Historia de La Infancia - Buenaventura Delgado PDF
Historia de La Infancia - Buenaventura Delgado PDF
Historia de La Infancia - Buenaventura Delgado PDF
Delgado
4riel E>
HISTORIA DE
LA INFANCIA
BUENAVENTURA
DELGADO
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Buenaventura
Delgado
Historia
de la
infancia
ISBN: 84-344-2618-8
Impreso en Espaa
dos est de pie. En el primero el nio tiene las manos sujetas por u n
ayudante a la altura de la cabeza, mientras Ankhmahor le estira el
pene. En el segundo el cirujano sentado en el suelo procede a cortar
el prepucio con su cuchillo.
E n algunas aldeas egipcias actuales, para salvar del mal de ojo a
sus hijos varones, las madres suelen vestirlos como nias y educarlos
como si lo fueran, ponindoles tambin en las orejas pendientes para
confundir a los posibles aojadores. De esta forma se intenta salvar de
la muerte a los nios varones en sus primeros aos, si bien, en con-
trapartida, estos nios educados entre nias y mujeres pueden llegar
a ser poco varoniles y afeminados en su edad adulta. Los nios, segn
creencia popular, siempre han sido ms vulnerables a este maleficio
que las nias.
Uno de los antiguos conjuros contra el mal de ojo o mal ojo, bien
documentado en Mesopotamia y en otras culturas, es el siguiente:
1. G. del Olmo Lete (ed), Mitologa y religin del Oriente antiguo. u/2: Semitas occidenta-
les (Emar, Ugarit, hebreos, fenicios, rameos, rabes), Sabadell, Editorial AUSA, 1995.
EL NIO EN LAS CULTURAS ANTIGUAS OCCIDENTALES
cerlo dos aos despus. Segn las leyes, las nias seguan bajo la tu-
tela de los parientes masculinos, mientras que los nios probable-
mente podan establecerse por su cuenta.
En cuanto a las leyes sucesorias, tanto los nios propios como los
adoptados, tenan derecho a participar en la herencia del padre y de
la madre. El trabajo infantil debi ser habitual, as como la encarce-
lacin de nios y adultos por deudas.2
En la primera literatura escrita aparecen con frecuencia relatos
cuyos protagonistas son los nios abandonados por sus padres en los
bosques, en el campo o en otro lugar. A estos nios se les ha llamado
expsitos a lo largo de la historia. La mayora de estos nios abando-
nados debi morir sin dejar rastro. Otros sobrevivieron y se hicieron
famosos por sus hazaas prodigiosas. El ms famoso fue Moiss, le-
gislador del pueblo hebreo. El faran mand matar a todos los nios
judos varones, a fin de controlar su excesivo nmero. Los padres de
Moiss lo mantuvieron escondido durante un tiempo y finalmente lo
depositaron dentro de una cesta embadurnada de betn y lo arrojaron
al Nilo.
Historia parecida repiti Herodes, al mandar asesinar a todos los
nios menores de dos aos nacidos en Beln, con motivo del naci-
miento de Jess de Nazaret. Las matanzas de nios de familias reales
fueron frecuentes en la Antigedad, en la lucha feroz por ocupar el
trono de un pas. Bstenos la historia del rey Ciro contada por He-
rdoto.
Astiages, rey de los medos, vivi atormentado los ltimos aos de
su reinado por ciertos sueos premonitorios, cuyo significado era in-
capaz de interpretar. En uno de estos sueos vio que del vientre de su
hija naca una parra, que se extenda por toda Asia. Los magos persas,
famosos en la Antigedad por su capacidad para analizar el sentido de
los sueos, le explicaron el significado: el vastago que nacera de su
hija casada con un persa acabara ocupando su trono. Astiages espe-
r el parto e inmediatamente mand a su siervo Harpago matar al re-
cin nacido.
Harpago no se atrevi y deleg en un pastor, que viva con sus re-
baos en las montaas. Tampoco ste cumpli la orden. Casualmente
su esposa acababa de dar a luz un hijo muerto y, en vez de matar al
prncipe o abandonarlo a las fieras en la montaa, se qued con l y
expuso en su lugar al beb muerto.
Con el paso de los aos, Astiages lleg a saber que su nieto, el fu-
turo Ciro, viva y que sus sueos se cumpliran inexorablemente, lle-
3. Herdoto, I, p. 120.
EL NIO EN LAS CULTURAS ANTIGUAS OCCIDENTALES 21
Los dioses de los pueblos vecinos podan tocarse y verse bajo for-
mas que todos podan entender sin esfuerzo. No les era fcil, pues, a
los dirigentes del pueblo escogido hacer comprender la idea de un dios
sin cara, sin pies ni manos e invisible.
Los profetas que peridicamente aparecen en medio del pueblo de
Israel como enviados de Dios se esfuerzan por mantener al pueblo en
la fidelidad a las promesas y a las leyes que con toda dureza prohiban
la idolatra y la inmolacin de nios a dioses ajenos al pueblo hebreo.
No dars hijo tuyo para ser ofrendado a Moloch, dice el Levtico
(18, 21).
Los testimonios respecto a los persas nos los transmiten los clsi-
cos griegos, grandes viajeros y conocedores de los pueblos de su en-
EL NIO EN LAS CULTURAS ANTIGUAS OCCIDENTALES 25
torno. Les gusta escribir sobre sus costumbres, su legislacin, sus for-
mas de vida, sus creencias y sus sistemas polticos. Su actitud suele
ser de admiracin, salvo excepciones. La educacin suele ser tema
obligatorio en sus escritos, a fin de poder ofrecer a sus lectores ejem-
plos, pautas de actuacin e informacin. Herdoto, Platn, Jenofonte
y Aristteles transmiten sus observaciones valiosas, no siempre fide-
dignas y refirindose slo a lo que llamamos educacin de prncipes, o
educacin aristocrtica. No faltan datos de inters, no exentos de fe-
rocidad, respecto al mundo infantil, al que apenas se valoraba.
Herdoto alaba la poltica de los reyes persas a favor de las fami-
lias numerosas, a las que anualmente enviaban regalos, puesto que la
fuerza del imperio radicaba en su mayor nmero de habitantes. La
educacin de los prncipes se reduca, desde los cinco hasta los vein-
te aos, a montar a caballo, disparar el arco y decir siempre la verdad.
Ahora bien, debido a la gran mortalidad infantil, los padres se des-
preocupaban totalmente de ellos y los dejaban en manos de las muje-
res de la casa, esperando que transcurrieran los cinco primeros aos,
a partir de los cuales poda esperarse que sobreviviesen. Esto se hace
as escribe Herdoto con el fin de que, si muere durante su crian-
za, no cause dolor alguno a su padre.9 Tal era el valor que se daba
entre los persas a los nios de pocos aos.
Platn coincide tambin en la despreocupacin de los grandes
emperadores persas respecto a la primera educacin de sus hijos, de-
legando esta misin en las mujeres y eunucos del palacio. Ciro, Daro
y Jerjes estuvieron en sus primeros aos en manos de esclavas, que les
dejaban regirse por sus caprichos.
Jenofonte, admirador por igual de la educacin espartana y per-
sa, admite la tesis de la escuela platnica de que todo depende de la
educacin y todo es un resultado de ella. A fin de explicar a sus lec-
tores la causa de la grandeza de Esparta y del imperio persa, dedica
dos ensayos de carcter histrico, no muy apreciados por su objetivi-
dad: la Constitucin de los lacedemonios y la Ciropedia. En esta ltima,
tan admirada en el Renacimiento por todos los tratadistas europeos de
la educacin de prncipes, Ciro aparece adornado con todas las cuali-
dades ideales de la paideia griega. No parece sino un rey concebido a
imagen y semejanza del ideario poltico de Jenofonte.
9. Herdoto, I, p. 136.
CAPTULO 2
1. Pol. VTII, 3.
EL NIO EN LA GRECIA ARCAICA Y CLSICA 29
Las virtudes de la niez son muchas y pocos los vicios. Los nios,
dice Platn, son admirativos, del cual principio nacen todas las ciencias.
Lo segundo, son disciplinables, blandos y tiernos para introducirles cual-
quiera virtud. Lo tercero son temerosos y vergonzosos, que es el funda-
mento, dice Platn, de la temperancia. Lo cuarto, tienen credulidad y
son fciles de persuadir, son caritativos, liberales, castos y humildes,
simples y no maliciosos; atento a las cuales virtudes, dijo Jesucristo a sus
discpulos: Nisi efficiamini sicut parvulus iste, non intrabitis in regnum
coelorum [si no os hacis como nios, no entraris en el reino de los
cielos].5
3. Ibd, p. 1389.
4. Ibd., p. 1288.
5. Huarte de San Juan, Examen de ingenios, Barcelona, Biblioteca clsica espaola, 1884,
p. 80.
EL NIO EN LA GRECIA ARCAICA Y CLSICA 31
4. La opinin de Aristteles
Debe haber una ley que prohiba educar y criar a ningn nio defor-
me; pero debido al nmero de hijos, si las costumbres regulares prohi-
ben que ningn nio sea depositado, debe haber un lmite fijo para la
procreacin de los hijos, y si alguna persona tiene un hijo como resul-
tado de sus relaciones matrimoniales que contravienen estas normas,
debe practicarse en ellas el aborto.6
Una prueba de ello est en que todos los pueblos que tienen la cos-
tumbre local de casar hombres y mujeres jvenes la gente es deforme y
pequea. Por otra parte, las mujeres jvenes tienen partos ms trabajo-
sos y mueren ms de ellas al dar a luz.7
de ello est en lo que pasa en las ciudades: los legisladores forman a los
ciudadanos en la virtud, habitundoles a ello. Y sta es en verdad la in-
tencin de todo legislador.10
Elementos
csmicos Calidad Humor Estacin
gante Argos, que tena cien ojos, gracias a que adormeci con la dul-
zura de su msica los cincuenta ojos con los que vigilaba mientras
dorma, matndolo a continuacin. Se le atribuyen la invencin de la
lira, smbolo de esta divinidad, del fuego, de la msica y de la escri-
tura, atribuidas a otros dioses en diferentes culturas.
Hermes posee el carcter crepuscular que precede al da. Gua a
los dioses, a los que precede como heraldo. Conduce a Heracles al in-
fierno y a las regiones siderales a Orfeo y a Alcestes. Es el dios viaje-
ro, protector de los caminantes y de quienes comienzan a vivir, supe-
rando los primeros aos de la vida. Gracias a esta dimensin, es la di-
vinidad protectora por excelencia de los jvenes. Tambin es el dios de
los gimnasios y palestras, en cuyas puertas aparece su efigie, y de las
competiciones y concursos gimnsticos. Su smbolo es la virga o ca-
duceum (vara de pastor).
En la poca helenstica, a Hermes se le atribuye preferentemente
la capacidad para enriquecerse mediante el ingenio, la habilidad ret-
rica y todos aquellos inventos que son la base de los estudios libera-
les, como el alfabeto, el calendario, la aritmtica, artes y tcnicas, es
decir, la omnisciencia, atribuidas siglos atrs por los egipcios al dios
Thoth.
Las fiestas en su honor o Hermaia eran esencialmente las fiestas
de la adolescencia. Se celebran en su honor en los gimnasios y pales-
tras, consistentes en competiciones atlticas, cuyo nmero ms popu-
lar era la carrera de las antorchas.12
Otras divinidades del Olimpo griego relacionadas con la infancia
fueron Palas Atenea, protectora de toda actividad intelectual, princi-
palmente escolar, cuya festividad se celebraba el 19 de marzo, y las
Musas, protectoras de distintas actividades, que requeran el aprendi-
zaje previo escolar. Las musas nacieron en el monte Olimpo, donde
reinaban con el dios Apolo. Se llamaban Clo, musa de la historia; Eu-
terpe, de la msica; Tala de la comedia; Terpscore de la danza; Era-
to de la poesa lrica; Polimnia de la oda; Urania de las ciencias, y Ca-
lope de la poesa pica, la ms apreciada por los griegos.
En Helicn se veneraron otras tres musas: Melete, la meditacin;
Mneme, la memoria, y Avid, la musa del canto. No fueron las nicas
en el mundo helnico. Una corte de ellas se veneraba por doquier en
templos y ciudades.
8. La nia griega
Aleja del ambiente domstico todo aquello que pueda mancillar los
odos o los ojos de tu hijo. Lejos de l las prostitutas y los cantos del
truhn nocturno. Al nio se le debe el mximo respeto. Si alguna des-
honestidad se te ocurre, no te atrevas a manchar la inocencia inmadura
EL NIO EN LA SOCIEDAD LATINA ft^/
Los romanos posean al igual que los griegos y otras culturas nu-
merosas divinidades o genios protectores de la infancia. Los genios con
los que cada nio naca podan ser buenos o malos, ngeles buenos o
malos. Los genios protectores eran Uterina y Vagitanus, que presidan
la gestacin y los alumbramientos. Lucina, diosa de la luz, de la au-
rora y del da, protega los nacimientos humanos; se la representaba
sentada con un nio en el halda y se designaba tambin con el sobre-
nombre de Diana y Juno, diosas protectoras de los partos y de la luz.
Otras deidades protectoras de la infancia eran Alma, la que da la
vida y el alimento, nombre que se aplicaba como epteto a otras dio-
sas como Ceres, Venus, Palas, Musas, etc. Cunina era la diosa de la
ternura, protectora de los nios de pecho. Edulica o Educa (de esta
palabra procede educacin) favoreca el alimento y crianza infantil.
Rumina enseaba a mamar y Potina a beber. Statulinus ayudaba a los
nios a mantenerse en pie y Fabulinus les enseaba a hablar. El genio
Sentino despertaba y protega las facultades intelectuales de los recin
nacidos.
Incompleto sera el catlogo de divinidades que los romanos to-
maron de los griegos si olvidamos a Minerva, responsable de toda ac-
tividad intelectual, sobre todo escolar; Hermes, dios de las artes libe-
rales; Numeria, diosa de la aritmtica, a la que invocaban las madres
En otra ocasin
presentronle unos nios para que los tocase, pero los discpulos los re-
prendan. Vindolo Jess, se enoj y les dijo: Dejad que los nios vengan
1. I Cor. 1, 26.
2. Me. 9, 35-37.
NUEVOS VALORES CRISTIANOS 55
5. Ef. 6, 1-4.
6. Col. 3, 20-22.
7. D. Ruiz Bueno, Padres apostlicos, ob. cit., p. 940.
8. Ibd., pp. 940-41.
NUEVOS VALORES CRISTIANOS 57
9. Ibd., p. 945.
58 HISTORIA DE LA INFANCIA
que con los maestros, a los que siempre tuvo terror. Aprendi a odiar
el estudio antes de aprender lo que era estudiar.
San Juan Crisstomo, de la misma edad que san Agustn (c. 384-
407), el ms elocuente padre de la Iglesia griega y patriarca de Cons-
tantinopla, escribi u n tratado dedicado a la educacin infantil de los
primeros aos, titulado La vanagloria y la educacin de los hijos, en el
que establece las lneas maestras que los padres tendrn en cuenta en
la educacin de sus hijos. Sin duda es el ms extenso, en esta mate-
ria, de los primeros siglos de educacin cristiana. Otorga una gran im-
portancia a la primera educacin. Si de verdad quieres a tu hijo, dice,
en esto lo has de demostrar. Tampoco te faltar la recompensa, aade.
Aconseja a los padres y madres que acten con sus hijos como los
pintores y escultores con sus obras de arte.
11. D. Ruiz Bueno, Obras de san Juan Crisstomo. Tratados ascticos, Madrid, BAC, 1958,
pp. 774-75.
12. Ibd., p. 776.
60 HISTORIA DE LA INFANCIA
Si ves que infringe la ley, castgalo, unas veces con una mirada seve-
ra, otras con palabras que le mortifiquen, otras con improperios. A ve-
ces habr tambin que acariciarlo y prometerle algo. No le pegues con-
tinuamente ni le acostumbres a esta manera de educacin. Porque si
aprende a ser continuamente castigado, aprender tambin a despreciar
el castigo; y si aprende a despreciar, todo est perdido. El nio ha de te-
mer siempre que se le pegue, pero no se le ha de pegar. Hay que levan-
tar la correa, pero no bajarla. Las amenazas no han de llegar a la obra.
Sin embargo, que no se vea claro que la amenaza se reduce slo a pala-
bras; pues la amenaza slo es buena cuando se cree que llegar a cum-
plirse.15
APROXIMACIN A LA INFANCIA
EN LA ALTA EDAD MEDIA HISPANA
como cristianas al Seor auxiliador que les dio el arte de tejer (Con-
cilio II de Braga). Tambin prohibieron celebrar las fiestas de las ca-
lendas (el primero de cada mes), creer en la influencia de los astros y
de las estrellas en la vida del hombre, as como en la eficacia de las
hierbas medicinales, en los ritos que se observaban al construir una
casa, y en la celebracin de los matrimonios.
Otras creencias que todava perviven fueron condenadas igual-
mente por los obispos visigodos, como la creencia en los das fastos y
nefastos de la semana, que regan las actividades diarias, el pie con el
que deban levantarse de la cama, si queran obtener xito en las acti-
vidades cotidianas, etc.
6. Martn de Braga, Sermn contra las supersticiones rurales, texto revisado y traduccin
de R. Jov Clots, Barcelona, El Albir, 1981 (edicin crtica de C. W. BARLOW, Martini episco-
pi bracarensis opera omnia, New Haven, 1950).
LA INFANCIA EN LA ALTA EDAD MEDIA HISPANA 65,
A los siete meses salen los dientes del nio y a los siete aos los cam-
bia. En el segundo septenario, es decir, a los catorce aos, el nio entra
en la pubertad y adquiere la capacidad de engendrar. En el tercer sep-
tenario le brota el vello y la barba. En el cuarto termina de crecer. En el
quinto consigue la total perfeccin de la edad juvenil. En el sexto co-
mienza la decadencia y en el sptimo la vejez.9
14. ML CL.
LA INFANCIA EN LA ALTA EDAD MEDIA HISPANA 69
1. F. Lpez Estrada, Historia de Espaa Menndez Pidal. Siglos XI al XIII, Madrid, Espa-
sa-Calpe, 1995.
74 HISTORIA DE LA INFANCIA
La ley prohiba que los padres casasen a sus hijas sin su consen-
timiento explcito. Ahora bien, si se piensa en el escaso valor que en
el medioevo se daba a las nias, tanto en la sociedad cristiana como
en la musulmana, la ley supone un acierto, aunque los padres podan
convencer a sus hijas de modos distintos, conculcando las promesas
infantiles de matrimonio. ste es el tema de la cantiga 135, en la que
se cuenta cmo la Virgen libr de deshonra a dos que haban jurado
casarse cuando eran nios, juramento que el padre de la nia no que-
ra respetar.
76 HISTORIA DE LA INFANCIA
Bien ass, como es razn, de crescer les las vestiduras a los nios
como fueren cresciendo, otros les deben fazer aprender las cosas, se-
gund el tiempo dlas edades en que fueren entrando.2
4. Ibd. p. 324.
78 HISTORIA DE LA INFANCIA
6. La eleccin de la nodriza
amas que ayan leche assaz, e sean bien acostumbradas, e sanas, e fer-
mosas, e de buen linaje, e de buenas costumbres: e sealadamente que
no sean saudas [insensatas, locas]. Ca si ouieren abondanca de leche e
fueren bien complidas e sanas, cran los nios sanos e rezios. E si fue-
ren fermosas, e apuestas, amar las han los criados, e aurn mayor pla-
zer, quando las vieren, e dexar los han mejor criar; e si non fueren sa-
udas, criar los han ms amorosamente, e con mansedumbre, que es
cosa que han mucho menester los nios para crescer ayna. Ca de los so-
saos [burlas] e de las feridas, podran los nios tomar espanto, porque
valdran menos, e rescibiran ende enfermedades o muerte.8
queran, podan hacerse cargo del nio ilegtimo, tanto si era propio
como si era extrao.
La madre, por el contrario, y sus parientes directos tenan la obli-
gacin de hacerse cargo del beb y de criarlo, si posean suficientes
medios econmicos. La razn de semejante discriminacin se apoya-
b a en el Derecho romano, fuente fundamental en la redaccin de las
Partidas:
la madre siempre es cierta del fijo que nasce della que es suyo, lo que
non es el padre dlos que nascen de tales mugeres.9
Las Partidas (IV, tt. II, ley II) recuerdan la razn de que la unin
legal de un hombre y de una mujer se llam matrimonio, en vez de pa-
trimonio. Matrimonio viene de matris y munium, que quiere decir ofi-
cio de madre, porque es ella quien sufre mayores trabajos con los hi-
jos que el padre. El padre los engendra, dice el legislador, y la madre
sufre
muy grandes dolores quando han de nascer, e despus que son nascidos,
ha muy grand trabajo en criar a ellos mismos por s. E de ms desto,
por que los fijos mientras son pequeos, mayor menester han dla ayu-
da de la madre que del padre.
Aconsejan uso mesurado del vino (ley VI), explicando con todo de-
talle los inconvenientes de su exceso para la salud.
Una de las tareas consideradas de gran importancia asignadas a
los ayos era ensear a hablar bien y apuestamente:
zn. Otros que la palabra sea complida, ca ass como sena mal quando
fuesse adems. Otros non sera bien quando fuesse menguada,13
La educacin de las hijas del rey en las Partidas sigue lneas pa-
ralelas a la de los prncipes. Se insiste de nuevo en la importancia y
cualidades que haban de tener las amas de cra, cuya eleccin afec-
taba por igual al padre y a la madre. Las princesas deban aprender a
leer bien las Horas y el Salterio. Se les haba de ensear a ser mesura-
das, es decir, modestas, moderadas, circunspectas y muy apuestas en
el comer, en el beber, en el modo de hablar y en la manera de vestir,
adquiriendo buenas costumbres en todas las cosas. Sobre todo que
no sean saudas, palabra que aparece como la peor condicin de
las amas y de las mujeres en las Partidas. Ser saudas les empujaba
al mal.
Tambin aconseja el rey que se les ensee a las princesas e infan-
tas a ser maosas en todas aquellas labores propias de nobles dueas,
ya que con ellas reciben alegra e son ms sosegadas porende, apar-
tndolas de los malos pensamientos. 14
A lo largo de los siglos un porcentaje muy elevado de libros de
educacin iba destinado a lo que convencionalmente se llam educa-
cin de prncipes, creyendo que una buena educacin de los dirigentes
era el mayor bien que poda hacerse a un pueblo. El rey era visto por
todos como el espejo en el que todos deban mirarse para imitarlo. En
algunas culturas orientales el rey deba ser inaccesible, lejano, como
prximo a los dioses, para que sus subditos no pudieran descubrir sus
debilidades humanas. Sus apariciones en pblico deban ser escasas,
pero fastuosas, mostrando al mismo tiempo su majestad, su poder y
6. J. Villanueva, Viage literario a las iglesias de Espaa, XVI, Madrid, 1851, p. 231.
7. Juan Bonifacio (1539-1606) y la cultura del Siglo de Oro, Santander, 1938, p. 29.
SAN NICOLS, SANTO PROTECTOR DE LA INFANCIA 97
2. P. 192.
3. P. 34.
MAGIA Y SUPERSTICIN PARA PROTEGER A LOS NIOS 101
7. Symp. V, 7.
MAGIA Y SUPERSTICIN PARA PROTEGER A LOS NIOS 103
infernal furia, cuyas vejaciones slo era capaz de atajar con su cta-
ra el futuro rey David.10
Este autor, apoyndose en una amplia literatura de autores anti-
guos y mdicos modernos, que siempre cita, se inclina por creer en la
existencia del aojamiento y pone en guardia respecto al peligro de
la fascinacin, sea o no diablica. A mi entender es un libro que me-
rece la pena consultar, por dos razones: por la riqueza de su erudito
aparato crtico y por la inclusin de las creencias populares vigentes
entonces. En su opinin
[el] fascinio, o fascinacin, significa cierto gnero de encanto, que de tal
forma haze ineptos los hombres, que turbadas las potencias, los va con-
sumiendo, y debilitando hasta destruirlos; de donde se traslad la voz
fascinatio a significar qualquiera gnero de aojo, aunque impropia y
rigurosamente slo expressa el diablico.
Tres especies de fascinio pueden considerarse, vulgar, natural, y dia-
blico. El vulgar es aquel que proviene de la opinin del vulgo, que juz-
ga indiscreto, ay personas, que slo con la vista pueden aojar qualquie-
ra objeto hermoso, si lo miran con embidia, o lo elogian con intencin
deprabada. Puede fundarse esta vulgaridad en que el verbo latino fas-
cino se origina de voz griega, que significa embidiar, indignarse, y en-
furecerse.11
Dios te dio
Dios te engendr,
y Dios te saque el mal de ojo
si alguien te lo ech.16
EL NIO EN EL RENACIMIENTO
candos. No todos sirven para las mismas cosas. Unos estn mejor do-
tados para unas profesiones que para otras, por lo que el primer cui-
dado de padres y maestros ser descubrir las aptitudes de cada uno
para que puedan orientarles en la profesin adecuada. En este senti-
do se recuerda la sentencia de Aristteles alii ad alia apti nati sumus,
es decir, cada uno ha nacido para cosas distintas.
Si durante los siglos medievales la educacin intelectual estaba re-
servada para una mnima parte de la sociedad, durante el Renaci-
miento se extendi la imperiosa necesidad de que la educacin haba
de ser para todos, sin excluir a los campesinos, artesanos, soldados y
mujeres, a las que tradicionalmente, salvo excepciones brillantes del
mundo musulmn y algunas cortes cristianas, no se les exigan mayo-
res conocimientos y habilidades que las de la madre de familia. Una
de las novedades del Renacimiento era la preocupacin del padre por
la educacin de sus hijos, sobre todo si eran varones.
obispo, por salir del paso, le dijo que lo hara, pero que no dira nada
nuevo, sino que repetira lo dicho por los antiguos.
Nada en este breve tratado se dice sobre la adolescencia, objetivo
principal de la solicitud. El obispo se remite una vez ms al opsculo
atribuido a Plutarco De liberis educarais. Tambin utiliza de relleno
fuentes bblicas y cita a Aristteles, Cicern, san Jernimo y Boecio.
Desconoce a Quintiliano, lo cual indica su escaso inters por la edu-
cacin, puesto que las Instituciones de este escritor fue una de las
primeras en merecer el inters de la imprenta recin descubierta en
Europa. Tampoco conoce las ms importantes obras pedaggicas es-
critas por los humanistas italianos de su tiempo, Vergerio y Bruni, au-
tores respectivamente De ingenuis moribus et liberlibus adolescentiae
studiis y De studiis et litteris.
Arvalo centra su atencin en la procreacin de los hijos, en su
alimentacin y lactancia, en las cualidades de los maestros, y en el
contenido de la educacin infantil, aadiendo unas vagas indicaciones
generales. Su inters principal consiste en haberse adelantado ms de
medio siglo al tratado parecido y casi desconocido del gran Nebrija.
Nebrija se encontr en un aprieto semejante. Miguel Prez de Al-
mazn, secretario de Fernando el Catlico, al que deba probable-
mente el nombramiento de cronista real, tambin le pidi un tratado
semejante. Su respuesta inmediata fue recomendarle los tratados cl-
sicos de la Antigedad, la Ciropedia de Jenofonte, el mencionado ops-
culo de Plutarco y, cmo no, las Instituciones de Quintiliano. Sin em-
bargo, no tuvo ms remedio que satisfacer la demanda y redactar a re-
gaadientes el tratado de La educacin de los hijos (1509), en el que
Aristteles y Plutarco inspiran los cuatro primeros captulos y Quinti-
liano el resto.
A las fuentes clsicas Nebrija aade sus observaciones y su expe-
riencia personal de padre de familia, descendiendo a detalles de gran
valor, que para otros escritores de su tiempo pasan desapercibidos.
Basten unos ejemplos.
La madre ha de ser escogida con el mismo cuidado que el labra-
dor escoge la buena tierra para sembrar su semilla. El hombre de
sano juicio engendrar sus hijos de una mujer de buenas costumbres.
Recuerda las observaciones transmitidas por los mdicos y filsofos
griegos respecto a la edad ptima de los padres para la generacin,
evitando la precocidad y la vejez.
A las madres corresponde por naturaleza lactar a sus hijos y slo
como mal menor habr que acudir a una nodriza. Especialmente de-
licado es el parto, que puede producir en el beb algunas deforma-
ciones.
EL NIO EN EL RENACIMIENTO 113
1. Nebrija, Educacin de los hijos, cap. IV, p. 105, estudio, edicin, traduccin y notas de
L. Esteban y L. Robles, Universidad de Valencia, 1981.
2. Ibd., p. 109.
114 HISTORIA DE LA INFANCIA
Las lechuzas, las vboras, los leones alimentan sus cras; y las muje-
res desechan sus partos. Rugote que me digas: Qu monstruo ms
cruel que aquellas mujeres que exponen su prole en los lugares pblicos
por rehusar el cuidado de criarla?
4. Juan Luis Vives, De la mujer cristiana, Obras completas, traduccin de L. Riber, Ma-
drid, Aguilar, I, pp. 989-90.
116 HISTORIA DE LA INFANCIA
6. Huarte de San Juan, Examen de ingenios para las ciencias, cap. III.
7. Ibd., cap. XIV.
EL NIO EN EL RENACIMIENTO 119
8. Montaigne, Ensayos. Seguidos de todas las cartas conocidas hasta el da, traduccin de
C. Romn Hayes, Madrid, Aguilar, 1962, I, p. 175.
120 HISTORIA DE LA INFANCIA
Montaigne ante la infancia tiene poco que ver con los avances del Re-
nacimiento. Ms bien es un puro anacronismo de quien vive en otro
tiempo ya superado.
9. Cartas de Felipe II a sus hijas, prlogo de Luisa Elena del Portillo Daz, Madrid, Edi-
ciones Lepanto, s.f.
EL NIO EN EL RENACIMIENTO 121
Todo lo que obr el supremo Artfice est tan acabado que no puede
mejorar, mas todo cuanto han aadido los hombres es imperfecto. Cre-
lo Dios muy concertado y el hombre lo ha confundido, digo, lo que ha
podido alcanzar.3
Todo es nada sin ella, y ella lo es todo; los dems bienes son de bur-
las; ella sola es de veras [...]; centro de felicidad, trono de la honra, gozo
de la vida, satisfaccin de la conciencia, respiracin del alma, banquete
de las potencias, fuente del contento, manantial de la alegra.4
2. Baltasar Gracin, El Criticn, crisi IV, Obras completas, estudio, edicin, bibliografa y
notas e ndices de Arturo del Hoyo, Madrid, Aguilar, 1967.
3. Ibd.
4. Ibd.
132 HISTORIA DE LA INFANCIA
5. Ibd.
LA INFANCIA DURANTE EL SIGLO DEL BARROCO 133
Al otro lado del valle vio Critilo a otra dama que con su belleza
ahuyent a las fieras, terminando con la feroz matanza de inocentes.
Ayudada de otras hermosas doncellas reuni a los nios que pudo sal-
var de las fieras, guindolos a otra parte segura del valle monte arri-
ba, hasta ponerlos a salvo.
La primera mujer, explica Gracin
Objetivos de este real decreto fueron impedir que murieran los re-
cin nacidos abandonados, cuidarles y educarles para que llegaran a
ser tiles a la nacin como soldados, obreros y habitantes de las co-
lonias francesas.
Vicente de Pal haba muerto diez aos antes de ver reconocidos
sus esfuerzos. En 1660, ao de su muerte, haba dejado consolidado
un proyecto pedaggico y un puado de personas dedicadas al cuida-
do de los ms dbiles: nios abandonados, enfermos, hospitales y pa-
rroquias..., en numerosos pases. Si en 1660 haba 24 escuelas a car-
go de las Hermanas de la Caridad, en el ao de la Revolucin france-
sa haba ms de cuatrocientos.
8. Actas de las Cortes de Castilla, t. XXV y XXVII, pp. 386 y 359, Madrid, Sucesores de Ri-
badeneyra, 1905.
9. Novsima Recopilacin, t. III, tt. XXVII, ley I.
LA INFANCIA DURANTE EL SIGLO DEL BARROCO 137
ACTITUD DE LA ILUSTRACIN
ANTE LA INFANCIA
los niveles, propiciando con ello que los mejores profesores abando-
nasen pronto la enseanza, dejando las ctedras a los religiosos, que
se conformaban con un miserable salario. La escuela primaria y se-
cundaria sigui su inercia secular abandonada a su suerte.
Los maestros titulados al frente de escuelas privadas abiertas al
pblico, en ciudades importantes, necesitaban autorizacin eclesisti-
ca. Los obispos deban expedir el certificado de buenas costumbres y
suficiencia de conocimientos de la doctrina cristiana. Todas estas es-
cuelas privadas tenan una mala imagen, razn por la que las familias
con recursos preferan contratar a un ayo, maestro o profesor extran-
jero, que conviva como un criado ms en el seno de la familia. La es-
cuela pblica obligatoria ser una conquista posterior de muchos
pases en los siglos siguientes.
El periodismo adquiri un auge extraordinario, contribuyendo a
divulgar las ideas y principios del siglo, hacindolas llegar a un pbli-
co culto. Las revistas y peridicos rivalizaron dando noticias de los
diferentes pases y difundiendo toda clase de conocimientos tiles, de
fcil comprensin, anunciando publicaciones de libros, cambios pol-
ticos, descubrimientos cientficos, sistemas de produccin agrcola e
industrial, etc.
La educacin fue uno de los grandes tpicos del siglo. Se resuci-
t el tema de la lactancia materna y se repitieron de nuevo los argu-
mentos tradicionales en su favor. La novedad en este terreno fueron
los estudios realizados en diferentes regiones francesas sobre los ndi-
ces de mortalidad entre los nios alimentados por sus propias madres
o por nodrizas. Jaime Baucells, public un trabajo titulado Perjuicios
que acarrean al gnero humano y al Estado las madres que rehusan criar
a sus hijos y medios para contener el abuso de ponerles ama}
Hasta qu punto los principios ilustrados hicieron cambiar la ac-
titud ante la infancia? Hubo cambios tangibles en el modo de mirar,
de cuidar, de alimentar, de querer y de educar al nio?
No puede decirse que la Ilustracin haya supuesto un giro coper-
nicano ante la infancia. El nio no fue centro de inters entonces, ni
goz de mayor estima que en pocas anteriores. No obstante, las nue-
vas ideas se fueron aceptando lentamente, demasiado lentamente, en
el mundo occidental, y enriquecieron el substrato de los futuros plan-
teamientos psicopedaggicos. El aumento de la demografa, la mejora
de la higiene y de la medicina y la dimensin poltica de la benefi-
cencia afect principalmente a la organizacin de los hospitales y asi-
los, en los que los nios abandonados eran recluidos y educados.
La naturaleza quiere que los nios sean nios antes de ser hombres.
Si nosotros queremos pervertir este orden produciremos frutos precoces
que no tendrn ni madurez ni sabor y pronto se marchitarn. 6
adultos es dejar madurar la infancia en los nios, sin prisas, sin que-
mar etapas, sin malograr el fruto antes de que est en sazn.
Cmo educar al nio en sus primeros aos? Rousseau apoya sus
consejos, una vez ms, en el opsculo De liberis educarais, atribuido
a Plutarco, y en las publicaciones mdicas de su tiempo, que cayeron
en sus manos. Le preocupa la alimentacin infantil, los primeros pa-
sos del nio, la necesidad de que corra por el prado, aunque caiga cien
veces cada da, porque con la libertad de movimientos estar siempre
alegre. Emilio no llevar chichoneras, ni tacatacas, ni andadores, des-
de que sea capaz de poner un pie delante del otro.8 Como buen ob-
servador descubre Rousseau la alegra que experimentan el nio y sus
padres con cada logro de su maduracin psicomotriz.
Obligacin del adulto ser criar al beb en una atmsfera de li-
bertad, sin caprichos y apoyando positivamente sus fuerzas infantiles.
Deber suplir lo que le falta en inteligencia y en fuerza, desarrollando
al mximo sus sentidos y distinguiendo lo que pide su naturaleza o su
capricho. Sostiene la importancia del desarrollo de los sentidos como
ventanas del aprendizaje. Emilio deber acostumbrarse como los es-
partanos al fro y al calor, a la oscuridad, a los ruidos y al miedo de la
noche, a la vida en contacto con la naturaleza, al manejo de la brju-
la, al ejercicio fsico, al hambre y a la sed, etc., no para ser un militar,
sino un ciudadano.
Muchos otros aciertos podramos aadir, pero los enunciados son
suficientes para justificar cualquier reticencia que se oponga a colocar
al Emilio en el lugar que en justicia le corresponde, en la historia de
la pedagoga y de la psicologa.
8. Ibid., p. 300.
/ '
Si un animal, por ejemplo, gritara al nacer, como hacen los nios, se-
ra infaliblemente presa de los lobos y otros animales salvajes, atrados
por sus gritos.10
muy usual el tomo que llaman Janua Linguarum. En uno de esos tomi-
llos se debe exercitar el nio, para hazer alguna idea de las 7 lenguas vi-
vas y vulgares (pp. 138-139).
Estos tomillos que haban tenido gran xito en toda Europa ha-
ban sido compuestos por el obispo moravo.
Sarmiento aprendi de Comenio e hizo suya la trascendental im-
portancia del principio de que la lengua materna infantil deba ser el
vehculo para cualquier tipo de aprendizaje en los primeros aos. Muy
probablemente debi leer tambin su Orbis sensualium pictus, en el
que defiende la enseanza intuitiva, asociando el objeto real a su de-
signacin en los diferentes idiomas y en su defecto sustituyndolo por
un dibujo o imagen, buen recurso didctico en el aprendizaje de la lec-
tura.
Gran parte de la herencia comeniana pas tambin a Rousseau,
con el que Sarmiento coincide en gran parte de sus planteamientos pe-
daggicos. Baste sealar, por ejemplo, la importancia de la lactancia
materna, la lengua del aprendizaje, el papel de la madre y de la no-
driza como primera maestra, el aprecio a las ciencias naturales, a los
vocabularios, a los paseos instructivos por el campo, la actitud frente
al castigo, frente al limitado uso de la memoria en el aprendizaje y al
escaso valor de la gramtica en los primeros aos, etc., principios en
los que, salvo detalles de importancia menor, coinciden Comenio y
Rousseau.
Lo importante, en resumen, es sealar que la corriente pedaggi-
ca liderada por estos tres grandes pedagogos desemboca directamen-
te en el mar de la llamada pedagoga nueva del siglo siglo xx, aunque
la gloria se le haya atribuido nicamente a Rousseau por todos los pe-
dagogos de la escuela de Ginebra, como un homenaje a su nombre.
Sin pretender restarle mritos, preciso es decir que tambin antes y
despus de Rousseau, la influencia comeniana fluye como un Guadia-
na subterrneo en todas las innovaciones pedaggicas de los dos lti-
mos siglos.
cas son poco originales, como las de otros escritores de finales de si-
glo, entre los que cabe citar a Matas Snchez, 1 8 a Jos Antonio Gon-
zlez Caaveras, a Juan Anduaga y Garimberti, etc.
6. La prensa ilustrada
18. El padre de familias brevemente instruido en sus muchas obligaciones de padre, Madrid,
1785.
154 HISTORIA DE LA INFANCIA
Los sastres, los zapateros y todo oficial mecnico con tal que hayan
algo ms de jornal ordinario dan a mamar a sus hijos a mercenarias.
la madre que da el pecho a su hijo debe considerar que ste recibe con
la leche las pasiones que pueden infeccionarle; si es colrica, el hijo por
lo natural ha de ser soberbio; si es envidiosa el hijo no ha de poder su-
frir la felicidad de los dems.
19. La presse espagnole de 1737 1791. Formation et signification d'un genre, Pars, 1973.
20. M. D. Bosch Carrera, Costumbres y opinin en el periodismo del siglo XVIII (tesis doc-
toral), Universidad de Barcelona, 1988, II, p. 779. Es til tambin consultar C. Sarasa, Cria-
dos, nodrizas y amos. El servicio domstico en la formacin del mercado de trabajo madrileo,
1758-1868, Madrid, 1994, pp. 141 ss.
21. Orgenes de la familia moderna, Barcelona, Crtica, 1979.
ACTITUD DE LA ILUSTRACIN ANTE LA INFANCIA 155
Entre los carniceros, los tocineros, los panaderos y todos los oficios
de la alimentacin, la mujer es necesaria para mantener el negocio; en
cuanto a las mujeres de los obreros de la seda, tienen que ayudar a sus
maridos en el oficio de tejer. En general, todas las mujeres del pueblo
tenan un papel importante en la economa familiar.22
profesin de sus padres. Tampoco vea con buenos ojos que hubiese
becas para los pobres y le pareca medida acertada la reduccin de es-
cuelas de gramtica.
En el Reglamento de 1796 se orden que los arzobispos, obispos,
abades y dems autoridades eclesisticas dividiesen sus territorios en
demarcaciones y partidos de seis o siete leguas (unos 25 o 30 kil-
metros) con un centro de acogida al que fueran llevados los nios
abandonados encontrados. All el prroco o autoridad eclesistica per-
tinente deba proporcionar con la mayor rapidez amas de crianza para
estos nios. Los gastos de la crianza, de los vestidos, de las medicinas,
etc., deban ser anotados cuidadosamente y enviados a principios de
ao a la casa general de expsitos de la dicesis, abada o territorio,
por la qual se le suministrarn los caudales correspondientes. Los
gastos de traslado al centro de acogida deba costearlos el municipio
en el que el nio haba sido hallado.
Muchos de estos nios moran en el camino. Las condiciones en
que eran llevados a lomos de caballeras, el descuido, la falta de higie-
ne, las largas distancias y los malos caminos hacan poco probable que
estos nios llegasen con vida a su destino. Otros muchos nios eran
asesinados por las personas que los llevaban a exponer, por el miedo a
ser descubiertas, segn el texto jurdico que pretenda evitarlo:
Mando que las Justicias de estos mis Reynos y los de Indias castiguen
como injuria y ofensa a qualquiera persona que intitulase y llamase a ex-
psito alguno con los nombres de borde, ilegtimo, bastardo, espreo, in-
cestuoso o adulterino; y que adems de hacerle retractar judicialmente,
le impongan la multa pecuniaria que fuere proprocionada a las circuns-
tancias, dndole la ordinaria aplicacin. Finalmente, mando que en lo
sucesivo no se impongan a los expsitos las penas de vergenza pblica,
ni la de azotes, ni la de horca, sino aquellas que en iguales delitos se im-
pongan a personas privilegidas, incluyendo el ltimo suplicio.25
Hubo que esperar hasta el ltimo decenio del siglo xvn para abo-
lir leyes tan infamantes.
Esta legislacin no hace sino recoger la mentalidad ilustrada res-
pecto a la infancia. La filosofa jurdica que la inspira n o es el respe-
to al nio, sino la conservacin del mayor nmero posible de nios
abandonados para incorporarlos cuanto antes al m u n d o del trabajo.
sta es tambin la filosofa que inspira gran parte de la literatura apa-
recida en los ltimos decenios del siglo xvn, como el citado Perjuicios
que acarrean al gnero humano y al Estado las madres que rehusan criar
a sus hijos, de Baucells (1786); la Destruccin y conservacin de exp-
sitos, de Antonio Bilbao (1789); la Breve instruccin sobre el mtodo de
conservar los nios expsitos, de Santiago Garca (1794) y Causas prc-
ticas de la muerte de los nios expsitos en sus primeros aos: remedio
en su origen de un tan grave mal y modo de formarlos tiles a la reli-
gin y al Estado con notable aumento de la poblacin, fuerzas y rique-
zas de Espaa, debido a Javier de Uriz (1801).
25. Ley de 23 de enero de 1794. Nov. Recop. III, libros VI-VII, pp. 688-89.
CAPTULO 12
Legisladores del mundo, y vosotros que sois los jueces de los pobres
presidiarios: dejadme decir qu extraa cosa es eso de que una joven
mate a su propia carne y sangre cuando, ciertamente, siente ms nece-
sidad de cuidarla que de matarla.
1. J. H. Pestalozzi, Santliche Werke, O.c. VIII, pp. 358 ss., Berln, Verlag von Walter de
Gruter.
o
11
164 HISTORIA DE LA INFANCIA
vocaba al recoger del suelo al hijo recin nacido. Con esta ceremonia
de carcter religioso se indicaba pblicamente la aceptacin del nue-
vo miembro de la familia.
Richter vio al nio poticamente como una aurora pura del mun-
do futuro. El nio es el eco de cuanto de divino y hermoso ha puesto
Dios en el hombre. Las palabras que el adulto pronuncia delante del
nio se graban en su memoria y comprender su significado aos des-
pus. La infancia, en el contexto evolucionista, es el resumen de la his-
toria de la humanidad y el punto de partida del porvenir. No hay que
educar, por tanto, para el presente, sino para el porvenir. El papel de
la madre es fundamental en el desarrollo del nio. Tan imprescindible
es para el nacimiento como para la educacin en sus primeros aos.
Nadie puede sustituirla en ambos menesteres.
5. El descubrimiento de Unamuno
del mundo infantil
al tomar uno cualquiera, renuncia a los dems todos y nunca podr de-
sandar lo andado; su reino es el porvenir, nico reino de libertad. As es
que el alma reflexiva se resume en ms hondo pesar ante el cadver de
un nio que junto al de un hroe que cumpli sus hazaas. 4
Quin protege a los hijos contra los padres? Quin defiende a los
hijos de los padres que, en vez de servirles, se aprovechan de ellos y
los educan en un sentido o en otro de acuerdo con sus ambiciones?
larga, honda e intensa, antes de llegar a ser hombre, porque los hombres
de ms intensa vida ntima y, por tanto, de ms slida y eficaz accin
pblica, de mayor valor histrico, han sido hombres de niez larga y no
nios precoces; han sido hombres cuya inocencia infantil se prolong
por largos aos. Son en su espritu como en el cuerpo del elefante, que
tiene una larga crianza.6
5. Ibd.
6. Id., La soledad de la niez, O.c, V, p. 1.089.
LOS IMPORTANTES CAMBIOS DEL SIGLO XIX 173
Qu alegre el nio!
Chilla, salta y palmotea.
Y por qu tan alegre?
l no lo sabe
la vida le desborda
y porque no sabe es su alegra.
Vive mirando a Dios y no a su alma;
el nio no razona ni investiga.
Es triste la razn; nos entristece.
Pobre mortal que corres
tras de tu propia sombra,
mira qu alegre el nio,
alegre sin razn, como Dios manda!''
Sois vosotros los que tenis que ensearnos a jugar. A jugar sin preo-
cuparnos de ganar o perder el juego, sino a jugar bien. Bien y en paz.
Os hemos dado mal ejemplo, muy mal ejemplo, y estamos avergon-
zados de ello. No s si tambin arrepentidos. Nos figuramos que nues-
tros juegos son ms serios que los vuestros porque en los nuestros se
matan los jugadores. Hay muchos de nosotros que quieren ensearos
nuestros juegos. Decidles que no! Que si os divierte despanzurrar un
mueco para ver lo que lleva dentro, os da rabia y asco el que se le mate
a un hombre, a un hermano; el que un padre mate a otro padre por lo
que lleva, o no lleva, dentro. Que si os divierte leer cuentos cuentos
con bonitas estampas, os dan rabia y asco los cuentos con que nos in-
sultamos unos a otros vuestros padres y abuelos. Decidles que las es-
cuelas de Espaa deben ser las verdaderas Casas del Pueblo y que no
queris que entren en ellas nuestros malditos juegos de guerra civil.
15. S. Ramn y Cajal, Mi infancia y juventud, Madrid, Espasa-Calpe, 1968, pp. 12-13.
16. Ibd., p. 21.
178 HISTORIA DE LA INFANCIA
17. Pere Felip Monlau, Higiene del matrimonio, Madrid, 5." ed., 1881, p. 617.
LOS IMPORTANTES CAMBIOS DEL SIGLO XIX 179
el promedio de vida para los hombres era de 24,2 y de 28,2 para las
mujeres, cifras muy semejantes a las obtenidas por l y su equipo para
Barcelona. En las capitales de otros pases las cifras eran m u c h o ms
bajas. Londres, por ejemplo, tena una vida media de 17,9, Berln 17
y Viena 15,8.
Figuerola concluye lo siguiente:
Los nios nacen con el germen de todas las cualidades, de todos los
defectos: un nio al cuidado de una madre inteligente y virtuosa, ser
virtuoso como ella; un nio bajo la vigilancia de una madre embruteci-
da por el vicio, ser depravado como ella. [...]
Tras la segunda infancia o puericia, que dura entre los siete y los
once o doce aos en las nias y los catorce o quince en los nios, co-
mienza la pubertad o adolescencia, en la que termina por lo comn el
crecimiento corporal y se agudizan las notables diferencias entre
el hombre y la mujer. En la mujer esta edad termina a los veintin
aos y en el hombre a los veinticinco. 25
Carderera transmite a padres y educadores la necesidad de cono-
cer la psicologa infantil. Unos y otros precisan conservar y a u m e n t a r
los grmenes descubiertos en los primeros aos del nio. Principal
preocupacin suya ser desarrollar su sentido moral, su firme volun-
tad y el control de sus actos de acuerdo con su propia conciencia. No
hay que destruir las inclinaciones naturales, sino orientarlas. A veces
una inclinacin que puede parecer peligrosa puede contribuir en gran
parte al desarrollo moral.
27. M. J. Vicn Ferrando y A. Moreu han publicado un valioso trabajo sobre Carderera:
Fuentes documentales de la obra pedaggica de Mariano Carderera y Pot, Huesca, Escuela Uni-
versitaria de Profesorado de EGB, 1995.
LOS IMPORTANTES CAMBIOS DEL SIGLO XIX \8J
28. Cfr. Flix F. Santolaria Sierra, Reeducacin social. La obra pedaggica de Josep Pedra-
gosa, Barcelona, Generalitat de Catalunya, Departament de Justicia, 1984.
CAPTULO 13
1. Habra que recordar las Escuelas del Ave Mara fundadas por Andrs Manjn a finales
de siglo en los crmenes de Granada para la educacin de los nios gitanos. Tambin eran al
aire libre.
2. Daniel Goleman, en su Inteligencia emocional (Barcelona, Kairs, 1996, p. 64) recuer-
da el secreto a voces de la psicologa del relativo valor que se le da hoy da al CI y a la pun-
tuacin alcanzada en las universidades norteamericanas en el SAT (test de aptitud acadmica)
para predecir el futuro xito en la vida: El repertorio de habilidades del ser humano va mu-
cho ms all de "las tres erres" que delimitan la estrecha franja de habilidades verbales y arit-
mticas en la que se centra la educacin tradicional (p. 70).
190 HISTORIA DE LA INFANCIA
1. Aparicin de la paidologa
4. Madrid, 1905.
5. Madrid, Saturnino Calleja, s.f. Es una obra bien documentada y con bibliografa.
6. En la dcada de los aos veinte y treinta el manual utilizado fue la Higiene escolar de
L. Burgenstein, de la editorial Labor de Barcelona, editado en 1928 y 1932.
194 HISTORIA DE LA INFANCIA
bes. Era preciso que los municipios ayudasen a las madres en los pri-
meros meses de lactancia, controlando su salud y orientando su ali-
mentacin. 9
9. Ergue Ocaa, Una medicina para la infancia, en J. M. Borras Llop (coord.), Historia
de la infancia..., oh. cit., p. 166.
10. M. Pfaundler y A. Chlossmann (coords.), Tratado enciclopdico de enfermedades de la in-
fancia. Libro de consulta para la prctica mdica, 4 vols., Barcelona, Seix Editor, I, 4." ed., p. 198.
EL SIGLO DEL NIO 197
todas las garantas para que la mortalidad infantil fuese reducida. Las
causas responsables de tal situacin eran las siguientes:
13. Cfr. 1. Jimnez Vicente, Los tribunales tutelares de menores. Leccin inaugural, Uni-
versidad de Zaragoza, 1923. Edicin especial de la Revista Universidad (Zaragoza), julio-agos-
to-septiembre de 1932.
EL SIGLO DEL NIO 201
14. P. Bovet, La obra del Instituto J. J. Rousseau. Veinte aos de vida. 1912-1932, Madrid,
Espasa-Calpe, 1934.
202 HISTORIA DE LA INFANCIA
[La Junta] que con tanta fidelidad ha colocado a Ginebra en los itinera-
rios de los viajes pedaggicos a travs de Europa, que antes de la Dicta-
dura organizaba anualmente para una treintena de inspectores prima-
rios espaoles; Junta cuyos colaboradores, los seores Castillejo y San-
tullano, han sido, desde muy temprano, verdaderos amigos nuestros. Es
no solamente en sus iniciativas, sino en su existencia misma, un ejem-
plo tan sorprendente de lo que puede el liberalismo, que vale la pena tra-
zar en pocas palabras su origen [...].
[En 1907, un gobierno liberal], inspirndose en las ideas de don Fran-
cisco Giner quien desde haca treinta aos, con una modestia, un ol-
vido de s mismo como no ha habido muchos semejantes en la historia
de la cultura, trabajaba silenciosamente en la Institucin Libre de Ense-
anza que l haba fundado, cre la Junta para Ampliacin de Estu-
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Introduccin 9