Ska Revista Bíblica
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JUAN STRAUBINGER
Revista Bblica
Director: LOS GRANDES TEMAS DEL PENTATEUCO Y LOS PROFETAS
Luis Heriberto Rivas Jean-Louis Ska
2011 / 1 2
ISSN: 0034-7078 JONS O LA CONVERSIN EN ALTA MAR
Jean-Louis Ska
Registro Nacional
de la Propiedad Intelectual N 398558
DILOGO CON LAS TRADICIONES EN EL EVANGELIO DE MATEO
Jean-Louis Ska
AO 73
Primer y segundo trimestre de 2011
JOB 13: EL DERECHO A LA DEFENSA
Suscripcin anual por cuatro nmeros: Horacio Simian-Yofre
Resto del mundo 65 U$s ALGUNAS DIFICULTADES
Revista B blica
Claudia Mendoza
Comunicaciones y correspondencia:
NOTA BIBLIOGRFICA
Editorial PPC
Avda. Callao, 410, 2 Piso LIBROS RECIBIDOS
C1022AAR
ISSN en trmite
Ciudad Autnoma de Buenos Aires
Repblica Argentina
Correo electrnico: [email protected]
Web: www.revistabiblica.org.ar
PPC
Revista Bblica
Fundada en 1939 por Mons. Dr. Juan Straubinger
Ao 73 2011 / 1-2 (enero-junio). Buenos Aires, 2012
Comunicaciones y correspondencia:
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Con las debidas licencias Queda hecho el depsito que marca la ley 11.273.
Impreso en Argentina Industria argentina
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A LOS LECTORES
Introduccin
El dato ms importante que ha sorprendido a los exegetas desde el
inicio de la lectura crtica de la Biblia es el silencio de los profetas, sobre
todo de los profetas pre-exlicos, respecto de los grandes temas del Penta
teuco. Retomo algunos ejemplos ms llamativos. Abraham, por ejemplo,
nunca es mencionado en Ams, Oseas, Miqueas, ni en los textos ms anti
guos del profeta Isaas, ni en el libro de Jeremas. Encontramos su nombre
en un texto difcil de datar; se trata de Is 29,22. Lo hallamos despus en el
as denominado segundo Isaas, en Is 48,8; 51,2, y en Ez 33,24.
La teofana del Sina, por tomar otro ejemplo notable, parece ser
para el Pentateuco la bisagra de la historia del pueblo. Pues bien, ningn
profeta habla de ella. Jr 31 habla de la nueva alianza, pero no alude en
modo alguno al Sina. Ez 20 contiene un largo orculo sobre la permanen
cia de Israel en el desierto y no dice una palabra sobre el Sina o sobre una
alianza en el desierto. Este asunto sorprende no poco porque, en ambos
ejemplos, el lector moderno esperara de hecho una alusin al Sina. Por
qu Jeremas no dice que la nueva alianza renueva la del Sina? Por qu
Ezequiel, cuando condena al Israel rebelde desde Egipto y desde el desier
to, no dice que el pueblo no respet la alianza celebrada de manera solem
ne en el Sina? Es difcil descartar la sospecha de que ni Jeremas ni Eze
quiel conocieron el relato de la teofana del Sina. Surge tambin de
inmediato la hiptesis de que la seccin de Ex 1924 sea probablemente
ms reciente que Jr 31 y Ez 20.
1. Ams y Oseas
1.1. Ams (hacia el 750 a.C. reino del Norte)
El profeta Ams en cuanto podemos obtener en el libro de Ams
orculos antiguos que se remontan al perodo pre-exlico habla sobre todo
del xodo (la salida de Egipto), de la permanencia en el desierto y de la
conquista de la tierra. Encontramos alusiones a estos tres momentos del
pasado de Israel, precisamente en un orculo contra el reino del Norte (Am
2,6-16). He aqu el texto ms importante (Am 2,9-10):
9
Yo haba destruido al amorreo delante de ellos, que era alto como la altura
de los cedros y fuerte como las encinas; yo haba destruido su fruto por arri-
ba y sus races por abajo. 10 Y yo los hice salir a ustedes de la tierra de Egip-
to y los conduje por el desierto cuarenta aos, para que poseyeran la tierra
del amorreo.
Y tambin en Am 9,7:
No son ustedes para m como hijos de etopes, hijos de Israel? orculo de
Yahveh No hice yo salir a Israel de la tierra de Egipto, como a los filisteos
de Kaftor y a los arameos de Quir?
1
Os 9: Ellos no habitarn en la tierra del Seor, sino que Efram volver a Egip-
to y a Asiria, comern alimentos impuros Efram volver a Egipto, lo que significa
que all haba estado antes. Os 11: Cuando Israel era nio, yo lo am y llam a mi
hijo desde Egipto, texto citado por Mateo 2,15. Os 11,5a: Israel no volver al pas
de Egipto. Os 12: Pero yo soy el Seor, tu Dios, desde el pas de Egipto; yo te har
2
No hablo aqu de Jeremas 16,14-16 y 23,7-8, dos orculos posteriores que in-
troducen una comparacin entre el xodo y el retorno del exilio. Son orculos ms
tardos que se remontan al perodo pos-exlico. Jeremas habla tambin de Raquel,
esposa de Jacob (Jr 31,15). La tumba de Raquel se encontraba a poca distancia de
Jerusaln. La tradicin era, por tanto, conocida. Pero Jeremas no desarrolla la fi-
gura de Raquel.
20,20.40, donde aparece la raz santo. Por otra parte, el verbo profanar aparece
con frecuencia en el mismo captulo: 20,9.13.14.16.21.22.24.39. El captulo introdu-
ce un fuerte contraste entre Yhwh, el Dios que santifica y el pueblo que profana.
el primer profeta que une, de manera tan clara, historia de Israel y ley (cf.
Dt 4,1.45; 5,1; 6,1; 7,11; 11,32; 12,1; 26,16). Para Ez 20, la ley fue dada en
el desierto, pero no se habla del Sina. Vale la pena insistir en el tema. Ni
Oseas ni Jeremas han hablado de leyes, mandamientos o decretos promul
gados por Dios en el desierto.
En conclusin, Ezequiel es fiel a la tradicin proftica porque insiste
en la importancia del xodo y de la permanencia en el desierto. Da, sin em
bargo, una connotacin negativa a toda la historia, desde los primersimos
momentos. Adems, introduce la idea de una legislacin dada por Dios al
pueblo de Israel en el desierto. Por ltimo, Ezequiel no menciona ni a Moi
ss (cf. Os 12,13) ni a Aarn.
4
Cuando hablo del segundo Isaas, entiendo la obra sin presuponer la existencia
de un solo autor. La cuestin es muy debatida hoy.
hace crecer un bosque. Las imgenes son similares a aquellas que encon
tramos, por ejemplo, en Gn 2 donde Dios planta un jardn donde haba pri
mero slo una tierra rida y pelada. El v. 20 utilizar incluso el verbo
crear (bara). El texto describe en verdad una nueva creacin o la ma
nifestacin del poder de Dios creador. Es difcil ver una alusin clara y pre
cisa a un relato de xodo o de Nmeros en Is 41,17-20. Podemos decir, a
lo sumo, que el mismo Yhwh, Dios de Israel, interviene de manera similar
en Is 41 y en xodo - Nmeros para crear condiciones de vida en el desier
to. Lo mismo vale para Is 43,19-21:
19
Pues bien, he aqu que yo lo renuevo: ya est en marcha, no lo recono-
cis? S, pongo en el desierto un camino, ros en el pramo. 20 Las bestias
del campo me darn gloria, los chacales y las avestruces, pues pondr agua
en el desierto (y ros en la estepa) para dar de beber a mi pueblo elegido.
21
El pueblo que yo me he formado contar mis alabanzas.
adulterio y violencia, sangre que sucede a sangre. 3 Por eso, la tierra est en
duelo, y se marchita cuanto en ella habita, con las bestias del campo y las
aves del cielo; y hasta los peces del mar desaparecen. 4 Pero nadie pleitee
ni reprenda nadie, pues slo contigo, sacerdote, es mi pleito!
predicacin de los profetas que, como hemos visto, han arremetido contra
los miembros de la clase dirigente que no actuaba, y legislaba sin tener en
cuenta el derecho fundamental del pueblo, inscrito en su conciencia y
en su tradicin.
El Declogo, en Ex 20 as como en Dt 5, es proclamado antes del
resto de la legislacin y, segn algunos textos por lo menos, directamente
por Dios al pueblo. Es un modo de indicar, en la Biblia, que no puede ser
modificado por el pueblo. Es derecho divino y no forma parte de la legis
lacin que se puede interpretar o modificar. Son principios absolutos a
pesar de que, como podemos ver comparando las dos versiones de xodo
y de Deuteronomio pueden existir diversas formulaciones de los mismos
principios. La formulacin es secundaria, los principios son importantes.
Conclusin
Nuestro recorrido ha sido largo, quizs demasiado largo. Una sola
palabra al final de esta larga investigacin: hemos encontrado en los profe
tas muchos elementos del Pentateuco, pero normalmente esparcidos y no
unificados. Por otra parte, y es mi punto ms importante, sobre el cual de
seara insistir al final: no encontramos por ninguna parte en los profetas
una citacin explcita de un texto del Pentateuco, cosa que s encontramos
por ejemplo en los libros de Esdras y de Nehemas (cf. Esd 4,7; Ne 6,6; 7,5;
8.14; 13,1; cf. tambin la expresin: como est escrito en Esd 3,2.4; Ne
8,15; 10,35.37; y en los textos tardos de Jos 8,31; 1 Re 2,3; 2 Re 14,6;
23,21; 2 Cr 23,18; 25,4; 30,5.18; 31,3; 35.12.26).
Slo en una poca muy tarda, cuando fueron escritos los libros de
Esdras y de Nehemas, o los libros de las Crnicas, podemos estar seguros
de que existiese un Pentateuco escrito. Quizs no an nuestro Pentateuco,
pero al menos una obra muy similar a aquella. Antes, existan textos sepa
rados, colecciones de relatos, y colecciones de leyes, pero no an una obra
completa y organizada en cinco libros. Cmo se lleg a este resultado es en
verdad otra historia.
Breve bibliografa
Baltzer, D., Ezechiel und Deuterojesaja. Berhrungen in der Heilserwar-
tung der beiden grossen Exilspropheten, BZAW 121, Walter de Gruyter -
Berlin - 1971.
Daniels, D.R., Hosea and Salvation History: The Early Traditions of Israel
in the prophecy of Hosea, BZAW 191, Berlin - 1990.
Jean-Louis Ska
Roma
[email protected]
2
El nombre de Jons, en hebreo yn, significa paloma, pero no parece que
esta historia juegue con ese nombre.
3
Ver Gn 15,1.4 (Dios habla a Abraham); 1 Sam 15,10 (Samuel); 2 Sam 7,4 (Na-
tn); Jr 1,4.11.13; 2,1... La frmula asoma solamente una vez en el libro de Isaas
(Is 38,4, en una narracin). En Jeremas aparece 23 veces, en Ezequiel 50 veces. No
la encontramos en profetas anteriores, pre-exlicos, tales como Ams, Oseas, Mi-
queas y el primer Isaas. La frmula es tpicamente exlica o post-exlica.
4
Jons 1,2.4 [2x].10.12.16; 2,1.2.3; 4,1.6.11. Esto pudo ser justo una coinciden-
cia, pero puede tambin ser significativo. El significado exacto es, sin embargo, di-
fcil de determinar. En el libro de Rut, por ejemplo, el verbo retornar se utiliza
doce veces en Rut 1 y el verbo espigar doce veces en Rut 2. Puede ser justo una
manera de subrayar una palabra clave en una historia.
El lector puede pensar que la tarea de Jons no es muy fcil. Pero de ordi
nario un profeta tiene la ayuda de Dios y no vacila para realizar tareas dif
ciles. Es probable que la misin sea complicada y que l tenga que luchar
con varios problemas. Pero en la mayora de los casos, cuando un profeta
es llamado, escucha a Dios y va adonde es enviado.
Antes de leer el resto del primer captulo, digamos una palabra sobre
la construccin del libro. Como varios autores lo han notado, hay un estric
to paralelismo entre el primer captulo y el tercero, como hay tambin un
paralelo entre el segundo y el cuarto captulo. En el primer captulo y en el
tercero, Jons trata con los paganos, los marineros en el captulo 1 y los ni
nivitas en el captulo 3. En ambos casos, el captulo describe una conver
sin (cf. 1,14; 3,5.16). En los captulos 2 y 4, Jons est solo con Dios. En
ambos casos, l ora (2,1; 4,1). Otras caractersticas se observarn en el
curso de nuestra lectura.
Dos veces se dice que Jons desea huir de la presencia del Seor,
un comportamiento muy extrao para un profeta. Notemos que la oracin
no dice: Jons se levant y huy o que l pag su precio y fue a Tarsis.
En ambos casos la oracin dice cuidadosamente que Jons se levant para
huir a Tarsis, lejos de la presencia del Seor y que l pag su precio para
ir a Tarsis, lejos de la presencia del Seor. Es su intencin. Si tendr xito
o no, es otro asunto.
Jons baj a Jope, significa hacia el oeste, hacia el mar, para ir a Tar
sis, que se identifica a menudo con Espaa y representa en la Biblia algo
as como el fin del mundo. Es, por cierto, la direccin incorrecta porque
Nnive como todos sabemos est en el oriente... Jons se asegura de ir lo
5
Segn los especialistas del anlisis narrativo, los acontecimientos en una his-
toria pueden ser de dos tipos principalmente. Algunos se esperan, pero el lector no
sabe cundo y cmo ocurrirn; esto se llama suspenso. O los acontecimientos no
se esperan o no corresponden a las expectativas normales y esto se llama sorpre-
sa. Tenemos seguramente el segundo caso en Jon 1,3.
Esta es una sorpresa, aunque el lector pudo haber pensado que Dios
no dejara a su profeta ir en paz hasta Tarsis sin intervenir. De todas formas,
vemos cmo un gran viento provoca una gran tormenta. La nave amenaza
con romperse y hundirse.
A este punto, los personajes de la narracin reaccionan de dos mane
ras diversas. La reaccin de los marineros es normal y no sorprende a nadie:
Entonces los marineros estaban asustados, y cada uno grit a su Dios. Ellos
lanzaron la carga que estaba en la nave al mar, para aligerarlo para ellos
(Jon 1,5a).
6
Ver. Lv 16,8; Jos 7,16-18; 1 Sam 10,20; 1 Cr 24,31; 25,8; 26,13-14; Ne 11,1.
7
Ver, por ejemplo, aparte de Jos 7,16-18, 1 Sam 14,36-45.
8
Este es un caso tpico de la irona verbal pues las mismas palabras tienen un
significado diferente para el (los) personaje(s) en la historia y para el lector.
Los marineros intentan por todos los medios salvar a Jons. El lector
casi se vuelve impaciente por ver a Jons arrojado en el mar. Pero Jons to
dava est en la nave. Y antes de que se cumpla su deseo, los marineros toda
va se toman su tiempo para orar:
Entonces ellos gritaron al Seor: Por favor, oh Seor, nosotros te rogamos,
no nos dejes perecer por causa de la vida de este hombre. No nos hagas cul-
pables de sangre inocente; por ti, oh Seor, haremos como t quieres (1,14).
9
Ver el uso del verbo temer en 1,9.10.14, y especialmente la mencin del
gran miedo de los marineros en 1,10.14. El adjetivo grande es utilizado para el
temor de los marineros, pero se utiliza para el miedo de Jons?
10
Este motivo fue tomado por el Nuevo Testamento para subrayar el paralelismo
entre Jons y Jess, en particular con respecto a los tres das entre la muerte y la
resurreccin de Jess. Ver Mt 11,40; Lc 12,30.
11
Ver 1 Sam 9,20; 1 Re 2,17.
12
Hay un detalle curioso sobre Nnive. El signo cuneiforme para la ciudad de N-
nive es el signo para el pez. Jons estuvo tres das en el vientre del pez y Nnive
pez es una ciudad que requiere tres das de camino para atravesarla.
13
Ver tambin Ex 24,18; 34,28; Nm 13,25; 1 Re 19,8; Mt 4,2...
14
El resumen en el v. 5 es abarcativo. Por ejemplo, la expresin cada uno,
grande y pequeo, desde el mayor hasta el menor, es el as llamado meris-
mo, una figura de estilo literario que describe una totalidad usando dos trminos
opuestos. Cielo y tierra, por ejemplo, significa el universo (Gn 1,1). Para el me-
rismo grande y pequeo, ver, por ejemplo, 2 Cr 31,15; 34,30; Est 1,5, 20; Jr 16,6.
En Jon 3,5, la expresin significa cada uno: el rey, la corte, y la poblacin entera
de la ciudad.
1
Jons se disgust con una gran clera por esto y se irrit; 2 y or al Seor
diciendo: Ah, Seor!, no es esto lo que yo deca cuando estaba todava en
mi tierra? Fue por eso por lo que me apresur a huir a Tarsis. Porque bien
saba yo que t eres un Dios clemente y misericordioso, tardo a la clera y
rico en amor, que se arrepiente del mal. 3 Y ahora, Seor, te suplico que me
quites la vida, porque me es mejor la muerte que la vida. 4 Mas el Seor
dijo: Te parece bien irritarte?
17
Ver, por ejemplo, Ex 34,6 - 7; Nm 14,18; Jl 2,13; Sal 103,8-10. Pero hay muchas
otras citas libres de esta frmula. Las notas marginales en las versiones modernas
de la Biblia y de los comentarios dan usualmente una lista de ellas.
18
El famoso hamsin en el Medio Oriente, o scirocco en Italia. En rabe, hamsin
significa cincuenta porque este viento sopla generalmente por cincuenta horas.
6. Conclusin
Permtaseme decir una ltima palabra para redondear estas pocas re
flexiones. Nosotros pudimos, muchas veces, haber emitido juicios sobre
Jons. Pudimos haber sentido antipata, o compasin, y pudimos haber son
redo varias veces. Cul es nuestra opinin sobre Jons al final de la histo
ria? Y otra pregunta: Cmo se comporta Dios con Jons? Por qu es l
tan paciente, se retarda a la clera...? Entonces Cmo debemos tratar a Jo
ns segn la historia misma? Entonces, quin se debe convertir? Vimos
que pudimos haber errado cuando conjeturamos la razn por la cual Jons
huy a Tarsis. Tuvimos que revisar y corregir nuestra opinin en 4,1-4. A lo
mejor, tenemos que revisar nuestra opinin tambin al final de la historia.
7. Bibliografa selecta
Historia de la investigacin:
Lichtert, C., Un sicle de recherche propos de Jonas, RB 112 (2005)
192-214.
Comentarios:
Bolin, T.M., Freedom Beyond Forgiveness: The Book of Jonah Re-Exami-
ned, JSOTSS 236, Academic Press - Sheffield - 1997).
Golka, F.W., Revelation of God, International Theological Commentary,
Grand Rapids, MI / Edinburgh - 1988.
Green, B., Jonahs Journeys, Interfaces, Liturgical Press - Collegeville,
MN - 2005.
Magonet, J., Form and Meaning: Studies in Literary Techniques in the
Book of Jonah, BET 2, Lang - Bern / Frankfurt - 1976 = Bible and Lite
rature 8, Almond Press - Sheffield, 19832.
, The Book of Jonah, ABD, III, 936-942.
Sasson, J.M., Jonah: A New Translation with Introduction, Commentary
and Interpretation, AB 24b, New York - 1990.
Jean-Louis Ska
Roma
[email protected]
El hebreo del texto, por su lado, es muy claro y no deja duda alguna.
All encontramos un claro ejemplo de lo que se llama desde hace mucho
tiempo paralelismo potico. El asno y el pollino, cra de una asna son
dos modos paralelos de decir la misma cosa. Podramos muy bien traducir:
un asno, es decir, un pollino, cra de una asna. Las dos expresiones: asno
y pollino, cra de una asna, estn yuxtapuestas en la traduccin apenas ci-
tada, pero el hebreo las coordina y se puede muy bien traducir: Sobre un
asno y sobre un pollino, cra de una asna, que es lo que encontramos en el
texto griego de Mateo. El evangelista quiso, por lo tanto, ser fiel al texto he-
breo. La traduccin griega de los LXX tambin tiene una coordinacin.
Para Mateo, en consecuencia, Jess fue obligado a una gimnasia
bastante incmoda para no perder el equilibrio mientras entraba en Jerusa-
ln y la muchedumbre lo aclamaba. Quizs lo aclamaba precisamente por
esta proeza: sentado sobre el lomo de una burra y, al mismo tiempo, sobre
el de su pollino!
El punto que quiero subrayar, sin embargo, no es tanto la dificultad
para hacer cabalgar a alguien, as fuera el Mesas, sobre una burra y un po-
llino al mismo tiempo. Se trata de la voluntad de Mateo de ser fiel, hasta en
los mnimos detalles, al texto del Antiguo Testamento y, sobre todo, mostrar
que Jesucristo ha cumplido las Escrituras hasta en los ms mnimos detalles.
La lectura del evangelio de Mateo es, de hecho, una cantera para quien
conoce un poco el Antiguo Testamento. Es verdad que todo el Nuevo Tes-
tamento ofrece una relectura del Antiguo. Sin embargo, en el evangelio de
Mateo el fenmeno es ms sistemtico y, se dira hoy, ms cientfico. Se
entiende de inmediato que el autor del primer evangelio sigue un plan muy
preciso en la composicin de su obra y hace dialogar incesantemente Anti-
guo y Nuevo Testamentos, como en el contrapunto de la msica antigua.
En los prrafos siguientes quisiera mostrar algunos ejemplos.
autor, desde el inicio del relato. El mundo, segn Gabriel Garca Mrquez,
est hecho de cosas simples, de momentos de felicidad tranquila que, sin
embargo, pueden ser arruinados por cualquier repugnante fastidio. Perma-
nece empero la pregunta: Qu es ms importante? La felicidad que se
experimenta en el sueo o el asco que se siente al despertar?
2.4. Libro
Vale la pena por otra parte detenerse por un momento precisa-mente
en la primera palabra del evangelio de Mateo: libro. En el Antiguo Tes-
tamento griego, encontramos la palabra y la frmula de Mt 1,1, tambin en
Gn 2,4. Reaparece una vez ms al inicio del libro de Tobas.
Por qu comenzar el relato del evangelio con la palabra libro? No
todos los evangelistas obran as. Marcos comienza de una manera muy sen-
cilla con estas palabras: Comienzo del evangelio de Jesucristo; Juan,
como sabemos, se enlaza con Gn 1,1 cuando dice: En el principio exista
la Palabra. Lucas prefiere el estilo de los historiadores griegos, como por
ejemplo el de Plutarco, y dice: Muchos han intentado escribir un relato de
los acontecimientos ocurridos en medio de nosotros [...].
3. Nazaret y el Nazareno
Gabriel Garca Mrquez, siempre en su libro Cien aos de soledad,
elige como el lugar para las aventuras de la familia Buenda una aldea de
nombre Macondo. El nombre nunca se explica dentro de la novela y hay
slo conjeturas sobre el posible significado del nombre y de su eleccin.
La enciclopedia Wikipedia, por ejemplo, ofrece cuatro explicaciones
del nombre Macondo y al final agrega tres comentarios adicionales.
En su libro Viaje a la semilla: Gabriel Garca Mrquez, la Biogra-
fa, Dasso Saldvar ofrece hasta cuatro versiones del origen de la palabra
Macondo (115-117):
1. La primera, y al parecer la ms importante, seala que Macondo
era el nombre de la hacienda bananera Nuestra Seora del Espritu Santo
de Aracataca, propiedad de Manuel Dvila Garca, ubicada sobre el ro Se-
villa, cerca del pueblo homnimo.
2. Del mismo modo, se seala que Macondo, y al parecer este sera
el origen de la palabra en tierras americanas, es un fitnimo de origen ban-
t para pltano. Macondo provendra de makonde, que es el plural de likon-
de, voz con la que se designa al fruto antes nombrado en la milenaria len-
gua centroafricana y que literalmente significa alimento del diablo. Sin
embargo en la regin Caribe colombiana este nombre pas con el tiempo a
designar a un tipo de rbol de madera muy apreciado en la regin y que fue
sometido a sobreexplotacin, habindosele confinado en la Sierra Nevada
de Santa Marta para comienzos del siglo XX. Al respecto, el nombre de la
hacienda de la United Fruit se debi a la presencia de dos famosos ejem-
plares de este rbol en dicha finca.
3. Asimismo, se afirma que exista un poblado en el municipio de
Pivijay con el nombre Macondo. Saldvar no es claro al respecto de se-
alar si existe una relacin entre la hacienda de ese nombre y el pueblo que
se form en Pivijay, pero deja entrever que existe una relacin de proximi-
dad fsica entre poblado y finca, lo que podra insinuar una traslacin del
nombre del uno para la otra; ya que afirma que el asentamiento humano es
anterior a la hacienda (116).
1
Se trata de una especie de compilacin que consta de fragmentos tomados
de Lv 18,24-25; Ez 36,17; Dt 7,3.
Es poco que t seas mi siervo para levantar las tribus de Jacob y reconducir
a los sobrevivientes de [[ns.r] Israel; por lo tanto te har luz de las nacio-
nes, para que mi salvacin llegue al extremo de la tierra. Confesamos que
nos exige un cierto esfuerzo de exgesis y de imaginacin ver cul es la
relacin entre estos textos y el texto del evangelio. Se trata de sutilezas
que, en mi opinin, no estaban al alcance de los primeros destinatarios del
evangelio.
4. Otros han sugerido una relacin con Jr 31,6-7:
Pues habr un da en que griten los centinelas en la montaa de Efram:
Levantaos y subamos a Sin, adonde Yahveh, el Dios nuestro! Pues as
dice Yahveh: Dad hurras por Jacob con alegra, y gritos por la capital de las
naciones; hacedlo or, alabad y decid: Ha salvado Yahveh a su pueblo, al
Resto de Israel!
Lucas utiliza el adjetivo un par de veces (cf. Lc 18,37; Hch 2,22; 3,6; 4,10; 6,14;
2
22,8; 24,5; 26,9). Juan utiliza el adjetivo tres veces en su evangelio, las tres en el
relato de la pasin: 18,5.7; 19,19.
Mateo hablar slo en 2,23 y 4,133. En otra parte parece reacio a hablar de
la ciudad en donde Jess creci. Por ejemplo, cuando Jess vuelve a la
casa, Mateo dice que vuelve a su patria, pero no dice que vuelve a Naza-
ret (13,54). Otro ejemplo: en la inscripcin que se encuentra sobre la cruz,
en Mateo, se lee: Este es Jess, el rey de los judos (Mt 27,37), pero no
la frmula que conocemos todos y que se encuentra en Jn 19,19: Jess el
Nazoreo, rey de los judos. Mateo, as como Marcos y Lucas, omite la
mencin Nazoreo o Nazareno4.
El primer evangelio no quiere, quizs, insistir demasiado en una ciu-
dad que nunca se cita en el Antiguo Testamento. El Mesas, como se sabe,
debe nacer en Beln, como David. El hecho que Jess fuese llamado el
Nazareno o el Nazoreo creaba quizs un problema, especialmente para
Mateo que escriba para un pblico hebreo. Encontramos quizs un eco de
tal mentalidad en el evangelio de Juan, en la famosa reflexin de Natanael:
De Nazaret puede salir algo bueno? (Jn 1,46).
Notamos por lo tanto una cierta incomodidad en los evangelios res-
pecto a Nazaret. De l se habla solamente cuando es necesario. La ciudad,
sin embargo, llega a ser famosa y Jess, en Hechos de los Apstoles, siem-
pre es cada vez ms recordado como Jess, el Nazoreo. Pero, Jess no es
conocido, porque venga de Nazaret. Al contrario: es Nazaret la que llega a
ser famosa porque Jess vivi all muchos aos antes de comenzar su mi-
sin. La poblacin era desconocida y lleg a ser famosa debido a uno de
sus habitantes.
Vuelvo al punto de partida, es decir a la aldea de Macondo, que no
es nada ms, quizs, que la aldea donde naci Gabriel Garca Mrquez, es
decir, Aracataca, y la granja de su padre.
Macondo, sin embargo, era un lugar desconocido y ha llegado a ser
una poblacin famosa gracias a las novelas de Gabriel Garca Mrquez.
Nazaret, de la misma manera, se conoce debido a Jesucristo. No vale la
pena buscar demasiado en el Antiguo Testamento para intentar encontrar
rastros de esta aldea, tambin Mateo quiso hacerlo y, diramos hoy, con al-
guna dificultad. Pero el Antiguo Testamento tiende hacia la venida del Me-
sas y de los tiempos nuevos. La novedad de estos tiempos est tambin
escondida en el nombre de una aldea desconocida, Nazaret.
3
Los manuscritos ms confiables traen una forma bastante rara del nombre,
Nazara, en vez de Nazaret.
4
En Marcos, la frmula es an ms breve: El rey de los judos (Mc 15,26). En
Lucas leemos: Este es el rey de los judos (Lc 23,38).
Conclusin
El evangelio de Mateo termina con estas palabras de Jess a los dis-
cpulos que acaban de ser enviados a ensear y a bautizar a los pueblos de
todo el mundo: Yo estar con vosotros todos los das hasta el fin del mun-
do (Mt 28,20). Las ltimas palabras de Jess hacen eco a Is 7,14 y al nom-
bre del Emmanuel mencionado, al inicio del evangelio (Mt 1,22-23), por el
ngel en su anuncio a Jos:
Todo esto sucedi a fin de que se cumpliera cuanto fue anunciado del Seor
por medio del profeta que dice: He aqu que la virgen concebir y dar a luz
un hijo que ser llamado Emmanuel.
Jean-Louis Ska
Roma
[email protected]
1
Siguiendo la traduccin habitual, hablo de sus amigos aunque se manifesta-
rn ms como gente cerrada en s misma que como amigos, incapaces de un es-
fuerzo por comprender la angustia de Job. Tanto que, al final de la historia, mere-
cen un castigo (Job 42,7-9).
Igualmente traduzco Dios cuando en el hebreo aparece Elohim (11 veces),
Eloah (41 veces) o El (56 veces). El nombre del Dios de Israel, Yav, aparece en Job
solamente en los captulos 12 y 38, 40, 42, y excepcionalmente en 12,9 (en total
22 veces).
2
Ms de una vez los estudiosos han expresado su pesimismo de poder llegar a
una interpretacin definitiva del libro de Job. Pero siempre se puede aadir algn
punto de vista que enriquece la comprensin de este libro. Vase por ejemplo C. A.
Newsom, The Book of Job: A Contest of Moral Imaginations, Oxford University Press,
New York - 2009.
3
No me parece posible reconciliar un Job mstico que acepta su situacin como
un don divino con el Job que ocupa la mayor parte del libro, consciente de sus de-
rechos de acusado, el tema al cual dedicamos este artculo.
4
Una breve presentacin de conjunto de los tres captulos, con referencia par-
ticular a los comentarios de Clines, Habel y Hartley, ofrece D. J. Estes, Handbook on
the Wisdom Books and Psalms, Baker Academic - Grand Rapids, MI - 2005, 63-70
(con bibliografa, casi exclusivamente en ingls). Sobre el libro de Job como totali-
dad vase C. A. Newsom,The Book of Job, The New Intepreters Bible (ed. L. E.
Keck), Abingdom - Nashville - 1996, IV, 317-637.
5
La traduccin de los textos hebreos es de mi responsabilidad. He seguido al-
guna traduccin (Biblia de Jerusaln en castellano, o Biblia de Amrica) para los
textos no problemticos. He traducido yo mismo los textos difciles, a veces con
una ligera parfrasis para facilitar la comprensin del problema.
6
Cfr. H. Simian-Yofre, , TWAT, VI, 629-659.
7
Vase p. ej. Dt 1,17; 10,17; 16,19; Job 13,10; 32,21; Pr 18,5; 24,23; 28,21; Ml 2,9.
8
La expresin designa tambin al favorito del rey, posicin que le permite
cualquier tipo de injusticia.
9
Sobre un total de 39 presencias en la Biblia Hebrea, pertenecen 13 a Job, 6 a
los Proverbios y 4 a los Salmos. Las otras 16 se distribuyen entre 12 libros bblicos.
Una discusin detallada de la importancia del trmino a partir del Salmo 8 he pre-
sentado en Qu es el hombre? El Salmo 8, una meditacin de Gnesis 12, Re-
vista Bblica 71/3-4 (2009) 181-191, del cual retomo aqu unas lneas.
10
Job 5,9.27; 8,8; 9,10; 11,7; 13,9; 28,3.27; 29,16; 32,11; 34,24; 36,26; 38,16.
11
Tambin por sus contactos con Pr 8,22-31.
12
Las dificultades del v. 15a (hen yiqt. elen lo [l] ayah
. el) son conocidas y depen-
den de leer lo, como el Ketib (negacin no, I have no hope, NRSV o Je nai pas
despoir, TOB) o bien leer l, preposicin con sufijo de tercera persona, con el Qere
y traducir en l esperar. La opcin por el sentido negativo parece ms coheren-
te con el carcter fuertemente dramtico, decisivo, del versculo. Job, hroe trgi-
co, se juega su vida antes Dios.
13
De los terrores habla Job 20,25; 33,7; 39,20; 41,6.
14
El arrepentimiento final de Job 42,5-6 Slo de odas te conoca, pero ahora te
han visto mis ojos podra significar una revelacin mstica. Pero sera una res-
puesta modesta en proporcin a la larga, minuciosa, dramtica problemtica del
libro.
17
Los verbos t.hr y zkh aparecen solamente dos veces cada uno en el libro de Job,
y el primero de ellos solamente una vez en sentido tico.
Dios. Llegado a este punto no hay otra posible salida del dilema, sino la
rebelin total o bien la fe ciega que acepta todo sin razonar ms.
Se habla aqu de un verdadero conflicto. El ser justo de Dios y el ser
justo del hombre parecen de tal modo contrastantes que no pueden coexis-
tir. Si Job pudiera demostrar su inocencia, Dios sera culpable de haberlo
perseguido. Pero si Job es culpable, por qu Dios no lo declara explcita-
mente para que pueda arrepentirse? Y si, en todo caso, su culpa es cong-
nita, como parte constitutiva de su naturaleza humana, por qu acusarlo y
condenarlo sobre la base de una naturaleza que l no ha elegido? Cmo se
podra hablar todava de libertad y responsabilidad humana?
En Job 15,14 y 25,4, dos textos a los cuales hemos ya aludido, los
amigos de Job se preguntan y le preguntan (como tambin se pregunta Sal
51,6b-7) cmo es posible que un ser humano nacido de mujer pueda ser
puro e inocente ante Dios.18
Despus de haberse asomado al abismo, el autor del libro da marcha
atrs y hace recitar a Job una confesin final (42,1-6) que retoma en el v. 4,
como una splica humilde, la misma expresin que Dios haba pronuncia-
do como un desafo en 40,7: Te har preguntas, y t respndeme.
Tal vez el autor del libro de Job ha encontrado un camino honorable
para su atormentado poema teolgico, pero ciertamente no ha encontrado
una solucin para el problema mismo; si tal solucin existe. Queda como
un punto adquirido pero conflictivo que solamente el reconocimiento del
ser humano de su propio pecado restituye a Dios el derecho de afirmar su
propia justicia. Dios sera el juez sensible que no puede dormir en paz
cuando ha condenado un acusado que hasta el ltimo momento ha reafir-
mado su inocencia.
***
18
Tambin Pr 20,9 concluye que nadie puede conservar un corazn puro y sin
pecado. Al contrario, el Sal 119,9 afirma que quienes caminan en el camino del Se-
or pueden vivir una vida pura. Pero se trata de una tautologa.
19
Pero no solamente en la tradicin griega. Se recuerden los magnficos textos
de Ludlul Bel Nemeqi (Alabar al Seor de la Sabidura), en particular la tablilla II,
lneas 32-37. Cf. mi presentacin del texto en Sofferenza delluomo e silenzio di Dio
nellAntico Testamento e nella letteratura del Vicino Oriente Antico, Citt Nuova -
Roma - 2005, 22-28.
Horacio Simian-Yofre
Roma
[email protected]
Introduccin
La imagen del amor esponsal en cuanto reveladora del misterio
del amor de Dios por su pueblo indudablemente distintiva en la predica-
cin del profeta Oseas es a la vez, con sus innumerables matices, provo-
cadora y sugestiva. Hace pensar. Una vez incorporada al horizonte de la
propia reflexin, difcilmente deje de mantenernos atentos a su posible pre-
sencia. Es que, en su atractiva simpleza y luminosa densidad, impulsa a
tratar de (empezar a) comprender cmo es que ama Dios.
Este tema me haba ocupado largamente hace unos aos al intentar
elaborarlo para un trabajo ordenado a la obtencin del grado de Licencia-
tura en Teologa con especializacin en Sagradas Escrituras1. Desde en-
tonces, la pregunta por el estilo del amor de Dios y el mandato de amar
cmo ama l particularmente en cuanto expresado en clave de amor
esponsal no dej de inquietarme, de motivarme, y, casi sin quererlo, co-
menzaba a iluminar de una manera nueva el enfoque de lectura de otros
textos en otros contextos.
nera aparece explcita en los tres textos bblicos en los versculos 12,13, 20,11 y
26,7.9.
enseado casi sin quererlo, por el dinamismo propio del amor autntico, a
amar como ama Dios.
As iniciaba un recorrido personal en bsqueda de una respuesta que
slo el texto oseano podra ofrecer acabadamente. Tras muchas vacilaciones
y consultas, trazaba un itinerario de investigacin, un tramo del cual
ofrezco a continuacin, comentando algunos de sus tems brevemente (1).
Sobre la base de este tramo del itinerario de investigacin, me pro-
pongo en esta comunicacin presentar a modo de status quaestionis y en
el contexto ms amplio de la recepcin oseana de las tradiciones de Jacob
la problemtica acerca de la presunta influencia que la versin de la tradi-
cin de Jacob que conocemos por el libro del Gnesis habra tenido o no
al momento de la composicin del texto oseano, y, en consecuencia, si es
pertinente y hasta dnde o no tenerla en cuenta al momento de interpre-
tar el pasaje en cuestin (2).
3
Ya que intentamos investigar la recepcin oseana de las tradiciones de Jacob
en particular, enfocada desde una hipottica relectura de las mismas en clave de
amor conyugal habr que tener en cuenta por lo menos dos cuestiones previas
y/o concomitantes. Ya que se trata de una recepcin cabe preguntarse primero si
es posible efectivamente acceder a dichas tradiciones y cmo lograrlo y, de ser as,
y en segundo lugar para poder calibrar los contornos de la relectura oseana,
procurar establecer cules son especficamente las tradiciones que presuntamen-
te estara reelaborando Oseas en su recepcin de la figura de Jacob.
4
El uso que los profetas hacen de las tradiciones pre-exlicas (incluso premo-
nrquicas) ha atrado la atencin de los investigadores particularmente los espe-
cializados en mtodos histrico-crticos en el seno del debate a propsito de la
presunta antigedad de las mismas. En este horizonte, el Libro de Oseas resulta
especialmente atractivo, tanto por su supuesta antigedad (y en consecuencia,
porque aparentemente no estara contaminado de deuteronomismo), como por
contener mltiples y claras referencias a los patriarcas, a las tradiciones del de-
sierto y de la salida de Egipto, a diversas tradiciones del ciclo llamado de la
conquista. Y en particular, el (o los) orculo(s) del captulo 12 de Oseas se ha(n)
transformado casi en un lugar obligado a la hora de investigar la posible existencia
9
Segn T. Vriezen, la visin del profeta sobre Jacob resulta totalmente negativa
y opuesta a la versin de Gnesis.
10
Por ejemplo, L. Eslinger, Hosea 12:5a and Genesis 32:29. A Study in Inner Bibli-
cal Exegesis, JSOT 18 1980, 94 discierne una estructura quistica entre los vv.
12,3-5 cuyo punto de inflexin lo constituira el juicio de Dios que conmina a un
cambio de vida de 12,5a. Desde all, el Jacob del texto comenzara a dar los pasos
en un camino de conversin que lo llevarn hacia la reconciliacin con su Dios en
el marco de la Alianza (12,5b). El patriarca no slo guard ovejas (12,13) sino
tambin h. esed mipat., y as el relato se transformara en un paradigma de la
conversin.
11
Dice J. Meja, Amor, pecado, alianza. Una lectura del profeta Oseas, Buenos Aires
Teologa. Estudios y Documentos - 1975, 122: Teolgicamente ... significa una se-
vera advertencia al pueblo para prevenirlo contra toda soberbia y todo apoyo exce-
sivo en su eleccin, puesto que procede de una raz viciada.
histrico especfico: mostrar que Yahweh sigue siendo el Seor, por sobre toda as-
tucia culpable, y que su accin salvfica no queda interrumpida por los pecados.
14
As, por ejemplo, G. Emmerson, Hosea. An Israelite Prophet in Judean Perspecti-
ve, Sheffield, JSOT Suppl. 28 1984, 129.
15
As, por ejemplo, C. Francisco, Evil and Suffering in the Book of Hosea, 5 1962,
34-35; E. K. Holt, Prophesying the Past. The Use of Israels History in the Book of Ho-
sea, Sheffield, JSOT.S 194 1995, 43-46; cf. 50); S. Romerowski, Le prophte Ose
prche sur lhistoire de Jacob (Ose ch. 12), Hokhma 52 - 1993, 48 al menos para
12,3-6.
16
Para M. Sweeney, la denuncia de la mentira y la traicin de Efraim (12,1) ha
de ser leda en relacin con la decisin de Israel de abandonar sus acuerdos con
Aram (12,12.13-15) para establecerlos con Asiria y Egipto (12,2b) y as enriquecerse
(12,9). Segn Sweeney, en Os 12,7, el profeta no slo estara llamando a un retorno a
Yahweh sino tambin a un retorno a los compromisos polticos previamente contra-
dos (en particular, los de Israel con Aram). Israel mostrara su adhesin a las expec-
tativas de Yahweh si como Jacob mantiene firmes sus vnculos con Aram (123). El
exegeta remarca (120) que, si bien Jacob habra comenzado su vida como una figura
embaucadora, su amor por (la aramea) Raquel lo habra transformado en un esposo
recto y fiel, que result vctima fcil de explotacin para su suegro Labn.
17
As S. Ausn, La tradicin de Jacob en Oseas XII, EstBibl 49 1991, 21: ... Jacob
es presentado en sus relaciones con Esa, con el ngel, con Dios. Pero lo que se
pone de relieve es el protagonismo de Dios: Dios le ha hecho superior a Esa, le ha
dado a conocer la reciedumbre y tozudez de su carcter (incluso con el cambio de
nombre); le ha hecho consciente de su pequeez ante Dios, ante quien tiene que
pedir la bendicin entre splicas. Y, finalmente, le ha hecho experimentar que sus
caminos se entrecruzan con los de Dios. Toda la vida del patriarca se resume en su
condicin de encontradizo con Dios. Aunque su comportamiento fuera reprobable,
al final l y Dios terminan encontrndose.
18
Si bien indican F. Andersen - N. Freedman, Hosea. A New Translation with Intro-
duction and Commentary, AB 14 - New York 1980, 608 el significado del verbo sry
de 12,4b-5 es incierto, parecera indicar algo que Jacob hizo con Dios en Penuel,
probablemente luchar y tras una increible resistencia al menos as lo habra en-
tendido su contendiente prevalecer.
19
Para Andersen Fredman, Hosea, 610, la rivalidad entre La y Raquel (particular-
mente, a la hora de darle hijos a Jacob) ofrecera una importante analoga para in-
terpretar las disputas mencionadas en 2,5. Raquel se habra entendido a s misma
en su esfuerzo por ser madre en una suerte de competencia contra su hermana, en
la que, aparentemente, habra vencido porque Dios respondi a sus plegarias. Este
motivo fue estudiado especficamente por F. Andersen: A Note on Genesis 30:8,
JBL 88, 200.
20
Esto vale sobre todo para 12,4b-5, donde las diferencias con (al menos la letra
de) los relatos de Gnesis son inocultables.
21
Para H. Neef, Die Heilstraditionen Israels in der Verkndigung des Propheten Ho-
sea, BZAW 169 Berlin-New York 1987, 46; 39-40, al menos la tradicin de Jacob
tal como aparece documentada en Oseas, (1) Ya habra alcanzado su forma definiti-
va antes de Oseas; (2) Debi de haber sido conocida y con un sentido claro en
tiempos de Oseas, ya que, de otro modo, sus alusiones resultaran incomprensibles.
22
Esos episodios seran segn E. Good, Hosea, 149 los siguientes:
El nacimiento de Jacob como mellizo.
El encuentro conflictivo con una deidad.
y tal vez otros episodios en una historia consistente. Entiende que se po-
dra asumir que Oseas habra hecho un extracto de la tradicin que cono-
ci, ya que sus alusiones quedan separadas en dos grupos (12,4-5 y 12,13)
y, adems, por el uso temtico que hace de esos incidentes.
Lo que s cabra afirmar estima Good es que la historia de Jacob
que conoci Oseas no habra alcanzado an su forma final tanto desde la
perspectiva literaria como teolgica ni tampoco algn tipo de status nor-
mativo para la interpretacin del pasado nacional. Admite la posibilidad
de que Oseas hubiera podido conocer episodios relacionados con la histo-
ria de Jacob va tradicin oral.
26
R. S. Chalmers, Who Is the Real El? A Reconstruction of the Prophets Polemic in
Hosea 12:5a, CBQ 68 - 2006, 624. En apoyo de su interpretacin remite a Martin
Buss [Os 12,4-7 contendra citas de una tradicin cultual y estos dichos, un tanto
presumidos, casi fanfarronadas, daran la impresin de ser citas literales, quizs
levemente modificadas] y a G. Davies, Hosea, Eerdmans Grand Rapids - MI - 1992
[en Os 12,3-10 el profeta podra estar interactuando con la leyenda sagrada hieros
logos del santuario de Betel]. Sin embargo reconoce que fue S. McKenzie, The Ja-
cob Tradition in Hosea XII 4-5, VT 36 1986, 319-320 quien desarroll esta idea de
manera ms completa. Unos aos despus, Chalmers desarrollaba extensamente
su punto de vista en un libro: The Struggle of Yahweh and El for Hoseas Israel, He-
brew Bible Monographs 11 Sheffield - 2008 [Oseas, especialmente entre los cap-
tulos 11 y 13, estara enfrascado en una polmica contra el dios adorado en Betel,
al que sus oponentes estaran identificando con el dios cananeo El].
27
Aunque Steven McKenzie, The Jacob, apoyndose en F. M. Cross, se inclina por
entender que la liturgia de Os 12,4-5 se habra basado en una tradicin pica.
afirmar que Oseas hubiera conocido una tradicin en relacin con el ances-
tro nacional sustancialmente diferente a la conocida a travs de los relatos
del libro del Gnesis.
Las diferencias entre ambas presentaciones bien pueden ser explica-
das tanto por el carcter polmico de la mirada del profeta como por su
perspectiva fundamentalmente homiltica.
A su vez, la libertad con la que el profeta se alza contra los relatos
sobre el pasado nacional nos sugiere que tales relatos no habran alcanzado
an un status normativo en cuanto interpretaciones sacrales y canni-
cas del pasado nacional.
Claudia Mendoza
Buenos Aires
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NOTIFICACIN
Revista Bblica
Director: LOS GRANDES TEMAS DEL PENTATEUCO Y LOS PROFETAS
Luis Heriberto Rivas Jean-Louis Ska
2011 / 1 2
ISSN: 0034-7078 JONS O LA CONVERSIN EN ALTA MAR
Jean-Louis Ska
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de la Propiedad Intelectual N 398558
DILOGO CON LAS TRADICIONES EN EL EVANGELIO DE MATEO
Jean-Louis Ska
AO 73
Primer y segundo trimestre de 2011
JOB 13: EL DERECHO A LA DEFENSA
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