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LOS ORGENES DE LA NOVELA COLOMBIANA

DESDE INGERMINAs. (1844) HASTA MANUELA (1858)

El discurso crtico sobre los orgenes de la novela colom-


biana ha girado casi exclusivamente alrededor de la poca
colonial e incluso del perodo precolombino1. Los estudios
sobre el asunto de la primera novela colombiana han recal-
cado la presencia de El carnero de Rodrguez Freyle y, ms
recientemente, de la obra precolombina La leyenda de Yuru-
pary y del libro colonial El desierto prodigioso2. A pesar de
todos estos esfuerzos por descubrir orgenes, todos ellos de in-
discutible valor histrico-crtico, relativamente poca atencin
investigativa ha sido vertida sobre los orgenes de la novela
nacional, es decir, la novela "colombiana" posterior a la In-
dependencia 3. En el presente estudio se trazar una breve
introduccin a las primeras novelas colombianas decimon-

1
La crtica ha destacado varias obras coloniales como la primera novela co-
lombiana, la ms nombrada, entre ellas, El carnero (terminada en 1638 y publi-
cada por primera vez en el siglo diecinueve). Tambin se pueden notar elementos
narrativos en El antijovio (terminada en 1567 y publicada en el siglo veinte) de
GONZALO JIMNEZ DE QUESADA y Elegas de varones ilustres de Indias (1589)
de JUAN DE CASTELLANOS.
2
Entre estos estudios sobre El carnero, hay que destacar los de DAVID W I L -
LIAM FOSTER, ENRIQUE PUPO-WALKER, SILVIA BENSO, RAQUEL CHANC-RODRGUEZ,
SCAR GERARDO RAMOS y ALESSANDRO MARTINENGO. El descubrimiento, difusin
y estudio de Yurupary: mito, leyenda, y epopeya del Vaups se debe a las labo-
res de HCTOR ORJUELA, un trabajo culminado en su estudio "Yurupary, El Popol
Vuh suramericano" en Williams (editor), Ensayos de literatura colombiana (205-
226). En su estudio sobre El desierto prodigioso y prodigio del desierto de PE-
DRO DE SOLS Y VALENZUELA, Hctor Orjuela la denomina la primera novela
hispanoamericana. Vase HCTOR ORJUELA, "El desierto prodigioso de Pedro de
Sols y Valenzuela, la primera novela hispanoamericana".
* SEYMOUR MENTN ha destacado la importancia de Manuela en "Manuela,
novela costumbrista-realista-nacional", en La novela colombiana: planetas y sat-
lites (53-107); ANTONIO CURCIO ALTAMAR es de los pocos crticos que ha recono-

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nicas y un anlisis introductorio a las dos obras principales


de la poca, Ingermina (1844) de Juan Jos Nieto y Manuela
(1858) de Eugenio Daz. Una de las bases tericas del anli-
sis es Oralidad y escritura de Walter Ong (Ong). Adems,
una suposicin bsica de este estudio es la de que las novelas
principales de la naciente tradicin novelstica colombiana han
sido desconocidas o casi ignoradas.
El idilio romntico Mara (1867) de Jorge Isaacs ha sido,
sin duda, la novela colombiana decimonnica ms leda y
estudiada, y, por lo tanto, ha centrado mucho discurso crtico
como, de fado, la primera novela colombiana4. No obstan-
te, como se mostrar en este estudio, las verdaderas races de la
novela colombiana se encuentran en el perodo que va desde
1844 (fecha de la publicacin de la primera novela colombia-
na) hasta 1858 (publicacin de Manuela). Este perodo 1844-

cido a Ingermina como la primera novela colombiana y que tambin muestra


haberla ledo (CURCIO ALT AMAR, pgs. 73-74). URIEL OSPINA, en sus Sesenta mi-
nutos de la novela en Colombia, dice lo siguiente de Ingermina: "La primera
novela propiamente dicha que hubo en Colombia parece que fue Ingermina, o a
hija de Kalamar (publicada en Kingston en 1844), del cartagenero JUAN JOS
NIETO (1804-1866). Por desgracia no se le ha hecho la justicia que merece si
es que la merece ( . . . ] " (24). DONALD MCGRADY hace un resumen de las
novelas de Nieto en La novela histrica en Colombia. No obstante, el destacado
crtico EDUARDO CAMACHO GUIZADO ni menciona a Nieto en su extenso ensayo
"La literatura colombiana entre 1820 y 1900", en Manual de historia, vol. II.
Tampoco se lo menciona en los siguientes estudios: JOS J. ORTEGA, Historia de
la literatura colombiana; GUSTAVO OTERO MUOZ, Historia de la literatura colom-
biana; ENRIQUE ANDERSON IMBERT, Historia de a literatura hispanoamericana. Se
ha puesto la novela "colombiana" entre comillas para reconocer el hecho de que
la nueva nacin no se llama "Colombia" durante el perodo del presente estudio.
De 1832 a 1857 se llama "Nueva Granada" y de 1857 a 1863 "Confederacin
Granadina". En este estudio se usarn los trminos "Colombia" y "novela colom-
biana" por razones de sencillez.
* Mara es indudablemente la novela colombiana del siglo diecinueve ms
leda y ms estudiada, y por lo tanto se la ha llamado de jacto la primera novela
colombiana. La bibliografa crtica sobre Mara es sumamente extensa; menciona-
mos cuatro estudios recientes que tambin incluyen bibliografas amplias: SHARON
MACNARELLI, "The Love Story: Reading the Writing in Jorge Isaacs's Mara", en
The Lost Rib: Female Characters in the Spanish-American Novel (19-37); SEY-
MOUR MENTN, "La estructura dualista de Mara", en La novela colombiana: pla-
netas y satlites (15-49); RAYMOND LESLIE WH-LIAMS, 'The Problem of Unity in
Fiction: Narrator and Self in Mara"; ELZBIETA SKLODOWSKA, "Mara, de Jorge
Isaacs, ante la crtica", en Thesattrus (XXXVIII, 1983, pgs. 617-624).

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1858 fue de intenso debate ideolgico: un dilogo publicado en


varios gneros, entre ellos la novela. Durante estos aos fue-
ron apareciendo novelas de Juan Jos Nieto, Jos Joaqun Or-
tiz, Juan Francisco Ortiz, Eladio Vergara, Jos Antonio de
Plaza, Jos Mara ngel Gaitn, Felipe Prez, Raimundo
Bernal Orjuela y Eugenio Daz. Casi todas estas figuras par-
ticiparon activamente, como intelectuales y como polticos,
en el debate que intentaba definir el mapa poltico y la iden-
tidad cultural de la naciente repblica. Es de notar tambin
que en 1841 aparece un primer esbozo de novela, un librito
de Jos Joaqun Ortiz titulado Mara Dolores o la historia de
mi casamiento, de obvias huellas romnticas, que cuenta los
altibajos anmicos del narrador-protagonista que persigue a
su amor, con quien se casa felizmente al final 5 .
Los aos 1844-1858 vivieron el desarrollo del conflicto
entre los que favorecan un gobierno de mxima autoridad
central y los que defendan el poder regional. Durante este
perodo se aprobaron tres constituciones (las de 1843, 1853 y
1858), tuvieron lugar varias rebeliones y guerras civiles (prin-
cipalmente como respuesta a cada una de las nuevas consti-
tuciones) y se fundaron los dos partidos tradicionales8. El
perodo que abarca precisamente desde 1845 hasta 1854 ha
sido descrito por los historiadores como de reformas liberales
(Sowell, 611-612). Colombia dej atrs los vestigios de la
herencia colonial en aras de una poltica econmica ms li-

5
GUSTAVO OTERO MUOZ denomina a Ortiz fundador de la novela colombia-
na, diciendo lo siguiente: "Puede afirmarse que fue don Jos Joaqun Ortiz [ . . . ]
el que fund en Colombia la novela, con la titulada Mara Dolores o la historia
de mi casamiento, escrita en Anapoima en el ao de 1836 [ . . . ] " . Vase Historia
de la literatura colombiana, 231.
Una cronologa de los principales acontecimientos durante el perodo 1844-
1858 incluye los siguientes: 1843, se permite el regreso de los jesutas a Colombia;
1845, Toms C. de Mosquera, Presidente; 1847, la fundacin de la primera So-
ciedad Democrtica de Artesanos; 1849, Jos Hilario lpez, Presidente; formacin
del Partido Conservador; 1850, se establece la Comisin Corogrfica; 1852, ex-
pulsin del Arzobispo Mosquera del pas; 1853, Jos Mara Obando, Presidente;
Constitucin de 1853, que separa la iglesia y el estado; se legaliza el matrimonio
civil; la rebelin de 1854; 1854, Jos Mara Mel se proclama dictador; 1855,
Manuel Mara Mallarino, Presidente; 1857, Mariano Ospina Rodrguez, Presidente;
la Constitucin de 1858, que establece la Confederacin Granadina.

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beral, un gobierno descentralizado, un disminuido papel de


la iglesia y una serie de otras innovaciones, la mayora de
ellas incorporadas a la Constitucin de 1853. Tambin fueron
aos de conflicto entre los lderes de la lite y los artesanos
(Sowell, 612-620). En resumen, fueron aos en los cuales se
fueron formando las bases fundamentales de los dos partidos
tradicionales que seguiran luchando a lo largo del siglo dieci-
nueve. Una de las mltiples formas de articular estos conflictos,
como se ver ms adelante, ser la novela7.
Entre los intelectuales que ms se destacan en la poca figu-
ran los pensadores Jos Mara Samper, Manuel Murillo Toro
y Francisco Javier Zalda, y los historiadores Jos Manuel Res-
trepo, Joaqun Acosta, Jos Antonio de Plaza y Jos Manuel
Groot. Sus escritos representan toda una variada gama de
ideas polticas, sociales y culturales. Entre los escritos polti-
cos de Samper, Murillo Toro y Zalda, se aprecia una ret-
rica socialista y un individualismo de laissez-faire (Sowell,
615). En el discurso histrico de la poca, se destacan, espe-
cialmente, el Compendio histrico del descubrimiento y colo-
nizacin de la Nueva Granada en el siglo decimosexto (1848)
de Joaqun Acosta y Memorias para la historia de la Nueva
Granada desde su descubrimiento hasta el 20 de julio de 1810
de Jos Antonio de Plaza. Jorge Orlando Mel ha explicado
cmo conceba Plaza la historia, una visin tpica del perodo
que estudiamos: "La visin histrica de Plaza era la habitual
del momento: el conocimiento del pasado permitira com-
prender las influencias de indgenas y espaoles sobre la cons-
titucin del pas, sobre su carcter y sobre su marcha hacia
el progreso" (Mel, 608). Como se ver en Ingermina de
Nieto, tambin en la novela de la poca se escudriarn las
influencias de indgenas y de espaoles sobre la constitucin
del pas. Si las primeras novelas son las fundacionales para
la narrativa colombiana, las dos historias de Jos Manuel Res-
trepo Historia de la Revolucin de la Repblica e Historia
de la Nueva Granada funcionaron como los pilares histo-

7
Se entrar en ms detalles acerca de los conflictos polticos y las divisiones
entre los liberales en el anlisis de Manuela.

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riogrficos para el estudio de la evolucin de la nacin co-


lombiana (Davis, 1). Adems, entre la lista de destacadas
figuras intelectuales de la poca, varias de ellas publican no-
velas, incluyendo a Jos Antonio de Plaza, Jos Mara Samper
y Jos Manuel Groot (estos ltimos los publican despus del
perodo 1844-1858).
Ahora bien, la primera novela colombiana publicada des-
pus de la independencia, Ingermina, abre el perodo con su
aparicin en 1844. Su autor, el caudillo costeo Juan Jos
Nieto, tuvo que refugiarse durante la dcada de los aos cua-
renta por razones polticas en Jamaica donde escribi un Dic-
cionario mercantil y tres novelas: Ingermina, Los moriscos
(1845) y Rosina o la prisin del castillo de Chagres (esta l-
tima apareci por entregas en el peridico cartagenero La
Democracia entre el 11 de julio y el 10 de octubre de 1850).
Las dos que siguen a Ingermina son novelas histricas, de
claras huellas romnticas y menos logradas que sta.
Ingermina es una novela histrica que se desarrolla du-
rante la Conquista y la Colonia, tal como se anuncia en el
ttulo completo del libro: Yngermina o la hija de Calamar:
novela histrica o recuerdos de la conquista, 1533 a 1537, con
una breve noticia de los usos, costumbres i religin del pueblo
de Calamar. Se trata, a grandes rasgos, de la historia de Alon-
so de Heredia (hermano del conquistador Pedro de Heredia)
y de Ingermina, princesa india hurfana que se enamora de
Alonso. Despus de enfrentamientos con los indgenas, in-
trigas polticas con los espaoles, y dos historias intercaladas,
Ingermina concluye felizmente con la unin de Ingermina
y don Alonso.
Ingermina se divide formalmente en cuatro partes: (1)
una dedicatoria de dos pginas; (2) una introduccin de trece
pginas a las costumbres de los indios de Calamar; (3) un
"Tomo I" de noventa y tres pginas y (4) un "Tomo II" de
cien pginas, este ltimo publicado como volumen aparte.
Adems, se incluyen una pgina con una lista de doce "sus-
criptores", y una pgina de inters para la tecnologa de la

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escritura en la poca8. Las dos partes iniciales revelan bas-


tante acerca de las intenciones de Nieto y de su visin de la
misin del novelista. La primera parte, la dedicatoria, titulada
"Obsequio a la seora Teresa Cavero de Nieto", est escrita
en forma de carta a Teresa. El narrador comienza afirmando
en la primera lnea que no sabe con seguridad exactamente
por qu escribe: "Hay ciertas inclinaciones en la vida de que
no nos podemos desentender por ms que quieramos [sic];
i yo no s cual sea el impulso que me arrastra a estar siem-
pre escribiendo alguna cosa" (Nieto, m). El "impulso" que
luego describe es bsicamente el del escritor romntico. Por
una parte, emplea el estereotipo romntico de que su escritu-
ra es producto de una fuerza oscura que no puede controlar:
"Muchas veces me dispone a dejar esta mana, el que a m
me parece destinado i nada bueno cuando escribo: pero una
fuerza enemiga que no puedo conjurar, se resiste a que re-
nuncie" (Nieto, m). Tambin se describe como el autor ro-
mntico que sufre: "Y quin ms digna que t de que le
dedique esta obra, compuesta, cuando oculto por los distur-
bios de la patria, t has sido el blsamo consolador de mis
tribulaciones?" (Nieto, ni).
A diferencia de Eugenio Daz que, unos catorce aos
despus, tomaba la posicin de un humilde creador de cua-
dros (no pretendiendo ser nunca "novelista"), Nieto s conce-
ba su labor, sin la menor duda, como la de novelista: "Siendo
esto as, no me ha faltado razn para distraer el fastidio causa-
do por un encierro de ms de cuatro meses, en la composicin
de esta obra Novela [sic], tomando su argumento del tiempo de
la conquista de nuestra tierra" (Nieto, m). Se rubrica esto
con el nombre de "Juan Jos Nieto", ficcionalizando as a
Nieto como una figura literaria y romntica. De acuerdo con
esta ficcionalizacin, el primer novelista colombiano podra
o no podra obtener algn efecto poltico de sus escritos.

* Notamos que la primera novela colombiana no fue publicada por una


"editorial" en el sentido moderno de la palabra, sino por unos doce "suscriptores"
cuyos nombres aparecen en las pginas iniciales de Ingermina.

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La segunda parte, la introduccin de trece pginas a las


costumbres indgenas, tiene el siguiente ttulo: "De los usos,
costumbres, i religin de los habitantes del pueblo de Cala-
mar. Tomada de los fragmentos de una antigua crnica in-
dita de agustinos de Cartagena, por Fray Alonzo de la Cruz
Paredes. Sirviendo de introduccin a esta obra". El ttulo de
esta introduccin revela una intencin doble. Por una parte,
el narrador asume el papel del cientfico decimonnico, en
la tradicin de Alexander von Humboldt, Jos Celestino Mu-
tis y otras figuras de la Ilustracin, cuyas descripciones del
Mundo Nuevo fueron transcritas en un discurso cientfico, tal
como se entenda la "ciencia" en aquella poca (Gonzlez
Echevarra, 362). Nieto emplea esta aproximacin "cientfica"
al acto de contar, describiendo en un discurso cientfico y
con numerosos detalles cientficos precisamente cmo se go-
bernaban los indios de Calamar, cmo organizaban su socie-
dad, qu coman, cmo eran su religin, su economa y su
apariencia fsica. Por otra parte, el ttulo de esta seccin reve-
la la funcin de Ingermina como Archivo, es decir una novela
con fuentes en las crnicas coloniales, supuestamente basada
en crnicas no publicadas de los agustinos de Cartagena, es-
critas por Fray Alonso de la Cruz Paredesfl. El narrador con-
cluye esta seccin como Archivo al agregar una nota final
de verediccin histrica: afirma que el espaol Rodrigo Bas-
tidas estaba en la costa del Caribe en 1501 y que en 1509
Alonso de Ojeda y Juan de la Cosa estaban tambin all.
Lo que se ha identificado como la tercera parte consiste
en el resto del "Tomo I", y es narrado casi exclusivamente
por un narrador extradiegetico-heterodiegtico que asume un
papel de omnisciencia. El contenido de la ancdota del To-
mo I consiste en lo siguiente: la conquista; planes entre los
indios de Calamar de casar a Ingermina con el indio Catar-
pa; la labor de Alonso de Heredia para "civilizar" a los in-

ROBERTO GONZLEZ ECHEVARRA ha planteado la idea de la novela hispano-


americana como "Archivo" en "Cien aos de soledad: the Novel as Myth and
Archive". El hecho de basarse Ingermina en crnicas coloniales es una sola carac-
terstica de la novela como Archivo, segn la definicin de Gonzlez Echevarra.

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dios, particularmente a Ingermina; el enamoramiento de


Alonso hacia Ingermina; la rebelin de los indios; la con-
quista del Sin por parte de Alonso y su regreso; y, final-
mente, la historia de Velzques, que l mismo narra.
El Tomo II, la cuarta parte, se debe casi exclusivamente,
a un narrador extradiegtico-heterodiegtico que desempea
un papel de omnisciencia total, con dos excepciones10. La si-
tuacin narrativa ofrece varios elementos notables. Por una
parte, el narrador asume el papel tpico en la narrativa deci-
monnica, del cientfico que lo sabe todo. Si la ciencia es la
disciplina que informa la narrativa hispanoamericana del si-
glo diecinueve, como ha sugerido Gonzlez Echevarra, en-
tonces Ingermina es el ejemplo arquetpico de la actividad
del novelista cientfico, lo cual se nota particularmente en la
introduccin, en las numerosas notas y en las intervenciones
editoriales (Gonzlez Echevarra, 632).
Por otra parte, el narrador cede la palabra a algunos per-
sonajes especiales del nuevo mundo. Al hacerlo, Nieto pre-
senta la voz del mundo nuevo, y no del conquistador espaol,
por primera vez en la narrativa colombiana. La historia del
nufrago Velzquez es, ante todo, una historia de asimilacin,
el primer proceso de aculturacin que ocurre en la novela
colombiana. La historia de la esposa ofrece el subtema de la
victimizacin y de la liberacin, un asunto constante a lo
largo del libro, porque se relaciona estrechamente con la
conquista de Pedro de Heredia en las pginas iniciales del
Tomo I, slo que ahora ofrece la conquista del indio desde
una perspectiva indgena. La visin que propone Nieto de
los conquistadores espaoles es fundamentalmente la del ci-
vilizador benvolo. No obstante, el narrador privilegia la ver-
sin indgena y novomundista de la historia al proporcionar
los relatos de Velzquez, de su esposa y de Gmbaro. Se debe
notar que el ms largo de los tres es el del indio Gmbaro.
Otro rasgo notable de la situacin narrativa tiene que ver
con el lector implcito (Iser, xi-xiv). Este lector es postulado

10
Las dos excepciones aparecen en las pginas 15 y 16 del manuscrito.

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como una mujer que se ha enamorado alguna vez. En el To-


mo II, cuando Badillo ha encarcelado a Alonso, separndolo
de Ingermina, el narrador hace la siguiente afirmacin con
respecto a este lector implcito: "T, amable lectora, si alguna
vez has amado de veras, dirs si tena razn la hija de Cala-
mar" (Nieto, 19). La palabra "lectora" establece claramente
la jerarqua de Nieto (y de Colombia de la dcada de los
cuarenta): escribir es el dominio de figuras masculinas auto-
ritarias; leer es el papel pasivo de mujeres (ms adelante
tambin veremos un papel bien definido para mujeres en
Manuela).
Como novela histrica, Ingermina comparte algunas ca-
ractersticas de la novela como Archivo tal como ha planteado
Gonzlez Echevarra (Gonzlez Echevarra, 359-380). El rcit
comienza con un contexto histrico fascinante: "Acababa la
Aurora de anunciar al pueblo de Calamar el hermoso sol del
da 14 de enero de 1533*, cuando el adelantado Don Pedro
de Heredia, despus de haber pasado revista al ejrcito, se
aproximaba con sus Castellanos."-}-" (Nieto, 1). Esta primera
oracin abunda en datos sobre el espacio y el tiempo. Otro co-
mienzo igualmente posible para una novela hispanoamericana
del siglo diecinueve hubiera sido lo siguiente: "Acababa la
Aurora de anunciar al pueblo de C888 el hermoso sol del
da 14 de enero de 1588 cuando el adelantado, despus [ . . . ] " .
La tpica novela hispanoamericana decimonnica efectivamen-
te finga su historicidad, y anunciaba su ficcionalidad al usar
un procedimiento como ste, evitando adrede la fecha exacta
o el nombre del lugar. Nieto, no obstante, despus de su lar-
ga y cientfica Breve noticia histrica, antes del rcit, contina
con una aproximacin del historiador, incluyendo la ubica-
cin geogrfica exacta, la fecha y el personaje histricos. El
lector tambin nota desviaciones del discurso histrico: "Au-
rora" lleva la "A" mayscula, anunciando as un discurso
literario en vez de cientfico, tal como es el caso de la oracin
"el hermoso sol del da".
En contraste, con lo que parece ser la estrategia del his-
toriador, el narrador incluye dos notas al pie notas ac-

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dmicas, una que interrumpe la oracin con un asterisco


("*") y otra que aparece al final de la oracin con una pe-
quea cruz ("t")- Estas dos notas ofrecen la faceta verda-
deramente ambigua del discurso histrico/ficticio apuntado
hasta ahora. La nota que corresponde al asterisco dice senci-
llamente "Histrico". El lector puede preguntarse si nica-
mente el ao es histrico o si la fecha entera lo es. Lgicamente
el lector puede preguntarse cuan histrica es la frase "el her-
moso sol". Es una nota netamente ambigua, que no funciona
como documentacin histrica, y que pone en duda el papel
y la capacidad del narrador como "historiador" en s. La nota
que corresponde a la cruz ("t")> < l u e aparece al final de la
oracin, no ofrece discurso ni cientfico ni histrico, sino
una narracin, contando la historia de Pedro de Heredia. Al
terminar la primera oracin de Ingermina, y sus notas corres-
pondientes, el lector habr ledo doce lneas de rcit acerca
de Pedro de Heredia y su llegada a Calamar, adems de una
nota ambigua indicando que una porcin de la historia es
supuestamente "histrica". A lo largo del texto las notas pro-
veern a la novela de una semblanza de Archivo. Son los
documentos que Gonzlez Echevarra ha llamado "previous
mediating elements" (Gonzlez Echevarra, 362-367).
Las fuentes de Nieto en Ingermina provienen casi exclu-
sivamente de la cultura escrita en vez de la cultura oral. A
diferencia de Eugenio Daz, que trata la dinmica de la ora-
lidad y la escritura de la Colombia decimonnica en Manuela,
Nieto construye una novela concebida casi enteramente den-
tro de la cultura escrita aristocrtica de Cartagena en la que
aspiraba a ser aceptado11. Por consiguiente, tal como le fue
polticamente necesario el autor excluy casi por completo
la enorme potencia de la cultura oral en la Costa Atlntica
de los aos cuarenta del siglo pasado. El proceso por el cual
Alonso "civiliza" a Ingermina (nos referimos, de nuevo, a la
frase nuclear ya establecida) es esencialmente el de ensearle

11
ORLANDO FLS BOHDA ha delineado las aspiraciones sociales de Nieto a lo
largo del segundo volumen de su estudio Historia doble de la costa: el Presiden-
te Nieto.

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a leer y otros objetivos relacionados con lo que llamamos cul-


tura escrita.
En su expansin del verbo nuclear "Alonso civiliza a
Ingermina", Nieto asume el papel de primer novelista co-
lombiano, o, tal como l lo escriba, el de "Novelista". Como
escritor tritnico de races humildes, Nieto no se interesaba
por esa "otra cultura": la cultura oral que lo rodeaba fuera
de la ciudad amurallada de Cartagena. No tena todava los
medios para asimilar esa cultura oral (como tampoco los te-
na el tpico escritor decimonnico) y hasta los dilogos de
Ingermina fueron completamente concebidos de acuerdo con
lo que Ong llama la notica de la cultura escrita (Ong, 81-
85). Eugenio Daz, catorce aos despus, mostrar ms con-
ciencia de la cultura oral y ms confianza en integrarla a su
novela.
Durante los aos que abarca el perodo entre Ingermina
y Manuela (1844-1858) aparecen veinte novelas de cierto in-
ters, las ms destacables, entre ellas, de Felipe Prez, Juan
Francisco Ortiz, Jos Mara Gaitn y Raimundo Bernal Or-
juela. Ernesto Corts Ahumada, en un exhaustivo estudio
sobre las generaciones colombianas, ha identificado dos gene-
raciones de novelistas que publican durante esta poca 12. Du-
rante estos aos surgirn tambin los primeros escritores cos-
tumbristas y algunas de las primeras revistas literarias. Segn
Frank Duffey, los primeros cuadros de costumbres, que van
apareciendo en la dcada de los cuarentas, son de Jos Mara
Caicedo Rojas, Juan Francisco Ortiz, Rafael Elseo Santan-
der, Juan de Dios Restrepo ("Emiro Kastos") y Medardo
Rivas (Duffey 17-50). Entre las revistas literarias, se destaca
especialmente El Alacrn, que surgi a partir de 1849 con

14
ERNESTO CORTS AHUMADA, en Las generaciones colombianas, incluye los
siguientes autores de narracin en la Generacin de 1840: Jos Mara Caicedo
Rojas, Eugenio Daz, Len Hinestrosa, Manuel Mara Madiedo, Jos Joaqun Ortiz,
Rafael Elseo Santander, Bernardino Torres Torrente (37). En la Generacin de
1855 incluye los siguientes narradores: Jos Mara ngel Gaitn, Jos Mara Cor-
dovez Moure, Ramn Gmez, Jos David Guarn, Jos Manuel Marroqun, Eus-
taquio Palacios, Felipe Prez, Manuel Pombo, Juan de Dios Restrepo ("Emiro
Kastos"), Jos Mara Samper, Jos Mara Vergara y Vergara (42).

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objetivos literariamente claros: "Como nuestro objeto princi-


pal es divertirnos e [sic] divertir, no despreciaremos ocasin
ninguna para el efecto..." 13 . Otros peridicos y revistas que
difunden los primeros esfuerzos por escribir una literatura
nacional son El Argos (1837-1839), El Duende (1846-1847),
El Neogranadino (1848-1857) y El lbum (1856-1857).
Despus de Nieto y Daz, Felipe Prez y Juan Francisco
Ortiz se destacan como los novelistas ms productivos de esta
poca fundacional. Autor de una docena de novelas y nume-
rosas narraciones cortas en su carrera total, el fecundo escritor
y poltico liberal Felipe Prez publica seis novelas durante
este perodo, todas ellas de ndole histrica: Huayna Capac
(1855), Atahualpa (1856), La familia de Matas (1856), Los
Pizarros (1857), Jilma, o continuacin de los Pizarras (1858)
y El caballero de la barba negra (1858). Una serie de estas
novelas se ubica en el Per de la Conquista, en el siglo xvi:
Huayna Capac (1855), Atahuallpa (1856), Los Pizarros (1857)
y Jilma, o continuacin de los Pizarros. Son novelas de mu-
cho dilogo que constantemente presentan, por una parte, la
mezquindad y los conflictos internos de los conquistadores
espaoles y, por otra, una visin idealizada, tpicamente ro-
mntica de los indios. Incluso la visin del narrador es, en
general, la de un intelectual decimonnico que observa retros-
pectivamente los eventos de la conquista del Per. El caballero
de la barba negra ocurre en la Espaa del siglo diecisis y
versa sobre la costumbre del arreglo de los matrimonios por
parte de los padres. Otra vez se ve un narrador que mira el
pasado con distancia temporal: "Triste suerte la de la mujer
en estos tiempos. Nacida en la lobreguez de los castillos i
educada entre la rueca i el rezo, vive lejos del mundo, como
flor nacida en las rocas" (Prez, 19). El narrador tambin
se aprovecha de situaciones espaolas para plantear su crtica
social: "Esa es la condicin de la mujer en nuestro siglo y
mayormente en nuestro pas" (Prez, 19). Al fin y al cabo

" El Alacrn, 28.de enero de 1849, nm. 1,

THESAURUS. Tomo XLIV. Nm. 3 (1989). Raymond Leslie WILLIAMS. Los orgenes de ...
592 RAYMOND L. WILLIAMS T H . XLIV, 1989

Prez siempre restaura el orden social en sus novelas, reafir-


mando as los valores predominantes.
A diferencia de Prez, Juan Francisco Ortiz ubica su obra
en Colombia. Publica novelas histricas, de ndole melodra-
mtica y con acontecimientos a veces hasta macabros. En El
oidor Corts de Meza (1845), ubicado en el siglo diecisis,
el protagonista se obsesiona bastante con una mujer que ase-
sina cruelmente a su esposo. Esta novela, igual que Teresa,
leyenda americana (1851), contiene claras huellas romnticas,
con ocasionales impulsos costumbristas. Esta ltima noveliza
una leyenda sobre un hecho supuestamente acaecido en el si-
glo dieciocho: en la ciudad de Remedios (Antioquia) "viva
un espaol que tena una hija nica, hermossima, ya casade-
ra, llamada Teresa, de la cual se enamor ciegamente un
negro esclavo de la casa" (Ortiz, 42). Carolina la bella (1856),
una novelita epistolar, tiene la extensin de un cuento (28
pginas), pero la organizacin y ambicin de una novela,
produciendo as ms un esqueleto incompleto de novela que
un cuento. La obra evidentemente menos lograda de Ortiz,
Carolina la bella, adolece de numerosos clichs romnticos.
Los otros autores que publican novelas entre Ingermina
y Manuela Raimundo Bernal Orjuela, Jos Antonio de
Plaza, Jos Mara Gaitn y Eladio Vergara son presencias
menores durante este perodo, por lo menos en comparacin
con Nieto, Daz, Prez y Ortiz. Viene por m i carga con us-
ted (1858) de Raimundo Bernal Orjuela, cuya accin tiene
lugar en el mismo ao, es una novela de intrigas personales
que termina con un marcado tono didctico: segn el narra-
dor, las apariencias engaan. Jos Antonio de Plaza publica
en 1850 otra novela de huellas romnticas, que revela escn-
dalos personales: El oidor, romance del siglo XVI. En El Doc-
tor Temis (1851), Jos Mara Gaitn ficcionaliza una situacin
de injusticia social para mostrar cmo puede triunfar la jus-
ticia, tal como se plantea en las palabras preliminares que se
ofrecen como "Advertencia del Autor". Eladio Vergara pu-
blic bajo el seudnimo de "Un Bogotano" El mudo (1848),
una novela de costumbres santafereas que obviamente tena
como modelo Los misterios de Pars de Su.

THESAURUS. Tomo XLIV. Nm. 3 (1989). Raymond Leslie WILLIAMS. Los orgenes de ...
T H . XLIV, 1989 LOS ORGENES DE LA NOVELA COLOMBIANA 593

En resumen, las novelas publicadas entre los aos de In-


germina y Manuela figuran entre las obras menores del siglo
diecinueve colombiano. Suelen revelar un vago concepto del
gnero de la novela por parte de sus respectivos autores, aun-
que stos s muestran un conocimiento de la novela romnti-
ca y costumbrista. Han ledo a los europeos, y sus productos
en esta poca naciente de la novela colombiana son de mayor
valor histrico que mrito esttico. No obstante, contribuyen
a una tradicin novelstica que llegar a cierto apogeo con
la publicacin de Manuela en 1858.
De las novelas analizadas en el presente estudio, Manuela
es, indudablemente, la ms conocida, aunque la actitud de
la crtica ante ella ha sido bastante ambigua. Las historias
de la novela hispanoamericana frecuentemente la pasan por
alto; tal es el caso de la historia de la novela hispanoameri-
cana de Fernando Alegra (Alegra) y de las nuevas lecturas
de la novela hispanoamericana del siglo diecinueve de John
S. Brushwood (Brushwood). No obstante, en 1915 el crtico
espaol Julio Cejador y Frauca proclam que Manuela era
"la ms fiel copia de la realidad por el arte y la ms acabada
de cuantas se han escrito en Amrica" 14. En su estudio cl-
sico de la novela romntica en Hispanoamrica, Marguerite
Surez sostiene que Manuela y Mara son las dos novelas so-
bresalientes del romanticismo en Colombia y Amrica Latina
(Surez, 140-141). Por otra parte, los crticos colombianos en
general no han considerado que Manuela sea una novela ro-
mntica (Maya, 271; Ramos, 14). Antonio Curcio Altamar,
por ejemplo, coloca a Manuela en el captulo posterior a los
romnticos, describindola como novela costumbrista (Cur-
cio Altamar, 117-131). Seymour Mentn tampoco la ve como
novela romntica: "Eugenio Daz no acepta el espritu aven-
turero del romanticismo, no crea el suspenso y parece tratar
con la mayor brevedad los momentos ms dramticos para
poder volver a las descripciones y a los dilogos costumbris-
tas y socio-polticos" (Mentn, 97).

14
ANTONIO GMEZ RESTREPO cita a Cejador y Frauca en ha literatura colom-
biana ( 2 0 ) .

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594 RAYMOND L. WILLIAMS T H . XLIV, 1989

Como ya se ha sugerido, el contexto poltico del perodo


fue complejo. Tambin acusaba la influencia de ideas polticas
romnticas. En su estudio sobre el pensamiento colombiano
del siglo diecinueve, Jaime Jaramillo Uribe nota la presen-
cia del pensamiento romntico y utpico: "Los aos compren-
didos entre 1850 y 1870, que vern surgir en la Nueva Granada
una frondosa literatura poltica de carcter romntico y ut-
pico, estn marcados por una ascendente influencia francesa
en la cultura nacional (Jaramillo Uribe, 158). El conflicto
ideolgico de la poca ha sido descrito por el historiador
Charles Bergquist como un intento por parte de los liberales
por imponer una visin del mundo poco apropiada, dadas
las estructuras de la sociedad 15. Tal como ya se ha sugerido,
un aspecto importante del conflicto ideolgico durante este
perodo fue no slo el predominio de las ideas liberales so-
bre las conservadoras, sino tambin las diferencias entre los
distintos grupos liberales. Manuela gira alrededor de dos de
los grupos: los glgotas y los draconianos. Los glgotas re-
presentaban la faccin ms liberal, que era la de los utpicos.
Los draconianos, ms conservadores, eran los viejos liberales.
Demstenes, el protagonista de Manuela, es un intelectual
bogotano que llega a un pueblo de provincia y que repre-
senta al grupo ms progresivo de los liberales, es decir, los
glgotas. Se le caracteriza desde el primer captulo y a lo lar-
go de la novela, sobre todo, como hombre de letras. Se
encuentra con la no letrada Manuela, quien ha sido perse-
guida por don Tadeo, un draconiano. Los avances amorosos
de Tadeo van acompaando su intervencin en la relacin
que Manuela quisiera tener con Dmaso. La trama de Manue-
la gira alrededor de la presencia de Demstenes en las zonas
rurales de Cundinamarca y sus observaciones sobre la rela-
cin entre Manuela, don Tadeo y Dmaso. Aparecen algunas

15
CHARLES BERGQUIST ha hecho la siguiente observacin: "Imbibing an inte-
gral world view which had become dominant in the industrializing nations of
the West, Liberis ultimately sought to wrte into a philosophy of man and
society fundamentally at odds with the structure of the society they lived in a
society their conservative opponents cherished and fought to maintain" (14).

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T H . XLIV, 1989 LOS ORGENES DE LA NOVELA COLOMBIANA 595

escenas costumbristas y dilogos extensos entre Demstenes


y otros, generalmente sobre temas polticos. La novela termi-
na con la muerte de Manuela en el incendio del que es res-
ponsable don Tadeo y que ocurre el da de su matrimonio
con Dmaso, precisamente el 20 de julio.
En la novela se expresa el conficto ideolgico de distin-
tas maneras, pero con intensidad suficiente como para que
Curcio Altamar concluyera que Daz "no hizo otra cosa que
presentar en Manuela, y de modo parcial, la lucha ideolgica
del pas entablada en un lejano pueblo y en los trapiches de
las regiones calentanas de Colombia" (Curcio Altamar, 125).
Los tres medios principales de expresar el conflicto ideolgi-
co en esta novela y en la Colombia de mediados del siglo
pasado son los siguientes: (1) por medio de los largos dilo-
gos polticos del protagonista; (2) por medio d la caracteri-
zacin e implcitamente; (3) por medio del comentario de
lo que Booth llama el autor implcito (Booth, 71-76; 211-221).
El primero de estos vehculos, las discusiones polticas por
parte del protagonista, se emplea desde el principio de la no-
vela. Por ejemplo, desde el comienzo de la obra, cuando don
Demstenes entabla una conversacin con un cura (captulo
III), aquel plantea claramente sus principios liberales con res-
pecto a la iglesia. A veces dichas declaraciones llegan hasta
la ingenuidad; por ejemplo, la escena en que vemos su dis-
curso liberal como reaccin ante la persecucin de Manuela:
Qu ser de la justicia, de la libertad, de la seguridad, si tal
sucediese? Oh Manuela! No desconfes de los principios (Daz, 20).

La caracterizacin de cada uno de los personajes princi-


pales subraya, ante todo, la dimensin ideolgica de stos.
Por consiguiente, todos los personajes principales representan
una posicin poltica. Al presentar a los personajes en el ca-
ptulo XV, el narrador clarifica las actitudes polticas de los
mismos as como su propia funcin ideolgica como conta-
dor de historias (storyteller):

Era aquel congreso verdaderamente notable, porque en l estaban


representados no slo dos partidos de la parroquia, sino todos los ma-

THESAURUS. Tomo XLIV. Nm. 3 (1989). Raymond Leslie WILLIAMS. Los orgenes de ...
596 RAYMOND L. WILLIAMS T H . XLIV, 1989

tices polticos que existan en la Nueva Granada. Don Blas y el cura


eran conservadores netos, y don Manuel conservador mixto. Don Cos-
me y don Eloy liberales y don Demstenes, radical (Daz, 186).

Adems de los largos dilogos de contenido poltico y


las caracterizaciones obvias como sta, se nota la presencia de
un autor implcito cuya posicin ideolgica el lector puede
formular: esta entidad ficticia es esencialmente un liberal, pe-
ro con actitudes crticas ante don Demstenes y don Tadeo,
el glgota y el draconiano.
La importancia de las afirmaciones ideolgicas es particu-
larmente evidente en la estructura interna de los captulos.
Un procedimiento comn en Manuela es el de comenzar los
captulos con titulares y prrafos introductorios que parece-
ran indicar una intencin romntica o costumbrista, pero
que luego enfocan asuntos ideolgicos. Por ejemplo, el cap-
tulo XIV comienza con el ttulo romntico de "Lo que puede
el amor", pero termina con una discusin poltica. El captu-
lo XXIV tiene el ttulo "El San Juan" y comienza con la
tpica escena costumbrista, pero despus de un breve pasaje
descriptivo, todo el captulo consiste en una discusin del sis-
tema de leyes y de la justicia en la naciente repblica.
A diferencia de la mayora de las novelas publicadas en-
tre 1844 y 1858 ya comentadas, los elementos significantes
en Manuela no son los del romanticismo ni los del costum-
brismo, sino los que componen la dinmica que Ong ha
establecido entre la cultura oral y la cultura escrita. Estos ele-
mentos son, a su vez, los vehculos de los encuentros ideol-
gicos en Manuela. En este contexto, don Demstenes funciona
como el intelectual bogotano por excelencia que representa la
cultura escrita: sus percepciones, sus modos de pensar y su
visin del mundo son completamente determinados por los
textos escritos. En contraste, Manuela representa la cultura
oral o, para ser ms preciso, lo que Ong ha identificado co-
mo una cultura oral primaria 16. Ella percibe todas las situa-

" ONG describe algunas caractersticas de las culturas' orates primarias en "So-
me Psychodynamics of Orality", el tercer captulo de Orality and Uteracy (31-77).

THESAURUS. Tomo XLIV. Nm. 3 (1989). Raymond Leslie WILLIAMS. Los orgenes de ...
T H . XLIV, 1989 LOS ORGENES DE LA NOVELA COLOMBIANA 597

ciones de una forma completamente distinta a la propiciada


por la cultura escrita de don Demostenes.
Se presenta a don Demostenes desde el primer captulo
como un individuo que encarna la cultura escrita. Todo el
capitul plantea el conflicto entre sta y la cultura oral. Al
llegar a la posada, Demostenes se caracteriza como lector:
est leyendo una novela de moda, la ya mencionada Los mis-
terios de Pars, y lleva en su bal "los libros y la ropa" (nota-
mos el orden en que estos dos elementos aparecen). Sigue
leyendo a lo largo de su estancia en la posada y cuando en-
cuentra un libro usado lo hojea y proclama "oh Gutenberg!
hasta aqu llega tu sublime descubrimiento!" (Daz, 14). La
sorpresa de Demostenes indica que el lugar representado por
"aqu" no es predominantemente dominado por una cultura
escrita, aunque s tenga algunas seales de la misma.
En el segundo captulo se encuentran ms indicios de la
diferencia entre la cultura escrita de Demostenes y el escena-
rio local: "Embebido don Demostenes en sus libros, no haba
hecho caso del movimiento que haba en la calle, en donde
se saludaban los estancieros de los partidos, o se paseaban en
compaa..." (Daz, 17). Tambin se nota en este captulo
que un elemento fundamental de la cultura escrita de la na-
cin, El Tiempo, no llega a este pueblo desde Bogot. En
contraste, la cultura local sobrevalora los saludos personales,
el contacto humano, la msica folclrica y otras costumbres
tpicas de una cultura oral primaria. Cuando sus enemigos
detienen a Demostenes en el captulo XVII, no se lo llevan
a l, como sera lo lgico, sino sus libros. Completamente
imbuido en la cultura escrita, Demostenes considera constan-
temente la escritura como solucin a todo.
Manuela, en cambio, representa la cultura oral y en este
sentido aparece en la novela en oposicin a Demostenes. Uno
de los pasajes ms apropiados de la novela, tanto por su vi-
sin de cultura oral como por su diccin (menos afectada
por el lenguaje escrito que es el que Demostenes usa), apa-
rece en una conversacin con Demostenes. Este hace una afir-
macin ante la cual ella responde: "S, seor, una cosa es

THESAURUS. Tomo XLIV. Nm. 3 (1989). Raymond Leslie WILLIAMS. Los orgenes de ...
598 RAYMOND L. WILLIAMS T H . XLIV, 1989

cacarear y otra poner el huevo; por eso es que no les creo a


los que hacen mucho alboroto" (Daz, 124). En este pasaje
ella demuestra la sensatez (common sensical altitudes) y la
percepcin homeosttica que Ong ha sealado como esenciales
a las culturas orales. Como sujeto de una cultura oral, ella
no comprende las "historias" que Demstenes le explica:
"Qu es eso de historia? Las historias no son los cuentos?
Usted tena cuentos encima de la mesa?" (Daz, 312).
La dinmica entre la cultura escrita se desenvuelve en
forma del conflicto constante entre estos dos personajes a lo
largo de la novela. Cuando este conflicto surge directamente,
Demstenes con frecuencia es inferior a Manuela, a pesar de
su educacin formal superior. El narrador explica, por ejem-
plo, que la voz dulce de Manuela puede comunicar ideas
mejor que los alumnos de retrica, representantes por exce-
lencia de la cultura escrita:

La voz de Manuela era dulce y sus frases tenan la fuerza y los


adornos de locucin de las hijas de los llanos del Magdalena, que ex-
presan mejor una idea que los estudiantes de retrica de los colegios
[...] (Daz, 89).

En otro enfrentamiento entre estas dos culturas, Demstenes


se encuentra con unos campesinos y habla brevemente con
ellos, mostrndoles bondad y respeto. No obstante, los cam-
pesinos sospechan de las ideas de la cultura escrita, usando
su sentido comn para distinguir entre las ideas abstractas y
actos concretos: "Este cachaco est siempre hablando de la
igualdad" (Daz, 105). Las diferencias entre las dos culturas
aparecen en uno de los pasajes ms entretenidos de la novela
cuando Demstenes intenta comunicarse con los habitantes
locales durante unas fiestas (captulo XXII, El angelito). En
una conversacin entre Demstenes y un indio, es evidente
que el vocabulario (escrito) de Demstenes es incomprensi-
ble para el indio:

Hombre! Qu te pareci el baile?


El baile, buensimo, mi amo; le contest el indgena.

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T H . XLIV, 1989 LOS ORGENES DE LA NOVELA COLOMBIANA 599

Pero no te pareci que todas estas son aberraciones?


Herraciones, mi amo, herraciones.
Porque a qu viene este baile profano?
Profano, mi amo (Daz, 321).

Ms adelante, en el mismo captulo, el dilogo contina; De-


mstenes intenta imponer una posicin ideolgica a un vete-
rano (no letrado) de una de las guerras civiles. Demstenes
habla primero 17 :

Por quin exponas tu vida en el ao 54?


Por mi coronel Ardila.
No, hombre! La vida, la hacienda y el honor se empeaban el
ao 54 por salir de los revolucionarios que quebrantaron la Constitu-
cin; ms claro, por defender los derechos del pueblo; por eso fue
que se levant en masa toda la repblica (Daz, 324).

A medida que el ingenuo Demstenes va adquiriendo expe-


riencia en la vida cotidiana de la Colombia rural de los aos
cincuenta del siglo pasado, ste va comprendiendo las dife-
rencias entre la Colombia que conoce en forma escrita
las leyes y la constitucin y la nacin radicalmente dis-
tinta que representa la cultura oral en enclaves rurales:
Yo crea candidamente que todas esas leyes que se dan en el
congreso y todos esos bellsimos artculos de la Constitucin eran la
norma de las parroquias, y que los cabildos eran los guardianes de
las instituciones; pero estoy viendo que suceden cosas muy diversas
de lo que se han propuesto los legisladores (Daz, 218).

Aunque no se resuelve completamente el conflicto entre la


cultura oral y la cultura escrita, el pasaje citado sugiere algu-
nos cambios por parte de Demstenes, distancindose por fin
de una imagen de la realidad colombiana basada exclusiva-
mente en los textos escritos. El desenlace de la novela tambin

17
MENTN ha notado las semejanzas entre este dilogo y uno en Los de
abajo. Esta comparacin es vlida. Yo agregara que el humor surge del conflicto
entre la cultura oral y la cultura escrita (La novela colombiana: planetas y sat-
lites, 53-107).

THESAURUS. Tomo XLIV. Nm. 3 (1989). Raymond Leslie WILLIAMS. Los orgenes de ...
600 RAYMOND L. WILLIAMS T H . XLIV, 1989

indica ciertos cambios de parte suya. Decide marcharse para


Bogot, dndose cuenta de que su mera presencia representa
una anomala: "Puesto que quieren matar a pesadumbres a
Manuela, como mataron a Rosa, mi deber es alejarme para
quitarles pretextos. Me voy maana para Bogot [ . . . ] " (Daz,
436). El cura con quien habla considera que su experiencia
en esta zona rural (un valor de la cultura oral) es superior
a su educacin formal en el extranjero (un valor de la cul-
tura escrita): "Usted ha hecho en la parroquia un estudio
ms provechoso que el que hizo en los Estados Unidos" (Daz,
436). En la Colombia de los aos cincuenta, la realidad local,
oral y concreta, ha predominado sobre la extranjera, escrita
y abstracta.
Manuela es una historia de conflicto ideolgico, que se
comunica por medio de la tensin en la trama, el debate po-
ltico de los dilogos y, a lo largo de la novela, a travs de
un enfrentamiento entre la cultura oral y la cultura escrita.
Los papeles sexuales tambin se identifican estrechamente se-
gn su relacin con la cultura oral o la escrita. Los hombres
en Manuela se asocian con el componente abiertamente ideo-
lgico de la cultura escrita los documentos de la Ilustracin
que implcitamente informan a Demstenes y las mujeres
se asocian o con la cultura oral (como en el caso de Manuela
misma) o con la literatura romntica ya pasada de moda.
Clotilde y otras mujeres, por ejemplo, son lectoras de Sir
Walter Scott, Espronceda y Zorrilla. Para Eugenio Daz, la
poltica y la ideologa fueron temas centrales de la escritura
y adems eran del todo del dominio masculino.
Manuela presenta la historia de una nueva repblica en
la cual la nacin nueva, moderna, se conceba como una cul-
tura escrita de la Ilustracin en el proceso de desarrollo ms
all de una cultura oral (la Colombia rural de Manuela) y
tambin ms all de una cultura escrita tradicional (el ro-
manticismo "femenino" y conservador de la tradicin hisp-
nica). Siendo un hombre de obvia confianza en la cultura
escrita, Eugenio Daz retrata una nacin como documento
escrito, una idea relacionada con lo que ha sido denominado

THESAURUS. Tomo XLIV. Nm. 3 (1989). Raymond Leslie WILLIAMS. Los orgenes de ...
T H . XLIV, 1989 LOS ORGENES DE LA NOVELA COLOMBIANA 601

como "Archivo" 18. El Dr. Jimnez concluye a finales de Ma-


nuela que la parroquia y la nacin estn retratadas en el ar-
chivo de Tadeo:
(Cosme) Qu contrastes los de la poltica de esta parroquia, Dios
eterno!
(Jimnez) Y de todas, dijo don Blas; porque as anda toda la rep-
blica. Pero el retrato de esta parroquia, sacado al daguerrotipo, es
el archivo de don Tadeo. Ah estn todas las facciones polticas
y religiosas, ah est la civilizacin, ah esta la marcha progresiva
de la repblica (Daz, 432).

Al fin y al cabo, la cultura escrita de la Ilustracin resulta


ser una fase transitoria en el archivo total: Demstenes sale
para Bogot derrotado. l puede ser visto como una metfora
de un perodo de predominio liberal en Colombia desde 1850
hasta la dcada de los setenta. Hasta uno de los principales
exponentes de la poltica liberal de la poca, Jos Mara Sam-
per, lo ha descrito como un perodo de "teoras y slo teoras
f... ] 10. El debate ideolgico presentado por Eugenio Daz,
la derrota de Demstenes y este comentario de Samper con-
firman la propuesta de Bergquist de que la visin liberal de
este perodo no se acomodaba con las realidades polticas, socia-
les y econmicas de la poca. Manuela s es un rechazo del
viejo orden seorial. El espacio del conflicto en Manuela, no
obstante, se encuentra en la compleja dinmica entre la cul-
tura oral y la cultura escrita, revelando propuestas ideolgicas
que no se ajustan ni al mundo novelesco de Eugenio Daz ni
tampoco al siglo diecinueve en Colombia.
Vistas en su conjunto, estas novelas fundacionales publi-
cadas desde 1844 hasta 1858 forman un elemento activo del
intenso debate poltico de la poca. Es precisamente por ello

18
GONZLEZ ECHEVARRA ha sealado varias caractersticas de la novela como
'archivo', y no todas ellas se encuentran en Manuela. No obstante, es interesante
notar una visin de la nacin como 'archivo' una identidad basada en docu-
mentos que coincide as! con un elemento de la propuesta de Gonzlez Echevarra.
19
JAIME JARAMILLO URIBE cita a Samper en El pensamiento colombiano en ti
siglo XIX (219).

THESAURUS. Tomo XLIV. Nm. 3 (1989). Raymond Leslie WILLIAMS. Los orgenes de ...
602 RAYMOND L. WILLIAMS T l i . XL1V, 1989

por lo que stas y muchas que las siguen en el siglo diecinue-


ve pueden leerse hoy da ms bien como bosquejes de novelas,
ensayos o polmicas dialogadas. Hemos visto cada una de es-
tas tendencias en las novelas del perodo: en los ensayos de
Nieto, en el bosquejo de Juan Francisco Ortiz y en los di-
logos polticos de Daz. Desde lngermina la novela colombiana
mantiene una ambigua relacin con la cultura oral predomi-
nante, hasta que Eugenio Daz por fin integra algunos ele-
mentos de la cultura oral en Manuela, la novela de mayor
madurez publicada hasta entonces en Colombia "n. La apari-
cin de estas dos obras salva una poca que, sin ellas, hubiera
sido estticamente dbil. Con ellas el perodo de los orgenes
forma la base de una tradicin novelstica que ms adelante
producir obras reconocidamente maestras, como lo son Ma-
ra y Cien aos de soledad.

RAYMOND L. WILLIAMS

University of Colorado at Bouldcr.

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Thesaurus, 32 (1977), pgs. 95-165.

20
Esta investigacin sobre los orgenes de la novela colombiana coloca a
Manuela en una posicin de culminacin de una poca fundacional. MENTN ha
concluido que Manuela es una contribucin importante a la novela nacional: "Pu-
blicada en una poca en que la novela hispanoamericana, no solamente la colom-
biana, gateaba en paales, y en que el gnero predominante era la novela histrica
romntica, hay que reconocerle la gran contribucin de Manuela de haber estable-
cido la pauta del realismo-costumbrismo que haba de perdurar en Colombia
hasta por los menos principios del siglo veinte [ . . . ] " . (La novela colombiana:
planeta y satlites, 107).

THESAURUS. Tomo XLIV. Nm. 3 (1989). Raymond Leslie WILLIAMS. Los orgenes de ...
T H . XLIV, 1 9 8 9 LOS ORGENES DE LA NOVELA COLOMBIANA 603

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