Revista 3

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Editorial

C
uando estbamos por cerrar este nmero de la Revista, falleci nuestro presidente,
el doctor Arturo Azuela (Mxico, D.F., 30 de junio de 1938-7 junio de 2012). Haba
tomado las riendas del scm el ao 2007, y a partir de entonces le dio a nuestra insti-
tucin vitalidad, dinamismo y una slida presencia en Mxico y en el extranjero a travs de
nuestras corresponsalas. Hombre verstil y carismtico que llev a cabo estudios superiores
lo mismo de msica que de ingeniera civil, matemticas, historia y sociologa y que dedic
gran parte de su tiempo a la literatura. Trabajador incansable y certero en los mltiples cargos
administrativos que ocup (director de la Casa del Lago, la Revista de la Universidad de Mxico,
Asuntos del Personal Acadmico de la unam, la Facultad de Filosofa y Letras, Literatura del
Instituto Nacional de Bellas Artes, Revista de Bellas Artes, Fondo de Cultura Econmica de
Espaa y la Asociacin de Escritores de Mxico, slo por citar algunos). Miembro de nmero
de la Academia Mexicana de la Lengua, Arturo Azuela fue tambin merecedor de varias dis-
tinciones entre las que podemos recordar el Premio Xavier Villaurrutia, el Premio de Novela
Mxico, el Premio de Otoo Barcelona, la Presea Mariano Azuela de Jalisco, la Condecoracin
Andrs Bello de Venezuela, Distincin Alfonso Reyes de Madrid y la Medalla Luis Camoenes de
Lisboa. Public en diarios y revistas mexicanos y extranjeros artculos de divulgacin cientfica,
histrica y literaria, dio clases en varias instituciones y escribi novela, cuento, crtica y ensayo.
Miembro titular del Seminario de Cultura Mexicana desde 1985. Lo vimos trabajar intensa-
mente para mejorar las condiciones de la institucin. El Seminario lo recordar siempre con
cario y agradecimiento y le rendir homenaje en diversas actividades que se darn a conocer
prximamente.
Este nmero abre, precisamente, con un texto suyo titulado La apertura hacia la univer-
salidad: el dilogo con otras literaturas donde nos narra las influencias de otras literaturas
en nuestros escritores, de su apertura hacia la universalidad y de diversas formas de la escri-
tura a partir de 1945. Continua con un artculo de Aurelio de los Reyes quien analiza con
detenimiento la forma en que Mariano Azuela se anticip a su tiempo y encontr una nueva
forma de expresar la experiencia revolucionaria y cmo sta estuvo directamente ligada al
cine; Sergio Fernndez nos expone el valor humano y literario de La Dorotea de Lope de
Vega, as como el proceso amoroso de Fernando y Dorotea y la inevitable conviccin de Lope
de que el tiempo sigue su curso y nada puede detenerlo. Elisa Vargas Lugo nos da a cono-
cer en su ensayo Santa Brbara acompaada de Santos y donantes un lienzo que se encuentra
en la iglesia de Santa Brbara Cuautitln Izcalli compuesto por nueve pinturas que descifra
con cuidado para el observador y describe no slo a los personajes representados sino a los
donantes indgenas subrayando el aspecto social de su presencia en el lienzo. Jaime Morera
se ocupa de una versin sobre la vida de San Francisco de Ass a partir de una pintura que se
encuentra en el convento franciscano de la ciudad de Guadalajara, nos hace ver las intrigas y
fricciones entre las rdenes monsticas de la poca de la Colonia, as como la posible autora
de los lienzos de dicho convento. Luis Ortiz Macedo, en su texto La ciudad prehispnica y
los calpullis, expone la divisin en barrios en la poca prehispnica, la urbanizacin de la
ciudad de Mxico-Tenochtitln, la forma de construir las viviendas que tenan los indgenas
e incluso hace mencin de los propietarios de ciertos predios, as como de las problemticas
de las inundaciones de la ciudad. Reproducimos un interesante artculo del fallecido Mauricio
Editorial

Garca Sainz sobre algunos procedimientos electorales, en virtud de la poca de elecciones en


que nos encontramos. La entrevista de este nmero es a la doctora Herminia Pasantes quien
cuenta su labor como investigadora y recuerda los experimentos que la llevaron al descubri-
miento de la funcin de la taurina en las neuronas. De las colecciones editoriales del Semi-
nario hemos tomado un ameno ensayo sobre el vino publicado por el escritor Salvador Cruz
en 1970. El presidente de la corresponsala de Zaragoza, Espaa, Enrique Gastn, reflexiona
sobre una propuesta europea para formar a las personas A lo largo de toda la vida, para ello
se remonta a la enseanza en el pasado y va hacia el futuro en un modelo experimental que
subraya los beneficios de la formacin continua. Rubn Caba, de la corresponsala de Madrid,
Espaa, hace historia en su colaboracin Tertulia y bohemia de las reuniones de escritores e in-
2 telectuales en Espaa a partir de la Restauracin de Alfonso XII hasta las tertulias en casas de
escritores y cafs clebres como el Gijn y el Central y la cafetera Zahara. Finalmente, puesto
que este nmero est ilustrado con dibujos y grabados de Alberto Beltrn, hemos reproducido
una esplndida semblanza hecha por el inolvidable Ernesto de la Torre Villar.

Silvia Molina
La apertura
hacia la universalidad:
el dilogo con otras literaturas

Arturo Azuela
Miembro Titular

De la subversin a una crisis de conciencia

E
n busca de su propia expresin, en sus ms hondas races, un escritor como Juan Rulfo
se senta amigo literario de muchos escritores nrdicos. A su lado estaban Knut
Hamsun, Selma Lagerlf, Ramuz o Sillampaa. Lea sus textos traducidos en Barcelona
o en Buenos Aires, y en la imaginacin dialogaba con ellos y los relea sin descanso. Y lo mis-
mo aconteca, por esos mismos aos de la posguerra, entre Jos Revueltas, Juan Carlos Onetti
y los libros de William Faulkner, o la presencia de John Dos Passos en las obras de Agustn
Ynez y Leopoldo Marechal. Despus de tantas rupturas, del reconocimiento de la Unidad
dentro de la diversidad de nuestra literatura texto de Enrique Dez Canedo al ingresar a la
Academia Espaola, entre muchas influencias, el escritor contesta con la tendencia a en-
fatizar textos ambiguos, irracionales y misteriosos de la realidad para dar lugar, en muchas
ocasiones, a lo absurdo como metfora de la existencia humana.
Ahora, en el umbral del siglo xxi, en perspectiva, se han aclarado muchos trasfondos.
Ahora se van viendo con claridad los relieves y los primeros planos de muchos murales que
integraron en aquellos aos de la posguerra un conjunto excepcional de textos narrativos;
textos que rompieron muchos linderos y dieron a conocer otras realidades, otros mundos
sicolgicos y otros vnculos con la naturaleza. Sorprendentes caminos del subconsciente, flu-
jos y reflujos en constante vaivn urbanos o rurales, mundanos o religiosos, ontolgicos o
ldicos se suman a los mltiples lenguajes del narrador omnisciente.
En una dcada deslumbrante para nuestra narrativa, entre 1945 y 1955, nuestros mejores
novelistas llevaron a cabo rupturas de muy diversa ndole y experimentaron una y otra vez
desde ngulos y planos muy distintos. Algunas dcadas despus, ser reconocida por propios
y ajenos. Llegan influencias de muchas partes; se leen con avidez y se discuten a Kafka y a
Proust, a Huxley y a Gide, a Virginia Wolf y a William Faulkner. En este decenio, el psicoanlisis
es familiar para los narradores; con originalidad, descansando muchas veces en elementos
tpicos o vernaculares, aprovechando las tradiciones ms propias, dan lugar a una literatura
imaginativa en el centro mismo de nacientes crisis y de nuevas formas de vida del hombre y
de la mujer en Latinoamrica.
Muy atrs haban quedado los manifies- de quedarnos separados como quedaron las
Arturo Azuela

tos y proclamas de las vanguardias hispano- islas del Imperio Romano; hora solemne y
americanas; aquellas, entre tantas otras, de los de honda melancola en que se deshizo una de
Contemporneos y los Estridentistas de las mayores glorias que ha visto el mundo.
Mxico, la de los Suprarealistas del Per, Nos encontramos, ms de un siglo despus,
de los Creadores Puros de Chile, de los Ul- que la llamada fragmentacin de nuestro
trastas de Argentina o del Grupo Minoris- idioma jams se llev a cabo.
ta de Cuba. El ensayo Existe una crisis en En nuestras literaturas, desde que nues-
nuestra literatura de vanguardia? de Jorge tra lengua lleg a Amrica, se observa la in-
Cuesta fue proftico. No slo habla de un corporacin de elementos lingsticos de
medio raqutico intelectual en el Mxico de cada pas y la formacin de una personalidad
4 los treinta, sino del escritor autodidacta, de los propia de cada regin. Entre los ires y veni-
pocos ejemplos brillantes y de los escritores res de voces locales y los acarreos de tempe-
aislados, confusos y discutibles. Y al explicar ramentos se van creando distintos matices,
la actitud crtica de la mayora de los Con- tonos y diapasones en lejanas reas geogr-
temporneos, nos dice que su virtud comn ficas. Las expresiones lingsticas de cada
ha sido la desconfianza, la incredulidad. Na- regin se van reafirmando, distinguiendo, y
cieron en crisis y han encontrado su destino adquieren valores histricos y literarios. Las
en esa crisis: una crisis crtica. Al explicar la particularidades, incluidas las voces indge-
soledad de una generacin, en los creadores nas, dan lugar a una toma de conciencia. En
pendientes de s mismos, su rompimiento con la etapa independiente y en la reafirmacin
los auxilios exteriores, su falta de idolatra, se nacionalista, entre un mundo de zozobras,
solidariza con ellos y los reconoce. muchos escritores tienden a individualizarse.
La tradicin esta presente y an los van-
El idlatra obedece directamente a guardistas tienen que asumirla para romper
su dolo, no le pregunta al vecino con ella. Por ende, el juego de las influen-
los trminos de su oracin. El escla- cias, de un continente a otro, entre los
vo oye una vez la voz del amo y la intercambios y los plagios inconcientes, a lo
sigue, y a lo que menos atiende es a largo de un siglo y medio, forma parte de los
la conducta de su igual; sabe que prolegmenos de las rupturas y los desgarra-
esto le acarreara una paliza... Le
mientos. Hay races y troncos comunes, pero
roba a una generacin pasada quien
la contina ciegamente. Le roba a de una u otra manera, las ramas siguen sus
una generacin futura quien le crea propios caminos.
un programa para que lo siga. Los En los ltimos decenios, la mayora de
revolucionarios roban a la revolu- los narradores rompen con los contextos li-
cin. Los nacionalistas, a la nacin neales, sin olvidar los temas histricos o las
le roban. Los modernistas roban a la intrigas de las acciones en el poder poltico,
poca. Los exotistas, los mexicanis- y hacen uso del mito, de las alegoras y de
tas entre ellos, son ladrones de lo
las fantasas; tambin echan mano del humor
pintoresco.
y la parodia. Entre el creador y su realidad,
funciona la irona; los narradores investigan,
A partir de entonces, la apertura hacia la uni- analizan, hacen croquis y toman notas y van
versalidad ya no tuvo enemigos de envergadura y vienen por los caminos ms inslitos del
y quedaron slo voces aisladas de nacionalis- mundo latinoamericano. Rompen con los ar-
mos trasnochados. El dilogo de nuestros es- gumentos y los marcos clsicos, hacen a un
critores con otras literaturas qued plenamente lado los esquemas y los modelos cartesianos,
establecido. Aquellas lejanas preocupacio- se olvidan de las abscisas y las ordenadas y,
nes de Andrs Bello expuestas en su Gram- en muchas ocasiones, el lenguaje juega un
tica (1847): la venida de neologismos que papel sustancial como si fuere un personaje,
enturbia y altera la estructura del idioma un protagonista de altos vuelos.
y que tiende a convertido en una multitud De esta constelacin de narradores, al
de dialectos irregulares, licenciosos, brba- destacar al azar algunas de sus obras, de inme-
ros, como aquel tenebroso perodo de la diato se observa que el mbito de sus historias
corrupcin del latn, estn muy lejos de la es amplsimo, que van desde las luchas frati-
literatura de nuestro presente. O la falsa pre- cidas a los enfrentamientos de barriada, de las
diccin de Rufino Jos Cuervo, en el prlogo pasiones de cualquier arrabal a las vidas amu-
de su Nastacio (1899): estamos en vsperas ralladas en cualquier pueblo perdido, de las
grandes proezas de otros siglos a las vivencias

La apertura ...
urbanas del presente; vivencias que se desa-
rrollan en el mismo mundo del escritor, frente
a sus pupilas, en sus espacios ms ntimos.
Si hubiese necesidad de definir esta no-
velstica, podra decirse que en ella el hombre
de Hispanoamrica no ya el paisaje, ocupa el
centro de la atencin, el hombre angustiosa-
mente afanado en definir su individualidad y
armonizarla con el mundo que le rodea, spe-
ramente dividido en sus relaciones sociales y
econmicas, buscando en medio de trgicas, 5
satricas o simplemente anecdticas situacio-
nes la respuesta a su necesidad de organizar la
vida sobre bases de justicia social y dignidad
humana; rica en tendencias realistas, psico-
lgica, fantstica esta novelstica responde
a un estilo de vida, el de la Hispanoamrica
actual, y comienza tambin a integrarse en un
estilo literario propio e inconfundible.
Adems, dato extraordinario, no se tra-
ta de un grupo homogneo de creadores ni
mucho menos de una cofrada, de un cen-
culo de elogios mutuos. Al paso del tiempo,
el reconocimiento llega solo, sin necesidad
de promocin editorial alguna. En lustros
posteriores, sin la menor sombra de duda,
sern reconocidas sus innovaciones tcnicas,
la aportacin de sus lenguajes y la audacia
plena de su temtica.
La sensibilidad del pblico lector debi
tardar quince, veinte aos dijo Jos Dono-
so en recorrer el camino que separa a un
Mallea de un Borges, a un Ciro Alegra de un
Onetti; los primeros eran los que leamos en-
tusiasmados entonces.
Despus de este largo monlogo de los es-
critores de Amrica con los grandes narradores
europeos del xix, de la bsqueda de paradig-
mas estticos y de una transformacin estilsti-
ca, se afirma la primera etapa de comunicacin
entre escritores de Espaa e Hispanoamrica.
Atrs quedan las sombras del afrancesamiento
de la transicin del regionalismo al neorrealis-
mo y de los amantes de la novela indigenista
y los socilogos de la selva o de la pampa. Al
proyectarse nuestra narrativa ms all de nues-
tras fronteras, desde hace ms de medio siglo,
una sociedad que se ha desplazado hacia la
urbe, despus de los primeros impactos de
la psiquiatra y del psicoanlisis profundo,
se fortalece un pesimismo intenso, una gran
incertidumbre en torno a la condicin huma-
na. Las ideologas, la religin y la sexualidad
estarn en el primer plano de este proceso de
rebelin y nuestras vidas secretas estarn
presentes en las mejores novelas.
De aquel dilogo con los li- De los localismos idiomti- Un hecho espontneo, casi
Arturo Azuela

bros se pasa, en muchos casos, al cos se pasa a la nobleza de la cotidiano, como una moda de
dilogo entre los mismos autores lengua comn y un esplndido estos ltimos tiempos, adems
de un hemisferio y otro. Gnter caos va dominando la situacin. del libre manejo de tcnicas y de
Grass se encuentra con Rulfo, N- Sin embargo, la subliteratura se tiempos y de espacios, es que los
lida Pin habla con Carlos Fuen- entromete por todas partes y no autores se han apropiado de una
tes, Saramago discute con Norman digamos los modelos prefabrica- especie de subversin de valores
Mailler y Garca Mrquez se habla dos para la sociedad de consumo. tradicionales, como si fuera una
de t con Arthur Miller. Al fin se De la generacin del Medio Siglo condicin sine cuan non del traba-
leen unos y otros y se establecen se pasa a la del Boom y de la del jo potivo y narrativo de nuestros
nuevos vasos comunicantes. En Boom Junior a la del Crack y a la das. Es importante tener una bue-
6 ferias de libro Frankfurt, Lisboa, generacin X, aunque los dcre- na prosa, manejar el idioma con
Barcelona, Buenos Aires, Ambe- tos, los bandos, las propuestas, flexibilidad, a veces con elegancia,
res, Guadalajara, Miami, Nueva se quedan archivados en las ga- la ms de las veces con estilete de
York, en congresos de escritores, vetas de acadmicos. fina irona, pero si no existe ese
en coloquios internacionales de Hace algunos aos, el poeta afn de renovacin, si el espritu
literatura, en encuentros temti- espaol ngel Gonzlez recor- del inconformista, del rebelde, del
cos, en efemrides literarias, no daba el objeto ojo de Dios que insurgente, no es un prefabricado
faltan las voces en cinco o seis llaman los indios pueblo in- protagonista de su obra, el escritor
idiomas. Se han ledo y se han dios coras, nayaritas del Pacfico ya sabe el camino que le espera: el
criticado, han aprendido unos de mexicano a un objeto decorati- fantasma de la reclusin, el olvido
otros; el dilogo revitaliza el que- vo que en otro tiempo tuvo sig- de las editoriales, la soledad del
hacer fundamental del creador, y nificado mgico, formado por cuarto y del balcn vacos. Esta
se establecen los ms firmes vasos diferentes hilos de distintos co- es una de las condenas que ahora
comunicantes. lores que, al ser distribuidos so- aparecen ni ms ni menos que en
bre un bastidor en forma de cruz, la apertura hacia la universalidad,
crean sorprendentes estrellas, en este nuevo dilogo con otras
rombos y polgonos bellsimos literaturas.
en su regularidad y simetra. Ya no son obstculo las vo-
Esos ojos de Dios, asegura ces perdurables del pasado, pero
ngel Gonzlez, esos armnicos s es un grave problema esa extra-
objetos en los que la diversidad a competencia entre el exterior
se resuelve en unidad y belleza, y la intimidad, entre los mercados
me han parecido siempre, tanto impuestos por una frrea compe-
por su estructura material como tencia editorial y esa vida aislada,
por su nombre, una metfora. solitaria, de un creador que sabe
Al observar sin prejuicio alguno muy bien las dificultades de su
el conjunto que forman la tota- obra, los laberintos para escribir
lidad de las literaturas de estir- unas cuantas pginas verdaderas.
pe hispnica, no nos ser difcil Hoy en da, los escritores
advertir cmo, sin mengua de de Espaa y de lberoamrica
lo peculiar, una serie de rasgos han roto muchos lmites y son
estilsticos y de planteamientos capaces de manejar a su libre
temticos pasan sobre la exten- albedro su apropiacin moral,
sa geografa que ocupan los pa- potica y filosfica del mundo.
ses hispano-hablantes, tiiendo En un ambiente catico, nave-
sus literaturas con coloraciones gan de la crisis histrica a una
peculiares y dando forma arm- crisis de conciencia y ya no dis-
nica y simtrica a una literatura cuten el ejercicio antropofgico
nica, que viene a ser, agrega el de paradigmas internacionales.
mismo poeta Gonzlez, como Muy atrs ha quedado la infeliz
un gran prisma prodigioso, esclavitud de las pugnas genera-
como un enorme ojo de Dios, cionales, y ahora gritan su propia
un punto de vista totalizador rebelda y viven plenamente los
que facilita una determinada temas universales y el dilogo sin
contemplacin y ordenacin del tregua con escritores de los con-
universo. fines ms lejanos.
Mariano Azuela
el cine y Los de abajo

Aurelio de los Reyes Garca-Rojas


Miembro Titular

Antecedentes

E
n 1981 escrib que para dar sentido a sus imgenes literarias de la Revolucin, Mariano
Azuela hubo de ordenarlas de una manera similar al montaje cinematogrfico; entre
su manera de hacerlo y la de los camargrafos haba poca diferencia.1 Vuelvo a rei-
terarlo, con ms fundamentos y sin emplear el concepto de montaje cinematogrfico por
ser una aportacin de los cinematografistas soviticos conocida en Mxico a partir de 1931,
cuando Eisenstein la dio a conocer en su artculo Principios de la forma flmica.2
Cuando en 1928 se exhibi su pelcula Octubre ni Carlos Noriega Hope ni Cube Bonifant,
los crticos ms enterados de los avances narrativos del cine, supieron cmo conceptualizar el
montaje. A juicio del primero, la cmara era un palpitante cerebro, y la pelcula un modo
intenso, rpido, un continuo flash que demostraba el talento de los grandes directores
soviticos. Nada de escenas en que el ojo de la cmara perdure ms de medio minuto, nada
de explicaciones totales. Todo es corto, infatigable, sugerente.3 Bonifant en lugar de describir
calific de desconcertante la tcnica de esas pelculas.4
Antes de usar el concepto de montaje se deca edicin, pegadura, unin. Dice
Eisenstein: los antiguos cinematografistas [...] consideraban al montaje, en cuanto a medio
de mostrar algo a un espectador, simplemente como un instrumento de llana descripcin que
consistiese en exhibir escena tras escena como se pone en un muro ladrillo tras ladrillo,5
y esa tcnica anticuada la usaron en Mxico los camargrafos para ordenar sus vistas en

1
Aurelio de los Reyes, Cine y sociedad en Mxico. 1896-1932. Vol. I 1896-1920, Vivir de sueos, Mxico, unam,
1981, p. 126.
2
Sergei M. Eisenstein, Los principios de la forma flmica, Contemporneos, Mxico, s/e, vol. X, nm. 36, mayo
de 1931, edicin facsimilar del Fondo de Cultura Econmica, coleccin Revistas Literarias Mexicanas Modernas,
p. 116.
3
Carlos Noriega Hope, Silvestre Bonnard, Octubre, la magnfica obra de la Sovkino, ha sido una revelacin de
tcnica cinematogrfica moderna, El Universal, domingo 9 de septiembre de 1928, 3 seccin. p. 3.
4
Cube Bonifant, Un da, El Universal, sbado 8 de septiembre de 1928, p. 3.
5
Eisenstein, op. cit., p. 122.
movimiento6 de la Revolucin y Mariano de las frases a partir del dinamismo cinema-
Aurelio de los Reyes

Azuela para ordenar sus cuadros y escenas, togrfico que lo lleva a yuxtaponer frases y
sus vistas literarias del mismo movimien- hacer constantes elipsis con lo cual obliga al
to armado. Para unos y otro cada una de sus lector a una participacin ms activa, solu-
vistas era un ladrillo con el que cons- ciones antes de ser propuestas en 1921 por
truan su muro visual. los estridentistas, la vanguardia mexicana, de
Patrick Duffey tambin cree detectar ah el notable valor de la obra y los elementos
una influencia del cine en la narrativa de esa que permitirn su valoracin en 1925. Se an-
novela desde el punto de vista del emplaza- ticip diez aos a las innovaciones buscadas
miento de la cmara, enfoque con el cual no por la narrativa en Mxico.
estoy de acuerdo porque los planos son usua- La necesidad de comunicar sus impre-
8 les en la literatura desde antes de la inven- siones de las cambiantes y fugaces escenas de
cin del cine: los acontecimientos de que era testigo y actor
lo llevan a buscar esas soluciones.
Con su cmara literaria, Azuela, Pragmatismo sin propuesta terica de
en lugar de optar por el primer las vanguardias porque desconoca el futu-
plano, prefiere simplemente regis- rismo y el monlogo interior de En busca del
trar ciertas imgenes de una manera tiempo perdido de Marcel Proust, que tanta
no especfica. En su Descripcin impresin causara pocos aos despus a los
crea cierto tipo de nebulosidad bus- contemporneos. A Proust, Azuela lo cono-
cando con ello no fijar en la mente
ci posteriormente a la escritura de Los de
del lector una imagen en primer
plano mediante la especificidad ver- abajo, segn lo dijera en 1938:
bal. Esta nebulosidad se combina
con el limitado punto de vista en Los autores que influyeron en mis
tercera persona que Azuela maneja comienzos literarios, casi con ex-
tan diestramente en Los de abajo. La clusin de cualesquiera otros, fue-
mayora de las veces, Azuela descri- ron Honorato de Balzac, Emilio
be slo lo que es visible a los ojos de Zola, Flaubert, los Goncourt y
Demetrio Macas y sus hombres. Alfonso Daudet.
Cuando Azuela describe una toma a Despus de mis cuatro prime-
distancia, las imgenes correspon- ras novelas, continu escribiendo
den a la dimensin emocional, inte- bajo la influencia de los novelistas
rior, de Demetrio y sus hombres.7 franceses contemporneos, hasta
que mis libros se relacionaron con
la Revolucin. Al componer estos
A mi juicio, lo anterior fundamenta una idea ltimos, no creo que haya sido afec-
preconcebida. tado por alguna otra influencia.
Conrad y Proust han sido mis
autores favoritos en aos recientes;
pero no creo que haya podido in-

Inspiracin fluir en m el ltimo de los mencio-


nados, puesto que lo he ledo
siempre con la inalterable idea de
La inspiracin8 de Mariano Azuela en el cine que es nico e inimitable.9
y en el teatro, ms que en los emplazamien-
tos de la cmara, se encuentra en la ordena-
cin de los cuadros y escenas, en la manera Las soluciones tcnicas encontradas por
de presentar stas como si fuese un escenario Mariano Azuela lo convierten en cabeza de la
teatral, en la ruptura espacio temporal, en la vanguardia literaria de aquellos aos al mis-
fragmentacin del relato, en la construccin mo tiempo que en eplogo de la novela natu-
ralista y romntica del siglo xix.
6
Nombre dado a las pelculas.
7
Patrick Duffey, De la pantalla al texto. La influencia Mariano Azuela, Mi deuda hacia los libros en Pgi-
9

del cine en la narrativa mexicana del siglo xx, Mxico, nas autobiogrficas, seleccin de Francisco Monterde
unam-Coordinacin de Humanidades, 1996, p. 28. Garca lcazbalceta, Mxico, Fondo de Cultura Econ-
8
Efecto de sentir el escritor, el orador o el artista mica, 1974, (Coleccin popular, nm. 134), pp. 271-
aquel singular y eficaz estmulo que le hace producir 272. Texto publicado en ingls en la revista Book
como si fuese espontneamente y sin esfuerzo. Vox. Abroad, de Norman, eua, enero de 1938, vol. 12,
Diccionario general ilustrado de la lengua espaola, nm. 1, p. 26. Traduccin de Francisco Monterde
Barcelona, Bibliograf, S. A., 1976, p. 884. Garca Icazbaleceta.
Cuadros y escenas

Mariano Azuela, el cine...


Dice Azuela: Con el nombre de Cuadros y
escenas de la Revolucin he ordenado mu-
chos apuntes recogidos al margen de los
acontecimientos poltico-sociales desde la
revolucin maderista hasta la fecha [no dice
cul].10 Antepone cuadro, trmino usual
en la estructura del documental de la Revo-
lucin, como veremos ms abajo, a escena,
trmino procedente de la literatura dramti-
ca, por lo que sus soluciones las encuentra 9
tanto en el cine como en el teatro; anteponer
el trmino cuadro relacionado con las vis-
tas de la Revolucin a escena, a mi juicio no
es indicativo de una preferencia por el cine
sobre el teatro como fuente de inspiracin.
Al referirse con mayor precisin a su sis-
tema creativo, adems de las dos palabras ci-
tadas, emplea un vocabulario referido al cine,
al teatro, a la fotografa, al espectculo preci-
nematogrfico de los panoramas del siglo xix
que debi conocer al haber nacido en 1873,
e incluso a los tteres, por lo que deduzco con- Programa 1866. Jos Antonio Rodrguez,
cibe a sus novelas como un espectculo. El arte de las ilusiones. Espectculos preci-
Con el riesgo de ser excesivo, a conti- nematogrficos en Mxico, Mxico, Cona-
nuacin transcribo citas para apoyar dicha culta y otros, 2009, p. 137.
observacin, por ser indispensables para
comprender el sentido de sus soluciones ci-
nematogrficas y teatrales sugerido por el t-
tulo original de la novela, Cuadros y escenas
de la Revolucin al inicio de la puesta en escena, comenzasen
a moverse y el camargrafo a retratarlos ma-
[...] La calidad de los estudiantes, nualmente a vuelta de manivela; con el cine
de la casera, de su linda hija y fami- sonoro se cambi a silencio, cmara, accin
liares, los tipos con sus maneras, para no registrar el ruido de las primeras c-
costumbres y hbitos caractersti- maras y de quienes estaban en el entorno de
cos, todo lo tuve presente y la fide- la filmacin.
lidad con que pudiera captarlos y
recrearlos estribaba sin duda alguna
en la calidad de la cmara11 [foto- Ahora que estn presentados los per-
grfica? cinematogrfica?] y en las sonajes de esta novela, el ambiente
dotes naturales del novicio [...].12 en que se encuentran y el principio
[...] Comienza la accin13 de la de una accin puede decirse que el
novela con una escena en la que autor apenas va a comenzar formal-
aparece un nuevo personaje [...].14 mente su trabajo. [...] infinidad de
autores fracasan en cuanto se desa-
rrolla la accin [...].15

La palabra accin acompaada de cmara


las emplearon los camargrafos para iniciar Es posible que la frase estn presentados los
una pelcula desde los primeros aos del cine personajes la inspirase el cine de argumento
para que los actores, al igual que en el teatro de los primeros aos, que Azuela debi cono-
cer, como lo veremos ms adelante en sus pa-
10
M. Azuela, Cmo escrib Los de abajo, en ibid., labras. La primera funcin al pblico se llev
p. 265. a cabo el 15 de agosto de 1896, cuando l tena
11
Texto en cursivas mo.
12
M. Azuela, op. cit., p. 44.
13
Texto en cursivas mo. 15
Ibid, p. 50. Los dos textos en cursivas de este prrafo
14
M. Azuela, op. cit., p. 45. son mos.
Aurelio de los Reyes

10

Panorama de Pompeya. F. Millingham, Por qu naci el cine?, Buenos


Aires, Editorial Nova, 1945.

Panorama de la ciudad de Mxico. 1823. Jos Antonio Rodrguez, El arte de las ilusiones.
Espectculos precinematogrficos en Mxico, Mxico, Conaculta y otros, 2009, p. 105.

Panorama pintado por Pedro Gualdi.


1842 y su explicacin. Arturo Aguilar
et al., El escenario urbano de Pedro Gual-
di. 1808-1857, Mxico, Conaculta y
otros, 1997, p. 53.
23 aos, a Lagos, donde resida Azuela, debi modo de pensar tanta importancia

Mariano Azuela, el cine...


llegar hacia 1897, mientras que a Guadalajara, tiene en un panorama la luz como las
ciudad en la que estudi la carrera de me- sombras y sin estos elementos no
dicina, las funciones se iniciaron en 1896 al hay cuadro [telones] no hay nada19
[...] desde que, caminando a
igual que en la ciudad de Mxico. Hacia 1913
tientas, comenc a percibir bultos, si-
era usual presentar al inicio de no pocas pel- luetas y por fin figuras de contornos
culas el retrato de cada actor acompaado al precisos, me pareci que llevaba an-
pie con su nombre y el del personaje que in- teojos bifocales recin puestos, ms
terpretaba, para familiarizar al pblico que bien una doble vista, que me permi-
comenzaba a mostrar su simpata hacia ellos, ta observar hombres y objetos que
germen del star system, prctica que dur todo el mundo vea, pero no como
hasta los primeros aos del cine sonoro. yo los vea.20 11
[...] Ese conocimiento me fue
tan precioso que en l encontr la
En mi pasada lectura puse de pie los compensacin de mis obligados fra-
personajes de la primera novela que casos: el espectculo incomparable-
escrib y ahora voy a exhibirlos ya en mente interesante de la gran Comedia
movimiento. Puede suponerse la an- Humana, fuente perenne de diverti-
gustia que tuvo que experimentar miento para cuantos nacimos con
aquel titiritero novel sin ms armas los sentidos despiertos, sin que
en la mano que su aficin, sin conoci- obste el que nosotros mismos de
mientos tcnicos ms que los que pudo una manera consciente o incons-
adquirir como un simple espectador y ciente formemos parte de la mascara-
su audacia para ofrecer al pblico su da en el eterno carnaval.21
espectculo [...].16

En este pasaje Azuela une el espectculo cine-


matogrfico (exhibirlos en movimiento) con
el de los tteres y es el que con mayor claridad Cuadros
nos muestra la concepcin de sus novelas como
un espectculo eminentemente visual. Segn el diccionario Vox entre los signifi-
cados de cuadro se encuentra el de ser
Tenemos, pues, colocados y de pie a una tela sostenida por un bastidor, tabla,
los personajes en el escenario. Los cartn, etctera, en el que hay una pintura
protagonistas ocupan el primer [con una vista] y est destinado a ser colga-
plano bien marcados con pelos y se- do en una pared, y el de ser descripcin
ales y el espectador espera.17 viva y animada de un espectculo o suce-
[...] El panorama de mi pueblo so hecha por escrito o de palabra; en un
con sus gentes y su satisfaccin en
poema dramtico, agrupacin de personajes
determinado momento con sus
acontecimientos [...].18 que durante algunos momentos permane-
El panorama era un espectcu- cen en determinada actitud;22 en Mxico a
lo precinematogrfico itinerante fines del siglo xix era comn la puesta en es-
con grandes telones horizontales cena en las escuelas en fechas conmemora-
pintados, unidos por los extremos tivas de cuadros patriticos, alegoras de
en una banda sin fin, con paisajes la libertad, la independencia o de cuadros
de poblaciones o ciudades famosas: edificantes alusivos a la vida de la sagrada
Roma, Pars, Mxico, movidos me-
familia: Jess ante los doctores; Jos, Ma-
diante una manivela para comuni-
car la sensacin de admirar dichos
ra y Jess como un ncleo familiar unido:
paisajes sentados en un vagn del mientras Jos trabaja la carpintera, Jess
ferrocarril. Algunos panoramas nio juega y Mara hace labores domsticas,
agregaron objetos para dar idea de etctera, cuadros moralistas con fines mo-
tridimensionalidad. ralizantes y didcticos.
Se me podra objetar que este
trabajo tendra valor si proviniera de
un novelista de alto rango, pero mi
19
Ibid, p. 187.
16
Idem. Texto en cursivas mo. 20
M Azuela, Pginas..., p. 84.
17
Ibid, p. 51. Texto en cursivas mo. 21
lbid, p. 85. Texto en cursivas mo.
18
Ibid. p. 85. 22
Vox, op. cit, p. 464.
Las pelculas de la Revolucin estaban
Aurelio de los Reyes

seccionadas en partes y cuadros. Asalto y toma


de Ciudad Jurez, de 1500 metros de longitud,
exhibida en el Saln Parisiense el 31 de mayo
de 1911, sus realizadores la dividieron en cua-
tro partes, como si fuesen cuatro actos de una
obra teatral, y 36 cuadros, elementos tomados
por los camargrafos de las pelculas francesas
de argumento para estructurar sus pelculas; a
su vez los franceses parecen haberlas tomado
de su tradicin teatral:
12
Primera parte
1. Las conferencias de paz.
2. Palacio Nacional donde se alojaban
Madero y su esposa frente a El Paso.
3. Llegada del seor Madero, padre, al
campamento durante el armisticio.
4. E1 periodista Ignacio Herreras entre-
vistando a Pascual Orozco.
5. Escenas en el campamento maderista.
6. Tropas revolucionarias celebrando el
5 de Mayo.
7. Escenas frente al Ro Bravo.
8. Madero con los jefes y gobernadores
provisionales.

Segunda parte
9. Puente colgante por el cual se comuni-
caban los revolucionarios en El Paso.
10. Mrgenes del ro Bravo.
11. Fundicin La Smelter en cuyo frente
se encontraba el Palacio provisional.
12. Tropas americanas en la frontera.
13. Plaza y calles principales de El Paso.
14. Hotel Sheldon, alojamiento de los de-
Vista de la toma de Ciudad Jurez. legados de paz y principales jefes revo-
lucionarios.

Tercera parte
15. Revolucionarios bajando las lomas.
16. Madero en la juta de bandera.
17. Juan Snchez Azcona pronuncia un
discurso alusivo a la batalla del 5 de
Mayo.
18. Jura de la bandera el 5 de Mayo.
19. Revolucionarios preparndose para la
lucha.
20. Orozco, Villa y Garibaldi, dando rde-
nes a sus tropas.
21. El primer da de la batalla.

... del Palacio Nacional en Ciudad Jurez.


22. Panorama de Ciudad Jurez y gente

Mariano Azuela, el cine...


observando la sangrienta batalla desde
las azoteas de El Paso
23. Cuarta parte
24. La esposa de Madero animando a las
tropas.
25. Hotel Alberta, alojamiento de varios
jefes revolucionarios.
26. La Cruz Roja americana auxiliando a
los heridos federales y revolucionarios.
27. Monumento del gran reformador li-
cenciado Benito Jurez. 13
28. Can con que se bombarde Ciudad
Jurez.
29. Vista de la crcel donde estaban 480
prisioneros federales.
30. Interior del cuartel despus del
triunfo.
31. Interior de Ciudad Jurez despus de
la rendicin del general Navarro.
32. Casas destruidas, correo, biblioteca,
etctera.
33. Estado de Ciudad Jurez despus de la
batalla.
34. Mexicanos y americanos recorriendo
las calles de Ciudad Jurez.
35. Entrada triunfal del ejrcito libertador.23

Cada uno de los cuadros rompa el tiempo


y el espacio, como se deduce de los ttulos,
fragmentando el relato: De la tienda de cam-
paa que mostraba el cuadro nmero uno
en que se llevaron a cabo Las conferencias
de paz, se rompa el espacio y el tiempo
al pasar al cuadro nmero dos: Palacio
Nacional, una casa de adobe en las afue-
ras de Ciudad Jurez, cercana a la American
Smelting Co., lo mismo suceda al pasar al
cuadro nmero tres que mostraba el re- ...de la Decena trgica.
cibimiento del padre de Madero en el cam-
pamento, otro espacio y otro tiempo, y as
sucesivamente.
ltimos sucesos de Ciudad Jurez, de
1500 metros y 54 cuadros, Los ltimos
sucesos sangrientos de Puebla y la llegada de
Madero a esa ciudad, tomada por Guillermo
Becerril, hijo, estaba dividida en dos partes y
25 cuadros, por citar unos ejemplos.
La Revolucin una, daba sentido a esos
mltiples cuadros independientes entre s
para hacerlos interdependientes, no haba
una trama dramtica o novelesca, como en
la obra de Azuela. Daba el sentido a la na-

23
Aurelio de los Reyes, Filmografa del cine mudo mexi-
cano. 1896-1920, Mxico, unam, 1986, (Col. Filmo-
grafa Nacional, nm. 5), vol. I, pp. 65-67. ... de la entrada de los constitucionalistas.
rracin, que por lo dems, como la de aque- ladrillos, a su vez unidos por una trama no-
Aurelio de los Reyes

llos tiempos desde Viaje a Yucatn (1906) velesca, para construir su muro.
del ingeniero Salvador Toscano, respetaba El cuadro o escena primera se desarrolla
la secuencia espacio-temporal de los aconte- en el interior de un cuarto de la casuca de
cimientos, en el orden de colocacin de los Demetrio Macas. El siguiente en un punto
cuadros para mostrar la verdad obje- alto de la pared de un can, que Demetrio
tiva del viaje tal vez por la educacin po- comienza a descender despus de presenciar
sitivista de aquellos aos, pues el ingeniero de lejos el incendio de su casa por los fede-
Toscano, iniciador de la modalidad, haba rales. El tercero entre las malezas de la sierra
cursado el bachillerato en la Escuela Nacio- donde durmieron los 25 hombres de Macas.
nal Preparatoria, cuna y centro difusor del Cada cuadro con su propio tiempo y mlti-
14 positivismo impuesto por Gabino Barreda en ples espacios, con lo cual rompe la rigidez
1869. Viaje a Yucatn constaba de 12 vis- del espacio teatral y an del cinematogrfi-
tas en movimiento, editadas, pegadas o co, perceptible con claridad desde el primer
unidas de la siguiente manera: cuadro, escena concebida teatralmente en un
cuarto cerrado, hacia el final de la misma el
36. El general Daz sale de Mxico. espacio cerrado del cuarto lo sustituye un
37. Baha de Veracruz y el muelle. espacio abierto dinmico, movible conforme
38. Caonero Bravo. Demetrio se desplazaba, algo que ni el teatro
39. En el puerto de Progreso. ni el cine pueden lograr:
40. El general Daz desembarca en Progreso.
41. El presidente en Mrida. Salieron juntos; ella con el nio en
42. Vista panormica de Mrida los brazos.
43. El general Daz visita el Instituto. Ya a la puerta se apartaron en
44. La seora Romero Rubio de Daz visita opuesta direccin.
la catedral del obispado. La luna poblaba de sombras vagas
45. El lago de la colonia de San Cosme. la montaa.
En cada risco y en cada chaparro,
46. El general Daz sale de Mrida.
Demetrio segua mirando la silueta
47. El presidente se despide de Yucatn.24 dolorida de una mujer con su nio
en los brazos.
Desde entonces cada uno de los cuadros Cuando despus de muchas horas
rompa el tiempo y el espacio a la vez que por de ascenso volvi los ojos, en el
la brevedad de los rollos de pelcula sintetizaba fondo del can, cerca del ro, se
el viaje mediante elipses o supresiones de pasa- levantaban grandes llamaradas.
jes intermedios. La pelcula comunicaba una Su casa arda...25
idea del viaje, como aquellos aos dijera un
anuncio de la pelcula. Narracin siempre hacia adelante en el or-
El relato lo acompaaba una sesin de den de los acontecimientos, como en el do-
numerosas vistas fijas ordenadas cronolgi- cumental de la Revolucin.
camente para dar una idea ms completa del A su vez cada frase contiene una gran
viaje, que mostraba pasajes suprimidos por visualidad: en las primeras dos imgenes:
las elipses. salieron juntos; ella con el nio en los
La modalidad de construir ese muro, brazos. La segunda, tres: ya a la puerta,
como Eisenstein calificara a la pelcula, al se apartaron y en opuesta direccin. La
pegar una vista tras otra como si fueran la- tercera, igualmente tres: la luna, poblaba
drillos, impuso un relato lineal fragmentado de sombras vagas la montaa. La cuarta,
progresivo, una crnica si por crnica en- cuatro: en cada risco, y en cada chapa-
tendemos relato en el sentido del tiempo, rro, Demetrio segua mirando, la silue-
como lo muestra la comparacin de las pe- ta dolorida de una mujer con su nio en los
lculas de los viajes del general Daz con la brazos. A la imaginacin del lector queda el
crnica periodstica de los mismos. retrato fsico de los personajes, su expresin
Esa misma ruptura de tiempo y espacio facial y corporal en un momento de crisis;
la traslada Mariano Azuela a su novela, que el rostro del nio; la indumentaria, lo mismo
toma forma al unir o pegar los cuadros como
25
Mariano Azuela, Los de abajo, edicin de Jorge Rufi-
nelli, impreso en Madrid para la Coleccin Archivos
24
Ibid, p. 35. patrocinada por la unesco, 1988, nm. 5, p. 6,7.
la montaa, los riscos, los chaparros, las som-

Mariano Azuela, el cine...


bras, la luna llena? menguante? creciente?,
luna de cualquier forma menos luna nueva.
Cul era la expresin corporal de Demetrio
al mirar? Cul la de su rostro? Cmo sera
su respiracin?
Las constantes elipses entre cuadro y
cuadro, entre frase y frase o en una misma
frase dan una gran velocidad al ritmo de la
novela, similar al dinamismo cinematogrfi-
co porque: Cul fue la direccin que tom
Demetrio Macas? Qu ocurri, cmo lle- 15
g desde la puerta de su casa a la montaa?
Desde dnde contempl el incendio de su
casa? Por las elipses y ausencia de descrip-
cin todo queda a la imaginacin del lector.

Vistas
Un cuadro cinematogrfico de la Revolu-
cin poda contener una o varias vistas en Profundidad de campo en las vistas de la Revolucin
movimiento,26 como se les llamaba enton-
ces a las pelculas en oposicin a las vistas,
fijas o fotografas, de donde el cine hereda
dicha palabra.
Vista tiene su semntica. Dice Claudia
Negrete lvarez que detrs de esa palabra:

[...] existe un proceso histrico vi-


sual de larga duracin. Su origen
ideolgico-formal se remonta al
siglo xvii, a los tiempos de la
Ilustracin. Dicho proceso persiste
a travs de diversas tcnicas de re-
presentacin visual a travs del
siglo xix, para llegar al xx sin me-
moria de su origen. [... ]27 Profundidad de campo a pesar del polvo.
Aunque nuestros empresarios-
camargrafos no tuviesen una edu-
cacin visual formal, estaban
educados en las representaciones
visuales de su tiempo. Todos ha-
ban nacido hacia el ltimo tercio
del siglo xix y estaban culturalmen-
te inmersos en las formas de la pin-
tura, la litografa y la fotografa
decimonnicas. Esta influencia se
percibe en la manera de definir el
espacio cinematogrfico a travs del
encuadre, en la persistencia del

26
Una vista poda durar cerca de diez minutos, la lon-
gitud de un rollo de duracin. Eran planos-secuen-
cia, como en las pelculas de Mlies.
27
Claudia Negrete lvarez, Historias narradas con
luz. Tres dcadas de labor cinefotogrfica de Alex
Phillips. (1921-1941), Mxico, tesis doctoral, Fa-
cultad de Filosofa y Letras, unam, 2009, p. 47. Revolucin orozquista de marzo de 1912.
plano general. Es decir, el encuadre
Aurelio de los Reyes

que predomina es el ms abierto


(que en terminologa cinematogr-
fica se denomina plano general o
long shot), donde conviven varios
planos en foco, es decir, se trata de
imgenes de gran profundidad de
campo. Este tipo de encuadres se ha-
can en espacios abiertos [...] La clave
est [...] en la terminologa utilizada:
a estos fragmentos o cortos iniciales
se les denomin vistas, concepto
16 que se utiliz en la fotografa, en la
litografa, en los espectculos visuales
del siglo (como en la linterna mgica,
el diorama, el panorama) y en la pin-
tura de paisaje urbano del siglo xviii.
El nexo no slo sera lingstico, sino
tambin formal.28

Mariano Azuela se auxili de los conceptos


de vistas implcito en los cuadros y es-
cenas seguramente por la fugacidad de los
acontecimientos del espectculo de la Revo-
lucin, un episodio ms de la comedia hu-
mana balzaquiana en la que, adems de actor
tena la dualidad de ser espectador. Nada era
igual de un da a otro, de un momento a otro,
como se percibe en su novela que comuni-
ca el mismo dinamismo de una pelcula; le
urga fijarlos, congelarlos con palabras de la
misma manera que las cmaras (fotogrfica
o cinematogrfica) las fijaba en papel o celu-
loide. Desde el principio sus actores entran
en accin, en movimiento, sin previa des-
cripcin, como si estuviesen en un escenario
teatral y el lector fuese espectador, como l
mismo lo aclara en una de las citas de sus
textos prrafos arriba:

Te digo que no es un animal... Oye


cmo ladra el Palomo... Debe ser
algn cristiano.
La mujer fijaba sus pupilas en
la oscuridad de la sierra.
Y que fueran siendo federales? re-
puso un hombre que, en cuclillas,
yantaba en un rincn, una cazuela
en la diestra y tres tortillas en taco en
la otra mano.
La mujer no le contest; sus
sentidos estaban puestos fuera de la
casuca.
Se oy un ruido de pezuas en el
pedregal cercano y el Palomo ladr
con ms rabia.29

28
Ibid, p. 48.
29
M. Azuela, Los de..., op. cit., p. 3.
La velocidad con que se sucedan los acon- la novela unen, pegan o editan los cuadros

Mariano Azuela, el cine...


tecimientos le hizo acudir a la experiencia de la Revolucin en orden sucesivo, como la-
de los cuadros y de las escenas del docu- drillos uno tras otro en un muro en construc-
mental de la Revolucin. cin, valga la obsesiva reiteracin.
El dinamismo de los sucesos, haca que No extraa la inspiracin cinematogr-
las pelculas mexicanas de aquellos aos se fica de Mariano Azuela porque:
hiciesen solas, se puede decir, al no haber
guin previo porque la idea de los camar- [...] el cine fue uno de los hallazgos
grafos consista en fijar la fugacidad y orde- ms venturosos, ms que por lo que
nar los hechos histricos segn su secuencia en sus comienzos daba por lo
para comunicar una idea de ellos. Mientras mucho que prometa. Cuando pasa-
pegaran, unieran o editaran ms vis- dos sus primeros balbuceos comen- 17
tas en movimiento o ladrillos en un muro zaron las tmidas y torpes tentativas
de hacer drama o comedia y apare-
ms amplia sera la idea que comunicaran, le-
cieron actores y actrices de relieve
jos estaban de la idea de montaje, llegando en ostensibles intentos de hacer tea-
al reportaje visual al abordar un solo hecho tro, me regocij en lo ms ntimo de
desde diversos puntos de vista. Pegaban un mi alma: renaci mi vieja y ya casi
cuadro tras otro, sin flash backs, siempre en olvidada aficin al teatro verdadero
el sentido del tiempo, como crnica o repor- y a los verdaderos actores.31
taje visual. Pero al mismo tiempo deban ha-
cer una sntesis por la caracterstica del rollo
de pelcula y los tiempos convencionales de Nacido en 1873, Azuela testific las prime-
la duracin en pantalla, pese a que las pel- ras funciones que debi haber en Lagos, su
culas de la Revolucin fueron excepcional- ciudad natal, hacia 1897 y 1898, de la mis-
mente largas para su tiempo, alguna dur ma manera que las hubo en Aguascalientes y
tres horas, superior a la duracin promedio Zacatecas en esas fechas, ciudades ubicadas
de la pelcula ms extensa de aquellos aos, en la misma lnea ferrocarrilera. De acuer-
Marco Antonio y Cleopatra (1912, Enrico do al prrafo anterior, se interes en el cine
Guazzoni) tres cuartos hora. cuando las pelculas mostraron actores nota-
Repite Mariano Azuela: bles, sin duda se refiere al film dart Path,
iniciado en 1908 con El asesinato del duque
Los de abajo, como el subttulo pri- de Guisa, coloreada y actuada por actores
mitivo lo indicaba, es una serie de de la Comedia Francesa, como todas las de
cuadros y escenas de la revolucin esa serie, acompaada de msica que Saint
constitucionalista, dbilmente ata- Saens escribi expresamente para la pelcula,
dos por un hilo novelesco. Podra fabricada para atraer a la burguesa francesa,
decir que este libro se hizo solo reacia al cinematgrafo. Lo reitera ms ade-
[igual que las pelculas] y que mi
lante [...] mi regocijo no tuvo lmites y mi
labor consisti en coleccionar [vis-
tas de] tipos, gestos, paisajes y suce- aficin al cine naci con entusiasmo desde
didos, si mi imaginacin [apoyada que comenzaron a aparecer obras y actores
en el cine y en el teatro] no me hu- de calidad.32
biese ayudado a ordenarlos y pre- Aunque confiesa su [...] preferencia
sentarlos [pegados como ladrillos, incondicional por el cine extranjero del que
dira Eisenstein] con los relieves y el desde sus orgenes hasta la fecha sigo siendo
colorido mayor que me fue dable.30 fiel devoto,33 es posible que haya asistido a
las vistas en movimiento de la Revolucin
Llama la atencin la frase dbilmente atados que comenzaron a fijar los acontecimien-
por un hilo novelesco, porque sus cuadros tos desde la toma de Ciudad Jurez, exhibi-
de la Revolucin pegados en la novela es- das en la Ciudad de Mxico y con seguridad
tn fuertemente atados por la trama noveles- en Guadalajara y en ciudades del interior
ca de la figura de Demetrio Macas, mientras donde debi presenciarlas.
que a los cuadros de las pelculas de la Re-
volucin no los ata ninguna trama, como se
dijo, porque los une la misma Revolucin,
pero tanto las pelculas de esa poca como 31
Ibid, pp. 215,216.
32
Ibid, p. 219.
30
M. Azuela, Pginas..., op. cit., p. 123. 33
Ibid, p. 215.
Escenas vantndolo a dos manos, bebi agua
Aurelio de los Reyes

a borbotones. Luego se puso de pie.


Segn el mencionado diccionario Vox, entre Tu rifle est bajo del petate pro-
los significados de escena se encuentra el nunci ella en voz baja.
El cuartito se alumbraba por
de cada una de las partes en que se divide un
una mecha de sebo. En un rincn
acto [de una obra teatral], determinada por la descansaban un yugo, un arado, un
entrada o salida de uno o ms personajes.34 otate y otros aperos de labranza, del
En el teatro francs e ingls era usual dividir techo pendan cuerdas sosteniendo
cada acto en varias escenas. un viejo molde de adobes, que ser-
No extraa que Azuela use dicha pala- va de cama, y sobre mantas y deste-
bra al confesar su aficin al teatro, de la mis- idas hilachas dorma un nio.37
18 ma manera que confes su aficin al cine.
Por el teatro
El espacio, un cuarto cerrado, remite a un
[...] dejaba el circo, las carreras y escenario teatral, lo mismo que los dilogos
hasta las corridas de toros. Ms porque el cine era mudo, con ellos Azue-
tarde, estudiante en Guadalajara, la se olvida de la solucin cinematogrfica
raro fue el domingo en que, a las para apoyarse en una solucin teatral, ha-
cuatro de la tarde, no ocupara mi ciendo que ambos apoyos, el teatral y el ci-
asiento en primera fila de palcos se- nematogrfico, sean interdependientes y no
gundos. Felices das aquellos en que
permitan un deslinde preciso; no es posible
por veinticinco centavos se asista a
una funcin monstruo de prlogo y detectar el comienzo o el fin de uno u otro.
doce actos, invariablemente termi- De entrada parece no haber luz en la
nada con un sainete que nos refres- escena, como si los personajes (actores)
cara la encerrona de seis horas y nos hablaran en la oscuridad y slo despus de
permitiera un sueo sin pesadillas.35 mencionar la mecha de sebo, Azuela descri-
be el interior del cuarto, como si en ese mo-
mento se encendiese una luz en el escenario,
El cuadro inicial de la primera parte de la de esa manera estn fuertemente atadas las
novela Los de abajo cumple cabalmente las influencias teatral y cinematogrfica a travs
palabras de Azuela: del concepto de cuadro, porque es un cua-
dro, una escena de la Revolucin el que nos
Tenemos, pues, colocados y de pie a presenta en un escenario teatral.
los personajes en el escenario. Los
protagonistas ocupan el primer
plano bien marcados con pelos y se-
ales y el espectador espera:36
Te digo que no es un animal...
Conclusin
Oye cmo ladra el Palomo... Debe
La bsqueda de caminos para comunicar sus
ser algn cristiano
La mujer fijaba sus pupilas en la impresiones sobre la Revolucin, contribuy
oscuridad de la sierra. a que Mariano Azuela se anticipara a su tiem-
Y que fueran siendo federales? po en la renovacin literaria, porque, como
repuso un hombre que, en cu- dira Csar Vallejo 11 aos despus de la pu-
clillas, yantaba en un rincn, blicacin inicial de Los de abajo en 1915, al
una cazuela en la diestra y tres referirse a la renovacin de la novela en el
tortillas en taco en la otra mano. Per, situacin similar a la de Mxico, mu-
La mujer no le contest; sus
chas veces las voces nuevas pueden faltar,
sentidos estaban puestos fuera de la
casuca.
muchas veces un poema no dice cinema,
Sera bueno que por s o por no poseyendo no obstante, la emocin cinem-
te escondieras, Demetrio. tica, de manera obscura y tcita, pero efectiva
El hombre, sin alterarse, acab y humana.38
de comer; se acerc un cntaro y, le-

M. Azuela, Los de..., p. 3.


37

Csar Vallejo, Poesa nueva, Favorables Pars Poema,


38

34
Vox, op. cit., p. 663. julio de 1926, citado por Mara Chiara DArgenio, po-
35
M. Azuela, Pginas , op. cit., p. 216. nencia Arquitectos de imgenes y constructores de la
36
Ibid, p. 51. Subrayados mos. nacin: modernidad, escritura nueva y cine mudo en
Romanticismo, modernismo, naturalismo se encontraban en crisis tanto en Europa como

Mariano Azuela, el cine...


en Mxico. All la Primera Guerra Mundial cuestion los valores y ac la Revolucin Mexi-
cana; ambos fenmenos cataclsmicos contribuyeron a la bsqueda de nuevos caminos para
la renovacin de la literatura, entre los cuales estuvo, sin duda, el cine porque el proceso
de su valoracin como arte, iniciado por la vanguardia europea en 1911 con la publicacin
del manifiesto de Ricciotto Canudo Hacia una sesta arte, adquiere en los aos veinte una
fuerza extraordinaria como un arte nuevo carente de tradicin. Proceso compartido en
Mxico, sobre todo por la revista El Universal Ilustrado, cuyo director, Carlos Noriega Hope,
estuvo en Hollywood en 1919 y regres fascinado por la magia del cine, adems de estar en-
terado de los debates en Europa y dispuesto a que de la misma manera que haba un rena-
cimiento de la pintura, lo hubiese en la literatura a partir de la bsqueda de nuevas formas,
para lo cual organiz concursos de cuentos y novelas cortas en la revista que dirigi a partir 19
de 1920, fuertemente influido por los estridentistas, cuyo primer manifiesto de 1921 hizo
un llamado para destruir la inercia en el arte, incluida la literatura.

Referencias
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REYES, Aurelio de los, Cine y sociedad en Mxico. 1896-1932. Vol. I. 1896-1920, Vivir de sueos, Mxico,
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Nacional, nm. 5).
RODRGUEZ, Jos Antonio, El arte de las ilusiones. Espectculos precinematogrficos en Mxico, Mxico,
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Vox. Diccionario general ilustrado de la lengua espaola, Barcelona, Bibliograf, S. A., 1976.
VALLEJO, Csar, Poesa nueva, FavorablesParsPoema (sic), julio de 1926.

el Per presentada en el Primer Coloquio de Cine Mudo Iberoamericano, organizado por el Instituto de Investigacio-
nes Estticas, Mxico, 21 de abril de 2010.
Basora

E n esta nueva rigidez del aire


se detienen los cuerpos y las horas.
Nada transita y en la madrugada
nada se escucha. Est desierto el da
y no hay risas ni pjaros ni cantos.

A lo lejos, las torres de un Bizancio


que era y no era la ciudad de siempre,
borraban sus perfiles
en la niebla rojiza y enemiga.

Pero nada se mueve, no se escuchan


los gritos de soldados vencedores
ni el lamento sin fin de la derrota.
Slo el rgido viento.

Las llamas arden pero no iluminan.


La noche es turbia y en silencio pasan
los hijos de un verano sin sonidos,
de un principio de otoo acogotado.

De lo que nos dijeron poco es cierto:


una aurora del mar, la luz violcea,
los besos en la tarde
y las caricias que nos dio la vida.

El fuego va acabando y no sentimos


el prudente calor de su rescoldo.
No agita el aire las banderas rotas.
En el silencio de la nueva aurora
sabemos que la apuesta est perdida.

Hugo Gutirrez Vega


El amor imaginado! 1

Sergio Fernndez
Miembro Honorario

C
on recelo, no sin cierto desgano, se acerca el lector moderno a la voluminosa obra (teatro
para ser ledo) en cinco actos, escrita por el poeta en 1588, no publicada sino cuarenta y
cuatro aos ms tarde. Bien conocida por el nombre La Dorotea, es raro aquel que hoy
da la lee completamente, ya que otras son las obras que de Lope de Vega continan en boga.
Se sospecha que el autor, en una especie de introduccin al libro (que firma un tal Francisco
Lpez de Aguilar), se vale de este truco para hacer el elogio del mismo, asegurando que cumple
el propsito que ha perseguido. Pero, cul es, segn tal opinin, el valor y la meta conseguidos?
El de aventajar, con mucho, a otras producciones antiguas y modernas; el que en La Dorotea,
vivas, se levanten las pasiones de los amantes, los trazos de una tercera, la hipocresa de una
madre interesable, la pretensin de un rico, la fuerza del oro, el estilo de los criados; y para el
justo ejemplo, la fatiga de todos en la diversidad de sus pensamientos, porque conozcan los
que aman con el apetito y no con la razn qu fin tiene la vanidad de sus deleites y la vilsima
ocupacin de sus engaos... porque cuantos escriben de amor ensean cmo se ha de huir, no
cmo se ha de imitar; porque este gnero de voluntad... no tiene modo, ni modestia, ni consejo.
El libro, como todos los libros, tcita o explcitamente contiene una enseanza. Si hemos
de creer en Lope, es ella el castigo de la vanidad, el escarmiento del apetito y la exaltacin de
la razn, aun cuando veremos que lo que le importa, medularmente, es otra cosa y no una
moral en primer plano. Por eso en estas pginas introductorias quedamos asombrados no ante
la meta, no frente al propsito, sino ante el contenido: la variedad ya lo dice claramente
Lpez de Aguilar amigo del poeta del pensamiento.
Pocas obras tan sutiles, tan matizadas, tan complejas, como esta vieja pero actual Dorotea de
Lope. Apasionante, inmisericorde, inagotable como documento humano, que muestra en un eje
principal y directo, la variedad del pensamiento del ser y su incgnita. Qu causa, qu origen,
qu motor primario hacen al hombre impenetrable en muchos aspectos de su existencia? A qu
se debe que est sujeto a cambios ontolgicos tan sorprendentes? Por qu el amor misterio en
el misterio que es el hombre lo desorbita, hacindolo saltar sus propias barreras, y lo aleja de
si mismo, para luego formarle un ambiente catico que lo desva de la ruta de vida razonable?
1
La primera versin fue publicada en Universidad de Mxico, vol. X, nm. 2, Mxico, octubre de 1955.
Sergio Fernndez

22

Diseo del escultor y pintor Gilberto Aceves Navarro.

Marco hay en La Dorotea, y no estrecho, para que estas interrogantes se desplieguen


como posibilidades y realizaciones. Nada debe, pues, extraarnos en un panorama tan ri-
camente presentado, como no sea la fecha en que se escribi, pues La Dorotea es uno de los
primeros intentos literarios de rastrear en el ser humano con una conciencia distinta: la que
permite una mente moderna en muchos aspectos, con una penetracin psicolgica adecuada.
Son varios y variados los personajes que intervienen en la trama misma: algunos abstractos,
como la fama; otros, de igual naturaleza y directamente tomados de los griegos, son los coros del
amor, del inters, de los celos, de la venganza y el ejemplo. Pero junto a ellos aparecen Dorotea
y Fernando, los amantes; Gerarda, la alcahueta, descendiente de la demonaca Celestina; otros
completarn, despus, el juego humano que aqu se ventila. Don Bela, el rico indiano enamorado
de Dorotea; Marfisa, amante desdeada por Fernando y los secundarios o incidentales, puente de
unin entre el pensamiento de los grandes personajes del libro y el lector.
La Dorotea est escrita en prosa. Un gusto incontenible por el dilogo hace a Lope llenar
mltiples pginas, no todas, por desgracia, felices. Pero en esa maraa fecunda de giros for-
males se encuentran no slo extraordinarios dilogos que alcanzan una cumbre dentro de la
prosa de la poca, sino tambin, intercalados en ellos, poemas de una categora esttica inne-
gable. El sabor popular que Lope imprime a una gran parte de sus producciones est presente
aqu, combinando con la tendencia o tendencias barroca de la poca, que hace a la obra ser
algo as como un continente de los ms variados gustos literarios del tiempo. Solamente Lope,
con su indiscutible genio dramtico, es capaz de resumir en s mismo como lo hace en La Dorotea,
tan variados climas de estilo.
Ms al hablar de los amores lo llaman y lo complementan: a resultas de ello, Fernando se

El amor imaginado!
de Dorotea con Fernando, de las su amistad con Marfisa (anti- consuela a s mismo, diciendo:
hechiceras de la alcahueta, del gua amante suya) a la que si no
carcter de la obra en general, abandona del todo es porque la A mis soledades voy
nos viene enseguida a la mente necesita; estn, adems, el gusto de mis soledades vengo
La Celestina. No es ninguna no- por la poesa y los viajes: la ima- porque para andar conmigo
vedad la comparacin; sin em- ginacin. me bastan mis pensamientos
bargo, el efectuarla se impone ya Pero Fernando, por su parte,
que entre las dos producciones vive tambin en zozobra cons-
dramticas ha sucedido algo tan tante. Quiere a Dorotea porque aun cuando los dos ltimos versos
fundamental en el trato de temas lo ha subido a los ojos, por- encierren, en su presunta sober-
amorosos, que vale la pena re- que ellos emanan lo mismo feli- bia, slo una irona a la soledad. 23
flexionar, sobre la naturaleza de cidad que tristeza, dulzura que Dorotea lucha porque ama,
su cambio. aborrecimiento, calma que vio- pero en ella el amor no es ciego.
Fernando de Rojas, enfoca el lencia. La quiere porque descon- Animan a la ambiciosa varios
amor de Calixto y Melibea en una fa de sus lgrimas y sabe que sus factores: por una parte el saberse
sola dimensin y son varios los gustos pueden mentir; la quiere casada; la idea de tener un espo-
factores que concurren para ello. porque est hechizado, porque so, aunque lejano, la tranquiliza.
Primeramente la extrema juven- los regalos que de ella recibe lo Pero por la otra la alimenta ver-
tud de los amantes, su irreflexibi- aseguran; lo hace confiado a sus se cortejada y el juego que tiene
lidad; luego el tiempo. No lo hay, favores y lo enloquecen los celos. con don Bela (el caballero india-
no lo tienen para pensar en hacer La quiere por sensual, por tierna, no [que] bebe los vientos desde
planes; les falta para vivir la pa- por apasionada. Porque no ha que la vio en los toros las fiestas
sin a la que se han entregado; es acabado de entregarse nunca; pasadas) es sutil y engaoso.
corto cuando, juntos, se olvidan porque en esta falta de entrega Por eso cuando la van a ver, ella
del mundo. El amor de Calixto est el atractivo del amor. Teme dice que se siente tan nerviosa,
y Melibea no ofrece trayectorias; perder a Dorotea o mejor dicho tan fuertemente impresionada
slo hay principio y fin, entrega lo que tiene de ella porque don por su presencia, que el corazn
y muerte; no tonos intermedios. Bela, asiduamente, la persigue, no haya lugar en qu afirmarse.
Y Lope, sin duda inspirado valindose de Gerarda, la vie- Con esta actitud logra dos cosas:
en Fernando de Rojas, presen- ja comadre; se angustia cuando sentirse segura de s misma al
ta personajes en cierto sentido piensa en la posibilidad de que, saberse deseada y no entregarse
semejantes a Celestina y a los de Indias, regrese el esposo. (o por lo menos no hacerse ver
amantes de la tragicomedia des- Por lo que se ve, ambos tie- que se ha entregado) plenamente
de un punto de vista dramtico. nen su juego y ponen en l todas al joven estudiante. As retiene a
Sin embargo, las condiciones am- sus cartas. En ellos se cuenta con Fernando, pues ste, insaciado,
bientales, tanto como las otras, la variedad del pensamiento, jams podr evadirse del vrtigo
de ndole espiritual, varan, con- con los cambios espirituales, con amoroso que lo apasiona.
siderablemente, pues, adems el anlisis de las circunstancias y Fernando, por su parte, abu-
de que desde el principio de la las introspecciones. Ha habido, sando del amor que por l siente
trama de Dorotea y Fernando el quizs, un enamoramiento repen- Marfisa, saca el mejor provecho.
amor es correspondido; aqulla tino, pero cinco aos de trato han Acepta ayuda joyas o dinero
no es tan joven ni tan inexperta hecho que las relaciones se mati- cada vez que su precario estado lo
como Melibea. Casada, ha per- cen. Se aman los amantes y, justa- requiere. Tal cosa le permite una
manecido lejos del marido que mente por ello, saben que el amor facilidad de movimientos al pro-
se halla en Indias, y encontra- es una enemistad de la que no pio tiempo que la relacin en s lo
do a Fernando, con quien tiene pueden apartarse porque, parad- respalda, espiritualmente, frente a
amores desde hace ya cinco aos. jicamente, la separacin les pro- Dorotea: hay alguien que lo quiere,
Estas circunstancias, la colocan duce una mortal asfixia. El ciclo, no se encuentra solo. Estn los dos
en un plan distinto. Sabe lo que no cabe duda, es fatigoso, Lope en igualdad de circunstancias. El
es, lo que tiene y lo que expone; lo conoce a perfeccin: el amor es engranaje es complicado y cuan-
conoce de cierto la ndole enga- infinito y mayor en su precipita- do, por malos entendimientos,
osa y mutable de los sentimien- cin al vaco mientras ms grande se separan y Fernando, parte de
tos humanos y est al acecho. ha sido la cima escalada. Madrid a Sevilla, el disparadero
Comprende que Fernando no le Un desengao violento y y las reacciones de los dos es sor-
pertenece por entero pues tiene amargo aparece en la obra des- prendente y extraordinario. Do-
muchas ms cosas en la vida que de el primer momento. Por eso, rotea intenta suicidarse, aunque
sospechamos que, si no consigue la muerte, con aqul grave cuidado, porque de l pasa a
Sergio Fernndez

lo hace ms bien para darse a s misma una las venas, de las venas a los miembros, y has-
satisfaccin y no realmente porque quiera ta que del todo se templa, es imposible que
dejar de vivir. En esta forma si bien peli- cese la inquietud? El viaje, Sevilla, la more-
grosa queda ante sus propios ojos limpia de na de ojos inquietantes, todo, en una palabra,
toda responsabilidad: la de haber alejado, la como un conjuro mgico, queda convertido
de no haber podido doblegar la voluntad de para Fernando en Dorotea. Lo que no sabe
Fernando es una forma de chantar. an es que esa Dorotea es otra, distinta a la que
Y Dorotea, como es natural, lo extraa, l ha dejado en Madrid. Con la distancia, los
pero no hace nada para hacerlo volver. Per- labios, los ojos y la piel de la amada se trans-
siste, por su parte, en el coqueteo con don forman, se embellecen hasta el ideal, se truecan
24 Bela y hasta se llega a hablar de un posible hasta el disparate. Con la distancia Dorotea
entendimiento con l. Gerarda pone todo su sufre tal mutacin que acaba por dejar de ser
empeo en tal unin, pues para qu pierde ella para convertirse en otra, imaginaria, per-
su tiempo, la belleza y la juventud con un fecta, maravillosa, que si existe, es gracias a
pobre estudiante? Si al menos tuviera dine- que la conforman las mejores vivencias que
ro... Claro es que si Dorotea se sostiene es emanan de Fernando. Dorotea deja de ser
porque se sabe amada. Segura de s misma realidad para resultar realidad potica, que, si
opina que: Fernando me quiso en Madrid bien nutre al amante, no acaba nunca de satis-
y me querr en Sevilla, y si se le olvidare, yo facerlo. El retorno se hace inevitable e inevi-
le enviar all mi alma que se lo recuerde. table, igualmente, la desgracia.
Sabe, intuitivamente, que su sola ausencia Se trata ahora de ensamblar realidades; se
inflamar la pasin de Fernando y espera. intenta poner a ambas Doroteas juntas y fu-
Sin embargo, la paciencia tiene siempre sionarlas. El encuentro de los amantes en el
su lmite y llega el momento en que se deci- Paseo de San Jernimo en Madrid es una es-
de a escribirle. Para fortuna suya, es entonces cena estructurada simblicamente. Fernando,
cuando sabe que Fernando ha regresado y con al hablar con Dorotea y su criada (desconoce
habilidad y cazurro aplomo decide cortar el la identidad de aquella, ya que est cubierta la
impulso: detente, amor; que pues Fernando cara por un velo) descubre a las desconocidas,
se viene, mejor es fingir descuido que mostrar en un arrebato inesperado de sinceridad, su
cuidado. Qu lejos estamos ya de Melibea! violento amor por la hija de Teodora. Es de-
Mientras sta se rinde por la intervencin de cir, frente al misterio el amor velado, encu-
Celestina, Dorotea sucumbir por s misma, bierto la pasin se desboca impetuosa. Pero
por lo indmito de su amor. Dorotea a su vez se descubre, se quita el velo
La naturaleza de Dorotea est, pues, del amor. Y por ese solo hecho la descristali-
condicionada por las relaciones que tiene zacin amorosa se presenta en Fernando. Al
con su amante y su marido. Es una con Don verla entregada, sumisa, arrepentida; al saber
Bela; otra totalmente distinta con Fernan- que odia a su madre por separarla de l; que
do. Sabe tender hilos, trampas; persigue sin no quiere al indiano; que es suya, que no hay
hacerlo notar y al mismo tiempo se hace barreras, que todo su contenido espiritual y
perseguir. Sin embargo, y desgraciadamente afectivo a l pertenece; al ver esto, Fernando
para ella, Fernando tambin ha salido de las deja de quererla.
manos de Lope de Vega y el enemigo, por lo Y lo que sucede es que no ha podido
tanto, es digno de la astuta, de la ambiciosa, fundir a las dos Doroteas en una sola. Al de-
de la inconforme amante. jarla, acosado por celos y deseos de vengan-
Destrozado, tratando de olvidar un za, ambos factores acrecentaron el amor. La
amor que lo enloquece, ha pretendido huir desorbitacin de la imaginada mujer mat
de s mismo, ms que Dorotea, a Sevilla. Fer- a la otra y entonces con cruel y minucioso
nando se va para intentar apoderarse de ese relato describe Fernando este proceso suyo
antiguo ser que ha perdido. Pero la ausen- que fue engao: no me pareci que era tan
cia de Dorotea lo llaga, y regresa sin poderlo hermosa, no tan graciosa, no tan bien en-
evitar. Nada aunque sea triste confesarlo tendida; y como quin para que una cosa
ha servido para tan espantoso mal. O no es se limpie la baa de agua, as lo qued yo
acaso terrible eso que es una infeccin de en sus lgrimas de mis deseos. Lo que me
la sangre, que, como fascinacin metida en las abrasaba era pensar que estaba enamorada
entraas, permanece oprimiendo el corazn de don Bela; lo que me quitaba el juicio era
imaginar la conformidad de sus voluntades
pero en viendo que estaba for- tiza por dentro. No hay, pues, el tantemente; pero se percibe que

El amor imaginado!
zada, violentada, afligida, que amor brutal y contundente que no es la leccin religiosa, sino la
le afeaba, que le pona defectos, sienten Melibea y Calixto. y es que queda implicada en las accio-
que maldeca a su madre, que que el paso de la Celestina a este nes profanas la que preocupa. Y
infamaba a Gerarda, que quera libro de Lope es nada menos que as, el gran personaje de La Do-
mal a Celia y que a m me llama- el ir, en sentido, de lo externo a rotea, su mxima expresin, es el
ba su verdad, su pensamiento, la interioridad del individuo. amor.
su dueo y amor primero, as se No es ocasional que Quevedo, Lope ha tenido que recurrir
me quito del alma aquel grave unos aos despus, diga que la a la prosa y esto no es ocasional
peso que me oprima, que vean muerte no es un esqueleto con o involuntario. La poesa, bien lo
otras cosas mis ojos y escucha- guadaa, puesto que eso son los sabe, no le sirve en la descripcin
ban otras palabras mis odos: de muertos. La muerte, afirma, no se de situaciones tan complejas; en 25
suerte que, cuando lleg la hora conoce porque se lleva dentro de cambio, eso s, le ayuda en su
de partirse, no solo no me pes, uno mismo. Tampoco lo es que concepcin esttica.
pero ya lo deseaba. Y Fernando el Herodes de Caldern diga que Finalmente, volviendo a los
agrega, para completar el relato l es los celos o que en Segis- amantes, diremos que no es que
de su desencanto, que al paso de mundo se declare la batalla terri- Fernando deje a Dorotea por con-
Dorotea me iba descubriendo su ble entre la razn y el instinto, viccin moral (recurdese que es
pecho, iba yo sosegando el mo, y entre el hombre y la fiera. Esta- una adltera); la abandona sim-
como me abrasaba en mis brazos mos, con Lope y La Dorotea, en plemente porque el amor se agota.
de aquellos antiguos deseos, yo los umbrales, del siglo xvii, en el No es que se entregue a la guerra
me helaba en los suyos. Despus, cul se incorpora a la cultura porque trate de heroificarse o por-
qu le importa, una vez como el mecanismo complicado de las que sus apetitos estn mal encau-
dice Proust la amada reducida pasiones de los hombres. sados, sino porque ya no los tiene.
a s misma, decir de ella las ms Es ste el gran triunfo de Por eso puede analizar tambin
terribles cosas que nadie dijo de Lope: lo humano. Por eso cuando sus pasiones, porque han dejado
una mujer? Sus lgrimas son pretende hacer de mago, cuando de estar en l definitivamente.
lgrimas y no perlas; su rostro, piensa ponerle un punto ms a Aun cuando el inters del li-
slo eso y no jazmines ni clave- Celestina creando a la alcahueta bro termine en el momento mismo
les. Cmo pudo creer en el amor Gerarda, fracasa. Noo es el per- en que el amor se ha quebrado, si-
de Dorotea, cuando sta fuerza sonaje comparado con su antece- gue Lope planteando el porvenir
diablica es nudo perpetuo y sora, a pesar de que las posiciones de sus principales personajes: que
cpula del mundo, innoble sus- de una y de otra frente a sus mun- si Dorotea se mete a monja; que
tento de sus partes y firme fun- dos son parecidas e igualmente si Gerarda se mata al caer de una
damento de su mquina? difciles. Ambas, en el trayecto de escalera; que si Marfisa esperar o
La imagen se ha despedaza- sus vidas primero de licenciosa no a Fernando. Lo que est claro
do; nada hay ya que pueda cons- disipacin, luego de egosmo y es que al hacer esto nos indica que
truir el edificio del amor: maldad, se crearon enemigos. la vida sigue su curso y que no hay
Teodora utiliza a Gerarda y Alisa porque detenerla. No importa el
Oh gusto de amor traidores soporta a Celestina, pero sienten fracaso de Dorotea con Fernando
sueos ligeros y vanos, por ellas animadversin y recelo. o la muerte de la vieja alcahueta.
gozados, siempre pequeos, Dorotea desprecia a Gerarda y Csar el astrlogo, los criados y
y grandes, imaginados. Fernando la odia (la manda ma- Teodora seguirn su ruta que, por
tar, aunque no lo consigue), tan- ser debida, ser amenazante y aza-
Aqu, a diferencia de la Celesti- to como Prmeno y Sempronio a rosa; pero tambin por ello, ser
na, s sabemos qu piensan uno Celestina. Pero Gerarda, a pesar privilegio y posibilidad.
de otro los amantes pues los pro- de la desmedida codicia que la La Dorotea es, pues, segn
cesos interiores se ventilan y los envuelve, no tiene la altura que el nuestro criterio, la primera obra
personajes estn vistos a travs personaje de Fernando de Rojas. espaola que nos ensea al amor
de una lente que los hace hu- Es evidente que Lope no necesita como un proceso y, adems, des-
manos en toda su complejidad al demonio como elemento dra- de dentro. En ello, en su concep-
sentimental. Basta ya parece mtico primordial, ya que ms cin y su enfoque, est el valor
decir Lope que el malo sea ca- le importan las fuerzas del hom- que entraa, pues abre, de par
balmente malo y el bueno siem- bre y sus recursos interiores. Es en par el camino que conducir
pre bueno. Un hombre tiene en cierto, por lo dems, que la obra al ser humano hacia la posesin
s una serie de posibilidades que tiene una moral catlica que el gradual de s mismo, de su com-
surgen cuando se afina y se ma- dramaturgo nos recuerda cons- pleja interioridad.
En el Cdice Mendoza aparece esta lmina coloreada, teniendo el guila parada en un nopal como smbolo de la
fundacin de Tenochtiltln, al centro y bordeada por las calzadas y las acequias, adems de los calpulli con los
atributos de lo que cada uno produca para su alimentacin.
La ciudad prehispnica

La ciudad prehispnica...
y los calpullis

27

Luis Ortiz Macedo


Miembro Titular Emrito

H
asta la cruenta toma de Tenochtitlan, bajo el imperio de los aztecas, esta arteria
urbana que a partir de la conquista conocemos con el nombre de calle de Tacuba,
una de las pocas que, a pesar de los ignaros deseos de tantos prceres en turno, no
ha perdido su nombre en el cicatrizado cuerpo de la Muy Noble y Muy Leal Ciudad de
Mxico, form parte de la vieja calzada de Tlacopan, una de las cuatro grandes avenidas
o calzadas que comunicaban a travs de los dilatados lagos a la Gran Tenochtitlan con tierra
firme. Consumada la conquista, sigui sta junto con sus hermanas de Iztapalapa, del Tepeyac
y la an imprecisa de Nonoalco, formando las nicas vas de comunicacin a pie enjuto de
la ciudad indgena con los espacios exteriores. Tlacopan quiere decir muchas cosas, segn la
versin que le conceden todos y cada uno de los que manejan los ideogramas, jeroglficos o
smbolos lingsticos a los que somos tan aficionados los mexicanos, aun los que se auto-
nombran cientficos de la lengua por tratarse de algo que al igual que nuestras creencias,
nuestra forma de gobernarnos y de ser gobernados, nuestra forma de actuar frente a la vida e
incluso de sobrevivir, resulta tan impalpable como el trazo que deja un pez en el agua o el vue-
lo que dibuja un ave al atravesar los aires. Entre tantos significados hemos elegido por bueno
el que Tlacopan quiere decir lugar de jarillas o situado en las jarillas. Su jeroglfico es asi-
mismo cambiante como la piel de las iguanas o el aire tolvanoso de los viejos lagos, segn nos
a asomamos a distintos cdices: Osuna, Ramrez, Vaticano, Mendocino o TallerianoRemensis.
s El gran Moctezuma, ataviado como un sol, todo brilloso de esplendores con grandes labo-
res de oro, con muchas argenteras y perlas recorri esta va en innumerables ocasiones, baada
por el sol del valle y refrescada por las brisas de las lagunas y el palpitar de los abanicos imperia-
les, a hombros de gente noble, interrumpindose en estas ocasiones el cotidiano ir y venir de los
indios macehuales que transitaban a diario por esta congestionada va, convirtindose en tales
circunstancias en azorados contempladores de tan inusitadas galas, formando vallas simila-
res a las que hoy en da organizan los sindicatos cambiando, no el oro por espejitos sino una
presencia contra un asueto. Quedaban entonces ah por los suelos los huacales de azorados
chichicuilotes, los de loza bruida de Cuautitln, los chiquigites de flores y hierbas de olor,
las cestas de peces de lago, dejndose a la vera los pedruscos que iban siendo transportados a
base de copiosos sudores y tremendas hernias, para ir a alzar las edificaciones imperiales.
Luis Ortiz Macedo

28 Este dibujo representa los diferentes tipos de construcciones de las casas prehispnicas de Tenochtitln.

Asomndonos al archivo situdes a mediados del siglo xiv, rados por las grandes avenidas
General de la Nacin en busca sobre una o varias pequeas islas, que se dirigan hacia los cuatro
de fuentes e informacin fide- agrupadas en una zona pantanosa puntos cardinales. Los barrios
digna; penetrando entre los ao- cercana al lado oeste del lago de fueron divididos en distritos ms
sos 3500 volmenes del Ramo Texcoco.1 A la llegada de Cor- pequeos, que son marcados por
de Tierras, quizs algn da nos ts, parece ser que el rea urbana Caso en su mapa. Estos son lla-
encontremos con el azoro de des- ocupada en su totalidad era de mados tlaxilcallis, no existiendo
cubrir preciosas descripciones 10 a 15 kilmetros cuadrados. otro trmino nhuatl para no-
de los asentamientos residen- Por desgracia, las narraciones de minarlos. El nmero de tlaxil-
ciales prehispnicos, pero dado los conquistadores son amplias y callis que constituan los cuatro
que de los 3500 slo 2700 po- detalladas por lo que se refiere a grandes barrios lo desconoce-
seen ndices y de que escasos in- los monumentos, dedicando muy mos, pero las ms recientes in-
vestigadores entre los que con poco espacio o ninguno a la situa- vestigaciones alcanzan a cifrarlos
pena tenemos que reconocer cin de los distritos residenciales hasta ochenta.2 Cabe anotar en
que la mayora han sido extran- ordinarios, aunque sabemos que este punto que la relacin entre
jeros han intentado penetrar los conjuntos urbanos y los mo- tlaxicalli y calpulli, resta an
en ellos, nos vamos de la mano delos residenciales variaban se- por precisar con certeza. Arturo
entre otros, con uno de ellos: gn el status social. Monzn anota que los primeros
Eduard E. Calnek y sus reflexi- Asimismo sabemos con cer- eran divisiones de los segundos.
vas deducciones. teza que los barrios individuales Parece ser que el trmino tlaxi-
Otra fuente que nos resul- variaban en densidad y en ca- calli se refera originalmente al
ta interesante, puesto que la mar rcter. La urbanizacin, durante distrito territorial y que calpu-
de historias y descripciones que menos de dos siglos, implic ne- lli identificada un tipo particu-
nos han quedado desde el siglo cesariamente la rpida extensin lar de grupo social.
xvi hasta el presente se basan en del espacio residencial, hacin- Es interesante aqu, el re-
conjeturas, apreciaciones relati- dose necesaria la construccin cordar la forma en que dimen-
vas e incluso meras invenciones, de plataformas artificiales sobre sionaban tanto espaoles como
resulta el trabajo de Alfonso Caso el lecho del lago, necesitndose indgenas en el momento de la
Los barrios antiguos de Tenochtit- a travs de las zonas pantanosas, consumacin de la conquista:
lan y Tlatelolco, su ciudad herma- que subsistieron hasta el pasado Los textos espaoles indican las
na, uno de los documentos ms siglo bajo la denominacin de dimensiones por medio de uni-
serios entre los innumerables de lagunillas. dades llamadas brazas, varas y
que hemos podido echar mano. La divisin real entre Teno- pies; la braza equivale a dos va-
La divisin de barrios propuesta chtitlan y Tlatelolco hacia 1521 ras mientras que sta es igual a
comienza a arrojar ciertas luces slo consista en una canal. La tres pies.
sobre la extensin, localizacin y primera de stas estaba dividida Los textos indgenas em-
nombre de buena parte de los ba- en cuatro grandes barrios sepa- plean un trmino que parece se
rrios de la ciudad que tanto azo- denominaba matl o maitl, el
ro causara en los conquistadores 1
Manuel Romero de Terreros, Historia
y que fuera fundada tras largos sinttica del arte colonial, Mxico, Edi- 2
J.C. Beltrani, Le Mexique, Pars, 1830,
aos de esfuerzos, luchas y vici- torial Porra, 1922, p. 95. p. 14.
cual a su vez quedaba subdividido en medi-

La ciudad prehispnica...
das llamadas omitl (hueso), yollotli (co-
razn) y algunos ms. Los trminos braza y
maitl son usados por los traductores como
si fueran aproximadamente iguales, o sea, ha-
cia un metro sesenta y siete centmetros. En
los planos y cdices, el maitle es representa-
do por una mano vertical, desde la mueca,
repitindola tantas veces fuese necesario o
representndola una sola vez, seguida de una
serie de crculos o puntos, segn el total de
unidades.3 29
En el tramo de la noble calzada que en
este estudio nos ocupa, o sea entre las ca-
lles de Isabel la Catlica y Allende, llamada
durante trescientos aos de Santa Clara, se
agrupaban casas indgenas de castas meno-
res tpicas de los calpullis que bordaban
el memorable conjunto de la Plaza Mayor y
sus llorados esplendores, poseyendo sin lugar
a dudas, puesto que nuestra tradicin as
lo corrobora que a calle Mayor comercio a
gran escala innumerables establecimien-
tos que a las horas de calor brindaban a los
acalorados indios, y a las de llantar suculen-
tos y lodosos adobos de tepezcuitle y aves
cocinadas entre piedras, servidos estos en
platos que se coman enrollndose sobre s
mismos, es decir, sobre nuestras adoradas
gordas, calientitas o torrejas como de-
nominamos con enternecido agradecimien-
to a las tortillas.
Las casas que bordeaban la calzada, cum-
plan a maravilla con el programa para el cual
haban sido edificadas: Desplantadas sobre
piedraplenes que les brindaban basamento
as como proteccin de las altas de las mareas
lacustres, construidas a base de econmicos
sistemas en los que las piedras duras y poro-
sas, el lodo, los carrizos, los juncos, los mo-
rillos redondos y los pastos se hermanaban
en festivo concierto. Se reducan a pequeos
espacios a veces compartimentados en don-
de las esteras, los metates y la loza eran casi
sus nicos ornatos. Las esbeltas techumbres
que hacen casi desaparecer los muros de des-
plante, no son sino mera invencin de Die-
go Rivera en su mural del Palacio Nacional,
aunque no hay que olvidar que la intuicin
del artista a veces coincide con la realidad
que despus acabar comprobando la cien-
cia. Sus estancias as de chaparritas da-
ban acceso a umbrosos y frescos interiores,
que en los das de asoleada se prolongaban
Los tenochcas construan sus casas sobre plata-
3
Enrique Havdoy, Urbanizacin en Amrica Hispni- formas. El dibujo hace referencia al proceso de
ca, Boletn del cihe, Caracas, Venezuela 1959, p. 28. construir y decorar las casas habitacin.
mediante porteras de madera sobre las cua- cleo familiar separado. Se llegaba a ellos por
Luis Ortiz Macedo

les eran tendidos lienzos de junco o petates, medio de escaleras exteriores.5 Otras estruc-
bajo los cuales se desarrollaba sobre la va turas incluan cisternas o aljibes (atentli) que
pblica, una vida entre domstica, comercial, eventualmente eran utilizadas para regar las
pblica y de comilona de paso, algo as como chinampas, dedicndose sobre todo al uso
lo que hoy contemplamos en otro tramo de domstico, y los depsitos de maz (troxes)
esta misma calzada, la que se denomina bajo que se mencionan con toda precisin. Am-
el nombre de San Cosme. bos eran sin embargo, ms comunes de lo
Las reas realmente ocupadas por es- que deja apreciar la informacin sumamente
tructuras residenciales tienden pues a ser limitada que ha podido ser consultada dentro
pequeas. El mayor nmero de algunas de del cuerpo del Ramo de Tierras del Archivo
30 ellas, abarcaban un poco menos de los cien General de la Nacin.
metros cuadrados de terreno. Estas estaban Al espacio residencial no ocupado por
ocupadas desde una hasta seis o ms estruc- estructura alguna se le denomina patio, el cual
turas residenciales parcialmente separadas, poda estar enteramente descubierto, as como
cada una de ellas con una sola puerta, que cercado por muros de adobes o caas (corral).
daba acceso a un espacio abierto o patio, pero La construccin de la casa era normalmente
raramente o nunca daban salida directa a la de piedra o de adobe, con largas vigas de ma-
calle.4 El vocablo casa (nhuatl: calli) es dera utilizadas como soportes de un segundo
constantemente aplicado a toda habitacin piso o de un techo plano (azotea).6
dentro de un conjunto o grupo residencial. Es curioso el anotar, que no existe tr-
Las casas ms grandes estaban divididas a mino nhuatl que se distinga para precisar
veces en cuartos (aposentos) por muros in- un conjunto residencial como unidad inte-
teriores, pero raramente ms de dos. Las ci- grada. De esto se deduce la importancia que
fras que podemos considerar como dignas de se otorga al patio por encima de las mismas
confianza por el origen del que provienen, construcciones, o sea que la verdadera rea
en lo referente al espacio ocupado or las de reunin domstica se desarrollaba en l
casas individuales son escasas, e indican un y, dado que es muy superior el nmero de
promedio de entre treinta y cuarenta metros pleitos y demandas que se levantan sobre
cuadrados, con un mnimo de diez. Un se- las reas exteriores, se deduce que era ms
gundo piso sola designarse con el nombre parecida al rea de los patios que las reas
de alto y frecuentemente alojaba a un n- construidas, pues seguramente al aire libre

4
Domingo Garca Ramos, Introduccin del urbanismo 5
Domingo Garca Ramos, op. cit., p. 23.
mexicano, Mxico: unam. p. 13. 6
bidem, p. 25.
se realizaban los trabajos artesanales y las dades capitalinas, en vas de resolver tantos

La ciudad prehispnica...
transacciones de comercio, por lo que cada males que aquejaban a tan maltrecha urbe:
braza de terreno del patio o corral era de vital El primero el ms emergente: Reforzar y
importancia a la vida econmica del ncleo alzar las albarradas; reconstruir los bordos
familiar. La informacin que poseemos a la arrastrados por las aguas, situar estratgi-
hora actual sobre los grupos residenciales, camente compuertas, desazolvar acequias
indica que la residencia multifamiliar en una y, segundo: Establecer una red de alcanta-
sola zona, fue corriente y tom la forma de rillado eficiente que permitiese desalojar las
una casa atendida en comn por parientes aguas estacionarias o las acarreadas; por las
cercanos y sus familias. avenidas lacustres, pues en verdad ya iba
Cerca de un sitio prximo a la calle de siendo imposible vivir entre tanta acumula-
Tacuba se encontraba un conjunto familiar cin de aguas estancadas que imantaban la 31
posedo por dos individuos: Coconetzin y amenaza de las pestes, as como el seguir vi-
Cahualixtli, desde 1500 o antes. Cuatro hi- viendo siempre entre aguas, siempre chapo-
jos de Cahualixtli, se casaron y construye- teando entre ellas con calzas cortas, a brinco
ron sus casas dentro de la zona antes de la de piedra en piedra apenas se suceda el me-
conquista. La zona en su conjunto, conse- nor de los aguaceros.
cuentemente, debe de haber alojado a ms Parece increble que este problema sub-
de cinco ncleos familiares inmediatamente sista an como uno de los mayores en esta
antes de 1519. El testimonio indica que toda sufrida capital mesoamericana, en el ya ini-
la zona, exceptuando la casa perteneciente ciado siglo xxi, indigestado de optimismo
a Xocotzin fue arrasada durante el sitio de tcnico y de sorprendentes viajes espaciales,
1521. Reconstruida un ao o dos despus, pues aunque ya hoy en da no vemos aflorar
fue nuevamente habitada por los nietos de las aguas freticas en forma de manantiales,
Cahualixtli y sus familias. Un gran conjunto pese a que abatimos los mantos acuferos a
familiar del que formaban parte los descen- base de un permanente e irracional bombeo en
dientes de Cahualixtli y sus familias, segua sus mismas fuentes, para obtener un volumen
viviendo ah en 1570. del precioso lquido destinado en principio
Todo este pulular de colores, ruidosos y a resolver la sed de millones de organismos
parloteos, costumbres naturales, olores y tra- asentados en el valle y malgastarse en miles de
diciones, termin con la matanza por todos factoras, que despus las reintegran a los dre-
conocida y el aniquilamiento de tanta arqui- najes transformadas en espesos y mortferos
tectura y maravillas urbansticas. lodos. A pesar, asimismo, de haber mandado
Por otro lado dos problemas, urga de todas las aguas de desperdicio por un tubo
inmediato fuesen resueltos por las autori- como rezan ciertas propagandas alegres las

En el propio Cdice Osuna fueron interpretadas


las diferentes construcciones habitacionales
sobre plataformas para evitar las inundaciones.
cuales acarreara hacia los remotos y deso- que de otra parte se recogen de los ros y ver-
Luis Ortiz Macedo

lados pramos del Mezquital aguas tratadas tientes de aquellos altos, que poderosamente
que deberan de convertirlos en frtiles par- pudieran anegar esta ciudad (sic); y cerrado
celas iguales a las ofrecidas por el Ramadn y atajado del ro de Azcapotzalco, que con el
como premio a los fieles observantes, o a las mpetu de sus avenidas sali de madre y cur-
que prometi Moiss a los enjutos integran- so ordinario tres y cuatro veces. (sic) Y se ha
tes de su permanente dispora; pese a todo reparado la albarrada antigua es decir indge-
esto y a que poco a poco nos vamos secando na que viene desde la calzada de Guadalupe
y enfermando todos, inconscientes del de- a la de San Antonio Abad), que Antonio es
solador panorama que nos rodea por todos la que principalmente defiende a sta ciu-
lados, todos corresponsables de nuestras su- dad de la laguna, que estaba ya por muchas
32 cesivas muertes, nos seguimos encharcando partes gastada y flaca, por algunas abierta y
en idntica forma a la que se encharcaban desecha, que se entraba el agua sin ninguna
nuestros abuelos, fuesen stos en primero o resistencia.
en decimotercer grado. Infinidad de sujetos de la Corona, tanto
Retornemos pues al camino de la his- civiles como militares y eclesisticos, intervi-
toria y situmonos precisamente en el 27 de nieron en el asunto, como Francisco Prez,
noviembre del ao de gracia de 1607, fecha Alonso Arias, Francisco Gutirrez Naranjo,
memorable para la ciudad, puesto que al da Juan Snchez Vaquero (cronista de la Com-
siguiente, el entonces virrey don Luis de Ve- paa de Jess) Sebastin Luna y el famoso
lasco hijo, durante su segunda administra- astrlogo, cosmgrafo, matemtico, im-
cin preocupado por la problemtica de la presor e historiador de origen hamburgus
ciudad ante las continuas inundaciones que don Henrico Martnez.
sufra, como la acaecida tres aos antes a la Despus de innumerables discusiones y
fecha arriba anotada en agosto de 1604 cuan- reconsideraciones, atendiendo el virrey los sa-
do se precipitaron las lluvias sobre la cuen- bios consejos de representantes, la una real:
ca del Valle, en tal cantidad, que la ciudad Don Diego Landeros, visitador real se resol-
qued otra vez anegada, cayndose muchas vi que se hiciera el desage por parte de la
casas por razn de haber durado la inunda- laguna de San Cristbal Ecatepec, en Huehue-
cin ms de un ao. Procedi, desde luego, toca y sitio nombrado de Nochistongo: man-
a reparar el albarradon mandado a construir dando que el desage se hiciera de manera
por el mismo, durante su primera adminis- de expeler las aguas del lago de Mxico, sin
tracin, el cual se encontraba ya en estado que fuera necesario ahondar la parte por don-
ruinoso. Asimismo se fabric un cerco de tie- de haba de correr el agua desde la laguna de
rra y estacas alrededor de la ciudad. Citlaltpetl, y que la obra se pusiera inmedia-
En el propio ao de 1607, la abundan- tamente en ejecucin. Orden, asimismo, el
cia de aguas pluviales se vio inopinadamente virrey que Andrs de la Concha hiciera una
sumada al caudal brotado de innumerables planta de la ciudad en la que estuvieran todas
manantiales aparecidos en las calles y dentro las casas, iglesias, conventos y hospitales, sin
de las mismas casas. As pues el virrey orden duda para agilizar el avalo de la propiedad
presta y cuidadosamente la resistencia y de- urbana, que entonces se hizo con el objeto de
fensa para impedir el curso de las corrientes y establecer una contribucin para gastos del
avenidas, cerrando los ojos de las puertas de desage, y de la que result que fueron tasa-
la calzada que va de Chapultepec a la de Tacu- das las propiedades, las mercaderas y otros
ba para que tengan segura divisin las aguas bienes muebles de los vecinos de Mxico.
Santa Brbara
acompaada de santos
y donantes

Elisa Vargaslugo
Miembro Titular Emrito

L
as representaciones de personajes civiles en pinturas o retablos, que se reconocen como
testimonios de agradecimiento o gestos de generosa contribucin al ornato de los tem-
plos y del culto, suelen encontrarse en muchas iglesias y se conocen como pinturas o
esculturas de donantes. Esta interesante modalidad floreci en Europa cuando menos desde
el siglo xv con la particularidad de que en algunas pinturas flamencas el donante se repre-
sent casi del mismo tamao que la imagen sagrada, como si ambas estuvieran dialogando.
En cambio en la Nueva Espaa se adopt de preferencia una composicin ms discreta, en la
que el donante representado, casi siempre en proporcin de busto, se encuentra colocado en
un ngulo inferior de la composicin cuando se trata de pinturas. Otra modalidad es la que
forma parte de algunos retablos en los cuales las retratos de donantes, enmarcados, aparecen
colocados dentro del recio cuerpo arquitectnico llamado banco. Las representaciones de
donantes en escultura, que por lo general son figuras de tamao normal, arrodilladas, se re-
produjeron, en menor cantidad y los donantes que ahora se dan a conocer son, en cambio, las
representaciones pictricas ms pequeas y plsticamente las ms rudimentarias que se han
encontrado,1 pero igualmente significativas en su contexto social.
En esta ocasin se da a conocer un interesante lienzo, que mide 4.62 metros de alto por
3.26 de ancho,2 incluido su buen marco hecho de madera. ste, de fondo rojo, se adorna con
tres hileras de cuerpos geomtricos: una ringla de perlas y guiones, otra de pequeos cubos
y la tercera de pequeos cuerpos cilndricos. Sin ser lujoso es un marco de atractivo diseo
barroco que da realce al conjunto de nueve pinturas representadas sobre el gran lienzo que
est formado por dos partes unidas. Discretas lneas doradas, hechas al parecer mediante oro
en polvo aplicado con brocha, separan dichas pinturas.

1
Agradezco al arquitecto Fernando Rodrguez Rueda el que hubiera conseguido el permiso para que nuestro
grupo de investigadores del Instituto de Investigaciones Estticas de la unam, entrara, en plan de estudio, a la
iglesia de Santa Brbara Cuautitln Izcalli.
2
Agradezco al investigador Edn Zrte, el viaje especial que hizo al pueblo de Santa Brbara Cuautitln Izcalli,
para revisar y comprobar estas medidas as como, para corroborar el texto que aparece en la parte baja del lienzo.
Como podr advertirse a simple vista
Elisa Vargaslugo

por sus formas y lineamientos, los mode-


los utilizados para la representacin de las
imgenes que forman este conjunto devo-
cional, son de una poca muy anterior a la
pintura. Casi seguramente estos modelos
iconogrficos fueron tomados de algn de-
vocionario del siglo xv.
El lienzo, como se ve, est dividido en
nueve espacios sealados con las menciona-
das franjas doradas. Los tres del centro, en
34 sentido vertical, son ligeramente ms anchos
y en ellos se encuentran las representaciones
de mayor importancia religiosa (lmina 1):
La Crucifixin. En este lienzo se ve
sobre una pesada cruz, el maltratado cuerpo
de Jess a quien acompaan, a sus lados, la
Virgen Mara y San Juan. A los pies de la cruz
aparece el crneo flanqueado por canillas,
smbolo de la muerte. La escena se destaca
sobre un fondo de apretadas nubes grises
entre las que apenas se distingue una opaca
luna menguante.
Coronacin de la Virgen. Al centro
del conjunto se reprodujo esta tan celebrada
escena en la que Dios Padre y Dios Hijo co-
ronan a la Virgen al momento que desciende
sobre Ella el Espritu Santo. Su figura respal-
dada por un cielo luminoso, flota entre los
gruesos pliegues de su vestido adornado con
puntos brillantes. A cada lado de Ella surge,
de entre las nubes, un pequeo ngel; uno de
ellos con tnica roja y el otro con tnica azul,
lo cual debe tener, o tuvo, un significado que
por ahora no se pudo aclarar. Su imagen se
asienta, flotando, sobre una plataforma nu-
bosa donde aparecen tres querubines. Ade-
ms resalta al frente un extrao arco tubular,
delgado, con forma oblonga que enmarca la
figura del querubn que aparece a los pies de
la Virgen. Abajo, sobre el campo, aparecen a
los lados de la escena central, una palmera
real a mano derecha y del lado izquierdo un
ciprs; ambas figuras son smbolos de la leta-
na lauretana.
Santa Brbara, es la santa titular de la
iglesia del pueblo de Santa Brbara Cuautitln
Izcalli, que da su nombre a la poblacin donde
se encuentra la iglesia que conserva esta pin-
tura. Aparece representada la doncella de pie,
con rica tnica adornada tambin con puntos
brillantes. Va coronada y lleva un especial
adorno de cintas de diferentes colores rema-
tadas con esferas, las que caen detrs de su
cabeza mientras una de ellas se eleva sea-
ladamente. Este extrao tocado, no se pudo
descifrar. Al lado derecho de la imagen de la
Santa Brbara...
35

Lmina 1. Seccin superior de izquierda a derecha: San Francisco, Crucifixin, Santo Domingo
Seccin intermedia de izquierda a derecha: San Jos y el Nio, Coronacin de la Virgen, Santiago
Seccin inferior de izquierda a derecha: San Pedro, Santa Brbara, San Pablo
santa aparece la representacin de una torre izquierdo se ve a San Pedro mostrando las lla-
Elisa Vargaslugo

con tres cerrojos, para recordar el sitio don- ves del reino de los Cielos y un libro en la otra
de su padre quien con violencia reprobaba mano, como corresponde a los apstoles. En
su fe la tuvo encerrada. Antes de morir esta el lado derecho aparece San Pablo, apstol de
doncella sufri varios tormentos. Aqu se re- los gentiles con su libro y su gran espada.
presentaron: el martirio que sufri dentro de En todos los casos son grandes e inten-
una tina de agua hirviendo y el momento fi- samente luminosos los halos que enmarcan
nal cuando fue decapitada. las cabezas de los personajes representados.
Los santos representados a los lados de A los pies de los apstoles, en un pe-
las imgenes anteriores, son: queo espacio en la parte baja del final del
Acompaando a la Crucifixin se ven, lienzo, por cierto sumamente maltratada, se
36 del lado izquierdo, a San Francisco de Ass encuentran las representaciones de un ma-
reconocible por el hbito y la llaga sobre su trimonio de seores indios que fueron los
mano. Una curiosa ave que se ve a sus pies donantes de la pintura. A los pies de San
debe significar el gran amor que l tuvo por Jos se encuentra el retrato de don Melchor
todos los pjaros. En el lienzo opuesto apa- Tllez y a los pies de San Pablo el de su es-
rece el famoso predicador Santo Domingo posa Ana Mara.3 (Lminas 2 y 3)
de Guzmn. Es notable la extraa antina- Aunque muy maltratada la capa pict-
tural postura que aqu presenta su famoso rica los retratos de los donantes muestran
perro sosteniendo con su hocico la antorcha an la intencin del artista de representar-
encendida de la Fe. Santo Domingo lleva el los con mucho detalle. Don Melchor apare-
bordn que lo distingue como fundador y el ce hincado, vestido con elegante traje gris,
libro que alude a la Regla de su comunidad. abotonado, que luce, tanto en la vuelta de
En el nivel medio, acompaan a la imagen los pantalones como en los puos y en el
de la Virgen, del lado izquierdo, San Jos y cuello, partes de encaje blanco. Sobre sus
el Nio. El oficio de carpintero de San Jos hombros cae una capa. Sus manos estn en
se seala con la representacin de una cubeta posicin de orar. Su rostro luce bigotes y un
llena con los instrumentos de ese oficio. Del poco de barba, como les era permitido a los
otro lado se encuentra Santiago Apstol cuya indios de cierta categora social y econmi-
figura se distingue por su bculo de caminan- ca. Su mirada con expresin vigilante, va en
te y su sombrero de peregrino sobre la espalda. direccin del sitio en donde se encuentra
Los apstoles San Pedro y San Pablo flan- su mujer. A ella se le ve, tambin hincada,
quean y acompaan la imagen de Santa Br- vestida con lujo: traje rojizo con varios plie-
bara en el nivel ms bajo del lienzo. Al lado gues cubierto encima con un manto espe-
so, blanco, con adornos en las orillas. Luce
mangas blancas de globo. Lleva pulsera y
collar, o collares. Sus manos juntas sostienen

3
Al arquelogo Luis Crdoba Barradas del inah y al
profesor Jorge Ernesto Rodrguez Fragoso, cronista
de Cuauhtitln agradezco la siguiente valiosa infor-
macin que me proporcionaron, tomada del: Padrn
de indios desta Parroquia de Sn Buena ventura de
Quauhtitlan deste ao de 1713. En cuya foja segunda,
de la seccin correspondiente, dice: Pueblo de San-
ta Brbara y en los renglones 32 y 33, viene registra-
do: D. Melchor de los Reyes, de 30 aos, cdo con
hana Mara de treinta y quatro, sin hijos... En dicho
padrn de Santa Brbara agregan los informantes
aparecen 88 vecinos como cabezas de familia. En el
barrio de Santa Mara perteneciente a Santa Brbara,
slo hay nueve cabezas de familia. Tomando en con-
junto el pueblo y su barrio, solamente a 14 personas
cabezas de familia se les da el tratamiento de D. De
ellos, el citado arriba, D. Melchor de los Reyes (Mel-
chor Tllez en el cuadro) es el nico que luce ese
tratamiento y como aparece casado con Ana Mara,
es muy probable que en el documento se trate de esta
pareja de donantes. Suposicin muy bien fundamen-
tada y que desde luego comparto.
37

Santa Brbara...

Lmina 2
Elisa Vargaslugo

38

Lmina 3

un rosario y unas flores. Su rostro luce gran- Por lo que se refiere a los retratos de
des ojos negros con mirada suplicante. indios donantes, estos se comenzaron a des-
Adems de estos personajes se encuen- cubrir, hace unos 15 aos con la debida sig-
tra una leyenda casi destruida que corre a la nificacin social que tuvieron y no slo por
largo de la parte inferior del lienzo, de la cual ser dadivosos cristianos pues su participa-
se puede leer lo siguiente: cin, hecha pblica mediante un retrato de
esta ndole, equivale, a un reconocimiento de
A devocin de don Melchor de los altura social, que las autoridades espaolas
Reyes y de doa Ana Mara... dieron a los seores indios dentro del len-
...banegis
guaje religioso y por lo tanto poltico de la
MFT poca, como queda claro en los retratos que
se integran en retablos. En suma, sealarse
Posiblemente un pintor de apellido Banegas como donante de obras pas fue para los in-
fue el autor de esta obra ya que va seguido dgenas situarse al nivel de la sociedad espa-
de la abreviatura de la frase me fecit, frase ola, al menos en el rengln socio-religioso.
latina que significa me hizo, que los pintores Dentro de este gnero de pintura exis-
aadan a sus firmas. ten obras de primera calidad; magnficas
Todava no se conoce con la amplitud representaciones de rostros indgenas, rea-
que lo merece, la participacin de los indios listas, con oficio de primera calidad hechas
como donantes de obras pas en el sentido por buenos pintores, desfortunadamente
material. Un gran ejemplo se refiere a la annimos.
construccin nada menos que del magnfi- Como qued dicho, las representacio-
co retablo de Huejotzingo del siglo xvi, en nes de los rostros de los donantes que se
Puebla, pero cada vez se enriquece ms la presentan aqu no son de buena calidad pic-
documentacin donde consta que apoyaron trica, pero s reflejan su poder econmico
econmicamente obras de templos y retablos y la alta categora social de don Melchor y
en algunas partes del pas. doa Ana Mara.
San Francisco de Ass
justiciero

Jaime Morera
Miembro Titular

E
xiste en el amplio ciclo iconogrfico de San Francisco de Ass un tema por dems
desconcertante, sobre todo si tenemos en cuenta que tratndose del santo de Ass la
representacin de las escenas de su vida y sus milagros reflejan su gran bondad y su
piedad sin lmites. La escena a que me refiero, en este caso tema de uno de los lienzos que
pertenecieron al convento franciscano de Guadalajara, nos muestra a San Francisco con una
espada ensangrentada en la mano, junto a San Pablo, quin porta una cruz. Al lado izquier-
do vemos a un clrigo que seala hacia arriba, dnde se encuentran en un vitral las imge-
nes de los dos santos. Abajo, en una yuxtaposicin de escenas, se ve a un obispo decapitado
acostado en una cama. La cabeza est en el suelo y en la mesa la mitra. Tres personajes han
descubierto el cadver, uno de ellos abre la cortina del dosel de la cama mientras otro seala
la cabeza en el piso.
Cul podra ser la explicacin de una representacin tan macabra y poco acorde con la
tnica general de la iconografa franciscana, que deja entrever un rencor enorme de la orden
hacia la autoridad episcopal?
La fuente literaria de la cual la pintura es expresin plstica la encontramos en la Chrnica
Serphica: vida del glorioso patriarca San Francisco y de sus primeros discpulos, escrita por fray
Damin Cornejo (1629-1707), cronista general de la orden franciscana.
Fray Damin consigna en su texto el asesinato como un castigo formidable ocurrido a
un obispo adverso a la Orden Serfica que, motivado por la envidia, pretenda agraviar a los
frailes menores buscando la supresin de su Orden, por lo que recibi tal castigo a modo de
venganza de la divina justicia por la osada de pretender acabar con la religin franciscana.
Cornejo no da el nombre del obispo en cuestin ni el de su dicesis por no hacer pblica
la infamia de su castigo. Ocurri que el dicho obispo, usando de todo su poder en su calidad
de alto prelado, buscaba la desaparicin de los franciscanos, alegando ante el Sumo Pontfice,
que dados los privilegios de que gozaba la Orden Franciscana, la Iglesia sufra graves daos.
Este prelado consideraba ocioso el vivir de limosnas, lo cual se traduca en dao a la grey cris-
tiana. ste y otros argumentos esgrima contra los frailes, si bien en el fondo, asegura Damin
Cornejo, era su odio hacia la Orden y no el bien de la Iglesia lo que lo motivaba.
Por esa poca estaba a punto de cele- Damin escribe entonces el increble dilogo
Jaime Morera

brarse un Concilio al que acudira el obispo, entre los santos que escuch el sacristn:
lo que provocaba en los frailes un gran temor
Qu es esto Francisco, cmo no
pues saban que poda causarles gran dao
cuidas de tu religin, sabiendo que
con su poder y que sus infamias y calumnias el obispo de tal parte solicita su rui-
seran escuchadas en las sesiones conciliares. na y descrdito en este Concilio.
Los frailes menores no tenan ms ar-
mas que las de la oracin y la tolerancia, por
lo que encomendaron al tribunal de Dios la Francisco le respondi:
defensa de su causa ante el poderoso obis-
Ya veo, pero no tengo ms armas
po. As pues, los hermanos oraron a su Santo
40 Patriarca para lograr que por su intercesin
para defender su inocencia que esta
cruz y estas llagas que dej a mis hi-
Dios moviera el corazn del prelado, cons- jos para avisos de paciencia, y no
cientes de que por su autoridad y su investi- valen para la venganza.
dura su opinin difamatoria sera tomada en
cuenta en el Concilio.
Lleg el obispo a la ciudad donde se cele- Volvi Pablo a tomar la palabra y le replic:
brara el Concilio, seguro de que con su sabi-
Pero no quiere Dios que abusando
dura y elocuencia lograra el descrdito de la
de ellas triunfe la insolencia y la ma-
Orden Serfica. licia con deshonor de la virtud. Por
La noche antes de su intervencin en lo tanto toma esta espada ma y
el Concilio, sucedi lo que el cronista lla- dame tu cruz, y castigue el rigor de
ma un caso estupendo. En una de las igle- la justicia lo que no ha podido corre-
sias de la ciudad haba unos vitrales con las gir el rendimiento de la paciencia.
imgenes de San Pablo y de San Francisco.
El sacristn acudi de noche a arreglar los
cirios del altar, y escuch voces. Temeroso, Terminada la conversacin, vio el sacristn
pensando que se trataba de ladrones, procur que los santos cambiaban sus atributos, em-
con sigilo acercarse a escuchar lo que habla- puando Francisco la espada y Pablo toman-
ban. Se dio cuenta entonces de que las voces do la cruz.
venan de arriba, justo del vitral con las fi- El sacristn estaba a punto de caer des-
guras de los dos santos. En su Chrnica, fray mayado pero quiso Dios que no perdiera el
sentido pues lo necesitaba como testigo. A
la maana siguiente buscando con quin
comentar lo que haba escuchado, se ente-
r de un terrible suceso que estaba en boca
de todo el mundo: el obispo de quien haba
odo hablar a los santos haba amanecido
degollado en su cama y la justicia buscaba
al culpable. Regres el sacristn a la iglesia
y al volver la vista a los vitrales, vio que la
espada que sostena San Francisco se encon-
traba ensangrentada!
Al revisar los papeles del obispo, los
justicias encontraron gran cantidad de
documentos difamatorios contra la religin
franciscana baados en sangre, pero no
pudieron dar con culpable alguno. Fue en-
tonces cuando el sacristn decidi acudir
a los magistrados y relatar la conversacin
que haba escuchado. Se cerr el caso bajo la
certeza de que la muerte del malvado obispo
haba sido no otra cosa que justicia divina por
su obstinacin en querer daar a una religin
tan santa como la de los frailes menores.
El relato termina con una admonicin,
sino es que amenaza, hacia todos aquellos
San Francisco de Ass...
41

B.E. Murillo (atribucin) Francisco corta obstculos a la labor franciscana.


Museo Regional de Guadalajara, Jal.

prelados que buscaban acabar con las rde- los frailes una serie de privilegios que consta-
nes religiosas o con los privilegios, especial- ban en las que se llamaron Bulas Omnmodas,
mente la Orden Serfica. que los autorizaban para llevar a cabo activi-
Entre el episcopado y las rdenes reli- dades propias del clero secular encargado de
giosas ha habido con frecuencia grandes fric- administrar las parroquias, por lo que de facto
ciones, pues stas, frente a la jurisdiccin del se convirtieron en prrocos a los que se cono-
obispo, llevaban a cabo un ministerio benefi- ci como doctrineros. Las concesiones de las
ciado frecuentemente con grandes privilegios Omnmodas, a decir de fray Juan de Grijalva,
papales. Tratndose de las rdenes mendi- cronista de la Orden de San Agustn, fueron
cantes que laboraron en las llamadas Indias tan amplias, que
Occidentales, territorios descubiertos por la
no se que le faltase a cada uno de los
corona de Castilla, a las que haban venido
prelados de las Ordenes Mendican-
con el encargo de la evangelizacin de los tes, sus comisarios, para legados a la-
naturales que habitaban dichos territorios, tere de su Santidad: pues no en este o
el asunto de los privilegios de que gozaron en aquel caso, sino en todas mate-
en su labor misionera era de gran actualidad. rias, sin limitacin alguna tenan la
Para poder llevar a cabo a plenitud su labor, omnmoda autoridad apostlica.
los pontfices romanos les haban concedido
grandes prerrogativas.
Debido a lo peculiar de las circunstan- A criterio del episcopado, pasada la primera
cias, puesto que la poblacin a convertir a etapa evangelizadora, las rdenes religio-
la religin catlica era muy numerosa y el sas, gracias a sus privilegios, usurpaban el
territorio sumamente extenso, los Sumos ministerio que cannicamente perteneca a
Pontfices que autorizaron a las rdenes los sacerdotes seculares. La Bula Omnmo-
mendicantes establecer provincias en los te- da otorgada en 1522 a los franciscanos por
rritorios descubiertos, haban concedido a el papa Adriano VI, por ejemplo, otorgaba
indios, a quienes aconsejaban que no los re-
Jaime Morera

cibieran en sus pueblos.


En las resoluciones conciliares se exiga a
los frailes pertenecientes a las rdenes religio-
sas no or penitencias sin que para ello tengan
licencias y aprobacin que el Derecho requie-
re; que ninguno edifique iglesia, monasterio o
ermita sin licencia del Obispo; que no hagan
cofradas de nuevo si no fuera con especial y ex-
presa licencia del Obispo, que no determinasen
nada en causas matrimoniales ni procedan a
42 hacer matrimonios sin licencia de los Obispos.
Estas prohibiciones son un indicio de que
los frailes, siempre respaldados por sus bulas
Onmmodas, procedan sin pedir las licencias
necesarias y sin hacer caso alguno a lo que
mandaba la jurisdiccin episcopal.
Montfar dividi las doctrinas de la Ciu-
dad de Mxico entre las tres rdenes mendi-
cantes presentes en ese momento, pues hasta
entonces slo eran atendidas por los frailes
menores. Dispuso que para el buen orden de
la Iglesia novohispana todas las doctrinas
poderes a los frailes para llevar a cabo en administradas por los frailes deban caer bajo
tierras descubiertas por la Corona Espao- la jurisdiccin episcopal, por lo que los reli-
la tareas pastorales y sacramentales que en giosos doctrineros deban ir siendo substitui-
condiciones normales eran facultad de los dos por sacerdotes seculares.
sacerdotes seculares. No slo eran los inte- Montfar era un crtico acrrimo de los
reses espirituales los que estaban en juego, excesos de las rdenes mendicantes. Refirin-
sino tambin los econmicos, puesto que el dose a la construccin de conventos por los
diezmo era una de las partidas principales agustinos, suyas son las siguientes palabras:
en el sostenimiento de las parroquias y las
doctrinas representaban una competencia. En lo que toca a las obras de los mo-
En la Nueva Espaa el clero secular y el nasterios, van tan soberbias en al-
regular entraron en conflicto desde tiempos gunas partes y donde no ha de
del segundo arzobispo, don Alonso de Mont- haber ms de dos o tres frailes, que
far (1489-1572), que a pesar de contar con 62 fraile que viene si le parece derri-
aos acept el cargo de dirigir la extensa, y barla y pasarse a otra, lo hace y no
difcil de gobernar, dicesis mexicana. Don tiene en nada un religioso empren-
Alonso actu siempre a favor de los intereses der una obra nueva que cueste diez
de la Mitra, mostrando gran preocupacin por o doce mil ducados, que diciendo y
la organizacin de la novel Iglesia novohispa- haciendo todo es uno, trayendo en
na, que despus de cinco aos de sede vacante las obras por rueda a los indios,
se encontraba un tanto en desorden, acostum- quinientos y seiscientos y mil hom-
brados los ministros a proceder de acuerdo a bres sin darles jornal ni an bocado
su propia iniciativa. Para poner las cosas en de pan que comanEn un monas-
orden, Montfar convoc a un Concilio pro- terio de los padres Agustinos he-
vincial que se celebr en 1555, al que asistie- mos sabido que se hace un retablo
ron los prelados de las dicesis de Michoacn, que costar ms de seis mil pesos,
don Vasco de Quiroga, de Chiapa, don Toms para unos montes donde nunca y
Casillas, de Tlaxcala, don Martn de Hojacas- habr ms de dos frailes, y el mo-
tro, y de Oaxaca don Juan Lpez Zrate. nasterio va superbsimo, y hemos
Uno de los problemas que abord el reido y no ha aprovechada nada, el
Concilio consista en la intencin del arzo- pueblo se llama Epazoyuca, peque-
bispo de someter a los frailes mendicantes o y de muy pobre gente
que desde tiempo atrs desconocan la auto-
ridad de los obispos, y as lo decan a los Alonso de Montfar.
Las rdenes religiosas se opusieron te- haban llegado a Nueva Espaa y que justifi-

San Francisco de Ass...


nazmente a entregar las doctrinas de los pue- caban sus poderes y amplsimos privilegios.
blos de indios en donde tenan sus conventos Si los primeros decan que los privilegios ha-
en un amargo conflicto que haba de durar ban sido abolidos por Po IV, los regulares
varios siglos, terminando bajo el reinado del contestaban diciendo que Po V haba revo-
rey Fernando VI en el ao de 1753. Con el cado lo dicho por Po IV. Era ese el tono de
aumento del clero secular y conforme avan- las discusiones.
zaba la evangelizacin e iban surgiendo ma- Los obispos tuvieron dificultades en
sas de poblacin ya convertida a la nueva sus dicesis porque los frailes, sobre todo
fe, la autoridad eclesistica sostena que los los franciscanos, queran tener bajo su cui-
religiosos regulares deban recluirse en sus dado y direccin un nmero de pueblos
conventos segn su propia vocacin y la de tan grande y en tan extensa circunscrip- 43
sus institutos, y que dejaran las iglesias por cin territorial, que era imposible la buena
ellos edificadas con tanta solidez, elegancia atencin de la feligresa y la imparticin de
y riqueza, en manos de sacerdotes seculares, los sacramentos. No permitan y obstacu-
pues eran ellos los pastores natos de las al- lizaban la entrada de clrigos seculares en
mas. Los religiosos regulares deban tener los pueblos en que estaban establecidos (en
vida conventual y los seculares parroquial. ocasiones ni siquiera permitan la presen-
Sin embargo, estructuralmente las r- cia de miembros de otra orden religiosa)
denes mendicantes estaban mejor califica- alegando que desempeaban su labor de
das para la labor de misin requerida para doctrineros no por obligacin, sino ex voto
la evangelizacin de los naturales, pues era charitatis, por amor al prjimo.
conocida su vida virtuosa y su espritu de sa-
crificio, ambas cosas necesarias para llevar a
cabo la enorme labor que requera la aten-
cin de la nueva feligresa, que aumentaba
constantemente.
Pero a medida que el clero secular, muy
deficiente en los primeros tiempos, fue me-
jorando en cantidad y calidad, lenta pero
inflexiblemente fue sustituyendo al clero
regular. Era lo dispuesto por la Corona y la
Iglesia espaola.
Durante el siglo xvi, la Audiencia es-
tuvo a favor de los regulares en el conflic-
to. Los argumentos se basaban en que las
doctrinas conventuales atendidas por los
frailes, parroquias de facto, servan mejor a
los indios, puesto que los frailes no busca-
ban beneficios ni rentas, lo cual desahogaba
la posicin de los indios, que poco o nada
tenan. Ciertamente una poblacin recin
conversa y tan nueva en la religin catlica
requera de sacerdotes santos y abnegados,
hombres capaces de cualquier sacrificio y
con una vocacin a toda prueba. Los clri-
gos seculares, la experiencia lo haba pro-
bado, solicitaban mayores ingresos que los
frailes y abundaban los malos ejemplos de
sacerdotes que buscaban hacerse ricos a
costa de los mseros indios. Los frailes ade-
ms, hablaban las lenguas nativas. De los
clrigos pocos lo hacan.
El clero secular apoyaba sus pretensio-
nes en el derecho cannico y en cuanto do-
cumento podan; el regular, se apoyaba en
las bulas de la Sede Apostlica con las que Alonso de Montfar.
En cdula de 23 de mayo de Espaa a hablar con el Consejo de Po V, Gregorio XIII, etctera.
Luis Ortz Macedo

1559 el rey Felipe II dispuso que de Indias y con el rey, quin los Pero firme en su propsito, el rey
donde hubiera curas seculares escuch y suspendi temporal- lleg ms lejos prohibiendo a los
no hubiera religiosos regulares mente la cdula. Por otra parte, frailes tener fuentes bautismales
ni se fundaran conventos, con se aclaraba que los obispos de- ni administrar bautismos, matri-
objeto de impedir que los frailes ban tratar a los frailes doctri- monios o cualquier otro oficio
fueran extendindose en su ju- neros como prrocos y realizar propio de una parroquia en sus
risdiccin. En una nueva cdu- visitas frecuentes a sus iglesias, conventos.
la real de 1583 se ordena a los sin que los frailes pudieran ale- Todo el siglo xvii pas entre
prelados de Indias que habiendo gar que lo que hacan lo hacan disputas en los tribunales canni-
clrigos idneos y suficientes, ex voto charitatis. cos. A los requerimientos de las
44 se prefieran a los religiosos en Pero los problemas siguieron. cdulas reales que ordenaban la
las doctrinas de pueblos de in- Felipe III reciba constantemente secularizacin de las doctrinas,
dios as como en las ciudades y quejas del mal desempeo de los los frailes argumentaban una y
villas de espaoles. sta cdula frailes doctrineros, lo que motiv otra vez los privilegios que les ha-
que afectaba los intereses de las nueva cdula autorizando a los ban sido dados por los pontfices
rdenes mendicantes fue mo- obispos a removerlos. De nuevo Adriano VI, Paulo III, etctera.
tivo de que representantes de los frailes impugnaron la cdula Durante el reinado de Fe-
las rdenes religiosas fueran a alegando los indultos apostlicos lipe IV, lleg a la Nueva Espa-
a en el ao de 1640 en calidad
de obispo visitador general del
reino de la Nueva Espaa don
Juan de Palafox y Mendoza
(1600-1659). El obispado que
ostentaba era el de Puebla de
los ngeles. En tanto visitador,
su misin consista en exigir el
cumplimiento de ciertas cdulas
reales concernientes a asuntos
tanto civiles como religiosos.
Por lo que toca a el conflicto
entre las dicesis y las rdenes
religiosas, Palafox traa consigo
cdulas que se referan a disposi-
ciones sobre el control episcopal
de las doctrinas y los diezmos.
Por la naturaleza de las dispo-
siciones de su encomienda, se
atrajo pronto la animadversin
de las rdenes afectadas por las
cdulas, sobre todo los jesuitas
y los franciscanos.
Las instrucciones de la co-
rona espaola respecto a los
religiosos de las rdenes men-
dicantes eran tajantes, sim-
plemente deban de dejar sus
actividades como prrocos, por-
que entre otras cosas, las rentas
y derechos de las parroquias
no estaban de acuerdo con los
votos de pobreza de los frailes.
Deban adems, reconocer la au-
toridad episcopal.
Si bien los frailes predica-
dores y los de la Orden de San
Juan de Palafox. Annimo Agustn con modestia y quietud
acataron las disposiciones de las cdulas, la actitud de los franciscanos fue de rebelda y des-

San Francisco de Ass...


acato, lo cual causo pena y disgusto al visitador Palafox. En carta de abril 1642, don Juan se
queja de la desobediencia a las cdulas de parte de los franciscanos:
Slo mis padres Franciscos que es en quien yo siempre cre que estaba ms asegurada la
cortesa y sus aciertos, han dicho y hecho cosas tan indecentes que puedo asegurar a
Vuestra Paternidad Reverendsima que me duele ms por el descrdito de su religin, y la
desestimacin que causan de este santo hbito entre los seglares que por el sentimiento
que puede ocasionar a un prelado este gnero de excesos.1

En su oposicin al cumplimiento de las cdulas, los franciscanos hicieron causa comn con
los virreyes: marqus de Villena y el conde de Salvatierra, que se opona a la visita de don 45
Juan de Palafox y a prestar obediencia a las cdulas que a ellos les afectaban en lo tocante a
los asuntos relativos a la administracin pblica. Esta formidable oposicin de los rdenes
civil y religioso al visitador, lleg al grado que el conde de Salvatierra emiti un auto contra
la cdula Real concerniente a la visita de los alcaldes mayores y prepar una recusacin a la
visita. El conde, el ms decidido enemigo del visitador, al que odiaba, retir a Palafox de su
obispado y consider cesada su visita. No sera sino hasta la remocin del virrey que don
Juan pudo regresar a su sede episcopal.
No slo los franciscanos causaban con su desobediencia a las cdulas problemas al visi-
tador, sino tambin la Compaa de Jess propici con l un grave enfrentamiento, originado
por la cuestin de los diezmos y la rebelda de los jesuitas a acatar las disposiciones cannicas
relativas a las licencias para ejercer el ministerio sacerdotal. El conflicto motiv que, en junio
de 1647 temeroso por su vida, el obispo huyera a San Jos de Chiapa donde estara a salvo de
cualquier agresin en su contra.
Hay que decir que en todo el obispo visitador actu conforme a lo ordenado en las cdu-
las y con absoluta lealtad del rey Felipe IV, enfrentando, como ya qued dicho, la tenaz oposi-
cin al cumplimiento de dichas cdulas por parte de autoridades tanto civiles como religiosas.
Para la Orden Franciscana, al igual que para la Compaa de Jess, don Juan de Palafox
y Mendoza personificaba como ningn otro personaje al obispo que recibi el castigo di-
vino segn la ancdota relatada por el cronista franciscano Damin Cornejo. Es pues opor-
tuno pensar que la presencia de la pintura con el tema del obispo degollado, actuaba como
una velada amenaza al poder episcopal de que no deba buscar problemas a la Orden Serfica.
Los lienzos del convento franciscano de Guadalajara, debieron estar ya expuestos durante
los aos de mayor encono de los frailes en contra de Palafox y su rebelda a acatar las cdulas
reales con que el obispo, que ocupara el puesto de virrey de la Nueva Espaa de junio a no-
viembre de 1642, pretenda someter a la jerarqua episcopal a la orden religiosa.

Las pinturas de Murillo


La serie de pinturas, once en total, son presentadas como obra del pintor espaol Bartolom
Esteban Murillo (1617-1682), y aunque no aparece en ninguna de ellas firma del pintor, por
sus caractersticas se podra afirmar que se trata de obras de su taller.
La atribucin de las pinturas de Guadalajara al gran maestro espaol del Siglo de Oro ha
sido discutida, ms es consenso, por la esplndida ejecucin y extraordinaria belleza de las
pinturas, que si no son de la mano del maestro, se trata de lienzos trabajados en su taller y
bajo su supervisin.
Es muy posible que Murillo pintara obras religiosas para el comercio con Amrica y se
sabe de algunos embarques (cargazn) de obras del pintor con ese destino. Antonio Palomino
y Castro (1653-1726) que conoci bien la obra de Murillo, da noticia del buen recibimiento
que tuvieron entre sus contemporneos las pinturas sobre la vida de San Francisco que el
maestro sevillano realizara para el claustro chico del convento franciscano de Sevilla (hacia

1
Manuscritos e impresos del Venerable Seor don Juan de Palafox y Mendoza, Editorial Everest, ao 2000, pg79.
1645), por lo cual sabemos que los asun-
Jaime Morera

tos franciscanos fueron tema del pincel del


pintor,2 y que es muy posible que las obras
del Museo de Guadalajara, como ya qued
establecido, tuvieran como origen si no su
mano, su taller.
Para mediados del siglo xvi el convento
franciscano se encontraba ya terminado en
el lugar en que se encuentra hoy da. Los
franciscanos tuvieron importante presencia
en lo que fue la Nueva Galicia, en la que
46 fundaron la Provincia de Santiago de Jalis-
co. Mota Padilla, al describir el convento
de Guadalajara hacia 1742, dice haber visto
grandes lienzos con la vida de San Francisco
y alaba al artista, a quin concede gran des-
treza y perfeccin en el dibujo. Por su testi-
monio debemos suponer que los lienzos de
Guadalajara son, en pocos aos anteriores o
contemporneos, a los pintados para el con-
vento sevillano, que datan de 1645, y que
si los cronistas espaoles no recogen testi-
monio de la existencia de ellos es porque
fueron embarcados hacia Amrica. A inicios
del siglo xx, fray Luis del Refugio de Pala-
cio (1868-1941), quin adems de cronista
e historiador era un excelente dibujante y
conocedor de la pintura espaola del Siglo
de Oro, informa sobre la existencia de las
pinturas que decoran el claustro procesional
del convento y de que eran obra de Murillo,
segn refiere en su obra Recopilacin de no-
ticias y datos que se relacionan con la mila-
grosa imagen de Nuestra Seora de Zapopan
y con su colegio y Santuario.3
Los lienzos pertenecen por su lenguaje
formal al barroco caracterstico de la poca y
en concreto de la pintura sevillana. Muestran
un manejo de la luz con cierto acento ten-
ebrista, al modo de Francisco de Zurbarn y
de Jos de Ribera, el Espaoleto, artistas que
pudieron influir a Murillo.
Un anlisis formal de la pintura deja en
evidencia lo correcto del dibujo, la magn-
fica combinacin de colores, que demues-
tra una paleta experta, el correcto sentido
espacial y la composicin en varios planos.

2
En general, algunos pintores de la poca, como Ru-
bens, Zurbarn, Jos de Ribera, Ludovico Carracci y
otros pintaron temas relativos a la iconografa de San
Francisco.
3
Luis del Refugio de Palacio. Recopilacin de noticias y
datos que se relacionan con la milagrosa imagen de
Nuestra Seora de Zapopan y con su Colegio y Santua-
rio. Guadalajara, Universidad de Guadalajara 1942,
pp.96,100 y 101. Datos consignados en el folleto Los
Lienzos de Murillo, joyas histricas de la pintura, Gua-
dalajara, talleres de Ediciones de la Noche, 2009.
San Francisco de Ass...
47

B.E. Murillo (atribucin) Francisco corta obstculos a la labor franciscana.


Museo Regional de Guadalajara, Jal. (Detalle)

Son igualmente notables los escorzos, so- est vestida de la sotana negra propia de cl-
bre todo el del personaje que descubre el rigos seculares y de las congregaciones de
cadver degollado. La perspectiva del piso clrigos como lo fue en su origen la Compa-
demuestra la mano maestra, los valores lu- a de Jess.4
mnicos y tonalidades as como el ambiente La habitacin del obispo asesinado es
tenebrista de toda la obra, cuya fuente de al mismo tiempo la nave oscura de la iglesia
luz proviene del ngulo inferior izquierdo donde el sacristn escuch el dilogo de los
confirman que se trata sin duda de una obra santos. De esta manera los dos momentos
de excepcional calidad dentro de la pintura se nos presentan juntos sugiriendo la rela-
sevillana del siglo xvii. cin de uno y otro. En el centro de la com-
La composicin expresa en toda su posicin se ve a un hombre que levanta la
intensidad el drama narrado por Damin cortina del dosel adornado con una cenefa
Cornejo que sirve de fuente literaria a la flordelisada de la suntuosa cama del obis-
pintura. Al lado derecho aparece el sacris- po, cuyo cuerpo yace en forma invertida a la
tn, quiz la mejor de todas las figuras pre- posicin normal de alguien que duerme, re-
sentes en la escena, sealando con la mano curso que resuelve el problema de presentar
izquierda hacia arriba, donde se encuentra el cuello del que ha sido cercenada la cabe-
el vitral con las imgenes de San Pablo y San za. Si bien la imagen del verdugo es apenas
Francisco, velado por la penumbra de la no- visible en el alto vitral de la oscura iglesia, el
che, sin que podamos ver, a plenitud, a San cuerpo de la vctima se muestra con detalle:
Francisco con la espada ensangrentada en la el castigo divino debe de verse con claridad,
mano, algo aceptado en cuanto texto litera- con realismo y con crudeza.
rio en el relato de Cornejo, pero demasiado Dos muchachos que se abrazan entran
osado para ser representado en toda su cru- en la habitacin; uno de ellos sostiene una
deza plsticamente. La figura del sacristn
4
La Compaa de Jess entr en severo conflicto con
el visitador Palafox en su visita a la Nueva Espaa.
vela encendida en una mano y en la otra seala la cabeza del obispo que yace en el piso. La
Jaime Morera

cabeza muestra el rostro de un hombre joven y parece haber sido colocada en el lugar donde
se encuentra, al lado de la mesita sobre la cual est posada la mitra, sin dar la impresin de
que rodara desde la cama, pues no se ve huella de sangre en el piso.
Finalmente, quiero referirme a la cartela que acompaa a la pintura en el Museo, que
dice lo siguiente: San Francisco corta obstculos a la labor franciscana. Tal ttulo da apenas
una idea del verdadero asunto narrado en el lienzo y de su lectura no se pude deducir la
relacin entre la figura del obispo degollado y la imagen de San Francisco en el vitral.
Es poco probable que la ancdota haya ocurrido en realidad, y si fuera cierto que el obispo
amaneci la maana del inicio de las sesiones conciliares degollado en su cama, la atribucin
del asesinato a la justicia divina llevada a cabo por San Francisco usando la espada de San Pablo
48 es algo inslito, una macabra y muy poco serfica explicacin del hecho, pues convierte al
santo de Ass en un vulgar asesino.
Queda clara en el relato de fray Damin y en la pintura misma, la intencin de advertir
a cualquiera que pretendiera atentar contra la Orden Serfica, que Dios est dispuesto a
protegerla a cualquier costo.
Los procedimientos
electorales revisin selectiva

Mauricio Garca Sainz


Miembro Honorario

E
l propsito de este trabajo es despertar el inters y estimular el debate acerca de una po-
sible reforma electoral en Mxico. Slo tiene un contenido terico y acadmico sobre
los distintos procedimientos electorales, comparando sus limitaciones y sus ventajas.
No es exhaustivo, por lo que puede ampliarse con revisiones ms completas, lo mismo se
aplica a las citas bibliogrficas.
El resultado de una eleccin refleja el procedimiento de la votacin tanto como el deseo
de los votantes. En el 70% de las elecciones entre tres o ms candidatos, cambiando el procedi-
miento se cambia el orden final de las preferencias de los electores. Por lo tanto los resultados
de las elecciones en el mundo real pueden parecer paradjicos o inequitativos.1

Antecedentes histricos
Dado que, como ya se dijo, el propsito de esta revisin es promover un debate aqu y
ahora en el mbito poltico de Mxico, no se presentar una revisin histrica de los procesos
electorales por votacin, baste con hacer referencia a la publicacin de J. J. OConor y E. F.
Robertson2 que cubre unos 2600 aos.
Por razones culturales menciono a Ramn Llull (1235-1315), por su descripcin de la
cuenta por posicin propuesta por Borda y la comparacin por pares propuesta por Condorcet,
haciendo notar que su escrito estuvo perdido hasta el siglo xx.3 Por su importancia actual
tambin merecen mencin especial Jean Charles de Borda4 (1733-1799) y el marqus de Con-
dorcet5 (1743-1794)
Conceptos matemticos
Mauricio Garca Sainz

El resultado matemtico de la votacin para un solo ganador depende de la simetra6. En


esencia, se presentan paradojas en los resultados de las votaciones cuando el procedimiento
no respeta las cancelaciones naturales de los votos.

Representacin geomtrica:
Una forma geomtrica tiene simetra lineal, si al dividirla en dos mitades, las dos tienen la mis-
ma forma. Una forma geomtrica tiene simetra rotacional si al rotarla alrededor de su punto
central, es posible hacer que ocupe el mismo espacio ms de una vez. Las figuras irregulares
no tienen simetra rotacional.
50 En una eleccin entre dos opciones, nadie podra negar que la opcin con ms votos de
primera preferencia sea la ganadora. Para explicar este resultado consideremos que los votos
de la forma A>B (Es decir, la opcin A es preferida sobre la opcin B) cancelan los votos de la
forma B>A (Es decir, la opcin B es preferida sobre la opcin A). Si despus de terminar todas
las cancelaciones queda un exceso de votos A>B gana A, por el contrario si hay un exceso de
votos B>A gana B. Estas cancelaciones son una forma de simetra lineal.
Pero los votos en una eleccin entre tres o ms opciones tambin deben cancelarse. Con-
sideremos los votos preferenciales en el caso de tres opciones, tendramos las formas A>B>C,
B>C>A y C>A>B, en las que cada opcin est colocada en primer lugar, en segundo lugar y en
tercer lugar una sola vez, por lo que en este caso las cancelaciones de todos los votos forma-
ran una simetra rotacional.
La cuenta mayoritaria cuando hay ms de dos opciones, en la que cada elector deposita
un solo voto a favor de su primera preferencia, es frecuente en los sistemas considerados de-
mocrticos, a pesar de que no respeta la simetra rotacional, puesto que solo cuenta la primera
preferencia del votante, un voto con preferencia A>B>C no cancela un voto con preferencia
B>C>A y otro con preferencia C>B>A; el resultado es solo un voto para A, lo mismo puede
afirmarse de los otros dos casos posibles, por lo que se pueden dar resultados paradjicos.
La representacin grfica de la informacin de los resultados de las votaciones, permite
comprender estos procedimientos intuitivamente. Adems se pueden usar ideas tomadas del
lgebra lineal y los vectores para construir ejemplos que ilustran situaciones en las que los m-
todos en uso comn dan resultados paradjicos. En esta forma es posible evaluar la Equidad
de los distintos procedimientos de votacin.6

Procedimientos de votacin para un solo ganador


Se han propuesto varios procedimientos o sistemas de votacin con la intencin de resolver
este problema y asegurar un gobierno democrtico que refleje las preferencias de todos los
electores.7 En estos procedimientos se aplican los diferentes principios matemticos desarro-
llados en las teoras electorales.

Binarios
Plural o de mayora relativa. El votante expresa en una boleta apropiada una sola preferen-
cia y la preferencia que recibe ms votos gana la eleccin, an cuando no reciba una mayora
absoluta.
Aprobacin. El votante expresa en una boleta apropiada, una calificacin aprobatoria,
generalmente 1, o reprobatoria, generalmente 0. Puede aplicar estas calificaciones a tantas
opciones como quiera. La opcin que recibe ms votos aprobatorios gana la eleccin.
Plural sin eliminacin. Mtodo de mayora relativa en el que se llevan a cabo segundas
vueltas de votacin hasta que un ganador es elegido por mayora, de entre los dos primeros
lugares, sin eliminar opciones.
Plural con eliminacin. Mtodo de mayora relativa en el que se llevan a cabo segundas
vueltas de votacin, eliminando a las opciones ms dbiles hasta que se da una mayora entre
los dos primeros lugares.
Plural exhaustivo. Es un mtodo de mayora relativa en el que no se eliminan candidatos,
de manera que simplemente se repite la votacin hasta que se da una mayora (no se aplica).
Preferenciales

electorales...
Los procedimientos
Las preferencias de los votantes se usan para
realizar una eleccin plural con eliminacin,
sin necesidad de llevar a cabo mltiples even-
tos electorales.
La cuenta de Borda. El votante expresa
en una boleta apropiada el orden de sus pre-
ferencias. Es un procedimiento para votar
en el cual las opciones reciben puntos basa-
dos en su posicin en las preferencias regis-
tradas en cada boleta electoral. El candidato
que recibe ms puntos gana la eleccin. Hay 51
varias escalas para cuantificar las preferencias
de los electores, en las clsicas de una elec-
cin con X nmero de candidatos, las prefe-
rencias de cada votante le dan X puntos a su
primera opcin, X - 1 puntos a su segunda
opcin, X - 2 puntos a su tercera opcin y as
sucesivamente hasta llegar a la ltima opcin
que recibe 1 punto (preferible), o bien cuan-
do las preferencias de cada votante le da X - 1
punto a su primera opcin, X - 2 puntos a su
segunda opcin, X - 3 puntos a su tercera
opcin y as sucesivamente hasta llegar a la
ltima opcin que recibe 0 puntos. La cuenta
de Borda tiende a elegir candidatos por con-
senso en lugar de los candidatos de la mayo-
ra, por lo que sus proponentes lo consideran
til para evitar la tirana de las mayoras.
Se ha propuesto en sociedades muy divididas
en sus opiniones. Esta clase de mtodos se
conocen como de clasificacin por posicin.
A partir de 2001 Saari ha creado mode-
los geomtricos para los mtodos de clasi-
ficacin por posicin, que han renovado el
inters en la Cuenta de Borda.8
Mtodos de Condorcet o por compara-
cin de pares. El votante expresa en una bo-
leta apropiada el orden de sus preferencias.
Cuando se han recibido todas las boletas, se
comparan por pares, en cada comparacin
se calcula una opcin ganadora de acuerdo
con el nmero de votantes que la colocaron
en un orden de preferencia ms alto que la
opcin alternativa. Ejemplo: A le gana a B si
ms electores han preferido A sobre B, que B
sobre A. Al terminar todas las comparaciones
por pares la opcin que gana sobre todas las
otras es la elegida (ganadora de Condorcet).
Hay casos en los que no se da una elec-
cin ganadora de Condorcet, ni se da una
eleccin perdedora de Condorcet, lo que sig-
nifica que hay un ciclo de opciones que se
derrotan entre s, llamado paradoja de Con-
dorcet o serie de Smith.
Para resolver estos casos se aplican m-
todos complementarios: a) Mini-max, en el
Mauricio Garca Sainz

52

que la opcin que es derrotada por el menor nador de Condorcet el resultado de la elec-
nmero de votos en su peor derrota es la cin no cambiara y e) Proteccin contra
ganadora; b) Mtodo de Copeland en el que los errores de clculo de las encuestas en
la opcin ganadora es la que gana el mayor relacin con las probabilidades de ganar de
nmero de comparaciones de pares; c) Mto- cierta opcin.
do de Tideman9 que se conoce como de pares Hay dos situaciones que pueden derrotar
ordenados, es monotnico porque siempre a una opcin ganadora de Condorcet, el voto
elige al ganador de Condorcet y a un miem- incompleto, en el que no se incluyen todas las
bro de la serie de Smith, el ganador nunca opciones y en particular se omite la ganado-
es igual al perdedor, pero es vulnerable a los ra de Condorcet y la excesiva reversin en el
votos honestos que pueden hacer ganar a la orden de preferencias analizada por Saari.11
opcin rechazada y a los votos deshonestos El efecto negativo del voto incompleto podra
que rueden hacer perder a la opcin preferi- corregirse anulndolo.
da y d) El mtodo de Schulze10 que est di-
seado para ser monotnico e independiente Por calificacin
de candidatos clonados.
Propiedades y estndares del procedi- El votante califica cada opcin en una escala
miento de Condorcet: a) Proteccin contra numrica o alfabtica, la opcin que obtie-
el menor de dos males, porque s la mayo- ne la calificacin ms alta es la ganadora.
ra de todos los votantes han votado A so- No se ha probado en ninguna eleccin pol-
bre B, A derrota automticamente a B, sin tica, sin embargo tiene otras aplicaciones, en
que nadie se vea forzado a votar por A en la eleccin de ganadores que depende de un
lugar de por otra opcin de su preferencia; juez o de un panel de jueces como sucede
b) Refuerzo de la conducta razonable, la en el deporte. Las escalas de calificacin pue-
opcin ganadora de Condorcet se da cuando den ser por ejemplo del 0 al 99, del 1 al 10
todos los votantes ordenan sus preferencias u otras. Los mtodos por aprobacin pueden
honestamente; c) Proteccin relativa frente ser considerados como casos particulares de
a la reversin del orden de preferencias, los mtodos por calificacin con restriccin
cuando se vota una opcin menos preferida en la calificacin a 1 o 0.
sobre una opcin ms preferida, no se mo- Hay otros recursos para contar las cali-
dificara el resultado; d) Proteccin frente ficaciones, como el promedio que puede ser
al compromiso necesario, se da cuando truncado para eliminar las calificaciones ex-
todos los votantes creen que es mejor una tremas o la mediana de cada opcin conside-
opcin de compromiso, y la incluyen en su rando ganadora a la que tiene la mediana ms
orden de preferencias, sin que nadie incluye alta. Estos recursos estadsticos slo se usan
otra opcin menos preferida. Si hay un ga- en situaciones particulares.
Criterios para evaluar los procedimientos

electorales...
Los procedimientos
de votacin para un solo ganador

En la prctica, las actitudes haca los procedimientos de votacin estn muy influenciadas por
los intereses de los grupos polticos que los apoyan o los rechazan Gallagher M. Mitchell.14
Esto puede dificultar la comparacin objetiva entre los distintos procedimientos, para obviar
esta dificultad, los tericos de las votaciones han diseado un conjunto de criterios para defi-
nir matemticamente las propiedades deseables de los procedimientos de votacin.
En los casos de eleccin de una sola opcin y para facilitar un debate fructfero al respec-
to, se enlistan a continuacin algunos de los criterios generalmente aceptados en la teora de
las votaciones, planteados como peguntas que deben responderse, excluyendo a los basados 53
en la psicologa de los electores.

Criterio de mayora (A) Si hay una mayora que prefiere a un candidato, este siem-
pre gana, si esta mayora vota honestamente?
Criterio de monotonicidad (B) Es imposible hacer que un candidato ganador, pierda
colocndolo en una posicin ms alta o hacer que un candidato perdedor gane, colo-
cndolo en una posicin ms baja?
Criterio de consistencia (C) Si el electorado se divide en dos partes y una opcin
gana en ambas partes, tambin gana en el total?
Criterio de participacin (D) Es siempre mejor votar honestamente que no votar?
(Este criterio se agrupa con el similar de Consistencia, an cuando bsicamente este
ltimo sea distinto)
Criterio de ganador de Condorcet (E) Si un candidato gana, por comparaciones de
pares, frente a todos los dems candidatos, este candidato siempre gana?
Criterio de perdedor de Condorcet (F) Si un candidato pierde, por comparaciones
de pares, frente a todos los dems candidatos, este candidato siempre pierde?
Criterio de independencia de las alternativas irrelevantes (G) El resultado es el mis-
mo despus de incluir o eliminar candidatos perdedores?
Criterio de independencia de candidatos clonados (H) El resultado es el mismo si se
agregan candidatos idnticos a los ya existentes?

En la tabla siguiente, se muestra cuales de estos criterios se satisfacen en algunos de los mtodos
electorales en uso ms frecuente, las letras son las asignadas a los criterios en la lista anterior.

Tabla 1
A B C D E F GH

Plural o mayora relativa Si Si Si No No No No

Aprobacin No Si Si No No Si Ambiguo

Plural sin eliminacin Si No No No Si No No

Plural con eliminacin Si No No No Si No S

Preferenciales No Si S No No Si Ambiguo

Borda No S Si No S S No

Minimax Si Si No Si No Si S

Condorcet-SchuIze Si Si No S S S Si

Por calificacin Si Si No S S No Si

Como se ve ninguno de los procedimientos de votacin en uso comn satisface todos los
criterios propuestos, debido al llamado teorema de imposibilidad de Arrow,15 que demuestra
que varios de los criterios deseables en los procedimientos de votacin son mutuamente
contradictorios o excluyentes. Sin embargo el mtodo de Condorcet-Schulze es el que satisfa-
Mauricio Garca Sainz

ce el mayor nmero de criterios sin operaciones arbitrarias.

Procedimientos de votacin para mltiples ganadores


El voto para mltiples ganadores tiene aplicaciones para la eleccin de un cuerpo legislativo y
tiene resultados prcticos diferentes a los del voto para un solo ganador.
Con frecuencia, los votantes que participan en una eleccin para mltiples ganadores
estn ms interesados en la composicin final del cuerpo legislativo que en las personas que
54 lo integran. Por esta razn muchos sistemas para elecciones de mltiples ganadores se basan
en la representacin proporcional.
El primer paso en al organizacin de este tipo de elecciones es registrar a los partidos
polticos participantes de manera que el elector vota por los partidos en lugar de hacerlo por
los candidatos, y a continuacin hacer la nominacin de los candidatos elegibles con alguno
de los siguientes mtodos.
Listas de partidos. La mayora de los sistemas de representacin proporcional usan las
listas presentadas por los partidos, que pueden ser:
Cerradas cuando el partido decide los candidatos que participarn en la eleccin.
Abiertas cuando los votantes deciden que candidatos de cada partido participarn en la eleccin.
Mixtas. usando combinaciones de los dos anteriores

Procedimientos para asignar curules


Los mtodos para asignar curules estn basados en los promedios ms altos obtenidos por
cada partido:
Mtodo de Victor DHondt (1841-1901). Es un clculo de los promedios ms altos en una
representacin proporcional de las listas de los partidos, se usa en veintiocho naciones y en
el parlamento europeo. Una vez que se han contado todos los votos recibidos se calculan co-
cientes sucesivos para cada lista con la frmula: V/c + 1, donde V es el nmero total de votos
que recibi el partido y c es el nmero de curules que ha recibido el partido hasta el momento
(Al inicio c es 0 para todos los partidos), aquel partido que obtenga el cociente ms alto recibe
una curul, y su cociente es calculado nuevamente teniendo en cuenta el nuevo total de curules
asignadas, el proceso se repite hasta que todas las curules han sido asignadas. (Ver tabla 2)

Tabla 2
Partido A Partido B Partido C Partido D Partido E

Votos 340,000 280,000 160,000 60,000 15,000

Curul 1 340,000 280,000 160,000 60,000 15,000

Curul 2 170,000 280,000 160,000 60,000 15,000

Curul3 170,000 140,000 160,000 60,000 15,000

Curul 4 113,333 140,000 160,000 60,000 15,000

Curul 5 113,333 140,000 80,000 60,000 15,000

Curul 6 113,333 93,333 80,000 60,000 15,000

Curul 7 85,000 93,333 80,000 60,000 15,000

Total de curules 3 3 1 0 0
Propiedades del procedimiento de DHondt: a) Es consistente porque dado el mismo

electorales...
Los procedimientos
nmero de votos, siempre da los mismos resultados; b) La distribucin proporcional tiene un
margen de error pequeo; c) Favorece a los partidos mayoritarios y d) Est expuesto a resul-
tados paradjicos.
Mtodo de Sainte-Lagu (1882-1950) es un clculo de los promedios ms altos en una re-
presentacin proporcional, con un divisor diferente al de DHondt, se usa en nueve naciones
y en dos provincias de Alemania.
Una vez que se han contado todos los votos recibidos se calculan cocientes sucesivos para
cada lista con la frmula: V/2c + 1, las notaciones son iguales a las de la frmula de DHondt
y el procedimiento para calcular las asignaciones de curules tambin es el mismo, pero el re-
sultado es diferente, el mismo ejemplo sirve para ilustrar la diferencia.
55
Tabla 3

Partido A Partido B Partido C Partido D Partido E

Votos 340,000 280,000 160,000 60,000 15,000

Curull 340,000 280,000 160,000 60,000 15,000

Curul 2 113,333 280,000 160,000 60,000 15,000

Curul 3 113,333 93,333 160,000 60,000 15,000

Curul 4 113,333 93,333 53,333 60,000 15,000

Curul 5 68,000 93,333 53,333 60,000 15,000

Curul 6 68,000 56,000 53,333 60,000 15,000

Curul 7 48,571 56,000 53,333 60,000 15,000

Total de curules 3 2 1 1 0

Propiedades del procedimiento de Sainte-Lague: a) Es consistente porque dado el mismo


nmero de votos, siempre da los mismos resultados; b) La distribucin proporcional tiene un
margen de error pequeo; c) Ampla la diferencia entre el nmero de votos y el nmero de
curules disponibles; d) Toma en cuenta a los partidos pequeos para la asignacin de curules;
e) Si los partidos muy pequeos no reciben suficientes votos, no se les asignan curules; t) En el
caso de que no se asignen curules a un partido muy pequeo el resultado para el partido ma-
yoritario no se modifica; (puede comprobarse en los ejemplos); g) La aplicacin en el divisor
de la formula V/2c + 1 minimiza los cocientes pequeos, hace que el ndice aumente propor-
cionalmente a la tasa porcentual entre votos y curules y g) No es propenso a las paradojas que
se encuentran en otros ndices proporcionales. Por estas propiedades Gallagher11 considera
que el ndice de Sainte-Lague es superior a los dems. Una variacin que se usa en Suecia,
Noruega y Dinamarca es la sustitucin del primer divisor en el mtodo de Sainte-Lague por
1.4. El margen de error Se puede medir usando el ndice de Gallagher.12
Voto nico transferible. El votante expresa en una boleta apropiada el orden de sus prefe-
rencias. No depende de que los candidatos estn agrupados en partidos polticos. Una vez que
se han determinado las curules disponibles, los votos son distribuidos entre los candidatos en
forma similar a los sistemas preferenciales, pero adems de transferir los votos de los candi-
datos que han sido eliminados, los votos excedentes de los candidatos que ya han alcanzado
una cuota tambin son transferidos. Kestelman13 ha cuantificado la representatividad de estos
procedimientos.
Mtodos semi-proporcionales
Mauricio Garca Sainz

Tienen aplicaciones especiales que no se usan en elecciones polticas. Hay otros mtodos de
asignacin de curules, como la especificacin de cuotas para cada partido, los umbrales por-
centuales en la votacin y el peso asignado a las mayoras, en todos ellos se presentan paradojas.

Aspectos terico-prcticos de los procedimientos


electorales
56
Especifican las caractersticas de la boleta electoral, el grupo de votos permitidos, el mtodo
para contar los votos y un algoritmo para determinar el resultado. El resultado puede referir-
se a un solo ganador o puede referirse a varios ganadores, como sucede en algunos cuerpos
legislativos. El sistema de votacin tambin puede especificar como se distribuye el poder del
voto entre los votantes y como se dividen los votantes en distritos electorales, cuyos votos se
cuentan en forma independiente.
En la prctica la realizacin de una eleccin, por lo general, no es considerada parte de un
sistema terico-matemtico de la votacin. Por ejemplo la teora electoral se refiere a la boleta
electoral en forma abstracta, sin definir su forma fsica, ya sea una hoja de papel, una tarjeta
perforada o una pantalla de computadora con respuesta digital.
Sin embargo, se han hecho simulaciones y pruebas que indican que la cuenta manual de
boletas electorales est sujeta a errores involuntarios y a manipulacin de resultados; la tarjeta
perforada se daa con facilidad por lo que requiere reposiciones frecuentes y su lectura puede
dar lugar a errores; la pantalla de computadora con activacin digital es cara y est sujeta al
riesgo de los virus y de las mutilaciones de los macheteros; hasta el momento el mejor instru-
mento parece ser la boleta electoral de papel, diseada para facilitar el registro de las preferen-
cias de los electores y como una mejora un escner especfico para leerla (cdigo de barras).
La teora, tampoco especifica como se ga- El poder de los votos

electorales...
Los procedimientos
rantiza el secreto del voto, como se verifica el
resultado correcto de la cuenta de voto, que Es diferente al peso de los votos. En institucio-
autoridades son responsables de garantizar el nes donde ciertos grupos de votantes emiten
buen desarrollo de la eleccin o quien puede el mismo voto (por ejemplo, los partidos pol-
votar. Estos aspectos corresponden a la legis- ticos en el poder legislativo), el poder del voto
lacin poltica de la nacin en particular. mide la capacidad de un grupo para cambiar
el resultado de una votacin. Estos grupos
pueden formar coaliciones para maximizar el
poder de sus votos y de esa manera obtener
La boleta electoral poder poltico an siendo minoras.
57
Los diferentes sistemas electorales tienen
boletas electorales diferentes para permitir-
le al votante expresar su voto: a) Voto plural Status quo
(mayora relativa), el votante expresa slo
una opcin; b) Voto preferencial, el votante El peso de algunos sistemas de votacin est
expresa en una lista el orden de sus prefe- condicionado por si mismo, por ejemplo, si
rencias, incluyendo todas las registradas; se requiere una gran mayora para cambiar
b) Voto preferencial truncado, el votante el status quo. El caso extremo es el consenso
expresa en una lista el orden de sus prefe- por unanimidad, en el que para cambiar el
rencias, sin tener que incluir todas las re- status quo se requiere el apoyo de todos y
gistradas; c) Voto por posicin, el votante cada uno de los votantes. Un mecanismo di-
tasa en una escala cada opcin en forma se- ferente que favorece el status quo es el requi-
parada; d) Voto por aprobacin, el votante sito del qurum, que asegura la permanencia
puede seleccionar varias opciones relacio- del status quo si no hay votantes suficientes
nadas con grados de aprobacin o reproba- que participen en la votacin, para evitar que
cin; e) Voto acumulativo, el votante puede el abstencionismo intencional prevenga la
votar por el mismo candidato varias veces; integracin del qurum, este debe basarse
f) Algunas boletas electorales tienen opcio- en el nmero de votos emitidos a favor de la
nes adicionales como agregar un candidato, opcin ganadora y no en el nmero total de
ninguno de los registrados o voto de des- votos emitidos.
confianza en un candidato.

Distritos electorales
El peso de los votos
Cuando el propsito de las elecciones es
El ideal en una eleccin poltica se expresa escoger un cuerpo legislativo, la estructu-
como una persona, un voto, que significa ra de los distritos electorales debe adaptar-
que el voto de cada votante tiene el mismo se a la Constitucin poltica de la nacin en
valor que el de los otros votantes, por lo tan- cuestin, hay dos alternativas: a) Ganadores
to tiene el mismo peso. En casos particulares mltiples con una sola eleccin general, de-
este ideal se modifica, por ejemplo, en las terminando a los ganadores en base al total
elecciones en una compaa por acciones en de votos recibidos por su partido o b) Esta-
las que se aplica una accin, un voto dando bleciendo distritos electorales determinados,
por resultado que el voto de los accionistas donde los votantes tienen que emitir su voto
mayoritarios tiene ms peso que el voto de con opciones especficas y eleccin de un ga-
los accionistas minoritarios. Otro caso par- nador nico para el distrito.
ticular de modificacin del peso del voto es La manera en la que los distritos elec-
el voto de calidad para romper empates, en torales se integran y la forma en la que se
este caso si la persona que emite el voto de asignan las curules pueden afectar en gran
calidad tambin participa en la votacin em- medida los resultados de la eleccin.
patada, su voto tiene ms peso que los otros, Por lo general, las curules se asignan a los
pero si solo puede emitir un voto de calidad, estados, regiones o distritos electorales me-
sin participar en la votacin empatada, su diante un prorrateo basado en la poblacin re-
voto tiene menos peso que los dems. gistrada en los censos. Si hay cambios respecto
a la eleccin anterior se definen nuevos lmites para cada distrito electoral. Ambos procesos pue-
Mauricio Garca Sainz

den generar disputas polticas tanto por errores de distribucin, cuando las tasas de representacin
de la poblacin no son iguales, como por manipulacin con el fin de obtener ventajas polticas.

Conteo de los resultados


Conteo en las casillas: Nmero de electores registrados en el padrn electoral / N-
mero de votos emitidos = Abstencin
Conteo en los Distritos electorales: Orden de las preferencias para cada candidato =
58 Resultado preliminar de la eleccin
Conteo en el IFE: Aplicacin de los algoritmos aprobados a todos los votos emitidos =
Resultado final de la eleccin.

Conclusiones
Considerando que ninguno de los procedimientos electorales estudiados satisface todos los
criterios propuestos, los responsables de establecer un nuevo procedimiento de votacin de-
ben decidir, despus de un anlisis cuidadoso, cuales de estos criterios son los ms importantes
en el caso particular de Mxico, por lo que es oportuno y necesario iniciar un debate pblico con
participacin de los ciudadanos mexicanos, para modificar el status quo mediante una reforma
electoral a profundidad.
Se propone el procedimiento de Condorcet-Schulze para la eleccin del Presidente de la
repblica, gobernadores de los estados y presidentes municipales.
Se propone el procedimiento de representacin proporcional de Sainte-Lagu con listas
de partidos mixtas, para los senadores y los diputados que integran el Poder Legislativo fede-
ral y para los integrantes de los poderes legislativos de los estados y del D.F.

Referencias
1. The Economist. March 2000; 4 to 10: 83.
2. OConor J. J, Robertson E. F. The history of voting. The Mac Tutor History of Mathematics Archive, 2005.
3. Hagele G., Pukelsheim F. Llulls writings on electoral systems. Studia Lulliana 2001; 3: 3 - 38.
4. De Borda Jean Charles. Mmoire sur les lections au Scrutin. Histoire de l Acadmie Royal des
Sciences, 1781, Paris.
5. De Condorcet, Marquis. Essai sur L Application de L analyse el la probabilit ds dcisions rendues el
la pluralit de voix 1785, Paris.
6. Saari G. Donald. Geometry of voting. Studies in Economic Theory volume 3. Springer-Verlag. Berlin.
7. Hodge K. Jonathan & Klima E. Richard. The mathematics of voting and elections: A hands on approach.
American Mathematical Society.
8. Saari G. Donald. The Profile Structure for Luces Choice Axiom. Institute for Mathematical Behavioral
Sciences, 2005 - Paper 13.
9. Tideman Nicolaus. Collective Decisions and Voting: The Potential for Public Choice. Ashgate, 2006.
10. Schulze Markus. A New Monotonic and Clone-independent Single Winner Election Method.
Voting Matters, 2003; 17: 9 - 19.
11. Saari G. Donald. Consequences of Reverting Preferences. Mathematical Inteligencer 2003; 25, 4: 17-31.
12. Gallagher M. Comparing Proportional Electoral Systems: Quotas, Thresholds, Paradoxes and Ma-
jorities. British Journal of Political Science, 1992; 22: 469-496.
13. Kestelman P. Quantifying Representativity. Voting Matters 1999; 10:7-10.
14. Gallagher M. Mitchell P. (eds.) The Politics of Electoral Systems. Oxford: Oxford University Press.
Appendix B 2005.
15. Arrow J. Kenneth. Social Choice and Individual Values. New Haven: Yale University Press 1963.
Poema...
La seal en el muro

59

S oledad de abajo
y la brumosa mesa del caf.

Puerto de la Concepcin
y el viaje que no has de realizar.

Viudas de Oriente
y la pasin nostlgica.

Viudas de Poniente
te desnudo y me desnudas en sbanas de bramante.
Ojo de Agua de Crucitas
desde lejos viene la tarde.

Santa Rosala del Polvo


un candor de piedra en la mirada.

Rancho de Pulgas Pandas


el purificador de almas tragando lumbre.

Pila de Perros
el fontanero abriendo las fuentes de la plaza.
Amapolas del Ro
una flauta enamorada.

Soledad de Arriba
Don Juan el empalado bajo un claror de hogueras.

Vctor Sandoval
Colecciones del Seminario
de Cultura Mexicana
Del mexicano gusto
por el vino*
Salvador Cruz

Primero, el brindis

S
i algo caracteriza, ms que la lengua, ms que la religin, ms que la indumentaria,
a un pueblo dice Germn Arciniegas, es su cerveza, o su vino, o su whisky, o su
vodka, o su chicha; es decir, su licor Es el vodka lo que ha modelado el alma de
los rusos; suprimid el vodka, y la mitad de la literatura de ese pas resulta incomprensible.
Sobre la misma pauta camina el esplendor del Mxico mgico. El mexicano gusto por el
vino surge, picamente, del mito descarnado de una mujer, Meyahuel. De ella brot la planta
que abre sus aspas al viento, y que produce el vino blanco que beben los hombres.
As naci el licor primigenio de Mxico, el pulque.
Ahora bien: ya est el hombre y ya est el vino. sta es la advertencia para no despearse,
la invocacin de lo genuino: Bueno es y deleitoso, y si embriaga, no es por l mismo, sino por
las races que le mezclan y que le dan embriagadora virtud.
Quetza1catl, hroe cultural pero hombre al fin, bebi un da con exceso. Le fue servido
hasta cinco veces en honor de su grandeza. Llega el momento en que se ensimisma y siente
en su alma los ms sabrosos deleites. Canta y ordena traer a la reina para holgar juntos. Al
otro da, con el dardo de la angustia en el corazn, ante su dios se puso a llorar.
Andando el tiempo, Quetzalcatl ha de huir, pero sus enseanzas han prendido en la
mente, los ojos y las manos de los toltecas. Son artistas y artfices. Un arte principal es la gue-
rra, siempre en homenaje de los dioses.
Y el sabio Garibay nos advierte: teotl, vino de los dioses, significa batalla, pues ah se
logra la sangre que alimenta a las divinidades. Pero tambin era una bebida que se daba a
los guerreros antes del combate. Es decir, dioses y hombres llegan a confundirse girando en
torno al vino.

*
Salvador Cruz, Del mexicano gusto por el vino. Mxico: Seminario de Cultura Mexicana, 1970.
El
escritor Salvador Cruz, miembro de la Corresponsala del Seminario de Cultura Mexicana en la ciudad de Tehuacn,
Puebla, obtuvo con el ensayo aqu reproducido el primer premio, consistente en $30,000.00 del Concurso Literario
Nacional Elogio al Vino convocado por la Compaa Vincola del Vergel, S.A. de Gmez Palacio, Durango.
Lo que sucedi en las altas culturas de la altiplanicie mexicana fue una comunin de

por el vino
Del mexicano gusto
sangres rituales. Ocurri el ms esplndido brindis de dioses y hombres. El vino, que era una
cosa, se volva sangre, que era otra cosa.
Y las cosas, para los antiguos mexicanos, tenan alma.
Dijimos mal: todava para el mexicano de hoy cuenta el alma de las cosas. Y el espritu del
vino, desde luego. Un otom, por ejemplo, es capaz de brindar con el ro!
He aqu una escena moderna donde el espritu indgena del vino preside la adhesin del
hombre a su ms agobiante realidad. Pocas literaturas en el mundo pueden ofrecer esta triple
alianza de hombre-vino-ro, como lo hiciera el mexicano Lpez y Fuentes:
Un viejo tlachisqui, un vidente, se acerc hacia la orilla. Puso los brazos en lnea hori-
zontal, hacia adelante, y mirando fijamente al sol, musit un ruego:
Padre de lo que tiene vida y de lo que no vive: seor de la tierra, del agua, del viento y 61
del fuego: si das de comer al cuervo, a la vbora y al tigre, dame unos pescados para mis hijos
y para los hijos de mis hijos!
Avanz hasta donde el agua le llegaba a la rodilla y, tomando una botella que su mujer
le entregara, habl cara a cara con la corriente:
-T sigues tu camino y nosotros somos hormigas que nos quedamos aqu: ahora que tu
semblante es tranquilo, escchame
En la oracin son la palabra hueyatl, el mar, padre de los ros. El viejo, medio tap con un
dedo la boca de la botella, dejando caer algunas gotas de aguardiente en las aguas. Despus bebi
l. Fue como una alianza hecha en un brindis. Y todos avanzaron resueltamente ro adentro.
De las pinturas de bebedores en el interior de la pirmide de Cholula apenas descubier-
tas, a este brindis en elocuente monlogo qu es lo que ha sucedido a travs de los siglos?
La razn es que el mexicano gusto por el vino es un rito, no individual, sino colectivo. Amado
Nervo, que en 1896 sali de la provincia para ganar el mundo, escribi ese ao: En Mxico
no se concibe el trago, sino platicado. Jams, por eso, ver usted entrar solo a un mexicano a
la cantina. La copa que no se platica no tiene sabor.
Lo esencial es el brindis. Y entre las civilizaciones del mundo a travs de las edades, Mxico
diluye el culto a la palabra en el ritual del vino.

Una coexistencia: maguey y vid


Con los conquistadores lleg el vino. Y como el buen sarmiento emprende buena vid, en nuestro
virreinato de filigrana se dio fe del gusto bquico en tarjas, loas, villancicos, carros alegricos, jue-
gos de artificio y unos cuantos bandos, pragmticas y cdulas reales. Sin embargo, el vino no su-
plant al pulque. Un da el gremio de pulqueros eligi a Hrcules para su carro alegrico. Otra
noche, rematando un castillo de cohetes, arde Ganimedes con la copa en alto para servir a Zeus.
Lo que podan contemplar los hroes homricos, a rastras o desde lo alto, era el nacimien-
to de un pueblo mestizo cuyos gustos no se suplantaban, coexistan.
Juan de la Cueva, que anda en Nueva Espaa por 1575, admira las danzas indgenas y
advierte la aculturacin:

En ellas no veris petos ni lanzas


sino vasos de vino de Castilla
con que entonan del baile las mudanzas.

Y aos despus, en 1604, Bernardo de Balbuena alude al aguamiel y su consumo segn l,


excesivo en la Ciudad de Mxico:

Pues quin dir la cantidad de azcar


que en una golosina que se bebe
gasta el ms pobre cual si fuera un Fcar?
Quin a dar suma y nmero se atreve
a las tabernas que hay de esta bebida?
Qu esponja alcanza lo que aqu se embebe?
Ha dicho el ms pobre, el desvalido, el El vino le sirve a Palafox y Mendoza para sus
Salvador Cruz

de nfima capacidad econmica. La verdad es incursiones poticas. Si en nada revelan al


que pulque y vino eran distintivos de nive- batallador, s denuncian al gran comprensivo
les extremos en la pirmide social de Nueva de las virtudes del indio:
Espaa. Pero a ratos porque en gustos nada
queda escrito, tales extremos se confundan. Hasta la bodega llena
El vino le sirve a Francisco de Terrazas de licores olorosos,
como tema a un endecaslabo que va a ser baja los pies amorosos
la primera ddiva de Mxico a las literaturas y la fuerza le enajena
extranjeras. En verdad, el ms antiguo poe- de aquellos vinos preciosos.
ta mexicano de nombre conocido, escribi
62 este verso que en su totalidad de 27 letras co- El vino le sirve a fray Juan de la Anunciacin
pi Alonso de Ercilla: cuando alboreaba el siglo xviii. Su romance
jocoso en boca de un tlaxcalteca tiene tintas
en vino y grave sueo sepultados. de Baltasar de Alczar:

Despus de haber bien cenado


El vino le sirve a Fernn Gonzlez de Eslava me pas hacia la taberna
para metaforizar litrgicamente; no hay que a llorar su triste muerte
olvidar que el vino era de primera necesidad con lgrimas de las cepas.
en la nueva religin:

Da dulzor divino la Vid verdadera... Y es el vino, pero el vino del pas, esto es,
el pulque, como escribi Humboldt, el que
ilumina la ms lograda imagen de la poesa
El vino le sirve a Babuena para ir sobre la colonial sobre el acto de tlachicar. Gngora vino
huella frayluisleonesca, tan apreciada en esta a gozar el oro y la luz de Nueva Espaa y se
tierra del sol: qued siglos entre nosotros. Uno de sus disc-
pulos postrimeros, Miguel de Reyna Zevallos,
Labra tu via, planta tus parrales, dej esta sntesis en 1736:
la fresca vid al lamo arrimada...
Y como suele abeja artificiosa,
cuando a la flor el labio acerca activa,
que el centro chupa, y labra deliciosa
la miel, que sazonada el gusto aviva;
del indio as la industria laboriosa
toca el maguey, y el dulce jugo liba:
...las uvas como grana, que el aguijn lo agudo hurta la maa
de adonde el vino y alegria mana. por el fcil conducto de la caa.

Pocas veces se ha logrado en las literatu-


ras hispnicas, aprisionar en ocho versos el
alma del paisaje! A tanto lleva el mexicano
gusto por el vino.
... y en el otoo frio
ve en el lagar correr
de mosto un ro.
Y la caa ampli el mundo
El vino le sirve a Gaspar Prez de Villgr para Se gusta el vino del conquistado y el conquis-
un smil del sueo por cansancio. Se descu- tador, y ese regusto llega al corazn de la me-
bre el ro Bravo, trpoli novohispana, el palacio virreinal. Un
da el gran urbanista que fue Revillagigedo
y cual suelen en pblica taberna orden renovar el edificio. Crea indispensa-
tenderse algunos tristes miserables, ble dignificar lo que a la sazn era una hon-
embriagados del vino que bebieron: rada casa de vecindad segn Sedano, con
as los compaeros se quedaron... fonda y vinatera que llamaba la Botillera
as como almuerceras donde se venda pul-

por el vino
Del mexicano gusto
que pblicamente, y, de secreto, chinguirito.
Imperceptiblemente, a ciencia y paciencia
de los pesquisidores y los jueces haba sentado
sus reales en pleno palacio de los virreyes el
chinguirito, aguardiente de caa de azcar.
El jesuita Francisco de Castro, a fines del
siglo xvii, detectaba ya la superposicin de
gustos. Se haba abierto paso un nuevo con-
cepto y una nueva palabra: aguardiente. Es as
como canta los dones del maguey; al indgena,
63
Tres potables le brinda: uno, es el vino
que cuando la alquitara le resuelve
sabe correr por aguardiente fino...

El mexicano haba aprendido a destilar. Sor


Juana, siempre atenta a los nuevos dones de la
cultura, alude a una Celestina, fruto de la cola-
boracin novohispana e hispana que, por eso,

se form de un trapiche y un ingenio.

Pero otra vez el uso se vuelve abuso. Para


1782 Rafael Landvar, en su Rusticatio Mexi-
cana, condena al productor de caa de azcar
que mediante ignominiosa industria, extrae
fuertes licores. Y no olvida apuntar la razn
econmica del caso: por su bajo precio, el
nuevo destilado atrae a la plebe y aumenta
los dineros del avaro.
La verdad es que se haba desplegado una
carta geogrfica de bebidas espirituosas que
cubre en nuestros das lo largo y lo ancho
de Mxico: acajul, comiteco, charanda, chichi-
hualco, holanda, huiquio, lapo, teshuino...
En los conventos, para consumo interior
y exterior por su virtud reconfortante, se pre-
paraba el rompope: alcohol, yemas de huevo,
leche, azcar, canela y vainilla. De todos los
ingredientes slo la vainilla era producto in-
dgena del trpico.
El erudito Trens revela que entre las cla-
ses sociales ms elevadas se acostumbraba be-
ber el hipocrs (vino, azcar, canela, pimienta,
clavo, jengibre), la caspiroleta (leche, huevos,
azcar, canela y aguardiente), la clarea (vino
blanco, miel, canela, clavo, nuez moscada)... y
gran variedad de bebidas espirituosas.
Entretanto los pobres, que como dice
Novo siempre han sido ms que los ricos, se
entregaban a las infusiones de casi todas las
frutas que en esta tierra hay: indgenas (tejo-
cote, capuln) o venidas con el conquistador
(naranja, limn).
El mexicano haba aprendido a des- desata en plata lo que en copos bebe..
Salvador Cruz

tilar. Ya le ofrecera al mundo ese mezcal o Aqu el cielo fecunda


aguardiente de maguey que en su da ocup la valles que en uva liberal inunda...
atencin de Humboldt. La primitiva indus- y el fruto de sta, opimo,
en ese fiel os da, dulce racimo,
tria del mezcal tequila tendra necesidad de
cuya sangre encendidava, cuando corre,
bifurcarse por especializacin: mezcal y te- mucho ms lucida
quila. Como precisa Farga, tales bebidas no
son propiamente vinos sino aguardientes.
Por su gusto por su puro gusto, querra- La cita potica se ve confirmada en 1804
mos decir Mxico iba a contribuir a aumen- por Humboldt, que explaya: los millares de
tar el mapa de los brindis en el mundo. mulos que todas las semanas llegan de Chi-
64 huahua y de Durango a Mxico, traen, a ms
de las barras de plata un poco de vino de
Paso del Norte.
Intermedio: Sin embargo, el consumo interior era
de Durango llega el vino tal es decir, el mexicano gusto por el vino
era tal, que por Veracruz entraba un pro-
medio anual de 30000 pipas de aguardiente
En la curiosa Loa de las ciudades de Nueva Es- y 40000 pipas de vino. Y hay que tenerlo en
paa exhumada por Alfonso Mndez Plan- cuenta: ms caro aqullo que sto.
carte, lucen las perlas del virreinato: Puebla Por la banda del Mar del Sur tambin
de los ngeles, Valladolid de Michoacn (hoy razn: entraba un poco de vino de Chile.
Morelia), Guadalajara de la Nueva Galicia, importacin por el Ocano Pacfico.
Mrida de Yucatn, Antequera de Oaxaca, A lo lejos, en el horizonte, se perci-
Durango de la Nueva Vizcaya ba una chispa que iba a llegar a incendio.
Aqu el transente de siglos se para a oir Mxico sera libre polticamente, pero su
los versos de 1713 hasta percibir el rumor del gusto por el vino no quedara encerrado en
vino, inmerso atvicamente en el mito de sus fronteras.
la sangre:

la Ciudad de Durango representa,


que en la Vizcaya Nueva Con la Independencia
el nombre y el honor primero lleva:
triunfa el vino
reino tal, que en sus trminos distantes
hasta hoy no han visto linces caminantes,
inundado de nieve Lizardi escriba sus novelas sobre la plata-
forma de un refrn de uso personal o del
vulgo. El Periquillo Sarniento obedece a un
pequeo evangelio: fue pecador en vida
y muri santo. Don Catrn de la Fachen-
da cumple el anatema popular: quien mal
anda, mal acaba. Y en tanto Periquillo be-
ba vino, Catrn se hunde en aguardiente.
Poco despus de la Independencia el
Doctor Mora nos deja este aguafuerte del
indgena: su bebida ms comn es el agua
o pulque; no deja de embriagarse algunas
veces con el aguardiente de caa, que por
desgracia ha llegado a ser en el pas de un
consumo general; pero es una calumnia ase-
gurar que este vicio le es caracterstico. Y
enseguida el visionario de Mxico afirma:
despus de la Independencia el carcter
moral de los mejicanos ha mejorado consi-
derablemente; por ella han recibido la dig-
nidad de hombres de que antes se hallaban
despojados.
Borrada la ignominia de las castas, el

por el vino
Del mexicano gusto
mexicano tiene independencia hasta de gus-
tos. Se sientan bases para la integracin de
un pas de clase media. Un jovencito que
todo lo observa nos traslada puntualmen-
te usos y costumbres; en las visitas a media
maana las damas consumen vinos dulces
como Mlaga, Pajarete o Pedro Ximnez;
contrariamente, el sexo feo se las compona
con rspido cataln, llamado judo, porque
no conoca las aguas del bautismo. Tal es-
criba, con gracia, Guillermo Prieto. 65
Esta preferencia por el vino dio por re-
sultado el uso, cada vez mayor, de las be-
bidas embotelladas. Cuando la marquesa
Caldern de la Barca se sienta a compartir
la mesa con Santa-Anna, la urbanidad del
caso prescribe licores de marca. Tambin
el leo annimo Banquete al General Len,
en el Museo de Chapultepec, muestra a las
claras que para 1844 era comn el uso de la
botillera.
Sin embargo, la costumbre no era priva-
tiva de las clases acomodadas. Jos Joaqun
Pesado, que entre otras cosas ensay injertar
la poesa azteca en la lrica neoclsica, descu-
bre cmo en el mercado pueblerino,

. . . brillan vasos de colores


y botellas transparentes
con embriagantes licores. de abrir la puerta a todas las civilizaciones
contemporneas. No poda escapar a este es-
tira y afloja el mexicano gusto por el vino.
En otro leo annimo de mediados de siglo, El nacionalismo acaudillado por Alta-
Esto es vida, por hoy en el Museo de Arte mirano tuvo su esplendor plstico en obras
Moderno, el convite degenera en ria con un como el Fray Bartolom de Flix Parra, El
buen nmero de botellas. Y no olvidemos al suplicio de Cuauhtmoc de Izaguirre y, a tra-
pintor poblano-tlaxcalteca Agustn Arrieta, vs de los siglos, El descubrimiento del pul-
cuyos bodegones son incomparables sntesis que por Jos Obregn. Sin embargo, en este
de la poca: en los fondos brillaba el vidrio de ltimo cuadro los perfiles se rehusan a salir
las botellas de vino. indgenas y resultan helensticos.
Al dejar a su libre albedro sus gustos po- La brjula apuntaba hacia todos los ho-
tables, el mexicano libre se decidi por el vino. rizontes
Un da un archiduque rubio iba a imponer a Un cuentista en olvido, Alberto Leduc,
las encopetadas clases sociales el gusto de los fecha su cuento Fragatita en 1884. La herona
vinos europeos, en cuyas etiquetas brillaban ya no bebe vinos de linaje latino sino de la
oro y cuentas de vidrio escudos imperiales. ms reciente importacin sajona:

-Qu bebes, Fragatita?


-Lo que t bebas, curro.
Nuevo baco, nuevos vinos -Whiskey o compuesto?
-Pues whiskey, Juan.
Al triunfo del gobierno juarista, con la paula-
tina restauracin de la Repblica, dos tensio-
nes extremas operan en el seno de Mxico: Y en la vida real, ese mismo 1884, en
una vuelta a lo nuestro primera conciencia modernismo, Gutirrez Njera comparte el
de lo mexicano universal y el franco deseo poema que abre l con su Duquesa Job,
media botella de rico vino. calado el honguillo picaresco y
Salvador Cruz

arrellenado en cmoda poltrona,


apurando un vaso de cock-tail
Y cuatro aos despus, su gama gustativa es la fragante y helado.
de su poca Las novias pasadas son copas va-
cas, en el cosmopolita crepsculo finisecular: (Y en este punto, ser necesario decir que
el coctel se invent en tierras de Mxico, en
Champaa son las rubias de cutis de azalia; Campeche, segn el conocedor don Lucas de
Borgoa los labios de vivo carmn; Palacio? Lo cual revela que si Mxico reci-
Los ojos oscuros son vinos de Italia; be, sabe corresponder gracias a su esplndida
Los verdes y claros son vino del Rhin! inventiva, modernamente cuantificada por
66 Eusebio Dvalos Hurtado.)
Otra vez, a lo lejos, se advertan chispas
El vino se identifica con la mujer. Daz que llegaran a incendio. Y otra vez el mexicano
Mirn al dirigirse A Ella logra la ms completa sabra ir a ganar su libertad. La libertad de
superposicin: hacer su propio vino de uva, por ejemplo.

... y eres embriagadora como el vino.

Con la Revolucin
Juego de figuras evanescentes que en vuelve a triunfar el vino
Tablada llega a la abstraccin total:

... ebrio del vino de tus histerias. Cuando estalla la revolucin en 1910, en la
ciudad de Mxico los expendios de pulque
blanco llevan curiosos nombres: Los Repu-
En la provincia, donde el tiempo se detiene blicanos, La Noche Triste, La Diosa Euterpe,
dcadas, apenas resulta natural que el vino Los Perros, La Libertad, El Serrallo, La Venus,
ofrezca su mxima calidad de aejo. El Antiguo Gato, El Campamento, El Templo
Si Payno en Los Bandidos de Ro Fro de Morfeo, La Africana, La Serenata, En las
1889 hace aparecer una copa de Jerez, Astas de un Toro, la Reina Xchitl, La Marina,
que tendra ms de setenta aos, en Lagos el La Gran Babilonia
poeta del pueblo, Francisco Gonzlez Len, El afn enciclopdico y el cosmopolitis-
ordena escanciar en aras de la galantera: mo lo invadan todo. Pero observemos que
una vez ms el pulque era distintivo del nivel
En los griales poned los vinos; ms bajo en la pirmide social. En la cspi-
de los rancios, de los finos; de, en el Palacio Nacional, el viejo presidente
y con mostos ambarinos haba instituido el Brindis con vinos euro-
brindaremos, caballeros, peos del 15 de Septiembre; era tambin su
por los fueros femeninos... da onomstico.
En fin, arden con sangre y pasin los
campos de Mxico. Triunfa la causa y aun-
Los horizontes no se cerraban, se abran. que el panorama se tie de nacionalismo hay
En 1897 el curioso Almanaque Bouret para espacio para los ensayos exticos. Hay una
Mxico, pero impreso en Francia, ofreca esta especie de cohesin de extremos de la que
gama: Chartreuse, coac, vermouth, ajenjo, no poda escapar el gusto por el vino.
champaa, byrrh, anisado, tinto Burdeos y Por una parte, cabe el costumbrismo de
tinto Borgoa. Saturnino Herrn con su friso Nuestros Dio-
Se haba operado un cambio. El dios del ses, de 1916: en un fragmento, jvenes in-
vino haba cambiado ropas. Rafael Delgado, dios y mestizos conducen, como en andas,
en La Calandria, dio la razn esttica. Baco racimos de uvas y otros frutos de la tierra
era Baco pero mestizada. Por otra parte, cabe la bsqueda
universalista de Jos Juan Tablada:
no aquel que los pintores de
antao coronaban de pmpanos, Rectors champaa fox-trot
sino el moderno, el que yo pintara
festivo y risueo, plido el rostro,
por el vino
Del mexicano gusto
67

Ms todava: en la provincia recndita los esa sangre se nos va de las manos, que otra
viejos licores vuelven a servir a los poetas mano invisible nos retira su goce.
para identificar a la mujer. Gonzlez Len se Y aqu se cierra tal vez sin querer un
extasa ante unos esplndido ciclo literario que se remonta a
Gaspar Prez de Villagr en los albores del
ojos dulces y oscuros, como es el siglo xvii:
vino de Malvasa.
y como muchas veces acontece
que con descuido suele deslizarse
Ramn Lpez Velarde canta a la patria nueva un regalado vaso de las manos
y la increpa con dulzuras de vino: dejndonos muy tristes y suspen-
sos y casi sin aliento, boquiabiertos
de verle por el suelo destrozado
Si me ahogo en tus julios, a m baja
desde el vergel de tu peinado denso
frescura de rebozo y de tinaja, Hermossimo hilo de contemporaneidad
y si tirito, dejas que me arrope que hace nudo cordial con el poema de Jaime
en tu respiracin azul de incienso Torres Bodet que aprendimos en los das de
y en tus carnosos labios de rompope. estudiante, Ruptura:

... y nos hemos quedado


En general el hombre nuevo de Mxico ha con las manos vacas, como si una guirnalda
aprendido a elegir lo que le rinden su tierra y se nos hubiese ido de las manos;
sus manos. En cuanto a bebidas est en guar- con los ojos al suelo,
dia con las importaciones que, como lo an- como viendo un cristal hecho pedazos;
tevi Nava en su Nueva Grandeza Mexicana, el cristal de la copa en que bebimos
tienden a desnaturalizarnos como mexica- un vino tierno y plido...
nos mientras aspiran a naturalizarnos como
cosmopolitas.
El hombre nuevo de Mxico bebe me- Estad seguros: hijo de una tierra que todava
jor cada vez. Y como lo bueno, si poco, sabe parir volcanes, el mexicano cumplir su
doblemente bueno, a la vez que cualifica, destino, con sus esperanzas y temores, con
cuantifica ante la responsabilidad de esta sus gustos y sobre sus gustos: la muerte, las
hora del mundo. flores, el vino...
El mexicano gusto por el vino es mito y Un da tambin estad seguros alcanzar
rito. Y en nuestros das por la prisa, por la el vino que augur un poeta todo un poeta,
angustia del momento, a veces parece que Alfredo R. Placencia: el vino de las cumbres.
Programacin flexible,
para la propuesta europea de
formacin A lo largo
de toda la vida
Enrique Gastn
Presidente de la Corresponsala de Zaragoza, Espaa

L
a propuesta de la Unin Europea de ampliar la formacin a lo largo de toda la vida
nos da la oportunidad de revisar ahora muchas rupturas en la existencia humana, cuyo
debate nunca ha sido zanjado de manera satisfactoria. Quedan todava, como mnimo,
cinco polmicas de gran trascendencia:

La separacin del mundo del trabajo y el del estudio.


La separacin del trabajo y el ocio.
La programacin lineal o flexible de la actividad humana a lo largo de la vida.
La decisin sobre puestos de trabajo o actividades.
y los problemas de financiacin de cualquier decisin que se tome.

Ni la Unin Europea, ni el gobierno de Espaa ni los sindicatos se atreven a aceptar, en la


prctica, la idea de que, A) todos los seres humanos somos distintos, B) no todos los trabajos
son iguales y C) no todas las circunstancias personales son las mismas. Domina el criterio de la
gran generalizacin. Para todos lo mismo, Caf para todos. Tampoco se suele tener en cuenta,
suficientemente, lo que tiene de cierto la fenomenologa: los humanos adems de ser diferentes
tenemos, cada uno, una percepcin de la realidad social distinta. Desde el punto de vista psico-
sociolgico, las atribuciones causa/es deforman todava ms lo que se entiende, lo que se inter-
preta y lo que se termina haciendo.
Tampoco se tiene en cuenta, lo suficiente, la existencia del azar y su capacidad deter-
minante sobre la existencia humana. Todo esto son banalidades. Cosas que ya se saben. Sin
embargo dificultan el trabajo sociolgico, ya que se acta polticamente como si se tratase de
problemas superados. Cientficamente bastan para justificar que cualquier modelo tendra
que partir de una epistemologa basada en la Teora del Caos, en lugar de la epistemologa
clsica, basada en las repeticiones, las regularidades y la supervaloracin del anlisis causal,
en el mundo de lo social.
Empezando por la primera polmica, la de quines y cundo trabajan, y quines y cundo
estudian. La separacin trabajo-estudio supone un atentado contra el ser humano total. Un
caso claro de alienacin. No se respetara el hecho de que los nios nacen con cerebro y con
manos, con ganas de aprender y aptitudes

Programacin flexible...
para ello; y tambin con inters y capacidad
para trabajar. Durante milenios la humani-
dad ha condenado a unos al trabajo y privile-
giado a otros con el estudio, al mismo tiempo
se creaban relaciones asimtricas entre am-
bas actividades. Hoy se fraccionan las activi-
dades en el tiempo, y se siguen manteniendo
desigualdades sociales. Se separa el tiempo de
estudiar y el de trabajar. Hasta los seis aos
se presume que los nios estn jugando, aun-
que no es as. Desde los seis hasta los die- 69
cisis se estudia obligatoriamente. Y nadie
trabajara durante su tiempo de formacin,
hasta los diecisis, o dieciocho, segn los
pases. A partir de esa fecha unos seguiran
estudiando, no necesariamente los ms capa-
citados; y otros empezarn a trabajar, enten-
diendo por trabajar algo relacionado con los
puestos de trabajo remunerados, que tampoco
es el nico trabajo. Estos ltimos tampoco
seran necesariamente los menos capacita-
dos. Hay muchas cosas falsas en lo dicho has-
ta ahora. En mayor o menor medida todos han
trabajado siempre y todos se han formado. Y
todos han disfrutado con ambas cosas, cuando
no se hacan de manera coactiva.
Ya en las actas de la Primera Internacio-
nal Obrera aparece la idea de que no habra
que separar el estudio del trabajo. Que los
obreros puedan estudiar y que los estudiantes
tambin trabajen. Hay situaciones excepcio-
nales: algunas actividades, por su naturaleza,
requerirn una dedicacin muy intensa, fue-
ra de lo comn. Y apenas dara tiempo para
otros trabajos. Una violinista, un atleta, un
neurobilogo, un bailarn, un artista o arte-
sano vocacional, en cualquier faceta, por dar
algunos ejemplos, tienen que concentrarse al
mximo en cada paso de su profesin. En ge-
neral se trata de personas que disfrutan con
su especializacin y que sienten el orgullo
de lo que hacen o producen. Gozan con ello.
Pero no son as todos los casos. Muchos, por
no decir los ms, tendrn que realizar tra-
bajos rutinarios, poco prestigiosos, mal re-
munerados, mal valorados por la sociedad,
aunque necesarios, o indispensables.
La frustracin producida por esta sepa-
racin coactiva entre estudio y trabajo alcan-
zar a la mayora
En la prctica, desde las guarderas, los
jardines de infancia o los miniclubs suecos,
se aprovecha para ensear a nios y nias
todo cuanto interesa a los adultos que sepan,
socializacin, junto con otras habilidades
que interesarn directamente a los propios
70
Enrique Gastn
nios, educacin. No hay verdadero respeto Lo importante es que no slo se asegu-

Programacin flexible...
por el juego, y esto lleva a la segunda po- raron las fracturas temporales entre el tra-
lmica, la separacin del trabajo y el ocio, bajo, el estudio o el aprendizaje, sino que
mucho ms investigada: desde las pedago- se programaron de por vida. Y esta sera la
gas de aprender jugando, los programas tercera polmica: la planificacin lineal de
educativos de televisin infantil y los ju- por vida.
guetes educativos, se estara privando a los Esta planificacin da por superada la idea
nios del placer de jugar por jugar, y jugar del tiempo monocrono y el tiempo policromo,
por su cuenta. Individual o colectivamente. optando decididamente por el primero, sino
Y sin la interferencia controladora de los que consagra la idea de las reglas medievales
adultos. Los juguetes educativos tampoco de San Benito: un tiempo para cada cosa, una
se conciben respetando el juego. El estudio cosa detrs de otra y nunca dos cosas a la vez. 71
s merecera separaciones. Es algo muy se- La dicotoma Tiempo monocrono-Tiempo
rio y los nios tendran que enfrentarse a l policrono procede del antroplogo Edward T.
conscientes de que eso no es un juego. Jugar Hall. El tiempo monocrono, estrictamente li-
es otra cosa. Seguramente el mayor de los neal, est relacionado con el control tcnico
placeres humanos a lo largo de la vida es el del tiempo, y con el uso coactivo del tiempo
juego de los nios y las nias. Durante este controlado. Es propio de las sociedades capi-
tiempo la infancia tambin trabaja y juega talistas avanzadas, aunque no nicamente de
a trabajar, de mil maneras. Unas que son ellas. La idea de no hacer ms de una cosa a
alienantes y otras no. Con los adultos, el la vez; y hacer una cosa detrs de otra, afecta
equivalente de placer, segn Erasmo, en su a todas nuestras relaciones sociales, pero so-
Elogio de la locura, sera la tertulia: hablar, bre todo, y hay que admitirlo, ampla la capa-
charlar tranquilamente con las personas que cidad productiva y la eficacia, en trminos de
se desea. El trabajo y el estudio suelen ser rendimiento. No de bienestar social. Y resul-
incompatibles con dicho placer. Pedir a los ta muy difcil escapar a las previsiones de la
obreros que no charlen de sus cosas mien- sociedad sobre su uso. Hoy marcara el ritmo
tras trabajan es una de las peculiaridades de la vida social, como lo hace con la vida
ms frecuentes de las empresas. Y el ejem- industrial. Los individuos sometidos al tiem-
plo de la nia que llega a casa, despus del po monocrono tienen toda clase de tiempos
primer da de clase institucional de su vida, coactivos, internamente divididos. Tiempo
diciendo: me han castigado en la escuela. de descanso, de trabajo, de recibir visitas, de
Qu te han hecho? Me han dicho: Cllate!, comprar, de administrar, de tomar el sol o
mostrara hasta qu punto hay dificultades de hacer el amor. Se desarrolla en agendas y
para compaginar el placer de charlar con la programas informticos para sustituir a una
eficacia en el trabajo y en el aprendizaje. memoria incapaz de controlar las exigencias
Parece razonable respetar las 14 horas temporales. Las divisiones monocronas al-
diarias de juego y placer que necesitan los canzan a la religin, de donde proceden. En
nios. Y respetar su derecho a no ser condi- los conventos, primero maitines, despus
cionados con el aprendizaje de materias que adorar al seor y despus el desayuno. Al-
se presten a interpretaciones partidistas. canzan tambin a las relaciones ntimas y fa-
Algo que habra que programar para ms miliares, al trabajo, la alimentacin y al sexo.
adelante, cuando ya tengan las facultades Slo en forma parcial se tiene conciencia de
crticas formadas. hasta qu punto las divisiones y subdivisio-
El control social informal, y el formal, nes horarias condicionan la vida y empobre-
aparecen hoy con normas legales: inspectores, cen la comunicacin interindividual. Desde
policas y todo el entramado jurdico para ase- el lado prctico, supone el establecimiento
gurar la separacin trabajo-estudio y trabajo- de prioridades y jerarquas: si el tiempo est
ocio. El libro del ganador del Premio Pulitzer, linealmente dividido por la colectividad, en
Tiempo, trabajo y ocio, de Sebastin de Grazia, nuestra conciencia, en cada fraccin del mis-
lo mismo que la Crtica de la vida cotidiana, mo, no cabra ms de un repertorio limitado
de Henri Lefebvre, y El hombre un idimensio- de acciones posibles. Unas tendrn que ex-
nal, de Herbert Marcuse, son de la dcada de cluir a otras, en una gradacin que tender a
1960.Y lo que en estos textos se trataba enton- ir, aunque no siempre, de las cosas ms im-
ces no son polmicas superadas. Se insista en portantes a las menos. En sntesis, gracias al
la idea del ser humano total. tiempo monocrono los humanos se someten
a un ritmo que no les es, como individuos,
propio; especializan las posibilidades de su profesionalmente. En sntesis, el esquema es-
Enrique Gastn

vida y jerarquizan sus acciones. Metafrica- tndar y lineal es: hasta los 18 estudio, de 18
mente, el tiempo monocrono tiene toda una a 65 trabajo; y desde los 65 hasta la muerte,
cultura de analogas y frases colectivamente retirados.
consensuadas, en la llamada cultura occiden- Si esta frmula coincide o no con lo que
tal, que lo asemejan al resto de los objetos. los humanos somos, importara poco. Y as,
As, el tiempo se puede despilfarrar u opti- cuando hoy se nos dice a los viejos que tene-
mizar, gastar o aprovechar, ganar o perder, mos derecho a la formacin a lo largo de toda
alargar y matar. Pese a ser un tiempo social la vida, parece que se nos est programando
y humano, intentara ser tan preciso como el para que no seamos ociosos, que cuidemos
de los relojes. En sntesis, la concepcin de a los nietos (por cierto, que es una actividad
72 formacin a lo largo de la vida, si se entiende maravillosa); que hagamos recados, y que
como estudiar despus del retiro laboral, es asistamos a los cursos de la universidad de
el ejemplo supremo del tiempo monocrono. la experiencia.
El tiempo policromo, por el contrario, La expresin programacin flexible de
sera impreciso. Entre las caractersticas del la vida se debe a Fred Best, que la emple
tiempo policrono estara la de su impreci- como subttulo a su artculo, Recycling
sin. Propio de las sociedades primitivas y People (Reciclando a la gente), en el que tra-
de las tradicionales, donde no existe una cul- t del reparto del trabajo (febrero de 1978).
tura relacionada con la idea de que el tiem- Se trata de una investigacin pionera sobre
po sea algo que se pueda perder. As, caben las posibilidades de la flexibilidad en la dis-
toda clase de parntesis, interrupciones de tribucin del trabajo a lo largo de la vida. No
actividades para atender asuntos colaterales, trat del estudio y la formacin ms que de
libertad a la hora de atender o no una cita; manera indirecta. Best dividi nuestra exis-
de citarse para comprar algo y aparecer con
dos amigas ms, con intencin de tomar un
caf. Pocas cosas supondran un compromiso
cerrado; faltas de puntualidad que no consti-
tuyen descortesa; y, desde luego, desvincula-
cin del tiempo y el dinero.
Estas dos temporalidades sociales, tan
diferenciadas, plantean dificultades para di-
fundir modelos culturales nicos, entre gru-
pos de temporalidad distinta.
La rigidez monocrona es aplicable a la
dialctica trabajo-formacin a lo largo de
la vida. As. hasta los 16-18 aos hay for-
macin obligatoria (quienes vayan a la uni-
versidad ampliarn estos aos, y quienes
no encuentren trabajo, tambin). Despus,
hasta los 65-67 aos, trabajar sin parar. y a
partir de los 65 jubilados o retirados. La pa-
labra retirado o retirada es terrible. Cuando
esta programacin de la existencia se hace in-
soportable, se puede solicitar la baja tempo-
ral por depresin o por enfermedad, aunque
est mal visto. Y se perdera empleabilidad,
otro concepto terrible. Algunos privilegia-
dos, normalmente profesores universitarios,
pueden tener un curso sabtico, cada ciertos
aos. Y poco ms. A las mujeres, por aquello
de que nacemos de ellas, en las sociedades de
bienestar se les conceden permisos de mater-
nidad; pero en castigo se les pondrn mayo-
res dificultades para encontrar empleo, se les
pagar menos y se les promocionar menos,
tencia en tres categoras: 1 Dormir; 2 jugar, permitir la mayor flexibilidad en la distribu-

Programacin flexible...
ocio, comer, educacin y descansos varios; y cin del tiempo de cada uno, respetando la
3 Trabajar. A partir de esta divisin constat conveniencia propia, puede plantear ciertas
que nuestro tiempo de trabajo habra variado dificultades prcticas; pero responde a la ra-
muy poco desde la Prehistoria. Antes del ao cionalidad.
5000, antes de Jesucristo, en el Neoltico, con El modelo que presento, Modelo Juaqui-
unas expectativas de vida de 18 aos, nues- nilla, parte de unas cuantas hiptesis, que ha-
tros ancestros dorman 7 aos y medio, juga- bra que experimentar de manera emprica:
ban y coman 4 aos y medio, y trabajaban a) a las personas les gusta disfrutar con
para sobrevivir 6 aos. El hombre industrial, ms intensidad en su juventud y en las eda-
con una esperanza de vida superior a los 78, des ms crticas, que en la vejez.
y las mujeres a los 82 aos, duerme casi 30 b) En la era de la globalizacin y del 73
aos, pasa entre estudio, ocio, descansar y gran desarrollo tecnolgico, es necesario re-
reponer fuerzas, unos 40 aos, y trabajara ciclarse constantemente.
menos de 10. La estimacin de Fred Best es c) A nadie, a ninguna edad, le gusta sen-
discutible; pero fue ampliamente razonada y tirse marginado.
aceptada por la crtica en su momento. d) El crecimiento de la poblacin asegu-
Calculando que lo que se trabaja, en un ra que, salvo algunas excepciones, no van a
sentido convencional de la palabra, no llega faltar trabajadores preparados para cualquier
a los 10 aos, y que estamos en una civili- actividad.
zacin que tecnolgicamente ha avanzado lo e) Tanto el poder pblico colectivo,
suficiente como para trabajar menos y con- como las empresas privadas, pueden contro-
trolar de manera informtica las presencias y lar la informacin sobre quines estn dispo-
ausencias de los trabajadores disponibles, el nibles en cada momento. y
t) La ms importante, es hora de plan- es insoportable en un futuro laboralmente
Enrique Gastn

tearse la Presuncin de honestidad universal. conflictivo. De los agentes productores de


Los humanos y la humanidad han demostra- riqueza, el trabajo de los empleados o autoe-
do inters por el trabajo. Lo de que si no nos mpleados, la tecnologa, la organizacin, el
obligasen a trabajar no lo haramos, no es un capital fijo o circulante, y el trabajo o creati-
universal categrico, no sera cierto. vidad del propio empresario, podran sacarse
Antes de seguir, conviene afrontar la recursos econmicos para compensar las ac-
cuarta polmica: la decisin sobre puestos tividades de todas las personas.
de trabajo o actividades. Indispensable 4. Hay que revisar el principio de pla-
para comprender el modelo. Voy a incluir cer ante los nuevos emergentes laborales
una cita extensa de Adam Shaff, de 2001, que del futuro. Antes de mayo de 1968, Herbert
74 ilustra el problema: El punto central de todo Marcuse plante que si realmente con menos
el problema (...) es, a nivel social, la automa- personas pueden hacerse las mismas cosas,
tizacin y la robotizacin de la produccin y y a veces ms, el principio de placer empe-
de los servicios. Estos fenmenos, a conse- zara a alcanzar mayor importancia, frente al
cuencia de la revolucin de la microelectr- principio de realidad, puesto que habra que
nica, son inevitables e irreversibles. (...) Esta trabajar menos. Ya entonces afirm que las
revolucin genera un creciente desempleo. Si fuerzas dominantes del mundo se organiza-
a este fenmeno negativo no se le da alguna ran para que no se realizase tal transforma-
solucin eficaz, se convertir en un mal que cin de los principios. Y acert. El principio
no podrn soportar ni los pases ms ricos. de placer, el trabajar menos horas y el tener
Esta conclusin de Schaff se estara tra- la oportunidad de trabajar todos, no se ha
tando como una simple hiptesis, en este cumplido. Pero eso no quiere decir que no
caso. Tambin habra que demostrarla. El pueda cumplirse. Ni que debamos renunciar
desempleo de los prximos aos difcilmen- a pensar en eso. Muy al contrario: hay que
te podr ser superado con los criterios de las pensar en eso, como la forma de superacin
anteriores crisis industriales. Hay proble- de la mayora de los problemas mundiales.
mas sociolgicos tan importantes como, por Con los puestos de trabajo tal como es-
ejemplo: tn concibidos ahora. Ni los empresarios ni
1. Desligar o ir desligando la remunera- los gobiernos aceptan la responsabilidad y
cin econmica del trabajo. el compromiso. Se buscan autoempleados y
2. Conseguir que se reconozca a la tec- para ello privatizan los servicios pblicos.
nologa y a la organizacin una responsabi- Se intenta y se est consiguiendo que todos
lidad ante las personas que contribuyeron a seamos autoempleados. Pues bien, si se est
que fuera posible, y por cuya culpa quedaron generando riqueza, que llegue a todos. No
sin trabajo. Una mquina puede permitir a habra que exigir demasiado a nadie, ese in-
un nico empleado realizar el trabajo que an- ters de los humanos por la idea de traba-
tes hacan entre 20; un nuevo sistema organi- jar, de ser tiles a los dems ya lo habramos
zativo puede hacer innecesarios los trabajos demostrado sobradamente en los ltimos
que antes se hacan entre varios. Pinsese en millones de aos, desde los homnidos. La
la racionalizacin de un supermercado, o de responsabilidad existe, y el altruismo existe.
una planta automatizada de montaje indus- No slo la competitividad. Podemos confiar
trial. La cuestin es que se trata de algo que en esta faceta de los animales bpedos. Que
se ha podido adquirir gracias al trabajo ante- se remunere y que se distribuya la riqueza,
rior de los obreros, cuyas plusvalas se han ya que hay garantas de seguir trabajando lo
invertido en busca de mayor rentabilidad. suficiente, entre todos, aunque eso suponga
De quin es realmente la mquina? Hasta cambios en la vida cotidiana.
qu punto es 100% del propietario y 0% de Con esto queda tratado, aunque no del
quienes la han conseguido con su trabajo? todo, sobre la quinta y ltima polmica: los
3. Valorar las actividades humanas problemas de financiacin de cualquier de-
frente al tradicional concepto de puestos cisin que se tome. En los modelos de au-
de trabajo. Si se piensa en puestos de traba- togestin se parte de una presuncin parcial
jo, nicamente van a percibir remuneracin de igualdad: hasta, por ejemplo, un 50% se
quienes los tienen, o quienes los han teni- remunerara a todos por igual. Y con el res-
do recientemente. Quienes estn en la calle to se podra primar a quienes trabajen ms,
por razones tecnolgicas u organizativas no o hagan los servicios menos agradables, o
percibiran nada. Este modelo econmico rindan excepcionalmente bien. En el con-
cepto de programacin flexible de la vida ran objetos. La experiencia de los esfuerzos

Programacin flexible...
caben tambin comportamientos econ- para acabar con la desigualdad y violencia de
micos parecidos a los de ahora, aunque sea gnero haba demostrado algo que ya se sa-
marginalmente; y siempre asegurando que ba: lo dificil y lo lento que resulta cambiar
nadie pueda utilizar a otro como objeto. Las las actitudes sociales. Hacia el 2035, cuando
valoraciones sobre eficacia, productividad, Juaquinilla tena 10 aos, las tensiones inter-
rentabilidad y responsabilidad universal de nacionales sobre este simple problema, el de
los humanos deben darse por satisfactorias, no utilizar a otros como si fueran objetos
aunque sea tambin parcialmente. En otras estaran muy vivas, pero empezara a haber
palabras, parcialmente todos seramos efica- algn dato esperanzador.
ces, productivos y rentables. Si alguno fuese Juaquinilla naci sana. Sus padres sa-
ms podra ser incentivado. ban y crean que en lo referente a estudio, 75
Quedan todava muchos aspectos por trabajo y ocio ella podra hacer lo que quisie-
estudiar; y por desarrollar; y todos necesi- ra. De momento, y durante bastantes aos,
tan muchas ms investigaciones; pero si no tenan que preocuparse de su alimentacin,
se empiezan a plantear ciertas posibilidades limpieza y de asegurar sus 14 horas diarias
podramos avanzar hacia el desastre. Ningu- de jugar. Orientndola, eso s, para su propia
na contradiccin puede darse por superada proteccin y la de los dems.
mientras no se haya superado realmente; y Jugaba y jugaba, sola, con sus amigos o
algunas contradicciones pueden ser muy len- con adultos, y nunca se saturaba. Hasta que le
tas de superacin, ver el ejemplo de la con- entraron ganas de trabajar. Las consultas so-
ciencia social y de las actitudes sociales, en ciolgicas a nios sobre si alguna vez haban
el que lo que se ofrece es un desafio de difi- tenido ganas de trabajar, dieron positivo, lo
cultades.
Estas fueron las alternativas que plante
Fred Best, este el Modelo Juaquinilla que se
plantea siguiendo la teora del Caos: aceptan-
do el azar, la unicidad, el libre albedro, la
percepcin fenomenolgica y la atribucin
causal. Orientada siempre a reducir o elimi-
nar las rupturas principales: ocio-estudio-
trabajo.
Las posibilidades de generalizar criterios
se van reduciendo. Cualquier intento tropie-
za con la unicidad de los humanos. Somos
diferentes y lo seguiremos siendo. El estudio
sociolgico riguroso se aproxima, tarde o
temprano, al estudio de casos. De los 6 600
millones de casos que pueblan el planeta. Por
muy parecidos que fusemos, las relaciones
entre nosotros se aproximaran a la de las
molculas de humo. Un ejemplo propio de la
teora del caos: lo que sale de las chimeneas
es variable constantemente. Aqu lo impor-
tante es ver como cada partcula, y en este
caso cada persona humana construye su vida
en el interior del mundo que le ha tocado vi-
vir. El modelo tiene que ser unipersonal. Y el
ejemplo de su caso es sustituible por otros,
con criterios que no pueden menospreciar su
libre albedro. Este sera uno de mis modelos
posibles.
La nia Juaquinilla naci en el ao 2025.
Se benefici mucho de las intensas campaas
que las Naciones Unidas haban hecho para
acabar con la utilizacin de unas personas
por otras, como si en lugar de ser sujetos fue-
mismo que las tcnicas de observacin. Poco deporte, y hablar en otros idiomas, por ejem-
Enrique Gastn

a poco Juaquinilla haba dado muestras de su plo. El estudio era algo muy serio. Cada vez
aficin a trabajar. Un da dijo que le gustara se podan estudiar ms cosas interesantes. Y
ir a buscar tesoros, otro que quera ayudar a con maestros ms interesantes, que compar-
limpiar. Otro da alguien la sorprendi orde- ta con sus amigas y amigos. Descubri que la
nando sus juguetes. Esta chica ya est prepa- vida de las cabras y el funcionamiento de los
rada para su primera experiencia laboral. Y almendros le gustaban tanto como buscar te-
fueron a hablar con el inspector de barrio de soros. Desde entonces empez a especializarse
trabajos infantiles apropiados. Le pagaran a en estos temas, en detrimento de otras cosas.
la nia, aunque poco, Y no tendra libertad Sus padres no le dieron importancia. Mientras
total para el destino de sus gastos. No podra que cumpliera con su tarea de jugar, no ha-
76 comprar armas, por ejemplo. Haba que pro- bra que disgustarse. Ya crecer. A los 16 aos,
teger a la nia de sus propios padres, en caso estamos en el 2041, seguan las tensiones
de que fueran sus patronos, para que no se mundiales. Los movimientos migratorios no
le quedase su salario ni la coaccionaran con haban parado desde antes de nacer ella. Jua-
la historia de la productividad; pero ya po- quinilla se enfrent con la difcil decisin de
dra dejar de mendigar a sus padres para sus seguir estudiando o ir a una universidad. Pre-
vicios de los caramelos. Tendra adems la firi tomarse su primer ao sabtico. Mam,
satisfaccin de sentirse til al mundo. Y ha- es que tengo muchas ganas de divertirme. Y lo
bra conocido directamente de qu va eso de aprovech para marcharse con sus amigas a
trabajar. De todas formas segua con muchas un trabajo de cooperacin internacional, con-
ganas de jugar, sobre todo con sus amigas. sistente en introducir cabras en unos bosques
Cada vez ms. La lucha de una organizacin que, por culpa de la maleza corran grandes
no gubernamental en defensa de las horas riesgos de incendios. Aguant un ao, y vol-
de juego pagadas, a los nios mayores de 6 vi muy guapa, muy morena y con tres no-
aos, le hizo desistir del trabajo para entrar vios, que estaban dispuestos a compartirla.
en centros de juego, en los que quien quisie- La experiencia polindrica no le convenci
ra, podra estudiar cosas muy importantes. demasiado. Los maridos le daban demasiado
Leer, escribir, hacer cuentas, msica, baile, trabajo, de esos trabajos que no cuentan ni los
pagan, y le frenaban iniciativas. No le conven-
ci. A esa edad saba que hay que trabajar a lo
largo de la vida nueve aos y medio, pero ni se
lo plante como obligacin. Lo daba por he-
cho. Le pareca correcto. A esa edad tambin
cobraba su salario por emancipacin, con el
que modestamente poda vivir. La gran ten-
dencia de volver al campo, haba dejado las
ciudades muy baratas. Sobraban casas. El pro-
blema era en el campo, donde empezaba a ser
difcil acceder, que es a lo que aspiraban todas
sus amigas y amigos. Los mejores estudios y
los mejores trabajos estaban all. Hasta los de
ms alta ciencia se hacan mejor en entornos
rurales. Y el transporte a las ciudades resulta-
ba fcil. Todo poda estudiarse y debatirse en
todas partes.
A los 25 consigui su primer puesto de
trabajo, instalando granjas de animales de an-
gora: cabras de Angora, corderos de Angora,
gatos de Angora, incluso vicuas y algunos
camellos. Pues se necesitaban muchas masco-
tas para los centros infantiles y los geritricos.
Trabaj fuerte hasta los 30 aos. Un lustro
muy intenso. Y a los 30 de tom tres aos sa-
bticos. Tena que aprender ms y reciclarse
un poco, tena olvidados sus estudios de baile.
Y de los 34 hasta los 40, volvi a trabajar duro
en sus granjas. Le pareci que estaba en una

Programacin flexible...
edad un poco conflictiva y se tom, al llegar
a los 40 dos nuevos aos sabticos. Haba
descubierto la monogamia, con un antiguo
ciclista belga, que haba instalado un taller de
bicicletas en su pueblo. La monogamia con
Pierre le pareca formidable. Pero decidi que
desde los 43 hasta los 60 iba a trabajar menos
horas. 30 horas semanales como mximo has-
ta los 50; y 20, a media jornada, hasta los 60.
Son los aos en los que se disfruta mucho de
los amigos y de las relaciones sociales, y no 77
habra por qu desaprovecharlos. Era el ao
2065, cuando se lo planteaban Juaquinilla y
Pierre. Y seguan los conflictos sociales por la
falta de respeto de los unos a los otros.
Sucedi algo inesperado y trgico, en
su vida. A Juaquinilla le naci un nio ciego
y con un serio problema cerebral. La pareja
decidi dedicar desde entonces y para siem-
pre toda su atencin a aquel nio. Traspa-
saron las granjas y el taller de bicicletas y
se encargaron de disfrutar y hacer disfrutar
a aquel nio todo lo que pudieran. Dejaron
de trabajar, pero que conste que se haban
planteado responder positivamente a su res-
ponsabilidad con el resto del mundo. Desgra-
ciadamente, el nio muri muy pronto, a los
tres aos, cuando Juaquinilla tena todava
57 aos. Y volvi a la universidad para ac-
tualizar sus conocimientos sobre las cabras,
para trabajar duro cuando llegase a los sesen-
ta. Pierre se tom tres aos para trabajar en
casa, leer y aprender a bailar el tango. Luego
volvera al taller. Y desde entonces, volvieron
a trabajar muy duro, ms que nunca, 40 ho-
ras a la semana, hasta los 65 y 20 desde los
65 hasta los 70. Siguieron ms, para volver a
estudiar y prepararse hasta los 80, aseguran-
do una hora diaria de trabajo convencional,
a veces dos, o ms. A partir de los 80 trabaja-
ron tres horas a la semana, luego tres al mes,
y luego cuatro al ao. Juaquinilla muri en el
3025, cuando an seguan los conflictos so-
ciales, por lo mismo. Y lo hizo recordando la
cancin de la chilena, Violeta Parra: Gracias
a la vida, que me ha dado tanto.
Se ha tratado de exponer un modelo
experimental que trata de compaginar las
variables estudio, ocio y trabajo, con la res-
ponsabilidad y el azar. Teniendo en cuenta
tambin las realidades de la cooperacin y
competitividad. Todo dentro de una progra-
macin flexible de la existencia humana. Este
modelo, con millones de variaciones, habra
que empezar cuanto antes a plantearlo.
La Entrevista

La Entrevista...
a Herminia Pasantes
Cuando vi que la taurina tena que ver 79
con la regulacin del agua en las neuronas
fue un momento memorable

Silvia Molina
Miembro Titular

H
erminia Pasantes, doctora en ciencias por la Universidad de Estrasburgo, le ha resta-
do importancia a su problema congnito de la vista pues con el ojo izquierdo
casi no ve y se ha movido como pez en el agua como investigadora durante ms
de 35 aos, gracias al microscopio que le ha permitido hacerse mil preguntas acerca de las
neuronas cerebrales y su comportamiento. Empecinada y amante de los retos como ella sola,
competitiva y jovial como pocos, ha acumulado varios premios nacionales en el campo de las
ciencias, como el Nacional de Ciencias Fsico-Matemticas y Naturales en 2001, el Universi-
dad Nacional en Ciencias Naturales, el de Investigadora Nacional de Excelencia del Conacyt
y el Investigadora Emrita del Instituto de Fisiologa Celular de la unam, entre otros. A pesar
de algunas trabas o porque las circunstancias se fueron acomodando en su vida logr no slo
entrar a la unam, sino hacer una carrera brillante. Se form tanto en Mxico como en Francia
y se ha especializado sobre todo en un neurotransmisor llamado Taurina. Esta conversacin
se llev a cabo en su casa de Coyoacn que tiene un jardn lleno de flores. Es miembro titular
del Seminario de Cultura Mexicana desde 2008.

Siempre
te interesaste en la ciencia?

Uno es el producto de su destino. Nac con un problema congnito de malformacin


de los ojos. Con uno no veo nada y con el otro lo hago mal. Desde los cinco aos tuve que usar
anteojos y eso marc mi infancia porque me libr del bordado, la costura, los deportes y de
muchas otras cosas que no me gustaban, porque segn mis paps era mejor que no practicara
nada de eso para que no me gastara los ojos; pero me los gastaba leyendo.

Sigues
siendo lectora?
Por
qu te interesaste en las ciencias?
Silvia Molina

Tuve
una crisis vocacional en la prepa-
ratoria, cuando fue mi primer contacto con la
filosofa. Cuando empec a tomar clases de
historia de la filosofa y a leer un poquito. En-
tonces pens: Esto es lo que quiero; y me
cambi de rea. Pero all haba griego y latn
y lingstica... y otras cosas que no me gusta-
ban. Pens: Ms adelante estudiar filosofa.
80 Entonces regres al rea de ciencias y unas
maestras de biologa, buensimas, me abrieron
los ojos a la existencia de la biologa.

Quisiste
ser biloga?
Aprend
a leer muy chica y nunca par
de hacerlo. Soy una lectora voraz, sobre todo
de literatura. En aquel tiempo, de nia, de No saba que exista la biologa. Que-
cuento. Haba una coleccin roja que se lla- ra estudiar medicina, pero mis paps me de-
maba Los cuentos de Marujita; y tambin me can que era difcil para una mujer. Pero ya
gustaban los cuentos de hadas de todos los que los haba convencido, fui a la Casa del
pases. Eso tambin me ayud ms adelante. Lago a buscar unas agitas para ver bichos
en la clase de biologa y que conozco el Ins-
tituto de Biologa y que digo: Esto es lo que
Tuviste
problemas para hacer tu carrera? quiero. Y otra vez a convencer a mis paps.
Quiero estudiar biologa. Te vas a morir
de hambre; pero en realidad siempre fueron
Estamos
hablando de los aos cincuen- respetuosos. En ese tiempo los estudios de
ta. Entonces la mujer tena problemas para es- biologa slo iban a la docencia y la investi-
tudiar. En mi familia nunca nadie, de ningn gacin. No haba toda la gama de posibilida-
lado, haba ido a la universidad. Mis antece- des que hay ahora. Desde los 19 aos empec
dentes son de pastores, campesinos y pesca- a trabajar en investigacin y lo he hecho des-
dores espaoles que haban venido a Mxico. de ntonces, todos los das.
Mi mam tena un trauma con los anteojos
y deca: Ay pobrecita esta nia, nunca va a
tener novio, nunca se va a casar. Pues que Tuviste
un maestro importante? Uno
estudie. Siempre fui muy buena estudiante. que te haya marcado?
Responsable y disciplinada. Por eso digo que
los anteojos me marcaron. Mira, entonces,
para entrar en la universidad se haca un exa- En
la facultad, un maestro que nos
men mdico, y yo no vea nada, obviamente. daba historia de las ciencias, muy culto, muy
El doctor que me atendi, me dijo que con interesante; por supuesto que estaba enamo-
esos ojos no poda estudiar. Yo le deca que radsima de l; pero en general, los maestros
s, que haba hecho la preparatoria con bue- era buenos, como el de botnica, Tefilo He-
nos resultados. Me insista: Por qu no estu- rrera, que es investigador emrito. En la pre-
dia filosofa o letras, que eran las carrera de pa, adems de las maestras de biologa tuve
las mujeres en aquel tiempo. No, porque all una profesora, Graciela Fix Zamudio, que
voy a tener que leer ms. Si estudia biologa me marc para la literatura. Era hermana del
va a tener que estar en el microscopio. Yo le doctor Fix Zamudio, un investigador em-
deca que ste remplazaba los ojos, o que po- rito muy connotado en la unam. Cuando la
da hacer trabajo de campo. Que no, que el busqu hace poco a travs de l, para decir-
microscopio... Hasta que por fin dijo: Mire le lo que haba significado para m, ya haba
seorita, por qu mejor no se casa y se olvida muerto. En la carrera no recuerdo a ningn
de estudiar. Pero no s qu pas, lo convenc profesor que me haya marcado realmente;
y pude entrar en la universidad. pero ya trabajado en investigacin, s.
Quin?

La Entrevista...
Antes
de terminar la carrera fui a hacer mi tesis al laboratorio de la doctora Amelia S-
mano. Una de las pocas mujeres que haca investigacin en ciencias experimentales. Trabaja-
ba en embriologa. As que trabaj en embriologa en mi tesis. Pero era un laboratorio donde
la investigacin iba despacito: muchos aos para una tesis. Pero otra vez el destino cambi
mi carrera. Eso era en el Instituto de Biologa de la unam. El telfono estaba en la mitad del
pasillo. Son el telfono y sal a contestarlo y tambin lo hizo el doctor Guillermo Massieu que
acababa de regresar de Inglaterra y estaba interesado en estudiar neuroqumica. Nos encon-
tramos en el telfono y me pregunt: Qu va a hacer? Ya me voy a recibir, pero no me voy
a quedar en este laboratorio. Necesito otro lugar. No s si ir a Cardiologa o qu hacer. Y me 81
pregunt: No quiere trabajar conmigo? Y l s fue uno de los maestros que me marcaron.
Sin duda. Un investigador slido, formado por un Premio Nobel importantsimo de bioqu-
mica y un hombre de un rigor cientfico impresionante. Le debo muchsimo y me acuerdo
de l cuando estoy instruyendo a mis estudiantes sobre cmo interpretar, cmo hacer, cmo
multiplicar los datos para estar seguros del resultado: siempre acto bajo su influencia. Luego
dej la investigacin para ser director de la Escuela de Ciencias Biolgicas del Politcnico y
despus fue Director General del Politcnico. Pero su huella qued en m.

Y
qu hiciste cuando se fue?

Otra
vez el destino, las circunstancias. Se estaba haciendo el posgrado en bioqumica.
Haba terminado la maestra y haba nacido mi hija y uno de los creadores de ese posgrado,
un hombre que no confiaba en m, no me dej inscribir en el doctorado. Tengo mucho que
agradecerle, pues su negativa le dio un giro muy importante a mi vida. Segu trabajando
medio tiempo, tuve otro hijo; y otra vez las circunstancias. Yo haba estudiado la primaria y
parte de la secundaria en el Liceo Franco Mexicano porque mi pap trabajaba en una tienda
tiempo antes se haba descubierto uno o dos
Silvia Molina

de esos neurotransmisores. Esas sustancias


que conectan a las neuronas y permiten su co-
municacin y con eso permiten que el cerebro
haga lo que tiene que hacer. En el ao en que
llegu con el doctor Massieu tambin lleg
el doctor Tapia. l tena 18 y yo 20 aos,
se acababa de descubrir un neurotransmisor
importante, un aminocido neurotransmisor.
El doctor Massieu empez a trabajar demos-
trando la relacin de ese neurotransmisor con
82 la epilepsia. Y en eso trabaj con l hasta que
me fui al doctorado. Al llegar al doctorado, el
Centro de Neuroqumica de Estrasburgo ha-
ba recibido financiamiento para estudiar la
Edema retina. La retina es como un cerebro en el fon-
do del ojo. Tiene las mismas caractersticas y
funciones del cerebro. El profesor Mandel me
dijo: Puesto que usted tiene experiencia en
de departamentos de franceses. Me dieron los aminocidos en el cerebro, vamos a ver los
una beca. Excelente escuela. Era muy buena aminocidos de la retina. Y lo primero que
estudiante y ayudaba a los dems a cambio vimos fue una concentracin enorme de un
de cositas, de pequeos regalitos: plumas, aminocido, de esa taurina. Me fui por ese ca-
dulces..., hasta que me dieron un reloj. Ah mino y traje a Mxico esa lnea de investiga-
se descubri mi negocio y acab el true- cin. No se qued all. Y fue a travs de ese
que. Pero bueno, el hecho es que aprend trabajo sobre las acciones de la taurina y su
francs perfectamente, y cuando se lleg el relacin con el control del agua y del volumen
momento de ir a hacer el doctorado, ya con celular como hice toda mi carrera.
los dos hijos, vi que en Estrasburgo haba
un lugar de neuroqumica importante. Y all
fui a hacer el doctorado y conoc la segunda En
qu se centra tu investigacin?
gran influencia en mi trayectoria de inves-
tigacin, el doctor Paul Mandel, que era el
director del Centro de Neuroqumica. Tuvi- Tiene
que ver, sobre todo, con el
mos una relacin muy cercana y, junto con control del volumen en las clulas. Es un
Massieu, marc mi desarrollo en la ciencia. tema de importancia clnica fundamental.
Para cualquier clula es un problema que
aumente el volumen porque se diluyen las
Y
cuando regresaste a Mxico qu hi- molculas y las seales que envan entonces
ciste? se perturban. Pero en el cerebro el control
del volumen celular es particularmente cr-
tico, porque ste est cubierto por una red
Cuando
regres... Resulta que un cole- de vasos sanguinos que llevan el oxgeno
ga mo, amigo y compaero de toda la vida, y los nutrientes a las neuronas. Cuando el
Ricardo Tapia, era Jefe de Departamento, y cerebro se hincha por acumulacin de agua
cuando volv ya me tena un tcnico y el la- no se inflama, eso es otra cosa choca
boratorio montado y empec a trabajar en la contra el crneo porque no se puede expan-
Taurina. dir, y se rompen los vasos y las neuronas se
mueren por falta de oxgeno; y dependiendo
del sitio donde se hayan muerto va a haber
Por
qu la taurina? una disfuncin cerebral, puede haber tras-
tornos del habla, o psicomotores o prdida
de memoria. La acumulacin de agua en
Haba
trabajado con el doctor Massieu el cerebro se llama edema cerebral. Es un
en aminocidos neurotransmisores. A m me problema clnico importantsimo, y por des-
toc vivir una poca fascinante en el desa- gracia, muy frecuente. Ocurre cuando hay
rrollo de las neurociencias porque no mucho problemas como insuficiencia renal o car-
diaca; pero la causa ms frecuente es la de A
ti se debe el descubrimiento de esa

La Entrevista...
un golpe fuerte en la cabeza, traumatismo funcin de la taurina?
creaneo-enceflico, dicen los mdicos. En-
tonces el edema cerebral es tan pronunciado
que causa la muerte muy rpido. El de la participacin de la taurina
como osmolito, es decir como parte del me-
canismo de regulacin del agua en las clulas
Hay
una conexin taurina-edema ce- del cerebro, s; como elemento que regula el
rebral? volumen, s.

S.
Cuando volv de Estrasburgo ya sa- Has
difundido ciertas cosas sobre las 83
ba que la taurina era importante, pero tena neuronas, las emociones, las motiva-
muchas ms preguntas que respuestas. Pas ciones... Tienes en el Fondo de Cultura
varios aos cercando, con experimentos, la Econmica un libro interesante*, y tu
pregunta clave: para qu se necesita la taurina discurso de entrada al Seminario de Cul-
en los tejidos. Fueron aos de un gran reto y tura Mexicana tambin fue en ese senti-
de frustraciones a veces, tambin. El momen- do. Te gusta la divulgacin cientfica?
to en que demostr la relacin de la taurina
con la regulacin del agua fue un momento
memorable, en mi carrera y en mi vida. Me Me
interesa difundir las bases molecu-
acuerdo muy bien: vea el resultado minuto lares de las enfermedades relacionadas con el
a minuto en el aparato que estaba midiendo cerebro, en particular las que tienen que ver
la salida de taurina cuando se hinchaban las con cambios en la conducta, porque muchas
clulas y estaba dndome cuenta de que, en
efecto, la taurina tena que ver con eso. Fue un
momento maravilloso. La investigacin tiene
ese atractivo y es que todos los das uno se est
probando intelectualmente, todos los das hay
un reto, se hace una pregunta a la naturaleza,
se disea en el caso de los experimentales
un experimento para probar si la respuesta
que uno percibe a esa pregunta es la correcta.
Y cuando sale bien un experimento viene la si-
guiente pregunta. Cada da es un reto. Yo creo
que junto con el arte, la investigacin cientfi-
ca es de las actividades humanas que dan una
mayor satisfaccin al ser humano.

Por
qu se llama taurina?

Porque
est en la bilis del toro. Sirve
para hacer la bilis y regular el agua.

No
se conoca?

Se
conoca desde hace muchsimo,
pero todo el mundo pensaba que era un re-
manente del metabolismo; pero yo estaba
segura que la naturaleza no deja remanentes
de nada. Si algo est presente y en concentra-
ciones altas en las clulas debe de estar cum-
pliendo una funcin. Aquaporina
En
el caso del cerebro es tanto ms lo
Silvia Molina

que ignoramos que lo que sabemos. No sa-


bemos cmo suceden las reacciones de esos
monjes que son capaces de modificar a vo-
luntad funciones cerebrales, por ejemplo.
Por mucho tiempo se pens que la acupun-
tura era superchera. Ahora se sabe que el
mecanismo analgsico de la acupuntura es
el mismo que el de la morfina. Hasta donde
conozco, la mejor manera de aumentar la
memoria es tener una buena alimentacin,
84 tomar acciones que mantengan al cerebro
bien oxigenado y ejercitar las funciones
como la memoria y la actividad intelectual;
pero no todo est claro porque muchas de
veces no se tiene claro que es en cerebro, en la las cosas que comemos y tomamos no llegan
qumica cerebral, en donde est el problema. al cerebro. El cerebro tiene una proteccin
La depresin, por ejemplo. Mucha gente pien- que no deja que llegue todo, se protege. Se
sa que sta se debe a cosas que pasan afuera. dice que los antioxidantes ayudan, y por
En efecto, nuestro estado de nimo es el resul- experimentos en el laboratorio hemos visto
tado de lo que pasa fuera, de nuestra relacin que s tienen cierto efecto protector. Pero
con el entorno, de nuestra propia prospectiva, qu tanto de lo que uno toma llega al cere-
de nuestra propia auto observacin; pero la de- bro? No lo sabemos. Para tener un cerebro
presin es un estado clnico, una enfermedad activo, hay que usarlo; sin embargo, no hay
resultado de un desequilibro qumico en los muchas personas que hayan usado ms el
neurotransmisores en una zona especfica del cerebro que Margaret Thatcher, quien tie-
cerebro. Me interesa que la gente lo sepa para ne Alzheimer. No hay una relacin directa
que tome las acciones necesarias para curarla. entre usar el cerebro mucho y este tipo de
padecimientos que ignoramos por qu se
producen. Sabemos por qu se mueren las c-
Pueden
prevenirse las enfermedades lulas pero qu es lo que desencadena la serie
del celebro? de efectos que van a desembocar en la muer-
te de las neuronas, no lo sabemos; pero hay
mucha investigacin en estos temas y segura-
El problema de las neuronas es que mente habr avances.
como son clulas muy especializadas, las
ms especializadas del organismo, perdieron
la capacidad de reproducirse. Slo en regio- Y
los problemas que se presentan en
nes especficas, localizadas, pequeas, hay la vejez, como la demencia senil?
formacin de nuevas neuronas. Las neuronas
van aumentando hasta el nacimiento, poqui-
to despus del nacimiento en el humano, y
despus comienzan a morir por razn natu-
ral o ciertas circunstancias en un enfermo.
Lo que determina la mayor o menor activi-
dad de las neuronas es su capacidad de hacer
contactos, de establecer contactos. Mientras
ms contactos haya y ms afianzados estn,
va a haber mayor inteligencia, mayor memo-
ria, capacidad para cumplir con las funciones
que manda el cerebro, que son todas.

Hay
sustancias que ayuden a prevenir
las enfermedades neurodegenerativas?
Queremos
vivir para siempre? Con Es difcil si se quiere ser competitivo.

La Entrevista...
qu calidad de vida? A lo mejor esa demen- Muchos grupos de investigacin en Mxico
cia senil, eso de que se pierden los recuerdos tenemos un reconocimiento internacional,
ms recientes y uno recuerda situaciones re- sin duda. Cuando se habla en el mundo del
motas y generalmente no son las ms feas, mecanismo de regulacin de volumen, se
sino que se recuerda lo menos perturbador sabe que en Mxico hay un grupo trabajando
es una manera no tan terrible de admitir ese en eso. Pero s tenemos problemas. A veces
deterioro del cerebro. Por ejemplo, los acci- no son tanto porque no haya dinero sino por-
dentes cerebro vasculares, los infartos cere- que hay una serie de trabas burocrticas para
brales son muy comunes en la vejez. Ahora la investigacin, sobre todo la investigacin
ya salvan a la gente, pero quedan con una experimental, que requiere insumos para el
mala calidad de vida y hay que pensar en la trabajo. Las restricciones burocrticas nos 85
rehabilitacin neurolgica. obstaculizan muchsimo el trabajo. En las
instituciones mexicana hay un aparato admi-
nistrativo obeso e ineficiente que no ayuda
Se
logra? al investigador, y en las aduanas no tienen
ningn criterio. Antes, la gente vea con la
misma suspicacia meter al pas un bmw que
Las
neuronas que quedan pueden re- un miligramo de amp cclico. Ahora la situa-
emplazar a las que murieron, pero es im- cin ha cambiado: se puede traer el bmw, pero
portante hacer una rehabilitacin intensa y todava paran en la aduana al amp cclico. Esa
temprana. En eso ha avanzado la medicina y comprensin le falta a las autoridades: que nos
la tecnologa. dejen meter lo que necesitamos. Que pongan
en una gran base de datos todo lo que pese
menos de 10 miligramos, que lo dejen pa-
Y
el Parkinson? sar... no vamos a sintetizar drogas ni a matar
a alguien con las cantidades de reactivos que
pedimos. Es absurdo. Eso nos resta competi-
Esta
enfermedad ocurre cuando se tividad, ya que en Estados Unidos, en Europa
mueren las neuronas de una regin precisa,
pequea, relacionada con el movimiento con-
trolado. El problema es que cuando alguien
muestra el primer sntoma de Parkinson es
que ya se murieron el 75% de las neuronas
de esa zona. Por eso, uno de los retos impor-
tantes es buscar marcadores tempranos de la
muerte celular. En eso se est trabajando.

Cules
son los problemas ms impor-
tantes de las neurociencias?

Bueno,
en realidad son todos, porque
no puede decirse que los problemas de salud
mental no sean importantes. Pero en mi opi-
nin, los retos ms importantes de las neuro-
ciencias son actualmente los relacionados con
la conciencia, el libre albedro y la toma de
decisiones. No sabemos all qu terreno pisa-
mos. Es en el cerebro donde ocurre todo eso.

Cmo
est el trabajo experimental en
Mxico en tu rea?
o en Japn, donde los reactivos se mandan por correo, directo al laboratorio del investigador
Silvia Molina

o a la oficina de su institucin, que lo canaliza de inmediato. En un plazo mximo de una


semana el investigador tiene lo que necesita. Aqu puede pasar un mes y eso se considera r-
pido pero ms bien son dos o tres meses para que nos lleguen los reactivos. Eso nos pone en
una situacin en desventaja con respecto al mundo desarrollado. Las ciencias experimentales
tienen ese problema. Me encantara que algn gobierno lo entendiera. Otro problema que en-
frentamos es que los gobiernos no tienen poltica de continuidad. La investigacin no es como
una llave de agua que abres un ratito, la cierras, luego la vuelves a abrir y como si nada. No,
seis aos despus la abres y no ests en el mismo lugar que los dems. No. En parte es culpa
nuestra porque tenamos que haberles enseado y demostrado ms claramente a los gobiernos
la importancia del desarrollo cientfico para tener una vida moderna. Se necesita ms vnculo
86 con la sociedad. Tener innovacin y tecnologa que resuelvan los problemas de los empresa-
rios, de los agricultores, los industriales... la ciencia tiene que apoyarlos, que ellos sientan que
somos tiles. Las universidades no son torres de marfil, los investigadores no tienen que estar
encerrados en sus cubculos. Las universidades deben formar personal capacitado en investi-
gacin y tecnologa para atender los problemas sociales y el desarrollo del pas.

*Herminia Pasantes
De neuronas, emociones y motivaciones, Mxico,
Fondo de Cultura Econmica, Col. La ciencia para todos, 2008.
Tertulias y bohemia

Rubn Caba
Miembro de la Corresponsala de Madrid, Espaa

S
ea cierto o no que la palabra tertulia proviene de Tertuliano de Cartago, polemista
teolgico del siglo iii, Joan Corominas lo admite como verosmil por la extendida cos-
tumbre de citar a este Padre de la Iglesia en los sermones y cenculos del siglo xvii. De
ah que se llamara tertulia a la parte del teatro donde, tras la representacin, se reunan los
espectadores entendidos para comentar la obra. Por la misma poca se crearon academias
literarias en las ciudades ms importantes de Espaa, que fueron el germen de las tertulias
cultas. Ante una de Madrid, la Academia Mantuana, Lope de Vega ley su Arte nuevo de hacer
comedias. Pero tambin cualquier velada o sarao poda derivar en tertulia para conversar sobre
la actualidad poltica y cultural.
Estas reuniones de carcter informal nada tenan que ver con los salones franceses del
siglo xviii, donde las damas prestigiaban su linaje recibiendo a filsofos, escritores y artistas
en boga. Menos domsticos y ms envarados eran los clubs ingleses que acogan a miembros
distinguidos no tanto por su inteligencia como por su opulencia. Aunque en Espaa surgieron
tertulias para todos los gustos y aficiones (polticas, cientficas, econmicas, artsticas, gastro-
nmicas, taurinas), las ms frecuentes fueron las literarias en sentido amplio, aquellas en las
que se hablaba de lo divino y de lo humano.
El esplendor de las tertulias coincidi con el auge de la bohemia, moda parisina que lleg
a Espaa durante la Restauracin de Alfonso XII. Como secuelas del romanticismo tardo, em-
pezaron a brotar el simbolismo y el decadentismo, precursores de la pltora de ismos que iban
a encandilar a los intelectuales y artistas de la primera mitad del siglo xx. Juegos verbales que
sacralizaron el arte del capricho y de la boutade como expresin ajena a los filisteos, nombre
con el que los bohemios despreciaban al vulgo insensible e ignaro.
Nuevas actitudes literarias y artsticas que, entre 1847 y 1849, haban sido publicadas
en Pars por Henri Murger en sus Scenes de la vie de boheme. Se hicieron tan populares que
llegaron a inspirar peras de gran xito como La Boheme (1896), de Puccini, y la homnima
de Leoncavallo, estrenada al ao siguiente pese a haberle dado la idea a su amigo Puccini. Tam-
bin el compositor cataln Amadeo Vives estren en 1904 su zarzuela Bohemios, que contribuy
a difundir en Espaa la concepcin desvalida y lacrimosa del artista. Sin embargo, Murger
distingua en sus Scenes tres tipos de bohemios: los autores mediocres adictos a la pereza
y al parasitismo; los jvenes burgueses que
Rubn Caba

vivan la bohemia (la burguemia, sera ms


adecuado) como una etapa transitoria de su
vida antes de volver al confortable redil de
su clase; y los escritores y artistas con talento
y sin dinero que, contra viento y marea, se
esforzaban para crear una obra.
No todos los bohemios talentosos prove-
nan de familias pobres. Algunos dilapidaron
su fortuna para vivir una bohemia dorada y
galante, como Theofile Gautier, Alfred de
88 Musset y Gerard de Nerval. Otros se alistaron
en una bohemia revolucionaria que los llev
a combatir en las barricadas de la Comuna,
como Jules Valles. Y no pocos se enrocaron
en el malditismo potico, como Rimbaud y
Verlaine, pese a que Rimbaud perteneca a
una familia de la buena burguesa de Char-
leville, segn su amante Verlaine.
En la bohemia que arraig en Espa-
a influyeron dos tendencias estticas: el
naturalismo ya en sus postrimeras y el de-
cadentismo simbolista en auge. Las dos se
traslucen en las obras de Alejandro Sawa,
sobre todo en sus memorias pstumas Ilumi-
naciones en la sombra (1910), que incluyen
algunos artculos publicados. Otro libro cla-
ve fue La santa bohemia (1913), del escritor
de origen eslavo Ernesto Bark, conocido en
su poca por el apstol de la religin bo-
hemia. Bohemios notorios fueron tambin
Pedro Luis de Glvez, inspirado artista del
sablazo y Emilio Carrere, tan visceralmente
bohemio que se neg siempre a reconocer
que lo era. Con Glvez, y algn otro de su
laya, la bohemia degener en lo que se lla-
m la golfemia, modo de vivir a lo pcaro
de quienes se escudaban en la literatura para
subsistir como parsitos.
Unamuno, Maeztu y Azorn conside-
raban la bohemia una impostura, y Baroja
un mito ridculo. En cambio, Manuel Ma-
chado, Rubn Daro y Valle-Incln la ben-
decan desde el plpito de su dandismo. La
decadencia de la vida bohemia se inici en
Europa con la I Guerra Mundial y en Espaa
con la huelga revolucionaria de 1917. Valle-
Incln plasm su declive en el esperpento
Luces de bohemia (1920), cuyo protagonis-
ta Max Estrella es un trasunto de Alejan-
dro Sawa, bohemio cyranesco que pas su
existencia golpeado y hasta apualado por
10 real en la perpetua ilusin de s mismo,
como lo retrat Rubn Daro en el prlogo a
Iluminaciones en la sombra.
Tarda y espordica fue mi asistencia a
cenculos y tertulias. En septiembre de 1977
me estren en una de las reuniones sabatinas Pocas semanas despus de asistir a la

Tertulias y bohemia
que Angelines y Antonio Robles tenan en su tertulia vespertina de los poetas, me descol-
casa de San Lorenzo de El Escorial cerca de gu los viernes a la hora del aperitivo por
donde vivamos Elosa y yo. A ellas tambin otra en el mismo caf Gijn, fundada por
solan acudir Manuel Andjar, lvaro Custo- Pepe Esteban y Meliano Peraile, ms acor-
dio y Ramn de Garciasol acompaados de de con mi aficin ambulante porque, como
sus esposas. Desde luego, no esperaba que transcurra de pie a la hora del aperitivo, me
fuera la Academia platnica ni el Liceo aris- permita vagar entre 1& barra y un mueble
totlico. Ni siquiera las reuniones eruditas de madera donde dejbamos las carpetas y
que, en 1714, cristalizaron en la fundacin los libros. Me sorprendi que algunos con-
de la Real Academia Espaola. Tampoco, la tertulios, gentes vinculadas a la literatura, al
tertulia que presidi Ortega en la redaccin periodismo, al cine o a la pintura, ajenos a 89
de la Revista de Occidente. Me habra confor- lo que suceda en el mundo a mediados de
mado con la de Ramn Gmez de la Serna en los aos ochenta, an repetan o aceptaban
el caf Pombo, o con la de Rafael Cansinos los rancios clichs de la propaganda fide so-
Assens en el caf Colonial, que no era pedir vitica. Cierto que otros, en especial otras,
la Luna. Tambin me hubiera gustado par- disentan en silencio mientras Pepe Esteban
ticipar en el Bilis Club, tertulia nmada que y Meliano Peraile procuraban encauzar la
saltaba de un caf a otro guiada por Clarn y conversacin hacia temas en los que se po-
Palacio Valds. da discrepar sin acritud.
El destino, cicatero y tarambana, me Varios contertulios del Gijn, agluti-
depar en San Lorenzo de El Escorial unas nados por Pepe Esteban, empezamos a re-
charlas paralticas en las que intervena con unimos los jueves en el bar Chicote, quiz
aprensin, pese a la hospitalidad de Ange- imbuidos del nimo errante del Bilis Club,
lines y al bondadoso ingenio de Antonio tertulia de almas inquietas que saltaban de
Robles, como sola firmar. Este novelista y un caf a otro en permanente vagabundeo.
autor de cuentos infantiles haba regresado A los dos aos de frecuentar Chicote, ese
de su largo exilio en Mxico convertido en prurito de cambio nos llev al caf Central,
un anciano candeal que segua empuando desde donde, aos ms tarde, volveramos
el cetro mgico de la niez. Cuando conoc a refugiamos en el bar Chicote huyendo, al
a los Robles a travs de Manuel Andjar, an menos yo, de un sujeto innombrable. All
me de sazonaba quedarme varado en torno a estuvimos hasta que, en diciembre de 2007,
una mesa por ingeniosos que fueran los con- los dueos de Chicote decidieron abrir slo
tertulios. Como adicto a los pensamientos a partir de media tarde.
caminados y a los dilogos a la intemperie, Tras unos meses de desconcierto, nos
siempre he procurado rehuir los coloquios y cobijamos en el pub irlands James Joyce. La
conferencias de silln y estrado. eleccin de este pub no fue tanto por admi-
As y todo, las reuniones en casa de los racin a Joyce como por aoranza del caf
Robles, a las que se incorporaron Amparo y Lyon que conocimos en este mismo local, en
Jaime Valent, eran un remanso de discrecin cuya cripta, La Ballena Alegre, hubo antes de
y buenos modales que aorara cuando, de la Guerra Civil una tertulia a la que asistan
nuevo en Madrid, asist a tertulias de aluvin Lorca y Bergamn. Y en la posguerra tuvieron
donde, a cambio de poder conversar con bue- otra, tambin en la cripta, Dmaso Alonso y
nos amigos, tena que soportar al pelma o al Vicente Aleixandre.
chismoso de turno. Durante muchos aos no Al ao siguiente, ahuyentados por la in-
me haban interesado los cafs, porque ya me comodidad del pub irlands, recalamos en la
haba fogueado como trotasierras y husped de cafetera Zahara, adonde an acudimos los
intemperies. Venci mi resistencia al palique jueves a la hora del aperitivo, aunque no sabe-
sedentario el bueno de Miguel Alonso Calvo. mos por cunto tiempo. Esta cafetera, la ms
Un da, a principios de los aos ochenta, me antigua de la Gran Va, acoge a un pblico
cit en el caf Gijn para que viera con qu variopinto que proviene de cualquier barrio
dignidad representaba su papel de Ramn de de Madrid, de cualquier lugar de Espaa y de
Garciasol en la tertulia de los poetas. Aquella cualquier pas del mundo. Antes de la procla-
tarde, descubr que el Gijn no era un caf, macin de la Repblica, Manuel Azaa se con-
sino un tren que, detenido en los andenes del t entre sus primeros y ms ilustres visitantes.
paseo de Recoletos, estaba a punto de salir con La tertulia menos concurrida y ms in-
destino a la estacin de los sueos. termitente de todas a las que he asistido la
formbamos Julio Caro Baroja y yo durante
Rubn Caba

los ltimos aos de su vida. De tarde en tar-


de, me citaba en el caf Lyon en la sala prin-
cipal, no en la cripta para charlar de temas
tan actuales como los elogios que Sexto Em-
prico dedica a los animales en sus Hipotiposis
pirrnicas, compendio que, aunque suene a
cirrosis heptica, no trata de enfermedades
sino de filosofa escptica.
Cada uno de los lugares en que nos he-
mos reunido tena una naturaleza peculiar.
90 Mientras que el caf Gijn era un tren estacio-
nado en los andenes de Recoletos, el caf Cen-
tral pareca un globo aerosttico a punto de
elevarse en la plaza del ngel, y el bar Chico-
te se asemejaba a un paquebote anclado en la
rada de la Gran Va. Como el pub James Joyce
en la calle de Alcal, situado en una parte del
antiguo caf Lyon, tena algo de batiscafo, sa-
lamos con la sensacin de haber atisbado las
zonas abisales de nuestras obsesiones perso-
nales. Y nuestro rincn en la cafetera Zahara,
cmodo y discreto, recuerda a la entrecubierta
de los barcos de la Circle Line que navegan en
torno a Manhattan. No en balde fue la prime-
ra cafetera de influencia neoyorquina que se
abri poco de inaugurarse la Gran Va en los
aos veinte del siglo pasado.
Entre los contertulios ms asiduos estn
excluyo mi nombre los escritores Carlos
lvarez, Jos Esteban, Ral Guerra Garrido y
Hctor Vzquez Azpiri, a quienes se une el no-
velista y acadmico mexicano Arturo Azuela
cuando pasa por Madrid varias veces al ao;
los cineastas y escritores Julio Diamante y
Ral Pea; el ensayista y poltico Isabelo He-
rreros; el periodista y cineasta Manuel Revuel-
ta; el ensayista David Felipe Arranz; el jurista
Jaime Valent; el narrador oral Adolfo Llamas;
y los pintores Alfredo Montaa, Alonso de
Santiago y Ricardo Zamorano.
Con el paso del tiempo, el aluvin de las
primeras tertulias se ha ido sedimentando
hasta formar entre los asiduos un slido estra-
to de amistosa discrepancia, que ha generado
la simiente de la corresponsala del Semina-
rio de Cultura Mexicana en Madrid, Espaa.
Alberto Beltrn
(1923-2002)

Ernesto de la Torre Villar*

E
n la Ciudad de Mxico, defeo por nacimiento, vio la luz primera Alberto Beltrn Garca
el 22 de mayo de 1923. Surge a la vida cuando el revolucionario arte impulsado por
Diego Rivera, Gerardo Murillo, Jean Charlot, David Alfaro Siqueiros y Jos Clemente
Orozco brillaba en Mxico y en el mundo con fuerza inusitada, como erupcin artstica
que conmovera el arte y el espritu de la sociedad mexicana. Si la metrpoli adquira sus
mejores galas con los frescos de esos grandes maestros, el pueblo iniciaba movimientos de
liberacin social que iban a desembocar en los aos del cardenismo, poca de intensos movi-
mientos sociopolticos.
En ese tramo de nuestro desarrollo crece y se forma Alberto Beltrn. Artista precoz que sabe
encontrar su camino y caminar con seguridad en l. A los diecisis aos ingresa en la Escuela
Libre de Arte y Publicidad, esto es en 1939, en la que precisa sus inquietudes que le llevan en
1943 a la Escuela Nacional de Artes Plsticas en donde va a encontrar excelentes maestros:
Carlos Alvarado Lang, quien le encauza con firme pulso y sapiencia en el arte del grabado;
Alfredo Zalce, quien en plena juventud le descubre los secretos de la pintura al fresco.
Dibujante por antonomasia, Beltrn va por razones vitales a desarrollar amplia tarea de
dibujante en los peridicos y revistas de la capital, tales como Exclsior (1942); Revista Maana
(1944); El Popular, que diriga Alejandro Carrillo Marcor (1948), en el que permaneci largo
tiempo; Novedades en 1960 y tambin ingres en ese ao a la Revista Magisterio, motivado por
sus ideales educacionales; en 1961 colabor en el Diario de la Tarde y en 1962 en La Prensa, y
en este mismo ao, unido al equipo de Enrique Ramrez y Ramrez, ingres a El Da como socio
fundador y posteriormente como subdirector, despus como presidente del Consejo Editorial
y uno de sus colaboradores ms activos. Sus oportunsimos cartones en El Da dominguero, la
pgina que tiene a su cargo en El Gallo Ilustrado, revelan su incansable actividad, excelente in-
formacin que vuelca certera y oportunamente en sus ilustraciones y la finura de su arte depu-
rado, siempre renovado y novedoso. Su inclinacin a la enseanza, aspecto que tratar adelante,
le conduce a participar en la revista infantil Caminito, en 1976. Colabora con sus amigos de

* La versin original de este texto fue publicada en: Semblanzas y testimonios, editor Ernesto de la Torre Villar,
Seminario de Cultura Mexicana, 2008.
Jalapa en la publicacin de Punto y Aparte, No termina con esta enumeracin global
Ernesto de la Torre Villar

que iniciada en 1978, an se edita, y en la la actividad periodstica de Beltrn, sino que


que Alberto, a ms de sus ilustraciones, escri- contina da tras da. Nos asombra que un
be artculos de fondo en torno de las artes. La hombre tan de nuestros tiempos rememore
revista Comercio tambin cont con su coope- con reconocida nostalgia el origen del perio-
racin. Particip en la edicin de Agua-Cero, dismo ilustrado actual y con inquisitiva mi-
peridico de la Cooperativa Pascual. rada nos seale que algunas de sus fuentes se
Su afn de difusor de las ideas y de la encuentran tanto en las clebres estampas de
cultura que aqullas promueven, le llevaron Epinal, que todava siendo nios comprba-
a editar dos peridicos de caricaturas en las mos en la librera de Vanegas Arroyo, en la
que magistralmente ha captado como sea- calle de Guatemala, como tambin en las c-
92 la atinadamente Samuel Ramos, lo que debe lebres Aleluyas que distribua la casa Maucci
contener toda caricatura los gestos y adema- de Barcelona y la cual tambin publicaba los
nes ms caractersticos, involuntarios e incons- cuadernillos de historia que escriba Heriberto
cientes de hombres pblicos, polticos, actores Fras e ilustraba Jos Guadalupe Posada. De
y actrices. El primero, surgido en 1958, fue Ah esta noble estirpe deriva en parte la labor
va el Golpe, cuyo solo nombre evoca el golpe, el de Alberto Beltrn que enriquece da tras da
ataque moral o fsico que alguien va a experi- el lado ilustrativo del periodismo mexicano.
mentar por su conducta violenta o negligente. En este aspecto conviene ahora sealar
El segundo peridico de este tipo que apareci una obra que, sin ser peridica, linda en cierto
en 1960 fue El Coyote Emplumado. En estos pe- modo con ese tipo de obras. Me refiero a la
ridicos, Beltrn prosegua la antigua tradicin excelente serie de imgenes de hondo senti-
surgida en Europa, y luego trada a nuestra tie- do nacional, autnticas por su fondo, carcter
rra, de ilustrar una prensa poltica que comba- y espontaneidad que conforman el precioso
ta los excesos de los hombres en el poder o libro: Los mexicanos se pintan solos. Juego de
los vicios de una sociedad decadente, frvola y recuerdos, Mxico: Sociedad Cooperativa de
corrupta. Los antecedentes de estas publicacio- Publicaciones Mexicanas, 1986 (El Da en li-
nes hay que verlos en La Pandore, Le Miroir, que bros), cuya primera edicin haba aparecido
portaban los geniales dibujos de Daumier, y en en 1984 y el cual lleva sustancioso y grcil
La Orquesta, El Ahuizote, y ms tarde El Hijo del texto de don Ricardo Corts Tamayo. Este no-
Ahuizote, ilustrados magistralmente por Cons- table libro de 284 pginas conjuga muy bien
tantino Escalante, Jos Mara Villasana y Jos texto e ilustraciones y pensamos que Corts
Guadalupe Posada. Tamayo elabor su penetrante texto inspirado
en los excelentes dibujos de Beltrn. Recorda- nos suerte, en otra labor artstica. En 1959

Alberto Beltrn
mos, al hojear y ojear este libro, el antecedente hizo los proyectos que sirven de base a la de-
muy honroso del pasado siglo xix, Los mexica- coracin en relieve de la parte superior del
nos pintados por s mismos, por varios autores, Hospital de Neumologa del Centro Mdico
ils, de Hesiquio Iriarte, Mxico: Librera de M. Nacional, los cuales realiz otro grande de
Murgua, 1854, 6-292 p. Ils, libro extraordina- las artes, Francisco Ziga. En 1963 ejecut
rio que es un preludio al de Beltrn. en mosaico un mural exterior del Museo de
En este bregar continuo de revista a re- Antropologa de Jalapa, Veracruz, el cual fue
vista, de peridico a peridico para ganarse removido al Parque de los Lagos de esa misma
la vida honradamente pues el maestro Bel- ciudad. Dos aos despus, en 1965, en Vera-
trn no ha gozado de canonga alguna, ni se cruz ejecut otro mural en mosaico para el
ha promovido con generosos padrinos, ni museo de ese puerto. En 1972, en ese estado 93
usado la publicidad fcil como medio, sino que acoga su trabajo, realiz un vitral monu-
que ha llevado una vida modesta y decorosa, mental en el edificio del Registro Civil, y en
a travs de su incesante trabajo y conduci- 1988 pint sobrio y regio mural en el nuevo
do por nobles y justos ideales de renovacin edificio de la Procuradura General de Justicia
social, ingres al Taller de Grfica Popular, de la Repblica, en la Ciudad de Mxico.
por entonces ncleo de renovacin artstica Y ya pasando a enumerar otra de las la-
y social. La magistral direccin que le im- bores ms continuadas y fecundas de Alberto
primieron a partir de 1937 Leopoldo Mn- Beltrn, su labor de ilustrador de libros,
dez, Pablo OHiggins, Luis Arenal y Alfredo debemos sealar que, dado su inters por la
Zalce atrajo a las jvenes generaciones de renovacin educativa del pas y principal-
firmes aspiraciones, de espritu creativo y mente la desarrollada en el medio rural, co-
reales cualidades, como Ral Anguiano, Ig- labor durante largos aos en el programa de
nacio Aguirre, ngel Bracho, Celia Caldern, elaboracin de cartillas de alfabetizacin en
Fernando Castro Pacheco, Elizabeth Catlett, lenguas indgenas, material didctico vario,
Jos Chvez Morado, Francisco Dosamantes, monografas antropolgicas y educativas, de
Adolfo Mexiac, Fanny Rabel, Mariana Yam- algunas de las cuales no slo fue ilustrador
polsky y otros muchos que enriquecieron el sino certero y convincente autor. En este
panorama de las artes plsticas mexicanas. campo debemos mencionar lo que elabor
En ese grupo brill con luz propia Alberto cuando diriga el trabajo editorial del INI
Beltrn. En varias exposiciones propiciadas Juan Rulfo. Los ttulos de algunas de esas pu-
por el Taller de Grfica Popular figuraron blicaciones son:
grabados y dibujos de Beltrn. En el soberbio Te Texa. La teja, edicin en tzeltal, ilustra-
lbum: 450 aos de lucha. Homenaje al pueblo ciones de Alberto Beltrn, Mxico: INI, Centro
mexicano, figuran recios trabajos suyos. Los Coordinador Tzeltal-Tzotzil, 1954. 10 p.
grabados que representan a Ricardo Flores Te Texa. La teja, edicin en tzotzil, ilus-
Magn, Persecucin del Partido Liberal por el traciones de Alberto Beltrn y Adolfo Mexiac,
rgimen porfiriano; Porfirio Daz hace declara- Mxico: INI, Centro Coordinador Tzeltal-
ciones a Mister Creelman sobre las libertades Tzotzil, 1954. 14 p.
cvicas del pueblo, 1908; las Guerrillas contra Segunda cartilla tzeltal. Dibujos de Alber-
la dictadura de Victoriano Huerta: Intentos de la to Beltrn. Mxico: INI, Centro Coordina-
dictadura de Victoriano Huerta por liquidar el dor Tzeltal-Tzotzil, 1954. 40 p.
zapatismo; la Convencin de Aguascalientes, Instructivo para el uso del material en
10 de octubre de 1914; El Cerro del Cubilete la enseanza del espaol. Textos preparados
comienzo de la agitacin cristera, 11 de enero por Fidencio Montes y Reynaldo Salvatierra.
de 1923; Plutarco Elas Calles, el Jefe Mximo; Supervisin de Julio de la Fuente, ilustracio-
Luchas de los maestros, son, a ms de obras nes de Alberto Beltrn, Mxico: INI, Centro
maestras, trabajos de gran rigor histrico. Coordinador Tzotzil, 1955. 46 p.
Paralelamente a los trabajos de este Libro de cuentos 2. Materiales de lectura
notable grupo, Beltrn ha ejecutado graba- para los nios otomes. Dibujos de Alberto
dos y dibujos para carteles y propaganda Beltrn, Mxico: INI, 1955. 38 p.
cultural y poltica que integran una obra Animales que se ven y animales que no se
vasta e importante. ven. Textos de Alberto Beltrn y Gastn Gar-
Beltrn, poderoso motor creativo, ha ca Cant, ilustraciones de Adolfo Mexiac,
incursionado con singular acierto, pero me- Mxico: INI 1957. 32 p.
Tajlumaltik. Nuestros pueblos. Primer libro. solo golpe, a los diversos tipos de mexicanos
Ernesto de la Torre Villar

Grabados de Alberto Beltrn, Mxico: INI, Cen- que pasarn a formar parte de sus series de
tro Coordinador Tzeltal-Tzotzil, 1952. 44 p. personajes representativos del pueblo, en sus
Tajbontik. Libro auxiliar. Ilustraciones de maravillosos cartones. Rpidamente retiene
Alberto Beltrn, Mxico: INI, Centro Coordi- en su extraordinaria memoria visual, al indio
nador Tzeltal-Tzotzil, 1953. 44 p. y al obrero, al vendedor o al artesano, a la
Miller, Walter S. Cuentos mixes. Intro- escolapia y al estudiante que caminan pre-
duccin de Alfonso Villa Rojas. Dibujos de cipitadamente rumbo a la escuela. Recoge
Alberto Beltrn, Mxico: INI, 1956. 286 p., expresiones caractersticas, situaciones de-
maps. grafs. finitorias, rasgos inconfundibles del origen
En estos trabajos realizados para un p- tnico, social y econmico de sus personajes,
94 blico rural, campesino fundamentalmente, se y por si ese inmenso conjunto popular fuera
advierte el gran amor, la inmensa atraccin poco, lleva tambin en su mente, perfecta-
que ese mundo ejerce sobre Alberto Beltrn. mente configurados y definidos, a los hom-
La reproduccin de juegos, de actitudes, de bres que ejercen el poder, los mandamases,
recuerdos de una infancia lejana y extraa los polticos en el candelero, los magnates de
constituyen vivencias reales, ensoaciones de la economa, del mundo de los negocios y,
una vida limpia, sana, de aconteceres infan- ms an, a cientos de hombres y mujeres que
tiles, de remembranzas campiranas. Este her- trazaron su imagen en el quehacer histrico.
moso captulo de su vida de ilustrador es, tal Muestra relevante tambin de su capaci-
vez, como igual ocurre en el caso de Adolfo dad de captacin de tipos y actitudes popula-
Mexiac, uno de los ms frescos, vitales y de res son las finas y certeras ilustraciones que
creacin librrima y gustosa. acompaan el texto de Elena Poniatowska en
Fiel a su naturaleza de misionero itine- el libro: Todo empez el domingo. Dibujos de
rante, Alberto no ha gustado de los puestos Alberto Beltrn, Mxico: El Ocano de Mxi-
burocrticos. Dirigi con acierto la Direccin co, 1997, 292 p. ils.
de Arte Popular de la Secretara de Educa- Si tiene esa capacidad retentiva frente al
cin Pblica de 1971 a 1976 y condujo con mundo que lo rodea, y que lo ha llevado a ser
lucidez y agilidad el programa del canal 13 el ms fiel retratista de la sociedad mexica-
de televisin, Este es Mxico, de 1984 a 1988. na, tambin tiene la maravillosa cualidad de
Su labor tenaz, callada, recia y sin tregua expresar en imgenes siempre fieles, de una
le ha merecido obtener el primer Premio de perfeccin admirable, el pensamiento de los
Carteles de Alfabetizacin en 1953; en 1956, escritores: poetas, novelistas, historiadores,
el Premio Nacional de Grabado; en 1968, el antroplogos, economistas, polticos que le
Premio de Grabado en la Primera Bienal In- ofrecen sus pginas no para repetirlas, sino
teramericana de pintura y grabado; en 1976, para recrearlas en prodigiosas figuras, para
el Premio Nacional de Periodismo en la rama complementarlas en creaciones perfectas,
de ilustradores, y en 1985, el Premio Nacional para lograr que el pensamiento que en ellas se
en Bellas Artes. Fuera de estos galardones ha contiene se manifieste emotiva e intensamen-
recibido dos grandes distinciones acadmicas: te, enriqueciendo as con la expresin plstica
el ser designado, en 1968, miembro de la Aca- las ideas que las palabras del autor contienen.
demia de Artes, y en 1980, haber ingresado Alberto Beltrn, al ilustrar, completa la
al Seminario de Cultura Mexicana, en el cual enseanza que la obra literaria tiene y sta
realiz extraordinaria labor por todo el pas. es una virtud que no siempre se da en los
Ahora paso a destacar algunos aspectos ilustradores. Posee el maestro alta capaci-
personales de su labor. dad enseante. Lo que l aprende lo vuelca
El cuerpo mediano, de lento pero in- con emocin y engrandecido hacia los de-
cansable caminar, chamarra o suter para ms, y esta alta capacidad no se da slo en
cubrirse, y acompaado eternamente por sus innumerables dibujos, sino en las acti-
un morral en el que lleva cuadernos, dibu- tudes generosas e invalorables que l tiene
jos, peridicos, crayones, lpices y piezas de hacia un pblico que ms y ms le sigue,
arte popular, conforma la silueta de Alberto para escuchar de l claras, limpias, sencillas
Beltrn, que lo mismo se mueve hacia las ofi- definiciones de lo que es el arte, tanto el que
cinas de El Da, a la Academia de Artes o al hemos llamado clsico por su permanencia
Seminario de Cultura, o aparece en Zacate- y alto significado, el que ha sido formado y
cas, Acmbaro, San Francisco del Rincn o constituido por genios universales, como
Jalapa. Sus ojillos captan rpidamente, de un el arte que surge, permanentemente, de
la inmensa sensibilidad del pueblo, el que

Alberto Beltrn
fluye en sus pinturas, juguetes, en su incon-
mensurable habilidad manual e imaginati-
va, en su artesana.
Si l logr formar precioso e instructi-
vo lbum de semblanzas de los cclopes del
arte mundial, como es el libro: 50 pensamien-
tos de artistas sobre el arte, Mxico: Secreta-
ra de Educacin Pblica, 1969, que ya va
en segunda edicin, tambin ha formado, a
travs de sencillas pero profundas lecciones,
catlogos que describen los mltiples obje- 95
tos que artistas desconocidos han elaborado,
materializando en el barro, la madera, la pal-
ma y otros medios que no son deleznables,
sino inmortales y de noble origen, pues se-
gn sabemos, el hombre fue formado de ba-
rro y con la mano de su hacedor. En estas
lecciones que de continuo ofrece Alberto a
un numeroso pblico formado de nios de
los pueblos, de maestros rurales, de gente
ordinaria que se estremece al descubrir por
la palabra y las actitudes del maestro la pro-
funda belleza, el hondo significado que esos
objetos de uso comn tienen, encontramos la
inmensa capacidad docente que posee.
En varias ocasiones lo hemos visto y
escuchado en Zacatecas, en Acmbaro, en
Tlaxcala y Guanajuato, en mil villorrios de
provincia, encareciendo la necesidad de
apreciar el arte popular, de encauzar en el es-
tudio de las artes plsticas a un pueblo que
lleva en el fondo de su alma la chispa genial
del arte. Y si ha consagrado mucho tiempo en
sus frecuentes giras por la provincia mexica-
na a explicar la importancia y trascendencia
del arte y su valor formativo en la sociedad,
esa misma actividad es la que realiza em-
prendiendo tareas periodsticas de profundo
contenido. El peridico Punto y Aparte, que
bajo su inspiracin aparece en Jalapa y que
es muestra de inteligente campaa educati-
va, no es otra cosa sino la prolongacin, la
expresin de la inmensa capacidad de magis-
terio que posee, capacidad para afianzar en
sus oyentes, en sus innmeros seguidores,
el valor que el arte tiene en la configuracin
de la sociedad. Hace comprender a la comu-
nidad que le rodea con entusiasmo y que le
admira por su clara, limpia y sincera palabra,
la riqueza que en las expresiones sencillas
del arte popular se encierran. Alberto es un
nuevo tipo de misionero que trata de salvar,
a travs de la estimacin limpia y crtica, los
valores que se encierran en las expresiones
artsticas del hombre mexicano, del hombre
de todos los tiempos.
Esta actividad no es slo de estimacin,
Ernesto de la Torre Villar

sino principalmente de salvacin, de preser-


vacin de una de las virtudes que la sociedad
mexicana tiene, que manifiesta el gran poder
de captacin de la belleza en dondequiera que
se encuentre, se refleja, y esto es lo que nos in-
teresa subrayar, en la captacin prodigiosa que
l hace de lo que escriben infinitos hombres.
Su captacin no es slo reproduccin del
pensamiento del otro, sino una recreacin,
una maravillosa explicacin que complementa
96 la lectura. Y algo que contribuye a magnificar
su obra es la adecuacin histrica que otorga
a sus ilustraciones. La amplia cultura histrica
de Alberto Beltrn, producto de sus dilatadas
lecturas, de su conocimiento de las pocas,
de los lugares, costumbres, indumentaria y
personajes rigurosamente definidos y caracte-
rizados con base en estricta documentacin,
otorga a su obra un alto valor, una contabili- esplndido entorno de la esencia del arte y
dad extrema. En este sentido debe equipararse que rezan como sigue: La realidad huma-
su obra a la de Diego Rivera, quien siempre na es transfigurada por la magia del arte, al
trat de retratar los aspectos histricos ape- mismo tiempo que adquieren conciencia y
gndose a una fiel imagen de la realidad, tal plenitud aquellos aspectos profundos que
vez ms retratista en Rivera que en Beltrn, yacen dormidos bajo la capa de los intereses
cuya imaginacin supera la realidad. cotidianos. El arte no es pues un lujo y una
Las imgenes que Beltrn ha plasmado superfluidad, ni tampoco una actividad di-
en torno a personajes y acontecimientos de vergente de la vida . Y luego dir: El arte
muchas pocas, reflejan su amplia cultura es fruto de una creacin humana, y a su vez
histrica y su gran capacidad de recreacin promueve la creacin del hombre. Lo que le
de importantes sucesos del pasado, su gran importa al arte, aade Ramos, es la formacin
fidelidad al plasmar acontecimientos y ac- del hombre, y en este aspecto, la labor de Al-
tores, impregnndolos con su certera sen- berto Beltrn es eminentemente formativa,
sibilidad. Las ilustraciones que hizo para el tiende a crear conciencia. La crtica social y
libro de San Pedro Claver que muestran la poltica que expone en sus dibujos tiende a
crueldad de la esclavitud, el rigor de la pr- alertar nuestra conciencia, a crear en noso-
dida de libertad de los negros; las escenas del tros sentimientos de solidaridad y de unidad
ingreso de los conquistadores a las tierras de en torno de altos ideales y valores.
Anhuac, son tan fieles y tan certeras como Presentamos en seguida una lista in-
las que logr disear para mostrar a los hom- completa de algunos de los libros ilustrados
bres de la reforma, a los liberales puros per- por Alberto Beltrn. Los azares de la vida, su
dindose en el desierto, o al goce que stos movilidad, la poca atencin que ha prestado
tuvieron al entrar cubiertos de gloria a la ciu- como padre fecundsimo a los hijos que han
dad de Mxico, luego de la cada del imperio salido de sus manos, tanto con la gubia y el
intervencionista. El extraordinario dibujo punzn, como con la pluma y el crayn, no
que muestra el ingreso del carro presidencial le han permitido constituir una gran biblio-
de Benito Jurez a la ciudad de Mxico, es teca que deba llevar su nombre. Pese a ello,
obra magistral tanto por la imaginacin pro- su amistad generosa y la del gran amigo y
digiosa del autor, el realismo que priva en la dinmico cultor de los libros, Mercurio L-
representacin de la poca, el entorno y los pez, y el gran auxilio que en la localizacin
personajes, cuanto por la magistral destreza de libros y revistas y su registro realizado por
tcnica del artista. Fidelidad creativa, sensi- el novel bibligrafo Reginaldo Allec Campos
bilidad expresiva, capacidad artstica aunada nos ha posibilitado integrar esta nmina que
a una gran disciplina, es lo que nos muestra no es una bibliografa, que por otra parte no
la fecunda e inmensa obra de Alberto Beltrn. existe bibliografa alguna exhaustiva, sino
A l pueden ser aplicados aquellos pen- una nmina aproximada, reveladora de su
samientos que Samuel Ramos virti en su incansable tarea.

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