COMO NOS CONSIDERA DIOS?

LECTURA BIBLICA: EFESIOS 2:11,12 Y 19:

Por tanto, acordaos de que en otro tiempo vosotros, los gentiles en cuanto a la carne, erais
llamados incircuncisin por la llamada circuncisin hecha con mano en la carne. En aquel tiempo
estabais sin Cristo, alejados de la ciudadana de Israel y ajenos a los pactos de la promesa, sin
esperanza y sin Dios en el mundo.

Por eso, ya no sois extranjeros ni forasteros, sino conciudadanos de los santos y miembros de la
familia de Dios.

Se nos ha cambiado radicalmente de lugar y condicin. Todo se realiza en Cristo.

En Cristo no somos ya ms extranjeros ni forasteros, ni siquiera somos huspedes; nuestra relacin

es ms prxima que esa.

Un husped visitante no pertenece a la familia; es bienvenido, pero viene y se va. En contraste, el

que pertenece a la familia viene y se queda. No viene como husped visitante, sino como el que
pertenece a la casa o familia.

Hasta aqu el texto presenta el contraste entre lo que fuimos y lo que somos; pero hay otros pasajes
que nos acercan todava ms.

Veamos lo que dice glatas 4:4-7:

Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envi a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la
Ley, para redimir a los que estaban bajo la Ley, a fin de que recibiramos la adopcin de hijos. Y por
cuanto sois hijos, Dios envi a vuestros corazones el Espritu de su Hijo, el cual clama: Abba,
Padre! As que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, tambin heredero de Dios por medio de Cristo

No estamos en la casa como esclavos. Somos siervos de Dios, eso es cierto, y rendimos servicio al
Seor. Pero lo que ahora estamos considerando es nuestra relacin con Dios, y el lugar que nos
asigna en la familia.

El Seor nos concede una relacin consigo mismo ms cercana que la de un siervo en una casa. No
estamos en la familia celestial como siervos, sino como hijos.
As que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, tambin heredero de Dios por medio de Cristo.

Consideremos ahora Juan 15:13-15. Es Cristo quien habla:

Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos. Vosotros sois mis
amigos si hacis lo que yo os mando. Ya no os llamar siervos, porque el siervo no sabe lo que hace
su seor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que o de mi padre os las he dado a
conocer.

No tiene secretos hacia nosotros porque somos sus amigos. No es su propsito el ocultarnos nada.
Ahora bien, eso no significa que vaya a hacrnoslo saber todo en un solo da. No puede hacer eso,
pues carecemos de la capacidad para asimilarlo en tales condiciones, pero permanece su afirmacin
de habernos manifestado todas las cosas que oy de su Padre. Nos da la bienvenida al
conocimiento de todas ellas, pero nos concede tiempo para que podamos recibir su verdad. Cunto
tiempo? La eternidad, una vida eterna. Que le respondemos:
Adelante, Seor; tmate el tiempo que dispongas. Haznos saber tu voluntad; estamos deseosos de
aprender de ti.

Anteriormente fuimos extranjeros y forasteros. Nos hizo ms cercanos que a un husped, y mucho
ms que a un extranjero. Y nos hizo ms cercanos incluso que a un siervo, quien puede esperar
permanecer en la casa por tanto tiempo como viva. Nos acerca mucho ms, hasta la categora de
hijos y amigos.

Volvamos ahora a Efesios 1:3-9:

Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Seor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendicin
espiritual en los lugares celestiales en Cristo, segn nos escogi en l antes de la fundacin del
mundo, para que furamos santos y sin mancha delante de l. Por su amor, nos predestin para ser
adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, segn el puro afecto de su voluntad, para alabanza
de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado. En l
tenemos redencin por su sangre, el perdn de pecados segn las riquezas de su gracia, que hizo
sobreabundar para con nosotros en toda sabidura e inteligencia. l nos dio a conocer el misterio de
su voluntad, segn su beneplcito, el cual se haba propuesto en s mismo.

Nos dio a conocer el misterio de su voluntad. Misterio tiene el significado de algo oculto, encubierto o
secreto. Pero queremos profundizar y descubrir de qu secreto se trata. Toda familia posee sus
secretos. Pertenecen exclusivamente a aquel hogar. El extrao no tiene acceso a ellos. El visitante
puede ir y venir, pero no le es dado acceder al conocimiento de tales intimidades. Son esos secretos
entre esposo, esposa e hijos; aquello que los concierne de forma particular, y que est contenido
dentro de ese sagrado crculo. Pues bien, Jess nos ha trado a su hogar y nos ha hecho conocer
los secretos de su voluntad, las intimidades de su hogar celestial. El Seor nos lleva a una relacin
tan ntima como para compartir con nosotros los secretos de familia.

Hay asuntos en esa divina familia, hay secretos, que vienen desde muy antiguo, desde mucho antes
que ingresramos en la familia. ramos extraos a esa familia, no teniendo relacin alguna con ella.
Pero el Seor nos llam, y vinimos; y ahora nos ha adoptado en la familia, trayndonos a esa
estrecha relacin consigo en la que se propone hacernos participantes de todos los secretos de la
familia. Necesitamos mucho tiempo de permanencia all, y l necesita mucho tiempo debido a
nuestra limitada capacidad, en contraste con su gran riqueza.
Jess est perfectamente familiarizado con todos los asuntos de familia desde el principio.

Leamos en colosenses 1: 15-19:

Cristo es la imagen del Dios invisible, el primognito de toda creacin, porque en l fueron creadas
todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos,
Sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de l y para l. Y l
es antes que todas las cosas, y todas las cosas en l subsisten. l es tambin la cabeza del cuerpo
que es la iglesia, y es el principio, el primognito de entre los muertos para que en todo tenga la
preeminencia, porque al Padre agrad que en l habitara toda la plenitud.

Pues bien, ese es el mismo que os ha dicho a vosotros y a m: No os llamo siervos, sino amigos; ya
que el siervo no sabe lo que hace su Seor, y yo os he dado a conocer todas las cosas que el Padre
me hizo conocer. Y se trata de Aquel que estuvo junto a l desde los das de la eternidad. Nos dice
ahora: Os llamo amigos, puesto que os he manifestado todo lo que el Padre me mostr. No es
solamente que nos conceda el tiempo necesario para hacernos saber esas cosas, y no es slo que
l se tome el tiempo para que pueda ser as; adems, es l quien est perfectamente calificado para
comunicarlas a nosotros, por haber estado all desde el principio. Conoce todos esos asuntos, y
afirma que no quiere retener nada de nuestro conocimiento.

Pero el Seor no quiere que vacilemos en la duda acerca de nuestra posicin ante l.

es absolutamente admirable que el Seor ponga en m su confianza! Eso s que es maravilloso! A

la vista de lo que l es y de lo que fui yo, el que l me enaltezca y me haga saber claramente lo que
se propone hacer conmigo, cun estrechamente me trae hasta s y cunta confianza pone en m,
eso s que es extraordinario. Se lo vea de la forma que sea, el hecho de que Dios confe en m es
algo grandioso, algo que me hace estarle infinita y continuamente agradecido. Ya es maravilloso que
el Seor deposite en nosotros su confianza en el grado que sea, pero lo cierto es que lo hace de
forma ilimitada.

A partir de los textos comentados podis ver que no hay lmite a la confianza que l pone en
nosotros. Cul es el lmite de la confianza que un hombre pone en un amigo a quien trae a su casa,
convirtindolo en uno de la familia y hacindolo participante de los secretos de esa familia?
Observaris que el que alguien sea bienvenido y se le de libre acceso a los secretos de familia
constituye el grado mayor de confianza y amistad posibles hacia un ser humano. Es una
demostracin del mayor grado imaginable de confianza que una persona puede depositar en otra.
Bien; pues esa es precisamente la forma en que el Seor trata a quien cree en Jess.

La persona puede traicionar esa sagrada confianza, pero eso no altera el hecho de que se confi en
ella de forma ilimitada. As pues, podemos fallar en apreciar la confianza que Dios ha puesto en
nosotros. El hombre puede ciertamente traicionar esa sagrada confianza; pero el punto a destacar
es que Dios no pregunta si vamos o no a proceder as. No nos trata con sospecha y desconfianza;
no es simplemente que nos tolere. No.

Dice: Venid a m. Eres acepto en el Amado. Confo en ti. Ven, seamos amigos. Ven a casa; es tu
casa. Sintate a la mesa y come en ella. A partir de ahora eres uno de la familia, en igualdad con los
que siempre estuvieron aqu. No te va a tratar como a un siervo, sino como a un hijo, hacindote
saber todo lo que hay por saber.

Hermanos, no despertar eso nuestra gratitud y amistad hacia el Seor? No vamos a tratarlo a l
en correspondencia? No permitiremos que esa confianza que pone en nosotros nos subyugue y
nos haga rendir a l, haciendo que nuestro comportamiento honre esa confianza? De hecho, nada
tiene mayor poder de atraccin en el ser humano, que la demostracin de que se confa en l.

Leamos Juan 16: 12-14:

An tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no la podis sobrellevar. Pero cuando venga el
Espritu de verdad, l os guiar a toda la verdad, porque no hablar por su propia cuenta, si no que
hablar todo lo que oiga y os har saber las cosas que habrn de venir. l me glorificar, porque
tomar de lo mo y os lo har saber.

Pero cuando venga el Espritu de verdad, l os guiar a toda la verdad. Eso es debido a que no
hablar por su propia cuenta (vers. 13). Es decir: no hablar de s mismo.
Bien. Somos de la familia celestial. Jess es quien ha estado en la familia desde el principio, y
hemos sido puestos a su cuidado. Es l quien va a decirnos todas esas cosas. Es porque l tiene
algo que explicarnos, algo que mostrarnos. Nos enva el Espritu Santo como su representante,
trayndonos con l su propia presencia personal a fin de poder revelarnos esas cosas, a fin de
comunicarnos lo que tiene que decirnos.

Cul es, pues, la funcin del Espritu Santo? Recibir esas cosas de la familia celestial, y
mostrrnoslas a nosotros.

Leamos ahora 1 Cor. 2:11 y 12:

Porque quin de entre los hombres conoce las cosas del hombre, sino el espritu del hombre que
est en l? Del mismo modo, nadie conoci las cosas de Dios, sino el Espritu de Dios. Y nosotros
no hemos recibido el espritu del mundo, sino el Espritu que proviene de Dios, para que sepamos lo
que Dios nos ha concedido.

Con qu objeto escudria el Espritu lo profundo de Dios? Para trarnoslo a nosotros. Son cosas
demasiado profundas para nosotros. Si el Seor nos dijera: Entrad aqu y encontrad por vosotros
mismos todo lo que hay, nunca lo hallaramos. Pero l no nos deja en ese punto; se propone
revelrnoslo; por lo tanto, lo pone todo en las manos de Jess, quien ha estado con l desde el
principio, y quien es uno con nosotros, y l
nos lo revela mediante su Espritu.

Algunos estn esperando un tiempo futuro en el que haya de derramarse el Espritu Santo, cuando
en realidad ese tiempo es ahora. Es ahora cuando se espera que lo pidamos y lo recibamos.

El descenso del Espritu Santo sobre la iglesia es esperado como si se tratara de un asunto del
futuro: pero es el privilegio de la iglesia tenerlo ahora mismo. Buscadlo, orad por l, creed en l ( El
Evangelismo, p. 508)

Por cuanto sois hijos, Dios envi a vuestros corazones el Espritu de su Hijo (Gl. 4:6). Dios ya lo ha
enviado. Por lo tanto, dadle gracias porque as sea y Recibid el Espritu Santo. Recibidlo con
agradecimiento y permitid que el Espritu nos utilice.

Dios ha pronunciado la palabra; ha hecho la promesa y ahora nos dice: Todo est a vuestra
disposicin, y el Espritu est ah para mostrroslo todo, y deciros todo lo que debis saber. Qu
ms podemos pedirle? Qu ms podemos pedir a quien nos ha mostrado su mente y disposicin a
que tengamos ahora el Espritu de Dios?

El cielo est deseoso de concederlo. Qu se requiere para que nos sea otorgado? Buscadlo, orad
por l, creed en l. Si hacemos as, nada habr que lo impida.
Tras haber procedido as, todo cuanto nos pide es: Recibid el Espritu Santo. Nos dice cmo
recibirlo: hemos de pedirlo, orar por l y creer en l. Y el que cree, recibe. Si pedimos conforme a su
voluntad, l nos oye; y si sabemos que nos oye, sabemos que tenemos lo que le hemos pedido.

El Espritu de Dios nos est conduciendo; el Seor nos ha conducido a su verdad; mediante ella nos
ha elevado a alturas que nunca antes conocimos. Con qu objeto nos ha elevado de ese modo?
Nos ha mostrado lo que es esencial, y lo ha hecho para que abandonemos por siempre al mundo, y
a todo lo que no sea Dios. Renunciad, a todo aquello que haya podido ocupar antes vuestra mente;
sed vacos del yo, del mundo, de todo, y recibid a Dios. No os atis a nada que no sea a Dios.
Entonces; nos es dado el Espritu de Dios para ensearnos todas esas cosas, y para dar a conocer
los misterios de Dios a todo aquel que cree.

He odo hablar de un clebre rey de Polonia, que consum grandes hazaas. Cuando le
preguntaron cul era el secreto de su xito, les dijo: Soy hijo de un gran padre, y llevo
siempre conmigo, en un medalln, su retrato. Muy a menudo lo miro.

Cada vez que se dispona a entrar en combate miraba el retrato de su padre y extraa de l
el valor necesario. Cuando tena que reunirse con sus consejeros haca lo mismo y luego
actuaba con limpieza.

Es una gran cosa que debe hacer el creyente: llevar consigo la voluntad de Dios en el
corazn y luego, antes de hacer cualquier cosa, consultarla siempre.