Psicología Piaget
Psicología Piaget
Psicología Piaget
Piaget propuso una teora de los estadios de desarrollo de la inteligencia en el nio. A continuacin se
presenta, de forma resumida, cada uno de estos estadios y sus correspondientes franjas de edad y
caractersticas principales. El nivel sensomotor es el periodo que abarca aproximadamente los dos primeros
aos de vida, durante el cual van a conformarse las subestructuras cognoscitivas que servirn de base a las
posteriores construcciones perceptivas e intelectuales. Para Piaget, la inteligencia existe antes del lenguaje y
en este nivel puede hablarse de inteligencia sensomotora.
Hablar del desarrollo cognoscitivo durante esta etapa es hablar del nacimiento de la inteligencia. Piaget divide esta
etapa en 6 subastadios:
1er subestadio (0-1 mes):
Ejercitacin de los reflejos.
Reflejos. Son importantes porque se transforman en conductas instantneas, que el nio realiza cuando quiere,
sin estmulo previo. Al nacer el nio tiene:
El reflejo de succin: cuando un objeto entra en contacto con los labios del nio, ste succiona (por ejemplo, la
tetina del bibern)
El reflejo de hociqueo: cuando un objeto estimula la mejilla del beb, ste tiende a girar la cabeza, llevando la
boca a la fuente de estimulacin.
El reflejo de aferramiento: si se pone un objeto en la palma de la palma de la mano del beb, este la cierra con
fuerza
El reflejo de Moro: como consecuencia de un cambio brusco de estimulacin como puede ser un sobresalto- el
nio echa los brazos hacia atrs y luego los cierra sobre s mismo.
El reflejo de andar automtico: si se coloca a un beb sobre una superficie o suelo, y se le sujeta por las axilas, el
nio comienza a dar pasos de forma automtica.
Otros reflejos, como el parpadeo, permanecern toda la vida.
Consolidacin de las conductas. El nio repite una accin con el fin de consolidarla; explorando nuevas
posibilidades.
Estimulacin externa. El ambiente ejerce una influencia decisiva para que el nio transforme un reflejo en una
conducta adquirida.
Se acta en base a reflejos, de succin y prensin, bsicamente pues es la nica estructura biolgica y orgnica
que tiene el bebe como sostn. Es una base neurolgica que le permite frente a determinados estmulos
reaccionar de determinada manera.
La tercer columna nos muestra como se traduce la inteligencia sensomotora a la estructuracin del universo
del nio, es decir como este aprender a comprender el mundo que lo rodea. Un primer aspecto de esta
construccin de lo real es el cognoscitivo, que facilita los medios para alcanzar el fin y adems estructura la
conducta. Se manifiesta bajo tres formas sucesivas: 1. Los movimientos espontneos y los reflejos se
encuentran constituidos por estructuras de ritmos (0-3 meses). 2. Las regulaciones que intervienen en la
formacin de los primeros hbitos (estadios II, III y IV). 3. La reversibilidad, cuyo producto es la constitucin de
nociones de conservacin e "invariantes de grupos".
En cambio, el aspecto afectivo, asigna un objetivo a la conducta, o sea, le da un valor a sus fines y
proporciona la energa necesaria para la accin. Tambin se divide en tres aspectos: 1. Dualismo inicial.
Estadios I y II, donde no existe diferenciacin del yo y del mundo exterior, toda la afectividad queda centrada
en el propio yo. 2 Reacciones intermedias. Periodos III y IV donde se presenta una creciente complejidad de
las conductas. Es ms importante el contacto con las personas en la medida que las empieza a distinguir de
las cosas. 3. Relaciones objetales. Estadios V y VI. En la medida que el nio adquiere la permanencia del
objeto, organiza el espacio y el tiempo; en ese momento dirigir su afectividad a los objetos que se
encuentran en el exterior.
Luego viene la etapa de desarrollo de las percepciones: Las percepciones del recin nacido es posible
abordarlas a travs de los fenmenos de percepcin que se relacionan con las reacciones sensomotoras: las
constancias (de forma y de tamao) y la causalidad perceptiva. De las percepciones que aparecen entre los 4-
5 y 12-15 meses se distinguen dos clases de fenmenos perceptivos visuales: los efectos de campo o de
centracin (que no suponen ningn movimiento de la mirada) y las actividades perceptivas (que suponen
desplazamientos de la mirada en el espacio o comparaciones en el tiempo orientados por una bsqueda
activa del sujeto). A medida que el nio crece, las actividades perceptivas se desarrollan en calidad y en
nmero, corrigiendo as ilusiones y deformaciones.
Al llegar a la etapa o nivel de las operaciones concretas, el nio tendr que traducir en lenguaje todo lo que
ya sabe en trminos prcticos u operatorios. La primera manifestacin de un uso ms sistemtico de los
signos verbales es la presencia de una inteligencia pre conceptual. Por otra parte, las operaciones concretas
tambin se refieren a operaciones con objetos manipulables donde aparece nuevamente la nocin de
"agrupacin", que es la que permite que los esquemas de accin -ya en marcha- se vuelvan reversibles. Dicho
periodo es una fase va de los 2 hasta los 11 o 12 aos. Se divide en dos subperiodos: el preoperatorio y el
operatorio.
La etapa de las operaciones formales consiste en trasponer las agrupaciones concretas hasta un nuevo
plano del pensamiento, y se da a partir de los 11 o 12 aos. El adolescente es capaz de razonar con base en
enunciados e hiptesis no slo con los objetos que estn a su alcance, sino que ya aplica la lgica de las
proposiciones. Las diferencias entre las operaciones formales son de carcter vertical y de grado.
Simbolismo infantil
La funcin simblica se presenta hacia el ao y medio o dos y consiste en representar algo por medio de
otra cosa. En el transcurso del segundo ao aparece un conjunto de conductas (=funcin semitica): 1. La
imitacin diferida. 2. El juego simblico que, frecuentemente se refiere a conflictos inconscientes, intereses
sexuales; 3. El dibujo; 4. La imagen mental y 5. El lenguaje que manifiesta la evolucin verbal.
Piaget estableci una relacin entre el juego y la estructura del pensamiento del nio: De acuerdo a la
estructura de cada juego, Piaget los clasific en tres grandes categoras:
El juego de ejercicio que es el primero en aparecer, corresponde al periodo sensomotor; el nio repite sus
conductas sin un esfuerzo nuevo de aprendizaje, sin necesidad de utilizar el pensamiento; no modifica la
estructura de sus conductas, no buscan resultados "serios"; esta forma de juego rebasa la primera infancia,
pero tienden a disminuir con el desarrollo a partir del surgimiento del lenguaje.
El juego simblico comienza en el ltimo estadio del periodo sensomotor y coincide con la formacin del
smbolo. Piaget sostiene que el smbolo ldico es un paso necesario en el camino para desarrollar la
inteligencia adaptada. El juego simblico seala el apogeo del juego infantil, este juego no es otra cosa que el
pensamiento egocntrico en su estado puro; se refiere frecuentemente tambin a conflictos inconscientes,
intereses sexuales, defensa contra la angustia, fobias agresividad o identificaciones con agresores, repliegues
por temores al riesgo o a la competencia, etc.
El juego de reglas (en este momento el nio est emergiendo de sus propias necesidades al mundo de la
realidad); este juego se construye de los 4-7 aos, este juego es la actividad ldica del ser socializado, la
regla se debe a las relaciones sociales que lleva a cabo el sujeto. Estos juegos de reglas incluyen los juegos
de ejercicio con competencia entre individuos y regulados por un cdigo transmitido de generacin en
generacin.
El realismo infantil
Es una tendencia espontnea e inmediata a confundir lo interno y lo externo, el pensamiento y las cosas, lo
psquico y lo fsico; dentro de este realismo infantil Piaget, distingue dos tipos de egocentrismo: a) El lgico. El
nio hace su verdad absoluta: el mundo piensa necesariamente como l; es una lgica que an no alcanza su
objetividad; b) El ontolgico. El nio hace su realidad absoluta: todo el universo est en comunicacin con el
yo y obedece al yo.
Al igual que la nocin del pensamiento, el realismo nominal contiene todas las dificultades del egocentrismo
en el realismo infantil. Por lo tanto, el problema de los nombres penetra en el corazn mismo del pensamiento
en el nio ya que para ste, pensar es manejar palabras; se distinguen tres etapas de evolucin (1. De 5-6
aos: los nombres estn en las cosas; 2. De 7-8 aos: Los nombres se encuentran en todas las cosas, donde
han sido pronunciadas, y 3. De 9-10 aos: Los nombres estn en el sujeto mismo y vienen del interior) en las
que superan distintos problemas -de tipo ontolgico y lgico de los nombres- para definir lo que es un nombre
donde el nio, descubre primero que los signos son distintos de las cosas, lo que lleva a interiorizar cada vez
ms el pensamiento, luego esta diferenciacin continua y progresiva de los signos y de las cosas, unida a la
interiorizacin del pensamiento, lleva al nio a concebir poco a poco el pensamiento como un material, debido
a la adquisicin de conciencia de su propio pensamiento que tiene lugar entre los 11-12 aos, cuando en el
nio empieza a haber descentracin bajo la dependencia de factores sociales.
Con relacin a la nocin de pensamiento, el egocentrismo se manifiesta por una indiferenciacin entre el
pensamiento y las cosas, esta evolucin de la nocin del pensamiento en el nio est dividida en tres etapas
(1. 6 aos: Elementos puramente espontneos, se piensa con la boca; 2. 8 aos: Se piensa con la cabeza y
3. 11-12 aos: desmaterializacin del pensamiento), en las cuales hay tres confusiones implcitas -debido a
su egocentrismo-. Confusin entre el signo y la cosa: el pensamiento est ligado al objeto; confusin de lo
interno y lo externo: el pensamiento est situado a la vez en el aire y en la boca; confusin de la materia y el
pensamiento: se considera el pensamiento como un cuerpo material, una voz o un soplo.
Captulo 1.
Inteligencia y adaptacin biolgica.
Toda explicacin psicolgica termina tarde o temprano por apoyarse en la biologa o en la lgica. -Para unos, los
fenmenos mentales no se hacen inteligibles si no se los relaciona con el organismo. Este criterio se impone, cuando se
trata de las funciones elementales, de las que la inteligencia depende en sus primeros movimientos.- La segunda
tendencia considera irreductibles las relaciones lgicas y matemticas, y vincula al anlisis de las mismas el de las
funciones superiores. La cuestin que se plantea consiste en saber si la lgica puede legtimamente explicar a su vez algo
de la experiencia psicolgica como tal.
La lgica formal, o logstica, constituye simplemente la axiomtica de los estados de equilibrio del pensamiento, y la
ciencia real que corresponde a esta axiomtica no es otra que la psicologa misma del pensamiento. Distribuidas as las
tareas, la psicologa de la inteligencia debe seguir teniendo en cuenta los descubrimientos logsticos para poder
plantearse los problemas.
Definicin de inteligencia.
Para algunos, como Claparde y Stern, la inteligencia es una adaptacin mental a las circunstancias nuevas. Claparde
opone as la inteligencia al instinto y al hbito, que son adaptaciones, hereditarias o adquiridas, a las circunstancias que
se repiten; pero la hace partir del tanteo emprico ms elemental.
Para Bhler, que divide tambin las estructuras en tres tipos: la inteligencia slo aparece con los actos de comprensin
sbita. Koehler reserva igualmente el trmino de inteligencia a los actos de reestructuracin brusca.
Por consiguiente, o nos conformaremos con una definicin funcional, a riesgo de abrazar la casi totalidad de las
estructuras cognoscitivas, o escogeremos como criterio una estructura particular; pero la eleccin no deja de ser
convencional y trae consigo el peligro de descuidar la continuidad real.
Queda, sin embargo, la posibilidad de definir la inteligencia por la direccin en que est orientando su desarrollo, sin
insistir sobre las cuestiones de fronteras, que se convierten en cuestin de etapas, o de formas sucesivas de equilibrio.
Uno puede colocarse entonces simultneamente en los puntos de vista 1. De la situacin funcional y 2.del mecanismo
estructural. Desde el primero de estos puntos de vista, puede decirse que un acto de inteligencia supone cierto nmero
de trayectos, a la vez aislables y susceptibles de composicin. Desde el punto de vista del mecanismo estructural, la
inteligencia se empea en la direccin de la movilidad reversible. All reside, como veremos, el carcter esencial de las
operaciones que caracterizan la lgica viviente, en accin.
Capitulo 4.
"El hbito y la inteligencia senso-motriz"
La percepcin se halla influenciada por el movimiento, (como ste por aquella). Desde que sobrepasa el nivel de las
zonas puramente hereditarias que son los reflejos, el lactante adquiere hbitos en funcin de la experiencia. Hay una
continuidad que liga el problema del nacimiento de la inteligencia al de la formacin de los hbitos. Desde el punto de
vista de las relaciones que hay entre estos el asociacionismo viene a hacer del hbito un hecho primario que explica la
inteligencia. El hbito supone una relacin fundamental de medio a fin: una accin se orienta hacia una satisfaccin.
El hbito como la percepcin es irreversible, siempre se dirige en sentido nico hacia el mismo resultado, en tanto que la
inteligencia es reversible, invertir un hbito consiste en adquirir un nuevo hbito. La inteligencia solo modifica en parte
mnima un hbito adquirido y sobre todo la formacin de un hbito no se halla inmediatamente seguida por el
desarrollo de la inteligencia.
Por eso para alcanzar las estructuras de la inteligencia en su real desarrollo, es indispensable recordar como los hbitos
ms elementales permanecen irreductibles al esquema de la asociacin pasiva. La asociacin viene a incorporarse as a
una conducta total cuyo punto de partida es la necesidad y el punto de llegada es la satisfaccin. Por sta razn el
examen de la formacin de los hbitos se considera el problema de la inteligencia.
En la medida en que la asimilacin organizadora invierte desde el comienzo en la actividad perceptiva y en la gnesis de
los hbitos, son insuficientes los esquemas que se quiere dar de la inteligencia porque olvidan la construccin
asimiladora. En el plano del hbito, la acomodacin a lo real supone una asimilacin de ste a los esquemas del sujeto,
la explicacin del razonamiento por la experiencia mental se encierra en un crculo: es necesaria toda la actividad de la
inteligencia para hacer una experiencia tanto efectiva como mental. Una experiencia mental concluida es la produccin
en pensamiento. La experiencia no se aprende sin el intermedio de una asimilacin constructiva. El hbito y la
inteligencia suponen una actividad del sujeto.
Thorndike para estudiar el mecanismo del aprendizaje, introduce animales en un laberinto y mide el grado de
asimilacin segn el nmero decreciente de los errores cometidos. El animal tantea primero (ensayos fortuitos). El
principio de sta seleccin mediante el resultado obtenido se llama "ley de efecto", as es como la accin del sujeto
interviene en los ensayos, la del medio en las selecciones y la ley de efecto mantiene el papel de las necesidades y de las
satisfacciones que encuadran toda conducta activa. ste esquema sirve para apreciar la continuidad que enlaza los
hbitos con la inteligencia desde los injuriosos de jennings hasta el hombre hay tanteo. ste gesto explorativo puede ser
senso-motor o interiorizarse bajo la forma de ensayo del pensamiento. El acto de la inteligencia supone tres momentos
esenciales: la cuestin que orienta la bsqueda (se da por una simple necesidad), la hiptesis que anticipa las soluciones
(la necesidad se refleja como problema) y la verificacin que las selecciona. La ley de coalescencia de W. James
engendra la implicacin en el plano de la accin y el sincretismo en el plano de la representacin. La cuestin y la
necesidad son expresin de mecanismos ya constituidos previamente y que se encuentran en estado de desequilibrio
momentneo. El esquema que orienta la bsqueda es aquel cuya existencia es ya necesaria para explicar la aparicin de
la necesidad. La asimilacin es la fuente de lo que Claparede llama al ampliacin (producto interno de la asimilacin que
asegura la repeticin del acto exterior), el tanteo no excluye la asimilacin. Tolman habla de un doble carcter
generalizable y significativo de las estructuras y esto es lo que nosotros llamamos esquemas de asimilacin.
As desde el aprendizaje elemental hasta la inteligencia, la adquisicin parece implicar una actividad asimiladora,
necesarias para la estructuracin de las conductas condicionadas como de los tanteos orientados. Desde el montaje
hereditario se asiste, a efectos acumulativos del ejercicio y a comienzos de la bsqueda, que sealan las primeras
distancias, en el espacio y en el tiempo, mediante las cuales hemos definido la conducta. La asimilacin de un elemento
nuevo a un esquema anterior implica, la integracin de ste ltimo en un esquema superior. Tanto la articulacin
interna como sta transposicin externa del esquema circular, anuncian la aparicin prxima de la inteligencia. El fin de
algo se halla antes que los medios, ya que el sujeto quiere apresar el objetivo antes de tener el poder de apartar el
obstculo.
Frente a un objeto nuevo, en nio ensata los ltimos esquemas adquiridos (progreso en el sentido de la movilidad y la
extensin del campo de aplicacin de los esquemas). La utilizacin de esquemas anteriores recorren ahora distancias
mayores, esto caracteriza la conexin de medios y fines, y es aqu donde se puede hablar de verdadera inteligencia. El
sujeto obra de acuerdo con su necesidad y esto concuerda con lo real. Las reacciones circulares consisten en una
reproduccin del hecho nuevo pero con variaciones destinadas a extraer de l las nuevas posibilidades. Desde entonces,
cuando lo esquemas pueden coordinados entre s a ttulo de medios y fines., el nio no habr de limitarse ya a aplicar
los medios conocidos a las situaciones nuevas. El tanteo es el margen de acomodacin activa compatible con las
coordinaciones asimiladoras que constituyen lo esencial de la inteligencia. Finalmente, un sexto nivel que ocupa una
parte del segundo ao, seala la conclusin de la inteligencia senso-motriz. Cuando el nio logra habituarse a los
esquemas circulares y los tanteos inteligentes, all es recin capaz de interiorizar esas conductas. La coordinacin
interior de los esquemas seria a la coordinacin exterior de los niveles precedentes como el lenguaje exterior. El
parentesco entre el hbito y la inteligencia es que los dos proceden de la asimilacin senso-motriz.
El esquema de un objeto es el esquema de la inteligencia (se trata de anticipaciones perceptivo-motrices y de espera).
En el desarrollo del tercer estado atribuye el objetivo de la accin en curso una especie de permanencia prctica por
ejemplo volver a un juguete despus de un momento de distraccin y anticipar la posicin del objeto en caso de cada,
etc. Es la accin lo que confiere una conservacin momentnea al objeto, y este deja de poseerla una vez que la accin
ha llegado a su fin. En el cuarto estadio el nio comienza a buscar los objetos detrs de un lienzo, lo que constituye el
principio de las conductas diferidas relativas al objeto desaparecido, y en consecuencia, el comienzo de la conservacin
sustancial. En el quinto estadio las limitaciones desaparecen y en el sexto esta misma condicin deja ya de ser
redhibitoria. Al principio la prolongacin de las coordinaciones propias del hbito, el objeto es constituido por la
inteligencia misma. Son los mismos esquemas de asimilacin los que regulan por transportes o transposiciones, la
constancia de las formas y magnitudes del objeto percibido y que determinan su bsqueda cuando deja de percibirse. La
gnesis del espacio en la inteligencia senso-motriz se halla dominada por la organizacin progresiva de los movimientos
y estos tienden hacia una estructura de grupo, este tiene dos condiciones: la nocin del objeto y la descentracin de los
movimientos por correccin del egocentrismo inicial. Una percepcin es siempre egocntrica y centrada sobre un objeto
presente en funcin de la perspectiva propia del juego.
La inteligencia es la forma de equilibrio mvil hacia la cual tienen los mecanismos de la percepcin y del hbito.
Captulo 5:
"La elaboracin del pensamiento. Intuicin y operaciones."
Piaget comienza el captulo sealando lo afirmado en captulos anteriores: las operaciones del pensamiento alcanzan su
forma de equilibrio cuando se constituyen en sistemas de conjuntos caracterizados por su composicin reversible. Los
procesos senso-motores son el punto de partida de las operaciones y su coordinacin en sistema espacio-temporales de
objetos y movimientos van a terminar en la conservacin del objeto as como en una estructura correlativa de grupo.
Ese grupo constituye un esquema de comportamiento. La inteligencia senso-motriz es la fuente del pensamiento y
seguir actuando por medio de percepciones y actitudes prcticas.
MIMOSEO:
Exista un sentimiento superficial del nio denominado mimoseo a los primeros aos cuando el nio era una cosita
graciosa la gente se diverta con el como si fuera un animalito, si este mora, como ocurra frecuentemente, haba quien
se afliga, pero por regla general no se daba mucha importancia del asunto: otro le reemplazara enseguida. El nio no
sala de una especie de anonimato.
Esta antigua familia tena como misin profunda la conservacin de bienes, la prctica de un oficio comn, la mutua
ayuda cotidiana en un mundo en donde un hombre y una mujer aislados no podan sobrevivir. La familia no tena una
funcin afectiva.
A fines del siglo XVII la escuela sustituyo al aprendizaje como medio de educacin. Ceso el aprendizaje de la vida por
contacto directo con ellos.
Fue a partir de una especie de cuarentena, que es la escuela, el colegio. Comienza as un largo periodo de reclusin de
los nios.
Este hecho de separar a los nios debe interpretarse como un aspecto ms de la gran moralizacin de los hombres
realizada por los reformadores catlicos o protestantes.
La familia se ha convertido en un lugar de afecto necesario lo que antes no era. Se manifiesta principalmente a travs de
la importancia que se da a la educacin, los padres se interesan por los estudios de sus hijos y los siguen con una
solicitud propia de los siglos XIX y XX.
La familia comienza entonces a organizarse en torno al nio.
La consecuencia es: primero la polarizacin de la vida social del siglo XIX en torno a la familia y a la profesin y la
desaparicin de la antigua sociabilidad. Segundo (fue explotado por los socilogos y psiclogos en los Estados Unidos)
que se preocuparon antes que en otros lugares por la crisis de la juventud. Crisis estas que ponan en evidencia la
dificultad, e incluso la respuesta de los jvenes a pasar al estado adulto.
En el arte medieval los nios eran representados como un hombre reducido, en miniatura. Eso no interesa a la
existencia, sino a la naturaleza del sentimiento de la infancia. El nio, era pues, diferente del hombre, pero solo por el
tamao y la fuerza, mientras que los otros rasgos seguan siendo semejantes.
Desde mediados de la edad media hasta el siglo XVIII, las clasificaciones tradicionales por edades no podan sino
enredarse y perder su carcter necesario. Estas clasificaciones han persistido para vigilar la sexualidad y para la
organizacin de fiestas y todos sabemos lo importancia que tenan las fiestas en la vida cotidiana de nuestras antiguas
sociedades.
SOLTEROS:
Las sociedades juveniles eran sociedades de solteros, en una poca en la que la gente de las clases populares se casaba a
menudo tarde. Exista entonces una oposicin entre el casado y el no casado. La juventud de los solteros del Antiguo
Rgimen no implicaba ni los caracteres que diferenciaban, tanto en la Antigedad como en las sociedades etnogrficas,
al efecto del hombre maduro, ni los que oponen hoy en da a los adolescentes con los adultos.
INFANTICIDIO TOLERADO:
En la edad media exista un fenmeno que persiste hasta finales del siglo XVII, el infanticidio tolerado. No se trata de
una prctica admitida como lo era el abandono de nios en Roma. Era un crimen castigado severamente. No obstante se
practicaba en secreto, quiz frecuentemente, disimulado en forma de accidente; los nios moran naturalmente
ahogados en las camas de sus padres con quienes dorman y no se haca nada para vigilarlos o salvarlos.
La disminucin de la mortalidad infantil observada en el siglo XVIII no puede explicarse por razones mdicas e higinicas;
ceso solo el dejar morir o ayudar a morir a los nios a los que no se deseaba conservar.
Los obispos prohben acostar a los nios en la cama con sus padres, donde con mucha frecuencia aparecan ahogados.
Si el ayudar a la naturaleza a eliminar seres tan poco dotados de un ente suficiente era un hecho que no se declaraba,
tampoco era considerado como algo vergonzoso. Formaba parte de las cosas moralmente neutras, condenadas por la
tica de la iglesia y el estado, pero que se practicaban en secreto, en el lmite de la voluntad, el olvido o la torpeza.
En el siglo XVII aparece la comadrona: bruja blanca recuperada por los Poderes, tendr la misin de proteger al nio.
Se ha pasado de un infanticidio secretamente admitido a un respeto cada vez ms exigente de la vida del nio.
Si la vida fsica del nio contaba todava tan poco, en una sociedad unnimemente cristiana, se poda esperar una mayor
atencin por su vida futura despus de la muerte.
BAUTISMO:
Hasta mediados de la Edad Media, los adultos no siempre manifestaban mucha prisa en bautizar rpidamente a sus hijos
y se olvidaban de hacerlo en circunstancias graves.
Los bautizos se celebraban en fechas fijas, dos veces al ao, la vspera de Pascua y la de Pentecosts. No exista todava
ni registro de catolicidad ni certificados; nada obligaba a los individuos sino su propia conciencia. Se bautizaba a los
nios cuando se quera y los retrasos de varios aos eran frecuentes. Los baptisterios de los siglos XI y XII son, grandes
tinas parecidas a las baeras en las cuales an se sumerga a los nios que ya no deban de ser tan pequeos.
Si el nio mora en el intervalo de los bautizos colectivos, la gente no se conmova mucho.
Los eclesisticos medievales se inquietaron por esta mentalidad y multiplicaron los lugares de culto con el fin de permitir
a los sacerdotes acudir rpidamente a la cabecera de la parturienta.
Se renunci as a los bautismos colectivos, seguida por la costumbre de bautizar al nio recin nacido. La inmersin fue
reemplazada por la aspersin. Y por ltimo, eran las comadronas quienes deban bautizar a los nios que nacan con
dificultades.
En esta esfera de lo sobrenatural aparece en ese momento, una especie de milagro: la resurreccin de los nios muertos
sin el bautismo. Durante los siglos XVI y XVII, existen santuarios especializados en esta clase de prodigios que ya no
asombran a nadie. Los santuarios de tregua. El milagro no era en de la tregua lo que sorprenda era que uno de los cirios
se encendiera de forma sobrenatural durante la tregua: era lo verdaderamente extraordinario y no la tregua.
Al parecer bajo la presin de las tendencias reformadoras de la iglesia, se comienza a descubrir el alma de los nios
antes que sus cuerpos.
TUMBAS:
Innumerables inscripcin funerarias de los cuatro primeros siglos de nuestra era que atraen a los visitantes romanos,
muchas se refieren a nios, a nios de meses. Los padres eligen ese monumento en memoria de su muy amado hijo
muerto a tantos meses o tantos aos. En roma por ejemplo se encuentran numerosas esculturas que renen en un
mismo monumento las imgenes de la pareja y los hijos.
A partir del siglo V y VI, desaparecen la familia y el nio de las representaciones y de las inscripciones funerarias. Cuando
reaparicin el uso del retrato en los siglos XI y XII, las tumbas ya eran individuales, marido y mujer separados. Y no haba
tumbas esculpidas para los nios.
La costumbre de reunir a ambos esposos, algunas veces a los tres (el marido y sus dos mujeres sucesivas), se vuelve ms
frecuente en el siglo XIV, cuando aparecen, escasas, las tumbas con rostros de nios.
En algunos ejemplos se puede ver el retrato con el epitafio que indica el nombre y titulo del padre, la fecha de la
muerte, pero no mencionaba el nombre de la madre, ni la edad de la criatura, que en el siglo XIV en general se
especificaba ya la edad del difunto.
En el siglo XV menudean las tumbas de hijos y padres reunidos, o las de los hijos solos, y en el siglo XVI son ya banales.
Pero estas tumbas labradas estaban reservadas a las familias importantes. Ms frecuentes eran los cuadros murales
pequeos, reducidos a una inscripcin, algunas veces con una pequea ilustracin piadosa. Estos epitafios sencillos se
refieren a nios y su estilo est inspirado de la epigrafa latina antigua. Se repite el tema del dolor de los padres por el
hijo perdido a corta edad.
En las tumbas del siglo XIV apareca la representacin de un nio envuelto en una mantilla.
Recin a partir del siglo XVII se ha reproducido con agrado al nio concreto en la desnudez del putio (nio desnudo que
representa el amor o un ngel principalmente). Antes se representaba en mantillas o con faldn. Desde la Edad Media se
representaba el alma bajo los rasgos de un nio desnudo.
Hay casos raros en los que el alma tambin est envuelta en paales. En una tumba de 1590, se puede ver un nio en
paales a quien dos ngeles estn subiendo al cielo. No se trata del retrato de una criatura muerta. La resea nos indica
que el difunto es un hombre de diecinueve aos, por lo que el nio en paales no puede ser otra cosa que su alma. Pero
esta no es tan frecuente.
Esta representacin del alma bajo la imagen de un nio, la mayora de las veces idealizada y desnuda, algunas veces
realista y en paales, debe ser puesta en paralelo al infanticidio y el bautismo.
El alma dejara de ser figurada por un nio en el siglo XVII, cuando este ser representado en adelante por s mismo,
poca en la que se volvern ms frecuentes los retratos de nios vivos y muertos.
El nio comienza a salir del anonimato. La relacin entre vivos y muertos es tal que en el hogar, y ya no solamente en la
iglesia y sobre las tumbas, se desea recordar y conservar su memoria.
CASAS:
Fines del siglo XVII y durante el XVIII cuando la retirada de la familia, de las calles, de la plaza, de la vida colectiva y su
reclusin dentro de una casa mejor definida contra los intrusos, mejor preparada para la intimidad. Esta nueva
organizacin del espacio privado fue posible gracias a la independencia de las habitaciones que comunicaban entre ellas
por un pasillo (en lugar de dar las unas a las otras, en hilera) y mediante su funcin (saln, comedor, dormitorio, etc.)
El palacio de los siglos XIII y XIV se caracterizaba por la torre, para la defensa, y por la galera cubierta que daba a la calle,
en donde los padres, amigos y clientes se reunan para asistir y participar de la vida pblica del barrio y de la ciudad. A
excepcin de la torre y la galera, el palacio apenas se distingua del vecindario urbano. El interior careca de unidad, y su
espacio no coincida con el de la familia: los cuartos atribuidos a la familia principal se prolongaban hasta la casa de al
lado, mientras que los inquilinos ocupaban las partes centrales.
En el siglo XV, el palacio cambio de plano, de aspecto. En primer lugar, se convirti en una unidad arquitectnica, en un
edificio separado de su entorno. El espacio se reserv para la familia.
En el siglo XVIII recin se logra una verdadera intimidad. Se comenzaron a decorar las habitaciones con objetos del
agrado (ya que comenzaron a separarse las piezas para cada integrante de la familia).
Es normal que en un espacio que se ha vuelto tan privado, se desarrolle un sentimiento nuevo entre los miembros de la
familia, y especialmente entre la madre y el hijo: el sentimiento familiar. Esta cultura est centrada en las mujeres y los
nios, con un inters renovado por la educacin de estos ltimos y una notable elevacin del estatuto de la mujer. No se
puede explicar de otra manera la fascinacin por los nios y la relacin madre-hijo, que es quiz el nico tema
verdaderamente esencial del Renacimiento, con sus putti, sus nios y sus adolescentes, sus madonas secularizadas, sus
retratos de mujeres.
El palacio barroco, se asemeja al modelo clsico de la mansin de los siglos XVI y XVII, antes de la distribucin en
apartamentos independientes propia del siglo XVIII.
El episodio florentino del siglo XV es importante porque se localiza una relacin muy precisa entre el comienzo del
sentimiento de la familia y una organizacin particular del espacio.
Conclusin
Los dos sentimientos de la infancia.
En la sociedad medieval el sentimiento de la infancia no exista, lo cual no significa que los nios estuvieran descuidados,
abandonados o fueran despreciados. El sentimiento de la infancia corresponde a la conciencia de la particularidad
infantil, que distingue esencialmente al nio del adulto, incluso joven. Dicha conciencia no exista. En cuanto el nio
poda pasarse sin la solicitud constante de su madre, de su nodriza o de nana, perteneca a la sociedad de los adultos y
no se distingua ya de ellos. El idioma no daba al termino nio el sentido restringido que nosotros le atribuimos en lo
sucesivo: de deca nio como ahora se dice muchacho en el lenguaje comn. Esta falta de precisin de la edad se
extenda a toda actividad social.
Las frases de Montaigne y de Moliere atestiguan la subsistencia de esta actitud arcaica con respecto a la infancia. Desde
el siglo XVI, cierta tendencia del gusto procura expresar en el arte, en la iconografa, en la devocin la personalidad que
se reconoca a los nios, y el sentido potico y familiar que se atribua a su particularidad. Hemos seguido esta devocin
del putto, del retrato del nio, incluso del nio muerto a corta edad. Dicha evolucin lleva a dar al nio durante los siglos
XVI y XVII, un traje especial que lo distingue de los adultos. Esta especializacin del traje de los nios, y principalmente
de los varones atestigua el cambio ocurrido con respecto a los nios. Surgi un sentimiento nuevo de la infancia en el
que el nio se convierte, por su inseguridad, su desparpajo y su gracejo, en una fuente de diversin y de esparcimiento
para el adulto, lo que se podra llamar el mimoseo. Es al principio un sentimiento de mujeres, de las mujeres
encargadas del cuidado de los nios, madres o nodrizas.
Este pequeo juego de los nios debi siempre cautivar a las madres, nodrizas, nanas, per correspondan al amplio
territorio de los sentimientos que no se expresan. En lo sucesivo ya nadie dudar en admitir el encanto que suponen los
gestos y moneras de los nios, y en juguetear con ellos.
Conocemos an mejor ese sentimiento gracias a las reacciones crticas que provoc a finales del siglo XVI, y
particularmente en el siglo XVII. Algunas personas murmuradoras juzgaron insoportable la atencin que por entonces se
conceda a los nios: sentimiento muy nuevo que es como el negativo del sentimiento de la infancia, del mimoseo.
Montaigne no admite que se quiera a los nios.
Conviene fijarse en que ese sentimiento de exasperacin es tan nuevo como el mimoseo, pero ajeno an a la indiferente
promiscuidad de las edades de la sociedad medieval. Ya no es bueno que los nios estn entre las personas mayores,
particularmente en la mesa; quizs porque, al actuar as, se los echa a perder y se vuelven mal educados.
Por otra parte los moralistas y educadores del siglo XVII comparten la reticencia de Montaigne y de Coulanges por el
mimoseo:
El austero Fleury, en su traite des etudes, no habla de manera diferente a la de Montaigne. Pareciera que los pobres
nios solo hubieran sido creados para divertir a las personas mayores, como si fueran perritos o monitos.
El autor del Galateo, ese manual de urbanidad tan difundido en los mejores colegios, habla como Coulanges: fallan
grandemente aquellos que no tienen nunca otra conversacin ms que la de su esposa, sus hijos y la niera.
M. dArgonne, en un tratado sobre la educacin, la educacin de Moncade (1690) se queja tambin de que la gente
solo se interesa por los nios chiquitines, por sus caricias y nieras; muchos padres solo consideran a sus hijos
mientras pueden divertirse y alegrarse con ellos.
Una observacin importante: a finales del siglo XVII ese mimoseo no estaba reservado a las personas de calidad, quienes
comenzaban a abandonarlo bajo la influencia de los moralistas.
Entre los moralistas y los educadores del siglo XVII, la formacin de otro sentimiento de la infancia, que ha inspirado
toda la educacin hasta el siglo XX, tanto en la ciudad como en el campo, en la burguesa y en el pueblo. El cario por los
nios y su singularidad ya no se expresa a travs del entretenimiento, la niada, sino por el inters psicolgico y la
preocupacin moral.
El primer sentimiento de la infancia, el mimoseo, apareci en el mbito familiar, en el circulo de los nios. El segundo,
por el contrario, proceda de una fuente exterior a la familia: de los eclesisticos o de los legistas, escasos hasta el siglo
XVI, y de los numerosos moralistas durante el siglo XVII, preocupados por fomentar costumbres civilizadas y razonables.
Estas personas se negaban a considerar a esos nios como juguetes encantadores, pues vean en ellos a frgiles criaturas
de Dios que haba, simultneamente, que proteger y tornar juiciosas. Este sentimiento fue pasando a su vez, a la vida
familiar.
Durante el siglo XVII encontramos en la familia estos dos elementos antiguos asociados a otro elemento nuevo: el
inters por la higiene y la salud fsica.
El nio ha conquistado un puesto central en la familia, la cual se interesa no slo por su provenir, su futuro en la
sociedad, sino tambin por su presencia y su mera existencia.
Juan Delval
El desarrollo humano
El puesto del hombre en la naturaleza
En las tradiciones religiosas, la creacin del hombre y de los animales son hechos claramente diferenciados, y solo en
hombre tiene alma, lo que le coloca una distancia insalvable de los restantes animales.
Pero en el siglo XIX el descubrimiento de la evolucin de las especies, sobre todo la obra de Darwin, puso de manifiesto
el parentesco de hombre con otros animales, y desde entonces la ciencia no ha hecho mas que acumular datos
mostrando nuestra relacin estrecha con los dems seres vivos, lo cual ha ayudado enormemente a comprender porque
somos asi. Pero solo puede entenderse la naturaleza humana si tenemos presente que el hombre es un animal ms de
los que pueblan la Tierra. Quiz este sea el conocimiento ms importante que debe tener presente todo el que estudia
el desarrollo psicolgico humano y trata de entender cmo se forma la conducta.
Hay un rasgo que vale la pena subrayar, la construccin de representaciones muy precisas de la realidad. Los hombres
han construido representaciones de los fenmenos cada vez ms complejas, que desbordan con mucho lo observable.
As han ido surgiendo modelos o representaciones de la realidad, ya sea mediante la forma de mitos o de teoras
filosficas o cientficas. Elementos fundamentales de esas representaciones son las categoras de espacio, tiempo y
causalidad. El manejo del tiempo constituye una de las fuentes de la grandeza y de las angustias que la condicin
humana provoca. Nos permite anticipar lo que va a suceder y recordar lo que ha sucedido. Ello hace posible que nos
movamos mentalmente en el tiempo. La cultura necesita de este para poder construir explicaciones de los fenmenos.
Pero tambin nos permite anticipar de forma clara nuestro propio fin y ha llevado a la elaboracin de creencias sobre la
inmortalidad del espritu que tratan de minimizar lo inevitable: nuestra muerte. El tiempo fsico es un fenmeno
irreversible, pero la mente humana puede desplazarse en el en un sentido y en otro, y por ello nuestras construcciones
mentales sobre pasan la realidad.
Inmadurez y plasticidad
La existencia de una infancia prolongada, que va asociada con un periodo de inmadurez y plasticidad durante el cual las
posibilidades de aprendizaje son muy grandes, es lo que permite que las capacidades del hombre sean tan numerosas y
tan variadas, que llegue a construir una inteligencia tan flexible y que pueda recibir la herencia cultural de sus
antepasados y enriquecerla. Hay muchos animales que poco despus de nacer tienen casi completas las conductas
adultas, mientras que nosotros tenemos que aprenderlo casi todo y esa es precisamente nuestra gran ventaja.
Al haber reducido la informacin que se transmite hereditariamente, el hombre puede recorrer muy distintos caminos.
Solo nacemos con disposiciones y no con conductas ya hechas, por lo que la conducta humana es mucho ms plstica,
mucho ms adaptable a condiciones de calor o frio muy extremas, a costumbres y prcticas sociales muy variables.
Ni siquiera disponemos al nacer de los instrumentos para relacionarnos con nuestro entorno, y asi no solo tenemos que
formar la representacin de la realidad que nos rodea y convertirnos en miembros de una determinada sociedad, sino
que tenemos que construir tambin nuestros propios instrumentos intelectuales, nuestra propia inteligencia. El
desarrollo humano constituye un gran proceso de descubrimiento.
Dos caractersticas muy estrechamente ligadas son, esenciales en la conducta humana, la plasticidad y la inmadurez con
la que el ser humano nace.
Milicent Shinn: nadie es tan indefenso como l bebe humano, y en esa indefensin esta nuestra gloria, ya que
significa que las actividades de la especie se han convertido en demasiado numerosas, demasiado complejas, demasiado
infrecuentemente repetidas para que queden fijadas en la estructura nerviosa antes del nacimiento; consecuencia de
ello es el largo periodo posterior al nacimiento y anterior a que el nio alcance las capacidades humanas complejas. Es
una mxima de la biologa que mientras un organismo es inmaduro y plstico puede aprender, puede cambiar, puede
elevarse a un mayor desarrollo; y as debemos a la infancia el rango de la especie humana.
La conducta humana no es completamente moldeable y muchas de las cosas que hacemos, de nuestras tendencias
actuales, hay que verlas como adaptaciones que fueron tiles en un determinado momento y que ya no lo son tanto.
Uno de los grandes problemas de la accin del hombre sobre la naturaleza es que somos capaces de introducir
modificaciones voluntarias en el ambiente, sin que seamos capaces de prever siempre sus consecuencias. En cambio
somos menos capaces de producir modificaciones en nosotros mismos, a menudo porque no sabemos cmo podemos
producirlas o qu tipo de modificaciones serian deseables. Lo que nos resulta ms difcil de cambiar son nuestros deseos
profundos, y a veces esos se manifiestan en nuestra insatisfaccin con nuestra vida e incluso en la enfermedad mental.
La seleccin natural
A lo largo de la evolucin de los seres vivos, se han ido seleccionado conductas que son adecuadas para la supervivencia.
Las especies y los individuos que sobreviven son aquellos que estn mejor adaptados al ambiente que los rodea. Estos
tienen ms oportunidades tanto de sobrevivir como de reproducirse y de transferir a sus descendientes las cualidades
beneficiosas, lo cual constituye el proceso de seleccin natural.
Todos aquellos rasgos que faciliten la supervivencia del individuo tendern a mantenerse, mientras que lo que
constituya una dificultad, o un problema para la adaptacin, tendera a desaparecer.
Entre los animales sociales se establece un orden y una jerarqua de dominacin. Los individuos dominantes tienen ms
posibilidades de sobrevivir, porque son los primeros en alimentarse y tienen tambin ms posibilidades de reproducirse,
porque los machos seleccionan a las hembras.
Se han ido seleccionando rasgos beneficiosos para la supervivencia y estos rasgos se han mantenido en los que reciben
hereditariamente, pero, tambin hay animales que tienen un periodo de aprendizaje durante el cual van formando sus
conductas, muchas veces en contacto con individuos adultos de los que aprenden, a menudo por imitacin.
Si la conducta de muchos animales es de una gran complejidad, la del hombre lo es todava ms, y ofrece una variedad
inalcanzada por la de aquellos.