Delincuencia A Fines de La Edad Media.

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LA DELINCUENCIA A FINES DE LA EDAD MEDIA.

UN BALANCE HISTORIOGRFICO

JUAN MIGUEL MENDOZA GARRIDO


Universidad de Granada

I. INTRODUCCIN

Los estudios que de una u otra forma han abordado la delincuencia desde
una perspectiva histrica han proliferado en la historiografa reciente hasta tal
punto que el tema ha podido llegar a constituirse en una de esas "modas" que
cclicamente afectan a la labor del historiador. El desarrollo de esta temtica no
ha sido ajeno a las directrices marcadas por la revista Annales ESC, que en el
ario 1971 le dedic un volumen monogrfico, aunando las aportaciones de desta-
cados especialistas franceses y tratando de hacer bueno el trmino "historia de la
criminalidad", popularizado slo cuatro arios antes por Frangois Billacois '
Pese a la profusin de estudios sobre la delincuencia de diferentes periodos
histricos experimentada en las dos ltimas dcadas, la conversin de esta tem-
tica en una disciplina autnoma dentro del campo de la historia social est an
lejana, si es que es en algn modo posible y/o necesaria. Pablo Prez Garca ha
planteado recientemente una aguda crtica de la historia de la delincuencia enten-
dida como "disciplina histrica distintiva", manifestando las carencias metodol-
gicas y tericas en este campo y llegando a concluir que "una disciplina autno-
ma, destinada al estudio de la delincuencia en el pasado, obligada a enfrentar
asuntos tan variados y dispares, en los que se interfieren, adems, teora y praxis,
conocimiento y accin, ciencia y moral, cultura y poltica, est irremisiblemente
abocada al fracaso'.
Aunque se tome como bueno el criticismo mostrado por Prez Garca, ello
no obsta para que se reconozca que el estudio de la delincuencia con una dimen-
sin histrica ha aportado, y contina aportando, interesantes perspectivas a la
historia social. De hecho, ambiciosos proyectos se hallan en curso en diferentes

1. El trabajo de Billacois era una breve propuesta metodolgica, "Pour une enqu'te sur la
criminalit dans la France d'Ancien Regime", Annales E.S.C., 12 (1967), pp. 340-349, de cuya
favorable acogida informa el hecho de que este mismo historiador fuese el encargado de coordinar el
monogrfico Crimes et Criminalit en France sous l'Anden Rgime, XVIl-XVIll sicles, Pars,
1971. El inters por esta temtica no tard en difundirse al mbito anglosajn, como lo demostr el
monogrfico que le dedic The Journal of Social History, 8 (1975). Y, continuando con este breve
panorama de revistas de historia, podramos decir que el inters sigue vigente considerando la
dedicacin de un nuevo nmero monogrfico a esta temtica en Quaderni Storici, 66 (1987).
2. P. PREZ GARCA: "Una reflexin en tomo a la historia de la criminalidad", en Revista
d'Historia Medieval, 1(1990), p. 16.

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departamentos universitarios europeos, pudiendo destacarse en este campo los


grupos de investigacin que dirigen en la Universidad sueca de Upsala Eva
sterberg y Jan Sundin, con el propsito de establecer las fluctuaciones experi-
mentadas por la delincuencia desde la Edad Media hasta el siglo XX, interpretan-
do dichas fluctuaciones en relacin a los cambios culturales sistemas de normas
y valores y a las variables circunstancias econmicas y sociales 3.
Si dentro del panorama de la historiografa sobre la delincuencia volvemos
la vista a los trabajos centrados en el periodo medieval, las dificultades metodo-
lgicas e interpretativas no hacen sino aumentar. La escasez de fuentes, el difcil
tratamiento estadstico de las mismas y su falta de uniformidad tipolgica han
dificultado la tarea de los que han intentado ofrecer un panorama global del
periodo', siendo mayores los logros de aquellos que han centrado su atencin en
el periodo final de la Edad Media y de transicin a la poca moderna'.
Finalmente, el panorama se oscurece an ms si consideramos el tema de la
delincuencia medieval en el marco de la Pennsula Ibrica 6 La escasez de fuen-

3. Un primer avance de los resultados obtenidos por el grupo dirigido por Eva STERBERG,
centrado en el periodo de transicin de la Edad Media a la Moderna, ha sido presentado recientemen-
te bajo el ttulo Crime and Social Control in Medieval and Early Modern Swedish Towns, Upsala,
1988. Los objetivos de este trabajo son definidos por los autores con claridad y se inscriben no tanto
en un estudio autnomo de la delincuencia como en un intento de profundizar en el entendimiento
global de la sociedad medieval y moderna, asumiendo que "a society is characterized not least by the
way it looks on the abnormal, the sort of repressin applied against deviants, and the means by which
conflicts are resolved", p. 17.
4. Merece destacarse el intento de Andrew McCALL, que en su obra The Medieval Un-
derworld, Londres, 1981, ofrece un panorama de la evolucin de la delincuencia, de su persecucin y
de su represin a lo largo del periodo medieval (cfr. captulo 3. "Crime and Punishment", pp. 41-81).
Sin embargo, no deja de ser un intento sinttico pero poco esclarecedor, dado el carcter eminente-
mente divulgativo de la obra.
5. La mejor sntesis para el conjunto de Europa Occidental es la realizada por Michael R.
WEISSER, Crime and Punishment in Early Modern Europe, Brighton, 1982, obra con una elevada
reflexin terica sobre la importancia y problemtica del estudio de la delincuencia y que intenta
aunar los aspectos sociales, econmicos y legales del tema, para explicar los cambios en la criminali-
dad y en su persecucin dentro del contexto general de transicin de la Edad Media a la Moderna.
Merece destacarse igualmente el conjunto de ensayos editados por V.A.C. GATRELL, B. LENMAN
y G. PARKER, bajo el ttulo Crime and the Law: the Social History of Crime in Western Europe
since 1500, Londres, 1980. Por ltimo, se pueden mencionar dos trabajos que aparecieron en la
misma fecha y que manifiestan dos vas diferentes de aproximarse a una misma temtica. Por un
lado, un estudio desde el punto de vista legal, el de J.H. LANGBEIN, Prosecuting Crime in the
Renaissance England, Germany, and France, Cambridge, 1974; por otro, un enfoque eminentemente
socioeconmico, el de Bronislaw GEREMEK en "Criminalit, vagabondage, pauperisme, la margi-
nalit l'aube des temps modemes", en Revue d'Histoire Moderne et Contemporaine, 21 (1974), pp.
337-375.
6. "Mientras la investigacin sobre la delincuencia medieval ha experimentado avances en
algunas historiografas europeas (...) en la Pennsula Ibrica es muy poco lo que hasta el presente se
ha investigado (...) casi nada hay relacionado con la delincuencia urbana, aparte de los datos aporta-
dos por los historiadores del Derecho sobre aspectos tcnicos de lo penal". Este oscuro panorama era
trazado, no sin razn, por A. COLLANTES en 1984, "Actitudes ante la marginacin social: malhe-
chores y rufianes en Sevilla", en Actas del III Coloquio de Hl Medieval Andaluza, Jan, 1984, p. 293.

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La delincuencia afines de la Edad Media. Un balance historiogrfico

tes ha sido largamente lamentada, no sin razn si comparamos con otros pases
europeos, por los que se han acercado a esta temtica. Dicha escasez ha motiva-
do que hasta la fecha carezcamos de una sntesis global, ni siquiera para los
inicios de la Edad Moderna. En cualquier caso, no han faltado algunas aproxima-
ciones parciales cronolgica, geogrfica o temticamente que han abordado
aspectos diversos relacionados con esta cuestin, y que debern multiplicarse
antes de que podamos tener un conocimiento global sobre la delincuencia medie-
val hispana que nos permita explicar su evolucin, sus causas y sus efectos '.
En las siguientes pginas intentaremos ofrecer, sin nimo de exhaustividad,
un panorama de los temas de debate generados por la investigacin reciente en
torno a la delincuencia de fines de la Edad Media, comentando las perspectivas
que se abren desde distintos campos tericos y el intento de definir un "modelo
de delincuencia medieval" y de explicar su evolucin.

2. HACIA UNA DEFINICIN DEL DELITO Y DE LOS DELINCUENTES

Como resulta lgico, se impone comenzar por una temtica que resulta
previa: por el planteamiento de los problemas que surgen a la hora de definir la
delincuencia como objeto de estudio histrico.

2.1. Propuestas de definicin y clasificacin del delito

Cualquiera podra pensar que estamos ante un trmino tan claro y asequible
a todo el mundo que no necesita de mayores disquisiciones tericas. Sin embar-
go, el historiador no puede partir de la base de entender un concepto desde la
ptica de su propio tiempo, su obligacin es descargarse de sus propios esque-
mas mentales e intentar acercarse a los conceptos en los trminos en los que los
hombres de la poca que estudia los entendieron'. Esta labor ha sido escasamen-

7. Dentro de los estudios parciales del tema podra encuadrarse el trabajo de S. MORETA,
Malhechores feudales. Violencia, antagonismos y alianzas de clases en Castilla, siglos XIII-XIV,
Madrid, 1978, que ofrece un estudio de una tipologa de criminales y delitos muy concreta. Tambin
parcial, aunque desde un punto de vista geogrfico y cronolgico, es el trabajo de R. NARBONA
VIZCANO, Malhechores, violencia y justicia ciudadana en Valencia Bajomedieval (1369-1399),
Valencia, 1990. Conforme nos adentramos en el siglo XVI aumenta el nmero de trabajos sobre la
delincuencia hispana, debidos en gran parte a investigadores extranjeros. Pueden destacarse los
trabajos de Ruth PIKE, "Crime and Punishment in XVIth Century Spain", en The Journal of Euro-
pean Economic History, 5 (1976), pp. 689-704; y "Penal Labour in Sixteenth-century Spain", en
Societas, 3 (1973), pp. 193-206. Un intento ms sinttico es el de Michael WEISSER, "Crime and
Punishment in Early Modem Spain", en Crime and the Law, pp. 76-96. Muy sugestivo, aunque,
segn reconoce el propio autor, con un margen de error muy amplio, es el trabajo de
I.A.THOMPSON, "A Map of Crime in Sixteenth-century Spain", en The Economic History Review,
21 (1968), pp. 244-267.
8. Resulta interesante el esfuerzo que realiza C. GAUVARD al analizar el vocabulario me-
dieval que define los actos criminales, llegando a la conclusin de que resulta muy difcil conocer si

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te asumida en el tema que nos ocupa, tal y como lo reconoce el historiador ingls
J.A. Sharpe cuando lamenta el hecho de que la historiografa britnica sobre la
delincuencia ha olvidado lo que para l constituye la dificultad inicial y funda-
mental: definir el comportamiento criminal, ya que ste cubre una amplia gama
de actividades y probablemente es entendido de forma diferente por distintas
personas y en diversas pocas'.
Si nos atenemos al concepto de delito en la poca de transicin a la Edad
Moderna podramos dar por buena la definicin bsica que propone Michael R.
Weisser, segn el cual deberamos calificar como delito "cualquier actividad que
era punible por la ley" '. Esta definicin presupone que si estudiamos el delito
en esta poca debemos considerar todos los comportamientos que eran suscepti-
bles de ser denunciados ante la justicia criminal, perseguidos, juzgados y castiga-
dos. Y cules eran estos comportamientos? Pues bien, la poca de transicin a
la Edad Moderna experimenta en muchos sentidos cambios notables, pero en
cuanto a la concepcin del delito las pervivencias medievales son importantsi-
mas y en los albores de la modernidad an resultaba difcil distinguir entre delito
y pecado ". El adulterio o la homosexualidad, por citar slo dos ejemplos, eran
delitos en toda regla, perseguidos y castigados por la justicia criminal. La mujer
que abandonaba a su marido, por citar otro ejemplo, era considerada, perseguida
y castigada como un criminal ms, y bajo esa ptica aparecer en la documenta-
cin judicial tardomedieval. As pues, antes de comenzar un estudio sobre la

la diversidad de trminos designa una diversidad de hechos concretos. Como ejemplo seala el
campo semntico que define el robo en el vocabulario medieval: furtum, desrobacio, latrocinio, etc.,
sin que podamos precisar si cada una de estas palabras remite a un hecho diferenciado. Cfr. "De
Grace Especial". Crime, Etat et socit en France la fin du Moyen Age, 2 vols., Pars, 1991, pp.
123-124.
9. JA. SHARPE plantea la falta de una definicin clara del delito dentro de la historiografa
inglesa en su artculo "The History of Crime in Late Medieval and Early Modem England: a Review
of the Field", en Social Histoty, 7 (1982), pp. 187-203. Sobre las variadas formas de entender el
delito a lo largo del tiempo habla en su libro Crime in Early Modern England, Londres, 1984, p. 4.
Otros intentos de definir el delito en un determinado contexto histrico pueden encontrarse en G.R.
ELTON, "Introduction: Crime and the Historian", en Crime in England 1500-1800, J.S. Cockbum
(ed.), Londres, 1977, pp. 2-6; y B. HANAWALT, Crime and Conflict in English Communities. 1300-
1348, Cambridge, 1979, pp. 3-4.
10. Crime and Punishment in Early Modern Europe, Brighton, 1982, p. 7. Sin embargo, a lo
largo de su estudio, dicho autor opta por centrarse slo en los fenmenos que han sido considerados
como delitos en cualquier poca, esto es, robo, asesinato, agresin, etc., dejando a un lado los que
con el tiempo han abandonado su carcter delictivo: homosexualidad, brujera, etc. Esta actitud es
criticada por B. CLAVERO, "Delito y pecado. Nocin y escala de transgresiones", en Sexo Barroco
y otras transgresiones premodernas, Madrid, 1990, pp. 57-58. En l recuerda que la eleccin del
primero de los autores margina precisamente algunas transgresiones que a fines de la Edad Media
podan ser las ms tpicas, tenidas por las ms graves y perseguidas con ms saa.
11. SHARPE, Crime in Early Modern England, p. 5. Un buen nmero de ejemplos de esta
problemtica diferenciacin pueden encontrarse en F. TOMS Y VALIENTE, "Delincuentes y
pecadores", en Sexo Barroco y otras transgresiones premodernas, pp. 11-32; y B. CLAVERO,
"Delito y pecado", Ibid., pp. 57-90. J.M. BEA 1 flE tambin demuestra cmo en el siglo XVIII la
opinin pblica inglesa todava distaba de diferenciar claramente delito e inmoralidad, "The Pattern
of Crime in England 1660-1800", en Past and Present, 70 (1974), p. 47.

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La delincuencia afines de/a Edad Media. Un balance historiogrfico

delincuencia en la poca de transicin a la modernidad debemos ser conscientes


de que encontraremos un buen nmero de crmenes graves (asesinatos, robos,
etc.), que son el centro de atencin de los que intentan descubrir cambios so-
cioeconmicos en la delincuencia del periodo. Pero, con mucho, estadsticamen-
te predominarn toda una serie de pequeos crmenes que sera injusto descuidar
desde el momento en que en aquella poca merecan por igual la atencin del
legislador y de la poblacin y eran incluso ms cotidianos y presentes 12. Este
segundo tipo de delitos, mucho ms relacionados con las mentalidades colecti-
vas, no dejan de ser todo un arsenal para los investigadores que centran su
atencin en los cdigos de comportamiento y en sus formas de transgresin.
Transcendiendo esta definicin simple y escueta de lo que podra ser el
delito a fines de la Edad Media, merece la pena entrar en detalle en la esencia
misma del hecho delictivo, es decir, reconocer que no es slo una infraccin de
la ley, es una accin que conlleva toda una carga de sociabilidad, positiva o
negativa. Quizs sea exagerada la importancia que a esta "sociabilidad" del
delito confiere Eva sterberg, cuando afirma que el delito puede ser considerado
como la quintaesencia de las actividades por las que se relacionan las personas 12.
Pero lo que es bien cierto es que el delito resulta una actividad social bsica que
ha constituido una parte integrante del desarrollo social europeo, siendo un he-
cho ms comn y frecuente que el nacimiento o la muerte 14.
Como cualquier otra actividad social, el delito tena su propio tiempo y
espacios preferentes, o al menos eso nos dicen los historiadores, franceses sobre
todo, que se interesan por la historia de las mentalidades y los comportamientos
colectivos ' 5 . La noche, la oscuridad, el lugar solitario, sern los escenarios en los
que los delincuentes se muevan y acten con ms frecuencia; pero, ojo, el delito
que vamos a encontrar en el inicio de la modernidad no es obra slo de una

12. Por supuesto que la propia calificacin de estos delitos como "pequeos crmenes" es una
apreciacin subjetiva desde nuestro punto de vista de hombres del siglo XX. Utilizo esta expresin
por traducir de alguna forma el concepto de "petty crime", que es bastante comn dentro de la
historiografa inglesa. Cfr. SHARPE, Crime in Early Modern England, p. 7.
13. "Crime can be seen as the quintessence of the activities that bring people together".
OSTERBERG y LINDSTRM, Crime and Social Control, p. 10.
14. Es una comparacin, en ningn modo exagerada si nos atenemos a las cifras, que plantea
WEISSER para significar que el delito no es en ningn modo un hecho "marginal", sino algo
presente y cotidiano en cualquier sociedad y momento histrico. Crime and Punishment in Early
Modern Europe, p. 3.
15. Un buen ejemplo de esta atencin a las cuestiones espacio-temporales en su relacin con el
delito se puede ver en el artculo de M. BOURIN y B. CHEVALIER, "Le comportement criminel
dans le pays de la Loire moyenne d'aprs les lettres de remission", en Annales de Bretagne et des
Pays de l'Ouest, 88 (1981), pp. 245-263. Para el caso del homicidio en particular puede verse el
artculo de Barbara A. HANAWALT, "Violent Death in Fourteenth and Early Fifteenth century
England", en Comparative Studies in Society and History, 18 (1976), pp. 297-320. Esta autora
plantea, en la medida que permiten las fuentes, las horas del da, das de la semana y periodos del ao
con ms incidencia de homicidios, llegando a interesantes conclusiones en tomo a la relacin de este
tipo de delito con el calendario agrcola en algunos casos y con el calendario escolar en el caso de las
ciudades universitarias.

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"clase" o grupo social delincuente con su submundo particular. Muchos indivi-


duos que podramos considerar libres de toda sospecha podan en un mal mo-
mento entrar a formar parte de las estadsticas criminales que el historiador
puede elaborar y, por tanto, ese tiempo y espacio particulares del delito se difu-
minarn y confundirn con el tiempo y espacio del trabajo, del ocio y de la
sociabilidad en general.
Otro aspecto que necesita ser planteado antes de comenzar un estudio sobre
la delincuencia de un momento histrico es el de establecer una clasificacin
tipolgica de los delitos que vamos a encontrar, al objeto de poder contrastar
resultados con los de otros mbitos geogrficos y temporales, as como para
poder establecer los cambios cuantitativos y cualitativos que experimenta la
delincuencia. Este aspecto est an algo falto de reflexin terica en la historio-
grafa sobre el delito, pues lo ms comn es partir de una clasificacin apriorsti-
ca del delito en dos grupos: delitos contra las personas y delitos contra la propie-
dad 16. Algunos suelen aadir un tercer grupo especfico constituido por los
delitos contra las "buenas costumbres" y moral ' 7, pero lo ms comn es conside-
rar todo lo que no entra claramente dentro de uno de los dos primeros grupos
como "otros delitos".
Esta clasificacin, si bien funcional, no soportara una reflexin detenida,
por el hecho de que en una u otra forma todo crimen lo es contra las personas, ya
que sin un agraviado un crimen nunca llegara a cobrar carta de naturaleza. Lo
que se pretende con esta clasificacin es diferenciar aquellos crmenes que tienen
una raz econmica todos los que afectan a la propiedad privada o colectiva,
de los que carecen de ella. Los delitos contra las personas englobaran todo tipo
de agresiones, verbales o fsicas, contra un individuo, todo lo que, en definitiva,
se identifica con violencia. El objetivo ltimo de esta clasificacin es establecer
parmetros del ndice de violencia personal en una sociedad y de cmo evolucio-
na, estableciendo as mismo parmetros de la evolucin del delito de raz econ-
mica al objeto de relacionarlos con cambios globales en los sistemas econmicos
y sociales. La dificultad es obvia. La violencia personal nunca puede considerar-
se totalmente ajena a factores econmicos, e igualmente el delito contra la pro-
piedad nunca est totalmente exento del recurso a la violencia fsica.

2.2. Quines son los delincuentes?

De nuevo se plantea una cuestin que para algunos puede parecer obvia e
innecesaria, pero que resulta de gran importancia para entender el mundo de la
delincuencia en su globalidad. Por supuesto, la pregunta que abre este apartado

16. WEISSER adopta esta clasificacin, aun reconocindola excesivamente simple, como es-
quema de trabajo imprescindible a efectos de comparar resultados entre diversas regiones. Crime and
Punishment in Early Modern Europe, p. 15.
17. As por ejemplo, PIKE en su artculo "Crime and Punishment in Sixteenth-century Spain",
p. 692.

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podra ser contestada por cualquiera, sin riesgo a equivocarse, de una manera tan
simple como decir que delincuente es toda persona que comete un delito, una
infraccin a la ley vigente en una sociedad y tiempo determinados. El problema
radica en la carga de percepcin subjetiva que encierra la propia palabra, y como
ejemplo podemos considerar el mundo que nos rodea. Si nos atenemos a la
definicin que acabamos de considerar, tan delincuente sera hoy en da la perso-
na que comete un delito fiscal evadiendo impuestos, como el joven de un barrio
marginal que atraca a un transente a punta de navaja. Y, sin embargo, nuestros
parmetros mentales hacen que pocas veces usemos el trmino delincuente en el
primer caso y que siempre lo hagamos en el segundo.
Si nos remontamos a un periodo que queda varios siglos atrs, la necesidad
de plantearnos una definicin de delincuente que capte la subjetividad de esa
poca se hace totalmente necesaria. Eran considerados o definidos todos los
individuos que cometan una infraccin contra la ley del mismo modo? La res-
puesta no puede ser unvoca, puesto que entran en juego factores culturales que
operaban de modo diferente en cada espacio geogrfico. En trminos generales,
podramos decir que en el periodo final de la Edad Media la consideracin del
presunto infractor variaba notablemente en funcin de su rango social, del tipo
de infraccin cometida y de contra quin la haba cometido. De momento baste
con citar algunos ejemplos ilustrativos de estas diferencias en distintos mbitos
geogrficos.
En el siglo XIV, si nos atenemos a los documentos judiciales, la violencia
fsica en las ciudades flamencas era ms una cuestin privada que un delito. Los
arreglos privados entre las partes, y no la justicia civil, resolvan la mayor parte
de las agresiones fsicas, incluido el asesinato. As pues, los ciudadanos que
cometan actos violentos no eran considerados delincuentes, ni perseguidos por
la ley como tales. En palabras de D.H. Nicholas, en las ciudades flamencas no
era delito asesinar a un vecino, sino fracasar a la hora de ofrecer una compensa-
cin adecuada a su familia '8.
Pero si en las ciudades flamencas en el siglo XIV cometer un asesinato
poda solventarse con el simple pago de una compensacin a los familiares de la
vctima, en Francia, por la misma poca, el robo de un pedazo de pan poda
acarrear para el infractor la pena de muerte. Poco importaba que el valor de los
bienes robados fuera insignificante, la justicia parisina consideraba que el reinci-
dente en un delito de robo era un "tres fort larron" y no mereca otro castigo que
la muerte. Sobre 85 acusdos de robo juzgados en el Chatelet de Pars entre 1389
y 1392, 73 fueron condenados a muerte y ejecutados por diferentes mtodos 19.

18. Esta interesante cuestin sociocultural es puesta de manifiesto por D.H. NICHOLAS en su
artculo "Crime and Punishment in Fourteenth-century Ghent", en Revue Beige de Philologie et
d' Histoire, 43 (1970), p. 1176.
19. Datos ofrecidos por B. GEREMEK, The Margins of Society in Late Medieval Paris,
Cambridge, 1987, pp. 49-52.

[71 237
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Otro buen ejemplo sobre la arbitrariedad con que a fines de la Edad Media y
principios de la Moderna se juzgaba la infraccin de la ley lo podemos tomar de
Castilla. Por una ley de 1539 se estableca que todos los gitanos entre 20 y 50
arios de edad fueran condenados a galeras por un plazo de 6 arios, por ser
hombres sin empleo que vivan sin un maestro. Arios ms tarde se endureceran
aun ms las leyes contra vagabundos y mendigos, constituidos legalmente en
delincuentes por el simple hecho de carecer de trabajo y residencia estables 20
Este ejemplo podra ilustrar muy bien lo que Michael Foucault defini como el
intento por parte de la justicia de criminalizar las costumbres de los pobres en
aras de conseguir una mayor disciplina de trabajo, poltica que se acometi con
fuerza desde comienzos de la Edad Moderna 21.
Otra cuestin que debe ser planteada en torno al carcter de los delincuentes
tardomedievales es la relacin entre marginalidad y delincuencia, trminos que
en muchos estudios sobre el tema tienden prcticamente a identificarse, o, cuan-
do menos, a asociarse en una relacin de causa-efecto".
No es ningn descubrimiento, y el mundo que nos rodea es el mejor ejem-
plo, que la marginalidad social es el medio, el caldo de cultivo, en el que se
hacen, viven y mueren buena parte de los delincuentes 23. As, el comportamiento
criminal en general, y las motivaciones de cada crimen en particular, pueden ser
vistos como la reaccin ante una serie de factores y circunstancias socioeconmi-
cas que conviene analizar en cada caso. Como afirma M. Weisser, muchos de los
delincuentes de fines de la Edad Media y podra aadirse "de cualquier poca"
eran vctimas de fuerzas sociales que escapaban a su comprensin y control 24.
Sin embargo, un problema metodolgico de primera magnitud es el de la propia
definicin de marginalidad, tema que ha ocupado innumerables pginas sin que
por ello se pueda decir que hoy tengamos una idea clara de quines eran los

20. Estas leyes son citadas por THOMPSON en "A Map of Crime in Sixteenth-century
Spain", p. 245.
21. M. FOUCAULT, Vigilar y castigar. Nacimiento de la prisin, Madrid, 1990, pp. 31-32.
SHARPE opina que la tendencia hacia la criminalizacin de los menos prsperos debera remontarse
a la Baja Edad Media, como lo demuestran los estudios sobre comunidades rurales inglesas en dicho
periodo. Cfr. "The History of Crime in Late Medieval and Early Modem England", pp. 194-195.
22. Sirva de ejemplo el artculo de Giorgetta BONFIGLIO-DOSCIO, "Criminalit ed emargi-
nazione a Brescia nel primo Quattrocento", en Archivio Storico Italiano, 495-496 (1978), pp. 113-
164. Despus de ofrecer un estudio tipolgico y estadstico del delito en Brescia, la autora relaciona
su importancia con la presencia en la ciudad de un colectivo importante de inmigrantes poco o nada
integrados, con la crisis estructural de la organizacin corporativa del trabajo y con la penuria
econmica de un amplio sector de la poblacin.
23. Una pintura impresionantemente vvida de la relacin entre ambientes marginales urbanos
y delincuencia puede hallarse en NARBONA VIZCAINO, Malhechores, violencia y justicia ciuda-
dana, especialmente captulo 6, "La violencia al margen de la sociedad", pp. 127-144.
24. WEISSER, Crime and Punishment in Early Modern Europe, p. 3. El caso de los gitanos
condenados a galeras en Castilla a comienzos del siglo XVI sera un buen ejemplo de la casustica a
que aludimos.

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La delincuencia afines de la Edad Media. Un balance historiogrfico

marginados medievales, acostumbrados como estamos a ver englobados bajo


esta categora a mujeres, minoras tnicas, pobres, vagabundos, asalariados, etc.
Por el momento, una de las reflexiones ms lcidas sobre las relaciones
entre marginalidad y delincuencia, y ms concretamente sobre la esencia de la
marginacin en los marcos urbanos, la debemos a R. Narbona Vizcano, que
acierta claramente al afirmar que "lo que algunos autores han denominado 'ele-
mento marginado' no constituye ms que un grupo de individuos que, bajo
determinados tipos de presiones y coerciones quedan fuera de los mecanismos
econmicos y polticos que rigen la ciudad. Sin embargo son elementos urbanos,
viven en la ciudad, all practican sus actividades nefandas, precisamente porque
son un elemento ms del sistema urbano. En realidad no estn al margen de ella,
sino completamente adaptados, eso s, ilegalmente, al orden, al modo de vida que
en ellas es obligatorio seguir"".
Ahora bien, no todo el delito puede asociarse al mundo de los marginados
sociales, y menos aun en la poca final de la Edad Media ". En este periodo
segua siendo frecuente, aunque menos que en el pasado, el tipo social del noble
depredador que capitaneaba bandas de malhechores 22, o el joven patricio urbano
italiano que recurra con asiduidad a la violencia para saciar sus apetitos sexua-
les 28, por citar ejemplos de la implicacin en el mundo del delito de las clases
altas. Y qu decir de ese estrato social intermedio, con mucho el ms amplio,
cuyos integrantes pueden haber engrosado las estadsticas criminales por hechos
tan asociados a su vida cotidiana como una ria, una blasfemia dicha en mal
momento, o el no poder superar ante una oportunidad clara la codicia de los
bienes ajenos.
En definitiva, marginalidad y delincuencia se vern asociadas en muchas
ocasiones a fines de la Edad Media, pero fuera de esa asociacin queda un
amplio espectro de delitos y delincuentes, tal vez incluso ms amplio, que hay
que explicar por otras vas. Como puntualizaba Michael Weisser, Europa siem-
pre ha distinguido una "clase" de delincuentes profesionales, individuos cuya

25. NARBONA VIZCANO, Malhechores, violencia y justicia ciudadana, p. 127.


26. En palabras de Elisabeth PA VAN, "les tudes nombreuses sur la criminalit dans le ville
ancienne montrent bien son intgration profonde et l'troitesse des rapports qui la he la vie
quotidienne plut6t qu'a la marginalit". "Violence, societ et pouvoir Venise (XIV-XV sicles)", en
Melanges de l'Ecole Franaise de Rome, 96 (1984) p. 914.
27. Estamos ante lo que en terminologa inglesa se denomina "fur-collar crime", estudiado por
Barbara A. HANAWALT en su artculo "Fur-collar Crime: The Pattern of Crime among the Fourte-
enth-century English Nobility", en Journal of Social History, 8 (1975), pp. 281-297.
28. Stanley CHOJNACKI apunt la vinculacin predominante del patriciado urbano venecia-
no con delitos de ndole sexual en la poca de plenitud medieval, "Crime, Punishment, and the
Trecento Venetian State", en Violence and Civil Disorder in Italian Cities. 1200-1500, L. Martines
(ed.), Berkeley, 1972, p. 199. Guido RUGGIERO ha demostrado que en este sentido no hubo
cambios notables a lo largo del siglo XIV. Cfr. "Sexual Criminality in the Early Renaissance: Venice
1338-1358", en Journal of Social History, 8 (1975), pp. 18-37; y The Boundaries of Eros: Sex Crime
and Sexuality in Renaissance Venice, Oxford, 1985.

[91 239
JUAN MIGUEL MENDOZA GARRIDO

completa existencia (seguramente breve) se desenvuelve planeando y cometien-


do toda clase de delitos, y un grupo de delincuentes casuales, o "amateurs", que
pueden haber cometido un delito ocasionalmente y ante circunstancias extraordi-
narias ". En el primer caso parece bastante clara, aunque tampoco se puede ser
tajante, la vinculacin de estos delincuentes con un medio social marginal. En el
segundo de los casos estaremos preferentemente ante lo que Elisabeth Crouzet-
Payan calific de criminalidad integrada en la vida cotidiana.

3. DIFERENTES APROXIMACIONES TERICAS

Despus de las breves consideraciones iniciales planteadas, vamos a pasar a


analizar algunas de las perspectivas que los historiadores han adoptado a la hora
de estudiar la delincuencia. Intentaremos, en la medida de lo posible, diferenciar
una serie de lneas de trabajo bastante individualizadas, aunque somos conscien-
tes de que los logros ms importantes en el estudio de la delincuencia han venido
por parte de aquellos que han sabido combinar y complementar mtodos y teo-
ras diversas. Por supuesto, se podran mencionar ms lneas de las que quedarn
reflejadas en las siguientes pginas, pero conscientemente hemos querido limi-
tarnos a aquellas ms enraizadas en el quehacer histrico, dejando de lado las
aproximaciones que han podido realizarse desde campos tan exticos para el
historiador como pueda serlo la criminologa.

3.1. Aportaciones de la Historia del Derecho

La Historia del Derecho es, desde hace largo tiempo, una rama de la Histo-
ria o, si se prefiere, del Derecho con una personalidad, objeto y metodologa
bien definidos. Dentro de su campo de estudio, la Historia del Derecho Penal ha
gozado desde siempre de una atencin preferente, y fue esta lnea de investiga-
cin la pionera en atender a temas relacionados con la delincuencia desde una
perspectiva histrica ". En la actualidad, los estudios sobre la historia del Dere-

29. WEISSER, Crime and Punishment in Early Modern Europe, p. 7. Sobre la definicin de
"criminal profesional", "clase criminal" y "criminal amateur", tambin puede verse SHARPE, "The
History of Crime in Late Medieval and Early Modem England", p. 199.
30. SHARPE, Crime in Early Modern England, p. 7, seala este carcter pionero de la Histo-
ria del Derecho en el estudio de la delincuencia. C. LVAREZ ALONSO critica de Sharpe que, pese
a su reconocimiento de la importancia del marco legal, finalmente hipervalora los aspectos econmi-
cos y sociales del delito. Cfr. "Tendencias en la investigacin del Derecho Penal histrico. Los casos
de Gran Bretaa, Francia e Italia como excusa", en Sexo Barroco y otras transgresiones premoder-
nas, p. 202. Esta crtica es tan fcil como intrascendente, pues no se puede criticar a un historiador
que se propone realizar un estudio social y econmico del delito el no adoptar criterios propios de los
historiadores del Derecho.

240 [10]
La delincuencia afines de la Edad Media. Un balance historiogrfico

cho Penal continan vigentes y no dejan de aportar materiales susceptibles de ser


integrados en estudios globales sobre la delincuencia de un periodo concreto '.
Cuales son los aspectos sobre los que pueden iluminarnos los estudios
sobre la historia del Derecho Penal? Para empezar, el conocimiento del Derecho
Penal de la Baja Edad Media nos permite comprender el estado de mayor o
menor "madurez" de las instituciones que tenan a su cargo el control y la
represin de la delincuencia, dependiendo del grado de eficacia con el que se
organizara y desarrollara el procedimiento procesal en las cortes de justicia. En
este sentido, la valoracin del Derecho Penal bajomedieval ha experimentado
cambios desde los estudios pioneros de fines del siglo XIX y principios del XX,
en los que se caracterizaba el periodo entre los siglos XIII y XVI como una
poca de estancamiento, marcada por pervivencias medievales como la existen-
cia de interminables esferas de apelacin, los beneficios concedidos al estamento
clerical, lo intrincado del procesamiento judicial, la multiplicidad de jurisdiccio-
nes y, tal vez por todo lo anterior, el recurso por gran parte de la poblacin al
derecho privado para saldar asuntos criminales ".
En la actualidad, las consideraciones en torno al Derecho Penal tardomedie-
val han derivado hacia una cierta visin positiva, matizada segn el marco geo-
grfico que se estudie. Los trabajos ms recientes sobre la evolucin del Derecho
Penal ingls a fines de la Edad Media han mostrado que el periodo del siglo XIII
al XVI contempl ms cambios y mejoras de las que se haban sealado y han
llegado a calificar esta poca como un tiempo de "relativa ilustracin" ". No son
tan optimistas, sin embargo, los historiadores que han centrado su atencin en
otras zonas geogrficas, llegando algunos a concluir que en cuanto a la racionali-
dad del sistema jurdico pblico, durante el siglo XVI Francia estaba 100 arios
por detrs de Inglaterra, Alemania estaba 200 aos detrs de Francia y Espaa
andaba, al menos, otros 100 aos por detrs de Alemania 34.
31. Resulta bastante sugerente la propuesta que haca CLAVERO en cuanto a la necesidad de
investigar la funcin que las relaciones jurdicas cumplen en el conjunto de las que articulan a las
clases y grupos sociales en cada periodo histrico. Cfr. "La Historia del Derecho ante la Historia
Social", en H.I.D., 1 (1974), p. 259. Esta propuesta debera aplicarse, sin duda, al estudio de los
aspectos jurdicos de la delincuencia, tal y como han sabido entenderlo algunos investigadores
anglosajones, frente a otros historiadores del derecho ms aferrados a la tradicin jurdico-formal.
Esta diferenciacin de posturas entre los historiadores del derecho, referida al caso italiano, es puesta
de relieve por A. ZORZI, "Tradizioni storiografiche e studi recenti sulla giustizia nell'Italia del
Rinascimento", en Cherion, 16 (1991), p. 29.
32. Este tipo de consideraciones negativas predominaba, por ejemplo, entre los "clsicos" de
la historia del Derecho Penal ingls. Cfr. J.B. BELLAMY.: Criminal Law and Society in Late
Medieval and Tudor England, Nueva York, 1984, p. 1.
33. "Relative enlighment" es la expresin empleada por BELLAMY, Criminal Law and So-
ciety in Late Medieval and Tudor England, p. 3. Este autor destaca las reformas del proceso judicial,
tendentes a simplificarlo y abreviarlo, culminadas por Ricardo II en 1391. Semejante vitalidad parece
entreverse en la evolucin de la justicia criminal en el marco italiano. Cfr. ZORZI, A., "Aspetti e
problemi dell'anuninistrazione della giustizia penale nella Repubblica florentina", en Archivio Stori-
co Italiano, 145 (1987), pp. 392-453 y 527-578.
34. Esta pictrica comparacin, tal vez intencionadamente exagerada, es realizada por WEIS-
SER, Crime and Punishment in Early Modern Europe, p. 52.

[11] 241
JUAN MIGUEL MENDOZA GARRIDO

En lneas generales, puede decirse que la Edad Media ha sido considerada


un periodo en el que el Derecho Penal, si brillaba por algo era por su ineficacia.
Es slo en el periodo tardomedieval en el que empiezan a esbozarse, no sincrni-
camente en todos los estados europeos, algunos desarrollos que reflejan un cam-
bio de concepcin en el Derecho Penal, cada vez ms un asunto de inters
pblico que el Estado aspira a controlar y a optimizar en aras de un beneficio
que, no nos engaemos, era el de las oligarquas que aspiraban a reforzar su
control social y econmico sobre el resto de la poblacin 35 . Este es otro punto
sobre el que los estudios sobre historia del Derecho pueden y deben arrojar luz,
por cuanto estudiando los temas que ms preocupaban a los legisladores de una
poca podemos acercarnos a los intereses que en ese momento pretenda defen-
der el Estado, as como por va de omisin podemos atisbar aquellos otros
desarrollos sociales que el legislador no consideraba peligrosos, o simplemente
no eran significativos en la poca a estudiar.
Si nos situamos en Espaa, los historiadores del Derecho no han dejado de
aportar interesantes trabajos sobre el Derecho Penal castellano a fines de la Edad
Media. Considerada esta poca un periodo de innovaciones en cuanto al ordena-
miento jurdico se refiere desde el ordenamiento de las Cortes de Toledo de
1480 a las Leyes de Toro de 1505, lo cierto es que en el terreno de la prctica
cotidiana el inmovilismo y las resistencias al cambio fueron la nota ms destaca-
da ". Otras interesantes perspectivas se ofrecen desde este campo sobre las rela-
ciones entre mentalidad religiosa y delito, lnea que puede considerarse bien
reflejada en la obra colectiva Sexo barroco y otras transgresiones premodernas,
que auna aportaciones de diversos historiadores del Derecho espaoles, encabe-
zados por Francisco Toms y Valiente37.

35. LANGBEIN, Prosecuting Crime in the Renaissance, analiza los cdigos criminales que
desde comienzos del siglo XVI comienzan a establecerse con carcter estatal en el Imperio (Lex
Carolina de 1532), Francia (Ordenamiento de Villers-Cotterets de 1539) e Inglaterra (Manan Statutes
de 1554) y destaca el intento de racionalizacin y agilizacin del procedimiento criminal que supu-
sieron. Sin embargo, si por un momento abandonamos nuestro marco cronolgico para analizar un
desarrollo a largo plazo, podemos contemplar cmo en el siglo XIX, en la Inglaterra victoriana, el
funcionamiento supuestamente racional de la justicia criminal condenaba a las clases trabajadoras a
una casi total y amarga desproteccin, como demuestra D. PHILIPS al estudiar Wolverhamptom,
donde de 59 robos conocidos en un ao slo 1 fue encausado, por carecer en el resto de los casos los
agraviados de medios para pagar los gastos de la causa. Crime and Authority in Victorian England.
The Black Country, Londres, 1977, p. 114.
36. As lo considera P.A. PORRAS ARBOLEDAS, "El Derecho castellano a comienzos del
siglo XVI. Notas sobre Derecho Penal, Privado y Laboral", en Revista de la Facultad de Derecho de
la Universidad Complutense de Madrid, 75 (1990), pp. 789-790.
37. El conjunto es bastante desigual, tanto en lo que a metodologa se refiere como en cuanto a
los resultados de cada trabajo. As, el libro nos lleva desde las narraciones detalladas de casos
especficos por parte TOMS Y VALIENTE ("Delincuentes y pecadores") a los planteamientos ms
tericos de CLAVERO ("Delito y pecado"), para pasar luego a estudios basados en a fuentes litera-
rias ("Justicia penal y teatro Barroco" y "Duelos y desafos en el Derecho y la Literatura", de J.L.
BERMEJO CABRERO) y sobre la Inquisicin.

242 [12]
La delincuencia afines de la Edad Media. Un balance historiogrfico

En definitiva, los datos que la historia del Derecho aporta sobre el Estado, la
concepcin y ejecucin de la ley y la determinacin de lo que es delito son
imprescindibles a la hora de abordar un estudio global de la delincuencia en un
periodo concreto, siempre que se puedan y sepan engarzar en anlisis multifacto-
riales que desenmascaren los intereses socioeconmicos y polticos que la ley
defiende en toda poca y lugar".

3.2. La estadstica aplicada al estudio del delito

Para abordar un estudio sobre la delincuencia de un periodo histrico siem-


pre resulta positivo recurrir a series documentales aptas de ser tratadas estadsti-
camente, lo cual es menos factible a medida que el periodo que nos interesa se
aleja en el tiempo. La Baja Edad Media, qu duda cabe, se inscribe de lleno en lo
que se ha dado en llamar periodo preestadstico, lo cual no obsta para que,
cuando las circunstancias lo permiten, el historiador recurra a un tratamiento
estadstico de las series documentales.
Una de las estrategias ms seguidas por los estudiosos de la delincuencia
medieval ha consistido en encontrar un buen archivo judicial, sistematizar su
informacin y producir estudios estadsticos sobre las fluctuaciones tipolgicas
del delito a lo largo del tiempo 39 . Este tipo de estudios permite conocer los
delitos ms frecuentes en un espacio y tiempo concretos y su evolucin, pero es
necesario recurrir a informaciones complementarias que permitan explicar las
causas de las figuras estadsticas, como por ejemplo la evolucin de precios y
salarios en la poca estudiada, el nivel de desarrollo econmico de la zona, el
tipo de organizacin social imperante, etc. Si no es para inscribir los datos
estadsticos en estudios ms completos, la cuantificacin del delito se vera redu-
cida a una mera curiosidad anecdtica que explica poco sobre la sociedad en la
que se producan los fenmenos delictivos4.
La cuantificacin, aplicada a la historia de la delincuencia en un periodo
preestadstico, es sin duda un arma de dos filos cuyos peligros son evidentes. El

38. Desgraciadamente, no parece ser sta la linea que ms interesa a algunos historiadores del
Derecho espaoles, como se intuye por las crticas que LVAREZ ALONSO hace de algunos
investigadores ingleses como SHARPE, del que parece lamentar que se dedique "no tanto esclarecer
categoras o a efectuar anlisis de Derecho como a contribuir al conocimiento de una determinada
sociedad en una forma ms totalizadora, su mentalidad, el medio cultural en definitiva, sirvindose
de recursos jurdicos, s, pero hipervalorando el medio econmico y las relaciones sociales en gene-
ral". "Tendencias en la investigacin del Derecho Penal histrico", p. 202.
39. Como estudios de este tipo podran citarse, entre otros, los de J. GIVEN, Society and
Homicide in Thirteenth-Century England, Standford, 1977; HANAWALT, Crime and Confiict in
English Communities; y BONFIGLIO-DOSCIO, "Criminalit ed emarginazione a Brescia".
40. El problema surge cuando las fuentes disponibles para el estudio de la delincuencia medie-
val son tan parcas que apenas permiten otra cosa que proceder a la cuantificacin de tipos delictivos.
Cfr. J.B. POST, "Crime in Later Medieval England: Some Historiographical Limitations", en Conti-
nuity and Change, 2 (1987) p. 212.

[13] 243
JUAN MIGUEL MENDOZA GARRIDO

culto al nmero, asumido por algunos historiadores deseosos de imprimir un


carcter cientfico y objetivo a su labor, puede producir imgenes de una socie-
dad histrica tan deformadas como aquellas basadas en meras especulaciones
cualitativas sin apoyos documentales. El riesgo, como siempre, procede de la
conversin de lo que bien pudiera ser un fragmento de verdad en una verdad
global e indiscutible'''.
En lo que a la delincuencia medieval se refiere, dado que los registros
judiciales o de cualquier otro tipo que recogen informacin sobre el delito
son tan escasos, incompletos y sesgados por su propia intencionalidad originaria,
convertir sus cifras en cuadro definitivo de lo que fue la delincuencia medieval
parece a todas luces una sublimacin que puede incurrir en errores graves. As lo
plantea, por ejemplo, J.A. Sharpe, quien refirindose al empleo de la estadstica
para el estudio de la delincuencia a comienzos de la Edad Moderna avisa de que
la cuantificacin debe ser limitada en sus ambiciones, extremadamente cautelosa
en sus mtodos y presentar sus resultados con sumo cuidado, para concluir que
no es slo contar lo que el historiador debe hacer en los archivos judiciales 42.
En definitiva, all donde las fuentes lo permiten, el tratamiento estadstico
de los datos sobre la delincuencia medieval debe ser acometido, conscientes
siempre de que la cuantificacin debe ser un medio y no un fin para el historia-
dor de la delincuencia, cuyo objetivo final debe situarse en la comprensin y
explicacin de los fenmenos delictivos y no slo en su cuantificacin.

3.3. La delincuencia en el marco de la Historia Social y Econmica

La inclusin del estudio del delito dentro de una perspectiva socioeconmi-


ca ha sido una de las estrategias que ms ha profundizado nuestro conocimiento
de la delincuencia medieval, al tiempo que ha permitido un acercamiento a la
sociedad y economa de esa poca desde una perspectiva nueva y enriquecedora.
La dimensin social y econmica de la delincuencia en cualquier periodo histri-
co es innegable, y esto nos lleva a dos conclusiones: mal podremos explicar las
causas de la delincuencia de un periodo sin atender a los rasgos sociales y

41. As lo advierte A. SOMAN, cuando afirma que "on ne sauraint surestimer les consquen-
ces de l'analyse prcedente sur l'etude de l'histoire de la criminalit. Elles imposent de srieuses
restrictions sur les nombreuses tudes quantitatives de documents judiciaires et illustrent la vanit des
extrapolations qui prtendent valuer la criminalit relle partir de tels documents. En effet les
proces entarns devant les tribunaux ne reprsentent qu'une fraction indetermine de la criminalit
apparente". "L'infra-justice a Paris d'aprs les archives notariales", en Histoire, Economie et Societ
(1982) p. 369.
42. Tambin avisa SHARPE de que la cuantificacin "naif' es una de las trampas en las que el
historiador de la delincuencia puede caer demasiado fcilmente. Cfr. Crime in Early Modern En-
gland, pp. 10 y 15. Este mismo historiador manifiesta sus dudas con respecto a los trabajos que
pretenden caracterizar, en uno u otro sentido, la delincuencia del periodo tardomedieval exclusiva-
mente mediante a series demasiado cortas y aisladas de documentacin de los archivos judiciales.
Cfr. "The History of Crime in Late Medieval and Early Modem England", p. 190.

244 [14]
La delincuencia afines de la Edad Media. Un balance historiogrfico

econmicos del mismo y, llegando ms lejos, mal podremos entender la organi-


zacin social y econmica de un periodo sin atender a los fenmenos que contra-
vinieron "la norma", entre otros la delincuencia. Este doble razonamiento ha sido
entendido y puesto en- prctica por algunos historiadores que se han acercado al
tema de la delincuencia animados por algo ms que una simple curiosidad mor-
bosa, siendo quizs paradigma de ellos el ya fallecido M.R. Weisser, en cuyos
trabajos ha quedado perfectamente reflejada la dimensin integradora de este
enfoque.
Propugnaba Weisser que, al igual que un estudio sobre la pobreza debera
informarnos en gran medida sobre la acumulacin de la riqueza, un estudio sobre
la delincuencia debera ilustrar una amplia variedad de actividades no criminales.
Partiendo de ese razonamiento, su objetivo era analizar algunas de las transfor-
maciones que se dieron en la sociedad europea en los comienzos de la Edad
Moderna desde la perspectiva de la delincuencia del periodo, observando la
incidencia del delito y el comportamiento de los criminales como muestra del
modo en que la sociedad estaba cambiando ". Y esto se podra hacer prestando
atencin a dos aspectos interrelacionados: por un lado, las relaciones sociales
que se deducen del delito, tanto a nivel de individuos como de grupos amplios, y,
por otro, las informaciones que se pueden deducir desde la delincuencia sobre el
desarrollo econmico de una regin.
Qu puede ensearnos la delincuencia sobre la situacin social de un pe-
riodo? En este punto, habra que fijar nuestra atencin en la personalidad tanto
de los delincuentes como de los denunciantes. Proceden todos los delincuentes
de un submundo marginado? Delinquen contra individuos de un estrato social
superior? O, por el contrario, pertenecen delincuentes y denunciantes a un mis-
mo grupo social? Son incluso vecinos? La respuesta a estos interrogantes arro-
jara luz sobre la existencia o no en una regin de tensiones sociales latentes, de
fenmenos de explotacin social, de predominio de un determinado tipo de oli-
garquas, etc.
Fijmonos tambin en las relaciones entre el mundo del trabajo y el mundo
del delito. La profesin de los delincuentes es un indicador, no siempre atendido,
de cmo el delito, de una forma o de otra, era un recurso necesario para la
subsistencia de familias enteras, un indicador de la dura vida cotidiana de aque-
llos que, pese a su trabajo continuo, no alcazaban los ingresos necesarios para
sobrevivir sin apuros. Pero no conviene olvidarse del delincuente de clase alta.
Reflejan sus delitos una opresin y abuso contra los menos favorecidos? Son,
por el contrario, reflejo de una sociabilidad violenta incluso con los miembros de
su mismo rango social? Una lectura cuidadosa de la delincuencia tardomedieval
debera arrojar luz sobre esta diversidad de facetas de la sociabilidad de la poca,
matizar las diferentes realidades que se vivan en diferentes escenarios, como el

43. WEISSER, Crime and Punishment in Early Modern Europe, p. 1.

[15] 245
JUAN MIGUEL MENDOZA GARRIDO

campo y la ciudad, y, en fin, sobre tantos aspectos que las fuentes tradicionales
utilizadas en estudios sociales dejan en el lado oscuro".
Otro tema que ha interesado a los historiadores que han optado por un
acercamiento a los aspectos sociales de la delincuencia es el del papel jugado por
la ley y la justicia en la evolucin histrica. Desde una ptica marxista, historia-
dores como el propio M. Weisser, D. Hay 45 o E.P. Thompson 46 han tratado de
desenmascarar los objetivos perseguidos por los defensores de la ley y el orden
en diferentes momentos histricos, para concluir que el control de la justicia y de
los mecanismos represivos ha sido un factor clave en la imposicin y defensa de
los intereses de las lites sociales que controlaban igualmente los resortes econ-
micos y polticos.
Qu nos puede enseriar un estudio sobre la delincuencia sobre el desarrollo
econmico de un periodo? Si queremos responder a este interrogante deberamos
prestar atencin fundamentalmente a delitos como el robo, fijndonos en aspec-
tos tales como los bienes que se roban y los lugares en que se llevan a cabo esos
robos. La abundancia de robos de productos manufacturados, artculos de lujo o
dinero nos situara claramente en una regin con una economa desarrollada y
con centros urbanos pujantes. Si esos artculos de lujo no son producidos en la
regin tendramos un nuevo indicio de que actan corrientes comerciales ms o
menos importantes. Si, por el contrario, el robo se reduce mayoritariamente a
productos primarios, artculos de primera necesidad, de uso cotidiano y escaso
valor, podemos imaginar que en la regin estudiada predomina una economa
rural, escsamente desarrollada y ajena a corrientes comerciales de importancia.
Para finalizar, el conocimiento de los caminos y rutas donde actan bandidos y
salteadores nos acercar, con toda seguridad, a las vas de trfico y flujo de
mercancas de la regin, a las arterias que comunican entre s a los principales
centros productores y redistribuidores.
Estos son slo algunos de los aspectos de carcter social y econmico que
un estudio de la delincuencia serio y alejado de la mera ancdota puede y debe
ilustrar. El filn es inagotable y depende en gran medida de la imaginacin con
que el historiador se acerque a la documentacin.

44. Un buen ejemplo de estudio sobre la delincuencia con un objetivo fundamentalmente


social es el de SHARPE, Crime in Early Modern England, que en la definicin de objetivos realizada
en el primer captulo (p. 15) afirma estar interesado en la dimensin social del crimen en el contexto
de la transicin del feudalismo al capitalismo, como va de acercamiento a temas tales como la vida
cotidiana y el funcionamiento de las comunidades locales, el control social de la ley, las diferencias
sociales ante la ley, la ideologa de los grupos en posiciones de autoridad y poder, etc.
45. HAY, D., "Property, Authority and the Criminal Law", en Albion' s Fatal Tree: Crime and
Society in Eighteenth-centuty England, Londres, 1975, pp. 17-63.
46. THOMPSON, E.P., Whigs and Hunters: (he Origin of the Black Act, Londres, 1975.

246 [16]
La delincuencia afines de la Edad Media. Un balance historiogrfico

3.4. La "Historia de las Mentalidades" y su enfoque de la delincuencia

"Historia de las Mentalidades" es una etiqueta historiogrfica relativamente


nueva que muchos historiadores pretenden autoadjudicarse, siguiendo, en mu-
chos casos a bastante distancia, los pasos que marcan investigadores franceses de
la talla de G. Duby o J. Le Goff. Habindose constituido esta etiqueta en una
autntica "moda" entre los historiadores, se ha llegado a un punto en el que, hoy
por hoy, prcticamente cualquier temtica encuentra cabida en la historia de las
mentalidades, siempre que se dote de un cierto enfoque antropolgico y/o etnol-
gico. Como no poda ser menos, los estudios sobre la delincuencia tambin han
encontrado su hueco en este campo, aunque no siempre con la claridad de ideas
que hubiese sido deseable. Pese a todo, algunos de los enfoques que se han dado
al estudio de la delincuencia medieval desde este punto de vista han sido muy
positivos y han diversificado los temas a indagar en el marco de un estudio sobre
la delincuencia.
Si nos fijamos en los trabajos que han abordado la delincuencia medieval
desde el punto de vista de las mentalidades, lo primero que llama la atencin es
que stos se han centrado en una tipologa de delitos muy concreta: principal-
mente en aquellos delitos que afectan a las relaciones personales (violencia fsica
y verbal) y en aquellos que afectan a la moralidad o a las costumbres (prostitu-
cin y delitos sexuales), siendo escasa o nula la preocupacin por los delitos
contra la propiedad.
En el campo de los estudios sobre la violencia medieval merecen ser desta-
cados los trabajos de Elizabeth Payan sobre Venecia. Esta historiadora ha abierto
lneas muy sugerentes al plantear temas como la ritualizacin de la violencia, su
integracin como un elemento ms de la vida cotidiana, su influencia en la
creacin de esquemas mentales percepciones sobre el tiempo y el espacio
urbanos y, en fin, su importancia a la hora de entender un sistema cultural 47. Pero
antes de llegar a estos planteamientos Pa yan ya se haba interesado en temas
como los intentos de controlar la noche urbana por parte de las autoridades
venecianas, la necesidad de definir una moralidad pblica como elemento inelu-
dible en la constitucin de un aparato estatal, los mecanismos de represin contra
las desviaciones de la "norma", etc. Es decir, esta historiadora llegaba al estudio
de la violencia como conclusin lgica de un proceso de indagacin en los
mecanismos de constitucin de un sistema cultural estatal, no por oportunismo o
aventurismo".

47. Estos temas fueron la principal preocupacin de PAVN en su artculo "Violence, societ
et pouvoir Venise (XIV-XV sicles): forme et volution des rituels urbaines", en Melanges de
l'Ecole Franaise de Rome, 96 (1984), pp. 903-936.
48. Testimonio de esta lnea progresiva de investigacin son sus artculos "Police des moeurs,
societ et politique Venise la fin du Moyen Age", en Revue Historique, 244 (1981), pp. 241-288;
y "Recherches sur la nuit vnitienne la fin du Moyen Age", en Journal of Medieval History, 7
(1981), pp. 339-356.

[17] 247
JUAN MIGUEL MENDOZA GARRIDO

Otro ejemplo de estudio en tomo a la violencia medieval digno de ser


mencionado es el de J. Chiffoleau sobre la delincuencia en Avignon durante el
siglo XIV 49. Este historiador someti a estudio los archivos judiciales de la
ciudad para concluir que la delincuencia que stos reflejan se caracteriza por el
predominio de delitos contra las personas (injurias, rias, agresiones fsicas y
sexuales) sobre cualquier otro tipo de delitos. Posteriormente explic las implica-
ciones de este hecho en la vida cotidiana de la ciudad y plante la existencia de
un sistema de violencia que se inscribe principalmente en el espacio pblico y se
relaciona con fenmenos de segregacin social, en ocasiones de antemano y en
otras sobrevenida. Tras mostrar ejemplos de otros ncleos urbanos, Chiffoleau
llegaba a la conclusin de que es este predominio de los delitos violentos lo que
define y caracteriza a la delincuencia "d'Ancien Rgime" y la diferencia de la
delincuencia que se desarrollar con posterioridad al siglo XVIII, punto ste ms
que debatido y sobre el que volveremos.
Dentro del panorama de estudios sobre la delincuencia medieval desde la
ptica de las mentalidades, podra mencionarse la lnea de trabajo seguida por
Guido Ruggiero, como Payan centrado en la Venecia tardomedieval. Comenz
este autor fijando su atencin en la violencia como rasgo de comportamiento de
la clase alta veneciana, pas despus a extender su estudio a todos los estratos
sociales y finalmente se concentr en un tipo de violencia concreto como es la
violencia sexual ". A lo largo de esa trayectoria Ruggiero ha tocado temas tales
como la integracin de la violencia en los comportamientos tpicos de los dife-
rentes grupos sociales, tanto cuando la ejecutan como cuando han de soportarla,
las relaciones entre enfermedad mental y delito, las percepciones sociales sobre
la violencia o la moralidad y costumbres asumidas frente a la desviacin. Todo
ello ha sido de una gran utilidad para profundizar nuestro conocimiento de las
mentalidades en Venecia a un nivel individual, de grupo y estatal.
Sin duda, uno de los tipos delictivos que ms ha interesado a los estudiosos
de las mentalidades ha sido la injuria y los delitos relacionados con la palabra.
En el prlogo a una obra reciente, J. Le Goff seala la importancia que reviste la
injuria para la identificacin de los valores de una sociedad y del funcionamiento
de las relaciones entre sus categoras y miembros, temtica que Marta Madero ha
indagado para la Castilla bajomedieval en una obra que pretende aunar antropo-
loga e historia 51 . Esta autora realiza un estudio sistemtico de las fuentes jurdi-
cas, administrativas y literarias, destacando su anlisis del vocabulario y de la
ideologa que emana de la consideracin de la injuria y de los malos gestos. Su
atencin se fija tambin en la gradacin de los castigos estipulados y en la

49. "La violencia au quotidien, Avignon au XIVe sicle d'aprs les registres de la cour tempo-
relle", en Melanges de l'Ecole Franoise de Rome, 92 (1980), pp. 325-371.
50. Violence in Early Renaissance Venice, New Brunswick, 1980; y The Boundaries of Eros:
Sex Crime and Sexuality in Renaissance Venice, Oxford, 1985.
51. MADERO, M., Manos violentas, palabras vedadas. La injuria en Castilla y Len (siglos
XIII-XV), Madrid, 1992.

248 [18]
La delincuencia afines de la Edad Media. Un balance historiogrfico

importancia y valor del objeto atacado, la honra personal, "un valor hecho de
orgullo y vanidad" 52 Todos estos temas nos acercan de un modo riguroso a
algunos tpicos de la mentalidad medieval y nos permiten interpretarlos en cuan-
to a su importancia como configuradores de la sociabilidad de la poca. Sin
duda, el trabajo de Marta Madero abre interesantes perspectivas para un posterior
acercamiento al tema de la injuria a travs de fuentes judiciales, que permitiran
conocer el funcionamiento prctico de lo que ella estudia en un nivel esencial-
mente terico.
Son bastantes ms los autores que, en uno u otro momento, intentan asumir
enfoques semejantes a los aqu mencionados en sus trabajos sobre delincuencia
medieval, pero, pese a su mayor o menor logro, ninguno ha asumido este enfo-
que y temtica de un modo tan constante, reflexionado y consecuente como los
autores citados. La historia de las mentalidades, cuando se practica con conven-
cimiento, aporta dimensiones importantes para el conocimiento de las causas y
repercusiones de los comportamientos delictivos; pero, en ocasiones, bajo su
bandera slo se han imprimido toscas pinceladas difcilmente integrables en una
visin global del fenmeno.
Hasta aqu se ha tratado de dejar constancia de algunas de las lneas de
trabajo ms importantes que se han seguido a la hora de abordar la delincuencia
como objeto de estudio histrico, sin que se haya tratado de realizar un comenta-
rio exhaustivo de toda la bibliografa sobre el tema ". Si alguna conclusin
debera surgir despus de esta breve exposicin, esa sera sin duda la necesidad
de adoptar un criterio metodolgico flexible, abierto a las sugerencias y alternati-
vas que se ofrecen desde puntos de vista y disciplinas diferentes y que no tienen
por qu ser encontrados. En el tema de la delincuencia, como en cualquier tema
que pueda merecer la atencin del historiador, la comprensin global del fen-
meno es enemiga de planteamientos exclusivistas y de creencias en la infalibili-
dad de una teora, mtodo o fuente en solitario. Si a la hora de concretar un
estudio regional sobre el delito tardomedieval la realidad de una parca disponibi-
lidad de fuentes fuerza a dejar de lado determinadas aproximaciones al fenme-
no, eso debe asumirse desde la discordancia entre lo que se hubiera deseado
hacer y lo que finalmente es posible hacer, pero estando alerta siempre de que los
resultados nunca sern definitivos y s abiertos a las modificaciones que algn
da el recurso a nuevas fuentes puede proporcionar.

52. MADERO, Manos violentas, palabras vedadas, p. 201.


53. Otros enfoques sobre la temtica, as como abundante bibliografa, pueden encontrarse en
R. LEVY y Ph. ROBERT, "Le sociologue et l'histoire pnale", en Annales E.S.C., 39 (1984), pp.
400-422; y R. ROTH, "Histoire pnale, histoire sociale: mme dbat?", en Deviance et Socit, 5
(1981), pp. 187-203. El estado actual y perspectivas de las investigaciones sobre la delincuencia
bajomedieval en Italia, junto con amplias bibliografas, puede encontrarse en la revista Ricerche
Storiche en artculos referidos a diferentes marcos regionales aparecidos en los nmeros de los aos
1989 a 1991.

[191 249
JUAN MIGUEL MENDOZA GARRIDO

4. EL HIPOTTICO MODELO DE DELINCUENCIA MEDIEVAL Y SU TRANSFORMACIN


HISTRICA

Despus de haber visto diferentes perspectivas que se han adoptado para


aproximarse al mundo de la delincuencia, llega el momento de plantearse qu
nos han aportado, a un nivel interpretativo, de cara a comprender los fenmenos
delictivos que se dieron en la Edad Media y su transformacin a medida que
palideca ese mundo medieval que les dio vida. Comentaremos, con un sentido
crtico que por supuesto no debe entenderse descalificador, los intentos de definir
un modelo de delincuencia medieval algunos diran de "Antiguo Rgimen",
diferenciado de un modelo de delincuencia "moderno", as como las diferentes
propuestas que se han dado sobre las causas, rasgos y cronologa de su transfor-
macin, dentro del contexto general de transicin de la Edad Media a la Moderna
, si se quiere, de la sociedad feudal a la capitalista.

4.1. Establecimiento del modelo

El establecimiento de un supuesto modelo de delincuencia medieval se ha


debido en gran medida a la comparacin de los resultados obtenidos mediante la
investigacin sistemtica en los archivos judiciales de diferentes regiones euro-
peas. All donde se conservaban series cronolgicas lo bastante amplias Inglate-
rra, diversas regiones francesas, buen nmero de repblicas italianas, territorios
del Imperio, Suecia, etc. los resultados cuantitativos del estudio de los tipos
delictivos tendan a ser bastante convergentes. Como norma general, apareca un
predominio claro de lo que definimos como delitos contra las personas: homici-
dios, asaltos, rias, injurias, agresiones sexuales, etc., todos ellos relacionados de
una forma o de otra con lo que podramos considerar violencia. Frente a estos
delitos, y salvo excepciones que los defensores del modelo dieron en considerar
"accidentales", los delitos contra la propiedad, encabezados por el robo, resulta-
ban sealadamente minoritarios.
Esta constatacin fue la que dio pie a que algunos historiadores pasaran a
definir un posible modelo general de delincuencia medieval, que se supona
aplicable a casi toda la Europa Occidental, y que se caracterizara por el predo-
minio de los delitos contra las personas sobre los delitos contra la propiedad. La
defensa de este modelo expuesta con ms brevedad y claridad se debe a J.
Chiffoleau en su estudio sobre Avignon: "sa criminalit qui est faite surtout de
violences participe pleinement de cette 'criminalit d'Ancien Rgime' oti les
coups, les rixes, les injures et les homicides l'emportent toujours nettement sur
les vols et les atteintes la propiet. Et ce vritable systme de transgression, que
l'ont voit apparaitre dans les sources pendant la crise du XIV e et du XVe sicle
(mais n'est-il pas n avant, au XIIIe, ou mme XIIe sicle, quand l'essor urbain
modifie certains quilibres traditionels?) ne se dfait lentement qu' la fin du

250 [20]
La delincuencia afines de la Edad Media. Un balance historiogrfico

XVllI sicle et au XIXe sicle, au moment o les conditions conomiques et


sociales subissent de nouveau une mutation dcisive"".
Los planteamientos de Chiffoleau han llegado a canonizarse en los medios
historiogrficos franceses, pudiendo considerarse que la existencia de un modelo
de delincuencia medieval netamente diferenciado de lo que sera la delincuencia
moderna es un hecho que pocos discuten. Como ejemplo puede citarse una obra
reciente que pretende abordar una sntesis definitiva sobre la delincuencia tardo-
medieval francesa. C. Gauvard, despus de someter a anlisis un tipo documental
tan parcial como las cartas de perdn promulgadas por la cancillera real france-
sa, constata que el homicidio resulta el delito ms presente en este tipo documen-
tal, para concluir que es precisamente el predominio de los delitos violentos lo
que fundamenta "l'originalit de ce qui peut etre considr comme le grande
criminalit mdivale". Despus de comparar las cifras extraidas de sus cartas de
perdn con las obtenidas de la documentacin judicial y policial de los siglos
XVIII y XX, donde predomina netamente el robo, esta autora reafirma la "parti-
cularidad" medieval y la existencia de una evolucin inexorable que conducira
del delito violento al delito contra la propiedad".
Una vez establecido este modelo terico, sus defensores han tratado de
explicar sus causas. Todos parecen apuntar hacia una integracin de la violencia
como componente importante de la sociabilidad medieval, del modo en que las
personas tendan a relacionarse entre s ". Esta violencia se respiraba desde el
primigenio ambiente domstico (en el marco de la familia y el servicio), se
mantena en el mbito del trabajo y se extenda al tiempo del ocio (disputas en
tabernas al calor del vino) ". Nadie se senta remiso a recurrir a la violencia para
imponer sus opiniones, siendo incluso mal visto lo contrario. Las propias sancio-
nes establecidas demuestran que el asalto, la agresin fsica, era considerado una
ofensa ms leve que el robo ms insignificante.
Y an queda la violencia verbal, el insulto o la injuria que tanto abundan en
cualquier archivo judicial medieval ". Esta abundancia se debe no tanto a que el
hombre medieval insultara a sus semejantes ms de lo que lo hacemos hoy en
da, como a que entraban en juego conceptos diferentes a los actuales en el
terreno del honor y la fama, patrimonio apreciado por cualquier individuo, en
ocasiones por encima de sus propiedades materiales, y por cuya defensa poda
matar llegado el caso.

54. "La violence au quotidien, Avignon au XIVe sicle", pp. 345-346.


55. GAUVARD, "De grace especial". Crime, Etat et scit en France, pp. 241-243.
56. OSTERBERG y LINDSTRM, Crime and Social Control, p. 55.
57. Una interesante aproximacin a las causas de la violencia cotidiana puede verse en HER-
LIHY, D., "Some Psychological and Social Roots of Violence in the Tuscan Cities", en Violence and
Civil Disorder, pp. 129-154.
58. Adems del mencionado enfoque terico de MADERO, puede verse un estudio sobre el
tema basado en casos reales extraidos de documentacin judicial en R. LESNICK, "Insults and
Threats in Medieval Todi", en Journal of Medieval History, 17 (1991), pp. 71-89.

[21] 251
JUAN MIGUEL MENDOZA GARRIDO

Y qu nos diran los defensores de este modelo de delincuencia medieval


sobre la escasa repercusin del delito contra la propiedad? Considerndose la
sociedad medieval plena de injusticia social y sobrada de pobres, desheredados y
gentes al borde de la subsistencia, no se entendera la dbil presencia de casos de
robo en los archivos judiciales. A menos que se recurra a factores ideolgicos, a
una creencia en que en la sociedad medieval cada individuo asuma su condicin
y se rebelaba menos contra un destino, querido por Dios?, que poda condenarle
a la miseria. Eso explicara los trabajos del aparato ideolgico (lase la Iglesia)
por justificar la pobreza, santificarla y paliarla (lase mantenerla) a travs de la
caridad. Desde esta ptica, el aumento "explosivo" de los delitos contra la pro-
piedad a lo largo de la evolucin histrica europea se debera no tanto a un
empeoramiento de las condiciones de vida de las clases bajas como a la huida de
las mismas del control ideolgico de la Iglesia y el Estado, lo que implic que la
figura del pobre dejara de ser vista como un elemento decorativo, necesario en
cualquier ciudad para el ejercicio de la piedad de los pudientes, y se convirtiera
en un potencial enemigo pblico.
Pero la explicacin ms comn del elevado grado de violencia que se respi-
raba en la Edad Media ha sido la que lo relacionaba con los principales valores
sociales del sistema feudal: el honor y el rango. Segn algunos investigadores, la
escasa incidencia del robo en la delincuencia medieval se debera a que no
exista una mentalidad economicista ni se valoraba la propiedad tanto como
luego se hara en una sociedad burguesa en la que el dinero constitua el princi-
pal valor social 59. La gran duda, sin embargo, surge de la severidad con que se
castigaban los delitos contra la propiedad en la Edad Media, severidad que pare-
cera indicar que la mentalidad imperante en el momento no era tan ajena a
planteamientos economicistas como se ha considerado.
En fin, el modelo de delincuencia medieval, cuyas caractersticas y causas
hemos explicado someramente, tiene el atractivo de todas las teorizaciones gene-
rales que, expuestas de un modo brillante, parecen adaptarse fcilmente a la
realidad all donde se intenta. Su explicacin y defensa contienen, a no dudarlo,
muchos rasgos de verdad y ofrecen un buen nmero de temas en los que pensar.
Pero es en algn modo definitiva esta teorizacin? Veamos sus puntos oscuros a
la luz de toda una serie de trabajos que ofrecen datos, visiones e interpretaciones
que parecen escapar al cors del modelo.

4.2. Crtica del modelo

Las crticas al mencionado modelo de delincuencia medieval pueden agru-


parse en dos aspectos. Por un lado, se le puede achacar el haberse basado en unas

59. Cfr. L. STONE, "Interpersonal Violence in English Society, 1300-1800", en Past and
Present, 101 (1983) p. 30; y P. DEYON, Le temps des prisons: essai sur l'histoire de la dlinquance
et les origines du systme pnitentiaire, Pars, 1975, pp. 77-78.

252 [22]
La delincuencia afines de la Edad Media. Un balance historiogrfico

fuentes los documentos judiciales cuyo ndice de ocultacin del delito real que
pudo existir en la Edad Media es ms que elevado y, an ms, esa ocultacin
puede cebarse en unos tipos delictivos ms que en otros. Por otro lado, puede
argirse que, en su intento globalizador, este modelo terico ha olvidado matizar
las diferencias que, tanto en la tipologa de delitos como en sus causas, se daban
entre el medio rural y el medio urbano, dos marcos que a fines de la Edad Media
estaban an lejos de contemplar desarrollos unidireccionales. Veamos cada una
de estas argumentaciones.
Las estadsticas sobre la delincuencia medieval, ya se ha dicho, adolecen de
grandes lagunas e innumerables peligros. Si se intentan convertir unas estadsti-
cas tomadas de documentos judiciales en paradigma definitorio de lo que fue la
delincuencia medieval, corremos el riesgo indudable de caracterizar todo el pe-
riodo exclusivamente sobre la base de los delitos que fueron procesados, dejando
de lado no slo los delitos que no llegaron a denunciarse, sino tambin todos
aquellos que, aunque denunciados, nunca se vieron en un tribunal por no captu-
rarse al presunto delincuente.
Si esta ocultacin se debiera a circunstancias aleatorias no invalidara la
deduccin de un modelo a partir del delito registrado, pero lo cierto es que el
azar parece bastante ajeno a las ocultaciones de las fuentes judiciales. En efecto,
una serie de factores que no podemos considerar casuales pudieron operar para
que los delitos contra la propiedad fueran sistemticamente menos registrados. El
temor a un sistema represivo que puna el robo con ms dureza que la agresin
personal motivara que un ladrn tuviera sobrados motivos para poner pies en
polvorosa y dificultar su captura por parte de la justicia, mientras que un ciuda-
dano "honrado" no abandonara hogar, familia y propiedades para evitar un
procesamiento, digamos por agresin o insultos, que bien poda saldarse con una
simple multa. El robo, supuesto patrimonio de los desheredados en los trminos
en que lo definen las leyes, sera ms comn en personas de vida poco estable, de
una movilidad extrema y, por abundantes que fueran las denuncias, si slo conta-
mos con datos de delitos encausados ante la justicia, siempre ser infravalora-
do 6.
Llegando an ms lejos, la diversidad de jurisdicciones existente en cual-
quier mbito geogrfico de la Baja Edad Media origina que para una misma
poca y regin a veces se cuenten con dos o ms cortes judiciales cuyos datos no
siempre se asemejan. El ejemplo parisino puede ilustrar estas divergencias. El
historiador polaco Bronislaw Geremek bas su estudio sobre la delincuencia
parisina en los fondos de cinco archivos judiciales: el Chatelet de Pars, sede del
preboste que ejerca la justicia real, y los archivos de las cortes seoriales de

60. Eva OSTERBERG avisa de lo arriesgado que es cualquier intento de establecer un modelo
terico general de la estructura de la delincuencia medieval a partir de unos materiales empricos que,
pese a su multiplicacin en poca reciente, continan siendo slo la punta del iceberg. Sin embargo
aplaude estos intentos en la medida que crean un debate que origina nuevos interrogantes y sirve de
base y sugerencia a nuevas interpretaciones. Crime and Social Control, p. 42.

[23] 253
JUAN MIGUEL MENDOZA GARRIDO

Saint-Germain-des-Prs, Sainte-Genevive, Saint-Martin-des-Champs y del cap-


tulo de Ntre-Dame. Si comparamos los datos del Chatelet con los del captulo
de Ware-Dame, los ms cercanos en el tiempo, las diferencias pareceran indicar
que estamos en dos mundos completamente distintos. Los datos de Ntre-Dame
estaran a favor del modelo de delincuencia medieval propuesto: 54% de delitos
contra las personas por slo un 6% de robos. Sin embargo, los datos del Chatelet,
con una diferencia de slo 12 arios, ofrecen un 66,9% de robos frente a un 12%
de delitos contra las personas. Cual de estas dos figuras ser ms representativa
de los fenmenos delictivos que se vivan en la regin parisina a fines de la Edad
Media?"
El problema de las fuentes es uno de los que ms dificulta el conocimiento
global de la delincuencia medieval y las comparaciones a largo plazo con pocas
en las que las informaciones sobre el delito se diversifican y multiplican. Faltan,
sin duda, documentos policiales que pudieran informarnos sobre todos los delitos
que se denunciaban e investigaban en la Edad Media, con independencia de que
la no resolucin policial de los mismos impidiera su procesamiento judicial. Sin
ellos, tendramos que seguir asumiendo con Chiffoleau que los delitos que ms
se vean ante un tribunal seran los ms abundantes, o, an peor, tal y como hace
Gauvard, considerar que los delitos ms perdonados eran los ms comunes. Sin
embargo, la documentacin castellana ofrece una posibilidad que no ha sido
suficientemente explotada y que podra aportar al panorama europeo un acerca-
miento al delito en su fase policial, se trata de la documentacin de la Herman-
dad Vieja de Toledo, Talavera y Ciudad Real. Las cuentas de esta institucin
recogen, entre otras muchas cosas, los gastos que ocasionaban las investigacio-
nes y persecuciones de muchos delitos denunciados que no llegaron a verse ante
un tribunal por no ser capturados los delincuentes, hecho que sera ms frecuente
incluso que el procesamiento judicial. J.M. Snchez Benito ofreci hace arios los
datos de un muestreo efectuado sobre la documentacin de las tres hermandades
entre 1424 y 1506, muestreo que arrojaba un 64'5% de robos entre los delitos
investigados, claramente superior al 14% representado por agresiones y homici-
dios". Recientemente, un estudio sistemtico de las cuentas de la Hermandad de
Ciudad Real entre 1491 y 1525 ha ofrecido semejantes resultados, suponiendo el
robo un 45% del delito registrado frente a un 14% de agresiones y homicidios 63.

61. Los datos de GEREMEK estn tomados de The Margins of Society in Late Medieval
Paris, pp.49-61. Curiosamente CHIFFOLEAU cita los datos de Ntre-Dame en su propuesta del
modelo de delincuencia de "Ancien Rgime", obviamente porque se ajustan perfectamente, pero se
olvida por completo de mencionar los datos del Chatelet, omisin imperdonable porque desvirta la
caracterizacin global que GEREMEK ofrece de la delincuencia parisina en aras de encontrar apoyo
para su tesis.
62. J.M. SNCHEZ BENITO: Santa Hermandad Vieja de Toledo, Talavera y Ciudad Real
(siglos XIII-XV), Toledo, 1987, p. 276.
63. J.M. MENDOZA GARRIDO: Sociedad y delincuencia en el Campo de Calatrava afines
de la Edad Media, Memoria de Licenciatura defendida en la Universidad de Granada en diciembre de
1992.

254 [24]
La delincuencia afines de la Edad Media. Un balance historiogrfico

Las cifras delictivas que se barajan para Castilla a partir de la documenta-


cin de las Hermandades parecen indicar que existen serias diferencias entre el
modelo de delincuencia medieval defendido por la historiografa francesa y la
delincuencia real que se produca en Castilla. Simple particularismo regional o
disponibilidad de fuentes ms precisas? Lo cierto es que la imagen de una delin-
cuencia medieval en la que los delitos contra la propiedad apenas tenan impor-
tancia se pone seriamente en duda en cuanto se manejan documentos que nos
informen sobre todos los delitos denunciados e investigados, y no slo sobre los
encausados o perdonados.
La segunda objecin al modelo defendido por Chiffoleau era la falta de
matizacin de las diferencias entre campo y ciudad en cuanto a los fenmenos
delictivos. El mejor intento de penetrar en estas matizaciones se debe, una vez
ms, a Weisser. Este historiador centr su atencin en la diferente situacin
econmica y social que se viva en el campo y en la ciudad a fines de la Edad
Media, convencido de que esta diferencia debera reflejarse de algn modo en la
delincuencia predominante en uno y otro mbito. El problema que Weisser no
plantea es el de la propia frontera que seala dnde acaba lo rural y empieza lo
urbano a fines de la Edad Media, adoptando el criterio de considerar centro
urbano a los ncleos de poblacin por encima de 10.000 habitantes.
Confrontando datos de estudios locales y regionales, este autor llegaba a la
conclusin de que en el medio urbano los delitos de violencia contra las personas
son ms numerosos que el robo, siendo adems cometidos mayoritariamente por
elementos de la "clase media y alta". En el campo, por el contrario, los delitos de
robo seran ms abundantes que los cometidos contra las personas e implicaran
a la amplia capa de trabajadores estacionales a jornal 64. Pero la diferencia no es
slo cuantitativa. En el caso del robo se manifiestan otras diferencias entre cam-
po y ciudad en cuanto a la naturaleza de los bienes robados. En el medio rural
seran principalmente bienes de escaso valor relacionados con la subsistencia
diaria alimentos, ropa, herramientas, mientras que en las ciudades eran ms
frecuentes los robos que implicaban artculos de lujo o dinero en metlico, testi-
monio de las diferencias de desarrollo econmico en uno y otro marco.
En resumen, podemos concluir que el modelo terico de delincuencia me-
dieval defendido por Chiffoleau y Gauvard tiene serias lagunas, pero no puede
ser simplemente descalificado. Las crticas que se le pueden hacer no anulan el
hecho comprobado de que la sociedad medieval estaba acostumbrada al recurso a
la violencia como un elemento cotidiano en la existencia de cada individuo.
Ahora bien, que esto sea cierto no implica que los delitos contra la propiedad
fueran tan escasos como se deducira del modelo. A fin de cuentas un porcentaje
explica poco por s mismo y, prescindiendo de la porcentuacin que establece
Chiffoleau, su anlisis de la violencia cotidiana resulta por lo dems bastante
sugerente. Otra cosa es el intento justificador de la escasa importancia del robo

64. WEISSER, Crime and Punishment in Early Modern Europe, p. 47.

[25] 255
JUAN MIGUEL MENDOZA GARRIDO

dentro del panorama de la delincuencia medieval. Esta infravaloracin no slo


podra ser errnea, sino que si adems se intenta explicar mediante realidades
ideolgicas, econmicas o sociales, y no por una ocultacin en las fuentes, puede
conducir a figuras deformadas de la sociedad medieval.

4.3. Las transformaciones de la delincuencia en el trnsito de la Edad Media a


la Moderna

Amn del establecimiento de un posible modelo terico de delincuencia


medieval, el tema que sin duda ms ha apasionado a los historiadores es el
estudio de su evolucin a largo plazo y, sobre todo, en los periodos histricos
considerados de transicin. En la actualidad, y el ejemplo es ms que candente,
criminlogos y socilogos no dejan de plantearse las races y consecuencias de
las formas delictivas que nuestro tiempo ha visto desarrollarse. Narcotrfico,
delitos ecolgicos o delitos basados en el uso de sofisticadas tecnologas son
otros tantos ejemplos de fenmenos delictivos que hace unas dcadas no existan
o simplemente no estaban tipificados como tales. A travs de estos fenmenos es
mucho lo que puede deducirse de la acelerada evolucin social que los ha origi-
nado, fomentado y finalmente combatido.
No menos interesante aparece ante el historiador el periodo de transicin
entre la Edad Media y la Moderna, un tiempo marcado por transformaciones
mltiples y complejas y que para Europa supuso, entre otras cosas, el inicio tal
vez podra decirse la aceleracin de procesos que serviran de base a la consoli-
dacin de aparatos estatales y a la gnesis del capitalismo. Cmo evolucion la
delincuencia dentro de este contexto? Cules fueron los factores que marcaron
esta evolucin? Qu nos puede aportar el estudio de la delincuencia de esta
poca para el conocimiento global de la sociedad? Estos son algunos de los
interrogantes que se han planteado los historiadores de la delincuencia y los
puntos centrales de un debate en el que ha habido interpretaciones y opiniones
para todos los gustos.
El primer tema de debate es la cronologa del cambio, sealar el momento o
periodo en el que la delincuencia pudo sufrir una inflexin cuantitativa y cualita-
tiva que apuntara el inicio de una nueva poca, marcada por nuevos problemas y
nuevas soluciones. Las propuestas han sido muy variadas, pero en un intento
sinttico se podran agrupar en dos tendencias:
a) De un lado estaran los que podramos considerar "continuistas", defen-
sores de que la delincuencia que se daba en la Edad Media, en sus rasgos, cifras,
causas e implicaciones, no cambi radicalmente en los albores de la poca mo-
derna. Los que defienden esta teora sealan que los cambios no empezaran a
manifestarse sino a fmes del siglo XVIII y no de forma ms clara hasta bien
entrado el XIX. En esta lnea de explicacin podran situarse, entre otros, Chiffo-
leau, que no en vano defina su modelo de delincuencia como de "Ancien Rgi-

256 [26]
La delincuencia afines de la Edad Media. Un balance historiogrfico

me" 65 ; Sharpe, que manifiesta su creencia en que las supuestas discontinuidades


entre el mundo medieval y el moderno deben ser puestas en revisin 66; y, en fin,
algunos modernistas britnicos que han estudiado a fondo la evolucin de las
comunidades locales inglesas durante los siglos XVII y XVIII'''.
b) De otra parte estn los autores que consideran que ya desde el siglo XVI
la delincuencia, su percepcin por la sociedad y su represin estaban comenzan-
do a transformarse, al hilo de todos los cambios que acompaaron el inicio de la
poca moderna. En esta lnea se situara Weisser, que consideraba que ya desde
el siglo XV la delincuencia comenz a adoptar rasgos nuevos en Europa, siendo
los siglos XVI y XVII los que contemplaran la reaccin por parte de las autori-
dades contra las nuevas formas de delincuencia 68. Tambin C. Hibbert sita en el
siglo XVI una inflexin en el mundo de la delincuencia, originada, segn l, por
el nacimiento de una "clase criminal" especfica 69.
Una vez vistas las diferentes propuestas cronolgicas, conviene preguntarse
cmo cambi la delincuencia. Con independencia de que la inflexin se site en
un siglo o en otro, parece haber coincidencia entre los investigadores del tema al
sealar las transformaciones que experiment la delincuencia en cuanto a los
tipos de delito predominantes, grupos sociales protagonistas, ambientes delicti-
vos y represin por parte de las autoridades.
En cuanto a los tipos delictivos predominantes se puede decir que la evolu-
cin de la delincuencia europea se ha definido, tal vez demasiado apresurada-
mente, como un aumento constante del delito contra la propiedad, en la misma
medida en que los delitos de violencia contra las personas iban siendo proporcio-
nalmente menos importantes 7. Esta transicin ha sido simplificada por los in-

65. "La violence au quotidien, Avignon au XlVe sicle", pp. 345-346.


66. "It would seem that crime, the methods used to supress it, and certain characteristics of the
system of law and order likewise showed broad similarities between the fourteenth and eigteenth
centuries. This conclusion contributes to the growing unease which historians of many persuasions
are experiencing about the discontinuities that supposedly demarcate the 'medieval' from the 'mo-
dem' in English history". Cfr. SHARPE, "The History of Crime in Late Medieval and Early Modem
England", p. 203.
67. Se pueden ver, por ejemplo, los trabajos de THOMPSON, Whigs and Hunters: (he Origin
of the Black Act; A. MACFARLANE, The Justice and the Mares Ale: Law and Disorder in Sevente-
enth-century England, Londres, 1981; o J.G. RULE, "Social Crime in the Rural South in the Eighte-
enth and Early Nineteenth Centuries", en Southern History, 1 (1979), pp. 135-153. Todos estos
autores ofrecen la imagen de que en cuanto a la delincuencia, como en tantos otros aspectos, la
sociedad rural inglesa muestra rasgos muy semejantes desde la Edad Media hasta el siglo XVII,
siendo los siglos XVIII y XIX los que contemplaran cambios ms notables.
68. WEISSER, Crime and Punishment in Early Modern Europe, pp. 80-86 y 89-95.
69. HIBBERT, C., The Roots of Evil. A Social History of Crime and Punishment, Har-
mondsworth, 1966, p. 35.
70. Por supuesto, en cuanto a nmeros reales ambos tipos de delincuencia crecieron, pero
fueron los delitos contra la propiedad los que lo hicieron de una forma ms contundente. Ahora bien,
podramos plantearnos si lo que ocurri no fue simplemente que este tipo de delitos empez a ser
registrado en las fuentes con ms profusin.

[27] 257
JUAN MIGUEL MENDOZA GARRIDO

vestigarores franceses como el paso "de la violence au vol" '', y ha contado con
bastante aceptacin, no exenta de un debate polmico".
En su aspecto social, la delincuencia evolucion hacia una "especializa-
cin". El delito, se nos dice, iba siendo cada vez menos un aspecto cercano a la
vida cotidiana de cualquier individuo, para convertirse en el atributo de una
"clase" especfica de personas que hacan de la delincuencia su medio de vida.
Si nos fijamos en los ambientes crimingenos, otra innovacin aparece en la
delincuencia europea a medida que avanzaban los siglos. La ciudad, durante la
Edad Media un ambiente ms seguro que el despoblado, se fue convirtiendo en
el medio propicio para las actividades delictivas, el caldo de cultivo que propi-
ciaba y amparaba la delincuencia. El "boom" urbano, sobre todo en las grandes
metrpolis, conllev una acumulacin de poblacin desmesurada, cada vez ms
difcil de controlar. La emigracin de los desheredados del campo cre en las
ciudades esas bolsas de pobreza ntimamente relacionadas con la delincuencia,
barrios "delincuentes" que, de una forma o de otra, han formado parte del paisaje
urbano hasta nuestros das ".
Y en lo que concierne a la lucha contra la delincuencia el nacimiento de los
Estados modernos tambin produjo innovaciones. Cada vez ms, la seguridad era
una cuestin de Estado que requera medidas especficas. La aparicin de los
cuerpos de polica estatales y de cdigos criminales que acabaran con la multipli-
cidad de jurisdicciones fueron medidas tendentes a centralizar los esfuerzos en la
lucha contra la delincuencia. La seguridad pblica se converta en uno de los
ndices cruciales para el mantenimiento de la credibilidad de los gobernantes y la
ley vena a suplir a la religin como cemento ideolgico cohesionador de la
sociedad ".
Planteada la posible cronologa y rasgos de la evolucin de la delincuencia
en Europa, slo nos queda tratar las causas que motivaron esta evolucin. Una
vez ms, no hay acuerdo unnime entre los especialistas y son diferentes las
interpretaciones sobre los factores clave que influyeron sobre la delincuencia y
explicaron sus cambios.

71. El "inventor" de la frmula fue B. BOUTELET, en su artculo "Etude par sondage de la


criminalit dans le bailliage du Point-de-l'Arche", en Annales de Normandie (1962), pp. 245-263.
72. Una de las mejores defensas de esta transicin la expone FOUCAULT: "la derivacin de
una criminalidad de sangre a una delincuencia de fraude forma parte de todo un mecanismo complejo
en el que figuran el desarrollo de la produccin, el aumento de las riquezas, una valoracin jurdica y
moral ms intensa de las relaciones de propiedad, unos mtodos de vigilancia ms rigurosos, una
divisin en zonas ms ceida de la poblacin, unas tcnicas ms afinadas de localizacin, de captura
y de informacin: el desplazamiento de las prcticas ilegalistas es correlativo de una extensin y de
un afinamiento de las prcticas punitivas". Vigilar y castigar, pp. 81-82. Una crtica contra la
presumida universalidad de esta transicin de la delincuencia puede verse en CISTERBERG y
LINDSTRCIM: "The formula de la violence au vol probably captures a central feature of develop-
ment in some countries, at a high level of generalization, but it can hardly be said that every region
fits the pattem perfectly". Crime and Social Control, p. 65.
73. Las relaciones entre el crecimiento urbano y la delincuencia pueden verse en WEISSER,
Crime and Punishment in Early Modern Europe, pp. 69-70.
74. THOMPSON, Whigs and Hunters: (he Origin of the Black Act.

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La delincuencia afines de la Edad Media. Un balance historiogrfico

N. Elias destac la transformacin cultural que vivi Europa como motor


del trnsito de una sociabilidad medieval, violenta en exceso, hacia una sociabili-
dad caracterizada por comportamientos ms refinados y con un mayor autocon-
trol individual ". Esta visin culturalista, que hace que las condiciones vitales
concretas de cada individuo sean menospreciadas, ha contado con numerosos
seguidores que, de un modo ms o menos consciente, han visto al hombre como
prisionero de un molde cultural difuso en el que poco tenan que ver los aspectos
sociales y econmicos.
Ms numerosos han sido los que han sealado los factores socioeconmi-
cos como principales causantes de los cambios que experiment la delincuencia.
Desde esta ptica sera el desarrollo capitalista el que gener una clase baja
urbana estructuralmente empobrecida y forzada a vivir del crimen. Esta sera la
causa de que el delito de raz econmica se convirtiera en el principal protagonis-
ta de la delincuencia moderna 76
Por ltimo, no han faltado los que han considerado que los cambios en la
delincuencia se debieron fundamentalmente a factores externos. El fortaleci-
miento del Estado, con sus nuevos mtodos de perseguir y reprimir el delito, y a
travs de lo que la historiografa anglosajona ha denominado "enforcement
waves", sera lo que motiv que la delincuencia europea cambiara ".
Como conclusin, podra decirse que es mucho lo que se ha avanzado en el
conocimiento de la delincuencia medieval y de su evolucin, pero an quedan
muchos puntos por esclarecer. Como en cualquier tema al que se acerca el
historiador, en el caso de la delincuencia puede decirse que conforme avanza la
investigacin nuevos interrogantes y dudas surgen y la tarea nunca se puede dar
por concluida. Una necesidad salta a la vista, la profusin de estudios locales y
regionales que puedan aportar datos para una teorizacin general que, hasta
ahora, se ha hecho con una base emprica que distaba de ser completa.
Por otro lado, se requiere una indagacin que saque a la luz fuentes hasta
ahora desconocidas, o nuevas perspectivas para recabar la informacin solapada
que, sobre la delincuencia, contienen algunas fuentes que hasta ahora se han
explotado para otros temas. Una ltima duda asalta. Como analizar la evolucin
a largo plazo de la delincuencia comparando periodos en los que la tipologa de
las fuentes que podemos usar cambi tanto? No se manifestarn en muchos
casos diferencias debidas ms a la paulatina profusin de los datos registrados
que a verdaderos cambios en la delincuencia?

75. ELAS, N., The Civilizing Process: The History of Manners, Nueva York, 1978.
76. Cfr. OSTERBERG y LINDSTROM, Crime and Social Control, p. 14; y WEISSER, Crime
and Punishment in Early Modern Europe, p. 71-77.
77. LANGBEIN, Prosecuting Crime in the Renaissance. Como trabajos ms especficos en
tomo a los efectos del fortalecimiento estatal en Inglaterra sobre la delincuencia pueden verse: G.R.
ELTON, The Tudor Revolution in Goverment: Administrative Changes in the Reign of Henry VIII,
Cambridge, 1953; y del mismo autor, Policy and Police: the Enforcement of the Reformation in the
Age of Thomas Cromwell, Cambridge, 1972.

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