervivientes y huir, dispersarnos por los
bosques y colinas helados, con la esperanza de que algunos de nosotros logrramos salir de ellos
con vida.
A medida que el vampiro hablaba, mis miedos no hacan ms que empeorar.
Cuando alz los brazos en el aire para reunir a los no muertos, vi sus largos dedos crueles
recubiertos con la sangre de uno de los suyos.
Tena planeado cortar el oleoducto, inundar Barrow de petrleo y prenderle fuego a toda la
poblacin, para quemarla hasta los cimientos en su totalidad. Si no hay supervivientes, no hay
problemas.
Finalmente logr llevarme de all a Eben cuando vio que yo estaba al borde de las lgrimas.
Tenamos que ponernos en movimiento, y el eco de las rdenes del vampiro no hizo ms que dar
fuerza a esa idea:
Para maana, a esta misma hora, quiero esta ciudad borrada del mapa!
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Un helicptero lleg desde el sur, volando a toda velocidad hacia nosotros, y en ese momento
entend qu haba desviado la atencin de los invasores.
Estpidamente permit que la esperanza creciera en mi interior al ver que el aparato vena hacia
la ciudad, pero esa esperanza se extingui con la misma rapidez cuando vi que unas figuras
oscuras saltaban, atravesaban el aire y se enganchaban al helicptero como sanguijuelas.
Alguien haba acudido a salvarnos, pero tampoco los tripulantes del helicptero eran rivales
para los vampiros.
La nave con un exceso de peso, se estrell contra el suelo y estall, mientras los atacantes
parecidos a insectos se dispersaban alegremente para alejarse de las llamas
Ahora s que se ha acabado, pens. Iran casa por casa. Era slo cuestin de tiempo que
nos encontraran. Y con las pocas armas que tenamos ni siquiera podramos defendernos durante
mucho tiempo. No tardaran en matarnos, y Barrow desaparecera, devorada por la maldad que
acechaba en nuestras calles.
Fue entonces cuando vi a Eben rebuscando en el equipo mdico, del que extrajo una jeringuilla.
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Mucho ms tarde, ciertas autoridades diran que ciento cincuenta y nueve residentes de Barrow,
Alaska, haban perdido la vida en un incendio del oleoducto que casi haba destruido el poblado.
Otros dijeron que haba sido por una fuga de sustancias qumicas.
No creis a nadie que intente venderos ese cuento chino. Yo estaba all.
Cuando el sol volvi a salir, de las cuatrocientas sesenta y dos personas que nos quedamos en
Barrow al ponerse el sol, slo diecinueve estbamos all para verlo. Lo ms horrible de todo es que,
al principio, habamos sido veinte.
Me resulta difcil narrar los ltimos momentos que pasamos juntos.
Una vez que hubimos ayudado a apagar los incendios y restablecer algo parecido al orden, los
supervivientes se sintieron incmodos con la presencia de Eben. Despus de todo lo que habamos
pasado, resultaba comprensible.
Eben y yo salimos paseando de Barrow, hasta la ladera desde la que siempre observbamos
cmo el sol desapareca, pero esta vez nos sentamos en el otro lado, para aguardar su regreso.
Fue idea de Eben. Yo quera que se marchara, pero l era tan testarudo como yo.
Partiendo de un cielo del color del humo, el horizonte cambi poco a poco al marrn a medida
que se aproximaba ms y ms la salida del sol, ese gris ceniza teido de un matiz dorado.
Eben me abrazaba y haca todo lo posible por explicarme cmo se senta. Su voz era como
hueca, extraa.
Empieza a resultar difcil de resistir, Stella. A veces olvido... quin era antes... y siento este
dolor.
Podras ocultarte dije. Vivir... como viven ellos. Podras...
Eben sonri dulcemente y neg con la cabeza.
Shhhh, no me refera a eso.
Me cubri la mano con una de las suyas. Incluso a travs de los guantes gruesos poda sentir
su glido contacto.
Me mir a los ojos.
Podra vivir eternamente, claro, pero no quiero respirar ni un segundo ms... hizo una
pausa, si no puedo recordar cmo es amarte.
Para entonces, el sol haba comenzado a asomar por el horizonte.
Era demasiado pronto. No quera dejarlo marchar.
Cerr los ojos, y en la mano sent que Eben desprenda una suave calidez, hasta que ya no
hubo nada dentro de la mano. Abr los ojos con lentitud y mir a mi lado, donde mi marido, mi
compaero, mi mejor amigo, haba estado sentado apenas un momento antes.
Ahora slo quedaba su ropa, y unas cenizas que arrastraba el viento cada vez menos fro.
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Se oblig a ponerse de pie y vestirse con las gruesas prendas de abrigo, mientras pensaba
que, dado que pareca que iba a quedarse durante un tiempo, iba a necesitar ms ropa. Ya haba
nieve en el suelo, pero saba que el fro aumentara.
Dubitativo entre el deseo de cubrirse la cara con el pasamontaas y la preocupacin por que
eso pudiera dar una idea equivocada a los desconocidos, Andy lleg a la decisin de guardarlo en
el bolsillo lateral con cremallera de la parka. Si el fro le resultaba excesivo, siempre poda
ponrselo ms tarde. Cerr la cremallera del anorak, se puso los guantes, y volvi a salir a la glida
noche.
Por lo que calculaba, era primera hora de la noche, pero el cielo tena el mismo aspecto que
antes, oscuro y nublado, en el que se reflejaban las brillantes luces que bordeaban el poblado.
Supuso que sera mejor que se habituara a ello.
Las calles tampoco haban cambiado mucho. An se vean algunas personas andando por
ellas, en pareja o a solas. La mayora llevaba fusil
o escopeta, y Andy incluso identific un par de fusiles automticos entre aquella variedad.
Barrow se pareca ms a una zona de guerra que a un sooliento poblado de Alaska.
Unos minutos de deambular lo llevaron hasta la oficina del sheriff, una casa mvil de buen
tamao colocada sobre unos cimientos de bloques de hormign. Las ventanas tenan barrotes, y la
puerta estaba reforzada con barras de hierro.
Al recordar lo que les haba sucedido a Stella y a Eben Olemaun, Andy pens que no era de
extraar que el nuevo sheriff quisiera un local ms seguro.
Haba un hombre joven de pie en el exterior de la oficina. Al igual que todos los dems, llevaba
una parka con capucha. Los pantalones, lucan una gruesa franja negra, as que pertenecan a un
uniforme.
Sheriff? pregunt Andy al aproximarse.
El hombre se volvi a mirarlo. Una cara cuadrada con mandbula fuerte y penetrantes ojos
azules. Bajo la capucha se vea el pelo rubio corto.
S respondi. Sus ojos se abrieron un poco ms, con sorpresa, al mirar a Andy. Usted ha
venido de visita.
Era una declaracin, no una pregunta. De todos modos, Andy respondi.
Acabo de bajar del avin.
En ese caso, no volver a marcharse dijo el sheriff.
Es lo que me han dicho. Espero no haber cometido un error.
Relativamente. Yo mismo soy un recin llegado dijo el sheriff. Pero esto me encanta. Ya
ni se me ocurrira marcharme.
A pesar de todos los problemas? pregunt Andy.
El sheriff se encogi de hombros, movimiento apenas perceptible a causa de la gruesa parka.
Tenemos alborotadores de vez en cuando, como cualquier otro sitio. Ven que somos un poco
diferentes, que estamos preparados para casi cualquier cosa, dan media vuelta, y se marchan a
casa.
Andy asinti con la cabeza. Aquel tipo se mostraba reservado y prudente, pero no estaba
mintiendo abiertamente. Andy saba que l hara lo mismo si estuviera en su lugar.
Me llamo Andy Hertz se present, al tiempo que le tenda la mano. FBI. Ya he cerrado el
expediente, pero pas bastante tiempo investigando a su predecesor. O a su mujer, en cualquier
caso, la ayudante del sheriff Stella Olemaun.
La cara del sheriff continu serena, pero su cabeza se alz apenas un poco, como si
reconsiderara la primera evaluacin que haba hecho de Andy. Toc la mano enguantada de Andy
con la suya.
Entonces no ha venido aqu slo en calidad de turista.
No del todo. Stella y su libro despertaron mi inters. Quera ver dnde haba sucedido todo.
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Cmo sucedi.
Me llamo Kitka, agente Hertz. Brian Kitka. En cuanto a lo que sucedi, si ha ledo el libro de
Stella, sabe tanto como cualquiera, poco ms o menos. Al menos sabe lo que sucedi la primera
vez.
La primera vez? repiti Andy. Quiere decir...
Brian Kitka asinti con la cabeza mientras en sus ojos apareca un brillo acerado.
Volvieron. Ya hace algn tiempo, pero yo no veo que la gente de aqu vuelva nunca a bajar
realmente la guardia.
Andy haba visto mensajes indirectos en los foros que hacan referencia a un segundo ataque,
pero no les dio credibilidad.
Por supuesto, ni una sola palabra haba llegado nunca a los principales medios de
comunicacin. Por entonces ya se encontraba fuera de los circuitos de la Agencia, y no es que
hubiese estado nunca dentro de ellos cuando se trataba de vampiros. Al no tener ninguna clase de
confirmacin, haba supuesto que la segunda invasin haba sido imaginaria o de ficcin, un rumor
de Internet.
Cundo se produjo?
Brian pens durante un momento.
En dos mil cuatro dijo.
As que transcurrieron tres aos entre la primera invasin y la segunda calcul Andy. Y
este ao?
Nada replic Brian. Est todo tan tranquilo como una iglesia el martes por la maana.
Hasta ahora.
Pero a pesar de todo seal Andy, he visto las vallas, las torres de iluminacin...
Procuramos mantenerlo todo en buen estado de conservacin dijo Brian. Ya tenamos
todo eso el ao pasado. Y vinieron de todos modos. Un invierno de Barrow causa estragos en las
infraestructuras, y nadie quiere correr riesgos, as que cada ao lo renovamos casi todo.
Andy intentaba aclararse cronolgicamente.
Usted no estaba aqu la primera vez resumi. Cuando Eben era el sheriff.
Yo vine ms tarde, justo a tiempo para el ataque de dos mil cuatro precis Brian.
Y se qued.
Esto se le mete a uno en la sangre, supongo asinti Brian. A mi hijo Marcus tambin le
gusta. Le va realmente bien en el colegio.
Andy estaba impresionado por aquel hombre, y un poco atnito.
Brian Kitka haba vivido un ataque de los vampiros contra el poblado y admita que poda
producirse otro en cualquier momento. La larga noche haba comenzado. Cmo poda Kitka estar
tan sereno, actuar con tanta tranquilidad?
Y pensar que desde el principio he pensado que era yo quien haba perdido el seso.
-Es... es una buena noticia dijo Andy con un temblor en la voz.
-Tiene fro dijo el sheriff. Entremos.
Gracias. Brian tena razn. Aun con la ropa de abrigo que llevaba puesta, el aire del rtico
se haca sentir. Supongo que nunca he superado mi aguada sangre californiana.
Bueno, no es gran cosa lo de ah dentro le asegur Brian. Nos gusta gastar el dinero del
contribuyente en las defensas de la ciudad, no en una oficina elegante para m. Pero las estufas
funcionan realmente bien.
Andy sigui al sheriff al interior, mientras se preguntaba si la afabilidad sera real o una simple
actuacin. El ltimo buen pap de pueblo que haba conocido, cuando estaba en Missouri, haba
resultado ser tan duro como el hierro.
Apenas haba atravesado la puerta cuando oy una voz femenina que rechinaba como un
gozne de puerta metlica.
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Carne nueva?
Donna, ste es el agente especial Hertz, del FBI dijo Brian Kitka. sa es Donna Sikorski,
mi ayudante.
La mujer que sali anadeando de detrs del escritorio era casi tan ancha como alta. Tendi una
regordeta mano hacia Andy, pero cuando l se la estrech, apret la suya con una fuerza
demoledora. Tal vez no cumpla con los requerimientos de peso y estatura de la Agencia, pero eso
no la haca blanda.
FBI, eh? No vemos muchos federales por aqu arriba. Los que vienen no suelen pasar de
Anchorage.
Yo estoy en misin especial minti Andy. De hecho, a decir verdad, dedico a esto mi
tiempo libre, no el de la Agencia.
Eso est bien dijo Donna. Significa que no tenemos que ser amables con usted, invitarlo
a cenar y mierdas parecidas.
Brian se ri.
Donna tiene un problema con la sinceridad dijo. No hay manera de lograr que diga lo que
realmente piensa.
Donna pareca esquimal: cara ancha y chata, piel oscura, pelo negro recogido en un moo.
Sonri, pero Andy no pudo determinar si era una sonrisa genuina.
John tambin se queja de eso dijo.
Quin es John?
John Ikos explic Brian. Un trampero, un trampero que vive un poco al sureste del
pueblo. Su novio.
A Andy le pareci que ella se haba sonrojado un poco.
John no es mi novio contest. T llamas novia a tu mano derecha? Porque s que no
has tenido ni una cita desde que te mudaste aqu.
Vale, vale rectific Brian. John Ikos es un trampero con el que Donna duerme de vez en
cuando. Contribuye a suavizarle un poco el carcter. Tendra que verla cuando est borde.
No s si sobrevivira a eso replic Andy.
La supervivencia es lo nico que nos importa dijo Donna, como dice John. La
supervivencia es la primera tarea, deca aquel viejo anuncio de un coche.
Es en gran parte responsable de haber ayudado al pueblo a sobrevivir durante el ltimo
ataque afirm Brian. Quiero decir que todos pusimos nuestro grano de arena. John Ikos sufri
una herida de bala grave, pero se carg a ms vampiros que nadie. Donna es casi la nica persona
de la ciudad a quien l le gusta, y viceversa, pero...
Me oyes a m decir que me gusta? lo interrumpi Donna.
... pero todos lo respetamos continu Brian, sin hacerle caso. Detesto pensar dnde
estaramos si no hubiera sido por l.
Parece todo un personaje.
No est mal concedi Donna. Quiere un caf, federal?
All dentro, Andy haba comenzado a calentarse, pero an senta el helor en los huesos.
Un caf sera fantstico.
Ella se encamin hacia una cafetera que descansaba sobre un archivador de metal y verti un
poco de lquido negro en un vaso de polies- tireno expandido.
Le echo algo? Crema, azcar, alcohol?
Escoja el alcohol le aconsej Brian. Es lo nico que puede disimularle el sabor.
A John le gusta mi caf protest Donna, al tiempo que sacaba una botella del cajn
superior del archivador y verta un poco de whisky en el vaso.
John come rata de monte contest Brian. Y nunca he odo que hubiera enterrado a
ninguno de sus perros de trineo, pero siempre est adquiriendo alguno nuevo.
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Andy no estaba muy convencido de beber el whisky. No era una idea genial volver a bajar por
ese camino. Pero quera que aquella gente confiara en l, y si se presentaba como una especie de
abstemio aunque lo era desde la muerte de Mnica, tema que se cerraran como ostras.
Acept el vaso que le dio Donna y bebi un sorbito.
Qu caza?
Lo que puede replic Brian, Me alegra que ande por ah fuera; para nosotros es como un
sistema de alarma que avisa con antelacin. Se entera del paso de cualquier cosa por su territorio,
y eso incluye... bueno, ya sabe. A ellos.
Andy tom otro sorbito. El brebaje era asqueroso.
Da la impresin de que es un tipo que vale la pena tener cerca.
Lo ha pillado bien dijo Donna. Haba vuelto a meterse apretu- jadamente tras el escritorio y
estaba atareada con algunos documentos. En ms de un sentido.
Slo para ti, Donna replic Brian. Pero, s, John Ikos es una bendicin en muchos
sentidos. Me temo que yo no soy ningn Eben Olemaun, ni ninguna Stella, ya que estamos.
Necesito toda la ayuda que pueda conseguir.
Da la impresin de que los Olemaun fueron unas personas notables.
Lo son afirm Donna.
Con cierta sorpresa, Andy repar en que hablaba en presente, pero decidi no indagar.
Daba la impresin de que el tipo al que realmente tena que conocer era John Ikos.
Probablemente saba tanto como cualquiera sobre los chupasangre, y tal vez estara ms dispuesto
que cualquier otro a hablar de ellos. En el peor de los casos, probablemente sera un patn
estpido al que podra inducir a revelarle algo.
Se qued durante el tiempo suficiente como para no ser descorts, y bebi del brebaje de
Donna tanto como pudo soportar su estmago. Hablaron de los Olemaun durante un rato ms, y
luego Brian y Donna comenzaron a darle consejos sobre cmo soportar el fro y la prolongada
oscuridad.
Esa parte estaba bastante seguro de poder controlarla. Ya llevaba mucho tiempo viviendo con
la oscuridad de su propia alma.
Cuando le pareci prudente, se excus. Les haba sonsacado una idea general de cmo
encontrar a John Ikos, y quera ponerse a buscarlo de inmediato.
A fin de cuentas, en el exterior no iba a aumentar la luz.
Treinta minutos despus de que el agente especial Hertz abandonara la oficina, el trabajo
administrativo de Brian Kitka se vio interrumpido.
Aqu hay algo que deberas ver dijo Donna. Iba hacia l con una hoja de papel en la mano.
Tena un vago recuerdo de haber odo funcionar el fax, pero no le haba hecho caso.
Qu es?
Tu boletn general de las fuerzas del orden replic ella. Un tipo al que ya buscan por
asesinar a su esposa y sus dos hijas acaba de matar a tres personas ms. Una profesora
universitaria y dos prostituta;
Y qu tiene que ver eso con nosotros? pregunt Brian.
Donna le entreg la hoja.
La fotografa que haba en ella mostraba claramente el rostro del hombre que se haba
presentado como Andy Hertz.
Segn el boletn, era realmente del FBI, pero se llamaba Andrew Gray.
Para cuando acab de leer la pgina, Donna haba vuelto a su escritorio y escriba algo con el
teclado del ordenador.
Ese tipo del FBI te parece alguien capaz de matar a su familia? pregunt Brian. O ms
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en Santa Claus.
Pero el trampero no pareca un tipo fantasioso, y estaba mortalmente serio.
Andy decidi no insistir en el asunto.
Ha venido slo para matar a Norris? le pregunt John, tras unos cuantos minutos de
silencio. O tiene algo ms en mente?
Para serle sincero, ni siquiera s dnde est Paul replic Andy. Me encantara
encontrarlo y matarlo, pero mi primera prioridad es averiguar todo lo que pueda sobre los vampiros;
conseguir pruebas reales de su existencia, pruebas que nadie pueda negar. Cuando queden al
descubierto, podr preocuparme por Norris.
John Ikos asinti con la cabeza.
Tiene sentido dijo. Sabe qu? Si quiere llegar al meollo del asunto, tiene que hablar con
un tipo llamado Harlow que vive en la ciudad.
Quin es?
Chris Harlow. No es su verdadero nombre, pero es como se lo conoce. Es el escritor que
trabaj en el libro con Stella.
Gross? pregunt Andy, que extrajo el nombre del fondo de la memoria. Carol Hino lo
haba mencionado. Donald Gross?
Creo que s, que se llama as.
Vive aqu? En Barrow? Andy segua atnito.
Pienso que sabe que lo protegeremos dijo John. Tiene en la cabeza un montn de
informacin sobre ellos. Ah, cmo les gustara verlo muerto!
Puedo hablar con l?
Supongo que eso depender de si l quiere. Valdra la pena intentarlo, como mnimo.
Cmo puedo encontrarlo?
John describi una casa mvil que haba en el centro de la pequea ciudad, y le dijo cmo
encontrarla.
Valora su intimidad, como la mayora de nosotros le advirti. Pero si le dice lo que busca,
lo ms probable es que est encantado de ayudarlo. Se acab el segundo vaso de licor y se
levant de la silla. El vaso de Andy, sin acabar, an estaba sobre la mesa. Lo cogi, se bebi lo
que quedaba, y se levant. Gracias por el trago, John dijo. Y por la conversacin.
Ha sido un placer afirm John Ikos. Me gusta lo que ha venido a hacer aqu, Andy. Si
puedo ayudarlo en algo, slo tiene que decrmelo. Le tendi una mano, y Andy se la estrech. El
apretn era firme y ofreca lo que pareca una genuina amistad. Si lo interpretaba correctamente, se
trataba de una oferta que Andy estaba encantado de aceptar.
Se lo agradezco dijo Andy.
John abri la puerta que comunicaba con el bnker, lo atraves e hizo lo mismo con la puerta
exterior.
Una cosa ms dijo. No pierda de vista un hecho simple que yo olvid una vez.
Cul es?
Nada puede vivir sin cabeza.
Andy se detuvo en seco, y durante un breve instante pens en el cruel final de Felicia.
Es algo que Paul Norris me dijo una vez, y Stella lo escribi en su libro, o lo hizo Donald
Gross, supongo. Me... me he visto obligado a tenerlo presente.
Es un buen consejo le asegur John. Si no lo olvida, continuar vivo. Es una regla de
oro.
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Andy no saba si haba sido la bebida o la cordial compaa, pero cuando sali de la cabaa del
trampero ya no senta tanto fro ni soledad como antes.
Los ocho kilmetros de vuelta al pueblo le parecieron ms cortos que a la ida, y, por supuesto,
las luces brillaban como un faro, as que no tuvo que preocuparse por encontrar el camino.
Lo ms difcil de vivir por encima del crculo polar sera lograr que su reloj interno se ajustara.
Segn el reloj de pulsera, ya era bastante ms de medianoche, pero en las calles principales
haba ms gente que antes. Puesto que el sol no determinaba las actividades de las personas,
stas tenan que hacerlo segn su propio criterio, durmiendo cuando necesitaban hacerlo y sa-
liendo cuando no dorman. Haba tiendas abiertas, gente que charlaba y rea. A pesar de no formar
parte de ella, tuvo la impresin de que Barrow era una verdadera comunidad en un sentido en que
nunca podran serlo las grandes metrpolis en las que haba pasado la mayor parte de los ltimos
dos aos. Como para reforzar an ms su aislamiento, las indicaciones de John lo hicieron recorrer
estrechas calles secundarias en lugar de los brillantes paseos concurridos.
La descripcin de John era precisa, as que poco despus encontr lo que tena que ser la casa
mvil de Donald Gross.
Se alzaba en solitario sobre una manzana que haba sido consumida por las llamas. Los
ennegrecidos cimientos sealaban los lmites de los edificios que haba habido all en el pasado. La
casa mvil en s tena al menos treinta aos de antigedad, calcul Andy. Haba sido blanca ri-
beteada de marrn oscuro, pero el marrn se haba decolorado y el blanco ensuciado, as que los
dos colores haban quedado casi iguales.
Las ventanas tenan mosquitera y las cortinas echadas, pero dentro se vean luces encendidas.
Andy llam a la puerta con los nudillos.
Del interior le lleg un estallido de movimiento: puertas que se cerraban, pasos apresurados,
actividad frentica. Por encima de todo el resto, Andy crey or a una pareja que haca el amor
apasionadamente. Esto ces de repente, pero los dems sonidos continuaron un poco ms. Le
recordaron a un chico que escondiera revistas cochinas para que no las viera su madre, o a un
traficante que corriera a echar las pruebas por el retrete.
Esper, mientras se preguntaba si Donald Gross pensaba de verdad que actuaba con sutileza.
Al fin se abri la puerta delantera de la casa mvil, aunque el escritor qued separado de l por
una mosquitera.
S? pregunt el hombre.
Me llamo Andy Hertz se present Andy, John Ikos me ha enviado a verlo. Soy del FBI.
Jess exclam el hombre. Yo no he hecho nada.
Al mirarlo, Andy dud de la veracidad de esa afirmacin. Desconoca la edad de Donald Gross,
pero el hombre que tena delante pareca andar por los sesenta y pico. Su pelo era largo y grueso
como alambre, decolorado hasta un enfermizo blanco amarillento, que habra tenido el mismo tono
que su piel de no haber sido porque el pelo careca de las manchas de melanina que le afeaban las
mejillas. Sus ojos, de prpados pesados, eran turbios y estaban inyectados de sangre; su cara
pareca un mapa de relieve. Los dientes, cuando abri la boca, se vean negros y llenos de caries.
No se quedaba quieto, sino que cambiaba el peso de un pie al otro mientras esperaba que Andy
dijera algo.
Fantstico. Un farlopero pens Andy. Metas, crack o algo por el estilo. No me extraa que
haya tardado en llegar a la puerta.
Lo s dijo Andy, al fin. No he venido por asuntos oficiales, no se preocupe. De hecho
estoy fuera de la nmina, de momento. Estoy intentando informarme sobre los vampiros, y me
gustara hablar con usted sobre Stella Olemaun y su libro 30 das de noche.
El hombre del otro lado de la mosquitera parpade y se pas los dedos por el duro cabello.
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Conozco la sensacin dijo Andy, que por fin tuvo la oportunidad de intervenir.
Pero usted no se mud aqu para huir de los chupasangres financieros. Qu est haciendo
aqu, en Barrow?
Donald contempl a Andy como si mirara a un demente.
ste es el lugar ms seguro del mundo, hombre dijo. Esta gente ha rechazado
sus ataques ms veces que nadie. Ellos saben, to. Saben qu estn haciendo y cmo
vencerlos.
Al decir vencerlos, se refiere a... ?
A los vampiros, hombre! Los chupasangres no muertos.
Era slo para asegurarme dijo Andy. As que aqu se siente seguro?
Ms seguro que en cualquier otra parte. No s si dira que me siento a salvo, pero s
ms seguro.
A pesar de que hayan atacado dos veces este poblado?
As es afirm Donald. Porque tambin estn por todas partes, sabe? Con la
diferencia de que en el resto de sitios campan a sus anchas. Aqu ya ni siquiera pueden
entrar.
Saba algo acerca de ellos antes de que Kingston House lo contratara para trabajar
con Stella? pregunt Andy.
Donald alz la mirada hacia el techo, como si el nombre de ella estuviera escrito all, en
alguna parte. Se meti la mano izquierda por debajo de la sudadera y se rasc la tripa
prominente.
Creo que no. Quiero decir que no saba que fueran reales de verdad.
Cmo supo que ella no estaba inventndoselo todo, sin ms? -pregunt Andy.
Quiero decir que, por experiencia personal, s que es muy difcil convencer a alguien de una
cosa semejante, algo que durante toda su vida le han dicho que no era ms que un
disparate supersticioso. Cmo lo persuadi Stella?
Donald interrumpi su perpetuo pasearse de un lado a otro durante un momento.
Slo dijo la verdad.
Sus ojos estaban cada vez ms lmpidos a medida que hablaba.
Ya sabe, cuando uno oye la verdad y simplemente sabe que es as, puede ver que es
verdad, como si estuviera envuelta en una luz dorada o alguna mierda de sas. Se
interrumpi, sacudi la cabeza como para espantar insectos invisibles, y continu: Y,
adems, me trajo hasta aqu arriba, y me mostr alguna mierda que usted ni se creera.
Que era adonde Andy haba estado queriendo llegar desde el principio.
Supona que el tipo era haba sido un escritor profesional que, segn Carol Hino,
poda escribir sobre casi cualquier cosa. As que era probable que pudiera contar la historia
de Stella, aunque no se la creyera.
Cmo qu? -insisti Andy. Qu le mostr?
Donald se rode el torso con los brazos, como abrazndose a s mismo.
Ah, muchas, muchsimas cosas. Y no slo ella, sino que desde que llegu aqu he
estado haciendo una especie de coleccin, supongo. Guardndolo todo.
Puede ensermela a m?
Andy no saba por qu, pero Donald pareci aterrorizado de repente.
Hizo un gesto hacia una entrada oscura, que Andy supuso que era del dormitorio de la
casa.
Est todo ah. Ah lo guardo todo.
Andy tuvo que hacer un esfuerzo para no encogerse de hombros.
Pero puedo verlo?
Una sonrisa furtiva.
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roja sujeto al cristal de la nave que caa en espiral. De la boca abierta le manaba sangre
que salpicaba el cristal y era arrastrada por el furioso viento. Sus dedos provistos de garras
estaban clavados en el cristal hasta que, al fin, ste se hizo trizas y l salt al interior.
La pantalla volvi a quedar negra, y Donald Gross sac el DVD.
Andy se qued mirando el televisor.
Claro que todo el asunto podra haber sido resultado de efectos especiales, imgenes
generadas por ordenador.
No pensaba que fuera as.
Por algo que tena el vampiro del helicptero, casi sereno, como si lo que estaba
haciendo no fuera nada del otro mundo.
Como si supiera que sobrevivira.
Sus ojos, muy abiertos y salvajes. Las manos que se tendan hacia el piloto.
Dios, ese pobre tipo... dijo Andy. Se estremeci a pesar de que haca calor dentro
de la casa.
Hay que pensar que lo mat el impacto, no ellos seal Donald.
Probablemente sea verdad dijo Andy, pero... Dios mo... eso fue... espantoso.
Por eso quera enserselo dijo Donald. Ahora pareca ms tranquilo, como si se le
estuviera pasando el efecto de las drogas. O empezando.
Se lo ha enseado a alguien ms?
Est loco? exclam Donald. Sabe lo que me haran?
Pero aqu no pueden llegar hasta usted.
Donald se recost contra la encimera de la cocina, consumida ya toda la energa
manaca que lo haba inundado hasta entonces.
Lo s. Pero aqu todos saben de la existencia de ellos, as que no necesitan que los
convenzan. Por aqu no vienen muchos desconocidos, y no hablo con los que lo hacen. Con
usted no habra hablado si no lo hubiera enviado John.
Judith Ali. se era el nombre de la mujer que Stella haba conocido en Los ngeles.
Saben quin era el piloto?
No lo creo replic Donald. Dudo que quedara de l lo suficiente como para
identificarlo. Pero sabe dnde cay su helicptero?
Dnde? pregunt Andy.
Donde nosotros estamos ahora declar Donald. Aqu haba unos almacenes, pero
cuando el helicptero estall los hizo desaparecer. El solar qued vaco hasta que yo lo
ocup.
Renovacin urbana coment Andy. Pero todava no entiendo por qu no sac
usted este material de Barrow y se lo ense al resto del mundo. Es lo que Stella estaba
intentando hacer, verdad?
Y mire lo que le sucedi. Ellos quieren seguir siendo un secreto. No tienen ms
remedio. Y harn cualquier cosa para garantizarlo. Es la tapadera perfecta, no? No
existimos, as que no perdis el tiempo buscndonos. Somos el coco, eso de lo que os
hablaba vuestro hermano mayor para asustaros durante las acampadas familiares. Pero no
somos reales, no, no. No harais ms que perder vuestro tiempo.
Tambin yo me encontr con eso admiti Andy.
Es su mejor defensa, y lo saben. As que si alguien intenta demostrar que son reales,
mucho cuidado, porque acabas de pintarte una jodida diana fosforescente enorme en el
culo. Ha visto la pelcula Sospechosos habituales?
Andy asinti con la cabeza.
Por qu?
Recuerda lo que deca Kevin Spacey en ella?: El mejor truco que hizo jams el
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diablo fue convencer al mundo de que l no exista. Pienso en eso cada da.
Sobre Andy descendi un helor que no era el del rtico fro glido de Barrow.
Por eso vivo aqu continu Donald Gross. No por el clima, ni por el dinero, ni por
las tas. Slo quiero mantenerme apartado de la mira telescpica.
Andy lo entenda. Ya estaba pensando en una manera que le permitiera llevar las
pruebas del escritor de vuelta a la civilizacin al tiempo que mantena el nombre de Donald
Gross fuera del asunto. l cargara con todas las consecuencias. No le pareca mal.
Estaba a punto de decirlo, cuando el mundo se derrumb.
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En realidad no se derrumb, sino que ms bien explot, decidi Andy, una fraccin de
segundo antes de ver qu lo haba hecho.
La pared opuesta de la casa mvil, la del lado de la pequea cocina, pareci arrancarse
por propia voluntad. Saba que, a veces, los laboratorios de metanfetaminas detonaban, y se
pregunt si sera eso lo que estaba sucediendo, que por algn motivo su cerebro era
incapaz de procesar la bola de fuego y el ruido y slo observaba los efectos.
Pero Paul Norris estaba de pie donde haba estado la pared; le corra sangre por las
manos porque se las haba cortado al arrancar la pared, y su fea cara mostraba un ceo
fruncido de suficiencia.
Eh, compaero! grit Paul. Gracias por conducirme directamente hasta l!
Andy tard unos segundos en reaccionar.
El alcohol que haba bebido esa noche, el hecho de que todava no hubiera dormido, tal
vez el absoluto terror de encontrarse otra vez con Paul despus de todo ese tiempo, lo
enlentecieron. Pero tendi la mano hacia la Glock.
Yo no te he conducido a ninguna parte dijoHace una eternidad que no te vea.
Paul ri, y fue un sonido desagradable, tan desagradable como lo haba sido siempre. La
risa de Paul siempre haba carecido totalmente de alegra, y sola estar dirigida contra algn
pobre desgraciado.
Es verdad admiti mientras entraba. La estructura daada se movi bajo su peso.
Pero has estado enseando el carn del FBI por toda Alaska. De verdad pensabas que yo
no me enterara? Y sabra que eras t?
Se acerc ms.
Ahora, Donald Gross estaba detrs de Andy, y de su garganta manaban aterrorizados
sollozos lquidos.
Vosotros dos habis celebrado aqu toda una sesin de vinculacin masculina,
verdad? continu. Tambin yo quera entrar y presentarme hace mucho tiempo, pero
primero quera or lo que el viejo Donald tena sobre nosotros. No est mal, para ser un
escritor acabado y adicto a la metanfetamina.
Por favor... suplic Donald.
Djalo tranquilo, Paul dijo Andy. Esto es entre t y yo.
Paul puso una mueca triste.
Ah, es cierto, soy un mal amigo, mierda. No lo entiendes, Andy? Nunca ha sido algo
personal entre nosotros. Es slo que yo estoy intentando mantener un secreto y t no dejas
de mordisquearle los bordes, como un conejo asustado en un huerto.
Tal vez no tan asustado como a ti te gustara pensar replic Andy, con la esperanza
de que la exhibicin de bravuconera encubriera el pnico que senta.
De detrs le lleg un nuevo hedor que se impuso al del amonaco. Donald se haba
ensuciado los pantalones.
Andy saba que slo tendra una oportunidad, y tendra que aprovecharla en el segundo
o dos segundos siguientes, o ya sera demasiado tarde. Tena que separar la cabeza de
Paul de su cuerpo, cosa que no poda hacer armado slo con una Glock. Pero si lograba
hacer salir a Paul al exterior, tal vez podra usar un trozo de aluminio del revestimiento
arrancado de la casa mvil para acabar el trabajo.
Apunt y apret el gatillo en un mismo movimiento.
Pero Paul fue ms rpido.
Cubri la distancia que los separaba y de una palmada hizo que se alzara la mano con
que Andy sujetaba la pistola. La bala atraves el techo de la casa. Antes de que Andy
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prpados.
Para Paul fue suficiente. Dej de presionar la arteria y bebi con voracidad.
Cuando acab la cena, mir en torno, buscando el postre.
Pero Andy se haba largado mientras Norris disfrutaba del escritor.
Siempre listo, el viejo Andy, en especial cuando se trataba de huir.
Vio que sobre la mesa de comedor haba un par de guantes y un pasamontaas; si
pertenecan a Andy, que llevaba en Alaska apenas unas horas, muy pronto lamentara no
habrselos llevado.
A solas dentro de la casa mvil, ri entre dientes. Debera ir tras Andy, pero ya haca una
cantidad de tiempo espantosamente larga que estaba all.
Despus de su casi destruccin a manos de la difunta Stella Olemaun, haba jurado que
nunca volvera a Barrow. La prxima vez que ella lo atacara, John Ikos podra no estar cerca
para arrastrarlo a lugar seguro. En cualquier caso, no sera tan descuidado como lo haba
sido antes.
Y aunque era probable que Andy fuera de camino a buscar refuerzos, Paul tena asuntos
an ms importantes que atender all mismo.
El matar por fin a Donald Gross era un bien secundario, pero eso no solucionaba el
problema de la coleccin de pruebas que tena de la existencia de los vampiros. En
ausencia del escritor, esas pruebas podan hablar con voz mucho ms potente de lo que
Gross hubiera podido hacerlo sin contar con ellas.
Junto al televisor encontr el DVD con la grabacin del primer ataque contra Barrow. Ya
haba destruido uno como se, el que le quit a Judith Ali haca tiempo, cuando haba
empezado todo aquello. Por entonces no saba que ella le haba dado una copia a Stella
Olemaun, ni de que Olemaun haba hecho una copia para Gross. Pero por entonces
Stella tena todo un equipo trabajando para ella, as que cualquiera de esas personas habra
podido hacerlo.
La grabacin era condenatoria, de eso no caba ninguna duda.
Pero aquel DVD haba existido durante un par de aos sin ser ms ampliamente
difundido. l sospechaba que se trataba de la ltima copia que quedaba (aparte de los
vdeos colgados en Internet, de los que haba sabido que estaban ocupndose otros de su
especie); la copia de Stella Olemaun se haba perdido o haba sido destruida haca ya
mucho. La sostuvo entre el ndice y el pulgar y apret, doblndola por la mitad. Luego la
dobl en el sentido contrario, y finalmente la rompi en dos a lo largo de la lnea que haba
quedado marcada.
La calavera fue la siguiente. La arroj contra el suelo de la casa y la pisote hasta
reducirla a polvo.
En el bao de Donald Gross encontr carpetas y ms carpetas de recortes de prensa,
cartas y cosas por el estilo, que se llev a la cocina. Si haba algo que un adicto a la
metanfetamina tena en cantidad, eran lquidos inflamables. Verti un poco sobre la pila de
papel.
Justo antes de dejar caer una cerilla, vio la caja de madera. No haba afirmado Gross
que contena sangre de vampiro? Bueno, pues eso no estaba bien.
Sacudi la cerilla para apagarla y sac la caja de donde haba cado, detrs de la
encimera de la cocina. Abri el pequeo cierre de latn.
Vaca.
Olfate el forro de terciopelo. Leves rastros de sangre.
Andy, Andy, Andy.
Tras hacer un segundo registro para asegurarse de que no haba pasado nada por alto,
Paul encendi una nueva cerilla de madera y la ech sobre la pila impregnada de lquido
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inflamable. Prendi con una ligera detonacin, y las llamas ascendieron con violencia hasta
lamer el techo.
Haba dado alcance a Andy bastante antes, en el exterior del poblado, entre ste y la
cabaa del trampero. Andy, que no saba que lo estaban siguiendo, haba dejado huellas
perfectamente claras. Paul haba pisado dentro de las huellas de Andy, para no dejar rastro.
Al salir ahora, sin embargo, Andy haba sido lo bastante listo como para caminar pisando
dentro de las mismas huellas. Paul lo haba seguido de igual modo, sabedor de que en
algn momento Andy se desviara. Se mova con rapidez, seguro de que el incendio de la
casa mvil hara salir a los habitantes, si Andy no haba dado la alarma general.
Lo ms sorprendente fue que no vio que las huellas de Andy se desviaran en ningn
momento del rastro original. Haba seguido la misma ruta, por tranquilas calles secundarias
hasta la periferia del pueblo, y a travs de una puerta pequea. Al igual que haba hecho
antes, Paul evit la puerta principal y la torre con bateras de luces UV. Corri hasta el punto
central de esa seccin de la cerca, donde los focos de las dos torres de las esquinas se
encontraban en su barrido regular. Pero despus haba un momento en que ambas luces
barran la zona en direcciones opuestas, y lo ms probable era que los ojos de los guardias
que las dirigan estuviesen haciendo lo mismo. Paul esper durante un momento, corri para
tomar impulso, y salt por encima de la cerca. Haba entrado del mismo modo. Se pregunt
cundo cerraran esa brecha.
A salvo en el otro lado, Norris solt un suspiro de alivio y volvi a localizar las huellas.
Ahora que estaba fuera del poblado y no corra el riesgo de ser descubierto, se movi con
ms rapidez. Finalmente, a algo ms de un kilmetro y medio de la cerca, Andy se desvi de
las huellas preexistentes y se dirigi hacia una zona boscosa y despoblada.
Jodido idiota. Crees que puedes correr ms que yo? Aqu fuera? En el poblado
tenas al menos una pequea probabilidad de sobrevivir.
Continu avanzando a grandes zancadas, siguiendo las huellas en la nieve helada.
A pesar de que su visin era mucho mejor desde que haba cambiado -como lo era el
resto de l, en casi todos los sentidos, estaba casi encima de Andy cuando lo vio. La
escasa luz de la noche haca que resultara difcil ver, y Andy se haba puesto de rodillas
justo al pie de un montculo. Paul, literalmente, lo oli antes de verlo; el sudor, la sangre y el
miedo ascendan de la nieve como vapor.
Al coronar el montculo vio a Andy abajo, de espaldas a l, arrodillado. Pens que tal vez
su antiguo amigo haba tropezado y, debido al agotamiento, tena dificultades para
levantarse.
l poda arreglar eso.
No para que Andy volviera a levantarse, sino para que nunca tuviera que preocuparse de
hacerlo otra vez.
Se acerc ms, silencioso como la nieve al caer.
Y entonces se detuvo en seco.
Delante de Andy la nieve estaba manchada de sangre.
Debajo de su mano derecha haba un frasco de plstico vaco. Del tipo de los que
contienen jarabe para la tos.
Restos de sangre se adheran al interior.
Junto a l, un cuchillo del ejrcito suizo, con la hoja desplegada y ensangrentada.
Paul reconoci el cuchillo. Se lo haba regalado a Andy haca aos.
Y Andy haba ledo el libro de Stella, maldita sea. Saba qu haba hecho Eben Olemaun,
cmo haba derrotado a Vicente y rechazado la invasin.
Andy dijo, con un tono de osada que no senta del todo. No sabes qu has
hecho.
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La voz de Paul, tan cerca detrs de l, le dio ms fro a Andy que el helor y la nieve de
Alaska.
Su intencin haba sido que el vampiro lo siguiera, por supuesto. Pero estaba
realmente preparado para ello? Era demasiado tarde para preguntarse eso.
Creo que tengo una idea bastante buena replic. Su voz se quebr un poco, pero la
mantuvo bastante bajo control. Tmatelo con calma. Djalo ser Paul.
He estado haciendo contigo lo que me ha dado la gana, Andy. Como se... Perlman
con su Stradivarius favorito. Durante todo ese tiempo t no supiste quin taa tus cuerdas...
pero era yo.
Y una mierda, Paul dijo Andy. Recogi los pies debajo del cuerpo y se levant con
dificultad. Me perdiste la pista, has estado aos sin saber dnde estaba. Acabas de
decirme que me volviste a encontrar despus de que llegara a Alaska.
Claro, no estaba sobre tu rastro cada da replic Paul. Andy siempre haba sabido
cuando estaba echndose un farol. Pero he ido un paso por delante de ti a lo largo de
todo el camino.
Eso poda ser verdad, pero Paul segua echndose faroles. Andy sac fuerza de esa
certidumbre.
No creers honradamente que esto va a funcionar.
Funcion en el caso de Eben Olemaun le record Andy. Y tengo una corazonada
de que podra funcionar incluso contra vampiros ms duros que t.
Vamos, entonces, muchacho. Mustrame lo que tienes.
Eso no es propio de ti, Paul. Andy comenz a volverse con lentitud mientras an
goteaba sangre de su mueca izquierda. T nunca fuiste un luchador. Nunca te pona en
la lnea de tiro si haba una salida ms fcil. Gruesas gotas de sangre cayeron de sus
dedos y estallaron contra la nieve.
Ests seguro de que no nos confundes al uno con el otro, colega? pregunt Paul.
No pareca capaz de apartar los ojos del ensangrentado brazo de Andy. A fin de cuentas,
t siempre quisiste ser como yo.
Andy neg con la cabeza.
No, simplemente t siempre pensaste que lo quera. Hubo momentos en los que casi
conseguiste convencerme de que era as. Pero he pasado lejos de ti el tiempo suficiente
como para saber quin soy... para saber quines somos cada uno de los dos, supongo. Y la
verdad es que no siento el ms mnimo inters en ser para nada parecido a ti. Nunca te has
ganado nada en la vida, slo has aceptado lo que te han dado. Te has apoderado de todo lo
que te ha pasado por delante como si te lo debieran. Tengo una primicia para ti, Paul. El
mundo no te debe nada, como no sea el dolor que t le has infligido.
La risa de Paul fue genuina, pero sin el ms ligero rastro de calidez.
Ay! Has herido mi sensibilidad, viejo amigo.
A Andy se le haba agotado la paciencia. Adems, tena que acabar con aquello.
T mataste a mi familia, verdad?
T te follaste a mi mujer.
Una perfecta respuesta Paul Norris.
T mataste a mi familia! repiti Andy, esta vez en voz ms alta, casi gritando. De
verdad que haba sido amigo de este tipo? S, en caso contrario ahora no estara tan
furibundo. Verdad?!!
S respondi Paul. S, lo hice.
No pareca nada arrepentido, sino que ms bien se jact de ello.
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supuso que era algo raro en l. No le importaba. l mismo no haba estado riendo
demasiado, al menos desde haca mucho, mucho tiempo. Puede que fuera una risa torpe,
pero le recordaba que, en un pasado lejano, a l le haba gustado rer.
Se uni al trampero. Al principio con una risilla entre dientes, pero luego sinti cmo
creca en su interior, as que ech la cabeza hacia atrs y la dej salir.
All, en el fro y la oscuridad de la noche ms larga del mundo, con los dedos de las
manos y la cara entumecidos, con la sensacin de que se le estaban volviendo quebradizos,
su mejor amigo y peor enemigo muerto a sus pies, y el hombre que lo haba matado de pie
junto a l, Andy Gray rugi.
Rugi de agotamiento.
De congoja.
De triunfo.
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NIGURATH
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