22 - Ramos Sosa PDF

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y PERU, SIGLOS XVI y XVII


I "
REFLEXIONES Y NOTICIAS SOBRE ESCULTORES y ENSAMBLADORES
INDGENAS EN BOLIVIA Y PERU, SIGLOS XVI y XVII
Rafad Ramos Sosa / Espaa
0S"1?D

~iniciO del proceso histrico ~ artstico hispanoamer~ va a Ildescubrir e mostrar los secretos del dicho arte". Adems de otras
icano present grandes complejidades. Experiencias tan novedosas condiciones, como el pago de cuarenta ducados por el servicio,
en el Nuevo Mundo exigen afinar y matizar las obras, hechos tiempo, plazos y obligaciones de cada parte, hay una clusula
y fuentes literarias que han llegado hasta nosotros. Caso para- importante para ver el tipo de obra que se hara y demandaba
digmtico fueron las prcticas llevadas a cabo alrededor del atrio el virreinato peruano; incluso alumbra posibles implicaciones
de los grandes conventos novohispanos en la primera mitad del y variaciones de la tcnica del maguey, que en el caso de la
siglo XVI. Los naturales mexicanos comenzaron tempranamente escultura andina y en el ejemplo de Francisco Tito Yupanqui
a ver e interpretar esos modelos espaoles, y en general europeos, analizado ms adelante aparece confuso. Dice as el contrato
tanto en formas como en contenidos. 1 Las primicias de esas de 1574, "me obligo a hacer la dicha enseanza del oficio y todo lo
manifestaciones artsticas indgenas (C. 1530-1540) aparecen en a el tocante de vaciado de medio relieve e bulto entero e de pasta, yeso
las ofrendas de tejidos y labores artsticas en el interior de los y tierra, e pintarlo al temple e barnizarlo conforme a como yo lo uso
templos, o en las artesanas decoraciones florales de fiestas y en mi casa e lo se ... ; e ms me obligo a daros un modelo de cada suerte
procesiones religiosas en los atrios, a cielo abierto. Aquellas para sacar hembras e de ayudaros a las sacar poniendo vos los materiales
experiencias plsticas desembocaron poco despus (c. 1550) en para las dichas hembras excepto el yeso ... ".
la ornamentacin ptrea de capillas-posas, capillas abiertas, Llama la atencin que siendo pintor de imaginera realmente
cruces atriales, etc. es tambin escultor, pero no de madera o entallador, sino de
Junto a estos emotivos ejemplos iniciales, de todos es sabida los otros materiales con los que se utiliza la tcnica del modelado:
la emigracin de artistas peninsulares al Nuevo Mundo, y del pasta (de madera o papel), yeso y tierra (barro y arcilla),4 Son
resto de Europa en menor medida. Por otra parte la trasmisin materiales ms baratos y ms fciles de trabajar, y adems pueden
se llev a cabo por el envo de las mismas obras de arte desde sacarse muchas copias por el sistema de moldes o l/hembras".
el puerto sevillano del Arenal, como constan en documentos Desde el punto de vista sociolgico es una tcnica y una obra
de embarque y otros testimonios, adems de la evidencia de las ms cercana a la produccin en serie, para satisfacer la fuerte
piezas existentes. 2 demanda del mundo americano con precios ms asequibles,
Ha pasado desapercibido un testimonio temprano y peculiar sobre todo en los inicios de la evangelizacin y nuevas pobla,
en sus consecuencias, protagonizado por Cristbal Gmez de ciones. 5 El resultado prctico de estas obras -una vez pintadas
Saravia, y seguramente no fue el nico ocurrido. En enero de al temple, y es sintomtico que no hable del dorado ni de la
1574, Saravia que resida en Lima y por entonces pasaba una tcnica del leo para las carnaciones, as como el barniz que le
temporada en Sevilla, se comprometi con Francisco Ramos, dara el aspecto brillante propio de la imaginera del XVI-era
Pintor de imaginera e impresor de ellas}), para que este le enseara el mismo, variara la calidad de la ejecucin o su valor de pieza
el oficio, a ttulo de aprendiz durante tres meses. 3 La primera nica, pero estos aspectos -tan genuinos de la exigente creacin
condicin es que Gmez de Saravia no dara a conocer esas artstica occidental- pasaban a segundo plano en sectores menos
tcnicas en Sevilla, ni en Espaa, Portugal e islas Canarias; era refinados o sociedades abocadas a cubrir ante todo las primera.;;
pues evidente que tena intencin de volver al Per. Por otro necesidades vitales, como era el caso de Amrica, donde a la
lado llama la atencin el poco tiempo de aprendizaje, tal vez obra de arte se le exige en primer lugar el significado, funcin
porque ya conoca la prctica de la pintura y deseaba lo esencial y uso religioso.
en otros menesteres como veremos. Por otra parte consta que le dara un modelo de cada Ilsuerte",
L'l enseanza conllevaba experiencias artesanales celosamente es decir de distintas tipologas escultricas, o bien de modelos
guardadas para evitar la competencia desleal y ofrecer resultados fsicos y personajes: hombre, mujer, nio, anciano, etc. Modelos
nicos a la clientela. Tal es as que Francisco Ramos afirma le y moldes que iran en el equipaje de vuelta a Lima, difundindose

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hasta los ltimos pueblos del virreinato. Estas tecnicas concuerdan
con las exigencias y co nd iciones de la escultura en los Andes,
d ond e la escasez de madera y la fucrte demanda recurri al
material vernculo co mo tallos de maguey con lienzo y capa de
yeso, modeland o o tallando los rostros y manos, co n todas las
variantes impues tas por la vida misma y que el testimonio de
Yupanqui no aclara tnucho. 6 La creatividad de los nativos, ya
presente en las culturas prehispnicas, continu una vez superado
el colapso de sus culturas, incorporand ose como hemos citado
a la tradic i n occidental. U no d e los ejemplos ms expresivos
y tempranos es precisamente el noble indgena Francisco Ti to
Yupanqui, del pueblo de Copacabana.

FRANCISCO T ITO YUPANQUI, LA VOCAC IN


ARTSTICA LATINOAMERICANA

La personalidad de este artista, puesta de relieve por los Drs.


Jos de Mesa y Teresa Gisbert hace aos, creo que an no ha
tenido el eco internacional que me rece.7 Caso tan singular
estimara un estudio ms acuci oso y exhaustivo tanto en lo
histrico como en su faceta artstica, aunque probablemente
encontrar la d ificultad de la fa lta de tes timonios. Revela un
hito luminoso del proceso colon izador, a veces tan controvertido.
que la fi gura de Yupanqui sobrevuela ayudando a elevar las
miradas en el hori zo nte histri co de los pueblos americanos.
Sabemos el no mbre propio d e uno de los primeros art istas
nativos, pero la releva ncia le viene gracias a su autob iografa ,
publicada oportunamente en 162 l por el cronista Ramos Gaviln,
brindndo nos un raro y de mo mento nico caso. 8 No existe
hecho parecido en todo el virreinato, ni en toda Amrica -po r
ahora. Incluso en la misma Espaa no conocemos algo similar
en estos siglosj tan slo en Italia se encuentra la autobiografa
de Benvenuto Cellini y la de Giorgio Vasari. 9 Acrecienta el
inters lo re lativamente temp ra no d el hecho y edici n en el
marco americano (1580-1621), tan d iferenre del italiano.
Yupanqui nos cuenta con detalle las peripecias, vicisitudes
y esfu erzos por aprender a ser un buen esculto r, realizando la
imagen d e la Vi rgen de Copacaballa , de la que des pu s hizo
numerosas versiones y a su alrededor naci una tradicin artstica.
La aparicin d el gnero biogrfico supo ne un ri co co ntexto
histricoa rtsti co donde el ar tfice y su obra enriquecen a la
sociedad en la que viven, po r ello los intelectuales plasmaban
sus vidas y trayectorias pro fesionales al mismo tiempo que
concienciaban del valor de la actividad artstica. No obstante la
biografa, o autobiografa en este caso, no es si n ms la narracin
del transcurso de la profesi n, en la edad moderna tiene valor
Itejemplar", en algn se ntido cond icionando el tipo de nfor
macin que ofrecen, y adems el gnero permita licencias que
hoy n os pareceran inadmisibles (como falta de rigor histrico
o positivista). 10 Virgen de Copacabana Francisco TlIo Yupanqui, 1583. Gentileza Carlos M. Ra L Cenl10 ele reslauraCin.

248 IJARROCO AN DINO


r
Segn la crnica~ Ramos Gaviln consigue el manuscrito El mismo Yupanqui dice en su testimonio que una vez elegida
de la autobiografa a travs de un hermano del escultor, que ya una escultura de la iglesia de santo Domingo de Potos en la
haba muerto en 1608 como lego agustino en Arequipa. Real~ que inspirarse, junto a sus familiares ((nos poneamos a hazer el
mente hay ms preguntas que respuestas: qu le llev a escribir moldi di barro ... si lo acabamos como ay y a por il maana estaba
su vida y la de la Virgen del lago? , desde luego su conciencia y quebrado, dpoes lo tornamos a hazer otra vez, y se tornaba a quebrar,
voluntad artstica aparecen patentes; pensaba publicarla?, fueron otra vez lo hazeamas, asi se hazea ms de tres, quatro veces, y as
los agustinos los que le animaron a dejar el testimonio para nos pesaba mucho ... "; y tras encomendarse a Dios, (( dispoes disto
impulsar la devocin?; la historia solo recoge la ejecucin de esa lo trabajamos con Uenzo, y dispoes lo sacamos, y lleve al maestro Dego
imagen, no las dems ni su trayectoria profesional. ll Por tanto, di Ortiz... ". No aparece con claridad el proceso, no sabemos con
en principio y aunque no exclusivamente, hay que ver esta certeza si modelaba un modelo en barro que se quebraba o bien
autobiografa como un "ejemplo" de artista cristiano, de vida haca algn tipo de molde a partir de un modelo de donde
ejemplar. Su contexto es el libro de Ramos Gaviln, el estudio "sacarlo"; si evidencia que el lienzo dio consistencia a la pieza.
de esta obra en las coordenadas de su tiempo y circunstancias Sea como fuere no olvidemos por otra parte que la utilizacin
alumbraran sobre el arte y la vida del escultor; la historia de de tcnicas parecidas al maguey como la pasta de madera o papel
Yupanqui adems de su vivencia personal apoyara la intencio~ (donde prima el modelado al tallado) era muy frecuente en todo
nalidad de la edicin sobre el santuario mariano y los milagros tipo de escultores y ensambladores, caso de Jos Pastorelo cuando
de la Virgen. Precisamente en esos aos arreciaban las campaas realiz el retablo mayor de la catedral de Charcas en 1604, donde
de extirpacin de la idolatra en el virreinato, y pudo fomentarse las esculturas de san Pedro y san Pablo deban ser de ((pasta o de
la devocin a la Virgen como un medio oportuno para la otro vetumen fuerte". 14 O incluso pintores como el jesuita Bernardo
cristianizacinj se hace necesario un estudio crtico del libro de Bitti y Pedro de Vargas se vieron obligados a trabajar con el
Alonso Ramos Gaviln. 12 maguey.15 Puede hablarse de una afinidad de tcnicas y materiales
Al comprobar el acierto de la imagen, ante la religiosidad convergentes con unas condiciones y necesidades concretas en
y sensibilidad de los naturales, y aumentar el auge de la devocin, los Ancles.
la autoridad eclesistica debi de apoyarla por medio de la Su forma es un volumen de silueta ajustada, cerrada, sobria
predicacin y fiestas, a fin de encauzarla ordenadamente. La y angulosa, de composicin frontal, con rigidez sobre todo desde
vida y la obra de Yupanqui puede inscribirse tambin en la la cintura hacia los pies. Destaca en el conjunto la esfera de la
prctica catequtica de difundir por medio de la imprenta y las cabeza centrando en ella la atencin. El rostro en ancho valo,
artes plsticas ejemplos devotos y milagros locales protagonizados las facciones recias y amplias de mujer madura, el despejado
por un cristiano indgena, para afirmar el xito de la evangeliza~ arco de las cejas enfatiza sus grandes ojos mirando hacia abajo.
cin al mismo tiempo que la fomentaba. 13 Mostrando~ de este Aletas nasales dilatadas y labios gruesos completan el rictus.
modo, a los naturales cmo ellos eran los primeros beneficiados, Una caracterstica desapercibida es la suave papada y pliegue
y cultivando la renovacin de la identidad local en la nueva fe. bajo la barbilla que puede interpretarse como un destello en la
Esas manifestaciones plsticas glorificaban tambin a la orden evolucin posterior (ya en 1583) de la escultura, hacia una
religiosa donde se produca el hecho confirmando el trabajo progresiva y acentuada humanizacin de la imagen (comparada
cristianizador, llegando el eco hasta la metrpoli donde el mismo con la idealizacin coetnea en otras esculturas espaolas).
Caldern de la Barca recoge la historia en su Aurora de Copa-- Al verla en su poca acusaban especialmente la expresin
cabana. que emanaba la efigie y el color del rostro, dos claves de la
Partiendo de un modelo escultrico espaol, ms en esttica de entonces -decoro y color- que en el fondo se identi~
concreto las vrgenes erguidas de Roque de Balduque en Sevilla fican y en este caso la distinguen de otras esculturas de igual
seguidas por Vzquez el Viejo y su escuela, consigue plasmar tema. El mismo Gaviln dice que "Tiene la Imagen vara y cuarta
con una tcnica y materiales vernculos como el maguey, una de estatura, el rostro de agradable proporcin, y en todo Virginal, y
interpretacin personal novedosa, en la expresin de la forma gravsimo, no moreno sino entre blanco ... ".16 Tal vez la mirada baja
yel tema, no como estilo diferente en el sentido de estilo histrico de la escultura, recatada, recogiera la aspiracin de ese ((en todo
que puede encuadrarse en el renacimiento. Virginal", sin olvidar que cuando se publica cllibro (1621) ya se
Precisamente en el aspecto tcnico no aclara el modo de haba desatado el fervor inmaculista en la pennsula y paralela~
elaboracin llevado a cabo por Yupanqui, parece que hizo una mente en Indias. Adems la singulariza anotando la particularidad
primera imagen de barro y tras las primeras dificultades se del color de la piel: "no moreno sino entre blanco", un tono de
dispuso a aprender el oficio en Potos con Diego Ortiz de blanco que no era el acostumbrado a la mirada y gusto peninsular
Guzmn. Las necesidades de la vida en Indias flexibilizaban las o europeo y por eso lo hace notar, adems sera el que le distingua
prcticas artsticas y seguramente Ortiz conocera las tcnicas de otras esculturas realizadas por espaoles o criollos; o bien
citadas en el ejemplo del sevillano Francisco Ramos, por esta precisa el color porque los rasgos no eran los acostumbrados.
veta tambin pudo el artista entroncar con la escultura espaola. Posiblemente fue una de las vas de conexin con la sensibilidad
indgena. Por ltimo hay otra caracterstica ms elocuente todava humana, con conciencia artstica individual (en paralelismo
al calificar el rostro, y por tanto la expresin que emanaba de con lo que vena ocurriendo en Europa y la pennsula) Por
la escultura y la sintetizaba, ((gravsimo". Ntese el superlativo, eso lo intenta una y otra vez, va a un maestro espaol, se
esa gravedad en grado sumo, y que es lo que ms llama la somete a la crtica y crticos ms variados, y persiste en el
atencin hasta hoy en el contexto de la plstica, se refiere al empeo de hacer una obra ((pareciendo bueno".
decoro en la representacin de lo divino, capacidad de causar
2) Fe arraigada y sincera. Asimila la temtica e iconografa
respeto, que afecta a cualificar la esencia del representado y en
cristiana de la escultura. La nueva fe acrisol ideales y
este caso va ms all de la gravedad para llegar al hieratismo o
sensibilidades en un proceso positivo, a pesar de traumtico,
la severidad del ms genuino arte sagrado tradicional, la distancia
como muestra la fuerza que le dan sus creencias ante las
insalvable entre lo divino y lo humano.
contrariedades profesionales, invocando a Dios, la Trinidad
Esa cualidad la caracterizaba e identificaba, as Castro y
ya la Virgen. De los esfuerzos y penalidades en la consecucin
Carrillo obispo de La Paz, al referirse a la Virgen de Copacabana
del ideal artstico narrados en la autobiografa se desprende
de Pucarani, tambin realizada por Tito Yupanqui, observaba
un concepto de ofrenda, propio del arte sagrado tradicional,
que estaba "retratada en eUa la misma magestad y altura que la de
donde resuenan ecos insondables del alma humana.
Copacabana que es de vara y cuarta.,.", 17 Esa "magestad" alude a la
expresin severa y hasta cierto punto dura; el afn por la exactitud 3) Por ltimo junto a los dos conceptos llegados del antiguo
en el tamao con el original manifiesta la afirmacin de Titus occidente, la secular tradicin latina -grecorromana y
Burckhardt: "La autenticidad del arte sagrado est garantizado por cristiana-, fluye pujante la nueva sensibilidad hispanoamer~
sus prototipos", 18 Existe un eco del icono medieval en la sobriedad icana, la interpretacin personal del artista, del modelo
plstica de la imagen, dentro del contexto histrico ~ artstico, artstico y tema iconogrfico con una novedosa expresin
que "obedece a cierta economa espiritual que limita los temas americana, la del severo icono dulcificado por la humanidad
y los medios" ,19 Pero eso no significa falta de vida, al contrario de la fe. Emergen las tendencias al expresionismo y la
evoca la realidad simblica de lo sagrado con mayor fuerza y humanizacin, apreciables en otros centros artsticos y obras,
conviccin, la verdad y presencia espiritual. 20 de la sensibilidad indgena que desde 1492 ensanch y
Ese hieratismo y severidad coincide en parte con la visin enriqueci el mundo occidenta1.
y concepto de las divinidades prehispnicas en general, tremendas La obra y la experiencia personal de Francisco Tito Yupanqui
y arrolladoras que provocaron la angustia del hombre ante el tuvo un eco inmediato y arrollador, desde 1583 se multiplicaron
destino. 21 Pero que tambin puede deberse a un eco de la los encargos ahogando en ntima satisfaccin tantas penalidades
espiritualidad del icono medievaL Esa "dureza" de la que se ha y humillaciones; al mismo tiempo surga un taller de trabajo
hablado en este caso va compensada con los detalles de human- familiar y colectivo, caractersticas tan genuinas de la concepcin
izacin propios del tema, en el rostro y en el Nio juguetn que laboral prehispnica coincidentes con el ordenamiento gremial
escapa de los brazos maternos, rompiendo la forma resuelta y europeo, y punto de apoyo en la conformacin de la nueva
tensa de la efigie. Esta fuerte interpretacin vislumbra la repre~ sociedad americana. B
sentacin profunda de lo divino en el alma de Yupanqui y su Hay noticias de otras imgenes de Yupanqui como la Virgen
pueblo. El tema humano es la cariosa y fecunda maternidad, de Pucarani, Huarina, Cocharcas, Humahuaca, y una escultura
el contenido religioso es la Virgen con el Nio en brazos, la de la Vernica en el santuario de Copacabana,24 Muy pronto
maternidad divina, asunto tradicional en la iconografa del lleg la devocin a Lima como a todo el virreinato, y cuaj con
cristianismo medieval renovado por el clasicismo renacentista. cofrada de indios en una capilla aneja a la catedral que hubo
En concreto representa la advocacin de la Candelaria, con la de derribarse a partir de 1604 para acabar el nuevo templo,
cesta y cirio encendido. 22 segn nos cuenta Bernab Cabo. An se conserva esta imagen
Creo que Tito Yupanqui con otro modelo hubiera hecho lo limea tallada por Diego Rodrguez en 1588 y policromada por
mismo, interpretara el modelo y formas dotndolo de una Cristbal de Ortega, envuelta adems en un proceso milagroso. 25
expresin en la misma lnea: un convincente hieratismo de icono Otros escultores como Martn Alonso de Mesa realiz una en
humanizado, aumentado por las casi seguras adherencias con- 1605, encargada por la cofrada de naturales de la iglesia de la
temporneas de vestidos, joyas y pelucas en seal de ofrendas. Merced en lea. 26
El esfuerzo vital y artstico de Francisco Tito Yupanqui acrisola
y sinteti2<'l. a mi modo de ver tres nervios conceptuales, vertebrando
la nueva esttica. LOS RETABLOS DE SAN JERNIMO DE TUNAN, HUAN-
CAYO - PERU 27
1) Su decidida vocacin artstica. Asume como propio y lucha
con tesn por adquirir la calidad tcnica y formal mnima Esta zona form parte de la antigua regin wanka, actuales
para ser escultor en trminos occidentales, como vocacin provincias de Jauja, Concepcin y Huancayo. purante el incanato

250 B\l\R()(-:C) :\l'---:DlM)


estuvo dividida en Lurinwanka y Ananwanka, y [a capital de la
primera fue precisamente Tunan. Con la llegada de la colonizacin
cada una de estas dos partes constituyeron repartimientos con
un cacique-gobernador al frente. Los franciscanos llevaron a
cabo el proceso de cristianizacin en el valle del Mantaro ,
organizand o en la provincia de Jauja var ias doctrinas, entre ellas
e~ pueblo de San Jernimo de Tunan. Segn un informe de
1619, esta doctrina contaba con un pueblo, una iglesia, mil
doscientos cincuenta indios tributarios, doce espailoles y seis
mestizos atendidos por dos sacerdotes religiosos franciscanosj
y contaba con tres cofradas: la del Santsimo Sacramento,
Nuestra Seora y Animas.2 8 Muy cerca de Huancayo, hoy casi
unidos, enconrramos el actual pueblecito de San Jernimo de
Tunan. Como es costumbre el templo de esta poblacin preside
una plaza, y su modesta edificacin no deja de aspirar a la
dignidad propia de la arquitectura religiosa con la tipologa,
materiales y tcnicas propias de la regin. La spera austeridad
de la nave, un rectngulo cubierto a dos aguas con vigas y cailizos,
quiere superarse en el ascua dorada de ms de una decena de
retablos, intentando arropar a los fieles en clida atmsfera
sagrada. Nos vamos a detener en dos ensambladuras, de las ms
antiguas del antiguo virreinato del Per. Modestos y sencillos
fueron citados y comentados brevemente por Wethey en 1949,
e incluso de uno de ellos publicaba un detalle correspondiente
al sagrario, consignando las fechas de 1609 y 1614 que aparecen
en las cartelas del banco. 29 Al ao siguiente los vio e! arquitecto
peruano Harth-Terr recogiendo el artfice de uno de ellos por
la leyenda que haba pasado desapercibida para el profesor Retablo de la Inmaculada. San Jernimo de Tunan. 1609.
norteamericano. 30 Conservndose tan escasos ejemplos de
retablos renacentistas en e! virreinato, los damos a conocer y a
estudiar, recuperando uno de los artistas nativos ms antiguos distinto modelo en la caa y capitel. Las dos puertas del taber-
-prcticamente olvidado- y con obra identificada. nculo albergan cuatro pinturas de los padres d e la Iglesia
occidental -san Gregario Magno, san Ambrosio, san Jernimo
y san Agustn- con una cartela tallada debajo y su nombre casi
EL RETABLO INMACULlSTA perdido, dorados y policromados. Estas pequeas pinturas al
leo sobre tab la muestran a los personajes afrontados, vistos de
Consta en las inscripciones de los pedestales que fue promo- perfil excepto san Agustn que aparece de tres cuartos y mirando
vido en 1609 por fray Cristbal Bcla como vicario del pueblo al espectador, las figuras monumentales ocupan todo el primer
y el gobernador don Jernimo Limailla. Nada conocemos del plano de unos interiores que se abren en el ngulo con fondos
franciscano, pero s del gobernador. Parece que ya desde 1532 de arquiteculra en perspectiva, recuerdan al cuatroccento italiano
la familia Limailla ocup e! cargo ele cacique-gobernador en la por el aspecto plano y limpio de los rdenes y elementos; la
zona hasta fines de! siglo XVII, al adquirir carcter hereditario. escena parece recrear el gabinete del humanista y su trabajo
Este gobernador fue nombrado en 1595. Con el paso de los intelectual. Sorprende apreciar el gusto por los detalles como
aos y como un signo ms de aculturacin, un descendiente un sobrio fragmento de bodegn en e! de san Ambrosio, com-
homnimo lleg a proponer al rey que instituyera una orden puesto ele un jarrn con rosas y una fruta sobre una repisa; o
"o caballera" para la nobleza indgena. 31 divisar un paisaje en lontananza por la ventana de san Gregario.
El ms antiguo es el del Crucificado rodeado de nimas, Posiblemente remitan a estampas o grabados de libros.
por e! tema de! lienzo que lo preside, aunque no creo que sea Los dos cuerpos de! retablo abarcan tres calles con nichos
la iconografa o riginal. Sobre la mesa del altar se alza una para las escululras; en e! primero y principal las cuatro columnas
ensambladu ra renacentista de variada morfologa en los cinco corintias de capiteles simplificados se levantan sobre pedestales
modelos de fustes, con cuatro pedestales y en el centro un muy sencillos, incluso puede que fueran aadidos en otra poca
sagrario flanqueado por pares de columnas abalaustradas de para ganar altura todo el conjunto, existen mutilaciones en este

LU:H.EXION[S y NOTI(:1A~ Sl '81U- ESU:LrORES y EN5Al\.IRI.AI)ORES .. 251


1I
I
acogen una tarja ovalada con cabezas de querubes en el centra,
de rica y vistosa labor de estofado y po licroma. O tro modelo
distinto luce para los pedesta les extremos d o nde leemos una
inscripcin en grandes letras doradas.3 2 En la izquierda: "EST E
RETABLO SE ACABO SIENDO VCO DESTE PVEBLO EL
PE FRA I XPOBAL BELA"; a la derecha contina; "S IENDO
GOBERNADOR DON GERNIMO LlMAILLA, AO DE
1609",
La ornamentaci n de media talla y bajorre lieve de esta
ensambladura prese nta abund antes y variados motivos aunqu e
n unca ahoga la composicin arquitectnica. Hay elernentos
geomtricos como medallones circulares, cuadrados, cruciformes
con punta de diamante, recta ngulares; ta mbin figurativos y
orgnicos como cabezas de ange lo tes, guirnaldas de paos con
frutos, jarrones con azucenas, palmas y roleos afrontados de
es tirpe clsica, palmetas en las columnillas aba laustrad as del
sagrario y sobre todo tarjas vari adas.
L'l decoracin pintada a punta de pincel con motivos vegetales
complementa a la talla ornamental en el estofad o. Hay que
destacar como en el segundo cuerpo presidido por una lnmacu~
lada aparecen alrededor de la ho rnacina los en1blemas marianos
propios de esta iconografa; incluso con la ingenua dispos icin
de las doce estrellas de la mujer del Apocali psis sobre el arco
rebajaclo,
Las tarjas, especialmente los dos modelos del banco y los dos
del prime r fr iso con bustos de franciscanos junto con la del
tercio inferio r de los fustes inted ores del primer cuerpo, pueden
vincularse con modelos europeos difun didos por esta mpas y
libros imp resos. Son derivaci o nes de los conocid os cueros
Retablo de la Inmaculada. Detalle de una tarja en bello diseno de "cueros rccOftados".
recortados, los "strapwork" de o rigen flam enco, difundidos en
la pennsula desde mediados del siglo XVl,33
cuerpo. Los fustes presentan dos modelos: los de la calle central La iconografa del retablo parece un tanto confusa, creo que
divididos en tercios: estriado, entorchado y tallado y los externos es franci scana, con los bultos redondos de la Inmaculada presi~
muestran dos tercios estriados y el tercio inferior tallado. El dicndo el segu ndo cuerpo y san Francisco a su derecha y otro
entablamento es muy sencillo, quebrado y con cierta proyeccin santo -que no llego a identificar- a la izquierda. Caracteriza al
no llega a romper la impresin estrucnlradora de la clara retcula modelo escultrico de la Virgen un manto que cubre por completo
renacentista, simplifica ndo el arquitrabe y la cornisa para dejar la cabeza e incluso arropa los brazos, responde a la trad ici n de
un ancho fr iso donde acoger reli eves decorativos y ta rj as con la segunda mitad del siglo XV34 En el primer cuerpo, clos
sa ntos franci scanos. A su vez este entablamento sirve de apoyo ann imas santas con un libro en la mano lucen su escapu lario
al segundo cuerpo de cuatro colu mnas corintias con nuevo de ri co y vistoso estofado en oro. Por ltimo entre los pedestales
modelo de fuste, el tcrcio inferior estriado y guirnaldas de paos del banco van taUados en medio relieve las figuras de san
y frutas colgadas. Cierra el conjunto otro entablamento decorado Buenaventura y santo Toms de Aquino con sus manos daadas
con cabezas de angelotes y motivos o rgnicos (rosetones), que y la derecha perdidas; los dos grandes defensores de la concepcin
ten dra un remate hoy desapa recido, pues no era habitual es ta inmaculada de la Virgen Mara.
burda ho ri zo ntalidad. Pudiera tratarse del retablo mayor original El ann imo ensamblador y escu ltor de este retablo oe 1609
del templo, desp lazado por la actua l ensambladura barroca en parece combinar con cnorme soltura el lenguaje renacentista
el testero; tampoco podemos desca rtar que el sagrario fuera del llamado plateresco espaol (desde J 530) en el sagrario de
anterior y se embutiera en el retablo de 1609, l juzgar por el columnas abalaustradas, con variados fustes de columnas corintias
excesivo desfase entre las colum nas aba laustradas y las dems. en el primer y segundo cucrpo que hablan de un protobarroco.
El dorado y policromia del retablo es de calidad, con finos Las numerosas tarjas de ntidos y secos perfiles procedentes del
y apurados detalles en la ejecucin de estofado vegetal. Destacan repertorio manierista europeo, parecen conjugarse en clave
el frente de los cuatro pedestales, los que flanquean el sagrario preciosista y decorativa.

252 RARRI le( A ["\11 U


Retablo de San Francisco. detalle de los justes con guirnaldas de frutos . Detalle de las tarjas en el banco y justes d e las columnas .

PEDRO FRANC ISCO YNCHAVACHIN, UN ENSAMBLA- recto en uno y ligero entorchado en otro. Manifiesta gran
DOR OLVIDADO flexibilid<ld a la h o ra de conjugar la me mbratura clsica al
ampliar la basa oe la columna produciendo una escocia muy
El otro eje mplo de ensambladura presenta mayor modestia ancha, a modo de car rete. El intercolumni o acoge una ce nefa
artstica aunque servir para recupera r y va lo rar a un artista de vegetal en bajorrelieve seca y menuda, parece de o tra man o
orige n indgena hasta ahora eclipsado por el dato cronolgico comparada con el aspecto nngente y jugoso de las fru tas sealadas.
d e fabricacin. D el retablo original solo s ubsiste un primer Estrechas jambas apilastradas con motivos geomtricos encade-
cue rpo sohre d banco, ya que el remate actual es claramente nad os de crculos y rectngulos enmarcan la hornacina; a la
posterior, de morfologa barroca (ve r porrada). altu ra del capitel acaba en una moldura y fragme nto de friso de
La tipologa arquitectnica de esta sencilla ensambladura es impreciso aspecto vegetal que intenta evocar un orden arquitec~
un "tabernculo" presidido hoy por una imagen de sa n Francisco, tnico en un plano ms profundo. El se ncillo entab lamento lo
va co mpuesto de una hornacina central co n venera flanqueada resuelve con rostros de angelotes entre paos y motivos geom~
por pares de colu mnas co rintias, y fustes co n el tercio infer io r tri cos de circulas y cuadrados artculados. D escansa el cuerpo
retallado de tarjas manieristas con valos en el centro, a modo del retablo sobre un banco co mp uesto de un pedestal corrido
de cabujones embutidos que recuerdan a los trabajos en piedras que avanza a cad a lado con las columnas respecto a la. hornacina
duras (tan caracterstico d el ar te y culturas prehispnicas) y central. En los frentes aparecen elegantes tarjas manieristas con
platera. Vuelve a aparecer la orna me ntacin vegeta l frutera inscripcio n es en letras doradas.
colgada de paos desde el astrgalo variando el modelo de una En la central recoge las palabras de la consagracin eucarstica
a ot ra columna; e n las interiores muestra tambin un rostro de la misa, fu ncionando en este lugar como las llamadas "sacras",
felino y otro infantil. A su vez tambin vara el fuste estr iado, colocadas sobre los altares en ricos marcos de plata; seguramente

REFLEXIONES Y ;-..i() J IClAS ~()lH{~. ~ \U !LTORES y EN~\Al"HLADORl:S.. 253


fue el retab lo de la cofrada del Santsimo Sacramento, una de Especial atractivo visual muestran los turgentes frutos colgados
las tres existentes en el templ o. La leyenda di ce: "HOC EST en los fustes: peras, g ranadas, manzanas y racimos de uvas
EN IM CORPVS MEVM. IC EST ENIM CALl X SANGVINIS alusivas a la Eucarista, que podran preludiar la ex uberancia
MEI NOVI ET ETERNI TESTAMENTI. MISTERIVM FIDH ornamental del barroco en los Andes. En contraste, llama la
QVI PRO VOBIS ET P MVLTlS EFFVNDETVR IN REMIS atencin los dos modelos de tarjas en los frentes y un terce ro
SIONE PECCATO".35 en el lateral interior de los pedestales, su aspecto plano y ranci o
La de la izquierda hace alusin a la alegra de la resurreccin sabor manierista por su lineal elegancia y precios ismo en la
de C risto nombrando al promotor de la construccin del retablo: ejecuci n nos vuelven a remitir a los modelos flamencos, en
"SVREXIT DOMINVS, DE SEPVI.CRO, ALLELVYA ALLA es te caso tambin combinados co n las llamadas ferroneries.40
ESTE TABERNACVLO MAO HAZER, EL PE FRAY BUENAA H ay un conjunto de retablos renacentistas dispersos por
DE FVENTES, SIEDO VICO OESTE PVO DE S. GERMO todo el virreinato mostrando a diversos maestros ensambladores
DE TVNA" ,36 A la derecha cita a Martn Maymachin, mayor- que recorrieron distintas ciudades e iniciando trad icio nes
domo del templo, llamando la atencin que sea un indgena en artsticas en los talleres locales. Tal es el caso de Andrs y Grnez
fecha tan temprana, y aparece el nombre del ensa mblador del H ernndez Galvn, o Bitti y Vargas, entre otros. Anterior a estos
retablo: "QVI PRO NOBIS PERPENDIT M L1GNO, ALLEL retablos de San Jernimo es el pequeo tabernculo en la Merced
VYA: ALLA. SIENDO MAYORO DESTA YGLESIA DO de Hunuco, hacia 1594, tambi n con elegantes modelos de
MARN MAYMACHIN , EN 30 DE HENO DE 1614 AOS. cartelas manieristas en el banco. 41 L'l persistencia de los modelos
PEDRO FRANCO YNCHAVACHIN ME FEC IT".J7 platerescos puede apreciarse en los de Huaro, Cai-Cai y Catea
El cronista fran ciscano Crdoba y Salinas recoge algunas en C uzco. Ms cercanos a nuestros ejemplos, por la columna
noticias de fray Buenaventura de Fuentes. Nacido en Lima, estriada y terci o inferior reta llado, es el de Chincheros, atribuid o
ejerci como guardin del convento de Huamanga y en 1624 de a Diego Cusi Gua mn entre 1600 y 1607. A estos principios del
provincial.J8 Poco sabemos en cambio de este artfice que muestra siglo XVII corresponden el de la glesia de Orapesa y los del
buen oficio y pudo haberse formado en algn taller de Lima, templo de la Asuncin en Juli. 42 La mejor ensamblad ura de
Cuzco o tal vez en la antigua Huamanga. Si est clara la conciencia este tipo existente es el antiguo de la Virgen de Copacabana, en
artstica al dejar constancia de su nombre en la misma lnea que su santuario a las orillas del lago Titicaca, por el artista Sebastin
I Francisco Tito Yupanqui. El estilo renacentista del retablo, con Acosto pa Inca en 1618, en el qu e tcnica, diseo, o rnamento,
I columnas co rintias retalladas, puede inscribirse en la llamada
fase romanista vigente a fines del siglo XVI (1580- 1600) y cultivado
formas e iconografa se dan la mano culminando toda una poca
en feliz resultado artstico.
en Lima po r el sevillano Martn Alonso de Mesa (+ 1626).39

Tarja con la inscripcin donda firma 01 ensambladof Pedro Francisco Ynchavachin .

254 RARRnCO ANDINO


NOTAS

Emilio Gmcz Piol, ''Arquitectura y ornamentacin en los primeros 13 Luisa Elena Alcal, "Imagen e historia. La representacin del
atrios fromciscanos de Mxico", en Actas del Congreso de Historia del milagro en la pintura colonial", en el catlogo de la exposicin Los
Descubrimiento, vol. IV, Madrid, 1992, pp, 213-247. Siglos de Oro en los Virreinatos de Amrica, 1550-1700, Madrid, 1999,
2 pp. 118 y ss. Sobre la iconografa que identifica a la Virgen con el
Jos Torre Revello, "Obras de arte enviadas al Nuevo Mundo en
cerro de Potos y la madre tierra, puede verse Teresa Gisbert,
los siglos XVI y XVII", en Anales del Instituto de Arte Americano e
Iconografa y mitos indgenas en el arte, La Paz, 1980. pp. 17 y ss.
Inve:;tigaciones Estticas, Buenos Aires, 1948, n' 1, pp. 87-96; Pedro
Jos Gonzlez Garda, "Algunas fuentes bibliogrficas para el arte 14 Enrique Marco Dorta, Fuentes para la Historia del Arte Hpanoamer-
hispanoamericano del siglo XVI", en Actas de Andaluca y Amrica icano, vol. 1I, Sevilla, 1960, p. 22.5; H. E. Wethey, Arquitectura
en el siglo XVI, voL n, Sevilla, 1983; Ivn A, Quintana Echcvcrra, Virreinal en Bolivia, La Paz, 1961, p. 109; Pastorelo tambin se
"Notas sobre el comercio artstico entre Sevilla y Amrica en 1586", nombraba pintor, por lo que vemos la versatilidad de la tcnica.
en Anales del Museo de Amca, nI 8, Madrid, 2000, pp, 103-110.
15 ]. de Mesa y T. Gisbert, Historia de la pintura cuzquea, Lima, 1982,
.1 Celestino Lpcz Martncz, Desde Jernimo Hemndez hasta Martnez voL 1, p. 58.
Montas, Sevilla, 1929, pp. 195-196, la ortografa la hemos actual-
izado. 16 J. de Mesa y T. Gisbert, Escultura virreinal .. , p. 82.

4 Ibid, pp. 37 y ss, existan escultores especializados en trabajos 17 Ibid, p. 83.


relacionados con las fiestas y decorados teatrales, es el caso del 18 Titus Burckhardt, Principios y mtodos del arte 8agrado, Barcelona,
famoso Juan Bautista de Aguilar, a fines del siglo XVI en Sevilla; 2000, p. 167.
trabcljaba tambin figuras de pasta, paja y lienzo. Sobre las tcnicas
ver Constantino Gan Medina, Tcnicas y evolucin de la imagineria 19 Ibid, p. 168.
policroma en Sevilla, Sevilla, 1999, pp. 83, 98, 123 y ss.
20 Paul Westheim, Ideas fundamentales del arte prehisPnico en Mxico,
5 Otro ejemplo de produccin en serie es la tcnica del vaciado en Madrid, 1987, pp. 24 y 51.
plomo, cultivada tambin en Espaa normalmente en obras de
21 lbid, p. 131.
formato menor. En Quito se generaliz durante el siglo XVIII las
mascarillas de plomo para esculturas de la popular Inmaculada Z2 Pedro Querejazu L, "la Virgen de Copacabana", en Arte y Arqueologa,
Apocalptica, cfr. Ximena Escudero Amrica y Espaa en la escu[cura nI 7, La Paz, 1981, pp. 83-92. Esta iconografa ceder con el gran
colonial quitea, Quito, 1992, p. 36; Gabriela Palmer, Sculpture in asunto de la Inmaculada; de hecho algunas versiones de la Virgen
the Kingdom of Quito, Albuquerque, 1987. de Copacabana posteriores aparece ya con la luna a sus pies, como
6 la de Chinchaypujio en Cuzco, cfr. Escultura en el Per, Lima, 1991,
Bernab Coba, Historia del Nuevo Mundo, vol. I, Madrid, 1956,
pp. 211; Pedro Querejazu Ley ton, "Sobre las condiciones de la
p.200.
escultura virreinal en la regin andina", en Arte y Arqueologa, nI 23 Ramn Gutirrez y otros, ''Aproximacin al barroco hispanoamer-
5-6, La Paz, 1978, pp. 137-151. icano en Sudamrica", en Barroco Iberoamericano, de los Andes a las
7 Jos de Mesa y Teresa Gisbert, Escu[cura virreinal en Bolivia, La Paz, Pampas, Barcelona, 1997, p.17.
1972, pp. 73 y ss. La biografa viene trascrita en pp. 259-261, por 24 J. de Mesa y T. Gisbert, Escultura virreina!. .. , p. 83 y ss.
donde la he estudiado y citado.
25 Ricardo Estabridis Crdenas, "La Virgen de Copacabana de Lima,
8 Alonso Ramos Gaviln, Historia del clebre Santuario de Nuestra obra de Diego Rodrguez", en diario El Comercio, suplemento
Seora de Copacabana y sus milagros e invencin de la cruz de Carabuco, cultural, Lima, s.f; Bernab Coba, Fundacin de Lima, Madrid,
Lima, Jernimo de Contreras, 1621; hay edicin en La Paz, 1976. 1956, voL lI, p. 454, "estuvo en una ermita que hubo pegada a la
9 Benvenuto Cellini, La Vida, edicin de Miguel Barcel, Barcelona, iglesia mayor vieja, la cual se derrib para el edificio de la nueva" ,...
1984; Giorgio Vasari, Las Vida,~ .... , (edicin de 1568), Buenos "Ha tenido el pueblo en todos tiempos mucha devocin a esta
Aires, 1945, vol. n, pp. 457-475. imagen, mayormente cuando estaba en su primera capilla o ermita
en el cementerio de la catedral; la cual ermita tena junto a la
10 Francisco Calvo SerraIler y Javier Ports, Fuente.~ de la Historia del puerta que miraba al altar mayor dos ventanas pequeas, con sus
Arte TI, Madrid, 2001, pp. 39-40. El doctor Javier Ports me sugiere rejuelas de hierro siempre abiertas, por las cuales casi a todas horas
que hay Jos ejemplos en la Espaa del siglo XVII con sentido y de la noche se hallaba gente haciendo oracin". La nueva capilla
alcance distintos. Uno es la Autobiografa de Sor Estefana de la en el barrio de San Lzaro se hizo en 1617.
Encarnacin (Madrid, c. 1610) donde cuenta como aprendi a
pintar por aficin, bajo las enseanzas de su to el pintor Alonso 26 Rafael Ramos Sosa, "Martn Alonso de Mesa, escultor y
Pez; cf. Javier Ports Prez, Pintura y pensamiento en la E~paa de ensamblador", en Anales dd Museo de Amrica, nI 8, Madrid, 2000,
Lope de Vega, Madrid, 1999, p. 63. Por otro lado parece que Velzquez p.50.
insta a Lzaro Daz del Valle a escribir su obra para enaltecerse; 27 Pude ver y fotografiar estos retablos en julio de 1997, gracias a la
cfr. Karin Hellwig, "Diego Velzquez y los escritos sobre arte de
grata ayuda y compaa de los seores Hik H. Park y Felipe Vsquez
Lzaro Daz del Valle", en Archivo Espaol de Arte, n&ordm; 265,
de Velasco Duthurburu, que me facilitaron el viaje, as como al
Madrid, 1994, p. 37. prroco de dicho templo.
11 Calancha en su crnica consigna que en 1607 ya muy anciano
28 Olinda Celestino y Albert Meyers, Las cofradas en el Per: regin
mandaron "dar ayuda de costa, con que poder sustentarse el tiempo
central, Frankfurt, 1981, pp. 83, 92 y cuadros nI 21 y 22. Carmen
que viviese puesto que no era otro su oficio que estar viviendo al
AreUano y Albert Meyers, "Testamento de Pedro Milachami, un
culto y adorno del altar", cit. por Mesa- Gisbert, O.C.p. 76, nota 8.
curaca caari en la regin de los Wanka (Per)", en Revista Espaola
l2 PieHe Duviols, La destruccin de las religiones andinas (conquista y de Antropologa Americana, nl18, Madrid, 1988, pp. 95-127.]. Heras,
colonia), Mxico, 1977, pp. 176 y ss. "Doctrinas franciscanas en el Per durante los siglos XVI, XVII y

l"<JTlTXONES 1" NUTIU\S ~::nn]{E ESClJUORES y ENSAMBT.AnURES .. 255


XVIII", en Boletn de Lima, n 1 64, Lima, 1989, pp, .13-44; Antonino _14 Susan Stratton, La Inmaculada Concepcin en el arte espaol, Madrid,
Tibesar, Comienzos de los franciscanos en el Per, Iquitos, 1991. 1989, pp. 46-47.
35 "Esto es mi cuerpo. Este es el cliz de mi sangre de la alianza nueva
29 Harold E. Wethey, Colonial mchitecture and sculpture in Peru, Cam- y eterna. M isterio de fe. Que ser derramada por vosotros y por
bridge-Massachusetts, 1949, p, 211, lmina .106, Damin Bayn y todos los hombres para el perdn de los pecados". Las inscripciones
Murillo Marx, Historia del Arte Colonial SuLlamericano, Barcelona, lleva abreviaturas en algunas palabras.
1989, p, 82, aparecen citados los dos retablos renacentistas de "San
Jernimo en Huancayo (1606)", 36 "El Seor resucit del sepulcro, aleluya, aleluya. Este retablo 10
mand hacer el padre fray Buenaventura de Fuentes, siendo vicario
30 Emilio Harth-Terr, "El indgena peruano en las Bellas Artes de este pueblo de San Gernimo de Tuna".
virreinales", en Revista Universitaria, n 1 118, Cuzco, 1960, pp, 46-
95; la noticia textual que da este arquitecto es: "INCHAY HUA- 37 "Que por nosotros muri en la cruz, aleluya, aleluya. Siendo
MACHIN, Francisco,- Ensamblador, San Jernimo de Tunan (Jauja), mayordomo de esta iglesia don Martn Maymachin, en 30 de enero
Retablo plateresco (lado izquierdo, que aun se conserva -1950-) de 1614 aos. Pedro Francisco Ynchavachin me hizo". Durante el
concertado con el mayordomo de la obra Martn Huallamachin, Encuentro el Sr. Pedro Querejazu me sugiri acertadamente que
la lectura del apellido de este ensamblador sera Inga, es decir
en 1614, cual reza en una inscripcin en l", cfr. pp. 77-78, Otras
indgena de origen noble. Algunos miembros de las familias de la
noticias sobre ensambladores en Lima, "Retablos limenos del siglo
nobleza incaica se dedicaron a actividades artsticas como Francisco
XVI", en Revista del A?Thivo Nacional dd Per, XXIII, Lima, 1959,
Tito Yupanqui, Sebastin Acostopa, Diego Quispe Tito, Juan Toms
pp.H2.
Tayru Tpac, firmando con el distintivo de lnga. Este aspecto
31 Carlos J, Diaz Rementera, El cacique en el virreinato del Per: estudio ilumina tambin sobre el posible apoyo a la nobleza y liberalidad
hi.~trico-jurdico,
Sevilla, 1977, pp. 70-71, notas 34, 35 y 36, cita un de las artes en esta sociedad virreinal, cuando los nobles incas que
expediente del Archivo General de Indias, Escribana de Cmara, estaban exentos de trabajos obligatorios como la mita ("indios
leg. 514-C, con una causa de Gernimo Lorenzo Valentn Limaylla ociosos" se les nombra como crdito de su nobleza), se dedicaban
contra Bernardino Limaylla sobre el cacicazgo principal de este a las artes. La investigadora Elzabeth Kuon me facilita el significado
repartimiento de Luringuanca en el valle de Jauja, a mediados del de la palabra quechua Auachin, "haciendo tejer", aunque no sabemos
siglo XVII. Ms adelante cita unos memoriales impresos (AGI, su alcance.
Indiferente General 640) del cacique Gernimo Limaylla sobre las 38 Diego de Crdoba y Salinas, Crnica de la religiossima provincia de
molestias que reciben los indios de Per, y pide la institucin de los doce apstoles ... , Lima, 1651, edicin de Lino G. Canedo, Wash-
una orden militar o similar para la nobleza indgena hacia 1678, ington, 1957, pp. 302, 841 y 1002.
cfr. p. 103, nota 19. Este homnimo debe ser descendiente del que
nos ocupa, sobre el cual el expediente citado recoge un decreto y 19 R. Ramos Sosa, o. c., pp. 61-63; Jess Palomero Pramo, El retablo
ttulo del cargo de gobernador el cuatro de febrero de 1595, cfr. sevillano del Renacimiento, Sevilla, 1983, pp. 192~193; E. Harth-Terr,
p. 153, nota 59. Arellano y Meyers, o. c. p. 105, citan una relacin "Retablos limeos oo.", p. 26.
de los gobernadores de Lurinwanka, existiendo una laguna desde 40 Cfr. Cita nI 33 supra.
fines del XVI a 1653.
41 Luis E. Tord, "Obras desconocidas de Prez de Alesio y Morn",
12 He respetado la ortografa original; la ahreviatura VIO creo que en Pintura en el virreinato del Per, Urna, 1989, pp. 320-329.
significa Vicario; y PE ser Padre.
42 T. Gisberty]. De Mesa, "La escultura en Cuzco", en Escultura en
33 Alfonso Rodrguez G. de Ceballos, "Motivos ornamentales en la d Per, pp. 207-208; y Jorge Flores Ochoa, Elizabeth Kuon Arce y
arquitectura de la pennsula ibrica entre Manierismo y Barroco", Roberto Samanez Argumedo, Pintura mural en el sur andino, Lima,
en Actas del XXIII Congreso Internacional de Historia del Arte 199.1, p. 87. Teresa ViUegas de Aneiva, "Las sibilas y las virtudes
(Granada, 1973), Espaa entre el Mediterrneo y el Atlntico, vol. 1I, teologales en la pintura virreinal boliviana", en Cls.~ica Boliviana,
Granada, 1976, pp. 553-559. L\ Paz, 1998, pp. 221-226.

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