Leite Ferreira Tesis 16 17
Leite Ferreira Tesis 16 17
Leite Ferreira Tesis 16 17
DOLO Y LENGUAJE:
Hacia una nueva gramtica del dolo desde la Filosofa
del Lenguaje
SEVILLA
2016
AGRADECIMIENTOS
2
incansable bsqueda de la mejora de mi tesis. Si hay algo de bien hecho en
esta tesis, mucho se debe al trabajo de mis directores Paulo y Alfonso.
3
NDICE
AGRADECIMIENTOS.......................................................................................................... 2
NDICE DE ABREVIATURAS ............................................................................................ 7
INTRODUCCIN .................................................................................................................. 9
CAPTULO I
DOLO: RACES HISTRICAS Y DESARROLLO SISTEMTICO
CAPTULO II
DOLO: EL FUNDAMENTO DEL TRATAMIENTO PENAL MS SEVERO
4
CAPTULO III
DOLO: DESARROLLOS TERICOS
CAPTULO IV
CRTICA FILOSFICA A LAS TEORAS TRADICIONALES DEL DOLO
5
d) Resumen de las conclusiones ..................................................................................... 196
1.2. LA IMPOSIBILIDAD DE VALORACIN DEL DOLO COMO ESTADO MENTAL .............. 200
2. CRTICA A LOS FUNDAMENTOS DEL DOLO NORMATIVO ........................ 205
2.1. CRTICA A LAS BASES FILOSFICAS DEL NORMATIVISMO ........................................ 206
a) El problema del conductismo ..................................................................................... 208
b) El problema del objetivismo ....................................................................................... 214
2.2. LAS DESVENTAJAS Y PELIGROS DE UN JUICIO DE IMPUTACIN ............................... 231
CAPTULO V
EL GIRO LINGUSTICO: DOLO Y LENGUAJE
6
NDICE DE ABREVIATURAS
art. artculo
AT Allgemeiner Teil
Strafsachen
CP Cdigo penal
dir. director
DP Doctrina Penal
et alii y otros
etc. etctera
FS Festschrift
Inst. Instituto
Introd. Introduccin
JZ Juristenzeitung
JA Juristische Arbeitsbltter
7
LK Leipziger Kommentar
nm. nmero
nms. nmeros
p. pgina
pp. pginas
reimp. reimpresin
RP Revista Penal
s. siguiente
ss. siguientes
t. tomo
ts. tomos
trad. traduccin
Univ. Universidad
Verl. Verlag
Vid. vase
vol. volumen
8
INTRODUCCIN
1 Tomo emprestadas las palabras de Richard RORTY en: El pragmatismo, una versin:
antiautoritarismo en epistemologa y tica. Barcelona: Ariel, 2000, pp. 18-19.
9
ofrecidas por WITTGENSTEIN en el desarrollo de sus contribuciones
filosficas.
Los dos problemas son los siguientes: (i) el problema acerca de la ratio
que fundamenta que el Derecho dispense un tratamiento penal ms severo
para el injusto doloso que para el injusto imprudente; y (ii) el problema sobre
cules elementos deben hacer parte de una concepcin adecuada de dolo y
cmo ellos deben ser comprendidos.
10
criterios que iluminan la propia intervencin estatal, en la sociedad, por
medio del Derecho penal. En otras palabras, la resolucin del problema acerca
de la ratio del dolo involucra necesariamente discutir y comprender cuales
son los fundamentos del sistema penal y de la pena.
11
A continuacin, ser finalmente enfrentado el problema de cmo se
debe proyectar las bases estructurales de una teora del dolo, desarrolladas
desde las perspectivas de la filosofa del lenguaje.
2 En ese trabajo no se abordar la cuestin referida al dolo de peligro, una vez que
demandara un estudio especfico y profundo sobre los delitos de peligro, lo que llevara a un
alejamiento de los objetivos centrales del trabajo, que es tratar de las cuestiones ms centrales
en la teora del dolo.
3 RORTY, Richard. El pragmatismo, una versin, op. cit., p. 182.
12
Dicho esto, solo nos resta invitar a los lectores, con los profesores
STUNTZ y HOFFMANN: Welcome to the strange world of criminal intent 4.
13
14
CAPTULO I
5 Para un examen ms completo y profundo acerca de las diversas teoras del dolo,
recomendamos la lectura de las siguientes obras: RAGUS I VALLS, Ramon. El dolo y su
prueba en el proceso penal. Barcelona: J.M. Bosch Editor, 1999; STUCKENBERG, Carl-Friedrich.
Vorstudien zu Vorsatz und Irrtum im Vlkerstrafrecht. Berlin: de Gruyter Recht, 2007; PREZ
BARBER, Gabriel. El dolo eventual: Hacia el abandono de la idea de dolo como estado mental.
Buenos Aires: Hammurabi, 2011.
15
El examen ser, pues, iniciado con un abordaje acerca de la
concepcin propugnada por el Derecho romano, pasando, en seguida, por el
perodo de los glosadores y posglosadores y, por fin, sern abordadas las
discusiones inmediatamente anteriores al inicio de la elaboracin sistemtica
del Derecho penal.
16
1. LAS RACES HISTRICAS DEL DOLO
Los tres marcos histricos que caracterizan las races histricas del
dolo - Derecho romano, glosadores y posglosadores y desarrollos posteriores
- constituirn, pues, los pasos que sern seguidos en este nuestro guin
histrico, que iluminar esa breve bsqueda por las races del dolo.
17
El dolo penal, en esa fase, era caracterizado por tres perspectivas: (i)
la mala intencin del agente, (ii) la mala voluntad o (iii) la voluntad dirigida a
lesionar, lo que acababa por consustanciar el denominado dolus malus10.
Adems del dolo, que era expresado por medio de una ofensa
intencional a la ley moral y del Estado, la imputacin subjetiva romana
tambin reconoca el concepto de culpa, consustanciado por una accin con
descuido o negligencia culpable11.
Otro aspecto que tena especial relevancia para los romanos era la
prueba del dolo13, una vez que, en la fase republicana, la mayora de los
delitos exigan el dolo para su caracterizacin14.
Por ese motivo, es que se desarroll la idea de que la prueba del dolo
debera ser realizada por medio del examen de las circunstancias de la accin,
es decir, la prueba del dolo era realizada ex re15.
18
En conclusin, es posible decir que, para el Derecho penal romano, el
dolo, desde el punto de vista del contenido, era expresado por la mala
intencin de agente (dolus malus), mientras que, en lo que toca a su prueba,
sta se realizaba por medio del anlisis de las circunstancias del hecho (dolus
ex re).
19
modelos distintos: El dolo como querer jurdico-causal y el dolo como querer
fctico-causal18.
20
Es importante subrayar, sin embargo, que, de acuerdo con DEMURO,
el dolus ex re de los glosadores al contrario del romano - importaba
efectivamente en una presuncin, que resulta ex ipso facto et rei evidentia 22.
22 DEMURO, Gian Paolo. Il dolo. Svolgimento storico del concetto, op. cit., p. 107.
23 DEMURO, Gian Paolo. Il dolo. Svolgimento storico del concetto, op. cit., p. 107.
24 ENGELMANN, Woldemar. Die Schuldlehre der Postglossatoren und ihre Fortentwicklung, op.
cit., pp. 53-104. De acuerdo y adoptando tal distincin tambin: DEMURO, Gian Paolo. Il dolo.
Svolgimento storico del concetto, op. cit., p. 110.
25 ENGELMANN, Woldemar. Die Schuldlehre der Postglossatoren und ihre Fortentwicklung, op.
cit., p. 65. Con esa frmula, es posible identificar que la teora del dolus generalis tiene su
origen en la doctrina del versari in re illicita imputatur omnia, quae sequuntur ex delictos,
consagrada por el derecho cannico. Cf.: DEMURO, Gian Paolo. Il dolo. Svolgimento storico del
concetto, op. cit., p. 111. As tambin: CERQUETTI, Giovanni. Il dolo, op. cit., p. 425.
26 DEMURO, Gian Paolo. Il dolo. Svolgimento storico del concetto, op. cit., pp. 110-111.
21
illicita, con dolo, sealando a ttulo de dolo el hecho dirigido a un evento no
permitido () 27
Por otro lado, el denominado dolus verus era aqul en que se exiga la
prueba efectiva y plena de que el agente haba actuado con voluntad. Era
necesaria, pues, la presencia de indicios fuertes del dolo, no habiendo, pues,
espacio para dudas (indicia indubitata)31.
27 DEMURO, Gian Paolo. Il dolo. Svolgimento storico del concetto, op. cit., p. 111. Vase que, caso
del delincuente acte con la conviccin de que su conducta no causar el evento delictivo, la
imputacin dolosa debera ser rechazada. Cf.: DEMURO, Gian Paolo. Il dolo. Svolgimento
storico del concetto, op. cit., p. 111.
28 BARTOLUS fue considerado uno de los ms grandes juristas de la edad media. Incluso
haba un adagio que afirmaba nullus bonus iurista, nisi sit bartolista, es decir, no se es un bueno
jurista si no es un bartolista.
29 ENGELMANN, Woldemar. Die Schuldlehre der Postglossatoren und ihre Fortentwicklung, op.
cit., p. 135.
30 ENGELMANN, Woldemar. Die Schuldlehre der Postglossatoren und ihre Fortentwicklung, op.
cit., pp. 135 y 138.
31 ENGELMANN, Woldemar. Die Schuldlehre der Postglossatoren und ihre Fortentwicklung, op.
cit., pp. 135 y 138.
22
verus. Adems, en los supuestos de dolus praesumptus no era posible la
aplicacin de la denominada poena ordinaria, especialmente la pena de
muerte32.
Por fin, fue desarrollada, tambin por los exegetas del Derecho
romano, la doctrina del dolus indirectus, propugnada especialmente por el
jurista espaol COVARRUVIAS33, que defenda que quien quiere la conducta
causadora, quiere tambin todo los resultados que normalmente resultan
inmediatamente de ese hecho. As, por ejemplo, quien lesiona severamente
una persona quiere tambin su muerte, cuando la vctima muere en virtud de
esa herida34.
32 ENGELMANN, Woldemar. Die Schuldlehre der Postglossatoren und ihre Fortentwicklung, op.
cit., pp. 135-136. La poena extraordinaria era aquella en que el juez no estaba vinculado a las
reglas de la justicia publice. As, era posible aplicar una pena cuando la prueba no era
conclusiva. Entre tanto, la poena extraordinaria era menor que la pena ordinaria y no podra
consistir en pena de muerte. von BAR, Carl Ludwig. A History of the Criminal Law. New
Jersey: The Lawbook Exchange, 1999, p. 239.
33 STUCKENBERG, Carl-Friedrich. Vorstudien zu Vorsatz und Irrtum im Vlkerstrafrecht, op. cit.,
p. 540. As tambin: LFFLER, Alexander. Die Schuldformen des Strafrechts in vergleichend-
historischer und dogmatischer Darstellung. Leipzig: C. L. Hirschfeld, 1895, pp. 168 y 177.
34 GRNHUT, Max. Anselm von Feuerbach und das Problem der strafrechtlichen Zurechnung.
Hamburg: Gente, 1922, p. 135.
35 ENGELMANN, Woldemar. Die Schuldlehre der Postglossatoren und ihre Fortentwicklung, op.
cit., p. 108. La traduccin es de: RAGUS I VALLS, Ramon. El dolo y su prueba en el proceso
penal, op. cit., p. 54.
23
directus) consustanciada por la malicia del fin perseguido; y (ii) una voluntad
indirecta (dolus indirectus), que es la voluntad de la causa y no del efecto, es
decir, aunque el resultado no sea objeto de la intencin, era previsible para un
hombre razonable, como efecto inextricable e inmediatamente conexo al
efecto intencionado36.
36 RONCO, Mauro. Le Radici Metagiuridiche del Dolo Eventuale. En Studi in onore di Mario
Romano, vol. 2. Napoli: Jovene, 2011, p. 1180.
37 LFFLER, Alexander. Die Schuldformen des Strafrechts in vergleichend-historischer und
dogmatischer Darstellung, op. cit., p. 168.
38 LFFLER, Alexander. Die Schuldformen des Strafrechts in vergleichend-historischer und
dogmatischer Darstellung, op. cit., p. 169.
39 Cf.: PUPPE, Ingeborg. A distino entre Dolo e Culpa. Trad. Lus Greco. Barueri: Manole,
2004, pp. 24-26.
40 Cf.: PUPPE, Ingeborg. A distino entre Dolo e Culpa, op. cit., p. 26.
24
1.3. Desarrollos posteriores
25
caracterizacin la comprobacin de que el agente podra y deba haber
previsto la posible ocurrencia del resultado acaecido44.
26
() el derecho () alcanza el comportamiento humano en el mundo y la
relacin externa con los otros hombres. El actuar jurdicamente relevante
debe ser, por lo tanto, considerado exclusivamente en un perfil emprico y
material, sin ninguna contaminacin con el perfil cognoscible de tipo
metafsico. 48
48 RONCO, Mauro. Le Radici Metagiuridiche del Dolo Eventuale, op. cit., , p. 1187.
49 FEUERBACH, Paul Johann Anselm Ritter von. Revision der Grundstze und Grundbegriffe des
und Grundbegriffe des positiven peinlichen Rechts. Band II. Chemnitz: G. F. Tasche, 1800, pp. 47 y
ss.
27
necesaria la existencia de un compromiso con la violacin del derecho,
consustanciado por el propsito derivado de la conciencia de la ilicitud52.
28
2. DOLO Y SU DESARROLLO SISTEMTICO
29
del la teora del delito57, superando la asistemtica doctrina de la imputatio,
originaria de la filosofa de PUFENDORF, que dominaba con anterioridad el
Derecho penal58.
57 Como explica MUOZ CONDE: A finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX, la Ciencia
del Derecho penal alemana alcanz su apogeo en lo que respecta al desarrollo de la dogmtica penal y,
especialmente, de la teora general del delito. El propio Liszt, pero sobre todo Karl Binding y Ernst
Beling, establecieran los fundamentos de una teora general del delito que an hoy representa la
exposicin dominante de su estructura en los manuales alemanes. MUOZ CONDE, Francisco. La
Herencia de Franz von Liszt. Mxico/DF: Ubijus: 2011, p. 13.
58 Vase: JESCHECK, Hans-Heinrich. Tratado de Derecho Penal, op. cit., p. 216. As, tambin,
BARJA DE QUIROGA que afirma: La poca de la ilustracin es () la poca del derecho natural,
en cuyo mbito la teora de la accin aparece merced a PUFENDORF (1632-1694). Esta teora ser
posteriormente trasladada al derecho penal por Bhmer (1704-1772). BARJA DE QUIROGA,
Jacobo Lpez. Tratado de Derecho Penal. Cizur Menor: Civitas, Thompson Reuters, 2010, p. 272.
Acerca de la imputacin en PUFENDORF, vase: HRUSCHKA, Joachim. La imputacin
ordinaria y extraordinaria en Pufendorf. En Imputacin y Derecho Penal: Estudios sobre la
Teora de la Imputacin. Trad. Ramon Ragus i Valls. Cizur Menor: Aranzadi, 2005, pp. 54-
88.
59 Para un breve panorama del positivismo en esa poca, vase: VORMBAUM, Thomas.
Einfhrung in die moderne Strafrechtsgeschichte. 2 ed. Berlin; Heidelberg: Springer-Verlag, 2011,
pp. 119-122.
60 ROXIN, Claus. Derecho Penal. Parte general. Tomo I, op. cit., pp. 81-85.
61 LISZT, Franz von. Tratado de Direito Penal Allemo, op. cit., p. 302. Referida divisin fue
influenciada por el concepto de antijuridicidad objetiva del derecho privado de Rudolf von
30
La parte objetiva, denominada de injusto, estaba compuesta por los
elementos de la accin, tipicidad62 y antijuridicidad63.
IHERING. Cf.: Von IHERING, Rudolf. Das Schuldmoment im rmischen Privatrecht. Giessen:
Verlag von Emil Roth, 1867, pp. 4 y ss.
62 Vase que el elemento de la tipicidad solamente fue aadido al concepto de injusto despus
de la contribucin de BELING, en 1906. Cf.: BELING, Ernest von. Esquema de Derecho Penal/La
doctrina del delito-tipo. Buenos Aires: El Foro, 2002, pp. 273-310.
63 SCHNEMANN, Bernd. Introduccin al Razonamiento Sistemtico del Derecho Penal, op. cit., p.
44.
64 LISZT, Franz von. Tratado de Direito Penal Allemo, op. cit., p. 301.
65 Acerca de la evolucin inicial del concepto de culpabilidad, afirma JESCHECK que: Los
comienzos de un concepto de culpabilidad singular se remontan a A. Merkel que, aunque en realidad
se apoy sobre la nueva teora de la imputacin, unific por primera vez el dolo y la imprudencia bajo el
concepto superior de la determinacin volitiva contraria a deber. JESCHECK, Hans-Heinrich.
Tratado de Derecho Penal, op. cit., p. 216.
66 Como subraya JESCHECK: () el concepto de culpabilidad de la estructura clsica del delito
reuna a todos los procesos espirituales y morales que ocurran en el interior del autor en la comisin
del hecho. JESCHECK, Hans-Heinrich. Tratado de Derecho Penal, op. cit., p. 218.
67 BELING, Ernest von. Esquema de Derecho Penal/La doctrina del delito-tipo, op. cit., 2002, pp. 64-
66.
68 LISZT, Franz von. Tratado de Direito Penal Allemo, op. cit., pp. 249-250.
31
de que su accin era prohibida, siendo que ese ltimo elemento (la conciencia
de la ilicitud), caracterizaba la manutencin de la idea de un dolus malus69.
32
() la actividad cientfica y el saber cientfico son distintos segn el tipo de
ciencia de que se trate. Los enunciados de las ciencias de la naturaleza son
enunciados de carcter general, los enunciados de las ciencias del espritu, en
cambio, son de carcter particular. Mientras las ciencias de la naturaleza
tratan de elaborar leyes generales referidas a clases ilimitadas de fenmenos
(ciencias nomotticas), las ciencias del espritu tratan de elaborar enunciados
referidos slo a individuos o fenmenos determinados (ciencias
ideogrficas).73
73 MORESO, Jos Juan. Ciencia Jurdica y Dualismo Metodolgico. Anuario de Filosofa del
Derecho, n. 07, 1990, p. 294.
74 JESCHECK, Hans-Heinrich. Tratado de Derecho Penal, op. cit., pp. 219-220.
75 MUOZ CONDE, Francisco. La Herencia de Franz von Liszt, op. cit., pp. 13-14.
76 Cf.: JESCHECK, Hans-Heinrich. Tratado de Derecho Penal, op. cit., pp. 220-221.
77 SCHNEMANN, Bernd. Introduccin al Razonamiento Sistemtico del Derecho Penal, op. cit.,
pp. 49-50.
33
En el sistema neoclsico, el estrato de la culpabilidad se desarroll de
acuerdo con las propuestas FRANK, formuladas en 1907, y dej de expresar
simplemente una relacin psicolgica entre el autor y el hecho, para significar
la reprochabilidad del injusto78.
34
subdividido en otros dos: el conocimiento de las distintas circunstancias del
hecho y el conocimiento de la antijuridicidad del hecho82.
82 MEZGER, Edmund. Derecho Penal: libro de estudio, Parte General. Buenos Aires: Editorial
Bibliogrfica Argentina, 1958, p. 227. Vase que, en el sistema neokantiano, la culpabilidad
pasa a ser valorada como juicio de reprochabilidad y no ms como simple vnculo psicolgico entre el
autor y el hecho por l realizado. Tal superacin se dio por medio del anlisis de los casos de
imprudencia inconciente, donde resultaba imposible la afirmacin de la culpabilidad psicolgica. En su
mbito, aparecen por la primera vez elementos normativos representado por la adicin de la exigibilidad
de conducta diversa y por la conversin del dolo en dolus malus por la asociacin de la voluntad a la
conciencia de la ilicitud. BUSATO, Paulo Csar. Direito Penal: parte geral, op. cit., p. 227.
83 Pese el innegable protagonismo de WELZEL, es importante tenerse en cuenta que: Antes
mismo de la formulacin ms completa de Welzel, algunos autores cualificados como neokantistas, von
Weber y Graf Zu Dohna, identificaron en algunos delitos acciones causales y finales, en el mismo
sentido propuesto por Welzel. BUSATO, Paulo Csar. Direito Penal: parte geral, op. cit., p. 230.
84 O un neo-ontologismo. Cf.: BUSATO, Paulo Csar. Direito Penal: parte geral, op. cit., pp. 227
y ss.
35
defenda que el sistema penal tena necesariamente que respetar la naturaleza
de las cosas, las estructuras lgico-objetivas del mundo85.
85 WELZEL, Hans. El nuevo sistema del Derecho Penal: Una introduccin a la doctrina de la
accin finalista. Buenos Aires: Editorial B de F., 2004, p. 31.
86 WELZEL, Hans. Derecho Penal: Parte General. Buenos Aires: Roque de Palma, 1956, p. 39.
87 Cf.: JESCHECK, Hans-Heinrich. Tratado de Derecho Penal, op. cit., p. 226.
88 SCHNEMANN, Bernd. Introduccin al Razonamiento Sistemtico del Derecho Penal, op. cit., p.
55.
89 En las palabras de WELZEL: () el dolo no es parte de la culpa (de la reprochabilidad), sino el
objeto de la culpa. Esto haba sido reconocido claramente por Graf zu Dohna dentro de la doctrina
reinante (Aufbau der Verbrechenslehre, p. 32). Pero fue la teora de la accin finalista la que puso la
piedra final a este desarrollo. WELZEL, Hans. Teora de la Accin Finalista, op. cit., pp. 32-33.
90 WELZEL, Hans. Derecho Penal: Parte General, op. cit., pp. 42-43.
36
tipo objetivo constitua el criterio para diferenciar delitos intentados de los
consumados91.
Justamente por eso, la maldad sala de escena para dejar sitio a otros
estados mentales diversos, caracterizadores del dolo, ya no valorativos, sino
ontolgicos-descriptivos, que variaban de acuerdo con las ms distintas
matizaciones tericas acerca del tema93.
91 De tal manera, pas a ser posible diferenciar dos hechos ontolgicamente idnticos, como
por ejemplo, la lesin corporal y tentativa de homicidio, por medio de la accin finalista. Cf.:
WELZEL, Hans. Derecho Penal: Parte General, op. cit., pp. 45-46 y 68-70.
92 WELZEL, Hans. Derecho Penal, Parte General, op. cit., p. 67. Vase que el concepto de dolo ha
sido uno de los puntos centrales de la teora finalista de WELZEL. Cf. SCHNEMANN,
Bernd. De un Concepto Filolgico a un Concepto Tipolgico del dolo. En Obras, Tomo I. Santa Fe:
Rubinzal-Culzoni, 2009, p. 418.
93 Como, por ejemplo, entre otros, voluntad, consentimiento, indiferencia, estar de acuerdo
(BGHSt 14, 240), acoger en su voluntad (RGSt 26, 243; 33, 45; 61, 159 [160]; 31, 211 [217]; 72, 36
[46]; Blei AT 32 III), asuncin del riesgo (RG 59, 3; 67, 425; 425; 76, 115 [116];
Baumann/Weber/Mitsch AT 20 nm. 48.), aprobacin (RGSt 72, 36 [43]; 76, 115), etc. PUPPE,
Ingeborg. A distino entre Dolo e Culpa, op. cit., p. 37.
94 PUPPE, Ingeborg. A distino entre Dolo e Culpa, op. cit., p. 37.
95 Cf.: WELZEL, Hans. Derecho Penal: Parte General, op. cit., pp. 173 y ss. Conforme ROXIN:
Hacia 1930 era dominante en la ciencia la denominada teora del dolo, segn la cual el dolo presupone
conocer y querer las circunstancias del hecho y adems la conciencia del injusto; ese dolus malus era
considerado como forma de culpabilidad (perteneciente a la parte interna del hecho). ROXIN, Claus.
37
En ese sentido, WELZEL advierte:
Derecho penal. Parte general. Tomo I, op. cit., p. 210. En ese sentido MUOZ CONDE afirma lo
siguiente sobre la denominada teora de la culpabilidad: Para sta el conocimiento de la
antijuridicidad no es un elemento del dolo, sino un elemento independiente dentro de la culpabilidad.
El dolo, como conocimiento y voluntad de realizar los elementos del tipo, se concibe como un dolo
natural, que no incluye el conocimiento de la antijuridicidad. MUOZ CONDE, Francisco. El
error en Derecho Penal. Valencia: Tirant lo Blanch, 1989, pp. 26-27.
96 WELZEL, Hans. Derecho Penal: Parte General, op. cit., pp. 174-175.
97 Como sostiene BUSTOS RAMREZ () tanto para el causalismo naturalista como para el
valorativo, el dolo era un elemento de la culpabilidad. El finalismo, al redefinir radicalmente el concepto
38
En suma, con el finalismo se abandon la idea del dolus malus99,
pasando el Derecho penal a adoptar una perspectiva ontolgica-descriptiva
del dolo: El denominado dolus naturalis100.
de accin como accin dirigida, posibilitara su coherente inclusin dentro de la tipicidad. BUSTOS
RAMREZ, Juan J.; HORMAZBAL MALARE, Hernn. Lecciones de Derecho Penal: Teora
del delito, teora del sujeto responsable y circunstancias del delito. Vol. II. Madrid: Trotta,
1999, p. 61.
98 Pese tal consolidacin, algunos pocos autores finalistas, como GALLAS, JESCHECK y
SCHMIDHUSER, todava sealaban la culpabilidad como una actitud interna defectuosa
del sujeto (concepcin personalizada de la culpabilidad), lo que mantena una estrecha
conexin entre dolo y maldad. Cf. HRNLE, Tatjana. Determinacin de la pena y culpabilidad.
Buenos Aires: Di Plcido, 2003, pp. 57-58.
99 Como afirma BUSTOS RAMREZ: En doctrina, como concepto antinmico al de dolo natural,
se hace referencia al de dolo malo. BUSTOS RAMREZ, Juan J.; HORMAZBAL MALARE,
Hernn. Lecciones de Derecho Penal, op. cit., p. 62.
100 Acerca del dolo finalista, VIVES ANTN consigna que, una vez: identificado el dolo con la
finalidad prejurdica de la accin, ha de concebirse necesariamente como dolo natural, y ni siquiera el
legislador puede configurarlo como dolus malus, incluyendo en l la conciencia de la antijuridicidad;
y, desde luego, siendo ese dolo natural momento esencial de la accin, ha de integrarse en el tipo de
injusto, pues el anlisis normativo no puede descoyuntar la accin sin quedar, por eso mismo, privado
de objeto. VIVES ANTN, Toms Salvador. Fundamentos del Sistema Penal. 2. Ed., Valencia:
Tirant lo Blanch, 2011, pp. 129-130.
101 La polmica, como es sabido, dio mucho que hablar a los penalistas alemanes durante muchos aos
y todava hoy permanece en numerosos Tratados y Manuales, alemanes y espaoles, como la polmica
penal del siglo XX. Ahorro, por tanto, al lector referencias especficas a la misma, que vienen en
39
2.4. Los sistemas funcionalistas y el dolo
cualquiera de estos Manuales, Tratados u obras generales de Derecho penal de Alemania, Espaa,
Portugal y la mayora de los pases latinoamericanos. S quisiera, sin embargo, destacar que antes de
estas Modernas orientaciones de 1950, a MEZGER no le haba preocupado ni poco ni mucho el
finalismo, ni lo que WELZEL, al que prcticamente nunca haba citado hasta entonces, haba dicho al
respecto. Si, ya a sus 67 aos!, lo hizo para buscar un tema lo suficientemente abstracto e
ideolgicamente poco comprometido que pudiera servir para ocultar su reciente pasado nazi, o si lo hizo
por estar realmente convencido de la necesidad de plantear el nuevo Derecho sobre estas bases y
premisas ontolgicas, es algo que no puedo probar, aunque s tenga mi opinin al respecto, que creo que
puede deducirse objetivamente comparando lo que haba escrito antes con lo que escribe ahora, pero, en
todo caso, no es el objeto principal de este trabajo y, por eso, lo dejo a la discrecin del lector, para que l
mismo saque sus propias conclusiones. Como tampoco me voy a ocupar ahora de si esta polmica
despus de todo sirvi para refinar la Dogmtica jurdico-penal hasta unos niveles realmente altos o,
por el contrario, no fue ms que una especie de guerra civil por, entre y para penalistas acadmicos sin
ninguna incidencia en la praxis y en la realidad del Derecho penal. En todo caso, s me gustara
destacar que algunos aos despus el propio MEZGER, un tanto cnicamente, es verdad, calificaba
dicha polmica como bungen am Phantom, es decir, como una especie de fantasmada sin ningn
inters prctico. MUOZ CONDE, Francisco. Edmund Mezger y el Derecho Penal de su tiempo:
Estudios sobre el Derecho Penal en el Nacionalsocialismo. 4 ed. Valencia: Tirant lo Blanch,
2003, pp. 379-381.
102 El gran marco de esa crtica fue promovido por Claus ROXIN en su obra: Poltica Criminal y
sistema del Derecho Penal. Trad. y introd. de Francisco Munz Conde. 2a Ed. 1a Reimp. Buenos
Aires: Hammurabi, 2002. As, tambin, ROXIN, Claus. Derecho Penal. Parte general. Tomo I, op.
cit., p. 203.
103 ROXIN, Claus. Poltica Criminal y sistema del Derecho Penal, op. cit., pp. 101-102.
104 ROXIN, Claus. Derecho Penal. Parte general. Tomo I, op. cit., p. 203.
40
De tal manera, con el funcionalismo se busc superar la visin
puramente ontolgica del finalismo, propugnando un rescate de las
perspectivas valorativas del neokantismo, intentando, sin embargo, no caer en
las trampas de su dualismo metodolgico105.
As, de acuerdo con esa propuesta, todos los elementos del concepto
analtico del delito deben estar funcionalmente orientados al cumplimiento de
esa misin109.
105 ROXIN, Claus. Derecho Penal. Parte general. Tomo I, op. cit., p. 203. Sobre el concepto de
dualismo metodolgico, cf.: captulo I, 2., 2.2.
106 Cf.: JAKOBS, Gnther. Sobre la normativizacin de la dogmtica jurdico-penal. Trad. Manuel
Cancio Meli y Bernardo Feijoo Snchez. Madrid: Thomson Civitas, 2003.
107 Cf.: VIVES ANTN, Toms Salvador. Fundamentos del Sistema Penal, op. cit. pp. 442 y ss.
Vase que VIVES ANTN opta por llamar el funcionalismo sistmico de funcionalismo
estratgico.
108 ROXIN, Claus. La teora del delito en la discusin actual. Lima: Grijley, 2007, pp. 42-43.
109 ROXIN, Claus. Poltica Criminal y sistema del Derecho Penal, op. cit., p. 58.
110 ROXIN, Claus. Derecho Penal. Parte general. Tomo I, op. cit., pp. 252-253.
111 ROXIN, Claus. Poltica Criminal y sistema del Derecho Penal, op. cit., p. 53.
41
El dolo sigue situado en el estrato de la tipicidad, aunque ROXIN
ubique el distinto grado de castigo entre dolo e imprudencia tambin en la
culpabilidad112 o, ms precisamente, en la responsabilidad, que es el estrato
propuesto por ROXIN como substitutivo del tradicional nivel de la
culpabilidad113.
112 ROXIN, Claus. Derecho Penal. Parte general. Tomo I, op. cit., pp. 426-427. Como afirma
ROXIN: El dolo es esencial para el tipo, porque sin l no se puede precisar en la forma que exige el
Estado de Derecho la descripcin legal del delito: pero es igualmente relevante para la culpabilidad,
porque debe delimitar la forma ms grave de la culpabilidad de la ms leve (la imprudencia) y por eso
debe configurarse su contenido de acuerdo con los principios valorativos de estas categoras. ROXIN,
Claus. Poltica Criminal y sistema del Derecho Penal, op. cit., pp. 105-106.
113 ROXIN, Claus. Derecho Penal. Parte general. Tomo I, op. cit., pp. 788 y ss.
114 ROXIN, Claus. Zur Abgrenzung von bedingtem Vorsatz und bewuter Fahrlssigkeit. Juristische
Schulung (JuS), Mnchen, (1964), 53, p. 59.
115 ROXIN, Claus. Acerca de la normativizacin del dolus eventualis y la doctrina del peligro de dolo.
En Sobre el estado de la teora del delito. Madrid: Civitas Eds., 2000, p. 177.
116 JAKOBS, Gnther. Derecho Penal, op. cit., p. 09.
42
Con eso, JAKOBS desarrolla la teora del delito como un sistema de
imputacin, propugnando que la accin es la causacin de un resultado
individualmente evitable117.
43
44
CAPTULO II
120 En ese sentido, vase el artculo 12 del Cdigo penal espaol: Artculo 12. Las acciones u
omisiones imprudentes slo se castigarn cuando expresamente lo disponga la Ley. De tal manera,
actualmente, el Cdigo penal adopta un sistema de numerus clausus, conforme exponen ORTS
BERENGUER y CONZLES CUSSAC: El Cdigo Penal espaol de 1995 ha introducido un
importante cambio en la regulacin de la imprudencia, pues segn dispone el art. 12 CP, slo se castiga
la modalidad imprudente cuando expresamente lo seala la Ley. De modo que, cuando una
determinada conducta no contiene una previsin especfica que sanciona la imprudencia, sta queda
impune (conforme al principio de intervencin mnima). Esto significa que los preceptos penales en su
mayora slo castigan la modalidad dolosa, y nicamente como excepcin se castiga penalmente la
imprudencia (sistema de incriminacin de numerus clausus). ORTS BERENGUER, Enrique;
GONZLES CUSSAC, Jos L. Compendio de Derecho Penal: parte general. 3 ed. Valencia: Tirant
lo Blanch, 2011, pp. 312-313.
121 MUOZ CONDE, Francisco, GARCA ARN, Mercedes. Derecho Penal, Parte General. 8
ed. Valencia: Tirant lo Blanch, 2010, p. 266.
45
Ese debate es extremamente relevante, puesto que, para que
tengamos un sistema penal coherente, es imprescindible que esta
diferenciacin est fundada en buenas razones, caso contrario el tratamiento
distinto consustanciar una grave fuente de injusticia.
122 Sobre la concepcin wittgensteiniana de gramtica profunda, VIVES ANTN explica que:
Generalmente, me cuido de aclarar que se trata de la gramtica profunda o filosfica (la que indaga
las condiciones universales que rigen la produccin de significados) y no a la gramtica superficial
sea prescriptiva o descriptiva que se refiere a las reglas de un lenguaje dado y determina slo cmo
hablamos nuestros lenguajes. VIVES ANTN, Toms Salvador. Fundamentos del Sistema Penal,
op. cit., p. 47.
123 HASSEMER, Winfried. Persona, mundo y responsabilidad, bases para una teora de la
imputacin en Derecho Penal. Trad. de Francisco Muoz Conde y Mara del Mar Daz Pita.
Bogot: Themis, 1999, pp. 68-69.
124 HASSEMER, Winfried. Persona, mundo y responsabilidad, op. cit., pp. 68-69.
46
Para ello, se analizar inicialmente cules son los fundamentos que las
teoras tradicionales han ofrecido para justificar el distinto tratamiento penal
entre el injusto imprudente y doloso.
47
1. LA FUNDAMENTACIN TRADICIONAL
Esa influencia romana persisti por muchos aos, de modo que, por
un largo tiempo, el fundamento de la mayor punicin del dolo se apoyaba
bsicamente en la idea de que quien actuaba as tena internamente un
pensamiento o sentimiento malo127 y, por lo tanto, mereca un castigo ms
severo que quien cometiese un hecho sin esa maldad o, incluso, ni siquiera se
impondra castigo.
125 La idea de mala intencin (bse Wille) ya era adoptada en la vieja imputacin moral en
Aristteles y la tica estoica, as como en el derecho religioso, como en el cristianismo, siendo
que tal idea ya era conocida desde el viejo testamento e incluso en el Corn. STUCKENBERG,
Carl-Friedrich. Vorstudien zu Vorsatz und Irrtum im Vlkerstrafrecht, op. cit., pp. 410-411. Sobre
la imputacin subjetiva en Aristteles, Hobbes, Feuerbach, Kant y Hegel, vase: KHLER,
Michael. La imputacin subjetiva, op. cit., pp. 72-76.
126 Sobre el dolus malus en el perodo de Ulpiano, BARJA QUIROGA afirma: Todo el Ttulo III
del Libro IV de Digesto est dedicado y lleva por rbrica del Dolus Malus. ULPIANO, acepta la
definicin de Labeon y por ello lo define: dolum malum esse omnen calliditatem, fallaciam,
machinationem ad circumveniendum, fallendum, decipiendum alterum adhibitam, es decir, dolo malo
es toda astucia, falacia o maquinacin empleada para sorprender, engaar o defraudar a otro. Tambin
nos explica ULPIANO que al trmino dolo se le aadi el de malo, pues, tambin existe un dolo bueno
que se utiliza para los casos de astucia o de maquinar alguna cosa contra el enemigo o el ladrn.
BARJA DE QUIROGA, Jacobo Lpez. Tratado de Derecho Penal, op. cit., p. 469.
127 MAYER, Hellmuth. Strafrecht, Allgemeiner Teil. Stuttgart; Kln: Kohlhammer, 1953, p. 251.
48
En consecuencia, una decisin acerca de la imputacin subjetiva
dependa de la siguiente evaluacin: Si el autor haba actuado con maldad, se
valoraba la conducta como dolosa, si haba actuado por necedad, estupidez,
se valoraba como meramente imprudente128.
128 Esa es la posicin de STURM, citado por ENGISCH, Karl. Untersuchungen ber Vorsatz und
Fahrlssigkeit im Strafrecht. Aalen: Scientia, 1964, p. 51. Sobre el tema, vase tambin: RAGUS
I VALLS, Ramon. El dolo y su prueba en el proceso penal, op. cit., pp. 36-38.
129 Como una de las excepciones se puede citar: ENGISCH, Karl. Die Lehre von der
Willensfreiheit in der strafrechtphilosophischen Doktrin der Gegenwart. 2a ed. Berlin: Gruyter, 1965,
p. 60.
130 Aparentemente ALBRECHT llega a la misma conclusin: El Derecho Penal clsico, fundado
en si mismo, no tenia todava ninguna necesidad de informacin criminolgica, pues no tena todava la
posicin de un instrumento de control social. La pena busca a la retribucin de un hecho punible
cometido en el pasado. El mal de la pena compensa el mal del hecho, para el bien de la autoridad de la
ley lesionada. La teora clsica del Derecho Penal era una disciplina dogmtico-normativa sin cualquier
49
tratamiento punitivo ms severo para el injusto doloso era la idea de que un
mal mayor (dolo) se pagaba con otro mal en grado de severidad proporcional
(pena mayor) o, como afirmaba GROCIO, poena est malum passionis, quod
infligitur propter malum actionis131.
50
estado mental utilizado como criterio para su caracterizacin, es decir, la
valoracin negativa del estado mental consustanciaba la valoracin negativa
del dolo.
133 LAURENZO COPELLO, Patricia. Dolo y conocimiento. Valencia: Tirant lo Blanch, 1999, p.
104.
134 HASSEMER, Winfried. Persona, mundo y responsabilidad, op. cit., p. 69. Incluso, todava hoy,
el tema de la ratio para una pena ms severa para los delitos dolosos no tiene obtenido la
importancia que merece, conforme advierte SCHNEMANN: Sorprendentemente, esta
cuestin realmente central siempre es tratada por la doctrina muy brevemente, e incluso las largas
monografas se ocupan de ella en muy pocas pginas; cfr., por ejemplo, FRISCH, Vorsatz und Risiko
(supra, nota 7), pp. 102 ss. SCHNEMANN, Bernd. De un Concepto Filolgico a un Concepto
Tipolgico del dolo, op. cit., p. 427.
135 A ttulo de ejemplo de esa ausencia de una fundamentacin expresa cuando del trato
acerca del tema del dolo, se puede indicar el Tratado de Derecho Penal de JESCHECK. l
51
Esa nueva discusin fue promovida justamente con el objetivo de
superar los problemas de una visin puramente naturalista, sea ontolgico-
valorativa (dolus malus), sea ontolgico-descriptiva (dolus naturalis), es decir,
buscaba superar una visin del dolo desvinculada de cualquier criterio
poltico-criminal.
sostiene que el Derecho Penal debe tener una funcin preventiva y de proteccin a los bienes
jurdicos (JESCHECK, Hans-Heinrich. Tratado de Derecho Penal, op. cit., pp. 04-08). Entre tanto,
al tratar del tema del dolo, simplemente afirm, sobre esa cuestin, que: La regla general es
que el Derecho penal exige el dolo para el tipo subjetivo mientras que el castigo de la actuacin
imprudente se erige en la excepcin. Esto se deriva de la disposicin general relativa a la redaccin de
los preceptos penales, segn la cual, el comportamiento doloso es punible y el imprudente impune
cuando este ltimo no est conminado expresamente con una pena ( 15). JESCHECK, Hans-
Heinrich. Tratado de Derecho Penal, op. cit., p. 312.
136 ULZURRUN LLUCH, Marina Sanz-Diz de. Dolo e imprudencia, op. cit., pp. 249-250.
52
visiones sistemticas sobre la teora del delito, propugnadas por el
funcionalismo teleolgico y por el funcionalismo sistmico.
137 SCHNEMANN denomina estos dos grupos como limitada objetivacin posmoderna (el
primer) y total objetivacin posmoderna (el segundo). SCHNEMANN, Bernd. De un
Concepto Filolgico a un Concepto Tipolgico del dolo, op. cit., p. 420.
53
distincin cualitativa, una vez que, entre el acto doloso y el imprudente, hay
una distinta postura del autor ante el Derecho138.
138 ROXIN, Claus. Zur Abgrenzung von bedingtem Vorsatz und bewuter Fahrlssigkeit, op. cit., p.
61.
139 Comparten la tesis de ROXIN, entre otros: LUZN PEA, Diego-Manuel. Curso de Derecho
Penal, Parte General I. Madrid: Ed. Universitas, 1996, p. 428; PREZ MANZ, Mercedes.
Dificultad de la prueba de lo psicolgico y naturaleza normativa del dolo. Estudios penales en
homenaje a Enrique Gimbernat / Carlos Garca Valds... [et al.], (coordinadores) Madrid:
Edisofer, 2008, p. 1457; STRATENWERTH, Gnter. Derecho Penal: Parte General, El hecho
punible, vol. I. traduccin de Manuel Cancio Meli, Marcelo A. Sancinetti. Madrid: Thomson-
Civitas, 2005, p. 148. HASSEMER, Winfried. Persona, mundo y responsabilidad, op. cit., p. 71.
MUOZ CONDE, Francisco, GARCA ARN, Mercedes. Derecho Penal, Parte General, op. cit.,
p. 266; FRISCH, Wolfgang. Vorsatz und Risiko. Kln, Berlin, Bonn, Mnchen: Carl Heymanns
Verlag, 1983, p. 498 y ss. PUPPE, Ingeborg. Vorsatz und Zurechnung. Heidelberg: Decker &
Mller, 1992, pp. 39-40.
140 ROXIN, Claus. Derecho Penal. Parte general. Tomo I, op. cit., p. 427.
141 Vase que ROXIN no defiende la necesidad de una ubicacin tajante de los elementos del
delito en cada una de sus categoras sistemticas. Cf.: ROXIN, Claus. Derecho Penal. Parte
general. Tomo I, op. cit., p. 227.
142 ROXIN, Claus. Derecho Penal. Parte general. Tomo I, op. cit., p. 427.
54
Es por esas razones que ROXIN, desarrollando una idea inicial de
ENGISCH143, estableci, en la existencia de una decisin a favor de la posible
lesin de los bienes jurdicos protegidos, el fundamento principal para el
reconocimiento del mayor nivel de culpabilidad en los delitos dolosos144.
143 De acuerdo con HASSEMER: Despus de que ENGISCH, ya en 1930, subrayara la actitud (del
agente) hacia el mundo de los bienes jurdico como criterio de distinto nivel de reprochabilidad de la
lesin dolosa o culposa, esta idea ha sido ms tarde enriquecida y perfeccionada. HASSEMER,
Winfried. Persona, mundo y responsabilidad, op. cit., p. 69. Von LISZT tena ya una propuesta
similar, en el tema de la vinculacin al bien jurdico, cuando afirm que: () el dolo podra y
debera ser definido como la conciencia del autor de que su acto ataca, lesionando o poniendo en peligro,
los intereses jurdicamente protegidos, ya sean de un individuo o ya sean de la colectividad. LISZT,
Franz von. Tratado de Derecho Penal, op. cit., p. 414.
144 ROXIN, Claus. Zur Abgrenzung von bedingtem Vorsatz und bewuter Fahrlssigkeit, op. cit., p.
59.
145 ROXIN, Claus. Derecho Penal. Parte general. Tomo I, op. cit., pp. 223 y ss.
55
Ello porque, al proceder de tal manera, ROXIN acaba por mezclar, en
un mismo plano, perspectivas vinculadas a la filosofa (teora del
conocimiento) con propuestas sociolgicas (teora de la pena), lo que acaba
por resultar en propuestas distorsionadas. En otras palabras, el modo de
comprender como el hombre conoce y se manifiesta en el mundo no parte de
los mismos parmetros utilizados en el modo de desarrollar las estrategias
que un Estado puede utilizar para coordinar las acciones de sus ciudadanos.
146 VIVES ANTN, Toms Salvador. Fundamentos del Sistema Penal, op. cit., p. 457.
56
decir, parafraseando VIVES ANTN, ROXIN mira los objetivos del Derecho
penal, la fundamentacin del dolo y la forma de conocimiento del dolo a
travs de una misma lente empaada147.
147 VIVES ANTN, Toms Salvador. Fundamentos del Sistema Penal, op. cit., p. 457.
148 Vale la pena citar un ejemplo expuesto por ROXIN y su fundamentacin, para constatar
que l presenta una explicacin ad hoc y no generalizable para justificar la afirmacin de la
existencia de una decisin dolosa: Cuando p. ej. alguien, a pesar de la advertencia de su
acompaante, adelanta de manera arriesgada y provoca as un accidente, este accidente no estar
causado por regla absolutamente general dolosamente, sino slo por imprudencia consciente, aunque el
sujeto hasta aqu como es el caso de la correa de cuero conoca las posibles consecuencias e incluso
se le haba advertido de ellas. La diferencia radica sin embargo en que el conductor, en tal situacin y
pese a su conciencia del riesgo, confa en poder evitar el resultado mediante su habilidad al volante,
pues de lo contrario desistira de su actuacin, porque l mismo sera la primera vctima de su
conducta. Esta confianza en un desenlace airoso, que es ms que una dbil esperanza, no permite llegar
a una decisin en contra del bien jurdico protegido. Sin duda se le puede reprochar al sujeto su
descuidada negligencia o ligereza y castigarle por ello, pero como no ha tomado decisin alguna en
contra de los valores jurdicos tpicamente protegidos (como aqu la vida, la integridad corporal, la
propiedad ajena), aquel reproche es ms atenuado y merece slo la pena de la imprudencia. ROXIN,
Claus. Derecho Penal. Parte general. Tomo I, op. cit., pp. 425-426. Cmo ROXIN sabe que el
autor confa en que todo saldr bien? Qu criterios utiliz para llegar a esa conclusin? Ser
que el simple hecho de que el autor pudiera ser tambin vctima del desenlace lesivo autoriza
la conclusin de que confiaba que nada iba acaecer? En un momento posterior, ROXIN utiliza
como criterios para la identificacin de la decisin por la posible lesin al bien jurdico
justificaciones como: () se puede decir que hay que afirmar el dolo eventual cuando el sujeto
cuenta seriamente con la posibilidad de la realizacin del tipo, pero a pesar de ello sigue actuando para
alcanzar el fin perseguido, y se resigna as sea de buena o de mala gana a la eventual realizacin de
un delito, se conforma con ella. (p. 427) Utiliza, tambin, expresiones como tomar en serio el
57
Como bien advierte SCHNEMANN, el criterio utilizado por ROXIN
resulta en algo vaco de contenido, ya que el concepto de decidirse en s mismo
genera ms interrogantes que respuestas 149.
riesgo (p. 429). As, es posible constar que los criterios presentados no son claros o son, para
decir lo mnimo, vacilantes.
149 SCHNEMANN, Bernd. De un Concepto Filolgico a un Concepto Tipolgico del dolo, op. cit.,
p. 428.
150 ROXIN, Claus. Derecho Penal. Parte general. Tomo I, op. cit., p. 427.
58
Nos parece que con ello pretende dotar el dolo de un contenido
normativo, es decir, quiere afirmar que:
151 ROXIN, Claus. Derecho Penal. Parte general. Tomo I, op. cit., p. 429.
152 ROXIN, Claus. Derecho Penal. Parte general. Tomo I, op. cit., p. 447.
153 A ese respecto, confirase: Captulo IV, 2.1.
59
intervencin la accin humana y pasa a evaluar algo externo a la accin: El
peligro.
Es posible afirmar, pues, que esa es una propuesta que puede generar
injusticias y, por ende, erosionar la funcin preventiva del Derecho penal,
como se expondr con mayor detalle en el momento adecuado de este trabajo.
60
fundamentacin normativa acerca de la ratio del tratamiento penal
diferenciado y ms severo para las conductas dolosas.
155 Durante los aos JAKOBS viene cambiando sus planteamientos y es posible identificar tres
fases de su pensamiento, en lo que se refiere a la teora de la pena. Una primera fase, en que
adopta una visin psicologicista de la pena. Una segunda, en que propone un concepto
funcional de retribucin. Por fin, la tercera y actual, en que sostiene una recognitivizacin de
la teora de la pena. Sobre esa evolucin vase: CANCIO MELI, Manuel; FEIJOO
SNCHEZ, Bernardo. Introduccin. En JAKOBS, Gnther. La pena estatal. Madrid: Thomson
Civitas, 2006, pp. 27-53. Sobre esa su ltima posicin, confirase tambin: JAKOBS, Gnther.
System der strafrechtlichen Zurechnung. Frankfurt am Main: Vittorio Klostermann, 2012, pp.
13 y ss.
156 JAKOBS, Gnther. La pena estatal, op. cit., p. 138.
157 JAKOBS, Gnther. La pena estatal, op. cit., p. 138.
158 JAKOBS, Gnther. La pena estatal, op. cit., p. 142.
61
una rplica, que tiene lugar a costa del infractor, frente al cuestionamiento de la
norma 159.
159 JAKOBS, Gnther. Derecho Penal, op. cit., p. 14. Recientemente, JAKOBS ha reafirmado esa
posicin al sostener que: () la pena tiene la tarea de realizar, efectivamente, en el cotidiano, la
fuerza orientadora de la norma, cuya validad es puesta en cuestin por el autor por medio de la
violacin a la norma. As, si no se pretende debilitar la validad de la norma, la violacin necesita de una
respuesta. JAKOBS, Gnther. System der strafrechtlichen Zurechnung, op. cit., p. 15.
160 JAKOBS, Gnther. Derecho Penal, op. cit., p. 312.
161 JAKOBS, Gnther. Derecho Penal, op. cit., pp. 312-313.
162 JAKOBS, Gnther. Gleichgltigkeit als dolus indirectus. Zeitschrift fr die gesamte
Strafrechtswissenschaft (ZStW), Berlin, 114 (2002), p. 594.
163 RAGUS I VALLS est de acuerdo con JAKOBS, en lo que toca a la fundamentacin de la
mayor severidad de pena para los delitos dolosos, al argumentar que: La teora de la
prevencin general planteada en los termos que hace Jakobs consigue dar una solucin satisfactoria en
trminos preventivos sobre el porqu de la pena agravada de los delitos dolosos. Al autor doloso se le
impone la pena como contrarrplica a la afirmacin que se extrae de su hecho de que para l una
determinada norma jurdica no tiene validez. La imposicin de pena muestra a los dems ciudadanos
62
Lo que llama, desde el principio, la atencin en la propuesta de
JAKOBS es que tiene un fuerte paralelismo metodolgico con la teora de
ROXIN.
que dicha afirmacin es errnea y que la norma sigue rigiendo, lo que les permitir seguir contando con
ella en sus orientaciones futuras. Por el contra, al autor imprudente basta con imponerle en ciertos
casos una pena menor, simplemente para garantizar los estndares objetivos de peligro. RAGUS I
VALLS, Ramon. El dolo y su prueba en el proceso penal, op. cit., p. 42.
164 Eso por que el Derecho Penal para JAKOBS no busca proteger bienes jurdicos, sino que la
vigencia de la norma. Para el referido autor, el Derecho penal garantiza entonces la expectativa de
que el otro es fiel al Derecho o, en caso contrario, se comporta de manera culpable, con total
independencia de su estado psquico conocimiento o no conocimiento -, el cual tampoco puede
pronosticar nadie en una sociedad annima, por lo que regirse por l interfiere en la prestacin de
orientacin que realiza el Derecho. JAKOBS, Gnther. Dogmtica de Derecho Penal y la
configuracin normativa de la sociedad. Madrid: Thomson Ed. Civitas, 2004, p. 33
165 SCHNEMANN, Bernd. De un Concepto Filolgico a un Concepto Tipolgico del dolo, op. cit.,
p. 427.
63
criterios distintivos claros, promovindose conceptuaciones vacas de
contenido.
64
considerado como infidelidad jurdica (dolo) y, por ende, merecedor de pena
ms grave.
65
2. HACIA UNA FUNDAMENTACIN LINGSTICA
166 VIVES ANTN, Toms Salvador. Fundamentos del Sistema Penal, op. cit., p. 253.
167 ROXIN, Claus. La teora del delito en la discusin actual, op. cit., pp. 42-43.
168 FRISCH, Wolfgang. Vorsatz und Risiko, op. cit., p. 40.
169 VIVES ANTN, Toms Salvador. Fundamentos del Sistema Penal, op. cit., p. 1060.
66
La cuestin, entre tanto, que se debe enfrentar a continuacin, es
identificar - y aqu reside la gran discordancia de este trabajo con las
propuestas funcionalistas cules son las mejores vas para alcanzarse ese
objetivo de prevencin y, como consecuencia, identificar si, de hecho, es una
buena estrategia para el Derecho penal promover un tratamiento penal ms
severo para los casos de dolo.
Toda norma penal tiene, obviamente, entre otros fines, el de hacer que
la gente cumpla sus prescripciones y, para ello, el Estado debe desarrollar una
estrategia poltico-criminal.
170 Que consiste en un: temor ante la posibilidad de un castigo, atraccin ante la posibilidad de
proteccin. HABERMAS, Jrgen. Teora de la Accin Comunicativa, vol. II, Crtica de la Razn
Funcionalista. Madrid: Taurus, 1992, p. 257.
171 Es decir: vinculacin sentimental. HABERMAS, Jrgen. Teora de la Accin Comunicativa,
vol. II, op. cit., p. 257.
67
(ii) la confianza motivada racionalmente, que est basada en un
acuerdo fundado, en el caso de una sealada capacidad de la persona de responder a
sus actos en la interaccin, o en el caso de un saber que la persona dispone 174.
68
pretensin de legitimidad176 que debe iluminar un Estado de Derecho, que
presupone una actuacin estatal no arbitraria y respetuosa a los derechos
fundamentales177.
176 Cf.: JIMNEZ REDONDO, Manuel. Estudio preliminar. En VIVES ANTN, Toms
Salvador. Fundamentos del Sistema Penal. Op. cit., pp. 87-88.
177 VIVES ANTN, Toms Salvador. Fundamentos del Sistema Penal, op. cit., pp. 685 y ss.
178 HONNETH, Axel. La Lucha por el Reconocimiento: Por una gramtica moral de los conflictos
sociales. Trad. de Manuel Ballestero. Barcelona: Crtica, 1997, pp. 16-17.
179 HONNETH, Axel. La Lucha por el Reconocimiento, op. cit., pp. 17-18.
69
() la tolerable subordinacin de todos los sujetos a un poder soberano
absoluto no puede ser sino el resultado racional de un clculo instrumental
de intereses de cada uno. 180
70
HEGEL defenda que la tesis de FEUERBACH funcionaba como
cuando uno levanta el garrote frente a un perro, y el hombre ya no es tratado segn su
honor y libertad, sino como un perro184.
184 HEGEL, Georg W. F. Rasgos Fundamentales de la Filosofa del Derecho o compendio de Derecho
Natural y Ciencia del Estado. Trad. Eduardo Vsquez. Madrid: Biblioteca Nueva, 2000, 9,
adicin, p. 170.
185 Sobre los efectos de empricos de la amenaza, es interesante lo que habla TYLER acerca de
los estudios de Kurt LEWIN: Una distincin experimental clave introducida en el enfoque de la
pesquisa de Lewin fue el comportamiento de estudiantes mientras el lder est presente y el
comportamiento mientras el lder estaba ausente. Fue descubierto que cuando un lder de un grupo
autocrtico dejaba la aula, el comportamiento de los jvenes cambiaba (el tiempo de trabajo de los nios
bajaba del 52% para 16%). Cuanto el lder era democrtico, ese cambio no ocurra (p. ej. el tiempo de
trabajo bajaba solamente del 50% para el 46%). Por lo tanto, cuando el tiempo era motivado por medios
democrticos, los nios trabajan independientemente de la presencia de la autoridad presentndoles
recompensas y/o sanciones. Lewin argumenta que un liderazgo democrtico, con participacin,
involucra la motivacin interna de los nios. As su comportamiento no es ms vinculado a la
presencia de fuerzas externas representadas por el lder. En lugar de eso, el comportamiento fluye de la
motivacin interna de lo que los nios quieren hacer o sienten que deben hacer. TYLER, Tom R.
Why people cooperate. Princeton: Princeton Univ. Press, 2011, p. 04.
186 HASSEMER, Winfried; MUOZ CONDE, Francisco. Introduccin a la Criminologa.
Valencia: Tirant lo Blanch, 2001, p. 306
187 Basta recordar los absurdos preventivistas de la teora de la pena propuestos por el
programa de Marburgo. Cf.: ALBRECHT, Peter-Alexis. Criminologia, op. cit., p. 03. Sobre el
71
De igual modo, incluso en un Estado Democrtico de Derecho, la
apuesta exclusiva en el poder de intimidacin de las normas penales genera el
terrible efecto colateral de la invasin excesiva en la vida de los ciudadanos188,
cuyos objetivos preventivos, adems, solo funcionan bajo una fuerte
vigilancia y un eficiente trabajo de control de las agencias de represin.
cambio de una visin retribucionista para una preventivista en von LISZT y en el programa
de Marburgo, vase: MUOZ CONDE, Francisco. La Herencia de Franz von Liszt, op. cit., pp.
18-19.
188 Cf.: ROXIN, Claus. La teora del delito en la discusin actual, op. cit., p. 81.
189 Vase: ALBRECHT, Peter-Alexis. Criminologia, op. cit., p. 87.
190 HONNETH, Axel. La Lucha por el Reconocimiento, op. cit., p. 168.
191 Igualmente, vase: KINDHUSER, Urs. Pena y culpabilidad. En el Estado Democrtico de
Derecho. Lima: Ara Editores, 2009, pp. 24-26.
192 Vase que la eventual influencia de la coaccin psicolgica en la actitud de los ciudadanos,
adems, es fundada en una falsa percepcin, como advierte ROBINSON: La mayora de los
ciudadanos se asombraran de los bajos que son los porcentajes de sancin, lo que sugiere que la
percepcin de tales porcentajes es mayor de lo que realmente son. Afortunadamente para la disuasin,
la gente tiende a sobreestimar la probabilidad de ocurrencia de eventos inusuales. Este error es til
72
que el modelo de la coaccin psicolgica no debe ser simplemente sustituido
por el modelo de motivacin racional, sino que ha de ser complementado 193.
porque lo que cuenta para efecto disuasorio es la tasa percibida de sancin, y no la real. ROBINSON,
Paul H. Principios distributivos del Derecho Penal. Madrid: Marcial Pons, 2012, p. 64.
193 HONNETH, Axel. La Lucha por el Reconocimiento, op. cit., p. 200.
194 HABERMAS, Jrgen. Teora de la Accin Comunicativa, vol. II, op cit., p. 265.
195 Defendiendo tambin un papel secundario a la presin instrumental de la represin legal,
es la posicin de KINDHUSER, Urs. Derecho penal de la culpabilidad y conducta peligrosa.
Bogot: Univ. Externado de Colombia, Centro de Investigaciones de Derecho Penal y
Filosofa del Derecho, 1996, p. 40.
73
(prevencin general positiva), es importante comprender antes como se da el
funcionamiento de la norma penal.
196 Como afirma HRNLE: Es difcil negar que las leyes penales tienen un objetivo: se trata de un
acto de comunicacin. HRNLE, Tatjana. Straftheorie, op cit., p. 07.
197 Vase que las normas penales no se restringen a las normas incriminadoras. Cf.:
HASSEMER, Winfried. Persona, mundo y responsabilidad, op cit., p. 115.
198 En ese sentido, vase lo que sostienen COBO DEL ROSAL y VIVS ANTN: () las
normas aparecen en el lenguaje. Y aparecen como directivas de conducta que pretenden ser vlidas. Esa
validez remite a una justificacin argumental, de la que no exonera la pertenencia de la norma al
derecho vigente (pues el tipo de razones en virtud de las cuales cabe entender justificada una directiva
de conducta determinan, a la vez, su significado directivo).
Desde esta perspectiva procedimental habra que prescindir de la cuestin de si la norma es un
imperativo, un juicio de valor o ambas las cosas y analizar la posible contradiccin entre sus
pretensiones de validez y la concreta accin que se pretende enjuiciar conforme a ella. COBO DEL
ROSAL, Manuel; VIVS ANTN, Toms Salvador. Derecho Penal, Parte General. 5 Ed.
Valencia: Tirant la Blanch, 1999, pp. 273-274. Y, como afirma VATTIMO: toda pretensin de
validez () est fundada en una factible puesta en comn (condivisibilit) del proyecto que propone.
VATTIMO, Gianni. Presentacin. En RORTY, Richard. Una tica para los laicos, Buenos Aires:
Katz, 2009, p. 11.
74
deben traer subyacentes buenas razones, con el objetivo de construir una
pauta mnima y justa de convivencia social199.
199 As tambin VIVES ANTN: () las normas jurdicas les es inmanente una dimensin de
validez, pretensin de validez, que puede venir o no venir respaldada por la correspondiente clase de
razones; y la clase de razones capaces de cubrir o dejar al descubierto tal pretensin de la norma
jurdica consiste en un articulado conjunto de razones concernientes a cmo queremos vivir, de razones
concernientes a la equidad de los compromisos entre las distintas proyecciones valorativas, de razones
de tipo tcnico y de razones de tipo moral. VIVES ANTN, Toms Salvador. Fundamentos del
Sistema Penal, op. cit., p. 101. Las normas penales deben, pues, estar fundadas en bienes
jurdicos. Sobre de la concepcin de bien jurdico de VIVES ANTN, que aqu se adopta,
vase lo que asevera MARTNEZ-BUJN PREZ: () el bien jurdico es entendido por VIVES
as, simplemente, como una razn o conjunto de razones. Y por ello hablamos, en suma, de un
entendimiento procedimental y no sustancial. Un entendimiento en el que lo caracterstico no es
aceptar, sin ms, como bienes jurdicos dignos de proteccin aquellos que el legislador, por el
procedimiento democrtico, haya seleccionado (eso es, caracterizar el bien jurdico en trminos de
objeto), sino concebir el bien jurdico en trminos de justificacin, y, en concreto, como un momento del
proceso de justificacin racional de la limitacin de la libertad, en virtud del cual lo que se pretende es
determinar las razones que pueden justificar inmediatamente el delito y la pena. MARTNEZ-
BUJN PREZ, Carlos. Derecho Penal Econmico y de Empresa: parte general. 3 ed. Valencia:
Tirant lo Blanch, 2011, p. 142. Cf. tambin: VIVES ANTN, Toms Salvador. Fundamentos del
Sistema Penal, op. cit., p. 829.
200 La aceptacin de la norma es comprendida en la sociologa del derecho como su observancia en
consecuencia de la afirmacin interna de su legitimidad. SCHNEMANN, Bernd. Die Akzeptanz
75
As, para que funcione la prevencin general positiva, vista desde una
perspectiva lingstica, la norma tiene que, metafricamente hablando,
aconsejar a la gente que sea racional201 y que acepte la orden legtima202.
von Normen und Sanktionen aus der Perspektive der Tatproportionalitt. En Tatproportionalitt:
normative und empirische Aspekte einer tatproportionalen Strafzumessung. Heidelberg: C.
F. Mller, 2003, p. 185. Conforme HABERMAS: Los destinatarios de las normas slo pueden ser
suficientemente motivados a una observancia general de las normas si han internalizado los valores
encarnados en esas normas. HABERMAS, Jrgen. Facticidad y Validez: Sobre el derecho y el Estado
democrtico de derecho en trminos de teora del discurso. Trad. Manuel Jimnez Redondo, 6 ed.
Madrid: Trota, 2010, p. 132.
201 Utilizndose de las palabras de VATTIMO: la racionalidad de un discurso consiste en su
presentabilidad decente a los dems. VATTIMO, Gianni. Presentacin, op. cit., p. 12.
202 Como afirma VIVES ANTN: () el derecho positivo moderno, al haber juridificado sus
propias condiciones de produccin legtimas, regula un proceso de formacin de la opinin y la
voluntad, es decir, regula un proceso de (en el mejor de los casos) uso pblico de la razn o (en todo
caso) de uso de la razn social (que, mientras seamos seres hablantes, tiene a aqul como medida
interna), regula, digo, un proceso de formacin de la opinin y la voluntad polticas que aseguran y
aun garantizan al derecho una constante tensin interna entre positividad, facticidad de la razn social
y validez ideal. VIVES ANTN, Toms Salvador. Fundamentos del Sistema Penal, op. cit., p. 110.
203 RORTY, Richard. El pragmatismo, una versin, op. cit., p. 224.
204 Como bien afirma VIVES ANTN: para enjuiciar la validez de una norma penal cualquiera, es
preciso articular su pretensin global de justicia en pretensiones parciales y ms concretas. VIVES
ANTN, Toms Salvador. Fundamentos del Sistema Penal, op. cit., p. 490.
205 Lo que no quiere significar y eso es fundamental dejar bien claro - que el Derecho penal,
el Estado, tenga que, necesariamente, aceptar prcticas sociales y valores totalmente
disconformes con los desarrollos civilizatorios del pensamiento humano, en aqul
determinado contexto. De tal manera, si determinada localidad de un pas tiene prcticas
sociales violentas y violadoras de los derechos de las minoras, por ejemplo, eso no quiere
76
Al fin y al cabo, la expectativa de legitimidad presupone que los
sujetos solo consideren justificadas las normas que creen poder sostener en un
discurso racional206.
decir que el Estado tenga que aceptar tales prcticas en sus normas penales. Todo lo
contrario. La omisin del Estado y la impunidad ante esas prcticas es que resultara en una
violacin a los conceptos implcitos de justicia de determinada sociedad. La aplicacin de una
pena proporcional, en esos casos es, sin dudas, un imprescindible instrumento de justicia.
Ello por que los juicios ticos remiten a un background de buenas razones (esto es, de razones
vlidas en cuanto tales) para actuar del modo que ellos prescriben. Por eso no resulta gramaticalmente
posible mostrarse de acuerdo con quien no desea comportarse bien. (VIVES ANTN, Toms
Salvador. Fundamentos del Sistema Penal, op. cit., p. 480). Por lo tanto, (...) una sociedad puede
querer usar el Derecho Penal para cambiar las intuiciones de justicia de las personas hacia una visin
ms compatible con los valores sociales a los que aspira la comunidad. (ROBINSON, Paul H.
Principios distributivos del Derecho Penal, op. cit., p. 192). Ocurre que, en tales casos, el Derecho
(y los otros instrumentos de enseanza social) tienen una dificultad mayor para justificarse y
deben hacer un esfuerzo concentrado para publicitar y convencer determinado grupo de
personas a seguir la norma que les es contraintuitiva o contra las prcticas habitualmente
realizadas por esas personas determinadas (ROBINSON, Paul H. Principios distributivos del
Derecho Penal, op. cit., pp. 55-56). Esto se debe a que cuando el Derecho entra en conflicto con la
intuicin lega ser necesario un esfuerzo especfico de instruccin (ROBINSON, Paul H. Principios
distributivos del Derecho Penal, op. cit., p. 91.), pues las dudas sobre la pretensin de verdad de
opiniones deben eliminarse mediante explicaciones y afirmaciones, ya que el discurso debe
ser fundamentado mediante razones (ETCHEVERRY, Jos Luiz. Advertencia a la edicin
castellana. En HABERMAS, Jrgen. Problemas de Legitimacin en el Capitalismo Tardo.
Madrid: Ctedra, 1999, p. 13).
206 ETCHEVERRY, Jos Luiz. Advertencia a la edicin castellana, op. cit., p. 13. Vase que
HABERMAS, como se deduce del anterior, atribuye una especial importancia a la razn,
afirmando que, en esa comunicacin, vale solamente la fuerza del mejor argumento, pues
[l]a aceptabilidad racional del enunciado correspondiente se fundamenta en la fuerza de conviccin del
mejor argumento. HABERMAS, Jrgen. Entre el Naturalismo y Religin. Barcelona: Paids,
2006, p. 56. As tambin: KINDHUSER, Urs. Derecho Penal de la culpabilidad y conducta
peligrosa, op. cit., pp. 38-39. Ocurre que y esta es una pequea objecin a la propuesta de
HABERMAS, que, como se ve, se adopta en este trabajo sin embargo, ni siempre la accin
humana es guiada por razones. Como alertaba WITTGENSTEIN: Si he agotado los
fundamentos, he llegado a roca dura y mi pala se retuerce. (WITTGENSTEIN, Ludwig.
Investigaciones Filosficas. Trad. de Alfonso Garca Surez y Ulises Moulines. 3 ed. Barcelona:
Crtica, 2010, 217, p. 211). Y, cuando se agotan las razones, tenemos que utilizar la
77
Procediendo de esta forma, se promueve una armonizacin entre las
directivas de la norma penal y las directivas prcticas de la comunidad que
regula, una vez que el contenido de la norma y de las formas de vida seguidas
por las personas reales que viven en tal comunidad, comparten las mismas
concepciones implcitas de justicia.
()
persuasin. Cf.: WITTGENSTEIN, Ludwig. Da certeza. Trad. Maria Elisa Costa. Lisboa:
Edies 70, 2000, 612, p. 173. As no es posible olvidar esa advertencia de WITTGENSTEIN,
pues el poder de conviccin de las razones termina, a veces, muy pronto, siendo que, como afirma
VIVES ANTN, reconociendo el mrito y la importancia de construcciones como las de Apel y
Habermas, () ha de admitirse que las razones slo operan a partir de ciertos presupuestos que estn
ah, que vienen dados por nuestra forma de vida y que, en cada poca y cada cultura, son los que son,
aunque, ciertamente, pueden y deben cambiar, pues no son igualmente vlidos. VIVES ANTN,
Toms Salvador. Estudio preliminar. En RAMOS VZQUEZ, Jos Antonio. Concepcin
significativa de la accin y teora jurdica del delito, Valencia, Tirant lo Blanch, 2008, pp. 45-
46.
207 BRANDOM, Robert B. Making it Explicit: Reasoning, Representing and Discursive
Commitment. Cambridge, Massachusetts: Harvard University Press, 1994, pp. 21-22.
78
Por esa razn, es correcto afirmar que, cuando las normas explcitas e
institucionales del Derecho penal, estn de acuerdo con las normas implcitas
y prcticas de justicia de determinada comunidad, las personas que
componen la referida sociedad ya tienen la costumbre de seguir esas normas.
As, es mucho ms fcil para ellas seguir esas directivas y, por tanto, cumplir
la ley penal.
De tal manera, por ejemplo, si una norma penal pasa a tipificar como
delito jugar ftbol en un pas como Brasil, difcilmente la norma tendra
mucho xito en sus objetivos. No hay dudas de que la gente iba intentar jugar,
aunque de modo oculto, en campos de futbol clandestinos. Ello porque el
futbol es ya parte de la identidad cultural de Brasil y la norma penal, por s
sola, difcilmente cambiara esa tradicin.
Sin embargo, si ello se pasa China, esa norma estara en contraste con
las tradiciones de la comunidad local, en que el consumo de carne canina es
considerado muy sabroso y es normalmente preparada para ocasiones
especiales y festivas.
79
orientar un programa estatal de prevencin a futuras violaciones a los bienes
jurdicos que son dignos de tutela penal.
Ello porque, la nica base aceptable para que se reconozca una ley
como norma jurdica es consustanciada por la concurrencia de dos pilares
fundamentales e ineludibles: (i) la existencia de una decisin legtima de
poder (ley en sentido formal) y (ii) la existencia de una racionalidad prctica
que apoye la referida decisin (ley en sentido material)208.
208 Confirase JIMNEZ REDONDO, explicando la propuesta de VIVES ANTN, que aqu se
adopta, en: JIMNEZ REDONDO, Manuel. Estudio preliminar. En VIVES ANTN, Toms
Salvador. Fundamentos del Sistema Penal, op. cit., p. 82 y ss.
209 JIMNEZ REDONDO, Manuel. Estudio preliminar, op. cit., pp. 82 y ss.
210 VIVES ANTN, Toms Salvador. Fundamentos del Sistema Penal, op. cit., p. 369.
80
As, la incriminacin penal solo puede ser realizada por medio de
normas penales amparadas por un contexto de justificacin intersubjetivo,
racional y prctico211.
() la gramtica de los juicios jurdicos (las prcticas sociales sobre las que
descansa su significado), dado que el derecho es un modo de expresin
institucional de esas necesidades y aspiraciones, no es sino una parte de la
gramtica de los juicios ticos.
211 Cf.: VIVES ANTN, Toms Salvador. Fundamentos del Sistema Penal, op. cit., pp. 829-830.
212 VIVES ANTN, Toms Salvador. Fundamentos del Sistema Penal, op. cit., p. 481.
81
Por tanto, para que el Derecho penal, basado en razones, pueda
funcionar bien, es imprescindible la existencia de una prctica estable de
justicia entraada en las formas de vida y sus significados.
213 El sistema legal no puede as ser apenas decorado con un polen metafsico de legitimidad.
En ese sentido, son las afirmaciones de KINDHUSER: Esa dimensin (la dimensin de
legitimidad) (), no es solamente un adorno redundante e idealizante, el cual decora la factibilidad del
derecho con un polen metafsico, sino que, como dimensin de la perspectiva interna en el acuerdo sobre
las normas, es el primer momento de integracin social. Los ordenamientos sociales son en su condicin
de legtimos elaborados para que permanezcan, porque las simples regulaciones de conductas, que se
basan en costumbres, sobre las que no se ha reflexionado, o que se basan en determinados intereses, no
constituyen ningn ordenamiento. Ms bien, las expectativas de conducta tienen ante todo una
posibilidad emprica de confirmacin, cuando ellas estn fundamentadas en el acuerdo de validez
razonable. KINDHUSER, Urs. Derecho Penal de la culpabilidad y conducta peligrosa, op. cit., p.
41. Es de subrayar, adems, que todas las caras del sistema penal represivo de un pas
(legislativa, ejecutiva y judicial) deben ser efectivamente justas, as como el sistema social. El
sistema penal, por lo tanto, tiene que ser legtimo para obtener sus fines preventivos, sea por
sus normas penales, sea por la actuacin de sus agencias represivas, pues cuanto ms de cerca
siga un sistema las intuiciones de justicia de la comunidad, tanto ms fuerte ser su credibilidad moral.
Cuanto ms se desve del merecimiento emprico y ms indiferente parezca a tal desviacin, tanto
menor ser su autoridad moral. ROBINSON, Paul H. Principios distributivos del Derecho Penal, op.
cit., pp. 192-193.
82
sociales y sus prcticas tienen autonoma comunicativa con el Derecho penal.
La comunicacin de la pena debe ser una comunicacin orientada al
entendimiento214, no una comunicacin estratgica, orientada al xito215.
Adems, es posible afirmar que, para que el sistema penal sea eficaz
en su funcin preventiva y respetuoso de la pretensin de legitimidad que
debe marcar su identidad, es imprescindible que, en la ratio del tratamiento
penal ms severo para el dolo, se tomen en cuenta dos aspectos: (i) solo es
legtimo dispensar un tratamiento penal ms severo para los supuestos de
dolo, si en tales casos se identifica una significacin contextual
lingsticamente ms grave que para los casos de imprudencia y (ii) la mayor
carga penal debe estar legitimada en nuestras razones prcticas de justicia.
214 Por ello, es correcto decir que la pena debe tener la finalidad de hacer y promover la
justicia, previniendo, como consecuencia, la prctica de nuevos delitos, por medio de su
pretensin de legitimidad. En ese sentido, ver tambin: KINDHUSER, Urs. Derecho Penal de
la culpabilidad y conducta peligrosa, op. cit., pp. 60-61.
215 As, tambin, PEARANDA RAMOS, que sostiene que: La gravedad de la sancin no puede
estar determinada por lo que resulte instrumentalmente necesario para obtener una obediencia a su vez
estratgicamente orientada, lo que conducira a la constatacin paradjica de su insuficiencia en cada
infraccin efectivamente producida (y a un deslizamiento por la pendiente de una punicin cada vez
mayor), sino por lo que racionalmente pueda ser aceptado tambin como legtimo en un perspectiva
intersubjetiva como expresin del desvalor del hecho. PEARANDA RAMOS, Enrique. Sobre la
Influencia del Funcionalismo y la Teora de Sistemas en las Actuales Concepciones de la Pena y del
Delito. En Teora de sistemas y derecho penal, Gmez-Jara Dez, Carlos (org.). Granada: Ed.
Comares, 2005, p. 252.
83
2.2. El injusto doloso como significado lingstico ms
grave que el imprudente
216 Sobre las funciones de la norma, merece la pena trascribir lo que defienden COBO DEL
ROSAL y VIVS ANTN: () la funcin primordial de las reglas no es motivar sino efectuar
repartos de bienes y valores entre los miembros de la comunidad, proteger la distribucin resultante y,
slo de manera subordinada, motivar a los individuos para que la respecten. De modo que tambin,
considerando a la norma como hecho social, cabe atribuirle una doble funcin: una objetiva, de
distribucin y proteccin, y otra subjetiva de motivacin. COBO DEL ROSAL, Manuel; VIVS
ANTN, Toms Salvador. Derecho Penal, Parte General, op. cit., pp. 275-276.
84
pueda orientar el juicio sobre si algo es bueno o malo, correcto o incorrecto,
ms grave o menos grave.
De tal manera, para dar una orden a una persona, pedir una pizza,
llamar un taxi, comprar un libro, conducir un auto, jugar ftbol, viajar de
avin, el agente tiene que cumplir determinadas reglas establecidas
lingsticamente que disciplinan las condiciones de xito de eses juegos de
lenguaje.
Del mismo modo, los juegos de lenguaje que se establecen por medio
de una la relacin del hombre con la naturaleza o con lo ontolgico tambin
217 GLOCK, Hans-Johann. Dicionrio Wittgenstein. Trad. Helena Martins. Rio de Janeiro:
Zahar, 1998, pp. 225-226.
218 GLOCK, Hans-Johann. Dicionrio Wittgenstein, op. cit., p. 229. Como afirma GLOCK: El
neologismo de Wittgenstein tuve amplia aceptacin, tiendo adquirido tambin extensiones (el juego de
lenguaje de la ciencia o de la religin). GLOCK, Hans-Johann. Dicionrio Wittgenstein, op. cit.,
p. 229.
219 GLOCK, Hans-Johann. Dicionrio Wittgenstein, op. cit., pp. 225-226. Vase que las
posibilidades del lenguaje son inabarcables y pueden se manifestar de innmeras formas. El
juego de lenguaje es una multiplicidad, no es algo fijo, dado de una vez por todas: sino que nuevos
tipos de lenguaje, nuevos juegos de lenguaje, como podemos decir, hacen y otros envejecen y se
olvidan. WITTGENSTEIN, Ludwig. Investigaciones Filosficas, op. cit., 23, p. 39.
85
son orientados por reglas, una vez que la posibilidad de un juego de lenguaje
est condicionada por ciertos hechos220.
220 WITTGENSTEIN, Ludwig. Da certeza, op. cit., 617, p. 175. As, tambin: GLOCK, Hans-
Johann. Dicionrio Wittgenstein, op. cit., p. 310. En mismo sentido sostiene HACKER al decir:
La formacin de conceptos depende de diversos modos de la naturaleza emprica del mundo que nos
rodea y de nuestra naturaleza emprica. Esa dependencia, sin embargo, es una dependencia para el uso
y la utilidad, no para la verdad y correccin. HACKER, P. M. S. El enfoque antropolgico y
etnolgico de Wittgenstein. En Antropologa de Wittgenstein: reflexionando con P. M. S.
Hacker. Madrid: Plaza y Valds, 2011, p. 29.
221 Los hechos funcionan, as, como el teln de fondo de los juegos de lenguaje. Cf.: GLOCK,
Hans-Johann. Dicionrio Wittgenstein, op. cit., p. 310.
222 VIVES ANTN, Toms Salvador. Fundamentos del Sistema Penal, op. cit, pp. 226-227.
223 GLOCK, Hans-Johann. Dicionrio Wittgenstein, op. cit., p. 312. Sobre las normas de accin
social, HABERMAS afirma que ellas: tienen el sentido deontolgico de obligar a los destinatarios
a seguir la regla, si bien aqu el tipo de sanciones vara con el tipo de regla (segn que vulneremos
normas morales o jurdicas, infrinjamos costumbres o convenciones o nos desviemos de los roles
sociales asignados). Tales normas regulan las relaciones interpersonales de actores que se comunican
86
Por esa razn, las reglas, implcitas y explcitas, de los juegos de
lenguaje, especifican como algo puede ser hecho correctamente, es decir,
como una palabra debe ser dicha, como un piano debe ser afinado. Adems,
las reglas lingsticas orientan como ellas deben ser aplicadas en
determinadas circunstancias224.
entre ellos y que participan en prcticas comunes. Estas prcticas constituyen elementos inmediatos del
contexto simblico de un mundo de la vida. Al mismo tiempo estn insertas en el hardware constituido
por el entorno natural. HABERMAS, Jrgen. Verdad y justificacin. Madrid: Taurus, 2002, p. 24.
Es de se subrayar, sin embargo, que el carcter normativo aqu no tiene el mismo sentido que
es utilizado para caracterizar las posiciones normativas del dolo.
224 BRANDOM, Robert B. Making it Explicit, op. cit., p. 20.
225 BRANDOM, Robert B. Making it Explicit, op. cit., p. 20.
226 BACKER, G. P.; HACKER, P. M. S. Wittgenstein: rules, grammar and necessity, (vol. II of an
analytical commentary on the Philosophical Investigations), Essays and Exegesis of 185-
242. 2 ed. Oxford; Cambridge: Basil Blackwell, 2009, p. 224. No se debe confundir, sin
embargo, las normas con valores. VEGA ENCABO y GIL MARTN esclarecen la
diferenciacin realizada por HABERMAS entre normas y valores: Mientras que las normas
satisfacen expectativas de comportamiento interpersonales y generalizadas en cuanto al marco
temporal, al espacio social y a la situacin de la accin, los valores reflejan preferencias socioculturales
compartidas intersubjetivamente. Aqullas disponen de un cdigo cognitivo binario de validez
(correcto/incorrecto), anlogo al principio de bivalencia verdadero/falso. En cambio, la validez gradual
y transitiva de las configuraciones valorativas admite niveles y relaciones de preferencia, que implican
que hay bienes ms atractivos o preciados que otros. Por eso, de manera similar a los enunciados
empricos y tericos y a diferencia de los valores, las normas admiten la premisa de que es posible dar
con una nica respuesta correcta. VEGA ENCABO, Jess; GIL MARTN, Francisco Javier.
Introduccin: Pragmatismo, Objetividad Normativa y Pluralismo. El debate sobre normas y valores
entre H. Putnam y J. Habermas. En PUTNAM, Hilary; HABERMAS, Jrgen. Normas y
Valores. Madrid: Trotta, 2008, p. 25.
87
Eses reglas-estndares funcionan como una orientacin, un gua, de
cmo deben las personas actuar caso quieran jugar determinado juego de
lenguaje.
Otro punto importante, es que esa gua, ese carril, ofrecido por las
reglas de los juegos de lenguaje, permite que se infieran significados futuros,
como por ejemplo el resultado de una accin. Esa inferencia parte de las
circunstancias del empleo adecuado de la regla hasta llegar a las
consecuencias correctas derivadas de este empleo228.
227 Del mismo modo, poner el alfiler en el corazn de un mueco vud sabidamente no es un
empleo adecuado de las reglas del juego de lenguaje del homicidio, comprendido desde el
contexto cultural de nuestras comunidades occidentales. Por otro lado, efectuar disparos con
una pistola contra el corazn de una persona, dar pualadas en el pecho o ahogar alguien s
son lances adecuados para se jugar el juego del homicidio/asesinato. A ese respecto, cf.:
BUSATO, Paulo Csar. La tentativa del delito: anlisis a partir del concepto significativo de la
accin. Curitiba: Juru, 2011, pp. 347 y ss.
228 BRANDOM, Robert B. Articulando Razes: uma introduo ao inferencialismo. Porto
Alegre: Edipucrs, 2013, p. 77. As, tambin, MOYA al decir que: La accin humana es una
habilidad que uno tiene de comprometerse con hacer cosas en el futuro (), siendo que la habilidad
de uno comprometerse a hacer cosas en el futuro est implcita en la performance de la accin
significativa. MOYA, Carlos. The Philosophy of Action: an introduction. Oxford: Basil, 1990, p.
167.
88
Hasta aqu se ha expuesto como funcionan las reglas de los juegos de
lenguaje, en general. Es importante, sin embargo, aclarar las relaciones que
esas reglas lingsticas tienen con las normas jurdicas.
229 VIVES ANTN, Toms Salvador. Estudio preliminar, op. cit., pp. 58-59.
89
que establecen la correccin o no, el sentido o no, de una accin; (iii) al
seguirse la regla es posible inferir el significado de nuestra accin, es decir, es
posible inferir que, al cumplirla, estaremos jugando su correspondiente juego
de lenguaje.
230 A rigor no es posible siquiera afirmar la existencia de dos acciones iguales, una vez que las
acciones no existen, conforme explica VIVES ANTN: Si la esencia de las acciones radica en
sus diversos significados, parece ineludible admitir que, por ms que esos significados se expresen a
travs de sustratos identificables en el mundo real, quepa afirmar que las acciones, como tales, no son
objetos de ese mundo y, en ese sentido, no existen. VIVES ANTN, Toms Salvador.
Fundamentos del Sistema Penal, op. cit., p. 780.
90
avin por terroristas) y en el otro no hay el referido compromiso (v.g. en la
cada de un avin por fallas mecnicas).
91
contenido articulado de forma inferencial. Se trata de, adherirse a ella,
asumir la responsabilidad por ella, comprometerse con ella. La diferencia
entre tratar algo cmo una reivindicacin y tratar algo como un grito bruto,
entre tratarlo como una jugada en el juego asertivo y tratarlo como un
comportamiento sin propsito, est en si alguien la trata como la adopcin de
un compromiso adecuadamente articulado por sus relaciones consecuenciales
con otros compromisos. stas son relaciones racionales, mediante las cuales
la adopcin de un compromiso obliga racionalmente que se adopten otros,
relacionados con l, as como en inferencias consecuenciales. Esas relaciones
articulan el contenido del compromiso o responsabilidad que alguien asume
al pronunciar una oracin. Al margen de este tipo de relaciones no hay tal
contenido, por tanto, no hay ninguna afirmacin. 233.
233 BRANDOM, Robert B. Articulando Razes, op. cit., pp. 212-213. Aunque el autor hable de
afirmacin y sentencia, la idea es tambin perfectamente valida para las acciones en general,
como tambin afirma BRANDON: El xito de acciones desempea el mismo papel que la verdad de
las afirmaciones en la medida en que concierne a la diferencia entre especificaciones de contenido de
actitudes intencionales de re de re y de dicto. BRANDOM, Robert B. Articulando Razes, op. cit.,
p. 203.
234 Esa es justamente la propuesta del fundamento del dolo presentada por VIVES ANTN, al
identificar el dolo con el compromiso de actuar del autor VIVES ANTN, Toms Salvador.
Fundamentos del Sistema Penal, op. cit., p. 247. En el mismo sentido, son los partidarios de la
teora de la accin significativa, como por ejemplo: MARTNEZ-BUJN PREZ, Carlos.
Derecho Penal Econmico y de Empresa, op. cit., pp. 326 y ss.; BUSATO, Paulo Csar. Direito
92
Ello se debe a que las acciones que alteran lo que pasa en nuestro
alrededor manifestando proposiciones llenas de intencin tienen significado
distinto de las acciones que no son ms que conductas, sin contenido
proposicional235.
Penal: parte geral, op. cit., p. 411; ORTS BERENGUER, Enrique; GONZLES CUSSAC, Jos L.
Compendio de Derecho Penal: parte general, op. cit., p. 291.
235 BRANDOM, Robert B. Making it Explicit, op. cit., p. 08.
236 Vase que estoy empleando la expresin desvalor significativo, evitando hacer referencia a
la disyuntiva desvalor de accin/desvalor de resultado, una vez que hablar solamente de
desvalor de accin o solo de resultado es subrayar solamente una pieza de un gran mosaico
que es el significado, aunque esa pieza (la accin o el resultado) sea una parte bastante
importante del significado. Adems, en los delitos de lesin, en que hay resultado, parece que
este (el resultado) es indisociable de la accin y viceversa. Por ello, no creo ser posible hablar
de cada uno de los desvalores aisladamente. En fin de cuentas, como afirma VIVES ANTN,
dejando muy clara la relacin gramatical entre accin y resultado: Es () actuando como
establecemos relaciones causales. VIVES ANTN, Toms Salvador. Fundamentos del Sistema
Penal, op. cit., p. 310. El desvalor de significado incluye, en nuestra opinin, pues, tanto la
accin como el resultado.
237 Es posible, incluso, que el resultado del delito imprudente sea ms grave que el doloso,
como, por ejemplo, en una tentativa de asesinato y un homicidio imprudente. Incluso, en ese
caso, el desvalor significativo de la accin dolosa es mayor do que de la conducta
imprudente.
93
De tal manera, el agente que acta con compromiso se torna
responsable por los resultados derivados de su accin. El significado pasa a
ser obra suya.
238 Sobre el tema, vase lo que afirma GIMBERNAT ORDEIG respecto de ser el dolo un
injusto o una culpabilidad ms grave: ENGISCH () habla de la forma de culpabilidad ms
grave. Actualmente, muchos piensan que el dolo no es una forma de culpabilidad, sino un elemento de
lo injusto. Ello no afecta para nada al punto de partida de ENGISCH. Pues, como con razn expone
SCHEWE, Bewusstsein und Vorsatz, 1967, pp. 14-15, aunque se considere que el dolo es una forma
de lo injusto, en cualquier caso ser una forma de lo injusto ms grave que la forma de lo injusto de
la imprudencia, dada la diferencia de pena entre hecho intencional e imprudente. Independientemente
de que se atribuya el dolo a la culpabilidad o a la antijuridicidad, en cualquier caso es una forma ms
grave que la imprudencia. GIMBERNAT ORDEIG, Enrique. Estudios de Derecho Penal. 3 ed.
Madrid: Tecnos, 1990, p. 258.
239 Aunque el referido resultado significativo no sobrevenga en el caso concreto, con lo que se
puede diferenciar el significado de una tentativa dolosa (v.g. tentativa de homicidio con
lesiones) y de un delito imprudente, por ejemplo (v.g. lesiones imprudentes).
94
Para intentar dejar ms clara la argumentacin, vale citar el ejemplo,
sealado por DAZ PITA, de la persona que, al salir de su despacho, se
tropieza, sin querer, con compaero de trabajo, causndole dolor fsico240.
Vase que sera una manifiesta injusticia punir con mayor severidad,
por ejemplo, el hombre que pis sin querer en el pi del compaero que aquel
que ha pisado intencionalmente en el pi de la otra persona.
240 Vase el ejemplo de DAZ PITA: () la reaccin de un ciudadano de a pie es distinta cuando
recibe un puetazo directo a la mandbula tras una discusin sin trascendencia con un compaero de
trabajo que cuando ese mismo compaero se tropieza con l a la salida de su despacho, causndole el
mismo dolor fsico. Si preguntamos a ese ciudadano por qu su reaccin es menos indulgente en el
primer caso que en el segundo su respuesta, seguramente, ser: porque en el segundo caso fue sin
querer. DAZ PITA, Mara del Mar. La presunta inexistencia del elemento volitivo en el dolo y su
imposibilidad de normativizacin. Revista Penal n. 17. Madrid: La Ley, 2006, p. 68.
95
As, punir ms severamente las conductas ms graves est de acuerdo
con nuestras concepciones implcitas de justicia. Ello hace con que la gente se
manifieste de acuerdo con la justicia de la norma, acepte que esa es una
norma que merece ser cumplida.
96
significativo derivado de la accin, comprendido desde los juegos de lenguaje
entraados en nuestras sociedades241.
241 WITTGENSTEIN, Ludwig. Investigaciones Filosficas, op. cit., 199, p. 201. En ese sentido
tambin defienden TOULMIN y JANIK: Se aprenden y expresan los usos estndar del lenguaje de
los valores y del valor de los juicios, dentro del contexto de los problemas y situaciones de la vida real;
y, ordinariamente, los hombres aprehenden lo que la faena de la valoracin implica y lo que requiere
de modo que est justificada reconociendo cmo son jugados los correspondientes juegos de lenguaje a
travs del interior del encuadre comn de formas de vida en cuyo contexto esos hombres se
desarrollan. JANIK, Allan; TOULMIN, Stephen. La Viena de Wittgenstein. Madrid: Taurus,
1998, p. 336. De acuerdo con BACKER y HACKER: Nuestros lenguajes son la propiedad comn
de las comunidades, naciones y culturas. Ellos son formas compartidas de representacin, constitutivas
de una forma de vida comn. Ellos son herencias tcnicas, aplicadas y ejercitadas en incontables
prcticas pblicas familiares y juegos de lenguaje compartidos. BACKER, G. P.; HACKER, P. M. S.
Wittgenstein: rules, grammar and necessity, op. cit., pp. 223-224.
242 Conforme VIVES ANTN: Las reglas rigen el uso del lenguaje y el sentido de las acciones, esto
es, el entramado total de los juegos de lenguaje en que se manifiesta una forma de vida: sirven, por ello,
para instruir en un determinado modo de actuar, para explicar la accin, para evaluarla, para
justificarla y para definirla e interpretarla. La relacin entre una regla determinada y un acto que est
de acuerdo con ella es interna o gramatical, y lo mismo cabe afirmar cuando el acto no se ajusta a una
regla determinada: decimos que el acto es el que es porque lo entendemos conforme a la regla en
cuestin, ora sea conforme o disconforme con ella. VIVES ANTN, Toms Salvador. Fundamentos
del Sistema Penal, op. cit, p. 229.
243 Sin embargo de esa influencia del ontolgico, vale recordar que, incluso el concepto de
muerte, es cambiante de acuerdo con nuestros cambios sociales. En ese sentido, basta
observar los apuntamientos de CARBONELL MATEU y GONZLES CUSSAC respecto de la
muerte en el delito de homicidio: Actualmente y con la tcnica de los trasplantes de rganos de la
determinacin del concepto del momento de la muerte ha adquirido una nueva y gran importancia,
pues la obtencin del material trasplantable requiere intervenciones muy rpidas, incompatibles con la
utilizacin de tcnicas tradicionales de asegurar el final de la vida.
El criterio dominante y, a nuestro juicio, el ms acertado es el de la cesacin de la actividad cerebral.
Pero, pese al acuerdo doctrinal existente, ha sido necesaria una intervencin normativa para
determinar cmo se comprueba que la actividad cerebral ha cesado. Es la que llev a cabo el Anexo I al
97
As, las referidas reglas lingsticas no son simplemente impuestas
por lo ontolgico o por el Derecho, sino que son construidas y acumuladas
con las prcticas habituales, de acuerdo con nuestras formas de vida. Lo
ontolgico y el Derecho, ah s, constituyen evidentes fuerzas de influencia en
las reglas del juegos de lenguaje, pero no son necesariamente sus referentes
constitutivos245.
Aqu hace falta mucho ms, hace falta una legitimidad social, que
resulta de las reglas de los juegos de lenguaje que dan sentido al compromiso
que involucra el dolo.
98
lingstica. Es el habitus lingstico que establece lo que fundamenta el dolo,
no una decisin del Estado, impuesta desde arriba.
Por ello es que se defiende aqu que el fundamento del dolo debe ser
el compromiso lingstico con el resultado significativo.
99
Como recapitulacin de la fundamentacin lingstica del dolo que
fue expendida anteriormente, se puede enumerar las siguientes conclusiones:
(i) para potencializar la funcin preventiva del Derecho penal el programa
estatal de conminacin de penas debe tener en cuenta, como criterio
protagonista, la prevencin general positiva (motivacin racional),
desarrollada desde las bases de la filosofa del lenguaje; (ii) de acuerdo con la
prevencin general positiva lingsticamente comprendida, el cumplimiento
y la fidelidad de los ciudadanos a las normas penales queda facilitado cuando
ellas respetan los conceptos implcitos de justicia (razn prctica) de la
comunidad que se pretende regir; (iii) nuestras acciones, que son el principal
material de trabajo del Derecho penal, tienen carcter lingstico-normativo y
son las reglas lingsticas que establecen estndares compartidos de
actividades normativas; (iv) las acciones en que el agente expresa un
compromiso lingstico con el resultado significativo son ms graves que las
acciones que no consustancian tal compromiso; (v) el fundamento del dolo
debe, pues, ser el compromiso lingstico con el resultado significativo; (vi) la
identificacin del compromiso se da de acuerdo con los conceptos implcitos
de justicia de la comunidad; (vii) el Derecho penal debe, para potencializar su
funcin preventiva, tratar de modo ms severo las acciones consideradas
intersubjetivamente ms graves, es decir, las acciones que involucran un
compromiso con el resultado significativo; (viii) las acciones dolosas merecen,
pues, un tratamiento penal ms severo que las acciones meramente
imprudentes.
100
101
CAPTULO III
102
Por su parte, la investigacin respecto de las teoras normativas ser
dividida entre las teoras normativo-volitivas, que mantienen como elemento
del dolo tanto aspectos volitivos, cuanto cognitivos, y las teoras normativo-
cognitivas, que optan por abandonar el elemento volitivo del dolo,
conservando, para su caracterizacin, solamente el elemento cognitivo.
1. EL DOLO PSICOLGICO
103
Por ello, en este apartado, el objetivo es justamente examinar el
resultado derivado del giro psicolgico operado por las teoras del dolo,
consustanciado por las teoras psicolgicas.
Ese nuevo paradigma del dolo puede ser identificado por dos
movimientos distintos. El primero, est marcado por la identificacin del dolo
con un determinado estado mental (teoras psicolgico-volitivas), mientras
que el segundo se caracteriza por la identificacin del dolo con una
determinada proyeccin psicolgica del curso causal hecha por el autor del
delito (teoras psicolgico-representacionistas).
247 GRECO describe as las referidas teoras, que denomina de teoras volitivas: La definicin
de dolo actualmente acepta por la generalidad de los buenos manuales es la de conocimiento y voluntad
de realizar el tipo objetivo. De acuerdo con ese entendimiento, el dolo tendra un doble contenido
psicolgico, un componente cognitivo y otro volitivo. El primer de ellos significa que en la cabeza del
autor contendra algo como una fotografa interna de la realidad, un tipo de imagen de cmo el mundo
se encuentra en el momento de la accin y de cmo se encontrar despus de ella. Adems de ese
componente cognitivo, dolo presupondra voluntad en un sentido psicolgico, una toma de postura del
autor frente de esa fotografa interna o imagen mental. () Este grupo de posturas dualistas, que exige
conocimiento y voluntad para la configuracin del dolo, es el de las llamadas teoras volitivas.
GRECO, Lus. Dolo sem vontade. En Lber Amicorum de Jos de Sousa Brito em comemorao
do 70 Aniversrio. Coimbra: Almedina, 2009, pp. 888-889.
104
determinados datos psquicos248, es decir, el dolo era visto como la imagen
refleja subjetiva del tipo objetivo 249.
248 ROXIN, Claus. Acerca de la normativizacin del dolus eventualis y la doctrina del peligro de dolo,
op. cit. p. 169.
249 MAURACH, Reinhart; ZIPF, Heinz. Derecho Penal: parte general. Actualizada por Heinz
Zipf; trad. Jorge Bofill Genzsch y Enrique Aimone Gibson. Buenos Aires: Ed. Astrea, 1994, p.
143.
250 Cf.: ESER, Albin; BURKHARDT, Bjrn. Derecho Penal: cuestiones fundamentales de la
Teora del Delito sobre la base de casos de sentencias. Trad. Silvina Bacigalupo y Manuel
Cancio Meli. Madrid: Ed. Colex, 1995, pp. 160-166.
251 ROXIN, Claus. Derecho Penal. Parte general. Tomo I, op. cit., p. 430. Adems, esas teoras son
las primeras autnticas teoras del dolo eventual, es decir, fueran las primeras teoras a intentar
a ofrecer una fundamentacin dogmtica a la decisin poltico criminal de ampliar el mbito del dolo
ms all de la intencin, ms all incluso de la previsin de consecuencias necesarias. PREZ
BARBER, Gabriel. El dolo eventual, op. cit., p. 175.
252 ROXIN, Claus. Derecho Penal. Parte general. Tomo I, op. cit., p. 430. Cf. tambin: ESER, Albin;
BURKHARDT, Bjrn. Derecho Penal, op. cit., p. 160.
105
a) Dolo como voluntad
Von HIPPEL sostena que: hay dolo cuando el respectivo resultado fue
querido 255, siendo que:
253 Aunque no sea usual denominar teora pura de la voluntad, tal adjetivacin parece
importante para diferenciar esa teora de las otras teoras derivadas de la teora de la
voluntad.
254 PUPPE, Ingeborg. A distino entre Dolo e Culpa, op. cit., p. 33.
255 HIPPEL, Robert von. Die Grenze von Vorsatz und Fahrlssigkeit. Leipzig: Hirzel, 1903, p. 133.
256 HIPPEL, Robert von. Die Grenze von Vorsatz und Fahrlssigkeit, op. cit., pp. 140-141.
106
(unangenehme), puesto que son co-queridas (mitgewollt) con el resultado
deseado257.
En consecuencia, se puede decir que, entre los dos elementos del dolo
(conciencia y voluntad), la teora de la voluntad pone el acento de su
delimitacin en el aspecto volitivo260.
257 HIPPEL, Robert von. Die Grenze von Vorsatz und Fahrlssigkeit, op. cit., p. 108.
258 PREZ BARBER, Gabriel. El dolo eventual, op. cit., p. 180.
259 LUZN PEA, Diego-Manuel. Curso de Derecho Penal, Parte General I, op. cit., p. 411.
260 ROXIN, Claus. Derecho Penal. Parte general. Tomo I, op. cit., p. 430.
261 ESER, Albin; BURKHARDT, Bjrn. Derecho Penal, op. cit., p. 160.
262 ESER, Albin; BURKHARDT, Bjrn. Derecho Penal, op. cit., p. 160.
107
cotidiano del querer 263 , comprendido como un elemento descriptivo-
psicolgico. Ya con relacin a la identificacin del dolo eventual, la expresin
voluntad no es empleada de acuerdo con su significado habitual, sino que
como algo distinto, que solo ficticiamente puede ser considerado como
voluntad264.
Entre tanto, en el caso del dolo eventual, el querer es distinto del dolo
directo, pues la voluntad es menos intensa, ya que el sujeto no desea ni
pretende precisamente realizar el tipo y tampoco est seguro de si se producir o no;
263 PUPPE, Ingeborg. A distino entre Dolo e Culpa, op. cit., p. 33.
264 As, tambin, sostienen ESER y BURKHARDT: () esta teora estara obligada a deformar o a
recurrir a una ficcin abierta del concepto de la voluntad. ESER, Albin; BURKHARDT, Bjrn.
Derecho Penal, op. cit., p. 164.
265 PUPPE, Ingeborg. A distino entre Dolo e Culpa, op. cit., pp. 31-32.
266 ROXIN, Claus. Derecho Penal. Parte general. Tomo I, op. cit., p. 430.
267 LUZN PEA, Diego-Manuel. Curso de Derecho Penal, Parte General I, op. cit., p. 419.
108
pero, plantendose la eventualidad de que se produzca el hecho tpico, consiente en
ella 268.
268 LUZN PEA, Diego-Manuel. Curso de Derecho Penal, Parte General I, op. cit., p. 419.
269 LUZN PEA, Diego-Manuel. Curso de Derecho Penal, Parte General I, op. cit., p. 420.
270 FRANK, Reinhard. Vorstellung und Wille in der Moderne Doluslehre. Zeitschrift fr die
gesamte Strafrechtswissenschaft (ZStW), Berlin, 10 (1890), p. 221. Vase que FRANK afirma
que esa previsin es llamada por aqu y por all de consentimiento (FRANK, Reinhard.
Vorstellung und Wille in der Moderne Doluslehre, op. cit., p. 221). Pero [a]unque habitualmente se
denomina a esta frmula de teora del consentimiento, Frank se ocup de aclarar que con ella no se
pretenda trazar un nexo entre la voluntad y el resultado, sino establecer bajo qu condiciones la
representacin del resultado posible adquirira la gravedad propia del delito doloso. LAURENZO
COPELLO, Patricia. Dolo y conocimiento, op. cit., p. 154. Sin embargo de esa explicacin de
FRANK, la mayora de los penalistas sostenan que, en verdad, su propuesta se encuadraba s
en la teora de la voluntad (aprobacin o consentimiento) y no en la teora de la
representacin. Cf.: Von HIPPEL, Robert. Die Grenze von Vorsatz und Fahrlssigkeit, op. cit., p.
112. Con la misma opinin, MEZGER afirm que: En realidad, cuando, en aquel respecto, los
109
Esa propuesta pretenda instituir un parmetro prctico para
identificar el contenido del dolo eventual, pues, como afirm FRANK, la
prueba de fuego para una teora jurdica ser siempre su utilidad prctica. 271
110
incluso, una de las teoras que gozo de ms prestigio entre los penalistas,
especialmente en la jurisprudencia del Reichgericht275 y por mucho tiempo fue
la teora dominante en Espaa y Alemania276.
275 ROXIN, Claus. Derecho Penal. Parte general. Tomo I, op. cit., p. 430.
276 Vase que, en 1990, GIMBERNAT ORDEIG afirmaba tratarse de la teora dominante,
indicando, tambin, varios otros autores con esa misma opinin. Cf.: GIMBERNAT ORDEIG,
Enrique. Estudios de Derecho Penal, op. cit., p. 246.
277 Conforme bien afirma RAGUS I VALLS, con relacin al problema del duplo sentido de
la palabra voluntad: Para salvar este problema, a los partidarios de la teora de la voluntad no les
queda otro remedio que recurrir a ampliaciones del concepto querer, admitiendo que tambin quiere el
sujeto que, adems de representarse como posible la realizacin del tipo, mantiene una especial relacin
emocional con el resultado o dems circunstancias de hecho que deban abarcarse dolosamente.
RAGUS I VALLS, Ramon. El dolo y su prueba en el proceso penal, op. cit., p. 61
278 PREZ BARBER, Gabriel. El dolo eventual, op. cit., pp. 291-292. En ese sentido, tambin, la
crtica de GIMBERNAT ORDEIG: La teora del consentimiento, para funcionar, exige que se
pruebe un hecho que no se ha dado en la realidad: no es que sea difcil probar lo acaecido, es que se
quiere probar lo que no ha acaecido. GIMBERNAT ORDEIG, Enrique. Estudios de Derecho Penal,
op. cit., p. 252.
279 PUPPE, Ingeborg. A distino entre Dolo e Culpa, op. cit., p. 37.
111
c) Dolo como indiferencia
280 ENGISCH, Karl. Untersuchungen ber Vorsatz und Fahrlssigkeit im Strafrecht, op. cit., p. 188.
281 BACIGALUPO, Enrique. Teora y prctica del Derecho Penal, tomo I. Madrid: Marcial Pons,
Inst. Univ. de Investigacin Ortega y Gasset, 2009, p. 536.
282 ENGISCH, Karl. Untersuchungen ber Vorsatz und Fahrlssigkeit im Strafrecht, op. cit., p. 222.
283 ENGISCH, Karl. Untersuchungen ber Vorsatz und Fahrlssigkeit im Strafrecht, op. cit., pp.
219-220.
112
Por consiguiente, la propuesta de ENGISCH consiste simplemente en
cambiar el requisito de la voluntad que no existe en el dolo eventual - por la
indiferencia.
284 ROXIN, Claus. Derecho Penal. Parte general. Tomo I, op. cit., p. 432.
285 ROXIN, Claus. Derecho Penal. Parte general. Tomo I, op. cit., p. 432.
286 ROXIN, Claus. Derecho Penal. Parte general. Tomo I, op. cit., p. 432.
287 ESER, Albin; BURKHARDT, Bjrn. Derecho Penal, op. cit., p. 163.
288 RAGUS I VALLS, Ramon. La ignorancia deliberada en Derecho Penal, op. cit., p. 78.
113
La teora de la indiferencia, adems de proponer un simple cambio de
estado mental (voluntad por indiferencia), tiene problemas conceptuales al
vincular el concepto de dolo eventual a meros deseos y gustos del agente, as
como al emplear conceptos antagnicos de dolo directo y dolo eventual
(voluntad versus indiferencia), una vez que el querer que caracteriza el dolo
directo es diametralmente opuesto a la idea de indiferencia, utilizada para
conceptuar el dolo eventual.
289 Aunque ROXIN site esa teora fuera del (aparente) dualismo de la teora de la voluntad y la de
la representacin (ROXIN, Claus. Derecho Penal. Parte general. Tomo I, op. cit., p. 436), no hay
dudas que la propuesta de KAUFMANN puede ser clasificada como tributaria de la teora de
la voluntad, una vez que utiliza una derivacin del criterio de la voluntad, es decir, la
voluntad de evitacin, para la caracterizacin del dolo. Vase que la origen de la teora de la
voluntad de evitacin puede ser identificada en: MEZGER, Edmund. Tratado de Derecho Penal,
op. cit., p. 161.
290 KAUFMANN, Armin. El dolo eventual en la Estructura del Delito. Anuario de Derecho Penal
y Ciencias Penales. Tomo XIII, fasc. I, Enero a Marzo de 2008. Madrid: 1960, p. 193.
291 KAUFMANN, Armin. El dolo eventual en la Estructura del Delito, op. cit., p. 194.
114
() la voluntad de realizacin no puede estar dirigida, por una parte, a
dejar producir el resultado reconocido como posible, y por otra, sin embargo,
tender tambin, mediante la forma de obrar, a evitar precisamente el
resultado. 292
292 KAUFMANN, Armin. El dolo eventual en la Estructura del Delito, op. cit., p. 194.
293 KAUFMANN, Armin. El dolo eventual en la Estructura del Delito, op. cit., p. 194.
294 KAUFMANN, Armin. El dolo eventual en la Estructura del Delito, op. cit., p. 195.
295 KAUFMANN, Armin. El dolo eventual en la Estructura del Delito, op. cit., pp. 196-197.
115
Eso lleva a la equiparacin entre los casos de imprudencia
inconsciente con los casos de dolo, ya que, en ambos supuestos, se carece de
una voluntad de evitacin.
296 Cf.: ROXIN, Claus. Derecho Penal. Parte general. Tomo I, op. cit., p. 437.
297 As tambin RAGUS I VALLS, Ramon. El dolo y su prueba en el proceso penal, op. cit., pp.
110-112.
298 HASSEMER, Winfried. Persona, mundo y responsabilidad, op. cit., p. 66. Respecto de esa y
otras crticas en contra la tesis de KAUFMANN, cf.: HASSEMER, Winfried. Persona, mundo y
responsabilidad, op. cit., pp. 65-68
116
As, al contrario de esclarecer y establecer criterios seguros para la
identificacin del dolo, la teora de la voluntad de evitacin acaba tornando
todava ms borrosas las fronteras entre dolo e imprudencia inconsciente299,
lo que resulta poco provechoso para la evolucin de la teora del dolo.
299 Por ese motivo que muchos autores tienen utilizado la voluntad de evitacin, no como un
parmetro tajante para la diferenciacin entre dolo e imprudencia, sino que ms bien
simplemente como ms uno criterio para constatacin del dolo. Cf.: ROXIN, Claus. Derecho
Penal. Parte general. Tomo I, op. cit., p. 437.
300 PUPPE, Ingeborg. A distino entre Dolo e Culpa, op. cit., pp. 55-56.
301 PUPPE, Ingeborg. A distino entre Dolo e Culpa, op. cit., p. 55.
302 STRATENWERTH, Gnter. Derecho Penal, parte general, I, op. cit., p. 167.
117
responsabilidad se limitara a una eventual imputacin a titulo de
imprudencia303.
Como se puede ver, esa propuesta pone todo el poder de decisin con
respecto al carcter doloso de una conducta en las manos de su agente, lo que
acaba por quitar a los jueces cualquier criterio para evaluar la existencia del
303 STRATENWERTH, Gnter. Derecho Penal, parte general, I, op. cit., p. 167.
304 SCHRDER, Horst. Aufbau und Grenzen des Vorsatzbegriffs. En Festschrift fr Wilhelm
Sauer. Berlin: De Gruyter, 1949, p. 237.
305 Vase, tambin, en ese mismo sentido crtico: HERZBERG, Rolf Dietrich. Die Abgrenzung
von Vorsatz und bewusster Fahrlssigkeit ein Problem des objektiven Tatbestandes. Juristische
Schulung (JuS) 1986, p. 252; PUPPE, Ingeborg. A distino entre Dolo e Culpa, op. cit., pp. 56-62.
306 Cf.: HERZBERG, Rolf Dietrich. Die Abgrenzung von Vorsatz und bewusster Fahrlssigkeit, op.
cit., p. 252; PUPPE, Ingeborg. A distino entre Dolo e Culpa, op. cit., pp. 56-62.
118
dolo, que no sea la palabra del autor, adems de tratar de modo ms benfico
las personas que tengan mayor desprecio a los bienes jurdicos ajenos307.
119
volitivo314, una vez que buscan una especial relacin entre el conocimiento del
autor y la proyeccin del nexo causal derivado de su accin.
314 MAURACH, Reinhart; ZIPF, Heinz. Derecho Penal: parte general, op. cit., p. 382. Hay autores,
como HASSEMER, que llegan a denominar las referidas teoras de cognitivas. Cf.:
HASSEMER, Winfried. Persona, mundo y responsabilidad, op. cit., p. 74. No obstante, nos parece
que esas teoras no llegan a rechazar abiertamente la existencia del elemento volitivo, como lo
hacen las teoras por nosotros clasificadas como cognitivas. Por esa razn, elegimos mantener
las teoras de la representacin en la clase de las teoras volitivas.
315 LUZN PEA, Diego-Manuel. Curso de Derecho Penal, Parte General I, op. cit., pp. 421-422.
316 LISZT, Franz von. Tratado de Derecho Penal, op. cit., p. 410.
317 WOLFF, Karl. Verbotenes Verhalten. Wien; Leipzig: Freytag, 1923, p. 214
120
vez que el riesgo, aunque bastante remoto, significa la posibilidad de lesiones.
Por consiguiente, la simple transgresin de esta prohibicin implica el dolo 318.
318 SCHRDER, Horst. Aufbau und Grenzen des Vorsatzbegriffs, op. cit., pp. 226-227.
319 DAZ PITA, Mara del Mar. El dolo eventual, op. cit., p. 94.
320 SCHRDER, Horst. Aufbau und Grenzen des Vorsatzbegriffs, op. cit., p. 245.
321 PREZ BARBER, Gabriel. El dolo eventual, op. cit., pp. 386-387.
121
Como crtica fundamental a la teora de la posibilidad, se puede decir
que la misma introduce un serio problema para el Derecho penal ya que
banaliza el dolo, puesto que, en nuestras prcticas cotidianas, especialmente
en el mundo actual, hay una serie de acciones en que se vislumbra la
posibilidad de causar lesiones a bienes jurdicos ajenos y, pese a ello, tales
conductas estn permitidas.
322 Los ms grandes ejemplos vienen de las actividades que involucran la seguridad vial.
Vase el siguiente ejemplo de ROXIN: Cuando p.ej. alguien, a pesar de la advertencia de su
acompaante, adelanta de manera arriesgada y provoca as un accidente, este accidente no estar
causado por regla absolutamente general dolosamente, sino slo por imprudencia consciente, aunque el
sujeto () conoca las posibles consecuencias e incluso se le haba advertido de ellas. ROXIN, Claus.
Derecho Penal. Parte general. Tomo I, op. cit., pp. 425-426.
323 En el mismo sentido sostiene DAZ PITA: () concluir una operacin quirrgica, llegar a su
destino con su automvil, dejar limpia la escopeta o disfrutar del calor de una hoguera en el bosque.
Todas estas actividades, que conllevan un peligro conocido por el sujeto, adquieren relevancia penal
cuando algo sale mal, porque el propio sujeto no ha controlado ese peligro: el paciente muere en la mesa
de operaciones, el amigo que observa las maniobras de limpieza de la escopeta resulta herido, se produce
una colisin de automviles o se provoca un incendio. Cuando esto ocurre, el Derecho penal responde
imponiendo una sancin cuyo mensaje al sujeto podramos cifrarlo as: de ahora en adelante, presta
ms atencin cuando realices una actividad peligrosa. Esta exigencia, prestar atencin, apela a las
facultades cognitivas del sujeto, en el sentido de que se pide al mismo que aplique un especial cuidado a
lo que hace. Se pide, pues, que el sujeto agudice su capacidad cognitiva, detecte el peligro y adopte las
medidas necesarias para evitar el desastre. Para ello basta con una sancin cuya gravedad no sea
excesiva. DAZ PITA, Mara del Mar. La presunta inexistencia del elemento volitivo en el dolo y su
imposibilidad de normativizacin, op. cit., p. 70.
122
Adems, la aludida teora ignora las distintas capacidades humanas e
instrumentos tecnolgicos que permiten a los seres humanos dominar los
riesgos cuya posibilidad de realizacin es representada por sus autores.
324 ROXIN, Claus. Derecho Penal. Parte general. Tomo I, op. cit., p. 435.
325 En ese sentido, KAUFMANN afirma que: La teora de la probabilidad es, pues, desde un
principio, slo una teora del dolo eventual. KAUFMANN, Armin. El dolo eventual en la
Estructura del Delito, op. cit., p. 193.
326 MUOZ CONDE, Francisco, GARCA ARN, Mercedes. Derecho Penal, Parte General, op.
cit., p. 271.
327 MUOZ CONDE, Francisco, GARCA ARN, Mercedes. Derecho Penal, Parte General, op.
cit., p. 271.
123
directos y necesarios, antes bien pueden cambiar, independientemente de
nuestra voluntad328.
328 LUCAS, Hermann. Die Subjektive Verschuldung im heutigen deutschen Strafrechte. Berlin: v.
Decker, 1883, p. 15.
329 LUCAS, Hermann. Die Subjektive Verschuldung im heutigen deutschen Strafrechte, op. cit., p.
15. As, tambin, sostiene GROSSMAN: El contenido culpable de la conducta dudosa se escalona
as de acuerdo con el grado de probabilidad, con que el autor puede prever la realizacin del resultado
antijurdico. La escala de realizacin del resultado antijurdico es pues grande para el probable y
pequea para el improbable. GROSSMANN, Hans. Die Grenze von Vorsatz und Fahrlssigkeit.
Hamburg: Gente, 1924, p. 36.
330 LUCAS, Hermann. Die Subjektive Verschuldung im heutigen deutschen Strafrechte, op. cit., p.
16.
331 MAYER, Hellmuth. Strafrecht, Allgemeiner Teil, op. cit., pp. 250-251.
124
precisa del porcentaje? Es posible determinar de forma procesalmente fiable
ese porcentaje? 332.
Hay que sealar, adems, que esta propuesta tambin presenta una
respuesta insatisfactoria para varios casos en que la conexin entre accin y
resultado es bastante cercana, pero que, desde el punto de vista de la
probabilidad, presenta un bajo porcentaje de xito, como es el caso del
ejemplo de la ruleta rusa.
332 HERZBERG, Rolf Dietrich. Die Abgrenzung von Vorsatz und bewusster Fahrlssigkeit, op. cit.,
p. 251.
333 As, tambin, RAGUS I VALLS, Ramon. La ignorancia deliberada en Derecho Penal, op. cit.,
pp. 70-71.
125
1.3. Resumen de la crtica tradicional a las teoras
psicolgicas
334 Cf.: SCHNEMANN, Bernd. De un Concepto Filolgico a un Concepto Tipolgico del dolo, op.
cit., pp. 418-421.
335 PUPPE, Ingeborg. A distino entre Dolo e Culpa, op. cit., p. 51.
336 PUPPE, Ingeborg. A distino entre Dolo e Culpa, op. cit., p. 51.
337 Cf.: SCHNEMANN, Bernd. De un Concepto Filolgico a un Concepto Tipolgico del dolo, op.
cit., p. 420.
126
2. EL DOLO NORMATIVO
338 Cf.: BUSATO, Paulo Csar. Dolo e Significado. En Dolo e Direito Penal: modernas
tendncias. BUSATO, Paulo Csar (org.). 2 ed. So Paulo: Atlas, 2014, p. 61; MARTNEZ-
BUJN PREZ, Carlos. Derecho Penal Econmico y de Empresa, op. cit., pp. 328 y ss.; RAGUS I
VALLS, Ramon. El dolo y su prueba en el proceso penal, op. cit., p. 275.
339 ROXIN, Claus. Zur Normativierung des dolus eventualis und zur Lehre von der Vorsatzgefahr,
op. cit., p. 248.
340 A ese respecto vase lo expuesto por GRECO: Es posible utilizar l trmino voluntad tambin
en un segundo sentido, no ms psicolgico-descriptivo, sino que atributivo-normativo. Aqu, la
voluntad no es ms un ente interno a la psique de alguien, pero una atribucin, es decir, una forma de
interpretar un comportamiento, con amplia independencia de la situacin psquica del autor.
GRECO, Lus. Dolo sem vontade, op. cit., p. 887.
127
existencia de un requisito, el cognitivo, que pretendan ser normativamente
valorado341.
Esos son las dos grandes derivaciones de las teoras normativas, que
propugnan que el dolo no deba ser ya constatado como un dato psicolgico,
sino que, ms bien, haba de ser valorado.
341 Cf.: RAGUS I VALLS, Ramon. El dolo y su prueba en el proceso penal, op. cit., p. 276.
342 Vase que ULZURRUN LLUCH sostiene que hay una cierta confusin acerca de la
definicin del trmino normativo. Afirma que, de un lado, hay los que defienden que la
visin normativa parte de consideraciones valorativas, mientras otros consideran normativas
las teoras que se preocupan con la prueba del dolo (cf.: ULZURRUN LLUCH, Marina Sanz-
Diz de. Dolo e imprudencia, op. cit., pp. 250-251). A mi me parece que no hay confusin
alguna, una vez que, en los dos casos, la preocupacin es valorativa y no descriptiva, lo que
parece demonstrar la adecuacin del empleo del adjetivo normativas tambin para las teoras
procesales del dolo.
343 Cf.: BUSATO, Paulo Csar. Dolo e Significado, op. cit., p. 72. Bastante relevadora, en ese
sentido, es la afirmacin de HASSEMER: () el dolo se sustrae a la contemplacin del observador
y por ello no puede ser descrito partiendo de esa observacin. Por consiguiente, la teora debe acercarse
a su objeto de otra manera que facilite dicho acercamiento, es decir, de una manera indirecta.
HASSEMER, Winfried. Persona, mundo y responsabilidad, op. cit., p. 78. Sobre esa tendencia de
buscarse nuevos mtodos de identificacin del dolo, PUPPE destaca que: () en tiempos ms
recientes, el interese cientfico tiene se convertido de la adecuada definicin de lo que es dolo hacia la
cuestin del mtodo adecuado para la prueba del dolo (Freund [1987], especialmente 140 y ss., Frisch
Meyer-GS [1990], 533 [550 y ss.]; Hassemer Kaufmann-GS [1989], 289 [363 y ss.]; Hruschka
128
justicia solamente puede ser producida en un proceso y no depende solamente de un
concepto jurdico-material, sino que tambin del modo como es utilizada en la
prctica 344.
Kleinknecht-FS [1985], 191 [201 y ss.]; Prittwitz JA 1988, 486 [497 y ss.]; Ling JZ 1999, 335; Volk
BGH FG [2000] Bd. IV, 739 [744 y ss.]). Por un lado, es seguramente verdadero que el sentido de un
concepto es bastante dudoso, si no se puede determinar por medio de que mtodo su realizacin debe ser
comprobada en juicio. Pero no se puede, por otro lado, tomar un concepto que no tiene sentido claro, y
esperar que tal sentido aparezca despus de la formulacin de reglas probatorias. Por ms necesario que
sea estudiar la cuestin acerca de las posibilidades y de los mtodos de prueba del dolo eventual, es
peligroso afirmar, como Prittwitz ([1993], 359) que el aspecto central del problema del dolo no es
conceptual, sino que procesal, o, como hace Hassemer (Kaufmann-GS [1989], 289 [305]), ofrecer un
catlogo abierto de indicadores en lugar de una explicacin acerca del concepto de dolo. PUPPE,
Ingeborg. A distino entre Dolo e Culpa, op. cit., p. 60.
344 VOLK, Klaus. Dolus ex re, op. cit., p. 624.
345 ROXIN, Claus. Zur Abgrenzung von bedingtem Vorsatz und bewuter Fahrlssigkeit, op. cit., p.
59.
346 HASSEMER, Winfried. Persona, mundo y responsabilidad, op. cit., p. 70
347 HASSEMER, Winfried. Persona, mundo y responsabilidad, op. cit., pp. 70-71.
129
teora del consentimiento o aprobacin para la caracterizacin del dolo
directo y eventual de forma unitaria348.
De tal manera, afirma que el dolo, por ser algo interno, se sustrae a la
contemplacin del observador y, por tanto, no puede ser descrito a partir de
la observacin, sino que debe ser aprehendido por medio de una
investigacin indirecta351.
348 Vase: HASSEMER, Winfried. Persona, mundo y responsabilidad, op. cit., pp. 73-74.
349 HASSEMER, Winfried. Persona, mundo y responsabilidad, op. cit., p. 74.
350 HASSEMER, Winfried. Persona, mundo y responsabilidad, op. cit., p. 76.
351 HASSEMER, Winfried. Persona, mundo y responsabilidad, op. cit., p. 78.
352 HASSEMER, Winfried. Persona, mundo y responsabilidad, op. cit., p. 78.
353 HASSEMER, Winfried. Persona, mundo y responsabilidad, op. cit., pp. 81-82.
354 HASSEMER, Winfried. Persona, mundo y responsabilidad, op. cit., p. 82.
130
protegido, citando como ejemplo el de un caso de un atentado a bomba en
que se debe tener en consideracin su fuerza destructiva, la distancia del
objeto amenazado, las posibilidades de su utilizacin, etc.355
355 HASSEMER, Winfried. Persona, mundo y responsabilidad, op. cit., pp. 82-83.
356 HASSEMER, Winfried. Persona, mundo y responsabilidad, op. cit., p. 83.
357 HASSEMER, Winfried. Persona, mundo y responsabilidad, op. cit., p. 83.
358 Tesis parecida fue levantada por HRUSCHKA, ya en 1985, en que argumentaba: Como
todo lo espiritual, el dolo no se constata y se prueba, sino que se imputa. Cuando decidimos que alguien
est actuando dolosamente no realizamos un juicio descriptivo, sino adscriptivo. Los partidarios de la
teora del dolus ex re lo advirtieron, aunque resultara errnea su idea de que el dolus ex re es una
inferencia que puede probar los hechos internos por referencia a los externos. HRUSCHKA,
131
presentan, como se ha visto, en tres niveles, la situacin peligrosa, la
representacin del peligro y la decisin a favor de la accin peligrosa359.
Joachim. Sobre la difcil prueba del dolo, op. cit., p. 155. Vase que HRUSCHKA censura la teora
del dolus ex re solamente por qu defiende que el interno no puede ser denominado como
hecho. HRUSCHKA, Joachim. Sobre la difcil prueba del dolo, op. cit., pp. 145-146. En el sentido
de la defensa, tambin, del retorno del dolus ex re, vase: VOLK, Klaus. Dolus ex re, op. cit., pp.
611-624.
359 HASSEMER, Winfried. Persona, mundo y responsabilidad, op. cit., p. 82.
360 HASSEMER, Winfried. Persona, mundo y responsabilidad, op. cit., p. 72.
361 Hacemos, tambin, referencia a las crticas enderezadas en contra la tesis de ROXIN, que
sern expuestas en el prximo apartado.
362 Principalmente en los delitos en que el interno es consustanciado por estados mentales
que duran fracciones de segundo.
132
De tal manera, aunque HASSEMER intente superar los problemas de
la prueba del dolo, no llega a presentar un mtodo fiable de demostracin de
lo interno 363.
b) Dolo y plan
363 Como se ver en el momento oportuno, en este trabajo se pone de manifiesto la incorrecin
gramatical que existe en la diferenciacin entre interno y externo. Confirase en el captulo
IV, 1.
364 ROXIN, Claus. Derecho Penal. Parte general. Tomo I, op. cit., p. 416.
365 ROXIN, Claus. Derecho Penal. Parte general. Tomo I, op. cit., pp. 416-417.
366 ROXIN, Claus. Derecho Penal. Parte general. Tomo I, op. cit., p. 425.
367 ROXIN, Claus. Derecho Penal. Parte general. Tomo I, op. cit., p. 417. ROXIN explica su
afirmacin con ejemplos: Si p.ej. alguien atropella a otro intencionadamente con el coche y se da
cuenta de que posiblemente lesionar adems a un tercero, entonces ha admitido tambin en su plan, al
incluir lo anterior en su clculo, la eventual lesin del tercero y, en caso de producirse, la ha realizado
dolosamente, por mucho que la lesin en s no le resulte agradable. Por el contrario, cuando alguien
sigue fumando en la cama pese a las advertencias de su novia y provoca as un incendio, slo es
culpable de un incendio por imprudencia (consciente) y no de un incendio doloso; porque, aun cuando
el sujeto ha hecho caso omiso de las advertencias bienintencionadas, no puede interpretarse el resultado
133
En consecuencia, de acuerdo con esa tesis, hay dolo cuando el agente
incluye el resultado en su clculo, haciendo el evento lesivo parte de su plan
y, en tal medida, lo quiere368. En suma, para ROXIN dolo es una voluntad de
accin realizadora del plan369.
como realizacin de un plan de incendio. ROXIN, Claus. Derecho Penal. Parte general. Tomo I, op.
cit., p. 417.
368 ROXIN, Claus. Derecho Penal. Parte general. Tomo I, op. cit., p. 425.
369 ROXIN, Claus. Derecho Penal. Parte general. Tomo I, op. cit., p. 426.
370 ROXIN, Claus. Derecho Penal. Parte general. Tomo I, op. cit., p. 419.
371 ROXIN, Claus. Derecho Penal. Parte general. Tomo I, op. cit., p. 424.
134
(iii) el dolo eventual se caracteriza cuando el sujeto cuenta seriamente
con la posibilidad de la realizacin del tipo, pero a pesar de ello sigue actuando para
alcanzar el fin perseguido, y se resigna as sea de buena o de mala gana a la
eventual realizacin de un delito, se conforma con ella 372.
372 ROXIN, Claus. Derecho Penal. Parte general. Tomo I, op. cit., p. 427.
373 ROXIN, Claus. Derecho Penal. Parte general. Tomo I, op. cit., p. 429.
374 ROXIN, Claus. ber den Dolus Eventualis. En Studi in onore di Mario Romano, vol. 2.
Napoli: Jovene, 2011, p. 1208.
375 ROXIN, Claus. ber den Dolus Eventualis, op. cit., p. 1209.
376 ROXIN, Claus. ber den Dolus Eventualis, op. cit., pp. 1210-211.
377 ROXIN, Claus. ber den Dolus Eventualis, op. cit., p. 1211.
378 ROXIN, Claus. ber den Dolus Eventualis, op. cit., p. 1211. Esa frmula fue utilizada por la
primera vez en BGHSt 36, 10.
135
circunstancias concretas del caso379. As, en esa parte, ROXIN se aproxima
bastante de la teora de HASSEMER380.
Por fin, ROXIN defiende que la determinacin del dolo debe ser una
evaluacin judicial381. El dolo no es un hecho psicolgico, sino que un juicio
valorativo del juez382.
En suma, lo que propone ROXIN son dos cosas: (i) identificar el dolo
con plan; y (ii) emplear un mtodo para evaluar la existencia o no de tal plan.
379 ROXIN, Claus. ber den Dolus Eventualis, op. cit., p. 1212.
380 En ese sentido, ROXIN reconoce expresamente en: Zur Normativierung des dolus eventualis
und zur Lehre von der Vorsatzgefahr, op. cit., p. 248. Concluyen, tambin, en el sentido de la
similitud entre las dos teoras: MUOZ CONDE, Francisco, GARCA ARN, Mercedes.
Derecho Penal, Parte General, op. cit., p. 273; DAZ PITA, Mara del Mar. El dolo eventual, op. cit.;
BUSATO, Paulo Csar. Dolo e Significado, op. cit.
381 ROXIN, Claus. ber den Dolus Eventualis, op. cit., p. 1213.
382 ROXIN, Claus. ber den Dolus Eventualis, op. cit., p. 1214.
383 ROXIN, Claus. Zur Normativierung des dolus eventualis und zur Lehre von der Vorsatzgefahr,
op. cit., p. 248.
136
Adems, no queda claro cuando se puede decir que hubo o no un
plan. A fin de cuentas: Qu es plan? Cul es el plan que autoriza una
conclusin de que hubo dolo? Cmo debe ser ese plan? El plan debe tener
alguna anterioridad temporal al delito? Cunto tiempo antes del delito debe
ser el plan elaborado?
137
Con todos estos problemas, especialmente en lo que toca a la falta de
claridad, la teora de ROXIN acaba perdiendo la fuerza necesaria para
consagrarse como una propuesta a ser adoptada por nuestro Derecho penal
como orientadora para la adecuada comprensin del dolo.
c) Dolo y tipologa
Una fuerte crtica a las teoras tradicionales del dolo ha sido realizada
por SCHNEMANN, al advertir que muchas disputas tericas acerca del
tema se han limitado a efectuar un debate acerca de meras variaciones
lingsticas, es decir, se basan en uno concepto simplemente filolgico de
dolo387.
culpabilidad por el hecho. GIMBERNAT ORDEIG, Enrique. Estudios de Derecho Penal, op. cit., p.
253.
387 SCHNEMANN, Bernd. De un Concepto Filolgico a un Concepto Tipolgico del dolo, op. cit.,
p. 420.
388 SCHNEMANN, Bernd. De un Concepto Filolgico a un Concepto Tipolgico del dolo, op. cit.,
p. 429.
138
As, para identificar la presencia o no del dolo, basta evaluar si estn
presentes todos los Typus que definen su esencia.
389 SCHNEMANN, Bernd. De un Concepto Filolgico a un Concepto Tipolgico del dolo, op. cit.,
p. 429.
390 SCHNEMANN, Bernd. De un Concepto Filolgico a un Concepto Tipolgico del dolo, op. cit.,
p. 431.
391 SCHNEMANN, Bernd. De un Concepto Filolgico a un Concepto Tipolgico del dolo, op. cit.,
p. 431.
392 SCHNEMANN, Bernd. De un Concepto Filolgico a un Concepto Tipolgico del dolo, op. cit.,
pp. 431-432.
139
Por fin, resalta que su propuesta reafirma el rasgo psicolgico-
ontolgico del dolo 393 , que debe ser constatado de acuerdo con las
circunstancias objetivas del hecho que son importantes para su comprobacin,
negando, as, que el dolo sea solamente una atribucin394.
140
Adems, la referencia a la enemistad hacia el bien jurdico parece,
tambin, bastante genrica e imprecisa, con lo que no se sabe exactamente qu
caracteriza concretamente aludida enemistad. Cmo ella se manifiesta?
Cundo empieza una enemistad? La enemistad es anterior a la accin? Es
algo interno o psicolgico? Cmo se expresa una enemistad?
398 Respecto de los dos intentos del autor de proponer una teora sobre el dolo, confirase:
PREZ BARBER, Gabriel. El dolo eventual, op. cit., p. 379 y ss. y p. 499 y ss.
399 SCHMIDHUSER, Eberhardt. Vorsatzbegriff und Begriffsjurisprudenz im Strafrecht.
Tbingen: J. C. B. Mohr, 1968, pp. 21-21.
141
Propone as que el criterio diferenciador entre dolo e imprudencia
debera estar en la disyuntiva conocimiento/desconocimiento de las
circunstancias actuales del hecho400.
400 SCHMIDHUSER, Eberhardt. Die Grenze zwischen vorstzlicher und fahrlssiger Straftat, op.
cit., p. 241.
401 SCHMIDHUSER, Eberhardt. Die Grenze zwischen vorstzlicher und fahrlssiger Straftat, op.
cit., p. 250.
402 PREZ BARBER, Gabriel. El dolo eventual, op. cit., pp. 510-511.
142
Como se puede ver, la propuesta de SCHMIDHUSER lleva, en
ltimo trmino, a una verdadera adopcin de la teora de la posibilidad, sin el
elemento volitivo, una vez que la cualidad del conocimiento, es decir, la
seguridad o inseguridad del conocimiento depende justamente de la
posibilidad de la superveniencia del ilcito403.
403 Como afirma PREZ BARBER: En efecto, as como anteriormente enfatizaba Schmidhuser
que lo decisivo para el dolo era el conocimiento de la posibilidad de un peligro objetivamente concreto (y
antijurdico), ahora sostiene que lo que importa es el conocimiento de la posibilidad concreta de un
peligro antijurdico. PREZ BARBER, Gabriel. El dolo eventual, op. cit., p. 506.
143
b) Dolo y peligro descubierto
404 HERZBERG, Rolf Dietrich. Die Abgrenzung von Vorsatz und bewusster Fahrlssigkeit, op. cit.,
p. 253.
405 HERZBERG, Rolf Dietrich. Die Abgrenzung von Vorsatz und bewusster Fahrlssigkeit, op. cit.,
p. 253.
406 HERZBERG, Rolf Dietrich. Das Wollem beim Vorsatzdelikt und dessen Unterscheidung vom
Bewut fahrlssigen Verhalten. Juristenzeitung (JZ), 1988, p. 155.
407 HERZBERG, Rolf Dietrich. Die Abgrenzung von Vorsatz und bewusster Fahrlssigkeit, op.
cit., p. 253.
408 HERZBERG, Rolf Dietrich. Die Abgrenzung von Vorsatz und bewusster Fahrlssigkeit, op. cit.,
p. 254.
144
En ese grupo de casos, la imputacin deber ser, segn HERZBERG,
como mximo, por imprudencia409.
HERZBERG explica, sin embargo, que hay casos en que los referidos
criterios enfrentaran una zona de penumbra, lo que exigira una valoracin
del caso, que no siempre estar exenta de dudas414.
409 HERZBERG, Rolf Dietrich. Die Abgrenzung von Vorsatz und bewusster Fahrlssigkeit, op. cit.,
p. 256.
410 HERZBERG, Rolf Dietrich. Das Wollem beim Vorsatzdelikt und dessen Unterscheidung vom
Bewut fahrlssigen Verhalten, op. cit., p. 155.
411 HERZBERG, Rolf Dietrich. Die Abgrenzung von Vorsatz und bewusster Fahrlssigkeit, op. cit.,
p. 256.
412 HERZBERG, Rolf Dietrich. Die Abgrenzung von Vorsatz und bewusster Fahrlssigkeit, op. cit.,
p. 256.
413 HERZBERG, Rolf Dietrich. Die Abgrenzung von Vorsatz und bewusster Fahrlssigkeit, op. cit.,
p. 256.
414 HERZBERG, Rolf Dietrich. Die Abgrenzung von Vorsatz und bewusster Fahrlssigkeit, op. cit.,
p. 255.
145
La propuesta de HERZBERG propugna, en verdad, una objetivacin
de la teora del tomarse en serio, sugiriendo un desplazamiento de ese
criterio, con su anticipacin hacia el tipo objetivo. Lo relevante, pues, para el
referido autor, no es que el agente haya tomado en serio un peligro reconocido,
sino que l haya reconocido un peligro que debe tomar en serio 415.
415 HERZBERG, Rolf Dietrich. Die Abgrenzung von Vorsatz und bewusster Fahrlssigkeit, op. cit.,
p. 262.
416 Como afirma PUPPE: La cobertura del peligro, al contrario de la primera impresin, incluso para
Herzberg, no es ningn criterio cualitativo del peligro imprudente. La propia probabilidad de la
realizacin del resultado, como en la teora clsica de la probabilidad, es, mejor dicho, el nico criterio
de decisin. PUPPE, Ingeborg. Der Vorstellunginhalt des dolus eventualis. Zeitschrift fr die
gesamte Strafrechtswissenschaft (ZStW) 103 (1991), p. 19.
417 Vase la crtica expuesta en el captulo III, 1., 1.2., b.
418 En ese sentido es la crtica de SCHNEMANN: (...) Herzberg se ve obligado a tratar de forma
unitaria el dolo de peligro y el dolo de lesin. Sin embargo, como el Cdigo Penal alemn distingue
claramente entre el dolo de peligro y el dolo de lesin, la solucin de Herzberg no resulta compatible con
la concepcin del legislador. Por cierto, Herzberg se preocupa por demostrar a diferencia de otros
partidarios de un concepto objetivo de dolo que con ayuda de su teora se puede continuar
distinguiendo entre dolo de lesin y dolo de peligro, pues en caso del peligro protegido, en el dolo de
146
c) Dolo y conocimiento de un riesgo concreto
FRISCH alerta inicialmente de que el objeto del dolo no puede ser los
elementos del tipo objetivo, como se defiende tradicionalmente, puesto que,
antes de la accin, no es posible conocer el resultado tpico421.
lesin debe hacerse hincapi en la proteccin del riesgo, y en el dolo de peligro debe tomarse en cuenta el
resto de peligro que contina estando presente. Pero en sentido formal es contradictorio calificar de
concreto a un peligro que no fundamenta dolo alguno y que por ello, segn la definicin de Herzberg:
no es de tomar seriamente en cuenta. Y en sentido material, a la proteccin se le exige claramente
demasiado al constituir el nico criterio entre peligrosidad de lesionar y peligrosidad de poner en
peligro. SCHNEMANN, Bernd. De un Concepto Filolgico a un Concepto Tipolgico del dolo,
op. cit., p. 426. En nota afirma, todavia, SCHNEMANN: En los delitos de peligro de los 315
ss. del Cdigo Penal alemn se penaliza completamente la puesta en peligro dolosa del cuerpo o la vida,
a lo que se une frecuentemente una calificacin del resultado en caso de produccin culposa de las
lesiones corporales o de la muerte (como, por ejemplo, en el 318, apartado 2 del Cdigo Penal
alemn), lo cual sera evidentemente absurdo, si el dolo de peligro incluyera el dolo de lesin.
SCHNEMANN, Bernd. De un Concepto Filolgico a un Concepto Tipolgico del dolo, op. cit., p.
426.
419 FRISCH, Wolfgang. Vorsatz und Risiko, op. cit., pp. 24 e ss.
420 FRISCH, Wolfgang. Vorsatz und Risiko, op. cit., p. 96.
421 ROXIN, Claus. Derecho Penal, Parte general. Tomo I, op. cit. p. 439.
147
una especial peligrosidad del sujeto agente frente a los bienes jurdicos; y ha
de demonstrar, por ltimo, que su accin constituye un fallo personal
cualificado del sujeto ante las exigencias del Derecho. 422
422 DAZ PITA, Mara del Mar. El dolo eventual, op. cit., pp. 113-114.
423 FRISCH, Wolfgang. Vorsatz und Risiko, op. cit., pp. 98-102.
424 FRISCH, Wolfgang. Vorsatz und Risiko, op. cit., p. 103.
425 FRISCH, Wolfgang. Vorsatz und Risiko, op. cit., p. 82.
426 FRISCH, Wolfgang. Vorsatz und Risiko, op. cit., pp. 482 y ss.
427 FRISCH, Wolfgang. Vorsatz und Risiko, op. cit., pp. 168-169. No obstante FRISCH sostiene
que su concepto de conocimiento es normativo. Cf.: FRISCH, Wolfgang. Vorsatz und Risiko, op.
cit., p. 173. Acerca de esa relacin psicolgica en la teora de FRISCH, LOURENZO COPELLO
afirma el siguiente: Qu se deduce de esta fundamentacin en lo referente al contacto psicolgico
entre el autor y el hecho caracterstico de la conducta dolosa? La respuesta de Frisch es clara: el sujeto
debe captar en su mente la dimensin de peligro que su comportamiento implica para el bien jurdico,
es decir, debe captar precisamente aquello que llega al Derecho penal a prohibir esa conducta.
LOURENZO COPELLO, Patricia. Algunas reflexiones criticas sobre la tradicional divisin
tripartita del dolo. En El nuevo Cdigo Penal: Presupuestos y Fundamentos. Libro homenaje al
Profesor Doctor Don ngel Toro Lopes. Granada: Comares, 1999, p. 347.
148
En consecuencia, cuando una persona se represente el peligro
concreto - es decir, cuando tiene el conocimiento necesario para la
caracterizacin del dolo -, pero, aun as, confe en que todo saldr bien, resulta
rechazada la posibilidad de una imputacin a ttulo de dolo, ya que no est
debidamente caracterizada la existencia de una efectiva decisin en contra el
bien jurdico428.
149
Por otro lado, del mismo modo que la teora del tomarse en serio,
FRISCH reconoce como causas de exclusin de la imputacin dolosa, la
confianza, la creencia y el optimismo irracional.
433 En sentido similar, PUPPE afirma que la instancia competente para decidir respecto de lo que es
el significado jurdico del peligro reconocido por el autor no es l, sino que el Derecho. PUPPE,
Ingeborg. A distino entre Dolo e Culpa, op. cit., pp. 61-62.
434 PUPPE, Ingeborg. Nomos-Kommentar zum Strafgesetzbuch. 15. KINDHUSER, Urs;
NEUMANN, Ulfrid; PAEFFGEN, Hans-Ulrich Ulfrid (org.). Baden-Baden: Nomos-Verl.-Ges.:
2010, Rn. 64, p. 616.
435 PUPPE, Ingeborg. Der Vorstellunginhalt des dolus eventualis, op. cit., p. 41.
436 PUPPE, Ingeborg. NK. 15, op. cit., Rn. 64, p. 616. Cf. Tambin: RAGUS I VALLS,
Ramon. El dolo y su prueba en el proceso penal, op. cit., p. 148.
150
Hay Vorsatzgefahr cuando el peligro expresa, en s mismo, un mtodo
adecuado para la realizacin del resultado delictivo437.
437 PUPPE, Ingeborg. NK. 15, op. cit., Rn. 69, p. 617.
438 PUPPE, Ingeborg. NK. 15, op. cit., Rn. 71, p. 618.
439 PUPPE, Ingeborg. NK. 15, op. cit., Rn. 71, p. 618.
440 PUPPE, Ingeborg. NK. 15, op. cit., Rn. 72, p. 618.
441 PUPPE, Ingeborg. Der Vorstellunginhalt des dolus eventualis, op. cit., pp. 14-15.
442 PUPPE, Ingeborg. Der Vorstellunginhalt des dolus eventualis, op. cit., pp. 14-15.
443 PUPPE, Ingeborg. NK. 15, op. cit., Rn. 69, p. 617.
151
Adems, en determinados casos, el propsito del autor tiene una
funcin decisiva para identificar el comportamiento peligroso, consistiendo,
por s solo, un factor de peligro445.
Vase que, para esa teora cognitiva, la distincin entre dolo directo
de primer grado, de segundo grado y eventual pasa a no tener ningn
resultado terico o prctico, una vez que el criterio diferenciador para la
caracterizacin del dolo es solamente la existencia de un mtodo
genricamente idneo para provocar el resultado, ante lo que PUPPE sugiere
el abandono de esa triparticin conceptual447.
Por tanto, es posible decir que la tesis de PUPPE tiene en cuenta los
siguientes criterios para el examen del dolo: (i) la magnitud del peligro,
evaluada objetivamente por el Derecho, que ensea si la accin constituye un
mtodo idneo para la realizacin del tipo objetivo de acuerdo con una
estrategia racional; (ii) el conocimiento respecto de ese peligro, que puede ser
un peligro de dolo o un peligro de imprudencia, de acuerdo con su apariencia
(Anschaulichkeit der Gefahr) 448.
444 PUPPE, Ingeborg. NK. 15, op. cit., Rn. 70, p. 617.
445 PUPPE, Ingeborg. NK. 15, op. cit., Rn. 77, p. 620.
446 PUPPE, Ingeborg. NK. 15, op. cit., Rn. 79, p. 635.
447 PUPPE, Ingeborg. NK. 15, op. cit., Rn. 114, p. 620.
448 Cf.: PUPPE, Ingeborg. Strafrecht: Allgemeiner Teil, im Spiegel der Rechtsprechung. 2a ed.
Baden-Baden: Nomos, 2011, pp. 112-116. Como consecuencia de lo que fue aqu expuesto, es
posible afirmar tambin que para PUPPE los casos de imprudencia son aquellos en que existe
un peligro de imprudencia, evaluado de acuerdo con el grado del peligro y de su apariencia. Cf.
PUPPE, Ingeborg. Strafrecht: Allgemeiner Teil, im Spiegel der Rechtsprechung, op. cit., p. 116.
152
No obstante el indudable mrito de la tesis de PUPPE, se puede
criticar a la misma por partir de la premisa, a nuestro ver equivocada, de que
es posible establecer un peligro objetivo, pero esa es una crtica que se
desarrollar con mayor extensin en el momento oportuno de este trabajo449.
Adems, PUPPE afirma que: Solo es posible distinguir dolo e imprudencia de modo racional por el
grado de probabilidad que el autor atribuye a la existencia del dato incierto. PUPPE, Ingeborg. A
distino entre Dolo e Culpa, op. cit., p. 92. No llega, sin embargo, a problematizar o profundizar
cuando especficamente se estara delante de un peligro de imprudencia. Lo que hace es citar
algunos ejemplos en que se est delante de un peligro de dolo y algunos de peligro de
imprudencia. Cf.: PUPPE, Ingeborg. A distino entre Dolo e Culpa, op. cit., p. 79 y ss.
449 A ese respecto, confirase captulo IV, 2., 2.1., b.
153
e) Dolo y conocimiento como indiferencia
450 JAKOBS, Gnther, Derecho Penal, Parte general, op. cit., p. 316.
451 JAKOBS, Gnther, Derecho Penal, Parte general, op. cit., p. 316.
452 JAKOBS, Gnther, Derecho Penal, Parte general, op. cit., p. 316.
453 JAKOBS, Gnther. Gleichgltigkeit als dolus indirectus, op. cit., p. 594.
454 JAKOBS, Gnther. Dolus Malus. En Festschrift fr Rudolphi. Neuwied: Luchterhand, 2004,
p. 108.
455 JAKOBS, Gnther. Gleichgltigkeit als dolus indirectus, op. cit., p. 587.
154
As, por ejemplo, los conocimientos que no son esperados por el
Derecho, los conocimientos especiales que no correspondan al rol del agente
y los conocimientos anclados en un exceso de escrupulosidad del autor, no
son conocimientos que puedan indicar infidelidad al Derecho456.
456 JAKOBS, Gnther. Gleichgltigkeit als dolus indirectus, op. cit., p. 587.
457 JAKOBS, Gnther. Gleichgltigkeit als dolus indirectus, op. cit., p. 594.
458 Vase, adems, que JAKOBS propone el torno al concepto de dolus malus. Cf.: JAKOBS,
Gnther. Gleichgltigkeit als dolus indirectus, op. cit. Tal posicin es reafirmada en: JAKOBS,
Gnther. System der strafrechtlichen Zurechnung, op. cit., pp. 53 y ss. JAKOBS sostiene que: El
dolo tpico y la conciencia de la antijuridicidad no pueden ser separados. JAKOBS, Gnther. System
der strafrechtlichen Zurechnung, op. cit., p. 90.
459 Como se puede ver en el captulo III, 1., 1.1., c.
460 Tambin en el captulo III, 1., 1.1., c.
155
Finalmente y como ya sealado cuando se habl sobre el fundamento
del dolo, la justificacin del dolo con bases en la idea de fidelidad jurdica, no
parece ser la ms adecuada desde el punto de vista poltico-criminal461.
Pese que las teoras normativas no han sido capaces de presentar una
solucin satisfactoria para el problema del dolo, no hay duda de que
representaran un intento que no puede ser ignorado respecto del tema.
Ante todo eso, el prximo desafo de este trabajo es, en primer lugar,
intentar aclarar los equvocos gramaticales entraados tanto en las teoras
psicolgicas, cuanto normativas, presentando las bases filosficas que parecen
ser las ms adecuadas para la construccin dogmtica de la teora del dolo y,
en un segundo momento, desarrollar algunas ideas que sean tiles en la
discusin y aplicacin prctica respecto del tema, ancladas en la innovadora
perspectiva pragmtico-lingstica propuesta especialmente por
WITTGENSTEIN, en la segunda fase de su carrera filosfica.
156
157
CAPTULO IV
462 KENNY, Anthony. Histria concisa da filosofia ocidental. Lisboa: Temas e Debates
Actividades Editoriais, 1999, p. 14.
463 KENNY, Anthony. Histria concisa da filosofia ocidental, op. cit., p. 14.
464 Sobre una crtica del uso de la filosofa como argumento de autoridad para la comprensin
del dolo, cf.: GRECO, Lus. Neue Wege der Vorsatzdogmatik Eine Auseinandersetzung mit
drei neuen Monographien zum Vorsatzbegriff. Zeitschrift fr Internationale
Strafrechtsdogmatik (ZIS), 2009, p. 819.
158
nuevas propuestas de modo enteramente intuitivo, en una clase de seleccin
natural. Se dejaba de lado lo que pareca problemtico y se propona, muchas
veces sin ninguna fundamentacin terica ms slida, nuevas tesis que
instintivamente parecan ofrecer un mejor camino, una comprensin ms
adecuada para identificar el dolo465.
465 Sobre esa forma de desarrollo de las teoras penales, VIVES ANTN afirma: En efecto, de
una parte el mtodo de la investigacin cientfica, que los cultivadores de la dogmtica intentan
practicar, no se halla orientado al consenso sino al disenso: se trata, para expresarlo en los trminos de
Popper, de poner en prctica continuos intentos de refutacin de las viejas teoras, aceptndolas slo
provisionalmente, en tantos dichos intentos fracasan. La aplicacin de ese mtodo a la interpretacin
jurdica produce un resultado disolvente, pues en ella no puede apelarse, ni siquiera en ltima
instancia, a una experiencia que decida si una determinada teora interpretativa es mejor que otra. La
decisin se toma, pues, sobre la base de criterios valorativos, en los que el papel de la subjetividad es
decisivo e ineliminable, con lo que cada investigador se aferra a su teora, o a su sistema, que,
innecesario es decirlo, son los que ms le convencen. VIVES ANTN, Toms Salvador.
Fundamentos del Sistema Penal, op. cit., p. 772.
466 KENNY, Anthony. Histria concisa da filosofia ocidental, op. cit., p. 14.
159
Con eso se dar un paso ms en la bsqueda de una nueva propuesta
para la comprensin del dolo, pero ahora de modo atento para no caer en las
trampas filosficas que continuamente dificultan la vida de los penalistas que
estudian ese tema.
160
1. CRTICA A LOS FUNDAMENTOS DEL DOLO
PSICOLGICO
467 GLOCK, Hans-Johann. Concepts: Between The Subjective and the Objective. En Mind, Method,
and Morality: Essays in Honor of Anthony Kenny. Oxford: Oxford University Press, 2010, p.
307.
468 De acuerdo con LAURENZO COPELLO, en esa perspectiva ontolgica: el contacto
psicolgico propio del delito doloso aparece como una cuestin predeterminada por el objeto sobre el que
acta el Derecho penal, por la realidad que ste regula. LAURENZO COPELLO, Patricia. Dolo y
conocimiento, op. cit., p. 208. Ya HASSEMER afirma: () el dolo caracteriza fenmenos internos
del individuo agente, que se refieren al acontecer externo; el sustrato del dolo solo puede residir en la
voluntad y la representacin de la persona y no en aquello que es externo a l. HASSEMER,
Winfried. Persona, mundo y responsabilidad, op. cit., p. 71.
469 La afirmacin de RAGUS I VALLS deja bien clara a la encrucijada a que una concepcin
psicolgica-ontolgica de dolo nos lleva: El juez que quiera ser fiel a las exigencias de la
concepcin psicolgica de la determinacin del dolo y, por tanto, slo condenar por delito doloso
cuando consiga acreditar fehacientemente determinados fenmenos psicolgicos ajenos y pretritos,
cuenta con un instrumental bastante precario para cumplir con su propsito. Dicho instrumental se
161
En esa situacin ideal, el juez podra decir sin dudas y con gran
tranquilidad: El agente actu con dolo!
reduce, siendo optimistas, a unas pocas reglas de la psicologa que le dicen cundo no existe el
conocimiento necesario para el dolo y a unos cuantos enunciados basados en la experiencia cotidiana
que difcilmente va a poder aplicar para resolver un solo caso, por presuponer stos una inmediatez al
momento del delito que no suele darse en el juicio oral. Todo los dems medios probatorios incorporan
un cierto grado de riesgo de que los hechos que se den por probados no coincidan con los fenmenos
psicolgicos realmente acaecidos en el fuero interno del sujeto. RAGUS I VALLS, Ramon. El dolo
y su prueba en el proceso penal, op. cit., p. 259.
470 Como advierte HACKER: Nada puede ser ms equivocado que suponer () que errores y
confusiones en psicologa pueden ser solucionadas por la introduccin de nuevos nombres.
HACKER, Peter. The Development of Wittgensteins Philosophy of Psychology. En Mind, Method,
and Morality: Essays in Honor of Anthony Kenny. Oxford: Oxford University Press, 2010, pp.
291-292.
162
1.1. Dolo y la concepcin cartesiana de la mente
() este yo, es decir, el alma, por la cual yo soy lo que soy, es enteramente
distinto del cuerpo y hasta ms fcil de conocer que ste y, aunque el cuerpo
no fuese, el alma no dejara de ser cuanto es. 472
Y porque l [el alma] es de una naturaleza que no tiene relacin alguna con
la extensin ni con las dimensiones o con las propiedades de la materia de que
el cuerpo se compone, sino solamente con el conjunto de sus rganos, como
trasparece del hecho de que no se podra en modo alguno concebir la mitad, o
la tercera parte de un alma, ni que extensin ocupa, y de que no deviene ms
pequea si se corta alguna parte del cuerpo, sino que se separa enteramente
de l, cuando se disuelve el conjunto de sus rganos. 473
163
DESCARTES sostiene, pues, una distincin real entre mente y
cuerpo474, es decir, la conciencia es algo sui generis, totalmente separado de los
eventos corpreos de cualquier tipo, estando, as, inmune a los efectos de la
disolucin corporal475.
164
La mente, de acuerdo con la concepcin cartesiana, es pues
transparente e inaccesible a terceros, conforme explica HACKER:
165
Esas premisas acerca de lo mental siguen todava teniendo gran
aceptacin en muchos mbitos del conocimiento, llegando al punto de que
HACKER designe la concepcin cartesiana de la mente como un virus para el
pensamiento humano y que, todava hoy, atormenta filsofos, psicolgicos,
neurocientficos480.
pertenecen al mundo fsico; los de la segunda, al mundo mental. RYLE, Gilbert. El concepto de lo
mental. Introduccin de Daniel C. Dennet. Barcelona: Paids, 2005, p. 25.
480 HACKER, P. M. S. Human Nature, op. cit., p. 242.
481 HACKER, P. M. S. Human Nature, op. cit., p. 242.
482 HACKER, Peter; BENNETT, Maxwell. Fragmentos de Philosophical Foundations of
Neuroscience. En La Naturaleza de la conciencia: cerebro, mente y lenguaje. Madrid: Paids,
2008, p. 118.
483 HIPPEL, Robert von. Die Grenze von Vorsatz und Fahrlssigkeit, op. cit., pp. 140-141.
484 SCHRDER, Horst. Aufbau und Grenzen des Vorsatzbegriffs, op. cit., p. 237.
485 HASSEMER, Winfried. Persona, mundo y responsabilidad, op. cit., p. 82.
486 SCHNEMANN, Bernd. De un Concepto Filolgico a un Concepto Tipolgico del dolo, op. cit.,
p. 435.
487 Eso por qu la palabra decisin tiene un sentido cotidiano umbilicalmente relacionado a
algo psicolgico, aunque ROXIN insista en decir que se trata de un concepto normativo (Cf.:
ROXIN, Claus. ber den Dolus Eventualis, op. cit., pp. 1214-1215), negando esplicitamente que
166
De ah resulta la importancia para el Derecho penal que se examine
las crticas de la filosofa contempornea lanzadas en contra de la visin
cartesiana de la mente, que se encuentra hoy en da ntidamente
descompasada con la mayora de los enfoques filosficos recientes respecto
del fenmeno de la conciencia y de la mente494.
su teora tenga cualquier rasgo psicolgico, cf. ROXIN, Claus. Derecho penal. Parte general.
Tomo I, op. cit., p. 429.
488 Correctamente PREZ BARBER llama de psicolgica la nueva tesis sobre el dolo de
JAKOBS: La crtica principal que, a nuestro juicio, merece este posicionamiento ms reciente de
JAKOBS respecto al concepto de dolo residente en que ste sin dudas contra el deseo del autor
permanece de lleno dentro del paradigma psicologista. Porque la indiferencia no es otra cosa que un
estado mental ms, que debe comprobarse empricamente al igual que cualquier otro estado mental, y
que corresponde enjuiciar jurdicamente para determinar su relevancia para un eventual reproche
doloso. PREZ BARBER, Gabriel. El dolo eventual, op. cit., p. 443.
489 FRISCH, Wolfgang. Vorsatz und Risiko, op. cit., pp. 168-169.
490 MUOZ CONDE, Francisco, GARCA ARN, Mercedes. Derecho Penal, Parte General, op.
cit., pp. 268 y ss.
491 DAZ PITA, Mara del Mar. El dolo eventual, op. cit.
492 RAGUS I VALLS, Ramon. La ignorancia deliberada en Derecho Penal, op. cit.
493 PREZ BARBER, Gabriel. El dolo eventual, op. cit.
494 COTTINGHAM, John. Introduo, op. cit., p. 22.
495 HABERMAS bien sintetiza las bases de la filosofa del sujeto, extradas del dualismo
cartesiano: El marco conceptual bsico de la filosofa del sujeto ha sido sometido a una crtica
implacable por parte de Peirce, Wittgenstein y Heidegger. Rorty utiliza argumentos contemporneos
(entre otros, de Sellars, Quine y Davidson) para poner en evidencia con propsitos de crtica de la
razn los supuestos mentalistas de fondo de la teora del conocimiento. Las ideas de autoconciencia
y subjetividad implican que el sujeto cognoscente, cuando no se orienta directamente a los objetos sino
que se dirige de un modo reflexivo a sus propias representaciones de stos, puede abrir una esfera
privilegiada de vivencias inmediatamente accesibles y absolutamente ciertas. La separacin entre lo
interno y lo externo es decir, un dualismo de mente y cuerpo que apela al acceso privilegiado de la
primera persona a sus propias vivencias es constitutiva para la teora clsica del conocimiento. La
167
Cada uno de esos problemas merecer, a continuacin, un examen
individualizado.
autoridad epistmica de la primera persona se nutre de las fuentes de tres supuestos que conforman
todo un paradigma: que conocemos nuestros estados mentales mejor que todo lo dems; que el
conocer se produce esencialmente bajo el modo de la representacin de objetos, y que la verdad de los
juicios se apoya en evidencias que garantizan la certeza. HABERMAS, Jrgen. Verdad y
justificacin, op. cit., pp. 228-229.
496 VIVES ANTN, Toms Salvador. Fundamentos del Sistema Penal, op. cit., pp. 163 y ss.
497 DAMASIO, Antonio. En busca de Spinoza: neurobiologa de la emocin y los sentimientos.
Trad. Joandomnec Ros. Barcelona: Critica, 2007, p. 178.
498 Es posible citar como defensores del dualismo: (i) la teora de la armona preestablecida de
LEIBNIZ; (ii) el paralelismo ocasionalista de MALEBRANCHE y (iii) el epifenomenalismo de
HUXLEY. En ese sentido confirase: PORCINCULA NETO, Jos Carlos Nobre. La
exteriorizacin de lo interno: Sobre la relacin entre lo objetivo y lo subjetivo en el tipo
penal. Tesis Doctoral. Universidad de Barcelona, 2012, pp. 34 y ss.
499 VIVES ANTN, Toms Salvador. Fundamentos del Sistema Penal, op. cit., p. 169 y ss. Como
ejemplos de teoras monistas materialistas, es posible citar: (i) la tesis de la identidad
psiconeural de PLACE y SMART; (ii) el eliminativismo clsico de FEYERABEND, RORTY y
QUINE; y (iii) el eliminativismo contemporneo de CHURCHLAND. En ese sentido
confirase: PORCINCULA NETO, Jos Carlos Nobre. La exteriorizacin de lo interno, op. cit.,
pp. 49 y ss.
500 BUNG, Jochen. Wissen und Wollen im Strafrecht. Frankfurt am Main: Klostermann, 2009, p.
54.
168
concepciones funcionalistas, que caracterizan los estados mentales de acuerdo
con las funciones que desempean en la estructura de la mente501, etc., etc.502
En este trabajo, entre tanto, no ser posible tratar todas las referidas
teoras relativas a la filosofa de la mente, dada su amplitud y complejidad y
porque ello importara en una distorsin de los objetivos aqu pretendidos.
501 VIVES ANTN, Toms Salvador. Fundamentos del Sistema Penal, op. cit., p. 176 y ss. Como
ejemplos de teoras funcionalistas: (i) el funcionalismo de mquina de TURING y PUTNAM;
(ii) el psicofuncionalismo de FODOR y (iii) el funcionalismo teleolgico-homuncular de
DENNET. En ese sentido confirase tambin: PORCINCULA NETO, Jos Carlos Nobre. La
exteriorizacin de lo interno, op. cit., pp. 60 y ss.
502 Respecto de estudios un poco ms profundizados y amplios sobre la filosofa de la mente,
aunque tambin de carcter introductorio, confirase: CHURCHLAND, Paul. Matter and
Consciousness: a contemporary introduction to the philosophy of mind. Cambridge,
Massachusetts: MIT Press, 1992; McGINN, Collin. Minds and Bodies: Philosophers and their
ideas. New Your/Oxford: Oxford University Press, 1997. En el mbito del Derecho penal:
BUNG, Jochen. Wissen und Wollen im Strafrecht, op. cit., pp. 68 y ss.; PORCINCULA NETO,
Jos Carlos Nobre. La exteriorizacin de lo interno, op. cit.; VIVES ANTN, Toms Salvador.
Neurociencia y determinismo reduccionista: una aproximacin crtica. En Neurociencias y
Derecho Penal: Nuevas perspectivas en el mbito de la culpabilidad y tratamiento jurdico-
penal de la peligrosidad. Madrid: Edisofer, 2013; VIVES ANTN, Toms Salvador.
Fundamentos del Sistema Penal, op. cit., pp. 161 y ss.
169
interno e incorpreo, mientras que el cuerpo es la parte externa y fsica de
los seres humanos. Adems, de acuerdo con esa visin, se sostiene que esas
dos sustancias son perfectamente distintas y separables, muchas veces,
tambin, se ha afirmado que es el cerebro humano el que piensa o tiene
intenciones.
170
ejemplo. Slo que parece empequeecerse con ello la diferencia de significados
(es como si se dijera: las cifras son objetos reales, los nmeros no-reales). 504
As, solamente analizando los diversos usos del pensar o del tener
intenciones es posible ver la evidencia de que el pensamiento o la intencin
506 HACKER, P. M. S. Wittgenstein: meaning and mind (vol. III of an analytical commentary on
the Philosophical Investigations (Vol. 3) Part I, essays, op. cit., p. 184.
507 HACKER, P. M. S. Wittgenstein: meaning and mind (vol. III of an analytical commentary on
the Philosophical Investigations (Vol. 3) Part I, essays, op. cit., p. 184.
508 HACKER, P. M. S. Wittgenstein: meaning and mind (vol. III of an analytical commentary on
the Philosophical Investigations (Vol. 3) Part I, essays, op. cit., p. 184.
171
no son solamente procesos internos e incorpreos, no son simples actividades
de la mente en el mismo sentido de que escribir es una actividad de la mano509.
As, cuando uno habla pensado o piensa en voz alta no hay, como
pretende el dualismo, dos procesos simultneos ocurriendo, el discurso y un
desfile de significados en mi mente. El mismo lenguaje es el vehculo del
pensamiento511.
509 HACKER, P. M. S. Wittgenstein: meaning and mind (vol. III of an analytical commentary on
the Philosophical Investigations (Vol. 3) Part I, essays, op. cit., p. 184.
510 Acerca de los mltiples usos de la palabra pensar, WITTGENTEIN apunta que: 110.
'Pensar', he ah un concepto terriblemente ramificado. Un concepto que abarca mltiples
manifestaciones de la vida. Los fenmenos del pensar son muy distintos entre s. 111. No estamos
preparados en absoluto para la tarea de describir el uso, pongamos por caso, de la palabra "pensar". (Y
por qu deberamos estarlo? Para qu sirve tal descripcin?) Y la idea ingenua que uno se forja de
aquello en nada corresponde a la realidad. Esperamos ver un contorno liso y regular, y lo que
obtenemos es uno fragmentado. Aqu realmente se podra decir que nos formamos una imagen falsa.
112. De esta palabra no se debe esperar que tenga una aplicacin homognea; ms bien debe esperarse lo
contrario. 113. De dnde sacamos el concepto 'pensar' que queremos examinar aqu? Del lenguaje
cotidiano. A lo que se dirige nuestra atencin, en primer lugar, es a la palabra "pensar". Pero el uso de
esta palabra es confuso. Y no podemos esperar otra cosa. Y eso, desde luego, puede decirse de todos los
verbos psicolgicos. Su aplicacin no es clara ni tan fcil de resumir como ocurre, pongamos por caso,
con la de los trminos de la mecnica. 114. Uno aprende la palabra pensar, esto es, su uso, en
determinadas circunstancias que, a pesar de todo, no aprende a describir. WITTGENSTEIN,
Ludwig. Zettel. Mxico/DF: Universidad Nacional Autnoma de Mxico, 1997, 110-114.
511 Cuando pienso con el lenguaje, no me vienen a las mientes significados adems de la expresin
verbal, sino que el lenguaje mismo es el vehculo del pensamiento. WITTGENSTEIN, Ludwig.
Investigaciones Filosficas, op. cit., 329, p. 261.
172
traduccin de mis pensamientos del mentales para al castellano. Pensar no
es un proceso que ocurre por detrs de la expresin512.
512 HACKER, P. M. S. Wittgenstein: meaning and mind (vol. III of an analytical commentary on
the Philosophical Investigations (Vol. 3) Part I, essays, op. cit., p. 171. WITTGENSTEIN afirma:
Aunque llegamos a veces pensar a acompaar la oracin con un proceso mental, no es, sin embargo,
ese acompaamiento lo que llamamos pensamiento. WITTGENSTEIN, Ludwig. Investigaciones
Filosficas, op. cit., 332, p. 261.
513 GLOCK, Hans-Johann. Dicionrio Wittgenstein, op. cit., p. 218.
514 GLOCK, Hans-Johann. Dicionrio Wittgenstein, op. cit., p. 219. Sobre el tema, APEL afirma
lo siguiente: El caso de un juicio solitario por ejemplo, de un juicio de percepcin acerca de algn
estado de cosas dado puede ser explicado fcilmente como el caso del dialogo silencioso del alma
consigo misma (Platn). Y parece claro que este dialogo silencioso despus del giro lingstico puede
ser entendido solamente como una internalizacin del dilogo pblico normal a travs del lenguaje. Si
no fuera as, no podramos comprender que inclusive un juicio solitario de percepcin participa de una
interpretacin pblica del mundo. APEL, Karl-Otto. Semitica filosfica. Buenos Aires: Prometeo
Libros, 2009, p. 192.
173
Adems, incluso en esos casos, de algn sentimiento no compartido
con terceros, ellos pueden ser expresados por el comportamiento, aunque
muchas veces de modo sutil, como, por ejemplo, con una cara de espanto, de
tristeza, de miedo, de alegra, etc. Y tambin son explicados por los
antecedentes y circunstancias.
515 Precisamente en ese sentido VIVES ANTN concluye: De modo que el querer se manifiesta
en las acciones que se realizan efectivamente, la mayora de las cuales son visibles para los dems,
pblicas; y, si ello es as, resulta inevitable modificar nuestro modo de acercarnos al problema del dolo.
Pues, ciertamente, como ha subrayado Ramos, hacen falta criterios externos para determinar cundo
podemos decir que una accin determinada es o no dolosa; pero no se trata de criterios externos a partir
de los cuales pueda inducirse la existencia o inexistencia de determinados procesos internos; sino que
tal dicotoma no existe: determinan el uso de la palabra y, por lo tanto, los criterios son constitutivos,
el dolo es siempre, por lo tanto, dolus in re ipsa. VIVES ANTN, Toms Salvador. Fundamentos
del Sistema Penal, op. cit., p. 656.
516 WITTGENSTEIN, Ludwig. Investigaciones Filosficas, op. cit., 615.
174
cerebro es una condicin biolgica para la posibilidad del espritu y en la misma
medida del lenguaje 517 - pero tales operaciones no son las intenciones 518 ,
tampoco los significados de nuestro lenguaje.
175
() no puedo sentarme a contemplar lo que sucede en mi propia mente
como quien contempla un partido de ftbol, porque la mente no se pone ante
m de ese modo: sus procesos forman parte de mi modo de actuar, de vivir, y
por eso los conozco; pero carecen de toda realidad sensible que yo pueda
observar. De modo que la determinacin acerca de cundo tom una decisin
ocurre en una secuencia temporal reflexiva, no en la secuencia emprica en la
que tienen lugar los hechos neurofisiolgicos observables. 520
Ello parece evidente, una vez que, como afirma APEL, una teora del
cerebro no puede dar respuesta obviamente a la pregunta por las condiciones de
posibilidad de nuestra pretensin de validez al hablar del cerebro. 521
176
ajedrez, un cirujano durante una operacin, o el contertulio en el calor del
debate523.
No es la mente que piensa, imagina, razona o quiere, soy yo. Por otro lado,
mi mente puede quedarse en blanco, estar confusa o divagar pero esos no
son ni actos ni actividades de la mente. No es mi mente que se decide, que
cambia de idea o revierte una decisin, que tiene alguna idea o est inclinada
a hacer algo: soy yo, ser humano. No es la mente que siente dolor, percibe,
sabe, est consciente de eso o de aquello, que siente alegra o que esta molesta,
desea eso o tiene intenciones de aquello. Es una confusin cartesiana
adscribir todo un rango de atributos psicolgicos a la mente. Esa
incoherencia es multiplicada por los materialistas actuales que identifican la
mente con el cerebro, y adscriben los mismos predicados al cerebro. 524
523 HACKER, Peter; BENNETT, Maxwell. Los supuestos conceptuales de la neurociencia cognitiva,
op. cit., p. 179.
524 HACKER, P. M. S. Human Nature, op. cit., p. 253.
177
(i) es incorrecto afirmar que la intencin y, como consecuencia, el dolo
es algo incorpreo525;
Otra premisa adoptada por las tesis psicolgicas y que deriva del
dualismo cartesiano es la denominada doctrina del acceso privilegiado, que
propugna bsicamente que la primera persona tiene acceso privilegiado
525 Como correctamente afirma HACKER: La mente, se puede decir (adaptando la frase de
Wittgenstein) no es un nada, pero tampoco es alguna cosa. HACKER, P. M. S. Human Nature, op.
cit., p. 251.
526 Por ese motivo es correcto decir que tener una mente es tener un intelecto y una voluntad
racional, es tener la capacidad de razonar, de aprender, actuar, pensar, deliberar, decidir,
creer, escoger lo que hacer, modificar sentimientos, todo eso bajo las luces de la razn. Todo
esos amplios y complejos poderes son corolarios de los seres que usan el lenguaje. HACKER, P. M.
S. Human Nature, op. cit., p. 256.
178
respecto de sus estados mentales, mientras que los dems solo tienen acceso
al interno de la primera persona por medios indirectos.
179
Ese acceso privilegiado al interior, de acuerdo con esa doctrina, se
da por medio de la introspeccin, que, para DESCARTES, era explcitamente
comparada con mirar en una cmara oscura528.
180
Como explica GLOCK:
181
Por lo tanto, no hay tal cosa como mirar lo que uno esta sintiendo,
oyendo, oliendo, saboreando, pretendiendo. Nosotros no podemos mirar para
nuestra propia mente, as como no podemos mirar a la mente de los otros534.
Sin embargo, para que sea posible utilizar un mapa, como proponen
esos neuroanatomistas, en primer lugar, ha de existir un mapa. Pero en un
cerebro no hay mapa alguno, una vez que es cierto que las imgenes captadas
por los exmenes de Resonancia Magntica Funcional (RMf) no son como
mapas, pues no ofrecen un objeto que el ser humano puede leer y as
comprender lo que uno piensa, siente o como ele tiene intenciones536. Un
mapa indica un sentido, tiene un significado, no es simplemente una
descripcin de las seales neuronales del cerebro humano.
Adems, para que ese supuesto mapa tenga alguna utilidad prctica,
uno tiene que saber como leerlo. Pero nuestro cerebro no tiene ojos, ni puede
leer. Por si no fuese suficiente, para leer un mapa, se debe estar familiarizado
con sus convenciones cartogrficas. Pero, no existen tales convenciones
respecto de las proyecciones referentes al mapeo de las caractersticas del campo
182
visual sobre las activaciones neurales en la corteza estriada visual, por fin, uno
debe usar el mapa para guiarse en su conducta en sus excursiones o navegaciones ,
actividad que el cerebro no realiza 537.
183
conocimiento del interno se da por medio de la visin u observacin de lo que
pasa en la mente de la persona.
Es decir, carece de todo sentido afirmar que s alguna cosa si hay una
imposibilidad lgica de no saber tal cosa. Y tal imposibilidad lgica ocurre
con los estados mentales, puesto que no hay como decir no s lo que estoy
184
pensando ahora. Por esa razn que es lgicamente equivocado afirmar que s
lo que pasa en mi cabeza543.
Por otro lado, la afirmacin de que los dems, las terceras personas,
solo tienen conocimiento de mis estados mentales de forma indirecta,
tampoco parece correcta.
543 As, tambin, VIVES ANTN: () en el sentido ordinario y propio, no podemos decir que
sabemos algo, respecto a lo cual la expresin de duda no tiene sentido; algo que forma parte del sistema
compartido por todos y sobre cuyo fondo resultan posibles la duda, la creencia, la investigacin y el
saber. Ni la duda que duda de todo es legtima, pues hara imposible el lenguaje, ni cuando afirmo que
s que pienso o que s que la tierra tiene ms de cien aos expreso realmente un saber. As que, ni
puedo poner en duda todo lo que mis sentidos externos me dicen del mundo (no puedo decir que veo un
rbol pero lo dudo) pues con ello se derrumbara el sistema de referencia que hace posible el lenguaje, ni
puedo decir que s las sensaciones o percepciones que tengo; sino que, sencillamente, las tengo. VIVES
ANTN, Toms Salvador. Fundamentos del Sistema Penal, op. cit., p. 640.
544 HACKER, P. M. S. Wittgenstein: meaning and mind (vol. III of an analytical commentary on
the Philosophical Investigations (Vol. 3) Part I, essays, op. cit., p. 131. HACKER extrae la
primera crtica del seguirte pasaje de las Investigaciones Filosficas: Puedo saber lo que el otro
piensa, no lo que yo pienso. Es correcto decir S lo que piensas, y falso: S lo que pienso.
WITTGENSTEIN, Ludwig. Investigaciones Filosficas, op. cit., p. 507.
185
Cuando veo alguien revolcarse de dolores, con una causa manifiesta, no
pienso: sus sentimiento me estn, no obstante, ocultos. 545
As, la intencin, que es lo que nos interesa aqu, no debe ser inferida
por medido de exteriorizaciones. Respecto de ella, nosotros solamente
concluimos: el agente tuvo determinada intencin. Los actos externos no son
reflejo de los internos. Las actividades neurales que ocurren en mi cerebro
mientras acto no tienen ningn sentido. No tienen significado. Si fuera
posible mirarlas nadie las comprendera. El mundo interno no es un espejo
del mundo externo. Las intenciones no ocurren internamente antes de ocurran
externamente. El comportamiento, la manifestacin corprea solo gana
sentido teniendo la contextualizacin como teln de fondo.
Pero se podra sustentar, sin embargo, que no puedo ver el dolor, sino que
solamente el comportamiento que la exprime. Pero eso es el mismo que decir
que ver sonidos o or colores; indica solamente una distincin categorial entre
trminos mentales y comportamentales, y no que los enunciados que
involucran trminos mentales sean siempre inferidos de los enunciados que
involucran trminos comportamentales (PI 246; LSD 13, LW I 767,
885). 547
186
intencin se ve, se comprende, no se infiere. Significa solamente que los
juicios realizados por terceras personas pueden fallar y eso parece indudable
y, me parece, no es motivo de ninguna sorpresa548.
Sin embargo, tal conclusin tampoco quiere decir que podemos estar
siempre engaados. La mentira, el engao y el fingimiento tienen importancia
secundaria en nuestras formas de vida, ya que presuponen determinadas
reglas para se jugar referidos juegos de lenguaje. Con acceso a criterios ms
amplios respecto de tales acciones (v.g. anlisis del antecedente y consecuente
de las acciones), se puede muy bien constatar la mentira, el engao, el
fingimiento. Adems, hay juegos de lenguaje en que no se puede mentir,
como en el caso de alguien cae en el fuego y grita de dolor549.
187
Esos sentimientos y pensamientos complejos, sin embargo, no son el
punto central del anlisis acerca del dolo. De modo que la aludida
complejidad no perjudica el desarrollo de una teora del dolo, que debe tener
como punto central la intencin, vehiculada por una accin significativa.
As, no hay una relacin sujeto y objeto, no hay una relacin sujeto
cognoscente y objeto cognoscible, entre yo y mis pensamientos, mis
188
sentimientos. Yo no veo mis sentimientos por medio de la introspeccin, por
medio de un Ojo Interno que ve el objeto que son mis sentimientos.
189
Ello porque, lo que los nuevos neurocientficos buscan
incansablemente descubrir es un mtodo para superar esa supuesta relacin
de conocimiento indirecto.
Vase que todo lo que fue aqu dicho no significa que una persona no
pueda tener pensamientos o sentimientos que no sean de conocimiento de los
dems.
190
Es bastante claro y evidente que s tenemos pensamientos y
sentimientos que no compartimos con nadie. No es esto lo que se quiere
rechazar.
191
(iv) el agente no tiene superioridad epistemolgica sobre sus
intenciones, necesitando, pues, de significados intersubjetivos para
manifestarlas.
552 Cf.: RAMOS VZQUEZ, Jos Antonio. Concepcin significativa de la accin y teora jurdica del
delito, op. cit., p. 206. Como afirma WITTGENSTEIN: Lo esencial de la vivencia privada no es
realmente que cada uno de nosotros posee su propio ejemplar, sino que ninguno sabe si el otro tiene
tambin esto o algo distinto. WITTGENSTEIN, Ludwig. Investigaciones Filosficas, op. cit., 272,
pp. 233-235.
553 BACKER, G. P.; HACKER, P. M. S. Wittgenstein: understanding and meaning (vol. II of an
analytical commentary on the Philosophical Investigations) essays and exegesis of 185-242,
op. cit., p. 166.
192
lenguaje privado carente de cualquier criterio pblico para evaluar su uso
correcto554.
193
su significado558. No tiene sentido decir que un hombre no puede afirmar que
una mujer que est dando la luz, sin la aplicacin de ningn mtodo
anestsico, siente dolores, aunque l nunca pueda sentir personalmente tal
dolor.
Bien, uno cualquiera me dice que l sabe lo que es dolor slo por su propio
caso! - Supongamos que cada uno tuviera una caja y dentro hubiera algo que
llamamos escarabajo. Nadie puede mirar en la caja de otro; y cada uno dice
que l sabe lo que es un escarabajo slo por la vista de su escarabajo. Aqu
podra muy bien ser que cada uno tuviese una cosa distinta en su caja. S, se
podra imaginar que una cosa as cambiase continuamente. - Pero y si ahora
la palabra escarabajo de estas personas tuviese un uso? Entonces no sera
el de la designacin de una cosa. La cosa que hay en la caja no pertenece en
absoluto al juego de lenguaje; ni siquiera como un algo: pues la caja podra
558 Como afirma HACKER: La palabra dolor no se define por referencia a un objeto privado,
tampoco se define por referencia a un objeto pblico. Y estoy en el dolor no es una descripcin de una
experiencia interior que se hace verdad (y es justificado) por una referencia a una experiencia particular
indefinible. Para lograr esta investigacin acerca de esa parte de la gramtica de la psicologa, hay que
deshacerse por completo el modelo de explicacin adecuado para los objetos fsicos y las propiedades de
la percepcin y con ella la mitologa de la experiencia privada e incomunicable - es decir, del mundo de
la experiencia privada. Slo cuando estas nieblas densas de la lengua se han soplado lejos podemos ver
correctamente la gramtica de la experiencia y su expresin. HACKER, P. M. S. Wittgenstein:
meaning and mind (Vol. 3), Part I, op. cit., p. 57. As tambin VIVES ANTN: () el que no ha
sentido nunca dolor s tiene acceso a las expresiones pblicas de dolor y a las explicaciones acerca de lo
que es el dolor. Por lo tanto, puede aprender el uso de la palabra dolor y, con l, su significado, pese a no
haberlo sentido nunca. De modo que el saber, finalmente, no es privado sino pblico. VIVES
ANTN, Toms Salvador. Fundamentos del Sistema Penal, op. cit., p. 643.
194
incluso estar vaca. No, se puede cortar por lo sano por la cosa que hay en
la caja; se neutraliza, sea lo que fuere.
195
comprensin del lenguaje y de los actos mentales pasan a ser comprendidos
de modo totalmente diverso del habitual562.
196
intencin como algo incorpreo; (ii) la doctrina del acceso privilegiado y (iii)
la posibilidad de un lenguaje privado.
197
La referida falta de plausibilidad deriva, como se ha visto, de la
constatacin de que es un equvoco comprender mente y cuerpo como dos
cosas distintas. Mente y cuerpo son indisolubles, son una cosa sola,
pertenecen a un solo sujeto. La mente no es parte del mobiliario interno que
supuestamente existira dentro de nosotros. Lo que pasa en la mente de una
persona no es algo separado, ni tampoco hay relacin alguna de conocimiento
entre yo y mi interno.
566 Como afirma DAVIDSON: El monismo anmalo se parece con el materialismo en su afirmacin
de que todos los eventos son fsicos, pero rechaza la tesis, considerada usualmente como esencial al
materialismo, de que los fenmenos mentales solamente pueden ser explicados por la fsica.
DAVIDSON, Donald. Essays on Actions and Events. 2a ed. Oxford: Claredon Press, 2002, p. 214.
Vase que anmalo, en ese caso, significa que () no hay leyes deterministas estrictas en la base
de las cuales los fenmenos mentales pueden ser previstos y explicados (la anoma del mental).
DAVIDSON, Donald. Essays on Actions and Events, op. cit., p. 208.
567 En ese sentido VIVES ANTN critica el monismo anmalo de DAVIDSON: () la
concepcin de Davidson est expresada en trminos ontolgicos y no meramente lingsticos; pues, en
trminos lingsticos, lo que cabra plantearse no es si hay o no leyes psicofsicas o leyes mentales
198
del lenguaje en la compresin y explicacin respecto de los denominados
estados mentales o internos.
Como se puede ver, el gran problema de todas estas tesis es que fijan
su atencin en el fsico, en lo ontolgico, olvidndose, o no comprendiendo,
que la mente, los estados mentales, la intencin no tienen nada que ver con
explicaciones causales, biolgicas, o descripciones de algo que pasa en
nuestras cabezas.
estrictas, sino si el lenguaje intencional es traducible al lenguaje fsico o si cabe formular leyes exactas
en trminos intencionales. Y continua VIVES ANTN en su crtica: () basta consignar que
afirmar unidad de sucesos frente a la dualidad irreductible de descripciones lingsticas implica hablar
de un mundo ms all del lenguaje, es decir, comporta un compromiso ontolgico carente de
justificacin; () no slo Davidson no ha resuelto todos los problemas, sino que siguen estando ah y
ni siquiera puede decirse que los ha planteado bien. VIVES ANTN, Toms Salvador.
Neurociencia y determinismo reduccionista, op. cit., pp. 221-222.
199
misteriosas operaciones neurales o internas del ser humano, utilizadas a
menudo por muchas teoras del dolo.
Para KANT la tica es una ley moral que hay en m, indicando as que
los juicios ticos ya estaran en el interior del sujeto569.
568 Sobre esa bsqueda por la esencia del dolo, vase lo que dice ULZURRUN LLUCH: parece
que cuando se pregunta por el concepto de dolo lo que se busca es su esencia en el sentido tradicional
de este trmino, es decir, aquella caracterstica comn presente en una pluralidad de objetos,
individuales y diferentes entre s, que permanece una y la misma en todos ellos y determina que esos
objetos sean lo que son; o, lo que es lo mismo, un universal. ULZURRUN LLUCH, Marina Sanz-
Diz de. Dolo e imprudencia, op. cit., p. 253.
569 Y esa visin no viene solo de KANT: Desde siempre, la filosofa moral ha ido diciendo que en
nuestras almas est implantado lo que Plantn llam una reminiscencia de la idea del bien y lo que
200
En ese sentido, es la clebre exhortacin de KANT:
Kant denomin la ley moral en nuestro interior. RORTY, Richard. Filosofa y Futuro. Trad. Javier
Calvo y Angela Ackermann. Barcelona: Gedisa, 2008, p. 160.
570 KANT, Immanuel. Crtica de la razn prctica. Trad. de J. Rovira Armengol. Buenos Aires:
Losada, 2003, p. 145.
571 KANT, Immanuel. Crtica de la razn prctica, op. cit., p. 29. De acuerdo con DEKENS: ()
la sola presencia en nosotros de la obligacin, aunque jams fuera acompaada de efectos, representa
para Kant el punto de partida de toda filosofa prctica, el carcter admirable de la humanidad,
analogon tico del cielo estrellado que est sobre nuestras cabezas. DEKENS, Olivier. Compreender
Kant. Trad. Paula Silva. So Paulo: Loyola, 2008, p. 86.
572 Aqu utilizamos la metfora de Richard RORTY en: El pragmatismo, una versin, op. cit., p.
221.
201
Eso porque las actitudes intencionales no se vinculan a imgenes mentales
o a palabras que nos pasan por la cabeza574, por eso es que WITTGENSTEIN
sostena que, cuando estamos hablando, no son los estados mentales que
ofrecen los significados de nuestro dilogo, llegando a afirmar que, en esos
casos, si Dios hubiera mirado en nuestras almas, no habra podido ver all de quien
estbamos hablando. 575
As, es posible afirmar que los estados mentales no tienen una especie
de medalla inmaterial con las inscripciones Verdad o Bondad Moral grabadas en
ellos576.
573 WITTGENSTEIN, Ludwig. A lecture on ethics. En The Philosophical Review, vol. 74, n. 1.
(Jan., 1965), p. 06.
574 GLOCK, Hans-Johann. Dicionrio Wittgenstein, op. cit., p. 278.
575 WITTGENSTEIN, Ludwig. Investigaciones Filosficas, op. cit., p. 497.
576 RORTY, Richard. El pragmatismo, una versin, op. cit., p. 214.
577 Sobre la imposibilidad de un juicio absoluto, vase lo que afirma WITTGENSTEIN: La
carretera correcta es aquella que conduce a una meta arbitrariamente determinada, y a todos nos parece
claro que carece de sentido hablar de la carretera correcta independientemente de un motivo
predeterminado. Veamos ahora lo que posiblemente queremos decir con la expresin la carretera
absolutamente correcta. Creo que sera aquella que, al verla, todo el mundo debera tomar por
necesidad lgica, o avergonzarse de no hacerlo. Del mismo modo, el bien absoluto. Si es un estado de
cosas descriptibles, seria aquel que todo el mundo, independientemente de sus gusto e inclinaciones,
realizara necesariamente o se sentira culpable de no hacerlo. En mi opinin, tal estado de cosas es una
quimera. Ningn estado de cosas tiene, en s, lo que me gustara denominar el poder coactivo de un
juez absoluto. WITTGENSTEIN, Ludwig. A lecture on ethics, op. cit., p. 07. Utilic la traduccin
del ingls para el espaol de VIVES ANTN, Toms Salvador. Fundamentos del Sistema Penal,
op. cit, p. 384.
202
Por ello, es posible afirmar que la concepcin que cree que es posible
hacer identificaciones valorativas ontolgicas acerca de los estados mentales,
es filosficamente equivocada578.
203
204
2. CRTICA A LOS FUNDAMENTOS DEL DOLO
NORMATIVO
205
2.1. Crtica a las bases filosficas del normativismo
As, hay una marca comn en gran parte de esas teoras, pues en un
mayor o menor grado las dos clases de teoras normativas mantienen una
creencia en las premisas del dualismo cartesiano, es decir, siguen creyendo
que la primera persona tiene acceso privilegiado a sus propias intenciones y
206
las dems slo saben la intencin de uno por medio de mtodos indirectos,
continan comprendiendo los elementos subjetivos como algo misterioso, sin
criterios pblicos e intersubjetivos para su adscripcin y como algo que sigue
siendo una clase de propiedad manipulable del agente, es decir, un lenguaje
privado580.
Sin embargo, hay una gran diferencia entre las teoras psicolgicas y
las normativas. Las primeras defienden, sin ms, un concepto mental para el
dolo, mientras que las segundas intentan buscar formas de adscribir la
existencia de tales estados mentales por medido de datos que son externos al
sujeto, es decir, datos normativamente establecidos.
Del mismo modo, sern objeto de anlisis y crtica las propuestas que
intentan vincular el dolo a algo objetivo en el mundo, es decir, las tesis que
propugnan un objetivismo.
580 Merece aqu la pena citar la frase de HUXLEY, para dejar claro como las propuestas
normativo-volitivas carecen de plausibilidad en lo que toca a la posibilidad de la
identificacin del algo interno, por medio del anlisis de la conducta: Como es posible que algo
tan notable como un estado de conciencia puede ser producido como resultado de las irritaciones del
tejido nervoso, sea tan sin condiciones de rendir cuentas (unaccountable) como la aparicin del genio
cuando Aladino frot a la lmpara. HUXLEY, Thomas Henry. Lessons in Elementary Physiology
(1866), p. 192 apud HACKER, P. M. S. Human Nature, op. cit., p. 241.
207
As, la crtica que se har a continuacin estar en contra de la
adopcin por parte de las teoras normativas de propuestas vinculadas a un
conductismo y a un objetivismo.
208
El cartesianismo ha figurado la relacin entre cuerpo y alma como se fuera
un guante visible (cuerpo) en una mano invisible (alma). En el caso de la
primera persona, sta puede sentir la mano y ver los movimientos del guante.
En el caso de los otros (terceras personas) se puede solamente ver el guante y
sus movimientos, y uno puede inferir la existencia de la mano por los
movimientos y por analoga al propio caso. El conductismo ha acertadamente
repudiado la concepcin cartesiana de la mente, pero ha aceptado la
correlativa concepcin del cuerpo como si fuera un guante vaco que se
mueve de acuerdo con las leyes de estimulo y respuesta. Pero solamente se
puede obtener el esclarecimiento filosfico repudindose las dos mitades de la
visin cartesiana. 581
581 HACKER, P. M. S. Wittgenstein: meaning and mind (vol. III of an analytical commentary on
the Philosophical Investigations (Vol. 3) Part I, essays, op. cit., p. 119. Vase que
WITTGENSTEIN ha repudiado tanto las concepciones cartesianas como las concepciones
conductistas de cuerpo y conducta, as como la idea cartesiana de mente como figura. HACKER, P.
M. S. Wittgenstein: meaning and mind (vol. III of an analytical commentary on the Philosophical
Investigations (Vol. 3) Part I, essays, op. cit., p. 124.
582 HACKER, P. M. S. Wittgenstein: meaning and mind (vol. III of an analytical commentary on
the Philosophical Investigations (Vol. 3) Part I, essays, op. cit., p. 124.
209
meramente el juego de las expresiones faciales y de los gestos. Por lo tanto,
conducta de dolor y conducta de tristeza solamente pueden ser descritas
juntamente con el acaecer externo. La conducta y las ocasiones externas
pertenecen uno al otro. 583
583 HACKER, P. M. S. Wittgenstein: meaning and mind (vol. III of an analytical commentary on
the Philosophical Investigations (Vol. 3) Part I, essays, op. cit., p. 124.
210
pensamientos y mantener nuestros pensamientos para nosotros mismos, pero
cuando no lo hacemos, cuando expresamos nuestros sentimientos,
manifestamos nuestros propsitos y articulamos nuestros pensamientos, ellos
no se quedan detrs de nuestro comportamiento expresivo.584
584 HACKER, P. M. S. Wittgenstein: meaning and mind (vol. III of an analytical commentary on
the Philosophical Investigations (Vol. 3) Part I, essays, op. cit., pp. 124-125.
585 GLOCK, Hans-Johann. Dicionrio Wittgenstein, op. cit., p. 90. Como afirma LUCKHARDT,
citando a WITTGENSTEIN: Parte de la habilidad necesaria para interpretar el comportamiento
humano implica ver el comportamiento de la persona con dolor en su contexto, como algo que ocurre
dentro de las circunstancias que rodean: 'En un gran nmero de casos, la diferencia no es que yaca en
la accin o un acompaamiento de ella, pero en las circunstancias, el entorno de la accin.
LUCKHARDT, C. Grant. Wittgenstein and behaviorism. Synthese, 1983, Volume 56, Number 3,
p. 334. La cita de WITTGENSTEIN es: MS., notebook C6 (von Wright catalog, 150), p. 48.
211
parece adecuado y permite que se suavice la censura en contra tales
propuestas586.
212
claramente la existencia de dolo por parte de la agente, que intent disfrazar
el significado de su accin, fingiendo una accin descuidada.
587 Respecto de la diferencia entre sntoma y criterio, vase: captulo V, 3., 3.3.
213
antes durante y despus de la accin; (iv) todos los criterios de lo interno
son establecidos intersubjetivamente, de acuerdo con la praxis del agente, que
est sumergida en el contexto social de su forma de vida.
Sea como fuere, las dos opciones arriba mencionadas, tampoco son
aceptables, bastando, en apoyo a esa afirmacin, hacer referencia a la larga
crtica que se viene promoviendo en el cuerpo de este trabajo con respecto de
las teoras tributarias del dualismo cartesiano.
214
El referido objetivismo normalmente es realizado en dos mbitos. El
primero se materializa por el abandono del elemento volitivo del dolo,
propuesta sta presentada exclusivamente por las teoras normativo-
cognitivas. El segundo consiste en la identificacin del dolo con algo objetivo
y externo a la conducta, normalmente relacionado a la idea de peligro588.
588 Por todos, confirase: ROXIN, Claus. Derecho Penal. Parte general. Tomo I, op. cit., p. 447.
589 Vase captulo V, 3.
590 SCHMIDHUSER, Eberhardt. Die Grenze zwischen vorstzlicher und fahrlssiger Straftat
(dolus eventuales und bewute Fahrlssigkeit), op. cit., pp. 241 y ss.
591 HERZBERG, Rolf Dietrich. Die Abgrenzung von Vorsatz und bewusster Fahrlssigkeit, op. cit.,
pp. 249 y ss.
592 PUPPE, Ingeborg. NK. 15, op. cit., pp. 592 y ss.
593 FRISCH, Wolfgang. Vorsatz und Risiko, op. cit.
215
crtica a la creencia en la posibilidad de una evaluacin normativa respecto de
ese peligro, como un juicio de imputacin.
594 MIR PUIG, Santiago. Lmites del normativismo en Derecho penal. En Imputacin Objetiva y
Dogmtica Penal. Universidad de Los Andes: Mrida, 2005, pp. 28-29. MIR PUIG
complementa: Binding represent en Alemania una primera versin de este positivismo jurdico,
que pretendi cientificidad excluyendo los juicios de valor y limitando su objeto al Derecho positivo.
Von Liszt caracteriz una segunda versin del positivismo jurdico, que comparti la utilizacin de un
mtodo descriptivo y clasificatorio que exclua lo filosfico y los juicios de valor, pero se diferenci por
tender puentes a la consideracin de la realidad emprica no jurdica: el positivismo de von Liszt fue un
positivismo jurdico con tintes naturalistas. MIR PUIG, Santiago. Lmites del normativismo en
Derecho penal, op. cit., p. 29.
216
Ya en el sistema neoclsico, como ya se ha advertido, se propugn
una comprensin valorativa de los conceptos jurdicos-penales, sin renunciar,
empero, a una pretensin de cientificidad del Derecho595.
595 As, tambin, explica MIR PUIG: () el neokantismo de la escuela sudoccidental ofreci una
fundamentacin metodolgica que permiti entender los conceptos jurdico-penales como conceptos
valorativos, que puso su punto de mira en su significado esencialmente valorativo, sin por ello
renunciar a la pretensin de cientificidad. Windelband y, sobre todo, Rickert desarrollaron una
fundamentacin neokantiana de las ciencias del espritu o culturales como dotadas de un mtodo
distinto al de las ciencias naturales y al de las formales, mtodo que distingue a las ciencias culturales
por exigir la referencia a valores. Varios penalistas que a su vez eran filsofos del Derecho,
especialmente Radbruch, se percataron de la utilidad de este enfoque metdico para la dogmtica
jurdico-penal. MIR PUIG, Santiago. Lmites del normativismo en Derecho penal, op. cit., pp. 29-
30. Sin embargo, como advierte VIVES ANTN, la concepcin neoclsica, sigue teniendo en
cuenta una visin naturalistas de la realidad, una vez que: () en las formulaciones
neokantianas el impulso de la voluntad, la energa psquica que hace que el cuerpo se mueva, pertenece
al dominio de la naturaleza y se halla regida por la causalidad, sin que los contenidos de la voluntad
puedan influir para nada, ni en su intensidad, ni en su direccin. Del contenido de la voluntad
proceden slo las formas bajo las que captamos algo que, en ltima instancia, es slo naturaleza, como
vida social. La naturaleza es lo que percibimos mediante la experiencia y conceptuamos mediante leyes,
y esa realidad natural es la realidad bsica. Sobre esa realidad bsica proyecta el contenido de la
voluntad fines y valores que nos permiten otorgarle sentido. VIVES ANTN, Toms Salvador.
Fundamentos del Sistema Penal, op. cit., p. 432. En otro momento, VIVES ANTON hace la
siguiente crtica, al afirmar que los neokantianos: (), en vez de renunciar a la causalidad como
categora bsica, intentaron complementarla con una teora de los valores a la que le falta el suelo bajo
los pies. VIVES ANTN, Toms Salvador. Fundamentos del Sistema Penal, op. cit., p. 746
596 MIR PUIG, Santiago. Lmites del normativismo en Derecho penal, op. cit., p. 33.
217
tratamos de descubrir su especfico significado humano, porque ste no
depende de nosotros, sino de dicha finalidad. Tambin a Welzel le interesa,
pues, el significado de la accin, pero, a diferencia de los neokantianos, cree
que dicho significado no se lo atribuimos, sino que pertenece a la propia
naturaleza de la accin: a la propia naturaleza de la cosa, en el sentido de
que constituye su estructura lgico-objetiva. 597
597 MIR PUIG, Santiago. Lmites del normativismo en Derecho penal, op. cit., p. 34.
598 Cf.: VIVES ANTN, Toms Salvador. Fundamentos del Sistema Penal, op. cit., p. 764.
599 Exactamente en ese sentido es la advertencia de VIVES ANTN: Si me he detenido en la
exposicin del causalismo y del finalismo es porque, en mi opinin, con ellos termina el papel de la
gran teora en Derecho Penal; esto es, el papel de los sistemas levantados sobre grandes categoras
prejurdicas, sean cientficas u ontolgicas, y derivados lgicamente de ellas.
El causalismo y el finalismo han muerto, por as decirlo, de viejos. Sus tesis centrales el carcter
lgico u ontolgico de la causalidad y la determinacin del significado de las acciones a travs de la
218
Ello porque, para ROXIN, el problema del finalismo no era su modo
de comprender el mundo, sino que la ausencia de consideracin respecto de
criterios polticos-criminales para la comprensin del Derecho penal,
conforme se puede ver en la obra fundacional del funcionalismo, Poltica
Criminal y Sistema del Derecho Penal600.
voluntad final no han sido abandonadas ni refutadas: simplemente, han pasado a un segundo plano.
VIVES ANTN, Toms Salvador. Fundamentos del Sistema Penal, op. cit., p. 764.
600 ROXIN, Claus. Poltica Criminal y sistema del Derecho Penal, op. cit.
601 ROXIN, como sostiene MIR PUIG, admite que el normativismo encuentra un lmite en la
realidad emprica, la cual tendra sus propias exigencias y condicionara las construcciones jurdicas y
las soluciones a que deben conducir. MIR PUIG, Santiago. Lmites del normativismo en Derecho
penal, op. cit., p. 28.
602 ROXIN, Claus. Poltica Criminal y sistema del Derecho Penal, op. cit., pp. 102-103. Vase que
ROXIN elige ese realismo como uno de los tres pilares para un sistema penal bueno, al
afirmar que: los tres requisitos fundamentales que deben exigirse de un sistema fructfero son
claridad y ordenacin conceptual, referencia a la realidad y orientacin en finalidades poltico-
criminales ROXIN, Claus. Poltica Criminal y sistema del Derecho Penal, op. cit., p. 57.
219
Todo este recorrido fue necesario para entender como es
comprendida la evaluacin del peligro para muchas de las teoras normativas,
especialmente las filiadas al funcionalismo teleolgico603. Y la conclusin a
que se lleg es que, para sus partidarios, el peligro debe ser identificado
desde una visin ontolgica, aunque la adopcin de tal concepto, como
referente para el dolo, innegablemente resulte de una clara opcin poltico-
criminal y, por lo tanto, normativa, sobre la cul se hablar en el momento
oportuno604.
603 Aunque se dejando de lado, por el momento, el funcionalismo estratgico de JAKOBS, que
parte (o parta) de una concepcin puramente normativa. JAKOBS, de acuerdo con MIR
PUIG, contempla el Derecho como un sistema normativo cerrado, autorreferente, y limita la
dogmtica jurdico-penal al anlisis normativo funcional del Derecho positivo, con exclusin de
consideraciones empricas no normativas y de valoraciones externas al sistema jurdico-positivo. MIR
PUIG, Santiago. Lmites del normativismo en Derecho penal, op. cit., p. 28. As, tambin, afirma
VIVES ANTN: Jakobs se ha deshecho de todo compromiso ontolgico en un sentido muy radical. A
los conceptos penales no corresponde ningn tipo de objetividad y los hechos relevantes para el
Derecho penal no pueden ya ser entendidos como producto de un encadenamiento natural como el
del verano y el otoo sino que, como sucesos sociales, han de explicarse a modo de expresiones y
rplicas. VIVES ANTN, Toms Salvador. Fundamentos del Sistema Penal, op. cit., p. 451.
604 Confirase el captulo IV, 2., 2.2.
605 Vale referir que la crtica que se realizar ser una crtica a la gramtica profunda de las
teoras que adoptan las premisas aqu criticadas. Evidentemente, caso alguna teora
normativa adopte otro paradigma o premisas que no las aqu expuestas la crtica no les es
aplicable.
220
Desde luego se puede afirmar que la tesis de JAKOBS propugna
claramente una perspectiva objetivista, puesto que toma en cuenta para la
caracterizacin del dolo solamente parmetros impuestos por el Derecho. Es
decir, para JAKOBS la identificacin o no de una conducta como dolosa
depende de la existencia o no de una indiferencia del autor en relacin al
resultado, evaluada desde criterios puramente normativos (infidelidad en
sentido jurdico). O sea, lo objetivamente considerado por el Derecho como
una infidelidad caracteriza el dolo, independientemente de consideraciones
subjetivas del agente606.
221
que se deja de se lado la situacin concreta del sujeto y analizase solamente la
situacin objetiva.
611 ROXIN, Claus. Derecho Penal, Parte general. Tomo I, op. cit. p. 439.
612 HABERMAS, Jrgen. Verdad y justificacin, op. cit., p 233.
222
juicios es garantizada por la correspondencia con la realidad, ya que est
fundada en la realidad misma613.
223
habilidades, capacidades, inclinaciones, deseos, expectativas, temores,
etc.).616
()
224
si fuesen problemas tericos y, en consecuencia, a resolver los problemas
prcticos sobre la base de un solo tipo de racionalidad; es decir, a travs de la
racionalidad cientfica, o a excluirlos como irracionales. Pero esa postulada
racionalidad cientfica no se apoya en la ciencia tal como es una serie
inacabada e inacabable de conjeturas y refutaciones, para caracterizarla en
trminos popperianos; sino en una suerte de metafsica cientfista que,
disfrazada con el manto de la ciencia, prescinde del sentido comn y de la
inteligencia crtica. 618
Si es que algo dice en este punto la reflexin efectuada a lo largo de esta obra
es, precisamente, que el tipo de racionalidad con que se han edificado los
sistemas dogmticos descansa en una falsa ilusin y que, por lo tanto, solo
conduce a errores preados de consecuencias inaceptables. 619
618 VIVES ANTN, Toms Salvador. Fundamentos del Sistema Penal, op. cit., pp. 1024-1025.
619 VIVES ANTN, Toms Salvador. Fundamentos del Sistema Penal, op. cit., p. 1026.
225
cuando, en verdad, distorsionan el significado de las acciones, una vez que
resultan de una ilusin gramatical620.
226
diferentes temas mediante el uso de una generalizacin. Los filsofos tienen
constantemente ante los ojos el mtodo de la ciencia y sienten una tentacin
irresistible a plantear y a contestar las preguntas del mismo modo que lo hace
la ciencia. Esta tendencia es la verdadera fuente de la metafsica y lleva al
filsofo a la oscuridad ms completa 622
622 WITTGENSTEIN, Ludwig. Los Cuadernos Azul y Marrn, op. cit., p. 45.
623 VIVES ANTN, Toms Salvador. Fundamentos del Sistema Penal, op. cit., p. 771.
227
muestra, por s mismo, el carcter ilusorio de la pretensin de dar fijeza al
significado determinndolo mediante conceptos pues ninguna expresin ni
siquiera un concepto dado mediante una nota definitoria puede tener un
sentido (totalmente) determinado. () De modo que no podemos alcanzar la
determinacin del sentido mediante estipulaciones definitorias, pues ese
camino nos conducira a nuevas estipulaciones sobre los trminos de la
primera definicin y as ad infinintum. 624
624 VIVES ANTN, Toms Salvador. Fundamentos del Sistema Penal, op. cit., p. 776.
625 Sobre la determinacin absoluta del lenguaje, MACHADO afirma que: Un ideal impuesto
al lenguaje independientemente del anlisis efectivo de las proposiciones es un ideal absoluto, que no
lleva en cuenta los propsitos particulares involucrados en las diversas clases de usos del lenguaje. ()
El lenguaje, entre tanto, segn Wittgenstein, no tiene un propsito que pueda ser determinado
independientemente y que pueda servir para determinacin del ideal absoluto del lenguaje.
MACHADO, Alexandre Noronha. Lgica e forma de vida, op. cit., pp. 231-232.
626 RHEES, Rush. Prefacio. En WITTGENSTEIN, Ludwig. Los Cuadernos Azul y Marrn,
Madrid, ed. Tecnos, 2003, p. 19.
228
acciones, una vez que, muchas veces, no lleva en cuenta, por ejemplo, el
altsimo dominio de una tcnica que determinadas personas poseen.
Todo lo que fue aqu afirmado deja bien claro que, en las teoras
normativas, hay tambin un serio problema de paradigmas, una vez que sus
concepciones derivan de un pensamiento todava anclado en una filosofa
prelingstica, que conlleva a equvocos gramaticales, creando fisuras y fallas
en las teoras construidas sobre tal base, ya que no tienen en cuenta la fuerza
de los significados lingsticos en las acciones humanas.
229
Aun ms: en la filosofa de la accin se observa un cambio de paradigmas.
La accin se conceba ontolgicamente, como algo que hay en el mundo, y
pasa, en el pensamiento de autores muy significativos, a entenderse, no como
lo que los hombres hacen, sino como el significado de lo que hacen; no como
sustrato, sino como sentido; y, consecuentemente, la determinacin de si se
est ante una accin y la del tipo de accin ante el que se est ya no se
efecta con parmetros psico-fsicos, mediante el recurso de la experiencia
externa e interna, sino que tiene lugar en trminos de reglas, eso es, en
trminos normativos. Es el seguimiento de reglas (y no un inaprehensible
acontecimiento mental) lo que permite hablar de acciones, al dar lugar a lo
que las constituye como tales (el significado) y la diferencia de simples
hechos. 627
230
propuesta de realizacin de juicios de imputacin como forma de
identificacin del dolo.
231
ciudadano pueda identificar, sino en daos y peligros que deben ser evitados 628,
y, as, la teora del dolo pasa a girar alrededor de un lenguaje de
responsabilidad en que la propia idea de accin queda disuelta en trminos de
competencia y atribucin. 629
628 VIVES ANTN, Toms Salvador. Fundamentos del Sistema Penal, op. cit., p. 770.
629 VIVES ANTN, Toms Salvador. Fundamentos del Sistema Penal, op. cit., p. 769.
630 VIVES ANTN, Toms Salvador. Fundamentos del Sistema Penal, op. cit., p. 765.
631 Sobre los problemas de una posicin en ese sentido, vase la advertencia de VIVES
ANTN al hablar sobre los delitos de deber: () el legislador, si ha de respetar las exigencias
constitucionales de seguridad jurdica, ha de tipificar conductas; es decir, acciones u omisiones: slo as
los ciudadanos pueden prever las consecuencias de sus actos; y, generalmente, as lo hace. Cuando, por
excepcin, tipifica mediante la referencia a deberes, esa referencia ha de poder traducirse ntidamente en
acciones u omisiones prohibidas u ordenadas; de modo que no hay ms remedio que colocar la accin o
la omisin en su lugar, esto es, en el principio, como el momento constitutivo del significado social
primario de la conducta, sobre el que pueden erigirse, ulteriormente, otras determinaciones de sentido,
que habrn de reposar sobre ese significado primario: slo si cabe calificar previamente la conducta
como la accin u omisin descrita por el tipo, puede v.gr. imputarse a alguien como mrito o demrito,
como infraccin del deber o como cumplimiento del deber.
De modo que cuando la idea de accin es desplazada por la de competencia e imputacin y la de
ejecucin o realizacin por la de infraccin de un deber se est colocando el carro delante de los bueyes
y, de ese modo, se acaba sacando de quicio el lenguaje y menoscabando su funcin de garanta: se hace,
232
Por consiguiente, en las teoras normativas que determinan el dolo
exclusivamente desde parmetros objetivos de peligro, el ciudadano ya no
tiene ms delante de s una prohibicin de realizar intencionalmente acciones
u omisiones descritas en los tipos penales, sino que cabe a l evitar
involucrarse en situaciones que representen posibles menoscabos a los bienes
jurdico-penalmente protegidos. Con ello, el dolo de lesin, por lo menos en
los delitos puramente resultativos sin medio determinados, pasa a ser, en
ultima anlisis, un dolo de peligro632.
no aplicacin de la ley, sino mala filosofa de la ley; y as comienza una ceremonia de la confusin, en
la que actuar y omitir son equivalentes; pues lo importante no es lo que los diferencia, sino algo que
tienen en comn: la organizacin del autor (sic.); y en la que, pese que slo la ejecucin es un hecho y
slo el hecho quebranta externamente el Derecho, su realizacin no es el momento que determina la
autora. VIVES ANTN, Toms Salvador. Fundamentos del Sistema Penal, op. cit., pp. 788-789.
632 En ese sentido, SCHNEMANN advierte que algunas teoras objetivas acaban por tratar
de forma unitaria el dolo de peligro y el dolo de lesin. SCHNEMANN, Bernd. De un Concepto
Filolgico a un Concepto Tipolgico del dolo, op. cit., p. 426.
633 VIVES ANTN, Toms Salvador. Fundamentos del Sistema Penal, op. cit., p. 766.
634 VIVES ANTN, Toms Salvador. Fundamentos del Sistema Penal, op. cit., p. 288.
233
La propuesta de hacer un juicio de imputacin incurre, tambin, en
una confusin entre el plano significativo y el de atribucin de
responsabilidad, puesto que, conforme advierte VIVES ANTN (aunque en
este caso est hablando acerca de la teora del dominio del hecho):
234
en peligros, que deben ser evitados; y (iii) se transforme la evaluacin
respecto de las acciones dolosas no ya en un juicio respecto de su significado,
sino en una imputacin de responsabilidades en virtud de peligros a que se
exponen determinados bienes jurdicos.
235
236
CAPTULO V
237
1. LA TEORA DEL CONOCIMIENTO Y EL GIRO
LINGSTICO
638 A ese respecto VIVES ANTN consigna que: Si algo he querido mostrar en los Fundamentos
del sistema penal y en otros trabajos posteriores es que la doctrina penal alemana, tan enraizada en
otro tiempo en las corrientes de pensamiento que determinaban el espritu de la poca, vive hoy, con
significativas excepciones, al margen de lo que llamar aunque el nombre slo sea una metfora
paradigma lingstico-pragmtico que, se quiera o no, es el que marca la agenda del pensamiento actual
y que la internalizacin de ese paradigma no slo invita a cambiar los ejemplos, como se ha dicho por
algn penalista alemn, sino, probablemente, a disolver algunos de los conceptos ms bsicos de la
dogmtica y, quizs tambin, a redefinir sus sistemas, mtodos y fines. VIVES ANTN, Toms
Salvador. Estudio preliminar, op. cit., pp. 11-12.
238
As que la estrategia es exponer las propuestas de la filosofa del
lenguaje del segundo WITTGENSTEIN, con el fin de dejar claro cmo se
oper el giro lingstico-pragmtico de su teora y cuales fueron las
aportaciones ms relevantes de ella, todo ello con el objetivo de sentar las
bases tericas para un adecuado desarrollo de la teora del dolo.
639 ARAJO, Ins Lacerda. Curso de Teoria do Conhecimento e Epistemologia. Manole: Barueri,
2012, p. XI.
239
establecer una configuracin adecuada para el aludido elemento de la teora
del delito.
A pesar de esa estrecha relacin entre teora del delito y teora del
conocimiento, los penalistas, en general, no se han preocupado mucho con
una adopcin expresa de una o de otra propuesta filosfica.
640 WELZEL, Hans. El nuevo sistema del Derecho Penal, op. cit., pp. 31 y ss. En ese sentido es la
exposicin que ROXIN hace respecto de la posicin de WELZEL: () la teora final de la
accin se basa filosficamente en teoras ontolgico-fenomenolgicas, que intentaban poner de relieve
determinadas leyes estructurales del ser humano y convertirlas en el fundamento de las ciencias que se
ocupan del hombre 24 . Para dicha concepcin es lgico colocar un concepto bsico antropolgico y
prejurdico como el de la accin humana en el centro de la teora general del delito y construir a partir
de la constitucin ontolgica de la accin un sistema, que le viene previamente dado al legislador, de
estructuras (denominadas por Welzel) lgico-reales (o lgico-objetivas), sistema que en opinin de sus
defensores tambin le debe proporcionar a la dogmtica jurdicopenal perspectivas permanentes e
inconmovibles. ROXIN, Claus. Derecho penal. Parte general. Tomo I, op. cit., p. 201.
641 A ese respecto afirma ROXIN: () no es cierto que un sistema racional-final como el aqu
defendido desarrolle sus soluciones sin tener en cuenta las circunstancias reales 71a . Es cierto que una
lgica real o una naturaleza de las cosas no pueden proporcionar un criterio de valoracin jurdica,
pero el resultado concreto no surge nunca de los puntos de vista normativos rectores como tales, sino
slo y siempre de su aplicacin a las peculiaridades de los diferentes supuestos de hecho, por lo que en
los apartados siguientes frecuentemente se destacarn soluciones distintas segn los grupos de casos.
ROXIN, Claus. Derecho penal. Parte general. Tomo I, op. cit., p. 231.
642 Aunque exista una divergencia sobre la importancia de criterios poltico-criminales para la
comprensin de los elementos de la teora del delito. En ese sentido expone BUSATO: Se
puede decir, en lneas generales, que el funcionalismo llamado teleolgico, de Claus Roxin no abandona
completamente el aspecto ontolgico, que le sirve incluso de lmite y correccin y reconoce como
funcin del Derecho penal la proteccin selectiva de bienes jurdicos. La nota distintiva de la
perspectiva de Roxin es precisamente el permanente intento de compaginar aspectos axiolgicos y
ontolgicos en la composicin del sistema de imputacin. Y continua BUSATO, al afirmar que lo
que cambia en la teora de ROXIN en relacin al finalismo: () es el eje sistemtico, que sale del
campo de la teora de la accin, pretendidamente ontolgica, para entrar directamente en el campo de
las valoraciones como la tipicidad o la antijuridicidad, que adems, son referentes sistemticos,
240
deben ser tenidos en cuenta por el Derecho penal, pero en modo alguno
problematizan o indican claramente el paradigma filosfico que ampara tal
afirmacin.
Sin embargo, una visin realista del mundo no constituye una buena
opcin para adoptar como fundamento o limite para el dolo, incluso cuando
se propugna una visin normativista moderada, como es el caso del
funcionalismo teleolgico de ROXIN.
241
1.2. El segundo Wittgenstein y la teora del conocimiento
242
Desde este momento, las seales lingsticas, que servan solamente como
instrumento y herramienta de las representaciones, adquieren, como reino
intermedio de los significados lingsticos, una dignidad propia. Las
relaciones entre lenguaje y mundo, entre proposiciones y estados de las cosas,
substituyen las relaciones sujeto-objeto. El trabajo de constitucin del mundo
deja de ser una tarea de la subjetividad transcendental para transformarse en
estructuras gramaticales. El trabajo reconstructivo de los lingistas
reemplaza el sitio de una introspeccin de difcil control. Pues, las reglas, de
acuerdo con las cuales los signos son encadenados, las frases formadas y los
enunciados producidos, pueden ser deducidos de las formaciones lingsticas
que se presentan como algo ya existente. 644
644 HABERMAS, Jrgen. Pensamento Ps-metafsico: estudos filosficos. Trad. Flvio Beno
Siebeneichler. Rio de Janeiro: Tempo Brasileiro, 1990, p. 15.
645 HABERMAS, Jrgen. Verdad y justificacin, op. cit., pp. 228-229.
646 Cf.: RORTY, Richard. A filosofia e o espelho da natureza, op. cit.
243
de nuestras prcticas lingsticas y del contexto lingsticamente construido
de nuestros modos de vida647.
244
garantiza el acceso del hombre a la realidad. La teora del conocimiento no es
la bsqueda por esencias651.
245
existe, pero ellos no inventan un mundo totalmente nuevo sin ningn punto
en comn con la praxis en que vivemos. 652
246
El nio aprende a creer en muchas cosas. Esto es, aprende un ejemplo a
actuar de acuerdo con estas creencias poco a poco, se forma un sistema con
las cosas que cree y, en tal sistema, algunos elementos se mantienen
inmutables y firmes, mientras que otros son ms o menos mviles. Lo que
mantiene firme lo que hace no porque intrnsecamente sea obvio o
convincente, sino porque se sostiene en todo lo que rodea. 656
247
Las proposiciones que describen esta imagen del mundo podran pertenecer
a una suerte de mitologa. Su funcin es semejante a la de las reglas del
juego, y el juego tambin puede aprenderse de un modo puramente prctico,
sin necesidad de reglas explcitas. 661
248
El conocimiento acumulado de una cultura es una conquista colectiva ().
Nadie puede tener una visin panormica de esa totalidad y, mucho menos,
tener dominio sobre ella (OC 161, 288-289). El aprendizaje se basa en la
aceptacin de la autoridad de una comunidad e, incluso los adultos, necesitan
aceptar muchas cosas sin cuestionarlas (OC 179, 374-8; 509, Z 413-
416). Ello no significa, sin embargo, la negativa de la posibilidad del
pensamiento crtico. Aceptando una serie de cosas, podemos tomar parte en
actividades epistmicas, que nos permiten rectificar algunas de nuestras
creencias, y, ocasionalmente, incluso partes de nuestra visin de mundo (OC
161-2). 666
666 GLOCK, Hans-Johann. Dicionrio Wittgenstein, op. cit., p. 78. En sentido complementar,
GEBAUER afirma que: (...) nuestros usos, significados y seales lingsticos no nos son dados de
una vez por todas, pero siempre estn siendo renovados a partir de la dinmica de las formas de vida
que se modifican y de los juegos de lenguaje creados en ella, de modo que nuevos juegos de lenguaje
surgen y viejos son abandonados. () los significados del lenguaje son inagotables, pero no porque el
yo no puede agotarles y si porque la fuerza generadora de loe juegos de lenguaje es ilimitada. Ese efecto
inagotable de las formas de vida, de la praxis y del lenguaje es que lleva a constantes cambios y
renovaciones, no pudiendo ser limitados por el yo agente y hablante, ni puede ser aprehendido
tericamente. GEBAUER, Gunter. O pensamento antropolgico de Wittgenstein, op. cit., pp. 33-34.
249
Y es justamente ese conocimiento humano, mediado por el lenguaje,
que constituir el trasfondo que iluminar lingsticamente nuestras
propuestas respecto de la comprensin del dolo.
250
2. EL ELEMENTO COGNITIVO DESDE LA FILOSOFA
DEL LENGUAJE
Sin embargo, la concepcin del elemento cognitivo del dolo que aqu
se propone, con apoyo e inspiracin fundamental en la teora de VIVES
ANTN, es distinta de lo que tradicionalmente se viene entendiendo por el
aludido elemento.
251
Las palabras conocimiento y saber tienen una variada gama de
significados, que es relevada por sus distintos usos y contextos de
aplicacin667.
667 Comparte ese entendimiento, VIVES ANTN que asevera: La conciencia, el saber, en que
el elemento intelectual [del dolo] consiste, tiene una pluralidad de sentidos: representacin, atencin,
explicacin, clculo, prediccin, experiencia, previsin, etc. VIVES ANTN, Toms Salvador.
Fundamentos del Sistema Penal, op. cit., p. 250.
668 Esa es tambin una diferenciacin que no es ignorada por el Derecho penal, como se puede
por ejemplo ver de lo que explica KINDHUSER: El trmino capacidad es de doble significado:
en una situacin determinada se puede indicar con l la disposicin pero tambin su manifestacin. Por
ello hay un conocimiento dispositivo (saber como), por ejemplo: el conocimiento de cmo se gira un
cheque, y existe la manifestacin de ese conocimiento (saber qu), por ejemplo: el conocimiento de que
se est girando un cheque. KINDHUSER, Urs. Derecho Penal de la culpabilidad y conducta
peligrosa, op. cit., p. 101.
669 El propio KINDHUSER, despus de hacer la diferenciacin entre saber como y saber qu,
acaba concluyendo que: Con la capacidad actual de accin (sinnimo de dolo) se hace referencia
nicamente al conocimiento manifesto sobre la evitabilidad (saber qu). KINDHUSER, Urs.
Derecho Penal de la culpabilidad y conducta peligrosa, op. cit., p. 101. No se ignora, sin embargo,
que, en el tema de la imputacin objetiva, los denominados conocimientos especiales del
autor tenga recibido una considerable atencin por parte de la doctrina penal.
252
Entre tanto, el saber como es uno de los ms importantes aspectos
del conocimiento para el desenvolvimiento de la teora del dolo, una vez que
es l que ofrece las posibilidades y limites para una evaluacin adecuada
acerca de como un agente manifiesta sus acciones, en un determinado sistema
lingstico, establecido de acuerdo con su respectiva forma de vida.
670 Sobre esa visin, vase lo expresado por MIRANDA: En la discusin sobre las nociones
epistmicas, la tendencia contra la cual Wittgenstein debate es la que entiende las expresiones saber,
dudar y creer como nombres o designaciones de estados de la mente que se distinguen por los grados
de certeza con que ellos se presentan al individuo. De acuerdo con esa tendencia, independientemente
del contexto del enunciado, cuando una persona afirma saber algo, ella usara la expresin saber para
referirse a un estado psicolgico identificable con el grado de mximo en una escala de certezas; y se
afirma dudar de algo, ella usara la expresin dudar para referirse a un estado identificable por la
absoluta falta de certeza; y al afirmar que cree en algo, ella usara la expresin creer para referirse a un
estado identificable como medio entre la certeza absoluta y la total falta de certeza. MIRANDA,
Srgio. Introduo. En WITTGENSTEIN, Ludwig. Da certeza. Trad. Maria Elisa Costa. Lisboa:
Edies 70, 2000, pp. 31-32.
253
conducta, demuestra su conocimiento. Se puede decir que el cerebro es el
vehculo de esas capacidades, pero lo que esto significa es que, en ausencia de
las estructuras neurales apropiadas, el animal no sera capaz de hacer lo que
hace. Las estructuras neurales del cerebro son diferentes de las capacidades
que tiene el animal, y el funcionamiento de estas estructuras es distinto del
ejercicio de las capacidades por parte del animal. En resumen, el que sabe es
tambin el que acta, y su saber se muestra en su actuar.
254
Es justamente en ese sentido que concluye VIVES ANTN respecto
del pensamiento:
Entre tanto, no hay dudas de que es posible que mucha gente siga
creyendo que el saber es un proceso mental, que el elemento cognitivo del
dolo es efectivamente algo que debe ser buscado en la mente de una persona.
674 VIVES ANTN, Toms Salvador. Fundamentos del Sistema Penal, op. cit., p. 627.
675 VIVES ANTN, Toms Salvador. Fundamentos del Sistema Penal, op. cit., p. 633. Como
sostiene GLOCK: La comprensin no es un evento, proceso o estado, de naturaleza fsica o mental.
Ello no significa negar que la comprensin, pueda tener acompaamientos mentales o fisiolgicos
caractersticos; significa solamente negar que esos constituyen nuestra comprensin (PI 152, II
181). GLOCK, Hans-Johann. Dicionrio Wittgenstein, op. cit., p. 229.
255
Incluso para esas personas, la crtica aqu enunciada sera vlida, una
vez que lo que pasa internamente en la mente de la persona nunca podr ser
utilizado efectivamente en un proceso penal, lo que acaba por retirar
cualquier plausibilidad y utilidad del uso de un concepto psicolgico del
elemento cognitivo.
256
Como afirma WITTGENSTEIN, yo revelo mis conocimientos
diariamente por medio de mis actuaciones y de lo que digo 679, una vez que la
declaracin S slo obtiene su significado de su conexin con el resto de la
evidencia del saber. 680
679 WITTGENSTEIN, Ludwig. Sobre la certeza, op. cit., 431, p. 434. Continua WITTGENSTEIN
en el mismo prrafo: Qu concluir otro de mis acciones y mis palabras? Slo que estoy seguro?
Del hecho de que hace muchas semanas que vivo aqu y de que cada da he bajado y subido la escalera
concluir que s donde est mi habitacin. Le asegurar Yo s, cuando l no sepa todava de qu
cosas concluir sin reservas mi saber. WITTGENSTEIN, Ludwig. Sobre la certeza, op. cit., 431, p.
434.
680 WITTGENSTEIN, Ludwig. Sobre la certeza, op. cit., 431, p. 434. Y WITTGENSTEIN sigue
su argumentacin diciendo que: Por lo tanto, si le digo a alguien S que eso es un rbol, es como
si dijera: Eso es un rbol; puedes fiarte absolutamente, no hay ninguna duda. Y el filsofo slo podra
emplear esta frmula para mostrar que se usa realmente tal modo de hablar. Pero si tal cosa no fuera
slo una observacin sobre la gramtica castellana* el filsofo debera indicar las circunstancias en las
que esta expresin funciona. WITTGENSTEIN, Ludwig. Sobre la certeza, op. cit., 433, p. 434.
681 WITTGENSTEIN, Ludwig. Sobre la certeza, op. cit., 441, p. 443.
257
2.2. Los dos usos de la palabra conocimiento
682 Acerca de los otros usos de la palabra conciencia, cf.: FRISCH, Wolfgang. Cuestiones de
conciencia en Derecho penal. En Estudios Penales en Homenaje a Enrique Gimbernat, tomo I.
Madrid: Edisofer, 2008, p. 903 y ss.
258
Por consiguiente, el primer uso de la palabra conocimiento que es
relevante para el dolo se refiere al que la doctrina tradicional considera como
el elemento cognitivo del dolo, es decir, la conciencia de la accin (el saber
qu).
683 MUOZ CONDE, Francisco, GARCA ARN, Mercedes. Derecho Penal, Parte General, op.
cit., p. 268.
684 Sobre el tema, BARJA DE QUIROGA explica que: Si el dolo exige conocer los elementos del
tipo objetivo, esto significa que el dolo debe abarcar todos los elementos tpicos objetivos (salvo, como
decimos, el resultado). Al respecto es preciso distinguir entre los elementos descriptivos y los
normativos. Los elementos descriptivos son aprehensibles por el sujeto, esto es, ste los percibe por los
sentidos; por ejemplo, una cosa, un arma, un buque. Por el contrario, los elementos normativos no son
percibibles por los sentidos sino que precisan un juicio de valor para poder ser conocidos por el autor;
259
La exigencia de que el agente tenga conciencia de su accin, referida
al tipo objetivo, para la caracterizacin del elemento cognitivo del dolo es
correcta y es adoptada en este trabajo, ya que es necesaria para verificarse si el
autor tena o no compromiso con el resultado significativo de su accin.
()
por ejemplo, exhibicin obscena (art. 185 del Cdigo penal); as pues, los elementos normativos han de
ser comprehendidos en su significacin. BARJA DE QUIROGA, Jacobo Lpez. Tratado de
Derecho Penal, op. cit., p. 485.
685 Adems, es de se tener clara la advertencia de GLOCK: Aunque no tenga sentido atribuir
conciencia al cerebro o a sus partes, y aunque la conciencia no sea un proceso que ocurre en el cerebro,
no hay nada de paradoxal en la idea de que un evento neurofisiolgico, una estimulacin elctrica del
cerebro o una presin sobre el globo del ojo, pueda producir ciertas experiencias (por ejemplo, una
cintilacin en el campo visual). Del mismo modo, no hay misterio metafsico en el hecho de que solo son
conscientes criaturas que poseen un sistema nervioso central dotado de un cierto grado de complejidad
aunque haya aqu algunos enigmas cientficos que Wittgenstein no ha abordado, como, por ejemplo,
por qu y de que modo las capacidades de sensacin y de volicin presuponen ciertos mecanismos y
procesos neurofisiolgicos, y como tales capacidades emergieran durante el proceso evolucionarios.
GLOCK, Hans-Johann. Dicionrio Wittgenstein, op. cit., pp. 95-96.
260
paradigmtica, en los tipos que contienen elementos normativos, a los que se
alude en el texto; pero es imprescindible tambin en los que no los contienen,
porque los tipos no describen meros acontecimientos fsicos sino hechos
sociales, que slo adquieren pleno sentido cuando se captan desde el
entramado de normas de toda ndole que califican la accin humana. Este
conocimiento de la significacin indispensable para conocer el hecho, no es,
todava, la significacin antijurdica del mismo ().686
686 COBO DEL ROSAL, Manuel; VIVS ANTN, Toms Salvador. Derecho Penal, Parte
General, op. cit., p. 622.
687 MUOZ CONDE, Francisco, GARCA ARN, Mercedes. Derecho Penal, Parte General, op.
cit., p. 268.
688 STRATENWERTH, Gnter. Derecho Penal, parte general, I, op. cit., p. 472.
261
Para solventar ese problema de ausencia de actualidad,
PLATZGUMMER ha desarrollado una propuesta, que fue denominada de
teora de la coconciencia689, que es as explicada por ROXIN:
262
Sin embargo, de acuerdo con lo ya desarrollado en este trabajo, es
posible verificar que el problema que PLATZGUMMER pretenda solventar
con su teora del Mitbewusstsein es un falso problema.
691 HACKER, tambin, reafirma esa posicin: Nosotros hablamos de tener, o poseer, habilidades
esa es la figura que utilizamos. Pero poseer una habilidad no es ser dueo de cualquier cosa es ser
capaz de hacer alguna cosa. Es importante no se confundir con la forma que nosotros hacemos
referencias a las habilidades. Posesiones que no son usadas pueden ser almacenadas. Pero cuando uno
no est utilizando una habilidad, ella no est en un almacn. Tampoco est situada en cualquier sitio,
aunque su vehculo, se es posible decir que ella tiene uno, pueda tener una ubicacin (p.ej. los rganos
sensoriales son los vehculos de las habilidades sensoriales). Conocimiento es una habilidad, y memoria
es el conocimiento retenido. Es un equvoco comn entre psicologistas y neurocientficos suponer que
memorias son, debe ser, o pueden ser, almacenadas en el cerebro. Pero el conocimiento que es una
habilidad es decir, saber que algo sea as o el conocimiento que equivale a una habilidad o dominio
de una tcnica (como el conocimiento de ingles) no es almacenable. Lo que es conocido (tambin
denominado conocimiento), en el caso de saber que algo es as, es, evidentemente, almacenable por
ejemplo, en libros, archivadores y ordenadores si ello est escrito, codificado o fotografiado, etc. Pero
no hay tal cosa como almacenar conocimiento en el cerebro. La memoria es solo metafricamente el
almacn de las ideas. (Evidentemente, ello no significa que no existan condiciones neurales para
recordar a algo). HACKER, P. M. S. Human Nature, op. cit., pp. 110-111.
692 HACKER, P. M. S. Wittgenstein: meaning and mind (vol. III of an analytical commentary on
the Philosophical Investigations (Vol. 3) Part I, essays, op. cit., p. 179.
263
As, si el agente tiene conocimiento de la edad de la vctima dos aos
antes de su accin delictiva, eso no quiere significar que, para que tenga
conciencia del referido elemento, sea necesario que est pensando en la edad
de la ofendida, mientras comete el delito.
693 En el mismo sentido, cf.: GRECO: Quien coloca un reloj bomba en algn lugar puede estar
dormitando al momento de la explosin; el conocimiento que fundamenta el dolo tiene que estar
presente en el momento de la prctica de la accin que infringe la norma, esto es, en el momento en que
la bomba es instalada. GRECO, Lus. Comentario al artculo de Ramn Ragus. Revista
Discusiones, (XIII-2, 2013), pp. 69-70.
264
movimiento fsico sino el conjunto de circunstancias que dota de sentido una
determinada realizacin 694.
694 BUSATO, Paulo Csar. Actio libera in causa y accin significativa. En Problemas Actuales del
Derecho Penal y de La Criminologa, estudios penales en memoria de la Profesora Dra. Mara
del Mar Daz Pita. Valencia: Tirant lo Blanch, 2008, p. 511.
695 Confirase en ese sentido, lo que sostiene BUSATO sobre la actio libera in causa: BUSATO,
Paulo Csar. Actio libera in causa y accin significativa, op. cit., pp. 512-513.
265
examen adicional para la evaluacin plena del elemento cognitivo del dolo, es
necesario interpretarse, tambin, el requisito del conocimiento como dominio
de una tcnica, conforme se explicar a la continuacin.
De tal manera, aqu se defiende que son las habilidades humanas las
que nos hacen capaces de hacer predicciones, de pronosticar acaecimientos
futuros696.
696 Aqu es importante hacer una observacin gramatical. Es importante subrayar que El
futuro no se puede conocer. WITTGENSTEIN, Ludwig. ltimos escritos sobre filosofa de la
psicologa, vol. II, Madrid, Tecnos, 1996, 188, p. 61. As, como afirma VIVES ANTN: ()
desde luego, parece preciso aceptar que cuando hablamos de conocimiento de las circunstancias
presentes y (futuro) conocimiento del resultado, empleamos el trmino en sentidos distintos. VIVES
ANTN, Toms Salvador. Fundamentos del Sistema Penal, op. cit., p. 251. As, el futuro se
pronostica, se prev, no se conoce.
266
Sobre esas habilidades, que en este trabajo son denominadas de
dominio de una tcnica, HACKER y BACKER exponen lo siguiente:
697 BACKER, G. P.; HACKER, P. M. S. Wittgenstein: rules, grammar and necessity, (vol. II of an
analytical commentary on the Philosophical Investigations), Essays and Exegesis of 185-
242, op. cit., p. 144. Las referidas conclusiones derivan justamente de propuestas desarrolladas
por WITTGENSTEIN, que pueden ser ilustradas por las siguientes frases, extradas del
cuerpo de su obra, expuestas en secuencia con el objetivo de dar un panorama sobre su visin
acerca del tema: () una espera est incrustada en una situacin, de la que surge. La espera de una
explosin puede surgir, por ejemplo, de una situacin, en la que es de esperar una explosin.
(WITTGENSTEIN, Ludwig. Investigaciones Filosficas, op. cit., 581, p. 363). () siempre que la
gente habla de la posibilidad de una precognicin del futuro, se olvida del hecho de la prediccin de los
movimientos voluntarios. WITTGENSTEIN, Ludwig. Investigaciones Filosficas, op. cit., 629, p.
387. () muchas veces podemos predecir la accin de una persona a partir de la manifestacin de su
decisin. Un juego de lenguaje importante. WITTGENSTEIN, Ludwig. Investigaciones Filosficas,
op. cit., 632, p. 363.
267
teleolgicas y de ciclos vitales. La persistencia de dichas regularidades es una
condicin para la utilizacin y la utilidad de los conceptos que poseemos.
268
Conforme asevera GEBAUER:
269
De tal manera, en el sistema de referencia lingstico que funciona
como teln de fondo de las acciones, la persona puede desarrollar una serie
de capacidades de jugar determinados y, a veces, muy especficos juegos de
lenguaje.
de algo a ser aprendido. RHEES, Rush. Wittgensteins on Certainty. There Like Our Life.
Oxford: Blackwell, 2003, p. 21.
704 WITTGENSTEIN, Ludwig. Investigaciones Filosficas, op. cit., 150, p. 151. En el camino de
WITTGENSTEIN, VIVES ANTN destaca: Para determinar si ha habido un compromiso (una
intencin) concreta, v.g., el de matar a otro, habremos de examinar las reglas de toda ndole (sociales y
jurdicas) que definen su accin como una accin de matar y ponerlas en relacin con las competencias
del autor con las tcnicas que domina. De este modo, y no a travs de la indagacin de inasequibles
y poco significativos procesos mentales, podremos determinar lo que el autor saba. VIVES ANTN,
Toms Salvador. Fundamentos del Sistema Penal, op. cit., p. 252.
705 HACKER, P. M. S. Human Nature, op. cit., pp. 112-113.
270
Hay personas que tienen un talento innato, un aptitud natural para
un determinado tema, como msica o matemtica, o, incluso, para una
determinada actividad, como bailar o cantar. Esa aptitud es una especial
capacidad de segundo orden para adquirir o desarrollar una determinada
capacidad de primer orden con una facilidad fuera del comn o con un grado
inusualmente alto706.
271
Conforme apunta WITTGENSTEIN:
Es lo que llamamos seguir una regla algo que pudiera hacer slo un
hombre slo una vez en la vida? Y sta es naturalmente una anotacin
sobre la gramtica de la expresin seguir una regla.
No puede haber slo una nica vez en que un hombre siga una regla. No
puede haber slo una nica vez en que se haga un informe, se d una orden, o
se la entienda, etc. Seguir una regla, hacer un informe, dar una orden,
jugar una partida de ajedrez son costumbres (usos, instituciones).
242, op. cit., p. 144. HACKER afirma, todava, en otro lugar que: El mundo en el que los grupos
sociales humanos forman sus conceptos, en el que los nios adquieren conceptos y en el que los seres
humanos usan conceptos es en general un mundo regular de objetos materiales distribuidos en el
espacio y el tiempo y sometidos a una regularidad causal, y lo es tambin de criaturas vivientes que
exhiben patrones de actividades teleolgicas y de ciclos vitales. La persistencia de dichas regularidades
es una condicin para la utilizacin y la utilidad de los conceptos que poseemos.
Estos hechos muy generales de la naturaleza son condiciones de trasfondo para la formacin, posesin,
la aplicacin y la utilidad de conceptos. Ello no podra ser de otro modo. Si cambiaran, muchos de
nuestros conceptos comunes dejaran de ser tiles y algunos dejaran inclusive de ser utilizables.
HACKER, P. M. S. El enfoque antropolgico y etnolgico de Wittgenstein, op. cit., p. 29
711 WITTGENSTEIN, Ludwig. Investigaciones Filosficas, op. cit., 199, p. 201. En ese sentido,
tambin, HACKER y BACKER: Si el lenguaje debe ser un medio de comunicacin nosotros
tenemos que concordar en la aplicacin de las reglas de la gramtica y las leyes de la lgica, de otra
manera nosotros no podemos concordar respecto de ninguna regla, es decir, nada sera compartido.
BACKER, G. P.; HACKER, P. M. S. Wittgenstein: rules, grammar and necessity, (vol. II of an
analytical commentary on the Philosophical Investigations), Essays and Exegesis of 185-
242, op. cit., p. 224.
272
que nosotros entendemos el significado de esa palabra o lance, es decir,
dominamos el uso prctico de una tcnica712.
Una persona que sabe manejar una pistola tiene capacidad de inferir
que, al apretar el gatillo, se va a disparar el proyectil.
As, tanto los juegos de lenguaje que establezcan una relacin con la
naturaleza (por ejemplo, dominar la tcnica de escalar montanas, de domar
712 McGINN, Marie. Sense and Certainty. Oxford: Wiley-Blackwell, 1991, p. 141.
713 WITTGENSTEIN, Ludwig. Sobre la certeza, op. cit., 434, pp. 434-436.
273
animales salvajes), cuanto juegos de lenguaje relacionados a convenciones
sociales y profesionales (por ejemplo, el dominio de la tcnica de etiqueta
social o de la tcnica de cmo elaborar una resolucin judicial vlida), son
jugados de modo adecuado de acuerdo con las tcnicas que el agente domina.
714 VIVES ANTN, Toms Salvador. Fundamentos del Sistema Penal, op. cit., p. 844.
274
As, si l falla y lesiona la muchacha con el cuchillo, la referida accin
no puede ser calificada como dolosa con respecto al resultado de lesin, una
vez que el dominio de la tcnica que l tena permita al artista, por medio de
criterios pblicos y por todos evaluables, pronosticar que nada pasara. Como
consecuencia se puede afirmar que el agente no asumi un compromiso con
el resultado.
715 Por otro lado, si un lego, que no tiene la mnima idea de cmo se pilota un avin, mata el
piloto y el copiloto y asume la conduccin de la aeronave, que no tiene piloto automtico,
causando, a la continuacin, un accidente con muerte de los dems pasajeros. No hay dudas
debe ser responsabilizado a ttulo de dolo (eventual), una vez que era posible inferir la
referida muerte, por las circunstancias de la accin (conductor sin cualquier idea de cmo
275
Del mismo modo, un experimentado cirujano puede abrir el pecho de
un paciente y operar su arteria o sacar un tumor de su cerebro, sin miedo de
ser responsabilizado a ttulo de dolo716.
mantener el avin en el aire [no dominaba la tcnica], piloto y copiloto muertos y ausencia de
piloto automtico en el avin).
716 Si un lego, sin cualquier clase de estudios mdicos, en una condicin normal, abre el pecho
de una persona y hace intervenciones en sus arterias, resulta claro el dolo de matar. Del
mismo modo que acta con dolo si abre el crneo y manipula un tumor en la cabeza de la
vctima. En esos casos, la relacin entre la accin y el resultado muerte es tan estrecha que se
puede afirmar el dolo directo de matar, es decir, que el lego que abre el pecho del otro y hace
intervenciones en sus arterias tiene ntida intencin directa de matar.
717 En el mismo sentido, VIVES ANTN afirma que: Como se ve, renuncio a articular el dolo
exclusivamente sobre el saber (sobre el dominio de la tcnica que ha de conducir o no a la
produccin del resultado). An prescindiendo de la exigencia anmica de clculo realmente difcil de
concretar la mera probabilidad no basta para afirmar la intencin, ni conceptualmente pues, por s
sola, no implica un compromiso con el resultado ni, por consiguiente, en la prctica, donde
afirmaramos el dolo en casos en que la probabilidad es muy baja (v.g., el que conecta un artefacto letal
a un nmero concreto de la lotera, de modo que slo estallar si le corresponde el primer premio) y lo
negaramos en otros en que es bastante mayor (v.g. el que conduce a ms de cien kmts. por hora en una
travesa urbana). VIVES ANTN, Toms Salvador. Fundamentos del Sistema Penal, op. cit., pp.
255-256.
276
Basta referir al ya citado ejemplo del francotirador en Afganistn, que
logr abatir los enemigos en un caso considerado como de disparo
imposible718.
277
errado va pasar. As, aunque innegablemente presente el peligro, las referidas
acciones no consustancian supuestos de dolo.
278
intersubjetivas que permiten estimar si el agente tena o no capacidad para
inferir las consecuencias de su accin y si asumi o no un compromiso con el
resultado significativo.
279
(elemento volitivo del dolo), cuyos contornos sern explicados en el prximo
apartado.
280
3. EL ELEMENTO VOLITIVO DESDE LA FILOSOFA
DEL LENGUAJE.
Los seres humanos son criaturas que tienen una voluntad - es decir, una
capacidad para querer, objetivar y buscar propsitos de forma razonada, para
deliberar y actuar por razones. Porque nosotros poseemos poderes cognitivos
y volitivos, porque nosotros somos seres semovientes con poderes de predecir
720 O una no intervencin activa, en el caso de la omisin, en que deliberadamente se deja que
las cosas sucedan.
281
los efectos de nuestros comportamientos, nosotros naturalmente concebimos
nuestras acciones sobre las otras cosas como una interferencia en el curso
natural de la naturaleza, produciendo, sosteniendo o previniendo cambios en
el mundo a nuestro alrededor. Nosotros conscientemente hacemos que las
cosas cambien, evitamos que cosas sucedan, que, de lo contrario, se
produciran, y mantenemos cosas continuando que, si no fuera nuestra
intervencin, cesaran. Nosotros podemos, pues, intervenir en el curso de la
naturaleza intencionalmente, deliberadamente, con propsitos adicionales.
Ya que podemos hacer cosas as intencionalmente, nosotros podemos hacerlas
tambin involuntariamente, o de modo no espontneo (v.g., bajo coaccin), de
modo no intencional, inadvertidamente, por accidente o por error. 721
282
Algo que llene de contenido la accin, que manifieste el compromiso
con determinado significado, que es justamente lo que justifica el mayor
castigo del dolo y su diferenciacin con la imprudencia.
283
Y ahora llegamos a una importante premisa de este trabajo: Aqu se
defiende que esa identidad subjetiva del agente es expresada en la accin por
medio de la intencin.
724 VIVES ANTN, Toms Salvador. Fundamentos del Sistema Penal, op. cit., p. 255.
284
Lo que pasa - y aqu es importante reconocer que alguna razn tienen
las teoras cognitivas - es que muchas veces el elemento volitivo del dolo fue
confundido con diversas clases de sentimientos, como deseos, propsitos,
objetivos, planos y otros datos de naturaleza emocional.
De tal manera, este captulo se presta para dejar muy claro que el
elemento volitivo no puede estar compuesto por las denominadas pasiones y
por otros trminos relativos a estados mentales que tienen un concepto
ambiguo, normalmente vinculados a alguna clase de relacin sentimental
entre el autor y el resultado de su accin.
285
Las denominadas pasiones o afectos no pueden hacer parte del
elemento volitivo del dolo, pues, al contrario de la intencin, no expresan
poderes activos del agente, sino que poderes pasivos725.
286
por medio de una accin y, como consecuencia, no pueden expresar una
relacin de compromiso del autor con el significado de su accin.
727 Sobre la diferencia entre motivo e intencin, vase lo que razona DRESSLER, desde el
punto de vista angloamericano: Algunos juristas afirman que el motivo es irrelevante para el
Derecho penal sustantivo. Referida alegacin solamente es correcta si la intencin de causar dao
social no es menos intencional simplemente porque los motivos del autor no eran malos en su
carcter. Por ejemplo, un mdico que mata a su paciente terminalmente enfermo para sacarlo del
sufrimiento podra decirse tiene un bueno motivo, pero la muerte continua intencional DRESSLER,
Joshua. Understanding Criminal Law. 6a ed. New Providence: LexisNexis, 2012, p. 123. As,
tambin, desde esa misma perspectiva, ELLIOT y QUINN: Es esencial se dar cuenta que la
mens rea [dolo] no tiene nada que ver con motivo. Para ilustrar eso, vase el ejemplo de un hombre
que sufoca su mujer con una almohada, con intencin de matarla por que sufre de una enfermedad
terminal, que le causa sufrimientos terribles y constantes. Mucha gente dira que el motivo de este
hombre no es malo de hecho mucha gente rechazara la etiqueta de homicidio por lo que ha hecho. Pero
no hay dudas que el actu con el necesario mens rea para el homicidio, una vez que intencionalmente
mat a su esposa, mismo considerando que l no quera hacerlo. l puede no tener una mente culpable
en el sentido comn, pero el si tena mens rea. El motivo puede ser relevante para la decisin de
perseguir o no penalmente el autor, o, ms tarde, para la sentencia, pero l no hay diferencia alguna
relativamente a la responsabilidad legal. ELLIOT, Catherine; QUINN, Frances. Criminal Law. 5a
ed. Harlow: Pearson, 2012, p. 26.
287
expresiones que se refieran a alguna clase de relacin afectiva del autor con la
accin728.
728 Del mismo modo vale transcribir la crtica de VIVES ANTN: Claro que peor fortuna corren
las tesis de la pluralidad, pues al comenzar reconociendo la existencia de tres (o dos) especies de dolo, se
ben obligadas a hablar de un querer que, ora consiste en desear lo que se intenta producir, ora en
aceptar lo que, con seguridad, ocurrir, ora en asumir o conformarse con lo que probablemente ocurra,
de modo que el trmino querer, desvinculado en parte del deseo, se predica de tres actitudes
psicolgicas distintas, irreductibles a un gnero comn, respecto a las que, si se sigue hablando de lo
mismo (de dolo) es slo porque reciben el mismo o parecido tratamiento. VIVES ANTN,
Toms Salvador. Fundamentos del Sistema Penal, op. cit., p. 250.
729 Como afirma VIVES ANTN: (...) propsito es un trmino ambiguo que puede indicar deseo;
pero, ms a menudo, se identifica con la intencin futura, cuya referencia lgica a la accin es
semejante a la de la intencin presente. VIVES ANTN, Toms Salvador. Fundamentos del
Sistema Penal, op. cit., p. 754.
730 En ese sentido, MUOZ CONDE y GARCA ARN sostienen que: Este querer [que
configura el dolo] no se confunde con el deseo o con los mviles del sujeto. MUOZ CONDE,
Francisco, GARCA ARN, Mercedes. Derecho Penal, Parte General, op. cit., p. 269. En el
sistema angloamericano, se tiene la misma posicin: intencin es algo bastante distinto del
motivo y del deseo. SIMESTER, A.P; SPENCER, J.R.; SULLIVAN, G.R.; VIRGO, G.J. Simester
and Sullivans Criminal Law, op. cit., p. 129.
288
reprime a su nio por mal comportamiento puede hacerlo con pesar, creyendo
que esa es su nica opcin y deseando mucho que hubiese otra cosa que
pudiera hacer; an as, l tiene, igualmente, la intencin de castigarlo. 731
731 SIMESTER, A.P; SPENCER, J.R.; SULLIVAN, G.R.; VIRGO, G.J. Simester and Sullivans
Criminal Law, op. cit., p. 129.
732 Sobre los criterios para la intencin, vase el captulo V, 3., 3.3.
289
As que, para nosotros, la intencin es consustanciada por la
expresin de una pretensin significada de realizar determinada accin733.
733 Vase que VIVES ANTN concibe la intencin como compromiso de actuar de determinado
modo o un compromiso de llevar a cabo la accin correspondiente VIVES ANTN, Toms
Salvador. Fundamentos del Sistema Penal, op. cit., p. 242 e p. 247. Como se puede ver, nuestra
propuesta cambia un poco la concepcin de intencin de VIVES, una vez que aqu no se
utiliza la palabra compromiso. Ello se da para evitar confusiones conceptuales entre las
concepciones de compromiso y intencin (como ser tratado a la continuacin). Sin embargo,
creemos que materialmente la concepcin aqu adoptada coincide con la de VIVES ANTN.
Otro punto que merece una explicacin en nuestra concepcin es la adopcin de la palabra
expresin (uern) de una pretensin. Es sabido que la expresin de una pretensin, para ser
comprendida por terceros, para tener sentido, debe estar de acuerdo con el contexto
lingstico de la accin. As que existen expresiones de pretensiones que son sin sentido, que
no tienen significado. Por ello, defendemos que la expresin de una pretensin que configura
la intencin debe ser una expresin significada, intersubjetivamente adecuada. Sobre la
preponderancia del significado sobre la expresin en Derecho penal, vase la advertencia de
VIVES ANTN: las acciones humanas se hallan, como ya se ha dicho, lingsticamente
conformadas, como lo est la vida social en la que se insertan, por lo que sus significados abandonan el
mbito del sujeto para configurarse segn reglas identificables mediante los usos y costumbres
afincados en el espacio pblico. Llegados a ese punto, no creo que pueda seguir caracterizndose la
accin humana exclusivamente por su condicin expresiva: en cualquier caso, su significatividad, no su
expresividad, es lo que me parece determinante. VIVES ANTN, Toms Salvador. Estudio
preliminar, op. cit., p. 51. Sin embargo, optase por mantener la palabra expresin, pues,
efectivamente, la intencin es consustanciada por una expresin. Una expresin de una
pretensin de realizar determinada accin.
290
enjuiciamiento de la conducta realizada por el sujeto, esto es, permitir
atribuirle un compromiso con la accin ofensiva realizada. 734
As, se puede decir que el elemento cognitivo y volitivo del dolo estn
umbilicalmente interconectados. No son separables. No existe un dualismo en
el dolo. En fin de cuentas, el dolo no es usa cosa que pueda ser separada en
dos substancias735.
734 MARTNEZ-BUJN PREZ, Carlos. Derecho Penal Econmico y de la Empresa: parte general.
5 ed. Valencia: Tirant lo Blanch, 2016, p. 342. VIVES ANTN concibe la intencin e
compromiso de actuar de determinado modo o un compromiso de llevar a cabo la accin
correspondiente VIVES ANTN, Toms Salvador. Fundamentos del Sistema Penal, op. cit., p. 242
e p. 247.
735 En eses sentido, confirase lo que preconiza VIVES ANTN: Sin embargo, me gustara
acabar este reexamen destacando, no slo el rechazo a la idea del proceso mental y la afirmacin del
carcter pblico del saber y del querer; sino tambin, la dudosa correccin gramatical de las preguntas
por el dolo.
Porque esas preguntas inquieren qu es el dolo o cmo se prueba el dolo, dando por sentado que el dolo
es algo: si hay acciones dolosas (y otras que no lo son) debe haber algo que aquellas tengan en comn.
Pero, ms bien habra que partir de la idea de que las acciones no son nada y, por lo tanto, tampoco el
dolo puede ser ningn objeto del mundo; sino que representa nicamente un calificativo de las acciones
dolosas. VIVES ANTN, Toms Salvador. Fundamentos del Sistema Penal, op. cit., p. 242 e p.
656-657.
291
Por fin, es imprescindible tener en cuenta que la intencin es siempre
lingstica y siempre caracterizada por una accin736. As, la relacin entre la
intencin y la accin es interna o gramatical737.
292
De tal manera, es posible afirmarse que la intencin tiene una
vinculacin a la accin, pero hace, tambin, referencia a los resultados, al
significados derivados de esa accin.
738 En ese sentido afirman, ORTS BERENGUER y GONZLES CUSSAC: Si por tanto la
voluntad se expresa en el mismo actuar del sujeto, ya no se puede explicar cmo proceso natural
(psicolgico), sino en trminos normativos, como un compromiso con la accin, y en consecuencia con
un compromiso con la lesin del bien jurdico protegido. ORTS BERENGUER, Enrique;
GONZLES CUSSAC, Jos L. Compendio de Derecho Penal: parte general, op. cit., p. 307.
739 VIVES ANTN, Toms Salvador. Fundamentos del Sistema Penal, op. cit., p. 320. Adems,
como preconiza VIVES ANTN: Es pues, actuando, como establecemos relaciones causales.
Pensamos causalmente porque somos seres que actan, y actuar comporta producir cambios en el
mundo de acuerdo con nuestros fines. Indagamos las causas porque tenemos necesidad de hacerlo.
VIVES ANTN, Toms Salvador. Fundamentos del Sistema Penal, op. cit., pp. 310.
293
intencional y sus significados. Es la asuncin de una obligacin, de una
responsabilidad, por el resultado significativo de sus acciones intencionales740.
294
De tal manera, de acuerdo con nuestra propuesta (que es inspirada en
las argumentaciones de VIVES y materialmente muy semejante), intencin y
compromiso pertenecen a planos distintos.
743 VIVES ANTN, Toms Salvador. Fundamentos del Sistema Penal, op. cit., p. 248.
295
El cirujano que sabe lo que hace y domina la tcnica quirrgica
tambin puede expresar la pretensin de matar el paciente al que, por
ejemplo, odia.
744 No es posible, sin embargo, afirmarse que la diferencia entre dolo y imprudencia reposa en
el elemento volitivo, ya que esa separacin no puede ser realizada, dada la interconexin
umbilical entre ellos.
296
Evidentemente, que en muchos de esos casos, en que se constata dos
sustratos iguales, se podr estar ante una accin estratgica, por ejemplo, de
fingimiento del autor como apuntamos en el citado ejemplo del vaso Ming
haciendo todava ms compleja la distincin entre la existencia de un injusto
doloso o imprudente745.
297
prctica social constituyente del significado () en las que se apoyan las
intenciones del sujeto, y sin la cual no son, siquiera, identificables como
intencionales. 749
749 Como pondera VIVES ANTN: (...) lo que haga o deje de hacer no depende de lo yo quiera, sino
de esas reglas o prcticas que preexisten y se impone a mi deseo. Yo tena la intencin de dar jaque
mate; pero no lo he dado. Yo no quera ofender; pero las expresiones que he proferido son injuriosas (o
viceversa), etc. No es el contenido del querer; son, al contrario, las reglas que rigen la prctica de que se
trate las que determinan el sentido de lo que hago, su descripcin o interpretacin como accin.
VIVES ANTN, Toms Salvador. Fundamentos del Sistema Penal, op. cit., p. 757.
750 WITTGENSTEIN, Ludwig. Investigaciones Filosficas, op. cit., 337.
751 APEL, Karl-Otto. Semitica filosfica, op. cit., p. 183.
298
Del mismo modo, se ha constatado tambin que las acciones dolosas y
las acciones imprudentes, en muchos casos, tienen un mismo sustrato, es
decir, hay casos en que dos acciones materialmente idnticas pueden ser
consideradas como dolosas o como imprudentes y que, en esas hiptesis, es
precisamente la intencin que permite diferenciar esos dos significados
distintos.
752 Cf.: HACKER, P. M. S. Wittgenstein: meaning and mind (vol. III of an analytical commentary
on the Philosophical Investigations (Vol. 3) Part I, essays, op. cit., pp. 248-249; GLOCK, Hans-
Johann. Dicionrio Wittgenstein, op. cit., pp. 116-117; MACHADO, Alexandre Noronha. Lgica e
forma de vida, op. cit., p. 378.
753 Cf.: HACKER, P. M. S. Wittgenstein: meaning and mind (vol. III of an analytical commentary
on the Philosophical Investigations (Vol. 3) Part I, essays, op. cit., p. 249.
299
Ello porque los criterios consustancian, de acuerdo con
WITTGENSTEIN, las razones que estn relacionadas, desde el punto de vista
gramatical, con la proposicin y que nos dicen cul es. 754
300
criterio de algunas palabras son revocables, una vez que no hay una lista
definida de las circunstancias, por ejemplo, que determinan trminos
psicolgicos, no haciendo, pues, parte de su significado757.
De tal manera, son los criterios los que nos permiten comprobar,
acreditar, la existencia o no de la intencin. Son ellos los que nos permiten
saber si determinado agente tuvo o no determinada intencin.
301
Sobre esa afirmacin de WITTGENSTEIN, McGINN explica que:
sino que tal dicotoma no existe: determinan el uso de la palabra y, por lo tanto, los criterios son
constitutivos, el dolo es siempre, por lo tanto, dolus in re ipsa. A pesar de lo cual, esos criterios no
pueden ser absolutamente seguros, ni constituyen ninguna ciencia; pero pueden proporcionar una
seguridad suficiente, que nos permita entendernos al hablar y, en consecuencia valorar correctamente
nuestras acciones. En resumen cabe terminar esta reflexin sobre lo interno y lo externo apelando a una
lapidaria frase de Wittgenstein: Lo interno es una ilusin. Esto es, el complejo total de ideas al que se
alude con esta palabra es un teln pintado que se levanta delante del escenario del uso efectivo de la
palabra. VIVES ANTN, Toms Salvador. Fundamentos del Sistema Penal, op. cit. p. 656.
302
()
Cuando nos fijamos en nuestra prctica de describir los seres humanos que
viven, entonces descubrimos que el cuerpo humano entra en nuestro juego de
lenguaje, no slo como objeto de descripcin fsica y fisiolgica, sino como un
sujeto encarnado: un centro unificado de adscripcin psicolgica. 760
760 McGINN, Marie. The Routledge Guidebook to Wittgensteins Philosophical Investigations. New
York: Taylor & Francis Group, 2013, p. 155.
761 GLOCK, Hans-Johann. Dicionrio Wittgenstein, op. cit., p. 279.
762 WITTGENSTEIN afirma sobre el contexto: Describir mi estado anmico (el de miedo, por
ejemplo); es lo que hago en determinado contexto. (As como una determinada accin slo es un
experimento en un determinado contexto). WITTGENSTEIN, Ludwig. Investigaciones Filosficas,
op. cit., p. 435.
303
deprimida, est pensando o imaginando, etc. () Esas formas de
comportamiento constituyen, en el contexto, criterios lgicos (Z 466). 763
763 HACKER, P. M. S. Wittgenstein: meaning and mind (vol. III of an analytical commentary on
the Philosophical Investigations (Vol. 3) Part I, essays, op. cit., p. 261.
764 A ese respecto, VIVES ANTN explica que: La voluntariedad y las atribuciones de
intencin resultan de un contexto y dependen de la relacin de la conducta con las pautas que
gobiernan nuestras vidas: no son elementos de la accin, sino formas o modos de entender la conducta
como accin. VIVES ANTN, Toms Salvador. Fundamentos del Sistema Penal, op. cit. p. 237.
765 PUPPE cita algunos ejemplos que sirven de ilustracin de cmo el especfico contexto de la
accin puede ensear o no la intencin del agente: Tirar una botilla llena de gasolina con la
mecha encendida (el denominado cctel molotov) en una habitacin es un mtodo idneo para prender
fuego en una casa, aunque en el caso concreto solo tenga quemado la habitacin (BGH NStZ 1995, 86).
Pero ello solamente ser un mtodo de matar, si se atingir personas o si la fuga de esas personas es
dificultada por el hecho de percibieren el incendio tardamente, o caso la salida este bloqueada (cf. BGH
StV 1983, 360; NStZ 1994, 483 [485]. Mtodos de matar son igualmente tiros y pualadas en el
tronco o en el cuello [BGH NJW 1983, 2268 = StV 1983, 363 = MDR 1983, 854; BGH NStZ 1988,
317; BGH NJW 1984, 1693; BGH StV 1986, 15; BGHSt 22, 330), desde que no direccionados a la
superficie (BGH GS NJW 1993, 943), y golpes con un objeto pesado contra la cabeza (cf. BGH StV
1987, 92; NStZ 1991, 126; NStZ 1994, 585; NStZ 1988, 360). Pero, contrariamente, a la decisin
BGH NStZ 1981, 22 (23), tirar una hacha en un policial a una distancia de cuatro metros no es un
mtodo de matar, si la vctima encontrase por detrs de una puerta de cristal cerrada.
Quien impide el otro de respirar, al apretarle una almohada contra la cabeza o estrangularlo, utiliza un
mtodo de matar (BGHSt 7, 363; 19, 191; BGH NStZ 1983, 365; 1992, 587; StV 1983, 458; 1984,
187). Lo mismo se puede afirmar en relacin al hecho de tirar una persona inconciente (cf. BGH NStZ
304
Para la consideracin del contexto de la accin, se deben tambin
tener en cuenta los antecedentes (v.g. peleas, discusiones, traiciones,
amistades, enemistades, odio, rabia, pandillas o aficionados rivales etc.) y
consecuentes de la accin (v.g. fuga, ocultamiento de los objetivos
relacionados al delitos, amenaza a testigos, tentativas de reanimacin de la
victima, bsqueda por ayuda a la polica o encaminamiento de la vctima a
hospitales, etc.)766.
1982, 506) o alguien que no sabe absolutamente nadar en aguas profundas. PUPPE, Ingeborg. A
distino entre Dolo e Culpa, op. cit., pp. 84-85.
766 Respecto de la importancia del contexto, vase la ejemplificacin de FLETCHER: Para
poder entender lo que quiere decir comprensin basta con recordar el ejemplo que antes ponamos del
guardia de Palacio de Buckingham. Efectivamente, mientras estn de servicio, los guardias del referido
Palacio parece que no se mueven, pero ello no se debe a que estn paralticos, sino a un compromiso que
previamente ha asumido de permanecer as, inmviles. En el mundo circundante hay numerosos datos
que sugieren que estn firmes en posicin de atencin (sus uniformes, su formacin en grupo, su
situacin frente al castillo, el horario, la regularidad de su conducta). Todos estos datos sugieren que
hacemos una seleccin desde el mundo circundante, desde el contexto.
Veamos ahora al mismo guardia, vestido en traje de calle y pongmoslo solo en medio de un bosque.
Nadie que pase por all sabr si se trata de un paraltico, de un hipnotizado o de un robot que mueve los
ojos. El contexto es, pues, decisivo para entender que tanto el movimiento corporal, como la pasividad
son productos de la actuacin humana. Obsrvese que el mundo circundante y el contexto no son los
medios para explicar la conducta, sino para percibirla y comprenderla. FLETCHER, George.
Conceptos bsicos de Derecho penal. Trad. de Francisco Muoz Conde. Valencia: Tirant lo
Blanch, 1997, pp. 90-91.
767 Es posible afirmarse que las explicaciones, en ltimo anlisis, tambin son parte del
contexto. Sin embargo, discurrirse separadamente sobre las explicaciones parece relevante
para dejar ms clara la argumentacin.
305
Lo que A quiere decir se evidencia a partir del modo como, en caso de ser
necesario, l explica, justifica o elabora sus expresiones, por las consecuencias
que l extrae de stas, por las respuestas y reacciones que l acepta como
pertinentes (PG 40-5; Z 24). 768
Por fin, es importante tener en cuenta las confesiones del autor, que
constituyen el modo de manifestacin del autor sobre los hechos, es decir,
como el autor admite, explica, razona sobre el significado de la accin y de
sus intenciones.
306
Adems, en ese caso, no cabe plantear duda alguna del agente sobre
su propia intencin. Por lo tanto, el agente no necesita de criterios para saber
su intencin. De tal manera, no cabe evaluar si su confesin fue equivocada,
sino solamente si fue honesta770.
Se debe tener en cuenta, adems, que los criterios del contexto, de las
explicaciones y de las confesiones deben ser todos interpretados
conjuntamente y teniendo nuestras formas de vida como trasfondo.
Por fin, ya que se est hablando sobre la prueba del elemento volitivo
del dolo, conviene reafirmar, como ya se ha consignado 772 , que para
comprobar el elemento cognitivo, lo que uno conoce, se debe verificar como el
307
sujeto acta 773 . As, como preconiza WITTGENSTEIN, yo (y tambin las
dems personas) revelo mis conocimientos diariamente por medio de mis
actuaciones y de lo que digo. 774
En adicin, es cierto que las habilidades naturales del ser humano son
conocidas de todos y las eventuales dificultades para ejercerlas
circunstanciales o permanentes - tambin deben ser demostradas y tenidas en
cuenta en un proceso, siempre valorando su accin contextualizada.
773 WITTGENSTEIN afirma: Solo de alguien que puede hacer esto o lo otro, que lo ha aprendido,
dominado, tiene sentido decir que lo ha vivido. WITTGENSTEIN, Ludwig. Investigaciones
Filosficas, op. cit., p. 479.
774 WITTGENSTEIN, Ludwig. Sobre la certeza, op. cit., 431, p. 56.
308
4. EL DOLO DESDE LA FILOSOFA DEL LENGUAJE
309
A pesar de esa real posibilidad de que nuestro sistema lingstico de
referencia cambie, lo cierto es que nuestro mundo generalmente es bastante
estable, permitiendo, pues, la realizacin de predicciones con gran fidelidad.
310
Aqu el dominio de las tcnicas de la fsica, de la qumica, de la
biologa y otras referidas a la naturaleza es que nos permite a pronosticar
determinados resultados.
311
As, cumple, ahora, explicar como cada una de esas clases de dolo
debe ser comprendida para la elaboracin, de modo productivo y consistente,
de la arquitectura gramatical de esas dos modalidades fundamentales del
dolo.
En esos casos, el agente, con base en las tcnicas que domina, infiere
que el resultado se dar, en caso de que intencionalmente realice la accin.
Esos son los casos del denominado dolo directo.
En el dolo directo el sujeto prev con seguridad que los medios que
tiene disponibles llevan a determinado resultado previsto en el tipo penal, con
312
lo cul se compromete, al realizar intencionalmente la accin que conlleva la
aludida consecuencia779.
As, se puede decir que habr, por ejemplo, dolo directo de matar si
una persona efecta disparos contra la cabeza o contra el pecho de otra, pero
no si dispara contra los pies o las manos. Del mismo modo, hay dolo de matar
al ahogar a una persona, ahorcar, prender fuego al cuerpo empapado de
779 Esa capacidad de diferenciar medio y fin y esa capacidad de prediccin, tienen como
punto de referencia las condiciones de xito de la accin, que evidentemente pueden, por
innumerables motivos, no cumplirse en caso concreto, fracasando, as, la prediccin
realizada. Vase, sin embargo, que, como bien advierte WITTGENSTEIN, Hay una diferencia
entre el error para el que, por as decirlo, hay un lugar previsto en el juego de lenguaje y una anomala
completa que se presenta excepcionalmente. WITTGENSTEIN, Ludwig. Sobre la certeza, op. cit.,
647. De tal manera, el hecho de que el agente pronostique el resultado, evidentemente, no
significa que el resultado necesariamente debe acaecer. Caso contrario, no tendra sentido
hablar de tentativa en Derecho penal. Si el autor pronostica la muerte de una persona, al
efectuar disparos en contra ella, no quiere decir que la vctima necesariamente va morir, una
vez que las condiciones de xito de ese juego de lenguaje pueden no cumplirse. El agente
puede, por ejemplo, perder el punto de mira y no lesionar la vctima. El proyectil puede
impactar en el mvil que estaba en el bolsillo de la camisa de la vctima, impidiendo que la
bala perfore su trax, etc., etc. El no acaecimiento del resultado inferido no quiere significar
que no hubiese dolo. Lo que se debe evaluar es si, de acuerdo con las condiciones
intersubjetivas y pblicas de xito, para aquel determinado agente, en aquel determinado
contexto, el resultado significativo fue inferido.
780 Vase que aqu tambin son incluidos los casos en que el sujeto tiene conocimiento de la
accin y domina la tcnica que le permitira no realizar el resultado, pero, a pesar de ello,
decide abusar de los referido conocimientos, precisamente para producir un resultado
delictivo, con lo que existe una relacin inferencial directa y por lo tanto, dolo directo.
313
gasolina, apualar el pecho de otro, decapitar, impedir que respire, enterrar,
etc., etc.
781 VIVES ANTN, Toms Salvador. Fundamentos del Sistema Penal, op. cit., p. 652.
314
Es decir, la existencia del propsito o no es irrelevante para la configuracin
del dolo782.
782 En fin de cuentas, como consigna VIVES ANTN: () el querer que da lugar a la
responsabilidad no es, no puede, al menos en Derecho Penal, ser ninguna clase de sentimiento.
Una responsabilidad que descansara bsicamente en los sentimientos, como una responsabilidad cuyo
fundamento esencial fuesen los deseos, implicara un inadmisible Derecho Penal del nimo.
VIVES ANTN, Toms Salvador. Fundamentos del Sistema Penal, op. cit., pp. 252-253.
315
4.2. La prdida de sentido del dolo directo de segundo grado
Dentro del dolo directo se incluyen tambin los casos en los que el autor no
quiere directamente una de las consecuencias que se va a producir, pero la
admite como necesariamente unida al resultado principal que pretende:
dispara contra alguien que est detrs de una cristalera valiosa. No basta con
que prevea la consecuencia accesoria, es preciso que, previndola como de
necesaria o segura produccin, la incluya en su voluntad. 783
783 MUOZ CONDE, Francisco, GARCA ARN, Mercedes. Derecho Penal, Parte General, op.
cit., p. 270. En el mismo sentido explica ROXIN: El dolo directo (de segundo grado) representa un
querer la realizacin del tipo, aun cuando el resultado sea desagradable para el sujeto. Las
consecuencias de la accin que se reconocen como necesarias son asumidas en su voluntad por el
agente, aun cuando no tenga en absoluto inters en esas consecuencias (RGSt 5, 314 ss., 317).
ROXIN, Claus. Derecho penal. Parte general. Tomo I, op. cit., p. 424.
316
El ejemplo clsico de dolo directo de segundo grado es el del
terrorista que quiere matar al presidente de un determinado pas explotando
una bomba en el avin en que l viaja.
Del mismo modo en que hay una relacin inferencial directa entre el
disparo con una pistola contra la cabeza de una vctima, hay una relacin
inferencial directa entre la explosin de una bomba en un avin con la muerte
de los dems pasajeros, aunque no sean esas muertes el objetivo principal del
autor, aunque esas muertes no sean deseadas.
784 Sobre la adopcin del concepto del elemento volitivo del dolo simplemente como
intencin, rechazndose, pues, conceptos como querer, intencin y propsito, vase captulo
V, 3.
317
De tal manera, teniendo en cuenta que no se atribuye, en este trabajo,
ninguna transcendencia conceptual a la idea de deseo en la caracterizacin del
dolo, el concepto de dolo directo de segundo grado pasa a no tener ninguna
utilidad, ya que resta absorbido por el concepto de dolo directo de primer
grado. Como consecuencia, esa distincin entre primer y segundo grado
simplemente pierde el sentido.
785 VIVES ANTN, Toms Salvador. Fundamentos del Sistema Penal, op. cit., p. 243.
786 VIVES ANTN lanza, adems, otra crtica: Parcialmente, pues, lo que el autor sabe, as
determinado, se une al querer que tambin se expresa en la accin. Pues el querer que da lugar a la
responsabilidad no es, no puede, al menos en Derecho Penal, ser ninguna clase de sentimiento.
Una responsabilidad que descansara bsicamente en los sentimientos, como una responsabilidad cuyo
fundamento esencial fuesen los deseos, implicara un inadmisible Derecho Penal del nimo.
Entonces el querer, si no es una especie del desear, debe ser el actuar mismo. El querer reside en la
accin. En ella se expresa un compromiso de actuar una intencin. VIVES ANTN, Toms
Salvador. Fundamentos del Sistema Penal, op. cit., pp. 252-253.
318
De tal manera, a partir del momento en que el deseo o propsito no
tienen trascendencia en la concepcin de dolo que aqu se defiende, pierde
completamente el sentido realizar una diferenciacin entre dolo directo de
primer y de segundo grado, ante lo que esa segunda conceptuacin debe ser
abandonada, mantenindose una concepcin nica de dolo directo.
319
De tal manera, la existencia de una duda razonada debe presuponer un
contexto suficientemente rico para que la duda sea efectiva 788. Debe existir todo un
contexto de lo cual emerja una situacin de duda, en que el autor y terceros
puedan constatar la referida situacin con base en razones. La duda es, pues,
intersubjetiva.
320
Adems, una condicin para el desarrollo del dilogo entre aqul que afirma
saber y aquel que exige razones es la existencia de patrones comunes de
justificacin (Cf. DC 18). Tanto el hablante como el interlocutor deben
reconocer caso a caso lo que hay para ser justificado y lo que podra cumplir
el papel justificador. Esa condicin es claramente presentada en Sobre la
Certeza cuando Wittgenstein describe situaciones en que el interlocutor no
comparte con el hablante un sistema de creencias y por ello no puede siquiera
entender las razones de este ltimo de acuerdo con razones (Cf. DC 92,
264, 609). Parece entonces que un grupo de personas que no comparta un
sistema de creencias no tendr igualmente un juego de lenguaje en el cual es
legtimo demandar y ofrecer razones para ciertos enunciados. 789
()
260. Me gustara reservar la expresin S para los casos en los que se usa
en el intercambio lingstico normal.
321
En el mismo sentido contina WITTGENSTEIN:
323. De modo que la desconfianza racional debe tener una razn? Tambin
podramos decir: El hombre razonable cree esto. 791
791 WITTGENSTEIN, Ludwig. Sobre la certeza, op. cit., 322, 323, p. 41.
792 VIVES ANTN, Toms Salvador. Estudio preliminar, op. cit., p. 39. Sobre la duda y la
certeza, VIVES ANTN, tambin, afirma lo siguiente: Para Wittgenstein hay, en primer
trmino, dudas que no son tales: as, v.g., las dudas que dudan de todo, que no son ni siquiera dudas,
pues el juego de la duda presupone la certeza: De modo que v.g. una duda acerca de si el hombre es libre
no sera una duda razonable desde la perspectiva del canon que comentamos: ante un Tribunal no
podra aducirse como defensa la duda genrica respecto a la libertad del hombre, que la mera existencia
322
As, es posible llegar a la segunda y ms importante premisa
fundamental para la comprensin de lo que aqu se defiende sobre el dolo
eventual: Para la caracterizacin del dolo eventual, debe existir un pronstico
positivo, pero intersubjetivamente dudoso.
De tal manera, son tres las caractersticas del pronstico que da lugar
al dolo eventual: (i) es positivo; (ii) es dudoso y (iii) es intersubjetivo.
de la institucin del Tribunal supone ya establecida ms all de toda duda. De modo que una duda
genrica acerca de la libertad del hombre dudara de todo, en el sentido de que pondra en duda la
existencia misma del Tribunal que es un momento bsico de nuestra forma de vida.
Pero, hay tambin enunciados cuya puesta en duda es imposible por razones lgicas: la duda conduce,
en tales casos, al sinsentido. Tal sucede con los enunciados formados con verbos psicolgicos en primera
persona o con los que expresan una experiencia inmediata y presente. As, no puedo decir (son
sinsentidos) no s si pienso o ah delante hay un rbol; pero lo dudo.
Mas, junto a esas dudas que no tienen sentido y a esos enunciados de los que es lgicamente imposible
dudar, hay otros que forman parte del lecho rocoso sobre el que se asienta nuestro lenguaje en un
momento dado. Si el juego que llamamos lenguaje es posible, lo es gracias a que damos por sentadas
las tenemos por banales una serie de afirmaciones que sirven de referencia a las dems. Ese conjunto,
ese lecho que encauza el flujo de nuestro lenguaje, es, ciertamente, variable. Pero, mientras
permanezcan en l, los enunciados que lo conforman estn ms all de toda duda razonable, esto es,
que parecen yacer en el fondo de toda pregunta y todo pensamiento. Y eso quiere decir que la duda no
est lgicamente descartada; pero que estn por encima de toda duda real. Son enunciados que damos
por absolutamente seguros, pues sobre su entramado se asienta el sentido de todos nuestros juicios:
v.g., estamos en el mes de junio, la tierra tiene ms de cien aos, etc VIVES ANTN, Toms
Salvador. Fundamentos del Sistema Penal, op. cit., pp. 884-885.
323
duda razonada. Por ello, se puede decir que la duda no es subjetiva, no es
privada, sino que intersubjetiva y pblica.
324
intersubjetivamente dudoso indicando que el resultado significativo previsto
en el tipo penal tiene la potencialidad de se concretizar, caso el agente realice
la accin.
794 Como afirma BUSATO: La ausencia de tal conocimiento es justamente lo que representa el
error. BUSATO, Paulo Csar. Direito Penal: parte geral, op. cit., p. 413. As, tambin, MUOZ
CONDE: La vertiente negativa del elemento intelectual del dolo es el error (que tambin contiene a la
325
desconoce algn de los elementos del tipo objetivo, quedar excluido el
dolo796.
Sin embargo, entre los casos de ignorancia y de error, que dan lugar a
la ausencia de dolo, y los casos de plena conciencia sobre los elementos del
tipo objetivo, es posible identificar algunos casos en que se constata una
situacin intermedia, muchas veces ignorada por la doctrina.
326
En ese sentido, existen incluso casos en que el autor, a pesar de ese
contexto de duda intersubjetiva, deliberadamente opta por mantenerse en un
estado de ignorancia sobre los hechos.
327
no se puede negar la existencia de un pronstico positivo intersubjetivamente
dudoso, que generaba una desconfianza indicando que haba gente que poda
ser muerta por los disparos797.
797 En sentido similar es el ejemplo citado por GRECO: Pinsese, tambin, en el caso en que
alguien que acaba de hacerse un examen para detectar si es o no portador de una enfermedad contagiosa
decide no abrir el sobre con el resultado del examen y sin conocer con seguridad el peligro que
representa, termina contagiando a un tercero. GRECO, Lus. Comentario al artculo de Ramn
Ragus, op. cit., p. 68.
328
que lleven a una desconfianza, a una duda indicando la existencia de algn
elemento del tipo objetivo que el autor desconoce. En suma, es necesario que
se est delante de un contexto de pronstico positivo intersubjetivamente
dudoso.
Como ya se ha dicho, para que se pueda vivir hay que confiar en algo,
hay que confiar en los estndares prcticos de nuestra sociedad. Y si s que no
hay motivos para desconfiar de esos estndares prcticos, no se tiene una
duda razonada.
Sin embargo, hay casos, como los narrados en los ejemplos arriba, en
que una duda razonada se impone en un determinado contexto, sealando
muy claramente la existencia de algn elemento del tipo objetivo, que el autor
desconoce.
329
De tal manera, las referidas situaciones, que son excepcionales estn
abrigadas, tambin, por el concepto de dolo eventual que aqu se propone.
798 COBO DEL ROSAL, Manuel; VIVS ANTN, Toms Salvador. Derecho Penal, Parte
General, op. cit., p. 660. En nota, tambin, continan los autores: La regla general, en la solucin
de los casos de duda, ser la apreciacin de dolo eventual. En efecto: si el autor tiene una duda de hecho,
v.g., a la hora de efectuar un disparo, acerca de si el blanco elegible es una pieza de caza o un hombre y,
a pesar de ello, dispara, asumiendo cualquiera de las dos posibilidades, no cabe duda de que si el blanco
era, en definitiva, un hombre, que ha resultado muerto a consecuencia del disparo, se ha cometido un
homicidio con dolo eventual. COBO DEL ROSAL, Manuel; VIVS ANTN, Toms Salvador.
Derecho Penal, Parte General, op. cit., p. 660
330
() es suficiente para el conocimiento la representacin de que el propio
actuar conducir posiblemente a la realizacin de un tipo. El conocimiento
slo falta por tanto cuando quien acta no ha incluido en absoluto en su
representacin un elemento del tipo.
799 ROXIN, Claus. Poltica Criminal y sistema del Derecho Penal, op. cit., p. 458. En sentido
similar, en que se admite el dolo (aunque defienda que se trata de dolo directo de primer
grado), en casos de ignorancia, vase lo que sostiene MUOZ CONDE: En los atentados
indiscriminados (bomba en un gran centro de compras, en una oficina pblica o en un edificio
cntrico), las muertes que puedan producirse, aunque el sujeto no sepa a priori el nmero de muertes
que puede ocasionar su atentado, deben incluirse mejor en el dolo directo de primer grado (atentado
terrorista en Hipercor, en Barcelona en 1989; ataque a las Torres Gemelas de Nueva York, el 11 de
septiembre de 2011; atentado en Madrid el 11 de marzo de 2004). MUOZ CONDE, Francisco,
GARCA ARN, Mercedes. Derecho Penal, Parte General, op. cit., p. 270. As, tambin, GRECO
quien rechaza la necesidad del uso de la teora de la wilful blindness: () la mayor parte de los
presuntos casos de ignorancia deliberada son casos en los que o bien no existe tal ignorancia, y si la
accin que inmediatamente realiza el tipo es practicada con conciencia de la posibilidad de un riesgo, lo
que es suficiente para el dolo eventual; o bien en que la posterior ignorancia es resultado de una
situacin anterior de conocimiento, de modo que el comportamiento previo justificar la
responsabilidad por dolo, segn los principios de la autora mediata /de la actio libera in causa / del
delito a distancia. Ya sea por va directa o por va indirecta, existe aqu dolo eventual y no ignorancia.
GRECO, Lus. Comentario al artculo de Ramn Ragus, op. cit., p. 70.
800 Cf.: RAGUS I VALLS, Ramon. La ignorancia deliberada en Derecho Penal, op. cit., pp. 22 y
ss. Adems, idea similar es adoptada por el articulo 30, 3, del Estatuto de Roma, que trata del
elemento de intencionalidad, al prever que: A los efectos del presente artculo, por conocimiento
se entiende la conciencia de que existe una circunstancia o se va a producir una consecuencia en el
331
En verdad, lo que se percibe es que la teora de la ceguera deliberada
viene ganando fuerza con el objetivo de superar algunas aparentes lagunas
que la doctrina penal continental deja al no explicar las distinciones entre los
casos de conocimiento, duda e ignorancia. Es decir, consideramos que, al no
tratar la doctrina continental especficamente los supuestos de duda
razonada, muchos operadores del Derecho penal se ven ante una situacin de
clara injusticia, principalmente en los casos en que el propio agente
deliberadamente se pone en situacin de ignorancia sobre los hechos, y por
ello acuden a la mencionada teora.
curso normal de los acontecimientos. Acerca de tal aplicacin, BADAR sostiene que: () al
definir conocimiento como conciencia de que existe una circunstancia, el articulo 30 (3) limita el
significado del conocimiento a un conocimiento actual, en oposicin a un conocimiento potencial.
Incluso el conocimiento con alta probabilidad acerca de la existencia de determinados fatos no pasa en
el test de culpabilidad del articulo 30. Hay, pues, una razn para cuestionar si la doctrina de la
ceguera deliberada o del deliberadamente cerrar los ojos ante lo evidente satisface el limite del dolo de
lo articulo 30 (3). La respuesta puede ser afirmativa si la doctrina es comprendida en el sentido de ser
aplicada solamente a situaciones en que el agente esta virtualmente seguro de la existencia de los hechos
(). BADAR, Mohamed Elewa. The Mental Element in The Rome Statute of the International
Criminal Court: A Commentary from a Comparative Criminal Law Perspective. Criminal Law
Forum (2008), Volume 19, Issue 3, p. 496. Adems, en lo que toca a la responsabilidad de los
jefes y superiores por crmenes de guerra, en el articulo 28, b, i), consigna expresamente: b)
En lo que respecta a las relaciones entre superior y subordinado distintas de las sealadas en el
apartado a), el superior ser penalmente responsable por los crmenes de la competencia de la Corte que
hubieren sido cometidos por subordinados bajo su autoridad y control efectivo, en razn de no haber
ejercido un control apropiado sobre esos subordinados, cuando: i) Hubiere tenido conocimiento o
deliberadamente hubiere hecho caso omiso de informacin que indicase claramente que los subordinados
estaban cometiendo esos crmenes o se proponan cometerlos. Sobre la transposicin de normas del
Estatuto de Roma para el Derecho penal espaol, cf.: GALN MUOZ, Alfonso. La
transposicin a la normativa penal espaola de las diversas formas de imputacin de responsabilidad
penal contempladas en el Estatuto de Roma. Revista Penal n. 16, Madrid, La Ley, 2005.
332
de la willful blindness (literalmente, ceguera intencionada). En trminos
generales esta doctrina viene a sostener la equiparacin, a los efectos de
atribuir responsabilidad subjetiva, entre los casos de conocimiento efectivo de
los elementos objetivos que configuran una conducta delictiva y aquellos
supuestos de desconocimiento intencionado o buscado con respecto a dichos
elementos. Tal equiparacin se basa en la premisa de que el grado de
culpabilidad que se manifiesta en quien conoce no es inferior a la de aquel
sujeto que, pudiendo y debiendo conocer, prefiere mantenerse en la
ignorancia. 801
801 RAGUS I VALLS, Ramon. La responsabilidad penal del testaferro en delitos cometidos a travs
de sociedades mercantiles. En Anuario de Derecho Penal Econmico y de la Empresa, ADPE, 2
(2012), p. 170. Tambin sobre el tema afirma WILLIAMS que: Una Corte puede reconocer la
ceguera deliberada (wilful blindness) solo cuando se puede casi decir que el acusado realmente lo saba.
l sospechaba del hecho; l se dio cuenta de su probabilidad; pero l ha se abstenido de obtener la
confirmacin final, puesto que quera, en el caso, ser capaz de negar el conocimiento. Esto y slo esto, es
ceguera deliberada. WILLIAMS, Glanville. Criminal Law: The General Part. 2a ed., London:
Stevens & Sons Ltd, 1961, p. 159. Sobre el tema, DRESSLER explica, aunque no exista
consenso, normalmente los requisitos para el wilful blindness estn presentes cuando el autor:
(1) es conciente de la alta probabilidad de la existencia del hecho en cuestin, y (2a) acta
deliberadamente en el sentido de evitar la confirmacin del hecho, o (2b) deliberadamente deja de
investigar con el objetivo de evitar la confirmacin del hecho. DRESSLER, Joshua. Understanding
Criminal Law, op. cit., p. 128. En ese sentido, tambin, en Mattingly v. United States, se decidi
que el elemento del conocimiento puede ser inferido de actos deliberados que equivalen a la ceguera
deliberada. Mattingly v. United States, 924 F.2d 785, 792 (8th Cir. 1991). Vase que el Model
Penal Code de los EUA prev expresamente la figura del wilful blindness, en su prrafo 2.02(7),
que dispone: Cuando el conocimiento de la existencia de un determinado hecho es un elemento de un
delito, tal conocimiento se establece si una persona es consciente con una alta probabilidad de su
existencia, a menos que l realmente cree que no existe.
333
parece adecuado en nuestro sistema jurdico decir que una persona conoce
algo, cuando, en verdad, no lo conoce.
802 En ese sentido, tambin, afirma FEIJOO para quien en el ordenamiento jurdico espaol,
para la caracterizacin del dolo eventual, no es necesario un conocimiento fuera de toda duda
FEIJOO SANCHEZ, Bernardo. La teora de la ignorancia deliberada en Derecho penal: una
peligrosa doctrina jurisprudencial. En Indret: Revista para el Anlisis del Derecho, n. 3, 2015,
p. 18.
334
Adems, regresando al tema de la wilful blindness doctrine, cumple
informar que ciertos autores, como RAGUS I VALLS, trabajan con algunos
elementos para la identificacin de los supuestos de ignorancia deliberada,
tales como, la ausencia de representacin suficiente, la disponibilidad de la
informacin ignorada, el deber de conocimiento, la decisin de permanecer en
la ignorancia respecto de una determinada informacin y la motivacin que
ha llevado al sujeto en mantenerse en su estado de ignorancia803.
335
En suma, de acuerdo con la tesis aqu defendida, existe dolo eventual
cuando se est en un contexto de pronstico positivo intersubjetivamente
dudoso, que genere una desconfianza de que algn elemento que el autor
desconoce est presente.
805 RAGUS I VALLS llega a conclusin semejante, aunque desde otro paradigma y
perspectivas: () el sujeto que realiza una conducta objetivamente tpica sin representarse que
concurren en ella los concretos elementos de un tipo legal, pero sospechando que est actuando de
manera potencialmente lesiva para algn inters ajeno y que, pudiendo desistir de tal conducta, prefiere
realizarla mantenindose deliberada o conscientemente en una ignorancia prolongada en el tiempo
como medio para obtener algn beneficio, sin asumir riesgos propios ni responsabilidades, muestra un
grado de indiferencia hacia el inters lesionado no inferior al del delincuente doloso-eventual y, en
trminos preventivos, merece la misma pena. RAGUS I VALLS, Ramon. La ignorancia
deliberada en Derecho Penal, op. cit., pp. 192-193.
806 A fin de cuentas, el dolo involucra un compromiso con el significado, la imprudencia no,
puesto que solamente constituye una mala aplicacin de las reglas de los juegos de lenguaje y
que redundan en un resultado delictivo.
807 En ese sentido VIVES ANTN afirma: Todo dolo y toda culpa pasan, en cierto modo, a
situarse in re ipsa. Y no se trata de buscar criterios que identifiquen los estados psquicos a los que
uno y otra responden, sino de recurrir a procedimientos que siten las atribuciones de intencin o los
defectos de intencin que se proyectan sobre el autor ms all de toda duda razonable (esto es, que
respeten las exigencias de la presuncin de inocencia). VIVES ANTN, Toms Salvador.
Fundamentos del Sistema Penal, op. cit., p. 262. Adems, es de se advertir, como lo hacen
336
claramente una situacin de evidente desconfianza en relacin a algn de los
elementos del tipo penal. Es precisamente esa situacin clara la que permitir
afirmar que el autor, al realizar intencionalmente la accin, manifiesta un
compromiso con el resultado delictivo.
337
d) intencin referida a la accin, que se proyecta al resultado
significativo (significado): el agente debe expresar la pretensin de realizar la
accin que sirvi de base para el pronstico positivo intersubjetivamente
dudoso manifestado. Esa intencin se proyecta, tambin, al significado
delictivo, ya que, al decidir realizar la accin, pese al pronstico positivo, su
intencin incluy en su espectro la potencialidad de la existencia del elemento
que desconoca y, como consecuencia, la potencialidad de la realizacin del
resultado delictivo inferido. De tal manera, el sujeto jams podr afirmar que,
la existencia del elemento del tipo que desconoca, pero sospechaba existir,
fue algo no intencional, fue algo que deriv de la casualidad. Ello porque, a
pesar del pronstico que proyectaba la existencia del referido elemento,
intencionalmente actu.
338
Lo que se intentar hacer aqu, sin embargo, es justamente presentar
una nueva perspectiva para ese ya conocido caso de dolo eventual, que, en
nuestra opinin, no ha recibido todava por la doctrina tradicional una
solucin suficientemente satisfactoria.
809 Referidos estndares pueden estar, por ejemplo, referidos a los siguientes parmetros, en
que el autor debe verificar: (i) la naturaleza del juego de lenguaje que se juega, si l permite
un alto grado de seguridad o se ofrece solamente duda; (ii) el nivel de dominio que el agente
tiene de la tcnica relacionada al juego de lenguaje; (iii) la capacidad especfica del agente en
el momento de la accin, para saber si, por ejemplo, la embriaguez o el uso de drogas no
anularn el dominio de la tcnica; (iv) el especfico contexto de su accin y (v) muchos otros
parmetros que pueden ser extrados del caso concreto. Todo ello teniendo como teln de
fondo el particular sistema de referencia lingstico en que est entraada la accin. En suma,
como afirma VIVES ANTN, la exactitud requerida en cada caso depende de la actividad de que se
trate. VIVES ANTN, Toms Salvador. Estudio preliminar, op. cit., p. 19. La referida
339
As, en el dolo eventual existe una relacin inferencial eventual
(previsibilidad intersubjetiva con grado de duda) entre la accin y el
resultado. En otras palabras, la concretizacin del resultado significativo en el
dolo eventual no depende solamente de la tcnica que el agente domina y
efectivamente emplea en la accin, una vez que sta es insuficiente para
asegurar la concrecin de determinado resultado.
340
La diferencia fundamental entre dolo directo y dolo eventual reposa
en la disyuntiva entre pronstico positivo con certeza (dolo directo) y
pronstico positivo con duda razonada (dolo eventual) sobre la
superveniencia del resultado811.
811 A pesar de tal afirmacin, no se puede decir que la distincin entre dolo directo y dolo
eventual reposa en el elemento cognitivo, una vez que, como ya hemos consignado, ellos
estn umbilicalmente interconectados y, por tanto, no son separables, no existiendo, pues, tal
dualismo.
812 Otra diferencia que se podra apuntar entre dolo directo y eventual, aun que no sea
siempre tajante, es que en el dolo directo existe el propsito de obtener el resultado, lo que
normalmente no existe en el dolo eventual, aunque eso sea posible [un ejemplo, en que seria
posible la existencia de propsito en el dolo eventual, es el del sujeto que quiere matar una
vctima. Sin embargo, decide hacerlo jugando ruleta rusa. En ese caso, existe un contexto de
pronstico positivo intersubjetivamente dudoso, que genera una desconfianza de que la
vctima va morir al jugar ese juego (dolo eventual). Pero, el autor tambin expresa tambin el
propsito de matar la vctima, lo que normalmente no ocurre en los casos de dolo eventual,
ya que, en la mayora de los casos de esa clase de dolo, el agente no tiene como objetivo, como
meta, la obtencin del resultado delictivo, sino que simplemente manifiesta un compromiso
con ese resultado potencial]. As, se puede decir que, normalmente, en el dolo eventual existe
intencin referida al resultado, pero, generalmente, no existe el propsito de alcanzar el
resultado. Es decir, la obtencin del resultado delictivo no es el objetivo, la meta, del agente.
341
En primer lugar, tanto en el dolo directo, cuanto en el dolo eventual,
la intencin que consustancia el compromiso con el significado es la misma,
es una intencin referida a la accin y sus consecuencias intersubjetivamente
pronosticadas.
342
A pesar de ese pronstico dudoso, el agente, intencionalmente, acta,
intencionalmente juega con la suerte del bien jurdico ajeno.
El jugador que apuesta a la ruleta puede estar tan seguro como se quiera de
que ganar; puede entrar en el juego sin haberse representado, ni por un
momento, que poda perder; puede confiar en su estrella hasta el punto de no
haber hecho ningn clculo. Sin embargo, si sabe lo que es un juego, si
domina la tcnica de la ruleta, ha de saber, tambin, que puede perder y que,
excepto dejar de jugar, no tiene ningn medio para evitar que el hecho de
perder suceda; de modo que, si juega, se halla comprometido con la
posibilidad de perder: esa posibilidad (perder) forma parte de su
intencin.813
813 VIVES ANTN, Toms Salvador. Fundamentos del Sistema Penal, op. cit., p. 255.
343
resultado va acaecer. Con ello, el agente asume las consecuencias de su acto y
avala el resultado pronosticado con eventualidad.
(i) El caso de los dos amigos jugando ruleta rusa, ya citado aqu, en
que uno apunta al pecho de otro, el revolver, con capacidad para seis
disparos, cargado con un proyectil, despus de girar la ruleta.
814 VIVES ANTN, Toms Salvador. Fundamentos del Sistema Penal, op. cit., p. 253.
344
un compromiso con el resultado muerte. El agente tira los dados con el bien
jurdico de su amigo y, de tal manera, acta con dolo eventual815.
815 En el mismo sentido opina VIVES ANTN: Pienso que la idea de competencia, de dominio de
una tcnica, que utilizbamos, en vez de la del proceso mental, para caracterizar el elemento
intelectual del dolo puede, en este punto crucial, servirnos de ayuda. El jugador que apuesta a la
ruleta puede estar tan seguro como se quiera de que ganar; puede entrar en el juego sin haberse
representado, ni por un momento, que poda perder; puede confiar en su estrella hasta el punto de no
haber hecho ningn clculo. Sin embargo, si sabe lo que es un juego, si domina la tcnica de la ruleta,
ha de saber, tambin, que puede perder y que, excepto dejar de jugar, no tiene ningn medio para evitar
que el hecho de perder suceda; de modo que, si juega, se halla comprometido con la posibilidad de
perder: esa posibilidad (perder) forma parte de su intencin. VIVES ANTN, Toms Salvador.
Fundamentos del Sistema Penal, op. cit., p. 255.
345
sombrero de una nia, que est a la distancia de veinte metros, sin herirla. El
premio: la totalidad del patrimonio del perdedor. El primer ranchero efecta
el disparo y pasa lo doblemente indeseado, la nia es alcanzada y muere. 816
346
consustancia un compromiso con el resultado, sino que un caso de
imprudencia.
347
ambos extremos hasta que aqul dej de moverse. Acto seguido se apoderaron
de las pertenencias de M. a continuacin les surgieron dudas sobre si M
estara an vivo y realizaron intentos de reanimacin, que resultaron
intiles. 818
En ese caso, result bastante claro que los agentes, con las tcnicas
normales que dominaban, saban que la accin de poner el lazo en torno al
cuello de la vctima era una conducta que autorizaba un pronstico positivo
intersubjetivamente dudoso que generaba desconfianza de que la muerte de
M iba ocurrir.
As, aunque en principio los autores hubieran evitado ese mtodo (lo
que puede revelar que no tenan el deseo de matarla), en un segundo
momento, acabaron por concretizarlo intencionalmente, con lo que asumirn
el compromiso de matar la vctima, actuando, pues, con dolo eventual.
818 ROXIN, Claus. Derecho Penal. Parte general. Tomo I, op. cit., p. 424.
348
En ese caso no hay un juicio de certeza de que todo va salir bien. Todo
lo contrario. Hay una situacin de pronstico positivo intersubjetivamente
dudoso, que generaba una seria y razonada desconfianza en el sentido de que
uno de los envases iba romperse en el estmago de la nia, matndola, lo que,
en el caso, efectivamente ocurre.
Todos esos ejemplos sirven para poner de manifiesto que, en los casos
en que se est delante de un contexto de pronstico positivo
intersubjetivamente dudoso, que genera una desconfianza de que el resultado
delictivo va ocurrir, si el autor intencionalmente realiza la accin acaba por
asumir el compromiso con el resultado, acaba por tirar la suerte con los bienes
jurdicos ajenos, asumiendo, pues, un compromiso con l, con lo que se puede
afirmar que actu con dolo eventual.
Es importante dejar claro, por fin, que las acciones con dolo eventual
no se confunden con las acciones que expresan una imprudencia consciente.
349
superveniencia del resultado, no habiendo, as, una asuncin de
responsabilidad normativa por l, no existiendo, pues, compromiso con l819.
En la imprudencia consciente el autor no manifiesta la intencin de jugar con
la suerte de los bienes jurdicos ajenos.
819 De acuerdo con VIVES ANTN, la imprudencia al contrario del dolo eventual - queda
limitada por una doble ausencia de compromiso, es decir: () por la ausencia de ese
compromiso con el resultado tpico, en que el dolo consiste, y por la ausencia de un compromiso
normativamente exigido con la evitacin de la lesin (la infraccin del deber de cuidado). VIVES
ANTN, Toms Salvador. Fundamentos del Sistema Penal, op. cit., pp. 258-259.
350
a) pronstico positivo: el contexto de la accin debe indicar
positivamente la potencialidad de que el resultado ocurra caso el autor realice
la accin. Es decir, el contexto de la accin genera una desconfianza de que el
resultado significativo va ocurrir.
351
una desconfianza de que el resultado va ocurrir caso el autor realice la accin.
Adems, el agente intencionalmente realiza la accin que proyecta esa
previsin. Todo ello deja clara la existencia de un compromiso del autor con
el resultado significativo de su accin.
352
CONCLUSIONES
353
Comparando esas dos estrategias, es posible llegar a la conclusin de
que la prevencin general positiva es la que debe orientar como protagonista
el referido programa poltico-criminal, una vez que es la que tiene mayor
potencialidad preventiva y es la que promueve de modo ms adecuado la
pretensin de legitimidad, que necesariamente debe iluminar un Estado de
Derecho.
354
As que se ha concluido que las acciones en que una persona
manifiesta un compromiso con su resultado significado contienen un mayor
desvalor significativo que las acciones sin el referido compromiso, como es el
caso de las acciones imprudentes.
355
comete el delito; (iii) no es posible separar la intencin de la accin, una vez
que no son cosas distintas y mucho menos separables; (iv) el dolo no se infiere
de lo externo, puesto que no hay nada de misterioso a ser internamente
investigado por medio de la introspeccin o de la inferencia; (v) el agente no
tiene superioridad epistemolgica sobre sus intenciones, no puede imponer o
manipular arbitraria y privadamente sus significados, necesitando, pues, de
criterios intersubjetivos y pblicos para manifestarlas; (vi) la accin
significativa es el vehculo de la intencin y del dolo; (vii) la intencin es
comprendida directamente en la accin significativa y no indirectamente.
356
Las sinapsis neuronales o movimientos biolgicos no tienen ningn
significado lingstico que autoriza su lectura por medio de la introspeccin o
inferencia.
357
Ello porque, con tal perspectiva, se adopta, en los delitos resultativos,
como momento central del dolo no el significado de la accin, sino que la
infraccin a un deber jurdico, pues lo que decide si una conducta es dolosa o
no pasa, en muchos casos, a ser una violacin a un deber preventivo impuesto
por el Derecho.
358
requisito de la consciencia para el dolo, siendo, pues, el caso de rechazar
propuestas como las propugnadas por la teora de la coconciencia.
359
relativos a estados mentales que tienen un concepto ambiguo, normalmente
vinculados a alguna clase de relacin sentimental entre el autor y el resultado
de su accin. No. El elemento volitivo del dolo debe ser caracterizado
nicamente por la intencin, debiendo ser rechazado el uso de expresiones
relacionadas a cualquier elemento emocional, siendo, tambin, de rigor se
rechazar expresiones ambiguas como querer y propsito, que muchas veces
pueden ser confundidas con deseo u objetivos.
360
Los criterios que deben ser utilizados para la comprobacin de la
intencin son: (i) el contexto de la accin: que es lo que permite verificar su
significado, de acuerdo con la forma de vida, las costumbres y hbitos en que
la accin es realizada, analizndose, tambin, los antecedentes y consecuentes
de la conducta; (ii) las explicaciones: que son las manifestaciones del autor
antes, durante y despus de la conducta, inclusive por medio de reacciones
como llorar, rer, conmemorar, quedar triste o feliz; y (iii) las confesiones: que
son las razones y significados que el propio autor da respecto de su accin.
361
consustanciado apenas por la intencin, la distincin entre dolo directo de
primer y segundo grado pierde el sentido, ya que, en verdad, est fundada en
el concepto de deseo.
362
contexto de pronstico positivo intersubjetivamente dudoso. Adems, la
intencin en esos dos casos es referida a la accin y al resultado inferido. Todo
ello dejando clara la existencia de un compromiso del autor con el resultado
significativo de su accin.
363
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