1346-5187-1-PB Apra PDF
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Snke Hansen
Universidad de Hamburgo
[email protected]
En el Per, a inicios de los aos treinta, la lucha por el poder estaba centrada
entre los partidarios de Luis M. Snchez Cerro y el APRA. El presente artculo
demuestra que, debido a su cercana a los sanchecerristas, El Comercio, el
peridico de mayor importancia en el pas, lanz una campaa negativa con-
tra el aprismo, lo cual polariz a la ciudadana, influyendo e intensificando el
conflicto poltico. La campaa negativa de dicho peridico trataba de sindicar
al APRA como un grupo delincuente, comunista y antipatriota, con la meta de
excluirlo de la vida poltica legal.
1
Gonzlez Prada, Manuel. Pginas libres. Lima: Editorial Universitaria, 1966; y Horas
de lucha. Lima: Fondo de Cultura Popular, Ediciones Futuro, 1964.
2
Matto de Turner, Clorinda. Aves sin nido. Lima: Imprenta del Universo de Carlos
Prince, 1889; Castro Pozo, Hildebrando. Nuestra comunidad indgena. Lima, 1979;
Valcrcel, Luis E. De la vida incaica. Lima: Editorial Garcilaso, 1925; Del ayllu al impe-
rio. Lima: Editorial Garcilaso, 1925; Tempestad en los Andes. Lima: Editorial Universo,
1972; y Garca, Jos Uriel. El nuevo indio. Lima: Editorial Universo, 1973.
3
Garca Caldern, Francisco. Le Prou contemporain: Etude social. Paris: Dujarric
et Cie. diteurs, 1907; Riva-Agero, Jos de la. Afirmacin del Per. Lima: Instituto
Riva-Agero, 1960; Villarn, Manuel Vicente. Pginas escogidas. Lima: P. L. Villa-
nueva, 1962; Deustua, Alejandro O. La cultura nacional. Lima: Empresa Editorial de
El Callao, 1937; y Belande, Vctor Andrs. La realidad nacional. Lima, 1964.
Hansen Nuevas opciones polticas en el Per durante la Gran Depresin 101
4
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En Obras completas. Vol. 2. Lima: Biblioteca Amauta, 1972; Defensa del marxismo.
En Obras completas. Vol. 5. Lima: Biblioteca Amauta, 1981; Peruanicemos al Per.
En Obras completas. Vol. 11. Lima: Biblioteca Amauta, 1979; e Ideologa y poltica.
En Obras completas. Vol. 13. Lima: Biblioteca Amauta, 1980.
5
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Vol. 4. Lima: Editorial Juan Meja Baca, 1976, pp. 1-229.
6
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Latin America. Vol. VIII. Latin America since 1930. Spanish South America. Cambridge:
Cambridge University Press, 1991, p. 388; Bertram, Geoffrey y Rosemary Thorp. Peru,
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Press, 1978, pp. 151-181; y Klarn, Peter F. Peru. Society and Nationhood in the Andes.
New York: Oxford University Press, 2000, pp. 262-271.
7
Estos grupos reciben el nombre de oligarqua sin que se reconozcan sus distintos
intereses econmicos y su heterogeneidad, lo que resulta poco crtico. Dichos sectores
en su mayora liberales en materia econmica dominaron la poltica peruana desde
1890 a 1919, en el periodo denominado Repblica Aristocrtica. En trminos gene-
rales, estaban ligeramente organizados en el Partido Civil. Diversas investigaciones sobre
la historia latinoamericana han empezado a descartar categoras como la de oligarqua
(Graham, Richard. Popular Challenges and Elite Responses. An Introduction. En li-
tes, Masses and Modernization in Latin America, 1850-1930. Austin/London: University
of Texas Press, 1979, p. 6). Sin embargo, en el Per se sigue empleando dicho trmino.
Debido a que la gran mayora de las elites del pas viva en algunos vecindarios de Lima,
se puede afirmar que la cercana geogrfica, en comparacin con otros pases, ayud
a crear un grupo cerrado, en el que todos se conocan entre s. No obstante, esto no
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significa que dichas elites hayan conformado un sector homogneo, cuyos miembros
compartiesen los mismos intereses. De otro lado, el trmino oligarqua casi siempre
se ha utilizado en un sentido polmico, con una fuerte carga ideolgica. Por ello, en
este trabajo se rechazar el uso de esta palabra. Sin embargo, dados los lmites de esta
investigacin, no ser posible clasificar los diferentes grupos dominantes de la sociedad
peruana durante las primeras dcadas del siglo XX en categoras claras de acuerdo con su
sofisticacin, realidades econmicas e intereses particulares.
8
Anderle, Adam. Los movimientos polticos en el Per entre las dos guerras mundiales.
La Habana: Casa de las Amricas, 1985, p. 239; y Stein, Steve J. Populism and Mass
Politics in Peru. The Political Behavior of the Lima Working Classes in the 1931 Presi-
dential Election. Tesis de doctorado en Historia. Stanford University, 1973, p. 251.
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9
Fundado en 1839, El Comercio apareca dos veces al da durante la dcada de 1930. El
peridico logr una circulacin promedio de cincuenta mil ejemplares. No obstante, en
ocasiones especiales por ejemplo, cuando Snchez Cerro renunci a la presidencia en
1930 poda duplicar ese tiraje (Lpez Martnez, Hctor. Los 150 aos de El Comercio.
Lima: El Comercio, 1989, p. 443).
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10
Acerca de esto, Jeffrey Klaiber escribe: Ninguna otra institucin en la sociedad
peruana, ni siquiera la Iglesia o las Fuerzas Armadas, ha provocado tantos sentimientos
hostiles u originado tantas interpretaciones divergentes como el APRA (Religin y
revolucin en el Per, 1824-1988. Lima: Universidad del Pacfico, 1988, p. 136).
11
Vanse, entre otros, Thorndike, Guillermo. El ao de la barbarie: Per 1932. Tercera
edicin. Lima: Mosca Azul Editores, 1973; y Murillo Garaycochea, Percy. Historia del
APRA, 1919-1945. Lima: Imprenta Editora Atlntida, 1976.
12
Estos trabajos se enfocaban en la llamada oligarqua. El conflicto con el APRA en
la dcada de 1930 fue retratado como el ataque de una oligarqua sin escrpulos, lo
que tuvo como consecuencia indirecta mostrar una imagen positiva del APRA. Vase,
entre otros, Cotler, Julio. Clases, Estado y nacin en el Per. Lima: Instituto de Estu-
dios Peruanos, 1988; Burga, Manuel y Alberto Flores Galindo. Apogeo y crisis de la
Repblica Aristocrtica. Segunda edicin. Lima: Ediciones Rikchay, 1981; y Quijano,
Anbal. Imperialismo, clases sociales y Estado en el Per: 1890-1930. El Per en la crisis de
los aos 30. Lima: Mosca Azul Editores, 1978.
13
Mir Quesada, Carlos. Snchez Cerro y su tiempo. Buenos Aires: El Ateneo, 1948;
Pike, Frederick B. The Modern History of Peru. New York: Frederick A. Praeger, 1967;
y The Politics of the Miraculous in Peru. Haya de la Torre and the Spiritualist Tradition.
Lincoln: University of Nebraska Press, 1986.
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14
Basadre, Jorge. Historia de la Repblica del Per, 1822-1933. Sexta edicin. Lima:
Editorial Universitaria, 1968, vol. 14; Klarn, Peter F. Formacin de las haciendas azu-
careras y orgenes del APRA. Lima: Instituto de Estudios Peruanos, 1976; Villanueva,
Vctor. El Apra en busca del poder, 1930-1940. Lima: Editorial Horizonte, 1975; y
Stein, Populism and Mass Politics in Peru.
15
Manrique, Nelson. Usted fue aprista! Bases para una historia crtica del APRA. Lima:
Pontificia Universidad Catlica del Per, 2009; Giesecke, Margarita. La insurreccin de
Trujillo. Jueves 7 de julio de 1932. Lima: Fondo Editorial del Congreso del Per, 2010;
y Garca-Bryce, igo. A Revolution Remembered, a Revolution Forgotten: The 1932
Aprista Insurrection in Trujillo, Peru. A Contra Corriente. VII/3 (2010), pp. 277-332.
16
Pinto Gamboa, Willy. Sobre fascismo y literatura. La guerra civil espaola en La Prensa,
El Comercio y La Crnica, 1936-1939. Lima: Editorial EUNAFEV, 1978; y Molinari
Morales, Tirso A. El fascismo en el Per. La Unin Revolucionaria, 1931-1936. Lima:
Universidad Nacional Mayor de San Marcos, 2006. Vanse tambin Gargurevich
Regal, Juan. Historia de la prensa peruana (1594-1990). Lima: La Voz Ediciones, 1991;
y Gilbert, Dennis L. La oligarqua peruana. Historia de tres familias. Lima: Editorial
Horizonte, 1982.
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17
Una manifestacin de mineros en La Oroya en noviembre de 1939 termin de
manera violenta: ms de veinte personas resultaron muertas. Una protesta general en
la ciudad de Talara entre mayo y junio de 1931 tuvo un final similar. Las muertes se
debieron a la lucha entre los obreros y miembros de las fuerzas armadas. Para ver la opi-
nin y el discurso de El Comercio con respecto a los actos violentos entre los miembros
de los sindicatos y las fuerzas del gobierno en ambos incidentes, vanse los nmeros del
12 y 15 de noviembre de 1930, pp. 1 y 2, respectivamente; y el nmero del 19 de junio
de 1931, p. 1.
18
Mientras Snchez Cerro estuvo nicamente tres meses en exilio despus de su renun-
cia a la presidencia, Haya de la Torre haba sido desterrado en 1923 durante el gobierno
de Legua, cuando era uno de los lderes del movimiento estudiantil, y permaneci
fuera del pas por ocho aos.
19
Haya de la Torre, Vctor Ral. Discurso Programa (23 de agosto de 1931). En
Obras completas, Vol. 5. Lima: Editorial Juan Meja Baca, 1976, pp. 49-82. Para un an-
lisis del discurso, vase Bourricaud, Franois. Poder y sociedad en el Per. Lima: Instituto
de Estudios Peruanos, Instituto Francs de Estudios Andinos, 1989, pp. 161-176.
Hansen Nuevas opciones polticas en el Per durante la Gran Depresin 107
20
El Comercio (19 de agosto de 1931), p. 1.
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(el Per) solo para concluir que el APRA era la peor forma del comu-
nismo, ya que no se autodeclaraba comunista, sino que se ocultaba detrs
de palabras como antiimperialista: En el nombre del antiimperialismo,
el cual sirve plenamente a las proposiciones del comunismo, el APRA
intenta destruir la estructura socioeconmica de nuestro pas. Proclama
la nacionalizacin de la tierra y de las industrias bajo el pretexto de
combatir el imperialismo Yankee.21
La imagen del Per como una democracia distinguida en 1931 es
evidentemente irreal; incluso as lo perciba la gente de la poca. Sin
embargo, la estrategia del autor del artculo para confrontar al partido
resulta an ms sorprendente. Tras una descripcin negativa del comu-
nismo en el Per y en Rusia, el APRA se vio representado como algo
incluso ms peligroso. En adelante, cada uno de los editoriales de El
Comercio definira al APRA (siglas an desconocidas para muchos en este
momento) empleando una serie de atributos negativos. Un partido que
se poda considerar novedoso, con ideas muy interesantes con respecto
al desarrollo del pas, fue considerado peligroso dado que ocultaba sus
verdaderas intenciones.
El 10 de octubre, un da antes de los comicios, El Comercio public un
ltimo artculo sobre los mismos. En l, se deca que seran las primeras
elecciones verdaderas desde 1919 debido al despotismo del ex presidente
Legua. No obstante, expona que la democracia en el Per an se encon-
traba dbil y enferma. A pesar de la existencia de elementos saludables,
el orden sociopoltico tradicional del pas estaba amenazado por partidos
doctrinarios. Al final, sostena que afortunadamente los mtines de las
agrupaciones nacionales haban tenido mayor apoyo por parte de los
ciudadanos, quienes ahora deban votar por el candidato ms prometedor
de estas para as vencer a los grupos extranjeros doctrinarios.22 En este
artculo, el peridico emplea una metfora, en la cual se alude a una enfer-
medad para hacer una clara distincin entre los elementos supuestamente
saludables (de carcter nacional) y aquellos enfermos (de carcter doc-
21
El Comercio (9 de septiembre de 1931), p. 1.
22
El Comercio (10 de octubre de 1931), p. 1.
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23
Stein, Populism and Mass Politics in Peru, p. 407. Vanse tambin los nmeros de
La Tribuna del 2 (p. 2), 3 (p. 1), 6 (p. 1), 17 (pp. 3-6), 22 (p. 3) y 24 de julio de 1931
(p. 7), as como el nmero del 10 de octubre de 1931, p. 5.
24
Lpez Martnez, Los 150 aos de El Comercio, p. 443.
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25
Para nosotros, la patria es la realidad nacional total. Cuando esta realidad nacional
est completa, consiste en dos elementos: la nacin y el estado. La nacin [] es una
asociacin de personas con los mismos orgenes, mismas tradiciones, costumbres y
aspiraciones. El estado es la nacin polticamente organizada. Los habitantes del estado
se establecen de manera permanente y cuentan con un territorio propio y un gobierno
independiente y soberano (El Comercio, 29 de agosto de 1931, p. 2).
26
Marin, Henri. Leons de morale. Paris: Amand Colin et Cie., 1894.
27
Estas eran, entre otras cosas, una poblacin racial, lingstica y religiosamente homo-
gnea, leyes uniformes en un territorio en comn, una misma historia y habitantes con
idnticas esperanzas, temores, tradiciones y costumbres.
28
El Comercio (3 de septiembre de 1931), p. 4.
29
El Comercio (5 de septiembre de 1931), p. 3.
30
El Comercio (29 de agosto de 1931), p. 2.
31
El Comercio (31 de agosto de 1931), p. 2.
Hansen Nuevas opciones polticas en el Per durante la Gran Depresin 111
32
El Comercio (29 de agosto de 1931), p. 2.
33
El Comercio (11 de septiembre de 1931), p. 5.
34
El Comercio (18 de septiembre de 1931), p. 5.
35
El Comercio (12 de septiembre de 1931), p. 5.
36
El Comercio (16 de septiembre de 1931), p. 5.
37
El Comercio (15 de septiembre de 1931), p. 2.
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38
El Comercio (18 de agosto de 1931), p. 2.
Hansen Nuevas opciones polticas en el Per durante la Gran Depresin 113
39
Para ms detalles sobre los hechos violentos entre estos dos grupos polticos, vase
Burga y Flores Galindo, Apogeo y crisis de la Repblica Aristocrtica, p. 201; y Ugarte-
che, Pedro. Snchez Cerro. Papeles y recuerdos de un presidente de Per. Lima: Editorial
Universitaria, 1969, vol. III.
40
Basadre, Historia de la Repblica, vol. 14, p. 168.
41
Mientras la UR contara con 67 miembros en el Congreso, el APRA solo tendra 27.
Para ms detalles sobre los resultados de las elecciones para el Congreso y la presidencia,
vase Roncagliolo, Rafael. Quin gan? Elecciones 1931-1980. Lima: DESCO, 1980,
p. 25. Acerca de la situacin y el trabajo del Congreso en estos aos, vase Madalengoi-
tia, Laura. Parlamento y lucha poltica. Per, 1932. Lima: DESCO, 1980.
42
Stein, Populism and Mass Politics in Peru, p. 309.
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43
A pesar de que los comicios de 1931 fueron sindicados de haber sido fraudulen-
tos, Peter Klarn opina que en realidad fueron una de las elecciones ms justas en la
historia peruana. El hecho de que Haya de la Torre pudiera obtener el 35% de los
votos en un periodo tan breve debe ser visto como un gran logro (Formacin de las
haciendas azucareras, pp. 244-245). Por otro lado, Vctor Villanueva niega que hayan
existido indicios de un fraude suficientemente amplio como para anular las eleccio-
nes. Asimismo, el gobierno transitorio nunca se mostr a favor de Snchez Cerro.
Por ello, Villanueva concluye que la solicitud de anulacin era un formalismo del
APRA (El Apra en busca del poder, pp. 53-54). Nelson Manrique ni siquiera incluye
este tema en su estudio, sino solamente indica los resultados de las elecciones (Usted
fue aprista!, p. 97). Basadre sostiene que resulta virtualmente imposible verificar si
hubo o no un fraude de gran magnitud (Historia de la Repblica, vol. 14, p. 170). En
contraste, Julio Cotler afirma que, debido a la estructura poltica del pas, definiti-
vamente hubo fraude, por lo que las quejas eran justificadas (Clases, Estado y nacin
en el Per, p. 245). Thorndike narra una de las leyendas del aprismo, segn la cual,
algunos aos despus de los comicios, se encontraron miles de balotas electorales de
1931 detrs de una pared del cuerpo de bomberos de Lima, todas a favor del APRA
(El ao de la barbarie, p. 94). Acerca de la existencia o no de fraude en las elecciones
de 1931, tambin pueden revisarse Chang-Rodrguez, Eugenio. Introduction. The
Peruvian Aprista Party. A Historical Background. En Chang-Rodrguez, Eugenio y
Ronald G. Hellman (eds.). APRA and the Democratic Challenge in Peru. New York:
Bildner Center for Western Hemisphere Studies, 1988, p. 7; Roncagliolo, Quin
gan?, p. 26; Anderle, Los movimientos polticos en el Per, pp. 270-274; Stein, Popu-
lism and Mass Politics in Peru, pp. 461-471; Burga y Flores Galindo, Apogeo y crisis
de la Repblica Aristocrtica, p. 217; Mir Quesada, Snchez Cerro y su tiempo, p. 169;
Quijano, Imperialismo, clases sociales y Estado, pp. 130-131; y Snchez, Luis Alberto.
Testimonio personal: memorias de un peruano del siglo XX. Lima: Ediciones Villasn,
1969, vol. 1, p. 360.
Hansen Nuevas opciones polticas en el Per durante la Gran Depresin 115
44
El Comercio conden sobre todo los supuestos fraudes en La Libertad y en Caja-
marca. Adems, retras el conteo de votos en las regiones donde el APRA tena mayor
apoyo electoral. Vanse los nmeros del 15 y 16 de octubre de 1931, en ambos casos
la pgina 1.
45
El Comercio (30 de octubre de 1931), p. 2.
46
En estos momentos, las autoridades del gobierno no pueden permitir una protesta
con una tendencia subversiva como esa, ya que tienen la responsabilidad de garantizar
que la libertad de los ciudadanos no est expuesta a la violencia desesperada de los
derrotados. Ahora que las elecciones han concluido y estamos en estado de emergencia,
no pueden tolerarse estas manifestaciones cuyo objetivo es provocar una situacin de
fuerza que impida proclamar al presidente que el pas eligi bajo cualquier pretexto
(El Comercio, 29 de octubre de 1931, p. 1). Vase tambin el nmero del 31 de octubre
de 1931, p. 1.
116 historica XXXIV.2 / ISSN 0252-8894
b) La ley de emergencia
El presidente Snchez Cerro emple su discurso inaugural para mani-
festar que estaba decidido a defender el orden social y la estabilidad de
las instituciones en contra de cualquier eventualidad.49 En un editorial
publicado el mismo da, El Comercio afirm que estaba complacido
por el retorno de la democracia. Adems, sostuvo que todos aquellos
que queran tomar el gobierno por medio de mecanismos criminales y
subversivos no tendran xito. Concluy diciendo que devolverle la paz
al pas dependa enteramente de la firmeza del gobierno y de la lealtad
de los militares y de los ciudadanos.50
Sin embargo, pocas semanas despus, la situacin empeor an
ms cuando una divisin de la polica en Trujillo trat de capturar a
47
Villanueva sostiene que los incidentes violentos no fueron el resultado de la bs-
queda del poder por parte de Haya de la Torre, sino que eran un vestigio del pasado
anarcosindicalista que tenan algunos seguidores del APRA (El Apra en busca del poder,
pp. 75-79).
48
El Comercio (6 de diciembre de 1931), p. 2.
49
Basadre, Historia de la Repblica, vol. 14, p. 178.
50
El Comercio (8 de diciembre de 1931), p. 1.
Hansen Nuevas opciones polticas en el Per durante la Gran Depresin 117
51
El Comercio (28 de diciembre de 1931), p. 1.
52
Decreto-ley N. 706. En Archivo Digital de la Legislacin en el Per, <www.congreso.
gob.pe/ntley/Imagenes/Leyes/07060.pdf>.
53
Basadre, Historia de la Repblica, vol. 14, p. 187.
118 historica XXXIV.2 / ISSN 0252-8894
emergencia estaba justificada por esta razn, y por ello haba existido
tambin en Alemania, Espaa y Chile.54
El APRA, sus seguidores y el diario oficial del partido fueron incapaces
de responder y protestar contra la mencionada norma. Un artculo de
La Tribuna publicado el 12 de enero declaraba que cada da estamos
ms convencidos de que la Ley de Emergencia es en realidad una Ley de
El Comercio.55 Los resultados inmediatos de la norma se vieron refle-
jados en multas y cierres de oficinas del partido aprista y, ms adelante,
la clausura de La Tribuna. No obstante, el golpe ms bajo ocurri entre
el 15 y el 17 de febrero, cuando el gobierno expatri a 22 congresistas
de dicho partido.56
El Comercio defendi firmemente estas expatriaciones en sus editoria-
les, y sostuvo que el gobierno solo haba aplicado la ley de emergencia
modestamente, con la esperanza de que la oposicin trabajase dentro
del marco legal:
El Comercio continu diciendo que los lderes del APRA eran personas
que haban participado en la Tercera Internacional (KOMINTERN). As,
el partido no era peruano, sino un producto extico importado que se
haba autodeclarado como un enemigo irreconciliable de los principios
inalterables de la vida social y poltica del pas.58
54
El Comercio (2 de enero de 1932), p. 1. Vase tambin el nmero del 5 de ese mes, p. 1.
55
La Tribuna (12 de enero de 1932), p. 1.
56
Adems, se expatri a un miembro del Congreso que no perteneca al APRA.
57
El Comercio (22 de febrero de 1932), p. 2.
58
Ib., loc. cit.
Hansen Nuevas opciones polticas en el Per durante la Gran Depresin 119
c) La Revolucin de Trujillo
Con la expatriacin de los lderes del APRA60 y el cierre de La Tribuna,
el partido pas de ser un grupo de oposicin a una organizacin ilegal y
prohibida. El nico lder que qued en el Per fue Haya de la Torre. Se
haba ocultado desde fines de diciembre de 1931 para no ser arrestado. A
pesar de romper relaciones con el APRA, el pas no se calm en los meses
siguientes. En marzo, un joven aprista intent asesinar a Snchez Cerro,
pero el presidente tuvo fortuna y sobrevivi. En mayo, Haya de la Torre
fue arrestado por las fuerzas policiales,61 y solo un da despus, los marinos
de las embarcaciones Grau y Bolognesi se amotinaron en el puerto del
Callao. Sin embargo, con la ayuda de la aviacin, el motn fue rpidamente
aplacado. El gobierno declar el estado de emergencia y las cortes marciales
sentenciaron a pena de muerte a ocho marinos rebeldes.62
Posteriormente, en julio de 1932, ocurrira la llamada Revolucin
de Trujillo. Este se considera como el incidente principal que ocasion
59
Manrique, Usted fue aprista!, p. 97.
60
La mayora fue llevada a Chile.
61
Sin embargo, El Comercio no mencion el arresto en ninguna de sus ediciones, pro-
bablemente para evitar protestas.
62
Se puede encontrar una buena sntesis del motn del Callao en Scheina, Robert L.
Iberoamrica. Una historia naval, 1810-1987. Madrid: Editorial San Martn, 1987, pp.
143-145.
120 historica XXXIV.2 / ISSN 0252-8894
63
Nunca se podr esclarecer totalmente quin fue el verdadero responsable de la
masacre. El ejrcito y el gobierno culparon al APRA, pero este partido neg haber
estado involucrado.
64
Giesecke, La insurreccin de Trujillo, pp. 242-246. La autora basa sus clculos en
documentos oficiales de Gran Bretaa, los cuales reflejan las observaciones del vicecn-
sul de ese pas en el Per. Vase tambin Garca-Bryce, A Revolution Remembered, p.
292. En estudios ms antiguos se indican cifras mayores a las de Giesecke. As, mientras
Pike sostiene que fueron 1500 las vctimas (The Modern History of Peru, p. 266), los
seguidores del APRA sealan que llegaron a seis mil (Masterson, Daniel M. Militarism
and Politics in Latin America. Peru from Snchez Cerro to Sendero Luminoso. Westport:
Greenwood Press, 1991, p. 62). Tambin vanse Basadre, Historia de la Repblica, vol.
14, pp. 236-238; Klarn, Formacin de las haciendas azucareras, pp. 252-253; Thorn-
dike, El ao de la barbarie, pp. 217-253; y Murillo, Historia del APRA, pp. 241-244.
Hansen Nuevas opciones polticas en el Per durante la Gran Depresin 121
65
El Comercio (9 de julio de 1932), p. 1. El peridico acus al APRA y a sus lderes de
haber seducido a los campesinos con falsas promesas y, una vez fracasada la rebelin, de
haber huido, dejando abandonados a aquellos y a otros colaboradores.
66
El Comercio (13 de julio de 1932), p. 1.
122 historica XXXIV.2 / ISSN 0252-8894
67
Basadre, Historia de la Repblica, vol. 14, pp. 242-251.
68
El Comercio, 13 y 14 de marzo de 1933, en ambos casos la p. 1.
69
La eleccin fue inconstitucional porque no se respetaron las normas de sucesin
presidencial: de acuerdo con la Constitucin vigente, Benavides, al ser ministro de
gobierno, no poda acceder a la presidencia (Ugarte del Pino, Juan V. Historia de las
constituciones del Per. Lima: Editorial Andina, 1978, pp. 590-591).
Hansen Nuevas opciones polticas en el Per durante la Gran Depresin 123
conclusiones
El conflicto poltico entre el gobierno de Snchez Cerro y el APRA entre
1931 y 1933 cre un clima de violencia e inseguridad en el pas debido
a acusaciones mutuas, levantamientos y represiones. Para llegar a una
conclusin sobre la situacin poltica en los 22 meses que transcurrie-
ron desde el inicio de la campaa electoral en 1931 y el asesinato del
presidente Snchez Cerro, es intil realizar una clasificacin simple de
los perpetradores y las vctimas, o los culpables y los inocentes. Durante
ese tiempo, el Per experiment una polarizacin extraordinaria,
intensificada por las actitudes irreconciliables de dos sectores polticos.
El de Snchez Cerro se vea unido principalmente por el rechazo hacia el
APRA y no por afecto al candidato. La mayor parte de la elite econmica
vea al militar como el mal menor, aunque, a diferencia de dicha elite,
l poda unificar a las clases ms pobres.
En este conflicto, se le design un papel importante a El Comercio, que
era el peridico ms influyente de los grupos de la elite econmica en
todo el Per. Tena una cercana con Snchez Cerro y, por ende, lanz una
campaa negativa y agresiva en contra del APRA. En sus publicaciones, se
acusaba a este partido de ser comunista, internacionalista, antipatritico,
ateo y de estar en contra del clero, as como de ser un grupo criminal y
terrorista. En otras palabras, El Comercio ilustraba al APRA con imgenes
70
El Comercio (3 de mayo de 1933), p. 1.
124 historica XXXIV.2 / ISSN 0252-8894
71
Bourricaud, Poder y sociedad en el Per, p. 30.
72
Los militares de alto rango saban muy bien que en Rusia las fuerzas zaristas haban
sido reemplazadas por el Ejrcito Rojo. En consecuencia, el comunismo representaba
un peligro para los militares peruanos. El hecho de que el APRA se hubiese autode-
nominado marxista en lugar de comunista no implicaba ninguna diferencia para ellos
(Burga y Flores Galindo, Apogeo y crisis de la Repblica Aristocrtica, p. 214).
Hansen Nuevas opciones polticas en el Per durante la Gran Depresin 125
suficientes adeptos como para llegar al poder. El error de las clases domi-
nantes, segn Bertram, fue que consideraran al APRA y sus intentos de
llegar al poder ms serios de lo que eran en realidad.73
El Comercio no se distingua por su posicin negativa en contra del
APRA, pero s por la combinacin de esta opinin con su importancia
como medio de prensa y con su cercana a Snchez Cerro. Dicho peri-
dico solo se convirti en algo especial por medio de la nocin de odio y
de su gran influencia sobre el gobierno y sus lectores. De esta manera,
El Comercio ocup un puesto crucial durante la crisis poltica a inicios
de la dcada de 1930. No solamente defendi las polticas represivas
del gobierno, sino que exiga medidas incluso ms severas en contra del
APRA. Esta campaa negativa inhibi cualquier posibilidad de incor-
porar democrticamente al partido en la poltica del Per. El Comercio
deseaba la destruccin total del APRA.
Adems de su cercana con Snchez Cerro, el verdadero poder de El
Comercio radicaba en el gran nmero de lectores a quienes transmita
sus opiniones. La agresividad del peridico, la cual no logr su objetivo
de destruir el APRA, polariz a la poblacin, agravando an ms el
conflicto. El error de El Comercio (y del gobierno) fue creer que la crisis
poltica se resolvera despus de las elecciones, con la ley de emergencia,
la ilegalizacin del APRA, el trmino de la Revolucin de Trujillo, etc.
No se percataron de que todas estas acciones desplegadas en contra del
partido solo intensificaban la crisis.
Este estudio no ha intentado decir que el APRA no tena una impor-
tante participacin en el incremento de la violencia. Sin embargo, esto
debe, por lo menos, verse como una reaccin a la exclusin y la villani-
zacin del partido por parte de El Comercio y del gobierno. El peridico
ayud a moldear un contexto en el cual los ciudadanos solo podan estar a
favor o en contra del APRA; la neutralidad era virtualmente imposible.
Un debate sobre una estrategia de desarrollo para el pas hubiera sido
esencial despus del inicio de la crisis econmica en 1929, de la cada del
presidente Legua y de la emergencia de la clase media urbana, pero no
73
Bertram, Peru, 1930-1960, pp. 403-404.
126 historica XXXIV.2 / ISSN 0252-8894
fue posible debido a la exclusin del APRA. Por ello, el debate nacional
acerca del futuro de la nacin peruana que en las primeras tres dcadas
del siglo XX gir en torno al indigenismo, el socialismo y las polticas
educativas concluy abruptamente. En su lugar, surgi un discurso
nacionalista ms directo, de tendencias cuasi fascistas, que se basaba en
la exclusin de otras ideologas y puntos de vista.
Acerca de lo anterior, una inevitable pregunta con respecto al papel
de El Comercio en los acontecimientos polticos de 1931-1933 es la
siguiente: por qu un peridico que durante una dcada se haba
enfocado positivamente en el progreso social, utiliz un discurso tan
agresivo y antidemocrtico en los aos treinta con el fin de difamar
al APRA y a otros grupos de izquierda? Desde la dcada de 1890, la
poltica haba permanecido en manos de diferentes grupos de elite que
no cuestionaban el orden socioeconmico del pas. Esta situacin se
mantuvo as incluso durante el gobierno de Legua, en la dcada de
1920. El problema principal que haba amenazado este orden a inicios
del siglo XX era el de la situacin de la poblacin indgena, el cual
alcanz un mbito nacional y an no se haba resuelto. No obstante, las
rebeliones indgenas se pudieron disipar y no fueron consideradas ms
que protestas de campesinos subdesarrollados. Estas movilizaciones no
tenan la capacidad de daar el orden social, aunque s intensificaron el
debate nacional. En contraste, la industrializacin y el surgimiento de
una clase media urbana comenzaron a modificar la estructura social en
la dcada de 1920. Intelectuales como Jos Carlos Maritegui y Vctor
Ral Haya de la Torre exigan, entre otras cosas, la participacin poltica
de los sectores medios y obreros. Tambin demandaban cambios drsti-
cos en el orden social y en el modelo econmico liberal orientado a las
exportaciones. Estas demandas ganaron mpetu a fines de los aos veinte
y a inicios de los treinta debido a la crisis econmica. En consecuencia,
los diferentes grupos de elite, liderados por El Comercio, se inclinaron
por un discurso drstico, debido al temor que generaba el avance del
comunismo, para as evitar los cambios.
Desde una perspectiva ms global, el discurso negativo en el Per
durante este periodo no era completamente novedoso. En Alemania,
Hansen Nuevas opciones polticas en el Per durante la Gran Depresin 127
In Peru at the beginning of the thirties, the struggle for power centered around
the followers of Luis M. Sanchez Cerro and APRA. This article aims to show
that given its close ties to the sanchecerristas, El Comercio, the most important
newspaper in the country, carried out a negative campaign against aprismo,
which polarized the citizens, and intensified the political conflict. El Comercios
campaign presented APRA as a criminal organization, which was also com-
munist and anti-patriotic, with the aim of having it excluded from legal
political life.