Curar Con El EMDR Teoria y Practica PDF

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JACQUES ROQUES CURAR CON EL EMDR Teoria y practica © Editions du Seuil, 2007 © de la edicién en castellano, 2009 by Editorial Kairé: ‘Traduccién del francés: © Manuel Serrat Crespo Revision: Alicia Conde Editorial Kairds, S.A. Numancia 117-121, 08020 Barcelona, Espafia swewieditorialkairos.com Nirvana Libros $.A. de C.V, 3° Cemada de Minas $01-8, CP 01280 México, DE seww.nirvanalibros.com.mx. Primera edicién: Octubre 2009 ISBN; 978-84-7245-730-0 Depssito legal: B-37.936/2009 Fotocomposicidn: Grafime. Mallorea 1. 08014 Barcelona ‘Tipografia: Times, cuerpo 11, imterlineado 12,8 er, 1. 08786 Capellades: Impresién y encuadernacidn: Romany’-Valls, Verd Este libro ha sido impreso con papel certificado FSC, proviene de fuentes respetuosas con la sociedad y el medio ambiente, y cuenta con los requisitos necesarias para ser considerads un «libro amigo de los bosques». ‘Todos los derechos reservados. ‘Cualquier forma de reproducei¢ o transformacién de esta obra sélo puede ser realizada con la autorizacisn de sus titulares, salvo excepeién prevista por la ley. Dirijase a CEDRO (Centro Espaitol de Derechos Reprogriticos, www.cedro.org) simecesita fotocopiar o escanecar algtin fragmento de esta o Agradezco encarecidamente a David Servan-Schreiber, Marcel Couture, Helga Matthess y Michel Meignant que hayan tenido la bondad de aportar a esta obra sus testimonios, ricos e ilustradores. Ais pacientes tan pacientes en la esperanza de la liberacién, ofrecimiento también de una ensefianza singular para uso plural. Material protegido por derechos de autor SUMARIO Introducei6n 1. Los traumas ps{quicos simples odetipol.... . 23 Elisa 25 Observaciones e hipétesi S 36 {Qué es un trauma psiquico? . seve ee. 4 (Cémo funciona la terapia E} IDR? see eee 53 Antony R. 0 una terapia de nifio . ... see 79 Nathalie, azafataaérea.. ss. 85 2. Los envenenamientos psiquicos. ... os i Lili 3. Los traumatism os psiquicos complejos odetipo2...................., 179 Maree) dR Redefinirlapsique ..... 185 EJ tratamiento de los traumas complejos 8 SUMARIO Entrevista con Helga Matthess. 2... 0.20... 257 Entrevista con Michel Meignant. .. . 266 Anexo 225 Criterios diagndsticos del estado de estrés postraumatico en el DSM IV-TR (F43.1) . 2... 285 Estudios controlados 287 Notas Bibliograffa . eee Lo que dicen los participantes. .. . . . Algunas direcciones ¢ informaciones utile : Agradecimientos. ... 2... 2. 29 INTRODUCCION Eldescubrimientode la terapia EMDR [Eye Movement Desen- sitization and Reprocessing; en castellano, Desensibilizacién y Reprocesamiento a través de los Movimientos Ocular DRMO] se inicia como una historia, una hermosa histori una historia verdadera. Mayo de 1987 Una mujer pasea por un parque. Tiene preocupaciones. De pronto, advierte que los pensamientos que la perturbaban han desaparecido. Sorprendida, los busca, les permite volver a su espiritu y comprueba que no son tan perturbadores como an- tes y que han perdido, incluso, su valor. Esta mujer es Francine Shapiro.! Nos encontramos en el origen de Lo que, pienso, algtin dia sera reconocido como el mayor descubrimiento que se haya hecho en el campo de la psicoterapia. La mayoria de nosotros se habria limitado a encontrar- se mejor y, probablemente, ni siquicra hubiera prestado aten- cién al hecho, Pero Francine Shapiro sabe muy bien que, cuando te invade algtin pensamiento desagradable, la cosa no cesa asi como asi, sino que te obsesiona hasta que, cons- cientemente, decides hacer algo para detenerlo. Y, ademas, no estd garantizado el resultado. Por afiadidura, se encuentra al final de sus estudios de psicologfa. Hace una segunda observaci6n. Los pensamientos peno- sos desaparecen y cambian sin esfuerzo consciente. Este re- 10 CURAR CON EL EMDR sultado, por completo automatico, es del todo independiente de su voluntad. Se siente cada vez mds interesada y aten- ta al fenédmeno. Observa. Cuando se le ocurren unos pensa- mientos perturbadores, sus ojos comienzan esponténeamente aagitarse en un rapidisimo movimiento de vaivén; hacia arri- ba y en diagonal. Y los pensamientos desaparecen. Cuando los hace regresar, su carga negativa se ha reducido mucho. Podemos imaginar su asombro. Comienza a buscar febril- mente toda clase de recuerdos perturbadores moviendo los ojos tanto como puede. Del mismo modo, pierden también su carga negativa. Adivina el interés de su descubrimiento, pero teme equivocarse. Cuando un fenémeno se produce, el interés se encuentra av mas en el contexto que en el propio hecho, Una in- formacién de capital importancia puede permanecer de] todo desconocida si quienes la reciben no estan cualificados para retenerla. ;Cudntas personas han visto caer manzanas sin preguntarse por qué la Luna no caia del mismo modo sobre la Tierra? Newton, en cambio, tuvo la genial idea, aunque de aspecto absolutamente irreal, de que la Luna caia, en efecto, sobre la Tierra. S6lo que cafa girando a su alrededor. Su or ta cra un compromiso entre la atracci6n universal de los as- tos? entre sf y su inercia que les hacfa seguir en Ifnea recta. Pero no es Newton quien quiere. De hecho, mover los ojos nada tiene de original. Desde hace algunos centenares de millones de aiios,* es un hecho cierto para muchos animales. Y es probable incluso que al guna gen- te, como Francine Shapiro, se haya visto aliviada al mover sus ojos y nunca haya prestado Ia menor atenciGn o nunca se le haya ocurrido la idea de convertirlo en un tema cientifico de estudio, de explotarlo incluso con fines curativos particule Afortunadamente para la humanidad, en este caso las cosas i. Francine Shapiro tiene el espfritu de una investi- no seran a 12 CURAR CON EL EMDR hace con 22 personas que presentan un T (trastorno de estrés postraumdtico) de acuerdo con el DSM III* (1980). Esa gente ha sido victima de un choque traumiatico y si- gue viviendo el acontecimiento como si fuera atin actual. Ese fendémeno se denomina flash-back.> Ademis, todos sus pen- samientos, a pesar de los esfuerzos realizados, regresan sin cesar alo mismo. De esos pensamientos se dice que son in- trusivos. Mucha gente cree que basta con no guardarse algo dentro, que basta con hablar de ello a un amigo o, mejor atin, aun terapeuta para sentirse mejor. Lamentablemente, la pala- bra, ni tampoco que la escuchen, por lo demas, no basta para curar los traumas psfquicos. Muy al contrario, como veremos mis adelante, el hecho de hablar de ello incrementa la angus- i alorizacién,° lo que hace que los y el sentimiento de de: traumas psiquicos sean muy diffciles de curar; al menos asi era antes del advenimiento de la terapia EMDR. Francine Shapiro forma dos grupos de personas elegi- das al azar. Aunque el tratamiento en ese estudio se efectua- ra igualmente en una sola sesién, pudo comprobarse una muy clara disminucién de la sintomatologia, acompaiiada por una reestructuraci6n cogniliva y un significative aumento de la confianza en si mismo entre los sujetos que se habian bene- ficiado de los movimientos oculares, mientras que los demas estaban peor que antes de iniciar el estudio. Un mes mas tar- de y, de nuevo, tres meses después, Francine Shapiro veri ca los resultados obtenidos. El primer grupo seguia encon- trandose bien mientras que el segundo continuaba sufriendo, Shapiro comienza entonces a cuidar a esos enfermos como a los del primer grupo y obtiene los mismos efectos positives. Afios 1989 y siguientes El primer estudio acompaiiado por una descripcién del pro- cedimiento fundamental aparece en el Journal of Traumatic InTRODUCCION 13 Siress. Francine Shapiro publica su tesis de doctorado en psi- cologia conductista y comienza a formar especialistas entre los profesionales de la salud diplomados, reconocidos por su competencia La atencién de la comunidad cientifica americana espe- cializada se fija en esos trabajos y comienza a verificarlos. Se emprenden numerosos estudios controlados que, mucho 0 poco, confirman el primero. Los resultados son casi constan- tes, rapidos, eficaces y de larga duracién. 1994 Francine Shapiro recibe uno de los mayores premios cienti- ficos de Estados Unidos, el Distinguished Scientific Achie- vement in Psychology. El 24-y el 25 de septiembre, se organiza en Francia la pri- mera formaci6n en terapia EMDR. 2000 La base de datos mas utilizada en el TEPT incluye mds es- tudios clinicos controlados sobre el EMDR que sobre cual- quier otro tratamiento especifico de esta patologia, incluidos los medicamentos. Los resultados de esos estudios son tan impresionantes que se emprenden tes metaestudios, es decir estudios de todos los estudios publicados. Concluyen que el EMDR es, por lo menos, tan eficaz como los mejores trata- mientos existentes y parece tener la ventaja de ser, también, el método mejor tolerado y el mas rapido.” Junio de 2002 Francine Shapiro recibe Ja mds prestigiosa distinciGn: el Premio Si gmund-Freud, concedido por laAsociacién Mundial de Psicoterapia y por la ciudad de Viena. En noviembre, bajo la direccién de David Servan-Schreiber, se funda la asocia- a InTRODUCCION 1 Nuestra época sigue siendo muy movida, nuestra cotidinidad no lo es menos. Cada dia millones de personas quedan pro- fundamente heridas en su carne y, més a menudo atin, en su alma. Estos tiltimos descalabros, pese a ser invisibles, no son por ello menos crueles. Cuando se conoce un medio de ali- viar estas miserias, no debes callar. La terapia EMDR puede curar definitivamente a la mayoria de estas victimas. La pre- sente obra tiene como principal objetivo la difusién de esta idea nueva atin: «EI pasado no puede cambiarse ni borrarse, pero, definitiva- mente, es posible dejar de sufrir por él.» Actualmente, prosiguen atin trabajos ¢ investigaciones. Personalmente, la terapia EMDR me ha permitido desde 1994, fecha de mi formacién, curar real y rapidamente a mu- chos traumatizados, comprender mejor el origen psiconeuro- légico de las enfermedades psfquicas y extender su aplica- ciénal cuidado de muchas otras psicopatologfas. Daré cuenta parcial de ello. El campo de la enfermedad mental es dema- siado vasto para tratarlo aqui exhaustivamente. Al margen del estricto marco de los traumas psiquicos simples, ahora mas bien faciles de curar, quedan patologias de complejo tra- tamiento a veces, aunque no siempre lo es tanto como podria creerse: las depresiones, los trastornos obsesivos compulsi- vos (TOC), o también, por ejemplo, los estados disociativos y las psicosis. Ciertamente, los resultados son a veces difici- les de valorar o tienen poca importancia. Al igual que m legas, yo no puedo reivindicar sdlo Exitos. No es posible te- ner éxito siempre, pero siempre vale la pena intentarlo, 16 CURAR CON EL EMDR Una parte de esta obra estard consagrada a los “envene- namientos psiquicos” que estén en la base de gran parte de la patologia neurética 0 depresiva. He abordado, igualmente, el vasto problema de los traumas psiquicos complejos limi- tdndome a la aportacién de la terapia EMDR al tratamiento de algunos casos. Me he visto asf levado a explicitar nuevos modelos teéricos sobre la base de las ciencias neurocogniti- vas, con el fin de hacer mds evidentes para el lector la com- prensién de los fenédmenos y la ldgica de su tratamiento. Me he empejiado, desde que lo practico, en dar a conocer el inmenso descubrimiento que constituye el método EMDR, primero ante mis colegas, luego ante el gran ptiblico. He par- ticipado asi en numerosas entrevistas y reportajes de la pren- . En 2003, escribi el primer libro en francés sobre el EMDR.§ Todavia hoy, con este libro, quie- ro llamar la atencién de la gente hacia esa terapia y su poten- cial de curacién. No es normal que, por ignorancia, personas que pueden ser curadas sigan sufriendo atrozmente y estan- do enfermas. Aunque, como veremos, la terapia EMDR no es una pana- cea, es una indicacién muy apropiada para cierto nimero de patologias dificilmente curables por otros medios. Como es- pero poder mostrar, esta terapia inaugura un verdadero cam- bio de paradigma en el campo de las psicoterapias. Permite, procurando al especialista una herramienta especialmente eficaz, por adaptada, proseguir el movimiento psicoterapéu- tico iniciado, entre otros, por las TCC, las terapias centradas sa escrita © tel IV en la soluci6n y, naturalmente, la terapia sistematica. Por lo demas, con referencia a ese espiritu sistematico, encontr el lector, presentados aqui, varios tipos de testimonios de pa- cientes y facultativos. Me explicaré. Tendemos demasiado, y no quisiera que ésta fuese la impresién del lector, a pensar s6lo en términes InTRODUCCION 17 técnicos. Que la terapia EMDR sea un método perfectamente codificado en nada excluye la dimensién humana del encuen- tro terapéutico que se inicia con el especialista que la pone en marcha. Es muy claro en cuanto se abordan terapias mas complejas que las que consisten en curar traumas psiquicos simples, concepto que definiremos mas adelante. Es primor- dial lo que és el terapeuta; sobre todo su concepcién de lo hu- mano y el lugar que otorga a ese alter ego sufriente que va a consultarle. Por mi parte, no podria separar los cuidados en la consulta de la relacién de persona a persona y del terreno so- cial. [lustraré estas palabras con la siguiente historia: El 18 de marzo de 2005, intervenia yo en el Corum de Montpellier, en un congreso organizado por la FFdT (Fede- te a de Psicoterapia) sobre los trastornos ali tarios, Expuse allf el caso de Marine, una paciente anoréxica, gravisima, a la que yo habia podido ayudar cuando ella tenia dieciséis aiios. Su madre habfa aprovechado una autorizacién para salir del hospital donde sobrevivia desde hacia tres aitos para que yo la cuidara. De todos modos, habfan sido necesa- Tias seis sesiones para que se restableciera bastante y pudiera obtener la salida definitiva. En la época del congreso habfan transcurrido numerosos meses y Marine estaba ya bastante bien. Yo la habfa invitado a que testimoniara, al igual que su madre; ambas aceptaron de muy buen grado. En la pausa que siguié a su intervenci6n, un psiquiatra que conocia a Marine por haberla se guido durante su hospi- talizaci6n me dijo sentirse asombrado de encontrarla alli y de mi decision de Ilevarla al congreso; asombro que yo sentia prefiado de no formulados reproches. Estaba muy claro que su: «No comprendo» era el eufemismo de una fuerte repro- baci6n. Sus palabras me daban a entender claramente que se trataba de una enferma cuyo lugar s6lo podia estar, durante mucho tiempo, en el hospital; tal vez, en tiltimo término, en cién Fran limen- InTRODUCCION 19 conocimientos, sobre todo cuando se trata de la psique, y un pobre diablo, un enfermo forzosamente inferior. No esta tan lejos el tiempo en el que, en los hospitales, era bastante comtin dirigirse al paciente de un modo impersonal: «Bueno, ,c6mo vamos esta manana? ,Nos hemos tomado ya los comprimidos?»; cuando se le hablaba directamente, claro esta, lo que no sucedia siempre. Mi punto de vista es compar- tido, eso espero, por cierto nimero de colegas y de médicos, pero no por todos, ni mucho menos, aunque cierta humani- zaciOn, afortunadamente, se reclama ya y progres textos y palabras oficiales. La mirada que se posa en el consultante durante la cura, nuestro posicionamiento interno facilita o impide el feliz re- sultado, Si se considera al paciente como un Alter ego que tie- ne sdlo una o varias dificultades que resolver, resulta relati- vamente facil. De entrada, se le coloca en el lugar de alguien normal y el trabajo comin afectard, sdlo, al problema que se presenta. En cambio, si se le coloca en una posicién disimé- trica “cuidador/cuidado” y si la normalidad esta, de hecho, situada tinicamente del lado del terapeuta, s6lo podra prose- guir por el camino de la expresi6n patolégica. Nos encontra- mos entonces ante la paradoja'” de que quien acude para curar sdlo puede serlo manteniendo su lugar de enfermo. La tini- ca salida posible hacia la “normalidad” es identificarse con el terapeuta adhiriéndose por completo a sus valores. En el cur- so de semejante operacién de reformateo, no debe asombrar- nos ver aparecer, por lo general, ciertas resistencias Esta concepcién de la persona humana y de la relacion te- rapéutica me decidieron a dar la palabra a Marine y a su ma- dre. En el pasado, se acus6 mucho a las madres de ser el ori- gen de los males de sus hijos. Y, claro esté, cuanto mds se mira a una persona de cierto modo, mds argumentos nos da para justificar y apoyar esa mirada. Puesto que no tengo la en los 20, CURAR CON EL EMDR misma manera de considerar las cosas, pude encontrar tam- bién una preciosa ayuda en la madre de Marine y pude ver como evolucionaba su actitud al mismo tiempo que la de su hija Aquel congreso era una reunidn de especialistas en tras- tornos alimentarios. j De acuerdo! Pues bien, Marine y dre lo eran y pudieron demostrarlo. La primera contando su recorrido y sus obsesiones, la segunda expresando su sufi miento, su angustia ante el inenarrable espectaculo de una hija cuya inteligencia y energfa se dirigfan hacia una impla- cable autodestruecién. Pudo poner de manifiesto tambi lucha cotidiana, sus interrogantes, el cuestionamiento de si misma al que tales pruebas conducen. Dando ptiblicamente la palabra a Marine, realicé ademai un acto terapéutico oculto, De forma paraddjica, al deseribir su enfermedad como especialista, se afirmaba en aquel recin- to como una igual. Al poder decir ahora, en pasado, su dife- rencia de antaiio, se afirmaba mas atin como alguien que iba a formar parte, en adelante, de la comunicad de gente normal. Tomar la palabra en aque! lugar contribufa a revalorizar su- brepticiamente sus recursos. Por eso, en la presente obra, conservando el mismo espiri- tu, he dado ampliamente la palabra a los demas. Me he esfor zado no s6lo en dar testimonio, sino en hacer que lo den al- gunos pacientes y también colegas que han visto su practica y su comprensi6n de los cuidados completamente transforma- dos por el ejercicio del EMDR. Debo decir que me fue dificil elegir, tan grande es su nimero. De hecho, todos los colegas con quienes me puse en contacto y todos aquellos a quienes tuve el honor y el placer de supervisar quedaban estupefactos ante los resultados terapéuticos obtenidos. La mirada de to- dos ellos era interesante. Pero yo no podia multiplicar los tes- timonios, A regafiadientes, debi elegir sdlo algunos. nsu Material protegido por derechos de autor 1. LOS TRAUMAS PS{QUICOS SIMPLES O DETIPO 1 Antes de desarrollar Ja nocién de auma, algo que haré un poco mas adelante, debo precisar que un trauma sdlo lo es con respecto a un estado previo de normalidad. Imaginemos ~y es algo ideal, lo admito- la vida ordinaria de una perso- na normalmente equilibrada, es decir teniendo objetivos, un oficio, relaciones estables, como la gran mayoria de nues- tros conciudadanos. Esa persona no tiene trastornos particu- lares y leva una vida naturalmente feliz, con algunos altiba- jos, como todo el mundo, No ha tenido una vida rectilinea y sin historia, pero parece, en todo caso, no estar demasiado afectada por su pasado. Digamos, para emplear una palabra de moda en Francia desde el libro de Boris Cyrulnik,' que es normalmente resiliente. Imaginemos ahora que esta persona se vea confrontada a un conflicto no habitual: un accidente, un atentado, una violaci6n, por ejemplo. {Cémo creen que podra superar semejante acontecimiento? Recordemos de todos modos que sdlo conocemos los ob- jetos porque antes Los hemos conocido ya. En cierto modo, los reconocemos. Viendo un boligrafo, sabemos que es un boligrafo porque hemos hecho, mucho antes, un aprendizaje de este saber. Nuestro saber procede sélo del reconocimiento, bien por asimilacién —se utiliza un nuevo modelo de boligra- fo como uno antiguo-, 0 bien por acomodacién —por ejem- plo, pueden hacerse dibujos con el rat6n del ordenador como 24 CURAR CON EL EMDR se harian con un boligrafo. Me refiero aqui, claro esta, a las concepciones de Jean Piaget que integran el sistema nervioso y su maduracién en el curso del aprendizaje. La persona “normal” de la que les hablo no dispone en su banco de datos cerebrales de ninguna referencia vivida de ac- cidente, atentado o violacién. Lo que vive lo ha visto, tal vez, en el cine, en la televisién, lo ha lefdo en un libro, pero ja- mas lo ha vivido. Las informaciones de las que dispone son como maximo informaciones cognitivas, es decir del orden del pens: uales, pero en caso alguno son del orden de los sentidos, ni desembocan en medios para su- perar semejante situacién. Es el estallido de un trueno en un cielo azul y carece de cualquier experiencia de la tempestad. de traumas psfquicos simples Ilamados de tipo | agrupa un conjunto de experiencias traumaticas caracteriza- das por el hecho de que la persona esta sometida a un aconte- cimiento stibito ¢ inesperado, de duracién relativamente cor- ta. Ha vivido un peligro inmediato para su vida, la de otro, para su integridad fisica y/o narcisica en algunos casos. Muy a menudo tiene la sensaciGn de verse confrontada a la muer- te. El acontecimiento en sf mismo puede ser de causa natural (por ejemplo, un maremoto), fortuita (la explosion de la fa- brica de AZF), accidental (un accidente de carretera) 0 debi- do a un factor humano (agresi6n, violacion). En la presente obra, de entre los numerosos casos que he tenido que conocer y curar, he elegido tres que me parecen significativos en este marco nosolégico. El caso de Filisa ilus- tra perfectamente ese suceso meteoroldgico imaginario que he evocado antes, ese estallido de trueno en un cielo azul. El de Antony, de doce afios de edad, no es tan explicito, pues- to que el nifio es tratado por su comportamiento, que parece guardar relacion con algunos problemas familiares. He colo- cado ese caso de aspecto neur6tice en este marco porque es miento verbal, o Lael 26 CURAR CON EL EMDR Cuando abro la puerta de la sala de espera, me encuentro ante dos personas abrumadas, una de las cuales, la mds jo- ven, lleva la visible marca de una insuficiente sedacién me- dicamentosa. Mirada vacfa, torva, que expresa un gran su- frimiento interno mal contenido. Juego de miradas. Veo su dolor. Veo la inquietud de su madre que, alternalivamente, mira a su hija y me mira, superada, desesperada. Conozco ya un poco los hechos, contados por la madre, en dos palabras, cuando solicité la visita. No se trata de algo fn- timo. Considero preferible mantener a un pariente a su lado. jLa muchacha me parece tan desorientada! Las hago entrar a ambas en mi despacho. De todos modos, si se verbalizaran elementos mas personales, siempre habria tiempo de hacer que su madre Hago preguntas y, yendo de una a otra, obtengo algunos detalles mas sobre lo que sucedid, La madre est muy inquie- ta. Su hija esté de baja por enfermedad y no puede hacer ya su trabajo. Antes era auténoma. Tenia un apartamento en un pueblo préximo, era por completo independiente. Ahora ya no es asi. Y, peor atin, no soporta ya a nadie. Los psiquiatras son pesimistas, dicen que tendrfa que buscar en su infancia la fuente de su patologia y la invitan a emprender un psicoand- lisis. No le ocultan que sera largo y costoso. Puesto que se trata de un trauma simple y estoy acostum- brado a ese tipo de casos, considerando el sufrimiento de Elisa, no veo la necesidad de dejar para mas tarde el trata- miento, Le explico enseguida lo que es un trauma psiquico y el modo como funciona en concreto la terapia EMDR, y le propongo iniciar la cura sin mas tardanza; ella acepta. Por lo que se refiere al protocolo de trabajo propiamen- te dicho, esta vez voy a dispensarme de emplazar antes un Lugar Seguro.” La presencia de la madre me parece lo bas- tante tranquilizadora para la paciente para que yo pueda ac- liera, Los TRAUMAS PSIQUICOS SIMPLES 0 DE TIPO 1 27 Como puede facilmente imaginarse, la imagen de la pier- na arrancada es la més penosa para ella. Se siente entonces verdaderamente en peligro y tiene incluso la impresién de que va a “morir dentro de poco”. No cree en absoluto poder estar segura aunque a su alrededor todo esté tranquilo, como aqui, en mi despacho. Todo acarrea en ella una extremada an- gustia que le oprime el coraz6n. Cuando comienzo con ella los mov za de inmediato un gritito, cierra los ojos y se echa a Llorar. La aliento una y otra vez a que vuelva a abritlos y siga con los ojos la bola de mi varita; lo hace sin dejar de derramar 1a- grimas int veinte idas y venidas, me de- tengo y le pido que respire profundamente, acompaiidndola yo mismo en este ejercicio. Llora con menos fuerza. Le pre- gunto lo que ha aparecido. «El accidente», responde lacéni- ca, La invito a proseguir. Ha dejado de Morar, sigue con fa- cilidad y me sonrfe tras unas quince idas y venidas. «Estoy bien. Tengo calor», dice de pronto. Prosigo del mismo modo los movimientos oculares. Esta muy relajada y dice que todo sigue yendo bien. La hago r sar, dos veces atin, al inci- dente inicial, pero sin mas abreacciones.* Sigue sonriente, re- lajada y repite: «Estoy bien». No experimenta ya trastorno al- guno y se siente segura. Concluye: «Es como si no fuera yo la que lo ha visto». Su madre la mira y me mira, de forma alternativa, con los ojos muy abicrtos. lisa le afirma varias veces, ante su incre- dulidad:

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