25 Poemas de Salvadoreños 5 de Cada
25 Poemas de Salvadoreños 5 de Cada
25 Poemas de Salvadoreños 5 de Cada
2. Ascensin
"Dos alas!... Quin tuviera dos alas para el vuelo?
Esta tarde, en la cumbre, casi las he tenido.
Desde aqu veo el mar, tan azul, tan dormido,
que si no fuera un mar, Bien sera otro cielo!..."
3. Un rancho y un lucero
"Un da primero Dios!
has de quererme un poquito.
Yo levantar el ranchito
en que vivamos los dos".
4. rbol De Fuego
"Son tan vivos los rubores
de tus flores, raro amigo,
que yo a tus flores les digo:
"Corazones hechos flores".
Que la noche
se te echara en el alma y te mordiera.
Y era
indispensable el fuego de los ojos
la sal atroz,
madrina de su brillo.
Sin eso
no seras el hallazgo,
la flor abierta al mbito del da,
la mano recia
ni la mano dulce.
La luz se te otorg
porque venas
silencioso y sangrante
por el tnel.
Libro de horas
Poema publicado el 22 de Junio de 2001
3 A.M.
Madre, de qu son las olas?
Son de jade movedizo
Y los horizontes, madre?
Los horizontes?... de vidrio!
Madre, yo quiero quebrarlos
para herirme con su filo
Por nios!...
Madre, cuando sea grande,
Yo tambin me ir al olvido!...
Dimensin de la esperanza
Poema publicado el 20 de Abril de 2009
Y entonces rezaremos,
Puestos a la otra orilla de la guerra,
Con el pecho frutal, con el alma encendida,
Una oracin, de pie como la vida:
Pero qu va
los muertos
son otros desde entonces.
Mara tecun
Poema publicado el 25 de Septiembre de 2008
El amor
Poema publicado el 12 de Diciembre de 2005
Los que
en el mejor de los casos
quieren hacer la revolucin
para la Historia para la lgica
para la ciencia y la naturaleza
para los libros del prximo ao o el futuro
para ganar la discusin e incluso
para salir por fin en los diarios
y no simplemente
para eliminar el hambre
de los que tienen hambre
para eliminar la explotacin de los explotados.
Es natural entonces
que en la prctica revolucionaria
cedan slo ante el juicio de la Historia
de la moral el humanismo la lgica y las ciencias
los libros y los peridicos
y se nieguen a conceder la ltima palabra
a los hambrientos, a los explotados
que tienen su propia historia de horror
su propia lgica implacable
y tendrn sus propios libros
su propia ciencia
naturaleza
y futuro.
Los burcratas
Poema publicado el 01 de Septiembre de 2006
EL CHUCHO
Por el camino polvoso,
al medioda,
al medio del camino,
con la cola escondida
y la oreja tmida.
No lo llames;
huir despavorido.
Creer que es pieda
el pan en tu mano.
Est escaldado,
apedreado,
molido a puntapis
por los truhanes y borrachos
de los pueblos;
apaleado
por la placera
y las puyas largas
de los carreteros bribones.
Chuchito bueno,
chuchito triste,
afligido,
chuchito mo sin dueo:
sta es la montaa,
no temas,
la isla en el mar del cielo,
no temas,
la tierra de arboledas y de trinos,
de msticas cigarras
encendidas en llama sonora,
votiva,
ante el altar del infinito...
EL MATADERO
Hay un solar,
una galera de teja.
Es casa sin paredes.
Los muebles: varas de tarro
atadas de pilar a pilar.
Las cortinas, de carne olisca,
las alfombras de cuero estacado.
Casa acalambrada, hedionda...;
casa mala, de matar la res;
rastro, rastro de sangre...
Hay charcos rojos en el suelo.
Hay postes con ergstulas:
altares del Diablo
donde adoran rezando las moscas
negras,
rizadas como barbas de mono,
barba que se desplaza como gusanos
de gusanera.
El matador
es un hombre gordo,
bofo,
de voz delgada (voz amujerada)
y delantal overo,
en rojo barrioso
y amarillo-verde
de huevo-huero y bilis.
Es panzn y sonre
con boca de chancleta.
Tiene manos peludas
y atamaldas.
Qu pobre hombre feo
y espantoso!,
si Dios lo perdona...,
que lo perdone!...
Amanece
con un quinqu y un cuchillo
largo, largo...
Anda entre berridos
arrastrando su sombra
larga larga...
Le ayudan dos mozos
descamisados,
prietos como l.
Le siguen los pasos
tres perros
gordos, gordos, pesados y sanguinolentes
como l.
Un da el matador
se ahogar con su propia saliva,
alzando los brazos y dando trapis,
rojo de asfixia.
Caer donde destazan
y est mojado-caliente,
sanguinolente,
pestilente.
Un da se vendr el temblor,
o el huracn, o el incendio
y la casa maldita
perecer entre el polvo y el humo
y la res no llorar ya
nunca ms, nunca ms, nunca ms.
El Caracol,
si escuchas sus querellas
de motivos profundos,
como escuchamos los poetas,
te lo dir con labios de marea,
con voz desvanecida
(rumor de lejana tormentosa)
con silbo de serpiente caudalosa.
Y all resuena el arpa citerea
y la flauta panida
cantando dolorosa,
adolorida,
como cantan los labios de la herida.
Undilanilodano,
el nio sobrehumano,
un ser algebraico,
filarmnico y neumtico
que con el soplo espiritual
llena de potentsima ilusin
y sentimiento errtico
de rotacin y traslacin-
las innmeras pompas de jabn
del Cosmos Sideral:
los planetas,
los mundos,
las estrellas,
el Sol...
Ligeras,
efmeras siluetas
estos mundos fecundos,
vagabundos,
theoras de aves pasajeras,
esferas,
irisadas y bellas
pompas de evanescente tornasol,
slo son notas sueltas, se dira,
en la pauta del siglo y del minuto,
componiendo la vasta sinfona
del Silencio Absoluto,
meloda de gratos manantiales
cantada por los ngeles divinos
en coros aurorales.
lo dice el Caracol
con labios nacarinos:
'los planetas,
los mundos,
las estrellas,
el Sol...'
EL OJO DE AGUA
Entre caas,
entre yerbas,
abrazando furtivo la paloma del cielo...
Escondido,
tembloroso,
ambicioso,
lbrico...
Agua pechuga;
agua pluma;
agua...