Antropologia Practica - Immanuel Kant

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I

Como es bien conocido, los escritos


jurdico-polticos de Kant son bastante
tardos. Teora y prctica es el primero
en aparecer y no lo hace hasta 1793.
La paz perpetua data de 1795, y la Doctrina
del Derecho no ve la luz hasta 1797. Sin embargo,
la reflexin kantiana en torno a estas
cuestiones aflora mucho antes.
El pensamiento poltico de Kant nace
indisolublemente- unido a su filosofa de la historia,
y ello tiene lugar en sus Lecciones
de Antropologa, en esa segunda parte de ellas
que versa sobre la i a ra terstica del
Antropologa prctica ser humano, All es donde poco a poco irn
I m m a n u e l Kant cobrando cuerpo las premisas fundamentales
de su filosofa del derecho.
Debe hacerse notar que se ofrece aqu un texto
Edicin preparada por
kantiano indito an en alemn (pues todava
Roberto Rodrguez Aramayo
no ha sido publicado el tomo correspondiente
de la edii ion preparada por la Academia),
siendo la primera vez que una traduccin
te^os espaola se adelanta en este sentido.


Coleccin Immanuel Kant
Clsicos del Pensamiento

Director
Antonio Truyol y Serra
Antropologa prctica
(Segn el manuscrito indito de
C . C . Mrongovius, fechado en 1785)

Edicin preparada por


R O B E R T O RODRGUEZ A R A M A Y O
N D I C E

ESTUDIO PRELIMINAR: KANT ANTE LA RAZN PRAGMTICA:


(Una excursin por los bajos del deber ser) Pg. i>

I. Lafilosofaen el tocador IX
II. El Archivo de Marburgo X
III. El manuscrito de Mrongovius XIV
IV. Materiales para una historia pragmtica o los prolegme
nos de unafilosofade la historia XVII
V. La cuestin del poder supremo XXI
Reservados todos los derechos. Ni la totalidad ni parte de este libro VI. El reino de Dios en la tierra y el mtodo de la revo
puede reproducirse o transmitirse por ningn procedimiento electr- lucin XXIII
nico o mecnico, incluyendo fotocopia, grabacin magntica o cual-
quier almacenamiento de informacin y sistema de recuperacin, sin TOPOGRAFA DE LOS ESCRITOS KANTIANOS EN LA EDICIN DE LA
permiso escrito de Editorial Tecnos, S. A. ACADEMIA CON RESEA DE SUS TRADUCCIONES AL CASTELLANO ... xxvn

Diseo y realizacin de cubierta: BIBLIOGRAFA xxxvi


Rafael Celda y Joaqun Gallego
Impresin de cubierta:
Grficas Molina S E G U N D A P A R T E O ANTROPOLOGA
PRCTICA, Q U E V E R S A S O B R E L A
CARACTERIZACIN D E L S E R HUMANO
ROBERTO RODRGUEZ ARAMAYO. 1990
EDITORIAL TECNOS, S. A . . 1990
PRIMERA SECCIN 5
Josefa Valcrcel, 27 - 28027 Madrid
ISBN: 84-309-1857-4
Depsito Legal: M-19183-1990 Primer captulo: Acerca de lo natural 5
Segundo captulo: Del temperamento 8
Primea in Spain. Impreso en Espaa por Azalso. Tracia. 17. Madrid Tercer captulo: Sobre la fisionmica 19

[VII]
VIII NDICE

Cuarto captulo: En torno al carcter especficamente humano


o de la libertad 30

SEGUNDA SECCIN: En torno al autntico carcter


del ser humano 42

Primer captulo: El carcter del gnero 42


Segundo captulo: Acerca del carcter de las naciones 50
Tercer captulo: En torno al carcter de la especie humana 71

ESTUDIO PRELIMINAR

KANT ANTE L A RAZN PRAGMTICA


( U n a excursin por los bajos del deber ser)

por Roberto Rodrguez Aramayo

Nuestra antropologa puede ser leda por cualquie-


ra, incluso por las mujeres en su tocador, puesto que
resulta harto entretenida...
(Menschenkunde, p. 6)

I. L A FILOSOFA E N E L T O C A D O R

Ciertamente, Kant no podra haber aconsejado


compatibilizar la lectura de su Crtica de la razn
pura con cualquier otro tipo de actividad, cosa que
s hace con su Antropologa. Parodiando uno de los
ttulos del marqus de Sade merced a este fragmen-
to de la Menschenkunde, podramos decir que Kant
pone aqu la philosophie au boudoir. Con su antro-
pologa Kant nos ofrece una especie de Fenomeno-
loga (que no Crtica) de la razn pragmtica, en

[IX]
X R. RODRGUEZ ARAMAYO ESTUDIO PRELIMINAR XI

donde nada se desprecia tras el objetivo de llegar a trado, desde luego, deudas tan cuantiosas, pero s
conocer mejor al hombre. Una tarea cuyas dificul- es cierto que Marburgo (urbe de dimensiones pro-
tades l mismo se molesta en sealar al principio de tagricas que cuenta con una envidiable fisonoma
sus cursos, representando el principal escollo esa y unos bosques paradisiacos), adems de dejar un
sospecha de no encontrar algo demasiado hala- grato recuerdo en el nimo, ha propiciado la ejecu-
geo al practicar esa bajada hacia los infiernos cin de un proyecto acariciado desde hace largo
que representa el conocimiento de uno mismo . x
tiempo, cual era el publicar un texto kantiano aun
Y es que para Kant, segn dejar escrito en su antes de que apareciera en alemn.
Metafsica de las costumbres: Este trabajo fue realizado gracias a una beca de
la Deutsche Forschungsgemeinschaft que me per-
El primer dictado de todos los deberes para consigo miti visitar el Kant-Archiv de Marburgo. All
mismo es el examinarse y conocerse a uno mismo, no
conforme a tu perfeccin fsica, sino de acuerdo con tu trab contacto con los responsables de llevar a tr-
perfeccin moral; el indagar si las relaciones entre tu mino la edicin de la Academia, empresa iniciada
deber y tu corazn son buenas o malas, si las fuentes de en el ocaso del siglo pasado y que quiz no concluya
tus acciones vienen siendo las convenientes o no. El au- hasta el alba del prximo milenio. Reinhardt
toconocimiento moral, que requiere la difcil tarea de
sondear las profundidades del corazn, es el comienzo
Brandt no quiere incurrir en los errores cometidos
de toda sabidura humana. Slo el descenso a los infier- antao por G . Lehmann y prefiere tomarse su tiem-
3
nos del conocimiento propio desbroza nuestro camino po . Su ms estrecho colaborador, Werner Stark,
2
hacia la divinizacin . se caracteriza precisamente por trabajar con la me-
ticulosidad que requiere este tipo de tareas. Cabe
confiar, por tanto, en que los volmenes X X V y
II. E L ARCHIVO D E MARBURGO X X V I de las obras completas de Kant no adolece-
rn de los graves defectos padecidos por algunos de
Los folletos de propaganda con que uno es agra- sus precursores . 4

ciado al llegar a Marburg an der Lahn atribuyen a


Ortega haber dicho, refirindose a esta ciudad, que
3
le deba buena parte de sus esperanzas y casi todo el Quien suscribe ha tenido la ocasin de asistir a una de sus
rigor de su pensamiento. Quien suscribe no ha con- sesiones de trabajo, donde se cotejan pacientemente todos los
textos para ir detectando los pasajes paralelos. sta es una pe-
quea muestra del rigor con que R. Brandt y su equipo quieren
Cfr. el manuscrito de Collins, p. 1. llevar a cabo esta empresa.
2 4
Cfr. Met. d. Sitien, Ak., VI, 441. El texto en cuestin es Esto es algo en lo que han venido insistiendo R. Brandt y
utilizado por Starke como colofn de su gua para estudiar el W. Stark (cfr., por ejemplo, el primer volumen de sus Kant
criticismo; cfr. Immanuel Kant's vorzgliche kleine Schriften Forschungen, Flix Meiner, Hamburg, 1987). Yo mismo tam-
und Aufstze. Mit Anmerkungen herausgegeben von F. Ch. bin apunt algo en esa misma direccin en la introduccin a
Starke. Nebst Betrachtungen ber die Erde und den Menschen mi versin castellana de las Lecciones de Etica (Crtica, Barce-
aus ungedruckten Vorlesungen, Leipzig, 1833, vol. 2, p. 321. lona, 1988, p. 14).
XII R. RODRGUEZ ARAMAYO ESTUDIO PRELIMINAR XIII

Se han contabilizado un total de cuarenta y dos nes recogidas por Adickes en el volumen X V de la
1 0
fuentes en relacin con los cursos de Kant sobre Academia . Como es natural, cada manuscrito es
Antropologa. Esto significa que existen referen- designado por el nombre de su autor, cuando se co-
cias relativas a este nmero de documentos, pero noce, y en su defecto por el del propietario, la sig-
no hay que olvidar los efectos devastadores de la natura biblioteconmica o el sitio donde ha sido en-
Segunda Guerra Mundial. Los archivos, como todo contrado. L a lista de las nomenclaturas es la
en Europa, resultaron seriamente diezmados, de siguiente: Collins (1), Philippi (2), Parow (3), Ha-
suerte que de algunos textos no quedan sino meras milton (4), Brauer (5), Mrongovius (6), Marien-
huellas de su existencia. Basta con asomarse a la burg (7), Ms 399 (8), Ms 400 (9), Prieger (10), Le-
5
tesis doctoral de O. Schlapp para comprobar lo ningrad (11), Dingelstaedt (12), Berln (13), Busolt
11
que decimos. E n ella se ofrece un inventario de ma- (14), Pilau (15), Reichel (16) y Matuszewski
nuscritos, de los cuales la mayor parte son ahora (17). E l ms extenso es el nmero 11, aunque no
6
ilocalizables . supera en muchas pginas a la Menschenkunde edi-
E n el Archivo de Marburgo (fundado en 1982) se tada por Starke, con la cual guarda, por otra parte,
han logrado recopilar hasta el momento diecisiete una gran afinidad. E n cuanto a las fechas, derro-
manuscritos, a los que se deben sumar los dos tex- chando todas las cautelas que requiere un terreno
7
tos publicados en su da por Fr. C h . Starke , los tan resbaladizo, se nos ha informado que, por
8
apuntes del conde Dohna , los fragmentos edita- ejemplo, los dos textos recin citados habra que si-
dos por el matrimonio Kowalewski *y las Reflexio- tuarlos hacia 1780, mientras que cabra situar los
nmeros 8, 9 y 10 en torno a 1775-1776. Los cinco
primeros corresponderan a una etapa inicial, sien-
5
do as que Kant comenz a impartir sus cursos de
Kants Lehre vom Genie und die Entsthehung der Kritik
der Urteislkraft, Gttingen, 1901. Antropologa en el semestre del invierno de 1772-
6
El estudioso de Leibniz podr encontrar en Hannover 1773. A l parecer, cabe observar un estrecho parale-
cuantos originales precise. Los manuscritos kantianos no co- lismo entre los nmeros 3 y 4, suponiendo el 5 una
rrieron la misma suerte y desaparecieron junto al 95% de la especie de recopilacin de los cuatro precedentes.
ciudad de Knigsberg (actual Kaliningrado). De otro lado, el texto de Philippi se halla prctica-
7
Nos referimos a la clebre Menschenkunde oder philoso-
phische Anthropologie y a la Anweisung zur Menschen und
Weltkenntnis (Leipzig, 1831; Georg Olms, Hildesheim, 1976).
8
Publicado por A. Kowalewski en su edicin de Die philo- ki), Berln, 1925, pp. 61-93; posteriormente seran incluidos
sophischen Hauptvorlesungen Immanuel Kants (Nach den neu como anexo en la reimpresin recin reseada de Die Haupt-
aulgefundenen Kollegheften des Grafen Heinrich zu Dohna- vorlesungen...
1 0
Wundlacken), Mnchen/Leipzig, 1924; pp. 67-376 (reimp. De las que yo mismo brindo una seleccin en el volumen
(eorg Olms, Hildesheim, 1965). dedicado a Kant por la coleccin Textos Cardinales de la edi-
'' Aparecidos en el Philosophisches Kalender fr 1925 im torial Pennsula (Barcelona, 1989).
11
/.fichen Immanuel Kants (hrsg. von A. und E-M. Kowalews- Que se trata de un texto incompleto.
XIV R. RODRGUEZ ARAMAYO ESTUDIO PRELIMINAR XV

mente recogido en el de Collins, y esta sustantiva del invierno de 1784-1785, elabora su manuscri-
coincidencia hace aconsejable desechar la fecha 14
to . E l referirse a este perodo lo hace particular-
1 2
que porta este ltimo manuscrito , induciendo a mente interesante para quien se acerque a la con-
datarlo tambin hacia el inicio de la dcada. Cuan- cepcin antropolgica kantiana con la intencin de
do escribo estas pginas todava no han sido trans- compulsar su incidencia en los planteamientos ti-
critos los manuscritos nmeros 14 y 16, en tanto cos del criticismo, ya que a esas alturas la reflexin
que los nmeros 5,7,10 y 11 se hallan en fase de co- moral de Kant se hallaba en plena ebullicin, pues
rreccin, al mismo tiempo que se procede a trans- es por entonces cuando se redacta la Fundamenta-
cribir el nmero 15. cin de la metafsica de las costumbres y se acrisolan
las premisas de la Crtica de la razn prctica.
Quiz estemos influenciados por el hecho de
III. E L MANUSCRITO D E MRONGOVIUS que, cuando preparamos la edicin castellana de
las Lecciones de tica, el texto que ms nos intere-
15
Nuestra eleccin recay en el manuscrito de s fuera el denominado Moral Mrongovius II ,
1 3
Christoph Coelestin Mrongovius , tanto por su por parecer corresponder en verdad a esa fecha tan
contenido como por su fecha. Nos result intere- atractiva; pero el problema es que se trataba de un
sante que, ya desde sus primeras pginas, Kant se documento incompleto. Por eso ahora no hemos
ocupara de abordar cuestiones relativas a una te- dudado mucho a la hora de seleccionar el manuscri-
mtica que ocupaba su atencin en ese tiempo: la to ms apropiado para ser traducido. Adems, el
filosofa de la historia, una temtica que, por otra Mrongovius nos ofreca la mejor disposicin para
parte, nace indisolublemente unida con su refle- constatar una presunta evolucin de los plantea-
xin jurdico-poltica. mientos kantianos, al permitir cotejar su contenido
De cundo data el texto? E n el documento apa- con el de textos correspondientes a la dcada poste-
rece la fecha 1 de agosto de 1785, y es entonces
cuando Mrongovius, que muy probablemente ha 14

seguido el curso impartido por Kant en el semestre Este trabajo domstico sola ser el mtodo habitual em-
pleado por los estudiantes, quienes cumplimentaban sus pro-
pios apuntes con materiales realizados por amanuenses a guisa
12
Cuya cabecera reza como sigue: Antropologa / Confe- de manual, adems de intercambiarse sus notas.
15
rencias acadmicas del Prof. Kant en Knigsberg (Prusia) / En el cual se detectan con mayor nitidez, tal y como caba
para Georg Ludw: Collins de Riga (1786). esperar por las fechas, la presencia de las tesis expuestas en la
13
A propsito del cual pueden recabarse los datos aporta- Fundamentacin, en tanto que la Moral Mrongovius I parece
dos por el artculo de M. Zelazny y W. Stark, Zu Krzysztof transcrita de un texto donde se reflejara un estadio bastante
Celestyn Mrongovius und seinen Kollegheften nach Kants anterior de los cursos impartidos por Kant sobre moral, ms o
Vorlesungen, en Reinhard Brandt u. Werner Stark (Hrsg.), menos el mismo recogido por la versin de Collins, tan similar
Kant Forsihungen, Flix Meiner, Hamburg, 1987 (vol. I, por otra parte al que Menzer editara desde la combinacin de
pp. 279-292). tres documentos distintos.
XVI R. RODRGUEZ ARAMAYO ESTUDIO PRELIMINAR XVII
rior y a la precedente; nos referimos, claro est, a la jurada renunciando a nuestra pretensin inicial.
Antropologa en sentido pragmtico, publicada por Pero la razn principal, sin lugar a dudas, atae al
el propio Kant en 1798 , y, de otro lado, a las ver- propio contenido del manuscrito. Para quien vaya
siones de Collins y Philippi, elegidos como testimo- buscando algo ms que un mero divertimento, la se-
nios del discurso kantiano de los primeros setenta. gunda parte polariza todo su inters, y sta es la
E l original del manuscrito en cuestin se halla en que presentamos en esta edicin castellana.
la Biblioteca Gdanska P A N y la transcripcin sobre E n ella es donde Kant sola manifestar sus opi-
la que hemos trabajado fue realizada hace muy niones en torno a la filosofa poltica mucho antes
poco por W. Stark, quien tambin nos proporcion de publicarlas una veintena de aos despus. Y ,
una descripcin de dicho documento. Segn sta, el como ya hemos apuntado, junto a su reflexin jur-
manuscrito consta de diecisiete pliegos y sus hojas dico-poltica se irn pergeando las premisas de su
no tenan originalmente paginacin alguna. Algn filosofafide la historia y de la vertiente pragmtica
bibliotecario debi de numerarlas posteriormente de su pensamiento moral. Por ello, la lectura del
17
desde la 1 hasta la 129 '. Existen tanto adiciones texto aqu presentado viene a suponer una suerte
interlineales como acotaciones al margen, de las de paseo por los bajos del deber ser.
cuales unas pertenecen al propio Mrongovius y
otras a una mano desconocida. L a tinta es de color
parduzco, excepto cuando en la hoja 36 aparece IV. M A T E R I A L E S PARA UNA HISTORIA
1 8
una frase aadida escrita con el mismo tono rojo PRAGMTICA O L O S P R O L E G O M E N O S
utilizado ms adelante para el subrayado. D E U N A FILOSOFA D E L A H I S T O R I A
E n un principio nos proponamos llevar a cabo la
traduccin del texto ntegro, pero luego diversos E n su introduccin, Kant comienza por distin-
factores nos indujeron a modificar nuestros planes. guir dos tipos de antropologa, que da en llamar
De un lado, la Academia de Ciencias de Gotinga, escolstica y pragmtica, respectivamente.
organismo responsable de la edicin en curso, no
acaba de ver con buenos ojos el que se vaya adelan- En la antropologa escolstica se indagan las causas de
tando la publicacin de materiales, aunque sea en la naturaleza humana. En la pragmtica me limito a es-
otros idiomas, y esta reticencia pareca quedar con- tudiar su estructura y a tratar de encontrar aplicaciones
a mi estudio. La antropologa se denomina pragmtica
cuando no se orienta hacia la erudicin, sino hacia la
, 9
prudencia .
Y de la que Jos Gaos realizara una versin castellana
para la Revista de Occidente all por 1935.
Esta es la numeracin que recoge nuestra versin castella-
na, consignndose incluso el anverso (sea por ejemplo la 101) y
el reverso (101') de cada hoja.
IK
Entusiastas de la libertad - 1793. Cfr. el manuscrito de Mrongovius, hoja 3'
XVIII R. RODRGUEZ ARAMAYO ESTUDIO PRELIMINAR XIX
2 3
Y un poco ms abajo aadir lo siguiente: en clave cosmopolita . Deca Kant a sus alumnos
de antropologa:
La antropologa pragmtica se muestra harto prove-
chosa para el conocimiento moral del hombre, pues en Todos exigimos de una historia que sea de corte prag-
ella han de inspirarse las motivaciones conducentes a la mtico, pero sin embargo son muy escasos los libros de
moral, de suerte que sin contar con ella la moral sera historia que hayan sido escritos realmente con ese
una mera escolstica ingrata y carente de aplicacin al- nimo pragmtico; ya que sus autores, al poseer muy
20
guna en el mundo . La antropologa es a la moral lo parco conocimiento del hombre, no son capaces de ha-
21
que la geodesia es a la geometra . cerse una idea exacta de lo que pueda ser historia prag-
mtica y an menos de realizarla.
Pero el inventario de su rentabilidad no se agota Por otra parte, la antropologa se va enriqueciendo
con la moral. Tambin abarca el mbito de la histo- gracias a la historia e ilustrando con nuevas observacio-
nes. Nada ms lcito en esta disciplina que tomar ejem-
ria. As, se advierte al comienzo del manuscrito de plos de la historia, de modo que ambas ciencias se com-
Mrongovius: plican mutuamente . 24

La antropologa resulta imprescindible para la histo- Segn Kant, la historia ilustra y enriquece los co-
ria pragmtica. Pues cmo vamos a ponernos a razonar nocimientos antropolgicos, pero stos deben ser-
sobre la historia sin conocer al hombre y sin poder expli-
vir a su vez para modificar como convenga el decur-
car las causas de los acontecimientos sobre la base de sus 2 5

inclinaciones y sus pasiones. Sin una antropologa como so histrico . No cabe duda de que a lo largo de
base no es en modo alguno posible el ensayo de una his- sus cursos de antropologa Kant quiere ir recopilan-
22
toria pragmtica . do los materiales para una historia pragmtica o, lo

Como ya se habr.advertido, esta historia prag-


mtica no se diferencia en nada del proyecto kan-
tiano relativo a una filosofa de la historia. Nos ha- En el estudio preliminar a nuestra edicin castellana de
llamos aqu ante la llamada historia filosfica de dicho texto (Tecnos, Madrid, 1987) ya insistamos en el hecho
de que la reflexin kantiana sobre la filosofa de la historia ha-
que nos hablan las Ideas para una historia universal bra ido cobrando cuerpo en sus cursos y apuntes de antropolo-
ga. All subraybamos, entre otras cosas, el hecho de que las
2 0
ltimas palabras de las deas guardan una relacin muy estre-
Toda moral precisa conocer al hombre, a fin de no dejar- cha con el colofn de las Menschenkunde (cfr. pp. 17-18).
se engatusar por sus pretextos y saber cmo guiarlos para que 2 4
Cfr. Mrongovius, hoja 4'.
forjen sus principios sobre la base de profesar una gran estima 2 5
Estos temas ya han sido abordados en trabajos anteriores
hacia la ley moral. He de conocer cules son los canales por los y, con el fin de no reiterar las mismas tesis, quien est interesa-
que puedo acceder a los sentimientos humanos para engendrar do puede acudir a mi artculo El autntico sujeto moral de la
resoluciones [cfr. Menschenkunde hrsg. von Fr. Ch. Star- filosofa kantiana de la historia, recogido en J. Muguerza y R.
ke, Leipzig, 1831 (Georg Olms, Hildesheim, 1976), p. 7]. Rodrguez Aramayo (eds.), Kant despus de Kant (En el bicen-
21
Cfr., Mrongovius, hoja 4. tenario de la Crtica de la razn prctica, Tecnos, Madrid,
2 2
Cfr. ibd., hojas 4-4'. 1989 (pp. 234-243), as como a los distintos trabajos citados en l.
XX R. RODRGUEZ ARAMAYO ESTUDIO PRELIMINAR XXI
que viene a ser lo mismo, estructura los prolegme- Tesis programtica que como ya hemos
nos de su filosofa de la historia. dicho aparece apuntada en muchas de sus Refle-
Las Reflexiones sobre Antropologa tambin vie- xiones:
nen a refrendar lo que estamos afirmando. A l ha- La historia de los Estados ha de escribirse poniendo
blar de una constitucin civil perfecta, del derecho de relieve el provecho que sus respectivos gobiernos
30
internacional y de la sociedad de naciones, Kant se hayan proporcionado al mundo .
pregunta qu puede coadyuvar a poner en mar-
A l entender de Kant:
cha este proceso? E l mtodo de una historiografa
2 6
cosmopolita , responde. E n opinin de Kant, el La prudencia debe llegar a las cortes desde los gabine-
mundo de las letras ya se habra'-refinado lo sufi- tes de estudio. Y esta responsabilidad cae del lado de los
31

ciente como para dejar de mirar con respeto la glo- historiadores .


ria blica y convertirla en un hito de la historia. De
lo que se trata es de resaltar cuanto haya contribui-
2 7
do al progreso del gnero humano ; esto es, de V. L A CUESTIN D E L P O D E R S U P R E M O
encauzar tanto la ambicin de los jefes de Estado
como la de sus servidores hacia el nico medio que Entreveradas con su filosofa de la historia van
les puede hacer conquistar un recuerdo glorioso en apareciendo las cuestiones de ndole poltico-
2 8
la posteridad . jurdica, cual es el caso de contar con un poder que
vele por el cumplimiento de la ley.
E l texto de la Menschenkunde se cierra justa-
mente con ese mismo planteamiento: La mayor dificultad entraada por el problema de es-
tablecer una constitucin civil se cifra en el hecho de que
Para estimular la ambicin de los prncipes en orden a todo hombre reclama sus derechos sin gustar de recono-
fomentar metas tan sublimes y a trabajar en pro del bie- cer los de los dems; es un animal que necesita de un
nestar del gnero humano, sera de gran utilidad una - 32
historia que fuera escrita desde un punto de vista cosmo- seor .
polita. Semejante historia habra de adoptar como nico El hombre es (aunque sea libre) una criatura que ne-
criterio el de un mundo mejor y hacer dignas del recuer- cesita de un seor. Esto le degrada entre todos los ani-
do de la posteridad slo aquellas acciones que concier- males, quienes no precisan de seor alguno para mante-
29
nan a la prosperidad de todo el gnero humano . nerse en sociedad. La causa estriba en su libertad, en
que no se vea propulsada por el instinto natural, que
uniformiza a todos los miembros de una especie, sino
2 6
Cfr. Refl. 1468 (Ak., XV, 648; fragm. 169 en el Kant de por antojos y ocurrencias (o por principios) que no pro-
Pennsula).
" Cfr. Refl. 1436 (Ak., XV, 627; fragm. 164).
Tal es el pequeo motivo que conviene tener en cuenta para Cfr. Refl. 628 (Ak., XV, 1438; fragm. 165).
ensayar dicha filosofa de la historia (cfr. Idee, Ak. VIII, 31). Cfr. Refl. 1436 (Ak., X V , 627; fragm. 164).
2 9
Cfr. Menschenkunde, ed. cit., p. 374. Cfr. Refl. 1464 (Ak., X V , 644; fragm. 168).
XXII R. RODRGUEZ ARAMAYO ESTUDIO PRELIMINAR XXIII
pician unidad alguna. Sin embargo, esta libertad se ve contrario coartara la libertad del otro. Por esa causa los
acompaada de una cierta propensin a sustraerse de la hombres se ven obligados a elegir un jefe. Mas este jefe
pauta que la razn prescribe y dejarse caer por la pen- no puede ser tomado de entre una clase ms eminente
diente de sus inclinaciones. Puede cometer injusticias, de criaturas. Se trata de un hombre que en principio pre-
ya que cuenta con estmulos para ello y lo que debera cisara a su vez de alguien por encima de s, y as conti-
contenerlo no es de fiar. Precisa, pues, de un seor que nuamente, por lo que la justicia y el poder quedan depo-
le llame al orden, no tanto por lo que atae a l mismo, sitados en manos de un hombre. La ley exigira que un
sino por cuanto concierne a su relacin con los dems. hombre semejante fuera justo en grado sumo. Es posi-
35
El hombre ha de ser dominado, siendo as que verse do- ble tal cosa? .
minado y limitado es lo que ms detesta. Se somete por
la necesidad de garantizar su propia seguridad, aparen- Kant deja planteado el problema como una cues-
tando acatar de buen grado la autoridad que le protege tin abierta, si bien quepa defender cierto resabio
frente a los otros; sin embargo, siempre anhela en secre- escptico al respecto.
to sustraerse l mismo a dicha autoridad y conservar
una libertad sin ataduras, gustando de que los dems se
sometan a la coaccin de la ley en sus relaciones con l.
Desde luego, se da perfecta cuenta de la equidad de la VI. E L REINO D E DIOS E N L A T I E R R A
ley, deseando nicamente constituir una excepcin a Y E L MTODO D E L A REVOLUCIN
33
ella .

Resulta curioso cotejar los distintos manuscritos.


E l texto recin transcrito no tiene desperdicio.
E n los ms tempranos (semestre del invierno de
Adems de apuntar temticas tan actuales y can-
3 4
1772-1773) esta segunda parte de la Antropologa,
dentes como la del free-rider , nos habla del prin-
que aqu nos ocupa, no ha cobrado cuerpo todava.
cipal problema padecido por cualquier legislacin
Los epgrafes correspondientes o no son muy ex-
en general: sobre la inexcusable presencia de un
tensos o sencillamente no existen. E n el manuscrito
seor que ostente una por definicin, incontes-
de Philippi, por ejemplo, no nos encontramos ms
table autoridad. Veamos lo que nos dice la ver-
que con dos exiguos captulos, dedicados a la fisio-
sin de Mrongovius a este respecto, a fin de com-
nmica y al carcter de las naciones. L a eclosin
probar cmo se formulan en ella este tipo de
parece tener lugar un par de aos despus, en torno
problemticas: 3 6
a 1775-1776. E l texto de Friedlnder (Ms 399) se
cierra con un captulo dedicado a la educacin
El hombre est constituido de tal manera que no (quiz porque Kant comenz a impartir esa disci-
puede subsistir sin contar con un seor, puesto que de lo
plina por esa poca), pero en l se contienen ya las
claves que configurarn despus el apartado dedi-
3 3
Cfr. Refl. 1500 (Ak., XV, 785-786; fragm. 172). cado al carcter de la especie humana. All se nos
3 4
Esta observacin se la debo a los trabajos de mi buen
amigo Juan Antonio Rivera; cfr. La discontinuidad interna de
la razn prctica (Revisin de las soluciones sociales al proble- Cfr. hoja 131'.
ma del beneficiario franco). Agora, en prensa. Prcticamente gemelo del Ms 400.
ESTUDIO PRELIMINAR XXV
XXIV R. RODRGUEZ ARAMAYO
4 2
3 7
recer sobre todo . L a meta ltima del proceso
habla del reino de Dios en la tierra , definido educativo no ser otra que la de aprender a vene-
como el momento en que nuestra conciencia moral rar el derecho del hombre y la dignidad del gnero
sea nuestro juez supremo, de suerte que cualquier humano en la propia persona, pues no hay en el
hombre juzgue su conducta moral de acuerdo con mundo cosas tan sagradas e inviolables como sas;
la ley moral gracias a esa conciencia y acte segn la palabra "derecho" debe significar algo as como
3 8
ello . L a conciencia moral es presentada como un muro inaccesible o un ocano infranqueable . 4 3

el vicario de la divinidad y su predominio repre-


Y , por supuesto, ya en esas fechas Kant parece
senta el reino de Dios en la tierra, ya que el reino
tener muy claro que la instauracin de una sociedad
de los cielos no es una cuestin topogrfica; los
civil perfecta, donde impere la moralidad, slo
hombres son capaces de forjar cielo e infierno all
3 9 podr ser alcanzada tras un largo proceso. E n el
donde se hallen .
manuscrito de Friedlnder cabe leer literalmente:
E n este mismo manuscrito vemos expuesta igual-
mente la idea de una confederacin internacional Ciertamente, tal Estado no existe todava, pero siem-
que resuelva sus conflictos apelando a un senado pre nos cabe la esperanza de que alguna vez deber
44
cuya competencia sea universalmente acatada , 4 0
tener lugar gracias a unas cuantas revoluciones .
ese tribunal de anfictiones del que nos habla el pro-
pio texto de Mrongovius con una concrecin inu- Desde luego, este aserto no resultar sorpren-
4 1
sual . Como siempre, Kant depositar sus espe- dente para quien se halle familiarizado con el
ranzas en la educacin (la fascinacin por Basedow Nachlass kantiano, dado que como ya hemos
alcanza su punto lgido en estos aos), conminando apuntado en algn que otro lugar la idea no es
asimismo a los filsofos para que manifiesten su pa- ajena, sino todo lo contrario, a las Reflexiones fe-
4 5
chadas en este perodo . No es extrao, pues, el
vivo entusiasmo que Kant experimentar poste-
4 6
riormente ante la Revolucin francesa ; su nimo
3 7
Cfr., por ejemplo, la Refl. 1396 (Ak., X V , 608;
fragm. 160 de nuestra ya citada seleccin publicada por Penn-
sula) o la 6904 (Ak., X V , 201; fragm. 111).
3 8
Cfr. Ms 399, p. 666. 4 2
Cfr. ibd., p. 677.
3 9
Cfr. Ms 399, p. 674. El subrayado es nuestro. 4 3
Cfr. Ms399, p. 773.
4 0
Cfr. ibd., p. 676. 4 4
Cfr. Ms399, pp. 658-659.
41
Y Rousseau lleva razn al afirmar que la propuesta del 4 5
Valga lo siguiente como simple botn de muestra: las re-
Abb de St. Pierre, sobre una federacin de pueblos donde los voluciones de Suiza, Holanda e Inglaterra constituyen los
litigios de las naciones quedaran resueltos merced a pleitos en acontecimientos ms importantes de los ltimos tiempos
lugar de guerras, puede tener lugar. Alemania podra ser su (Refl. 1438, Ak., X V , 628; fragm. 165 de nuestra ya reiterada-
ncleo. Esto lo demuestran asimismo muchos ejemplos de liti- mente citada seleccin en Pennsula).
gios felizmente resueltos en la Dieta de Regensburg (cfr. 4 6
Aparte del clebre pasaje de El conflicto de las facultades,
hoja 123). tambin merece la pena tener en cuenta sus borradores, esto
XXVI R. RODRGUEZ ARAMAYO ESTUDIO PRELIMINAR XXVII

estaba bien predispuesto para ello desde bastante manifestar mi gratitud a Werner Stark por el tiem-
tiempo atrs. Por cierto que Mrongovius, revisan- po que me dedic y que fue hurtado a sus ocupacio-
4 9
do su texto aos despus, demostrar haber capta- nes . Huelga decir que, de haber errores en esta
do el pensamiento de su antiguo maestro, anotando versin castellana del texto publicado ahora, ello
en el margen de un pasaje donde se habla del entu- no sera imputable al buen hacer de las personas
siasmo: Entusiastas de la libertad - 1793 . 4 7
mencionadas, sino nicamente a mi mediacin.
Como decamos, las tesis recin esbozadas que-
darn convertidas en moneda corriente, segn tes-
timonian los cursos correspondientes a la dcada de
los ochenta y de los que supone una buena muestra TOPOGRAFA D E LOS ESCRITOS
el aqu presentado. KANTIANOS E N L A EDICIN
* * * D E L AACADEMIA C O N RESEA
D E SUS TRADUCCIONES
Esperamos que los lectores decidan dar por AL CASTELLANO
bueno, tal y como lo hicimos nosotros, el siguiente
comentario de Otto Schlapp: A K = Kant's gesammelte Schtiften, hrgs. von der Kniglich
Preussischen, bzw. der Deutschen Akademie der Wissens-
La antropologa nos ha llegado, al margen del texto chaften, Berlin u. alia, 1902 ss.
entregado por Kant a la imprenta en 1798, a travs de
4 8
versiones anteriores todava ms interesantes . A) OBRAS PUBLICADAS

A nuestro modo de ver, tal sera el caso del ma- AK I


nuscrito debido a Mrongovius.
Slo resta expresar mi agradecimiento al profe- 1. Gedanken von der wahren Schatzung der lebendigen Krfte
sor Reinhard Brandt por la recepcin que me dis- und Beurtheilung der Beweise, deren sich Herr von Leibniz
pensara en Marburgo. Tampoco quiero dejar de und andere Mechaniker in dieser Streitsache bedient haben,
nebst einigen vorhergehenden Betrachtungen, welche die
Kraft der Krper berhaupt betreffen (1747), pp. 1-181.
Pensamientos sobre la verdadera estimacin de las fuerzas
es, la Refl. 8.077 (Ak., X I X , 604 ss.; fragm. nm. 153 de vivas, trad. y comentario de Juan Arana, Peter Lang, Bern,
nuestra edicin castellana en Pennsula), as como la versin 1988.
publicada como tal por la Academia (presente asimismo en la
mentada seleccin).
4 7
Cfr. Mrongovius, hoja 36 (adicin hecha con la misma 4 9
tinta roja que utiliza para subrayar otras partes del texto). Entre las que figuraba el ultimar la redaccin de su traba-
4 8
Cfr. op. cit., p. 8. jo sobre las Lecciones de Kant, que ser publicado en breve.
XXVIII R. RODRGUEZ ARAMAYO ESTUDIO PRELIMINAR XXIX

2. Allgemeine Naturgeschichte und Theorie des Himmels oder 8. Untersuchung ber die Deutlichkeit der Grundsatze der na-
Versuch von der Verfassung und dem mechanischen Urs- trlichen Theologie und der Moral (1764), pp. 273-301.
prunge des ganzen Weltgebudes, nach Newtonischen Sobre la nitidez de los principios de la teologa natural y de la
Grundsatze abgehandelt (1755), pp. 215-368. moral, trad. de Roberto Torretti, Dilogos, 27 (1974),
Historia general de la naturaleza y teora del cielo, trad. de pp. 57-87.
Jorge E . Lunqt, Jurez Editor, Buenos Aires, 1969.
9. Traume eines Geistersehers, erlautert durch Trume der
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3. Principiorum primorum cognitionis metaphysicae nova di-
Los sueos de un visionario, trad. e introd. de Pedro Chacn e
lucidatio (1755), pp. 385-416.
Isidoro Reguera, Alianza, Madrid, 1987.
Nueva dilucidacin de los primeros principios del conoci-
miento metafsico, en Disertaciones latinas de Kant, trad. 10. Von dem ersten Grunde des Unterschiedes der Gegenden
de Juan David Garca Bacca, Univ. Central de Venezuela, im Raume (1766), pp. 377-384.
Caracas, 1974, pp. 73-143. Sobre el fundamento primero de la diferencia entre las regio-
nes del espacio, trad. de Roberto Torretti, Dilogos, 22
(1972), pp. 139-146.

11. De mundi sensibilis atque intelligibilis forma et principiis


4. Neuer Lehrbegriff der Bewegung und Ruhe und der damit (1770), pp. 385-419.
verknpften Folgerungen in der ersten Grnden der Natur- La Dissertatio de 1770, ed. bilinge, trad. e introd. de
wissenschaft (1758), pp. 13-25. Ramn Ceal, CSIC, Madrid, 1961.
Nuevo concepto del movimiento y el reposo, trad. de Rober-
to Torretti, Dilogos, 34 (1979), pp. 143-152. 12. Aufsatze, das Philanthropin betreffend (1776-1777),
pp. 445-452.
5. Die falsche Spitzfindigkeit der vier sylogistischen Figuren En Pedagoga, trad. de Jos Luis Pascual, Akal, Madrid, 1983,
erwiesen (1762), pp. 45-61. pp. 95-101.
La falsa sutileza de las cuatro figuras del silogismo, trad. de
Roberto Torretti, Dilogos, 19 (1970), pp. 7-22. AK III

6. Die einzig mgliche Beweisgrund zu einer Demonstration 13. Kritik der reinen Vernunft (1787), pp. 1-552.
des Daseins Gottes (1763), pp. 63-163.
El nico fundamento posible de una demostracin de la exis- AK IV
tencia de Dios, en Kant. Sobre Dios y la religin, trad. de
14. Kritik der reinen Vernunft (1781), pp. 1-252.
Jos Mara Quintana Cabanas, Zeus, Barcelona, 1972,
pp. 59-159. Crtica de la razn pura, trad. de Pedro Ribas, Alfaguara, Ma-
drid, 1978.
7. Beobachtungen ber das Gefhl des Schnen und Erhabe- 15. Prolegmeno zu einer jeden knftigen Metaphysik, die ais
nen (1764), pp. 205-256. Wissenschaft wird auftreten knnen (1783), pp. 253-383.
Lo bello y lo sublime, trad. de ngel Snchez Rivero, Calpe, Prolegmenos, introd., trad., notas e ndice de Mario Caimi,
Madrid, 1919; reimps. peridicas en Espasa-Calpe. Charcas, Buenos Aires, 1984.
XXX R. RODRGUEZ ARAMAYO ESTUDIO PRELIMINAR XXXI
16. Grundlegung zur Metaphysik der Sitien (1785), pp. 385- AK VII
463.
Fundamentacin de la metafsica de las costumbres, trad. de 22. Der Streit der Facultten (1798), pp. 1-116.
Manuel Garca Morente, Espasa-Calpe, Madrid, 1921; a. El conflicto de las facultades, trad. de Elsa Tabernig, Losa-
reimps. peridicas en Espasa-Calpe. da, Buenos Aires, 1963.
b. Replanteamiento sobre la cuestin de si el gnero huma-
17. Metaphysische Anfangsgrnde der Naturwissenschaft no se halla en continuo progreso hacia lo mejor, trad. de
(1786), pp. 465-565. Concha Roldan Panadero y Roberto Rodrguez Aramayo,
Principios metafsicos de la ciencia de la naturaleza, trad. de en Ideas para una historia universal en clave cosmopolita y
Carlos Msmela, Alianza, Madrid, 1989. otros escritos sobre filosofa de la historia, Tecnos, Madrid,
1987, pp. 79-100.
23. Anthropologie in pragmatischer Hinsicht (1798), pp. 117-
18. Kritik derpraktischen Vernunft (1788), pp. 1-163. 333.
Crtica de la razn prctica, trad. de Manuel Garca Morente, Antropologa en sentido pragmtico, trad. de Jos Gaos, Revis-
ta de Occidente, Madrid, 1935.
Victoriano Surez, Madrid, 1913; reimps. peridicas en Es-
pasa-Calpe.
AK VIII
19. Kritik der Urteilskraft (1790), pp. 165-485.
Crtica del juicio, trad. y prlogo de Manuel Garca Morente, 24. Idee zu einer allgemeinen Geschichte in weltbrgerlicher
Victoriano Surez, Madrid, 1914; reimps. peridicas en Es- Absicht (1784), pp. 15-31.
pasa-Calpe. Actualmente Juan Manuel Navarro Cordn y Ideas para una historia universal en clave cosmopolita (trad.
un equipo de colaboradores preparan una nueva edicin de Concha Roldan Panadero y Roberto Rodrguez Arama-
con ocasin del bicentenario de la publicacin de la tercera yo), en Ideas para una historia universal en clave cosmopoli-
ta y otros escritos sobre filosofa de la historia, Tecnos, Ma-
Crtica.
drid, 1987, pp. 3-23.
AKVI
25. Beantwortung der Frage: Was ist Aufklarung? (1784),
20. Die Religin innerhalb der Grenzen der blossen Vernunft pp. 33-42.
Qu es Ilustracin?, trad. de Agapito Maestre, Tecnos, Ma-
(1793), pp. 1-202. a
drid, 2. ed., 1989.
La religin dentro de los lmites de la mera razn, trad. de Feli-
pe Martnez Marzoa, Alianza, Madrid, 1969; reimp., 1981.
26. Recensionen von l.G. Herders Ideen zur Philosophie der
21. Die Metaphysik der Sitien (1797), pp. 203-493. Geschichte der Menschheit (1785), pp. 43-66.
Metafsica de las costumbres, trad. de Adela Cortina y Jess Recensiones sobre la obra de Herder Ideas para una filosofa
Conill, Tecnos, Madrid, 1989. de la historia de la humanidad, trad. de Concha Roldan Pa-
nadero y Roberto Rodrguez Aramayo, en Ideas para una
historia universal en clave cosmopolita y otros escritos sobre
la filosofa de la historia, Tecnos, Madrid, 1987, pp. 25-56.
XXXII R. RODRGUEZ ARAMAYO ESTUDIO PRELIMINAR XXXIII
27. Bestimmung bes Begrffs einer Menschenrace (1785), 33. Das Ende aller Dinge (1794), pp. 325-339.
pp. 89-106. El fin de todas las cosas, trad. de Eugenio Imaz, en Filosofa
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sofa de la historia, Nova, Buenos Aires, 1964, pp. 68-87.
34. Zum ewigen Frieden (1795), pp. 341-386.
La paz perpetua, trad. de Joaqun Abelln, Tecnos, Madrid,
28. Muthmasslicher Anfang der Menschengeschichte (1786), 1985.
pp. 107-123.
Probable inicio de la historia humana, trad. de Concha Rol- 35. ber ein vermeintes Recht aus Menschenliebe zu lgen
dan Panadero y Roberto Rodrguez Aramayo, en deas (1797), pp. 423-430.
para una historia universal en clave cosmopolita y otros es- Sobre un presunto derecho de mentir por filantropa, trad.
critos sobre filosofa de la historia, Tecnos, Madrid, 1987, de Juan Miguel Palacios, en Teora y prctica, Tecnos, Ma-
pp. 57-77. drid, 1986, pp. 61-68.

29. Was heisst: Sich im Denken orientiren (1786), pp. 131- AK IX


147.
36. Logik, hrsg von G.B. Jsche (1800), pp. 1-150.
Cmo orientarse en el pensamiento, trad. de Carlos Correas,
Lgica de Kant, trad. de Alejo Garca Moreno y Juan Ruvira
Leviatn, Buenos Aires, 1983.
de la versin francesa de J. Tissot, Iravedra y Novo, Ma-
drid, 1874.
30. ber eine Entdeckung, nach der alie neue Kritik der reinen
Vernunft durch eine altere entbehrlich gemacht werden sol 37. Pdagogik, hrgs. von F. Th. Rink (1803), pp. 437-499.
(1790), pp. 185-251. Pedagoga, reimp. de la trad. de Lorenzo Luzuriaga (publicada
Por qu no es intil una nueva crtica de la razn pura (Respues- originalmente por Daniel Jorro, Madrid, 1911), Akal, Ma-
ta a Eberhard), trad. de Alfonso Castao Pin, Aguilar, drid, 1983.
Buenos Aires, 1955; reimp. 1973.
AK X, X I , XII y XIII (Correspondencia)
31. ber das Misslingen aller philosophischen Versuche in der
B) TEXTOS INDITOS
Theodicee (1791), pp. 253-271.
Sobre el fracaso de todo ensayo filosfico en la teodicea,
AK X I V (Reflexiones sobre matemticas, fsica y qumica,
trad. de Rogelio Rovira Madrid, Revista de Filosofa, 4 geografa fsica)
(1981), pp. 239-257.
AK XV. 1 y XV.2 (Reflexiones sobre antropologa)
32. ber den Gemeinspruch: Das mag in der Theorie richtig En Kant, ed. de Roberto Rodrguez Aramayo, Pennsula, Bar-
sein, taugt aber nicht fr die Praxis (1793), pp. 273-313. celona, 1989.
En torno al tpico: "tal vez eso sea correcto en teora, pero no
sirve para la prctica", trad. de M. Francisco Prez Lpez AK XVI (Reflexiones sobre lgica)
y Roberto Rodrguez Aramayo, en Teora y prctica, Tec- En Kant, ed. de Roberto Rodrguez Aramayo, Pennsula, Bar-
nos, Madrid, 1986, pp. 3-60. celona, 1989.
XXXIV R. RODRGUEZ ARAMAYO ESTUDIO PRELIMINAR XXXV

AK XVII y AK XVIII (Reflexiones sobre metafsica) A K XXIII (Trabajos preparatorios y adiciones)


En Kant, ed. de Roberto Rodrguez Aramayo, Pennsula, Bar-
celona, 1989. Vorarbeit zu ber den Gebrauch teleologischer Principien in
der Philosophie, pp. 73-76.
En Kant, ed. de Roberto Rodrguez Aramayo, Pennsula, Bar-
AK XIX (Reflexiones sobre filosofa moral, filosofa del dere-
celona, 1989.
cho y filosofa de la religin)
En Kant, ed. de Roberto Rodrguez Aramayo, Pennsula, Bar- - Vorarbeiten zu ber den Gemeinspruch: Das mag in der
celona, 1989. Theorie richtig sein, taugt aber nicht fr die Praxis, pp. 125-

144.
AK X X En Kant, ed. de Roberto Rodrguez Aramayo, Pennsula, Bar-
celona, 1989.
Bemerkungen zu den Beobachtungen ber das Gefhl des
Schnen und Erhabenen pp. 1-181. Vorarbeiten zum Streit der Fakultaten, pp. 421-464.
En Kant, ed. de Roberto Rodrguez Aramayo, Pennsula, Bar- Ln Kant, ed. de Roberto Rodrguez Aramayo, Pennsula, Bar-
celona, 1989. celona, 1989.
Ergnzungen zu den Fortschritten der Metaphysik, pp. 469-
Erste Einleitung in die Kritik der Urteilskraft, pp. 193-251. 476.
Primera introduccin a la Crtica del juicio, prlogo de Car- Los progresos de la metafsica desde Leibniz y Wolff, introd. y
los Astrada, trad. de Jos Luis Zalabardo, Visor, Madrid, trad. de Flix Duque, Tecnos, Madrid, 1987.
1987.
Ergnzungen zum Opus postumum, pp. 477-488.
Preisschrift ber die Fortschritte der Metaphysik, pp. 253- Transicin de los principios metafsicos de la ciencia natural a la
332. fsica (Opuspostumun), sel., trad., introd. y notas a cargo
de Flix Duque, Ed. Nacional, Madrid, 1983.
Lose Blatter zu den Fortschritten der Metaphysik, pp. 333-
351. C) LECCIONES
Los progresos de la metafsica desde Leibniz y Wolff, introd. y
trad. de Flix Duque, Tecnos, Madrid, 1987. A K XXIV (Lecciones sobre lgica)

Vorredeentwrfe zur Religionsphilosophie, pp. 425-440. A K XXV (Reservado para las Lecciones sobre geografa fsica)
Ln Kant, ed. de Roberto Rodrguez Aramayo, Pennsula, Bar-
celona, 1989. A K XXVI (Reservado para las Lecciones sobre antropologa)

AK XXI y XXII (Opus postumum) A K XXVII (Lecciones sobre filosofa moral)

transicin de los principios metafsicos de la ciencia natural a la Lecciones de tica, introd. y notas de Roberto Rodrguez Ara-
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SEGUNDA PARTE

o antropologa prctica,
que versa sobre la caracterizacin
del ser humano

[i]
(
>9 L a primera parte atae a la filosofa del
hombre y a los elementos que lo integran. L a
parte prctica de la antropologa nos muestra
cmo se hallan constituidos los hombres en
relacin con sus acciones arbitrarias.
L a caracterizacin del ser humano se ve
conformada por:

1) las caractersticas del hombre y


2) su carcter moral.

Entre las caractersticas del hombre consi-


derado como un producto de la Naturaleza
que cabe diferenciar de otros productos dis-
tintos figuran:

a) las disposiciones naturales,


b) el temperamento y
c) el carcter natural o el modo de pensar
del hombre en general.

Todo ello configura el carcter en sentido


lato.
E l carcter moral del hombre considerado
ahora como ser libre queda configurado por:

[3]
4 IMMANUEL KANT

a) el carcter del gnero,


b) el carcter de las naciones y
c) el carcter de la especie humana.

A l trazar el carcter de una cosa constato


simplemente las diferencias que presenta con
respecto a otras cosas; por ello resulta sencillo
cincelar el carcter natural, pero no sucede lo
mismo con el carcter moral. E n el caso del
hombre nos encontramos con un ser tenaz, y PRIMERA SECCIN
describir su carcter equivale a desentraar el
carcter de la libertad. PRIMER CAPTULO

Acerca de lo natural

Natural es en general todo aquello que con-


viene al hombre para un fin. Supone la capaci-
dad de un hombre para aprender y la vocacin
de la naturaleza para el uso de los talentos.
Constituye una cualidad por medio de la cual
uno se pone al servicio de los fines ms id-
neos. Se trata, por tanto, de algo pasivo. E l
talento, por el contrario, constituye una des-
treza para utilizar algo de cara a unos fines.
As pues, representa algo activo.
Lo natural consiste en:

1) la aptitud de adoptar formas y


2) la aptitud de inventarlas.

L a aptitud se cuenta especficamente entre


las disposiciones naturales y es llamada natu-
ral con toda propiedad, mientras que la capa-
cidad tambin recibe el nombre de talento,
aunque no deje de ser una disposicin natu-

[51
6 IMMANUEL KANT ANTROPOLOGA PRCTICA 7

ral. E n este sentido lo natural denota propia- tra el superior basada en un orgullo estpido
mente pasividad, si bien el espritu tambin que alberga el propsito de juzgarle una mala
forma parte de l. Entre los animales, por pasada. L a primera es propia de los rusos; el
ejemplo, decimos que un perro tiene un buen segundo, de los polacos.
natural cuando se deja domesticar fcilmente. No se debe confundir el buen talante con el
E n el caso de los hombres, entre los alemanes buen corazn. L a aptitud natural presenta la
por ejemplo, el equivalente sera adaptarse doble vertiente de la teora y la praxis. L a ca-
gustosamente a la disciplina. Otros pueblos pacidad de aprender es terica. Un buen na-
poseen un buen temperamento, pero un natu- tural de ndole prctica es el ostentado por
ral malo. No supone ningn elogio que digan quien es dcil y bondadoso, lo cual viene a
de uno: Tiene un buen corazn; deja que se constituir un buen talante. Como decamos,
haga con l cuanto uno quiera. Pues no se hay que distinguir el buen corazn del buen
trata aqu de la capacidad de hacer el bien, carcter. E l buen talante se cifra en la pacien-
sino del aguante que se tiene. E l buen corazn cia y no supone sino una bondad negativa. Se
ha de incluir especficamente a la deferencia trata de algo que agrada sobremanera a los
entre sus sentimientos, al entrar en juego el dems, ya que alguien de carcter bonachn
100 temperamento. Se indaga el temperamen- nunca se interpone en el camino de nadie y
to natural del nio y de la servidumbre, con uno puede hacer con l cuanto le venga en
objeto de averiguar el modo en que mejor se gana. No resulta muy provechoso al mundo,
dejan gobernar. Se sondea el temperamento dada su actitud meramente pasiva, pero tam-
de los mayores, el de los maestros y el de los poco es perjudicial. E l buen corazn atae al
seores, a fin de adaptarse convenientemen- temperamento y es activo. Cualquiera puede
te. Se dice que los rusos tienen mucho tem- 100' engatusarle, aprovechndose de su ceguera
peramento, mas poco ingenio. Por ello son para el fraude. E l buen carcter representa
buenos alumnos, pero malos enseantes, y la una bondad positiva, y esto es lo preferible. A
experiencia demuestra que ni un solo ruso ha la mujer le cuadra ms un buen talante; al
llegado a ser un buen profesor, por lo que hombre, un buen corazn. Los alemanes se
todos sus docentes provienen de tierras ex- dejan gobernar con buen talante y no son tan
tranjeras. L a perfidia es un desacato contra dados al disimulo como otros pueblos, cual es
quien manda nacido del rencor y el pseudoser- el caso del italiano.
vilismo (nicken ') es la insubordinacin con- Las mujeres son ms dadas al encubrimien-
to que los hombres y tambin se dan ms
maa para sonsacar los secretos de los dems.
1
Esa tenacidad y perseverancia constituyen
Literalmente, inclinar la cabeza en seal de asentimiento
pensando en hacer justo lo contrario. buenas cualidades que no suelen acompaar
IMMANUEL KANT ANTROPOLOGA PRCTICA 9

al carcter bonachn. Decir que las mujeres denota la composicin de las partes del cuer-
ostentan ste resulta bastante ambiguo. Con po. A esta vertiente corresponden:
ello se indica su delicadeza, al tiempo que su a) la constitucin, la estructura, el vigor
presteza para poder disponer y organizar del cuerpo;
todo. b) la complexin o la mixtura de las par-
tes elsticas con aquellas otras que no lo son;
SEGUNDO CAPTULO c) el temperamento considerado clnica-
mente, esto es, la mezcla de los humores en-
Del temperamento tre s.

E l temperamento puede ser definido como 2) E l temperamento de las entraas:


lo caracterstico de la energa vital. Represen-
ta el compendio de los estmulos. No debe ser a) la constitucin estriba en los huesos y
confundido con la disposicin habitual del en otras partes slidas del cuerpo que consti-
nimo. sta representa un estado de nimo en tuyen los fundamentos de la vida;
virtud del cual uno se aplica a ciertas acciones b) la complexin atae a los canales y a la
o inhibiciones ms que a otras. Sobre la dispo- mezcla de los jugos, abarcando por tanto los
sicin de nimo suele decirse que uno est de principios del movimiento vital interno;
tal o cual humor. c) el temperamento en cuanto tal se cifra
Sin embargo, tambin existe una disposi- en la contextura de los nervios y, por ende, en
cin de nimo habitual que no guarda relacin la sensacin del movimiento vital.
alguna con el temperamento. Ciertos varones
razonables han observado que la educacin * E l temperamento del alma slo cuenta,
de la mujer debera verse colmada de ameni- sin embargo, con dos aspectos: a) la fuerza
dades, ya que con una frecuente sonrisa su emotiva, y b) la capacidad de desear. Una
semblante cobra un grato aspecto de manse- criatura capaz de tener sensaciones y de mos-
dumbre y adquiere una disposicin habitual trarse activa (o susceptible de albergar de-
hacia la jovialidad que le resultar muy prove- seos) est viva. Segn esta distribucin, cabe
chosa para el matrimonio. trazar una cudruple divisin:
L a disposicin habitual puede llegar incluso
a mejorar un temperamento deficiente, vi- 1) E n el plano sensorial nos encontra-
niendo a subsanar sus defectos. mos con:
E l temperamento presenta dos vertientes:
a) el temperamento sanguneo donde pre-
1) E l temperamento del cuerpo, el cual domina una excesiva satisfaccin con nuestro
10 IMMANUEL KANT ANTROPOLOGA PRCTICA 11

estado. Las emociones se suscitan con facili- Se muestra amistoso, siempre que no haya de
dad, pero no son muy duraderas; compartir cuita alguna. A cambio se deja con-
b) el temperamento melanclico, donde solar muy fcilmente. L a tendencia a la jovia-
impera el descontento con el propio estado y lidad de la que hace gala el sanguneo no es
las emociones no se despiertan fcilmente, si una mera consecuencia de la gran excitabili-
bien permanecen por largo tiempo. dad y la enorme efimeridad de sus emociones.
(Anlogamente, la tristeza propia del melan-
2) E n el plano de la actividad tenemos: clico no obedece sino al hecho de que su
emotividad se vea conmovida de un modo tan
a) el temperamento colrico, en el que los profundo como duradero.) Gusta de la moda
estmulos inciden rpida y profundamente, por lo que sta supone de inconstancia en la
aunque no de una forma duradera; eleccin de los objetos del gusto. De ah que
b) el temperamento flemtico, que se ca- los franceses sean tan sanguneos y constitu-
racteriza por su frialdad y su carencia de afecto. yan asimismo la nacin ms festiva. E l sangu-
neo siempre se muestra jovial, y bajo esa pti-
* * * ca todo queda convertido en objeto de jbi-
lo. E s voluble y no concede verdadera impor-
1. E l temperamento sanguneo hace que tancia a cosa alguna, pues rpidamente lo
quienes lo poseen sean tan fcil como efme- convierte todo en objeto de chanza, confirien-
ramente excitables. do tambin una jocosa transcendencia a cosas
Dados al descuido y a la irreflexin, suelen que carecen de ella.
prometer prontamente de buena fe cosas que Ostenta un esprit des bagatelles que es bien
102 luego no son capaces de mantener salvo rara acogido en las tertulias; por ello constituye un
vez, pues no prevn las dificultades que se buen contertulio y gusta de las reuniones so-
avecinan; por ello acostumbran a ser deudo- ciales, donde se encuentra en su elemento, si
res insolventes. E s risueo, ya que los disgus- bien no llega a trabar grandes amistades, ya
tos quedan amortiguados por una actitud irre- que no se deja importunar por los asuntos aje-
flexiva con respecto a las emociones. L a nos, dado que ni siquiera lo hace con los pro-
despreocupacin le hace estar sempiterna- pios. No es persona de aviesas intenciones,
mente jovial y esperanzado, dado que nada pero tampoco desiste fcilmente de sus peca-
turba tanto el buen humor como las inquietu- dos, ya que su arrepentimiento no le dura de-
des. Nada le apremia ni tampoco le deja una masiado. E s de buen talante y de buen cora-
profunda huella en su nimo, habida cuenta zn. E s amigo de la compasin, pues sta le
de que las cosas importantes slo son tales por afecta con prontitud, y tambin hace cuanto
un instante y todo lo encara superficialmente. est en su mano. Sin embargo, le resulta te-
12 IMMANUEL KANT ANTROPOLOGA PRCTICA 13

dioso discurrir sobre ello. Est lleno de bue- tan difcil de curar como la excesiva confianza
nos propsitos y resoluciones, pero por eso del sanguneo. E l melanclico halla dificulta-
mismo tampoco supone un buen tempera- des por doquier all donde todo se le antoja
mento. sencillo al sanguneo; de ah nace la cautela
del primero, que tan bien le sirve para tratar
2. E l temperamento melanclico. Aqu precavidamente sus asuntos. No promete algo
predomina un descontento vital. Mas no es con facilidad, pero mantiene firmemente sus
ste el rasgo fundamental del temperamento promesas. A l encontrar dificultades por todas
melanclico, caracterizado por lo costosas y partes y conceder una importancia desmedida
duraderas que son sus impresiones afectivas. a casi todo, siempre le parece que no ha hecho
L a melancola se deriva de ese descontento lo suficiente. E l melanclico, al contrario que
vital, el cual se deriva, a su vez, de lo profun- el sanguneo, es agradecido. Sin embargo, es
damente que calan las impresiones en su tan vengativo como agradecido y su corazn
nimo. Por eso se habla de profunda melanco- deja un hueco para el rencor. Su gratitud tam-
la, por la intensidad de sus sensaciones. Con- bin se debe a la importancia que confiere a
cede a todo una importancia desmedida, y sa todo. Suele ser entusiasta en materia de reli-
es la razn de que medite tan profundamente gin y menos fantico que el sanguneo, quien
sobre todas las cosas. Este detenimiento per- no se preocupa por verificar nada. E l melan-
turba la sensacin que el nimo cobra de la clico puede ser muy virtuoso, mas tambin lo
vida, dando lugar a la tristeza. ( E l melancli- contrario. E l sanguneo, en cambio, carece
co tiende a quedar absorto con cualquier tipo tanto de virtudes como de defectos muy acen-
de representacin.) Incluso el placer estreme- drados, siendo ms proclive a la indiferencia.
ce al melanclico ms de lo que le complace y E l melanclico de mucho entendimiento suele
103 llega a olvidar por completo si alguna vez ser un entusiasta, en tanto que el de entendi-
estuvo alegre. E l que todo le parezca tan miento parco acostumbra a ser fantasioso e
transcendente constituye la causa de su triste- ilusorio. L a imaginacin de los entusiastas es
za, ya que teme perder de vista cuanto es desenfrenada, mientras que la de los fantasio-
agradable y lo grato se convierte as en un sos carece de cualquier regla. Los primeros
gran infortunio. (Quien tiene un tempera- pueden ser domesticados, al tratarse nica-
mento sanguneo resulta ms acorde con la mente de una exageracin de la regla, pero
naturaleza, ya que no confiere por mucho con los segundos no hay nada que hacer, al no
tiempo una gran importancia a las cosas, acti- existir regla alguna.
tud que se compadece mejor con la brevedad
de nuestra vida.) De este temor hacia todo se
origina una propensin al recelo que resulta 3. E l temperamento colrico. E s muy acti-
vo, pero poco laborioso. Tambin es extrema-
14 IMMANUEL KANT ANTROPOLOGA PRCTICA 15

damente pasional, fruto de la enorme activi- 104 Suele ser ordenado en lo que atae al traba-
dad desplegada para apartar prontamente del jo. Posee una gran opinin sobre su sagacidad
camino los obstculos con los que tropiezan y tambin aparenta ser ms de lo que es. E n
sus empresas. De ah se desprende el furor este sentido, el orden le sirve para revestir de
que le caracteriza, el cual debe ser entendido importancia casi todas las cosas. E n general
no tanto como un rasgo esencial del tempera- aparenta ms de lo que es y ostenta ms de lo
mento colrico, cuanto como una consecuen- que disfruta. E n el terreno religioso es un fari-
cia de su frentico y vivaz impulso hacia la ac- seo y es muy mirado con toda suerte de cere-
tividad. L e gusta mandar, mas no se ordena a monias. Su tono resulta ofensivo para con sus
s mismo lo que ha de hacer, pues es demasia- iguales, si bien se muestra exquisito en pre-
do inconstante para ello. sa es la razn de sencia de un superior. Rara vez se da entre
que sea insufrible cuando le toca obedecer y, ellos mucho ingenio, aunque s bastante talen-
sin embargo, resulte aceptable a la hora de to. Dos colricos son incapaces de mantener
mandar. Puede ser un hombre honrado y un un trato social. Vale ms tenerlo como parien-
juez justo, siempre y cuando no tenga a nadie te que como amigo, pues en este caso debe
por encima de s. Sin embargo, cuando se le permanecer en un plano de igualdad, en tanto
lleva la contraria, suele mostrarse muy injus- que como pariente puede adoptar un aire pro-
to, puesto que le gusta hacer valer sus dere- tector.
chos. Sus modales, lejos de ser grciles, son
muy rgidos, persiguiendo con ello aparentar 4. E l temperamento flemtico admite una
una aureola de respetabilidad. Por eso sus doble consideracin:
pasos estn siempre contados, volcando su
atencin en ello. Su ansia de dominio le lleva a) Cabe considerarlo en sentido dbil y
a preferir la monarqua. No es mezquino, sino entonces supone insensibilidad, desidia a la
codicioso, y no deja de salir para relacionarse hora de decidir y de actuar, lo cual resulta in-
con los dems. E s vehemente, mas sin tregua. noble, dado que los estmulos no se cifran sino
Entre sus afectos destaca la ira, y entre sus pa- en el goce animal. Su indolencia y resignacin
siones el afn de gloria. E l colrico se granjea representan algo abyecto.
fcilmente reyertas a causa de su pronta exci- b) Y tambin en un sentido fuerte. Cuan-
tabilidad. Cuando se trata de un clrigo, no do la actividad es incitada lentamente, pero
deja de inmiscuirse en todo, ostentando un luego se mantiene asimismo por mucho tiem-
sentido polipragmtico. Suele ser ortodoxo y po, una vez que los afanes se han visto suscita-
profesar la religin dominante, con el fin de dos. Esta flema en sentido fuerte es tenida por
hacer prevalecer sus opiniones con la maza de el temperamento ms admirable, habida
Hrcules. cuenta de que su actividad sabe adecuarse a
16 IMMANUEL KANT ANTROPOLOGA PRCTICA 17

principios. E l flemtico medita sobre todo muchos flemticos, todo acabara quedando or-
antes de pasar a la accin. No se acalora con denado enseguida. E s un espectador entera-
facilidad, ya que suele mantenerse al margen, mente imparcial, lo que le hace ser blanco de la
como si estuviera embelesado. Controla ente- stira y la caricatura. E l flemtico no es vio-
ramente sus afectos y posee una gran fortale- lento, no se precipita y tampoco se deja afligir
za de nimo. Mas no hay mucha gente as. Se por pena alguna. E l colrico rebota ante el
dira que tal flema representa la madurez de la flemtico como los arietes al chocar con la
104' capacidad anmica de juzgar. E l prncipe lana, dado que chocan contra un hombre im-
2
Eugen constituye una muestra del tempera- pasible. Sus resoluciones son firmes, genern-
3
mento flemtico, y Schwerin del colrico. dose con ello una supremaca sobre los dems
4
Fabius Cunctator no cesaba de refunfuar sin que l lo haya pretendido as. Este tempe-
5
ante el general Corvinus , quien no haca ramento viene a hacer las veces de la sabidu-
sino retroceder, y sali finalmente victorioso ra, pues cuando tales personas carecen de la
gracias a esa tctica. Su divisa era: Virfugiens misma no dejan por ello de ostentar cuanto se
iterum pugnat. Se tilda de flemtico a un fil- le pide a un filsofo prctico. De ah que tam-
sofo porque por principio ste debe arrostrar- bin suelan ser llamados filsofos. Tampo-
lo todo con imperturbabilidad. L a flema otor- co alberga el flemtico vanidad alguna, ya que
ga una especie de supremaca sobre los las menudencias no le seducen en absoluto. E l
dems; pues la vehemencia con la que el col- flemtico no se destaca y por ello no despierta
rico se asienta en los afectos le ciega. E l fle- demasiadas envidias, cosa que s suele susci-
mtico se caracteriza, al contrario que el col- tar el colrico. Ahora bien, tampoco es fcil
rico, por la paciencia. Tambin es diligente. reconocer el valor del flemtico, puesto que
E n materia religiosa ser firme y no se entre- todo lo lleva a cabo de un modo parsimonio-
gar simple mente a la devocin. Este tempera- so. E l flemtico es el mejor marido, pues
mento es escatimado por la naturaleza, ya que nunca da pie a una ria. E n sentido estricto se
la naturaleza gusta de la variedad y, de haber trata del temperamento ms afortunado.

2
Duque de Saboya (1663-1736). L a inclinacin habitual hacia el tempera-
3
Otto Magnus von Schwerin (1705-1777). mento depende de la educacin, del ambiente
4
Quintus Fabius Maximus Verucosus (280-203 a . C ) . y del modo de vida, as como de los principios
5
Debe referirse a Manius Valerius Maximus Corvinus, cn-
sul romano el ao 163 a. de C , ao de la victoria sobre los car-
adquiridos. Las mujeres deberan ser educa-
tagineses y siracusanos; el haber liberado a la ciudad de Msala das con desenvoltura, a fin de que prevalecie-
le vali este sobrenombre, que fue posteriormente utilizado ra en ellas un temperamento sanguneo. E l
por su familia durante ms de ocho siglos. temperamento flemtico propio de los comer-
IMMANUEL KANT ANTROPOLOGA PRCTICA 19

ciantes obedece principalmente a su modo de


vida, y tambin los holandeses deben su tem-
peramento flemtico al modo de vida antes T E R C E R CAPTULO
que a una predisposicin anmica.
Con respecto a la religin, 1) el sanguneo Sobre la fisionmica
tiene tendencia a hacer de ella un objeto de
escarnio, 2) el melanclico propende al fana-
tismo, 3) el colrico suele ser tan fariseo 105' L a fisionmica debe cifrar su arte en dedu-
como ortodoxo, y 4) el flemtico se inclina cir y adivinar lo interior sobre la base de lo ex-
por el indiferentismo. terior. Se trata de una ciencia acerca de los in-
Profesionalmente, 1) el sanguneo es diper- dicios externos del temperamento, del talento
so y asistemtico; 2) el melanclico, concien- y del carcter humanos. Tales indicios exter-
zudo y escrupuloso; 3) el colrico, innovador nos pueden referirse tanto a lo verdadera-
y ansioso de gloria; 4) mientras que el flem- mente idiosincrtico cuanto a lo casual o acce-
tico lo afronta todo mecnicamente y gusta de sorio. Entre los primeros se cuenta la con-
ponerse en manos de sus mayores. figuracin y entre los ltimos la vestimenta, la
E n el campo de las ciencias, 1) el sanguneo forma de andar o de comer, etc. Los primeros
es populachero, mientras que 2) el melancli- son los que constituyen propiamente la fisio-
co suele ser profundo y oscuro, a la par que nmica, si bien Lavater 'pretende llegar a co-
original, 3) el colrico acostumbra a ser ine- nocer el temperamento partiendo de estos l-
xacto, pero metdico, y 4) el flemtico se timos, de los que servira como ejemplo la
muestra muy tenaz, aunque no logre demasia- manera de escribir (siempre, claro est, que
dos resultados, por lo que le resulta muy tra- no nos hallemos dentro de un carruaje). No es
bajoso el cultivarlas. posible proporcionar un concepto universal
E n el trato social, 1) el sanguneo gusta de de la fisionmica, puesto que descansa sobre
la chanza, 2) el melanclico cultiva la sutile- meras sensaciones. Por ello tampoco puede
za, 3) el colrico es prdigo en relatos, y 4) el
flemtico tiende al silencio. E l temperamento
de este ltimo se deja expresar en estos 7
Johann Kaspar Lavater (1741-1801) es, ciertamente, cle-
versos: bre por sus ideas acerca de la fisonmica, disciplina que quiso
Y con ello no permanezco inactivo, elevar a la categora de ciencia; su obra Physiognomische Frag-
6 mente zur Befrderung der Menschenkenntnis und Menschen-
puesto que desde mi silln os miro . liebe (Leipzig, 1775-1778) despert un vivo inters en autores
tales como Goethe o Herder, en tanto que otros, entre los que
Und damit ich auch was thu I Seh ich euch im Lehnstuhl cabe destacar a Lichtenberg, lo atacaron sin piedad por esa
misma causa.
20 IMMANUEL KANT ANTROPOLOGA PRCTICA 21
ser participada, ni resultar til a otro, ya que reconocer algo acerca del temperamento y del
carece de un fundamento seguro. Lavater ha carcter del espritu a partir de la configura-
recuperado esta disciplina instaurada por cin externa del cuerpo, ocurriendo otro
8
Baptista Porta , quien compar la figura hu- tanto con los animales. Pues el cuerpo ha de
mana con los animales. Sin embargo, se trata compadecerse con la calidad del alma.
de un hombre que no logra traducir las intui- L a fisionmica se interesa por:
ciones de sus observaciones a conceptos cla-
ros y distintos. Debe reconocerse que dentro 1) L a estructura del cuerpo. Unas pro-
del terreno de la fisionoma no resulta nada porciones perfectas dan lugar a una estructura
sencillo hablar sin imgenes, pero tambin re- bella, lo cual supone el punto intermedio en la
sulta imprescindible un mnimo discurso. E l agregacin de muchas cosas de la misma
alma posee una influencia sobre el cuerpo que clase. L a estructura bella perfecta constituye
106 no se manifiesta en la estructura de ste. Sin el principio para juzgar lo bello. L a belleza
embargo, se nos demuestra llegar a conocer descansa en los conceptos que obtenemos a
este carcter con tanta exactitud que bien se partir de la experiencia. L a verdadera belleza
podra constituir una ciencia infalible partien- es la belleza natural y no el ideal imaginario
do de ah. Ciertamente, se da por hecho que del artista, cuya armona slo estriba en la
podemos captar ciertos rasgos del hombre fantasa. Se ha observado que una estructura
mediante la imaginacin; ahora bien, slo con corporal enteramente regular suele ser el in-
estos rasgos no podemos trazar el perfil del dicio de un hombre vulgar sin demasiadas ap-
hombre tan fcilmente como una figura mate- titudes. (La naturaleza parece guardar cierta
mtica, ya que no nos es posible participrse- proporcionalidad. Cuanto ms se haya aplica-
los a otro. Esa estampa de la imaginacin do en el cuerpo, tanto peor ser el alma, y vi-
queda encerrada dentro de nosotros, por lo ceversa.) E l genio suele ser frgil a un mismo
que no puede trocarse en slidos conceptos y tiempo, y ello contribuye a hacer aflorar con
nunca dar pie a fundar una ciencia sobre tal firmeza ciertas cualidades del temperamento;
base. Mas no deja de ser cierto que podemos 106' el virtuoso se muestra muchas veces terco y
grun. E n el caso del genio, habra introdu-
cido junto a esta perfeccin alguna fragilidad.
8
Giambatista della Porta (1535-1615). Su Physiognomica Del concepto de belleza original se desprende
(aples, 1583) fue objeto de sucesivas reediciones; sin em- el concepto de la magnitud intermedia, as
bargo, debe a su De humana physiognomiae (Sorrento, 1586) como el de la proporcionalidad concerniente
el pasar por ser el fundador de la psicofisiologa. Su mtodo a las fuerzas y aptitudes del ser humano. E n el
Consista en determinar los estigmas somticos que revelan la
variedad de caracteres, comparando los rasgos fisionmicos genio de imaginacin privilegiada suele impe-
del hombre con los de ciertos animales. rar cierta desproporcin en su cuerpo; tal es el
22 IMMANUEL KANT ANTROPOLOGA PRCTICA 23
9 1 0
caso de un Scrates o de un Pope . L a feal- 107 cin de reproducir artsticamente con la fanta-
dad de los rasgos faciales aparenta delatar sa tales rasgos. Uno puede apreciar con faci-
maldad. lidad al examinar un retrato las diferencias
Acaso puede darse en la naturaleza una existentes entre el ideal del pintor y el origi-
deformidad que sea producto suyo? Taxativa- nal. De lo dicho se deduce que no hay rostro
mente no, habida cuenta de que, si tuvira- feo por naturaleza; la fealdad no es sino una
mos un conocimiento ms amplio de sus fines variedad ms. L a maldad del temperamento y
y conociramos el uso de todos sus miembros, del carcter s representan una fealdad autn-
nada de cuanto tiene lugar basndose en las tica. Un gesto malicioso y un semblante prfi-
reglas de la naturaleza nos parecera deforme, do son sntomas de ello. L a fealdad de las fac-
sino ms bien al contrario, puesto que todo es ciones manifiesta ms claramente an la
bello segn el curso de la naturaleza. L a feal- transicin de un mal temperamento hacia un
dad es un trmino meramente relativo, fruto carcter maligno. Semejantes rasgos son los
de la comparacin. Tambin lo feo puede que odiamos. Podemos llegar a encariarnos
ajustarse a reglas; y nada puede ser modifica- con un semblante grotesco, mas no con un
do sino a cambio de que resulte diez veces ademn taimado.
peor. Cierto general haba perdido en comba-
te su enorme nariz, que desluca su aspecto, 2) L a configuracin del rostro. E n este
por lo que se hizo traer desde Pars la mejor punto cabe observar:
nariz de cera; sin embargo, tras colocarse
sta, su apariencia resultaba diez veces ms a) E l perfil o el corte de la cara. No pode-
fea y tuvo que hacerse reponer su antigua mos representarnos con exactitud nuestro
nariz. L a decrepitud es algo propio del estado propio rostro, dado que en el espejo no vemos
praeternatural. Denominamos grotesco a un nuestro semblante de perfil, ya que el ojo se
rostro feo, al no ser capaces de captar la pro- limita a describirnos una superficie y no nos
porcin que resulta imprescindible a. todo muestra las prominencias, razn por la cual
semblante. Como se impona el contraste en no nos resulta sencillo reconocernos en una
la disposicin del rostro, tal disposicin fue imagen. L a frente de los americanos se halla
implantada por la naturaleza con el primer recubierta de muchos cabellos. Entre los grie-
hombre, depositando en l la semilla de otras gos la nariz corra paralela a la frente, confor-
mil. Ningn ser humano se halla en disposi- mando un perfil perpendicular en el hombre,
del que, sin embargo, carecan muchas muje-
res. sa era la causa de que tuvieran los ojos
9
tan hundidos. Los antiguos tomaban a chanza
(4707-399 a . C ) . el tener un promontorio en la nariz. L a nariz
10
Alexander Pope (1688-1744).
24 IMMANUEL KANT ANTROPOLOGA PRCTICA 25

chata es un residuo de la del perro. Los chinos ademanes propios del pensar son enteramen-
tienen la barbilla alta y los dientes de arriba te distintos de los que acompaan al habla,
hacia delante, justo al contrario que nosotros. pues en este ltimo caso el hombre adopta la
E n las obras del fisilogo Baptista Porta gesticulacin ms conveniente para su prop-
uno se encuentra con muchas cabezas de ani- sito; pero los gestos de un hombre en reposo
males, y en las de Lavater con cabezas de son completamente distintos. Para Lavater el
seres humanos. Las frentes femeninas son gesto de un hombre siempre resulta bondado-
bastante ms redondeadas que las de los hom- so tras la muerte, por mucha malicia que haya
bres, que acostumbran a ser ms planas. Tam- podido albergar anteriormente (creyendo por
bin los perfiles de cada nacionalidad son di- ello que hubo de poseer buenas disposicio-
ferentes. Lavater cree que las cabezas angu- nes). Sin embargo, esto vendra a demostrar
losas albergan un gran talento, como vendra la tesis de Lichtenberg. E l gesto de los muer-
a demostrar la de Erasmo de Rotterdam . n
tos pierde su compostura, porque falta el in-
flujo del nimo y el gesto malicioso de aque-
107' b) Las facciones suponen disposiciones llos slo se vea modelado por efecto del
gestuales, y los gestos son, a su vez, el reflejo nimo. Los ademanes tambin son adoptados
de rasgos faciales ya conformados. Los ade- de esa forma por las facciones.
manes constituyen un instrumento a travs Igualmente, tanto la educacin como el
del cual expresamos lo que estamos pensan- modo de vida hacen que los gestos se adapten
1 2
do. L a Mmica de Engel trata de ello. Las a las situaciones ms extraas. (Un clebre la-
facciones se configuran de acuerdo con el drn esgrimi durante su juicio una cara atroz
temperamento. que haca evocar a los animales de rapia, ya
1 3
Lichtenberg cree que las facciones se de- que haca largo tiempo que cultivaba ese ofi-
rivan de los gestos y van fijndose merced a la cio. Un prncipe que no tiene a quien mandar
educacin y los hbitos. Lavater sostiene que adopta aires de grandeza y de confianza en s
los rasgos faciales provienen de la naturaleza mismo para presentar un rostro regio. Hay
y no se conforman mediante gestos ms o rostros vulgares y nobles. Un rostro noble
menos habituales. Y no le falta razn. Los siempre expresa un sentimiento refinado.
Esto se consigue mediante el trato con hom-
bres cultivados. U n rostro comn es algo
burdo y nada dctil. Entre los hombres y los
V (1466-1536). animales existe cierta semejanza, tal y como
12
Hans Jakob Engel (1741-1802). Sus Ideen zu einer Mimik ha sealado Baptista Porta; v.g., un asno y un
le valieron la direccin del recin creado Teatro Nacional de hombre perezoso. U n hombre sumido en sus
Berln.
18
pensamientos puede aparentar a veces un
(ieorg Christoph Lichtenberg (1742-1799).
26 IMMANUEL KANT ANTROPOLOGA PRCTICA 27
1 4
fiero aspecto. Como Hume cuando se de- mar sus muecas, mas no su modo de pensar.)
clar el incendio en Camin, algo sobre lo cual L a disposicin de nimo puede verse modifi-
1 5
Rousseau no extrajo buenas conclusiones. cada por circunstancias muy particulares,
Los pensamientos se dejan deducir a partir de tales como el modo de vida, el grado de liber-
16
los ademanes. E n Tristram Shandy ', uno tad o de coercin, etc.; pero todo ello no afec-
de sus personajes, Aristteles, dice lo siguien- ta a la ndole del nimo. Los ademanes de una
te: Cuando uno piensa en el porvenir, uno persona que haya vivido hasta los cuarenta
mira hacia lo alto. Si vuelve sus pensamientos aos en el campo adolecern de refinamiento
hacia el pasado la mirada se fija en el suelo. y donosura. Tambin existen ademanes que
Mi padre mira de frente, luego no piensa en son propios de un pueblo. (Para que las muje-
nada. Algunos tienen una apariencia morte- res encuentren amena una reunin deben ha-
cina y, sin embargo, sus ademanes resultan llar ocasin de rer a menudo.) Incluso la di-
muy vivarachos a la hora de conversar. E l es- versidad de religiones da lugar a toda una
trabismo es, entre otros, un defecto de naci- variedad de ademanes que se ven modificados
miento, y nada cabe deducir de tales fallas por la alteracin de las ceremonias religiosas y
congnitas. Sin embargo, quien no es estrbi- del cambio de mentalidad al respecto. E n este
co y slo mira de soslayo sobre la punta de su sentido, Herdoto 1 7
ya lamentaba que las
nariz cuando miente, est revelando con ello ofrendas depositadas ante los altares no eran
su accin. A l tiempo que sus pensamientos tan buenas como las de antao. Quienes se
dan un paso en falso, tambin lo hacen sus muestran fanticos en materia religiosa sue-
ojos. L a mirada aviesa y el gesto taimado nos len tener un aspecto grotesco. Los tahitianos y
son adversos. L a mirada aviesa no es franca, y los italianos poseen un rostro expresivo. A
uno no sabe a qu carta quedarse, temindola partir de los gestos se puede deducir algo res-
como una amenaza de brusquedad. E l gesto pecto del temperamento, mas en relacin con
taimado denota una risa sardnica. Uno no el carcter slo por cuanto buena parte del
debe caer continuamente en la hilaridad, pues mismo se conforma segn las disposiciones
ello atenta contra las reglas ms elementales del temperamento. Sin embargo, no es posi-
de la cortesa. Lavater sostiene que las altera- ble inferir nada en absoluto acerca del talen-
ciones fisionmicas modifican el modo de to, resultando irrisorio lo que Lavater seala
pensar, y viceversa. Ahora bien, un hombre en tal sentido, dado que sin nimo de bro-
108- puede engordar y su cara rechoncha transfor- mear pretende que nuestro perfil es la clave
de nuestros talentos.
14
David Hume (1711-1776).
15
Jean-Jacques Rousseau (1712-1778).
"' La famosa novela de Laurence Sterne (1713-1768). (490-425?).
2S IMMANUEL KANT ANTROPOLOGA PRCTICA 29
1 9

Los mayores bribones carecen de un ade- lliers . Hacia finales del siglo pasado dicha
mn particular, pero comparten un aire dis- marquesa asesin a su padre, a su to y a su cu-
trado. Los vascos adivinan al instante si se ada, envenenando la sopa que les enviaba al
acerca un carruaje francs o ruso. Segn L a - hospital, con el fin de probar sus fuerzas. A l
vater, los ingleses tendran la piel ms fina descubrirse lo sucedido, se dio a la fuga, pero
que los alemanes, y ste sera el motivo de fue detenida y condenada a la hoguera.
2 0
que los ltimos tengan ms arrugas en la Segn relata Pernetty , un brandeburgus
109 vejez. E l perfil griego se caracteriza por no viaj a Pars para entrevistarse con un impor-
tener la nariz demasiado hundida, ni tampoco tante consejero al que no conoca y, al encon-
excesivamente respingona. trarse con su retrato, se qued contemplndo-
Los pintores pueden caracterizar o carica- lo durante largo tiempo. E l consejero se
turizar; la caricatura es la exageracin de un ausent y, al regresar, repar en la persona
rasgo caracterstico. E n el retrato caricatures- que ya haba dejado delante de su retrato. A l
co cabe destacar sobre todo los trabajos de preguntarle sobre lo que le interesaba tanto
1 8
Hogart . Un actor tambin puede cultivar la del cuadro, obtuvo la siguiente respuesta:
caricatura exagerando el carcter del perso- 109' Aqu es tan hermoso que no se le podra
naje que interpreta. Que las gentes de una negar nada; nadie dira que es diablico en
2 1

misma nacionalidad compartan ciertas faccio- persona. Grimm visit en su viaje la Basti-
nes tpicas queda comprobado al cotejar dis- lla, Newgate y otras prisiones, encontrndose
tintas pinturas de diferentes pases. E n el caso con que todos los malhechores mostraban
de los italianos, uno se encuentra casi siempre tener nervios templados y ostentaban con ello
con ojos pizpiretos y nunca faltan rostros en cierta prepotencia. Est demostrado que al-
sus cuadros. Los rostros de los infames no son gunas personas de nimo impetuoso y con ta-
nada elocuentes y, cuando se ven interpela- lento podran haberse convertido en grandes
dos, cobran un aire distrado, como si estuvie- hombres gracias a esas cualidades, de no ha-
ran ausentes. E l semblante de un malvado, berse visto en la tesitura de hacer un mal uso
sin embargo, siempre revela esa astucia pro- de ellas. Puede alterarse la fisonoma? Des-
pia de quien ha tenido mucho que ver con
malhechores. E l rostro femenino suele ser
19
bello a pesar de la maldad del carcter, como Marie Madeleine d'Aurbray, marquesa de (1630-1676).
2 0
ilustra el caso de la marquesa de Brinvi- Antoine Joseph Pernetty (1716-1796). Kant se refiere
probablemente a su obra La connaissance de l'homme moral
par celle de l'homme physique (Berln, 1776).
2 1
18
William Hogart (1697-1764). A quien Kant alude tambin Johann Friedrich Karl Grimm (1737-1821), autor de Be-
en sus Lecciones de tica (cfr. p. 228 de nuestra versin caste- merkungen eines Reisenden durch Deutschland, Frankreich,
llana publicada por la editorial Crtica). England und Holland (1775).
90 IMMANUEL KANT ANTROPOLOGA PRCTICA 31

de luego, no resulta nada sencillo, aunque carcter. ste viene dado por la voluntad hu-
puede variar algo merced a la formacin. Con mana conforme a principios. L o caracterstico
todo, uno s puede modificar el aspecto de sus de la voluntad libre s constituye el carcter
gestos mediante la forma de vida y los moda- del hombre en sentido estricto y es denomina-
les. Por eso, cuando un padre hace ingresar a do modo de pensar. E l carcter prctico es in-
su hijo en la academia, le pide que regrese a l dependiente del temperamento. U n talento
con la misma cara. No cabe duda de que, aun puede ser tildado de hbil; un temperamento,
cuando se pueda llegar a conocer hasta cierto de afortunado; el carcter, de bueno o lo con-
punto el temperamento y el carcter del ser trario. E l carcter de todo hombre estriba en
humano merced a sus rasgos faciales, preten- el dominio de las mximas. E l carcter puede
der enjuiciar por entero su alma y su carcter verse definido, por tanto, gracias a la determi-
a partir de tales datos resultara tan osado nacin del arbitrio humano en virtud de mxi-
como cruel. Pues cualquiera podra ser consi- mas permanentes e inteligibles. E l hombre
derado un malvado nicamente por su mal as- posee tres facultades.
pecto, ya que as cabra leerlo en sus faccio-
nes. Todos aplicamos de alguna manera la 1. E l talento, que determina el valor so-
fisionmica, y muchas veces no se toma en " cial del hombre.
cuenta a un sirviente o no se traba amistad con 2. E l temperamento, que prefigura la cota
alguien porque hay algo en la configuracin afectiva del ser humano.
de su cara que nos hace desistir de ello. E n 3. E l carcter, que define el valor intrn-
trminos generales, es bueno observar los ros- seco del hombre.
tros de la gente. E l talento es valorado, y mediante l uno
queda pertrechado con miras a ciertos fines;
se trata de algo que necesita ser cultivado. E l
temperamento es deseado, y gracias a l se ve
CUARTO CAPTULO uno predeterminado a la felicidad o al desam-
paro propio de una madrastra; aqu nos halla-
En torno al carcter especficamente humano mos ante algo que precisa ser disciplinado. E l
o de la libertad carcter inspira tanto respeto como temor. E n
virtud de l se ve uno predeterminado al bien
general, esto es, queda moralizado. E n el
lio E l carcter autnticamente humano est caso del talento, la finalidad concierne a una
por encima de todo cuanto le otorga la natura- cosa extraa, mientras que, en el del tempera-
leza; la condicin natural, el temperamento, mento, atae al hombre mismo y, en el del ca-
la fisionoma no constituyen propiamente su rcter, a toda la creacin.
32 IMMANUEL KANT ANTROPOLOGA PRCTICA 33
110' E l temperamento ha de verse domesticado, tad propia basada en mximas estables y du-
sometido o sustentado. E l carcter representa raderas. Quien carece de una voluntad propia
una condicin propia de la voluntad de servir- se muestra incapaz de rehusar nada y, si a ello
se de todas las disposiciones naturales. No se se aade un mal carcter, nos hallaremos ante
trata de algo innato y por ello puede ser repro- un haragn, un borracho, un jugador o ante
bado, al contrario de lo que ocurre con el tem- quien se sirve de todo como objeto de sus ex-
peramento y el talento. Un hombre posee un centricidades. E l poseedor de una voluntad
modo de pensar cuando ostenta ciertos princi- propia se ve obligado a reflexionar por s
pios prcticos y no slo principios lgico- mismo sin preocuparse de lo que otro puede
tericos. E l carcter configura la libertad. juzgar al respecto. As pues, para ostentar
Quien no ostenta ninguna regla de conducta una voluntad propia, no se debe obedecer a
no posee carcter alguno. Uno slo sabe a qu los antojos ni consultar con los instintos o par-
atenerse con quien posee un carcter. Del tir de los usos establecidos, sino meditar cui-
temperamento no cabe fiarse, pues siempre dadosamente cada caso concreto.
puede depararnos alguna sorpresa, pero del
Que el hombre tenga una voluntad estable
carcter puede uno fiarse. E l carcter slo
y acte con arreglo a ella representa la pieza
hace su aparicin en los aos de madurez. E n
maestra del carcter. ste no debe verse suje-
la juventud no se ha forjado todava, y con
to al antojo. E n este punto no cabe hacer ex-
frecuencia tarda mucho en conformarse, si es
cepciones, ya que stas daran al traste con las
que se consigue alguna vez.
reglas. Quien acta conforme a su humor es
L a carencia de talento o de temperamento un caprichoso. A partir de las acciones no me
puede verse suplida por algn sucedneo es posible deducir un buen o mal carcter, ya
equivalente, pero esto no es posible en el caso que stas bien pudieran derivarse del tempe-
del carcter o del modo de pensar. Pues por el ramento. E l hombre debe poseer buenas m-
carcter atribuimos al hombre un mrito, ximas, esto es, principios prcticos. E l carc-
siendo as que todas las dems disposiciones ter de los jvenes debe ser predispuesto desde
naturales no pasan de ser merita fortnete y no muy temprano incluso en las cosas indiferen-
pueden serle imputados en modo alguno co- tes. Debe enserseles a no prometer algo a la
mo algo meritorio. ligera sin haber reflexionado previamente.
Gracias al carcter el hombre puede tener Han de aprender a persistir en aquello que se
una voluntad propia. sta no debe ser confun- hayan propuesto. A l principio conviene habi-
dida con el capricho, que pertenece al mbito tuarles a obrar conforme a reglas en cosas in-
del temperamento y denota una indisciplina significantes, apartndoles sobre todo de la
harto perjudicial en materia de inclinaciones; imitacin. Un carcter afectado que slo se
de ah que resulte necesario tener una volun- propone ir a contracorriente de la moda resul-
.14 IMMANUEL KANT ANTROPOLOGA PRCTICA 35

ta estrafalario y ridculo. L a amabilidad es pierta admiracin en un primer momento,


una gran virtud social, pero no debe volverse para luego dar paso a la indiferencia, como
2 3
pueril. L a obstinacin descansa en el tempe- ocurri con Carlos X I I . )
ramento, cuando compromete a una serie de Qu cabe hacer para ejercitar un carcter?
inclinaciones; en el talento, si se basa en el Uno debe: 1) cumplir las promesas para con-
convencimiento, y en el carcter, al ser sus sigo mismo y, tambin, 2) para con los
n i ' principios ms fuertes que los del contrario. dems. E l hombre no debe limitarse a tener
Esta ltima es buena. una legislacin autnoma. Debe mantener su
Existen tres clases de mximas: 1) las diet- palabra, pues de lo contrario pierde toda esti-
ticas, relativas a la comida, el sueo, los pa- ma por parte de su razn y de su propio carc-
seos, etc.; 2) las concernientes al trato social, ter. E n cuanto uno falta a su promesa, todo se
y 3) las de la moralidad. No es posible deter- malogra; v.g., si uno se propone levantarse
minar con exactitud las excepciones de una temprano sistemticamente y este propsito
mxima salvo para mejorar alguna otra. U n se quiebra continuamente en la prctica, nada
amigo de carcter supone una amistad dura- se consigue con ello. E l hombre que no puede
dera. E n caso de enojarse con nosotros no lle- confiar en sus propios propsitos, experimen-
gar a odiarnos, ni tampoco a difamarnos. U n ta la desesperacin de no poder conseguir
hombre de carcter es un gran hombre, mas todo lo bueno que pudiera lograr. Sin embar-
no por ello bueno. L a malicia del tempera- go, debe mantener su palabra para con los
mento puede verse realzada por un buen ca- dems, esto es: 1) no debe mentir, y 2) ha de
rcter. Tenemos en mucho aprecio al carc- cumplir sus promesas. Quien miente carece
ter. ste es un rasgo comn a todo cuanto de carcter y se vuelve algo despreciable,
prevalece sobre nuestro egosmo. No nos 112 pues se supone que he reflexionado previa-
gusta tener que vrnoslas con l, ya que, mente sobre todo cuanto prometo.
como todo aquello a lo que tenemos en gran Muchos de cuantos poseen un carcter pro-
estima, daa nuestro amor propio. Nos gusta pio se vuelven a menudo personajes estrafala-
ser amados, pero todava preferimos el ser rios o herejes del gusto. Una persona estrafa-
respetados. Rousseau dice: Aunque me laria es un imitador de la originalidad, slo
odiis, quiero obligaros a respetarme. (In- que esto demuestra de hecho la ausencia de
cluso el mal carcter suscita estima, como fue carcter alguno. U n carcter consiste propia-
2 2
el caso de Sulla en Roma. E l ingenio des- mente en una lealtad inquebrantable hacia los

logr empaar nunca sus relaciones son su buen amigo Enri-


1 1
Quiz se trata de Maximiliano de Bthune, barn de i|ueIV(cfr. A k . , X V , 666 n.).
M
Kosny y duque de Sully (1559-1641), cuyo fuerte carcter no De Suecia (1682-1718).
36 IMMANUEL KANT ANTROPOLOGA PRCTICA 37

principios. Durante la juventud algo se puede espalda, revelan un hombre sin carcter. A l -
hacer con miras a su adquisicin. Cada tempe- guien puede ser calificado de buen hombre sin
ramento se halla desigualmente inclinado necesidad de presuponer un carcter en l,
para asumir un determinado carcter; el me- pero, si se le imputa probidad, s se vuelve ne-
lanclico, por ejemplo, lo adopta ms fcil- cesaria dicha presuncin. E l parloteo indis-
mente que el sanguneo. Pero propiamente el creto de unos para con otros y la maledicencia
carcter no se basa en el temperamento, sino 112' acerca de quien en otro tiempo fue un amigo
en la libertad del ser humano. Para forjarse del que nos distanciaron las circunstancias de-
un carcter resulta muy provechoso: notan la carencia ms absoluta de carcter al-
guno. L a amistad posee algo eminentemente
1) L a observacin invariable de los princi- noble, y esto suele evitar que se produzca una
pios y el empeo por aplicarlos constante- ruptura, pero, incluso cuando sta haya teni-
mente en todo momento. do lugar, uno debe salvaguardar los secretos
2) L a representacin del desprecio al que que alberga el alma de su antiguo amigo sin
se hace acreedor un hombre sin carcter. emplearlos en detrimento suyo. De lo contra-
rio habra que dar por bueno este proverbio
Se hace difcil distinguir la benignidad del italiano: Comprtate con tu amigo como si
temperamento de la bondad del carcter. Un alguna vez pudiera tornarse enemigo tuyo.
fisonomista que examinara los rasgos faciales Se trata de un refrn aborrecible, ya que viene
de Scrates le atribuira mal genio (tempera- a decir lo siguiente: Finge ante cualquiera
mento), aunque habra de reconocer que, gra- ser su amigo, pero sin serlo de verdad.
cias a una prctica continuada, esa predisposi- Los rasgos distintivos del buen carcter
cin anmica ha quedado configurada en un son:
buen carcter. E l buen talante supone un tem-
peramento bienintencionado. A uno mismo le 1) Ostentar permanentemente una bon-
resulta muy complicado llegar a conocer su dad universal que no se basa en el mero inters.
propio carcter. E l buen carcter puede ser 2) No malversar la confianza de los
negativo o positivo. E l negativo no es sino la dems. No se debe divulgar aquello que nos
ausencia del mal carcter, cuyas tres notas ha sido participado de un modo franco y sin
distintivas son: a) la mentira, b) la falsedad o reservas, pues tales confidencias establecen
afectacin, y c) la rastrera adulacin. Pues automticamente una especie de pacto. U n
con todo ello uno sacrifica su estima, y un hombre que lo cuenta todo, sin diferenciar
hombre de autntico carcter ha de saber entre lo que puede ser contado y lo que no, es
apreciar sta. L a lisonja hipcrita, el tono indiscreto e incapaz de poseer carcter algu-
amistoso que desaparece en cuanto damos la no. Pero, si es capaz de hacer esta distincin y
38 IMMANUEL KANT ANTROPOLOGA PRCTICA 39
luego hacer caso omiso de ella, es malicioso so de emotividad acaba por ahuyentar todo
(resultndonos despreciable orle hablar mal buen carcter. L a inclinacin puede variar en
de alguien que lleg a creerle digno de su cuanto desaparece su causa. E n esta misma
amistad). lnea se hallan las tesis de Hutcheson: aquello
3) Uno no debe limitarse a aborrecer el que se siente como bueno constituye un
mal, sino que tambin ha de hacerle frente y deber; quien carece de un alma sensible es in-
no guardar silencio cuando la malediciencia capaz de reconocer deber alguno. E igual-
hace acto de presencia. mente contrarios al carcter se revelan los
4) Se debe albergar autntico pundonor y preceptos religiosos basados en el temor y el
no ambicin ni vanidad. No se debe tratar con castigo, y no en principios morales, as como
infames, pues eso es lo que significa noscitur la prctica del bien bajo el respecto de la uti-
socas qui non... lidad.
Ciertas ocupaciones brindan mayor oportu-
No hay nada deshonroso en que alguien nidad que otras a la configuracin del carc-
distinguido trate a un inferior de buen carc- ter. Los poetas cuentan con una gran flexibili-
ter, pero cuando un inferior de buen carcter dad para observar y adoptar toda suerte de
113 tiene tratos con un noble de mal carcter ello caracteres, por lo que no pueden poseer uno
denota vanidad y no autntico pundonor. L a muy determinado. Esto tambin se advierte
vanidad es algo que no posee valor alguno en en sus biografas, como es el caso de la de
s mismo y que slo adquiere aqul a travs de 2 5
Young . Actores, msicos, danzarines, etc.,
la moda. Las mximas no deben seguir los dic- tampoco tienen, sino rara vez, un carcter
tados de la moda. L a benignidad del tempera- firme, ya que aman la versatilidad, y esto no
mento debe ser diferenciada de la del carc- se compadece con el carcter. De ah que slo
ter. Aqul quiere lo bueno en funcin de la la gente con poca predisposicin a forjarse un
inclinacin; ste, por mor del deber. L a doc- carcter pueda convertirse en poetas y msi-
trina acerca de la ternura del corazn, de una cos. Los intelectuales, al interesarse nica-
mera compasin que no se ve sustentada en mente por la ciencia, suelen verse por lo gene-
principios, resulta muy contraria al carcter. ral menos sujetos a las pasiones, y ello les
24
G e l l e r t se equivoc al centrar su moral ms hace ms proclives a ostentar un buen carc-
en la inclinacin que en el deber, pues el exce- ter. Esta particularidad es observada por

4
- Se trata del poeta Chr. Frchtegott Gellert (1715-1769), Edward Young (1684-1785), conocido sobre todo por su
cuyas Lecciones morales fueron publicadas postumamente en obra Complaint or Night Thoughts on Life. Death and Inmorta-
1770. lity (cfr. Menschenkunde, p. 305).
40 IMMANUEL KANT ANTROPOLOGA PRCTICA 41

David Hume cuando seala que no resulta la naturaleza, sino que debe ser adquirido.
fcil encontrar, entre quienes han hecho del Esta adquisicin viene dada:
estudio su profesin, una excepcin a la hon-
113' radez. Sin embargo, tambin segn Hume, el 1) a travs de la educacin, que en el caso
clero cae con facilidad en el disimulo y la hipo- de los hombres debe basarse en principios y
cresa cuando carece de una buena prepara- en el de las mujeres en el honor;
cin; con ello no deja mucha iniciativa al pue- 2) mediante la reflexin y el conversar
blo y se abstiene de llevar a cabo una labor sobre cuestiones morales con amigos que ten-
que siempre podra acometer. Resulta iluso- gan disposiciones para ello;
rio exigirle tanto. Los soldados y los burgue- 3) gracias a la solemne adopcin de sli-
ses son ms propensos al buen carcter, al dos principios. A este abandono del regi-
verse menos incomodados. Rstica gens... es miento de los instintos para ingresar en el de
un principio econmico brutal, como dice Sul- los principios podra denominrsele renaci-
2 6
zer . Tampoco es bueno presuponer maldad miento filosfico.
en todos y cada uno, ya que me incluira a m 4) E l velar por la inviolabilidad de los
mismo entre los malintencionados. E n el te- principios. Uno debe ser objeto de respeto in-
rreno del carcter el mayor defecto es la falta cluso ante sus propios ojos.
de reflexin. Su perversin es la falsedad. E l
defecto del carcter puede tener ms de una
causa. As, el adagio rustica gens, ptima flens
pessima ridens. Dichos como cada uno para
s y Dios para todos, etc., pueden hacer irre-
flexivo a un hombre al ensearle mximas fal-
sas y endurecer con ello su corazn. Afirmar
que Dios aborrece a los paganos, acaso no
puede ser malinterpretado y dar lugar a que
los hombres se odien entre s? E n resumidas
cuentas, quien se deja guiar por los ejemplos
no posee una disposicin que sea proclive a la
forja del carcter, pues ste no dimana de

2 6
Johann Georg Sulzer (1720-1779); cfr. Ak., VII, 332-
333 n.
ANTROPOLOGA PRCTICA 43

as ms refinadas. E l germen de la naturaleza


se desarrolla entre el gnero femenino ms
que en el masculino dentro de un estado de re-
finamiento. L a debilidad femenina es algo im-
puesto por la naturaleza, tal y como el vigor es
propio de la naturaleza masculina. Pues los
hombres se hacen querer de las mujeres con la
ayuda que pueden prestarles. De ser iguales
sus fuerzas, la realidad sera muy otra. Cuan-
S E G U N D A SECCIN do debe tener lugar una unin, sta no puede
basarse en la simetra, sino en una necesidad
EN TORNO AL A UTNTICO CARCTER mutua. A la debilidad del sexo femenino se la
DEL SER HUMANO denomina femineidad. L a naturaleza ha
querido que no fuera temeraria aquella parte
del gnero humano a quien le incumbe la pro-
PRIMER CAPTULO creacin. Por otra parte, por medio de dicha
femineidad la mujer llega a gobernar incluso
El carcter del gnero 114' al hombre. L a simetra socava la unin entre
dos personas. sa es, por ejemplo, la causa de
que dos profesionales de la misma especiali-
Todos los productos artsticos requieren de dad no suelan ser grandes amigos. L a mujer
cierto arte, independientemente de que preci- es dbil por naturaleza y el hombre es dbil
sen mayor o menor mpetu. L a naturaleza ha por su mujer. David Hume constata el hecho
querido la felicidad de ambos sexos. E l cuer- de que las mujeres no se enfadan cuando se
po y el alma de la mujer no se han visto dota- bromea con su sexo, mientras que no saben
dos por naturaleza de tanta fuerza como los encajar sin enojarse terriblemente las bromas
del hombre, por lo que hubo de otorgarles un relativas a su pareja. (Sobre ellas mismas ad-
mayor arte a la hora de aplicar sus fuerzas, lo miten cualquier indiscrecin salvo la relacio-
cual resulta ms sencillo en el caso del hom- nada con la edad.) Las mujeres saben bien
bre. E l hombre est hecho para la naturaleza que el gnero masculino no dejar nunca de
y la mujer para el hombre. E n ltima instan- tenerlas en alta estima, y por eso no se toman
cia, la mujer gobierna la naturaleza a travs en serio ese tipo de chanzas; sin embargo, s
del hombre. E l carcter femenino debe ser parece preocuparles que su estado matrimo-
observado en el estado civilizado y quiz nial pueda llegar a ser tratado con desdn.
tomar como paradigma del mismo a las parisi- Esto las enoja porque les hace perder su in-

[42|
44 IMMANUEL KANT ANTROPOLOGA PRCTICA 45

fluencia sobre los hombres y su estima podra ro femenino como al masculino. As, por
quedar muy denigrada. Nunca debe uno bur- ejemplo, para el entendimiento masculino
larse de la femineidad, pues nos estaramos cabe adoptar un criterio enteramente diverso
burlando de nosotros mismos, habida cuenta al del femenino. E l hombre piensa conforme a
de que por medio de ella el otro sexo domina principios; la mujer, tal y como piensan los
al masculino. Este dominio alcanz sus cotas dems; si bien sta se adhiere a la opinin ge-
ms altas en los tiempos de la caballera, aun- neral para obtener una aprobacin que no po-
que todava puedan encontrarse algunos ras- dra conseguir en caso contrario. E l honor del
gos tpicos de aqul en los duelos a la espao- hombre se cifra en s mismo; el de la mujer, en
la. L a mujer an podra incrementar el do- algo externo. E n materia de religin la mujer
minio que sus encantos ejercen sobre el varn no ha de cavilar, sino asumir cuanto diga la
si fueran educadas con franqueza, y no bajo iglesia. Con respecto a su honor, las mujeres
coaccin, en todo lo relativo al honor. Debe dependen de lo que la gente diga de ellas,
serles mostrado el lado inconveniente y poco mientras que los hombres deben enjuiciarlo
amable del vicio. Con dicha educacin la por s mismos. Las mujeres no ven sino lo que
mujer se mostrara menos apocada y ms se- los dems dicen acerca de ellas; los hombres
gura de s misma en sociedad. E n cambio, jo- reparan en lo que se piensa de ellos, cuando se
vencitas de gran vala y mucho coraje se vuel- les juzga de un modo imparcial. Por lo que
ven muy tmidas al ser introducidas en so- atae a los sentimientos, el honor debe ser el
ciedad por mujeres bien educadas. mvil del hombre, y la virtud el de la mujer.
1 1 5
Las mujeres no muestran respeto alguno E n cuanto al patrimonio domstico, al hom-
por los hombres, a quienes gustan de tratar bre le corresponde ganar y a la mujer ahorrar.
como a tteres jugando con su narcisismo. Y , Por eso reciben las mujeres regalos antes que
por otra parte, a los varones muchas veces les los hombres, mientras que stos se creen obli-
encanta convertirse en muecos de las damas. gados a mostrarse obsequiosos. Tambin es
E l gnero femenino se muestra solidario en aconsejable que las fminas no sean dadivo-
este sentido. E l sexo femenino ampla la cul- sas, pues ignoran lo que cuesta adquirir las
tura del masculino principalmente en dos fa- cosas. A l margen de su inters particular, el
cetas: 1) lo til, y 2) lo bello. Las mujeres no varn se interesa por la cosa pblica, en tanto
poseen un gusto tan refinado como los hom- que la mujer se restringe al inters domstico.
bres. Pues, al ser ellas mismas un refinado ob- Si las mujeres velaran por la guerra y la paz e
jeto del gusto, cultivan con su sola presencia intervinieran de algn modo en los asuntos de
el del varn, mas no el suyo propio. Existe Estado, ello sera un pequeo desastre (de ah
una gran diferencia especfica entre cualida- que en Polonia no exista una autntica forma
des homologas que acompaan tanto al gne- de gobierno), puesto que slo se preocupan
46 IMMANUEL KANT ANTROPOLOGA PRCTICA 47

por la tranquilidad y no se dejan inquietar Las mujeres en busca de su hombre dan lugar
sino por los intereses particulares. Pocas mu- a una rivalidad que se trasluce en la propia
2 7
115' jeres han hecho tanto como las de Job y S- moda, al creer que la vestimenta les hace ms
crates. L a de Job estaba preocupada por su atractivas ante los hombres. Las mujeres no
generosidad y le hizo suprimirla, porque la se acicalan a causa de los varones, sino para
tena por causa de su desdicha. L a de Scrates cobrar ventaja sobre sus competidoras. Ante
le pidi que abandonara su empresa de mejo- el hombre prefieren aparecer de trapillo. Las
rar el mundo, si bien, al comprobar que tam- mujeres rehusan, los nombres aceptan. Ellas
poco as se cuidaba de los intereses domsti- deben ser as para no depender excesivamen-
cos, esto es, de que no le traa regalos, le dej te del hombre. A l ser el varn quien tiene que
campar por sus respetos; por lo dems, Scra- declararse, siempre cabe a la mujer despre-
tes estaba muy contento con ella. Richard- ciar dicha oferta, habida cuenta de que a ella
2 8
son , el autor de Pamela, Clarisa y Grandi- no le es posible elegir cundo realizarla. E n la
son, test ante un librero londinense a favor eleccin el hombre se muestra siempre ms
2 9
de una mujer que supiera recitar a Cicern delicado que la mujer, y sta ms delicada en
3 0
y a Sneca , mas con el siguiente codicilo: las apariencias. Pues no le queda sino aceptar
Como me ha dicho mi hermano, a condicin o rechazar, sin poder tener la iniciativa, cosa
de que no le repugne haber ledo en directo a que bien le gustara. Suele atender ms a los
Cicern; y se la encontr. L a mujer es impla- bienes de fortuna que al aspecto. Toda mues-
cablemente apasionada, pero siempre induce tra de afecto es entendida como un acto de
a su marido hacia el reposo. Las mujeres no se condescendencia por parte de la mujer y
muestran tan amigables entre s como los va- como un deber en el caso del hombre. Por
rones. Ello se debe a que los varones slo medio del rechazo la mujer atrae al hombre y
muestran inclinacin hacia una sola persona, puede continuar dominndolo en el matrimo-
mientras que las mujeres tratan de agradar a nio. E l hombre no intenta agradar a ninguna
todo el sexo masculino. E n su caso, dicha in- mujer ms, cuando ya tiene una, pero la
clinacin no puede limitarse a un solo sujeto, mujer casada s pretende gustar a otros. Pues-
pues de lo contrario se convertira en coquete- to que podra enviudar y nuevamente la elec-
ra o en un juego de seduccin premeditado. cin no estara en su mano. L a mujer soporta
los celos intolerantes del varn, mas no as la
suspicacia. Los celos tolerantes resultan algo
2 7
Personaje del Antiguo Testamento. ridculo, puesto que luego el varn no precisa
2 8
Samuel Richardson (1683-1785); cfr. Ak., VII, 163 y X V , hacer conjeturas y limitarse a su mujer, res-
347-348. pecto a la que tiene un privilegio exclusivo por ,
2 9
Marco Tulio Cicern (106-43 a . C ) . medio del matrimonio. Alguien que piensa de
3 0
Lucio Anneo Sneca (4-65).
48 IMMANUEL KANT ANTROPOLOGA PRCTICA 49

un modo tolerante con respecto a su mujer es fiesta, llevara a cabo su proyecto sin reparar
un cornudo. Esta expresin se deriva de unir en obstculo alguno. Sin embargo, cuando el
las palabras gallo y corzo, viniendo a sig- ministro le presente la indigente situacin de
nificar un capn que tuviera un cuerno en la las arcas y le hable de la conveniencia de ade-
3 1 3 2
cabeza . E l kaiser Carlos no poda sopor- cuar el nivel del gasto a lo recaudado median-
tar los celos en sus dominios e implant una te los impuestos, le inducir con ello a aban-
sociedad de maridos consentidos que se mos- donar su propsito, siendo sta la forma en
traban mutuamente tolerantes con respecto a que el prncipe reina y el ministro gobierna.
sus mujeres. E n el terreno de la botnica el De igual modo, el hombre debe ser el conse-
equivalente de tal amancebamiento vendr jero y el gua de la voluntad femenina. Una
dado por las cucurbitceas. E l vocablo rabe joven dama ejerce cierta tirana sobre los va-
correspondiente tambin se deriva de gallo. rones de ms edad, tal y como una mujer en-
L a mujer es cariosa en el plano de los senti- trada en aos puede verse dominada por un
mientos, mas no en el del modo de pensar, jovencito. E l amor conyugal es intolerante
como lo es el hombre. L a mujer carga en el por definicin. L a tolerancia y el amor conyu-
haber del varn toda clase de sufrimientos por gal representan una contradictio in adiecto.
la sencilla razn de que se ve incapaz de pade- Dicha tolerancia hace del hombre un objeto
cerlos. despreciable y odioso a los ojos de su mujer,
A menudo suele plantearse esta cuestin: para quien esa falta de posesividad no denota
quin debe llevar la voz cantante dentro de sino una escasa estima por su tesoro. E l liber-
la pareja? L a mujer debe ejercer su dominio tinaje previo al matrimonio por parte del sexo
en el matrimonio a travs de la inclinacin. E l masculino no es tan tenido en cuenta como el
hombre debe gobernar dicha inclinacin gra- caso contrario. L a libertad del hombre se ve
cias al entendimiento. Valga el siguiente restringida merced al matrimonio, en tanto
ejemplo: Si un prncipe quisiera organizar una que la mujer ampla la suya. L a mujer piensa
que el hombre, cuando ya tiene una mujer, no
ha menester alguno de buscar otra y, al repre-
3 1
sentar ella a todo su gnero, el varn no preci-
E l vocablo alemn Hahnrei (cornudo) parece derivarse sara de romper la fidelidad conyugal. E l ra-
de la conjuncin entre Hahn (gallo) y Reye, vieja forma de Rei-
gen (corro, danza), es decir, que su primitivo significado sera
zonamiento masculino sera ste: una mujer
el de corro de gallos (una especie de subsersin del orden que fue tan audaz de soltera y lleg a transitar
dado en el corral), y slo por degeneracin de Reye se llegara caminos prohibidos no mantendr ninguna fi-
a Reh (corzo), dndose as lugar a la imagen de capn cor- delidad conyugal, ya que ahora arriesga
nudo. menos al utilizar a su marido como cobertura.
3 2
Puede tratarse de Carlos VII (1697-1745) o de Carlos VI Con respecto a la familia, las mujeres son
(1685-1740).
50 IMMANUEL KANT ANTROPOLOGA PRCTICA 51
quienes suelen ocuparse por lo comn de edu- Hume hace a los ingleses. Y , desde luego,
car a los hijos, y sa es la razn de que se no deja de ser algo cierto, ya que, cuando
hable de nios mimados o enmadrados, cuan- los individuos poseen un carcter propio, no
do stas ponen demasiado celo en su cometi- constituyen uno en su conjunto. E l pueblo
do. E n trminos generales, a las mujeres les en cuanto tal carece, por tanto, de un
agrada sobremanera la vivacidad de los hijos carcter especfico, al no poseer uniformidad
varones, mientras que, por el contrario, la alguna.
educacin de las hijas viene quedando en
manos paternas. sa es la razn de que los Entre las naciones cultas de Europa cabra
hijos varones siempre quieran de un modo contar a: 1) los franceses, 2) los italianos,
muy especial a sus madres y se complazcan en 3) los ingleses, y 4) los alemanes, as como a
obedecerlas, constituyendo una suerte de no- los suizos, holandeses, daneses y suecos, ya
bleza el abandonarse al dominio materno y que todos estos pueblos se han ido entremez-
mostrarse sumisos con ellas hasta el final de clando con los pueblos germanos. Los italia-
sus das. Por eso no es aconsejable que el hijo nos especialmente con los ostrogodos, des-
se lleve consigo a su madre despus de casar- pus de Denina, habiendo ganado mucho con
117 se, ya que la mujer quedara convertida en un ello. E l gobierno feudal es oriundo de los pue-
cero a la izquierda dentro de las responsabili- blos germnicos y sobre l se sustenta el siste-
dades domsticas. Esto es algo que no rige ma actual, el cual es mejor que el anterior.
para con las hijas y sus madres. Como stas
profesan un mayor apego hacia sus padres, 1) E l pueblo francs ostenta un carcter
pueden llevar ellas mismas el gobierno de la muy maduro, dada la gran uniformidad que
casa sin dejarse comer el terreno por los pare- los individuos muestran entre s, al no tener
ceres maternos. un carcter propio demasiado arraigado. Son
harto volubles y tan pronto empequeecen lo
importante como al contrario. L a inoculacin
fue una moda efmera, que slo se suprimi
porque ya haba envejecido mucho. Se trata
SEGUNDO CAPTULO de la tierra del gusto por excelencia. E n esa
materia son originales y consumados maes-
Acerca del carcter de las naciones tros. Por lo que atae a la conducta, se mues-
tran civilizados al margen de la virtud, socia-
bles sin el objetivo de propiciar su bienestar
Cuando convergen muchos caracteres den- con ello y, tanto en sus reuniones como en sus
tro de un mismo pueblo, ste acaba por no representaciones teatrales, no toleran ningu-
tener ninguno. sta es una advertencia que na clase de ambigedad; asimismo son patrio-
52 IMMANUEL KANT ANTROPOLOGA PRCTICA 53
3 3
tas admirables sin tomarse el menor inters en a Mecenas , se reserva los mayores para dis-
ello. Su patriotismo se basa en la vanidad y no pensrselos a s mismo.
en la lealtad a la patria. Las francesas tienen E l point d'honneur hace una cuestio iuris de
U7- todo aquello que puede proporcionarles sin algo en litigio, arrogndose la potestad de
esfuerzo un radiante aspecto exterior. E n compulsar si se trata de algo justo o injusto.
cuanto autores, gozan de una gran populari- Se trata de una escrupulosidad concerniente
dad, debida en buena medida al hecho de que al honor que no se basa en conceptos ni en
las reuniones sociales no son tan cerradas mximas. Por lo comn suele uno represen-
como entre los alemanes y se da una mayor tarse a los franceses como faltos de un honor
amabilidad entre las distintas clases. L a popu- genuino, pero es un error hacerlo as. Slo
laridad representa para ellos el summum entre los franceses se encuentra gente capaz
bonum y constituye la caracterstica principal de rebasar su deber en el combate movida por
de los franceses, que observan idntica con- el honor.
ducta al margen de su estrato social. Bien De hecho, este point d'honneur constituye
puede decirse que uno se encuentra aqu con un casus conscientiae que primero da lugar a
el saber hacer, tal y como en Inglaterra se los torneos entre caballeros y ms tarde al
topa con la ms vasta erudicin. Existen en duelo. E n un principio, no poda entablar un
francs ciertos vocablos que no pueden ser duelo quien iniciaba la gresca, sino que era el
bien traducidos al alemn, habida cuenta de ofendido quien impona las condiciones del
que expresan cualidades especficas de su ca- mismo. E n Francia existe un tribunal del point
rcter; v.g., frivolit, una inclinacin del lite- d'honneur integrado por mariscales, donde
rato a engrandecer lo pequeo y a empeque- acuden a quejarse tanto la nobleza que pre-
ecer lo grande, que se ve acompaada de un tende no saldar sus deudas por causa de su
gusto por la stira cuando no se sale con la honor como quienes alegan su falta de honor
suya. Esto es lo que ocurre tambin con la pa- por esa misma razn.
labra conduite, cuyo significado se aproxima Petit-maitre denota el caso de quien exagera
al de un buen modo de vida. Galanterie es una sus responsabilidades o posesiones. L a expre-
especie de cortesa desmedida que est desti- sin fue acuada por el mariscal du Comte. Se
nada a adular la inclinacin y la vanidad de al- denomina petit-maitre a quien se excede en
guien en particular; dicha galantera puede materia de costumbres y maneras. No cabe
tener tambin a un varn como destinatario traducirlo por dandi o por elegante, dado que
de ella. Entre los griegos y los romanos era slo nos hallamos ante un mono aseado. Un
esto algo enteramente desconocido, como i V
cabe apreciar a travs de las Odas de Home-
ro, quien, aun cuando tribute grandes elogios

Cayo Cilnio Mecenas (60. a.C.-8 d.C).


54 IMMANUEL KANT ANTROPOLOGA PRCTICA 55
petit-maitre es aquel que adopta el tono de la obtener alguna diversin a cambio. sa es la
corte en cualquier reunin social y aparenta razn de que la corte se cuide de organizar
ser persona de mucha confianza en palacio. festejos constantemente. Todo sabio se es-
Quien imita pero se queda en eso no es sino fuerza por presentarle un libro. Todos hablan
un mico. calurosamente acerca del rey. Pero esto no se
tourderie es el modo de decir algo con debe a que le profesen lealtad, vindose inspi-
cierta libertad. rado ms bien por la vanidad de creer incre-
Coquetterie significa el jugar premeditada- mentado su propio lustre al honrar a un rey
mente con los encantos para poner de mani- esplndido. E l francs es ms apreciado cuan-
fiesto un deseo demasiado evidente. No se do, con el paso de los aos, se desprende de la
debe traducir por cortejo. tourderie. Sin embargo, resulta odioso cuan-
Los franceses caen en todos estos defectos do deja traslucir su carcter, ya que tiene a su
por extremar la cortesa. nacin por la nica juiciosa y se muestra sat-
Francia es tambin la tierra de las modas. rico con todas las dems. De igual modo, con-
E l uso de una manera en sus inicios constituye sidera que su idioma es el mejor y que todos
la moda, que cesa en cuanto dicho uso se ge- deberan aprenderlo; por eso no se ren cuan-
neraliza. No es Versalles, sino todo el pueblo do corrigen a un alemn que comete algn
de Pars, quien dicta la moda, y la corte debe error al hablarlo, a quien tratan como si fuera
limitarse a juzgarla posteriormente. Los un alumno suyo. Lo que resulta inevitable es
orientales se muestran indiferentes a las cos- rerse cuando ellos aprenden a hablar alemn,
tumbres relacionadas con su vestimenta, que puesto que lo hacen con el desenfado propio
cambia tanto como sus signos grficos, desco- de su carcter. sa es la razn de que rara-
nociendo el fenmeno de la moda. sta pro- mente lleguen a aprenderlo bien, ni tan si-
viene la mayora de las veces del teatro. E n quiera a pronunciar correctamente tal o cual
Francia las damas marcan el tono, y a la que nombre. Ello se deja ver tambin en sus escri-
as lo hace se la llama dama de bon ton (tono tos. Los franceses no son aseados, pero s gr-
significa aqu el valor conforme al cual se esti- ciles. Los ingleses son los ms atildados y
ma una cosa). Las damas que dan lugar a ello hacen gala de baarse todos los das. Grimm
reciben el nombre de bureaux d'esprit. dice: Basta con visitar la cocina francesa
118' Se denomina prude a una forma afectada de para perder el apetito en la mesa, ya que los
castidad, y pretieuse a la que reclama respeto fogones estn muy bajos y tan pronto escupen
tambin de un modo afectado. como se suenan la nariz. Los franceses son
Los franceses se interesan por todo cuanto muy corteses con los forasteros, mas nada
acomete su rey. Se muestran solcitos a sobre- hospitalarios. Las mujeres son muy despabi-
llevar la carga de cualquier tributo con tal de ladas; no son guapas, pero s atractivas, y son
56 IMMANUEL KANT ANTROPOLOGA PRCTICA 57

muy amenas, aunque poco hacendosas. Y , bn lleg a ser rey de los espaoles, no le fue
segn Rousseau, las amistades femeninas se- posible modificar sus costumbres. Quiz sea
119 ran ms fieles que las masculinas. Los france- responsable de ello su ancestral sangre moris-
ses gustan mucho de las buenas palabras y no ca. Actualmente son los antpodas de los fran-
saben vivir sin ellas; suaviter in arte sed non ceses y demuestran un firme apego por sus an-
fortiter in re. Son amantes del ardid incluso en tiguas costumbres; al igual que los pueblos
el terreno de la filosofa; de ah que sus escri- orientales, viven aislados y sin prestar mucha
tos no brillen por mucho tiempo. E l francs es atencin a las ciencias. No les gusta viajar, ni
minucioso, pero no sabe prescindir del inge- ' tampoco aprenden francs. La palabra gran-
nio y prefiere sacrificar la minuciosidad antes dezza designa muy bien el porte que adopta
que renunciar a ste. Por lo que atae a las cualquier campesino, sustentado en el alto
leyes, son muy severos y sus procedimientos concepto que tienen de s mismos. Los comer-
judiciales resultan tumultuarios. L a polica ciantes poseen un talante noble y exquisito,
ejerce una autntica tirana, y en cualquier siendo sin duda los ms honrados del mundo.
momento puede sobrevenir una lettre-de- Cuando estall una de las guerras mantenidas
cachet, cual si de un rayo se tratara. Las leyes por Espaa e Inglaterra, se promulg un edic-
criminales son muy severas y se aplican sin to para que no se abonaran las facturas de los
ningn gnero de formalismos. L a mayor in- comerciantes ingleses; sin embargo, s salda-
tolerancia convive con una absoluta falta de ron sus deudas, aun cuando arriesgaban su
fe, pero el gobierno cree que, como los fran- vida en ello. Su mesa est mal surtida. Comen
ceses son tan veleidosos, los protestantes tarde, poco y mal. Un viajero alemn y su s-
pronto dejarn de verse acogidos por la tole- quito causaron sensacin en este sentido,
rancia. L a historia de los protestantes y el puesto que, como consuman tanto, los espa-
caso de Jean Calas 3 4
constituyen un buen oles armaban un gran revuelo para ver
ejemplo de ello. Luego echan mano de la comer a los alemanes. E n Zaragoza salieron a
rehabilitacin; slo una vez que han ahorcado su encuentro para evitar que llegasen a la ciu-
al inocente aciertan a encontrar slidas prue- dad, temiendo no tener suficientes alimentos
bas para restituirle su honor. As fue como para ellos.
qued rehabilitado Jean Calas. Esta nacin cuenta con pocas diversiones.
Slo una danza, llamada fandango, parece es-
2) Aunque un prncipe de la casa de Bor- timular al pueblo, hasta el punto de que,
cuando alguien la interpreta, todo el mundo la
baila en las calles. Se trata de una nacin algo
1 4
(1698-1762). Como es bien conocido, este caso hizo re- cruel, tal y como muestran las corridas de
dactar a Voltaire su clebre tratado sobre la tolerancia. toros y su auto de fe, donde son quemados los
6 IMMANUEL KANT ANTROPOLOGA PRCTICA 59
3 5
sambenitos , as como quienes tienen mitras guardas y terminaron convertidos en aman-
de papel, en las que se ha pintado al diablo, y tes. Los sigisbeos o cavalieri serventes son pro-
algunas antorchas verticales; las teas inverti- piamente sirvientes de las damas, y un caba-
das slo significan el destierro. Tienen cierta llero de honor difcilmente puede aparecer
propensin hacia el romanticismo. E n Espaa con su mujer sin sigisbeo. Sus iglesias estn es-
las reformas son muy difciles de llevar a cabo, plndidamente adornadas con mosaicos y
dado su proverbial apego a las viejas usanzas; frescos. Saben vaciar sus bolsas, gastando el
valga como ejemplo que, siendo voluntad del dinero con esplendidez, pero tambin han sa-
rey suprimir el uso de la capa y de gran som- bido inventar todo para ponerlo en circula-
brero circular, para evitar que los malhecho- cin: la banca, los prstamos o la lotera,
res pasaran inadvertidos entre tanto emboza- como es el caso de Venecia. Ms de un artista
do, estall una revuelta en contra suya. ha tenido que desprenderse de sus obras por
esa razn. Entre los italianos la desigualdad
120 3) E n Italia el gusto artstico est tan patrimonial est muy marcada. E n Inglaterra
arraigado como en Francia el placer de con- hace tiempo que las cosas no son as. L a po-
versar. Los gondoleros cantan dos tan bellos lenta, una masa de maz turco, y las castaas
que muchos cantantes no podran mejorar. constituyen su alimento habitual. Su genio se
Los italianos son muy sociables al tiempo que despliega en todos los mbitos, y slo su pol-
harto prudentes. Son muy afectuosos y serios tica descansa sobre pilares muy resbaladizos.
a la vez. Estar relacionada su lasitud con L a corte romana es una buena muestra de esa
esa fuerte afectuosidad? E l francs es vivaz poltica. E n ella no faltan bandidos, asesinos y
sin afecto alguno y es muy partidario del jol- envenenadores.
gorio. Los italianos son muy jocosos, pero E n tiempos de Carlos V I cierta signora
3 7
pueden no soportar la chanza. Prefieren las Toffana dio con un veneno compuesto de
fiestas pblicas a las privadas, tal y como testi- arsnico y una hierba llamada combattaria,
monia, por ejemplo, el carnaval. Sus habita- 120' que mataba lentamente; slo fue descubierta
ciones son ms suntuosas que confortables. despus de haber eliminado a treinta hom-
Rousseau nos cuenta que tienen salones mag- bres, refugindose en un convento donde fue
nficos y duermen en cuchitriles llenos de
36
ratas. Los sigisbeos comenzaron siendo
rionario de la R . A . E . , nos parece ms adecuado a este contex-
l<> el sentido dado por Galds al trmino sigisbeo (cfr. La
incgnita, final de la carta XIX).
5
* En el original se lee Santonito y tambin Auto da Fe. Tal era el nombre de quien pasaba por inventora de la c-
*' Vertemos aqu la voz italiana cicisbeo, que suele traducir- Irhre agua tofana, un veneno muy poderoso que se utilizaba
se por chichisbeo (galanteo). A pesar de no estar en el Dic- l'oi osa poca en Italia.
IMMANUEL KANT ANTROPOLOGA PRCTICA 61

protegida hasta su muerte. Los italianos expe eos y su contenido es tan variopinto que agra-
rimentan una fuerte aversin por los tribun;i da tanto al ms listo como al ms mentecato;
les de justicia. A sus ojos stos son tan poco en las casas principales suele guardarse la
fiables como los esbirros. Poseen la vivcz;i prensa para la servidumbre, que no atiende
propia del francs, pero fijada por el entend I sino al juicio de su seor. E l ingls trabaja in-
miento. E n Francia predomina el gusto por l:i tensa y rpidamente, pero slo hasta la hora
vida social y en Italia el gusto artstico muy de la cena. Despus marcha a las tabernas
por encima de cualesquiera otros pases. El para discutir sobre poltica y religin. Muchas
fomento del gusto es la contribucin de los veces las charlas versan sobre futilidades,
franceses, corriendo el de la pompa a cargo de pero no dejan de cultivar el espritu de la na-
los italianos. cin. Poseen clubes maravillosos. E l bienes-
Las reuniones sociales de los italianos no tar est cada vez ms extendido en Inglaterra.
estn tan polarizadas por la cultura como l;is Se trata realmente de la tierra de las mqui-
de los franceses. Los asuntos financieros estn nas. Gracias a ello logran acortar y aligerar
siempre muy presentes y el principal objetivo mucho el trabajo, que resulta con razn el
de una velada es conocer a mucha gente. Por mejor pagado; de eso saben los franceses, que
el contrario, en Francia se cultivan de una cuando necesitan instrumentos astronmicos
forma extraordinaria, y quien, tras pasar un de precisin se ven obligados a importarlos de
ao all, no aprende nada, es que no puede o Inglaterra. De sus trabajos resaltan la senci-
no quiere hacerlo. llez y la uniformidad, destacndose sobre
todo su utilidad. Siempre cabe aprender algo
4) Respecto a los ingleses, David Hume de sus escritos. Estn tan bien confeccionados
hace la observacin de que cada cual cuenta que nunca quedan preguntas en el aire des-
con un carcter especfico dentro del conjunto pus de leerlos, si as lo ha querido el autor.
de la nacin. Ciertamente, en ningn otro No es se el caso de los escritos franceses.
pas cabe encontrar tantas particularidades 3 8
Montesquieu , uno de sus ms grandes
como en Inglaterra. Poseen un singular con- pensadores, esboza en su obra El espritu de
cepto de la respetabilidad. Aparentan odiar las leyes unas ideas que adolecen de realidad.
toda mimesis y, sin embargo, son amantes de Ningn Estado quedar mejorado gracias a
la moda. L a obstinacin es con frecuencia un ese libro. Adems, abundan demasiado las in-
rasgo del necio, pero tambin de un carcter geniosidades. E n el captulo dedicado al go-
firme. A l igual que en Francia impera el bon bierno desptico dice: Cuando el salvaje de
esprit, aqu lo hace el bon sens y cuentan con
mejor instruccin que en cualquier otro lugar
Los ingleses son grandes lectores de peridi-
Charles de Secondat, barn de Montesquieu (1689-1755).
62 IMMANUEL KANT ANTROPOLOGA PRCTICA 63
la isla de Java quiere tomar el fruto de un misma falta de ceremonia que preside todo su
rbol, lo coge y se lo come. sta sera una trato social. Sus platos son excelentes, si bien
imagen del gobierno desptico que, por su- carecen de la parafernalia propia de los ale-
puesto, es vlida, pero no constituye por s manes. Los alemanes son la nacin ms hospi-
sola todo un captulo. Los ingleses son corte- talaria por lo que atae a las formalidades del
ses sin tanta ceremonia y su sentido del humor 4 0
agasajo. Eso le dijo Bossuet a Paoli cuan-4 1

es tan original que el francs siempre llevar do ambos estuvieron en Alemania.


las de perder en ese terreno. E l antagonismo Los ingleses viajan, como los franceses,
entre ingleses y franceses, as como el odio para desdearlo todo. Cuando estn de viaje
que se profesan mutuamente las dos naciones, no tratan sino con otros viajeros de su misma
estriba en sus distintas formas de gobierno. E l nacionalidad, o incluso de su mismo club, y no
francs sigue a su rey por mera vanidad. E l in- salen de las fondas; en cambio, el alemn s se
gls no tolera el porte regio y ama la libertad. esfuerza por conocer las tierras que visita en
E l francs, en cambio, intenta potenciar al sus viajes. E s sorprendente la pobre nocin
mximo el aspecto de su rey. Se da aqu todo que los grandes gegrafos ingleses tienen
un contraste entre los atributos del esclavo y sobre otros pases, como ilustra lo que acerca
del salvaje. 4 2
de Prusia dice Guthrie , quien edit con
4 3
121' Si el ingls nos considera simios, por esa Gray la historia universal del mundo.
misma regla de tres cabra tenerle a l por Inglaterra es el paraso de las mujeres.
oso. E s corts, mas no sabe granjearse simpa- Junto a toda la galantera del caballero fran-
tas. Halla placer en la obstinacin y se deja cs, la mujer gobierna en Inglaterra ms que
incomodar lo menos posible por los dems. en Francia. E n sus viajes son muy apreciadas
3 9
Segn el relato que hace Scharp de su viaje, por los hosteleros, ya que gastan mucho; de
en Francia todo es corts, salvo las fondas, y ah que, por ejemplo, en Roma sean las ex-
en Inglaterra todo es descortesa, a excepcin tranjeras ms estimadas.
de las hospederas. E n Francia se derrocha la
cortesa cuando se trata tan slo de cumpli- 122 5) Entre los alemanes predomina el tem-
dos; sin embargo, a la hora de prestar un ser- peramento flemtico. Se trata de un pueblo
vicio de verdad, no estn en casa. Entre los in-
gleses se da justo el caso contrario. E l ingls
es hospitalario, aunque no guste de tener invi-
tados. Se limitan a tratar al extranjero con la "' Jacques Bnigne Bossuet (1627-1704).
" Desconocemos de quin se trata.
4 2
William Guthrie (1708-1770).
11
Tampoco aqu hemos logrado averiguar ningn dato rela-
Samuel Scharp (1700-1778). livo a la persona en cuestin.
IMMANUEL KANT ANTROPOLOGA PRCTICA 65

con pocas mezclas. E l mecanicismo represen- doquier, all donde no impere la opresin reli-
ta para ellos el mayor estmulo que pone todo giosa. Estn algo ms cultivados que los
en marcha; el orden se da en todos los mbi- rusos, polacos, etc. Sin embargo, su meticulo-
tos. As existe cierto mecanicismo en el go- sidad resulta contraria al genio, con respecto
bierno y sobre todo en su ejrcito, que gracias al cual se hallan por debajo de los franceses,
a ello es el ms potente; ni los franceses con ingleses e italianos. Slo trabajan continuada-
todo su patriotismo ni los ingleses con toda su mente en algo cuando esto atae a su laborio-
temeridad pueden lograr lo que los alemanes sidad. Tan pronto como se trata de una cues-
con su mecanicismo. Son buenos inventores tin de ingenio se la dejan a los franceses. Sin
en todo aquello que pueda ser deducido a par- 4 5
duda, Kepler descubri las trayectorias de
tir de la observacin y de la experiencia. Su 122' los planetas, pero slo Newton pudo defi-
talento descuella sobre todo en el campo de la nirlas con exactitud gracias a su descubrimien-
qumica. Aun son mejores descubridores que to acerca del peso de los cuerpos. Otro tanto
inventores. E n el plano de la cortesa se mues- ocurre en el campo de la qumica. E l anlisis
tran meticulosos e incmodos. Desde luego, del aire es llevado a cabo por Black en 4 7

son incapaces de adoptar el air degage de los Edimburgo. E l alemn cuenta con el talento
franceses. Invariablemente son algo torpes, y del estudio y de la serenidad, pero posee ms
nunca cabe dar con un buen actor alemn. Los discernimiento que ingenio. Establece con
alemanes lo traducen todo, al punto de que todo fundamento y exactitud distincin tras
resulta aconsejable aprender su lengua, pues distincin, presa de una titulomana. Habla
esto casi permite prescindir de todas las acerca de una persona en singular y en plural.
dems. Los alemanes no tienen orgullo nacio- E l idioma alemn es muy rico en sinnimos,
nal alguno. Ciertos autores pretenden alen- razn por la cual resulta ms apto para la filo-
tarlo ahora, pero sin embargo se trata de una sofa que el francs, donde abundan demasia-
buena cualidad que no debiera verse aniquila- do las palabras con muchas acepciones. Se
da. L a causa de ello estriba en el hecho de ha- trata de un idioma muy puro, en el que ense-
llarse divididos en muchos Estados pequeos, guida se advierten las adiciones de lenguas ex-
cuyo conjunto no constituye una nacin. Los tranjeras; v.g., Genie, que viene de ngenium
alemanes son buenos colonos y no dependen o genius. Esto es algo que no ocurre en otros
4 4
mucho de su patria. Cooke se encontr con idiomas. Los franceses, por ejemplo, toman
uno en Kamchatka y con otro en la isla de

Java, punto a partir del cual cabe hallarlos por
4 5
Johannes Kepler (1571-1630).
4 6
Sir Isaac Newton (1642-1627).
James Cook (1728-1779), el clebre navegante ingls. 4 7
Joseph Black (1728-1799); cfr. Ak., XV, 624.
66 IMMANUEL KANT ANTROPOLOGA PRCTICA 67
la palabra latina, y basta aadirle una termi- mejora de stos tienen que dejrselas a otros.
nacin francesa para que de inmediato no de- E s muy sistemtico y han revestido de siste-
sentone en absoluto, mientras que en alemn maticidad a ms de una ciencia; v.g., el dere-
una palabra extranjera introducida en un dis- cho pblico. Acepta de buen grado una refor-
curso solemne resulta enteramente ridicula. ma. Y Rousseau lleva razn al afirmar que la
E n cierta ocasin un predicador dio este colo- 4 9
propuesta del Abb de St. Pierre , sobre una
fn a su discurso: Si hacis esto, fomentaris federacin de pueblos donde los litigios de las
vuestro bienestar y yo quedar muy obliga- naciones quedaran resueltos merced a pleitos
tus. Los alemanes gustan de las diversiones en lugar de guerras, puede tener lugar. Ale-
que puedan verse vinculadas con la flema, mania podra ser su ncleo. Esto lo demues-
siendo stas la comida y la bebida. L a hospita- tran asimismo muchos ejemplos de litigios fe-
lidad alemana no descansa tanto en la amistad lizmente resueltos en la Dieta de Ratisbona.
como sobre la base de poder agasajarse uno a Damos por vistos a los daneses, suecos, ho-
s mismo al tiempo que a los invitados. Se landeses y suizos, como naciones germnicas
muestran muy disciplinados y asumen con que son.
gusto la disciplina. Esto lo consigue una mec-
nica y escrupulosa educacin en la escuela. 6) Entre los polacos cunde, por lo que
Disposiciones como las detalladas en la carta atae a la Constitucin poltica, una atroz li-
Imitationes Ciceromanae u otros documentos bertad respecto de las leyes. A esto puede
por el estilo reprimen todo ingenio y cual- atribuirse principalmente la doma de los pola-
quier capacidad inventiva a costa de crear el cos, que suele compararse con las hostilidades
hbito de la meticulosidad ya en plena juven- de los antiguos alemanes. Son vivaces, pero
tud. E n el trabajo son pacientes, si bien su la- sin demasiado ingenio ni inventiva. No cabe
boriosidad no se muestra tan eficaz como la encontrar ningn,buen escritor original entre
de los ingleses. Poseen muchos conocimientos sus filas. Los polacos son irreflexivos y por eso
literarios, y sa es la causa de que proliferen gustan de tomar a los franceses como modelo.
tanto las citas en sus escritos, aunque parece No son buenos anfitriones y les cuesta aflojar-
que cada vez menos. se el bolsillo, dado que, aun cuando quisieran
123 Dejan muchos vestigios en el campo de la hacerlo, nunca tienen dinero. Les gusta la
4 8
invencin (v.g., Otto von Guericke y la suntuosidad, mas no as la higiene. A l bailar
bomba neumtica), pero no saben sacar partido describen bien su carcter. Comienzan con
a sus descubrimientos. L a posterior ejecucin y una grandezza espaola y terminan con una

(1602-1686). Charles-Irene Castel de St. Pierre (1658-1743).


IMMANUEL KANT ANTROPOLOGA PRCTICA 69

mazurca. E l polaco se deja conducir con faci- son difciles de conducir; si bien cuando pola-
lidad, mas no as civilizar. E n Polonia no hay cos y rusos se dejan conducir merman sor-
clases intermedias, sino nobleza o campesina- prendentemente a los franceses. Los rusos
do. A l gentilhombre le llaman chlopiec. All son muy amantes del comercio, y por eso la
las mujeres estn en el epicentro del gran industria o el artesanado no son tan corrientes
mundo y los principales asuntos de Estado se all como en otras tierras. Los campesinos
tratan en sus habitaciones. Los polacos aman rusos se ven obligados a ser autodidactas, al
la libertad personal, pero pueden vender a su tener que fabricarse ellos mismos sus ruedas,
patria llegado el caso. Son muy ceremoniosos carros y trineos. Los campesinos rusos han de
y siempre se tratan unos a otros con un seor viajar bastante para aprovisionarse de sumi-
mo. Son poco enrgicos y, desde luego, no nistros, y ello les hace ser bastante ms culti-
tan duros como los rusos. vados que los campesinos prusianos o suevos.
124 Y , en una nacin donde el campesino es muy
7) Los rusos tienen una frrea mentali- refinado, el conjunto de la nacin es bastante
dad. Se trata, en realidad, de una nacin asi- necio. Esto, que puede parecer una paradoja,
tica. Odian cualquier otra nacin y slo saben queda confirmado, sin embargo, por la expe-
olvidar ese odio en tanto que temen su pode- riencia y tiene asimismo una explicacin bas-
ro. Los sirvientes rusos se muestran leales tante sencilla. Cuanto ms cultivada se halla
para con sus seores tanto tiempo como dure una nacin, crece el nmero de personas es-
su fortuna, y contribuyen a incrementar su pecializadas que cultivan una especialidad
desdicha en cuanto cesa su buena estrella. Esa aprendida metdicamente. E l campesino po-
es la razn de que muchos rusos distinguidos dra entonces satisfacer sus necesidades a bajo
prefieran tener sirvientes alemanes. L a perfi- costo y dedicarse por entero a la agricultura.
dia, esa enemistad encubierta bajo la aparien- Los rusos no saben penetrar en el espritu de
cia de lealtad, es algo de lo que se inculpa a los las ciencias y tampoco pueden considerar ni
rusos. E l pseudoservilismo, ese oculto desa- comprender nada a partir de principios. Entre
cato revestido de una aparente obediencia, sus pintores cuentan con buenos copistas,
suele atribuirse a los polacos y es el que cabe pero nunca han tenido un solo pintor original.
apreciar en la servidumbre polaca. Suele tra- Se hallan muy inclinados a someterse al des-
ducirse por regla general en ejecutar lo con- potismo. A l igual que los pueblos orientales,
trario a la orden recibida. Se trata de un orgu- son incapaces de forjarse concepto alguno
llo mal entendido con el que se juega una sobre la libertad y por ello no la aman tanto
mala pasada al jefe. Este fenmeno tambin como los polacos. Los orientales no conciben
es bastante corriente entre los nios. Los una forma de gobierno al margen de la mo-
rusos se dejan disciplinar con facilidad, pero nrquica. De ah que al prncipe de Orange le
70 IMMANUEL KANT ANTROPOLOGA PRCTICA 71

llamen siempre rey de Holanda. L a Compa- las naciones. Cada cual es muy dueo de aa-
a de las Indias Orientales es personificada dir o quitar algo a este retrato, cuando cuente
bajo el nombre de John. De ah que .quienes con datos para ello y haya reflexionado sobre
eran enviados a la tierra de los cafres fueran el particular. Difcilmente puede evitarse que
considerados como hijos de la Compaa en una caracterizacin no se cuele de rondn
John y se les tuviera un enorme respeto; por muy a menudo la caricatura, slo que muchas
supuesto, la situacin cambi radicalmente veces el carcter de las naciones no pasa de
cuando supieron que se trataba de una com- ser una autntica caricatura.
paa comercial. Este grfico del carcter nacional quiere
Los turcos son honrados, valientes, sobrios, atender ahora a la Constitucin poltica, a la
formales y orgullosos. Dentro del pueblo forma de gobierno, a la educacin; en una pa-
llano cunde el sentido comn y, al margen del labra, a todo aquello que incide en el terreno
despotismo, albergan mucho orgullo y una de la antropologa.
gran confianza en s mismos. Entre ellos no
existe servidumbre alguna, ya que cuentan
con esclavos cristianos. E l gobierno es brutal.
No quiere adoptar ninguna cultura, ni tan si- T E R C E R CAPTULO
quiera disciplina. Los turcos llaman a Europa
Franconia, englobando bajo ese rtulo a En torno al carcter de la especie humana
todas las naciones europeas, porque francos
eran quienes capitanearon la invasin del Im-
perio otomano. Bajo esa misma ptica sim- L a especifidad del gnero humano se pone
plista, un viajero que recorriera Europa po- de relieve al compararlo con los animales. E n
dra dar estas someras definiciones: el orden de la naturaleza el hombre pertenece
124' 1) Francia, el pas de la moda; 2) Espaa, al reino animal, pero en el marco del cosmos
la tierra de los ancestros (pues se tiene tan en forma parte de la comunidad de seres racio-
cuenta a los antepasados que, muy a menudo, nales.
un duque se casa con la hija de un campesino
slo porque su linaje cuenta con una vieja y I) Considerado como un miembro ms
pura sangre espaola); 3) Italia, el pas de la del reino animal, las cuestiones relativas al ca-
suntuosidad; 4) Inglaterra, el de la extrava- rcter fsico del hombre podran ser stas:
gancia; 5) Alemania, la tierra de los rtulos;
6) y un pas, el de los turcos, podra ser deno- 1. Es bpedo o cuadrpedo por naturale-
minado como la tierra de la jactancia. za? Rousseau, por ejemplo, se inclina por lo
Se ha intentado dibujar aqu el carcter de segundo, adhirindose as a la tesis defendida
72 IMMANUEL KANT ANTROPOLOGA PRCTICA 73
por Boscati. Esta clebre anatomista italiano de la nodriza se vuelve acida con el consumo
repara en la posicin invertida cobrada por el excesivo de carne, debiendo rebajarse dicha
feto hacia el quinto mes de gestacin y seala acidez cocindola y echndole unas gotitas de
que, de marchar la madre a cuatro patas, el zumo de limn; sa es la razn de que, si el
nio se hallara en una posicin mucho ms ama de cra come carne muy a menudo, la
cmoda cual es la horizontal, indicando tam- leche de vaca resulte ms provechosa para el
bin que la circulacin sangunea se vera nio. -
mucho ms favorecida en ese caso, al no tener
que remontar buena parte del cuerpo; sin em- 3. Es o no un animal de rapia? E l hom-
bargo, otros han invertido estas observacio- bre no tiene fauces ni garras como los anima-
nes en pseudoparadojas partiendo asimismo les de rapia, pero su capacidad reflexiva le
de la estructura corporal. hace ms temible que la ms vigorosa de las
5 0
125 Linneo nos habla de homines diurnos y fieras.
nocturnos. Los albinos o dondos, un pue-
blo centroafricano, no pueden ver sino en la 4. Ha sido el hombre creado para vivir
oscuridad, y ello da pie a la mentada disquisi- en sociedad? E l ser humano no ha sido creado
cin. E l ser humano es capaz de vivir bajo para la colmena como la abeja, ni tampoco ha
cualquier tipo de clima, algo que no est al al- sido colocado en el mundo como un animal
cance de los animales. Merced a la razn, solitario. Por una parte, alberga una propen-
tambin puede adoptar su nutricin a cual- sin hacia la sociedad, al ser sus necesidades
quier producto terrestre o acutico. A orillas mayores que las de cualquier otro animal; sin
del Senegal los negros comen la tierra vegetal embargo, por otro lado, tampoco deja de in-
todava no podrida que el ro arroja como clinarse hacia la insociabilidad, ya que una so-
barro y que contiene algo de grasa. ciedad demasiado grande le coarta, le inco-
moda y le obliga a estar ojo avizor.
2. Es herbvoro o carnvoro? Por la con-
figuracin del estmago se le habra de contar 125' Cabe suponer que los hombres han ido des-
entre los integrantes del segundo grupo, dado terrndose mutuamente, rehuyendo las co-
que los animales hervboros disponen de un marcas estriles, de suerte que sin esa violen-
estmago mucho ms voluminoso. Las frutas cia no se hallara poblado todo el suelo
nos producen acidez y una serosidad alcalina, terrqueo.
tal y como testimonia la experiencia. L a leche
II) L a ndole del hombre cambia radical-
mente en cuanto se atiende a su condicin de
50
(1707-1778). inteligencia csmica.
74 IMMANUEL KANT ANTROPOLOGA PRCTICA 75

1. Cualquier animal sabe, merced al ins- 4. Qu hombre es mejor, el tosco del es-
tinto, lo que ha de hacer, a excepcin de los tado de naturaleza o el cultivado de la civiliza-
pjaros, que aprenden su canto de sus mayo- cin? E l mejor estado nos es an desconoci-
res. L a experiencia nos muestra que, cuando do, ya que ser aqul en el que se hayan
un pjaro todava no ha odo cantar demasia- desarrollado todos los grmenes del hombre
do a sus padres, puede adoptar el canto de al- tendentes a la mejor constitucin de la socie-
guna otra clase de pjaros. L a primera dife- dad civil.
rencia con el animal estriba en que al hombre Los dos trminos de la ilustracin y del pro-
todo ha de serle enseado. L a instruccin es greso humano son: el hombre tosco (estado
llevada a cabo por un preceptor que combina de naturaleza) y el hombre cultivado (civiliza-
la informacin con la disciplina. L a primera cin). E l estadio intermedio entre ambos es el
enseanza es la del lenguaje, puesto que de lo peor. E n el primero, el hombre era feliz de un
contrario no existira sino una nica lengua. modo negativo y, en el segundo, lo ser positi-
vamente. Dicho estadio intermedio queda re-
presentado por la poca del lujo, del refina-
2. L a segunda diferencia consiste en que miento del gusto y de la sociabilidad.
el hombre debe agradecerse todo a s mismo. Rousseau acierta plenamente al preferir el es-
Esto representa una gran muestra de respeto tado de naturaleza. Pero eso no es vlido con
por parte de la naturaleza, pero tambin cons- el estado civilizado, si bien slo se llega a l
tituye al mismo tiempo una pesada carga, cuando menos en nuestro globo por
dado que ello dificulta enormemente la tarea medio de grandes infortunios, como es el caso
de llegar a ser feliz, as como la de propiciar y de la guerra y sus funestas consecuencias,
mantener su bienestar. pues el dolor supone para el hombre un agui-
jn que estimula la actividad. Toda criatura
termina por alcanzar finalmente su destino,
3. Entre los animales, cada individuo al-
esto es, una poca de madurez en la que
canza su destino ya en esta vida. Entre los
puede desarrollar todas sus disposiciones na-
hombres, slo la especie puede alcanzar el
turales. A diferencia de los animales, en el
destino de la humanidad a travs del relevo
caso del hombre slo la especie alcanza su
generacional, de modo que cada generacin
destino a travs de diversas generaciones.
d un nuevo paso en el camino de la ilustra-
No deja de ser duro que sean otros quienes
cin con respecto a la precedente y logre
hayan de recoger los frutos de nuestros peno-
126 transmitir un orden de cosas algo ms perfec- sos esfuerzos; pero la experiencia, es decir,
to. E l hombre no se debe a s mismo la ilustra- los anales de la historia de la humanidad en
cin en el terreno de las artes y de las ciencias, este caso, nos demuestra que no existe posibi-
sino tambin en el mbito de la moral.
76 IMMANUEL KANT ANTROPOLOGA PRCTICA 11
lidad de oponer reparo alguno ante tal orden posible antes de cumplir los treinta, mientras
de cosas. E l tosco estado de naturaleza en el que en el estado de naturaleza ya se es hom-
126' que los hombres, apegados a una noble inge- bre en las postrimeras de la adolescencia, al
nuidad, desconocan (si bien slo por ignoran- cumplir los diecisis aos. Esta contradiccin
cia) el imperio de las necesidades y de los de- planteada por el desfase existente entre las
seos, era bueno bajo algn respecto. Sin etapas naturales y las civiles en materia de
embargo, cuando los poetas y los filsofos til- procreacin da lugar a ms de un vicio (algo
dan a esa poca de dorada, no deja de darse que no ocurrira si el hombre slo cobrara su
cierta negligencia. Esa etapa constituy la capacidad de procrear en torno a los treinta).
poca de la ms burda ignorancia, un perodo E l hombre qued determinado por la natu-
durante el cual los hombres se alimentaban de raleza a conservar su especie, pero ella misma
los rboles al igual que los simios y eran inca- quiso tambin que abandonara el estado de
paces de atender sus necesidades. Los tiem- naturaleza. E n vista de lo primero el instinto
pos de pleno desarrollo cultural son los nicos de procreacin deba ser temprano, pero ello
que mereceran propiamente el nombre de dar origen a un conflicto al querer igualmen-
edad de oro. L a otra no es sino la infancia te apartarlo del estado de naturaleza, conflic-
del hombre, y slo quien quisiera ser un nio to que sirve de fundamento a multitud de
podra calificarla as. males.

5. Cmo ha sido posible que los hombres b) E l afn de enriquecer la cultura no


se hallan granjeado tantos males a travs de la guarda ninguna relacin con la extensin de la
cultura? vida, ya que, cuando un hombre llega a la se-
sentena y podra ser de gran provecho al pro-
a) Las etapas naturales no vienen a coin- greso cultural, se vuelve torpe y ha de legar su
cidir con las propias del estado civil, lo cual puesto a otro. Con todo, esto no deja de ser
origina una antinomia del bien y del mal. E n necesario, puesto que, de no darse tal relevo,
el estado de naturaleza la aptitud del hombre los hombres acabaran por eliminarse unos a
para propagarse y alimentar a su prole aflora otros. sa es la razn de que la sabidura de la
mucho antes. Conforme al estado de natura- providencia haya establecido dicha despro-
leza el hombre ya es capaz de procrear hacia porcin. L a propia cultura es la que nos hace
los diecisis aos, vindose igualmente facul- apartarnos del estado de naturaleza. A causa
tado para mantener a su descendencia. Segn de la desproporcin entre la curiosidad y la
los cnones de la clase media, el hombre se ve duracin de la vida, la cultura conlleva mu-
ciertamente capacitado para procrear, mas no chas incomodidades que el hombre ha de ex-
para mantener a su prole. Esto no suele ser tirpar por s mismo.
IMMANUEL KANT ANTROPOLOGIA PRCTICA 79
c) E l hombre es libre por naturaleza y los animales, debiendo ocuparnos ahora del
tambin por naturaleza son todos los hombres destino espiritual del ser humano. E n reali-
iguales entre s. Una vez ms el hombre se di- dad, cuando ste se haya verificado, ya no
ferencia de los animales, pues el ser humano cabr hablar de contradiccin entre ste y la
es un animal que precisa de un seor y que no determinacin animal. Rosseau en sus pa-
puede subsirtir sin un jefe. Y aqu vemos sur- radojas se limita a presentar una sola cara de
gir una nueva inconveniencia de la cultura, la moneda. Slo atiende a los perjuicios que
por cuanto es causa de desigualdad entre los aparentemente no se desprenden del estado
hombres al conllevar el sometimiento de los de naturaleza, mas no repara en los provechos
menos cultivados. E n ello se fundan precisa- que se derivan gracias a la cultura de ese anta-
mente las tres paradojas sealadas por Rous- gonismo entre la naturaleza espiritual y la na-
seau, a saber: turaleza animal del hombre, el cual no deja de
trabajar en pro del destino final del ser hu-
el perjuicio originado por la cultura o las mano.
ciencias; Valga como ejemplo el del muchacho que
el carcter lesivo de la civilizacin o la alcanza la edad de procrear, pero todava se
desigualdad de la Constitucin civil, si bien no ve insolvente para mantener a su prole; ello le
quepa concebir Constitucin alguna carente hace alejarse de la animalidad y aplicar sus
de desigualdad y que, por tanto, no vaya de fuerzas a la tarea de posibilitar ese sustento.
Todo lo cual coadyuva al nacimiento de las
alguna manera en detrimento del hombre *;
ciencias y las artes. E l mal se origina en el
el carcter nocivo de los mtodos arti-
seno del antagonismo de humanidad y anima-
ficiales tendentes a la moralizacin.
lidad, esto es, del conflicto que las disposicio-
nes naturales fsicas mantienen con las mora-
* Slo en la desigualdad propia del estado les. Los infortunios que inevitablemente se
civil podemos lograr civilizacin y cultura, a hallan insertos en el destino del hombre cons-
pesar de que dicha desigualdad resulte tan in- tituyen el aguijn que debe estimular su prc-
grata. Incluso la propia guerra, que represen- tica del bien. E n este orden de cosas el
ta el mayor de los males, constituye al mismo hombre cuenta con tres disposiciones natu-
tiempo el medio para el establecimiento de la rales, que son la pereza, la cobarda y la fal-
cultura y que se alcance el destino final del ser sedad.
humano.
1) L a pereza representa en ltima instan-
Hasta aqu no hemos hablado sino de las cia el estmulo de la aplicacin, constituyendo
determinaciones que el hombre comparte con por ello algo provechoso, sin siquiera llegar
80 IMMANUEL KANT ANTROPOLOGA PRCTICA 81
a tener en cuenta que, de no albergar dicha De Luc dice: Los hombres no son tan crue-
propensin, los bribones e incluso cualquier les como uno se imagina. Se ayudaran con
hombre en general frecuentaran an ms el gusto, de no tener cierta devocin por la false-
mal. A l fin y al cabo, es la perspectiva de una dad encubierta. Cuando se modifica parte
posterior pereza la que nos mueve a ejecutar de un rostro, desproporcionando algunos de
cualquier tipo de tarea. Nuestras fuerzas aca- sus rasgos, obtenemos una caricatura. Otro
baran por agotarse si la naturaleza no hubie- tanto ocurre con las cualidades morales del
ra dispuesto en el hombre el contrapeso de hombre; cuando se altera una aisladamente,
una inclinacin tal hacia el descanso y la inac- se echa a perder toda la proporcionalidad. E n
tividad. tanto que los hombres no se hallen plenamen-
te moralizados, es preferible que no sean del
128 2) Si todos los hombres fueran tan intrpi- todo sinceros. Los perjuicios que podran de-
dos como lo son ciertos sujetos excepcionales, rivarse del uso impropio y malintencionado
si ninguno se viera dominado por el temor a la de esa sinceridad seran innumerables. E n la
muerte, nunca quedaran supervivientes tras mitad del camino estas disposiciones natura-
el fragor de una batalla. sa es la razn de que les no suscitan sino males, si bien trabajan en
la naturaleza dotase al hombre de cobarda, definitiva en pro de todo lo bueno que encie-
para salvaguardarle de los innumerables peli- rra el destino final. E l hombre es insociable, y
gros en que pudiera caer de motu proprio. E en el estado de naturaleza considera un ene-
igualmente dicha disposicin era necesaria migo a cualquier extrao, ya que, tal y como
para el mantenimiento de la especie. observa Cicern, el significado ms antiguo
128' de hostis es el de extranjero. Esta insociabi-
3) E l hombre gusta de la clandestinidad y lidad inspira temor y mueve a los hombres de
slo se muestra sincero cuando cree encon- un polo a otro, impulsndoles a poblar todo el
trarse ante un autntico carcter moral. Claro globo terrqueo. As es como los salvajes tie-
que un exceso de sinceridad le hara despre- nen por enemigo a cualquier extrao y llegan
ciable. De esta actitud reservada surgen el di- incluso a devorar al que cae en sus manos. E l
5 2
simulo (discrecin) y la simulacin (hipocre- caballero Marin relata que en uno de sus
sa), que, conjuntamente, constituyen el
carcter de la falsedad. E l hombre siempre
quiere detentar una primaca sobre los dems. 51
Jean Andr de Luc (1727-1817).
Y este afn por dominar a los otros es lo que 5 2
Nicols Thomas Marion-Dufresne (1729-1772). E l 4 de
suscita la hipocresa y la falsedad. De ah que abril de 1772 este navegante francs fonde en Nueva Zelanda,
el hombre sea tanto ms proclive a la falsedad donde durante dos meses mantuvo excelentes relaciones con
los indgenas, quienes llegaron a proclamarle como su jefe; sin
cuanto ms desarrollada est la sociedad civil.
embargo, al asistir a una fiesta, fue asesinado y devorado,
82 IMMANUEL KANT ANTROPOLOGA PRCTICA 83

viajes los salvajes apresaron y devoraron al tender un bien codiciado asimismo por otro,
quince por ciento de su tripulacin, aposti- lo que les hace entrar en colisin y les obliga a
llando que el hombre es un animal temible escoger un jefe cuyos mandatos sean acepta-
fuera del seno de la sociedad. No es fcil acer- dos por todos, conducindoles de un modo
tar a la hora de mostrar amistad hacia un sal- sistemtico hacia la sociedad civil. Las necesi-
vaje. Entre los neozelandeses, por ejemplo, dades del hombre se ven incrementadas mer-
ello se demuestra por medio del roce de nariz. ced a la cultura, y esto representa un nuevo
Tras ello uno puede adentrarse en sus pobla- nudo para que los hombres se vinculen ms
dos (hippahs), que siempre suelen hallarse 129 estrechamente entre s. De este modo se con-
enclavados en lugares inaccesibles, escarpa- trarresta nuevamente la pereza al verse el
das rocas sobre el mar o emplazamientos for- hombre obligado a tornarse diligente y labo-
tificados mediante empalizadas. Pese a todo, rioso. Por ello, la sociedad civil es el nico es-
dicha insociabilidad engendra en ltima ins- tado en que pueden desarrollarse todas las
tancia una slida agrupacin civil, promo- disposiciones naturales del hombre. L a socie-
viendo as la cultura y el refinamiento del dad civil presenta dos vertientes, la del Esta-
gusto. Sin esta insociabilidad no existira la do y la del poder, la primera, de puertas aden-
sociedad civil en cuanto tal, sino, a lo sumo, tro y, la segunda, de cara al exterior. Tales
una arcdica vida pastoril caracterizada por la vertientes no propician una vinculacin uni-
indolencia y los mejores sentimientos; esta si- versal al no reconocer ninguna ley por encima
tuacin hara que el hombre no pudiera per- de s. Tambin ah tiene su origen la guerra,
feccionarse y no mereciera mayor respeto que ya que un Estado teme el podero del otro y se
cualquier otra especie animal. ste es el tipo da lugar a la barbarie. No es fcil concebir
de vida que uno encuentra en Tahit, donde la cundo cesar este estado de cosas. L a liber-
indolencia se ha adueado de todos sus habi- tad del hombre que no se ve limitada por leyes
tantes, quienes seguirn igual mientras el mar est desquiciada y siempre resulta vejatoria
les proporcione pescado y los frutos hagan las para con los dems, por lo que admite el califi-
veces de pan. Incluso su pesca supone una cativo de brbara. Los prncipes que go-
holganza colectiva. Sin embargo, la insociabi- biernan los Estados aparecen como indivi-
lidad coloca al hombre en sutuacin de pre- duos inmersos en un estado de barbarie,
puesto que no reconocen ninguna ley al mar-
gen de las suyas propias, y sus relaciones con
junto a diecisis miembros de su tripulacin, por aquellos an- las restantes naciones quedan basadas en la
tropfagos. De las notas tomadas por uno de sus oficiales violencia. Todo su afn se cifra en despojar al
Crozet Rochon habra de publicar el siguiente ttulo: Nou- adversario, quien, por su parte, adopta idnti-
veau voyage la mer du Sud, commenc sous les ordres de Ma- ca divisa; sin embargo, con este mtodo se de-
rin (Pars, 1783).
84 IMMANUEL KANT ANTROPOLOGIA PRCTICA 85

termina lo que es justo en tan escasa medida va en ello, es informada de que los supervi-
como la guerra pueda decidir quin lleva la vientes se han visto obligados a retroceder
razn, quedando sencillamente el criterio de hasta el pantano y podran pisotearlas en cual-
justicia en manos del que detente mayor quer momento. No sabemos cundo se arri-
poder. De ah que el propio Rousseau dije- bar a ese anhelado estado, mas s las condi-
ra: Es preferible ser adversario que ciudada- ciones que debe reunir un gobierno estable.
no suyo, dado que, merced a esas guerras, Una Constitucin poltica debe dar cobijo
las naciones albergan asimismo un estado de 1) a la libertad y albergar junto a ella 2) la ley,
barbarie interna. Para evitar este estado de esto es, la restriccin que debe experimentar
barbarie debera darse: la libertad de un individuo para no estorbar la
libertad del otro; dicha Constitucin debe ser
1) Una regla del derecho. 2) Un juez que sinnimo de 3) un poder coactivo que aplique
velara por ella. 3) U n poder que convalidara las leyes. L a libertad desprovista de leyes y de
este discurso jurdico; algo as como los ma- coercin es la propia del salvaje o de los n-
gistrados (anfictiones) griegos. De este modo madas. Bajo este tipo de libertad me hallo en
se cumplira el plan de St. Pierre y de Rous- continuo peligro de perder mi libertad. L a li-
seau, pese a que los prncipes se mofen de l bertad coaligada con la ley y la coaccin pro-
como de tantas otras presuntas quimeras. Tal cura una igualdad entre los hombres. Ahora
proyecto acabar por verificarse alguna vez. bien, la libertad unida a leyes pero carentes de
Cuando menos en ello debemos depositar autoridad es lo ms absurdo que se pueda
nuestra esperanza y, de hecho, ya ha sido eri- imaginar, una autntica polacada. L a libertad
129' gida alguna que otra institucin con esas vinculada a una autoridad mas no a una ley
miras. Las guerras ya no resultan tan sencillas constituye sencillamente una contradictio in
como antao, pues hay mediadores que inten- adiecto, ya que ni siquiera se deja pensar.
tan impedirlas, recurriendo, cuando ello es Coercin y ley sin libertad dan lugar al despo-
necesario, a conminar al agresor con amena- tismo, del que el gobierno turco representa un
zas del tipo tum tua res agitur parles dum pro- modelo paradigmtico. Entre un gobierno a
ximus ardet; valdra evocar aqu aquella fbu- la polaca y uno desptico no se dan en reali-
5 3
la de L a Motte donde una rana le cuenta a dad muchas diferencias por lo que concierne a
otra que los toros estn peleando con los novi- sus malas consecuencias, dado que el primero
llos y, al espetar su interlocutora que nada le tampoco puede constituir jams un todo ar-
mnico en su nacin. E l odio contra la ley su-
pone el rasgo ms caracterstico del estado de
barbarie. Prefieren padecer las mayores
5 3
Antoine Houdar de la Motte (1672-1731). Sus Fables averraciones antes que hacer la ms mnima
datan de 1719.
86 IMMANUEL KANT ANTROPOLOGA PRCTICA 87

concesin conforme a las leyes. De este ta- tado sobre todos los dems. L a sociedad civil
lante son tanto los turcos como los rusos, sien- representa el instrumento por medio del cual
do los ingleses sus verdaderos antpodas, pues se forja la cultura del hombre, quien de esta
stos no reconocen como justo salvo aquello forma se acerca incesantemente hacia su des-
que acontece con arreglo a las leyes; lo cual tino final. Un rbol que crece en campo abier-
viene a denotar un superior grado de cultura. to suele arquearse y retorcerse, mientras que
130 Entre los seres humanos el estado de natura- en el bosque crecer bien recto, al no poder
leza ha de ser considerado como el ms per- desplegar sus ramas, porque otros rboles le
fecto en un comienzo. Este primer estadio es, roban el sol y le disputan el espacio. sta es
por tanto, el de la inocencia. Tanto el bien una buena imagen para ilustrar el estado sal-
como el mal que subyacen en el hombre no vaje y el civilizado. E n este ltimo cada uno
han germinado an. Ahora bien, el primer opone cierta resistencia al caprichoso desplie-
tanteo que el hombre hace de su libertad gue de los dems. No es posible disponer de la
siempre resulta defectuoso. propia libertad de un modo irreflexivo, ya que
Todo mal y toda desgracia que perpetre el la ley y la autoridad imponen sus restriccio-
hombre tienen su origen en la tosquedad mos- nes. E n la sociedad civil el hombre debe ajus-
trada por la naturaleza con respecto al uso de tarse a la existencia de otras voluntades com-
nuestra libertad. Los hombres se vean apre- petidoras y no le es posible hacer todo lo que
miados a provocar toda suerte de infortunios, quiera. Slo bajo estas condiciones pueden
pues todava no haban concebido una regla desarrollarse sus talentos y habilidades. Sin
con la que poner coto a la libertad, encerran- embargo, esta sociedad civil slo surge mer-
do la voluntad pblica en los mrgenes de un ced a una serie de inconvenientes originados
fin ltimo; sin poner lmites a la voluntad indi- por el hecho de que la libertad del uno sea una
vidual la guerra hace acto de presencia, sien- traba para la libertad del otro. L a perfeccin
do precisamente la discordia aquello de lo que 130' de la sociedad civil estriba en el desarrollo de
se serva la providencia en su sabidura para las disposiciones naturales tendentes a la con-
promover la cultura. secucin del destino final del hombre. Actual-
mente la humanidad bordea los confines de la
E l status civilis es justamente aqul al que
civilizacin, mas no de la moralidad. L a pieza
no se someten los hombres inmersos en el es-
maestra que la naturaleza ha ideado para fa-
tado de rudeza; su caracterstica principal es
vorecer el pleno desarrollo de las disposicio-
la existencia de un jefe de Estado que:
nes naturales es la Constitucin civil perfecta
1) puede emitir leyes, y 2) ostenta el poder
o, mejor dicho, su coincidencia con los fines
necesario para imponer el cumplimiento de
ltimos de la humanidad. Cul es la razn de
tales leyes. L a cultura viene a ser su rasgo ms
que se hayan venido abajo todas las antiguas
especfico y es lo que hace descollar a este es-
88 IMMANUEL KANT ANTROPOLOGA PRCTICA 89
Constituciones polticas? Pues sus carencias, Las disposiciones naturales se encaminan
ya que, si bien eran aptas para el florecimien- hacia el desarrollo de nuestros talentos a tra-
to de las artes y de las ciencias, no servan vs de: 1) la cultura, 2) la civilizacin, y 3) la
para mantener el Estado, una vez que me- moralizacin. Hasta el momento seguimos
diante el lujo se alcanzaba un nivel muy alto instalados en la cultura sin plan alguno y slo
en las necesidades de los individuos. As, es alentado el lujo. L a mayor parte de la hu-
mientras que a los griegos les faltaba coaccin manidad se halla todava sin cultivar, y el des-
en sus leyes, los pueblos orientales adolecen pliegue ms elemental de nuestros talentos
de leyes en su coercin. Virtud y vicio, la reli- sigue brillando por su ausencia. Incluso las
gin, las artes y las ciencias, todo son produc- ciencias se limitan a satisfacer los gustos de la
tos de la Constitucin poltica. poca sin incidir en el provecho general. Por
Cuando una nacin alcanza un alto grado lo que concierne a la civilizacin, no es entre
de cultura, se incrementa merced a la suntuo- nosotros sino un producto del gusto y de la
sidad la variedad de las necesidades y, con moda, cuando en realidad debiera verse ci-
ello, el cercenamiento de la libertad. Sin em- mentada en mximas con aspiraciones de uni-
bargo, la gente habituada a la libertad no con- versalidad. Hasta la fecha slo nos hemos re-
siente en limitar sta, dndose as pie a la di- finado un poco, pero no hemos introyectado
solucin del Estado, tal y como pas con los aquello que caracteriza a un buen cuidadano.
griegos. Se mimaba todo cuanto era sublime y Por lo que atae a la moralidad, slo podemos
excelso en las ciencias sin estimar en nada decir que no hemos avanzado demasiado en
todo lo dems. Pero no pudieron mantenerse, esa direccin. Cuando encomiamos la virtud,
al no contar con poder restrictivo alguno. ello slo se debe a que no podemos negar su
Ahora bien, cuando los hombres lleguen a valor y porque nos gustara pasar por quienes
concebir la mejor Constitucin poltica (nin- la ostentan. Costumbres sin virtud, vida social
gn hombre es capaz de mejorar la sociedad sin probidad ni amistad, altivez sin autntico
civil gracias a una ficcin potica, ya que pundonor son muestras suficientes de que la
quien tiene el poder en sus manos no descen- moralidad no goza an del oportuno respeto.
der del trono), qu deberemos pensar acer- Cules son, pues, los medios para mejorar
ca del derecho internacional? E l derecho in- la sociedad civil y su Constitucin poltica?
ternacional no se perfeccionar entonces 1) L a educacin, 2) la legislacin, y 3) la re-
merced a la guerra, sino mediante una senten- ligin .5 4

cia judicial. Los propios reyes dejarn de dic-


tar el derecho y quedarn sometidos a un tri-
bunal universal de anfictiones. Luego una paz Adicin: Las tres han de tener carcter pblico y amoldar-
universal reinar sobre nuestro globo. a la naturaleza. A travs de la religin debe quedar estampa-
en la moral el sello de lo inviolable.
90 IMMANUEL KANT ANTROPOLOGA PRCTICA 91
1) L a educacin debe ser negativa. H a de crticos. Cul es la razn de ello? E l hombre
suprimir todo aquello que sea contrario a la est constituido de tal manera que no puede
naturaleza. E l nio ya debe ser bueno en subsistir sin contar con un seor, puesto que
cuanto tal. Mediante el cultivo de los talentos de lo contrario coartara la libertad del otro.
debe suprimir toda brusquedad, a fin de que Por esa causa los hombres se ven obligados a
esa rudeza no aflore una vez en libertad. E n elegir un jefe. Pero este jefe no puede ser to-
realidad el nio ha de conservar su libertad y mado de entre una clase ms eminente de
ser instado a obrar por deber. criaturas. Se trata de un hombre que en prin-
2) Tambin la legislacin debe ser negati- cipio precisara, a su vez, de alguien por enci-
va. No debe restringir la libertad del ciudada- ma de s, y as continuamente, por lo que la
no, sino que cada uno de ellos ha de tener su justicia y el poder quedan depositados en
propia voz, si bien ello le obligue a actuar con- manos de un hombre. L a Ley exigira que un
forme a leyes. hombre semejante fuera justo en grado sumo.
3) Igualmente la religin ha de ser negati- Es posible tal cosa?
va. Deben suprimirse todas las definiciones 3) E n el plano religioso, tambin nos ha-
eruditas de su discurso, aunque sea inevitable llamos inmersos en la minora de edad. Los
que albergue cierta erudicin. conceptos religiosos siempre nos vienen pres-
critos y se nos impide examinarlos, negndo-
Nos hallamos, por decirlo as, en una triple nos la capacidad para ello. Dentro de esta mi-
minora de edad. nora de edad uno se siente bastante cmodo,
al disponer de un curator que se ocupa de
1) Cuando nios en una suerte de domes- nuestros asuntos. Cierto rey quiso confiar a
ticacin en virtud de la cual siempre debemos su confesor el cuidado de su alma y ste le
actuar segn los ideales de otros. prescribi un torrente de ceremoniales, ayu-
2) E n el seno de la sociedad civil, nos nos y mortificaciones; sin embargo, el rey,
vemos guiados por unas leyes que no hemos que era muy escrupuloso, le dijo a su confesor
131' forjado y que a menudo ni siquiera conoce- que deba firmar la lista de prescripciones a
mos, pues tambin en materia legislativa vie- fin de que, si quedaba olvidado algo, esa omi-
nen las ciencias a levantar un halo de erudi- sin no cayera de su cuenta. l se limitara a
cin que no nos es posible penetrar. U n cumplir con lo escrito.
menor de edad no tiene por qu carecer de
propiedades, sino que debe conformarse con Cualquiera puede transformar la religin a
aquello que tiene. Ahora bien, los hombres su capricho, habida cuenta de que todo se
siempre resultan ser menores de edad bajo los acepta de un modo acrtico. U n ejemplo bas-
regmenes despticos, monrquicos y aristo- tante elocuente a este respecto es el caso de
IMMANUEL KANT ANTROPOLOGA PRCTICA 93

Mahoma, cuya sabidura no era muy exten- ello nos son inescrutables, resultndonos de
sa. Tampoco podemos responsabilizar al todo punto imposible el descubrirlos, ya que
clero de todos los errores de la religin, pues nuestra razn bordea aqu las lindes de la
no resulta sencillo clarificar sus conceptos razn eterna, la nica que se halla en situa-
para un pblico genrico. E n definitiva, por lo cin de prever y ordenar acontecimientos,
que al bien del mundo se refiere, todo provie- medios y fines futuros.
ne de la educacin, materia que el gobierno
debera cuidar mucho ms, atendiendo espe-
cialmente a la religin y a la moralidad, con el
fin de mejorar al hombre. Ahora bien, ellos
mismos no se cuidan mucho de actuar confor-
me a leyes, puesto que, al tener el poder en
sus manos, pueden imponer lo inmoral me-
diante la violencia. Por ello prefieren que en
las escuelas se ensee a leer, escribir y calcu-
lar basando la educacin en la religin antes
que en el fundamento de la moralidad y su im-
pronta. Vemos, pues, que el destino final del
gnero humano slo se alcanzar cuando se
instaure una Constitucin poltica perfecta, es
decir, cuando nos encontremos en el grado
ms alto de la cultura, de la civilizacin y de la
moralizacin; nicamente entonces habremos
conseguido un estado tal en el que el bien uni-
versal de toda la humanidad no se vuelva a ver
interceptado por la guerra e infortunios va-
rios. L a cota mxima de cultura, civilizacin y
moralizacin lograr que una paz universal
reine sobre la tierra y los conflictos entre los
prncipes sean resueltos mediante sentencias
judiciales. E n una palabra, el estado de natu-
raleza dejar de estar en contradiccin con el
civilizado. E l que alguna vez logremos alcan-
zar dicho estado es objeto de esperanza. Mas
los medios de que se sirva la providencia para
IMMANUEL KANT (1724-1804) no requiere
a estas alturas de presentacin alguna. Su obra
El destino final del gnero humano
supone un punto de inflexin en la historia
del pensamiento, y la modernidad slo se, alcanzar cuando se instaure
no ha dejado de autoproclamarse reiteradamente una constitucin poltica perfecta; nicamente
como su heredera. No es extrao, pues, entonces habremos conseguido un estado
que se decida prestar atencin a sus textos tal en el que el bien universal
en una poca como la nuestra, ms proclive
de toda la humanidad no se vuelva a ver
a hacer balances que a incrementar por s
misma su patrimonio. Esta puede ser interceptado por la guerra. La cota mxima
la explicacin de que ltimamente vengan de cultura, civilizacin y moralizacin lograr
proliferando tanto las traducciones que una paz universal reine sobre la tierra
del filsofo de Knigsberg. y los conflictos entre los prncipes sean resueltos
mediante sentencias judiciales. En una palabra,
ROBERTO RODRGUEZ ARAMAYO,
miembro del Instituto de Filosofa del Consejo el estado de naturaleza dejar
Superior de Investigaciones Cientficas, de estar en contradiccin con la civilizacin.
ya ha publicado anteriormente otros textos
de Kant, como son Teora y prctica (1986),
Ideas para una historia universal en clave
cosmopolita y otros escritos sobre filosofa
de la historia (1987) y las Lecciones
de tica (1988), as como una antologa
de sus Reflexiones y trabajos preparatorios (1989),
siendo asimismo, junto a Javier Muguerza, Coleccin
el editor literario del volumen colectivo Clsicos del Pensamiento
Kant despus de Kant (1989).
Esta edicin castellana ha sido posible gracias
a una estancia en el Kant-Archiv
de Marburgo financiada por la Deutsche
Forschungsgemeinschaft.

ISBN 84-309-1857-4

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