Leon Tolstoi Cuentos para Ninos PDF

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LE ON TOLSTOI
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.*?;ii l- ' :El gran esciito ruso Len Tolsti
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(1823-1910) escribi varios libros de bre-.' r'
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ves cuentos para nios, que pertenece al i

fondo de oro de la literatura mundial.


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En este, libro, u$redo'Itor eI ac&
dmico't los requefu iec-
eucat"os

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LEO N TO LSTO I

CUENTOS
PAR.A
NINOS
Dibujos de e.Pamov

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Edtorial Progreso
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EL GATITO
Eranse dos hermanitos, chico y chica, llamados Vasia y Katia. Tenan los
hermanitos una gata. Al llegar la primav era,la gatadesapareci. Los nios
la buscaron por todas partes, pro no logratn Una buena
"nconirarla.
maana, los chtcos estaban jugando cerca del granero y oyeron sobre sus
cabezas unos maullidos muy finos. Vasia subi por la escalera a la
tecnumbre del granero. Katia le preguntaba sin cesar desde abajo: "LLa
has encontrado? La has encontrado?"
5
Vasia no le responda. Pero, por fin, grit:
La encontr! Es nuestra gata... Tiene gatitos. Son preciosos. Sube
en -seguida!
Katia fue a casa en una corrida, tom un platillo de leche y lo llev a la
gata.
Los gatitos eran cinco. Cuando hubieron crecido un poco y salan ya de
debajo del ngulo de la techumbre en que haban nacido, los chicos
eligieron a uno de ellos, pardo con calzas blancas, y lo llevaron a casa. La
I
madre reparti a las vecinas los dems gatitos y consinti que los chicos se
quedaran con el gatito pardo. Los nios le daban de comer, jugaban con l
y, cuando se acostaban, lo suban a la cama.
Un da, los chicos fueron a jugar al camino y llevaron consigo al gatito.
El viento arrastrabalapaja que haba en elcamino, elgatito jugabacon
ella, y los chicos lo contemplaban muy regocijado+. Luego encontraron
cerca del camino acederas, se pusieron a recogerlas y se olvidaron del
gatito.

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Dp pronto oyeron que alguien gritaba muy fuerte: "Atrs, atrs!", Y
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vieron que se acercaba al galope un eazador precedido por dos perros, que
haban visto al gatito y queran atraparlo. Pero el tontuelo del gatito, envez
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de escapar, se agazap, arque el lomo y se puso a mirar a los perros. Katia-


se asust de los canes y, dando un grito, se alej corriendo. Pero Vasia se
lanz6 a todo correr hacia el gatito y lleg a donde se haba agazapado al
mismo tiempo que los perros. Estos queran atrapar al gatito, pero Vasia se
ech sobre l y lo tap.con su cuerpo.
Lleg al galope el cazador y espant a los perros. Vasia llev al gatito a
casa y no volvi a sacarb al campo
LA NA Y LAS SETAS
Dos nias iban a casa con sendos cestos de setas.
Las nias deban crzar la va del tren.
Confiadas en que el tren estaba lejos, subieron el terrapln, y estaban
ya crxzando la va cuando oyeron de pronto el ruido de la mquina.
La chica mayor corri atrs, y la pequea cruz6 la via.
La hermana mayor grit a la menor:
vuelvas atrs!
-PeroNo
la locomotora estaba ya cerca y haca un ruido tan fuerte que la
pequea no entendi lo que le gritaba su hermana y creyo que le deca que
corriera atrs. Y as lo hizo, pero tropez6, el cesto escap de sus manos, y
ella se puso a recoger las setas.
La locomotora estaba ya ceca,
y el maquinista hacia sonar el pito
con toda fuerza.
La hermana mayor gritaba:
"Deja ah las setas!", pero la
pequea crea que le mandaba que
las recogiera y se arrastraba de
rodillas por la caja de la va.
El maquinista no pudo detener
la lgcomotora. Esta, silbando a
todo silbar, arroll a la nia.
La hermana mayor dej esca-
par un grito y rompi a llorar.
Todos los viajeros miraban por las
ventanill&s, y el jefe del tren corri
al vagn de cola para ver lo que le
haba ocurrido a la nia.

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Cuando el tren hubo pasado, todos vieron que la nia yacia de bruces
entre los rieles y no se mova
Luego, cuando el tren estaba ya lejos, la nia leVant la cabeza, se
arrodill, recogi las setas y corri a donde estaba su hermana.

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EL HUESO DE LA CIRUELA
Una madre compr ciruelas para darlas de postre a sus hijos. Las ciruelas
estaban en un plato. Vania no haba comido nnca ciruelas y no haca ms
que olerlas. Le gustaron mucho. Y sinti deseos de probarlas. Todo el
tiempo andaba rondando las ciruelas. Y, cuando se qued solo en la
habitacin, no pudo contenerse, tom una tiruela y se la comi. Antes del
almuerzo,, la madre cont las ciruelas y vio que faltaba una. Se lo dijo al
-padre
Durante el almuerzo, el padre pregunt: "Decidme, hijitos, no se ha
comido ninguno de vosotros una ciruela?" Todos djeron: "No". Vania se
puso rojo como la grana y dijo tambin: "Yo no me la he comido".
Entonces, el padre dijo: "IJno de vosotros se la ha comido, y eso no est
bien. Pero no es lo peor. Lo peor es que las ciruelas tienen huesos, y si
alguien no sabe comerlas y se traga uno, se muere al da,siguiente. Eso es lo
que temo".
Vania se puso plido y dijo: "El hueso 1o arroj por la ventana".
Todos se echaron a rer, pero Vania estall en sollozos.

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EL PAJARITO
Era el da del santo de Serio zha, y le hicieron muchos regalos: peonzas,
caballitos, cromos... Pero,el mejor regalo se lo hizo a Seriozha su to: una
trampa para cazar pjaros. Era una trampa muy ingeniosa: consista en una
red sujeta h un rRarco de madera, en el que encajaba una tablilla. El marco
con la red se levantab&, s echaba.alpiste sobre la tablilla, y cuando un
pajarito se posaba en ella, la red caa y lo atrapaba. Seriozha se alegr
mucho y corri a ensear la trampa a $u madre. Esta le dijo:
No me gusta ese juguete. Qu f.al,ta pueden hacerte los pjaros?
-
Por qu has de martirizarlos?
Los meter en una jaula. Ellos cantarn. Y yo les dar de comer.
- Tom Seriozha un puado de alpiste, lo esparci en la tablilla y puso
la trampa en el jardn. El chico esperaba a que acudieran los pjaros. Pero
los pjaros le tenan miedo y no volaban a la trampa. Seriozha se fue a
comer y dej la trampa en el jardn. Despus de la comida se acerc, vio
que la red haba cado y que bajo ella se debata un pajarito. Muy contento,
Seriozha atrap el pajarito y lo llev a casa.
Mira, inam , h" caiado un pajarito! Seguro que es un ruiseor!
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Cmo le late el corazn!

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' La madre le dijo:


Es un pardillo. No lo martirices. Lo mejor que podras hacer es
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soltarlo.
\s, le dar de comer y de beber.
-Seriozha meti el pajarito en la jaula y dos das seguidos le ech alpiste,
le puso agua y le limpi la jaula. Pero al tercer da se olvid de cambiarle el
agua. La madre le dijo:
te has olvidado de tu pajarito. Sultalo.
- Ves?,
|rfs, no me olvidar ms, ahora le cambiar el agua y le limpiarla
-
jaula.

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Seriozha meti la mano en la jaula para limpiarla, pero el pajarito se


asust y se golpe contra los alambres. Seriozha limpi la jaula y fue por
agua. La madre vio que se haba olvidado de cerrar la jaula y le grit:
Seriozha, cierra la jaula, que el pajarito puede escaparse y se
-
matarl
Antes de que hubiera acabado de decir esto, el pajarito encontr la
puerta, se alegr, extendi sus alitas y cruz volandolahabitacin haciala
ventana, pero no vio el cristal, se golpe contra l y cay sobre el poyo.
Seriozha se acerc corriendo, tom el pajarito y lo llev a la jaula. El
pajarito estaba vivo todava, pero yacia sobre la pechuga, extendidas las
litus, y respiraba fatigosamente. Seriozha lo mir y rompi a llorar.
Mamr., qu voy a hacer ahora?
- Ahora ya no se hacer nada.
-Seriozha no se apartPuede
en todo e,l da de la jaula y miraba todo el tiempo
al pajarito, pero ste segua yaciendo sobre la pechuga y respiraba
entiecortadamente. Cuando Seriozha se acost, el pajarito viva an.
Seriozha estuvo largo rato sin poder dormirse; cada vez que cerraba los
ojos, se imaginaba al pajarito, tendido sobre la pechuga y respirando con
dificultad. Por la maana, cuando Seriozha se acerc6 alajaula, vio que el
pajarito yaca de espaldas, con,las patitas agarrotadas, y estaba ya yerto.
Desde entonces, Seriozha no ha vuelto a cazaf pajaritos.
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EL EMBUSTERO
Un nio cuidaba de unas ovejas y, de pronto, como si hubiera visto un
lobo, se puso a gritar: "Socorro, un lobo! Un lobo!" Los hombres se
acercaron y vieron que era mentira. Despus que el chico hubo repetido su
pesada broma unas tres veces, apareci de verdad un lobo. El chico se
puso a gritar: "Socorro, socorro, un lobo!" I,os hombres creyeron que
quera engaarlos, como siempr, y no le hicieron caso. El lobo vio que no
tena que temer nada y degoll a todas las ovejas del rebao.

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, DOS CAMARADAS

Iban por el bosque dos camaradas,


cuando sali a su encuentro un oso.
Uno ech a correr, trep a un rbol
y se ocult entre las ramas. El otro
se qued en medio del camino.
Viendo que no tena escapatoria, se
ech al suelo y se fingi muerto.
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El oso se Ie acerc y se puso a
olerlo. El hombre retuvo la respira- ..
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clon.
El oso Ie oli la cara, crey que
estaba muerto y s alej.
Cuando el oso se hubo marcha-
do, el otro baj del rbol y pregun-
t entre risas:
Que te h dicho el oso al
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odo?
Me ha dicho que los que
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abandonan a sus camaradas en los
instantes de peligro son muy malas
personas.

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LOS CISNBS

Una bandada de cisnes volaba de las tierras fras a los pases clidos.
Volaba sobre el mar. Llevaba ya volando dos das con sus noches sobre el
mar, sin descanso alguno. En el cielo luca la luna llena, y los cisnes vean
F lejo, muy abajo, elgua aztl. Todos los cisnes estaban cansados de batir 1l

suq lasr,pgro no se detenn y seguan volando. Delante volaban los cisnes i


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viejos, lgi cisnes fuertes, y detrs volaban los ms jvenes y dbiles. Un I

jove4 cisne volaba detrs de todos. Sus fuerzas se agotban. Bati las alas
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y vio que no poda seguir volando. Entonces, extendi las alas y plane ll
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abajo. Cada vez estaba ms cerca del agua, y sus hermanos blanqueaban --t,ll
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a cada instante ms lejos, envueltos en laluz de la luna. El cisne se pos en lr


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el agua y pleg sus alas. El mar oscilaba bajo l y lo meca. Labandada de


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cisnes era ya una rayita blanca en el claro cielo. Y en medio del silencio
se oa apenas el batir de sus alas. Cuando la bandada se hubo perdldo de
vista, el cisne torci atrs el cuello y cerr los ojos. No se mova, pero
,el mar, alzndose y bajando en anchas ondas, lo alzaba y bajaba con 1.
Poco antes del amanecer, una ligera brisa riz el mar. Y el agua acariciaba
el blanco.pecho del cisne. El cisne abri los ojos. En Oriente la aurora
tea de rosa el cielo, y. la luna y las estrellas haban palidecido. El
cisne aspir profundamente, estir el cuello, bati las alas, despeg del
agua y ech a volar, rozando con sus plumas la superficie del mar. Iba
ascendiendo ms y ms, y, cuando el agua estaba ya lejos, debajo de 1,
vgl adelante, en direccin de los pases clidos. Volaba solo sobre las
euigmticas aguas hacia adonde haban volado sus hermanos.

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EL BLEFANTE
Un hind tena un elefante. El hind daba mal de comer al elefante y lo
haca trabajar mucho. Un da, el elefante se enoj y pis a su amo. El hind
se muri. Entonces, la mujer del hind rompi a llorar, llev a sus hijos a
donde estaba el elefante, los ech ante las patas del animal y dijo a ste:
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"Elefante, t que has matado al padre, mata tambin a los hijos". El


elefante mir a los nios, asi con'la trompa al mayor' lo levant
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blandamente y lo sent en s cuello. El elefante, desde aquel da, obedeca


r al chico y trabajaba para 1.

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EI GORRION
Y LA GOLONDRINA
En cierta ocasin estaba yo en el
patio mirando un nido que unas
golondrinas haban hecho bajo el
l"to del tejado. Las dos golondri-
nas se alejaron volando, y el nido
qued vaco.
Mientras las golondrinas esta-
ban ausentes, un gorrin vol del
tejado al nido, mir en torno,
sacudi sus alitas y se meti en el
nido; luego, asom la cabeza y se
puso a piar.
Al poco regresaba una de las
golondrinas. Quiso entrar en el
nido, pero, cuando vio all al intru-
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so, dej escapar un lastimero piido,
agit6 las alas y luego levant el
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vuelo.

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El gorrin segua en el nido, sin
dejar de piar.
De pronto, lleg una bandada
de golondrinas: todas ellas se acer-
caban al nido, como si quisieran
ver al gorrin y de nuevo se
alejaban.
El gorrin, sin dejarse intimi-
dar, volvala cabeza a un lado, y a
otro y piaba.
Las golondrinas se acercaban
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de nuevo al nido, hacan all algo y
volvan a marcharse.
Las golondrinas no se acerca-
ban al nido en vano: cada una
llevaba en el pico un pegotito de
barro, y poco a poco iban cerrando
el orificio del nido.
Las golondrinas acudan y se
marchaban, cada vez con un pego-
t
tito de barro cada una, y el agujero
t era cada vez.ms pequeito.
Al-principio se vea el cuello del
gorrin, luego no se,distingua ms
a

que la cabecita, luego, el pico y,


por fin, el gorrin dej de verse; las
golondrinas lo haban encerrado en
el nido y luego se alejaron y se
pusieron a revolotear alrededor de
la casa.

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EL AGUILA
Un guilahizo su nido junto a una carretera-, lejos del mar, y all nacieron
sus aguiluchos.
Un da en que un grupo de gente trabajaba cerca &el rbol, el guila
lleg al nido llevando en sus garras un gran pescado. La gente, al ver el
pescado, rode el rbol y se puso a dar gritos y arrojar piedras al guila.
El guila ejQ caer el pescado, y la gente lo levant y se march.
El guila se pos en el borde del nido, y los aguiluchos levantaban sus
cabezas y pedan lastimeramente de comer.
El guila estaba cansada y no poda volar otra vez al mar; se meti
en el nido, cubri a los aguiluchos con sus alas, los acariciaba, alisndoles
las plumaritas, y parecapedirles que esperaran un poco. Pero cuanto ms
los acariciaba, ms fuerte se quejaban los aguiluchos.
Entonces, el guila sali del nido y se pos en la rama ms alta del
rbol.
Los aguiluchos redoblaron sus quejas.
El guila dej escapar un fuerte grito, extendi las alas y vol
pesadamente en direccin al mar.
$egres muy avanzada la tarde; volaba despacio y bajo, y en sus garras
llevaba otra vez un gran pescado.
Cuando se acercaba al rbol, el guila mir en torno para ver si haba
gente cerca, y, al no descubrir a nadie, pleg rpidamente las alas y se pos
en el borde del nido.
Los aguiluchos levantaron la cabeza y abrieron la boca, y el guila
despedaz el pescado y les dio de comer.

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EL TIBURON
Nuestro barco haba anclado ante la costa de Africa. El da estaba muy
hermoso, y del mar soplaba una fresca brisa, pero al atardecer el tiemp
cambi: la atmsfera se calde como un horno, se haba levantado el
trrido viento del Sahar?, y apenas dejaba respirar.
Antes del ocaso, el capitn sali a cubierta y grit: "A baarse!" Los
marineros saltaron.al agtra en un santiamn, bajaron una vela, la ataron e
hicieron con ella algo as como una pileta.
Iban con nosotrs,en el barco dos chicos. Ellos fueron los primeros en
saltar al agua, pero se sentan estrechos en la vela y se les ocurri medir sus
fuerzas en el mar.
Agiles como lagartijas, braceaban con toda su fuerza hacia el barril que
flotaba sobre el ancla.
Uno de los chicos adelant a su amigo, pero luego fue quedando alazaga.
El padre del chico, un viejo artillero, observaba con orgullo desde cubierh
a su hijo. Cuando el chico comenz a quedar rezagado, el padre le grit:
"No te entregues! Aprieta!"
De pronto, alguien-grit en cubierta: "IJn tiburn !", y todos vimos en
el agua el lomo del monstruo marno.
El tiburn nadaba derecho hacia los chicos.
"Atrs ! Volved atrs ! Un tiburn !" , grit6 el artillero. Pero los chicos
no le oyeron y seguan nadando, entre risas y gritos, ms fuertes y alegres
cada vez.
Petrificado, blanco como una pared, el artillero miraba a los chicos.
Los marineros botaron una.lancha y, remando con tanta fuerza que
doblaba los remos, volaron hacia donde estaban los chicos; pero les faltaba
un buen trecho para alcanzarlos, mientras que el tiburn se ncontrabayaa
unos veinte pasos de ellos.
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Al princ'ipio, los chicos no oan lo que les gritaban y no vean el tiburn.


Pero, luego, uno de ellos volvi la cabeza, todos omos un agudo alarido, y
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los chicos nadaron en distintas direcciones.
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t El alarido aquel pareci despertar al artillero. El hombre sali corriendo


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hacia los caones. Hizo girar una de las piezas, se peg a ella, tom
puntera y asi la mecha
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Todos los que nos encontrbamos en el barco quedamos paralizados de
miedo, esperando a ver qu ocurra.
vr Tron el disparo, y vimos que el artillero se desplomaba al lado del
can, tapndse la cara con las manos. No vimos lo que haba ocurrido al
tiburn y a los nios, porque el humo nos ceg por unos instantes.
Pero, cuando el humo se hubo disipado sobre el agua, se oy por todos
lados un leve rumor que fue cobrando fuerzahasta convertirse en un grito
de jbilo.
EI viejo artillero se quit las manos de la caa, se levant y mir al mar.
En las olas se meca el amarillo vientre del tiburn, muerto ya. Al cabo
de unos minutos, la lancha lleg a donde estaban los chicos yios trajo al
barco.
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EL SALTO
Un barco regresaba al puerto de origen despus de haber dado la vuelta al
mundo. El tiempo era bueno, y todos los tripulantes se hallaban en
cubierta. Entre la gente iba y vena una mona grande, haciendo rer atodos.
La mona bailoteaba, brincaba, hacia graciosas muecas, imitaba a la gente
y, al parecer, se daba cuenta de que los hombres se divertan y redoblaba
travesuras.

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Sbitamente se acerc de un salto al hijo del capitn del barco, nio de
unos doce aos, le quit el sombrero, se lo encasquet ella misma y trep
rpida por uno de los palos. Todos se echaron a rer, pero el chico se haba
quedado sin su sombrero y no saba si imitar a los dems o si echarse a
llorar.
La mona se sent en la primera verga, se quit el sombrero y se puso a
destrozarlo con manos y dientes. Al parecer, quera que el chico rabiase,
pues lo sealaba con el dedo y le haca muecas. El chico laamenar con el
puo y le dio unos gritos, pero la mona no hizo ms que redoblar la furia
con que destrozaba el sombrero. Los marinos rean ya a mandbula
batiente, pero el chico, todo arrebolado, se quit la blusa y se dispuso a
atrapar a la mona. En un santiamn trep por un estay a la primera vrga,
pero la mona, ms gil y rpida que 1, subi ms arriba en el mismo
instante en que el chico crea que iba ya arrebatarle el sombrero.
No te escaparst -grit el chico, y sigui trepando.
La mona lo dej acercarse y, luego, ascendi ms alto, pero ql chico,
lanzado a la persecucin, no quedaba a la zaga. En cosa de unos instantes,
la mona y el chico llegaron a lo alto del palo. Una vez all,la mona se estir
cuanto pudo y, asindose con una mano'trasera al estay, colg el sombrero
de la punta de la ltima verga, se subi a la cima del mstil y, bailoteando,
mostraba los dientes, muy contenta. Del palo a la punta de la verga en que
colgaba el sombrero habra cosa de metro y medio. Por ello, para alcanzar l
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el sombrero haba que soltar el palo.


Pero el chico ya no se daba cuenta de nada. Solt el mstil y di un paso
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por la verga.
En cubierta todos miraban y se rean de lo que hacan la mona y el hijo
del capitn, pero, cuando vieron que el chico soltaba la cuerda y avanzaba
por la verga, manteniendo el equilibrio con los brazos extendidos, todos
enmudecieron de espanto.
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Si el chico daba un paso en falso, se estrellara contra la cubierta. Pero
incluso si no daba un paso en falso, llegaba a la punta de la verga y lograba
' coger el sombrero, le sera muy difcil dar la vuelta y volver hasta el palo.
- Todos le miraban, esperando a ver qu suceda.
De pronto, alguien, horrorizado, dej escapar un "ay".
Aquel grito hizo que el chico volviera en s. Mir abajo y se tambale.

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En aquel mismo instante, su padre, el capitn del barco, sala de su
camarote. Llevaba en las manos un rifle, con el que se dispona a matar
gaviotas. Al ver al hijo en lo alto del palo, le apunt el rifle y le grit:
Al agua! Salta en seguida al agua! Si no, te mato!
-El chico se tambale, pero no haba entendido al padre.
Salta o te pego un tiro!... Una, dos...
-Apenas el padre hubo gritado "tres", el chico salt cabeza abajo.
El cuerpo del chico cay al mar como un proyectil de artillera, y apenas
las aguas se hubieron cerrado sobre 1, cuando veinte bravos marineros
saltaban ya del barco a las olas. Unos cuarenta segundos despus todos
parecieron infinitamente largos- emergi el cuerpo del nio. Los -a
marineros lo asieron y lo llevaron al barco. A los pocos minutos, el agua
flua ya de la boca y la nariz del nio, que comenz a respirar.
Cuando el capitn vio esto, dej escapar un grito, como si algo lo
estrangulara, y corri a su camarote, para que nadie le viera llorar.
EL LEON Y EL PERRITO

Tl parque de Londres mostraban fieras salvajes,


"n o tomando- cobrando por ello
dinero perros y gatos que servan de alimento a las fieras.
Un hombre quiso ver las fieras, atrap un perrito.t iu y lo llev al
dejaron pasar, y al perrito e Io "ulle
ui r"o, para que se ro
11T,1?Le
comlera. "fhuron
EI perrito se encogi en un ngulo de la jaula, el rabo
entre piernas.. El
len se acerc a l y lo olfate.
El perrito se tendi de espaldas, levant las patrtas y agit1la
cola.
El len le dio la vuelta con una pata.
El perrito se levant y se alz d manos ante el len.
El len mir al perrito, vorvi ra cabezaa un rado y
u otro y no toc ar
chucho.
Cuando el dueo de las fieras ech al len carne,
pedazo y dej el resto al perrito ste arranc un
Al anochecer, cuando el len se acost, el perrito se tendi
a su lado y
descans la cabeza en una pata del len.
Desde entonces, el perriio viva en la jaula con
el len.
al chucho; coman_ y dorman juntos y, ; u"""r, jugaban. Este no tocaba
En cierta ocasin un seor fue ar p.qu" y reconoci
a su perrito; dijo ar
dueo del parque que el perrito era suyo y pidi que
se lo devolvieran. El
dueo quiso devglverlo-,:pero, cuando ,e pri"ron
a llamar d ;;;ria';^;;
sacarlo de la jaula, er ren eiizada ra ..i.*;
rugi furioso.
En fin, el len y er perrito vivieron todo un
uno en
Al cabo del ao, er perrito enferm y ," .uri. Er una misma
j,aura.
ren dej"t;ffi;;,
no haca ms que orer ar pe*ito, ramerro y tcarro
con ra ;;".

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Cuando el len comprendi que eI perrito estaba muerto, dio de pronto un
salto, y, erizado el pelo, se golpe los costados con la cola, se arroj contra
la pared de la jaula y se puso a roer los cerrojos y el piso.
El len estuvo todo el da agitndose en la jaula y rugiendo y, luego, se
tendi al lado del perrito muerto y qued inmvil. El dueo del parque
quiso retirar de la jaula al perrito muerto, pero el len no dej que se le
*"f,Ti#fl,?;r
que el len otvidara su pena si se r. "uu otro perrito y
meti en la jaula un chucho vivo, pero el len lo despedaz al instante.
Luego, abraz entre sus patas al perrito muerto y no se movi en cinco
das.
Al sexto da, el len se muri.
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INDICB
EL GATITO .

LA NIA Y LAS SETAS ..d... ... 10

EL HUESO DE LA CIRUELA
EL PAJARITO .... 15
RO.
EL EMBUSTERO .. 19
DOS CAMARADAS
LOS CISNES .......\.
EL ELEFANTE
EL GORRION Y LA GOLONDRINA ..... 26
EL AGUILA .
I'
t,'l EL TIBURON
EL SALTO .

EL LEON Y EL PERRITO ... ..39


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