El Señorito Mimado o La Mala Educación

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El seorito mimado o La mala educacin

Comedia moral en tres actos


Toms de Iriarte

[Nota preliminar: Edicin digital a partir de Coleccin de obras en verso y prosa de D. Toms
de Iriarte, T. IV, Madrid, Impta. Benito Cano, 1787, pp. 123-326, cotejada con la edicin crtica de
Rusell P. Sebold, Madrid, Castalia, 1978.]

Sic teneros animos aliena opprobria saepe


Absterrent vitiis.
Horacio, Lib. I, Sat. IV.
As del vicio, con la ajena afrenta,
El nimo del joven escarmienta.

PERSONAJES

D. MARIANO, seorito mimado; joven imprudente, superficial, indcil y de


estragada conducta.
D. DOMINGA, su madre; seora de mediana edad, bonaza y contemplativa.
D. CRISTBAL, to, tutor y padrino de D. MARIANO; hombre recto, franco
y activo.
D. ALFONSO, caballero de Granada, hospedado en casa de D. DOMINGA;
anciano pundonoroso y de buen corazn.
D. FLORA, su hija; seorita bien criada, bastante viva y muy sensible.
D. FAUSTO, amante de D. FLORA y competidor de D. MARIANO; mozo de
generosas prendas.
D. MNICA, mujer sagaz, que se finge seora de distincin.
PANTOJA, criado antiguo de la casa; fiel y honrado, nada lerdo y de humor
festivo.
FELIPA, doncella de D. DOMINGA; simple y algo interesada.
D. TADEO, trapaln, que pasa por cuado de D. MNICA.

La escena es en Madrid, en una sala de la casa de D. DOMINGA. Esta sala tendr tres
puertas: la de la derecha conduce a los cuartos deD. DOMINGA y D. FLORA; la de en medio
a los de D. CRISTBAL, D. ALFONSO y D. MARIANO; y la de la izquierda a la antesala y
otras piezas de la casa.
La accin empieza a la hora de la siesta y concluye al anochecer.
Acto I

Escena I

D. CRISTBAL, examinando con atencin unos papeles, sentado junto a una mesa en
que hay recado de escribir. D. DOMINGA, sentada en una silla algo distante de la mesa.

D. CRISTBAL (Con la pluma en la mano.)


Nueve y seis, quince... dieciocho...
veintisiete... treinta y cuatro...
llevo tres... y nueve, doce...
D. DOMINGA Ahora con el bocado
en la boca, tienes gana 5
de ajustar cuentas, hermano?
D. CRISTBAL Y cuanto ms las ajusto,
menos las entiendo. Un ao
de examen se necesita,
segn encuentro enredados 10
estos papeles.
D. DOMINGA Descansa
de tu viaje; y ms despacio
podrs ir viendo...
D. CRISTBAL Seora,

(Dejando la pluma, y apartando de s con enfado algunos de los papeles que tiene
delante.)

perdido est el mayorazgo.


Aqu me faltan recibos. 15
Las cuentas, los inventarios,
todo est como Dios quiere.
No hay formalidad. El gasto
excede en mucho a la renta.
En bien diferente estado 20
dej mi hermano su casa.
D. DOMINGA Ah! Dios le tenga en descanso!
D. CRISTBAL Si l viera algunas partidas
de estas cuentas... Vamos claros;
su hijo de usted, mi dichoso 25
sobrinito, don Mariano,
se porta. En toda su vida
sabr ganar un ochavo;
pero arruinar una casa,
eso lo sabe de pasmo. 30
l tiene mala conducta;
yo rio; no me hacen caso;
usted le contempla en todo.
Pues bien: darle barro a mano;
que se pierda, que nos pierda, 35
si usted quiere. Ya estoy harto
de predicar.
D. DOMINGA Don Cristbal,
seis das ha que has llegado
de vuelta de tu gobierno
de las Indias, y ha otros tantos 40
que no cesas de clamar
contra el infeliz muchacho.
D. CRISTBAL No, amiga; contra su madre,
s, contra usted sola clamo.
Qu crianza! Ahora todos 45
hemos de pagar el dao,
cuando de nadie es la culpa
sino de usted... Lo bonazo
de ese genio, ese amor ciego
al hijo, el mimo, el regalo... 50
D. DOMINGA (Arrastrando lnguidamente las palabras.)
Yo, como naturalmente
soy benigna...
D. CRISTBAL (Con viveza.)
Demasiado.
D. DOMINGA Pero, hermano mo...
D. CRISTBAL Pero,
cuada ma, es mal chasco
el que me he llevado yo? 55
Vaya usted considerando.
Cuando part a mi gobierno,
an no tena cuatro aos
ese chico. Su buen padre
le encomend a mi cuidado; 60
me nombr por su tutor;
soy su to; en estos brazos
le he sacado yo de pila.
Vea usted con cuntos cargos
qued respecto a un sobrino, 65
un pupilo y un ahijado.
Me era forzoso partir
a mi destino. Los llantos,
las plegarias de su madre
entonces me precisaron 70
a sustituir en ella
la tutora, esperando
que no me tocase estar
en Indias sino cinco aos;
pero de un gobierno en otro 75
he pasado quince largos.
Desde all, cada correo,
no escriba un cartapacio,
dando mis disposiciones
para educar a Mariano 80
al lado de unos maestros
hbiles, y de un buen ayo?
Usted los busc a su modo,
segn veo: descuidados,
o necios, o aduladores, 85
que la estaban engaando,
y me engaaban a m,
con enviarme unos retazos
de latn y de francs,
como verdaderos partos 90
del ingenio de su alumno;
dibujos bien acabados;
muestras de gallarda letra;
y nada era de su mano...
Usted siempre aseguraba 95
que el tal nio era un milagro
de aplicacin, una alhaja;
tan vivo y adelantado,
tan obediente a su madre,
tan corts... Yo mentecato 100
lo cre muy santamente;
y con gozo extraordinario
le promet que sera
dueo de cuanto he ganado
en Indias con mi sudor. 105
D. DOMINGA Ni l ni yo desconfiamos
de promesa tan segura...
D. CRISTBAL Conforme. No hay que fiarnos.
En fin, vuelvo de mi viaje
muy satisfecho; y lo que hallo 110
es que ese caballerito
cumplir presto veinte aos
sin saber ni persignarse;
que est lleno de resabios,
de mil preocupaciones; 115
que es temoso, afeminado,
superficial, insolente,
enemigo del trabajo;
incapaz de sujetarse
a seguir por ningn ramo 120
una carrera decente.
Por las letras? Es un fatuo.
Por las armas? Es un mandria.
Tirar... por mayorazgo.
D. DOMINGA Qu terrible eres! El chico 125
todava no ha logrado
ver sereno ese semblante.
Se asusta, se pone malo
slo con que alces la voz.
Siempre ha sido delicado. 130
El estudio no le prueba.
Ni tampoco es necesario
que un hijo de caballero
lo tome tan a destajo
como si con ello hubiera 135
de comer.
D. CRISTBAL Quedo enterado.
Viva mi doa Dominga!
Piensa bien. Conque sacamos
en limpio que un caballero
no ha de ser hombre? En contando 140
con una renta segura
de cinco a seis mil ducados,
a qu fin ha de afanarse
para ser buen ciudadano,
ni buen padre de familia, 145
ni sabio, ni buen soldado?
Para qu? Dejemos eso
a los hombres ordinarios.
(Levantndose.)
Vaya; que merece usted
dirigir un seminario! 150
D. DOMINGA Digo: y te parecer
que no s yo quin te ha dado
contra tu mismo sobrino
unos informes tan falsos?
(Exclamando.)
Hijo de mi alma! Pantoja,
ese traidor de criado
es quien le ha vendido. Infame!
Pues qu? T y l encerrados
no estabais de conferencia
antes de ayer muy temprano? 160
Ya mi doncella Felipa
oy, no todo, pero algo,
por el hueco de la llave.
D. CRISTBAL Cierto; y porque sent pasos,
dej la conversacin 165
para otra vez. Llega el caso
de que en presencia de usted,
no a espaldas, la prosigamos.
(Toca una campanilla, que est sobre la mesa.)
Para qu andar con misterios
en un asunto tan claro? 170
l vendr...
D. DOMINGA Djale ahora.
(Levantndose.)
A tal extremo llegamos
que se nombra por fiscal
de la conducta del amo
a un criado, a un chocarrero? 175
Yo no s cmo lo aguanto.
D. CRISTBAL Le cito, no por fiscal,
por testigo y abonado...
(Vuelve a tocar la campanilla.)
Pantoja es algo chancero,
pero no miente; es honrado; 180
nos tiene gran ley; conoce
desde la cuna a Mariano,
y sabe todas sus maas.
Se explica con desparpajo...
D. DOMINGA Ms de lo que es menester; 185
porque es tan atravesado,
tan socarrn, tan ladino...

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