La Bobina

Adaptacin del cuento de Eduardo Zamacois
Hubo una vez un rey poderoso y noble que se preocupaba por la prosperidad de su reino
y el bienestar de sus sbditos. Tena un nico hijo heredero que era opuesto a l, pues se
pasaba el da sin hacer nada. El prncipe era un vago redomado y perezoso hasta decir
basta. No le interesaba la poltica, odiaba estudiar y tampoco se ocupaba de las tareas
que le encomendaban. Pasaba el tiempo holgazaneando y paseando por el jardn, y nunca
encontraba nada interesante que hacer.
A menudo se aburra como una ostra y se quejaba de su situacin.
Qu pesadez esto de ser prncipe! Me encantara ser mayor para convertirme en rey y
poder hacer lo que me diera la gana.
As era su vida hasta que un buen da, encontr una bobina de hilo de oro encima de su
cama. La tom entre sus manos y, para su sorpresa, la bobina le habl.
Soy una bobina de hilo de oro y has de tratarme con mucho cuidado No soy una bobina
cualquiera! Ves este hilo? Representa tu vida, desde ahora hasta el fin. A medida que va
pasando tu vida, el hilo se va desenrollando.
El principito no sala de su asombro y aunque algo asustado, sigui escuchando con

atencin.
A partir de ahora, podrs desenrollar el hilo a tu antojo. A medida que lo hagas, tu vida
ir pasando ms rpido, pero ten en cuenta que no podrs volver a enrollarlo. Con esto
quiero decir que los das que hayas vivido no volvern, jams podrs regresar atrs en el
tiempo.
El joven estaba confuso e intrigado Sera verdad lo que la bobina le estaba contando?
Decidi que tena que comprobarlo y tir un poco del hilo. En la habitacin haba un gran
espejo en el que sola mirarse cada da. Se gir hacia l y vio que ya no era un adolescente,
sino que tena unos cuantos aos ms.
Emocionado, volvi a tirar del hilo y mirndose de nuevo en el espejo, se vio con treinta
y cinco aos. Haba ganado unos kilos, una espesa barba le cubra la cara y luca una
corona de oro sobre la cabeza.
Es la corona de mi padre! Han pasado los aos y ahora soy yo el rey! grit con
entusiasmo, abriendo los ojos como platos.
Su nerviosismo fue en aumento. Poda avanzar en el tiempo cada vez que tiraba del hilo
y hacer que la vida pasara mucho ms deprisa. Se acerc de nuevo a la bobina y reflexion
unos instantes.
Ahora soy un hombre adulto Y soy el nuevo rey! Me pregunto si dentro de unos
aos tendr esposa e hijos, y si es as cmo sern? cuntos hijos tendr? No puedo
aguantar la curiosidad!
Sin pensar las consecuencias, tom el extremo del hilo de oro y desenroll un poco ms
el ovillo. De repente aparecieron junto a l una preciosa joven con aires de reina y cuatro
chiquillos que comenzaron a corretear por la habitacin.
Increble! Mi mujer es bellsima y los nios son igualitos a m. Me preocupa que

crezcan sanos y fuertes Necesito saber qu ser de ellos cuando sean mayores.
Ansioso, sus dedos tiraron del hilo y los aos pasaron de golpe. Su mujer tena el pelo
completamente blanco y sus hijos ya eran unos hombres hechos y derechos.
Fue entonces cuando cay en la cuenta de su error y se puso a temblar cuando el espejo
le devolvi su reflejo. Ya no era un joven, ni siquiera un hombre de mediana edad. Era
un anciano, con la cara cubierta de arrugas, las manos huesudas y la espalda encorvada.
Cada vez que haba tirado del hilo, su vida haba dado un salto hacia adelante, tal y como
le haba advertido la bobina.
Le invadi una enorme angustia. Con lgrimas en los ojos vio que en ella quedaba muy
poco hilo, pues su vida estaba llegando a su fin. La agarr con desesperacin y quiso
enrollar el hilo de nuevo, pero fue en vano. No haba ninguna posibilidad de regresar a
la hermosa juventud que haba desperdiciado. Completamente abatido, escuch la suave
voz de la bobina.
T lo has querido. Tenas una vida llena de lujos y oportunidades para aprender. No te
faltaba de nada, pero t no hacas ms que quejarte. Te avis que si tirabas del hilo para
avanzar en el tiempo no podras volver atrs, pero la impaciencia y el deseo de vivir sin
hacer nada de provecho se han vuelto contra ti.
El viejo rey se derrumb. Cabizbajo y arrastrando los pies, sali al jardn para vivir el
escaso tiempo que le quedaba.

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Adaptacin del cuento de Eduardo Zamacois

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