Debates en El Campo de La Salud Mental
Debates en El Campo de La Salud Mental
Debates en El Campo de La Salud Mental
FACULTAD DE
TRABAJO SOCIAL
DEBATTES EN EL CAM
MPO DE
E LA SA
ALUD M
MENTAL
L
PR ONAL Y POLTICA
CTICA PROFESIO AS PBL
LICAS
Facultad
d de Trabajjo Social
Para aquellos/as que saben que es posible otra salud mental.
Para aquellos/as que quieren construirla
Para aquellos/as que nos ensearon como hacerla
Para aquellos/as que tengan dudas, esperamos convencerlos.
Agradecimientos
A los usuarios y usuarias de servicios de salud mental y adicciones, con los que
cotidianamente desarrollamos nuestra prctica profesional
A los/as estudiantes del seminario de grado Trabajo Social y Salud Mental de la FTS/UNLP
que en cada edicin acompaan con sus interrogantes.
A los compaeros y compaeras con los que integramos equipos, compartimos proyectos, y
discusiones interdisciplinarias: a veces en lugares inhspitos como una sala de internacin, una
pequea oficina perdida en la inmensidad del organigrama institucional; otras en las aulas, en
reuniones de ctedra, en seminarios o encuentros acadmicos. Un especial agradecimiento a
quienes aceptaron contribuir al presente libro.
A la residencia de Trabajo Social del Hospital Dr. Alejandro Korn, que a lo largo de los aos
nos permiti juntarnos, formarnos y creer que es posible una mejor salud mental para todos/as.
A nuestra querida Universidad, por brindarnos esta posibilidad y permitirnos compartir
reflexiones sobre la problemtica de la salud mental y las adicciones, que esperemos
contribuyan a los espacios de formacin de trabajadores sociales, al colectivo profesional y
trabajadores de la salud.
Mi propuesta es: tommonos el tiempo de pensar
por qu hemos llegado aqu
y quin nos ha trado.
No nos dejemos atrapar en la trampa humanitaria,
que es otra de las grandes ideologas de hoy.
Introduccin ______________________________________________________________ 8
Captulo 1
El campo de la salud mental: nociones, recorridos histricos y perspectivas actuales _____ 11
Mara Noelia Lpez y Clara Weber Suardiaz
Captulo 2
Implementacin de la Ley Nacional de Salud Mental y Adicciones y el enfoque
de derechos humanos de los efectores de atencin de salud mental de la provincia
de Buenos Aires. __________________________________________________________ 27
Noelia Rodrguez, Noelia Lpez, Jacqueline Torres, Carolina Chabat, Natalia
Rochett; Laura Andreoni, Clara Weber Suardiaz y Roxana Zunino.
Captulo 3
Capacidad Jurdica: Teoras, implicancias y prcticas ______________________________ 40
Roxana Zunino, Jacqueline Torres
Captulo 4
Apoyos para la vida independiente; notas sobre sus implicancias ____________________ 59
Fabin Murua
Captulo 5
DDHH, procesos sociales y prctica profesional. Notas sobre las trasformaciones
legislativas en el campo de la salud mental en la Argentina __________________________ 69
Mara Noelia Lpez
Captulo 6
Intervencin Profesional del Trabajo Social en el Hospital Dr. Alejandro Korn
en el marco de la Ley Nacional de Salud Mental. Desafos y Obstculos _______________ 84
Valeria Laura Carosella
Captulo 7
Tramando Barrio: Una experiencia donde el territorio se hace presente
en la poltica pblica ________________________________________________________ 94
Soledad Grizia, Cynthia Ramacciotti y Claudia Saavedra
Captulo 8
Definiciones y estrategias pedaggicas en la Residencia Interdisciplinaria
en Salud Mental de la Colonia Nacional Dr. M. A. Montes de Oca __________________ 111
Francisco Gulino, Mnica Lacanna
Captulo 9
Intervenciones en las tramas vinculares de los sujetos en proceso
de externacin DDHH, procesos sociales y prctica profesional. ____________________ 123
Andreoni Mara Laura, BortolazzoAntonela, Bravo Marisa, Tielimans, Mara Daniela
Captulo 10
Perspectivas comunitarias en salud mental: Entre el neodesarrollismo
y la responsabilidad del Estado ______________________________________________ 130
Clara Weber Suardiaz
1
Compartimos el enlace de los Lineamientos curriculares para las Universidades elaborado por la Direccin Nacional
de Salud Mental y Adicciones en el 2015.
8
formadoras en lo atinente a su participacin en los procesos de informacin y promocin
sociosanitaria, en polticas de trasferencia, y en programas de extensin e investigacin. Es
por ello, que queremos contribuir con esta produccin escrita, en esta direccin.
En el caso de la formacin de grado universitaria, si bien hay profusa bibliografa referente a
salud mental, podemos identificar dos enfoques en su tratamiento; uno que ha limitado la
aproximacin al tema de la salud mental al tratamiento de contenidos acotados en materias
especficas como psicologa con nfasis en las dimensiones subjetivas o bien en el conocimiento
de las modificaciones normativas como es el caso de materias vinculadas al derecho; y un
segundo enfoque, si bien se ha aventurado a problematizar la prctica profesional de distintas
disciplinas, lo hace desde la nocin recortada y disciplinar con nfasis en el detalle de roles y
funciones profesionales, configurando un enfoque endgeno que dificulta el desarrollo de
estrategias interdisciplinarias, y favorece la inscripcin hegemnica de la psiquiatra. Se entiende
que ambos enfoques en el tratamiento de la cuestin han contribuido a la existencia de un rea
de vacancia en la formacin sobre la que esta produccin pretende incidir.
El recorrido del libro centra su propuesta metodolgica en torno a la prctica profesional y
las polticas pblicas en el campo de la salud mental y las adicciones, trascendiendo lecturas
que ponen el acento en las dimensiones psi o normativas en trminos exclusivos. Asimismo se
entiende que los desarrollos del libro responden a un enfoque interdisciplinario y podrn aportar
material al estudiantado, habilitando el dilogo con las herramientas conceptuales que puedan
ir adquiriendo en las materias especficas, sobre todo a aquellos que realizan prcticas de
formacin profesional en relacin a la salud mental.
Los autores que participan esta obra, no son solo docentes sino profesionales que se
desempean en el campo de la salud mental. Nos resulta fundamental poder rescatar las
trayectorias mixtas, y valorizar el anlisis de las prcticas cotidianas de aquellos que nos
encontramos trabajando en distintas instituciones de salud.
En cuanto al contenido especfico, caracterizamos el campo de la salud mental, tanto su
estructura como sus polticas; abordamos los temas de la capacidad jurdica para aquellas
personas con padecimiento mental; analizamos el plexo normativo vigente, incorporamos los
relatos de experiencias donde podemos identificar reflexiones en relacin a las condiciones y
puntos de tensin que estructuran las prcticas de los equipos. Como hilo conductor todos los
artculos abordan la problemtica central que se pone en debate en el campo: la dificultad de
concretizar una perspectiva de derechos.
La intencin principal es brindar un material propedutico para aquellos que trabajen la
temtica, tanto estudiantes, docentes o profesionales. Para lo cual, proponemos en diferentes
captulos trabajos prcticos a desarrollar que sirva para discutir y poner en tensin los
materiales que escribimos.
Se incorpora tambin sugerencias de material audiovisual y enlaces externos, que
contribuyen a resaltar la riqueza analtica y de debate que tiene el campo de la salud mental;
esperamos que el mismo resulte dinmico e interactivo. Asimismo quisiramos invitarlos a
revisar la bibliografa sugerida, ya que existen excelentes referentes acerca de los temas
9
trabajados, que pueden aportar a profundizar el anlisis y desarrollar tratamientos ms
especficos, que los que permite la extensin y objetivos de esta publicacin.
No presentamos un material exhaustivo, ni cerrado, y es probable que para cuando esto
llegue a los y las lectores/as, la dinamicidad de lo social haya hecho transformaciones
importantes. Pero creemos que la propuesta central no pierde vigencia: es una invitacin a
indagar, a cuestionar, a no quedarse conforme con lo que nos ofrece la lgica manicomial, a
sumarse al colectivo que cree que otra salud mental es posible.
10
CAPITULO 1
El campo de la salud mental: nociones,
recorridos histricos y perspectivas actuales
Mara Noelia Lpez y Clara Weber Suardiaz
Introduccin
El objetivo de este captulo consiste en realizar un breve recorrido histrico por algunos de
los elementos centrales que componen el campo de la salud mental y que resultan
fundamentales para comprender su complejidad. Asimismo dicha reconstruccin nos permite
comprender la estructuracin contempornea del escenario actual.
Finalmente se introducen algunos ejes de anlisis, respecto a las transformaciones en
curso: legislaciones, modalidad de atencin y problemticas principales que permiten
sistematizar ciertos aportes para profundizar una perspectiva de derechos y cules son las
prioridades analticas frente a las polticas de salud.
11
estando relegada bajo los preceptos manicomiales y asilares. Haciendo un recorrido por las
experiencias histricas ms relevantes vemos que estos preceptos sern una constante.
En primer lugar nos detendremos en la nocin de campo de la salud mental, entendemos al
campo de la salud mental como un campo complejo. El mismo surge en sus orgenes con una
marca de la matriz filantrpica, que an persiste fuertemente, y que se vincula con abordar la
problemtica desde una vertiente moral y humanitaria que apunta a conservar el orden social.
Esta premisa moderna radica en la idea de que el loco tena que ser devuelto a la razn.
Cuando nos referimos a la salud mental estamos haciendo referencia a un concepto
polismico y ambiguo, al cual se le ha dado diversos significados y usos. Es sin embargo un
concepto histricamente dinmico y complejo. Los riesgos que tienen este tipo de conceptos es
que pueden abarcar todo y nada a la vez, fluctuando como un significante vacio. La salud
mental es definida desde diversos mbitos y perspectivas, por lo cual proponemos hacer un
recorrido por el concepto, a fin de introducir sus significaciones histricas.
La salud mental es un campo de conocimientos y prcticas en el mbito de las polticas
pblicas en salud2 (Amarante: 2009). Este campo es constitutivamente complejo, no se basa en
un solo tipo de conocimiento, conteniendo intereses polticos intersectoriales y transversalidad
de saberes. Es as que se puede evidenciar la estrecha relacin entre poder judicial- medicina-
polica- laboratorios (mercado) que son actores fundamentales que le dan un dinamismo
particular al campo.
Para comprender la complejidad del concepto de salud mental tomamos los aportes de
Pierre Bourdieu, quien plantea al campo como un espacio social estructurado de posiciones o
puestos e interacciones objetivas centradas en la produccin, distribucin y apropiacin de un
capital comn y especifico. Los agentes que constituyen el campo poseen intereses especficos
y comunes, que luchan dentro del mismo por la apropiacin del capital, bajo reglas especficas
(Torres, 2012:2). Es decir el campo de la salud mental se estructura a partir de las luchas de
los diferentes actores definidos por diversos intereses muchas veces contradictorios:
corporaciones mdicas y profesionales, laboratorios, usuarios, polticas pblicas, poder judicial.
Esta perspectiva es relacional y dinmica donde hay lmites y estructura las cuales no son
estticas sino que se van configurando histricamente.
La misma se diferencia estructuralmente de la definicin de la OMS que plantea que la
salud mental es: un estado de completo bienestar fsico, mental y social, y no solamente la
ausencia de afecciones o enfermedades., ya que la misma invisibiliza la lucha poltica e
ideolgica en la construccin de prcticas y significados respecto a la forma que histricamente
se ha abordado la salud mental.
Plantear la idea de un estado completo de bienestar, sita un espacio esttico y preformado
que apunta a ciertos estndares de normalidad, sin tomar en cuenta las construcciones
histricas y societales del campo.
Podemos afirmar que hoy presenciamos algunos avances interesantes respecto a la
temtica centrados bsicamente en la Ley Nacional de Salud Mental y Adicciones (26657),
2
Aqu se incluyen saberes y prcticas de distinta ndole: psiquiatra; neurologa, psicologa; psicoanlisis; historia,
antropologa, sociologa etc.
12
sancionada en diciembre de 2010. La Ley en su artculo 3, considera que: La salud mental es
un proceso determinado por componentes histricos, socio-econmicos, culturales, biolgicos y
psicolgicos, cuya preservacin y mejoramiento implica una dinmica de construccin social
vinculada a la concrecin de los derechos humanos y sociales de toda persona.
Es decir, se identifica en el marco legal de nuestro pas un avance en la definicin, que se
encamina hacia la nocin de campo que mencionbamos, no se centra en la enfermedad y
reconoce la complejidad de dimensiones que se entrecruzan.
En este punto creemos de suma utilidad para el anlisis incorporar el concepto de proceso
de salud/enfermedad/ atencin acuado por E. Menendez ya que explica como la correlacin
de fuerzas ha estructurado dicho proceso. La modalidad de asistencia a la salud mental ha
sido construida socialmente como respuesta a los problemas de salud/enfermedad mental.
(Menndez, 2005.) La lgica mdico-hegemnica centra su accionar en la disminucin y/o
contencin de la sintomatologa propia de la enfermedad mental a travs de la administracin
de psicofrmacos, es decir se aborda la situacin slo en trminos de enfermedad, lo que
termina ocultando todos aquellos aspectos que permiten la emergencia del sujeto.3
Nos gustara plantear que una dificultad para pensar el campo de la salud mental siempre
ha sido considerarla separada de los procesos de salud en general, lo cual limita nuestra
perspectiva de anlisis e intervencin. En ese aspecto, resulta sumamente esclarecedora la
definicin de Rodrigues Neto sobre salud:
3
El dispositivo de atencin mdica no slo es estructurado por el saber mdico (aunque en su apariencia se presente
de esta manera) sino que se fundamenta por instancias jurdicas aplicadas por el Estado y se legitima por prcticas
sociales de los distintos actores que participan del proceso. (Menndez, 2005.)
13
hacia una perspectiva de Derechos Humanos, incidiendo tambin en el campo de la salud
mental4 (Torres, 2012:1).
Para comprender estas transformaciones y tener un panorama analtico del campo de la
salud mental, realizaremos un breve recorrido histrico de las modalidades de atencin en
salud mental. De esta manera podemos aproximarnos a dar respuesta a la pregunta Por qu
siguen existiendo los manicomios/ formas manicomiales de forma hegemnica en nuestro
pas? Y cules son las vas de transformacin.
A finales del siglo XV aparece la figura de la Nave de los Locos en Occidente, que eran los
barcos que transportaban de una ciudad a otra con cargamentos de insensatos6 a cargo de
mercaderes y marineros quienes finalmente los dejaban a la deriva en el mar (Garcia Canal,
I:2005). En el siglo XVII esta figura ser remplazada por el Hospital, que Foucault denominar
el Gran Encierro.
El Hospital creado en 1656 en Francia, fue un nuevo lugar social para la locura, que se
destinaba a los pobres de todos los sexos, lugares, edades, sin distincin de clase y en
cualquier estado en que se encuentren, curables o incurables. Es decir que el encierro no
posee una connotacin mdica, de naturaleza patolgica, lo que se lleva a cabo es un encierro
indiscriminado, donde la pobreza y la marginacin se transforma en un mal social que debe
ser encerrado, encarcelado. La internacin no es un problema mdico sino policiaco, aqu
comenzar la estrecha relacin entre hospital y polica (Garcia Canal, I: 2005).
A partir del siglo XVIII comenzar una transformacin que arrastrar tambin
continuidades- centrada en la caracterizacin del loco como una figura de riesgo y peligrosidad,
esto inaugura la institucionalizacin de la locura por la psiquiatra y el ordenamiento del espacio
hospitalario por dichos profesionales. A partir de aqu se asociar a la locura con el concepto
de enfermedad mental, formulado por la medicina, propiciando una estructura de castigo y
tratamiento (Amarante, 2009). Teniendo su punto culmine luego de la Revolucin Francesa,
donde la razn ser el centro de la sociedad, los sin razn deben ser apartados para permitir
el progreso de la sociedad y a la vez el espritu moderno debe permitir humanizar las
instituciones y transformar el hospital en un lugar medicalizado.
4
Las transformaciones en la legislacin normativa interna, marcan una orientacin en la estructuracin del campo,
incidiendo en las prcticas de los equipos de salud y en los operadores judiciales, como tambin resita a los
usuarios y su grupo de referencia como sujetos de derecho.
5
Para la historizacin de las formas de abordaje de la salud mental son ineludibles los aportes tericos realizados por
M. Foucault; I. Goffman y S. Freud.
6
Hasta ese entonces cada ciudad aceptaba hacerse cargo de sus propios locos.
14
Pinel y el alienismo
Reformas Sanitarias7
El escenario de la posguerra de la segunda guerra mundial, fue propicio para las reformas
psiquitricas contemporneas, ya que comenzaron a compararse las condiciones de
internacin con los campos de concentracin, entonces la sociedad comenz a cuestionar el
papel y la naturaleza asilar del saber psiquitrico. Lo interesante de recorrer las experiencias
ms importantes es localizar continuidades y rupturas en las mismas. Cada una de ellas aport
nuevos elementos a las transformaciones del sistema sanitario actual y tuvo influencias en los
dispositivos de salud mental de nuestro pas.
Comunidad Teraputica
En 1959 en Inglaterra Maxwell Jones consagra este trmino aplicando diversas reformas al
hospital que consistan en la adopcin de medidas administrativas democrticas, participativas
y colectivas. Se centr en el cambio de la dinmica institucional. Se incluyen espacios grupales
que apunten a la rehabilitacin, grupos de discusin, reuniones diarias y Asambleas. En estos
espacios participan desde los tcnicos y profesionales hasta los pacientes. La idea de
7
Comnmente se llaman reformas psquiatricas, pero entendemos que este nombre resulta restringido para dar cuenta
del proceso, por lo cual nos referimos a reformas sanitarias. Para el desarrollo completo de las mismas ver Amarante
(2005,2009).
15
comunidad intenta eliminar las jerarquas y establecer una comunicacin libre entre todos los
integrantes.
La principal crtica que se le har a esta experiencia, reside en que se intenta humanizar al
hospital, pero la transformacin se reduce solo al escenario asilar, sin un cambio de
perspectiva ideolgica y societal.
Psicoterapia institucional
Psiquiatra de Sector
16
Antipsiquiatra8
8
Puede verse el relato de esta experiencia en la pelcula, Habia una vez: una ciudad de Locos de Marco Turco(2009)
Disponible en https://www.youtube.com/watch?v=-Y8bpKgoQZY
17
la experiencia italiana), a la vez que cada una de las experiencias nos aporta algunos
elementos para entender el campo actual, ya que sus elementos se han ido resignificando e
incorporndose a la modalidad de atencin actual.
Nuestro pas organiz la atencin en base a los valores alienistas antes descriptos y en
cada poca histrica fue influido por las reformas psiquitricas.
Los jesuitas tuvieron el monopolio de la atencin mdica en Buenos Aires hasta su
expulsin de Amrica en 1767 y sus bienes fueron expropiados y destinados a obras de utilidad
pblica. En 1770 los religiosos de Nuestra Sra. de Beln (betlehemitas) construyeron una casa
para internacin de incurables, locos y contagiosos, ms tarde fue habilitado como Hospital
General de Hombres. El aumento en las internaciones de alienados exigi separarlos del resto
de las personas enfermas y fue as que se dise un sector especial, cuya denominacin oficial
fue Cuadro de dementes.
En 1860 la Sociedad Filantrpica presidida por el Dr. Ventura Bosch se encarga de la
construccin de la Nueva Casa de Dementes. Inaugurada en 1863 bajo el nombre Hospicio
San Buenaventura recibe internos del Hospital de Hombres(luego hospicio de las Mercedes)
En el ao 1876 Melndez es designado director del Hospicio de las Mercedes9, siendo una de
sus preocupaciones la de establecer claramente una delimitacin del espacio manicomial a
travs de las admisiones (Mendoza, 2009).
La intervencin filantrpica tendr una fuerte injerencia en el abordaje de la salud mental
hasta el gobierno peronista, momento en el que los hospitales y hospicios que dependen de las
instituciones religiosas y de beneficencia pasan a funcionar bajo la administracin del Estado.
No obstante pese a que la corriente higienista modific todo el sistema de salud, la salud
mental sigui estando relegada bajo los preceptos manicomiales y asilares.
Bajo la poltica desarrollista se registran durante la dcada del 60 nuevas experiencias
inspiradas en las reformas y dentro de los grandes manicomios como: centros de da, grupos
teraputicos, comunidades teraputicas, residencias de salud mental, formacin de equipos
interdisciplinarios.10 Podramos afirmar junto con Vanier y Carpintero (2005) que las mayores
transformaciones se dieron en este periodo, paradjicamente en la dictadura de Ongania. No
obstante ello, la respuesta manicomial continu teniendo vigencia en la dcada de 1960 porque
en definitiva no se haba logrado superarla desde las propuestas de abordaje
desinstitucionalizantes.
Este perodo histrico puede ser denominado como un perodo de rupturas y continuidades.
Porque se comenzaron a cuestionar fuertemente los postulados del alienismo y sus prcticas
para el tratamiento de la locura, por parte de profesionales y tcnicos enrolados en corrientes
9
El hoy denominado Hospital J.T. Borda.
10
Con una gran participacin del pensamiento de Pichn Riviere, Mauricio Goldemberg, distintas corrientes de
psicoanlisis en conjunto con la movilizacin y politizacin de la sociedad.
18
ideolgicas progresistas y en perspectivas tericas vinculadas estrechamente al marxismo y al
psicoanlisis. Y de continuidades, porque no logr destituir como dispositivo de atencin
hegemnico al hospital psiquitrico, en este sentido las diferentes dictaduras militares
colaboraron definitivamente a que esto no suceda, contando el campo de salud mental con
miles de desaparecidos militantes y profesionales.
En la dcada del 90 se reinaugura un perodo filantrpico en nuestro pas, resignificado y
bajo discursos humanistas se plantea como la modalidad de intervencin social ms
transparente y desinteresada. La implantacin de un modelo neoliberal que posibilit la
consolidacin de un Estado con injerencias mnimas de intervencin en lo social. Desde esta
lgica de funcionamiento para la atencin de las manifestaciones de la cuestin social, los
locos nuevamente no fueron incluidos como poblacin prioritaria.
La atencin de la salud mental en el mbito de lo pblico fue deteriorndose
progresivamente. En algunos lugares se desarrollaron polticas que, bajo un discurso de
desmanicomializacin, se propusieron la creacin de dispositivos de atencin alternativos a la
institucin asilar. Nuevamente se cuestiona la atencin de la salud mental centrada en el
hospital neuropsiquitrico pero no se logra proyectar su eliminacin (Mendoza, M: 2009).
Como lo afirma Alberdi (2012) las prcticas alternativas a la asistencia manicomial conviven
(de manera a veces conflictiva y en otros en calma), con las prcticas ms tradicionales y
conservadoras de la psiquiatra porque se produce un aggiornamento que no posibilita la
construccin de cambios de fondo.
Podemos afirmar que el acontecimiento ms importante en los ltimos aos para la salud
mental ha sido la sancin de la Ley N 26.657, en el ao 2010; que abri la puerta para que un
paradigma de derechos comience a consolidarse con mayor profundidad. En este proceso,
puede evidenciarse la existencia de una tensin constitutiva en los planteos de la ley, en los
lineamientos de la poltica y la poltica social efectiva. Punto fundamental a tener en cuenta en
la reflexin sobre las prcticas en el campo.
Una ley habilita a muchas prcticas y concretizacin de derechos, pero no cambia por s
sola el hecho de que nos encontramos en una sociedad que privilegia los mecanismos de
control. Otra configuracin del campo es que la lgica manicomial persiste como pensamiento
heredado11, tomando cuerpo en las polticas de asistencia (Castoriadis, 2010). Es decir, una
persona con padecimiento mental requiere un recurso, entonces requiere un certificado de
discapacidad, requiere ser nominada como discapacitado. Un esquizofrnico, es un enfermo,
requiere de alguien que tome las decisiones por l, ya que no tiene capacidad para hacerlo por
11
Para el autor el pensamiento heredado deriva de la lgica identitaria y la teora de conjuntos, es decir, lo social es
posible de ser categorizado de manera binaria, de tener correspondencia en un conjunto o en otro, debe tener una
identidad claramente definida, anulando las tensiones y contradicciones (2010).
19
el mismo. Estas son expresiones del pensamiento heredado que van moldeando los criterios
de acceso de las polticas asistenciales.
Otra tendencia interesante que se da en el campo y se articula justamente con la escasez
de polticas sociales que contemplen la problemtica de la salud mental, es su indistincin con
la discapacidad. Daz, F. y Radiszcz, S. (2012) advierten que hay una tendencia a la
banalizacin de la locura (parafraseando a Arendt) ya que al inscribir a la locura en el campo
de la discapacidad, le otorga una figura cada vez ms similar a la de retraso mental. Una figura
inocua, dominable, situada dentro de un campo definible y gestionable, puesta precisamente en
un lugar de certezas.
Indiana Vallejos (2009) realiza un anlisis interesante respecto a la certificacin de la
discapacidad a fin de acceder a ciertos beneficios en las polticas sociales. Plantea que el
Estado requiere de la certificacin de la discapacidad para operar la seleccin de los
destinatarios de las polticas. El certificado de discapacidad es el que opera como lazo que
permite el acceso a las polticas de integracin social. Esto nos habla de la focalizacin y la
fragmentacin de la poltica social en salud mental.
Si bien entendemos que el agravamiento de los padecimientos subjetivos y cuadros ms
severos como las psicosis y los llamados trastornos de la personalidad no son incorporados
dentro de la clasificacin de la discapacidad -no comparten ni sus presentaciones, ni sus
caractersticas-, habitualmente son incluidos en el campo de la discapacidad como
mencionaban los autores Daz y Radiszcz. Los protocolos de acceso a los recursos tambin las
asemejan planteando -tanto desde la CIF (Clasificacin Internacional de funcionamiento para la
discapacidad y la salud) como los distintos formularios (certificado de discapacidad, pensiones
graciables)-, como discapacidad mental.
Frente a este mal entendido muchas veces tanto los equipos de salud como los propios
usuarios recurren a la certificacin de la discapacidad como estrategia tanto para incrementar
sus ingresos monetarios como para acceder a ciertas prestaciones sociales, ante la
inexistencia de un sistema de polticas sociales de proteccin integral que respondan a las
situaciones problemticas de las personas con padecimiento mental.
De esta manera, los pases de transportes para personas con discapacidad, las pensiones
por discapacidad, jubilaciones por discapacidad, cupos de empleo estatal, prestaciones por
discapacidad de PAMI, entre otras pocas, resultan fundamentales para que los usuarios de
salud mental puedan acceder, a los bienes y servicios mnimos para poder vivir.
Si es el certificado el que opera como lazo que ata a la lbil red de proteccin
social, obtener el certificado se torna un derecho que otorga derechos y se
constituye en un capital que permite fortalecer la inscripcin relacional, al
permitir el acceso a los beneficios sociales, aunque a costo de la
estigmatizacin (Vallejos, I. 2009:9).
Siguiendo a los autores mencionados, entonces podemos ver como la locura se disuelve en
la discapacidad, por un lado por resultar una figura menos conflictiva, donde uno puede
20
clasificar y tener certezas de las caractersticas del otro (y as no encontrarse con la
incertidumbre, lo inesperado del padecimiento) y por otro no habla de la focalizacin,
fragmentacin y escasez de polticas pblicas adecuadas para las problemticas particulares
del campo de la salud mental.
Otra de las caractersticas que transverzalizan el campo tiene que ver con la
medicalizacin de la vida cotidiana. En este punto no solo se trata del campo de la salud,
sino que lo preocupante es que el frmaco ha pasado a ser un elemento ms dentro de los
procesos sociales.
Siguiendo a Faraone y otros, los autores plantean una nocin del concepto de
medicalizacin, al que definen como:
Este no resulta un concepto nuevo, pero varios autores plantean que estamos frente a un
proceso donde se profundiza cada vez ms este aspecto.
A partir de la dcada de 1950, con el primer frmaco el campo de la salud mental tuvo una
transformacin importante, sobre todo porque la medicacin aliviaba algunos de los sntomas
de padecimiento subjetivo. Esto unido al desconocimiento de las causas de la locura y la fuerte
impronta capitalista de mercantilizacin -que conlleva la obligacin de estar bien en todo
momento- llev a un proceso de fetichizacin del medicamento.
A nivel general esto reforz una mirada centrada en un modelo mdico-hegemnico
psiquitrico, que anula la subjetividad y refuerza el avance de la medicalizacin cmo
respuesta al sufrimiento. Los problemas no-mdicos son definidos y tratados como problemas
mdicos, generalmente en trminos de enfermedades o desrdenes, utilizando un lenguaje
mdico para describirlo, adoptando un marco mdico para entenderlo, y/o utilizando la
intervencin mdica para "tratarlo (Barcala, A 2012; Foucault 2010).
Si la medicacin resuelve por s misma los problemas, no es necesario pensar, reflexionar
sobre los condicionantes de la vida, lo cual resulta sumamente funcional para la lgica
capitalista y excelente para el mercado.
Existen desarrollos temticos exhaustivos sobre este punto (ver Faraone, S, 2010 y Barcal
A. 2012) pero lo que aqu interesa resaltar es que las luchas contra la medicalizacin e
institucionalizacin psiquitrica constituyen trayectos de la misma lucha contra la
mercantilizacin de la vida y un elemento transversal del campo de la salud mental.
A modo de sntesis, entendemos que se han producido cambios importantes; la ley
nacional de salud mental est arraigada en una nocin de derechos humanos y en una
sustitucin del paradigma manicomial, cuyo espritu se puede resumir en el artculo 27 que
plantea la no construccin de nuevos manicomios y la adaptacin y sustitucin de dispositivos
21
alternativos12. Sin embargo, este proceso no ocurre aisladamente en el campo de la salud
mental, con sus propias reglas, y en el juego con sus propios actores si no que es parte de las
transformaciones societales en su conjunto; es decir, en relacin a las caractersticas que
adquieren las polticas sociales y del Estado contemporneo, a los procesos de globalizacin
que se expresan, en los cambios societales, en las transformaciones en la subjetividad
contempornea y en los lineamientos polticos financieros del capitalismo actual.
A modo de conclusin
Este sinttico recorrido nos plantea en trminos de Menndez (2005) que la respuesta
asistencialmanicomial y homognea no se instala solo en la institucin manicomial, sino que
existe como perspectiva de anlisis y abordaje de la locura en toda la sociedad. Es as que
persiste una modalidad de abordaje tutelar en el campo de la salud mental, bajo el auspicio del
poder judicial y polticas pblicas coherentes en esa direccin. En trminos generales esta
lgica dificulta pensar en respuestas singulares frente al padecimiento de los sujetos.
La nocin de campo y de proceso de salud enfermedad/ atencin nos permite plantear
escenarios complejos que se encuentran atravesados por el manicomio ms all de la
institucin formal. Donde los vestigios de lo manicomial existen en los resquicios de todos los
dispositivos y las perspectivas de los profesionales, la comunidad, y los mismos usuarios.
El escenario actual de la salud mental en nuestro pas implica transformaciones en las
polticas pblicas en la materia, de las legislaciones vigentes, en la capacitacin de
profesionales, en los discursos y prcticas y en las formas de abordaje, etc. Luego de varios
aos de discusiones se comienzan a visibilizar las tensiones y los actores en disputa, por una
forma distinta de pensar y abordar la salud mental.
En los ltimos aos nuestro pas ha incorporado a su legislacin un corpus de elementos
normativos que apuntan a conformar de otra manera el campo de la salud mental: Ley Nacional
de Salud Mental N 26.657; la Convencin Internacional para personas con discapacidad, etc.
La transicin de un paradigma de tutela y asilar al de derechos marca tensiones entre los
actores en puja del campo de la salud mental, intereses contrapuestos, cambios de prcticas y
estrategias de los equipos de salud y operadores judiciales. Se han creado nuevos servicios y
dispositivos para la atencin de sujetos con padecimiento mental, los equipos de salud no son
nicamente dirigidos por mdicos-psiquiatras, la problemtica ha adquirido mayor visibilidad a
partir de trabajar en trminos de inclusin social. Sin embargo estos cambios ocurridos no
tienen correlato con polticas pblicas o en la articulacin de las experiencias e iniciativas
mediante un plan de salud mental nacional y provincial e intersectorial (Torres, 2012).
12
ARTICULO 27: Queda prohibida por la presente ley la creacin de nuevos manicomios, neuropsiquitricos o
instituciones de internacin monovalentes, pblicos o privados. En el caso de los ya existentes se deben adaptar a
los objetivos y principios expuestos, hasta su sustitucin definitiva por los dispositivos alternativos. Esta adaptacin y
sustitucin en ningn caso puede significar reduccin de personal ni merma en los derechos adquiridos de los
mismos. (LNSM 26.657)
22
Es necesario como sociedad que sigamos indagando en la pregunta de porque no hemos
podido superar una respuesta asilar a la salud mental, los indicios a este interrogante lo
encontramos en la historia y el anlisis de las polticas pblicas.
Entonces en este punto podemos decir que nos encontramos en un momento de transicin.
Es decir, los tiempos actuales son donde las lgicas manicomiales persisten an y lo nuevo no
acaba de consolidarse. Entendemos, que en este contexto, se favorecen las discusiones
interdisciplinares la participacin de los sujetos y el anlisis de la complejidad del campo de la
salud mental.
23
Trabajo Prctico sugerido
Elegir una de las siguientes pelculas y realizar un anlisis de la misma recuperando los conceptos
trabajados en el texto. Proponemos que se haga hincapi en las siguientes cuestiones:
Luego de ver la pelcula, elaborar una ficha tcnica: director, ao, nacionalidad. Analizar si estos
datos estn relacionados con los contenidos de la pelcula, su ideologa, el contexto, etc.
Sntesis de la pelcula: debe exponer el argumento central de forma breve, sucesin de
eventos importantes, marcar lo explcito y lo implcito. Ver cules son los elementos objetivos:
Narracin, planos, encuadres, montaje, sonido, color, etc. Se puede seleccionar alguna
escena que consideres de importancia y analizarla.
Relacionar estos elementos con los contenidos tericos trabajados.
Haba una vez una ciudad de los locos de Marco Turco (Italia, 2009).
Haba una vez la ciudad de los locos parte 1
Bicho de siete cabezas de Laz Bodansky. (Brasil, 2001)
https://www.youtube.com/watch?v=kYeejEXpvFo
Comunidad de locos de Ana Cutuli (Argentina, 2005).
https://www.youtube.com/watch?v=_Yr9C00yiDo
24
Bibliografa
Amarante, P. (2009). Superar el manicomio. Salud mental y psicosocial. Bs.As: Topia Editorial.
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25
Marco Normativo
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DNSMyA (Comp.): Instrumentos internacionales de derechos humanos y salud mental. Ministerio
de salud de la Nacin, 2010. Disponible en
http://www.msal.gob.ar/saludmental/index.php/informacion-para-equipos-de-salud/publicaciones
Ley N 26.657. Ley Nacional de Salud Mental. Argentina. Sancionada: Noviembre 25 de 2010.
Promulgada: Diciembre 2 de 2010
26
CAPTULO 2
Implementacin de la Ley Nacional de Salud
Mental y Adicciones y el enfoque de derechos
humanos de los efectores de atencin de salud
mental de la provincia de Buenos Aires
Lic. Noelia Rodrguez, Lic. Noelia Lpez, Lic. Jacqueline
Torres, Lic. Carolina Chabat, Lic. Natalia Rochetti,
Lic. Laura Andreoni, Lic. Clara Weber Suardiaz y
Lic. Roxana Zunino13
Introduccin
13
Integrantes del grupo de estudios: Salud Mental y Polticas Pblicas de CETSyS FTS/UNLP
27
Este trabajo no habra sido posible sin la colaboracin annima de numerosos colegas y
operadores del sistema de salud pblico de la provincia quienes nos brindaron su tiempo,
saberes y experiencias.
28
derechos humanos (). Esta calificacin es la que da coherencia interna a todo el articulado
de la ley y la que le otorga validez jurdica en nuestro rgimen constitucional, conforme lo
normado por el art. 75 inciso 23 de la CN, que establece que es facultad del Congreso de la
Nacin legislar y promover medidas de accin positiva que garanticen el pleno goce de los
derechos reconocidos por los tratados de derechos humanos () tal como se ha resuelto en
reiterada jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia de la Nacin (Martnez M y Wolkowicz
A; 2012 en Torres op.cit).
La normativa recupera aportes tcnicos de organismos como la Organizacin Mundial de
la Salud y la Organizacin Panamericana de la Salud respecto al desarrollo de un modelo de
atencin comunitaria, destacndose la Declaracin de Caracas para la restructuracin de la
atencin psiquitrica de 1990, los Principios de Brasilia de 2005, rectores para el desarrollo
de la atencin en salud mental y el Consenso de Panam 2010 de la Conferencia Regional
de salud mental.
En el marco de la Ley Nacional n26657 y del decreto reglamentario 603/2013 en octubre
de 2013 se formula el Plan Nacional de Salud Mental, en que se plasma que los
responsables de la aplicacin, monitoreo y evaluacin sern el Ministerio de Salud de la
Nacin, Secretara de Determinantes de la Salud y Relaciones Sanitarias y Direccin
Nacional de Salud Mental y Adicciones.
El Plan consta de un conjunto de pautas generales que permitirn hacer efectiva la fun-
cin de rectora del Estado en los distintos niveles jurisdiccionales, la gestin de las reas
competentes en la implementacin de las acciones y la integracin del componente de
Salud Mental y adicciones en las polticas pblicas de salud (Plan Nacional de Salud
Mental; 2013:28).
Si bien este plan plasma los principios fundamentales de la LNSMyA, el mismo no se
traduce en una planificacin operativa para las provincias, ni en un presupuesto asignado, ni en
el desarrollo de acciones especficas para cada rea. Es decir, sirve como orientador de los
pasos a seguir para cada instancia gubernamental.
Finalmente, en la adecuacin de la normativa provincial, cabe mencionar que en noviembre
de 2013 por el decreto ley 14.580 nuestra provincia adhiere a la Ley Nacional de Salud Mental
y adicciones n 26.657, dando un plazo de 36 meses para instrumentar las reformas necesarias
que se plantean en esta ley.
Marco metodolgico
16
Ver decreto 187/2011 y resolucin 3695/12 M.de salud Pcia. De Bs.As.
29
Especficamente se tom como referencia el mapeo de efectores publicado al 30 de
diciembre de 2013, en la pgina web de la direccin provincial de Salud Mental17 y el mapeo de
la web de SADA sobre la red de centros provinciales de atencin18.
Se entiende por efectores a las instituciones y servicios que con independencia de su
ubicacin en la red sanitaria provincial, definan su razn de ser por la realizacin de
prestaciones destinadas a la promocin, prevencin, asistencia y/o rehabilitacin en materia
de salud mental y atencin de las adicciones. En sentido estricto este estudio incluye a los
hospitales especializados en salud mental de dependencia provincial sean interzonales,
zonales o subzonales; los hospitales generales de agudos de carcter provincial sean zonales
o interzonales, y los centros provinciales de atencin (CPA) de las red de adicciones; que
desarrollan prestaciones especificas en materia de salud mental y atencin de las adicciones
bajo distintas modalidades teraputicas19.
Por modalidad teraputica se entiende la organizacin estratgica de recursos y prcticas
que un efector establece para llevar adelante la ejecucin de sus prestaciones. En este estudio
se consideran dos modalidades generales la internativa y la ambulatoria esta ltima
subdividida en consultorio externo y hospital de da.
Nos interes analizar el tipo de prestaciones y prcticas que desarrollan las instituciones
seleccionadas. Las prestaciones refieren a la produccin institucional de bienes y servicios, es
decir las propuestas, dispositivos, programas, proyectos que cada institucin pone en marcha
para la produccin de acciones de prevencin, promocin asistencia y/o rehabilitacin en
materia de salud mental y adicciones. Toda prestacin comprende requerimientos materiales,
temporales, espaciales y una articulacin especfica de prcticas disciplinares,
interdisciplinarias y de sostn (administrativas, de mantenimiento) sin las cuales no tendran
materialidad ni razn de ser.
La propuesta metodolgica consisti en un estudio exploratorio y descriptivo, considerando
que dicho diseo permite elaborar una caracterizacin del objeto de estudio con un fuerte
nfasis en recuperar la perspectiva de los actores involucrados en los procesos sociales que se
pretenden analizar. Este tipo de diseo permiti rescatar la perspectiva de los profesionales, la
comprensin de los significados atribuidos por ellos a los sucesos, situaciones y acciones,
prcticas posibilitando as el abordaje interpretativo a partir de nuestra inclusin como
investigadoras en el campo de estudio.
En trminos generales, la metodologa de investigacin se desarroll principalmente a
travs de una encuesta administrada a los distintos efectores de salud mental; lo cual permiti
en un segundo momento identificar a informantes claves con los cuales se mantuvo entrevistas
en profundidad. Tambin se agreg el anlisis de documentos oficiales, producidos durante el
ao 2013, los cuales hacen referencia a la adecuacin a los marcos normativos vigentes en
17
http://www.ms.gba.gov.ar/sitios/saludmental/guia-de-recursos/
18
http://www.sada.gba.gov.ar/adonde/index.php
19
Quedan excluidos del presente estudio los efectores de salud mental y atencin de las adicciones de dependencia
nacional y municipal .Dentro de la red provincial tomada como referencia se ha excluido de forma intencional a las
comunidades teraputicas propias y conveniadas sujeto de futuros estudios.
30
salud mental. Asimismo se incluy bibliografa sobre el tema, investigaciones previas e
informes tcnicos de diversos organismos que pudieran aportar al anlisis de los datos.
La aplicacin del cuestionario se inici, como prueba piloto, en los efectores de Regin
Sanitaria XI, ya que tenamos mayor accesibilidad, dado el conocimiento por parte del equipo
de trabajo de los referentes de los servicios de salud mental. Para el acceso a las dems
Regiones Sanitarias se utiliz la modalidad de encuesta auto-administrada, indicando funcin
desempeada en el servicio de salud mental, previa comunicacin e intercambio por parte de
los integrantes del equipo20.
Las variables e indicadores de la encuesta fueron el tipo de efector, prestaciones y prcticas
(modalidad de atencin grupal, comunitarias, articulacin intersectorial, recursos y estructura
para la atencin (estructura, recursos humanos, formacin y reas de capacitacin), poblacin
y presentaciones clnicas habituales (poblacin que se atiende, procedencia de la poblacin,
diagnsticos y motivos de consultas).
En cuanto al alcance si bien se remitieron a los efectores, se identificaron numerosas
dificultades21 para que los equipos aceptaran recepcionar la encuesta o en caso de hacerlo
para remitirlas en tiempo y forma. La informacin solicitada en la encuesta tambin requiri que
los encuestados debieran contactarse con reas del efector, como el servicio de estadstica
para ofrecer informacin especfica, vinculada, por ejemplo a la cantidad de poblacin que
atiende el servicio, lo cual retras la entrega de las encuestas.
En el actual contexto del complejo campo de la salud mental, podemos identificar un avance
en cuanto las discusiones y acciones guiadas por una perspectiva de derechos humanos,
donde los distintos niveles provinciales se han puesto a trabajar por realizar modificaciones. No
obstante, existen algunos elementos que dan cuenta de esfuerzos que quedan aislados frente
a tal complejidad, sin poder consolidar una poltica pblica intersectorial, que brinde respuestas
a largo plazo.
Los derechos a la salud mental han sido relegados durante dcadas. Las instituciones
estatales han actuado de manera aislada para alcanzar sus objetivos y los usuarios, la(s)
familia(s) y las comunidades han quedado como nicas responsables de coordinar los
esfuerzos y recursos. Entendemos que revertir esta situacin que ha sido histrica requerir los
esfuerzos de los distintos actores que integran la poltica pblica no solo de salud. Ya que no
20
Se obtuvieron 17 encuestas a los siguientes efectores: 6 CPA (representativos de Regin Sanitaria III, V, XI); 7
Hospitales Generales (representativos de Regin Sanitaria I, III, IV,V,VI,X,XI); 4 Hospitales Monovalentes (VI, VIII,
XI) y 3 especializados (regin sanitaria XI).
21
Algunas de estas dificultades han tenido que ver en primer lugar, con un dficits de las instituciones en cuanto
registro y datos estadsticos que les permitan caracterizar sus servicios y dinmicas. A su vez, el escaso tiempo que
tienen los equipos y las mltiples actividades que deben desarrollar en las instituciones dificultan dedicarle tiempo a
la realizacin de encuestas o a ser entrevistado.
31
se puede garantizar los derechos a la salud mental si las instituciones y los actores encargados
de disear e implementar las polticas de Salud Mental no reconocemos y articulamos los
esfuerzos que realizan la(s) familia(s), los equipos profesionales y las instituciones. Sabemos
que el camino se ha comenzado a transitar en esta direccin pero falta un largo proceso para
que podamos pensar en una provincia sin manicomios.
Desde la indagacin realizada por el Grupo de Estudio, hemos intentado relevar las
dificultades en terreno y analizar los puntos prioritarios de accin, realizando observaciones
constructivas para aportar a la reflexin del campo de la salud mental.
El presente trabajo se propuso desarrollar una caracterizacin de los efectores que
conforman la red de Salud en la Provincia de Buenos Aires, as como describir el estado de
situacin de los efectores en relacin a la implementacin de la LNSM.
Apuntamos a que los datos de esta investigacin se constituyan como insumo para la toma
de decisiones en el mbito legislativo con el objetivo que aporten y orienten en el diseo de
polticas pblicas para la adecuacin y el desarrollo de la red de servicios en salud mental
enmarcadas en la normativa vigente.
De los datos relevados en esta investigacin se identifican tres nudos problemticos
principales para ser abordados en el marco de la transformacin de los procesos de atencin
en salud mental:
32
se converta en un lugar donde vivir, ms que en un centro asistencial donde recuperarse
(Cohen- Natella. 2013:42).
En este sentido queremos subrayar que, tal como lo plantea la LNSMyA, los monovalentes
deben cerrarse, con lo cual toda transformacin debe tener ese horizonte.
33
4. Deficiencias estructurales de la Red de Salud Mental
Las diferentes experiencias alternativas a las lgicas manicomiales, muestran una
adecuacin de los recursos humanos. No obstante, en general, no ha habido incorporaciones
de trabajadores de planta dentro de la carrera hospitalaria de nuestra provincia. Muchas de
estas experiencias en territorio son sostenidas por becarios, residentes o bajo contrataciones
precarizadas. Lo cual presenta diversas dificultades para los trabajadores profesionales como
ser, la imposibilidad de concursar, generar antigedad laboral, recibir un salario acorde y
fundamentalmente consolidar los espacios de trabajo.
Segn los datos obtenidos en la presente indagacin, los profesionales de planta en general
constituyen equipos de trabajo con experiencia en intervenciones psicosociales y no tanto en
intervenciones comunitarias y asistenciales. La mayora, est conformado por psiclogos y en
menor medida mdicos (de distintas especialidades) y trabajadores sociales, siendo escasa la
incorporacin de otras profesiones. (Enfermera, terapia ocupacional, fonoaudiologa, etc.)
Resulta necesario aunar ambos aspectos en la atencin: lo psicosocial y lo comunitario.
Respecto a las Guardias de Psiquiatra/ Salud Mental tanto los hospitales monovalentes
como los hospitales generales que tienen Servicio de Salud Mental con internacin, estn
conformadas y dirigidas por psiquiatras de planta. Tanto psiclogos como trabajadores sociales
se incorporan a las mismas como residentes o pasantes, no existiendo su incorporacin formal
a la misma.
34
Del anlisis de los datos tanto de las encuestas como de las entrevistas es importante
subrayar, que si bien se ha ampliado el espectro de atencin en salud mental con la apertura
de camas, consultorios externos servicios y programas, sigue prevaleciendo la atencin
psiquitrica como preponderante. Este punto es fundamental ya que indica que se debe
reforzar la conformacin de equipos interdisciplinarios para los distintos servicios, a fin de que
puedan consolidarse experiencias integrales de atencin.
De este modo se corre el riesgo de que los consultorios externos se conviertan en
estipendios de medicacin y las camas en Hospitales generales continen funcionando bajo la
misma lgica manicomial.
Una epidemiologa rigurosa en la provincia que d cuenta de las enfermedades prevalentes
y la cantidad de poblacin que requiere atencin tambin permitira planificar estratgicamente
que servicios y que modalidades son necesarias.
Otro elemento que no contribuye a consolidar un modelo de atencin de base comunitaria e
interdisciplinaria, es la fragilidad de inclusin que tienen los profesionales en los servicios.
Algunos efectores que han incorporado servicios de salud mental incluyen a las distintas
disciplinas, pero los profesionales no son exclusivos de esos servicios, teniendo que repartir
sus actividades en distinta reas o permaneciendo bajo contrataciones precarias que no
permiten una estabilidad laboral.
35
Algunas acciones posibles son:
a) Desplazar el eje de la atencin desde los hospitales psiquitricos a la comunidad, por
ejemplo, como se ha hecho en algunos lugares, a travs de la oferta de atencin en
salud mental en centros integrados de salud mental y adicciones.
b) Desarrollar Servicios Comunitarios de Salud Mental, por ejemplo a travs de de centros de
atencin primaria de la salud, postas sanitarias, centros integradores comunitarios, etc.
c) Integrar la atencin a la salud mental en los servicios de salud. En este sentido, la
LNSMyA en su artculo 28 dispone que las internaciones de salud mental deben
realizarse en hospitales generales. Sin embargo, como mencionbamos, la apertura de
plazas en hospitales generales no debe constituirse en la nica propuesta alternativa de
adecuacin, sino que se debe promover dispositivos intermedios como hospitales de da,
casa de medio camino, residencias asistidas, etc. Estos dispositivos permitirn un
trabajo con la poblacin de larga estancia de internacin en la medida en la que se le
podr ofrecer, por ejemplo un servicio de alojamiento destinado a personas con
padecimiento mental que por los atravesamientos psicosociales requerirn de un espacio
de residencia transitoria en el que podrn recibir acompaamiento teraputico en el
proceso de inclusin en dispositivos por fuera del espacio de residencia. En ese periodo
los usuarios podrn adquirir y/ o recuperar habilidades que perdi por el proceso de
institucionalizacin en el hospital monovalente.
- Conformacin de un rgano de Revisin Provincial (tal como lo plantea la LNSMyA),
integrado por distintos actores del campo, que pueda observar los procesos de
transformacin, fiscalizar y realizar sugerencias.
- Instrumentar a nivel provincial la unidad de defensa de acuerdo al art. 22 de la LNSMyA.
- Se hace necesario que las pericias de capacidades realizadas por operadores judiciales
se realicen de acuerdo a los parmetros de la Convencin para personas con
discapacidad y la LNSMyA. En la cual se indica que la evaluacin debe ser
interdisciplinaria, partiendo de la capacidad de la persona y discriminando cules son los
actos de la vida cotidiana que puede realizar y en cules necesita algn tipo de apoyo.
- Por otra parte es importante mencionar, que desde un punto de vista intersectorial,
algunos dispositivos habitacionales, pueden ser comprendidos como parte de la red,
aunque no pertenecen al sector salud, pueden formar parte de la red de salud mental,
por ejemplo unidades convivenciales, viviendas cogestionadas (Estado/ usuarios), etc.
- En cuanto al escaso desarrollo de la epidemiologia en salud mental, se propone la
creacin de un sistema de informacin que permita obtener informacin fidedigna que
oriente a la poltica pblica, permitiendo atender a problemticas prioritarias en torno a la
red de servicios de salud mental.
36
- Sera fundamental trabajar en el diseo de planes asistenciales y de insercin social
especficos para la problemtica de la salud mental, que excedan el rea de
discapacidad22 .
- Coordinacin con los municipios, el desafo de armar una red de salud mental
aprovechando el despliegue territorial que tienen los municipios, facilitando el acceso de
las poblaciones a su atencin (coordinacin con CAPS, postas sanitarias, Cics, planes y
programas de desarrollo social, emprendimientos productivos, etc). Asimismo, definir
planes y programas tendientes a la construccin de dispositivos para los usuarios de
larga estancia (tales como residencias asistidas, casas de convivencia, centros de da).
- Cambio de nominacin de los servicios de salud mental. Se prev que los servicios que
atienden poblacin usuaria de salud mental dejen de llamarse Servicio de Psiquiatra y/o
guardia Psiquitrica por Servicio de urgencias en salud mental. Incorporacin formal de
distintas disciplinas a las guardias de salud mental.
- Relocalizacin, reconversin e incorporacin de recursos humanos, a fin de trabajar en
dispositivos de externacin con modalidad de abordaje comunitario, con base en la
prevencin y promocin de la salud. Esto incluye por ejemplo la instruccin de los
profesionales que ya se encuentran en actividad con orientacin comunitaria y territorial
en la formacin.
- Impulsar el diseo de planes de formacin de grado y post grado que promueva la
atencin de salud mental interdisciplinariamente, basados en los principios de atencin
primaria de la salud comprendiendo un trabajo intersectorial.
- La formacin de residentes de las diferentes disciplinas y otras disciplinas tales como la
enfermera debe adecuar su programa de formacin a los lineamientos de atencin
comunitaria.
- Es necesario la incorporacin de tcnicos y agentes, tales como acompaantes
teraputicos, asistentes personales o figuras de apoyo como personal de planta en la red
de atencin de la salud.
- Definir programas provinciales destinados a la inclusin laboral en igualdad de
condiciones.
- Contar con recursos asistenciales (subsidios, pensiones, programas) que permitan al
usuario vivir en la comunidad en condiciones dignas
- Para la reconvercin de los hospitales monovalentes, una de las acciones que se hace
fundamental es el cierre de las internaciones como modalidad de atencin. En tanto, se
continen admitiendo usuarios a los efectores difcilmente se va a generar una
sustitucin en la atencin.
22
Hoy se recurre a las Pensiones por Discapacidad; Pases de trasportes por Discapacidad, Programa Vuelta a Casa,
que no abarcan la problemtica en su complejidad.
37
Trabajo Prctico sugerido
http://www.pagina12.com.ar/diario/psicologia/9-210230-2012-12-20.html
http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/radar/9-8480-2012-12-23.html
https://gruposaludmentalfts.files.wordpress.com/2014/02/nota-le-monde-feb-
2014.pdf
38
Bibliografa
39
CAPTULO 3
Capacidad Jurdica: Teoras, implicancias
y prcticas
Roxana Zunino y Jacqueline Torres
Introduccin
El presente trabajo intenta ser un aporte para pensar sobre las prcticas en salud mental a
partir de los cambios legislativos-normativos que necesariamente requieren de la reflexin de
los procesos de intervencin de los profesionales, particularmente de los trabajadores sociales.
Se pueden situar dos paradigmas en tensin, el paradigma de tutela que se fundamenta en
la concepcin de las personas con padecimiento mental como objetos de tutela y proteccin.
Se restringe la capacidad de ejercicio de los derechos, bajo la excusa de proteger a las
personas con discapacidad de los riegos y/o peligros de la vida en sociedad, sustituyendo a la
persona en la toma de decisiones. El diagnstico mdico-psiquitrico se constituye en el
insumo bsico para determinar la insania o inhabilitacin jurdica de una persona con
padecimiento mental.
En contraposicin, podemos mencionar la Convencin sobre los Derechos de las Personas
con Discapacidad CDPD (Ley 26. 378), marcando un cambio crucial en el enfoque hacia un
perspectiva de la discapacidad basada en los derechos humanos. Se funda en el modelo
Social de la discapacidad, entendiendo que la discapacidad obedece a causas netamente
sociales. La Ley Nacional de Salud Mental n 26.657 fue sancionada el 23 de Noviembre de
2010, derogando la ley 22.914. La sancin de la ley se constituy en un avance al establecer
un piso mnimo en garanta de derechos, siendo el Estado quien debe garantizar el ejercicio de
los mismos. Introduciendo la presuncin de la capacidad y la revisin de la sentencia en el
lapso de tres aos, adems del cambio de paradigma en el enfoque asistencial de la salud.
En tanto el Cdigo Civil y Comercial de la Nacin que rige a partir del 01 de Agosto de 2015,
introduce los principios internacionales en materia de discapacidad y capacidad jurdica. Se
plantea que la regla es la capacidad y se establece (para quien lo requiera) un sistema de
apoyos que complementa, no reemplaza el ejercicio de dicha capacidad. De este modo, la
declaracin de incapacidad resulta la ltima opcin legal y no la regla como rige bajo el
paradigma de tutela.
Los re planteos del enfoque de tutela marco tensiones entre los actores en puja del campo
de la salud mental, intereses contrapuestos, cambios de prcticas y estrategias de los equipos
40
de salud y operadores judiciales. En este marco, la capacidad jurdica de las personas con
padecimiento mental adquiere mayor relevancia.
Se toma como insumo reflexivo para el desarrollo del presente trabajo el ejercicio
profesional en el campo de la salud mental, como indagaciones investigativas sobre la
aplicacin de la Ley Nacional en Salud Mental desde el grupo de Polticas pblicas y salud
Mental de la FTS-UNLP, supervisiones de equipos de salud, participaciones en jornadas y
eventos de intercambio.
41
En este sentido, la Convencin sobre los derechos de personas con discapacidad (2006) se
constituye en el instrumento especifico y rector hacia el cambio de paradigma de derechos, sin
embargo no se puede dejar de mencionar la importancia del Pacto Internacional en derechos
econmicos, sociales y culturales (ONU-1966) y el Pacto Internacional de derechos civiles y
polticos (ONU-1966) si nos referimos a los personas con padecimiento mental. La ratificacin
por parte del Estado Argentino lo pone en la obligacin de garantizar a travs de los rganos
administrativos, jurdicos y legislativos la aplicacin de dicha normativa, en tanto Estado parte.
42
La toma de decisiones por cuenta propia, la autonoma e independencia individual son los
aspectos, que revisten fundamental importancia en esta legislacin internacional ya que, por un
lado, establece que las personas con discapacidad deben tener la oportunidad de participar
activamente en los procesos de adopcin de decisiones sobre polticas y programas que los
afectan directamente. En este sentido, aquellas personas que padecen una enfermedad
mental podrn elegir su lugar de residencia, con quienes vivir garantizndose para ellos la
igualdad de condiciones respecto a los dems; con esto queremos decir que el Estado debe
garantizar las instalaciones y los servicios necesarios para que las personas con discapacidad
tengan cubiertas sus necesidades.
La incorporacin de las medidas de apoyo y salvaguarda que propone la CDPD implica un
giro en cmo concebimos y miramos la discapacidad.
Esta nocin nos permite desterrar el concepto de incapacidad por el de complemento, es
decir, por el de colocar el apoyo o sostn para compensar ciertas dificultades que el devenir de
la vida le plantea a una persona (Olmo y Martnez: sin ms datos).
23
Previo a la sancin de la LNSM (2010), se pueden identificar prcticas orientadas hacia una perspectiva comunitaria
en la dcada del 60 y posteriormente en los 90, en esta ltima dcada es cuando surgen la mayora de los
instrumentos tcnicos en el que se plasman la necesidad de transformar el abordaje hegemnico de la atencin de la
salud mental.
43
Interesa remarcar que la normativa de salud mental, marca un quebrantamiento
ponindose en cuestin la hegemona de la atencin de las personas con padecimiento mental,
caracterizado por el asilo, la medicalizacin y la centralidad del abordaje mdico-jurdico.
En Primera instancia la LNSM prospera en la conceptualizacin sobre Salud Metal en su
art.3, respecto a la OMS, incluyendo como factores determinantes componentes histricos,
socio-econmicos, culturales, biolgicos y psquicos. Parte de la presuncin de capacidad de
todas las personas. En este sentido la LNSM regula la salud desde una perspectiva integral, sin
especificaciones sobre lo mental reducido a la meramente biolgico. La atencin de las
adicciones sern abordadas como parte integrante de las polticas de salud mental.
Si bien la ley plantea la presuncin de la capacidad jurdica de todas las personas y que las
declaraciones de inhabilitacin o insania deben estar fundadas en evaluaciones
interdisciplinarias, con una revisin cada tres aos, en las que se debe discriminar los actos y
funciones que se limitan, no se pona en jaque que dicha limitacin sea la ltima alternativa, ya
que la regulacin del Cdigo Civil contemplaba estas figuras.
El recientemente sancionado Cdigo Civil y Comercial de la Nacin (en adelante CCyCN)
en sus artculos 22 y 23 establecen la capacidad de derecho y la capacidad de ejercicio de
tales derechos. El primero establece que toda persona humana goza de la aptitud para ser
titular de derechos y deberes jurdicos. La ley puede privar o limitar esta capacidad respecto de
hechos, simples actos, o actos jurdicos determinados. El segundo (ejercicio), apunta a que
toda persona humana puede ejercer por s misma sus derechos, excepto las limitaciones
expresamente previstas en el mencionado Cdigo y en una sentencia judicial.
La capacidad jurdica puede describirse como la facultad o la posibilidad de una persona de
actuar en el marco del sistema jurdico. En otras palabras, hace que una persona sea un sujeto
de derecho. Es un concepto jurdico, una nocin, asignada a la mayora de las personas
mayores de edad, que les permite tener derechos y obligaciones, tomar decisiones vinculantes
y hacer que stas se respeten. Como tal, facilita la libertad personal. Nos permite aceptar un
empleo, contraer matrimonio y heredar bienes, entre otras cosas. Tambin protege a las
personas contra (algunas) intervenciones no deseadas.
El CCyCN en vigencia a partir del primero de Agosto de 2015 parte de la presuncin de
capacidad y establece lmites a la judicializacin e intromisin en la vida de las personas con
padecimiento mental, otorgndole la posibilidad de decisin a la persona. Es as que, si bien
contempla la restriccin del ejercicio de la capacidad jurdica, lo establece como medida
excepcional. El CCy CN contempla que es el juez el que debe establecer el sistema de apoyos
necesario, contemplando aquello que sea evaluado en el proceso, garantizando el derecho de
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la Persona con padecimiento mental a ser escuchado y establecer de forma expresa quien
desea sean tales apoyos.
En tanto el art. 37 establece los requisitos que deben contener la sentencia restrictiva de
capacidad, y el art. 38 del mismo cuerpo establece sus alcances, resultando necesario
determinar el rgimen de apoyo y salvaguarda en reemplazo del rgimen de sustitucin de la
voluntad previsto con anterioridad y las condiciones de validez de los actos especficos sujetos
a restriccin. El art. 32 menciona que el nombramiento de un curador, es una medida
excepcional que debe ser dispuesta con carcter restrictivo.
Tal como se mencion en el apartado anterior, en los ltimos aos se produjeron cambios
en el orden normativo-jurdico que inciden en la determinacin de la capacidad jurdica de la
personas con padecimiento mental, modificaciones que permiten partir de la presuncin de la
capacidad jurdica de cada persona (art. 12 de la Convencin sobre los derechos de las
personas con Discapacidad - ley 26378 - y el art. 3 de la ley 26.657) y no como en el
paradigma de tutela que parte de la incapacitacin de la persona.
La ratificacin de la CPCD por el Estado Argentino, como de la normativa interna de
adecuacin se circunscribi en el marco de disputas de saberes acerca de la significacin de la
persona con padecimiento mental como sujeto de derecho y con capacidad jurdica. No
responde a un hecho aislado, indito o de acuerdos, sin conflicto ni dispuestas de intereses. El
paradigma de derecho no es reductible a una normativa-legislacin, los derechos no estn
garantizados per se, sino que esta distancia entre la letra de la ley y lo real marcado por
algunos de los actores del campo de la intervencin, se deben interpretar en relacin con las
prcticas desplegadas, los conflictos de intereses de los actores y el escenario actual.
As de este modo, se puede identificar algunos cambios respecto al proceso de peritaje
de investigacin- previa a la sentencia de inhabilitacin o insania del juez. La
interdisciplinariedad de las evaluaciones se constituyen en un tpico central para determinar los
actos en los que la persona con padecimiento mental se encuentra limitada, aqu es necesario
poner en cuestin que es la interdisciplina o como en estos procesos se juega las relaciones de
poder entre las diferentes disciplinas. Se evidencia que al presente, en algunos departamentos
judiciales de la provincia de Buenos Aires, los diferentes profesionales-peritos de psiquiatra,
psicologa y trabajo social- se realizan informes por disciplina, eventualmente se realizan
informes entre psiquiatra y psicologa.
Asimismo se evidencia la centralidad an del diagnstico y la evaluacin de la necesidad de
internacin, en desmedro de aspectos centrales de la vida cotidiana de las personas tales
como los vnculos institucionales o referentes vinculares que no necesariamente son familiares
consanguneos, pero que cumplen un rol central en tanto apoyo. De este modo, se puede
45
afirmar que hay una desvalorizacin de los apoyos y potencialidades de la persona con
padecimiento mental, operando de este modo una determinada moral hegemnica y
concepcin acerca de la persona con padecimiento mental, la(s) familia(s), el gnero, el
Estado, etc.
Siguiendo a Sheila Kehoe menciona que:
Quien haya trabajado en el poder judicial y/o tenido acceso a las pericias
psiquitricas, psicolgicas y sociales de los procesos de insania/incapacidad,
advertir lo pobres y estandarizadas que son. Mientras muchas de ellas son el
resultado de una nica entrevista, en condiciones totalmente desfavorables para
el evaluado e incluso para el mismo profesional, la mayora se arroga la
autoridad de conclusiones contundentes con pretensin de totalidad respecto de
la realidad del sujeto. Carentes de toda rigurosidad metodolgica, parecen casi
portadoras de saberes mgicos. (Kehoe, S: 2015; 4).
46
posibilita una instancia de lucha, por la distribucin del poder y por la concepcin de la dignidad
humana. Siguiendo los aportes de Flores Herrera menciona que Nunca debemos olvidar que
el derecho es un producto cultural que persigue determinados objetivos en el marco de los
procesos hegemnicos de divisin social, sexual, tnica y territorial del hacer humano (Flores
Herrera; 2008: 120).
El Cdigo Civil contempla los requisitos que debe contener la sentencia restrictiva de
capacidad, siendo necesario determinar la red de apoyos y salvaguarda previstos para esa
situacin24. Siendo la designacin de un curador una medida excepcional, que debe ser
dispuesta con criterio restrictivo (art 32).
Nos preguntamos, mediante que procedimientos judiciales se establecer la red de
apoyos?, las pericias de las diferentes disciplinas pueden resultar centrales por tanto se
evidencia la necesidad de revisar la prctica de las pericias de la justicia, desde que enfoque
se realizan como la interdisciplinariedad.
El sistema de apoyo consiste en acompaar a la persona a tomar sus propias decisiones,
reconociendo de los recursos que la persona dispone, no remplazando a la persona en la toma
de decisiones. Pero al mismo tiempo implica una participacin activa de la persona en ese
proceso y no la designacin arbitraria.
24
Olmos y Alcorta (ao) mencionan que en la CDPD al trmino salvaguardia se lo relaciona concretamente con el
ejercicio de la capacidad jurdica de las personas, ya sea en modo genrico en el art. 12, o bien especfico en los
arts. 27 y28.
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obstculos y desafos que suponen el vivir en comunidad, recuperando capacidades y
aptitudes que hacen a su singularidad.
Pero al mismo tiempo es prioridad que el Estado, a travs de los diferentes Ministerios re
adecue el sistema de salud; es decir que la centralidad en tanto presupuesto y respuesta
asistencial, no contine centrada en el hospital monovalente; son necesarias polticas laborales
en las que las personas con padecimiento mental no queden excluidas de hecho; polticas de
formacin laboral y educativas; polticas de vivienda y de acceso a la justicia.
En este sentido, afirmamos que la construccin de la red de apoyos no escinde al
Estado de su responsabilidad de garante de los derechos econmicos, sociales, culturales,
civiles y polticos.
Por tanto, el reconocimiento de la capacidad jurdica, como un derecho en s mismo, ya
consagrado por el hecho de estar reconocido jurdicamente, corre el riesgo de instrumentar
procedimientos tanto en salud como en la justicia que traspasan la responsabilidad del Estado
hacia las personas con padecimiento mental y sus referentes o los propios trabajadores en
tanto son entendidos -errneamente- como apoyos.
Finalmente, expresamos con preocupacin de que manera a travs de la justicia se
definirn los apoyos especialmente de las personas que se encuentran institucionalizadas en
instituciones monovalentes durante gran parte de su trayectoria vital, que perdieron como
consecuencia de la prolongada internacin-sus vnculos afectivos, relaciones laborales, con su
territorio e instituciones de la comunidad. Aqu se torna central lo mencionado lneas anteriores
respecto al Estado como garante y la distincin de las responsabilidades de los trabajadores,
las personas con padecimiento mental y su grupo de referencia.
Asimismo es pertinente mencionar que actualmente amigos, familiares, vecinos,
instituciones de la sociedad civil, Iglesias, entre otros, se constituyen en apoyos para la toma
de decisiones de las personas con padecimiento mental que permite sostener un proyecto
de vida y fortalece la autonoma. Nos preguntamos Qu impacto tendr el reconociendo
jurdico de un juez sobre esos vnculos? Tendremos que estar atentos ya que el encuadre
jurdico sobre aquellos que funcionan como apoyos puede tener consecuencias negativas
sobre esos vnculos.
Conclusiones
La capacidad jurdica es uno de los atributos esenciales que junto a otros atributos como el
nombre, domicilio, el patrimonio y el estado civil lo definen como sujeto de derecho. Como se
evidencio a lo largo del trabajo se pueden situar diferentes normas-jurdicas en el campo de
salud mental que inciden sobre la capacidad jurdica de las personas con padecimiento mental,
tales como la CDPD, LNSM y el reciente CC y CN.
As la CDPD establece el sistema de apoyo en reemplazo del rgimen de sustitucin, la
LNSM establece el abordaje interdisciplinario e intersectorial, las internaciones son
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consideradas como un recurso teraputico de carcter restrictivo, parte de la presuncin de
capacidad, re define las funciones del mdico psiquiatra y de la intervencin jurdica. En tanto
el CC y CN establece la designacin de un curador tiene carcter excepcional y es de carcter
restrictivo. Estas modificaciones en la normativa-jurdica, se constituyen en un gran avance en
cuanto reconocimiento de los derechos de las personas con padecimiento mental, pero al
mismo tiempo responde a un proceso histrico- situado- en el que se imbrican diferentes
actores, intereses y perspectivas contrapuestas.
Al mismo tiempo se advierte que es central que este proceso de cambios y re planteos en el
campo de la salud mental, las propias personas con padecimiento mental y sus familias sean
parte activa de este proceso y que las personas sean escuchadas acerca de sus necesidades,
inquietudes, etc, creemos que es un tema pendiente, pero que nos convoca a pensar las
prcticas y las intervenciones, para que las personas con padecimiento mental no continen
siendo habladas por otros. Claro est que se constituye en un gran desafo, ya que pensar
intervenciones en trminos de apoyos resulta difcil ya que la idea de sustitucin de las
personas con padecimiento mental est arraigada a nuestra idiosincrasia. Incluso, puede
resultar ms cmoda (Olmos y Martnez: sin dato; 9).
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Trabajo Prctico sugerido
Informe n1
Hospital Neuropsiquiatrico
Servicio de Externacin
La Plata
La Plata, 30 de agosto de 2012
Nos dirigimos a usted con el objetivo de dar respuesta a la solicitud de evaluacin , desde este
servicio de externacin, que es un centro especializado en salud mental para la atencin de personas
con trastornos mentales severos en proceso de externacin de internaciones manicomiales
prolongadas, es una alternativa de transicin entre el hospital y la comunidad. Tiene un Programa
Personalizado de Rehabilitacin a travs del cual proporciona al Sr. J. C. L los apoyos adecuados a
fin de mejorar el funcionamiento individual. Dichos apoyos incluyen tratamiento multidisciplinario de
psiquiatra, psicologa, terapia ocupacional, trabajo social, y enfermera comunitaria en las etapas pre
y post externacin, apoyo residencial y comunitario a largo plazo. El Sr. J. C. L es atendido en este
Servicio desde el ao 1996. Vivi en una casa de convivencia alquilada por el hospital desde el citado
ao hasta Marzo del 2010, siendo beneficiario del apoyo residencial brindado desde el citado
dispositivo. En abril del corriente ao el Sr. J. C. L se ha mudado a una habitacin de una pensin.
50
Breve historia de vida:
J. C. L naci en Capital Federal y es hijo nico de madre soltera, M. P.L, quien permaneci unida
durante muchos aos en concubinato con el Sr. E. G; habitando la propiedad de ella de Hurlingan.
Antes que M. P.L falleciera, en los primeros meses de 1993, mientras J. C. L estaba internado,
esta propiedad es vendida, segn los dichos del Sr. E. G para solventar los gastos de la
enfermedad generados (segn consta en la historia clnica).
J. C. L se casa con M. R, con quien aparentemente tienen un hijo, posteriormente se separan,
formando ella una nueva pareja. Desde entonces J. C. L no ha mantenido ningn tipo de contacto
con ningn familiar.
Resea de historia clnica (internaciones psiquitricas y clnicas)
Primera internacin: Abril 1987 Alta: Agosto 1987 a sus 32 aos de edad. Intervencin
Judicial del Juzgado Civil y Comercial N 10 de Morn.
Segunda internacin: Enero 1993 Alta: Enero 1997 a sus 38 aos. Intervencin Judicial del
Juzgado Civil y Comercial N 10 de Morn. Se le diagnostic padecer un Trastorno Esquizofrnico
Paranoide, remitiendo el episodio crtico con el tratamiento instituido. Esta internacin se produce
por abandono del tratamiento, presentando ideacin de dao y perjuicio, alteraciones del sueo,
ideas de grandezas polimorfas, etc. Si bien el proceso de enfermedad mejora con el tratamiento, la
internacin es prolongada hasta 1996 por no contar el paciente con lazo social.
En 1996 es externado por este dispositivo
Tercera internacin: del 26/04/2002 Alta: 22/05/2002:
El paciente es derivado, previo acuerdo de los profesionales intervinientes, al Centro de
Rehabilitacin Psicosocial de este hospital, dada la necesidad de ordenar y realizar estudios
clnicos dado que el paciente padeca hipertensin arterial y trastornos en la marcha que deban
ser estudiados por el Servicio de Neurologa.
Es por esta internacin que interviene el Tribunal de Familia N X del Departamento Judicial La
Plata. Deseamos dejar aclarado que esta internacin entonces, se realiz por cuestiones
relacionadas a su SALUD FSICA. Debe tenerse en cuenta la dificultad de internar a una persona
con antecedentes de enfermedad mental en otros hospitales pblicos.
Cuarta Internacin: Enero 2006 - Febrero 2006: es intervenido por un abdomen agudo, va
laparoscpica por litiasis vesicular de urgencia; sin intervencin judicial.
Estado Actual:
Paciente ubicado en tiempo y espacio, actitud activa, aseado y prolijo.
Lenguaje adecuado, de tono medio, euproxsico, sin alteraciones ni ideas delirantes en el
momento actual con algunas fallas mnsicas. Ejerce crtica de su situacin y adhiere al tratamiento
farmacolgico y psicoteraputico instituido. Se encuentra medicado con Olanzapina 15 mg/da;
Biperideno 2 mg/da y Enalapril por su HTA 20 mg/da.
Tratamientos psicolgicos:
En estos 14 aos en este dispositivo, el paciente ha realizado dos tratamientos, en el primero se
trabajaron los fenmenos clnicos que se presentaron en el comienzo de su enfermedad, como as
tambin las coyunturas que provocaron sus internaciones. En esta direccin se pudo despejar que
el sntoma que domina su presentacin clnica es el delirio, que se construye con un mecanismo
interpretativo, que toma la temtica de lo que en psiquiatra clsica se denominaba Delirio de los
inventores acompaado de un sentimiento de perjuicio, que se materializaba en la denuncia de los
51
robos de sus producciones. Es importante destacar que est pendiente delirante se agotaba en las
elaboraciones y no llegaba en ningn caso a un pasaje al acto.
Tambin en este periodo se trabaj su insercin en una casa de convivencia. Desde un comienzo
el Sr. J. C. L resolvi de manera favorable el vnculo con sus compaeros de casa. Logr esto
regulado por la identificacin al ideal de pacientes externados de un hospital psiquitrico. La
eficacia de esta solucin se mantuvo durante estos ltimos 14 aos, es ms, del grupo originario
de cuatro pacientes, l fue el que mantuvo la continuidad en esa casa, siendo el referente para los
distintos paciente que rotaron por la misma.
La buena evolucin de sus sntomas, en tanto puede relativizar las intuiciones delirantes
permitiendo que la construccin delirante pierda vigor, as como la buena insercin en los
dispositivos de externacin, el mantenimiento de tratamientos farmacolgicos y su habitual
concurrencia a la Casa, fueron las condiciones que permitieron dar por concluido ese primer
tratamiento psicoteraputico.
En el ao 2009 J. C. L manifest la intencin de dejar la casa de convivencia para emprender un nuevo
proyecto, por lo que se le ofrecieron entrevistas, que se extienden a la actualidad con un encuentro
semanal. En este espacio se trabaja la cada de la identificacin que permiti su externacin, y en su
lugar se esboza una nueva que es la de ser persona,ser ciudadano. En esta lnea se trabaja
retomando algunas representaciones de su historia en el hospital, su tiempo en la casa de convivencia y
su situacin actual. En este sentido el paciente decidi ir a vivir a una pensin solo e intentar obtener un
empleo que le permita cierta independencia econmica. Es una paradoja que precisamente en este
momento, se le inicie un juicio de insana, cuando la direccin del tratamiento se orienta en alentar su
autonoma y su responsabilidad subjetiva.-
Terapia ocupacional:
El presente informe se confecciona luego de una serie de entrevistas y observaciones del
desempeo funcional, con el fin de realizar una descripcin de las capacidades y del grado de
autovalimiento del Sr. J. C. L para la ejecucin independiente de actividades instrumentales de la
vida diaria y de actividades de educacin.
La evaluacin de actividades instrumentales de la vida diaria determina que el Sr. J. C. L es
INDEPENDIENTE debido a que realiza todas las actividades en forma autnoma, sin necesidad de
asistencia o supervisin directa alguna. Realiza todas las compras necesarias independientemente,
organiza, prepara y sirve las comidas adecuadamente, mantiene el lugar donde vive, lava toda su ropa,
viaja solo en transporte pblico, es capaz de tomar su medicacin a la hora y con la dosis correcta, y se
encarga de sus asuntos econmicos. A modo de ejemplo menciono el hecho de que planific, organiz
y ejecut de forma autnoma y con ptimos resultados la mudanza que le fuera necesaria hacer hace
cinco meses a una habitacin de pensin para concretar su proyecto de vivir slo. Dicha mudanza
incluy que J. C. L solicitara ayuda al equipo tratante slo a los fines de localizar un lugar, pero fue l
quien realiz el contacto telefnico y luego personal con la propietaria de la pensin, donde paut las
condiciones de alquiler luego de visitar el lugar y observar que cubra sus necesidades. Busc en la gua
telefnica los datos de un flete a quien contrat. Organiz sus pertenencias en cajas que solicit al
supermercado de su barrio. Con sus ahorros compr una cama, una mesa, una cajonera y un televisor.
En la habitacin organiz los ambientes de forma que le resultan funcionales y cmodos. Ha establecido
buenas relaciones interpersonales con sus nuevos vecinos, y es cuidadoso con los horarios y el
52
volumen cuando escucha msica, mira televisin o toca su guitarra a fin de evitar conflictos.
En cuanto a las actividades de educacin el Sr. J. C. L toma clases de guitarra con un profesor
particular y asiste a un curso de computacin en el Centro de Formacin Profesional A.B.E.R..
Por lo antes expuesto es que se considera que el Sr. J. C. L posee las capacidades necesarias y
est en condiciones de hacer efectivo su derecho a vivir en la comunidad, con opciones iguales a
las dems personas, como lo establece el Art. 27 de la Convencin internacional sobre los
derechos de las personas con discapacidad, asegurndole en todo momento que acceda a los
servicios de apoyo necesarios para su asistencia personal a fin de facilitar su inclusin comunitaria.
Trabajo Social:
Los ingresos econmicos que percibe el Sr. J. C. L provienen de la pensin asistencial por invalidez,
dependiente del Ministerio de Desarrollo Social Nacional (ley 18910), desde el mes de abril de 2008
($640). La misma le brinda la cobertura mdica del Programa Federal de Salud (Profe), sin embargo el
funcionamiento de dicho programa es irregular en relacin a las prestaciones, no garantizando el
acceso a la salud y al ejercicio pleno del derecho a la salud, tal como lo establece la constitucin
nacional. El mencionado recurso asistencial fue gestionado desde este dispositivo.
Al mismo tiempo es asistido por la Curadura de La Plata con el Subsidio de externacin (Ley
10315) por el cual percibe $300 mensualmente. Del total de los ingresos econmicos detallados, el
Sr. J. C. L destina $450 al pago del alquiler de la pensin, por lo que cuenta con $490 para
solventar su reproduccin cotidiana. Por ello debe ser asistido con alimentos desde el dispositivo.
Es importante remarcar que los ingresos econmicos que percibe el Sr. L no superan la canasta
bsica pautada por los organismos del Estado, de este modo se dificulta garantizar sus
necesidades ms elementales. En este sentido, consideramos que los conflictos de la vida
cotidiana relacionados con la administracin de los ingresos insuficientes han podido ser resueltos
y sorteados de manera favorable por J. C. L en trminos de su capacidad de resolucin de las
problemticas diarias. Entendiendo que la capacidad de resolver conflictos habilita y potencia el
autovalimiento de los sujetos con padecimiento mental.
Respecto a la trayectoria laboral del Sr. J. C. L, en el periodo comprendido desde la segunda
internacin hasta la posterior externacin, se dedico a la venta de diarios en la va pblica. La
mencionada actividad laboral implicaba cumplir con la jornada de trabajo, manejo de dinero,
intercambio social y todas las responsabilidades competentes a la insercin en el mercado de
trabajo. En este sentido remarcamos la capacidad del Sr. J. C. L para enfrentar y resolver la tarea
de la bsqueda de trabajo y el sostenimiento de la actividad laboral, siendo para J. C. L el medio
para la sobrevivencia cotidiana.
Concluimos que las dificultades del cotidiano que pueda atravesar el Sr. J. C. L no estaran
saldadas por el sistema de curatela. Sino que el Estado debera garantizar el ejercicio pleno
de los derechos fundamentales, respetando la particularidad del caso para la aplicacin de la
legislacin vigente.
Consideraciones finales
Por todo lo expuesto, queda en evidencia que el Sr. J. C. L padece una discapacidad,
entendida esta como alteraciones en sus funciones mentales, pero concebida desde el
paradigma de la inclusin social.
53
Este equipo teraputico considera que J. C. L lejos est de necesitar de un juicio de interdiccin
que determine su insana, segn el Art. 141 del Cdigo Civil.
Si bien se tiene en cuenta el diagnstico, no puede dejarse de lado la evolucin clnica de esta
enfermedad crnica que hoy se presenta con manifestaciones poco significativas que de manera
alguna justifican una declaracin de demencia. Esta categora legal resulta innecesaria tanto por
las capacidades personales de J. C. L como por el ejercicio de sus derechos.
Tambin consideramos que las posibilidades de establecer lazo social son las adecuadas en el
momento actual y compartimos con el paciente la posibilidad de toma de decisiones con ayuda,
que no implica la prdida de sus derechos.
El propio Sr. J. C. L rechaza que su subjetividad y personalidad sean sustituidas por las de un
curador, tampoco posee bienes personales, muebles o inmuebles, que le impliquen acciones que
le resultaran riesgosas para su inexistente patrimonio; por lo que una declaracin de insana
representara una proteccin excesiva y abusiva por parte del Estado.
Finalizando, por ser respetuosos de los Derechos y Principios aplicables por los Tratados
Internacionales con jerarqua Constitucional enumerados en el Art. 75 inc. 22 de la
Constitucin Nacional, y fundamentalmente teniendo en cuenta los Art. 3, 4, 5, 12, 13, 17, 18 y
23 de la Convencin Internacional para Proteger y Promover los Derechos y la Dignidad de las
Personas con Discapacidad, ratificada y aprobada en nuestro pas por la Ley 26378, BO del 9
de junio de 2008, solicitamos al Sr. Juez se revea la instancia planteada, a la vez que lo
saludamos muy atentamente.
Informe n2
Hospital Neuropsiquiatrico
Servicio de Externacin
La Plata
La Plata, 28 de junio de 2011
54
El Sr. J.C. A es asistido por este dispositivo desde el ao 2007, desde esa fecha hasta el presente
se encuentra residiendo en casas de convivencias con asistencia y apoyo domiciliario. El costo del
inmueble (Calle 137 y 32), es afrontado por el hospital.
J.C. A presenta un recorrido institucional desde el ao 1996, teniendo internaciones por
periodos breves y continuados, externandose en algunas oportunidades con su madre su padre.
Es importante mencionar que dichas externaciones no pudieron sostenerse en el tiempo por lo cual
se produjeron ingresos reiterados.
1 Ingreso: 15/08/1996 Alta 21/10/1996. Se va con la madre
2 Ingreso: 22/11/1996 Alta 05/02/1997. Se retira solo
3 Ingreso: 07/07/1997 Alta 01/08/1997. Se va con la madre
4 Ingreso: 26/11/1997 Alta 02/10/1998. Se va con el padre
5 Ingreso: 19/01/2000 Alta 04/02/2000. Se va con el padre
6 Ingreso: 26/03/2001 Alta 24/04/2001. Se retira solo
Es admitido en el dispositivo de externacin en el ao 2007 (alta mdica provisoria) derivado del
Centro de Rehabilitacin Psicosocial de esta institucin.
Es incorporado al dispositivo de casas de convivencia en el ao 2008 hasta la fecha, el mismo
implica apoyo domiciliario y reuniones de convivencia con sus pares. Al mismo tiempo se inserta en
el mercado de trabajo formal. Estas acciones contribuyeron a la estabilidad de su cuadro y a la
autonoma en las decisiones en su proyecto de vida.
El equipo interdisciplinario evala el proceso de forma positiva, en tanto puede organizar su
cotidiano, afrontar las actividades de la vida diaria como por ejemplo el mantenimiento de la
vivienda, manejo del dinero y autovalimiento en general. Este proceso ha hecho posible que
J.C. A elabore un proyecto de vida y habitacional autnomo. Es importante mencionar que
involucra la responsabilidad de J.C. A en cuanto a la bsqueda de inmuebles para alquilar, la
planificacin de presupuestos de gastos y un ejercicio mayor de su autonoma. Al mismo
tiempo se establece la posibilidad de relacionarse con otras instituciones y constituir lazos
sociales. El equipo ha orientado a J.C. A en estas estrategias y evala que las mismas seran
posibles de llevar a cabo y concretizarse con los apoyos necesarios, lo cual beneficiara su
proceso de rehabilitacin.
Respecto a su insercin laboral es importante mencionar que se ha desempeado en diferentes
actividades entre ellas albail y empleado del correo de OCA.
En el ao 2009 se inscribi en elSe.C.La.S. (Servicio de colocacin laboral selectiva del Ministerio
de Trabajo de la Prov. Bs. As.), incorporndose en el ao 2010 en el Dpto. de Conservacin, en la
Direccin Vialidad de la Prov. Bs. As. Desempendose en tareas administrativas, las cuales
incluyen el manejo PC a dems de tecnologa especfica del rea. En este tiempo el Sr. J.C. A ha
demostrado ser competente en el desempeo de estas tareas y estar altamente comprometido con
las mismas, siendo puntual y estableciendo buenas relaciones interpersonales con los
coordinadores del departamento as como con sus compaeros de trabajo.
El Sr. J.C. A posee titulo secundario. Tiene un alto inters en la formacin profesional continua, por
lo que frecuentemente realiza cursos de capacitacin en la comunidad.
En los ltimos tres aos el contacto con la familia ha sido espordico, manteniendo una relacin
conflictiva principalmente con su madre. En este sentido el equipo teraputico realizo intervenciones
que posibiliten una mejor relacin, sin resultados exitosos.
55
De hecho en el ao 2008 Javier es declarado insano, lo cual es comunicado a su madre, quien en
todo este tiempo no se lo trasmiti ni a l ni al equipo tratante. La informacin de la situacin
juridica- Civil de J.C. A fue notificada en el mes de mayo del corriente, cuando el equipo concurre a
tomar vista de la causa en el Tribunal interviniente. Esto constituy un impacto subjetivo para J.C. A
y para el equipo que trabaja estrategias de rehabilitacin en direccin opuesta a las medidas de
proteccin tutelar por considerar que actualmente puede hacerse responsable de las diferentes
dimensiones de la vida cotidiana.
Entendemos que como equipo tratante de estos tres ltimos aos estando en interaccin
permanente y diaria con J.C. A podemos concluir y discriminar acerca de las salvaguardas y
apoyaturas necesarias en esta situacin particular. En este sentido una insana con la figura de
curadora representada por su madre acta en desmedro de sus inters, cercenando su derecho a
poder decidir.
Por lo antes expuesto, este equipo teraputico considera que J.C. A lejos est de necesitar la tutela
segn el Art. 141 del Cdigo Civil.
Si bien se tiene en cuenta el diagnstico, no puede dejarse de lado la evolucin clnica de esta
enfermedad crnica que hoy se presenta con manifestaciones poco significativas que de manera
alguna justifican una declaracin de demencia. Esta categora legal resulta innecesaria tanto por las
capacidades personales de J.C. A como por el ejercicio de sus derechos.
La identificacin a una categora diagnstica por s mismo, nada dice de las habilidades de las
personas y de las posibilidades de despliegue de las mismas. Los avances en los tratamientos y
recuperacin de la enfermedad distan de los descriptos en el siglo XIX, por los conocidos cambios
en las distintas disciplinas en este siglo XXI.
Finalizando, por ser respetuosos de los Derechos y Principios aplicables por los Tratados
Internacionales con jerarqua Constitucional enumerados en el Art. 75 inc. 22 de la Constitucin
Nacional, y fundamentalmente teniendo en cuenta los Art. 3, 4, 5, 12, 13, 17, 18 y 23 de la
Convencin Internacional para Proteger y Promover los Derechos y la Dignidad de las Personas
con Discapacidad, ratificada y aprobada en nuestro pas por la Ley 26378, BO del 9 de junio de
2008, La Ley de Salud Mental de Nacin 26657/10 Art. 7 inc. n, principalmente en su Art.42
Declaracin de Montreal sobre la declaracin intelectual (2004) declara que las personas con
discapacidades intelectuales tienen el mismo derecho que las personas a tomar decisiones sobre
sus propias vidas. An las personas que tiene dificultades para hacer elecciones, tomar decisiones
y comunicar sus preferencias, pueden tomar decisiones acertadas para mejorar su desarrollo
personal, la calidad de sus relaciones con otros y su participacin comunitaria. Adems plantea
que Bajo ninguna circunstancia las personas con discapacidades intelectuales sern consideradas
incompetentes para tomar decisiones en razn de su discapacidad.
Solamente bajo circunstancias extraordinarias, el derecho de las personas con discapacidades
intelectuales a tomar sus propias decisiones puede ser legalmente interrumpido. Una tal suspensin
debe ser limitada en el tiempo, sujeta a revisiones peridicas y aplicada nicamente a las
decisiones especificas
En este sentido solicitamos al Sr. Juez que se revea la sentencia de insana del Sr. J.C. A.
Saluda Atte.
56
Bibliografa
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http://www.msal.gob.ar/saludmental/images/stories/info-equipos/pdf/1-instrumentos-
internacionales.pdf
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http://www.articulo12.org.ar/documentos/trabajos/comision%20II/2-olmo.pdf
57
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Anna Nilson(s/f) Quien debe decidir? Derecho a la Capacidad Jurdica de las Personas con
discapacidad intelectual y psicosocial. Disponible en www.commissioner.coe.int
58
CAPTULO 4
Apoyos para la vida independiente;
notas sobre sus implicancias
Fabin Murua
Introduccin
25
Herrera Flores, Joaqun. La Reinvencin de los Derechos Humanos. Atrapasueos. Andaluca. Pg. 22.
59
alcanzando en el ao 2006 un logro valiossimo a nivel global. En ese ao se aprob en Naciones
Unidas la Convencin sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad (CDPCD) un tratado
de derechos humanos que recepto una serie de reivindicaciones (discutidas por 5 aos y finalmente
consensuadas) de las organizaciones internacionales ms representativas de las personas con
discapacidad. De esta manera dicho colectivo logro institucionalizar en un mbito formal de
derechos humanos las demandas que se vena impulsando. Sin embargo, la preocupacin que nos
lleva a escribir estas lneas est dada porque ronda en torno a la Convencin una incomprensin
(por parte de distintos operadores) de su filosofa medular en algunos casos y en otros, lisa y
llanamente resistencia, y es que como reza un proverbio, cuando soplan vientos de cambios,
algunos construyen muros, otros molinos
No cabe duda de que se trata de un tratado moderno e innovador en mltiples sentidos
(incorpora una perspectiva de gnero, introduce una preocupacin por temas propios del derecho
internacional humanitario, permite que las organizaciones regionales sean parte del mismo, destaca
la importancia de la recopilacin de datos para la medicin de los DD.HH) ni de la importancia de
muchos de los derechos all consagrados, como el derecho a la salud, a la vivienda, a la
personalidad jurdica o a la libertad de expresin. Pero nada de esto cobra sentido ni resulta
importante sino se lo piensa en torno a un postulado transversal la toma de decisiones como
componente del derecho a una vida independiente y el acceso a servicios de apoyo como
herramienta para lograrlo. Este es el punto que demarca y da contenido a los dems derechos, el
que justifica la necesidad de un instrumento de proteccin particular. Esto es as porque el derecho
a la salud o la libertad de expresin ya estaba consagrado en diversos instrumentos (Pacto DESC o
C.A.D.H por citar algunos) pero en ninguno de estos fue pensado para las particularidades de las
personas con discapacidad.
En lo que sigue me ocupar de describir y explorar sus consecuencias.
Si bien se afirm que La Convencin no crea ningn derecho nuevo; ms bien aclara las
obligaciones de los Estados en relacin con los derechos civiles, culturales, econmicos,
polticos y sociales ya existentes26, esta afirmacin es una verdad a medias, sobre todo en lo
que incumbe al eje temtico primordial de la Convencin, el derecho a una vida independiente
y en comunidad reconocido en el artculo 19.
Aun cuando este derecho descansa en el principio de autonoma personal, postulado
medular en la teora de los derechos humanos, la novedad radica en que hasta el momento
dicho principio no solo no se encontraba reconocido en ningn tratado de derechos humanos ni
universal ni regional para las personas con discapacidad, sino que adems obliga a revisar
disposiciones de otros instrumentos. Por mencionar algunos, la Convencin Interamericana
26
A/HRC/4/75, cit., Prr. 19.
60
para la Eliminacin de Todas las Formas de Discriminacin contra las Personas con
Discapacidad establece en su Art. 1 que:
61
gozar de diferentes derechos. Se trata de afirmar que independencia no implica hacer las
cosas por uno mismo y no necesitar ayuda, la independencia esta puesta en el aspecto del
control de las situaciones y no en la autovalencia absoluta. De hecho, el elemento apoyo
complementa el elemento autogobierno. A esto la Convencin lo denomina apoyos para la
vida independiente. El articulo 19 reconoce adems el acceso a una variedad de servicios de
asistencia domiciliaria, residencial y otros servicios de apoyo de la comunidad, incluida la
asistencia personal que sea necesaria para facilitar su existencia y su inclusin en la
comunidad y para evitar su aislamiento o separacin de sta.
La Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos
(ACNUDH) ha sealado que Vivir de forma independiente no significa vivir solo o en
aislamiento. Significa, ms bien, tener libertad de eleccin y control sobre las decisiones que
afectan a la propia vida27.
Si bien no se intenta aqu condensar todas las variantes y formas dismiles que pueden adoptar
los servicios de apoyo, si es posible presentar sus ventajas desde la ptica de cada derecho. En el
campo del derecho a la libertad personal y a no se privado de ella por motivos de discapacidad (Art.
14 CDPCD), los servicios de acompaantes teraputicos, asistentes personales y otros servicios
comunitarios ofrecen en muchos casos, una alternativa a la segregacin y el aislamiento de las
personas con discapacidad intelectual o psicosocial.En materia de libertad de expresin, el derecho
a acceder a apoyos tecnolgicos como las formas de comunicacin alternativas y aumentativas
(Art. 21) permiten que las personas con dificultades para hablar se expresen, y desde aqu todo.
Recobrar la voz es constituirse como sujeto poltico, es poder emprender la lucha por los derechos.
En relacin al derecho a disfrutar de la ciudad y a participar en la vida social (Art. 9, 30 CDPCD)
particular mencin merecen los servicios de asistencia personal. Estos constituyen una figura clave
en el modelo de vida independiente ya que son considerados un apoyo vital para que muchas
personas con discapacidad puedan ejercer su derecho a tener control sobre sus propias vidas
segn sus deseos y necesidades. Sobre todo, en casos de personas que tienen severas
discapacidades fsicas y que pueden necesitar ayuda para las acciones ms cotidianas, el asistente
personal se puede convertir en sus piernas y manos.
En palabras de los miembros del Foro de Vida Independiente Alejandro Rodrguez-
Picavea y Javier Romaach: El Asistente Personal es ... aquella persona que realiza o ayuda
a realizar las tareas de la vida diaria a otra persona que por su situacin, bien sea por una
diversidad funcional o por otros motivos, no puede realizarlas por s misma28.Tambin se ha
sealado que la asistencia personal facilita la participacin plena de las personas con
discapacidad en actividades, lugares y formas en que no podra hacerlo sin apoyos29. Las
tareas que puede realizar un AP son de las ms variadas, sin intencin de mencionarlas
destaco algunas; ayuda en el aseo personal (baar, afeitar, depilar, vestir, desvestir) ayuda
27
Ver ACNUDH.,Estudio temtico sobre el derecho de las personas con discapacidad a vivir de forma independiente y
a ser incluidas en la comunidad,Prr. 13, 2014.
28
Rodrguez-Picavea, A y Romaach, J., Consideraciones sobre la figura del Asistente Personal en el Proyecto de Ley
de Promocin de la Autonoma Personal y Atencin a las Personas en Situacin de Dependencia, 2006.
29
Asociacin Azul: Por la vida independiente de las personas con discapacidad., Capacitacin para Asistentes
Personales de personas con discapacidad, Gua de Contenidos, Proyecto Capacitar para el cambio: el artculo 19 y la
vida independiente de todas las personas con discapacidad.
62
para levantarse de la cama o acostarse, dar de comer o preparar medicaciones; acompaar
a personas con discapacidad en diferentes momentos (salidas, trabajo, viajes); colaborar en
tareas domsticas y ayudar en la comunicacin, en especial a personas que utilizan sistemas
de comunicacin alternativa y aumentativa.
As mismo en ocasiones el asistente personal puede resultar de ayuda en la toma de
decisiones a personas con discapacidad psquicas o intelectuales, sin perder de vista que no
se trata de sustituir su voluntad sino ayudar a decidir. El ACNUDH ha sealado la importancia
de los servicios de asistencia personal al afirmar que:
Existe hoy un creciente consenso en considerar que son los estndares desarrollados en el
derecho internacional de los derechos humanos los que deben servir de gua a la hora de
construir polticas y estrategias de desarrollo31, a tal punto que cabe afirmar que en el estadio
actual de los derechos humanos existen obligaciones jurdicas vinculantes de disear polticas
sociales con enfoque de derechos humanos. En consecuencia se pone de relieve que hoy
30
Ver ACNUDH.,Estudio temtico sobre el derecho de las personas con discapacidad a vivir de forma independiente y
a ser incluidas en la comunidad,Prr. 34, 2014.
31
PAUTASSI, L. Cuidado y derechos: la nueva cuestin social. En El cuidado en accin: entre el derecho y el trabajo,
CEPAL, Santiago de Chile, 2010.
63
podemos hablar de un derecho humano a la poltica pblica con enfoque de derechos y por
tanto los titulares de este derecho deben contar con mecanismos de exigibilidad.
En el campo particular de los apoyos para la vida independiente, el reconocimiento de este
derecho entonces, obliga a disear una poltica pblica de provisin de servicios de asistencia
personal basada en el espritu de la CDPCD. En argentina hoy, las polticas de apoyo, en el
mejor de los casos carecen del enfoque de la Convencin. En primer lugar vale resaltar que
dichas medidas se encuentran inspiradas en el modelo mdico, por ejemplo las obras sociales
suelen proveer servicios de enfermera o asistencia domiciliaria, todos ellos servicios
vinculados a la salud y no pensados para facilitar la autonoma. En otras oportunidades, dichos
apoyos son otorgados de forma discrecional o discriminatoria, ya que se autorizan a unos o
deniegan a otros sin fundamentos. Ms aun, en ocasiones estos profesionales no son elegidos
por las personas con discapacidad sino que le son impuestos ni tampoco responden a sus
requerimientos ya que terminan decidiendo por ellas. As tambin, estos trabajadores suelen
recibir su dinero con mucha posterioridad a su trabajo32 lo que genera que solo las personas
que tienen capacidad econmica para adelantar pagos puedan gozar del derecho,
generndose as una discriminacin indirecta en razn de las condiciones econmicas.
Entonces, a modo de proponer una poltica de asistencia personal compatible con la
Convencin, decimos lo siguiente:
En primer lugar existe la necesidad de una regulacin legal de esta figura a travs de un
marco normativo apropiado que fije el contenido de este derecho, su regulacin y los derechos
33
bsicos de usuario y Asistente Personal , ya que el artculo 4 de la Convencin establece
dentro de las obligaciones generales de asegurar y promover el pleno ejercicio de todos los
derechos humanos, la obligacin de adoptar todas las medidas legislativas, administrativas y
de otra ndole necesarias para hacer efectivos los derechos reconocidos en la Convencin.
En este sentido, consideramos que la definicin y reglamentacin de este derecho debe ser
establecida por ley formal del rgano legislativo ya que la etapa legislativa donde se
desarrollara este derecho exige un nivel de deliberacin que garantiza mayor incidencia
34
social , la discusin de diferentes iniciativas y la participacin de las organizaciones de
personas con discapacidad, trabajadores y diferentes actores as como mayores niveles de
transparencia. De modo que es posible afirmar que la regulacin por ley constituye una
garanta para la participacin de los afectados a los efectos de poder disear polticas y
estrategias en la materia.
32
Un ejemplo concreto de esto sucede con el Instituto de Obra Medico asistencial (IOMA).
33
Al instrumentarse mediante un contrato entre AP y usuario dicha norma debera contener los derechos bsicos de las
partes que no pueden dejarse de lado, entre ellos: Derechos del usuario; Seleccionar a su AP, decidir cules son las
tareas para las que necesita asistencia, ser tratado con dignidad y respetar respecto a su privacidad, tener el control
sobre su vida y tomar decisiones por si mismo o con asistencia del AP, en particular las personas usuarias de
sistemas de comunicacin alternativas y aumentativas (CAA). Derechos del AP: Recibir instrucciones claras sobre las
tareas que debe realizar con los insumos adecuados para hacer su trabajo, ser tratado con dignidad y respeto, recibir
un pago justo y en tiempo y forma.
34
COURTIS, C. Polticas sociales, programas sociales, derechos sociales. Ideas para una construccin garantista, en
Abramovich, V y PAUTASSI, L, La medicin de derechos en las polticas sociales, editoriales del puerto, Pcia de Bs
as, 2010.
64
Por otro lado, el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los DD.HH en el Informe
sobre Vida Independiente sealo ciertos requisitos para un apoyo adecuado; En primer
lugar se destac la necesidad de capacitar a los apoyos al expresar que En ciertos
contextos la capacitacin es esencial para que el apoyo se ajuste a los criterios de la
Convencin sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, responda a las
necesidades y respete la voluntad de la persona. En particular, con respecto a los AP
creemos que el tema no merece una respuesta univoca. Como bien expresa el Alto
Comisionado la capacitacin es necesaria en ciertos contextos. Por tanto pensamos que
en general la capacitacin no es imprescindible, pero si recomendable una formacin
bsica en derechos humanos, vida independiente y privacidad as como en cuestiones
elementales de primeros auxilios ya que la falta de conocimiento de los proveedores de
servicios sobre el modelo de vida independiente combinado con extensas formaciones en
instituciones medico teraputicas, pueden resultar en un apoyo orientado hacia enfoques
mdicos. En particular no es recomendable ni debe exigirse una preparacin extensa ya
que cada usuario instruir al AP segn sus propias necesidades.
Por otro lado el ACNUDH seala que en este modelo son las personas con discpacidad
quienes tienen el control sobre los diferentes aspectos del servicio incluyendo la administracin
del dinero para pagarlo, de manera que habra una transformacin de la visin clsica de
paciente a usuario de un servicio. El mencionado rgano expresa que:
las personas con discapacidad deben tener control sobre el apoyo que se les
presta y ellas deben ser quienes contraten, empleen, supervisen, evalen y
despidan a sus asistentes. La posibilidad de elegir entre diferentes proveedores
es una forma de asegurar una mayor rendicin de cuentas por los servicios,
darle mayor control al usuario y ofrecer proteccin contra el riesgo de
maltrato(..)Al pagar a los usuarios y no directamente a los proveedores se
contribuye a que el apoyo est centrado en la persona y respete las preferencias
de las personas con discapacidad.
La posibilidad de que sea la propia persona con discapacidad quien administre o tenga el
control sobre el dinero (aun en casos donde la persona pueda necesitar del apoyo de
familiares) es fundamental como estrategia de empoderamiento y responsabilizacin.
Recordemos que en este paradigma los apoyos deben colaborar en la construccin de poder,
incluyendo deberes y responsabilidades.
As mismo, es de necesidad ineludible que los criterios de provisin de servicios de
Asistentes Personales sean razonables y no estn establecidos de forma discriminatoria, por
ejemplo, una distincin entre ciudadanos y extranjeros en principio podra violar el postulado de
no discriminacin. En cambio, si podra ser razonable organizar el servicio y el otorgamiento de
horas de Asistencia Personal en razn de la situacin de cada persona. Por ejemplo, las
personas con discapacidades fsicas ms severas podran necesitar mayor cantidad de horas
de Asistencia.
65
Por ltimo, una forma frecuente de violar dicho postulado se da cuando los pagos de
asistencia personal se demoran excesivamente ya que ante tales supuestos las personas
se ven obligadas a adelantar el dinero a los trabajadores. De esta manera se genera una
discriminacin indirecta en relacin a la situacin econmica ya que las personas que no
cuentan con el dinero para adelantar, en la prctica se ven privadas del servicio.
Apreciaciones finales
En definitiva, los sistemas educativos que segregan a los nios, nias y adolescentes
con discapacidad o que restringen el acceso a la educacin terciaria o universitaria por
motivos de discapacidad, la institucionalizacin y el aislamiento por motivos de
discapacidad, las restricciones al ejercicio de la capacidad jurdica que no solo tienen
impacto en aspectos patrimoniales sino que tambin limitan el ejercicio de derechos
personalsimos como la libertad de casarse y tener hijos o los obstculos a la participacin
poltica, presupuesto mnimo de la vida comunitaria y el ejercicio de la ciudadana o la
ausencia de polticas pblicas destinadas a brindar servicios de apoyos como asistentes
personales u otras formas de acompaamiento constituyen los obstculos ms frecuentes
al ejercicio de las libertades de las personas con discapacidades. Frente a esto la
Convencin ofrece alternativas a considerar.
Sin duda alguna, la provisin de servicios de asistencia personal no agota el derecho
humano a vivir de manera independiente y en comunidad, sin embargo constituye un punto
vital en su concrecin y as lo han ponderado los mismos usuarios. Es as que hay una
necesidad de establecer reglas claras que tengan como parmetros los estndares y principios
de derechos humanos como marco conceptual orientador del diseo, implementacin y
evaluacin de una poltica en la materia35.
El intento de sistematizacin realizado no incluye todos los elementos indispensables
para la construccin de una poltica pblica de asistencia personal con enfoque de
derechos humanos, quedando fuera del presente anlisis entre otros puntos centrales el
destino de recursos disponibles, el contenido mnimo de este derecho/instrumento, el
acceso a la informacin y la rendicin de cuentas. Sin embargo destacamos estos ya que
constituyen hoy en nuestro pas las preocupaciones centrales de las personas con
discapacidad y sus familias.
35
ABRAMOVICH, V. Una aproximacin al enfoque de derechos en las estrategias y polticas de desarrollo. Revista de
la C E P A L N 88, 2006.
66
Trabajo Prctico sugerido
67
Bibliografa
Herrera Flores, Joaqun (s/f). La Reinvencin de los Derechos Humanos. Atrapasueos. Andaluca.
Espaa. Disponible en http://www.derechoshumanos.unlp.edu.ar/assets/files/documentos/la-
reinvencion-de-los-derechos-humanos.pdf
Martinez, Kathy.(2003) El Movimiento de Vida Independiente en Estados Unidos, en
ElMovimiento de Vida Independiente; Experiencias Internacionales. Coord. Garca Alonso,
Vidal. Fundacin Luis Vives, Madrid.
Palacios, Agustina (2008) El modelo social de discapacidad: orgenes, caracterizacin y
plasmacin en la Convencin Internacional sobre los Derechos de las Personas con
Discapacidad, Coleccin CERMI N 36, Ediciones Cinca, S.A., Madrid.
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Libertad. Editorial Planeta S.A., Buenos Aires.
Young, Iris Marion.(2000) La Justicia y la Poltica de la Diferencia, Ediciones Ctedra,
Universidad de Valencia, Madrid.
68
CAPTULO 5
DDHH, procesos sociales y prctica profesional.
Notas sobre las trasformaciones legislativas
en el campo de la salud mental en la Argentina36
Mara Noelia Lpez
Introduccin
36
Este trabajo retoma documentos internos producidos por la autora, como aporte al proceso de discusin y
confeccin del programa actualizado de la especialidad de trabajo social, iniciado en 2010 por la Comisin
permanente de residencias. Ministerio de salud Provincia de Bs. As. Y otros desarrollos elaborados como fichas
internas en el marco del seminario de grado Trabajo Social y Salud Mental dictado en la FTS UNLP.
69
qu proyectos sociales pretendemos contribuir. El desafo de concretizar
derechos en el marco de la globalizacin requiere reconocer el obvio
condicionamiento que impone la mundializacin del capital [por lo tanto la
lucha por los derechos lejos de ser una cuestin jurdica asptica se engarza
37
con procesos culturales, histricos y econmicos].
Posibilidad es un trmino que proviene del latn possibiltas. El concepto hace referencia a la
potencia, aptitud u ocasin para ser o existir algo, es decir, para que algo suceda 38
En la actualidad la reflexin en torno de los DDHH se torna central .El complejo desarrollo
de los estados y sus relaciones internacionales, los totalitarismos y dictaduras durante el siglo
XX, ligadas sin duda a los requerimientos de valorizacin del capital ha configurado procesos
de transformacin que tensionan con la misma idea de soberana estatal y con el constructo
ciudadana de derechos.
37
Netto, J. P (2009) La concretizacin de derechos en tiempos de barbarie. En Coyuntura Actual latinoamericana y
mundial: tendencias y movimientos. Borgianni y Montao (Orgs.). Brasil. Cortez Editora , pp17-33.
38
http://definicion.de/posibilidad/
70
la exigencia de su reformulacin o que los derechos estn necesariamente
llamados a sostener nuevos derechos. () el estado de derecho implic
siempre la posibilidad de oposicin al poderpero el estado democrtico
excede los lmites tradicionalmente asignados al estado de derecho. Sufre el
ejercicio de derechos que todava no tiene incorporados, y es teatro de una
opugnacin cuyo objeto no se reduce (necesariamente) a la conservacin
de un pacto tcitamente establecida sino que surge de ciertos focos que el
39
poder no puede controlar por completo (Lefort,1992: 23-25).
39
Brown, J. (2007) Ciudadana de mujeres en Argentina. Los derechos (no reproductivos y sexuales como bisagra, lo
pblico y lo privado puesto en cuestin. Tesis - Maestra en Ciencia poltica y sociologa FLACSO, Bs.As ,
Argentina. s/r. Pag. 152.
40
(no regresividad, interdependencia, principio pro persona, progresividad).
41
Brown, J. opcit , pp149 y190.
71
Salud como Derecho humano: Principios del derecho
internacional de los DDHH, campo de la Salud,
y polticas pblicas
Desde hace poco ms de sesenta aos viene configurndose un plexo jurdico normativo
de caractersticas novedosas respecto a los desarrollos clsicos. Estos desarrollos42 , tienden
a establecer regulaciones no entre estados sino obligaciones del estado frente y para con las
personas, resultando en limitaciones al ejercicio del poder pblico. El sustrato ontolgico de
los llamados derechos humanos se corresponde con la afirmacin de la dignidad inherente a
la persona humana, por lo que toda persona por el hecho de serlo, tiene derechos frente al
estado sus organismos y agentes, independientemente de su reconocimiento por parte de
ste. En base a lo expuesto las obligaciones del estado no implican slo el abstenerse de
violentar ciertas libertades, sino que el respeto y garanta, exigen tambin acciones
positivas en materia de polticas pblicas efectivas e integrales que incidan y transformen
las condiciones de vida que atentan contra el desarrollo pleno del hombre. Tambin la
prevencin, promocin y reparacin se constituyen en componentes de la accin estatal en
materia de DDHH.
Los DDHH constituyen un complejo integral interdependiente e indivisible, que pese a la
subsistencia todava de hondas discrepancias, comprende necesariamente los derechos
civiles y polticos y los derechos econmicos, sociales y culturales. Solo el reconocimiento
integral de todos estos derechos puede asegurar la existencia real de cada uno de ellos43
Son ejes articuladores de los derechos humanos la progresividad, no regresividad, el
principio pro persona, y el carcter interdependiente, complementario, y solidario de las
herramientas e instrumentos desarrollados. En base a estos componentes interesa
44
resaltar los aportes de los organismos internacionales como el Comit de DESC , en lo
referente a la salud:
La salud es un derecho humano fundamental e indispensable para el ejercicio de los
dems derechos humanos. El derecho a la salud est estrechamente vinculado con el
ejercicio de otros derechos humanos y depende de esos derechos, que se enuncian en la
Carta Internacional de Derechos, en particular el derecho a la alimentacin, a la vivienda, al
trabajo, a la educacin, a la dignidad humana, a la vida, a la no discriminacin, a la
igualdad, a no ser sometido a torturas, a la vida privada, al acceso a la informacin y a la
libertad de asociacin, reunin y circulacin.
El derecho a la salud no debe entenderse como un derecho a estar sano. El
derecho a la salud entraa libertades y derechos como componentes integrales. Entre
las libertades figura el derecho de cada persona a controlar su salud y su cuerpo, con
42
Declaraciones, tratados, organismos, jurisprudencia, mecanismos convencionales y extraconvencionales de
contralor etc.
43
Gros Espiel, H.(1986). DDHH, Derecho internacional y Poltica internacional. En Educacin y DDHH. IIDH San
Jos de Costa Rica, Pag.17.
44
Comit de DESC (derechos econmicos, sociales y culturales): Observacin General N14.
72
inclusin de la libertad sexual y gensica, y el derecho a no padecer injerencias, como
el derecho a no ser sometido a torturas ni a tratamientos y experimentos mdicos no
consensuales. En cambio, entre los derechos figura el relativo a un sistema de
proteccin de la salud que brinde a las personas oportunidades iguales para disfrutar
del ms alto nivel posible de salud.
El derecho a la salud debe interpretarse como un derecho inclusivo que no slo abarca
la atencin de salud oportuna y apropiada sino tambin los principales factores
determinantes de la salud, como el acceso al agua limpia potable y a condiciones sanitarias
adecuadas, el suministro adecuado de alimentos sanos, una nutricin adecuada, una
vivienda adecuada, condiciones sanas en el trabajo y el medio ambiente, y acceso a la
educacin e informacin sobre cuestiones relacionadas con la salud, incluida la salud sexual
y reproductiva. Otro aspecto importante es la participacin de la poblacin en todo el
proceso de adopcin de decisiones, sobre las cuestiones relacionadas con la salud en los
planos comunitario, nacional e internacional.
Estos aportes construyen y legitiman horizontes de accin que hacen necesario
restablecer una mirada sobre la prctica de los DDHH en las polticas pblicas; visualizarlo
como colectivo profesional resulta estratgico. En sntesis se considera que este eje brinda
elementos sustanciales para repensar y orientar la prctica profesional en el registro de
nuestras intervenciones cotidianas, en los encuentros singulares con la poblacin, pero
fundamentalmente en lo referente a la concrecin de proyectos profesionales colectivos y
al desarrollo de polticas pblicas.
45
Salvioli, F (2009). Transparencia y polticas pblicas: dimensiones contemporneas de los DDHH. En Proteccin
Internacional de DDHH y Estado de Dcho. JG Ibaez (dir). Colombia, Grupo Editorial Ibaez, pag104.
73
convivencia de dos paradigmas y en tal sentido ha sido un momento
propicio. Porque su cumplimiento es posible en tanto hay actores
que pueden comprenderla y apropirsela, pero tambin necesario,
porque la realidad an no ha cambiado todo lo necesario.
LEONARDO GORBACZ, 2011;19
El instituido
74
justificada por discursos tcnicos desarrollados en torno a las implicancias de la enfermedad
mental, y abreva en la representacin social del loco/a como peligroso/a e irresponsable.46
La ley 26657 fue publicada en el boletn oficial en diciembre de 201047. El proceso legislativo
que concluy en su sancin casi por unanimidad, se inici en 2007 siendo un hito importante la
48
media sancin obtenida en diputados en 2009. Como plantean Kraut y Diana fue fruto de
una discusin parlamentaria con una fuerte confrontacin ideolgica sectorial y terica. La
estrategia de trabajo instrumentada por sus promotores, implic encuentros participativos en
distintos puntos e instituciones del pas.
Fueron actores sustanciales para su concrecin la Secretaria de derechos humanos de la
Nacin, el INADI (instituto nacional contra la discriminacin xenofobia y racismo), la delegacin
regional de OPS (organizacin panamericana de la salud) , el CELS (centro de estudios legales
y sociales), el movimiento social de desmanicomializacin y transformacin institucional
representado en un acervo de experiencias de atencin comunitaria en efectores pblicos49;
organismos de DDHH como la asociacin madres de Plaza de Mayo, legisladores y jueces,
integrantes de equipos e instituciones de salud, integrantes de asociaciones de familiares y
usuarios (red FUV, APEF, APUSSAM, entre otras).50
Las resistencias que intentaron trabar el proceso y que continan operando, se sitan en
cabeza de los lobistas de la corporacin psiquitrica y algunos organismos profesionales,
quienes bsicamente se oponen a:
- la democratizacin de los equipos de salud, con la posibilidad de que cualquier profesional
idneo pueda desempear la conduccin de los equipos
- la exigencia de evaluaciones y criterios interdisciplinarios para definir las internaciones, la
determinacin de capacidades, las estrategias teraputicas
- el lugar asignado por la norma a los monovalentes entendiendo estas corporaciones que el
manicomio es necesario para algunos casos
En sntesis, podemos inferir que las resistencias obedecen a los intentos de mantener
una cuota de poder anclada en estructuras vetustas y represivas; ante una cambio normativo
que no solo propone refuncionalizar los recursos concentrados en los monovalentes, sino una
nueva redistribucin del poder entre los actores del campo.
46
Sobre este eje se remite a Frias J, Lopez, Povilaitis A (2011) El consentimiento informado y la atencin en salud mental.
Trabajo no publicado presentado en Jornadas de salud y poblacin. Buenos Aires. Instituto Gino Germani- UBA.
47
http://www.msal.gob.ar/saludmental/images/stories/info-equipos/pdf/2013-09-26_ley-nacional-salud-mental.pdf
48
Kraut, A. y Diana, N. (2011). Derecho de las personas con discapacidad mental: hacia una legislacin protectora. En
Panormicas de SM a un ao de la sancin de la ley nacional 26657,Buenos Aires. Eudeba, pag31.
49
Aqu mencionamos a ttulo de ejemplo la experiencia de Radio La Colifata y Frente de artistas del Borda, el PREA y
sus experiencias de rehabilitacin asistida en el hospital Esteves y Cabred. Los centros comunitarios del Hospital
Korn Casa de PreAlta, PichonRiviere y Franco Basaglia.
50
Red de familiares usuarios y voluntarios; Asociacin argentina de ayuda a la persona que padece esquizofrenia y su
familia; Asamblea Permanente de usuarios de servicios de sm,
75
Impacto del plexo normativo de los DDHH:
sobre la necesidad de reformas y la institucionalizacin
de cambios paradigmticos
Tabla 1.1: Componentes del plexo normativo con mayor incidencia en el campo de la SM
Tratados
Convencin Internacional sobre los derechos de las personas con discapacidad (ONU)
Principios de ONU para la proteccin del los enfermos mentales y para el mejoramiento de
la atencin de Salud Mental
51
Remitimos para su ampliacin a Kraut y Diana, op cit.
52
Para ms detalles de dichas violaciones remitimos al informe del CELS: Vidas Arrasadas. Disponible en Internet.
http://www.cels.org.ar/documentos/?info=detalleDoc&ids=3&lang=es&ss=&idc=715
76
Declaracin de Caracas (OPS)
Principios de Brasilia
S.de B., M del C c/ Ministerio de Justicia - Poder Judicial - Estado Nacional" sobre
internacin psiquitrica forzosa
RMJ s/insania
53
El ( ) es nuestro.
77
abuso de dichos apoyos. La toma de decisiones con apoyo es una aplicacin
del modelo social de la discapacidad al rea de la capacidad legal.54
54
Kraut y Diana, op cit., Pg. 53.
55
Cabe sealar que mientras este libro se encontraba en elaboracin, se aprueba el nuevo Cdigo Civil y comercial de
la Nacin, adecundose la legislacin de fondo al cambio paradigmtico aqu explicitado.
78
Estado del arte y resistencias
A la fecha la normativa ha sido receptada por el poder judicial y los efectores de salud,
con disparidades segn el territorio. En provincia de Bs As ha contribuido a instalar en la
agenda pblica la necesidad de transformaciones en el rea de la salud mental,
generando una ley de adhesin provincial. Sin embargo es deficiente la presencia activa
de unidades de defensa en las instituciones de internacin sean pblicas y privadas; y los
monovalentes siguen siendo la respuesta hegemnica con la mayor concentracin de los
recursos presupuestarios.
Recientemente se han explicitado organismos de aplicacin, y lineamientos para un plan
provincial pero con limitada posibilidades para implementar programas y asignaciones
presupuestarias; as como para incidir en la reasignacin coherente de los recursos existentes
hacia modalidades de atencin de base comunitaria.
En un artculo publicado a un ao de la sancin de la norma L. Gorbacz56 apuntaba como
puntos de resistencia an vigentes, los siguientes:
1. Las resistencias a la sustitucin de los monovalentes y las resistencias de los
hospitales generales a desarrollar una oferta sustitutiva
2. El espritu tutelar que aun opera
3. El temor a los juicios de mala praxis
4. Los medios de comunicacin y el estigma del loco/adicto= peligroso
5. Las obras sociales y el sector privado y las comunidades teraputicas en el mbito de
la atencin de las adicciones, que deben reformular y adecuar sus prestaciones a la ley
6. La formacin de los profesionales
7. La persistencia de viejas institucionalidades, usos y costumbres que deben de construirse.
56
Gorbacz, L .(2011). La ley de salud mental y el proyecto nacional. En Panormicas de SM a un ao de la sancin de
la ley nacional 26657, Buenos Aires. Eudeba, pag.17.
79
ser mantenido con movilizacin y acciones colectivas so
pena de ser retirado
LEFORT EN BROWN, 2007; 152
57
Para ampliar estos conceptos remitimos a la obra de Ernesto Laclau.
80
7. Quienes son los agentes, las modalidades y las prestaciones que establece/exige? Qu
caractersticas presentan?
8. Qu programas o proyectos en termino de polticas sociales son posibles a partir de
este marco?, Cules se han materializado?
9. Cules son los nudos ms conflictivos en el proceso de discusin, sancin e
implementacin?.
58
Netto, J. P (2009) La concretizacin de derechos en tiempos de barbarie. En Coyuntura Actual latinoamericana y
mundial: tendencias y movimientos. Borgianni y Montao (Orgs.). Brasil. Cortez Editora, pp17-33.
81
Trabajo Prctico sugerido
En este trabajo prctico les proponemos analizar las tensiones y debates suscitados por la
divulgacin del primer informe de gestin del rgano de Revisin Nacionalpara la plena
Implementacin de la ley 26657 (http://www.mpd.gov.ar/index.php/secretaria-ejecutiva-del-
organo-de-revision-de-salud-mental), para ello sugerimos:
1. Leer detenidamente un resumen de dicho informe disponible en la pgina del CELS
http://www.cels.org.ar/common/Resumen%20-
%20Organo%20de%20Revisin%20de%20Salud%20Mental.pdf
2. Leer detenidamente el artculo Czubaj F. Salud mental: tratamientos y derechos
humanos, eje del debate publicado en el diario La Nacin 20/07/2015.
http://www.lanacion.com.ar/1811956-salud-mental-tratamientos-y-derechos-
humanos-eje-del-debate
3. Proponemos que identifiquen y discutan sobre las siguientes cuestiones:
- Quienes son los actores/interlocutores consultados. Analice y trate de identificar
en base al anlisis de los argumentos de las partes, cul es su postura en
relacin a la implementacin de la norma.
- Detalle que aspectos son mencionados como ms conflictivos, y vincule con los
desarrollos conceptuales del presente captulo.
82
Bibliografa
83
CAPTULO 6
Intervencin Profesional del Trabajo Social
en el Hospital Dr. Alejandro Korn en el marco
de la Ley Nacional de Salud Mental.
Desafos y Obstculos
Valeria Laura Carosella
Introduccin
84
Acerca de la Institucin59
59
Es necesario destacar que por razones de extensin no se profundizar en la caracterizacin de la Institucin; slo
se plantearn aspectos centrales de la misma que hacen a su organizacin y funcionamiento.
60
Pawlowicz, M y otras (2011). El lugar de la familia en los dispositivos de atencin en salud para usuarios de drogas.
Trabajo presentado en el X Congreso Argentino de Antropologa Social. Buenos Aires, Noviembre de 2011.
85
Muchas veces, la magnitud del Hospital dificulta la interrelacin de los distintos dispositivos,
siendo un esfuerzo cotidiano tanto de usuarios como de profesionales que esta situacin no
implique su fragmentacin con el consecuente impacto en la atencin que reciben.
La Ley 26657 introduce un aporte central para el cambio de paradigma al plantear en su Art.
3 una definicin integral sobre la Salud Mental, reconociendo a la misma como un proceso
determinado por componentes histricos, socio-econmicos, culturales, biolgicos y
psicolgicos, cuya preservacin y mejoramiento implica una dinmica de construccin social
vinculada a la concrecin de los derechos humanos y sociales de toda persona.
Esta definicin incorpora una serie de dimensiones como inherentes a la Salud Mental de
una persona que hasta el momento no eran tenidas en cuenta como tales. Asimismo, establece
las condiciones para instalar la necesariedad del abordaje interdisciplinario ya que incorpora al
concepto de Salud Mental aspectos que exceden el mbito especfico de la Psiquiatra.
Quizs este aspecto de la Ley sea uno de los ms relevantes y controversiales ya que
implica la puesta en cuestin de supuestos que sustentan la modalidad de atencin en Salud
Mental al mismo tiempo que posibilita la emergencia y consolidacin de las otras disciplinas
que intervienen en el proceso de salud-enfermedad-atencin con la legitimidad (y las
obligaciones y responsabilidades) que la Ley les confiere. Esto no significa que hasta la
sancin de la Ley las otras disciplinas, entre ellas el Trabajo Social, no tuvieran relevancia;
pero lo que se intenta rescatar es que a partir de la Ley tienen otra legitimidad y en cierta forma
su saber especfico queda equiparado con el de las especialidades dominantes61.
Ahora bien, tal como planteramos, el hecho de que la Ley incorpore una visin ms amplia
no implica necesariamente que esto se traduzca en modificaciones en las prcticas de los
profesionales. A modo de ejemplo, no es poco frecuente que desde la psiquiatra se solicite la
firma del Trabajador Social para que un informe mdico se convierta en interdisciplinario. Ello
implica la toma de posicin por parte de nuestra disciplina en cuanto a lo que consideramos
debe ser, y es, una intervencin profesional desde el Trabajo Social.
En este sentido constituye un aporte el desarrollo de A. Oliva (2001) quien propone pensar
a la profesin dentro de la divisin social y tcnica del trabajo para fundamentar el interjuego
existente entre las funciones asignadas, las necesidades, demandas y recursos en el marco de
la relacin institucin/usuario/trabajador social62
En el marco de las intervenciones desarrolladas en el Hospital histricamente se ha
asignado al Trabajo Social la funcin de ocuparse de lo social entendindose por lo social
todo aquello que no tuviera que ver con el aspecto estrictamente mdico de la enfermedad.
61
Esto se evidencia sobre todo en la posibilidad de ocupar cargos de conduccin y gestin de los servicios y las
instituciones; y es quiz uno de los aspectos de la Ley ms resistidos por la corporacin mdica.
62
Oliva, A. en Mendoza, M. (2009). Crtica a la Modalidad de Asistencia en Salud Mental. Buenos Aires; Edit. MATE
86
En este sentido, es importante sentar posicin (y la nueva Ley lo posibilita) en cuanto a que
no podemos pensar al sujeto de manera fragmentada sobre todo teniendo en cuenta que si
bien la enfermedad puede ser definida en trminos mdicos, el significado que tiene en la vida
de esa persona como en la de sus referentes vinculares, su connotacin y las posibilidades de
enfrentamiento y resolucin de la misma estarn estrechamente ligadas con su posicin en la
Sociedad, sus posibilidades de comprensin, de abordaje y de accesibilidad al sistema de
salud; en sntesis, con las posibilidades que ha tenido a lo largo de su vida, intrnsecamente
ligadas con su posicin de clase en la sociedad desigual en la que vivimos.
En este punto, acordamos con E. Galende en que la comprensin del sufrimiento mental no
puede intentarse fuera del afecto y la sensibilidad del que sufre, de los modos de su
experiencia como sujeto y de la historia vivencial de su vida, es decir, de su historia63
Un aspecto central de la intervencin profesional tendr que ver con la posibilidad de
historizar no slo al sujeto con el que intervenimos sino tambin a las prcticas que origina su
presencia en el sistema de salud, con sus contradicciones y fundamentos, asumiendo que la
experiencia del sufrimiento mental es compleja, se extiende en redes de determinacin que
sobrepasan al individuo que lo padece; estas redes son su sistema de referencia mltiple.
Nuestro encuentro con el sufriente es a la vez un encuentro con esta complejidad de
referencias64. 65
La Ley Nacional presenta un marco propicio para consolidar el mbito de la Salud Mental
como un espacio socio-ocupacional en el cual el Trabajo Social puede realizar, y de hecho
realiza, significativos aportes en lo que hace a la intervencin concreta y cotidiana con los
usuarios; con un alto impacto en la vida cotidiana de los mismos, que redunda en una apuesta
porque puedan mejorar su situacin de salud en un sentido amplio. Esto es, no slo en lo que
hace a su patologa sino a todos los determinantes contextuales que favorecen o dificultan su
recuperacin.
En este sentido, desde el Trabajo Social se realizan aportes que tienen que ver tanto con la
dimensin vincular de la vida de esa persona, tanto a nivel de sus relaciones ms cercanas
como con la Comunidad en general; como en cuanto a sus condiciones materiales de
existencia mediante la gestin de recursos; as como en aspectos que hacen a su posicin
vital; siendo muchas veces central el rol del Trabajador Social en el fortalecimiento de una idea
de proyecto que le posibilite al sujeto pensarse ms all de su condicin de usuario del sistema
de salud.
63
Galende, E. (2008). Psicofrmacos y Salud Mental: la ilusin de no ser. Buenos Aires. Lugar Editorial
64
Galende, E. (2008). Ob. Cit.
65
Ello implicar adems que pongamos en cuestin uno de los aspectos centrales del Modelo Mdico Hegemnico
(Menndez: 1990), su carcter a-histrico.
87
Sobre la intervencin profesional en el Servicio de Alcoholismo66
66
Es importante destacar que la Ley Nacional de Salud Mental incorpora la problemtica de las adicciones como parte
integrante de las polticas de salud mental, estipulando en su artculo 4 que Las personas con uso problemtico de
drogas, legales e ilegales, tienen todos los derechos y garantas que se establecen en la presente ley en su relacin
con los servicios de salud.
67
En el marco del plan de adecuacin a la Ley implementado desde la Direccin del Hospital se ha reducido
notoriamente el nmero de camas de internacin. En este Servicio hasta el ao 2013 haba 50 camas y se inclua la
internacin de mujeres. Sobre este punto es importante mencionar que no es que ya no se internen mujeres por
consumo problemtico sino que las mismas quedan alojadas en el Servicio de Agudos.
68
Galende, E. (2008). OB. Cit.
88
tenga que ver con la ausencia total de consumo, lo cual consideramos irreal e improbable
en muchos casos.69
Esta mirada implica pensar al consumo en el marco de un contexto en el que se desarrolla
la vida cotidiana del sujeto y no como un problema en s mismo, entendiendo que un uso de
drogas puede ser problemtico para una persona cuando el mismo afecta negativamente a una
o ms reas vitales de la persona: su salud fsica o mental; sus relaciones sociales primarias
(familia, pareja, amigos); sus relaciones sociales secundarias (trabajo, estudio); sus relaciones
con la ley.70
En este marco desde las intervenciones que se llevan adelante desde el Trabajo Social se
intenta hacer hincapi en la situacin e historia particular de cada sujeto, fomentando la
continuidad de su tratamiento y el abordaje de las situaciones que plantean los referentes
vinculares de los usuarios, apostando a que pueda retomar su vida cotidiana de la mejor
manera posible y teniendo en cuenta sus propios intereses, habilidades y deseos.
Actualmente nos encontramos trabajando en la revalorizacin del espacio de Consultorios
Externos. En este sentido, la inclusin de la disciplina posibilita y apunta a la puesta en
cuestin del abordaje farmacolgico como el de mayor relevancia en el tratamiento. No se trata
de negar su pertinencia en aquellas situaciones que lo ameritan sino de introducir cuestiones
ligadas a complejizar el consumo problemtico y su impacto en la vida cotidiana de los
usuarios. Esta complejizacin supone tambin introducir una mirada integral y trabajar en pos
de la construccin de estrategias junto a los mismos.
Antes de finalizar este apartado, no quiero dejar de sealar que ms all de las
dificultades sealadas en cuanto al abordaje interdisciplinario, acuerdo con Gorbacz en que
la mirada de distintas disciplinas no slo enriquece la evaluacin sino que le da a las
personas mayores garantas de una decisin correcta71; por lo que considero que es central
aportar a un dilogo entre las disciplinas que posibilite el cumplimiento de los derechos de los
usuarios del sistema de salud.
69
Incluso en 1980 la OMS planteaba que la abstinencia total sera inaceptable o imposible de fijar en casi todas partes
del mundo; planteando la necesidad de apostar a la reduccin de las cantidades de alcohol que se consumen y al
cambio de los hbitos de consumo. En Menndez, E. (1990). Morir de alcohol. Saber y Hegemona Mdica. Alianza
Editorial. Mxico.
70
El Abrojo, Instituto de Educacin Popular (2007). El equilibrista. Tomo I. Montevideo, Frontera Editorial.
71Gorbacz, L. (2011) La Ley de Salud Mental y el Proyecto Nacional. En Ministerio Pblico Tutelar de la Ciudad
Autnoma de Buenos Aires (2011). Panormicas de Salud Mental. A un ao de la sancin de la Ley Nacional N
26657. Buenos Aires, Eudeba.
72
Este vnculo no es excluyente de otros campos de intervencin, pero en este apartado me referir al campo
que nos ocupa.
89
Si bien este planteo pareciera ser una obviedad, considero que esta posibilidad implica dar
un lugar a aquellas personas que incluso dentro de la misma institucin son muchas veces
negadas a travs de mecanismos tanto directos como sutiles de descalificacin, discriminacin
y estigmatizacin.
En este sentido, considero que ningn tratamiento puede resultar efectivo73 para una
persona si no se interpreta su situacin y su padecimiento a partir de su propio relato y de su
propia vivencia acerca del mismo.
En un contexto donde el modelo mdico hegemnico contina teniendo vigencia, es
importante poder afirmar que cuando una persona se acerca a un dispositivo de salud no es
una esquizofrenia, un consumo problemtico o un trastorno de personalidad quien requiere
un tratamiento, sino que es una persona que sufre alguno de estos padecimientos. Y en este
sentido la manera en que ese padecimiento impacta en su vida ser nica y particular; por lo
que su abordaje tambin debiera tener estas caractersticas.
En este sentido, la escucha de sus planteos y de lo que transmiten aquellas personas que lo
acompaan adquiere un lugar central. Y este espacio de escucha, este dar un lugar al que me
refiero, implica necesariamente una dimensin afectiva que se pone en juego en el intercambio
entre los actores.
Esta dimensin afectiva tiene que ver con aspectos que hacen a la contencin que esa
persona percibe y efectivamente recibe por parte de quien se encuentra abordando la
situacin. Y es la que permitir una mayor fluidez y una mayor confianza de parte de quien
consulta, que le posibilitar al profesional adentrarse en la vida cotidiana de esa persona, en
sus vivencias, en lo que ese problema de salud implica para ella; y de esta forma, pensar en
conjunto estrategias para que la situacin pueda mejorar; sabiendo que no todas las personas
necesitan lo mismo ni demandan lo mismo.
En este sentido, desde el Trabajo Social se nos presenta la oportunidad de desempearnos
profesionalmente generando este tipo de vnculos que son adems los que nos permitirn
aportar al reconocimiento de esa persona, a su revalorizacin y a que todos profesionales y
usuarios podamos correr el eje del padecimiento como lo que la define, y sin dejar de
reconocerlo como un aspecto de su singularidad, potenciemos todo lo que la persona es ms
all del padecimiento con el que convive.
El vnculo con las personas que trabajamos le posibilita a la profesin poder aportar a su
historizacin y al trabajo junto a ellos en pos del cumplimiento de sus derechos. En este
sentido, poder abordar la situacin particular que origina la consulta en el marco de la vida de
esa persona, de su historia, de su posicin de clase y de su trayectoria previa posibilitar
contextualizar la situacin actual, como as tambin resignificar ese padecimiento a la luz de lo
que implica para ella.
La Ley 26657 se constituye en una herramienta que apunta al mejoramiento de las prcticas
en salud mental y debe ser conocida por los usuarios, siendo esta una de las tareas que como
profesionales debemos darnos si queremos aportar a garantizar sus derechos.
73
En trminos de posibilidad de resolver la situacin o de mejorarla.
90
Sin embargo, no implica por s misma un cambio de paradigma ni de la modalidad de
atencin. En este sentido, el desafo que plantea la Ley es an mayor, ya que si bien no
garantiza estos cambios, nos obliga a tener en claro el horizonte de lo que debe ser la atencin
en Salud Mental74; y nos brinda herramientas para apuntar a que as sea.
Para finalizar, quisiera plantear que la dimensin vincular de la relacin entre el trabajador
social y el usuario por supuesto que no podr tener un impacto directo en las condiciones de
vida de esa persona, ni en su sufrimiento psquico y el de su familia75; pero s aportar a que el
paso por la institucin de salud no agrave esas dimensiones de su vida colocndolos en una
situacin de revictimizacin permanente.
Adquiere relevancia entonces el planteo de J. P. Netto (1999), quien afirma que la
accin humana implica siempre un proyecto, una anticipacin ideal de la finalidad que se
quiere alcanzar, con la invocacin de los valores que la legitiman y la eleccin de los
medios para lograrla76
En este sentido, somos muchos los profesionales que intentamos da a da aportar a una
atencin sanitaria que incorpore una mirada ms compleja y humanizada a las intervenciones
que redunde en que las personas que se acercan a las instituciones sanitarias con un problema
a resolver se sientan escuchadas, comprendidas y valoradas como actores fundamentales en
la bsqueda del mejoramiento de su calidad de vida y del abordaje del ya de por s complejo
padecimiento que atraviesan.
74
Es importante sealar que en el desarrollo de la Ley se tomaron en cuenta las opiniones y prcticas de muchas
personas que ya venan llevando adelante experiencias diferentes, ya sea desde su lugar profesional como de su
lugar de usuarios/ referentes.
75
En este sentido nos enfrentar nuevamente con las contradicciones inherentes a nuestra profesin.
76
Netto, J. P. (1999). La construccin del Proyecto tico-Poltico del Servicio Social frente a la crisis contempornea En
Borgianni; Guerra y Montao (orgs.) (2003) Servicio Social Crtico. Hacia la construccin del nuevo proyecto tico-
poltico profesional. Cortez Editora. Sao Paulo
91
Trabajo Prctico sugerido
Elegir uno de los siguientes cuentos o corto y realizar un anlisis de los mismos a la
luz de lo trabajado en el texto. Proponemos que identifiquen y discutan sobre las
siguientes cuestiones:
Caractersticas de modelo mdico hegemnico; importancia de los procesos socio-histricos
para construir las modalidades de atencin; lugar del sujeto en los procesos.
92
Bibliografa
Borgianni; Guerra y Montao (orgs.) (2003) Servicio Social Crtico. Hacia la construccin del
nuevo proyecto tico-poltico profesional. Cortez Editora. Sao Paulo.
El Abrojo, Instituto de Educacin Popular (2007). El equilibrista. Tomo I. Montevideo, Frontera
Editorial.
Galende, E. (2008). Psicofrmacos y Salud Mental: la ilusin de no ser. Buenos Aires. Lugar
Editorial.
Gorbacz, L. (2011) La Ley de Salud Mental y el Proyecto Nacional. En Ministerio Pblico
Tutelar de la Ciudad Autnoma de Buenos Aires (2011). Panormicas de Salud Mental. A
un ao de la sancin de la Ley Nacional N 26657. Buenos Aires, Eudeba.
Ley Nacional de Salud Mental N 26657. Ministerio de Salud. Presidencia de la Nacin
Argentina. 2011
Mendoza, M. (2009). Crtica a la Modalidad de Asistencia en Salud Mental. Buenos Aires; Edit.
MATE
Menndez, E. (1990). Morir de alcohol. Saber y Hegemona Mdica. Alianza Editorial. Mxico.
Ministerio de Salud de la Repblica Argentina. Presidencia de la Nacin. Algunos datos sobre
el consumo de alcohol en la Argentina. 2011.
Ministerio de Salud de la Repblica Argentina. Presidencia de la Nacin. Normativa Nacional
en Polticas Sanitarias de Prevencin y Lucha frente al consumo excesivo de alcohol. 2011.
Ministerio Pblico Tutelar de la Ciudad Autnoma de Buenos Aires (2011). Panormicas de
Salud Mental. A un ao de la sancin de la Ley Nacional N26657. Buenos Aires, Eudeba.
Netto, J. P. (1999). La construccin del Proyecto tico-Poltico del Servicio Social frente a la
crisis contempornea En Borgianni; Guerra y Montao (orgs.) (2003) Servicio Social Crtico.
Hacia la construccin del nuevo proyecto tico-poltico profesional. Cortez Editora. Sao
Paulo.
Pawlowicz, M y otras (2011). El lugar de la familia en los dispositivos de atencin en salud para
usuarios de drogas. Trabajo presentado en el X Congreso Argentino de Antropologa Social.
Buenos Aires, Noviembre de 2011.
93
CAPTULO 7
Tramando Barrio: Una experiencia donde el
territorio se hace presente en la poltica pblica
Soledad Grizia.Cynthia Ramacciotti.Claudia Saavedra
94
legislaciones :Cul debe ser el rol del trabajador en el marco de la recuperacin del estado
como instrumento de restitucin de derechos?.
La Subsecretara de Salud Mental y Atencin a las Adicciones (en adelante SADA) cuenta
en la actualidad con una red compuesta por 237 servicios (Centros Provinciales de Atencin y
centros de internacin) distribuidos en las regiones sanitarias de la provincia, sumndose a
stos los Programas que integran la Direccin Provincial de Prevencin a las Adicciones dentro
de la cual se encuentra el Programa Tramando Barrio.
Esta institucin nace en el ao 1993 como Secretara de Prevencin y Asistencia de las
Adicciones. Se crea en un momento histrico-poltico particular, en pleno desarrollo del
neoliberalismo, con una impronta acorde al momento y desde un paradigma que ubica a la
sustancia como central y al paciente en su doble rol de enfermo-delincuente. La ley 23737 de
Trfico y Tenencia de Estupefacientes, sancionada en el ao 1989 es clara en este sentido, en
su artculo 17 dice: En el caso del artculo 14, segundo prrafo si en el juicio se acreditase que
la tenencia es para uso personal, declarada la culpabilidad del autor y que el mismo depende
fsica o psquicamente de estupefacientes, el juez podr dejar en suspenso la aplicacin de la
pena y someterlo a una medida de seguridad curativa por el tiempo necesario para su
desintoxicacin y rehabilitacin. Acreditado su resultado satisfactorio, se lo eximir de la
aplicacin de la pena. Si transcurrido dos aos de tratamiento no se ha obtenido un grado
aceptable de recuperacin por su falta de colaboracin, deber aplicrsele la pena y continuar
con la medida de seguridad por el tiempo necesario o solamente esta ltima. (ver tambin
artculos 14, 16, 18, 19, 20, 21 y 22).
Los profesionales reciban a las personas que consuman drogas mediante oficio del
juzgado en el marco del cumplimiento de una medida educativa o curativa supeditando el
tratamiento teraputico al cumplimiento de una sancin. El paradigma tutelar cuyo supuesto
bsico es la peligrosidad cal hondo en las prcticas y las lgicas institucionales que imperaron
en la SADA.
Luego de nueve aos la Secretara devino en Subsecretara pasando por diferentes
dependencias como el Ministerio de Salud, Ministerio de Desarrollo Social de la provincia, para
volver nuevamente al mbito del Ministerio de Salud donde se encuentra en la actualidad.
Si bien esos vaivenes estuvieron vinculados a los cambios de gestin no puede dejar de
mencionarse que la Salud Mental y las Adicciones son temticas que el propio sistema ha
intentado expulsar de su rbita, porque, entre muchas otras cosas, su presencia interpela a los
actores sanitarios a revisar el concepto de salud que atraviesa las prcticas cotidianas. A partir
de all se abren los interrogantes acerca de dnde ubicar y cmo abordar esta problemtica.
95
En lo que hace al recorrido histrico se puede afirmar que los principios de salud que
rigieron la primera dcada institucional, fueron los definidos por la Organizacin Mundial de la
Salud donde era preponderante la idea de adaptacin. La intervencin profesional se realizaba
ubicando al paciente como enfermo y a la rehabilitacin como un proceso regido por pautas
que deban cumplirse para ser promocionado a fases ms avanzadas en el tratamiento. Para
ello haba que despojarse de ciertos rasgos singulares que incluan la forma de vestirse y de
hablar entre otros. El objetivo era llegar a ser un ciudadano responsable, Logrado sto, el
paciente poda obtener el alta.
A medida que fueron pasando los aos la mirada de la problemtica fue cambiando y hoy
con las leyes que dan encuadre a la prctica, podemos decir que estamos transitando el
cambio de paradigma no sin contradicciones ni resistencias pero empezando a considerar que
hay que pensarse como parte de estos cambios.
Las discusiones en torno al concepto de salud no slo son otras, sino que existen debates
en cuanto al tema, que antes no estaban presentes. Debates que pueden situar su origen en
diversos hechos histricos que transitamos como trabajadores en la SADA.
Un punto de inflexin puede situarse a fines del ao 2001, etapa que marc un momento de
crisis profunda como consecuencia de las polticas de los aos 90`. En la Subsecretara los
rumores de cierre, el desguace y la incertidumbre guardaban absoluta consonancia con la
realidad nacional. A partir de all, los trabajadores nos visibilizamos por primera vez como
tales. Nos encontramos y nos reconocimos como compaeros. Parafraseando a Ferrara se
trat del primer gesto de salud: decidimos organizarnos para cambiar las condiciones que
limitaban nuestro desarrollo. Hasta ese momento habamos cado en lo que podramos llamar
una adaptacin alienante, aceptbamos, hacamos y nunca cuestionbamos o ponamos en
discusin aquello que provena del quehacer institucional (Ferrara Floreal, 2010). Esto
constituy el primer cambio significativo, no slo empezamos a organizarnos gremialmente,
tambin entendimos que los trabajadores estbamos en condiciones de discutir y ponerle
contenido a la poltica pblica. Visto a la distancia resulta muy significativo que el proceso
mediante el cual redefinimos los vnculos entre nosotros y caminamos juntos con un objetivo
claro, impact en la prctica y tambin en nuestra identidad como colectivo. Dbora Ferrandini
seala () la herramienta ms importante en el abordaje de problemas complejos, es la
recreacin de los vnculos entre nosotros; generar vnculos capaces de operar sobre los
problemas, aumentar la autonoma, y transmitir afecto. Vnculos que creen amor por la vida,
que es esencialmente un logro colectivo. Transformar nuestros vnculos nos constituye en
sujetos de cambio, capaces de estirar el lmite de lo posible No es eso la salud?
96
perodo histrico donde los dispositivos pblicos para atender dicha problemtica, estaban
centrados en el paradigma abstencionista-prohibicionista.
Como marca histrica tambin se puede mencionar el ao 2009. En el contexto de nuevos
conflictos institucionales que derivaron en una serie de medidas de lucha: asambleas,
movilizaciones y el estado de alerta ante la amenaza de cierre de varios centros se plante la
necesidad de superar la posicin meramente reivindicativa que nos llevaba a discutir
solamente salario y condiciones de trabajo, para pasar a una instancia ms propositiva. Estas
jornadas de lucha gremial culminaron con un encuentro de trabajadores para pensar qu
aporte desde nuestros conocimientos y experiencias podamos hacer a la poltica pblica. Dejar
de padecer las decisiones de poltica institucional para empezar a pensarnos como actores
partcipes de la misma. All surge algo bien interesante como propuesta, que es sistematizar las
experiencias desarrolladas por los trabajadores, capitalizarlas como conocimiento, intercambiar
entre nosotros para aportar a la poltica pblica. Convocarse y multiplicar aquellas experiencias
que ya transitbamos parte de los trabajadores en distintos barrios en espacios colectivos:
mesas barriales, tcnicas, interbarriales en las cuales los conceptos de interdisciplina,
intersectorialidad y corresponsabilidad empezaban a tomar mayor fuerza en el abordaje de
problemticas particulares.
En el ao 2010 se sancion la de Ley Nacional de Salud Mental N 26.657 sumndose a un
cuerpo legislativo de promocin y proteccin de los derechos humanos, que nos desafi a
pensar el lugar clave que tiene la comunidad para abordar la salud mental y el consumo
problemtico de sustancias.
Esta norma junto a la ley Provincial de Adhesin N14.580, vino a reglamentar el cambio de
paradigma en el tema de las adicciones, y a ubicar al Estado ya no desde la lgica tutelar sino
como garante de derechos, implementando para sto polticas reparatorias y restitutivas. Este
momento ubica un antes y un despus en las prcticas comunitarias de quienes venamos
llevando adelante una propuesta desde el margen o apelando a otras leyes como la Ley de
Promocin y Proteccin de los Derechos de Nios, Nias y Adolescentes para fundamentar
nuestra tarea. La ley 26657 pasaba a legitimar dichas prcticas desde nuestra identidad
institucional, lo que en un tiempo anterior apareca como un acto de resistencia y disputa en el
campo de las prcticas desde los mrgenes intitucionales, pas a constituirse en un modelo a
adoptar y a replicar.
97
Podemos decir que la Misin y Visin que la institucin plantea hoy y luego del proceso
transcurrido se puede expresar de la siguiente manera:
El problema de las adicciones y del uso problemtico de sustancias constituye una
entidad compleja donde participan aspectos sociales, culturales, histricos, polticos,
entre otros, que la ha hecho de difcil abordaje requiriendo para ello distintos
conocimientos, saberes y prcticas.
Las polticas sanitarias llevadas adelante por la actual gestin, plantean recuperar la
problemtica de las adicciones como problema de salud y define como meta a cumplir, en el
marco del Plan Quinquenal, el fortalecimiento del sistema de salud a partir de la inclusin de la
Atencin Primaria de la Salud como eje estratgico de respuesta.
En este sentido se ha definido como Misin, el establecer una poltica pblica para
prevenir y disminuir la incidencia del uso problemtico de sustancias y el dao provocado
por las mismas; y como Visin: que las adicciones, y el uso problemtico de sustancias,
tambin son un problema de salud y su estrategia de abordaje est enmarcada en los
principios de la APS 77
Este planteo es acorde a la legislacin que nos encuadra y propone lneas de poltica
pblica en sintona con el camino que se inici en la provincia con la Ley N 13298, que
promueve el reemplazo de un estado de control situado en y desde el Patronato para pensar
al nio/a/adolescente como un sujeto de derechos y un estado que debe garantizarlos y
restituirlos en caso de no haber estado presentes. Se da lugar as a la conformacin de un
corpus legal de leyes reparadora :Ley N26150 Programa Nacional de ESI, Ley N25673
Programa de Salud Sexual Reproductiva y Procreacin Responsable, Ley N26743 Identidad
de gnero, entre otras.
En la SADA todo el proceso que nos fuimos dando hacia el interior de la institucin, fue
confluyendo en una serie de preguntas que conformaron un punto de partida en la posibilidad
de sistematizar la prctica y de repensarla con otros trabajadores de manera colectiva.
Tramando barrio constituye una sntesis de estas experiencias en el marco de una poltica
de estado.
77
Fernandez Carral S. Comp. (2015) Salud Mental y Adicciones: Un nuevo rumbo. Ministerio de Salud de la Provincia
de Buenos Aires.
98
programa signific diversificar la propuesta para que pueda adaptarse a las necesidades de
otros equipos y lugares.
Este programa nos permiti recorrer la provincia, encontrarnos con compaeros que venan
transitando mltiples experiencias de trabajo en distintos lugares y con diversas realidades y
complejidades. En el caso de Junn, la demanda vino de una multiplicidad de instituciones,
organizaciones barriales, eclesiales, y ONG entre otras, interesadas en instrumentar y construir
herramientas para abordar la problemtica del consumo. El desafo fue poner en debate qu
significa pensar estos abordajes en el marco de los principios que proponen las nuevas
legislaciones, especialmente la Ley Nacional de Salud Mental, e incorporar los marcos tericos
que, en muchos casos, confrontaban con la formacin y un sentido comn muy arraigado en
las prcticas institucionales, profesionales y sociales.
As, trabajamos con equipos de las localidades de Junn, Tres Arroyos, Baha Blanca,
Tornquinst, Lujn, General Lamadrid, Dolores, Rauch, Pige, Villarino, Chascoms, San Isidro,
Tandil, La Crcova, Mar del Plata, Pedro Luro, Chapadmalal, Pila, La Plata, convocados desde
los municipios y otras organizaciones sociales, polticas, barriales e instituciones del estado,
adems de los equipos propios de la Red de SADA. En algunos lugares se present el
programa con sus lineamientos generales, en otros se trabaj con jornadas extensas que
permitieron armar redes entre los participantes. En otras localidades se realiz un trabajo de
acompaamiento de experiencias que se venan desarrollando y otras que se iniciaban. Cada
lugar, de acuerdo a sus caractersticas y posibilidades realizaban distintos pedidos que
pudimos ir trabajando por la posibilidad de ir modificando, ampliando la propuesta en funcin
de los aprendizajes que se iban produciendo en el desarrollo mismo del programa. Pudimos
visualizar la necesidad que nuestros compaeros del interior plantean de referenciarse en
polticas que visibilicen y contengan lo que se viene desarrollando en lugares alejados de la
sede. Vislumbrar la riqueza y la necesidad de reconocernos como parte de un espacio amplio y
complejo que durante largo tiempo ha funcionado de modo fragmentado, perdindose la
posibilidad de sistematizar y articular lo realizado.
Recuperar el conocimiento de los trabajadores, capitalizar los saberes y animarse a traducirlos
en lneas de poltica pblica, constituy nuestro punto de partida pero tambin la estrategia
fundamental que permiti corrernos de apelar permanentemente a la palabra del especialista para
implicarnos y reconocernos en nuestra tarea. Entendemos que el conocimiento de los expertos, en
todo caso, debe ponerse a jugar en el marco de la construccin de un saber colectivo. Esto permiti
no solo que los trabajadores pudieran hablar y compartir lo que hacen, sino pensar y elucidar lo qu
se hace y cmo se hace, qu recuperar y qu modificar de las propias prcticas. Trabajar sobre los
estigmas propios en relacin a la juventud y a los adultos. Pensar en cuales son los obstculos que
se nos presentan a la hora de dialogar y articular no solo con otras disciplinas si no con otros
actores que no pertenecen a una institucin o a un equipo tcnico. Las redes, la interdisciplina, la
intersectorialidad, la salud mental comunitaria, la perspectiva comunitaria, son todas palabras y
principios que deben pensarse y revisarse en el marco de las experiencias y en los escenarios
donde stas se desarrollan. La complejidad est all, en el lugar donde las personas viven, donde la
99
respuesta hper especializada, individualizada y fuertemente recortada por la centralidad
institucional, deja de tener impacto y sentido en un paradigma que plantea a un sujeto capaz de
tomar sus propias decisiones. Quin es ese otro? Cmo pienso en el escenario donde el otro
habita? Qu quiere decir que el territorio no es el barrio si no los mltiples territorios que habitamos
con sus circuitos y sus relaciones de poder y que nuestra institucin tambin puede ser pensada
como un territorio? Qu quiere decir, que el barrio y la comunidad son un efecto del lazo social y
no un a priori conceptual?
Es en este punto donde la discusin sobre la desmanicomializacin y los dispositivos de
externacin deben dar lugar al debate por los abordajes en y con la comunidad. Para que los
manicomios pierdan sentido, tienen que producirse nuevos sentidos sobre nuestras concepciones
de salud y sobre las propuestas de abordaje. Es as que Floreal Ferrara constituye un referente
ineludible cuando define la salud como la capacidad de lucha, de transitar un conflicto. En este
punto se ponen en tensin los dispositivos conocidos, surgiendo formas diferentes, creativas de
concebir nuestras propias herramientas. La perspectiva comunitaria implica de algn modo dejar de
pensar las estrategias de intervencin desde el centro y empezar a pensarlas con los otros y desde
los bordes. La discusin por el adentro y el afuera se constituy en un eje central en los encuentros
de trabajo. El tramado no constituye un a priori conceptual si no que es, debe ser, un efecto de las
acciones, de las intervenciones. Son las redes, los circuitos que reterritorializan y proponen
alternativas los que deben hacerse un lugar all donde impera lo conocido, lo fragmentado, lo
encajado. DarioSztajnszrajber (filsofo del que hemos recuperado varias ideas) abre un camino
para reflexionar sobre este tema. Dice este filsofo que: Tal vez, el nico momento de libertad se
juegue en los pasillos; esos momentos de trnsito donde por un instante nos damos cuenta de las
infinitas habitaciones con sus infinitos rdenes. Los pasillos son espacios de libertad, cambio
incesante. No podemos detenernos. Nos empujan siempre de una habitacin a otra. No podemos
habitarlos. Son un entre. Y un entre nunca permanece pero nos libera
Transitar los pasillos es siempre subvertir la relacin entre un yo y otro. Es evidenciar que
siempre que nos relacionamos con el otro, lo comprendemos a nuestra imagen y semejanza, y
que por ello al abordarlo lo aniquilamos.
Transitar los pasillos es hacer explotar toda frontera entre el yo y el otro. Pero quin es el otro?
El otro es el que me excede, el que me desborda, el que me exige a salirme de mi mismo, el
que me desafa con su diferencia. El otro me ensucia, me contamina, me mezcla, destruye mi
pretensin de pureza, me degrada y por eso me humaniza. El otro golpea la puerta de mi casa
y me solicita. Me exige apertura. Me desencaja.
Estamos dispuestos a abrirle la puerta a ese extrao extranjero para transformarnos o nos
es ms fcil negarnos y permanecer en lo que somos?78
Entonces, volviendo a nuestro suelo, cmo construir una herramienta que representara ese
entre y que permitiera al trabajador hacerse un lugar all? Cmo construir el cuerpo terico que
nos represente?. Un cuerpo terico que interpelado desde la prctica se constituya en una
78
Sztajnszrajber Daro (2014). Pasillos. C.D Desencajados: Filosofa + Msica.
100
herra
amienta para
a pensar es
strategias co
on la complejidad que conlleva la problemtic
ca del
consu
umo desde una
u perspecttiva comunita
aria y con un
n enfoque de derechos?
Lo
os contenidos del programa se fueron
n definiendo a partir de re
ecuperar aquuellas discus
siones
e inte
ercambios suscitados
s en la prctica
a, pero tamb
bin en la deconstrucci
d n necesaria que
impliccaba ponerrlos a jugar en distintos espacios que los interpelaban dessde las mira
adas y
singu
ularidades prropias de las realidadess locales.
1--Segundo encue
entro en la Loca
alidad de Tres Arroyos,
A 4 de no
oviembre de 20114.
Un marco te
erico en
n constru
uccin
101
diferentes actores con distintos niveles de responsabilidad que formamos parte del mismo, tenemos
incidencia en su configuracin y funcin. En el caso de quienes no se encuentran en estructuras de
poder ni en niveles de gestin, la incidencia se produce desde las prcticas sociales y la
produccin de identidades. (Vilas Carlos, 2010). Esta idea recorta un rol del trabajador que tiene un
lugar y un rol posible en la poltica pblica y que nos permiti discutir con otros trabajadores las
responsabilidades y las posibilidades que se abran cuando nos posicionbamos desde ese lugar.
Otra definicin a revisar fue la de salud. En el transcurso de los encuentros se daban por
sentados algunos conceptos que luego al ponerse en discusin veamos que no estaban
siendo pensados desde los nuevos principios. La problemtica de las adicciones y la disputa
por enmarcarla en el campo de la salud requera especial cuidado a la hora de pensar de qu
salud estbamos hablando, porque la problemtica del consumo apareca facilmente asociada
a la nocin de enfermedad, cobrando relevancia la nocin de prevencin pero pensada tambin
desde estas concepciones. Floreal Ferrara apareca como una referencia ineludible ya que
plantea a la salud como la posibilidad de atravesar conflictos, la capacidad singular y colectiva
para luchar contra las condiciones que limitan la vida, en contraposicin a la idea de adaptarse
a las circunstancias que el entorno presenta. (Ferrara Floreal, 2005). Se desprende de all una
mirada del sujeto desde un lugar activo, un sujeto de derechos, donde la enfermedad entendida
y recortada desde el modelo mdico hegemnico, cobra un lugar secundario.
La salud mental, la entendemos tal como la propone la Ley Nacional de Salud Mental, como
un proceso determinado por componentes histricos, socio-econmicos, culturales, biolgicos y
psicolgicos, cuya preservacin y mejoramiento implica una dinmica de construccin social
vinculada a la concrecin de los derechos humanos y sociales de toda persona.
Es a partir de estas dos nociones que debatimos el modo de abordar la problemtica de
adicciones y lo fuimos haciendo desde el modelo de consumo problemtico en el cual el sujeto
cobra el lugar central, pasando la sustancia a un lugar secundario y donde el tratamiento se
orienta a reconstruir el lazo social, las redes de contencin y la salud colectiva. En cada uno de
los encuentros nos propusimos situar el consumo de sustancias en el marco mas general de la
cultura de consumo, tomando como referencia los aportes de Alicia Stolkiner.79
Estas nociones dieron lugar a una pregunta que transversaliz los encuentros del
programa: De qu hablamos cuando hablamos de un modelo de salud comunitaria?
Histricamente lo comunitario ha cobrado distintos sentidos, siendo entendido generalmente
como aquello que sucede por fuera de las paredes institucionales. Sin embargo, la
perspectiva comunitaria se constituye en toda su complejidad, segn propone Jordi Foix
Robert80, como una prctica consciente que refleja una serie de interacciones entre las
diferentes redes sociales, formales e informales, que constituyen la vida en un barrio o un
pueblo determinado. Esto implica pensar lo comunitario, ya no como un espacio geogrfico,
79
Alicia Stolkiner. El enfoque de los consumos desde la psicologa. https://www.youtube.com/watch?v=nfTWk4iJAoA
80
Jordi Foix Robert. Insercin, Salud Mental Comunitaria y Complejidad. Reflexiones de una experiencia (2004)
102
fsico, sino como un modo de hacer, entendiendo que las instituciones estn inmersas y
participan de la realidad comunitaria y de su complejidad.
Claudia Bang81 explica que el trabajo comunitario posee una especificidad y fundamentos
clnico-epistemolgicos. Requiere la apertura epistemolgica hacia el reconocimiento de los
padecimientos subjetivos en su complejidad, incluyendo lo colectivo, lo diverso y lo histrico en
la lectura de dichos padecimientos, orientndose hacia un abordaje complejo e integral y
siendo la proteccin de derechos una estrategia fundamental.
La nocin de territorio cobra relevancia en este punto porque implica incorporar la mirada
territorial en las estrategias de abordaje. Qu quiere decir sto? El territorio lo pensamos en
trminos de circuitos, incorporando la dimensin de complejidad y conflicto y entendindolo
como espacios que se ocupan y disputan distintos actores sociales. Una esquina, una plaza,
el centro de salud, incluso el mismo espacio en diferentes horas, pueden constituirse en
territorios distintos. Deslocalizar el territorio de una geografa puntual, del barrio, del afuera
institucional, abri la posibilidad de empezar a visualizar tambin las instituciones como
territorios. Esto permiti que aquello que se defina como lo comunitario diera lugar a la
perspectiva comunitaria que ms que de un lugar geogrfico habla de un posicionamiento en
el modo de pensar los abordajes, incorporando tambin la nocin de territorio, la mirada
territorial como aquella categora que incluye la dimensin del poder y la identidad.
Los principios del Modelo de Salud Mental Comunitaria: la interdisciplina y la
intersectorialidad tienen un punto de enlace en una epistemologa de la complejidad.
Segn Alicia Stolkiner la interdisciplina nace de la irreductible indisciplina de los problemas
que enfrentamos (Stolkiner Alicia, 1987). Requiere adaptabilidad, flexibilidad, apertura,
horizontalidad, fluidez y heterogeneidad y sobre todo, el reconocimiento de la incompletud de
nuestros saberes, a partir de entender la complejidad de los problemas.
La intersectorialidad implica el trabajo en red, posible a partir de la identificacin de
problemas concretos y de la definicin comn de problemas. Mario Rovere esel autor en el
que nos referenciamos para profundizar el concepto de Red. Este autor plantea que las redes
son de personas, cuyos vnculos y la circulacin entre ellas produce transformaciones. Redes
para, implica pensarlas como medio. Son nmades porque, suponen un desplazamiento en el
espacio y en el tiempo en funcin de sus objetivos.82
Ya las respuestas hiper- especializadas no alcanzan y hay que pensar en trminos de
respuestas integrales. Esto implica articular con otros actores y sectores diferentes y tambin
requiere pensar dispositivos que a modo de puente entre las necesidades y los recursos,
tengan la posibilidad de adecuarse a las singularidades y las complejidades que el territorio
presenta. La idea de reterritorializar se constituye como la posibilidad de construir circuitos
alternativos a los que ponen en riesgo a las personas, entendiendo que la nocin de territorio
no coincide con la de barrio lo que posibilita una nueva mirada sobre las instituciones que
pueden ser pensadas tambin en clave territorial.
81
Bang Claudia. (2013) Estrategias comunitarias en (promocin de) Salud Mental: una prctica posible para el abordaje
de problemticas psicosociales complejas. Artculo publicado en REVISTA TOPIA nro. 69.
82
Rovere Mario (2002). Redes nmades, algunas reflexiones desde una prctica de intervencin institucional. Ed. El Agora
103
Tramando Barrio. Junn, provincia de Buenos Aires
Breve relato de la Experiencia
Me gusto recorrer los barrios, ya que nunca hice
algo as, el hablar y estar con tantos chicos y su
Familia y el ver la alegra que tenan cuando nos
Vean en la semana que andbamos folleteando...
El estar en contacto con los chicos es para que
ellos sepan que pueden proponernos algo que
quieran hacer con la ayuda de nosotrasTambin
me pone feliz cuando me reconocen en la calle o
en otro lugar...
ROSA NEGRETE
Este breve relato que compartimos es el recorrido realizado con el programa en la ciudad
de Junn provincia de Buenos Aires, contado por sus protagonistas y publicado en el primer
boletn del programa.83
83
Boletin Tramando Encuentros Nro. 1 (2015). Programa Tramando Barrio. Ministerio de Salud de la Provincia de
Buenos Aires
104
en un primer encuentro los siguientes ejes: recorte de la problemtica, objetivos, plazos de
trabajo y poblacin destinataria.
Decidimos planificar el trabajo en etapas. La primera consisti en la eleccin de los barrios
en los que se empezara a desarrollar la propuesta, la conformacin de los equipos y los
objetivos con los que iramos al territorio. La seleccin de los barrios tuvo que ver con el nivel
de problemtica en torno a la violencia juvenil, violencia que se ligaba desde un sentido comn
muy instalado, al consumo problemtico de sustancias. Los barrios elegidos fueron Capilla de
Loreto y FONAVI con sus areas circundantes. Cada equipo de trabajo cont con tres
integrantes, quienes realizaron el curso en 2014. Para Capilla de Loreto fueron elegidas Rosa
Negrette, Elida Toledo y Daiana Linares. En FONAVI se desempean Carmen Faras,
JorgelinaIllescas y Marta Gonzlez. Por otra parte existe un equipo coordinador integrado por
Lucia Astudillo, Marisol Rachid (ambas psiclogas) y Lucas Pettinaroli.
La segunda etapa estara abocada a la recoleccin de los datos en funcin de los objetivos
que nos habamos propuesto, para lo cual organizamos una serie de visitas a instituciones
barriales (sociedades de fomento, clubes de ftbol, escuelas, salas de atencin primaria de la
salud, etc). All adems de presentarnos, aprovechamos el conocimiento de la realidad local
que los distintos actores sociales nos ofrecieron, a fin de confirmar o reorientar nuestra
estrategia. De estas visitas, el dato ms interesante que pudimos recabar fue la preocupacin
generalizada respecto de la situacin de la juventud, fundamentalmente del futuro de los nios
y preadolescentes, coincidencias que nos sorprendieron. Cmo entonces armar una
propuesta que estuviera vinculada a la salud?
Las primeras actividades fueron la organizacin de una jornada de mate y grafiti en el barrio
Capilla de Loreto y la realizacin de una encuesta en el barrio Fonavi. Ambas estuvieron
orientadas a referenciar a los equipos y conocer el lugar donde viven los jvenes con los que
nos proponamos trabajar. Se hace necesario diferenciar estas primeras experiencias ya que
en el caso de Capilla de Loreto las integrantes del equipo tenan trabajo previo, no as en el
barrio Fonavi. Tambin es importante destacar que Fonavi es uno de los barrios ms
estigmatizados de la ciudad de Junn.
En las jornadas de mate y grafiti se trabaj el tema de la salud y el consumo problemtico de
sustancias con recursos expresivos, a la vez se coloc un buzn para que los chicos dejaran en
un mensaje escrito lo que les gustaba hacer. En uno de los grafiti se lea el ftbol es salud y en
los intereses recogidos a partir del buzn apareca nuevamente el futbol como lo que despertaba
mayor inters. Con estos emergentes decidimos organizar un torneo en el barrio Fonavi y luego
en Capilla de Loreto. Estas actividades tuvieron una repercusin que excedi nuestras
expectativas, ya que se acercaron personas de las instituciones del barrio, adems de jvenes
referenciados en distintos equipos y sus familias. Esto dio pie a que se continuaran las
actividades vinculadas al futbol incorporando nuevas personas a su organizacin, lo que nos
posibilit empezar a visualizar actores para pensar futuras redes de trabajo.
Una vez implementadas las primeras actividades surge la etapa del fortalecimiento del
vnculo con los grupos seleccionados. Esta sucesin de jornadas posibilit crear un lazo
105
amiga onocer sus intereses, sus
able con los chicos, co s prcticas, gustos y afinidades, pero
adem
ms nos perm
miti estable
ecer poco a poco una conexin con
n su realidadd social, culttural y
educa
ativa. Consideramos cla
ave el rol q
que juega el entorno en
n el que sse desarrolla
an los
jven
nes, entorno que no nece
esariamente tiene que ve
er con el con
nsumo, peroo s puede ge
enerar
las co
ondiciones para
p que ste se torne prroblemtico.
De
el proceso detallado tene
emos como principal exp
pectativa el armado
a de laas redes barrriales.
Uno de nuestross principales objetivos fu
ue la consoliidacin de una
u red (siguuiendo las etapas
e
antess sealadas)) que perdura
ara ms all
de nuestra permanencia en el barriio. Buscamo
os que
sean los mismos vecinos y sus repre
esentantes barriales,
b en principio aacompaado
os por
nosottros, los que sean capac
ces de articullar y manten
ner este meca
anismo de trrabajo destin
nado a
intervvenir en la realidad
r de los chicos, u
utilizando las herramientas con las que cuenta
an sus
institu
uciones. En definitiva, so
on ellas las q
que se manttendrn vivas ms all dde los nombrres de
quien
nes las integrren.
N
No sin dificulltades, pudim
mos concrettar las etapa
as planificad
das, en cuaanto a objetivos y
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os propuestos. El plantea
amiento de lo
os objetivos como los pla
azos conllev un arduo trrabajo
previo
o. Somos plenamente
p conscientes
c que no hem
mos podido llegar a todaa la poblaci
n que
nos h
hubiese gusttado, y segu
uramente que
edan mucho
os aspectos por mejorar,, pero termin
namos
este ciclo con la firme convic
ccin de que es solo la ta
area, las dife
erentes proppuestas lleva
adas a
cabo en el lugar, en los barrio
os donde loss jvenes habitan, la que
e propicia loss encuentros
s y las
intervvenciones po
osibles. Ente
endemos qu e es desde este
e lugar qu
ue se puedee ayudar a mejorar
m
la callidad de vida
a de las personas y es la
a inclusin social la que conduce a nnuestros jve
enes a
las p
prcticas que
e creemos son
s mejores para su salud y que les ofrecen alternativas a los
circuiitos que los ponen
p en riesgo.
2. Fo
olleto del Progra
ama Tramando Barrio
B en Junn 2015.
106
Algunas reflexiones
Con qu voces canta el ro
hermano de los de abajo
tal vez canta con las voces
de aquellos que no olvidamos
107
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110
CAPITULO 8
Definiciones y estrategias pedaggicas
en la Residencia Interdisciplinaria
en Salud Mental de la Colonia Nacional
Dr. M. A. Montes de Oca
Lic. Francisco Gulino y Lic. Mnica Lacanna
Introduccin
84
Salud Mental Comunitaria, Salud Pblica, Marcos Normativos y Metodologa de la Investigacin.
85
Psiquiatra: Semiologa y Clnica Psiquitrica, Psicofarmacologa, Teraputica, Psicopatologa, Intervencin Social e
Introduccin al Psicoanlisis; Psicologa: Semiologa, Clnica Psiquitrica, Psicofarmacologa, Clnica de los
Dispositivos, Direccin de la Cura e Intervencin Social; Trabajo Social: Tcnicas e instrumentos metodolgicos,
Psicofarmacologa, Introduccin al Psicoanlisis, Psicopatologa, Trabajo Social y Salud Mental.
111
Siendo responsables del diseo y ejecucin de actividades de formacin de residentes en la
institucin de referencia de este trabajo86, identificamos algunos problemas emergentes de sus
prcticas profesionales que nos han interpelado sobre nuestras tareas y sus efectos en los
destinatarios. Estas inquietudes dispararon algunas alternativas pedaggicas definidas en
virtud de su disposicin para el despliegue de ciertas habilidades (Sennett, 2010) que permitan
a los residentes resolver los problemas que enfrentan. A fin de precisar esta cuestin,
analizamos planillas de autoevaluacin confeccionadas en forma individual y escrita por cada
residente al finalizar cada una de sus rotaciones87. Este instrumento de autoevaluacin
permite obtener informacin sobre la percepcin que cada residente tiene en relacin a: 1) el
nivel de adquisicin de las competencias esperadas en funcin de los objetivos de formacin
de cada rotacin a partir de una escala del 0 al 5; y 2) los facilitadores y obstaculizadores
para la adquisicin de esas competencias88. Desde la revisin de estas planillas y nuestros
propios registros demarcamos el tipo de problemas a los cuales se enfrentan los residentes en
sus diversas rotaciones (Servicio de Evaluacin, Orientacin y Admisin -SEOA-, Servicio de
Atencin Ambulatoria en Salud Mental -SAASM- y Servicio de Internacin -SI-) y reconstruimos
el modo de abordaje dispuesto desde los espacios formativos.
Si bien cada una de las disciplinas que componen el equipo de la RISaM establece sus
coordenadas de intervencin (fundamentos, objeto, modos de producir conocimiento y
modalidades de abordaje), en este trabajo no haremos referencia a sus particularidades sino al
tipo de habilidades transversales que se espera que los residentes desplieguen durante su
proceso formativo. En el rea especfica de la discapacidad psicosocial89, la formacin de
residentes no solo enfrenta los retos derivados de la vigencia de marcos normativos que
abogan por el desarrollo de estrategias territoriales de inclusin social basadas en abordajes
interdisciplinarios e intersectoriales, sino que tambin debe replantearse la modalidad de la
transmisin de conocimientos y prcticas.
En este contexto nos interrogamos sobre las caractersticas que adquiere la capacitacin de
profesionales de trabajo social, psicologa y medicina en la Residencia Interdisciplinaria de
Salud Mental de la Colonia Nacional Dr. M. A. Montes de Oca y, al reconocer que esta
experiencia es cooperativa, comunicativa, afectiva y cognitiva detallamos las diversas
estrategias pedaggicas dispuestas en virtud de propiciar habilidades afines.
86
La Lic. Mnica Lacanna es Responsable del Programa de la RISaM de la Colonia Nacional Dr. M. A. Montes de
Oca desde el ao 2011 y el Lic. Francisco Gulino desempe la funcin de instructor de Trabajo Social en esta
residencia desde el 2009 hasta el 2015.
87
Planillas elaboradas por profesionales de Trabajo Social, Psicologa y Psiquiatra sobre sus rotaciones realizadas
desde junio del 2014 a mayo del 2015 en el Servicio de Evaluacin, Orientacin y Admisin, el Servicio de Atencin
Ambulatoria en Salud Mental y el Servicio de Internacin de la institucin de referencia.
88
La consigna de autoevaluacin para cada objetivo presentada en dos variantes es la siguiente: A) Puntu en escala
del 0-5. Siendo 0 nulo. 1 insatisfactorio. 2 poco satisfactorio. 3 satisfactorio. 4 muy satisfactorio. 5 altamente
satisfactorio. En qu medida se ha logrado adquirir estas competencias y habilidades en el transcurso de estos
meses? Desarrolle brevemente obstaculizadores y facilitadores y B) Puntu en escala del 0-5. Siendo 0 nulo. 1
insatisfactorio. 2 poco satisfactorio. 3 satisfactorio. 4 muy satisfactorio. 5 altamente satisfactorio. Desarrolle
brevemente si esto fue posible. Facilitadores y Obstaculizadores.
89
A pesar del debate abierto en relacin a esta manera de definir el objeto de atencin del tipo de instituciones como la
de referencia de este trabajo (Palacios y Barrifi, 2007), sostenemos esta denominacin en cuanto posibilita
contemplar la diversidad de situaciones de los usuarios de la Colonia Nacional Dr. M. A. Montes de Oca.
112
Precisiones metodolgicas
Por qu elegimos esos documentos para describir y analizar nuestro tema de trabajo? En
primer lugar, porque siendo responsables del diseo, supervisin y evaluacin de las instancias
de formacin destinadas a los residentes cualquier tcnica excepcional de recoleccin de
informacin a proponer quedara sesgada por dicha relacin entre nosotros y ellos. En
segundo lugar, porque la confeccin de dichas planillas la realiza cada residente al finalizar su
rotacin, es decir, cuando ya no vuelve a esas mismas coordenadas relacionales y tempo-
espaciales. Su elaboracin a posteriori y en forma individual y escrita, ofrece la posibilidad de
evadir tanto actitudes de reserva ante compaeros e inhibiciones frente a posibles represalias
como efectos de la mutua influencia.
En el presente trabajo utilizamos como informacin las apreciaciones realizadas sobre
facilitadores y obstaculizadores solicitadas en relacin a cada eje-objetivo. Descartamos sus
puntuaciones segn la escala valorativa propuesta porque consideramos que los contenidos
incluidos en ese par de opuestos posibilitan precisar los problemas que enfrentan y sus
condiciones de emergencia y de posible resolucin.
Desde esta muestra de informacin definida en trminos tericos (Becker, 2014) y de la
revisin de las estrategias pedaggicas efectuadas por el equipo docente de la RISaM de la
Colonia Nacional Dr. M. A. Montes de Oca, identificamos qu tipo de problemas enfrentan los
residentes al disear e implementar intervenciones en situaciones de discapacidad psicosocial
y, por ende, qu habilidades les imponen desarrollar a fin de abordarlos. En virtud de esbozar
una aproximacin a estas cuestiones, siendo la demarcacin de contrariedades un ejercicio
apropiado en tanto y en cuanto remita a una intervencin inmanente (Scavino, 1999),
reponemos algunos problemas emergentes de las tareas de los residentes detenindonos en
las propuestas formativas desplegadas al respecto.
La articulacin, tanto como la comunicacin con el/los profesionales de planta fue muy
favorable (SAASM).
90
Agregamos, entre parntesis, las siglas del nombre del servicio de la institucin al cual remiten las referencias de los
residentes.
113
[El] trabajo en equipo, escuchar a las otras disciplinas. Organizar las tareas a realizar (SI).
Adems de trabajar en equipo, realizar propuestas entre las disciplinas y evaluar cul
sera la ms acorde para una mejor intervencin (SI).
[Sobre pacientes que se encuentran en situacin de alta] las falencias del sistema de
salud para la continuidad de sus tratamientos(SEOA).
A partir de estas referencias identificamos que, por un lado, la articulacin entre los
residentes y entre stos y otros profesionales de la Colonia Nacional Dr. M. A. Montes de Oca
es considerada condicin de posibilidad del ejercicio de estrategias de intervencin y, por
ende, su ausencia un obstaculizador. Por otro lado, es destacable la diferenciacin remarcada
entre ellos (los residentes) y el equipo de planta, siendo ste ltimo caracterizado por ciertas
incoherencias o desajustes en relacin a la ejecucin de abordajes interdisciplinarios.
Por ende, los problemas emergentes en relacin a este tipo de propsitos se expresan en
diferencias terico-clnicas y disquisiciones sobre funciones o competencias entre residentes o
91
Entre comillas agregamos los objetivos de la rotacin evaluados por los residentes a fin clarificar sus dichos.
114
entre stos y otros profesionales de la institucin, es decir, a partir de cuestin interdisciplinaria.
Cuestin que conlleva no slo una querella sobre distintos tipos de conocimiento e
intervenciones sino tambin sobre el modo de tomar y ejecutar decisiones en los equipos de
trabajo. Qu tipo de operacin pedaggica instalar ante estos problemas?
Una de las posibles alternativas es recomponer el conflicto en sus mismos trminos, aceptar
sus condiciones y aportar tcticas para una acumulacin de fuerzas favorable. Es decir,
esgrimir el conflicto en tanto fuente de aprendizaje y condicin de cooperacin partiendo de
principios tericos y funciones o competencias predeterminados a modo de ideales o matriz de
ponderacin de las tareas cotidianas. Sin embargo, tal como sealan Michel Hardt y Antonio
Negri (2004),
Otra posibilidad es, por la va del pacto o consenso, aceptar que la tarea compartida supone
una mutua limitacin para los involucrados y que, una vez establecida, es posible la
colaboracin. As planteada la cooperacin soslaya la inconveniencia de propiciar encuentros
laborales que derivan en una disminucin de las capacidades de los implicados. Si el pacto o
consenso interdisciplinario se antepone a la interaccin laboral en s opera como inconveniente
al presentar principios trascendentes (Scavino, 1999) derivados de puntos de vista normativos
o tericos sobre el trabajo en equipo.
Mientras que la primera opcin pedaggica apela instalar una lgica beligerante en la
definicin de los encuentros interdisciplinarios, la segunda prioriza un acuerdo de recprocas
limitaciones en virtud de una ansiada adecuacin normativa o completud cognitiva e
interventiva.
Por nuestro lado, ante este tipo de emergentes reconocemos la necesidad de propiciar
instancias de identificacin y seleccin de encuentros laborales en medio de los cuales los
residentes desarrollen habilidades profesionales para resolver los problemas que se les
presentan disponindose de manera tal que la cooperacin potencie sus intervenciones.
Pericia que implica, adems de una capacidad para inventar modos de cooperar (Virno, 2003),
una disposicin para sortear las condiciones de cooperacin interdisciplinaria preestablecidas
por los modelos del conflicto o el consenso (Gallego, 2009). Cuestin que engloba el dilema -
asociado a las funciones de jefatura o instructora de la RISaM pero transversal a todos sus
integrantes- sobre cmo constituir instancias de autoridad que dispongan a la cooperacin
tanto en la formacin como en la intervencin. Al respecto, Cristina Corea (2005) propone dar
por agotada la autoridad derivada del saber y propiciar la confianza en las experiencias
educativas:
115
La autoridad se instituye y se transfiere, la confianza no. La autoridad instituida,
estatal, emanaba de un lugar (estaba adherida al cargo docente), mientras la
confianza se genera en el sostn que ofrecen los proyectos, en la consistencia
de propuestas. La autoridad es -o era- general, institucional, sistemtica. La
confianza es focal. La figura del gestor y el coordinador, por ejemplo, se basan
en la confianza y no ya en el saber (Corea, 2005, p. 76).
2. Problemas de comunicacin
116
La diferencia de los discursos propia de cada disciplina. Hay que hacer un arduo
trabajo para establecer buena comunicacin entre las disciplinas (SI).
Por otro lado, en trminos prcticos, algunas acciones de los residentes expresan otra
dimensin de las competencias comunicativas desarrolladas en su relacin con los usuarios de
la institucin. Respecto al propsito esperado de asesorar y orientar la derivacin de aquellos
pacientes que se encuentran en situacin de alta (SEOA), uno de estos profesionales afirma,
117
En el marco de la rotacin por el Servicio de Internacin, respecto al objetivo de propiciar
espacios de rehabilitacin individual y/o grupal a pacientes internados, entre los
obstaculizadores los residentes reconocen:
Resumiendo, tanto en las estrategias pedaggicas propuestas a los residentes como en sus
intervenciones profesionales propiamente dichas, las operaciones comunicativas y afectivas
involucradas producen subjetividad (Hardt y Negri, 2004) al comprometer una reciprocidad
abierta entre sus agentes copartcipes (sean residentes, otros profesionales o usuarios) y, por
ende, conllevan el despliegue de habilidades en este sentido.
3. Problemas de conocimiento
118
Si dicho acompaamiento no se efecta es remarcado por los residentes, sea como
problema sin solucin o a resolver por medio de estrategias alternativas de aprendizaje. Frente
al objetivo de adquirir experiencia en el abordaje teraputico individual disciplinar de pacientes
ambulatorios, uno de ellos seala,
Aprends solo o gracias al R3 con el cual rots cuando ests en primer ao, despus si
tens dudas pregunts pero el servicio en s no te orienta qu escribir y qu no o cmo
hacerlo (SAASM).
Muchas veces era la nica mdica y para supervisar una duda tena que llamar a otro
servicio a o m instructor (SAASM).
Otro de los facilitadores asociado a la cuestin del conocimiento e identificado por los
residentes remite a las tareas en equipo. Respecto a la evaluacin de las solicitudes de
internacin de pacientes, uno de los residentes reconoce,
119
[El] apoyo de referentes e instructores[, el] trabajo en equipo [y] el nuevo equipo que
escuch nuestras propuestas y acept las intervenciones planteadas (SI).
Muchas veces no haba camas en otros servicios por lo que no se poda derivar al
paciente cuando corresponda (SEOA).
Hubo pocos casos en los que participaron las 3 disciplinas. Mayormente los casos se
trabajaron entre psiquiatras y psiclogos (SAASM).
120
Como obstaculizador se puede decir que muchas veces no se encontraban presentes
las 3 disciplinas en las entrevistas de admisin (SAASM).
De este modo, los problemas relativos al desarrollo de capacidades cognitivas entre los
residentes se presentan, principalmente, en dos circunstancias: cuando las tareas en equipo (sea
entre residentes o entre stos y otros profesionales) no logran articularse o los referentes no
desarrollan su funcin y cuando las condiciones de la institucin o del dispositivo de rotacin no se
ajustan a los objetivos formalmente esperados. En trminos pedaggicos, frente a este segundo
problema, se apuesta a precisar las condiciones efectivas de intervencin a fin de desarrollar
aptitudes cognitivas en acto (Virno, 2003). Por lo cual la problematizacin colectiva de los desafos,
interrogantes, tensiones o dilemas emergentes de las situaciones de intervencin y la proposicin
en comn de abordajes posibles como herramienta pedaggica (Hardt y Negri, 2004, p. 351) se
vuelven instrumentos y fines de las actividades formativas. Por derivacin, en cuanto al primer
problema nombrado, la prioridad es producir interacciones laborales en tanto ejercicios poltico-
productivos (Hardt y Negri, 2004) de evaluacin de situaciones y ejecucin de abordajes. Ambas
estrategias de formacin se asientan en el potencial pedaggico de las situaciones de intervencin
no slo como palanca del aprendizaje (MSAL. DNCH y SO, 2012, p. 15) o va de desplazamiento
del capital pasivo al capital activo del conocimiento (Davini, 2008, p. 114), sino como modalidad
de ejercitacin del criterio profesional en la toma de decisiones evadiendo cualquier disyuncin
entre pensar y hacer (Sennett, 2010).
Consideraciones finales
92
Cursivas en el original.
121
Por otro lado, el trabajo en equipo y las condiciones concretas de intervencin son los
elementos determinantes de las aptitudes cognitivas favorecidas entre los residentes a partir de
experiencias de interaccin disciplinar de carcter constructivo. De este modo, en palabras de
Paolo Virno (2003), juegan un papel decisivo constelaciones conceptuales y esquemas lgicos
que no pueden jams ser reducidos a, ni se materializan en, el capital fijo, ya que son
inescindibles de la interaccin de una pluralidad de sujetos vivientes (Virno, 2003, p. 122).
Para finalizar slo resta afirmar que las estrategias de formacin implementadas en la
RISaM de la Colonia Nacional Dr. M. A. Montes de Oca destinadas al despliegue de las
habilidades que le permitan al residente asumir responsabilidades en las tareas y funciones
propias del campo profesional, no son concebidas como meros actos pedaggicos, sino, al
mismo tiempo, polticos. Porque no se trata simplemente de la transmisin de conocimientos
cientficos, conceptos, tcnicas y principios o procedimientos legales, sino de reconocer el
carcter social de las tareas realizadas tanto por residentes como por referentes, instructores y
responsable del programa, entendiendo que la accin poltica interviene en las relaciones
sociales, [y] tiene que ver con lo posible y tambin con lo imprevisto (Virno, 2003, p. 42).
Tal como se desprende de lo dicho hasta aqu, la posibilidad que ofrece la experiencia en la
formacin de residentes en la RISaM de la Colonia Nacional Dr. M. A. Montes de Oca al enfrentar
a los profesionales con problemas a resolver, sean de ndole organizativo, comunicativo, afectivo o
cognitivo, habilita la posibilidad de constituir un saber hacer resultante de la interaccin
permanente con los usuarios, compaeros, referentes e instructores.
Bibliografa
122
CAPTULO 9
Intervenciones en las tramas vinculares
de los sujetos en proceso de externacin
Andreoni Mara Laura, BortolazzoAntonela, Bravo Marisa,
Tielimans y Mara Daniela
Introduccin
123
Desde esta perspectiva entendemos a la salud-enfermedad como un proceso atravesado
por construcciones sociales y culturales que lo significan de una manera particular en cada
poca histrica.
Se sostiene que la emergencia del padecimiento mental en una persona da cuenta de un
proceso que se desencadena dentro de un grupo vincular determinado, inscripto dentro de un
contexto histrico y social.
La modalidad de asistencia se estructura en la indagacin, bsqueda y construccin de los
recursos sociales con los que se enfrentan las problemticas de salud mental.
La poblacin que se atiende en este dispositivo se conforma por sujetos que atraviesan una
problemtica de salud mental y que realizan en dicho espacio un tratamiento ambulatorio
diurno, siendo derivados fundamentalmente por el servicio de agudos del hospital
neuropsiquitrico Alejandro Korn y de la comunidad. Es necesario mencionar que se incluyen
en el dispositivo usuarios que se encuentran internados en los servicios de Rehabilitacin del
Hospital, que presentan mayor tiempo de institucionalizacin a partir de internaciones
prolongadas.
Por otro lado como dato significativo de caracterizacin de la poblacin el promedio de edad
de los usuarios que ingresan al dispositivo en la actualidad oscila entre los 25 y los 30 aos.
Desde este dispositivo trabaja con una metodologa que se basa en la construccin de un
abordaje interdisciplinario y en el trabajo desde la grupalidad, aspectos considerados
imprescindibles para la construccin de estrategias que se sustentan en una concepcin
integral del sujeto.
Los espacios de trabajo que configuran el dispositivo de atencin son:
- Abordaje grupal a travs de Talleres, que denominamos de expresin, produccin y
capacitacin.
Entre los primeros se desarrollan propuestas: de danzas, lectura de diarios, taller de libros
en el espacio bibliotequeando y actividades de cine debate. Entre los talleres de produccin:
incluimos las propuestas de feria americana, de vivero y emprendimiento de repostera.
- Abordaje asistencial del equipo interdisciplinario:
Asistencia tcnica: admisiones,
terapias individuales, grupos teraputicos e intervenciones
domiciliarias.
Intervenciones de Trabajo Social
Entrevistas de Psiquiatra
Atencin Mdico- clnica
Seguimiento de Enfermera
Cabe aclarar que se configuran espacios comunes para la construccin de estrategias
interdisciplinarias que permitan abordar la singularidad de las situaciones presentadas.
124
rea de Atencin Familiar y Comunitaria:
La construccin de una propuesta
El objetivo del presente trabajo reside en caracterizar una propuesta de intervencin que se
desarrolla en el centro de da, en el marco de un dispositivo, denominado rea de atencin
Familiar y Comunitaria. Consideramos relevante compartir esta experiencia dado que se
instituye como una propuesta de articulacin de nuestra institucin con otros actores sociales
que configuran sus experiencias de formacin en el campo de la salud mental desde una
perspectiva interdisciplinaria. Este trabajo sita la experiencia que se desarroll en el periodo
comprendido entre mayo 2014 y mayo de 2015.
125
- Presentacin de las situaciones problemticas para ser abordados por parte de la
coordinacin.
- Diseo de relevamiento institucional y comunitario de recursos institucionales que se
constituyan como recursos de apoyo para los usuarios (clubes barriales, espacios
culturales, instituciones pblicas que ofrecen prestaciones sociales)
- Participacin de los referentes de la reunin de equipo semanal favoreciendo la
articulacin con el trabajo realizado en el rea.
El rea se caracteriza por el desarrollo de una metodologa particular, desde el
posicionamiento terico metodolgico antes descripto, en el que adquiere una importancia
central la realizacin de diferentes tipos de entrevistas en los lugares de residencia de los
usuarios.
Este trabajo de campo se lleva a cabo en duplas conformadas por pasantes y/o estudiantes
de trabajo social y psicologa con integrantes del equipo de salud del dispositivo y mediante la
supervisin en la institucin de las situaciones abordadas.
De acuerdo a esta propuesta las intervenciones del rea se sustentan en tres ejes
fundamentales:
- Entrevistas de reconstruccin histrico- familiar: Estos encuentros se realizan con
los referentes vinculares que resultan significativos para el usuario, situando como una
primera instancia del trabajo que el usuario convoque a dicho referente para que lo
acompae en esa primera entrevista.
Los encuentros apuntan a propiciar que circule la palabra posibilitando una mayor
comunicacin en el grupo familiar y/ o vincular (incluyendo aspectos discursivos y
extradiscursivos, tales como: gestos, actitudes, silencios). A su vez, se pretende que ese primer
encuentro permita establecer una referencia entre el equipo del centro de Da y los referentes,
abordar aspectos vinculados a la comprensin de la problemtica de salud mental, identificar
significaciones y los recursos que han podido elaborar en los momentos de atravesamiento de
crisis y de situaciones de malestar . Se sostienen como espacios teraputicos en s mismos,
como lugar de encuentro y acercamiento entre la familia y el Centro de Da.
Estas entrevistas son de carcter semi-estructuradas de aproximadamente una hora de
duracin, se efectan al ingresar el usuario a la institucin, siendo pautadas en dos encuentros
con la presencia del o los familiares significativos para el sujeto y en el domicilio del mismo. En
stas se registran los datos ms relevantes de la historia familiar y social, tales como: datos
filiatorios, conformacin del grupo familiar y del grupo vincular de referencia, inicio y
desencadenamiento del padecimiento, infancia y adolescencia del usuario, acontecimientos
destacados como significativos en la vida del sujeto y de su familia, relatos importantes que
dan cuenta de la dinmica de la misma.
Es importante situar la trayectoria en relacin a la atencin del padecimiento mental, y de
cuidados de salud en general que sostiene el grupo vincular, formas de significar las crisis y
descompensaciones, as como de constituirse en apoyo en el sostenimiento del tratamiento.
126
La sistematizacin de los datos recabados en las entrevistas se realiza a travs de la
elaboracin de un informe que se adjunta a la historia clnica del usuario.
Entendemos la reconstruccin, como un proceso que abarca la puesta en escena, en el
aqu y ahora, de los referentes familiares o grupos de apoyo del sujeto. Situando a partir de los
interlocutores, los emergentes propios de la dinmica familiar, historizando y resignificando
acontecimientos importantes en la vida del usuario. Tomamos como eje para esta actividad el
concepto de vinculo, desarrollado por Pichn Rivire, en trminos de lo inter e intrasubjetivo,
donde se visualiza el mundo interno, como reconstruccin de la trama vincular en la que
emerge el sujeto.
En este proceso tambin se va avanzando en reconstruir cules son las vinculaciones
institucionales que el usuario tiene en su barrio, con instituciones barriales, con instituciones de
poltica social. Tambin se reconstruyen aspectos de las historias de los usuarios vinculadas
con sus trayectorias educativas y laborales. En estas entrevistas comienzan a abordarse
aspectos vinculados a la referencia sobre procesos judiciales referidos a la capacidad jurdica
que muchos de los usuarios han atravesado y se retoma en funcin de informar e instar
acciones sobre los derechos que los asisten respecto de la revisin de dichas causas y los
actores que intervienen en estos procesos. Ello se realiza en el marco de restitucin de
derechos bajo la modalidad de toma de decisiones con apoyo que confrontan con la
persistencia de modelos tutelares y sustitutivos.
- Entrevistas de seguimiento durante el tratamiento: Son realizadas con el usuario y
algn familiar con el objetivo de indagar acerca de la evolucin del tratamiento,
situacin vincular actual, laboral, recreativa y social del sujeto. Las mismas se llevan a
cabo cada tres meses y en caso de que los usuarios no asistan con regularidad al
Centro, se los entrevista para conocer la situacin en la que se encuentran y, la
informacin obtenida es trasmitida al equipo teraputico quienes supervisan las
intervenciones pertinentes a realizar.
- Estrategias de Acompaamiento: Desde el AAFC se realiza esta actividad con el
objetivo de fortalecer la autonoma del sujeto, vinculado a iniciativas personales,
decisiones, creatividad anhelos y proyectos, en distintos mbitos, legal, laboral, familiar,
vincular, institucional, barrial y comunitario.
Promover acciones de acompaamiento con objetivos definidos pretende contribuir a una
nueva integracin social del sujeto, brindndole la posibilidad de apropiarse de su cuerpo, de
su voluntad, de su espacio social comunitario, y posibilitando el desarrollo del lazo social.
127
de recursos de apoyo, mediante la inclusin de acompaamiento teraputico en aquellas
situaciones que lo requieren.
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128
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129
CAPITULO 10
Perspectivas comunitarias en salud mental:
Entre el neodesarrollismo y la responsabilidad
del Estado
Clara Weber Suardiaz
Introduccin
130
Neodesarrollismo, la vuelta a lo comunitario
y la responsabilidad del Estado
93
Si bien no es tema de esta presentacin, podemos afirmar que no slo se trata de escasez de recursos, sino de una
perspectiva terica ideolgica ya que podran tomar algunas decisiones que comenzaran a desarmar la lgica
manicomial. Mayor presupuesto para el caso de la salud mental no asegura per se cambios en los patrones
culturales y asistenciales de quienes tienen el mandato social de administrar el problema de la locura Alberdi, J.
M. (2006:43)
131
latinoamericanos en una nueva etapa capitalista basada en el saqueo de las riquezas naturales
y la transnacionalizacin del capital. (Feliz, 2011)
El autor Mariano Feliz (2011) nomina a esta nueva configuracin de los espacios
nacionales como una forma de desarrollo neodesarrollista.
132
A la vez para el campo de la salud mental esto tiene algunas reminiscencias sesentistas,
donde el desarrollismo posicion en el desarrollo de la comunidad la posibilidad de trabajar
desde un lugar diferente.
Detengmonos un momento en este punto para realizar algunas consideraciones.
La dcada de 1960 propona una nueva concepcin de Estado vinculadas a las prcticas
del campo de lo social. poca convulsionada por la reciente revolucin cubana (59), la
constitucin de la Alianza para el Progreso como estrategia de los EEUU para controlar la
convulsin social que se estaba gestando. Las polticas sociales del desarrollismo van a tener
un escenario privilegiado que ser la comunidad, donde podran aplicarse las nuevas tcnicas
modernizadoras.
Respecto a la concepcin de comunidad, existe una postura endgena y romntica acerca
de la misma. La comunidad sera responsable de sus propios problemas, por un lado porque
ella los gener y por otro lado porque dentro de ella, se encontraran las formas de
solucionarlo. Dicho as de manera algo exagerada, pero que contiene las ideas principales del
desarrollismo, se le pide a los tcnicos sociales que trabaje con el desarrollo de la comunidad y
con las actitudes de la gente porque estas frenan el cambio.
En este sentido, resulta interesante ver algunos puntos de encuentro con la direccionalidad
que se les exige a las polticas sociales actuales. La apelacin fuerte a la comunidad y al
trabajo comunitario, la concepcin de que son los profesionales y agentes del campo con sus
actitudes las que imposibilitan la transformacin.
Creemos que las similitudes entre el Estado Desarrollista y el Neodesarrollista reeditan
algunas de estas discusiones, que una vez ms nos aparecen como inditas, y no lo son. No
estamos planteamos que sean lo mismo, pero s que resulta fundamental poder revisar los
procesos histricos para direccionar los anlisis. Analizar las transformaciones exige su
abordaje en el marco de un contexto de produccin, en la comprensin de los episodios del
pasado y las particularidades del presente (Faraone, S. 2010).
No es casual que las experiencias innovadoras en salud mental hayan estado habilitadas en
la dcada del 60 como parte de un proyecto modernizador y progresista del Estado, a pesar del
proceso dictatorial. Lo que se intenta es poner en cuestin es la falsa novedad del paradigma y
de ciertas perspectivas que se reeditan bajo nuevos slogans, invisibilizando las
procesualidades, historias y luchas que han tenido los diversos colectivos profesionales y de
usuarios en el campo de la salud mental. En este sentido la anulacin de procesos histricos
tienen profundas consecuencias en nuestro pas ya que obstaculizan la identificacin de
dificultades y obstculos, de estrategias que hayan permitido avanzar en trminos polticos, de
manera de no volver a repetir lo negativo de la historia.
Entre los aos 1966 y 1973 Argentina estuvo bajo un Gobierno de facto, cuya particularidad
fue la implantacin de un modelo autoritario, caracterizado por la anulacin de la expresin
poltica y un marcado inters por erradicar cualquier manifestacin cultural o poltica vinculada
con el comunismo. En este clima, signado por la represin y la persecucin poltica e
ideolgica, el campo de la salud mental pas de forma paradjica por un periodo de propuestas
133
innovadoras y progresistas para la poca. Durante esta etapa, desde el Instituto Nacional de
Salud Mental (creado en 1957) se propuso como experiencia piloto el trabajo de comunidades
Teraputicas en el Hospital Esteves de Lomas de Zamora; en el Roballos en Paran; en
Melchor Romero en La Plata; algunas innovaciones en el Hospital Borda de Buenos Aires entre
otros. Se pusieron en cuestin algunas verdadesvinculadas con la salud mental dentro de la
Institucin hospitalaria: por una parte, el lugar del locopara la sociedad, a quien se le intento
quitar el estigma social mediante nuevos dispositivos de salud mental. Por otra parte, el modo
de trabajo entre agentes de salud que intentaron llevar adelante una propuesta ms horizontal
e inclusiva de diversas disciplinas, como la Psicologa, la Terapia Ocupacional, el psicoanlisis
y el trabajo social. Fuertemente influidas por las experiencias italianas en manos de Franco
Basaglia y de las comunidades teraputicas en Inglaterra.
Estas iniciativas se encontraban influidas por la llamada Ley Kennedy de EEUU (1963)
donde se propona servicios de salud mental por fuera del manicomio, en hospitales generales
y centros de salud. Plotkin, menciona la perspectiva desde dnde se estructuraban los nuevos
servicios. Se pona el acento en la atencin a nivel comunitario, en la psicoterapia individual o
grupal, en la formacin de equipos interdisciplinarios compuestos por psiquiatras, psiclogos,
trabajadores sociales, socilogos y educadores, y en el entrenamiento de los as llamados
agentes de salud mental. (2003: 212).
Este proceso estuvo conducido a partir de la creacin del Instituto Nacional de Salud Mental
(INSM, 1957) que formul un plan que propona la reforma de los manicomios, establecimiento
de los hospitales de da y de comunidades teraputicas. Las comunidades teraputicas ms
conocidas fueron la del Hospital Roballos de la ciudad de Paran y otra en la localidad de
Federal, ambas en la provincia de Entre Ros, y en el Hospital Esteves en Lomas de Zamora,
Provincia de Buenos Aires.
Segn el autor citado, estos intentos de revitalizar el sistema de salud mental fracasaron, en
parte por la resistencia opuesta por la camarilla de psiquiatras que controlaba la ctedra de la
UBA, los grandes hospicios y tenan conexiones con el gobierno militar.
Una ola progresista y desarrollista se gener en los aos 60, pero en los inicios del 70 fue
desmantelada. Sumado a que varios de los que fueron participes de estas experiencias fueron
despedidos, perseguidos, algunos tuvieron que exiliarse y otros se encuentran desaparecidos.
Entre otros, Mauricio Goldemberg abandon el pas luego de que sus dos hijos fueran
asesinados por los militares; Barenblit, que diriga el servicio de salud mental de Lans, fue
despedido y torturado y luego se exili (Plotkin, 2003; Carpintero y Vanier: 2004). Un militar
explicita la lgica que gui el desmantelamiento:
134
justificaba a travs de una suerte de depresiones psquicas. (Declaraciones
del capitn del navo Manuel Irn Campos en Clarn 10 de septiembre de
1976 citado en B. Plotkin, 2003:330).
94
Para datos concretos sobre la investigacin referenciarse a : http://sedici.unlp.edu.ar/handle/10915/42754
95
Para ms informacin ver: http://www.laizquierdadiario.com/spip.php?page=movil-nota&id_article=13944
96
Recomendamos leer los informes, especficamente los apartados de salud mental e invitamos tambin a leer el
clsico Vidas Arrasadas (2005) disponible en estas pagna, que entendemos que an hoy conserva su total
vigencia.
135
Sin embargo si prestamos atencin a los discursos de las autoridades sanitarias, los
proyectos vigentes y a los representantes de la OPS, identificaremos que los mismos realizan
llamamientos a la militancia, compromiso y cambios de actitudes de los trabajadores. De all
que aparezca con reiteracin la capacitacin de los mismos, como eje central de la
transformacin. Con esto, no queremos decir que la capacitacin no sea necesaria, pero la
misma debe ir acompaada de transformaciones estructurales de la poltica pblica.
Que el peso de las reformas siga cayendo sobre los trabajadores, an cuando los
indicadores macroeconmicos parecieran progresar, es una caracterstica clara del modelo
neodesarrollista.
Entendemos que una de las continuidades de las nociones desarrollistas se expresan en el
ideal de comunidad, el cual se cuela en el diseo de las polticas pblicas, as como en las
directrices de la OPS/OMS y afirmaciones de los funcionarios donde se confunden el enfoque
comunitario en salud mental con que la comunidad reciba y atienda a los locos que le
corresponden.
La fetichizacin de la comunidad
97
En este punto discernimos ya que la apelacin a la comunidad abarca las reformas sanitarias y no slo las de
atencin psiquitrica.
136
()preservar en todo lo posible los vnculos comunitarios, familiares y sociales
del paciente, a la vez que toda estrategia de rehabilitacin debe orientarse a la
integracin social del sujeto afectado (en el mismo sentido que propugna el
documento de la OMS, Rehabilitacin Basada en la Comunidad). (2011:47)
137
En este aspecto, entendemos que habra que situar algunas balizas, que impliquen que lo que
atendemos en primer lugar es a ese sujeto, lo que ha podido hacer con su padecimiento, ese
arreglo subjetivo, que siempre es singular, y que establece un lazo social con otro que nunca
es pacfico. De all se establecern estrategias que no pueden definirse a priori.
Con esto no queremos dar cuenta de una postura anti-comunitarista, pero si llamar la
atencin, sobre orientar nuestras intervenciones desde un ideal de comunidad.
138
como la verdad excluida de la naturaleza; un reconocimiento tal llevara a la
dislocacin de la fantasa en cuestin. Cuando, no obstante, se revela la
dependencia de la fantasa con respecto al sntoma, entonces el juego la
relacin- entre el sntoma y la fantasa se revela a su vez como otro modo del
juego entre lo real y el nexo simblico-imaginario que produce como resultado la
realidad. (Stavrakakis, Y. 2007: 104)
En esta lgica, aquellas poblaciones que no se adaptan a la vida en comunidad, por culpa
individual de su padecimiento mental, deben ser devueltos a la comunidad y todos los
esfuerzos del sujeto, as como de los equipos tratantes, deben apuntar a que puedan ocupar
un lugar en esa fantasa social.
Entonces, el problema primordial con el que nos encontramos es la cosificacin de lo
comunitario, bajo un orden social armonioso. El problema en realidad es que olvidamos que lo
comunitario es parte de la misma lgica que crea el manicomio, y que cotidianamente tratamos
de encontrar con las personas con las que trabajamos, arreglos provisorios, que le permitan
estar en el mundo. Ya sea su comunidad de origen, como otros proyectos que se puedan ir
construyendo en funcin de los recursos subjetivos y materiales a los cuales se acceden, y que
sern siempre provisorios. No es una perspectiva fatalista, sino que incluye la idea de malestar
subjetivo y malestar societal intrnseco a la lgica capitalista. De otro modo fetichizar lo
comunitario: es invisibilizar el conflicto, entender a la comunidad como todo armonioso, no
evaluar las consecuencias y el peso que determinada comunidad tiene para el sujeto con
padecimiento mental, es decir priorizar la comunidad incluso sobre el sujeto.
Pensar en la inclusin social de las personas con padecimiento mental en las comunidades,
concepto que aparece en las normativas de derechos humanos, incluida la ley nacional de
salud mental, plan de salud mental, y diversos programas resulta tarea compleja. Ya que la
comunidades tambin opondrn su resistencia a esta inclusin.
En la medida en que una comunidad experimenta su realidad como regulada, estructurada,
por la fantasa, tiene que repudiar su imposibilidad inherente, el antagonismo en su propio
corazn y la fantasa da cuerpo a este repudio. Brevemente, la efectividad de la fantasa, es la
condicin para que la fantasa, mantenga su control (Stavrakakis, Y. 2007: 159)
Tanto Stavrakakis como Zizek plantean su preocupacin por la orientacin por los ideales
en el plano poltico98: en la esfera tica, el ideal fantasmtico de armona todava es
dominante. Si hoy estamos situados en un terreno de apora y frustracin es porque an
fantaseamos con algo que ha revelado ser, cada vez ms imposible y catastrfico. Aceptar esta
imposibilidad ltima parece ser la nica va de salida de este estado problemtico. (idem: 159)
Para Zizek, la falta y el antagonismo son constitutivos de lo social y, de esta manera, todas
las construcciones utpicas, incluyendo los discursos profticos del humanismo, de lo
98
Por el contrario, la democracia se basa en el reconocimiento del hecho de que ningn principio as puede pretender
ser verdaderamente universal, en el hecho de que ninguna construccin simblica social puede jams pretender el
dominio de lo real Imposible. La democracia implica la aceptacin del antagonismo, en otras palabras, el
reconocimiento del hecho de que lo social siempre estar estructurado en torno a una imposibilidad real que no se
puede suturar. (Stavrakakis, Y. 2007:169)
139
comunitario, se equivocan en su punto totalitario. Lo que hace la fantasa utpica es ocultar la
falta en el Otro. Este reconocimiento de la imposibilidad de la sociedad, de un antagonismo
que atraviesa el campo social, constituye el punto de partida de casi todas las ideologas
polticas. Slo si se lo presenta en oposicin al fondo de este desorden, el orden final
armonioso que promete la fantasa utpica adquiere fuerza hegemnica. (Idem: 168). Y es
justamente este planteo el que abre la posibilidad a la poltica, a incluir el conflicto, lo disruptivo,
el malestar como parte constitutiva de los procesos, imposibilidad de eliminarlos en el anlisis.
La cuestin central aqu es que la sociedad y la historia se constituyen y reconstituyen todo el
tiempo a travs del juego interminable entre posibilidad e imposibilidad, orden y desorden.
Castoriadis (1993) en el mismo sentido reconoce esta imposibilidad, a la vez, que las
instituciones heternomas cercenan al sujeto histrico que las ha creado, y reconoce la
imposibilidad de acceder a los deseos originarios. Para el autor, la incorporacin de la
imposibilidad a la actividad lcida y poltica, es la clave para el proyecto de autonoma,
proyecto no orientado por los ideales ni de forma universal, pero proyecto construido que
permita sostener la poltica como una praxis.
Volvemos al punto de partida que plantea a las transformaciones de las poltica en salud
mental ancladas a un ideal comunitario, lo cual tiene consecuencias explicitas en el diseo de
las mismas.
En este sentido desde las instancias estatales ejecutivas y judiciales se les pide a los
trabajadores y a los equipos que lleven adelante la transformacin del campo de la salud
mental con las mismas polticas fragmentadas e ineficaces, fetichizando el sentido de la
comunidad, de lo familiar y de la Ley. Resulta fundamental tener estos elementos en
cuenta, para poder hacer frente en trminos analticos al desgaste y alienacin a los que
estn expuestos los equipos de salud y sobre todo para resistir desde las propuestas
alternativas que supimos construir. Disputando en el campo que las mismas se constituyan
como poltica pblica.
140
Este proceso de estos ltimos aos nos vuelve a ensear que pensar prcticas autnomas,
es pensar en poder decidir. Supone establecer nuevas relaciones que superen el plano
individual y que incluyan al Otro como sujeto no universal. El eje de la universalidad se
encuentra presente en toda la ley nacional como nocin de derecho, y puede orientar las
estrategias de manera operativa: acordando los tratamientos con las personas, evaluando las
estrategias ms adecuadas en cada caso para el padecimiento mental, respetando las
decisiones de los sujetos con los que trabajamos, exigiendo una atencin adecuada para las
personas en virtud de sus derechos.
A pesar del aparente panorama pesimista, existe la posibilidad de fundar nuevas
hegemonas, las disputas permiten poner en evidencia la dimensin poltica como constitutiva
de nuestro que-hacer/ saber profesional en el campo de la salud.
Finalmente retomando el planteo de Castoriadis (2010), proponemos una reflexin lcida
sobre nuestra praxis que nos permita pensar estrategias que no confundan la intencin y
realidad, deseable y probable con los ideales pero que en el mismo movimiento no
renunciemos a ellos.
El desafo de la atencin a la salud mental integral comunitaria exige plantear ampliamente
el debate sobre la produccin de cuidados y de las supuestas caractersticas inclusivas de la
sociedad contempornea (marcada por el consumismo, el individualismo, la competicin, la
violencia en el espacio pblico, los prejuicios, etc.)
La cuestin es particularmente grave en la provisin de cuidados para las personas con
padecimiento mental, ya que los modelos convencionales de familia con los que opera el saber
mdico se van desestructurando y la capacidad de producir cuidados en su mbito disminuye
y, en todo caso, recae sobre el componente femenino de las mismas. Por eso se torna central
en las discusiones de las reformas sanitarias, que las lgicas manicomiales dejen de orientar la
poltica social; pero sin asentarse en perspectivas simplificadoras de lo social donde las
familias y las comunidades de origen, integraran sin conflicto a los usuarios, cuando ni siquiera
pueden sostenerse ellos mismos, ni a otros conjuntos sociales.
Como claramente lo afirma Jos Mara Alberdi:
Finalizando, queremos subrayar que ciertos tipos de lecturas que describimos impiden
acceder a la complejidad de lo social. Como consecuencia, hemos visto a las propias
instituciones y sus trabajadores, realizar esfuerzos para acercarse a los ideales de la
141
perspectiva comunitaria y de derechos que, en ocasiones, no pueden sostenerse y si lo hacen,
esto es a altos costos personales y laborales entre otros.
Esto no se realiza porque hay una ley nacional de salud mental, sino porque la institucin
manicomial, asilar, interpela a los profesionales para que lleven adelante otras opciones a fin
de hacer ms transitable la institucin (tanto para ellos como para los usuarios). Tambin
vemos que esta manera de hacer, queda subsumida a una fragilidad estructural pero tambin
demuestra que es posible plantear abordajes diferentes.
142
Trabajo Prctico sugerido
143
Bibliografa
144
Los autores
Bortolazzo Antonela
Es Licenciada en Psicologa. Egresada de la UNLP. Docente en la ctedra Psicologa clnica de
nios y adolescentes de la Faculta de Psicologa/UNLP. Se desempe como psicloga en el
Centro Pichn Riviere entre el 2009-2013. Ha participado activamente de la coordinacin del
rea de Atencin Familiar y Comunitaria. Actualmente realiza prctica clnica privada y
atencin en centros de atencin primaria de la ciudad de Beln. Escobar.
Bravo Marisa
Es Licenciada en Trabajo Social. Egresada de la UNLP. Se desempea como trabajadora
social en el Hospital Subzonal Especializado Dr. Jos Ingenieros. Ha participado activamente
de la coordinacin del rea de atencin Familiar y comunitaria en el Centro Pichn Riviere. Ha
presentado artculos en jornadas referidas al campo de la salud mental.
145
Chabat Carolina
Es Licenciada en trabajo social. Egresada de la Universidad Nacional de Lans. Integrante del
grupo de estudios Salud Mental y polticas pblicas del centro de estudios de trabajo social y
sociedad .FTS/UNLP. Ha sido residente y jefa de residentes Hospital Dr. A. Korn. Se
desempe en el equipo interdisciplinario del Cedecor y de la unidad de acompaamiento y
traslado de la Secretaria de programacin de la drogadiccin y lucha contra el narcotrfico
(Sedronar). Se desempe en el servicio de atencin en crisis en el Hospital Dr. A Korn. Autora
y co autora de publicaciones relacionadas con el campo de la salud mental. Se desempea
como trabajadora social en la Curaduria oficial de Alienados de La Plata.
Murua Fabin
Es Abogado, egresado de la Facultad de Ciencias Jurdicas y Sociales (FCJyS) de la UNLP.
Ha cursado la Maestra en Derechos Humanos en el Instituto de Derechos Humanos de esa
casa de estudios. Se desempea como abogado de la Clnica Jurdica de Derechos
Humanos y Discapacidad, proyecto de extensin universitaria de la FCJyS y es colaborador
de la Organizacin no Gubernamental Azul en diversos proyectos sobre vida independiente
de personas con discapacidad. Es Adscripto en la asignatura Derecho Constitucional en la
FCJyS. Integra el Equipo de Investigacin de Proyecto PIO Conicet-UNLP Las inundaciones
en La Plata, Berisso y Ensenada: anlisis de riesgos y estrategias de intervencin. Hacia
la construccin de un observatorio ambiental. Ha publicado artculos en revistas acadmicas,
y ha participado en diversas Jornadas vinculadas a los derechos humanos de las personas
con discapacidad.
Rochetti Natalia
Es Licenciada en Trabajo Social, egresada de la FTS de la UNLP. Ayudante diplomada en la
asignatura Trabajo Social IV. Es investigadora y extensionista en la FTS /UNLP. Se
desempe como ayudante alumna en la asignatura Derecho I de la mencionada unidad
146
acadmica. Realiz la Residencia en Salud, y actualmente integra el equipo de profesionales
del Comit contra la Tortura de la Comisin Provincial Por la Memoria. Es autora y co-autora de
varias ponencias y del Informe Anual del CCT de la CPM. Ha participado en numerosos
encuentros de carcter acadmico.
Rodrguez Noelia
Es Licenciada en Trabajo Social. Egresada de la UNLP. Integrante del Grupo de Estudios
Salud Mental y Polticas Pblicas del centro de estudios de Trabajo Social y sociedad. FTS. Ha
sido residente del Hospital Dr. A Korn. Su formacin profesional se vincula al campo de la salud
mental, trabajo social y derechos humanos. Autora y co autora de diversas publicaciones
relacionadas a salud mental y trabajo social. Se desempea actualmente como integrante del
Equipo Tcnico de referencia de la provincia de Buenos Aires de la Direccin Nacional de
Salud Mental y Adicciones del Ministerio de Salud de la Nacin, en el Equipo Tcnico del
Programa Envin y como trabajadora social del Programa Mdicos Comunitarios.
Tielimans Daniela
Es Licenciada En Psicologa. Egresada de la UNLP. Se desempea como psicloga en el
Centro de Da Pichn Riviere, dependiente del Servicio de externacin del Hospital Interzonal
de Agudos y Crnicos Dr. Alejandro Korn. Ha presentado diversos artculos en jornadas de
intercambio vinculados al trabajo en dispositivos comunitarios. Desarrolla actividad docente en
el mbito terciario.
Torres Jacqueline
Es Licenciada en Trabajo social, egresada de la FTS de la UNLP. Integrante del Grupo de
Estudios Salud Mental y Polticas Pblicas del centro de estudios de Trabajo Social y sociedad.
FTS. Se desempea como ayudante diplomada en la asignatura Trabajo Social V- FTS. Es
investigadora y tiene formacin de posgrado en derechos humanos. Su formacin se vincula al
campo de la salud mental, trabajo social y derechos humanos. Ha sido residente y jefe de
residentes del Hospital Dr. A. Korn. Public nmeros artculos en libros y revistas, particip de
diferentes jornadas, congresos y encuentros de intercambio y debates.
147
Zunino Roxana
Es Licenciada en Trabajo social, egresada de la Facultad de Trabajo Social de la UNLP.
Integrante del Grupo de Estudios Salud Mental y Polticas Pblicas del centro de estudios de
Trabajo Social y sociedad. FTS. Ex residente del Hospital Dr. A Korn. Su formacin profesional
se vincula al campo de la salud mental y trabajo social. Se desempea como trabajadora social
en la Curadura Oficial de Alienados de La Plata. Autora y co autora de diversas publicaciones
sobre salud mental y trabajo social.
148
"Tramando Barrio", Subsecretara de Salud Mental y Atencin a las Adicciones (SADA).
Ministerio de Salud de la Provincia de Buenos Aires (2014-2015). Docente a cargo del
Seminario Salud mental y consumo problemtico: El desafo de los abordajes desde una
perspectiva comunitaria. En el marco de la ctedra Libre: Salud mental y consumo
problemtico de sustancias para la adopcin del nuevo paradigma. (UNLP-SADA).
Gulino Francisco J.
Es Licenciado en Trabajo Social por la UNLP. Se desempea como docente en la Facultad de
Trabajo Social de esta universidad. Tambin es profesor en la carrera de Trabajo Social de la
Universidad Nacional de Jos C. Paz. Ha participado en varios proyectos de investigacin
acreditados en la UNLP.Realiz la Beca de Residencia para Trabajo Social en salud ofrecida
por el Ministerio de Salud de la Provincia de Buenos Aires. Ha sido instructor de Trabajo Social
en la Residencia Interdisciplinaria de Salud Mental de la Colonia Nacional Montes de Oca y se
encuentra en la etapa de finalizacin de su Tesis de Maestra en Trabajo Social. Ha participado
como expositor en congresos de Trabajo Social y de Salud Mental y publicado artculos sobre
la temtica.
Lacanna Mnica
Es Licenciada en Psicologa por la Universidad Nacional de Buenos Aires. Se desempea
como Responsable del Programa de la Residencia Interdisciplinaria en Salud Mental y Jefa del
Departamento de Docencia e Investigacin de la Colonia Nacional Colonia Nacional Montes de
Oca. Ha sido Residente, Jefa de Residentes y miembro del equipo del Programa Regreso al
Hogar en esta institucin. Se encuentra en la etapa de finalizacin de su Tesis de Maestra en
Gestin de Servicios de Salud Mental (ISALUD). Ha participado como expositora en congresos
y jornadas de Salud Mental y Discapacidad.
149
Debates en el campo de la salud mental : prctica profesional y polticas
pblicas / Mara Noelia Lpez ... [et al.] ; coordinacin general de Mara
Noelia Lpez ; Jacqueline Torres ; Clara Weber Suardiaz. - 1a ed. - La
Plata : Universidad Nacional de La Plata, 2017.
Libro digital, PDF
1. Salud Mental. 2. Polticas Pblicas. I. Lpez, Mara Noelia II. Lpez, Mara Noelia ,
coord. III. Torres, Jacqueline , coord. IV. Weber Suardiaz, Clara, coord.
CDD 353.64